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María y el Espíritu en Pentecostés

El documento explora el significado de Pentecostés a través de la figura de María. Explica que María vivió su primer Pentecostés en la Encarnación de Jesús, cuando el Espíritu Santo la cubrió. También describe cómo Pentecostés trajo unidad y comprensión a los discípulos a través del don del Espíritu. Finalmente, argumenta que vivir Pentecostés hoy significa salir a expresar la caridad de Cristo hacia los demás, especialmente los excluidos, al igual que María ayudó a Isabel.

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María y el Espíritu en Pentecostés

El documento explora el significado de Pentecostés a través de la figura de María. Explica que María vivió su primer Pentecostés en la Encarnación de Jesús, cuando el Espíritu Santo la cubrió. También describe cómo Pentecostés trajo unidad y comprensión a los discípulos a través del don del Espíritu. Finalmente, argumenta que vivir Pentecostés hoy significa salir a expresar la caridad de Cristo hacia los demás, especialmente los excluidos, al igual que María ayudó a Isabel.

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MARIA EN PENTECOSTÉS

Cierto día conversando con el padre Jesús Alberto Esteban Robles me comentó
que en Roma había recibido clases de un sacerdote jesuita, artista, teólogo y
escritor, llamado Marko Ivan Rupnik y en una de sus clases tocaron el tema de la
encarnación del Hijo de Dios.

Si el verdadero cristiano quiere profundizar sobre su opción de vida por Jesucristo


debe centrarse en este misterio de amor.

Decía el padre Rupnik que muchas pinturas de la edad media quieren mostrar una
figura de santidad casi levantándose hacia el cielo, es decir, el hombre ya
glorificado con la mirada puesta en la eternidad… pues mientras el creyente quiere
tener esa visión; el Hijo de Dios asumió nuestra condición humana. Para ello
Benedicto XVI cita el concilio vaticano II en la constitución dogmática Gaudium et
spes número 22: “El Hijo de Dios... trabajó con manos de hombre, pensó con
inteligencia de hombre, obró con voluntad de hombre, amó con corazón de
hombre. Nacido de la Virgen María, se hizo verdaderamente uno de nosotros, en
todo semejante a nosotros excepto en el pecado”.

El misterio de la Encarnación indica que Dios no ha hecho así: no ha donado algo,


sino que se ha donado a sí mismo en su Hijo unigénito. (BENEDICTO XVI,
AUDIENCIA GENERAL, Sala Pablo VI, miércoles 9 de enero de 2013).

Ustedes se preguntarán por que el padre Ender nos está hablando del misterio del
verbo hecho carne si claramente se le pidió reflexionar sobre María en
pentecostés.

Pues la respuesta es sencilla: el primer pentecostés lo vivió la Santísima Virgen


María en el misterio de la encarnación del Hijo de Dios: "El Espíritu Santo vendrá
sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de
nacer será santo y será llamado Hijo de Dios." (Lucas 1, 35).
¿Qué es pentecostés? Hermosamente nos lo narra san Lucas en los hechos de
los apóstoles capítulo 2 versos 1-5: “Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos
reunidos en un mismo lugar. De repente vino del cielo un ruido como el de una
ráfaga de viento impetuoso, que llenó toda la casa en la que se encontraban. Se
les aparecieron unas lenguas como de fuego que se repartieron y se posaron
sobre cada uno de ellos; quedaron todos llenos del Espíritu Santo y se
pusieron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les concedía expresarse.
Había en Jerusalén hombres piadosos, que allí residían, venidos de todas las
naciones que hay bajo el cielo”.

Sólo puede existir la unidad con el don del Espíritu de Dios, el cual nos dará un
corazón nuevo y una lengua nueva, una capacidad nueva de comunicar. Esto es
lo que sucedió en Pentecostés. Esa mañana, cincuenta días después de la
Pascua, un viento impetuoso sopló sobre Jerusalén y la llama del Espíritu Santo
bajó sobre los discípulos reunidos, se posó sobre cada uno y encendió en ellos el
fuego divino, un fuego de amor, capaz de transformar. El miedo desapareció, el
corazón sintió una fuerza nueva, las lenguas se soltaron y comenzaron a hablar
con franqueza, de modo que todos pudieran entender el anuncio de Jesucristo
muerto y resucitado. En Pentecostés, donde había división e indiferencia, nacieron
unidad y comprensión. (CAPILLA PAPAL EN LA SOLEMNIDAD DE
PENTECOSTÉS, HOMILÍA DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI Basílica
Vaticana, Domingo 27 de mayo de 2012).

El miedo desapareció… esto les llevó a salir, hacer comunidades, hacer presente
a Jesucristo a través de la caridad.

Y quiero detenerme en este aspecto de transmitir a Jesucristo a través de la


caridad, pues previamente la Santísima Virgen María después de recibir el
anuncio del ángel y el verbo encarnarse en su vientre; inmediatamente se pone en
camino a servir a su prima santa Isabel y ayudarle en el embarazo de Juan
Bautista hasta su nacimiento.
El verso 38 del capítulo 1 de san Lucas dice así: "Y el ángel dejándola se fue. 39.
En aquellos días, se levantó María y se fue con prontitud a la región montañosa, a
una ciudad de Judá; 40. entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel."

Como interpreto vivir pentecostés en estos tiempos: hacer caridad llenos del
espíritu Santo. Debemos minimizar la brecha entre el saber y el hacer; es cierto
que los obispos en aparecida nos invitan a ser discípulos misioneros… basta ya
de quedarnos parados mirando al cielo como los discípulos cuando Jesús
Glorificado asciende al cielo: Hechos 1, "10. Estando ellos mirando fijamente al
cielo mientras se iba, se les aparecieron dos hombres vestidos de blanco 11. que
les dijeron: «Galileos, ¿qué hacéis ahí mirando al cielo? Este que os ha sido
llevado, este mismo Jesús, vendrá así tal como le habéis visto subir al cielo.»"

El domingo anterior un fariseo le pregunta a Jesús que debe hacer para heredar la
vida eterna, hago énfasis en el HACER… y en medio del dialogo Jesús responde:
HAZ ESO Y VIVIRAS y al final termina diciendo: HAZ TU OTRO TANTO.

Pentecostés es dejar que el espíritu santo nos cubra como a la madre de Dios
para salir inmediatamente a expresar la misma caridad de Jesucristo.

Hoy día la iglesia necesita creyentes de palabra y de obra… ya hay muchos


“doctores” “sabios” “maestros” ahora hay que salir como nos ha invitado el Papa
Francisco.

Pentecostés es vivir encarnadamente en la realidad de nuestros hermanos,


principalmente de los excluidos de la sociedad. Tan abajo como el maestro en el
cenáculo, que quiso lavar los pies a sus apóstoles.

Agradezco a lazos de amor Mariano por su invitación a este congreso,


bendiciones para todos.
 

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