Resumen: Compendio de técnica psicoanalítica con su aplicación a la psicoterapia
(Abella – Palacio - Manzano,2018)
- las citas literales tomadas del texto,
- como le explican en sus propias palabras
- como le ven reflejado o trasladan a su práctica clínica.
El marco psicoanalítico (Setting)
C: La situación psicoanalítica la establece desde la primera entrevista la «actitud
mental» del psicoanalista (el state of mind). Esta actitud es, en realidad, un estado
mental que se caracteriza por el interés del psicoanalista por comprender el
funcionamiento psíquico inconsciente, rechazado o escindido del paciente con el
propósito de comunicárselo y de permitirle integrarlo.
C: Esos dos aspectos del marco, denominados respectivamente «marco interno» (la
actitud mental del analista) y «marco externo» (las reglas de funcionamiento práctico),
son mutuamente interdependientes y solidarios. El marco se define como el conjunto de
las condiciones necesarias para que el trabajo psicoanalítico pueda desarrollarse mejor.
C: El papel del analista consiste en hacer todo lo posible por comprender los aspectos
inconscientes o disociados del paciente, y hallar la mejor manera de lograr que los
comprenda y los integre. En cuanto al paciente, las «reglas» del marco solo le exigen
que las conozca e intente respetarlas.
C: En cierto modo, las normas se formulan para poder apreciar la conducta del paciente
en relación con ellas (…) En ocasiones, casi enseguida se producen violaciones del
marco más o menos importantes. Mediante esas violaciones, a menudo el paciente
expresa aspectos de su mundo interior completamente ignorados. Desde este punto de
vista, pueden resultar útiles para el tratamiento.
C: En efecto, las razones inconscientes que motivan la conducta están a menudo
fuertemente escindidas o rechazadas. Una interpretación prematura no solo corre el
riesgo de herir al paciente, sino de empujarlo a la racionalización. Con el tiempo, el
paciente suele proporcionar las claves que permiten la comprensión.
C: El significado psicológico y metapsicológico del marco desempeña una función
fundamental, que consiste en favorecer el establecimiento de la transferencia, esto es,
repetir y vivir las relaciones del pasado infantil conservando una parte adulta que vive
la relación actual con el analista.
C: En términos más teóricos, el marco significa la fijación de un determinado número
de constantes como punto de referencia de otros elementos más variables.
C: El marco y el contrato suponen el establecimiento consciente de una alianza
terapéutica: la aceptación del marco por parte del paciente significa que deposita la
confianza en el analista y desea colaborar en un trabajo sobre sí mismo.
E: Para garantizar que el marco psicoanalítico se dé de manera adecuada, es el terapeuta
quien tiene la habilidad, la experiencia y la responsabilidad profesional de hacer de ese
primer encuentro un buen inicio de lo que será el resto del proceso psicoterapéutico, y esto
se consigue gracias a dos variables: El marco interno (actitud mental) es la postura que
debe tener el psicoanalista, no sólo para comprender la psique de su paciente, sino también
para saber como comunicarla y convertirlo en corresponsable de su proceso. El marco
externo (las reglas de funcionamiento) en la que el paciente no sólo comprende las normas
que debe cumplir, sino también en qué consiste el proceso.
Dichas variables son independientes entre sí, se pueden presentar sin la otra, sin embargo,
son al mismo tiempo dependientes porque comparten la responsabilidad de lograr acciones
en un conjunto común denominado la psicoterapia. Es decir, el analista puede cumplir con
el marco interno, pero, si el paciente no se presenta al encuentro, incumpliendo con parte
del marco externo, el proceso se verá afectado lo mismo si pasa del otro lado.
En cuento a responsabilidades para generar el marco, el analista tiene una más intelectual,
mientras que la del paciente es más operativa. El analista debe comprender la conductas
inconscientes y disfuncionales de su paciente para después, encontrar la manera de hacerlas
reconocidas y aceptadas en él. Mientras que el paciente sólo debe ser el mismo y cumplir
con unas reglas que se le entregan de manera clara, tangible y casi que listadas.
Adentrándonos en las reglas del juego, éstas tienen dos objetivos, el primero es buscar el
compromiso y la comprensión del proceso por parte del paciente y el segundo está ligado a
la información, a veces ignorada y útil, que puede obtener el analista de acuerdo a como
éstas son asumidas por el paciente. Dichas conductas son, en ocasiones, útiles para el
proceso, pero su interpretación debe ser cautelosa por parte del analista, si las comparte
antes de generar el vínculo “analista-paciente”, el sujeto se puede sentirse atacado y
analizado, llevando a que pierda su naturalidad comportamental. El paciente no comprende
en su totalidad la función del marco, lo asume en un inicio como las normas operativas con
las que se compromete. El analista sabe desde un inicio que establecerlo adecuadamente
hará que la relación de ambos se convierta en un vínculo en el que el paciente, aceptándolo
se va a sentir seguro para explorar su mundo interno y colaborar en el proceso. Ponerse de
acuerdo en puntos comunes va a hacer más llevadero aquellos que solo se conocerán de
acuerdo, no sólo a como a cómo evolucione el proceso, sino también a como se presenta el
mismo durante cada sesión.
PC: En la práctica clínica el marco es básicamente lo que se espera conseguir en esa
primera relación analista – paciente. El paciente quiere salir con la sensación de “me sentí
comprendido” y “me sentí parte del proceso” al comprometerse con las normas y al
esfuerzo del analista por explicar en que consiste la psicoterapia. El terapeuta por su parte,
quiere generar ese “enganche” motivacional que ayude a que el paciente quiera emprender
el proceso, lo comprenderlo y se sienta parte del mismo.
El marco inicia en el primer encuentro, pero recoge sus frutos en la evolución del mismo.
Es en dicha evolución es en donde realmente se pude definir si esas dos variables
interdependientes están siendo responsables con ese conjunto común llamado proceso
psicoterapéutico. Está claro que el paciente es el protagonista del proceso, pero el analista
es quien tiene el trabajo profesional de saber qué hacer con cada aporte (consciente o
inconsciente, verbal o no verbal, etc.) que va entregando el sujeto. En un principio el
paciente en realidad no sabe cómo está siendo analizado lo que dice o hace o que de ahí
puede ser útil para el proceso, él solo “está siendo”, incluso no se conoce del todo, solo
expresa lo que “cree” que le está sucediendo. Es La experiencia del analista la que
transforma ese desconocimiento inicial del paciente en su autoconocimiento, logrando así
que el sujeto lo integre y lo comprenda para mejorar el proceso. El marco interno, entonces,
le entrega al analista información que resulta importante para el proceso, sin embargo, debe
de evitar dos aspectos primordiales, el juicio de valor en las interpretaciones de las
conductas de los pacientes y la interpretación anticipada de las mismas. En la práctica
clínica el analista es el responsable de iniciar el proceso y el paciente de mantenerlo, uno
guía sabiendo que espera conseguir y el otro se deja guiar confiando en que algo va a
conseguir sin conocer aún qué es.
El marco entonces hace que se presenten constantes “estáticas” (la hora, el valor, el
compromiso de expresar y demás), para con ellas sondear el aspecto dinámico de la vida
misma y, por supuesto, del proceso psicoterapéutico, es decir, el analista por su experiencia,
pero también por la psicoeducación que le transmite al paciente en ese primer encuentro,
logra que el paciente deposite en él su confianza y se motive a emprender un trabajo sobre
sí mismo.
La transferencia:
1. Transferencia Freud, la transferencia neurótica.
2. Transferencia precoz en las organizaciones preneuróticas» (trastornos de la
personalidad, estados límite, prepsicóticos).
3. Transferencia precoz en la clínica contemporánea».
C: La transferencia es el proceso por el que un paciente desplaza sobre el analista
sentimientos, deseos e ideas que provienen de la relación con personas que han sido
importantes en su vida.
1. Transferencia Freud, la transferencia neurótica.
C: Antes del descubrimiento de la transferencia, la técnica de Freud había evolucionado de
la sugestión —en especial de la sugestión hipnótica— a una especie de catarsis que busca la
rememoración, bajo los efectos de la hipnosis, de recuerdos de experiencias «traumáticas»,
rememoración que iba acompañada de una descarga afectiva.
E: Antes de que Freud convirtiera la transferencia como elemento de cura por medio de la
hipnosis, conseguía que el paciente recordara momentos traumáticos lo cual traía
manifestaciones emocionales en los pacientes.
C: Freud llega al concepto casi definitivo de transferencia en tres etapas.
- 1895. Estudios sobre la histeria: Resistencia a la coerción a asociar
C: El punto de partida de esta primera descripción es el concepto técnico de asociación
libre bajo coerción: se invita al paciente a asociar libremente, mientras el médico lo alienta
de forma insistente y continua. En este caso, según Freud, la transferencia actúa como
resistencia a asociar libremente y a evocar representaciones desagradables, recuerdos o
deseos conflictivos. Se produce una «falsa conexión» entre el pasado y el presente. Se
produce, por lo tanto, un doble error, una doble «falsa conexión»: temporal (entre el pasado
y el presente) y personal (entre el hombre al que había deseado besar y el terapeuta).
- 1900. La interpretación de los sueños: La transferencia de la «carga energética»
(catexis)
C: Pensamos en términos de transferencia de la «carga energética» (catexis) de una
representación a otra… En la relación terapéutica el analista es el soporte sobre el que se
desplaza —se transfiere— la catexis del deseo inconsciente. Desde este punto de vista, el
analista es tratado como un resto diurno.
- 1905. Epílogo al análisis de Dora: La neurosis de transferencia
C: Freud parte de un punto de vista psicopatológico. La neurosis sintomática con la que el
paciente llega al tratamiento producirá — creará— en la relación con el analista una especie
de «nuevo síntoma» que sustituye a los síntomas anteriores. Este síntoma se basa en un tipo
especial de «formaciones de pensamiento» generalmente inconscientes. Esas formaciones
de pensamiento o «estructuras mentales nuevas» se denominan fantasías. Esas fantasías
inconscientes son el equivalente del pensamiento latente del sueño. Las fantasías
inconscientes pueden convertirse en conscientes durante la cura, pero con las siguientes
particularidades: por una parte, las personas del pasado se encarnarán en el terapeuta; por
otra, las experiencias psicológicas del pasado son revividas como si fueran experiencias del
presente.
C: Para Freud el objetivo del tratamiento es «hacer consciente lo inconsciente».
Curiosamente, la transferencia tiene, para Freud, un doble valor: es a la vez un obstáculo a
la rememoración (una «resistencia») y un «agente auxiliar» de la cura, en la medida en que
se consigue trasladar ese fenómeno al paciente mediante la interpretación y hacer que tome
conciencia del mismo.
C: Se transfieren al objeto de amor y de odio no solo las pulsiones positivas y negativas y
los afectos correspondientes (originados en el ello), sino también las defensas contra estos
(situados en el yo).
C: Este conjunto se moviliza de nuevo y se reorganiza en torno a la persona del analista.
Por esta razón, y por analogía con lo que Freud denominó neurosis infantil del conflicto
edípico, hablamos de neurosis de transferencia.
2. Transferencia precoz en las organizaciones preneuróticas» (trastornos de la
personalidad, estados límite, prepsicóticos).
C: Esa transferencia no neurótica corresponde a las etapas del desarrollo anteriores a la
organización edípica, con las diferencias y vicisitudes propias de cada persona.
- Corriente Anna Freud (psicología del yo)
C: En la primera infancia, antes de la constitución del yo, no hay personalidad ni verdadera
relación.
- Corriente Ferenczi−Balint–Winnicott
C: La primera se refiere al narcisismo primario considerado, según Laplanche y Pontalis
(1968), como un «estado rigurosamente anobjetal o, por lo menos, indiferenciado, sin
escisión entre un sujeto y un mundo exterior». plantea el problema de la «génesis de la
relación del objeto con el mundo exterior y del acceso a la realidad».
C: La idea básica es que el bebé se identifica con todo lo que percibe bueno y agradable y
expulsa fantasmáticamente todo lo que es malo y desagradable: mediante esta expulsión
construye su exterior. Ahora bien, en esta situación el bebé no tiene razón alguna para ir
hacia ese «afuera» identificado con lo que odia. Ese frágil equilibrio del narcisismo
primario lo hará fracasar —la frustración—. El bebé recrea en su mente lo que le falta, y
eso le alivia durante un tiempo, no mucho, de modo que el pequeño se ve obligado a
aceptar entrar en contacto con la realidad, conocerla y representársela. Todo el trabajo
mental que el individuo realizará más tarde estará marcado por sus comienzos, y será
exactamente así: un trabajo realizado por obligación, impuesto, del que el sujeto
prescindiría de buena gana.
C: Esta actitud: se trata de dar al paciente la oportunidad de reparar las fallas de su
desarrollo. Necesita experiencias relacionales concretas que le permitan regresar e iniciar
de nuevo su camino, para conducirlo a abandonar el patrón de conducta «adaptativa» que
deriva del «falso self».
C: Una idea importante es que el paciente no solo sufre experiencias negativas, sino
también la falta de experiencias que deberían haberse producido. Es una patología de la
carencia, del déficit.
C: Se supone que todo es consecuencia de un cataclismo precoz y concreto en la infancia y
que el paciente prácticamente no es responsable de nada: está abierto el camino para la
racionalización.
- Corriente M. Klein–S. Isaacs–W. R. Bion
C: Se considera que el bebé está orientado hacia el exterior desde el comienzo de su vida y
que dispone de un yo capaz de construir representaciones desde el momento de su
nacimiento (y probablemente incluso antes). Esas representaciones, muy rudimentarias al
comienzo, son el resultado del encuentro entre el mundo circundante y su propia
pulsionalidad, y evolucionarán con el desarrollo del niño.
PC: Por lo tanto, en la práctica terapéutica propia de este modelo, la atención se centra no
tanto en las fallas del entorno —pasadas o actuales— como en la manera en que el
individuo ha reaccionado, lo que ha puesto de sí mismo y lo que ha hecho con ello. Esas
fallas, a veces reales, a veces imaginarias, no deben negarse. Al contrario, a menudo
requieren un importante trabajo de exploración de la manera como el individuo las
comprende y las siente. No obstante, se cree que los cambios terapéuticos sobre todo
derivan de la transformación de las fantasías inconscientes del paciente tal como aparecen
en la transferencia.
C: ¿Qué se entiende por fantasía inconsciente? Según Hinshelwood (1989), es la
«representación psíquica de los hechos somáticos que incluyen las pulsiones; son
sensaciones físicas interpretadas como relaciones con los objetos que las provocan».
C: La comprensión de la transferencia deriva de esta idea de la relación entre el mundo
interior y el exterior. La transferencia se entiende como la reactualización de las fantasías
inconscientes en la relación con el analista. Es importante añadir un matiz: lo que se
reactualiza no son las relaciones con los personajes reales de nuestra infancia, sino las
fantasías inconscientes que hemos elaborado a partir de esas relaciones, incluyendo todas
las modificaciones que han sufrido a lo largo de nuestra vida.
C: A semejanza de lo que ya hemos descrito sobre la transferencia neurótica como
repetición de la neurosis infantil, lo que se establecerá en la transferencia, en este caso, es la
repetición de las vicisitudes de los conflictos precoces.
C: Más exactamente, lo que se repite no son las relaciones precoces originales, sino las
fantasías inconscientes construidas a partir de estas relaciones, con todas las modificaciones
impresas en esas fantasías por experiencias posteriores.
C: Además creemos que, aunque en la relación con el analista siempre hay una
transferencia —«ya que todo es transferencia» (Etchegoyen, 1986)—, por la misma razón,
también hay una relación con la persona real del terapeuta, la que permitirá al paciente
reconocer e integrar la vivencia transferencial como tal (Strachey, 1934). Un trabajo
centrado en el aquí y el ahora de la relación confirmaría, implícitamente, la «falsa
conexión» de la que hablaba Freud a propósito de la transferencia.
3. Transferencia precoz en la clínica contemporánea».
- Corriente «psicología del yo»
C: Esos autores comparten la idea de que la transferencia precoz es un elemento
fundamental de la cura.
- Los desarrollos de la corriente Ferenczi–Balint–Winnicott. Transferencia y
experiencias traumáticas precoces.
C: Hemos asistido en estas últimas décadas a un nuevo resurgir del interés por la cuestión
del trauma, especialmente del trauma precoz, por su importancia en la constitución del
psiquismo y la manera de abordarlo en la cura.
C: comprender la naturaleza de lo transferido a través de la noción de trauma
C: Las escuelas kleiniana, poskleiniana y posbioniana son las que convierten la
transferencia en la piedra angular del psicoanálisis y de la psicoterapia, tanto respecto de la
comprensión de los fenómenos clínicos como respecto de la técnica. De ello deriva un
enfoque técnico que pone de relieve la comprensión detallada de la relación entre el analista
y el paciente, es decir, del trabajo centrado aquí y ahora. La relación entre el analista y el
paciente se presenta, pues, como el espacio por excelencia del trabajo psicoanalítico
C: propuso considerar la transferencia como el resultado de la proyección sobre la situación
analítica no de objetos externos pertenecientes al pasado del niño, sino de objetos internos
que forman parte del mundo 31 interior actual del paciente. Esos objetos internos son
imágenes mixtas del objeto real y de la fantasía;
C: para percibir la transferencia en sus detalles «es esencial pensar en términos de
situaciones totales transferidas del pasado al presente, incluyendo emociones, defensas y
relaciones de objeto».
E: Cuando se rememoran recuerdos del pasado que fueron traumáticos, éstos se son
proyectados en el analista. La transferencia es un proceso por el que la mente humana trae
al presente vivencias que quedaron como contenido del inconsciente y que éste las
manifiesta por medio de diferentes formaciones del pensamiento en la relación con sujetos
actuales. El paciente desplaza sus sentimientos, deseos e ideas vividas con otras personas a
su relación con el analista.
Freud propone la transferencia desde tres etapas:
Resistencia a la coerción a asociar, allí el paciente expresa los pensamientos de forma
espontánea gracias a la presión del analista. La transferencia entonces se presenta en dos
vías, en la conexión que hace el paciente con su experiencia pasada que está siendo traída al
presente y la que hace que el analista se convierta en ese objeto de transferencia. La catexis
que básicamente es en la que se transfiere al analista a carga energética de los deseos
inconscientes del paciente que se representan en los sueños. Y la neurosis de transferencia
en la que se presenta un nuevo síntoma inconsciente que se manifiesta como la formación
del pensamiento conocida como fantasía, éstas se hacen conscientes cuando se curan
transfiriéndose al terapeuta y reviviéndolas como nuevas experiencias en el presente.
Así pues, en esas tres etapas para la construcción del concepto de transferencia, Freud
busca es traer lo inconsciente a lo consciente trabajando la transferencia como una
resistencia que impide llegar a los recuerdos, pero al mismo tiempo como la cura porque es
lo que hace que el paciente reconozca aquel contenido guardado en el inconsciente. Así es
como se puede comprender tres perspectivas diferentes de la transferencia:
- La neurosis de transferencia es traer al presente la forma en la que cada niño ha
enfrentado el conflicto durante su evolución caracterizándolo en su relación con el
terapeuta. Es la repetición de la neurosis infantil.
- La transferencia precoz: nace de las experiencias del niño cuando no estaba
diferenciado del mundo exterior y dependía completamente de sus cuidadores. Esta
es la rememoración de las fantasías inconscientes alojadas en el inconsciente en la
relación con el analista. No se recuerda exactamente las relaciones que se tuvieron
en la infancia, sino las fantasías que de allí se generaron. Es decir, acá se repiten los
acontecimientos conflictos que vivió el sujeto en ese estadío precoz y se le
aumentan todas las experiencias posteriores del sujeto.
- La transferencia precoz en la clínica contemporánea: es la proyección entre lo
externo del niño y lo interno del mundo actual del paciente. Es el relacionamiento
entre lo real de la actualidad las fantasías del pasado del sujeto. Es decir, las
situaciones transferidas del pasado al presente.
PC: En la práctica clínica la transferencia proyectada en el terapeuta, es la que va a permitir
que el paciente reconozca e integre en el proceso la vivencia que está siendo transferida.
Así mismo, con la transferencia una vez presentada, el analista debe centrarse, no tanto en
ese entorno en donde sucedió el conflicto, sino en cómo el individuo reacciona y hace ante
él. La transferencia se da un trabajo centrado en el aquí y en el en la que se confirma que la
vivencia que se transfiera no se proyecta en realidad con el analista, sino que por medio de
esa” falsa conexión” se consigue la manifestación de contenidos inconsciente. Es decir, se
hace consciente lo inconsciente, pero a su vez, se integra en la psicoterapia.
Cuando se presenta la transferencia el paciente está exteriorizando su inconsciente como
una repetición del modelo explicativo de su conducta actual, pero, que viene construido a
partir de sus historias pasadas. Este modelo lo proyecta en la situación presente con el
analista. Lo que éste debe hacer es transformar ese modelo explicativo de su conducta,
mediante la herramienta de interpretación y lograr así que sea integrado en el paciente. Es
importante aclarar que no todas las transferencias presentadas durante las sesiones son
dignas de interpretar, esta selección la sabe hacer el analista gracias a su experiencia.
El trauma
C: De estas fuentes teóricas se desprende un concepto muy amplio de trauma, cuya
definición es más económica que evenemencial. Es traumático todo lo que sobrepasa las
capacidades de elaboración del individuo, con independencia de la naturaleza del estímulo.
C: No es el hecho lo que importa. Cualquier estímulo, cualquier experiencia y hasta
cualquier falta de estímulo o de experiencia, ya sea de carácter externo —una percepción,
una inadaptación al entorno, una seducción sexual— o interno —una pulsión, una fantasía,
un sueño— puede resultar traumático si produce efracción del aparato psíquico.
C: no podemos imaginar un desarrollo psíquico sin la intervención obligada de múltiples
traumas.
C: Ahora bien, es importante señalar que sus consecuencias pueden ser tan desastrosas
como organizadoras. En el sentido organizador, serán la base, por la exigencia impuesta al
psiquismo de un intento de conexión, del desarrollo fantasmático. En el sentido
desorganizador, encontraremos las inhibiciones y empobrecimientos que derivan de los
gastos costosos en contracatexis, pero también intentos de unir-elaborar el trauma, como
somatizaciones, actings y conductas adictivas o perversas.
C: Por otra parte, el trauma muchas veces no será único, sino acumulativo, ya que la
función de los traumas recientes es a la vez cubrir-ocultar y elaborar-unir traumas antiguos.
C: En este sentido, se ha establecido una distinción importante entre lo que se llama
«trauma primario u originario», precoz o precocísimo, anterior a la adquisición del
lenguaje, y los traumas considerados secundarios, más tardíos, que se insertan en la etapa
llamada «infantil»
C: 2dario: Los traumas sexuales se caracterizan por estar vinculados a un hecho preciso y
por intervenir en un sujeto con una cierta capacidad de simbolización, capaz de producir
representaciones y, por lo tanto, de rechazarlas… «colapso tópico», término que designa
una coincidencia entre fantasía y realidad que hace fracasar la prueba de realidad y
desorganiza los rechazos, inundando el yo de excitaciones incontrolables.
C: ¡mario: No hay producción de representaciones y, por lo tanto, no hay posibilidad de
rechazo. En su lugar, se producirá una cicatriz, un vacío. Esas huellas perceptivas brutas no
mentalizadas, no transformadas en representaciones, no podrán integrarse en el resto del
aparato psíquico ni ser rechazadas. Se mantendrán escindidas, con el riesgo permanente de
irrumpir, bajo la amenaza de la imposición de la repetición, tendencia entendida como una
forma alucinatoria o actuada, tanto en la conciencia como en la conducta, en el cuerpo o en
la transferencia.
C: relación de los dos: es el «núcleo caliente» que recubre, que intenta unir el «núcleo frío».
La traumatofilia, la tendencia a sufrir repetidamente experiencias traumáticas, podría
considerarse un intento de autocuración que, a través de la repetición, tendería a la
resolución de los traumas antiguos no, o insuficientemente simbolizados. En términos
generales, se ha establecido la hipótesis de que todo trauma tardío remite a un trauma
arcaico que es esencial elaborar.
C: De esta concepción del trauma derivará un concepto especial de la cura que consistirá en
buscar el trauma en todos los pacientes, con independencia de cuál sea su tipo de
organización psíquica. El trabajo sobre el trauma no forma parte del trabajo de la cura, no
es uno de los aspectos de la cura, es el núcleo mismo del trabajo de la cura. Y es así hasta
tal punto que el análisis a veces se ha descrito como un dispositivo «destraumatizador»
E: El trauma se debe apreciar más en función del análisis de las conductas que genera que
en función de las circunstancias en las se presenta. Todo lo que impide ser elaborado por el
sujeto se considera trauma. Es decir, independientemente del estímulo o hasta de la falta del
mismo, de si es externo o interno el trauma se presenta si se produce una vulneración en el
aparato psíquico. El trauma es un acontecimiento que se queda como contenido
inconsciente y que provoca reacciones, conductas o comportamientos inesperados que
nublan la realidad y que afectan la psique de quien lo vive. El proceso psicológico va
siempre de la mano de la intervención del trauma, pero sobretodo de las consecuencias que
de él emergen. Éstas pueden ser organizadoras, que promueven la evolución psicológica o
desorganizadoras, que desconectan el proceso evolutivo o que por el contrario lo elaboran
por medio de somatizaciones, adicciones o conductas disfuncionales. Existen diferentes
tipos de traumas que se presentan durante todo el desarrollo del sujeto, sin embargo, se cree
que cada uno de ellos es causa de otro más antiguo, por ello se entienden los traumas como
acumulativos, pues la función de los nuevos traumas es elaborar o cubrir otros más
antiguos.
El trauma primario se presenta en el sujeto antes de que éste adquiera el lenguaje y su
experiencia no puede ser simbolizada, no se representa, no es rememorada, se queda como
una cicatriz que emerge del inconsciente por la disfuncionalidad de la conducta y/o
trastornos mentales. El trauma secundario se relaciona a un hecho preciso, por ejemplo, los
traumas sexuales. El sujeto los puede representar y simbolizar y al emerger del inconsciente
hacen que este pierda el sentido de realidad.
PC: En la práctica terapéutica el trauma cumple un papel protagónico porque al analizarlo,
hacerlo consciente e integrarlo a la vida del paciente se consigue la cura del mismo. Es
decir, el análisis del trauma en el psicoanálisis se convierte en el núcleo mismo del trabajo
con el que se consigue la cura en el proceso psíquico, al desmontar el trauma el paciente
logra comprender sus conductas disfuncionales, solucionar problemas y así mismo tener
una mejor calidad de vida.
La contratatransferencia
C: Freud definió por primera vez la contratransferencia como «la influencia del paciente en
los sentimientos inconscientes del analista»
C: A igual que las otras grandes corrientes del psicoanálisis, el interés de la
contratransferencia como instrumento indispensable de la cura.
C: Winnicott llamará contratransferencia «objetiva» a la actitud «real» del paciente, con las
consecuencias técnicas que implica la comunicación directa a este de sus reacciones
«objetivas»
C: Lacan (1954-1955) sostiene que la transferencia se origina cuando la contratransferencia
obstruye el proceso dialéctico del análisis.
C: Neyraut (1974) propuso la idea de que la contratransferencia precede a la transferencia.
C: Laplanche (1986) propone considerar la seducción como el mecanismo esencial de la
génesis de la sexualidad y del inconsciente en el niño.
C: Es interesante observar que uno de los elementos comunes a distintas escuelas
psicoanalíticas contemporáneas es precisamente la idea de que la labor del analista no es
desencriptar contenidos rechazados o ayudar a su paciente a integrar lo que antes estaba
escindido, sino también, y fundamentalmente, suplir las carencias del paciente en cuanto a
mentalización, simbolización y figuración. La idea central es que el deseo, el pensamiento y
la simbolización en el analista generan el deseo, el pensamiento y la simbolización en el
analizante.
C: La contratransferencia perdería así su valor de instrumento de la cura para volverse
contra ella. Por consiguiente, puede ser utilizada por el analista con fines defensivos, con la
consecuencia de reforzar efectos de sugestión y de seducción que desnaturalizarían
seriamente el trabajo analítico.
C: la contratransferencia empieza a ser considerada no solo como posible obstáculo al
análisis, sino como un instrumento esencial para la cura. Por consiguiente, se convierte en
una cuestión que requiere una comprensión teórica y técnica
C: contratransferencia: la contratransferencia concordante, en la que el analista se identifica
con el yo del paciente, y la contratransferencia complementaria, en la que la identificación
se hace con el objeto interno —la imagen parental del paciente— proyectado sobre el
terapeuta.
C: El analista es «empujado» por las comunicaciones verbales y preverbales del paciente a
actuar como si fuera la figura que el paciente deposita en él; por ejemplo, cuando el
paciente proyecta un objeto idealizado y el analista tiene la sensación de sentirse demasiado
bien en la relación con él.
C: existencia de una contratransferencia «normal», en la que el analista realiza
simultáneamente una doble identificación: una con el yo infantil del paciente
(identificación concordante, según la terminología de Racker) y otra «parental», con las
imágenes internas del padre y de la madre de este.
C: el analista se compromete no solo a intentar comprender lo que no es consciente para el
paciente e interpretárselo, sino también a esforzarse por detectar en sí mismo los
sentimientos, emociones, pensamientos e imágenes que pueden presentarse en su mente.
Esta actitud introspectiva permanente permite en cada sesión aproximarse al máximo a una
discriminación esencial: la diferenciación entre la «contratransferencia específica» con cada
analizante y lo que puede llamarse la «contratransferencia no específica», es decir, la
contraactitud del analista frente a la situación y la relación analítica en general, que le
pertenece en exclusiva y que es independiente del analizante. Por otra parte, el analista
deberá interrogarse acerca de su propia transferencia infantil, provocada por un aspecto
concreto de la transferencia. El objetivo de esta diferenciación es captar mejor lo que es
provocado por el paciente a fin de integrarlo en la interpretación.
C: la contratransferencia es un instrumento esencial de la cura en la medida en que el
analista es capaz de «ponerle el freno», «reprimirla» y no actuarla. Sin embargo, según este
autor, es inevitable un cierto 48 grado de acting out por parte del analista: la neutralidad
absoluta no es posible. En efecto, dejándose «perturbar» por su paciente y tomando en
consideración las posiciones y las actitudes que se ve inducido a adoptar en su relación con
él, el analista entra en contacto con lo que el paciente no puede expresar verbalmente. El
analista será capaz de obtener un beneficio de su contratransferencia, evitando actings out
dañinos en la medida en que es consciente de lo que va a experimentar y puede comprender
las razones. Se trata de discernir
E: Después de leer las diferentes teorías y enfoques, y para efectos prácticos, la
contratransferencia, hace referencia de manera general a las reacciones emocionales e
inconscientes que el paciente genera en el analista. Los contenidos inconscientes que
emergen en el analista, no son manifestados necesariamente en la conducta del paciente,
simplemente llevan al analista a proyectarse en él. Este término hace parte en sí mismo de
la cura terapéutica, sin embargo, el analista no puede permitir que sea su propio
inconsciente quien dirija el proceso y por eso mismo debe reconocer en qué sentido se está
presentando dicha contratransferencia. El analista entonces tendrá que obtener beneficios
de su contratransferencia y lo consigue en la medida en sea capaz de discernir, es decir, la
debe volver útil en momentos específicos y no que ésta englobe todo el proceso
psicoterapéutico.
PC: Durante la práctica clínica el analista no sólo debe extraer, comprender, interpretar e
integrar lo que no es consciente en el paciente, sino también reconocer lo que, de eso, se
puede manifestar en su mente. Está en su capacidad de ir a su propio interior y de
“comprender” sus propios contenidos inconscientes, con todo y lo que eso implica, lo que
permita que con cada encuentro el analista reconozca qué de la contratransferencia hace
parte del proceso del paciente con quien está y qué hace parte se du propio proceso personal
y de esta manera poder hacer la separación adecuada para así integrar en el proceso lo que
realmente le corresponde al paciente
La interpretación
C: La interpretación es la aclaración y exposición al paciente del significado oculto
(sentido) de un fenómeno o acto psíquico.
C: El objetivo de la interpretación es «integrar en el conjunto del psiquismo», lo que ha
sido rechazado o apartado por la acción de los mecanismos de defensa en el «marco
analítico» (setting) y en la relación analítica.
C: Estos postulados implican que en toda comunicación humana hay una realidad común
compartida.
C: Las intervenciones del analista no son una interpretación. Pueden ser una
«confrontación» para señalar aspectos contradictorios, una «aclaración», una
«interrogación» o una demanda de información. Sin embargo, estas intervenciones se
consideran preparatorias y a menudo conducen a una interpretación.
C: La interpretación es, por tanto, una información y nada más que una información que se
da al paciente a partir de sus asociaciones, de su conducta en la sesión y de la expresión de
sus afectos o de sus emociones. Debe ser emitida en el momento adecuado (timing), cuando
se considera que el paciente puede recibirla, y de la manera más «pertinente» en función de
cada paciente y del contexto, basándonos en el material asociativo más cercano a su
conciencia.
C: Para Freud, se trata del proceso de comprensión que realiza el analista a partir del
«contenido manifiesto» del relato del sueño en la sesión y que lo conduce a las «ideas
latentes». Ese proceso es el mismo, aunque en sentido opuesto, que el recorrido por el
paciente para elaborar el contenido manifiesto a partir de sus ideas latentes. El sueño, dice
Freud en su primera teorización sobre la actividad onírica, siempre es un intento de
satisfacer un deseo inconsciente — aprovechando las condiciones especiales que representa
el estado de sueño— y con la ayuda de una deformación o disfraz para desviar la defensa.
C: Para Freud, el objetivo último de la interpretación es el deseo inconsciente y la fantasía
en la que se materializa (Laplanche y Pontalis, 1968); en consecuencia, siempre está en
relación con el conflicto entre los deseos y las fuerzas y estructuras defensivas que se
oponen a su reconocimiento y a su satisfacción.
C: Freud establece diferencias entre varios tipos de interpretaciones: las interpretaciones
que se pueden hacer de los «conflictos actuales», esto es, las que se refieren a las relaciones
del paciente con personas significativas de su entorno exterior durante la cura, y las
interpretaciones de la relación transferencial.
C: Para Freud, las realmente importantes son estas últimas, que además son fuente de
cambios (nadie puede ser vencido in absentia o in ef igie, S. Freud, 1912). Sin embargo,
pueden hacerse «construcciones» de la vivencia en el pasado relacional infantil a partir de
su reproducción en la transferencia (S. Freud, 1937). A esa vivencia relacional infantil la
hemos llamado «historia fantasmática»
Corriente Ferenczi–Balint–Winnicott: El analista se encuentra entonces frente al
«verdadero niño» que había permanecido oculto detrás de la falsa identidad adaptativa. A
fin de respetar el área de ilusión del paciente y de evitar invadir su espacio y su ritmo
propio, el analista se abstendrá de realizar interpretaciones verbales. De modo que la
interpretación, en determinados períodos del tratamiento, ha de ser sustituida por una
escucha amable y silenciosa, o bien por técnicas activas
Corriente Klein–Segal–Bion: una búsqueda de material clínico que exprese el punto
concreto del nivel máximo de la angustia en la sesión; el esfuerzo por interpretar las
fantasías inconscientes del paciente, en el nivel más profundo, explorando la relación con el
objeto primitivo en el marco de las posiciones esquizo-paranoides y depresivas; la
interpretación precoz y el análisis del desarrollo de la transferencia, que incorpore la
exploración de un mundo inconsciente de objetos internalizados y su manifestación en la
transferencia, así como su vínculo con las fantasías arcaicas que incluyen aspectos
corporales del interior de la madre; como hemos visto en el capítulo anterior, habría que
añadir la contribución de la comprensión de la contratransferencia y su papel en las
interpretaciones propuestas.
C: «la interpretación completa» como la que incluye las defensas, los afectos y las
pulsiones, es decir, las fantasías inconscientes que están presentes, aunque se acceda a ella
por etapas sucesivas.
«transferencia total», considerando que todas las asociaciones y conductas del paciente son
necesariamente transferenciales.
C: diferenciar las «interpretaciones centradas en el paciente», las que invitan a un insight
que lo concierne (por ejemplo: usted siente que…), de las «interpretaciones centradas en el
analista», que aceptan la proyección del paciente (por ejemplo: usted me siente…).
Mientras que se considera que las primeras tienen un valor transformativo mayor, tal vez es
necesario pasar primero por interpretaciones centradas en el analista, menos difíciles de
aceptar y que permiten una exploración de los sentimientos y de los pensamientos del
paciente
E: La interpretación es la. Forma en cómo el analista nombre aquello que el paciente está
tratando de manifestar. Esta herramienta en Psicología cumple con la función de integrar en
cada sesión el conjunto de los contenidos inconscientes del paciente que él por si mismo no
logra integrar por las diferentes manifestaciones del pensamiento. En el proceso terapéutico
el analista logra estas interpretaciones por medio de técnicas bases como la de
confrontación, de aclaración, la de interrogación, etc. La interpretación debe ser entregada
al paciente en el momento adecuado y debe evitar ir cargada de juicio de valor, no puede
manifestarse como una opinión personal del analista, sino como un resumen de las
asociaciones que él mismo va realizando durante el proceso y de lo que consigue con los
efectos de sus emociones en el mismo. Vale la pena nombrar a Freud y tratar de explicar la
forma en la que interpretación está, para él, ligada a los sueños y que es gracias al relato de
los mismo que el paciente puede elaborar el contenido inconsciente que hay en el mismo.
Para él en los sueños siempre hay un intento inconsciente del sujeto para satisfacer algún
deseo y es en el sueño en donde el pensamiento no utiliza la defensa y por eso se puede
presentar la interpretación. Para Freud se pueden interpretar desde los conflictos actuales
que se dan por el relacionamiento del paciente con su entorno durante la cura y las de la
relación transferencial, que son en las que el paciente proyecta sus conflictos en el analista,
son éstas le que se convierten realmente en bases de cambio.
PC: En la práctica clínica la interpretación se presenta como una herramienta que con el
pasar del tiempo y de las diferentes teorías se ha ido modificando, adquiriendo nuevas
perspectivas.
El analista, según su enfoque y perspectiva, utilizará esta herramienta bien sea para llevar al
paciente a una reconstrucción del pasado o del aquí y el ahora por medio de la transferencia
para así poder interpretar bien sea su pasado o de su conflicto actual. El analista se
comunica y actúa en el proceso psicoterapéutico, por medio de la interpretación, este es su
modo de accionar con el paciente. El paciente por su parte establece asociaciones y expresa
diferentes contenidos de transferencia, es decir, no interpreta como tal pero sí proyecta su
interior sobre el analista. El analista entonces interpreta entregando al paciente una
información que es inconsciente para él y el paciente por su parte va elaborando todo lo que
el analista le entrega como interpretación para ir profundizando en su proceso.
La construcción:
Es una construcción cuando uno coloca ante el sujeto analizado un fragmento de su historia
anterior, que ha olvidado.
pese a las discordancias introducidas por razones defensivas, Freud insiste en el núcleo de
verdad contenido en toda una serie de producciones psíquicas y culturales: los recuerdos,
los sueños, los delirios, los mitos, las reconstrucciones y construcciones del analista que,
pese a sus inexactitudes, contienen una verdad profunda que es el fundamento del
sentimiento de convicción del individuo.
Corriente A. Freud (psicología del yo)
¿Por qué el individuo conserva recuerdos insignificantes y en cambio olvida otros mucho
más significativos?
esos recuerdos a menudo se refieren a vivencias importantes para el niño y revelan fantasías
inconscientes fundamentales para el sujeto. Actúan como recuerdo pantalla en los dos
sentidos del término: permiten mostrarlo todo ocultándolo. En efecto, esos recuerdos
pantalla a veces remiten a hechos anteriores que aparentemente se han depositado en la
insignificancia de un detalle banal. Otras veces, la flecha del tiempo va en otra dirección, y
son hechos posteriores los que se reúnen en torno a un incidente mínimo que los precede.
La reconstrucción puede introducir deformaciones importantes sobre la base de un núcleo
de verdad
Corriente Ferenczi–Winnicott: «La construcción de lo irrepresentado»
La idea básica es que el individuo sufre tanto por las huellas de experiencias dolorosas
como por la ausencia de experiencias necesarias.
el psicoanálisis contemporáneo se preocupa menos de reconstruir, en el sentido de
recuperar lo que ha sido, que de construir, en el sentido de reinventar el pasado.
el punto de vista del que reconstruye tiene una influencia decisiva en el resultado final, de
manera que la palabra «construir» refleja con más fidelidad la naturaleza del proceso.
en el que el sujeto «procede como un auténtico historiador que contempla el pasado a la luz
del presente»
Corriente Klein–Isaacs–Bion: «La construcción de la historia fantasmática»
La noción kleiniana de «fantasía inconsciente» permite resolver algunos problemas
suscitados por la construcción.
entendemos por fantasía inconsciente los escenarios inconscientes que representan un
sujeto, su objeto y lo que sucede entre ambos
Las fantasías inconscientes, lejos de estar fijadas, pueden fusionarse con otras experiencias,
modularse, cambiar de signo, aligerarse o, por el contrario, volverse más rígidas y
coercitivas. Es precisamente esta capacidad de evolucionar con el tiempo vinculada a
nuevas experiencias emocionales lo que permite su transformación en el transcurso del
análisis.
La manera como el individuo entra en relación con su mundo, sus expectativas, sus
percepciones, la manera como recuerda su pasado está matizada por estos escenarios
inconscientes implícitos. Además, la fuerza de estos es tal que un individuo tenderá no solo
a percibir su realidad según el color del cristal inconsciente con que la mira, sino que no
podrá impedir en los otros actitudes coincidentes con la fantasía suya que está activa en un
momento dado.
Así que esto es precisamente lo que se reproduce en una relación terapéutica. El paciente
percibe y vive su relación con el analista según sus modalidades relacionales implícitas e
induce en el analista las emociones y actitudes que corresponden. Por lo tanto, prestando
atención no solo al material del paciente, sino también a sus propias vivencias
contratransferenciales, el analista estará en condiciones de reconstruir la fantasía
inconsciente de su paciente Se trata del primer paso para la transformación de la fantasía en
la relación con el analista, proceso que a veces puede ir acompañado de una 62
construcción/reconstrucción del pasado a partir de la vivencia transferocontratransferencial.
E: La construcción es otra herramienta utilizada en el proceso psicoterapéutico que consiste
en entregarle al sujeto una parte de la algo que ha olvidado para que desde allí vuelva a
construirla su historia. En toda construcción hay una fuente de verdad que está contenida y
que hace parte de lo que siente el paciente. Por medio de los recuerdos que trae el analista
al momento presente, el paciente rememora vivencias importantes que afloran fantasías que
el paciente presenta como contenido inconsciente. La construcción es una herramienta que
reinventa el pasado del paciente haciendo que el proceso sea más efectivo, pues en la
medida que el paciente asuma ese relacionamiento entre sus recuerdos pasados y su
momento actual, podrá reconocer los mismo e integrarlos a su proceso. Esta herramienta
hace que el paciente contemple todo el tiempo su pasado, pero a la luz de su presente. La
construcción además saca a flote también las fantasías inconscientes del paciente haciendo
que éstas, por medio de nuevas experiencias, puedan ser transformadas por el paciente en la
medida que avanza su proceso. Con esta herramienta el analista consigue que el paciente
comprenda la perspectiva con la que ha comprendido su vida y así pueda transformar
aquellas conductas disfuncionales que presente.
PC: En la realidad terapéutica, y específicamente en la relación vincular entre ellos, el
paciente comprende apartados de su pasado por medio de la transferencia, proyectándola en
su analista. Así mismo el analista debe estar en la capacidad de reconstruir la fantasía
inconsciente del paciente por medio de la contratransferencia. Es entonces en esta dinámica
relacional en la que las construcciones aparecen.