Salario Mínimo y Empleo. Evidencia Empírica y Relevancia para Mexico
Salario Mínimo y Empleo. Evidencia Empírica y Relevancia para Mexico
III. EVIDENCIA EMPÍRICA SOBRE EL IMPACTO DEL SALARIO MÍNIMO EN EL NIVEL DE EMPLEO. .........6
V. BIBLIOGRAFÍA ........................................................................................................................31
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I. INTRODUCCIÓN Y RESULTADOS PRINCIPALES
El objetivo del presente estudio es investigar cuáles han sido las consecuencias
experimentadas en el empleo derivadas de la aplicación de una polítca de salario mínimo, con
el fin de disponer de información ex – post relevante ante eventuales cambios en esta materia
en México. Para estos efectos se analiza la evidencia empírica existente en economías
industrializadas y, especialmente, en países que presentan un contexto similar al mexicano.
Según OIT (2014b y 2014b) si se considera la evolución del salario mínimo en términos
reales respecto del año 2000, en México se ha observado sólo un 1,8% de aumento, sólo superior
al 1,7% en Uruguay y al 1,2% en Paraguay; y claramente inferior al 26,6% que exhibe el promedio
de países de la región. Los antecedentes señalados sugieren que efectivamente el caso de
México es particular, pues se trata de una economía que con una alta proporción de empleo
informal, que se ha mantenido relativamente estancada en la última década y que el salario
mínimo ha dejado de ser un instrumento activo de política salarial.
Junto con identificar el impacto en el empleo de las políticas del salario mínimo en cada
un de los estudios empíricos analizados, interesa incorporar al análisis aspectos tales como el
tipo de evolución del salario mínimo y sus cambios en los períodos estudiados, el contexto en
que se han desarrrollado, los factores que han contribuido a lograr el impacto registrado y si
otras variables han sido afectadas y, finalmente, si se ha podido evaluar en qué forma el salario
mínimo se interrelaciona con otras políticas y cuáles han sido sus consecuencias.
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II. EFECTOS ESPERADOS DE UN ALZA DEL SALARIO MÍNIMO.
Por su parte, Dickens et al. (1999) plantean que los modelos de búsqueda de mercado
de trabajo pueden brindar sustento para la construcción de modelos teóricos donde los
empleadores tienen algún poder monopsónico, tanto en el corto como en el largo plazo.
Manning (2003), asimismo, muestra que un mercado de trabajo monopsónico donde se incluye
la búsqueda de empleo, las instituciones laborales y las intervenciones públicas podrían generar
impactos positivos en la demanda por trabajo. Un aspecto que resulta particularmente
interesante de estos planteamientos es que la existencia de monopsonio no requiere
necesariamente la presencia de un solo empleador o un conjunto reducido de ellos; por el
contrario, basta con que existan costos asociados a la búsqueda de empleo o al cambio entre
ocupaciones para este fenómeno pueda verificarse. Por su parte, desde la teoría de los salarios
de eficiencia, los aumentos del salario mínimo podrían aumentar la productividad de la mano
de obra, y con ello también el empleo.
Asimismo, tal como argumentan Eyraud y Saget (2008), existen diferentes factores que
podrían reducir el potencial efecto negativo del salario mínimo sobre el empleo e, inclusive,
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invertirlo. En efecto, desde el lado de la oferta, podría suceder que frente a incrementos en los
mínimos los empresarios se vieran en la necesidad de realizar cambios en la organización del
trabajo que deriven en ganancias de productividad. Desde el lado de la demanda, incrementos
salariales a trabajadores con baja propensión a ahorrar pueden generar un incremento en el
consumo doméstico con efectos positivos sobre la creación de empleo global.
Desde una perspectiva algo diferente, la teoría de los salarios de eficiencia admite que
los aumentos salariales pueden aumentar la productividad del trabajo y, por lo tanto, ello no
provocaría la reducción del empleo (Akerlof y Yellen, 1990).
El análisis de los efectos del salario mínimo en mercados laborales segmentados Welch
(1974); Gramlich (1976) y Mincer (1976 y 1984) permiten considerar aquella situación en la cual
un segmento de trabajadores no se encuentra cubierto por la legislación sobre el salario mínimo
y existe movilidad entre ambos sectores –cubiertos y no cubiertos. Se argumenta que se
producirán desplazamientos desde el sector cubierto al no cubierto, y en consecuencia habrá un
efecto negativo en el empleo del primer sector y positivo en el segundo (Mincer, 1976). Así, el
efecto global resultaría indeterminado.
Finalmente, se puede extender este análisis e incorporar las probabilidades que evalúan
los empresarios de ser multados por la evasión de la legislación sobre salario mínimo. Como
estas probabilidades variarán entre empleadores, algunos contratarán respetando el piso
salarial que establece la ley y otros correrán el riesgo de evadir las normas. Bajo estos supuestos,
el efecto de signo negativo sobre el empleo sería algo menor.
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III. EVIDENCIA EMPÍRICA SOBRE EL IMPACTO DEL SALARIO MÍNIMO EN EL NIVEL DE
EMPLEO.
La legislación sobre el salario mínimo tiene como objetivos proteger el poder de compra
de los trabajadores de bajos ingresos, aliviar la pobreza y reducir la desigualdad del ingreso,
entre otros (Bercusson, 1984; Stigler, 1946). La efectividad de esta herramienta de política ha
sido criticada por algunos investigadores, ya que los aumentos del costo de contratación podrían
tener efectos negativos sobre el nivel de empleo y eventualmente sobre el producto.
1. En países industrializados.
Por el contrario, otros autores encuentran una relación negativa entre ambas variables.
Entre ellos se encuentran Brown et al. (1982), Kim y Taylor (1995), Neumark y Washer (1995),
Abowd et al. (1999) y Dolado et al (1996). Sin embargo, de acuerdo a Freeman (2009), aún en
los estudios para Estados Unidos y para otros países desarrollados que encuentran resultados
negativos, en general, estos suelen ser de baja magnitud. De todos modos, el autor reconoce
que la ausencia de impactos sobre el empleo no necesariamente significa que valores muy
elevados del salario mínimo no generen este efecto negativo.
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Canadá), con el fin de estimar el impacto probable en el empleo derivado de la indexación del
salario mínimo a la inflación y el de un salario mínimo menor para los trabajadores más jóvenes.
Tales autores llegaron a la conclusión que un aumento de 10% en el salario mínimo reduce el
empleo adolescente (16 – 19 años de edad), entre 0 y 1,5%; y que un menor impacto se
verificaría entre adultos jóvenes (20-24 años). El autor sostiene que durante una década, tales
conclusiones constituyeron la visión dominante la que, no obstante sería cuestionada por
nuevas investigaciones en los años noventa.
Especial importancia e influencia adquirió el estudio de Card y Krueger (1994), los que
usaron un experimento natural para analizar el impacto sobre el empleo en locales de comida
rápida en el Estado de New Jersey, levantando información previa y con posterioridad al
aumento del salario mínimo de 1992. Los autores no encontraron ninguna evidencia que el
aumento de salario mínimo de Nueva Jersey haya disminuido el empleo en restaurantes de
comida rápida en dicho Estado. Card (1992) incluyó la dimensión regional bajo el supuesto de
que un mayor impacto se registraría donde predominaran bajos salarios, y dividió a los Estados
en tres grupos: de bajo impacto, impacto medio y alto impacto – según la proporción de los
adolescentes trabajadores que serían afectados por los aumentos en el salario mínimo federal
1990 y 1991. Su análisis concluyó confirman que el aumento del salario mínimo aumenta el
salario medio de los adolescentes y que, por otra parte, no hay evidencia de que el aumento del
salario mínimo haya reducido las tasas de empleo de los adolescentes.
Con posterioridad Card y Krueger (1995) realizan una revisión detallada de estudios
usando una variedad de conjuntos de datos y métodos para examinar el empleo en restaurantes,
de venta al por menor y de adolescentes, y concluyen que la evidencia encontrada sugiere que
es muy poco probable que el salario mínimo tenga un efecto importante y negativo sobre el
empleo. Resultados similares son reportados por Dickens el al. (1999) para Reino Unido, al
probar que la recuperación del salario mínimo entre 1975 y 1992 tendió a comprimir
significativamente la distribución salarial, sin encontrar resultados negativos sobre el empleo, lo
que resulta consistente con el marco teórico donde los empleadores tienen algún grado de
poder monopsónico.
Alternativamente, han surgido otros estudios que tratan de conciliar los efectos
señalados entre el nivel de empleo y el salario mínimo, incorporando el efecto de las horas
trabajadas, ya que según el modelo teórico de competencia del mercado laboral sus efectos
pueden ser heterogéneos. Aquellos trabajadores que ganan un salario superior al salario mínimo
aumentan las horas trabajadas; aquellos que tienen un salario inferior al nuevo salario mínimo
verán reducidas sus horas o serán despedidos. Zavodny (2000) argumenta acerca de la facilidad
de las firmas para ajustar el número de horas trabajadas en vez del número de trabajadores, al
menos en el corto plazo. El autor analiza el caso de trabajadores jóvenes en Estados Unidos
entre 1979 y 1993, y sugiere que los jóvenes que están afectos a los cambios del salario mínimo
no ven afectadas sus horas trabajadas, en comparación con los jóvenes que no están afectos al
salario mínimo. Sin embargo, los primeros tienen 2,2% mayor probabilidad de perder el empleo
que los segundos. En contraste con estos resultados, también analizando Estados Unidos (1979
a 1992), Couch y Wittenburg (2001) encuentran elasticidades negativas para las horas
trabajadas.
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Del mismo modo, Linneman (1982) considera que las horas promedio trabajadas
aumentan cuando aumenta el salario mínimo para los individuos que ganan cerca del salario
mínimo. Ello sugiere que los empleadores exigen más trabajo a los trabajadores que
permanecen en la empresa después de la reducción del empleo en respuesta a los salarios
mínimos.
Tales conclusiones, por su parte, habrían inspirado economistas críticos del salario
mínimo, en particular Newmark y Wascher (2008) los que documentan los efectos de más de
cien estudios empíricos. La opinión de los autores se inclina por el efecto negativo sobre nivel
de empleo, al igual que alrededor de dos tercios de los artículos analizados en su resumen,
incluyendo algunos con bajo nivel de significancia estadística. Considerando sólo aquellos
trabajos con metodología más robusta, a juicio de los autores, el 85% de ellos confirma el efecto
negativo del salario mínimo sobre el nivel de empleo.
Finalmente, Schmitt (2013) examina investigaciones desde el año 2000, con el fin de
identificar estimaciones actuales del impacto de los aumentos del salario mínimo sobre las
perspectivas de empleo de los trabajadores de bajos salarios. El autor concluye que el peso de
la evidencia apunta a mostrar que ante modestos aumentos del salario mínimo el efecto sobre
el empleo es menor o inexistente.
También dicha conclusión se sostiene al revisar varios estudios más recientes como los
de Dube, Lester, y Reich (2010), Addison, McKinley Blackburn y Cotti (2012), Sylvia Allegretto,
Dube y Reich (2011), Hirsch, Kaufman and Zelenska (2011) y Sabia, Burkhauser and Hansen
(2012), la literatura de salario mínimo en adolescentes mostró una gama de efectos positivos y
negativos, pero también un gran alza de las estimaciones más exactas en o muy cerca de cero.
Los empleadores tienen muchos otros canales de ajuste ya que pueden reducir horas
trabajadas, beneficios no salariales o la formación para el trabajo. También pueden cambiar la
composición hacia trabajadores más calificados, tomar medidas para aumentar la
productividad, aumentar los precios a los consumidores o simplemente aceptar un menor
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margen de ganancia. Y los trabajadores también pueden aumentar la intensidad del trabajo ante
mayores salarios. Sin embargo, el canal más importante del ajuste es probablemente, a juicio
del autor, el de reducciones en la rotación de la mano de obra, lo que deriva en importantes
ahorros de costos para los empleadores.
2. En América Latina.
Por otra parte, en México sólo un 12% de los asalariados está cubierto por contratos
colectivos, y el salario mínimo es utilizado ampliamente como unidad de referencia para
establecer tarifas, multas y beneficios sociales, lo cual le otorga una carga significativa que
supera con creces la de servir de estándar mínimo de referencia salarial.
Por lo anterior, el criterio para seleccionar las experiencias ha sido el de aprovechar los
estudios empíricos existentes que evalúan la relación entre el salario mínimo y el empleo, ya sea
para un grupo de países o uno individualmente considerado; también se incorporan algunas en
que el objetivo primario ha sido el de verificar sus efectos sobre la distribución salarial y
testeando efectos sobre el empleo y, finalmente, se presenta evidencias sobre otras economías
típicamente menos estudiadas, pero que tienen el potencial de aportar evidencias sobre
situaciones que pueden ser de utilidad para el caso mexicano.
Para el caso de la Argentina, Groisman (2011) explora la relación entre salario mínimo y
empleo desde 2003 cuando este último se modificó en numerosas ocasiones y su monto nominal
de mínimo salarial legal se multiplicó por nueve mientras que su poder de compra se triplicó
respecto al decenio de los noventa. En efecto, el valor del salario mínimo se incrementó desde
un 42,8% al 52,1% respecto del salario promedio entre 2004 y 2005. A partir de entonces le
siguió una tendencia más moderada: de 54% en 2006 y 58% en 2010.
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También para el caso de Argentina, Melanie Khamis (2008) investigó el impacto de los
aumentos de salario mínimo en el mercado laboral formal e informal y si el impacto de éste es
mayor en el segmento informal que en el formal. Considerando dos cambios en el mínimo en
1993 y 2004, encontró un aumento salarial significativo para la distribución total y de los salarios
informales, pero no para la distribución salarial formal, encontrando apoyo empírico que los
cambios en el salario mínimo tienen un impacto sobre los salarios informales e incluso un mayor
que los salarios del sector formal. Así, la evidencia empírica muestra que el salario mínimo tiene
un mayor impacto entre los trabajadores informales y que el efecto faro se aplica al caso de
Argentina.1
En Brasil el salario mínimo está indexado a la inflación y al crecimiento del PIB, lo que
impide que su valor sea erosionado por el aumento de precios y que quienes perciben un salario
mínimo compartan proporcionalmente el crecimiento económico, respectivamente. Saboia
(2014a) estima que alrededor de un 75% de las mejoras en la distribución del ingreso puede ser
atribuido a mejoras del mercado de trabajo y el resto a políticas sociales2 y por ello puede servir
como referencia a México, si se pretende disminuir la desigualdad a través de políticas
económicas coordinadas y planificadas. En todo caso, hay que tener en cuenta que en Brasil el
salario mínimo se aplica no sólo a los asalariados privados, sino también a los asalariados
públicos (a nivel federal estadual y municipal), así como establece el piso para las pensiones y
para muchos beneficios sociales mínimos. Por lo tanto, dicha estructura institucional multiplica
su impacto, más allá de lo que habitualmente ocurre en otras economías.
Lemos (2004) señala que la política de salario mínimo de Brasil es una característica
distintiva y central de su economía, pues no sólo por sus aumentos significativos y frecuentes
sino que también se ha utilizado como política contra la inflación. En su estudio estima los
efectos del salario mínimo sobre los salarios y el empleo utilizando técnicas de datos panel y
datos hogares mensuales brasileños de 1982 a 2000 a nivel individual y regional y concluye que
un aumento en el salario mínimo comprime fuertemente la distribución de los salarios con
efectos adversos moderadamente pequeños sobre el empleo.
Dicho resultado, según el autor, coincide con otros estudios disponibles para Brasil
usando datos agregados nacionales; un aumento del salario mínimo comprime la distribución
salarial y tiene un efecto negativo pequeño sobre el empleo, por lo general por no más del 1% y
1 Un aumento del salario mínimo (en 2004) muestra un aumento del salario del sector informal y su distribución
acumulada.
2 Entre 2001 y 2012 la relación entre el ingreso promedio del 10 por ciento superior respecto del 40% disminuyó de
23 a 15 veces. Saboia (2014a) atribuye al sistema de pensiones y al Programa Bolsa Familia el aporte restante en la
mejor distribución de los ingresos.
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no siempre es estadísticamente significativo. Como el empleo puede ajustarse en el número de
puestos de trabajo y el número de horas trabajadas, si el primero es positivo y el segundo es
negativo, el efecto sobre el empleo total puede ser no negativo, lo que puede explicar el efecto
agregado cercano a cero encontrado en la literatura.
Otras explicaciones apuntan a que los efectos sobre el empleo no son fáciles de
encontrar si existe un alto grado de incumplimiento y el sector público tiene una demanda
inelástica de trabajo, por ejemplo. También si la inflación es alta y las empresas no ajustan el
empleo porque perciben el salario mínimo aumente como temporal. Además, efectos sobre el
empleo son aún más difíciles de encontrar si el análisis no se restringe a los trabajadores bajos
del salario.
Lemos (2009) sostiene que la literatura empírica disponible del salario mínimo, que se
basa sobre todo en experiencias en Estados Unidos, no es muy útil para el análisis en los países
en desarrollo, donde el salario mínimo afecta a muchos más trabajadores y las instituciones
laborales y aplicación de la ley difieren de maneras importantes. En este nuevo trabajo, usando
un panel de encuestas de hogares mensuales desde 1982 a 2004, encuentra evidencia de un
efecto de compresión de salarios para los sectores formal e informal y no encuentra ninguna
sobre efectos en el empleo.
En un estudio más reciente, Broecke y Vandeweyer (2015), evalúa los efectos del salario
mínimo en el mercado de trabajo, en el contexto ya descrito y proporciona una actualización
importante de la investigación sobre los salarios mínimos en Brasil, muchos de los cuales utilizan
los datos que se remonta a la década de 1980 y 1990.
El estudio se aplicó al período 2003 - 2014 para investigar el impacto de los cambios en
el salario mínimo sobre el empleo, horas trabajadas y la posibilidad de trabajar en un empleo
formal, así como la heterogeneidad de sus efectos entre subgrupos de población como los
jóvenes y trabajadores de baja calificación. Los resultados indican que los aumentos del salario
mínimo no han tenido ningún efecto sobre el empleo; (posiblemente) un efecto negativo muy
pequeño en las horas trabajadas; y un negativo (muy pequeño) efecto en la formalidad, aunque
éste es algo mayor en el caso de los jóvenes y de los trabajadores con más baja calificación.
Los resultados indican que, mientras que aumentos del salario mínimo han tenido un
efecto significativo en la distribución de ingresos en Brasil, sólo han registrado un pequeño
impacto en el mercado de trabajo urbano. En el caso del empleo, la gran mayoría de las
estimaciones es estadísticamente no significativa, y, cuando lo son, se detectan efectos positivos
y negativos del empleo, lo que les lleva a concluir que, en general, aumentos del salario mínimo
en Brasil no han tenido ningún impacto significativo sobre el empleo en el período 2003-2014.
Mientras que la mayoría de las estimaciones de horas trabajadas es también no significativa, los
que son significativos son todos negativos, pero pequeños (-2,3% para una duplicación del
salario mínimo en el caso de los jóvenes). Hay pruebas de un impacto negativo (pequeño) en
formalidad y también que estos efectos pueden ser mayores para trabajadores jóvenes y de baja
calificación: en el caso de los jóvenes, duplicar el salario mínimo está asociado con una
disminución de 5.0% en la formalidad.
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Si bien estos resultados indican que, en general, recientes aumentos en el salario
mínimo de Brasil han tenido sólo un impacto limitado en el mercado laboral, es importante
señalar que estos se aplican sólo a seis áreas metropolitanas más grandes de Brasil. Las
limitaciones de datos no permiten estimar el impacto de los cambios de salario mínimo en las
zonas rurales de Brasil, donde podría esperarse un mayor impacto. En todo caso, la experiencia
estudiada muestra que en períodos de fuerte crecimiento económico, los salarios mínimos
pueden jugar un papel redistributivo importante en asegurar que los beneficios del crecimiento
sean mejor compartidos, con poco o ningún impacto negativo sobre el empleo total.
Resultados diferentes son presentados por Carneiro y Corseuil (2002), los que estiman
el impacto del salario mínimo en el mercado de trabajo brasileño utilizando datos de series
temporales para el período comprendido entre 1982 y 1999 e información longitudinal de los
hogares para el período 1995-99. Los resultados sugieren un impacto fuerte y negativo del
salario mínimo sobre el empleo formal y un impacto considerable en la distribución de los
salarios.
En efecto, los autores encuentran que el efecto del salario mínimo en el nivel de empleo
es mucho mayor en el sector formal en comparación con el sector informal, pero que se advierte
una tendencia a la disminución de los valores observados para el sector formal, principalmente
durante los años de 1998 y 1999. En todo caso, la evolución de estas tendencias puede estar
influenciada por el patrón y el tamaño del ajuste del salario mínimo en el período considerado;
el que disminuyó entre 1995 y 1999, en línea con tasas de inflación más bajas en el período.
Los resultados obtenidos sugieren que los aumentos en el valor del salario mínimo han
sido responsables del crecimiento del empleo informal en el mercado laboral. Es decir, debido
a la movilidad laboral, aumentos en el valor del salario mínimo provocan efectos disemployment
en el sector formal, los que son correspondidos por el aumento de las ocupaciones informales.
Otro resultado interesante es que empleo en el sector formal reacciona pro-cíclicamente a los
cambios en la actividad económica mientras que el empleo informal es contra cíclico en Brasil.
Así, los autores concluyen que la política del gobierno dirigida a cambiar el valor del salario
mínimo tiene un potencial de impacto de empleo.
Bosch y González – Velosa (2013) estudian el efecto del aumento en el valor real del
salario mínimo en la disminución en la desigualdad de ingresos en Brasil, utilizando microdatos
para los años 1996-2010. Sus resultados validan dicha hipótesis pues muestran que el aumento
en el salario mínimo ha desempeñado un papel en la disminución de la desigualdad en Brasil,
con efectos secundarios en los percentiles más altos de la distribución. Sin embargo, se advierte
un aumento en la desigualdad en el extremo inferior de la distribución, que puede ser explicado
por el desplazamiento de trabajadores formales asalariados, hacia puestos informales en
respuesta al aumento de salario mínimo.
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En consistencia con numerosos estudios previos, no se encontró evidencia de ajustes
importantes en el empleo, ya que se presenta evidencia de disminuciones marginalmente
significativas o cero. Estos resultados sugieren que los cambios observados en los ingresos son
conducidos sobre todo por los efectos del salario mínimo sobre los salarios, lo cual es
consistente con estudios realizados en décadas anteriores. Los efectos positivos o cero en los
diferenciales de ingresos de los percentiles más bajos se pueden explicar por cambios en la
composición del empleo en los sectores. En respuesta a un aumento en el salario mínimo, una
fracción de los trabajadores en el extremo inferior de la distribución puede trasladarse el sector
informal, hacia una mayor dispersión en los ingresos. Esto es consistente con la hipótesis de que
los aumentos en la desigualdad en la cola inferior de la distribución salarial son impulsados por
cambios en el sector informal debido al traslado de trabajadores hacia este sector.
Finalmente, el estudio de Fajnzylber (2001) investiga los efectos del salario mínimo
sobre los ingresos y el empleo, utilizando datos longitudinales de la Encuesta Mensual de
Empleo de Brasil durante el período 1982-1997. Esta se restringe a los trabajadores de entre 15
a 65 años que se emplearon (inicialmente) como asalariado formal (62%), asalariado informal
(20%) o independiente (18%). Se buscó proporcionar estimaciones detalladas de los efectos del
salario mínimo en diferentes puntos de la distribución salarial completa y calcular efectos para
los trabajadores formales e informales.
El estudio muestra que los efectos de los salarios mínimos en los ingresos reales de los
trabajadores brasileños no están restringidos a los que ganan alrededor o por debajo de un
salario mínimo en el sector formal. Más bien, sus efectos parecen estar presentes a través de
toda la distribución salarial, afectando no sólo a los formales, sino que también los trabajadores
informales, tanto a los asalariados como a los trabajadores por cuenta propia.
El autor plantea que estos efectos significativos sobre los trabajadores con ingresos por
encima del salario mínimo podrían interpretarse como el resultado de un cambio en la
composición de la fuerza laboral de las empresas que sustituyen a los trabajadores de salario
mínimo. Sin embargo, ya que estos efectos están presentes en lo alto de la distribución en el
segmento formal, así como en el sector informal del mercado laboral, los resultados pueden
considerarse como evidencia de apoyo para la existencia del efecto numerario. Así, incluso los
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trabajadores cuyos ingresos están muy por encima de los mínimos y los trabajadores del sector
informal podrían establecer sus ganancias en términos de salarios mínimos, el que luego serviría
como una unidad de cuenta voluntaria elegida por empleadores, empleados y trabajadores
independientes, especialmente en la parte inferior de la distribución salarial.
Para Chile, Wedenoja (2013) proporciona nueva evidencia empírica sobre el impacto de
los salarios mínimos en Chile sobre la distribución salarial, desempleo y tipo de empleo.
Utilizando datos de encuestas de hogares representativas a nivel nacional chilena, muestra que
el impacto de los salarios mínimos varía considerablemente entre el sector informal y formal,
con lo que rechaza las predicciones de un modelo de mercado laboral de un solo sector y
encuentra evidencia mixta para un modelos de dos sectores.
Los salarios mínimos tienen efectos distributivos diferentes para trabajadores formales
e informales; mientras los salarios mínimos aumentan la probabilidad de empleo en el sector
informal, estos disminuyen la probabilidad de empleo en el sector formal.
La evidencia para Chile muestra que desde 1990, el salario mínimo ha aumentado
sistemáticamente en términos reales y nominales y se ha incrementado en relación con el salario
promedio. Legalmente, el salario mínimo cubre todos los sectores de la economía con excepción
de los trabajadores autónomos y los trabajadores domésticos. Los trabajadores domésticos
están cubiertos por un salario mínimo independiente que depende de otras formas de
remuneración y se establece en referencia al salario mínimo interprofesional. Los trabajadores
domésticos representan una sección pequeña y constante de la población. Además, los
trabajadores menores de 18 años y mayores de 65 años (edad legal de jubilación) están sujetos
a un salario ligeramente inferior. Desde 2011, el salario mínimo de los trabadores domésticos se
igualó al mínimo general.
En este estudio se busca medir el impacto del salario mínimo sobre la probabilidad de
empleo en el sector informal en relación con el sector formal y el desempleo en relación con el
sector formal. Los resultados indican que un mayor salario mínimo se asocia con un aumento en
la probabilidad de que un trabajador se encuentre en el sector informal, en comparación con el
sector formal y un aumento en la probabilidad de estar desempleado en comparación con el
sector formal. En efecto, el autor encuentra que un aumento del 10% en el salario mínimo está
asociado con un aumento de 8,5% en la probabilidad de que un trabajador esté desempleado
frente a todas las categorías de empleo, un aumento del 6% en la probabilidad de que esté en
el sector informal, y un 1% de disminución en la probabilidad de empleo en el sector formal. En
todas las especificaciones, un aumento en el salario mínimo tiene un impacto positivo en la
probabilidad de empleo en el sector informal y un impacto negativo en el sector formal.
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Para el autor los resultados presentados son consistentes con una variante del modelo
de dos sectores, en el cual los trabajadores eligen entre los sectores y están dispuestos a
permanecer buscando en el sector formal, si el valor esperado de finalmente encontrar un
trabajo y ganar los salarios del sector formal es mayor que ganar un salario más bajo en el sector
informal. En esta versión del modelo, el aumento del salario mínimo aumentaría el desempleo
por búsqueda pues los trabajadores lo preferirían dicha condición a aceptar un empleo en el
sector informal y percibir en consecuencia un ingreso más bajo que el esperado con un empleo
formal
Montenegro y Pagés (2004) por su parte, aprovechan las ventajas que proporcionan los
cambios en las políticas de mercado laboral en Chile para examinar cómo los salarios mínimos y
regulaciones de protección del empleo afectan a diferentes tipos de trabajadores, considerando
la edad y la calificación. Para ello utilizan una muestra de encuestas que abarca el período 1960
– 1998 y varias medidas de reglamentación del mercado laboral a través del tiempo.
Los autores encuentran que las regulaciones de mercado de trabajo distan de ser
neutrales, ya que las disposiciones de protección laboral y el salario mínimo reducen la tasa de
empleo de los jóvenes y de los trabajadores no calificados en beneficio de los trabajadores
mayores y los más calificados. Por su parte, las disposiciones protectoras del empleo tienden a
beneficiar a los hombres a expensas de las mujeres, mientras que lo contrario parece ocurrir
ante aumentos del salario mínimo.
Chile ha experimentado una gama muy amplia de las políticas del mercado laboral,
ofreciendo un escenario privilegiado para analizar el impacto de las regulaciones sobre los
resultados del mercado laboral. Durante la década de 1960, el valor real de los salarios mínimos
se mantuvo constante, pero ya que los salarios reales medios aumentaron, la relación del
mínimo respecto del salario real promedio disminuyó. En los setentas los salarios mínimos
aumentaron sustancialmente, superando la tasa de crecimiento de los salarios promedio y en
consecuencia, la relación del mínimo respecto del salario real promedio aumentó drásticamente
en ese período. Desde 1975 a 1980, en cambio, el salario mínimo perdió terreno en relación con
el salario promedio y desde la vuelta a la democracia en 1990, los salarios mínimos reales
aumentaron constantemente, aunque declinaron respecto del salario promedio.
En el marco del debate sobre si elevar los salarios mínimos tiene efectos sobre las tasas
de empleo agregado, los investigadores concluyen que no tienen un efecto, lo cual centra la
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atención en los efectos distributivos al evaluar su conveniencia. Así, los autores señalan que en
el mejor de los casos estas políticas ayudarán a algunos trabajadores desfavorecidos, aunque tal
vez a expensas de otros trabajadores pobres. Y en el peor, a distribuir las tareas entre los menos
favorecidos.
Cowan et al (2005), analiza el período desde fines de 1998 y especialmente desde 1999,
en que la economía chilena experimentó niveles de desempleo significativamente superiores a
los registrados a mediados de los noventa. La fuerte desaceleración en el crecimiento del PIB
registrada el segundo semestre de 1998 -producto de la crisis externa- está en los orígenes de
esta situación que elevó la tasa de desocupación media desde 6,1% en 1997 a un 9,8% en 1999.
Sin embargo, lo que llamó la atención fue el prolongado efecto producido en el mercado laboral
chileno producto de la contracción económica mencionada ya que el año 2004 concluyó con una
tasa de desocupación promedio de 8,8%; es decir, después de 6 años el desempleo abierto aún
se encontraba significativamente por sobre la situación pre-crisis.
El estudio mencionado analiza las causas del alza en la tasa de desempleo en Chile,
durante el periodo de desaceleración económica de 1998-2002, comparándolo con el de
expansión de la década anterior. El estudio encuentra que el crecimiento del desempleo en el
periodo 1998 a 2002 se explica por una caída substancial del empleo de carácter cíclico, y que
ésta fue mayor que el alza de la tasa de desempleo, producto de una caída sustancial en la tasa
de participación laboral de los trabajadores jóvenes y de baja experiencia laboral. Esta reducción
en la participación estuvo asociada con un cambio de magnitud similar y signo opuesto en la
tasa de escolaridad.
El carácter cíclico de la caída del empleo implica que tanto para el conjunto del sector
privado, como para cada sector productivo en forma individual, la variación en el empleo se
explica mayoritariamente por la evolución de los salarios y el producto. Lo anterior sugiere que
no hay evidencia de que la caída del empleo, ocurrida a partir del año 1998, fuera el resultado
de un proceso de cambio tecnológico sesgado en contra del factor trabajo.
Con relación a otros países de similares niveles de ingreso, encontramos que los salarios
en Chile son relativamente rígidos a la baja. Por ello, ante una caída en la demanda del factor
trabajo, originada por una caída en la demanda de bienes, los salarios no caen y una parte
inusualmente grande del ajuste del mercado de trabajo en Chile recae en el empleo. Comparado
con países del Este Asiático y América Latina, para una misma caída en la demanda de producto,
el ajuste en términos de empleo en Chile es mucho mayor. Esta rigidez también se hace evidente
cuando se constata que, a diferencia de otros países, los salarios en Chile apenas responden a
cambios en las condiciones del mercado de trabajo.
Por lo anterior, una buena parte del estudio trató de dilucidar las causas que explican la
atípica rigidez salarial en Chile, testeando el efecto de las presiones que los salarios fijados
administrativamente (salarios sector público y salarios mínimos) pueden haber ejercido en los
salarios del sector privado (a partir de 1998, el salario mínimo creció más que el no calificado,
pasando de ser un 45%, a comienzo de los noventa, a más del 60%, al final de la década. Este
aumento se debe principalmente al fuerte incremento que sufre el salario mínimo a partir de
1998 (alrededor de un 10 % anual); las posibles rigideces creadas por la institucionalidad de
contratos imperante; y la elasticidad de la curva de oferta de trabajo.
16
En lo que se refiere al salario mínimo, tanto los resultados obtenidos con los datos
desagregados de la encuesta del INE como regresiones de salarios promedio, sugieren que una
fracción importante de trabajadores (6%) fue directamente afectada por la subida de dicho
salario y que dicha fracción es aún mayor (13 %) para los trabajadores de menor nivel educativo
y menor experiencia laboral.
Por otra parte, aunque encuentran una correlación positiva entre los incrementos
salariales del sector público y los salarios privados, esta no es estadísticamente significativa.
Respecto a la institucionalidad de contratos imperante, este estudio encuentra que la práctica
generalizada de negociación colectiva -la cual, típicamente contempla contratos de dos años de
duración con reajustes iniciales y 100 % de indexación automática a la inflación pasada cada seis
meses-- ha cambiado poco desde mediados de los ochenta y que la estructura de indexación
determina la evolución de los salarios nominales, no sólo en el sector que negocia
colectivamente, sino también para el total de la economía. Así, un repunte inflacionario durante
la desaceleración económica hubiera tenido efectos limitados sobre los salarios reales.
En efecto, los autores calculan tres efectos: aumento de salario, pérdida de salario y baja
probabilidad de obtener un trabajo y encuentran que aumentos de salarios mínimos tienen un
impacto significativo en los salarios, los que no serían afectados por prácticas informales.
Encuentran además un efecto negativo significativo sobre la probabilidad de estar empleado,
que no hay efecto claro sobre las horas trabajadas y un efecto negativo significativo sobre la
probabilidad de encontrar trabajo, lo que coincide con el efecto encontrado por Cowan et al
(2005), aunque con una magnitud mucho menor por lo que no es posible atribuir la mayor parte
de la varianza del desempleo al salario mínimo.
Concluyen finalmente que, en general, aumentos del salario mínimo en Chile durante el
período mencionado han incrementado los ingresos reales de los trabajadores y que se verifica
una redistribución de los ingresos entre los trabajadores a favor de los trabajadores actualmente
ocupados.
17
Para el caso de Colombia uno de los estudios recurrentemente citado es el de Maloney
y Nuñez (2004), el que buscó establecer el impacto del salario mínimo sobre la distribución de
salarios en Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Honduras, México y Uruguay, pero que
destina atención sobre el efecto empleo usando datos de panel Colombia, un país donde los
salarios mínimos parecen altos y muy vinculantes. La información utilizada permite identificar el
impacto de los dos cambios anuales de los salarios mínimos que se produjeron entre 1997 y
finales de 1999, período que ha sido reconocido como el de la peor crisis de empleo del país en
el período de post guerra.
La presencia de efectos adversos del empleo es apoyada por Bell (1997) en su estudio
sobre México y Colombia. Si bien no encuentra ningún impacto del salario mínimo en México, sí
lo hace en Colombia durante el período 1981-1987, y concluye que el aumento del 10% del
salario mínimo redujo el empleo de los trabajadores con salarios más bajos en un rango que va
desde un 2% a 12%.
Utilizando datos de panel para las siete ciudades más grandes de colombianas,
encuentran un efecto positivo del salario mínimo sobre los ingresos familiares, el que resulta
significativo sólo para los hogares por encima del percentil 20 de la distribución del ingreso
familiar per cápita y que algunos grupos en la parte inferior de la distribución pueden tener
pérdidas significativas.
Pero los ingresos netos ganados al nivel de familia tienen un costo ya que las
estimaciones confirman la evidencia de un efecto negativo del salario mínimo en probabilidad
de empleo del jefe del hogar y en sus horas de trabajo, el que es más pronunciado para los
jóvenes y mujeres jefas de hogar. Este resultado es consistente con la evidencia de ganancias
netas de cero (si no negativos) en la parte inferior de la distribución.
18
Si bien los miembros jefes de hogar no enfrentan mayores tasas de desempleo y de
participación con los aumentos en el salario mínimo, el efecto depende del nivel de capital
humano de la familia. Los miembros no jefes de hogar en familias con baja educación enfrentan
menor desempleo y mayores tasas de participación, mientras que las familias con educación
superior enfrentan mayor desempleo y menores tasas de participación a un salario mínimo más
alto. Estos resultados confirman las predicciones derivadas de un modelo de un mercado laboral
segmentado por el salario mínimo. No sólo reasigna los trabajadores entre el sector cubierto y
no cubierto, sino que también aumenta las posibilidades de estar desempleado y distorsiona las
decisiones en el hogar en la participación laboral.
En resumen, las estimaciones sugieren que los cambios del salario mínimo durante el
período 1984-2001 producían importantes efectos asimétricos en la distribución de ingresos al
traer importantes beneficios para las familias muy por encima de la parte inferior de la
distribución, aunque sin pérdidas significativas para aquellos en la parte inferior de la renta per
cápita.
Hernández y Pinzón (2006) por su parte, evalúan el efecto del salario mínimo sobre los
ingresos y el empleo en Colombia utilizando la Encuesta Continua de Hogares (ECH) para el
periodo 2000 – 2004. Con este fin se utilizó la Encuesta Continua de Hogares (ECH) para trece
ciudades y el periodo de estimación fue desde el primer trimestre del 2000 hasta el último
trimestre del 2004.
Encuentran que el efecto sobre los ingresos en el agregado es positivo. Sin embargo,
para quienes ganan menos que el ingreso promedio el efecto es positivo y para quienes ganan
menos del mínimo es nulo. En el caso del empleo se encontró que hay un efecto negativo sobre
la probabilidad de encontrar empleo en el sector formal. Ahora bien, cuando se realizan las
estimaciones sobre grupos de edad (jóvenes y adultos) se encuentra que para las personas entre
18 y 23 años su efecto es positivo.
Respecto de los ingresos, se obtuvo que el salario mínimo tiene un efecto positivo y
significativo. Cuando los efectos marginales se analizan por decil de ingreso se observa que para
los primeros cinco deciles de ingreso el efecto es negativo aunque no significativo, y para los
siguientes es positivo y significativo, con excepción del decil 70. Lo anterior indica que para
quienes ganan menos que el ingreso medio y mínimo, aumentos en el salario mínimo tienen un
efecto negativo más no significativo. Por el contrario quienes ganan cerca del mínimo en el
sector formal, más se ven afectados positivamente.
Respecto del efecto del salario mínimo sobre el empleo formal se obtiene que éste es
negativo y significativo para los distintos grupos de edad exceptuando a los jóvenes y quienes
tienen más de 12 años de educación no se ven afectados. La elasticidad del empleo con respecto
al salario mínimo, es diferente de acuerdo al grupo de interés, ya que para los jóvenes es de
15,9%, la cual es alta y positiva y para los adultos es de –8,1%, alta y negativa, lo que deriva en
que para el conjunto sea de -2,1%.
La elasticidad del salario mínimo para el total de empleados converge con los trabajos
de Bell (1997) y Maloney y Núñez (2002), que la sitúan alrededor de -2,0%. Sin embargo, al
considerar grupos más vulnerables o que tienen una mayor cobertura del salario mínimo, se
19
observa que ésta puede ser mucho más alta y, en algunos casos, cambiar de signo, como es el
caso particular de los jóvenes. Lo anterior sugiere que ante aumentos en el salario mínimo hay
una sustitución de gente mayor por gente joven en el mercado laboral formal.
Los resultados señalados sugieren que aumentos en el salario mínimo tienen un impacto
negativo sobre el empleo de quienes tienen un salario por debajo del promedio y que el efecto
sobre quienes ganan más que el promedio es ambiguo. Esto es así puesto que, si bien aumentos
en el salario mínimo incrementan el ingreso de quienes ganan más que el salario promedio,
también aumentan su posibilidad de ser desempleados. El efecto sobre quienes ganan menos
que el promedio, por su parte, no es positivo ni en el caso de los ingresos ni en la probabilidad
de estar empleado. Así pues, los individuos de menores ingresos serían afectados de manera
negativa por aumentos en el salario mínimo.
El caso de Costa Rica ha sido estudiado por Gindling y Terrell (2004), e investigan los
efectos de salarios mínimos sobre el empleo, salarios, horas trabajadas e ingresos mensuales
entre los trabajadores cubiertos por legislación de salario mínimo, así como aquellos para los
cuales no se aplica (el sector no cubierto).
Este país tiene un gran sector no cubierto y una compleja política de salario mínimo, que
durante décadas ha establecido numerosos salarios a lo largo de la distribución salarial, lo que
proporciona un claro contrapunto con el marco de los Estados Unidos.
Los autores encuentran que los salarios mínimos legales tienen un efecto positivo
significativo en los salarios de los trabajadores en el sector cubierto (con una elasticidad de 0,10),
pero ningún efecto sobre los salarios de los trabajadores en el sector no cubierto. También
encuentran que un aumento del 10% en salario mínimo disminuye el empleo en el sector
cubierto en 1,09% y disminuye el número promedio de horas trabajadas de quienes permanecen
en el sector cubierto por cerca de 0.6%.
Por último, pese a la amplia gama de salarios mínimos, el mayor impacto en los salarios
y el empleo de los trabajadores del sector cubierto se verifica entre los que están situados en la
mitad inferior de la distribución salarial. Tales estimaciones son similares a los reportados por
Bell (1997) y Maloney y Núñez (2002) para Colombia y tienen implicaciones sobre la desigualdad
salarial
Para el caso de Ecuador, Canelas (2014) investiga si los cambios en el salario mínimo han
influido en los cambios en las tasas de formalidad e informalidad y el nivel de los salarios.
Durante 1998/99 Ecuador atravesó una importante crisis macroeconómica y financiera que tuvo
efectos dramáticos sobre todo en las zonas rurales y entre los hogares de clase media. La crisis
y sus efectos negativos en el PIB y la inflación derivaron en la adopción del dólar estadounidense
en septiembre de 2000.
20
El mercado laboral ecuatoriano se caracteriza por la informalidad generalizada que
alcanza casi el 80% de la población trabajadora y su importancia se ha mantenido constante
durante la última década. Los salarios mínimos se fijan por sector y ocupación y en 2013 existían
22 comisiones sectoriales a cargo de la fijación de los salarios para cada rama de ocupación
dentro de cada sector. Además, un salario mínimo es establecido por el Consejo Nacional de
salarios (CONADES) que actúa como el piso para los salarios sectoriales y ningún trabajador
puede ganar menos del salario mínimo nacional.
Utilizando tres definiciones de empleo informal, y datos de panel para el período 2000
– 2012, los resultados obtenidos muestran que no hay evidencia que aumentos en el salario
mínimo tengan un efecto negativo en el empleo del sector formal. Los coeficientes estimados
son positivos y significativos (en el 1 por ciento), aunque sean pequeños. Estos resultados están
en consonancia con la evidencia previa en la literatura Card y Krueger [1994], Dickens et al
[1999], aunque por el pequeño tamaño de los coeficientes es más cercano a los encontrados
por Lemos [2009] en el caso brasileño.
Los resultados indican que durante la última década, los repetidos aumentos del salario
mínimo no han destruido puestos de trabajo en el mercado laboral ecuatoriano.
Una explicación que respalda los resultados encontrados radica, a juicio del autor, en el
alto nivel de incumplimiento del salario mínimo, a lo que se suma que en la práctica la mayoría
de los trabajadores no pueden permitirse estar desempleados, lo que también contribuye a
explicar el alto nivel de informalidad. Además, si bien la información relativa a los derechos
laborales se ha vuelto conocida en los últimos años, antes de 2008 los individuos eran más
propensos a aceptar puestos de trabajo en el sector formal sin el adecuado conocimiento de sus
derechos, lo que también ha facilitado el incumplimiento de la parte de los empleadores.
Gindling y Terrell (2006) analizan para Honduras si los salarios mínimos son una
herramienta para la reducción de la pobreza, para el período 2001-2004. Durante décadas en
Honduras se han establecido más de 22 salarios mínimos, por industria y tamaño de la empresa
. A pesar de que estas políticas salariales tendrían que cubrir a todos los empleados del sector
privado existen evidencias que las políticas de salario minimo sólo se cumple en las grandes
empresas privadas. También hay un grupo grande de trabajadores (del sector público y por
cuenta propia) para los que los salarios mínimos no se aplican directamente, aunque sus salarios
y empleos pueden verse afectados indirectamente ya sea a través de la movilidad de los
trabajadores entre sectores en respuesta a cambios en el salario mínimo o a través de
21
instituciones como los sindicatos, que intentan emular el aumento del salario mínimo en los
salarios de su sector.
Mediante el uso de micro-datos de las encuestas de hogares y sobre los salarios mínimos
se buscó determinar si los aumentos en el salario mínimo afectan la probabilidad que un
individuo típico en la fuerza laboral, así como diferentes tipos de trabajadores tanto en los
sectores cubiertos y no cubiertos, sea pobre. Los autores encuentran que el aumento del salario
mínimo en Honduras reduce la pobreza extrema, con una elasticidad de -0,18, y toda pobreza,
con una elasticidad de -0,10 (usando las líneas de pobreza nacionales). Estos resultados son
obtenidos por el efecto sobre los trabajadores en las empresas grandes del sector privado,
donde se aplica la legislación de salario mínimo. Aumentos en el mínimo no afectan a la
incidencia de la pobreza en sectores donde los salarios mínimos no son impuestos (pequeñas
empresas) o no se aplican (sector público y por cuenta propia).
Alaniz, Gindling y Terrell (2011) examinan el impacto de los salarios mínimos en varios
resultados en el mercado laboral de Nicaragua. Utilizan un conjunto de datos de panel a nivel
individual para estudiar el impacto de los cambios en salarios mínimos legales en los salarios y
el empleo; en las transiciones de los trabajadores entre puestos de trabajo (en sectores
cubiertos y no cubiertos) y situación laboral (desempleo y fuera de la fuerza laboral); y en las
transiciones dentro y fuera de la pobreza.
22
Nicaragua establece salarios mínimos para todos los trabajadores en el sector privado
para cada uno de los doce sectores industriales, independientemente de los salarios mínimos
para trabajadores en zonas de libre comercio (regímenes especiales) y en el gobierno central y
municipal. Durante los años en que se dispuso de datos de panel, nuevos salarios mínimos se
fijaron cada año excepto 1998 y 2000. Además, el salario mínimo es alto en comparación con la
media y la mediana de salarios de trabajadores del sector privado.
Encontramos que empleo en el sector privado cubierto cayó cuando los salarios mínimos
aumentaron y también porque el salario mínimo más alto resultó en una reducción de nuevas
contrataciones. La mayoría de los trabajadores que perdieron su empleo en el sector privado
cubierto, como resultado del más alto salario mínimo legal, abandonó la fuerza de trabajo o
pasó a desempeñarse como familiar no remunerado El efecto es bastante grande,
especialmente para los trabajadores a tiempo completo cerca del salario mínimo, donde un
aumento del 1% en el salario mínimo aumenta la probabilidad de que un trabajador se mueva
desde el sector privado cubierto a trabajo familiar no remunerado en 0,42 puntos porcentuales.
Una proporción menor busca encontrar trabajo en el sector público y no se encontraron pruebas
que estos trabajadores se convirtieran en desempleados.
En relación con los ingresos, los resultados encontrados muestran que los aumentos en
salarios mínimos legales aumentan la probabilidad de que la familia de un trabajador pobre salga
de la pobreza, y que tales aumentos tienen más probabilidades de reducir la incidencia de la
pobreza si impactan en el jefe de hogar.
A continuación se analizan dos estudios que se aplican al caso de México. Por una parte,
Bosch y Manacorda (2010) encuentran que la caída en el valor real del salario mínimo en México
entre 1989 y 2001 ha sido un factor importante del aumento de la desigualdad salarial y la única
causa de la mayor dispersión salarial verificada en la parte inferior de la distribución durante ese
periodo. A partir de estos hallazgos, los autores concluyen que los estudios previos habrían
sobreestimado la importancia otorgada a la apertura comercial en el empeoramiento
distributivo de dicho país en la década de los noventa.
En el mismo sentido Fairris et al. (2008) encuentran que el salario mínimo no sólo
establece un piso salarial para los trabajadores formales sino que sirve como norma para
determinar otros salarios en el mercado de trabajo mexicano. Ello se refleja tanto en el hecho
de que los salarios se establecen como múltiplos del mínimo como que en los cambios de éste
se extienden a lo largo de la distribución. Es por ello que la declinación del valor real de esta
23
institución es responsable de una parte significativa de la creciente desigualdad verificada
durante los años noventa en dicho país.
Por su parte, Campos, Esquivel y Santillán (2015) analizan el efecto que tuvo el aumento
del salario mínimo en México sobre el salario mensual y por hora de los trabajadores, así como
sobre el empleo y la condición laboral a partir de la homologación del salario mínimo en dos
zonas del país que ocurrió a fines de 2012 (la Zona B se homologó con la Zona A, dejando a la
Zona C intacta).
Céspedes (2011) analiza el caso de Perú, con el objetivo de estimar la importancia del
salario mínimo sobre el empleo y las remuneraciones para el periodo comprendido entre 1993
y 2003. Se utiliza el enfoque que considera que las reformas laborales implementadas en el Perú
desde el año 1993, las que tuvieron como principal resultado y/o característica la flexibilización
en la contratación de la fuerza laboral al introducir modalidades de despido y contratación
basados en las condiciones del mercado, han configurado un escenario donde la asignación de
recursos está determinada principalmente por el mercado. Se estima una alta tasa de
cumplimiento en las empresas formales representadas por las empresas de 10 y más
24
trabajadores, que llega al 92,9 por ciento en el caso de obreros y 96,8 por ciento entre los
empleados.3
La relación del salario mínimo con el empleo se evalúa utilizando dos enfoques
complementarios. El primero consiste mediante un modelo que relaciona el empleo con el
salario mínimo, los salarios y la producción a partir de datos de panel por sectores económicos.
Esta estructura permitirá estimar la elasticidad empleo-salario mínimo para el periodo 1997-
2003. Con el segundo se hace un estudio puntual sobre la probabilidad de mantenerse ocupado
luego del incremento del salario mínimo registrado en septiembre de 2003, controlando por
rangos de ingreso de los trabajadores y por rangos de edad, concentrándose en trabajadores
jóvenes con edades entre 14 y 24 años quienes serían los potencialmente más afectados dicha
política.
En definitiva, el autor plantea que sus resultados permiten sugerir que existe una
relación negativa entre el empleo formal y el salario mínimo. Asimismo, se encuentra que la
3Empleado, es el trabajador que se desempeña de preferencia en actividades de índole no manual, presta sus servicios
a un empleador público o privado, y que percibe, generalmente, una remuneración mensual (sueldo). Obrero, se
denomina así, al trabajador que desempeña actividades de carácter manual, que trabaja para un empleador público
o privado, y que percibe, generalmente, una remuneración semanal (salario). Véase Ministerio de Trabajo y
Promoción del Empleo de Perú (2015).
25
probabilidad de mantenerse ocupado en un contexto de incremento de éste es menor entre los
trabajadores jóvenes que perciben ingresos cercanos a su valor. Finalmente, destaca el efecto
distributivo en favor de los trabajadores de bajos ingresos; existiendo, asimismo, evidencias que
sustentan la hipótesis de que la determinación del salario mínimo operaría como un referente
en la determinación de los salarios en el mercado laboral peruano. Esta conclusión se explicaría,
además, por la existencia de mecanismos de indexación de la Remuneración Mínima Vital
(RMV), tanto con los denominados regímenes laborales especiales (Pymes, Trabajadores del
Hogar, etc.) como por la existencia de costos laborales indexados al concepto de la RMV, como
en el caso de la asignación familiar.
Finalmente, entre los estudios que sugieren que los efectos del salario mínimo sobre la
estructura salarial y sobre el empleo serían de magnitudes mayores a las encontradas en países
industrializados, se encuentra el estudio de Castillo y Freeman (1991). Los autores, utilizando
series de tiempo y datos transversales de empleo y salarios en Puerto Rico, analizan el
efecto de la imposición de las normas de salario mínimo de Estados Unidos.
Encuentran que el salario mínimo tiene un efecto masivo sobre la distribución del
ingreso y sobre los empleos peor remunerados y altera su distribución entre ramas
económicas. La reducción del empleo se debe a que el mínimo tiene un alto nivel en relación
con los salarios medios o la productividad (de un 63% del salario medio de la industria) y no
por una especialmente alta elasticidad empleo respecto del mínimo. Card y Krueger (1995),
sin embargo, sostienen que estos resultados no son robustos y, de hecho, una vez que
corrigen la ponderación de las empresas más pequeñas, se reduce el efecto empleo. Se ha
de matizar que un estudio de 1991 puede no ser representativo del contexto actual en el
mercado laboral. Además, al ser este estudio basado en series temporales agregadas, sus
resultados son poco pertinentes a las poblaciones en las cuales el impacto del salario
mínimo tiene mayor efecto (ej., en la cola baja de la distribución, entre los jóvenes o entre
los trabajadores con menor formación).
IV. CONCLUSIONES.
Los principales resultados obtenidos del análisis de las evidencias disponibles entre los
países de la región sobre la relación entre salario mínimo y empleo, se presentan en el Cuadro
1. En este se ha buscado caracterizar los resultados encontrados aportando elementos de
contexto que permitan tener a la vista las situaciones específicas estudiadas en aspectos tales
como la evolución seguida por el salario mínimo en cada período analizado, su impacto en el
empleo, el contexto económico en que se realiza la medición, los factores que han posibilitado
los resultados encontrados, otras variables impactadas y, cuando existe información, sus
vínculos con otras políticas aplicadas. Adicionalmente, se presenta en la última columna, una
breve reflexión sobre la pertinencia para México de cada una de las investigaciones
identificadas.
26
de orientaciones para reactivar la política de salario mínimo en México. Estas se presentan a
continuación.
2. Dado que las economías de la región se caracterizan por la presencia de dos sectores
claramente identificables; uno cubierto (formal) por la legislación y otro no cubierto por
ésta (informal), y dada la magnitud de este último, resulta útil considerar un enfoque
que los considere. Muchas de las discrepancias sobre los efectos sobre el empleo
derivados de una política de salario mínimo encuentran una mejor explicación cuando
es posible desagregar los efectos entre dichos sectores. El efecto sobre el empleo es, en
definitiva, el resultado de agregar los efectos parciales que se verifican en uno y otro
sector y su no consideración aumenta la probabilidad de llegar a conclusiones erróneas
o incompletas.
4. Los efectos mencionados a su vez están condicionados con el ciclo económico, ya que
en períodos de recuperación post crisis, aumentos significativos del salario mínimo se
constituyen en una política complementaria de ésta, mientras que en situaciones
recesivas o de ajuste pueden derivar en efectos netos no deseados en el empleo y
pérdidas mayores en el bienestar.
5. Finalmente, las vinculaciones entre el salario mínimo y las prestaciones sociales o con
otro tipo de variables configura un escenario que puede limitar fuertemente las
opciones disponibles para implementar una política activa de salarios mínimos. Estos
vínculos tienden a distorsionar la función del mínimo como estándar salarial. Algo
similar sucedía en Uruguay hasta 2004, cuando tal vinculación se eliminó ante la
creación de la Base de Prestaciones y Contribuciones.
27
Cuadro 1: Salario mínimo y empleo. Evidencia empírica y relevancia para México.
Matriz de Síntesis de Resultados
Otras variables Interacción con otras Relevancia para
Países Evolución Impacto en el empleo Contexto económico Conductores del cambio
impactadas políticas México
Argentina 19 reajustes del salario No hay contracción de la Recuperación sostenida Apoyo a la demanda Distribución de los Con políticas Existe espacio para
Groisman (2012) mínimo entre 2003 y demanda de trabajo, ni post crisis de 2001 – agregada a partir de un salarios. macroeconómicas aumentar el mínimo
2010 que triplican su incentivos a la 2002. contexto inicial de recesión. destinadas a impulsar sin pérdidas de
valor respecto de los precariedad laboral. el dinamismo de la empleo en la
años noventa. actividad económica recuperación.
Argentina Dos reajustes del salario Incremento de los En contexto de Política de salario mínimo Impacto en la Con políticas Existe espacio para
Khamis (2008) mínimo en 1993 y en salarios informales que recuperación económica. apoya la recuperación y el distribución salarial macroeconómicas aumentar el mínimo
2004. siguen a los reajustes del crecimiento, total y en los salarios destinadas a impulsar sin pérdidas de
salario mínimo. No se respectivamente. informales. el dinamismo de la empleo en la
registran impactos en el actividad económica recuperación.
empleo.
Brasil Entre 2003 – 2014 el Aumentos del salario Relativamente bajo El aumento del salario Efectos significativos y Políticas sociales, de Apoyo al crecimiento
Broecke y salario mínimo casi se mínimo en Brasil no han crecimiento económico, mínimo apoya el positivos en la ingresos y de e inclusión de los más
Vandeweyer duplica. tenido ningún impacto con caída del desempleo crecimiento salarial de los distribución de los formalización del vulnerables.
(2015) significativo sobre el abierto y mejor más vulnerables sin afectar ingresos. empleo.
empleo distribución de ingresos. el empleo.
Brasil Entre 1996 – 2010 No hay evidencia de Relativamente bajo El aumento del salario Disminución de la No hay referencias. Aumentos del salario
Bosh y González aumento sostenido del ajuste en el empleo: crecimiento económico, mínimo apoya el desigualdad aunque mínimo pueden
(2013) salario mínimo real. disminuciones con caída del desempleo crecimiento salarial de los con mayor provocar cambios en
marginalmente abierto y mejor más vulnerables sin afectar desigualdad en la cola la composición del
significativas o cero. distribución de ingresos. el empleo. inferior pero reduce la empleo con traslado
desigualdad a través al sector informal.
de grupos educativos
de niveles inferiores.
Brasil Entre 1982 – 2000, se Se comprime la La política de salario El escaso efecto en el Horas trabajadas Uso de política de Apoyo a políticas de
Lemos (2009) unifica el salario mínimo, distribución salarial con mínimo fue utilizada empleo es sustituido por un salario mínimo entre estabilización y de
y decrece en contexto de efectos adversos como un componente de mayor ajuste en horas estrategia de recuperación post
crisis con alta inflación. moderados en el empleo. los cinco planes de trabajadas. estabilización. estabilización.
Controlada ésta, el estabilización aplicados.
salario mínimo creció en
términos reales.
Brasil 1982 y 1999 y Efecto disemployment en Menores reajuste en un Impacto en la distribución Empleo formal es pro – No hay referencias. Aumentos del salario
Carneiro y Corseuil longitudinal información el sector formal e contexto de Inflación salarial que afecta a los cíclico y empleo mínimo pueden tener
(2002). en los hogares para el impacto positivo en el relativamente más baja. menos calificados. informal contra cíclico. efectos negativos en
período 1995-99. empleo informal el empleo formal.
Países Evolución Impacto en el empleo Contexto económico Conductores del cambio Otras variables Interacción con otras Relevancia para
impactadas políticas México
Brasil Entre 1982 – 1997 el Efecto negativo bajos en Componente de Impacto en la distribución Efecto numerario y No hay referencias. Efecto de sustitución
Fajnzylber (2001). salario mínimo decrece el sector formal y estrategia de salarial que afecta a los sustitución de de trabajadores de
en contexto de crisis con mayores para estabilización. menos calificados. trabajadores de salario salario mínimo.
alta inflación. asalariados menos mínimo.
calificados.
Chile Incrementos sostenidos Aumento del salario Crecimiento económico Efectos sobre la distribución Aumenta la No hay referencias. Un aumento del
Wedenoja (2013) nominales y reales desde mínimo aumenta la sostenido con salarial. probabilidad de estar salario mínimo puede
1990. probabilidad de estar en incremento de empleo y desempleado. aumentar el valor
el sector informal. salarios. esperado de buscar
empleo en el sector
formal.
Chile Crecimiento real Impacto negativo en la Se registran efectos de la Efectos sobre la distribución Aumentan los ingresos No hay referencias. En contexto de crisis,
Grau y significativo del salario probabilidad de estar crisis asiática a finales de salarial. reales de los se requiere ajustar
Landerretche mínimo entre 1996 – empleado. los noventa y persiste el trabajadores y se los reajustes de los
(2011) 2005. desempleo. redistribuye en favor salarios mínimos.
de los ocupados.
Chile Entre el período 1960 – Efectos sobre la Período heterogéneo; Aumento de costos Se reduce la tasa de No hay referencias. Efectos sobre
Montenegro y 1998, primero se composición el empleo. con bajo crecimiento en salariales de los más jóvenes empleo de los jóvenes distribución salarial
Pagés (2004) mantuvo constante real Se reducen las los sesentas, crisis a y menos calificados. y trabajadores menos que afectan
(sesentas), se perspectivas de empleo mediados de los setenta calificados. Y aumento especialmente a más
incrementan hasta de los menos calificados y comienzos de los de la probabilidad de jóvenes y menos
mediados de los y los jóvenes, aunque no ochenta; recuperación y empleo de mujeres en calificados.
setentas, caen en los hay efectos en el empleo crecimiento en los relación con hombres.
ochenta y se recuperan agregado. noventa.
en los noventa.
Chile Finales de los noventa a Cae creación de empleo y Se registran efectos de la Impacto del crecimiento de Se reduce la tasa de Relativa rigidez En contexto de crisis,
Cowan et al (2006) mediados de 2000, el se mantienen altas tasas crisis asiática a finales de los salarios mínimos en participación de salarial por aspectos se requiere ajustar
salario mínimo se de desempleo los noventa y persiste el salarios en contexto de trabajadores jóvenes y institucionales. los reajustes de los
incrementa especialmente en menos desempleo. recesión y débil baja experiencia salarios mínimos.
significativamente. calificados y jóvenes. recuperación. laboral.
Colombia Importantes Efecto negativo en la Efecto asimétrico del salario Efectos positivos sobre No hay referencias. Aumentos del ingreso
Arango y Pachon fluctuaciones del salario probabilidad de empleo mínimo a lo lago de la ingresos familiares por mínimo pueden
(2004) mínimo en 1984 - 2001 de los jefes de hogar y en distribución de ingresos sobre el percentil 20 y inducir ganancias
horas de trabajo de los familiares, pero que pérdidas significativas positivas en la
más jóvenes y mujeres favorece la reducción de la en grupos inferiores. reducción de la
jefas de hogar. pobreza. pobreza.
Colombia 2000 - 2004 Efecto negativo en Efectos asimétricos del Efectos positivos en el Los efectos son
Hernández y probabilidad de salario mínimo a lo largo de agregado sobre los heterogéneos según
Pinzón (2006) encontrar empleo en la distribución de ingresos ingresos. edad.
adultos y positivo en familiares.
jóvenes.
29
Países Evolución Impacto en el empleo Contexto económico Conductores del cambio Otras variables Interacción con otras Relevancia para
impactadas políticas México
Colombia. Se registran dos Negativo sobre el Aumento del desempleo Vía cambios en la En la distribución de No hay referencias. Efectos sobre
Maloney y Mendez aumentos del salario empleo asalariado y por en un contexto de crisis distribución de los salarios. los salarios. distribución salarial
(2002) mínimo: 1997 y 1999. cuenta propia. financiera de 1998. Se comprime la distribución afectan
salarial de cuenta propia y especialmente a más
asalariados. jóvenes y menos
calificados.
Costa Rica. Dos incrementos anuales Negativo sobre el Salario mínimos Efecto positivo significativo Reduce el promedio de No hay referencias. Incrementos sobre
Gindling, y Terrell, entre 1988 y 2000 y empleo del sector relativamente altos; en salarios de trabajadores horas trabajadas en el una base inicial alta
(2004) reducción del número de cubierto (formal) y se aproximadamente un del sector cubierto, sin sector cubierto pueden provocar
salarios mínimos con reduce el promedio de 70% del salario efecto sobre los salarios de (formal) efectos negativos
cambios al interior de las horas trabajadas. promedio. los trabajadores en el sector sobre el empleo
categorías utilizadas. no cubierto (informal) formal.
Ecuador Entre 2000 y 2013 se No hay evidencia que No se registran cambios Efectos positivos, aunque Efecto faro sobre los No hay referencias. Incrementos del
Canelas (2014) registran aumentos aumentos del mínimo en las proporciones de pequeños, sobre la ingresos del sector salario mínimo que
regulares del salario tengan un impacto empleo formal e distribución salarial. informal. consideren la
mínimo. negativo en el empleo informal en el empleo expansión productiva
formal. total. no afectan el empleo.
Honduras Período 2001- 2004 crece Se reduce la probabilidad Salarios mínimos Estimaciones aplicadas en el Reduce la probabilidad No hay referencias. Aumentos del salario
Gindling y Terrell el salario mínimo. de ser pobre, aumentaron en 10,9% y sector privado formal de de estar en condición mínimo pueden tener
(2006). especialmente entre los la pobreza extrema cayó empresas grandes. de pobreza extrema. efectos positivos en
no calificados y de zonas desde 46,8% a 42,1%. reducir la pobreza.
rurales.
Nicaragua Entre 1998 and 2006 se Disminuye el empleo en Aumentan los salarios del Aumentan los salarios No hay referencias. Incrementos sobre
Alaniz, Gindling y registra un elevado nivel el sector privado sector privado cubierto. del sector privado y una base inicial alta
Terrell (2011). de salario mínimo. cubierto, de trabajadores aumenta la provocan efectos
cercanos al mínimo pero probabilidad de que la negativos sobre el
no aumenta el familia de un pobre empleo formal, pero
desempleo. salga de la pobreza. disminuir la pobreza.
México Se homologa el salario No se evidencias efectos Recuperación económica Impacto en los salarios por Aumentan los salarios No hay referencias. Incrementos
Campos, Esquivel y mínimo en dos zonas del negativos en el empleo al y no se modifica la cambio en la estructura de totales y en algunos acotados sobre base
Santillán (2015) país en 2012. La Zona B aumentar el salario política de reajustes del los salarios mínimos. casos por hora y inicial baja no
se homologó con la Zona mínimo en la Zona B. salario mínimo por aumentan incentivos deberían provocar
A, dejando a la Zona C inflación. para transitar hacia la efectos negativos en
intacta. formalidad. el empleo.
Perú 1993 – 2006. Período de Efecto negativo en Tendencia creciente del Efectos distributivos a No hay referencias. Incrementos sobre
Céspedes (2005) incremento real del empleo formal salario mínimo: 49% del favor de trabajadores una base inicial alta
salario mínimo por especialmente a salario medio en Lima de menores ingresos. pueden provocar
reajustes. trabajadores de bajos Metropolitana. efectos negativos en
salarios. empleo formal.
Fuente: elaboración propia.
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