0% encontró este documento útil (0 votos)
600 vistas492 páginas

Berkeley Physics Course Vol 2 Electricidad y Magnetismo (Purcell) - Text

Derechos de autor
© © All Rights Reserved
Nos tomamos en serio los derechos de los contenidos. Si sospechas que se trata de tu contenido, reclámalo aquí.
Formatos disponibles
Descarga como PDF, TXT o lee en línea desde Scribd
0% encontró este documento útil (0 votos)
600 vistas492 páginas

Berkeley Physics Course Vol 2 Electricidad y Magnetismo (Purcell) - Text

Derechos de autor
© © All Rights Reserved
Nos tomamos en serio los derechos de los contenidos. Si sospechas que se trata de tu contenido, reclámalo aquí.
Formatos disponibles
Descarga como PDF, TXT o lee en línea desde Scribd
Está en la página 1/ 492

CONSTANTES FÍSICAS

Celeridad de la luz c 299 792 45 81 metro s-1


Carga fundamental e 4,803 X 10-10 esu
1,602 X 10-19 coulomb
Masa del electrón 9,110 X 10-28 gramo
Masa del protón mP 1,673 X 10-24 gramo
Número de Avogadro Na 6,022 X 1023 mol-1
Constante de Boltzmann k 1,381 X 10-16 erg kelvin-1
Constante de Planck h 6,626 X 10-21 erg s
Constante de gravitación G 6,672 X 10-8 gramo-1 cm:
Momento magnético
del electrón 9,285 X 10-21 erg gauss-1

Momento magnético
del protón 1,411 X 10-23 erg gauss-1

f La asignación de este valor exacto a c constituye la nueva definición del metro, como
se explicó en el apéndice E. Los valores de las otras constantes se han redondeado arbi¬
trariamente a cuatro dígitos. Sin embargo, a excepción de la constante de gravitación G,
todas las demás se han determinado experimentalmente con una precisión considera¬
blemente mejor que esta.
electricidad
y magnetismo

SEGUNDA EDICION
electricidad
y magnetismo
SEGUNDA EDICIÓN

berkeley physics course-volumen

La preparación de este curso fue realizada por el


Educacional Services Incorporated patrocinada por el
National Science Foundation.

Edivard M. Purcell
Gerhard Cade University Professor
Harvard University

EDITORIAL REVERTE, S. A.
Barcelona-Bogotá-Buenos Aires-Caracas-México
Título de la obra original:
Berkeley Physics Course 2/e, Volume 2-Electricity and Magnetism

Edición original en lengua inglesa publicada por:


McGraw-Hill Book Company

Copyright © McGraw-Hill, Inc.

Versión española por:


Dr. Marcos Pujaí Carrera
Catedrático de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Industriales de Tarrasa

Propiedad de:
EDITORIAL REVERTÉ, S. A.
Loreto, 13-15, Local B
08029 Barcelona
E-mai 1: [email protected]
internet: http://www.reverte.com

Reservados todos los derechos. La reproducción total o parcial de esta obra, por cualquier
medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, y la dis¬
tribución de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamo públicos, queda rigurosa¬
mente prohibida sin la autorización escrita de los titulares del copyright, bajo las sanciones
establecidas por las leyes.

Edición en español

© EDITORIAL REYERTÉ, S. A., 1988

4a REIMPRESIÓN: MAYO DE 2001

impreso en España - Printed in Spain

ISBN - 84 - 291 - 4319 - X


Depósito Legal: B - 19794 - 2001

impreso por Domingraf Impressors


Pol. lnd. Can Magarola
08100 Mollet del Valles (Barcelona)
Prólogo
a la segunda edición del
Volumen II

La revisión del volumen 2, «Electricidad y Magnetismo», del Cur¬


so de Física de Berkeley se ha hecho teniendo en cuenta tres amplios
objetivos. Primero, he intentado hacer el texto, más claro en muchos
puntos. En los años de uso, profesores y alumnos han encontrado
innumerables lugares donde para seguir sería más fácil la simplifi¬
cación o la reorganización de una explicación. Indudablemente se ha¬
brán omitido algunas otras oportunidades para tales mejoras; no de¬
masiadas, espero.
Un segundo objetivo era hacer el libro prácticamente indepen¬
diente de los otros volúmenes del Curso de Física de Berkeley. Co¬
mo se concibió originalmente, estaba intercalado entre el Volumen 1,
que proporcionaba la necesaria Relatividad Restringida, y el Volu¬
men 3, «Ondas y Oscilaciones», al que se asignó el tema de las ondas
electromagnéticas. Ha resultado que el Volumen 2 se ha utilizado mu¬
cho independientemente. Como consecuencia de esto he efectuado
ciertos cambios y adiciones. En el Apéndice A se incluye un resumen
conciso de las relaciones de la Relatividad Restringida, aunque se su¬
pone cierto conocimiento previo de la Relatividad. Este resumen
proporciona una referencia manejable y resumida de las ideas y fór¬
mulas que necesitamos para comprender los campos de las cargas mó¬
viles y su transformación de una referencia a otra. El desarrollo de las
ecuaciones de Maxwell para el vacío se ha trasladado del Capítulo 7,
(acerca de la inducción), muy cargado, a un nuevo capítulo 9, donde
con un tratamiento elemental conduce de manera natural a las ondas
electromagnéticas planas, a la vez de propagación y estacionarias. La
propagación de una onda en un medio dieléctrico se estudia en el Ca¬
pítulo 10 en las cargas eléctricas en la materia.
Una tercera necesidad, modernizar el tratamiento de ciertos
temas, era muy urgente en el capítulo de la conducción eléctrica.
Una revisión sustancial del Capítulo 4 incluye ahora una sección de
la física de los semiconductores homogéneos incluyendo semiconduc¬
tores con impurezas. No se incluyen los dispositivos, ni siquiera el
rectificador de unión, pero lo que se dice acerca de las bandas, dado-
VI Prólogo al Volumen II

res y aceptores puede servir como punto de partida para el desarrollo


de tales temas por el profesor. Gracias a la electrónica del esta¬
do sólido, la física de las pilas voltaicas se ha hecho cada vez más
importante en la vida diaria, tanto que el número de baterías en
uso se acerca en orden de magnitud al de la población del mundo. En
la primera edición de este libro imprudentemente se tomó como
ejemplo el de una pila electrolítica —la típica Weston—, que los
avances de la física pronto hicieron totalmente obsoleta. El párrafo
correspondiente se ha sustituido por un análisis, con nuevos diagra¬
mas, del acumulador de plomo-ácido, omnipresente y lejos de volverse
obsoleto.
Difícilmente podía esperarse que en la revisión de un texto ele¬
mental de electromagnetismo clásico, se tendrían que tener en cuenta
los nuevos desarrollos de la física de las partículas. Pero es así en
dos cuestiones que se discutieron en la primera edición: el significado
de la cuantización de la carga, y la ausencia aparente de monopolos
magnéticos. La observación de la desintegración del protón afectaría
profundamente nuestro punto de vista en la primera cuestión. Investi¬
gaciones asiduas sobre este tema, y también sobre los monopolos mag¬
néticos, hasta ahora no dan noticia de ningún suceso confirmado, pe¬
ro la posibilidad de tales descubrimientos fundamentales permanece
abierta.
En cortos apéndices se han introducido tres temas especiales, ex¬
tensiones opcionales del texto: Apéndice B: Radiación de una carga
acelerada; Apéndice C: Superconductividad; y Apéndice D: Resonan¬
cia magnética.
Nuestro principal sistema de unidades será el sistema de unida¬
des SI. El diagrama en la contracubierta posterior resume las rela¬
ciones básicas entre los sistemas SI y CGS. No hay objeción a una
unidad «mezcla» como el ohm-cm, a menudo aún usado para la re¬
sistividad, procurando que su significado sea perfectamente claro.
La definición del metro en función del valor asignado a la celeri¬
dad de la luz, que hace poco se ha hecho oficial, simplifica las rela¬
ciones exactas entre las unidades, como se explica brevemente en el
Apéndice E.
Hay algo más de 300 problemas; aproximadamente la mitad son
nuevos.
No es posible agradecer individualmente a todos los profesores y
alumnos que han hecho buenas sugerencias sobre cambios y correc¬
ciones. Temo que algunos quedarán defraudados al hallar que sus
sugerencias no se han seguido completamente como ellos deseaban.
El resultado final es una mejora sustancial, la cual espero que los lec¬
tores familiarizados con la primera edición agradecerán. Seguramen¬
te se encontrarán desaciertos a la vez antiguos y nuevos. Las comuni¬
caciones indicándolos serán bien recibidas.
Es un placer agradecer a Olive S. Rand su paciente y cuidadosa
ayuda en la producción del manuscrito.

Edward M. Purcell
Prólogo
a la primera edicii
Volumen II

La materia de este Curso de Física de Berkeley es la electricidad y el


magnetismo. La secuencia de conceptos, en líneas generales, no es
nueva: electrostática, corrientes estacionarias, campo magnético, in¬
ducción electromagnética, polarización eléctrica y polarización mag¬
nética en la materia. Sin embargo, los puntos de vista son diferentes
de los tradicionales. La diferencia es más notable en los capítulos 5
y 6 donde, con base en lo tratado en el Vol I, consideramos los campos
eléctricos y magnéticos de las cargas móviles como manifestaciones
de la relatividad y la invariancia de la carga eléctrica. Este punto de
vista enfoca la atención sobre algunas cuestiones fundamentales tales
como: conservación de la carga, invariancia de la carga, significado
del campo. El único aparato formal de la relatividad restringida, que
es realmente necesario, es la transformación de Lorentz de las coor¬
denadas y la fórmula de la suma de velocidades. Pero, es esencial
que el estudiante aporte a esta parte del curso algunas de las ideas
y posturas que el Vol. I procuró desarrollar —entre ellas una dispp-
sición a considerar las cosas desde distintos sistemas de referencia,
una apreciación de la invariancia, y una atención a los argumentos
de simetría. También haremos mucho uso, en el Vol. II, de razona¬
mientos basados en la superposición.
Nuestra manera de ver los fenómenos eléctricos y magnéticos
en la materia es principalmente « microscópica » subrayando la na¬
turaleza de los dipolos atómicos y moleculares, tanto eléctricos como
magnéticos. La conducción eléctrica, también se describe micros¬
cópicamente siguiendo un modelo de Drude-Lorentz. Naturalmente,
algunas cuestiones quedan por decidir hasta que el estudiante estudie
la física cuántica en el Vol. IV. Pero hablamos libremente de una
manera natural de moléculas y átomos como estructuras eléctricas
con tamaño y forma y, premiosamente, de órbitas electrónicas y spin.
Procuramos tratar cuidadosamente una cuestión que a menudo se
evita y a veces se oculta en textos de introducción: el significado de
los campos macroscópicos E y B dentro de un material.
VIII Prólogo al Volumen II

En el Vol II, el bagaje matemático del alumno se extiende al


añadirle algunas herramientas de cálculo vectorial — gradiente, di¬
vergencia, rotacional y Laplaciana. Estos conceptos se desarrollan,
a medida que se necesitan, en los primeros capítulos.
En sus versiones preliminares, el Vol. II se ha usado en varias
clases en la Universidad de California. Se ha beneficiado del juicio
crítico de algunas personas conectadas con el Curso de Berkeley, es¬
pecialmente de las contribuciones de E. D. Commins y F. S. Craw-
ford, Jr., que explicaron las primeras clases que utilizaron el texto.
Ellos y sus alumnos encontraron numerosos puntos donde se necesi¬
taban aclaraciones o algo más radical; algunas de las revisiones se
basaron en estas sugerencias. El juicio crítico de los estudiantes de la
última versión preliminar fueron recogidos por Robert Goren, quien
también ayudó a organizar los problemas. Críticas valiosas han venido
también de J. D. Gavenda que usó la versión preliminar en la Uni¬
versidad de Texas, y de E. F. Taylor, de la Universidad de Wesleyan.
Alan Kaufman contribuyó con sus ideas en la primera etapa de la
redacción. A. Felzer trabajó en la primera parte del bosquejo como
nuestro primer «estudiante de prueba».
El desarrollo de esta versión de electricidad y magnetismo fue
alentada, no solamente por nuestro Comité del Curso original, sino
también por colegas activos en un desarrollo tal vez paralelo del ma¬
terial de un nuevo curso en el Massachusetts Instituí of Technology.
Entre los últimos, J. T. Tessman, del M. I. T. Science Teaching Cen-
ter y la Universidad de Tufts, fue especialmente útil e influyente en la
primitiva formulación de la estrategia. Ha usado la primitiva versión
en clase, en el M. I. T. y su lectura crítica del texto completo ha re¬
dundado en muchos cambios y correcciones.
La publicación de la versión preliminar, con sus revisiones suce¬
sivas, fue supervisada por la Sra. Mary R. Maloney. La Sra. Lila
Lowell mecanografió la mayor parte del manuscrito. Las ilustraciones
las puso en su forma final Félix Cooper.
El autor de este volumen está profundamente agradecido a sus
amigos de Berkeley y principalmente a Charles Kittel, por el estímulo
y constante ánimo que han hecho agradable la larga tarea.

E. M. Purcell
Prólogo
al Berkeley Physics Course

Éste es un curso de física de dos años, a nivel intermedio, para los


estudiantes de ciencias e ingeniería. La intención de los autores ha
sido presentar la física tan elemental como sea posible, de la misma
forma que la usan los físicos en la primera línea de su campo. Hemos
pretendido hacer un curso que subraye vigorosamente los fundamentos
de la física. Nuestros objetivos específicos fueron introducir coheren¬
temente, en una sucesión elemental, las ideas de la relatividad res¬
tringida, de la física cuántica y de la física estadística.
Este curso está pensado para estudiantes que hayan pasado por un
curso de física en el bachillerato. Al mismo tiempo que este curso, de¬
bería seguirse un curso de matemáticas, incluyendo cálculo.
Actualmente, existen en los Estados Unidos varios nuevos cur¬
sos de física intermedia en desarrollo. La idea de hacer un nuevo
curso ha surgido de varios físicos afectados por las necesidades del
progreso de la ciencia y de la ingeniería a la vez que intensificar la
ciencia en los centros de grado medio y superior. Nuestro propio
curso se concibió en una conversación entre Philip Morrison de la
Universidad de Cornell y C. Kittel a finales de 1961. Nos animaron
John Mays y sus colegas de la National Science Foundation, y Walter
C. Michels, entonces Presidente de la Comisión en College Physics.
Un comité informal se creó para guiar este curso desde sus eta¬
pas iniciales. El comité original constaba de Luis Álvarez, William
B. Fretter, Charles Kittel, Walter D. Knight, Philip Morrison, Edward
M. Purcell, Malvin A. Ruderman y Jerrold R. Zacharias. La primera
reunión del comité fue en mayo de 1962, en Berkeley; entonces se
trazó un bosquejo provisional de un curso de física completamente
nuevo. Debido a importantes obligaciones de varios de los miembros
originales, el comité se reorganizó parcialmente en enero de 1964,
y ahora consta de los consignados más adelante. Las contribuciones
de otros se agradecen en los prólogos de cada uno de los volúmenes.
El esquema provisional y su espíritu asociado tuvieron una gran
influencia en el curso producido finalmente. El esquema cubría en
X Prólogo al Berkeley Physics Course

detalle los conceptos y actitudes que creíamos podían y debían ense¬


ñarse a unos estudiantes que empezaban sus estudios superiores de
ciencias e ingeniería. Nunca fue nuestra intención desarrollar un curso
limitado a estudiantes excepcionales ni a los alumnos en posición
avanzada. Hemos procurado presentar los principios de la física desde
puntos de vista modernos y unificados, y partes del curso pueden
por tanto parecer casi tan nuevas al profesor como a los alumnos.
Los cinco volúmenes del curso, tal como se planificó, constarán de;
I. Mecánica (Kittel, Knight, Ruderman)
II. Electricidad y Magnetismo (Purcell)
III. Ondas y oscilaciones (Crawford)
IV. Física cuántica (Wichmann)
V. Física estadística (Reif)
Los autores de cada volumen han tenido la libertad de escoger el
estilo y método de presentación que les ha parecido apropiado a su
tema.
La actividad inicial del curso condujo a Alan M. Portis a diseñar
una nueva física elemental de laboratorio, ahora conocida por Física
de Laboratorio de Berkeley. Debido a que el curso subraya los prin¬
cipios de la física, algunos profesores pueden tener la sensación de
que no se trata suficientemente de la física experimental. El laboratorio
está sobrado de experimentos importantes y está proyectado para
complementar el curso.
La asistencia financiera al desarrollo del curso vino de la National
Science Foundation, con considerable aportación indirecta de la Uni¬
versidad de California. Los fondos los administró la Educational
Services Incorporated, una organización desinteresada establecida para
administrar los sucesivos programas de mejora. Estamos en deuda,
muy particularmente, con Gilbert Oakley, James Aldrich, y William
Jones, todos del ESI, por su simpático y vigoroso apoyo. El ESI
estableció en Berkeley una oficina bajo la competente dirección de
la Sra. Mary R. Maloney para ayudar al desarrollo del curso y del
laboratorio. La Universidad de California no tiene conexión oficial
con nuestro programa, pero nos ha ayudado de forma importante.
Por esta ayuda, agradecemos en particular a los directores sucesivos
del Departamento de Física, August C. Helmholtz y Burton J. Moyer;
al claustro y miembros no académicos del Departamento; Donald
Coney, y muchos otros de la Universidad. Abraham Olshen nos ayudó
mucho en los primeros problemas de organización.
Las correcciones y sugerencias serán siempre bien recibidas.

Eugene D. Commins
Frank S. Crawford, Jr.
Walter D. Knight
Philip Morrison
Alan M. Portis
Edward M. Purcell
Frederick Reif
Malvin A. Ruderman
Eyvind H. Wichmann
Berkeley, California Charles Kittel, Director
Indice analítico

Prólogo a la segunda edición del volumen II V

Prólogo a la primera edición del volumen II VII

Prólogo al Berkeley Physics Course IX

Capítulo 1 Electrostática: cargas y campos

1.1 Carga eléctrica 2


1.2 Conservación de la carga 4
1.3 Cuantización de la carga 5
1.4 Ley de Coulomb 7
1.5 Energía de un sistema de cargas 11
1.6 Energía eléctrica en una red cristalina 14
1.7 El campo eléctrico 16
1.8 Distribución de cargas 20
1.9 Flujo 22
1.10 Ley de Gauss 23
1.11 Campo de una distribución esférica de carga 26
1.12 Campo de una carga lineal 27
1.13 Campo de una distribución de carga plana e indefinida 28
1.14 Fuerza sobre una capa de carga 29
1.15 Energía asociada a un campo eléctrico 32
Problemas 34
XII índice analítico

Capítulo 2 Potencial eléctrico 41

2.1 Integral curvilínea del campo eléctrico 42


2.2 Diferencia de potencial y función potencial 44
2.3 Gradiente de una función escalar 45
2.4 Deducción del campo a partir del potencial 47
2.5 Potencial de una distribución de cargas 48
Potencial de dos cargas puntiformes 48
Potencial de un hilo largo cargado 49
2.6 Disco cargado uniformemente 49
2.7 Divergencia de una función vectorial 55
2.8 Teorema de Gauss y forma diferencial de la ley de Gauss 56
2.9 La divergencia en coordenadas cartesianas 57
2.10 Laplaciana 61
2.11 Ecuación de Laplace 62
2.12 Distinción entre la Física y las Matemáticas 63
2.13 Rotacional de una función vectorial 65
2.14 Teorema de Stokes 68
2.15 El rotacional en coordenadas cartesianas 69
2.16 Significado físico del rotacional 72
Problemas 76

Capítulo 3 Campo eléctrico en los conductores 83

3.1 Conductores y aisladores 84


3.2 Conductores en el campo electrostático 85
3.3 Problema electrostático general: Teorema de unicidad 91
3.4 Algunos sistemas simples de conductores 94
3.5 Capacidad y condensadores 100
3.6 Potenciales y cargas en varios conductores 104
3.7 Energía almacenada en un condensador 106
3.8 Otros puntos de vista de los problemas de contorno 108
Problemas 110

Capítulo 4 Corrientes eléctricas 117

4.1 Corriente eléctrica y densidad de corriente 118


4.2 Corrientes estacionarias y conservación de la carga 120
4.3 Conductividad eléctrica y ley de Ohm 122
4.4 La física de la conducción eléctrica 127
4.5 Conducción en los metales 137
4.6 Semiconductores 139
4.7 Circuitos y elementos de circuito 143
4.8 Disipación de energía en la circulación de corriente 148
4.9 Fuerza electromotriz y pilas voltaicas 149
4.10 Redes con fuentes de voltaje 152
4.11 Corrientes variables en condensadores y resistencias 154
Problemas 156
índice analítico XIII

Capítulo 5 Campos de cargas móviles 163

5.1 De Oersted a Einstein 164


5.2 Fuerzas magnéticas 166
5.3 Medida de carga en movimiento 168
5.4 Invariancia de la carga 170
5.5 Medida del campo eléctrico en distintos sistemas
de referencia 173
5.6 Campo de una carga puntiforme que se mueve con velocidad
constante 176
5.7 Campo de una carga que arranca o para 181
5.8 Fuerza sobre una carga móvil 185
5.9 Interacción entre una carga móvil y
otras cargas móviles 188
Problemas 195

Capítulo 6 El campo magnético 201

6.1 Definición de campo magnético 202


6.2 Algunas propiedades del campo magnético 208
6.3 Potencial vector 213
6.4 Campo de cualquier corriente que recorre un hilo 218
6.5 Campos de espiras y bobinas 220
6.6 Variación de B en una lámina de corriente 225
6.7 Cómo se transforman los campos 228
6.8 Experimento de Rowland 234
6.9 Conducción eléctrica en un campo magnético.
Efecto Hall 235
Problemas 240

Capítulo 7 Inducción electromagnética 247

7.1 Descubrimiento de Faraday 248


7.2 Una varilla conductora se mueve a través de un campo
magnético uniforme 250
7.3 Una espira se mueve a través de un campo magnético no
uniforme 253
7.4 Una espira estacionaria con la fuente del campo móvil 260
7.5 Una ley universal de la inducción 262
7.6 Inducción mutua 268
7.7 Un teorema de “reciprocidad” 271
7.8 Autoinducción 273
7.9 Un circuito que contiene autoinducción 274
7.10 Energía almacenada en el campo magnético 276
Problemas 278
XIV índice analítico

Capítulo 8 Circuitos de corriente alterna 287

8.1 Un circuito resonante 288


8.2 Corriente alterna 293
8.3 Redes de corriente alterna 300
8.4 Admitancia e impedancia 302
8.5 Potencia y energía en circuitos de corriente alterna 305
Problemas 309

Capítulo 9 Ecuaciones de Maxwell y ondas


electromagnéticas 313

9.1 “Algo se ha omitido” 314


9.2 Corriente de desplazamiento 318
9.3 Ecuaciones de Maxwell 320
9.4 Una onda electromagnética 322
9.5 Otras formas de onda; superposición de ondas 325
9.6 Energía transportada por ondas electromagnéticas 330
ST.7 Cómo se contempla una onda en una referencia distinta 332
Problemas 334

Capítulo 10 Campos eléctricos en la materia 337

10.1 Dieléctricos 338


10.2 Momentos de una distribución de carga 342
10.3 Potencial y campo de un dipolo 345
10.4 Par y fuerza sobre un dipolo en un campo exterior 348
10.5 Dipolos atómicos y moleculares; momentos
dipolares inducidos 350
10.6 Momentos dipolares permanentes 353
10.7 Campo eléctrico debido a la materia polarizada 356
10.8 Otro aspecto del condensador 361
10.9 Campo de una esfera polarizada 364
10.10 Esfera dieléctrica en un campo uniforme 368
10.11 Campo de una carga en un medio dieléctrico y ley de
Gauss 369
10.12 Punto de vista microscópico del dieléctrico 373
10.13 Polarización en campos variables 376
10.14 Corriente de la carga ligada 378
10.15 Una onda electromagnética en un dieléctrico 380
Problemas 382

Capítulo 11 Campos magnéticos en la materia 387

11.1 Cómo responden distintas substancias al


campo magnético 388
Indice analítico XV

11.2 Ausencia de “carga” magnética 393


11.3 Campo de la corriente de una espira 396
11.4 Fuerza sobre un dipolo en un campo externo 402
11.5 Corrientes eléctricas en los átomos 404
11.6 Spin y momento magnético del electrón 410
11.7 Susceptibilidad magnética 413
11.8 Campo magnético creado por la materia imanada 415
11.9 Campo de un imán permanente 420
11.10 Corrientes libres y el campo H 423
11.11 Ferromagnetismo 428
Problemas 434

Apéndice A Breve resumen de la relatividad restringida 441

Apéndice B Radiación de una carga acelerada 449

Apéndice C Superconductividad 455

Apéndice D Resonancia magnética 459

Apéndice E Relaciones exactas entre las


unidades SI y CGS 463

índice alfabético 467


Electrostática:
cargas y campos

í.l Carga eléctrica 2


1.2 Conservación de la carga 4
1.3 Cuantización de la carga 5
1.4 Ley de Coulomb 7
1.5 Energía de un sistema de cargas 11
1.6 Energía eléctrica en una red cristalina 14
1.7 El campo eléctrico 16
1.8 Distribución de cargas 20
1.9 Flujo 22
1.10 Ley de Gauss 23
1.11 Campo de una distribución esférica de carga 26
1.12 Campo de un carga lineal 27
L13 Campo de una distribución de carga plana
e indefinida 28
1.14 Fuerza sobre una capa de carga 29
1.15 Energía asociada a un campo eléctrico 32
Problemas 34
1.1 Carga eléctrica
La electricidad apareció a sus primeros investigadores como un
fenómeno extraordinario. Sacar de los cuerpos el fuego sutil, como
se llamó en otro tiempo, conducir un cuerpo a un estado muy electri¬
zado, producir un flujo estacionario de corriente, requería medios
ingeniosos. Exceptuando el espectáculo de un relámpago, las mani¬
festaciones corrientes de la naturaleza, desde la congelación del agua
al crecimiento de un árbol, no parecían tener relación con el curioso
comportamiento de los cuerpos electrizados. Actualmente sabemos
que las fuerzas eléctricas determinan en gran parte las propiedades
físicas y químicas de la materia en todo el dominio desde el átomo
a la célula viva. Por este conocimiento, tenemos que agradecer, tanto
a los científicos del siglo xix, Ampére, Faraday, Maxwell, y algunos
otros, quienes descubrieron la naturaleza del electromagnetismo, como
a los físicos y químicos del siglo veinte los cuales explicaron la es¬
tructura atómica de la materia.
El electromagnetismo clásico trata de las cargas y corrientes
eléctricas y sus interacciones, como si todas las magnitudes que inter¬
vienen pudieran medirse independientemente con precisión ilimitada.
En este caso, clásico sólo significa « no-cuántico ». En la teoría clásica
del electromagnetismo se ignora la ley cuántica con su constante h,
tal como ocurre en la mecánica ordinaria. En realidad la teoría clá¬
sica había llegado casi a su estado presente de desarrollo antes del
descubrimiento de Planck. Ha sobrevivido extraordinariamente. Ni
la revolución de la física cuántica ni el desarrollo de la relatividad
restringida empañaron el esplendor de las ecuaciones del campo elec¬
tromagnético que Maxwell consignó hace unos cien años.
Desde luego, la teoría estaba sólidamente basada en la experien¬
cia, y a causa de ello estaba bien firme dentro de su ámbito original
de aplicaciones — para bobinas, condensadores, corrientes oscilantes,
llegando hasta las ondas de radio y ondas luminosas. Pero incluso
un éxito tan grande no permite asegurar su validez en otro dominio,
por ejemplo, en el interior de una molécula.
Dos hechos ayudan a explicar la persisL He importancia en la
física moderna de la descripción clásica del electromagnetismo. Pri¬
mero, la relatividad restringida no requería revisión del electromag¬
netismo clásico. Históricamente hablando, la relatividad restringida
surgió de la teoría electromagnética clásica y de experimentos ins¬
pirados por ella. Las ecuaciones de Maxwell, desarrolladas mucho
antes que los trabajos de Lorentz y Einstein, demostraron ser total¬
mente compatibles con la relatividad.. Segundo, las modificaciones
cuánticas resultan ser poco importantes hasta distancias menores que
10 ~10 cm, un centenar de veces menor que el átomo. Podemos expli¬
car la repulsión y atracción de partículas en el átomo utilizando las
mismas leyes que aplicamos a las hojas de un electroscopio, aunque
necesitamos la mecánica cuántica para predecir cómo se comportarán
las partículas bajo la acción de aquellas fuerzas. Para distancias aún
Electrostática: cargas y campos 3

más pequeñas, hay una fusión afortunada de la teoría electromagnética


y la teoría cuántica, llamada electrodinámica cuántica, la cual parece
estar de acuerdo con la experiencia para las distancias más pequeñas
exploradas hasta ahora.
Suponemos al lector familiarizado con los hechos elementales de
la electricidad. No vamos a examinar todos los experimentos que
pusieron de manifiesto la existencia de la carga eléctrica, o la evidencia
de la constitución eléctrica de la materia. Por otro lado, necesitamos
examinar cuidadosamente los fundamentos experimentales de las leyes
básicas de los cuales dependen todos los otros. En este capítulo estu¬
diaremos la física de las cargas eléctricas estacionarias: la electros-
t ática.
Sin duda una propiedad fundamental de la carga eléctrica es
su existencia en las dos variedades que desde hace tiempo se llaman
positiva y negativa. El hecho observado es que todas las partículas
cargadas pueden dividirse en dos clases tales que todos los miembros
de una clase se repelen entre sí, mientras que atraen a los miembros
de la otra clase. Si dos cuerpos pequeños Ay B cargados eléctricamente,
separados cierta distancia, se atraen entre sí, y si A atrae a un tercer
cuerpo electrizado C, siempre encontraremos que B repele a C. Esto
contrasta con la gravitación: solamente existe una sola clase de masa
gravitatoria, y toda masa atrae a cualquier otra.
Pueden considerarse las dos clases de carga, positiva y negativa
como manifestaciones opuestas de cierta cualidad, tal como derecha
e izquierda son dos clases de «mano». En realidad en la física de las
partículas elementales, las cuestiones donde interviene el signo de la
carga a veces están ligadas a cuestiones de «mano», y para otra si¬
metría básica, la relación de una secuencia de sucesos, a luego h, lue¬
go c, a la secuencia inversa temporalmente c, luego h, luego a. Lo
que ahora nos interesa es la dualidad de la carga eléctrica. Para cada
clase de partícula en la naturaleza, como hasta ahora conocemos,
puede existir una antipartícula, una especie de «imagen especular»
eléctrica. La antipartícula lleva carga de signo opuesto. Si cualquier
otra cualidad intrínseca de la partícula tiene un opuesto, la antipartí¬
cula igualmente la tiene, mientras que en una propiedad que no ad¬
mite opuesto, tal como la masa, la antipartícula y la partícula son
exactamente iguales. La carga del electrón es negativa; su antipar¬
tícula, llamada positrón, tiene carga positiva, pero su masa es preci¬
samente la misma que la del electrón. La antipartícula del protón se
llama simplemente antiprotón; su carga eléctrica es negativa. Un
electrón y un protón se combinan para formar un átomo de hidróge¬
no ordinario. Un positrón y un antiprotón podrían combinarse de la
misma manera para formar un átomo de antihidrógeno. Dando los
materiales de construcción positrones, antiprotones y antineutrones*,
puede construirse el conjunto de la antimateria, desde el antihidróge¬
no a las antigalaxias. Por supuesto que hay una dificultad práctica.

* Aunque la carga eléctrica es nula, el neutrón y su antipartícula no son inter¬


cambiables. Ciertas propiedades, que aquí no nos interesan, son opuestas.
4 Electrostática: cargas y campos

Si el positrón se encuentra con un electrón, o un antiprotón encuen¬


tra un protón, este par de partículas se desvanece rápidamente en un
estallido de radiación. Por esto no es sorprendente que incluso posi¬
trones y antiprotones, sin hablar de antiátomos, son extraordinaria¬
mente raros y de corta vida en nuestro mundo. Quizá el universo
contenga, en alguna parte, una vasta concentración de antimateria. Si
es así, su paradero es un misterio cosmológico.
El universo en torno nuestro consta abrumadoramente de mate¬
ria, no de antimateria. Así que digamos que los portadores abundan¬
tes de carga negativa son electrones, y los portadores abundantes de
carga positiva son protones. El protón es, aproximadamente, 2000
veces más pesado que el electrón y muy diferente, además, en algu¬
nos otros aspectos. Así que la materia a nivel atómico incorpora
electricidad negativa y positiva de maneras completamente diferentes.
La carga positiva está toda en el núcleo atómico, limitada dentro de
una estructura maciza de tamaño no superior a los 10-12 cm, mien¬
tras que la carga negativa está dispersa a lo largo de una región de
dimensiones cerca de 104 veces mayor. Es difícil imaginar que áto¬
mos y moléculas —en toda la química— serían iguales si no fuese
por esta asimetría eléctrica fundamental de la materia.
La carga que llamamos negativa lo mismo también podíamos
haberla llamado positiva. El nombre fue un accidente histórico. No
hay nada esencialmente negativo en la carga de un electrón. No es
como un entero negativo. Un entero negativo, una vez se ha definido
la multiplicación, difiere esencialmente de un entero positivo en que
su cuadrado es un entero de signo opuesto. Pero el producto de dos
cargas no es una carga; no hay comparación.
Otras dos propiedades observadas de la carga eléctrica son esen¬
ciales en la estructura eléctrica de la materia: la carga se conserva
y la carga está cuantizada. Estas propiedades implican cantidad de
carga, y así entraña una medida de la carga. En breve indicaremos
cómo pueden medirse las cargas situadas a cierta distancia en función
de la fuerza entre ellas. Pero tomemos esto de momento como con¬
venio, con lo que podemos hablar libremente acerca de estos hechos
fundamentales.

Ante»

1.2 Conservación de la carga


La carga total en un sistema aislado nunca varía. Entendemos
por sistema aislado aquél en donde no está permitido que la materia
atraviese sus límites. Podríamos dejar entrar o salir luz del sistema
sin afectar el principio, ya que los fotones no transportan carga. Por
ejemplo, una caja situada en el vacío, de paredes delgadas, expuesta
a rayos gamma, podría ser el escenario de la « creación de un par »
suceso en el cual un fotón de alta energía termina su existencia con la
creación de un electrón negativo y un electrón positivo (Fig. 1.1). Se
han creado dos partículas cargadas eléctricamente pero la variación
Fig. I.f de la carga total dentro y en la caja es nula. Un hecho que infringiría
das, can cargas iguales y opuestas. la ley que acabamos de establecer sería la creación de una partícula
Electrostática: cargas y campos 5

cargada positivamente sin la simultánea creación de una partícula car¬


gada negativamente. Tal acontecimiento no se ha observado nunca.
Por supuesto, si las cargas eléctricas del electrón y del positrón
no fueran exactamente iguales en magnitud la creación del par viola¬
ría la ley estricta de la conservación de la carga. También se determina
experimentalmente que sus cargas son iguales. Una prueba experi¬
mental interesante la proporciona la estructura llamada positronio,
una estructura compuesta nada más que por un electrón y un positrón.
Este curioso « átomo » puede existir lo suficiente — algo así como una
décima de microsegundo — para que pueda estudiarse con detalle.
Se comporta como si fuese completamente neutro. Actualmente, la
mayoría de físicos se mostrarían estupefactos, por no decir incrédulos,
si se hallara alguna diferencia en las magnitudes de estas cargas, pues
sabemos que el electrón y el positrón están relacionados entre sí como
partícula a antipartícula. Su exacta igualdad de carga, como su igual¬
dad de masa, son la manifestación de una evidente simetría universal
en la naturaleza, la dualidad partícula-antipartícula. Podríamos pre¬
guntarnos si la conservación de la carga es meramente un corolario
de alguna ley más amplia de conservación que rigiera la creación y ani¬
quilación de las partículas; o si la conservación de la carga es un re¬
querimiento primario, con el cual las otras leyes tienen que caer
dentro de sus límites. O si tienen sentido estas cuestiones. No lo sabe¬
mos con toda seguridad.
Una cosa se aclarará en el curso de nuestro estudio del electro¬
magnetismo: la no conservación de la carga sería incompatible con la
estructura de nuestra teoría electromagnética actual. Por esto podemos
establecer la ley de conservación de la carga como postulado de la teoría
o como ley empírica confirmada sin excepción por todas las obser¬
vaciones realizadas hasta ahora:

La carga eléctrica total en un sistema aislado, es decir,


la suma algebraica de la carga positiva y negativa pre¬
sente en cierto instante, no varía nunca.

Tarde o temprano deberemos preguntar si esta ley satisface la


prueba de la invariancia relativista. Pospondremos hasta el Cap. 5
el estudio completo de esta importante cuestión. Sin embargo, la con¬
testación es que la satisface, y no simplemente en el sentido que lo
establecido anteriormente se cumple en cualquier sistema de referen¬
cia inercial, sino en el sentido más firme que observadores en diferentes
sistemas de referencia, midiendo la carga, obtienen el mismo número.
En otras palabras, la carga eléctrica total de un sistema aislado es un
número relativísticamente invariante.

1.3 Cuantización de la carga


Las cargas eléctricas que hallamos en la naturaleza son múlti¬
plos de solamente una magnitud, igual a la carga que lleva el elec¬
trón. Denotamos la magnitud de esta carga por e. (Cuando debamos
tener en cuenta el signo, escribiremos — e para la carga del mismo
6 Electrostática: cargas y campos

electrón.) Ya hemos señalado que la carga que lleva el positrón es


precisamente ésta. Como debe conservarse la carga, cuando un elec¬
trón y un positrón se aniquilan no dejan nada salvo luz. Lo que pare¬
ce más notable es la evidente igualdad de las cargas que llevan otras
partículas cargadas —la igualdad, por ejemplo, de la carga positiva
en el protón y la negativa en el electrón.
Esta particular igualdad es fácil comprobarla experimentalmen¬
te. Podemos ver si la carga neta en una molécula de hidrógeno, .que
consta de dos protones y dos electrones, es nula. En un experimento
realizado por J. G. King* se comprimió gas hidrógeno en un tanque
perfectamente aislado. El tanque contenía unas 5 x 1024 moléculas
(aproximadamente 17 gramos) de hidrógeno. Se dejaba escapar el
gas del recipiente de manera que se impidiera la fuga de cualquier
ion (una molécula con un electrón omitido o un electrón suplementa¬
rio asignado). Si la carga del electrón difiriera de la del protón en,
por ejemplo, una parte en 109, cada molécula de hidrógeno tendría
una carga de 2 x 10”9e, y la salida de toda la masa de hidrógeno al¬
teraría la carga del tanque en 1016e, un efecto gigantesco. En reali¬
dad, el experimento podría haber revelado una cantidad residual tan
pequeña como 2 x 10-20e, y nada se observó. Esto prueba que el pro¬
tón y el electrón no difieren en el valor de la carga en más del uno
por 1020.
Quizá la igualdad es realmente exacta por alguna razón que
hasta ahora no comprendemos. Puede conectarse con la posibilidad,
sugerida por recientes teorías, que un protón puede, muy raramente,
desintegrarse en un positrón y cierta partícula neutra. Si esto ocurrie¬
ra, incluso la más ligera discrepancia entre la carga del protón y la
del positrón violaría la conservación de la carga. Varios experimen¬
tos diseñados para detectar la desintegración del protón, no han re¬
gistrado con certeza una sola desintegración hasta ahora; esto está es¬
crito en 1983.
Si esto se llega a observar, y se demuestra la exacta igualdad
del valor de la carga del protón y la del electrón (la antipartícula del
positrón) podrá considerarse como un corolario de la ley más general
de la conservación de la carga.
Sin embargo, ahora existe abrumadora evidencia de que la es¬
tructura interna de todas las partículas que Ínter actúan fuertemente
llamadas hadrones —una clase que incluye el protón y el neutrón—
implican unidades básicas llamadas quarks, cuyas cargas eléctricas
son múltiplos de e/3. El protón, por ejemplo, está constituido por
tres quarks, dos de carga 2e/3 y uno con carga -le/3. El neutrón
contiene un quark de carga 2e/3 y dos quarks con carga —\e/3.
Varios experimentadores han buscado quarks aislados, tanto li¬
bres como ligados a la materia ordinaria. La carga fraccionaria de

* J. G. King, Phys. Rev. Letters 5, 562 (1960). Se hallarán referencias, para


pruebas previas de igualdad de carga, en este artículo y en el capítulo de V. W. Hu¬
ghes en Gravitation and Relativity, editado por H. Y. Chiu y W. F. Hoffman (W. A.
Benjamín, Inc., Nueva York, 1964), cap. 13.
Electrostática: cargas y campos 7

tales quarks, ya que no puede neutralizarse con ningún número de


electrones o protones, traicionaría la presencia de los quarks. Hasta
ahora, no se han identificado de manera concluyente partículas con
carga fraccionaria. Hay bases teóricas para sospechar que la libera¬
ción de un quark de un hadrón es imposible, pero la cuestión, hasta
ahora, permanece abierta.
Por descontado, la cuantización de la carga sale fuera del radio
de acción del electromagnetismo clásico. Generalmente lo ignoraremos,
y actuaremos como si nuestra carga puntiforme q pueda tener cual¬
quier valor. Esto no causará perturbación alguna. Sin embargo, es
importante recordar que no podemos esperar que la teoría clásica
explique la estructura de las partículas elementales. (No es cierto que
la teoría cuántica actual lo pueda!) Lo que mantiene unido al electrón
es tan misterioso como lo que fija el valor preciso de su carga. Deben
considerarse algo más que las fuerzas eléctricas, para las fuerzas elec¬
trostáticas entre las distintas partes del electrón, que serían repulsivas.
En nuestro estudio de la electricidad y magnetismo considera¬
remos las partículas cargadas simplemente como portadores de car¬
gas, con dimensiones tan pequeñas que su tamaño y estructura es,
en la mayoría de los casos, insignificante. En el caso del protón, por
ejemplo, sabemos a partir de los experimentos de difusión de alta
energía que la carga eléctrica no se manifiesta apreciablemente más
allá de un radio de 10~15 m. Sabemos del análisis de Rutherford
acerca de la difusión de partículas alfa que incluso los núcleos pesa¬
dos tienen su carga eléctrica distribuida en una región inferior a 10~13
m. Para el físico del siglo diecinueve, una «carga puntiforme» era
una noción abstracta. Hoy en día estamos familiarizados con las par¬
tículas atómicas. La naturaleza granular de la electricidad es tan
conspicua en nuestra descripción moderna de la naturaleza que en¬
contramos que una carga puntiforme es una idealización menos arti¬
ficial que una distribución continua variable de la densidad de carga.
Cuando postulamos tales distribuciones continuas de carga podemos
considerarlas como valores medios de un gran número de cargas ele¬
mentales de la misma forma que podemos definir la densidad ma¬
croscópica de un líquido a pesar de su discontinuidad a escala mole¬
cular. En los cuerpos mucho mayores que las gotas de aceite de Mi-
llikan la cuantización de la carga no es apreciable.

1A Ley de Coulomb
Sabido es que la interacción entre cargas eléctricas en reposo se
explica por la ley de Coulomb: Dos cargas eléctricas estacionarias se
repelen o atraen entre sí con una fuerza proporcional al valor de las
cargas e inversamente proporcional a su distancia mutua.
Podemos expresarla abreviadamente en forma vectorial:

F = O)
8 Electrostática: cargas y campos

Aquí qx y q2 son números (escalares) que dan el valor y signo de las


cargas respectivas, í21 es el vector unitario en la dirección * de la carga 1
a la carga 2, y F2 es la fuerza que actúa sobre la carga 2. Así pues la
Ec. (1) expresa, entre otras cosas, el hecho de que cargas iguales se
repelen y las distintas se atraen, y que la fuerza es Newtoniana; es
decir, F2 = — Flv
El vector unitario í21 indica que la fuerza es paralela a la recta
que une las cargas. No podría ser de otro modo a menos que el mismo
espacio tenga alguna propiedad direccional constitucional, pues dos
cargas puntiformes solitarias en un espacio vacío e isótropo, no po¬
drían particularizar ninguna otra dirección.
Si la «carga puntiforme» tuviese cierta estructura interna, con
un eje definiendo una dirección, tendría que determinarse por algo
más que una simple magnitud escalar q. Es cierto que algunas partí¬
culas elementales, incluido el electrón, poseen otra propiedad, llama¬
da spin. Éste da lugar a una fuerza magnética entre dos electrones,
sumada a su repulsión electrostática. Esta fuerza magnética, en gene¬
ral, no actúa en la dirección de la línea que une las dos partículas.
Disminuye con el inverso de la cuarta potencia de la distancia, y a
distancias atómicas de unos 10~8 cm la fuerza de Coulomb es alrede¬
dor de 104 más fuerte que la interacción magnética de los spins. Si
las cargas se mueven aparece otra fuerza magnética —de aquí la res¬
tricción a cargas estacionarias en nuestra exposición de la ley de
Coulomb—. Volveremos a estos fenómenos magnéticos en capítulos
posteriores.
Al escribir la Ec. 1 suponemos que ambas cargas están bien lo¬
calizadas, ocupando pequeñas regiones comparadas con r2X\ si no es
así, r2l no puede definirse con precisión.
El valor de la constante k en la Ec. 1 depende del sistema de
unidades en las que se expresen r, F y q. En el SI r se mide en me¬
tros, F en newton y la carga q en coulomb. El metro y el newton son
unidades básicas, pero el coulomb es unidad derivada, 1 coulomb = 1
ampere x segundo. En función de las unidades básicas k vendrá en
función de m, N y A. No obstante, se prefiere escribir k = 1/4tt£0 (sis¬
tema racionalizado) con lo que la Ec. 1 se escribe

1 q\<hh\
(10
4ire0 iji

Si queremos expresar s0 en función de m, Nf A deberemos tener en


cuenta la Ec. 7 del capítulo 6 (6.1, pág. 205), en donde se da la fuer¬
za entre conductores paralelos en las condiciones precisas para la
definición del ampere. En esta ecuación aparece la constante p0 que
en la XI C.G.P.M. (1960) se acordó tomar p0 = 4n x 10-7 H/m y de
aquí la definición de ampere.
Ahora bien, en el estudio de las ondas electromagnéticas, capí¬
tulo 9, veremos que e0//0 = 1/c2, siendo c la celeridad de la luz en el

* El convenio adoptado puede no parecer natural, pero está más de acuerdo


con el uso en otras partes de la física y procuraremos seguirlo en este libro.
Electrostática: cargas y campos 9

vacío, con lo que e0 = \/4n x 10_7c2. En el Apéndice E se da el valor


exacto de e0; para nuestros fines son suficientemente precisas las rela¬
ciones k = 9 x 109 y e0= \/36n x 109c2/N x m2, en donde hemos
tomado el valor aproximado de c = 3 x 108 m/s.
El único medio que tenemos de detectar y medir cargas eléctricas Ht-s

es observar la interacción de cuerpos cargados. Podría preguntarse F = I0dina>


qué parte del contenido manifiesto de la ley de Coulomb es realmente
sólo definición. Como ella establece, el significado físico es la expre¬ 20 «u

sión de la dependencia inversa del cuadrado y la deducción de que la


C/1
carga eléctrica es aditiva en su efecto. Para poner de relieve esto último
debemos considerar más de dos cargas. Puesto que si en el mundo
F * 10 dinas
existieran solamente dos cargas ql y q2 con las que experimentar,
nunca podríamos medirlas por separado. Unicamente podríamos I ncuton = 10' dinas
comprobar que F es proporcional a l/r22. Supongamos que tenemos I coulomb = 2.998 x I04 csu
tres cuerpos que poseen las cargas ql9 q2 y q$. Podemos medir la fuerza «* = 4 8ífc2 x 10 cmi = 1,002 x 10 1
sobre q1 cuando q2 está a 10 cm de qx y qs está muy lejos, como en la
Fig. 1.3a. A continuación podemos alejar q2 y poner en su lugar a qz F = 8.988 x l()s ix’wtons
y medir de nuevo la fuerza sobre qv Finalmente colocamos q2 y q%
2 cuiilombs
muy próximas entre sí y a una distancia de 10 cm de qv Midiendo la
fuerza sobre q1 vemos que es igual a la suma de las fuerzas previamente
coulomb
medidas. Este importante resultado, no podía predecirse por razo¬ yf
Si
namientos lógicos a partir de la simetría, como hemos hecho anterior¬
V'*
mente para demostrar que la fuerza entre dos cargas puntiformes tiene
que estar situada a lo largo de la recta que las une. La fuerza con ia
cual dos cargas interaccionan no se modifica por la presencia de una
tercera carga. €0 = S.K54 x 10 12
Sea cual fuere el número de cargas presentes en nuestro sistema,
la ley de Coulomb (Ec. 1) puede utilizarse para calcular la interacción
de cada par. Esto es la base de un principio de superposición el cual
invocaremos muchas veces en nuestro estudio del electromagnetismo.
La superposición significa combinar dos conjuntos de manantiales
en un sistema añadiendo el segundo «sobre» el primero sin alterar
su configuración. Este principio afirma que la fuerza sobre una carga
colocada en un punto del sistema combinado será la suma vectorial
de las fuerzas que cada conjunto de cargas, actuando por separado,
ocasiona al actuar sobre la carga colocada en tal punto. Este principio
no debe darse por supuesto a la ligera. Puede muy bien existir un do¬
minio de fenómenos, donde intervengan distancias muy pequeñas o
fuerzas muy intensas, en donde no se cumpla la superposición. En reali¬
dad, sabemos que los fenómenos cuánticos en el campo electromag¬
nético representan un fracaso de la superposición, considerada desde
el punto de vista de la teoría clásica.
Así pues la física de las interacciones eléctricas se presenta en
completa perspectiva solamente cuando tenemos más de dos cargas.
Podemos ir más allá de lo establecido explícitamente en la Ec. 1 y Fig. L2 La ley de Coulomb expresada en
afirmar que con las tres cargas de la Fig. 1.3 ocupando posiciones unidades SI. La constante e0 implica la ce¬
cualesquiera, la fuerza sobre una de ellas, por ejemplo, la qz, está leridad de la luz, como veremos más ade¬
dada correctamente por esta ecuación: lante. En la figura hemos redondeado el
valor de las constantes a 4 dígitos. En el
F3 JÍMlhl | Kq,3</2?32 Apéndice E se dan los valores precisos.
r3i2 í*322 ' '
10 Electrostática: cargas y campos

La comprobación experimental de la ley inversa del cuadrado,


acerca de la atracción y repulsión eléctrica, tiene una curiosa histo¬
ria. El mismo Coulomb enunció la ley en 1786 después de medir, con
una balanza de torsión, la fuerza entre pequeñas esferas cargadas.
Pero 20 años antes, Joseph Priestly, efectuando un experimento que
le sugirió Benjamín Franklin, comprobó la ausencia de influencia
eléctrica dentro de un recipiente hueco cargado e hizo una inspirada
conjetura: «Podría inferir de este experimento que la atracción de la
electricidad está sujeta a las mismas leyes que la gravitación y está
por tanto de acuerdo al cuadrado de la distancia; ya que es fácil
demostrar que si la tierra estuviese formada por una capa, un cuerpo
en su interior no sería atraído por un lado más que por otro»*. La
misma idea fue la base de un elegante experimento por Efenry Caven-
dish, en 1772. Este cargó una capa esférica conductora que contenía
en su interior, y temporalmente conectada a ella, una esfera más pe¬
queña. La capa exterior se separó en dos mitades y retirada cuidado¬
samente, habiendo desconectado antes la esfera interior. Al compro¬
(a)
bar la ausencia de carga en esta esfera, se confirmó la ley del inverso
*
del cuadrado. Suponiendo que una desviación de la ley inversa del
Distancia cuadrado pudiese expresarse como una diferencia en el exponente 2,
grande
<h por ejemplo 2 + <5, Cavendish concluyó que S debe ser menor que
0,03. Este experimento de Cavendish permaneció largo tiempo desco¬
<fx
nocido hasta que Maxwell halló y publicó las notas de Cavendish un
siglo más tarde (1876). Entonces Maxwell repitió el experimento con
aparatos mejorados, disminuyendo el límite a S < 10-6. Las últimas
U» versiones modernas del experimento de Cavendish**, si se interpre¬
* tan de la misma manera, dan el límite fantásticamente pequeño
ó < 10-15.
^ _ Distancia
Sin embargo, después de dos siglos de Cavendish, la cuestión de
grande
</* interés cambia algo. No importa cómo la ley de Coulomb se cumple
*r'
perfectamente para objetos cargados en el laboratorio. ¿Hay un mar¬
gen de distancias donde falle completamente? Hay dos dominios en
cada uno de los cuales es presumible un fallo. El primero es en el do¬
minio de distancias muy pequeñas, distancias menores que 10-14 cm,
<r) donde la teoría electromagnética sabemos que no puede aplicarse. A
muy grandes distancias, digamos de las geográficas a las astronómi¬
9*
cas, evidentemente no es posible una comprobación de la ley de Cou¬
lomb por el método de Cavendish. Sin embargo observamos ciertos
fenómenos electromagnéticos a gran escala que prueban que las leyes
<r.
del electromagnetismo clásico se cumplen a distancias muy grandes.
Una de las pruebas más estrictas la proporcionan los campos magné¬
Fí|( /J La fucr/a sobre en (c) es la ticos planetarios, en particular, el campo magnético del gran planeta
suma de las fuerzas sobre qx en (0) y (¿>). Júpiter, suministrada por el Pioneer 10. Se analizó cuidadosamente la

* Joseph Priestl/, «The History and Present State of Electricity», vol. II, Londres,
1767.
** E. R. Williams, J. G. Faller y H. Hill, Phys. Rev. Lett 26:721 (1971).
Electrostática: cargas y campos 11

variación espacial de este campo* y se halló que concuerda entera¬


mente con la teoría clásica hasta ditancias de al menos 105 kilóme¬
tros del planeta. Esto es equivalente a una comprobación, si bien in¬
directa, de la ley de Coulomb a gran distancia.
Para resumir, tenemos razones para confiar en la ley de Cou¬
lomb en el estupendo margen de 24 décadas en distancia, de 10“14 a
1010 cm, si no más lejos, y la tomaremos como base de nuestra des¬
cripción del electromagnetismo.

<«>

1.5 Energía de un sistema de cargas


En principio, lo único que tenemos para la electrostática es la
ley de Coulomb. Dadas las cargas y sus posiciones podemos hallar Mq%
todas las fuerzas electrostáticas. O bien, dado que las cargas tam¬
bién tienen libertad de moverse bajo la influencia de otro tipo de fuer¬
zas, podemos hallar la posición de equilibrio en la cual la distribución
de cargas permanecerá estacionaria. En el mismo sentido las leyes
de Newton del movimiento son indispensables para la mecánica.
Pero en ambos mecánica y electromagnetismo, alcanzamos fuerza
y perspicacia introduciendo otros conceptos, el más notable es el de <*>
energía.
La energía es un concepto útil en nuestro caso a causa de que
las fuerzas son conservativas. Consideremos primero el trabajo que
debe cederse al sistema para conducir cuerpos cargados a una dis¬
posición particular. Empecemos con dos cuerpos cargados o dos par¬
tículas cargadas muy distantes entre sí, como se indica en la parte
superior de la Fig. 1.4, cuyas cargas son qx y q2. Omitiremos cuál
puede haber sido la energía necesaria para crear inicialmente estas
dos concentraciones de carga. Acerquemos lentamente las partículas
hasta que su distancia sea r12. ¿Qué trabajo se requiere para esto?
No distinguimos si qx va hacia q2 o al contrario. En cualquier
caso el trabajo realizado es la integral del producto: fuerza por el
desplazamiento en la dirección de la fuerza. La fuerza que se ha de
aplicar para mover una carga hacia la otra es igual y de signo contrario
a la fuerza culombiana.

W fuerza x distancia = r j_ hqA-dr) 1 <7l<?2


(3)
-/ jr- oo 4 ne0 4^en

Debido a que r varía desde oo a r12, el incremento de desplazamiento


es -dr. Sabemos que el trabajo efectuado sobre el sistema debe ser Fig. 1.4 Tres cargas se colocan próxima*
positivo para cargas del mismo signo; han de empujarse una hacia la entre sí. Primero se trac qú luego, con
y qj fijas, se trae ?i.
otra. Con qx y q2 en C y rn en m, la Ec. 3 da el trabajo en J.

* L. Davis, Jr., A. S. Goldhaber, M. M. Nieto, Phys. Rev. Lett. 35:1402 (1975). Para
una revisión de la historia de la exploración del límite exterior del electromagnetismo
clásico, véase A. S. Goldhaber y M. M. Nieto, Rev. Mod. Phys. 43:277 (1971).
12 Electrostática: cargas y campos

Este trabajo es el mismo sea cual fuere el camino de aproxima¬


ción. Analicemos el razonamiento aplicado a las dos cargas qx y q2
en la Fig. 1.5. Se mantiene a qx fija y trasladamos a q2 a su posición
final siguiendo dos caminos distintos. Ambos caminos deben atrave¬
sar la capa esférica indicada entre r y r + dr. El incremento de traba¬
jo —F • ds correspondiente a esta porción de camino, es el mismo
para los dos caminos*. El motivo es que F tiene el mismo módulo en
ambas posiciones y está dirigida radialmente desde <?,, a la vez que
ds = dr/eos 6\ de aquí que F • ds = F dr. Cada incremento de trabajo
a lo largo de un camino está apareado con el incremento correspon¬
diente en el otro, así que la suma debe ser la misma. Nuestra conclu¬
sión se mantiene incluso para caminos recodados, como el camino de
trazos en la Fig. 1.5. (¿Por qué?)
Volviendo a las dos cargas representadas en la Fig. 1.4, acerque¬
mos una tercera carga q3 desde un punto lejano trasladándola hasta
un punto Ps que dista r31 cm de la carga 1 y r32 cm de la carga 2. El
trabajo requerido para ello será

w3= -J^Fa-ds (4)

Hg. 1.5 Debido a que )a fuerza es cen¬ Gracias a la aditividad de las interacciones eléctricas, que ya hemos
tral. los tramos de diferentes caminos entre señalado.
r -F dr y r requieren el mismo trabajo.

-JF¡-ds = - J(F31 -f- F32) -ds = -JF3l-dr -JF32-dr (5)

Es decir, ei trabajo para llevar a q3 a P3 es la suma del trabajo nece-


sario cuando solamente está presente qx y el necesario cuando está
presente solamente q.>.

l ÍMi.Mil (6)
4rce0 L r3I rn J

El trabajo total efectuado para reunir las tres cargas en esta posición,
al cual llamaremos 6/, es por lo tanto

1 [Mi + Ml + Mi (7)
U =
4 ne0 ri2 rn r23

Observamos que qv q.¿ y q3 aparecen simétricamente en la expresión


anterior a pesar de que q3 se colocó en último lugar. Habríamos ob¬
tenido el mismo resultado si colocásemos en primer lugar la q:]. (Com¬
probarlo.) Por consiguiente U es independiente del orden de coloca¬
ción de las cargas. Puesto que U también es independiente del camino

* Aquí usamos por vez primera el producto escalar de dos vectores: el producto esca¬
lar de dos vectores A y B, escrito A • B, es el número AB eos 6. Siendo A y B los
módulos de los vectores A y B, y 6 es el ángulo entre ellos. Expresado en función de
las componentes cartesianas de los dos vectores, A • B - AXBX * AVBV + AZB..
Electrostática: cargas y campos 13

seguido por cada carga, U dependerá únicamente de la disposición


final de las cargas. Podemos llamarle energía potencial eléctrica de
este sistema particular. Como siempre, existe cierta arbitrariedad en
la definición de una energía potencial. En este caso hemos elegido
como cero de energía potencial la correspondiente a la situación de las
tres cargas, ya existentes, infinitamente alejadas una de otra. La energía
potencial concierne a la configuración en conjunto. No hay manera
de asignar, con toda propiedad, una fracción de ésta a una de las
cargas.
Es evidente que este simple resultado puede generalizarse a cual¬
quier número de cargas. Si tenemos N cargas distintas, en una distri¬
bución arbitraria en el espacio, la energía potencial del sistema se
calcula sumando todos los productos binarios de cargas, como en la
Ec. 7. El cero de energía potencial, como en aquel caso, es la que
corresponde a todas las cargas muy alejadas.
Como ejemplo, calculemos la energía potencial de una distribu¬
ción de ocho cargas negativas en los vértices de un cubo de arista b,
con una carga positiva en el centro del cubo, cómo en la Fig. 1.6 ¿7.
Supongamos que cada carga negativa es un electrón con carga — e,
mientras que la partícula central tiene una carga positiva doble: 2e.
Sumando los productos binarios, tenemos:

Lr_ 1 r 8(-2e2) | \2e2 t I2e2 | 4e2 1 1 4,32e2


4m0 L (\/3/2)b b ^/2b y/3b i 4rc0 b

La Fig. 1.6b muestra de donde procede cada término de dicha suma.


La energía es positiva, lo que indica que el trabajo hubo de cederse
al sistema para formarlo. Por descontado que este trabajo podría
recuperarse si permitimos a las cargas moverse por separado, ejer¬
ciendo fuerzas sobre algún cuerpo o cuerpos'exteriores. O bien si los
electrones escapasen de su configuración, la energía cinética total de
las partículas llegaría a ser igual a U. Lo dicho sería cierto si se sepa¬
rasen simultáneamente y simétricamente, o si se desprendiesen a la
vez en cierto orden. Aquí vemos la importancia de esta simple noción
Fig. 1.6 (a) La energía potencial de esta
de energía potencial total del sistema. Imaginemos el problema que
distribución de nueve cargas puntiformes
representaría tener que calcular el vector fuerza resultante sobre cada está dada por la Ec. 9. (b) En la suma in¬
partícula, en cada estado de la configuración. En este ejemplo, la tervienen cuatro tipos de pares.
simetría geométrica simplificaría la tarea; a pesar de esto sería mucho
más complicado que el simple cálculo anterior.
Una manera de escribir la suma de productos binarios es:

u-ji-ié (9)
47re0 ¿ j= 1 krj r¡k

N
La notación sumatorio doble, 2 S, significa: Tomar j = 1 y sumar
7=1 k^j
para k = 2, 3, 4, ..., TV; luego tomar j — 2 y sumar para ¿=1,3, 4, ...,
A; y así sucesivamente, hasta j = N. Evidentemente este método da
14 Electrostática: cargas y campos

lugar a que cada producto binario aparezca dos veces, para corregir

este hecho multiplicamos por

1.6 Energía eléctrica en una red cristalina


Estas ideas tienen una importante aplicación a la física de los
cristales. Sabemos que un cristal iónico como el cloruro sódico puede
representarse, con gran aproximación, por una distribución de iones
positivos (Na+) y negativos (Cl~) alternando en una disposición re¬
gular tridimensional o red. En el cloruro sódico la disposición es la
representada en la Fig. 1.7a. Por supuesto que los iones no son cargas
puntiformes, sino que son distribuciones casi esféricas de carga y por
lo tanto (como probaremos en breve) las fuerzas eléctricas ejercidas
entre sí son las mismas que si cada ion fuese sustituido por una carga
puntiforme equivalente en su centro. Este sistema eléctricamente equi¬
valente lo representamos en la Fig. 1.7/?. La energía potencial elec¬
trostática de la distribución de cargas en la red juega un importante
papel en la explicación de la estabilidad y cohesión del cristal iónico.
Veamos si podemos determinar su valor.
Desde luego, estamos enfrentados a una suma enorme, si no
doblemente infinita, pues un cristal macroscópico contiene al menos
1020 átomos. ¿Convergerá la suma? Lo que deseamos hallar ahora
es la energía potencial por unidad de volumen o de masa del cristal.
Es de suponer que este valor sea independiente del tamaño del cristal,
considerando que en un cristal macroscópico un extremo puede tener
poca influencia sobre el otro. Dos gramos de cloruro sódico deben
tener doble energía potencial que un gramo, no importando la forma
si los átomos superficiales representan un pequeña fracción del nú¬
mero total de átomos. Nos equivocaríamos al suponer esto si el cristal
estuviese constituido solamente por iones del mismo signo. En este
caso, un gramo de cristal tendría una enorme carga eléctrica y se
f¡g. 1,7 Porción de un cristal de cloruro só¬ necesitaría una energía muy grande para unir los dos cristales citados
dico, con los iones Na’ y CI" representados en para formar uno de dos gramos. (Podemos calcularla.) Se salva la
las proporciones casi correctas (a), y sustituidos situación por el hecho de que la estructura cristalina es una disposi¬
por cargas puntiformes eqimalentes (ó). ción alternada de cargas iguales y de signo contrario, así que una
porción macroscópica de cristal es muy aproximadamente neutra.
Para evaluar la energía potencial observemos primero que cual¬
quier ion positivo está en una posición equivalente a la de cualquier
ion positivo. Además, aunque esto no es quizá ■ inmediato a partir
de la Fig. 1.7, la distribución de iones positivos alrededor de un ion
negativo es exactamente la misma que la distribución de iones nega¬
tivos en torno a un ion positivo, y así sucesivamente. Por lo tanto
podemos tomar un ion de cualquier clase como centro, sumar sus
interacciones con todos los demás, y multiplicar por el número total
de iones de ambas clases. Esto reduce el sumatorio doble en la Ec. 9
a una simple suma y un factor N; debemos mantener el factor í¡2 para
compensar el haber incluido cada par dos veces. Es decir, la energía
Electrostática: cargas y campos 15

de una red de cloruro sódico compuesta por un número total de N


iones es

1 N ¿M<
U= 2 (10)
4ne0 k=2 rxk

Tomando el ion positivo en el centro como en la Fig. 1.7/?, nuestra


suma abarca todos sus vecinos próximos y lejanos. Los términos
principales empiezan de la manera siguiente:

£/ = _L!4-JsL + J2sI-J£+ 1 (11)


4ne0 L a ^/2a y/Ta J

El primer término proviene de los seis iones cloro más próximos a la


distancia a, el segundo, de los doce iones sodio sobre las aristas del
cubo, y así sucesivamente. Es evidente que esta serie no converge
absolutamente; si somos tan simples como para intentar sumar pri¬
mero todos los términos positivos, esta suma divergería. Para calcular
esta suma la distribuiríamos de manera que procedemos hacia el
exterior, incluyendo siempre iones más distantes, los incluimos en
grupos que representen capas de material casi neutras. Al interrum¬
pir la suma, los iones más remotos que han sido despreciados serán
como una mezcla de carga positiva y negativa a partes iguales, que
podemos estar seguros de que su contribución será pequeña. Ésta
es una manera simple de describir lo que es realmente un problema
de cálculo más delicado. El cálculo numérico de una serie tal se realiza
en nuestros días con un calculador electrónico. En este ejemplo, el
resultado es:

u= 1 —0,8738/Ve2 (12)
47r£0 a

Aquí A;, el número de iones, es el doble del número de moléculas de


NaCl.
El signo negativo refleja el predominio de los vecinos más pró¬
ximos e indica que debería efectuarse trabajo para separar el cristal
en iones. En otras palabras, la energía eléctrica ayuda a explicar la
cohesión del cristal. Sin embargo, si todo lo que ocurre fuera esto,
el cristal se desmoronaría, pues la energía potencial de la distribución
de cargas evidentemente se reduce por una disminución de todas las distancias
Encontramos de nuevo el dilema familiar de la física clásica — que
es la no cuántica. Según las leyes clásicas, ningún sistema puede estar
en equilibrio estable bajo la única acción de fuerzas eléctricas. ¿Esto
16 Electrostática: cargas y campos

hace inútil nuestro análisis? En absoluto. Notable y felizmente, en la


física cuántica de los cristales puede aun asignarse un significado a la
energía potencial eléctrica, y puede calcularse poco más o menos de la
misma manera que hemos indicado.

1.7 El campo eléctrico


Supongamos que tenemos una distribución de cargas qí9 q2...,
fijas en el espacio, y nos interesa, no las fuerzas que se ejercen mutua¬
mente, sino su efecto sobre otra carga q0 que puede situarse en sus
proximidades. Sabemos cómo calcular la fuerza resultante sobre esta
carga dada su posición, que podemos determinar por sus coordenadas
x, y, z. La fuerza sobre la carga q0 es:

Fifí* 1-8 El campo en un punto es la suma


\ectorial de los campos de cada una de las
cargas del sistema.

donde r0/- es el vector de origen de la carga j ésima en el sistema y ex¬


tremo el punto (x, y, z). La fuerza es proporcional a ¿70, así que si dividi¬
mos por q0 obtenemos una magnitud vectorial que depende solamente de
la estructura de nuestro sistema de cargas original qv q2, ..., qN y de la
posición del punto (x, y, z). A este vector función de x, y, z le llamamos
campo eléctrico originado por las cargas qx, q2, ..., qN, y para él usa¬
mos el símbolo E. A las cargas qv q2, ..., qx las llamamos manantiales
del campo. Podemos tomar como definición del campo eléctrico E
de una distribución de cargas, en el punto (x, y, z)

E (x,y,z) 1 £ g/fo/ (14)


4ro0 j= i /•„/

En la Fig. 1.8 se representa la suma vectorial del campo eléctrico de


una carga puntiforme de + 2 *10_1° C con el campo de una carga pun-
tiforme de —10-10 C, en un punto del espacio. En el sistema de uni¬
dades CGS, la intensidad del campo eléctrico se expresa en dinas por
unidad de carga, es decir, dinas/ues.La intensidad del campo eléctrico
E se expresa en newton/coulomb.
Después de la introducción del potencial eléctrico, en el próximo
capítulo tendremos otra manera de expresar la unidad de intensidad
del campo, y completamente equivalente, a saber, volt/metro.
Hasta aquí, nada tenemos realmente nuevo. El campo eléctrico
es simplemente otra manera de describir el sistema de cargas; nos da
la fuerza por unidad de carga, en módulo y dirección, que una carga
de prueba q0 experimentaría en cada punto. Hay que tener un poco
de cuidado con esta interpretación. A menos que las cargas manan¬
tial sean realmente inmóviles, la introducción de cualquier carga
finita q0 puede ocasionar variación en las posiciones de las cargas
Electrostática: cargas y campos 17

manantial, así que el propio campo definido por la Ec. 14 es distinto.


Este es el motivo de suponer las cargas fijas al empezar nuestra expo¬
sición. A veces se define el campo exigiendo que q0 sea una carga de
prueba «infinitésima », siendo E el límite de F/q0 cuando qQ -> 0.
Toda impresión de rigor que esto pueda conferir es ilusoria. Recor¬
demos que en el mundo real nunca se ha observado una carga menor
que e. En realidad, si tomamos la Ec. 14 como nuestra definición
de E, sin referencia a una carga de prueba, no surgen problemas y
no necesitamos que los manantiales sean fijos. Si la introducción de
una nueva carga origina una variación en las cargas manantiales, en
realidad hemos provocado un cambio en el campo eléctrico, y si
deseamos determinar la fuerza sobre la nueva carga, deberemos usar
el nuevo campo eléctrico para calcularla.
Quizá puede preguntarse ¿qué es un campo eléctrico ? Es algo
real, o es puramente un nombre para un factor en una ecuación que
ha de multiplicarse por otro para dar el valor numérico de la fuerza
que medimos en un experimento? Pueden ser interesantes dos ob¬
servaciones. Primero, ya que trabaja no ocasiona diferencia. Ésta no
es una contestación trivial sino muy sensata. Segundo, el hecho de
que el vector campo eléctrico en un punto del espacio es todo lo que
necesitamos conocer para predecir la fuerza que actuará sobre cual¬
quier carga en este punto no es de ningún modo trivial. Podía haber
sido de otra manera. Si no se hubiesen realizado experimentos, podría¬
mos imaginar que en dos posiciones distintas en las cuales la unidad
de carga experimentara la misma fuerza, cargas de prueba de valor 2
unidades podían experimentar fuerzas distintas, dependientes de la
naturaleza de las otras cargas en el sistema. Si esto fuese cierto la
descripción del campo no sería eficaz. El campo eléctrico asigna a
cada punto en un sistema una propiedad local, en este sentido: Si co¬
nocemos E en una pequeña región, sabemos sin ulterior averiguación,
lo que ocurrirá a cualquier carga en aquella región. No necesitamos
conocer lo que produce el campo.
Para hacer visible un campo eléctrico necesitamos asociarle un
vector, es decir, un módulo, dirección y sentido, en cada punto del
espacio. En este libro utilizaremos varias representaciones esquemá¬
ticas del vector campo, ninguna de ellas completamente satisfactoria.
Es difícil dibujar en dos dimensiones la representación de una
función vectorial en un espacio de tres dimensiones. Podemos indicar
el módulo y dirección de E en varios puntos dibujando pequeñas
flechas próximas a estos puntos, trazando las flechas más largas donde E
sea más intenso *. Usando este esquema presentamos, en la Fig. 1.9a,
el campo de una carga puntiforme aislada de +10~~9 C y en la
Fig. 1.96 el campo de una carga puntiforme de —0,3 • 10-9 C. Estas

* Tal representación es tosca en el mejor de los casos. Es difícil indicar el punto


del espacio en el cual se aplica un determinado valor del vector, y el dominio de
valores de E es generalmente tan grande que es impracticable el tomar las longitudes
de las flechas proporcionales a E.
18 Electrostática: cargas y campos

representaciones no añaden nada a nuestro conocimiento del campo


de una carga aislada; cualquiera puede imaginar un simple campo
radial inverso del cuadrado sin la ayuda de una representación. Los
dibujaremos en la Fig. 1.10 con objeto de combinar los dos campos,
la cual indica al mismo tiempo el campo de las dos cargas separadas
por una distancia a. Todo lo que representa esta figura es el campo
en un plano que contiene las cargas. Para obtener una representación
tridimensional completa debemos imaginar que la figura gira en tomo
del eje de simetría. En Fig. 1.10 existe un punto del espacio donde E
es nulo. ¿A qué distancia debe estar de la carga más próxima? Obser¬
vemos que hacia el borde del dibujo el campo está dirigido casi com¬
pletamente hacia el exterior. Puede verse que a gran distancia de las
cargas el campo se parece mucho al debido a una carga puntiforme
positiva. Esto podía suponerse debido a que para puntos muy alejados
la separación de las cargas no tiene mucha importancia, y lo que habría
resultado al superponer nuestras dos cargas en un punto es una carga
puntiforme de 0,7 • 10~9 C.
Otra manera de representar un campo vectorial es dibujar las
líneas de campo. Estas son líneas cuya tangente, en cualquier punto,
tiene la dirección del campo en este punto. Tales líneas serán curvas
continuas excepto en las singularidades tales como cargas puntiformes,
o puntos tales como el citado en la Fig. 1.10 donde el campo es nulo.
El dibujo de una línea de campo no da directamente el valor del campo,
aunque veremos que, de manera general, las líneas de campo convergen
cuando nos aproximamos a una región de campo intenso y se separan
al aproximarnos a una región de campo débil. En la Fig. 1.11 se han

Fig. 1.9 (a) Campo de una carga qx = + 10-9 C (b) campo de una
carga q2 — — 0,3 • 10“9 C. Ambas representaciones son necesariamente
toscas y sólo groseramente cuantitativas.

• Carga + 10"* C
o Carga - Q.3 - 10 * C
Electrostática: cargas y campos 19

= 0 aquí
\

• Carga 3
O Carga — I

Fig. i./O 1**1 c;inipo en las proximidades de dos cargas </ - + 10 * C.


</: = - 0,3 * 10 C es la superposición de los campos en la l ig. 9a y h.

dibujado algunas líneas de campo para la misma distribución de cargas


que en la Fig. 1.10, una carga positiva de 10“9 C y una carga nega¬
tiva de —0,3 • 10~9 C. De nuevo, estamos restringidos por la natura¬
leza del papel y de la tinta a una sección bidimensional de un haz
de curvas tridimensional.
Electrostática: cargas y campos

• Carga ♦ 10 * C
o Carga - 0,3 • 10 * C

Fig. /.// Algunas lincas de campo


en el campo eléctrico en torno a dos
cargas, <?, = + 10 9 C. ^ = -0,3-10 ,c

1.8 Distribución de cargas


Ahora vamos a generalizar pasando de cargas puntiformes a una
distribución continua de carga. Una distribución cúbica de cargas se
define por una función escalar p densidad de carga, la cual es función
de la posición, de dimensiones cargaj volumen. Es decir, p veces un
Electrostática: cargas y campos 21

elemento de volumen da la cantidad de carga contenida en este ele¬


mento de volumen. El mismo símbolo se utiliza a menudo para desig¬
nar la masa por unidad de volumen, pero en este libro siempre desig¬
naremos por p la carga por unidad de volumen. Si escribimos p en
función de las coordenadas y, z, entonces p(x, y, z) dx dy dz es la
carga contenida en el elemento de volumen dx dy dz, localizada en el
punto (xt yf z).
Desde luego, a escala atómica la densidad de carga varía enor¬
memente de un punto a otro; pero a pesar de todo resulta ser un
concepto útil en este dominio. Sin embargo, lo utilizaremos princi¬
palmente cuando tratemos sistemas a gran escala, tan grandes que
un elemento de volumen dv — dx dy dz pueda ser muy pequeño con
relación al tamaño de nuestro sistema aunque lo suficientemente
grande para contener algunos átomos o cargas elementales. Como hemos
señalado anteriormente, nos encaramos con un problema similar al
definir la densidad másica de una substancia.
Si el manantial de campo eléctrico es una distribución continua
de cargas en lugar de cargas puntiformes, solamente tenemos que
reemplazar la suma en la Ec. 13 por la integral apropiada. La integral
Fig. 1.12 Cada elemento de la distribución
da el campo eléctrico en (x, y, z), producido por cargas en otros puntos
de carga p(x', y\ z') proporciona una con¬
(*', /, z'). tribución al campo eléctrico E en el punto
(x, y. z). El campo total en este punto es la
1 f p(x'ty'tz')r dx' dy' dz' suma de dichas contribuciones (Ec. 15).
E(x,y,z)
4ne0 ' r2 (15)

Ésta es una integral de volumen. Manteniendo fijo el punto (jc, y, z)


se hace recorrer a las variables de integración x\ y' y zf todo el espacio
que contiene carga, de este modo se suman las contribuciones de todas
las porciones de carga. El vector unitario r se dirige de (x\ y', z')
a (x, y y z) — a menos que deseemos colocar el signo menos ante la
integral, en cuyo caso podemos invertir el sentido de r. Es difícil
mantener siempre el signo correcto. Recordemos que el campo eléc¬
trico se dirige hacia fuera de una carga positiva (Fig. 1.12),
En las proximidades de una carga puntiforme verdadera e) campo
eléctrico crece indefinidamente como 1/r2 al aproximarnos al punto.
No tiene sentido hablar del campo en la carga puntiforme. Como
nuestras fuentes físicas primarias de campo creemos que no son in¬
finitas concentraciones de carga en un volumen nulo, sino estructuras
finitas, ignoraremos las singularidades matemáticas implicadas en
nuestro lenguaje carga-punto y las desecharemos del interior de los
límites de nuestros manantiales elementales. Sin embargo, puede ser
importante advertir que una distribución continua de carga no tiene
el peligro de una singularidad, y permite definir el campo en puntos
interiores a la misma distribución. Esto es debido a que la integral de
volumen en la Ec. 15 evita el crecimiento indefinido en las proximida¬
des de r = 0 por el hecho de que el elemento de volumen crece como
r2 dr. Es decir, en tanto p permanezca finita, el campo se mantendrá
finito, incluso en el interior o en el contorno de una distribución de
carga.
22 Electrostática: cargas y campos

1.9 Flujo
La relación entre el campo eléctrico y sus fuentes puede expre¬
sarse de una manera notablemente simple, que encontraremos muy
útil. Para ello necesitamos definir una magnitud llamada flujo.
Consideremos cierto campo eléctrico en el espacio, y en este
espacio cierta superficie cerrada arbitraria, como un globo de forma
cualquiera. La figura 13 representa una superficie tal, insinuándose
el campo por unas líneas de campo. Dividimos la superficie en pe¬
queños pedazos los cuales son tan pequeños que en cada uno de ellos
la superficie es prácticamente plana y el vector campo no varía apre¬
ciablemente de un punto a otro del pedazo. En otras palabras, no se
permite al globo ser demasiado rugoso ni que su superficie pase por
(a) una singularidad * del campo, tal como una carga puntiforme. El
área de un pedazo tiene un determinado valor en centímetros cuadra¬
dos y define una dirección y sentido únicos — la de la normal a su
superficie dirigida hacia fuera. (Ya que la superficie es cerrada puede
distinguirse su interior de su exterior; no hay ambigüedad.) Represen¬
temos este módulo, dirección y sentido por un vector. Para cada uno
de los pedazos en que se ha dividido la superficie, tal como el pedazo
número j, tenemos un vector ay que da su área y orientación. Las
operaciones efectuadas están dibujadas en la Fig. 1.136 y c. Adviértase
que el vector a; no depende en absoluto de la forma del pedazo; no
importa cómo se haya dividido la superficie mientras los pedazos sean
lo suficientemente pequeños.
Sea Ej el vector campo eléctrico en la posición del pedazo nú¬
(6) mero /. El producto escalar E; • a; es un número. A este número le
llamamos flujo a través de esta porción de superficie. Para compren¬
der el origen del nombre, imaginemos una función vectorial que re¬
presente la velocidad del movimiento en un fluido, por ejemplo, en
un río, donde la velocidad varía de un lugar a otro pero es constante
con el tiempo en una posición determinada. Denotemos este campo
vectorial por v medido por ejemplo en centímetros por segundo.
Si a es el área orientada, en centímetros cuadrados, de una figura
sumergida en el agua, v a es el flujo por unidad de tiempo de agua,
a través de la figura, en centímetros cúbicos por segundo (Fig. 1.14).
Debemos señalar que nuestra definición de flujo puede aplicarse a
cualquier función vectorial, puede representar cualquier variable
física.
(c) Sumemos el flujo a través de todos los pedazos para obtener el
flujo a través de la superficie total, una magnitud escalar que deno¬
taremos por:

Fig. 1.13 (a) Una superficie cerrada en un


campo vectorial está dividida (b) en peque¬ <t> = 2Era, 06)
ños elementos de superficie (c). Cada ele¬
toda j
mento de superficie está representado por
un vector hacia el exterior. * Por una singularidad del campo, generalmente entendemos no solamente un
manantial puntiforme, sino también un lugar donde el campo cambia de valor o
dirección discontinuamente, tal como en una capa infinitamente delgada de carga
concentrada. En realidad, esta última clase de singularidad, más leve, no nos cau¬
saría dificultades a menos que la superficie del globo coincidiese con la superficie de
discontinuidad en un área finita.
Electrostática: cargas y campos 23

r-l

Flujo = va Flujo =■ 0 Flujo = va eos 60° = 0,5 Va

Fig- 1.14 El flujo a través de la figura de área a es v*a. Si v es la


velocidad de un fluido, el flujo es el volumen de fluido que atraviesa
la figura, por unidad de tiempo.

Haciendo que los pedazos sean cada vez más pequeños y numerosos
ilimitadamente, pasamos de la suma de la Ec. 16 a la integral de su¬
perficie

O E da (17)
Toda la
superficie

La integral de superficie de una función vectorial F, sobre una super¬


ficie S, significa precisamente esto: Dividir S en pequeños pedazos,
cada uno de ellos representado por un vector hacia fuera, de,módulo
igual al área del pedazo; en cada pedazo efectuamos el producto escalar
del vector área del mismo y el F local; sumamos todos estos productos,
y el limite de esta suma, al hacer pequeños los pedazos, es la integral
de superficie. No debemos asustarnos por la perspectiva de tener que
realizar un cálculo tal para una superficie de forma complicada, hig. 1.15 En el campo E de una carga
puntiforme q, ¿cuál es el flujo saliente de una
como la de la Fig. 1.13. La propiedad admirable que vamos a demos¬ esfera que rodea <7?
trar lo hace innecesario.

1.10 Ley de Gauss


Vamos a considerar el caso más simple que podemos imaginar;
supongamos que el campo es el debido a una sola carga puntiforme
aislada positiva q y que la superficie es una esfera de radio r con
centro en la carga puntiforme (Fig. 1.15). ¿Cuál es el flujo 4> a través
de esta superficie? La solución es fácil debido a que el módulo de E
en todo punto de la superficie es q¡r2 y su dirección y sentido es el
mismo que el de la normal hacia el exterior en este punto. Tenemos así:

<D = E x área total = ~~-% x 4;r/*2 - —q (1


47T£0 r2 e0 V*)

El flujo es independiente del tamaño de la esfera.


24 Electrostática: cargas y campos

Imaginemos ahora una segunda superficie, o un globo, que en¬


vuelva a la primera y que no sea esférica, como en la Fig. 1.16. El
flujo total a través de esta superficie es el mismo que a través de la
esfera. Para demostrarlo, consideremos un cono de vértice en q, el
cual corta una pequeña parte a de la esfera y continúa hacia la super¬
ficie exterior donde corta un pedazo A a una distancia R de la carga
puntiforme. El área del pedazo A es mayor que la del a, su cociente
es igual al producto de dos factores: el primero es la relación de los
cuadrados de las distancias (R¡r)2; el segundo factor es debido a su
inclinación y vale 1 /cosO. El ángulo 0 es el ángulo entre la normal
hacia el exterior y la dirección radial (véase Fig. 1.16). El campo
eléctrico en aquel lugar vale (r/R)2 por su valor en la esfera y también
está dirigido radialmente. Siendo E(;?) el campo en el pedazo exterior
y E(y) en la esfera, tenemos :

Flujo a través del pedazo exterior = JLiR) • A = E(R)A eos 6


Flujo a través del pedazo interior = Eír) * a = E^a

E(mA eos 6 = ] eos 6 = E{T)a (19)


Fig. 1.16 Demostración de que el flujo a
través de cualquier superficie cerrada en tor¬
no a q es igual al flujo a través de la esfera. Esto prueba que el flujo a través de los dos pedazos es el mismo.
Ahora, cada pedazo sobre la superficie exterior puede hacerse
corresponder, de esta manera, con parte de la superficie esférica, así
que el flujo total debe ser el mismo a través de las dos superficies. Es
decir, el flujo a través de la nueva superficie debe ser precisamente
igual a -J- q. Pero esta superficie tenía forma y tamaño arbitrarios *.
Deducimos que: el flujo del campo eléctrico a través de cualquier

superficie que tenga en su interior una carga q vale q. Como coro¬


lario podemos decir que el flujo total a través de una superficie ce¬
rrada es nulo si la carga está en el exterior de la superficie. Dejamos
que el lector demuestre esto, ayudado por la Fig. 1.17.
Existe una forma de considerar esto que hace que el resultado
parezca más evidente. Imaginemos que q es una fuente que emite
partículas en todas direcciones — tales como proyectiles o fotones —
en número constante por unidad de tiempo. Evidentemente el flujo
de partículas a través de una ventana de área unidad es inversamente
proporcional al cuadrado de la distancia de q. De aquí que podamos
deducir una analogía entre la intensidad del campo eléctrico E y el
valor del flujo de partículas, en proyectiles por unidad de superficie
en la unidad de tiempo. Se ve claramente que el flujo de proyectiles
a través de una superficie que rodee completamente a q es independiente
del tamaño y de la forma de tal superficie, pues precisamente es el
número total emitido por unidad de tiempo. Paralelamente, el flujo
de E a través de una superficie cerrada debe ser independiente de la
Fin. El 7 Para demostrar que en («) el
flujo a través de S es nulo, se puede hacer
* Sin duda, la segunda superficie rodeaba a la esfera, realmente no era preciso.
uso de (b). Además, la esfera puede tomarse tan pequeña como queramos.
Electrostática: cargas y campos 25

forma y tamaño. El aspecto común responsable de esto es el compor¬


tamiento, inverso del cuadrado, de la intensidad.
La situación está ya preparada para la superposición. Todo campo
eléctrico es igual a la suma de los campos de sus manantiales individua¬
les. Esta propiedad se manifestó al establecer la ley de Coulomb en la
Ec. 13. El flujo es una magnitud aditiva en el mismo sentido, pues si
tenemos cierto número de manantiales qv q2..., qN, cuyos campos
respectivos, si cada uno de ellos estuviese solo, serían E1? E2, ..., Ejy,
el flujo $ a través de una superficie S en el campo actual puede es¬
cribirse

$ = JT E • da = [Ei + E2 + • • • + Ejv] • da (20)

Hemos visto que í E„ • da es igual a -j— qn si la carga q„ está den-


JS O0

tro de S y si no es igual a cero. Así pues, cada carga q en el interior de

la superficie contribuye exactamente en J- q a la integral de super¬


no
ficie de la Ec. 20 y todas las cargas en el exterior no contribuyen en
nada. Hemos llegado a la ley de Gauss:

El flujo del campo eléctrico E a través de una super¬

ficie cerrada cualquiera, es decir, la integral E ¿/a ex¬

tendida a la superficie, es igual a — por la carga total (21)


eo
encerrada por la superficie:

J
J
E • da = -j-
60 i
= 7- J P dv
to J

A lo establecido se le llama ley por ser equivalente a la ley de Cou¬


lomb y puede servir igualmente como ley básica de las interacciones
electrostáticas, una vez definido el campo y la carga. La ley de Gauss
y la ley de Coulomb no son dos leyes físicas independientes, sino la
misma ley expresada de manera distinta *.
Reflexionando acerca de nuestra demostración, vemos que ésta
dependía de la naturaleza de la interacción, inversa del cuadrado,
y por supuesto de la aditividad de las interacciones, o superposición.
Así que el teorema es aplicable en la física a todo campo inverso del
cuadrado, por ejemplo, al campo gravitatorio.
Es fácil ver que la ley de Gauss no se cumpliría si, por ejemplo,
la ley de la fuerza fuese inversa al cubo. Pues en este caso el flujo del

* Existe una diferencia, sin consecuencias aquí, pero apropiada para nuestro
estudio posterior de los campos de las cargas móviles. Obedecen a la ley de Gauss
un tipo de campos más amplio que los representados por el campo electrostático.
En particular, un campo que sea inversamente proporcional al cuadrado de r pero
sin simetría esférica, puede satisfacer a la ley de Gauss. Dicho de otro modo, la ley
de Gauss en sí no implica la simetría del campo de un manantial puntiforme que
está implícita en la ley de Coulomb.
26 Electrostática: cargas y campos

campo eléctrico de una carga puntiforme q a través de una esfera de


radio R con el centro en la carga sería

<D = ("e • da =-i— |r • 4nR2 = -i (22)


J 47ce0 R3 pJ
e0R

Haciendo la esfera suficientemente grande podemos hacer el flujo


a través de ella tan pequeño como queramos, mientras que la carga
total en el interior permanezca constante.
Este notable teorema aumenta nuestro alcance de dos maneras.
Primero, revela una conexión entre el campo y sus fuentes que es
inversa a la ley de Coulomb. La ley de Coulomb nos indica cómo
deducir el campo eléctrico si se dan las cargas; con la ley de Gauss
podemos determinar qué cantidad de carga existe en una región si
conocemos el campo. Segundo, la relación matemática que se ha
demostrado es una poderosa herramienta analítica, que, como vere¬
mos, puede facilitar la resolución de problemas complicados.

Fig, 1,18 Distribución de carga con sime¬


tría esférica.

1.11 Campo de una distribución esférica de carga


Podemos utilizar la ley de Gauss para hallar el campo eléctrico
de una distribución de carga con simetría esférica, es decir, una dis¬
tribución en la cual la densidad de carga p depende solamente del
radio desde un punto central. La Fig. 1.18 representa la sección recta
de una distribución de este tipo. En ésta la densidad de carga es grande
en el centro, disminuye y luego aumenta de nuevo al aumentar la
distancia al centro, y es nula para distancias mayores que r0. ¿Cuál
es el campo eléctrico en un punto tal como Pl9 en el exterior de la
distribución, o en P2, dentro de ella (Fig. 1.19)? Si operamos sola¬
mente a partir de la ley de Coulomb, tendríamos que efectuar una
integración que sumase los vectores campo eléctrico en Px debidos a
Fig, 1,19 Campo eléctrico de una distribu¬ cada volumen elemental en la distribución de carga. Elijamos un
ción esférica de carga.
método distinto que aproveche a la vez la simetría del sistema y la
ley de Gauss.
A causa de la simetría esférica, el campo eléctrico en cualquier
punto debe estar dirigido rádialmente — no es posible otra dirección.
Además, el módulo E del campo debe ser el mismo en todos los pun¬
tos de una superficie esférica Sx de radio rv pues todos estos puntos
son equivalentes. Llamemos Ex al módulo de este campo. El flujo
a través de esta superficie Sl es por lo. tanto 4nr12E1, y por la ley de
Gauss debe ser igual a \/eQ veces la carga encerrada por la superfi¬
cie. Es decir, r2íEí =1/^ (carga dentro de o bien

carga dentro de Si
Ei (23)
4ne0r *

Comparándolo con el campo de una carga puntiforme, vemos que el


campo en todo punto de Sx es el mismo que si toda la carga dentro de
Sx estuviera concentrada en el centro. El mismo razonamiento se
Electrostática: cargas y campos 27

aplica a una esfera trazada dentro de la distribución de carga. El campo


en todo punto de S2 es el mismo que si toda la carga dentro de S2
estuviera en el centro, y toda carga externa a S2, ausente. Evidentemente
el campo en el interior de una distribución esférica de carga « hueca »
es nulo (Fig. 1.20).
El mismo razonamiento aplicado al campo gravitatorio nos ex¬
Fig. 1.20 El campo es nulo en el interior
presaría que la tierra, suponiendo que es simétricamente esférica en
de una capa esférica de carga.
su distribución de masa, atrae a los cuerpos exteriores como si su
masa estuviese concentrada en el centro. Esta manifestación es bien
conocida. El que esté inclinado a pensar que el principio expresa
una propiedad evidente del centro de masa, debe tener presente que
el teorema, en general, no es completamente cierto para cuerpos de
otra forma. Un cubo perfecto de densidad uniforme no atrae a los
cuerpos exteriores como si su masa estuviera concentrada en su centro
geométrico.
Newton no consideró que el teorema fuera evidente. Necesitó
como clave de su demostración que la luna en su órbita en torno a
la tierra y un cuerpo que cae sobre la tierra corresponden a fuerzas
similares. La demora de cerca de veinte años en la publicación de la
teoría de la gravitación de Newton fue debida al parecer, al menos en
parte, a los inconvenientes que halló para probar este teorema a su
satisfacción. La demostración que finalmente ideó, publicada en su
Principia en 1686 (Libro I, Sec. XII, Teorema XXXI) es un prodigio
de ingenio en la cual, vulgarmente hablando, efectuó una integración
cúbitfa tramposa sin la ayuda del calculo integral tal como lo conoce¬
mos nosotros. La demostración es bastante más larga que todo nues¬ Fig. 1.21 (a) El campo en P es la suma
tro estudio precedente de la ley de Gauss, y razonada de manera más vectorial de las contribuciones de cada ele¬
mento de carga lineal. (b) Detalle de («)•
complicada. Vemos que, a pesar de todo su amplio recurso matemá¬
tico y originalidad, le faltó a Newton el teorema de Gauss; una rela¬
ción que, una vez demostrada, nos parece tan evidente como para
ser casi trivial.

1.12 Campo de una carga lineal


Un hilo recto largo cargado puede caracterizarse, si desprecia¬
mos su espesor, por la cantidad de carga contenida en la unidad de
longitud. Designemos esta densidad lineaI de carga por A, medida en
C/m. ¿Cuál es el campo eléctrico de tal línea cargada, supuesta in¬
definida y con densidad constante A? Resolveremos el problema de
dos maneras; primero, por integración, partiendo de la ley de Cou¬
lomb.
Para calcular el campo en un punto Pf representado en la
Fig. 1.21, debemos sumar las contribuciones de todos los segmen¬
tos de línea cargada, uno de los cuales está indicado por un seg¬
mento de longitud dx. La carga dq en este elemento vale dq --- A dx. To¬
mamos como dirección del eje .r la de la línea cargada, hacemos pasar
el eje y por el punto P, el cual dista r cm de la línea. Es provechoso
28 Electrostática: cargas y campos

valernos de la simetría desde el principio. Es evidente que el campo


eléctrico en P debe dirigirse según el eje y, así que Ex y Ez son nulas.
La contribución de la carga dq a la componente y del campo eléctrico
en P es

en donde 6 es el ángulo que forma el vector campo debido a dq con


la dirección y. La componente total según y es pues,

E — [dE - f ^CQS _ dx (25)


Ey-)dt>-L 4ne0R2 *

Es conveniente utilizar 0 como variable de integración. Ya que R «


= r/eos 0 y dx ~ RdO/cosO, la integral se convierte en:

E = rn x eos e de X rn/2
eos 8 dd =
X
y J-n/2 4ne0r 4 7ie0 r J-n/2 2 ne0y (26)

Vemos que el campo de una línea cargada infinitamente larga y con


densidad lineal de carga constante, es proporcional al recíproco de la
distancia a la línea. Su dirección es radial y el sentido hacia fuera si
la línea contiene carga positiva y hacia ella si es negativa.
La ley de Gauss conduce directamente al mismo resultado. Ro¬
deando un segmento de la línea cargada con un cilindro circular de
longitud L y radio r, como en la Fig. 1.22, consideremos el flujo a
través de esta superficie. Como ya hemos advertido, la simetría garan¬
tiza que el campo sea radial, así que el flujo a través de las bases del
cilindro es nulo. El flujo a través de la superficie lateral es igual al
área, 2TtrL, por Ery el campo en la superficie. Por otro lado, la carga
Fig. 1.22 Empleo de la ley de Gauss para encerrada en la superficie es ÁL, así que la ley de Gauss nos da 2nrLEr =
hallar el campo de una carga lineal. = — XL, o sea
eo

E ^ (27)
f 27r£0 y

que concuerda con la Ec. 26.

1.13 Campo de una distribución de carga plana


e indefinida
Se llama distribución superficial de carga a la carga eléctrica
distribuida de manera continua en una lámina delgada. Consideremos
Electrostática: cargas y campos 29

una lámina plana indefinida, con densidad superficial a constante.


El campo eléctrico a cada lado de la lámina, sea cual fuere su módulo,
indudablemente debe estar dirigido perpendicularmente al plano de
la lámina; es la única dirección posible en el sistema. También a causa (S (ucs/cm2)

de la simetría, el campo debe tener el mismo módulo y sentidos con¬


trarios en dos puntos P y P' equidistantes de la lámina en lados opues¬
tos. Establecido esto, la ley de Gauss nos da inmediatamente la inten¬
sidad de campo, operando como sigue: dibujemos un cilindro, como
en la Fig. 1.23, con P a un lado y P' en el otro, cuya sección recta
tiene área A. El flujo saliente solamente se halla en los extremos, así
que si Ep denota el módulo del campo en P, y Ep el módulo en P\
el flujo saliente es AEp -f AEp — 2AEp. La carga en el interior es
o A. De donde 2 AEp = oA/e0, o bien

£'=^r (28)
Vemos que la intensidad del campo es independiente de r, la distan¬
cia a la lámina. La ecuación 28 podría deducirse de manera más la¬
boriosa calculando el vector suma de las contribuciones al campo
en P de todos los pequeños elementos de carga en la lámina.
El campo de una línea cargada indefinida, varía inversamente a
la distancia a la línea, mientras que el campo de una lámina indefi¬
nida tiene la misma intensidad a cualquier distancia. Hablando de
manera aproximada, la parte de la línea cargada que es principalmente
responsable del campo en P, en la Fig. 1.21, es la parte próxima
— la carga dentro de una distancia del orden de magnitud r. Si las
agrupamos y no tenemos en cuenta las demás, tenemos una carga fig. 1.23 Empleo de la ley de Gauss para
concentrada de valor q x ).r, la cual debe producir un campo pro¬ hallar el campo de una lámina plana c
indefinida de carga.
porcional a q/4ne0y2, o a X/Ane^y. En este caso de la lámina, la canti¬
dad de carga que es «efectiva» en este sentido, aumenta proporcio¬
nalmente a r2 cuando nos separamos de la lámina, lo cual compensa
precisamente la disminución \/r2 en el campo'de cualquier elemento
dado de carga.

1.14 Fuerza sobre una capa de carga

La esfera de la Fig. 1.24 tiene una carga distribuida sobre su


superficie con la densidad uniforme o c/m2. Dentro de la esfera,
como ya hemos aprendido, el campo eléctrico de tal distribución de
carga es nulo. Fuera de la esfera el campo es Q/4nE0y2, donde Q es la
carga total de la esfera, igual a 4nr\o. Justo fuera de la esfera, muy
próximo a su superficie, la intensidad del campo es a/e0. Comparemos
esto con la Ec. 28 y la Fig. 1.23. En ambos casos se cumple la ley de
Gauss: la variación de E, de un lado al otro de la capa, es igual
a a/sQ.
¿Cuál es la fuerza eléctrica experimentada por las cargas que
constituyen esta distribución? Al principio la cuestión puede parecer
desconcertante debido a que el campo E se debe a estas mismas car¬ Fig. 1.24 Lina superficie esférica con densi¬
gas. Lo que debemos considerar es la fuerza sobre cierta carga ele- dad de carga uniforme o.
30 Electrostática: cargas y campos

mental dq, tal como un trocito de superficie dA con carga dq = o dA.


Consideremos, separadamente, las fuerza sobre dq debida a todas las
demás cargas de la distribución, y la fuerza sobre el trocito debido a
!■#— Ar las cargas del propio trozo. Esta última fuerza seguramente es nula.
La repulsión de Coulomb entre las cargas dentro del trozo es otro
ejemplo de la tercera ley de Newton; el trozo en conjunto no puede
empujarse a sí mismo. Esto simplifica nuestro problema, pues nos
permite usar el campo eléctrico E entero, incluyendo el campo debido
a todas las cargas del trozo, al calcular la fuerza dF sobre el elemen¬
to de carga dq:

dF = Edq = E a dA (29)

¿Pero qué campo E usaremos, el campo E = o/e0 fuera de la esfera o


el campo E = 0 dentro? La contestación correcta, como demostrare¬
mos pronto, es el promedio de los dos campos.

dF=\( — + ü)odA =-4—dA (30)

Para justificar esto consideremos un caso más general, uno que


introducirá un cuadro más real de la carga superficial. Las capas
reales de carga no tienen espesor nulo. La Figura 1.25 presenta algu¬
nas maneras en que la carga puede distribuirse a lo largo del espesor
de una capa. En cada ejemplo el valor de cr, la carga total por unidad
de superficie de la capa, es la misma. Estas pueden ser secciones rec¬
tas de una pequeña porción de la superficie esférica en la Fig. 1.24 a
una escala tal que la curvatura no sea apreciable. Sin embargo, para
hacerlo más general, haremos que el campo a la izquierda sea El (en
vez de 0, como ocurre en el interior de la esfera), con E2 la intensi¬
dad del campo a la derecha. La condición impuesta por la ley de
Gauss, para un o dada, es en cada caso

E2-El = f (31)
eo

Ahora examinemos cuidadosamente la capa donde el campo va


cambiando continuamente de Ex a E2 y hay una densidad cúbica de
carga p(x) que se extiende desde x = 0 a x = x0, el espesor de la capa
(Fig. 1.26). Consideremos una lámina mucho más delgada, de espe¬
sor dx « x0, que contiene por unidad de superficie una carga p dx. La
£ - O-
fuerza sobre ella es

dF = Ep dx (32)

Así que la fuerza total por unidad de superficie de nuestra capa es

^*0
Fig. 1.25 La variación del campo resultante F = Ep dx (33)
en una capa de la carga depende solamente 0

de la carga total por unidad de superficie.


Electrostática: cargas y campos 31

Pero la ley de Gauss nos dice que dE, la variación de £ a través de


una lámina delgada, es precisamente -J- p dx. De donde p dx en la Ec.
eo
33 puede sustituirse por e0 dE, y la integral se convierte en

F— eof^EdE = -y (E\ — E\) (34)

Ya que E2~ Ev — a/e0, el resultado de la Ec. 34, una vez simplificado


puede expresarse como

F=\{Ex + E2)o (35)

Hemos demostrado, como prometimos, que para una o dada la fuer¬


za por unidad de superficie en una capa de carga está determinada
por la media del campo externo a un lado y otro de la capa*. Esto es
independiente del espesor de la capa, mientras sea pequeño compara¬
do con la superficie total, y de la variación p{x) de la densidad de
carga dentro de la capa.
El sentido de la fuerza eléctrica sobre un elemento de carga so¬
Fig. 1.26 Dentro de la capa de carga de
bre la esfera es, por supuesto, hacia fuera tanto si la carga superficial densidad p(x); E(x + dx) ~ E(x) = p dx.
fc0

es positiva como negativa. Si las cargas no escapan de la esfera, esta


fuerza hacia fuera debe estar equilibrada por alguna fuerza hacia
dentro, no incluida en nuestras ecuaciones, que puede mantener los
portadores de carga en su sitio. Llamar a esta fuerza «no eléctrica»
sería falso, pues las atracciones y repulsiones eléctricas son las fuer¬
zas dominantes en la estructura de los átomos y en la cohesión de la
materia en general. La diferencia es que estas fuerzas solamente son
efectivas a cortas distancias, de átomo a átomo, o de electrón a elec¬
trón. La Física a esta escala es una historia de partículas individua¬
les. Imaginemos un globo de goma cargado, de 0,10 m de radio, con
6* 1CT9 C de carga negativa distribuida tan uniformemente como sea
posible sobre su superficie externa. Forma una carga superficial de
densidad o = 6 * 10_9/0,047t = 4,77 • 10"8 C/m2. La fuerza resultante
hacia fuera por m2 de carga superficial es o1/2e0, o, 1,289 N/m2. En
realidad nuestra carga consta de unos 37 • 109 electrones prendidos en
la película de goma. Como hay unos 30 * 1010 electrones extra por
m2, la «granulación» en distribución de carga es difícilmente evidem
te. Sin embargo, si pudiésemos contemplar uno de estos electrones
extra, lo hallaríamos a unos 10-6 m (una distancia enorme a escala
atómica) de su vecino más próximo. Este electrón estaría fijado, fija¬
do eléctricamente, a una molécula local de la goma. La molécula de
goma estaría ligada a las moléculas de goma adyacentes, y así suce¬
sivamente. Si empujamos un electrón, la fuerza se transmite de esta
manera a toda la pieza de goma. Por supuesto que, a menos que se
empuje suficientemente fuerte para separar al electrón de la molécula
a la que está ligado. Esto tendría lugar en un campo eléctrico muchos
miles de veces más intenso que el campo de nuestro ejemplo.

* Adviértase que esto no es necesariamente lo mismo que el campo medio dentro de la


capa, una cantidad que no tiene interés ni importancia.
32 Electrostática: cargas y campos

1.15 Energía asociada a un campo eléctrico


Supongamos que nuestra capa de carga esférica se comprime li¬
geramente, desde un radio inicial r0 a otro más pequeño, como en la
Fig. 1.27. Esto requiere efectuar trabajo contra la fuerza repulsiva,
o2/2e0 dinas por cm2 de superficie. Siendo el desplazamiento dr, el
trabajo total es (4^) (a2/2e0) dr, o bien, 2n/e0 r\ o2 dr. Esto repre¬
senta un aumento en la energía necesaria para reunir el sistema de
cargas, la energía U citada en la Sección 1.5:

du = -A- fj <T2 dr (36)

Adviértase cómo ha cambiado el campo E. Dentro de la capa de es¬


Fig. 1 .27 Contracción de una capa esféri¬ pesor dr el campo era nulo y ahora es o/e0. Más allá de r0 el campo
ca o globo cargado. no ha cambiado. Hemos creado efectivamente un campo de intensi¬
dad E = o/e0 que llena una región de volumen 4%r\ dr. Lo hemos he¬
cho así empleando una cantidad de energía dada por la Ec. 36, la
cual, si sustituimos o por e0 E, puede escribirse:

dU = Anri dr (37)
2e0
Éste es un ejemplo de un teorema general, que ahora no demos-
traremos: La energía potencial U de un sistema de cargas, la cual es
el trabajo total requerido para formar el sistema, puede calcularse a
partir del campo eléctrico propio simplemente asignando una cantidad
de energía (E2/$ti) dv a cada elemento de volumen dv e integrando
para todo el espacio donde existe el campo eléctrico.

í
►Todo el
E2 dv
(38)
campo

por descontado que E2 es una magnitud escalar E2ee E • E.


Puede imaginarse que esta energía está «almacenada» en el
campo. Siendo el sistema conservativo, esta cantidad de energía
puede, desde luego, ser recuperada permitiendo a las cargas separarse,
de esta manera es cómodo pensar entre tanto que la energía « existe
en alguna parte ». Nuestra consideración aparece correcta si imagina¬
mos que está almacenada en ei espacio con una densidad E2j%7t, en
erg/cm3. No hay mal en ello, pero de hecho no hay manera de iden¬
tificar, completamente independiente de cualquier cosa, la energía
almacenada en un centímetro cúbico determinado del espacio. Sola¬
mente es físicamente medióle la energía total, es decir, el trabajo
requerido para trasladar la carga a determinada configuración, par¬
tiendo de alguna otra configuración distinta. Lo mismo que el con¬
cepto de campo eléctrico se utiliza en vez de la ley de Coulomb para
explicar el comportamiento de las cargas eléctricas cuando usamos
la Ec. 38 en vez de la Ec. 9 para expresar la energía potencial total
de un sistema electrostático, estamos simplemente usando otra forma
de contabilidad. Algunas veces un cambio de punto de vista, incluso
si éste es al principio sólo un cambio de contabilidad, puede estimular
nuevas ideas y un conocimiento más profundo. La noción de campo
eléctrico, como un ente independiente, adquirirá personalidad propia
cuando estudiemos el comportamiento dinámico de la materia cargada
y la radiación electromagnética.
Electrostática: cargas y campos 33

Nos encontramos con un inconveniente si intentamos aplicar


la Ec. 38 a un sistema que contenga una carga puntiforme, es de¬
cir, una carga finita q de tamaño nulo. Localicemos a q en el ori¬
gen de coordenadas. Cerca del origen, E2 tiende a q2/(4ne0)2fA. Con
dv = 4% r2 dr, el integrando E2 dv se comporta como dr/4ne0 r2, y nues¬
tra integral se hace infinitamente grande para r = 0. Esto nos indica
simplemente que se emplearía energía infinita para empaquetar una
carga finita en un volumen nulo —lo cual es cierto pero no útil. En
el mundo real tratamos con partículas como electrones y protones.
Son tan pequeños para la mayoría de propósitos que podemos igno¬
rar sus dimensiones y considerarlas como cargas puntiformes al con¬
siderar su interacción eléctrica mutua. Cuánta energía se ha empleado
en formar tales partículas es una cuestión que va más allá del elec¬
tromagnetismo clásico. Hemos de considerar las partículas como
suministradas ya hechas. La energía que nos interesa es el trabajo
efectuado al moverlas de un lado a otro.
La distinción es corrientemente clara. Consideremos dos partícu¬
las cargadas, un protón y un pión negativo, por ejemplo. Sea Ep
el campo eléctrico del protón, el del pión. El campo total es
E = E, + E„ y E • E = E?p + E\ + 2EP • En. Según la Ec. 38 la energía
total en el campo eléctrico de un sistema de dos partículas es

U=rf¡E1dv=tf\E2pdv + ej-¡E¡ dv + £0Jep• E„ dv (39)

El valor de la primera integral es una propiedad de un protón aisla¬


do. Es una constante de la naturaleza que no cambia al moverse el
protón de un lado a otro. Lo mismo le ocurre a la segunda, impli¬
cando solamente al campo eléctrico del pión. Es la tercera integral la
que nos concierne directamente, pues expresa la energía requerida
para reunir el sistema dados un protón y un pión como constitu¬
yentes.
La distinción falla si las dos partículas interactuasen tan fuerte¬
mente que la estructura eléctrica de una se distorsionase por la pre¬
sencia de la otra. Sabiendo que ambas partículas son compuestas, en
cierto sentido (el protón consta de tres quarks y el pión de dos), po¬
demos esperar que esto ocurra en una estrecha aproximación. En
realidad, no ocurre por debajo de 10"13 cm. A distancias más cortas,
para las partículas que interaccionan fuertemente como el protón y el
pión, dominan otras fuerzas no eléctricas.
Esto explica por qué no necesitamos incluir los términos de la «au-
toenergía» como las dos primeras integrales de la Ec. 39 en nuestro
cómputo de energía en un sistema de partículas elementales carga¬
das. En realidad, deseamos omitirlas. En efecto, estamos haciendo
igual que cuando reemplazamos la distribución real de cargas discre¬
tas (los electrones en el globo de goma) por una distribución de carga
perfectamente continua.

Problemas

1.1 En el dominio de las partículas elementales, una unidad natural de


masa es la masa de un nucleón, es decir, un protón o un neutrón, los mate-
34 Electrostática: cargas y campos

ríales macizos para construir la materia ordinaria. Dada la masa del nucleón
como 1,6 x 10-24 g y la constante de gravitación G = 6,7 x 1(U8 cm3/gs2,
comparar la atracción gravitatoria de dos protones con su repulsión electros¬
tática. Esto demuestra por qué a la gravitación la llamamos fuerza muy
débil. La distancia entre dos protones en el núcleo del helio puede ser en
cierto instante de unos 10~13 cm. ¿Cuál es la fuerza de repulsión eléctrica
entre dos protones a esta distancia? Expresarla en newton. Incluso es más
intensa la fuerza nuclear que actúa entre un par de hadrones (incluyendo
protones y neutrones) cuando están tan próximos.
1.2 ¿En la hipótesis enteramente irreal de que no hubiese ninguna otra
partícula en las proximidades, a qué distancia debajo de un protón la fuerza
sobre un electrón hacia arriba sería igual al peso del electrón? (Masa del
2.5 m

electrón, 10-30 kg).

1.3 Dos balones de volea, de masa 0,3 kilogramos cada uno, sujetos
por hilos de nilón y cargados con un generador electrostático, penden como
indica la figura. ¿Cuál es la carga de cada uno, en coulombs, suponiendo que
las cargas son iguales? (Recuérdese: el peso de la masa de 1 kg en la tierra
es de 9,8 N, tal como el de 1 g masa es de 980 dinas.)
1.4 En cada vértice de un cuadrado hay una partícula con la carga q.
En el centro del cuadrado está fija una carga puntiforme de signo contrario,
de valor Q. ¿Cuál debe ser el valor de Q para que la fuerza total sobre cada
una de las cuatro partículas sea nula? Dando a Q este valor, el sistema en
ausencia de otras fuerzas, está en equilibrio. ¿El equilibrio es estable?
Solución: Q = 0,957 q.

1.5 Una delgada varilla de plástico encorvada en una semicircunferen¬


cia de radio R tiene una carga Q, en ues, distribuida uniformemente sobre su
Prob. 1.3 longitud. Hallar la intensidad del campo eléctrico en el centro de la semicir¬
cunferencia.
1.6 Tres cargas positivas A, B y C, de 3 * 10-6, 2 • 10-6 y 2 • 10“6
coulombs, respectivamente, están localizadas en los vértices de un triángulo
equilátero de lado 0,2 m.
(a) Hallar, en newton, el módulo de la fuerza sobre cada carga.
(b) Hallar, en newton/coulomb, el módulo del campo eléctrico en el
centro del triángulo.
Solución: (a) 2,34 N en A, 1,96 N en B y C.
{b) 6,74 • 105 N/C.

1.7 Determínese una disposición geométrica de un protón y dos electro¬


nes tal que la energía potencial del sistema sea exactamente igual a cero.
¿Cuántas de estas disposiciones existen con las tres partículas alineadas?
1.8 Calcular la energía potencial, por ion, en un cristal iónico unidi¬
mensional indefinido, es decir, una fila de cargas equidistantes de valor e y al¬
ternando el signo. (Sugerencia: Puede usarse el desarrollo en serie de log
(1 + x)).
1.9 Un volumen esférico de radio a está lleno con carga de densidad
uniforme p. Deseamos saber la energía potencial U de esta distribución esféri¬
ca de cargas, es decir, el trabajo efectuado al reunirla. Calcularlo formando la
esfera capa a capa, usando el hecho de que el campo exterior a una distribu¬
ción esférica de cargas es el mismo que si toda la carga estuviese en el centro.
Supongamos que el radio de la esfera construida es r. ¿Cuál es la carga total
en este estado? Ahora añadamos una capa infinitamente delgada de espesor
dr\ ¿cuánto vale el trabajo dü efectuado para trasladar la carga de esta capa
desde el infinito al radio rl Integremos ahora desde r — 0 a r ~ a. Expresar el
resultado en función de la carga total Q en la esfera. i
Solución: U =— (Q2/a).
1.10 A principios de siglo, la idea de que la masa en reposo de un elec¬
trón pueda tener un origen puramente eléctrico, fue muy atractiva, especial¬
mente cuando la relatividad restringida reveló la equivalencia de masa y
Electrostática: cargas y campos 35

energía. Imaginemos al electrón como una distribución esférica de carga, de


densidad cúbica constante, con un radio máximo rQ. Utilizando el resultado
del problema 1.9, considerando que la energía potencial de este sistema es
igual a me2, veamos que valor hallamos para rQ. Este modelo tiene un defecto
manifiesto: Nada se ha previsto para que las cargas se mantengan juntas.
1.11 Una carga de 10_9/3 C está en el origen. Una carga de
-2 * 10_9/3 C está en x = 1 sobre el eje.
(a) Hallar un punto sobre el eje x donde el campo eléctrico sea nulo.
(b) Localizar, al menos aproximadamente, un punto del eje y donde el
campo eléctrico sea paralelo al eje x. [Una calculadora ayudaría en (b).]

1.12 Otro problema para la calculadora: Dos iones positivos y otro


negativo están fijos en los vértices de un triángulo equilátero. ¿Dónde colo¬
caremos un cuarto ión para que la fuerza sobre él sea nula? ¿Hay más de un
lugar?

1.13 El paso de una nube tormentosa recalentada hace que la intensi¬


dad del campo eléctrico en la atmósfera, medido en la tierra, aumente en
3 • 103 N/C.
(a) ¿Qué carga contiene la nube, en C por m2 de área horizontal?
(b) Supongamos que la nube contenga suficiente agua en la forma de
gotas de 1 milímetro de diámetro para producir 0,25 cm de lluvia, siendo las
gotas las que transportan la carga. ¿Cual era la intensidad del campo eléctri¬
co en la superficie de una de las gotas?
1.14 Una carga Q se distribuye uniformemente en un anillo delgado
de radio b que está en el plano xy con su centro en el origen. Hallar el pun¬
to sobre el eje z positivo en donde el campo eléctrico sea más intenso.
1.15 Consideremos una distribución esférica de carga que tiene una
densidad constante p desde r = 0ar = aycs nula más allá. Hallar el campo
eléctrico para todos los valores de r, tanto menores como mayores que a. Prob. 1.16
¿Hay una variación discontinua en el campo cuando pasamos la superficie
de la carga a r = al ¿Hay discontinuidad en r = 0?
1.16 La esfera de radio a estaba llena de carga positiva y densidad
uniforme p. Luego se practica un orificio esférico menor de radio a/2, como
muestra la figura, y se deja vacío. ¿Cuál es el valor y la dirección del campo
eléctrico en Al ¿ Y en B2
1.17 (a) Una carga puntiforme q está situada en el centro de un cubo
cuya arista tiene una longitud d. ¿Cuál es el valor de JE • dA en una cara del
cubo?
(b) La carga q se traslada a un vértice del cubo. ¿Cuál es el valor del
flujo de E a través de cada una de las caras del cubo?
1.18 Dos láminas planas, paralelas e indefinidas, cargadas con una
densidad o = 4 • KT5/3 C/m2 y o = 2-1CT5 C/m2, distan 2 cm. Estudiar el
campo eléctrico de este sistema. Supongamos que dichos planos en vez de ser
paralelos se cortan perpendicularmente. Demostrar que el campo es el mismo
en las cuatro regiones que ellos determinan en el espacio.
1.19 Un plano indefinido tiene una distribución superficial de carga
uniforme o en su superficie. Inmediatamente a la derecha existe una capa in¬
definida paralela de espesor d cargada con una densidad cúbica p constante.
Todas las cargas están fijas. Hallar E en cualquier punto.
1.20 Consideremos una distribución de carga en la forma de un cilin¬
dro circular, como un tubo largo cargado. Demostrar que el campo en el
interior del tubo es nulo. Demostrar que el campo en el exterior es el mismo
que si toda la carga estuviese en el eje. ¿Es cierto lo mismo en el caso de un
tubo de sección recta cuadrada en el cual la carga esté distribuida con densi¬
dad superficial uniforme?
1.21 Un átomo neutro de hidrógeno en su estado normal se comporta
en algunos aspectos como una distribución de carga eléctrica que consiste en
una carga puntiforme de valor +e rodeada por una distribución de carga ne-
36 Electrostática: cargas y campos

gativa cuya densidad viene dada por —p(r) = O? Siendo a0 el «radio de


Bohr», 0,53 x 10-10 m, y C una constante cuyo valor es el preciso para que
el valor de la carga negativa sea exactamente e. Determinar el valor de la
carga eléctrica total en el interior de una esfera de radio aQ y el valor de la
intensidad del campo eléctrico a esta distancia del núcleo.

1.22 Consideremos tres láminas planas cargadas, A, B y C. Las lámi¬


nas son paralelas con B debajo A y C debajo B. Sobre cada lámina existe
una carga superficial de densidad uniforme: — A. x 105 C/m2 sobre A,
7 3
■y x 10 5 C/m2 sobre B, y —10 5 C/m2 sobre C. (La densidad dada incluye
carga en ambos lados de la lámina.) ¿Cuál es el valor de la fuerza eléctrica
sobre cada lámina, en N/m2? Comprobar que la fuerza total sobre las tres
láminas es nula.
Solución: 3,2 N/m2 sobre A; 1,4 N/m2 sobre'B; 1,8 N/m2 sobre C.
Prob. 1:24 1.23 Una esfera de radio R tiene una carga Q distribuida uniforme¬
mente sobre su superficie. ¿Qué esfera contendrá el 90 por cien de la energía
ÍU «.*111--H almacenada en el campo eléctrico de esta distribución de carga?
,\ Solución: Radio 10R.
1
1.24 Una varilla delgada de 10 cm de longitud tiene una carga total de
3 i*in _8 x 10-9 C distribuidas uniformemente a lo largo de su longitud. Hallar la
o un 3
intensidad del campo eléctrico en cada uno de los dos puntos A y B situados
como se indica en el diagrama.
1
1.25 Recordemos la relación de la Ec. 27 E = -d— —
47re0 r

Prob. 1.26 donde r va en metros, A en coulomb/metro, y E en N/C. Consideremos una


línea de corriente continua de alto voltaje que consta de dos conductores
paralelos separados 3 metros. Las líneas están cargadas de signo opuesto.
¿Si la intensidad del campo eléctrico en el punto medio entre ellos es de
15 000 newton/coulomb, qué exceso de carga positiva existe en 1 km de lon¬
gitud del conductor positivo?

1.26 Dos varillas largas, paralelas, separadas la distancia 2b, se unen


por una semicircunferencia de radio b, como se indica. Se deposita carga de
densidad lineal uniforme A a lo largo de todo el hilo. Demostrar que el cam¬
po E de esta distribución de carga se anula en el punto C. Para hacerlo
compárese la contribución del elemento en A al del elemento en B definido
por los mismos valores de 0 y d6.
1.27 Un tablero de ajedrez infinito con cuadrados de lado s tiene una
carga e en el centro de cada cuadrado blanco y la carga — e en el centro de
cada cuadrado negro. Nos interesa el trabajo W necesario para transportar
una carga desde su posición en el tablero a una distancia infinita del mismo,
a lo largo de un camino perpendicular al plano del tablero. Dado que W es
finito (lo cual es plausible pero no fácil de probar), ¿será positivo o negativo?
Para calcular un valor aproximado de W, consideremos que se quita la car¬
ga del cuadrado central de un tablero de 7 x 7. (En esta suma solamente in¬
tervienen 9 términos diferentes). O escribir un programa y calcular el trabajo
para sacar la carga central de una distribución mucho mayor, por ejemplo, un
tablero de 101 x 101. Comparando el resultado del tablero citado con uno de
99 x 99, y con uno de 103 x 103, podremos tener una idea de la razón de con¬
vergencia hacia el valor para la distribución infinita.

1.28. Tres protones y tres electrones están situados en los vértices de


un octaedro regular de arista a. Deseamos hallar la energía del sistema, es
decir, el trabajo necesario para reunirlos partiendo de las partículas muy
separadas. Hay dos distribuciones esencialmente diferentes. ¿Cuál es la ener¬
gía en cada caso?
Solución: -0,03879/47reo e2Ia; -0,02121/4too e2/af J.
Electrostática: cargas y campos 37

1.29 La figura presenta una capa esférica de carga, de radio a y densi¬


dad superficial o, de la cual se quita una pequeña pieza circular de radio
b€a. ¿Cuál es el módulo y la dirección del campo en la abertura? Hay dos
maneras de obtener el resultado. Se puede integrar la distribución de carga
que queda, para sumar las contribuciones de todos los elementos al campo
en el punto en cuestión. O, recordando el principio de superposición, puede
razonarse acerca del efecto de sustituir la pieza quitada, que es prácticamen¬
te un pequeño disco. Adviértase la conexión de este resultado con nuestra
discusión de la fuerza sobre una carga superficial —quizá haya una tercera
manera en que se pueda llegar al resultado.

1.30 Capas esféricas concéntricas de radios a y b, con b > a, tienen la


carga Q y -Q, respectivamente, cada carga uniformemente distribuida. Ha¬
llar la energía almacenada en el campo eléctrico de este sistema.

1.31 Como el globo de goma cargado descrito en la página 31, una pompa
de jabón cargada experimenta una fuerza eléctrica hacia fuera en cada ele¬ Prob. 1.29
mento de su superficie. Dada la carga total Q sobre la pompa de radio R,
hallar el valor de la fuerza resultante que tiende a separar cualquier hemisfe¬
rio, mitad de la pompa, de la otra mitad. (Cuando esta fuerza dividida por
2nR superase la tensión superficial de la película de jabón podría esperarse un
interesante comportamiento.)
Solución: Q2/SR2.

1.32 Supongamos que tres partículas cargadas positivamente están


constreñidas a moverse en una línea circular fija. Si todas las cargas fuesen
iguales, una distribución de equilibrio sería, evidentemente, la simétrica con
las partículas separadas 120° en torno a la circunferencia. Supongamos que
dos de las cargas son iguales y la distribución de equilibrio es tal que estas
dos cargas forman 90° en vez de 120°. ¿Cuál es el valor relativo de la tercera
carga?
Solución: 3,154. Prob» 1*34

1.33 Imaginemos una esfera de radio a llena de carga negativa de den¬


sidad uniforme, siendo la carga total equivalente a la de dos electrones. Em¬
butidos en esta jalea de carga negativa hay dos protones y suponemos que a
pesar de su presencia la distribución de carga negativa permanece uniforme.
¿Dónde debemos situar los protones para que la fuerza sobre cada uno de
ellos sea nula? (Ésta es una caricatura sorprendentemente realista de una
molécula de hidrógeno; la magia que evita que la nube de electrones en la
molécula se colapse en torno los protones se explica por mecánica cuántica.)

1.34 Cuatro cuerpos cargados positivamente, dos con carga Q y dos


con carga q, están conectados mediante cuatro hilos inextensibles de la mis¬
ma longitud. En ausencia de fuerzas externas adoptan la configuración de
equilibrio mostrada en el diagrama. Demostrar que tg3 6 = Q2/q2. Puede ha¬
cerse de dos maneras. Podría demostrarse que esta relación debe cumplirse
si la fuerza total sobre cada cuerpo, el vector suma de la tensión del hilo y
la repulsión eléctrica es nula. O podría escribirse la expresión de la energía
V del sistema (como la Ec. 7 pero para cuatro cargas en vez de tres) y mini¬
mizarla.

1.35 Consideremos el campo eléctrico de dos protones separados b


cm. Según la Ec. 1.38 (que hemos establecido pero no probado) la energía
potencial del sistema debe venir dada por

U = ^ J"ej dv = ^ J(E, + E2)’ dv

= ^-Je; dv + ^ Je’ dv + E„ Je, • e2 dv


38 Electrostática: cargas y campos

donde Ej es el campo de una sola partícula y E2 de la otra. La primera de


las tres integrales del segundo miembro puede llamarse «autoenergía eléctri¬
ca» de un protón; una propiedad intrínseca de la partícula, que depende del
tamaño y estructura del protón. Siempre lo hemos omitido en el cálculo de
la energía potencial de un sistema de cargas, suponiendo que permanece
constante; lo mismo ocurre con la segunda integral. La tercera integral im¬
plica la distancia entre las cargas. Esta integral no es difícil de evaluar, to¬
mando coordenadas polares esféricas con uno de los protones en el origen y
el otro sobre el eje polar, y efectuando la integración primero respecto a r.
Así, por cálculo directo, puede demostrarse que la tercera integral tiene el
valor e2/4ne0b, que ya sabemos que es el trabajo necesario para llevar los
dos protones desde una distancia infinita a las posiciones separadas b. He¬
mos demostrado que la Ec. 38 es correcta en este caso, y teniendo en
cuenta la superposición podemos razonar que la Ec. 38 debe dar la energía
necesaria para reunir cualquier sistema de cargas.
Prob. 1.35
2
Potencial eléctrico

2.1 Integral curvilínea del campo eléctrico 42


2.2 Diferencia de potencial y función potencial 44
2.3 Gradiente de una función escalar 45
2.4 Deducción del campo a partir del potencial 47
2.5 Potencial de una distribución de cargas 48
Potencial de dos cargas puntiformes 48
Potencial de un hilo largo cargado 49
2.6 Disco cargado uniformemente 49
2.7 Divergencia de una función vectorial 55
2.8 Teorema de Gauss y forma diferencial
de la ley de Gauss 56
2.9 La divergencia en coordenadas cartesianas 57
2.10 Laplaciana 61
2.11 Ecuación de Laplace 62
2.12 Distinción entre la Física y las Matemáticas 63
2.13 Rotacional de una función vectorial 65
2.14 Teorema de Stokes 68
2.15 El rotacional en coordenadas cartesianas 69
2.16 Significado físico del rotacional 72
Problemas 76
2.1 Integral curvilínea del campo eléctrico
Supongamos que E es el campo de cierta distribución estaciona¬
ria de cargas eléctricas. Designemos por Px y P2 dos posiciones cua¬
lesquiera en el campo. La integral curvilínea de E entre los dos puntos

dados es f E-ds a lo largo de cierto camino que va de P1 a P2, como


rP2

Jr,
en la Fig. 2.1. Esto significa: Dividir el camino en pequeños segmen¬
tos, representar cada segmento por un vector que una sus extremos;
efectuar el producto escalar del vector segmento de camino por el
campo E en este lugar; sumar estos productos para todo el camino.
Corrientemente la integral se considera que es el límite de esta suma
al hacer los segmentos cada vez más pequeños y numerosos.
Consideremos el campo de una carga puntiforme q y ciertos ca¬
minos que vayan del punto Px al punto P2 en el campo. En la Fig.
2.2 se muestran dos caminos diferentes. Es fácil calcular la integral
curvilínea de E a lo largo del camino A, que consta de un segmento
radial que parte de Px y un arco de radio r2. A lo largo del segmento
radial del camino A, E y ds son paralelos, el módulo de E es q4ne0r2,
y E • ds = (q4ne0r2)ds. Así que la integral curvilínea sobre tal seg¬
mento es

q dr
= R 0)

El segundo brazo del camino A, el segmento circular, da cero, pues


E es perpendicular a ds en todo punto del arco. La integral curvilínea
total es por tanto

L’ e ■,,s=" L ^ <2)
Ahora veamos el camino B • A causa de que E es radial con mó¬
dulo q4neQr2, E *ds = (q4nE0r2)dr incluso cuando ds no esté orientado
radialmente. Los trozos correspondientes de camino A y camino B
indicados en el diagrama aportan idénticas contribuciones a la inte¬
gral. La parte de camino B que forma bucle más allá de r2 aporta
una contribución neta nula; las contribuciones de las partes salientes
y entrantes se anulan. Para la integral curvilínea total, el camino B
dará el mismo resultado que el camino A. Como no hay nada espe¬
cial en el camino B, la Ec.l debe cumplirse para cualquier camino
que vaya de Px a P2.
Aquí hemos repetido esencialmente, en diferente lenguaje, el ra¬
zonamiento de la Sec. 1.5, ilustrado en la Fig. 1.5, respecto al traba¬
jo efectuado al acercar una carga puntiforme a otra. Pero ahora es¬
tamos implicados en el campo eléctrico total producido por cualquier
distribución de cargas. Un paso más nos conducirá a una importante
conclusión. La integral curvilínea de la suma de campos es igual a la
suma de las integrales curvilíneas de los campos calculados separada-

42
Potencial eléctrico 43

Fig. 2.2 El campo eléctrico E es el de una


carga puntiforme positiva q. La integral
curvilínea de E desde Px a P2 a lo largo del
camino A tiene el valor—L- q{\/rí - \/r2).
47T£0
Tenemos exactamente el mismo valor si la
calculamos para el camino B, o para cual¬
quier otro camino de Px a P2.

mente. O, expresado más cuidadosamente, si E = Ex + E2 + en¬


tonces

C E . ds = % E¡ - ds + % E2 • ds + ... (3)

donde se ha utilizado el mismo camino para todas las integraciones.


Cualquier campo electrostático puede considerarse como la suma de
cierto número de campos de cargas puntiformes (posiblemente enor¬
me), como se expresa en la Ec. 1.14 ó 1.15. Por tanto si la integral
curvilínea de Px a P2 es independiente del camino para cada uno de
los campos E,, E2... de las cargas puntiformes, el campo total E debe
tener esta propiedad:

La integral curvilínea para cualquier campo


electrostático E tiene el mismo valor para todos los
caminos de Px a P2. (4)

Los puntos Px y P2 pueden coincidir. En este caso todos los cami¬


nos son curvas cerradas, entre ellos, caminos de longitud nula. Esto
conduce al corolario:

La integral curvilínea J E.¿s en torno de cualquier


camino cerrado en un campo electrostático es nula. (5)
44 Potencial eléctrico

Entendemos por campo electrostático, estrictamente hablando, el


campo eléctrico de cargas estacionarias. Más adelante encontraremos
campos eléctricos en los que la integral curvilínea no es independien¬
te del camino. Estos campos generalmente estarán asociados a car¬
gas moviéndose rápidamente. Para nuestro presente propósito pode¬
mos decir que si las cargas fuente se mueven suficientemente lentas,
el campo E será tal que Je • ds es prácticamente independiente del
camino. Por supuesto que si E varía con el tiempo, la E en Je • ds
debe entenderse que es el campo que existe en toda la trayectoria en
un instante dado. De acuerdo con esto podemos hablar con completo
sentido de la integral curvilínea en un campo electrostático variable.

2.2 Diferencia de potencial y función potencial


Debido a que la integral curvilínea en el campo electrostático
es independiente del camino, podemos usarla para definir una mag¬
nitud escalar <f>2l, como sigue:

(6)

Así que <j>2l es el trabajo por unidad de carga efectuado al mover


una carga positiva desde Pl a P2 en el campo E. Así pues, <j>2l es una
función escalar unívoca de las dos posiciones Pr y P2. Nosotros la
llamamos diferencia de potencial entre los dos puntos.
El volt es la unidad de diferencia de potencial en unidades SI. Un
joule es el trabajo necesario para trasladar la carga de un coulomb
Fig. 2.3 (a) Camino particular, ABC, en de un punto a otro entre los cuales la diferencia de potencial es de
el campo eléctrico Ex = Ky, Ey — Kx. Se
un volt.
representan algunas líneas de campo.
Supongamos que mantenemos Px fijo en cierta posición de refe¬
rencia. Entonces <f>2i es función solamente de P2, es decir, función de
las coordenadas espaciales x, y, z. Podemos escribir esto simplemente
<f>(x, y, z), sin los subíndices, si recordamos que su definición siempre
implica convenio de un punto de referencia Pv Podemos decir que </> es
el potencial asociado con el vector campo E. Es una función escalar
de la posición, o un campo de escalares (significan la misma cosa).
Su valor en un punto es simplemente un número (en unidades de tra¬
bajo por unidad de carga) y no tiene dirección asociada a él. Una
vez dado el vector campo E, la función potencial <j> está determinada,
salvo una constante arbitraria aditiva debida a la arbitrariedad en
nuestra elección de Pv
Como ejemplo, hallemos el potencial asociado con el campo
eléctrico representado en la Fig. 2.3, las componentes del cual son:
Ex =i Ky, Ey = Kx, Ez = 0, siendo K una constante. Éste es un posible
campo electrostático. Se han representado algunas líneas de campo.
Ya que Ez = 0, el potencial será independiente de z, solamente nece¬
sitaremos considerar el plano xy. Sean xu yY las coordenadas de Pu
Potencial eléctrico 45

x2, y2 las de P2. Es conveniente localizar P¡ en el origen: x, = 0, yx = 0.


Para calcular -Je*í/s desde este punto de referencia al punto gene¬
ral (jc2, y2), es más fácil usar un camino como el punteado ABC en la
Fig. 2.3.
r (X2J2)

y 2) = E * ds
J (0,0)
r (JC2,0) r (W2)
Ex dx Ey dy (7)
J (0,0) J (X2,0)

La primera de las dos integrales del segundo miembro es nula, pues


Ex es cero a lo largo del eje x. Se efectúa la segunda integración para
x constante, con Ey = Kx2:

r ix2,yi)
Ey dy >2 Kx2dy = ~Kx2y2 (8)
J (x2,0)

Como no hay nada especial acerca del punto (x2, y2) podemos quitar
los subíndices:

0 = -Kxy (9)

para el potencial en cualquier punto (x, y) en este campo, con poten¬


cial cero en el origen. A esto puede sumarse una constante cualquiera.
Esto solamente indicaría que el punto de referencia al cual se asigna
el potencial cero se ha localizado en cualquier otra parte.
Debemos tener cuidado en no confundir el potencial 9?, asociado
con un campo dado E, con la energía potencial de un sistema de car¬
gas. La energía potencial de un sistema de cargas es el trabajo total
requerido para reunirlas. En la Ec. 1.8, por ejemplo, hemos expresado
por U la energía potencial del sistema de cargas de la Fig. 1.6. El
potencial eléctrico <p(x, y, z) asociado con el campo en la Fig. 1.6
sería el trabajo por unidad de carga requerido para traer una carga
de prueba positiva unidad desde el infinito al punto (x, y, z) en el campo
de dicha estructura de ocho cargas.

2*3 Gradiente de una función escalar


Dado el campo eléctrico, podemos hallar la función potencial
eléctrico. Pero también podemos proceder en sentido contrario; del
potencial podemos deducir el campo. De la Ec. 7 parecería que el
campo es en algún sentido la derivada de la función potencial. Para
precisar esta idea introducimos el gradiente de una función escalar
de la posición. Sea /(x, y, z) cierta función continua y derivable de las
coordenadas. Con sus derivadas parciales df¡dx9 df/dy, dfjdz podemos
definir en cada punto del espacio un vector, cuyas componentes x, y, z
46 Potencial eléctrico

son iguales a las respectivas derivadas parciales*. Llamamos a este


vector gradiente de /, escrito grad /, o V/.

v/=íJ£
a*
+ 3y
+ (10)

V/ es un vector que expresa cómo varía la función / en la proximi¬


dad de un punto. Su componente x es la derivada parcial de / con res¬
pecto a x, o sea una medida de la razón de variación de / al moverse
en la dirección x. El sentido del vector V/ en un punto es el sentido
/ *£• -2.4 La función escalar /fx, y,) está re¬
en que debemos movernos a partir del punto para hallar el incremento
presentada por la superficie en (a). Las fle¬ más rápido de la función /. Supongamos que tratamos con una función
chas en (b) representan la función vectorial de dos variables solamente, x c y, con lo que la función puede repre¬
grad /.
sentarse por una superficie en tres dimensiones. Colocándonos sobre
cierto punto de esta superficie, vemos que la superficie se eleva en
cierta dirección y sentido, descendiendo en el sentido opuesto. Hay
una dirección en la cual un pequeño incremento nos dará mayor
elevación que un incremento de la misma longitud en cualquier otra
dirección. El gradiente de la función es un vector en la dirección de
la máxima pendiente y sentido ascendente y su módulo es la pendiente,
medida en aquella dirección.
La Fig. 2.4 puede ayudarnos a hacer esto visible. Supongamos
cierta función particular de dos coordenadas x t y representada por
la superficie f(x, y) dibujada en la Fig. 2.4a. En la posición (xl9 >’j)
la superficie se eleva más bruscamente en una dirección que forma
unos 80° con la dirección positiva de x. El gradiente de /(x, y) V/,
es una función vectorial de x e y. Su comportamiento está indicado
en la Fig. 2.46 por cierto número de vectores en distintos puntos del
espacio bidimensional, incluyendo el punto (xv Vj). La función vec¬
torial V/definida en la Ec. 10 es simplemente una extensión de esta
idea al espacio tridimensional. [Téngase cuidado en no confundir
la Fig. 2.4a con el espacio real tridimensional xyz; la tercera coorde¬
nada es el valor de la función f(x, y).]
Y Como ejemplo de una función en el espacio tridimensional, su¬
pongamos que f es función sólo de r donde r es la distancia desde un
punto fijo O. Sobre una esfera de centro O y radio r0, /==/(r0) es cons¬
tante. Sobre una esfera ligeramente mayor de radio r0 + dr es también
constante, con el valor/ = f(rQ + dr). Si queremos efectuar la variación
de f(r0) a f(r0 + dr), el menor incremento que podemos tomar es radial

* Recordamos al lector que una derivada parcial con respecto a x, de una fun¬
es f
ción de x, y, z, escrita simplemente -, significa la razón de la variación de la
3x
función con respecto a x manteniendo constantes las otras variables y y z. De ma¬
nera más precisa,
0/ _ lim /(*-f Ax, y, z) — f(xt y, z)
dx Ax-
Como ejemplo, si / = x2 yz3,
(A)
df
: 2xyz3
df df
= 3 x2 y z2
0 X dy dz
Potencial eléctrico 47

(como de A a B) en vez de A a C, en la Fig. 2.5. La « pendiente » de


/ es pues mayor en la dirección radial, así pues V/en cualquier punto
es un vector dirigido radialmente. En realidad V/ = í(dfidr) en este
B
caso, designando por f, para cualquier punto, un vector unitario de
dirección radial.

2.4 Deducción del campo a partir del potencial


Ahora es fácil ver que la relación de la función escalar / a la fun¬
ción vectorial V/ es la misma, salvo un signo menos, que la relación
del potencial cp al campo E. Consideremos el valor de cp en dos puntos
próximos (x, y, z) y (x + dx, y -f dy, z + dz). La variación de cp al
pasar del primer punto al segundo es

fijj, 2.5 El camino más coito para una va-


d<p ~ dx 4- dy 4- dz di) riación dada de f es el paso radial ABt si /
dx dy dz
es solamente función de r.

Por otra parte, de la definición de cp, la variación puede también ex¬


presarse

d(p = — E • ds (12)

El vector desplazamiento elemental ds es precisamente x dx + y y + z dz.


Así que si identificamos E con — ycp, las Ecs. 11 y 12 se hacen idén¬
ticas. Por tanto el campo eléctrico es el gradiente, cambiado de signo,
del potencial:

(13)

El signo menos proviene a causa de que el campo eléctrico está diri¬


gido de una región de potencial positivo hacia una región de potencial
negativo, mientras que el vector V99 se define de manera que se dirija
en el sentido de cp creciente.
Para hacer ver como ocurre esto, volvemos al ejemplo del campo
en la Fig. 2.3. A partir del potencial dado por la Ec. 9, q> — — Kxy,
podemos encontrar el campo eléctrico del que partimos:

E = -V(-Kxy) = -(x-J^r + y^j(-Kxy) = K(xy + yx) (14)


48 Potencial eléctrico

2.5 Potencial de una distribución de cargas


Ya conocemos el potencial que acompaña a una sola carga pun-
tiforme, porque hemos calculado el trabajo requerido para llevar una
carga a las proximidades de otra en la Ec. 3 del capítulo 1. El poten¬
cial en un punto del campo de una carga puntiforme aislada q, es pre¬
cisamente q/r, donde r es la distancia del punto en cuestión al ma¬
nantial q, habiendo asignado potencial cero a los puntos infinitamente
alejados del manantial.
La superposición debe operar para los potenciales lo mismo que
con los campos. Si tenemos varios manantiales, la función potencial
es simplemente la suma de las funciones potencial que tendríamos
para cada una de las fuentes por separado — con tal que sea com¬
patible la elección del cero de potencial en todos los casos. Si todos
los manantiales están contenidos en cierta región finita, es siempre
posible, y generalmente es lo más sencillo, tomar el potencial cero a
X distancia infinita. Si adoptamos este convenio, el potencial de una
Fig. 2.6 Cada elemento de la distribución
distribución de cargas puede darse por la integral:
de carga p(;d, y', zf) contribuye al poten¬
cial <p en el punto (x, y, z). El potencial en 1 r p(x\y\¿) dxf dy' dz'
este punto es la suma de todas las contri¬ <p(x,ytz) (15)
AtíEq J Todas las T
buciones de esté tipo (Ec. 15). fuentes

donde r es la distancia desde el elemento de volumen dx' dy' dz' al


punto (x, y, z), en el cual se calcula el potencial (Fig. 2.6). Es decir,
r = [(x — x')2 + (y — y')2 + (z — z')2]172. Adviértase la diferencia entre
esto y la integral que da el campo eléctrico de una distribución de
Fig. 2.7 potencial eléctrico <p de un sistema
cargas, Ec. 15 del capítulo 1. Aquí tenemos r en el denominador, no
de dos cargas puntiformes en varios puntos.
(p tiende a cero a distancia infinita. q> se da r2, y la integral es un escalar, no un vector. A partir de la función
en volt o joules por unidad de carga. potencial escalar (p(x, y, z) siempre podemos hallar el campo eléctrico
tomando el gradiente negativo de <p, según la Ec. 13.

Potencial de dos cargas puntiformes. Consideremos un ejemplo muy


simple, el potencial de dos cargas puntiformes representado en la Fi¬
gura 2.7. Una carga positiva de 4 • 10_9C está situada a 3 cm de una
carga negativa, —2 * 10-9C. El potencial en un punto cualquiera del
espacio es la suma de los potenciales debidos a cada una de las cargas
por separado. En el gráfico se dan los potenciales en algunos puntos
escogidos del espacio. Aquí no intervienen la suma vectorial, sola¬
mente la suma algebraica de magnitudes escalares. Por ejemplo, en el
punto de la derecha que dista 6 cm de la carga positiva y 5 cm de la
carga negativa, el potencial tiene el valor + 600 + — 360 = + 240. La
unidad aquí es volt. El potencial tiende a cero a distancia infinita. Re¬
queriría un trabajo de 240 J llevar la unidad positiva de carga desde el
infinito al punto donde <p = 240 volt. Obsérvese que dos de los puntos
representados en el diagrama tienen (p = 0. El trabajo total efectuado
al llevar una carga cualquiera a uno de estos puntos sería nulo. Puede
verse que deben de haber un número infinito de tales puntos, constitu¬
yendo una superficie en el espacio que rodea la carga negativa. De he¬
cho el lugar geométrico de los puntos con un valor particular de (p es
Potencial eléctrico 49

una superficie, llamada superficie equipotencial, la cual se representa¬


ría en nuestro diagrama bidimensional, como una curva.

Potencial de un hilo largo cargado. Existe una restricción para el uso


de la Ec. 15: No puede operar a menos que todos los manantiales estén
confinados en una región finita del espacio. Un ejemplo simple, de la
dificultad que aparece con cargas distribuidas a distancia infinita, se
encuentra en el hilo largo cargado, cuyo campo E se estudió en la Sec¬
ción 1.12. Si intentamos asignar potencial cero a puntos lejanos del
sistema, y efectuar la integración a lo largo de la distribución de cargas
indicada en la Ec. 15, hallamos que la integral diverge — obtenemos
resultado infinito. Eran de esperar dificultades, porque en este caso
el «infinito », es decir, todos los puntos del espacio que estén muy
alejados de la región en la cual queremos definir una función potencial,
no contiene solamente puntos alejados del alambre sino muchos del
mismo hilo. Tales dificultades no aparecían al hallar el campo eléctrico
de un hilo infinitamente largo, porque las contribuciones al campo
de los elementos de línea cargados disminuyen muy rápidamente con
la distancia. Evidentemente, habríamos situado mejor el cero de po¬
tencial en algún lugar cercano, en un sistema que tiene cargas dis¬
tribuidas hasta el infinito. Entonces es cuestión, simplemente, de calcu¬
lar la diferencia de potencial <p21, entre el punto genérico (x, y, z)
y el punto de referencia escogido, utilizando la relación fundamental,
Ec. 6.
Para ver como encaja esto en el caso de un hilo infinitamente largo
cargado, localicemos arbitrariamente el punto de referencia Pr a una
distancia r1 del hilo, luego para trasladar una carga desde Px a cual¬
quier otro punto P2 que dista r2 se requiere un trabajo por unidad de
carga

*■>= = -írX^hr)dr = -Tk"'r‘*Tk'°''(16)


Esto demuestra que el potencial eléctrico para un hilo cargado puede
tomarse

<P = ln r + const (17)


2ne,

La constante,^ ln rí en este caso, desaparece cuando tomamos

- grad (p para deducir el campo E. en este caso,


Ar
-V«p = - A= — (18)
Y dr 2;ze0r

2.6 Disco cargado uniformemente


Como un ejemplo completo, estudiemos el potencial y el campo
en torno a un disco cargado uniformemente. Es una distribución
de cargas parecida a la considerada en la Sec. 1.13, excepto que ésta
50 Potencial eléctrico

tiene una extensión limitada. El disco plano de radio a en la Fig. 2.8


contiene carga positiva extendida sobre su superficie con densidad
constante cr, en C/m2. (Es una capa simple de carga de espesor
infinitesimal, no dos capas de carga, una a cada lado. Es decir, la carga
total en el sistema es na2o.) Encontraremos a menudo distribuciones
superficiales de carga en el futuro, especialmente en los conductores
metálicos. Sin embargo, el objeto descrito no es un conductor; si lo
fuera, como pronto veremos, la carga no permanecería uniforme¬
mente distribuida sino que se redistribuiría por sí misma, acumulán¬
dose más hacia el borde del disco. Lo que tenemos es un disco ais¬
lante, como una lámina de plástico, sobre la cual se ha « extendido »
la carga de manera que cada centímetro cuadrado del disco haya
recibido, y mantenga fija, la misma cantidad de carga.
Como principio, hallemos el potencial en un punto P1 del eje de
simetría, el cual hemos tomado como eje y. Todos los elementos de
carga en un segmento anular estrecho del disco están a la misma
distancia de Pv Llamando s al radio de tal segmento anular y ds a su
espesor, su área es 2ns ds. La cantidad de carga que contiene, dq, es
Fig. 2.8 Cálculo del potencial en un punto sobre el eje
por lo tanto dq == o-2tts ds. Todos los fragmentos de este anillo están
de un disco uniformemente cargado. a la misma distancia de Pv a saber r — j¡y1 + s2, con lo que la con¬
tribución del anillo al potencial en Px es dq¡ry o bien 2nos dsfyy2 + s2.
Para obtener el potencial debido a todo el disco, tenemos que integrar
para todos los anillos:

1 ^ f os ds
p(Oj'.O) (19)
4ne0J r K

La integral resulta ser elemental; haciendo el cambio u — y2 + s2


toma la forma \vrXi2du. Introduciendo los límites, obtenemos:
para

<p(0,y,0) =-%r [ Vy2 + a 2 - y] para y >0 (20)

Convendrá comentar un hecho secundario: El resultado que hemos


escrito antes en la Ec. 20 vale para todos los puntos del eje y positivo.
Es evidente de la simetría física del sistema (no hay diferencia entre
una y otra cara del disco) que el potencial debe tener el mismo valor
para la parte positiva y negativa del eje y, y esto está reflejado en la
Ec. 19, donde sólo aparece y2. Pero al escribir la Ec. 20 hemos hecho
una elección de signo al extraer la raíz cuadrada de y2, con la con¬
clusión que vale solamente para y positiva. La expresión correcta
y < 0 se obtiene por la otra elección de raíz y es

<P(0,t/,0) =^-[ \Jy2 + a2 + y] para y < 0 (21)

En vista de esto, no nos sorprendería hallar una singularidad en


99(0, y, 0) para y = 0. En realidad, la función tiene un cambio brusco
Potencial eléctrico

/ \

/ h \
/ /
/ /\ \

\ \ a'n

/ /
/ /
/ / \ \
/ / \\
// \
z'
9- sobre el eje J

1 1

FiK. 2.9 Gráfica del potencial sobre el eje. La curva de trazos


potencial de una carga puntiForme q—na'at

de pendiente en este punto, como vemos en la Fig. 2.8, en donde


hemos representado el potencial sobre el eje en función de y. El po¬
tencial en el centro del disco es (0, 0, 0) = oa/2s0. Esto sería el trabajo
necesario para trasladar la unidad positiva de carga desde el infinito,
por cualquier camino, para dejarla situada en el centro del disco.
El comportamiento de <p(0,j,0) para valores muy grandes de y es
interesante. Para ypa podemos aproximar la Ec. 22 como sigue:

Vy2 + a2 - y= y

= y (22)

De aquí

g paraje > a
4ne aF (23)

Ahora bien na2 a es la carga total q del disco, y la Ec. 23 es precisamente


la expresión para el potencial debido a una carga puntiforme de este
valor. Como era de esperar, a una distancia grande del disco (frente
a su diámetro) no importa como está dispuesta la carga; solamente
la carga total, en primera aproximación. En la Fig. 2.9 hemos dibujado,
52 Potencial eléctrico

con una curva punteada, la función a2a/4y. Puede verse que la función
potencial axial tiende de manera bastante rápida a su forma asintótica.
No es del todo fácil deducir el potencial para puntos fuera del
eje de simetría, a causa de que la integral definida no es tan sencilla.
Se demuestra que es una integral llamada elíptica. Estas funciones
son bien conocidas y tabuladas , pero aquí no tiene objeto proseguir
los detalles matemáticos peculiares a un problema particular. Puede
ser instructivo un nuevo cálculo bastante fácil. Podemos hallar el
potencial en un punto en el mismo borde del disco, tal como P2 en
la figura 2.10.
Para calcular el potencial en P2, consideraremos primero la delga¬
da cuña de longitud R y anchura angular dd en la Fig. 2.10. Un elemen¬
to de la cuña, el trozo negro a la distancia r de P2, contiene una cantidad

de carga o r dr dd. Su contribución al potencial en P2 es por tanto-p—


Frx* 2J0 Cálculo del potencial en un pun¬
to Pt del borde del disco uniformemente car¬
gado. dr dd. La contribución de toda la cuña es™— d9 í dr =^-~Rd6. Pero
4ne0 Jo 4ns0
R = 2a eos d según la geometría en el triángulo rectángulo, y todo el
disco se barre cuando 6 va de — n/2 a n/2. Así calculamos el potencial
en P2:

, f*/2 oa eos 6 dO oa ■
+ = L*n 2ñe0 =— (24)

Comparando esto con oü/2g0, el potencial en el centro del disco,


vemos que, como era de esperar, el potencial disminuye del centro al
borde del disco. El campo eléctrico, por tanto, debe tener una com¬
ponente, situada en el plano del disco, hacia fuera. Es por esto que
anteriormente advertimos que si la carga se moviese libremente, se
redistribuiría por sí misma hacia el borde. Expresado de otra manera,
nuestro disco cargado no es una superficie de potencial constante,
como lo sería cualquier superficie conductora a menos que la carga
se mueva * .
El campo eléctrico en el eje de simetría puede calcularse direc¬
tamente de la función potencial:

d o
Ey —
dy 2e0
[Vy2 + a2 - y] (25)

dando

y>o (26)

* El hecho que las superficies conductoras deben ser equipotenciales se tratará


en el Cap. 3.
Potencial eléctrico 53

(Sin duda, el cálculo directo de Ey para los puntos sobre el eje, a partir
de la distribución de cargas, no es difícil.)
Al tender y a cero por el lado positivo, Ey tiende a o/2e0. En el
lado y negativo del disco, al cual llamaremos el dorso, E está dirigido
en el otro sentido y su componente y, Ey, vale - a/2e0. Este campo
es el mismo que el de una lámina indefinida cargada con densidad a,
deducida en la Sec. 1.13. Esto debe ser para puntos cercanos al centro
del disco, la presencia o ausencia de carga exterior al borde no puede
ocasionar mucha diferencia. Dicho de otro modo, una lámina parece
indefinida vista desde muy cerca. En realidad, Ey tiene el valor o/2e0
no solamente en el centro sino sobre todo el disco.
En la Fig. 2.11 presentamos algunas líneas de campo de este
sistema y también, dibujado de trazos, las intersecciones con el plano
yz de las superficies equipotenciales. Cerca del centro del disco estas
superficies son lenticulares, mientras que a distancias mucho mayores
que a tienden a la forma esférica de las superficies equipotenciales en
torno a una carga puntiforme.
La Fig. 2.11 muestra una propiedad general de las líneas de campo
y superficies equipotenciales. Una línea de campo en cierto punto y la
superficie equipotencial por este punto son perpendiculares, tal como
en un mapa topográfico de un terreno montañoso la máxima pendiente
es perpendicular a las curvas de nivel. Debe ocurrir así, pues si el campo
en un punto tuviese una componente paralela a la superficie equipo¬
tencial en este punto, se requeriría cierto trabajo para desplazar una
carga de prueba cualquiera a lo largo de una superficie equipotencial.
La energía asociada con este campo eléctrico podría expresarse
como la integral, extendida a todo el espacio, de e0E2 dv/2. Es igual
al trabajo efectuado al reunir esta distribución, partiendo de cargas
alejadas indefinidamente. En este ejemplo particular, como en el Pro¬
blema 2.27 demostraremos, este trabajo no es difícil de calcular di¬
rectamente si conocemos el potencial en el borde de un disco unifor¬
memente cargado.
Hay una relación general entre el trabajo U necesario para reunir
una distribución de carga p(xf y, z) y el potencial <¡> (x, y, z) de tal
distribución.

U = 2 J P4> dV (27)

La ecuación 9 del Capítulo 1, para la energía de cargas puntiformes


discretas, podría haberse escrito de esta manera:

1
u = (28)
4ne0

La segunda suma es el potencial en la posición de la carga y-ésima,


debido a todas las demás cargas. Para adaptar esto a una distribución
continua, simplemente sustituimos qj por p dv y la suma respecto a
j, por una integral, y así obtenemos la Ec. 27.
Supctf'C’* dc potencial Co/J,
st«ntc

if

vS*

Fif. 2.11 Campo eléctrico de un disco uniformemente cargado. Las


líneas de trazo continuo son líneas de campo. Las líneas de trazos son
las intersecciones, con el plano de la figura, de las superficies equipo¬
tenciales.
Potencial eléctrico 55

2.7 Divergencia de una función vectorial


El campo eléctrico tiene en cada punto un módulo, una dirección
y un sentido definidos. Es una función vectorial de las coordenadas,
lo cual hemos indicado a menudo escribiendo E(x, y, z). Lo que
vamos a decir puede aplicarse a cualquier función vectorial, no sólo
al campo eléctrico; usaremos otro símbolo, F(x, y, z), para tener
presente esto. En otras palabras de momento razonaremos matemá¬
ticamente mejor que físicamente y llamaremos F simplemente a una
función vectorial general. Sin embargo, persistiremos en tres dimen¬
siones.
Consideremos un volumen finito V de cierta forma, la superficie
del cual designaremos por S. Estamos ya familiarizados con la no¬
ción de flujo total <I> saliente de S. Éste es el valor de la integral de
superficie de F extendida a toda la superficie S:

<í>=£F-íía (29)

En la cantidad subintegral ¿a es un vector infinitésimo, indicado en la


Fig. 2.12a, cuyo módulo es el área de un pequeño elemento de S, su
dirección la de la normal a esta pequeña porción de superficie, diri¬
gida hacia el exterior.
Imaginemos ahora V dividido en dos partes por una superficie,
o diafragma D que corta el « globo » 5, como en la Fig. 2.12b. Desig¬
nemos a las dos partes de V por y V2 y tratándolas como volúmenes
distintos, calculemos la integral de superficie para cada uno por sepa¬
rado. La superficie del contorno St de Vx incluye D y también S2. Es
casi evidente que la suma de las dos integrales de superficie

ís,F'^+ís/'^ 0°)
será igual a la integral original extendida a toda la superficie, expresada
en la Ec. 29. La razón de ello es que cualquier porción dada sobre D
contribuye con un signo a la primera integral y la misma cantidad
con signo contrario a la segunda, el sentido « hacia fuera » en un caso
es el sentido « hacia dentro » en el otro. En otras palabras, el flujo
saliente de Vv a través de la superficie D, es el flujo entrante para V2.
El resto de la superficie considerada es idéntica a la del volumen ori¬
ginal total.
Podemos proseguir subdiviendo hasta que nuestras particiones
internas hayan dividido V en un gran número de partes, V¡..., Fig. 2.12 (a) Un volumen V limitado por
VN, con superficies Sv ..., S¡, ..., S v. Independientemente de como se una superficie S está dividido (b) en dos par¬
tes limitadas por Si y St. Independientemente
realiza esto, podemos afirmar que
de como se haga, como en (c) y (d), la suma
de las integrales de superficie extendidas a
todas las piezas es igual a la integral de su¬
2X.Fda* =/SFda = * (31) perficie inicial sobre 5, para cualquier fun¬
Í= 1
ción vectorial F.

A continuación consideremos lo siguiente: En el límite cuando


N se hace muy grande identificamos algo característico de una pe-
56 Potencial eléctrico

queña región particular, que llega a convertirse en el entorno de un


punto. La integral de superficie

(32)

extendida a una de estas pequeñas regiones, no es tal magnitud, pues


si volvemos a dividir de manera que N sea 2N, esta integral se divide
en dos términos, cada uno menor que antes ya que su suma es cons¬
tante. En otras palabras, al considerar volúmenes cada vez más pe¬
queños en la misma situación, la integral de superficie extendida a un
tal volumen se hace invariablemente más pequeña. Pero téngase en
cuenta que al dividir, el volumen también se divide en dos partes
cuya suma es el volumen original. Esto sugiere que consideremos la
relación de la integral de superficie al volumen para un elemento en el
espacio subdividido:

Vi (33)

Parece plausible que para N suficientemente grande, es decir,


para una subdivisión suficientemente menuda podemos dividir por
dos el volumen cada vez que dividimos por dos la integral de super¬
ficie de manera que, continuando la subdivisión en una región par¬
ticular, hallaremos que esta relación tiende a un límite. Si es así, este
límite es una propiedad característica de la función vectorial F en di¬
chas proximidades. Le llamamos divergencia de F, que se escribe
div F. Es decir, el valor de div F en cada punto se define como:

(34)

donde es un volumen que incluye el punto en cuestión, y S2, la


superficie donde se extiende la integral, es la superficie de Debemos
incluir la condición de que este límite exista y que es independiente de
nuestro método de subdivisión. De momento lo daremos por supuesto.
El significado de div F puede expresarse de esta manera: div F
es el flujo saliente de V¿ por unidad de volumen, en el límite de V{
infinitésimo. Es evidentemente una magnitud escalar. Puede variar
de un lugar a otro, su valor en una posición determinada (x, y, z)
es el límite expresado en la Ec. 34 cuando V{ se hace cada vez más
pequeño mientras incluya siempre el punto (*, y, z). Así pues div F
es simplemente una función escalar de las coordenadas.

2.8 Teorema de Gauss y forma diferencial de la ley


de Gauss
Si conocemos esta función escalar de posición div F, podemos
encaminarnos directamente de nuevo a la integral de superficie ex-
Potencial eléctrico 57

tendida a un volumen grande: Primero escribiremos la Ec. 31 de esta


manera:

(35)
=2= 2
Í=1 1=1
Vi

En el límite N oo, V¡ -»■ 0, el término entre corchetes se convierte


en la divergencia de F y la suma en una integral de volumen:

JsF,da=/v div F do (36)

La ecuación 36 recibe el nombre de teorema de Gauss o teorema de


la divergencia. Se cumple en todo campo vectorial para el cual exista
el límite que interviene en la Ec. 34.
Veamos que entraña esto para el campo eléctrico E. Tenemos
la ley de Gauss que nos afirma que

fsE'da=Tjvpdv (3?)
Si el teorema de la divergencia se cumple para todo campo vectorial
se cumple ciertamente para E:

E * da = J^div E do (38)

Ambas ecuaciones 37 y 38 se cumplen para cualquier volumen que


queramos elegir — de cualquier forma, tamaño o posición. Com¬
parándolas, vemos que esto sólo puede ser cierto si en cada punto.

div E = -J-p (39)


_£0

Si adoptamos el teorema de la divergencia como parte de nuestro


equipo matemático regular de ahora en adelante, podemos conside¬
rar la Ec. 34 simplemente como otra manera de exponer la ley de
Gauss. Ésta es la ley de Gauss en forma diferencial, es decir, esta¬
blecida en función de una relación local entre la densidad de carga
y el campo eléctrico.

2.9 La divergencia en coordenadas cartesianas


Mientras la Ec. 34 es la definición fundamental de divergencia,
independiente de toda sistema de coordenadas, es conveniente saber
58 Potencial eléctrico

cómo calcular la divergencia de una función vectorial cuando nos


la dan en su forma explícita. Supongamos una función vectorial F
que está expresada en función de las coordenadas cartesianas x, y, z.
Esto significa que tenemos tres funciones escalares Fx(x, y, z), Fy(x, y, z)
y Fz(x, y, z). Tomaremos la región V¿ en la forma de una pequeña
caja rectangular, con un vértice en el punto (x, y, z) y aristas Ax,
Ay y Az, como en la Fig. 2.13a. Si alguna otra forma diera el mismo
límite es una cuestión que debemos afrontar más adelante.
F
Consideremos dos caras opuestas de la caja, la parte superior
y el fondo, por ejemplo, las cuales pueden representarse por los vec¬
tores zAxAy y — zAxAy. En el flujo a través de estas dos caras inter¬
viene solamente la componente z de F, y la contribución total depende
de la diferencia entre Fz en la cima y Fz en la base, o de manera más
precisa, de la diferencia del valor medio de Fz en la cara superior
y el valor medio de Fz en la cara inferior de la caja. Para una apro¬
ximación de primer orden en pequeñas cantidades esta diferencia
es (dFjdz) Az. La Fig. 2.136 ayudará a explicar esto. El valor medio
de Fz en la superficie inferior de la caja, si consideramos solamente
variaciones de primer orden en F2 sobre este pequeño rectángulo, es
su valor en el centro del rectángulo. Este valor es, para una aproxi¬
mación de primer orden * en Ax y en A y.

Ax 9 Fz Ay dFz
Fz(x,y,z) + (40)
2 dx 2 9y

Para el valor medio de Fz sobre la cara superior tomamos el valor


en el centro de la cara superior, el cual, considerando de nuevo apro¬
ximación solamente de primer orden en los desplazamientos, es

Fz(x,y,z) +
Ax 9 Fz A y 9 Fz
+ Az
9 F, (41)
2 dx 2 9y 9z
El flujo saliente total de la caja a través de estas dos cargas, cada una
de las cuales tiene un área AxAj, es por tanto

Ax Ay jF*(x,y,z)
+ 2 dx + 2 dy + ^ dz ]
(Flujo saliente de la caja en la cima)
. .. IV , , AxdFz Ay 9F*1 ....
-te&y |F,(W) + T— + T-j-J (42)
fig. 2.13 Cálculo del flujo de la caja de
volumen
(Flujo entrante en la caja por la base)

* Esto no es más que el principio de un desarrollo de Taylor de la función


escalar F„ en las proximidades de (x, y, z). Es decir,
Fz (x + a, y + b, z + c) = Fz (x, y, z) +
Fz +
\ dx dy dz/ \n!/V dx dy dzf
Todas las derivadas deben calcularse en (x, y, z). En nuestro caso a - Ax/2, b= Ay/2,
c — 0, y omitimos los términos de orden superior en el desarrollo.
Potencial eléctrico 59

que se reduce a &x¿iy&z(dFzfdz). Evidentemente, debemos aplicar un


método similar a los otros pares de caras. Es decir, el flujo total saliente
de la caja a través de caras paralelas al plano yz es &y&zAx(dFx/dx).
Adviértase que también en este caso aparece el producto AjcAyAz.
Así pues el flujo total saliente de la pequeña caja es:

(a)

El volumen de la caja es AxAj>Az por lo que la razón del flujo al volu-


dFx 3FU 3FZ
men es 1—f- -tt"—I—, y como esta expresión no contiene
ex dydz
las dimensiones de la caja en absoluto, queda como límite al contraerse
la caja. [Habiendo mantenido los términos proporcionales a (Ax)2,
(AxAj), etc., en el cálculo del flujo, se anularían, por supuesto, en el
paso a límite.]
Ahora podemos empezar a ver por qué este límite va a ser inde¬
pendiente de la forma de la caja. Evidentemente es independiente
de las proporciones de la caja rectangular, pero esto no es decir mucho.
Es fácil ver que será el mismo para cualquier volumen que podamos
construir adosando pequeñas cajas rectangulares de cualquier forma
o tamaño. Consideremos las dos cajas en la Fig. 2.14. La suma del
flujo (Dj saliente de la caja 1 y 02 saliente de la caja 2 no varía al quitar
las paredes lindantes para construir una caja, pues sea cual fuere el
flujo que atraviesa este plano era flujo negativo para una y positivo
para la otra. Así que podríamos tener una forma caprichosa como la
Fig. 2.14c sin afectar el resultado. Dejamos al lector la ulterior gene¬
ralización. Pueden tenerse en cuenta superficies inclinadas si se quiere
demostrar de antemano que es nula la suma vectorial de las cuatro Fig. 2.14 El limite de la razón del flujo al
volumen es independiente de la forma de la
superficies del tetraedro de la Fig. 2.15. caja.
Deducimos que, suponiendo solamente que las funciones Fx, Fy
y Fz son derivables, el límite existe y está dado por

dFy dF^
div F = dF* + (44)
dx dy dz

Si div F tiene un valor positivo en cierto punto, hallamos — consi¬


derando F como un campo de velocidades — un « flujo saliente »
total en este lugar. Por ejemplo, si las tres derivadas parciales de la
Ec. 44 son positivas en un punto P9 puede haber un campo vectorial
en sus proximidades algo parecido a lo que se sugiere en la Fig. 2.16.
Pero el campo parecería completamente distinto y tendría aún diver¬
gencia positiva superponiendo una función vectorial cualquiera G tal
que div G = 0. Así que una o dos de las tres derivadas parciales podrían
ser negativas y podíamos tener aún div F > 0. La divergencia es una Fig. 2.15 Se puede probar que
magnitud que expresa solamente un aspecto de la variación espacial
de un campo vectorial.
60 Potencial eléctrico

Apliquemos esto a un campo eléctrico que sea más fácil de vi¬


sualizar. Un cilindro de revolución infinitamente largo de radio a
se llena con una distribución de carga positiva de densidad q. En el
exterior del cilindro el campo eléctrico es el mismo que el de una línqa
cargada sobre el eje. Es un campo radial con módulo proporcional
a 1 /r. El campo en el interior se halla aplicando la ley de Gauss a un
cilindro de radio r < a. Puede hacerse como problema fácil. Se hallará
que el campo es directamente proporcional a r, y desde luego, también
radial. Los valores exactos son:

E = -&L para r > a


2V
(45)
E- -P- para r < a
2 E0

La Fig. 2.17 es una sección perpendicular al eje del cilindro. En este


caso, las coordenadas rectangulares no constituyen la elección más
sencilla, pero las usaremos, a pesar de todo, para practicar con la
Fig. 2.16 Campo que en el entorno del Ec. 44. Con r = j/jt2 + y2, las componentes del campo se expresan
punto P tiene divergencia distinta de cero como sigue:

Ex = (—) E = ^ * 2 para r > a


\r/ 2e0(x2 + y1)
= 27rpx para r < a
(46)
£> = (f)E = wf7)para,>í
para r < a

Fig. 2.17 Campo en el interior y en el ex¬


Ez es, desde luego, nula.
terior de una distribución de carga uniforme En el exterior de la carga cilindrica, div E tiene el valor dado por
cilindrica.

dEx , 3Ey 1 2 [ 1 2í*


dx + ^-=s.pal + y2 (x2 + y2)2
i _M.
+ (47)
X2 + y2 (x2 + y2)2

Dentro del cilindro, div E es

dEx dEy _ J_
Pd +1) =tp (48)
dx dy 2e0

Contábamos con ambos resultados. Fuera del cilindro donde no hay


carga, el flujo total saliente de cualquier volumen —grande o peque¬
ño — es nulo, así que el límite de la relación flujo/volumen es induda¬
blemente cero. Dentro del cilindro hallamos el resultado requerido
por la relación fundamental Ec. 39.
Potencial eléctrico 61

2.10 Laplaciana
Acabamos de hallar dos funciones escalares relacionadas con el
campo eléctrico, la función potencial 9? y la divergencia, div E. En
coordenadas cartesianas las relaciones se expresan en la forma:

E=-grad’’=-(*!? +*.!£ + *!!) <49>


div E = -^2. + + IEl (50)
dx dy dz

La Ec. 49 muestra que la componente x de E es Ex = — dtp/dx. Sus¬


tituyendo ésta y las expresiones correspondientes para Ey y Ez en la
Ec. 50, encontramos una relación entre div E y 7?:

divE= -d¡vgrad* = -(!£ +J^ + |£) (51)

A la operación realizada con <p indicada por la Ec. 66, salvo el signo
menos, se le puede llamar « div grad » o «tomando la divergencia
del gradiente de ... ». El símbolo utilizado para representar esta ope¬
ración es V2> llamado operador laplaciana o simplemente laplaciana.
La expresión

a2 _a^_ _ai
0x2 + dy2 ^ dz2

es la transcripción en coordenadas cartesianas de la laplaciana.


La notación V2 se explica como sigue. El operador gradiente se
simboliza frecuentemente por V, llamado « nabla ». Escribiéndolo en
coordenadas cartesianas,

V =
_0_ • A JL + i JL
0X
+ y dy dz
(52)

Si lo tratamos como un vector, su cuadrado sería entonces

V-V
a2 _af_ _a^_ (53)
0x2 dy2 + a¿2

el mismo que la laplaciana en coordenadas cartesianas. Por ello a


la laplacina se le llama frecuentemente « nabla cuadrado » y decimos
«nabla cuadrado <p » para indicar « div grad (p ». Advertencia: En
otros sistemas coordenados, por ejemplo, en coordenadas polares es¬
féricas, la forma explícita del operador gradiente y el operador lapla¬
ciana no están relacionadas tan simplemente. Es conveniente recordar
62 Potencial eléctrico

que la definición fundamental de la operación laplaciana es « diver¬


gencia del gradiente de ».
Podemos ahora expresar una relación local entre la densidad de
carga en un punto y la función potencial en su inmediata proximidad.
De la ley de Gauss en forma diferencial, div E = 1 p/e0, tenemos

(54)

La Ec. 54, es la llamada ecuación de Poisson y relaciona la densidad


de carga con las derivadas segundas del potencial. Escrita en coor¬
denadas cartesianas es

02<jP 02(jP 02<p i


(55)
a*2~ + Jy* + ~dz? ~ é^p

Esto puede considerarse como la expresión diferencial de la relación


dada por una integral en la Ec. 15, la cual nos indica cómo hallar el
potencial en un punto sumando las contribuciones de todos los ma¬
nantiales próximos y remotos *.

2*11 Ecuación de La place


Dondequiera que p — 0, es decir, en todas las regiones del espacio
que no contengan carga eléctrica, el potencial eléctrico tiene que satis¬
facer la ecuación

Y2(p = 0 (56)

Ésta se llama ecuación de Laplace. La encontramos en muchas ramas


de la física. En realidad puede decirse que, desde un punto de vista
matemático, la teoría clásica de los campos es en su mayor parte un
Fig. 2.18 El trabajo necesario para traer estudio de las soluciones de esta ecuación. El tipo de funciones que
a q' y distribuirla sobre la esfera es q' ve¬ satisfacen a la ecuación de Laplace se llaman funciones armónicas.
ces el valor medio, sobre la esfera, del po¬ Tienen algunas propiedades notables, una de las cuales es: Si q>(x, y, z)
tencial <p debido a q. satisface a la ecuación de Laplaye, el valor medio de <p sobre la super¬
ficie de una esfera cualquiera (no necesariamente pequeña) es igual
al valor de (p en el centro de la esfera. Podemos demostrar fácilmente
que esto es cierto para el potencial eléctrico (p, en regiones que no
contienen carga. Consideremos una esfera S en el campo de una carga
puntiforme q situada fuera de la esfera, como en la Fig. 2.18. Imagine-

* De hecho, puede demostrarse que la Ec. 55 es el equivalente matemático de


la Ec. 15. Esto significa que si se aplica el operador laplaciana a la integral en
la Ec. 15, se hallará — l/e0. No nos detendremos a demostrar cómo se hace esto;
tendrá que aceptarse o calcularlo.
Potencial eléctrico 63

mos ahora una carga de prueba de valor q' distribuida uniformemente


sobre esta esfera. El trabajo necesario para traer a q y distribuirla
sobre la esfera de esta manera sería q veces, el valor medio sobre
la esfera, del potencial debido a q. Pero sabemos que este trabajo
sería el mismo que si hubiésemos tenido primero la carga de prueba
y luego traer a q desde el infinito, y sabemos que en este caso el trabajo
sería el mismo que si qf estuviese concentrada en el centro de la es¬
fera en lugar de estar distribuida sobre la superficie. Esto prueba la
afirmación en este caso. Como los potenciales de varios manantiales
son simplemente aditivos, debe también ser cierto para todo sistema
de manantiales situados todos ellos en el exterior de la esfera S.
Esta propiedad del potencial está estrechamente relacionada con
un hecho que puede parecer discordante: no puede construirse un
campo electrostático que mantenga una partícula cargada en equilibrio
estable en el vacío. Este « teorema de imposibilidad » como otros en
la física, es útil para evitar una especulación y un esfuerzo infructuo¬
sos. Veamos por qué es cierto esto. Supongamos que tenemos un campo
eléctrico en el cual, contrariamente al teorema, exista un punto P
en el cual una partícula cargada positivamente estuviese en equilibrio
estable. Esto significa que cualquier pequeño desplazamiento de la
partícula a partir de P debe llevarla a un lugar donde actúe un campo
eléctrico que la empuje hacia P. Pero esto significa que una pequeña
esfera alrededor de P debe tener un E dirigido hacia el interior en
todo punto de su superficie. Esto contradice la ley de Gauss, ya que no
hay cargas negativas dentro de la región. (Nuestra carga de prueba
no cuenta; además es positiva.) En otras palabras, no se puede tener
una región vacía donde el campo eléctrico esté dirigido todo hacía el
interior o todo hacia el exterior, y esto es lo que se necesitaría para
equilibrio estable. Para expresar el mismo hecho en función del poten¬
cial eléctrico, una posición estable para una partícula cargada debe
ser tal que el potencial (p sea menor que el de todos los puntos próxi¬
mos (si la partícula está cargada positivamente) o mayor que el de todos
los puntos próximos (si la partícula está cargada negativamente).
Evidentemente ninguno de los dos es posible para una función cuyo
valor medio sobre la esfera es siempre igual a su valor en el centro.
Por descontado que se puede tener una partícula cargada en
equilibrio en un campo electrostático en el sentido que la fuerza sobre
ella es nula. El punto donde E — 0 en la Fig. 1.10 es una posición de
ese tipo. La posición media entre dos cargas positivas iguales es una
posición de equilibrio para una tercera carga, tanto positiva como
negativa. Pero el equilibrio no es estable. (Pensemos qué ocurre cuando
la tercera carga se desplaza ligeramente de su posición de equilibrio.)
Dicho sea de paso, es posible atrapar y mantener estable una partícula
cargada eléctricamente por un campo eléctrico que varía con el tiempo.

2.12 Distinción entre la Física y las Matemáticas


En las últimas secciones anteriores nos hemos ocupado de rela¬
ciones matemáticas y nuevas maneras de expresar hechos familiares.
64 Potencial eléctrico

Puede ayudar a separar la física de las matemáticas, y la ley de la defi¬


nición, si intentamos imaginar cómo serían las cosas si la fuerza eléc¬
trica no fuese una fuerza inversamente proporcional al cuadrado de
la distancia sino una fuerza de alcance finito, por ejemplo, una fuerza
del tipo

e —\r (57)
r*2

Entonces la ley de Gauss en la forma integral, expresada en la Ec. 37,


seguramente fallaría, pues tomando una superficie muy grande que
encierra algunos manantiales, hallaríamos un pequeño campo que
Fig. 2,19 En un campo no inversamente se anularía sobre esta superficie. El flujo tendería a cero al aumentar
proporcional al cuadrado de la distancia, el la superficie, en vez de permanecer constante. Sin embargo, aún po¬
flujo a través de una superficie cerrada no dríamos definir un campo en cada punto del espacio. Podríamos
es cero. calcular la divergencia de tal campo, y la Ec. 38, que describe una
propiedad matemática de todo campo vectorial, aún sería cierta.
¿Existe aquí una contradicción? No, porque la Ec. 39 también falla¬
ría. La divergencia del campo no sería lo mismo que la densidad de
manantial. Podemos comprender esto notando que un pequeño vo¬
lumen que no contuviera manantiales aun podría tener un flujo neto
a través de él, debido al efecto de un manantial exterior al volumen,
si el campo tuviera alcance finito. Como se sugiere en la Fig. 2.19
entraría más flujo por la parte cercana al manantial que el que aban-
dinaría el volumen.
Así podemos decir que las ecuaciones 37 y 39 expresan la misma
ley física, la ley inversa del cuadrado que Coulomb estableció por
medida directa de las fuerzas entre cuerpos cargados, mientras que
la Ec. 38 es una expresión de un teorema matemático que nos permite
trasladar nuestra expresión de esta ley de forma diferencial a integral
o a la inversa. Las relaciones que conectan E, p y <j> se recogen en las
figuras 2.20 y 2.20'.
¿Cómo podemos justificar estas relaciones diferenciales entre
manantial y campo en un mundo donde la carga eléctrica no es real¬
mente una jalea lisa sino que está concentrada en partículas de cuyo
interior conocemos muy poco? Realmente, una expresión como la
Ec. 54, la ecuación de Poisson, sólo tiene significado á escala macros¬
cópica. La densidad de la carga p ha de interpretarse como valor
medio en una región pequeña pero finita que contenga muchas partícu¬
las. Así pues la función p no puede ser continua en la forma que le
gustaría a un matemático. Cuando hacíamos contraer la región V{
en el curso de la demostración de la ley de Gauss, sabemos como físi¬
cos que no la debemos hacer decrecer demasiado. Esto es un tanto
burdo, pero el hecho es que nos arreglamos muy sbien con el modelo
continuo en sistemas eléctricos a gran escala. En el mundo atómico
tenemos las partículas elementales, y el vacío. Dentro de las partículas,
incluso si la ley de Coulomb resulta tener alguna clase de significado,
las cosas suceden de manera muy distinta. El vacío, en lo que concierne
Potencial eléctrico 65

Campo eléctrico

--/i-:**/*
Fig. 2.20 Cómo están relacionados la den¬
sidad de carga eléctrica, potencial eléctrico
y campo eléctrico. En las relaciones integra¬
Densidad p 0 Potencial les intervienen la integral curvilínea y la in¬
de carga eléctrico tegral de volumen. En las relaciones diferen¬
ciales intervienen el gradiente, la divergencia
y la div • gra o V2, el operador Laplaciana.

a la electrostática, está regido por la ecuación de Laplace. Aunque,


no podemos afirmar que, incluso en el vacío, el paso a un límite de
tamaño cero tenga significado físico.

2*13 Rotacional de una función vectorial *


Desarrollamos el concepto de divergencia, una propiedad local
de un campo vectorial, partiendo de la integral de superficie sobre una
gran superficie cerrada. Con el mismo espíritu, consideraremos la
integral curvilínea de cierto campo vectorial F(x, y, z) tomada a lo
largo de un camino cerrado, una curva C la cual se cierra sobre sí
misma. La curva C puede considerarse como el contorno de cierta
superficie S que la abarca. Un buen nombre para el valor de tal integral
curvilínea a lo largo de una línea cerrada es el de circulación; usaremos
T (gamma mayúscula) como su símbolo:

(58)

* El estudio de esta sección y lo que resta del capítulo 2 puede posponerse hasta
que se alcance el capítulo 6. Hasta entonces nuestra única aplicación de esta derivada
vectorial será la demostración de que un campo electrostático se caracteriza por
rot E — 0, como se explica en la sección 2.16.
66 Potencial eléctrico

Fig. 2.21 Para el bucle subdividido, la su¬ En la cantidad subintegral ds es el elemento de camino, un vector
ma de todas las circulaciones rf a lo largo infinitésimo localmente tangente a C (Fig. 2.21a). Hay dos sentidos
de las partes es igual a la circulación T a lo de recorrido de C; tenemos que elegir uno para que el sentido de ds
largo de la curva original C.
no sea ambiguo. Incidentalmente la curva C no necesita estar contenida
en un plano — puede estar tan alabeada como se quiera.
Ahora ponteamos C con un nuevo camino B, formando de este
modo dos bucles, Cl y C2, cada uno de los cuales incluye B como parte
del mismo (Fig. 2.216). Tómese la integral curvilínea a lo largo de
cada uno de ellos, en el mismo sentido direccional. Es fácil ver que la
suma de las dos circulaciones, Tj y T2, será la misma que la circulación
original a lo largo de C: La razón es que el puente está atravesado en
sentidos contrarios en las dos integraciones, dejando solamente las
contribuciones que constituyen la integral curvilínea original a lo
largo de C. Nueva subdivisión en varios bucles Clt..., C„ ..., CN
dejan a la suma invariable:

J^F • ds = ^ f F • dsi o r = 2 Ti (59)


¿=i 1 ¿=i

Aún podemos continuar indefinidamente subdividiendo, añadiendo


nuevos puentes, buscando en el límite llegar a una cantidad carac¬
terística del campo F en un entorno local. Cuando subdividimos los
bucles, hacemos bucles de menor circulación, pero también de menor
área. Así que es natural considerar la relación de circulación del bucle
a área del bucle, tal como hemos considerado en la Sec. 2.7, la relación
del flujo a volumen. Sin embargo, las cosas son un poco distintas aquí
a causa de que el área a, de la porción de superficie que abarca un
pequeño bucle Cx es realmente un vector; una superficie tiene orienta¬
ción en el espacio. No podemos tomar la relación de un escalar a un
vector. En realidad, al hacer los bucles cada vez más pequeños en
un entorno, podemos arreglarnos para tener un bucle orientado en una
dirección que elijamos. (Recordemos que no estamos comprometidos
con una superficie particular limitada por la curva C.) Así podemos
pasar a límite de maneras esencialmente distintas y debemos esperar
que el resultado lo refleje.
Elijamos una orientación particular para la porción correspon¬
diente a las últimas etapas de subdivisión. El vector unitario ñ deno¬
tará la normal al pedazo de superficie, y este vector debe permanecer
constante cuando el pedazo que rodea un punto particular P disminuye
tendiendo a cero. El límite del cociente de la circulación al área de
pedazo se escribirá de esta manera:

ds
lím -L o lím
a^O a\ a(->0 ai
(60)
Potencial eléctrico 67

La regla para el signo es que el sentido de n y el sentido en el cual


Ct es recorrido en la integral curvilínea estará relacionado por la
regla del sacacorchos, como en la Fig. 2.22 El límite que obtenemos
por este procedimiento es una magnitud escalar que está asociada al
punto P en el campo vectorial F, y con la dirección y sentido de ñ.
Podemos elegir tres direcciones independientes, tales como x, y y i
y obtener tres números diferentes. Resulta que estos tres números
pueden considerarse los componentes de un vector. Llamamos al
vector rotacional de F. Es decir, el número que obtenemos para el
límite con n en una dirección y sentido determinados es la compo¬
nente, en dicha dirección, del vector rot F. Establecemos esto en una Fig. 2.22 Regla del tornillo que relaciona
ecuación, la normal a la superficie con el sentido que
se toma en la integral curvilínea de la circu¬
lación.

Y f F • ds
(rot F) -ñ = lim — = lím-^- (61)
Oí—>0 di

Por ejemplo, la componente x de rot F se obtiene tomando n = x,


como en la Fig. 2.23. Cuando el bucle se estrecha alrededor del punto P,
lo mantendremos en un plano perpendicular al eje x. En general el
vector rot F variará de un lugar a otro. Si reducimos la porción alre¬
dedor de algún otro punto, la relación de la circulación al área puede
tener un valor diferente, dependiendo de la naturaleza de la función
vectorial F. Es decir, rot F es él mismo un vector función de las coor¬
denadas. La dirección en cada punto es normal al plano que pasa por
este punto en el cual la circulación es máxima. Su módulo es el valor
límite de la circulación por unidad de superficie, en este plano, alre¬
dedor del punto en cuestión.
Estas dos últimas frases pueden tomarse como definición de
rot F. Como en la Ec. 61, no se hace referencia a un sistema coordenado.
No hemos demostrado que esto así llamado y definido sea un vector;
solamente lo hemos afirmado. El que tenga módulo y dirección no es
suficiente para hacerle vector. Las componentes, tal como se han de¬
finido, deben comportarse como las componentes de un vector. Su¬
pongamos que hemos determinado ciertos valores para las componen¬
tes x, y, z de rot F y aplicando la Ec. 61 con ñ elegido, sucesivamente,
como x, y, y z. Si rot F es un vector, estará determinado unívocamente
por estas tres componentes. Si ahora elegimos una cuarta dirección
para ñ, el primer miembro de la Ec. 61 es fijo y la cantidad en el se¬
gundo miembro, la circulación en el plano perpendicular a la nueva fi
tiene que concordar mejor con ella. En realidad, hasta que no se esté
Fig. 2.23 El pedazo de superficie se con¬
seguro de que rot F es un vector, aún no es evidente que pueda haber
trae en torno a P. manteniendo su normal
a lo sumo una dirección para la que la circulación por unidad de su¬ en la dirección del eje x.
perficie en P sea máxima —como se suponía tácitamente en la última
68 Potencial eléctrico

definición. De hecho, la Ec. 61 define un vector pero no daremos


una demostración de esto.

2.14 Teorema de Stokes


De la circulación alrededor de una porción de superficie infinité¬
sima podemos volver a la circulación a lo largo del bucle original C:

r = /cF-*=2r< (62)
Í= 1

En este último paso simplemente multiplicamos y dividimos por a{.


Observemos ahora qué ocurre en el segundo miembro al hacerse N
muy grande y todos los a( pequeños. La cantidad entre corchetes se
convierte en (rot F) • ñ,, donde ñt es el vector unitario normal al i-ésimo
trozo. Así pues tenemos a la derecha la suma, extendida a todos los
trozos que constituyen la superficie total S que abarca a C, del producto
« área de la porción multiplicada por la componente normal de (rot F) ».
Esto no es más que la integral de superficie, extendida a *S, del vector

^üi = 2 ai^ rot F) * da • rot F (63)

Así pues hallamos que:

da (64)
JcF'ds = /s rot F'

La relación expresada por la Ec. 64 es un teorema matemático


llamado teorema de Stokes. Adviértase como se parece en estructura
al teorema de Gauss, el teorema de la divergencia. El teorema de
Stokes relaciona la integral curvilínea de un vector con la integral de
superficie del rotacional del vector. El teorema de Gauss (Ec. 36)
relaciona la integral de superficie de un vector con la integral de vo¬
lumen de la divergencia del vector. El teorema de Stokes implica una
Potencial eléctrico 69

superficie y la curva que la abarca. En el teorema de Gauss intervienen


un volumen y la superficie que lo limita.

2.15 El rotacional en coordenadas cartesianas


La Ec. 61 es la definición fundamental de rot F, establecida sin
hacer referencia a un sistema de coordenadas particular. En este as¬
pecto es como nuestra definición fundamental de divergencia, Ec. 34.
Como en aquel caso, nos gustaría conocer cómo calcular rot F cuando
la función vectorial F(x, y, z) está dada explícitamente. Para hallar el
método, efectuamos la integración requerida en la Ec. 61, pero lo
hacemos a lo largo de un camino de forma muy simple, uno que
contenga una porción rectangular de superficie paralela al plano xy
(Fig. 2.24). Es decir, tomamos ñ = z. De acuerdo con nuestra regla
de los signos, el sentido de la integración alrededor del borde debe
ser el de las agujas del reloj visto por alguien situado en el sentido
de ñ. En la Fig. 2.25 miramos hacia abajo al rectángulo desde arriba. Fig, 2.24 Circulación a lo largo de un rec¬
La integral curvilínea de A a lo largo de tal camino depende tángulo con ft = i.

de la variación de Ax con y y de la variación de Ay con x. Pues si Ax


tuviese el mismo valor medio a lo largo de la parte superior del cuadro
de la Fig. 2.25, como a lo largo de la parte inferior, la contribución
de estas dos partes a la integral curvilínea total se anulará evidente¬
mente. Para los miembros laterales vale una observación similar. La
diferencia entre el valor medio de Ax sobre el segmento superior del
camino en y + Ay y su valor medio en el segmento inferior en y es,

(65)

El argumento es como el que usamos en la Fig. 2.13¿?.


Fig. 2.25 Vista desde encima del rectán¬
Ax — Ax(x,y) +
Ax 3Ax (en el punto medio de la \ gulo de la Fig. 2.24.
2 3x parte inferior del cuadrado /

(66)
* a /
A, = A,(.,V) +
\ Ax 3Alx a 3A>x (en el punto medio de la \
parte superior del cuadrado /

Estos son los valores medios aludidos, para el primer orden en el de¬
sarrollo de Taylor, Es su diferencia multiplicada por la longitud del
segmento de camino Ax, la que determina su contribución neta a la
circulación. Esta contribución es — AxAy(dAjdy). El signo menos
se debe a que estamos integrando hacia la izquierda en la parte superior
con lo cual, si Ax es más positivo en la parte superior resulta una
contribución negativa para la circulación. La contribución de los lados
es AyAx(dAyjdx) y aquí el signo es positivo, porque si Ay es. más
70 Potencial eléctrico

positivo a la derecha el resultado es una contribución positiva a la


circulación.
Así pues, despreciando los términos de orden superior de Ax
y de Ay, la integral a lo largo de todo el rectángulo es

Ia-* =
= 4i49(3a»_^£\ <67)
yV dx dy I

Ahora bien AxA y es el valor del área del rectángulo contenido


la cual hemos representado por un vector en la dirección z. Evidente¬
mente la cantidad

dAy dAx
(68)
dx dy

Fig. 2.26 Para cada orientación, el limite es el límite del cociente


de la relación circulación/área determina una
componente de rot A en este punto. Para
determinar todas las componentes del vector
Integral curvilínea alrededor del trozo
rot A en cada punto, las superficies se reu¬ (69)
nirán en torno al punto; aquí se han sepa¬ Área de la porción
rado para mayor claridad.

cuando la porción tiende a cero. Si la figura rectangular se ha orien¬


tado con su normal en el sentido positivo de y, hallaríamos la expre¬
sión

dAx dAz
(70)
dz dx

para el límite del cociente correspondiente, y si el cuadro se ha orien¬


tado con su normal en la dirección x, como en el cuadro de la derecha
en la Fig. 2.26, habríamos obtenido

dAz dAy
(71)
dy dz

Aunque hemos considerado solamente rectángulos, nuestro resul¬


tado es realmente independiente de la forma del pequeño trozo y su
contorno, por las mismas razones que en el caso de las integrales que
intervienen en el teorema de la divergencia. Por ejemplo, es claro
que podemos reunir libremente diferentes rectángulos para formar
otras figuras, debido a que las integrales curvilíneas a lo largo de las
partes comunes del contorno se anulan entre sí (Fig. 2.27).
Potencial eléctrico 71

Fig* 2.27 La circulación en el ciclo de la derecha es la suma de las


circulaciones en los rectángulos, y el área de la derecha es la suma de
las áreas de los rectángulos. El diagrama enseña por que la razón
circulaciónlárea es independiente de la forma.

Deducimos que para cualquiera de estas orientaciones el límite


de la razón de la circulación al área es independiente de la forma de
la porción elegida. Así pues obtenemos como fórmula general para
las componentes del vector rot F, cuando F se da en función de x, y, z:

Podemos hallar la siguiente regla más fácil de recordar que la misma


fórmula. Formemos el determinante siguiente:

A A A
x y z

— JL JL (73)
8* dy dz
Fx Fy Fz

Desarrollándolo de acuerdo con la regla para los determinantes, se


obtiene rot F en la forma indicada en la Ec. 72. Adviértase que la
componente x de rot F depende de la velocidad de variación de Fz
en la dirección y y de la variación de Fy en la dirección z cambiada
de signo, y así sucesivamente.
A veces se usa en lugar del nombre rotacional el símbolo V X,
leído « nabla multiplicado vectorialmente » donde se interpreta como
el vector

x (74)
72 Potencial eléctrico

Si escribimos V X F y seguimos las reglas para la obtención de las


componentes del producto vectorial obtenemos automáticamente el
++ vector rot F. Así pues rot F y V X F significan lo mismo.
+ +

2.16 Significado físico del rotacional


El nombre « rotacional » nos recuerda que un campo vectorial
+ +
con rotacional distinto de cero tiene circulación, o turbulencia. Max¬
well usó el nombre rotación, y en español se representa abreviadamente
por rot. Imagínese un campo de vectores velocidad G, y supóngase
que rot G no es nulo. Entonces las velocidades en este campo tienen
superpuesto uno de estos caracteres:°a la circulación ge¬
neral en una dirección. Por ejemplo, el campo de velocidades del agua
al vaciar una bañera adquiere, generalmente, una circulación. Su
rotacional no es cero en la mayor parte de la superficie. Cualquier
cosa que flote en la superficie gira mientras avanza. Este concepto es
de central importancia en la Física de fluidos, hidrodinámica o aero¬
dinámica.
Para construir un « rotacionalímetro » para un campo eléctrico
— al menos en imaginación — podríamos fijar cargas positivas a un
cubo de rueda mediante radios aislantes, como en la Fig. 2.28. Ex¬
plorando el campo eléctrico con este dispositivo, hallaríamos donde¬
quiera que rot E no sea nulo una tendencia de la rueda a girar en
tomo al eje. Con un resorte para frenar la rotación, podría usarse
el valor de la torsión para indicar el par, el cual sería proporcional a la
componente del vector rot E en la dirección del eje. Si podemos hallar
la dirección del eje para la cual el par es máximo, y en el sentido de las
agujas del reloj, ésta es la dirección del vector rot E. (Por supuesto
Fig. 2.28 El «rotac ¡onal tmetro».
que no podemos dar crédito al rotacionalímetro en un campo que varíe
mucho dentro de las dimensiones de la misma rueda.)
¿Qué podemos decir, a la luz de todo esto, acerca del campo
electrostático E? La conclusión que podemos deducir es muy simple:
el rotacionalímetro siempre indicaría cero. Esto se deduce de un hecho
que ya hemos tratado; a saber, en el campo electrostático la integral
curvilínea de E a lo largo de todo camino cerrado es nula. Precisa¬
mente para recordar por qué es así, hemos visto que la integral cur¬
vilínea de E entre dos puntos cualesquiera tales como Px y P2 en la
Fig. 2.29 es independiente del camino. Al hacer que los dos puntos
Px y P2 sean muy próximos, la integral curvilínea a lo largo del camino
más corto en la figura, evidentemente se anula — a menos que la po¬
sición final esté en una singularidad tal como una carga puntiforme,
caso que podemos excluir. Así pues la integral curvilínea debe ser
nula a lo largo del camino cerrado en la Fig. 2.29d. Pero ahora, si la
circulación es nula a lo largo de todo camino cerrado, se sigue del teo¬
rema de Stokes que la integral de superficie de rot E es cero sobre una
porción cualquiera en forma, tamaño o posición. Por lo tanto rot E
debe ser cero en todo punto, pues si no fuera nulo en alguna parte
podríamos imaginar un trozo en este lugar para infringir la conclusión.
Potencial eléctrico 73

Todo esto conduce a la simple expresión que en el campo electros¬


tático E:
Px
rot E = 0 (en todo punto) (75)
Pt
La recíproca también es cierta. Si rot E es nulo en todo punto,
E puede describirse como gradiente de una función potencial y sería
(a)
un campo electrostático.
Esta prueba es fácil de aplicar. Cuando se introdujo por primera
vez la función vectorial de la Fig. 2.3, se dijo que representaba un
posible campo electrostático. Las componentes se definieron por Ex =
= Ky y Ey = Kx a las cuales deberíamos añadir Ez — 0 para com¬
pletar la determinación de un campo en un espacio tridimensional.
Calculando rot E hallamos:

3 E. dEy
( rot E)x 0 W
9y 3z
3 Ex 3 E, (76)
(rot E)y 0
3z dx
3 Ey 3 Ex
(rot E).* K - K = 0
dx dy
Pt

Esto nos manifiesta que E es el gradiente de un potencial escalar. Ca¬ Ptm


sualmente este campo particular E tiene divergencia nula, también:
(<■)
^Ex , dEy , dEz _ q
(77)
dx 3y 3z ~~

Representa por tanto un campo electrostático en una región libre de


carga.
Por otro lado, la función vectorial igualmente simple definida
por Fx = Ky, Fy — — Kx, Fz ~ 0, no tiene rotacional nulo. En cam¬
bio, PxPtm

(rot F), = ~2K (78)

Por lo tanto ningún campo electrostático podría tener esta forma. Si


se dibujara la forma de este campo se vería en seguida que tiene circu¬
id)
lación.
Podemos entender estos aspectos de las funciones vectoriales es¬
tudiando los campos bidimensionales representados en la Fig. 2.30.
En cuatro de estos campos la divergencia de la función vectorial es Fig. 2.29 Si la integral curvilínea entre P\
y P7 es independiente del camino, la integral
nula en toda la región expuesta. Inténtese identificar las cuatro. La
curvilínea a lo largo de un bucle cerrado
divergencia implica un flujo neto hacia el interior, o hacia el exterior, debe ser nula.
de un entorno. Es fácil ponerlo de manifiesto en algunas figuras.
En otras podemos ver en seguida que la divergencia es cero. En tres
Fifr 2JO Cuatro de estos campos vectoriales tienen divergencia nula
en Ja presente región. Tres tienen rotacional cero. ¿Puede señalarlos?
74
Potencial eléctrico 75

Fig. 2.31 Algunas relaciones vectoriales resumidas.

jF'da = 1 div F dv ¡A-ds = í rot A'da (p9 — (Pl= / grad <p-ds


/ superficie J volumen J curva •'superficie Jcurva

EN COORDENADAS CARTESIANAS

o,| a>
dFx dFj, dFz A (dAz 3Ay\ , d<0 dip

N>
A , A

div F = rot A — X grad (p = x —-f- y


dx dy dz \dy dz ) dx dy
fdAx dAz\ — V<¿>
= V*F + y|
\dz dx )
(dAy dAx\
+Z 1
\dx dy /
VXA

V=
76 Potencial eléctrico

de los campos el rotacional de la función vectorial es nulo, en toda


la porción de campo representado. Intentemos identificar los tres
decidiendo si la integral curvilínea a lo largo de un ciclo sería o no nula
en cada caso. Esto es la esencia del rotacional. (Después de estudiar
los esquemas, pensemos acerca de estas cuestiones antes de comparar
nuestro razonamiento y nuestras conclusiones con la explicación dada
en la Fig. 2.32 en una página posterior.)
El rotacional de una función vectorial demostrará ser un valioso
instrumento cuando tratemos con campos eléctricos y magnéticos
cuyo rotacional no es nulo. Hemos desarrollado esto en esta ocasión
porque las ideas que intervienen están tan unidas a las que intervienen
en la divergencia. Podemos decir que hemos hallado dos clases de
derivadas de un campo vectorial. Una clase, la divergencia, implica
la variación por unidad de longitud dFjdx de una componente de un
vector en su propia dirección, y así sucesivamente. La otra clase, es
una especie de « derivada lateral » que implica la variación por unidád
de longitud de Fx al moverse en la dirección y o z.
Las relaciones llamadas teoremas de Gauss y teorema de Stokes
están resumidas en la Fig. 2.31. La conexión entre la función poten¬
cial escalar y la integral curvilínea de su gradiente puede también
considerarse como un miembro de esta familia de teoremas y está
incluida en la tercera columna.

Problemas

2.1 La siguiente función vectorial representa un posible campo electros¬


tático:

Ex = 6xy Ey = 3x2 — 3y2 Ez = 0

Calcular la integral curvilínea de E desde el punto (0,0,0) al punto (xuyu0) a lo


largo del camino que va en línea recta de (0,0,0) a (xl50,0) y luego a (Xjj^O).
Efectuar un cálculo similar para el camino que va por el otro lado del rectán¬
gulo, por el punto (0,^,0). Debe hallarse el mismo resultado si la afirmación
anterior es cierta. Ahora se tiene la función potencial (p(x,y,z). Tómese el gra¬
diente de esta función y véase que se obtiene de nuevo las componentes del
campo dado.

2.2 Considérese el sistema de dos cargas mostrado en la Fig. 2.7. Sea z


la coordenada a lo largo de la recta que une las dos cargas, con z = 0 en la po¬
sición de la carga positiva. Represéntese gráficamente el potencial a lo largo
de esta línea, en función de z en metros, desde z - ~ 5 a z = 15.

2.3 Una carga de 2 • 10~9/3 C está situada en el origen. Dos cargas de


—10_9/3 C cada una están situadas en los puntos de coordenadas x, y, z,
1, 1, 0 y — 1, 1, 0. Es fácil ver que el potencial <¡> es cero en el punto (0, 1, 0)
y cero en el infinito. Se deduce que en el eje y más allá del (0, 1, 0) la función
^(0, y, 0) debe tener un mínimo o un máximo. En este punto el campo eléc-
Potencial eléctrico 77

trico E debe ser nulo. ¿Por qué? Localizar el punto, al menos aproximada¬
mente.
Solución: y = 1,607.

2.4 Descríbase el campo eléctrico y la distribución de carga correspon¬


diente al siguiente potencial:

</> = x2 + y2 + z2 para x2 + y2 + z2 < a2


2^3
4> = - a2 + 2 y—y + z2)i/2 Para a2 < X2 + y2 + z2

2.5 Una esfera del tamaño de una pelota de baloncesto se carga a un


potencial de - 1000 volts. ¿Alrededor de cuántos electrones extra hay en la
misma por cm2 de superficie?
Solución: 3 • 107

2.6 Una esfera del tamaño de la tierra tiene un coulomb de carga distri¬
buida uniformemente sobre su superficie. ¿Cuál es la intensidad del campo
eléctrico justo fuera de la superficie, en volt/metro? ¿Cuál es el potencial de
la esfera, en volt, con el cero de potencial en el infinito?
Solución: 2,5 • 104 volt/metro; 1500 volts.

2.7 Designemos los vértices de un cuadrado, de 5 cm de lado, en el


sentido de las agujas del reloj, A, B, C, D. Colocar una carga de 2 • 10~9/3 C en
A, - 10-9 C en B. Determinar el valor de la integral curvilínea de E, desde C
a D. (No se necesita una integración real).

2.8 En la distribución de carga uniforme cilindrica de la Fig. 2.17.


(a) Demuéstrese que la expresión dada allí para el campo en el interior
del cilindro, se deduce de la ley de Gauss.
(b) Hállese el potencial <f> en función de r, dentro y fuera del cilindro, to¬
mando <j> = 0 para y = 0.

2.9 Para el sistema de la Fig. 2.10, esquematizar la superficie equipo¬


tencial que toca el borde del disco. Hállese el punto donde corta al eje de
simetría.

2.10 Una varilla delgada se extiende a lo largo del eje z desde z = — d


a z = d. La varilla posee una carga uniformemente distribuida a lo largo de
la misma con una densidad de carga lineal A. Integrando a lo largo de esta
distribución de carga, calcular el potencial en el punto Pl sobre el eje z con
coordenadas 0, 0, 2d. Mediante otra integración hallar el potencial en el pun¬
to P2 en el eje x y localizar este punto para que el potencial sea igual al po¬
tencial en Px.
Solución: X/4ne0 ln 3; x = y/3d.

2.11 Los puntos Px y P2 del problema precedente están situados sobre


una elipse cuyos focos están en los extremos de la varilla, como puede com¬
probarse comparando las sumas de las distancias de Px y de P2 a los extremos
de la varilla. Esto sugiere que toda la elipse puede ser una equipotencial.
Comprobar esta conjetura calculando el potencial en el punto (3¿//2, 0, d) que
está en la misma elipse. En realidad es cierto, aunque no hay razón evidente,
las superficies equipotenciales del sistema son una familia de elipsoides alar¬
gadas homofocales. Véase si se puede demostrar esto. Se tendría que deducir
una expresión para el potencial en un punto general (x, 0, z) en el plano xz.
Luego demostrar que, si x y z están relacionadas por la ecuación x2/(a2 - cP)
+ z2/a2 = 1, que es la ecuación de una elipse con focos en z = ± d, el potencial
dependerá solamente del parámetro a y no de x o z,

2.12 El triángulo rectángulo con el vértice P en el origen, base b, y


Obsérvese que no hay variación
en el módulo de F. para primer or¬
Obsérvese que el vector permanece
den. al avanzar en el sentido in¬
constante al avanzar en el sentido
dicado por F. Ello es suficiente
que él indica. Es decir 8F/8y = 0
para asegurar que la divergencia
con F, = 0. Luego div F = 0.
es cero. __ Parece que
Obsérvese que la integral curvilí¬
la circula- ^ ción podría
nea a lo largo de la línea de tra¬ ser cero a 1 f lo largo del
zos no es nula. camino re- m f presentado,
r-»
pues F es V-J menos inten¬
so en el Ira- mo largo que
en el corto. Realmente es un posi¬
ble campo electrostático, con F
proporcional a l/r, donde r es la
distancia a un punto exterior al
dibujo.
div F = 0 rot F # 0
div F — 0 rot F = 0

Por la misma razón anterior de¬


ducimos que div F es nula. Aquí
el módulo de F es el mismo en
todas par- tes. asi que
Este es un campo central. Es de¬ la integral j 'J curvilínea
cir. F es radial y para r dada su a lo largo i » del tramo
módulo es constante. Todo campo largo del 1 Jj camino
central tiene rotacional cero: la representar do no
circulación es cero a lo largo del se anula con la integral en el tra¬
camino de trazos y cualquier otre mo corto, y la circulación no es
camino. Pero la divergencia evi¬ cero.
dentemente no es nula.

div F' ^ 0 rot F = 0 div F = 0 rol F ^ 0

La circulación podría evidente¬ Está claro que la circulación a lo


mente ser nula a lo largo de los largo del camino de trazos no es
caminos representados. Realmente, nula. También parece que la di¬
es el mismo campo ^ vergencia es distinta de cero, ya
que en la figura 2.2 \ que vemos vectores que conver¬
y es un posible ' \ gen hacia r_---i el centro
r- ■i en todas 1 ¡ direcciones.
I i
A t ♦ *
i i
i i
campo elec¬
trostático.
De esta figura no resulta eviden¬
te que div F ~ 0. pero puede verse
que podría ser cero.

div F = 0 rot F = 0 div F 0 rot F * 0

F¡t>. 2.32 Examen de la I ig. 2.30,


Potencial eléctrico 79

altura a tiene una densidad uniforme de carga superficial o. Determinar el


potencial en el vértice P. Primero hallar la contribución de la franja vertical
de anchura dx en x. Demostrar que el potencial en P puede expresarse: <f>p =
{a/4ne0) 6[ln(l + sen 6)/eos 0\.

2.13 Por el cálculo explícito de las componentes de V x E, demostrar


que la función vectorial especificada en el problema 2.1 es un posible campo
electrostático. (Por supuesto si se resuelve este problema, se habrá probado
de otra manera, por el cálculo de una función escalar, que ésta es el gradien¬
te). Determinar la divergencia de este campo.

2.14 ¿La función Jfx, y) = x2 + y2 satisface a la ecuación de Laplace


bidimensional? ¿Y la función g(x, y) = x2~y2? Esquematizar la última fun¬
ción, calcular el gradiente en los puntos (0, 1); (1, 0); y (— 1, 0) e indicar por
flechas las direcciones y sentidos de estos vectores.

2.15 Calcúlese el rotacional y la divergencia de cada uno de los siguien¬


Prob. 2.12
tes campos vectoriales. Si el rotacional resulta ser nulo, inténtese hallar una
función escalar <p de la cual el vector campo es el gradiente:
Ja) Fx = x+ y; Fy = -x +y/ Fy = - 2z.
(b) Gx = 2y; Gy = 2x + 3z; Gz = 3y.
(c) Hx =x2 - z2; Hv = 2; Hz - 2xz.

2.16 Si A es un campo vectorial con derivadas continuas, div (rot A) = 0,


o usando la notación «nabla», V • (V X A) = 0. Este teorema se necesitará más
adelante. Ahora el problema es demostrarlo. Hay dos caminos distintos para
hacerlo:
(a) (Cálculo directo, no inspirado, en un sistema coordenado particular):
Utilizando la fórmula para V en coordenadas cartesianas, desarróllese la fila
de derivadas parciales segundas que implicad * ( VX A).
(b) (Con el teorema de la divergencia y el teorema de Stokes, no son ne¬
cesarias las coordenadas): Considérese la superficie S en la figura, un globo ca¬
si cortado en dos, que está abrazado por la curva cerrada C. Considérese la in¬
tegral curvilínea, a lo largo de una curva como C, de cualquier campo vecto¬
rial. Luego utilícese los teoremas de Stokes y Gauss con argumentos adecuados.

2.17 Utilizar la identidad V (<¡> \ <j>) = (V <j>)2 + <¡> V V y el teorema de la Prob. 2*16
divergencia para demostrar que la Ec. 38 del capítulo 1 y la Ec. 28 del ca¬
pítulo 2, son equivalentes para cualquier distribución de carga de extensión finita.

2.18 Un cilindro circular hueco de radio a y longitud b, con los extre¬


mos abiertos, tiene una carga total Q uniformemente distribuida sobre su
superficie. ¿Cuál es la diferencia de potencial entre un punto del eje en un
extremo y el punto medio del eje? Demostrar esquematizando algunas líneas
de campo cómo se imagina que debe ser el campo considerado.

2.19 Tenemos dos esferas metálicas de radios Rl y R2j muy separadas


comparando con sus radios. ¿Dada una cantidad de carga total Q que se ha
de dividir entre las dos esferas, cómo lo hará para que la energía potencial
de la distribución de carga resultante sea la menor posible? Para responder
a esto, primero calculamos la energía potencial del sistema para una división
arbitraria de carga, q en una y Q — q en la otra. Luego minimizar la energía
como función de q. Puede suponerse que cualquier carga colocada en una
esfera se distribuye uniformemente en tal esfera, estando la otra lo suficien¬
temente alejada para que pueda despreciarse su influencia. Cuando se haya
encontrado la división óptima de carga, demostrar que con esta división la
diferencia de potencial entre las dos esferas es nula. (De aquí que pueden
conectarse con un hilo, y no habrá redistribución. Éste es un ejemplo par¬
ticular de un principio muy general que encontraremos en el capítulo 3:
sobre un conductor, la carga se redistribuye a sí misma de forma que se mini¬
mice la energía potencial del sistema.)
80 Potencial eléctrico

2.20 Como distribución de carga eléctrica, el núcleo de oro puede des¬


cribirse como una esfera de radio 6 • 10“13 cm con una carga Q = 19e dis¬
tribuida perfectamente uniforme en su interior. ¿Cuál es el potencial en el
centro del núcleo, expresado en megavolts?
(Primero deducir una fórmula general para en una esfera de carga
Q y radio a. Hacerlo usando la ley de Gauss para hallar el campo eléctrico
interno y externo y luego integrar para hallar el potencial.)
Solución: <j> = 2>Q/4ne0 2a = 28,44 • 106 volts = 28,44 megavolts.

2.21 Supongamos ocho protones que están permanentemente fijos en


los vértices de un cubo. Un noveno protón flota libremente cerca del centro
del cubo. No hay otras cargas en el entorno, ni gravedad. ¿Está atrapado el
noveno protón? ¿Puede hallarse una ruta de escape a través de la barrera de
energía potencial? La prueba es para calculadora. Se necesitará una preci¬
sión de muchos dígitos.

2.22 Un grano de polvo estelar, toscamente esférico de radio 3 • 10-7 me¬


tros, ha adquirido una carga negativa tal que su potencial es de — 0,15 volts.
¿Cuántos electrones extra ha tomado? ¿Cuál es la intensidad del campo eléc¬
trico en su superficie, expresado en volt/metro?

2.23 Por medio de un generador Van der Graff, se aceleran protones


por una diferencia de potencial de 5* 106 volts. El haz de protones pasa a
continuación a través de una delgada lámina de plata. El número atómico
de la plata es 47, y puede suponerse que el núcleo de plata es suficientemente
macizo comparado con el protón de modo que pueda despreciarse su mo¬
vimiento. ¿Cuál será la menor distancia de aproximación posible de cualquier
protón al núcleo de plata? ¿Cuál será la intensidad del campo eléctrico que
actúa sobre el protón en esta posición?

2.24 Cuál de las dos expresiones encuadradas en la sección 2.1 es arbi¬


trario considerarla corolario de la otra. Demostrar que, si la integral curvi¬
línea Je.¿s es nula a lo largo de cualquier camino cerrado, se deduce que
la integral curvilínea entre dos puntos diferentes es independiente del camino.

2.25 Dos cargas puntiformes de 2/3 10“9 C cada una, y dos cargas pun-
tiformes de - 10_9/3 C cada una están situadas simétricamente en el plano xy
como sigue: Las dos cargas positivas están en (0, 2) y (0, —2), las dos cargas
negativas en (1, 0) y (— 1, 0). En la figura se han representado algunas de las
líneas equipotenciales en el plano xy. (Por supuesto que estas curvas son real¬
mente la intersección de ciertas superficies equipotenciales tridimensionales
con el plano xy). Estudiar esta figura hasta que se comprenda su apariencia
general. Luego hallar el valor del potencial <j> en cada una de las curvas A, B y
C; como se acostumbra, tómese <j> = 0 a distancia infinita. Para efectuar el
cálculo del potencial en un punto de la curva hay que elegir un punto en el
cual el cálculo del potencial sea lo más fácil posible. Esquematizar toscamente
algunas equipotenciales intermedias.

2.26 Usar el resultado del problema 2.12 para calcular lo siguiente: Si


un cuadrado con densidad de carga superficial o y lado s tiene el mismo po¬
tencial en el centro que un disco con la misma densidad de carga y diámetro
d, ¿cuál debe ser la relación s/dl ¿Es razonable la respuesta?
Prob. 2.25
2.27 Usar el resultado expresado en la Ec. 24 para calcular la energía
almacenada en el campo eléctrico del disco cargado descrito en la sección 2.6
(Sugerencia: Considerar el trabajo efectuado al construir el disco de carga
desde el radio cero al radio a, añadiendo sucesivos anillos de espesor dr. Ex¬
presar la energía total en función del radio a y la carga total Q = na2o).
Solución: SQ2/4ne037ta.
Potencial eléctrico 81

2.28 Un disco delgado, de radio 3 cm, tiene un orificio circular de radio


1 cm en su parte media (concéntrico). Hay una densidad de carga uniforme de
- 4 • 10-V3 C/m2 sobre el disco.
(a) ¿Cuál es el potencial en el centro del orificio? (Se supone el cero de
potencial a distancia infinita.)
(b) Un electrón, partiendo del reposo en el centro del orificio, se mueve
hacia fuera a lo largo del eje, experimentando solamente las repulsiones por
parte de las cargas sobre el disco. ¿Qué velocidad adquiere? (Masa del elec¬
trón = 9 • 10-28 g.)

2.29 Una, de dos capas no conductoras esféricas de radio a, posee una


carga Q distribuida uniformemente en su superficie; la otra una carga - Q,
también uniformemente distribuida. Las esferas se acercan hasta que se to¬
quen. ¿Cual es el campo eléctrico considerado dentro o fuera de las capas?
¿Qué trabajo hay que hacer para separarlas lejos?

2.30 Consideremos una distribución de cargas que tiene densidad constante


p en todo punto dentro de un cubo de arista b y nula fuera de este cubo. Sien¬
do nulo el potencial eléctrico en el infinito, denotemos por el potencial en el
centro del cubo y ^ el potencial en un vértice del mismo. Determinar la re¬
lación íVVi- El resultado puede hallarse con poco cálculo combinando un ra¬
zonamiento dimensional con la superposición. (Piénsese en el potencial en el
centro de un cubo con la misma densidad de carga y con arista de doble longi¬
tud.)

2.31 Una lámina plana no conductora se halla en el plano xy. Las úni¬
cas cargas del sistema son las de la lámina. En el semiespacio superior de la
lámina, z > 0, el potencial es ^ eos kxe kx, donde y k son constantes.
{á) Comprobar que </> satisface a la ecuación de Laplace en el espacio por
encima de la lámina.
(b) ¿Qué aspecto tienen las líneas de campo?
(c) Descríbase la distribución de carga en la lámina.

2.32 Para probar que se necesita más que la dirección y el módulo para
definir un vector, inténtese definir un vector llamado squrl F por una relación
como la Ec. 61 con el segundo miembro al cuadrado:

(squrl F) • ñ

Demostrar que esto no define un vector. (Sugerencia: Considérese invertido el


sentido de ñ.)
Campo eléctrico
en los conductores

3.1 Conductores y aisladores 84


3.2 Conductores en el campo electrostático 85
3.3 Problema electrostático general:
Teorema de unicidad 91
3.4 Algunos sistemas simples de conductores 94
3.5 Capacidad y condensadores 100
3.6 Potenciales y cargas en varios conductores 104
3.7 Energía almacenada en un condensador 106
3.8 Otros puntos de vista de los problemas
de contorno 108
Problemas 110
3.1 Conductores y aisladores
Los primeros experimentadores de la electricidad observaron que
las substancias diferían en su facultad de mantener la « virtud eléc¬
trica ». Algunos materiales podían electrizarse fácilmente por fricción
y mantenerse en estado electrizado; otros, parecía que no podían
electrizarse de esta manera, o no mantenían la « virtud » si la habían
adquirido. Los experimentadores de principios del siglo diez y ocho
compilaron listas en las que se clasificaban las substancias en « eléc¬
tricas » o « no eléctricas ». Alrededor de 1730, los importantes experi¬
mentos de Stephen Gray en Inglaterra demostraron que la « virtud
eléctrica » podía conducirse de un cuerpo a otro por un cordón hori¬
zontal, a distancias de centenares de metros, con tal que el propio
cordón estuviese suspendido por hilos de seda *. Establecida la dis¬
tinción entre conducción y no conducción, los electricistas de la época
encontraron que incluso un « no eléctrico » podía electrizarse inten¬
samente si se apoyaba sobre vidrio o se suspendía por hilos de seda.
Un final espectacular de una de las exhibiciones eléctricas populares
de la época era probablemente la electrización de un muchacho sus¬
pendido de una viga por unos hilos de seda; su pelo se erizaba y le
saltaban chispas de la punta de la nariz.
Después de los trabajos de Gray y de sus contemporáneos las
listas elaboradas de eléctricos y no-eléctricos se consideraron, en con¬
junto, una división de los materiales en aisladores eléctricos y conduc¬
tores eléctricos. Esta distinción es aún de las más sorprendentes y
un contraste extremo que exhibe la naturaleza. Los buenos conductores
corrientes, como los metales ordinarios, difieren en su conductividad
eléctrica de los aisladores corrientes, como vidrio y plástico, de manera
que la relación de sus conductividades es del orden de 1020. Para ex¬
presar esto de alguna manera, los experimentadores del siglo xvm
como Gray y Benjamín Franklin, habían establecido que una esfera
metálica colocada sobre un poste metálico podía perder su electri¬
ficación en una millonésima de segundo; una esfera metálica sobre
un poste de vidrio podía mantener su « virtud » durante algunos días.
(Para la validez de la última afirmación se necesitaría tomar algunas
precauciones más allá de la capacidad de un laboratorio del siglo
xvm. ¿Se puede sugerir algo a este respecto?)
La diferencia eléctrica entre un buen conductor y un buen ais¬
lador es tan grande como la diferencia mecánica entre un líquido
y un sólido. Esto no es completamente accidental. Ambas propieda¬
des dependen de la movilidad de partículas atómicas; en el caso eléc¬
trico, de la movilidad de los portadores de carga, electrones o iones;
en el caso de las propiedades mecánicas, de la movilidad de los átomos

* La «madeja de hilo» usada para este cordón era sin duda un mal conductor
comparada con un hilo metálico, pero suficientemente bueno para conducir carga
en experimentos electrostáticos. Gray halló, además, que un hilo fino de cobre era
un conductor, pero generalmente usó las madejas de hilo para distancias mayores.
Campo eléctrico en los conductores 85

o moléculas que constituyen la estructura del material. Para llevar la


analogía un poco más lejos, conocemos substancias cuya fluidez es
intermedia entre la de un sólido y la de un líquido — substancias tales
como alquitrán o mantecado. En realidad algunas substancias — el
vidrio es un buen ejemplo — varían gradual y continuamente desde
un líquido móvil a un sólido rígido muy permanente disminuyendo
la temperatura unos centenares de grados. En la conductividad eléc¬
trica aún hallamos ejemplos en todo el amplio margen desde « buen
conductor » a « buen aislador », y algunas substancias que pueden
cambiar la conductividad en casi tan amplio margen dependiendo de
condiciones tales como su temperatura. Determinado tipo de subs¬
tancias fascinantes y útiles, llamadas semiconductores, las cuales en¬
contraremos en el capítulo 4, presentan esta propiedad.
El que llamemos sólido o líquido a un material a veces depende
de la escala de tiempo que interviene y quizá también a la escala de
distancias. El asfalto natural parece lo suficientemente sólido si tenemos
un trozo en la mano. Desde el punto de vista geológico, es un líquido,
que brota de depósitos del subsuelo e incluso formando lagos. Por
razones similares, podemos esperar que el que un material sea con¬
siderado aislador o conductor dependerá de la escala de tiempo del
fenómeno del cual estamos interesados.

3.2 Conductores en el campo electrostático


Primero consideraremos un sistema electrostático en el que inter¬
vienen conductores. Es decir, atenderemos al estado estacionario de
carga y campo eléctrico que rige después de que hayan tenido lugar
todas las redistribuciones de carga en los conductores. Todos los
aisladores presentes se suponen aisladores perfectos. Ya hemos men¬
cionado que los aisladores ordinarios están muy próximos a esta idea¬
lización, así pues los sistemas que estudiaremos no son demasiado
artificiales. Los sistemas en consideración pueden simbolizarse por
algunos ejemplos como estos: Coloquemos dos esferas metálicas carga¬
das, aisladas entre sí y de todo lo demás. Fijémoslas en posiciones
relativamente próximas. Se pregunta cuál es el campo eléctrico resul¬
tante en todo el espacio que las rodea y entre las esferas y cómo está
distribuida la carga en cada esfera. Empezaremos con un problema
más general; cuando la carga ha llegado a ser estacionaria, ¿qué
podemos decir del campo eléctrico dentro de la materia conductora?
En la situación estática no hay movimiento de carga ulterior.
Podemos inclinarnos por decir que el campo eléctrico debe ser nulo
en el interior del material conductor. Podemos razonar que si el campo
no fuese nulo, los portadores de carga móviles experimentarían una
fuerza, con esto se pondrían en movimiento, y por lo tanto no ten¬
dríamos un caso estático. Tal razonamiento ignora la posibilidad de
otras fuerzas que pueden actuar sobre los portadores de carga y que
deberían estar equilibradas por una fuerza eléctrica para obtener el
estado estacionario. Para tener presente la posibilidad de fuerzas
4 Campo eléctrico en los conductores

distintas a las eléctricas que actúen sobre los portadores de cargas


basta pensar en la gravedad. Un ion positivo tiene peso; experimenta
una fuerza estacionaria en un campo gravitatorio, y lo mismo un
electrón; aunque las fuerzas que ellos experimentan no son iguales.
Este es, tal vez, un ejemplo absurdo. Sabemos que las fuerzas gravi-
tatorias son completamente despreciables a escala atómica. Sin em¬
bargo, existen otras fuerzas en acción que, muy vagamente, podemos
llamar « químicas». En una batería y en algunos otros escenarios de
reacción química, incluyendo la célula viva, los portadores de carga
se mueven, a veces, contra el campo eléctrico general; esto, ocurre
porque puede tener lugar una reacción la cual da más energía que la
necesaria para el campo. Dudamos en llamar no eléctricas a estas
fuerzas, sabiendo como sabemos que la estructura de los átomos y
moléculas y las fuerzas mutuas pueden explicarse en función de la
4 ley de Coulomb y la mecánica cuántica. Sin embargo, desde el punto
+ de vista de nuestra teoría clásica de la electricidad, debemos tratarlas
4
como extrañas. Ciertamente se comportan de manera muy distinta
4
de las fuerzas inversamente proporcionales al cuadrado de la dis¬
+
tancia en las cuales se ha basado nuestra teoría. La necesidad general
de fuerzas que no son eléctricas en este sentido fue ya pronosticada
por nuestras deducciones en el Cap. 1 que las fuerzas inversamente
+
proporcionales al cuadrado de la distancia no pueden lograr una
4
estructura estática estable.
4
+ La cuestión es simplemente ésta: Debemos estar preparados para
+ hallar, en algunos casos, fuerzas no culombianas no equilibradas que
+ actúan sobre portadores de cargas en el interior de un medio conduc¬
4 tor. Si ocurre esto, se alcanza el estado electrostático cuando existe
ib) un campo eléctrico finito en el conductor que equilibre las otras
fuerzas, sean cuales fueren.
Después de esta advertencia, volvemos de nuevo al caso muy
4 corriente e importante en el cual no existen tales fuerzas, el caso de
4 un material conductor homogéneo e isótropo. En el interior de este
4 conductor, en el caso estático, podemos establecer ciertamente que el
campo eléctrico debe ser nulo *. Si no ocurriera esto, las cargas ten¬
drían que moverse. Se deduce que todas las regiones en el interior
del conductor, incluyendo todos los puntos en la parte interna de la
superficie, deben estar al mismo potencial. En el exterior del conduc¬
tor el campo eléctrico no es nulo. La superficie del conductor debe
ser una superficie equipotencial de este campo.
Imaginemos que pudiésemos convertir un material aislante en
conductor a volutad. (Esto no es imposible — el vidrio se hace con¬
ductor cuando se calienta; un gas puede ionizarse por rayos X.) En

Mt + * Cuando hablamos del campo eléctrico dentro de la materia, significamos un


campo medio promediado en una región grande comparada con los detalles de la
Fig. 3.1 El objeto en (a) es un no conduc¬ estructura atómica. Sabemos que en toda la materia existen campos muy intensos,
tor neutro. Las cargas en él. tanto positivas incluso en los buenos conductores, cerca de un núcleo atómico. El campo eléctrico
como negativas, son inmóviles. En (h) las del núcleo no contribuye, generalmente, al valor medio del campo en la materia, pues
cargas se han liberado y empiezan a moverse. a un lado del núcleo está dirigido en un sentido y al otro lado en sentido contrario.
Ahora no necesitamos considerar cómo debe definirse este campo medio y cómo podría
Se moverán hasta que se alcance el estado
medirse, lo cual veremos en el capítulo 10.
final, representado en (r).

86
Campo eléctrico en los conductores 87

la Fig. 3-1 a se presenta un no conductor descargado en el campo


eléctrico producido por dos capas de carga fijas. El campo eléctrico
es el mismo en el interior que en el exterior del cuerpo. (Un cuerpo
denso tal como el vidrio en realidad distorsionaría el campo, este
efecto lo estudiaremos en el Cap. 9, pero aquí no es importante.)
De una manera u otra, se crean cargas móviles (o iones) haciendo el
cuerpo conductor. Los iones positivos son arrastrados por el campo
en un sentido y los negativos en sentido contrario, como se indica
en la Fig. 3Ab. Ellos no pueden sobrepasar la superficie del conductor.
Al reunirse en la superficie crean, a su vez, un campo eléctrico dentro
del cuerpo que tiende a anular el campo original. Y en realidad el
movimiento prosigue hasta que el campo original se anula comple¬
tamente. La distribución final de carga en la superficie, representada
en la Fig, 3.1 c, es tal que su campo y el campo debido a los manan¬
tiales exteriores se componen para dar un campo nulo en el interior
del conductor. Debido a que esto ocurre « automáticamente » en cada
conductor, en lo que concierne a los campos exteriores solamente se
necesita considerar la superficie del mismo.
Teniendo esto presente, veamos qué podemos decir de un sistema
de conductores, en el vacío, diferentemente cargados. En la Fig. 3.2
vemos algunos objetos. Si queremos, podemos imaginarlos como só¬
lidos metálicos. Para evitar que se muevan pueden utilizarse aislantes
invisibles, tal vez parecidos a los hilos de seda de Stephen Gray. La
carga total de cada objeto, para la cual significamos el exceso de carga
positiva sobre la negativa, es fija pues no hay fuga ni admisión de car¬
gas. Denotamos por Qk la carga del conductor k-ésimo. Cada objeto
puede también caracterizarse por un determinado valor <pk de la
función potencial eléctrico <p. Decimos que el conductor 2 está « al
potencial cp2», En un sistema como el representado, donde los objetos
físicos no se extienden al infinito, conviene generalmente asignar el
potencial cero a los puntos infinitamente alejados. En este caso cp2
es el trabajo necesario, por unidad de carga, para trasladar una carga Fig. 3.2 Un sistema de tres conductores.
infinitésima de prueba desde el infinito y colocarla en cualquier punto Qy es la carga del conductor 1, <p\ su poten¬
del conductor 2. (Adviértase, a propósito, que éste es justamente el cial, etc.

tipo de sistema en el cual la carga de prueba necesita ser pequeña,


cuestión tratada en la Sec. 1.7.)
Debido a que la superficie de un conductor en la Fig. 3.2 es
necesariamente una superficie equipotencial, el campo eléctrico, que
es — grad <p, debe ser perpendicular a la superficie en todo punto
de la misma. Al pasar del interior del conductor al exterior hallamos
en la superficie una variación brusca del campo eléctrico; E no es
nulo en el exterior de la superficie y es nulo en el interior. La discon¬
tinuidad de E se explica por la presencia de una carga superficial, de
densidad n, que puede relacionarse directamente a E por la ley de
Gauss. Podemos usar una caja plana que encierre un pedazo de super¬
ficie (Fig. 3.3) como la usada en la Sec. 2.6 para analizar el disco
cargado. En este caso, no hay flujo a través del « fondo » de la caja,
que se halla en el interior del conductor, y deducimos que En = 4na,
donde En es la componente del campo eléctrico normal a la super-
88 Campo eléctrico en los conductores

Fig. 3.3 (a) La ley de Gauss relaciona la intensidad del campo eléctrico, en la superficie
de un conductor, con la densidad superficial de carga. (Ec. 2). (b) Sección recta de la su¬
perficie del conductor y de la caja.

ficie. Como ya hemos visto, en este caso no existe otra componente,


siendo el campo siempre perpendicular a la superficie. La carga super¬
ficial debe dar cuenta de la carga total Qk. Es decir, la integral de
superficie de cr extendida a todo el conductor debe ser igual a Qk.
En resumen, podemos hacer las siguientes indicaciones acerca de
cualquier sistema de tales conductores, sea la que fuere su forma y
distribución:

<P — (Pk todos los puntos de la superficie


(1)
del conductor Ár-ésimo

En todo punto exterior junto al conductor, E es


perpendicular a la superficie, y E =— cr, donde (2)
£o
a es la densidad local de carga superficial

Qk = í oda = — f,E-da (3)

E es el campo total debido a todas las cargas en el sistema, próximas


y lejanas, de las cuales la carga superficial es sólo una parte. La carga
superficial en un conductor está obligada a un «reajuste propio» hasta
que se cumpla la relación (2). El que el conductor presente un caso
especial, en contraste a otras distribuciones superficiales de carga, se
pone de manifiesto en la Fig. 3.4.
La Fig. 3.5 muestra el campo y la distribución de carga en un
sistema simple como el mencionado anteriormente. Tenemos dos
esferas conductoras, una de ellas de radio unidad que contiene una
carga total + 1, la otra una esfera algo mayor con carga total nula.
Observemos que la densidad superficial de carga no es uniforme en
+ (o>

+
4*
+
Eí*. 3*4 (íj) Sistema constituido úni¬
+
camente por una lámina aislada de car¬
f ga superficial. Esto se trató en la figu¬
E ■ 2na + ra 1.23. El campo en cada lado de la
lámina se determinó que era por
+
consideraciones de simetría. 2r.n
+
+

+ (h)
ti a
+ 4

4 4
4
4

-h

4*
4-

+
ib) Si hay otras cargas en el sistema (c> Pueden tener esta propiedad algu
«ólo pinjemos decir que la variación de nos campos distintos del campo de (a).
E« en la superficie debe ser J_ f sin Dos de ellos se muestran en (M y (ch
variación de Ew. c«

4 W)
a
4
f
+
E 4rrn id) Si sabemos que el medio a un lado
4
de la superficie es un conductor, sabe¬
4 mos que en el otro lado E debe ser per¬
4 pendicular a la superficie, con módulo
e-_L .
4
4
4-
4
.
90 Campo eléctrico en los conductores

0.25

ni¡. 3.5 Campo eléctrico en torno dos conductores esféricos» uno


con carga total + q —y C y el otro con carga total nula. Las curvas de
tra/os son intersecciones de superficies equipotenciales con el plano de
la figura. H potencial cero está en el infinito.

ninguno de estos conductores. La esfera de la derecha, con carga total


nula, tiene densidad superficial de carga negativa en la región frente
a la otra esfera, y densidad de carga positiva en la porción posterior
de su superficie. Las curvas de trazos en la Fig. 3.5 indican las super¬
ficies equipotenciales, o mejor, su intersección con el plano de la fi¬
gura. A medida que nos alejamos hallamos que las superficies equi¬
potenciales se hacen casi esféricas, las líneas de campo casi radiales
y el campo se parecería cada vez más al de una carga puntiforme de
valor + 1, que es la carga total del sistema.
La Fig. 3.5 ilustra, al menos cualitativamente, todos los aspectos
que anticipamos, pero tenemos un motivo adicional para presentarla.
A pesar de la simplicidad del sistema, la solución matemática exacta
en este caso no puede obtenerse de manera directa. Nuestra Fig. 3.5
Campo eléctrico en los conductores 91

se construyó a partir de una solución aproximada. En realidad, el


número de distribuciones geométricas tridimensionales de conduc¬
tores que presenten una solución matemática en forma acabada es
lamentablemente pequeño. No se aprende mucha física limitándonos
a la solución de algunos ejemplos claramente solubles. En lugar de
esto intentamos comprender la naturaleza general del problema ma¬
temático que presenta un sistema.

3.3 Problema electrostático general: Teorema de unicidad


Podemos plantear el problema en función del potencial 99, pues
si podemos hallar 9?, de él podemos deducir E. En cualquier punto
exterior al conductor 99 tiene que satisfacer la ecuación en derivadas
parciales que encontramos en el Cap. 2, la ecuación de Laplace:
VV = 0. En coordenadas cartesianas la ecuación de Laplace se es¬
cribe,

92<p , , jftp_ 0
(4)
dx2 dy2 + dz2

El problema es hallar una función que satisfaga a la Ec. 4 y también


a las condiciones especificadas en las superficies de los conductores.
Estas condiciones se podían haber establecido de varias formas. Po¬
día ser que el potencial <pk de cada conductor fuese fijado o conocido.
(En un sistema real los potenciales pueden fijarse mediante conexio¬
nes permanentes o baterías o a otras « fuentes de alimentación » a
potencial constante.) Entonces nuestra solución <p(x, y, z) debe tomar
el valor correcto en todos los puntos de cada una de las superficies.
Estas superficies en su totalidad /imitan la región en la cual está defi¬
nido 99, si incluimos una superficie grande « en el infinito » donde
se exige que 99 tienda a cero. A veces la región de mayor interés está
totalmente rodeada por una superficie conductora; entonces podemos
asignar a este conductor un potencial y no tener en cuenta nada en su
exterior. En todo caso tenemos un problema de contorno típico en el
cual el valor que la función tiene que tomar en el contorno está de¬
terminado por el contorno total.
En lugar de esto podíamos haber especificado la carga total Qk
en cada conductor. (No podíamos especificar arbitrariamente todas
las cargas y potenciales; esto sobredeterminaría el problema.) Con las
cargas dadas, tenemos fijado el valor de grad 99 sobre la superficie
de cada conductor. Esto da al problema matemático un aspecto
ligeramente distinto. O pueden « mezclarse » los dos tipos de condi¬
ciones de contorno.
Un problema general de cierto interés es éste: Con las condiciones
de contorno dadas de alguna manera, el problema ¿no tiene solución,
o una solución o más de una solución? No intentaremos contestar
esta cuestión en todas las formas que puede presentarse, pero un
caso importante mostrará cómo pueden tratarse tales cuestiones y
92 Campo eléctrico en los conductores

nos dará un resultado útil. Supongamos que se ha fijado el potencial


<pk de cada conductor, junto con la condición de que <p tienda a cero
a distancia infinita, o sobre un conductor que englobe el sistema.
Demostraremos que este problema de contorno no tiene más que una
solución. Cómo problema físico, parece evidente que tiene una solu¬
ción pues si realmente distribuyéramos los conductores en la forma
prescrita conectándolos con alambres infinitesimales a potenciales
adecuados el sistema tendría que situarse en cierto estado. Sin em¬
bargo, es una cuestión completamente distinta demostrar matemá¬
ticamente que existe siempre una solución y no lo intentaremos. En
lugar de esto suponemos que existe una solución q>{x, y, z) y demos¬
traremos que debe ser única. El razonamiento, que es típico en tales
demostraciones, es el siguiente:
Supongamos que existe otra función y(x, y, z) que es también
solución que reúne las mismas condiciones de contorno. Ahora bien,
la ecuación de Laplace es lineal. Es decir, si <p y y satisfacen a la Ec. 4,
también la satisfará q) + xp o cualquier combinación lineal tal como
ci(P + donde c\ y c2 son constantes. En particular la diferencia
q) — y entre nuestras dos soluciones debe satisfacer la Ec. 4. Llame¬
mos a esta función W:

W{x,y,z) - <p(x,y,z) - 4>(x,y,z) (5)

Por supuesto que W no satisface las condiciones de contorno. De


hecho, en la superficie de cada conductor W es cero, porque q> y xp
toman el mismo valor qk en la superficie del conductor k. Así pues W
es solución de otro problema electrostático, uno con los mismos
conductores mantenidos a potencial cero. Podemos afirmar que si
esto es así W debe ser nula en todos los puntos del espacio. Pues, si
no ocurriera esto, debe existir un máximo o un mínimo en alguna
parte — recordemos que W es cero en el infinito lo mismo que en todos
los conductores. Si W tiene un extremo en cierto punto Py conside¬
remos una esfera con centro en este punto. Como vimos en el Cap. 2,
el valor medio sobre una esfera de una función que satisface a la ecua¬
ción de Laplace es igual a su valor en el centro. Esto no puede ser cierto
si en el centro toma valor máximo o mínimo; debe por lo tanto ser
cero en todas partes. Se deduce que q — xp en todo punto, es decir,
solamente puede existir una solución de la Ec. 4 que satisfaga las con¬
diciones de contorno prescritas.
Ahora podemos demostrar otro hecho notable. En el espacio in¬
terior a un conductor hueco de cualquier forma, si asimismo este espacio
está libre de cargas, el campo eléctrico es nulo. Esto es cierto cual¬
quiera que sea el campo exterior al conductor. Estamos ya familia¬
rizados con el hecho que el campo es nulo dentro de una capa de carga
aislada uniforme y esférica, al igual que el campo gravitatorio en el
interior de una masa esférica hueca es nulo. El teorema antes enunciado,
en cierto modo es más sorprendente. Consideremos la caja metálica
representada, parcialmente cortada, en la Fig. 3.6. Existen cargas
Campo eléctrico en los conductores 93

Fig. 3.6 El campo es nulo en cualquier


punto interior de una caja conductora ce¬
rrada.

en las inmediaciones de la caja y el campo exterior es aproximadamente


como el representado. En la superficie de la caja existe una distribución
de carga muy poco uniforme. Ahora bien, el campo en todo punto
del espacio, incluyendo el interior de la caja, es la suma del campo
debido a esta distribución de cargas y el campo de los manantiales
exteriores. Parece increíble que la carga superficial se haya distribuido
tan hábilmente sobre la caja para que su campo anule exactamente
el campo de los manantiales exteriores en todo punto interior a la
caja. Sin embargo, debe de haber ocurrido esto, como demostraremos
en pocas palabras.
La función potencial dentro de la caja y{x, y, z) debe satisfacer
a la ecuación de Laplace. El contorno completo de esta región, o sea
la caja, es una equipotencial, así que tenemos 9? = (p0 una constante
en todo el contorno. Evidentemente una solución es 99 = 9oQ en todo
el volumen. Pero solamente puede existir una solución, según nuestro
teorema de unicidad, así que es ésta. «99 — constante» implica
E = 0, a causa de que E — — grad 99.
94 Campo eléctrico en los conductores

La ausencia de campo eléctrico en el interior de un recinto con¬


ductor, es útil a la vez que interesante teóricamente. Es la base del
apantallado eléctrico. Para la mayoría de aplicaciones prácticas el
recinto no es necesario que sea completamente compacto. Si las pa¬
redes presentan pequeños orificios, o están hechas de tela metálica,
el campo será extraordinariamente débil excepto en las inmediaciones
de un orificio. Un tubo metálico con los extremos abiertos, si su lon¬
gitud es varias veces mayor que su diámetro, apantalla muy eficaz¬
mente el espacio interior que no esté próximo a uno u otro extremo.
Por descontado que estamos considerando solamente campos está¬
ticos, pero para campos eléctricos lentamente variables estas obser¬
vaciones aún se mantienen. (Un campo rápidamente variable puede
ser una onda que se propaga a través del tubo. Rápidamente aquí sig¬
nifica «en menos tiempo que el que emplea la luz para recorrer el
diámetro del tubo».)

3.4 Algunos sistemas simples de conductores


En esta sección estudiaremos unas distribuciones de conductores
particularmente simples. Empezamos con dos esferas metálicas con¬
céntricas, de radios y /?2, que contienen las cargas totales Q1 y Q2
respectivamente (Fig. 3.7). Esta situación no presenta ningún requi¬
sito nuevo. A partir de la simetría es evidente que la carga de cada
esfera debe estar distribuida uniformemente así que nuestro ejemplo
realmente encaja en el Cap. I. En el exterior de la esfera mayor el
campo es el de una carga puntiforme de valor Qx f Q2, así que (/¡
el potencial de la esfera exterior, es

Fig. 3.7 Dadas las cargas Q\ y sobre


las armaduras esféricas, el potencial en la 1 (Qi + g2)
armadura interior está dado por la Ec. 6. 47T£0 fí¡

El potencial de la esfera interior está dado por

gl + 02 ' rR- & dr i e, , 1 e,


47re0 JR' r2 4tt£0 Rx 4tt£0 Rl

, i Qi i Qi _ i g, , i Q2
4ne0 R2 4ne0 R{ 47re0 /?, 47re0 R2

(p2 es también el potencial de todos los puntos dentro de la esfera in¬


terior. Podíamos haber hallado q>2 - (1/4tt£0) (Qx/Rx) + (1 /47re0) (62/^2)
por simple superposición: (l/47r£0) QjRx es el potencial dentro de la
esfera mayor si estuviese presente sólo ella, (1/4tt£0) Q2/R2 el potencial
dentro de la esfera interna si sólo ella estuviese presente. Si las dos
esferas contienen cargas iguales y de signo contrario Qx = — Q2, el
campo eléctrico es distinto de cero solamente en el espacio entre ellas.
Campo eléctrico en los conductores

El sistema, aproximadamente más simple, en el cual se pone en


evidencia la movilidad de las cargas en el conductor, es la carga pun-
tiforme próxima a un conductor plano. Supongamos que el plano xy
es la superficie de un conductor indefinido. Asignemos a este plano
el potencial cero. Tomamos ahora una carga positiva Q y la colocamos
en el eje z a una distancia h cm del plano xy como en la Fig. 3.8a.
¿Qué tipo de campo y qué distribución de carga podemos esperar?
Esperamos que la carga positiva Q atraiga carga negativa pero difí¬
cilmente suponemos que la carga negativa se aglomere en una con¬
centración infinitamente densa en el pie de la perpendicular trazada
desde Q. ¿Por qué no? También recordamos que el campo eléctrico
siempre es perpendicular a la superficie de un conductor, en la super¬
ficie del mismo. Por otro lado, muy cerca de la carga puntiforme, la
presencia del conductor plano poca diferencia puede ocasionar; las
líneas de campo deben partir de Q como si abandonaran radialmente Fig, i.H (íí) C arga puntiforme Q encima
una carga puntiforme. Así que podíamos esperar cualitativamente algo de un plano conductor indefinido.

parecido a la Fig. 3.8b con algunos detalles un tanto inciertos. Desde


a *>
luego que debe existir una completa simetría en torno del eje z.
¿Cómo resolver realmente el problema? La respuesta es: por un
artificio, pero un artificio que es a la vez instructivo y frecuentemente
útil. Hallamos un problema fácilmente soluble cuya solución, o parte
de ella, puede hacerse encajar en el problema presente. En este caso,
el problema fácil es el de dos cargas puntiformes iguales y de signo
contrario Q y — Q. Sobre el plano mediatriz del segmento que une
las dos cargas, cuya sección recta está indicada en la Fig. 3.8c por la
recta AA', el campo eléctrico es perpendicular al plano en todo punto
del mismo. Si hacemos que la distancia de Q al plano coincida con la
Conductor
distancia h de nuestro problema original, la mitad superior del campo
en la Fig. 3.8c concuerda con nuestras exigencias: El campo es per¬ (h) El campo debe >er algo parecido al re
pendicular al plano del conductor y en las proximidades de Q tiende presentado.
al campo de una carga puntiforme.
Aquí las condiciones de contorno no son completamente las que
figuraban en nuestro teorema de unicidad en la sección anterior. El
potencial del conductor está fijado, pero en el sistema tenemos una
carga puntiforme en la cual el potencial tiende a infinito. Podemos
considerar la carga puntiforme como caso límite de una pequeña
esfera conductora en la cual la carga total está fijada. Para esta con¬
dición de contorno « mixta» — dados los potenciales en algunas
superficies, la carga total en otras — también se cumple un teorema
de unicidad. Si nuestra solución « prestada » encaja como tal, debe
ser la solución.
La Fig. 3.9 presenta la solución general para el campo por en¬
cima del plano, con la densidad superficial de carga insinuada. Pode¬
mos calcular la intensidad del campo y la dirección en cada punto
volviendo al problema de las dos cargas, Fig. 3.8c y usando la ley de
Coulomb. Consideremos un punto de la superficie, a distancia r del
origen. El cuadrado de su distancia a Q es r2 + /z2, y la componente z
del campo de Q, en este punto, es — Q eos 0/(r2 + h2). La « carga
imagen » — Q por debajo del plano contribuye con la misma com- (c) Campo de dos cargas opuestas.
96 Campo eléctrico en los conductores

ponente z. Así que el campo eléctrico aquí viene dado por:

1 -2Q 1 -2 Q h
Ez eos 0 =
47re0 r2 + h2 4 ne0 r2 + h2 (r2 +h2)m

1 - 2 Qh
4ne0 ' (r2 + h2)3'2 (7)

Esto nos indica que la densidad superficial de carga a es:

-Qh
C £(3^2 (8)
2 w(r2 + h2)3/2

La carga superficial total debe valer — Q. Como comprobación po¬


dríamos integrar para toda la superficie y ver si ocurre esto:

f 00
Carga superficial total = a • Imr dr

hr dr
oj; (h2 + r2) 3/2 = -V
(9)

hi*. .1.9 Algunas lineas de campo para la carga sobre el plano. La


intensidad del campo en la superficie, dado por la Ec. 7, determina la
densidad superficial de carga o.
Campo eléctrico en los conductores 97

Este resultado era de esperar. Significa que todo el flujo que


abandona la carga Q termina en el plano conductor.
Hay un punto desconcertante. ¿Y si el plano conductor hubiese sido
completamente descargado antes de colocar la carga Q sobre él?
¿Cómo puede ahora el conductor presentar una carga neta — Q1 La
respuesta es que debe distribuirse sobre todo el plano una carga posi¬
tiva compensadora de valor Q. Para ver que se cumple aquí, imagi¬
nemos que el plano conductor es realmente un disco metálico, no in¬
finito sino finito y de radio R » h. Si se distribuye uniformemente una
carga + Q sobre el disco, en ambos lados, la densidad superficial resul¬
tante es Q/lnR2, que daría lugar a un campo eléctrico de intensidad
2Q/R2 normal al plano del disco. Ya que nuestro disco es conductor,
sobre el cual pueden moverse las cargas, la densidad de carga y la in¬
tensidad del campo resultante serán aún menores que 2Q/R2 cerca del
centro del disco a causa de la tendencia de la carga de distribuirse ha¬
cia el borde. En todo caso el campo de esta distribución es menor, en
orden de magnitud por un factor h2/R2, que el campo dado por la Ec.
7. En tanto sea R » h está justificado despreciarlo, por supuesto que
desaparece por completo para un plano conductor ilimitado. La Fig.
3.10 muestra, en representaciones separadas, la densidad superficial a,
dada por la Ec. 8, y la distribución de la carga compensadora sobre la
superficie superior e inferior del disco. Aquí se ha tomado R no mu¬
cho mayor que h, para mostrar claramente las dos distribuciones en el

H—

Carga negativa en la superficie


superior del disco. Total: — Q

Fig. 3.10 Distribución de carga sobre un


disco conductor con carga total nula, en pre¬
C arga positiva en la cima > la sencia de una carga puntiforme positiva Q a
base del disco. Total: + Q la altura h sobre el centro del disco. La den¬
sidad de carga superficial real en cada punto
es la suma algebraica de las densidades posi¬
tiva y negativa mostradas.
98 Campo eléctrico en los conductores

mismo diagrama. Adviértase que la carga compensadora positiva se


ha redistribuido de la misma exacta manera en la superficie superior y en
la inferior del disco, como si ignorase completamente la acumulación de
carga negativa en la parte media de la superficie superior. En realidad,
lo hace así por el hecho de que el campo de esta distribución de carga
negativa más el de carga puntiforme Q que la induce tiene componen¬
te horizontal nula en la superficie del disco, de aquí que no tiene in¬
fluencia en la distribución de la carga compensadora positiva.
El disco conductor aislado mencionado antes, pertenece a otra
cíase de problemas solubles, una clase que incluye cualquier conductor
aislado de forma de esferoide, un elipsoide de revolución. Sin llegar a
las matemáticas*, en la Fig. 11 mostramos algunas líneas del campo
eléctrico y superficies equipotenciales en torno al disco conductor. Las
líneas de campo son hipérbolas. Las equipotenciales son elipsoides de
revolución achatados que envuelven al disco. El potencial (j> del propio
disco, relativo al infinito, resulta ser

(a/2)g Q (10)
4ns0a 8e0a

donde Q es la carga total del disco y a es su radio. Comparemos este


gráfico con la Fig. 2.11, el campo de un disco no conductor uniforme¬
mente cargado. En este caso el campo eléctrico en la superficie no le
era normal; tenía una componente radial hacia fuera. Si se pudiera ha¬
cer que el disco de la Fig. 2.11 fuese conductor, la carga fluiría hacia
fuera hasta que se estableciera el campo de la Fig. 3.11. Según la solu¬
ción matemática en la que se basa la Fig. 3.11, la densidad de carga en
el centro del disco sería justo la mitad de la que había en el centro del
disco cargado uniformemente.
La Fig. 3.11 nos muestra el campo no solamente de un disco con¬
ductor, sino también el de un conductor esferoidal aislado.
Para ver esto, elijamos una de las superficies equipotenciales de
revolución, sea, por ejemplo, la elipse rotulada <j> = 0,6<^0. Imaginemos
que pudiésemos cobrear este elipsoide y depositar la carga Q sobre él.
El campo exterior satisface las condiciones de contorno: campo eléctri¬
co normal a la superficie; flujo total Q/s0. Es una solución y en vista
del teorema de unicidad debe ser la solución para un conductor carga¬
do aislado de esta forma particular. Debemos borrar las líneas del
campo en el interior del conductor. O imaginar cobrear dos de las su¬
perficies esferoidales, colocando la carga Q en la superficie interna,
— Q en la externa. La sección de la Fig. 3.11 entre estas dos equipoten¬
ciales nos muestra el campo entre tales conductores esferoidales con¬
céntricos.
Esto sugiere una estrategia general. Dada la solución para un
problema electrostático con las equipotenciales localizadas, podemos

* Matemáticamente hablando, esta clase de problemas es soluble a causa de que


en un sistema de coordenadas esferoidales la ecuación de Laplace toma una forma
particularmente simple.
Campo eléctrico en los conductores

*“0.3 0(J

0 = o 4«i0

0 « 0.5^

0 = O.6^u

0~ O.70y
0=O.fí0„
</> = O.90o

sacar de ella la solución para cualquier otro sistema confeccionado a Fig. 3.11 Equipotenciales y líneas de
partir del primero, cobreando una o más superficies equipotenciales. P° tfn*hsc0 cargado conductor.
Quizá deberíamos llamar el método de «una solución en la investiga¬
ción de un problema». La postura fue bien descrita por Maxwell: «Pa¬
rece, por consiguiente, que éste que deberíamos llamar naturalmente
el problema inverso de determinar las formas de los conductores,
cuando está dada la expresión para el potencial, es más manejable que
el problema directo de determinar el potencial cuando se da la forma
de los conductores»*.
Si se ha resuelto el problema 2.11, ya se posee un nuevo material
para un ejemplo importante. Se encontró que una línea uniformemen¬
te cargada de longitud finita tiene superficies equipotenciales de forma
de elipsoides de revolución alargados. Esto resuejve el problema del

* James Clerk Maxwell, Treatise on Electriciíy and Magnetism, vol, I, cap. VII
(3.a ed., Oxford University Press, 1891; reimpresión ed., New York, 1954). A todo
estudiante de Física le conviene de vez en cuando consultar el libro de Maxwell.
El capítulo VII es un buen lugar para empezar mientras estemos en el tema pre¬
sente. Al final del Vol. I se hallan unos bonitos diagramas de campos eléctricos, y
poco después de la cita que hemos dado antes, el fundamento de Maxwell para
presentar aquellos diagramas. Puede sospecharse que también él se encantó en su
construcción y su elegancia.
100 Campo eléctrico en los conductores

potencial y campo de un elipsoide conductor cargado y alargado,


reduciéndolo al caso relativamente fácil del potencial debido a una
línea cargada. Puede intentarse en el problema 3.22.

3.5 Capacidad y condensadores

Un conductor aislado que tiene una carga Q tiene un cierto po¬


tencial ^0, con potencial nulo en el infinito. Q es proporcional a ^0. La
constante de proporcionalidad depende solamente de la forma y tama¬
ño del conductor. A este factor le llamamos capacidad de este conduc¬
tor y la denotamos por C.

Q = C0O (ii)

Evidentemente las unidades para C dependen de las unidades en que


se han expresado Q y ^0. Continuemos midiendo Q en C y <f>0 en volts.
Para un conductor esférico aislado de radio a sabemos que =
Q/4ne0a. De donde la capacidad de la esfera, definida por la Ec. 11,
debe ser

Q = 4ne0a (12)
Q/4ne0a

Para un disco conductor aislado de radio a, según la Ec. 10, Q =


47Z£Q(2/n)a<f>0, así que la capacidad de este conductor es C = (8/e0)a.
Es algo menor que la capacidad de una esfera del mismo radio, lo
cual parece razonable. La unidad de capacidad es el farad. 1 farad
(F) = 1C/1V.
Esto se aplica a conductores aislados únicos. El concepto de ca¬
pacidad es útil siempre que estamos interesados con cargas en, y po¬
tenciales de, conductores. Con mucho, el caso corriente de mayor
interés es el de dos conductores con cargas opuestas, con Q y — Q,
respectivamente. Ahora la capacidad se define como la relación de la
carga Q a la diferencia de potencial entre los dos conductores. El
objeto mismo, que comprende los dos conductores, el material aislan¬
te para mantener los conductores separados, y tal vez los terminales
eléctricos o conductores, se llama condensador. La mayoría de circui¬
tos electrónicos contienen numerosos condensadores. El condensador
plano es el caso más simple.
Dos placas conductoras planas se colocan paralelamente separa¬
das una distancia como en la Fig. 3.12a. Sea A el área de cada pla¬
ca y supongamos que una placa contiene una carga Q y la otra — Q.
Los valores del potencial en cada una de las placas es (px y <p2. En la
Fig. 3.126 se ven, en sección recta, las líneas de campo de este sistema.
Excepto en los bordes el campo es casi uniforme en la región entre
las placas. Considerándolo uniforme su valor debe ser (9ox —
Campo eléctrico en los conductores 101

V1

(/>) Sección recia de (<j) mostrando las líneas


de fuerza.

La densidad de las cargas superficiales de la superficie interior de una


de las placas es

„ (<<>- <Pi)
O = E0t-~- Co (13)

Si podemos despreciar la variación real de £ y por tanto de a que


ocurre principalmente cerca del borde de las placas, podemos escribir
una expresión simple para la carga total de una placa:

(<p 1 - (pl)
Q=A S
e0 (despreciando los efectos de los bordes) (14)

Contamos con que la Ec. 14 sea tanto más precisa cuanto menor
sea la relación de la distancia entre las placas 5 a la dimensión lateral
de las placas. Por supuesto que si queremos resolver exactamente el
problema electrostático, incluidos los bordes, para una forma deter¬
minada de la placa, deberíamos sustituir la Ec. 14 por una fórmula
exacta. Para ver la aproximación que representa la Ec. 14, en la Fi¬
gura 3.126 están tabulados algunos valores del factor de corrección/
102 Campo eléctrico en los conductores

para los valores de la carga Q dada por la Ec. 14 que difiere del resul¬
tado exacto, en el caso de dos discos conductores con distinta separa¬
ción. La carga total siempre es un poco mayor que la que predeciría
la Ec. 14. Esto parece razonable observando la Fig. 3.126 pues existe
evidentemente una concentración adicional de carga en el borde, e
incluso cierta carga en las superficies exteriores cerca del borde.
No nos vamos a ocupar ahora de los detalles de tales correcciones
sino de las propiedades generales de un sistema de dos conductores.
Nuestro par de placas es un ejemplo de un elemento corriente en
los sistemas eléctricos, el condensador. Un condensador es simplemente
dos conductores próximos, a diferentes potenciales y que contienen
Fig. 3.13 Capacidad verdadera del conden¬
sador plano de placas circulares, comparada cargas distintas. Nos interesa la relación entre la carga Q de una de
con la dada por la Ec. 11, para distintas re¬ las placas y la diferencia de potencial entre ellas. Para el sistema
laciones de la separación al radio de la placa. particular en el que se aplica la Ec. 14, el cociente Q (q x— q2) es
El efecto de la corrección de borde puede
e0A/s. Aunque esta fórmula es la aproximada es evidente que la fór¬
representarse escribiendo la carga Q
mula exacta dependerá solamente de las dimensiones y de^ la dispo¬
4(0, ~ti) sición geométrica de las placas. Es decir para un par de conductores
Q =-4Írs-/ dados, la relación de la carga a la diferencia de potencial será cons¬
tante. A esta constante le llamamos capacidad del condensador y la
Para placas circulares, el factor / depende
de s/R como sigue:
designamos corrientemente por C.

s¿R _J_ {) - 0(9! - <p2) (15)


0.2 1,286
0.1 1.167
Así que la capacidad del condensador plano, despreciando los campos
0.05 1.094
0.02 1.042
en los bordes, está dada por
0.01 1.023
e0A
C = (16)
s

El farad es una unidad enorme; la capacidad de una esfera aislada del


tamaño de la tierra es menor que una décima de farad. Pero tales
causas no importunan. Tratamos en términos más familiares con el
microfarad (//F), 10-6 farad, y el picofarad (pF), 10-12 farads. Un pico-
farad es aproximadamente equivalente a un cm. Con el farad definido
como coulomb por volt, las dimensiones de la constante c0 pueden
expresarse convenientemente en farads/metro.
Todo par de conductores, prescindiendo de la forma y disposi¬
ción, pueden considerarse un condensador. Resulta precisamente que
el condensador plano es una distribución corriente y una de las que
el cálculo aproximado de la capacidad es muy fácil. La Fig. 3.15 pre¬
senta dos conductores, uno en el interior de otro. Aún podemos llamar
condensador a este dispositivo. Desde el punto de vista práctico sería
necesario algún soporte mecánico para el conductor interno, pero esto
no nos atañe. También para conducir la carga eléctrica a, o de los
conductores necesitaríamos cables que son asimismo cuerpos conduc¬
tores. Ya que un hilo que salga del cuerpo interior, numerado 1,
atraviesa necesariamente el espacio entre los conductores, debe cau¬
sar cierta perturbación al campo eléctrico en este espacio. Para ami¬
norar esto podemos suponer que los hilos conductores son muy del-
Campo eléctrico en los conductores 103

Fig. 3.14 Resumen de las unidades asocia¬


1 cm - 1.11 x 10 12 far.Kl das con la capacidad.

gados. O podemos imaginar que se han quitado los hilos antes de


determinar los potenciales.
En este sistema podemos distinguir tres cargas: la carga total Q1
del conductor interior; la cantidad de carga Q2{i) en la superficie in¬
terna del conductor exterior; la carga (?2íe) en la superficie externa
del conductor exterior. Observemos primero que Q2{i) debe ser igual
a — Qv Sabemos esto porque si una superficie, tal como S en la
Fig. 3.15, encierra estas cargas y no las exteriores y el flujo a través
de esta superficie es nulo. El flujo es cero pues el campo eléctrico en la
superficie S es nulo por encontrarse en el interior de un conductor.
Evidentemente, el valor de Qx determinará únicamente el campo
eléctrico dentro de la región entre los dos conductores, y así determi¬
nará la diferencia de potencial cpx — <p2 entre los mismos. Por esta
razón, si consideramos los dos cuerpos como « placas » de un con¬
densador, solamente interviene Qv o la correspondiente Q2(i), en la
determinación de la capacidad. La capacidad es:

c=— (17)
<Pl — <p2
104 Campo eléctrico en los conductores

Q2{0\ de la cual depende <p2, no interviene aquí. De hecho, al rodear


f completamente un conductor por otros hace que la capacidad sea
independiente del exterior.

fW\

q2<» 3.6 Potenciales y cargas en varios conductores


Hemos estado sorteando un problema más general la relación
entre las cargas y los potenciales de cierto número de conductores
de una configuración dada. Precisamente el condensador de dos con¬
ductores es un caso particular. Puede sorprendernos que sea posible
decir algo nuevo acerca del caso general. Para empezar, todo lo que
podemos usar es el Teorema de Unicidad y el Principio de Superpo¬
sición. Para fijar ideas, consideremos tres conductores separados,
rodeados todos por una capa conductora, como en la Fig. 3.16. El
potencial de esta capa lo podemos tomar igual a cero; con respecto
a esta referencia los potenciales de los tres conductores, para un estado
particular del sistema, son (pv <p2 y <p3. El teorema de unicidad garan¬
tiza que, dados (pv <p2 y (p3, el campo eléctrico está determinado en todo
el sistema. Se deduce que las cargas Qv Q2 y Q3 en los conductores
individuales están asimismo determinadas unívocamente.
No necesitamos calcular la carga en la superficie interna de la
fiK. 3.15 < ,MHicns,J„r ,,, ,i .„;.i un caPa <lue los rodea> y» 1ue siemPre es — (Q1 + 02 + Qs). Si prefe-
rimos podemos dejar que el «infinito » tome el lugar de esta capa,
imaginando que la capa se expansiona ilimitadamente. La hemos
mantenido porque hace más fácil de seguir el proceso de transporte
de carga si tenemos algo para conectar.
Entre los estados posibles del sistema están aquellos con <p2 y <p3
nulos. Resaltaríamos esta condición conectando los conductores 2
y 3 a la capa a potencial cero, como se indica en la Fig. 3.16a. Como
antes podemos suponer que los hilos de conexión son tan delgados
que pueda despreciarse la carga en ellos. Realmente no nos importa
cómo se logró la condición especificada. En tal estado, que llamaremos
estado I, el campo eléctrico en todo el sistema y la carga en cada
conductor está determinada únicamente por el valor de <pv Por otra
parte, si cpx se duplica esto implica que se duplique la intensidad del
campo y por lo tanto que se duplique cada una de las cargas Qv Q2
y Q3. Es decir, con (p2 = y3 = 0 cada una de las tres cargas debe ser
proporcional a <pv Expresado matemáticamente:

Estado I ^
Qs — C31<P1 (18)
<p2 = «p3 = 0 j & = Cim’ C2 = C21<Pi;

Las tres constantes Cn, C2l y C31 sólo pueden depender de la forma y
disposición de los cuerpos conductores.
Estudiaríamos de la misma manera los estados en que 9^ y (p3
son nulos, llamando a tal condición estado II (Fig. 3.166). Debemos
Campo eléctrico en los conductores 105

Fig. 3*16 Puede analizarse un estado ge¬


hallar de nuevo una relación lineal entre el único potencial no nulo,
neral de este sistema por la superposición
<p2 en este caso, y las distintas cargas: (d) de los tres estados (a<) en cada uno
de los cuales todos los conductores menos
Estado II \ uno están a potencia] cero.
= <p3 = 0 J <?1 ~ ^1292; Q2 = C2292; @3 = C32CjP2 (19)

Finalmente, cuando son nulos <p1 y ^2, el campo y las cargas son pro¬
porcionales a <ps:

(p1 _ (p2 _ Q J (?1 “ Cl3qD3; Q2 = C23<P3Í Q3 — C33(p3 (20)

Ahora bien, la superposición de los tres estados I, II y III es también


un estado posible. El campo eléctrico en cualquier punto es la suma
vectorial de los campos eléctricos en este punto en los tres 'casos,
mientras la carga en un conductor es la suma de las cargas que con¬
tiene en los tres casos. En este nuevo estado los potenciales son <pv
<p2 y ninguno de los tres necesariamente nulo. En resumen, tenemos
un estado completamente general. La expresión que relaciona las cargas
106 Campo eléctrico en los conductores

y los potenciales se obtiene simplemente sumando las ecuaciones de


la (18) a la (20):

= Cuqpi + Ci2<P2 + Ci3(p3


Q2 — C2l<pl -f C22<P2 + C23<P3 (21)
@3 — C3i<pi + C32<p2 + C33993

Vemos que el comportamiento eléctrico de este sistema está ca¬


racterizado por las nueve constantes Cn, C12,... C33. Realmente sólo
se necesitan seis constantes, pues puede demostrarse que en todo
sistema C12 = C2V C13 = C31 y C23 = 32. El que esto sea así no es evi¬
dente. El problema 3.27 sugerirá una prueba basada en la conser¬
vación de la energía, pero para este propósito se necesita una idea
desarrollada en la Sec. 3.7. A las C de las ecuaciones (21) se les llama
coeficientes de capacidad. Es evidente que nuestro razonamiento se
extendería a cualquier número de conductores.
Puede resolverse el sistema de ecuaciones (21) para hallar las <p
en función de las Q. Es decir existe un sistema de relaciones lineales
de la forma:

<Pi = P11Q1 H- P12Q2 + P13Q3

<P2 = P21Q1 + P22Q2 + P23Q3 (22)

q>3 = P31Q1 + P32Q2 + P33Q3

A las P se les llama coeficiente de potencial; podrían calcularse a


partir de las C o viceversa.
Aquí tenemos un ejemplo simple del tipo de relación que pode¬
mos esperar que rija en un sistema físico lineal. Tales relaciones se
presentan en el estudio de las estructuras metálicas (relacionando
cargas y esfuerzos), en el análisis de circuitos eléctricos (relacionando
tensiones y corrientes) y hablando en general, dondequiera que pueda
aplicarse la superposición.

3,7 Energía almacenada en un condensador


Consideremos un condensador de capacidad C, con una dife¬
rencia de potencial <p12 entre las placas. La carga Q es igual a Cqn.
Elay una carga Q en una placa y — Q en la otra. Supongamos que
aumentamos la carga de Q a Q + dQ transportando una carga posi¬
tiva dQ de la placa negativa a la positiva, actuando contra la diferen¬
cia de potencial cpl2. El trabajo que se ha realizado vale dW — cpn
dQ = Q dQ/C. Por tanto para cargar un condensador partiendo del
estado descargado a un estado con carga final Q¡ se requiere un tra¬
bajo

W = C -Jq=o vfQr QdQ v


Qfl
2C
(23)
Campo eléctrico en los conductores 107

Esta es la energía U « almacenada » en el condensador. Puede expre¬


sarse también por

U = iCcp122 (24)

Para el condensador plano siendo A el área de una placa y s la


separación hallamos la capacidad C = e^A/s y el campo eléctrico
E=(pn/s. De aquí que la Ec. 24 sea equivalente también a

i„me„ <2s>
Esto concuerda con nuestra fórmula general, Ec. 38 del Cap. 1 para
la energía almacenada en un campo eléctrico*.
La Ec. 24 se aplica lo mismo a un conductor aislado cargado, el
cual puede ser imaginado como la placa interna de un condensador,
encerrado por el conductor externo de tamaño infinito y a poten¬
cial cero. Para la esfera aislada de radio a, hallamos C = a, así que
U=\a(¡>2 o bien U~\Q2/a, que concuerda con nuestro cálculo
anterior de la energía almacenada en el campo eléctrico de la esfera
cargada.
Las placas, cargadas con signos contrarios, de un condensador se
atraen mutuamente; se necesitará cierta fuerza mecánica para mante¬
nerlas separadas. Esto es evidente en el caso de condensador plano,
para el cual podríamos calcular fácilmente la fuerza sobre la carga
superficial. Pero podemos efectuar una exposición más general basada
en la Ec. 23, que relaciona la energía almacenada con la carga Q y la
capacidad C. Supongamos que C dependa en cierto modo de una
coordenada lineal x que mide el desplazamiento de una «placa» del
condensador, el cual puede ser un conductor de forma cualquiera, con
respecto a la otra. Sea F el módulo de la fuerza que debemos aplicar a
cada placa para solventar su atracción y mantener x constante. Imagi¬
nemos ahora que la distancia x aumenta en un incremento Ax con Q
constante y una placa fija. La fuerza externa sobre la otra placa efec¬
túa un trabajo FAx y, si la energía se ha de conservar, ésta debe apare¬
cer como un aumento de la energía almacenada Q2/2C. Este aumento
a Q constante es

dU Q2 d [ 1
AU Ax (26)
dx 2 ¿xlclA*

Igualando al trabajo FAx hallamos

$d_
F (27)
2 dx

* Todo esto aplicado al «condensador en el vacío» que consiste en dos con¬


ductores con el vacío entre ellos. Como sabemos del laboratorio, la mayoría de
condensadores usados en los circuitos eléctricos están llenos con un aislador o
«dieléctrico». Estudiaremos este efecto en el Cap. 10.
108 Campo eléctrico en los conductores

3.8 Otros puntos de vista de los problemas de contorno


Sería injusto dar la impresión de que no existen métodos gene¬
rales para tratar los problemas de contorno laplacíanos. Aunque no
podemos extendernos mucho en este tema, mencionaremos tres
métodos útiles e interesantes que probablemente encontraremos en
estudios futuros de la física o de las matemáticas aplicadas.
Primero, un método de análisis elegante, llamado representación
conforme, está basado en la teoría de las funciones de variable com¬
pleja. Desgraciadamente sólo se aplica a sistemas bidimensionales.
Estos son sistemas en los que (p solamente depende de x e y, por ejem¬
plo, que todos los contornos conductores sean cilindros (en el sentido
general) con elementos discurriendo paralelamente a z. La ecuación
de Laplace se reduce a

92<P 92«P _ Q (28)


dx2 dy2

con valores de contorno especificados sobre rectas o curvas en el plano


xy. Muchos sistemas de interés práctico son como éste o suficiente¬
mente parecidos para que el método sea de utilidad, aparte por com¬
pleto de su interés matemático intrínseco. Por ejemplo, la solución
exacta para el potencial en torno a dos tiras metálicas largas se ob¬
tiene fácilmente por el método de la representación conforme. Las
líneas de campo y las equipotenciales se presentan en sección plana
en la Fig. 3.17. Esto nos proporciona el campo en el borde de un con¬
densador plano en el cual el borde es largo comparado con la separa¬
ción. El campo representado en la Fig. 3.1 \b se copió de una de estas
soluciones. Podremos aplicar este método después de haber estudiado
las funciones de variable compleja en las matemáticas superiores.
Segundo, mencionamos un método numérico para hallar solucio¬
nes aproximadas del potencial electrostático con valores de contorno
dados. Este método, muy simple y casi universalmente aplicable, está
basado en la propiedad particular de las funciones armónicas con la
que ya estamos familiarizados: El valor de la función en un punto es
igual a su valor medio en las proximidades de este punto. En este
método la función potencial <p está representada solamente por valo¬
res en una distribución discreta de puntos, incluyendo puntos discre¬
tos en el contorno. Los valores en los puntos que no son del contorno
se ajustan hasta que cada valor es igual al promedio de los valores
vecinos. En principio esto podía hacerse resolviendo un gran número
de ecuaciones simultáneas —tantas como puntos interiores. Pero
puede obtenerse una solución aproximada, de manera mucho más
simple, cambiando sistemáticamente cada valor para que coincida
con el promedio de sus vecinos y repitiendo este proceso hasta que
los cambios se hagan despreciables. Éste se llama método de relaja¬
ción. Se parte con los puntos del contorno de la distribución, o red,
con los valores prescritos, y se asignan valores arbitrarios de partida a
los puntos interiores. Luego, se visitan, con cierto orden, todos los puntos
Campo eléctrico en los conductores 109

\
\
\

Fif>. 3.17 Líneas de campo y equipotencia¬


les para dos tiras conductoras infinitamente
largas.

interiores. En cada punto reemplazamos sus valores por el promedio


de los valores de los cuatro (para una red cuadrada) puntos adyacentes
de la red. Repetir de nuevo y de nuevo hasta que todos los cambios
hechos en el curso de un barrido sobre el circuito de los puntos inte¬
riores sean aceptablemente pequeños. Los problemas 3.30 y 3.31 dan
una introducción a este método operatorio. El que si la convergencia
de los procesos de relajación puede asegurar, o incluso abreviar, y si
el método de relajación o la solución directa de las ecuaciones simul¬
táneas es la mejor manera de resolver un problema dado, son cosa
de la matemática aplicada que no podemos profundizar ahora. Las
calculadoras rápidas hacen factibles los dos métodos.
110 Campo eléctrico en los conductores

Problemas

3.1 Un conductor esférico A contiene dos cavidades esféricas. La carga


total en el conductor es nula. Sin embargo, existe una carga puntiforme qh en
el centro de una cavidad y qc en el centro de la otra. A gran distancia r existe
otra carga qd. ¿Cuál es la fuerza que actúa sobre los cuatro objetos A, qb, qc, qd2
¿Qué soluciones, si las hay, son solamente aproximadas, y dependen de r sien¬
do relativamente grande?
3.2 Es errónea la idea de una pantalla gravitatoria, algo que «bloquea¬
ra» la gravedad como una lámina metálica parece «bloquear» el campo eléc¬
trico. Pensemos acerca de la diferencia entre los manantiales gravitatorios y
eléctricos. Notemos que las paredes de la caja en la Fig. 3.6 no bloquean el
campo de los manantiales exteriores, sino que simplemente permiten a las
cargas superficiales producir un campo que lo compense. ¿Por qué no po¬
demos idear algo de esto para la gravedad? ¿Qué se necesitaría para que se
cumpliera esto?
3.3 En el campo de la carga puntiforme encima de un plano (Fig. 3.9)
si se sigue una línea de campo que sale de la carga puntiforme en dirección
horizontal, es decir, paralela al plano, determínese dónde encuentra la super¬
ficie del conductor. (Necesitaremos la ley de Gauss y una integración sim¬
ple.)

3.4 Una carga puntiforme positiva Q se fija 10 cm por encima de un


plano conductor horizontal. Una carga negativa igual - Q se localiza en un
punto de la perpendicular trazada desde Q al plano. ¿Dónde podemos colo¬
car la — Q para que la fuerza total sobre la misma sea nula?
Solución: y — 3,06 cm.

3.5 Una carga Q está situada h cm por encima de un plano conductor


tal como en la Fig. 3.8a. Habiéndose preguntado cuál es el trabajo necesario
para trasladar esta carga a una distancia infinita del plano, un estudiante res¬
ponde que es el mismo trabajo requerido para separar a una distancia infinita
dos cargas Q y — Q que distan inicialmente 2h cm, por tanto W = Q2/2h.
Otro estudiante calcula la fuerza que actúa sobre la carga que se ha de trasla¬
dar e integra Fdx, y halla una solución distinta. ¿Qué es lo que encuentra el
segundo estudiante, y qué solución es la correcta?

3.6 Resolviendo el problema de la carga puntiforme y el plano conduc¬


tor tenemos resuelto todo problema que pueda construirse de su superposición.
Por ejemplo, supongamos que tenemos un hilo recto, uniformemente cargado
con 10“4/3 C por metro de longitud, situado paralelamente a la tierra a una al¬
tura de 5 metros. ¿Cuál es el campo eléctrico en la superficie de la tierra, in¬
mediatamente debajo del hilo? ¿Qué fuerza eléctrica actúa sobre el hilo por
unidad de longitud? ¿Podemos idear otra configuración electrostática simple
que pueda construirse con estos elementos?

Prob. 3A
Prob, 3. 7

3.7 Las dos esferas metálicas en (a) están conectadas por un hilo; la
carga total es nula. En (b) dos esferas metálicas con cargas de signo contrario
se han colocado en las posiciones indicadas, induciendo cargas de signo con¬
trario en A y en B, Si se conectan ahora C y D con un hilo como en (c), po¬
dría argüirse que es preciso persista algo como la distribución de carga en
(b), manteniéndose en su sitio, cada concentración de carga, por la atracción
de las cargas vecinas de signo contrario. ¿Qué hay de cierto? ¿Puede demos¬
trarse que no ocurre?

3.8 Tres placas conductoras se colocan paralelas como se indica. Los


planos exteriores se conectan con un hilo. La placa interior está aislada y con¬
tiene una carga de 10-4/3 C/m2 de placa. ¿En que proporción debe dividirse
esta carga entre una carga superficial en una cara de la placa interna y una Prob. 3.fi
carga superficial o, en el otro lado de la misma placa?

3.9 Dos cargas + q y dos cargas — q están situadas en los vértices de un


cuadrado, estando las cargas iguales diagonalmente opuestas. Demuéstrese
que existen dos superficies equipotenciales que son planos. De esta manera se
obtiene y se comprueba cualitativamente, el campo de una sola carga puntifor-
me situada simétricamente en la región determinada por una lámina metálica
doblada en ángulo recto. Por este método cuáles son las configuraciones de
planos y cargas puntiformes que pueden resolverse y cuáles no. Caso de una
carga puntiforme situada en el bisector del ángulo diedro de 120° que forman
dos placas conductoras.

3.10 ¿Cuál es la capacidad de un condensador que consta de dos arma¬


duras esféricas? El radio interno de la capa exterior es a; el radio exterior de
la capa interna es b. Comprobar el resultado considerando el caso límite en el
que la distancia entre conductores a — b^b. En este límite puede aplicarse la
fórmula de la capacidad de un condensador plano.

3.11 Un condensador de 100 pF se carga a 100 volt. Después de la car¬


ga, la batería se desconecta y el condensador se conecta en paralelo con otro
condensador. Si el voltaje final es de 30 volt, determínese la capacidad del se¬
gundo condensador, cuánta energía se ha perdido y qué ha ocurrido con ella.
112 Campo eléctrico, en los conductores

3.12 Dos discos aluminizados, ópticamente planos, de 15 cm de diáme¬


tro están separados 0,04 mm, formando un condensador. ¿Cuál es la capaci¬
dad en pF?

3.13 Efectuar una estimación aproximada de la capacidad de un cuer¬


po humano aislado. Sugerencia: Debe corresponder entre la de una esfera
inscrita y la de una circunscrita. Frotándose un traje de nilón un día seco de
invierno puede cargarse fácilmente uno mismo a un par de kilovolts —como
lo demuestra la longitud de la chispa que la mano produce al acercarse a un
conductor puesto a tierra. ¿Qué energía disiparía tal chispa?

3.14 Dado que la capacidad de un disco conductor aislado de radio a


es Se0a. ¿Cuál es la energía almacenada en el campo eléctrico de tal disco
cuando la carga neta en el disco es Q2 Compararla con la energía en el campo
de un disco no conductor del mismo radio que tiene la misma carga Q, repar¬
tida con densidad uniforme sobre su superficie. (Véase el problema 2.27.)
¿Cuál sería mayor? ¿Por qué?

3.15 Dos tubos coaxiales de aluminio tienen una longitud de 30 cm. El


diámetro exterior del tubo interno es de 3 cm, el diámetro interior del tubo
externo es de 4 cm. Cuando se conectan a una batería de 45 volts, hallar la
energía almacenada en el campo eléctrico entre los tubos.

3.16 Calcúlese la fuerza que actúa sobre una placa de un condensador


plano. La diferencia de potencial entre las placas es de 3000 V y las placas con
cuadrados de 20 cm de lado con una separación de 3 cm. Si se aíslan las placas
para que las cargas no puedan variar, ¿cuál será el trabajo exterior que ha de
efectuarse para juntar las placas? ¿Es igual a la energía almacenada inicialmen¬
te en el campo eléctrico?

3.17 Deseamos diseñar un condensador esférico vacío, con un radio


dado a para la esfera externa, a fin de que almacene la máxima cantidad de
energía, sujeto a la condición que el campo eléctrico en la superficie de la esfe¬
ra interna tenga una intensidad que no exceda E0. ¿Qué radio b se elegiría
para la esfera conductora interna, y qué cantidad de energía almacenaría?
Solución: 3/4 a; (27/512)a3 F\.

3.18 Una lámina de aluminio A está suspendida mediante un cordón


aislante entre las superficies formadas por la lámina de aluminio doblada B.
Prob. 3.19 Las láminas están cargadas opuestamente; la diferencia de potencial, en volts,
es V. Esto da lugar a una fuerza F, además del peso de A, que empuja a A
hacia abajo. Si podemos medir F y conocer las distintas dimensiones, sería¬
mos capaces de deducir V. Como aplicación de la Ec. 27, deducir una fórmula
que dé V en función de F y las dimensiones necesarias.

3.19 En el aparato indicado, se aceleran iones mediante una diferencia


de potencial V0 y luego entran en el espacio entre los electrodos semicilíndri-
cos A y B. Demostrar que un ión seguirá la trayectoria semicircular de radio
r0 si los potenciales de los electrodos externo e interno se mantienen, respec¬
tivamente, a 2V0 ln (b/r0) y 2V0 ln (a/r0). (Los electrodos cilindricos A y B se
suponen largos, en la dirección perpendicular al diagrama, comparado con el
espacio entre ellos.)

3.20 La fórmula exacta para la capacidad C de un conductor de forma


de un esferoide alargado de longitud 2a y diámetro 2b es

$ne0ae b2
C = donde £ —
Campo eléctrico en los conductores 113

Comprobar primero que la fórmula se reduce a la expresión correcta para la


capacidad de una esfera si b = a. Imaginemos ahora que el esferoide es una
gota de agua cargada. ¿Si esta gota se deforma, a volumen constante y con
carga constante g, de una esfera a un esferoide alargado, la energía almace¬
nada en el campo eléctrico aumenta o disminuye? (El volumen del esferoide
alargado es proporcional a ab\)

3.21 Imaginemos el plano xy, el xz y el yz de metal y soldados en sus


intersecciones. Una sola carga puntiforme g está situada a la distancia d de
cada uno de los planos. Descríbase de manera esquemática la configuración
de las cargas imágenes necesaria para satisfacer las condiciones de contorno.
¿Cuál es la dirección y módulo de la fuerza que actúa sobre la carga g?

3.22 Si se ha resuelto el problema 2.11, se puede deducir del resultado


la fórmula dada en el problema 3.20 para la capacidad de un conductor ais¬
lado de forma esferoidal alargada.

3.23 (a) Hallar la capacidad de un condensador consistente en dos ci¬


lindros coaxiales, de radios a y b, y longitud L. Supóngase L » b - a así que
pueden despreciarse las correcciones de borde. Compruébese el resultado
demostrando que, si el espacio entre los cilindros, b — a, es muy pequeño com¬
parado con el radio, la fórmula se reduce a una que podría haberse obtenido
usando la del condensador plano.
(b) Un cilindro de 5 cm de diámetro interno pende, con su eje vertical,
del brazo de una balanza de flejes. La porción inferior del cilindro colgante se
rodea por un cilindro estacionario, coaxial, de diámetro interior 7,5 cm. Cal¬
cúlese el valor de la fuerza que tiende a empujar hacia abajo al cilindro col¬
gante cuando la diferencia de potencial entre ambos es de 5 kilovolts.

3.24 Dos placas paralelas están conectadas con un hilo así que están al
mismo potencial. Una placa coincide con el plano xz y la otra con el plano
y = s. La distancia s entre las placas es mucho menor que las dimensiones la¬
terales de las placas. Una carga puntiforme g está situada entre/las placas en
y = b (véase la figura). ¿Cuál es el valor de la carga superficial/total de la su¬
perficie interna de cada placa? La carga superficial total en la superficie inter¬
na de las dos placas debe ser — g (¿por qué?), y podemos conjeturar qúe la
mayor parte estará en la placa más próxima. Si la carga estuviese muy cerca
de la placa de la izquierda, b < s, la presencia de la placa de la derecha no in¬
fluye mucho. Sin embargo, deseamos conocer exactamente cómo se divide la
carga. Si intentamos usar el método de las «imágenes» descubriremos que ne¬
cesitamos una cadena infinita de imágenes que se extienden en ambos sentidos,
quizá como las imágenes que vemos en una peluquería con espejos en ambas
paredes. No es fácil calcular el campo resultante en un punto de una de las
superficies, sin embargo, la pregunta puede resolverse por un cálculo simple
basado en la superposición. (Sugerencia: La nota siguiente nos daría una bue¬
na pista. Añadiendo otra carga g en cualquier punto del plano y = b duplica¬
remos la carga superficial en cada placa; en realidad la carga superficial total Prob. 3.24
inducida por cierto número de cargas de este plano es independiente de su po¬
sición en el plano. Si tuviésemos solamente una lámina de carga uniforme en
este plano los campos eléctricos serían simples y podríamos hallar un modo de
aplicar la ley de Gauss. Deducirlo de la figura adjunta).

3.25 La figura muestra la sección recta de una caja metálica plana en la


cual hay dos láminas planas, 1 y 2, cada una de área A. Las distintas distan¬
cias que separan las placas, indicadas por r, s y t en la figura, se suponen pe¬
queñas comparadas con la anchura y longitud de las placas, así que será una
buena aproximación despreciar los campos en los extremos al estimar las
cargas sobre las placas. Con esta aproximación, calcular los coeficientes de
capacidad, Cn, C22 y C33. Puede también hallarse directamente C2l, para ver
que es igual a Cn, como se afirma por el teorema general discutido en la sec¬
ción 3.6 y en el problema 3.27. Prob. 3.25
114 Campo eléctrico en los conductores

3.26 Daremos unas indicaciones que capacitan para construir una de¬
mostración de que C12 debe ser siempre igual a C21. Sabemos que, cuando un
elemento de carga dQ se transfiere desde un potencial nulo a un conductor a
potencial ciertos agentes exteriores han suministrado una cantidad de ener¬
gía <f>dQ, Consideremos un sistema de dos conductores en el cual los dos con¬
ductores se han cargado de forma que sus potenciales sean, respectivamente,
<j>uy hf(f significa «final»). Esta condición puede haberse conseguido partien¬
do de un estado en el que las cargas y potenciales sean nulos, de diferentes
maneras. Son de particular interés dos maneras:
(a) Mantener <¡>2 nulo mientras aumenta <j>x gradualmente desde cero a
luego aumentar ^2 desde cero a ^/mientras se mantiene <f>x constante en
(b) Llevar a cabo un programa similar con los papeles de 1 y 2 intercam¬
biados, es decir, elevar desde cero a <¡>2f primero y así sucesivamente.
Calcular el trabajo total efectuado por agentes externos, para cada uno
de los dos programas de carga. Luego completar el razonamiento.

3.27 Un problema típico bidimensional de valores de contorno es el de


dos cilindros de revolución paralelos, tal como dos tubos metálicos, de longi¬
tud infinita y a potenciales diferentes. Estos problemas bidimensionales resul¬
tan más fáciles que los tridimensionales, desde el punto de vista matemático.
En realidad, la clave de todo problema de «dos tubos» viene dada por el cam¬
po en torno dos cargas lineales paralelas de densidad lineal igual y opuesta.
Todas las superficies equipotenciales en este campo son cilindros circulares. Y
todas las líneas dé campo son asimismo circulares. Inténtese demostrarlo.Es
más fácil trabaja/ con el potencial, pero debe notarse que no puede hacerse el
potencial nulo en el infinito en un sistema bidimensional. El potencial cero
estará en la línea media entre las dos cargas lineales, es decir, en el origen en
el diagrama de la sección recta. El potencial en un punto cualquiera es la
suma de los potenciales calculados para cada carga lineal separadamente.
Esto nos conduciría rápidamente al descubrimiento de que el potencial es sim¬
plemente proporcional a ln (r2/rj) y por tanto es constante sobre la curva tra¬
zada por un punto cuyas distancias a los dos puntos estén en una relación
constante. Efectuar un esquema mostrando algunas de las equipotenciales.

3.28 Sea (p(x, y, z) una función que puede desarrollarse en serie de


potencias en torno a un punto (x0, y0, z0). Escribir un desarrollo de Taylor
para el valor de (p en cada uno de los seis puntos (x0 + ó, y0, z0), (x0 — 3, y0, z0),
Lo + ^ zo)> Oo, Lo - <5, zo)> (X>, Lo, zo + $), (*o> Lo. zo - $), que rodean si¬
métricamente al punto (x0, y0, z0) a una distancia 3. Demostrar que, si <p
satisface a la ecuación de Laplace, el promedio de los seis valores es igual a
(p(xo, y0, zo) con términos de tercer orden en 3.

3.29 He aquí como puede resolverse la ecuación de Laplace, aproxima¬


damente, para valores de contorno dados, utilizando únicamente la aritmética.
El método es el método de relajación mencionado en la Sec. 3.8, y está basado
en el resultado del problema 3.28. Para mayor sencillez tomaremos un ejemplo
bidimensional. En la figura hay dos contornos cuadrados equipotenciales, uno
dentro del otro. Esto podría ser la secación recta de un condensador constituido
por dos tubos metálicos de sección cuadrada de tamaños distintos. El proble¬
ma consiste en hallar valores en una serie de puntos que sea una buena aproxi¬
mación de la verdadera función potencial, <p(x,y), en estos puntos. Adoptamos,
un método razonablemente tosco para mantener la labor entre límites. Asigna¬
mos arbitrariamente, el potencial 100 al contorno interior y 0 al exterior. Todos
los puntos de estos contornos se mantienen a estos valores. En principio, podemos
empezar con los valores en puntos interiores; sin embargo podemos ahorrar
tiempo por cierta conjetura inteligente. En la figura se sugieren unos cuantos
valores de partida. Quizás pueden escogerse otros mejores. Evidentemente
puede sacarse partido de la simetría; sólo necesitan calcularse siete puntos in¬
teriores. Ahora simplemente ha de recorrerse la red de manera sistemática,
reemplazando el valor en cada punto interior por el promedio en sus cuatro ve-
Campo eléctrico en los conductores 115

-*

/ • Punto üel contorno


O Punto interior

Prob. 3.29
Sustituyase el valor en un punto interior por
cinos. Deténgase cuando todos los cambios resultantes de un recorrido en la la suma de sus cuatro vecinos dividida por 4:
red sean satisfactoriamente pequeños. Un buen momento para terminar será c = {100 + a + e/ + e)/4. Manténgase: a' = a,
cuando no haya ningún cambio mayor de 1 unidad en una pasada. La «relaja¬ b' = b, cf = c y f = f. Valores de partida que se
ción», es decir, el cambio en la distribución de los valores de una pasada a la si¬ sugieren:
guiente, está estrechamente relacionada al fenómeno físico de la difusión. Si 50 e = 50
se empieza con un valor muy elevado en un punto, se «extenderá» a sus veci¬
25 f = 25
nos inmediatos, de éstos a los siguientes, hasta que la giba se haya aplanado
ro
cn
50
II

en lo que lo permitan las limitaciones de contorno.


25
Entrar los valores finales en la distribución, y esquematizar los cursos
aproximados que dos equipotenciales, para <¡> ~ 25 y <j> = 50, tendrían en el
continuo real <f>{x, y).

3.30 El método de relajación está muy bien adaptado para calculado¬


ras. Escríbase un programa relacionado con el problema de contorno del cua¬
drado concéntrico en una malla más fina —o sea, una red con cuatro veces
más puntos y la mitad del espaciado. Puede ser una buena idea utilizar una
solución de la malla ancha al asignar valores de partida para la relajación en
mallas más finas.

3.31 Un condensador consta de dos capas esféricas concéntricas. Lla¬


memos a la capa interna, de radio a, conductor 1, y a la capa externa, de ra¬
dio b, conductor 2. Para este sistema de dos conductores, hallar Cn, C22 y C12.
Solución: Cn = 4ne0 ab/(b — a); C22 = 4ne0 b2/(b — á)\ C21 = —4tt£0 ab/(b - a).
Corrientes eléctricas

4.1 Corriente eléctrica y densidad de corriente 118


4.2 Corrientes estacionarias y conservación de la carga 120
4.3 Conductividad eléctrica y ley de Ohm 122
4.4 La física de la conducción eléctrica 127
4.5 Conducción en los metales 137
4.6 Semiconductores 139
4.7 Circuitos y elementos de circuito 143
4.8 Disipación de energía en la circulación de corriente 148
4.9 Fuerza electromotriz y pilas voltaicas 149
4.10 Redes con fuentes de voltaje 152
4.11 Corrientes variables en condensadores y resistencias 154
Problemas 156
4,1 Corriente eléctrica y densidad de corriente
Una corriente eléctrica es carga en movimiento. Los portadores
de carga pueden ser físicamente partículas como electrones o proto¬
nes, que pueden o no asignarse a objetos mayores, átomos o molécu¬
las. Ahora no nos interesa la naturaleza de los portadores de carga,
sino solamente el transporte neto de carga eléctrica debido a su mo¬
vimiento. La corriente eléctrica en un hilo es la cantidad de carga
que pasa por un punto fijo del mismo por unidad de tiempo. Se ex¬
presa en coulomb/s (C/s), o amperes (A). Una corriente de 1 ampere
equivale a 6,24 • 1018 cargas electrónicas elementales por segundo.
Lo que cuenta es el transporte neto de carga, con la debida con¬
sideración al signo. Cargas negativas moviéndose hacia el este equi¬
valen a cargas positivas moviéndose hacia el oeste. El agua que sale
de una manguera puede decirse que transporta una gran cantidad de
carga —cerca de 3 *1033 electrones por gramo de agua. Pero como
con los electrones se mueve un número igual de protones (cada molé¬
cula de agua contiene 10 de cada uno de ellos), la corriente eléctrica
es nula. Por otro lado, si cargásemos negativamente un hilo de nilón
y lo desplazamos uniformemente a lo largo de un tubo no conductor,
tendríamos una corriente eléctrica en sentido contrario al movimien¬
to del hilo.
Hemos considerado corriente a lo largo de un camino bien defi¬
nido, como un hilo. Si la corriente es estacionaria —es decir, no va¬
ría con el tiempo— debe ser la misma en cada punto a lo largo del
hilo, exactamente como en el tráfico estacionario deben pasar el mis¬
mo número de coches, por hora, en los diferentes puntos a lo largo
de una carretera sin ramales.
Un tipo de corriente más general, o transporte de carga, supone
portadores de carga que se mueven en un volumen tridimensional
Para describirlo necesitamos el concepto de densidad de corriente.
Tenemos que considerar valores medios de las magnitudes, pues los
portadores de carga son partículas discretas. Debemos suponer, como
hicimos al definir la densidad de carga p, que nuestra escala de distan¬
cias es tal que toda pequeña región que deseemos promediar con¬
tiene gran número de partículas de todas las clases que estamos tra¬
tando.
Consideremos primero un caso particular en el cual, en promedio,
hay n partículas por centímetro cúbico moviéndose todas con el mismo
vector velocidad u y transportando la misma carga q. Imaginemos
un pequeño cuadro de área a fijo con cierta orientación, como en la
Fig, 4.1 (a) Enjambre de partículas carga¬ Fig. 4Aa. ¿Cuántas partículas atraviesan el cuadro en un intervalo
das que se mueven todas con la misma ve¬
de tiempo A ti Si A t empieza en el instante mostrado en la Fig. 4Aa
locidad u. El cuadro tiene área a. Las partí¬
culas que atravesarán el cuadro en los próxi¬ y b, las partículas destinadas a atravesar el cuadro en los próximos At
mos Ai segundos, son las que están conteni¬ segundos serán precisamente las que ahora están situadas dentro del
das, ahora, en el prisma oblicuo (¿>). El pris¬ prisma oblicuo en la Fig. 4Ab. El cuadro es la base del prisma y la
ma tiene una altura nAtcosQ y el área de su longitud de su arista es wAí, que es la distancia que recorre una cual¬
ba$e es a, de aquí que su volumen sea auA/
quiera de las partículas en el tiempo Al Las partículas fuera del prisma
cosO o a u Ai.

118
Corrientes eléctricas 119

no aciertan la ventana o no la alcanzan. El volumen del prisma es el


producto base x altura, o bien auAt eos 0, que puede escribirse auAL
En promedio, el número de partículas que se encuentran en este volu¬
men es na uAt. De aquí que el valor medio de la carga que atraviesa
el cuadro por unidad de tiempo, es decir, la corriente a través del cuadro
a la que llamaremos I(a), es

(1)

Supongamos que tenemos distintas partículas en el conjunto, que


difieren en la carga, en el vector velocidad o en ambas cosas. Cada
una contribuiría a la corriente a través de a. Denotando cada clase
por el subíndice k, la clase /:-ésima tiene carga qk en cada partícula,
se mueve con la velocidad u*, y está presente con una concentración
media de nk partículas de esta clase por metro cúbico, lo que podemos
establecer de manera formal:

/(a) = niqi a • ui -|- n2q2 a • u2 + • • • = a *2


k

A la magnitud vectorial que en la Ec. 2 multiplica a a la llamamos


densidad de corriente J. Puede expresarse J en ampere por metro cua¬
drado (A/m2)*.

J = (3)

Tengamos en cuenta la contribución a la densidad de corriente de


una variedad de portadores de carga, por ejemplo electrones, que
pueden estar presentes con distintas velocidades. En un conductor,
los electrones tienen una distribución de velocidades casi al azar, que
varían considerablemente en dirección y módulo. Sea Ne el número
total de electrones por unidad de volumen, de todas velocidades.
Podemos dividir los electrones en grupos, cada uno de los cuales
contiene electrones con casi la misma celeridad y dirección. La velo¬
cidad media de todos los electrones, como promedio, se calcularía
sumando cada grupo ponderando cada velocidad por el número en el
grupo, y dividiendo por el número total. Es decir,

(4)

* A veces nos encontraremos con densidades de corriente expresadas en ampe-


re/cm2. No hay nada equivocado con esto; el significado es perfectamente claro mien¬
tras las unidades estén bien determinadas. (Mucho antes de que el SI se hubiese promul¬
gado, dos o tres generaciones de ingenieros eléctricos estuvieron trabajando con ampe¬
res por pulgada cuadrada).
120 Corrientes eléctricas

usamos la barra encima de ü para indicar el valor medio en una dis¬


tribución. Comparando la Ec. 4 con la Ec. 3, vemos que la contribución
de los electrones a la densidad de corriente puede simplemente escri¬
birse en función de la velocidad media de los electrones. Recordando
que para el electrón q = — e, y usando el subíndice e para indicar que
todas las magnitudes se refieren a este tipo de portador de carga, pode¬
mos escribir

Je — eNe\ie (5)

Esto tal vez pueda parecer evidente, pero nosotros hemos ido
paso a paso para aclarar que la corriente a través del cuadro depende
solamente de la velocidad media de los portadores, que a menudo es
solamente una reducida fracción de sus celeridades al azar.

4.2 Corrientes estacionarias y conservación de la carga


La corriente / que circula a través de cualquier superficie S es
precisamente la integral de superficie

(6)

Hablamos de un sistema de corrientes estacionadas o estaciona¬


rias cuando el vector densidad de corriente J permanece constante con
el tiempo en todo punto. Las corrientes estacionarias tienen que obe¬
decer a la ley de conservación de la carga. Consideremos una región
del espacio rodeada completamente por la superficie cerrada S. La
integral de superficie de J extendida a toda la 5 da la velocidad con
que la carga sale del volumen encerrado. Será positiva si los portadores
de carga positiva se mueven hacia fuera o los portadores de carga
negativa se mueven hacia dentro y así sucesivamente. Continuando
esto indefinidamente, el volumen tarde o temprano agotaría la carga
— a menos que se cree alguna nueva carga. Pero la creación de carga
es precisamente lo que no puede ocurrir. Por lo tanto para una dis¬
tribución de corriente verdaderamente independiente del tiempo, la
integral de superficie de J extendida a cualquier superficie cerrada
debe ser nula. Esto es equivalente a establecer que, en todo punto del
espacio:

div J = 0 (7)

Para apreciar la equivalencia, recordemos el teorema de Gauss y


nuestra definición fundamental de la divergencia en función de la
integral de superficie sobre una pequeña superficie que rodee el punto
considerado.
Podemos hacer una exposición más general que la Ec. 7. Supon¬
gamos que la corriente no es estacionaria, siendo J función de t así
como de x, y9 z. Ya que es la velocidad instantánea con que la
Corrientes eléctricas 121

carga abandona el volumen cerrado, mientras que ¡Vpdv es la carga


total en el interior del volumen en cualquier instante, tenemos

fsJ-da= -jjfvPdv (8)

Permitiendo que el volumen considerado decrezca en torno a un punto


cualquiera (x, y, z) la relación expresada en la Ec. 8 se convierte en *:

div J = — (distribución de carga dependiente del tiempo) (9)

La derivada con respecto al tiempo de la densidad de carga p se ha


escrito como derivada parcial ya que p será generalmente función
de las coordenadas espaciales como lo es del tiempo. Las ecuaciones 8
y 9 expresan la conservación de la carga: No puede salir carga de un
lugar sin disminuir la cantidad de carga allí existente. 4,2 Diodo de vacío con el cátodo y el
Un ejemplo instructivo de una distribución estacionaria de co¬ ánodo plano paralelos.
rrientes tiene lugar en el diodo plano paralelo, un tubo vacío con dos
electrodos. Un electrodo, el cátodo, está recubierto de un material
que emite gran cantidad de electrones cuando se calienta. El otro
electrodo, el ánodo, es simplemente una placa metálica. Mediante una
batería se mantiene al ánodo a un potencial positivo con respecto al
cátodo. Los electrones emergen de este cátodo caliente con veloci¬
dades muy pequeñas, pero luego se aceleran hacia el ánodo positivo
por efecto del campo eléctrico entre cátodo y ánodo. En el espacio
entre el cátodo y el ánodo la corriente eléctrica está constituida por
estos electrones móviles. El circuito se cierra por el flujo de electrones
en los hilos exteriores, posiblemente por el movimiento de iones en
una batería, y así sucesivamente, lo cual aquí no nos interesa. En este
diodo la densidad local de carga p en una región cualquiera es — ne
donde n es la densidad local de electrones, en electrones/m3. La den¬
sidad de corriente local J es pv donde v es la velocidad de los electrones
en esta región. En el diodo plano paralelo podemos suponer que J
no tiene componentes y o z (Fig. 4.2). Si las condiciones son estacio¬
narias, se deduce que Jx debe ser independiente de x, pues si div J = 0,
como indica la Ec. 7, (djjdx) debe ser nula si Jy = Jz = 0. Intuitiva¬
mente; si tenemos una corriente estacionaria de electrones movién¬
dose solamente en la dirección x, tienen que cruzar cualquier plano
intermedio entre cátodo y ánodo el mismo número por segundo. Lle-

* Si el paso de la Ec. 8 a la Ec. 9 no fuera obvio, ver la definición fundamental de


divergencia del capítulo 2. Como el volumen se reduce, podemos eventualmente tomar p
fuera de la integral de volumen del segundo miembro. La integral de volumen se calcu¬
lará para un determinado instante de tiempo. Su derivada con respecto al tiempo depen¬
de de la diferencia entre las integrales de volumen con los instantes t y t + dt. La dife¬
rencia se debe únicamente a la variación de p, ya que los límites del volumen no varían.
122 Corrientes eléctricas

gamos a la conclusión que pv es constante. Pero observemos que v no


es constante; varía con * debido a que los electrones se aceleran por
el campo. De aquí que p tampoco es constante. En vez de ello la den¬
sidad de carga negativa es mayor cerca del cátodo, pequeña cerca
del ánodo, lo mismo que la densidad de coches en una carretera es
mayor cerca de un lugar de tráfico lento, pequeña en donde el tráfico
se mueve a gran velocidad.

4.3 Conductividad eléctrica y ley de Ohm


Existen varias maneras de producir el movimiento de las cargas,
incluyendo lo que podríamos llamar «transporte real » de los porta¬
dores de carga. En el generador electrostático Van der Graaff (véase
Problema 4.3) se da una carga superficial a una correa aislada que la
conduce a otro electrodo por transporte, algo así como una escalera
mecánica transporta personas. Esto constituye perfectamente una co¬
rriente. En la atmósfera pequeñas gotas de agua cargadas que caen
a causa de su peso, constituyen una componente del sistema de co¬
rrientes de la tierra. En esta sección nos dedicaremos a un agente
más común del transporte de cargas, la fuerza ejercida por un campo
eléctrico sobre un portador de carga. Un campo eléctrico tiende a mover
a los portadores de carga positiva en un sentido, a los portadores de
carga negativa en sentido contrario. Si cada uno o ambos se mueven,
el resultado es una corriente eléctrica en el sentido de E. En la
mayoría de substancias y en un amplio intervalo de intensidades del
campo eléctrico, encontramos que la densidad de corriente es propor¬
cional a la intensidad del campo eléctrico que la causa. La relación
lineal entre la densidad de corriente y el campo se expresa por

J = aE (10)

Al factor o se le llama conductividad del material. Su valor de¬


pende del material en cuestión; es muy grande para conductores me¬
tálicos, extremadamente pequeño para buenos aisladores. También
puede depender del estado físico del material —de su temperatura, por
ejemplo. Pero dadas tales condiciones, no depende del valor de E. Si
duplicamos la intensidad del campo, manteniendo todo lo demás
constante, obtenemos el doble de densidad de corriente.
En la Ec. 10, o puede considerarse una magnitud escalar, lo que
implica que la dirección de J siempre es la misma que' la de E. Esto
es seguramente lo que esperaríamos en un material cuya estruc¬
tura no «está construida» con direcciones preferidas. Existen ma¬
teriales en los cuales la conductividad eléctrica depende del ángulo
que el campo aplicado E forma con ciertos ejes intrínsecos en el ma-
Corrientes eléctricas 123

terial. Un ejemplo es un monocristal de grafito que tiene una estruc¬


tura bandeada a escala atómica. Véase otro ejemplo en el problema
4.7. En tales casos J no puede tener la dirección de E. Pero además
existen ciertas relaciones lineales entre las componentes de J y las de
E, relaciones expresadas por la Ec. 10 con a una magnitud tensorial en
vez de un escalar*. De ahora en adelante solamente consideraremos
materiales isótropos, en los cuales la conductividad eléctrica es la mis¬
ma en todas las direcciones.
La Ec. 10 es una expresión de la ley de Ohm. Es una ley empíri¬
ca, una generalización deducida de los experimentos, no un teorema
que debe cumplirse universalmente. De hecho, la ley de Ohm está
obligada a fallar, en el caso de cualquier material particular, si el
campo eléctrico es demasiado intenso. Y encontraremos ciertos inte¬
resantes y útiles materiales en los cuales el comportamiento «no
óhmico» tiene lugar en campos más bien débiles. No obstante, el
hecho notable es el enorme intervalo en el que, en la gran mayoría
de materiales, la densidad de corriente es proporcional al campo
eléctrico. Al final del capítulo explicaremos por qué esto es así. Pero
ahora, tomando la Ec. 10 por válida, buscaremos sus consecuencias.
Nos interesa la corriente total I que circula por un hilo o conductor
de cualquier forma con extremos bien definidos, o terminales, y la
diferencia de potencial entre estos terminales, para la cual usaremos
el símbolo V (por voltaje) en vez de ^ — <¡>2 o <¡>n. Si J es proporcio¬
nal a E en todo punto interior del conductor, entonces / debe ser in¬
dudablemente proporcional a V. Pues / es la integral de J extendida
a la sección recta del conductor, mientras que V es la integral curvi¬
línea de E a lo largo de un camino en el conductor desde un terminal
al otro. La relación entre Fe/es, por tanto, otra expresión de la ley
de Ohm, que escribiremos de esta manera:

V = RI (11)

La constante R es la resistencia del conductor entre los dos ter¬


minales. R depende de la forma y tamaño del conductor y de la con¬
ductividad o del material. El ejemplo más simple es una varilla maci¬
za de sección recta de área A y longitud L entre sus extremos. Una
corriente estacionaria / circula a lo largo de esta varilla (Fig. 4.3).
Por supuesto que debe haber conductores que lleven la corriente a y

* La relación lineal más general entre los vectores J y E se expresa como sigue. En
lugar de las tres ecuaciones equivalentes a la Ec. 10, o sea, A = oEx, Jy = oEy, Jz = oEz,
tendríamos Jx ~ oxxEx d- oxyEy 4" oxzEz, Jy oyxEx oyyEy ~\~ OyZEz, Jz — ozxEx ozyEy +
ozzEz. Los nueve coeficientes oxx, axy, etc., constituyen un tensor. (En este caso a causa
de la exigencia de la simetría, resultaría que oxy = oyx, oyz = ozy, oxz — ozx. Además con
una adecuada orientación de los ejes x, y, z, todos los coeficientes se anularían ex¬
cepto Oxx, <7yy, Ozz).
124 Corrientes eléctricas

Fig. 4.3 Resistencia de un conductor de


longitud L, de área ele la sección recta uni¬
forme A, y conductividad o.

desde la varilla. Consideremos que estos conductores están unidos a


los terminales de la varilla. Dentro de la varilla la densidad de corriente es

/
(12)

y la intensidad del campo eléctrico es


V
(13)

La resistencia R en la Ec. 11 es V/I. Usando las Ecs. 10, 12 y 13,


fácilmente hallamos que

V __ LE _
(14)
I “ AJ ~ A<r

Por medio de esta fórmula simple haremos algunas suposiciones táci¬


tas. Primero supondremos que la densidad de corriente es uniforme en
toda la sección recta de la barra. Para ver que esto ha de ser así,
imaginemos que J sea realmente mayor a un lado de la barra que en el
otro. Entonces E debe ser también mayor a este lado. Pero entonces la in¬
tegral curvilínea de E de un terminal a otro sería mayor en un camino por
un lado que por el otro, y esto no puede ser cierto en un campo electrostá¬
tico. Una segunda suposición es que J se mantiene uniforme en módulo,
dirección y sentido, salvo en los extremos de la barra. El que sea cierto o
no depende de los conductores externos que llevan la corriente a, y desde,
la barra, y de cómo estén conectados. Compárese la Fig. AAa con la 4.46.
Supongamos que el terminal en (b) es de un material con una conducti¬
vidad mucho mayor que la de la barra. Esto hará que el plano del
extremo de la barra sea una superficie equipotencial, creando el siste¬
ma de corriente para el cual la Ec. 14 se aplica exactamente. En ge¬
neral, todo lo que podemos decir acerca de tales «efectos de extre-
Corrientes eléctricas 125

Fig. 4.4 Diferentes maneras de introducir


la corriente I en la barra conductora. En
(a) tiene que diverger antes de que la densi¬
dad de corriente J se haga uniforme. En (b)
si el conductor externo tiene conductividad
mucho más elevada que la barra, el extre¬
mo de la barra será una equipotencial y la
densidad de corriente será uniforme desde
el principio. Para conductores largos y finos
como los hilos ordinarios, la diferencia es
despreciable.

(b)

mo» es que la Ec. 14 dará R con una buena aproximación si la an¬


chura de la barra es pequeña comparada con su longitud.
Una tercera suposición es que la barra esté rodeada por un me¬
dio no conductor. Sin esto no podríamos ni definir un camino aislado
de corriente con terminales ni hablar acerca de la corriente I y la re¬
sistencia i?. En otras palabras, es la enorme diferencia entre las con¬
ductividades, de los buenos aisladores, incluyendo el aire, y la de los
conductores la que hace posible los hilos, tal como los conocemos.
Imaginemos la varilla conductora de la Fig. 4.3 doblada en una for¬
ma cualquiera, como en la Fig. 4.5. Debido a que se halla dentro

Fig. 4.5 En tanto nuestro conductor esté


rodeado por un medio no conductor (aire,
aceite, vacío, etc.) la resistencia R entre los
terminales no depende de la forma, sola¬
mente de la longitud del conductor y del
área de su sección recta.
126 Corrientes eléctricas

iT, <T >


Capa de carga positiva

(Ti
l J

Fig. 4.6 Cuando circula corriente a través de un medio no conductor en el que las corrientes no pueden perder¬
de este conductor compuesto, aparece una se, el problema presentado en la Fig. 4.5 es, para todos los efectos
capa de carga estática en la superficie de
prácticos, el mismo que el de la Fig. 4.3 que ya hemos resuelto. La
separación de los dos materiales, para pro¬
porcionar el salto necesario en el campo Ec. 14 se aplica a un hilo doblado lo mismo que a uno recto, si se
eléctrico E. En este ejemplo a2 < au de don¬ mide L a lo largo del hilo.
de E2 debe ser mayor que Ev En una región donde la conductividad o es constante, la condi¬
ción de corriente estacionaria div J = 0 (Ec. 7) junto con la Ec. 10
implica que también div E = 0. Esto nos dice que la densidad de car¬
ga es nula dentro de esta región. Por otro lado, si o varía de un lugar
a otro en el medio conductor, la circulación de corriente estacionaria
puede motivar la presencia de carga estática dentro del conductor.
La Fig. 4.6 muestra un simple ejemplo, una barra constituida por
dos materiales de diferente conductividad aí y o2. La densidad de
corriente J debe ser la misma en los dos lados de la superficie de
separación, de otro modo aquí se acumularía carga. Se deduce que el
campo eléctrico E debe ser diferente en las dos regiones, con un salto
brusco de los valores en la superficie de separación. Tal como nos
indica la ley de Gauss, esta discontinuidad en E debe reflejar la pre¬
sencia de una capa de carga electrostática en la superficie de separa¬
ción. El problema 4.5 contempla de nuevo este ejemplo.
De la Ec. 10 definimos la conductividad como la densidad de
corriente dividida por la intensidad del campo eléctrico. La unidad
de densidad de corriente es A/m2. La unidad de intensidad del campo
eléctrico, V/m. Por tanto la unidad para la conductividad o es

A _1_
(n • m) 1
Vm Q • m

En lugar de la conductividad puede usarse su recíproco, la resis¬


tividad /?, para establecer la relación entre el campo eléctrico y la
densidad de corriente:

J = (15)

Se acostumbra a usar p como símbolo de la resistividad y o como el


de la conductividad, a despecho de su uso en algunas otras ecuacio¬
nes para la densidad cúbica y la densidad superficial de carga. En el
resto de este capítulo p siempre denotará resistividad y o conductivi-
Corrientes eléctricas 127

dad. La Ec. 14 escrita en función de la resistividad se convierte en

R =
A
(16)

La unidad se expresa usando la unidad de resistencia, el ohm


(Q), que se define por la Ec. 11 como un volt por ampere. Si la resis¬
tencia R va en ohms, es evidente a partir de la Ec. 16 que p debe tener las
dimensiones ohm • longitud. La unidad para p será por tanto el
ohm • metro (Q • m). Pero puede usarse otra unidad de longitud con
significado perfectamente claro. En realidad la unidad más común¬
mente usada para la resistividad, tanto en física como en tecnología
de la conducción eléctrica, es el ohm-centímetro (ohm • cm). Si se eli¬
ge el ohm • cm para la medida de la resistividad, la correspondiente
unidad para la conductividad se escribe ohm-1 • cm-1, u (ohm-cm)_1,
llamada «ohm-cm recíproco». Debe subrayarse que estas Ecs. de la
10 a la 16 son válidas para cualquier sistema de unidades homogé¬
neo.
En la Tabla 4.1 se dan las conductividades y resistividades de
unos cuantos materiales en diferentes unidades. También se da el
factor de conversión.

TABLA 4.1
Resistividad y su recíproco, conductividad, para
ciertos materiales

Material Resistividad p Conductividad o


Cobre puro, 2.73 K 1,56 x 10~6 ohm-cm 6,4 x 105 (ohm-cm)-1
1,56 x 10’8 Q • m 6,4 x 107 (Q ■ m)-1
Cobre puro, 373 K 2,24 x 10~6 ohm-cm 4,5 x 103 (ohm-cm)-1
2,24 x 10-8 Q • m 4,5 x 107 (Q • m)-1
Germanio puro, 273 K 200 ohm-cm 0,005 (ohm-cm)-1
2 Q•m 0,5 (Q • m)-1
Germanio puro, 500 K 0,12 ohm-cm 8,3 (Q • m)-1
1,2 x 10-3 Q • m 830 (Q • m)-1
Agua pura, 291 K 2,5 x 107 ohm-cm 4,0 x 10-8 (ohm-cm)-1
2,5 x 105 Q•m 4 x 10-6 (Q • m)-1
Agua del mar (varía con la 25 ohm-cm 0,04 (ohm-cm)-1
salinidad) 0,25 Q • m 4 (Q ■ m)-1
Nota: 1 ohm-metro = 100 ohm-cm.

4.4 La física de la conducción eléctrica


Para explicar la conducción eléctrica debemos hablar primero de
átomos y moléculas. Recordemos que un átomo neutro, el que con¬
tiene el mismo número de electrones que de protones en el núcleo,
es precisamente neutro (Sección 1.3). En este caso, la fuerza resul¬
tante ejercida por un campo eléctrico es exactamente cero. E in-
128 Corrientes eléctricas

cluso si el átomo neutro se moviese por cualquier otra causa, esto no


sería una corriente eléctrica. Lo mismo se cumple para moléculas
neutras. La materia que conste solamente de moléculas neutras debe
tener conductividad eléctrica nula. Demos aquí unas condiciones:
estamos considerando ahora corrientes eléctricas estacionariarias, es
decir, corrientes continuas, no corrientes alternas. Un campo eléctri¬
co alterno puede causar deformaciones periódicas en una molécula, y
este desplazamiento de carga eléctrica sería una verdadera corriente
eléctrica alterna. Volveremos a esto en el capítulo 10. Para una co¬
rriente estacionaria necesitamos portadores de carga móviles, o iones.
Éstos deben estar presentes en el material antes de aplicar el campo
eléctrico, pues los campos eléctricos que consideraremos no son sufi¬
cientemente intensos para crear iones arrancando electrones de las
moléculas. Así que la física de la conducción eléctrica se centra en
dos cuestiones: ¿Cuántos iones hay en una unidad de volumen de ma¬
terial y cómo se mueven estos iones en presencia de un campo eléc¬
trico?
En el agua pura y a la temperatura ambiente aproximadamente
dos moléculas H20 en mil millones están, en un instante dado, diso¬
ciadas en iones negativos, OH“, e iones positivos EL. (Realmente el
ion positivo se describe mejor por OH^, es decir, un protón unido a
una molécula de agua.) Esto proporciona aproximadamente 6* 1013
iones negativos y un número igual de iones positivos en un centíme¬
tro cúbico de agua*. El movimiento de estos iones en el campo eléc¬
trico aplicado da cuenta de la conductividad del agua pura dada en
la Tabla 4.1. Añadiendo una substancia tal como cloruro sódico,
cuyas moléculas se disocian fácilmente en agua, puede incrementarse
enormemente el número de iones. Esto explica por qué el agua de mar
tiene conductividad eléctrica un millón de veces mayor que el agua
pura. Contiene algo como 1020 iones por cm3, la mayor parte Na+ y
Cl".
Un gas como el nitrógeno o el oxígeno a la temperatura ordina¬
ria no tendría iones en absoluto, a no ser por la acción de ciertas
radiaciones ionizantes como luz ultravioleta, rayos X, o radiación
nuclear. Por ejemplo, la luz ultravioleta puede arrancar un electrón
de una molécula de nitrógeno dejando N2, un ion molecular con una
carga positiva e. El electrón así liberado es un ion negativo. Puede
permanecer libre o puede eventualmente fijarse a cierta molécula
como un electrón «extra», formando así un ion negativo molecular.
La molécula de oxígeno tiene una afinidad especialmente elevada
para electrones extra; cuando el aire se ioniza, los iones típicos co¬
munes son N2 y 02. En todo caso, la conductividad resultante del
gas depende del número de iones presentes en cierto instante, que a
su vez depende de la intensidad de la radiación ionizante y quizá de

* Los estudiantes de química pueden recordar que la concentración de iones hi¬


drógeno en el agua pura corresponde a un pH de valor 7,0, que significa la concentra¬
ción de 10-7,0 moles/litro. Esto equivale a 10~10’0 moles/cm3. Un mol de algo es
6,02 • 1023 cosas —de aquí el número 6 • 1013 dado antes.
Corrientes eléctricas 129

otras circunstancias. Así que no se puede tabular la conductividad


de un gas. Estrictamente hablando, la conductividad del nitróge¬
no puro, apantallado de toda radiación ionizante, es nula*.
¿Dada una cierta concentración de iones positivos y negativos en
un material, cómo se determina la conductividad resultante, a de la
Ec. 10? Consideremos primero un gas ligeramente ionizado. Para
especificar, supongamos que su densidad, en moléculas por centíme¬
tro cúbico, es como la del aire a la temperatura ambiente —unas
1019 por cm3. Entre las moléculas neutras hay iones positivos y negati¬
vos. Supongamos que haya N iones positivos por unidad de volumen,
cada uno de masa M+ y con carga e, y un número igual de iones ne¬
gativos, cada uno con masa M_ y carga —e. El número de iones en
la unidad de volumen, 2N, es mucho menor que en el número de
moléculas neutras. Cuando un ion choca con algo, casi siempre es
con una molécula neutra y no con otro ion. Ocasionalmente un ion
positivo encuentra un ion negativo y se combina con él para formar
una molécula neutra. Tal recombinación** agotaría invariablemente la
reserva de iones a no ser que se creasen continuamente por algún
otro proceso. Pero en todo caso la velocidad de cambio de N será
tan lenta que aquí podemos despreciarla.
Imaginemos el panorama a escala molecular antes de aplicar el
campo. Las moléculas y también los iones están corriendo con velo¬
cidades al azar adecuadas a la temperatura. El gas es mayormente
espacio vacío, la distancia media entre una molécula y su vecina más
próxima es de unos 10 diámetros moleculares. El recorrido libre me¬
dio de una molécula, que es el valor medio de su recorrido antes de
topar con otra molécula, es muy grande, tal vez 10“5 cm, o varios
centenares de diámetros moleculares. Una molécula o un ion en este
gas emplea el 99,9 por cien de su tiempo como partícula libre. Si
contemplásemos un ion particular en un instante determinado, sea
t = 0, hallaríamos que se mueve en el espacio con cierta velocidad u.
¿Qué ocurrirá luego? El ion se moverá en línea recta con celeridad
constante hasta que, tarde o temprano, ocurre que llega tan cerca de
una molécula para que entren en juego intensas fuerzas de corto al¬
cance. En esta colisión, la energía cinética y la cantidad de movi¬
miento total de los dos cuerpos, molécula e ion, se conserva, pero la
celeridad y la dirección de la trayectoria del ion variarán más bien
bruscamente, dando lugar a una nueva velocidad u'. Luego, se move-

* ¿Qué podemos decir de la energía térmica? ¿Ocasionará ésta la ionización de


una molécula? En realidad, la energía necesaria para ionizar, es decir, para extraer un
electrón de una molécula de nitrógeno es varios centenares de veces el valor medio de
la energía térmica de una molécula a 300 K. No se esperaría hallar ningún ion produ¬
cido así en toda la atmósfera terrestre.

** Llamando al proceso recombinación no deseamos implicar que los dos iones


«recombinados» formasen pareja originalmente. Los encuentros próximos de un ion
positivo y otro negativo se efectúan más probablemente por su atracción electros¬
tática. Sin embargo, este efecto generalmente no es importante cuando el número
de iones por unidad de volumen es mucho menor que el número de moléculas neutras.
130 Corrientes eléctricas

rá libremente con su nueva velocidad hasta que una nueva colisión


cambie su velocidad a u", y así sucesivamente. Después de unas
cuantas colisiones tales el ion es tan probable que se mueva en una
dirección como en otra. El ion ha «olvidado» la dirección en la que
se movía para t = 0. Para presentarlo de otra manera, si escogemos
10 000 casos de iones moviéndose horizontalmente hacia el sur, y segui¬
mos a cada uno de ellos durante t segundos, las direcciones de su veloci¬
dad final estarán distribuidas imparcialmente sobre una esfera. Po¬
demos tomar varias colisiones para borrar la memoria de la mayoría
de direcciones o solamente unas pocas, dependiendo de que las coli¬
siones en que intervengan variaciones grandes o pequeñas de canti¬
dad de movimiento sean las más corrientes, y esto depende de la
naturaleza de la interacción. Un caso extremo es la colisión de esfe¬
ras elásticas duras, que da lugar a un «desorden» direccional com¬
pleto en sólo una colisión. No necesitamos preocuparnos por estas
diferencias. La cuestión es que, sea la que fuere la naturaleza de las
colisiones, existirá algún invervalo de tiempo r, característico del sis¬
tema dado, tal que el lapso de r segundos conduzca a una pérdida
substancial de correlación entre la dirección de la velocidad inicial y
la de la final de un ion en este sistema*. Este tiempo característico r
dependerá del ion y de la naturaleza de su medio ambiente; será más
corto para colisiones más frecuentes, ya que en nuestro gas nada
ocurre a un ion entre colisiones.
Ahora estamos preparados para aplicar un campo eléctrico uni¬
forme E al sistema. Haremos la descripción más fácil si imaginamos
que la pérdida de la memoria de la dirección ocurre completamente
en una sola colisión, como hemos dicho que ocurre con esferas elás¬
ticas. Nuestra conclusión principal será realmente independiente de
esta suposición. Inmediatamente después de una colisión un ion parte
en una dirección al azar. Denotaremos por uc la velocidad inmediata¬
mente después de una colisión. La fuerza eléctrica eE sobre el ion, le
comunica continuamente cantidad de movimiento. Al cabo de un
tiempo /, por efecto del campo, la cantidad de movimiento se habrá
incrementado en Eet, el cual se suma vectorialmente a su cantidad
de movimiento inicial Muc. Su cantidad de movimiento ahora es Muc +
+ Eeí. Si el. incremento de la cantidad de movimiento es pequeño
frente a Muc, lo que implica que la velocidad no se ha afectado mu¬
cho, podemos esperar que la próxima colisión ocurra casi como en
ausencia del campo eléctrico. En otras palabras, el valor medio del
tiempo entre colisiones, que denotaremos por /, es independiente del
campo E si el campo E no es muy intenso.
La cantidad de movimiento adquirida por efecto del campo es
siempre un vector en la misma dirección. Pero éste se desorienta en

* Sería posible definir r precisamente para cada sistema general, dando una
medida cuantitativa de la correlación entre la dirección inicial y la final. Es un
problema estadístico, como idear una medida de la correlación entre el peso de ratas
recién nacidas y su peso en la edad madura. Sin embargo no necesitaremos una
definición general cuantitativa para completar nuestro análisis.
Corrientes eléctricas 131

cada colisión ya que la dirección del movimiento después de una coli¬


sión es al azar, prescindiendo de la dirección anterior.
¿Cuál es el promedio de las cantidades de movimiento de todos los
iones positivos, en un instante dado? Esta pregunta se contesta muy
fácilmente si la consideramos de esta forma: En el instante dado,
supongamos que paramos el reloj y preguntamos a cada ion cuánto
ha transcurrido desde su última colisión. Supongamos que obtenemos
la contestación t1 para el ion positivo 1. Entonces este ion debe poseer
una cantidad de movimiento eEtx sumada con la cantidad de movimiento
Muf con la que partió de su última colisión. El promedio de la can¬
tidad de movimiento de todos los N iones positivos es por tanto

AÍÜ+ = ^ 2 (Mu/ + eEtj) (17)


j

Aquí uf es la velocidad que el ion y-ésimo tenía precisamente después


de su última colisión. Estas velocidades u? son completamente al azar
en dirección y sentido y por lo tanto su contribución al promedio
es nula. La segunda parte es simplemente Ee veces el valor medio de
t-v es decir, del promedio del tiempo desde la última colisión. Debe
coincidir con el promedio del tiempo para la próxima colisión, y ambas
coinciden * con el valor medio del tiempo t entre colisiones. Deduci¬
mos que el valor medio de la velocidad de un ion positivo, en presencia
del campo estacionario E, es

E et+
u+ (18)
~m7

Esto demuestra que el valor medio de la velocidad de un portador


de carga es proporcional a la fuerza a él aplicada. Si observamos sola¬
mente la velocidad media, parece como si el medio ofreciese una resis¬
tencia al movimiento con una fuerza proporcional a la velocidad.
Este tipo de resistencia al avance es el que se experimenta al agitar un
jarabe denso con una cuchara, una resistencia « viscosa ». Siempre
que los portadores de carga se comporten de este modo podemos espe¬
rar algo parecido a la ley de Ohm.
En la ecuación 18 hemos escrito t+ a causa de que el valor medio
del tiempo entre colisiones puede ser bien distinto para iones positivos
y negativos. Los iones negativos adquieren la velocidad en sentido

* Podría pensarse que el promedio de tiempo entre colisiones habría de ser


igual a la suma del valor medio del tiempo desde la última colisión y del valor me¬
dio del tiempo para la próxima. Esto sería cierto si las colisiones tuvieran lugar a
intervalos absolutamente regulares, pero no lo son. Son sucesos independientemente
al azar, y para tales lo expresado anteriormente, paradójicamente, como puede pa¬
recer, al principio, es cierto. Reflexionemos acerca de ello. La cuestión no afecta a
nuestra conclusión principal, pero si se aclara esto se habrá aumentado en cono¬
cimiento estadístico. (Sugerencia: Si una colisión no afecta la probabilidad de ocu¬
rrir otra —lo cual significa independencia— no importa si se para el reloj en un
instante arbitrario o en el instante de una colisión.)
132 Corrientes eléctricas

contrario, pero ya que transportan carga negativa su contribución a la


densidad de corriente J se suma a la de las positivas. La ecuación
equivalente a la Ec. 3.24, incluyendo las dos clases de iones, es ahora

J = “> (1¡t) - Ne &¡r) = *-(wt + ¥)e m


Nuestra teoría predice que el sistema obedecerá a la ley de Ohm,
pues la Ec. 19 expresa una relación lineal entre J y E, siendo las demás
cantidades constantes características del medio. Comparemos la Ec. 19

con la Ec. 101.. La constante Ne2 + 4~r-) se presenta en el papel


\M+ M_/
de la conductividad a.
Nosotros hacemos cierto número de hipótesis, tal vez particula¬
res, acerca de este sistema, pero reflexionando, podemos ver que no
son esenciales en lo concerniente a la relación lineal entre J y E. Todo
sistema que contenga una densidad constante de portadores de carga
libre, en los cuales el movimiento de los portadores está frecuente¬
mente « re-desorientado » por colisiones u otras interacciones con el
sistema, deben cumplir la ley de Ohm si el campo E no es demasiado
intenso. La relación entre J y E que es la conductividad a del sistema,
será proporcional al número de portadores de carga y al tiempo
característico r, el tiempo para la pérdida de correlación en la direc¬
ción. Es solamente a través de esta última magnitud que todos los deta¬
lles complicados de las colisiones entran en el problema. El elaborar
una teoría detallada de la conductividad de un sistema dado, supo¬
niendo conocido el número de portadores de carga, representa ela¬
borar una teoría para r. En nuestro ejemplo particular esta cantidad
se reemplazó por t y se predijo un resultado perfectamente definido
para la conductividad g. Introduciendo el valor más general r, y tam¬
bién admitiendo la posibilidad de números distintos de portadores
positivos o negativos, podemos resumir nuestra teoría como sigue:

,20)

Usamos el símbolo # para reconocer que no damos a t una definición


precisa. Sin embargo, esto puede hacerse.
Para subrayar el hecho de que en la conducción eléctrica inter¬
viene ordinariamente sólo una ligera resistencia sistemática super¬
puesta al movimiento al azar, hemos dibujado la Fig. 4.7 como una
visión microscópica artificial del tipo de sistema del que hemos estado
hablando. Los iones positivos se representan por puntos blancos, los
iones negativos por círculos. Podemos suponer que los últimos son
electrones y de aquí, a causa de su pequeña masa, mucho más móviles
que los iones positivos de manera que podemos despreciar el movimien¬
to del conjunto de los positivos. En la Fig. 4.1a vemos una distribución
totalmente al azar de las partículas y de las velocidades de los elec-
Corrientes eléctricas 133

J — \
(<j) Velocidad media de los electrones - U Velocidad media de los electrones
Llectrón Ion positivo

Fig. 4.7 (a) Distribución al azar de igual número de iones positivos y de electrones.
I.as velocidades de los electrones se representan por vectores y en (a) son completamente
al azar. En (ó) se ha introducido un arrastre hacia la derecha, representado por el vector
velocidad —>. Esta velocidad se sumó a cada una de las velocidades, como se ve en el caso
del electrón del rincón izquierdo inferior.

trones. Para confeccionar el diagrama, la posición y signo de una


partícula se determinaron con una tabla de números al azar. Los
vectores velocidad de los electrones se dibujaron igualmente a partir
de una distribución al azar, correspondiente a la distribución « Max-
welliana » de las velocidades moleculares en un gas. En la Fig. 4.1b
hemos utilizado las mismas posiciones, pero ahora todas las velocida¬
des tienen un pequeño incremento hacia la derecha. Es decir, la Fi¬
gura 4.1b es la representación de un material ionizado en el cual existe
un flujo resultante de carga negativa hacia la derecha, equivale a una
corriente positiva hacia la izquierda. La Fig. 4.1a ilustra el caso en
que el valor medio de la corriente es nulo.
Evidentemente no esperamos que el promedio real de las veloci¬
dades de los 46 electrones en la Fig. 4.7a sea exactamente nulo, pues
son cantidades independientes estadísticamente. Un electrón no afecta
al comportamiento de otro. En realidad existiría una corriente eléc-
134 Corrientes eléctricas

trica fluctuando al azar en ausencia de cualquier campo impulsor,


como resultado de las fluctuaciones estadísticas en el vector suma de
las velocidades de los electrones. Esta corriente fluctuante espontá¬
nea puede medirse. Es una fuente de « ruido » en todo circuito eléc¬
trico y a menudo determina el límite esencial de los dispositivos para
detectar señales eléctricas débiles.
Teniendo presentes estas ideas, consideremos los materiales cuya
conductividad eléctrica se representa, en función de la temperatura,
en la Fig. 4.8. El vidrio a la temperatura ambiente es un buen aisla¬
dor. No faltan iones en su estructura interna, pero están práctica¬
mente inmóviles, fijos en su lugar. Al calentar el vidrio, su estructura
se hace algo menos rígida. Un ion puede moverse ahora y en la di¬
rección del campo eléctrico que le impele. Esto ocurre asimismo
en un cristal de cloruro sódico. En este caso los iones, Na+ y CU, se
mueven por cortos saltos poco frecuentes*. Su promedio de velocidad
de avance es proporcional a la intensidad del campo eléctrico para
una temperatura dada, así que se obedece a la ley de Ohm. En am¬
bos materiales, el efecto principal al elevar la temperatura es aumen¬
tar la movilidad de los portadores de carga, más bien que su número.
El silicio y el germanio se llaman semiconductores. Su conducti¬
vidad, asimismo, depende fuertemente de la temperatura, pero por
una razón diferente. En el cero absoluto de temperatura, serían ais¬
lantes perfectos, que no contendrían iones, solamente átomos neu¬
tros. El efecto de la energía térmica es crear portadores de carga li¬
berando electrones de algunos de los átomos. La escarpada elevación
de la conductividad alrededor de la temperatura ambiente y por enci¬
ma refleja un gran aumento del número de electrones móviles, no un
aumento de la movilidad de un electrón individual. Examinaremos
más atentamente los semiconductores en la sección 4.6.
Los metales, representados por el cobre y el plomo en la Fig.
4.8, son aún mejores conductores. Su conductividad generalmente de¬
crece al aumentar la temperatura. En realidad, más allá del intervalo re¬
presentado, la conductividad de un metal puro como el cobre o el plomo
es inversamente proporcional a la temperatura absoluta, como puede
comprobarse por los 45° de pendiente de nuestra curva logarítmica.
Continuando este comportamiento, al enfriar el cobre o el plomo
hacia el cero absoluto podríamos esperar un enorme aumento de la
conductividad. A 0,001 K, una temperatura que se puede alcanzar en
el laboratorio, esperaríamos que la conductividad de cada metal se
elevase a 300 000 veces su valor a la temperatura ambiente. En el
caso del cobre, por debajo de unos 20 K, su conductividad cesa de
aumentar y permanece constante de ahí hacia abajo. Intentaremos
explicar esto en la próxima sección. En el caso del plomo, normal¬
mente algo peor conductor que el cobre, ocurre algo más sorprenden¬
te. Cuando un hilo de plomo se enfría por debajo de 7,2 K, su resis-

* Esto implica cierto quebrantamiento de la disposición perfectamente ordenada


de los iones representados en la Fig. 1.7.
1 100 1000 K

COBRE PURO
(resistencia residual por de¬
bajo de 20°K debido a de¬
fectos de red)
PLOMO PURO
(se hace superconductor por
debajo de 7,3° K)

GRAFITO (CARBÓN)
(policrisialino; los cristales
solidarios son an isótropos;
conducen mejor en unas di¬
recciones que en otras)

GERMANIO PURO

SILICIO PURO
Conductividad (Q • m)

CLORURO
SÓDICO

VIDRIO

Fig. 4.8 Conductividad eléctrica de algunas substancias represen¬


tativas. Se ha usado escala logarítmica tanto para la conductividad
como para la temperatura absoluta.

1 10 100 1000
Temperatura, K

135
136 Corrientes eléctricas

tencia se anula brusca y completamente. El metal se convierte en


superconductor. Esto significa, entre otras cosas, que una corriente
eléctrica, una vez establecida en un circuito de hilo de plomo, conti¬
nuará circulando indefinidamente (incluso durante años) sin ningún
campo eléctrico que la impulse. Puede decirse que la conductividad
es infinita, aunque el concepto realmente pierde su significado en el
estado superconductor. Calentada por encima de 7,2 K el hilo de
plomo recobra su resistencia normal tan bruscamente como la había
perdido. Muchos metales pueden convertirse en superconductores,
incluyendo más de 20 elementos y numerosos compuestos metálicos.
La temperatura a la que ocurre la transición del estado normal al
superconductor depende del material. La temperatura de transición
más elevada observada hasta ahora es de 21 K.
Nuestro modelo de iones acelerados por el campo eléctrico, su
avance impedido continuamente por los choques, aquí nos falla total¬
mente. De algún modo, en el estado superconductor todo impedi¬
mento al movimiento de los electrones ha desaparecido. Es más, los
efectos magnéticos se manifiestan en el superconductor profundos y
misteriosos. Ahora no podemos describir completamente los fenóme¬
nos de la superconductividad, cuanto más explicarlos. En el Apéndi¬
ce se insistirá, lo que será más comprensible después de nuestro estu¬
dio del magnetismo.
Aparte de la superconductividad, todos estos materiales obede¬
cen a la ley de Ohm. Duplicando el campo eléctrico se duplica la
corriente si las demás condiciones, incluyendo la temperatura, se
mantienen constantes. Al menos esto es cierto si el campo no es
demasiado intenso. Es fácil ver cómo la ley de Ohm puede fallar en
el caso de un gas parcialmente ionizado. Supongamos que el campo
eléctrico es lo suficiente intenso para que la velocidad adicional que ad¬
quiere un electrón entre choques sea comparable a su velocidad térmi¬
ca. Entonces el tiempo entre choques será más corto que el que em¬
pleaba antes de aplicar el campo, un efecto no incluido en nuestra
teoría, y tal que ocasionará que la conductividad observada dependa
de la intensidad del campo eléctrico.
Un derrumbamiento más espectacular de la ley de Ohm tiene
lugar cuando el campo eléctrico aumenta de nuevo hasta que un elec¬
trón gana suficiente energía entre colisiones que al incidir sobre un
átomo neutro puede topar con otro electrón suelto. Los dos electro¬
nes aún pueden desprender más electrones de la misma manera. La
ionización aumenta explosivamente, haciendo rápidamente un camino
conductor entre los electrodos. Esto es, una chispa. Esto es lo que
ocurre cuando actúan las bujías, y lo que sucede al tocar un picaporte des¬
pués de pasar los pies por el felpudo en un día seco. Siempre hay unos
cuantos electrones en el aire, liberados por los rayos cósmicos, o de otro
modo. Ya que un electrón es suficiente para desencadenar una chis¬
pa, esto presenta un límite práctico a la intensidad de un campo eléc¬
trico que puede mantenerse en un gas. El aire a la presión atmosféri¬
ca permite la chispa a unos 30 kilovolts/cm o 3 MV/m. En un gas a
baja presión, donde el recorrido medio de un electrón es largo, como
Corrientes eléctricas 137

en el interior de una lámpara fluorescente ordinaria, puede mante¬


nerse una corriente estacionaria con un campo modesto, con ioniza¬
ción por el impacto de electrones que tiene lugar a velocidad cons¬
tante. La física es verdaderamente compleja y el comportamiento lejos
de ser óhmico.

4*5 Conducción en los metales

La elevada conductividad de los metales se debe a los electrones de


su interior que no pueden adscribirse a los átomos, sino que están libres
para moverse a través de todo el sólido. La prueba de esto está en el he¬
cho de que la corriente eléctrica en un hilo de cobre —al revés de la co¬
rriente en una solución iónica— no transporta substancia químicamente
identificable. Una corriente puede circular estacionaria durante años sin
causar el más ligero cambio en el hilo. Solamente pueden ser los electro¬
nes los que entran en el hilo por un extremo y salen por el otro.
Sabemos por la química que los átomos de los elementos metáli¬
cos pueden perder fácilmente sus electrones más externos*. Éstos
estarían ligados al átomo si estuviese aislado, pero se convierten en
libres cuando muchos de tales átomos se colocan próximos en un só¬
lido. Los átomos así se convierten en iones positivos, y estos iones
positivos forman la red rígida del metal sólido, generalmente en una
distribución ordenada. Los electrones libres, que llamaremos electro¬
nes de conducción, se mueven a través de esta red tridimensional de
iones positivos.
El número de electrones de conducción es grande. El metal so¬
dio, por ejemplo, contiene 2,5 • 1028 átomos en 1 m3, y cada uno de
los átomos proporciona un electrón de conducción. No es extraño
que el sodio sea un buen conductor. Pero esperemos, aquí hay un
profundo enigma. Aparece al aplicar nuestra teoría simple de la con¬
ducción a este caso. Como hemos visto, la movilidad de un portador
de carga está determinada esencialmente por el tiempo r, en el que
puede acumular cantidad de movimiento dirigida, a partir del campo
eléctrico aplicado. Esto es cierto siempre que el proceso pueda prose¬
guirse. Si consideramos que el número de portadores de carga en el
sodio es uno por átomo, y que éstos son electrones de masa mn necesi¬
tamos solamente la medida experimental de la conductividad del sodio
para calcular r. La conductividad o del socio a la temperatura ambien¬
te es 2,1 • 108 (Q • m)“*. De la Ec. 20, omitiendo totalmente los porta¬
dores positivos, hallamos

= (1,9 x 1017) X (9 X 10~28) (.q.


T~ N.é2 (2,5 x 1022) x (23 X { }
^3 X 10-14 seg

* Fisto incluso podría tomarse como la propiedad que define un elemento metáli¬
co, haciendo algo tautológica la expresión de que los metales son buenos conductores.
138 Corrientes eléctricas

Parece un tiempo sorprendentemente largo para un electrón que se


mueve a lo largo de una red cristalina sin sufrir desviaciones impor¬
tantes. La velocidad térmica de un electrón a la temperatura ambien¬
te, según la teoría cinética, debe ser de unos 105 m/seg, y el electrón en
este tiempo recorrería una distancia de 3 • 10-9 m. Ahora bien, los
iones en un cristal de sodio prácticamente se están tocando unos a
otros. Los centros de los iones adyacentes están separados solamente
3,8 • 10-10 m, con intensos campos eléctricos y muchos electrones li¬
gados que llenan la mayoría del espacio que interviene. ¿Cómo puede
un electrón atravesar casi 10 veces el espacio de la red a través de
estos obstáculos sin desviarse? ¿Por qué la red de iones es tan fácil¬
mente permeable a los electrones de conducción?
Este enigma desconcertó a los físicos hasta que el aspecto ondu¬
latorio del movimiento de los electrones se admitió y explicó por
la mecánica cuántica. Aquí solamente podemos insinuar acerca de la
naturaleza de la explicación. Es algo como esto. Ahora no considere¬
mos que el electrón es una partícula minúscula cargada que se desvía
por cualquier campo eléctrico que encuentre. 'No está localizada en
este sentido. Se comporta más como una onda esparcida interactuan¬
do, en todo momento, con una región mayor del cristal. Lo que inte¬
rrumpe el progreso de esta onda a través del cristal no es la disposi¬
ción regular de los iones, aunque sea densa, sino una irregularidad en
la distribución. (Una onda luminosa propagándose a través del agua
puede difractarse por una burbuja o una partícula suspendida, pero
no por la misma agua; la analogía tiene cierta validez). En un cristal
geométricamente perfecto y sin defectos, la onda electrónica nunca se
difractaría, o lo que es lo mismo el electrón nunca sería desviado;
nuestro tiempo r sería infinito. Pero los cristales reales son imperfec¬
tos al menos de dos maneras. En primer lugar, hay una vibración
térmica aleatoria de los iones, lo que hace la red, en cualquier instante,
irregular geométricamente, y tanto más cuanto mayor es la temperatura.
Este efecto es el que hace que la conductividad de un metal puro disminu¬
ya al aumentar la temperatura. Lo vemos en las porciones inclinadas
de la gráfica de la o para el cobre y el plomo puros en la Fig. 4.8.
Un cristal real puede tener irregularidades, además, en forma de áto¬
mos extraños o impurezas, y defectos de red (grietas en el apilamiento de
la distribución atómica). La difracción por estas irregularidades limita
el tiempo libre z sea cual fuere la temperatura. Tales defectos son res¬
ponsables de la resistividad residual independiente de la temperatura
que se ve en la gráfica para el cobre, en la Fig. 4.8.
En la mayoría de metales se cumple la ley de Ohm, con gran
precisión, hasta densidades de corriente mucho más elevadas que las
que pueden mantenerse prolongadamente. No se ha demostrado expe¬
rimentalmente y de manera clara, que se produzcan desviaciones. Según
una predicción teórica, deben esperarse desviaciones del uno por cien para
una densidad de corriente de 109 amp/cm2. Es decir, aproximadamente
un millón de veces la densidad de corriente que se halla habitualmente
en los hilos de los circuitos.
Corrientes eléctricas 139

4*6 Semiconductores
En un cristal de silicio cada átomo tiene cuatro vecinos cerca¬
nos. La disposición tridimensional de los átomos se ve en la Fig. 4.9.
Ahora bien, el silicio, como el carbono que está directamente enci¬
ma en la tabla periódica, tiene cuatro electrones de valencia, justo el
número necesario para formar con un par de electrones compartidos
cada enlace entre vecinos —un enlace covalente como se dice en quí¬
mica. Esta pulcra disposición forma una estructura completamente
rígida. En realidad, es la manera como se distribuyen los átomos de
carbono en el diamente, la substancia más dura conocida. Con estos
enlaces intactos, el cristal de silicio es un aislante perfecto; no hay
electrones móviles. Pero imaginemos que podamos extraer un elec¬
trón de uno de estos pares enlazados y moverlo unos cuantos cente¬
nares de espacios en la red de este cristal. Abandonaríamos una carga
positiva neta en el lugar de la extracción y nos daría un electrón libe¬
rado. También costaría cierta cantidad de energía. Trataremos la
cuestión de la energía dentro de poco. Pero primero notemos que Fig. 4.9 Estructura del cristal de silicio.
hemos creado dos cargas móviles, no precisamente una. El electrón Las esferas son átomos de Si. Una varilla
libre es móvil. Puede moverse como un electrón de conducción en un representa un enlace covalente entre átomos
vecinos formado con un par de electrones
metal, y está como errático, no netamente localizado. Al estado
compartidos. Esto requiere cuatro electro¬
cuántico que ocupa le llamamos estado en la banda de conducción. nes de valencia por átomo. El diamante tie¬
La carga positiva que deja detrás también es móvil. Si la con- ne esta estructura, y también el germanio.
140 Corrientes eléctricas

sideramos como un electrón omitido en el enlace entre los átomos


A y B en la Fig. 4.9, vemos que este vacío entre los electrones de
valencia se transferiría al enlace entre B y C, luego al enlace entre C
y D y así sucesivamente, justamente transfiriendo electrones de un
enlace al otro. Realmente, el movimiento del hueco, como le llama¬
remos de ahora en adelante, es incluso más libre que lo que esto
podría sugerir. Se desliza a través de la red como un electrón de con¬
ducción. La diferencia es que es una carga positiva. Un campo eléc¬
trico E acelera el hueco en el sentido de E, no al contrario. El hueco
actúa como si tuviese una masa comparable a la del electrón.Esto es
realmente más bien misterioso, pues el movimiento del hueco es el
resultado del movimiento colectivo de muchos electrones de valen¬
cia*. Sin embargo, y afortunadamente, actúa como una partícula real
positiva que podemos imaginar como tal de ahora en adelante.
La energía mínima necesaria para extraer un electrón del estado
de valencia, en el silicio, y dejarla en la banda de conducción es de
1,8 • 10-19 J, o bien 1,12 electrón-volt (eV). (Un electrón-volt es el tra¬
bajo efectuado al desplazar una carga electrónica a través de una
diferencia de potencial de un volt.) Éste es el intervalo energético en¬
tre dos bandas de estados posibles, la banda de valencia y la de con¬
ducción. No existen estados de energía intermedia para el electrón.
Este intervalo de energía está representado en la Fig. 4.10. Dos elec¬
trones nunca pueden tener el mismo estado cuántico —ésta es una
ley fundamental de la física. Los estados por encima del escalón de
energía deben por tanto estar ocupados hasta en el cero absoluto. Da
la casualidad que hay exactamente suficientes estados en la banda
de valencia para acomodar a todos los electrones. Para T = 0, como
se indica en la Fig. 4.10a, todos estos estados de valencia están ocu¬
pados, y ninguno de los estados de la banda de conducción.
Si la temperatura es lo suficientemente elevada, la energía tér¬
mica puede elevar algunos electrones desde la banda de valencia a la
banda de conducción. El efecto de la temperatura sobre la probabili¬
dad del estado que ocupará el electrón está expresada por el factor
exponencial e~AE/kT, llamado factor de Boltzmann. Supongamos que
dos estados, denotados por 1 y 2, están dispuestos para la ocupación
por un electrón y que la energía del electrón en el estado 1 sea Eu
mientras que en el estado 2 es E2. Sea px la probabilidad de que el
electrón se halle ocupando el estado 1, p2 la probabilidad de que se
encuentre en el estado 2. En un sistema en equilibrio térmico a la tem¬
peratura T la relación p2/px solamente depende de la diferencia de ener¬
gías, AE = E2 — Ev Ésta vale

£2 = g-A E/kT (21)


Pl

*Este misterio no se explica, como se hace a veces, trazando una analogía


con una burbuja en un líquido. Al centrifugar el líquido las burbujas irían hacia el eje;
los huecos de los que estamos hablando irían hacia fuera. Una expresión críptica pero
cierta, que solamente hace inteligible la mecánica cuántica, es ésta: El hueco se com¬
porta dinámicamente como una carga positiva con masa positiva debido a que es un
vacío en estados con carga y masa negativas.
Corrientes eléctricas 141

No hay electrones I015 electrones


Banda de
en este estado de de conducción
conducción .. _J
energía por cm

o
0
0
0
En este intervalo
£3 Intervalo
'5b no hay estados 1.12 eV
i—
a> de energía
c de energía
tU

ü ü (£f U 0"
Electrones de
valencia
(2 • I02J por cm1) Banda de I0n huecos
todos estos estados valencia móviles por cm3
de energía están
llenos

T =0 T m 500 K

cr = 0 o = 30 (Q • m) 1

La constante k, constante de Boltzmann, tiene el valor 1,38* 10-16 Fig. 4.10 Representación esquemática de
erg/kelvin, o 1,38* 10-23 joule/kelvin. Esta relación se cumple para las bandas de energía en el silicio, con to¬
dos estados cualesquiera. Rige la población de estados disponibles en dos los posibles estados para los electro¬
nes, dispuestos por orden de energía. Dos
el escalón de energía. Para predecir el número de electrones resultan¬
electrones no pueden tener el mismo es¬
tes en la banda de conducción a una temperatura dada tendríamos tado. A la temperatura cero la banda de
que conocer más acerca del número de estados disponibles. Esto valencia está llena; un electrón ocupa cada
demuestra por qué el número de electrones de conducción por uni¬ estado disponible. La banda de conducción
está vacía. Para T = 500 K hay 1015 electro¬
dad de volumen depende tan fuertemente de la temperatura. Para
nes en el estado más bajo de la banda de con¬
T = 300 K la energía kT es de unos 0,025 eV. El factor de Boltz¬ ducción, dejando 1015 huecos en la banda
mann que relaciona los estados separados 1 eV de energía sería e~40, de valencia, en 1 cm3 de cristal.
ó 4 x 10~18. En el silicio, a la temperatura ambiente, el número de elec¬
trones en la banda de conducción, por metro cúbico, es aproxima¬
damente 1016. A 500 K se encuentran unos 1021 electrones por m3 en
la banda de conducción, y el mismo número de huecos en la banda
de valencia (Fig. 4.106). Ambos, huecos y electrones, contribuyen a
la conductividad, la cual es de 30 (Q • m)-1 a esta temperatura. El
germanio se comporta como el silicio, pero el escalón de energía es
algo menor, 0,7 eV. A una temperatura dada tiene más electrones de
conducción y más huecos que el silicio, y en consecuencia mayor
conductividad, como se evidencia en la Fig. 4.8. El diamante sería un
semiconductor, asimismo, si su intervalo de energía no fuese tan
grande (5,5 eV) que no hay electrones en la banda de conducción a
cualquier temperatura alcanzable.
142 Corrientes eléctricas

Semiconductor Semiconductor
del tipo n del tipo p
Electrones de los

'OÜ'ÜOÜÜÜÜÜ Huecos que han dejado


los electrones adscritos
a los átomos de las impurezas
de aluminio (5 * 1021/m3)

(«) (b)

Figura 4Al En un semiconductor tipo n la Solamente con 1016 electrones de conducción y huecos por metro
mayoría de los portadores de carga son elec¬ cúbico, el cristal de silicio a la temperatura ambiente es prácticamen¬
trones liberados de los átomos de las impu¬
te un aislante. Pero esto puede cambiar extraordinariamente inser-
rezas pentavalentes tales como el fósforo.
En el semiconductor tipo p la mayoría de los tanto átomos extraños en la red del silicio puro. Esta es la base de
portadores de carga son huecos. Se crea un todos los maravillosos dispositivos de la electrónica de los semicon¬
hueco cuando un átomo de una impureza ductores. Supongamos que una fracción muy pequeña de átomos de
trivalente como el aluminio toma un elec¬
silicio —por ejemplo, 1 en 107— se sustituyen por átomos de fósforo.
trón para completar los enlaces covalentes
de sus cuatro vecinos de silicio. Existen unos (Este «dopado» del silicio puede efectuarse de distintas maneras.) Los
pocos portadores de signo contrario en cada átomos de fósforo, de los cuales ahora hay unos 5 • 1021 por m3, ocupan
caso, como los que habría en un cristal de puestos regulares en la red del silicio. Un átomo de fósforo tiene cinco
silicio puro a la misma temperatura. Los electrones de valencia, uno de sobra para la estructura de cuatro en¬
números de las densidades en los corchetes
laces del cristal perfecto de silicio. El electrón extra fácilmente queda
de nuestro ejemplo se refieren a 5 * 1021 áto¬
mos de impurezas por m3, y a la temperatura suelto. Solamente se necesitan 0,044 eV de energía para empujarlo a la
ambiente. Bajo estas condiciones el número banda de conducción. Lo que deja detrás en este caso no es un hueco
de los portadores de carga mayoritarios es móvil, sino un ion de fósforo positivo e inmóvil. Ahora tenemos unos
prácticamente igual al número de átomos de
5 • 1021 electrones móviles en la banda de conducción, y una conductivi¬
impurezas, mientras que el número de porta¬
dores minoritarios es muchísimo más peque¬
dad de cerca de 100 (ohm-m)-1. Además hay muy pocos huecos, el
ño. número que habría en el cristal puro a la temperatura ambiente. Debido
a que casi todos los portadores de carga son negativos llamamos a este
cristal «con impurezas de fósforo» semiconductor tipo n (Fig. 4.11¿z).
Ahora vamos a dopar un cristal puro de silicio con impurezas de
aluminio. El átomo de aluminio tiene tres electrones de valencia, le
falta uno para construir cuatro enlaces covalentes en torno a su lu¬
gar en la red. Esto se arregla fácilmente si uno de los electrones de va¬
lencia regulares se une permanentemente al átomo de aluminio, com-
Corrientes eléctricas 143

pletando los enlaces en torno a él. El coste de energía es solamente


de 0,05 eV, mucho menos que los 1,2 eV necesarios para elevar un
electrón de valencia a la banda de conducción. Este ascenso crea un
vacío en la banda de valencia, un hueco móvil, y hacen del átomo de
aluminio un ion fijo negativo. Gracias a los huecos así creados —a la
temperatura ambiente casi en el mismo número que los átomos de
aluminio añadidos— el cristal se convierte en un conductor mucho
mejor. Por supuesto que también hay unos pocos electrones en la
banda de conducción, como los que habría en el silicio puro sin do-
par, a la misma temperatura. Pero la abrumadora mayoría de porta¬
dores de carga móviles son positivos, y a este material le llamamos
semiconductor tipo p. Fig. 4.116).
Una vez establecido el número de portadores de carga móviles,
sean electrones o huecos o ambos, la conductividad depende de su
movilidad, que está limitada, como en la conducción metálica, por la
difracción en el interior del cristal. Un simple semiconductor homo¬
géneo obedece a la ley de Ohm. El comportamiento espectacular no
ohmico de los dispositivos semiconductores— como un rectificador o
un transistor— se logra combinando material del tipo p con material
del tipo n en diversas disposiciones.

4.7 Circuitos y elementos de circuito


Los dispositivos eléctricos, ordinariamente, tienen terminales
bien definidos a los cuales pueden conectarse los hilos. La carga
puede circular hacia el interior o el exterior por estos caminos. En
particular, si se conectan dos terminales, y solamente dos, por medio
de hilos a cualquier cosa exterior, y si la corriente es estacionaria con
potenciales constantes en todas partes, entonces evidentemente la
corriente debe ser igual y opuesta en los dos terminales *. En este
caso podemos hablar de la corriente I que circula por el dispositivo,
y del voltaje V « entre los terminales » o « a través de los terminales »,
que significa la diferencia de sus potenciales eléctricos. La relación
V/f para una corriente de intensidad dada / es un cierto número de
unidades de resistencia (ohm si V viene dado en volt e / en amper).
Si la ley de Ohm se cumple en todo lugar del objeto a través del cual
circula la corriente, dicho número será constante independiente de la
corriente. Este número define completamente el comportamiento eléc¬
trico del objeto, para flujo estacionario de corriente (« cc ») entre
los terminales dados. Con estas notas, tal vez evidentes, introducimos
una idea simple, la noción de un elemento de circuito.

* Es perfectamente posible tener circulando 4 amper entrando por un terminal


de un objeto de dos terminales y saliendo 3 amper por el otro terminal. Pero entonces
el objeto acumula carga positiva a razón de 1 C/s. Su potencial debe variar muy rápi¬
damente— y esto no puede durar mucho. De aquí que esto no pueda ser una corriente
estacionaria, o independiente del tiempo.
144 Corrientes eléctricas

(d) Bombilla (fría) de tungsteno de 25 wa-


número 40. tios 115 volt.

(<*) Solución de KCL 0.5N con electrodos


de cierto tamaño y separación.

Fig. 4.12 Distintos dispositivos que, en co¬


rriente continua, equivalen a una resistencia
de 65 ohm.

(r) Dos resistencias de 70 ohm y una de


30 ohm.

Consideremos las cinco cajas de la Fig. 4.12.Cada una tiene dos


terminales, y dentro de cada una de ellas hay una cosa distinta. Si a
una cualquiera de estas cajas se la hace formar parte de un circuito eléc¬
trico, conectando hilos a los terminales, la relación de la diferencia
de potencial entre los terminales a la corriente que circula en el hilo
que se ha conectado al terminal, resulta ser de 65 ohm. Decimos que
la resistencia entre los terminales, en cada caja, es de 65 ohm. Esta
afirmación seguramente no sería cierta para todos los valores imagina¬
bles de la corriente o de la diferencia de potencial. Al aumentar la
diferencia de potencial o voltaje entre los terminales, pueden ocurrir
varias cosas, primero en algunas cajas que en otras, para variar la
relación voltaje/corriente. Puede adivinarse en qué cajas se produ¬
cirá la discrepancia en primer lugar. Sin embargo, existe cierto límite
por debajo del cual todas se comportan linealmente, y dentro de este
margen, para corrientes estacionarias, las cajas son equivalentes. Son
equivalentes en este sentido: si cierto circuito contiene una de estas
cajas, el comportamiento del circuito no difiere según cuál sea la caja
Corrientes eléctricas 145

Hit- 4*13 Algunas resistencias conectadas entre si (</), diagrama del circuito (J>). y
circuito equivalente entre cierto par de terminales (r) y (d).

elegida entre las citadas. La caja equivale a una resistencia de 65 ohm*.


La representaremos por el símbolo A/SN\r y reemplaza a la caja
en el diseño del circuito del cual es uno de los componentes. Un cir¬
cuito eléctrico o una red es una agrupación de tales elementos de cir¬
cuito, unidos uno a otro por conductores de resistencia despreciable.
Tomando una red constituida por algunos elementos conectados
entre sí y eligiendo dos puntos como terminales, podemos considerar
que el conjunto es equivalente, en lo que se refiere a estos terminales,
a una sola resistencia. Decimos que la red física de objetos de la Fi¬
gura 4.13a está representada por el diagrama de la Fig. 4.136 y para
los terminales A1A2 el circuito equivalente es la Fig. 4.13c. El circuito
equivalente para los terminales BXB2 está indicado en la Fig.4.13¿/.
Si suponemos este conjunto dentro de una caja con este par de termi¬
nales únicamente accesibles, no se podría distinguir de una resistencia
de 57,6 ohm. Esta es una regla muy importante —-pero solamente

* Usamos el término resistencia para el objeto diseñado especialmente para tal


función. Así una «resistencia bobinada de 200 ohm, 10 watt> es un dispositivo que con¬
siste en una bobina de hilo sobre cierta base aislante, con terminales, designada a utili¬
zarse de tal forma que la potencia media disipada por ella no sea superior a 10 watt.
146 Corrientes eléctricas

para medidas en corriente continua. Todo lo dicho depende de que la


corriente y el campo eléctrico sean constantes con el tiempo; si no
lo son» el comportamiento de un elemento de circuito no puede de¬
pender únicamente de su resistencia. El concepto de circuito equi¬
valente puede extenderse a sistemas en los cuales la intensidad y el
voltaje varían con el tiempo. En realidad, es donde es más estimable.
No estamos bien preparados para explorar este dominio.
Emplearemos poco tiempo en los métodos de cálculo de la resis¬
tencia equivalente de una red de elementos de circuito. Los casos de
conexión en serie y en paralelo son fáciles. La conexión de las dos
resistencias en la Fig. 4.14, de valores /?, y /?2, es en serie. La resis¬
tencia equivalente es

R = Ri + (22)

Las resistencias conectadas en la Fig. 4,15 lo son en paralelo. Por un


razonamiento sencillo, se demuestra que la resistencia equivalente R
vale
Fin. 414 Resistencias en serie.

i_ - JL fil«2
(23)
R ~ + R2 ^1 T ^2

Esto es todo lo necesario para manejar un circuito como el indicado


en la Fig. 4.16 el cual, a pesar de aparatosidad, puede reducirse paso
a paso a combinaciones en serie o en paralelo. Sin embargo, el cir¬
cuito simple de la Fig. 4.17 no puede reducirse, se necesita un método
más general. Toda red de resistencias por las que circula una corriente
constante, tiene que satisfacer a estas condiciones;

Fig* 4 J5 Resistencias en paralelo.


(1) La corriente a través de cada elemento debe ser igual a la
diferencia de potencial entre los extremos de este elemento
dividida por la resistencia del mismo.
(2) En un nudo de la red, un punto donde se reúnen tres o más
hilos de conexión, la suma algebraica de las corrientes hacia
el nudo debe de ser nula. (Esta es nuestra conocida condición
de conservación de la carga, Ec. 7, expresada para los cir¬
cuitos.)
(3) La suma de las diferencias de potencial, tomadas ordenada¬
mente a lo largo de una malla de la red, un camino que
empieza y termina en el mismo nudo, debe de ser nula.
(Esta es la expresión para un circuito de la propiedad general
del campo eléctrico estático: jE-ds = 0 para todo camino
cerrado.)

El planteo algebraico de estas condiciones, para cualquier red,


nos dará exactamente el número de ecuaciones linealmente indepen-
Corrientes eléctricas 147

o—VNA#—i 9
—i

1 6

Fig. 4.16 Reducción de una red que consta solamente de combinacio¬


nes de resistencias en serie y en paralelo.

dientes necesarias para afirmar que sólo hay una solución y sólo una
para la resistencia equivalente entre dos nudos elegidos. Afirmamos
esto sin demostrarlo. Es interesante notar que la estructura de un
problema de redes en cc depende solamente de la topología de la red,
es decir, de aquellos aspectos del diagrama de conexiones que son
independientes de toda distorsión de las líneas del diagrama.
Una red de cc de resistencias es un sistema lineal — los voltajes
y corrientes están regidos por un sistema de ecuaciones lineales, ía
expresión de las condiciones (1), (2) y (3). Por lo tanto la superposi¬
ción de distintos estados posibles de la red es también un estado posi¬
ble. La Fig. 4.18 presenta una sección de una red con ciertas corrien¬
tes, Iv /2, circulando por los hilos y ciertos potenciales Vj, V2, ...,
en los nudos. Si algún otro sistema de corrientes y potenciales como
4', ..., L/, ..., es otro estado de hechos posible en esta sección de la
red, entonces también lo es el sistema (4 + //),...,(V1 -f F/), ...
Estas corrientes y voltajes correspondientes a la superposición tam¬
bién satisfarán a las condiciones (1), (2) y (3). Ciertos teoremas gene¬
rales, interesantes y útiles, al ingeniero electricista, acerca de las redes,
están basados en lo anterior.
148
Corrientes eléctricas

Fig. 4.18 Corrientes y potenciales en los


nudos de una red.

4.8 Disipación de energía en la circulación de corriente


El flujo de corriente en una resistencia lleva consigo disipación
de energía. Sea una fuerza F para mover un portador de carga con
una velocidad media v, toda fuerza que cumpla lo dicho debe producir
un trabajo por unidad de tiempo F v. Si un campo eléctrico E está
moviendo un ion de carga q, entonces F = qE y el trabajo efectuado
en la unidad de tiempo es qE * v. La energía consumida de este modo
se manifiesta eventualmente en forma de calor. En nuestro modelo
de conducción iónica la explicación es evidente. El ion adquiere, entre
colisiones, cierta energía cinética adicional al igual que cantidad de
movimiento. Una colisión, o al menos unas cuantas colisiones, devuel¬
ven la dirección de su cantidad de movimiento al azar, pero no nece¬
sariamente restablecen la energía cinética a normal. Para que ocurra
esto el ion tiene que transferir energía cinética al obstáculo que lo
desvía. Supongamos que el portador de carga tiene una masa consi¬
derablemente menor que el átomo neutro con el que choca. El pro¬
medio de energía cinética transmitida es pequeño cuando una bola
de billar choca con un bolo. Por lo tanto el ion (bola de billar) conti¬
nuará acumulando energía cinética adicional hasta que su energía
cinética sea tan elevada que el valor medio de la energía perdida en
una colisión sea igual a la ganada entre colisiones. De esta manera,
el trabajo efectuado por la fuerza eléctrica, al mover a los portadores
de carga, se comunica eventualmente al medio en reposo como energía
cinética al azar, o calor.
Supongamos que una corriente estacionaria de 1 ampere circula
por una resistencia de R ohm. En cada segundo se transmiten I
coulomb de carga a través de una diferencia de potencial de V volt,
donde V = IR. De aquí que el trabajo efectuado en un segundo es
PR, en joule (1 coulomb x 1 volt = 1 joule). El watt o volt-ampere
Corrientes eléctricas 149

es la unidad correspondiente de potencia P (trabajo en la unidad de


tiempo (1 watt = joule/seg).

P = PR (24)

Naturalmente el flujo de corriente estacionario en un circuito de


cc requiere cierta fuente de energía capaz de mantener el campo eléc¬
trico que mueve los portadores de carga. Hasta ahora hemos evitado
la cuestión de la fuerza electromotriz estudiando solamente partes del
circuito completo; en la exposición se han excluido las «baterías».
En la Sec. 4.9 estudiaremos algunas fuentes de fuerza electromotriz.

4.9 Fuerza electromotriz y pilas voltaicas


El origen de la fuerza electromotriz en un circuito de corriente
continua es cierto mecanismo que transporta portadores de carga en
un sentido opuesto al que el campo eléctrico intenta moverlos. Un
generador electrostático de Van der Graaff (Fig. 4.19) es un ejemplo
a gran escala. Con cualquier movimiento mantenido hallamos corriente Fig. 4.19 En el generador Van de Graaff,
en la resistencia externa, que circula en el sentido del campo eléctrico E, los portadores de carga se transportan me¬
disipándose allí energía (que aparece en forma de calor) IV0 o PR cánicamente en un sentido, contrario al que
por unidad de tiempo. Dentro de la columna de la máquina, además, los movería el campo eléctrico.
hay un campo eléctrico dirigido hacia abajo. (Pueden quitarse de la
correa por un campo mucho más intenso localizado en la escobilla
en el terminal. No necesitamos considerar aquí el medio para poner
o quitar carga a la correa junto a las poleas.) La energía necesaria
para mover la correa se suministra de cualquier parte — usualmente
por un motor eléctrico conectado a la línea de suministro, pero puede
ser un motor de gasolina, o incluso una persona dando vueltas a una
manivela. Este generador de Van der Graaff es efectivamente una
batería con una fuerza electromotriz, bajo estas condiciones, de V0
volt.
En las baterías ordinarias, es la energía química la que hace que
los portadores de carga se muevan en una región donde el campo eléc¬
trico se opone a su movimiento. Es decir, un portador de carga positiva
puede desplazarse a un lugar de potencial eléctrico más elevado si al
hacerlo así puede intervenir en una reacción química que dará más
energía que la requerida para escalar el desnivel eléctrico.
Para comprender lo que ocurre, examinemos una pila voltaica.
El nombre genérico de los generadores químicos, de fuerza electro¬
motriz, es el de pilas voltaicas. En los experimentos de Galvani hacia
1790, las famosas convulsiones de las piernas de la rana indicaron la
producción química de corriente eléctrica. Fue Volta quien demostró
que el origen no era la « electricidad animal », como sostenía Galvani,
sino el contacto de metales distintos en el circuito. Volta construyó
la primera batería, una pila de unidades elementales, cada una de las
cuales consistía en un disco de cinc y uno de cobre separados por
cartón humedecido. La pila que alimenta cualquier radiotransistor vie-
ISO Corrientes eléctricas

ne en un envase más pulcro, pero el principio de funcionamiento es el


mismo. Existen diversas clases de pilas voltaicas en uso, que difieren
en su química pero que tienen aspectos comunes: dos electrodos de
distinto material inmersos en un fluido ionizado o electrolito.
Como ejemplo describiremos la pila de plomo-ácido sulfúrico que
es el elemento básico de la batería de los automóviles. Este acumula¬
dor tiene la importante propiedad que su funcionamiento se invierte
fácilmente. Con una batería de acumuladores hecha con tales pilas,
que pueden cargarse y descargarse repetidamente, podemos almacenar
energía y recobrarla eléctricamente.
Un acumulador de plomo-ácido sulfúrico tiene placas positivas
que contienen dióxido de plomo, Pb02, como un polvo poroso, y pla¬
cas negativas de plomo puro de textura esponjosa. El marco metálico
o rejilla está hecha de aleación de plomo. Todas las placas positivas
están conectadas entre sí y al terminal positivo del acumulador. Asi¬
mismo, las placas negativas conectadas igualmente, están intercaladas
entre las placas positivas, con una pequeña separación. El diagrama
esquemático de la Fig. 4.20 muestra solamente una pequeña porción
de una placa positiva y de una negativa. El electrolito de ácido sulfúrico
llena el acumulador, incluyendo los intersticios del material activo, la
porosidad del cual proporciona una superficie de gran área para la
reacción química.
El acumulador permanece indefinidamente en esta condición si
no hay circuito externo conectado a sus terminales. La diferencia de
potencial entre estos terminales será muy próxima a 2,1 volts. Esta
diferencia de potencial en circuito abierto se establece «automática¬
mente» por la interacción química de los constituyentes. Ésta es la
fuerza electromotriz de la pila, para la cual se usa el símbolo ¿r. Su
valor depende de la concentración de ácido sulfúrico en el electrolito,
pero no del tamaño, número o separación de las placas.
Conectamos ahora los terminales del acumulador a un circuito exte¬
rior de resistencia R. Si R no es demasiado pequeña, la diferencia de
potencial V entre los terminales del acumulador estará muy por deba¬
jo de su valor / en circuito abierto, y circulará una corriente I = V/R
por el circuito (Fig. 4.206). Los electrones circulan hacia dentro del
terminal positivo; otros electrones circulan hacia fuera del terminal
negativo. En cada electrodo prosiguen las reacciones químicas, cuyo
efecto total es convertir plomo, dióxido de plomo y ácido sulfú¬
rico en sulfato de plomo y agua. Para cada molécula de sulfato
de plomo producido así, ha pasado una carga e al circuito y se ha ce¬
dido la cantidad de energia ef. De esta energía la cantidad eV apa¬
rece como calor en la resistencia R. La diferencia entre ? y V se debe
a la resistencia del propio electrolito, a través del cual debe circular la co¬
rriente I dentro del acumulador. Si representamos esta resistencia in¬
terna por Rit el sistema puede describirse perfectamente por el circuito
equivalente de la Fig. 4.21.
Al proseguir la descarga, el electrolito se diluye con agua, la fuer¬
za electromotriz / disminuye algo. Normalmente, el acumulador se
considera descargado cuando /' ha descendido por debajo de 1,75
Corrientes eléctricas 151

Circuito exterior

Plomo esponjoso Pb

Rejilla de aleación
de plomo

c^> Ion bisulfato HS04

<^> Ion hidrógeno H*

(al Acumulador cargado

Fig. 4.20 Diagrama esquemático, no a es¬


cala, mostrando cómo funciona un acumu¬
lador de plomo-ácido sulfúrico. El electroli¬
to, solución de ácido sulfúrico, impregna los
gránulos de dióxido de plomo de la placa po¬
sitiva y el plomo esponjoso de la placa ne¬
gativa. La diferencia de potencial entre los
terminales positivo y negativo es de 2,1
volts. Con el circuito externo cerrado, prosi¬
[Electrones al circuito| guen las reacciones químicas en las interfa¬
ses sólido-líquido de ambas placas, el agota¬
miento del ácido sulfúrico en el electrolito, y
Pl» f liso, — pi>s<), -i- ir + 2i la transferencia de electrones al circuito ex¬
terno del terminal negativo al positivo, lo
+ HSC)4 +3H* + 2r ~PI>S04 + 2H2(> cual constituye la corriente /. Para recargar
/ el acumulador, sustituimos la carga R por
Electrones del circuito una fuente con fuerza electromotriz mayor
que 2,1 V, obligando así a la corriente a circu¬
lar a través del acumulador en sentido contra¬
(bj Acumulador descargando rio e invirtiendo ambas reacciones.

volts. Para recargar el acumulador, se obliga a circular una corriente


por el circuito en sentido opuesto conectando una fuente de voltaje
mayor que % en los terminales del acumulador. Entonces la reacción
química se invierte hasta que el sulfato de plomo se convierte en dióxi¬
do de plomo y plomo. La energía empleada en cargar el acumulador
es algo mayor que la que el acumulador cede en la descarga, pues la
152 Corrientes eléctricas

resistencia interna R¡ origina una pérdida de potencia PR¡ cualquiera


que sea la manera de circular la corriente.
Adviértase en la Fig. 4.20b que la corriente / en el electrolito se
debe a un arrastre neto de iones positivos hacia la placa positiva. Evi¬
R¡ dentemente el campo eléctrico en el electrolito va hacia, no hacia fuera,
de la placa positiva. Sin embargo la integral curvilínea de E alrededor de
todo el circuito es nula, como debe ser para un campo electrostático.
La explicación es la siguiente; Hay dos saltos muy pronunciados de
potencial en la interfase de la placa positiva y el electrolito y en la inter¬
fase del electrodo negativo y el electrolito. Que es donde los iones se
mueven contra un fuerte campo eléctrico por fuerzas originadas en las
(a) reacciones químicas. Esta es la región correspondiente a la correa del
generador Van de Graaff.
/ C ida tipo de pila voltaica tiene su fuerza electromotriz caracte¬
rística, que generalmente está en el intervalo de 1 a 3 volts. La energía
que interviene, por molécula, en toda reacción química es esencial¬
mente la ganancia o pérdida en la transferencia de un electrón externo
de un átomo a otro distinto. Nunca es superior a unos pocos electrón
volts. Podemos estar bastante seguros de que nadie va a inventar una
pila voltaica de fuerza electromotriz de 12 voltios. La batería de un
automóvil de 12 voltios consta de seis acumuladores de plomo conec¬
tados en serie.

Fig. 4.21 (a) Circuito equivalente para una


pila voltaica, que es simplemente una resis¬ 4.10 Redes con fuentes de voltaje
tencia Rl en serie con una fuerza electromotriz Una red de resistencias puede contener más de una fuerza electro¬
/ de valor fijo, (b) Cálculo de la corriente en
motriz, o fuente de voltaje. El circuito de la Fig. 4.22 contiene dos ba¬
un circuito que contiene una pila voltaica.
terías de fuerzas electromotrices y %2 respectivamente. El terminal
positivo de cada batería está indicado contiguo al símbolo convencio¬
nal de batería. Supongamos que R1 incluya la resistencia interna de
una batería, R2 la de la otra. Supongamos conocidas las resistencias,
hallemos las corrientes en esta red eléctrica. Habiendo asignado senti-

Fig. 4.22 Una red eléctrica con dos fuentes


de voltaje. / /
Corrientes eléctricas 153

dos arbitrarios a las corrientes Ilt I2 e /3 en las ramas, imponemos los


requisitos establecidos en la Sec. 4.7 y obtenemos tres ecuaciones in¬
dependientes:

I\ - /2 - /3 = 0
<?, - R{I{ - R3h = 0 (25)

<?2 + ^3^3 ~ Rlh = 0

Para comprobar los signos, notemos que al escribir las dos ecuaciones
de las mallas, en cada una de ellas hemos considerado el sentido de la
corriente el de circulación desde la batería en tal malla. Las tres ecua¬
ciones pueden resolverse despejando Il9 /2, e /3 con el resultado:

& \R2 H- S1R3 + S2R2


R\R2 + R2R3 + R1R3

■^lR\ ~b ^2^3 \R3 Fig. 4.23 Hagamos Req igual a la resisten¬


(26)
R\ R2 + R2R3 + R \ R3 cia que mediríamos entre los terminales en
(a) si todas las fuerzas electromotrices fue¬
éo \ R2 é>2R\ sen nulas. Hagamos <Scq igual al voltaje ob¬
R\R2 + R2R3 R\R3 servado entre los terminales en (a) con el cir¬
cuito externo abierto. Entonces el circuito
Si en algún caso particular el valor de /3 resultase negativo, esto signi¬ inferior es equivalente al circuito superior.
fica que la corriente en esta rama circula en sentido contrario al que No puede decirse que haya diferencia en es¬
tos terminales, para cualquier medida en
habíamos asignado para la corriente positiva.
corriente continua.
Supongamos que una red como ésta forme parte de un sistema más
extenso, al cual está conectada en dos de sus nudos. Por ejemplo, conec¬
temos hilos a nudos A y B y encerremos el resto en una «caja negra»
con estos hilos como únicos terminales externos, como se ve en la Fig.
4.23 a. Un teorema general, llamado de Thévenin, nos afirma que esta caja
con dos terminales es completamente equivalente, en su comporta¬
miento en cualquier otro circuito al que puede conectarse, a una sola
fuente de voltaje £eq con una resistencia interna Req. Esto se cumple
para cualquier red de fuentes de voltaje y resistencias, no importa lo
complicado que sea. Los valores de 6eq y Rcq se determinan fácilmente.
6eq es el voltaje entre los dos terminales cuando no se ha conectado
nada a los mismos fuera de la caja. En nuestro ejemplo es precisamen¬
te /3/?3, donde /3 viene dada por la Ec. (26). La resistencia Rcq es la re¬ es
sistencia que mediríamos entre los dos terminales con todas las fuerzas equivalente
electromotrices internas anuladas. En nuestro ejemplo, que sería la re¬ a

sistencia de Ru R2 y R3 en paralelo, vale R^R^R^ + R2R3 + R^j).


¿Qué haríamos si no supiéramos lo que hay en la caja? Podríamos
determinar £eq y Rcq experimentalmente por dos medidas: La medida
del voltaje con circuito abierto, con un voltímetro que consuma co¬
rriente despreciable, es la £cq. Ahora conectamos los terminales a
través de un amperímetro de resistencia despreciable; éste nos da la
corriente en corto-circuito Isc, Entonces

D _
Rcq j (27)
* ir
154 Corrientes eléctricas

Al analizar un circuito complicado a veces nos ayuda sustituir una


sección de dos terminales por su equivalente Gcq y Roq. El teorema de
Thévenin supone la linealidad de todos los elementos del circuito, in¬
cluyendo la reversibilidad de las corrientes a través de las baterías. Si
alguna de nuestras baterías es una pila no recargable hay que tener
cuidado con la corriente inversa.

4,11 Corrientes variables en condensadores y resistencias


Carguemos un condensador de capacidad C a cierto potencial V0
y luego descarguémoslo conectando bruscamente una resistencia R,
La Fig. 4.24 muestra el condensador indicado por el símbolo conven¬
cional la resistencia R y un interruptor que podemos imaginar
cerrado en el instante t = 0. Es evidente que al circular corriente el
condensador perderá gradualmente su carga, la diferencia de potencial
entre sus armaduras disminuirá y esto a su vez hará que disminuya
el flujo de corriente. Para ver exactamente lo que ocurre, necesitamos
Fig. 4£ t Carga y corriente en un circuito solamente formular las condiciones que rigen el circuito. Sea Q la
KC\ La carga disminuye en el transcurso dei carga en el condensador en cierto instante, V la diferencia de potencial
tiempo RC en el factor \/e.
entre las armaduras que es también ía caída de potencial en la resis¬
tencia R. Sea / la corriente, considerada positiva si circula desde la
armadura positiva del condensador. Estas magnitudes, todas función
del tiempo, deben relacionarse como sigue:

—WWW j Q = CV
v
J = -7r
R
~ ^r = 1
dt
(28)

Eliminando I y V obtenemos la ecuación que rige la variación de Q


con el tiempo

= 2
__ _ (29)
dt RC

Que se puede escribir

dQ _ dt
(30)
~Q~ ~ ~RC

podemos integrar los dos miembros, obteniendo

ln Q = ~ + const (31)

La solución de nuestra ecuación diferencial es por tanto:

Q = (otra constante) X e~l/RC (32)


Corrientes eléctricas 155

Hemos dicho que para t = 0, V — V0, así que Q = CL0 para / =0.
Esto determina la constante y ahora tenemos el comportamiento de
Q luego de cerrar e) interruptor:

Q = CVQe't/RC (33)

El comportamiento de la corriente se halla directamente a partir de


ésta:

i — _ dQ — Y^_e~vRc (34)
dt - R6

Al cerrar el interruptor la corriente aumenta inmediatamente


hasta el valor V0lR y luego «disminuye» exponencialmente hasta
anularse. El tiempo que caracteriza esta es disminución la constante
RC. No debe sorprendernos el hallar que el producto de resistencia
por capacidad tenga las dimensiones de tiempo, pues sabemos que C
tiene dimensiones de longitud y ya hemos señalado que resistencia x
x longitud, cuando dimos las dimensiones de la resistividad, tiene las
dimensiones de tiempo. Generalmente se habla de la « constante de
tiempo RC » asociada a un circuito o a parte de un circuito.
La unidad de capacidad es el farad. Un condensador de capaci¬
dad un farad posee la carga de un coulomb para la diferencia de po¬
tencial de un volt. Con R en ohm y C en farad, el producto RC es
un tiempo en segundos. Para comprobarlo notemos que ohm =
volt/ampere = volt-seg/coulomb, mientras farad = coulomb/volt. Si
realizamos el circuito de la Fig. 4.24 con un condensador de capa¬
cidad 0,05 microfarad y una resistencia de 5 megaohm, ambos valo¬
res razonables que se manejan en cualquier laboratorio, tendríamos
RC = 5 x 106 x 0,05 x I0“fi ó 0,25 seg.
En cualquier sistema eléctrico constituido por conductores car¬
gados y trayectorias de corriente resistivas, es completamente general
una escala de tiempo — quizá no la única — para procesos en el sis¬
tema, establecida por un producto resistencia-capacidad. Esto está
relacionado con nuestra observación anterior acerca de las dimensio¬
nes de la resistividad. Imaginemos un condensador plano con placas
de área A y separación s. La capacidad C vale e0A/s. Ahora imagi¬
nemos que el espacio entre las placas se llena de repente con un medio
conductor de resistividad p. Para evitar toda cuestión de cómo puede
esto afectar a la capacidad, supongamos que el medio es un gas muy
ligeramente ionizado: una substancia de tal densidad que apenas
afecte a la capacidad. El nuevo medio conductor descargará efectiva¬
mente el condensador como lo hacía la resistencia exterior en la Fi¬
gura 4.24. ¿Con qué rapidez ocurrirá? La resistencia del medio, R,
es ps/A. Por lo tanto la constante de tiempo RC vale (ps/A) e^A/s =
=pe0. Por ejemplo, si nuestro gas ligeramente ionizado tuviese una
resistividad de 106 Q • m, la constante de tiempo para la descarga del
condensador sería de unos 10 microsegundos. No depende de la for¬
ma o tamaño del condensador.
156 Corrientes eléctricas

Fondo neutro de iones Lo que tenemos aquí es simplemente la constante de tiempo


positivos más portadores de para el proceso de redistribución de carga o relajación del campo
carga negativos móviles eléctrico en un medio conductor. Realmente no necesitábamos para
nada las placas del condensador para exponer lo que ocurre. Imagi¬
f í nemos que pudiésemos colocar bruscamente dos distribuidores super¬
0 ficiales de carga, una capa positiva y la otra negativa, opuestas una
a otra en un conductor —por ejemplo, en un semiconductor tipo n
0 ©
0 0 (Fig. 4.25a). ¿Qué hará que estas cargas desaparezcan? ¿Los portado¬
E
0 © res de carga negativa se mueven desde la capa de la izquierda, a tra¬
0 © vés del espacio interpuesto, neutralizando las cargas positivas cuando
0
lleguen a la capa de la derecha? Seguramente no —si el proceso fue¬
V ) ra éste, el tiempo necesario sería proporcional a la distancia entre las

Capas de carga
)
fijas s
capas. Lo que ocurre es esto. Toda la población de portadores de
cargas negativas que llena el espacio entre las capas está obligada a
(«) moverse por efecto del campo eléctrico. Solamente es suficiente un
Este bloque de carga ligero desplazamiento de esta nube de cargas para quitar el exceso
negativa se ha desplazado de carga negativa de la izquierda, mientras que proporciona a la de¬
a la derecha recha la carga negativa necesaria para neutralizar la capa positiva,
cómo se indica en la Fig. 4.256. En otras palabras, dentro de un con¬
ductor, la neutralidad se restablece por un pequeño reajuste de toda
0 0 la distribución de carga, no por unos cuantos portadores de carga
© moviéndose a grandes distancias. Esto explica por qué el tiempo de re¬
0 lajación puede ser independiente del tamaño del sistema.
© . E=0 0
©
Para un metal con resistividad típica 10-7 ohm-m, pe0 es de unos
10-18 s, orden de magnitud menor que el tiempo recorrido libre me¬
0 dio de un electrón de conducción en un metal. Como tiempo de rela¬

Densidad de — J jación no tiene sentido. Nuestra teoría, en este estado, nada puede
decirnos acerca de sucesos en una escala de tiempo tan corta como
carga neta nula
ésta.
(b)

Fig, 4,25 En un medio conductor, repre¬


sentado aquí por un semiconductor tipo n,
dos capas de carga fijas, una negativa y la
Problemas
otra positiva, pueden neutralizarse por un
ligero movimiento del bloque entero de por¬
tadores de carga móviles situados entre 4.1 Tenemos 5 x 1010 iones positivos, doblemente cargados, por centí¬
ellas, (a) Antes de moverse el bloque de metro cúbico, moviéndose todos hacia el oeste con una celeridad de 107 cm/seg.
carga negativa. (b) Después que la densi¬ En la misma región existen 1011 electrones por centímetro cúbico que se mue¬
dad resultante de carga se ha reducido a ven hacia el nordeste con una celeridad de 108 cm/seg. (No preguntemos como
cero en cada capa. se logra esto). ¿Cuál es la dirección de J? ¿Cuál es su módulo en ampere por
metro cuadrado?
Resultado: 48,8° con el oeste hacia el sur; 1,75 A/m2.

4.2 En un sincrotón de electrones de 6 gigaelectrón-volt (GeV), los


electrones marchan por la máquina en una trayectoria aproximadamente cir¬
cular de 240 metros de longitud. Es normal tener alrededor de 1011 electro¬
nes circulando en esta trayectoria durante un ciclo de aceleración. La celeri¬
dad de los electrones es prácticamente la de la luz. ¿Cuál es la corriente?
Proponemos este problema muy sencillo para subrayar que en nuestra defi¬
nición de corriente, como transporte de carga por unidad de tiempo, nada
requiere que las velocidades de los portadores sean no relativistas y no hay
Corrientes eléctricas 157

regla en contra de que una partícula dada se cuente varias veces durante un
segundo como parte de la corriente.
Solución: 0,020 A.

4.3 En un generador electrostático de Van de Graaff, una correa de


30 cm de ancho va a una velocidad de 20 m/seg. Se da a la correa una car¬
ga superficial en el rodillo inferior, siendo la densidad superficial de carga
suficiente para dar lugar a un campo de 12 • 105 V/m a ambos lados de la
correa. ¿Cuál es la corriente en miliampere?

4.4 El primer mensaje telegráfico cruzó el Atlántico en 1858, por un


cable de 3.000 km de longitud extendido entre Terranova e Irlanda. En este
cable el conductor constaba de siete hilos de cobre, de 0,73 mm de diámetro
cada uno, liados juntos y rodeados por una capa aislante.
(a) Calcular la resistencia del conductor. Usar 3 • 10-8 ohm-m para la
resistividad del cobre, el cual era de pureza algo dudosa.
(b) El camino de retorno de la corriente lo proporcionaba el propio océa¬
no. Dado que la resistividad del agua de mar es de unos 0,25 ohm-m, ver si
se puede demostrar que la resistencia del retorno por el océano sería mucho
menor que la del cable.

4.5 Demostrar que la cantidad total de carga en la unión de los dos


materiales en la Fig. 4.6 es e0I(\/o2 - l/aj, donde I es la corriente que cir¬
cula a través de la unión, y a, y o2 son las conductividades.

4.6 Un hilo de estaño puro se estira reduciendo su diámetro en un 25


por cien y aumentando su longitud. ¿En qué factor habrá aumentado su re¬
sistencia? Luego se aplana en forma de cinta, lo cual hace que aumente de
nuevo su longitud, la cual es el doble de la original. ¿Cuál ha sido el cambio
total de resistencia? Se supone que la densidad y la resistividad han perma¬
necido constantes.

4.7 Un conductor estratificado se hizo depositando alternativamente


capas de plata de 100 angstrom de espesor y capas de estaño de 200 angs-
troms de espesor. El material compuesto, considerado a gran escala, puede
suponerse homogéneo pero anisótropo con una conductividad eléctrica cr,
para las corrientes perpendiculares a los planos de las capas, y una conducti¬
vidad diferente o\\ para las corrientes paralelas a este plano. Dado que la con¬
ductividad de la plata es 7,2 veces mayor que la del estaño, hallar la relación
o J G\\.

Solución: 0,457.

4.8 Un hilo de cobre de 1 km de longitud está conectado a una batería


de 6 volts. La resistividad del cobre es de 1,7 • 10-8 ohm-m; el número de
electrones de conducción por metro cúbico es 8 • 1028. ¿Cuál es la velocidad
de arrastre de los electrones de conducción bajo estas circunstancias? ¿Cuán¬
to tardará un electrón en recorrer el circuito?

4.9 Normalmente en la atmósfera terrestre la densidad mayor de elec¬


trones libres (liberados por el ultravioleta de la luz solar) es de 1012 por m3 y
se halla a una altura de 100 km, donde la densidad del aire es tan baja que
el recorrido medio de un electrón es de unos 10 cm. A la temperatura que
prevalece allí la celeridad media de un electrón es de 107 cm/s. ¿Cuál es la
conductividad?
Solución: 2* 10-2 (ohm-m)_1.

4.10 Un ion en un líquido está rodeado tan de cerca por moléculas


neutras que apenas puede hablarse de un «tiempo libre» entre choques. Sin
embargo, es interesante ver qué valor de r está implicado por la Ec. 17 si
tomamos la conductividad observada del agua pura de la tabla 4.1 y los va-
158 Corrientes eléctricas

lores dados para N+ y N_, 1019 por m3. Una celeridad térmica típica para
una molécula de agua es 5 • 102 m/s. ¿Cuánto recorre en este tiempo r?

4.11 La resistividad del agua de mar es de unos 0,25 ohm-m. Los por¬
tadores de carga son mayormente iones Na+ y CL, y de cada uno de ellos
hay unos 3 ■ 1026 por m3. Llenamos un tubo de plástico de 2 metros de largo
con agua de mar y lo conectamos a una batería de 12 volt con los electrodos
en cada extremo. ¿Cuál es la velocidad de arrastre resultante de los iones, en
cm/s?
Solución: 2,5 x 10-6 m.

4.12 Utilizando los valores, dados en la Sección 4.6, de la conductivi¬


dad del silicio puro a 500 K y la densidad de los electrones de conducción y
huecos a esta temperatura, deducir el tiempo libre medio entre colisiones,
suponiendo que éste es el mismo para electrones y huecos.

4.13 En un diodo de unión de silicio, la región de la unión plana entre


semiconductores tipo-/? y tipo-/? puede representarse aproximadamente como
dos láminas de carga adyacentes, una negativa y otra positiva. Más allá de
la unión, fuera de estas capas de carga, el potencial es constante, siendo su
valor <j>n en el material tipo-« y ^en el material tipo-/?. Dado que la diferen¬
cia de potencial entre <j>py <j>n es 0,3 volts, y que el espesor de cada una de las
dos capas de carga es de 0,01 cm, hallar la densidad de carga en cada una
de las dos capas, y representar el potencial <j> en función de la posición x a
través de la unión. ¿Cuál es la intensidad del campo eléctrico en el plano
medio?

4.14 Con referencia a la Ec. 20 y Fig. 4.10. Supongamos que r+ = r_ y


M+ = M_ = me la masa del electrón. La presencia de 1015 electrones por cm3
en la banda de conducción y el mismo número de huecos da por resultado
una conductividad de 0,3 (ohm-cm)-1. ¿Cuál debe ser el valor del tiempo li¬
bre medio r? La celeridad cuadrática media de un electrón a 500 K es
1,5 • 107 cm/s. Comparar el recorrido libre medio con la distancia entre áto¬
mos de silicio adyacentes, la cual es 2,35 • 10-8 cm.

4.15 Supongamos que cada una de las resistencias en el circuito de la


R\ ti, Fig. 4.16 tiene el valor de 100 ohm. ¿Cuál es la resistencia de una resistencia
equivalente única?

4.16 En el circuito, si se conoce R0, ¿cuál debe ser el valor de Rx de


manera que la resistencia de entrada entre los terminales sea igual a R0?

4.17 Si el voltaje en los terminales de la batería de un automóvil cae


de 12,3 a 9,8 volts cuando se conecta una resistencia de 0,5 ohm en dichos
terminales, ¿cuál es la resistencia interna?

4.18 Demostrar que, si una batería de fem & Fija y resistencia interna
R¡ se conecta a una resistencia variable externa R, se libera la potencia má¬
Prob. 4.16 xima al circuito exterior cuando R = R¡.

4.19 Tenemos un microamperímetro que indica 50 microamperes a


fondo de escala, y la bobina en el cuadro móvil tiene una resistencia de 20 ohm.
Añadiendo dos resistencias RY y R2 y una batería de 1,5 volts podemos con¬
qo 15 0 ohms
vertirlo en un óhmetro. Cuando los dos conductores exteriores de este óhme-
H-1-1——i-1 i
O 10 20 30 40 50 microamperes tro se cortocircuitan, el medidor debe indicar cero ohms desviándose exacta¬
mente a fondo de escala. Cuando los conductores se conectan a una resistencia
R, la desviación indicará el valor de la resistencia si la escala está graduada
adecuadamente. En particular deseamos que una desviación de media escala
indique 15 ohm. ¿Qué valores de Rt y R2 se necesitan, cómo se harían las
Prob. 4.19 conexiones, y dónde se grabaría la escala de ohm (con referencia al calibra¬
do del primitivo microamperímetro) para 5 ohm y para 50 ohm?
Corrientes eléctricas 159

4.20 Una caja negra con tres terminales a, b y c solamente contiene


tres resistencias e hilo de conexión. Midiendo la resistencia entre pares de
terminales, hallamos Rbc=lC ohm, Rab = 30 ohm y Rac= 60 ohms. Demos¬
trar que lo que contiene la caia puede ser una de dos

¿Hay otra posibilidad? ¿Las dos cajas son completamente equivalentes, o


existe una medida externa que las podría distinguir una de otra?

4.21 En el circuito todas las resistencias tienen el mismo valor, 100


ohms, y cada pila tiene una fuerza electromotriz de 1,5 volts. Hallar el vol¬
taje en circuito abierto y la corriente en cortocircuito para los terminales A,
B. Luego hallar y R0 para el circuito equivalente de Thévenin.

4.22 Ha de conectarse una resistencia R entre los terminales A, B del


circuito de la derecha. ¿Para qué valor de R la potencia disipada en la resis¬
tencia será mayor? Para contestar esto, construir el circuito equivalente Thé¬
venin y luego aplicar el resultado del Problema 4.18. ¿Cuánta potencia se
disiparía en /??

4.23 Supongamos que el medio conductor en la Fig. 4.25 es silicio ti¬


po-/? con 1013 electrones por cm3 en la banda de conducción. Supongamos
que la densidad de carga inicial en las capas es tal que la intensidad del
campo eléctrico es 30 000 V/m. ¿Qué distancia se ha de separar la distribu¬
ción de electrones que intervienen para restablecer la neutralidad y reducir el
campo eléctrico a cero?

4.24 Como ilustración de lo tratado en la primera nota al pie de pági¬


na en la Sección 4.7 consideremos una caja negra cúbica de aproximada¬
mente 10 cm de arista con dos terminales. Cada uno de estos terminales se
conecta con un hilo a cierto circuito externo. Por lo demás, la caja está bien
aislada en todas partes. A través de este elemento de circuito fluye una co¬
rriente de aproximadamente 1 ampere. Supongamos que la corriente que en¬
tra y la que sale difieren en uno por un millón. ¿Aproximadamente cuánto se
tardaría, a menos que le ocurra algo, para que el potencial de la caja se ele¬
vase en 1000 volts?

4.25 Volviendo al ejemplo del condensador C que se descarga a través


de la resistencia R que se ha tratado en el texto, demostrar que la energía
total disipada en la resistencia coincide con la energía almacenada original¬
mente en el condensador. Supongamos ahora que alguien objeta que el con¬
densador realmente nunca se descarga debido a que la Q solamente se anula
para t = oo. ¿Cómo puede rebatirse esta objeción? Puede hallarse cuánto
tardaría en reducirse la carga a la de un electrón, con ciertas hipótesis razo¬
nables.

4.26 Dos varillas de grafito tienen la misma longitud. Una es un cilin¬


dro de radio a. La otra es cónica que se va adelgazando linealmente desde el
radio a en un extremo al radio b en el otro. Demostrar que la resistencia
.
Prob 4.22
160 Corrientes eléctricas

Prob. 4.27

eléctrica de extremo a extremo de la varilla cónica es a/b veces la de la vari¬


lla cilindrica. Sugerencia: consideróse la varilla constituida por discos delga¬
dos, todos en serie.

4.27 Esto corresponde a la resistencia equivalente R eq entre los termi¬


nales Tx y T2 para el circuito de cinco resistencias. Una manera de deducir
una fórmula para insería resolver el circuito para la corriente I que circu- |
la en Tx para una diferencia de potencial V dada entre Tx y E2; luego
Req= V/L La solución implica pesados cálculos algebraicos en los que es
fácil equivocarse, así que daremos la mayor parte de la respuesta:

RXR2R^ + RXR2R, + ? + + *S(*1*3 + *2*3 + ? + *2*4)


R\R2 + R\R4 + ? + ^3^4 “1“ ^5(^1 H" ^2 “1“ ^3 + ^4)

Por consideraciones de simetría del circuito hallar los términos omitidos.


Comprobar ahora la fórmula por cálculo directo de Reaen tres casos oarti-
culares: (a) R5 = 0, (b) R5 = 00, y (c) Rx = R3 = 0, y comparar los resultados
con lo que da la fórmula.

4.28 Una batería de acumuladores de plomo-ácido de 12 volts con una


capacidad de carga de 20 ampere-hora tiene una masa de 10 kg.
(a) ¿Cuántos kilogramos de sulfato de plomo se forman cuando esta ba¬
tería se descarga. (El peso molecular del plomo es 303).
(b) ¿Cuántos kilogramos de batería de este tipo se necesitarían para al¬
macenar la energía producida por 1 kg de gasolina mediante un motor de rendi¬
miento del 20 por cien? (El calor de combustión de la gasolina es: 4,5 • 104
joules/g).

4.29 La pila seca corriente de 1,5 volts usada en flash e innumerables


otros dispositivos produce su energía por oxidación de la caja de cinc que
es su polo negativo, mientras reduce dióxido de manganeso Mn02 a Mn203
en el electrodo positivo. (Se llama pila de carbón-cinc, pero la varilla de car¬
bón es precisamente un conductor inerte). Una pila de tamaño D, que pesa
90 g, puede suministrar 100 miliamperes durante unas 30 horas.
(a) Compárese esta energía almacenada, en joules/kg, con la del acu¬
mulador de plomo descrito en el Problema 4.28. Desgraciadamente la pila
no es recargable.
(b) ¿A qué altura podría elevarse uno mismo con una pila D alimen¬
tando un montacargas con un rendimiento del 50 por cien?
Corrientes eléctricas 161

4.30 El resultado del Prob. 3.24 puede ayudarnos a comprender el flujo


de corriente en un circuito, parte del cual consiste en partículas cargadas en
movimiento por el espacio entre dos electrodos. La pregunta es cuál es la na¬
turaleza de la corriente cuando atraviesa el espacio sólo una partícula. (Si se
puede resolver esto, podemos describir fácilmente cualquier flujo en el que in¬
tervienen un gran número de partículas de cualquier tipo que penetren.) Con¬
sideremos el circuito simple de la figura, que consta de dos electrodos en el
vacío conectados por un hilo corto. Supongamos que los electrodos están se¬
parados 2 tnm. Una partícula alfa más bien lenta, de carga -I- 2e, es emitida
por un núcleo radiactivo en la placa de la izquierda. Va directamente a la pla¬
ca de la derecha con celeridad constante de 106 m/seg y se detiene en esta
placa. Represéntese cuantitativamente, en una gráfica, la corriente en el hilo
de conexión en función del tiempo. Hágase lo mismo para una partícula alfa
que cruza el espacio con la misma celeridad pero formando un ángulo de 45°
con la normal. (Realmente para pulsos tan cortos como éste, la inductancia del
hilo de conexión, que aquí se desprecia, afectaría la forma del pulso.) Supon¬
gamos que los electrodos tienen disposición cilindrica, y la partícula alfa se
emite del hilo delgado situado en el eje de un pequeño electrodo cilindrico.
¿Tendría la misma forma el pulso de corriente?

4.31 Un circuito puede dibujarse en el plano, si se adopta una forma


convencional de representar un «cruce sin contacto» tal como Supon¬
gamos que un cubo tiene una resistencia a lo largo de cada arista. En cada
vértice están soldados los hilos de tres resistencias. Dibújese este circuito en
un plano. Hállese la resistencia equivalente entre dos nudos que representan
vértices diagonalmente opuestos del cubo, en el caso en que todas las resisten¬
cias tengan el mismo valor R0. Para ello hay que resolver un sistema de ecua¬
ciones; en su lugar, utilícese la simetría. Hállese luego la resistencia equivalen¬
te entre dos nudos que correspondan a vértices diagonalmente opuestos en una
cara del cubo. Aquí también, las consideraciones de simetría reducirán el pro¬
blema a uno muy simple. Para ambos cálculos, el dibujo de la estructura co¬ Prob. 4.30
mo cubo, mejor que aplanada, ayudará a encontrar las simetrías necesarias en
las corrientes.

4.32 Algunos tipos importantes-de redes son de extensión infinita. La fi¬


gura muestra una cadena de resistencias en serie y en paralelo que se extien¬
den indefinidamente hacia la derecha. La línea inferior es el hilo de retorno de
todas ellas, sin resistencia. A veces a esto se le llama cadena atenuadora o red
en escalera. El problema consiste en hallar la «resistencia de entrada», es de¬
cir, la resistencia equivalente entre los terminales A y B. El interés de este
problema estriba principalmente en el método de solucionarlo, que toma un
giro singular y que puede utilizarse en otras partes de la física donde haya re¬
petición de dispositivos idénticos (incluso una cadena indefinida de lentes en
óptica). Lo esencial es que la resistencia de entrada, que aún no conocemos
—y llamamos R— no cambiará al añadir un nuevo juego de resistencias en la

Prob. 4.32
162 Corrientes eléctricas

parte extrema frontal de la cadena y alargarla una unidad. Pero, al añadir es¬
ta sección, vemos que la nueva resistencia de entrada es precisamente Rx en
serie con la combinación en paralelo de R2 y R. Se obtiene inmediatamente
una ecuación que puede resolverse para hallar R. Demuéstrese que si se aplica
una tensión V0 a la entrada de una cadena de este tipo, la tensión en los nudos
decrece en progresión geométrica. ¿Qué relación es necesaria entre las resis¬
tencias de manera que el atenuador reduzca a la mitad a la tensión en cada
paso? Es evidente que una escalera realmente infinita no sería práctica. ¿Pue¬
de sugerirse una manera de terminarla después de unas cuantas secciones sin
introducir ningún error en la atenuación?

4.33 La figura muestra dos resistencias en paralelo, con valores Rí y R2.


La corriente se divide de cierta manera entre ellas. Demuéstrese que la condi¬
ción 7j + I2 = /(, junto con el requisito de mínima potencia disipada conduce a
los mismos valores de la corriente que calcularíamos con las fórmulas ordina¬
rias. Esto ilustra un principio variacional general que se cumple en las redes
de corriente continua: La distribución de corrientes en la red, para una co¬
rriente de entrada dada /0, es siempre la que produce la disipación mínima de
energía total.
Prob. 433
Campos de
cargas móviles

5.1 De Oersted a Einstein 164


5.2 Fuerzas magnéticas 166
5.3 Medida de carga en movimiento 168
5.4 Invariancia de la carga 170
5.5 Medida del campo eléctrico en distintos
sistemas de referencia 173
5.6 Campo de una carga puntiforme que se
mueve con velocidad constante 176
5.7 Campo de una carga que arranca o para 181
5.8 Fuerza sobre una carga móvil 185
5.9 Interacción entre una carga móvil
y otras cargas móviles 188
Problemas 195
5.1 De Oersted a Einstein
En el invierno de 1819-20 Hans Christian Oersted era profesor
de Electricidad, Galvanismo y Magnetismo para alumnos de cursos
superiores en la Universidad de Copenhague. Electricidad significaba
electrostática; el galvanismo se refería a los efectos producidos por las
corrientes continuas de las baterías, un tema iniciado por el descubri¬
miento fortuito de Galvani y los subsiguientes experimentos de Volta;
el magnetismo trataba de los ya antiguos conocimientos de la piedra
imán, la brújula y el campo magnético terrestre. Para algunos, parecía
evidente que debía existir una relación entre las corrientes galvánicas
y la carga eléctrica, aunque existía poco más que la evidencia directa
de que ambas podían causar sacudidas. Por otro lado, el magnetismo
y la electricidad no parecían tener nada en común. No obstante,
Oersted tenía una noción, algo vaga, pero mantenida tenazmente,
de que el magnetismo, como la corriente galvánica, debían ser una
especie de « forma oculta » de la electricidad. Intentando hallar alguna
manifestación de esto, antes de la clase, realizó el experimento de hacer
circular una corriente galvánica por un hilo por encima y perpendicular
a la aguja de una brújula. No hubo efecto. Después de la clase, algo
le impulsó a ensayar de nuevo el experimento con un hilo paralelo
a la aguja de la brújula. La aguja giró notablemente — y al invertir
la corriente galvánica se invirtió el sentido de giro.
El mundo científico estaba más que preparado para esta revela¬
ción. Un fermento de experimentación y descubrimientos siguieron
apenas lo enunciado llegó a los demás laboratorios. Sin mucho tardar,
Ampére, Faraday y otros efectuaron una descripción esencialmente
completa y exacta de la acción magnética de las corrientes eléctricas.
El descubrimiento de la inducción electromagnética, debido a Fara¬
day, llegó transcurridos menos de 12 años del experimento de Oersted.
En los dos siglos anteriores, desde la publicación en 1600 del gran
trabajo de William Gilbert, De Magnete, los conocimientos humanos
del magnetismo no habían avanzado en absoluto. Además de estos
descubrimientos experimentales se desarrolló la teoría clásica com¬
pleta del electromagnetismo. Formulada matemáticamente por Max¬
well, fue triunfalmente corroborada por la demostración de Hertz
de las ondas electromagnéticas, en 1888.
La relatividad restringida tiene sus raíces históricas en el electro¬
magnetismo. Lorentz, explorando la electrodinámica de las cargas
móviles, llegó muy cerca de la formulación final de Einstein. Y el gran
artículo de Einstein, en 1905, no fue titulado « Teoría de la Relatividad »
sino « Acerca de la electrodinámica de los cuerpos móviles ». Hoy
en día vemos en los postulados de la relatividad, y en lo que ella im¬
plica, un amplio alcance que abarca todas las leyes físicas, no sólo
las del electromagnetismo. Esperamos que toda teoría física completa
sea relativísticámente invariante. Debe expresar lo mismo en todos
los sistemas de referencia inerciales. Dio la casualidad que la física
ya tenía una teoría relativísticamente invariante — la teoría electro-
Campos de cargas móviles 165

magnética de Maxwell — antes de que fuese reconocida la importancia


de la invariancia relativista. El que si las ideas de la relatividad res¬
tringida podían haberse desarrollado, en ausencia de una teoría com¬
pleta del campo electromagnético, es una cuestión para que especulen
los historiadores de la ciencia; probablemente no puede contestarse.
Solamente podemos decir que la historia actual muestra, tal vez, sen¬
cillamente un camino que va de la brújula de Oersted a los postulados
de Einstein.
Sin embargo, la relatividad no es una rama del electromagnetis¬
mo, ni una consecuencia de la existencia de la luz. El postulado
central de la relatividad restringida, que ninguna observación ha
contradicho hasta ahora, es la equivalencia de los sistemas de refe¬
rencia móviles con velocidad constante uno con respecto al otro. En
realidad, es posible, sin mencionar la luz, deducir las fórmulas de la
relatividad restringida solamente postulando la hipótesis de que todas
las direcciones espaciales son equivalentes *. La constante universal c
aparece en estas fórmulas como una velocidad límite, a la cual se
acerca una partícula acelerada pero que nunca puede exceder. Su
valor puede averiguarse por un experimento que ni implique luz ni
nada (como neutrinos) que pueda imaginarse que se propague preci¬
samente a tal velocidad/Dicho de otro modo, tendríamos relatividad
restringida incluso si no existieran las ondas electromagnéticas.
En este capítulo y más adelante seguiremos el camino histórico
de Oersted a Einstein casi al revés. Tomaremos la relatividad restrin¬
gida como dato, y buscaremos cómo se ve en otro sistema de refe¬
rencia un sistema electrostático de cargas y campos. De esta manera
hallaremos las fuerzas que actúan sobre cargas eléctricas en movi¬
miento, incluyendo la fuerza que actúa entre corrientes eléctricas. El
magnetismo, desde este punto de vista, es un aspecto relativista de la
electricidad **. Pero primero, pasemos revista al fenómeno que in¬
tentaremos explicar.

* Véase N. David Mermin, «Relativity Without Light», American Journal of


Physics, 52:119 (1984), en el cual se demuestra que la ley más general para la adición
de velocidades que está de acuerdo con la equivalencia de sistemas de referencia iner-
ciales debe tener la forma v = (ví + v2)/(l + vxv2fc2), idéntica a nuestra Ec. 6 en el
Apéndice A. Para hallar el valor de la constante c en nuestro universo solamente ne¬
cesitamos medir con adecuada precisión las tres celeridades más bajas v, v1 y v2. En el
artículo de Mermin pueden hallarse referencias a otras deducciones de la relatividad
restringida a partir de la equivalencia de sistemas de referencia.
** La primera exposición de este punto de vista, que yo sepa, es el artículo de
L. Page, A Derivation of the Fundamentáis Relations of Electrodynamics from Those
of Electrostatics, American Journal of Science, XXXIV:57 (1912). Era natural para Pa¬
ge, escribiendo solamente 7 años después del artículo revolucionario de Einstein, considerar
la relatividad más como necesidad de confirmación que desde el punto de vista electrodi¬
námico. Su conclusión es: «Desde otro punto de vista, el hecho de que hayamos sido
capaces, por medio del principio de la relatividad, de deducir las relaciones fundamen¬
tales de la electrodinámica a partir de los de la electrostática, puede considerarse
como cierta confirmación del principio de relatividad».
166 Campos de cargas móviles

5.2 Fuerzas magnéticas


Dos hilos paralelos están recorridos por corrientes en el mismo
sentido. La fuerza, por unidad de longitud, sobre uno de los hilos se
comprueba que es directamente proporcional al producto de la!s dos
corrientes e inversamente proporcional a la distancia entre los hilos
(Fig. 5.1a). Invirtiendo el sentido de una de las corrientes, se invierte
el de la fuerza que pasa a ser repulsiva. Así que las dos porciones de
hilo en la Fig. 5.16, que forman parte de un mismo circuito, tienden
a separarse. Existe cierto tipo de « acción a distancia » entre los dos
filamentos de corriente eléctrica estacionaria. Parece que no tiene
relación con la carga eléctrica estática en la superficie del hilo. Pueden
existir tales cargas, y los hilos pueden estar a distintos potenciales,
pero la fuerza que estamos considerando depende solamente del
movimiento de carga en los hilos, es decir, de las dos corrientes. Puede
colocarse una lámina metálica entre los dos hilos sin afectar, en absolu¬
to, a dicha fuerza (Fig. 5.1c). Estas nuevas fuerzas, que entran en juego
cuando se mueven las cargas, se llaman magnéticas.
La brújula de Oersted (Fig. 5.2a) no se parece mucho a un cir¬
cuito de corriente continua. Sin embargo, ahora sabemos, como
Ampére fue el primero en sospechar, que el hierro imanado está
lleno de cargas en movimiento incesante —corrientes eléctricas a
escala atómica. Una bobina de hilo delgado con una batería para pro¬
porcionarle corriente (Fig. 5.26), se comporta como la brújula bajo
la influencia de una corriente próxima.
Observando el movimiento de una partícula cargada libre, en
lugar de un hilo conductor de corriente, hallamos que ocurre el mismo
hecho. En un tubo de rayos catódicos, los electrones que seguirían
una trayectoria rectilínea, se desvían a un lado o al otro a causa de la
corriente en un hilo exterior, según el sentido relativo de la corriente
en este hilo (Fig. 5.3). Estamos familiarizados con estos hechos en el

Fig. 5.1.
(a) Hilos paralelos que conducen
corrientes en el mismo sentido,
se atraen.
(b) Hilos paralelos que conducen
corrientes en sentidos contra¬
rios, se repelen.
(c) Estas fuerzas no se afectan co¬
locando una lámina metálica
entre los hilos.
Campos de cargas móviles

Fig. 5.2 Una aguja de brújula (a) y una bobina que conduce corriente (b) están influi¬
dos de manera parecida por la corriente en un conductor próximo. El sentido de la co¬
rriente / se entiende que es el de los iones positivos si ellos son los portadores de
corriente. En el campo magnético terrestre el extremo negro de la brújula apunta hacia
el norte.

laboratorio y sabemos que esta interacción entre corrientes y otras fif. Smí Un ejemplo de atracción de co¬
rriente en el mismo sentido. Compárese con
cargas móviles puede explicarse introduciendo un campo magnético.
la Fio. 5.16*. Se puede también describir como
(Recordemos que el campo eléctrico era simplemente una manera de la desviación de un haz de electrones por un
describir la « acción a distancia » entre cargas estacionarias, la que se campo magnético.
expresa por la ley de Coulomb.) Decimos que una corriente eléctrica
tiene un campo magnético asociado que ocupa el espacio que le rodea.
Otra corriente, o cualquier partícula cargada móvil que se encuentre en
este campo, experimenta una fuerza proporcional a la intensidad del
campo magnético en aquella posición. Para una partícula cargada, la
fuerza es siempre perpendicular a la velocidad. La fuerza total sobre una
partícula con la carga q está dada por

F = qE + q(v x B) (l)

donde B es el campo magnético*.


Tomaremos la Ec. 1 como la definición de B.
Todo lo que nos interesa es que la intensidad del campo magné¬
tico es un vector que determina la parte proporcional a la velocidad
de la fuerza sobre una carga móvil. Dicho de otro modo, si nos piden
«Mídase el módulo y la dirección del vector B en tal punto» se re-

* Aquí es donde hacemos uso por vez primera del producto vectorial, de dos vec¬
tores. Recordemos: el vector v x B es un vector perpendicular a los dos v y B y de
módulo vB sen 0, donde 0 es el ángulo entre las direcciones de v y de B. La regla del
tornillo determina el sentido de este prpducto vxB. En coordenadas cartesianas
xxy = zyvxB — \{vyBz - vzBv) x y(vzBx-vxB:) + z[vxBy„ vvBx).
168 Campos de cargas móviles

quieren las siguientes operaciones: Tomar una partícula de carga q


conocida. Medir la fuerza sobre q en reposo, para determinar E.
Carga de prueba
Medir luego la fuerza sobre la partícula cuando su velocidad es v;
en reposo repetir con v en cualquier otra dirección. Hallamos ahora un B que
haga que la Ec. 1 satisfaga todos estos resultados; éste es el campo
magnético en el punto en cuestión.
Carga en reposo Evidentemente esto no explica nada. ¿Por qué se cumple la Ec. 1 ?
¿Por qué podemos hallar siempre un B que satisfaga esta simple rela¬
ción para todas las velocidades posibles? Queremos establecer por
Fig. 5.4 (a) El valor de una carga en repo¬ qué esta fuerza es proporcional a la velocidad. Lo más notable, es
so se determina por la fuerza sobre una car¬ realmente, que esta fuerza sea estrictamente proporcional a v y que
ga de prueba y la ley de Coulomb. el efecto del campo eléctrico no dependa, en absoluto, de v. En las
páginas siguientes veremos cómo acontece esto. Resulta que un cam¬
po B con estas propiedades debe existir si las fuerzas entre las cargas
eléctricas obedecen a los postulados de la relatividad restringida.
Desde este punto de vista las fuerzas magnéticas son un aspecto rela¬
tivista de las cargas en movimiento.
En el apéndice A se da un resumen de las ideas y fórmulas esen¬
/
/ ciales de la relatividad restringida. Será una buena ocasión para
\
leerlo de cabo a rabo.
r*
Carga de prueba
en reposo

Carga móvil
5.3 Medida de carga en movimiento
¿Cómo vamos a medir la cantidad de carga eléctrica sobre una
ib) En el caso de una carga móvil, la fuerza, partícula móvil? Hasta que se establezca esta cuestión, es anodino
por lo que ahora conocemos, puede depender preguntar el efecto que el movimiento tiene sobre la propia carga.
de la posición de la carga de prueba. Si asi
Una carga solamente puede medirse por los efectos que produce. Una
es. no podemos usar el procedimiento (<i).
carga puntiforme Q que está en reposo, puede medirse determinando
la fuerza que actúa sobre una carga de prueba q separada cierta dis¬
tancia (Fig. 5.4a). Esto se basa en la ley de Coulomb. Pero si la carga

.. / Fr que deseamos medir, se mueve, estamos en una base incierta. Ahora


existe una dirección particular, la dirección instantánea del movimiento.
Podría ser que la fuerza sobre la carga de prueba q dependiese de la
• • irga de prueba
en reposo dirección de Q a q, además de la distancia entre las dos cargas. Para
• • •
diferentes posiciones de la carga de prueba, como en la Fig. 5.4ó, ob¬
• • Q servaríamos diferentes fuerzas. Sustituyéndolas en la ley de Coulomb
• •
• • nos conduciría a valores distintos para la misma cantidad Q. Hasta
ahora tampoco tenemos seguridad de que la fuerza estará siempre en la
dirección del radio vector r.
Para admitir esta posibilidad, convengamos en definir Q como
promedio en todas direcciones. Imaginemos un gran número de cargas
(c) En este instante Q pasa por el centro de de prueba infinitésimas distribuidas uniformemente sobre una esfera
una distribución esférica de cargas de prueba,
(Fig. 5.4c). En el instante en que la carga móvil pasa por el centro
se mide la componente radial de la fuerza
sobre cada una, se usa el valor medio de fv de la esfera, se mide la fuerza sobre cada carga de prueba, y el
para determinar Q. Esto es equivalente a me¬ valor medio de los módulos de estas fuerzas se utilizan para cal¬
dir la integra] de superficie de E. cular Q. Ahora bien, esta operación sería precisamente la que se nece¬
sitaría para determinar la integral de superficie del campo eléctrico
Campos de cargas móviles 169

sobre la esfera, en el instante t. Las cargas de prueba están aquí en


reposo, recordemos: la fuerza sobre q por unidad de carga, por defi¬
nición, nos da el campo eléctrico en este punto. Esto sugiere que,
más que la ley de Coulomb, la ley de Gauss brinda la manera natural *
de definir la cantidad de carga para una partícula cargada móvil, o
para un conjunto de cargas móviles. Podemos componer una definición
tal como sigue.
La cantidad de carga eléctrica en una región se define por la
integral de superficie del campo eléctrico E extendida a una superficie
S que comprenda la región. Esta superficie S está referida a cierto
sistema coordenado de referencia F. El campo eléctrico E en un punto
(x, y, z) en un instante t en F, se mide por la fuerza sobre una carga
de prueba en reposo en F, en aquel instante y lugar. La integral de
superficie ha de determinarse en un instante t particular. Es decir,
los valores del campo que se utilizan son los que se han medido si¬
multáneamente por observadores todos desplegados sobre S. (Esto
no presenta dificultad, pues S es estacionaria en la referencia F.) A la
integral de superficie sobre S, en el instante /, la denotamos por

Definimos la cantidad de carga en el interior de S como 1/4tt veces


la integral:

e<3>

Sf
Nos desconcertaría el que el valor de Q determinado así dependiese
de la forma y tamaño de la superficie S. Para una carga estacionaria
esto no ocurre — es la ley de Gauss. ¿Pero cómo sabemos que la
ley de Gauss se cumple cuando las cargas son móviles? Afortunada¬
mente se cumple. Podemos tomarlo como un hecho experimental.
Esta propiedad fundamental del campo eléctrico de las cargas móviles
nos permite definir la cantidad de carga por la Ec. 3. Desde ahora
podemos hablar de la cantidad de carga en una región o en una partícula
y esto tendrá un significado perfectamente definido incluso si la carga
está en movimiento.
La Fig. 5.5 resume estas cuestiones con un ejemplo. Dos protones Electrón

y dos electrones están en movimiento, en un instante determinado.


Es cierto que la integral de superficie del campo eléctrico E sobre la
superficie S1 es precisamente igual a la integral de superficie sobre S2

f ig. 5.5 La ley de Gauss mantiene su valí*


dez para el campo de cargas móviles. El flu¬
* Ésta no es la única manera posible. Por ejemplo, podíamos adoptar la regla jo de E a través de 5, es igual al flujo de E
arbitraria de que la carga de prueba siempre debe estar colocada directamente por a través de calculado en el mismo ins¬
delante (en el sentido del movimiento) de la carga que ha de medirse. La carga
tante.
definida así no tendría las propiedades simples que estamos dispuestos a discutir,
y aquella teoría resultaría tosca y complicada.
170 Campos de cargas móviles

calculada en el mismo instante, y podemos utilizar esta integral, como


siempre hemos utilizado la ley de Gauss en electrostática, para deter¬
minar la carga total encerrada. La Fig. 5.6 promueve una nueva
cuestión. ¿Qué ocurre si las mismas partículas tienen otras velocida-
s
dades ? Por ejemplo, supongamos que los dos protones y los dos elec¬
trones se combinan para formar una molécula de hidrógeno. ¿La
carga total aparecerá exactamente igual que antes?

5.4 Invariancia de la carga


Existe evidencia experimental concluyente de que la carga total
en un sistema, no varía por el movimiento de los portadores de carga.
Estamos tan acostumbrados a tomarlo por supuesto, que raramente
nos detenemos a pensar cuán notable y fundamental es este hecho.
Fif*. .5.6 ¿El flujo de E a través de S depen¬ Para probarlo, podemos dirigirnos a la neutralidad eléctrica rigurosa
de del estado de movimiento de las partícu¬ de los átomos y moléculas. Ya hemos descrito, en el Cap. I, la prueba
las cargadas? ¿La integral de superficie de E experimental de la neutralidad de la molécula de hidrógeno lo que
sobre S es la misma que en la Fig. 5.5? Aquí
demostró que el electrón y el protón transportan cargas iguales en
las partículas son como las que constituyen
la molécula de hidrógeno. valor absoluto, con error inferior a 1 por 1020. Un experimento pa¬
recido se hizo con átomos de helio. Ahora bien, los átomos de helio
contienen dos protones y dos electrones, las mismas partículas carga¬
das que forman la molécula de hidrógeno. En el átomo de helio su
movimiento es muy diferente. En particular los protones en vez de
girar lentamente separados 0,7 angstrom, están estrechamente ligados
al núcleo de helio donde se mueven con energías cinéticas del orden
de un millón de electrón volt. Si el movimiento tuviese efecto sobre la
cantidad de carga, no podría haber anulación exacta entre la carga
nuclear y la electrónica en ambos, átomo de helio y molécula de hidró¬
geno. En realidad, se demostró que el átomo de helio era neutro con
casi la misma precisión experimental.
Otra evidencia proviene del espectro óptico de los isótopos del mismo
elemento, átomos con distintas masas nucleares pero, nominalmente al
menos, la misma carga nuclear. De nuevo hallamos aquí una marcada
diferencia en el movimiento de los protones dentro del núcleo, pero la
comparación de las líneas espectrales de las dos especies, no presentan
discrepancia que pudiera atribuirse a ligera diferencia en la carga
nuclear total.
La masa no es invariante de la misma manera. Sabemos que la
masa de una partícula varía con su movimiento, en el factor 1/(1 —
—v2jc2)1/2. Para subrayar la diferencia, mostramos en la Fig. 5.7
un experimento imaginario. En la caja de la derecha las dos partículas
cargadas pesadas que están sujetas a los extremos de una varilla, que
puede girar en torno un eje, se hace girar con celeridad v. La masa
total en la derecha es mayor que la de la izquierda, como se demues¬
tra pesando la caja con un dinamómetro o midiendo la fuerza necesaria
Campos de cargas móviles 171

May total = masa de la caja -f 2m Masa total masa de la caja -f


r I — t */c2

Carga total -<7 Carga total — 2q

Fig. 5.7 Experimento ideal para demostrar la invariancia de la


carga. I a carga en la caja se mide midiendo el campo eléctrico alre¬
dedor de la caja o. equivalentemente, midiendo la fuerza sobre una
carga de prueba lejana.

para acelerarla *. Sin embargo, la carga eléctrica total es invariable.


Un experimento real equivalente a éste puede efectuarse con un espec¬
trógrafo de masas, que puede revelar fácilmente una diferencia de
masa entre una molécula de deuterio ionizado (2 protones, 2 neutro¬
nes, 1 electrón) y un átomo de helio ionizado (también 2 protones,
2 neutrones y 1 electrón).. Estas estructuras son muy diferentes, en las

* La diferencia de masa no depende solamente de la energía cinética de las


partículas sino también de toda variación en energía potencial como en las defor¬
maciones elásticas en la varilla que une las partículas. Si la varilla es bastante
rígida, esta contribución será pequeña comparada con el término v2/^. Véase si se
puede probar el por qué.
172 Campos de cargas móviles

cuales las partículas componentes se mueven con celeridades muy


distintas. La diferencia de energía se presenta como una diferencia
f E </a i. , E'-</a' de masa medible. No existe diferencia detectable, con una precisión
Jf(t> 3 51¡ >
muy elevada, en la carga eléctrica de los dos iones.
La invariancia de la carga presta una especial importancia al
hecho de la cuantización de la carga. Subrayamos en el Cap. I la
importancia, y el misterio, del hecho de que cada partícula elemental
cargada tiene una carga de igual valor a la de cualquier otra tal par¬
tícula. Ahora observamos que esta precisa igualdad se mantiene, no
solamente para dos partículas en reposo una con respecto a la otra,
sino para todo estado de movimiento relativo.
Los experimentos que hemos descrito, y algunos otros, demues¬
tran que el valor de la integral de superficie E • ¿/a de nuestra ley de
Gauss, depende solamente del número y variedad de partículas carga¬
das en el interior de S, y no de cómo se mueven. Según el postulado
de la relatividad, tal manifestación debe ser cierta para cualquier
sistema de referencia inercial, si lo es para uno. Por lo tanto si F‘
es cierta referencia inercial distinta, que se mueve con respecto a F,
filf. 5M La integral de superficie E sobre S
y S' es una superficie cerrada en tal sistema, la cual en el instante t*
es igual a la integral de E' sobre S'. La carga
es la misma en iodos los sistemas de refe¬ encierra los mismos cuerpos cargados que encerraba S en el instante t
rencia. debemos tener

(4)

Por supuesto que el campo E' se mide en F\ es decir, se define


por la fuerza sobre una carga de prueba en reposo en F'. No debe
pasarse por alto la diferencia entre t y t'. Como ya sabemos, sucesos
que son simultáneos en F no es preciso que lo sean en F'. Cada una
de las integrales en la Ec. 4 ha de calcularse, en cierto instante, en su
referencia. Si la carga está en el contorno de 5, o de S', ha de cuidarse
de asegurar de que las cargas en el interior de S en el instante son
las mismas que las interiores a S' en el t'. Si las cargas están bien sepa¬
radas del contorno, como en la Fig. 5.8, que ilustra la relación de
la Ec. 4, no hay problemas a este respecto.
La Ec. 4 es una expresión formal de la invariancia relativista
de la carga. Podemos elegir nuestra superficie Gaussiana en cierta
referencia % inercial; la integral de superficie nos dará un número
independiente de la referencia. Esto no es lo mismo que la conserva¬
ción de la carga, que se estudió en el Cap. 4, y está expresada mate¬
máticamente por la ecuación

div J = ——
dt

La conservación de la carga implica que si tomamos una superficie


cerrada fija en algún sistema coordenado, conteniendo materia cargada,
y si las partículas no atraviesan el contorno, entonces la carga total
Campos de cargas móviles 173

4444 + 4 + 44 + 4444 4 4 4 4

~V t

"tr
(b)

en el interior de esta superficie permanece constante. La invariancia


de la carga implica que si consideramos este conjunto de materia
desde cualquier otro sistema de referencia mediremos exactamente
la misma cantidad de carga. La energía se conserva, pero la energía
no es un invariante relativístico. En el lenguaje de la teoría de la rela¬
tividad, la energía es una componente de un cuadrivector, mientras
que la carga es un escalar, un número invariante con respecto a la
transformación de Lorentz. Este es un hecho observado, con impli¬
caciones de largo alcance. Determina completamente la naturaleza
del campo de cargas móviles.

Fig, 5.9 Como se ve, el campo eléctrico en otro


sistema de referencia (velocidad relativa perpendicu¬
y.5 Medida del campo eléctrico en distintos sistemas lar a la dirección del campo).
de referencia (a) Dos láminas de carga estacionaria de densidad
uniforme.
Si la carga ha de ser invariante, bajo una transformación de Lo¬ (b) Sección recta del sistema visto en la referencia F.
rentz, el campo eléctrico E ha de transformarse de una manera par¬ (c) Sección recta del sistema visto en la referencia F*.
ticular. « Transformar E » significa contestar una pregunta como ésta:
Si un observador en cierta referencia inercial F mide un campo eléc¬
trico E de tantos statvolt/cm, en un punto dado en el espacio y tiempo,
qué campo medirá en el mismo punto espacio temporal un observador
en distinta referencia inercial Ff. Para cierta clase de campos, podemos
contestar esta pregunta aplicando la ley de Gauss a algunos sistemas
simples.
En la referencia F (Fig. 5.9a) tenemos dos láminas estacionarias
de carga con densidad uniforme +a y - <j C/m2 respectivamente
Son cuadrados de b cm de lado, que son paralelos al plano xy, y su
separación se supone pequeña comparada con su extensión, de manera
que el campo entre ellas pueda considerarse uniforme. El módulo
de este campo, medido por un observador en F es, por descontado,

—o. Ahora consideremos una referencia inercial F que se mueva


£o
hacia la izquierda, con respecto a F, con velocidad v. Para un obser¬
vador en F\ los « cuadrados » cargados ya no son cuadrados. Su di¬
mensión x' se ha contraído de b a b |/l — /?2 donde vale v/c como de
costumbre. Pero la carga total es invariante, es decir, independiente del
174 Campos de cargas móviles

.+ 4-+ ++++++4- + + + + + + + + + + +

sistema de referencia, así que la densidad de carga medida en F' es


mayor que a, su relación es 1 /]/1 —£2. La Fig. 5.9 muestra el sistema
en sección recta, (b) tal como se ve en F y (c) como se ve en Ff. ¿Qué
podemos decir acerca del campo eléctrico en F\ si todo lo que conoce¬
mos del campo eléctrico de las cargas móviles está contenido en la
Ecuación 4?
Pero una cosa podemos afirmar, que el campo eléctrico es nulo
en la parte exterior a las dos láminas y uniforme entre ellas, al menos
en el límite cuando la extensión de las láminas se hace infinita. El campo
de una lámina indefinida uniforme no depende de la distancia a la
lámina, ni de la posición a lo largo de la misma. (No hay nada en el
sistema para fijar una posición a lo largo de la lámina. Pero por
todo lo que sabemos ahora, el campo de una sola lámina de carga
Fig. 5.10 móvil positiva debe parecerse a la Fig. 5.10a. Sin embargo, incluso así,
el campo de una lámina de carga negativa móvil con la misma velo¬
cidad tendría que parecerse a la Fig. 5.106, y la superposición de los
(a) Apariencia hipotética del campo de una dos campos además debería dar campo nulo en el exterior de las dos lá¬
sola lámina móvil de carga positiva. (En
realidad no lo es, pero aún no lo hemos minas cargadas, y un campo uniforme perpendicular a las mismas, entre
probado). ellas, como en la Fig. 5.10c. (Realmente como demostraremos en
breve, el campo de una sola lámina de carga móvil en su propio
(b) Apariencia hipotética del campo equi¬ plano es perpendicular a la lámina, distinto a los campos hipotéticos
parable de una lámina de carga nega¬
representados en la Fig. 10a y b.)
tiva.
Podemos aplicar la ley de Gauss a una caja estacionaria en la
(c) La superposición de los campos represen¬ referencia F, la caja representada en sección recta en la Fig. 5.10c
tados en (a) y en (b) se parecería a éste. La carga contenida se determina por <r', y el campo es nulo al exterior
Incluso si las Fig. 5.10a y 5.106 fueran de las láminas. La ley de Gauss nos indica que el valor de £2', que es
correctas.
la única componente del campo en el interior, debe ser — o' ó

y
Ff —
- = Y Ez (5)
E*Z
vT=]S2
Imaginemos ahora un caso distinto con las láminas cargadas
estacionarias en la referencia F orientadas perpendicularmente al eje x,
como en la Fig. 5.11. El observador en F ahora indica un campo en la
Campos de cargas móviles 175

dirección x de valor Ex = —o. En este caso, la densidad superficial


eo
de carga observada en la referencia F' es la misma que la observada
en F. Las láminas no se han contraído, solamente se ha contraído
la distancia entre ellas, pero ésta no interviene en la determinación
del campo. Ahora hallamos, aplicando la ley de Gauss a la caja esta¬
cionaria en Ff :

Ex— — a,--^-a = Ex (6)


e0 eo

Esto está muy bien para la distribución de cargas descrita, par¬


ticularmente simple; ¿nuestras conclusiones tienen validez más gene¬
ral? Esta cuestión nos lleva al fondo del significado de campo. Si el
campo eléctrico E en un punto espacio temporal ha de tener signifi¬
cado único, la manera en que E aparece en otros sistemas de referen¬
cia, en el mismo punto espacio temporal, no puede depender de la
naturaleza de las fuentes que producen E, dondequiera que puedan
estar. En otras palabras, el observador en /% habiendo medido el
campo en este punto en cierto instante, debe ser capaz de predecir,
solamente de estas medidas, lo que medirán los observadores en otros
sistemas de referencia en el mismo punto espacio temporal. Si esto
no fuese cierto, el campo sería un concepto inútil. La evidencia de
que esto es cierto es el eventual acuerdo de nuestra teoría del campo
con la experiencia.
Vistas con esta luz, las relaciones expresadas en las ecuaciones 5
y 6 toman un significado más allá del caso particular de las cargas
en láminas paralelas. Consideremos cualquier distribución de cargas
todas en reposo con relación a la referencia F. Si un observador en F
mide un campo Ez en la dirección z, entonces un observador en la
referencia F' indicará, para el mismo punto espacio temporal, un
campo Efz = yEz. Es decir, obtendrá un número, como resultado de
su medida de E'z, y veces mayor que el número obtenido por el ob¬
servador en F en su medida de Ez. Por otro lado, si el observador
en F mide un campo Ex en la dirección x, la dirección de la velocidad
de F' con respecto a F, el observador en F' indica un campo Erx igual
a Ex. Evidentemente las direcciones z e y son equivalentes al ser trans¬
versales a la velocidad v. Todo lo dicho pafa E'z se aplica igualmente
a E'y. Sea cual fuere la dirección de E en la referencia F, podemos
considerarlo como la superposición de campos en las direcciones x,
y, z, y de la transformación de cada uno de ellos predecir el vector
campo E' en tal punto en F'. Resumamos esto con palabras apropiadas Fiff. S.ll Campo eléctrico en otro sistema
al movimiento relativo en cualquier dirección: Las cargas en reposo de referencia (velocidad relativa paralela a
la dirección del campo). («) En la referen¬
en la referencia F son la fuente de un campo E. Supongamos que la
cia F: (ó) Sección recta en la referencia F,
referencia F' se mueve con velocidad v relativa a F. En cualquier punto
de F descomponemos E en una componente « longitudinal » E\\ para¬
lela a v y una componente transversal E± perpendicular a la dirección
de v. En el mismo punto espacio temporal en F' el campo E' se des¬
compone en dos E[\ y siendo E¡ paralelo a v y E'x perpendicular
176 Campos de cargas móviles

a ella. Hemos aprendido que

E{ = E\\
(7)
El = yE±

Nuestra conclusión se cumple solamente para campos originados


por cargas estacionarias en F. Como veremos pronto, si las cargas en
F se mueven, la predicción del campo eléctrico en F' implica el cono¬
cimiento de dos campos en F, el eléctrico y el magnético. Pero ya
tenemos un resultado útil que es suficiente siempre que podamos hallar
cualquier sistema de referencia inercial en el cual todas las cargas
están en reposo. Lo usaremos ahora para estudiar el campo eléctrico
de una carga puntiforme que se mueve con velocidad constante.

5.6 Campo de una carga puntiforme que se mueve


con velocidad constante
En la referencia F la carga puntiforme Q está en reposo en el ori¬
gen (Fig. 5.1 la). En todo punto el campo eléctrico E tiene por módulo
1 Q/r2 y está dirigido radialmente hacia fuera. En el plano xz sus

componentes, en el punto (x, z) son


1 1 Qx
Ex = eos 0 ——
47re0 r2 4ne0 (x2 + z2f2
(8)
1 Q sen 9 — 1 Qz
Ez =
4 ne0 7T 4^0 (x2 + z2)3'

Sea el sistema F’ que se mueve en la dirección x, y sentido negativo,


con celeridad v, con respecto a la referencia F. Necesitamos la relación
entre las coordenadas de un suceso en las dos referencias, para lo cual
usamos la transformación de Lorentz dada en la Ec. 2 del Apéndice A.
Simplifica la descripción el suponer, como estamos libres de hacerlo,
de que los dos orígenes coinciden en el instante cero según los obser¬
vadores en ambos sistemas. Dicho de otro modo, este suceso, la coin¬
cidencia de los orígenes, puede ser el suceso A referido a la Ec. 2, con
coordenadas xA = 0, yA = 0, zA — 0, tA — 0 en la referencia F y xA = 0,
yj = 0, zj = 0, tA = 0 en la referencia F. Entonces el suceso B es el
punto espacio temporal que intentamos localizar. Podemos omitir el
subíndice B y llamar a las coordenadas en F simplemente x, y, z, t y a
las coordenadas en E\ x9,yt z', f. Entonces la Ec. 2 del Apéndice A
se convierte en

x' — yx — yfíct, y' — y z’ — z V = yt —

Sin embargo, estas transformaciones eran para una referencia Ff


moviéndose en el sentido positivo con respecto a E,como puede com¬
probarse notando que al aumentar el tiempo t, xf se hace más pequeña.
Para escribir la transformación de Lorentz para nuestro problema, en
el cual la referencia F se mueve en sentido contrario, debemos inver-
Campos de cargas móviles 177

Fig. s.n Campo eléctrico de una carga puntiforme (<i) en una refe¬
rencia en la que la carga está en reposo; ib) en una referencia en la
que la carga se mueve a velocidad constante.

tir el signo de p o conmutar las primas. Elegimos la última a causa de


que queremos expresar x y z en función de x' y z'. La transformación
de Lorentz que necesitamos es por tanto

* = y(x' - pet) y = y' z = ¿ t = y (t' - (9)

Según las ecuaciones 5 y 6, E'z = yEz y E'x = Ex. Usando las


ecuaciones 8 y 9 podemos expresar las componentes del campo E'z
y E'x en función de las coordenadas en F'. En el instante tr = 0,
cuando Q pasa por el origen en F', tenemos:

E' — E — 1 _^0*_
* Amo + ^2]3/2

E' — yE =_!_^ (l0)


* T * 4ne0 [(y*')* + z'2]3/2

Advirtamos primero que Efz!E'x = z'jx'. Esto nos indica que el


vector E' forma el mismo ángulo con el eje de las x' que el radio
vector r\ De aquí que E' se dirige radialmente hacia fuera a lo largo
de una recta trazada desde la posición instantánea de Q', como en
la Fig. 5.116. Detengámonos un momento para profundizar en esta
conclusión. Significa que si Q pasó por el origen del sistema prima
precisamente a las 12,00 del mediodía, «tiempo prima», un obser¬
vador estacionado en cualquier punto del sistema prima expresará
que el campo eléctrico en este punto, a las 12,00 del mediodía, estaba
dirigido exactamente radialmente desde el origen. Esto suena al pronto
178 Campos de cargas móviles

como transmisión instantánea de información. ¿Cómo puede conocer,


un observador distante un kilómetro, la posición de una partícula en
el mismo instante? No puede. Esto no estaba sobreentendido. Recor¬
demos que esta partícula se movía siempre a velocidad constante,
en un « plan de marcha » que le exigía pasar por el origen al mediodía.
Esta información ha sido utilizable durante largo tiempo. Es el pasado
de la partícula lo que determina el campo observado, si se desea
hablar de causa y efecto. Preguntaremos en breve qué ocurre cuando
hay una variación imprevista en el plan de marcha.
Para hallar la intensidad del campo, calculamos E'x2 +- E'z2
que es el cuadrado del módulo del campo, E'2.

1 y2Q2(x'2 + z'2)
E'2 = E'2 +
(4^7 [(Y x')2 + z'2]3

1 Q2(x'2 + z'2)
(4^7 Y4lx'2 + z'2 - /32z'2]3

_ _1_ QH} - l2)2


I4to¡7 P2z'2 y (11)
(x'2
X’2 + z'2 /

(En este caso es mejor que figure ¡3 en la expresión.) Si r' representa


la distancia desde la carga 0, que está momentáneamente en el origen,
al punto (x\ zr) donde se mide el campo: r = (x'2 + z 2)1/2. Si 0 re¬
presenta el ángulo entre este radio vector y la velocidad de la carga 0,
que se mueve en la dirección de las x' y sentido positivo en la referen¬
cia F\ entonces ya que z = r sen 0', el módulo del campo puede
escribirse:

£' _L_ P '-y


4rc„ ( I - /í2sen2 0’)3/2

No hay nada especial acerca del origen de coordenadas, ni acerca del


plano jc'z' comparado con cualquier otro plano a lo largo del eje xf.
Por lo tanto podemos decir de manera completamente general que el
campo eléctrico de una carga en movimiento uniforme, en cierto ins¬
tante dado, está dirigida radialmente desde la posición instantánea
de la carga, y su módulo está dado por la Ec. 12 siendo 6' el ángulo
entre la dirección del movimiento de la carga y el radio vector que va
de la posición instantánea de la carga al punto de observación.
Para velocidades pequeñas el campo se reduce simplemente a
E' ^ ——O/r'2 y es prácticamente igual, en cada instante, al cam-
4ne°
po de una carga puntiforme estacionaria en F en la posición instantá¬
nea de 0. Pero si fi1 no es despreciable, el campo es más intenso en la
dirección perpendicular al movimiento que en la dirección del movi¬
miento, a igualdad de distancias a la carga. Si indicásemos la intensi¬
dad de campo por la densidad de líneas de campo, como se hace a
Campos de cargas móviles 179

Fig. 5.13 Intensidad en distintas direccio¬ S.14 Otra representación del campo de
nes del campo de una carga móvil. En este una carga uniformemente móvil.
instante la carga pasa por el origen de la
referencia x'y'z'. Los números dan la in¬
tensidad del campo relativa a Q/r'2.
4ne0

menudo, las líneas tienden a concentrarse en un plano perpendicular a


la dirección del movimiento. La Fig. 5.13 indica la densidad de líneas
que atraviesan una esfera unidad, debidas a una carga móvil en la
dirección x* con tal celeridad que v/c — 0,866. En la Fig. 5.14 se ve
una representación más simple del campo, en la que la sección recta
indica algunas líneas de campo en el plano indicado x' z'*.
Éste es un campo eléctrico notable. No tiene simetría esférica,
lo cual no nos sorprende porque en esta referencia hay una dirección
privilegiada, la dirección del movimiento de la carga. Sin embargo, el
campo es simétrico respecto un plano perpendicular a la dirección del
movimiento de la carga. A propósito, esto es suficiente para probar
que el campo de una lámina de carga uniforme que se mueva en su
plano debe ser perpendicular a la lámina. Consideremos este campo
como la suma de los campos de los elementos de carga distribuidos
uniformemente sobre la lámina. Ya que cada uno de estos campos in¬
dividuales tiene la simetría de popa a proa de la Fig. 5.14 con respecto
al sentido del movimiento, su suma no podría ser perpendicular a la
lámina. No podría parecerse a la Fig. 5.10a.
El campo de la Fig. 5.14 es un campo que no podría producir nin¬
guna distribución estacionaria de cargas, sea cual fuere su forma, pues,
en este campo, la integral curvilínea de E' a lo largo de un camino

* Un diagrama bidimensional como el de la Fig. 5.14 no puede representár


fielmente la intensidad del campo por la densidad de líneas de campo. A menos que
despreciemos arbitrariamente algunas de las líneas, la densidad de líneas disminuye
en la representación como 1 ¡r\ mientras que la intensidad del campo que intentamos
representar disminuye como 1 ¡rn. Así que la Fig. 5.14 da solamente una indicación
cualitativa de la variación de E' con r' y 6'.
180 Campos de cargas móviles

/ - 8

v \
c 3
Unidad de tiempo 10 10 seg

Flg. 5+15 Campo eléctrico de una carga móvil represen¬


tado en tres instantes: p/c ~ 1/3.

cerrado no es nula. Por ejemplo, consideremos el camino cerrado


ABCD en la Fig. 5.14. Los arcos circulares no contribuyen a la inte¬
gral curvilínea, por ser perpendiculares al campo; en las secciones ra¬
diales el campo es más intenso a lo largo de BC que a lo largo de DA,
así que la circulación de E', en este camino no es nula. Pero, tengamos
presente que éste no es un campo electrostático. En el transcurso del
tiempo el campo eléctrico E', en cada punto de referencia F, varía al
moverse la carga fuente.
La Figura 5.15 presenta el campo eléctrico en ciertos instantes,
observado en un sistema de referencia a través del cual un electrón se
mueve a velocidad constante en la dirección x*. En la Fig. 5.15 la ce¬
leridad del electrón es 0,33c, su energía cinética es por lo tanto de
unos 30 000 electrón-volt. (30 keV). El valor de fi2 es 1/9 y el campo
eléctrico no difiere mucho del de una carga en reposo. En la Fig. 5.15,
la celeridad es 0,8c, correspondiente a una energía cinética de 335 keV.
Si se toma en cada diagrama la unidad de tiempo 1,0 x 10-10 s, la esca-

* Precisamente teníamos la carga en reposo en la referencia no prima; móvil


en la referencia prima. Aquí adoptamos x y z para la referencia en la que la carga
se mueve para evitar confusión en las discusiones subsiguientes con primas.
Campos de cargas móviles 181

Fig. J.I6 Campo eléctrico de una carga móvil represen¬


tado en tres instantes v/c - 4/5.

la real de distancias es la dibujada. Por descontado que el diagrama se


mantiene para cualquier partícula que se mueva a la fracción de la
velocidad de la luz especificada. Mencionamos las energías equivalen¬
tes para un electrón, simplemente, para recordar al lector que las
celeridades relativistas no son extraordinarias en el laboratorio.

5.7 Campo de una carga que arranca o para


Debe establecerse claramente que velocidad uniforme, tal como
hemos usado este término, significa un movimiento a celeridad cons¬
tante, en línea recta, que siempre ha estado en movimiento. ¿Qué
ocurre si nuestro electrón no había estado viajando anteriormente a lo
largo del eje negativo de las a; hasta que entró en nuestro diagrama
a í = 0? Supongamos que había estado tranquilamente en reposo
en el origen esperando que el reloj indique t = 0. Inmediatamente
antes de t = 0, algo comunica al electrón una gran aceleración brusca,
182 Campos de cargas móviles

La carga empezó a moverse


en .x =■ 0, en el instante r = 0

Fig. 5.17 Un electrón inicialmente en reposo en la referencia laboratorio


se acelera bruscamente en / = 0 y se mueve con velocidad constante a conti¬
nuación. Esto es cómo se vería el campo eléctrico en el instante t = 2 también
en la referencia del laboratorio.

hasta que la celeridad sea v, y se mueve a lo largo del eje x positivo


con esta celeridad. Su movimiento desde entonces reproduce precisa¬
mente el movimiento del electrón para el que se ha dibujado la Fi¬
gura 5.16. Pero la Fig. 5.16 no representa correctamente el campo
del electrón cuya historia se acaba de describir. Para ver que no puede
hacerlo así, consideremos el campo en el punto P en el instante t — 2,
que significa 2 x 10-10 s. En 2 x 1CT10 s una señal luminosa recorre
6 cm. Ya que este punto se encuentra a una distancia del centro ma¬
yor que 6 cm, no puede haber recibido la noticia de que el electrón
ha empezado a moverse en t = 0. A menos que haya una gran viola¬
ción de la relatividad —y estamos tomando los postulados de la rela¬
tividad como base para toda la discusión— el campo en el punto P
en el instante t = 2, y en realidad en todos los puntos exteriores a la
esfera de radio 6 cm con centro en el origen, debe ser el campo de una
carga en reposo en el origen.
Por otro lado, cerca de la misma carga móvil, lo que ocurrió en
el pasado no puede ocasionar diferencia. El campo debe variar de algún
modo, según consideremos regiones cada vez más alejadas de la carga,
,
en el instante t = 0 del campo mostrado en el segundo diagrama
de la Fig. 5.16 al campo de una carga en el origen. No podemos decir
otra cosa que esto sin conocer cuán veloz se propaga la información.
Supongamos — acabamos de suponer — que se mueve tan veloz como
sea posible sin chocar con los postulados de la relatividad. Entonces
Campos de cargas móviles 183

/X
A \\ A. \
V N
V \
t \
\
\
\
La carga terminó de moverse
en .v = U, en el instante / = 0 \ *
u •F

Fig. 5.18 Una carga que se ha estado mo¬


viendo a velocidad constante alcanza el ori¬
gen en t - 0, se decelera bruscamente para
pararla, y luego queda en reposo. Éste es el
aspecto del campo en la referencia laborato¬
rio en el instante t = 2. La línea de trazos
sigue una línea de campo de A a D. Giran¬
do toda la línea EABCDF en torno al eje x
se genera una superficie cerrada, el flujo to¬
tal a través de la cual debe ser nulo. El flujo
si el período de aceleración se desprecia, contaríamos con que el campo a través del casquete esférico FD debe ser
en el interior de la esfera de 6 cm de radio, a t = 2, sea el campo igual al flujo a través del casquete esférico
de una carga puntiforme que se mueve uniformemente, Si esto es así, EA. Esta condición es suficiente para deter¬
el campo del electrón que parte del reposo, y adquiere bruscamente minar la relación entre 0 y (p0.
la celeridad v en t = 0, debe parecerse al representado en la Fig. 5.17.
Existe una capa esférica delgada (cuyo espesor en un caso real depen¬
derá de la duración del intervalo requerido para la aceleración) dentro
del cual tiene lugar la transición de un tipo de campo a otro. Esta capa
se dilata simplemente con celeridad c, permaneciendo su centro en
x = 0. Las puntas de flecha de las líneas de campo indican el sentido
del campo cuandp la fuente es una carga negativa, como hemos su¬
puesto.
En la Fig. 5.18 se representa el campo de un electrón que se ha
estado moviendo con velocidad uniforme hasta t = 0, en cuyo ins¬
tante alcanza x = 0 y en donde se paró bruscamente. Ahora bien, la
noticia de que se detuvo no puede alcanzar, en un tiempo í, ningún
punto más alejado que ct del origen. El campo en el exterior de la
esfera de radio R — ct debe ser el que prevalecería si el electrón hu¬
biese mantenido el movimiento con su celeridad original. Esto explica
por qué vemos el «cepillo» de las líneas de campo a la derecha en la
Fig. 5.18 dirigidas precisamente hacia la posición donde estaría el
184 Campos de cargas móviles

electrón si no se hubiese parado. (Téngase en cuenta que esta última


conclusión no depende de la suposición introducida en el parágrafo
anterior de que la información se propagaba tan rápidamente como
podía.) El campo casi parece tener vida propia.
Es relativamente fácil relacionar las líneas de campo interiores
y exteriores. Solamente existe una manera que esté de acuerdo con la
ley de Gauss. Tomando como ejemplo la Fig. 5.18, desde un punto
tal como el A sobre una línea de campo radial que forma un ángulo q0
con el eje x, siguiendo la línea de campo por dondequiera que se dirija
hasta que se emerja en el campo exterior sobre una línea que forma un
ángulo, que podemos llamar 9?0, con el eje x. (Esta línea es radial desde
la posición extrapolada de la carga, la fuente evidente del campo
exterior.) Unimos A y D con el eje x por medio de arcos de circunfe¬
rencia, el arco AE con centro en la fuente del campo interior, el arco
DF con centro en la presunta fuente del campo exterior. Hagamos gira;
la curva EABCDF en torno al eje x para engendrar una superficie
de revolución. Como la superficie no encierra carga, la integral de
superficie de E extendida a la superficie total debe de ser nula. Las
únicas contribuciones a la integral provienen de los casquetes esféricos,
pues el resto de la superficie engendrada por ABCD es paralela al
campo por su misma construcción. El campo sobre el casquete interior
es el campo de una carga puntiforme en reposo; el campo sobre el
casquete exterior es el campo de una carga puntiforme, como el dado
por la Ec. 12, moviéndose con celeridad constante, que se habría lo¬
calizado, en ese momento, en x — 2v. Si se resuelve el Problema
5.11, se encontrará que la condición «flujo a través de un casquete
igual a flujo a través del otro» requiere

tg h = y tg 0o (13)

La presencia de y en esta fórmula no es sorprendente. Ya hemos ad¬


vertido la «compresión relativista» de la representación del campo de
una carga moviéndose rápidamente, ilustrada en la Fig. 5.14. El nuevo
aspecto importante de la Fig, 5.18 es el zigzag en la línea de campo
ABCD. La causa de esto no es la y de la Ec. 13, sino el hecho de que
la fuente aparente del campo exterior está desplazada de la fuente del
campo interior. Si AB y CD pertenecen a la misma línea de campo, el
segmento que los conecta, BC, ha de estar casi perpendicular a un
vector radial. Aquí tenemos un campo eléctrico transversal, y uno
que, a juzgar por lo apretado de las líneas de campo, es relativa¬
mente intenso comparado con el campo radial. En el transcurso
del tiempo el zigzag en las líneas de campo se moverá radialmen¬
te hacia fuera con celeridad c. Pero el espesor de la capa de campo
transversal no aumentará, pues éste se determinó por la duración del
proceso de deceleración.
La capa siempre en expansión del campo eléctrico transversal
prosigue incluso si en cierto instante posterior —digamos para t = 3—
aceleramos bruscamente a su velocidad original. Esto solamente daría
origen a una nueva capa que iría hacia fuera y tendría un aspecto muy
Campos de cargas móviles 185

parecido al campo de la Fig. 5,17. El campo tiene vida propia! Lo que


se ha creado aquí delante de nuestros ojos es una onda electromagné¬
tica. El campo magnético que también forma parte de ella no se repre¬
senta en este esquema. Más adelante, en el Capítulo 9, aprenderemos
cómo los campos eléctrico y magnético actúan juntos en la propaga¬
ción de una perturbación eléctrica a través del espacio vacío. Lo que
hemos descubierto aquí es que tales ondas deben existir si la natura¬
leza está de acuerdo con los postulados de la relatividad restringida y
la carga eléctrica es un invariante relativista.
Se puede hacer más con nuestro análisis del «zigzag de la línea de
campo». En el Apéndice B se muestra cómo deducir, más bien simple¬
mente, una fórmula precisa y simple para la velocidad de radiación de
energía por una carga eléctrica acelerada. Ahora debemos volver a la
carga moviéndose uniformemente, que tiene más sorpresas en reserva.

5.8 Fuerza sobre una carga móvil


La Ec. 12 nos indica la fuerza experimentada por una carga esta¬
cionaria en el campo de otra carga que se mueve a velocidad constante.
Ahora preguntamos una cuestión distinta: ¿Cuál es la fuerza que actúa
sobre una carga móvil, la cual se mueve en el campo de otras cargas ?
Primero consideremos el caso de una carga que se mueve en el campo
producido por cargas estacionarias. Podría ser un electrón movién¬
dose entre las placas cargadas de un osciloscopio, o una partícula
alfa moviéndose en el campo culombiano cerca del núcleo atómico.
Las fuentes del campo, en cada caso están en reposo en cierto sistema
de referencia que llamamos « lab ». En cierto lugar y tiempo, en la
referencia « lab » observamos una partícula con carga q que se mueve
con velocidad v, en este instante, en el campo electrostático. ¿Qué fuerza
actúa sobre ql
La fuerza es sólo un nombre para la derivada temporal de la
cantidad de movimiento, así que estamos realmente preguntando cuál
es la variación de la cantidad de movimiento de la partícula, dgjdt,
en este lugar y tiempo, medida en nuestro sistema de referencia « lab » ?
(Esto es todo lo que entendemos por fuerza sobre una partícula
móvil.) La respuesta está implícitamente contenida en lo que ya hemos
aprendido. Consideremos el sistema desde una referencia Ff que se
mueve con la partícula, en el instante en cuestión. En esta referencia
« partícula » la partícula estará en reposo, al menos momentáneamente.
Son las otras cargas las que se mueven ahora. Este caso ya lo cono¬
cemos. La fuerza sobre la carga estacionaria q es precisamente E'q
donde E' es el campo eléctrico observado en la referencia F'. Enton¬
ces sabemos hallar E' dado E. La Ec. 7 es la que nos lo da. Así que
conociendo E podemos hallar la variación con el tiempo de la cantidad
de movimiento de la partícula observada en F\ Todo esto se mantiene
al transformar esta cantidad a F. Así que nuestro problema gira en
tomo de la cuestión de cómo se transforma la fuerza, es decir, la deri¬
vada temporal de la cantidad de movimiento, de un sistema inercial
a otro.
186 Campos de cargas móviles

La respuesta a esta pregunta se da más adelante y está expresada


por las Ec. 12 y Ec. 13 del Apéndice A. La componente de la fuerza
paralela al movimiento relativo de las dos referencias tiene el mismo
valor en la referencia móvil que en la referencia en reposo de la par¬
tícula. La componente de la fuerza perpendicular a la velocidad rela¬
tiva de la referencia siempre es menor, en 1/y, que su valor en la refe¬
rencia de la partícula en reposo. Resumimos esto en la Ec. 14, usando
los subíndices 1 y II para indicar las componentes de la cantidad de
movimiento perpendicular y paralela a la velocidad relativa de F y F,
como se hizo en la Ec. 7.

dPn _ dp\
dt df (14)
dpL _ 1 dp\
dt 7 df

Adviértase que ésta no es una relación simétrica entre las cantida¬


des prima y no prima. La referencia en reposo de la partícula, a la que
hemos elegido llamar F' en este caso, es especial. En la misma, el va¬
lor de la componente transversal de la fuerza es mayor que en cual¬
quier otra referencia.
Equipados con la ley de transformación de la fuerza, Ec. 14, y la
ley de transformación para el campo eléctrico, Ec. 7, volvamos ahora
a nuestra partícula cargada moviéndose a través del campo eléctrico
E, y hallamos un hecho sorprendentemente simple. Consideremos
primero la componente de E paralela a la dirección instantánea
del movimiento de nuestra partícula cargada. La transformamos a una
referencia Ff que, en este instante, se mueve con la partícula. En esta
referencia el campo eléctrico longitudinal es E¡, y según la Ec. 7,
E\\ — £|¡. Así que la fuerza dp\¡df es

(15)

En la referencia F, observadores miden la fuerza longitudinal, es decir,


la derivada temporal de la componente longitudinal de la cantidad
de movimiento dpjdt. Según la Ec. 31, dpjdt = dp^df, así que en la
referencia F la componente longitudinal de la fuerza es:

(16)

Por descontado que la partícula no permanece en reposo en F' en el


transcurso del tiempo. Se acelera por el campo E', y la velocidad v'
de la partícula en la referencia inercial F‘ aumentará gradualmente
desde cero. Sin embargo, como nos interesa la aceleración instantánea,
solamente intervienen valores infinitesimales de v' y la restricción
de la Ec. 31 se cumple rigurosamente. Para E±, la componente trans¬
versal del campo en F, la transformación es E' = yE±, así que (dpjdf)
Campos de cargas móviles 187

REFERENCIA «PARTICULAR» F REFERENCIA «I.AB» h

E'

dpL _ 1 dPi dPi __


dt ~ y dtr dt “ qtLl

tig.5.19 En una referencia en la que las cargas que origi¬


nan el campo E están en reposo, la fuerza sobre una carga
q, que se mueve con velocidad arbitraria, es simplemente qE.

= qE± = qyE±. Pero al transformar la fuerza a la referencia F tene¬


mos (dpjdi) = (1 ly)(dp±¡dt') así que después de todo y se simpli¬
fica:

ÉtL = l(y£i,) = ,E± (17)

El mensaje de las Ecs. 16 y 17 es simplemente éste: la fuerza que actúa


sobre una partícula cargada que se mueve a lo largo de F es q veces
el campo eléctrico E en esta referencia, estrictamente independiente
de la velocidad de la partícula. La Fig. 5.19 es un recordatorio de este
hecho y de la manera de hallarlo.
188 Campos de cargas móviles

Se ha usado ya anteriormente, en el curso, este resultado donde


se decía simplemente que la contribución del campo eléctrico a la
fuerza sobre una carga móvil es qE. Debido a que esto es tan simple
y familiar, se puede creer que es evidente y que hemos derrochado
nuestro tiempo en probarlo. Podíamos haberlo tomado como un hecho
empírico. Ha sido comprobado en una gran escala, para velocidades
tan próximas a la de la luz, en el caso de electrones, que el factor y
vale 104. Desde este punto de vista es una ley de las más notables.
Nuestra discusión en este capítulo ha demostrado ser una consecuencia
directa de la invariancia de la carga.

5.9 Interacción entre una carga móvil


y otras cargas móviles
Sabemos que puede haber una fuerza sobre una carga móvil
dependiente de la velocidad. Esta fuerza está asociada con un campo
magnético, las fuentes del cual son corrientes eléctricas, es decir, otras
cargas en movimiento. El experimento de Oersted demostró que las
corrientes eléctricas podían influir en los imanes, pero en aquel tiempo
la naturaleza de un imán era completamente misteriosa. Pronto Am¬
pare y otros explicaron la interacción de las corrientes eléctricas entre
sí, como la atracción observada entre dos hilos paralelos que conducen
corrientes en el mismo sentido. Esto condujo a Ampére a la hipótesis
de que una substancia magnética contiene corrientes eléctricas que
circulan permanentemente. De este modo, el experimento de Oersted
puede entenderse como la interacción de la corriente « galvánica»
en el hilo con las corrientes permanentes microscópicas que comunica¬
ban a la brújula sus peculiares propiedades. Ampére dio una formu¬
lación sistemática completa y elegante de la interacción de corrientes
estacionarias, y de la equivalencia de la materia imanada a sistemas
de corrientes permanentes. La brillante conjetura acerca de la naturaleza
real del magnetismo en el hierro tuvo que esperar un siglo, más o
menos, para su última confirmación.
El que si las manifestaciones magnéticas de las corrientes eléc¬
tricas procedían de algo más que del simple transporte de cargas, no
estaba claro para Ampére y sus contemporáneos. ¿El movimiento de
un objeto cargado electrostáticamente causaría efectos como los pro¬
ducidos por una corriente galvánica continua? A finales del siglo
pasado los trabajos teóricos de Maxwell sugirieron que la contestación
debía de ser si. La primera evidencia directa fue obtenida por Henry
Rowland, a cuyo experimento volveremos a finales del Cap. 6.
Desde nuestro punto de vista, la interacción magnética de las
corrientes eléctricas puede admitirse como un corolario inevitable de
la ley de Coulomb. Si los postulados de la relatividad son válidos, si
la carga es invariante, y si se cumple la ley de Coulomb, los efectos
que llamamos corrientemente « magnéticos » están destinados a ocu¬
rrir. Surgirán tan pronto como examinemos la interacción eléctrica
Campos de cargas móviles 189

entre una carga móvil y otras cargas móviles. Un sistema simple


ilustrará esto.
En la referencia lab de la Fig. 5.20a, con coordenadas espaciales
x, y, z, hay una línea de cargas positivas, en reposo y extendiéndose
indefinidamente en ambos sentidos. Les llamaremos iones para acor¬
tar. En realidad, pueden representar los iones de cobre que constituyen
la substancia sólida de un hilo de cobre. También hay una línea de
cargas negativas que llamaremos electrones. Éstos se mueven hacia la
derecha con celeridad v0. En un hilo real los electrones estarían entre¬
mezclados con los iones; en el diagrama los separamos para mayor
claridad. La densidad lineal de carga positiva es X0 en C/m. Ocurre
que la densidad lineal de carga negativa a lo largo de la fila de electro¬
nes tiene exactamente el mismo valor. Esto es, cualquier longitud de «hi¬
lo» contiene, en un instante dado, el mismo número de electrones y de
protones *. La carga neta en el hilo es nula. La ley de Gauss nos dice
que no puede haber flujo desde un cilindro que no contenga carga, así
que el campo eléctrico debe ser nulo en cualquier punto fuera del hilo.
Una carga de prueba q en reposo cerca de este hilo no experimentaría
fuerza alguna.
Supongamos que la carga de prueba no está en reposo en la refe¬
rencia lab, sino que se está moviendo con celeridad v en la dirección x.
Transformemos a una referencia móvil con la carga de prueba, la refe¬
rencia x', y de la Fig. 5.206. Aquí la carga de prueba está en reposo,
pero algo ha cambiado: El hilo aparece cargado. Hay dos razones
para ello: Los iones positivos están más próximos, y los electrones
más separados. A causa de que la referencia lab en la cual los iones
positivos están en reposo se mueve con celeridad v, la distancia entre
los iones positivos tal como se ven desde la referencia de la carga de
prueba se ha contraído en yj\ v2/c2, o 1/y. La densidad lineal de la
carga positiva en esta referencia es por tanto mayor; deberá ser yA0. La
densidad de carga negativa necesita un poco más de cálculo, pues los
electrones ya se estaban moviendo con celeridad v0 en la referencia lab.
De donde su densidad lineal en la referencia lab, que era —A0 ya fue
incrementada por una contracción de Lorentz. En la referencia propia
de los electrones en reposo su densidad de carga negativa debía haber
sido — XQ/y0, donde y0 es el factor de Lorentz correspondiente a v0.
Ahora necesitamos la celeridad de los electrones en la referencia
carga de prueba a fin de calcular su densidad en ésta. Para hallar esta
velocidad (qj en la Fig. 5.206) debemos sumar la velocidad — v a
la velocidad v0, recordando la fórmula relativista para la adición de velo¬
cidades (Ec. 6 en Apéndice A). Sea /% = po = vQ/c y fi = v/c.
Entonces
lo ~ l
ló = (18)
1 - lio

* No tiene por qué ocurrir, pero la igualdad siempre puede establecerse, si lo de¬
seamos, por ajuste del número de electrones por unidad de longitud. Suponemos que se
ha hecho.
190 Campos de cargas móviles

(«)
• Carga positiva
° Carga negativa
Densidad de carga Á* en C/m

u>)
Iones r Densidad de carga o
en movimiento m ..
_r A —\_
1ZZZ I lee! roñes
• ••••• •#•••••

en movimiento Densidad de carga - y(l - /J/^0)Aq

t uo

2Xa2Wj|Au
"•-í “rae
Carga
de prueba en reposo i <7

! huer/a sobre la carga de prueba = qli'f

10 y

Iones en reposo
. . . . . .

I lectrones
► en movimiento Corriente /= —
"vívO 7 \
»r

E = tí
Carga de prueba
en movimiento ,
"T_v jr
qE‘ 2qvl
• f Kuer/j sobre la carga de prueba
Campos de cargas móviles 191

El correspondiente factor de Lorentz obtenido a partir de la Ec. 18


con un poco de cálculo, es
7Ó = (1 - /%2)”1/2 = 77o(l - PPo) (19)

Éste es el factor por el que la densidad lineal de carga negativa, en la


referencia propia del electrón en reposo, se acrecenta cuando se mide
en la referencia carga de prueba. La densidad de carga lineal total en
el hilo, en la referencia carga de prueba, A', puede calcularse ahora:

= Y^o - — YYoG - /3/30),= Y/3ftAo (20)

factor para la densidad de densidad de factor para la


transformación carga positiva carga negativa transformación
a la referencia en la referencia en la referencia a la referencia
carga de de los iones de los carga de
prueba en reposo electrones prueba
en reposo

El hilo está cargado positivamente. La ley de Gauss garantiza la exis¬


tencia de un campo eléctrico radial E'r dado por nuestra familiar fór-
muía para el campo de un hilo infinito cargado:

E> = ifM, (21)


2nc0r'

En la posición de la carga de prueba q este campo tiene el sentido


—y'. La carga de prueba experimentará una fuerza

Fig. 5.20 Una carga de prueba q se mueve


paralela a una corriente en un hilo, (a) El (22)
hilo en el sistema de referencia lab, en el
cual las cargas positivas están fijas, está en Volvamos ahora a la referencia lab, representada de nuevo en la
reposo. La corriente consiste en electrones Fig. 5.20c. ¿Cuál es el valor de la fuerza sobre la carga q medida aquí?
que se mueven hacia la derecha con celeri¬
dad v0. La carga neta en el hilo es cero. No Si su valor es qE'y en la referencia en reposo de la carga de prueba,
hay campo eléctrico fuera del hilo. (b) En los observadores en la referencia lab darán cuenta de una fuerza
una referencia en la cual la carga de prueba menor por el factor 1/y. Ya que r~ r', la fuerza sobre nuestra carga
está en reposo los iones positivos se mueven de prueba móvil, medida en la referencia lab, es
hacia la izquierda con celeridad v y los elec¬
trones se mueven hacia la derecha con cele¬
ridad La densidad lineal de carga posi¬ F' _ qPPqAq
(23)
tiva es mayor que la de la negativa. El hilo y 2ne0r
aparece cargado positivamente, con un cam¬
po externo E'r que origina una fuerza qE'r
sobre la carga de prueba estacionaria q. (c) Ahora -X0v0 o -X$c es precisamente la corriente total / en el hilo, en
La fuerza transformada a la referencia lab la referencia lab, pues es la cantidad de carga que circula por segundo
tiene el valor qE'r/yf la cual es proporcional
por un punto dado. Llamaremos corriente positiva si equivale a carga
al producto de la celeridad v de la carga de
prueba y la corriente en el hilo — X0v0. positiva circulando en el sentido positivo de las x. Nuestra corriente
Campos de cargas móviles

Corriente en este ejemplo es negativa. Nuestro resultado puede escribirse de esta


manera:

Iqvx (24)
Fy = iñe^rc1

Hemos hallado que en la referencia lab la carga de prueba móvil expe¬


rimenta una fuerza en la dirección y que es proporcional a la corriente
en el hilo, y a la velocidad de la carga de prueba en la dirección y sen¬
tido x.
Es un hecho notable que la fuerza sobre la carga de prueba móvil
Fig. 5,21 (a) Referencia lab con dos hilos no depende separadamente de la velocidad o de la densidad de los
que conducen corriente en sentidos contrarios.
portadores de carga sino solamente de su producto, /?0A0, en nuestro
Como en un hilo metálico la corriente se de¬
be solamente al movimiento de iones negati¬ ejemplo, que determina el transporte de carga. Si tenemos cierta co¬
vos (electrones). rriente /, por ejemplo, 3,3 miliampere, no importa si esta corriente
está constituida por electrones de elevada energía moviéndose con el
99 % de la celeridad de la luz, por electrones de un metal efectuando
- En reposo movimientos térmicos aleatorios con un ligero arrastre superpuesto en
una dirección, o por iones cargados en una solución con iones positivos
que se mueven en un sentido y negativos en el otro. O podría ser una
combinación de éstos, como demostraremos en el Problema 5.18.
Además la fuerza sobre la carga de prueba es estrictamente proporcio¬
nal a la velocidad v de la carga de prueba. Nuestra deducción en ningún
modo estuvo restringida a pequeñas velocidades, ni para los portado¬
res de carga en el hilo ni para la carga de prueba q, La Ec. 24 es exacta
sin restricciones.
Veamos cómo esto explica la repulsión mutua de conductores
que conducen corrientes en sentidos contrarios, como se ve en la Fig.
(b) Referencia resposo de los electrones en 5Ab al principio de este capítulo. Dos hilos tales se representan en la
el hilo 1. Nótese que en el hilo 2 los iones po¬ referencia lab en la Fig. 5.21a. Supongamos que los hilos están descar¬
sitivos están comprimidos, pero la distribu¬ gados en la referencia lab. Entonces no hay fuerza eléctrica entre hilos
ción de electrones está aún más contraída. opuestos sobre los iones positivos que son estacionarios en la referen¬
cia lab. Transfiriendo a una referencia en la que un conjunto de elec¬
trones está en reposo (Fig. 5.21 b), hallamos que en el otro hilo la distri¬
bución de electrones ha sufrido más contracción de Lorentz que la
1
distribución de iones positivos. Debido a esto los electrones en reposo
en esta referencia serán repelidos por el otro hilo. Pero cuando transfi¬
ramos a la referencia en la cual estos otros electrones están en reposo
(Fig. 5.21c), hallamos la misma situación. Aún se repelerán. Estas
fuerzas repulsivas también se observarán en la referencia lab, sola¬
En reposo
mente modificadas por el factor y. Concluimos que las dos corrientes de
electrones se repelerán mutuamente en la referencia lab. Los iones
positivos estacionarios, aunque no experimenten una fuerza eléctrica
directa del otro hilo, serán soporte indirecto de esta fuerza repulsiva si
los electrones permanecen confinados dentro del hilo. Así que los hilos
(c) Referencia reposo de los electrones en el se repelerán, como en la Fig. 5.1 b, hasta que alguna fuerza externa
hilo 2. Como en (b) el otro hilo parece a estos equilibre la repulsión.
electrones en reposo que está cargado negati¬ Una partícula cargada que se mueva paralelamente a un conduc¬
vamente. tor que transporta corriente, experimenta una fuerza perpendicu-
Campos de cargas móviles 193

lar a la dirección de su movimiento. ¿Qué ocurre si se mueve perpendi¬


cularmente al conductor? Una velocidad perpendicular al hilo dará
lugar a una fuerza paralela al hilo; de nuevo, una fuerza perpendicular Fig, 5,22 (a) El «hilo» con su corriente de
a la dirección del movimiento de la partícula. Para ver cómo ocurre cargas negativas móviles, o electrones, es el
mismo que en la Fig. 5.20, pero ahora la
esto, regresemos a la referencia lab de este sistema y demos a la carga
carga de prueba se mueve hacia el hilo, (b)
de prueba una velocidad v en la dirección y, como en la Fig. 5.22a. En la referencia en reposo de la carga de
Transfiriendo a la referencia en reposo de la carga de prueba (Fig. prueba las cargas positivas, o «iones», se
5.226), hallamos a los iones positivos moviéndose verticalmente hacia mueven en la dirección y sentido —y. Los
abajo. Sin duda no pueden a causa de un campo horizontal en la posi¬ electrones se mueven oblicuamente. A causa
de que el campo de una carga móvil es más
ción carga de prueba. La componente x' del campo de un ion a la intenso en las direcciones más próximas a la
izquierda será exactamente anulada por la componente x' del campo de perpendicular a su velocidad, un electrón a
un ion situado simétricamente a la derecha. El efecto que estamos buscan¬ la derecha, tal como e2, produce un campo
do se debe a los electrones. Todos ellos se mueven oblicuamente en esta re¬ más intenso en la posición de la carga de
ferencia, hacia abajo y hacia la derecha. Consideremos dos electrones si¬ prueba, que un electrón colocado simétri¬
camente a la izquierda. Por tanto el vector
tuados simétricamente e1 y e2. Sus campos eléctricos, comprimidos rela- suma de los campos en esta referencia tiene
tivísticamente en la dirección y sentido del movimiento de los elec- una componente en la dirección x\
194 Campos de cargas móviles

sen2 — sen2 6[ = 4 sen o eos 0 sen a eos a > 0 si

y 0<a<4

Fig. 5.23 Una observación más atenta de la geo¬


metría de la fig. 5.22b, demuestra que, para un par trones, se han representado por un cepillo de líneas de campo como en
cualquiera de electrones equidistantes de la carga de la Fig. 5.14. Puede verse que, aunque ex y e2 están igualmente sepa¬
prueba, el de la derecha tendrá un mayor valor de
sen2#’. De donde, según la Ec. 5.12, podrucirá el radas de la carga de prueba, el campo del electrón e2 será más intenso
campo más intenso en la carga de prueba. que el del ex en esta posición. Esto se debe a que la línea de e2 a la car¬
ga de prueba está más próxima a la perpendicular a la dirección del mo¬
vimiento de e2. En otras palabras, el ángulo 6' que aparece en el de¬
nominador de la Ec. 12 es ahora diferente para ex y e2, así que
sen2 62 > sen2 Esto será cierto para cualquier par de electrones situa¬
dos simétricamente en la línea, como puede comprobarse con la ayuda
de la Fig. 5.23. El electrón a la derecha siempre gana. Sumando para
todos los electrones está obligado a dar un campo resultante E' en la
dirección x. La componente y' del campo de los electrones será anu¬
lada exactamente por el campo de los iones. El que E'y sea cero está
garantizado por la ley de Gauss, pues el número de cargas por unidad
de longitud de hilo es el mismo que en la referencia lab. El hilo está
descargado en las dos referencias.
La fuerza sobre nuestra carga de prueba, qE\, cuando se trans¬
forma de nuevo a la referencia lab, será una fuerza proporcional a v
en la dirección x, que es la dirección de v X B si B es un vector en la
dirección z, apuntando hacia fuera en el diagrama. Podríamos demos¬
trar que el valor de esta fuerza dependiente de la velocidad viene dada
aquí por la Ec. 24: F = —^ . Toda la física necesaria está en la Ec.
2nerc2
12, pero la integración es algo laboriosa y no la vamos a resolver aquí.
Campos de cargas móviles 195

Problemas
5.1 Un condensador consiste en dos placas rectangulares paralelas con
luna separación vertical de 2 cm. La dimensión este-oeste de las placas es de
20 cm, la dimensión norte-sur 10 cm. El condensador se ha cargado conec¬
tándole momentáneamente una batería de 300 volt. ¿Qué exceso de electro¬
nes hay en la placa negativa? ¿Cuál es la intensidad del campo eléctrico en¬
tre las placas? Calcúlense ahora las siguientes cantidades, que se han medido
en un sistema de referencia que se mueve hacia el este, relativamente al la¬
boratorio en el cual las placas están en reposo, con celeridad 0,6c: las tres
dimensiones del condensador; el número de electrones en exceso en la placa
negativa; la intensidad del campo eléctrico entre las placas. Contéstense las
mismas preguntas para un sistema de referencia que se mueve hacia arriba
con una celeridad 0,6c.

5.2 Un filamento de nylon de 0,01 cm de diámetro y 4 cm de longitud


tiene 5,0 * 108 electrones extra distribuidos uniformemente en su superficie.
Determinar la intensidad del campo eléctrico en la superficie del filamento:
(a) En la referencia en reposo del filamento.
(b) En la referencia en la cual el filamento se mueve con celeridad de
0,9c en una dirección paralela a su longitud.

5.3 Un haz de electrones de 9,5 megaelectrónvolts (MeV) (y = 20) que


equivale a una corriente de 0,05 microamperes, se mueve en el vacío. Las di¬
mensiones transversales del haz son menores que 1 mm, y no hay cargas po¬
sitivas en las proximidades.
(a) ¿En la referencia lab, cuál es aproximadamente el campo eléctrico a
1 cm del haz, y cuál es la distancia media entre un electrón y el siguiente de¬
lante de él, medida paralelamente al haz?
(b) Responder la misma cuestión para la referencia del electrón en re¬
poso.

5.4 Consideremos la trayectoria de una partícula cargada que se mue¬


ve con una celeridad de 0,8c en la dirección x cuando entra en una gran re¬
gión en la que existe un campo eléctrico uniforme en la dirección y. De¬
muéstrese que la componente x de la velocidad de la partícula debe realmen¬
te disminuir. ¿Qué le ocurre a la componente x de la cantidad de movimien¬
to?

5.5 En la referencia F está fija una lámina de carga, con densidad su¬
perficial uniforme o, que bisecta el ángulo diedro formado por el plano xy y
el yz. El campo eléctrico de esta lámina estacionaria es, por supuesto, per¬
pendicular a la lámina. ¿Cómo lo describirán Iqs observadores en una refe¬
rencia F' que se mueve en la dirección y sentido x con velocidad 0,6c con
respecto a F1 ¿Cuál es la densidad superficial de carga y cuál es la dirección
e intensidad del campo eléctrico en F'l ¿Es perpendicular a la lámina?

5.6 En un anillo de almacenamiento de un haz de partículas un anti¬


protón va hacia el este y un protón al oeste, la distancia de mayor aproxi¬
mación es de 10~8 cm. La energía cinética de cada partícula en la referencia
lab era de 93 GeV, correspondiente a y = 100. ¿En la referencia en reposo
del protón, cuál era la máxima intensidad del campo eléctrico en el protón
debido a la carga en el antiprotón? ¿Aproximadamente, en cuánto excede el
campo a la mitad del valor máximo de su intensidad?

5.7 Las partículas cargadas más extraordinariamente relativistas son


los rayos cósmicos que llegan desde el espacio exterior. Ocasionalmente una
de estas partículas posee tanta energía cinética que puede iniciar en la at¬
mósfera un «chaparrón gigante» de partículas secundarias, disipando en total
una energía de 1019eV (más de un joule). La partícula primaria, probable¬
mente un protón, debe haber tenido y ~ 1010. ¿A qué distancia de tal protón
196 Campos de cargas móviles

el campo se eleva a 1 volt/metro cuando él pasa? ¿Aproximadamente qué es¬


pesor tiene el «aglomerado» de líneas de campo a tal distancia?
Resultado: 4 metros; 4 • 10-10 metros

5.8 En la referencia laboratorio un protón está en reposo en el origen


a t = 0. En este instante un pión negativo que ha estado recorriendo el eje x
con celeridad 0,6c alcanza el punto x - 0,01 cm. No hay ninguna carga en
los alrededores. ¿Cuál es el valor de la fuerza sobre el pión? ¿Cuál es el valor
de la fuerza sobre el protón? ¿Qué ocurre con la tercera ley de Newton?

5.9 Las placas desviadoras de un osciloscopio de rayos catódicos de al¬


to voltaje son dos placas rectangulares, de 4 cm de longitud y 1,5 cm de an¬
chura, separadas 0,8 cm. Hay una diferencia de potencial de 6000 volts entre
las placas. Un electrón que ha sido acelerado mediante una diferencia de po¬
tencial de 250 kilovolts entra en este desviador desde la izquierda, moviéndo¬
se inicialmente paralelo a las placas y equidistante de las mismas. Deseamos
hallar la posición del electrón y su dirección de movimiento cuando abando¬
na el campo deflector en el otro extremo de las placas. Despreciaremos el
efecto de bordes en el campo y Supondremos que el campo eléctrico entre las
placas es uniforme justo hasta el extremo. La masa en reposo del electrón
puede tomarse de 500 keV. Primero efectuaremos el análisis en la referencia
lab para responder estas cuestiones: ¿y = ? ¿/? - ? ¿j)x en unidades de me,
= ? ¿tiempo transcurrido entre las placas — ? (Despreciar la variación
de velocidad horizontal discutida en el Problema 5.4); ¿componente trans¬
versal de la cantidad de movimiento adquirida, en unidades de me,
= ? ¿velocidad transversal a la salida = ? ¿posición vertical a la sa¬
lida = ? ¿dirección de la trayectoria a la salida? Ahora descríbase to¬
do el proceso tal como aparecería en una referencia inercial que se mueva
con el electrón en el momento en que entra en la región desviadora: ¿Qué
parecen las placas? ¿Cuál es el campo entre ellas? ¿Qué le ocurre al electrón
en este sistema de coordenadas? Nuestro principal objeto en este ejercicio es
convencernos de que las dos descripciones son coincidentes.

5.10 En la referencia en reposo de una partícula con carga qx otra par¬


tícula con carga q2 se acerca moviéndose con celeridad v no pequeña compa¬
rada con c. Si continúa moviéndose en línea recta pasará a una distancia d
de la posición de la primera partícula. Su masa es tal que su desplazamiento
del camino recto durante el encuentro es pequeño frente a d. Igualmente, la
primera partícula es tan pesada que su desplazamiento de su posición inicial
mientras la otra partícula pasa cerca es también pequeño comparado con d.
(a) Demostrar que el incremento de la cantidad de movimiento adqui¬
rida por cada partícula como resultado del encuentro es perpendicular a v y
su módulo es 2 qx q2/vd. (Puede usarse la ley de Gauss).
(b) Expresar en función de las demás cantidades el valor de las masas
de las partículas para justificar nuestras hipótesis.

5.11 Deducir la Ec. 13 efectuando la integración a fin de hallar el flujo


de £ a través de cada casquete esférico descrito en lo escrito en la Fig. 5.18.
En el casquete interno la intensidad del campo es constante, y el elemento de
área puede tomarse como 2 nr2 sen 0 dO. En el otro casquete el campo se de¬
fine por la Ec. 12 con los apropiados cambios en símbolos y el elemento de
superficie es 2 nr2 sen $ d<)>. La integral necesaria es
[ dx _ x
J I? + 2W2 = «v + xW2
5.12 En el campo de la carga móvil Q, dada por la Ec. 12, deseamos
hallar un ángulo <5 tal que la mitad del flujo total de Q esté contenido entre
dos superficies cónicas 0' = n/2 + d y 6' = n/2 — Ó. Si se ha resuelto el Pro¬
blema 5.11 ya se ha efectuado la mayor parte del trabajo. Se halla que, para
y » 1, el ángulo entre los dos conos es aproximadamente 1/y.
Campos de cargas móviles 197

5.13 En la figura se ve un electrón en el instante t = 0,0 y el campo


eléctrico asociado en este instante. Las distancias en el diagrama se dan en
centímetros.

i = 0.0

-1-1-1-1-1-#_I_I_I_I_1 1 I
- )5 - 12 - 9 - 6 - 3 3 (i 9 12 J5 is cm

(a) Descríbase qué ha estado sucediendo a lo largo del tiempo. Hágase


la descripción tan completa como se pueda.
(b) ¿Dónde estaba el electrón en el instante t = — 7,5 * 10“10s?
(c) ¿Cuál era la intensidad del campo eléctrico en el origen en este ins¬
tante?

5.14 La figura representa una partícula positiva altamente relativista


que se acerca al origen desde la izquierda y una partícula negativa aproxi¬
mándose con igual celeridad desde la derecha. Chocan en el origen en el ins¬
tante t = 0, hallan algún modo para disponer de su .energía cinética, y per¬
manecen aquí como un ente neutro. ¿Qué aspecto tiene el campo eléctrico
en un instante t > 0? Bosquéjense las líneas de campo. ¿Cómo varía el cam¬
po con el tiempo?

Prob. 5,14
198 Campos de cargas móviles

5.15 En la Fig. 5.20 el espaciado relativo de los puntos negros y blan¬


cos se designó para estar de acuerdo con y = 1,2 y /?0 = 0,8. Calcular p¿. Ha¬
llar el valor, como fracción de A0 de la densidad de carga neta en la referen¬
cia carga de prueba.

5.16 Supongamos que la velocidad de la carga de prueba en la Fig.


5.20 se hace igual a la de los electrones, v0. ¿Cuáles serían las densidades li¬
neales de la carga positiva y de la carga negativa, en la referencia carga de
prueba?

5.17 Dos protones se mueven paralelamente a una distancia r\ con la


misma velocidad pe en la referencia lab. Según la Ec. 12, en la posición ins¬
tantánea de uno de los protones el campo eléctrico E cerca del otro, medido
en la referencia lab, es ye/v2. Pero la fuerza sobre el protón medida en la re¬
ferencia lab no es ye1/r2. Comprobarlo hallando la fuerza sobre el protón en
la referencia en reposo y transformando esta fuerza a la referencia lab. De¬
mostrar que la discrepancia puede explicarse si hay un campo magnético p
veces tan intenso como el eléctrico que acompañe a este protón en su reco¬
rrido por la referencia lab.

5.18 Consideremos una carga lineal compuesta, consistente en varias


clases de portadores de carga, cada uno con su propia velocidad. Para cierta
clase, k, la densidad lineal de carga medida en la referencia F es Xk y la velo¬
cidad es pkc, paralela a la línea. La contribución de estos portadores a la co¬
rriente en F es pues \k = Xk pk c. ¿Qué cantidad de estos portadores de carga
tipo k contribuyen a la carga y corriente en la referencia F9 que se mueve
paralelamente a la línea a velocidad —pkc con respecto a F? Siguiendo los pa¬
sos que vimos en las transformaciones de la Fig. 5.20, puede demostrarse
que

Si cada componente de la densidad de carga lineal y corriente se trans¬


forman de esta manera, la total X e / debe ser:

Ahora se ha deducido la transformación de Lorentz para una referencia


que se mueve paralelamente para toda carga lineal y corriente, sea cual fue¬
ra su composición.

5.19 Un protón se mueve a lo largo del eje x hacia el origen a una ve¬
locidad vx = — c/2. En el origen choca con un núcleo pesado, rebota elásti¬
camente y retrocede en el eje x con casi la misma celeridad. Hacer un esbo¬
zo mostrando aproximadamente cómo es el campo eléctrico del cual el pro¬
tón es la fuente en el instante 10-10s después de que el protón alcance el ori¬
gen.

5.20 Un protón estacionario está situado sobre el eje z en z = a. Un


muón negativo se mueve con celeridad 0,8c a lo largo del eje x. Considere¬
mos el campo eléctrico total de las dos partículas, en esta referencia, en el
instante en que el muón pasa por el origen. ¿Cuáles son los valores en este
instante de Ex y Ez en el punto (a,0,0) sobre el eje x?

Resultado: Ex = -0,00645 e/a2, Ez - -0,354 e/a\


Campos de cargas móviles 199

5.21 Llenar los espacios en blanco. Usar las constantes redondeadas: 1


eV= 1,6 • 10“19 joule; masa en reposo del electrón = 5 • 105 eV. En cierto apa¬
rato un electrón abandona el cátodo con velocidad despreciable y se acelera
mediante una diferencia de potencial de 125 kilovolts. Cuando llega al áno¬
do, su energía cinética es_eV, su masa ha aumentado en un factor
de _, y su velocidad es __c.. Su cantidad de movimiento es
_kg. cm/s en la dirección x. Pasado el ánodo, el electrón pasa a
unas placas metálicas paralelas. El campo entre las placas es-— V/m;
la fuerza sobre el electrón es _ N hacia arriba. El electrón está
_segundos entre las placas y emerge, habiendo adquirido cantidad
de movimiento en la dirección y de valor pv —_kg. cm/s. Su trayecto¬
ria ahora se inclina hacia arriba formando un ángulo 0 = __radianes.
Un neutrón rápido que empieza a moverse con el electrón cuando ha pa¬
sado a través del ánodo registra los siguientes sucesos: «Estábamos situados
aquí cuando el condensador se nos acercaba rápidamente a _cm/s.
Su longitud era_m, así que nos rodeó durante_ s. Esto no
me preocupa, pero el campo eléctrico de_volts/cm aceleró el elec¬
trón de forma que cuando el condensador nos dejó el electrón se alejaba de
mí a _cm/s.»
6
El campo magnético

6.1 Definición de campo magnético 202


6.2 Algunas propiedades del campo magnético 208
6.3 Potencial vector 213
6.4 Campo de cualquier corriente que recorre un hilo 218
6.5 Campos de espiras y bobinas 220
6.6 Variación de B en una lámina de corriente 225
6.7 Cómo se transforman los campos 228
6.8 Experimento de Rowland 234
6.9 Conducción eléctrica en un campo magnético.
Efecto Hall 235
Problemas 240
202 El campo magnético

6.1 Definición de campo magnético


Una carga que se mueva paralelamente a una corriente de otras
cargas experimenta una fuerza perpendicular a su propia velocidad.
Puede verse qué ocurre en la desviación del haz de electrones en la
Fig. 5.3. En la Sección 5.9 hallaremos que concuerda con —en reali¬
dad es necesario por— la ley de Coulomb con la invariancia de la
carga y la relatividad restringida. Y hallamos que una fuerza perpen¬
dicular a la velocidad de la partícula cargada también surge en el
movimiento perpendicular a un hilo recorrido por una corriente.
Para una corriente dada el valor de la fuerza, que calculamos para el
caso particular de la Fig. 5.20a, es proporcional al producto de la
carga q de la partícula y a su celeridad en nuestra referencia. Tal
como definimos el campo eléctrico E como el vector fuerza por uni¬
dad de carga en reposo, podemos definir otro campo B por la parte
dependiente de la velocidad de la fuerza que actúa sobre la carga en
movimiento. La relación de definición se introdujo al principio del
Capítulo 5. Vamos a establecerla más cuidadosamente.
En cierto instante t una partícula de carga q pasa por el punto
(x, y, z) de nuestra referencia, moviéndose con velocidad v. En este
instante la fuerza sobre la partícula (variación con el tiempo de su
cantidad de movimiento) es F. El campo eléctrico en este instante y
lugar se sabe que es E. Luego el campo magnético en este instante y
lugar se define como el vector que satisface la ecuación vectorial

F = qE + qy x B (1)

Por supuesto que F aquí solamente incluye la fuerza dependiente


de la carga y no, por ejemplo, del peso de la partícula que lleva la
carga. Existe siempre un vector que satisfaga la Ec. 1. Dados los
valores de E y B en alguna región, con la Ec. 1 podemos predecir la
fuerza sobre cualquier otra partícula que se mueva en esta región con
cualquier otra velocidad. Para los campos que varían con el tiempo y
el espacio, la Ec. 1 debe entenderse que es para relaciones locales
entre los valores instantáneos de F, E, v y B. Por descontado que
todas estas magnitudes deben medirse en el mismo sistema inercial.
En el caso de nuestra «carga de prueba» en la referencia lab de
la Fig. 5.20a, el campo eléctrico E era nulo. Con la carga q movién¬
dose en la dirección positiva del eje x, v = x v, hallamos que la fuerza
sobre la misma era en la dirección y, sentido negativo, con módulo
Iqv/27teQrc2:

F=-y- /gt) (2)


2ne0rc2

En este caso el campo magnético debe ser

(3)
2ne0rc2
El campo magnético 203

Fig. 6J Campo magnético de una corrien¬


te en un hilo recto largo y fuerza sobre una
pues entonces la Ec. 1 se convierte en partícula cargada que se mueve en este
campo.
Iqv
F = qy x B = (x x z) (qv) - ■ = ~y- (4)
2nE0rc2 2ne0rc2

de acuerdo con la Ec. 2.


La relación de B a v y a la corriente / puede verse en la Fig. 6.1.
Intervienen tres direcciones mutuamente perpendiculares: la dirección
de B en el punto de interés, la dirección del vector r desde este punto
al hilo y la dirección de la corriente en el hilo. Aquí nos encontramos
con una cuestión de «mano». Habiendo adoptado la Ec. 1 como defi¬
nición de B y de acuerdo con el convenio para la dirección y sentido
del producto vectorial, o sea, xxy = z, etc., en coordenadas como
las de la Fig. 6.1, hemos determinado la dirección y sentido de B.
Esta relación tiene un sentido, como puede verse imaginando una
partícula que se mueva en el hilo en el sentido de la corriente mien¬
tras gira en torno al hilo en el sentido de B. Su trayectoria, indepen-
204 El campo magnético

dientemente de como la miremos, formará una hélice dextrorsum, co¬


mo en la Fig. 6.2a, no una hélice sinixtrorsum como la de la Fig. 6.2b.
Consideremos un experimento como el de Oersted, representado
en la Fig. 5.2a. El sentido de la corriente quedó fijado al conectar el
hilo a la batería. Hacia donde señala la brújula puede establecerse
coloreando un extremo de la aguja. Por tradición anterior a Oersted
el extremo de la aguja que «busca el norte» es el extremo negro de la
Fig. 5.2a*. Si comparamos esto con la Fig. 6.1 veremos que hemos de¬
finido B de forma que apunte en la dirección del «norte magnético lo¬
cal». Dicho de otro modo, la flecha de la corriente y la aguja de la brújula
de la Fig. 5.2a definen una hélice dextrorsum (véase Fig. 6.2), como
lo hacen la dirección y sentido de la corriente y el vector B en la Fig.
{!>) 6.1. Esto no es para decir que haya algo intrínsecamente dextrorsum
en torno al electromagnetismo. Solamente lo que aquí nos interesa es
Fig. 6.2 Recordemos: la hélice en (a) se
llama hélice dextrorsum, la de (b) hélice la autoconsistencia de nuestras reglas y definiciones. Sin embargo,
sinixtrorsum. advirtamos que en electrostática nunca podía surgir una cuestión de
mano. En este sentido el vector B difiere en carácter del vector E.
De la misma manera, un vector que represente una velocidad angu¬
lar, en mecánica, difiere de un vector que represente una velocidad
lineal.
Acerca de las unidades en las que hay que expresar la intensidad
del campo magnético, notemos que nuestra ecuación de definición, la
Ec. 1, da a la B las dimensiones de E/v, por tanto serán las de
N/C • m * s"1 = N • s/C • m = kg • s-2 • A-1.
En un campo magnético de intensidad unidad, una carga de un
coulomb moviéndose a la velocidad de un metro/segundo, perpen¬
dicular al campo, experimenta una fuerza de un newton. La unidad
de B así definida se llama tesla (T). La relación entre el campo y la
corriente, equivalente a la Ec. 3, toma la forma:

Fig. 6.3 La corriente Ix produce el campo


B = (3’)

magnético B en el conductor 2. La fuerza


sobre una longitud / de conductor 2 viene
dada por la Ec. 7. donde B viene en tesla, / en ampere, r en metros y p0 es la constante
p0 = 1 /e0c2, cuyo valor se tomó 4%* 10“7 (en unidades SI) en el XI
C.G.P. y M. (1960) para la definición del ampere.
Usemos las Ecs. 1 y 3 para calcular la fuerza magnética entre
hilos paralelos que conducen corriente. Sea r la distancia entre los
hilos, sean /re I2 las corrientes que supondremos circulan en el mis¬
mo sentido, como se indica en la Fig. 6.3. Los hilos se suponen infi¬
nitamente largos —una razonable suposición en un caso práctico en
el que la longitud es muy grande frente a la distancia r entre los
mismos. Deseamos hallar la fuerza que actúa sobre una longitud

* Ahora sabemos que el campo magnético terrestre se ha invertido muchas veces


en la historia geológica. En el caso improbable de que esta página sobreviva 105 años,
puede necesitar revisión.
El campo magnético 205

finita / de uno de los hilos. La corriente en el hilo 1 da lugar a un


campo magnético de intensidad

B{ =
A (5)
2ne0rc2

en la posición del hilo 2. Dentro del hilo 2 hay n2 cargas móviles por
cm de longitud, cada una con la carga q2 y celeridad v2. Ellas cons¬
tituyen la corriente /2:

A ~ Qi Vi (6)
Según la Ec. 1 la fuerza sobre cada carga es q2v2Bl*. La fuerza
sobre cada centímetro de longitud de hilo es por consiguiente
n2q2v2Bu o simplemente I2Bít En vista de la Ec. 4, la fuerza sobre
una longitud / de hilo 2 es

F= W JJ£_ (7)
In^rc 2n r

Evidentemente que la fuerza sobre una longitud igual de hilo 1


debido al campo del hilo 2 debe ser la misma fórmula. No nos he¬
mos molestado en tener en. cuenta los signos ya que sabemos que las
corrientes en el mismo sentido se atraen.
La Ec. 7 constituye la definición primaria del ampere. Asignando
a //0 el valor fi0 = 4% • 10-7, si por estos hilos, situados a 1 m de distan¬
cia, circula una corriente de un ampere, produce entre estos conduc¬
tores una fuerza igual a 2 • 10-7 N por metro de longitud. O sea, si
A = I2 = 1 A, / = r - 1 m, F = 2 • 10~7 N.
Aquí F va en newtons, mientras que IY e I2 están en amperes.
Como el factor //r que aparece en 7 es adimensional, tanto / como r
pueden venir en cualquier unidad, aunque igual para ambas.
Apliquemos la Ec. 6 al par de hilos de la Fig. 6.4a. Son hilos de
cobre de 1 mm de diámetro y separados 5 cm. En el cobre el número
de electrones de conducción por metro cúbico, ya mencionado en el
Capítulo 4, es 8,45 • 1028, así que hay {n/4) (10"6) (8,45 • 1028) o bien
6,6 * 1022 electrones de conducción en la longitud de 1 m de hilo.
Supongamos que la velocidad media de arrastre v sea 0,003 m/s.
(Por supuesto que sus celeridades al azar son mucho mayores.) La
corriente en cada hilo es entonces

I = nqv = 6,6 * 1028 • 1,6 • 10~19.0,03 - 31,67 A (8)

* Bl es el campo dentro del hilo 2, causado por la corriente en el hilo 1. Cuando


estudiemos los campos magnéticos dentro de la materia en el Capítulo 11, hallaremos
que en la mayoría de los conductores, entre ellos el cobre y el aluminio, pero no el
hierro, tienen muy poca influencia sobre el campo magnético. De momento, conveni¬
mos en eludir tanto el hierro como los materiales ferromagnéticos. Entonces podemos,
en manera cierta, suponer que el campo magnético dentro del hilo es prácticamente el
que habría en el vacío circulando las mismas corrientes.
206 El campo magnético

t * 0.3 cm/s

/:

Fig, 6,4 {á) La corriente en cada hilo de


cobre es de 31,67 A, y la fuerza F sobre la
longitud de 20 cm de conductor es de
8 • 10"4 N, (b) Una manera de medir la fuer¬
za sobre cierta longitud de conductor. La
sección BCDE se columpia como un péndu¬
lo debajo de los pivotes conductores. La
fuerza sobre la longitud CD debida al cam¬
po del conductor recto GH es la única fuer¬
za que desvía el péndulo de la vertical.

La fuerza atractiva sobre la longitud de 20 cm de hilo es

F_ 4k » 10~7 31,672 • 0,2 _Q 4n


(9)
2n 0,05

Los 8 • 10-4 N no es una fuerza muy grande pero puede medirse


fácilmente. La Fig. 6Ab muestra cómo puede observarse la fuerza
sobre una longitud dada de conductor. Y aquí con v menor que la
celeridad de una hormiga sana, origina una fuerza respetable. La
explicación es la inmensa cantidad de carga negativa que representan
los electrones de conducción, carga que ordinariamente ha de neutra¬
lizarse por carga positiva, lo que apenas advertimos. Para apreciar
esto, consideremos la fuerza con que los hilos de la Fig. 6.3 se repe¬
lerían si la carga de los 6,6 • 1022 electrones por m no estuviera
neutralizada. Hallaríamos que la fuerza es precisamente 40 billones
de toneladas por centímetro de hilo. De modo que toda la materia es
electricidad! Si los electrones de una gota de lluvia se sacasen de la
tierra, el potencial de toda la tierra se elevaría en varios millones de
volts.
El campo magnético 207

La materia «a granel», desde las gotas de lluvia a los planetas, es


casi exactamente neutra. Se encontrará que una cualquiera de esas por¬
ciones de materia, mucho mayor que una molécula, contiene casi el mis¬
mo número de electrones que de protones. Si no fuese así el campo eléc¬
trico resultante sería tan intenso que el exceso de carga se expulsaría irre¬
sistiblemente. Esto ocurriría a los electrones en nuestro hilo de cobre
incluso si el exceso de carga negativa no fuese más que el 10-10 del
total. Por otro lado, un campo magnético no puede destruirse de esta
manera. Independientemente de lo intenso que sea, no ejerce fuerza algu¬
na sobre una carga estacionaria. Esto explica por qué las fuerzas que sur¬
jan del movimiento de cargas eléctricas pueden dominar el panorama. El
segundo término de la derecha de la Ec. 1 puede ser mucho mayor que
el primero. Gracias al segundo término, un motor eléctrico puede arran¬
car un coche. Sin embargo, en el dominio atómico, donde entra en juego
la fuerza de coulomb entre pares de partículas cargadas, las fuerzas
magnéticas ocupan el segundo lugar con relación a las fuerzas eléctri¬
cas. En general son más débiles, y tal como podíamos esperar, en un
factor igual al cuadrado de la relación de la celeridad de la partícula
a la celeridad de la luz.
Dentro de los átomos hallamos campos magnéticos tan grandes
como 105 gauss. Los campos más intensos a gran escala producidos
fácilmente en el laboratorio son de este orden de magnitud, aunque
se han creado durante corto tiempo campos de varios millones de
gauss. En la maquinaria eléctrica ordinaria, por ejemplo, los motores
eléctricos, los más típicos son de 1 tesla *. La intensidad del campo
magnético terrestre es de unas pocas decenas de microtesla en la su¬
perficie terrestre y presumiblemente muchas veces mayor en el inte¬
rior del núcleo metálico de la tierra, donde circulan las corrientes
que causan el campo. Vemos un espectacular despliegue de campos
magnéticos en torno al sol. Una mancha solar es una erupción de
campo magnético con intensidad local de unas décimas de tesla.
Otras estrellas tienen campos magnéticos más intensos. El más inten¬
so de todos es el campo magnético en la superficie de una estrella de
neutrones, o pulsar, donde la intensidad se cree que alcance el rango
difícilmente concebible de 108 tesla. En una más amplia escala, nuestra
galaxia está ocupada por campos magnéticos que se extienden sobre
millares de años luz en el espacio interestelar. La intensidad del cam¬
po puede deducirse de las observaciones en radioastronomía. Es de
unos 10“10 tesla - -suficiente para hacer del campo magnético un fac¬
tor importante en la dinámica del medio estelar.

* Nikola Tesla (1856-1943), inventor e ingeniero eléctrico en cuyo honor se dio


nombre a la unidad del SI, inventó el motor de inducción de corriente alterna y otros
útiles dispositivos electromagnéticos.
208 El campo magnético

6.2 Algunas propiedades del campo magnético


El campo magnético, como el campo eléctrico, es un recurso para
describir como interaccionan entre sí las partículas cargadas. Si deci¬
mos que el campo magnético en el punto (4,5, 3,2, 6,0) a las 12,00 del
mediodía está dirigido horizontalmente en dirección y sentido negativo
y que tiene 5 gauss de módulo, estamos manifestando acerca de la
aceleración que presentaría una partícula cargada móvil en aquel
punto espacio-temporal. La cosa notable es que manifestado en esta
forma, dando simplemente una magnitud vectorial B, decimos todo
lo que hay que decir. Con él puede predecirse únicamente la parte
dependiente de la velocidad de la fuerza sobre cualquier partícula
cargada móvil con cualquier velocidad. Esto hace innecesaria toda
ulterior descripción de las otras partículas cargadas que son las fuentes
de este campo. Dicho de otro modo, si existen dos sistemas comple¬
tamente diferentes de cargas móviles para producir el mismo E y B
en un punto particular, el comportamiento de cualquier partícula de
prueba en el punto sería exactamente el mismo en los dos sistemas.
Es por esta razón, solamente, que el concepto de campo es útil, como
intermediario en la interacción de partículas. Y es por esta razón,
que consideramos el campo como un ente independiente.
¿El campo es más, o menos, real que las partículas cuya interac¬
ción intentamos descubrir desde nuestro punto de vista? Ésta es una
cuestión profunda que haríamos bien en dejarla a un lado de momento.
Para algunos, los campos eléctricos y magnéticos eran vivamente
reales — Faraday y Maxwell, para citar dos — con ello llegaron a
nuevas penetraciones y grandes descubrimientos. Vamos a considerar
el campo magnético, tal como ellos lo hicieron, y averiguar algunas
de sus propiedades. Hasta aquí hemos estudiado solamente el campo
magnético de un hilo recto o filamento de corriente estacionaria.
Hallamos que la dirección del campo es en todo punto perpendicular
al plano que contiene el filamento y el punto donde se observa el campo.
El módulo del campo es proporcional a 1/r. Las líneas de campo son
circunferencias que envuelven el filamento, como está representado
en la Fig. 6.5. El sentido de B se determina por el convenio, previa¬
mente adoptado, acerca del vector producto vectorial, por la decisión
(arbitraria) de escribir el segundo término de la Ec. 1 como
+ q(y x B), y por el hecho físico de que una carga positiva que se mue¬
ve en el sentido de una corriente positiva es atraída en vez de ser repe¬
lida. Todo esto es compatible si relacionamos el sentido de B al sentido
de la corriente que es su fuente de la manera representada en la Fig. 6.5.
Mirando en el sentido positivo de la corriente, las líneas de B giran
en el sentido de las agujas del reloj. O si sé prefiere para recordarla
como la regla del tornillo.
Veamos la integral curvilínea de B a lo largo de un camino ce¬
rrado en este campo. (Recordemos que una cuestión similar, en el
l-'¡K. 6.5 Lineas de campo magnético alre¬
caso del campo eléctrico de una carga puntiforme, nos conduce a una
dedor de un hilo recto que conduce co¬ propiedad simple y fundamental de todos los campos electrostáticos.)
rriente. Consideremos primero el camino ABCD en la Fig. 6.6a. Está contenido
en un plano perpendicular al hilo; en realidad, necesitamos solamente
El campo magnético 209

(</) Camino ciicular


que encierra el hilo
(a) Camino situado en un
plano perpendicular al hilo

(?) Camino irregular


(6) Camino formado por
que encierra el hilo
segmentos radiales y arcos

(c) Camino que no


(/) Camino circular
envuelve el hilo
e irregular que no
encierra el hilo

operar en este plano, pues B no tiene componente paralela al hilo.


La integral curvilínea de B a lo largo del camino representado es nula,
por la siguiente razón. Los caminos BC y DA son perpendiculares a B
y en nada contribuyen. A lo largo de AB, B es más intenso que a lo
largo de CD en la relación r2/rl5 pero CD es más largo que AB en la
misma relación, pues estos dos arcos subtienden el mismo ángulo tg) Bucle de N vueltas
en el hilo. Como los dos arcos dan contribuciones iguales y de signo que encierra el hilo
contrario, la integral total es nula.
Fig. 6.6 La integra] curvilínea del campo
Se deduce que la integral curvilínea es también nula a lo largo
magnético R a lo largo de un camino cerra¬
de todo camino que pueda construirse con segmentos radiales y arcos, do solamente depende de la corriente en¬
tal como el camino en la Fig. 6.66. A partir de aquí, es fácil concluir cerrada.
que la integral curvilínea es nula a lo largo de todo camino que no
encierre el hilo. Para redondearlo solamente tenemos que demostrar
que la integral a lo largo de un pequeño camino triangular se anula
para un orden suficiente. El mismo paso intervino en el caso del campo
eléctrico.
Un camino que no encierre el hilo es como el camino en la Fi¬
gura. 6.6c el cual, si fuese de hilo, podría sacarse libremente. La inte¬
gral curvilínea a lo largo de tal camino es nula.
Consideremos ahora un camino circular que rodee el hilo como
en la Fig. 6.6d. La circunferencia mide 2nr, el campo es —r——Y en
2ne0rc
todo punto tangente al camino así que el valor de la integral curvilínea
a lo largo de este camino particular es (2nr) (2 — ^—=-¿r), o ju0L Preten-
2ns0rc
demos que todo camino que abarca una vez el hilo debe tener el mismo
210 El campo magnético

Agua destilada; tos iones negativos


se mueven hacia la derecha a

f ¿f. 6.7 La integral curvilínea de B tiene precisamente el mismo va¬


lor en torno a cualquier parte de este circuito, aunque la velocidad de
los portadores de carga es completamente distinta en diferentes partes.

valor. Por ejemplo, consideremos el camino irregular C en la Fig. 6.6c.


Construyamos el camino Cf de la Fig. 6.6/ constituido por un camino
como el C y uno circular, pero que no abarque el hilo. La integral
curvilínea a lo largo de C debe ser nula y por lo tanto la integral
a lo largo de C debe ser igual a la integral a lo largo de la circunferencia
con el signo cambiado, la cual ya ha sido calculada en valor absoluto
jUqI. El signo depende del sentido de recorrido del camino. Nuestra
conclusión general es:

j B • ds = /¿o x corriente encerrada por el camino (10)

La Ec. 10 se cumple cuando el camino abarca una vez la corriente


en el hilo. Evidentemente, un camino que la abarque N veces, como
el de la Fig. 6.6g, dará un resultado N veces mayor para la integral
curvilínea.
El campo magnético 211

El campo magnético, como hemos subrayado anteriormente, de¬


pende solamente del transporte de carga con el tiempo, el número
de unidades de carga que pasan, por un punto dado en el circuito,
por segundo. En la Fig. 6.7 tenemos un circuito con una corriente
de 5 mA. La velocidad media de los portadores de carga oscila desde
10“4 cm/seg en una parte del circuito a 0,8 veces la celeridad de la luz
en otra. La integral curvilínea de B a lo largo de un camino cerrado,
tiene el mismo valor en cualquier parte de este circuito, a saber:

J B • ds = fi0I = 4jf 10 7 • 5 • 10-3 = 6,28 • lO^T-m (11)

Lo que hemos demostrado en el caso de un filamento de corriente


recto largo se cumple evidentemente, por superposición, para el campo
de cualquier sistema de filamentos rectos. En la Fig. 6.8 varios hilos
Fig. 6.8 Superposición de filamentos de co¬
conducen corrientes en distintas direcciones. Si la Ec. 10 se cumple
rriente rectos. La integral curvilínea de B
para el campo magnético de uno de estos hilos, debe cumplirse para alrededor de un camino cerrado, en el
el campo total que es la suma vectorial, en todo punto, de los campos sentido indicado por la flecha. es igual a
de los hilos individuales. Este es un campo bien complicado. Sin M'í + Ai

embargo, podemos predecir el valor de la integral curvilínea de B


a lo largo del camino cerrado en la Fig. 6.8, simplemente, advirtiendo
qué corrientes encierra el camino y en qué sentido.
No obstante, nos interesan otros circuitos, además de los hilos
rectos largos. Deseamos determinar el campo magnético de cualquier
tipo de distribución de corriente — por ejemplo, el de una corriente
que circula en un circuito cerrado. Resulta que, estos campos más
generales, obedecen exactamente a la misma ley, la Ec. 10. La integral
curvilínea de B alrededor de un hilo alabeado es igual a la de alre¬
dedor de un hilo recto largo, que conduce la misma corriente. Esto
discurre fuera de lo deducido hasta aquí; así que debemos verlo como
un postulado confirmado por las pruebas experimentales de sus con¬
secuencias.
Para establecer la ley de manera más general, debemos hallar
la distribución cúbica de corriente. Una distribución general de co¬
rriente estacionaria se determina por una densidad cúbica de corriente
J(x, y, z) que varía de un lugar a otro, pero que es constante con el
tiempo. Una corriente en un hilo es simplemente un caso particular
en el cual J tiene un valor elevado dentro del hilo pero es nula en los
otros puntos. Discutimos la distribución cúbica de corriente en el
Cap. 4, donde señalamos que para las corrientes independientes del
tiempo, J debía satisfacer la ecuación de continuidad, o condición
de conservación de la carga,

div J = 0 (12)

Tomemos una curva cerrada C en una región donde circulen


corrientes. La corriente encerrada por C es el flujo de J a través de
la superficie abarcada por C, es decir, la integral de superficie J^J-í/a
212 El campo magnético

extendida a esta superficie S (véase Fig. 6.9). La expresión general


de la relación en la Ec. 10 es pues:

(13)

Comparémosla con el teorema de Stokes, que desarrollamos en el


Cap. 2:

fcF ds — Js( rot F) • da


• (14)

vemos que tiene la siguiente expresión equivalente:

Fig. 6.9 J es la densidad de corriente lo


cal. La integral de superficie de J extendida rot B -jU0J (15)
a S es la corriente encerrada por la curva C

Esta es la expresión más simple y más general de la relación entre el


campo magnético y las cargas móviles que lo originan.
Sin embargo, la Ec. 15 no es suficiente para determinar B(jc, y, z),
dado J(x, y, z), pues distintos vectores campo podrían tener el mismo
rotacional. Necesitamos completarla con otra condición. Mejor que
pensemos en la divergencia de B. Volviendo al campo magnético de
un sólo hilo recto, observamos que la divergencia de este campo es
nula. No podríamos dibujar una pequeña caja, en cualquier parte,
incluso una que envuelva el hilo, que tuviese un flujo resultante sa¬
liente o entrante. Esto es suficiente para notar que las cajas Vx y V2
en la Fig. 6.10 no tiene flujo resultante y pueden disminuir a cero
sin mostrar algo. Para este cámpo entonces div B — 0 y por tanto
también para toda superposición de tales campos. De nuevo postu¬
lamos que el principio puede extenderse al campo de cualquier distri¬
bución de corrientes, así que la ecuación que acompaña a la Ec. 12
es la condición

div B = 0 (16)

Estamos tratando con campos cuyas fuentes están dentro de una


región finita. No consideraremos las fuentes infinitamente remotas e
indefinidamente intensas. Con esta condición las ecuaciones 15 y 16
juntas determinan B únicamente si se da J. Supongamos dos campos
distintos B, (x, y, z) y B2 (x, y, z) que ambos satisfacen a las Ecs. 15
y 16. Su diferencia, el vector campo D = Bj — B2 es un campo con di¬
vergencia nula y rotacional nulo en todo punto. ¿Qué forma tendría?
Teniendo rotacional nulo debe ser el gradiente de cierta función po¬
tencial j{x, yt z): D = V/ Pero además V • D = 0, así que V * V/ =
Fig. 6.10 Aquí el flujo total de B en cada = V2/ = 0 en todo punto. Sobre un contorno suficientemente alejado /
una de las cajas es nulo.
debe tomar cierto valor constante /0. Ya que /satisface a la ecuación
El campo magnético 213

de Laplace en todo punto interior al contorno no puede presentar


máximo ni mínimo en ningún punto de esta región (Sección 2.11) y así
debe tener el valor f0 en todas partes. De aquí D = V/= 0, y Bl = B2
La contrapartida en el campo electrostático de las ecuaciones 15 y
16 era

div E = —p y rot E = 0 (17)


F'0

Sin embargo, en el caso del campo electrostático, partíamos de


la ley de Coulomb» la cual expresaba directamente la contribución
de la carga el campo eléctrico en cada punto. Aquí tenemos que
encaminarnos de nuevo a alguna relación de este tipo *. Lo haremos
por medio de una función potencial.

6,3 Potencial vector


Hallamos que la función potencial escalar y, z) nos daba
una manera simple de calcular el campo electrostático de una distri¬
bución de cargas. Si existe una distribución de cargas p(x, v\ z), el
potencial en todo punto (xl9 yv zx) se da por la integral de volumen

(18)
1 f p(*2,*/2,*2) dv2
4ne0 J r12

La integración se extiende a toda la distribución de carga, y rl2 es el


valor de la distancia de (x2, y2, z2) a (xvyvzj). El campo eléctrico E
se obtenía como el gradiente negativo de (p:

E = — grad <p (19)

El mismo artificio aquí no tiene éxito, a causa del carácter, esen¬


cialmente distinto, de B. El rotacional de B no es necesariamente nulo,
así que, en general, B no puede ser el gradiente de un potencial escalar.
Sin embargo, conocemos otro tipo de derivación vectorial, el rota¬
cional. Resulta que podemos representar, provechosamente, a B, no
como el gradiente de una función escalar, sino como el rotacional
de una función vectorial, como ésta:

B = rot A (20)

* El alumno puede preguntar por qué no podemos haber partido de algo equi¬
valente a la ley de Coulomb para la interacción de comentes. La respuesta es que
una porción de corriente filiforme, distinta a una carga eléctrica, no es una cosa
independiente que pueda aislarse físicamente. No podemos realizar un experimento
para determinar el campo de parte de un circuito; si el resto del circuito no está
presente, la corriente no puede ser estacionaria sin violar la condición de continuidad.
214 El campo magnético

Por analogía evidente, podemos llamar a A el potencial vector.


No es evidente, en este caso, el por qué esta táctica sea útil. Esto
tendrá que aparecer según procedamos. Es alentador que la Ec. 16
se satisfaga automáticamente, ya que div rot A = 0, para todo A *.
O considerado de otra manera, el hecho de que div B = 0 nos pre¬
senta la oportunidad de representar a B como el rotacional de otra
función vectorial. Nuestra tarea ahora es descubrir cómo calcular A,
cuando se da la distribución de corrientes J, con lo que la Ec. 20 dará
el campo magnético correcto. En vista de la Ec. 15, la relación entre
J y A es

rot (rot A) = ju0J


(21)

La Ec. 21, siendo una ecuación vectorial, en realidad, son tres


ecuaciones. Vamos a desarrollar una de ellas, la ecuación correspon¬
diente a la componente x. La componente x de rot B es dBjdy-—
— dBy/dz. Las componentes z e y de B son, respectivamente,

¡ — _ dAx g __ dAx _ dAz (22)


z dx dy v dz dx

Así que la componente x de la Ec. 21 se convierte en

_0_ / dAy _ dAA _ _d_ /0A* _ dAA = MqJx


(23)
dy \ dx dy / dz V dz dx )

Suponemos que nuestras funciones son tales que puede cambiarse


el orden de la derivación parcial. Teniendo en cuenta esto y operando
un poco, podemos escribir la Ec. 23 de esta manera:

d2Ax __ 0^ /dAA _d_ (dAA _


(24)
dy2 Sz2 + dx\dy )+ dx\dz )~Mo x

Para que la cosa sea más simétrica, sumamos y restamos el mismo


término, d2Ajdx2, en el primer miembro:

d2Ax _ 02^ 02AX 0 / dAx dAv dAA _


(25)
dx2 dy2 dz2 dx \ dx dy dz /

* Si no se está familiarizado con este hecho, véase el Prob. 2.16.


El campo magnético 215

Podemos reconocer que los tres primeros términos son la lapla-


ciana negativa de Ax. La cantidad entre paréntesis es la divergencia
de A. Ahora tenemos cierta amplitud en la construcción de A. Todo
lo que nos interesa es su rotacional; su divergencia puede ser la que
queremos. Requerimos que *

div A — 0 (26)

En otras palabras, entre las distintas funciones que pueden satisfa¬


cer nuestro requisito de que rot A = B, consideremos solamente como
candidatos solamente las que tienen divergencia nula. Entonces parte
de la Ec. 25 se anula y queda simplemente

02A* 02A* a2A.


— — Mo^x (27)
0x2 a?/2 + dz2

Jx es una función escalar conocida de x, y, z. Comparemos la


Ec. 27 con la ecuación de Poisson, Ec. 2.70, que decía:

d2<p d2<p 82cp __ i


(28)
dx2 dy2 + dz2

Las dos ecuaciones son idénticas en la forma. Ya conocemos cómo


hallar la solución de la Ec. 28. La cual es la integral de volumen de
la Ec. 18. Por lo tanto una solución de la Ec. 27 debe ser

Mo rJx(*2,j/2^2) do2 (29)


Ax(xi,yi,zi)
4tü j V\2

Las otras componentes deben satisfacer fórmulas similares. Pueden


combinarse todas naturalmente en una fórmula vectorial:

Po C J(*2,1/2,¿2) dv2 (30)


A(*i,t/i,zi)
4tt J r12

Sólo hay un inconveniente. Estipulamos que div A = 0, para


obtener la Ec. 27. ¿Cómo conocemos que el A dado por la Ec. 30

* Para ver por qué tenemos libertad de hacer esto, supongamos que tenemos
un A tal que rot A = B, pero div A = / (x, y, z) ^ 0. Tratando a / como la densi¬
dad de carga p en el campo electrostático, evidentemente podemos hallar un cam¬
po F, el análogo del electrostático E, tal que div F = /, pero sabemos que el rota¬
cional de tal campo es nulo. Por tanto podíamos sumar — F a A construyendo un
nuevo campo con rotacional correcto y divergencia nula.
216 El campo magnético

tendrá esta especial propiedad? Afortunadamente, puede demostrarse


que es así.
Como ejemplo de potencial vector, consideremos un hilo recto
largo que conduce una corriente /. En la Fig. 6.11 vemos la corriente
que llega a nosotros desde la página, circulando a lo largo de la direc¬
ción z, en el sentido positivo. Conocemos el campo magnético de un
hilo recto. Las líneas de campo son circunferencias, como ya se bos¬
quejó en la Fig. 6.5. En la Fig. 6.11 se representan algunas. El mó¬
dulo de B es-í^-. Usando un vector <¡> unitario en la dirección «circu-
2nr
lar » podemos escribir el vector B como
Mol (31)
B = <P
2nr

Teniendo en cuenta que el vector unitario es — sen <px + eos <py9


¿-Corriente que circula podemos escribir esto en función de x e y como sigue:
en la dirección z
Mo ( — sentpx + eos <py) Mo ( - yx + xy \
(32)
Fig. 6.11 Algunas lincas de campo alrede¬ 2n V*2 + y2 2tt \ x2 + y2 I
dor de un filamento de corriente. La corrien¬
te circula hacia nosotros (hacia fuera del Una función vectorial A(jc, y, z) que satisfará a V X A - B es la
plano del papel).
siguiente:

A = -í-g-/ ln (x2 + y2) (33)

Para comprobarlo, calculamos las componentes de V X A:

(T x A)l = ( = B,)
dy dz 2n(x2 + y2)
dA¿ _ + ¿í0Ix
(=B„) (34)
dx 2%(x2 + y2)
dA*
(TxA)-=^-lif=0 ( = B.)

Por descontado, esta no es la única función que serviría como poten¬


cial vector para este B particular. Al A de la Ec. 33 puede añadirsele
cualquier función vectorial con rotacional nula. Todo esto se cumple
en el espacio exterior al hilo. Dentro del hilo, B es distinto, así que A
debe ser también distinto. No es difícil hallar la función potencial
vector adecuada para el interior de un hilo sólido de sección circular
(véase Prob. 6.26).
Por cierto, el A de nuestro ejemplo particular anterior no podía
haberse obtenido por la Ec. 30. La integral divergería debido a la
extensión infinita del hilo. Esto puede recordarnos la dificultad encon¬
trada en el Cap. 2 para determinar una función potencial para el campo
eléctrico de un hilo cargado. En realidad, los dos problemas están
relacionados muy estrechamente, como esperaríamos de su idéntica
geometría y la similaridad de las Ecs. 30 y 18. Hallamos (Ec. 17 del
El campo magnético 217

6.13 Si podemos hallar </A. la contribución a A del elemento


particular mostrado, puede calcularse su contribución a B usando
B = rot A
El campo magnético

Capítulo 2) que una función potencial escalar para el problema de la


línea cargada es ^— ln (x2 + y2) + constante arbitraria. Esto asig-
2tíSq

na potencial nulo a un punto arbitrario el cual ni está en el hilo ni a


distancia infinita de él. Ambos, el potencial escalar y el potencial vec¬
tor de la Ec. 33 son singulares en el origen y en el infinito.

6.4 Campo de cualquier corriente que recorre un hilo


En la Fig. 6.12 representamos una espira de hilo que conduce
una corriente /. El potencial vector A en el punto (xt, yv zx) se da
según la Ec. 30 por la integral a lo largo de la espira. Para la corriente
confinada a un hilo delgado podemos tomar como elemento de vo¬
lumen dv2 una sección elemental del hilo de longitud di. La densidad
de corriente J es l\a, siendo a la sección recta del hilo, y dv2 = adl.
De aquí J dv2 = / di, y si hacemos que el vector di se dirija en el sen¬
tido de la corriente positiva, podemos sustituir J dv2 por / di Así
pues para un hilo delgado o filamento, podemos escribir la Ec. 30
como una integral curvilínea a lo largo del circuito:

A = 4-— (35)
An rn

Calcular A en todo punto, y luego hallar B tomando el rotacio¬


nal de A, puede ser una tarea larga. Será más útil aislar una contri¬
bución a la integral curvilínea para A, la contribución del segmento
de hilo en el origen, donde las corrientes están dirigidas en la direc¬
ción x (Fig. 6.13). Designaremos por di la longitud de este segmento.
Sea dA la contribución a A de esta parte de la integral. Entonces en
el punto (x, y, 0) en el plano xy, dA, que se dirige en el sentido posi¬
tivo de x, es

dA = (36)

Se deduce de la simetría que la contribución de esta parte de A al


rot A debe ser perpendicular al plano xy. Designando por dB la parte
de B correspondiente, tenemos

dB — rot ¿¿o z 1 dl*y


An (x2 + y2)m
/¿o l di sen (p (^7)
~Tn ?

Con este resultado, podemos librarnos a la vez de un sistema de


El campo magnético 219

coordenadas particular. Evidentemente, todo lo que interesa es la


orientación relativa del elemento di y el radio vector r del elemento
al punto donde se quiere hallar el campo B. La contribución a B
de cualquier segmento elemental de hilo di puede tomarse como un
¡i o
vector perpendicular al plano que contiene a di y r, de módulo—— I di
4 7T
sen <p/r2 donde y es el ángulo entre di y r. Puede escribirse de manera
más breve usando el producto vectorial, y está ilustrado en la Fig. 6.14

jvíd/xr (38)
4nr2

Si se está familiarizado con el cálculo vectorial, puede reducirse el


paso de la Ec. 35 a la Ec. 38. Escribiendo dB = V X dA, con dA =
— dl/r, tratando a V como un vector, invirtiendo el orden del
4%
producto vectorial y cambiando el signo. Aquí di es una constante, Fig. 6.14 El campo de cualquier circuito
así que solamente opera sobre 1/r, de otra manera no podríamos puede calcularse usando esta relación para
obtener esto. Recordemos que V(l/r) = —r/r2 (como al pasar del la contribución de cada elemento de circuito.
potencial culombiano al campo de Coulomb). Así:

Mo Idl
¿B = Vx
4n r

jh_ I di x r
(39)
4n

Históricamente, la Ec. 38 se conoce con el nombre de la ley de


Biot y Savart. El significado de la Ec. 38 es que si B se calcula integrando
a lo largo del circuito completo, tomando la contribución de cada
elemento dándolo por esta fórmula, el B resultante será correcto.
Como indicamos en la nota al pie de página al final de la Sec. 6.2,
la contribución de una parte de un circuito no es identificable física¬
mente. En realidad, la Ec. 38 no es la única fórmula que puede usarse
para obtener un resultado correcto para B — podría sumársele una
función que se anulase al integrar a lo largo de un camino cerrado.
Nos parece haber descartado el potencial vector apenas nos ha
prestado un servicio esencial. En realidad, a menudo es más fácil,
en la práctica, calcular directamente el campo de un sistema de corrien¬
tes, ahora que tenemos la Ec. 38, que hallar primero el potencial
vector. En la próxima sección practicaremos con algunos ejemplos.
Sin embargo, el potencial vector es importante por razones más pro¬
fundas. En primer lugar, nos ha revelado un sorprendente paralelismo
entre la relación del campo electrostático E a sus fuentes, las cargas
eléctricas, y la relación del campo magnético B a las corrientes esta¬
cionarias. Su mayor utilidad discurre más adelante, en el estudio de
los catnpos variables con el tiempo, y la radiación electromagnética.
220 El campo magnético

6.5 Campos de espiras y bobinas


En la Fig. 6.15a se representa una corriente filiforme en forma
de espira circular de radio b. Podría predecirse, sin ningún cálculo,
que el campo magnético de esta fuente debe ser algo parecido a lo
indicado en la Fig. 6.15/?, en donde hemos dibujado algunas líneas
de campo en un plano que pasa por el eje de simetría. El campo en
conjunto debe poseer simetría de revolución en torno este eje, el eje z
en la Fig. 6.15a, y las propias líneas del campo deben ser simétricas
con respecto al plano de la espira, el plano xy. Muy cerca del hilo
el campo parecerá el de cerca de un hilo recto largo, ya que las partes
distantes del anillo son relativamente poco importantes.
Es fácil calcular el campo en el eje, usando la Ec. 38. Cada ele¬
mento del anillo de longitud di contribuye a dB perpendicularmente
a r. Solamente necesitamos incluir la componente z de dB, pues sabe¬
mos que el campo total sobre el eje debe dirigirse en la dirección z,

Mo I di Hq Idl b_ (40)
(«) dB7 = —— eos 6 = -
4n 4n r

Integrando a lo largo de toda la espira, tenemos simplemente Jdi =


= 27ib, así que el campo sobre el eje en un punto z, es

fiab2I _ Mob21
(campo sobre el eje) (41)
2 r3 2 (b2 + z2)m

En el centro del anillo, z = 0, el módulo del campo es

(campo en el centro) (42)

El arrollamiento cilindrico de hilo, representado en la Fig. 6.16a,


se llama corrientemente solenoide. Supongamos que el hilo está uni¬
formemente poco espaciado de manera que el número de vueltas
en el arrollamiento por centímetro de longitud, a lo largo del cilindro,
es una constante a. Ahora el camino de la corriente es en realidad
helicoidal, pero si las vueltas son muchas y poco espaciadas, podemos
ignorarlo y considerar todo el solenoide equivalente a una pila de
(b) corrientes circulares. Entonces podemos usar la Ec. 41 como base
para calcular el campo en un punto, tal como el z, sobre el eje de la
fifi, 6.15 Campo magnético de un anillo bobina. Tomemos primero la contribución de la corriente anular in¬
de corriente, (a) Cálculo del campo sobre el cluida entre radios del punto z que formen ángulos 6 y 6 + dd con
eje; (b) algunas lineas de campo. el eje. La longitud de este segmento de solenoide, en blanco en la
Fig. 6.16/?, es rdO/scnO, y por tanto equivalente a una espira que
conduce una corriente Inr d0¡sen 0. Ya que r = bjsen 0 tenemos, para
El campo magnético 221
222 El campo magnético

Pig. 6*18 -Líneas de campo en y alrededor de un solenoide.

la contribución de este anillo al campo axial:

ju0b2Inr dd ju0In (43)


dBz = sen 6 dO
2 r3 sen 0 2

Efectuando la integración entre los límites Si y 02 tenemos

Bz P2sen0 dO = (eos 81 — eos 02) (44)


2 2

Hemos usado la Ec. 44 para trazar una gráfica, en la Fig. 6.17,


de la intensidad del campo sobre el eje, de una bobina cuya longitud
es cuatro veces el diámetro. La ordenada es la intensidad del campo
Bz relativa a la intensidad del campo en una bobina de longitud in¬
finita, con el mismo número de vueltas por centímetro y la misma
El campo magnético 223

HK. 6.19 Solenoide íormado por una sola lámina conductora cilin¬
drica. Intercalamos cómo varía la dirección de las líneas de campo
dentro del conductor que transporta la corriente.

corriente en cada vuelta. Para la bobina infinita, 0l = 0 y (k¿ ■=* n,


así que

Bz = fi0In (solenoide infinitamente largo) (45)

En el centro de la bobina « cuatro a uno » el campo es muy aproxi¬


madamente del mismo valor que éste, y permenece casi constante hasta
que nos acercamos a uno de los extremos.
La Fig. 6.18 presenta las líneas de campo magnético en y alrede¬
dor de una bobina de estas proporciones. Notemos que algunas líneas
penetran realmente en el arrollamiento. La envoltura cilindrica de
corriente es una superficie de discontinuidad para el campo magné¬
tico. Por descontado, si deseamos examinar el campo muy cerca de
los hilos, no hallaríamos una singularidad infinitamente brusca, sino
que hallaríamos una forma ondulada muy complicada alrededor y a
través de los hilos individuales.
224 El campo magnético

Fig. 6.20 La bobina helicoidal (c) es equi¬ Es posible construir un solenoide largo con una sola vuelta de
valente a un apilamiento de anillos circula¬ un conductor ancho y delgado como una cinta, como en la Fig. 6.19.
res, cada uno conduciendo la corriente / Nuestro cálculo se aplica exactamente a él y al diagrama de la Fig. 6.18,
como se indica en (a), más una corriente /
reemplazando solamente la cantidad ni por la corriente por
paralela al eje del cilindro. Un camino en
torno a la bobina encierra a la corriente /, metro que circula por la lámina. Ahora el cambio de dirección de una
el campo de la cual, B', debe sumarse al línea de campo que penetra en la pared, tiene lugar enteramente
campo B de los anillos para formar el cam¬ dentro del espesor de la lámina, como se sugiere en el dibujo inter¬
po externo de la bobina helicoidal. calado en la Fig. 6.19.
Al calcular el campo del solenoide en la Fig. 6.16 lo tratamos
como un apilamiento de anillos, ignorando la corriente longitudinal
que debe existir en toda bobina en la que la corriente entra por un
extremo y sale por el otro. Veamos cómo se modifica el campo si
tenemos en cuenta esto. La bobina helicoidal de la Fig. 6.20c es equi¬
valente en lo que respecta a su campo exterior, a la superposición de
los anillos de corriente de la Fig. 6.20a y el conductor axial único de
la Fig. 6.20b. Sumando el campo de éste B' al campo B del primero,
hallamos el campo externo de la bobina. Ella tiene una torsión heli¬
coidal. En la Fig. 6.20c se han esquematizado algunas líneas de cam¬
po. Tocante al campo interno circula la corriente longitudinal / en el
mismo cilindro. Tal distribución de corriente, un tubo hueco de co¬
rriente, produce un campo nulo en el interior del cilindro —mante-
El campo magnético 225

niéndose sin modificar el campo interior calculado anteriormente. Si


seguimos un bucle de línea de campo desde el interior al exterior
para volver de nuevo al interior, descubriremos que no se cierra so¬
bre sí mismo. Las líneas de campo generalmente no lo hacen. Puede
encontrarse interesante determinar cómo cambia esto si el hilo que
conduce la corriente / hacia fuera de la bobina continuase a lo largo
del eje de la bobina para emerger por el fondo.

6.6 Variación de B en una lámina de corriente


En el ejemplo de la Fig. 6.19 teníamos un solenoide construido
con una lámina de corriente encorvada. Consideremos algo incluso
más simple, una lámina de corriente plana ilimitada. Puede imaginarse
como una lámina de cobre de espesor uniforme en la cual circula
corriente con densidad y dirección constante en todas partes en el
interior del metal. En lo que respecta a direcciones localizamos la lá¬
mina en el plano xz, y la corriente que fluya en la dirección x. Como
se ha supuesto que la lámina tiene extensión infinita, sin bordes es
difícil dibujar un esquema de ella. En la Fig. 6.21 representamos un
fragmento de la misma, para dibujar algo, debe imaginarse que el
resto se extiende en todo el plano. El espesor de la lámina no es muy
importante, finalmente, podemos suponer que tiene un espesor defi¬
nido t. Si la densidad de corriente en el interior del metal es J en Fif. 6.21 En una lámina de corriente super¬
A/m2, entonces cada centímetro de altura, en la dirección z, abar¬ ficial debe existir un cambio en las componen¬
tes paralelas de H de un lado a otro.
ca una banda de corriente que vale Jt ues/seg. Podemos llamarle
« densidad de corriente superficial » o « lámina de densidad de co¬
rriente », y usar el símbolo 3 para distinguirla de la densidad de co¬
rriente de volumen J. Las unidades de 3 son A/m. Si no nos
interesa lo que ocurre en el interior de la misma lámina, 3 es una
cantidad útil. Es 3 quien determina la variación del campo magné¬
tico de un lado a otro de la lámina, como veremos.
El campo en la Fig. 6.21 no es puramente el debido sólo a la lá¬
mina. Estaba presente otro campo, de otro manantial, en la dirección z.
El campo total, incluyendo el efecto de la lámina de corriente, está
representado por los vectores B dibujados delante y detrás de la lámina.
Consideremos la integral curvilínea de B a lo largo del rectán¬
gulo 1 2 3 4 1 en la Fig. 6.21. Uno de los lados largos está frente a la
superficie, el otro detrás de ella, con los lados cortos atravesando la
lámina. Denotemos por Bz+ la componente z del campo inmediata¬
mente delante de la lámina, B~ la componente z del campo inmedia¬
tamente detrás de la lámina. Aquí el campo es el debido a todas las
fuentes que pueda haber en los alrededores, incluyendo la propia
lámina. La integral curvilínea de B a lo largo de los lados del rectán¬
gulo vale I(BZ+ — B~). (Incluso si existiese alguna otra fuente que
originase un campo con componente paralela a los lados cortos del
rectángulo, estos lados pueden hacerse mucho más cortos que los
lados largos, ya que suponemos la lámina delgada, en todo caso,
comparada a la escala de cualquier variación de campo.) La corriente
226 El campo magnético

Lámlina de corriente

Fig. 6.22 Algunas formas posibles del cam¬


po magnético total cerca de una lámina de
corriente. La corriente circula en la dirección
x (hacia fuera de la lámina), (a) Campo de la
lámina únicamente; (h) superpuesto a un cam¬
po uniforme en la dirección z (este es el caso
de la Fig. 6.21); (c) superpuesto a un campo
uniforme en otra dirección. En cada caso la
componente* Bz cambia en g0&/c al.pasar a
través de la lámina, sin cambio en Bv

abarcada por el rectángulo es precisamente 13. De aquí que tenemos


la relación l(B% — B"z) — p0 3 /, o bien

Bz+ - Bz~ = Mo 3 (46)

Una lámina de corriente de densidad 3 da lugar a un salto en la com¬


ponente de B paralela a la superficie y perpendicular a 3. Esto puede
recordamos la variación del campo eléctrico en una lámina de carga.
Allí, la componente perpendicular de E es discontinua, el valor
del salto dependía de la densidad de la carga superficial.
Si la lámina es la única fuente de corriente, por descontado que
el campo es simétrico en torno a la lámina. B\ es Y es
—Esto se ha representado en la Fig. 622a. Distintos casos,
en los que el efecto de la lámina de corriente está superpuesta a un
campo ya presente de otras fuentes, se muestra en la Fig. 6.22 a y c.
Supongamos que hay dos láminas que conduzcan densidades super¬
ficiales de corriente iguales y opuestas, como se representa en sección
recta en la Fig. 6.23, sin otras fuentes en los alrededores. La dirección
El campo magnético 227

Fig. 6.24 Campo magnético de un par de ba¬


Fig. 6.23 Campo magnético entre láminas de rras colectoras de cobre, representado en sec¬
corriente plano paralelas. ción recta, que conducen corriente en sentidos
contrarios.

del flujo de corriente es perpendicular al plano del papel, hacia fuera


a la izquierda y hacia dentro en la derecha. El campo entre las lá¬
minas es ju03 y no hay campo en toda la parte exterior. Se halla algo
parecido a esto cuando la corriente se conduce por dos cintas o placas
paralelas, próximas en comparación con su anchura, como se esque¬
matiza en la Fig. 6.24. A menudo las barras colectoras, para la distri¬
bución de corrientes intensas en instalaciones eléctricas, son de esta
forma.
La variación de B tiene lugar dentro de la lámina, como ya hemos
indicado en relación con la Fig. 6.19. Para la misma 3 a la lámina
más delgada le corresponde transición más brusca. Considerábamos una
situación muy parecida a ésta en los Caps. 1 y 2 cuando examinábamos
la discontinuidad de las componentes normales de E que tiene lugar
en una lámina de carga superficial. Entonces era instructivo preguntar
acerca de la fuerza sobre la carga superficial, y aquí preguntaremos
una cuestión parecida.
228 El campo magnético

Consideremos una porción cuadrada de la lámina, de 1 m de


lado. La corriente que abarca es igual a 3, la longitud del trayecto
de la corriente es 1 m, y el campo medio que actúa sobre esta corriente,
suponiendo que esta corriente está uniformemente distribuida a tra¬
vés del espesor de la lámina, es 1j2(Bz+ + B~). Por lo tanto la fuerza
sobre esta porción de corriente es

Fuerza sobre 1 m2 de lámina = y (Bz+ -f- Bz ) 3 (47)

En vista de la Ec. 46, podemos sustituir 3 por (.B\ — B~z)/g0 así


que la fuerza por metro cuadrado puede expresarse de esta manera:

Fuerza por m2 — + \ ^ ~ ^ j

=J-[(B,+)2 - (B,-)2] (48)

La fuerza es perpendicular a la superficie y proporcional al área,


como la carga debida a la presión hidrostática. Para estar seguros
del signo, podemos calcular la dirección de la fuerza en un caso par¬
ticular, tal como en la Fig. 6.23. La fuerza es hacia fuera en cada con¬
ductor. Esto es como si la región de campo intenso fuese la región
de alta presión. No obstante, debemos recordar que es solamente
la componente de B paralela a la superficie la que cuenta para deter¬
minar esta fuerza.
Hemos estado considerando una lámina plana infinita, pero las
cosas son casi las mismas en la inmediata proximidad de cualquier
superficie alabeada. Dondequiera que la componente de B paralela
a la superficie varía de Bx a B2, de un lado de la superficie al otro,
podemos concluir que no solamente hay una lámina .de corriente que
circula en la superficie, sino que también la superficie debe de estar
sometida a una tensión de (B2 — B22)/2ju0, medida en N/m2. Éste
es uno de los principios que rigen en magnetohidrodinámica, el estudio
de los fluidos eléctricamente conductores, un tema de interés a la vez
para los ingenieros eléctricos y para la astrofísica.

6.7 Cómo se transforman los campos


Una lámina de carga superficial, si se mueve paralelamente a sí
misma, constituye una corriente superficial. Si tenemos una densidad
de carga uniforme a en la superficie, con la propia superficie desli¬
zándose con celeridad v, la densidad de corriente superficial es justa¬
mente 3 = av. Esta simple idea nos ayuda a ver cómo las magnitudes
campo eléctrico y campo magnético deben cambiar cuando pasamos
de un sistema de referencia inercial a otro.
El campo magnético 229

Fig. 6.25 La referencia F' se mueve, vista por un obser¬


vador en F, con velocidad v en la dirección x positiva. Las
láminas cargadas se mueven con velocidad v0) vistas por un
observador en F.

Imaginemos dos láminas planas de carga superficial, paralelas


al plano xz como en la Fig. 6.25. De nuevo, representamos solamente
fragmentos de superficie en el esquema; las superficies realmente tie¬
nen extensión infinita. En la referencia inercial F, con las coordenadas
x, y y z, la densidad de carga superficial es a en una lámina y — a
en la otra. En esta referencia el campo eléctrico uniforme se dirige
a lo largo del eje y en sentido positivo, y la ley de Gauss nos afirma,
como de costumbre, que su intensidad es:

En esta referencia F ambas láminas se mueven en la dirección x


sentido positivo con celeridad vQ, así que tenemos un par de láminas
de corriente. La densidad de la corriente superficial es 3X - íTvo en
una lámina, este valor negativo en la otra. Como en la distribución
de la Fig. 6.21, el campo entre estas dos corrientes es

Bz = M(,ov„ (50)

La referencia inercial F' es tal que se mueve, vista desde F, con


celeridad v en la dirección x positiva. ¿Qué campos medirá un obser-
230 El campo magnético

vador en F'? Para contestar esto solamente necesitamos hallar cómo


aparecen las cargas en F'.
En F' la velocidad según x de las láminas que contienen la carga
es t/0, dada por la fórmula de adición de velocidades:

Vp — V c fio — fi
VQ - (51)
1 — v0v/c2 1 -fiofi

Existe una contracción de Lorentz de la densidad de carga diferente,


en esta referencia, exactamente como en nuestro ejemplo anterior de
la línea de carga móvil, en la Sec. 5.9. Repitiendo el razonamiento que
utilizamos entonces, la densidad en la referencia en reposo de las
cargas mismas es tr(l —Vq2/c2)í/2 o <r/y0, y por tanto la densidad en la
referencia F' es

yo (52)
a =
yo

Como de costumbre y'0 representa (1 —v'02/c2)1/2. Por medio de la


Ec. 51 podemos eliminar y'0, expresándolo en función de fi0 y ft, o
y0 y y. Cuando hacemos esto, el resultado es:

o' = ay(l — fiofi) (53)

La densidad de corriente superficial en la referencia F es densidad


de carga x velocidad de la carga.

(fio ~ P) = oy(v o v) (54)


3' = o'vó = oy(í — fiofi)c —
1 - fiofi

Ahora sabemos cómo aparecen las fuentes en la referencia F\ así que


conocemos lo que deben ser los campos en esta referencia. Diciendo
esto, estamos de nuevo invocando el postulado de la relatividad. Las
leyes de la física deben ser las mismas en todas las referencias iner-
ciales, y esto incluye las fórmulas que relacionan el campo eléctrico
con la densidad superficial de carga, y el campo magnético con la
densidad superficial de corriente. Se sigue entonces que:

Si consideramos los valores de Ey y Bz en las Ecs. 49 y 50 y que


El campo magnético

E0c2 = —, vemos que nuestro resultado puede escribirse como sigue:


Mo

Ey — y(Ey vBz)

b;= y(B: - ^Ey)

Si las dos láminas de corriente se hubiesen orientado paralela¬


mente al plano xy, en lugar del xz, habríamos encontrado relaciones
que ligan Efz con Ez y By, y B’y con By y Ez. Por supuesto que tendrían
la misma forma que las relaciones anteriores, pero si buscamos sus
sentidos hallaremos que existen diferencias de signo, siguiendo las
reglas para el sentido de B.
Queda por hallar cómo varían las componentes del campo en la
dirección del movimiento. Ya hallamos en la Sec. 5.5 que una com¬
ponente longitudinal de E tiene el mismo valor en las dos referencias.
Esto también es cierto para una componente longitudinal de B, puede
verse como sigue. Supongamos que una componente longitudinal de
B, la componente Bx en la distribución de la Fig. 6.25, está producida
por un solenoide alrededor del eje x en la referencia F. La intensidad
del campo dentro del solenoide, como sabemos, depende solamente
de la corriente en el hilo, /, la cual es carga por segundo, y de n, el
número de vueltas de hilo por metro de longitud axial. En la re¬
ferencia F' el solenoide estará contraído-Lorentz, así que el núme¬
ro de vueltas por metro en esta referencia será mayor. Pero la co¬
rriente, determinada por el observador en F\ se reducirá, ya que desde
este punto de vista, el observador F que midió la corriente contando
el número de electrones que pasan por un punto del hilo, por segundo,
usaba un> reloj más lento. La dilatación del tiempo compensa exacta¬
mente la contracción de longitud en el producto nL En realidad toda
magnitud de dimensiones (distancia longitudinal)”1 x (tiempo)”1 no
cambia en una transformación de Lorentz. Así que B'x = Bx.
Recordemos lo dicho anteriormente en el Cap. 5, en la discusión
siguiente a la Ec. 5.6: Las propiedades de transformación del campo
son propiedades locales. Los valores de E y B, en cierto punto espacio
temporal en una referencia, deben determinar unívocamente las com¬
ponentes del campo observadas en qualquier otra referencia, en este
mismo punto espacio temporal. Por lo tanto el hecho de que haya¬
mos usado un tipo de fuente especialmente simple (las láminas para¬
lelas uniformemente cargadas) en nuestra deducción, de ningún modo
comprometen la generalidad de nuestro resultado. De hecho, hemos
llegado a las leyes generales, para la transformación de todas las com¬
ponentes del campo eléctrico y magnético, de cualquier origen o con¬
figuración.
A continuación damos la lista de las transformaciones. Todas
las cantidades prima se han medido en la referencia F', la cual se
mueve en la dirección de x positiva con celeridad v vista desde F.
Las cantidades sin prima son números resultado de la medida en F.
Como de costumbre /? representa vjc y y a (1 —/i2)“1/2.
232 El campo magnético

Ex — Ex Ey — y(Ey — vBz) Ez — y(Ez -|- vBy)

(58)
Bi = Bx B¿ = y(By + Éͱ) B; = y (B, -

Además nuestra perspectiva previa ha sido que el magnetismo es


una clase de efecto de «segundo orden» que surge de los cambios rela¬
tivistas en los campos eléctricos de cargas móviles. Indudablemente,
los fenómenos magnéticos como los hallamos en la naturaleza, son
claramente distintos de los fenómenos eléctricos. El mundo de nuestro
alrededor no es simétrico con respecto a la electricidad y magnetismo.
Sin embargo, quitando las fuentes, hallamos que los mismos campos
E y B están conectados uno a otro de manera muy simétrica.
Parece, además, que los campos eléctrico y magnético son en
cierto sentido aspectos, o componentes, de un ente único. Podemos
hablar del campo electromagnético, y podemos considerar a Er, Elp
Ez, Bx, Bu y Bz como seis componentes del campo electromagnético.
El mismo campo visto desde distintas referencias inerciales' estará
representado por distintos grupos de valores de estas componentes,
algo como un vector está representado por distintas componentes en
distintos sistemas de coordenadas que han girado uno con respecto
a otro. Sin embargo, el campo electromagnético concebido de este
modo no es un vector, matemáticamente hablando, sino más bien algo
llamado un tensor. La totalidad de las ecuaciones encuadradas cons¬
tituyen las reglas para transformar las componentes de tal tensor
cuando cambiamos de una referencia inercial a otra. Aquí no vamos
a desarrollar este lenguaje matemático. En realidad, ahora volveremos
a nuestra manera anterior de hablar acerca del campo eléctrico como
un vector campo, y del campo magnético como otro vector campo
acoplado al primero, de una manera, que vamos a examinar más
adelante en el Cap. 7. Para seguir con esta sucinta sugerencia de la
unidad del campo electromagnético representado en cuatro dimen¬
siones espacio-temporales, se tendrá que esperar un curso más avan¬
zado.
Podemos expresar la transformación de los campos, Ec. 58, de
una manera más elegante que se usa a menudo. Sea fie la velocidad
de una referencia F' vista desde la referencia F. Siempre podemos
descomponer los campos en ambas referencias F y F' en vectores
paralelos y perpendiculares a la dirección de fi, respectivamente. Uti¬
lizando una notación evidente:

E = E + E± E' = E'n + E'r (59)


B = B | + B^ W = B'n + B'j_

La transformación puede escribirse así:


El campo magnético 233

E'„ = E„ E'_l Ei + ■0 X B,
VqjMo (60)

B ,, = B„ B'± = Bi — aAoMo 0 X Ei

En este sistema, desgraciadamente, el uso de diferentes unidades


para E y B tiende a oscurecer la simetría esencial electromagnética
del vacío. Los campos eléctrico y magnético son, después de todo,
las componentes de un tensor. La transformación de Lorentz es algo
como una rotación, girando E parcialmente hacia B' y B parcialmente
hacia E'. Parece natural y apropiado que el único parámetro en la
Ec. 60 sea la relación adimensional p. Para representar una analogía
que no es del todo falsa, imaginemos que se ha establecido que las
componentes d'él desplazamiento este-oeste deben expresarse en centí¬
metros mientras que las componentes norte-sur han de darse en pulga¬
das. La transformación que efectúa una rotación de los ejes coordena¬
dos sería por no decir nada peor, estéticamente poco atractiva. Tam¬
poco se restablece la simetría cuando se sustituye B, como se hace
frecuentemente, por un vector H, al que encontraremos en el Capítu¬
lo II, y que en el vacío es simplemente B///0.
Existe una relación notablemente simple entre los vectores eléctri¬
co y magnético en un caso particular muy importante. Supongamos
que existe una referencia—la de coordenadas no prima— en la cual B
es nulo en cierta región. Entonces en cualquier otra referencia F' que
se mueve con velocidad pe relativa a esta referencia particular, tene¬
mos, según la Ec. 60

B'_l = —yv x Ei (61)

Pero p x En = 0 en todo caso, pues E„ es paralelo a p por definición.


De aquí que la relación entre E' y B' se reduce simplemente a

B' = —v x E' (62)

Esto se cumple en cualquier referencia si B = 0 en otra. Recordemos


que Pe es la velocidad de la referencia en cuestión respecto la referen¬
cia particular en la que B = 0.
De la misma manera, podemos deducir de la Ec. 60 que, si existe
una referencia en la que E = 0, en otra referencia

E' = vxB (63)

Como antes Pe es la velocidad de la referencia F respecto a la referen¬


cia particular F en la que, en este caso, E = 0.
Debido a que las Ecs. 62 y 63 implican solamente magnitudes
medidas en la misma referencia, son fáciles de aplicar, cada vez que se
encuentre la restricción, para campos que varíen en el espacio.
234 El campo magnético

Un buen ejemplo es el campo de una carga puntiforme q movién¬


dose con velocidad constante, el problema estudiado en el Cap. 5.
Tomemos como referencia no prima aquella en la cual la carga está
en reposo. En esta referencia, por descontado, no hay campo magné¬
tico. La Ec. 61 nos dice que en la referencia « lab », donde encontra¬
mos que la carga se mueve con celeridad v, debe haber un campo mag¬
nético perpendicular al campo eléctrico y a la dirección del movimiento.
Ya hemos hallado la forma exacta del campo eléctrico en esta referen¬
cia: Sabemos que el campo es radial desde la posición instantánea
de la carga, con un valor dado por la Ec. 12 del capítulo 5. Las líneas de
campo magnético deben ser circunferencias alrededor de la dirección
del movimiento, como se indica toscamente en la Fig. 6.26 Cuando la-
velocidad de la carga es elevada, así que y p 1, tos « rayos » radiales
que son las líneas de campo eléctrico se plegan en un disco delgado.
Las líneas circulares de campo magnético están como concentradas
en este disco. El módulo de B entonces es casi igual al módulo de E.
Es decir, el módulo del campo magnético en gauss es casi exactamente
el mismo que el módulo del campo eléctrico, en el mismo punto e
instante, en statvolt/cm.
Hemos recorrido un largo camino, desde la ley de Coulomb, en
estos dos últimos capítulos. No obstante, cada paso solamente se ha
llevado a cabo conforme a los requerimientos de la relatividad y de la
invariancia de la carga eléctrica. Podemos empezar a ver que la exis¬
tencia del campo magnético y su curiosamente simétrica relación al
campo eléctrico es una consecuencia necesaria de estos principios
generales. Recordemos de nuevo al lector que no fue éste el orden
histórico del descubrimiento e interpretación de las leyes del electro¬
magnetismo. Un aspecto del acoplamiento entre los campos eléctrico
y magnético, que está implícito en la Ec. 58, surgió de los experimentos

Fig. 6.26 Campos eléctrico y magnético de


una carga en movimiento uniforme, en un
instante dado.
El campo magnético 235

(American Journal of Science [3], XV, 30-38, 1878)

Los experimentos descritos en este artículo se realizaron a fin de determinar si un Fig. 6.27 Partes esenciales del aparato de Row-
cuerpo electrizado en movimiento produce o no efectos magnéticos. No parece existir base land. En el tubo de la izquierda están suspendidas
teórica sobre la cual podamos establecer la cuestión, ya que la acción magnética de una horizontalmente dos agujas imanadas cortas,
corriente eléctrica de conducción puede atribuirse a cierta acción mutua entre el conductor
y la corriente. Por consiguiente, es importante un experimento. El profesor Maxwell, en su
«Tratado de Electricidad», Art. 770, ha calculado la acción magnética de una superficie
electrizada móvil, pero que la acción existe no ha sido aún probado, ni experimentalmente
ni teóricamente.
El aparato empleado estaba constituido por un disco de vulcanita de 21,1 centímetros
de diámetro y 0,5 centímetros de espesor, que puede hacerse girar alrededor de un eje ver¬
tical con una celeridad de 61,0 vueltas por segundo. A cada lado del disco a una distancia
de 0,6 cm estaban fijadas placas de vidrio de 38,9 cm de diámetro con un orificio en el
centro de 7,8 cm. El disco de vulcanita estaba dorado por ambos lados y las placas de vidrio te¬
nían una corona anular dorada en un lado, los diámetros exterior e interior eran de 24,0 y 8,9
cm, respectivamente. Los lados dorados podían girar con el disco giratorio o aparte, pero corrien¬
temente estaban girando con él, así que el problema podía calcularse más fácil¬
mente y no había incertidumbre en cuanto a la electrización. Las placas exteriores
estaban conectadas corrientemente a tierra; y el disco interior a una batería eléctri¬
ca, por un punto situado casi a un tercio de milímetro del borde y gira con él. Como
el borde era amplio, el punto no descargaría a menos que hubiese una diferencia de
potencial entre él y el borde. Entre la batería eléctrica y el disco.

1 Los experimentos descritos se realizaron en el laboratorio de la Universidad de Berlín, gracias a la. benevolencia
del Profesor Helmboltz, a cuyo consejo están en deuda por su perfección. La idea del experimento primero, se me ocurrió
en 1868 y fue registrado en una agenda de esta época.
236 El campo magnético

de Michael Faraday con corrientes eléctricas variables que describi¬


remos en el Cap. 7. Esto fue setenta y cinco años antes de que Einstein,
en su trascendental artículo de 1905, escribiese nuestra Ec. 58.

6.8 Experimento de Rowland


Como hemos advertido en la Sec. 5.9, no era evidente hace cien
años que una corriente circulando en un hilo y un cuerpo móvil car¬
gado eléctricamente fuesen esencialmente como fuentes de campo
magnético. La perspectiva unificada de la electricidad y magnetismo
que estaba entonces surgiendo de los trabajos de Maxwell sugirió
que toda carga móvil debe originar un campo magnético, pero la
prueba experimental era difícil obtener.
El que el movimiento de una lámina cargada electrostáticamente
produce un campo magnético fue demostrado primero por Henry
Rowland, el gran físico americano famoso por su perfección de la
red de difracción. Rowland realizó muchas ingeniosas y precisas medi¬
das eléctricas, pero ninguna que tasase su virtuosidad experimental
tan severamente como la detección y medida del campo magnético
de un disco giratorio cargado. El campo que debía detectar era algo
como 10-5 del valor del campo magnético terrestre — un experimento
formidable, incluso con los instrumentos actuales. En la Fig. 6.27,
veremos un esquema del aparato de Rowland y una reproducción de la
primera página del artículo en el que describía su experimento. Diez
años antes que el descubrimiento de Hertz de las ondas electromag¬
néticas, el resultado de Rowland dio independientemente, aunque
menos espectacular, soporte a la teoría de Maxwell del campo elec¬
tromagnético.

6.9 Conducción eléctrica en un campt) magnético


Efecto Hall
Cuando circula una corriente en un conductor en presencia de
un campo magnético, la fuerza q v x B actúa directamente sobre
los portadores de carga móviles. No obstante observamos una fuerza
en el conductor como un todo. Veamos como ocurre esto. En la Fi¬
gura 6.28¿z se muestra una sección de una barra metálica en la que
circula una corriente estacionaria. Empujados por un campo eléctrico
E, los electrones son arrastrados hacia la izquierda con velocidad
media o, que tiene el mismo significado que la ü de nuestra discusión
de la conducción en el Cap. 4. Los electrones de conducción se indi¬
can, muy esquemáticamente, por puntos blancos. Los puntos negros
son iones positivos que forman el armazón rígido de la barra metálica
sólida. Ya que los electrones son negativos, tenemos una corriente
en la dirección y positiva. La densidad de corriente J y el campo eléc¬
trico E están relacionadas por la conductividad del metal, cr, como
de costumbre; J — aE. En la Fig. 6.28a no hay campo magnético,
excepto el de la propia corriente, que ignoraremos. Ahora aplicamos
El campo magnético 237

Fig. 6,28 (a) Una corriente circula en una barra de me¬


tal. Solamente se muestra una pequeña sección de la barra.

(b) Un campo magnético está aplicado en la dirección x,


causando (al principio) una desviación descendente de los
electrones en movimiento.
(c) La distribución de carga crea un campo eléctrico
transversal E(. En este campo los iones positivos estacio¬
narios experimentan una fuerza descendente.
238 El campo magnético

un campo exterior B en la dirección x. En la Fig. 6.28b se representa


el estado de movimiento inmediato. Los electrones se están desviando
hacia abajo. Pero ya que no pueden escapar en la parte inferior de la
barra, se amontonan allí, hasta que el exceso de carga negativa en la
base de la barra y el correspondiente exceso de carga positiva en la
cima crea un campo eléctrico Et en el cual la fuerza hacia arriba de
módulo eEt equilibra exactamente la fuerza hacia abajo e v B. En el
estado estacionario (que se alcanza muy rápidamente) el movimiento
medio es horizontal de nuevo, y existe en el interior del metal este
campo eléctrico transversal E*, observado en coordenadas fijas en la
red metálica (Fig. 6.28c). Este campo origina una fuerza hacia abajo
sobre los iones positivos. Es así como la fuerza — e v x B, sobre
los electrones pasa a la barra sólida. Por descontado que la barra
empuja sobre lo que le sostenga.
La condición de fuerza transversal media nula sobre los porta¬
dores de carga es

E, + v x B = 0 (64)

Supongamos que haya m portadores de carga móviles por m3 y,


para que sea más general, denotaremos la carga de cada uno por q.
La densidad de corriente es ahora J = nqy. Si ahora sustituimos
J/nq en lugar de v en la Ec. 64, podemos relacionar el campo trans¬
versal Et con las magnitudes medióles directamente J y B:

J x B
E¿ = ■ (65)
nq

Para los electrones q = —e, así que E, en este caso tiene la dirección
y sentido de J x B, como en la Fig. 6.28c.
La existencia del campo transversal Et puede demostrarse eléc¬
tricamente de una manera muy directa (Fig. 6.29). Se conectan hilos
a los puntos PY y P2 en caras opuestas de la barra, estando los puntos
de unión cuidadosamente situados de manera que están al mismo
potencial cuando circula corriente en la barra y el campo B es nulo.
Los hilos están conectados a un galvanómetro. Después de aplicar el
campo magnético B, fluye una corriente estacionaria en este circuito,
demostrando que Px y P2 no están al mismo potencial. De hecho,
Px es positivo, relativo a P2 en el sistema que hemos descrito.
La diferencia de potencial es Et veces la anchura de la barra. Cir¬
culará una corriente estacionaria en un circuito exterior desde Pi a
P2, su valor se determina por la resistencia del voltímetro. Adviértase
que la diferencia de potencial se invertiría si la corriente J consistiese
de portadores de carga positivos moviéndose hacia la derecha en vez
de electrones moviéndose hacia la izquierda. Por primera vez tene¬
mos un experimento que nos permite saber el signo de los portadores
de carga en un conductor.
Este efecto fue descubierto en 1879 por E. H. Hall, que estudió
con Rowland en Johns Hopkins. En aquellos días nada se sabía de la
El campo magnético 239

F¡g. 6.29 Efecto Hall. Cuando un campo magnético es apli¬


cado pcrpcndicularmente a un conductor por el que circula
una corriente, se observa una diferencia de potencial entre
los extremos del conductor, los cuales, en ausencia del campo
serian del mismo potencial. Esto es debido a la existencia
del campo E, dentro de la barra. Por la medida de la «tensión
de Hall» uno puede determinar el numero de carga transpor¬
tada por centímetro cúbico y sus signos.

conducción en los metales. El mismo electrón era desconocido. Era


difícil que los resultados tuviesen sentido. Generalmente el signo del
«voltaje Hall» estaba de acuerdo con la conducción por portadores
de carga negativos, pero habían excepciones incluso para esto. El
completo conocimiento del efecto Hall en los conductores metálicos
solamente llegó con la teoría cuántica de los metales, unos 50 años
después del descubrimiento de Hall.
El efecto Hall ha resultado muy útil para el estudio de los semi¬
conductores. Allí cumple su promesa de revelar directamente la
concentración y el signo de los portadores de carga. Los semiconduc¬
tores tipo n y tipo p, descritos en el Capítulo 4, dan voltajes Hall de
signos contrarios, como deberíamos esperar. Como el voltaje Hall
es proporcional a B, un semiconductor adecuado en el dispositivo de
la Fig. 6.29 puede servir, una vez calibrado, como dispositivo sim¬
ple y compacto para medir campos magnéticos desconocidos. En el
Problema 6.35 se describe un ejemplo.
240 El campo magnético

Problemas
6.1 Supongamos que la corriente I que circula por el circuito de la Fig.
5Ab es de 20 amperes. La distancia entre los hilos es de 5 cm. ¿Cuál es la
fuerza, por cm de longitud, que empuja horizontalmente a uno de los hilos?

6.2 Una corriente de 8000 amperes circula por una barra de aluminio
de 4 cm de diámetro. Suponiendo que la densidad de corriente es uniforme
en la sección recta, hallar la intensidad del campo magnético a 1 cm, 2 cm,
y 3 cm del eje de la barra.

6.3 Consideremos el campo magnético de un bucle de corriente circular,


en puntos del eje del bucle, dado por la Ec. 41. Calcúlese explícitamente la inte¬
gral curvilínea del campo a lo largo del eje desde — co a oo, para comprobar la
fórmula general

J B • ds = nJ

¿Por qué podemos ignorar el «retorno» del camino que sería necesario para
completar un circuito cerrado?

6.4 Un hilo largo se curva en la forma de horquilla mostrado en la fi¬


gura. Calcúlese la expresión exacta para el campo magnético en el punto P
situado en el centro del semicírculo.

6.5 Tres hilos largos rectos paralelos están situados como se indica en
la figura. Un hilo transporta la corriente 21 hacia dentro del papel; cada uno
Prob. 6.5 de los otros transporta la corriente / en sentido contrario. ¿Cuál es la inten¬
sidad del campo magnético en el punto Pí y en el punto P21

6.6 Supongamos que la corriente /2 en la Fig. 6Ab es igual a /, pero


de sentido contrario, de forma que CD es repelida por GH. Supongamos
también que AB y EF están encima de GH, que las longitudes BC y CD son
30 y 15 cm, respectivamente, y que el conductor BCDE, que es de hilo de
cobre de 1 mm de diámetro como en (a), tiene un peso de 0,008 N/m. En la
posición de equilibrio la desviación de la vertical del marco colgante es tal
que r= 1,5 cm. ¿Cuál es la corriente en amperes? ¿El equilibrio es estable?

6.7 El núcleo metálico de la tierra se extiende hasta unos 3000 km,


cerca de la mitad del radio terrestre. Imaginemos que el campo que observa¬
mos en la superficie terrestre, que tiene una intensidad de unos 5 • 10~5 T en
el polo norte magnético, se debe a una corriente que circula en torno al
«ecuador» del núcleo. ¿Cuál debería ser la corriente, en amperes?
Resultado: 3 • 109 amperes.

6.8 Un hilo que transporta la corriente 1 desciende por el eje y hasta


el origen, de allí al infinito a lo largo del eje x. Demostrar que el campo
magnético en el cuadrante x > 0, y > 0 del plano xy viene dado por

1 X y
+ — +
7 )
+
y jV*2 + y1 V*2 +

6.9 Al describir el experimento en el que descubrió la influencia de


una corriente eléctrica sobre una brújula cercana, H. C. Oersted escribió:
«Si la distancia de los hilos de conexión no excede de tres cuartos de pulga¬
da de la brújula, la declinación de la aguja forma un ángulo de 45°. Si se
aumenta la distancia el ángulo disminuye proporcionalmente. La declinación
El campo magnético 241

también varía con la potencia de la batería». ¿Cuál fue el valor de la co¬


rriente, en amperes, a lo largo de los «hilos de conexión» de Oersted? Su-
pónganse que la componente horizontal del campo magnético terrestre en
Copenhague en 1820 era el mismo que en la actualidad, 0,2 • 10“4 tesla.

6.10 Una línea de corriente continua de 50 kilovolt consta de dos


conductores separados 2 metros. Cuando esta línea transmite 10 megawatts,
hallar la intensidad del campo magnético en el punto medio entre los con¬
ductores.

6.11 Un solenoide está hecho arrollando dos capas de hilo de cobre


del n.° 14 sobre un cilindro de 8 cm de diámetro. Hay cuatro vueltas por
centímetro en cada capa, y la longitud del solenoide es de 32 cm. En la tabla
de hilos vemos que el hilo de cobre n.° 14, que tiene un diámetro de 0,163
cm tiene una resistencia de 0,010 ohm/metro a 75° C. (La bobina se calien¬
ta.) Si el solenoide se conecta a un generador de 50 volt, hallar la intensidad
del campo magnético en el centro del solenoide en gauss y la potencia disi¬
pada en watts.

6.12 La corriente / circula por los armazones de hilo de la figura.


(a) ¿Cuál es el módulo, dirección y sentido del campo magnético en P,
el centro del cubo?
(b) Demostrar, usando la superposición, que el campo en P es el mismo
si el armazón se reemplaza por el único bucle cuadrado de la derecha.

6.13 Una manera de producir un campo magnético muy uniforme, es


usar un solenoide muy largo, y trabajar solamente en la parte media de su
interior. Esto es a menudo inconveniente, se despilfarra espacio y potencia.
¿Pueden sugerirse maneras en las que cierto número de bobinas o solenoides
cortos puedan combinarse para lograr buena uniformidad del campo en una
región limitada? (Después de haberlo resuelto, véase «bobina de Helmholtz»
en el índice de cualquier libro clásico de electricidad y magnetismo, y véase
si alguno de los inventos se parece al dispositivo que allí se describe).

6.14 Se devana uniformemente una bobina sobre un toro de sección


recta rectangular. Hay N espiras en total. En la figura se representan sola¬
mente algunas. Con tantas vueltas, podemos suponer que la corriente en la
superficie del toro circula radialmente en las superficies anulares y longitudi-
242 El campo magnético

Prob. 6.14 nalmente en las superficies cilindricas interna y externa. Primero debemos
convencernos de que este supuesto de simetría requiere que el campo magné¬
tico en todo punto tenga dirección «circular», es decir, que todas las líneas
de campo son circunferencias en torno al eje del toro. Segundo, demostre¬
mos que el campo es nulo en todos los puntos exteriores al toro, incluidos
los de hueco central. Tercero, hállese el módulo del campo en el interior del
toro, en función del radio.

6.15 Para un experimento magnético delicado, un físico quiere anular


el campo terrestre en un volumen de dimensiones aproximadas 30 x 30 x 30
cm, de manera que el campo residual en esta región no supere los
10 • 10_7T = 10-6 T en cualquier punto. La intensidad del campo magnético
en este lugar es 55 • 10“6T, formando un ángulo de 30° con la vertical. Pue¬
de considerarse constante a menos de un 10-7 T en el volumen indicado. (El
campo magnético no varía tanto en unos 30 cm, pero en un laboratorio exis¬
ten a menudo perturbaciones locales). Sugiérase una distribución de bobinas
adecuadas al caso, y estímese el número de ampere-vueltas necesario para el
sistema compensador.

6.16 Una larga varilla de cobre de 8 cm de diámetro tiene un hueco


cilindrico no coaxial, como se ve en el diagrama, en toda su longitud. Este
conductor transporta una corriente de 900 amperes circulando «hacia dentro
del papel». Deseamos saber módulo, dirección y sentido del campo magnéti¬
co en el punto P que está sobre el eje del cilindro exterior.

6.17 Es posible hallar un cierto número de hechos simples de los cam¬


pos de los solenoides, utilizando solamente la superposición. La idea es que
dos solenoides del mismo diámetro, y de longitud L, si se unen por los extre¬
mos, constituyen un solenoide de longitud 2L. Dos solenoides semiinfinitos
unidos forman un solenoide infinito, y así sucesivamente. (Un solenoide se¬
miinfinito es aquel que tiene un extremo en este lugar y el otro alejado infi¬
nitamente). He aquí algunos hechos que pueden probarse de esta manera:
(a) En el solenoide del apartado (a) de la figura, de longitud finita, el
campo magnético en el eje, en el punto P2, en un extremo es aproximada¬
mente la mitad del campo en el punto P1 en el centro. (¿Es ligeramente
mayor que la mitad, o menor que la mitad?)
(b) En el solenoide semiinfinito del apartado (b) de la figura, la línea
de campo FGH que pasa por el extremo justo del devanado, es una línea
Prob. 6.16 recta desde G al infinito.
(c) El flujo de B a través de la cara final del solenoide semiinfinito es
exactamente la mitad del flujo a través de la bobina a gran distancia de la
misma en el interior.
(d) Toda línea de campo que dista r0 cm del eje, en la parte muy inter¬
na de la bobina, sale del extremo de la bobina a una distancia del eje /*, que
vale exactamente \ 2r0.
Demostrar que estas expresiones son ciertas. ¿Qué puede hallarse ade¬
más?

6.18 Dos cilindros coaxiales largos de aluminio están cargados a una


diferencia de potencial de 15 000 volts. El cilindro interior tiene un diámetro
externo de 6 cm y el cilindro exterior un diámetro interno de 8 cm. Con el
cilindro exterior estacionario el cilindro interior gira en torno al eje con una
celeridad de 30 revoluciones por segundo. Describir el campo magnético que
esto produce y determinar la intensidad. ¿Y si los cilindros girasen en el
mismo sentido a 30 revoluciones por segundo?

6.19 Un estudiante decía: «Casi estaba convencido de que la fuerza en¬


tre corrientes, que creía que era magnetismo, se explica por los campos eléc¬
tricos de las cargas móviles. Pero, si es así, por qué la placa metálica de la
Fig. 5.1c no aísla un hilo de la influencia del otro?» ¿Puede explicarse esto?
El campo magnético 243

6.20 Supongamos el caso en que la componente del campo magnético


paralela al plano de la lámina de corriente tiene el mismo módulo en ambos
lados, pero su dirección cambia en 90° al pasar a través de la lámina. ¿Qué
ocurre? ¿Existirá una fuerza sobre la lámina? ¿Nuestra fórmula para la fuer¬
za sobre una lámina de corriente, se aplicaría a casos como éste?

6.21 Ya que filamentos de corriente paralelos se atraen entre sí, puede


pensarse que una corriente que circule por una varilla maciza como el con¬
ductor del Problema 6.2 tendería a concentrarse cerca del eje de la varilla.
Es decir, los electrones de conducción en vez de distribuirse regularmente
como es usual en el interior del metal, se amontonarían hacia el eje y la
mayor parte de la corriente estaría allí. ¿Qué evita que esto ocurra? ¿Hasta
cierto punto es necesario que no ocurra nunca? ¿Puede sugerirse un experi¬
mento para detectar tal efecto, si es que existe?
6.22 El objeto principal de este problema es hallar el par que actúa so¬
bre una espira recorrida por una corriente, en un campo magnético constan¬
te. El campo constante B tiene cierta dirección en el espacio. Orientaremos
nuestras coordenadas de manera que B sea perpendicular al eje x, y nuestra
espira esté contenida en el plano xy, como se indica en la figura. La forma y
el tamaño de la espira son arbitrarios; podemos suponer que la corriente se
la suministramos por medio de dos hilos trenzados, sobre los cuales la fuer¬
za total será nula. Consideremos un elemento de la espira y hallemos su
contribución al par en torno al eje x. Solamente interviene la componente z
de la fuerza, y por tanto sólo la componente y del campo B, que se ha indi¬
cado en la figura como $By. Hállese la integral que dará el par total. De¬
muéstrese que esta integral nos dará, excepto factores constantes, el área de
la espira. El momento magnético de una corriente, se define como un vector
m de módulo la donde / es la corriente,a el área de la espira en metros cua¬
drados, y la dirección del vector es normal a la espira de sentido dado por la
regla del sacacorchos aplicada a la corriente, como se ve en la figura. (En el
Cap. 10 se vuelve a ver el momento magnético de una espira). Demuéstrese
ahora que nuestro resultado implica que el par N en cualquier espira viene
dado por la ecuación vectorial
N = m x B
Prob. 6.22
¿Qué ocurre con la fuerza total sobre la espira?
6.23 Para ciertos fines, interesa acelerar iones de hidrógeno negativos,
en un ciclotrón. Un ion de hidrógeno negativo, H_, es un átomo de hidróge¬
no al que se ha unido un electrón adicional. La unión es bastante débil; un
campo eléctrico de solamente 4,5 • 108 volt/m (un campo bastante débil a es¬
cala atómica) arranca el electrón adicional, dejando el átomo de hidrógeno.
Si queremos acelerar iones H" hasta una energía cinética de 1 BeV ¿cuál es
el campo magnético más alto que utilizaremos para mantenerlos en una ór¬
bita circular hasta la energía final? (Para hallar y en este problema se necesi¬
ta solamente la masa en reposo del ión H", que, por descontado, práctica¬
mente es la misma que la del protón, aproximadamente 1 BeV = 109 eV).

6.24 Un electrón se mueve con celeridad de 0,01c en una órbita circu¬


lar de radio 10~8 cm. ¿Cuál es la intensidad del campo magnético resultante
en el centro de la órbita? (Los números dados son típicos, en orden de mag¬
nitud, para un electrón en un átomo.)
6.25 Véase si se puede idear un potencial vector que corresponda a un
campo uniforme en la dirección z:Bx = 0, By = 0, Bx = B0.
6.26 Un hilo-de sección circular de radio r0 transporta una corriente /
distribuida uniformemente en su sección recta. El eje del hilo es el eje z, con
z la dirección y sentido de la corriente. Demostrar que el potencial vector de
la forma A = constante Xz (x2 + y2) dará correctamente el campo magnético
B de esta corriente en todos los puntos interiores del hilo. ¿Cuál es el valor
de la constante?
244 El campo magnético

6.27 Una partícula de carga q y masa en reposo m se mueve con velo¬


cidad v donde el campo magnético es B. Aquí B es perpendicular a v, y no
hay campo eléctrico. Demostrar que la trayectoria de la partícula es una
curva de radio de curvatura R dado por R = p/qB, donde p es la cantidad de
movimiento de la partícula, Py me. (Sugerencia: Adviértase que la fuerza
qy x B solamente puede cambiar la dirección de la cantidad de movimiento
de la partícula, no su módulo. ¿En qué ángulo A6 cambia la dirección de p
en un corto tiempo AtT) Si B es el mismo en todo punto, la partícula descri¬
birá una trayectoria circular. Determinar el tiempo empleado en completar
una revolución.

6.28 Un protón con energía cinética 1016 eV (y= 107) se mueve per¬
pendicularmente al campo magnético interestelar que en la región de la gala¬
xia tiene una intensidad de 3 • 10~10 tesla. ¿Cuál es el radio de curvatura de
la trayectoria y cuánto tarda en dar jana revolución completa? (Usar los
resultados del Prob. 6.27.)

6.29 Un acelerador de alta energía produce un haz de protones de


energía cinética 2.109 eV por protón. La corriente es de 1 miliampere. El
diámetro del haz es de 2 mm. Medida en la referencia laboratorio:
(a) ¿Cuál es la intensidad del campo eléctrico originado por el haz a 1
cm del eje central del haz?
(b) ¿Cuál es la intensidad del campo magnético a la misma distancia?
Consideremos ahora una referencia F' que se mueve con los protones. ¿Qué
campos se medirán en F'l Para este problema puede suponerse que la ener¬
gía en reposo del protón es de 109 eV.

' 6.30 En las proximidades del origen de un sistema coordenado x, y, z


hay un campo eléctrico E de módulo 30 000 volts/cm, formando un ángulo
de 30° con el eje x, 60° con el eje y. La referencia F* tiene sus ejes paralelos
a los descritos antes, pero se mueven, relativamente a la primera referencia,
con celeridad 0,6c en dirección y, sentido positivo. Hallar la dirección y
módulo del campo eléctrico que registrará un observador en la referencia F'.
¿De qué campo magnético dará cuenta este observador?

6.31 Según los observadores en la referencia F, los siguientes sucesos


tienen lugar en el plano xy. Un único ion positivo que se ha estado movien¬
do con velocidad constante v = 0,6c en la dirección y sentido y pasa por el
origen en el instante t — 0. En el mismo instante un ion similar que se ha
movido con la misma celeridad, pero en el sentido —y, pasa por el punto
(2, 0, 0) sobre el eje x. Las distancias van en cm.
(a) ¿Cuál es el módulo, dirección y sentido del campo eléctrico, para
t = 0, en el punto (3, 0, 0)?
(b) ¿Cuál es el módulo, dirección y sentido del campo magnético, en el
mismo lugar e instante?
Resultado: E = (5/4 • 1014) ex; B = (2 • 105) el.

6.32 Consideremos dos electrones en un tubo de rayos catódicos que


se mueven en trayectorias paralelas, uno al lado del otro, y a la misma cele¬
ridad v. La distancia entre ellos, distancia medida perpendicularmente a su
velocidad, es r. ¿Cuál es la fuerza que actúa sobre uno de ellos, debido a la
presencia del otro, observada en la referencia laboratorio? Si v fuese muy
pequeña frente a c, se podría responder-^— e2/r2. Pero si v no fuese pe¬
4 71E0
queña, se tendrá que ir con cuidado.
(a) La manera más fácil de contestar a esto es: Vayamos a una referen¬
cia que se mueva con los electrones. En esta referencia los dos electrones
están en reposo, la distancia entre ellos aún es r (¿por qué?), y la fuerza es
precisamente ^ e2/r2. Ahora transformemos la fuerza a la referencia la-
47T6q
boratorio, usando la ley de transformación de fuerzas, Ec. 14 del Capítulo 5.
El campo magnético 245

(Mucho cuidado en cuál es el sistema prima; ¿la fuerza en la referencia labo¬


ratorio es mayor o menor que la fuerza en la referencia electrón?)
(b) Sería posible obtener la misma respuesta operando enteramente en
la referencia laboratorio. En la referencia lab, en la posición instantánea del
electrón 1, están los dos campos, eléctrico y magnético, debidos al electrón 2
(véase Fig. 6.26). Calcular la fuerza resultante sobre el electrón 1, que se
mueve a través de estos campos con celeridad v, y demostrar que se obtiene
el mismo resultado que en (a). Trazar un diagrama para mostrar las direc¬
ciones de los campos y de las fuerzas.
(c) ¿A la vista del resultado, qué puede decirse acerca de la fuerza
entre dos electrones que se mueven uno al lado del otro, en el límite v -► el

6.33 La figura muestra la trayectoria de un ion positivo que se mueve


en el plano xy.* Hay un campo magnético de 0,6 tesla en la dirección y senti¬
do z. Cada período del movimiento cicloidal del ion se cumple en 1 microse-
gundo. ¿Cuál es el módulo, dirección y sentido del campo eléctrico que debe
estar presente? Sugerencia: Pensar en una referencia en la que el campo eléc¬
trico sea nulo.
Resultado: E = — 6 • 104x V/cm.
6.34 Calcúlese aproximadamente el campo magnético en la parte supe¬
rior del disco giratorio del experimento de Rowland. Tómense los datos ne¬
cesarios de la descripción en la página de su artículo reproducida en la Fig.
6.27. Se precisará saber también, que el potencial del disco giratorio, con
respecto a las placas superiores e inferiores conectadas a masa, era de unos
10 kV en la mayor parte de su recorrido. Esta información se da más ade¬
lante en su artículo, al igual que la descripción de una parte fundamental del
aparato, el magnetómetro «astático» mostrado en el tubo vertical de la iz¬
quierda: Este es un dispositivo en el que dos agujas magnéticas, orientadas
en sentidos contrarios, están unidas rígidamente a una suspensión, de mane¬
ra que el par debido al campo magnético terrestre se anula de una a otra. El Prob. 6.33
campo producido por el disco giratorio, actuando principalmente sobre la
aguja más cercana, puede detectarse en presencia de un campo uniforme
mucho más intenso. Esta era la única precaución que debía tomar Rowland.
6.35 Una prueba Hall para medir campos magnéticos se hace con
silicio dopado con arsénico que tiene 2 • 1015 electrones de conducción por
cm3 y una resistividad de 1,6 ohm-cm. El voltaje Hall se mide a través de una
cinta de silicio tipo-rt que tiene 0,2 cm de anchura, 0,005 cm de espesor y 0,5
cm de longitud entre los extremos más gruesos los cuales se han conectado
al circuito de una batería de 1 volt. ¿Qué voltaje se medirá entre los extre¬
mos de la dimensión de 0,2 cm de la cinta cuando la muestra se sitúa en un
campo de 0,1 tesla?
Resultado: 7,8 milivolts.
6.36 Consideremos dos solenoides, uno de los cuales es un modelo a
escala una décima del otro. El solenoide más largo tiene 2 metros de longi-
ad, y un metro de diámetro y está bobinado con hilo de cobre de 1 cm de
diámetro. Cuando la bobina se conecta a un generador de 120 volts de co¬
rriente continua, el campo magnético en el centro es de 0,1 T. El modelo a
escala es exactamente una décima del tamaño en cualquier dimensión lineal,
inclusive el diámetro del hilo. El número de vueltas es el mismo, y está dise¬
ñado para dar el mismo campo central.
(a) Demostrar que el voltaje necesario es el mismo, o sea, 120 volts.
(b) Comparar las bobinas respecto a la potencia disipada y a la difi¬
cultad de extraer el calor mediante algún medio refrigerante.
6.37 Este problema se refiere a los granos de polvo interestelar carga¬
dos eléctricamente que fue objeto del Problema 2.22. Su masa, que no inter¬
vino en aquel problema, puede considerarse de 10_1J gramos. Supongamos que se
mueve completamente libre, con celeridad v « c, en un plano perpendicular
al campo magnético interestelar que en esta región tiene una intensidad de
3 * 10-10 tesla. ¿Cuántos años tardará en recorrer una órbita circular?
Inducción
electromagnética

7.1 Descubrimiento de Faraday 248


7.2 Una varilla conductora se mueve a través
de un campo magnético uniforme 250
7.3 Una espira se mueve a través de un campo
magnético no uniforme 253
7.4 Una espira estacionaria con la fuente
del campo móvil 260
7.5 Una ley universal de la inducción 262
7.6 Inducción mutua 268
7.7 Un teorema de «reciprocidad» 271
7.8 Autoinducción 273
7.9 Un circuito que contiene autoinducción 274
7.10 Energía almacenada en el campo magnético 276
Problemas 278
7.1 Descubrimiento de Faraday
1. El poder que la electricidad de tensión posee de causar un estado eléctrico
opuesto en su vecindad, ha sido expresado por el término general Inducción; que,
tal como ha sido recibido en el lenguaje científico, puede también usarse, con pro¬
piedad, en el mismo sentido general para expresar el poder que las corrientes eléc¬
tricas poseen de inducir cualquier estado particular en la materia, en su vecindad
inmediata, de otra manera indiferente. Es con este significado que yo voy a usarla
en el presente artículo.
2. Ciertos efectos de la inducción de las corrientes eléctricas han sido ya
reconocidos y descritos: como los de imanación; los experimentos de Ampére de
llevar un disco de cobre cerca de una espiral plana; su repetición con los extraor¬
dinarios experimentos de los electroimanes dé Arago, y quizás algunos otros. Aun
así, parecía poco probable que éstos pudieran ser todos los efectos que podría
producir la inducción por corrientes; especialmente ya que, prescindiendo del hierro,
la mayoría de ellos desaparecen, mientras que todavía una infinidad de cuerpos,
mostrando fenómenos definidos de inducción con la electricidad de tensión, perma¬
necen aun sin influirse por la inducción de la electricidad en movimiento.
3. Además, si la bella teoría de Ampére, o cualquier otra, fuese adoptada,
o se hubiese hecho reserva mental, aun esto parecería muy extraordinario, que
como cada corriente eléctrica estaba acompañada por la correspondiente intensidad
de acción magnética perpendicular a la corriente, cuando los buenos conductores
de la electricidad, se colocan dentro de su esfera de acción, no debería existir nin¬
guna corriente inducida a través de ellos, o algún efecto sensible producido, equi¬
valente en fuerza, a tal corriente.
4. Estas consideraciones, con su consecuencia, la esperanza de obtener elec¬
tricidad del magnetismo ordinario, me ha estimulado varias veces a investigar
experimentalmente los efectos inductivos de las corrientes eléctricas. Recientemente
(a) SAiYqHOrteTfio llegué a resultados positivos; y no sólo se satisfacieron mis esperanzas sino que
obtuve una llave que me pareció me abriría una explicación completa del fenó¬
meno magnético de Arago, y también para descubrir un nuevo estado que puede
probablemente tener gran influencia en algunos de los efectos más importantes de
las corrientes eléctricas.
5. Me propongo describir estos resultados, no como fueron obtenidos, sino
de tal manera que den la perspectiva más concisa de la totalidad.

De esta manera empieza el relato de Michael Faraday del descu¬


brimiento de la inducción electromagnética. Estos párrafos forman
parte de un trabajo presentado por Faraday en 1831. Se ha sacado
de su Experimental Researches in Electricity, publicado en Londres
en 1839. Sigue a continuación, en el escrito, la descripción de unos
doce o más experimentos, a través de los cuales Faraday sacó a la
luz cada aspecto esencial de la producción de efectos eléctricos por
acción magnética.
La «electricidad de tensión >> para Faraday significaba cargas
Fig. 7.1 (a-e) Interpretación del autor de electrostáticas, y la inducción que refiere en la primera frase no im¬
algunos experimentos de Faraday descritos
plica más de lo que hemos estudiado en el Cap. 3. La presencia de
en su «Experimental Researches in Electricé
una carga origina una redistribución de cargas en los conductores
ty». Londres, 1839.
cercanos. La pregunta de Faraday era ¿por qué la corriente eléctrica
no causa otra corriente en los conductores vecinos?

248
Inducción electromagnética 249

La producción de campos magnéticos por corrientes eléctricas


había sido bien investigada después del descubrimiento de Oersted.
En el laboratorio, la fuente familiar de estas corrientes « galvánicas »
era la batería voltaica. El detector más sensible de tales corrientes era
el galvanómetro. Consistía en una aguja imanada pivotada como la
de una brújula o suspendida por un hilo delgado entre dos bobinas 6(\LVHHOMETRO
de hilo. A veces se usaba otra aguja exterior a la bobina, pero conec¬
tada rígidamente a la primera, para compensar la influencia del campo
ANILLO DE MIE ARO
magnético terrestre (Fig. lAa). Los esquemas en la Fig. l.\b hasta e
representan algunos de los experimentos de inducción de Faraday. A LA &RTERIR
Debe leerse su propia versión, una de las clásicas de la ciencia expe¬
rimental, para apreciar el ingenio con que investigaba, la manera
cuidadosa y clara con la que reconocía la evidencia.
En sus primeros experimentos, Faraday estuvo desorientado al
hallar que una corriente estacionaria no tenía efecto detectable en un
circuito próximo. Construyó varias bobinas de hilo, de las cuales la Fi¬
gura 7.1 ¿z muestra un ejemplo, arrollando dos conductores de tal
manera que estuvieran muy juntos sólo separados por la tela o papel
aislante. Un conductor formaría circuito con un galvanómetro. A
través del otro mandaría una fuerte corriente de una batería. Desdi¬
chadamente, no había desviación en el galvanómetro. Pero en uno
de estos experimentos notó una ligera perturbación del galvanómetro
cuando conectaba la corriente y otra cuando la desconectaba. Si¬
guiendo este camino, pronto estableció sin ninguna duda que las
corrientes se inducen en otros conductores, no por una corriente
estacionaria, sino por una variable. Una de las brillantes tácticas ex¬
perimentales de Faraday en este campo fue reemplazar su galvanó¬ tí)
metro, que se dio cuenta que no era un buen detector para pulsos
cortos de corriente, por una simple bobina en la cual puso una aguja
de acero no imanada (Fig. l.\b). Encontró que la aguja quedaba
imanada por el pulso de corriente inducida cuando la corriente
primaria se conectaba — y podía imanarse en el sentido opuesto por
el pulso de corriente inducida cuando se abría el circuito primario.
Aquí está su propia descripción de otro experimento:

En los anteriores experimentos los hilos estaban colocados uno cerca del otro,
y el contacto del inductor con la batería, efectuado cuando se necesitaba el efecto
inductivo; pero como la acción particular puede suponerse que se ejerce solamente
en los momentos de efectuar o romper contacto, la inducción se producía de otra
manera. Algunos metros de hilo de cobre se extendieron en forma de gran zigzag,
representando la tetra W, sobre la superficie de un tablero ancho; un segundo
hilo se extendió de manera parecida sobre un segundo tablero, de tal manera que
al acercarlo al primero los hilos se tocaban excepto que se interponía una gruesa
hoja de papel. Uno de estos hilos se conectaba con el galvanómetro y el otro con una
pila voltaica. Entonces se movía el primer hilo hacia el segundo y cuando se apro¬
ximaba se desviaba la aguja. Al quitarla, la aguja se desviaba en sentido contrario. Fig. 7.1 Continuación.
Acercando los hüos y luego alejándolos, simultáneamente con las vibraciones de
la aguja, éstas se hicieron pronto muy amplias; pero cuando los hilos cesaron de
moverse o alejarse uno de otro, la aguja del galvanómetro pronto volvió a su posi¬
ción normal. Cuando los hilos se aproximaban, la corriente inducida era desen¬
tido contrario a la corriente inductora. Cuando los hilos se alejaban la corriente
inducida era del mismo sentido que la corriente inductora. Cuando los hilos per¬
manecían estacionarios, no había corriente inducida.
250 Inducción electromagnética

Fig. 7.2 (a) Una varilla conductora se mue¬ En este capítulo estudiamos las interacciones electromagnéticas
ve a través de un campo magnético. que Faraday halló en estos experimentos. Desde nuestro punto de
(b) Cualquier carga q que se mueva con la vista presente, la inducción puede verse como una consecuencia na¬
varilla está sometida a la fuerza (q/c)y X B. tural de la fuerza sobre una carga moviéndose en un campo magné¬
(c) El sistema de referencia F' se mueve con tico. En un sentido limitado, podemos sacar la ley de la inducción
la varilla; en esta referencia existe un cam¬
po eléctrico E'.
de lo que ya sabemos. Al seguir este curso, partiremos de nuevo del
orden histórico de desarrollo, pero lo hacemos así (tomando las
propias palabras de Faraday del final del párrafo citado primeramente)
Referencia l para dar ¡a visión de conjunto más concisa.

7.2 Una varilla conductora se mueve a través


de un campo magnético uniforme
La Fig. 12a muestra una porción recta de hilo o varilla delgada
metálica, que se supone se mueve a velocidad constante v en una
dirección perpendicular a su eje. En el espacio a través del cual se
mueve la varilla existe un campo magnético uniforme B, constante
con el tiempo. Éste, puede ser debido a un gran solenoide que encierra
la región entera del diagrama. El sistema de referencia Fcon las coor¬
denadas x, y, z es aquel en el que el solenoide está en reposo. En
ausencia de la varilla no existe campo eléctrico en este espacio, sola¬
mente el campo magnético uniforme B.
Siendo la varilla un conductor, contiene partículas cargadas que
se moverán si se les aplica una fuerza. Toda partícula cargada que
se transporta junto con la varilla, tal como una partícula con carga q
en la Fig. 12b, necesariamente se mueve a través del campo magné¬
tico B y debe por tanto experimentar una fuerza

f = qy x B O)

Con B y v dirigidas como se indica en la Fig. 7.2, la fuerza es en el


sentido positivo de la dirección x si q es una carga positiva, en sentido
contrario para los electrones cargados negativamente que son de hecho
los portadores de carga móviles en la mayoría de conductores. Las
consecuencias serán las mismas si son móviles las negativas, las posi¬
tivas o ambas.
Cuando la varilla se mueve a celeridad constante y se ha llegado
a un estado estacionario, la fuerza f dada por la Ec. 1 debe equili¬
brarse, en todo punto interior a la varilla, por una fuerza igual y
opuesta. Ésta sólo puede proceder de un campo eléctrico en la varilla.
El campo eléctrico se produce de esta manera: La fuerza f empuja
las cargas negativas hacia un extremo de la varilla, dejando el otro
extremo cargado positivamente. Esto prosigue hasta que las mismas
cargas separadas crean un campo eléctrico E tal que, en cualquier
punto en el interior de la varilla,

qE = -f (2)
Inducción electromagnética 251

+ + +++ + +++ + +F+

+ + + -K + + + + + +Í

(a)
U>)
y
a
Fig. 73 (0) Campo eléctrico, observado en un instante
dado en la referencia F. Existe un campo eléctrico en las pro¬
ximidades de la varilla, y también en su interior. Las fuentes
Referencia F
del campo son cargas en la superficie de la varilla, como se
indica en (¿>), imagen ampliada del extremo de la derecha de
la varilla.
x

Entonces cesa el movimiento de cargas relativo a la varilla. Esta dis¬


tribución de cargas crea un campo eléctrico tanto en el exterior como
en el interior. El campo exterior se parece al de cargas positivas y ne¬
gativas separadas, con la diferencia de qué las cargas no están entera¬
mente concentradas en los extremos de la varilla, sino distribuidas
a lo largo de ella. El campo exterior está esquematizado en la Fig. 7.3a
La Fig. 7.3ó es una imagen ampliada del extremo de la varilla cargado
positivamente, mostrando la distribución de cargas en la superficie
y algunas líneas de campo tanto interiores como exteriores al conduc¬
tor. Ésta es en la forma en que aparecen, en cualquier instante, en la
referencia F.
Observemos este sistema desde una referencia F1 que se mueve
con la varilla. Ignorando de momento la varilla, en esta referencia F'
vemos un campo magnético B', indicado en la Fig. 7.2c (no muy
252 Inducción electromagnética

(a)

..»
E

Referencia P

♦ + 4 + -f 4 + 44+4-M>

Fi>. 7.4 (ii) Campo eléctrico en la referencia F' en la cual


la varilla está en reposo. Este campo es una superposición de
un campo general E\ uniforme en todo el espacio, y el cam¬
po de la distribución superficial de cargas. El resultado es un
campo eléctrico nulo en el interior de la varilla, representado
en detalle ampliado en (ó). Compárese con la Fio. 7.3.
Inducción electromagnética 253

diferente de B si v es pequeña), junto con un campo eléctrico uni¬


forme, dado por la Ec. 6.62,

E' = — v' x B' = v ' B' (3)

Cuando añadimos la varilla a este sistema, todo lo que hacemos es


colocar una barra conductora estacionaria dentro de un campo eléc¬
trico uniforme. Habrá una redistribución de cargas en la superficie
del conductor para hacer el campo interior nulo, como en el caso de
la caja metálica de la Fig. 3.6, o de cualquier otro conductor en un
campo eléctrico. La presencia del campo magnético B' no tiene in¬
fluencia en esta distribución estática de cargas. La Fig. 7.4a muestra
algunas líneas de campo eléctrico en el sistema de referencia F' y en
la imagen ampliada de un extremo de la varilla, en la Fig. 7.46, obser¬
vamos que el campo eléctrico en el interior de la varilla es nulo.
Excepto para la contracción de Lorentz, que es de segundo grado
en ü/c, la distribución de carga vista en un instante en la referencia F
(Fig. 7.36), es la misma que la vista en F\ Los campos eléctricos difie¬
ren a causa de que el campo en la Fig. 7.3 es el debido únicamente a
una distribución superficial de cargas, mientras el campo eléctrico
que vemos en la Fig. 7.4 es el campo debido a la distribución super¬
ficial de cargas más el campo eléctrico uniforme que existe en este
sistema de referencia. Un observador en F dice: «En el interior de
la varilla se ha creado un campo eléctrico E = — v x B, que ejerce una
fuerza qE = — q\ x B que equilibra exactamente la fuerza ^vxB que
de otro modo haría mover cualquier carga q a lo largo de la varilla».
Un observador en F' dice: «En el interior de la varilla no hay campo
eléctrico, y aunque aquí hay un campo magnético uniforme, éste no
Fif. 7.5 («) Aquí la espira de hilo se mue¬
produce ninguna fuerza porque no hay cargas en movimiento». Ambos ve en un campo magnético uniforme II
razonamientos son correctos.

7,3 Una espira se mueve a través de un campo


magnético no uniforme
¿Qué ocurre si hacemos mover una espira rectangular de hilo,
como la de la Fig. 7.5, a celeridad constante a través de un campo
uniforme B? Para predecir lo que ocurrirá, solamente necesitamos
preguntarnos — adoptando la referencia F’ — lo que pasaría si colo¬
cáramos tal espira en un campo eléctrico uniforme. Evidentemente
dos lados opuestos del rectángulo adquirirían cierta carga, y esto sería
todo. Sin embargo, supongamos que el campo B, en la referencia F,
aunque constante con el tiempo, no es uniforme en el espacio. Para
ilustrar esto, en la Fig. 7.6 mostramos el campo B creado por un pe¬
queño solenoide. Este solenoide, junto con la batería que da una
corriente constante, se fija cerca del origen en la referencia F, (Dijimos (6) En la referencia F'. en la que la espira
está en reposo, los campos son B' y E'.
antes que no hay campo eléctrico en F; si usamos realmente un sole¬
noide de resistencia finita para crear tal campo, existirá un campo
254 Inducción electromagnética

Referencia F

Fig. 7.6 Aqui el campo B, observado en F, no es unifor¬


me. Varía en módulo y dirección de un lugar a otro.

eléctrico asociado con la batería y este circuito. Es ajeno a nuestro


problema y puede ignorarse. O bien, podemos ponerlo todo, sole-
noide con su batería, dentro de una caja metálica.)
Ahora, moviéndose la espira con celeridad v en la dirección y,
en la referencia F, en un instante t sea su posición tal que la intensidad
del campo magnético sea B1 en el lado izquierdo de la espira y B2
en el lado derecho (Fig. 7.6). Designemos por f la fuerza que actúa
sobre una carga q que se desplaza con la espira. Dicha fuerza es fun¬
ción de la posición de la espira en un instante dado. Determinemos
la integral curvilínea de f a lo largo de toda la espira: En los dos lados
de la espira paralelos a la dirección del movimiento, f es perpendicular
al camino elemental </s, así que no aporta nada. Teniendo en cuenta
las contribuciones de los otros dos lados, cada uno de longitud w,
tenemos:

(4)

Si imaginamos que una carga q se mueve a lo largo de la espira,


en un intervalo de tiempo suficientemente corto para que la posición
de la espira no haya variado apreciablemente, la Ec. 4 nos da el trabajo
efectuado por la fuerza f. El trabajo realizado por unidad de carga
es (l/#)Jf * ¿/s. A esta cantidad la llamamos fuerza electromotriz. Uti¬
lizamos para ella el símbolo S, y a menudo abreviamos el nombre
Inducción electromagnética 255

a « fem ». £ tiene las mismas dimensiones que el potencial eléctrico


y se mide en volt., o en J/C.

£ = —qJf í ’ ds (5)

El término fuerza electromotriz, ya fue introducido anteriormente en


la Sec. 4.10. Se definió como el trabajo por unidad de carga que inter¬
viene al moverse una carga a lo largo de un circuito que contiene Fig. 7.7 (a) El flujo a través de C es

una pila voltaica. Ampliamos ahora la definición de fem para incluir


* = Js,B,dai
toda influencia que haga circular las cargas a lo largo de un camino
cerrado. Si el camino resulta ser un circuito físico con resistencia R,
la fem 8 originará una corriente que circulará de acuerdo con la ley
de Ohm: / — 8//L En el caso particular que estamos considerando,
f es la fuerza que actúa sobre una carga que se mueve en un campo
magnético, y tiene el valor

8 = vw(Bi — #2) (6)

La fuerza electromotriz dada por la Ec. 6 se relaciona de una manera


muy simple con la velocidad de variación del flujo magnético a través
de la espira. Por flujo magnético a través de la espira, queremos decir
la integral de superficie de B extendida a una superficie cuyo contorno
es la espira. El flujo O a través de la curva cerrada, o espira C, en la
Fig. 1.1a, viene dada por la integral de superficie de B extendida a S1:

$(Sl) = J> * *1 d (b) S2 es otra superficie de la que C es su


contorno. También serviría para el cálculo
Podemos dibujar infinidad de superficies distintas limitadas por C. de <£.
La Fig. 1.1b muestran otra de ellas, S2. ¿Por qué no especificamos
qué superficie debemos usar para calcular el flujo? No importa pues
JB •í/a tendrá el mismo valor para todas estas superficies. Vamos
a tomarnos un minuto para sentar este punto de una vez para siempre.
El flujo a través de S2 será J^B • í/a2. Adviértase que permitimos al
vector rfa2 que salga del lado superior de S2 pana que esté de acuerdo
con la elección del lado de Sv Esto dará un número positivo si el flujo
neto a través de C es hacia arriba.

= ¿B • rfa2 (8)

Vimos en la Sec. 6.2 que el campo magnético tiene divergencia nula:


div B —- 0. Luego se deduce del teorema de Gauss que si S es una
superficie cerrada cualquiera (« un globo »), y V es el volumen inte¬
rior a ella:
(c) Combinando Si y S2 para formar una su¬

perficie cerrada, para la cual JB • da. debe anu¬


B • da = Jv div B dv = 0 (9)
larse, se demuestra que B • dai = JT b • da2-
Apliquemos esto a la superficie cerrada, tal vez parecida a un timbal,
256 Inducción electromagnética

formada al unir S1 y S2, como en la Fig. 1.1c. En S2 la normal hacia


fuera es opuesta al vector ¿/a2 utilizada para el cálculo del flujo a tra¬
vés de C. Así

0=JsB-da=jB-íia1+jB-( -da2)
(10)

Esto demuestra que no importa qué superficie usemos para calcular


el flujo a través de C.
Esto es bien evidente si comprobamos que div B -- 0 implica
un tipo de conservación espacial de flujo. En cualquier volumen
entra tanto flujo como sale. (Estamos considerando el caso en el espacio
total en un instante dado.) A menudo es útil considerar « tubos»
de flujo. Un tubo de flujo (Fig. 7.8) es una superficie en la cual en cada
punto las líneas de campo magnético están contenidas en la super¬
ficie. Es una superficie a través de la cual no atraviesa el flujo, y pode¬
mos imaginar que contiene una cierta cantidad de flujo, al igual que
un cable telefónico contiene hilos. A través de cualquier curva ce¬
Fig. 7,8 Tubo de flujo. Las líneas de cam¬ rrada dibujada alrededor y muy cerca de un tubo de flujo, pasa el
po magnético están contenidas en la superfi¬ mismo flujo. Esto podía decirse del campo eléctrico E solamente para
cie del tubo. El tubo encierra cierta cantidad
las regiones donde no exista carga eléctrica, ya que div E = 4np.
de flujo <t>. No importa donde la cortemos, se
hallará que fB.dm en esta sección tiene siem¬ El campo magnético tiene siempre, y en cualquier punto, divergencia
pre el mismo valor. Un tubo de flujo no tie¬ nula.
ne por qué ser cilindrico. Puede partirse de Volviendo ahora a la espira rectangular que se mueve, vamos
cualquier parte con cierta sección recta, y el a calcular la velocidad de variación del flujo a través de la misma.
curso de las líneas de campo determinará
cómo varía la sección en forma y tamaño a En un intervalo de tiempo dt la espira se mueve una distancia vdt.
lo largo del tubo. Esto cambia el flujo total a través de la espira en dos maneras, siendo
éste J B •¿/a extendida a una superficie limitada por la espira. Como
puede verse en la Fig. 7.9, el flujo se gana en la derecha, en la cantidad
Posición de la espi¬
ra en el instante i Posición de la es¬ B2wvdt, mientras se pierde por la izquierda en la cantidad Bpvvdt.
pira en el instante Así pues, d<¡>, la variación de flujo a través de la espira en el intervalo
t + di
de tiempo dt es

d<J> — — (Bi — B2)tvv dt (11)

Comparando la Ec. 11 con la Ec. 6 vemos que, al menos en este caso,


la fuerza electromotriz puede expresarse como:

(12)

Podemos demostrar que esto se cumple de manera completamente


general, para una espira de cualquier forma moviéndose de manera
cualquiera. La espira C en la Fig. 7.10 ocupa la posición C1 en el
Fig, 7,9 En el intervalo dt la espira gana instante t, y se está moviendo de manera que, en el instante t + dt,
un incremento de flujo Biotvdi y pierde un
ocupa la posición C2. Un elemento particular de la espira, ds, ha sido
incremento Bxn* dt.
Inducción electromagnética 257

transportado con velocidad v a su nueva posición. 5 indica una super¬


ficie limitada por la espira en el instante t. El flujo a través de la espira
en este instante es

$(í) = Js,B-da (13)

El campo magnético B proviene de fuentes que son estacionarias en


nuestro sistema de referencia y permanece constante con el tiempo,
en cualquier punto fijo de esta referencia. En el instante t + dt una
superficie limitada por la espira es la superficie original S, mantenida
fija en el espacio, aumentada con la « faja » dS. (Recuérdese que pode¬
mos usar cualquier superficie limitada por la espira para calcular el
flujo a través de ella.) Así:

d>(í + dt) = f B • da = $(í) 4- f B • da O4)


JS + dS Jab

f'ijr. 7.10 La espira se mueve desde la po¬


De aquí que la variación del flujo, en el intervalo dty es exactamente sición Ci a la posición Ci en el transcurso
del tiempo dt.
el flujo a través de la « faja » dS, L B * ¿a. En la faja, un elemento de

superficie ¿/a puede expresarse como (ydt) x ds, de manera que la


integral extendida a la superficie dS puede escribirse como una integral
a lo largo del camino C, de esta manera:

ci<I> = f B-da = f B- [(v dt) x ds] (15)


V dS JC

Puesto que dt es una constante en la integración, podemos sacarlo


fuera y tenemos:

dt
= f B • (v
Je
x ds) (16)

De acuerdo con las reglas del producto mixto a • (b x c) de tres


vectores cualesquiera, tenemos la identidad: a • (b x c) = — (b x a) • c.
Aplicando esto a la cantidad bajo signo integral en la Ec. 16, te¬
nemos:

ir = -/c<”*b).* (i7)
Ahora bien, la fuerza sobre una carga q que se mueve a lo largo de
la espira es exactamente ¿?(vxB), así que la fuerza electromotriz,
que es la integral curvilínea, a lo largo de la espira, de la fuerza por
unidad de carga, es exactamente

£ = fc (y x B) • ds (18)
258 Inducción electromagnética

Comparando la Ec. 17 con la Ec. 18, obtenemos la relación simple


ya dada en la Ec. 12, pero válida ahora para formas arbitrarias y mo¬
vimientos arbitrarios de la espira. (Ni siquiera tenemos que suponer
que v es la misma para todos los puntos de la espira.) En resumen,
la integral curvilínea de i¡q, la fuerza por unidad de carga, a lo largo
de una espira móvil, es justamente la velocidad de variación del flujo
a través de la espira.
El sentido de la integral curvilínea y el de la dirección en la cual
llamamos al flujo positivo, están relacionados por la regla del tornillo.
Por ejemplo, en la Fig. 7.6 el flujo es hacia arriba a través de la espira
y es decreciente. Teniendo en cuenta el signo menos en la Ec. 12,
nuestra regla nos dice que se creará una fuerza electromotriz que
tendería a desplazar una carga positiva a lo largo de la espira en sen¬
tido contrario al de las agujas del reloj, como puede verse contem¬
plando la espira (Fig. 7.11).

Fig. 7.7 7 El flujo a través de la espira es


Anillo descendente hacia arriba y su valor disminuye en el trans¬
curso del tiempo. La flecha indica el sentido
de la fuerza electromotriz inducida, es decir,
el sentido en el que la carga positiva tiende
Sentido de la
fem inducida
a moverse.

Existe un método mejor de considerar esta cuestión del signo y


dirección. Nótese que si la corriente debe circular en el sentido de la
fuerza electromotriz inducida, en el caso representado en la Fig. 7.11,
esta misma corriente debe crear cierto flujo a través de la espira, diri¬
gido para neutralizar la supuesta variación de flujo. Esto es un hecho
físico esencial y no la consecuencia de un convencionalismo arbitrario
acerca de los signos y sentidos. Es una manifestación de la tendencia
Fifí* 7.12 Al caer el anillo, el flujo hacia de los sistemas a oponerse a un cambio. En este contexto se le llama
abajo a través del anillo aumenta. La ley de tradicionalmente ley de Lenz.
Lenz nos dice que la fem inducida tendrá el
sentido indicado por las flechas, pues es el sen¬
Otro ejemplo de la ley de Lenz se ilustra en la Fig. 7.12. El anillo
tido que debe tener la corriente que circula conductor cae dentro del campo magnético de la bobina. El flujo
para producir flujo hacia arriba a través del a través del anillo es hacia ahajo y creciente en magnitud. Para contra¬
anillo. El sistema reacciona para oponerse rrestar esta variación, se necesita cierto flujo hacia arriba. Para producir
a la variación que tiene lugar.
tal flujo se necesita una corriente que circule a lo largo del anillo en
el sentido de las flechas. La ley de Lenz nos asegura que la fem indu¬
cida tendrá el sentido correcto para originar tal corriente.
Inducción electromagnética 259

Si la fem hace que la corriente circule en la espira que se repre¬


senta en la Fig. 7.6 y en la Fig. 7.11, si el circuito tiene una resistencia
finita, se disipará cierta energía en el hilo. ¿Quién proporciona esta
energía? Para contestarlo, consideremos la fuerza que actúa sobre
la corriente en la espira si circula en el sentido indicado por la flecha
en la Fig. 7.11. El conductor de la derecha, en el campo B2 experimen¬
tará una fuerza hacia la derecha, mientras la parte opuesta de la espira,
en el campo Bx será empujada hacia la izquierda. Pero es mayor
que B2, por lo que la fuerza total sobre la espira es hacia la izquierda,
opuesta al movimiento. Para conservar a la espira en movimiento a
celeridad constante, ha de actuar cierto agente exterior y la energía
así invertida se presenta eventualmente en forma de calor en el hilo.
Imaginemos lo que sucedería si se violara la ley de Lenz o si la fuerza
sobre la espira actuará en un sentido que ayudara al movimiento de la
espira.

las dos bobinas producen un campo magnético B


Fifí. 7. Vi
que es aproximadamente uniforme en las proximidades de la
espira. En la espira, que gira con velocidad angular u#. se
induce una fuerza electromotriz que varia sinusoidalmentc.
260 Inducción electromagnética

Un elemento muy corriente en maquinaria eléctrica y en los ins¬


trumentos eléctricos es una espira o bobina que gira en un campo
magnético. Vamos a aplicar lo que acabamos de ver ai sistema repre¬
sentado en la Fig. 7.13, una simple espira girando a celeridad cons¬
tante en un campo magnético que es aproximadamente uniforme
La parte mecánica esencial, ejes, cojinetes, motor, etc., no se han di¬
bujado. El campo B está originado por dos bobinas fijas. Supongamos
que la espira gira con velocidad angular constante co, en radianes/seg.
Si su posición en cualquier instante viene determinada por el ángulo 0,
entonces 6 = mt + <*, donde la constante a es simplemente la posición
de la espira para t = 0. La componente de B perpendicular al plano
de la espira es B sen 0. Por lo tanto el flujo a través de la espira en el
instante t es

4>(í) = SB sen (coi + a) (19)

donde S es el área de la espira. Para la fuerza electromotriz inducida


tenemos en este caso:

d<&
8 — SBco eos (cot -f a) (20)
dt

Si la espira en lugar de ser cerrada está conectada a través de anillos


colectores a hilos exteriores, como indica la Fig. 7.13, podemos detec¬
tar en estos terminales una diferencia de potencial alterna senoidal.
Un ejemplo numérico puede aclarar cualquier duda acerca de
las unidades. Supongamos que la intensidad del campo magnético
B es de 0,05 T, la celeridad de rotación de 30 revoluciones por
segundo, el área de la espira de 80 cm2. Entonces co = 2^*30= 188
rad/s, y la amplitud, es decir el valor máximo de la fuerza electro¬
motriz inducida oscilante es

^máx= SBo) = (188 s"1) (8 • 10_3m2) (0,05 T) = 75,39 . 10“4 V (21)

Puesto que ¿Tes trabajo por unidad de carga, debe aparecer en V.

7.4 Una espira estacionaria con la fuente


del campo móvil
Si queremos, podemos considerar los hechos representados en la
Fig. 7.6 desde un sistema de referencia que se mueve con la espira.
Esto no puede cambiar los hechos, solamente los términos empleados
para describirlos. Sea F' con coordenadas x\ y', z', el sistema de refe¬
rencia solidario de la espira, que ahora consideramos estacionaria (Fi¬
gura 7.14). La bobina y la batería, estacionarias en la referencia F,
se mueven en la dirección — y con la velocidad v' = ;— v. Sean B\
y B'2 los campos magnéticos medidos en los dos extremos de la espira
Inducción electromagnética 261

Referencia F*

Fi^. 7*14 En la referencia F* la espira está en reposo, la


fuente del campo se está moviendo. Los campos B' y E' am¬
bos están presenten y los dos son función de la posición y
del tiempo.

por observadores en F' en cierto instante t'. En estas posiciones exis¬


tirá un campo eléctrico en F. La Ec. 6.62 nos dice que:

EJ = — v' x Bí — v x Bí
(22)
= — v' x = v x

Para los observadores en Ff este es un campo eléctrico auténtico,


pero no es un campo electrostático. La integral curvilínea de E' a lo
largo de todo camino cerrado en F’ generalmente no es nula. En rea¬
lidad, la integral curvilínea de E' a lo largo de la espira rectangular es:

fE'-ds'=wv(BÍ- B'2) (23)

Podemos llamar a esta integral curvilínea de la Ec. 23, fuerza


electromotriz 8' en este camino. Si una partícula cargada se mueve
una vez a lo largo del camino, 8' es el trabajo realizado sobre ella,
por unidad de carga. 8" está relacionada con la velocidad de variación
262 Inducción electromagnética

del flujo a través de la espira. Para verlo, advirtamos que mientras la


espira en sí está estacionaria, el modelo de campo magnético se mueve
ahora con la velocidad — v de la fuente. De aquí que para el flujo
ganado o perdido en ambos extremos de la espira, en un intervalo
de tiempo dt\ obtengamos un resultado similar a la Ec. 11 y conclui¬
mos que:

d<P'
S' = (24)
dt'

Podemos resumir a continuación las descripciones en los dos sis¬


temas de referencia, Fen el cual B está en reposo, y F' en el que está
en reposo la espira:
Un observador en F dice: «Aquí tenemos un campo magnético
que aunque no es uniforme en el espacio es constante en el tiempo.
No hay campo eléctrico. La espira metálica aquí se mueve con una
velocidad v a través del campo magnético, por lo tanto sobre sus
cargas actúa una fuerza v x B N por unidad de carga. La inte¬
gral curvilínea de esta fuerza por unidad de carga, tomada a lo lar¬
go de toda la espira, es la fuerza electromotriz g y es igual a — (dd>/dt).
El flujo O es JB • ¿/a extendida a una superficie S que, en cualquier ins¬
tante t de mi reloj, está limitada por la espira».
Un observador en F' dice : « Esta espira está estacionaria y sólo
un campo eléctrico podría hacer que sus cargas se muevan. Pero en
realidad existe un campo eléctrico E'. Parece estar originado por este
objeto parecido a un imán que en este instante se mueve con una velo¬
cidad — v, produciendo al mismo tiempo un campo magnético B'
más bien intenso. El campo eléctrico es tal que jE'*¿/s' a lo largo
de esta espira estacionaria no es nula, sino igual a la velocidad
de variación del flujo a través de la espira, dfb'/dt'. El flujo
^'es JB * d2L extendida a una superficie limitada por la espira, los
valores de B' están medidos sobre esta superficie en un instante dado t'
de mi reloj ».
Nuestras conclusiones hasta aquí son relativísticamente exactas.
Se cumplen para cualquier celeridad v ^ c siempre que observemos
escrupulosamente las distinciones entre B y B', t y t\ etc. Si v c,
de manera que ü2/c2 pueda despreciarse, B' será prácticamente igual
a B, y podemos ignorar también, sin temor, la distinción entre t y

7.5 Una ley universal de la inducción


Vamos a llevar a cabo tres experimentos con los aparatos repre¬
sentados en la Fig. 7.15. Las mesas están sobre ruedas, de manera
que puedan moverse fácilmente. Se ha conectado un galvanómetro a
nuestra vieja espira rectangular, y para acrecentar toda fuerza elec¬
tromotriz inducida, ponemos varias vueltas de hilo en la bobina en
vez de una. Aunque, francamente, nuestra sensibilidad podría aun ser
marginal, con la débil fuente de campo magnético representada. Qui-
Inducción electromagnética 263

Fig. 7 .15 Suponemos que las dos mesas pueden moverse o bien, con
ambas mesas fijas, la corriente / en la bobina puede variar gradual¬
mente.

zás pueda montarse una versión más práctica del experimento en el


laboratorio.

Experimento I. Con corriente constante en la bobina y la mesa 1


estacionaria, se mueve la mesa 2 hacia la derecha con celeridad v.
El galvanómetro se desvía. No nos sorprende; ya hemos analizado
este hecho en la Sec. 7.3.

Experimento IL Con corriente constante en la bobina y la


mesa 2 estacionaria, se mueve la mesa 1 hacia la izquierda con cele¬
ridad v. El galvanómetro se desvía. Esto tampoco nos sorprende.
Ya hemos discutido la equivalencia de los experimentos I y II, una
equivalencia que es un ejemplo de la invariancia de Lorentz, o para
pequeñas celeridades de nuestras mesas, de invariancia galileana. Sa¬
bemos que en ambos casos la desviación del galvanómentro puede
relacionarse con la velocidad de variación del flujo de B a través de la
espira.
264 Inducción electromagnética

Experimento III. Ambas mesas permanecen en reposo, pero


variamos la corriente / en la bobina deslizando el contacto K a lo
largo de la cinta resistiva. Hacemos esto de tal manera que la velocidad
de disminución del campo B en la espira sea la misma que en los ex¬
perimentos I y II. ¿Acusará desviación el galvanómetro?

Para un observador estacionado en la bobina de la mesa 2 y que


mide el campo magnético en este punto en función del tiempo y de
la posición, no hay manera alguna de distinguir entre los experimen¬
tos I , II y III. Imaginemos una cortina de tela negra entre las dos
mesas. Aunque podría haber pequeñas diferencias entre las confi¬
guraciones del campo para II y III, un observador que no supiera lo
que había detrás de la cortina no podría decir a base de medidas loca¬
les de B solamente, qué caso era. Así, si el galvanómetro no respon¬
diera con la misma desviación en el experimento III, significaría que
la relación entre los campos magnéticos y eléctrico en una región
dependen de la naturaleza de una fuente remota. Dos campos magné¬
ticos esencialmente similares en sus propiedades locales deben tener
asociado en un caso, pero no en el otro, un campo eléctrico con
JE ^S^O.
Encontramos por el experimento que III es equivalente a I y II.
La desviación del galvanómetro tiene el mismo valor que el de la
anterior. Los experimentos de Faraday fueron los primeros en demos¬
trar este hecho fundamental. La fuerza electromotriz que observamos
depende solamente de la velocidad de variación del flujo de B y de
nada más. Podemos establecer como una relación universal la ley
de la inducción de Faraday:

Si C es una curva cerrada, estacionaria en las


coordenadas x, y, z, si S es una superficie limitada por
C, y B(x, y, z, t) es el campo magnético medido en
x, y, z, en el instante /, entonces

(25)

Usando el operador vectorial rotacional, podemos expresar esta


ley en forma diferencial. Si la relación

(26)

es cierta para toda curva C que limite la superficie S, como nuestra


Inducción electromagnética 265

ley afirma, se deduce que en todo punto

dB
rot E = (27)
dt

Para demostrar que la Ec. 27 se deduce de la Ec. 26, operamos como


se acostumbra, haciendo decrecer C alrededor de un punto, que su¬
ponemos no es singular para la función B. Entonces, en el límite,
la variación de B en la pequeña superficie a que limita C será des¬
preciable y la integral de superficie tenderá a B * a. Ahora bien, por

definición (Ec. 2.76), el límite a que tiende J^E* ds cuando la porción


de superficie tiende a cero es a - rot E. Así que, en el límite, tenemos

aT»,E=-|(B-a)=.-(-^f) (28,

Ya que esto se cumple para toda a infinitésima, debe cumplirse que *

E = — f (29)

Reconociendo que B puede depender tanto de la posición como del


tiempo, escribiremos dB/dt en lugar de dBjdt. Tenemos entonces estas
dos proposiciones, completamente equivalentes, de la ley de la in¬
ducción :

(30)
o
0B
rot E =
dt

Aquí E viene en volts, B en tesla, ds y ¿/a están en metros y m2,


respectivamente, con t en segundos. La fuerza electromotriz
/ = JCE • ds vendrá dada en volts.
El flujo magnético O, que es J5B • rfa, se expresaría en tesla • m2.
A esta unidad se le asigna un nombre propio, el weber (wb).

* Si esto no es evidente, nótese que escogiendo a en la dirección X establecere¬


dBx
mos que (rot E)x : así sucesivamente.
dt '
266 Inducción electromagnética

Fig. 7.16 La corriente alterna en las bobinas produce un


campo magnético que en el centro oscila entre 0,005 T hacia
arriba y 0,005 T hacia abajo. En cierto instante el campo es
aproximadamente uniforme dentro del círculo C.

La expresión diferencial, rot E = -dB/dt, presenta tal vez


más fácilmente el punto a que queríamos llegar antes acerca de la na¬
turaleza local de las relaciones de los campos. La variación de B en el
tiempo en un entorno determina completamente rot E en el mismo
— nada más importa. Por descontado que esto no nos determina
completamente E. Podríamos superponerle cualquier campo elec¬
trostático con rot E = 0 sin afectar en nada esta relación.
Inducción electromagnética 267

Como ejemplo concreto, supongamos bobinas como las de la Fi¬


gura 7.13 que se alimentan con corriente alterna de 60 ciclos/seg, en
lugar de corriente continua. La corriente y el campo magnético varían
como sen (2n • 60 ■ /) = sen 3771. Supongamos que la amplitud de la
corriente es tal que el campo magnético B en la región central alcanza
un valor máximo de 0,005 T. Queremos investigar el campo eléctrico
inducido, y la fuerza electromotriz inducida, en un camino circular
de 10 cm de radio representado en la Fig. 7.16. Podemos suponer que
el campo magnético B es prácticamente uniforme en el interior de este
círculo, en cierto instante.

B = 50 sen 377f (32)

B dado en tesla y t en segundos. El flujo a través de la espira C es

O = 7tr2B = n. 0,12 • 0,005 sen 377/ =


= 1,57 • 10“4 sen 3771 Tm2 (wb) (33)

Utilizando la Ec. 31 para calcular la fuerza electromotriz,


<t>
tUMX 3.57 • 10
d<&
— —1,57 • 377 • 10-4 eos 377/
ir (34)
= —0,059 eos 377/ (volt)

tiempo
El máximo alcanzado por 8 es 59 milivolt. El signo menos nos afirma
que se respeta la ley de Lenz, si hemos definido los sentidos de manera
correcta. La variación de $ y de 8 con el tiempo pueden verse en
la Fig. 7.17.
¿Qué hay del campo eléctrico? Normalmente no podemos deducir Fig. 7.17 (a) Flujo a través del círculo f:
E del valor de rot E solamente. Sin embargo, nuestro camino C aquí
es una circunferencia en torno al centro de un sistema simétrico. Si no
8
hay ningún otro campo eléctrico en los alrededores, podemos suponer
8mÁX - 0,059 volt
que en la circunferencia C, E está en su plano y tiene módulo cons¬
tante. A partir de aquí es una cosa trivial predecir su módulo, puesto
que j>-* = 2nrE = 8, la cual ya hemos calculado. En este caso, el
tiempo
campo eléctrico en la circunferencia, en un instante dado, será parecido
al de la Fig. 7.18a. Pero si hay otras fuentes de campo eléctrico pare¬
cería completamente distinto. Si hubiera una carga positiva y otra
negativa, situadas en el eje, como puede verse en la Fig. 7.186, el campo (b) Fuer/a electromotriz asociada con el ca-
eléctrico en las inmediaciones de la circunferencia sería la superposición mino C.
del campo electrostático de las dos cargas y del campo eléctrico in¬
ducido.
268 Inducción electromagnética

0 -

fíje. 7,¡fí C ampo eléctrico en el camino


circular C: (a) en ausencia de fuentes dis¬
tintas de las simétricas, corriente oscilante: •+
(6) incluyendo el campo electrostático de dos ih)
cargas sobre el eje.

f'i/r. 7./*> La corriente h en la espira Cj


origina cierto flujo «t>« a través de la es
pira C.

7.6 Inducción mutua


Se fijan dos circuitos, o espiras, Cx y C2 en una posición relativa
mutua determinada (Fig. 7.19). De alguna manera, tal como con una
batería y una resistencia variable, se hace circular una corriente con¬
trolable Ix en el circuito Cv Sea y, z) el campo magnético que
existiría si la corriente en C2 permaneciese constante en el valor 7j
Inducción electromagnética 269

y sea ®21 el flujo de Bx a través del circuito C2. Así que,

$21 = * da2 (35)

donde S2 es una superficie limitada por C2. Con la forma y la posición


de los dos circuitos fijos <I>21 será proporcional a íl;

— const (36)
h

Supongamos ahora que Ix varía con el tiempo, pero la variación


es suficientemente lenta para que el campo Bx en cualquier punto en
las proximidades de C2 y la corriente Ix en Cv en el mismo instante,
estén en la misma relación que estarían si fuesen corrientes estacio¬
narias. (Para ver el por qué de tal restricción, imagínese que CA y C2
están separados 10 metros y hacemos que la corriente en Crse duplique
en 10 nanosegundos.) El flujo $21 variará proporcionalmente a la
variación de Iv Habrá una fuerza electromotriz inducida en el cir¬
cuito C2 de valor

, dh
&21 — const —™ (37)
dt

Aquí la constante es la misma que en la Ec. 36. Vamos a llamarla M21,


y a escribir la Ec. 37 de esta manera:

&21 — Ai;21 dh (38)


dt

A esta constante A/21 la llamamos coeficiente de inducción mutua.


Su valor viene determinado por la geometría de la disposición de las
espiras. Las unidades dependerán, por supuesto, de nuestra elección
de las unidades para 8, / y t. En el sistema SI, con 821 en volt
e Ix en ampere, M viene dado en henry *. Esto es, la inducción mutua
M21 es de un henry si una corriente Ix variando en un ampere/seg / «I?. 7.20 l a corriente en el anillo (”1 ori¬
induce una fuerza electromotriz de un volt en el circuito C2. gina un campo B. que es aproximadamente
uniforme en la región del pequeño anillo C*.
Como ejemplo, consideremos el circuito de la Fig. 7.20, dos ani¬
llos coplanarios concéntricos, un pequeño anillo C2 y uno mucho

* La unidad se llama así, en honor a José Henry (1797-1878), el más famoso


físico americano de aquel tiempo. La inducción electromagnética fue descubierta
independientemente por Henry, prácticamente al mismo tiempo que los experimentos
de Faraday. Henry fue el primero en reconocer el fenómeno de la autoinducción.
Desarrolló el electroimán, el prototipo de motor eléctrico, inventó el relé eléctrico,
y casi la telegrafía.
Inducción electromagnética

mayor Cv ¿Cuál es A/21 en este caso? En el centro de C\, al circular


Iv el campo viene dado por

2ttJi (39)
Bi
Ri

con /, en A, Bx en tesla. (Si no se recuerda cómo hallar el campo


en el centro del anillo de corriente, repásese el párrafo al principio
de la Sec. 6.5 que conduce a la Ec. 6.42.) Supongamos R2 Rx para
que podamos despreciar la variación de Bx en el interior del anillo
pequeño. Entonces el flujo a través del anillo pequeño vale

27r2Iiñ22
*21 = (^22)^ (40)
«i

Así que la « constante » de la Ec. 36, en este caso particular tendrá


el valor ln2R\/Rx y la fuerza electromotriz inducida en C2 será

2*r2fl22 dh
£21 (41)
Ri dt

con /21 en V e /j en A.
Así que el valor de M21 en henry, con R2 y Ri en centímetros, es

(43)

El signo menos que hemos ido arrastrando, no nos dice gran cosa,
ahora bien, si queremos estar seguros de cuál es el sentido en que la
fuerza electromotriz tiende a dirigir la corriente en C2, la guía más
segura es la ley de Lenz.
Si el circuito Cl consiste de Nx vueltas de hilo, en lugar de un
anillo único, el campo B} en el centro seria veces más intenso
para una intensidad dada Iv Si la espira C2 consta de JV2 vueltas, todas
del mismo radio R2, la fuerza electromotriz de cada vuelta se sumará
a la de la siguiente, haciendo que la fuerza electromotriz total en este
circuito sea N2 veces mayor que la de una espira única. Así, para múl¬
tiples vueltas en cada bobina, la inducción mutua viene dada por
Inducción electromagnética 271

Esto supone que las espiras de cada bobina estén completamente


en contacto, siendo la sección recta del manojo pequeña comparada
con el radio de la bobina. Sin embargo, la inducción mutua A/21 tiene
un significado bien definido para dos circuitos de cualquier forma
y disposición. Es la relación de la fuerza electromotriz en volt en el
circuito 2, debida a la variación de la corriente en el circuito 1, a la
variación con el tiempo de la corriente IY en ampere/seg. Es decir,

Mu estará en henrys, si está en volts y en amp/s.

7.7 Un teorema de «reciprocidad»


Al considerar los circuitos Cx y C2 podríamos habernos pregun¬
tado acerca de la fuerza electromotriz inducida en el circuito C2 por
una variación de corriente en el circuito Cv Esto significaría otro
coeficiente de inducción mutua Ml2:

(46)

Es un hecho notable que para los dos circuitos, sean cuales fueren,

M12 — M21 (47)

Esto no es debido a la simetría geométrica. Incluso el ejemplo


simple de la Fig. 7.20 no es simétrico con respecto a los dos circuitos.
Véase que R1 y R2 entran de manera diferente en la expresión de Mn;
la Ec. 47 afirma que, para estos dos circuitos desiguales, si

27^NxN2R\ entonces A/f _ 2n2NxN2R\


M2l =
también 12 p
*1

y no lo que habríamos obtenido por la conexión de 1 y de 2 en cual¬


quier parte.
Para demostrar el teorema, Ec. 47, debemos demostrar que el
flujo 012 a través de cierto circuito Cx como resultado de una corriente I
en un circuito C2 es igual que el flujo <í>21 que atraviesa el circuito 2
cuando circula en el circuito Cx una corriente I igual que la anterior.
Para demostrar esto, utilizamos el potencial vector.
272 Inducción electromagnética

Según el teorema de Stokes:

JCA • ds = J^( rot A) • da (48)

En particular, si A es el potencial vector de un campo magnético B,


es decir, si B = rot A, tenemos

/cA-ds==JsB'da = í>s (49)

Es decir, la integral curvilínea del potencial vector a lo largo de una


espira es igual al flujo de B a través de la espira.
Ahora bien, el potencial vector está relacionado con su fuente,
la corriente, como sigue, según la Ec. 6.35:

A 21 — f dSl (50)
4n 'c> r2l

A21 es el potencial vector en cierto punto (jc2, y2, z2), del campo mag¬
nético creado por la corriente I circulando por el circuito Q; dsl
es un elemento de la espira C\; y r21 es el valor de la distancia de
2,
este elemento al punto (x2, y z2).
La Fig. 7.21 muestra las dos espiras C1 y C2, con una corriente/
que circula por Cx. Sea (jc2, y2, z2) un punto de la espira C2. De este
f’ijj. 7.21 Cálculo del flujo <t>?, que pava a modo el flujo a través de C2 debido a la corriente / en C1 es:
través de C2 debido a la corriente / que
circula en Ci.

°21 =fc2A21'ds2 4 ,ds2'A2i~^¿Lds2* (51)

De manera parecida al flujo a través de C1 debido a la corriente l


que circula por C2 vendrá dada por

$12 ¥-(*.•(
4tT /Ci Jc2 —
fi2
(52)

Ahora bien, r12 = r2í, puesto que son valores de distancia, no


vectores. El significado de cada una de las integrales anteriores es:
Tómese el producto escalar de un par de elementos de línea, uno de
cada espira, divídase por la distancia entre ellos, y súmese para todos
ellos. La única diferencia entre la Ec. 51 y la Ec. 52 es el orden en el
que se llevan a cabo estas operaciones, y no puede afectar la suma
final. Por lo tanto <t>12 = 0>21, de lo que se deduce directamente que
M12 = Mn. Gracias a este teorema no debemos hacer distinción en¬
tre M12 y M21. Podemos hablar, de ahora en adelante, de la induc¬
ción mutua M de dos circuitos.
A los teoremas de este tipo se les llama a menudo teoremas de
« reciprocidad ». Existen otros teoremas de reciprocidad en circuitos
eléctricos no del todo desligados de éste. Esto nos puede traer a la
memoria la relación Q k = Cki mencionada en la Sec. 3.6 y tratada
en el problema 3.27. Una relación de reciprocidad, normalmente.
Inducción electromagnética 273

expresa cierta ley general de simetría, que no es evidente en la estruc¬


tura superficial del sistema. Encontraremos una ley de reciprocidad
extremadamente amplia, y desde cierto punto de vista, sorprendente,
al estudiar la transmisión de las ondas electromagnéticas.

7.8 Autoinducción
Cuando la corriente ¡x varia, hay una variación del flujo a través
del propio circuito Cv en consecuencia se induce una fuerza elec¬
tromotriz. La llamamos 8n. La ley de la inducción se cumple, sea cual
fuere la fuente del flujo:

d$ n (53)
Su =
dt

en donde On es el flujo a través del circuito 1 del campo Bx debido a la


corriente Ix en el circuito 1. El signo menos expresa el hecho que la
fuerza electromotriz está siempre dirigida para oponerse a la variación
de .corriente en el circuito —la ley de Lenz otra vez. Puesto que
- 2b — J
será proporcional a íx podemos escribir

(54)

A la constante Lx se le llama la autoinducción del circuito.


Como ejemplo de un circuito en el que se puede calcular Lv con¬
sideremos la bobina toroidal rectangular del Prob. 6.14, representada
de nuevo en la Fig. 7.22. Encontraremos (al resolver el problema)
que si una corriente / circula en la bobina de N vueltas produce
un campo, cuya intensidad a una distancia r del eje de la bobina

vale £i f]uj0 t0tai a través de una espira de la bobina es la El arrollamiento completo


2nr contiene N vueltas
integral de este campo extendida a la sección recta de la bobina:
Fig. 7.22 Bobina torordal de sección recta
rectangular. Se muestran solamente unas cuan¬
<D (una vuelta) = h ja -g- -y dr = ^ ln (2-) (55) tas vueltas.

El flujo que atraviesa el circuito de N vueltas es N veces mayor:

$ = J¡S- N2Ih ln tk) (56)


2% \a)

De aquí, la fuerza electromotriz inducida 8 es

8 ”
d<t>
dt
Mo_
2n
N2 h ln
e) ÉL
dt
(57)
274 Inducción electromagnética

Luego la autoinducción de esta bobina viene dada por

L = N2 h ln (—j (58)
2 71 \af

Puede pensarse que uno de los anillos antes considerado, habría


sido un ejemplo más simple para ilustrar el cálculo de la autoinduc¬
ción. Sin embargo, si tratamos de calcular la inductancia de una es¬
pira simple de hilo, nos encontramos con una dificultad desconcer¬
tante. Parece buena idea simplificar el problema suponiendo que el diá¬
metro del hilo es nulo. Pero pronto vemos que si por el filamento de
diámetro nulo circula una corriente finita, el flujo que atraviesa una
espira de tal filamento, es infinito. El motivo es que el campo i?, en
las proximidades del filamento de corriente varía como 1 jr siendo r
la distancia al filamento, y la integral de B X área diverge como f(drjr)
cuando la extendemos a r=0. Para evitarlo podemos hacer que el
radio del hilo sea finito, no nulo, lo que de todos modos es más real.
Esto puede hacer el cálculo un poco más complicado, en un caso dado,
pero no nos preocupa. La dificultad real es que las diferentes partes
del hilo aparecen como circuitos diferentes, asociados a cantidades
de flujo distintas Ya no estamos seguros de lo que quiere decir el
flujo a través del circuito. De hecho, a causa de que la fuerza electro¬
motriz es diferente en las distintas espiras filamentarias en las que
puede dividirse el circuito, debe tener lugar alguna redistribución de
densidad de corriente cuando circulan por el anillo corrientes que varían
muy rápidamente. De aquí que la inductancia del circuito puede de¬
pender tal vez de la rapidez de variación de /, y por consiguiente no
ser estrictamente constante como implicaría la Ec. 54.
Este inconveniente se evitó en la bobina toroidal del ejemplo,
despreciando el campo en la inmediata proximidad de las vueltas
individuales del arrollamiento. La mayor parte del flujo no pasa a
través de los mismos hilos, y cuando esto ocurra, el efecto que nos
ha estado preocupando, no será importante.

7.9 Un circuito que contiene autoinducción


Supongamos que conectamos una batería con una fuerza electro¬
motriz una bobina o inductancia, con una autoinducción L, como
en la Fig. 7.23a. La propia bobina, los hilos de conexión e incluso la
batería tendrán cierta resistencia. No nos preocupamos de cómo está
distribuida en el sistema. Se puede agrupar en una sola resistencia /?,
indica en el diagrama del circuito de la Fig. 1.22b por un símbolo de
resistencia con este valor. El resto del circuito, especialmente los hilos
de conexión, también contribuye un poco a la autoinducción de todo
/¡n., 7.23 Circuito simple con inductancia (n) el circuito; la supondremos incluida en L. En otras palabras, la Fi¬
y resistencia (h). gura 23b representa una idealización del circuito físico: la inductan¬
cia L, simbolizada por -v^Or- no tiene resistencia; la resistencia R
no tiene inductancia. Este es el circuito ideal que vamos a analizar.
Inducción electromagnética 275

Si la corriente I está variando con el tiempo a razón de dljdt


se inducirá una fuerza electromotriz L dljdt, en un sentido que se
oponga a la variación. Existe también la fuerza electromotriz cons¬
tante 80 de la batería. Si definimos el sentido positivo de la corriente
como el que la batería tiende a dirigir la corriente a lo largo del cir¬
cuito, la fuerza electromotriz total en un instante es 80 — L dljdt.
Ésta hace circular la corriente / a través de la resistencia. Es decir,

= M (60)

También lo podemos explicar de la siguiente manera: La diferen¬


cia de potencial entre los puntos A y 7?, a la que llamaremos caída
de tensión en el inductor, es L dljdt, con la parte superior del induc¬
tor positiva si I está aumentadando en el sentido indicado. La diferen¬
cia de potencial entre B y C, la caída de tensión en la resistencia, es
RJ, siendo positivo el extremo superior de la resistencia. Por lo tanto,
la suma de la caída de tensión en el inductor y en la resistencia vale
L dljdt + Rí. Esto es lo mismo que la diferencia de potencial entre
los terminales de la batería, la cual es £0 (nuestra batería ideal no
tiene resistencia interna). Así que

di (61)
So + RI
dt

que simplemente es una nueva expresión de la Ec. 60.


Antes de considerar la solución matemática de la Ec. 60, vamos
a ver lo que debería ocurrir en el circuito si el interruptor se cierra
en el instante t = 0. Antes de cerrar el interruptor, necesariamente
7=0. Mucho tiempo después de haber cerrado el interruptor, deberá
alcanzarse un estado estacionario, con una corriente prácticamente
constante, con cierto valor 70. En aquel instante y a partir del mismo
dljdt ~ 0, y la Ec. 60 se reduce a

S0 = Río (62)

La transición desde una corriente nula a un estado estacionario de


corriente 70 no puede ocurrir bruscamente en el instante t = 0, pues
entonces dljdt sería infinita. De hecho, inmediatamente después de
t = 0, la corriente / será tan pequeña que el segundo miembro, RI,
de la Ec. 60 puede despreciarse, dando

di 8o
dt ~ L (63)

La inductancia L limita la velocidad de crecimiento de la corriente.


Lo que sabemos está resumido en la Fig. 7.24a. Sólo falta hallar
cómo tiene lugar la completa variación. La Ec. 60 es una ecuación
diferencial muy parecida a la Ec. 29 del Capítulo 4. Sin más pode-
276 Inducción electromagnética

mos escribir una solución de la Ec. 60 que satisfaga a la condición


inicial, 7 = 0 para t = 0.

j = li(i _ e-(*/«») (64)


La gráfica de la Fig. 1.24b indica que la corriente tiende a su


valor asintótico 70 exponenciálmente. La « constante de tiempo » de
este circuito es la cantidad L/7?. Si L se mide en henry y R en ohm,
aquélla viene dada en segundos, ya que henry ~ volt/(ampere/seg),
y ohm ~ volt/ampere.
¿Qué ocurre si abrimos el interruptor después que se ha esta¬
Fig. 7.24 ía) Cómo debe comportarse ¡ni*
cialmcnte la corriente, y después de transcu¬ blecido la corriente 70, forzando así a que la corriente caiga brus¬
rrido largo tiempo. camente a cero? Esto haría al término LdUdt negativamente infinito.
La catástrofe puede ser más que matemática. Algunas personas han
muerto al abrir un interruptor en circuitos altamente inductivos. Lo
que sucede generalmente es que una tensión inducida muy elevada,
produce una chispa o arco a través de los contactos del interruptor
abierto, de manera que la corriente continúa a pesar de todo. En lugar
de esto, quitemos la batería del circuito, cortocircuitando la combi¬
nación RL, como en la Fig. 7.25a, desconectando al mismo tiempo
la batería. Tenemos ahora un circuito determinado por la ecuación

0 = l^L + ri
dt (65)

con la condición inicial I = I0 para t = tv donde t1 es el instante éh


(b) Variación completa de la corriente con el que se cortocircuito el circuito. La solución es la función exponen^
el tiempo en el circuito de la Fig, 723. cial decreciente:

I ~ loe-wm-to (66)

con la misma constante de tiempo característica LlR que antes.

7.10 Energía almacenada en el campo magnético


Durante la disminución de la corriente descrita por la Ec. 66 y la
Fig. 7.256, en la resistencia R se disipa energía. Puesto que la energía
dU disipada en un intervalo de tiempo pequeño dt vale RI2dt, la ener¬
gía total disipada después de cerrar el interruptor en el instante tl
debe ser;

(7 =
J'OO
RP dt =
f* oc
Rl02e-(2R/m-h) dt (67)
h Jt¡
Inducción electromagnética 277

Efectuando el cambio ,v = 2 R(t — t^/L la integral se calcula fácil¬


mente:

U = Río2 e-' dx = {Lio2 (68)

La fuente de esta energía era el inductor con su campo magné¬


tico. En realidad, la batería ha efectuado exactamente este trabajo
para establecer la corriente en el primer caso — en y por encima de la
energía disipada por la resistencia entre t = 0 y t — tu que también
fue suministrada por la batería. Para ver que esto es una relación
general, notemos que si tenemos una corriente creciente en un in¬
ductor, debe realizarse trabajo para que circule la corriente / contra
la fuerza electromotriz inducida Ldl/dt. Por lo tanto, el trabajo rea¬
lizado en el intervalo de tiempo dt es

dW = LI^-dt = LI di = \L d(P) (69)


dt

Por consiguiente podemos asignar una energía total

U = {LP (70)
(/>) Disminución exponencial Je la corriente
en el circuito LH.
a un inductor por el que circule una corriente /. Con la eventual dis¬
minución de esta corriente, aparecerá en alguna parte esta energía.
Es natural considerarla como una energía almacenada en el campo
magnético del inductor, tal como la energía de un condensador car¬
gado se consideraba almacenada en su campo eléctrico. La energía
de un condensador cargado a una diferencia de potencial V es 1¡2CV\
y se calcula asignando a un elemento de volumen dv, una cantidad
de energía (e0/2)E2dv, donde la intensidad del campo eléctrico es E.
Es agradable, pero muy sorprendente, encontrar que una relación
exactamente similar se cumple para la energía almacenada en un in¬
ductor. Es decir, podemos adscribir al campo magnético una densidad
de energía (1/2ii0)B2, y sumando la energía de todo el campo nos dará
la energía 1/2L/2.
Vamos a aplicar esto a un caso particular, volviendo de nuevo
a la bobiña toroidal cuya inductancia L calculamos en la Sec. 7.8.
Hallamos (Ec. 58)

L = _*LyvW-) (71)
2n ^ a '

La intensidad del campo magnético By al circular la corriente /, venía


dada por

fio NI (72)
2n r
278 Inducción electromagnética

Para calcular la integral de volumen de B2/2fi0 podemos usar un ele¬


mento de volumen que consiste en la capa cilindrica dibujada en la Fi¬
- 2b- gura 7.26, cuyo volumen es Inrh dr. Cuando esta capa se extienda
de r = a a r = />, barre todo el espacio que contiene el campo mag¬
nético. (Recuérdese que el campo magnético B es nulo en todo punto
exterior al toroide.)

Comparando este resultado con la Ec. 71, vemos que, en realidad,

-J—h2dv = \LI2 (74)


2^o J

f'ig. 7.26 Cálculo de la energía almacenada


en el campo magnético de la bobina toroi- La exposición más general, la contrapartida de nuestra expresión
dal de la Fie. 7.22. para el campo eléctrico en la Ec. 1.36, es que la energía U asociada
a todo campo magnético B{x, v, z) viene dada por

1
U = f B2 dv (75)
2//0 J elTodo
campo

Tomando B en tesla y v en metros cúbicos, la U de la Ec. 75


vendrá dada en joules.

Problemas
7.1 .Cuál es la fuerza electromotriz máxima inducida en una bobina de
4000 espiras, de radio medio 12 cm, girando a 30 revoluciones por segundo
en el campo magnético terrestre, donde la intensidad del campo vale 5 * 10-5
tesla.
Resultado: 1,71 volt

7.2 Un hilo recto largo es paralelo al eje y pasando por el punto z = h


sobre el eje z. Una corriente / circula por este hilo, regresando por un conduc¬
tor remoto cuyo campo puede despreciarse. En el plano xy hay una espira
cuadrada con dos de sus lados, de longitud b, paralelos al hilo largo. Esta es¬
pira se desplaza a celeridad constante en la dirección y sentido x. Determinar
el valor de la fuerza electromotriz inducida en la espira en el instante en que el
centro de tal espira cruza el eje y.

7.3 En la región central de un solenoide que está conectado a una fuen¬


te de potencia en radiofrecuencia, el campo magnético oscila a 2,5 • 106 ci-
Inducción electromagnética 279

clos/s con una amplitud de 4 • 10-4 tesla. ¿Cuál es la amplitud del campo eléc¬
trico oscilante, en volt/m, en un punto a 3 cm del eje? (Este punto se halla
dentro de la región donde el campo magnético es casi uniforme.)

7.4 Calcúlese la fuerza electromotriz en la espira móvil de la figura en


el instante en que su posición es la indicada. Supóngase que la resistencia de
la espira es tan grande que el efecto de la corriente en la propia espira es
despreciable. Calcúlese aproximadamente cuánto debería valer esta resisten¬
cia, para que ocurriera lo dicho. Indíquese el sentido de la corriente en la es¬
pira en el instante considerado.

7.5 Supongamos que la espira de la Fig. 7.6 tiene una resistencia R. Frob. 7.4
Demuéstrese que sea cual fuere quien mueve la espira a velocidad constante,
realiza un trabajo durante el intervalo dt que coincide exactamente con la
energía disipada en la resistencia durante este intervalo, con tal que la auto¬
inducción de la espira pueda despreciarse. ¿Cuál es la fuente de energía en la
Fig. 7.11 donde la espira es estacionaria?

7.6 ¿La prescripción de una variación sinusoidal simple de la fuerza


electromotriz de la espira giratoria en la Fig. 7.13, depende de que la espira
sea rectangular, de que el campo magnético sea uniforme o de ambas cosas?
Razónese. ¿Puede sugerirse una disposición de la espira giratoria y las bobi¬
nas estacionarias de manera que se obtenga una fem no senoidal definida?
Represéntese la curva tensión-tiempo que se esperaría ver en el osciloscopio,
con tal montaje.

7.7 Calcúlese la autoinducción de un solenoide cilindrico de 10 cm de


diámetro y una longitud de 2 metros. Tiene un devanado de una capa conte¬
niendo 1200 espiras en total. Supóngase en primera aproximación que el
campo magnético en el interior del solenoide es uniforme, justo hasta los ex¬
tremos. Estímese aproximadamente el valor del error en que se incurrirá.
¿Es la L verdadera mayor o menor que nuestro resultado aproximado?

7.8 ¿Cómo devanaríamos una resistencia bobinada para que su autoin¬


ducción sea pequeña?

7.9 Deducir una fórmula aproximada para la inducción mutua de dos


anillos circulares del mismo radio a, dispuestos como ruedas en el mismo eje
con sus centros separados b cm. Utilícese una aproximación válida para,
b > a.

7.10 Las bobinas que produjeron primeramente una sacudida ligera,


pero detectable, en el galvanómetro de Faraday las describe él mismo como
bobinas de 62 m de hilo de cobre cada una, arrolladas en torno un bloque de
madera largo. Las espiras de la segunda hélice (es decir, bobinado de capa
única) estaban interpuestas entre las de la primera, pero separadas de ella
por medio de un aislamiento. El diámetro del hilo de cobre era de 1,2 mm.
No da la& dimensiones del bloque de madera ni el número de espiras en las
bobinas. En el experimento, una de las bobinas se conectaba a una batería
de 100 elementos. Véase si se puede hacer un cálculo aproximado de la du¬
ración en segundos y del valor en amperes del pulso de corriente que atravesó
el galvanómetro.

7.11 La parte (a) de la figura nos muestra dos autoinducciones y


L2. En la posición relativa indicada, su inducción mutua es M. Los sentidos
positivos de las corrientes y de las fuerzas electromotrices en cada bobina es¬
tán indicadas por medio de flechas en la figura. Las ecuaciones que relacio¬
nan corrientes y fuerzas electromotrices son

dh
£i -Li
dh±Mdh y £2 -l2 dh +
M
dt ? dt dt ? dt
280 Inducción electromagnética

Puesto que M debe ser una constante positiva, ¿cuáles deben ser los signos
correctos para estas ecuaciones? ¿Qué ocurriría si hubiéramos escogido, co¬
mo hubiera podido ocurrir, el otro sentido para la corriente positiva, y para
la fuerza electromotriz, en la bobina inferior? Conectemos ahora las dos bo¬
binas como en la parte (b) de la figura, para formar un circuito único. ¿Cuál
es la inductancia L' de este circuito expresada en función de L2 y M?
¿Cuál es la inductancia L" del circuito formado al conectar las bobinas como
se indica en (cf! ¿Qué circuito, (b) o (c), tiene mayor autoinducción?Conside¬
rando que la autoinducción de cualquier circuito debe ser una cantidad positi¬
va (¿por qué no puede ser negativa?), trátese de hallar una conclusión general,
Prob. 7.14
válida para cualquier par de bobinas imaginables, relacionando las magnitu¬
des relativas de Llf L2 y M.

7.12 Una corriente oceánica fluye con una celeridad de 2 nudos (alrede¬
dor de 1 metro/seg) en una región donde la componente vertical del campo
magnético terrestre es de 0,35 • 10-4 tesla. La conductividad del agua del mar
en esta región es 0,04 (ohm cm)"1. Suponiendo que no haya otra componente
horizontal de E que el término debido al movimiento v x B, hállese la densi¬
dad de la corriente horizontal en ampere por metro cuadrado. ¿Si se sacase
una botella de agua del mar a través del campo magnético terrestre a esta
celeridad, circularía tal corriente en ella?

7.13 Una bobina de 0,01 ohm de resistencia y 0,50 milihenry de autoin¬


ducción se conecta a una gran batería de 12 volt de resistencia interna despre¬
ciable. Después de cerrar el interruptor hallar cuánto tardará la corriente en
alcanzar el 90 por cien de su valor final. ¿En este instante, cuánta energía, en
joules, está almacenada en el campo magnético? ¿Cuánta energía se ha toma¬
do de la batería hasta este instante?

7.14 Una barra metálica de masa m se desliza sin rozamiento sobre dos
largos rieles conductores paralelos, separados una distancia b. Se conecta una
resistencia R entre los extremos de los dos rieles; las resistencias de los rieles
y de la barra son despreciables frente a R. Existe un campo uniforme B per¬
pendicular al plano de la figura. En el instante t = 0 se comunica a la barra
una velocidad üq dada, dirigida hacia la derecha. ¿Qué sucede a continuación?
(a) ¿Se para la barra en algún momento? ¿Si así es, cuándo? (b) ¿Qué distan¬
cia recorre antes de detenerse? (c) ¿Qué ocurre con la conservación de la
energía?

7.15 Un hilo tenso pasa a través del entrehierro de un pequeño imán,


Prob. 7.15 & donde la intensidad del campo es de 0,5 tesla. La longitud del hilo dentro del
entrehierro es de 1,8 cm. Calcular la amplitud del voltaje alterno inducido
cuando el hilo vibra a su frecuencia fundamental de 2000 Hz con una ampli¬
tud de 0,03 cm.

7.16 La región sombreada representa el polo de un electroimán en don¬


de existe un intenso campo magnético perpendicular al plano del papel. El
armazón rectangular está hecho con varilla de aluminio de 5 mm de diámetro,
curvada y con los extremos soldados. Supongamos que al aplicar una fuerza
de 1 newton, partiendo de la posición indicada, el rectángulo se saca del imán
en 1 segundo. Ahora bien: Si la fuerza se duplica a 2 newton, el rectángulo se
sacaría en-s. El latón tiene aproximadamente una resistividad doble que
la del aluminio. Si el armazón se hiciera de varilla de latón de 5 mm, la
fuerza necesaria para sacarlo en 1 s sería_newtons. Si el armazón se hi¬
ciera con varilla de aluminio de 1 cm de diámetro, la fuerza necesaria para
sacarlo en 1 s sería-newtons. Puede despreciarse en todos los casos la
Prob. 7.16 inercia del armazón.
Inducción electromagnética 281

7.17 En el circuito representado en el diagrama la batería de 10 volts


tiene resistencia interna despreciable. El interruptor S está cerrado durante
varios segundos, luego se abre. Construir una gráfica tomando el tiempo, en
abscisas, en milisegundos, mostrando el potencial del punto A con respecto a
tierra, precisamente antes y luego 10 milisegundos después de abrir el inte¬
rruptor S. Mostrar también la variación de potencial en el punto B en el mis¬
mo período de tiempo.

7.18 Una bobina circular de hilo, con N vueltas de radio a, está situada
en el campo de un electroimán. El campo magnético es perpendicular a la
bobina, y su intensidad tiene el valor constante B0 en toda esta área. La bobina
se conecta mediante un par de conductores trenzados a una resistencia exter¬
na. La resistencia total de este circuito cerrado, incluyendo la de la propia
bobina, es R. Supongamos que el electroimán se desconecta, su campo cae
más o menos rápidamente a cero. La fuerza electromotriz inducida da lugar a
una corriente que circula por el circuito. Deducir una fórmula para la carga total Prob. 7. i 7
Q = J Idt que pasa por la resistencia, y explicar por qué no depende de la
rapidez con que el campo tiende a cero.

7.19 Discútanse las implicaciones del teorema <t>12 = $21 en caso de


anillos concéntricos grande y pequeño de la Fig. 7.20. Con una corriente fija
Ix en el anillo externo, evidentemente 021, el flujo a través del anillo interno, dis¬
minuye si Rx aumenta, simplemente a causa de que el campo en el centro se
hace más débil. Pero con la corriente fija en el anillo interno, ¿por qué <P12 el
flujo a través del anillo externo, disminuiría al aumentar Ru manteniendo R2
constante? Debe satisfacer así a nuestro teorema.
7.20 ¿Puede idearse una manera de usar el teorema <P21 = <P12 para hallar
la intensidad del campo magnético debido a la corriente en un anillo en pun¬
tos del plano del anillo a una distancia de éste mucho mayor que el radio del
anillo? (Sugerencia: Considérese el efecto de una pequeña variación ARX del
radio del anillo externo de la Fig. 7.20; debe tener el mismo efecto sobre <F12
que sobre <t>21).

7.21 La figura muestra un solenoide de radio ax y longitud bx situado


dentro de un solenoide mayor, dé radio a2 y longitud b2. El número total de
espiras es Nx en el interior y N2 en el exterior. Hállese una fórmula para la
inducción mutua M.
7.22 Un delgado anillo de radio a tiene una carga estática q. Este anillo
está en un campo magnético de intensidad B0, paralelo al eje del anillo, y está
soportado de tal manera que puede girar libremente en torno a este eje. ¿Si el
campo se retira, cuánto momento cinético ha de añadirse al anillo? Suponien¬
do que la masa de este anillo sea m, demostrar que el anillo, sí estaba inicial¬
mente en reposo, requerirá una velocidad angular a> = qBjlm. Adviértase
que, como en el Problema 7.18, el resultado depende solamente de los valores Prob. 7.21
inicial y final de la intensidad del campo, y no de la rapidez del cambio.
282 Inducción electromagnética

7.23 En la mayor parte del espacio interestelar (en nuestra galaxia) existe
un campo magnético. Hay evidencia de que la intensidad en la mayoría de las
regiones está entre 10-10 y 10“9 tesla. Adoptando 3 • 10-10 tesla como valor tí¬
pico, hallar, en orden de magnitud, la energía total almacenada en el campo
magnético de la galaxia. Para ello puede suponerse que la galaxia es un disco
de unos 1023 cm de diámetro y 1021 de espesor. Para ver si la energía magnéti¬
ca representa mucho, a tal escala, podemos considerar el hecho de que las es¬
trellas en esta galaxia están radiando unos 1037 W. ¿Cuántos años de luz este¬
lar equivalen a la energía magnética?

7.24 Un solenoide superconductor diseñado para imágenes del cuerpo


humano por resonancia magnética nuclear es de 0,9 metros de diámetro y 2,2
m de longitud. El campo en su centro es de 0,4 tesla. Estímese aproximada¬
mente la energía almacenada en el campo de esta bobina, en joules.

7.25 Se ha estimado que la intensidad del campo magnético en la super¬


ficie de una estrella de neutrones, o pulsar, puede llegar a ser de 108 tesla.
¿Cuál es la densidad de energía de tal campo? Expresarla, usando la equiva¬
lencia masa-energía, en kg por m3.

7.26 Faraday describe de la siguiente manera un experimento, que no


tuvo éxito, para detectar una corriente inducida, cuando parte de un circuito
consiste en agua moviéndose a través del campo magnético terrestre:

Hice los experimentos en el puente de Waterloo, extendiendo un hilo de


cobre de novecientos sesenta pies de longitud sobre el pretil del puente, y de¬
jando caer desde sus extremos otros alambres con amplias placas metálicas
soldadas a ellos, para completar el contacto con el agua. Así que el hilo y el
agua formaban un circuito conductor; y cuando el agua subía o bajaba con la
marea, esperaba obtener corrientes análogas a las de la bola de latón. Obtuve
constantemente desviaciones en el galvanómetro, pero eran muy irregulares, y
estaban en sucesión, atribuidas a otras causas distintas a la buscada. Las dife¬
rentes condiciones del agua como la pureza en los dos lados del río; la diferen¬
cia de temperatura; pequeñas diferencias en las placas, en la soldadura, en el
mejor o peor contacto hecho al girar u otras causas; todos producían su efecto
a su vez: y aunque experimenté con el agua que pasaba por debajo de los ar¬
cos centrales solamente; usé placas de platino en vez de cobre; y tomé otras
precauciones, no pude obtener al cabo de tres días ningún resultado satisfacto¬

O rio. (Experimental Researches in Electricity, Vol I, p. 55, Londres, 1839).

Suponer que la componente vertical del campo fue de 0,5 • 10“4 tesla,
hacer un razonable supuesto sobre la velocidad de las corrientes de la marea

LS—i en el Támesís y estimar la magnitud del voltaje inducido que Faraday inten¬
taba detectar.

Prob. 7.27
Inducción electromagnética 283

7.27 Podemos imaginar que un voltímetro es un dispositivo que registra


la integral curvilínea —Je • ds a lo largo de un camino cerrado C. Parte de C
se encuentra dentro del instrumento; el resto consta de los conductores exte¬
riores del aparato de medida y de los conductores a los que ellos están conec¬
tados. Para el signo, el voltímetro registra un voltaje positivo cuando la inte¬
gral E • ¿/s en el camino interno desde el terminal señalado + al terminal —
es mayor que cero. Teniendo esto presente, considérese el dispositivo de la fi¬
gura. El solenoide es tan largo que su campo magnético exterior es desprecia¬
ble. Su sección recta es de 20 cm2 de área, y el campo dentro va hacia la dere¬
cha y aumenta a razón de 10“2 tesla/s. Se conectan dos voltímetros idénticos,
como se indica, a puntos del bucle que encierre el solenoide y contenga las dos
resistencias de 50 ohm. Los voltímetros son capaces de indicar microvolts y
tienen resistencia interna elevada. ¿Qué indica cada voltímetro? Asegúrese que
la respuesta esté de acuerdo, desde cada punto de vista, con la Ec. 25. Prob. 7.28

7.28 El campo magnético dentro de los buenos conductores no puede


variar rápidamente. Hallamos que la corriente en un simple circuito inductivo
disminuye exponencialmente con un tiempo característico L/R (Ec. 66). En
un cuerpo conductor grande como el núcleo metálico terrestre el «circuito» no
es fácil de identificar. Sin embargo, podemos hallar el orden de magnitud del
tiempo de decaimiento, y de quién depende, efectuando algunas aproximacio¬
nes razonables. Consideremos el toroide de sección recta'cuadrada hecho con
un material de conductividad <j, en (Í3 • m)-1. Circula una corriente I. Esta I se
esparce de cierta manera por la sección recta, pero supondremos que la resis¬
tencia es la de un hilo de área a2 y longitud na, es decir R « n/ao. Para el
campo B adoptamos el campo en el centro de un anillo con corriente / y
radio a/2. Para la energía almacenada V, una estimación razonable daría
B2/2ju0 veces el volumen del toroide. Ya que dU/dt = —PR, el tiempo de de¬
caimiento de la energía U será U/PR. Demostrar que, excepto por un
factor numérico dependiente de nuestras varias aproximaciones, r « aa2/c2. El
radio del núcleo terrestre es de 3000 Km, y su conductividad se cree que es
106(Q • m)-1, aproximadamente una décima de la del hierro a la temperatura
ambiente. Evaluar r en siglos.

Prob. 7.29
284 Inducción electromagnética

7.29 La constante c= ■■ - ■ que aparece en las ecuaciones de Maxwell, pue-


x/Vo^o
de determinarse por medio de experimentos eléctricos en los que intervienen
solamente campos de baja frecuencia. Consideremos el dispositivo de la figu¬
ra. La fuerza entre las placas del condensador se equilibra por la fuerza entre
hilos paralelos recorridos por corrientes en el mismo sentido. Se aplica una
tensión alterna senoidal de frecuencia / ciclos/seg al condensador plano C1 y
también al condensador C2. La carga que entra y sale de C2 constituye la co¬
rriente en las espiras. Supongamos que C2 y las diferentes distancias que inter¬
vienen se han ajustado de manera que la fuerza hacia abajo de la placa supe¬
rior de Cx equilibra exactamente la fuerza hacia abajo de la espira superior.
(Por supuesto que los pesos de los dos lados se han equilibrado sin tensión).
Demuéstrese que bajo estas condiciones la constante c puede calcularse a par¬
tir de las cantidades medidas de la siguiente manera:

c=(2*)3'2 (t)(%)f m/seg

Adviértase que sólo se necesitan medidas de distancia y tiempo (o frecuencia),


aparte de la medida de la relación entre las dos capacidades C\ y C2. Las uni¬
dades eléctricas, como tales, no intervienen en el resultado. (El experimento es
realmente factible a frecuencias tan bajas como la de 60 ciclos/seg si C2 es, di¬
gamos, 106 veces C1 y las espiras son de varias vueltas para multiplicar el efec¬
to de una corriente pequeña).

7.30 Consideremos la espira representada en la figura. Supongamos que


queremos hallar el flujo de B a través de esta espira. Se muestran dos superfi¬
cies limitadas por la espira, en (a) y (b) respectivamente. ¿Cuál es la diferencia
esencial entre ellas? ¿Cuál es, si hay alguna, la superficie correcta que deberá
usarse para calcular la integral de superficie JB • da para hallar el flujo? Des¬
críbase la superficie correspondiente para una bobina de tres espiras. Demués¬
trese que es totalmente compatible con nuestra afirmación previa de que para una
bobina compacta de N espiras es exactamente N veces la que tendríamos para
una bobina única del mismo tamaño y forma.

(«)
Prob. 7.30
ib)

7.31 En este problema el término dínamo se usa para un generador que


funciona de la siguiente forma. Mediante cierto agente exterior —el eje de
una turbina de vapor, por ejemplo—, un conductor se mueve a través de un
campo magnético, induciérídose una fuerza electromotriz en un circuito del
cual este conductor forma parte. La fuente de campo magnético es la co-
Inducción electromagnética 285

Prob. 7.31

rriente obligada a fluir en este circuito por la citada fuerza electromotriz.


Un ingeniero eléctrico le llamaría generador de cc autoexcitado. Una de las
dínamos más simple imaginable está representada en la figura. Tiene sola¬
mente dos partes esenciales. Una parte es un disco metálico macizo y el eje
que puede hacerse girar. La otra es una «bobina» de dos vueltas que es esta¬
cionaria pero que está conectada mediante contactos deslizantes o «escobi¬
llas» al eje y al borde del disco giratorio. Uno de los dos dispositivos repre¬
sentados, al menos potencialmente, es una dínamo. El otro no. ¿Cuál es la
dínamo? Adviértase que la respuesta a esta cuestión no puede depender de la
convención que sea acerca de regla de la mano o sentidos de la corriente.
Un extraterrestre inteligente que examinase los esquemas podría dar la con¬
testación, con tal de que conociese algo acerca de flechas. ¿Qué es lo que
determina el sentido de la corriente en tal dínamo? ¿Qué determinará el va¬
lor de la corriente?

7.32 Una dínamo como la del problema precedente tiene cierta celeri¬
dad crítica cúq. Si el disco gira con cierta velocidad angular menor que co0, no
ocurre nada. Solamente cuando se alcanza esta velocidad se induce una g
suficientemente grande para producir una corriente suficientemente grande
que dé lugar a un campo magnético suficientemente grande para inducir
una g de este valor. La celeridad crítica solamente puede depender del tama¬
ño y forma de los conductores y de la conductividad a. Sea d cierta dimen¬
sión característica que exprese el tamaño de la dínamo, tal como el radio del
disco en nuestro ejemplo. Demostrar por un argumento dimensional que eu0
debe venir dada por una relación de la forma: coQ = (K/^d2o), donde K es
cierto factor numérico adimensional que depende solamente de la disposición
y tamaño relativo de las distintas partes de la dínamo. Para una dínamo de
tamaño modesto hecha totalmente de cobre, la celeridad crítica cu0 sería
prácticamente inalcanzable. Es el ferromagnetismo lo que hace posible el
generador ordinario de cc para proporcionar un campo magnético mucho
más intenso que el que podría producir la corriente en las bobinas, por sí
misma. Para una dínamo del tamaño de la tierra, sin embargo, con d medi¬
do en centenares de kilómetros más bien que en metros, la celeridad crítica
es mucho menor. El campo magnético terrestre es casi con certeza produci¬
do por una dínamo no ferromagnética que comporta movimientos en el nú¬
cleo metálico fluido. Resulta que este fluido es hierro fundido, pero no es ni
ligeramente ferromagnético debido a que está demasiado caliente. Explicare¬
mos esto en el Capítulo 11.
Circuitos de
corriente alterna

8.1 Un circuito resonante 288


8.2 Corriente alterna 293
8.3 Redes de corriente alterna 300
8.4 Admitancia e impedancia 302
8.5 Potencia y energía en circuitos
de corriente alterna 305
Problemas 309
288 Circuitos de corriente alterna

Fig. 8.1 Un oscilador armónico amorti¬


guado mecánico.

8.1 Un circuito resonante


Una masa unida a un muelle es un ejemplo familiar de un osci¬
lador. Si la amplitud de la oscilación no es muy grande, el movi¬
miento será una función sinusoidal del tiempo. En este caso, le lla¬
mamos un oscilador armónico. La característica más notable de todo
oscilador armónico mecánico es una fuerza recuperadora proporcio¬
nal al desplazamiento de la masa m de su posición de equilibrio,
F—~kx (Fig. 8.1). En ausencia de otras fuerzas exteriores, la masa,
desplazada inicialmente, oscilará con amplitud constante a la fre¬
cuencia angular, co = \jk/m. Pero generalmente cierto tipo de fric¬
ción lo conducirá eventualmente al reposo. El caso más simple es el
de la fuerza retardadora proporcional a la velocidad de la masa,
/ dx/dt. Un ejemplo nos lo proporciona el movimiento en un ñuido
viscoso. Un sistema en el que la fuerza recuperadora sea proporcio¬
nal a cierto desplazamiento x y que la fuerza amortiguadora sea pro¬
porcional a la derivada respecto al tiempo dx/dt se llama oscilador
armónico amortiguado.
Un circuito eléctrico que contenga capacidad y autoinducción
tiene lo esencial del oscilador armónico. La resistencia ohmica le
convierte en oscilador armónico amortiguado. En realidad, gracias a
la extraordinaria linealidad de los elementos del circuito eléctrico
real, el oscilador armónico amortiguado eléctrico es más próximo al
ideal que la mayoría de osciladores mecánicos. El sistema que estu¬
diaremos primero es el circuito «RLC en serie» representado esque¬
ti#. 8.2 Circuito «/?/.C en serie». máticamente en la Fig. 8.2.
Sea Q la carga en el condensador de este circuito, en el instante /.
La diferencia de potencial o voltaje en el condensador es V, que evi¬
dentemente es el mismo que el voltaje, o tensión, en la combinación
en serie de la inductancia L y la resistencia R. Tomamos V positiva
cuando la placa superior del condensador está cargada positivamente,
y definimos el sentido positivo de la corriente por la flecha en la Fi¬
gura 8.2. Con los signos elegidos de esta manera, las relaciones que
ligan a la carga Q, la corriente /, y el voltaje V en el condensador son:

l=-ÉQ- Q — CV V = L-^J- + RI (1)


dt v dt
Circuitos de corriente alterna

Queremos eliminar dos de las tres variables Q, I y V. De las dos pri¬


meras ecuaciones obtenemos / = — C dVjdt, y la tercera ecuación
se convierte en V - — LC(d2Vldt2)— RC(dVdt), o

d2V
V= 0 (2)
dt2 +

Ésta es una ecuación diferencial de segundo orden de coeficientes


constantes. Ensayaremos una solución de la forma

V = Ae~at eos wt (3)

en donde A, a y « son constantes. Las derivadas primera y segunda


de esta función son:

dV
— Ae at [ — a eos ut — to sen wí] (4)
dt

d2V
Ae at[(d¿ — to2) eos ut + 2aco sen wí] (5)
dt2

Sustituyendo en la Ec. 2, simplificando el factor común Ae *' nos


queda

(a2 — ¿o2) eos cot -j- 2aco sen ——(a cos ^ 60 Sen

+ —eos ut = 0 (6)

Se satisfará en todo instante t si, y solamente si, los coeficientes de


sen co/ y cos <0/ son ambos nulos. Es decir, debe cumplirse que:

2«w _ = 0 (7)

a (8)
+íc=0
290 Circuitos de corriente alterna

La primera de estas ecuaciones da una condición para:

(9)

mientras la segunda requiere que:

1 R2 (10)
— a H- a¿ —
LC LC 4L2

Ya que nuestra constante co es un número real, co2 no puede ser


negativo. Por lo tanto logramos obtener una solución de la forma
dada en la Ec. 3 solamente si R2/4L2 ;§= l/LC. En realidad, este es el
caso de «amortiguamiento ligero », es decir, baja resistencia, que
necesitamos examinar, así que supondremos que los valores de R, L,
y C en el circuito son tales que se cumple la desigualdad R <2]/Z¡C.
La función Ae~at eos cot no es la única solución posible. Cum¬
ple igualmente la función Be~at sénior, con los mismos requisitos,
Ec. 9 y Ec. 10, para ay ío respectivamente. La solución general es la
suma de ambas:

V(f) = e~at{A eos cot + B sen coi) (11)

Las constantes A y B pueden ajustarse para cumplir con las con¬


diciones iniciales. Esto no es muy interesante. El que, en cualquier
caso, en la solución intervenga la función seno o la coseno, o una
superposición, es una cosa insignificante, que depende de cómo se
coloque el reloj. El fenómeno esencial es una oscilación sinusoidal
amortiguada.
La variación de la tensión, o voltaje, con el tiempo se representa
en la Fig. 8.3a. Por supuesto que esto no puede cumplirse realmente
para todo tiempo pasado. En cierto instante, en el pasado, el circuito
debía haber estado provisto, de algún modo, de energía y luego se
abandona a sí mismo. Por ejemplo, el condensador se podía haber
cargado, con el circuito abierto, y luego conectado a la bobina.
En la Fig. 8.3b la escala de tiempo se ha ensanchado y se ha
añadido la curva de trazos que representa la variación de la corriente /.
Para V tomamos el coseno amortiguado, Ec. 3. Entonces la corriente
en función del tiempo viene dada por:

l — — C — ACw (sen cot + — eos cot) e~at (12)


at \ co /

La relación a/co es una medida del amortiguamiento. Si a/co es muy


pequeña, tienen lugar muchas oscilaciones mientras la amplitud dis-
Circuitos de corriente alterna 291

Fig. 8.3 (</) Oscilación sinusoidal


amortiguada de tensión en el circuito
HLC.
(h) Una porción de (a) con la escala
de tiempo dilatada, incluyendo la grá¬
fica de la corriente /.
(c) Transferencia periódica de energía
del campo eléctrico al magnético y
viceversa. Cada gráfica representa la
condición en los tiempos indicados
por los correspondientes números
en (ó).

(r)
292 Circuitos de corriente alterna

minuye poco. Para la Fig. 8.3 elegimos un caso en el cual a/co « 0,04.
Entonces el término del coseno en la Ec. 12 no tiene mucha importan¬
cia. En efecto, todo lo que hace es defasar un pequeño ángulo tg~1
(a/co). Así que las oscilaciones de corriente están, casi exactamente,
defasadas un cuarto de ciclo con las oscilaciones de tensión.
La oscilación implica una transferencia de energía desde, y hacia,
el condensador a la bobina, o del campo eléctrico al magnético. En el
instante designado por 1 en la Fig. 8.3¿ toda la energía está en el campo
eléctrico. Un cuarto de ciclo después, en 2, el condensador se descarga
y casi toda esta energía se halla en el campo magnético de la bobina.
Mientras tanto la resistencia R del circuito está actuando, y al pro¬
seguir la oscilación, la energía en los campos disminuye gradualmente.
El amortiguamiento relativo en un oscilador se expresa a menudo
dando un número llamado Q. El número Q (no hay que confun¬
dirlo con la carga en el condensador) se dice que representa la
calidad o el factor de calidad. En realidad, nadie le llama así;
simplemente se llama Q. A menor amortiguamiento mayor es el
número Q. Para un oscilador de frecuencia angular co*, Q es la rela¬
ción adimensional siguiente:

energía almacenada
Q — co (13)
potencia media disipada

Si preferimos, para recordarlo, que Q es el número de radianes del


argumento (es decir 2 veces el número de ciclos) necesario para
que la energía en el oscilador disminuya en el factor l/e.
En nuestro circuito la energía almacenada es proporcional a
V2 o a I2 y, por lo tanto, a e~2at. La energía disminuye en \¡e en un
tiempo t = 1/2a, que abarca cú/2a radianes. De aquí que para nuestro
circuito RLC

_ _co_ _ ¿oL
(14)
“2 a ~ R

Como estimación aproximada ¿cuál es la Q de la oscilación represen¬


tada en la Fig. 8.3?
Evidentemente, el caso general que acabamos de estudiar incluye
algunos casos particulares simples. Si R = 0 tenemos el oscilador
completamente no amortiguado, cuya frecuencia co0 viene dada por

1
<o0 (15)
Vlc

Principalmente trataremos con sistemas en los que el amortiguamiento


es lo suficientemente pequeño para no tenerlo en cuenta al calcular

* A la frecuencia angular se le acostumbra a llamar pulsación. (N. del T.).


Circuitos de corriente alterna 293

la frecuencia. Como se demuestra en el Prob. 8.9, el amortiguamiento


sólo tiene un efecto de segundo orden sobre co.
Para completar revisemos brevemente lo qué ocurre en el circuito
microfarad
sobreamortiguado, con lo cual R > 2]/L/C. La Ec. 2 tiene en este
caso una solución de la forma V = Aepara dos valores de /?, siendo microhenry
la solución general

V(t) = Ae~M + Be~M (16)

No hay oscilación, solamente una disminución monótona. En el caso


particular de amortiguamiento « crítico », R = 2]/L/C, y Ia
solución de la ecuación diferencial (Ec. 2) toma la forma

V(f) = (A + Bt)e~& (17)

Para L y C dadas, esta es la condición en la que la energía total en el


circuito, se disipa más rápidamente. (Véase Prob. 8.8.)
El comportamiento general, en los distintos casos, puede verse
en la Fig. 8.4,donde se ha representado V(t) para dos circuitos subamor¬
tiguados, un circuito amortiguado críticamente y un circuito sobre¬
amortiguado. El condensador y el inductor son los mismos; sólo cam¬
bia la resistencia. La frecuencia angular co0 — i/Vlc es 10 6 s 1 para
este circuito, correspondiente a una frecuencia en ciclos por segundo
de 106/2?r, o de 159 kHz.
El circuito se pone en servicio cargando el condensador a cierta
diferencia de potencial, por ejemplo, 1 volt, y luego cerrando la llave
en el instante t = 0. Es decir, V = 1 para t = 0 es una condición
í/>)
inicial. También 7=0 para t — 0, a causa de que el inductor no per¬
mitirá que la corriente aumente discontinuamente. Por lo tanto, otra
Fig.. 8.4 (<i) Con el condensador cargado,
condición inicial para V es dV/dt = 0, para t — 0. Fijémonos que la se cierra el interruptor en el instante t = 0.
disminución de las cuatro curvas empieza de la misma manera. En el (/>) Se representan cuatro casos, uno de los
caso más fuertemente amortiguado (R = 600 ohm) la mayor parte cuales. R — 200 ohm. es el caso de amorti¬
de la curva de disminución se parece a la simple disminución expo¬ guamiento crítico.

nencial de un circuito RC. La presencia de la inductancia L, solamente


se revela al comienzo de la curva, la cual se redondea para que empiece
con pendiente nula.

8,2 Corriente alterna


El circuito resonante, que acabamos de discutir, no contiene fuente
alguna de energía y por lo tanto está condenado a una actividad
transitoria, una oscilación que cesa tarde o temprano. En un circuito
de corriente alterna trataremos con un estado estacionario, una co¬
rriente y una tensión que oscilan sinusoidalmente sin variación de
amplitud. Cierta fuerza electromotriz oscilante impulsa el sistema.
294 Circuitos de corriente alterna

Apliquemos una fuerza electromotriz 8 = So eos coi a un circuito


que contiene inductancia y resistencia. Podíamos generar 8 con una
máquina esquemática igual al de la Fig. 7.14, habiéndola provisto
de algún dispositivo o motor para que el eje gire a velocidad angular
constante cu. En la Fig. 8.5 esta fuerza electromotriz se representa
conectada al circuito. Despreciaremos toda resistencia interna del
generador, o la incluimos en R. Establezcamos que la suma de caídas
de tensión a lo largo de los elementos de este circuito sea igual a la
fuerza electromotriz 8, exactamente igual como se hizo en la Ec. 7.61.
La ecuación que rige la corriente es entonces:

L-^ + RI = 80 eos coi (18)


Fi». a.s Circuito inductivo conectado a una dt
fuerza electromotriz alterna. Ahora bien, aquí puede existir cierto comportamiento transito¬
rio, dependiente de las condiciones iniciales, es decir, de cómo y cuando
se conectó el generador. Pero únicamente nos interesa el estado esta¬
cionario, cuando la corriente está oscilando de acuerdo con la fre¬
cuencia de la fuerza impulsora, con la amplitud y la fase adecuadas
para satisfacer a la Ec. 18. Para demostrar que esto es posible, con¬
sideremos una corriente definida por

I = lo eos (coi -f 9) (19)

Para determinar las constantes 70 y <p, la sustituimos en la Ec. 18:

— L/0co sen (coi + <p) — Rl0 eos (coi -f- qp) = 8o eos coi (20)

Podemos separar las funciones eos coi y sen coi:

— L/Oco(sen coí eos <p -f eos coi sen «p)


+RI0(cos coi eos <p — sen coi sen <p) = 80 eos coi (21)

Haciendo iguales a cero, separadamente, los coeficientes de eos coi


y de sen coí,

— L/qco eos <p — RI0 sen cp = 0 (22)

que da

tg <P = - ^ (23)

— LIqú) sen <p -f Río eos <p — 8o = 0 (24)

obteniendo

_So_
Io =
R eos <p — coL sen <p
_8o_ 8o eos (p
(25)
K(cos <p + sen <p tg <p) R
Circuitos de corriente alterna 295

o ya que

cos 9 = Vfl2 + ¿ü (de la Ec-23) (26)

So
(27)
Vi*2 + co2L2

En la Fig. 8.6 las oscilaciones de e y de / se representan en la


misma gráfica. Ya que cp es un ángulo negativo, la corriente alcanza
su máximo un poco más tarde que la fuerza electromotriz. Se dice,
« La corriente, en un circuito inductivo, está retrasada respecto a la Fig. 8.6 La corriente /, en el circuito de la
tensión ». A la cantidad coL, que tiene dimensiones de resistencia y se figura 8.5, representada junto con la fuerza
puede expresar en ohm, se le llama reactancia inductiva.
Si sustituimos la inductancia L por un condensador C, como en
la Fig. 8.7, tenemos un circuito regido por la ecuación

— " -}- RI — So cos cot (28)

Consideremos la solución del estado estacionario

I = Iq cos {cot -E <p) (29)

Ya que I = —dQ/dt, tenemos

Q = - íldt = — sen (<of + cp) (30)


J to

Observemos que al pasar de I a Q por integración, no hay necesidad


de una constante de integración, pues sabemos que Q debe oscilar Fig. 8, Fuerza electromotriz alterna en un
simétricamente en torno a cero en el estado estacionario. circuito que contiene resistencia y capacidad.
Sustituyendo en la Ec. 28 llegamos a

-^ sen (<o£ + qp) + Río eos (cot + <p) = 80 cos cot (31)
íoC

Exactamente igual que antes, obtenemos las condiciones para <p e I0


exigiendo que los coeficientes de cos cot y sen cot se anulen separa¬
damente. En este caso los resultados son:

(32)

y
** = iéc

(33)
Vfí2 + (1/wC)2
296 Circuitos de corriente alterna

Ahora vemos que la fase es positiva. Por lo que se dice, la corriente


« adelanta a la tensión » en un circuito capacitivo. Lo que esto sig¬
r£ * pos u>/ nifica es evidente en la gráfica de la Fig. 8.8.
Matemáticamente hablando, la función

'=wrm5cos("'- <34)

es una integraI particular de la ecuación diferencial, Ec. 18. A ésta


podría añadírsele una función complementaria, es decir, una solución
de la ecuación diferencial homogénea

Lf- + «' = 0 (35)


Fig. 8.8 Corriente en el circuito RC. Com¬
párese el defasaje en este caso con el del cir¬
cuito inductivo en la Fig. 8.5. Ahora bien, esto es precisamente la Ec. 65 del Cap. 7, cuya solución
se halló en la Sec. 7.9, que es una función que disminuye exponencial¬
mente

I ~ e-(R/L)t (36)

El significado físico es éste: Un transitorio, determinado por ciertas


T condiciones iniciales, está representado por una componente de /(/),
disminuyendo en la forma de la Ec. 36. Transcurrido un tiempo
L t > L/R, ésta se habrá extinguido llegándose solamente a la oscilación

1
sinusoidal estacionaria a la frecuencia impulsora, representada por la
integral particular, Ec. 34.
La similitud de nuestros resultados para el circuito RL y el RC
sugiere una manera de considerar el inductor y el condensador en

i serie. Supongamos que una corriente alterna / = /0 eos (cot + q) de


la manera que sea, se obliga a circular a través de tal combinación
(representada en la Fig. 8.9). La tensión en el inductor será:

Fig. 8.9 El inductor y el condensador en


serie son equivalentes
reactivo que es o bien
a un sólo elemento
un inductor o un con¬
vL —I0wL sen (<oí + <p) (37)
densador según crf.C sea mayor o menor
que 1.
La tensión en el condensador, con el signo de acuerdo con el de L/, es

Ve = - -2- = -Fjí dt = -^ sen (wí + <p) (38)

La tensión a lo largo de la combinación es pues

V = VL,+ Ve = - (coL - -LJ lo sen (<of + <p) (39)

Para una co dada, la combinación es evidentemente equivalente a un


solo elemento, o inductor o condensador, dependiendo de que la
Circuitos de corriente alterna 297

cantidad sea positiva o negativa. Supongamos, por


/

ejemplo, que <oL > —!—. Entonces la combinación es equivalente a


coC
un inductor Lr tal que

col/ = coL (40)


coC

Equivalencia significa solamente que la relación entre la corriente y la


tensión, para oscilación estacionaria a la frecuencia angular particu¬
lar co, es la misma. Esto permite sustituir L y C por V en un circuito
Fig. 8.10 El circuito KLC conectado a una
a esta frecuencia. fuerza electromotriz sinusoidal.
Esto puede aplicarse al circuito simple RCL en laFig. 8.10.Sola¬
mente necesitamos recordar las Ecs. 23 y 27, la solución para el cir¬
cuito RL alimentado con la fuerza electromotriz 8o eos coi, y sustituir
1
coL por coL— ——:

So__ eos (coi 4- <p) (41)


I =
V«2 + (coL - 1/tóCp

_L_COL
tg<P = (42)
fícoC fí

Para determinar amplitud 80 de la fuerza electromotriz, y ele¬


mentos de circuito dados L, C y R, obtenemos la corriente máxima
cuando la frecuencia angular co es tal que

uL-= 0 (43)
wC

que es lo mismo que decir que co = 1 l]/LC — co0, la frecuencia de


resonancia del circuito LC no amortiguado. En este caso, la Ec. 39
se reduce a

j _ 8o eos o)t ^44^


” R
Es exactamente la corriente que circularía si el circuito solamente
constase de la resistencia.
Como ejemplo, consideremos el circuito de la Fig. %Aa, conec¬
tado ahora a una fuente o generador de fem alterna, 8 = 8o eos coi.
La frecuencia angular co puede ser distinta de la de resonancia coo =
= 1/|i LC, la cual, para la capacidad dada (0,01 microfarad) y la induc-
tancia (100 microhenry), es 106 radianes/s (ó 106/27r Hz). La Fig.
8.11 muestra la amplitud de la corriente oscilante, en función
de <o, para tres valores distintos de la resistencia R en el circuito. Se
supone que la amplitud 8o de la fem es de 100 volt en cada caso. No¬
temos que el pico de resonancia para co = <o0 es más prominente y
agudo para el valor menor de la resistencia. Este es el mismo valor
298 Circuitos de corriente alterna (

Fig. 8.11 Una fem de 100 volt de amplitud se aplica a un circuito


RLC en serie. Los elementos de circuito son los mismos que en el
ejemplo del circuito amortiguado en la Fig. 8.4. La amplitud de la co¬
rriente se calcula por la Ec. 41 y se representa, en función de co/con, para
tres valores distintos de la resistencia.

de R para el cual, actuando como oscilador sin fem alimentadora, el


circuito se comporta como se ve en la parte superior de la gráfica
de la Fig. 8.46.
La Q del circuito, definida por la Ec. 14 como c¿0LiR *, es 106 x
x 10 4/20, o sea 5 en este caso. Generalmente hablando, cuanto mayor
sea la Q de un circuito, tanto mayor será la estrechez y altura del pico
de su respuesta en función de la frecuencia angular co. Para precisar
más, consideremos frecuencias en el entorno de <oQ, escribiendo co =
= <o0 + Acó. Entonces para el primer orden de Aco/co0,la expresión

* La <0 en la Ec. 14 era la frecuencia angular del oscilador amortiguado libre¬


mente, prácticamente la misma que ío0 para amortiguamiento moderado o ligero.
Aquí usamos w() en la definición de Q. En la presente discusión to es cualquier fre¬
cuencia angular que pueda elegirse para aplicar a este circuito.
Circuitos de corriente alterna 299

uL— 1 ¡uC que está en el denominador de la Ec. 41 puede aproxi¬


marse de esta manera:

coL -= <*¿(1 +—)-—r~ (45)


coC \ coo / íOoC(1 -f- Aío/coo)

y como wo es 1/|/lC, esto se convierte en,

^[1 + £-TrÍ7da!“,t(2£) (46)

Exactamente en la resonancia, la cantidad subradical en la Ec. 41,


es precisamente R2. Al desplazarse co de la resonancia, la cantidad
subradicai se duplica si |—l/coC| = /?, o cuando, aproximada¬
mente,

2Aco _ R _ J_ (47)
ojo Q

Esto significa que la amplitud de la corriente ha bajado a l/J/2^ veces


el pico cuando Aco/ü>o = 1/2Q. Éstos son los puntos « potencia-mitad »,
debido a que la energía, o la potencia, es proporcional al cuadrado
de la amplitud, como se explicará en la Sec. 8.5. A menudo se expresa
la anchura del pico de resonancia dando la anchura entre los puntos

o
2
u
u

"3

90
0 0,5 1,0 1*5 2.0 2,5 3.0
CO

ñg. 8.n Variación del ángulo de fase con la frecuencia, en el circuito


de la Fie. 8.10.
300 Circuitos de corriente alterna

de potencia mitad. Evidentemente ésta es 1 ¡Q veces la frecuencia


angular de resonancia. Son muy corrientes los circuitos con' una Q
mucho mayor que la de éste. Un receptor de radio puede seleccio¬
nar una emisora particular y aislarla de otras con la ayuda de un
circuito resonante con una Q de varios centenares.-Es fácil obtener
un circuito resonante parajjiieroondas con una Q de 104, o incluso 10\
El ángulo 9?, que expresé la fase relativa de las oscilaciones de
corriente y fem, varía con la frecuencia de la manera indicada en la Fi¬
gura 8.12. A frecuencias muy bajas el condensador es el impedimento
determinante a la circulación de la corriente, y 9 es positivo. En la
resonancia 9 = 0. A mayor Q, más bruscamente 9 se desplaza de
ángulos positivos a negativos al aumentar la frecuencia a partir de oíq.

8,3 Redes de corriente alterna


Una red de corriente alterna es un conjunto de resistencias, con¬
Fig. 8.13 Red de corriente alterna. densadores, e inductores en los cuales circula corriente que oscila
estacionariamente a frecuencia angular co constante. Una o más fuer¬
zas electromotrices, a esta frecuencia, impulsan la oscilación. La Fi¬
gura 8.13 es un esquema de una red de éstas. La fuente de fuerza elec¬
tromotriz se representa por el símbolo En una rama del circuito,
por ejemplo, la rama que contiene el inductor L2, la corriente en fun¬
ción del tiempo es

h — I02 eos (o)t + <p2) (48)

Ya que la frecuencia es una constante para todo el circuito, para


determinar, en todo instante, la corriente en una rama particular son
suficientes dos números, tales como la amplitud 4> y la constante de
fase <p2 antes citadas. De manera parecida, la tensión en una rama
oscila con una cierta amplitud y fase:

V2 = V02 eos (oit + 02) (49)

Si hemos determinado las corrientes y tensiones en todas las ramas


de una red, lo hemos analizado completamente. Para hallarlo es posi¬
ble plantear y resolver las ecuaciones diferenciales adecuadas; y si
solamente nos interesase el comportamiento transitorio de la red
podríamos hacer algo como esto. Sin embargo, para el estado esta¬
cionario, podemos usar un método mucho más simple y elegante. Se
basa en dos ideas:

1. Una corriente o una tensión alternas pueden representarse


por un número complejo.
2. Cada rama o elemento del circuito puede caracterizarse,
a una frecuencia dada, por la relación entre la tensión y la
corriente en esta rama.
Circuitos de corriente alterna 301

CORRIENTE EN FUNC IÓN NOMI.RO complejo


DF.I TIEMPO REPRESENTATIVO

/0COS (to/ 4* (p) Ai*4* =» x + iy

Multiplicar por rl-í


y tomar la parte real

Fig* 8*14Reglas para representar una corriente alterna por


un número complejo.

La primera idea utiliza esta notable identidad matemática

eie = eos 0 + i sen 6 (50)

con i2 = — 1. Para llevarlo a cabo adoptamos la siguiente regla para


la representación:

Una corriente alterna IQ eos (coí + <p) se repre¬


senta por el número complejo I0e^, es decir, el nú¬
mero cuya parte real es /0 eos 9 y cuya parte imagina¬
ria es I0 sen <p.
De otra manera, si el número complejo x + iy
representa una corriente / entonces la corriente en fun¬
ción del tiempo viene dada por la parte real del pro¬
ducto (x x iy)eib3t.

La Fig. 8.14 es un resumen de la correspondencia de estos dos


métodos. Ya que un número complejo z — x + iy puede representarse
gráficamente en el plano, es fácil ver que la constante de fase es el
ángulo tg~x y/x, y la amplitud /0 el módulo j/x2 + y2.
Lo que hace útil a todo esto es el siguiente hecho: La representa¬
ción de ¡a suma de dos corrientes es la suma de sus representaciones.
Consideremos la suma de dos corrientes Ix e I2 que concurren en el
punto de conexión de dos hilos en la Fig. 8.13. En un instante t la
suma de las corrientes es:

Ii + I2 — fox eos (coi + 91) 4“ I02 eos (coi 4“ 92)

= (I01 eos <pi 4- I02 eos 92) eos coi

— (/01 sen 91 4- Í02 sen 92) sen coi (51)


302 Circuitos de corriente alterna

Por otro lado, la suma de los número complejos, que según nuestra
regla, representan a /2 e /2 es:

*oi¿?i<P1 + Io2ei<P2 — (J0i eos <pt + I02 eos <¡p2)


+ t(/oi sen<pi + Í02 sen<jp2) (52)

Si multiplicamos el segundo miembro de la Ec. 52 por (eos o)t + i


sen cot) y tomamos la parte real del producto, hallaremos exactamente
lo que aparece en el segundo miembro de la Ec. 51.
Esto significa que en lugar de sumar o restar las funciones perió¬
dicas del tiempo, podemos sumar o restar los números complejos
que las representan. O de otro modo, el álgebra de las corrientes
alternas resulta ser la misma que el álgebra de los números complejos,
con respecto a la adición. La correspondencia no se extiende al producto.
El número complejo /01/02ei(vi+<P2) no representa el producto de las
dos funciones corriente de la Ec. 51.
No obstante, solamente necesitamos llevar a cabo la suma de
corrientes y tensiones para analizar el circuito. Por ejemplo, en la
unión donde IY e /2 concurren, en la Fig. 8.13, existe el requisito físico
de que en todo instante el flujo neto de corriente en la unión sea nulo.
De aquí que debe cumplirse la condición

*i + *2 4- *3 = 0 (53)

siendo /j, I2 e I:i las actuales funciones periódicas del tiempo. Gracias
a nuestra correspondencia, esto puede expresarse algebraicamente de
manera simple, como suma de tres números complejos que es nula.
Las tensiones pueden manejarse de la misma manera. La suma de las
caídas de tensión, en un instante, a lo largo de una malla de la red,
debe ser igual a la fuerza electromotriz en la malla en este instante.
Esta condición que relaciona las funciones periódicas tensión que puede
sustituirse de la misma manera por la expresión de la suma de nú¬
meros complejos, las representaciones de las distintas funciones osci¬
latorias FjíO, L2(0, etc.

8A Admitancia e impedancia
La relación entre el flujo de corriente en un elemento de circuito
y la tensión en el elemento puede expresarse como una relación entre
los números complejos que representan la tensión y la corriente.
Consideremos la combinación resistencia-inductancia en la Fig. 8.5.
Circuitos de corriente alterna 303

La oscilación de tensión se representa por £0 y la de corriente por


donde 70 = £0/]/.R2 + «2¿2 y tg = — aL¡R. La diferencia de
fase <p y la relación de la amplitud de corriente a la amplitud de ten¬
sión son propiedades del circuito a esta frecuencia. Definimos un
número complejo Y como sigue:

eiq>
y= <p = tan 1 (54)
Vfí2 + <o2L2
con
(-ir)

Entonces se cumple la relación

I =YV (55)

siendo V el número complejo que representa la tensión a través de la


combinación en serie R y L. e / es el número complejo que representa
la corriente. A Y se le llama admitancia. La misma relación puede
expresarse con el recíproco de Y. designado por Z y que se llama
impedancia:

V=(L)í = ZI (56)

Aquí hacemos uso del producto de dos números complejos, pero


solamente uno de los números es la representación de una corriente
o de una tensión alterna. El otro es la impedancia o la admitancia.
La impedancia se mide en ohm. En realidad, si el elemento de
circuito hubiese,consistido solamente de resistencia /?, la impedancia
Fig.SJS Vel son números complejos que
sería real e igual a R, así que la Ec. 56 se parecería a la ley de Ohm
representan la tensión en un elemento de
para un circuito de corriente continua: V — RL circuito y la corriente a través del mismo. La
La admitancia de un inductor sin resistencia es la cantidad ima¬ fase relativa de las oscilaciones de corriente
ginaria y ~ — ijcoL. El factor — / muestra que la oscilación de co¬ y de tensión se maniñesta aquí por el ángulo
entre los «vectores», (a) En la resistencia, la
rriente tiene la fase retrasada en n¡2 con respecto a la tensión. En el
corriente y la tensión están en fase.
diagrama del número complejo, si la tensión se representa por V (6) En el inductor, la corriente está rezagada
(Fig. 8.156), la corriente debería representarse por I situada como se de la tensión.
representa aquí. Para el condensador, Y = icoC, como puede verse (c) En el condensador, la corriente adelanta
a la tensión.
de la expresión para la corriente en la Fig. 8.8. En este caso V e I es¬
tán relacionadas como se indica en la Fig. 8.15c. El esquema añadido
a cada una de las figuras muestra cómo debe especificarse el signo
relativo de V e /. A menos que esto se haga convenientemente, « ade¬
lanto » o « retraso » no tienen sentido. Adviértase que siempre defini¬
mos el sentido positivo de la corriente para que una tensión positiva
aplicada a una resistencia origine corriente positiva (Fig. 8.15a).
304 Circuitos de corriente alterna

Las propiedades de los tres elementos básicos de circuito se re¬


sumen a continuación:

Símbolo Admitancia, Y Impedancia, Z = -y

h 1 R
A/WV R

L —i i(¿L
-UUUL/-
Fin. Combinación de admitancias en
paralelo. —i
cHh icoC
<oC
? 9

N
>
I = YV

II
Podemos formar cualquier circuito con estos elementos. Cuando
se conectan en paralelo elementos o combinación de elementos, es
conveniente utilizar la admitancia, pues en este caso las admitancias
se suman. En la Fig. 8.16 dos « cajas negras » con admitancias Y1c Y2
se conectan en paralelo. Entonces tenemos

l = I1 + I2 = Y1V+ Y2V = (Yj + Y2) V (57)

lo que indica que la caja negra equivalente tiene una admitancia


Y — Yx + Y2. De la Fig. 8.17 es evidente que para elementos conec¬
tados en serie las impedancias se suman. Parece como si estuviésemos
hablando de circuitos de corriente continua. De hecho, hemos redu¬
z = z, + z2
cido ahora el problema del circuito de c. a. al problema del circuito
en c. c., sólo con esta diferencia: los números que manejamos son
Fig. ÍLI7 C ombinación de impedancias en
serie. números complejos.
Como ejemplo, consideremos el circuito « RCL en paralelo » de
la Fig. 8.18. La admitancia combinada de las tres ramas en paralelo es

Y = -L + iuC - -V (58)

La tensión es simplemente 80, así que la corriente compleja es

, = rv=s«[Í + i("C-¿)] <59>


Hg, &,18 Circuito resonante «en paralelo».
Se suman las admitancias complejas de los
tres elementos, como en la Ec. 58. La amplitud de la oscilación de corriente es el módulo del número
Circuitos de corriente alterna 305

complejo /, el cual es 80 [(1 ¡R)2 + (<¿C—l/coL)2]1/2y el ángulo de


fase es tg-1 (Ro>C—R¡cúL).
De esta manera solamente podemos tratar con elementos de cir¬
cuito lineales, elementos en los que la corriente es proporcional a la
tensión. En otras palabras, nuestro circuito debe definirse por una
ecuación diferencial lineal. No podemos aún definir la impedancia,
de un elemento, no lineal. Los elementos de circuito no lineales son
dispositivos muy importantes e interesantes. Se habrán visto algunos
en el laboratorio, y puede comprenderse fácilmente por qué no admiten
fácilmente esta clase de análisis.
Además, todo esto se afirmó en las oscilaciones continuas a fre¬
cuencia constante. El comportamiento transitorio del circuito es un
problema distinto. Sin embargo, para circuitos lineales, los argu¬
mentos que acabamos de desarrollar tienen cierta utilidad, incluso
para transitorios. La razón es que por superposición de oscilaciones
estacionarias de varias frecuencias podemos representar un compor¬
tamiento no estacionario, y la respuesta a cada una de las frecuencias
individuales puede calcularse como si estuviese presente solamente
esta frecuencia.

8.5 Potencia y energía en circuitos de corriente alterna


Si la tensión en una resistencia es V0 eos cot, la corriente es / =
= (VJR) eos cot. La potencia instantánea, es decir, la variación ins¬
tantánea de la energía con el tiempo que se disipa en la resistencia es

P- RP = eos2 wí (60)
n

Ya que el valor medio de eos2 uí en varios ciclos es 1/2, el valor medio


de la potencia disipada en el circuito es

B = 1 _V£ (61)
2 R

Se acostumbra a expresar la tensión y la corriente en un circuito de


c. a. dando veces la amplitud en vez de la amplitud. A este valor
se le llama a menudo « valor cuadrático medio » o « valor eficaz ».
Esto da cuenta del factor 1¡2 de la Ec. 61, así que

V2
y vem
P = (62)
R

Por ejemplo, la tensión de la linea de distribución para usos domés-


Circuitos de corriente alterna
306

Fig. 8,19 La potencia instantánea VI es la energía por uni¬


dad de tiempo suministrada por la fuente de fuerza electro¬
motriz de la izquierda a los elementos de circuito de la dere¬
cha. El valor medio con el tiempo de la misma se indica por
la linea horizontal de trazos.

ticos, de 120 volt, corresponde a una amplitud 120 volt. La dife¬


rencia de potencial entre los terminales de un enchufe de una habita¬
ción (si la tensión es la normal) es

V(t) = 170 eos 377í (63)

con V en volt y t en segundos. Un amperímetro de c. a. está calibrado


para leer 1 ampere cuando la amplitud de la corriente es 1,414 ampere.
En general el valor instantáneo de la energía liberada por unidad
de tiempo en un elemento de circuito es VI, el producto de la ten¬
sión y la corriente instantáneas, con la debida consideración al signo.
Consideremos este aspecto de la corriente que circula en el circuito
simple LR en la Fig. 8.5. En la Fig. 8.19 hemos vuelto a dibujar las
gráficas de la corriente y de la tensión y hemos añadido una curva
proporcional al producto VI. El valor positivo de VI significa que se
va transfiriendo energía a la combinación LR desde la fuente de fuerza
electromotriz, o generador. Obsérvese que VI es negativo en ciertas
partes del ciclo. En estos períodos cierta energía vuelve al generador.
Esto se explica por la oscilación de la energía almacenada en el campo
magnético del inductor. Esta energía almacenada, l¡2LI2, pasa por un
máximo dos veces en cada ciclo completo.
Circuitos de corriente alterna 307

La potencia media P, corresponde a la línea horizontal de trazos.


Para calcular su valor, consideremos el producto VI,. con V — 80
eos <oí e / = /0 eos (íoí + <p):

VI = S0io eos eos (coi -(- <p)


= Solo (eos 2 coi cos — cos coi sen coi sen <p) (64)

El término proporcional a cos cor sen cor tiene valor medio temporal
nulo, lo cual es evidente si se escribe V2 sen 2cor, mientras que el valor
medio de eos2 cor es 1/2. Así que para el valor medio con el tiempo tene¬
mos

P = VI = \ S0/o eos <p (65)

Si la corriente y la tensión se expresan ambas como valores eficaces,


en volt y ampere, respectivamente,

P ~ Vvcm Zvcrn eos <p (66)


(watt) (volt) (amp.)

En este circuito, toda la energía disipada lo es en la resistencia R.


Naturalmente que todo inductor real tiene cierta resistencia. Para
el análisis del circuito, la incluimos con la resistencia R. Por descon¬
tado que el calor se desprende en el lugar real de la resistencia.
Para practicar con los métodos desarrollados en la Sec. 8.4, ana¬
lizaremos el circuito de la Fig. 8.20a. Una resistencia de 10 000 ohm,
1 watt, se ha conectado a dos condensadores de capacidad 0,2 y 0,5 mi-
crofarad (¿¿F). Proponemos conectarlos a la red de 120 volt, 60 ciclos.
Pregunta: ¿Se calentará demasiado la resistencia? Para hallar si la
potencia media disipada en R excede de 1 watt, calculamos las corrien¬
tes y las tensiones que esperamos medir en este circuito. Una manera
de operar en el circuito es como sigue.

(i) La admitancia de C2 = ¿coC2 = (377) (2 x 10*7)i


= 0,754 x 10*4i ohm-1 Fig. 8.20 Circuito real (a) dispuesto para
ser conectado a una fuente de fuerza elec¬
tromotriz, y (/>) diagrama del circuito.
(ii) Admitancia de la resistencia — — — 10~4 ohm*1

(iii) Admitancia de = 10*4(1 + 0,754¿) ohm*1

_1_
(iv) Impedancia de
10*4(1 + 0,7540

104(1 - 0,7540
12 + 0,7542

(6360 - 48000 ohm


308 Circuitos de corriente alterna

(v) Impedancia de C\ = — i _i_


o)C (377)(5 x 10-7)
= — 5300i ohm

(vi) Impedancia del circuito total = (6360 — 10 lOOt) ohm

120 _ 120(6360 + 10 100»)


(vn) 1 “ 6360 - 10 100» “ (6360)2 + (10 100)2

= (5,37 + 8,53í) X 10-3 amp

Ya que hemos utilizado 120 volt, que es el valor eficaz, obtenemos el


valor eficaz de la corriente. Es decir, el módulo del número com¬
plejo ív que es [(5,37)2 + (8,53)2]1/s x 10-3 ampere ó 10,0 miliampere
(mA), es el valor eficaz de la corriente en ampere. En un amperímetro
conectado en serie con la línea leeríamos 10 mA. Esta corriente tiene
un ángulo de fase cp = —tg_1 (0,853/0,537) o — 1,01 radianes con
respecto a la tensión en la línea. El valor medio de la potencia liberada
en el circuito total es pues:

(viii) P = (120 volt) (0,010 amp) eos 1,01 == 0,64 watt

En este circuito, el único elemento disipativo es la resistencia, así


que ésta debe ser la potencia media disipada en ella. Como compro¬
bación podemos hallar la tensión V2 en la resistencia

(ix) Vi = h (¿£) = (5,37 + 8,53») ( - 5300¿) 10-3

= (45,2 - 28,44) volt

(x) V2 = 120 - Vi = (74,8 + 28,40 volt

La corriente I2 en R estará en fase con K2, así que la potencia media


en R será

(74,8)2 + (28,4)2
P= 0,64 watt (67)
104

lo cual concuerda.
Así que el valor en la resistencia no excede de la potencia indicada,
por lo que merece seguridad. Realmente, el que la resistencia se ca¬
liente o no, no solamente depende del promedio de potencia disipada
sino que también de la facilidad de poder librarse del calor. La poten¬
cia disipada en la resistencia solamente es una guía aproximada.
Circuitos de corriente alterna 309

Problemas
8.1 ¿Cuál debe ser el valor de una inductancia, en henry, que al conec¬
tarla en serie con una bombilla de 120 volt, 60 watt, ésta actúa normalmente
cuando la combinación se conecta a una línea de 240 volt, 60 ciclos por se¬
gundo? (Determínese primero la reactancia inductiva necesaria. Puede des¬
preciarse la resistencia del inductor y la inductancia de la bombilla).

8.2 Una resistencia de 2000 ohm y un condensador de 1 microfarad se


conectan en serie a una línea de 120 volt (eficaz), 60 Hz.
(a) ¿Cuál es la impedancia?
ib) ¿Cuál es el valor eficaz de la corriente?
(c) ¿Cuál es la potencia disipada en el circuito?
{d) ¿Qué leemos en un voltímetro de c.a. conectado a los bornes de la
resistencia? ¿y del condensador?
(e) Las placas horizontales de un tubo de rayos catódicos se conectan
a los extremos de la resistencia y las verticales al condensador. Esquematíce¬
se lo que esperamos ver en la pantalla.

8.3 Una resistencia de 1000 ohm, un condensador de 500 pF y un in¬ Prob. 8.4
ductor 2mH se conectan en paralelo. ¿Cuál es la impedancia de la combina¬
ción a una frecuencia de 10 kc/s? ¿Y a una frecuencia de 10 Mc/s? ¿Cuál es
la frecuencia a la cual el valor absoluto de la impedancia es mayor?

8.4 En el circuito resonante de la figura el elemento disipativo es una


resistencia conectada en paralelo, en lugar de estarlo en serie, con la combi¬
nación LC. Hállese la ecuación, análoga a la Ec. 2, que se aplica a este cir¬
cuito. Hállense también las condiciones en la solución análogas a las que se
cumplen en el circuito serie RLC. ¿Si una serie RLC y un circuito paralelo
R'LC tienen la misma L, C y g, cómo debe estar relacionada R' con la R1

8.5 La bobina del circuito mostrado en el diagrama se sabe que posee


una autoinducción de 0,01 henry. Cuando el interruptor se cierra, se dispara el
barrido del osciloscopio.
(a) Determinar lo mejor que se pueda el valor de la capacidad C.
(b) Estimar el valor de la resistencia R de la bobina.
(c) ¿Cuál es el valor del voltaje en los bornes de entrada del osciloscopio
un tiempo largo, digamos 1 segundo, después de haber cerrado el interruptor?

8.6 Para el circuito de la Fig. 8.3a, determínense los valores de /?t y p2


para el caso sobreamortiguado, con R = 600 ohm. Determínese también la
relación de B a A, las constantes en la Ec. 16.
Prob. 8.5
310 Circuitos de corriente alterna

8.7 Una cavidad resonante de la forma indicada en la figura es la par¬


te esencial de muchos osciladores de microondas. Puede considerarse como
un simple circuito «LC». La inductancia es la del toroide con una vuelta; este
inductor está conectado directamente a las placas del condensador. Hállese
una expresión para la frecuencia de resonancia de este circuito, y represénte¬
se esquemáticamente la configuración de los campos eléctricos y magnético.

8.8 Para el circuito amortiguado RLC de la Fig. 8.3, hallar una expre¬
sión para la energía total almacenada en el circuito, la energía en el condensa¬
dor más la energía en la bobina de inducción, en cierto instante t. Demostrar
que la condición de amortiguamiento crítico, R — lyJTJC, es aquella en la
que la energía total se disipa más rápidamente.

8.9 Utilizando las ecuaciones 10 y 13, expresar el efecto del amortigua¬


miento sobre la frecuencia de un circuito serie RLC. Sea co0 = \/\/TÜ la fre¬
cuencia angular del circuito no amortiguado. Supongamos que se ha añadido
suficiente resistencia para que la Q pase de oo a 1000. ¿Con esto, en qué por¬
centaje está desfasada la frecuencia angular <o de co0?

8.10 ¿Es posible hallar una frecuencia para la cual la impedancia en los
terminales de este circuito sea puramente real?

8.11 Un voltaje alterno V0 eos cot se aplica en A a los terminales. Los


terminales en B están conectados a un amplificador de audio de impedancia
de entrada muy elevada. (O sea, la corriente que circula dentro del amplifica¬
dor es despreciable.) Calcular la relación \VfilV\. Siendo \ VX\ el valor absolu¬
to de la amplitud del voltaje complejo en los terminales B. Elíjanse valores
para R y C para que W^/V\ = 0,1 para una señal de 5000 Hz. Este circuito
es el más primitivo de los filtros «pasa-bajo», proporcionando una atenuación
que aumenta al aumentar la frecuencia. Demostrar que, para frecuencias sufi¬
cientemente altas, la potencia de señal se reduce en un factor 1/4 cada vez que
se duplica la frecuencia. ¿Puede diseñarse un filtro con una acción más drásti¬
ca, tal como un factor 1/16 por octava?

8.12 Sea VAB = VB — VA, en este circuito. Demostrar que WAB\1— V\


para cualquier a>. Hállese la frecuencia angular para la cual Vab está desfasa¬
da 90° con V0.

8.13 Demostrar que si se satisface la condición RVR2^L/C por las


componentes del circuito indicado, la diferencia de voltaje entre los puntos A
y B será nula para cualquier frecuencia. Discútase la adecuación de este cir¬
cuito como puente de ca para la medida de inductancias desconocidas.

Prob. 8.10

Prob. 8.11 Prob. 8.12


Circuitos de corriente alterna 311

Prob. 8,13

8.14 En el laboratorio hallamos una bobina de coeficiente de autoin¬


ducción L desconocido y de resistencia interna desconocida. Usando un óhme-
tro de cc, un voltímetro de ca de alta impedancia, un condensador de 1 micro-
farad, y un generador de señal de 1000 Hz, determinar L y R como sigue:
Según el óhmetro, R es de 35 ohm. Se conecta el condensador en serie con la
bobina y el generador de señal. El voltaje en ambos bornes es de 10,1 volts. El
voltaje en bornes del condensador es de 15,5 volts. Puede también, como com¬
probación, medir el voltaje entre los extremos de la bobina que es de 25,4
volts. ¿Cuánto vale L? ¿La comprobación es correcta?

8.15 Demostrar que la impedancia Z en los terminales de cada uno de


los circuitos indicados es

5000 + 16 X 1Q~ V ~ 16iw


1 + 16 X 10~6 o;2

Ya que presentan, para cualquier frecuencia, la misma impedancia, las dos


cajas negras son completamente equivalentes e indistinguibles desde el exterior.
Véase si puede descubrirse las reglas generales para construir la caja de la de¬
recha, dando los valores de las resistencias y capacidades en la caja de la
izquierda.

Prob. 8.15
312 Circuitos de corriente alterna

Prob. 8.16
8.16 La caja (a) con cuatro terminales contiene un condensador C y dos
bobinas de inducción de igual coeficiente de autoinducción L conectadas como
se muestra. A los terminales de la derecha ha de conectarse una impedancia
Z0. Para una frecuencia angular co dada hallar el valor que debe tener Z0 para
que la impedancia resultante entre los terminales de la izquierda (la impedan¬
cia de «entrada») sea igual a Z0. Se hallará que el valor requerido de Z0 es
una resistencia pura i?0, con tal que co2 < 2/LC. Una cadena de tales cajas
pueden conectarse juntas para formar un circuito en escalera parecido a la
escalera de resistencias del Problema 4.32. Si la cadena termina en una resis¬
tencia del correcto valor R0J su impedancia de entrada a la frecuencia angular
co será R0y no importa el número de cajas que formen la cadena.
¿Cuál es Z0 en el caso particular co = \f2/LCl Ayuda a comprender este
caso advertir que el contenido de la caja {á) puede igualmente representarse
correctamente por la caja (b).
Ecuaciones de Maxwell y
ondas electromagnéticas

9.1 «Algo se ha omitido» 314


9.2 Corriente de desplazamiento 318
9.3 Ecuaciones de Maxwell 320
9.4 Una onda electromagnética 322
9.5 Otras formas de onda; superposición de ondas 325
9.6 Energía transportada por ondas electromagnéticas 330
9.7 Cómo se contempla una onda en una
referencia distinta 332
Problemas 334
9A «Algo se ha omitido»
Volvamos a ver las relaciones entre cargas y campos. Como ya
vimos en el Cap. 2, una expresión equivalente a la ley de Coulomb
es la relación diferencial

div E = — p (1)
eo

entre la densidad de carga eléctrica p y el campo eléctrico E. Esto se


cumple tanto para cargas estacionarias como para cargas móviles.
Es decir, p puede ser una función del tiempo al igual que de la posición.
Como ya se señaló en el Cap. 5, el hecho de que la Ec. 1 se cumpla
para cargas en movimiento, es compatible con la invariancia de carga.
Prescindiendo de cómo se mueva una partícula aislada, su carga, me¬
dida por la integral de E extendida a una superficie que la rodee, vale
lo mismo en cualquier sistema de referencia.
La carga eléctrica en movimiento es una corriente eléctrica.
Puesto que la carga ni se crea ni se destruye, la densidad de carga p
y la densidad de corriente J satisfacen siempre la condición

d¡vj=-if m
Escribimos por primera vez esta « Ecuación de Continuidad » como
la Ec. 9 del Cap. 4.
Si la densidad de corriente J es constante con el tiempo, la lla¬
mamos distribución estacionaria de corriente. El campo magnético
de una distribución estacionaria de corriente satisface la ecuación

rot B zr p0J (3)

Esta relación se halló en el Cap. 6.


Ahora nos interesan las distribuciones de carga y los campos
variables con el tiempo. Supongamos que tenemos una distribución
de carga p(x, v, zt) con dp/dt^O. Por ejemplo, podíamos tener un
condensador que se descarga a través de una resistencia. De acuerdo
con la Ec. 2, dp/dt^Q implica que

div J t^O

Pero según la Ec. 3 y puesto que la diferencia del rotacional de


cualquier función vectorial es idénticamente nula (véase Prob. 2.16),

div J = p0 div ( rot B) = 0 (4)

314
Ecuaciones de Maxwell y ondas electromagnéticas 315

Esta contradicción nos indica que la Ec. 3 no puede ser correcta para
un sistema en el que la densidad de carga varía con el tiempo. Por
descontado, nadie dijo que lo fuera; una distribución estacionaria de
corriente, para la cual se cumple la Ec. 3, es aquella en la que ni
siquiera la densidad de corriente J, dejando aparte la densidad de
carga p, es dependiente del tiempo.
El problema puede plantearse en términos algo distintos, consi¬
derando la integral curvilínea del campo magnético en torno a un
hilo que conduce cargas a partir de la placa de un condensador en
la Fig. 9.1. Según el teorema de Stokes,

fcB-dl = Jsrot B-da (5)

La superficie S está situada perpendicularmente al conductor


por el que circula una corriente /. En el interior del conductor, rot B fig# 9,/ El condensador, que se había car¬
tiene un valor finito, que vale //qJ, y la integral del segundo miembro gado con la placa de la derecha positiva, se
vale fi0I. Esto es, si la curva C está muy cerca del hilo y lejos de la descarga a través de la resistencia. Existe un
parte entre placas del condensador, el campo magnético no es muy campo magnético B en torno al hilo. La in¬
tegral de rot B extendida a la superficie S
diferente del campo en torno a cualquier hilo recorrido por la misma
que es atravesada por el hilo, tiene el valor
corriente. Ahora bien, la superficie S1 en la Fig. 9.2 es una superficie vJ-
que también está limitada por C, y puede muy bien usarse en la apli¬
cación del teorema de Stokes, Ec. 5. Sin embargo, a través de esta

Fig. 9.2 Las flechas blancas indican la corriente en los conductores.


La superficie S'. que como S tiene por contorno la curva C\ no es atra¬
vesada por corriente alguna.
316 Ecuaciones de Maxwell y ondas electromagnéticas

superficie no circula ninguna corriente. A pesar de esto, rot B no puede


ser nulo en toda la superficie S' sin violar el teorema de Stokes. Por
lo tanto, sobre la superficie S', rot B debe depender de algo más que
de la densidad de corriente J.
Podemos concluir que la Ec. 3 ha de sustituirse por alguna otra
relación, en el caso más general de distribución de carga variable.
Escribamos en su lugar

rot B = M0 J + (?) (6)

y veamos si podemos hallar lo que debe ser (?).


Otra forma de razonamiento nos sugiere la respuesta. Recordemos
que las leyes de transformación del campo electromagnético, Ec. 58
del Cap. 6, son completamente simétricas en E y B. Ahora bien, en el fe¬
nómeno de la inducción de Faraday, un campo magnético variable va
acompañado de un campo eléctrico, de la forma descrita por la Ec.
30, del Cap. 7:

-o. E = - f- („
Esta es una relación local entre los campos eléctricos y magnéticos en
el vacío — no intervienen directamente las cargas. Si debe prevalecer
la simetría con respecto a E y B, debemos esperar que un campo
eléctrico variable pueda dar lugar a un campo magnético. Debería exis¬
tir un fenómeno de inducción expresado por una ecuación como la
Ec. 7, pero con los papeles de E y B cambiados. Resultará que ade¬
más deberemos cambiar el signo, pero esto será todo:

rot B = Bq/uo _dE (8)


dt

Esto nos da el término que falta, es decir, requerido en la Ec. 6.


Para comprobarlo, escribamos

rot B = p0 J + ««“o — (9)


dt

y tomemos divergencia en los dos miembros:

div ( rot B) = div + div ^oi“o

El primer miembro es nulo, como ya se señaló. En el segundo miembro


podemos intercambiar el orden de derivación con respecto a las coor¬
denadas de espacio y de tiempo. Así pues

div (eoMo —\ = e««0 —(div E) =


V 3 ti dt dt
OD
317

Fig. 93 Campo eléctrico en cierto instante. El valor de E disminuye


en lodo punto en el transcurso del tiempo.

Fig• 9.4 Corriente de conducción (flechas blancas) y corriente de des¬


plazamiento (flechas negras).
318 Ecuaciones de Maxwell y ondas electromagnéticas

por la Ec. 1. El segundo miembro de la Ec. 10 se convierte ahora en

Po div J + /¿o (12)


dt

que es nulo debido a la ecuación de continuidad, Ec. 2.


El nuevo término resuelve la dificultad que apareció en la Fig. 9.2.
Cuando sale carga del condensador, el campo eléctrico, que en de¬
terminado instante tiene la configuración de la Fig. 9.3, disminuye
en intensidad. En este caso BE/dt señala sentido opuesto al E. La
or .
función vectorial e0—-— está representada por las flechas negras,
dt

en la Fig. 9.4. Con rot B=//0J + la integral de rot B exten¬

dida a S' tiene el mismo valor que el que tenía extendida a S. Sobre
S’ lo aporta todo el segundo termino; sobre S todo lo que cuenta
prácticamente es el primer término, el término con J.

9.2 Corriente de desplazamiento

BE
Obsérvese que el campo vectorial e0 parece formar una

continuación de la distribución de la corriente de conducción. Max¬


well la llamó corriente de desplazamiento, y el nombre ha perdurado
aunque no es realmente muy apropiado. Para precisar, podemos de¬
finir una « densidad de corriente de desplazamiento » J<¡ para distin¬
guirla de la densidad de corriente de conducción J, y escribir la Ec. 9
de esta manera:

rot B = Po (J + J(0 (13)

definiendo = e0-
dt *

Necesitamos el nuevo término, para que la relación entre corriente


y campo magnético, sea compatible con la ecuación de continuidad,
en el caso de corrientes de conducción variables con el tiempo. Si
esto encaja aquí, implica la existencia de un nuevo efecto de induc¬
ción en el cual un campo eléctrico variable está acompañado por un
campo magnético. Si el efecto es real ¿por qué no lo descubrió Fara-
day? La razón es que no la buscaba, pero hay además una razón más
fundamental de por qué los experimentos de Faraday no podían
haber revelado efecto alguno atribuible al último término de la Ec. 9
Ecuaciones de Maxwell y ondas electromagnéticas 319

Llemenlo de

Fifi. 9.5 En el caso de campos lentamente variables, la con¬


tribución total al campo magnético en cierto punto, de todas
las corrientes de desplazamiento es nula. El campo magné¬
tico en P puede calcularse por la fórmula de Biot-Savart apli¬
cada solamente a los elementos de corriente de conducción.

En todo aparato en el que hayan campos eléctricos variables, están


presentes al mismo tiempo corrientes de conducción, cargas en movi¬
miento. El campo magnético B, en cualquier punto en torno al apa¬
rato, es el que esperaríamos producido por las corrientes de conduc¬
ción. En realidad, es casi exactamente el campo que calcularíamos si,
ignorando el hecho de que el circuito puede no ser continuo, usáramos
la fórmula de « Biot-Savart», Ec. 6.38, para hallar la contribución
de cada elemento de corriente de conducción al campo, en cierto
punto del espacio.
Consideremos, por ejemplo, el punto P en el espacio entre las
placas del condensador que se está descargando, Fig. 9.5. Cada ele¬
mento de corriente de conducción, en los hilos y en la superficie de
las placas, contribuye al campo en P, según la fórmula de Biot-Savart.
¿Debemos incluir también los elementos de «corriente de desplaza¬
miento » Jd? La respuesta es más bien sorprendente. Podemos incluir
Jd; pero si tenemos el cuidado de incluir toda la distribución de corrien¬
tes de desplazamiento, su efecto total será nulo para campos que varían
de manera relativamente lenta.
Para ver el por qué de esto, advirtamos que la función vectorial Jd,
320 Ecuaciones de Maxwell y ondas electromagnéticas

indicada por flechas negras en la Fig. 9.4, tiene la misma forma que
J el campo eléctrico E en la Fig. 9.3. Este campo eléctrico es práctica¬
mente un campo electrostático, excepto que se extingue lentamente.
Por consiguiente esperamos que su rotacional sea prácticamente nulo,
lo que implicaría que rot J sea prácticamente nulo. De manera más

precisa, tenemos rot E =-— y con la corriente de desplazamien¬


dE
to J ¿ — £q obtenemos, intercambiando el orden de derivación,
dt ’

rot = e0 rot (-yy-) = -“-(roít E) = -e0 (14)

(a) Esto será despreciable para variaciones suficientemente lentas del


campo. Podemos llamar a un campo lentamente variable casi-estático.
Ahora bien, si Jd es un campo vectorial sin rotacional, puede formarse,
de la misma manera que el campo electrostático puede formarse por
la superposición de los campos de cargas puntiformes, por la super¬
J posición de corrientes radiales que circulan a partir de un punto fuente
o hacia puntos «sumidero» (Fig. 9.6). Pero el campo magnético de
cualquier distribución radial y simétrica de corrientes, calculada por
el método de Biot-Savart, debe ser nula por simetría, pues no hay
dirección única en cualquier punto, excepto la propia dirección radial.
En el campo casi-estático, las corrientes de conducción son las
únicas fuentes que se necesitan para calcular el campo magnético.
En otras palabras, si Faraday hubiese dispuesto algo parecido a la Fi¬
gura 9.5, y hubiese sido capaz de medir el campo magnético en P,
por ejemplo, utilizando una brújula, no se habría sorprendido. No
habría necesitado inventar una corriente de desplazamiento para
explicarlo.
Para ver este nuevo efecto de inducción necesitamos campos
rápidamente variables. De hecho, necesitamos que las variaciones
ib) tengan lugar en el tiempo que emplea la luz en cruzar el aparato.
Este es el motivo del por qué la demostración directa tuvo que esperar
hasta que Hertz realizase sus experimentos, muchos años después
Fig. 9.6 Se enseña lo que ve entiende por
de que la hubiese sido demostrada por Maxwell.
distribución radial de corriente. La densidad
de corriente J para fuente puntiíorme en (a).
o para «sumidero» puntiforme en (b) es como
el campo eléctrico de una carga puntiforme.
Toda distribución de corriente para la que
rot i 0 puede formarse superponiendo tales
manantiales y sumideros y por lo tanto debe
9.3 Ecuaciones de Maxwell
tener campo magnético nulo.
James Clerk Maxwell, después de estudiar las causas de los resul¬
tados de las investigaciones de Faraday, se dispuso a formular mate¬
máticamente la teoría de la electricidad y magnetismo. Maxwell no
podía usar la relatividad — que apareció cincuenta años más tarde.
La constitución eléctrica de la materia era un misterio, la relación
entre la luz y el electromagnetismo, insospechada. Muchos de los razo-
Ecuaciones de Maxwell y ondas electromagnéticas 321

namientos que hemos utilizado para efectuar nuestro próximo paso


parecen evidentes, no eran imaginables entonces. Sin embargo, el
término que hemos estado discutiendo, 8E/dt, aparece de manera
natural en su formulación. Le llamó « corriente de desplazamiento ».
Maxwell consideró los campos eléctricos tanto en la materia sólida
como en el vacío, y cuando hablaba de corrientes de « desplazamiento »
a menudo incluía cierto movimiento de carga. Aclararemos este punto
en el Cap. 10 al estudiar los campos eléctricos en la materia. En realidad,
Maxwell imaginaba el espacio como un medio, el « éter », de manera
que incluso en ausencia de materia la corriente de desplazamiento
tenía lugar en algo. Pero no importa — sus ecuaciones matemáticas
eran perfectamente claras y concretas, y su introducción de las co¬
rrientes de desplazamiento fue un descubrimiento teórico de primer
orden.
La definición del campo electromagnético debida a Maxwell era
esencialmente completa. Hemos llegado por diferentes caminos a
distintas partes que las uniremos en la forma de las tradicionalmente
llamadas ecuaciones de Maxwell:

dB
rot E =
et
BE
rot B = P0eQ +
dt (15)
div E = — p
fio
div B = 0

Están escritas para los campos en el vacío, en presencia de una den¬


sidad de carga eléctrica p y de corriente, es decir, cargas en movi¬
miento de densidad J.
La primera ecuación es la ley de la inducción de Faraday. La
segunda expresa la dependencia del campo magnético de la densidad
de corriente de desplazamiento, o velocidad de variación del campo
eléctrico, y de la densidad de la corriente de conducción o variación
del movimiento de la carga con el tiempo. La tercera ecuación es
equivalente a la ley de Coulomb. La cuarta nos indica que no existen
fuentes del campo magnético con excepción de las corrientes. En el Ca¬
pítulo 11 tendremos algo más que decir acerca de este aspecto de la
naturaleza.
Nótese que la falta de simetría de estas ecuaciones con respecto
a B y E, es enteramente debida a la presencia de carga eléctrica y co¬
rriente de conducción eléctrica. En el espacio vacío, los términos con p
y J son nulos y las ecuaciones de Maxwell se convierten en

rot E = —— div E — 0
dt
(16)
rot B = |ü0£o — div B ~ 0
dt
322 Ecuaciones de Maxwell y ondas electromagnéticas

Aquí lo importante es el término debido a la corriente de des¬


plazamiento. Su presencia, al igual que su contrapartida en la primera
ecuación, implica la posibilidad de ondas electromagnéticas. Com¬
prendiendo esto, Maxwell desarrolló con brillante éxito, la teoría
electromagnética de la luz.
Un recordatorio acerca de las unidades: E va en volts/m, B en tesla, p
en coulombs/m3 y J en amperes/m2. En estas ecuaciones no aparece
c. Pero si prescindimos de los términos carga y corriente de la Ec. 15
y comparamos lo que queda con nuestras ecuaciones de Maxwell para
el «espacio vacío» (16) se hace evidente que c debe estar oculta en la
constante p0e0. En realidad p0eQ = 1 /c2. La manera en que esto fija el
valor exacto de e0 se explica en el Apéndice E.

9.4 Una onda electromagnética


Vamos a construir un campo electromagnético, más bien simple,
que satisfaga las ecuaciones de Maxwell en el vacío, Ecs. 16. Suponga¬
mos que hay un campo eléctrico E paralelo al eje z, en todo punto,
cuya intensidad dependa solamente de la coordenada espacial y y del
tiempo t. Sea esta dependencia de la forma:

E = zE0 sen (y — vt) (^)

en donde E0y v son simples constantes. El campo llena todo el espacio


—al menos todo el espacio con el que ahora estamos interesados. También
necesitamos un campo magnético. Supondremos que tiene solamente
una componente x que depende de y y de t, como Ez.

B = xB0 sen (y — vi) (18)

donde B0 es otra constante.


La Fig. 9.7 puede ayudarnos a visualizar estos campos. Es difícil
representar gráficamente dos campos tales que llenen todo el espacio.
Recordemos que nada varía con x o z; todo lo que ocurra en un punto
del eje y está ocurriendo en cualquier punto del plano perpendicular a
dicho eje, en este punto. Como el tiempo se desplaza invariablemente
hacia la derecha, gracias a la forma particular del argumento de la
función seno de las Ecs. 17 y 18. Para este argumento y—vt tiene el
mismo valor para y + Ay y t + At que para y y t con tal que Ay = vAL
Dicho de otro modo, aquí tenemos una onda plana que se propaga a
celeridad constante v en la dirección y.
Ahora demostraremos que este campo electromagnético satisface
las ecuaciones de Maxwell, si se satisfacen ciertas condiciones. Es fácil
Ecuaciones de Maxwell y ondas electromagnéticas 323

Fig. 9J La onda descrita por las ecuacio¬


nes 17 y 18 se representa en tres tiempos dis¬
tintos. Se propaga hacia la derecha en la
dirección y y sentido positivo.
324 Ecuaciones de Maxwell y ondas electromagnéticas

ver que div E y div B son nulas para este campo. Las otras derivadas
que intervienen son

rot E = x —- = x£0 cos (y ~ vt)


dy
dE_
— vzE0 cos (y — vt)
dt ”
(19)
rot B = — zEq cos (y — vt)

dB
— vx B0 cos (y — vt)
dt
Sustituyendo en las dos ecuaciones «inducción» de la Ec. 16 y simplifi¬
cando el factor común cos(y — vt), hallamos las condiciones que deben
cumplirse,

E0 — vB0 y Bq — iíqSqVEq (20)

que juntamente requieren

v= ±c y fi0 = ^ (21)

Hemos aprendido ahora que nuestra onda electromagnética debe


tener las siguientes propiedades:
1. El modelo de campo se propaga con la celeridad c. En el caso
en que v = -c se propaga en sentido contrario, o sea, en sentido —y.
Cuando en 1862 Maxwell llegó primero a este resultado (por un cami¬
no más intrincado), la constante c en estas ecuaciones solamente ex¬
presaba una relación entre magnitudes eléctricas, determinada por
experimentos con condensadores, bobinas y resistencias. Sin duda, las
dimensiones de esta constante eran las de una velocidad, pero su rela¬
ción con la celeridad de la luz aún no se conocía. La más reciente
medida de la celeridad de la luz era de Fizeau en 1857. Maxwell escri¬
bió: «La velocidad de las ondulaciones transversales en nuestro medio
hipotético, calculada a partir de los experimentos electromagnéticos
de MM. Kohlrausch y Weber concuerda tan exactamente con la ve¬
locidad de la luz calculada a partir de los experimentos ópticos de M.
Fizeau que apenas podemos evitar la inferencia de que la luz consis¬
te en ondulaciones transversales del mismo medio que es la causa de los
fenómenos eléctricos y magnéticos». Las cursivas son de Maxwell.
2. En cada punto de la onda y en cada instante, la intensidad del
campo eléctrico es igual a c por la del magnético. En nuestro ejemplo
B está expresado en tesla y E en volt/m; Si el campo eléctrico tiene
una intensidad de 3 • 104 volts/m, el campo magnético asociado es de
10-4 tesla.
3. El campo eléctrico y el magnético son perpendiculares entre sí
y a la dirección de propagación. Para asegurarnos ya hemos supuesto
Ecuaciones de Maxwell y ondas electromagnéticas 325

esto al construir nuestro ejemplo, pero no es difícil demostrar que es


una condición necesaria, dado que los campos no dependen de las
coordenadas perpendiculares a la dirección de propagación. Adviérta¬
se que, si v — —c, lo que hace que la dirección de propagación sea —y,
debemos tener B0 = -Eje. Esto mantiene el sentido del triedro for¬
mado por E, B y la dirección y sentido de propagación. Podemos des¬
cribirlo sin referencia a ningún sistema particular de coordenadas de
esta manera: La onda se propaga siempre en el sentido del vector
E x B.
Cualquier onda electromagnética plana en el vacío tiene estas
tres propiedades.

9.5 Otras formas de onda; superposición de ondas


En el ejemplo antes estudiado se eligió la función sen (y — vt) por
su simplicidad. La «forma de onda» de la función sinusoidal no tiene
nada que ver con la propiedad esencial del movimiento de la onda, que
es la propagación invariable de una forma o modelo —cualquier mo¬
delo. No es la naturaleza de la función, sino la manera en que y y t se
combinan en este argumento que hace que el modelo se propague. Si
sustituimos la función seno por cualquier otra función J{y - vt), obten¬
dremos un modelo que se propaga con celeridad v en la dirección y
sentido y. Además, las Ecs. 20 se aplicarán como antes, y nuestra
onda tendrá las tres propiedades generales antes indicadas.
Ahora tenemos otro ejemplo, la onda electromagnética plana,
esquematizada en la Fig. 9.8, que se describe matemáticamente como
sigue:

E 1 + 4(x + ct)2 B 1 + 4(x + ct)2 (22)

Este campo electromagnético satisface las ecuaciones de Maxwell,


Ecs. 16. Es una onda plana debido a que no depende de y o de z. Se
propaga en la dirección y sentido — x, como se deduce en seguida por
el signo -i- en el argumento x + ct. Esta es en realidad la dirección y
sentido de E x B. En esta onda nada oscila o alterna; es simplemente
un pulso electromagnético con larga cola. En el instante t = 0 la inten¬
sidad del campo máxima E = 150 000 volts/m y B — 5 • 10-4 tesla, la
experimentará un observador en el origen, o en cualquier otro punto
del plano yz. En la Fig. 9.8 hemos indicado el campo tal como era en
el instante t — — 3 nanosegundos, con la distancia indicada fuera en
pies (unos 0,3 m). La celeridad de la luz es casi 1 pie/nanosegundo.
Las ecuaciones de Maxwell para E y B en el espacio vacío son
lineales. La superposición de dos soluciones es también una solución.
En una misma región pueden propagarse cierto número de ondas elec¬
tromagnéticas sin afectarse una a otra. El campo E en un punto espa-
326 Ecuaciones de Maxwell y ondas electromagnéticas

ció temporal es el vector suma de los campos eléctricos de las ondas Fig. 9.8 La onda descrita por la Ec. 22 se
individuales, y lo mismo ocurre con el campo magnético B. propaga en el sentido negativo de la direc¬
Un ejemplo importante es la superposición de dos ondas planas ción x. Se muestra 3 nanosegundos antes de
que su pico pase por el origen.
similares propagándose en sentidos contrarios. Consideremos una
onda que se propaga en la dirección y sentido y, descrita por

2tt 2 7r
Ei = zE0 sen —- (y — ct) B, = x^o sen (y — ct) (23)
A A

Esta onda difiere poco de la de nuestro primer ejemplo. Hemos intro¬


ducido la longitud de onda X de la función periódica. Fig. 9.9 Una onda estacionaria resultado
Consideremos ahora otra onda: de la superposición de una onda que se pro¬
paga en el sentido positivo del eje y (Ec. 23)
y una onda similar que se propaga en el sen¬
2 2/r tido negativo del mismo eje (Ec. 24). Empe¬
E2 = zE0 sen -- (y + ct) B2 = — x.Eo sen-^ (>> + ct) (24) zando por la figura superior, los campos se
A A
muestran en cuatro instantes diferentes, se¬
parados sucesivamente por un octavo de
Ésta es una onda con la misma amplitud y longitud de onda, pero se período.
propaga en el sentido -y. Con las dos ondas presentes, las ecuaciones
Ecuaciones de Maxwell y ondas electromagnéticas 327
328 Ecuaciones de Maxwell y ondas electromagnéticas

de Maxwell aún se satisfacen, siendo ahora los campos eléctrico y


magnético

(25)
Recordando la fórmula del seno de la suma de dos ángulos, pueden
fácilmente reducirse las Ecs. 25 a

(26)
El campo descrito por las Ecs. 26 se llama onda estacionaria. La
Fig. 9.9 sugiere como se vería esto en diferentes instantes. El factor c/X
es la frecuencia con que el campo oscila en cualquier posición x, y
2nc/X es la correspondiente frecuencia angular. Según las Ecs. 26
siempre que 2 ct/X sea igual a un número entero, lo que ocurre cada
semiperíodo, el campo magnético B se anula en todo punto. Por otro
lado, siempre que 2ct/X sea igual a un entero más un medio, eos
2itct/X = 0 y el campo eléctrico se anula en todo punto. El máximo de
B y el máximo de E ocurren en puntos distintos al igual que en tiem¬
pos diferentes. En contraste a la onda que se propaga, la onda estacio¬
naria tiene sus campos eléctrico y magnético «fuera de fase» a la vez
en el espacio y en el tiempo.
Adviértase que E = 0 en todo instante en el plano y — 0 y en cual¬
quier otro plano en el que y sea igual a un número entero de semilon-
gitudes de onda. Imaginemos que pudiésemos cubrir el plano xz en
y = 0 con una lámina metálica perfectamente conductora. En la super¬
ficie de un conductor perfecto, la componente del campo eléctrico
paralela a la superficie debe ser nula —de otro modo circularía una
corriente infinita. Esto impone una condición de contorno en todo
campo electromagnético en el espacio que le rodea. Pero nuestra onda
estacionaria, descrita por la Ec. 26, ya satisface esta condición, al
igual que satisface las ecuaciones de Maxwell en todo el espacio y > 0.
Por tanto proporciona una solución ya hecha al problema de una onda
plana electromagnética que se refleja, con incidencia normal, en un
espejo plano conductor. (Véase Fig. 9.10.) La onda incidente está des¬
crita por la Ec. 24, para y > 0, la onda reflejada por la Ec. 23. No hay
campo detrás del espejo, o si lo hay, nada tiene que ver con el campo
frente a él. Inmediatamente frente al espejo hay un campo magnético
paralelo a la superficie, dado por la Ec, 26: B = —2xEQ sen (2nct/X). El
salto en B desde este valor, frente a la capa conductora, a cero, detrás
de la misma, demuestra que debe circular una corriente alterna en la
capa.
Ecuaciones de Maxwell y ondas electromagnéticas 329

Fig. 9.10 Onda estacionaria producida por


reflexión en un plano perfectamente con¬
ductor.
330 Ecuaciones de Maxwell y ondas electromagnéticas

Podemos instalar una lámina conductora en otro plano donde E


dado por las Ecs. 26 sea permanentemente nulo, y así atrapamos una
onda electromagnética estacionaria entre los dos espejos. Este disposi¬
tivo tiene muchas aplicaciones, incluyendo lasers. De hecho, con un
conocimiento de las propiedades de las simples ondas electromagnéti¬
cas planas, pueden analizarse una sorprendente amplia variedad de
dispositivos electromagnéticos, incluyendo interferómetros, guías de
onda huecas rectangulares, y líneas de cinta.

9.6 Energía transportada por ondas electromagnéticas


La energía que la tierra recibe del sol ha viajado a través del es¬
pacio en forma de ondas electromagnéticas que satisfacen las Ecs. 16.
¿Dónde está esta energía mientras se está propagando? ¿Cómo se de¬
posita en la materia cuando llega?
En el caso de un campo eléctrico estático, tal como el campo en¬
tre las armaduras de un condensador cargado, hallamos que la energía
total del sistema puede calcularse atribuyendo a cada elemento de
volumen dv una cantidad de energía (e0E?/2)dv y sumándolas «todas.
Contemplemos la Ec. 36 del Capítulo 2. También la energía invertida
en la creación de un campo magnético puede calcularse suponiendo
que cada elemento de volumen dv en el campo contiene (B2/2¡u0)dv
unidades de energía. Véase la Ec. 75 del Capítulo 7. La idea de que la
energía realmente reside en el campo se hace más obligado cuando
observamos la luz del sol, que ha viajado a través del vacío donde no
hay cargas o corrientes, produciendo algo de calor.
Podemos usar esta idea para calcular la energía por unidad de
tiempo liberada por una onda electromagnética. Consideremos una
onda plana que se propaga (no una onda estacionaria) de forma cual¬
quiera, en un instante particular. Asignemos a cada elemento de volu¬
men dv una cantidad de energía (1/2) (e0E2 + \/ju0 B2)dv, siendo E y B
los campos eléctrico y magnético en este elemento de volumen en
aquel instante. Supongamos ahora que esta energía se propaga con
celeridad c en la dirección de propagación. De esta manera podemos
hallar la cantidad de energía que pasa, por unidad de tiempo, a través
de la unidad de superficie perpendicular a la dirección de propagación.
Apliquemos es'to a una onda sinusoidal descrita por las Ecuacio¬
nes 17 y 18. En el instante t — O, E2 = El sen2 y. También B2 = c2 E\
sen2 y, pues como sabemos B0 debe ser igual a cE0. La densidad de
energía en este campo es por tanto 1/2 e0E2 + l/2p0 B2 — 1/2 (e0El
sen2 y + l/u0 c2El sen2 y) = e^El sen2 y. Ahora bien, el valor medio de
sen2 y, promediado en una longitud de onda completa, es precisamente
1/2. El valor medio de la energía en el campo es, pues, e0El/2 y
s0Elc/2 es el valor medio de la energía, por unidad de tiempo, que
fluye a través de una «ventana» de superficie unidad, perpendicular a
Ecuaciones de Maxwell y ondas electromagnéticas 331

la dirección y. De manera más general podemos decir que, para cual¬


quier onda repetitiva continua, sea o no sinusoidal, la energía que flu¬
ye por unidad de superficie, por unidad de tiempo, a la que llamare¬
mos densidad de potencia S, viene dada por
S = e0E2c (27)
Aquí E2 es el valor cuadrático medio de la intensidad del campo eléc¬
trico, el cual era E\/2 para la onda sinusoidal de amplitud E0. S ven¬
drá en J/m2 si E se da en volts/m y c en m/s. La densidad de potencia
en watts/m2 podemos expresarla por
E2 (28)
S =
\Weo
donde E es la intensidad del campo en volts/m. La constante y/p0/e0
tiene dimensiones de resistencia y su valor es 376,73 ohms. Redon¬
deando a 377 ohms, tenemos una fórmula conveniente y fácil de re¬
cordar

£2(volts/metro)2
^(watts/m2) = (29)
377 ohms

volt2
watts =
ohm

como en una resistencia ordinaria.


Cuando la onda electromagnética encuentra un conductor eléctri¬
co, el campo eléctrico origina una corriente. Esto, generalmente, da
por resultado una disipación de energía dentro del conductor a expen¬
sas de la energía de la onda. La reflexión de la onda incidente en la
Fig. 9.10 era un caso particular en el que la conductividad de la super¬
ficie reflectora era infinita. Si la resistividad del reflector no es nula, la
amplitud de la onda reflejada será menor que la de la onda incidente.
Por ejemplo, el aluminio refleja la luz visible, con incidencia normal,
con un rendimiento de casi el 92 por cien. O sea, el 92 por cien de
la energía incidente se refleja. Siendo la amplitud de la onda reflejada
y/0,92 = 0,96 veces la de la onda incidente. El 8 por cien de la energía
incidente perdida acaba en forma de calor en el aluminio, donde la
corriente debida al campo eléctrico de la onda encuentra resistencia
ohmica. Por supuesto, lo que cuenta es la resistividad del aluminio, a
la frecuencia de la onda luminosa, en este caso de unos 5 • 1014 Hz.
Ésta puede ser algo distinta de la resistividad del metal en cc o a baja
frecuencia. Sin embargo, la reflectividad de la mayoría de los metales
para la luz visible es debida esencialmente^ la misma movilidad ele¬
vada de los electrones de conducción que hace que los metales sean
buenos conductores de la corriente estacionaria. No es accidental que
los buenos conductores generalmente sean brillantes. Pero el motivo
por el cual el cobre limpio parece rojizo mientras que el aluminio pare¬
ce «plateado» no puede explicarse sin una teoría detallada de cada es¬
tructura electrónica del metal.
332 Ecuaciones de Maxwell y ondas electromagnéticas

También puede absorberse energía cuando una onda electromag¬


nética encuentra materia no conductora. Algo de luz que incide sobre
un neumático de caucho negro se refleja, aunque el caucho es un exce¬
lente aislante para campos eléctricos de baja frecuencia. Aquí la disi¬
pación de energía electromagnética implica la acción del campo eléc¬
trico de alta frecuencia sobre los electrones en las moléculas del mate¬
rial. En el más amplio sentido esto se aplica a la absorción de la luz en
cualquier cosa en torno nuestro, incluyendo la retina del ojo.
Algunos aislantes transmiten ondas electromagnéticas con muy
poca absorción. La transparencia del vidrio para la luz visible, con lo
que estamos familiarizados, es realmente una notable propiedad. En
las fibras de vidrio más puras usadas para la transmisión de señales de
audio y video, una onda se propaga, tanto como un kilómetro, o sea,
más de 109 longitudes de onda, antes de que la mayor parte de la ener¬
gía se pierda. Sin embargo, por transparente que pueda ser un medio^
la propagación de una onda electromagnética en su interior difiere de
manera esencial de la propagación en el vacío. La materia interactúa
con el campo electromagnético. Para tener en cuenta la interacción las
Ecs. 16 deben modificarse de una manera que se explicará en el próxi¬
mo capítulo.

9.7 Cómo se contempla una onda en una referencia distinta


Una onda electromagnética se propaga en el vacío. Su dirección
de propagación, con respecto a cierta referencia inercial F, viene dada
por un vector unitario ñ. Sean E y B los campos eléctrico y magnético
medidos en cierto lugar e instante en F, por un observador en F. ¿Qué
campo medirá un observador en una referencia distinta que pase en
aquel instante por aquel punto? Supongamos que la referencia F' se
mueva con celeridad v en la dirección x relativa a F, con sus ejes para¬
lelos a los de F, como en la Fig. 6.25. Elijamos ñ en la dirección x
también. Volvamos ahora a las Ecs. 58 del Capítulo 6 para las trans¬
formaciones de las componentes del campo. Escribámoslas de nuevo:

F' = Ex Ey ~ y(Ey - @BZ) Efz = y(Ez + 0By) ^

B'x = Bx B'y = 7(By + $EZ) B'z = y(Bz - (3Ey)

La clave de nuestro problema es cómo se transforman dos escala¬


res particulares, a saber, E • B y F2 — B2. Usemos las Ecs. 30 para cal¬
cular E' • B' y ver cómo está relacionado con E • B.

E' B' = EfxBrx + EfyBfy + EfzBfz


= EXBX + y\EyBy + ¡3EyEz - 0ByBz - f32EzBz) (31)

+ y\EzBz - pEyEz + pByBz ~ p2EyBy)

= EXBX + -y2(l - ¡32)(EyBy + EZBZ) = E B


Ecuaciones de Maxwell y ondas electromagnéticas 333

El producto escalar E • B no ha cambiado en la transformación de


Lorentz de los campos; es un invariante. Un cálculo parecido, que
dejamos al lector como problema 9-13, demuestra que E2 + E2V +
E2z - (B2 + B2 + B]) también es un invariante, es decir,

E'2 - B'2 = E2 - B2 (32)

La invariancia de estas dos magnitudes es una importante propie¬


dad general de todo campo electromagnético, no solamente del campo
de una onda electromagnética con el que estamos tratando ahora.
Para el campo de la onda su inferencia es simple y directa. Sabemos
que en la onda plana B es perpendicular a E y B = cE. Cada uno de
los invariantes, E • B y E2 - (1 /c2)B2, es por tanto nulo. Y si un inva¬
riante es nulo en una referencia, debe ser nulo también en todas las
referencias. Vemos que toda transformación de Lorentz de la onda
dará E y B perpendiculares y de módulo B = cE. Una onda luminosa
se parece a una onda luminosa en cualquier referencia inercial. Esto no
nos sorprende. Podríamos decir que hemos retornado a los postulados
de la relatividad de Einstein. En realidad, según cuenta Einstein en su
autobiografía, había empezado 10 años antes (a la edad de 16 años) a
preguntarse qué se observaría si se pudiese «atrapar» una onda lumi¬
nosa. Con las Ecs. 30, que hemos dado en la misma forma que en el
artículo de Einstein de 1905, puede contestarse la pregunta. Sea
Ey = E0, Ex = Ez = 0, Bz = cE0, Bx — By = 0. Ésta es una onda que se
propaga en la dirección y sentido x como podemos expresar del hecho
de que E x B tiene esta dirección y sentido. Usando las Ecs. 30 y la
identidad y2( 1 —/?2) = 1, hallamos que

(33)

Observada desde F' la amplitud de la onda se reduce. La velocidad de


la onda, por supuesto, es c en F' como en F. La onda electromagnética
no tiene referencia en reposo. En el límite /?= 1, las amplitudes Ey y
B'z observadas en F se anulan. La onda ha desaparecido!
334 Ecuaciones de Maxwell y ondas electromagnéticas

Problemas

9.1 Si el campo eléctrico en el espacio libre es E = £0(x + y) sen


(2n/X) (z + ct)y con E0 = 2 volts/m. ¿Cuál debe ser el campo magnético, no
incluyendo campo magnético estático alguno?

9.2 La densidad de potencia de la luz solar, en la tierra, es aproximada¬


mente 1 kw/m2. ¿Cuál es el valor cuadrático medio de la intensidad del cam¬
po magnético?
Solución: 2 • 10~6 tesla.

9.3 Un protón libre estaba en reposo en el origen antes de pasar una


onda descrita por las Ecs. 21 y 22. ¿Dónde podría esperarse hallar el protón
en el instante t— 1 microsegundo? La amplitud del pulso va en volts/m. Masa
del prptón - 1,6 • 10~27 kg. Sugerencia: Ya que la duración del pulso es de
unos pocos nanosegundos, puede despreciarse el desplazamiento del protón
durante el paso del pulso. Además, si la velocidad del protón no es muy gran¬
de, puede ignorarse el efecto del campo magnético sobre su movimiento. Lo
primero que hay que calcular es la cantidad de movimiento adquirida por el
protón durante el pulso.
Solución: 0,063 m del origen, en la dirección y.

9.4 Supongamos que en el problema precedente el efecto del campo


magnético no era despreciable. ¿Cómo cambiaría la dirección de la velocidad
final del protón?

9.5 Tenemos un campo magnético particular en el espacio libre:

Ex = 0 Ey = E0 sen( kx + coi) Ez = 0

Bx ~ 0 By = 0 Bz = ~E0 sen (kx + o>i)

(a) Demostrar que este campo puede satisfacer las ecuaciones de Max¬
well si oj y k están relacionadas de cierta manera.
(b) Supongamos que co = 1010 s_1 y £0 = 1500 volt/m. ¿Cuál es la longi¬
tud de onda en m? ¿Cuál es la densidad de energía en J/m3, promediada en
una región grande? A partir de ésta calcular la densidad de potencia, el flujo
de energía en J/m2*s.

9.6 Partimos de las ecuaciones de Maxwell en el «espacio vacío» en


unidades SI, obtenidas eliminando los términos con p y J de las Ecs. 15. Con¬
sideremos una onda descrita por las Ecs. 17 y 18, pero ahora E0 en volt/m y
B<¡ en tesla. ¿Qué condiciones deben cumplir E0, B0 y v para satisfacer las
ecuaciones de Maxwell?

9.7 Escribir las fórmulas para E y B que especifican una onda electro¬
magnética plana sinusoidal con las siguientes características: La onda se pro¬
paga en la dirección y sentido — k; su frecuencia es de 100 megahertz (MHz,
108 ciclos por segundo); el campo eléctrico es perpendicular a la dirección 2

9.8 Demostrar que el campo electromagnético descrito por

E = E0z eos kx eos ky eos o)t

B = B0(x eos kx sen ky — y sen kx eos ky) sen coi


satisfará las Ecs. 16 si E0 = \/2BqC y cj = \/2ck. Este campo puede existir
dentro de una caja metálica cuadrada, de dimensión n/k en la dirección x e y
y altura arbitraria. ¿Cuál es el campo magnético?
Ecuaciones de Maxwell y ondas electromagnéticas 335

9.9 De toda la energía electromagnética del universo,.con mucho, la


cantidad mayor está en forma de ondas de longitud de onda en la región del
milímetro. Ésta es la radiación de micrrondas de fondo cósmica descubierta
por Penzias y Wilson en 1965. Aparentemente llena todo el espacio, incluyen¬
do el vasto espacio entre galaxias, con una densidad de energía de 4 • 10-14
J/m3. Calcular el valor cuadrático medio de la intensidad del campo eléctrico
en esta radiación. ¿A qué distancia aproximada de una emisora de radio de 1
kW hallaríamos una onda electromagnética de intensidad comparable?
Solución: 0,06 volt/m; 3 km.

9.10 El campo magnético dentro del condensador en descarga represen¬


tado en la Fig. 9.1 puede calcularse, en principio, sumando las contribuciones
de todos los elementos de la corriente de conducción, como se indica en la
Fig. 9.5. Esto puede resultar largo. Si podemos suponer simetría en torno a ese
eje, es mucho más fácil hallar este campo B en un punto usando la integral r

'ds

aplicada a un camino circular en torno a este punto. Solamente necesitamos b


conocer la corriente total que abarca este camino. Utilícese esto para hallar el
campo P, que es el punto medio entre las placas del condensador y a una dis¬
tancia r del eje de simetría. (Compárese esto con el cálculo del campo eléctri¬
*
co inducido E, en el ejemplo de la Fig. 7.16.)
Solución: 2nrB = —-rc/*2, B= -
nb 2nb

9.11 Desde un satélite en órbita estacionaria se emite una señal dirigida Prob. 9.10
hacia la tierra con una potencia de 10 kW. El haz que llega a la tierra cubre
una región aproximadamente circular de diámetro 1000 km. ¿Cuál es el cam¬
po eléctrico en los receptores en milivolts/m?

9.12 Una onda sinusoidal se refleja en la superficie de un medio cuyas


propiedades son tales que la mitad de la energía incidente es absorbida. Consi¬
deremos el campo resultante de la superposición de la onda incidente y la re¬
flejada. Un observador estacionado en un punto de este campo encuentra el
campo eléctrico local que oscila con cierta amplitud E. ¿Cuál es la relación
entre la mayor amplitud notada por un observador y la amplitud más pe¬
queña notada por cualquier otro? (A esto se le llama relación de voltaje de on¬
das estacionarias, en inglés en el argot de laboratorio VSWR: voltage standing
wave ratio).

9.13 Partiendo de la transformación de campos dada por la Ec. 60 del


Capítulo 6, demostrar que el escalar E2 — B2 es invariante en la transforma¬
ción. O sea, demostrar que E'2 — B/2 = E2 ~ B2. Puede hacerse usando sola¬
mente álgebra vectorial, sin despejar las componentes x, y o z. (Para esto es
conveniente la descomposición en componentes paralelas y perpendiculares de
los vectores, ya que El • EM = 0, B X En = 0, etc).
Campos eléctricos
en la materia

10.1 Dieléctricos 338


10.2 Momentos de una distribución de carga 342
10.3 Potencial y campo de un dipolo 345
10.4 Par y fuerza sobre un dipolo en un campo exterior 348
10.5 Dipolos atómicos y moleculares; momentos
dipolares inducidos 350
10.6 Momentos dipolares permanentes 353
10.7 Campo eléctrico debido a la materia polarizada 356
10.8 Otro aspecto del condensador 361
10.9 Campo de una esfera polarizada 364
10.10 Esfera dieléctrica en un campo uniforme 368
10.11 Campo de una carga en un medio dieléctrico
y ley de Gauss 369
10.12 Punto de vista microscópico del dieléctrico 373
10.13 Polarización en campos variables 376
10.14 Corriente de la carga ligada 378
10.15 Una onda electromagnética en un dieléctrico 380
Problemas 382
10.1 Dieléctricos
El condensador que estudiamos en el Cap. 3 estaba constituido
por dos conductores aislados uno de otro, sin nada entre ellos. El sis¬
tema de dos conductores se caracterizaba por cierta capacidad C,
una constante que relaciona el valor de la carga Q del condensador
(carga positiva en una armadura, la misma negativa en la otra) a
la diferencia de potencial eléctrico entre los dos conductores:

C=
Q
<pi - <Pi
(i)

c-is± Para el condensador plano, dos placas planas cada una de área A m2
S
separadas la distancia s, hallamos que la capacidad viene dada por
Fig. ¡0.1 (a) Condensador formado por
placas conductoras paralelas.

Condensadores como éstos pueden encontrarse en algunos aparatos


eléctricos. Se les llama condensadores en el vacío y constan de placas
encerradas en un recipiente en el que se ha producido el vacío. Se
utilizan principalmente cuando intervienen potenciales muy elevados
5
y rápidamente variables. Sin embargo, corrientemente, se utilizan
(h) Las mismas placas con una lámina de mucho más los condensadores en los que el espacio entre las armaduras
aislador entre ellas está lleno con una substancia no conductora sólida o líquida. La
mayoría de condensadores que se manejan en el laboratorio son de
esta clase; en cualquier televisor hay docenas de ellos. Para los con¬
ductores en un medio material la Ec. 2 no está de acuerdo con la expe¬
riencia. Supongamos que llenamos el espacio entre las placas, repre¬
sentadas en la Fig. 10.1a, con una lámina de plástico, como en la Figu¬
ra 10.16. Experimentando con este nuevo condensador, encontramos
aun proporcionalidad directa entre la carga y la diferencia de potencial,
así que podemos definir una capacidad por la Ec. 1. Pero hallamos
que la C es apreciablemente mayor que lo que indica la Ec. 2. O sea,
hallamos más carga en cada una de las placas, para la misma diferen¬
cia de potencial, área de las placas, y distancia de separación. La
lámina de plástico debe ser la causa de esto.
De una manera general, no es difícil comprender cómo ocurre
esto. La lámina de plástico consta de moléculas, las moléculas están
compuestas de átomos que a su vez están formados por partículas car¬
gadas eléctricamente, electrones y núcleos atómicos. El campo eléctri¬
co entre las placas del condensador actúa sobre estas cargas, atrayen¬
do los electrones hacia arriba, si la placa superior es positiva como en
la Fig. 10.2, y empujando las cargas positivas hacia abajo. Nada se
mueve muy lejos. (No hay electrones libres alrededor, desligados de
los átomos y prestos a desplazarse, como lo harían en un conductor
metálico.) Habrán algunos ligeros desplazamientos de las cargas, pues
un átomo no es una estructura infinitamente rígida. El efecto de lo

338
Campos eléctricos en la materia

Fig. 10.2 Cómo un dieléctrico aumenta la


carga en las placas de un condensador, (a) {¡¡rn:
Espacio entre las placas vacío; Q0 = Co012.
(b) Espacio entre las placas lleno de un ma¬
terial no conductor, o sea, un dieléctrico. El
campo eléctrico empuja las cargas negativas
hacia arriba y a las positivas hacia abajo,
revelando capas de carga negativa no com¬
pensada en la parte superior de la superficie
del dieléctrico, y carga positiva no compen¬
sada en la superficie inferior. La carga total
en la parte superior, incluyendo la carga Q
de la placa superior es la misma que en {a).
La Q sola es mayor ahora que Q0,
Q = e£?o • Q es la cantidad de carga que cir¬
cularía por la resistencia R si el condensador
se descargase conmutando el interruptor.

dicho dentro de la lámina de plástico es que la distribución de carga


negativa, considerada en conjunto, y la distribución total de carga
positiva (los núcleos de los átomos) están muy ligeramente desplaza¬
das una con respecto a la otra, como se indica en la Fig. 10.2b. El
interior del bloque permanece eléctricamente neutro, pero ha emergi¬
do una delgada capa de carga negativa no compensada en la parte
superior, con una correspondiente capa de carga positiva no compen¬
sada en la parte inferior.
Por la presencia de la capa de carga negativa debajo de la placa
superior, la carga Q de la placa aumenta. En realidad, Q debe aumen¬
tar hasta que la carga total en la parte superior, la suma algebraica de
Q y la capa de carga inducida, sea igual a Q0. Lo podremos demostrar
cuando retornemos a este problema en la Sección 10.8 después de
aclarar algunas cuestiones acerca dél campo eléctrico dentro de la
materia. Ahora el punto importante es que la carga Q en la Fig. 10.2b
es mayor que Q0 y que esta Q es la carga del condensador en la reía-
340 Campos eléctricos en la materia

ción Q = C(pl2. Ésta es la carga que procede de la batería, y es la canti¬


dad de carga que circularía por la resistencia R al descargar el con¬
densador conmutando el interruptor indicado en el diagrama. Si lo
hiciéramos, la capa de carga inducida, la cual no forma parte de Q,
simplemente desaparecería dentro de la lámina.
Según esta explicación la aptitud de un material particular para
aumentar la capacidad debe depender de la cantidad de carga eléctrica
en su estructura y de la facilidad con que los electrones puedan despla¬
zarse respecto a los núcleos atómicos. El factor por el que la capacidad
aumenta cuando un condensador vacío se llena con un material deter¬
minado, Q/Qo en nuestro ejemplo, se llama constante dieléctrica de
este material. Para la misma se usa el símbolo e. El propio material a
menudo se llama dieléctrico cuando se habla de su comportamiento en
un campo eléctrico. Pero cualquier substancia homogénea no conduc¬
tora puede caracterizarse así. En la Tabla 10.1 se dan los valores de la
constante dieléctrica de varias substancias.
Toda constante dieléctrica en la tabla es mayor que 1. Es lo que
deberíamos esperar si nuestra explicación es correcta. La presencia de
un dieléctrico podría reducir la capacidad por debajo de la del conden¬
sador vacío solamente si sus electrones, al aplicar el campo eléctrico,
se moviesen en sentido contrario a la fuerza resultante. En los campos
eléctricos oscilantes, dicho de paso, algunos de tales comportamientos
no serían absurdos. Pero para los campos estacionarios, que estamos
considerando ahora, esto no es posible.
La constante dieléctrica del vacío perfecto es exactamente 1,0
según nuestra definición. Para los gases en condiciones normales es
solamente un poco mayor que 1,0, debido a que un gas en su mayor
parte es espacio vacío. Los sólidos ordinarios y los líquidos tienen ge¬
neralmente constantes dieléctricas que van de 2 a 6, poco más o me¬
nos. Adviértase que el amoníaco líquido es una excepción, y el agua
una excepción espectacular. Realmente el agua líquida es ligeramente
conductora, pero esto, como explicaremos más adelante, no impide
nuestra definición y medida de su constante dieléctrica. La conductivi¬
dad iónica del líquido no es la razón de la enorme constante dieléctri¬
ca del agua. Podemos distinguir esta extraordinaria propiedad del
agua en la constante dieléctrica del vapor si se recuerda que es real¬
mente la diferencia entre e y 1 lo que revela la influencia eléctrica del
material. Compárense los valores de e dados en la tabla para el vapor
de agua y para el aire.
Una vez determinada la constante dieléctrica de un material
particular, puede ser midiendo la capacidad de un condensador lleno
con él, somos capaces de predecir el comportamiento, no sólo de los
condensadores de dos placas, sino que también de todo sistema elec¬
trostático constituido por conductores y piezas de este dieléctrico, de
forma cualquiera. Es decir, podemos predecir todos los campos
eléctricos que existirán en el vacío, fuera de los dieléctricos, para
cargas o potenciales dados en los conductores del sistema.
La teoría que nos capacita para hacerlo fue lograda completa¬
mente por los físicos del siglo diez y nueve. Careciendo de una repre-
Campos eléctricos en la materia 341

Tabla 10.1 Constantes dieléctricas de y arias substancias

Substancia Condiciones Constante dieléctrica

Aíre Gas, 0o C, 1 atm 1,00059


Metano Gas, 0o C, 1 atm 1,00088
Ácido clorhídrico, HC1 Gas, 0o C, 1 atm 1,0046
Agua H20 Gas, 110°C, 1 atm 1,0126
Líquido, 20° C 80
Benceno, C6H6 Líquido, 20° C 2,28
Metanol CH3OH Liquido, 20° C 33,6
Amoníaco, NH3 Líquido, — 34° C 22
Aceite de transformador Líquido, 20° C 2,24
Cloruro sódico, NaCl Cristal, 20° C 6,12
Azufre, S Sólido, 20° C 4,0
Silicio, Si Sólido, 20° C 11.7
Polietileno Sólido, 20° C 2,25-2 3
Porcelana Sólido, 20° C 6,0-8,0
Cera de parafina Sólido, 20° C 2,1-2,5
Vidrio pyrex 7070 Sólido, 20° C 4,00

sentación completa de la estructura atómica de la materia, estamos


más o menos obligados a adoptar una descripción macroscópica.
Desde tal punto de vista, el interior de un dieléctrico es un espacio
sin rasgos característicos, con una «jalea matemática » perfectamente
uniforme, cuya única propiedad eléctrica distinta de las del vacío
es una constante dieléctrica distinta de la unidad.
Si solamente desarrollamos una descripción macroscópica de la
materia en un campo eléctrico, encontraremos difícil contestar algunas
preguntas tal vez evidentes — o quizá, difícil preguntar estas cuestiones
de manera que puedan contestarse con significado completo. Por
ejemplo, cuál es la intensidad del campo eléctrico, en el interior de la
lámina de plástico de la Fig. 10.16, cuando existen ciertas cargas en las
placas. La intensidad de un campo eléctrico se define por la fuerza
sobre una carga de prueba. ¿Cómo podemos colocar una carga de
prueba en el interior de un sólido perfectamente denso, sin pertur¬
bación alguna, y medir la fuerza sobre ella? ¿Qué significaría esta
fuerza si la midiéramos ? Podríamos intentar taladrar un orificio y colo¬
car la carga de prueba en él, con cierto espacio para moverse, de
manera que pueda medirse la fuerza sobre ella, como sobre una par¬
tícula libre. Pero entonces mediríamos, no el campo eléctrico en el
dieléctrico, sino el campo eléctrico en una cavidad dentro del die¬
léctrico, que es una cosa completamente distinta.
Afortunadamente nos es útil otra línea de ataque, una que parte
del nivel microscópico o atómico. Sabemos que la materia está cons¬
tituida por átomos y moléculas; a su vez, éstos están formados por
partículas elementales cargadas. Sabemos algo acerca del tamaño
y estructura de estos átomos y acerca de su disposición en cristales,
fluidos y gases. En lugar de describir nuestra lámina dieléctrica como
342 Campos eléctricos en la materia

un volumen lleno de materia continua sin estructura, lo describiremos


como una agrupación de moléculas que ocupan un vacío. Si podemos
hallar cómo actúan las cárgas eléctricas en una molécula, cuando esta
molécula está situada en un campo eléctrico, seríamos capaces de
establecer el comportamiento de dos moléculas tales, separadas cierta
distancia en el vacío. Solamente necesitaremos incluir la influencia,
sobre cada molécula, del campo eléctrico debido a la otra. Este es un
problema en el vacío. Ahora bien, todo lo que tenemos que hacer es
extender esto a una agrupación de moléculas, digamos 1020, que ocu¬
pan algo así como un centímetro cúbico de vacío, y tenemos nuestro
dieléctrico real. Esperamos hacerlo sin crear 1020 problemas separados.
Si llevamos a cabo este programa, nos recompensará de dos mane¬
ras. Al menos seremos capaces de decir algo con cierto sentido com¬
pleto acerca de los campos eléctrico y magnético dentro de la materia,
contestando preguntas tales como la efectuada antes. Lo que es más
estimable, estableceremos cómo se establecen los fenómenos eléctricos
y magnéticos en la materia, y por lo tanto revelan la naturaleza de la
estructura atómica fundamental. Vamos a estudiar los efectos eléc¬
tricos y magnéticos separadamente. Empezamos con los dieléctricos.
Ya que nuestra primera meta es describir el campo eléctrico producido
por un átomo o molécula, será útil hacer algunas observaciones gene¬
rales acerca del campo electrostático exterior a cuálquier sistema de
cargas pequeño.

10.2 Momentos de una distribución de carga


Un átomo o molécula consta de ciertas cargas eléctricas que
ocupan un pequeño volumen, puede ser de unos angstrom cúbicos
(10-24 cm3) de espacio. Nos interesa el campo eléctrico en el exterior
de este volumen, debido a esta distribución de carga más bien com¬
plicada. Particularmente nos interesa el campo lejos de la fuente, con
lo que indicamos distancia grande comparada con el tamaño de la
propia fuente. ¿Qué aspectos de la estructura de la carga determinan
principalmente el campo en puntos remotos? Para contestar esto,
fijémonos en cierta distribución arbitraria de carga y veamos cómo
podemos emprender el cálculo del campo en un punto exterior a ella.
La Fig. 10.3 muestra una distribución de carga de cierta clase situada
en las proximidades del origen de coordenadas. Puede ser una molécula
que consista de varios núcleos positivos y un gran número de electro¬
nes. En todo caso supondremos que esto se define por una función
Fig. 10.3 Cálculo del potencial, en un pun¬ p(x, y, z). Esta p es negativa en donde están los electrones y positiva
to A, de una distribución molecular de carga. en donde están los núcleos. Para hallar el campo eléctrico en puntos
Campos eléctricos en la materia 343

distantes podemos empezar calculando el potencial debido a la dis¬


tribución de cargas. Como ilustración, tomemos un punto A exterior
sobre el eje z. (Ya que no hemos supuesto ninguna simetría especial
en la distribución de carga, no hay nada especial acerca del eje z.)
Sea r la distancia del origen a A. El potencial eléctrico en A, al que
llamamos <pa, se obtiene como de costumbre sumando las contri¬
buciones de todos los elementos de la distribución de carga:

_ 1 r p(x',y',z') dv'
9A ~ 4ne0 J R
(3)

En la integral, dv' es un elemento de volumen en la distribución


de carga, p(x\ y', z') la densidad de carga allí y la R del denominador
es la distancia de A a este elemento particular. La integración se efectúa
en las coordenadas x', y\ z' y se extiende a toda la región que contiene
la carga. Podemos expresar R en función de r y de la distancia r del
origen al elemento de carga. Utilizando el teorema del coseno, siendo 0
el ángulo entre r y el eje en donde está A:

R = [r2 + r'2 — 2rr' eos 6]í/2 (4)

Sustituyendo este valor de R en la integral tenemos:

<Pa + r'2 — 2r/ eos 6] 1/2 (4<v)

Ahora vamos a hacer uso del hecho de que para un punto distante
como A9 r es mucho menor que r para todo punto de la distribu¬
ción de carga. Esto sugiere que podemos desarrollar la raíz cuadrada
de la Ec. 4 en serie de potencias de r’jr. Escribiendo

[r2 + r"2 — 2né eos 0] 12


2/
eos 6
r (5)

y usando el desarrollo (1 + 6)“12 = 1 — ¿-5 H- |52 ..., obtenemos,


después de agrupar los términos del mismo grado de r'jr:

[r2 + r'2 — Iré eos 0] 12

términos de
1) + (6)
= J- j^l + — eos 8 + y (3 eos2 8
( grado superior )]
Ahora bien, r es constante en la integración, así que sacándolo fuera
Campos eléctricos en la materia
escribimos el potencial obtenido en el punto A como sigue:

1 1 1 1
<Pa = j/ cos 0 p dv'
4ne0 rrÍ P dü Akeq r2

K0 Ki

+ r3 S/2(3cos26 -1 )pdv' + ...


4ne0 ~í (7)
K2

Cada una de las integrales anteriores, K0, Kv K2, y las sucesivas, tienen
un valor que depende solamente de la estructura de la distribución
de carga. De aquí que el potencial para todos los puntos del eje z
puede escribirse como una serie de potencias de 1 ¡r con coeficientes
constantes:

1
<PA - (8)
4ne0

Para acabar el problema deberíamos obtener el potencial en todos


+ e
los otros puntos, para poder calcular el campo eléctrico por — grad <p.
No obstante, hemos ido lo suficientemente lejos para presentar el
punto esencial. El comportamiento del potencial a grandes distancias
de la fuente estará determinado por el primer término de esta serie
cuyo coeficiente no sea nulo.
Vamos a considerar más atentamente estos coeficientes. El coe¬
ficiente K0 es Jp dv' que no es otra cosa que la carga total en la dis¬
tribución. Si tenemos las mismas cantidades de carga positiva y ne¬
gativa, como en una molécula neutra, K0 debe ser nulo. Para una
molécula simplemente ionizada, K0 tendrá el valor e. Si K0 no es nulo,
no interesa la cuantía de Kv K2, etc., para una distancia suficientemente
grande el término Kjr prevalecerá. Según esto, el potencial tenderá
al de una carga puntiforme en el origen y lo mismo el campo. Esto
apenas sorprende.

Supongamos que tenemos una molécula neutra, así que K0 es


nulo. Nuestro interés se desplaza ahora al segundo término, con
coeficiente Kx =$i/ cos 6 pdv'. Ya que r' cos 6 es simplemente z', este
término mide el desplazamiento relativo, en la dirección hacia A, de
la carga positiva y negativa. Tiene valor no nulo para las distribuciones
esquematizadas en la Fig. 10.4, en donde las densidades de carga po¬
sitiva y negativa se han indicado separadamente. En realidad, todas
las distribuciones representadas allí tienen aproximadamente el mismo
valor de Kv
Esto nos indica que si la distribución es neutra, el valor de
es independiente de la posición del origen. Es decir, si reemplazamos
Fig. ¡0.4 z' por (z' -f , o sea desplazando el origen, el valor de la integral
Algunas distribuciones de carga
con K. = 0, Ki / 0. Es decir, cada una tiene
una carga total nula, pero momento dipolar
distinto de cero.
344
Campos eléctricos en la materia 345

no varía: /(z7 + zó)p dv' = fz'p dv' + zójp dv' y la última integral
es siempre nula para una distribución neutra.
Evidentemente si K0 = 0 y Kx =£ 0, el potencial a lo largo del eje z
variará asi nt ó ticamente como 1/r2 (es decir, con mayor aproximación
para distancias mayores). Esperemos que la intensidad del campo
eléctrico, en este caso, se comporte asintóticamente como 1/r3, en con¬
traste a la dependencia de 1/r2 del campo de una carga puntiforme.
Por supuesto que hemos discutido solamente el potencial sobre el
eje z. Volveremos a la cuestión de la forma exacta del campo después
de obtener una perpspectiva general de la situación.
Si K0 y Kx son ambos nulos, y K2 no lo es, el potencial se compor¬
X
tará como 1/r3 a grandes distancias, y la intensidad del campo dis¬
minuirá con el inverso de la cuarta potencia de la distancia. La Fig. 10.5
presenta una distribución de carga para la pual K0 y Kx son ambos
nulos (y serían nulos para cualquier dirección elegida para el eje z)
mientras que K2 no es nulo.
Las cantidades KQ, Kv K2,... están relacionadas a lo que se llaman Fig, 10,5 Para csia distribución de carga.
momentos de la distribución de carga. Utilizando este lenguaje, a K0, K. = = 0. pero Ki ¥-■ 0. Es una distribu¬
que es simplemente la carga total, le llamarnos momento monopolar, ción con momento cuadripolar distinto de
o intensidad del monopolo. Kx es una componente del momento dipolar cero.

de la distribución. El momento dipolar tiene las dimensiones carga


por desplazamiento; es un vector y nuestra Kx es su componente z.
La tercera constante K2 está relacionada con el momento cuadripolar
de la distribución, la siguiente con el momento octopolar, y así suce¬
sivamente. El momento cuadripolar no es un vector, sino un tensor. La
distribución de carga mostrada en la Fig. 10.5 tiene un momento cua¬
dripolar no nulo.
La ventaja, para nosotros, de describir una distribución de carga
por esta jerarquía de momentos, es que precisamente separa aquellos
aspectos de la distribución de carga que determinan el campo a gran
distancia. Si nos interesase solamente el campo en las proximidades
de la distribución, sería un ejercicio inútil. Para nuestra principal
tarea, establecer lo qué ocurre en un dieléctrico, resulta que solamente
la intensidad monopolar (la carga total) y la intensidad dipolar de las
moléculas forman los bloques de materia. Podemos ignorar todos los
demás momentos. Y si los bloques formados son neutros, tenemos
que considerar solamente sus momentos dipolares.

10.3 Potencial y campo de un dipolo


La contribución de un dipolo al potencial en el punto A, que
dista r del origen, venía dada por (l/r2)JV eos Opdv'. Podemos escri¬
bir rf eos 6, que es precisamente la proyección de r' sobre la dirección
346 Campos eléctricos en la materia

hacia A r • r'. Así que podemos escribir el potencial, sin referencia a


ningún eje arbitrario, como

^ 47re0 rO
f
q>A = —-\ r • r'p dvf — —!-—~ • r'p di/
p 4ne0 r2 J
f (9)
W

que servirá para dar el potencial en cualquier punto. La integral del


segundo miembro de la Ec. 9 es el momento dipolar de la distribución
de carga. Evidentemente es un vector, con las dimensiones carga por
distancia. Designaremos el vector momento dipolar por p:

P = J* r'pdv' (10)

Utilizando el momento dipolar p, podemos volver a escribir la Ec. 9


como

1A
<pO) _ r P
(11)
4 ne0 r2

pcosO
4 xr^r3

3p sen 0 eos 0
Et
4 nc^r3

p{ 3 eos2 0 1)
4**v"’

10.6 Campo eléctrico de un dipolo, indicado por algunas lineas de campo.


Campos eléctricos en la materia 347

El campo eléctrico es el gradiente negativo de este potencial.


Para ver cuál es el campo de un dipolo, situamos al dipolo p en el
origen, dirigido según el eje z (Fig. 10.6). Con esta disposición,

9 = (12)
Altear

Por supuesto que el potencial y el campo son simétricos en torno al


eje z. Trabajamos en el plano xz, donde cosfl — z/(jt2 + v2)1/2. En
este plano, pues

(13)
Y Ane0 (x2 + z2)3/2

Las componentes del campo eléctrico se deducen fácilmente;

_ d<p _ 1 3pxz _ 1 3p sen 0 eos 6


x dx 47re0 (x2 + z2)5/2 4ne0 r3

E _ d(P _ 1 [ 3z2 1 ] (14)


* “ dz ~ 471£« P L (x2 + Z2)5'2 (X2 + z2)3/2 J

_ 1 p(3 eos2 0 — 1)
4ne0 r3

Fig. 10.7 Campo eléctrico de un par de cargas puntiformes iguales y


de signo contrario. Se parece al campo de un dipolo para distancias
grandes comparadas con la separación s.
348 Campos eléctricos en la materia

El campo del dipolo puede describirse de manera más simple en


coordenadas polares r y 9. Sea Er la componente de E en la dirección
r, y Ee la componente perpendicular a r en el sentido de aumento de 6.
Entonces

Er = —^~--^-cos() Ed = — -^-sen# (15)


4tt£q r r
4tt£q

Podemos comprobar esto con la Ec. 14, o, si se conoce el gradiente en


P
coordenadas polares, puede obtenerse directamente como el gradiente
negativo del potencial, (p, dado por la Ec. 12.
K Procediendo en cualquier dirección desde el dipolo, hallamos
que la intensidad del campo eléctrico decrece como 1/r3, tal como
habíamos anticipado. A lo largo del eje z el campo es paralelo al mo¬
mento dipolar p, con módulo 2p¡rz. En el plano ecuatorial el campo
está dirigido antiparalelamente a p y tiene el valor — p/r3.
Este campo puede recordarnos uno que hemos encontrado ante¬
riormente. Recordemos la carga puntiforme sobre el plano conductor,
con su carga «imagen ». Quizá la distribución de carga más simple
con momento dipolar es la de dos cargas puntiformes + q y — q,
separadas por una distancia s. Para un sistema de cargas puntiformes
la Ec. 10 toma la forma de una suma. El momento dipolar de nuestro
par de cargas puntiformes es precisamente qs, y el vector está dirigido
de la carga negativa a la positiva. En la Fig. 10.7 se ha esquematizado
el campo de este par de cargas, para subrayar, principalmente, que el
campo cerca de las cargas no es un campo dipolar. Esta distribución
de carga tiene muchos momentos multipolares, en realidad infinitos,
así que es solamente el « campo lejano » a distancias r > s el que
puede representarse como campo de un dipolo.
Para generar un genuino campo dipolar en el origen tendríamos
que disminuir s a cero mientras aumentábamos q ilimitadamente para
mantener p = qs finito. Esta abstracción muy singular no es muy
interesante. Sabemos que nuestra distribución de carga molecular
tendrá campos próximos complicados, así que no podremos repre¬
sentar fácilmente la región cercana en cualquier caso. Afortunadamente
no lo necesitaremos.

10A Par y fuerza sobre un dipolo en un campo exterior


Supongamos dos cargas q y — q conectadas mecánicamente de
Fig. 10.8 (a) Dipolo en un campo unifor¬
me. manera que s, la distancia entre ellas, sea fija. Podemos imaginar las
(b) El par sobre el dipolo es N = p x E; N cargas ensartadas en los extremos de una varilla corta no conductora
es un vector dirigido hacia la página. de longitud s. A este objeto le llamaremos dipolo. Su momento dipolar
(c) El trabajo efectuado al girar el dipolo p simplemente vale qs. Coloquemos el dipolo en un campo eléctrico
de una orientación paralela al campo, a la
exterior, es decir, en el campo de otra fuente. Ahora no nos interesa
orientación indicada, es pE(\ - eos 0o).
Campos eléctricos en la materia 349

el campo del propio dipolo. Consideremos primero un campo eléc¬


trico uniforme, como el de la Fig. 10.8a. El extremo positivo del dipolo
es empujado hacia la derecha, el negativo hacia la izquierda, por una
fuerza de intensidad Eg. La fuerza resultante sobre el objeto es nula,
y en esta posición también lo es el par. Un dipolo que forme cierto
ángulo 6 con la dirección del campo, como en la Fig. 10.86, evidente¬
mente experimentará un par. En general, el par N es rxF donde F
es la fuerza aplicada a una distancia r del origen.Tomando el origen
en el centro del dipolo, de manera que r = s/2, tenemos

N = r x F+ + (-r) x F_ (16)

N es un vector perpendicular a la figura, y su módulo es:

N — ^-Eq sen 6 + Eq sen 6 = sqE sen 0 = pE sen 0 (17) (tí)

Esto puede escribirse simplemente

N = pxE (18)

La orientación del dipolo en la Fig. 10.8a tiene la energía más


baja. Tiene que efectuarse trabajo para girar el dipolo en cualquier
otra posición. Calcularemos el trabajo requerido para girar el dipolo
desde una posición paralela al campo hasta que forma un cierto án¬ Q
gulo 0O, como se indica en la Fig. 10.8c. El giro de un cierto ángulo
elemental d6 requiere el trabajo N d6. Así que el trabajo total efec¬
tuado es

Jo9° Ndtí = f’pE sen 6 d8 = pE( 1 - eos 0o) (19)

Invertir el dipolo, girando de extremo a extremo, corresponde a (b)


d0 — n y requiere una cantidad de trabajo igual a 2pE.
La fuerza resultante sobre el dipolo en todo campo uniforme es
Fig. 10.9 Fuerza sobre un dipolo en un cam¬
evidentemente nula, prescindiendo de su orientación. En ün campo po no uniforme.
no uniforme las fuerzas sobre los dos extremos del dipolo, en general, (a) La fuerza resultante sobre el dipolo en
no serán exactamente iguales y opuestas, y existirá una fuerza resul¬ esta posición está dirigida radialmente hacia
tante sobre el objeto. Un ejemplo simple lo constituye un dipolo en fuera.
(b) La fuerza resultante sobre el dipolo en
el campo de una carga puntiforme Q. Si el dipolo está orientado radial¬
esta posición es hacia arriba.
mente, como en la Fig. 10.9a, con el extremo positivo más próximo
a la carga positiva Q, la fuerza resultante será repulsiva y su módulo
vale

1
i-q) Q (20)
4 ne0 (r+ s)2
350 Campos eléctricos en la materia

Para s r, solamente necesitamos calcularlo para el primer orden


en s/r que resulta ser:

1 1 1
F= sq r.
4ne0
52 Ti-L 25
4ne0 r2 L
i +
(' + 7)
1 2sqQ sqQ (21)
4 ne0 r3 2ns0r3

En función del momento dipolar p, vale sencillamente

p ~ __L_ (22)
4^e0 r3

Con el dipolo perpendicular al campo, como en la Fig. 10.%,


existe también una fuerza. Ahora las fuerzas sobre los extremos, a
pesar de ser iguales, no están exactamente opuestas en dirección.
No es difícil deducir una fórmula general para la fuerza sobre
un dipolo en un campo eléctrico no uniforme. La fuerza depende
esencialmente de los gradientes de las distintas componentes del campo.
En general, la componente * de la fuerza sobre un dipolo de momento p
es

F* = p * grad Ex (23)

con fórmulas correspondientes para Fy y Fz.

10.5 Dipolos atómicos y moleculares; momentos dipolares


inducidos
Consideremos el átomo más simple, el átomo de hidrógeno, que
consta del núcleo y un electrón. Si imaginamos el electrón, cargado
negativamente, girando en torno del núcleo positivo como un pla¬
neta alrededor del sol — como en el modelo atómico original de
Niels Bohr — concluiremos que el átomo, en un instante dado, posee
un momento dipolar eléctrico. El vector momento dipolar p se dirige
paralelamente al radio vector electrón-protón, y su módulo es e veces
la distancia electrón protón. La dirección de este vector varía continua
y rápidamente cuando el electrón recorre su órbita. Sin duda, el valor
medio con el tiempo de p será nulo para una órbita circular, pero es
de creer que la variación periódica de las componentes del momento
dipolar originen campos eléctricos rápidamente oscilantes y radiación
electromagnética. La ausencia de tal radiación en el átomo de hidró¬
geno normal fue una de las más grandes paradojas de la primitiva
Campos eléctricos en la materia 351

física cuántica. La moderna mecánica cuántica nos dice que es mejor


imaginar el átomo de hidrógeno en su estado de energía más bajo
(la condición usual.de la mayoría de los átomos de hidrógeno en el
universo) como una estructura con simetría esférica con la carga
electrónica distribuida, en promedio temporal, sobre una nube que
rodea al núcleo. Nada está girando u osxilando. Si pudiéramos tomar
una instantánea con un tiempo de exposición inferior a 10-16 según
dos, podríamos descubrir un electrón situado a cierta distancia del
núcleo. Pero para procesos en los que intervienen tiempos mucho
mayores que éste tenemos, en efecto, una distribución continua de
carga negativa que rodea al núcleo y se extiende en todas direcciones
con densidad constantemente decreciente. La carga total en esta dis¬
tribución es precisamente — e, la carga de un electrón. Aproximada¬
mente la mitad de ésta está en el interior de una esfera de radio 0,5 ang-
strom (0,5 x 10“~8 cm). La densidad decrece exponencialmente hacia
el exterior; una esfera de sólo 2,2 angstrom de radio contiene el 99 % Fig. 10.10 Distribución de carga promedio
temporal en el átomo de hidrógeno normal.
de la carga. El campo eléctrico en el átomo es precisamente el que
El sombreado representa densidad de carga
produciría una distribución de carga estacionaria de esta forma, junto (negativa).
con el núcleo positivo.
Una representación similar es la mejor para adoptar en otros
átomos o moléculas. Podemos tratar a los núcleos en las moléculas
como cargas puntiformes, para nuestros propósitos presentes su ta¬
maño es demasiado pequeño para tenerlo en cuenta. La estructura
electrónica entera de la molécula puede representarse como una sola
nube de carga de densidad continuamente variable. La forma de esta
nube y la variación de la densidad de carga en ella será distinta para
moléculas diferentes. Pero en los bordes de la nube la densidad siem¬
pre disminuirá exponencialmente, así que tiene cierto sentido hablar
de tamaño y forma de la distribución de carga molecular.
La mecánica cuántica hace una distinción crucial entre estados
estacionarios y estados dependientes del tiempo en un átomo. El esta¬
do de menor energía es una estructura independiente del tiempo, un
caso estacionario. Tiene que ser así. Es este estado de átomo o molé¬
cula el que nos interesa ahora. Los átomos pueden radiar energía elec¬
tromagnética. Esto ocurre con el átomo en un estado no estacionario
en el cual hay una carga eléctrica oscilante.
La Fig. 10.10 representa la distribución de carga en el átomo de
hidrógeno normal. Es una sección recta a través de la nube esférica¬
mente simétrica, con la densidad sugerida por el sombreado. Evi¬
dentemente el momento dipolar de esta distribución es nulo. Lo mismo -
44 - + + + + + + +
le ocurre a cualquier átomo en estado de energía más bajo, no importa
cuántos electrones contenga, pues en todos estos estados la distribución
de electrones tiene simetría esférica. También es cierto para un átomo Fig. 10.11 En un campo eléctrico la carga
negativa es empujada de una manera, el nú¬
ionizado, aunque un ion tiene un « momento monopolar », es decir, cleo positivo es empujado de otra manera.
una carga neta. Cuando se alcanza el equilibrio,' el átomo
Hasta aquí no tenemos nada muy interesante. Pero ahora colo¬ está ligeramente distorsionado.
caremos el átomo de hidrógeno-en un campo eléctrico debido a cierta
fuente exterior, como en la Fig. 10.11. El campo eléctrico distorsiona
el átomo, empujando las cargas negativas hacia abajó y al núcleo
352 Campos eléctricos en la materia

positivo hacia arriba. El átomo perturbado tendrá un momento di¬


polar a causa de que el «centro de gravedad» de la carga negativa no
coincidirá con el de la positiva del núcleo, sino que estará separada del
núcleo cierta pequeña distancia Az. El momento del dipolo eléctrico
del átomo es ahora eAz.
¿Qué distorsión producirá un campo de intensidad dada El Re¬
cordemos que ya existen campos eléctricos en el átomo no perturbado,
de intensidad —^—e/a2 en orden de magnitud, donde a es una dimen-
47ie0
sión atómica típica. Deberíamos esperar que la distorsión relativa de
la estructura atómica, medida por la relación Az/a, tenga el mismo
orden de magnitud que la relación de campo perturbante E a los cam¬
pos internos que mantienen el átomo unido. O sea, predecimos que

Az ^ E
(24)
a ~ e/4ne0a2

Ahora a es una longitud del orden de 10“10 cm y e/á2 es aproximada¬


mente 3 • 1011 volts/m, un campo mil veces más intenso que cualquier
campo estacionario a gran escala que podamos obtener en el laborato¬
rio. Evidentemente la distorsión del átomo viene a ser muy pequeña en
cualquier caso práctico. Si la Ec. 24 es correcta, se deduce que el
momento dipolar p del átomo distorsionado, que es precisamente eAz,
será

p = eAz ñ¡ 4ne0aiE (25)

Ya que antes de aplicar el campo E el átomo tenía simetría esférica,


el vector momento dipolar p tendrá la dirección de E. El factor que
relaciona p a E se llama polarizabilidad atómica, y generalmente se
denota por a.

p = e0aE (26)

Adviértase que a tiene dimensiones de volumen. Según nuestra


estimación es del orden de magnitud de un volumen atómico, algo
así como 10-30 m3. Su valor para un átomo particular dependerá
de los detalles de la estructura electrónica del átomo. Un cálculo
exacto, por mecánica cuántica, de la polarizabilidad del átomo
de hidrógeno predice a = (9/2)fl03, donde a0 es el « radio de Bohr »,
0,52 x 10”8 cm, la distancia característica en la estructura del átomo H
en su estado normal. En la tabla 10.2 se dan las polarizabilidades eléc¬
tricas, de varias especies de átomos, determinadas experimentalmente.
Los ejemplos dados están ordenados en números de electrones cre¬
cientes. Se notan amplias variaciones de a.
Campos eléctricos en la materia 353

Tabla 10.2 Polarizabilidades atómicas, en unidades de 4it * 10 30 m3

Elemento H He Li Be c Ne Na A K

a — 0,66 0,21 12 9,3 1,5 0,4 27 1,6 34

El que esté familiarizado con la tabla periódica de los elementos dis¬


tinguirá aquí algo sistemático. El hidrógeno y los metales alcalinos,
litio, sodio y potasio, que ocupan la primera columna de la tabla
periódica, tienen valores grandes de a y éstos aumentan continua¬
mente al aumentar el número atómico, desde el hidrógeno al potasio.
Los gases nobles tienen polarizabilidades atómicas mucho menores, Fig. 10.12 Molécula de metano, constituida
pero éstas también aumentan al pasar del helio al neón y al criptón. por cuatro átomos de hidrógeno y un átomo
Aparentemente los átomos alcalinos, como una clase, se deforman de carbono.
fácilmente por un campo eléctrico, mientras que la estructura elec¬
trónica de un átomo de gas noble es mucho más rígida. El responsable
de esta polarizabilidad fácil, en la estructura del sistema alcalino, es
el electrón suelto de enlace exterior o electrón de « valencia ».
Cuando se aplica un campo eléctrico a una molécula también se
produce un momento dipolar inducido. La molécula de metano, re¬
presentada en la Fig. 10.12, está constituida por cuatro átomos de hi¬
drógeno dispuestos en los vértices de un tetraedro en torno del átomo
central de carbono, su polarizabilidad eléctrica, determinada expe¬
rimentalmente, vale

32,6 • 10-30 m3

Es interesante compararla con la suma de las polarizabilidades del


átomo de carbono y de los cuatro átomos aislados de hidrógeno. To¬
mando los datos de la tabla 10.2, hallamos ac + 4aH = 52,0 *10-3 m3.
Evidentemente, el enlace de los átomos en la molécula ha alterado
algo la estructura electrónica. Las medidas de las polarizabilidades
atómicas y moleculares, se han utilizado mucho por los químicos
como guía para la estructura molecular.

10.6 Momentos dipolares permanentes


Algunas moléculas están constituidas de tal forma que poseen
momento dipolar eléctrico, incluso en ausencia de campo eléctrico. Fig, ¡0.13 Una molécula sin ninguna sime*
En su estado normal ya no son simétricas. Un ejemplo lo tenemos en tria, bromoclorofluorometano. Esta es me-
taño con tres halógenos diferentes sustitu¬
la molécula representada en la Fig. 10.13. Un ejemplo más simple yendo a tres hidrógenos. La longitud de los
lo proporciona una molécula diatómica constituida por átomos dis¬ enlaces y las aristas del tetraedro son todas
tintos, tal como la de ácido clorhídrico C1H. Sobre el eje de esta ellas algo distintas.
354 Campos eléctricos en la materia

molécula no existe un punto en torno al cual la molécula sea simétrica


de izquierda a derecha, los dos extremos de la molécula son distintos
físicamente. Sería accidental que el « centro de gravedad » de la carga
positiva y el de la negativa coincidiese en un mismo punto del eje.
Cuando la molécula de HC1 se forma, a partir de los átomos original¬
mente esféricos de H y de Cl, el electrón del átomo de H se desplaza
parcialmente sobre la estructura del Cl, dejando parcialmente desnudo
al núcleo de hidrógeno. Así que hay cierto exceso de carga positiva
en el hidrógeno del extremo de la molécula y un exceso correspondiente
de carga negativa en el extremo del cloro. El valor del momento dipo¬
lar resultante, 3,43 * 10-30 C • m, es equivalente a desplazar a un
electrón cerca de la quinta parte de un angstrom. Por contraste, el átomo
de hidrógeno en un campo de 30 kilovolt/cm, con la polarizabilidad
indicada en la tabla 10.2, adquiere un momento dipolar inducido menor
que 10-33 C • m. Los momentos dipolares permanentes, cuando exis¬
ten, por regla general son mucho mayores que los que pueden indu¬
cirse por los campos eléctricos ordinarios en el laboratorio *. Debido
a esto, la distinción entre moléculas polares, tal como se llaman las
moléculas con momento dipolar « formando parte de su extructura »,
y las moléculas no polares, es muy definida.
Dijimos al principio de la Sec. 10.5 que el átomo de hidrógeno
tenía, en un instante, un momento dipolar. Pero luego lo deshechamos
por ser nulo en el promedio temporal, dado el rápido movimiento
del electrón. Ahora nos parece que estamos hablando de momentos
dipolares moleculares como si una molécula fuese un objeto ordinario
estacionario, como un palo de béisbol, cuyos extremos pudiesen exa¬
minarse con detenimiento para ver cual era más largo. Las moléculas
se mueven más lentamente que los electrones, pero su movimiento es
rápido al lado de los patrones corrientes, ¿Por qué podemos consi¬
derarlas con momentos dipolares eléctricos « permanentes»? Esta
incompatibilidad puede explicarse. La contestación completa no puede
darse sin algo de mecánica cuántica, pero la diferencia implica esen¬
cialmente la escala de tiempo del movimiento. El tiempo que emplea
una molécula en interactuar con lo que le rodea generalmente es más
corto que el tiempo que emplea la molécula, en su movimiento intrín¬
seco, para promediar uniformemente el momento dipolar. De aquí
que la molécula actúe realmente como si tuviese el momento del que
hemos hablado. Un tiempo muy corto se califica como « permanente »
en el mundo de una molécula y sus alrededores.
En la Fig. 10.14 se muestran algunas moléculas polares corrientes,
indicando el módulo, dirección y sentido del momento dipolar per¬
manente de cada una de ellas. La molécula de agua tiene un momento
dipolar eléctrico a causa de que los ejes OH se inclinan en el punto

* Hay una buena razón para esto. Los campos eléctricos internos en los átomos
y moléculas son naturalmente del orden de e/(10'8 cm)2 lo que es unos 10* volt/cm.
Tal campo no podemos aplicarlo a la materia en un laboratorio por la razón de
que rompería la materia a pedazos.
Campos eléctricos en la materia Ácido clorhídrico 355

Agua
/
/H
/

P = 1,43

Morí óxido dé carbono \

1,1
Fig. 10J4 Algunas moléculas polares
bien conocidas. El valor del momento di¬
polar «permanente» p se da en unidades
10-29/3 C • m.

medio formando entre ellos un ángulo de 105°. Esta particularidad


estructural tiene consecuencias de gran alcance. El momento dipolar
de la molécula es el responsable de las propiedades del agua como
disolvente, y juega un papel decisivo en la química de los medios acuo¬
sos. Es difícil imaginar lo que sería el mundo si la molécula de H20,
como la molécula de C02, tuviese sus componentes en línea recta;
probablemente no podríamos estar para verlo. Nos apresuramos a aña¬
dir que la forma de la molécula de H20 no es una extravagancia capri¬
chosa, de la naturaleza. La mecánica cuántica ha revelado claramente
por qué una molécula constituida por un átomo de ocho electrones
unido a dos átomos de un electrón debe estar inclinada.
El comportamiento de una substancia polar, como dieléctrico,
es sorprendentemente distinto del de los materiales compuestos de
moléculas no polares. La constante dieléctrica del agua, aproximada¬
mente, es de 80, la del alcohol metílico 33, mientras que un líquido
típico no polar puede tener una constante dieléctrica de alrededor
de 2. En una substancia no polar la aplicación de un campo eléctrico
induce un ligero momento dipolar en cada molécula. En las subs¬
tancias polares ya están presentes, pero, en ausencia de campo, están
orientadas al azar, así que no tienen efecto macroscópico. Un campo
eléctrico aplicado las alinea en cierto grado. Sin embargo, en ambos
procesos, los efectos macroscópicos estarán determinados por la pola¬
rización resultante por unidad de volumen.
356 Campos eléctricos en la materia

10.7 Campo eléctrico debido a la materia polarizada


Supongamos que construimos un bloque de materia reuniendo un
gran número de moléculas, en una región del espacio previamente
vacía. Supongamos, además, que cada una de estas moléculas está
polarizada en la misma dirección. De momento no necesitamos tener
en cuenta la naturaleza de las moléculas ni los medios con los que se
mantiene la polarización. Solamente nos interesa el campo eléctrico
que ellas producen en estas condiciones; después podemos introducir
los campos de otras fuentes que puedan existir en los alrededores. Si
queremos, podemos imaginar que estas moléculas poseen momento
dipolar permanente, que se han alineado perfectamente y se han con¬
gelado en esta posición. Todo lo que necesitamos especificar es el
número N de dipolos por centímetro cúbico, y el momento p de cada
dipolo. Supongamos que N es tan grande que cualquier pequeño
volumen dv macroscópico, contiene un gran número de dipolos. La
intensidad total del momento dipolar en tal volumen es pN dv. En
cualquier punto alejado de este elemento de volumen, en comparación
al tamaño del mismo, el campo eléctrico de estos dipolos particulares
será prácticamente el mismo que si se reemplazasen por un sólo dipolo
de momento pN dv. Llamaremos a pV densidad de polarización, y la
designaremos por P, una magnitud vectorial con dimensiones carga-
m/m3, o carga/m2. Entonces P dv es el momento dipolar asociado
a este pequeño elemento de volumen dv, a efectos de cálculo del campo
eléctrico a distancia. Dado que nuestra materia ha sido formada sola¬
mente por moléculas neutras, no hay carga resultante en el sistema
ni en cada una de las moléculas, solamente tenemos que considerar
los momentos dipolares como fuentes de un campo distante.
En la Fig. 10.15 se representa una columna delgada, o cilindro,
de este material polarizado. Su sección recta es da, y se extiende ver¬
ticalmente de z1 a z2. La densidad de polarización P en el interior de la
columna, y a lo largo de ella, es uniforme y está dirigida en el sentido
positivo de z. Vamos a calcular el potencial eléctrico, en cierto punto
exterior, debido a esta columna de polarización. Un elemento de cilin¬
dro, de altura dz, tiene un momento dipolar P dv — P da dz. Su con¬
tribución al potencial en el punto A puede escribirse, teniendo en
cuenta la Ec. 12 para el potencial de un dipolo,

P da dz eos 0 (27)
d(pA
4ne0r2

F¡r. íO* 15 Una columna de material polari¬


zado iu) produce el mismo campo, en un
punto exterior, que dos cargas, cada una en El potencial debido a toda la columna es
los extremos de la columna (b).

<PA =
'Pda r-dzc^s£ (28)
47ce0 r2

Será más simple si consideramos que dz eos 0 es precisamente dr, así


Campos eléctricos en la materia 357

que la función a integrar en una diferencial exacta, —¿/(1/r). El resul¬


tado de la integración es entonces

(29)

La Ec. 29 precisamente es la misma que la expresión para el potencial


en A debido a dos cargas puntiformes, una positiva de valor P da,
situada en la parte superior de la columna a una distancia r2 de A, y
una negativa del mismo valor en la base de la columna. La fuente
consistente en una columna de materia uniformemente polarizada es
equivalente, al menos en lo que concierne ai campo en todos los
puntos exteriores, a dos cargas concentradas.
Podemos demostrar esto de otra manera sin matemáticas.
Consideremos una pequeña sección de la columna de altura dz,
que contiene momentos dipolares de valor P da dz. Hagamos una
imitación o sustitución de esto tomando un aislante no polarizado,
de la misma forma y tamaño, y colocando una carga + P da en su
cima y una carga — P daen su base. Este pequeño bloque tiene ahora
el mismo momento dipolar que la porción de nuestra columna ori¬
ginal y por lo tanto producirá una contribución idéntica al campo
en cualquier punto alejado A. (El campo en el interior de nuestro
sustituto, o muy cerca de él, puede ser distinto del campo debido al
original — de lo cual no nos preocupamos.) Ahora agrupamos un
conjunto de tales bloques y los apilamos para imitar a la columna
polarizada. Ellos deben producir el mismo campo en A que el debido
a la columna, pues cada bloque producía la misma contribución que
su contrapartida en el original (Fig. 10.156). Ahora vemos lo que tene¬
mos. En cada unión, la carga positiva de la cima de un bloque coin¬
cide con la carga negativa de la base del bloque superior a ella, neu¬
tralizándose. Las únicas cargas que permanecen sin compensar son
la carga negativa — P da en la base del bloque inferior, y la carga
positiva + P da en la cima del bloque superior. Desde un punto dis¬
tante, como A, estas cargas parecen puntiformes. Igual que antes,
deducimos que dos cargas tales producen en A exactamente el mismo
campo que toda la columna de material polarizado.
Sin nuevos cálculos, esto puede extenderse a una placa, o cilin¬
dro recto, de proporciones cualesquiera, uniformemente polarizada
en una dirección perpendicular a sus caras paralelas (Fig. 10.16a). La
lámina puede subdividirse en un conjunto de columnas y el potencial
exterior será la suma de las contribuciones de las columnas, cada una
de las cuales puede sustituirse por una carga en cada extremo. Las
cargas en la parte superior, P da en el extremo de cada columna de
área da, constituirán una lámina uniforme de carga superficial de
densidad o = PC por unidad de superficie. Concluimos que el
potencial en todo punto exterior a una placa o cilindro uniformemente
polarizado es precisamente el que resultaría de dos láminas con carga
superficial situadas en la posición de la parte superior y de la inferior
358 Campos eléctricos en la materia

Fig. 10.16 Un bloque de material polarizado (u) es equivalente a dos


láminas de carga (b), en lo que concierne al campo exterior.

de la placa, conteniendo una densidad superficial de carga constante


o= + Pyo = — P, respectivamente (Fig. 10.16¿>).
No estamos preparados completamente para decir algo acerca
del campo interior a la placa. Sin embargo, conocemos el potencial
en todos los puntos de la superficie de la placa, en la parte superior,
inferior o lateral. Dos puntos cualesquiera, tales como A y B pueden
unirse por un camino que transcurre enteramente por el campo ex¬
terior, de manera que la integral curvilínea jE ¿/s quede completa¬
mente determinada por el campo exterior. Debe ser la misma que la
integral a lo largo del camino A'B' en la Fig. 10.166. Un punto literal¬
mente sobre la superficie del dieléctrico podrá estar dentro del margen
de campos moleculares intensos, el « campo próximo » de la molécula

5
que hemos excluido. Acordemos definir el contorno del dieléctrico
como una superficie suficientemente alejada del núcleo atómico más
externo — 10 ó 20 angstrom serían suficientes — para que en todo punto
(a) fuera de este contorno, los « campos próximos » de los átomos indi¬
viduales aporten una contribución despreciable a la integral curvilínea
" ~ P
completa de A a B.
Teniendo esto presente, consideremos una placa ancha más bien
delgada de material polarizado, de espesor t, representada en sección
recta en la Fig. 10.17a. La Fig. 10.176 muestra, asimismo en sección
(b) recta, las láminas de carga equivalentes. Para el sistema de dos láminas
de carga, conocemos el campo en el espacio exterior y entre las lá¬
minas. La intensidad del campo en el interior, fuera de los bordes,
Fíg. lQ.I7(ti) La integral curvilínea de E debe ser precisamente Ana, dirigido hacia abajo, y la diferencia de
de A a B debe ser la misma a lo largo de potencial entre los puntos A* y Bf es por lo tanto Anat statvolt. La
todo camino, interno o externo, pues los
misma diferencia de potencial debe existir entre los correspondientes
campos internos «microscópico» o «atómico»
son también conservativos (rot E = 0). L.as puntos A y B, de nuestra placa polarizada, debido a que el campo
láminas de carga equivalentes (b) tienen el exterior es el mismo en los dos sistemas.
mismo campo exterior. ¿Es asimismo idéntico el campo interior? Ciertamente no, a causa
de que la placa está llena de núcleos positivos y electrones, con cam-
Campos eléctricos en la materia 359

pos de millones de volt por centímetro dirigidos en una u otra direc¬


ción. Pero una cosa es la misma: la integral curvilínea del campo,
tomada a lo largo de cualquier camino interior de A a B, debe ser
(pn,—(pA>, que hemos visto que es la misma que cpB — <Pa> que es
igual a (1 /s0)ot, o (1 /e0)Pt. Esto debe ser así porque la introducción de
cargas atómicas, no importa su distribución, no puede destruir la pro¬ A
piedad conservativa del campo eléctrico, expresada al establecer que
JE • ds es independiente del camino, o rot E = 0.
Sabemos que en la Fig. 10.176 la diferencia de potencial entre la
parte superior y la inferior de la lámina es casi constante, excepto
cerca de los bordes, a causa de que en el interior el campo eléctrico es
prácticamente uniforme. Por lo tanto en el área central de nuestra
placa polarizada, la diferencia de potencial entre la cima y la base
debe tarpbién ser constante. En esta región, la integral curvilínea

ji^ • ds desde cualquier punto A de la parte superior de la placa a cual¬

quier punto B de la parte inferior, a lo largo de cualquier caminó, de^e


dar siempre el mismo valor (1 /e0)Pt, La Fig. 10.18 es una «imagen am¬ FiiN JO, 18 A lo largo de cualquier camino
de A a fí la integral curvilínea del campo
pliada » de la región central de la placa, en la cual las moléculas pola¬
microscópico real es la misma.
rizadas se han representado algo parecidas a las moléculas de agua
todas orientadas de la misma manera. No hemos intentado describir
los campos muy intensos que existen entre las moléculas, y dentro
de ellas. (A una distancia de diez angstrom de una molécula de agua,
el campo valdría varios centanares de kilovolt/cm, como puede de¬
ducirse de la Fig. 10.14 y la Ec. 15.) Debemos imaginar configuraciones
de campo algo más complicadas en las proximidades de cada molécula.
Ahora bien, el E que interviene en JE ds significa el campo eléctrico
total en un punto dado del espacio, en el interior o en el exterior de
una molécula; incluye los campos intensos y complicados antes men¬
cionados. Hemos llegado a la notable conclusión de que todo camino
a través de este conjunto de cargas y campos, tanto si esquiva las
moléculas como si penetra en ellas, debe dar el mismo valor para la
integral curvilínea a lo largo del mismo, a saber, el valor que hallamos
en el sistema de la Fig. 10.176, donde el campo es completamente uni¬
forme y tiene el valor 4nP.
Esto nos indica que el promedio espacial del campo eléctrico den¬
tro de nuestra placa polarizada debe ser —(l/e0)P. Por promedio espa¬
cial de un campo E en cierto columen V, que designamos por < E > v
entendemos precisamente esto:

(30)
<E>r = vLEd°

Una manera de repartir imparcialmente el campo en muchas


dv pequeñas iguales en las que se puede dividir V, sería medir el campo
a lo largo de cada linea en vez de un « haz de fibras » de líneas parale¬
las muy próximas. Acabamos de ver que la integral curvilínea de E
360 Campos eléctricos en la materia

a lo largo de cualquier camino, o de todos, es el mismo que si estuvié¬


semos en un campo eléctrico de intensidad constante — 4ttP. Esta es la
justificación para la conclusión de que

<E> = —!-P (31)


eo

Este campo medio es una cantidad macroscópica. El volumen en


el que se toma el promedio debe ser suficientemente grande para que
contenga muchas moléculas, de otro modo el promedio fluctuaría de
un volumen a otro adyacente. El campo medio < E ) definido por la
Ec. 30 es realmente el único tipo de campo macroscópico, en el interior
de un dieléctrico, del que podamos hablar. Proporciona la única con¬
testación satisfactoria, en el contexto de una descripción macroscópica
de la materia, a la pregunta, « ¿cuál es el campo eléctrico en el interior
de un material dieléctrico?».
Al E, en la integral del segundo miembro de la Ec. 30, podemos
llamarle campo microscópico. Si mandamos a alguien a medir los
valores del campo que necesitamos para la integral curvilínea, medirá
campos eléctricos en el vacío, en presencia, por supuesto, de carga
eléctrica. Necesitaría instrumentos muy finos, pues se le puede reque¬
rir que mida el campo en un punto determinado en el interior o en el
extremo de cierta molécula. ¿Tenemos derecho a hablar de esta manera
acerca de tomar la integral curvilínea de E a lo largo de cierto camino
que bordee el extremo sudoeste de una molécula particular y luego
atraviese su vecina? Sí. La justificación es la sólida evidencia de que
las leyes del electromagnetismo se cumplen a una escala de distancias
mucho .menores que las del tamaño atómico. Podríamos incluso des¬
cribir un experimento que serviría para medir el promedio del campo
eléctrico microscópico a lo largo de un camino bien definido dentro
de los límites de las dimensiones atómicas. Todo lo que tenemos que
hacer es lanzar una partícula energética cargada, por ejemplo una
partícula alfa, a través del material. De la variación resultante de su
cantidad de movimiento podría deducirse el campo eléctrico medio
que actúa sobre ella, durante su trayecto total.
Revisemos las propiedades del campo promedio, o macroscópico
<E> definido por la Ec. 30. Su integral curvilínea J*E • ds entre dos
puntos A y B que están razonablemente separados es independiente
del camino. Se deduce que rot <E> = 0 y que <E> es el gradiente
negativo de un potencial <(p>. Esta función potencial <q>> es a su vez
un promedio, en el sentido de la Ec. 30, del potencial microscópico <p.
(Éste se eleva a varios millones de volts en el interior de cada núcleo
atómico.) La integral de superficie de <E>, J<E> *¿/a, extendida a
cualquier superficie que encierre un volumen razonablemente grande,
es igual a l/e0 veces la carga dentro de este volumen *. Es decir, <E>

* Lo aceptamos sin demostración, posponiendo para el próximo capítulo la rela¬


ción de la integral de superficie de un campo promedio con el promedio de la integral
de superficie del campo microscópico, donde la cuestión surge en la Sección 11.8 en
conexión con el campo magnético dentro de la materia. (Véase Fig. 11.18.)
Campos eléctricos en la materia 361

obedece a la ley de Gauss, una expresión que también tiene una forma
diferencial: div <E> = (l/e0)</?>, entendiendo que <p> es un prome¬
dio local en un adecuado volumen macroscópico. Resumiendo, el
promedio espacial de las magnitudes <E>, <(p> y <p> está relaciona¬
do entre éstas de la misma manera que lo está el campo eléctrico, el
potencial y la densidad de carga en el vacío.
De ahora en adelante, cuando hablemos de campo eléctrico E
dentro de un trozo de materia mucho mayor que una molécula enten¬
deremos un promedio o campo macroscópico, tal como se define en la
Ec. 30, incluso cuando los corchetes < > se omitan.

10.8 Otro aspecto del condensador


Al empezar este capítulo hemos visto de manera cualitativa cómo
la presencia de un dieléctrico entre las placas de un condensador
aumenta su capacidad. Ahora estamos preparados para analizar cuan¬
titativamente el condensador lleno de dieléctrico. Lo que hemos
aprendido acerca del campo eléctrico dentro de la materia es la clave
del problema. Identificamos como campo macroscópico E, el prome¬
dio espacial del campo microscópico. La integral curvilínea de este E
macroscópico entre dos puntos A y B es independiente del camino e
igual a la diferencia de potencial. Volviendo a la Fig. 10.2a observa¬
mos que el campo E en el condensador vacío debía haber tenido el
valor (pn/s. Pero la diferencia de potencial entre las placas, q>n, que se
estableció con la batería, era exactamente el mismo en el condensa¬
dor lleno de dieléctrico (Fig. 10.26). De donde el campo E en el dieléc¬
trico, entendido ahora como campo macroscópico, debe tener el
mismo valor, pues se extiende y es uniforme en la misma distancia 5.
(Las capas en el diagrama son realmente despreciables en espesor,
comparadas con s.) Luego la carga total en y cerca de la placa supe¬
rior debe ser la misma que en el condensador vacío, o sea, Q0. Para
demostrar esto solamente necesitamos aplicar la ley de Gauss a una
caja imaginaria adecuada que encierre las capas de carga, como se
indica en la Fig. 10.19. La carga consta de dos partes, la carga sobre
la placa Q (que se irá cuando el condensador se descargue) y Q\ la
carga que pertenece al dieléctrico. Ahora bien, Q = eQ0, que consti¬
tuía nuestra definición de e. Por tanto, si Q + Q* = Q0 como acabamos
de concluir, debemos tener

Q' = Qo-Q= fio(l-fi) (32)

Podemos pensar de este sistema como la superposición de un


condensador vacío y una lámina dieléctrica polarizada, Fig. 10.19a y
b. En el condensador vacío con carga eQ0 el campo eléctrico E" sería e
veces el campo E. En la lámina dieléctrica aislada polarizada el cam-
362 Campos eléctricos en la materia
Caja de Gauss

(«)

0 = «0O (¿> = (1 -e)Q{]


I
j- r
+ + + +++ + + ++ ++ + + + +-¡
4 + + +-H /

E" = eE

(b) Las placas solas (c) El dieléctrico solo

Fig. 10.19 El condensador lleno de dieléc¬ po E' es —(I/e0)P, como se establece en la Ec. 31. La superposición de
trico de la Fig. 10.26. El campo E que es el estos dos crea el campo real E.
campo promedio, o macroscópico, en el die¬
léctrico, es q>n/s que es igual al campo en el
condensador vacío de la Fig. 10.2a. La carga E = E" + E' = eE - —P (33)
en el interior de la caja de Gauss debe ser eo
igual a So, la carga en la placa de este con¬
densador vacío. El sistema puede conside¬
rarse como la superposición de un condensa¬ La Ec. 33 puede reordenarse así:
dor vacío (b) y un dieléctrico polarizado (c).
P
= (e-l) (34)
e0E
Campos eléctricos en la materia 363

La relación P/e^E se llama susceptividad eléctrica del material dieléc¬


trico denotado por Xe (letra griega ji).
En la mayoría de materiales bajo circunstancias ordinarias es el
campo E el que origina P. La relación es lineal. Podemos decir que la
susceptividad eléctrica %e es una constante característica del material
particular y no depende de la intensidad del campo eléctrico o del
tamaño y forma de los electrodos. Sin embargo, se conocen casos, ge¬
neralmente en los que intervienen materiales compuestos de moléculas
polares, en los cuales la polarización puede congelarse literalmente
dentro. Un bloque de hielo polarizado por un campo aplicado exter¬
namente y luego enfriado en helio líquido mantendrá su polarización
indefinidamente, después de retirar el campo externo, proporcionando
un ejemplo real de la lámina hipotética polarizada de la Fig. 10.18.
Estrictamente hablando, llenar un condensador vacío con ma¬
terial dieléctrico aumenta su capacidad por el preciso factor e carac¬
terístico de este material, solamente si llenamos todo el espacio alre¬
dedor, o al menos todo el espacio donde haya cualquier campo eléc¬
trico. En el ejemplo discutido se suponía tácitamente que las placas
eran tan grandes comparadas con la separación que el «efecto de
borde», incluyendo la pequeña cantidad de carga que estaría fuera de
las placas cerca del borde (véase Fig. 3.126), sería despreciable. Puede
hacerse una exposición completamente general acerca de un sistema
de conductores de cualquier forma o distribución que esté enteramente
sumergido en un dieléctrico homogéneo, por ejemplo, un gran tanque
de aceite. Con cargas cualesquiera, Qu 02,... etc., en los distintos
conductores, el campo eléctrico macroscópico ^med en cualquier posi¬
ción en el medio es precisamente 1/e veces el campo en el vacío Evac
que existiría en aquella posición con las mismas cargas en los mismos
conductores en el vacío (Fig. 10.20). Esto tiene importantes conse¬
cuencias en los semiconductores. Por ejemplo, cuando al silicio se le
añaden impurezas de fósforo para producir un semiconductor tipo n,
la elevada constante dieléctrica del cristal de silicio (véase Tabla 10.1)
reduce grandemente la atracción electrostática entre los electrones
más externos del átomo de fósforo y el resto del átomo. Esto facilita
al electrón abandonar el ion P~ y pasar a la banda de conducción,
como en la Fig. 4.11a
Esto nos aporta un problema más general. ¿Qué ocurre si el es¬
pacio en nuestro sistema está parcialmente lleno con dieléctrico y Fig. 10.20 Para las mismas cargas en los con¬
ductores, la presencia del medio dieléctrico redu¬
parcialmente vacío, con los campos eléctricos en ambas partes? Em¬
ce todas las intensidades del campo eléctrico (y
pezaremos con un ejemplo algo artificial pero instructivo, una esfera por tanto todas las diferencias de potencial) por
maciza polarizada en un espacio vacío. el factor 1/e. Las cargas Qlt Q2, y Q% son las car¬
gas que saldrían de los conductores si se descar¬
gase el sistema.
364 Campos eléctricos en la materia

10.9 Campo de una esfera polarizada


La esfera maciza de la Fig. 10.21a se supone uniformemente pola¬
rizada, como si se hubiese formado con la substancia de la placa de
la Fig. 10.16a. ¿Cuál debe ser el campo eléctrico, dentro y fuera de la
esfera ? Este problema es instructivo y los resultados son útiles en
otros aspectos. Como siempre P designará la densidad de polariza¬
ción, constante en módulo, dirección y sentido, en todo el volumen
de la esfera. El material polarizado se dividirá, como la lámina de la
Fig. 10.16a, en columnas paralelas a P, y cada una de ellas sustituida
por una carga de valor (P x sección recta de la columna) en la parte
superior y en la inferior. Así que el campo que buscamos es el de una
distribución superficial de carga repartida sobre una esfera con den¬
sidad o = P eos 8. El factor eos 6 interviene, como se deduce de la
figura, debido a que la columna de sección recta da intercepta sobre
la esfera una porción de superficie de área da/eos 8. La Fig. 10.216
es una sección recta de esta capa de carga superficial equivalente, en la
cual la densidad de carga se ha indicado por el espesor variable del
semicírculo negro en la parte superior (densidad de carga positiva)
y del semicírculo blanco inferior (densidad de carga negativa).
Si no se nos hubiese ya ocurrido, esta figura puede sugerirnos que
consideremos la polarización P originada por el ligero desplazamiento
de una bola llena uniformemente de carga positiva con densidad
cúbica p constante, relativo a una bola de carga negativa de densidad
— p. Esto dejaría sin compensar carga positiva asomando en la parte
superior y negativa en la inferior, cuyos valores varían precisamente
como eos 6 en ambos límites. En el interior, donde la densidad de
carga positiva y negativa se superponen, se neutralizan mutuamente.

10.21 (a) Dividamos la esfera pola¬ (b) Una bola con densidad cúbica positiva
rizada en varillas polarizadas, y sustituya¬ y una bola con densidad cúbica negativa, li¬
mos cada varilla por porciones de carga en geramente desplazadas, son equivalentes a
la superficie de la esfera. una distribución de carga en la superficie
esférica.
Campos eléctricos en la materia 365

• • • •

•• • • #• • •
(a) </>) <c)

Fig. 10.22 Una esfera con dipolas moleculares alineados (<i) es


equivalente a superponer, ligeramente desplazadas, esferas de carga
positiva (¿>) y de negativa (c).

Tomando esta representación, vemos una manera muy fácil de calcu¬


lar el campo exterior a la capa superficial de carga. Como sabemos,
toda distribución esférica de carga produce un campo exterior igual
al que daría lugar su carga total concentrada en el centro. Así que la
superposición de las dos esferas con la carga total + Q y — Q res¬
pectivamente, con sus centros ligeramente desplazados en j, producirá
un campo exterior igual al de dos cargas puntiformes Q y — Q separadas
s m. Esto es precisamente un dipolo con momento dipolar pQ = Qs.
Una descripción microscópica de la substancia polarizada nos
conduce a la misma conclusión. En la Fig. 10.22a los dipolos molecu¬
lares realmente responsables de la polarización P se han representado
toscamente como un par de cargas q y — q, separadas s cm, que
constituyen un dipolo de momento p qs. Con N de ellos por cen¬
tímetro cúbico, P = Np = Nqs, y el número total de dipolos en la
esfera es (4n¡?>)r^N. Las cargas positivas, consideradas separadamente
(Fig. 10.226), están distribuidas en una esfera que contiene una carga
total Q = (4n¡3)r03Nq, y las cargas negativas ocupan una esfera simi¬
lar con su centro desplazado (Fig. 10.22c). Evidentemente cada una
de estas distribuciones de carga puede sustituirse por una carga pun-
tiforme en su centro, en lo que respecta al campo suficientemente
exterior a esta distribución., « Suficientemente exterior » significa con¬
venientemente alejado de la superficie para que la distribución real
discreta de carga no tenga importancia, y por supuesto que lo ignora¬
mos siempre que hablamos de campos macroscópicos. Así que, para
366 Campos eléctricos en la materia

los presentes propósitos, el modelo de las esferas superpuestas con


densidad de carga uniforme y la descripción en función de dipolos
reales en el vacío, son equivalentes *, lo que demuestra que el campo
exterior a la distribución es el mismo que el de un sólo dipolo situado
en el centro. El momento de este dipolo p0 es la polarización total
en la esfera:

\
p0 = Qs = — r03Nqs = -y- r03P (35)

4*r}P Las cantidades Q y s, separadamente, no tienen significado y ahora


3 pueden eliminarse de la discusión.
El campo exterior de la esfera polarizada es el de un dipolo
central /?0, no solamente a gran distancia de la esfera; macroscópica¬
mente hablando es el puro campo dipolar el correcto en la superficie.
Todo lo que tenemos que hacer para construir la Fig. 10.23, una re¬
presentación de las líneas de campo exterior, es suprimir un área
circular de la Fig. 10.6.
El campo en el interior es otra cosa. Consideremos el potencial
Fig. 10>2$ El campo exterior de una esfera
eléctrico <p(x, y, z). Conocemos el potencial en todos los puntos del
uniformemente polarizada es exactamente el
mismo que el de un dipolo situado en el cen¬ contorno esférico, ya que conocemos el campo exterior. Precisamente
tro de la esfera. es el potencial de un dipolo, (l/4ne0)p0 eos 9/r2, el cual en el contorno
esférico de radio rQ se convierte en

1 cos 6
po¬ Pr0 eos 6 (36)
4ne0 r0¿

Ya que r0 eos 0 — z, vemos que el potencial en un punto de la esfera


depende solamente de su coordenada z:

(37)

El problema de hallar el campo interior se reduce a éste: La Ec. 37


da el potencial en todo punto del contorno de la región, en el interior
de la cual (p debe satisfacer a la ecuación de Laplace. Según el teorema
de unicidad, demostrado en el Cap. 3, esto es suficiente para determi¬
nar cp en el interior. Si podemos hallar una solución, debe ser ¡a solución.
Ahora bien, la función Cz, donde C es una constante, satisface a la
ecuación de Laplace, así que la Ec. 37 nos ha dado realmente la solu-

Fig. 10.24 Campo de la esfera uniforme¬


mente polarizada, tanto en el exterior como
en el interior.
* Esto podía haber sido suficientemente evidente, pero hemos desarrollado los
pormenores, en este caso, para suavizar todo recelo de que el modelo de «bola
uniformemente cargada», que es distinto de lo que sabemos que es el interior de
una substancia real, podía ser desencaminado.
Campos eléctricos en la materia 367

ción al potencial en el interior de la esfera. Es el potencial de un campo


eléctrico uniforme en la dirección —z:

Como lo único que determina el eje z es la dirección de P, podemos


escribir nuestro resultado de manera más general:

(39)

Este es el campo macroscópico E en el material polarizado.


La Fig. 10.24 presenta a la vez el campo interno y el externo. En
el polo superior de la esfera, la intensidad del campo exterior dirigido
hacia arriba es, según la Ec. 14 para el campo de un dipolo,

Pq (4nr03P/3) _ 2P
Ez = (exterior) (40)
271EqP 2ne0r02 3e0

el cual, en módulo, es exactamente el doble del campo interno diri¬


gido hacia abajo. Este ejemplo ilustra las reglas generales para el Fig. 10.25 Variación de E en el contor¬
comportamiento de las componentes del campo en la superficie de un no de un dieléctrico polarizado. En es la
medio polarizado. E es discontinuo en el contorno de un medio pola¬ misma en ambos lados del contorno. £± au¬
menta en (l/e0)Fi al pasar del dieléctrico
rizado exactamente como lo sería en una superficie en el vacío que al vacío (£ y P no están dibujados a la
contuviese una carga superficial o = P±. El símbolo PL significa la misma escala).
componente de P normal a la superficie, hacia fuera. Se deduce que la
componente normal de E debe variar bruscamente en la cantidad
fVe0, mientras que E\\ la componente de E paralela al contorno es con¬
tinua, es decir, tiene el mismo valor en ambos lados del contorno
(Fig. 10.25). En realidad, en el polo norte o sur de la esfera la variación
neta de Ez es

2P / P \ P
3e0 3e0 £o

Teniendo en cuenta la Ec. 15 para el campo del dipolo, podemos com¬


probar que la componente de E paralela a la superficie es continua de
dentro a fuera, para todo punto de la esfera.
Ninguna de estas conclusiones depende de cómo se ha originado
la polarización de la esfera. Suponiendo que cierta esfera está uni¬
formemente polarizada, la Fig. 10.24 representa su campo. Sobre éste
puede superponerse cualquier campo de otras fuentes, representando
así muchos sistemas posibles. Esto no afectará la discontinuidad de E
368 Campos eléctricos en la materia

en el contorno del medio polarizado. Las reglas recién establecidas


aquí se aplican, por tanto, a todo sistema, la discontinuidad de E
está determinada solamente por la polarización existente.

10.10 Esfera dieléctrica en un campo uniforme


t*
E = 7 Como ejemplo, coloquemos una esfera de material dieléctrico,
caracterizado por una constante dieléctrica c, en un campo eléctrico
E« homogéneo E0, como el campo entre las placas de un condensador
plano en el vacío, Fig. 10.26. Las fuentes de este campo, las cargas
en las placas, que están alejadas de la esfera para que no haya pertur¬
+ + + + + + + ++ + +
bación al introducir la esfera. Entonces, sea el que fuere el campo
en las proximidades de la esfera, será E0 a gran distancia. Esto es lo
que se dio a entender al colocar una esfera en un campo uniforme.
Fig. ¡0.26 Las fuentes del campo F.r perma¬
El campo total E no es uniforme en las proximidades de la esfera.
necen fijas. La esfera dieléctrica desarrolla
cierta polarización P. El campo total E es Es la suma del campo uniforme E0 de las fuentes distantes y un campo
la superposición de E. y del campo de esta E' debido a la propia materia polarizada:
esfera polarizada.

E = E0 + E' (41)

El campo E' depende de la polarización P del dieléctrico, que a su


vez depende del campo eléctrico E en el interior de la esfera:

P = ;feE = e0(e — 1 )E (42)

No conocemos aún cuál es el campo total E; solamente sabemos


que la Ec. 42 tiene que cumplirse en todo punto interior a la esfera.
Si la esfera se polariza uniformemente, hipótesis que necesitamos
justificar por nuestros resultados, la relación entre la polarización
Je la esfera y su. propio campo E\ en los puntos interiores, viene dada
por la Ec. 39. (En la Ec. 39 usamos el símbolo E para este campo,
pues en aquel caso era el único campo presente).

Eín. =-J— (43)


3e0
Ahora tenemos suficientes ecuaciones para eliminar P y E', que nos
conduce a una relación entre E y E0. Utilizando las ecuaciones de la
41 a la 43 hallamos:

E = E0--^- =E0--^=J-E (44)


J60 j

Despejando E,

(45)
Campos eléctricos en la materia 369

Debido a que e es mayor que la unidad, el factor 3/(2 + e) será menor


que la unidad; el campo en el interior del dieléctrico es menos intenso
que E0. La polarización es

P = e0(e-l)E = 3eo(-^-)E0 (46)

La hipótesis de polarización uniforme se ve ahora que es firme *.


Para calcula r el campo total E fuera de la esfera debemos sumar vec¬
torialmente E0 con el campo de un dipolo central con momento dipo¬
lar igual a P veces el volumen de la esfera. En la Fig. 10.27 se han re¬
presentado algunas líneas de E, interiores y exteriores a la esfera
dieléctrica.

Fig. 10.27 Campo total E. tanto en el inte¬


10.11 Campo de una carga en un medio dieléctrico rior como en el exterior de la esfera dieléc¬
y ley de Gauss trica.

Supongamos que un volumen muy grande de dieléctrico homo¬


géneo tiene en alguna parte interior a él una carga concentrada Q,
que no forma parte de la estructura molecular regular del dieléctrico.
Por ejemplo, imaginemos que una pequeña esfera metálica se ha
cargado y luego cae en un tanque de aceite. Como se estableció ante¬
riormente, el campo eléctrico en el aceite es sencillamente 1/c veces
el campo que Q produciría en el vacío

E_ i Q (47)
AtíEq er2

Es interesante ver cómo actúa la ley de Gauss. La integral de super¬


ficie de E (el cual, recordemos, es el campo macroscópico, o valor
medio espacial) extendida a una esfera que rodea a Q, da (1 /e0e)Q, si
tenemos en cuenta la Ec. 47, y no (1 /e0)Q. ¿Por qué no? La respuesta es
que Q no es la única carga interior a la esfera. También existen todas
las cargas que componen los átomos o moléculas del dieléctrico.

* Esto es lo que hace fácil el tratar con este sistema. Para un cilindro dieléc¬
trico de longitud finita en un campo uniforme, la hipótesis no surtiría efecto. El
campo E' de un cilindro uniformemente polarizado —por ejemplo uno con una
longitud casi igual a su diámetro— no es uniforme dentro del cilindro (¿Qué debería
parecer?). Por tanto E ~ E0 4- E' no puede ser uniforme, pues en este caso P = x9 E
no puede ser uniforme. Son los dieléctricos de forma elipsoidal, de los cuales la
esfera es un caso particular, los que adquieren, en realidad, polarización uniforme
en un campo uniforme.
370 Campos eléctricos en la materia

Ordinariamente cualquier volumen de aceite debe ser eléctricamente


neutro. Pero ahora el aceite está polarizado radialmente, lo que sig¬
nifica que la carga Q, supuesta positiva, atrae las cargas negativas de
las moléculas de aceite y repele a las positivas. Aunque el desplazamien¬
to puede solamente ser muy ligero en cada molécula, sin embargo,
en promedio toda esfera que dibujemos alrededor de Q contendrá
más carga negativa de la molécula de aceite que carga positiva de la
misma. De aquí que la carga neta en la esfera, incluyendo la carga
«extraña» Q en el centro, es menor que Q. En realidad ésta es Q/e.
A menudo es útil distinguir entre carga « extraña » Q y las cargas
que constituyen el propio dieléctrico. Sobre la primera tenemos cierto
control — puede añadirse o quitarse carga de un objeto, tal como la
placa de un condensador. A menudo a esta carga se le llama libre.
Las otras cargas, que son partes integrantes de los átomos o moléculas
del dieléctrico, se llaman corrientemente cargas « ligadas». Un nom¬
bre mejor podría ser carga estructural. Estas cargas no son móviles
sino más o menos enlazadas elásticamente, contribuyendo a la pola¬
rización por sus ligeros desplazamientos.
Puede idearse una magnitud vectorial que esté relacionada sola¬
mente con las cargas libres por algo parecido a la ley de Gauss. En
el sistema que acabamos de examinar, una carga puntiforme Q sumer¬
gida en un dieléctrico, esta propiedad la tiene el vector eE. Es decir,
jeE í/a, extendida a una superficie cerrada S, es igual a (1 /e0)Q si S en¬
cierra a Q, y es nula si no lo hace. Por superposición, esto debe cum¬
plirse para cualquier conjunto de cargas libres definidas por una
densidad de carga libre Pub(x, y, z) en un medio dieléctrico indefi¬
nido:

(48)

en donde V es el volumen limitado por la superficie S. Tal relación


integral implica una relación «local» entre la divergencia del vector
campo eE y la densidad de carga libre:

div (eE) = -t-pllbre (49)


fc0

Ya que e se ha supuesto constante en todo el medio, la Ec. 53 no nos


dice nada nuevo. Sin embargo, nos puede ayudar a aislar el papel
de la carga ligada. En un sistema cualquiera, la relación fundamental
entre el campo eléctrico E y la densidad total de carga pubre + Piigada
continúa siendo válida

div E = —(plibre-E Piigada) (50)

De las ecuaciones 49 y 50 se deduce que

div (e — 1)E = -_Pli (51)


e0
Campos eléctricos en la materia 371

Según la Ec. 34, (e — 1)E = (l/e0)P, así que la Ec. 51 implica que

div P = — Piigada

La ecuación 52 establece una relación local. No puede de¬


(52*

* 0 9
pender de las condiciones en otra parte del sistema, ni de cómo
9 &
se mantiene la distribución particular de las cargas ligadas. Toda
distribución de carga ligada que tiene un cierto exceso local, por
unidad de volumen, de protones nucleares sobre electrones atómi¬
© &

cos debe representar una polarización con cierta divergencia. Así «o «o d» d>
que la Ec. 52 debe cumplirse universalmente, no solamente en el die¬
léctrico ilimitado. La identidad expresada en la Ec. 52 puede percibir¬
se imaginando unas cuantas moléculas polares distribuidas de modo
que den una polarización con divergencia positiva (Fig. 10.28). Los
dipolos apuntan hacia fuera, lo cual necesariamente conduce a una
& & % *

pequeña concentración de carga negativa en el centro. Por descontado


que la Ec. 52 se refiere a promedios en elementos de volumen lo sufi¬
& 9
cientemente grandes para que P y pagada puedan considerarse magnitu¬
des que varían de manera continua. Fig. 10.28 Dipolos moleculares distribuidos
De las ecuaciones 50 y 52 obtenemos la relación de manera que div P > 0. Nótese la con¬
centración de carga negativa en el centro,
de acuerdo con la Ec. 52.
div (E + fp) = 1 A.bre (53)

Esto es completamente independiente de toda relación entre E y P.


No se limita a los materiales, a los que llamamos dieléctricos, en los
que P es proporcional a E.
Se acostumbra a dar un nombre espacial a la combinación e0E +
P, el vector desplazamiento eléctrico, y se simboliza por D. Es
decir, definimos D por

D = e0E + P (54)

En un dieléctrico isótropo, D es simplemente e0eE, pues la relación

div D = pllbre (55)

se cumple en cada caso en que puedan definirse las magnitudes macros¬


cópicas P, E y p.
El aspecto de la Ec. 55 puede sugerir que podamos considerar
a D como un vector campo cuya fuente es la distribución de carga
libre piibre, en el mismo sentido que la distribución de carga total p
es la fuente de E. Esto sería incorrecto. El campo electrostático E
está determinado unívocamente — excepto por la adición de un campo
constante — por la distribución de carga p debido a que, como suple¬
mento de la ley div E = (l/e0)p, existe otra condición universal,
rot E = 0, En general, no es cierto que rot D = 0. Así que la distri¬
bución de carga libre no es suficiente para determinar D por la Ec. 55.
372 Campos eléctricos en la materia

Se necesita otra cosa, tal como las condiciones de contorno en las super¬
ficies de distintos dieléctricos. Las condiciones de contorno de D son me¬
ramente una manera alternativa de expresar las condiciones de contorno
en las que intervienen E y P, ya establecidas casi al final de la Sec. 10.9
y en la Fig. 10.25.
En el camino que hemos seguido para los campos eléctricos en
la materia, la introducción de D es un artificio que, en general, no es
muy útil. Hemos mencionado I) porque él está consagrado por tra¬
dición, empezando con Maxwell*, y el lector sin duda lo encontrará
en otros libros, muchos de los cuales lo tratan con más atención de la
que merece.
Nuestras conclusiones esenciales acerca de los campos eléctricos
en la materia pueden resumirse así:

1 La materia puede polarizarse, esta circunstancia se explica


completamente, en lo que respecta al campo macroscópico,
por una densidad de polarización P, que es el momento
dipolar por unidad de volumen. La contribución de la materia
citada al campo eléctrico E es la misma que la de una dis¬
tribución de cargas piadas, que existiese en el vacío con
densidad piigadas = — div P. En particular, en la superficie
de una substancia polarizada, donde hay una discontinui¬
dad de P, ésta se reduce a una carga superficial de densidad
a — — Pn. Añadamos una distribución de carga libre que
puede estar presente, y el campo eléctrico es el campo que
produciría en el vacío esta distribución total de carga. Este
es el campo macroscópico E dentro y fuera de la materia,
entendiendo que dentro de la materia es el promedio espacial
del campo microscópico verdadero.
2 Si en un material, P es proporcional a E, llamamos dieléc¬
trico a este material. Definimos la susceptibilidad eléctrica
y la constante dieléctrica característica de este material:
Xe = P/E y e = 1 + Xe- Las cargas libres sumergidas en
un dieléctrico dan lugar a un campo eléctrico que es \¡c
del que las mismas cargas producirían en el vacío.

* La importancia de D en la formulación por Maxwell de la teoría electromag¬


nética y la elección del nombre desplazamiento puede estar influido por su inclina¬
ción a cierto tipo de modelo mecánico del «eter». Whittaker ha señalado en su
clásico, A History of the Theories of Aether and Electricity, Vol. I, p. 266 (Harper
Torchbooks, New York, 1960) que su inclinación puede haber desencaminado al
propio Maxwell en un punto de la aplicación de su teoría del problema de la re¬
flexión de la luz por un dieléctrico.
Campos eléctricos en la materia 373

10.12 Punto de vista microscópico del dieléctrico


La polarización P en el dieléctrico es una manifestación a gran
escala de los momentos dipolares eléctricos de los átomos o moléculas
que componen el material. P es la densidad del momento dipolar me¬
dio, el vector momento dipolar total por unidad de volumen, prome¬
diado en una región suficientemente grande para que contenga un
enorme número de átomos. Si no hay campo eléctrico para establecer
una dirección preferente, P será nulo. Esto es cierto para un líquido
ordinario o un gas, y aun para sólidos si se ignora la posibilidad de
polarización «congelada dentro» mencionada en la Sección 10.8. En
presencia de un campo eléctrico en el medio, la polarización puede
originarse de dos maneras. (1) Cada átomo o molécula adquiere un
momento dipolar inducido proporcional al, y en dirección del, campo
eléctrico E que actúa sobre el átomo o molécula. (2) Si en el medio
hay moléculas con momentos dipolares permanentes, sus orientacio¬
nes ya no serán perfectamente al azar; la orientación de sus momen¬
tos dipolares en el sentido del campo superará a la orientación en
sentido opuesto. Ambos efectos (1) y (2) conducen a la polarización en
la dirección y sentido E, o sea, a un valor positivo de P/e0E, la suscep¬
tibilidad eléctrica.
Consideremos primero los momentos atómicos inducidos en un
medio en el que los átomos o moléculas están más bien separados. Por
ejemplo, en un gas a la presión atmosférica normal, en el cual hay
unas 3 • 1025 moléculas por m3. Supondremos que el campo E, que
actúa sobre una molécula individual, es el mismo que el campo medio,
o macroscópico E, en el medio. Al efectuar estas suposiciones estamos
despreciando el campo en una molécula debido al momento dipolar
inducido de una molécula próxima. Sea a la polarizabilidad de cada
molécula y A el número medio de moléculas por m3. El momento
dipolar inducido en cada molécula es e0aE, y la polarización resultante
del medio, P, es simplemente

P = Nb0oE (56)

Esto nos da en seguida la susceptividad xe'

P
Xe = = Na (57)
e0E

y la constante dieléctrica e:

e = 1 + Xe = 1 + Na (58)
La molécula de metano de la Fig. 10.12 tiene una polarizabilidad
de 4% 2,6 • 10-30 m3. En condiciones normales de 0o C y la presión at¬
mosférica normal hay aproximadamente 2,7 • 1025 moléculas en 1 m3.
Según la Ec. 58 la constante dieléctrica del metano, para esta densi¬
dad, debe tener el valor

e = 1 + Na = 1 + 2,7 . 1025 • 4n • 2,6 . lO"30 = 1,00088


374 Campos eléctricos en la materia

El cual concuerda con el valor de e para el metano dado en la Tabla


10.1. La concordancia apenas sorprende, pues el valor de a dado en la
Fig. 10.12 se dedujo originalmente aplicando la teoría simple que
hemos desarrollado para una constante dieléctrica medida experimen¬
talmente.
Ya hemos notado en la Sección 10.5 que la polarizabilidad atómi¬
ca a, que tiene las dimensiones de volumen, en orden de magnitud es
casi igual al volumen de un átomo. Si esto es así, el producto Na, que
es precisamente ^ según la Ec. 57, es aproximadamente igual a la frac¬
ción del volumen del medio que está ocupado por átomos. Ahora bien,
la densidad de un gas en condiciones normales es aproximadamente
una milésima de la densidad de la misma substancia condensada a lí¬
quido o sólido. En el caso del metano la relación está muy cerca de
1/1000, en el caso del aire 1/700. El gas tiene cerca del 99,9 por cien
de espacio vacío. En un sólido o líquido, al contrario, las moléculas se
están tocando una a otra. La fracción de volumen que ellas ocupan no
es mucho menor que la unidad. Esto nos dice que, generalmente, en la
materia condensada, la polarización inducida dará por resultado una
susceptividad %e del orden de magnitud de la unidad. En realidad,
como sugiere nuestra breve relación de la Tabla 10.1, y como confir¬
ma una tabulación más extensa, la susceptividad de la mayoría de
líquidos y sólidos no polares, es decir, el valor (e - l)/e0, va de 0,1 a 1.
Ahora podremos ver el por qué.
Además podemos ver por qué una teoría exacta de la suscepti¬
vidad de un sólido o líquido no es fácil de desarrollar. Cuando los áto¬
mos se agrupan juntos hasta casi «tocarse», el efecto de un átomo
sobre sus vecinos no puede despreciarse. La distancia b entre los veci¬
nos más próximos es aproximadamente N~í/3. Sea un campo eléctrico
E que induce un momento dipolar p = Ea en cada átomo. Este mo¬
mento dipolar p en un átomo originará un campo de intensidad
E' « p/b3 en la posición del próximo átomo. Pero \/b3 ^ N, de donde
Ef« EaN. Como antes hemos visto, en la materia condensada aN es
necesariamente del orden de la unidad. De donde E' no es pequeño, y
por cierto no despreciable, comparado con E. El campo efectivo, que
es el que polariza un átomo en esta situación, es una cuestión con res¬
puesta no muy evidente *.
Las moléculas con momento dipolar eléctrico permanente, molé¬
culas polares, responden a un campo eléctrico intentando orientarse
paralelamente a él. En cuanto el momento dipolar p no apunta en la
dirección y sentido de E, hay un par p x E que tiende a girar a p en la
dirección de E. (Véase la Ec. 18 y la fig. 10.186.) Evidentemente el par
es nulo si p tiene la dirección de E pero sentido contrario, pero esta
posición es inestable. El par sobre el dipolo eléctrico es un par sobre la
propia molécula. Se alcanza un estado de energía mínima si todas las

* Un tratamiento elemental aproximado de este problema conduce a la llamada


ecuación de Clausius-Mossotti, relación hallada en la Sec. 9.13 de la primera edición
de este libro.
Campos eléctricos en la materia 375

moléculas polares han girado para orientarse en la dirección y sentido


de E. Mientras no se alcance este estado de orientación perfecta habrá
cedido cierta energía, por rozamiento en la rotación, a sus alrededo¬
res. La polarización resultante sería enorme. En el agua hay cerca de
3 • 1028 moléculas por m3; el momento dipolar de cada una es
0,61 • 10-29 C • m (Fig. 10.14). Con la orientación completa de los dipo¬
los P sería 1,87 x 10_1 C/m2. Si la Fig. 10.24 fuese una representación
de una gota de agua polarizada así, la intensidad del campo justo
fuera de la gota superaría los 3 • 109 volts/m.
Esto no ocurre. No puede alcanzarse la orientación completa en
un campo aplicado razonable E. ¿Por qué no? La razón es esencial¬
mente la misma que la razón del por qué las moléculas de aire en una
habitación no se encuentran todas en el suelo —que es, después de
todo, la distribución de energía potencial mínima. Debemos pensar
acerca de la temperatura y acerca de la energía de la agitación térmi¬
ca, que cada molécula presenta a cierta temperatura absoluta T. El
valor de esta energía es kT, donde k es una constante universal, llama¬
da constante de Boltzmann. A la temperatura ambiente kT vale
4 • 10-11 J. En un sistema todo a la temperatura T la energía media de
traslación de una molécula —o, para esto, de cualquier objeto peque¬
ño o grande— es 3 kT/2. Ahora bien, las moléculas de aire no se acu¬
mulan todas cerca del suelo a causa de que la variación de la energía
potencial gravitatoria al elevar un par de metros una molécula de
masa 5 • 10~20 kg es solamente, como puede calcularse fácilmente, de
unos 10-14 J, inferior a 1/1000 de kT. Por otro lado, el aire cerca del
suelo es ligeramente más denso que el aire cerca del techo, incluso
cuando no hay gradiente de temperatura. Esto es el bien conocido
cambio de la presión barométrica con la altura. El aire cerca del suelo
es más denso (cuando la diferencia es pequeña) en la proporción
mgh/kT, siendo mgh la diferencia de energía potencial gravitatoria
entre los dos niveles.
De manera parecida, en nuestro dieléctrico hallaremos un ligero
exceso de dipolos moleculares en la orientación de energía potencial
más baja, es decir, dirigidos según E, o con componentes en esta direc¬
ción. La fracción del exceso en las direcciones favorables será, en or¬
den de magnitud, pE/kT. El numerador representa la diferencia de
energía potencial. Realmente la energía necesaria para girar un dipolo
desde la dirección y sentido de E hasta el sentido contrario es 2pE
(véase la Ec. 19) pero promediando según los ángulos encontraríamos
otros factores numéricos que dejamos. Con N dipolos por unidad de
volumen la polarización P, que sería Np si se orientasen totalmente,
será menor en un factor así como pE/kT. La polarización esperada
es, por tanto, en orden de magnitud,

(59)
376 Campos eléctricos en la materia

y la susceptividad es

P Np2
(60)
SqE ~ e0kT

Para el agua, a la temperatura ambiente, el segundo miembro de


la Ec. 60 tiene el valor 3,0, mientras que con e = 80, el valor de ^ees 6,3.
Evidentemente se necesita un factor de casi 2,1 en el segundo miembro
de la Ec. 60, en este caso, para convertir nuestro orden de magnitud
estimado en una predicción correcta. La deducción teórica de este fac¬
tor es difícil, pues las interacciones de las moléculas vecinas es un
tema complicado e incluso peor que en el caso de los dieléctricos no
polares.
Si se aplica un campo eléctrico de 3 • 104 volt/m al agua, la pola¬
rización resultante,

P = e„(80 - 1)E = * (80 - 1) • 3 • 104 = 2 • I0~s C/m2


4n • 9 • l(r
es equivalente a la orientación de 3,4 • 1024 dipolos de HzO por m3, o
alrededor de una molécula por 10 000. Incluso así, éste es un orden de
magnitud de polarización más grande que la que produciría el mismo
campo en un dieléctrico no polar.

10.13 Polarización en campos variables


Hasta ahora solamente hemos considerado campos electrostá¬
ticos en la materia. Necesitamos considerar los efectos de los campos
eléctricos variables con el tiempo, como el campo en un condensador
utilizado en un circuito de corriente alterna. La cuestión importante
es si las variaciones de la polarización seguirán a las variaciones del
campo. ¿La relación de P a E, en un instante, será la misma que en
un campo eléctrico estático? Para variaciones muy lentas no espe¬
raríamos diferencias pero, como siempre, el criterio para lentitud de¬
pende del proceso físico particular. Resulta que la polarización indu¬
cida y la orientación de los dipolos permanentes son dos procesos con
tiempo de respuesta completamente diferente.
La polarización inducida de los átomos o moléculas tiene lugar
por la distorsión de la estructura electrónica. Interviene poca masa
y la estructura es muy rígida; sus frecuencias naturales de vibración
son extremadamente elevadas. Considerado de otra manera, los movi¬
mientos de los electrones en los átomos y moléculas se caracterizan
por períodos del orden de 10~16 segundos — algo como el período
de una onda luminosa visible. Para un átomo, 10-14 segundos es un
tiempo largo. No hay perturbación reajustando su estructura electró¬
nica en un tiempo como éste. A causa de esto, las substancias estric-
Campos eléctricos en la materia 377

I02 10' 10» 10" |0'« |0'«

Frecuencia del campo eléctrico oscilante.! 11/

10*29 Variación con la frecuencia de la constante die¬


léctrica del agua y del hielo, i Basado en ¡a información de
( . P. Smyth «D idee fríe Behavior and Sirticlurc*. McGru h-
Hill, New-York, 1955, para los datos del agua, y R. P. Auty
y R. //. Colé. J. Chem. Phys. 20, 1509. 1952. para los datos
del hielo.)

tamente no polares se comportan prácticamente de la misma manera


que en « cc » hasta frecuencias próximas a las de la luz visible. La
polarización se mantiene con el campo y la susceptibilidad xe = P/e0E
es independiente de la frecuencia.
La orientación de una molécula polar es un proceso completa¬
mente distinto de la mera distorsión de la nube electrónica. Todo
el armazón molecular puede girar. A escala microscópica es, tal vez,
como gira un cacahuete en un saco lleno de ellos. La fuerza de roza¬
miento tiende a que la rotación se retrase con respecto al par y a re¬
ducir la amplitud de la polarización resultante. Donde empieza este
efecto, en la escala de tiempo, varía enormemente de una substancia
polar a otra. En el agua, el «tiempo de respuesta » para la reorienta¬
ción de dipolos es de unos 10”11 segundos. La constante dieléctrica
se mantiene cerca de 80 hasta frecuencias del orden de 1010 Hz. Por
encima de 1011 Hz, e disminuye hasta un valor modesto, típico de
un líquido no pojar. Los dipolos no pueden seguir tan rápidamente
una alternancia del campo. En otras substancias, especialmente
sólidas, el tiempo característico puede ser mucho mayor. En el hielo,
justo por debajo del punto de congelación, el tiempo de respuesta
para la polarización eléctrica es de cerca de 10-5 segundos. En la
Fig. 10.29 se representan unas curvas experimentales de la constan¬
te dieléctrica en función de la frecuencia para agua y hielo.
378 Campos eléctricos en la materia

10,14 Corriente de la carga ligada


Dondequiera que la polarización en la materia varíe con el tiempo,
hay una corriente eléctrica, un auténtico movimiento de cargas. Supon¬
gamos que haya N dipolos en un metro cúbico de dieléctrico, y
que en un intervalo de tiempo dt su momento pase de p a p + dp.
Entonces la densidad de polarización macroscópica' P cambia de P a
P + ^P = Ar(p + dp). Supongamos que la variación dp se efectuó al
moverse una carga q una distancia ds, en cada átomo: qds — dp.
Entonces durante el tiempo dt realmente hubo una nube de carga,
de densidad P = Np, que se movía con velocidad v = ds/dt. Esto
constituye una corriente de conducción de cierta densidad J:

ds dp _ dP
J — pv = Nq (61)
dt dt ~ dt
La relación entre la variación de la polarización con el tiempo y la
densidad de corriente J = dPjdt, es independiente de los pormenores
del modelo. Una polarización variable es una corriente de conduc¬
ción, no esencialmente distinta de otra.
Naturalmente, tal corriente es una fuente de campo magnético.
Si no hay otras corrientes alrededor, escribiremos la segunda ecua¬
ción de Maxwell, como

dE dP
rot B = eQ (62)
dt dt

La única diferencia entre una densidad de corriente de conduc¬


ción « ordinaria » y la densidad de corriente dP/dt es que en una
interviene el movimiento de carga libre, en la otra el movimiento de
la carga ligada. Existe una distinción práctica evidente — no podemos
tener una corriente de carga ligada estacionaria, que prosiga siempre
sin variación. Ordinariamente preferimos tener en cuenta separada¬
mente la corriente de carga ligada y la corriente de carga libre, con¬
servando J como símbolo de la densidad de corriente de la carga li¬
bre solamente. Luego para incluir todas las corrientes en la ecuación
de Maxwell tendremos que escribirla de esta manera:

rotB-,,— + — + J (63)

Densidad t t Densidad
de corriente de corriente
de la carga ligada de la carga libre

En un medio dieléctrico, e0E + P = e0eE, permitiendo una ver¬


sión simplificada de la Ec. 79:

dE (64)
rot B = e0e- + J
dt
Campos eléctricos en la materia

De manera más general, la Ec. 79 puede abreviarse también intro¬


duciendo el vector D, definido previamente como e0E + P.

3D
rot B = +J (65)
dt

El término dD¡dt se llama corrientemente corriente de desplazamiento.


Realmente, la parte en la que interviene dP/dt, como hemos visto,
representa una corriente de conducción, cargas reales en movimiento.
La única parte de la densidad de corriente total que no es simplemente
carga en movimiento es la parte dE/dt, la verdadera corriente de des¬
plazamiento en el vacío, que discutimos al final del Cap. 9. Si desea¬
mos expresar todas las componentes üe la densidad de corriente
completa en unidades correspondientes a las de J, notaremos que el
4n no aparece en el primer término, y la Ec. 79 se escribe como sigue:

dP
rot B = e0— + + J (66)
dt dt

t t t
Densidad de Densidad Densidad
corriente de de corriente de corriente de
desplazamiento de la carga ligada la carga libre
en el vacío «Carga libre» negativa -

En la distinción entre carga ligada y carga libre, interviene una


cuestión a la que no nos hemos enfrentado debidamente: ¿Podemos
identificar siempre, sin ambigüedad, los « momentos dipolares molecu¬
lares » en la materia, especialmente en la materia sólida? La respuesta
es que no. Tomemos una imagen microscópica de una lámina delgada
del cristal cloruro sódico. La disposición de los iones positivos de
sodio y los iones negativos de cloro se presentó en la Fig. 1.7. La Fi¬
gura 10.30 es una sección recta del cristal que se extiende hacia fuera
por la derecha y la izquierda. Si lo deseamos, podemos considerar un
par de iones adyacentes como una molécula neutra con momento
dipolar. Agrupándolos como en la Fig. 10.30a, describimos el medio
«Carga libre» positiva—1
como si tuviese una densidad de polarización macroscópica P uni¬
forme, un vector dirigido hacia abajo. Al mismo tiempo, observamos
(/»
que hay una capa de carga positiva en la parte superior del cristal,
y de carga negativa en la inferior, que no habían sido incluidas en nues¬
Fig. 10.30 La misma estructura iónica con cargas
tras moléculas, deben considerarse carga libre. agrupadas a pares como «moléculas», de dos ma¬
Ahora bien, también podemos agrupar los iones como en la Fi¬ neras: vector dirigido hacia abajo (a), o hacia
gura 10.306. Según esta descripción, P es un vector hacia arriba, pero arriba (b). Los sistemas son físicamente idénticos;
la diferencia está solamente en la descripción.
tenemos una capa de carga libre negativa en la parte superior del
cristal y de carga libre positiva en la inferior. Cada una de las descrip¬
ciones es correcta. No hay dificultad en encontrar otra, también co¬
rrecta, en la cual P es nulo y no hay carga libre. Cada descripción
predice E = 0. El campo macroscópico E es una magnitud física
observable. Puede depender solamente de la distribución de carga,
no de cómo elegimos la distribución para describirlo.
380 Campos eléctricos en la materia

Este ejemplo nos enseña que en el mundo atómico real la dis¬


tinción entre « carga ligada » o « carga libre » es más o menos arbi¬
traria, y por tanto, le ocurre lo mismo a la densidad de polarización P.
El dipolo molecular es una noción bien definida solamente cuando
las moléculas son identificables como tales — donde haya una razón
física para decir, « Estos átomos pertenecen a esta molécula y no a
otra ». En algunos cristales tal asignación no tiene sentido. Un átomo
o un ion puede interactuar, con aproximadamente la misma intensidad,
con todos sus vecinos; se puede solamente hablar de todo el cristal
como una sola molécula.

10.15 Una onda electromagnética en un dieléctrico


En las Ecs. 15 del Capítulo 9 escribimos las ecuaciones de Max¬
well para los campos eléctrico y magnético en el vacío, incluidos los
términos de las fuentes, densidad de carga p y densidad de corriente J.
Ahora deseamos considerar un campo electromagnético en un medio
dieléctrico ilimitado. Supondremos que el dieléctrico es perfecto, así
que no hay corriente libre. O sea, el último término del segundo
miembro de las ecuaciones 63 a 65, la densidad de corriente de
carga libre J, será nula. Tampoco hay carga libre, aunque podría
haber una densidad de carga ligada si la div E no es nula. Acordamos
considerar solamente campos con div E = 0. Luego p, tanto para carga
ligada como libre, será nula en todo el medio. No resulta cambio algu¬
no en la ecuación primera, rot E = — BB/dt. Para la segunda ecuación
tomamos la Ec. 64 sin los términos de la corriente libre rot B —
e0 BE/Bt. La constante dieléctrica e da cuenta de la corriente de
la carga ligada al igual que de la corriente de desplazamiento en el
vacío. Nuestro sistema completo de ecuaciones se convierte en
dB
rot E = div E = 0
dt
BE (67)
rot B = ju0e0e div B = 0
dt

Difieren de la Ec. 16 del Capítulo 9 solamente por la presencia del fac¬


tor constante e en la segunda ecuación.
Como hicimos en la Sección 9.4 construyamos un campo electro¬
magnético para una onda que pueda obtenerse para satisfacer las
ecuaciones de Maxwell. Ahora ensayaremos una función de onda de
forma ligeramente más general:

E = zE0scn(ky — coi) (68)


B = xB0 sen(ky — oot)
Campos eléctricos en la materia 381

Al ángulo (ky - cot) se le llama fase de la onda. Para un punto que se


mueva en la dirección positiva de y con celeridad co/k, la fase ky — cot
permanece constante. O sea, co/k es la velocidad de fase de esta onda.
Este término se usa cuando se ha de distinguir entre dos velocidades,
velocidad de fase y velocidad de grupo. En el caso considerado no hay
diferencia, así que llamaremos a co/k, simplemente, velocidad de la
onda, la misma que la v de nuestra discusión en la Sección 9.4. En un
punto fijo cualquiera, tal como y = y0, el campo oscila en el tiempo
con una frecuencia angular cu. En cualquier instante, tal como t = t0,
las fases difieren en 2n en los planos separados una longitud de onda A,
donde A = 2n/k.
Las derivadas espacio temporales que necesitamos ahora son las
indicadas en la Ec. 9.19 con pequeñas alteraciones:

dE
rot E = xE0k eos (ky — oot) — = — zE0ü) eos (ky — cot)
dt
dB
rot B = —zB0k eos (ky — cor) — = — x/?0co eos (ky — oot)
dt

(69)

Sustituyéndolas en la Ec. 67, hallamos que las ecuaciones se satisfacen


si

- = 4 y B0=VeE0 (70)
k Ve

La velocidad de la onda co/k difiere de la velocidad de la luz en el


vacío por el factor Las amplitudes de los campos eléctrico y
magnético E0 y £0, que son precisamente E0 = cB0 en la onda en el
vacío, aquí son E0 = cB0/\fs’ siendo la amplitud eléctrica la menor. En
otros aspectos la onda se parece a nuestra onda plana en el vacío: B es
perpendicular a E, y la onda se propaga en la dirección de E x B. Por
supuesto que si comparamos una onda en un dieléctrico con una onda,
de la misma frecuencia, en el vacío, la longitud de onda A en el dieléc¬
trico será menor que en el vacío por ya que frecuencia • longitud
de onda = velocidad.
La luz que se propaga a través del vidrio nos proporciona un
ejemplo de la onda antes descrita. En óptica se acostumbra a definir n,
el índice de refracción de un medio, como la relación entre la veloci¬
dad de la luz en el vacío y la velocidad de la luz en este medio. Ahora
hemos descubierto que n no es más que yfe. En realidad ahora hemos
colocado la base de la teoría clásica de la óptica.
382 Campos eléctricos en la materia

Problemas
10.1 Tenemos un surtido de cinta de polietileno, de constante dieléctri¬
ca 2,3 de 5,6 cm de anchura y 0,0025 cm de espesor; también disponemos de
cinta de aluminio de 5 cm de anchura y 0,00125 cm de espesor. Deseamos
construir un condensador de unos 0,05 pF de capacidad, en forma de rollo
cilindrico compacto. Descríbase cómo podemos hacerlo calculando la canti¬
dad de cinta de cada clase necesaria y el diámetro total del Condensador una
vez construido.

10.2 En 1746 un profesor, Musschenbroek, en Leiden cargó agua en


una botella tocando un hilo que salía del cuello de la botella, a su máquina
electrostática. Cuando su ayudante, que sostenía la botella con una mano,
quiso quitar el hilo con la otra, recibió una violenta sacudida. Así el simple
condensador reclamó la atención de los científicos eléctricos. El descubri¬
(a) miento de la «botella de Leiden» revolucionó la experimentación eléctrica.
Prob. 9.3 Ya en 1747 BenjamínFranklin describía este experimento como el de la «Ad¬
mirable botella del Sr. Musschenbroek». La botella realmente no era más
que vidrio con un conductor a cada lado. Para ver por qué causó tal sen¬
sación, calcúlese la capacidad de una botella de litro con paredes de 2 mm
de espesor; la constante dieléctrica del vidrio vale 4. ¿Cuál sería el diámetro
de una esfera, en el aire, que tuviese la misma capacidad?

10.3 Cuál es el valor del momento dipolar de cada una de las distribu¬
ciones de carga en las partes (a)y (b) y (c) de la figura. ¿Cuál es la dirección
del vector momento dipolar?

10.4 En la molécula del ácido clorhídrico la distancia entre los núcleos


de cloro y el protón es 1,28 A. Supongamos que el electrón del átomo del hi¬
drógeno se transfiere completamente al átomo de cloro, que junto con los
demás electrones forma una distribución de carga negativa con simetría esfé¬
rica y centrada en el núcleo de cloro. Compárese el momento eléctrico dipo¬
lar de este modelo con el momento dipolar real del HCL dado en la Fig.
9.16. ¿Dónde debe estar situado el «centro de gravedad» de la distribución
de cargas negativas en la molécula real? (El núcleo de cloro tiene una carga
17e, el núcleo de hidrógeno una carga e).

10.5 Una molécula de ácido clorhídrico está situada en el origen con


la línea H-Cl a lo largo del eje z con el C1 por encima. ¿Cuál es la dirección,
sentido y módulo del campo eléctrico en un punto situado a 10 A, sobre el
origen, en el eje z? ¿Y a 10 A del origen, sobre el eje y?

10.6 Un condensador plano, tiene una capacidad determinada experi¬


mentalmente C = 22,5 pF, se carga a una diferencia de potencial de 18Ó0V.
I Las placas están separadas 1,5 cm. Nos interesa el campo en un punto exte¬
I rior al condensador, despreciando el efecto de los «bordes», como de cos¬
I tumbre. En particular, queremos conocer el campo a una distancia grande
I comparada con el tamaño del condensador. Puede hallarse considerando la
I distribución de carga en el condensador como un dipolo. Calcúlese la inten¬
I sidad del campo eléctrico.
I (a) en un punto a 3 m del condensador en el plano de las placas,
I (b) en un punto situado a la misma distancia en una dirección perpen¬
</Ó-
dicular a las placas.
•*
10.7 En la Sec. 4.11 se discutió el tiempo de relajación de un conden¬
(c) sador lleno con un material de resistividad p. Si recordamos tal discusión no¬
taremos que esquivamos la cuestión de la constante dieléctrica del material.
Ahora podemos reparar tal omisión. Vamos a introducir e adecuadamente
Prob. 10.3
en la expresión de la constante de tiempo. Un condensador interesante con
fugas es la pared de una célula biológica, un aislador (entre otras importan¬
tes funciones) que separa dos fluidos conductores. Sus propiedades eléctricas
son de interés particular en las células nerviosas, pues la propagación de un
Campos eléctricos en la materia 383

pulso nervioso va acompañada de una rápida variación de la diferencia de B


potencial entre el interior y el exterior. La membrana celular tiene un valor
de cerca de l//F/cm2 de área de membrana. Se cree que la membrana consta
de un material que tiene una constante dieléctrica de alrededor de 3. Puede
con esto tenerse una idea de cuál es el espesor. Otras medidas eléctricas han
indicado que la resistencia de 1 cm2 de membrana de una célula, medida en \
/
el fluido conductor de uno y otro lado de la membrana, es de unos 1000 / \
\
ohm. Demuéstrese que la constante de tiempo de tal condensador con fugas A45
es independiente del área del condensador. ¿Cuánto vale en este caso? ¿Dón¬ / ° 45° \
de caería la resistividad p del material de esta membrana, en el gráfico de la Z_i_ _t_
Fig. 4.8?

10.8 ¿Qué trabajo se hace al desplazar la unidad positiva de carga de A Prob. 10.8
a B en el campo de un dipolo p?

10.9 ¿Cuál es la dirección y sentido de la fuerza sobre el dipolo central


debida al campo de los otros dos dipolos? Hallar el módulo de la fuerza.

10.10 Un dipolo de módulo p = (2/3) 10~9 C está situado en el origen,


en la dirección z. A su campo se le añade un campo eléctrico uniforme de in¬
tensidad 15 • 104 volts/m en la dirección y. ¿En dónde será nulo el campo to¬ Prob. 10.9
tal?
Solución: (0, -3,134, +2,216) y (0, +3,134, -2,216)

10.11 Una línea de campo del campo de un dipolo se expresa en coor¬


denadas polares por una ecuación muy simple r = r0 sen2 6, en donde r0 es el
radio para el cual la línea de campo pasa por el plano ecuatorial del dipolo.
Probar que esto es cierto demostrando que en cualquier punto de esta cur¬
va la tangente tiene la misma dirección que el campo del dipolo.

10.12 Nuestra fórmula para la esfera dieléctrica puede servir para des¬
cribir una esfera metálica en un campo uniforme. Para demostrarlo, investi¬
guemos el caso límite, e -* oo, y demostremos que el campo exterior toma
una forma que satisface las condiciones de contorno de un conductor perfec¬
to. ¿Cuál es el campo interior? Esquematícense algunas líneas de campo pa¬
ra este caso límite. ¿Cuál es el momento dipolar inducido en una esfera con¬
ductora de radio a, en un campo E01 ¿Cuál sería el diámetro de una esfera
perfectamente conductora que tuviese la misma polarizabilidad que el átomo
de hidrógeno, dada en la Tabla 10.2

10.13 Considerando el cambio de energía almacenada en un condensa¬


dor por la introducción de un dieléctrico, demostrar que la expresión correc¬
ta para la densidad de energía en el dieléctrico debe ser e0e£V2. Comparar
luego la energía almacenada en el campo eléctrico con la almacenada en el
campo magnético en la onda estudiada en la Sección 10.15.

10.14 La figura representa tres condensadores de la misma área y se¬ [ 3 c


paración entre placas. Llamemos C0 a la capacidad del condensador en el
vacío. Cada uno de los otros está medio lleno de dieléctrico de la misma
constante dieléctrica e, pero distribuido de manera distinta, como se indica.
Hállese la capacidad de cada uno de estos dos condensadores. (Despréciese
los efectos de los bordes).
c
10.15 El momento dipolar eléctrico de la molécula de agua viene dado
en la Fig. 10.14. Imaginemos que todos los dipolos moleculares en una copa
de agua puedan hacerse orientar hacia abajo. Calcular el valor de la densidad Prob. 9.12
superficial de carga resultante en la superficie superior del agua, y expresarla
en electrones por m2.
Prob. 10.14
384 Campos eléctricos en la materia

10.16 En la Sección 10.10, el hecho de que el campo eléctrico sea uni¬


forme dentro de una esfera polarizada se dedujo de la forma del potencial en
el contorno. Podemos probarlo superponiendo los campos internos de dos bo¬
las de carga cuyos centros estén separados.
(a) Demostrar que dentro de una distribución esférica de carga uniforme
E es proporcional a r,
(¿) Ahora tomemos dos distribuciones esféricas con densidad p y -p, cen¬
tros Cj y C2, y demostrar que el campo resultante es constante y paralelo a la
recta que une C\ y C2.
(c) Analizar de la misma manera el campo de una varilla de forma de
cilindro circular largo que está polarizada perpendicularmente a su eje.

10.17 En la figura tenemos cuatro distribuciones diferentes de momen¬


tos dipolares eléctricos de dos moléculas polares vecinas. Hallar la energía
potencial de cada distribución, estando definida la energía potencial comtf el
trabajo efectuado al acercar dos moléculas a partir de una separación infinita,
mientras se mantienen sus momentos en la orientación especificada. Este no es
necesariamente el camino más fácil para el cálculo. Pueden trasladarse siempre
de la misma manera y luego hacerlas girar.

\*— rf—►)

pf »p t * — — — —

(a) ih) (c) (d)

Prob. 10.17 10.18 El fenómeno de la hidratación es importante en la química de las


soluciones acuosas. Se refiere al hecho de que un ion en la solución atrae a su
entorno a un grupo de moléculas de agua, que se unen bastante bien. La fuer¬
za de atracción entre un dipolo y una carga puntiforme es la responsable de
este hecho. Estímese la energía requerida para separar un ion que conduce
una sola carga e, de una molécula de agua, suponiendo que inicialmente el ion
está situado a 1,5 angstrom de la posición efectiva del dipolo de H20. (Esta
distancia es realmente una cantidad mal definida, ya que la molécula de agua,
vista de cerca, es una distribución de carga, no un dipolo infinitésimo.) ¿Qué
parte de la molécula de agua se halla más cerca del ion negativo?

10.19 Entre un ion y un átomo neutro existe una fuerza que se origina
de la manera siguiente. El campo eléctrico del ion polariza el átomo; el campo
de este dipolo inducido reacciona con el ion. Demostrar que esta fuerza siem¬
pre es atractiva y varía con el inverso de la quinta potencia de la distancia de
separación r. Deducir una expresión para la energía potencial asociada, con
energía nula para una separación infinita. ¿Para qué distancia r esta energía
potencial tiene el mismo valor que kT a la temperatura ambiente, que vale
4 • 10_n J, si el ion está simplemente cargado y el átomo es de sodio? (Véase
la Tabla 10.2.)

10.20 Dos átomos polarizables A y B están separados una distancia


fija. La polarizabilidad de cada uno de ellos es a. Consideremos la siguiente
intrigante posibilidad. El átomo A se polariza por un campo eléctrico, la fuen¬
te del cual es el campo eléctrico del dipolo de momento p del átomo B. Este
momento dipolar lo induce, en el átomo B, un campo eléctrico, la fuente del
cual es el momento dipolar del átomo A. ¿Puede ocurrir esto? ¿Si es así, bajo
qué condiciones? ¿Si no, por qué?

10.21 Los materiales que han de usarse como aisladores o dieléctricos


en condensadores se valoran con respecto a su rigidez dieléctrica, definida
como el campo eléctrico interno máximo que el material puede soportar sin
Campos eléctricos en la materia 385

peligro de chispa eléctrica. Se acostumbra a expresar la rigidez dieléctrica en


kilovolts por mil. (Un mil es 0,001 pulgadas, o 0,00254 cm). Por ejemplo,
el Mylar (un poliester de Dupont) tiene una rigidez dieléctrica de 14
kV/mil = 5,51 kV/cm, cuando se usa para láminas delgadas, como las típicas de
un condensador. La constante dieléctrica e del Mylar es de 3,25. Su densidad
es 1,40 g/cm3. Calcular la cantidad máxima de energía que puede almacenar¬
se en un condensador lleno con Mylar, y expresarla en joules/kg de Mylar.
Suponiendo que los electrodos y el recipiente representan un 25 por cien del
peso del condensador, ¿a qué altura podría elevarse el condensador por la
energía almacenada en él? Compárese el condensador como dispositivo para
almacenar energía con las baterías de los Problemas 4.28 y 4.29.

10.22 A partir de los valores de e dados para el agua, amoníaco y metano


en la Tabla 10.1, calcular la susceptibilidad eléctrica X¿> para cada líquido. Nues¬
tra predicción teórica de la Ec. 60 puede escribirse Xe = CNp2/e0kT, con
el factor C hasta ahora no conocido pero se espera que sea del orden de mag¬
nitud de la unidad. Las densidades de los líquidos son 1,00, 0,82 y 1,33 g/cm3,
respectivamente; sus masas moleculares son 18, 17 y 32. Tomando el valor del
momento dipolar de la Fig. 10.14, hallar para cada caso el valor de C necesa¬
rio para que tenga el valor observado de Xe.

10.23 Consideremos un campo eléctrico oscilante ¿?0 eos wt, dentro de


un medio dieléctrico que no sea aislador perfecto. El medio tiene constante
dieléctrica e y conductividad o. Esto podría ser el campo eléctrico de cierto
condensador con pérdidas que forma parte de un circuito resonante, o podría
ser el campo eléctrico en un punto determinado en una onda electromagnéti¬
ca. Demostrar que el factor Q, definido por la Ec. 13 del Capítulo 8, es e0eco/a
para este sistema, y calcularlo para el agua del mar a una frecuencia de 1000
MHz. (La conductividad del agua de mar viene dada en la Tabla 4.1, y la
constante dieléctrica puede suponerse que es la misma del agua pura a la
misma frecuencia. Véase la Fig. 10.29.) ¿Qué resultado puede sugerirse acerca
de la propagación de ondas decimétricas a través del agua de mar?

10.24 Un bloque de vidrio, de índice de refracción n = yfe, llena el espa¬


cio y >0, siendo su superficie el plazo xz. Una onda plana en la dirección y,
sentido positivo, a través del espacio vacío y < 0, incide sobre esta superficie.
El campo eléctrico en esta onda es z E{ sen (ky — coi). Dentro del vidrio hay
una onda, descrita exactamente por la Ec. 68. También hay una onda refleja¬
da en el espacio y < 0 que se propaga alejándose del vidrio en el sentido nega¬
tivo de la dirección y. Su campo eléctrico es z Er sen (ky + coi). Por
supuesto que cada onda tiene su campo magnético de amplitudes respectivas
Bif B0 y Br. El campo magnético total debe ser continuo para y = 0 y el cam¬
po eléctrico total, por ser paralelo a la superficie, también tiene que ser conti¬
nuo. Demostrar que este requisito, y la relación de B0 a E0 dada en la Ec. 70,
es suficiente para determinar la relación de Er a E¡. ¿Cuándo una onda lumi¬
nosa incide normalmente en la interfase aire-vidrio, qué fracción de energía se
refleja si el índice n es 1,6?
Campos magnéticos
en la materia

11.1 Cómo responden distintas substancias


al campo magnético 388
11.2 Ausencia de «carga» magnética 393
11.3 Campo de la corriente de una espira 396
11.4 Fuerza sobre un dipolo en un campo externo
11.5 Corrientes eléctricas en los átomos 404
11.6 Spin y momento magnético del electrón 410
11.7 Susceptibilidad magnética 413
11.8 Campo magnético creado por la materia imanada 415
11.9 Campo de un imán permanente 420
11.10 Corrientes Ubres y el campo H 423
11.11 Ferromagnetismo 428
Problemas 434
11A Cómo responden distintas substancias
al campo magnético
Imaginemos que realizamos varios experimentos con un campo
magnético muy intenso. Para concretar, vamos a suponer que hemos
construido un solenoide de 10 cm de diámetro interior y de 40 cm
de largo, como el que se representa en la Fig. 11.1. Su diámetro ex¬
terior es de 40 cm, estando la mayor parte del espacio lleno por los
devanados de cobre. Esta bobina produciría un campo estacionario
de 3 tesla en su centro, si lo alimentamos con una potencia eléc¬
trica de 400 kilowatt y aproximadamente unos 100 litros de agua
por minuto, para refrigerarlo. Mencionamos estos detalles prácticos

Fig. //./ (a) Bobina diseñada para producir un campo magnético


intenso. F.| arrollamiento, con refrigeración por agua, se muestra en
sección recta, (ó) Una gráfica de la intensidad del campo B, en el eje
de la bobina.
Campos magnéticos en la materia 389

para que $e vea que nuestro dispositivo, aunque nada extraordinario,


es un imán de laboratorio bastante respetable. La intensidad del campo
en su centro es aproximadamente 105 veces la del campo magnético
terrestre, y probablemente 5 ó 10 veces mayor que el campo cerca
de cualquier barra imanada o imán de herradura, con el que hayamos
podido experimentar. El campo será claramente uniforme cerca del
centro del solenoide, reduciéndose en el eje en cualquier extremo,
a aproximadamente la mitad de su valor central. Será tal vez menos
uniforme que el campo del solenoide de la Fig. 6.18, puesto que nues¬
tra bobina es una superposición « estratificada » de solenoides con
una relación longitud-diámetro que varía de 4:1 a 1:1. De hecho, si
analizamos la bobina de esta manera, y usamos la fórmula (Ec. 44 del
capítulo 6) que encontramos para el campo en el eje de un solenoide
con un devanado en capa única, no es difícil el cálculo exacto del cam¬
po axial. En la Fig. 11.1 se da una gráfica de la intensidad del campo
en el eje, tomando el campo central de 3 tesla. La intensidad exac¬
tamente al final de la bobina es de 1,8 tesla, y en sus proximidades
el campo varía con un gradiente de unos 17 T/m.
Vamos a colocar varias substancias dentro de este campo y vea¬
mos si actúa alguna fuerza sobre las mismas. Generalmente, hallamos
dicha fuerza. Desaparece al cortar la corriente en la bobina. Pronto
encontramos que la fuerza no es mayor cuando nuestra muestra está
en el centro de la bobina, donde el campo magnético Bz es mayor,
sino cuando se coloca cerca del extremo de la bobina, donde el gra¬
diente, dBjdz, es mayor. De ahora en adelante vamos a suspender
cada muestra exactamente en la parte final superior de la bobina.
La Fig. 11.2 representa una de tales muestras contenida en un tubo
de ensayo, suspendido de un muelle que puede calibrarse para indicar
la fuerza adicional debida al campo magnético. Naturalmente, tene¬ Fig. 11.2 Dispositivo para medir la fuerza
mos que hacer un experimento « en vacío » con el tubo de ensayo y la sobre una substancia, en un campo mag¬
suspensión solamente, para ver el efecto del campo magnético en todo nético.

lo que no sea la muestra.


Encontramos en estos experimentos que la fuerza sobre una subs¬
tancia determinada —aluminio metálico, por ejemplo— es propor¬
cional a la masa de la muestra e independiente de su forma, siempre
y cuando el tamaño no sea muy grande. (Experimentando con una
muestra pequeña en esta bobina se encuentra que la fuerza permanece
prácticamente constante en una región de unos centímetros de exten¬
sión, al final de la bobina; si usamos muestras no mayores de 1 a 2 cm3
en volumen, puede mantenerse perfectamente dentro de esta región.)
Podemos expresar nuestros resultados cuantitativos, para una subs¬
tancia dada, en tantas dinas por gramo de muestra, bajo las condicio¬
nes Bz = 1,8 tesla, dBz/dZ = 17 T/m.
Pero, al principio, los resultados cualitativos, son algo descon¬
certantes. Para un gran número de substancias puras ordinarias, la
fuerza observada, aunque fácilmente medible, parece ridiculamente
pequeña, después de todo nuestro esfuerzo para obtener un campo
magnético intenso. Es de diez a veinte dinas por gramo, típicamente
no más de un pequeño porcentaje del peso de la muestra. Va hacia
390 Campos magnéticos en la materia

arriba para algunas muestras, hacia abajo para otras. No tiene nada
que ver con el sentido del campo magnético, como podemos comprobar
invirtiendo el sentido de la corriente. Por otro lado, parece que algunas
substancias son siempre atraídas hacia donde la intensidad del campo
es creciente, mientras otras, lo son hacia donde la intensidad del campo
es decreciente, independientemente del sentido del campo.
Encontramos que algunas susbstancias son atraídas hacia el inte¬
rior de la bobina con una fuerza considerablemente mayor. Por ejem¬
plo, los cristales de cloruro cúprico son atraídos hacia abajo con una
fuerza de 28 * 10-4N por gramo de muestra. El oxígeno líquido se com¬
porta espectacularmente en este experimento; es atraído hacia el cen¬
tro de la bobina con una fuerza de cerca de ocho veces su peso. En
realidad, si tuviéramos que llevar un frasco destapado, con oxígeno
líquido, hasta el fondo de nuestra bobina, el líquido se elevaría en el
frasco. (¿Dónde podemos creer que acabaría esto?) Por otra parte,
el nitrógeno líquido demuestra casi ser indiferente, un gramo de nitró¬
geno líquido es rechazado de la bobina con una fuerza débil de 10-4 N.
En la tabla 11.1 hemos expuesto algunos resultados que pueden obte¬
nerse con este experimento. Las substancias, incluyendo las menciona¬
das anteriormente, se han elegido para sugerir, lo mejor posible con

Tabla 11.1 Fuerza sobre un gramo de muestra cerca


del extremo superior de una bobina con Bz = 1,8 tesla
dBjdz = 17 T/m
Fuerza*,
Substancia Fórmula Newton • 10“5

Diamagnéticas
Agua h2o — 22
Cobre Cu — 2,6
Plomo Pb — 37
Cloruro sódico NaCl — 15
Cuarzo SiOg — 16
Azufre s — 16
Diamante c — 16
Grafito c — 110
Nitrógeno líquido N2 — 10 (78 K)
Paramagnéticas
Sódio Na + 20
Aluminio Al + 17
Cloruro de cobre CuCl2 + 280
Sulfato de níquel níso4 + 830
Oxígeno líquido o2 + 7500 (90 K)
Ferromagnéticas
Hierro Fe + 400 000
Magnetita Fe304 + 120 000

* Sentido de la fuerza: hacia abajo +, hacia arriba —,


Todas las medidas se han efectuado a 20 °C excepto cuando
se indica.
Campos magnéticos en la materia 391

un muestreo reducido, el gran intervalo de comportamiento magnético


que encontramos en los materiales ordinarios.
Como se sabe, algunas substancias, de las cuales la más corriente
es el hierro metálico, parecen mucho más « magnéticas » que cualquier
otra. En la tabla damos la fuerza que actuaría sobre una pieza de
1 gramo de hierro colocado en el campo, en la misma posición que
las otras muestras. La fuerza es de cerca de 4,4 N. (No habríamos
sido tan inocentes como para aproximar al imán varios gramos de
hierro en un tubo de ensayo suspendido de un muelle delicado —de¬
beríamos haber usado otro tipo de suspensión.) Nótese que hay
un factor mayor de 103 entre la fuerza que actúa sobre un gramo
de hierro y la fuerza sobre un gramo de cobre, elementos no esen¬
cialmente distintos. Esto nos sugiere que las medidas magnéticas
fidedignas, en una substancia como el cobre, pueden no ser fáciles.
Una contaminación de partículas metálicas de hierro, del uno por
un millón, falsearían notablemente el resultado.
Hay otra diferencia esencial entre el comportamiento del hierro
y de la magnetita, con referencia a las demás substancias en la tabla.
Supongamos que se hace la prueba, variando la intensidad del campo
magnético del electroimán, para comprobar si la fuerza sobre la
muestra es proporcional al campo. Por ejemplo, podemos reducir la
corriente del solenoide a la mitad, con lo que reducimos a la mitad
la intensidad del campo Bz y su gradiente dBz/dz. Encontraríamos en
el caso de cualquier substancia encima del hierro en la tabla, que la
fuerza se reduce a un cuarto de su valor anterior, mientras que la fuerza
sobre el hierro o la magnetita se reduciría sólo a la mitad o quizás
un poco menos. Evidentemente que la fuerza, bajo estas condiciones
al menos, es proporcional al cuadrado de la intensidad del campo para
todas las demás substancias en la tabla, pero casi proporcional a la
intensidad del campo, lo mismo para el Fe que para el Fe304.
Parece que estamos tratando con varios fenómenos diferentes,
y algunos de ellos complicados. Daremos un pequeño paso hacia su
compresión al introducir cierta clasificación.
Primeramente, aquellas substancias que son ligeramente repe¬
lidas por nuestro electroimán, agua, cloruro sódico, cuarzo, etc., se
llaman diamagnéticas. La mayor parte de los compuestos inorgánicos
y prácticamente todos los compuestos orgánicos son diamagnéticos.
Resulta que, de hecho, el diamagnetismo es una propiedad de todo
átomo y molécula. Cuando se observa comportamiento contrario, es
debido a que el diamagnetismo es superado por un efecto distinto
y más intenso, el cual conduce a la atracción.
Las substancias que son atraídas hacia la región de campo más
intenso se llaman paramagnéticas. En algunos casos, notablemente en
los metales como el Al, Na, y muchos otros, el paramagnetismo no es
mucho mayor que el diamagnetismo corriente. En otros materiales
tales como el NiS04 y el CuCl2 de nuestra tabla, el efecto paramag¬
nético es mucho más intenso. En estas substancias también, aquél se
incrementa cuando la temperatura disminuye, conduciendo a efectos
muy intensos a temperaturas próximas al cero absoluto. Este incre-
392 Campos magnéticos en la materia

mentó del paramagnetismo al disminuir la temperatura es respon¬


sable en parte de la gran fuerza encontrada para el oxígeno líquido.
Si se cree que todo esto será fácil de explicar, obsérvese que el cobre
es diamagnético, mientras que el cloruro de cobre es paramagnético,
pero el sodio es paramagnético mientras el cloruro sódico es diamag¬
nético.
Finalmente, se llaman ferromagnéticas las substancias que se
comportan como el hierro y la magnetita. Además de los metales de
esta clase comunes, hierro, cobalto y níquel, se conocen una gran can¬
tidad de aleaciones ferromagnéticas y compuestos cristalinos. De todas
maneras, las investigaciones actuales en ferromagnetismo están alar¬
gando constantemente la lista.
En este capítulo tenemos dos tareas. Una es desarrollar un estudio
de los fenómenos macroscópicos en los que interviene la materia
imanada, en los cuales el propio material se caracteriza por unos pocos
parámetros, y las relaciones determinadas experimentalmente entre
ellos. Es como el estudio de los dieléctricos basado en las relaciones
entre el campo eléctrico y la polarización global. A veces a tal teoría
se le llama fenomenológica. Nuestra segunda tarea es tratar de enten¬
der, al meno de una manera general, el origen atómico de los distin¬
tos efectos magnéticos. Los efectos magnéticos, una vez entendidos,
revelan algunos hechos básicos de la estructura atómica mejor que los
fenómenos dieléctricos.
Un hecho general queda fuera de la tabla. A escala de energías
moleculares, interviene muy poca energía en el diamagnetismo y para¬
magnetismo. Tomemos el ejemplo extremo del oxígeno líquido. Para
sacar Ig de oxígeno líquido de nuestro imán necesitaríamos una
cantidad de trabajo del orden de 0,075 N en una distancia de unos
cuantos centímetros (ya que la intensidad del campo disminuye con¬
siderablemente en una distancia de pocos centímetros). Digamos, apro¬
ximadamente, 5 • 10~3 J. Es decir, menor que 10-24 J por molécula, de
las cuales hay 2 • 1022 en 1 gr de este líquido. Para vaporizar 1 gramo
de oxígeno líquido se necesitan 50 calorías, o bien alrededor de 10~20 J
por molécula. (La mayor parte de esta energía se utiliza para separar
las moléculas unas de otras.) Sea lo que fuere lo que pueda ocurrir en
el oxígeno líquido a nivel molecular como resultado del campo magné¬
tico, evidentemente es una cuestión secundaria en lo que respecta a la
energía.
Sabemos que incluso campos magnéticos muy intensos no tienen
influencia práctica en los procesos químicos, y lo mismo ocurre en
bioquímica. Podemos colocar la mano y el antebrazo dentro del sole-
noide de 3 tesla, sin ninguna sensación o consecuencia importante. Es
difícil predecir si nuestro brazo será paramagnético o diamagnético,
pero la fuerza sobre el mismo, en todo caso, no será mayor de unos
cuantos gramos. Inversamente, la presencia de una mano cualquiera
cerca de la muestra en la Fig. 11.2 perturbaría el campo y cambiaría
la fuerza sobre la muestra por no más de uno por un millón. Imagi¬
nando todo el cuerpo con resonancia magnética nuclear, el cuerpo es¬
taría invadido por un campo magnético de unas pocas décimas de
Campos magnéticos en la materia 393

tesla de intensidad sin efecto fisiológico alguno. Parece que el único


riesgo asociado con un intenso campo magnético estacionario es el
peligro de perder objetos de hierro que serían arrebatados por el cam¬
po de los bordes y lanzados dentro del imán.
En su interacción con la materia el campo magnético juega un
papel totalmente diferente del de un campo eléctrico. La razón es sim¬
ple y fundamental. Los átomos y moléculas están constituidas por
partículas cargadas eléctricamente que se mueven con velocidades
generalmente pequeñas comparadas con la de la luz. Un campo mag¬
nético no ejerce fuerza alguna sobre una carga eléctrica estacionaria;
sobre una carga móvil la fuerza es proporcional a v. Las fuerzas eléc¬
tricas dominan abrumadoramente la escena atómica. Como hemos
notado antes, el magnetismo parece ser, en nuestro mundo al menos,
un efecto relativista. Sería distinto si la materia estuviese constituida
por partículas cargadas magnéticamente. Ahora debemos explicar lo
que significa la carga magnética y lo que significa su evidente au¬
sencia.

11,2 Ausencia de «carga» magnética


El campo magnético en el exterior de una varilla imanada, como
la aguja de una brújula, se parece mucho al campo eléctrico exterior
de una varilla polarizada eléctricamente, una varilla con exceso de
carga positiva en un extremo, y negativa en el otro (Fig. 11.3). Es
imaginable que el campo magnético tiene fuentes que están relaciona¬
das a él de la misma manera que lo están la carga eléctrica y el campo
eléctrico. Entonces el polo «norte» de una brújula sería el lugar
donde existiría un exceso de una clase de « carga magnética » y el polo
sur sería el lugar donde existiría un exceso de clase opuesta. Podemos
llamar positiva a la « carga norte » y negativa a la « carga sur », con
el campo magnético dirigido de la positiva a la negativa, una regla
como la adoptada para el campo y la carga eléctrica. Históricamente
así es como fue establecido nuestro convenio acerca del sentido posi¬
tivo del campo magnético *. Lo que hemos llamado carga magnética
normalmente se ha llamado intensidad de polo magnético.
Esta idea es perfectamente posible mientras explique los hechos.

* Recordemos que en el Cap. 6 establecimos el sentido positivo de B referida a


un sentido de la corriente (la del movimiento dq una carga positiva) y la regla de la
mano derecha. Ahora «polo norte» significa «polo que busca el norte» de la brújula.
Aún no comprendemos por qué la polaridad del campo magnético terrestre es en un
sentido y no en el otro. La denominación, debida a Franklin, de electricidad «positi¬
va» no tenía nada que ver con esto. Por lo tanto, el hecho de emplear la regla de la
mano derecha y no la de la mano izquierda, es sólo un accidente.
394 Campos magnéticos en la materia

Fig. 11.3 (a) Dos discos con cargas opues¬


tas. (Los electrodos representados en sección
recta como barras sólidas negras producen
un campo eléctrico que es el mismo que el
de una barra polarizada. Es decir, si ima¬
ginamos tal barra ocupando la región dentro
del contorno sombreado, su campo exterior
seria como el dibujado. El campo eléctrico
se ha hecho visible por gran número de pe¬
queñas fibras negras, en suspensión en aceite,
que se orientan en la dirección del campo.
Este método elegante de demostración de la
configuración del campo eléctrico * se debe
a Mr. Harold M. Waage, Palmer Physical
Laboratory, Princeton University, quien ha
preparado cuidadosamente la fotografía
original para esta ilustración.

(b) Campo magnético en los alrededores


de un cilindro imanado, mostrado por la
orientación de pequeños trozos de hilo de
níquel, sumergido en glicerina. (Este inten¬
to de mejorar la demostración tradicional
por «limaduras de hierro» adaptando la
técnica de Waage no tuvo demasiado éxito;
los trozos de hilo de níquel tienden a reu¬
nirse en largas ristras que luego se preci¬
pitan sobre el imán.)
En la fig. 11.21 posterior, se muestran dia¬
gramas, construidos teóricamente, en los dos
sistemas.

* H. M. Waage. Am. /. Phys. 32, 388


('1964).
Campos magnéticos en la materia 395

Se hace aún más plausible cuando recordamos que las ecuaciones


fundamentales son simétricas en E y B. Entonces, ¿por qué no debemos
esperar encontrar simetría en las fuentes del campo? Con carga mag¬
nética como fuente posible de un campo magnético estático B, ten¬
dríamos div B — /V7, donde rj significa la densidad de carga mag¬
nética, en completa analogía con la densidad de carga eléctrica p.
Dos cargas magnéticas positivas (o polos norte) de intensidad unidad,
separados 1 m se repelerían mutuamente con la fuerza de 10~5 N y
así sucesivamente.
El inconveniente es que los hechos no ocurren de este modo.
La naturaleza, por alguna razón, no ha hecho uso de esta oportunidad.
El mundo a nuestro alrededor aparece totalmente asimétrico en el
sentido de que no encontramos cargas magnéticas en modo alguno.
Nadie ha observado nunca un exceso de una clase aislada de carga
magnética —por ejemplo, un polo norte aislado. Si existiera tal mono-
polo magnético se reconocería de varias maneras. Distinto al dipolo
magnético, experimentaría una fuerza al colocarlo en un campo mag¬
nético uniforme. Así pues, una partícula elemental que poseyese una
carga magnética se aceleraría uniformemente en un campo magnético
estacionario como un protón o un electrón se aceleran invariablemente
en un campo eléctrico. Alcanzando alta energía podría detectarse por
su interacción con la materia. Un monopolo magnético al moverse
constituye una corriente magnética; debe estar rodeada por un campo
eléctrico, como una corriente eléctrica está rodeada por un campo
magnético. Con estrategias basadas en estas únicas propiedades, los
físicos buscaron monopolos magnéticos en muchos experimentos. La
investigación fue reanudada recientemente cuando un desarrollo de la
teoría de las partículas elementales sugirió que el universo debía con¬
tener al menor unos pocos monopolos magnéticos, abandonados desde
el «big bang» en que presumiblemente empieza. Pero, hasta ahora,
ningún monopolo se ha detectado, y ahora es evidente que si existiesen
nunca serían excesivamente extraordinarios. Por supuesto que la
evidente existencia de incluso una partícula cargada magnéticamente
tendría profundas implicaciones, pero no alteraría el hecho de que en
la materia, como sabemos, las fuentes de campo magnético son las
corrientes eléctricas. En lo que conocemos,

div B = 0 (en todas partes) (1)

Esto nos reconduce a la hipótesis de Ampére, la de la idea de que


el magnetismo en la materia se explica por una multitud de pequeñas
espiras de corriente eléctrica distribuidas en toda la substancia. Empe¬
zaremos estudiando el campo magnético creado por una sola corrien¬
te en una espira en puntos relativamente distantes de la misma.
396 Campos magnéticos en la materia

113 Campo de la corriente de una espira


Una espira conductora cerrada está situada en el plano xy envol¬
viendo el origen como en la Fig. 11.4a. Una corriente estacionaria I
circula a lo largo de la espira. Nos interesa el campo magnético que
crea esta corriente, no cerca de la espira sino en puntos distantes,
como el Px de la figura. Supondremos que rl9 la distancia a Pu es
mucho mayor que cualquier dimensión de la espira. Para simplificar el
diagrama hemos situado a Py en el plano yz\ resultará que esto no es
una restricción. Ésta es una buena ocasión para utilizar el potencial
vector. Primero calcularemos el potencial vector A en la posición Pu
es decir, A(0, yl9 zt). De aquí resultará evidente lo que vale el potencial
vector en cualquier otro punto (.x, y, z) alejado de la espira. Tomando
entonces el rotacional de A hallaremos el campo magnético B.
Para una corriente confinada a un hilo, según la Ec. 35 del Capí¬
tulo 6, tenemos:

(2)

Entonces nos interesaba únicamente la contribución de un pequeño


trozo del circuito; ahora tenemos que integrar a lo largo de toda la
espira. Consideremos la variación del denominador r}2 cuando reco¬
rremos la espira. Si Px está lejos, la variación de primer orden de rn
depende solamente de la coordenada y2 del segmento dl2, y no de x2.
Esto se aclara con la proyección lateral esquematizada en la Fig. 11.46.
Así, despreciando cantidades proporcionales a (x2/r12f, podemos con¬
siderar a r12 y r¡2 iguales, las cuales están una encima de otra en la pro¬
yección lateral. Y en general, para primer orden en la relación (dimen¬
sión de la espira/distancia a Pj) tenemos

*12 — y2 sen 6 (3)

Consideremos ahora los dos elementos de camino dl2 y dl'2, re¬


presentados en la Fig. 11.4a. Para ellos los dy2 tienen el mismo valor
pero signo contrario, y como ya hemos señalado, los r\2 son iguales
en primera aproximación. Con esta aproximación, sus contribuciones
a la integral curvilínea total se anulan, y esto se cumplirá para toda la
espira. De aquí que A en P¡ no tendrá componente y. Evidentemente
no tendrá componente z, pues la trayectoria de la corriente no tiene
de por sí ninguna componente z. La componente x del potencial vector
procede de la parte correspondiente a dx en la integral curvilínea.
Así

(4)
Campos magnéticos en la materia 397

Fig. f 1.4 (o) Cálculo del potencial vcxior A en un punta alejado de la espira

<M Vista lateral, mirando a lo largo del eje r, demostrando que

ru S r» — v, sen 6 n y¡,

(el Visto desde arriba para demostrar que y*ÉM, es el área de


la espira.
398 Campos magnéticos en la materia

Continuando con la primera aproximación, la Ec. 3 puede escribirse

) (5)

sustituyéndolo en la integral anterior tenemos

(6)

En la integración r1 y 6 son constantes. Evidentemente ¡dx2 a lo largo


de la espira es nula. Ahora bien, S y2dx2 a lo largo de la espira es preci¬
samente el área de la espira, prescindiendo de su forma (véase la Fi¬
gura 11.4c). Así que finalmente obtenemos

A(0,¡/i,3i) = X-ÍÍ2- 1 se^ - X (área de la espira) (7)


4n r{

Aquí tenemos una cuestión simple pero decisiva: puesto que no


ha importado la forma de la espira, nuestra restricción de que P1
esté en el plano yz no puede tener gran importancia. Por lo tanto debe¬
mos tener en la Ec. 7 el resultado general que buscábamos, si lo esta¬
blecemos de manera general: El potencial vector de una espira de
cualquier forma recorrida por una corriente, a una distancia r de la
espira, la cual es mucho mayor que el tamaño de la espira, es un vec¬
tor perpendicular al plano que contiene a r y a la normal al plano de
la espira, y de módulo

la sen 8
A =--—=-
4 ti r2 (8)

en donde a representa el área de la espira.


Este potencial vector es simétrico en torno al eje de la espira,
lo que implica que el campo B sea también simétrico. La explicación
es que estamos considerando regiones tan alejadas de la espira que los
pormenores de la forma de la espira tienen influencia despreciable.
Todas las espiras, en las que el producto corriente X área sea el mismo,
producen el mismo campo lejano. Al producto la le llamamos mo¬
mento magnético dipolar de la corriente de la espira, y lo denotamos
por m. El momento dipolar magnético es evidentemente un vector,
siendo su dirección la de la normal a la espira, o la del vector a, la
representación vectorial del área limitada por la espira,

m = /a (9)

En cuanto al signo, estamos de acuerdo en que el sentido de m y el


sentido de circulación de la corriente han de relacionarse por la regla
del tornillo, ilustrada en la Fig. 11.5. (El momento dipolar de la espira
Campos magnéticos en la materia 399

de la Fig. 11.4a, según esta regla, se dirige hacia abajo.) El potencial


vector del campo de un dipolo magnético m puede escribirse ahora
vectorialmente:

A _ Mo m x í
4* r2
(10)

donde f es un vector unitario en la dirección espira punto donde que¬


remos calcular A y sentido hacia el punto. Puede comprobarse que
esto concuerda con nuestro convenio acerca del signo. Nótese que la
dirección y sentido de A deben ser siempre los de la corriente en la
fig. 11.5 Por definición el vector momento
parte más próxima a la espira. magnético está relacionado a la corriente por
La Fig. 11.6 muestra un dipolo magnético situado en el origen, la regla del tornillo como se indica aquí.
con el vector momento dipolar magnético m en la dirección del eje z
y sentido positivo. Para expresar el potencial vector de un punto
(x, y, z,) observemos que r2 = x2 + y2 + z2, y sen 6 = J x2 + y2/r. El
módulo A del potencial vector en este punto es

/u0 m sen 0 _ ju0 m\/x2 + y2


4n r2 4n r3
(11)

Puesto que A es tangente a una circunferencia horizontal en torno al


eje z, sus componentes son:

_ Mo -my
A* = A (' -y )
4%
< V*2 + y2'

^i Mo mx
l x (12)
<
II

\ V*2 + y2> 4n r3
O

II

Calculemos B en un punto del plano xz, hallando las componen¬ fig. ¡1.6 Dipolo magnético situado en el
tes de rot A y entonces (nunca antes) hacer y = 0. origen. En todo punto alejado de la espira.
A es un vector paralelo al plano xy. tangente
a una circunferencia en torno al eje z.
_ 9A* _ dAy_ _ _ __
Bx = (VxA),
~ dy dz ~ dz 4n (x2 + y2 + z2)3/2

/i0 3 mxz
4n r5

_ dAx óAz _ o_ Jh_-my


By — (V X A)y
~ dz dx ~ dz 4n (x2 + y2 + z2)3/2

o_ 3 myz
4n r5
400 Campos magnéticos en la materia

Bz = (V X A),
dx dy
_ Jh_ m f ~2*2 + y2 + Z2 x2 - 2y2 + z2 1
4n Y (x2 + y2 + z2)5/2 (x2 + y2 + z2)5/2 J
m(3z2 — r2)
= -- (13)

En el plano xz, y — 0, sen# = x/r, y eos# — zjr. Las componentes


del campo en cualquier punto de este plano vienen dadas por:

¿O
n _ Vo 3m sen 0 eos 0
x 4n r3
By — o (14)

D _ ti0 m(3 eos2 6 — 1)


* “ 4n

Volvamos ahora a la Sec. 10.3, donde, en la Ec. 10.14, habíamos


expresado las componentes del campo E de un dipolo eléctrico, p,
Fég, líJ Algunas lincas de campo magné¬
tico en el campo de un dipolo magnético, es en el plano xz, que estaba situado exactamente igual que nuestro
decir, una pequeña espira recorrida por una dipolo magnético m. Las expresiones son idénticas. Hemos encontrado,
corriente. pues, que el campo magnético de una pequeña espira por la que circula
corriente, en puntos alejados, tiene la misma forma que el campo
eléctrico de dos cargas separadas. Ya conocemos el aspecto de este
campo, el del dipolo eléctrico. En la Fig. 11.7 se intenta sugerir la
forma tridimensional del campo magnético B creado por nuestra
espira con momento dipolar m. Como en el caso del dipolo eléctrico,
el campo se describe más simplemente en coordenadas polares es¬
féricas:

D n
Bv = eos 0; sen 8: —0 (15)
2 nr3 4nr*

El campo magnético cercano a una espira recorrida por una


corriente es completamente diferente del campo eléctrico cercano a un
par de cargas separadas, positiva y negativa, como se comprueba al
comparar los esquemas de la Fig. 11.8. Nótese que, entre las cargas,
el campo eléctrico va hacia abajo, mientras que en el interior del anillo
de corriente el campo magnético va hacia arriba, aunque los campos
distantes sean parecidos. Esto refleja el hecho de que nuestro campo
magnético satisface a V * B = 0 en cualquier parte, incluso en el interior
de la fuente. Las líneas de campo magnético se cierran sobre sí mismas.
Por cerca y lejos entendemos, por supuesto, relativo al tamaño de la
espira o la separación de las cargas. Si imaginamos que la espira dis¬
minuye de tamaño mientras la corriente aumenta, de manera que el
momento dipolar m — la permanezca constante, nos acercamos al
dipolo magnético infinitesimal, la contrapartida del dipolo eléctrico
infinitesimal, descrito en el Cap. 10.
Fi%, 1L8 (a) Campo eléctrico de un par de cargas iguales y de signo
contrario. A lo lejos se convierte en el campo de un dipolo eléctrico

(6) Campo magnético de un anillo recorrido por una corriente. A lo


lejos se convierte en el campo de un dipolo magnético.
402 Campos magnéticos en la materia

11.4 Fuerza sobre un dipolo en un campo externo


Consideremos una pequeña espira circular de radio r, recorrida
por una corriente, colocada en el campo magnético de cualquier otro
sistema de corrientes, tal como un solenoide. En la Fig. 11.9, se ha
dibujado un campo B dirigido de manera general en la dirección z,
pero no es un campo uniforme. Por el contrario decrece al avanzar
en la dirección z; se pone de manifiesto por la separación de las líneas
de campo. Para simplificar, supongamos que el campo es simétrico
en torno al eje z. Esto se parece al campo próximo a la superficie su¬
perior del solenoide de la Fig. 11.1. El campo representado en la
Fig. 11.9 no incluye el campo magnético de la propia espira. Queremos
hallar la fuerza debida a otro campo, que llamaremos campo externo,
sobre la espira. La fuerza total es la espira debida a su propio campo
magnético es indudablemente nula, por lo que podemos ignorar dicho
campo propio en la discusión.
Al estudiar lo qué ocurre en la Fig. 11.9, pronto se ve que hay
una fuerza resultante sobre la espira. Se debe a que el campo externo B
tiene una componente radial Br en todo punto del aro. Por tanto
si la corriente circula en el sentido indicado, cada elemento di de la
espira debe experimentar una fuerza hacia abajo de valor IB¿IL
rtg. u.9 Anillo recorrido por una corriente Si Br tiene el mismo valor en todos los puntos del aro, como debe
en un campo magnético no homogéneo. (El ocurrir en el campo simétrico y dispersivo que se ha supuesto, la fuerza
campo propio del anillo no se indica.) Debido total hacia abajo tendrá por módulo.
a la componente radial del campo, fír. hay
una fuerza resultante sobre el anillo.

F = 2 nrIBr (16)

Podemos ahora relacionar directamente Br con el gradiente de


Bz. Puesto que div B = 0 en todos los puntos, el flujo total del campo
magnético que sale de cualquier volumen es nulo. Consideremos el
pequeño cilindro de radio r y altura Az (Fig. 11.10). El flujo total saliente
lateral es 2nr(Az)Br y el flujo total a través de las bases es

77T2 [ — Bz(z) + Bz(z + Az) ]


B

el cual, en aproximación de primer orden en la pequeña distancia


Az, es nr\dBz¡dz)Az. Igualando a cero el flujo total: 0 = 7ir2{dBzjdz)
Az + InrBrAz, lo que nos da la relación,

B rdB^ (1?)
2 0z
Como comprobación del signo, notemos que según la Ec. 17, Br es
positivo cuando Bz decrece hacia arriba; una ojeada a la figura nos
indica que esto es correcto.
F/g. 11.10 Puede utilizarse el teorema de
Gauss para relacionar Br y dBJdzy llegán¬ La fuerza sobre el dipolo puede ahora expresarse en función del
dose a la Ec. 17. gradiente de la componente Bz del campo externo:

r dBz dBz
F = Inri • 77T2/ (18)
2 dz dz
Campos magnéticos en la materia 403

En el factor %r2I reconocemos al módulo m del momento dipolar


magnético de nuestra espira. Así pues la fuerza sobre la espira puede
expresarse muy simplemente en función del momento dipolar:

(19)

No lo hemos demostrado, pero no nos sorprenderá oír que para pe¬


queñas espiras de cualquier otra forma la fuerza solamente depende
del producto corriente • área, es decir, del momento dipolar. No im¬
porta la forma. Por supuesto, sólo estamos hablando de espiras lo
suficientemente pequeñas para que únicamente sean importantes las
variaciones de primer orden del campo externo, en el área abarcada
por la espira.
Nuestro aro de la Fig. 11.9 tiene un momento magnético m diri¬
gido hacia arriba y la fuerza es hacia abajo. Evidentemente, si pudié¬
semos invertir la corriente en el aro, por tanto invertir m, la fuerza
invertiría su sentido. Esto puede resumirse de la siguiente manera:

Momento dipolar paralelo al campo externo: La fuerza actúa


en el sentido de la intensidad del campo creciente.
Momento dipolar antiparalelo al campo externo: La fuerza actúa
en el sentido de la intensidad del campo decreciente.
Campo externo uniforme: Fuerza nula.

Es evidente que éste no es el caso más general. El momento m


puede estar dirigido formando cierto ángulo con el campo B, y las
diferentes componentes de B podrían variar, en el espacio, de distin¬
tas maneras. No es difícil desarrollar una fórmula para la fuerza F
que se experimenta en el caso general. Sería exactamente igual a la
fórmula general que se dio, como Ec. 10.23, para la fuerza sobre un
dipolo eléctrico en un campo eléctrico no uniforme. Es decir, la com¬
ponente x de la fuerza sobre un dipolo magnético m viene dada por

Fx = m- grad Bx (20)

con las correspondientes fórmulas para Fy y Fz.


En las ecuaciones 19 y 20 la fuerza está en N, con el gradiente
del campo en T/m y el momento dipolar magnético m dado por
la Ec. 9, m — la donde I está en A, a en metros cuadrados y c en
m/s. Existen varias formas equivalentes para expresar las unidades
de m. Adoptaremos J/T = A • m2. Como puede verse de la Ec. 19,

N N • m
m
T/m T
404 Campos magnéticos en la materia

Ahora podemos empezar a ver lo que debe ocurrir en los expe¬


rimentos descritos al principio del capítulo. Una substancia situada
en la posición de la muestra en la Fig. 11.2 será atraída hacia el interior
del solenoide si contiene dipolos magnéticos paralelos al campo B
de la bobina. Sería rechazada al exterior del solenoide si contuviese
dipolos orientados en sentido contrario, antiparalelos al campo. La
fuerza dependería del gradiente de la intensidad del campo axial,
y sería nula en el punto medio del solenoide. Además, si la intensidad
total del momento dipolar en la muestra fuese proporcional a la in¬
tensidad del campo B, entonces, en un punto dado, la fuerza sería
(a) proporcional a, B veces dBjdz, y de aquí que lo sea al cuadrado de la
corriente del solenoide. Este es el comportamiento observado en las
substancias diamagnéticas y paramagnéticas. Parece como si las mues¬
tras ferromagnéticas tuvieran que poseer un momento magnético casi
independiente de la intensidad del campo, pero de todas maneras,
las dejaremos aparte para un estudio particular.
¿Cómo evoca la aplicación de un campo magnético a una subs¬
tancia, momentos dipolares magnéticos con una intensidad propor¬
cional al campo aplicado? ¿Y por qué deben ser paralelos al campo
en algunas substancias y de sentido contrario en otras? Si podemos
contestar a estas preguntas, estaremos en camino de entender la física
del diamagnetismo y del paramagnetismo.

m
11,5 Corrientes eléctricas en los átomos
Sabemos que un átomo está constituido por un núcleo positivo
m rodeado por electrones negativos. Para describir esto completamente,
necesitaríamos los conceptos de física cuántica que se estudiarán más
adelante en este curso. Afortunadamente un modelo simple y fácil
nos puede explicar muy bien el diamagnetismo. Es un modelo plane¬
tario, con los electrones en órbitas alrededor de los núcleos, como en
/ .. (T el modelo de la primitiva teoría cuántica de Bohr para el átomo de
2 ir
hidrógeno.

Empezamos con un electrón moviéndose con celeridad constante


en una trayectoria circular. Puesto que no vamos a explicar aquí estruc¬
F/g. //.// (<i) Modelo de alomo en el que turas atómicas, no vamos a preguntarnos las razones por las cuales
el electrón se mueve a celeridad v en una el electrón tiene esta órbita, no otra. Nos preguntaremos solamente
órbita circular. • qué efectos magnéticos debemos esperar, si se mueve en tal órbita.
(h) Procesión de carga equivalente. 1.a co¬
En la Fig. 11.11 vemos el electrón representado como una partícula que
rriente eléctrica media es la misma que si la
carga —r estuviese dividida en pequeños tro¬ transporta una carga eléctrica concentrada — e, moviéndose con cele¬
zos. formando un anillo de carga giratorio, ridad v en una trayectoria circular de radio r. En el centro, está la
(r) fcl momento magnético es el producto de la carga nuclear positiva, haciendo que el sistema sea eléctricamente
corriente por ci área. neutro, pero el núcleo debido a su masa relativamente grande, se
mueve tan despacio que sus efectos magnéticos pueden despreciarse.
Campos magnéticos en la materia

En cualquier instante, el electrón y la carga positiva podrían


parecer un dipolo eléctrico, pero el valor medio con el tiempo del
momento dipolar eléctrico es nulo, no produce campo eléctrico esta¬
cionario distante. Discutimos este hecho en la Sec. 10.5. El campo
magnético lejano del sistema tendrá un valor medio, con el tiempo,
que no será nulo. Por el contrario, es el campo de una corriente anular.
En lo qüe respecta al promedio con el tiempo, no hay ninguna dife¬
rencia, en tener toda la carga negativa integrante, en un punto que se
mueve alrededor del átomo, o distribuida en pequeñas porciones,
como en la Fig. 11.116, para formar una procesión uniforme y con¬
tinua. La corriente es la cantidad de carga que pasa por un punto del
ánillo, por segundo. Puesto que el electrón efectúa v/lnr revoluciones
por segundo, la corriente es

(21)

El electrón que recorre la órbita es equivalente a un anillo de corriente


de este valor con el sentido positivo de circulación opuesto a v, como
se indica en la Fig. 11.11c. Su campo lejano es por tanto el de un dipolo
magnético de intensidad

m = nr>I = JVL (22)


2

Observemos una relación simple entre el momento magnético m


asociado con la órbita electrónica y el momento cinético orbital L.
El momento cinético es un vector de módulo L = mevr, donde me
denota la masa del electrón *, y está dirigido hacia abajo si el electrón
gira en el sentido indicado en la Fig. 11.11a. Adviértase que el producto
vr aparece tanto en m como en L. Teniendo en cuenta el sentido,
podemos escribir:

(23)

Esta relación sólo incluye constantes fundamentales, lo que nos hace


sospechar que se cumple de manera general. Realmente esto es cierto,
aunque no lo vamos a demostrar aquí. Se cumple en órbitas elípticas,
e incluso en las de forma de roseta que tienen lugar en un campo
central que no cumple la ley de la proporcionalidad inversa del cuadrado.

* Trataremos con celeridades v mucho menores que c, así que me representa la


masa en reposo, 9,0 *10 n kg. El haber elegido el símbolo m para el momento
magnético, nos obliga a usar en este capítulo un símbolo diferente para la masa
del electrón. Para el momento cinético elegimos L que es el que se utiliza normal¬
mente en la física atómica para el momento cinético orbital, que es el qüe conside¬
ramos aquí.
Campos magnéticos en la materia

Recordemos la importante propiedad de cualquier órbita en un campo


central: El momento cinético es una constante del movimiento. Se
\
sigue entonces, de la relación expresada por la Ec. 23 (que hemos de¬
f
\ ducido solamente para un caso particular), que siempre que se conserva
v. el momento cinético, también permanece constante el momento mag¬
nético en módulo, dirección y sentido. El factor

—e momento magnético
—- 0 —---
2me momento cinético
(a) ESTADO INICIAL
B = 0 se llama relación magnetomecánica orbital para el electrón*. La íntima
relación que existe entre el momento magnético y el momento cinético,
es la base de cualquier explicación del magnetismo atómico.
¿Por qué no se observan los campos magnéticos de todos los elec¬
trones de todos los átomos de cualquier substancia? La respuesta
debe ser que hay una anulación mutua. En un trozo de materia corriente
E E
tiene que haber tantos electrones girando en un sentido como en el
otro. Esto es previsible, porque no hay nada que haga que un sentido
de rotación sea intrínsecamente más fácil que otro, o de otra manera,
que distinga una dirección axial única. Debería haber algo en la es¬
tructura del material, para señalarnos, no sólo un eje, sino un sentido
de rotación en torno dicho eje.
Podemos representar una porción de materia, en ausencia de
campo magnético exterior, considerando que contiene electrones girar
ib) ESTADO INTFRMFDIO torios con sus distintos vectores momento cinético y sus momentos
R aumenta hacia abajo magnéticos orbitales asociados, distribuidos de manera continua en
r_ dtf todas las direcciones del espacio. Consideremos las órbitas cuyos planos
l iU sean aproximadamente paralelos al plano xy, de las cuales habrá
aproximadamente el mismo número con m hacia arriba que con m
hacia abajo. Vamos a ver lo que sucede a una de estas órbitas, cuando
aplicamos un campo magnético externo en la dirección del eje z.
Primero analicemos un sistema electromecánico que no se parece
mucho al átomo. En la Fig. 11.12 tenemos un objeto de masa M y carga
♦eléctrica q, atada a un punto fijo mediante una cuerda de longitud
constante r. Esta cuerda nos proporciona la fuerza centrípeta que nos
mantiene al objeto en su órbita circular. El módulo de esta fuerza FQ
viene dado, como sabemos, por

Mv02
ic) ESTADO FINAL F0 = (24)
r
Después del tiempo Al
B — B, En el estado inicial, Fig. 11.12a, no existe ningún campo magnético
* _ _ £íh externo. Luego, por medio de un gran solenoide adecuado, empezamos
M 2M a crear un campo B en la dirección z, sentido negativo, uniforme en
Fig, 11.12 El crecimiento del campo mag¬
nético B. induce un campo eléctrico F que
acelera al cuerpo cargado giratorio.
* Para esta cantidad se usa mucho el término, relación giromagnética. Prefe¬
rimos llamar relación magnetogiratoria. Sea cual fuere el nombre, esto establece que
el momento magnético está en el numerador.
Campos magnéticos en la materia 407

toda la región en un instante dado. Mientras el campo magnético va


creciendo a razón de dB\dt, habrá un campo eléctrico inducido E
a lo largo de la trayectoria, como se indica en la Fig. 11.126. Para
hallar el módulo de este campo E notemos que la variación con el
tiempo del flujo a través de la trayectoria circular es

dB (25)
dt

Esto nos determina la integral curvilínea del campo eléctrico, que es


realmente lo que nos interesa (por simetría y simplicidad suponemos
que vale lo mismo a lo largo de toda la trayectoria).

Ce- di = 77T2 = 2-irrE (26)


J dt

De aquí hallamos que

F r dB (27)
E = Y~dt

Hasta aquí no hemos tenido en cuenta los signos, pero si aplicamos


a la Fig. 11.12 nuestra regla preferida para hallar el sentido de una
fuerza electromotriz inducida, se verá que E tiene el sentido correcto
para acelerar el cuerpo si q es una carga positiva. La aceleración
dv¡dt a lo largo del camino viene determinada por la fuerza qE:

dv qr dB
M qE = (28)
dt ~Y~dt

de manera que tenemos una relación entre la variación de v y de la


de B \

dv = J!-dB (29)
2M

Siendo el radio r constante, por ser la longitud de la cuerda, el factor


(qr/2M) es una constante. Sea Au la variación total de v en el proceso
completo de conducir el campo a su valor final B1. Entonces:

Av
Vq + Ay
fvo
Jv o
dv
2M r dB=
qrB¡
2M
(30)
408 Campos magnéticos en la materia

ESTADOS INICIALES

Fig. 11.13 I a variación del vector momento magnético es opuesta al


sentido de B en ambo* sentidos de movimiento.

Nótese que el tiempo ha desaparecido, la velocidad final es la misma


tanto si la variación ha sido rápida como si ha sido lenta.
El incremento de celeridad de la carga en el estado final, significa
un aumento del momento magnético, dirigido hacia arriba, m. Un
cuerpo cargado negativamente habría sido ¿/acelerado en circunstancias
similares, lo que habría disminuido su momento hacia abajo. En los
dos casos, pues, la aplicación de un campo B1 ha producido una
variación del momento magnético opuesta al campo. El módulo de la
variación Am del momento magnético es

Am — ~~r (31)
2 4M

Asimismo para cargas, positivas o negativas, girando en sentido


contrario, la variación inducida del momento magnético es opuesta
a la variación del campo magnético aplicado. La Fig. 11.13 nos mues¬
tra esto para una carga positiva. Resulta que la relación siguiente se
cumple para cualquier signo de la carga y cualquier sentido de giro:

Am = _ wBl <32>
En este ejemplo obligábamos a que r fuese constante utilizando
una cuerda de longitud fija. Veamos cómo ha variado la tensión de la
cuerda. Supongamos que Bx es lo suficientemente pequeño para que
Campos magnéticos en la materia 409

Av < üo- En el estado final se requiere una fuerza centrípeta de valor:

r M(v0 + Av)2 Mvo2 2Mv0 Av


r i =-—-1--- (33)
r r r

despreciando el término proporcional a (Ad)2. Pero ahora el propio


campo magnético nos proporciona una fuerza hacia el interior, sobre
la carga móvil, dada por q (v0 + Av)Bx. Utilizando la Ec. 30 para
expresar B1 en función de At>, hallamos que esta fuerza suplementaria
hacia el interior tiene el valor q(v0 + Av)/2MAv/r la cual en pri¬
mera aproximación es 2Mv0 Av/r. Esto es exactamente lo que nece¬
sitamos, según la Ec. 33, para evitar cualquier tensión suplementaria
de nuestra cuerda. De aquí que la tensión de la cuerda permanece
invariable, en su valor F0.
Esto conduce a una sorprendente conclusión: nuestro resultado,
Ec. 32, debe ser válido para cualquier tipo de fuerza de ligadura que
varíe con el radio. Nuestra cuerda puede sustituirse por un muelle
elástico sin afectar el resultado — el radio no habría variado en el
estado final. Para ir al sistema que nos interesa, podría sustituirse
por la atracción de Coulomb de un núcleo a un electrón. O podría
ser la fuerza efectiva que actúa sobre un electrón de un átomo que
contiene muchos electrones, que no obstante, tiene distinta depen¬
dencia del radio.
Apliquemos esto a un electrón en un átomo, sustituyendo me en
vez de M, y e2 en vez de q2. Ahora Am es el momento magnético indu¬
cido por la aplicación de un campo Bx al átomo. O sea, (ji0/An) Am/Bx
es una polarizabilidad magnética, definida de la misma manera que la
polarizabilidad eléctrica a introducida en la Sección 10.5. Recordemos
que tenía dimensiones de volumen y resultó ser, en orden de magnitud,
de 10-30 m3, aproximadamente el volumen de un átomo. Según la Ec.
32, la polarizabilidad magnética debida a un electrón en una órbita de
radio r es

fi0 Am _ fi0e2r2 _ __ fi^r2


(34)
An Bx An •Ame \6nme

Esto tiene también dimensiones de volumen, pues (ju0/Ak) (e2/me) es


una longitud, a saber, el radio clásico del electrón r0, una constante
que vale 2,8 * 10~15 m. Para el radio de la órbita r tomemos el radio de
Bohr 0,53 • 10-10 m. Entonces la Ec. 34 da (¡ijAn) (Am/B^) = 2 • 10-36
m3. Adviértase que esto es cinco o seis órdenes de magnitud menor
que las polarizabilidades eléctricas típicas, indicadas en la Tabla 10.2.
Es menor, de manera aproximada, por la relación del radio clásico del
electrón r0 al radio atómico.
Veamos si esto da cuenta de la fuerza de nuestras muestras dia¬
magnéticas indicadas en la Tabla 11.1. El número total de electrones
es casi el mismo en un gramo de casi cualquier cosa. Es aproximada¬
mente de un electrón por cada dos nucleones, o 3 ^ 1023 electrones por
gramo de materia. (Recordemos que el peso atómico es unas dos ve-
410 Campos magnéticos en la materia

ces el número atómico para la mayoría de los elementos.) Por supues¬


to, r2 ahora debe reemplazarse por el valor cuadrático medio de los
radios de las órbitas <r2>, donde el promedio se toma para todos los
electrones en el átomo, algunos de los cuales tienen órbitas mayores
que otros. En realidad, <r2> varía notablemente poco de un átomo a
otro en todo el sistema periódico, y a\, el cuadrado del radio de Bohr
que antes hemos usado, permanece con muy buena estimación. Adop¬
tándolo, predeciríamos que en un campo de 1,8 T induce en 1 kg de
substancia un momento magnético de valor

Aw = (3 • 10“>^- • B

pero de (14)

Am/B = • 2 • 1(T36 m3 = 2 • 10 29 m3
Mo

con lo que

Am = 3 - 1026 • 2 • 10-29 • 1,8 = 10,8 m2 • A (35)

que en un gradiente de 17 T/m daría lugar a una fuerza de módulo

F = Am-||- = 10,8 • 10“3 • 17 = 18,3 • 1(T2 N sobre 1 kg y por tanto

F= 18,3 • 10-5 N sobre un gramo (36)

Esto concuerda muy bien con los valores dados en la Tabla 11.1 para
varias substancias diamagnéticas puras.
Podemos ver ahora por qué el diamagnetismo es un fenómeno
universal y bastante débil. Vale lo mismo en moléculas que en átomos.
El hecho de que una molécula pueda tener una estructura mucho
mayor que la de un átomo — pueden estar constituidas por cientos
o miles de átomos — no incrementa, generalmente, el valor cuadrá¬
tico medio efectivo del radio orbital. La razón se debe a que, en una
molécula, cualquier electrón dado está muy bien localizado en un
átomo. Existen ciertas excepciones interesantes e incluimos una, el
grafito, en la tabla. El diamagnetismo anómalo del grafito se debe
a una estructura no usual, que permite que algunos electrones circu¬
len, bastante libremente, dentro de una distribución plana de átomos
en la estructura cristalina.

11.6 Spin y momento magnético del electrón


El electrón posee un momento cinético que no tiene nada que
ver con su movimiento orbital. Se comporta en cierta manera como si
Campos magnéticos en la materia 411

girase continuamente en torno un eje propio. Esta propiedad se llama


spin. Cuando se mide el valor del momento cinético de spin, obtenemos
siempre el mismo valor: h/4n, en donde h es la constante de Planck, Momento cinético
6,624*10-34 J • s. El spin del electrón es un fenómeno cuántico.
Ahora, su importancia para nosotros, reside en el hecho de que tiene — =0,50X 10
asociado a este momento cinético intrínseco, o «formando parte
de su estructura », un momento magnético, asimismo de módulo in¬ adarga negativa

variable. Este momento magnético está dirigido en el sentido previsto,


al imaginar al electrón como una bola de carga negativa, girando en Mr
torno a su eje. Es decir, el vector momento magnético es antiparalelo Momento magnético
al vector momento cinético de spin, como se indica en la Fig. 11.14. eh
Sin embargo, la relación del momento magnético al momento cinético w = °-93 •101 a •

vale el doble que en el caso del movimiento orbital. Fig. 11.14 M omento cinético intrínseco, o
No hay manera de hallar un modelo clásico de esto; sus propie¬ spin, y momento magnético asociado, del
dades son esencialmente mecánico cuánticas. No necesitamos ir tan electrón. Nótese que la relación del mo¬
lejos, como para decir que es una corriente en una espira. Lo que mento magnético al momento cinético es
e/m( y no e/2mt como en el movimiento
importa es que se comporta como tal en los siguientes aspectos: (i)
orbital (Ec. 23). Esto no tiene explicación
produce un campo magnético que, a lo lejos, es el de un dipolo mag¬ clásica.
nético; (ii) en un campo externo B experimenta un par igual al que
actuaría sobre una espira recorrida por una corriente de momento
dipolar equivalente; (iii) dentro del espacio ocupado por el electrón,
div B = 0 en todo punto, como en las fuentes ordinarias de campo
magnético con las que ya estamos familiarizados.
Puesto que el módulo del momento magnético del spin es siem¬
pre el mismo, sobre lo único que puede influir un campo externo es
en su dirección. Un dipolo magnético en un campo externo experi¬
menta un par. Si se resuelve el problema 6.22 se prueba que el par N
sobre una espira de cualquier forma, con momento dipolar m, en un
campo B, viene dado por

N = m x B (37)

Para los que no han efectuado esta demostración, vamos a calcular


el par en un caso particular sencillo. En la Fig. 11.15 vemos una
espira rectangular de hilo que conduce una corriente /. La espira
posee un momento magnético m, de módulo m — lab. El par sobre
la espira se debe a las fuerzas F, y F2 que actúan sobre los hilos hori¬
zontales. Cada una de estas fuerzas tiene el módulo F = IbBf y el
brazo del par es la distancia (a¡2) sen 0. Vemos que el módulo del
momento del par sobre la espira es

Fig. ÍI.J5 Cálculo del par sobre una espira


N — 2 IbB • y sen 6 = ^ lab j B sen 6 — mB sen 0 (38) recorrida por una corriente, en un campo
magnético B El momento magnético de la
espira de corriente es m.
El par actúa de manera que m sea paralelo a B; se representa por un
vector N, que en el caso indicado, tiene dirección x y sentido positivo.
Todo esto'está de acuerdo con la fórmula general, Ec. 37. Adviértase
Campos magnéticos en la materia

que la Ec. 37 corresponde exactamente a la fórmula hallada en el


Cap. 10 para el par sobre un dipolo eléctrico p, en un campo exterior
E, es decir, N = p x E. La orientación de m en la dirección de B,
como la de un dipolo eléctrico paralelo a E, es la posición de menor
energía. De manera similar, el trabajo requerido para girar un di¬
polo m desde la posición paralela a la antiparalela es 2mB. (Véase
la Ec. 9 del Capítulo 10; podemos simplemente tomar este resultado
para el caso magnético.)
Si los momentos del spin de los electrones en una substancia
pueden orientarse libremente, puede suponerse que lo harán en la
dirección de todo campo aplicado B, la orientación de menor energía.
Supongamos que cada electrón en un gramo de materia toma esta
orientación. Ya hemos calculado que hay aproximadamente 3 x 1023
electrones en un gramo de cualquier substancia. El momento magné¬
tico del spin de un electrón, viene dado en la Fig. 11.14 y vale
0,93 x 10~23 A • m2. El momento magnético total de nuestros spins
alineados será (3 x 1023) x (0,9 x 10-23) o bien 2,7 J/T. La fuerza que
sobre tal muestra ejercería nuestra bobina, donde el gradiente del
campo era de 17 T/m, sería de 46 N, o sea, cerca de 5 kp.
Evidentemente es mucho mayor que la fuerza experimentada
por cualquiera de las muestras paramagnéticas. Nuestras hipótesis
eran erróneas desde dos puntos de vista. Primero, los momentos de
spin del electrón no pueden orientarse libremente. Segundo, la agita¬
ción térmica evita la orientación perfecta de cualquier momento de
spin que sea libre. En la mayoría de los átomos y moléculas, los elec¬
trones están agrupados a pares, con los spin de cada par en sentidos
contrarios, a pesar del campo aplicado. Resulta que los momentos
magnéticos de un par electrónico se anulan mutuamente. Todo lo que
queda es el diamagnetismo del movimiento orbital que ya hemos ex¬
plicado. La mayoría de moléculas son puramente diamagnéticas.
Unas cuantas moléculas (realmente muy pocas) contienen un número
impar de electrones, y en ellas la anulación total por parejas es eviden¬
temente imposible. El óxido nítrico NO, con 15 electrones en la molé¬
cula, es un ejemplo; es paramagnético. La molécula de oxígeno 02
contiene un número par de electrones, pero su estructura electrónica
no favorece a la anulación de los spin de dos electrones. En un átomo
solo los electrones más internos generalmente están apareados, y si un
electrón externo no lo está, su spin a menudo se aparea con el de un
vecino cuando el átomo forma parte de un compuesto o un cristal. Sin
embargo, ciertos átomos contienen electrones con spins no apareados
que permanecen relativamente libres para orientarse en un campo,
incluso cuando el átomo está agrupado con otros. Son ejemplos im¬
portantes los elementos situados desde el cromo al cobre en la tabla
periódica, una secuencia que incluye el hierro, cobalto y níquel. Otro
grupo de elementos con esta propiedad es el de la secuencia de las tie¬
rras raras en torno al gadolinio. Los compuestos o aleaciones de estos
elementos son generalmente paramagnéticos, y en algunos casos ferro-
magnéticos. El número de spins de electrones libres que intervienen en
el paramagnetismo es típicamente de uno o dos por átomo. Podemos
Campos magnéticos en la materia 413

pensar que cada átomo paramagnético está equipado con un momento


magnético m que puede girar libremente, el cual en un campo magné¬
tico B se encontraría orientado, como una pequeña brújula, en la di¬
rección del campo si no fuese por las perturbaciones térmicas.
La agitación térmica tiende siempre a crear una distribución al
azar de las direcciones de los ejes de los spins. El grado de alineación
que prevalece eventualmente representa un compromiso entre la prefe¬
rencia por una dirección de energía más baja y la influencia desorde¬
nante de la agitación térmica. Antes hemos encontrado este problema.
En la Sección 10.12 consideramos la orientación en un campo eléctri¬
co E de los momentos dipolares de las moléculas polares. Resultaba
depender de la relación de dos energías: pE, la preponderancia energé¬
tica de la orientación de un momento dipolar p paralelo a E en com¬
paración con la orientación completamente al azar, y kT, el valor
medio de la energía térmica asociada con una forma de movimiento
molecular a la temperatura absoluta T. Solamente si pE es mucho
mayor que kT puede alcanzarse una orientación casi completa. Si pE
es mucho menor que kT, la polarización de equilibrio es equivalente a
una orientación perfecta de una pequeña fracción, aproximadamente
pE/kT, de dipolos. Podemos tomar este resultado directamente para
el paramagnetismo. Solamente necesitamos sustituir pE por mB, la
energía implicada en la orientación de un momento magnético m en
un campo magnético B. Con tal que mB/kT sea pequeño, se sigue que
el momento magnético total resultante de aplicar el campo B a N
dipolos será aproximadamente (mB/kT)Nm, o (Nm2/kT)B. El mo¬
mento magnético inducido es proporcional a Be inversamente propor¬
cional a la temperatura.
Para el momento de spin de un electrón en nuestro campo de 1,8
T, mB es 1,6 • 10-23 J. Para la temperatura ambiente, kT es 4 • 10~21 J;
en este caso mB/kT es pequeño. Pero si pudiésemos disminuir la tem¬
peratura a 1 K en el mismo campo, mB/kT sería casi la unidad. Con
nueva disminución de la temperatura podríamos esperar una orienta¬
ción casi completa, con un momento total tendiendo a Nm. Estas con¬
diciones se logran frecuentemente en experimentos a baja temperatu¬
ra. En realidad el paramagnetismo es más notable e interesante a muy
bajas temperaturas, en contraste con la polarización dieléctrica. Los
dipolos eléctricos moleculares se congelarían totalmente en posición,
incapaces de cualquier orientación. Los momentos de spin electrónico
están aún notablemente libres.

11.7 Susceptibilidad magnética


Hemos visto que, tanto las substancias paramagnéticas, como
las diamagnéticas, desarrollan un momento magnético proporcional
al campo aplicado. Al menos, esto es cierto en muchos casos. A muy
414 Campos magnéticos en la materia

bajas temperaturas, en campos muy intensos, el momento paramag¬


nético inducido puede observarse que se aproxima a un valor límite,
al ir aumentando la intensidad del campo. Dejando aparte este efecto
de « saturación », la relación entre el momento y el campo aplicado
es bastante lineal, de manera que podemos caracterizar las propie¬
dades magnéticas de una substancia por la razón del momento indu¬
cido al campo aplicado. Según que tomemos el momento de 1 gramo,
de 1 cm3 o de 1 mol, definimos la susceptibilidad específica, la suscep¬
tibilidad de volumen, o la susceptibilidad motar. Nuestra discusión en
la Sec. 11.5 sugiere que para las substancias diamagnéticas la suscepti¬
bilidad específica, basada en el momento inducido por gramo, debería
ser aproximadamente la misma para una substancia que para otra. Sin
embargo, la susceptibilidad de volumen, basada en el momento mag¬
nético inducido por centímetro cúbico, es más apropiada para lo que
nos interesa ahora.
Al momento magnético por unidad de volumen lo llamaremos
polarización magnética, o imanación, que designaremos por el sím¬
bolo M. La imanación M y el producto de l/p0 por el campo B tie¬
nen las mismas dimensiones, pues B tiene las dimensiones N/Am y juQ
las de N/A2, luego 1 /¡uQ B tiene las dimensiones N/Am : N/A2 = A/m.
Las dimensiones de M son Am1/m> = A/m, así que tienen las
mismas dimensiones. Si definimos ahora la susceptividad magnética
de volumen, designada por %m por la relación

M= (39)

la susceptibilidad será un número adimensional, negativo para las


substancias diamagnéticas, positivo para las paramagnéticas. Esto
es exactamente análogo al procedimiento, expresado en la Ec. 10.34,
por el que definíamos la susceptibilidad eléctrica %e como la relación
entre la polarización eléctrica P y el campo eléctrico E. Para la con¬
tribución paramagnética, si la hay, a la susceptibilidad, que denotare¬
mos por Xpm tendremos una fórmula análoga a la Ec. 60 del último
capítulo:

Nm
Xpm (40)
^ kT

Por supuesto que tal susceptibilidad Xm incluye la contribución dia¬


magnética, siempre presente, la cual es negativa, y deducible de la
Ec. 34.
Desgraciadamente, la Ec. 39 no es la definición que se acostumbra
a dar de la susceptibilidad de volumen. En la definición corriente, en
lugar de B aparece otro campo H, que encontraremos en la Sección
11.10. Aunque ilógica, la definición en función de H tiene cierta justi¬
ficación práctica, y la tradición está tan bien establecida que tendre¬
mos que aceptarla. Pero en este capítulo seguiremos, en lo posible,
un camino paralelo a la descripción de los campos eléctricos en la
materia. Un paralelo representativo es:
Campos magnéticos en la materia 115

El campo B macroscópico dentro de la materia resultará ser el


promedio del B microscópico, tal como el E macroscópico resultaba
ser el promedio del E microscópico.
La diferencia en la definición, no tiene consecuencias prácticas
puesto que ym es un número muy pequeño comparado con la unidad.
Los valores de ym para susbstancias diamagnéticas puras, sólidas o
líquidas, normalmente están entre —0,5 x 10“6 y —1,0 x lO-6.
Incluso para el oxígeno, bajo las condiciones expresadas en la tabla
11.1, la susceptibilidad paramagnética es menor de 10"3. Esto significa
que el campo magnético originado por los momentos dipolares de la
substancia, al menos en una media a gran escala, es mucho más débil
que el campo aplicado B. Esto nos da cierta indicación de que, en tales
sistemas, podemos suponer que el campo que actúa sobre los dipolos
atómicos, para orientarlos, es el mismo que el campo que existiría
allí en ausencia de la muestra. Sin embargo, nos interesan otros sis¬
temas en los que el campo de los dipolos magnéticos no es pequeño.
Por lo tanto, deberemos estudiar, igual que hicimos en el caso de la
polarización eléctrica, los campos magnéticos que la materia imanada
produce, tanto en el interior como en el exterior del material.

Equivalentes, como fuentes de campo externo

11.8 Campo magnético creado por la materia imanada


Un bloque material que contiene, uniformemente distribuidos
en todo su volumen, un gran número de dipolos magnéticos atómicos,
orientados todos en la misma dirección, se dice que está uniforme¬
mente imanado. El vector imanación M sencillamente vale el producto
del número de dipolos orientados por unidad de volumen por el
momento magnético m de cada dipolo. No nos preocupamos de cómo
se mantiene la orientación de estos dipolos. Puede ser debido a un
campo aplicado producido por otra fuente, pero esto no nos importa.
Lo que queremos estudiar es, solamente, el campo creado por los pro¬
pios dipolos.
Consideremos primero una rodaja de material, de espesor dz,
cortada perpendicularmente a la dirección de imanación, como se
indica en la Fig. 11.16a. Esta rodaja se puede subdividir en pequeñas
porciones. Cada una de estas pequeñas porciones o celdillas, que
tiene una superficie superior de área da, posee un momento dipolar
total que vale M da dz, puesto que M es el momento dipolar por (e)
unidad de volumen (Fig. 11.166). El campo magnético que produce
esta celdilla en puntos distantes — o sea, distantes respecto al tamaño Fig. 11.16 La delgada rodaja, imanada per-
de la celdilla — es exactamente el mismo que el de cualquier dipolo pendicularmente a su superficie extensa, equi¬
del mismo momento. Podríamos construir un dipolo, de esta inten¬ vale a una cinta de corriente en lo que res¬
sidad, doblando una cinta conductora, de ancho dz, en la forma de pecta a su campo exterior.

la celdilla, y mandando a lo largo de la espira una corriente / = M dz


416 Campos magnéticos en la materia

(Fig. 11.16c). Esto dará a la espira un momento dipolar:

m = I x área — M dz da — M da dz (41)

que es el mismo que el de la celdilla.


Sustituyamos cada celdilla de la rodaja, por una espira recorrida
por aquella corriente, como se indica en la Fig. 11.16rf. La corriente
es la misma en todos ellos, y por lo tanto, en cualquier entorno interior,
encontraremos corrientes iguales y de sentido contrario, equivalente
a corriente nula. Nuestro conjunto de espiras, por lo tanto, equivale
a una cinta única en el contorno, con una corriente M dz (Fig. 11.16c).
Ahora bien, estas espiras se pueden hacer muy pequeñas, en tanto
la subdivisión no alcance el tamaño molecular. Debe ser lo suficiente
grande para que la imanación no varíe apreciablemente de una cel¬
dilla a otra. Dentro de esta limitación, podemos afirmar que el campo
en cualquier punto exterior, incluso próximo a la rodaja, es el mismo
que el de la cinta recorrida por la citada corriente.
Solamente nos queda reconstruir un bloque a partir de tales
láminas, o rodajas, como en la Fig. 11.17a. El bloque entero es equi¬
valente a la cinta ancha de la Fig. 11.17¿>a lo largo de la cual circula
una corriente M dz en cada franja dz, o dicho más simplemente, una
corriente superficial de densidad 3, en A/m, dada por

3 — M (42)
/////

El campo magnético B, en cualquier punto fuera del bloque imanado


de la Fig. 11.17a, e incluso próximo al bloque, mientras no nos acer¬
quemos a distancias moleculares, es el mismo que el campo B' en el
ih)
punto correspondiente en las proximidades de la cinta ancha de la Fi¬
gura 11.176.
Fig. 11.17 Un bloque imanado uniforme¬ ¿Pero, y el campo en el interior del bloque imanado? Aquí nos
mente equivale a una banda de corriente
enfrentaremos con una cuestión parecida a la que ya encontramos
superficial
en el Cap. 10. En el interior de la materia, el campo magnético no es
uniforme si lo observamos a escala atómica, a la que hemos llamado
« microscópica ». Varía bruscamente, tanto en módulo como en direc¬
ción, entre puntos separados solamente por unos angstrom. Este
campo microscópico B es un campo magnético en el vacío, pues desde
el punto de vista microscópico, como ya se subrayó en el Cap. 10, la
materia es una agrupación de partículas y cargas eléctricas en un espacio
vacío. El único campo a gran escala que puede definirse dentro de la
materia, es el promedio espacial del campo microscópico.
Debido a la ausencia de efectos atribuibles a la carga magnética,
creemos que el campo magnético microscópico satisface en sí a div B «
— 0. Si esto es cierto, puede hallarse directamente que, el promedio
espacial del campo microscópico interno, en nuestro bloque, es el
mismo que el campo B' en el interior de la cinta de corriente equi¬
valente.
Campos magnéticos en la materia 417

Para demostrarlo, consideremos la barra larga uniformemente


imanada, paralelamente a su longitud, como se indica en la Fig. 11.18a.
Ya hemos dicho que el campo en el exterior sería el mismo que el
del cilindro recorrido por una corriente (prácticamente equivalente
a un solenoide de una sola capa) representado en la Fig. 10.186.
S en la Fig. 11.18a. indica una superficie cerrada que incluye una
porción de Sl al pasar por el interior de la varilla. Puesto que div B = 0
para el campo interno microscópico, así como para el exterior, div B
es nula en todas partes del volumen limitado por S. Se sigue luego
que, por el teorema de Gauss, la integral de superficie de B extendida
sobre S debe ser nula. La integral de superficie de B' extendida sobre
la superficie cerrada S' debe ser también nula. Sobre las porciones de
S y S' exteriores a los cilindros, B y B' son idénticos. Por lo tanto la
integral de superficie de B extendida al disco interno Sl debe ser igual
a la integral de B' extendida al disco interno S\. Esto debe cumplirse,
asimismo, para cualquier par de discos paralelos próximos tales como
S2, S3, etc., indicados en la Fig. 11 -18c, a causa de que el campo en el
exterior del cilindro en sus proximidades puede despreciarse por pe¬
queño, así que las partes exteriores no cambian nada. Tomando ahora
la integral de superficie sobre una serie de planos igualmente distan¬
ciados, que es una manera correcta de medir el promedio de B en el
volumen en esta región, pues toma imparcialmente las muestras de
todos los elementos de volumen. Se deduce que la media espacial
del campo microscópico B dentro de la varilla imanada es igual al
campo B' en el interior de la corriente superficial cilindrica de la
Fig. 11.186.
Es instructivo comparar los razonamientos que hemos desarro¬
llado en nuestro análisis de las correspondientes cuestiones en el Ca¬
pítulo 10. La Fig. 11.19 nos lo muestra por separado. Veremos que
discurren lógicamente paralelos, pero que en cada punto hay una
diferencia que refleja la asimetría esencial encontrada en la observa¬
ción de que las cargas eléctricas son las fuentes de campos eléctricos,
mientras que las cargas eléctricas en movimiento son las fuentes de
los campos magnéticos. Por ejemplo, en los razonamientos acerca del
valor medio del campo microscópico, la clave del problema en el caso
eléctrico es el supuesto que rot E — 0, para el campo eléctrico micros¬
cópico. En el caso magnético, la clave es el suponer que div B — 0
para el campo magnético microscópico.
Si la imanación M, en el interior del volumen de cierto material,
no es uniforme, sino que varia con la posición tal que M(x, y, z),
la distribución de corriente equivalente viene dada por

J = rot M (43)
Fig. 11.18 (a) Barra cilindrica uniformemen¬
Veamos cómo llegamos a esto en un caso determinado. Supongamos te imanada.
(b) Cilindro hueco equivalente, o funda, de
que hay una imanación en la dirección z, que se hace más intensa a
corriente.
medida que nos desplazamos a lo largo del eje y. Esto está represen¬ (c) Podemos obtener el promedio espacial
tado en la Fig. 11.20a, que nos muestra una pequeña región del ma¬ del campo microscópico, tomando las su¬
terial subdividida en pequeños bloques. Se supone que los bloques perficies paralelas. Si, Si,.., poco separadas.
(a) Fuente de un campo eléctrico extemo E. (b) Fuente de un campo magéntico externo B.
da

*\q = Pda
es equivalente a

Q = — P da

carga debido a que una porción de materia ,


debido a que una porción de materia pola¬ P da imanada, de volumen da ■ dz tiene un
rizada de volumen da * dz tiene un momento momento dipolar igual al de: Pry" corriente
dipolar igual al de: M dz
carga

Un bloque polari¬ -P da
LjÍN Un bloque imanado uniformemente
zado uniforme¬ J puede dividirse en tales capas. De
mente puede sub¬ L- k-_- ' aquí que el blo¬
dividirse en tales que tenga el mis-
varillas. De aquí mo campo exte-
que el bloque tie¬ rior que la cinta
ne el mismo campo ancha con una co¬
exterior que dos láminas con carga su¬ rriente superficial q| — M.
perficial (De manera más general, para imanación no''
<y — pn uniforme, la materia imanada equivale a una distribución
(De manera más genera!, para polarización no uniforme, de corriente J = rot M).
la materia polarizada equivale a una distribución de carga
p — — div P).

PRUEBA DE QUE LA EQUIVALENCIA SE EXTIENDE


AL PROMEDIO ESPACIAL DE LOS CAMPOS INTERNOS

Consideremos una lámina ancha, delgada uniformemente Consideremos una columna larga uniformemente imanada
oolarizada v sus capas de carga superficial equivalente. Cerca y su cilindro equivalente de co¬
rriente superficial. Cerca del

medio el campo exterior es des¬


preciable y B' es uniforme. Si
V- B — 0. para el campo in¬
del punto medio el campo exterior es despreciable y E' es
uniforme. Si V X E 0 para el campo interno, entonces
terno. entonces B da=0.
JS
(j> E íiD 0. Pero E — E' en el camino exterior. De aquí Pero B = B' en la superficie exterior a la columna. De aquí

j^E ■ di = j2
i B í/a= B' • da' sobre cualquier porción de super-
E’-dl’ para todos los caminos internos. J S, S/ J
ficie interior como 5lt S2, etc.

CONCLUSIÓN

<^E^=E'; el promedio espacial del campo eléctrico interno


es igual al campo E' que se produciría en un punto en el
vacío por la distribución de carga equivalente descrita antes
(junto con todas las fuentes exteriores).

Fig. 11*19 Comparación de los casos eléctrico {o) y magnético (ó).


Campos magnéticos en la materia 419

(c)

Fig. 11,20 La imanación no uniforme es equivalente a una densidad


cúbica de corriente.

son tan pequeños para que pueda considerarse que la imanación,


dentro de un mismo bloque, es uniforme. De esta manera podemos
reemplazar cada bloque con una cinta recorrida por una corriente,
con una densidad superficial 3 = Mz. La corriente I que circula
por tal cinta, si el bloque tiene altura Az, es 3 Az, o M2Az. Ahora
bien, cada cinta tiene un poco más de densidad de corriente que la
420 Campos magnéticos en la materia

que tiene a su izquierda. La corriente en cada espira es mayor que la


de la espira de su izquierda en

AI= AzAMz = Az-^-Au (44)


dV

En cualquier cara de unión de esta fila de bloques, hay una corriente


resultante en la dirección x de valor A/ (Fig. 11.20c). Para obtener
la corriente, por unidad de superficie, que circula en la dirección x,
tenemos que multiplicar por el número de bloques por unidad de su¬
perficie, que es l/(AyAz). Así

dMz
/* = Ai (45)
dy
Otra manera de obtener una corriente en la dirección x es tener
una componente y de la imanación que varíe en la dirección z. Si
analizamos bien este caso, usando una columna vertical de bloques,
se verá que la densidad de la corriente resultante dirigida según el
eje x, viene dada por

dMy
(46)
dz

En general, por la superposición de estos dos casos,

r I dMz dMy \ / *
y*= br - ~ié)=<rot M)* (47)

que nos basta para establecer la Ec. 43.

1L9 Campo de un imán permanente


Las esferas y barras uniformemente polarizadas, de las que ha¬
blamos en el Cap. 10, pueden verse a menudo, incluso en el laboratorio.
La polarización eléctrica congelada en el interior puede ocurrir en
algunas substancias, aunque generalmente está enmascarada por cierta
acumulación de carga libre. Para lograr la Fig. 11.3a, para indicar
cómo se vería el campo de una barra polarizada, fue necesario usar
dos discos cargados. Por otra parte, los cuerpos con polarización
Campos magnéticos en la materia 421

magnética permanente, es decir, con imanación permanente, son cono¬


cidos y útiles. Los imanes permanentes pueden hacerse de muchas
aleaciones y compuestos de substancias ferromagnéticas. La cuestión
de tal posibilidad la dejaremos para la Sec. 11.11, donde profundi¬
zaremos brevemente en la física del ferromagnetismo. En esta sección,
dando por supuesta la existencia de los imanes permanentes, desea¬
mos estudiar el campo magnético B de una barra cilindrica unifor¬
memente imanada, y lo compararemos con el campo eléctrico E de
una barra, uniformemente polarizada, de la misma forma.
La Fig. 11.21, representa a cada uno de estos cilindros sólidos,
en sección recta. En cada caso, la polarización es paralela al eje y es
uniforme. O sea, la polarización P y la imanación M tienen el mismo
módulo, dirección y sentido en todo punto interior de los cilindros
respectivos. En el caso magnético, esto implica que cada milímetro
cúbico del imán tenga el mismo número de spin eléctrónicos orientados
en la misma dirección. (Puede obtenerse una aproximación muy buena
de esto con los modernos materiales para imanes permanentes.)
Por campo en el interior del cilindro queremos décir, por supuesto,
el campo macroscópico, definido como el promedio espacial del campó
microscópico. Establecido esto, representamos en la Fig. 11.21 las
líneas de campo, en el interior y en el exterior de las barras. Por des¬
contado, estas barras no deben estar muy cerca una de otra; ponemos
juntos los diagramas, sólo para poderlos comparar convenientemente.
Cada barra está aislada en un espacio libre de campos externos. (¿Cuál
de los dos podemos creer que modificaría más seriamente el campo
del otro, si estuvieran cercanos?)
En el exterior de las barras, los campos E y B parecen iguales.
En realidad las líneas de campo siguen exactamente el mismo camino.
Esto no debe sorprendernos si recordamos que los dipolos eléctricos
y los dipolos magnéticos tienen « campos lejanos » similares. Cada
pequeño trozo de un imán es un dipolo magnético, cada pequeño
trozo de barra polarizada (a veces llamada «electrete») es un dipolo
eléctrico, y el campo exterior es la superposición de todos sus campos
lejanos.
El campo B, dentro y fuera, es el mismo que el de una corriente
en una superficie cilindrica. En realidad, si bobinamos muy unifor¬
memente, sobre un cilindro de cartón, un solenoide de hilo fino y lo
conectamos a una batería, reproduciremos el campo exterior e interior,
Fig. 11.21 (¿i) Campo eléctrico E en el in¬
B, de un imán permanente. (La bobina se calentaría, la batería se terior y en el exterior de un cilindro unifor¬
descargaría; los spin electrónicos nos proporcionan la corriente gratis memente polarizado. (6) El campo magnético
y sin rozamiento.) El campo eléctrico E, tanto en el interior como en B en el interior y en el exterior de un cilin¬
el exterior, de la barra polarizada, es el de dos discos cargados, uno dro uniformemente imanado. En cada caso,
el campo interior representado es el campo
en cada extremo del cilindro.
macroscópico, es decir, el promedio local
Obsérvese que los campos interiores E y B son esencialmente del campo atómico o microscópico.
distintos en forma: B está dirigido hacia la derecha, es continuo
en los extremos del cilindro y sufre un brusco cambio de dirección
en la superficie del cilindro. E está dirigido hacia la izquierda* pasa
a través de la superficie del cilindro como si ésta no existiera, pero es
discontinuo en las superficies extremas. Estas discrepancias son con-
422 Campos magnéticos en la materia

secuencia de las diferencias esenciales entre el «interior» del dipolo


eléctrico físico y el « interior » del dipolo magnético físico, como se
ve en la Fig. 11.8. Por físicos queremos decir los que la naturaleza nos
ha dado realmente.
Si sólo nos interesa el campo en el exterior, podríamos usar cual¬
quiera de las dos representaciones para describir el campo de nuestro
imán. Podríamos decir que el campo magnético del imán permanente
se origina por una capa de carga magnética positiva — una densidad
superficial de polos « norte » magnéticos — en la parte derecha ex¬
trema del imán, y por una capa de carga magnética negativa, polos
« sur » en el otro extremo. Podríamos adoptar una función potencial
escalar (pmílg, tal que B = — grad (/mag. La función potencial ^mag
M estaría relacionada con las densidades de polos ficticios, como el
A
potencial eléctrico está relacionado a la densidad de carga. La simpli¬
-ff- cidad del potencial escalar frente al potencial vector es notoria. Ade¬
más, el potencial escalar magnético puede relacionarse muy fácilmente
con las corrientes, que son las fuentes reales de B, y así podemos uti¬
Al -
lizar el potencial escalar sin ningún uso explícito de los polos ficticios.
(1,6 * 1<
Puede necesitarse este método cuando se trate de diseñar imanes o
ih) calcular campos magnéticos.
Sin embargo, debemos abandonar la ficción de los polos mag¬
néticos, si queremos comprender el campo en el interior del material
I— 1.35 X I0W ucs/scg magnético. Que el campo magnético macroscópico dentro de un imán

r
(= 450 amp)
permanente, en un sentido muy real, es igual al campo de la Fig. 11.216
más bien que al de la Fig. 11.21a, ha sido demostrado experimental¬
I cm mente desviando partículas cargadas en hierro imanado, así como

L fí *0.028 tcsla
por los efectos magnéticos sobre neutrones lentos que pasan aún más
fácilmente por el interior de la materia.
fí - 288 • I0-1 T En la Fig. 11.22a se representa un pequeño imán permanente
gauss en forma de disco, en el cual la imanación es paralela al eje de simetría.
Estamos acostumbrados a ver imanes, por lo general, en forma de
barras largas. Sin embargo, es posible construir discos magnéticos
<r) con intensidad considerable, empleando ciertos materiales nuevos.
La imanación M vale 15* 104 A * m-1. El momento magnético del
electrón vale 0,93 x 10-23 A • m2, por lo tanto este valor de M co¬
rresponde a 1,6 x 1028 spin electrónicos alineados, por metro cúbico.
Fig. 11.22 (a) Disco uniformemente imanado
paralelamente a su eje. (b) Sección recta del dis¬ El disco es equivalente a una cinta de corriente alrededor de su borde,
co. (c) La corriente equivalente es una banda de de densidad superficial S = M. Si la anchura de la cinta es de 0,3
corriente de 450 A, circulando por el borde del dis¬ cm, la intensidad de la corriente / vale 0,3 • 10-2 • 15 • 104 = 450 ampe-
co. El campo magnético B es el mismo que el de
re —mayor corriente que la que es posible conseguir cortocircuitando
un solenoide muy corto, o aproximadamente el de
un simple anillo de corriente de 1 cm de radio.
una batería de automóvil. El campo B en un punto del espacio, inclu¬
yendo los puntos interiores del disco, es simplemente el campo debido
a la corriente en esta cinta. Por ejemplo, cerca del centro del disco,
B vale aproximadamente:

B=-^~ =2n- 10-7-^- = 280.10~4 T (48)


2r 0,01

La aproximación consiste en tratar esta banda de corriente de 0,3 cm


Campos magnéticos en la materia 423

de ancho, como si fuera un simple anillo. (En la correspondiente


aproximación en el ejemplo eléctrico, considerábamos las láminas
de carga grandes comparadas a su separación.) En cuanto al campo
en un punto lejano, sería fácil de calcular para el anillo de corriente,
pero podríamos también, para un cálculo aproximado, actuar como
en el ejemplo eléctrico. Es decir, podríamos hallar el momento mag¬
nético total del objeto, y encontrar el campo distante de un dipolo
único, con esta intensidad.

11 JO Corrientes libres y el campo H


A menudo es útil distinguir entre corrientes ligadas y corrientes
libres. Las corrientes ligadas son corrientes asociadas con los momen¬
tos magnéticos atómicos o moleculares incluyendo el momento mag¬
nético intrínseco de las partículas con spin. Estas son las espiras de
corriente molecular previstas por Ampére, las fuentes de imanación
que acabamos de considerar. Las corrientes libres son las corrientes
de conducción ordinarias, que circulan en caminos macroscópicos;
corrientes que pueden iniciarse o detenerse con un interruptor y
medirse con un amperímetro.
La densidad de corriente J en la Ec. 42 es el promedio macros¬
cópico de las corrientes ligadas, así que desde ahora la llamaremos
Jugada-

•Oteada = rot M (49)

En una superficie donde M es discontinua, tal como la superficie


lateral del bloque imanado de la Fig. 11.17, tenemos una densidad
superficial de corriente 3 que también representa corriente ligada.
Encontramos que B, fuera de la materia y, como promedio espa¬
cial, dentro de ella, está relacionado con Jugada al igual como lo est
a cualquier densidad de corriente. O sea, rot B=0O Junada- Pero
esto era en ausencia de corrientes libres. Si las hacemos intervenir,
el campo que producen ellas se suma al campo originado por la ma¬
teria imanada y tenemos

rot B — 0o (Jligada H- Jiibre) — 0o Jtotal (50)

Vamos a expresar JliRada en función de M, por la Ec. 49. Enton¬


ces la Ec. 50 se convierte en

rot B = ¿¿o (rot M) + 0O Jlibre


424 Campos magnéticos en la materia

que puede reagruparse

rot (B — MqM.) — iU0Jlibre (51)

Si ahora definimos una función vectorial H(x, y, z), en cada punto del
espacio, por la relación

ju0H = B-MoM (52)

o bien

H = --M (52)'
Mo

Podemos escribir la Ec. 51.

rot H — Jlibre (53)

En otras palabras, el vector //0H, definido por la Ec. 52, está rela¬
cionado con la corriente libre de la misma manera que B está relacio¬
nado con la corriente total, ligada más libre. Sin embargo, el parale¬
lismo no es completo, porque tenemos siempre div B = 0, mientras
que nuestra función vectorial H no tiene que tener necesariamente
divergencia nula.
Esto, seguramente, ha recordado al vector D que se introdujo,
un poco incongruentemente, en el capítulo pasado. Recordemos que
D estaba relacionado con la carga libre como E lo estaba con la carga
total. Aunque casi despreciamos a D, el vector H es muy útil por una
razón práctica, muy fácil de entender. En los sistemas eléctricos, lo
que es más fácil de controlar y medir son las diferencias de potencial
eléctrico entre los cuerpos, y no las cantidades de carga libre en ellos.
Así controlamos directamente el campo eléctrico E. D está fuera de
nuestro control directo, y puesto que no es una cantidad fundamental
en ningún sentido, lo que le ocurra no nos preocupa demasiado.
En los sistemas magnéticos, lo que podemos medir más fácilmente es
precisamente la corriente libre. Las conducimos a través de hilos, las
medimos con amperímetros, las canalizamos en caminos bien- defi¬
nidos y aislados, etc. En general, tenemos mucho menor control di¬
recto sobre la imanación, y por tanto sobre B. Así que el vector auxi¬
liar H es útil, aunque D no lo sea.
La relación integral equivalente a la Ec. 53 es

JCH • di = f.Ji¡bre • da = (54)

donde /m)ro es la corriente total encerrada por el camino C. Supon¬


gamos que arrollamos una bobina alrededor de una pieza de hierro
y mandamos a lo largo de esta bobina una cierta corriente /, que
puede medirse conectando un amperímetro en serie con la bobina.
Esta es la corriente libre, y es la única corriente libre en el sistema.
Campos magnéticos en la materia 425

/ 5 ampers 5 x

(3)

El camino (I) envuelve a /


pj I I camino (2) envuelve a 7/
El camino (3) envuelve a 2/

¿ H d I — / * 5 A
(1) -MO

í H - d i =r 7 A
J(2)

<£ II Jl = 2 A
J(3)

Sobre el camino (I) B «/i„H, así que J(i)B-<// = 4^. 10 T-5= 20k . 10 T•m

En los caminos (2) y (3) B * a¿0H en el hierro

Fig. 11.23 Ilustración de la relación entre la


corriente libre y la integral curvilínea H.

Por consiguiente, una cosa que seguro que conocemos es la integral


curvilínea de H a lo largo de un camino cerrado, tanto si el camino
va a través del hierro como si no. La integral depende solamente del
número de vueltas de nuestra bobina incluidas dentro del camino,
y no de la imanación del hierro. La determinación de M y B en este
sistema puede ser bastante complicada, Nos ayuda el haber separado
una magnitud que podemos determinar muy fácilmente.
La Fig. 11.23 ilustra esta propiedad de H con un ejemplo, y nos
recuerda al mismo tiempo las unidades que deberemos usar en un caso
práctico. H se mide en A/m.
Consideramos a B el vector campo magnético fundamental, puesto
que la ausencia de cargas magnéticas, que se discutió en la Sec. 10.2,
implica div B — 0 en cualquier parte, incluso en el interior de átomos
y moléculas. De div. B = 0 se deduce, como vimos ya en la Sec. 11.8,
que el campo medio macroscópico en el interior de la materia es B,
no H. Las implicaciones de esto no siempre han sido comprendidas
ni consideradas en el pasado. Además H tiene la ventaja práctica que
Campos magnéticos en la materia
426

ya hemos explicado. En algunos libros antiguos, se encontrará intro¬


ducido H como campo magnético fundamental. Luego se define B
como //0(H + M), y se le da el nombre de inducción magnética. Inclu¬
so algunos autores modernos, que tratan a B como campo fundamental,
se creen obligados a llamarlo inducción magnética debido a que el
nombre campo magnético se reservó históricamente para H. Esto
parece tosco y pedante. Si entramos en un laboratorio y pregunta¬
mos a un físico que es lo que hace que las trayectorias de los piones,
en una cámara de burbuja, se curven, probablemente responderá
« el campo magnético », no la « inducción magnética ». Pocas veces
se oye decir a los geofísicos la inducción magnética de la tierra o que
un astrónomo hable acerca de la inducción magnética de la galaxia.
Proponemos continuar llamando a B, campo magnético. En cuanto
a H, aunque se han propuesto otros nombres, lo llamaremos «el
campo H», o incluso, «el campo magnético H».
Es sólo el nombre lo que nos preocupa, no los símbolos. La rela¬
ción entre B, M y H es la indicada en la Ec. 52. En el vacío B = //0H,
pues M = 0 donde no hay materia. A menudo se encontrarán las
ecuaciones de Maxwell, para los campos en el vacío, escritas con
E y H, en vez de con E y B.
Ya que Jllbrc está expresada en A/m2, la unidad de H es A/m. En
el vacío H = ju0 B. Cuando se usan unidades SI en la descripción de
una onda electromagnética, se acostumbra a usar H y E, mejor que B
y E, para los campos magnético y eléctrico. Para la onda plana en el
vacío que estudiamos en la' Sección 9.4 la relación entre la amplitud
magnética H0 en amperes/metro y la amplitud eléctrica E0 en volts/
metro implica la constante o 9ue tiene las dimensiones de resis¬
tencia y el valor aproximado de 377 ohms. Para su valor exacto véase
el Apéndice E. Encontramos esta constante antes en la Sección 9.6,
donde aparecía en la expresión para la densidad de potencia en la
onda plana, Ec. 28. La condición que corresponde a E0 y B0, estableci¬
da en unidades CGS por la Ec. 20 en la Sección 9.4, se convierte en
unidades SI en

£o(volts/metro) = //0(amperes/metro) * 377 ohms (55)

Esto proporciona un sistema de unidades conveniente para tratar


con campos electromagnéticos en el vacío cuyas fuentes sean corrien¬
tes y voltajes alternos macroscópicos. Pero recordemos que el campo
magnético básico dentro de la materia es B, no H como hallamos en la
última sección. Esto no se debe a una mera definición, sino que es
consecuencia de la ausencia de cargas magnéticas.
En la Fig. 11.24 se expresa la relación de H con B y M en los dos
sistemas de unidades. Estas relaciones se cumplen tanto si M es pro¬
porcional a B como si no. Sin embargo, si M es proporcional a B, tam¬
bién es proporcional a H. En realidad, la tradicional definición dada en la
Ec. 39 de susceptibilidad magnética de volumen Xm no es la preferida
ampere
cm
JA- metro2
m =ÍA-

II

metro

H - B H
Campo del dipolo
v- o
oersted ampere • metro

«o

Par = m X B0 Par = m X B0

dyne-em newton-meter
Par sobre un dipolo
en un campo externo

M ■ momento por cm3 M = momento por metro3

Imanación M

ues • s cm
(momento magnético por unidad
de volumen debido a corrientes ligadas)

rot B —- c (Jlibre + Jlisada) rot B — ( dlibre *^IiKada )

Se define H = B — 47tM Se define H = B - M

Luego rot H = — j Luego rot H = Jlibre


° C J libre
amperes

o bien fH'd\ ~
— 4 TT
C 1 livc
o bien = Im

Fig. 11.24 Resumen de las relaciones en las que intervienen B, H, m, Jlibre y J,


428 Campos magnéticos en la materia

lógicamente, sino mejor la siguiente:

M = XmH (56)

El imán permanente de la Fig. 11.216 es un ejemplo instructivo


de la relación entre H, B y M. Para obtener H en un punto interior
del material imanado tenemos que sumar vectorialmente al campo
magnético B en aquel punto, el vector —//0M. Esto está representado
en la Fig. 11.25, para cierto punto dado P. Resulta que las líneas de
H dentro del imán se parecen a las líneas de E dentro del cilindro
polarizado de la Fig. 11.21a Si los polos magnéticos fuesen realmente
las fuentes de imanación, en vez de las corrientes eléctricas, ocurriría
esto, el campo magnético macroscópico dentro del material sería H
y no B, y la similitud de la polarización magnética y la eléctrica sería
completa.
En el imán permanente no hay corrientes libres. En consecuencia,
la integral curvilínea de H, según la Ec. 54, debe ser nula a lo largo
de todo camino cerrado. Puede verse que sería así si las líneas de H
fueran realmente iguales a las líneas de E en la Fig. 11.21a, pues sabe¬
mos que la integral curvilínea del campo electrostático es nula a lo
largo de cualquier circuito cerrado. En el ejemplo del imán perma¬
nente, la Ec. 56 no se aplica. El vector imanación M no es proporcio¬
nal a H, pues está determinado por el tratamiento previo del material.
En la próxima sección explicaremos cómo puede hacerse esto.
Para cualquier material en el que M sea proporcional a H, de
manera que se aplique la Ec. 56 además de la relación básica, Ec. 52,
tenemos:

B =//0(H + M) = (1 +XW)H (57)

Entonces B es proporcional a H. El factor de proporcionalidad (1 + xm)


se llama permeabilidad magnética y se designa habitualmente por p:

B = p0pH (58)

La permeabilidad //, mejor que la susceptibilidad, se usa por lo general


para describir el ferromagnetismo.

11.11 Ferromagnetismo
El ferromagnetismo ha servido y asombrado al hombre durante
mucho tiempo. La piedra imán (magnetita) se conoció en la antigüedad,
y la influencia del hierro en la historia, en forma de brújula, fue quizá
secundaria solamente a la del hierro en forma de espadas. Durante
Campos magnéticos en la materia 429

casi un siglo, nuestra tecnología eléctrica ha dependido principalmente


de la circunstancia de que un metal abundante posea esta propiedad
particular. Sin embargo, sólo se ha conocido el ferromagnetismo de
una manera completa en los últimos años.
Ya hemos descrito algunas propiedades de los ferroimanes. En
un campo magnético muy intenso, la fuerza sobre una substancia
ferromagnética es en una dirección y sentido tal que tiende a despla¬
zarla hacia los campos más intensos, como en las substancias para¬
magnéticas, pero en lugar de ser la fuerza proporcional al producto
del campo B por su gradiente, la fuerza sólo es proporcional al gra¬
diente. Como ya señalamos al final de las Sec. 11.4, esto nos hace
suponer que si el campo es lo suficuentemente intenso, el momento
magnético adquirido por la substancia ferromagnética alcanza un valor
límite. La dirección del vector momento magnético debe estar con¬ Fig. H.25 (tí) Relación de B, H. y M en
un punto interior del cilindro imanado de
trolada por el campo, puesto que de otra manera la fuerza no actua¬
la hg. H 21 b
ría siempre hacia la dirección de la intensidad del campo creciente.
En los imanes « permanentes » observamos un momento magné¬ -tU M
tico, incluso en ausencia de cualquier campo exterior, y mantiene su
módulo y dirección aun cuando haya campos aplicados, siempre que
éstos no sean muy intensos. El campo de un imán permanente existe
siempre, y se puede preguntar si no podría mantener sus propias
fuentes alineadas. De todos modos, si miramos de nuevo la Fig. 11.216
o la Fig. 11.25, aceptando la seguridad de que esto representa un imán (/>) Relación de los vectores en el punto P.
real, se verá que generalmente M no es paralelo ni a B ni a H. Esto
sugiere que los dipolos magnéticos deben estar fijados en su dirección
por algo distinto de las fuerzas puramente magnéticas.
La imanación observada en las substancias ferromagnéticas es
mucho mayor que la usual en las substancias paramagnéticas. Los
imanes permanentes tienen campos que son normalmente del orden
de unas décimas de tesla. Una magnitud más característica es el valor
límite de la imanación, el momento magnético por unidad de volumen,
que el material adquiere en un campo muy intenso. A la que se llama
imanación de saturación. Podemos deducir la imanación de saturación
del hierro, a partir de los datos de la tabla 11.1. En un campo con un
gradiente de 17 T/m, la fuerza sobre 1 gramo de hierro era de 4 N.
De la Ec. 18, que relaciona la fuerza sobre un dipolo con el gradiente
del campo, encontramos

m * nsm ~ TTf7ST = °'235 Am''para 1 srara0 (59)


= 235 Am2 para 1 kg.

Para hallar el momento por metro cúbico multiplicamos m por la


densidad del hierro, 7800 kg/m3. La imanación M es pues

M = 235 x 7800 = 1830 - 103 A/m (60)


430 Campos magnéticos en la materia

Es más interesante ver a cuántos momentos de spin electrónico


corresponde esta imanación. Dividiendo M por el momento del elec¬
trón, dado en la Fig. 11.14, 0,93 x 10“23 Am2, hallamos aproxi¬
madamente 2 x 1029 momentos de spin por metro cúbico. Ahora
bien, 1 m3 de hierro contiene aproximadamente unos 1029 átomos.
La imanación límite parece corresponder a dos spin alineados por
átomo. Puesto que la mayor parte de los electrones del átomo
están apareados y no tienen ningún efecto magnético, esto nos indica
que estamos tratando con orientaciones substancialmente completas
de estos pocos spin electrónicos que, en la estructura atómica, tienen
libertad de orientarse en la misma dirección.
Un hecho muy sugestivo del ferromagnetismo es éste: Una subs¬
tancia ferromagnética dada, por ejemplo, hierro puro, pierde sus
propiedades ferromagnéticas, de forma bastante brusca, si se calienta
a cierta temperatura. El hierro puro, a temperatura superior a 770° C
se comporta como una substancia paramagnética. Enfriado por debajo
de 770° C recobra inmediatamente sus propiedades ferromagnéticas.
Esta temperatura de transición, llamada punto de Curie, puesto que
fue Pierre Curie uno de sus primeros investigadores, es distinta para
diferentes substancias. Para el níquel puro vale 358° C.
¿Qué es este « comportamiento ferromagnético » que distingue
netamente entre el hierro por debajo de 770° C y el hierro por encima
de 770° C y del cobre a la misma temperatura? Es la orientación
espontánea en una dirección de los momentos magnéticos atómicos,
lo que implica la orientación de los ejes de los spin de ciertos electro¬
nes de cada átomo de hierro. Por espontáneo queremos decir que no
ha habido ningún campo externo. En una región del hierro lo suficien¬
temente grande como para contener millones de átomos, los spin
y los momentos magnéticos de casi todos los átomos están orientados
en la misma dirección. Muy por debajo del punto de Curie (a tem¬
peratura ambiente, por ejemplo, en el hierro) la orientación es casi
perfecta. Si pudiéramos mirar, mágicamente, el interior de un cristal
de hierro metálico y ver los momentos magnéticos elementales como
vectores, con sus puntas de flecha, podríamos ver algo parecido a la
Fig. 11.26.
Es apenas sorprendente que una temperatura elevada destruya
esta disposición nítida. La energía térmica, por decirlo así, es la ene¬
miga del orden. Un cristal, una disposición ordenada de átomos,
pasa a líquido, una disposición mucho menos ordenada, a una
temperatura exactamente determinada, el punto de fusión. El punto
de fusión, como el punto de Curie, es diferente para las distintas subs¬
tancias. Nos concentramos en el estado ordenado. Hay dos o tres
preguntas evidentes:

Hf(. H.26 Orientación ordenada de los spin


en una pequeña región de un cristal de hierro.
Cada flecha representa el momento magnético Pregunta 1: ¿Qué hace que los spin se alineen y se mantengan alinea¬
de un átomo de hierro. dos?
Pregunta 2: ¿Si no hay ningún campo externo presente, cómo pueden
los spin elegir una dirección y no otra? ¿Por qué no seña-
Campos magnéticos en la materia 43i

laban todos los momentos, en la Fig. 11.26, hacia abajo,


o hacia la derecha, o hacia la izquierda?
Pregunta 3: ¿Si todos los momentos atómicos están alineados, por
qué no es un potente imán un trozo de hierro cualquiera
O o o
a la temperatura ambiente?
© ©
Las respuestas a estas tres preguntas, nos ayudarán a comprender,
de una manera general al menos, el comportamiento de las substancias
ferromagnéticas, cuando se les aplica un campo externo, ni muy in¬
o © o
tenso ni muy débil. Esto incluye una gran variedad de fenómenos que
aun no hemos descrito. © ©
Respuesta 1: Por algún motivo, relacionado con la mecánica
cuántica de la estructura del átomo de hierro, es enérgicamente favo¬
o o o
rable que los spin de los átomos adyacentes del hierro sean paralelos.
Esto no se debe a su interacción magnética. Es un efecto más intenso,
Fig. 11.27 Un átomo A y sus vecinos más próxi¬
y además, favorece a los spin paralelos, tanto así TT como así
mos en la red cristalina. (Por supuesto que la red
(las interacciones dipolares no actúan de este modo — véase el Pro¬ cristalina es tridimensional).
blema 10.17). Ahora bien, sin un átomo A (Fig. 11.27) desea tener su
spin en la misma dirección que la de los átomos vecinos, los átomos
vecinos, los átomos B, C, D y E. y cada uno de ellos prefiere tener su
spin en la misma dirección que la de los spin de sus vecinos, inclu¬
yendo el átomo A, puede fácilmente imaginarse que si aquí se desa¬
rrolla alguna vez una mayoría local, habrá una fuente tendencia a
« hacerla unánime », y la novedad se extenderá.
Respuesta 2: El azar determina de algún modo cuál de las dis¬
tintas direcciones equivalentes del cristal se escoge, si empezamos en
un estado desordenado — como, por ejemplo, si el hierro se enfría
por debajo de su punto de Curie sin ningún campo externo aplicado.
El hierro puro consta de cristales cúbicos centrados. Cada átomo Direcciones «fáciles»
tiene ocho vecinos más próximos. La simetría del entorno se impone \
en cada aspecto físico del átomo, incluyendo el acoplamiento entre
spins. En el hierro los ejes cúbicos son los ejes de más fácil imanación.
Es decir, los spins prefieren señalar en la misma dirección, pero la pre¬
fieren más si esta dirección es una de las seis direcciones siguientes,
± x, :r y, 4: i (Fig. 11.28). Esto es importante, pues significa que los
spin no pueden girar fácilmente en masa, de una de estas direcciones
fáciles a una equivalente perpendicular. Para hacerlo, debería pasar
por orientaciones menos favorables en el trayecto. Precisamente, es
este inconveniente lo que hace posible los imanes permanentes.
Respuesta 3: Una pieza de hierro, aparentemente no imanada,
está compuesta realmente de muchos dominios, en cada uno de los
cuales los spin están alineados en una dirección, que es diferente de
la de los dominios vecinos. En promedio en toda la pieza de hierro
« no imanado », están igualmente representadas todas las direcciones, Fig. 11J2R En el hierro, la dirección de la
imanación preferida energéticamente es a lo
así que no resulta ningún campo magnético medible. Incluso en un largo del eje cúbico del cristal.
cristal único están presentes los dominios. Los dominios son normal¬
mente microscópicos, en el sentido corriente de la palabra. En realidad
432 Campos magnéticos en la materia

puede verse con un microscopio de pocos aumentos. A escala atómica


esto es enorme, es decir, un dominio magnético contiene miles de
millones de momentos magnéticos elementales. En la Fig. 11.29 se
representa una división en dominios. La división tiene lugar por el
hecho de que es más económico en energía, que una distribución con
todos los spin orientados en la misma dirección. Esta última distri¬
bución sería un imán permanente con un intenso campo magnético
en el espacio que le rodea. La energía almacenada en este campo exte¬
rior, es mayor que la energía que se necesita para variar la inclinación
de una pequeña fracción de los spin en el cristal, a saber, los del con¬
torno de un dominio, no alineados con sus vecinos inmediatos. La
estructura en dominios es pues el resultado de la pugna por hacer
mínima la energía.
11.29 Posibles distribuciones de domi¬
nios magnéticos en un monocristal uniforme
de hierro. Si arrollamos una bobina de hilo alrededor de una barra de hierro,
podemos aplicar un campo magnético al material, haciendo circular
una corriente por el hilo. En este campo, los momentos orientados
paralelamente al campo tienen energía más baja que los orientados
antiparalelamente, o en otra dirección. Esto favorece algunos domi¬
nios sobre otros; los que tienen la dirección del momento orientada
favorablemente * tenderán a crecer a expensas de los otros, si es posi¬
ble. Un dominio crece como un club, es decir, ampliando el número
de asociados. Esto ocurre en el contorno. Los spin que pertenecen a un
dominio no favorable pero situado al lado de uno favorable, cambia
simplemente la dirección para adoptar la dirección favorable. Esto
lo único que hace es cambiar la dirección en los extremos del dominio,
la cual es la superficie de separación de las dos clases de spin. Esto
ocurre fácilmente en monocristales. Es decir, un campo muy débil
aplicado puede lograr, por movimientos del contorno, un gran cre¬
cimiento del dominio, y por lo tanto una variación grande de imana¬
ción. Sin embargo, el movimiento del contorno de los dominios puede
ser difícil según la estructura del grano del material.
Si el campo aplicado no lo está en una de las direcciones « fá¬
ciles » (en el caso de un cristal cúbico, por ejemplo) aunque agotemos
los dominios no favorables, los momentos no señalan aún paralela¬
mente al campo. Puede necesitarse un campo mucho más intenso
para que adopten la dirección del campo y así, finalmente, crear la
Al galvanómetro máxima imanación posible.
Veamos las consecuencias de esto, a gran escala, como aparece
en el comportamiento magnético de una pieza de hierro, a la que se
Fig. 11.30 Dispositivo para estudiar la re¬ aplica diversos campos. Una disposición experimental conveniente
lación entre B y M, o B y H, en un material es la de un toro de hierro, alrededor del cual se han arrollado dos
ferromagnético.
bobinas (Fig. 11.30). Esto proporciona un campo magnético, prác-

* Tendemos a usar spin y momentos casi intercambiablemente en esta discusión.


El momento es un aspecto intrínseco del spin, y si uno está orientado el otro tam¬
bién lo está. Para ser meticulosos deberíamos recordar al lector, que en el caso del
electrón, tiene sentidos contrarios (Fig. 11.14).
Campos magnéticos en la materia 433

ticamente uniforme, en el hierro, sin efectos en los extremos que nos


cornplicaría las cosas. Midiendo la diferencia de potencial inducida
en una de las bobinas podemos determinar variaciones de flujo O,
y por tanto B en el interior del hierro. Si seguimos la pista de las
variaciones de B, partiendo de B = 0, siempre sabremos cuánto vale B.
Una corriente en la otra bobina establece H, que tomamos como varia¬
ble independiente. Si conocemos* B y H siempre podemos calcular
M. Es más corriente expresar B, y no M, en función de H. Una curva
típica B-H para el hierro puede verse en la Fig. 11.31. Nótese que las
escalas en abscisas y en ordenadas son muy diferentes. Si no hubiese
hierro en la bobina, 1 A/m equivaldría exactamente a 4tt * 10“7 T.
Pero en cuanto el campo H es solamente de unos A/m, B ha subido a
varias décimas de tesla. Por supuesto que B y H se refieren a su valor
medio a lo largo de todo el anillo; la estructura fina de los dominios
como tales nunca se pone de manifiesto.
Partiendo del hierro « no imanado », B — 0 y H = 0, el incre¬
mento de H hace aumentar a B de manera claramente no lineal, lenta¬
mente al principio, luego más rápidamente, a continuación muy len¬
tamente, para aplanarse al final. Lo que aparece constante en el lí¬
mite es M, no B. Sin embargo, en esta gráfica, ya que M = (B//i0) — H
y H < B, la diferencia entre (l/fi0)B y M no es apreciable.
La parte inferior de la curva B-H viene regida por el movimiento
del contorno de los dominios, es decir, por el crecimiento de los do¬
minios «orientados correctamente» a expensas de los dominios
« orientados incorrectamente ». En la parte de la curva aplanada,
los momentos magnéticos son obligados por una «fuerza bruta»
a orientarse en el campo. El hierro es un metal policristalino ordinario,
así que solamente una pequeña fracción de microcristales serán lo
suficientemente afortunados para tener una dirección « fácil » alineada
con el campo.
Si ahora hacemos decrecer lentamente la corriente en la bobina, 1,2

disminuyendo de esta manera a H, la curva no sigue, a la vuelta, ✓

/
el mismo camino. Por el contrario, hallamos que su comportamiento 0,8
es el de la línea de trazos de la Fig. 11.32. Esta irreversibilidad se llama / 1 Alnico V

histeresis. Es debida, principalmente, a que los movimientos del con¬


1
/ i
OQ 0,4
torno de los dominios es parcialmente irreversible. Las razones no 1
son evidentes por lo que se ha dicho, pero están bién establecidas por 1

los físicos que trabajan en ferromagnetismo. La irreversibilidad es


O
S

un estorbo, y una causa de pérdida de energía en muchas aplicaciones 10J 20- 10»
1

de los materiales ferromagnéticos (por ejemplo, en los transformadores H en A/m


de corriente alterna). Pero es indispensable para la imanación perma¬
nente, y para tales aplicaciones lo que se desea es aumentar la irrever¬ Fie. ¡1.32 El A Inico V es una aleación de
sibilidad. La Fig. 11.32 muestra la porción correspondiente de la aluminio, níquel y cobalto que se utiliza pa-
curva B-H de una buena aleación para imán permanente. Véase que ra ¡manes permanentes. Compárese esta
porción de curva de su imanación con la
H debe alcanzar el valor de 5 • 104 A/m en sentido contrario antes de correspondiente porción de la característica
que B se anule. Si desconectamos y quitamos la bobina, dejamos una para un material magnético «dulce», repre¬
B de 1,3 T, llamada remanencia. Puesto que H es nulo, es la imana¬ sentada en la Fig. 11.31.
ción M por fiQ. La aleación ha adquirido una imanación permanente,
es decir, una que persistirá indefinidamente si la exponemos única-
434 Campos magnéticos en la materia

mente a campos magnéticos débiles. Toda la información almacenada


en cintas magnéticas, desde música a programación de calculadoras,
debe su permanencia a este fenómeno físico. Los elementos computa¬
dores magnéticos, memorias magnéticas, y los dispositivos parecidos,
implican el mismo fenómeno físico.

Problemas

11.1 A partir de los datos de la Tabla 11.1 determinar la susceptibi¬


lidad diamagnética del agua.

11.2 En el Cap. 6 se calculó el campo en un punto del eje de un anillo


recorrido por una corriente, cuyo radio es b. (Véase Ec. 41 del Capítulo 6).
Demuéstrese que para z> b aquel valor se aproxima al del campo de un dipo¬
lo magnético, y hállese a qué distancia sobre el eje debemos situarnos para
que el campo allí tome un valor dentro del uno por cien del que un dipolo infi¬
nitesimal del mismo momento dipolar, crearía en este punto.

11.3 ¿Cuál es el valor del momento magnético de un gramo de oxígeno


líquido en un campo de 18 kilogauss, según los datos de la Tabla 11.1? ¿Dado
que la densidad del oxígeno líquido es de 0,85 g/cm3 a 90 K, cuál es su suscep¬
tibilidad magnética x»P>

11.4 En el polo Norte magnético, el campo magnético terrestre es verti¬


cal, con una intensidad de 0,62 • 1CT4 T. El campo magnético terrestre en la
superficie y más lejos es aproximadamente el de un dipolo central,
(а) ¿Cuál es el valor del momento dipolar?
(б) Imaginemos que la fuente del campo sea un anillo de corriente en el
«ecuador» del núcleo metálico de la tierra, que tiene un radio de 3000 km,
cerca de la mitad del radio terrestre. ¿Cuál tendría que ser la corriente?

11.5 Se coloca un solenoide como el descrito en la Sec. 11.1 en el sóta¬


no de un laboratorio de física. Un físico, en el piso superior del edificio, a una
altura de unos 20 m y desplazado horizontalmente unos 30 m, se queja de que
el campo interfiere sus medidas. Suponiendo que el solenoide trabaja en las
condiciones descritas, y tratándolo como un dipolo magnético simple, calcúle¬
se la intensidad del campo en el punto donde se halla el físico que se quejaba.
Dígase si hay cierta base en sus quejas.

11.6 Un cubo de magnetita de 5 cm de arista está imanado a saturación


en una dirección perpendicular a dos de sus caras. Hallar el valor en amperes
de la cinta de corriente de carga ligada que fluye en torno al circuito que con¬
siste en las otras cuatro, caras del cubo. La imanación de saturación en la
magnetita es de 4,8 • 105 joules/tesla • m3. ¿El campo de este imán cúbico per¬
turbaría notablemente una brújula situada a 2 m?

11.7 Una esfera de radio R tiene una carga Q distribuida uniformemen¬


te sobre la esfera, con una densidad o = Q/AnR2. Esta carga superficial gira
alrededor de un eje de la esfera con velocidad angular co radianes/seg. Hállese
el momento magnético. (Puede dividirse la esfera en bandas estrechas girato¬
rias; hállese la corriente equivalente a cada una de estas bandas, y su momen¬
to dipolar, e intégrese para todas las bandas).
Resultado: QR2co/3.
Campos magnéticos en la materia 435

11.8 Demuéstrese que el trabajo efectuado al trasladar 1 g de substan¬


cia paramagnética desde una región donde la intensidad del campo magnético
vale B a una región donde la intensidad del campo es despreciable, vale \
XB2, siendo X la susceptibilidad específica. Calcúlese luego el trabajo requeri¬
do, por gramo, para quitar el oxígeno líquido de la posición indicada en la ta¬
bla de la Sec. 10.1 (Por supuesto que esto sólo es cierto si X es una constante
en todo el intervalo de intensidades del campo que interviene).

11.9 Un solenoide cilindrico tiene un bobinado de una sola capa, de ra¬


dio r0. Es tan largo, que cerca de un extremo el campo puede tomarse como
igual al del solenoide semiinfinito. Demuéstrese que el punto del eje del sole¬
noide, donde una pequeña muestra paramagnética experimentará mayor fuer¬
za, está situado a una distancia /yVTs del extremo, en el interior.

11.10 En el caso de un dipolo eléctrico, compuesto de dos cargas Q y


— Q separadas una distancia s, el volumen de la región próxima, donde el
campo es esencialmente diferente del de un dipolo ideal, es proporcional a s3.
La intensidad del campo en esta región es proporcional a QA2, en puntos si¬
milares, al variar s. El momento dipolar es p = Qs; si disminuimos s mante¬
niendo constante p, ¿qué le ocurre al producto del volumen por la intensidad
del campo? Llévese a cabo el desarrollo correspondiente para el campo mag¬
nético de una espira recorrida por una corriente. La moraleja es: Si nos inte¬
resa el promedio espacial del campo en un volumen que contiene dipolos, la
diferencia esencial entre el «interior» de los dipolos eléctrico y magnético no
puede ignorarse, incluso cuando se tratan los dipolos como infinitesimales.

11.11 Escríbanse las ecuaciones de Maxwell tal como aparecerían si


existieran cargas magnéticas y corrientes de carga magnética, tal como ocurre
con las cargas y corrientes eléctricas. Invéntese todos los nuevos símbolos que
sean necesarios y defínase cuidadosamente lo que representan. Hay que tener
particular cuidado con los signos + y —.

11.12 Deseamos hallar la energía necesaria para llevar dos dipolos des¬
de una separación infinita a la configuración mostrada en (a) en la parte infe¬
rior, definida por la distancia de separación r y los ángulos 0l y 02. Ambos di¬
polos están en el plano del papel. Quizá la manera más simple de calcular la
energía sea ésta: traer los dipolos desde el infinito manteniendo la orientación
representada en (b). Esto no consume trabajo, pues la fuerza sobre cada dipo¬
lo es nula. Ahora calculamos el trabajo efectuado al girar ml hasta su orienta¬
ción final mientras se mantiene fijo m2. Luego calculamos el trabajo requerido
para girar m2 hasta su orientación final. Así demostramos que el trabajo total
efectuado, al cual podemos llamar energía potencial del sistema, es (sen $1
sen d2 — 2 eos 0¡ eos .

Prob. 11.12
436 Campos magnéticos en la materia

11.13 Dos vértices opuestos de un octaedro regular de arista de longitud


b están situados sobre el eje z. En cada uno de estos vértices, y también en
cada uno de los otros cuatro vértices, hay un dipolo de intensidad m dirigido
en la dirección y sentido z. Usando el resultado del problema 11.12, calcular
la energía potencial de este sistema.

11.14 Denotemos por Xm la susceptibilidad magnética definida por la


Ec. 39, para distinguirla de la susceptibilidad Xm de la definición convencional
Ec. 56. Demostrar que Xm = Xm¡{ 1 + Xm)-

11.15 En la magnetita, Fe304, la imanación de saturación M0 es 48 • 104


A/m. La bacteria magnética descubierta en 1975 por R.P. Blakemore contie¬
ne cristales de magnetita, aproximadamente cúbica, de dimensión 5 • 10-6 cm.
Una bacteria, la cual tiene el tamaño aproximado de unos 10“4 cm, puede
contener de 10 a 20 de tales cristales unidos como una cadena. Este imán
mantiene la célula en conjunto orientada en el campo magnético terrestre, y
así controla la dirección en la que la bacteria se mueve. Véase «Magnetic
Navigation in Bacteria», de R. P. Blakemore y R.B. Frankel, Scientific Ame¬
rican, diciembre, 1981. Calcular la energía que interviene en la rotación de 90°
de una célula que contenga tal imán en el campo magnético terrestre, y com¬
parar con la energía kT de la agitación térmica.

11.16 Una notable nueva aleación magnética permanente, de samario y


cobalto, tiene una imanación de saturación de 0,75 Am2, que mantiene completa
en campos externos de hasta 1,5 tesla. Se considera que es lo más cerca a la ima¬
nación rígidamente congelada hasta ahora. Consideremos una esfera de sama-
rio-cobalto uniformemente imanada de 1 cm de radio, (a) ¿Cuál es la intensi¬
dad del campo magnético B inmediatamente en el exterior de la esfera en uno
de sus polos? (b) ¿En su ecuador magnético? (c) Imaginemos dos de tales esfe¬
ras en contacto con los polos distintos tocándose. ¿Qué fuerza deberemos apli¬
carles para separarlas?

11.17 Una placa de hierro de 20 cm de espesor está imanada a satura¬


ción en una dirección paralela a la superficie de la placa. Un muón de 10 GeV se
mueve perpendicularmente a esta superficie atravesando la placa con relativa¬
mente poca pérdida de energía. Calcular aproximadamente la desviación
angular de la trayectoria del muón, sabiendo que la masa en reposo del muón
es 200 MeV y que la imanación de saturación del hierro es equivalente a
1,5 * 1023 momentos de electrón por cm3.

11.18 Tres brújulas están colocadas en los vértices de un triángulo equi¬


látero horizontal. Como en una brújula ordinaria, cada aguja de la brújula es
un dipolo magnético limitado a girar en un plano horizontal. En este caso el
campo magnético terrestre ha sido precisamente anulado. El único campo que
actúa sobre cada dipolo es el campo debido a los otros dos. ¿Qué orientación
asumirían en esa circunstancia? (Utilícense argumentos de simetría) ¿Puede
Prob. 11.21 generalizarse la respuesta a N brújulas en los vértices de un A-ágono?

11.19 El momento dipolar eléctrico de una molécula dipolar es típica¬


mente, de un orden de magnitud de 10"30 C ■ m (Fig. 10.14). El momento mag¬
nético de un átomo o molécula con un spin electrónico no apareado es de 10-17
A • m2. Consideremos a gran escala polarización P e imanación M. ¿Qué rela¬
ción límite de P en un dieléctrico a M en un material ferromagnético, es prác¬
ticamente alcanzable y qué valor puede pensarse que podría tener?

11.20 Imaginemos que un dipolo magnético de intensidad m está situa¬


do en el centro de cada cuadrado de un tablero de ajedrez, con dipolos en los
cuadrados blancos dirigidos hacia arriba y dipolos en los cuadrados negros di¬
rigidos hacia abajo. El lado del cuadrado es s.
Campos magnéticos en la materia

(a) Calcular el trabajo necesario para sacar cualquier dipolo hasta el infi¬
nito, dejando los otros 63 fijos en su posición y orientación. Así determinamos
cuáles de los dipolos, en este sentido, están más estrechamente ligados.
(b) ¿Cuánto trabajo debe realizarse para dispersar todos los 64 dipolos a
separaciones mutuas infinitas? Para responder a esta cuestión habrá que escri¬
bir y desarrollar un pequeño programa.
r
11.21 El dipolo magnético m del diagrama oscila a la frecuencia
angular co. Parte de su flujo corta el circuito próximo C\ induciendo en él una
fuerza electromotriz #ysen wt. Sería fácil calcular si conociésemos el flujo
del dipolo que atraviesa Cx, pero el cálculo podría ser arduo. Supongamos que
todo lo que sabemos de Cx es esto: si circula una corriente Ix por Cx produce
un campo magnético Bx en la posición de m. Hemos dicho pl valor de BX/Iu
pero nada más acerca de Cl9 ri su forma o posición. Demostrar que esta
información es suficiente para relacionar a m0 por la simple fórmula
?■ = (cü/Z^Bj • m0. Sugerencia: Representar m como una pequeña espira de
área A recorrida por la corriente /2. Llamar a este circuito C2. Consideremos
el voltaje inducido en C2 por una variación de corriente en Ct; luego invocar
la reciprocidad de la inducción mutua que se ha demostrado en la Sección 7.7.
&1 está en watts y m0 en A • m2).

11.22 La dirección del campo magnético terrestre en las pasadas eras


geológicas puede deducirse estudiando la imanación remanente en las rocas.
El momento magnético de una muestra de roca puede determinarse haciéndo¬ Prob. IL22
la girar en el interior de una bobina y medir el voltaje alterno inducido de este
modo. Las dos bobinas del diagrama están conectadas en serie. Cada una tie¬
ne 1500 vueltas y un radio medio de 6 cm. La roca gira a 1740 revoluciones
por minuto por un eje perpendicular al plano del diagrama.
{a) ¿Cuánto vale el momento magnético de la roca si la amplitud de la Prob. 11.23
fuerza electromotriz inducida es de 1 milivolt? Aquí es útil la fórmula deduci¬
da en el Problema 11.21.
(b) ¿Cuál es la mínima cantidad de material ferromagnético requerido,
en orden de magnitud, para producir un efecto de esta magnitud?

11.23 Un dipolo magnético de intensidad m se coloca en un campo


magnético homogéneo de intensidad i?0, con el momento dipolar en sentido
contrario al campo. Demuéstrese que en el campo resultante, existe cierta su¬
perficie esférica, centrada en el dipolo, a la que no atraviesa ninguna línea de
campo. Podría decirse que el campo exterior se ha «expulsado» de esta esfera.
En la figura se han representado las líneas de campo exteriores. ¿Cómo son.
las líneas de campo en el interior de la esfera? ¿Cuál es la intensidad del cam¬
po, inmediatamente fuera de la esfera, en el ecuador? En lo que atañe al cam¬
po exterior, el dipolo podría sustituirse por corrientes que circulasen por la su¬
perficie de la esfera, su pudiésemos encontrar la distribución correcta de co¬
rrientes. ¿Cuál es el campo en el interior de la esfera en este caso? ¿Por qué
podemos estar seguros? (Esta es una configuración importante en el estudio de
la superconductividad. Una esfera superconductora, en realidad, expulsa todo
campo de su interior).

11.24 Un toroide de hierro de diámetro interior 10 cm, diámetro exte¬


rior 12 cm, tiene arrolladas 20 espiras de alambre. Utilícese la curva B-H de
la Fig. 11.30 para estimar la intensidad de la corriente requerida para produ¬
cir un campo en el hierro de 1,2 T.

11.25 Para producir desviación de un haz de partículas de energía eleva¬


da en cierto experimento, se necesita un campo magnético con una intensidad
de 1,6 tesla, mantenida en una región rectangular de 3 m de longitud en la di¬
rección del haz, 60 cm de ancho y 20 cm de altura. Puede proyectarse un elec¬
troimán conveniente siguiendo las directrices indicadas en las partes (a) y (b)
de la figura. Tomando las dimensiones dadas, determínese (i) el número total
4M Campos magnéticos en la materia

de ampere-vueltas necesarias en las dos bobinas para que el campo en el en¬


trehierro sea de 1,6 T (ii) la potencia, en kilowatt, que debe suministrársele;
(iii) el número de espiras que debe contener cada bobina y la correspondiente
sección del hilo para que se obtenga el campo deseado cuando conectamos las
bobinas en serie con una línea de cc de 400 volt. Para usarla en la parte (i), en
la parte (d) de la figura se representa una parte de la curva B-H para el imán !
de hierro Armeo. Todo lo que hace falta determinar es la integral curvilínea
de H a lo largo de un camino como el abeda. En el entrehierro, H = B. En el
hierro, puede suponerse que B tiene la misma intensidad que en el entrehierro.
Las líneas de campo se parecerán a las dibujadas en la parte (c) de la figura.
Puede estimarse aproximadamente la longitud del camino en el hierro. Esto
no es muy crítico, porque se verá que el largo camino bedea contribuye relati¬
vamente poco a la integral curvilínea, comparado con la contribución del ca¬
mino ab en el aire. (De hecho, no es una mala aproximación, para intensida¬
des de campo bajas, despreciar H en el hierro). Para (ii) supóngase la resistivi¬
dad del cobre p - 2,0 x 10-8 ohm-m, y que cada bobina contenga N espiras.
Se encontrará que la potencia necesaria para un número dado de ampere-
vueltas es independiente de N; es decir, es la misma para muchas vueltas de
hilo fino, que para pocas espiras.de hilo grueso, con tal de que la sección recta
Campos magnéticos en la materia 439

total del cobre esté fijada específicamente. El proyectista, por lo tanto, selec¬
ciona TV y la sección del conductor para poder conectar el electroimán a la
fuente de tensión disponible.

11.26 La molécula del agua H20 contiene 10 electrones con spins


desapareados y, en consecuencia, momento magnético nulo. Su estructura elec¬
trónica es puramente diamagnética. Sin embargo, el núcleo de hidrógeno, el
protón, es una partícula con spin y momento magnético intrínseco. El mo¬
mento magnético del protón es unas 700 veces menor que el del electrón. En
el agua los dos spins del protón en una molécula no son antiparalelos sino
prácticamente libres para orientarse individualmente, sujetos solamente a la
agitación térmica.
(a) Usando la Ec. 40, calcular la susceptibilidad paramagnética resultan¬
te del agua a 20° C.
(b) ¿Cuánto vale el momento magnético inducido en 1 litro de agua en
un campo de 1,5 T?
(c) ¿Si arrollamos una sola vuelta de hilo en torno de un frasco de 1 litro,
cuál será la corriente en microamperes que produciría un momento magnético
equivalente?
Solución: (c): 0,01 microamperes.

11.27 Alguien que conociese un poco de la teoría cuántica del átomo


podía incomodarse por un punto de nuestro análisis en la Sección 11.5 del
efecto de un campo magnético sobre la velocidad orbital de un electrón atómi¬
co. Cuando cambia la velocidad, mientras r permanece constante, el momento
cinético mvr cambia. Pero el momento cinético de un electrón orbital se supo¬
ne que es precisamente un múltiplo de la constante h/2n, siendo h la constante
universal cuántica, constante de Planck. ¿Cómo puede cambiar mvr sin violar
esta ley cuántica fundamental? La solución de esta paradoja es importante
para la mecánica cuántica de las partículas cargadas, pero no es peculiar de la
teoría cuántica. Cuando consideramos la conservación de la energía de una
partícula con carga q , moviéndose en un campo electrostático externo E ,
siempre incluimos, junto con la energía cinética 1/2 mv\ la energía potencial
q(p, donde (p es el potencial eléctrico escalar en la posición de la partícula. No
sería sorprendente que cuando consideramos la conservación de la cantidad de
movimiento, hallásemos no solamente la cantidad de movimiento ordinaria
Mv, sino también una cantidad que implica un potencial vector A del campo
magnético. Resulta que la cantidad de movimiento debe tomarse como
Mv + qA, donde A es el potencial vector del campo externo evaluado en la
posición de la partícula. Podemos llamar a Mv cantidad de movimiento cinéti¬
ca y o. qA cantidad de movimiento potencial (En relatividad la inclusión del
término qA es un paso evidente debido a que la energía y la cantidad de movi¬
miento forman un «cuadrivector», así también <p y A, los potenciales escalar y
vector del campo.) El momento cinético que aquí nos interesa debe ser, pues,
no

r x (Mv) sino r x (Mv + qA)

Volvamos a la carga girando el extremo de la cuerda, en la Fig. 11.12.


Comprobar primero que un potencial vector apropiado a un campo B en la di¬
rección z sentido negativo es A = [{B/2) (—xy + yx)]. Hallar luego lo que ocu¬
rre con el momento cinético r x (Mv + qA) cuando se aplica el campo.
A
Breve resumen de la
relatividad restringida

Suponemos al lector ya introducido en la relatividad restringida.


Revisaremos las ideas principales y las fórmulas usadas en el comien¬
zo del Capítulo 5. Lo más esencial es el concepto de sistema de refe¬
rencia inercial para los sucesos espacio-tiempo y la transformación de
las coordenadas de un suceso de una referencia inercial a otra.
Un sistema de referencia es un sistema coordenado que dispone
de reglas graduadas y relojes. Los relojes están en todas partes. Cuan¬
do ocurre algo en cierto lugar, el instante de su ocurrencia se lee en un
reloj que estaba en este lugar y permanece en él. Es decir, el tiempo se
mide con un reloj local que está estacionario en la referencia. Los re¬
lojes pertenecientes a la referencia están todos sincronizados. Una
manera de que se cumpla esto (no la única) fue descrita por Einstein
en su gran artículo de 1905. Se usan señales luminosas. Desde el punto
A, en el instante tA, se manda un corto pulso luminoso hacia un punto
remoto B. Llega a B en el instante tBf leído en el reloj en B, e inmedia¬
tamente se refleja hacia A, donde llega en tA. Si tB = (tA + tA)/2, los
relojes en A y en B están sincronizados. Si no, uno de ellos requiere
ajuste. Todos los relojes de la referencia pueden sincronizarse de esta
manera. Adviértase que la tarea de los observadores en este proceder
es, meramente, registrar las lecturas de los relojes locales para la
comparación subsiguiente.
Un suceso está localizado en el espacio y en el tiempo por sus
coordenadas x, y, z, t en cierto sistema de referencia elegido. El suceso
puede ser el paso de una partícula en el instante tu por el punto del
espacio (xl9 yíy zj. La historia del movimiento de esta partícula es una
secuencia de tales sucesos. Supongamos que la secuencia tiene la pro¬
piedad particular que x = vxt, y = vyt, z = vzt, en cualquier instante tf
442 Breve resumen de la relatividad restringida

con vXf vyt vz constantes. Esto describe el movimiento en línea recta a


celeridad constante respecto esta referencia. Un sistema de referencia
inercial es una referencia en la cual un cuerpo aislado, libre de influen¬
cias exteriores, se mueve de esta manera. Una referencia inercial, en
otras palabras, es aquella en la cual se cumple la primera ley de New-
ton. Tras todo esto, incluida la sincronización de los relojes, hay dos
hipótesis acerca del espacio vacío: su homogeneidad/ o sea, que todas las
posiciones en el espacio son equivalentes, y su isotropía, o sea, que to¬
das las direcciones en el espacio son equivalentes.
Dos referencias, que llamamos F y F', pueden diferir de varias mane¬
ras. Una puede simplemente desplazarse respecto a la otra, siendo el ori¬
gen de coordenadas de Ff un punto en F que no sea el origen de coorde¬
nadas de F. O bien los ejes en F' pueden no ser paralelos a los ejes en
F. A efectos de determinar el instante de un suceso, si F y Ff no se mue¬
ven uno respecto a otro, un reloj estacionario en F también es estacio¬
nario en F'. En este caso podemos poner todos los relojes de F' que con-
cuerden con los de Fe ignorar la distinción. Las diferencias en la posición
de las referencias y la orientación de las mismas no tienen consecuencias
interesantes si el espacio es homogéneo e isótropo. Supongamos ahora que
el origen de la referencia F' se mueve relativamente al origen de la refe¬
rencia F. La descripción de una secuencia de sucesos por los valores de
las coordenadas y el tiempo en el reloj en F puede diferir de la descrip¬
ción de los mismos sucesos por los valores de las coordenadas en F' y
el tiempo medido en los relojes de F'. ¿Cómo podemos relacionar
ambas descripciones? Para contestar esto, solamente nos interesare¬
mos en el caso en que F es una referencia inercial y F' es una referen¬
cia que se mueve respecto a F a velocidad constante y sin girar. En
este caso F' también es una referencia inercial.
La relatividad restringida se basa en el postulado según el cual los fe¬
nómenos físicos observados en diferentes sistemas de referencia obedecen
exactamente a las mismas leyes. Respecto a esto cualquier referencia es tan
buena como cualquier otra; ninguna referencia es única. Si es cierto, este
postulado de la relatividad es suficiente para determinar la manera cómo
la descripción de sucesos en una referencia está relacionada con la descrip¬
ción, en una referencia distinta, de los mismos sucesos. En esta rela¬
ción aparece una celeridad universal, la misma en todas las referen¬
cias, cuyo valor debe hallarse experimentalmente. A veces se añade un
segundo postulado que es la expresión de que la celeridad de la luz en
cualquier referencia da el mismo resultado, tanto si la fuente luminosa
es estacionaria en la referencia como si no. Esto puede considerarse
como una expresión acerca de la naturaleza de la luz más bien que un
postulado independiente. Afirma que las ondas electromagnéticas, en
realidad, se propagan con la celeridad límite implicada en el postulado
de la relatividad. Otras cosas se propagan con esta celeridad —por
ejemplo, los neutrinos—, pero estamos acostumbrados a llamar a la
celeridad límite la «celeridad de la luz». Las deducciones a partir del
postulado de la relatividad, expresadas en las fórmulas de la relativi¬
dad restringida, se han comprobado precisamente en numerosos expe¬
rimentos. Nada en la física reposa sobre una base más firme.
Breve resumen de la relatividad restringida 443

Consideremos dos sucesos, A y B, observados en un sistema iner-


cial F. Observados, aquí, es la abreviatura de «cuyas coordenadas
espacio-temporales están determinadas con las reglas graduadas y los
relojes de la referencia F». (Recordemos que nuestros observadores
están equipados solamente con papel y lápiz, y deben situar un obser¬
vador en la posición de cualquier suceso.) El desplazamiento de un
suceso del otro viene dado por los cuatro números

Xq x¿, yg y Ai zg tg ía (1)

Los dos mismos sucesos podrían haber sido localizados dando sus
coordenadas en algún otro sistema de referencia F. Supongamos que
F se mueve con respecto a F de la manera indicada en la Fig. A.l.
Los ejes espaciales de F permanecen paralelos a los de F, mientras

Fig. A.l Dos referencias se mueven con


celeridad relativa v. La «E» es estacionaria
en la referencia F. La «L» es estacionaria en
la referencia F'. En este ejemplo
p = v/c = 0,866; y = 2. (a) Donde todo esta¬
ba determinado por observadores en F en el
instante particular t según los relojes en F.
(ib) Donde todo estaba determinado por ob¬
servadores en F en un instante t' determina¬
do según los relojes en F.
Cuestión: Supongamos que los relojes en las
dos referencias se hallaban de manera que el
extremo izquierdo de la E tocaba el extremo
izquierdo de la L en t = 0 según un reloj lo¬
cal en F y en tf = 0 según un reloj local en
F\ Sean las distancias dadas en pies y tóme¬
se c = 1 pie/nanosegundo. ¿Cuál es la lectu¬
ra t para todos los relojes de F en (a)l ¿Cuál
es la lectura Cde todos los relojes de F* en
m
Respuesta: ¿ = 4,62 nanosegundos, t* = 4,04
nanosegundos. Si no está de acuerdo, estudie
de nuevo el ejemplo.
444 Breve resumen de la relatividad restringida

que, vista desde F, la referencia F se mueve con celeridad v en la di¬


rección positiva de x. Evidentemente, éste es un caso particular pero
que tiene gran interés físico.
El suceso A, observado en F, ocurrió en xj, yj, zj, tj, el último de
estos números es la lectura en un reloj perteneciente a (es decir, esta¬
cionario en) F. El desplazamiento espacio-tiempo, o intervalo entre
los sucesos A y B en F no es el mismo que en F Sus componentes
están relacionadas a las de F por la transformación de Lorentz:

xB - x'A - y(xB - xA) — fiyc(tB - tA)

yfB - yÁ = )>b - y a (2)


ZB zA — ZB zA

tí - ÍA= 7 Ub - i a) - $y(xB - XA)/c

En estas ecuaciones c es la celeridad de la luz, p=v/c,


y y = 1 /v 1 — p2. La transformación inversa tiene apariencia parecida
—como debe ser si ninguna referencia es única. Puede obtenerse a par¬
tir de las Ecs. (2) simplemente cambiando las primas por no primas e
invirtiendo el signo de p.
Dos sucesos A y B son simultáneos en F si tB— tA = 0. Pero esto
no significa que tB — tA = 0 a menos que xB — xA. Estos sucesos que son
simultáneos en una referencia inercial pueden no serlo en otra. de¬
be confundirse esta fundamental «relatividad de la simultaneidad» con
el hecho evidente de que un observador no equidistante de dos explo¬
siones simultáneas recibe los destellos de éstas en tiempos distintos.
Los tiempos tA y tB se registran mediante relojes locales para cada suce¬
so, relojes estacionarios en F que se han sincronizado previamente.
Consideremos una regla estacionaria en F, la cual es paralela al
eje x' y se extiende desde xA a x¿. Su longitud en F es justamente
xB — xf La longitud de la regla medida en la referencia F es la distan¬
cia xB — xA entre dos puntos de la referencia F cuyos extremos pasan
simultáneamente según los relojes en F Para estos dos sucesos, pues,
tB—tA ~ 0. Con esta condición la primera de las ecuaciones de la
transformación de Lorentz dada antes, nos da

XB - xA = (xí - x'A)/y (3)

Ésta es la famosa contracción de Lorentz. Podemos decir que las lon¬


gitudes entre puntos fijos en F, si son paralelas a la velocidad relativa
de las referencias, juzgadas por observadores en F serán más cortas
en un factor 1/y. Esta expresión se mantiene cierta si F y F se inter¬
cambian. Las longitudes perpendiculares a la velocidad relativa se
miden lo mismo en las dos referencias.
Consideremos uno de los relojes en F. Se mueve con celeridad v a
través de la referencia F. Registremos recomo su lectura al pasar por uno
de nuestros relojes locales en F; el reloj local en este instante indica tA.
Luego este reloj móvil pasa por otro reloj de F Para este suceso el
reloj local de F señala tB, y la lectura del reloj móvil se registra como
Breve resumen de la relatividad restringida 445»

tg. Los dos sucesos están separados en la referencia F por la distancia


xB- xA = v(tB ~ tA). Sustituyendo esta expresión en la cuarta ecuación
de la transformación de Lorentz, Ec. 2, obtenemos

t's - ÍA = y(tB - tA){\ - P2) = (tB - tA)/y (4)


Según los dos relojes móviles, ha transcurrido menos tiempo entre los
dos sucesos que los indicados por los relojes estacionarios en F. Ésta
es la dilatación del tiempo que figura en la «paradoja de los gemelos».
Se ha comprobado en muchos experimentos, incluyendo uno en el cual
un reloj atómico estuvo circulando en torno a la tierra.
Recordando que «los relojes móviles marchan más lentamente,
en un factor 1/y», y que «el papel cuadriculado móvil se acorta para¬
lelamente a su movimiento en el factor 1/y», a menudo pueden resol¬
verse las consecuencias de una transformación de Lorentz sin transcri¬
bir las ecuaciones. Debe subrayarse que este comportamiento no es
una propiedad física peculiar de nuestros relojes y papel, sino que está
intrínseco en las medidas del espacio y tiempo bajo el postulado de la
relatividad.
La fórmula para la suma de velocidades, que se usa en el Capítu¬
lo 5, se deduce fácilmente de las ecuaciones de la transformación de
Lorentz. Supongamos que un objeto se mueve en el sentido positivo a
lo largo del eje x en la referencia F con velocidad ux. ¿Cuál es su velo¬
cidad en la referencia F? Para simplificar conviene que el objeto móvil
pase por el origen en el instante t = 0. Luego su posición en el sistema
de referencia F en cualquier instante t es simplemente x = uxt. Para
simplificar de nuevo, supongamos que los orígenes de espacio y tiem¬
po de F y F coinciden. Luego la primera y la última de las ecuaciones
de la transformación de Lorentz se convierten en

xf - yx — ¡3yct y f = yt — ¡3yx/c

Sustituyendo x por uxt en el segundo miembro de cada una de ellas y


dividiendo la primera por la segunda, obtenemos
x' _ ux pe
t' - 1 - pux/c

En el primer miembro tenemos la velocidad del objeto ux en la refe¬


rencia F. La fórmula se acostumbra a utilizar con v en vez de pe.

Ux - V
ux = (6)
1 — uxv/c2

Despejando ux de la Ec. 6, podemos comprobar que la inversa es

ux + v
(7)
1 + uxv/c2

y que en ningún caso estas relaciones conducirán a una velocidad, ux o


ux, mayor que c.
Í16 Breve resumen de la relatividad restringida

Una componente de la velocidad perpendicular a v, la velocidad


relativa de las dos referencias, se transforma diferentemente. Recor¬
dando que y = y, pero que los relojes móviles son más lentos, debemos
obtener u[ = uy/y. En este caso la transformación inversa es uv = u'y/y,
y no uy = yüy. Tanto si nuestra referencia es F como F', el otro reloj
correspondiente siempre es más lento comparado con el reloj en reposo
en nuestra referencia.
Una consecuencia dinámica de la relatividad restringida puede
expresarse como sigue. Consideremos una partícula que se mueve con
velocidad u en una referencia inercial F. Hallamos que la energía y la
cantidad de movimiento se conservan en las interacciones de estas par¬
tículas con otras si atribuimos a la partícula la cantidad de movimien¬
to p = ym0u y la energía ym0c2, donde m0 es una constante característi¬
ca de esta partícula. Llamamos a m0, masa en reposo de la partícula.
Podríamos haberla determinado en una referencia en la cual la partícu¬
la se moviera tan lentamente que se pudiera aplicar la mecánica newtonia-
na —por ejemplo, ligando la partícula con cierta masa patrón. El fac¬
tor y que multiplica am0 es(l — wVc2)-1'2, donde u es la celeridad de la
partícula tal como se observa en nuestra referencia F.
Dados p y E, la cantidad de movimiento y la energía de una
partícula observada en F, ¿cuál es la cantidad de movimiento de esta
partícula y su energía observadas en otra referencia F'? Como antes,
supondremos que F se mueve en la dirección x, sentido positivo, con
celeridad v, vista desde F. La transformación resulta ser ésta:

Px = 7Px ~ PyE/c

Py = Py (8)
P: = P:
E' = yE - fíycpx

Adviértase que fie aquí es la velocidad relativa de las dos referencias,


como lo era en las Ecs. 2, no la velocidad de la partícula.
Comparemos esta transformación con las Ecs. 2. El parecido se¬
ría perfecto si considerásemos cp en ve/ de p en las Ecs. 8, y ct en vez
de t en las Ecs. 2. Un conjunto de cuatro cantidades que se transfor¬
man de esta manera se llama un cuadri-vector.
El significado de fuerza es la variación temporal de la cantidad de
movimiento. La fuerza que actúa sobre un objeto es simplemente
dp/dt, donde p es la cantidad de movimiento del objeto en el siste¬
ma de referencia elegido, y t se mide con los relojes de esta referencia.
Para hallar cómo se transforma la fuerza, consideremos una partícula
de masa m0 inicialmente en reposo en el origen en la referencia Fen la
que una fuerza / actúa un corto tiempo At. Deseamos hallar la varia¬
ción temporal de la cantidad de movimiento dp’/dt', observada en la
referencia F'. Como antes, F se moverá en la dirección x tal como se
ve desde F. Consideremos primero el efecto de la componente de la
fuerza fx. En el instante At, px se incrementará desde cero a/*AL mien-
Breve resumen de la relatividad restringida 447

tras que x se incrementa en

A* = (9)
2 Wo.
y la energía de la partícula se incrementa en AE = (fxAt)2/2m0, la
energía cinética que adquiere, observada en F. (La celeridad de la
partícula en F aún es tan pequeña que se aplica la mecánica newtonia-
na.) Usando la primera de las Ecs. 8 hallamos el cambio en px\

Apfx = 7 Apx - (3y A Eje (10)

y usando la cuarta de las Ecs. 2 hallamos


Ai' = yAt — ¡3y Ax/c (11)

Ambas AE y Ax son proporcionales a (Ai)2, así que cuando pasamos al


límite haciendo Ai -► 0, el último término de cada una de estas ecua¬
ciones desaparece, dando

dpfx v Ap'x yfx


hm — = — = Jx (12)
df a-o Ai y
Conclusión: la componente de la fuerza paralela al movimiento
relativo de la referencia tiene el mismo valor en la referencia móvil
como en la referencia en reposo de la partícula.
Una componente transversal de la fuerza se comporta de manera
diferente. En la referencia F, Apy=fyAt. Pero ahora Apfy- Apy,
y At' = yAt; así obtenemos

¿PÍ = ¿Aí = (i
di' 7 At y y

La componente de una fuerza perpendicular al movimiento relativo de


la referencia, observada en F, es menor en el factor 1 /y que el valor
determinado por observadores en la referencia en reposo de la par¬
tícula.
La transformación de una fuerza desde F a cualquier otra refe¬
rencia móvil F" sería algo más complicada. Siempre podemos hacerlo
transformando a la referencia en reposo de la partícula y luego pasar
a la otra referencia móvil.
Concluiremos nuestro resumen con una nota acerca de la inva-
riancia Lorentz. Si elevamos al cuadrado los dos miembros de la Ec. 8
y recordando que y2 — p2y2 = 1, fácilmente podemos demostrar que

c\p'x2 + p'y2 + p'2) - E'2 = c\p\ + pj, + p>) - E2 (14)

Evidentemente esta cantidad c2p2 - E2 no ha cambiado por una trans¬


formación de Lorentz. A menudo se llama invariante cuadricantidad
de movimiento (incluso a pesar de tener dimensiones de cuadrado de
energía). Tiene el mismo valor en cada sistema de referencia, incluida
la referencia en reposo de la partícula. En la referencia en reposo la
cantidad de movimiento de la partícula es nula y su energía E es m0c2.
Breve resumen de la relatividad restringida

El cuadrimomento invariante es por tanto — raje4. Se deduce que en


otra referencia

E2 = c2p2 + mlc4 (15)

El invariante construido de la misma manera con las Ecs. 2 es


(*b - xA)2 + (yB - y a)2 + - í¿)2. Dos sucesos, A y Bt
para los cuales esta cantidad es positiva se dice que tienen una separa¬
ción seudoespacial.
Es siempre posible hallar una referencia en la cual son simul¬
táneos. Si el invariante es negativo los sucesos tienen una separación
seudotemporal. En este caso existe una referencia en la cual ocurre
en tiempos distintos, pero en el mismo lugar. Si este «invariante in¬
tervalo» es nulo, los dos sucesos pueden conectarse por un destello
luminoso.
B
Radiación
de una carga acelerada

Una partícula con carga q se ha movido en línea recta a celeridad


constante v0 durante largo tiempo. Choca con algo, imaginamos, y en un
corto intervalo de tiempo y desaceleración constante, de duración r, la
partícula queda en reposo. La gráfica de la velocidad función del tiem¬
po en la Fig. B.l describe su movimiento. ¿Qué aspecto debe tener el
campo eléctrico de esta partícula después de esto? La figura B.2 mues¬
tra cómo deducirlo.
Supondremos que v0 es pequeña frente a c. Sea t = 0 el instante
en que empieza la desaceleración, y sea x = 0 la posición de la partícula
en aquel instante. Hasta que la partícula se haya parado completa¬
mente se habrá movido un poco más lejos, hasta x = jV0t. Esta distan¬
cia, aunque hemos intentado representarla en nuestro diagrama, es
pequeña comparada con las otras distancias que intervendrán.
Examinemos ahora el campo eléctrico en un instante t = T> r.
Los observadores distantes del origen más de R = cT no pueden ha¬
ber sabido que la partícula se ha desacelerado. En toda esta región, la
región I en la Fig. B.2, el campo debe ser el de una carga que se ha
estado moviendo y aún se está moviendo a celeridad constante v0. Este
campo, como se vio en la Sección 5.7, parece emanar de la posición
presente de la carga, que para un observador en cualquier parte de la
región I es el punto x = v0T sobre el eje x. Éste es donde estaría ahora
la partícula si no se hubiese desacelerado. Por otro lado, para cualquier
observador cuya distancia al origen sea menor de c(T — r), o sea,
para cualquier observador en la región II, el campo es el de una carga
en reposo cerca del origen (realmente en x = jV0t).
¿Qué aspecto debe tener el campo en la región de transición, la
capa esférica de espesor cr? La ley de Gauss nos proporciona la clave.
Una línea de campo tal como AB está sobre un cono en torno al eje x
que incluye cierta cantidad de flujo de la carga q. Si CD forma el mis-

449
450 Radiación de una carga acelerada

r
Si
t-: 0 l = T
1
1= 7'

Fig. B.l Diagrama velocidad-tiempo para


una partícula que.se ha propagado a cele¬
ridad constante v0 hasta t = 0. Luego experi¬
menta una aceleración negativa constante de
módulo a = v0/z, que la conduce al reposo
en el instante í = r. Suponemos que v0 es
pequeña comparada con c.

Fig. B.2 Diagrama espacial para el instan¬


te t — T P r, largo tiempo después de que la
partícula se ha parado. Para los observado¬
res en la región 1, el campo debe ser el de la
partícula en la posición x = v0T; para los
observadores en la región II, es el de la par¬
tícula en reposo cerca del origen. La región
de transición es una capa de espesor ex. //
/ /

mo ángulo 0 con el eje, el cono que delimita incluye la misma cantidad


de flujo. (Debido a que v0 es pequeña, la compresión relativista de las
líneas de campo, visible en la Fig. 5.13 y 5.17, ahora es despreciable).
De donde AB y CD deben ser partes de la misma línea de campo, co¬
nectados por un segmento BC. Esto nos indica la dirección del campo
E dentro de la capa; es la dirección del segmento BC. Este campo E
dentro de la capa tiene componente radial Er y componente transver¬
sal Ee. De la geometría de la figura se halla fácilmente su relación

Ee _v0 T sen 6
(1)
Er CT
Radiación de una carga acelerada 451

Ahora bien,£V debe tener el mismo valor dentro del espesor de la capa
que en la región II cerca de B (de nuevo la ley de Gauss). Por tanto
Er = l/4ne0q/R2 = l/4ne0q/c2T1, y sustituyendo en la Ec. 1 obte-
nemos

v0T sen 6 qv0 sen 0


Ee = (2)
ex 4ne0c3Tx

Pero v0/x = a, el módulo de la aceleración (negativa), y cT = R, así


que nuestro resultado puede escribirse

1 qa sen d
O)
47re0 c2R

Aquí se revela un hecho importante: Ee es proporcional a 1 /R, no a


1 /R2. En el transcurso del tiempo en que R aumenta, el campo trans¬
versal Ee será eventualmente mucho más intenso que Er. Acompañan¬
do a este campo eléctrico transversal (o sea, perpendicular a R) tendre¬
mos un campo magnético de igual intensidad perpendicular a la vez a
R y a E. Ésta es una propiedad general de una onda electromagnética,
explicada en el Cap. 9.
Calculemos la energía almacenada en el campo eléctrico transver¬
sal anterior, en toda la capa esférica. La densidad de energía es

ZqEq __ 1 q2a2 sen2 6


"T~ “ 327*0 R2?

El volumen de la capa es 4nR2cx, y el valor medio de sen2# a lo largo


de la esfera * es 2/3. La energía total del campo eléctrico transversal
es por tanto

A4^cr_L- -£*- =
3 327r2e0 R2c4 \2ne0 c3

A ésta debemos sumarle una cantidad igual para la energía almacena¬


da en el campo magnético transversal:

1 q2Q2
Energía total en el campo electromagnético transversal = -— (5)
67re0 c

El radio R se ha simplificado. Esta cantidad de energía se propaga ha¬


cia el exterior, sin disminuir, con celeridad c desde el lugar de la desacele¬
ración. Ya que x es la duración de la desaceleración, y también es la dura-

* Nuestro eje polar en esta figura es el eje x: cos2<?= x2/R2. Con una barra de¬
notamos un valor medio en la esfera, x2 = y1'= z2 = fK2. De donde cos20 = 1/3, y
sen2# - 1 - eos2# - 2/3.
452 Radiación de una carga acelerada

ción del pulso electromagnético, que mide un observador distante,


podemos decir que la potencia radiada durante el proceso de desacelera¬
ción fue

q2a2
P™<\ — ■ (6)
6ne0

Como lo que aparece en la Ec. 6 es el cuadrado de la aceleración ins¬


tantánea, no importa si a es positiva o negativa. Por supuesto que no
debe importar, pues parar en una referencia inercial podría significar
arrancar en otra. Hablando de referencias distintas, Prad resulta ser in¬
variante Lorentz, lo cual es a veces muy socorrido. Esto se debe a que
Prad es energía/tiempo, y la energía se transforma como el tiempo, sien¬
do la cuarta componente de un cuadrivector, como se indicó en el Apén¬
dice A.
Tenemos aquí un resultado más general que podíamos haber espe¬
rado. La Ecuación 6 da correctamente el valor instantáneo de la radia¬
ción de energía, por unidad de tiempo, por una partícula móvil con ace¬
leración variable —por ejemplo, una partícula que vibra con movimien¬
to armónico simple. Se aplica a una amplia variedad de sistemas ra¬
diantes desde antenas de radio a átomos y núcleos.

Problemas
B.l Un electrón que se mueve inicialmente a celeridad constante v se
conduce al reposo con una desaceleración uniforme a durante un tiempo t = v/a.
Compárese la energía electromagnética radiada por el electrón durante la desace¬
leración con la energía cinética inicial del electrón. Expresar la relación en fun¬
ción de dos longitudes, la distancia que la luz recorre en un tiempo t y el radio
clásico del electrón r0, definido como (pi0/An)e2/m.
B.2 Un electrón ligado elásticamente vibra con movimiento armónico
simple a la frecuencia angular w con amplitud A.
(a) Hallar el promedio de la pérdida de energía por radiación por unidad
de tiempo.
(b) ¿Si no se suministra energía para compensar la pérdida, cuánto tarda
la energía del oscilador en caer a \/e de su valor inicial?
Solución (b): 6ne0mc*/e2co2.
B.3 Una onda electromagnética plana con frecuencia angular co y ampli¬
tud del campo eléctrico E0 incide sobre un electrón aislado. En la oscilación si¬
nusoidal resultante del electrón la aceleración máxima es E0e/m. ¿Cuánta po¬
tencia radía esta carga oscilante, promediada en muchos ciclos? (Adviértase
que es independiente de la frecuencia co.) Dividir esta potencia media radiada
por e0Elc/2, la densidad media de potencia (potencia por unidad de superficie
del frente de onda) en la onda incidente. Esto da una constante o con dimen¬
siones de área, llamada sección eficaz de difusión. La energía radiada, o difun¬
dida, por el electrón, y perdida por la onda plana, es equivalente a la caída en
un área o. (El caso considerado aquí, que implica un electrón libre que se mue¬
va no relativísticamente, a menudo se llama difusión Thomson, en honor de J
J. Thomson, el descubridor del electrón, que fue quien lo calculó primero).
Radiación de una carga acelerada

B.4 Nuestra fórmula fundamental, Ec. 6, es útil para partículas que se mue¬
ven relativísticamente, incluso aunque hemos supuesto v0< c en la deducción.
Todo lo que hay que hacer es transformar a una referencia inercial F’ en la cual
la partícula en cuestión, al menos temporalmente, se mueva lentamente, aplicar
la Ec. 6 en esta referencia, y luego volverla a transformar a la referencia que ele¬
gimos. Consideremos un electrón altamente relativístico (y > 1) moviéndose
perpendicularmente a un campo magnético B. Se continúa acelerando perpen¬
dicularmente al campo, y debe radiar. ¿Cuánta energía pierde por unidad de
tiempo? Para contestar esto, transformemos a una referencia F que se mueva
momentáneamente junto al electrón, hallemos E' en esta referencia, y P'má. De¬
mostrar ahora que, debido a que la potencia es energía/tiempo, Prad = P'rad.
Esta radiación generalmente recibe el nombre de radiación sincrotón.
eAR2
Solución: PTad = f^-T-02
6nen mrc
Superconductividad

El metal plomo es un, moderadamente, buen conductor a la tem¬


peratura ambiente. Su resistividad, como la de otros metales puros,
varía aproximadamente en proporción a su temperatura absoluta. Al
enfriar un hilo de plomo a 15 K su resistividad disminuye a 1/20 de su
valor a la temperatura ambiente, y la resistencia continúa decreciendo
al disminuir de nuevo la temperatura. Pero cuando se pasa de los 7,22
K, ocurre de improviso un sorprendente cambio: la resistencia eléctrica del
hilo de plomo se anula. Se ha hecho tan pequeña que una corriente que
circule por un anillo cerrado de hilo de plomo más frío de 7,22 K —una
corriente que ordinariamente cesa en mucho menos de un microse-
gundo— circulará durante años sin decrecimiento medible. Esto se ha
demostrado directamente. Otros experimentos indican que tal corrien¬
te podría persistir miles de millones de años. Difícilmente se pueden
poner evasivas a la categórica manifestación de que la resistividad
es nula. Sin duda ocurre algo completamente diferente de la conduc¬
ción eléctrica ordinaria en el plomo por debajo de 7,22 K. A esto lo
llamamos superconductividad.
La superconductividad fue descubierta en 1911 por el gran experi¬
mentador holandés de las bajas temperaturas Kamerlingh Onnes. Lo
observó primero en el mercurio, para el cual la temperatura crítica es de
4,15 K. Desde entonces se han hallado diez docenas de metales puros
y aleaciones que se convierten en superconductores. Su temperatura
crítica individual oscila entre unas pocas centésimas de grado a la más
alta descubierta hasta ahora, 23,2 K para cierto compuesto de niobio
y germanio. Curiosamente, entre los elementos que no se hacen super¬
conductores hay algunos de los mejores conductores normales tales
como la plata, el cobre y los metales alcalinos.
Sólo hace poco se ha explicado satisfactoriamente la supercon¬
ductividad. Esencialmente es un fenómeno mecánico-cuántico, y bas-
456 Superconductividad

tante sutil. La corriente eléctrica que circula libremente consta de


electrones en movimiento perfectamente ordenado. Como el movi¬
miento de un electrón en un átomo, este flujo de electrones es inmu¬
ne a pequeñas perturbaciones —y por una razón similar: se necesita
una cantidad finita de energía para efectuar cualquier cambio en el esta¬
do de movimiento. Es algo parecido a la situación en un aislador en el
cual todos los niveles de la banda de valencia están ocupados y separa¬
dos de los niveles de energía más elevada de la banda de conducción,
por un vacío de energía. Pero diferente a los electrones que llenan la
banda de valencia, que en total debe dar flujo neto nulo, el estado de
energía más bajo de los electrones superconductores puede tener una
velocidad electrónica resultante, y por tanto un flujo de corriente, en
cierta dirección. ¿Por qué tal estado singular se hace posible por de¬
bajo de cierta temperatura crítica? Esto no podemos explicarlo aquí *.
Implica la interacción de los electrones de conducción no solamente
con cada uno de los otros, sino también con toda la red de iones posi¬
tivos a través de los cuales se están moviendo. Esto explica por qué
diferentes substancias pueden tener diferentes temperaturas críticas, y
por qué algunas substancias se espera que permanezcan conductores
normales en las proximidades del cero absoluto.
En la física de la superconductividad los campos magnéticos son
aún más importantes de lo que se podía esperar. Debernos expresar
prestamente que el fenómeno de la superconductividad de ningún
modo viola las ecuaciones de Maxwell. Así que la persistente corriente
que puede circular en un anillo de hilo superconductor es una conse¬
cuencia directa de la ley de Faraday de la inducción, dado que la resis¬
tencia del anillo es realmente nula. Pues si partimos con un cierto flu¬
jo <í>0 que atraviese el anillo, como JE • ds en torno a este anillo siem¬
pre es nulo, d$>/dt debe ser nula. El flujo no puede cambiar; la co¬
rriente I en el anillo automáticamente asumirá el valor necesario para
mantener el flujo en O0. La Figura C.l esquematiza una demostración
simple de esto, y demuestra cómo puede establecerse una corriente
persistente en un circuito superconductor aislado.
El campo magnético dentro de un material superconductor (ex¬
cepto muy cerca de la superficie) siempre es nulo. Esto no es una con¬
secuencia de las ecuaciones de Maxwell, sino una propiedad del estado
superconductor, tan fundamental, a la vez que desconcertante, como
la ausencia de resistencia. La condición B = 0 dentro del cuerpo super¬
conductor es automáticamente mantenida por la corriente que circula
por una delgada capa superficial.
Un campo magnético intenso destruye la superconductividad.

* La brusca emergencia de un estado de orden a cierta temperatura crítica nos


recuerda la orientación espontánea de los spins de los electrones que tiene lugar en el
hierro por debajo de su temperatura de Curie (mencionada en la Sección 11.11). Tal
fenómeno cooperativo siempre implica un gran número de partículas interactuando
mutuamente. Un fenómeno cooperativo más familiar es la congelación del agua, tam¬
bién caracterizado por una temperatura crítica bien definida.
Superconductividad 457

Fig. C.l Establecimiento de una corriente


persistente en un anillo superconductor. El
- Hilo anillo está hecho de soldadura ordinaria,
una aleación de plomo estaño, (a) El ani¬
llo ahora no enfriado es un conductor nor¬
mal con resistencia óhmica. Colocando el
imán permanente inducirá una corriente en
Anillo de soldadura (aleación el anillo que rápidamente cesa, dejando el
de plomo-estaño); conductor
normal; corriente nula; un flujo magnético del imán, de valor <í>, que
imán permanente produce un pase a través del anillo, (b) El baño de helio
flujo <t>0 a través del anillo. se eleva sin alterar la posición relativa del
anillo y el imán permanente. El anillo, ahora
por debajo de su temperatura crítica, es un
superconductor con resistencia nula, (c) Se
quita el imán. El flujo a través del anillo de
resistencia nula no puede cambiar. Se man¬
tiene a su valor O por la corriente en el ani¬
llo que circulará en tanto el anillo permanez¬
ca por debajo de su temperatura crítica. El
campo magnético de la corriente persistente
puede comprobarse con la brújula.

Anillo enfriado por debajo de


su temperatura crítica. (Cier¬
ta cantidad de helio se habrá
consumido por evaporación.)
El flujo a través del anillo no
cambia. El anillo ahora es un
superconductor.

Se quita el imán. Ahora cir¬


cula una corriente persistente
/ en el anillo para mantener el
flujo en el valor <t»0. La aguja
de la brújula responde al cam¬
po de la corriente persistente.

Ningún superconductor conocido antes de 1957 podía soportar más


de unas cuantas centésimas de tesla. Esto frustra las aplicaciones
prácticas de los conductores de resistencia nula. No puede circular una
gran corriente por un hilo superconductor a causa de que el campo
magnético de la propia corriente destruiría el estado superconductor.
Pero luego se descubrió otro tipo de superconductor que puede mante-
458 Superconductividad

ner resistencia nula en campos de 10 tesla o más. Un superconductor


de este tipo muy usado es una aleación de niobio y estaño, que tiene
una temperatura crítica de 18 K y si se enfría a 4 K permanece super¬
conductor en campos por encima de 20 tesla. Ahora son usuales sole-
noides que producen campos magnéticos estacionarios de 5 a 10 tesla,
sin ningún coste de potencia distinto de la debida a su refrigeración.
Hay buenas perspectivas para el uso de superconductores en grandes
máquinas eléctricas y en la transmisión a larga distancia de energía
eléctrica.
En el otro extremo de la escala, la física cuántica de la supercon¬
ductividad hace posible las medidas eléctricas de precisión y sensibili¬
dad sin precedentes —incluyendo la normalización del volt en función
de una medida fácil de la frecuencia de las oscilaciones. Para el físico,
la superconductividad es una fascinante manifestación a gran escala
de la mecánica cuántica. Podemos atribuir el magnetismo permanente
del imán de la fig. C.l {a) al momento magnético intrínseco del giro del
electrón (una clase de supercorriente en un circuito de tamaño infe¬
rior a 10-8 cm). El anillo de hilo de soldadura con la corriente persis¬
tente circulando en él es en cierto sentido un átomo gigantesco, con el
movimiento de sus electrones asociados, numerosos como son, orien¬
tado por el comportamiento perfectamente ordenado de un estado
cuántico único.
Resonancia magnética

El electrón posee un momento cinético de spin, J. Su valor siem¬


pre es el mismo, h/An, o 5,27 *10-35 kg -mVs. Asociado con el eje de
giro hay un momento dipolar magnético p de valor 0,9273 * 10-23
A • m2 (Sección 11.6). Un electrón en un campo magnético experimen¬
ta un par que tiende a alinear el dipolo magnético en la dirección y
sentido del campo. Este responde como un giróscopo que gire rápida¬
mente: en vez de alinearse con el campo, el eje de giro precesa en tor¬
no a la dirección del campo. Veamos por qué cualquier imán que gire
hace esto. En la Fig. D.l el momento magnético p se representa en
sentido contrario al momento cinético J, como lo haría cualquier
cuerpo cargado negativamente como un electrón. El campo magnético
B (el campo de cierto solenoide o imán no mostrado) origina un par
que tiende a hacer girar p en la dirección del campo B. Este par es un
vector en el sentido negativo de x en el instante de nuestro esquema.
Su módulo viene dado por la Ec. 38 del Capítulo 11; vale pB sen 9. En
un corto tiempo Ai el par suma ai momento cinético de nuestra peonza
un valor incremental AJ en la dirección del vector par y de módulo pB
sen 9 At. La componente horizontal de J, de valor J sen 6, ha girado,
pues un pequeño ángulo Ay' dado por

AJ pB A t
(1)
^ J sen 6 J

Al continuar esto el extremo superior del vector J se moverá en torno


a la circunferencia con celeridad angular constante cop:

A\P pB
uP (2)
=
At T
Ésta es la velocidad de precesión del eje de giro (spin). Adviértase que
es la misma para cualquier ángulo de inclinación; el sen 9 se ha simpli¬
ficado.
460 Resonancia magnética

Para el electrón p/J tiene el valor 1,759 • 10~9 s-1 • T. En un cam¬


po de 10-4 tesla el vector spin precesa a 1,759 • 107 rad/s, o 2,800 • 106
revoluciones/s. El protón tiene exactamente el mismo momento ciné¬
tico de spin intrínseco que el electrón, h/4n, pero el momento magné¬
B tico asociado es menor. Esto es lo que debía esperarse ya que la masa
del protón es 1836 veces la masa del electrón. Como en el caso del
momento cinético orbital (Ec. 23 en el Capítulo 11) el momento mag¬
nético de una partícula elemental con spin debe ser inversamente
proporcional a su masa, siendo lo demás igual. El momento magnéti¬
co del protón es 1,411 • 10~26 A • m2, casi 660 veces menor que el
momento del electrón, lo que demuestra que el protón de cierta mane¬
ra es una partícula compuesta. En un campo de 10-4 tesla el spin del
protón precesa a 4258 revoluciones/s. Casi el 40 por cien de los nú¬
cleos atómicos estables tienen momento cinético intrínseco y momen¬
tos dipolares magnéticos asociados.
Podemos detectar la precesión de los momentos magnéticos dipo¬
lares por su influencia en un circuito eléctrico. Imaginemos un protón
en un campo magnético B, con su eje de spin perpendicular al campo,
y rodeado por una pequeña bobina de hilo, como en la Fig. D.2. La
precesión del protón causa cierto flujo alterno a través de la bobina
como lo haría la rotación de una pequeña barra magnética. En la bo¬
Fig. D.l La precesión de una peonza mag¬
bina se inducirá un voltaje alterno a la frecuencia de la precesión.
nética en un campo externo. El momento Como podía esperarse, el voltaje inducido por un solo protón sería
cinético de giro J y el momento magnéti¬ demasiado débil para detectarse. Pero es fácil proporcionar más pro¬
co dipolar ¡u están en sentidos contrarios, tones — 1 cm3 de agua contiene unos 7 • 1022 protones, y todos ellos
como debe ser para un rotor con carga ne¬ precesan a la misma frecuencia. Desgraciadamente no todos ellos es¬
gativa.
tán orientados en la misma dirección en el mismo instante. En reali¬
dad, sus ejes de spin y los momentos magnéticos estarán distribuidos
tan uniformemente, sobre todas las posibles direcciones, que sus cam¬
pos casi se anularán uno a otro. Pero no completamente si introduci¬
mos otro paso. Si aplicamos un intenso campo magnético B al agua,
durante varios segundos se desarrollará un ligero exceso de momentos
protónicos orientados en la dirección B, la dirección energéticamente
favorable. La fracción en exceso, en orden de magnitud, será pB/kT,
como en el paramagnetismo ordinario. Puede ser no más de uno por
un millón, pero si estos momentos que no se anulan, ahora originan
precesión en nuestra bobina, inducirán una señal observable. Un
método simple para observar la precesión del spin nuclear en campos
débiles tal como el campo terrestre, se describe en la Fig. D.3. Se han
usado muchos otros esquemas para observar la precesión del spin de
electrones y de núcleos. Generalmente interviene una combinación de
campo magnético estacionario y campos magnéticos oscilantes con
frecuencias en las proximidades de cop. Para spins electrónicos (reso¬
nancia paramagnética electrónica, o RPE) las frecuencias son típica¬
mente de varios millares de megahertz, mientras que para los spins
nucleares (resonancia magnética nuclear, o RMN) son de varias dece¬
nas de megahertz. La frecuencia exacta de precesión, o resonancia, en
un campo aplicado dado puede desplazarse ligeramente por interac¬
ciones magnéticas dentro de una molécula. Esto ha hecho a la RMN,
Resonancia magnética 461

Fig. D.2 Un momento dipolar magnético


que precesa en el centro de una bobina, da
lugar a un cambio periódico en el flujo a tra¬
vés de tal bobina, induciendo una fuerza
electromotriz alterna en la misma. Adviérta¬
se que el flujo debido al dipolo m que enlaza
la bobina es el que forma bucles en torno su
parte exterior. Véase el Problema D.l.

Fig. DJ Aparato para la observación de la


precesión del spin del protón en el campo
terrestre B0. Una botella de agua está rodea¬
da por dos bobinas perpendiculares. Con el
interruptor S2 abierto y con el interruptor Sj
cerrado, el solenoide grande crea un campo
magnético intenso B0. Como en el paramag¬
netismo ordinario (Sección 11.6) la energía
disminuye si los dipolos apuntan en la direc¬
ción del campo, pues la agitación térmica
produce desorden. Nuestros dipolos ahora
son los protones (núcleos de hidrógeno) en
las moléculas de agua. Cuando de alcanza
equilibrio térmico, que en este caso tarda
varios segundos, la imanación es la que se
obtendría alineando con el campo magnético
la pequeña fracción fiB0/kT de todos los
momentos protónicos. Ahora desconecta¬
mos el intenso campo B0 y cerramos el inte¬
rruptor S2 para conectar la bobina en torno
Amplificador la botella al amplificador. El momento mag¬
nético m ahora precesa en el plano x-y en
torno al campo magnético, relativamente
débil, que queda Be, con frecuencia de prece¬
sión dada por la Ec. 2. La componente y al¬
terna del vector m giratorio induce un voltaje
alterno en la bobina que podrá ampliarse y
observarse. De su frecuencia, puede determi¬
narse Be de manera muy precisa. Esta misma
señal desaparecerá en unos pocos segundos,
al destruir la imanación la agitación térmi¬
ca, después de desconectar el intenso campo
B0. Los geofísicos utilizan magnetómetros
de resonancia magnética, de éste o de otros
tipos, para explorar el campo magnético te¬
rrestre e incluso los arqueólogos para loca¬
lizar artefactos enterrados.
462 Resonancia magnética

en particular, útil en química. La posición de un protón en una molé¬


cula compleja puede deducirse a menudo del pequeño desplazamiento
de su frecuencia de precesión.
Los campos magnéticos penetran fácilmente en los materiales
ordinarios no magnéticos, y esto incluye campos magnéticos alternos
si su frecuencia, o la conductividad del material, no es muy grande.
Un campo estacionario de 0,2 tesla aplicado a la botella de agua de
nuestro ejemplo ocasionaría a toda polarización protónica una prece¬
sión de frecuencia 8,516* 106 revoluciones/s. El campo del momento
precesante induciría una señal de 8,516 MHz de frecuencia en la bobi¬
na en torno a la botella. Esto también se aplica al cuerpo humano,
que, desde el punto de vista dieléctrico, es simplemente una agrupa¬
ción de objetos más o menos acuosos. En la representación por imagen
en RMN el interior del cuerpo se vislumbra mediante la resonancia
magnética nuclear. La concentración de átomos de hidrógeno en una
localización determinada se revela por la señal de radiofrecuencia in¬
ducida en una bobina exterior por la precesión de los protones. La lo¬
calización de la fuente dentro del cuerpo puede inferirse a partir de la
frecuencia precisa de señal si el campo estacionario B, el cual determi¬
na la frecuencia según la Ec. 2, varía espacialmente con un gradiente
conocido.

Problemas
D.l En el centro de la bobina de radio a de la Fig. D.2 hay un solo pro¬
tón, que precesa con una velocidad angular wp. Deducir una fórmula para la
amplitud de la fuerza electromotriz alterna inducida en la bobina, expresada
en volts, para a en cm, y cop en radianes/s, sabiendo que el momento del
protón es 2,718 • 10~26 A • m2.
Solución: 6,84 -I O-30 m/a volts
D.2 (a) Si la botella en la Fig. E.2 contiene 200 cm3 de H20 a la tempe¬
ratura ambiente, y si el campo B{) es 0,1 T, ¿cuál es el valor del momento
magnético m? (h) Usando el resultado del Problema D.l, estimar aproximada¬
mente el voltaje de la señal que se obtiene en una bobina de 500 vueltas y 4
cm de radio cuando la intensidad del campo Be es de 0,4 • 10 4 tesla.
Solución (a): 2,5 • 10-7 A • m2; (b) 10 microvolts.
Relaciones exactas entre
las unidades SI y CGS

En 1983, la Conferencia General de Pesas y Medidas definió nue¬


vamente el metro como la distancia que recorre la luz en el vacío en
1/299 792 458 segundos. El segundo se define en función de ciertas
frecuencias atómicas de cierto modo que aquí no nos importa. El ente¬
ro de nueve dígitos se eligió para que el valor asignado a c concuerde
con el valor medido con mayor precisión, teniendo en cuenta la incer¬
tidumbre del último dígito. En lo sucesivo la celeridad de la luz será,
por definición, de 299 792 458 metros/segundo. Un experimento en el
cual se mide el tiempo de paso de un pulso luminoso del punto Á al
punto B se considera como la medida de la distancia de A a B, no una
medida de la celeridad de la luz.
A pesar de que esto no tenga consecuencias prácticas inmediatas,
aporta una significación grata de las relaciones exactas que conectan
las distintas unidades electromagnéticas. Como vimos en el Capítulo
9, las ecuaciones de Maxwell para los campos en el vacío, formuladas
en unidades SI, tienen una solución en la forma de una onda que se
propaga con velocidad c = (¿i0e0)“1/2. En el SI la constante /u0 siempre se
ha definido exactamente como A% • 10-7, mientras que el valor de e0 ha
dependido del valor experimental determinado para la celeridad de la
luz, todo refinamiento del cual requiere un ajuste del valor de e0. Pero
ahora e0 adquiere un valor, propio permanente y perfectamente preci¬
so, a través del requerimiento de que
Wo )"1/2 = 299 792 458 metros/segundo (1)
Con la adopción de la Ec. 1 como consecuencia de la redefinición
del metro, las relaciones entre las unidades en los sistemas que hemos
usado pueden establecerse con precisión ilimitada. Estas relaciones

463
464 Relaciones exactas entre las unidades SI y CGS

vienen en la Tabla E.l para las magnitudes principales con las que tra¬
tamos. En la Tabla, el símbolo «3» representa el decimal preciso
2,99792458; el símbolo «9» representa el número de 17 dígitos
8,9875517873681764, cuadrado de «3».
Los números exactos no son interesantes y para nuestro trabajo
innecesarios. El que «3» sea tan próximo a 3 es una ligera casualidad,
una consecuencia accidental de la longitud del metro y el segundo.
Cuando es buena una precisión del 0,1 por cien solamente necesitamos
recordar que «300 volts es un statvolt» y «3 • 109 ues es un coulomb».
Mucho menos preciso, pero aún dentro del 12 por cien, la capacidad
de 1 cm es equivalente a 1 picofarad.
Una constante SI importante es 0*</eo)1/2> Ia cual es una resisten¬
cia en ohms. Su valor preciso está al final de la Tabla. Se tiende a
recordarla, e incluso se refiere a ella, como «377 ohms». Es la relación
de la intensidad del campo eléctrico E, en volts/metro en una onda
plana en el vacío, a la intensidad, en amperes/metro, del campo mag¬
nético acompañante H. Por esta razón la constante (p0/eQ)m a veces se
denota por Z0 y se llama, tal vez crípticamente, impedancia del vacío.
En una onda plana en el vacío en la cual Eef es el valor eficaz del
campo eléctrico en volts/metro, la densidad media de potencia trans¬
mitida, en watts/m2, es E?e/Z0.
La relación lógica de las unidades SI eléctricas una a otra toma
ahora un aspecto ligeramente diferente. Antes de la redefinición del
metro se acostumbraba a designar una de las unidades eléctricas como
primaria, en este sentido: Su preciso valor, al menos en principio, po¬
dría establecerse por un procedimiento en el que intervenían unidades
SI mecánicas y métricas solamente. Así el ampere, al cual por lo ge¬
neral se le ha asignado este papel, se definía en función de la fuerza en
newtons entre corrientes paralelas, usando la relación Ec. 7 del Capí¬
tulo 6. Esto era posible a causa de que la constante ¡u0 en esta relación
tenía el valor preciso 47r*10-7. Luego, con el ampere como unidad
eléctrica primaria, se definía el coulomb precisamente como 1 ampe¬
re • segundo. El mismo coulomb, a causa de la presencia de e0 en la ley
de Coulomb, no fue elegible para servir de unidad primaria. Ahora
con e0 al igual que //0 con un valor numérico asignado exacto, el siste¬
ma puede basarse con cualquier unidad como punto de partida. Todas
las magnitudes, en este sentido, tienen la misma base, y la elección de
la unidad primaria pierde su importancia. Aunque nunca ha sido una
cuestión interesante, ahora puede relegarse a la historia.
Relaciones exactas entre las unidades SI y CGS 465

Tabla E.l

En unidades SI En unidades CGS

Energía 1 joule = 107erg


Fuerza 1 newton = 105dyne
Carga eléctrica 1 coulomb = «3» x 109 ues
Corriente eléctrica 1 ampere = «3» x 109 ues/sec
Potencial eléctrico «3» x 102 volts = 1 statvolt (1 erg/ues)
Campo eléctrico E «3» x 104 volts/m = 1 statvolt/cm (1 dina/ues)
Campo magnético B 1 tesla = 104 gauss (104 dinas/ues)
Campo magnético H 1 ampere/m = 47r x 10-3 oersted
Capacidad 1 farad = «9» x 1011 cm
Inducción 1 henry = («9» x 10n)~l s2/cm
Resistencia 1 ohm — («9» x 1011)-1 s/cm

Mo = 47i X 107 ohm • s/m e0 = (4n x «9» x 109)-1 s/ohm • m


(/*<Ao)1/2 = 4n x «3» ohms = 376,73 • • . ohms
«3» = 2,9979245800000 • ■ • «9» = «3» x «3»
índice alfabético

A Biot y Savart, ley de, 219 Campo eléctrico, integral curvilínea, 42


Blakemore, R.P., 436 -, intensidad de un, XIII, 16, 341
Aceite de transformador, constante dieléctrica, 341 Bobina de Helmholtz, 241 -, medida de un, 173
Acido clorhídrico, constante dieléctrica, 341 — helicoidal, 224 -de cargas estacionarias, 44
Acumulador de plomo-ácido sulfúrico, 150 Bobinas, campos de, 220 -de un dipolo, 346
Admitancia, 302 Bohr, Niels, 350 -de un par de cargas puntiformes, 347
Admitancia de un inductor, 303 —, radio de, 352 -de una carga en movimiento uniforme, 234
Agua, constante dieléctrica, 355 Bola uniformemente cargada, 366 -debido a la materia polarizada, 356
Agua del mar, conductividad, 127 Boltzmann, constante de, 141,375 -en los conductores, 83
Agua del mar, resistividad del, 127, 158 —, factor de, 140 -total, 359
Aisladores, 084 Brújula de Oersted, 166 — electromagnético, 232
Alcohol metílico, constante dieléctrica, 355 — electrostático, 44
Amoniaco, constante dieléctrica, 341 -, conductores en el, 85
Amortiguamiento crítico, 293 C — H, 423,426
Ampere, André-Marie, 164, 188, 423 — macroscópico, 360
—, (A), unidad de intensidad, XI, 464 Cálculo del potencial vector, 397 — magnético, 201
—, definición de, 8 Calidad, factor de, 292 -, conducción eléctrica en un, 235
—, definición primaria del, 205 Campo, líneas de, 18, 99 -, definición de, 202
—, hipótesis de, 395 —, manantiales de un, 16 -, energía almacenada en un, 276
Análisis de Rutherford, 7 —, promedio espacial de un, 359 -, propiedades del, 208
Anillo de corriente, campo magnético de un, 220 — casi-estático, 320 -, variación del, 225
Antimateria, 3 — de cualquier corriente que recorre un hilo, 218 -creado por la materia imanada, 415
Antipartícula, 3 — de la corriente de una espira, 396 -de un anillo de corriente, 220
Antiprotón, 3 — de un dipolo, 345 -de una carga en movimiento uniforme, 234
Aparato de Rowland, 236 — de un solenoide, líneas de, 222 -entre láminas, 226
Atomos, corrientes eléctricas en los, 404 — de una carga en un medio dieléctrico, 369 -H, 426
Ausencia de carga magnética, 393 -lineal, 27 — medio, 360
Autoinducción, 273 -puntiforme, 176 — microscópico, 360
Automóviles, batería de los, 150 -estacionaria, 178 — promedio, 360
Azufre, constante dieléctrica, 341 -que arranca o para, 181 — uniforme, dipolo en un, 348
-uniformemente móvil, 179 -, esfera dieléctrica en un, 368
— de una distribución de carga plana e indefinida, 2 — vectorial, representación de, 18
B -esférica de cargas, 26 Campos de bobinas, 220
— de una esfera polarizada, 364 — de cargas móviles, 163
Banda de conducción, estado en la, 139 — de un imán permanente, 420 — de espiras, 220
Bandas de energía en el silicio, 141 — eléctrico, 16, 175 — eléctricos, fuentes de, 417
Batería de los automóviles, 150 -, energía asociada a un, 32 —1— en la materia, 337
Benceno, constante dieléctrica, 341 -, flujo de un, 25 — magnéticos, fuentes de, 417
468 Indice alfabético

Campos magnéticos en la materia, 387 CGS, unidades, 463 Corriente, momento magnético, 243
— variables, polarización en, 376 Chispa, 136 — alterna, 293
Candela, (Cd), XII Circuito, elementos de, 143 -, circuitos de, 287
Cantidad de carga eléctrica, 169 — con autoinducción, 274 -, energía en circuitos de, 305
— de sustancia, unidad de, XII — RC, carga en un, 154 -, potencia en circuitos de, 305
Capa de carga, fuerza sobre una, 29 -, corriente en un, 154 -, redes de, 300
Capacidad, 100 — resonante, 288 -, reglas para representar una, 301
—, coeficientes de, 106 — RLC en serie, 288 — continua, 128
—, unidad de, 155 Circuitos, 143 — de conducción, densidad de, 321
Carga, conservación de la, 4, 120, 172 — de corriente alterna, 287 — de desplazamiento, 318, 321, 379
—, cuantización de la, 5 -, energía en, 305 -, densidad de, 318, 321
—, densidad de, 174 -, potencia en, 305 — de la carga ligada, 378
—, — lineal de, 27 Circulación, 66 — eléctrica (lineal), densidad de, XIII
—, fuerza sobre una capa de, 29 — de corriente, disipación de energía en la, 148 — en un circuito RC, 154
—, invariancia de la, 170, 173 Clausius-Mossotti, ecuación de, 374 — estacionaria, 118, 120
—, ley de conservación de la, 5 Cloruro sódico, conductividad eléctrica, 135 -, condición de, 120
—, momentos de una distribución de, 342 -, constante dieléctrica, 341 — superficial, 228
—, pruebas de igualdad de, 6 Cobre puro, conductividad eléctrica, 127, 135 -, densidad de, 225, 230
— acelerada, radiación de una, 449 -, resistividad, 127 Corrientes eléctricas, 117
— eléctrica, 2 Coeficiente de inducción mutua, 269 -en los átomos, 404
-, cantidad de, 169 — de potencial, 106 — libres, 423
-, densidad cúbica de, XIII Coeficientes de capacidad, 106 — ligadas, 423
-total, 5 Comportamiento ferromagnético, 430 — variables en condensadores, 154
— en movimiento, medida de, 168 Condensador, 100 -en resistencias, 154
-uniforme, campo eléctrico de un, 234 —, energía almacenada en un, 106 Coulomb, Charles de, 10
-, campo magnético de un, 234 — en el vacío, 107, 338 —, (C), unidad de carga, XII, 464
— en circuito RC, 154 — lleno de dieléctrico, 361 —, ley de, 7, 167, 321
— en un medio dieléctrico, campo de una, 369 — plano, 101 —, repulsión de, 30
— - ligada, corriente de una, 378 Condensadores, corrientes variables en, 154 Cristal de silicio, estructura del, 139
— lineal, campo de una, 27 Condición de corriente estacionaria, 120 Cruce sin contacto, 161
-total, densidad de, 191 Conducción eléctrica, 127 Cuadri-vector, 446
— magnética, 393 -en un campo magnético, 235 Cuadricantidad de movimiento, invariante, 447
-, ausencia de, 393 — en los metales, 137 Cuantización de la carga, 5
— móvil, fuerza sobre una, 185 Conductividad eléctrica, 122 Cuerpos con polarización magnética permanente,
— negativa, 4 — eléctrica, unidad de, 126, 127 420-421
— norte, 393 -de algunos materiales, 127, 135 Curie, Pierre, 430
— positiva, 4 -de la plata pura, 127 —, punto de, 430
— puntiforme, campo de una, 176 -del agua del mar, 127 —, temperatura de, 430
-estacionaria, campo de una, 178 -del cobre puro, 127
— que arranca o para, campo de una, 181 -del germanio puro, 127
— sur, 393 Conductores, 84, 94 D
— uniformemente móvil, campo de una, 179 —, campo eléctrico en los, 83
Cargas, distribución continua de, 20 —, sistemas de, 94 D, Vector desplazamiento eléctrico, 371
—, — cúbica de, 20 — de resistencia nula, 455 Davis, L., Jr., 11
—, — de, 20 — en el campo electrostático, 85 Definición de ampere, 8
—, — superficial de, 28 Conservación de la carga, 4, 120, 172 — de campo magnético, 202
—, potencial de una distribución de, 48 -, ley de, 5 — primaria del ampere, 205
— en varios conductores, 104 — espacial de flujo, 256 Densidad cúbica de carga eléctrica, XIII
— estacionarias, campo eléctrico de, 44 Constante de Boltzmann, 141, 375 — de carga, 174
— móviles, campos de, 163 — de tiempo RC, 155 -lineal total, 191
-, interacción entre, 188 — dieléctrica, 340, 372 — de corriente, 118, 119
— puntiformes, campo eléctrico de un par de, 347 Constantes dieléctricas de algunos materiales, 341 -, lámina de, 225
-, potencial de dos, 48 Continuidad, ecuación de, 314 -, unidad de, 126
Cavendish, Henry, 10 Contorno, problemas de, 91, 108 -de conducción, 321
—, experimento de, 10 Contracción de Lorentz, 444 -de desplazamiento, 318, 321
—, método de, 58 Coordenadas cartesianas, divergencia en, 57 -eléctrica (lineal), XIII
Celeridad de la luz, 442, 463 -, rotacional en, 69 -superficial, 225, 230
-, medida de la, 463 Corriente, densidad de, 118, 119 — de flujo de energía, XIII
Cera de parafina, constante dieléctrica, 341 —, lámina de densidad de, 225 — de potencia, 331
índice alfabético 469

Electrón, 4, 189 Flujo, velocidad de variación del, 256


Densidad lineal de carga, 27
Derivada parcial, 46 —, masa del, 495 — a través de una espira, 258
Descubrimiento de la inducción electromagnética, —, momento magnético del, 410 — de energia, densidad de, XIII

248 —, radio clásico del, 409 — de proyectiles, 24


Desplazamiento, corriente de, 318, 321, 379 —, spin del, 410 — del campo eléctrico, 25

— dieléctrico, XIII — de valencia, 353 — magnético a través de una espira, 255

— eléctrico, 371, 372 Electrostática, 1 — por unidad de tiempo, 22

— espacio-tiempo, 444 Elementos de circuito, 143 Forma de onda de la función sinusoidal, 325

Diamagnetismo, 410 Energía, valor instantáneo de la radiación, 452 — diferencial de la ley de Gauss, 56

Dieléctrico, 338, 340, 372 — almacenada en el campo magnético, 276 Frankel, R. B.,436
—, onda electromagnética en un, 380 -en un condensador, 106 Franklin, Benjamín, 10, 84

—, punto de vista microscópico, 373 — asociada a un campo eléctrico, 32 Frecuencia, 328

Diferencia de potencial, 44 — cinética total, 13 — angular, 297, 298

-, unidad de, 44 — de un sistema de cargas, 11 — de resonancia, 297

Difusión, sección eficaz de, 452 — eléctrica en una red cristalina, 14 Fuego sutil, 2

— Thomson, 452 — en circuitos de corriente alterna, 305 Fuentes de campos eléctricos, 417

Dilatación del tiempo, 445 — potencial, 32 -magnéticos, 417

Dinamo, 284 -de un sistema de cargas, 45 — de voltaje, redes con, 152

Dipolo, campo de un, 345 -eléctrica, 13 Fuerza, 446


—, campo eléctrico de un, 346 — transportada por ondas electromagnéticas, 330 —, momento de una, XIII
— volúmica, XIII — electromotriz, 149, 254-255
—, fuerza sobre un, 348, 402
—, par sobre un, 348 Equipotenciales, 99 — magnetomotriz, XIII

—, potencial de un, 345 Esfera dieléctrica en un campo uniforme, 368 — sobre un dipolo, 348, 402

— en un campo uniforme, 348 — polarizada, campo de una, 364 — sobre una capa de carga, 29

Dipolos, orientación de los, 376 Espacio vacío, homogeneidad del, 442 — sobre una carga móvil, 185

— atómicos, 350 -, isotropía del, 442 Fuerzas magnéticas, 166

— moleculares, 350, 380 Espacio-tiempo, desplazamiento, 444 Función complementaria, 296

Disco cargado uniformemente, 49 Espira, flujo a través de una, 258 — escalar, gradiente de una, 45

Disipación de energía en la circulación de corrien¬ —, — magnético a través de una, 255 — potencial, 44

te, 148 — estacionaria, 260 — sinusoidal, forma de onda de la, 325

Distribución continua de cargas, 20 — móvil, 253 — vectorial, divergencia de una, 55


Espiras, campos de, 220 -, representación de una, 16
— cúbica de cargas, 20
— de carga, momentos de una, 342 Estado de menor energía, 351 -, rotacional de una, 65

-plana e indefinida, campo de, 2 — en la banda de conducción, 139 Funciones armónicas, 62

— de cargas, 20 Estructura del cristal de silicio, 139


-, potencial de una, 48 Experimento de Cavendish, 10
— esférica de cargas, campo de una, 26 — de Oersted, 188
G
— superficial de cargas, 28 — de Rowland, 235
Divergencia, 56, 57 Galvani, Luigi, 149, 164
—, teorema de la, 57 Galvanismo, 164
F
— de una función vectorial, 55 Galvanómetro, 249
— del gradiente, 62 Gauss, forma diferencial de la ley de, 56
— en coordenadas cartesianas, 57 Factor de Boltzmann, 140
—, ley de, 23, 169, 172, 174, 369
Dopado, 142 — de calidad, 292
—, teorema de, 56, 57
— de Lorentz, 191
Gemelos, paradoja de los, 445
Faller, J. G., 10
Generador de cc autoexcitado, 285
E Farad, (F), unidad de capacitancia,. XII, 102, 155
— electrostático de Van de Graaff, 149, 210
Faraday, Michael, 8, 164, 208, 248, 249
Germanio, 134, 141
Ecuación de Clausius-Massotti, 374 —, ley de la inducción de, 264
— puro, conductividad eléctrica, 127, 135
— de continuidad, 314 Fase de una onda, 381
-, resistividad, 127
— de Laplace, 62, 91 -, velocidad de, 381
Gilbert, William, 164
— de Poisson, 62 Fem, 254-255
Goldhaber, A. S„ 11
Ecuaciones de Maxwell, 313, 320 Fenómeno cooperativo, 456
Gradiente, divergencia del, 62
Efecto Hall, 235, 239 Ferroimanes, 429
— de una función escalar, 45
Efectos de extremo, 124-125 Ferromagnetismo, 428
Grafito (carbón), conductividad eléctrica, 135
Einstein, Albert, 164, 441, Fizeau, Armand H. L., 324
Gravitación de Newton, teoría de la, 27
Electrete, 421 Flujo, 22
Gray, Stephen, 84
Electricidad de tensión, 248 —, conservación espacial de, 256
Electrodinámica cuántica, 3 —, tubo de, 256
índice alfabético
470

Iones, recombinación, 129 Maxwell, James Clerk, 10, 99, 164, 188, 208, 236,
H
Isotropía del espacio vacío, 442 320, 324, 372
—, ecuaciones de, 313, 320
Hadrones, 6
—, teoría electromagnética, 165
Hall, E. H., 239
Medida de carga en movimiento, 168
—, efecto, 235, 239
— de la celeridad de la luz, 463
Hélice dextrorsum, 204
— del campo eléctrico, 173
— sinixtrorsum, 204 Joule, (J), unidad de trabajo, XII
Menor energía, estado de, 351
Helmholtz, bobina de, 241
Mermin, David, 165
Henry, Joseph, 269
Metales, conducción en los, 137
—, (H), unidad de inductancia, XII, 269 K
—, ley de Ohm, 138
Hertz, Heinrich, 164, 320
—, reflectividad de los, 331
—, (Hz), unidad de frecuencia, XII Kelvin, (K), unidad de temperatura termodinámica,
Metano, constante dieléctrica, 341, 373
Hill, H., 10 XI
—, polarización del, 373
Hilo largo cargado, potencial de un, 49 Kohlrausch, Rudolf, 324
Metanol, constante dieléctrica, 341
Hipótesis de Ampere, 395 Kilogramo, XI
Método de Cavendish, 58
Histéresis, 433 King, J. G., 6
— de relajación, 108, 114
Homogeneidad del espacio vacio, 442
Metro, XI
Hugues, V. W., 6
—, redefinición del, 463
L
Microfarad, 102
Mol, XII, 128
I Lámina de densidad de corriente, 225
Molécula polar, orientación de una, 377
Láminas, campo magnético entre, 226
Moléculas no polares, 354
Imán permanente, campo de un, 420 Laplace, ecuación de, 62, 91
— polares, 354, 374
Imanación, 414 Laplaciana, 61
Momento cinético de spin, 411, 459
—, intensidad de, XIII Lenz, ley de, 258
-intrínseco, 411
— de saturación, 429 Ley de Biot y Savart, 219
— cuadripolar, 345
— no uniforme, 419 — de conservación de la carga, 5
— de una fuerza, XIII
— permanente, 421 — de Coulomb, 7, 167, 321
— de Gauss, 23, 169, 172, 174, 369 — dipolar, 345, 346
Imanes permanentes, 421
-antiparalelo, 403
Impedancia, 302 -, forma diferencial de la, 56
-paralelo, 403
— del vacío, 464 — de la inducción de Faraday, 264, 321
— magnético, XIII, 411
Imposibilidad, teorema de, 63 — de Lenz, 258
-de una corriente, 243
Indice de refracción de un medio, 381 — de Ohm, 122
-del electrón, 410
Inducción, ley universal de la, 262 — del inverso del cuadrado, 10
-del protón, 460
— de Faraday, ley de, 264, 321 — universal de la inducción, 262
-del spin de un electrón, 412
— electromagnética, 247 Líneas de campo, 18, 99
-dipolar, 398
-, descubrimiento de la, 248 -de un solenoide, 222
-por unidad de volumen, 414
— magnética, 426 Longitud, unidad de, XI
-total, 412
— mutua, 268 Lorentz, H. A., 2, 164
— monopolar, 345, 351
-, coeficiente de, 269 —, contracción de, 444
— octopolar, 345
Inductancia, 274 —, factor de, 191
Momentos de una distribución de carga, 342
Integral curvilínea del campo eléctrico, 42 —, invariancia, 447
— dipolares inducidos, 350
— elíptica, 52 —, transformación de, 444
-moleculares, 379
Intensidad de corriente eléctrica, unidad de, XI Luz, celeridad de la, 442, 463
—, medida de la celeridad de la, 463 -permanentes, 353
— de imanación, XIII
Monopolo, intensidad del, 345
— de polo magnético, 393
— magnético, 395
— de un campo eléctrico, 341
Movimiento, invariante cuadricantidad de, 447
— del campo eléctrico, XIII, 16 M
-, unidad de, 126
-magnético, unidad de, 204 Magnetismo, 164
Magnetohidrodinámica, 228 N
— del monopolo, 345
— luminosa, unidad de, XII Manantiales de un campo, 16
Nabla, 61
Interacción entre cargas móviles, 188 Mancha solar, 207
— cuadrado, 61
Intervalo energético, 140 Masa, unidad de, XI
— multiplicado vectorialmente, 71
Invariancia de la carga, 170, 173 — de una partícula, 170
Newton, Isaac, 27
— Lorentz, 447 — del electrón, 495
Materia, campos eléctricos en la, 337 —, (N), unidad de fuerza, XII
Invariante cuadricantidad de movimiento, 447
—, — magnéticos en la, 387 —, teoría de la gravitación de, 27
— intervalo, 448
Nucleón, 34
Ion, 128 Material uniformemente imanado, 415
Materiales isótropos, 123
Número Q, 292
Iones, 189
índice alfabético 471

o Porcelana, constante dieléctrica, 341 Relación magnetogiratoria, 406


Positrón, 3 — magnetomecánica orbital, 406
Oersted, Hans Christian, 164 Potencia, densidad de, 331 Relajación, método de, 108, 114
—, brújula de, 166 —, unidad de, 149 Relatividad, teoría de la, 164
—, experimento de, 188 — en circuitos de corriente alterna, 305 — de la simultaneidad, 444
Ohm, (íl), unidad de resistencia eléctrica, XII, 127 — instantánea, 306 — restringida, 164, 441
—, ley de, 122 Potencial, coeficiente de, 106 Remanencia, 433
Onda, fase de una, 381 —, diferencia de, 44 Representación de campo vectorial, 18
—, velocidad de fase de una, 381 — de dos cargas puntiformes, 48 — de una función vectorial, 16
—, — de grupo de una, 381 — de un dipolo, 345 Repulsión de Coulomb, 30
—, — de una, 381 — de un hilo largo cargado, 49 Resistencia, unidad de, 127
— electromagnética, 185, 322 — de una distribución de cargas, 48 — eléctrica, 123
-en un dieléctrico, 380 — eléctrico, 41, 45 Resistencias, corrientes variables en, 154
-plana, 325 — vector, 213, 398 Resistividad, 126
— estacionaria, 328 -, cálculo del, 397 —, unidad de, 127
Ondas, superposición de, 325 Potenciales en varios conductores, 104 — de algunos materiales, 127
— electromagnéticas, 313 Prefijos, tabla de, XIII — de la plata pura, 127
-, energía transportada por, 330 Priestly, Joseph, 10 — del agua del mar, 127, 158
— estacionarias, relación de voltaje, 335 Principio de superposición, 9 — del cobre puro, 127
Onnes, H. Kamerlingh, 455 Problemas de contorno, 91, 108 — del germanio puro, 127
Operador gradiente, 61 Producto escalar de dos vectores, 12 Resonancia, frecuencia de, 297
— laplaciana, 61 — vectorial, 167 — magnética, 459
Orientación de los dipolos, 376 Promedio espacial de un campo, 359 -nuclear o RMN, 460
— de una molécula polar, 377 Propiedades del campo magnético, 208 — paramagnética electrónica o RPE, 460
Oscilación sinusoidal amortiguada, 291 Protón, 4 RMN, resonancia magnética nuclear, 460
Oscilador armónico, 288 —, momento magnético del, 460 Rotación, 72
-amortiguado, 288 Pruebas de igualdad de carga, 6 Rotacional, significado físico del, 72
-mecánico, 288 Pulsación, 292 — de una función vectorial, 65
Punto de Curie, 430 — en coordenadas cartesianas, 69
Rotacionalímetro, 72
P Rowland, Henry, 188, 235
Q —, aparato de, 236
Page, Leight, 165 —, experimento de, 235
Par sobre un dipolo, 348 Q, factor de calidad, 292 RPE, resonancia paramagnética electrónica, 460
Paradoja de los gemelos, 445 Quarks, 6, 33 Rutherford, análisis de, 7
Partícula, masa de una, 170
Pascal (Pa), unidad de presión, XII
Permeabilidad, XIII R S
— magnética, 428
Permitividad, XIII Radiación de energía, valor instantáneo de la, 452 Sacacorchos, regla del, 67
Peso atómico, 409 — de una carga acelerada, 449 Saturación, imanación de, 429
Picofarad, 102 — sincrotón, 453 Sección eficaz de difusión, 452
Piedra imán (magnetita), 428 Radio clásico del electrón, 409 Segundo, XI, 463
Pila de carbón-cinc, 160 — de Bohr, 352 Semiconductor tipo n, 142
— de plomo-ácido sulfúrico, 150 Reactancia inductiva, 295 -p, 143
Pilas voltaicas, 149 Reciprocidad, teoremas de, 271, 272 Semiconductores, 134, 139
Plank, Max, 2 Recombinación de iones, 129 Separación seudoespacial, 448
Plata pura, resistividad, 127 Red, topología de una, 147 — seudotemporal, 448
Plomo puro, conductividad eléctrica, 127, 135 — cristalina, energía eléctrica en una, 14 SI, unidades, 463
Poisson, ecuación de, 62 Redefinición del metro, 463 Siemens, (S), unidad de conductancia, XII
Polarizabilidades atómicas, 353 Redes con fuentes de voltaje, 152 Significado físico del rotacional, 72
Polarización, XIII — de corriente alterna, 300 Silicio, 134, 141
— atómica, 352 Referencia inercial, 442 —, bandas de energía en el, 141
— del metano, 373 Reflectividad de los metales, 331 —, constante dieléctrica, 341
— en campos variables, 376 Regla del sacacorchos, 67 —, estructura del cristal de, 139
— inducida, 376 — del tornillo, 67 — puro, conductividad eléctrica, 135
— magnética, 414 Reglas para representar una corriente alterna, 301 Simultaneidad, relatividad de la, 444
-permanente, cuerpos con, 420-421 Relación de voltaje de ondas estacionarias, 335 Sincrotón, radiación de, 453
Polietileno, constante dieléctrica, 341 — entre unidades, 463 Sistema de cargas, energía de un, 11
Polo magnético, intensidad de, 393 — giromagnética, 406 -, energía potencial de un, 45
472 índice alfabético

Sistema de referencia inercial, 442 Teoría de la gravitación de Newton, 27 Unidades derivadas, XI, XIII
— internacional de unidades de medida, XI — de la relatividad, 164 — electromagnéticas, 463

Sistemas de conductores, 94 — electromagnética de Maxwell, 165 — SI, XI, 463

Solenoide, 220, 221 — fenomenológica, 392 — suplementarias, XI


—, cálculo del campo, 221 Tesla, Nikola, 207
—, líneas de campo de un, 222 — (T), unidad de intensidad del campo magnético,
— infinitamente largo, 223 XII, 204 V

Spin, 8,411,432 Thévenin, teorema de, 153


—, momento cinético de, 411, 459 Thomson, J. J., 452 Vacío, condensador en el, 107, 338
— de un electrón, momento magnético del, 412 —, difusión, 452 —, impedancia del, 464

— de un electrón, 410 Tiempo, dilatación del, 445 Valencia, electrón de, 353
— electrónico, 460 —, unidad de, XI Valor cuadrático medio, 305

— nuclear, 460 — permanente, 354 — eficaz, 305


Stokes, teorema de, 68 — RC, constante de, 155 — instantáneo, 306
Substancias diamagnéticas, 391 Topología de una red, 147 -de la radiación de energía, 452

— ferromagnéticas, 392 Tornillo, regla del, 67 Van de Graaff, generador electrostático de, 149,210

— paramagnéticas, 391 Trabajo por unidad de carga, 44 Variación del campo magnético, 225

Suceso, 441 Transformación de Lorentz, 444 — del flujo, velocidad de, 256
Suma de velocidades, 189, 445 Tubo de flujo, 256 Varilla conductora móvil, 250
Superconductividad, 455 — desplazamiento eléctrico, 371
Superconductor, 136 Vectores, producto escalar de dos, 12
Superficie equipotencial, 49 U Velocidad de fase de una onda, 381
Superposición, 9 — de grupo de una onda, 381

—, principio de, 9 Unicidad, teorema de, 91 — de una onda, 381

— de ondas, 325 Unidad de cantidad de sustancia, XII — de variación del flujo, 256
Susceptibilidad eléctrica, 372, 414 — de capacidad, 155 — uniforme, 181
— específica, 414 — de conductividad, 126, 127 Velocidades, suma de, 189, 445

— magnética, 413 — de densidad de corriente, 126 Vidrio, conductividad eléctrica, 135


— molar, 414 — de diferencia de potencial, 44 — Pyrex 7070, constante dieléctrica, 341
— de intensidad de corriente eléctrica, XI Volt, (V), unidad de diferencia de potencial, XII, 44
-del campo eléctrico, 126 Volta, Alessandro, 149

T -del campo magnético, 204 Voltaje de ondas estacionarias, relación de, 335
-luminosa, XII — Hall, 239
Tabla de prefijos, XIII — de longitud, XI VSWR, Voltage standing wave ratio, 335

Temperatura de Curie, 430 — de masa, XI


— termodinámica, unidad de, XI — de potencia, 149
Tensor, 232 — de resistencia, 127 W

Teorema de Gauss, 56, 57 — de resistividad, 127


— de imposibilidad, 63 — de temperatura termodinámica, XI Watt, (W), unidad de potencia, XII, 148
— de la divergencia, 57 — de tiempo, XI Weber, Wilhelm, 324

— de Stokes, 68 Unidades, relación entre, 463 —, (Wb), unidad de flujo magnético, XII

— de Thévenin, 153 — básicas, XI Whittaker, Edmund, 372

— de unicidad, 91 — CGS, 463 Williams, E. R., 10


Teoremas de reciprocidad, 271, 272 — de medida, sistema internacional, XI, 463
Unidades CGS Unidades SI

Distancia s centímetro metro


Masa m gramo kilogramo
Tiempo t segundo segundo

Velocidad V cm s-1 m s-1


Cantidad de movimiento p gm cm s-1 £g m s-1
Fuerza F dina (gm cm s-2) newton (kg m s-2)
Energía, trabajo W erg (dina cm) joule (newton m)
Potencia P erg s-1 watt (joule s-1)

Carga eléctrica q esu coulomb (amp s)


Densidad de carga p esu cm-3 coulomb m-3
Potencial eléctrico <p statvolt (erg esu-1) volt (joule coulomb-1)
Campo eléctrico E statvolt cm-1 (dina esu-1) volt m-1 (newton coulomb-1)

Corriente eléctrica I esu s-1 ampere (coulomb s-1)


Densidad de corriente J esu s-1 cm-2 amp m-2

Resistencia R cm-1 s ohm (volt amp-1)


Resistividad P s ohm m

Campo magnético B gauss (dina esu-1) tesla (newton m-1 amp-1)


Campo magnético H oersted (dina esu-1) amp m-1
Flujo magnético O gauss cm2 weber (tesla m2)

Capacitancia C cm farad (ohm-1 s)


Inductancia L,M cm-1 s2 henry (ohm s)

1 coulomb = 3 X 109 esu 1 ampere = 3 X 109 esu s-1


300 volts = 1 statvolt 3 X 104 volt m-1 = 1 statvolt cm-1
1 tesla = 104 gauss 1 ohm = 1,113 X 10-12 cm-1 s
1 farad = 9 X 1011 cm 1 henry = 1,113 X 10-12 cm-1 s2

También podría gustarte