Apologistas griegos
Carta o Discurso a Diogneto: no faltan autores que incluyen entre los escritos de los
Padres apostólicos este bellísimo documento de la antigüedad cristiana; pero por su
contenido debe ser englobado entre los apologistas. Se desconoce el nombre de su autor,
que se presenta a sí mismo como «discípulo que he sido de los Apóstoles»; y tampoco
se sabe quién fue su destinatario, ese Diogneto que tan interesado se muestra por
conocer a fondo el cristianismo; no faltan quienes digan que ese destinatario es el propio
emperador Adriano; pero otros retrasan su composición hasta el siglo III. Solamente se
conservan algunos fragmentos. Su autor refuta tanto la idolatría como el judaísmo;
defiende el origen divino del cristianismo, cuyos testigos son los mártires; la caridad es
la esencia de la nueva religión; y traza un cuadro muy bello sobre el tenor de vida de los
cristianos, de los que afirma: «lo que es el alma en el cuerpo, eso mismo son los
cristianos en el mundo».
PAG. 298 – 399
Cuádralo: es el primer apologista cuyo nombre es conocido; era ateniense de
nacimiento; dirigió su apología, de la que solamente se conserva un fragmento, al
emperador Adriano (117-138).
Arístides: escribió su apología en el reinado de Adriano, a quien va dirigida; se ha
perdido el texto original, pero se ha conservado íntegramente en una versión siríaca. El
Damasceno hizo una refundición de esta apología en la adaptación que hizo de la
novelita griega Barlaam y Josaphat. Arístides presenta al cristianismo como la única
religión que puede traer la salvación al mundo pagano.
Taciano: era oriundo de Siria; discípulo de San Justino; autor del Discurso contra los
griegos; se muestra contrario a la filosofía griega, que le parecía necia y engañosa, lo
mismo que la religión pagana. Taciano escribió otra obra que le ha dado más celebridad:
el Diatessaron evangélico, una especie de armonía evangélica, en la que quiso refundir
los cuatro evangelios en un relato único. Taciano es el fundador de la secta gnóstica de
los encratitas.
Aristón de Pella: es autor del Diálogo contra Jasón y Papisco (140), contra el judaísmo.
Teófilo de Antioquía: escribió varias obras, pero solamente se han conservado sus tres
libros A Autolico, un amigo pagano, a quien recomienda la lectura de los libros sagrados
de los cristianos; escribió hacia el año 180. Al exponer la fe cristiana, emplea por
primera
vez la palabra Trinidad, a cuyas tres divinas personas les da los nombres de Dios, Logos
y Sofía.
Atenágoras: el filósofo cristiano de Atenas, es el más elocuente de los apologistas,
emplea un estilo elevado y poético. Hacia el año 177 escribió su Súplica a favor de los
cristianos, dirigida a Marco Aurelio y a su hijo Cómodo, en la que refuta especialmente
las calumnias que corren entre el vulgo contra los cristianos.
Melitón de Sardes: unode los «más grandes luminares de Asia», lo llamaba Polícrates
de Éfeso. Durante la persecución de Marco Aurelio, dirigió una apología al Emperador,
de la que se conservan solamente algunos fragmentos. Este autor fue el primero en
abogar por una eficaz colaboración entre los cristianos y el Imperio Romano.
Justino: es sin duda el más importante de todos los apologistas. Nació en Sichem,
Flavia Neapolis (Palestina), de padres griegos y paganos. Era filósofo. Él mismo dice
que primero profesó el Estoicismo, luego frecuentó las aulas de un peripatético, y
después profesó el Pitagorismo; pero en ninguna de estas escuelas filosóficas encontró
el sosiego intelectual y religioso. También el Platonismo lo atrajo durante algún tiempo,
hasta que un día, paseando por la orilla del mar, un anciano le señaló a los profetas
como los únicos que han anunciado la verdad. Reflexionando sobre las palabras del
anciano, que desapareció misteriosamente, se dio cuenta de que solamente los profetas y
los discípulos de Cristo poseían la verdadera filosofía.
Pag. 299
La búsqueda sincera de la verdad y el comportamiento heroico de los mártires lo
condujeron, según su propia confesión, «a la única filosofía verdadera y provechosa».
Justino abrió su propia escuela filosófica en Roma; quería conciliar el cristianismo con
el platonismo; a veces tiene expresiones poco felices al pretender explicar los misterios
cristianos. Murió mártir en los últimos años del emperador Antonino Pío o en los
primeros de Marco Aurelio.
Justino escribió ocho obras, según Eusebio, pero sólo tres han llegado hasta nosotros:
una Apología, y un apéndice a la misma, que se suele considerar como una segunda
apología, dirigida a Antonino Pío y a sus hijos adoptivos: Marco Aurelio y Lucio Vero;
y el Diálogo
contra el judío Trifón.
Pag. 300
JESÚS ÁLVAREZ GÓMEZ- HISTORIA DE LA IGLESIA I, Edad Antigua,
Madrid-2001
LOS PADRES APOLOGISTAS
Por su parte, los apologistas defendieron a la Iglesia de las acusaciones que formulaban los filósofos
paganos contra la fe.
Sobresalió San Justino (mártir en 165), conocedor de la filosofía de su época, que contestó brillantemente
las impugnaciones. Fue pionero del acercamiento entre el cristianismo y el helenismo, así como de la
especulación teológica. Varias filosofías, religiones, magias o astrologías, amenazaron mezclarse con el
cristianismo.
Los llamados gnósticos, por ejemplo, enseñaban la existencia de un Dios del Bien y de un Principio del
Mal. Su moral se oponía a la católica.
Montano (f 175) proponía unas normas morales sumamente rígidas. No aceptaba a las autoridades
eclesiásticas, ni el perdón de los pecados cometidos después del bautismo. Creyó inminente el fin del
mundo. Su más importante seguidor fue, en el siglo siguiente, Tertuliano (ver núm. 15).
Pag. 16
Agustín, churruca pelaez, historia mínima de la iglesia, bogota-1985