Apuntes: Caso Elisabeth von R.
(1892)
• Neurosis: afección psicógena cuyos síntomas son la expresión simbólica de un
conflicto psíquico que tiene sus raíces en la historia infantil del sujeto y constituyen
compromisos entre el deseo y la defensa.
• Dolores de piernas. Dificultad para caminar.
• Ocurren desdichas familiares (muertes, enfermedades)
• La paciente queda a merced de estas penas. Se encarga del cuidado.
• Cuerpo inclinado hacia adelante.
• Parecería que la enferma había establecido una asociación entre sus impresiones
anímicas dolidas y los dolores corporales que por azar registrara de manera
simultánea a aquellas, y que ahora en su vida mnémica empleaba la sensación
corporal como símbolo de la anímica (queda saber, cuándo y por qué se dio esa
sustitución).
• A pesar del relato extenso de Elisabeth, a priori no es posible dar con la causa de la
histeria que manifiesta.
• “Lo corriente era darse por contento (un médico) con el expediente de que la enferma
era una histérica por su constitución misma, capaz de desarrollar síntomas histéricos
bajo la presión de una excitación intensa, no importa de qué índole fuera esta”.
• Confesar y verbalizar todas sus penas no tenía un aparente resultado curativo.
• Entre la beatitud que se había permitido entonces y la miseria en
medio de la cual halló a su padre en casa (al volver de verse con su pretendiente)
quedaba planteado un conflicto, un caso de inconciliabilidad. Como resultado del
conflicto, la representación erótica fue reprimida (esforzada al desalojo) de la
asociación, y el afecto a ella adherido fue aplicado para elevar o reanimar un dolor
corporal presente de manera simultánea (el mecanismo de una conversión con el fin
de la defensa).
• Dolores del muslo derecho: lugar en el que cada mañana descansaba la pierna de su
padre mientras ella renovaba las vendas de su pierna. (nexo) Zona histerógena atípica.
• La enferma casi no presentaba dolor antes del trabajo terapéutico, sin embargo, si
mediante una pregunta o una presión sobre la cabeza convocaba un recuerdo, se
presentaba una sensación dolorosa (la enferma se llevaba la mano al lugar del dolor -
pierna-). Este dolor persistía mientras el recuerdo gobernaba a la enferma, alcanzaba
su apogeo (punto más alto) cuando estaba en vías de declarar lo esencial y decisivo
de su comunicación, y desaparecía con las últimas palabras que pronunciaba. Freud
aprendió a usar estas interacciones como “brújula” (cuando enmudecía y presentaba
dolores, suponía que no lo había dicho todo). La instaba a continuar la confesión hasta
que el dolor fuese removido por la palabra. Sólo entonces se despertaba un nuevo
recuerdo.
• Histeria monosintomática: dolor de pierna (derecha) al recordar vivencias de cuidado
de su padre enfermo, del trato con aquel compañero de juventud y otras cosas que
“caían” dentro del primer período del tiempo patógeno”. (Izquierda) recuerdos de
hermana difunta, los dos cuñados, es decir, la segunda mitad de su historia de
padecimiento.
• Andar, estar de pie y yacer se anudan a operaciones y estados de aquellas partes del
cuerpo que eran en este caso las portadoras de las zonas dolorosas, a saber, las
piernas. De ese modo resultaba fácil de comprender el nexo entre la astasiaabasia y
el primer caso de conversión en este historial clínico.
• En primer lugar, la zona dolida crecía por aposición, pues cada nuevo tema de eficacia
patógena investía una nueva región de las piernas; en segundo lugar, cada una de las
escenas impresionantes había dejado tras sí una huella, pues producía una
«investidura» permanente, que se acumulaba más y más, de las diversas funciones
de las piernas, un enlace de estas funciones con las sensaciones de dolor.
• La enferma no dejaba de repetir lo doliente que era el sentimiento de desvalimiento, la
sensación de “no avanzar un paso”: ella buscaba una expresión simbólica para sus
pensamientos “doloridos”, y lo había encontrado en el refuerzo de su padecer.
• A través de la simbolización se pueden generar síntomas somáticos de la histeria.
• Defensa frente a una representación inconciliable; de la génesis de síntomas histéricos
por conversión de una excitación psíquica a lo corporal; de la formación de un grupo
psíquico separado por el acto de voluntad que lleva a la defensa..
• Elisabeth deseaba a su cuñado. Inclinación tierna. Inadmisión moral. “Había
conseguido ahorrarse la dolorosa certidumbre de que amaba al marido de su hermana
creándose a cambio unos dolores corporales”. En lo momentos en que esa
certidumbre pretendía imponérsele habían sido generados aquellos dolores por una
lograda conversión a lo somático.
• Elisabeth habla con su madre. Regresan los síntomas.
Epicrisis
• Cuidados de un enfermo: papel significativo en la prehistoria de la histeria. La
perturbación del estado corporal por dormir a sahos, el descuido del propio cuerpo.
• Quien tiene la mente ocupada por la infinidad de tareas que supone el cuidado de un
enfermo, tareas que se suceden en interminable secuencia a lo largo de semanas y
de meses, por una parte se habitúa a sofocar todos los signos de su propia emoción
y, por la otra, distrae pronto la atención de sus propias impresiones porque le faltan el
tiempo y las fuerzas para hacerles justicia. Así, el cuidador de un enfermo almacena
en su interior una plétora de impresiones susceptibles de afecto; apenas si se las ha
percibido con claridad, y menos todavía pudieron ser debilitadas por abreacción. Así
se crea el material para una «histeria de retención»
• Mientras cuidaba a su padre, se generó en ella por primera vez un síntoma histérico.
Hubo un momento en que el círculo de representaciones de sus deberes hacia el padre
enfermo entró en conflicto con el contenido que en aquella época tenía su ansiar
erótico. En medio de vivos autorreproches, se decidió en favor de lo primero así se
creó el dolor histérico
• ELLA REPRIMIÓ LA REPRESENTACIÓN ERÓTICA DE SU CONCIENCIA Y
TRASMUDÓ SU MAGNITUD DE EFECTO A UNA SENSACIÓN DE DOLOR
SOMÁTICO.
• Las representaciones eróticas entran en conflicto con las representaciones morales.
• La paciente no era consciente de la inclinación hacia su cuñado. De no haber sido a
sí habría devenido en consciente de la contradicción entre esa inclinación y sus
representaciones morales, y por fuerza sufriría unos martirios anímicos.
• Grupo psíquico separado: saber y no saber de sus inclinaciones hacia su cuñado.
• ¿Cómo pudo suceder que un grupo de representación de tan intenso acento se
mantuviera tan aislado?
1) Los dolores histéricos se generaron al mismo tiempo que se formó aquel grupo
psíquico separado, y 2) que la enferma oponía una gran resistencia al intento de
establecer la asociación entre el grupo psíquico separado y sus restantes contenidos
de conciencia, y cuando esa reunión a pesar de todo se consumó, sintió un gran dolor
psíquico. Nuestra concepción de la histeria conjuga ambos factores con el hecho de
la escisión de conciencia, afirmando: el punto 2 contiene la referencia al motivo de la
escisión de conciencia, y el punto 1 a su mecanismo. El motivo era el de la defensa,
la revuelta del yo todo a conciliarse con ese grupo de representación; el mecanismo
era el de la conversión, vale decir, en lugar de los dolores anímicos que ella se había
ahorrado emergieron los corporales; así se introdujo una trasmudación de la que
resultó, como ganancia, que la enferma se había sustraído de un estado psíquico
insoportable, es cierto que al costo de una anomalía psíquica —la escisión de
conciencia consentida— y de un padecer corporal —los dolores, sobre los cuales se
edificó una astasia-abasia—.
• Terminología de la teoría de la conversión: el hecho innegable de la sumación de los
traumas y la latencia previa de los síntomas quiere decir que puede producirse tanto
la conversión de un afecto fresco como la de uno recordado, y este supuesto esclarece
por entero la contradicción en que parecen encontrarse el historial clínico y el análisis
de la señorita Von R.
• ¿Por qué justamente los dolores en las piernas tomarían sobre sí la subrogación del
dolor anímico? Las circunstancias que rodearon el caso indican que ese dolor
somático no fue creado por la neurosis, sino sólo aprovechado por ella, aumentado y
conservado.
PASAJE DE DOLOR REUMÁTICO ORGÁNICO REAL A SÍMBOLO MNÉMICO DE
SUS EXCITACIONES PSÍQUICAS DOLIENTES (porque estuvo presente de manera
simultánea con aquellas excitaciones)
• Sensaciones e inervaciones. “expresión de las emociones”.
• Mecanismo de simbolización: a través del lenguaje: “se sintió como una bofetada”.
Histeria que se manifestaba a través de “algia” de rostro.