VII CÓMO EVALUAR LAS ARGUMENTACIONES
1. EVALUACIÓN Y CONTEXTOS ARGUMENTATIVOS
el análisis de una argumentación suele ser el paso previo a su evaluación
Necesitamos entender la argumentación que otro ha hecho para así poder evaluarla y adoptar
alguna actitud al respecto: aceptar que la decisión así argumentada está justificada
dado el carácter práctico las argumentaciones jurídicas, es importante precisar que evaluar un
argumento no es exactamente lo mismo que evaluar una decisión o una acción; como tampoco
deben confundirse la evaluación de los argumentos teóricos y la de las creen
puede ser la argumentación en dos sentidos distintos: en sentido técnico y en sentido
moral
argumentación en sentido técnico quiere decir una argumentación hábil, basada en argumentos
que puedan resultar efectivos para lograr una cierta finalidad, pero, al mismo tiempo, esa
argumentación podría ser mala moralmente por ejemplo, oculta argumentos relevantes que
servirían para refutar los anteriores
en relación con la actividad judicial, el ideal regulativo del Estado de Derecho es que las buenas
decisiones sean precisamente las decisiones bien argumentadas. La obligación de motivar (que
rige al menos en relación con las decisiones de alguna importancia) supone el cumplimiento de
criterios formales (autoritativos y procedimentales)
Y por otro lado, el cumplimiento de esos criterios sería la garantía de que una decisión bien
motivada no puede ser una mala decisión
2. LA EVALUACIÓN DEL RAZONAMIENTO JUDICIAL
Un buen argumento, una buena fundamentación judicial, significa, pues, un razonamiento que
tiene una estructura lógica reconocible y que satisface un esquema de inferencia válido basado
en premisas, en razones, relevantes y suficientemente sólidas
los criterios pragmáticos, las razones para el escepticismo son varias: no se ve por qué el hecho
de que un argumento persuada de hecho a todos o a la mayoría de un auditorio puede servir
como criterio de objetividad
El argumento escéptico, sin embargo, es susceptible de ser contestado de diversas maneras
no quita para que puedan existir criterios objetivos que las partes o quienes participan en
una argumentación de cualquier otra manera son incapaces de reconocer, o bien no
quieren hacerlo por cuestiones de interés personal
segundo lugar, pudiera ser que la objetividad en el Derecho tuviera que construirse
tercer lugar, cabría cuestionar también la falta de consenso que alega el argumento.
en cuarto lugar, negar que existan criterios objetivos implicaría también reconocer que no
es posible una crítica (una crítica racional, fundada)
3. LA TESIS DE LA ÚNICA RESPUESTA CORRECTA
cuestión de si existe o no una única respuesta correcta (en los casos difíciles), o sea, si el Derecho
es o no capaz de determinar una solución para cada caso
trata de una discusión en relación con la cual conviene hacer, al menos, estas dos precisiones. La
primera es que la cuestión no se plantea en términos generales, para cualquier argumentación
jurídica, sino únicamente a propósito de la argumentación judicial, esto es, cuando se trata de la
aplicación de normas generales a casos concretos
La segunda precisión es que la cuestión de si existe o no una única respuesta para cada caso
(susceptible de ser resuelto judicialmente) no puede ser (no es) contestada simplemente con un sí
o un no. Las posiciones al respecto admiten muchos matices
1. Existe una única respuesta correcta, que cabe extraer a partir de los principios del Derecho
natural.
2. una única respuesta correcta que deriva exclusivamente del Derecho positivo y de las
reglas del método jurídico
3. una única respuesta correcta, pues cuando el Derecho positivo y el método jurídico no
resultan suficientes
4. una única respuesta correcta, pues el Derecho no es sólo un conjunto de reglas, sino una
práctica guiada por principios y valores
5. la única respuesta correcta es simplemente una ficción
6. No siempre existe una única respuesta correcta de acuerdo con el Derecho,
7. Casi nunca existe una única respuesta correcta. El Derecho fija
8. únicamente unos márgenes para la decisión
4. CRITERIOS DE EVALUACIÓN
Los criterios lógico-formales (los de la lógica deductiva) son aceptados por todos o casi todos pero
su cumplimiento supone verdaderamente un límite poco significativo: es relativamente difícil
encontrar una sentencia en cuya motivación se hayan cometido errores
De todas formas, los criterios de evaluación más importantes (y problemáticos) parecen ser los
que hacen referencia a las nociones de universalidad, de coherencia, de aceptabilidad de las
consecuencias, de moralidad social y de moral justificada
4.1. Universalidad
El requisito de universalidad se aplica tanto en relación con problemas normativos como con
problemas fácticos. Pero la universalidad implica algo más que ese requisito puramente lógico,
cuando se entiende que esa noción es la que está detrás de lo que se ha llamado la regla formal
de justicia
aclarar que universalidad no es lo mismo que generalidad. O sea, la universalidad no tiene que
ver con el grado de generalidad de la norma. Una norma muy específica (aplicable a muy pocos
casos) puede (debe) ser también aplicada de manera universal
4.2. Coherencia
coherencia juega hoy un papel muy importante, y no sólo en relación con el razonamiento
jurídico
la coherencia es uno de los criterios para evaluar los argumentos, pero no el único ni,
necesariamente, el decisivo
La idea de coherencia está ligada a la de consistencia lógica, pero difiere de esta última
porque la coherencia se refiere a la compatibilidad (de una decisión, de una norma o de
la narración de unos hechos) en relación con valores, principios y teorías.
Se dice que una norma (o un conjunto de normas) es coherente si puede subsumirse bajo
una serie de principios y valores: los del ordenamiento
La coherencia narrativa es lo que permite considerar como probado un determinado
hecho, una hipótesis fáctica, porque eso es lo que mejor encaja con una serie de hechos
probatorio
En fin, la coherencia es lo que justifica también las dos formas de argumentar más
características del Derecho