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Hallazgos de Cuauhtémoc en Ichcateopan

El descubrimiento de los restos atribuidos a Cuauhtemoc en Ichcateopan el 26 de septiembre de 1949 conmocionó a México. Este hallazgo ocurrió durante un período en que tanto políticos como intelectuales buscaban acelerar la integración nacional y distinguir entre las herencias culturales indígenas y españolas. El descubrimiento reavivó un debate apasionado sobre la importancia relativa de estas dos tradiciones para la identidad mexicana.

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Hallazgos de Cuauhtémoc en Ichcateopan

El descubrimiento de los restos atribuidos a Cuauhtemoc en Ichcateopan el 26 de septiembre de 1949 conmocionó a México. Este hallazgo ocurrió durante un período en que tanto políticos como intelectuales buscaban acelerar la integración nacional y distinguir entre las herencias culturales indígenas y españolas. El descubrimiento reavivó un debate apasionado sobre la importancia relativa de estas dos tradiciones para la identidad mexicana.

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LOS HALLAZGOS de

ichcateopan
Wigberto Jimenez Moreno
Academia Mexicana de la Historia

El hallazgo de los restos atribuidos a Cuauhtemoc, en I


cateopan, el 26 de septiembre de 1949, fue un suceso q
conmovio al pais entero. El lugar donde se encontraron es
dentro de la cuenca del Balsas, en la "Depresion Austra
que ha sido siempre epifoco de movimientos sismicos y d
convulsiones sociales: al sur estan ligados Morelos, Alvare
y Zapata y la Constitucion de Apatzingan, la revolucion d
Ayutla y el Plan de Ayala. El descubrimiento en el pequef
poblado guerrerense, estaba dotado ?ante la sensibilida
llena de suspicacia de los mexicanos? de una tremenda carg
afectiva, apasionante y trastornadora. Era como una revol
cion en potencia que turbaba la calma que habia dado a
nacion el espiritu ecuanime de Avila Camacho, y que pon
a prueba la firmeza de la politica de "unidad nacional".
Se habia alcanzado una cumbre en ese proceso unificado
cuando el 18 de marzo de 1938 ?bajo el regimen del genera
Cardenas? la nacion entera respaldo la expropiacion d
petroleo, y otra se habia escalado cuando el 5 de septiembr
de 1942 aparecio don Manuel acompanado de seis expreside
tes, que acallaron los resquemores que los distanciaba e
holocausto a la patria. Para afianzar esta actitud en el anim
de los mexicanos, se habia tratado de introducirla tambie
en la ensefianza de nuestra historia ?auspiciando esa te
dencia, en una reunion de pedagogos e historiadores, e
mayo de 1944, don Jaime Torres Bodet y don Alfonso Caso
y con analogo fin se habia inaugurado, en septiembre
ese ano, el Museo Nacional de Chapultepec, fuente de edu
cacidn civica y patri6tica para todo el pueblo. Superada
las pugnas que dividian hondamente tanto a profesores com
a estudiantes, Alfonso Caso, fungiendo como rector desd

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agosto del mismo afio, habia luchado en contra del predomi
nio de grupos sectarios (y en favor, por lo tanto, de la con
vivencia de ideas) dentro de la Universidad, y para supri
mir, hasta donde era posible, un foco de discordia espiritual, el
Presidente y su ministro de Education habian logrado, entre
el 24 de diciembre de 1945 y el 8 de octubre de 1946, la re
forma del articulo tercero de la Constitution Mexicana. Al
finalizar, por entonces, un periodo de gobierno de los mas
fecundos ?ya que habia promovido, contra viento y ma
rea, la conciliaci6n y la concordia? no se veian signos de
que se alterara el curso de esa corriente, y, escapando de lo
exotico y nutriendose de su propia savia, iba Mexico en busca
de si mismo; y por eso, la preocupacion de muchos intelec
tuales, durante el siguiente periodo, seria la de definir y
robustecer "la mexicanidad".1
Justamente seis dias antes de que terminara el mandato
de Avila Camacho y comenzara el de Aleman ?el 24 de no
viembre de 1946? empezaron a aparecer restos humanos que
se dijo pertenecian a algunos de los grandes protagonistas de
nuestra historia: primero, los atribuidos a Cortes, hallados
en esa fecha; despues, el 26 de marzo de 1947, los conside
rados como correspondientes a los Nifios Heroes, y, final
men te, el 26 de septiembre de 1949, los que se crey6 que
fuesen de Cuauhtemoc. No eran esos los unicos hallazgos
?aunque si los mas sonados?, pues el 8 de julio de este
ultimo afio, se encontraban en las lomas de Padierna "esque
letos de soldados mexicanos y norteamericanos que tomaron
parte en la batalla de ese nombre en 1847". Tambien la
Iglesia catolica festej6 un notable descubrimiento realizado el
primero de junio de 1950: el del cuerpo perfectamente con
servado del obispo de Veracruz, Rafael Guizar y Valencia.
Finalmente, de fuera del pais llegaron aqui los despojos del
eminente historiador Carlos Pereyra, el 14 de marzo de 1948.
Asi es que, desde fines de 1946 hasta mediados de 1950, con
templamos un desfile de hallazgos de restos o traslaciones
de ellos; y todo eso no tendria mayor significaci6n si no hu
biese acontecido precisamente en los afios en que, lo mismo
los politicos que los intelectuales, se habian percatado de la
necesidad de acelerar el proceso de integration nacional y de

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HALLAZGOS DE ICHCATEOPAN 163
discernir, para asegurar su exito, entre lo ex6tico y lo cas
tizo, entre lo asimilable, por su afinidad con lo propio, y lo
t6xico por su incompatibilidad con nuestro legado psicosocio
cultural.
De modo especial, dentro del clima espiritual de los afios
de gobierno del presidente Aleman (es decir, desde fines de
1946 hasta las postrimerias de 1952, cuando podria decirse
que la preocupaci6n por definir "la mexicanidad" alcanzaba
un auge hasta entonces desconocido) se saturaba de mayor
apasionamiento que nunca la vieja polemica entre quienes
fincaban la fuerza conformadora de nuestra nacionalidad
preponderantemente en la herencia indigena, y los que, en
contraposition a aquellos, la veian arraigada decisivamente
en el legado hispanico. En tales circunstancias, Cortes y
Cuauhtemoc, como simbolos que personificaban aquellas dos
tradiciones culturales que se veian inconciliables, aparecian
dotados de una temible carga afectiva, capaz de nublar, para
las gentes menos serenas, el concepto de una nacion mexicana
que ?contemplada desde los angulos biol6gico, psicol6gico,
cultural y social? habia surgido, basicamente, del mestizaje
y la transculturaci6n. Los que predicabamos la necesidad de
aceptar la indisoluble fusi6n hispanoindigena,2 reconotiendo
los valores positivos de cada uno de ambos patrimonios, nos
veiamos repudiados sobre todo por la exaltada corriente in
d6fila-hispanofoba, que se presentaba incomparablemente mu
cho mas robusta, intransigente, agresiva y peligrosa que su
contraria. La presencia de los "refugiados" o "transterrados"
espafioles desde 1939, habfa ayudado ?en algunos lugares y
entre ciertos grupos? a incrementar una corriente antiespa
iiola preexistente, y ya para 1945 aparecian libros como el
de Miguel Mazin Cervantes, intitulado Monumentos prema
turos, en el que priva un tono de violenta hostilidad hacia
el legado hispanico.
Ya desde la gesti6n del presidente Cardenas se habia dado
a las necesidades del indio y a la investigacion de nuestras
culturas aborigenes una atencion inusitada: asi se cre6, para
lo primero, el Departamento de Asuntos Indigenas, y para lo
segundo, el Instituto Nacional de Antropologia e Historia.
Ademas, surgieron sin promotion aficial: en 1937, *a Sociedad

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Mexicana de Antropologia; en 1938 ?como un Departamento
de la Escuela de Ciencias Biologicas del Instituto Politecnico
Nacional? la actual Escuela Nacional de Antropologia e
Historia, y en 1939, el Consejo de Lenguas Indigenas. Du
rante el mismo periodo es celebraron, en 1939 y en la ciudad
de Mexico, tanto la Primera Asamblea de Fil61ogos y Lin
giiistas (consagrada principalmente al estudio de nuestras
lenguas nativas) como el xxvin Congreso Internacional de
Americanistas, y estos sucesos cientificos colocaron al indio
en sitio destacado dentro del clima de la epoca, a lo cual
contribuyo todavia mas la reuni6n del Congreso Indigenista
Interamericano en 1940. Luego, bajo el gobierno de Avila
Camacho, descubrimientos arqueologicos como el de los edifi
cios y estatuas colosales de Tula, en 1941, y el de los frescos
de Bonampak, en 1946, pusieron de relieve ante el pueblo
mexicano ?que ya antes habia contemplado con admiration
el rescate de las joyas de Monte Alban, en 1932? la grandeza
de nuestras civilizaciones prehispanicas. Asi, eran ahora los
antropologos ?y entre ellos, los arqueologos en primer ter
mino? los que, con sus discusiones cientificas y sus especta
culares hallazgos, coadyuvaban mas que nadie a la revalora
cion de lo autoctono, auspiciada desde antes por la Revolucion
Mexicana (con Gamio, Vasconcelos, Rivera y otros proceres).
Cardenas habia sido el presidente indigenista por exce
lencia, y es significativo que diese el nombre de Cuauhtemoc
a un hijo suyo. Todavia bajo su regimen, en 1940, se efec
tuaron las sesiones del Congreso Indigenista Interamericano
reunido en Patzcuaro, en las que no s61o participaron an
trop61ogos, sino tambien estudiosos de varias disciplinas,
maestros y funcionarios, y ya no discutieron exclusivamente
problemas de indole cientifica, sino que se interesaron, de
diversas maneras, en el mejoramiento y la revindication
del indigena. Desde campos de accion bastante diferentes,
hombres como Alfonso Caso, Miguel O. de Mendizabal, Vi
cente Lombardo Toledano y Luis Chavez Orozco, fueron los
paladines de esta tendencia, y el primero habria de procla
mar, en memorable discurso, que la salvaci6n de Mexico
pendia de la del indio. Ya para 1944 ese movimiento de
revaloraci6n lograba que se contemplara comprensiva y ad

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mirativamente el arte prehispanico, gracias a un libro de
Salvador Toscano, mientras el gran pasado de los mexicas
?alrededor de la figura epica de Cuauhtemoc? se presen
taba al pueblo con todo su dramatismo, narrado conmove
doramente y con la mayor uncion por Hector Perez Martinez.
No podria, de ningun modo, subestimarse la influencia que
debio ejercer esta popular obra, biblia, quiza, de muchos
que con gran apasionamiento militaron en pro de la auten
ticidad del hallazgo de Ichcateopan.

Mientras se robustecia en esa forma la corriente indofila,


perdian los hispanistas a dos de sus caudillos mas belicosos:
Toribio Esquivel Obregon, fallecido el 24 de mayo de 1946
?quien no pudo, por ende, saludar el hallazgo de los restos
que se atribuirian a Cortes? y el P. Mariano Cuevas, quien
murio el 31 de marzo de 1949, antes de que se rescatasen los
que se asignarian a Cuauhtemoc. En cambio, Jose Vasconce
los ?paradoja viviente? se habia convertido mas y mas a la
corriente hispanofila, despues de haber ayudado a la reva
loraci6n de lo indigena, y era un adalid reconocido de aquella
actitud opuesta, juntamente con uno de nuestros mas res
petados historiadores, Alberto Maria Carrefio, quien combi
no su devotion a Espafia con positiva atencion al indio.
Los huesos encontrados por este ultimo y por otras per
sonas en el Hospital de Jesus el 24 de noviembre de 1946,
fueron identificados como de Cortes por una comisi6n en
que figuraron miembros del Instituto Nacional de Antropo
logia e Historia, y se les reinhumo el 9 de julio de 1947.
Entre tanto, en este mismo afio en que se conmemoraria el
centenario de la epopeya de los "aguiluchos", habian sido
hallados, el 26 de marzo, los restos que se estimaba perte
necian a los Nifios Heroes, y que, posteriormente, fueron
trasladados el 14 de septiembre al Colegio Militar, en tanto
se construfa el nuevo monumento consagrado a honrarlos,
habiendoseles antes rendido fervoroso homenaje en la plaza
de Armas de la ciudad de Mexico. Una comision de histo
riadores integrada por el mismo Carrefio, Alfonso Toro, Juan
Manuel Torrea, Jose* Maria Alvarez y Celestino Herrera Fri
mont, habia reconocido la autenticidad del hallazgo, y an

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tropologos del Instituto Nacional de Antropologia e Historia
habian dictaminado que "los seis esqueletos humanos en
contrados... pertenecieron a individuos del sexo masculino,
de edades que coinciden con las que tenian el teniente Juan
de la Barrera y los alumnos... pertenecientes al Colegio
Militar de Chapultepec cuando cayeron gloriosamente en
defensa de la patria el 13 de septiembre de 1847". C?n ^ase
en tales opiniones, el presidente Aleman sometio a la Camara
de diputados, dias antes de cumplirse un siglo de esa gesta
heroica, un proyecto de decreto en que oficialmente se acep
taba que los restos mencionados correspondian a los Nifios
Heroes, y los representantes del pueblo lo aprobaron asi el
9 de septiembre de 1947, mientras la Iglesia, por su parte, les
dedico al dia siguiente, en la basilica de Guadalupe, solem
nes honras funebres. Ese mismo ano, el 4 de marzo, el pre
sidente de los Estados Unidos, Harry S. Truman, habia
hecho una guardia frente al antiguo monumento en que se
les rendia homenaje. Asi, ante propios y extranos, quedaban
fuera de discusi6n: lo mismo el valor ?pico de la defensa
de Chapultepec, que la identidad de los esqueletos de los de
fensores.
En cambio, si bien no se negaba que fuesen de Cortes
los restos que se le atribuian, su hallazgo parecia desenca
denar enconadas polemicas en torno a su figura, poniendo,
como consecuencia, en un mayor piano de actualidad a su
contrincante egregio: el emperador Cuauhtemoc. Asi, hubo
quien propusiera publicamente que los despojos de aquel se
incinerasen frente a la estatua de ?ste, arrojando lejos las
cenizas, por considerar como ultraje a Cuauhtemoc el que se
hablase de unos honores al capitan extremeno en ocasion
de cumplirse, al fin de ese ano, el cuarto centenario de su
fallecimiento.3 Como para contrabalancear el entusiasmo que
entre los hispanistas provocara el descubrimiento de los hue
sos del discutido conquistador, se enaltecia la figura de su
heroico adversario, y acaso como sintoma de esa tendencia,
veianse aparecer ?desde septiembre de 1947? monedas de
plata de cinco pesos en que estaba grabada la efigie del
defensor de Tenochtitlan, cuya circulaci6n contribuy6 ?junto
con ser esas las piezas de plata de mayor valor? a dar a

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HALLAZGOS DE ICHCATEOPAN 167
conocer mejor el nombre de Cuauhtemoc entre la gente del
pueblo, que acaso no lo recordaba suficientemente, y a
transferir a su memoria una mayor estimaci6n, por el aprecio
mismo que esa moneda encontraba. No podia, por otra
parte, hallarse mejor simbolo que representara el valor de un
pueblo frente a un destino adverso, que el del joven monarca
que resisti6 a Cortes, sobre todo ahora que, en medio de una
fiebre de exaltaci6n patriotica, se recordaba la desfavorable
lucha sostenida hacia un siglo contra los Estados Unidos. Y
mientras asi se agigantaba el recuerdo del heroe tenochca, el
cuarto centenario del fallecimiento de Cortes, conmemorado
en Espafia solemnemente el 2 de diciembre de ese mismo
afio, no parecia enconttar en Mexico sino debiles ecos, ante
una frialdad analoga a la de la intensa onda fria de ese di
ciembre gelido y de un enero nivoso. En febrero siguiente
moria Hector Perez Martinez ?quien tanto contribuy6 a
popularizar a Cuauhtemoc?, y en marzo de 1948 llegaban
de Espafia los despojos mortales de Carlos Pereyra, panegi
rista ferviente del capitan extremefio. Despues de esto, pa
recia amainar la polemica entre hispanizantes e indigenistas,
mientras se entraba en relativa calma, turbada, empero, de
vez en cuando por algunos sucesos, como la exhibici6n
de una discutida pintura mural de Diego Rivera en el hotel
del Prado, el i? de junio de ese mismo afio, o el mi tin de
los sinarquistas en el hemiciclo Juarez, el 21 de diciembre,
en que cubrieron el rostro de la estatua del presidente re
formista con una mascara negra. Se llegaba al afio de 1949
con otras preocupaciones, preponderantemente de indole eco
nomica como la baja del peso, cuya cotizaci6n disminuia en
su cambio por dolar, al fijarse el nuevo tipo de 8.65 el 18
de junio. En cuanto a hallazgos de restos de protagonistas
conspicuos de nuestra historia, la exhumaci6n, el 8 de julio,
en las lomas de Padierna, de los esqueletos de soldados me
xicanos y norteamericanos que pelearon en la guerra de 1847,
no pareci6 despertar apasionamiento semejante al de anterio
res descubrimientos. Pero la atmosfera cambiaria, volviendose
tormentosa al encontrarse, solo ochenta dias despues, las osa
mentas y objetos en Ichcateopan.
De los dias 10 al 15 de enero de 1949, el Congreso Mexi

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168 WIGBERTO JIMENEZ MORENO

cano de Historia celebro en las ciudades de Chilpanci


Chilapa y Tixtla, una reunion de mesa redonda acerca d
historia del Estado de Guerrero. Indudablemente, d
asamblea despert6 interes por conocer el pasado de esa
marca. Estaba pr6ximo a cumplirse el primer centenari
la erecci6n del Estado, y todo contribuia a agudizar la
ciencia hist6rica de los guerrerenses. Fue entonces cuan
el 8 de febrero de ese mismo afio, El Universal dio a con
la noticia que le habia enviado su corresponsal en Te
pan, Bernardo Salgado H., bajo este rubro: "Yace Cuauht
en la Serrania de Guerrero. Rumor de que fue hallad
manuscrito de Motolinia: el lugar seria Ichcateopan."
El texto de esta information era el siguiente:

Teloloapan, Gro., 7 de febrero de 1949. El dia 4 del presen


mes, un senor apellidado Rodriguez, vecino de Ixcateopan
contr6 un importantisimo documento manuscrito del padre
tolinia, segiin el cual se pretende haber localizado el sitio en
fue sepultado Cuauhtemoc.
Se me informa que el documento dice que despues de a
cado Cuauhtemoc, los indios, y el padre Motolinia con ellos,
jeron el cadaver a Ixcateopan, lugar de donde el ultimo empera
de los mexicanos era nativo.
Motolinia seiial6 el lugar del enterramiento, levantando in
diatamente un templo que dedic6 a Santa Maria de la Asunci
Relata tambien el documento que motivos tuvo el fraile p
tector de los indios para guardar el secreto respecto a la ult
morada de Cuauhtemoc.
Se refiere, asimismo, que el gran mexicano radicaba en
cateopan como rey de los chontales, que eran aliados de
aztecas, y con tal caracter fue a la gran Tenochtitlan al fren
de un ejercito en auxilio de Moctezuma, siendo nombrado
pues emperador, a la muerte de este.

Como se ve, se daban en esencia los datos fundament


en torno a aquello que apasionaria desquiciadoramen
muchos mexicanos.
Al enterarse de estas noticias, el director del I.N.A
Ignacio Marquina, comisiono a la profesora Eulalia Guzm
para realizar una investigation sobre los documentos
buidos a Motolinia en que se consignaban estos infor
acerca del lugar donde se decia estar sepultados los hue

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HALLAZGOS DE ICHCATEOPAN 169
de Cuauhtemoc. La sefiorita Guzman se traslado a Ichca
teopan, examin6 los documentos y rindio sobre estos varios
informes al director del Instituto. Interesandose ella cada
vez mas en el asunto, realizo finalmente una exploration
arqueologica dentro del templo principal de Ichcateopan, la
que condujo al hallazgo de restos que atribuyeron a Cuauh
temoc, el 26 de septiembre de 1949. La prensa dio amplia
publicidad a este descubrimiento que sacudio como un sismo
a toda la nacion, y los mas destacados arqueologos e historia
dores ?entre ellos Alfonso Caso? felicitaron a dofia Eula
lia. Aquel y varios miembros del Instituto Nacional de
Antropologia e Historia, se trasladaron entonces a Ichcateo
pan; pero en presencia de las osamentas y los objet'os asocia
dos a ellas, empezaron a dudar de que la exploration
arqueoldgica se hubiese realizado correctamente y de que
realmente se encontraran en ellas los restos de Cuauhtemoc.
Siguiendo precedentes que databan del hallazgo del en
tierro de Cortes, el I.N.A.H., por encargo del secretario de
Education Publica, Manuel Gual Vidal, designo una comi
sion integrada por los doctores Silvio Zavala y Eusebio Da
valos Hurtado, los profesores Javier Romero y Carlos Mar
gain, el arquitecto Alfredo Bishop, el teniente coronel Luis
Tercero Urrutia, el mayor Roberto Tapia y el fotografo
Luis Limon, acompafiados del secretario del propio Instituto,
Alfonso Ortega Martinez, para que, en contacto con la sefio
rita Guzman, llevaran a cabo las investigaciones pertinentes
y rindieran a la Secretaria un informe de la autenticidad de
los documentos y objetos descubiertos, asi como de la de los
restos humanos enconlrados.
El 14 de octubre ?dos dias despues de que la Camara de
diputados habia dedicado un homenaje a Cuauhtemoc, con
motivo del dia de la Raza, como antes solia consagrarlo a la
proeza que Espafia realizo, a traves de Colon, con el descu
brimiento de America?4 los comisionados del Instituto Na
tional de Antropologia e Historia entregaron su dictamen,
en el que se hacia hincapie en que los restos encontrados
no pertenecian a un solo individuo; que ni el contenido ni
la letra de los documentos correspondian al siglo xvi, ni tam
poco la inscription de la placa de cobre que cubria el en

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tierro; que la antigiiedad de los objetos de metal rescatados
en la exploraci6n no podia ser establecida por el solo examen
quimico, y que a pesar de los cortes estratigraficos hechos en
las excavaciones, no fue posible determinar con seguridad
en que forma y en que epoca fue hecho el entierro, aunque
era probable que se hubiera realizado durante la construction
de alguno de los altares; por todo lo cual, la comision con
cluyo que no existian pruebas cientificas que permitiesen
afirmar que los restos descubiertos eran los de Cuauhtemoc,
lo cual no iba en menoscabo de la admiration y respeto
que los mexicanos sentimos por la figura de ese heroe in
signe. Uno de los comisionados, el arque61ogo Carlos Mar
gain, se abstuvo de firmar el dictamen por carecer de datos
arqueologicos suficientes para fundar su opini6n.

Las conclusiones a que llego la comision del I.N.A.H. le


vantaron una tempestad. Afios a tras, a fines de 1946, se ha
bian reconocido como de Cortes los restos exhumados en el
Hospital de Jesus, y en 1947, al hallarse los de los Niiios
Heroes, no se habian expresado dudas por la comision dic
taminadora acerca de su identidad. Parecia que lo que no
se negaba ni a los "aguiluchos" ni al conquistador, se le es
catimaba al h?roe indigena que tan valerosamente se le
enfrento. Ademas, muchos no podian explicarse que pro
minentes arque61ogos hubiesen felicitado publicamente a Eu
lalia Guzman al conocerse la noticia de su descubrimiento,
y que posteriormente pusieran en duda la autenticidad del
mismo. Hubo quien atribuyese a envidia esta rectification.
Entre tanto, la senorita Guzman obtuvo la ayuda de un grupo
de peritos del Banco de Mexico para que realizaran estu
dios de diversa indole acerca de los huesos y los objetos
rescatados en Ichcateopan, y esas personas hicieron publico,
el 8 de diciembre de 1949, su informe favorable a la anti
giiedad y autenticidad de ellos. Ante el desconcierto que
causaban dos dictamenes contradictorios, la Secretaria de
Educacion Publica decidio formar una nueva comision, invi
tando a varias instituciones cientificas y culturales a enviar
como delegados suyos, para integrarla, alguno de sus miem
bros, a fin de reexaminar el problema planteado por el dis

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HALLAZGOS DE ICHCATEOPAN 171
cutido hallazgo. El titular de esa dependencia habia dicho
a los periodistas el 12 de diciembre de 1949 ?segun se afir
ma?5 que, "para dar una decision definitiva", se iba a crear
"una comision formada por las instituciones de Mexico mas
capacitadas para hacerlo". Fue asi como, a partir del 6 de
enero de 1950, y a pesar de las objeciones expuestas por dofia
Eulalia el 29 de diciembre anterior,6 quedo constituida la
"Comision Investigadora de los Descubrimientos de Ichca
teopan", que realizo los estudios y emitio los dictamenes que
se dan a conocer ampliamente en la obra que lleva el mismo
titulo que este articulo ?escrito para servir de prologo en
ella?, el cual, por expresar puntos de vista personales, fue
sustituido por otro, basado en el, de Arturo Arnaiz y Freg.7
Componian originalmente aquel cuerpo de expertos ?que
la prensa dio en llamar la "Gran Comision"? los doctores
Alfonso Caso, Pablo Martinez del Rio, Julio Jimenez Rueda,
Manuel Gamio y J. Joaquin Izquierdo, el ingeniero Pedro
C. Sanchez, el quimico Rafael Illescas Frisbie y los profesores
Manuel Toussaint, Arturo Arnaiz y Freg y Wigberto Jimenez
Moreno, representanclo, respectivamente, al Instituto Nacio
nal Indigenista, al Instituto de Historia de la Universidad
Nacional Autonoma, al Archivo General de la Naci6n, al
Instituto Indigenista Interamericano, a la Comisi6n Impul
sora y Coordinadora de la Investigacion Cientifica, a El
Colegio Nacional, a El Colegio de Mexico y al Seminario de
Cultura Mexicana. Instalada la Comisi6n, en la fecha ya
indicada, por el secretario de Educaci6n Publica, Manuel
Gual Vidal, se designo como secretario, al autor de estas
lineas y se acord6 que las sesiones serian presididas sucesi
vamente por cada uno de los miembros de este cuerpo dicta
minador. Se convino, antes que nada, en rendir homenaje
a Cuauhtemoc en su monumento del paseo de la Reforma,
como se hizo el dia 10 de enero de 1950, montando una guardia
ante la estatua del ultimo sefior de Tenochtitlan. La pri
mera sesi6n se efectuo en el despacho del secretario de Edu
cation Publica; la segunda, en la biblioteca de El Colegio
Nacional, y las restantes en el domicilio de la Comision
Impulsora y Coordinadora de la Investigacion Cientifica.
Como se trabaj aba dentro de una atmosfera de gran apa

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sionamiento, se considero prudente, desde el principio, que
los miembros no externasen los resultados de sus delibera
tions sino a traves de Arturo Arnaiz y Freg, quien quedo
encargado de proporcionar boletines a la prensa, que se pu
blicarian cuando se estimara conveniente. A partir de la
sesion celebrada el 13 de enero de 1950, las discusiones se
grabaron en alambre, por medio de los aparatos y por el
personal que para el efecto comisiono la Secretaria de Edu
cacion Publica. Posteriormente estas grabaciones se pasaron
a discos fonograficos.8
Quien esto escribe hubo de hacer frente a la tarea de ela
borar las actas mediante apuntes que tomaba de las discusio
nes y oyendo lo grabado en alambre, hasta que pudo contar,
desde julio de aquel ano, con la ayuda de Guillermina Perez
de Serrano. Ulteriormente se tuvo, ademas, a partir de octu
bre, la colaboracion de Alberto Quiroz, comisionado al efecto
por la misma Secretaria.
Por carecer de auxiliares durante el primer semestre de
1950, las minutas de las sesiones no estuvieron al corriente,
y en la reunion del 10 de marzo se discutio si, para reme
diarlo, deberian redactarse en forma esquematica, prevale
ciendo la opinion de que fuesen tan detalladas como hasta
entonces. Alcanzada la colaboraci6n del personal aludido, se
pudo tenerlas al dia ya para la sesi6n del 27 de octubre, en
la que el autor de estas lineas ?que habia venido insistiendo
?n que se considerasen las que estaban pendientes? obtuvo
que se aprobaran las de los dias 3, 10 y 24 de marzo, ya que
despues del 31 de este ultimo mes no se habian estudiado
otras porque se estim6 mas urgente examinar varias facetas
del discutido hallazgo. Tras esto consiguio que el i? de di
ciembre se aceptasen las actas del 31 de marzo al 28 de abril.
Todavia logr6 que el i? de enero de 1951 se diesen por
buenas las correspondientes al 9 de junio y 28 de julio y que
se discutiese la del 11 de agosto. Despues ?fuera de una
corta conversation que se tuvo el 19 de enero, nuevamente
en torno al texto resumido de la del 11 de agosto, no hubo
ya posibilidad de analizar ?sino por cada quien en lo par
ticular? las que aun quedaban pendientes de aprobarse, si
bien los miembros de la Comision, que tenian copias de

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HALLAZGOS DE ICHCATEOPAN 17$
ellas, jamas objetaron su contenido. La urgencia de rendir
el dictamen que el secretario de Education solicitaba, im
pidio ocuparse en las reuniones postreras de las minutas
restantes; pero con posterioridad a la entrega de su infor
me, juntaronse durante dos o tres ocasiones los comisiona
dos, dandolas por aprobadas. Solo debe advertirse que el
doctor Jose Gomez Robleda ?que habia participado en las
deliberaciones desde el 17 de febrero de 1950 hasta el 2 de
febrero de 1951? no estuvo presente ya a partir de la sesion
del 5 de febrero de este ultimo afio y no firmo conjuntamente
con los otros miembros la serie de conclusiones que estos
presentaron al licenciado Manuel Gual Vidal, habiendo pre
ferido elaborar un dictamen aparte.9 Tambien conviene asen
tar que, ademas de las personas que constituian ese cuerpo
dictaminador, participaron, transitoriamente, algunas otras,
como el doctor Daniel F. Rubin de la Borbolla, que, por
ausencia de Alfonso Caso, lo sustituyo durante algunas se
siones; el licenciado Hugo Diaz Thome, quien reemplazo en
agosto al doctor Julio Jimenez Rueda, y, tambien el doctor
Eusebio Davalos Hurtado, los profesores Arturo Monzon y
Liborio Martinez, estos tres como peritos invitados por la
Comision investigador a.
Hubo algunos tropiezos mas que impidieron realizar las
tareas con mayor presteza: los dictamenes, tanto de los ex
pertos del Instituto Nacional de Antropologia e Historia,
como de los investigadores del Banco de Mexico, tenian que
ser reproducidos fotostaticamente a traves de la Secretaria de
Education Publica, y solo semanas despues de que esta habia
entregado una copia unica a la Comision, se contaba con
ejemplares para todos los miembros; asi, no los hubo de el de
los peritos quimicos sino hasta la sesion del 3 de febrero.
Entre tanto, seguianse elaborando nuevos estudios dentro
del equipo animado por la sefiorita Guzman: el 17 de febre
ro de 1950 ?segun informo Illescas Frisbie? se habia con
cluido el referente a la proportion de oxido cuproso y
cuprico en la placa ichcateopefia, pero no llegd este al autor
de estas lineas sino hasta el mes de mayo, en que lo recibid
junto con el de Luis Chavez Orozco ?Don Florentino Jua
rez no pudo ser el creador de la tradicion de Ichcateopan...?

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174 WIGBERTO JIM&NEZ MORENO
y el de Enrique Bustamante ?Sobre la edad de las placas de
cobre en la tumba de Cuauhtemoc?, asi como con la serie
de informes que la descubridora del famoso entierro envio
Ignacio Marquina desde el 28 de febrero hasta el 26 de sep
tiembre de 1949; el 10 de marzo acababa de entreg&rsenos
el dictamen sobre los restos oseos, pero no tuvimos copias
sino hasta el 28 de abril. Para el 9 de junio, nuestros cole
gas, individualmente, s61o habian recibido: el dictamen del
I.N.A.H. (del que ya en julio habia ejemplares impresos),
el de los peritos quimicos, el relativo a los huesos y el de
Chavez Orozco, recien publicado. Desde el 28 de julio los
comisionados contaron con copias mecanoescritas de los infor
mes ya aludidos de la profesora Guzman, y extraoficialmente
conotieron el articulo, escrito por ella misma, sobre "El ha
llazgo de la tumba de Cuauhtemoc", aparecido en los numeros
66 y 67 de Cultura Sovietica, durante abril y mayo; para en
tonces habian leido algunos en el peri6dico Excelsior una
parte del informe del ingeniero Jose A. Cuevas intitulado
"Edad del entierro de Ichcateopan". El 13 de septiembre in
formaba el que esto escribe de habersele remitido cuatro tra
bajos: el de la senorita Cortes Herrera, el de Cuevas, el de
Von Wuthenau y el de Diez de Urdanivia, Munguia y Quiroz
Cuar6n.10 Nuestros compafieros, mientras tanto, no habian
estado inactivos: tres de ellos ?Jimenez Rueda, Toussaint y
Borbolla? habian elaborado sendos estudios, y se llevaban
celebradas dieciseis reuniones en las que se analizaron im
portantes aspectos del descubrimiento guerrerense. Sin embar
go, en un peri6dico dijose que nos reuniamos escasas veces, y
para refutarlo se informo por medio de la prensa, hacia el
96 16 de octubre, de nuestras actividades. Estas ?como se
recordara? se vieron plenamente normalizadas s61o hasta
fines de ese mes.
El 20 de septiembre habia requerido el secretario de Edu
cation a la Comision investigadora para que le ilustrase
acerca de "todos los elementos y datos que ... arroj[as]en
las investigaciones, exploraciones y estudios*' hasta entonces
realizados; y este cuerpo dictaminador cumpli6 con lo que se
le pedia, en la medida en que podia hacerlo, cuando apenas
empezaba a conocer la mayoria de los dictamenes. Aunque

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HALLAZGOS DE ICHCATEOPAN 175
los componentes del mismo supieron, desde el 29 de sep
tiembre, del contenido de un oficio de fecha 2 del mismo
mes dirigido por la sefiorita Guzman y sus colaboradores al
licenciado Gual Vidal, en que le avisaban a este que la serie
de diez dictamenes redactados por ellos podia considerarse
completa con dos que se habian terminado el 30 de agosto
?:Los signos grdficos grabados en la placa de cobre... y La
inscription en la tumba de Ichcateopan...?, todavia se es
peraba un extenso informe de dofia Eulalia, que Gomez
Robleda describid en aquella sesion como a punto de aca
barse y constando ya de cerca de doscientas paginas; pero
en una entrevista que tuvo el que esto escribe con el titular
de aquella Secretaria ?en visperas de la sesion del 8 de di
ciembre? se enterd por el de que la mencionada profesora
"habia llegado al final de lo que ... tenia que decir...", y,
en consecuencia, se fijo con dicho funcionario la fecha del
8 de febrero de 1951 "como limite para concluir las tareas
de la Comisidn."
En la junta celebrada el 6 de octubre de 1950, se habia
designado una subcomisidn compuesta de los doctores De la
Borbolla y Gomez Robleda, conviniendose en invitar al
doctor Eusebio Davalos Hurtado para que colaborara con
ellos, como tercer miembro, en un examen de los problemas
que presentaban los restos dseos. Desde la del 20 del pro
pio mes, se contaba de nuevo con la participacidn de Al
fonso Caso, que no habia asistido a partir de la del 24 de
marzo, tanto por su viaje a Europa como porque lo substi
tuia el doctor De la Borbolla.

Habiendo sido atacado, poco antes del 27 de octubre, el


emperador Cuauhtemoc en el diario Excelsior, propuso el
presidente de la Comisidn que lamentara ?sta, publicamente,
tal desacato. Luego, al informar que Eulalia Guzman habia
sido injuriada, sugirid el doctor Gomez Robleda que se insi
nuara al licenciado Gual Vidal que refrenase el escandalo
suscitado por la polemica, pero Manuel Toussaint ?que ac
tuaba como presidente? no aprobd lo que parecia "censura"
para el espinoso asunto. Conviene recordar que, antes y
despues de rendir su fallo, los miembros de la Comisidn fue

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176 WIGBERTO JIMENEZ MORENO
ron constantemente agredidos en los peri6dicos, distinguien
dose por su ensanamiento la revista Todo. Se comprende
que, en tales circunstancias, no resultase facil una visita a
Ichcateopan, que algunos de los miembros estimaron nece
saria, mas no la mayoria, que creyo disponer sin ella de datos
suficientes, alegando, por otra parte, que tres de los comi
sionados ?Alfonso Caso, Jose Gomez Robleda y Rafael Illes
cas Frisbie? habian estado ya en el lugar del hallazgo y visto
los restos, documentos y objetos, y que, ademas, los peritos
que nos asesoraban ?Eusebio Davalos Hurtado y Liborio
Martinez? habian examinado con atencion los huesos. Sa
bemos que uno de estos expertos tuvo que hacerlo rodeado
de gentes recelosas y armadas, pues las arengas de la descu
bridora exaltaron los animos, formando una corriente adversa
a toda actitud serena, y se reputaba sacrilego cualquier asomo
de escepticismo.
Entre tanto, seguian publicandose en periodicos y revistas
otros dictamenes elaborados por el grupo de dona Eulalia,
y ella misma dio a conocer en la prensa una resena de dife
rentes informes, favorables, por supuesto, a su conocida tesis.
Tambien aparecieron en Cultura Sovietica ?de septiembre
a noviembre de 1950? su articulo "Cuauhtemoc, heroe natio
nal", y el de Quiroz Cuaron: "Los restos oseos de Ichcateopan
ante el juicio medico legal". Por su parte, los miembros
de la Comision investigadora elaboraban nuevos estudios,
como el de Jimenez Rueda intitulado La intervention de
Motolinia en el entierro de Ichcateopan.
Al empezar el ano de 1951, las sesiones de la Comisi6n
hicieronse mas frecuentes, trabaj andose en ocasiones ma
fiana y tarde, y duraron algunas veces cerca de cinco horas.
Se integro finalmente una subcomisi6n relatora ?que inte
graban Arnaiz y Freg, Jimenez Rueda y el autor de estas li
neas? y que fue preparando el dictamen definitivo, al mismo
tiempo que se examinaban con todo detenimiento los proble
mas planteados en torno de los huesos. Fue muy valiosa la con
tribution de Jimenez Rueda en la subcomisi6n aludida, y en
cuanto a la deliberation acerca de los restos oseos, merece
recordarse la actuaci6n de Eusebio Davalos Hurtado, que
hizo ver la imposibilidad de aceptar la reconstrucci6n del

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HALLAZGOS DE ICHCATEOPAN 177
esqueleto atribuido a Cuauhtemoc en la forma en que la
postulaba Liborio Martinez.
No hay espacio ni tiempo para relatar la marcha final
de nuestros trabajos, pero al leer las actas ?sobre todo las
ultimas? podra constatarse que, lejos de "trabajar sobre las
rodillas", como alguien dijo, se estudiaron con esmero diver
sas cuestiones, y fue solo tras considerar todos los angulos
del problema y todos los argumentos en pro y en contra de
la autenticidad de las osamentas, documentos y objetos, que
se llego a las conclusiones aprobadas en la ultima reunion
?la del 7 de febrero?, dadas a conocer unos dias despues.
Pueden consultarse los diversos informes en que la Comisidn
basd su fallo definitivo. Poco antes de emitirlo, separdse del
grupo del doctor Gomez Robleda, enviando a sus compafieros
una carta que expresaba su discrepancia, la que le fue con
testada bajo la firma del autor de estas lineas, aunque
formulada por el doctor Alfonso Caso.
Al conocerse nuestras opiniones, la griteria de la prensa
se volvid estruendosa y fuimos entonces tachados de "trai
dores", mientras en pasquines se exigia que se nos fusilase
por la espalda. Es un timbre de gloria para todos los fir
mantes del dictamen final, que ?aparte de haber laborado
sin remuneracidn alguna ?se nos haya injuriado por man
tener los fueros de la investigacion cientifica, sin torcer la
verdad por mdviles patrioteros. Estos, inspirados a veces por
una actitud racista ?negadora de los aportes positivos del
mestizaje y transculturacidn hispano-indigenas, y destructora,
por tanto, de las raices que crearon y nutren nuestra na
cionalidad?, se apartaban, a fin de cuentas, de un legitimo
y bien fundado sentimiento patridtico.
No hay que desconocer, sin embargo, que muchos que
aceptaron como validos los argumentos de dofia Eulalia y
de sus seguidores, lo hicieron impresionados por tantas prue
bas y analisis de todo genero que se aducian ?fisicos, qui
micos, osteoldgicos, arqueoldgicos, paleograficos y muchos
mas?, y que para ellos, de buena fe, debid ser motivo de
escandalo que la comisidn no reconociera, despues de tan
numerosos alegatos, la autenticidad del hallazgo. Podria pa
recerles una reprobable obcecacidn lo que solo implicaba un

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decidido afan de alcanzar una verdad que no era, primor
dialmente, de indole fisica ni quimica, sino, ante todo, de
caracter antropologico e historico. Justamente por ser de esta
especie lo esencial del problema, las conclusiones negativas
del informe que rendimos los comisionados constituyen un
fuerte indicio de la madurez que estas dos ultimas disciplinas
han alcanzado en Mexico. Lo facil y, al propio tiempo, lo
inmaduro, hubiese sido dejarse alucinar por testimonios de
ficientes, por documentos plagados de anacronismos o por las
inclinaciones mit6manas de una turba vocinglera y amena
zante.

Para entender mejor por que ocurrieron las cosas como


acontecieron, no basta recordar ?como lo hicimos antes? el
auge logrado por el movimiento indigenista, que ahora se
volvia contra aquellos mismos que con sus descubrimientos
y ensefianzas lo habian auspiciado ?Gamio y Caso en el
primer piano?, sino que es preciso advertir que en Mexico,
parejamente al movimiento de industrializacion ?que se vi
gorizo desde los afios de Avila Camacho, estimulado por la
segunda guerra mundial?, habian entrado en escena los tec
nicos, es decir, los hombres instruidos en la ciencia aplicada
y que ponian en ella sus esperanzas. Bajo la administraci6n
de Aleman fue aun mas notorio el decisivo papel que jugaba
la tecnica en las vastas hazanas constructivas del regimen, y
hasta podria pensarse que se inauguraba con el una etapa
neopositivista o neocientificista como la de los ultimos lustros
del Porfiriato.11 Precisamente ahora, las masas ?en vispe
ras de completarse medio siglo xx? se sentian fascinadas
por los grandes descubrimientos de las ciencias fisico-quimi
cas y matematicas, cuya utilidad e insospechado alcance vol
vianse patentes con inventos que, como el de la television,
empezaban a aprovecharse en la ciudad de Mexico. Esto
coincidia con el hecho de que se llevaban a cabo en el mundo
diversos experimentos fisico-quimicos y calculos matematicos
para determinar la antigiiedad de los objetos, y se estaban
empezando a conocer los resultados del empleo para tales
fines del carbono 14, cuya signification ?revolucionaria de
viejos metodos? podemos ahora justipreciar. Habia, pues,

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HALLAZGOS DE ICHCATEOPAN 179
en el ambiente una optimista sobreestimacidn de la capacidad
de la fisica y de la quimica para dilucidar la edad de cual
quier pieza arqueoldgica, sin darse cuenta de las limitaciones
de tales sistemas, y sin percatarse de que, en un caso como
el de Ichcateopan, no era a aquellas disciplinas a las que
podria pedirse los mas sdlidos datos, sino que habria que soli
citar estos a la antropologia y a la historia.
Asi, es a una falta de discernimiento a la que hay que
atribuir que naufragaran muchos, al escuchar ?antitetica a la
de dofia Marina? la voz de otra mujer apasionada, admi
rable por un tesdn y celo apostdlico dignos de mejor causa,
cuyo saber y cualidades humanas no pueden desconocerse, y
que ?con acierto muchas veces y equivocadamente otras? ha
tratado, a su manera, de servir a Mexico.12
Los alegatos en pro de la autenticidad del hallazgo de
Ichcateopan, asi como los reportajes favorables a esa opinion,
han sido muy numerosos.13 Pocos, en cambio, han aparecido
con la tesis contraria.14 La publicacidn de la obra para la
que este articulo iba a servir de prologo paso por muchas
vicisitudes, y la elaboration de las actas habia representado
para el que esto escribe una tarea ingrata, por haberle impe
dido consagrarse a otros trabajos, seguramente mas utiles.
Creemos, sin embargo, que no habra sido esteril. Ha salido, al
fin, esa obra a la luz publica, gracias al empefio de Alfonso
Caso y de Arturo Arnaiz y Freg, quienes obtuvieron la ayuda
economica de varias instituciones, y vigild su impresidn el
autor de estas lineas, juntamente con Roberto Sayavedra. Es
lastima que no esten ya entre nosotros ?por haber falleci
do? aquellos compafieros cuya memoria veneramos: Pedro C.
Sanchez, Manuel Toussaint, Julio Jimenez Rueda y Manuel
Gamio.15

NOTAS

1 Ciertamente, ese ahincado proposito de integraci6n nacional arran


caba de la Revolucion Mexicana, cuya actitud nacionalista agudizada
por la ocupaci6n extranjera de Veracruz en 1914? habia inspirado la
Constituci6n de 1917, y, a partir de esta, iba Mexico alcanzando una
madura conciencia de si mismo. Poetas como L6pez Velarde y composi
tores como Ponce, pintores como Orozco y Rivera, soci61ogos como Gamio

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y filosofos y educadores como Jos? Vasconcelos y Antonio Caso, fueron
los mas destacados exponentes y orientadores de esa revaloraci6n de lo
propio y de esa busqueda de lo castizo; y cuando apareci6, en 1934, El
perfil del hombre y la cultura en Mexico de Samuel Ramos, una gene
racion brillante continu6 esa tendencia, hasta que otra nueva, con El
gesticulador de Usigli (1944) , El laberinto de la soledad de Octavio
Paz (1950), La estructura psicologica del mexicano de Santiago Ramirez
(J955) y otros estudios ?entre los que sobresalen los de Agustin Yafiez
y los producidos o animados por Leopoldo Zea? empezo a entregar una
mas cuajada y abundante cosecha.en torno a esa revaloracion y busqueda
de lo nuestro autentico.
2 Los puntos de vista conciliadores de lo indigena y lo hispanico
sostenidos por el autor de estas lineas, proclamados por ?1 en el Congreso
Mexicano de Historia reunido en Jalapa en 1943, aparecieron tambien
en su articulo "Preservation y fomento de la cultura regional" (America
Indigena, T. VIII, N9 4, 1948, pp. 313-19), asi como en el intitulado
"Cincuenta afios de historia mexicana" (publicado originalmente, en su
mayor parte, en el afio de 1950 en la revista Siempre y en forma mas
completa en Historia Mexicana, Vol. I, N<? 3, enero-marzo, 1952, pp.
449-455) . Posteriormente confirm6 esa posici6n en la entrevista de que
fue objeto, acerca de "Lo mexicano", en las pp. 8-9 de la seccion "Revista
de la Semana" de El Universal correspondiente al domingo 11 de enero de
1953, y mantuvo la misma tesis en una platica por radio acerca de "La
Conquista: choque y fusion de dos mundos", transmitida en 1956 y luego
incorporada en sus Estudios de historia colonial, i960.
3 Vease el folleto de J. Jesus Palomino G.: El ultraje al emperador
Cuauhtemoc no debe olvidarse. Replica a la iniciativa del homenaje que
se proyecta rendirle a Herndn Cortes, Dolores Hidalgo, Gto., primavera
de 1937, 17 pp. Es significativo que el autor pregunte: "<jQue se hizo
con los restos de Cuauhtemotzin?", porque esto parece indicar que el
hallazgo de los de don Hernando despertaba un interns ?hasta entonces
inusitado? por localizer los de su noble enemigo, y porque anticipaba
un anhelo que compartian muchos y que vieron satisfecho con el des
cubrimiento de Ichcateopan. Puede imaginarse la frustration que im
plicaria para ellos el que despues se les dijese que no se habian hallado
alii los restos de Cuauhtemoc, y se comprendera el furor de que algunos
se vieron poseidos.
4 La fiesta de la Raza se venia celebrando desde 1918 y significaba
una vinculaci6n con el mundo iberico e iberoamericano; pero la del 12
de octubre de 1949 representaba una adhesion al legado indigena exclu
sivamente. Mas tarde, serenados los animos, la Camara de diputados ren
diria nuevamente homenaje a Colon y a la herencia hispanica, en actos
solemnes como el que tuvo en su recinto el 12 de octubre de 1956.
5 Angel Torres y Gonzalez, La tumba de Cuauhtemoc. Un repor
tage historico. 1950. Afio de Cuauhtemoc. 208 pp. (Ver alii la p. 187) .
6 Ibidem, p. 189.

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HALLAZGOS DE ICHCATEOPAN 181
7 El libro de que se trata Los hallazgos de Ichcateopan: Actas y
tamenes de la comisidn investigador a, Mexico, 1962, tiene, en las
a XIV, el pr61ogo de Arnaiz y Freg, y le siguen 552 paginas (incl
los indices, que empiezan en la 535) , de las cuales las primeras 3
?que contienen 38 actas de las sesiones de dicha Comision? fueron
critas por el autor de estas lineas en calidad de secretario de la mi
habi?ndole tocado ademas corregir todas las pruebas de imprenta
dicha obra. Aunque su firma aparece en la p. 386 al pie de una cart
autor de ella fue Alfonso Caso.
8 Estos discos fueron depositados en una dependencia gubernamen
9 Este fue impreso en 1952 por la Secretaria de Educacidn Publ
bajo el nombre de su autor y con el titulo de Dictamen acerca de
autenticidad de la tumba de Cuauhtemoc en Ixcateopan (173 pp. e
dices).
10 Veanse los titulos de esos trabajos en las pp. 532 y 533 de esta
obra, que se cita en la nota 7.
11 Este neopositivismo estaria inspirado por doctrinas economico-so
ciales, entre las cuales destacaria el marxismo. Positivismo y marxismo
tienen en comun su negativismo agn6stico, en cuanto filosofias de vida.
12 El autor de estas lineas ?aunque discrepa de Eulalia Guzman?
reconoce sus meritos y le agradece haber intervenido en su favor cuando
?estando comisionado en la Universidad de Harvard, gracias a las ges
tiones de Alfonso Caso? se le despojo de su empleo por no haber
participado en la manifestaci6n del 20 de noviembre de 1934.
13 Por ejemplo: Angel Torres y Gonzalez. La tumba de Cuauhte
moc. Un reportaje historico. 1950. Ano de Cuauhtemoc. 208 pp. Moises
Mendoza, Rey y Senor Cuauhtemoc: el hallazgo de Ichcateopan. Mexico,
D. F., 1951. 291 pp. La supervivencia de Cuauhtemoc. Hallazgo de los
restos de heroe. Ediciones "Criminalia", Mexico, D. F., 1951. 228 pp. e
indice. Jose Gomez Robleda, Dictamen acerca de la autenticidad del
descubrimiento de la tumba de Cuauhtemoc en Ichcateopan. Secretaria
de Educacion Publica. Mexico, 1952. 173 pp. e indice.
14 Practicamente el unico libro manteniendo ese juicio es El hallazgo
de Ichcateopan. Mexico, 1950 (Es un sobretiro que corresponde a las
pp. 197 a 295 del T. XI de la Revista Mexicana de Estudios Antropo
logicos).
15 Esto se escribia el 30 de diciembre de i960; posteriormente se hi
cieron algunos retoques a este trabajo, que permanecia in&lito, para su
publicaci6n en esta revista.

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