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Desarrollo Infantil - Primer Año de Vida

El documento describe la concepción dialéctica del desarrollo infantil en los primeros años de vida, la cual considera al niño como un sujeto activo influenciado por factores biológicos, ambientales, históricos y sociales. Según esta perspectiva, el desarrollo no es lineal sino que presenta avances y retrocesos, e involucra cinco organizadores principales: la comunicación, el apego, la exploración, el control del cuerpo, y el orden simbólico.

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Desarrollo Infantil - Primer Año de Vida

El documento describe la concepción dialéctica del desarrollo infantil en los primeros años de vida, la cual considera al niño como un sujeto activo influenciado por factores biológicos, ambientales, históricos y sociales. Según esta perspectiva, el desarrollo no es lineal sino que presenta avances y retrocesos, e involucra cinco organizadores principales: la comunicación, el apego, la exploración, el control del cuerpo, y el orden simbólico.

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DESARROLLO INFANTIL: PRIMER AÑO DE VIDA

Ministerio de Salud (Argentina)

¿Qué entendemos por desarrollo infantil?


La concepción dialéctica, que entiende el desarrollo del niño como un proceso complejo en
el que convergen e interactúan factores biológicos, medioambientales, históricos y sociales.

Este proceso está en constante movimiento. Sin embargo, no es una sucesión lineal:
presenta avances y retrocesos, continuidades – discontinuidades y anticipaciones
funcionales.
La mirada que propone esta concepción considera al niño en su calidad de sujeto de
derecho, sensible y competente, con capacidad para establecer un intercambio social
efectivo desde el comienzo mismo de su vida.
La perspectiva dialéctica reconoce que el bebé ya dispone, al momento de su nacimiento,
de una estructura biológica funcional completamente desarrollada, organizada en sistemas
complejos de adaptación y control.

Concepción dialéctica del desarrollo infantil


❏ Desplaza la idea del desarrollo como un proceso universal, lineal, acumulativo, con
una secuencia invariable, cuyo único factor de progreso residiría en la maduración
del sistema nervioso.
❏ Se opone al enfoque que considera al bebé como un organismo aislado,
incompetente y pasivo.
❏ Destaca la iniciativa del bebé, su competencia para reconocer y elegir al adulto que
mejor satisface sus necesidades, así como su capacidad para suscitar respuestas e
influenciar a las personas que lo cuidan.

Esta forma de trabajo supone una nueva manera de observar el desarrollo infantil, ya no
con una finalidad puramente diagnóstica, sino con el propósito de acompañar al niño y su
familia en el desarrollo de sus capacidades. Supone valorar y escuchar a los padres,
integrándolos como responsables conscientes y activos en la crianza.

Los organizadores del desarrollo psicomotor


Un organizador es un “ordenador, promotor, planificador. Que tiene especial aptitud para
instituir, estructurar, constituir, instaurar, establecer o reformar una cosa sujetando a reglas
el número, orden armonía y dependencia de las partes que la componen”.

A partir de esa definición, se entiende el desarrollo “...como un proceso de transformaciones


internas que se operan en el sujeto para la satisfacción progresiva de sus necesidades, se
concreta a través de intercambios múltiples con el medio, que según Henri Wallon es un
medio físico y humano, constituyendo ambos el medio natural del hombre”

La teoría de los organizadores del desarrollo psicomotor ofrece un marco para comprender,
analizar e intervenir en la dinámica del proceso de desarrollo humano. Los “organizadores”
son cinco ejes que se comportan cada uno como una unidad, interactúan entre sí, y en su
conjunto con el medio. Son ellos:
❏ la comunicación
❏ el apego
❏ la exploración y la apropiación del mundo externo
❏ el equilibrio y el control progresivo del cuerpo
❏ el orden simbólico.

Myrtha Chokler

● Comunicación
Wallon expuso su concepción de la motricidad como una función dual: como medio de
expresión y como medio de accionar en el mundo físico. Señalando, que el niño hace uso
de la función expresiva mucho antes que de la función ejecutora de la motricidad.
Estos elementos, de carácter tónico-postural- motor-gestual, impregnados de necesidad y
de emoción serán el nexo de una dinámica de interacción en la que bebé y adulto, se
complementan y adaptan mutuamente.
Al comienzo de la vida el bebé es dominado por lo visceral y lo propioceptivo. Las
necesidades vitales provocan diferentes emociones que elevan el tono muscular. La tensión
que se
acumula, si la necesidad no es adecuadamente satisfecha, se manifiesta a través del llanto,
la risa o sacudidas de los miembros, conductas que cumplen inicialmente con la función de
descarga, regulación y reorganización del tono muscular y que progresivamente, a partir de
la significación del adulto que lo cuida, se transformarán en elementos de comunicación de
las necesidades.
Así, lo que originalmente fue una necesidad biológica se transforma en una señal que
ajustándose paulatinamente, adquiere la cualidad de señal de comunicación al hacerse
“dirigida hacia un otro” y organiza un “sistema primario de comunicación” que es preludio del
lenguaje.

● El vínculo de apego
A lo largo de las actividades cotidianas (alimentación, baño, cambio de pañales...)
madre-hijo van formando una relación en la cual el bebé es un sujeto activo que promueve
en la madre (o en la figura de apego), la proximidad y el contacto. En esta dinámica de las
interacciones se organiza la conducta de apego del niño/adulto.
“La conducta de apego, es cualquier forma de conducta que tiene como resultado el logro o
la conservación de la proximidad con otro individuo, claramente identificado, al que se
considera mejor capacitado para enfrentarse al mundo”.
La “reacción ante extraños” que aparece en los bebés entre los 6 y 8 meses de vida es una
de las manifestaciones de la conducta que acabamos de presentar
Chokler plantea que el vínculo de apego es: “el sistema de interacciones primarias entre el
niño y el adulto, que constituyen la trama de apuntalamiento externos”

El papel de sostener
La forma en que los padres tratan al niño, el tono suave que emplean cuando le hablan, la
manipulación segura pero calma de su cuerpo durante los cuidados, la manera en que lo
comprenden en sus múltiples necesidades, le permiten al niño sentirse cuidado y
emocionalmente sostenido o no.
Estas manifestaciones no son privativas de los primeros años: están presentes a lo largo de
toda la vida, puesto que son parte de la naturaleza humana. Ante situaciones adversas o
amenazantes –peligro o enfermedad–, el comportamiento de apego se activa promoviendo
el acercamiento o la búsqueda de la persona en quien se confía, aquella que es capaz de
sostener, consolar, cuidar, proteger.
El adulto que cuida y atiende a un niño pequeño debe ser “sensible y accesible” para poder
conformarse como la “la figura de apego”, es decir, alguien que pueda comprender y
satisfacer las necesidades que lo angustian y desequilibran, para que el niño pueda
identificarlo y buscarlo.
Las modalidades afectivas que vive el niño en su entorno familiar construyen las matrices
relacionales con las que establecerá sus lazos afectivos, con pares o adultos. A partir de la
seguridad afectiva que tiene, el niño podrá conocer el mundo, explorarlo, transformarlo,
aprender…

● La exploración y la apropiación del mundo externo


Las conductas exploratorias provienen de un impulso de conocimiento innato (impulso
epistémico) que todos los seres humanos presentan con las diferencias propias de la
singularidad. No obstante, esta capacidad puede desarrollarse o ser inhibida por el entorno
y estar condicionada por la significación cultural.

Chokler plantea que:

- La exploración y apropiación del mundo externo “…emerge de la necesidad esencial


de adaptación y del impulso epistémico permitiendo la internalización, reconstrucción
y representación cada vez más acabada, compleja y simbólica de las formas y leyes
de existencia y funcionamiento de las cosas”
- “La exploración y apropiación de su propio cuerpo, del cuerpo de otro en el espacio,
del mundo de los objetos…, atravesada por la cultura y la crianza, conforman “las
matrices de aprendizaje”.
A medida que el bebé descubre y explora las posibilidades de acción de su propio cuerpo,
aprenderá las leyes de la física invistiendo el espacio.
La actitud de quienes ejercen la función de crianza es de suma importancia. A menudo las
acciones que realiza el niño son desestimadas. No obstante, la observación compartida con
los padres ayuda a descubrir en su conducta las acciones inteligentes que él realiza y sus
actitudes de cuestionamiento ante un fenómeno físico.

A medida que cobra interés por el entorno y los objetos que hay en él, y puede desplazarse,
se volverá cada vez más activo y, si bien necesita la presencia del adulto, podrá ir
distanciándose progresivamente de él, al desarrollar acciones cada vez más autónomas.

● El equilibrio y el control progresivo del cuerpo


El estado de equilibrio físico, con su consecuente sensación de estabilidad corporal,
proviene de una “construcción dinámica”. La dirección de los movimientos implicados para
realizar una acción, pone en relación una serie de factores: el ajuste de la velocidad de las
partes del cuerpo en movimiento, el tono y la fuerza de la masa muscular y la modificación
de los puntos de apoyo. “Muchos de los movimientos impulsivos, involuntarios y
aparentemente sin sentido del recién nacido... son en realidad, expresión de un intento de
reequilibración desencadenado ante la sensación de caída”.

Esto nos lleva a reflexionar acerca de la importancia de la superficie sobre la que se apoya
el cuerpo de un niño recién nacido y la postura en que se lo coloca. Puesto que en este
momento no cuenta con el tono ni la fuerza muscular para sostener su cuerpo en los planos
oblicuo y vertical, la superficie debe ser firme y respetar el plano horizontal, es decir en
decúbito dorsal, postura en la cual el cuerpo del niño tiene más puntos de apoyo. Existe
además una estrecha relación entre la sensación corporal de estabilidad y bienestar, el
equilibrio emocional y la disponibilidad corporal para el movimiento, la exploración y el
aprendizaje. Tanto la habilidad, la armonía de los movimientos y la sensación de
competencia, como la torpeza, los movimientos incoordinados y la inseguridad, se
organizan a partir de una historia postural, que se ha ido conformando en relación con el
movimiento del cuerpo en el espacio, a los objetos y a los adultos que ejercen las funciones
de cuidados y protección.

● El orden simbólico
“...constituido por el conjunto de representaciones sociales jurídicas, económicas y
culturales que, inscriptas en el psiquismo a través de las relaciones familiares e
institucionales, operan eficazmente determinando la conducta y los roles individuales o
grupales”. Myrtha Chokler

Factores de desarrollo
Definiremos al factor como cualquier elemento de naturaleza biológica o material, relacional,
fenómeno ambiental o circunstancial que incida en el proceso de desarrollo.
En el desarrollo del niño se implican y condicionan mutuamente tanto factores internos de
tipo biológico, madurativos, funcionales y psicológicos, como factores externos de índole
relacional, social, cultural, económicos, geográficos, etc.
Dentro de cada uno estos factores, diferenciamos las siguientes categorías:

a. Factores facilitadores del desarrollo (FFD): son aquellos que promueven el despliegue
de potencialidades, facilitan el proceso de adaptación a las circunstancias concretas y
permiten la manifestación de la capacidad de interactuar con los sujetos.

b. Factores obstaculizadores del desarrollo (FOD): son aque- llos que desorganizan o
inhiben el despliegue de las poten- cialidades y los procesos de organización funcional
pudiendo causar alteraciones en el desarrollo.

c. Factores perturbadores del desarrollo (FPD): son aque- llos que provocan un impacto
altamente traumático sobre el desarrollo del ser humano.

d. Factores de riesgo para el desarrollo (FRD): son todas aquellas situaciones, hechos o
condiciones propias del niño o de su entorno que aumentan la probabilidad de desarrollar
desajustes psicosociales, alteraciones en el proceso de desa- rrollo, promover accidentes o
contraer enfermedades.

Abordaremos el estudio de las condiciones reales de existencia sobre la base de tres ejes
fundamentales:
1. El basamento biológico.
2. La relación dialéctica del niño con el medio en el que vive.
3. Las relaciones que constituyen la subjetividad

Sostén biológico del proceso de desarrollo:


Entendemos al desarrollo, la maduración y el crecimiento como procesos íntimamente
relacionados entre sí, conformando un sistema organizador de la unidad biológica
genéticamente determinada y ambientalmente condicionada.
● El crecimiento se refiere a los aspectos físicos cuantitativos –relacionados con el
aumento tanto en número como en tamaño celular
● los procesos madurativos de integración y diferenciación originan cambios
cualitativos que otorgan la especificidad funcional a estructuras y sistemas cada vez
más complejos.

Describieron seis estados, caracterizados por movimientos corporales y variaciones en la


frecuencia cardiaca y respiratoria, así como otros cambios conductuales consistentes en la
modulación de la respuesta a los estímulos del medio. Según el niño se encuentre en un
estado o en otro, el estímulo resultará apropiado o inapropiado, porque la disponibilidad y la
capacidad para responder e interactuar con el ambiente es diferente en cada uno de estos
estados.

Funciones del sueño


El sueño cumple tres funciones principales: conservar la energía; organizar la información e
intervenir en el proceso de memoria - aprendizaje.
En los niños nacidos prematuramente y en aquellos cuyo sistema nervioso presenta alguna
lesión, la capacidad para habituarse no es tan eficaz, por lo que resulta absolutamente
necesario un mayor control de los estímulos por parte de los adultos.

La maduración de los centros corticales


A partir de los dos meses y medio, o tres, entran en acción los centros corticales que
cumplen un rol de inhibidor de la conducta refleja.
Esto se manifiesta en la disminución de los movimientos no-organizados y en la aparición
de los primeros intentos de movimiento voluntario, principalmente el de la mano, seguido
por la vista, intentos de colocar el cuerpo de costado, mirarse y jugar con las manos o tomar
objetos.

La dinámica del proceso de desarrollo


Wallon describe cuatro leyes que rigen la dinámica del proceso desarrollo.
● Ley de Anticipación Funcional: se refiere a aquellas manifestaciones que
desaparecen luego de haberse revelado una o varias veces durante un corto
período.
Wallon atribuye esta anticipación a factores fundamentalmente internos, más que a
circunstancias favorables externas.
Es muy común observar que los niños den algunos pasos y que abandonen esa
manifestación por un tiempo, antes de comenzar a utilizar la marcha como forma de
desplazamiento.

● Ley de Preponderancia Funcional: Un tipo de actividad que en ese momento se


muestra como preponderante (predominante) y que será reemplazada por otro tipo
de conducta en el estadio siguiente, se trata de comportamientos que dominan la
actividad del niño en forma temporaria.

● Ley de Alternancia Funcional: Con un ritmo bifásico de alternancia funcional, se


alternan estadios destinados a la construcción del yo (estado centrípeto) con otros
destinados al establecimiento de las relaciones con el exterior y a la exploración del
medio (estado centrífugo).
Esta exploración, que al comienzo es preponderantemente sensorio-motriz, se irá haciendo
cada vez más abstracta por la apropiación, por parte del niño, de las mediaciones
simbólicas (fundamentalmente, el lenguaje, la imitación, el dibujo y el juego simbólico).

● Ley de Integración Funcional: Cada vez que un estadio es superado, se produce una
subordinación del sistema precedente al nuevo sistema.

Reacciones circulares
En las primeras semanas de vida existe una observable preponderancia del tono flexor en
los músculos de las extremidades. Cuando está “despierto”, es posible observar el ejercicio
de ciertos movimientos denominados por Baldwin reacciones circulares, a partir de las
cuales los músculos extensores irán aumentando su tono y fuerza a la vez que los flexores
ceden en su contracción.
Piaget, concibe al reflejo como una totalidad organizada, cuya característica es la de
conservarse funcionando a través de la repetición. Sobre la base de los esquemas reflejos
de succión, prensión, visión, audición y marcha van a constituirse los esquemas motores.
La reacción circular es un ejercicio funcional adquirido que prolonga el ejercicio reflejo. tiene
por efecto mantener no sólo ese mecanismo hereditario sino, fundamentalmente integrarlo a
un conjunto de acciones nuevas, producto de estos ejercicios.
Consiste en recobrar y repetir los gestos que fueron realizados por azar y suscitaron una
sensación interesante para el niño.
Es así como, desde esta perspectiva, se considera que los reflejos no desaparecen sino
que se integran a los esquemas que darán origen a movimientos cada vez más complejos y
precisos. El reflejo de prensión y el de marcha son claros ejemplos de ello.
Algo similar sucederá con los objetos. Repiten con ellos determinadas acciones, como
frotar, golpear, sacudir, etc. Desarrollando lo que Piaget denominó reacciones circulares
secundarias (RCS).
El conocimiento de las reacciones circulares, de sus características y de la diferencia en
relación con las conductas estereotipadas, resulta fundamental a los efectos de no
interrumpir procesos que son promotores de una organización neuronal, de la atención y del
desarrollo del esquema corporal.
Sobre la base de estos esquemas se configurará la inteligencia práctica o
sensorio-motriz, que representa una nueva capacidad como la de “planear o proyectar”
una acción. Esta inteligencia pone de manifiesto la comprensión de ciertas relaciones
temporo- espaciales percibidas a partir de la acción del sujeto en el medio mediante los
mecanismos de asimilación y acomodación.

Relación dialéctica del niño con el ambiente


Factores del entorno
Tomaremos el enfoque de Bronfenbrenner para definir los diferentes entornos que influyen
sobre el proceso del desarrollo. Este autor alude a estos entornos con el término “ambiente
ecológico”, al que concibe como un conjunto de estructuras seriadas cada una de las cuales
cabe dentro de la siguiente. (Microsistema, mesosistema, exosistema, macrosistema).

El ambiente definido como importante para el desarrollo del niño, no se limita a un único
entorno inmediato, sino que abarca las interconexiones entre los diferentes entornos y las
influencias externas que proyectan los entornos más amplios sobre los más cercanos a los
individuos.

Relaciones que constituyen la subjetividad


La conciencia de sí, la conciencia del otro y la conciencia del mundo externo, se construyen
a partir de las relaciones concretas en el mundo material y, especialmente, con los otros
seres humanos.
El acceso a lo simbólico, particularmente al lenguaje, así como el desarrollo de la
motricidad, la adquisición de la bipedestación y la marcha, surgen en el proceso de
diferenciación, separación e individuación a partir de la alternancia entre la presencia y la
ausencia de “un otro”.
La transformación de un proceso interpersonal en uno intrapersonal resulta de una
prolongada serie de sucesos evolutivos.
Metodología para la valoración del desarrollo infantil

La observación
Observar significa centrar la atención sobre un objeto o situación para identificar sus
características. Es el punto de partida para conocer, valorar e intervenir en el proceso de
desarrollo del niño. Permite recoger, en forma sistemática y no intrusiva, datos acerca de las
condiciones concretas de existencia, que resultan significativos en el marco de un sistema
de referencia determinado.
La Práctica de la observación, requiere de la descripción de “indicadores” a través de los
cuales se “hacen visibles” los procesos psicológicos, orgánico-funcionales y ciertos
aspectos transgeneracionales, culturales y de los entornos que ejercen su influencia en el
proceso de desarrollo.

Técnicas interactivas de observación


Las técnicas interactivas se caracterizan por la participación activa del observador con los
sujetos o situaciones a observar. Son las siguientes:
- Observación participante: presencia, participación e interacción del observador con
los sujetos.
- Entrevista semi-estructurada: se obtiene información a partir de preguntas
disparadoras. Estas entrevistas son altamente reveladoras de la situación de vida en
tanto se realicen sin prejuicios y sin juzgamientos, ya que de no ser así, cuando los
padres comprenden lo que esperamos de ellos, responderán aquello que esperamos
escuchar si no están dispuestos a realizar las modificaciones sugeridas. ¿Dónde
duerme el niño? ¿Quién cuida al niño cuando los padres no están?
- Entrevista en profundidad: tienen el propósito de obtener información acerca de la
situación del niño para elaborar un diagnóstico situacional, una hipótesis o un
supuesto, a partir del cual organizar estrategias de intervención. Estas entrevistas se
caracterizan por ser no estructuradas, no estandarizadas y abiertas.

Técnicas no interactivas de observación


La observación no participante es aquella en la que el observador se mantiene externo a la
situación sin interactuar con las personas que observa. Permite registrar y seguir la
continuidad de las acciones y los acontecimientos, desviando la intervención a otro
momento en el que la persona se encuentre disponible para ello. Es de gran utilidad para el
estudio de los entornos y, muy particularmente, para la observación de las interacciones.

La valoración
Para la valoración del proceso de desarrollo del niño, utilizaremos técnicas e instrumentos
cuantitativos y cualitativos. Las técnicas cualitativas dirigen su atención hacia el modo y la
dinámica con la que suceden los acontecimientos y no solamente a detectar si suceden o
no.
Focalizamos la atención en las potencialidades de los niños, a fin de brindarles la
oportunidad que se merecen, creando las condiciones necesarias para el desarrollo de sus
competencias, encontrando en cada uno de ellos, no “el niño que debería ser...” sino, el niño
que realmente es...
La valoración no se realiza con una finalidad diagnóstica –es decir identificar una
determinada patología o pesquisar sujetos enfermos– sino con el objetivo expreso y
concreto de conocer al niño y sus condiciones reales de existencia para intervenir operando
en la realidad, para transformarla favorablemente.


Registro, seguimiento y valoración del desarrollo infantil con la Escala de Desarrollo


del Instituto Pikler- Lóczy.

La Escala de Desarrollo del Instituto Pikler (Lòczy)” 25 registra las conductas de los niños
en situaciones de interacción y actividad espontánea. Resulta un instrumento
complementario de la metodología cualitativa que permite el registro de las observaciones,
el análisis y la valoración integral del proceso de desarrollo.

Bajo la premisa de que las posturas y los desplazamientos autónomos, la manipulación y la


exploración de objetos, las conductas expresivas y de comunicación, la capacidad de
interactuar, sólo se hacen observables en determinadas condiciones, consignamos los
siguientes datos:

El desarrollo motor y postural autónomo


Observamos o preguntamos: • En qué posición es colocado el niño por el adulto tanto para
dormir como durante el tiempo de vigilia. • El tipo y cantidad de ropa que le ponen, a fin de
determinar si permite el movimiento libre o lo obstaculiza. • El espacio físico y el tiempo
destinado a la actividad autónoma del niño.

El Desarrollo de la inteligencia, expresado a través de la coordinación óculo-manual, la


manipulación de los objetos y el juego.
Observamos cómo es la manipulación de los objetos en un espacio de juego preparado con
“Objetos pertinentes”.

Desarrollo de la comunicación y el lenguaje a partir de la observación de las iniciativas
vocales y la reacción a la palabra y a las acciones del adulto.
Observamos la capacidad del adulto para significar las necesidades que manifiesta el niño.
Analizamos también los recursos que utiliza el adulto para calmar al bebé en momentos en
los que se muestra inquieto o angustiado.

El desarrollo del proceso de adquisición del control de esfínteres.


Es fundamental observar las interacciones y cómo y con quién se organiza el vínculo de
apego. La calidad de los cuidados cotidianos, la manipulación del cuerpo del bebé durante
el baño, el cambiado de pañales, la significación que el adulto hace de las evacuaciones del
niño, son todos precursores del control de esfínteres.

Las interacciones durante los cuidados cotidianos.


El sostén, la mirada, la manipulación del cuerpo del niño, la posición en la que es colocado
para el cambiado, el baño y la alimentación; la posición en la que el adulto se coloca para
esas interacciones; la disponibilidad del niño y el adulto para los cuidados; el grado de
participación del niño en esas acciones; el grado en que el adulto permite su participación;
la capacidad de ajuste en la respuesta a necesidades.

Los entornos.
El lugar en el que el niño duerme, juega, es alimentado, higienizado. todo lo relativo a la
situación de vida familiar: cuál es el medio de sustento económico; la cantidad de personas
que conviven bajo el mismo techo; las redes familiares y comunitarias; la condición
histórico-social.

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