LUNA CAUTIVA
SEGUNDO LIBRO DE LA SAGA LUNA NACIENTE (UNA
SERIE ROMÁNTICA PARANORMAL)
SARA SNOW
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permite el uso de citas en reseñas o artículos.
Este libro es un trabajo de ficción, cualquier semejanza con personas, vivas o
muertas, o lugares o eventos, es pura coincidencia.
ÍNDICE
1. Ruby
2. Ruby
3. Xavier
4. Natalie
5. Ruby
6. Xavier
7. Ruby
8. Xavier
9. Ruby
10. Ruby
¿Leíste la precuela de Luna Naciente?
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Acerca del Autor
1
RUBY
¿A lguna vez has sentido tanto hambre que sientes que tu
estómago se consume a sí mismo? ¿Tan sedienta que
apenas puedes pasar tu lengua por tu paladar? Tu mente
no puede enfocarse en nada excepto comida y bebida,
beber y comer - en cómo un simple trozo de pan viejo, un
vaso de agua o incluso sólo una patata frita podrían salvar
tu vida.
Si nunca sentiste eso, tienes suerte. Espero que jamás lo
hagas. Si quieres saberlo... el hambre y la deshidratación
son formas altamente efectivas de infierno y tormento. En
un punto, había perdido la noción de cuánto tiempo había
estado encadenada en el calabozo de Axel. Comprendí que
estaba comenzando a morir debido a la falta de comida y
bebida. A esta altura, mi pelo se había pegado a mi
cerebro, y el hedor que emanaba de mi propio cuerpo me
estaba enfermando.
Mis ojos se abrieron al escuchar una gota de agua que
provenía de algún lugar dentro de este oscuro calabozo.
Estaba haciendo esta situación un millón de veces peor.
Cada vez que la oía, pensaba en cómo incluso una pequeña
gota de agua en mi boca podría hacer esta situación más
soportable.
Mi lengua se sentía como papel de lija, y mi espalda se
sentía hinchada por estar acostada durante tanto tiempo.
Sentía que ni siquiera tenía fuerzas para girar de lado. Mi
ojos comenzaron a picarme con lo que deberían ser
lágrimas mientras levantaba una mano temblorosa para
limpiarlas. Pero no había ninguna lágrima. Mi cuerpo no
tenía nada que derramar...
Mi mano cayó a mi lado mientras mi cuerpo estaba
destrozado con sollozos.
A esto había llegado mi vida.
Con el paso de los años, había soportado muchas cosas
horribles. Pero esto... Esto se llevó el premio. Finalmente
había cumplido mi sueño de llegar a la universidad. Ahora,
menos de dos meses más tarde, había sido secuestrada por
un hombre lobo con una vendetta. Sí, los hombres lobo son
reales. Tuve la mala suerte de ser destinada no solo a uno,
sino a dos hombres lobo para ser su compañera. Luego de
un comienzo bastante tortuoso, uno de mis compañeros
estaba comenzando a encariñarse conmigo antes de haber
sido arrancada de su lado. El otro me odiaba - por lo tanto,
mi situación actual.
Xavier había convencido a su padre de dejarme vivir
junto a él y su manada, mientras que Axel me encerró en
un calabozo. Xavier era dulce, tranquilo y calmado,
mientras que Axel era cruel y duro. Ellos eran polos
opuestos, así como aparentemente sus manadas eran
rivales. Quienquiera que sea su diosa, es quien me hizo
esto. Necesitaba tener una conversación con ella.
Desperdicié mucho tiempo pensando que Axel me
rechazaría por no ser una loba, sin lograr comprender que
él tenía en realidad otros planes hasta que ya era
demasiado tarde.
Suspiré y encontré la fuerza para girar sobre mi lado. Si
bien mi fuerza menguaba rápidamente, la cadena en mi
tobillo se sentía mucho más pesada que antes. Me tomó
unos cuantos intentos antes de poder mover mi pierna.
La amenaza de Axel de utilizarme para deshacerse de la
manada de Xavier aún se repetía en mi mente, y mi cuerpo
deshidratado se las ingenió para dejar caer una lágrima.
No tenía idea de cómo planeaba utilizarme para lograr
esto. Cualquiera fuese su plan, fallaría. Bueno, estaba
bastante segura de que fallaría, de todos modos. La
manada de Mathieu y Xavier no parecía ser muy fácil de
vencer.
¿Por qué debía ser yo el primer humano destinado a un
hombre lobo? ¿Y por qué dos a la vez? Esto era algo nuevo
para todos, incluidos los hombres lobo, y nadie estaba del
todo seguro de qué hacer conmigo. Incluso si Xavier viniera
a salvarme y a liberarme de las cadenas de Axel, aún así
debería preocuparme por el hecho de que el Consejo de
Hombres Lobo, el cuerpo gubernamental de los lobos,
también estaba detrás de mí.
No importa lo mucho que atormentara mi cerebro con
soluciones, no podía ver que este infierno llegue a su fin a
menos que muera, aunque rogaba fervientemente que ese
no fuese el resultado de todo esto.
Mi vida no había sido nada excepto una serie de hechos
desafortunados desde que era pequeña, y me había
cansado de todo eso. Hace cuestión de semanas, era una
universitaria cualquiera tratando de sobrevivir con un
brillante futuro por delante. Ahora estaba hecha un
desperdicio dentro de un calabozo esperando a ver de qué
manera iba a morir -y a manos de quién. Se parece a la
típica especie de mierda que sólo podría ocurrirme a mí.
La puerta del calabozo se abrió. Estaba de espaldas a la
puerta, ni siquiera me moleste en darme vuelta.
Quienquiera que sea, se iría eventualmente si pretendía
estar dormida. Mi ritmo cardíaco se aceleró al escuchar
ruido de llaves en la puerta de mi celda, y luego bisagras
oxidadas rechinando.
Alguien estaba entrando dentro de mi celda, y
quienquiera que sea seguramente podía oír los latidos de
mi corazón.
Congelada por el miedo, permanecí inmóvil cuando
escuché pasos acercándose a mi. Una mano cálida tomó mi
pelo.
—¡Suéltame! —Grité.
Fui puesta de pie de un tirón y luego arrojada sobre la
pequeña cama. Miré a los ojos de avellana de Axel mientras
hundía mis dientes en mis labios. Natalie, la única loba que
siempre había sido amable conmigo, me dijo que los
compañeros no pueden herirse entre sí. Claramente, eso
había sido una gran mentira.
Él se agachó para quitar la cadena de mi tobillo antes de
levantarse de nuevo hasta abarcar su enorme altura.
Mi corazón estaba galopando, lo miraba con mis ojos
muy abiertos.
No dijo nada. Ni siquiera me miró antes de arrojar la
cadena a un costado y agarrar mi brazo con fuerza.
—¡Me estás lastimando! ¿Qué haces?
Su apretón dejaría un hematoma en mi brazo, pero
estaba demasiado asustada como para preocuparme por
ello. Estaba claro que me estaba sacando de allí mientras
mis piernas débiles luchaban por ir a su ritmo. El aire
fresco llenó mis pulmones y cerré mis ojos por un segundo
antes de que me diera un tirón para que caminara junto a
él. —¿Adónde me llevas?
Él no contestó.
—¿Axel, adónde me llevas? ¡Por favor, me estás
lastimando! —Reuní la poca fuerza que me quedaba para
soltarme de él.
Me soltó, pero en cuestión de segundos, me tomó de mi
cabello.
Mi cuero cabelludo parecía en llamas. Mi cabello se
sentía como si estuviera siendo arrancado mientras
apretaba mis dientes para evitar gritar. Mis ojos se llenaron
de lágrimas al mismo tiempo que me estiré para tocar su
mano, y lo sentí aflojar un poco. Apenas podía ver su cara,
pero sus ojos brillaban.
Él continuó caminando mientras clavaba mis talones en
el suelo para ralentizar mis movimientos y comencé a
gritar. Si intentaba matarme, no moriría en silencio. ¡Oh,
diablos, no! Yo no pedí ser su compañera. Si pudiera
cambiarlo, lo haría en un abrir y cerrar de ojos. No hice
nada para merecer que me trate de este modo.
Él soltó mi cabello para tomar mi barbilla, hundió sus
dedos en mis mejillas pero no al punto de hacerme sentir
dolor. Era como si casi hubiera olvidado en un principio
cuán fuerte es y ahora estaba siendo cuidadoso.
Sabía que si quisiera, solo tenía que apretar un poco, y
mi mandíbula se rompería.
Su rostro se sumergió en el mío.
Fui capaz de verlo con la suficiente claridad como para
quedarme callada rápidamente.
El color de sus ojos se había desvanecido, para ser
reemplazados por una total negritud mientras se
transformaban en los de su lobo. —Cállate, o te arrancaré
la lengua.
No dije nada al mirarlo.
Nos quedamos en silencio.
Sin dudas, estaba esperando a ver si hablaba.
Al no hacerlo, soltó mi cara y me tomó del brazo.
Continuó llevándome a la rastra a través del bosque, las
ramas, y piedras que se metían y perforaban mis pies
mientras lo seguía silenciosamente.
Sentí que ya no podía preguntarme si me lastimaría o no.
No era un riesgo que quería correr. De repente, tropecé y
casi me caigo.
Apretó ligeramente más fuerte mi brazo y me enderezó
de un tirón, No se detuvo y continuó tironeando hasta que
retomé mi paso apropiadamente.
El bosque a nuestro alrededor era denso, incluso más
denso que aquel en el cual Xavier vivía, asique casi choqué
contra él cuando nos detuvimos repentinamente. Jadeaba
como si hubiera estado corriendo durante una milla cuando
un hombre apareció detrás de un árbol, con su cuerpo
cubierto por la oscuridad. Miré de reojo para ver si lograba
ver su rostro, pero solo pude ver una silueta. Pronto me
rendí, decidiendo, en lugar de eso, concentrarme y
recuperar mi aliento.
—Eso es una humana. —Dijo el hombre confundido—.
¿Por qué hay una humana aquí?
—Eso no es asunto tuyo. Continúa patrullando. No le
digas a nadie que la viste. ¿Fui lo suficientemente claro? —
Axel se alejó antes de que el hombre pudiera responder.
Mantuve mi cabeza baja mientras mis piernas trabajaban
para mantenerme a su lado. Sentía que la gravedad me
tiraba hacia abajo más y más a medida que mi cuerpo
comenzó a sentirse pesado. Estaba agotada, mis piernas
parecían de plastilina.
Las luces de una casa aparecieron más adelante entre los
árboles. Tragué a la vez que un millón de escenarios de lo
que podía estar a punto de ocurrir se cruzaron por mi
mente. Asumí que el pequeño calabozo de Axel debería
estar en el territorio de su manada, pero ahora me estaba
llevando a lo que parecía ser su propia casa. Debería
sentirme aterrorizada, pero estaba demasiado cansada
como para que me importe. Todo lo que necesitaba era un
vaso de agua, nada más.
Colapsé, mi cuerpo finalmente se estaba apagando.
Axel me atajó antes de que llegara a tocar el suelo. Me
sacudió violentamente. —No te quedes jodidamente
dormida. No te voy a llevar en brazos.
Me desperté de golpe. —Agua —suspiré.
Me puso de pie de un tirón, envolvió su brazo alrededor
de mi cintura, y nos dirigimos dentro de la casa.
No tenía idea en qué momento abandonamos el bosque
para acercarnos a la casa, pero aquí estábamos. Las luces
brillantes quemaron mis ojos cuando entramos dentro.
Miraba de reojo mientras él me arrastraba, ahora había
baldosas frías bajo mis pies.
Si intentaba matarme, este sería el mejor momento.
Estaba demasiado cansada como para poder sentir algo.
Pero cuando abrió la puerta y bajamos las escaleras hacia
un cuarto completamente oscuro, entré en pánico. ¿Me
había sacado de una jaula para meterme en otra? ¡No, no,
no podía soportar esto de nuevo! —¡Axel, no, déjame ir!
Me arrojó en el suelo y una luz se encendió. Estábamos
en un sótano, pero parecía que lo habían limpiado
recientemente. Tenía una cama, una mesa, una silla y nada
más, pero era una gran mejora junto a estar encerrada en
aquella celda oscura.
Me puse de rodillas mientras él se dio vuelta para
marcharse.
Axel casualmente señaló una puerta que no había visto.
—Toma un baño. Hueles horrible. —Cerró la puerta detrás
de sí y ni siquiera miró hacia atrás.
Permanecí de rodillas mientras mi labio inferior tembló.
Sostuve mi mano en el aire, y observé la mugre que se
había adherido a mi piel y bajo mis uñas. Caí de costado
contra el suelo. Golpeé violentamente con todo el peso de
mi cuerpo, y mi mano voló rápidamente hacia mi boca para
enmudecer mis sollozos.
—Te odio hijo de puta —exclamé antes de tomar aire y
sentarme—. ¡Te odio! ¡Me oyes!
Luego de reunir toda la fuerza que me quedaba, me
levanté del suelo y caminé hacia la puerta que él me señaló.
Detrás de ella había un pequeño baño con ropas dobladas
sobre la tapa cerrada del retrete junto con un peine. Estos
simples objetos eran todo lo que él me dio y estaba
agradecida por ello. Me desvestí lentamente y evité mirar
el pequeño espejo sobre el lavabo. No necesitaba saber
cómo me veía. Además, sabía que si me veía, terminaría
sintiéndome más destrozada de lo que ya estaba.
—Xavier, por favor ven por mí. —Imploré mientras me
trepaba a la pequeña ducha y tironeaba de la cortina para
cerrarla—. Por favor ven por mí.
Encendí la ducha y una lluvia de agua helada se disparó
sobre mi cuerpo apedreando mi piel. No importaba cuán
fría estaba, estaba demasiado feliz de ver agua como para
quejarme de la temperatura. Bebí agua hasta más no poder.
Mientras enjabonaba mi cuerpo y mi pelo, lloré otra vez.
Esta vez, mis lágrimas fluyeron libremente.
¿Por qué tomar una ducha cuando estás triste hace que
tus emociones salgan a la superficie? Mis lágrimas fueron
arrastradas por el agua, pero seguían brotando de mis ojos.
¿Que pasaría luego de esto? ¿Por qué me había traído
aquí? ¿Dónde estaba Xavier?
Tantas preguntas eran las que empezaron a rebotar
contra las paredes de mi mente. ¿Qué estaba planeando
Axel? Él dijo que yo le había dado la oportunidad perfecta
para deshacerse de la manada Blackmoon. ¿Cómo había
hecho eso?
Observé como la suciedad y la mierda se iban por el
drenaje, y seguí frotando mi cuerpo hasta que el agua dejó
de tener color. Sacudí mi cabeza y salí de la ducha para
tomar la pequeña toalla que estaba bajo la ropa del retrete
para secar mi cuerpo. Si continuaba rumiando así, sólo
lograría estresarme más de lo que ya estaba. Simplemente
no tenía manera de saber qué era lo que Axel planeaba, y
me lastimaba todavía más el hecho de imaginar la infinidad
de posibilidades.
Me vestí con los jeans y la pequeña camiseta negra de
mangas cortas que me fueron dados antes de mirarme al
espejo.
Mis ojos y mejillas se veían un poco hundidos, mis
clavículas parecían más prominentes, y podía alejar la
cintura del pantalón de mi cuerpo fácilmente. Mi cabello
rojo, típicamente vibrante, ahora sobresalía aún más
debido a que estaba todavía más pálida sin el beneficio de
la luz solar. En conclusión, estaba hecha un desastre.
Vi un cepillo de dientes de viaje y pasta dental, asique
cepillé mis dientes hasta que mi boca finalmente se sintió
fresca nuevamente. Me sentía como una persona nueva
mientras iba de regreso al cuarto. La ducha fría había sido
suficiente para que mi cuerpo recuperara algo de energía.
Me sentí sobre todo rejuvenecida pero aún necesitaba
desesperadamente una noche de sueño.
Cuando mis ojos cayeron sobre el cuenco de frutas que
reposaba sobre la mesa, mi estómago gruñó fuertemente. A
pesar de mi deseo de caer en la cama y dormir durante una
década, parecía ser que mi estómago tenía otros planes
para mí.
El cuenco con frutas no estaba ahí anteriormente -
estaba segura de eso. Dí un paso hacia él antes de
detenerme. Mis ojos entonces examinaron la puerta y las
escaleras. Decidí probar con las escaleras.
Sabía que las probabilidades de que la puerta de arriba
estuviera abierta eran muy bajas, pero de todos modos lo
intenté. La puerta no se movió. Incluso aunque esperaba
esto, de todos modos sentí bronca. El karma se encargaría
de Axel por mí, y había oído que era un verdadero
bastardo. ya sea que viva o muera, tal crueldad no podía
quedar impune.
Bajé mi vista hacia mi brazo. Como lo pensé, mi piel
tenía un hematoma gracias a haber sido arrastrada por el
bosque de un brazo, sus huellas dactilares aún eran
claramente visibles.
—¡Déjame salir! —Grité. Con la esperanza de que
pudiera oírme—. ¡Maldito pendejo, déjame salir! ¡No
puedes tenerme aquí encerrada para siempre! —Golpeé la
puerta, la ira me llenaba de energía—. ¡Déjame salir,
maldito seas! ¡Axel! ¡Recházame entonces! ¡Cobarde!
La puerta finalmente se abrió y me tambaleé hacia atrás,
casi cayendo de las escaleras mientras un hombre llenó el
marco de la puerta casi completamente. Uno solo de sus
brazos era como mis dos brazos juntos. Como si su tamaño
no fuese lo suficientemente atemorizante, me clavó una
mirada con sus ojos totalmente negros. Mi cuerpo se
congeló cuando me mostró sus blancos y brillantes
colmillos y gruñó. Aunque lo intenté, no fui capaz de
disimular el modo en que salté de miedo.
Me miró de arriba a abajo como si fuese mierda atascada
en la suela de su zapato antes de tomar el pomo de la
puerta y cerrarla de un golpe.
Cuando escuché el débil clic de la cerradura cerrándose
nuevamente, mi valentía y mi energía desaparecieron al
mismo tiempo.
—Espero que puedas oírme Axel —dije con mucha bronca
mientras bajaba las escaleras y me dirigía a la cama—. ¡Te
odio, hijo de puta!
2
RUBY
M iré la ventana al otro lado del cuarto
contemplando mis opciones. La ventana
parecía demasiado alta como para que pudiera
trepar y atravesarla. Bueno, sería capaz de alcanzarla si me
parara sobre la mesa, pero ¿Que pasaría luego de que
saliera? Sería perseguida por lobos de los cuales jamás
podría escapar. ¿Hacia dónde escaparía, de todos modos?
Ni siquiera tenía idea de por dónde empezar. Por lo que
sabía, no había más que hombres lobo alrededor de unas
cien millas en cualquier dirección.
Era temprano por la mañana, pero me tapé hasta la
barbilla y me acurruqué profundamente en la cama. El
viejo colchón pequeño que hacía de cama dentro de mi
celda no era tan bueno. Si bien este tampoco era el mejor,
no había mucho que pudiera hacer, ningún lugar a dónde ir,
¿Asique por qué no quedarme en la cama un poco más?
Había comido todas las frutas del cuenco y me sentía
llena, asique estaba mayormente bien. Todo lo que podía
hacer ahora era esperar a que Axel hiciera su próxima
aparición.
Giré sobre mi lado pero retrocedí con un grito en mis
labios al encontrarme cara a cara con Natalie.
Ella estaba recostada a mi lado con su mano bajo la
mejilla, sus ojos azules perforaban los míos verdes. Sonrió
mientras se estiraba y corría un mechón de pelo de mi
cara.
Pestañeé rápidamente, incapaz de creer lo que estaba
viendo. La felicidad floreció dentro de mi pecho mientras
pasaba uno de sus dedos por mi cara. ¡Ella en verdad está
aquí!
—Hey bebé —dijo.
Mis ojos se abrieron. —Natalie, ¿eres tú? ¿En verdad
eres tú?
Se veía como Natalie. Sus ojos azules como el hielo eran
los mismos, pero su cabello platinado era ahora blanco
como la nieve, más plateado que rubio.
Fruncí mi ceño ante esto pero no dije nada.
Ella asintió para responder a mi pregunta.
Al principio, me moví para abrazarla, pero entonces me
congelé rápidamente. No, primero necesitaba pensar. Esto
no podía ser real. ¿Cómo llegó ella aquí? Miré mi muñeca.
Y ya no pude ver la cicatriz de mi intento de suicidio de
cuando era una adolescente. —Esto no es real —dije con
tristeza, mientras la sensación de excitación que había
tenido se desvanecía—. Estás de nuevo dentro de mi
cabeza, ¿verdad?
Natalie me devolvió una sonrisa triste.
Suspiré antes de volver a acostarme. —Me lo imaginé
¿Cómo es que estás haciendo esto? ¿Voy a despertarme y a
encontrarte a tí y a Xavier en mi cuarto?
—No lo harás, lo siento, pero sé que Axel es quien te
tiene.
—Me has mentido, Natalie. Me dijiste que los
compañeros no pueden herirse entre sí. —Traté de no
llorar, pero fallé—. ¡Sácame de aquí! ¿Le has dicho a Xavier
dónde estoy, verdad?
Movió su cabello detrás de sus orejas y rascó la punta de
su nariz. No dijo nada por un rato.
Su silencio me preocupaba. Me estiré para alcanzar su
mano y la toqué, pero se sentía tan fría, que me alejé de
prisa. No la había tocado de esta manera la última vez que
entró dentro de mi mente. No estaba segura de si su piel
tan fría era algo normal, pero noté que estaba sufriendo.
—Perdón —se disculpó al mismo tiempo que alejaba su
mano—. Jamás hice esto desde una distancia tan lejana.
Encontrarte por mis propios medios ha sido muy difícil. No
puedo quedarme contigo durante mucho tiempo, Ruby,
pero quiero que juguemos el juego de Axel. Él vendrá
pronto a decirte que te llevará a otro lado. Síguele el juego,
¿Ok? Ha hablado con los del Consejo sobre tí, sobre lo que
ha estado ocurriendo. Ahora ellos vendrán por Xavier.
—Mierda.
Exhaló y comenzó a desvanecerse.
Me senté rápidamente. —¡Espera! Le has avisado a
Xavier, ¿verdad? Por favor avísale sobre Axel y el Consejo.
Axel me dijo que iba a utilizarme para finalmente
deshacerse de la manada Blackmoon.
—No llegará a eso, pero sí, estoy yendo a ver a Xavier
para advertirle. Axel es un tonto al pensar que el Consejo
no se pondrá en su contra, también. Tú eres su compañera
también, sin importar cuánto él lo niegue. El Consejo
quiere control y obediencia totales, asique cualquiera que
camine fuera de esto siempre sufrirá consecuencias.
Mathieu y Xavier rompieron las leyes al no matarte. A ellos
ya no les importa que tu seas la compañera de Xavier. Todo
lo que les preocupa es el hecho de que tú seas humana.
Entonces, al final, realmente será mi culpa. jamás debí
haberme mudado aquí.
Sentí ganas de gritar.
Natalie se estiró y puso su mano sobre mi mejilla. —No
se si pueda llegar a ver a Xavier a tiempo, asique debo
irme.
Su mano estaba helada, pero cerré mis ojos y permití que
aquel frío penetrara mi piel sin moverme. En ese momento,
podía ver a través suyo como se desvanecía rápidamente.
Su mano se alejó de mi rostro. No quería que se fuera, no
quería quedarme sola, pero sé que debía partir. Ahora era
Xavier quien estaba en peligro.
—Axel no va a lastimarte, Ruby. Actuará como pueda,
pero a él le duele aún más.
Hice rodar mis ojos. Dile eso a mi brazo que aún tiene un
hematoma. —¿C-como está Xavier? Por favor dime antes de
irte. Y-yo... —¿Podía decirlo? Quería decirle que le diga que
lo extraño. Incluso aunque Xavier y yo sólo nos besamos y
estábamos empezando a acercarnos, habían quedado
tantas cosas por decirnos el uno al otro.
—Lo verás pronto. Le podrás decir todo tú misma en ese
momento. —Se desvaneció.
Desperté de un salto y tomé una larga bocanada de aire.
Miré a mi alrededor frenéticamente antes de volver a
recostarme.
Sí, finalmente buenas noticias.
Giré sobre mí y miré por la ventana otra vez mientras
sonreía. Ha pasado tanto tiempo desde la última vez que
sentí una pizca de felicidad o esperanza. Pero mi sonrisa
murió rápidamente cuando pensé en el peligro al que
Xavier estaba ahora expuesto. Por la manera en la que
Natalie y todos los demás hablaban de este ‘Consejo’,
estaba claro que eran de temer. Natalie parecía estar muy
tranquila, pero yo sólo esperaba que pudiera llegar a
Xavier a tiempo.
Ruby
a ansiedad me tenía caminando nerviosamente por todo el
cuarto, me sentaba en el suelo, luego me trepaba a la mesa
para ver a través de la ventana, la cual no revelada nada
más que un océano infinito de árboles. Pronto, me
L decidí a sentarme a la mesa, mi hambre comenzaba
a regresar. En comapración con la tortura que sufrí
hasta anoche, podía ignorar los gruñidos que mi estómago
seguía haciendo.
Pensé unas cuantas veces en volver a dormir con la
esperanza de que Natalie regresara, pero ella había
mencionado lo difícil que fue llegar a mí. Ella necesitaba su
fuerza para llegar a Xavier, asique resistí mi impulso de
tomar una siesta por el bien de hablar con ella nuevamente.
Mis dedos percutían la manchada superficie de la mesa
blanca mientras me preguntaba si ella ya le habría avisado
a Xavier.
Recordé la noche en la que había sido secuestrada, la
bendición que precedió al caos. Una fuerte tristeza inundó
mi pecho. Xavier y yo nos habíamos acostado abrazados en
el bosque. Estaba comenzando a sentir el vínculo entre
nosotros, creo. Justo en el momento en que comencé a
sentirme atraída por él, fui arrancada de su lado. Esa noche
él me habló sobre su diosa, una entidad que había creado al
primer hombre lobo, la misma que decidía el destino de los
lobos. Una que claramente también había decidido cuál
sería mi destino.
Por lo que podía ver, no estaba haciendo un muy buen
trabajo, considerando que se las arregló para vincular a
tres personas que probablemente jamás se pondrían de
acuerdo.
Escuché que la puerta se abría y miré hacia las escaleras
para ver al hombre gigante de anoche trayendo a una
mujer.
Ella vestía botas de combate y tenía mechones rojos en
su pelo negro. Ella asintió con la cabeza al hombre.
Él nos dio la espalda para regresar escaleras arriba. Sin
embargo, dejó la puerta abierta.
Miré a la mujer expectante mientras ella me miraba de
pies a cabeza con desdén. A esta altura, ya me había vuelto
inmune a las miradas desagradables.
Ella cruzó sus manos sobre sus enormes senos y caminó
hacia mí. —Tú no perteneces a este lugar —afirmó.
Crucé mis brazos sobre la mesa, ¿Axel había enviado a
esta mujer para intimidarme o algo así? Él podía hacerlo
mucho mejor con sólo mirarme. Achiqué mis ojos al
mirarla, y me di cuenta de todo. No, ella sabe exactamente
quién soy, y quién soy para Axel. Eso claramente la estaba
matando.
Asique, tengo a otra Anna en mis manos. Encantador.
—Al menos ambas podemos estar de acuerdo en eso.
Un profundo pliegue apareció entre sus cejas como si no
hubiera esperado que le contestara. —Esta cosa habla. —
Sonrió.
Le hice un guiño lentamente, haciendo lo mejor que pude
para forzar una mirada de indiferencia en mi rostro. —
¿Puedo ayudarte en algo? Como puedes ver, estoy bastante
ocupada.
Ella no estaba esperando esa respuesta, tampoco.
Claramente le toqué el nervio porque sus ojos castaño claro
se volvieron totalmente negros de inmediato. —No tienes
idea de con quién hablas, humana.
—Eso es porque no nos conocemos. Confía en mí,
tampoco querrás conocerme, tengo demasiada mierda con
la cual lidiar ahora mismo, asique cualquier problema que
tengas conmigo deberá ser resuelto algún otro día. —Me
senté hacia atrás y crucé mis brazos.
Ella desplegó sus brazos y encorvó sus hombros un poco.
Su boca se abrió para revelar que sus grandes colmillos
habían salido a jugar. Sonrió maliciosamente mientras sus
uñas comenzaron a verse como garras.
Rápidamente me levanté de la mesa. No tenía hacia
dónde correr, pero estaba jodidamente segura de que me
defendería cuanto me sea posible. Esta mujer no era como
Anna tanto como pensaba - ella era peor. Dónde Anna era
todo ladrar sin morder, estaba claro que esta chica estaba
lista y dispuesta a arrancarme mi garganta.
—Una cosa débil como tú jamás puede ser compañera de
un lobo. —me lanzó un golpe.
Mi mano se alzó para proteger mi rostro.
Fui salvada por la voz relampagueante de Axel que hizo
eco en toda la habitación. —¡Basta!
Levante mi vista para encontrar las garras de esa chica
congeladas en el aire a tan solo algunas pulgadas de mi
rostro. Su rostro aún tenía una expresión de tensión
mientras lentamente bajó su mano y me dio la espalda.
Detrás suyo, Axel se quedó de pie junto a las escaleras
con sus puños cerrados. Sus ojos estaban peligrosamente
ceñidos. Su cabello negro ensoritjado, que por lo general
era una cola de caballo sobre su espalda, estaba suelto y
ondeaba sobre sus hombros.
Ni siquiera yo podía negar que era un hombre apuesto,
el tipo de hombre con un aura peligrosa que atrae a las
mujeres.
—Ella no pertenece aquí —dijo la chica entre dientes—.
Esta debilucha no puede ser tu compañera. Una brisa
fuerte la arrojaría al suelo. No puede ser tu compañera. No
te merece...
Axel dio un paso hacia adelante, y ella se tragó lo que
fuera que estaba a punto de decir. —Ubícate, loba. Mis
asuntos no son tuyos, asique te sugiero que te marches
antes de que te mate. No tienes permitido estar aquí.
Ella abrió su boca para decir algo.
Los ojos de Axel se volvieron negros y le gruñó, el sonido
llenó el espacio a nuestro alrededor.
Ella rápidamente inclinó su cabeza y retrocedió antes de
finalmente marcharse a toda prisa de aquella habitación.
Los ojos de Axel se posaron sobre mí cuando escuchó la
puerta cerrarse detrás de ella. Giró su cuerpo para
enfrentarme con su cabeza inclinada hacia un lado. —No
quiero que hables con nadie.
—Lo dices como si tuviera visitas todo el tiempo como
para siquiera tener la chance de hablar con alguien. No
estaba hablando con ella. Sólo vino a hacer un berrinche.
—¿Y tú no le dijiste nada? ¿Ni una sola palabra?
¿Por qué estamos hablando de algo tan trivial de todos
modos? Tampoco es que le conté ningún secreto. De lo que
teníamos que hablar era de cuando demonios iba a poder
salir de aquí. Natalie me dijo que él me llevaría a otro
lugar. Quizás por eso estaba ahora aquí. Tenía que admitir
que eso fue bastante sincronizado. Si hubiera venido
incluso un segundo más tarde, hubiera encontrado carne
picada en mi lugar. —No. —respondí.
Él inhaló antes de dar un paso hacia adelante.
Me quedé en mi lugar, a pesar de que mi corazón latía
con fuerza. Tiré mi cabeza hacia atrás para ver sus ojos
negros que lentamente iban volviendose de avellana. Sus
ojos recorrieron mi cara, y fruncí el ceño. Estar tan cerca
suyo era algo que definitivamente no necesitaba. Sí, era un
hombre hermoso, pero no había manera de que un rostro
hermoso me hiciera olvidar lo idiota que había sido.
Desvié mi mirada, mi cara se retorció mientras mi
corazón comenzó a galopar. No me siento atraída por este
imbécil, no puede ser. ¡Diablos, no! —Necesitas retroceder
—dije mientras mi cabeza aún estaba inclinada hacia un
lado—. No hay razón para que estés tan cerca de mí. —
Agregué.
Su mano se estiró para tomar mi cara. No me estaba
apretando fuerte, simplemente tomando mi cara para
girarla hacia la suya. Tomé su muñeca y traté de quitarme,
pero casualmente me pegó en mi mano con su otra mano.
—No me gusta que me mientan —dijo esas palabras
lentamente, su aliento mentolado soplaba sobre mi cara—.
No me mientas, Ruby. Nunca, sobre nada. A partir de
ahora, no quiero que hables con nadie a menos que yo lo
diga. ¿Me has entendido?
Me mantuve en silencio mientras dejaba que el odio en
mis ojos hablara por mí.
—Buena chica. Pronto nos iremos a otro lugar, y te
sugiero que te comportes de la mejor manera posible.
Tenía un millón de cosas para responder, pero las
palabras de Natalie se hicieron eco dentro de mi mente. Me
recordé a mí misma que mi trabajo era seguirle el juego a
Axel con su plan. Me decidí a alejar mi cara de él, y su
mano cayó hacia un costado. Él no se movió de su lugar, y
yo tampoco. Él no desvió su mirada de mis ojos, y yo
tampoco lo hice. Puede que no tenga fuerza, pero no dejaré
jamás que un hombre me intimide -lobo o no lobo. La
fuerza no es sólo física.
Fruncí el ceño cuando la comisura de su boca comenzó a
levantarse formando una sonrisa, entonces sacudió su
cabeza y retrocedió.
¿De que demonios se ríe? ¿Esto es gracioso para él? Le
clavé la mirada y entendí que sí. La escoria me estaba
tomando el pelo.
—Tu fuego es encantador, Ruby, pero terminarás
lastimada a causa de él. A los hombres lobo nos gusta la
obediencia. La desobediencia y la falta de respeto no son
toleradas, asique recuerda lo que acabo de decirte. No
hables con nadie, y seguirás respirando. —Dijo esto y se
marchó.
Le lancé puñales con la mirada a sus espaldas, mis uñas
se clavaron las palmas de mis manos. Lo que él no sabía es
que yo odiaba que me digan lo que debo hacer y que me
den órdenes -sin importar quien diera esa orden. Eso no
cambiaría, incluso si esa orden venía de alguien que podría
destrozarme en pedazos como si fuese un pedazo de papel.
Créeme, a lo largo de mi vida me he enfrentado muchas
veces a las consecuencias de mi incapacidad para cerrar la
boca, incluso cuando sé que es probablemente lo mejor que
puedo hacer por mi propio bien.
Quizás un día mi bocota me lleve a ser asesinada, pero al
menos moriré defendiéndome.
3
XAVIER
P odía escuchar a un pájaro cantando a unos metros
de distancia, pero sonaba como si estuviera
posado sobre mi hombro. Mis oídos se retorcieron
cuando otro pájaro contestó al canto del primero, e hice
todo lo que pude para evitar oírlos. Me concentré en el
viento que corría a través de los árboles en lugar de eso,
mientras continuaba caminando junto al sendero en el
bosque. Me dirigía hacia el acantilado en el que Ruby y yo
nos habíamos sentado a conversar hace mucho tiempo.
No, no fue hace tanto tiempo. Sacudí mi cabeza. Sólo ha
pasado una semana desde que desapareció. Si bien era sólo
una semana, se sentía como una eternidad para mí.
Natalie había estado desaparecida durante la misma
cantidad de tiempo. No estaba seguro de cuánto tiempo
más podría sobrevivir sin saber qué le había pasado a
ninguna de ellas. Mis manos se cerraron a ambos lados de
mi cuerpo mientras mi ira comenzó a apoderarse de mí
nuevamente.
Estar sin Ruby y no saber si ella estaba herida o no me
estaba matando. Mi lobo había estado arañando bajo mi
piel al punto de que me había despertado con mis sábanas
y ropa hechas girones gracias a mis garras y colmillos que
habían salido de forma inconsciente y sin una orden de mi
parte.
No había ninguna pista para hallar a Ruby. Nadie había
llamado por un rescate o para hacer alguna demanda. Ella
simplemente había desaparecido, como si se hubiera
esfumado en el aire.
Se fue.
Giré para salir del sendero y dirigirme hacia las
profundidades del bosque denso, pero no fui demasiado
lejos. Cerré mis ojos mientras el desolador sonido de los
gritos de Ruby se apoderó de mi mente. Ella había gritado
cuando ese lobo la atacó... y en ese preciso momento,
comprendí cuál fue mi error. Ellos iban detrás de ella, y
sólo de ella. El haberme atacado a mí fue sólo una
distracción, cuidadosamente diseñada para separarnos.
Había caído perfectamente en sus diabólicas manos.
Ahora Ruby estaba Dios sabe dónde experimentando
Dios sabe qué mientras yo esperaba alguna noticia -alguna
señal- de dónde podría encontrarla. Gruñí en voz baja
mientras deshacía el punño de mi mano derecha e hice una
pequeña mueca al mismo tiempo que mi mano comenzaba
a cambiar de forma. Mis huesos se rompieron al cambiar, y
mis dedos se estiraron mientras mis garras se extendían.
Apreté mis dientes mientras di un giro y deslicé mi garra
sobre un árbol cercano.
El árbol mancillado se inclinó hacia una lado para
finalmente caer, pero se detuvo, con el tronco destrozado.
Cerré mis ojos mientras comenzaba a perder el control de
mi transformación. Mis colmillos comenzaron a crecer
hasta rozar mi labio inferior. Cerré mi puño izquierdo que
no se había transformado y me encorve hacia adelante.
Estiré mi brazo derecho y comenzó a volver a la
normalidad, mis dedos se retorcieron y mis huesos rotos
regresaron a su lugar.
Abrí mis ojos, mientras recuperaba mi postura firme una
vez más. Al bajar mi vista hacia mi mano mientras hacía y
deshacía un puño alternativamente, mis uñas imploraban
atravesar la carne de quienquiera que se hubiera llevado a
Ruby.
—Tráela de regreso —le dije al bosque, con la esperanza
de que La Diosa me estuviera escuchando.
Hice una pausa durante un momento, un aroma familiar
se posó sobre mis fosas nasales. Mientras registraba aquel
olor, giré sobre mis talones para encontrar a Natalie de pie
detrás de mí. Parpadeé rápidamente y caminé en dirección
a ella antes de detenerme súbitamente.
Algo parecía diferente en ella.
Sus ojos aún eran azules como el hielo, pero su cabello
era blanco -blanco como la nieve. Ella simplemente se
quedó de pie frente a mí, mirándome, pero había cierta
rigidez en ella, casi como si estuviera congelada en ese
lugar. Una mirada distante se reflejaba en sus ojos como si
estuviera viendo a través de mí.
Comencé a sentirme incómodo. La miré de pies a cabeza,
intentando ver si era algún tipo de truco. Mi estómago se
ensanchó y me preparé para atacar. Su boca dibujó una
sonrisa, y pude vislumbrar a la Natalie que conocía.
¿Qué había pasado con ella?
—¿Natalie?
—Tu lobo -con la pérdida de Ruby, te está haciendo
perder el control de tí mismo —respondió mientras me
apuntaba con un dedo.
Asentí. —Sí, dónde has...
—Puedo ayudarte. —Interfirió mientras comenzó a
moverse hacia mí. Al notar mi postura defensiva, levantó
sus manos para mostrarme que no era una amenaza.
Le permití acercarse a mí, pero observé cada uno de sus
movimientos. Se sentía raro para mí ser tan cauteloso con
ella. Su esencia parecía ser la misma, asique supe que era
realmente ella, pero se veía diferente. Algo estaba mal.
¿Por qué se había desvanecido? ¿Para teñir su cabello? Eso
no era muy probable porque Adolfa había sido encontrada
muerta.
Levantando su mano, Natalie presionó su pulgar sobre
mi frente.
Instantáneamente, el calor dentro mío aumentó y todos
estos días de desesperación desaparecieron al mismo
tiempo que mi lobo se calmaba. Suspiré y ella se alejó. Bajé
la vista hacia mi mano, mis garras ya no se sentían como si
fueran a aparecer en cualquier momento. —¿Cómo hiciste
eso? —Pregunté.
Ella simplemente se encogió de hombros y retrocedió un
paso.
—¿Que pasó contigo, Natalie? ¿Qué sucedió con Adolfa?
Al mencionar el nombre de Adolfa, ella sonrió. —Ella me
transfirió todos sus poderes a mí. —Y me dio la espalda.
Mis ojos se abrieron. —¿Cómo? No sabía que las
Encantadas podían hacer eso. —Incluso aunque estuviera
de espaldas a mí, pude ver que asintió.
—Yo tampoco lo sabía. Hay muchas cosas que no sabía.
—Se dio vuelta para verme—. Me mostró dónde está Ruby
también.
Esto puso a mi lobo en guardia otra vez, y la esperanza
floreció dentro mío. —¿D-De verdad?
Asintió con la cabeza.
Solté una carcajada y me di vuelta, mis piernas latían
mientras corría por el bosque de regreso a casa. —¿Dónde
está? Necesitamos regresar a casa. —Me sentí vivo por
primera vez en días. Había estado vagando entre estar al
límite o arrastrándome como un zombie. Ahora, así de
rápido, mi energía había regresado a mí por completo.
—¡Xavier, espera!
Patiné para frenar mientras la voz de Natalie se hacía
eco en el bosque. —¿Qué? Si sabes dónde está, necesito
avisarle a papá. Tenemos que ir a buscarla.
—No, no podemos —declaró mientras caminaba hacia mí.
Fruncí mi ceño confusamente.
—Por el momento ella está a salvo dónde está. Tenemos
problemas más inmediatos de los que ocuparnos.
La miré como si estuviera loca. ¿Cómo esperaba que no
fuera a buscar a Ruby? Estuve volviéndome loco durante
días pensando dónde estaría Ruby y si estaría bien. Sin
mencionar lo preocupado que había estado por Natalie. —
¿Dónde está? No hay nada más importante que
encontrarla, Natalie. ¡Y tú lo sabes!
Ella avanzó hacia mí, con una mirada punzante.
Me sorprendí por el nivel de dominación que irradiaba
de ella. Todos los lobos irradian un cierto nivel de poder,
pero se vuelve más fuerte dependiendo de tu lazo
sanguíneo y jerarquía dentro de la manada. Las Encantadas
no podían transformarse en lobos, con lo cual no solían
irradiar tanto dominio como el resto de nosotros lo hacía.
Cuanto más fuerte era la Encantada, más fuerte era su
nivel de dominio, pero Natalie no era tan fuerte antes.
¿Qué más había cambiado Adolfa en ella?
—Sólo está a salvo momentáneamente, Xavier. El
Consejo sabe de su existencia, asique vienen por tí.
Rompiste la ley al perdonar a un humano.
—¡Ella es mi compañera, no podía matarla!
—¡No les importará una mierda! Es humana. No les va a
importar nada que sea tu compañera. Rompiste la ley, y esa
es la única razón que necesitan para involucrarse en este
asunto. Luego van a concentrarse en cómo un humano
pudo estar destinado a un lobo. Puede que incluso sean
capaces de enterrar a toda la manada Blackmoon con tal de
ocultar esto. ¡Sabes que pueden hacerlo! Ruby está a salvo
por ahora, pero eso es todo.
Sabía que tenía razón, pero necesitaba encontrar a Ruby.
Estábamos comenzando a acercarnos el uno al otro, y que
la hayan arrancado de mi lado tan de repente dejó un gran
hoyo en mi pecho. Me sentía débil sin ella, y me
preguntaba si ella sentiría lo mismo. Si siendo humana, el
vínculo no la estaría afectando del mismo modo. ¿Me
extrañaba? —¿Quién la tiene? ¿Por qué incluso Adolfa te
transfirió sus poderes a tí?
Natalie presionó su tabique nasal mientras pasó
caminando junto a mí, con su balnco cabello flotando con el
viento. —Por qué lo hizo no es importante en este
momento. Lo que sí es importante es regresar a la casa y
advertirle a tu padre. Tenemos una hora hasta que lleguen,
Xavier. No tenemos tiempo que perder.
Caminé para ponerme a su lado, y caminamos
rápidamente de regreso a la casa. Había muchas cosas que
no me estaba diciendo, eso estaba claro, pero tenía razón.
Si El Consejo estaba en camino, teníamos un problema
mucho más urgente. Sin embargo, no podía evitar hacerme
una pregunta. Quería saber quién había tenido las bolas de
secuestrar a mi compañera. ¿Quién siquiera sabía sobre
ella? ¿Cómo podía estar a salvo cuando fue atacada y
raptada? —¿Quién se la llevó?
Sus hombros se movieron arriba y abajo mientras
suspiró.
—Necesito saberlo, Natalie. ¿Cómo sabes que está a
salvo?
—Está a salvo porque está con Axel. Él fue quien se la
llevó de tu lado, y fue él quien te reportó con El Consejo.
¡Debí haber sabido que esa basura tenía algo que ver con
su secuestro! Axel también era su compañero. Lo que él no
entendía era que al reportar a nuestra compañera ante El
Consejo, haría que la ejecuten -y quizás incluso a él mismo.
4
NATALIE
-A xel es un idiota al creer que El Consejo no intentará
hundirlo a él también por tener una compañera humana.
Cualquier juicio que caiga sobre nuestra manada porque
uno de nosotros tiene una compañera humana también
caerá sobre la suya —dijo Xavier.
Lo observé caminar nerviosamente de un lado a otro, con
su mano sobando su barbilla. Estábamos contándole a
Mathieu todo lo que sabíamos. La palabra había sido
enviada al resto de la manada para que se quedaran en sus
casas hasta que el Alpha dijera lo contrario.
Lo único que debería haberse dicho era que El Consejo
vendría de visita, y todos los lobos se hubieran dispersado
sin tener que decirles nada más. Todos querían evitar tener
contacto con El Consejo tanto como podían. Nadie quería
que miren dentro de sus vidas -que invadan su privacidad y
los dejen al desnudo por nada. Ésto era lo que El Consejo
acostumbraba a hacer. Ellos se alimentaban del
conocimiento así como las ratas se alimentaban de la
basura.
—Axel piensa que está actuando por el interés de su
manada —le expliqué.
Mathieu, quien estaba sentado con sus codos sobre sus
rodillas y sus manos sobre su boca, me miró.
—Pero él no está viendo la totalidad del asunto —
proseguí—. Asique si, hay muchos huecos en su plan. Él era
uno de los pocos lobos que confiaban en El Consejo. Haber
secuestrado a Ruby puede que haya sido lo único bueno de
su plan.
Alarmado, Xavier me arrojó una mirada como diciendo
que me iba a ganar un chaleco de fuerza por haber dicho
que el secuestro de Ruby era algo positivo.
Pestañeé lentamente mientras volvía a mirarlo para
mostrarle que no iba a cambiar lo que acababa de decir.
Cuando Adolfa me transfirió sus poderes, vi más de lo que,
honestamente, quería ver. Había demasiadas cosas que no
podía decir, tantas cosas que no podía contarles.
—¿Cómo es que esa es la parte buena de su plan? —
Preguntó Xavier—. Necesito a Ruby aquí, conmigo. Ella
tiene que huir con nosotros. —El se volteó hacia Mathieu,
quien aún debía hablar—. ¿Adónde podemos ir?
—Tú no irás a ninguna parte, ni tampoco el resto de
nosotros —declaró finalmente Mathieu y se reclinó sobre su
silla. Peinó su cabello azabache hacia atrás e hizo sonar sus
nudillos mientras perdía su mirada en la distancia.
Sabía, sin embargo, que los engranajes de su mente
estaban trabajando.
Mathieu no había ganado su lugar como uno de los Alpha
más respetados sin ser un hombre paciente y calculador.
Era un hombre de pocas palabras, pero de grandes
acciones. Miró a Xavier. —No tenemos a dónde ir, Xavier.
Adonde sea que vayamos, El Consejo nos encontrará. Si
Ruby estuviera aquí, podrías marcharte junto a ella, pero
aun así el resto de la manada se quedaría a sufrir las
consecuencias, incluyendo a Natalie y a mí. No todos
podemos huir. —Miró en mi dirección—. Lo que estoy
queriendo decir es que ¿Axel decidió secuestrarla para
evitar que se escapara junto a Xavier?
Asentí y él también lo hizo, habiendo descubierto parte
del plan de Axel. Sentí la seguridad de que estaba cerca de
descubrir el resto del plan. Por otra parte, Mathieu estaba
en lo cierto. No había ningún lugar al cual pudiéramos ir
sin ser encontrados por El Consejo, y Mathieu jamás
abandonaría a su manada.
—Si huímos, Xavier, nos incriminaremos aún más. —
Agregó Mathieu, mientras que ahora sus dedos estaban
entrelazados sobre su regazo. Se veía muy calmado, muy
tranquilo al encarar el peligro. Era admirable -si sólo
supiera el caos que se avecinaba—. No cometimos ningún
crimen ni quebramos ninguna ley. Una de nuestras leyes
más fundamentales es proteger a nuestras compañeras
femeninas, quienes llevarán a nuestros hijos en su vientre
para continuar con nuestro linaje. Ella es una humana que
se enteró de nuestra existencia, si, pero también es una
humana que fue destinada a un lobo. Diría que la ley que
nos obliga a proteger a nuestras compañeras reemplaza a
aquella que nos obliga a matar a los humanos que sepan de
nuestra existencia. Después de todo, el vínculo entre
compañeros fue anterior a su descubrimiento sobre
quienes somos en realidad, ¿No es así?
Xavier se volteó de espaldas, sus hombros subían y
bajaban junto a su profunda respiración. —Sí. Esperemos
que El Consejo pueda verlo de ese modo y no estén tan
cegados por su odio hacia los humanos.
Ya que yo aún no había encontrado a mi compañero, no
había podido anticipar la intensa confusión que Xavier
experimentaría al no tener a Ruby a salvo junto a él.
Cuando lo toqué para calmar a su lobo, sin embargo, sentí
todo - su temor, el pánico que retorcía sus tripas, y la furia
con la cual luchaba desde su secuestro, así como también
la culpa que arrojó sobre sí mismo por no protegerla.
Encontrar a sus compañeros era algo que muchos lobos
anhelaban. Supuestamente, era como un sentimiento de
sentirse completo por primera vez en la vida. ¿Pero y yo?
No me importaría no encontrar al mío durante un tiempo.
Me aterrorizaba que un día pudiera sentir la agonía que
Xavier estaba experimentando en este momento. Yo era
joven y con poderes de novata cuando Mathieu perdió a su
esposa, nuestra Luna, pero tenía mucho respeto por él
luego de experimentar brevemente el dolor de Xavier - y
Ruby sólo estaba perdida. Mathieu había sobrevivido a la
pérdida de su otra mitad.
—Debería matarlo —gruñó Xavier entre dientes mientras
sus palabras sonaban con intención y seguridad.
Crucé mi mano sobre mi pecho y avancé hacia él. —Axel
se llevó a Ruby para evitar que se escaparan juntos. El
Consejo está viniendo porque quieren ver por ellos mismos
si todo esto es cierto, si una humana no sólo fue destinada
a un lobo, sino a dos. Podemos utilizar esto a nuestro favor,
Xavier. El Consejo tratará de ver si alguno de ustedes está
debilitado por ella. La verán como a una humana débil -
alguien que no puede sentir el vínculo, alguien que no
debería afectar a tí o a Axel. Demostrar que eso no es
verdad.
—Tú estás hablando de engañar al Consejo como si fuese
un juego de niños, Natalie. —Resopló Xavier—. Ellos
inventaron el engaño. Son los amos de ello.
—Aún así, los alumnos superan a sus maestros todo el
tiempo. —Contrarrestó Mathieu—. Tienes razón en que no
se puede confiar en El Consejo o engañarlos fácilmente,
pero tampoco podemos cruzarnos de brazos. Huir será peor
que jugar el juego de El Consejo e intentar ganarlo. Ellos
no son dioses. Sólo son hombres lobo, como tú y yo, Xavier.
Sin una buena respuesta, Xavier soltó un sonido de
desagrado desde la profundidad de su pecho mientras se
volteó y se alejó.
Podía entender su ansiedad. Él no sabía lo que ocurriría,
y tenía miedo. Por supuesto, lo que se avecinaba sería
mucho peor de lo que podía imaginar. Suspiré y cerré mis
ojos, deseando que alguien más pudiera alivianar el peso
de la carga que Adolfa me había confiado acarrear. Pero
esa carga era mía, y sólo mía. —No tenemos más tiempo
para debatir sobre esto. —Murmuré mientras abrí mis ojos
—. Están aquí.
Xavier giró e inclinó su cabeza para escuchar el auto que
estaba estacionando fuera de la casa.
—Pase lo que pase —susurré—, ni tú ni Axel pueden
rechazar a Ruby. Ella es débil en ese sentido. Moriría.
—No tengo planes de rechazarla, Natalie —me informó
Xavier rotundamente, claramente se había sentido un
poquito ofendido por haber sugerido que él podría hacer
algo semejante.
Asentí y di media vuelta.
Nos dirigimos hacia afuera a tiempo para ver la puerta
abierta de la Camioneta. Una mujer descendió de ella.
Instantáneamente reconocí que se trataba de una
Encantada como yo. No sólo por el hecho de que su cabello
era blanco como el mío, atado en una larga trenza sobre su
espalda, sino porque podía sentir su poder.
Ella dio un paso hacia atrás mientras se hacía visible un
pie que bajaba del auto, y entonces un hombre apareció.
Mientras me abstuve de expresar el desprecio que sentía
frunciendo la esquina de mis labios, Xavier no pudo.
En lugar del representante del Consejo que todos
esperábamos ver, estaba de pie ante nosotros uno de los
tres miembros originales del Consejo - Olcan Crescent, el
miembro del Consejo encargado de manejar América del
Norte y América del Sur. Él había venido en persona, lo
cual tampoco había previsto. Eso significa que sería todo
más difícil de lo que pensaba. Debí haber sabido que este
era un tema que él querría manejar personalmente.
Mathieu avanzó para estrechar la mano de Olcan. —
Olcan, hermano mío, no esperaba tu visita.
El anillo externo de los ojos de Olcan era de un azul
profundo, seguido de un azul suave para finalizar en un
color marrón junto a sus pupilas. Él no era tan musculoso
como Mathieu, pero tenían ambos la misma altura, aunque
Olcan tenía su cabeza completamente afeitada.
La Encantada se mantuvo de pie detrás suyo, cerca, pero
sus ojos color chocolate estaban clavados sobre mí. Con su
blanco cabello y su piel oscura brillando bajo el sol ténue
de la mañana, ella rezumaba una belleza etérea.
—¿En serio? —dijo Olcan, mientras sus ojos se desviaban
hacia mí. Soltó la mano de Mathieu.
—Encuentro difícil creer que no hayas sido notificado de
nuestra visita —comentó la Encantada, con sus ojos sobre
mí.
Me aguanté las ganas de arquear una ceja o achicar mis
ojos. No pude saber con certeza si estaba escuchando
hostilidad en su profunda voz o no.
—Esta debe ser Natalie —dijo Olcan mientras se acercó
para estrechar mi mano, sus ojos me miraban filosamente
de pies a cabeza.
—Es un placer conocerlo, Sr. Crescent. —Le sostuve la
mirada.
Asintió con aprobación y soltó mi mano.
¿Por qué debería mirar para otro lado o actuar
cobardemente? Mathieu tenía razón. El Consejo estaba
conformado por lobos, no por dioses. Si supieran como se
veían los verdaderos dioses...
Entonces miró a Xavier, quien se quedó de pie junto a mí,
y estrechó su mano. —Y tú debes ser Xavier.
Xavier sacudió su mano con firmeza. —Bienvenido a
nuestra manada, Sr. Crescent. Espero que haya tenido un
vuelo agradable.
—Lo fue. —Un extremo de la boca de Olcan se curvó al
hablar—. Lo fue. Y si no lo hubiera sido, este aún sería un
viaje... necesario. —Él giró para ponerse del lado de la
Encantada.
Xavier le arrojó una mirada penetrante, y luego a ella.
Me miró a mí antes de mirar en dirección a ella una vez
más. —Tú eres una encantada, ¿verdad?
Ella asintió. —Lo soy. Supongo que lo asumiste por el
color de mi cabello. Aunque, debo decirlo, el cabello blanco
no es algo común entre las Encantadas -especialmente las
más jóvenes. —Sus ojos se desviaron hacia mí al decir esto.
Esta vez, arqueé una ceja en respuesta. Por lo que
entendía, cuanto más fuerte es la Encantada, más blanco se
vuelve su cabello. Ella pudo presentir la fuerza de mi poder
cuando yo no debería ser más que un alfeñique, asique su
comentario fue un pinchazo para mí. Ella parecía en la
primera etapa de sus treinta, asique ella también era
demasiado joven como para tener el cabello tan blanco.
—¡Bueno! —Olcan dijo alegremente mientras dio un
aplauso, para llamar la atención hacia él—. Estoy famélico.
Mathieu, ¿Qué tal si comemos algo y nos ponemos al
corriente mientras la humana llega?
Xavier dio un paso adelante, un leve gruñido se escapó
de sus labios mientras le clavó su mirada a Olcan.
Inmediatamente agarré su brazo con fuerza y lo apreté.
Xavier no era de los que hablan, así como su padre.
Desafortunadamente, Xavier no poseía el autocontrol de su
padre.
La comisura de la boca de Olcan se curvó incluso
mientras miraba a Xavier, despreocupado por su falta de
respeto. No era algo inteligente gruñirle a un miembro del
Consejo. Sin embargo, era todo parte del plan de Olcan. Él
pudo ver fácilmente cómo Xavier estaba al límite y trataba
de jugar con eso a su favor. Sería capaz de provocar a
Xavier para decir o hacer algo que pudiera mostrar lo
emocional que se volvía a causa de un mero humano. Le
había advertido sobre esto.
—Disculpe a mi hijo, Sr. Crescent —agregó Mathieu
rápidamente—. No daremos tantas vueltas. Sabemos por
qué está aquí. Como sabe, este es un tema sensible para
todos los involucrados, incluyendo al Consejo.
Olcan inclinó su cabeza hacia un lado en respuesta a
esto. —Te aseguro que mientras este es, sin duda alguna,
un tema sensible, es completamente diferente para todos
los involucrados en él. — Hizo un gesto hacia la puerta—.
¿Entramos?
Mathieu se hizo a un costado y le permitió ingresar
primero a la vez que miraba fijamente a Xavier. Un mensaje
silencioso que se pasaron entre ellos, una clara advertencia
legible dentro de la expresión de Mathieu.
Xavier se volteó y se fue con ambos hombres.
Suspiré y me volteé para ingresar también.
Afortunadamente, las introducciones no habían ido tan mal
-o al menos no tan mal como se podría esperar bajo estas
circunstancias. Estaba agotada, aunque me sentía segura
de que lo había estado ocultando bastante bien. Haber
encontrado a Ruby y habiéndome proyectado dentro de su
mente desde una distancia tan lejana había sido agotador.
Había despertado en medio del bosque a millas de
distancia de la ciudad y tuve que tomar un aventón en la
ruta con un camionero.
El conductor del camión probablemente se preguntó por
mi salud mental, considerando cómo simplemente me senté
allí con mi espalda recta y mis ojos cerrados. Tomar el
control de mis nuevos poderes había sido difícil,
especialmente al principio, pero no tenía más opciones que
la de empujarme a mí misma a hacerlo. Sabía que no
quedaba mucho tiempo.
—Espera —me llamó la Encantada a mis espaldas.
Arrancada de mis pensamientos, hice una pausa y giré
para mirarla.
Ella caminó hacia adelante para quedarse a sólo unos
pasos de distancia de mí. —Hay algo extraño en tí. Puedo
sentirlo. ¿Cómo puede una Encantada tan joven tener tanto
poder? Eres más poderosa que muchas Encantadas
experimentadas que conozco. —Ella se fijó en mi cabello—.
¿Quien eres?
—Sabes quien soy. Soy Natalie, y eso es todo. Sabes que
algunas de nosotras hemos nacido con más poderes que
otras. —Esto de hecho era verdad, pero quizás no toda la
verdad. No conocía a esta mujer, y no confiaba en ella lo
suficiente como para contarle lo que realmente me había
ocurrido. Aún no—. Yo también puedo presentir tus poderes
—le dije—. Sabes que se avecina algo, ¿no es así?
Ella no respondió, pero tampoco desvió su mirada, sus
ojos oscuros me perforaban. —Sí —admitió finalmente—.
¡Puedo presentir que algo se avecina, simplemente todavía
no sé de qué se trata! —Ella se acercó a mí, nuestros
rostros estaban a sólo pulgadas de distancia. Su piel se veía
impecable, sus labios voluminosos estaban cubiertos de un
leve tinte rojo. —Sin embargo, tengo el presentimiento de
que tú sí.
Mi boca dibujó una sonrisa que no alcanzó a mis ojos
mientras di media vuelta y me alejé de ella. No la escuché
seguirme mientras entraba en la casa y subía las escaleras.
Ella podía ser una Encantada igual que yo, pero ella
trabajaba para El Consejo. No confiaría en ella a menos que
me demostrara que podía hacerlo.
Detuve mis pasos abruptamente mientras eché un vistazo
escaleras abajo, mis dedos martillaban sobre la baranda.
Quizás había estado pensando en todo esto de una manera
equivocada. Quizás era yo quien debía probarle a ella que
podía confiar en mí - en nosotros.
Era acertado asumir que ella sería quien conduciría el
enlace mental entre Ruby, Axel, y Xavier para demostrar
que estaban destinados como compañeros. Sus palabras
eran valiosas para El Consejo, claramente. Si viera esta
situación desde su perspectiva, debería admitir, que hay un
montón de cosas que desempacar aquí. En primer lugar,
escuchas sobre la anomalía de Xavier siendo destinado a
una compañera humana, una humana que está
supuestamente destinada a otro aspirante a Alpha.
Entonces vienes a investigar, sólo para encontrar a una
Encantada de la misma manada que parece demasiado
joven para poseer tal poder. Si yo fuera ella, estaría
intrigada con la manada Blackmoon... y quizás no de una
buena manera.
Continué subiendo las escaleras y corrí junto a Xavier,
sus ojos eran como abismos negros cuando me devolvió la
mirada. Suspiré y le hice una seña con mi cabeza para que
me siguiera. —¿Dónde están?
—Papá le está dando una visita guiada por el territorio y
nuestra área de entrenamiento. No hubo ningún reporte de
un sobrenatural fuera de control que representara una
amenaza para los humanos, pero papá quiere mostrarle
que aún así seguimos entrenando y estando alerta.
Eché un vistazo sobre mi hombro. Aunque incluso su voz
era suave y controlada, sus ojos aún estaban negros.
Estaba molesto, y no necesitaba que hiciera algo estúpido.
—¿No es gracioso como hace mucho tiempo, todas las
manadas de lobos trabajaban para proteger a los humanos?
Éramos sus protectores de cualquier otro sobrenatural que
quisiera comérselos o cualquier otra cosa. Ahora, solo unas
cuantas manadas los protegen. —Abrí la puerta de la
oficina a prueba de ruidos de Mathieu y cerré la puerta
detrás de mí una vez que Xavier entró—. Ahora los lobos
también los cazan.
Xavier inmediatamente comenzó a caminar
nerviosamente.
Me acerqué a él despacio y sostuve mi mano levantada.
—Puedo ayudarte.
Me miró y me dio vuelta la cara. —No. Puedo manejarlo.
Ese hijo de puta en nuestro territorio está a punto de
remover mucha mierda. Aún así, papá está actuando como
si nos hubiera visitado un pariente o algo.
—Xavier, se conocen el uno al otro desde niños.
—¡No me importa! —me gritó—. Está aquí para causar
problemas, para castigarnos o peor aún, para matarnos a
nosotros y a Ruby. Esta no es una visita pacífica. Odio
fingir.
Suspiré y me alejé para sentarme y entonces me encogí
de hombros y crucé mis piernas. —Tu eres malo para eso,
también.
Dejó de caminar nerviosamente para arrojarme una
mirada de desprecio y sacudió su cabeza. Sus ojos
regresaron a su color normal y finalmente se sentó y
deslizó sus manos debajo de su rostro mientras exhaló
fuertemente.
Nos quedamos sentados en silencio, y mis ojos pronto se
cerraron mientras mi cuerpo y mi mente comenzaron a
quedarse dormidos.
—Las Encantadas pueden ver el futuro a veces, ¿verdad?
—preguntó Xavier.
Abrí un ojo para mirarlo. —Sí. ¿Por qué?
Se inclinó hacia adelante.
Me imaginaba lo que iba a preguntar a continuación. Mis
padres murieron cuando yo era joven, y Xavier y yo
habíamos crecido juntos, como si fuésemos hermanos. Él
siempre sabía cuando mentía.
—¿Sabes lo que va a pasarle a Ruby? Ahora eres
diferente, Natalie, eres más fuerte. Puedo verlo. ¿Puedes
ver el futuro? porque tengo el presentimiento de que sí
puedes.
Cerré mis ojos nuevamente y me recosté en el sofá. —Las
Encantadas pueden, y lo he intentado. No puedo ver su
futuro. Quizás tenga algo que ver con el bloqueo en su
mente.
—Quizás puedas atravesarlo, ahora que eres más fuerte.
¿Si no eres capaz de ver su futuro... quizás eso significa
que ella... no lo tiene?
Asentí. Mi voz era muy baja y con sueño mientras dije: —
No lo creo, Xavier, y te sugeriría que tampoco pienses de
ese modo. Este es un nuevo territorio para todos nosotros.
No sabemos qué puede ser correcto o erróneo con ella o
con este vínculo que ustedes tres tienen. Vamos a
enfocarnos mejor en mantenerla alejada de las garras del
Consejo.
Gruñó, su silla emitía chillidos debido a su peso. —Ella
está viniendo, por lo que Olcan dijo. Creo que ya está en
sus garras.
Me quedé callada. Incluso luego de cinco minutos que se
volvieron quince y Xavier abandonó la oficina, permanecí
completamente despierta. Mis ojos se abrieron al mismo
tiempo que cerré mis puños, una lágrima cayó de mis ojos y
sobre el sofá. Por supuesto, he visto el futuro de Ruby. He
visto el futuro de todos. Incluso aunque sólo fue un posible
futuro, fue suficiente como para hacerme un bollo en el
suelo y llorar hasta que el sueño me atrapara.
5
RUBY
A xel me despertó mientras aún estaba oscuro y me
ordenó que tomara un baño. Me dio nuevas ropas,
me dijo que arreglara mi cabello, y entonces me dio
pan tostado y una manzana antes de arrastrarme hacia
afuera.
El aire frío pellizcó mis brazos descubiertos y mi cara
mientras caminábamos apresuradamente hacia una 4x4
negra. Mis ojos danzaron de izquierda a derecha, pero era
inútil intentar ver algo. Estaba demasiado oscuro para mí
como para ver algo que no fuera la casa de la cual
acabábamos de salir.
En realidad él me abrió la puerta, lo cual me sorprendió.
Esperaba que me arrojara en el asiento trasero con mis
ojos vendados y esposada, por el modo en que me trataba
habitualmente, sacudiéndome y arrojándome de aquí para
allá como si fuese un saco de patatas.
Luego de dos horas y media de conducir, lo cual me
parecía una eternidad, comprendí hacia dónde me estaba
llevando.
Finalmente, el sol se había asomado y el mundo a mi
alrededor se volvía visible. Íbamos de regreso con la
manada Blackmoon. Supe hacia dónde nos dirigíamos en el
momento en que pasamos frente a la Cervecería de las
Brujas. Sentía como si hubiese pasado una década desde
que Xavier me llevó allí. Más y más cosas comenzaron a
resultar familiares para mí, sentía como si pertenecieran a
una vida pasada. Me han pasado demasiadas cosas en un
período de tiempo muy corto.
Suspiré y relajé mis manos, que hasta el momento habían
sido dos puños. Miré en dirección a Axel.
Él tenía una mano sobre el volante y la otra sobre la
puerta, con una arruga profunda entre sus cejas.
Mordiendo mi labio, me preguntaba si debería hablarle,
pero no quería que se estacione y me meta en el maletero.
A la mierda.
—¿Por qué estás haciendo esto? —Le pregunté mientras
lo miraba fijamente.
Su mandíbula se apretó visiblemente. —¿Has olvidado lo
que te dije? Te dije que no hables.
Hice una mueca, mi boca se torció hacia abajo. —Me
dijiste que no hablara con nadie. No entendí que eso te
incluía a ti también.
—Me incluye —respondió filosamente.
Miré la ruta detrás de nosotros. Comencé a tararear
cuando llegué al punto de sentir que perdería la cabeza si
debía seguir soportando este incómodo silencio. Con mi
visión periférica, pude notar que me miró. Si una mirada
pudiera matar, sería una mujer muerta en este momento,
asique cerré mi boca y me quedé en silencio una vez más.
Sin embargo, estaba sonriendo por dentro. Se merecía
ser molestado, el presumido idiota. Pasé la primera parte
del viaje en pánico, pensando que me estaba llevando ante
El Consejo. Ahora que sabía que me estaba llevando de
regreso con Xavier, sentí una explosión de energía y
esperanza dentro mío. Volteé para ver por la ventana
mientras una ola de pensamientos se cruzó por mi mente.
Natalie dijo que El Consejo iba detrás de Xavier. ¿Ya
habrían llegado? ¿Habría llegado ella a tiempo? ¿Era por
eso que Alex me estaba trayendo de regreso? ¿Estaría El
Consejo en casa de Xavier esperando por nosotros?
Tragué saliva y cerré mis ojos. Por supuesto, sus
sentimientos no habían cambiado. No estaba llevándome de
regreso con Xavier. Abrí mis ojos y lo miré nuevamente, un
mechón suelto de su pelo ensortijado estaba acariciando un
lado de su rostro. —¿Por qué estás haciendo esto, Axel?
¿Por qué me odias tanto? —Tomó el volante con más fuerza,
pero no dejé de mirarlo. Seguí mirándolo fijamente para
demostrarle que esperaba una respuesta—. ¿Y bien?
—Los humanos son todos iguales. Son todos egoístas y
codiciosos, y no se puede confiar en ellos. sí que me has
hecho algo Ruby. Existes.
Sus palabras me hirieron y le arrojé una mirada
punzante.
—Tú eres mi compañera y ese es el problema. Ese es EL
problema.
Desvié mi vista y sacudí mi cabeza. No podía creer que
este tipo fuese tan ignorante y obtuso. —Ves, lo que acabas
de decir es... —volví mi vista hacia él.
Él me miró.
—...si te hubiera conocido antes que a Xavier, pensaría
que todos los lobos son crueles, monstruos fríos. Pero tú y
Xavier son el ejemplo perfecto de que no todos los lobos
son iguales. No puedes generalizar de esa manera que
todos los humanos son malos. Del mismo modo que yo no
puedo hacer lo mismo con los hombres lobo. Todas las
cosas que has dicho aborrecer sobre los humanos son
cualidades que tú mismo has demostrado tener hasta
ahora. Eres egoísta, codicioso, y no eres confiable. —Puse
mi codo sobre la ventanilla y suspiré mientras presionaba
mi piel contra el vidrio frío.
El auto se llenó de silencio una vez más y esta vez, tenía
la intención de quedarme callada. No había pedido ser la
compañera de este tipo. Diablos, claro que no quería ser su
compañera. Me secuestró, me mantuvo encerrada en un
calabozo, me mató de hambre y me arrastró por el bosque.
Todo porque simplemente su problema es mi simple
existencia.
No podía creer que todo lo que él había dicho sean cosas
que realmente creía. No podía ser tan ignorante. ¿Quizás
estaba intentando convencerse a sí mismo de eso?
—Mi manada es mi prioridad —dijo de repente—.
Protegerlos es mi único propósito. Por lo tanto, no puedo
fortalecer mi linaje estando contigo, una humana —escupió
esas últimas palabras como si ser un humano fuese una
enfermedad incurable.
Si bien estoy segura de que fortalecer un linaje significa
tener hijos, puedo asegurarte una sola cosa, amigo. Voy a
tener cero impacto en ello. De ninguna manera voy a abrir
mis piernas para tí. Eso quería decirle, pero en lugar de eso
me quedé en silencio. Por primera vez, me estaba hablando
como si fuese otra persona. No estaba dándome órdenes ni
despreciandome, y no pude evitar mirarlo.
Su expresión aún gritaba ‘háblame y te daré un
puñetazo,’ pero su voz no era tan exasperada.
Sin embargo, no respondí. No podía culparlo por velar
por los intereses de su manada, pero estaba segura de que
podíamos manejar esta situación de otra manera sin
recurrir al secuestro e involucrar al Consejo. —¿Quién era
el hombre que ingresó a mi celda? —pregunté luego de un
rato.
Él me miró, con una mirada confusa en su rostro
mientras sacudía su cabeza. —¿Qué hombre? Yo fui el único
hombre que ingresó a tu celda.
¿Había estado alucinando o soñando? No, alguien más
me visitó. —Había alguien más. Sé que fue real.
La 4x4 se detuvo en un semáforo, y su mano se alejó del
volante. —Recuerdo que me dijiste que quién más iría a
visitarte, y me pareció extraño. Nadie más estaba
autorizado a ingresar a tu celda, Ruby. Quienquiera que
estuvo allí no era de mi manada. —La luz cambió a verde y
seguimos nuestro camino.
Mis labios formaron una sonrisa. —Quizás ahora,
entiendas cómo se siente que la gente invada tu territorio.
—¡El territorio en el que se encuentra la manada
Blackmoon es también mi territorio!
Rodé mis ojos. Bueno, de todos modos eso no era asunto
mío. Tenía cosas más importantes en las cuales pensar,
como por ejemplo si estaba a punto de ser ejecutada...
gracias a él. Cuanto más nos acercabamos a la manada,
más crecía mi ansiedad. No tener idea de qué pasaría con
mi propia vida no era un sentimiento muy agradable. No
sabía lo que podía pasar dentro de una hora. Sabía que si le
preguntaba a Axel, no me diría nada aunque lo supiera.
—¿Cómo se veía aquel hombre? —preguntó de repente.
Fruncí el ceño. ¿Todavía sigue pensando en eso? —No lo
sé, Axel. Permaneció en las sombras, no pude ver su cara.
No dijo nada más, y estuvimos en silencio durante el
resto del viaje.
Intenté ocultar mi excitación mientras Axel conducía por
el largo sendero que llevaba a la casa. Mi mente regresó a
la primera vez que había salido junto a Xavier, y una
sensación agridulce hacía que las lágrimas se claven detrás
de mis ojos. Al principio, lo único que quería era alejarme
de este lugar, alejarme de Xavier. Pero ahora, este se había
convertido en el único lugar en el cual quería estar.
Axel detuvo la 4x4 frente a la puerta principal de la casa.
Apresuradamente me bajé de la camioneta y me dirigí
hacia la puerta.
Axel pisaba mis talones, sin permitirme que me alejara
demasiado de él.
La puerta principal se abrió de golpe al mismo tiempo
que estaba a punto de tomar el pomo para abrirla.
Natalie me tomó de un brazo y de un tirón me acercó
para darme un enorme abrazo. Tomó mis mejillas y sacudió
mi cabeza de un lado a otro como si me estuviera
inspeccionando.
Sus ojos se dirigieron a Axel que estaba de pie muy cerca
detrás de mí.
Sonreí y ella le arrojó una mirada punzante a él. Estaba
segura de que Axel no sería perturbado por la ira que
destilaba Natalie, pero estaba feliz de poder finalmente
estar con alguien más que no sea este tipo y su
temperamento horrible.
Sus manos se alejaron de mis mejillas mientras me
tomaba de la mano y comenzó a llevarnos dentro de la sala
de estar.
Sentí una presión en mi corazón mientras mis ojos
examinaban todo lo que había a mi alrededor, una casa de
la cual no estaba segura si volvería a ver alguna vez. Me
sentía feliz y asustada al mismo tiempo. La mezcla de
sentimientos me tenía un poco mareada. Esa sensación de
mareo se desvaneció cuando entramos a la sala de estar y
mis ojos encontraron a Xavier.
Él se quedó junto a Mathieu.
Si bien sabía que había otras dos personas presentes a
las cuales no conocía, no pude despegar mis ojos de Xavier.
Sentía como si no lo hubiera visto en años y mis dedos se
retorcían ante mi necesidad de sentir su cálida piel junto a
la mía. Mi corazón latía muy fuerte, sentía como si fuera a
salirse de mi pecho a martillazos. No me importaba si todos
los que estaban en la habitación podían oírlo.
—Estás bien. —dijo y me miró.
—Xavier... —suspiré y avancé hacia él.
Axel me tomo de mi codo casi al punto de lastimarme y
me tironeó hacia él. —¿Qué te dije? —me susurró al oído—.
No hables con nadie.
El gruñido de Xavier recorrió toda la habitación como el
chasquido de un relámpago. Avanzó hasta la mitad de la
habitación en un flash, con sus ojos de obsidiana a la vista.
Axel me sostuvo detrás suyo mientras se puso en guardia
esperando un ataque de Xavier, sus uñas se transformaron
en garras.
El hombre desconocido se posó entre ellos dos en un
abrir y cerrar de ojos.
Xavier se detuvo, su pecho se hinchaba y se deshinchaba
rápidamente, sus ojos aún seguían clavados en Axel.
—Bueno, bueno, bueno —dijo aquel hombre mientras
cruzaba su mirada de Axel a Xavier—. No habrá ninguna
pelea aquí. Sin embargo, es interesante, como ustedes, dos
futuros Alpha están dispuestos a destrozarse el uno al otro
por esta... —Me miró con un desdén más que obvio—,
...chica.
Hice una mueca, no me gustaba la manera en la que lo
dijo.
Se acercó a mí, mientras me miraba de arriba a abajo,
con sus fosas nasales dilatadas, para mirar luego a la mujer
desconocida que estaba allí.
Obresvé confundida.
Ella, también, me miró, con sus ojos oscuros perforando
mis ojos verdes.
¿Quién es esta gente? ¿Son del Consejo?
Le arrojé una mirada afilada al hombre mientras
retrocedía, la bombilla de luz que había sobre nosotros
hacía brillar su calva. Por supuesto que son del Consejo.
Tienen que serlo.
Miré a Mathieu, quien silenciosamente clavó su mirada
en Xavier. —Xavier —lo llamó.
Xavier se paró firme, sus ojos regresaron a la
normalidad.
—Axel está en posesión de ella, asique tiene todo el
derecho de hacer lo que desee. Ella es también su
compañera, ¿no es así? —Declaró el hombre calvo.
—¡Eso es una mentira y lo sabes muy bien! —Gritó
Xavier.
—¡Xavier! —Exclamó Mathieu nuevamente, esta vez más
fuerte, mientras él se puso a sus pies—. Es suficiente.
La mandíbula de Xavier se cerró fuertemente mientras
inclinó su cabeza. —Con todo respeto, Padre, Axel no puede
inventar reglas sobre la marcha cuando esto es algo que
jamás ocurrió anteriormente.
Mathieu se acercó a su hijo y posó su mano sobre su
hombro. —Esto es algo nuevo para todos, asique lo mejor
será dejar que El Consejo haga lo que considere necesario.
Ella es también su compañera, Xavier.
Xavier gruñó con desagrado.
Mathieu apretó su hombro. —Lo es. Todos queremos que
esto se termine de una vez.
Me sentía tan inútil, un cordero entre lobos. Temía lo que
podía pasar si abría mi boca nuevamente.
—De hecho, todos queremos que esto termine. —El
hombre calvo sacudió su mano, llamando con una seña a la
mujer de pelo blanco.
Ella se le acercó obedientemente.
Me pregunto si ellos serán compañeros.
El hombre habló nuevamente: —He visto suficiente por
hoy, Mathieu. Mi vuelo fue largo, y mañana será un día
todavía más largo para todos nosotros. Gracias por
mostrarme el territorio, pero creo que voy a descansar un
poco antes de cenar. —Dio media vuelta y abandonó la
habitación.
No me extrañaba el modo en que me miraba de lado. No
me gustaba este tipo. Cada vez que me miraba, sentía una
sensación horrible, como serpientes reptando sobre todo mi
cuerpo. Miré en dirección a Natalie.
Ella había permanecido a mi lado durante toda la ordalía,
pero apenas tomó mi mano y le dio un apretón antes de
marcharse.
Me estiré para no soltarme de su mano.
Axel aclaró su garganta, causando que mi mano se
congele a mitad de camino. Lo miré forzando una expresión
de disgusto en mis ojos tanto como pude. Estaba fuera de
esa celda y ese cuarto en los cuales me tuvo encerrada,
pero de alguna manera, aún me tenía encadenada. Mis ojos
encontraron los de Xavier una vez más, una sensación de
calidez cayó sobre mí al ver sus ojos, con nostalgia.
No había comprendido lo mucho que lo extrañaba hasta
este preciso instante.
—Vámonos —dijo Axel entre dientes—. Ahora.
Permanecí quieta y me rehusé a moverme.
Los ojos de Xavier miraron mi brazo mientras Alex me
tomaba, y sentí como si retorcieran un cuchillo dentro de
mi pecho mientras desviaba su mirada. Su conducta cambió
instantáneamente, y casi podía ver un muro entre nosotros.
Me libré de la mano de Axel de un tirón, pero Xavier ya se
había ido.
Un silencio ensordecedor llenó el cuarto mientras mi
corazón se sentía destrozado. Miré detrás de mí a Mathieu,
con súplica en mis ojos.
Él simplemente sacudió su cabeza. —Lo siento, niña,
pero todo esto terminará pronto.
6
XAVIER
M ientras la noche se estiraba, me sentía más y
más débil. Rodé sobre mi espalda y me quedé
mirando el cielo raso, tan perdido en mis
pensamientos que realmente no lo estaba viendo.
En algún lugar de la casa se encontraba Ruby, tan cerca,
y a la vez tan inalcanzable para mí. ¿Estará durmiendo?
¿Estará despierta? ¿Estará durmiendo en la misma cama
junto a Axel?
Éste último pensamiento me dejó haciendo y
deshaciendo un puño con mis manos mientras giraba sobre
mi estómago y causando que mi sábana se envuelva en mi
cintura. El viento frío de la noche sopló dentro de mi cuarto
a través de la ventana, e inhalé profundamente mientras un
escalofrío recorría mi espalda expuesta. Cuando vi a Ruby
hoy, una parte de mi mundo que había permanecido en
ruinas durante una semana instantáneamente se
reconstruyó solo... hasta que ese pendejo de Axel puso sus
manos sobre ella.
La ira que sentí la noche que salvé a Ruby en aquel
callejón hace muchas semanas atrás regresó como una ola
al romper. Quería destrozar a Axel en pedazos. Mi piel se
erizó en todo mi cuerpo en el momento en que ella entró
dentro de la casa y pude olerla. Pero cuando la vi, sentí que
quería matar a alguien.
Su piel aún se veía suave e intacta y su cabello todavía
era de un rojo vívido, pero estaba más delgada. Sus
clavículas y omóplatos eran más pronunciados. Había
perdido mucho peso, apenas podía creer que sólo había
pasado una semana desde que desapareció.
Me deslicé y bajé de la cama, mi temperamento estaba
sacando lo mejor de mí cuanto más pensaba en todo por lo
que pudo haber pasado. Me puse una camiseta y me dirigí
escaleras abajo hacia la cocina para tomar una botella de
agua. Compartir la cena con mi papá, Olcan y su
Encantada, Reika, había sido doloroso. Esperaba que Axel
se uniera junto con Ruby, pero ellos permanecieron en su
cuarto.
Todavía pienso que el hecho de que Olcan le haya
permitido a Axel mantener a Ruby lejos de mí fue una total
mentira. Sí, él era su compañero, pero yo también. Odié el
modo en que Olcan dijo: —Ella está en posesión de Axel —
como si estuviera hablando de un mero objeto y no de una
persona. No tenía idea de qué planes tenía Olcan para
Ruby, para mí y mi padre -pero cualesquiera que fuesen, no
serían buenos en absoluto. Lo que más temía era ser
forzado a rechazarla.
Quizás esto sea lo que Natalie quiso decir cuando dijo
que El Consejo trataría de ver qué efecto tenía ella sobre
Axel y sobre mí. Ahora mismo, estaba más preocupado por
Ruby que por mí.
Natalie no debió decirme que Ruby no sería capaz de
soportar un rechazo. Entonces de nuevo, ella podía no
sentir nada, mientras que yo podía sentirlo todo. Cuando
nuestro vínculo fue descubierto, ella se enfermó, pero la
casi paralizante necesidad que sintió luego, no era algo que
parecía sentir. Quizás si Axel o yo la rechazamos, ella
simplemente se sienta enferma nuevamente y luego se
recupere.
Arrojé la botella vacía en el cesto de residuos y caminé a
través de toda la casa para salir. Salí para encontrarme con
una noche tranquila de cielo despejado y una brisa
calmante. Con todo el dolor necesitaba algo que me calme
en este momento.
Mi plan de relajarme afuera hasta quedarme dormido se
desmoronó en el momento en que vi a Axel de pie frente a
mí. Hice una pausa, miré hacia abajo con enojo, pero no
estaba dispuesto a dar media vuelta y regresar dentro de la
casa. Después de todo, esta era mi casa.
Avancé para ponerme a su lado, pero ninguno de los dos
habló.
Arrojó el cigarrillo que estaba fumando y lo aplastó con
su bota antes de soplar una nube de humo.
—¿Por qué hiciste esto? —Le pregunté—. ¿Por que le
dijiste al Consejo sobre Ruby? Ella también es tu
compañera, Axel. ¿De verdad no sientes absolutamente
nada al pensar que puede resultar herida?
No respondió.
Los dos nos quedamos mirando la nada.
Un búho ululó a la distancia mientras los árboles se
mecían con el viento, y finalmente volví a mirarlo. Él era
mayor que yo, pero si pensaba que esa jugada estúpida con
El Consejo era una buena idea, entonces claramente no era
más sabio. —Todo lo que necesitábamos era tiempo para
conseguir algunas respuestas porque tú y yo sabemos muy
bien que El Consejo no va a tener piedad con ella.
Él me miró con el rabillo de su ojo.
—Nos has jodido a todos nosotros, ¿y para qué? —
demandé.
—¿Cuánto tiempo nos hubiera tomado conseguir alguna
respuesta? ¿Eh? —preguntó—. El Consejo lo hará más
rápido de lo que nosotros lo haríamos.
—¡El Consejo buscará una razón para matarla! ¡Ella es
una humana destinada a dos lobos!
Giró su cabeza hacia mí, con una profunda arruga entre
sus cejas mientras apuntaba a mi cara con un dedo. —Ella
es tu compañera, Blackwood, no mía. Estoy harto de decir
eso. ¿Realmente quieres saber por qué estoy haciendo
esto? —Se acercó un paso hacia mí. —Eres débil, y ella te
hace aún más débil. Pronto tendrás que tomar el lugar de
tu padre, y aún ni siquiera estás cerca de poder hacerlo. No
fuiste hecho para ser un Alpha.
Mi nariz se retorció con el olor a cigarrillo de su aliento.
—No sabes una mierda sobre mí. —Dije entre dientes,
ahora midiéndolo seriamente. Tenemos casi la misma
altura, y mientras puede que él sea mayor y tenga más
experiencia peleando, no estaba tan molesto como yo lo
estaba.
Él se rió burlonamente. —Sé más de lo que crees. Se
supone que los Alpha deben poner a su manada por encima
de todo y de todos. Un simple humano que sepa de nuestra
existencia puede ser perjudicial. Sólo le perdonaste la vida
por el hecho de ser tu compañera. ¿Qué, Xavier, vas a
convertirla en Luna de la manada? ¿Ella va a llevar a tus
cachorros? ¿Siquiera puede ella sobrevivir al embarazo de
un lobo? Que no has pensado en nada de esto, está más que
claro. Hablar con el Consejo la salvará, Xavier, o vivirá una
vida de rechazo y sufrimiento. Cuando hay que actuar, tú
no puedes tomar decisiones difíciles. Rechazar a un
compañero es una de las cosas más difíciles para un lobo,
pero un Alpha debe estar preparado para ello. Ella no
simplemente será tu mujer, será Luna de tu manada. Será
su responsabilidad dar a luz al nuevo Alpha. ¿Alguna vez
has oído de algún niño mitad-humano mitad-lobo que se
haya convertido en Alpha?
No dije nada.
Él dejó salir un gruñido descontento y se dio vuelta
sacudiendo su cabeza negativamente.
Tragué saliva fuertemente. Todo lo que él había dicho era
verdad, y por supuesto, había pensado en estas cosas. Pero
como dije, sólo necesitábamos un poco de tiempo para
saber a qué nos estábamos enfrentando. Quizás él tenía
razón, y yo no estaba listo aún para ser un Alpha. Pero si de
algo estaba seguro, es de que todavía no estaba preparado
- ni jamás lo estaré -para ser el primer lobo que mate a su
compañera. —Eso la matará. Sabes que rechazarla podría
matarla, ¿verdad? Pero, hey, a tí no te importa. Dime, Axel,
¿Qué opciones tiene ella en todo esto? Si no la quieres, está
bien. Para mí son buenas noticias, de hecho. Pero
simplemente déjanos en paz entonces. No me sermonees
sobre lo que debería querer, o qué es bueno para mi
manada. Mi gente es diferente de la tuya y siempre lo han
sido.
Cruzó sus brazos sobre su pecho. —Por la Diosa,
¿Siquiera te escuchas a tí mismo? —Sacudió su cabeza
miró hacia abajo al cigarrillo aplastado en el suelo—.
¿Sabes qué? Tú no eres mi problema. Olcan se encargará.
Ruby es simplemente un medio para que mi manada pueda
regresar a estas tierras.
Mi cabeza se inclinó a un lado. Este tipo estaba diciendo
que yo no soy un verdadero Alpha cuando él pone en
peligro a mi manada, a la suya, y la vida de una chica
inocente -¿Todo por un pedazo de tierra?
—¿De eso se trata todo esto? ¿Tierra? ¿En serio, Axel?
Puedes llevar a tu manada adonde quieras. Pero en lugar
de eso, traes al Consejo aquí para quedarte con nuestra
tierra y todo simplemente por pura codicia?
Giró para enfrentarme, sus ojos ardían de ira. —
¿Codicia? ¡Esta es mi tierra! ¡La tierra de mi manada!
¡Merecemos vivir aquí! No tienes idea de lo difícil que es
reubicarse o incluso encontrar un territorio adecuado para
esconder a los lobos. Mi gente ha hecho su vida aquí. Se
acostumbraron bastante bien a estar entre los humanos,
pero tenemos que vivir entre los árboles, árboles grandes
para poder estar cómodos. Para no tener que temer
transformarnos y ser atrapados.
Esta vez me adelanté, puse mi cara a pulgadas de la
suya. Me rehusé a ser desafiado o irrespetado en mi propio
territorio. Su manada dejó la nuestra hace años. las
decisiones que se tomaron en el pasado no eran asunto
mío. No ahora.
—Nuestras manadas llegaron a un acuerdo y vivieron
pacíficamente lejos unos de otros durante años. Ahora
quieres comenzar una guerra por un problema que ya fue
tratado. Y encima, has decidido involucrar al Consejo. A
pesar de todas las evidencias en su contra, de alguna
manera tú eres el único que cree que van a apegarse al
problema que tú quieres que resuelvan, cuando en lugar de
eso vienen a hurgar dentro de nuestras vidas. Asumo que
quieres utilizar a Ruby para darle una razón al Consejo
para que piensen que somos una manada débil, que no
merecemos esta tierra. Bien, ¿Qué hay de tu propia
manada, Axel? ¿Tú en verdad crees que el Consejo no sabe
que fueron miembros de tu manada de salvajes los que
atacaron a esos humanos? —Sacudí mi cabeza. Este tipo
estaba delirando—. Te jodiste a tí mismo, Axel, y a tu
manada también. Puede que el Consejo odie a los humanos
tanto como tú, pero definitivamente no tolerarán ese tipo
de estupideces.
Su expresión se volvió sombría.
Ví que había dado en el clavo. Por supuesto, él no sabía
cuánta información se había filtrado. Mis labios formaron
una sonrisa siniestra.
—Nos hemos encargado de los lobos que han hecho eso
—dijo lentamente.
—¿Y tú crees que al Consejo le importará? Dirán que
para empezar no tienes un control lo suficientemente
fuerte sobre tu gente como para que algo así haya ocurrido.
todo lo que ustedes hacen es desperdigar su odio hacia los
humanos, asique por supuesto, los miembros de tu manada
actuarán erróneamente a causa de las mentiras con las
cuales fueron alimentados. ¿Dónde mierda está tu Padre?
Quizás yo no esté listo para ser un Alpha, pero obviamente
tú tampoco lo estás. ¿Dónde está tu Padre? Todavía no eres
Alpha, y un verdadero Alpha no recurre al engaño o llega
tan lejos como para secuestrar a la compañera de otro.
—Ella no sólo es tu compañera -también es mía,
¿recuerdas?
Mis encías comenzaron a arder, mientras mi necesidad
de destrozar su garganta crecía. Este tipo ni siquiera sabía
qué quería. En un momento reclamaba que ella no era su
compañera, y al segundo siguiente... decía que sí lo era.
Ruby no se merecía toda esta mierda, y él no la merecía a
ella.
—Lo es, pero ella nunca te elegirá. ¡Nunca te elegirá! —
Lo miré de arriba a abajo, mi cara se retorció de disgusto
—. Siempre serás un salvaje, no importa en que territorio
vivan tú y tu manada. —Pasé mi dedo bajo mi nariz cuando
el olor de su cigarrillo ya se volvía insoportable. Para los
hombres lobo, cada sentido estaba agudizado. No entendía
cómo o por qué él fumaba esas cosas—. ¿Dónde está el
Alpha Sirhan? Él sabe que este no es el modo en el que los
lobos actúan. Esta no es la manera de manejar las cosas.
Los humanos se comportan de esta manera. Ellos actúan a
espaldas de los demás, por eso sus guerras jamás terminan.
Pero los lobos somos mejores. Nosotros nos encargamos de
las cosas civilizadamente para mantener la paz.
Di un paso hacia atrás y gruñí para mostrar mi repulsión,
mientras él continuaba mirándome, con sus labios
formando una delgada línea. Sabía que incluso en esta
situación, su padre, Alpha Sirhan, jamás hubiera olvidado
una acción que involucra el secuestro de la compañera de
otro lobo. Era un acto de hostilidad y agresión impensable.
—Actúas como si supieras todo. Te paras ahí a juzgarme
como si fueses mejor que yo. ¿Qué clase de Alpha ha criado
Sirhan? Te comportas más como humano que como lobo.
¡Eres una puta decepción!
Vi venir su puño, pero se movió tan rápido que no tuve
tiempo de esquivarlo. Su puñó golpeó mi mandíbula,
haciéndome tambalear hacia atrás, pero recuperé mi
equilibrio rápidamente. Mi mano se transformó en garra y
lastimé su pecho, cortando su camisa y su piel.
Él aulló de dolor y se abalanzó sobre mí, su camisa
comenzó a romperse sobre su cuerpo mientras comenzaba
a transformarse.
De la nada, Olcan apareció -casi como si hubiera estado
todo el tiempo junto a nosotros. Le dio una bofetada a Axel,
haciéndolo volar hacia atrás.
Me quedé atónito ante la fuerza de Olcan, mientras Axel
patinó para frenar sobre el suelo. Él abofeteó con tanta
facilidad a Axel como si estuviera espantando una mosca.
Giró para enfrentarme, sus ojos estában negros como el
carbón. —Ambos son una decepción. —Su voz era grave, su
expresión era neutral, pero sus palabras destilaban ira—.
Esperaba que pudiéramos estar todos en paz bajo el mismo
techo durante una noche. Quería ver lo que tenía esa chica
para atraparlos a ustedes dos, a dos prometedores Alpha. Y
¡mírense! —Él miró a Alex por encima de su hombro—.
Estaban ambos listos para pelear con el otro, para matarse
el uno al otro, por un humano. Ambos fallaron a mi prueba
miserablemente. ¿Por quién de ustedes pelearía ella?
Axel finalmente se había puesto de pie, con su pecho aún
sanando.
Volteé hacia él. —Olcan, yo...
—¡Silencio! —Me gritó mientras mi padre también se
hacía presente. Él apuntó su dedo hacia mí, consternado—.
Ya tuve demasiado de su actitud. ¡No hables a menos que
te hablen, lobo! ¡Ubícate!
Giré para mirar a mi padre. El cansancio en sus ojos me
hizo tragar la respuesta que iba a darle a Olcan. No
importaban ni Olcan ni Axel, pero decepcionar a mi padre
era lo último que quería hacer. Siendo su primer y único
hijo, su único heredero para cargar con la continuidad del
nombre Blackmoon, Estaba quedando como un diota yo
mismo y haciendo quedar del mismo modo a nuestra
manada.
Natalie nos había advertido que esto pasaría, al decir
que el Consejo nos observaba de cerca para ver qué efecto
tendría Ruby sobre nosotros. Esto no era culpa de Ruby.
Esto era culpa mía y de Axel. Francamente, era más su
culpa que mía. Él fue quien invitó al Consejo para empezar.
—¿Quieres saber qué es lo que he visto hasta ahora? —
Le murmuró Olcan a nadie en particular mientras se
alejaba—. Solo veo a dos hombres que no están listos para
ser Alphas.
—Olcan, esto no es... —Comenzó a decir Axel pero cerró
su boca al mismo tiempo que Olcan le gruñó.
Olcan apuntó con un dedo a Axel y luego a mí. —Ninguno
de ustedes está listo. Ambos son demasiado emocionales. A
pesar de cualquier problema que haya habido entre sus
padres, ¿Los han visto alguna vez comportarse de esta
manera? Claro, esto es un poco diferente, porque ustedes
tienen a la misma compañera. ¿Pero esto es en verdad así?
Le fruncí el ceño.
Se encogió de hombros. —¿En verdad ella está destinada
a ambos? Me hubiera gustado tener una buena noche de
descanso para averiguarlo, pero supongo que eso no
pasará. —Volteó hacia mi padre—. Despiértala. Tendremos
el juicio esta misma noche.
Natalie
O bserve salir a Xavier y sabía que iba a ocurrir un
desastre. Mientras estaba de pie junto a la venta
del segundo piso, la conversación de Axel y Xavier
flotaba hacia mí a través del viento.
Escuchaba mientras su conversación iba levantando
temperatura y sabía que esto era exactamente lo que Olcan
quería. Xavier estaba listo para destrozar a Axel cuando
llegó junto a Ruby, y Olcan dejó a Ruby bajo el cuidado de
Axel con el sólo propósito de saber de qué manera
reaccionaría Xavier. ¿Permanecería calmo y equilibrado, o
actuaría desde sus instintos para estar junto a su
compañera y no permitir que ningún otro hombre la
tocase?
Por supuesto, Axel no era simplemente otro hombre, y
eso molestaría a Xavier todavía más.
Fue una trampa. Sabía que estaba en lo cierto al pensar
que tan pronto como Axel golpeara a Xavier Olcan
aparecería súbitamente para tener una lectura de ambos.
Esperaba que Xavier diera el primer puñetazo, pero me
equivoqué. Sin embargo, me daba tanta curiosidad como a
Xavier la ausencia del padre de Axel. Axel estaba solo
cuando la presencia de su padre como Alpha era del mismo
modo necesaria.
Era algo extraño, pero realmente no era asunto mío.
—Ella es una chica con suerte —comentó Reika detrás de
mí.
—¿A qué te refieres? —pregunté al mismo tiempo que
ella apareció junto a la ventana para mirar a los hombres
que estaban más abajo.
—Ella tiene a dos aspirantes a Alpha peleando por ella, a
un miembro del Consejo viniendo en persona para
conocerla -a pesar del peligro que esto supone para él- y a
una poderosa Encantada como amiga. —Ella me miró—.
Diría que es una chica con suerte. —Me lanzó una sonrisa
burlona.
Volteé para ponerme frente a ella. —Yo diría que ella es
una chica que no eligió nada de esto y que quiere que
termine como todos los demás.
—Bueno... —ella dio vuelta su rostro—. Veré por mí
misma si eso es verdad. Aparentemente, más temprano que
tarde.
Miré con atención hacía donde estaban los hombres, con
mis orejas atentas mientras Olcan anunciaba que estaría
conduciendo el juicio esta misma noche. Suspiré y tragué
saliva. —¿Qué le harás?
Reika movió su cabello detrás de sus orejas mientras se
ponía de espaldas a la ventana. —Un enlace mental. Por lo
que sé, tú misma lo intentaste y no lograste obtener nada.
Para ser una Encantada tan fuerte, ¿Cómo es posible?
Estaba a punto de no responder a esa pregunta. —Y si
tampoco funciona para tí, ¿entonces qué?
Ella se encogió de hombros. —Olcan decidirá qué hacer.
Quédate tranquila sabiendo que en realidad a él le cae bien
Ruby.
Yo también me puse de espaldas a la ventana. —¿En
verdad? ¿Por qué? Pensé que la despreciaba. Ella está
creando caos... aunque indirectamente, por su puesto.
—Por supuesto —arrastró las palabras mientras me
respondía y me miraba de lado—. Olcan aún debe descubrir
a su compañera y se le dan muy bien las damas. Él piensa
que ella es hermosa, pero también está intrigado por toda
esta cosa. —Se puso frente a mí, con un nuevo fuego en sus
ojos—. Imagínate, ¿qué pasaría si esta información saliera a
la luz? Un humano destinado a un lobo - dos lobos. No hay
registros conocidos de híbridos. No tenemos idea de cómo
sería un niño entre un lobo y un humano. Axel cree que
debilitaría el linaje de un lobo.
—¿Tu no crees eso?
Ella tomó aire profundamente y volteó a mirar el cielo
nocturno. —Lo que yo crea no importa —murmuró antes de
volver a mirarme—. Lo que yo creo, Natalie, es que si esto
es el truco de alguna bruja, lo que Olcan ha planeado va a
hacer encabronar a nuestra Diosa de verdad.
—¿Y que es lo que ha planeado? —Le pregunté,
perforándola con la mirada.
Me dio la espalda y se marchó. —Digamos que puede que
haya un aumento en la cantidad de niños híbridos si
prueban ser fuertes. Eso, si es que las madres humanas
logran soportar el embarazo.
7
RUBY
P retendía estar dormida cuando Axel me llamó. Él
probablemente sabía que no estaba dormida,
asique solo pronunció mi nombre dos veces antes
de rendirse y abandonar la habitación. Rodé sobre mi
espalda al mismo tiempo que la puerta se cerró y suspiré
de alivio. Al fin estaba sola.
Inmediatamente tras la cena -una cena apropiada podría
agregar, no sólo la basura con la que Axel me alimentaba -
me arrojé sobre la cama.
Axel me había dejado la cama toda para mí mientras se
fue a dormir solo en un sofá que había en el cuarto. Quizás
tenía una astilla de buen corazón dentro de su pecho
después de todo.
Esperaba que me dijera que duerma en el suelo.
No importa cuán cómoda era la cama, las horas pasaban
sin que pudiera encontrar la manera de dormir. Me sentía
demasiado ansiosa y asustada por lo que podría pasar
cuando el sol se asome nuevamente.
Olcan -ese era el nombre del hombre calvo que conocí al
regresar. Él me pareció definitivamente espeluznante y no
sólo por sus extraños ojos. El modo en que me estudió me
hizo sentir como si estuviera intentando ver dentro de mí, y
no me gustó. Sin embargo, la Encantada que estaba junto a
él podría en realidad ser capaz de ver dentro de mí, del
mismo modo en que Natalie lo había intentado. ¿Sería ella
capaz de atravesar esos supuestos muros que había dentro
mío? Natalie no pudo. Mentiría si dijera que no me da
curiosidad saber qué podían encontrar. ¿Qué tipo de
información fue puesta bajo llave de una manera tan
segura que ni siquiera yo podía recordar algo?
El rostro de Xavier atravesó mi mente, y me aferré a esa
imagen mientras se desvanecía. Su rostro reapareció, y me
hundí más profundo en la cama. Una tristeza muy grande
se alojó en mi corazón. Sentí como si el aire hubiera sido
extraído de mi pecho cuando lo vi. Se veía cansado y
agotado hasta que Axel me tomó y me tiró hacia atrás. En
ese momento se volvió un animal -listo para hacer pedazos
a quienquiera que se interpusiera entre nosotros.
Él hubiera hecho eso por mí. Una leve sonrisa se dibujó
sobre mis labios. Desearía poder salir de mi cama e ir a
buscarlo ya mismo, pero con Olcan y su Encantada
alrededor, sabía que no era una muy buena idea. No quería
hacer nada para darles una nueva razón para disgustarse
de mí.
Me levanté de la cama para ir al baño a servirme un vaso
de agua, mis pies pataleaban sobre las frías baldosas. Me
miré en el espejo, y noté los círculos oscuros bajo mis ojos,
y mi tristeza se hizo más grande. ¿Por qué Xavier había
evitado mirarme más temprano? Parecía como si se hubiera
resignado y simplemente me hubiera entregado a Axel. Me
sentía como un pedazo de carne que fue arrojada para que
todos puedan morder un trozo de ella.
Dentro de unas horas, Olcan estaría tomando su propio
bocado. mojé mi cara de golpe con agua fría para intentar
lavar las horribles imágenes que se aparecían como flashes
dentro de mi mente. No, Xavier no permitiría que ese
hombre me mate. Tengo que confiar en ello.
Volví dentro del cuarto para arrojarme a lo largo de la
cama hacia la ventana abierta. Posando mi cabeza sobre la
palma de mi mano, intenté recordar la voz del hombre que
me había visitado en el calabozo de Axel. Si no era uno de
los hombres de Axel, ¿entonces quién era?
Había quedado más que claro que no le gustaba, pero
supongo que sólo podía agregarlo a la creciente lista de
gente que no me quería por aquí. Según él, los lobos nunca
pensaron que podían ser destinados a compañeras
humanas. Ahora sentía que estaba de acuerdo con eso.
Mira el infierno que se desató sobre mí por algo de lo cual
ni los lobos ni yo teníamos el poder de controlar. Aún así,
era tratada como si todo esto fuese mi culpa. Podrías
pensar que les robé algo, que le conté su secreto a todo el
mundo, o que cometí un asesinato.
Estaba harta de tantas idas y vueltas. En un minuto,
sentía como si mi sueño de un futuro feliz se esfumaba
mientras mi vida era invadida por un montón de hombres
lobo con reglas ridículas y prejuicios. Entonces, cuando
finalmente pude comenzar a sentirme lo suficientemente
cómoda como para darle una oportunidad a mi existencia,
la alfombra sobre la cual metafóricamente caminaba me
arrojó al suelo de un tirón y allí estaba yo nuevamente.
Presioné mi cara contra la sábana y grité tan fuerte como
pude. No me importaba si alguien podía escucharme.
Xavier me gustaba mucho, pero estar con él, o el simple
hecho de pensar en estar con él me hacía doler mi corazón.
Sabía sin dudas que si algo fuese a pasarle a Xavier,
Natalie, Mathieu o a la manada por mi culpa, jamás me
recuperaría. Deberían darle una medalla a Xavier por
salvar una vida, especialmente cuando la vida que salvó era
la de su compañera. No es así como este mundo funciona,
sin embargo.
El viejo dicho, ‘Ninguna buena acción queda impune’
aparentemente también se aplica a los lobos. ¿Quién lo
diría?
Suspiré y giré sobre mi lado, acercando mis rodillas a mi
pecho. Lo que sea que pase... pasará. Sólo espero que
nadie muera, incluyéndome.
Hubo dos golpes en la puerta, y mi corazón se detuvo
con cada uno de los golpes. Arrugué mi blusa contra mi
pecho mientras una sensación de náuseas recorrió todo mi
cuerpo. Bajé de la cama y me dirigí a la puerta, rogando
que Xavier estuviera detrás de ella. Toqué el interruptor
para encender las luces antes de acomodar un poco mi
cabello con mis manos y de pellizcar mis mejillas para que
tuvieran algo de color que sabía muy bien que les hacía
falta. Sin embargo, cuando finalmente abrí la puerta, bajé
mis hombros decepcionada.
—Bueno, tampoco te decepciones tanto. —Comentó
Natalie mientras entraba a la habitación, con su pelo
ondeando detrás suyo como una cortina.
Cerré la puerta y regresé a la cama. —No lo estoy.
—Oh, tu y yo sabemos muy bien a quien esperabas
encontrar detrás de esa puerta. No lo niegues, Ruby. —Ella
se sentó en el borde de la cama—. No pensé que estarías
despierta.
—No puedo dormir. No cuando sé que mañana puede que
Olcan le ordene a alguien matarme.
—Eso no ocurrirá.
Me dejé caer sobre la cama y cubrí mi rostro con mis
manos. —Aún así, no creo que mañana vaya a salir nada
bueno del juicio. Bueno, hoy, cuando amanezca. ¿Qué hora
es, a propósito?
Natalie no respondió.
La espié por entre mis dedos.
—Son las dos de la madrugada —contestó finalmente. Se
levantó de la cama—. ¿Qué te hizo Axel?
Me apoyé sobre mis codos e hice una mueca. —Estuve en
un calabozo durante días antes de que Axel me arrastrara
al sótano de su casa, donde finalmente tuvo la decencia de
darme algunas porquerías para comer y un poco de agua.
Algo muy extraño ocurrió mientras estaba en aquel
calabozo, sin embargo. Estaba sola básicamente todo el
tiempo, a excepción de la visita de un misterioso hombre.
No pude ver su cara ni reconocí su voz, pero de algún modo
sabía sobre mí y de mi vínculo con Axel y Xavier. Cuando le
pregunté a Axel acerca de él, se quedó perplejo e insistió
con que nadie de su manada tenía permitido acercarse a mí
en ese momento. Asique no sé exactamente que pasó allí.
Sus ojos se achicaron, y desvió la mirada. —Nadie más
sabe acerca de esto. Bueno, nadie debería saberlo, a menos
que a alguien se le haya soltado un poco la lengua.
—¿Crees que pudo haber sido alguien del Consejo?
Sacudió su cabeza en negación y se alejó, peinó su
cabello hacia atrás con sus dedos. —No. Si Olcan vino
personalmente, es porque este es un tema serio para él, No
quiere que se divulgue información sobre esta situación
antes de tener la oportunidad de investigarla él mismo.
—Claro, nadie sabrá que me mataron, a eso te refieres.
Nadie va a extrañar a una chica que nadie conoce.
Natalie volvió a acercarse a la cama y se sentó. Soltó un
fuerte suspiro mientras me miraba.
Fruncí el ceño. ¿Por qué de repente se había puesto tan
sombría? —¿Qué te pasa?
—Axel y Xavier acaban de enfrentarse. Olcan tuvo que
separarlos.
Eso no podía ser algo bueno. —¿Por qué estaban
peleando?
Me clavó la mirada. —¿En verdad me lo preguntas?
Sonreí levemente porque sabía que no debía hacerlo. Sin
embargo, todavía me resultaba difícil creer que Axel
pudiera pelear por mí. Seguramente, se había molestado
por algo más. —Puede que Xavier se enfurezca si me tocan,
pero tiene que haber sido otra cosa lo que molestó a Axel.
No entiendo como él y yo podemos estar destinados a ser
compañeros. Sé que siento el vínculo de una manera
diferente a la que ustedes lo hacen chicos, pero me da la
sensación de que él no siente absolutamente nada.
—O intenta no hacerlo —agregó ella.
Negué con la cabeza. —Bueno, si es así tiene un gran
futuro como actor. Jamás podría imaginarme a Xavier
arrojándome en un calabozo. Por el modo en que me has
explicado de qué manera funciona toda esta cosa de los
compañeros, me sorprendió que Axel pudiera hacerme
todas las cosas que me hizo. Además, ¿Yo no debería poder
sentirlo con más fuerza?
Sus labios se arquearon hacia arriba mientras se encogía
de hombros. —Nadie sabe exactamente lo que tú deberías o
no deberías sentir. ¿Cómo te sientes cuando estás entre
ellos dos?
Mordí mi labio mientras una sonrisa tímida se escapó de
mi rostro al pensar en Xavier. —No es que siento una
sobrecarga de amor o algo así, pero me siento cómoda y en
calma cerca de Xavier. Sé que hará lo que sea para
protegerme - que hará lo que sea por mantenerme a salvo.
—Mi sonrisa cubrió todo mi rostro y cubrí mi cara—. A
pesar del infierno por el que Axel me hizo pasar, me -me
siento- protegida cerca suyo. Lo cual es una locura
considerando todo lo que me hizo, asique quizás protegida
no sea la palabra correcta, pero está esta cosa en él... él es
como un guardaespaldas malo, ¿sabes? Puede que
discutamos y nos pongamos nerviosos el uno al otro, pero si
algo ocurre, estoy segura de que me protegería del mismo
modo en que Xavier lo haría. Eso es lo que siento. Pero
cuando pienso en como me arrastró del cabello y me arrojó
en un calabozo sin siquiera darme un poco de agua durante
días, vuelvo a pensar que simplemente está vacío de
cualquier tipo de sentimientos. No hay manera en que
pueda estar sintiendo algún tipo de vínculo.
—Ambos lo sienten, confía en mí. Piensa en Xavier como
alguien que simplemente tiene la mente más abierta que
Axel. Axel es más grande que Xavier, y puede que haya
tenido experiencias negativas con humanos en el pasado.
Creció dentro de una manada que aún trata de mantenerse
en cómo era todo antes de la guerra entre lobos y
humanos. Míralo de este modo... él será el próximo Alpha
de su manada. Es un gran rol que ocupar para empezar. A
eso debes sumarle una humana Luna en una manda que
odia a los humanos, y el resultado de eso es un problema
grande. Debe estar estresado. Si no te rechaza por su
propia voluntad, su manada lo obligará a hacerlo de todos
modos. Deberá elegir entre tú, o el legado para el cual fue
criado. Eso es una decisión terrible para cualquier que
deba tomarla.
Cuando ella me lo explicó de ese modo, pude
comprender el dilema existencial al que Axel se enfrentaba.
Su vida como futuro Alpha seguramente estaba yendo
perfectamente como se había planeado. Hasta que
inesperadamente se encontró a sí mismo destinado a una
chica humana que jamás había visto y con la cual
súbitamente se vio obligado a vincularse a un nivel
totalmente visceral. Sin importar cuales fueran sus
verdaderos sentimientos, simplemente jamás podría
considerar estar con ella porque su posición como parte de
una manada que odia a los humanos demandaría una Luna
que cumpla con sus expectativas. Sin mencionar la
pequeña complicación que significa que esa misma humana
esté destinada a ser compañera del heredero Alpha de una
manada rival.
En realidad, ahora que lo pienso. El nivel de ‘situaciones
de mierda’ de Axel no se alejaba mucho del mío. Pero hey,
al menos ahora teníamos algo en común.
—Si —reconocí—. Supongo que su mente debe estar un
poco jodida en este momento, pero eso no lo salvará
completamente de mi ira. ¡Ese bastardo me arrojó en un
calabozo!
Natalie levantó su puño. —Esa es mi chica.
Choqué mi puño contra el suyo.
—Pero debes venir conmigo. —Agregó.
Le arrojé una mirada, y mi pecho se tensionó.
Me miró con remordimiento. —Olcan quiere realizar el
juicio esta noche.
—¿De verdad? ¿Por qué? —Sentí que el mundo a mi
alrededor se había congelado. Un escalofrío viajó a lo largo
de toda mi espalda al mismo tiempo que mis ojos se
abrieron enormemente. No, no, no estoy lista. Pensé que
tendría toda una noche para asimilarlo ¿Y ahora pasa esto?
—Entonces, ¿Qué va a pasar? —Pregunté—. ¿Cómo será
el proceso del juicio?
—Me encantaría tener tiempo para explicártelo, pero nos
están esperando. —Se levantó y me extendió su mano.
Solo pude mirar su mano, y sabía que ella podía oír mi
corazón galopante.
—Necesito que confíes en mí. No me moveré de allí,
Ruby, jamás me alejaré de tí. Lo prometo.
Confié en Natalie desde el momento en que la conocí.
Ahora ese momento parecía sumamente lejano. Si bien me
daba curiosidad qué había causado su transformación,
sabía que su cabello no era lo único diferente en Natalie en
comparación a cómo era ella antes de mi secuestro. Desde
que nos conocimos, la valentía de Natalie me cautivó, su
naturaleza burbujeante y parlanchina. Ella tenía una de
esas encantadoras sonrisas de Natalie que prácticamente
tocaba sus orejas y hacía brillar sus ojos, y antes de que me
diera cuenta, me había contagiado de su encanto. Pero
ahora, su sonrisa ni siquiera alcanzaba a sus ojos.
Tomé su mano. —Natalie, ¿Qué ha ocurrido?
Ella me levantó de un tirón y pestañeó, aparentemente
mi pregunta la sorprendió con la guardia baja. —Nada que
no fuera necesario. Estoy bien.
—¿Estás segura? O sea, tu cabello es igual al de la
Encantada que vino con Olcan -Reika, o como sea que se
llame. ¿Es una coincidencia?
—Las Encantadas que poseen cierto nivel de poder
tienen el cabello blanco.
Esto me sorprendió. O sea que dentro del lapso de
tiempo tan corto en el que estuve ausente, ella se volvió
mucho más poderosa. ¿Cómo? No tengo idea de cómo fue
capaz de encontrarme. De todas maneras no era el
momento de presionarla para que me diera respuestas.
Olcan estaba esperando, y era mejor que no lo hiciera
enojar antes de siquiera comenzar el juicio. Conociéndome,
habría tiempo más que suficiente para eso más tarde, lo
quiera o no. —Ok, deberíamos irnos, pero esta
conversación aún no ha terminado. Quiero saber que pasó,
con detalles.
Salimos del cuarto.
La seguí lentamente, dando pasos cortos con mis
piernas.
—Tuve un poco de ayuda para ver el mundo de una
manera un poco más clara —dijo en un tono casi inaudible
—. Eso es todo. Sé que no estoy siendo yo misma, pero a
veces ver más de lo que quieres o más de lo que necesitas
ver te cambia. —Ella se detuvo abruptamente.
Antes de que pudiera reaccionar, me envolvió en un
abrazo. Al principio, solo me quede quieta, envuelta entre
sus brazos, luego envolví mis brazos a su alrededor
devolviéndole el abrazo. Me hundí en aquel abrazo tanto
como ella, las dos suspiramos al mismo tiempo. Si bien
Natalie tenía tan sólo veinte años, contra mis diecinueve,
ella se convirtió en un modelo a seguir para mí. Ella era un
alma antigua, y estoy segura de que había una razón por la
cual se sentía atraída hacia la gente.
—Sin importar lo que vaya a ocurrir esta noche —susurró
—. Estoy feliz de haberte conocido. —Se alejó de mí y posó
sus manos firmemente sobre mis hombros. —Las chicas
raras como nosotras deben permanecer juntas.
Pellizqué sus mejillas. —Muy cierto. Ahora sí estoy lista.
Axel
M e paré junto a la ventana con mis manos
hundidas en mis bolsillos y los ojos pegados al
cielo estrellado. Natalie se ofreció como
voluntaria para despertar a Ruby, pero eso fue hace como
media hora. Cuanto más tardaban en bajar por las
escaleras, más me irritaba el hecho de sentirme forzado a
permanecer en la misma habitación junto a estas personas.
Xavier no tenía derecho a hablar sobre mi padre. Yo
estaba aquí para manejar las cosas, y así es como eran las
cosas. ¿Cómo se atreve a actuar como si no supiera lo que
estoy haciendo? Mis ojos vagaron desde las estrellas hasta
los enormes árboles mientras apretaba mis dientes. Esta
tierra, toda esta puta tierra, también pertenecía a mi gente.
Apenas teníamos espacio en el territorio en el cual
habíamos sido forzados a reestablecernos durante años.
Por otra parte, ambas manadas podían dispersarse
fácilmente en este territorio y nunca jamás cruzarse unos
con otros.
Le eché un vistazo a Xavier.
Él le susurró algo a su padre, lo suficientemente bajo
como para que ni siquiera yo pudiera oírlo. Ambos me
miraron al mismo tiempo antes de que Xavier se pusiera de
pie, firme, y cruce sus brazos sobre su pecho.
Desvié la mirada, su actitud no me molestaba en lo más
mínimo.
Olcan y Reika estaban ocupados hablando sobre
recaudadores de fondos, ambos imperturbables por lo
mucho que estaban tardando Natalie y Ruby en bajar.
Pensaba que Olcan estaría tirando la casa abajo para
este momento. ¿Este era El Consejo al que todos tanto
temían? Quería que todo esto terminara de una vez. Todo
estaba marchando completamente bien para mí hasta que
entré a esta condenada casa y descubrí el olor de Ruby.
Miré por la ventana mientras cerraba mis ojos, dejé que
mis sentidos me llevaran de regreso a aquel día. Jamás
había olfateado algo, o a alguien, tan delicioso. Traté de
visualizarla a través de su esencia, pero nada en mis
sueños más salvajes me hubiera preparado para esos
devastadores ojos verdes, ese cabello tan vívidamente rojo,
y ese corazón tan desgarradoramente humano.
Entonces olí a Xavier en ella, y me perdí completamente.
No podía creer que mi compañera era una humana. Pero
incluso peor que eso, no podía creer que mi compañera, mi
otra mitad, también estuviera destinada a otro lobo. No
tenía sentido para mí entonces, y no tiene sentido tampoco
ahora. Jamás pensé siquiera que iba a encontrar a mi
compañera tan pronto. Establecerme con una compañera
nunca había sido algo que me entusiasmara demasiado.
Sin embargo, luego de conocer a Ruby, me sentí menos
interesado que antes. Podía sentirla, olerla y sentir
constantemente el tironeo de nuestro vínculo. Pero no
podía confiar en ella. Sentía como si esto no pudiera ser
real. Una humana destinada a un lobo trajo mucha tensión,
demasiadas preguntas. ¿Cómo una humana podría siquiera
soportar el embarazo de un lobo? Siempre pensaba que
cuando finalmente encuentre a mi compañera, me quedaría
allí por el resto de mi vida. Me rehusaba a vincularme a
alguien que eventualmente podría marcharse. A estas
alturas, ella era más compañera de Xavier que mía de todos
modos. Ella ya lo había elegido.
Esa esencia, esa hipnotizante esencia, se metió dentro de
la habitación. Miré hacia la puerta mientras Ruby apareció
junto a Natalie. Miró en mi dirección mientras ingresaba.
Podía ver el miedo en sus ojos, pero por el contrario,
externamente lucía calmada. Eso era algo que fácilmente
podía admitir que admiraba de ella. Incluso frente al
peligro, ella ponía una cara valiente y trataba de
mantenerse en su lugar.
—Ustedes damas, sí que se han tomado su tiempo —se
quejó Olcan mientras tomaba asiento y asentía en dirección
a Reika—. Estoy seguro que todos quieren que esto
termine. Asique, ¿Qué tal si empezamos?
Ruby no dijo nada mientras sostuvo la mirada de Olcan
antes de mirar a Reika, quien se acercó a ella. Sus ojos se
pegaron a los de Xavier.
Mi mano se retorció al ver como sus miradas se
quedaron pegadas.
Se miraban el uno al otro, un mensaje sin palabras que
pasaba entre ellos antes de que ella mirara una vez más a
Reika.
No estaba celoso.
Ok, lo estaba. Pero al mismo tiempo, no quería estar con
ella. Teníamos cero posibilidades de un futuro real juntos.
Ella sólo significaba el medio para finalmente poder
obtener lo que quería. Compañera o no, ella era humana.
Jamás funcionaremos, y compañeros o no, Xavier había roto
las reglas al perdonarle la vida.
—Esto será simple e indoloro —explicó Reika mientras le
extendía sus manos a Ruby.
Sin embargo, Ruby sólo miró su mano antes de mirarme
a mí.
Le devolví la mirada, no estaba seguro de por qué me
miró tan atentamente. No obstante le asentí con mi cabeza.
Reika estrechó su mano que aún estaba estirada,
alejando la mirada de Ruby de mí. —Toma mi mano. Crearé
un enlace mental para ver dentro de tí, eso es todo.
—Esto ya se ha hecho antes —dijo Xavier irritado—.
Natalie lo hizo, y no funcionó. Hay algún tipo de bloqueo en
su mente.
—Estámos aquí para descubrir quién es ella, Xavier, para
empezar —Olcan replicó—. Eso es lo que haremos.
Xavier negó con la cabeza. —Intentarlo otra vez puede
herirla. No pueden usar la fuerza a través de un bloqueo
como ése. Toma tiempo romperlo pieza por pieza. No
debería ser realizado mediante fuerza bruta.
No lo diría a viva voz, pero estaba de acuerdo con Xavier.
Sí, quería que todo esto se resolviera, pero no que Ruby
sufriera innecesariamente. Muchos lobos le temían al
Consejo, pero mi padre a menudo le recordaba a nuestra
manada que El Consejo existía para asegurar el bienestar y
la supervivencia de los hombres lobo. Con el correr de los
años los miembros del Consejo han recordado y mantenido
nuestras viejas costumbres con el fin de darnos seguridad y
proteger nuestros secretos. A veces esto significó que
algunas vidas hayan sido perdidas en este proceso, pero no
había nada más importante que protegernos a nosotros
mismos del mundo de los humanos.
Sin embargo, mi trato con Olcan no incluía lastimar a
Ruby. La rechazaría. A Xavier le sería dada la opción de
hacer lo mismo, aunque sabía que rechazarla era algo que
de todos modos él jamás haría. No tenía las pelotas para
tomar decisiones difíciles por el bien de la manada. Él, su
padre, y toda la manada Blackmoon deberían afrontar las
consecuencias. Eso es lo que pasaría aquí.
Aunque debía admitirlo, sentía curiosidad. ¿Cómo podría
una chica humana ser capaz de sellar su pasado tan
herméticamente que ni siquiera una Encantada pudo
atravesar su mente? Ella ya de por sí era responsable de
haber traído todo este caos a nuestro mundo. ¿Qué le habrá
pasado exactamente a ella? ¿Que es lo que quería olvidar
con tantas ansias? —Si algo de su pasado fue oculto detrás
de un bloqueo tan fuerte, entonces debe ser importante.
Quizás eso explique quién es ella, de dónde viene en
realidad. Y quizás eso finalmente explique cómo es posible
que esté destinada a ser compañera de dos lobos.
—Soy una chica corriente, Axel. Sigues hablando de mí
como si hubiera caído del cielo o algo. —contestó ella.
Me encogí de hombros. —Lo descubriremos pronto, ¿no
es así?
—Por supuesto, a tí no te importaría si ella sale lastimada
o no —disparó Xavier hacia mí.
Mis cejas se ciñeron. —Me importa que esto se acabe de
una vez por todas. No me importa si...
—¡Basta! —Gritó Ruby.
Todos los ojos miraron en su dirección.
—¿Pueden parar ustedes dos? —Ella nos miró a mí y a
Xavier—. Puedo manejarlo, ¿ok? De todos modos quiero
saber qué es eso que está bloqueado en mi mente, oculto
incluso de mí. Puedo hacer esto.
Olcan se inclinó hacia adelante. —Ok, es suficiente.
Xavier, tu opinión es bienvenida, pero esto se hará
independientemente de si tú o Ruby o cualquiera esté de
acuerdo o no. necesito saber quién es esta chica - saber si
podemos confiar nuestros secretos a ella. Mathieu, has
permitido que una humana camine libremente entre
nosotros sin saber realmente quién es ella. Deberías haber
roto cualquier muro que haya dentro de su mente antes de
tomar una decisión como esa. Lo que sea que se oculte
dentro de su mente puede herir mucho más que sólo a tu
manada. Ella puede ser muy peligrosa para todos los lobos
en general.
Mathieu permaneció reclinado sobre su pecho, con su
pierna izquierda cruzada sobre su pierna derecha. —Ella
fue perdonada porque es la compañera de un lobo, aunque
sea todo lo humana que quieras. Sí, nuestra regla es
proteger nuestros secretos a toda costa. Sin embargo, no
creí que tuviera la autoridad suficiente para romper otra
regla aún más importante para proteger esa otra regla. El
castigo por herir al compañero de otro lobo es la muerte.
Xavier miró en dirección a mí.
Sabía lo que estaba pensando -podía verlo en sus ojos. Si
simplemente yo no fuese el otro compañero de Ruby, él
tendría todo el derecho de matarme con sus propias manos
por haberla secuestrado. Y si ella no fuese mi compañera,
no habría otra razón para que yo esté aquí más que para
presenciar la caída de la manada Blackmooon.
Olcan se echó hacia atrás, con una sonrisa astuta en sus
labios. —En lo cierto estás, Mathieu. Pero... —Dijo
levantando un dedo—, ...esa ley es para lobas, no para
humanas.
Nadie dijo nada durante un momento mientras Olcan y
Mathieu continuaban mirándose el uno al otro. Olcan tenía
razón respecto a esto, y Mathieu lo sabía.
Olcan miró a Reika y asintió.
Ella tomó ambas manos de Ruby en las suyas.
—Ayudaré —anunció Natalie súbitamente mientras
caminaba hacia Ruby para ubicarse detrás suyo—. Quizás si
lo hacemos juntas, no será demasiada presión para tí o
para Ruby. Lo haremos lentamente.
Reika la observó por un instante antes de mirar Ruby.
Ella asintió en consentimiento, ahora se veía mucho más
aterrorizada, su valentía la estaba abandonando.
No la culpo. Odiaría que alguien intentara navegar
dentro de mi mente.
Reika soltó las manos de Ruby para presionar sus dedos
contra sus sienes, mientras Natalie puso ambas manos a los
lados de la cabeza de Ruby.
Natalie cerró sus ojos al mismo tiempo que Reika.
Los ojos de Ruby permanecieron abiertos mientras
tragaba saliva.
Desvié la mirada, molesto de comenzar a sentirme
preocupado por ella. Esto era lo que odiaba, esta conexión
con ella que no me permitía mantenerme indiferente como
quería.
Ambas Encantadas comenzaron a hablar entre su aliento,
sus cánticos se volvían apenas más elevados.
Los ojos cerrados de Ruby palpitaron, mientras su
cuerpo se ponía rígido.
Incluso Mathieu se inclinó hacia adelante consternado.
No lograba entender sus palabras a pesar de que sus
voces se volvían cada vez más elevadas, pero podía sentir
la repentina explosión de poder dentro de la habitación. Di
un paso hacia adelante pero me detuve rápidamente al
tiempo que Natalie y Reika detuvieron sus cánticos.
Entonces las cabezas de las tres mujeres se echaron
hacia atrás al mismo tiempo.
Ruby
E staba al borde de levantarme y salir corriendo
mientras Reika y Natalie me sostenían. Había
estado haciendo lo mejor que pude para ocultar mi
temor, pero no pude seguir ocultándolo por completo. Estas
mujeres estaban a punto de navegar en las profundidades
de mi mente, y nadie sabía lo que pasaría cuando lo
hicieran.
Tragué saliva fuertemente mientras las escuchaba
susurrar palabras que no lograba comprender, y un
escalofrío recorrió toda mi columna vertebral. No tomó
mucho tiempo lo que sea que estuvieran haciendo para
poder entrar porque pronto, mi cuerpo comenzó a
debilitarse y mis ojos cerrados palpitaron.
En el momento en que cerré mis ojos, hubo una
explosion de una luz enceguecedora. Abrí mis ojos
lentamente al mismo tiempo que aquella luz disminuía, y
me encontré de pie en un cuarto completamente blanco.
Era más bien como una caja sin puertas ni ventanas, solo
paredes blancas.
Baje la vista hacia mis manos antes de tocar mi cara y
exhalar. Jamás me acostumbraría a lo real que se sentía
esto.
—¿Natalie? —Di un giro—. ¿Reika?
Mi propio eco era la única respuesta. Al segundo
siguiente, hubo un gran estruendo, como una bomba que
detonó, y me agaché. El blanco mundo a mi alrededor
comenzó a cambiar. Comenzó a aparecer gente a mi
alrededor, junto con autos y edificios. Todo estaba como
nublado y era difícil de distinguir, previniendo que pudiera
distinguir algún lugar o reconocer algún rostro. Todo lo que
sabía con seguridad era que todas esas personas corriendo
eran humanos.
Iba en una dirección y toda la gente corría en la
dirección opuesta a mí, sus llantos y gritos se mezclaban
hasta sonar como una sola cosa. Estaban huyendo de algo,
pero no podía saber de qué. Aunque sabía que sólo corrían
a través de mí en esta especie de realidad falsa, comencé a
moverme fuera del camino para esquivarlos.
¿Qué es todo esto?
Si esto era un recuerdo, ¿en qué momento había
ocurrido todo esto? Me detuve en el momento en que una
mujer tropezó y cayó de espaldas. No pude saber que era lo
que ella estaba viendo, pero ella se arrastraba hacia atrás
sobre sus manos. Una sombra negra apareció frente a ella,
y mis cejas se fruncieron. Era la sombra de otra persona.
Cuando aquella sombra saltó sobre ella, grité.
Mientras me estiraba, una rajadura enorme apareció
entre ella y la sombra.
—¡Ruby!
Me di vuelta en el momento en que la voz de Natalie dijo
mi nombre, y otra rajadura apareció, seguida por otra más.
Miré hacia atrás a la mujer en el suelo y la sombra
congelada sobre ella. Di un paso hacia adelante, y cuando
lo hice, un dolor agudo atravesó mi cabeza. Me detuve un
poco, con mi mano sobre mi cabeza, antes de volver a
observar aquella sombra.
Parecía tener la forma de un humano, ¿pero por qué era
negra? A pesar de lo nublada que se veía la escena a mi
alrededor, podía distinguir los colores, la complexión y ropa
de todos los humanos, entonces ¿por qué este humano era
simplemente una sombra negra?
Mis ojos se abrieron de golpe.
¿Un sobrenatural?
—¡Ruby!
Esta vez era la voz de Reika. Entonces otro dolor agudo,
peor que el anterior, me hizo caer de rodillas. El mundo
nublado a mi alrededor comenzó a acelerarse, los humanos
comenzaron a correr más rápido, y más sombras negras
aparecieron. Los gritos se volvieron más fuertes mientras
los humanos eran atacados... Tomé mi cabeza con ambas
manos y me incliné hacia adelante hasta que mi frente
quedó tocando el piso helado.
¿Qué es esto?
—¡Ruby!
No pude reconocer esa voz. Sonaba como distorsionada,
no era ni de hombre ni de mujer, sino una mezcla de
muchas voces. Es la última cosa que recuerdo antes de
desmayarme.
Axel
E stuvieron de pie allí durante diez minutos antes de
que pudiera notar algún movimiento. Primero, fue
Reika, cuando una pequeña arruga se hizo presente
entre sus cejas. Luego Natalie, con la forma en la cual su
mano comenzó a retorcerse.
—Algo está mal —dije mientras encogía mis ojos.
—Están bien. —Replicó Olcan mientras se levantaba de
su asiento. Aún así, no se les acercó.
Me moví en dirección a ellas.
Él levantó sus manos en el aire para detenerme. —Unos
pequeños movimientos no son algo preocupante. No
sabemos lo que pueden estar viendo.
Las cabezas de Natalie y Reika de repente comenzaron a
moverse hacia adelante y hacia atrás, con sus ojos abiertos
completamente pero blancos como nubes.
—¿Eso es normal? —Preguntó Xavier nerviosamente
mientras daba un paso hacia adelante.
Mathieu también se puso de pie. —No —contestó
mientras ponía su mano sobre el hombro de Xavier—. Algo
anda mal.
Ambas mujeres comenzaron a temblar.
Mi corazón se detuvo cuando Ruby comenzó a temblar de
la misma manera. —¡No me jodas con esa mierda de que
algo anda mal! ¿Cómo las detenemos? —Corrí hacia
adelante, sin esperar la respuesta de nadie. En el mismo
momento que me estiré para alejar el brazo de Reika de
Ruby, Olcan me aulló para detenerme.
No tuve tiempo de impresionarme por la velocidad con la
cual había llegado hasta mí. Estaba más preocupado por
Ruby y el modo en que sus ojos palpitaban. Lo alejé de un
empujón. —¡Si algo anda mal, tenemos que separarlas!
—Si las forzamos a separarse, vamos a empeorar las
cosas en lugar de ayudar. Podríamos matarlas.
Hice una mueca y me volví hacia las mujeres
temblorosas. Esto era algo nuevo para mí. Mi manada no
tenía una Encantada. Si bien me eduqué yo mismo acerca
de ellas, había muchas cosas que no sabía. Mi padre nunca
vio como una necesidad tener a una Encantada.
—Los enlaces mentales suelen ser algo complejo —
explicó Olcan mientras las rodeaba, con las manos
entrelazadas detrás de su espalda—. A veces, no es
simplemente un enlace entre mentes. En este momento,
Reika y Natalie no sólo están viendo qué hay dentro de la
mente de Ruby... están dentro de su mente. Sacarlas de allí
por la fuerza podría bien romper sus mentes o... —me miró
y sonrió. —...podrían morir.
Cerré mi puño ante la sonrisa en su rostro.
—¿Y por qué sonríes? —Xavier le preguntó a Olcan.
Olcan se encogió de hombros. —Es fascinante.
—¿Fascinante? ¡Algo anda mal con ella! —Grité.
Olcan arqueó una ceja, aún manteniendo esa repugnante
sonrisa en su rostro. —Entonces, ¿veo que te preocupa la
humana después de todo?
Mis labios formaron una delgada línea. —Si ella muere,
si todas ellas mueren ahora mismo, ¿no sería eso un
problema?
Volvió a sentarse sin siquiera un rastro de preocupación
en sus ojos, ni siquiera por Reika.
¿Qué clase de hombre es este? Le di la espalda y me
alejé frotando mis sienes con mis dedos cuando oía jadeos,
y me di vuelta.
Reika y Natalie se alejaron de Ruby rápidamente como si
ella estuviera tan ardiente como la superficie del sol.
Ambas se inclinaron hacia adelante, con sus manos sobre
sus cabezas mientras gruñían de dolor.
Mathieu tomó las manos de Reika mientras Xavier corrió
hacia Natalie, quien se veía peligrosamente cerca de
desmayarse.
Ruby ya no estaba temblando, pero sólo se quedó de pie
allí.
Odiaba el modo en que mi corazón galopaba, por querer
saber si ella estaba bien. Cuando finalmente comenzó a
moverse, me acerqué rápido hacia ella. Era como si el
tiempo se estuviera moviendo en cámara lenta mientras
ella comenzaba a mecerse hasta que finalmente cayó.
Xavier apreció para atraparla justo antes de que se
desplomara en el suelo.
Lo observé quitar su cabello de su rostro. Ella había sido
salvada de caer al suelo, asique ¿por qué estaba tan
molesto de repente? ¿Por qué quería descuartizarlo pieza
por pieza mientras gentilmente sostenía su mejilla y decía
su nombre?
—N-no lo entiendo —murmuró Reika en voz baja
mientras sostenía su cabeza.
—¿Qué has visto? —Preguntó Olcan.
Ella volteó para mirarlo. Ella parecía haber visto un
fantasma al ver a Ruby en brazos de Xavier.
—¿Qué pasa? —Le urgí.
Ella sacudió su cabeza y se inclinó. —Ella... Y-yo vi al
Ancestro Lovette —susurró.
Mis ojos se agrandaron junto a los de Olcan y Mathieu.
Olcan se puso de pie lentamente, con sus ojos
parpadeando enérgicamente mirando hacia atrás a Ruby y
luego a Reika. —Estás segura de que...
—Sí —replicó Natalie mientras se agachaba para
sentarse en el piso—. Ella dice la verdad.
Reika se tambaleó y fue atrapada por Mathieu, sus ojos
se llenaron de lágrimas.
Esto no era bueno, en absoluto. Si eso era cierto, mis
problemas no solo no iban a terminar pronto, sino que
recién estaban comenzando. —¿Qué puede hacer que un
humano tenga recuerdos de una Encantada, de nuestra
Gran Ancestro Lovette?
Todas las miradas cayeron sobre Ruby porque nadie
tenía una respuesta.
Pude verlo en los ojos de Xavier, la misma chispa de duda
que había sentido sobre Ruby durante todo este tiempo.
Suspiré y abandoné la habitación.
8
XAVIER
R eika soltó mi mano mientras Axel sacó su mano de
su hombro. Observé como una delgada cuerda
brillante se desenvolvió de mi brazo y luego
también de los brazos de Axel y Ruby. Se desvaneció en el
aire mientras ella apoyaba suavemente la mano de Ruby en
su estómago, con sus ojos aún cerrados mientras dormía
silenciosamente.
Había pasado media hora desde que Ruby cayó
inconsciente. Mientras el tiempo pasaba, me volvía más y
más ansioso. Reika y Natalie necesitaban comer y reponer
sus fuerzas luego del estresante enlace mental que habían
realizado. El resto de nosotros -Olcan, mi papá, Axel y yo-
debíamos sentarnos a esperar para descubrir que había
ocurrido.
Pasé todo ese tiempo intentando comprender qué había
querido decir Reika con que Ruby tenía conocimiento de
una de las más conocidas y adoradas Encantadas en la
historia de los hombres lobo. Mi mente seguía divagando y
creando teorías descabelladas. Había una pregunta que no
podía sacar de mi cabeza -¿Qué pasaba si Ruby realmente
no fue enviada por nuestra Diosa? ¿Entonces qué? ¿Ella era
en verdad mi compañera, o esto era todo una especie de
hechizo muy elaborado o un truco diabólico?
—¿Y bien? —Olcan apuró a Reika.
Ella se puso de pie aún temblorosa. Haber realizado el
hechizo que acababa de realizar tan pronto luego de lo que
acababa de ocurrir con el enlace mental la había debilitado
severamente.
Volteé y me alejé una vez que ella se puso de pie porque
tenía el corazón en mi garganta esperando por lo que sea
que pudiera responder.
—Es real —susurró ella—. Puedo sentir su vínculo. No es
un hechizo.
Arrojé una mirada sobre Axel y descubrí que él ya me
estaba mirando. Si Natalie hubiera sabido cómo hacer esto,
o si al menos hubiéramos sabido que hacer esto era
posible, lo hubiésemos hecho desde un principio. Eso
podría haber eliminado cualquier razón para que Axel
hiciera llegar la información al Consejo.
Ahora Olcan estaba observando a Ruby pensativamente.
Me preguntaba por qué el hechizo no fue realizado antes
de que Reika intentara ver dentro de su mente. ¿No
hubiera tenido más sentido ver si nuestro vínculo era real
para empezar? Si el vínculo entre compañeros era falso,
eso les hubiese dado a Olcan y a Axel todas las municiones
que necesitaban. Pero aparentemente invadir la privacidad
de Ruby era lo primero en la lista de prioridades del
Consejo. No me sorprende. Supongo que yo no tenía
ningún derecho de ser crítico cuando tuve que forzar a
Natalie a hacer lo mismo en el pasado. —¿Cuándo se
despertará? —Pregunté mientras me volteaba.
Reika se encogió de hombros. —No lo sé. Lo que ocurrió
fue extremadamente agotador para mi cuerpo y el de
Natalie, asique simplemente imagínate lo que habrá sido
para ella. Forzarla a que despierte no es una buena idea,
asique simplemente dejémosla dormir.
Mis ojos se clavaron en Olcan y vi el modo en que achicó
sus ojos en dirección a ella.
Reika no lo notó porque estaba ocupada mirándo a Ruby
que estaba sobre el sofá.
Natalie estaba sentada al otro lado de la habitación con
una taza en su mano mirando por la ventana, sentada al
estilo indio.
—¿Y qué fue lo que ocurrió ahora exactamente? —Le
pregunté a Reika.
Reika miró en dirección a Olcan antes de voltearse y
sentarse.
En ese momento mi padre entró dentro de la habitación y
le dio una taza de té a Reika antes de sentarse él también,
con una expresión solemne en su rostro. —Dijiste que viste
a Lovette. —Su voz barítona llenó la habitación—. ¿Qué has
visto exactamente?
Natalie miraba por la ventana cómo a lo lejos la
oscuridad era perseguida por la claridad de la mañana.
Reika sopló su té y miró en su dirección durante sólo un
segundo.
Fruncí el ceño al notar la manera en que ella mantenía
su frente ligeramente inclinada para ocultar a duras penas
su mirada de la de Olcan mientras tomaba un sorbo de su
té. La mirada que cruzaron Reika y Natalie fue rápida y fue
cualquier cosa excepto imperceptible, pero estoy seguro de
que algún significado escondía.
A pesar de mis sospechas, ella permaneció en silencio.
Reika se reclinó sobre su asiento y tomó aire
profundamente. —Incluso habiendo dos de nosotras allí,
sólo fuimos capaces de hacer una pequeña grieta. Cuando
ustedes mencionaron un muro en su mente, me esperaba el
mecanismo de defensa normal que cualquier humano
utiliza para suprimir sus recuerdos. Pero hay una
verdadera barrera dentro de su mente -y una muy fuerte. Y
definitivamente fue creada a través de la magia. —Ella
cerró sus ojos y suspiró—. Sólo fui capaz de vislumbrar muy
levemente lo que había detrás de aquel muro, y lo que vi, a
quien vi, fue a Lovette. —Ella abrió sus ojos y miró
severamente a Olcan—. Ella estaba llorando, muy
perturbada por algo, pero eso fue todo lo que vi antes de
que Ruby nos hiciera salir por la fuerza de allí.
Olcan hizo un sonido de frustración. —¿Cómo las forzó
ella a ustedes a salir? Ambas son dos Encantadas muy
poderosas. ¡Ella no es más que una frágil niña humana! En
definitiva, todavía no sabemos nada y, contrario a eso,
tenemos más preguntas que antes. ¿Qué se necesita para
atravesar ese muro?
—Una bruja es lo que se necesita para esto. —Replicó
Reika—. Y una muy fuerte. Se utilizó magia muy poderosa
para crear el bloqueo en su mente, y sólo un tipo de magia
con ese nivel de poder sería capaz de quebrarlo.
—Pensé que ustedes las Encantadas eran algo así como
brujas —declaró Axel.
Tuve que retener una carcajada. ¿Este es el futuro Alpha
de la manda Bluewater? Había escuchado algunos rumores
de que ellos no tenían una Encantada entre los suyos, pero
en verdad no lo creía. No podía negar que todos ellos
habían sido bien entrenados, de todos modos, tanto por lo
que me habían dicho como por haber peleado con Axel yo
mismo.
—Ellas son como brujas en cierto modo, sí, pero tienen
ciertas limitaciones que las brujas no —explicó mi padre
pacientemente.
—Puedo pedirle ayuda a Willow —ofrecí.
Olcan negó con su cabeza inmediatamente. —No. El
Consejo encontrará una bruja —Se levantó y caminó hacia
Ruby. Se quedó de pie junto a ella por un momento antes de
alejarse caminando, con las manos entrelazadas en su
espalda—. ¿Cómo es posible que ella supiera sobre
Lovette? No tiene sentido.
Ruby gruñó mientras su cabeza se movía de un lado a
otro. Levantó una mano y sostuvo su frente.
Natalie se sentó suavemente en el sofá junto a ella. —
Hey, despacio —dijo mientras ayudaba a Ruby a sentarse—.
¿Cómo te sientes?
Ruby tomó aire profundamente, una arruga profunda se
ciñó sobre sus cejas y miró alrededor. —Como si hubiese
sido atacada por un animal salvaje —dijo mientras miraba a
Axel como si sospechara de que él fuese ese animal salvaje.
Él le arrojó una mirada punzante en respuesta.
—¿Qué está pasando? ¿Qué pasó? —Preguntó ella.
—Nos obligaste a Reika y a mí a salir de tu mente, así
como lo hiciste la primera vez que realicé un enlace mental
contigo.
—¿Entonces, no funcionó? —Preguntó débilmente.
Natalie negó con su cabeza.
Entonces Ruby miró a Reika y frunció el ceño. —Aunque
algo hay ahí dentro, ¿No es así? ¿Qué es? —Ella me miró a
mí—. ¿De qué estaban hablando hace un momento todos
ustedes?
—Vimos algo, así es —contestó Reika.
Olcan cruzó sus brazos sobre su pecho.
Si su intención era encontrar una bruja para atravesar la
barrera mental de Ruby, ¿Eso significa que se quedaría
aquí por más tiempo? ¿O forzará a Ruby a irse junto a él?
Ninguna de esas opciones me resultaban buenas, y menos
por el modo en que él seguía mirándola como si fuese a
felizmente abrir su cráneo con sus propias manos para ver
qué hay dentro. Desde el momento en que Reika dijo lo que
vio dentro de la mente de Ruby, él se volvió intensamente
agitado.
Mi padre aclaró su garganta y se acercó al borde de su
asiento. —Cuando investigué tu pasado yo mismo, Ruby, no
encontré nada sobre tus padres ni pude encontrar ningún
registro que demuestre de dónde vienes. Sólo sé que fuiste
abandonada en el hospital al nacer. Si sabes algo sobre tu
pasado o de dónde vienes, ¿podrías decírnoslo ahora?
—¿Y como es que nadie pensó que eso era extraño y no
decidieron presionarla para obtener esa información desde
un principio? —Preguntó Axel.
—Eso no es extraño, Axel —chasqueó Ruby—. ¿Nunca
oíste hablar de los huérfanos? Lo creas o no, no soy la
primera humana en haber crecido sin padres. No, No sé
quienes son mis padres ni de dónde vengo. Estuve toda mi
vida pasando de un hogar sustituto a otro.
Olcan descruzó sus brazos y hundió sus manos en sus
bolsillos. Inclinó su cabeza hacia un costado como un perro
curioso. —¿Conoces a una mujer llamada Lovette?
Ella se quedó pensando durante un momento antes de
negar con su cabeza. —No conozco a nadie que se llame
Lovette. ¿Por qué? ¿Debería?
—No. Ella es una Gran Ancestro de las Encantadas. Del
mismo modo que los lobos tienen un Consejo y las brujas
tienen Grandes Sacerdotes y Sacerdotisas, una Gran
Ancestro es la más poderosa de las Encantadas. A menudo
viven muy protegidas debido a su gran poder.
Ruby se veía confundida.
Mi padre continuó. —Estoy seguro que Natalie te ha
contado, que las Encantadas tienden a experimentar mucha
discriminación de parte de otros lobos porque ellas no son
capaces de transformarse. Sin embargo, hay algo especial
en ellas que sólo algunos además de las Encantadas saben -
todas ellas descienden de nuestra Diosa.
—¿Qué? —Axel y yo exclamamos al unísono.
Miré a Natalie y a Reika para ver sus reacciones, pero no
se veían sorprendidas en absoluto. No es que dudara de la
existencia de nuestra Diosa, pero escuchar algo así voló mi
cabeza. —¿Estás hablando en serio? —Le pregunté a mi
padre—. ¿Me estás diciendo que Natalie es pariente de
nuestra Diosa? ¿Por qué algo tan importante no se
reconoce abiertamente?
Asintió. —Sí, lo es. El Consejo prohibió esa información
hace muchísimos años.
Axel dejó colgar su cabeza y comenzó a reír. —Por
supuesto que lo hicieron. —Perforó a Olcan con la mirada
—. Si otros lobos descubrían que había descendientes
directos de la Diosa por todas partes viviendo entre
nosotros, hubieran demandado que las Encantadas ocupen
un lugar en El Consejo. ¡Incluso quizás que ellas sean El
Consejo! ¿Por qué escuchar a otros lobos cuando tenemos
la oportunidad de escuchar a los hijos de nuestro creador?
—Sacudió su cabeza decepcionado—. Pero el poder que
ustedes los miembros del Consejo tienen entonces no sería
comparado al de... —Él miró fijamente a Ruby— ...un
semidios. Los lobos merecen saber esto.
Me sorprendí al ver la admiración que había en sus ojos
al mirar a Ruby.
—Ellas jamás merecerán tener un lugar en El Consejo —
dijo Olcan furioso entre dientes, Su rostro se volvió
ligeramente rojo—. Aunque las Encantadas sean lobos, no
son lobos puros. Son una especie diferente. El Consejo es
sólo para lobos de sangre pura. Es por eso que las
Encantadas formaron su propia facción. Las Encantadas
ocupan un rol asombroso y honorable dentro de nuestra
sociedad, incluso sin ser lobos puros. El Consejo ha
trabajado muy duro durante décadas para terminar con la
discriminación. Mantener esto en secreto no es para
oprimir a nadie. Es por la propia seguridad de las
Encantadas. Los semidioses inevitablemente terminan
siendo utilizados, abusados, cazados, o asesinados por su
poder. ¿Por qué crees que los semidioses de otras culturas
se mantienen ocultos o en secreto? Es un hecho lamentable
que no podamos contar con que la gente tenga una mejor
naturaleza para mantener a salvo nuestros recursos más
preciados.
—Perdón pero, ¿Qué tiene que ver todo esto conmigo? —
Preguntó Ruby.
Olcan volteó hacia ella, con ira en sus ojos.
Presintiendo el peligro, me acerqué un paso hacia ella.
Los Grandes Ancestros trabajaban muy cerca del Consejo,
con lo cual entendía tanto la ira de Olcan como la confusión
de Ruby. Él había perdido a un amigo cuando Lovette
desapareció. Todos los lobos sufrimos mucho esa pérdida.
—Lovette resignó su puesto de Gran Ancestro
súbitamente y desapareció. —Su mandíbula se cerró con
fuerza—. Su cuerpo fue encontrado posteriormente y al día
de hoy, nadie sabe qué ocurrió exactamente. Todas las
Encantadas que muestran una conexión fuerte con la magia
son designadas como Gran Ancestro porque ellas son
quienes poseen la conexión más inmediata con La Diosa. A
causa de esto, Ellas no... se mezclan con nadie fuera del
Consejo, ni siquiera con su propia gente. Incluso bajo esas
circunstancias, el contacto es limitado. ¿Cómo tú, una chica
humana, sin gente ni pasado, puedes tener un recuerdo de
nuestra venerada Lovette?
Ruby frunció el ceño y desvió la mirada. —N-no lo sé. No
conozco a nadie de nombre Lovette.
—¡No me mientas! —Rugió Olcan.
Mathieu rápidamente se puso de pie y se ubicó entre
Ruby y Olcan.
Axel y yo dimos un paso al frente al unísono mientras la
respiración de Olcan se volvió agitada y sus ojos se
volvieron negros.
—Olcan, contrólate. Sabes muy bien que ella sabe menos
que nosotros —le dijo mi padre de una manera calmada—.
Gritarle no ayudará a que milagrosamente recuerde cosas
que fueron selladas y escondidas incluso de ella.
Olcan respiró hondo y enderezó su espalda. Aclaró su
garganta y deslizó una mano bajo su camisa mientras se
calmaba. —Perdón por mi arranque. —Miró a Mathieu y
después a mí—. Está claro que Ruby no es sólo una chica
humana ordinaria después de todo, por muchas otras
razones más que sólo por estar destinada a ser compañera
de dos lobos. —Le disparó una mirada de reojo a Axel.
Axel presionó su mandíbula en respuesta.
No confiaba en ninguno de los dos, pero en Olcan menos
que en Axel -y eso significa algo. Tenía un mal
presentimiento sobre cómo las cosas iban a cambiar para
Ruby con la suma de otro nuevo misterio inexplicable. Uno
del cual yo, también, quería respuestas. Que ella conociera
a Lovette no necesariamente debería significar algo malo,
pero ¿Qué probabilidades hay de que Ruby pueda llegar a
conocerla? ¿Y por qué Lovette estaba llorando en su
recuerdo?
—Entonces, Ruby conoció a Lovette presumiblemente en
algún momento luego de que ella renunciara. —Señalé—.
Aún así, la correlación no es casual. Sólo porque hayan
tenido relación eso no significa que Ruby sea la causa,
directa o indirecta, de la muerte de Lovette. —¿Quién
hubiera dicho que los métodos de investigación de mi
colegio serían útiles al intentar salvar la vida de mi
compañera?
El rostro de Olcan se retorció por la ira que intentaba
contener.
Podía sentir su dominación abarcado toda la habitación,
hurgando en mi piel como agujas. —Tú no tienes idea de lo
que la Gran Ancestro hizo luego de irse. No sabes a todos
los lugares que fue ni conoces a todas las personas que
conoció.
Él no parecía gustoso de oír esto, pero no decía nada.
Sabía que tenía razón. —Si supiéramos exactamente con
quienes estuvo en contacto luego de desaparecer, todos
seríamos sospechosos de su muerte hasta que se
demuestre lo contrario. —Dijo Olcan entre dientes.
Ruby se levantó y nos dio la espalda a todos. Se quedó
allí de pie durante un momento antes de alejarse unos
cuantos pasos, con sus manos sobre su cara. Su cabello era
como una cortina roja a su alrededor.
Mis manos anhelaban sentir al menos uno de esos
mechones sedosos. Si no fuese por la codicia de Axel y por
su estupidez al involucrar al Consejo, Ruby y yo estaríamos
mucho más cerca ahora. Pero en lugar de ello, debía verla
lidiar con todo esto desde la distancia. Miré en dirección a
Axel en donde se había arraigado junto a la puerta. Fruncí
el ceño porque sus ojos estaban pegados a Ruby. No
mantenían la misma indiferencia que esperaba de él con
respecto a Ruby, y una puñalada de celos se incrustó en mi
corazón. A pesar de todo lo que él había dicho, sé que
sentía la necesidad de tenerla en sus brazos y protegerla,
tanto como yo.
nunca pensé que en algún momento me sentiría cómodo
con que una parte de ella perteneciera a él. No podía
evitarlo, la quería toda para mí.
Ruby se encogió de hombros al mismo tiempo que volteó
hacia nosotros. —Miren, siento mucho haber oído que esta
persona Lovette haya muerto. Ella claramente era
importante para todos ustedes, y compartiría libremente
con ustedes cualquier cosa que pudiera saber sobre ella. El
hecho es que, no sé absolutamente nada sobre ella. —Su
mirada estaba marchita y enrojecida de agotamiento y
lágrimas no derramadas—. Digo, quizás sepa algo, pero no
lo recuerdo. Hay una sola cosa que sé con seguridad, y es
que estoy jodidamente segura de que no maté a nadie.
Ustedes vinieron aquí para saber si realmente soy la
compañera de Axel y Xavier, y sí lo soy. —Ella miró
directamente a Olcan y Reika antes de mirar a Axel—.
Xavier rompió una regla al salvar mi vida y revelar ante mí
la existencia de los hombres lobo en el proceso. Asique,
¿Qué ocurrirá ahora con respecto a eso? —Ruby miró en
dirección a Olcan una vez más.
Su rostro era ahora un lienzo en blanco ilegible.
—Ustedes están aquí para aclarar esas cosas —Ruby
prosiguió—. Aclaremos una cosa a la vez, por favor, y
díganme que va a pasar después. ¿Qué va a pasar conmigo?
¿Me van a perdonar la vida por ser una compañera, o me
van a matar por ser una humana que sabe demasiado?
Nadie dijo nada esperando una respuesta de Olcan.
Suspiré y miré hacia otro lado. Entonces me acerqué a la
ventana. El sol ya había salido, y afuera el mundo se veía
resplandeciente y lleno de vida.
Olcan finalmente habló: —Vine aquí personalmente
porque no quería que esto llegara a oídos de los demás
miembros del Consejo. Quería resolver esto y ponerlo a
descansar de manera silenciosa. —Soltó una leve risa y
presionó su tabique nasal—. Que haya una compañera
humana es algo de lo que jamás se ha oído, pero aquí
estamos. Ni Axel ni Xavier serán forzados a rechazarte
porque no sabemos de qué manera te puede afectar a tí, o
a ellos, en tal caso. Serás perdonada, Ruby, pero en este
momento no tengo más opción que involucrar a los demás
miembros del Consejo. Este es un problema mucho mayor
de lo que originalmente aparentaba ser. Vendrás conmigo y
con Reika a Rumania.
En el momento en que esas palabras salieron de la boca
de Olcan, sentí que una mano helada envolvió mi corazón y
comenzó a estrujarlo para quitarle toda la vida que tenía.
Miré a Axel. Desearía que pudiera ver la imagen que tenía
en mi cabeza arrancándole su puta lengua. ¡Ahora, mira lo
que ha hecho! Esto no terminará pronto, y Ruby todavía
está en peligro.
—Perdón, ¿Qué? —Preguntó Ruby mientras retrocedía,
con sus ojos muy abiertos—. No voy a ir a Rumania. ¡A la
mierda con eso! No necesito que nadie me diga que ir a
cualquier lado contigo significa que mi vida se acabó. Lo
que sea necesario hacer se hará...
—¡Cierra la boca! —Le gritó Olcan.
Ruby cerró sus puños.
Mordí mi lengua para evitar hablar, para detener mi
impulso de arrancarle la garganta a ese tipo por hablarle a
mi compañera de esa manera.
La tensión dentro de la habitación se había vuelto
sofocante.
Olcan cerró sus ojos y echó su cabeza hacia atrás. —
Ubícate, humana. Agradece que estoy decidiendo dejarte
con vida y llevarte de regreso con nosotros. Tu no tienes
elección en esto, así como tampoco Xavier ni Axel. Ellos
vendrán también con nosotros. —Él abrió sus ojos para
mirar a mi padre, retándolo a hacer algún tipo de objeción.
A pesar de la evidente ira en el rostro de mi padre, él
permaneció en silencio.
Amaba a mi padre y tenía muchísimo respeto por él, pero
odiaba lo fácil que a veces se daba por vencido.
Olcan continuó: —Se necesita a una bruja para atravesar
el muro que sea que hay en tu mente. Con suerte,
encontraremos a quien haya creado ese muro en primer
lugar, y eso se hará en Rumania. Puede que tengas
información vital sobre Lovette, asique no puedo mantener
esto en secreto frente a los demás miembros. Tú vendrás
con nosotros, y nos iremos mañana mismo. Todos nosotros.
Todos ustedes tienen un día para poner sus asuntos en
orden. —Dio media vuelta y abandonó la habitación.
Los ojos enormes y llenos de lágrimas de Ruby saltaban
de mí hacia Axel antes de que saliera corriendo de la
habitación.
Natalie suspiró y se inclinó hacia adelante para palmear
su rostro, mientras que Reika se levantó y se marchó sin
decir una palabra.
Axel permaneció junto a la puerta, pero ahora parecía
que estaba a punto de explotar. Nada de esto había tenido
el resultado que él quería.
Debo admitir, si bien las cosas ahora estaban jodidas
para todos, secretamente estaba feliz de que ese pendejo
engreído estuviera metido en esto, también. Él hizo esta
cama, y ahora debía acostarse sobre ella.
Ruby
se pelado de mierda quiere llevarme a Rumania. ¡A
E Rumania!
Pateé una piedra que había afuera mientras
observaba como se alejaba de mí rebotando. El
único lugar en el que sentía que estaba sola era en el
bosque. En realidad, había lobos durante millas a la
redonda. Nunca estaba completamente sola, y estaba claro
que probablemente nunca más lo estaría. Piensa en ello,
todavía ni siquiera había recibido un tour para ver las
demás casas. Había toda una comunidad aquí, pero todo lo
que había visto hasta ahora eran la casa principal y el área
de entrenamiento. Creo que eso ya no importaba. A esta
altura, sería afortunada de volver a ver este lugar. He
estado sola durante toda mi vida. Una parte de mí siempre
había anhelado que eso cambie. Ahora con todo este caos y
estando rodeada constantemente por gente en la cual ni
siquiera sabía si podía confiar, extrañaba estar sola. El
hecho era que... quería que me devuelvan la vida de mierda
que tenía. Así horrible como era, no era tan terrible como
toda esta locura. Olcan me había perdonado la vida, por
ahora al menos, ¿Pero cuánto duraría eso? Lidiar con un
solo miembro del Consejo había sido lo suficientemente
malo. Simplemente sabía que apenas pusiera un pie en
Rumania, habría otros dos pendejos pomposos engreídos
del Consejo apuntando hacia mí. Apuesto a que les
encantaría poner sus garras sobre cualquier secreto que
estuviera oculto en mi mente, y que les importaría incluso
menos que a Olcan si sobreviviría o no a todo ese proceso.
Mi impresión del Consejo era que cualquier cosa que se
volviera un problema demasiado grande para ellos tendía
convenientemente a desaparecer. No estaba muy
emocionada por descubrir de qué manera El Consejo
intentaría ocuparse de mí y de todos los problemas que yo
representaba para ellos.
Suspiré fuertemente y continué caminando, los rayos del
sol de la mañana bajaban a través de los claros que había
en las copas de los árboles. Cuando ya había disparado de
la casa tan rápido como mis piernas podían llevarme, sentí
un impulso intenso por llorar incontrolablemente por toda
la bronca y a frustración que hervían dentro mío por todo el
proceso del juicio. En el momento en que entré dentro del
bosque, me calmé considerablemente. Si bien no podría
calificar el modo en que me sentía exactamente como
calma, al menos no estaba al borde de la combustión
espontánea.
Los pájaros e insectos cantaban a mi alrededor, pero
todo lo que podía oír eran las palabras de Olcan
repitiéndose dentro de mi mente.
No tengo idea de quién es esta mujer Lovette... o quién
era. Cuanto más pienso en ello, más me duele mi cabeza.
Detuve mis pasos y tiré mi cabeza hacia atrás, mi jaqueca
se volvió todavía más insoportable. A esta altura, sentía
como si fuese menos doloroso reventar mi cabeza contra un
árbol para lograr que mis pensamientos se detengan, en
lugar de dejar que esos pensamientos sigan intensificando
mi dolor. Había cosas de mi pasado de las cuales no tenía
recuerdos - gente que conocí, cosas que hice y dije - de las
cuales no sabía absolutamente nada.
¿Siquiera soy quien yo creo que soy?
Sentí ganas de gritar.
La sombra de un pájaro atravesó el suelo del bosque, su
agudo llanto se hizo eco a través de todo el bosque.
Levante mi vista a tiempo para ver un par de alas marrones
antes de que desaparecieran, mientras una lágrima
finalmente se deslizó por mi mejilla. Desearía poder salir
volando de mi vida, de mí misma.
No tengo idea de quién soy realmente.
Una imagen de lo que había visto en mi mente, de esa
gente gritando y huyendo, resurgió mientras más lágrimas
recorrieron mis mejillas en una cascada amarga e infinita.
¿Fue eso un recuerdo? seguramente, pero, ¿Qué había
ocurrido? ¿Quiénes eran esas personas como sombras?
¿Quién me arrebató mis memorias?
—¡Mierda! —Grité al cielo azul sobre mí, mi cuerpo
temblaba—. ¡Maldita mierda!
Una rama crujió detrás de mí.
Volteé y me encontré cara a cara con un lobo, sus ojos
negros se achicaron y su enorme cola se movía inquieta
detrás suyo. Sólo había visto a Xavier en forma de lobo
durante la noche, asique ahora podía realmente admirar su
inmensidad y belleza bajo la luz del día. Sus garras eran
gigantes, sus uñas negras y puntiagudas. Nadie lo
confundiría con un lobo normal al enfrentarse a él. Él era
sencillamente enorme.
Sacudió su cuerpo y su pelaje quedó de alguna manera
alborotado. Los jeans y la camisa dentro de su boca
danzaban de un lado a otro. Dio un paso hacia mí, con sus
garras clavadas en el suelo.
Sequé mis lágrimas mientras me tambaleé hacia atrás
cuando me empujó con su hocico contra mi pecho y soltó su
ropa sobre mis manos. Su aliento soplaba fuerte sobre mi
rostro mientras su altura me sobrepasaba por completo.
Me reí mientras lamía mi mejilla. —¿Por qué debo
llevarlas yo?
Él bajó su cabeza para que la frotara con mi mano.
Cerré mis ojos mientras presioné mis dedos suavemente
contra su pelaje.
Exhalé fuertemente antes de alejarme.
Abrí mis ojos mientras comenzaba a rodearme. —¿Qué?
—Pregunté mientras se detuvo a mi lado y se desplomó en
el suelo. Sus ojos negros pestañearon al mirarme, me
encogí de hombros—. ¿Qué?
Él sacudió su cabeza y lamió su hombro antes de gruñir.
—¿Quieres que me trepe a tu espalda o algo?
Asintió con su cabeza y desvió su mirada mientras
inclinaba su cuerpo hacia mí.
Hice una mueca mientras lo miré durante un momento.
Genial, estoy a punto de montar un hombre lobo. Bueno,
está bien. Tomé aire antes de poner su ropa bajo mi blusa y
él giró su cabeza para verme. Tragué saliva mientras me
tomaba de su pelaje, preocupada por no tironear
demasiado. Luego de dos intentos, finalmente logré llegar a
su lomo.
Se levantó de golpe, con lo cual grité, apreté mis piernas,
y me presioné contra él. Jamás monté nada en mi vida,
asique era difícil no pensar que podía caerme de él en
cualquier momento. Y no era exactamente una distancia
corta hasta el suelo, de hecho. —Hey hey, Usted no lleva
montura, Señor, por favor tenga cuidado. —Sacudió su
cabeza y se inclinó hacia adelante, causando que me
deslizara más cerca de su cuello. El suelo se veía muy lejos
desde aquí. Todo lo que tenía para sostenerme era su
pelaje, el cual no quería tironear demasiado por temor a
que me arrojara—. Esta fue una mala idea.
Él comenzó a moverse, más lentamente esta vez.
Tragué el nudo que se había alojado por sí solo en mi
garganta. Podía sentir el poder de su cuerpo a cada paso
que daba. Pronto me relajé y me eché hacia adelante hasta
quedar recostada sobre la parte trasera de su cabeza.
Podía escuchar los latidos de su corazón, fuerte y rápido.
Pronto, cerré mis ojos antes de darme cuenta. —Gracias
—susurré mientras la vibración de sus latidos calmaba mis
pensamientos. Él gruñó en respuesta, y sonreí, cuando de
repente dio un salto. Me agarré con fuerza de su pelo y me
senté para ver que había ocurrido, pero él simplemente
había saltado sobre un tronco.
Él ahora comenzaba a moverse más rápido. Me aseguré
fuerte de su pelaje y me agaché del mismo modo en que vi
que la gente lo hacía al montar a caballo. Lentamente subió
la velocidad hasta comenzar a correr. Al principio, me dio
pánico, tenía miedo de caerme de su espalda. Pero pronto,
con el viento sobre mi pelo, y su corazón latiendo debajo de
mí, y la libertad que sentía me hacían reír e invitarlo a
correr aún más.
Zigzagueabamos entre los árboles, dejando la casa, la
manada y mi misterioso pasado atrás. Si pudiera detener el
tiempo y crear un bucle infinito, este sería el momento que
elegiría para repetir. Podría ser libre para siempre junto a
Xavier.
Bajó la velocidad hasta que en un momento estaba
caminando nuevamente,
fruncí el ceño mientras mis oídos escuchaban el sonido
del agua. Estaba jadeando como si yo fuese quien estuvo
corriendo. Cuando miré a nuestro alrededor, una cascada
se hizo visible ante mis ojos. La excitación se apoderó de mí
mientras él se agachaba y me deslicé por su espalda para
descender.
Caminamos junto a una pequeña aldea hasta la cascada.
Coloqué su ropa sobre una roca y me adelanté un paso
para ver la hermosa cascada y un estanque rodeado de
flores de colores vibrantes y lleno de arbustos. Era como un
oasis en medio del bosque. Esto era exactamente lo que
necesitaba. Lo rasqué detrás de su oreja, con una sonrisa
que dividía mi cara en dos. —Gracias.
El asintió y caminó hacia el estanque.
Lo observé mientras se zambullía. Esperé mientras los
segundos pasaban y él no salía a la superficie. Fruncí el
ceño y comencé a quitarme la ropa. —¿Xavier? —Lo llamé
mientras entraba en el estanque. Cerré mis ojos por un
momento mientras me agachaba para inspeccionar si el
agua estaba muy fría—. ¿Xavier? Deja de jugar conmigo.
Eres un lobo, no un tritón.
Algo rozó mi pierna. En lugar de gritar sorprendida lo
cual seguramente era su intención, me zambullí para
agarrarlo. Salimos a la superficie juntos, con sus brazos
alrededor de mi cintura.
—Bueno, mírate, tratando de ser ruda —declaró con una
sonrisa—. Podría haber sido una piraña o algo.
—O algo —respondí mientras envolví mis manos
alrededor de su cuello. La sonrisa en mi rostro cayó cuando
vi la cascada detrás suyo—. Es horrible que me estés
mostrando esto ahora, cuando mañana nos iremos.
Él me soltó y movió un mechón de pelo de mi cara antes
de empujarme. —No pienses en nada de eso ahora, Ruby.
Ahora mismo, no importa nada más. Luego de este día, en
cualquier momento que te sientas triste, siempre tendrás
este recuerdo para pensar en él y volver aquí.
Y sabía que tenía muchos días tristes por delante. —Lo
bueno de eso es que, tú estarás allí junto a mí.
—Y también Axel —agregó antes de sumergirse y
reaparecer nuevamente. Peinó su cabello hacia atrás y
nadó hasta mí—. Aunque quisiera que no viniera, él
necesita estar allí por tí.
Fruncí el ceño. —¿Él, allí por mí? Tú estarás allí por mí.
Él es el responsable de haber traído al Consejo aquí para
empezar, lo cual es el único motivo por el cual debemos
irnos de aquí. Todo está yendo mal gracias a él.
—Cuando se trata de culpar a Axel, estoy feliz de ser el
primero en la fila, pero no creo que podamos hacer que
todo recaiga sobre él. Creo que todo esto que está pasando
ahora hubiera ocurrido eventualmente, siendo honesto. Tú
tienes algún tipo de conexión con un Gran Ancestro. No
creo que eso fuera a estar enterrado por siempre. Pienso
que eso tiene que significar algo.
Me hundí más en el agua hasta que mi barbilla estaba
cubierta. —Tienes razón, no hablemos de nada de esto. —
Nadé lejos suyo hacia la cascada y respiré hondo antes de
zambullirme. Salí al otro lado de la cascada donde había un
hueco entre las rocas, casi como una cueva. Me trepé sobre
la roca y me senté.
Entonces Xavier salió del agua. Se anidó entre mis
piernas.
No pude dejar de peinar su cabello hacia atrás, con sus
mechones mojados pasando a través de mis dedos. —
¿Puedo preguntarte algo?
Él asintió perezosamente. —Claro, siempre y cuando
continúes haciendo eso.
—¿Las sirenas también son reales?
Se echó hacia atrás, con una curva sobre sus labios
formando una sonrisa. —¿En serio?
Me encogí de hombros. —¿Qué? Quiero saber.
Asintió con su cabeza.
Mis ojos se abrieron enormemente.
—Pero no son mujeres hermosas con largas cabelleras y
sostenes hechos de conchas marinas. —Se estiró y movió
mi mano de su cabello para besar mi palma—. Te llevaré a
conocer una algún día.
La acción de sus labios sobre la palma de mi mano envió
una descarga eléctrica a lo largo de todo mi brazo. —¿Y los
ángeles?
—Sí, son reales —contestó y besó mi muñeca.
—¿Los demonios?
Asintió mientras besaba el hueco de mi codo.
Los dedos de mis pies se retorcían inadvertidamente bajo
el agua. Mis labios se abrieron para hacer otra pregunta,
pero presionó su boca contra la mía antes de darme tiempo
de hacerlo. Me tragué mis palabras y mis ojos parpadearon
cerrados mientras envolvía mis brazos y piernas a su
alrededor.
Él me tomó de mi cintura y me acercó de un tirón
mientras su lengua exploraba mi boca, y yo gemí dentro de
la suya. Lo había extrañado tanto. El cielo podría abrirse en
este mismo instante para que lluevan meteoritos sobre la
tierra, y aún así no lo dejaría ir.
Se alejó y presionó sus labios contra mi mejilla y luego
contra mi cuello. —Te extrañé —susurró suavemente.
Suspiré y me pegué todavía más a él, sus palabras eran
música para mis oídos.
—Incluso si Olcan no me hubiese ordenado ir a Rumania,
de todos modos hubiera encontrado el modo de irme
contigo. —Se alejó para mirarme a los ojos.
Mi expresión cambió mientras la tristeza se instaló en mi
corazón una vez más.
—No te perderé de vista nunca más, Ruby. No me
importa si te cansas de mí.
Negué con mi cabeza. —Jamás me cansaré de tí. Pero
Xavier, nadie sabe lo que hay dentro de mi cabeza, lo que
hay en mi pasado. Yo no...
—Jamás algo de tu pasado hará cambiar mis
sentimientos por tí. Estamos juntos en esto.
9
RUBY
A ún podía sentir los labios de Xavier sobre los míos y
sus fuertes manos sosteniéndome, aunque habían
pasado varias horas desde que lo hizo. En medio de
todo este caos, él me hizo olvidar todo muy fácilmente,
incluso cuando solo había sido durante unas cuantas horas.
Necesitaba esa distracción, un respiro para experimentar
algo de normalidad. También comprendí que, incluso si de
algún modo pudiera volver el tiempo atrás, no cambiaría
una sola decisión de todas las que me han traído hasta este
punto. Puede sonar egoísta, especialmente porque las vidas
de otras personas estaban involucradas, pero aún así
quisiera seguir junto a Xavier, Natalie y Mathieu. Aún
quisiera saber sobre los hombres lobo y las brujas, junto
con todas las demás cosas sobrenaturales con las cuales
uno se topa por las noches. Quizás pueda anhelar algunos
minutos de normalidad de tanto en tanto, pero creo que mi
vida siempre fue un poco diferente.
Hice una pausa contemplativa mientras mis labios se
volvían más delgados. Bueno, no estoy segura de si querría
conocer a Axel. Ese imbécil había arruinado todo con una
sola mano. Al menos ahora, él sería parte de toda esta
locura contra su propia voluntad, lo cual merece, por
supuesto. No podía entender cómo pudo haber creído que
saldría de esto sin sufrir ningún daño. Esto era sólo una
prueba más de lo que siempre dije - el karma puede ser un
verdadero hijo de puta. Creo que él y yo nos llevaríamos
bien. Sin embargo, le debo una por encargarse de Axel por
mí.
Una de las cosas que temía era la idea de que quizás
algún día Xavier pudiera estar resentido conmigo por todos
los problemas que le causé a su manada. Sí, él no se sentía
de ese modo ahora y me había confesado que incluso sería
capaz de abandonar su manada para siempre con tal de
estar junto a mí, pero ciertamente este problema aún no
había acabado en absoluto. Axel había demostrado que
estaba dispuesto a rechazarme o resignarse a mí por su
manada. ¿Era sólo una cuestión de tiempo antes de que
Xavier se sintiera del mismo modo?
¿Eventualmente llegaría a odiarme por haberme elegido
por sobre algo para lo que había nacido? Quizás aprendería
a odiarme mucho antes de llegar a eso. Después de todo,
nadie sabía nada sobre mi pasado. Sacudí mi cabeza para
deshacerme de esos pensamientos y continué caminando
por el corredor.
Había estado encerrada en mi cuarto desde que regresé
a la casa junto a Xavier, un cuarto diferente al que había
estado compartiendo con Axel. No quería ver a nadie ni
hablar con nadie, y la última persona con la cual quería
cruzarme era con Olcan. Sólo había comido cuando Natalie
vino a traerme la cena. Ella finalmente me había contado
sobre cómo una Encantada llamada Adolfa le había
transferido todos sus poderes y del significado que tenía el
cambio de color de su cabello.
Todavía estaba asombrada por el hecho de que ella fuese
descendiente de la diosa, una verdadera diosa. Había sido
difícil para mí seguir la conversación que Olcan y los demás
habían tenido esta mañana, pero la poca información que
obtuve me voló la cabeza. Odiaba el hecho de tener que
abandonar a Natalie, pero a la vez estaba feliz de que ella
no tuviera que soportar ser arrastrada a otro país por mi
culpa.
Considerando que ya eran las 10 pm y que todos
teníamos un día difícil por delante, todos se habían retirado
a sus propios espacios un poco más temprano. Este era el
momento perfecto para mí para deambular por ahí o ir a
buscar un tentempié a la cocina. No era realmente el
hambre lo que me hacía querer abandonar mi habitación.
Simplemente me sentía demasiado ansiosa como para
quedarme en un solo lugar durante mucho tiempo, y estaba
ansiosa por estirar mis piernas. Quería echar un último
largo vistazo a este lugar. A pesar de todo había estado
aquí, este era el mejor hogar en el que alguna vez viví.
Tenía la esperanza de que mis calcetines me permitieran
moverme por toda la casa sin ser oída. Esto demostró ser
tan cierto como útil cuando pasé junto a una puerta
ligeramente abierta y escuché a Axel hablando.
—Esto no fue lo que arreglamos.
Fruncí el ceño y me pegué a la pared junto a la puerta
antes de espiar hacia adentro del cuarto. Por supuesto,
Axel estaba de pie de espaldas a la puerta, con su pelo
suelto sobre sus hombros.
No pude ver con quién hablaba, pero tenía una fuerte
sospecha de quién podría ser.
—Los planes cambian —respondió Olcan con su usual
tono de indiferencia.
Me acerqué a la puerta un poco más.
—Mi padre ha estado enfermo durante un tiempo, y ya
he tomado mi lugar como Alpha. Tú lo sabes.
¿Axel era actualmente el líder de su manada? Esto era
nuevo para mí, y tenía el presentimiento de que también
era algo nuevo para Xavier. Me pegué a la pared todavía
más en lugar de mirar dentro del cuarto para no
arriesgarme a ser vista. ¿Sabían que estaba aquí?
Seguramente, ellos podían olerme. ¿O estarían demasiado
inmersos en su conversación como para notarlo?
—No puedo dejar a mi manada para ir a Rumania.
¿Podrías al menos decirme durante cuánto tiempo debo
permanecer allí? No, no tienes idea.
Olcan suspiró. —Esto no es un tema de discusión, Axel.
Es obvio que no puedes quedar al margen de esto. Tú
también eres el compañero de la chica. Tu presencia será
necesaria.
—Sí que es un tema para discutir. —rugió Axel—. Esto no
es parte de nuestro trato. Este no es un buen momento
para abandonar a mi gente.
—¡Los tratos cambian! ¡Muchas cosas han cambiado!
Este no era un buen momento para mí para dejar todo de
lado y venir aquí, pero aquí estoy. Ella es un problema,
Axel, uno mucho más grande de lo que tú has planteado y
uno todavía mucho mayor de lo que todos pensábamos.
—¿Por conocer a Lovette? ¿Todos estamos siendo
tratados de este modo por eso? No sabes si ella tiene
información vital sobre Lovette en absoluto. Quizás se
encontraron a cenar una noche, tuvieron una conversación
simple, y jamás volvieron a verse.
—¡Exactamente! —Gritó Olcan—. ¡Nadie sabe qué sabe
ella! ¡Nadie sabe siquiera quién es ella!
Mis ojos parpadearon al mismo tiempo que bajé mi vista,
sus palabras me estaban lastimando por dentro.
—Necesito saber qué es lo que ella sabe - todo lo que
sepa. —Su voz se intensificó y tomó un tono amenazante—.
Y lo sabré todo, incluso si tengo que destrozar su cráneo yo
mismo para averiguarlo. Me importa una mierda que sea tu
compañera, o la de Xavier, en tal caso. Ella no es uno de los
nuestros y jamás lo será. Ustedes son ambos aspirantes a
Alpha. De hecho, tú ya estás ocupando el rol de Alpha,
asique actúa como tal.
Cerré mis puños, mis uñas se clavaron en las palmas de
mis manos. ¿Olcan estaba diciendo lo que yo creía que
estaba diciendo? No podía ser. No. Mi ritmo cardíaco se
disparó mientras continué escuchando, pero ellos ya no
estaban hablando. Mientras el silencio se hacía más y más
largo, comencé a sentir pánico, pensando en que quizás ya
se habían dado cuenta de que yo estaba escuchándo a
escondidas detrás de la puerta. Apenas había comenzado a
alejarme cuando la voz de Axel llegó a mis oídos, una voz
tan grave como la de Olcan.
—¿Qué estás diciendo, Olcan?
—No me digas que ahora, luego de todo esto, vas a
preocuparte por lo que pueda pasarle a ella, Axel. Estoy
aquí porque tú me trajiste aquí. Xavier ya está demasiado
cerca de ella, y nos encargaremos de eso, pero no te sumes
a él. O conocerás el mismo destino, y realmente no quiero
perder a otro Alpha prometedor, especialmente a uno que
comprende la visión del Consejo. Un humano no puede
estar destinado a un lobo. Punto. Imagínate el caos y la
incertidumbre dentro de la comunidad de los hombres lobo
si algo como esto se da a conocer en algún momento.
Debemos entender exactamente cómo pasó esto y de qué
manera prevenir que vuelva a ocurrir.
Me alejé en puntas de pie hasta que sentí que ya estaba
lo suficientemente lejos de aquella habitación. Entonces
comencé a correr. Tenía que escapar de aquí. No podía
quedarme en este lugar. ¡No puedo! Corrí escaleras abajo
para llegar al segundo piso, pero al doblar en una esquina,
escuché un susurro. Dejé de correr, mi pecho se agitaba
rápidamente mientras intentaba escuchar, pero aquel
susurro se detuvo.
Me moví lentamente por el corredor tenuemente
iluminado, los cabellos de la parte trasera de mi cabeza se
erizaron mientras aquel desvanecido susurro regresó una
vez más. Volteé a tiempo para ver una sombra negra
desaparecer dentro de la pared a mi izquierda. Mis ojos se
agrandaron e inmediatamente comencé a correr en la
dirección opuesta a aquella sombra. Fantasma o no, no iba
a quedarme a averiguarlo.
Moví mis piernas lo más rápido que pude mientras la
sensación de estar siendo perseguida crecía cada vez más.
Oí un grito, parecido a aquellos que había oído durante las
visiones dentro de mi mente. Patiné hasta detenerme
mientras el mundo a mi alrededor se caía, y una vez más
estaba en aquel lugar de mi mente con todos esos humanos
huyendo horrorizados.
Froté mis ojos. Cuando los abrí, estaba nuevamente en el
infierno.
¿Qué demonios está ocurriendo?
—¿Ruby? —No había registrado aquella voz hasta que me
di vuelta y mi puño fue atrapado a pulgadas de destrozar
una nariz.
La cabeza de Xavier se inclinó hacia un lado; sus cejas se
fruncieron al mismo tiempo que bajaba mi puño. —¿Qué
estás haciendo?
Me arrojé sobre él y hundí mi rostro en su pecho.
—Ruby, me estás asustando. ¿Por qué corrías así?
—Algo estaba... —Levanté mi vista hacia él—. Debemos
irnos, Xavier.
Me miró con tristeza. —Debemos ir con Olcan, Ruby. No
tenemos opción.
Me solté de su brazo y negué con la cabeza. Él no tenía
idea de lo que estaba a punto de ocurrir. —Van a matarme.
—Su expresión de remordimiento no cambió, y sentí ganas
de darle un puñetazo de verdad—. No estoy siendo
paranoica, Xavier. Escuché a Olcan decirlo a viva voz. Va a
matarme. No se exactamente cuales son sus planes para
contigo, pero dudo que sean buenos.
Su rostro lentamente se convirtió en uno lleno de
confusión y bronca. —¿De qué estás hablando? ¿En qué
momento oíste a Olcan decir eso? ¿A quién?
—Recién, en el tercer piso, estaba hablando con Axel.
Quiere saber qué es lo que sé, y está dispuesto a hacer lo
que sea para obtener esa información. Dijo que no soy uno
de ustedes y que jamás lo seré. No le importa que yo sea tu
compañera o la de Axel. Lo único que quiere es saber cómo
es que estoy destinada a un lobo para empezar, y cómo
evitar que eso vuelva a ocurrir. No tiene planes de dejar
que ningún otro lobo sepa jamás de nuestro vínculo. Va a
matarme, Xavier. Debemos irnos ya.
Se alejó de mí, su rostro estaba enrojecido de ira. Con su
camiseta negra y sus jeans y la penumbra a nuestro
alrededor, él se fundió fácilmente entre las sombras
mientras caminaba nerviosamente de aquí para allá.
—Axel es el Alpha ahora porque su padre está enfermo —
le expliqué.
Él se volvió hacia mí con su rostro envuelto en confusión.
Obviamente, esto también era algo nuevo para él.
Proseguí: —Él está enojado por ser forzado a abandonar
a su manada para venir con nosotros, pero a Olcan no le
importa nada de eso tampoco. A él no le importa ninguno
de nosotros.
—Ella tiene razón.
Ambos nos dimos vuelta para encontrar a Natalie de pie
en las sombras a unos pasos de distancia de nosotros.
Ella avanzó hacia la luz, con sus manos hundidas dentro
de los bolsillos de su chaqueta de cuero negra. —A Olcan
no le importa ninguno de nosotros, pero especialmente no
le importa Ruby. —Reconoció mientras se detuvo junto a
Xavier—. A él sólo le importa controlar todo y esto
rápidamente se está convirtiendo en algo que se le escapa
de las manos. Ambos deben marcharse.
—Es más fácil decirlo que hacerlo, Natalie, y lo sabes. —
Xavier negó con la cabeza—. Esta noche hay luna llena, ¿o
te has olvidado? Eso significa que no podré transformarme
si estamos en peligro. Estaremos indefensos si nos atrapan.
Si Olcan nos atrapa, entonces estamos totalmente jodidos.
Y eso incluso podría extenderse al resto de la manada.
—Tampoco podemos quedarnos aquí —le dije—. Debe
haber algo que podamos hacer.
Xavier suspiró y presionó su sien con uno de sus dedos.
—Lo hay —respondió Natalie.
Xavier y yo la miramos.
Ella se volvió hacia nosotros. —Hay una manera en la
cual ambos pueden marcharse sin que Olcan lo note. Yo me
encargaré de eso. Los cubriré aquí, pero estén listos y
preparados para marcharse en un par de horas.
—¿Estás segura? —Preguntó Xavier.
Ella nos miró nuevamente. Sus ojos se veían vidriosos, lo
que dejaba en claro cuán doloroso era todo esto para ella
también. Asintió con la cabeza, se acercó a él y lo abrazó.
Xavier le devolvió el abrazo. —Pero tú y papá...
—Estaremos bien —dijo ella calmadamente mientras se
alejaba. —Tú y Ruby necesitan estar juntos, sin importar lo
que pase. —Nos miró consternada.
Ambos asentimos con la cabeza.
Ella también me abrazó.
Mis ojos se llenaron de unas inminentes lágrimas. Sentí
que estaba atrapada dentro de una pesadilla, una que iba
de mal en peor en lugar de despertarme para descubrir que
todo había sido simplemente un mal sueño.
—Tengan todo listo para marcharse a medianoche —nos
instruyó—. Reúnanse afuera y márchense. Yo me ocuparé
del resto. Recuerden siempre que los amo, a los dos. No
confíen en nadie y traten de no preocuparse. Siempre
puedo encontrarlos, en cualquier momento, y hacer un
enlace mental. Estarémos en contacto. —Nos dio la espalda
y desapareció por el corredor entre las sombras.
—¿A dónde iremos? —Pregunté.
Xavier se me acercó y besó mi frente.
Mi corazón latía con tanta fuerza que sentía que iba a
desmayarme. —Yo-yo... —Quería ser fuerte para él. Quería
ser valiente cuando era necesario, pero la realidad era que
me sentía completamente aterrorizada. Me sentí
traicionada por Axel al haber conspirado con Olcan para
planear matarme, pero jamás lo diría. Pensaba que él
sentía el vínculo lo suficiente como para no querer terminar
con mi vida, pero supongo que le había dado más crédito
del que merecía. Aparentemente, él era igual que Olcan, lo
único que le importaba era el poder—. Quiero que todo esto
termine.
Él se echó hacia atrás y besó mis labios suavemente. —Y
así será, pero primero debemos hacer esto.
—¿Se lo dirás a tu padre?
El dolor se asomó dentro de sus ojos, y negó con su
cabeza. —No puedo arriesgarme a que él intente
detenerme. Además prefiero que pueda negar haber estado
involucrado una vez que Olcan se entere de todo esto.
Empaca tus cosas. Nos vemos pronto.
Natalie
T uve que cambiar mis sábanas al despertarme.
Estaban empapadas en sudor, e incluso mi
cabello se sentía mojado. Me veía como si me hubiese dado
un chapuzón en una piscina. Como muchas otras cosas en
el mundo sobrenatural, la proyección astral definitivamente
no era algo tan simple como lo muestran en las películas o
en la TV. Luego de tomar una ducha, salí a buscar a Ruby.
Ni siquiera me molesté en ir a su habitación. Sabía que no
estaría allí.
Ahora que ambos sabían de los planes de Olcan y
estaban listos para marcharse, todo estaba a punto de
desmoronarse... como debía ser.
Sentía ganas de golpear algo mientras caminaba de
regreso a mi habitación. Ya estaba todo puesto en marcha,
y no había vuelta atrás.
Giré en la esquina para llegar a mi cuarto y vi a Reika de
pie junto a la puerta. Sus ojos permanecieron sobre mí
hasta que me detuve frente a ella, con mis brazos cruzados
sobre mi pecho.
—¿Les dijiste que se marcharan? —Preguntó ella dentro
de mi mente.
Asentí. —Sí —respondí telepáticamente.
Ella se hizo a un lado para permitirme abrir la puerta de
mi cuarto y me siguió.
Crucé todo el cuarto para sentarme junto a la ventana. —
Les dije que se marchen. Se están preparando en este
momento. —Antes de esto no tenía idea de que las
Encantadas podían comunicarse telepáticamente, pero
ahora tenía a Reika para agradecerle por brindarme un
conocimiento tan útil. Miré la luna que colgaba en el cielo a
un nivel muy bajo, y sentí un escalofrío en todo mi cuerpo.
Reika se detuvo a mi lado para contemplar el cielo junto
a mí. —¿Tú crees que Axel los seguirá? —Me preguntó.
Su voz dentro de mi mente sonaba tan clara como si
estuviese hablando físicamente. —Lo hará. —Contesté—.
No importa lo mucho que intente actuar con indiferencia
respecto a Ruby, la conexión que tiene con ella está ahí. No
podrá mantenerse al margen. Cuanto más tiempo pase
cerca suyo, más fuerte se volverá esa conexión. Asique sin
importar lo poco que él lo quiera, donde sea que ellos
vayan, él los seguirá. Puede que él haya iniciado todo esto
impulsado por su egoísmo, pero también estaba intentando
ser un buen Alpha, para darle una mejor calidad de vida a
su gente y mejores hogares en los cuales puedan sentirse
libres. Los lobos necesitan espacio. Ahora sabe la verdad
acerca del Consejo. —Sacudí mi cabeza—. Son todos
iguales: egoístas, sanguijuelas hambrientas de poder —La
mire por encima de mi hombro—. No te ofendas.
Ella se encogió de hombros. —Para nada. Apenas trabajo
para Olcan en casos como este cuando se necesita una
Encantada. En un principio, yo también estuve ciega sobre
la verdadera naturaleza del Consejo. Aún así, incluso luego
de darme cuenta, me quedé.
—¿Por qué? Podrías haberlos abandonado y unirte a una
manada.
Ella frunció el ceño. —Podría haberlo hecho, pero no tuve
el coraje. Hice la vista gorda a su corrupción como muchos
otros lo hacen para asegurarme mi propia supervivencia.
Porque estoy muy segura que abandonarlos hubiera sido
como renunciar a mi propia vida. El Consejo no vacila en
utilizar como objetivo a cualquiera que consideren una
amenaza. Y a esta altura sé demasiado.
Caminé hacia mi cama y me senté.
Ella permaneció junto a la ventana, con su cabeza aún
inclinada hacia atrás mientras miraba el cielo. —Amo la
luna llena. Es el único momento en el cual los demás lobos
experimentan cómo es ser una de nosotras —me miró con
una sonrisa entre sus dientes—. Jamás cambiaría lo que soy
por ser como ellos. Todo lo que Olcan dijo sobre las
Encantadas cumpliendo con un rol honorable en nuestra
sociedad es una completa basura. Somos utilizadas y vistas
con desprecio no porque seamos un ‘recurso valioso’ para
ellos, sino porque ellos están celosos y tienen miedo de
nuestro poder. Asique ¿qué hay con que no podamos
convertirnos en bestias? Somos las hijas de La Diosa. Aún
así, vivimos oprimidas bajo su pulgar.
—No por mucho tiempo —respondí.
Reika me miró.
Pude ver la pregunta en sus ojos, y suspiré. —¿Estás
segura de que podrás hacer lo que debes hacer esta noche?
Si no logras poner en un sueño profundo a Olcan y a
Mathieu, Xavier y Ruby serán atrapados.
—Lo haré, Natalie, confía en mí.
Nos quedamos calladas durante un rato, mi mente estaba
divagando hasta que Reika cruzó la habitación para
sentarse sobre la cama junto a mí. El ardor detrás de mis
ojos era cada vez peor, y desvié mi vista. Xavier había sido
siempre como un hermano para mí, y me había aferrado
mucho a Ruby. Me mataba no poder hacer mucho más para
ayudarlos, para prepararlos para lo que estaba por venir. —
Desearía poder hacer algo más, algo que pudiera decir
para advertirles. Pero no puedo. Aunque quisiera hacerlo,
no podría. Estoy obligada bajo juramento. Si interfiriera
con lo que se supone que pasara, eso sólo empeoraría las
cosas.
—Ellos estarán bien, Natalie —susurró en mi mente otra
vez, mientras tomaba mi mano y la apretaba suavemente.
—Si sólo supiera qué hacer. —Una lágrima cayó de mis
ojos, y la limpié rápidamente.
—Por eso te rehusas a contarme todo.
Le respondí con silencio y le clavé la mirada.
Ella asintió. —Pero sé que no puedes. Al unirte al enlace
mental y al mostrarme lo que ocurrió con Adolfa, y lo que
te ocurrió a tí... eso fue algo. Sinceramente estoy
agradecida de que hayas confiado en mí lo suficiente como
para mostrarmelo. Sólo había oído rumores sobre la
transferencia de poderes. Sospechar que en teoría una
Encantada puede transferir sus poderes a otra es una cosa,
pero haber visto como se hace con mis propios ojos fue
algo completamente diferente. Debe haber sido algo
indignante. Supongo que El Consejo también es
responsable por suprimir información sobre la
transferencia de poderes de las Encantadas.
Por supuesto, El Consejo no querría que algo como esto
saliera a la luz. Las Encantadas seguramente se volverían
más poderosas si supieran que podían absorber el poder de
otra. Por ejemplo un ser querido que se había vuelto
demasiado viejo y estuviera dispuesto a transferir sus
habilidades a una generación más joven. Podía ver de qué
manera podríamos comenzar a sobrepasar los límites de la
moralidad. Podía ver también cómo se hubieran perdido las
vidas de muchas Encantadas si esta práctica se utilizara de
un modo erróneo. Del mismo modo en que no todos los
lobos eran como los miembros del Consejo, si no todas las
Encantadas tenían buenas intenciones y realizaban sus
prácticas desde un lugar benevolente, sería un caos total. A
pesar de mi desagrado por El Consejo, realmente no podía
culparlos por mantener esta información tan valiosa como
uno de sus mayores secretos. —Fue indignante, y una vida
fue perdida. Aún así, para afrontar lo que viene, fue algo
totalmente necesario, y a un precio no tan elevado. Todos
necesitaremos tanta fuerza como sea posible para afrontar
lo que viene en camino.
—¿Quién es Ruby?
La pregunta me tomó con la guardia baja, y alejé mi
mano de la suya.
Se volteó para ponerse frente a mí. —¿En verdad ella
conoció a Lovette?
—Lo hizo. Lo viste tú misma. Reika, hay cosas que ni
siquiera yo sé. De hecho, hay demasiadas cosas que no sé.
Mi trabajo es mantener a Xavier, Ruby y Axel en el camino
correcto. Eso es todo.
Ella no me contestó y se puso de pie. —Entiendo. —Su
voz sonó como un eco dentro de mi mente mientras
caminaba en dirección a la puerta—. Es hora de que haga
lo que debo hacer. —Se marchó, cerrando la puerta muy
despacio al salir.
A pesar de la pacífica luz de la luna llena, esta noche
podría ser el principio de los tiempos más oscuros de la
historia. Estaría guiando a Xavier, Ruby y Axel por el
camino necesario para bien o para mal, y mi trabajo estaría
hecho. Desafortunadamente, eso no borraría de mi mente
lo que sé. Llevaré esa carga conmigo hasta el final. Pasé
mis manos por mi ropa. Había una última cosa que debía
hacer mientras Reika realizaba el hechizo del sueño sobre
Olcan y Mathieu.
Caminé hasta el centro de la habitación y cerré mis ojos.
Cuando volví a abrirlos, supe que ya no tenían el típico
color azul de siempre, sino que en lugar de ello, eran
blancos como la leche. Moví mi mano, y lo que se veía como
un haz de luz brillante comenzó a trepar por las paredes.
Una vez que la habitación estaba sellada, fui hasta mi
closet y saqué una pequeña caja rectangular que ocultaba
debajo de una pila de ropa.
Suspirando, miré la pequeña caja de madera con
extrañas escrituras grabadas en ella que sólo yo podía ver.
Odio esta parte. Realmente la odio. Regresé al centro de la
habitación y me senté en el suelo. Coloqué la caja frente a
mí, exhalé y cerré mis ojos, mientras el miedo comenzó a
envolverme en un apretado abrazo. Sabía lo que debía
hacer - no tenía opción. Escuché mi respiración por un
momento antes de abrir mis ojos y repetir las palabras
grabadas en la caja.
Mientras mi cántico aumentaba en volumen, las palabras
comenzaron a brillar, una letra a la vez. Una vez que todas
las letras estaban brillando, abrí la caja para revelar una
daga de plata. Tragué saliva al mismo tiempo que la
tomaba y la colocaba sobre mi mano. Si alguien estuviera
viendo, pensarían que había utilizado un hechizo para
poder abrir la caja y retirar la daga que se alojaba dentro.
De hecho, invoqué a esta daga desde otro lugar - desde
otro planeta para ser exacta.
la daga de doble filo se sentía cálida al tacto. Tomé la
empuñadura con cristales incrustados con ambas manos y
cerré mis ojos. No pensé demasiado antes de tomar la daga
para clavarla profundamente en mi pecho.
Mi cuerpo se puso rígido instantáneamente, mientras mis
piernas se estiraban por el dolor que quemaba dentro de mi
pecho. Sentía como mi fuerza vital drenaba fuera de mí, y
mi cabeza se echaba hacia atrás mientras gritaba. Las
lágrimas inundaron mis ojos, pero en lugar de caer,
comenzaron a flotar por encima de mí. Repentinamente, mi
cabeza se arrojó hacia adelante.
Podía escuchar voces susurrando, mientras un escalofrío
recorría todo mi cuerpo.
—Sí, puedo oírte. —No lograba reconocer mi propia voz
ya que se oía profunda y deformada. Sonaba como poseída.
Me agarré con mayor firmeza a la empuñadura de la daga,
mi sangre empapaba mi blusa—. Hice lo que me pediste. —
Los susurros se hicieron eco dentro de la habitación, y mi
cabeza cayó a un costado—. Sí, lo sé, pero no tuve otra
opción. —Mi Cabeza se inclinó en la dirección opuesta—.
Comprendo. —Escuché los susurros, esperando nuevas
instrucciones, mientras mi cuerpo se sacudía. Sentí una
mano acariciando mi mejilla muy suavemente—. Pero debe
haber alguna manera de... —Los susurros se volvieron más
fuertes, hice una mueca, más lágrimas abandonaron mis
ojos para flotar sobre mí—. Está bien, lo entiendo.
La daga dentro de mi pecho se desvaneció rápidamente,
y mis manos cayeron a ambos lados de mi cuerpo. Jadeé
mientras caía hacia adelante y entonces comencé a toser
mientras el aire llenaba mis pulmones. Aquel dolor horrible
en mi pecho se había ido, como si apuñalar mi pecho
hubiera sido una pesadilla horrorosa. Desafortunadamente
mi cuerpo aún se sacudía incontrolablemente. Presioné mi
mejilla contra el suelo frío mientras las imágenes delante
de mis ojos comenzaban a aclararse. Sabía que mis ojos ya
debían haber regresado a su color natural.
Me quedé recostada allí durante un momento, mi energía
estaba completamente agotada. El dolor que había sentido
mientras hundía la daga en mi pecho no era nada
comparado a lo que acababa de ver.
No estoy segura de en qué momento me dormí
exactamente. Cuando desperté, estaba acostada sobre mi
espalda. Las lágrimas secas sobre mis mejillas hacían que
mi piel se sintiera acartonada. Me sentía lo suficientemente
fuerte como para levantarme, asique me levanté y fui al
baño. Me quité mi blusa llena de sangre y toqué mi pecho
con un dedo. Asombrosamente, ni siquiera tenía una
cicatriz.
Me agradaba saber que ésta sería la primera y última vez
que debería hacer algo así. Me sentía como si hubiera sido
arrollada por un autobús. Enjabone mi esponja y fregué la
sangre seca que había sobre mí. El chorro de agua estaba
hirviendo, pero apenas podía sentirlo. Estaba demasiado
perdida dentro de mis pensamientos.
¿En verdad acabo de quitarme la vida?
—¿Natalie?
Mi mano se congeló mientras estaba lavando mis
piernas, y me puse de pie, firme. —¿Si? ¿Lo has hecho? —
Le pregunté a Reika a través de nuestra comunicación
telepática.
—Lo hice. Están dormidos, y no despertarán hasta la
mañana.
Encendí la ducha por completo y me coloqué debajo. —
Bien. Ahora todo lo que Xavier, Axel y Ruby deben hacer es
sobrevivir.
10
RUBY
E mpaqué inmediatamente luego de entrar a mi
habitación y escondí la mochila debajo de mi cama.
Tenía una maleta empacada y ubicada detrás de la
puerta en caso de que Olcan decidiera pasar a chequear
como estaba. Él vería que estaba lista para irme... sólo que
no me iría con él.
Todo lo que me quedaba por hacer era esperar hasta
medianoche y encontrarme con Xavier afuera, pero la
espera era más difícil de lo que pensé que sería. Me pasé
todo el tiempo caminando nerviosamente de un lado a otro
de la habitación. Entonces me puse paranoica con que
alguien haya escuchado que me movía de un lado a otro y
se preguntara por qué estaba tan excesivamente activa
durante la noche.
Me tiré sobre mi cama luego de eso, dando vueltas y
retorciéndome hasta quedar mirando la ventana. Iluminado
por la intensa luz de la luna llena, parecía que el bosque
tenía un brillo inusual. Si bien se veía hermoso, estaba
preocupada. Xavier no sería capaz de transformarse esta
noche, lo cual nos hacía vulnerables a ambos. Sé que de
todos modos él era increíblemente fuerte, pero eso no
estaba ni cerca de ser la mejor versión de él.
Natalie dijo que ella se encargaría de todo, o lo que sea
que eso signifique. Traté de confiar en ella y de no
preocuparme. Creo que la mayor parte de la gente
encontraría difícil confiar su vida a alguien, pero es
especialmente difícil cuando tu experiencia de vida te
condiciona a esperar siempre lo peor. Así fue mi infancia en
pocas palabras, y mi juventud no parecía ser mejor de
ninguna manera hasta ahora. No sé por qué pero todavía
estaba conmocionada por saber que Olcan quería matarme
a sangre fría apenas pudiera obtener toda la información
que necesitaba de mí. Considerando que incluso Reika le
confirmó que el vínculo era real y que los compañeros
están protegidos por ley... Pero hey, ¿a quién engañaba?
Los miembros del Consejo era quienes imponían las reglas.
Ellos podían cambiarlas, o incluso romperlas, como mejor
les pareciera. ¿Quién siquiera lo sabría como para
desafiarlos por ello?
Axel era la otra persona a la cual quería castrar en este
momento. ¿Por qué él no quería destrozar a Olcan por
siquiera decir que iba a matarme? Supongo que debería
dejar de sorprenderme lo poco que le importaba a Axel
todo lo referente a mí. Axel no era Xavier. Podía estar
destinada a él, pero la conexión era apenas visible. La
única vez que sentí algo hacia él fue cuando viajabamos
hacia aquí y se abrió conmigo respecto a que quería ser un
buen Alpha. Sonaba como un padre que haría cualquier
cosa por el bienestar de sus hijos. Al menos pude
entenderlo y respetarlo. Pero conspirar con Olcan era algo
que no podía -no podría- perdonarle jamás.
Las horas pasaban agonizantemente despacio, pero
eventualmente, me paré frente a la puerta de mi cuarto con
mi mochila puesta. Mi pelo estaba envuelto en un rodete.
Me calcé la capucha de mi sudadera sobre mi cabeza y subí
el cierre hasta mi garganta. No por primera vez en esta
noche, deseaba que Xavier pudiera transformarse. Estoy
segura de que nos escaparíamos más rápido si pudiera
montar en él.
Me estiré para alcanzar el pomo de la puerta, mi mano
temblaba mientras la abría lentamente. No hice ningún
ruido, pero continuaba moviéndome lentamente, abriéndola
sólo lo suficiente como para poder deslizarme a través de
ella, tomándome mi tiempo para cerrarla lentamente.
Lo que sea que Natalie planeara hacer, esperaba que ya
lo hubiera hecho. Aún así, no iba a cruzar la casa corriendo
para averiguarlo. Sentía que me tomaba una eternidad, al
menos veinte minutos, para llegar afuera debido a que
estaba tratando de no hacer ningún ruido innecesario.
Cuando finalmente llegué a la puerta de salida, mi corazón
estaba golpeando mi pecho con fuerza. Agradecidamente
llené mis pulmones del fresco aire nocturno.
Una sombra apareció detrás de un árbol a la orilla del
bosque, y mi corazón se detuvo hasta que esa sombra agitó
su mano hacia mí. Cuando vi que era Xavier, corrí hacia él.
Me arrojé en sus brazos.
Besó la cima de mi cabeza antes de tomar mi mano y
guiarme hacia el bosque.
—Lo hicimos —le susurré.
Xavier miró hacia la casa mientras los músculos de su
mandíbula se tensionaban. Arrojó su capucha sobre su
cabeza y se volteó en dirección al bosque.
Mordí mi labio. —¿Estás bien? —Sabía que era una
pregunta estúpida. Estaba a punto de huir de su hogar, de
su padre, de su manada. Simplemente no sabía qué más
decir.
—Lo estaré, tan pronto como estemos bien lejos de aquí.
—Tomó mi mano.
Caminamos enérgicamente junto al sendero iluminado
por la luna. Nos detuvimos aquí y allá para que él pudiese
escuchar los sonidos del bosque. Aunque su oído era diez
veces mejor que el mío, sus habilidades super desarrolladas
no estaban al nivel que solían hacerlo a causa de la luna
llena. Aún estábamos dentro del territorio de su manada, y
encontrarnos con otro lobo aquí no sería bueno. Con
nuestras mochilas a cuestas, estaba claro que no habíamos
salido a dar un paseo nocturno.
—Me pregunto qué habrá hecho Natalie para
‘encargarse de las cosas’ —remarcó mientras evitaba
caminar bajo la luz de la luna que iluminaba un claro entre
los árboles.
—¿Por qué?
—Logramos salir de la casa y llegamos hasta aquí. Los
miembros del Consejo son como la realeza, lo que significa
que son incluso más fuertes que los Alpha. Sus sentidos
están agudizados al máximo. Esperaba que el viejo Olcan
estuviera muy alerta esta noche. Él hubiera sido el primero
en oír cuando alguien hace algo tan simple como toser
dormido, mucho más cuando dos personas se levantan y
abandonan la casa.
Moví la rama de un árbol que había frente a mi cara. —
Natalie está diferente, más fuerte. Lo que sea que haya
hecho, funcionó—. A pesar de lo apresurados que
caminábamos, sabía que él sentía como si estuviéramos
caminando muy despacio. Él solo caminaba a esta
velocidad para que yo pudiera seguir su ritmo—. ¿Alguna
vez has visto a los demás miembros del Consejo? —Le
pregunté mientras aceleré la marcha sólo para demostrarle
que podía caminar más rápido. Aunque ya estaba un poco
cansada, saber de qué me estaba escapando era motivación
suficiente como para seguir tan rápido como fuese posible.
—No. Olcan es el primer miembro del Consejo que he
conocido. Los miembros del Consejo no suelen hacer
apariciones como esta. Envían a sus representantes.
No respondí, y seguimos caminando.
Xavier se detuvo de repente.
—¿Qué? —Pregunté.
Presionó un dedo contra mis labios mientras movía su
cabeza hacia el cielo e inhalaba.
Miré alrededor. Además de la luz de la luna, el bosque
aún parecía demasiado oscuro para mí como para ver
mucho más. Quería preguntarle que había oído u olfateado
en el aire pero mantuve mi boca cerrada. Saqué lentamente
un cuchillo que había escondido bajo mi manga al salir de
la casa.
Xavier se ubicó de espaldas a mí y se puso en posición
defensiva entre medio de lo que sea que había en el bosque
y yo. —Sal de ahí. Puedo olerte —gruñó.
Mi corazón se dio vuelta dentro de mi pecho. ¡Mierda,
nos atraparon! permanecí detrás de Xavier cuando escuché
un par de pies aplastando las ramas y hojas. ¡Diablos, no,
no pienso regresar, no sin pelear! Salí de atrás de Xavier
con mi cuchillo empuñado. —¿Axel? —Lo miré de arriba a
abajo con mi cuchillo todavía levantado.
Él miró el filo del cuchillo reflejando la luz de la luna, y
entonces sus ojos se cruzaron con los míos. La esquina de
su boca se arqueó levemente antes de que Xavier le
gruñera y volvió a caer.
Se miraron el uno al otro durante un momento.
Axel frotó su mentón y sacudió su cabeza.
Asique Olcan lo envió a buscarnos. son tan teatrales.
—¿De verdad creíste que no pude olerte mientras
escuchabas tras la puerta? —preguntó mientras sus ojos se
deslizaban hacia mí.
Lo miré. —¿O sea que, sabías que podía oírte mientras
hablabas con Olcan sobre cómo matarme? Bueno, eso me
hace sentir mucho mejor. Entendí el mensaje, Axel, así de
poco te importo. —Me puse en guardia—. No voy a ir a
Rumania.
Se encogió de hombros. —Bueno. Me alegro.
—¿Qué? —chillé, conmocionada por su respuesta.
—¿Por qué nos estás siguiendo? —Preguntó Xavier.
Finalmente noté el bolso que Axel traía.
—Nada de esto salió como yo quería —dijo tristemente.
Tosí. —Claro, tú solamente querías deshacerte de la
manada Blackmoon —chasqueé.
Para mi sorpresa, asintió.
Este tipo claramente no tiene vergüenza.
—Sí, quería deshacerme de la manada Blackmoon, pero
no de esta manera. Necesitaba que mi manada tuviera
permiso de volver a este territorio. Es lo suficientemente
grande como para que ambas manadas puedan coexistir
cómodamente. Lo único que siempre quise fue una mejor
existencia para mi manada.
—Sí, escuché que ahora eres Alpha —respondió Xavier,
con un gruñido en su voz—. ¿Qué pasa con tu padre?
El rostro de Axel se retorció de furia.
Lo último que necesitamos en este momento es otra
pelea entre estos dos.
—Eso no es importante en este momento, ¿No es así? —
dijo Axel. —No estoy aquí para hacerlos regresar, ¿ok? Voy
con ustedes.
Bajé mi cuchillo.
Xavier soltó una carcajada.
Axel permaneció serio mientras esperaba que Xavier
comprenda que no estaba bromeando.
¿En verdad quiere venir con nosotros? ¿Por qué? Él
comenzó todo esto por deber hacia su manada, ¿Y ahora de
repente estaba listo para convertirse en fugitivo y
abandonarlos? Si, yo tampoco le creía.
—No necesitamos que vengas con nosotros, Axel —
declaró Xavier—. Creo que ya hiciste demasiado. ¿Y ahora
pretendes que crea que de repente estás dispuesto a
abandonar a tu manada para venir con nosotros? El
Consejo vendrá por nosotros y por tí.
—No culpo a ninguno de ustedes por no creerme. Pero lo
crean o no, estoy de su lado.
Me reí de esto.
Axel dio un paso hacia nosotros.
Xavier inmediatamente estiró su mano para bloquearme.
Axel retrocedió, aunque no pudo evitar gruñirle un poco
a Xavier. —Ya estoy en el radar del Consejo, y mi manada lo
estará también si regreso junto a ellos.
Ni Xavier ni yo dijimos nada.
Él suspiró fuertemente y sacudió su cabeza. Si estaba
actuando, se merecía un Oscar. —Confíen en mí si quieren,
o no lo haga. Pero estoy de su lado. No importa lo que
ustedes dos piensen, No quiero verte morir, Ruby. Ninguno
de nosotros tres pidió esto, pero aparentemente así es
como será. Pelear entre nosotros sólo hará nuestras vidas
más miserables.
Esto era lo máximo que había oído salir de los labios de
Axel de una sola vez.
La mano de Xavier dejó de mantenerme bloqueada para
ajustar la correa de su mochila sobre su hombro.
No sabía si él estaba comprando lo que Axel quería
vendernos, pero yo sí, a pesar de mi mejor juicio. Quizás
sea estúpida, ¿Pero por qué Olcan lo enviaría a él, y sólo a
él, para llevarnos de regreso? En definitiva, tampoco es que
pudiera enviar a Reika o a Mathieu. Me sentí desgarrada.
Me molestaba lo fácil que trataba de encontrar razones
para darle el beneficio de la duda, considerando que todo
este gran desastre era culpa suya. Mientras repasaba en mi
mente la conversación que había escuchado entre Olcan y
Axel, me di cuenta de que nunca oí a Axel decir que estaba
de acuerdo con el plan de matarme. En retrospectiva,
comprendí, que si algo había ocurrido, fue que Axel se
sorprendió al escuchar a Olcan decir eso.
—Mira, Ruby, eres mi compañera. —Reconoció Axel—.
No soy bueno con este tipo de cosas. Todavía tengo mis
dudas porque conoces a un Gran Ancestro. Eso cambia
mucho las cosas. —Volteó hacia Xavier—. Olcan quiere lo
que sea que haya dentro de su cabeza. Si lo tiene, la
matará a ella y a cualquiera que sepa de su existencia.
Estamos perdiendo el tiempo estando aquí y debatiendo
esto. Además, El Consejo estará cazándolos, chicos. Si ese
es el caso, del modo en que lo veo, necesitarán toda la
ayuda posible.
—Ok —Xavier finalmente respondió.
Fruncí el ceño y lo miré, sorprendida de que estuviera de
acuerdo.
Axel sacó su bolso de su espalda y lo puso frente a él
para abrirlo.
—¿Qué? ¿En serio? —Le susurré a Xavier, aunque sabía
que Axel podía escucharme con claridad—. ¿Ok? ¿Así
simplemente?
—Él tiene razón. Si El Consejo pone sus manos sobre ti,
estamos todos muertos, tú, yo, mi padre, Natalie, todos. Si
Axel está con nosotros, él podrá protegerte tanto como yo.
Eso no significa que automáticamente confíe en él. Créeme,
lo estaré vigilando —dijo en voz alta.
Imperturbable, Axel simplemente siguió buscando dentro
de su bolso. —Aquí. —Acercó a nosotros tres frascos con un
líquido amarronado—. Las brujas crearon estos para mi
manada. enmascara la esencia de un lobo. Fui capaz de
rastrearlos muy fácilmente.
—No voy a tomar eso. Dijiste que es para lobos —reclamé
mientras cruzaba mis brazos sobre mi pecho. Esto podría
ser alguna especie de truco - quizás un sedante para
dormirnos a Xavier y a mí.
—Enmascara la esencia de cualquiera, incluso la de un
humano. Lo tomaste cuando te secuestraron. —Él tomó uno
de los frascos, lo abrió y se lo tomó—. ¿Ves? No cometas
errores, a primera hora de la mañana ya estarán detrás de
nosotros. Nuestras esencias necesitan desaparecer aquí.
No me sentía cómoda haciendo esto, pero habíamos
perdido demasiado tiempo parados aquí conversando.
Xavier y yo tomamos cada uno un frasco y lo engullimos.
Déjame decirte, el sabor era completamente repulsivo.
Pero en cuestión de segundos, Xavier notó como ya no
podía oler a Axel ni a mí.
Comenzamos a caminar rodeados de un silencio
incómodo. Yo permanecí cerca de Xavier, y Axel caminaba
detrás de nosotros. Luego de una hora, el cansancio
comenzó a hacerse notar. Mis piernas estaban
arrastrándome y me movía cada vez más lentamente, a
pesar de mi iniciativa por continuar.
Axel y Xavier mantenían el mismo paso acelerado que al
comienzo del viaje sin siquiera mostrar leves señales de
cansancio.
—Estoy agotada —dije, deseando tener su fuerza y
energía de hombre lobo.
Xavier tomó mi mochila.
El peso de mis hombros fue aliviado, pero mis piernas
todavía me estaban matando.
—¿Hacia dónde vamos, de todos modos? —Preguntó Axel
mientras sacaba una botella de agua de su bolso y me la
daba.
Sólo miré la botella antes de tomar una de mi mochila
que colgaba de la espalda de Xavier. No estaba lista aún
para confiar en él o perdonarlo tan fácilmente tras todo lo
que me había hecho pasar, todavía no, al menos. Los
animales e insectos nocturnos cantaban a mi alrededor.
Deseaba poder callarlos a todos. Debía admitir que yo,
también, sentía curiosidad sobre a dónde nos estaba
llevando Xavier. Ni siquiera me molesté en preguntar antes
de partir.
—No lo sé. —Se encogió de hombros—. Lo primero es lo
primero, Nos estoy llevando lo más lejos posible de la
manada. Pondremos un par de ciudades de distancia entre
nosotros y este lugar, y entonces encontraremos alguna
ciudad sin manadas de lobos y acamparemos allí.
Axel caminó a nuestro alrededor, sus ojos de avellana
brillaban extrañamente fuerte mientras miraba el bosque.
—Tiene sentido. Tengo una casa segura que nadie conoce.
Está a dos días en auto de aquí, sin embargo. Pero si
logramos llegar hasta allí de algún modo, podremos
mantenernos ocultos con mayor seguridad y tener un poco
más de tiempo para planear nuestra siguiente jugada.
—¿Por qué tienes una casa segura? —Le indagué
mientras todos comenzamos a movernos nuevamente.
Axel estaba guiando el viaje ahora.
Honestamente, no me importaba. No había estado
cómoda con él caminando detrás de mí.
—Todas las manadas lo hacen —explicó—. Todos los
Alphas lo hacen. Los lobos son muy territoriales, y no todas
las manadas son grandes. Debe haber un lugar al que un
Alpha puede ir si es desafiado y pierde. Si sobrevive la
pelea lo suficiente como para llegar a su casa segura, allí
se queda. ¿Tú no tienes una, también?
Asumí que esa pregunta era para Xavier, asique no dije
nada mientras bebía un poco más de agua. Esto no iba a
andar muy bien, lo sabía. Nada bueno podía salir de
nosotros tres estando juntos. Ellos se odiaban mutuamente.
—Sí, pero todas esas ubicaciones son conocidas por al
menos otros dos lobos. Olcan sin dudas irá a revisarlas, de
todos modos.
—Bueno, afortunadamente, la mía está completamente
fuera de la red. —Dijo Axel—. Necesitaremos un auto.
Axel
Q ue un lobo pase casi tres horas caminando bajo la
luna llena no era algo muy inteligente. Para el
momento en que saliéramos del territorio
Blackmoon y encontráramos una ruta y una
gasolinera, estaríamos todos cansados e irritados. Bueno,
no diría que Xavier y yo estaríamos agotados. Estábamos
cansados y definitivamente hambrientos, pero Ruby estaba
en un absoluto camino de guerra.
Ninguno de nosotros ha sido capaz de hablarle sino hasta
después de que se comiera tres bolsas de snacks y bebiera
dos vasos de café que tomé de la gasolinera. Si, dije tomé,
no compré. ya que eran las tres de la madrugada, tuve que
entrar por la fuerza.
Incluso con las limitaciones de la luna llena, Xavier y yo
habíamos sido capaces de escucharla llorando en el baño
desde donde estábamos parados afuera.
Volvió con su rostro seco como si no hubiera pasado los
últimos cinco minutos chillando y llorando a gritos. Ella
regresó con su temperamento descarado y era mucho
menos que atractiva.
Sin embargo, la admiraba por eso. Nuestra situación
volvería loco a cualquiera, y ella estaba manejando las
cosas mejor de lo que esperaba.
Había sido casi gracioso verla allí de pie con un cuchillo
en sus manos. No tengo dudas de que lo hubiera utilizado
sin vacilar si hubiera estado allí para llevarla de regreso.
Me asombraba el modo en que ella estaba lista para
arrojarse de cabeza a enredarse en una pelea con un
hombre lobo, a pesar de la obvia inutilidad de tal acción. La
luna llena no sería suficiente para evitar que un hombre
lobo macho la incapacitara, y ella lo sabía. Ella era valiente
como un lobo, asique supongo que tiene sentido que haya
terminado siendo destinada a uno... bueno, a juzgar por su
actitud, creo que tiene más sentido que esté destinada a
ser compañera de nosotros dos.
Ni Xavier ni Ruby confiaban en mí en este momento, y
realmente no podía culpar a ninguno de los dos por eso.
Luego de los problemas adicionales que les causé, yo
tampoco confiaría en mí. Así como yo voy a arrepentirme
toda mi vida de haber confiado en ese bastardo de Olcan.
Debí haber sabido que él tenía su propia agenda. Jamás
quise que ni Ruby ni Xavier fueran asesinados.
Esperaba que mi Betta haya recibido mi mensaje y haya
sacado a mi padre de la manada. Si bien la manada de
Mathieu iba a estar bien por ahora, Olcan podría sentir la
necesidad de vengarse de mí y de los míos por mi traición.
Casi amanecía, y las pociones que habíamos tomado
perderían su efecto en unas cuantas horas. Olcan pronto se
enteraría de que nos fuimos, si aún no lo había hecho, y
entonces tendríamos a mucha gente con sus ojos sobre
nosotros. O peor, lobos salvajes. Cuanto más rápido
pudiéramos salir de aquí, mejor. Miré la luna y hundí mis
manos en los bolsillos de mi chaqueta. Esto sería un viaje y
algo más porque ninguno de ellos confiaba en mí ni me
quería cerca. No estaba de humor para salir de mi camino y
demostrar mi valor. Desafortunadamente, necesitaba
trabajar mucho para poder eventualmente lograr que
confíen en mí, o esto sería mucho más difícil de lo que
debería ser. Habíamos desperdiciado tiempo muy valioso
parados allí discutiendo sin sentido.
También, mientras Ruby había estado en el baño. Xavier
tuvo tiempo de advertirme. —Sólo estoy de acuerdo con
que tú estés aquí porque ella necesita protección, y no
puedo hacerlo solo si El Consejo decide tratarnos como
salvajes.
—Creo que eso es exactamente lo que somos ahora,
Xavier. Pero es un muy buen gesto de tu parte admitir que
no puedes cuidar de ella del modo en que yo puedo hacerlo.
—Por supuesto, sabía que eso no era lo que él quiso decir,
pero no pude contenerme de molestarlo un poquito. odiaba
el modo en que ella lo miraba como si él fuese el sol o la
luna y su mundo girara en torno a él. Odiaba el modo en
que ella se colgaba de él como si él fuese quien la tiene
pegada a la tierra, mientras a mí me miraba como si fuese
a robar sus bragas. La había tratado mal desde el principio,
asique sabía que no merecía su amabilidad. Pero maldición,
¡No soy un monstruo!
—No tienes nada de qué preocuparte —le dije para salir
de la inevitable discusión—. Tu novia es tuya y sólo tuya. —
Cerré mis ojos y tomé aire profundamente. ¿Por qué me
molesta todo este asunto, de cualquier manera? No quiero
estar con ella... asique ¿Por qué estoy gastando energía
cerebral en obsesionarme con la conexión que ella tiene
con alguien más? Ellos son el uno para el otro, y yo
simplemente tuve la suficiente mala suerte como para estar
atado a su romance. Quizás La Diosa estaba intentando
castigarme dándome una compañera que en realidad jamás
podría tener. No sería la primera vez que sentía que La
Diosa tenía algo personal en mi contra.
Ellos se quedaron a unos pasos de mí discutiendo, y
sinceramente no tenía ningún interés en escuchar su
conversación. Necesitábamos conseguir un auto. Podía oler
basura podrida, gas, y naturaleza. Fruncí mi ceño mientras
forzaba mis sentidos para hacerlo mejor, para llegar más
lejos. Luego de un momento, descubrí la esencia que
buscaba. —Hay humanos cerca —Observé mientras me
quitaba mi bolso y lo dejaba en el suelo—. Quizás sean los
dueños de este lugar, pero de cualquier manera, voy a ver
si tienen un auto.
Ruby habló: —No los mates.
Me congelé. No estaba acostumbrado a que las palabras
duelan porque por lo general me importa una mierda lo que
la gente piensa de mí, pero sus palabras me hirieron.
¿Asique eso es lo que ella piensa de mí? ¿Que soy un
asesino a sangre fría? Puede que odie a los humanos, pero
nunca, jamás los mataría sin ninguna razón. Sacudí mi
cabeza y seguí caminando. —No te preocupes, Ruby, sólo
los mataré si me ven.
Ruby
xel había estado ausente durante veinte minutos antes de
regresar con una 4x4.
A
Ha sido un alivio relajar mis piernas, pero el
silencio incómodo en el coche me estaba volviendo
loca. Me senté atrás mientras ellos dos iban
adelante. No creo que ninguno de ellos se sintiera
particularmente excitado por estar a tal proximidad del
otro. Miré de un hombre al otro, molesta porque ninguno
de ellos hizo un solo movimiento para encender la radio.
¿Ninguno de ellos sabía que encender la radio es lo
primero que uno hace cuando quiere cubrir un silencio
incómodo dentro de un auto? Habíamos estado viajando
durante casi una hora, y nadie había dicho una sola palabra
desde que abandonamos la gasolinera.
Sabía que estábamos huyendo para salvar nuestras
vidas. Pero a esta altura, creo que los compañeros de Olcan
serían preferibles a estos dos hombres misteriosos. Olcan
podía ser diabólico, pero al menos era charlatán. Odiaba
los silencios incómodos.
Se acercaba el amanecer, y yo necesitaba dormir
desesperadamente. Había sido una noche larga. No, habían
sido un par de días y noches largas. Me deslicé cerca de la
puerta para descansar mi cabeza contra la ventanilla y
suspiré mientras cerré mis ojos. Muy pronto se abrieron
solo tras comenzar a ver más de esas imágenes
perturbadoras al cerrarlos. Imágenes que realmente no
necesitaba volver a ver.
No importa cuán agotada estaba, no importa cuánto mis
piernas se sentían como si fueran a caerse de mi cuerpo, no
podía dormir. Me sentía acechada por los eventos que
habían ocurrido hasta ahora, cada vez que cerraba mis
ojos. Seguía viendo a Olcan mirándome, y seguía
escuchándo a humanos gritando. Quedarme dormida
debería ofrecerme unos minutos u horas de escaparme de
este mundo, pero ahora ni siquiera podía darme ese lujo
tan básico.
Traté de traer una imagen agradable a mi mente, y pensé
en ese día junto a Xavier en esa cascada escondida. Me
enfoqué en recordar el sonido del agua cayendo. Me
enfoqué en la sensación del agua sobre mi piel y traté de
recordar exactamente cuán relajada me sentía. Luego de
un rato, mis ojos finalmente se cerraron, y debo haberme
quedado dormida. De repente, voces susurrando me
despertaron de un salto. Afortunadamente, no fueron los
susurros que escuché en los pasillos de la casa de Xavier.
Eran sólo Xavier y Axel hablando en un tono muy bajo.
Cerré mis ojos nuevamente pero intenté escuchar de qué
estaban hablando. Pronto me rendí y me moví hacia
adelante para quedar entre medio de ellos dos. —¿De qué
están hablando ustedes dos? —Pregunté mientras miré de
uno hacia el otro.
—Conversación privada —Alex contestó con una risa en
su voz.
Le mostré mi dedo más largo.
—Una vez que lleguemos a la casa segura de Axel —
Xavier comenzó—. Nuestro siguiente movimiento debe ser
encontrar una manera de romper el muro que hay dentro
de tu mente. Necesitaremos encontrar a una bruja, una
fuerte.
Axel, que estaba manejando, asintió con la cabeza. —Una
que no le cuente a toda la comunidad sobrenatural sobre
nosotros. Las brujas son muy chismosas. Ya de por sí será
difícil encontrar a una que quiera involucrarse con lobos,
para empezar.
—¿Qué hay de Willow? —Sugerí. Ella es la única bruja
que conocía hasta ahora, y Xavier parecía confiar en ella—.
Si ella no es lo suficientemente fuerte como para hacerlo,
quizás conozca a alguien que sí lo sea.
Xavier asintió. —Ya veremos. No dormiste mucho. ¿Cómo
te sientes?
—Como la mierda. Juro que por lo general me siento
mejor que ahora.
—Lo creeré cuando vea —murmuró Axel entre su aliento.
Le clavé la mirada. Estaba a punto de decirle lo que
pensaba cuando Xavier se inclinó hacia adelante.
Miró de derecha a izquierda a cada lado de la ruta, y
enseguida Axel comenzó a hacer lo mismo.
¿Será una cosa de los lobos? Los observé inquieta, me
preguntaba qué estaban haciendo y por qué.
Xavier de repente dilató sus fosas nasales. —¿Qué
mierda es eso?
La cara de Axel se retorció de disgusto.
Yo no podía oler nada, pero debería ser horrible por el
modo en que ambos miraban y actuaban. Inhalé
profundamente, pero aún así no pude oler nada. —¿Qué? Yo
no huelo nada.
—No puedo explicarlo —respondió Xavier mientras
miraba hacia el asiento trasero del coche siguiendo el
rastro de aquella esencia, pero no había nada ahí excepto
nuestras mochilas y yo—. Es como algo que está podrido o
muerto, pero hay otro olor de fondo también. Siento como
si mis ojos se llenaran de lágrimas por sí solos. ¿Qué
demonios es eso?
El coche se tambaleó de repente, y fui arrojada contra la
puerta. —¿¡Axel, qué carajos!?
—¡Algo cruzó la ruta a toda velocidad! —Gritó Axel
mientras aceleró el coche abruptamente—. Algo anda mal
aquí. Hay algo ahí afuera. Eso es lo que estamos oliendo.
—Jamás olí algo así. ¿Qué es? —Preguntó Xavier
nuevamente.
Axel no respondió.
Me incliné hacia adelante nuevamente, con mi mano
derecha sosteniendo el asiento de Xavier mientras mi mano
izquierda masajeaba mi hombro que se había golpeado
contra la puerta. —¿Es un sobrenatural?
—Por la increíble velocidad a la que corrió cruzando la
ruta, debe serlo. Ningún humano es tan rápido —respondió
Axel mientras se afirmaba fuertemente al volante.
No podía ver su cara debido a que estaba detrás suyo,
pero podía ver su mandíbula y el modo en que se apretaba.
Miré a Xavier. Y él, también, se veía más perturbado de lo
que jamás lo había visto. Entonces recordé que ellos aún no
podían transformarse. Estaban en su momento más
vulnerable mientras estábamos siendo perseguidos por un
sobrenatural desconocido en la oscuridad. Eso debería
estar asustandolos mucho. Ciertamente eso no ayudaba a
mis nervios en absoluto. Como el único humano entre
nosotros, no estaba feliz de saber que una cosa olorosa
desconocida andaba por ahí amenazando a dos hombres
lobo Alpha. Por una vez en la vida, una sola, le pedía al
universo que estuviera de mi lado. Y con que estuviera de
mi lado me refiero a que me dé un jodido respiro. —Quizás
sea El Consejo. Quizás enviaron a alguien, o algo, tras
nosotros. —Sugerí mientras me echaba hacia atrás. Axel
estaba manejando a 160 mph en ese momento, y sabía que
si en algún momento debía frenar de golpe, saldría
disparada por el parabrisas.
Axel negó con su cabeza. —Ellos deberían haber
localizado nuestra esencia. Las pociones aún no dejaron de
tener efecto. Xavier, ¿tienes un arma?
Xavier asinti. —Sí. ¿Ruby?
Tomé su mochila apenas dijo que sí. Mi mano tocó algo
frío. Saqué el arma de la mochila, pero mientras se la daba
a Xavier, algo arremetió contra el coche. Fui arrojada hacia
atrás contra la puerta, mi cabeza golpeó contra la
ventanilla oscura.
Axel estaba maldiciendo abundantemente para recuperar
el control del vehículo.
No tenía tiempo de ver si mi cabeza estaba sangrando
porque tenía que agarrarme con todas mis fuerzas del
asiento de Xavier hasta que el auto dejara de girar.
Comenzamos a desviarnos bruscamente hacia los lados,
mientras Xavier se arrojó en la parte trasera del coche para
tomar el arma que había caído de mi mano entre los
asientos.
Algo corrió contra el auto del lado izquierdo, en el que yo
estaba, y fui arrojada hacia el otro lado del auto mientras
fuimos lanzados patinando hacia la banquina.
—¡Xavier! —Grité, pero tan pronto como su nombre
abandonó mis labios, la 4x4 chocó contra un árbol.
Me quejé y sostuve mi cabeza, mis ojos nublados
intentaban enfocarse en el techo del auto que aún parecía
dar vueltas. Lo que sea que estuviera allí afuera
definitivamente estaba intentando matarnos. Me senté
lentamente, Sosteniendo la parte trasera de mi cabeza con
mi mano derecha. Aunque no podía ver nada, sentía un
líquido cálido corriendo por mi rostro. Me preguntaba en
que otros lugares estaría sangrando.
Tragué saliva y parpadeé lentamente, mis ojos
finalmente se enfocaron cuando Axel apareció entre los
asientos, con su rostro bañado en sangre debido a un corte
sobre su ceja derecha.
—¿Ruby? ¿Estás bien? —Me preguntó mientras se
estiraba para alcanzarme.
Señalé a Xavier, con mi mano temblando, mientras veía
una enorme rajadura en el parabrisas donde su cabeza
había golpeado. No se movía.
Axel lo movió hacia atrás suavemente, para que quedara
sentado derecho en su asiento y no acurrucado sobre el
tablero.
Lentamente, Xavier comenzó a recuperar el
conocimiento y abrió sus ojos. Se quejó y levantó su mano
para sostener su cabeza.
ninguno de los dos estaba sanando rápidamente como
sabía que podían hacerlo.
—¿Xavier? —Lo llamé, con mi voz débil y quebrada—. A-
aún está fuera del auto.
No debí haber dicho nada. Jamás debí haber abierto la
boca, porque un segundo más tarde, la puerta de Axel fue
arrancada del auto. Una mano en forma de garra se metió
dentro del auto y se lo llevó de un tirón.
Grité como jamás había gritado en toda mi vida mientras
el grito desesperado de Axel perforó la noche.
Xavier reaccionó enseguida, abriendo la puerta de su
lado temblorosamente.
Yo hice lo mismo. Salí de un tropiezo, y sus fuertes
manos me atajaron antes de que lograra caer sobre mi
rostro. ¡Esto no podía estar ocurriendo! ¡Habíamos llegado
tan lejos, casi nos escapamos!
Xavier me dio un tirón, pero yo estaba mirando a Axel
detrás de mí. No podemos dejarlo, no podemos
simplemente abandonarlo. La noche quedó en silencio
nuevamente y mi corazón se sintió lleno de dolor. ¡No
puede estar muerto! ¡Por favor no lo dejes morir!
—¡Xavier!
—Ruby, necesito que... —Él no terminó la frase antes de
ser arrastrado lejos de mí.
Me caí hacia atrás al mismo tiempo que veía a un
hombre envuelto en oscuridad treparse sobre él.
El aullido de Xavier perforó el cielo nocturno mientras
peleaba contra aquella figura sombría. —¡Corre! —Gritó—.
¡Ruby, corre!
No quería abandonarlo, pero sin embargo me puse de pie
y comencé a correr. Sabía que tendría más chances de
ganar la pelea si no estuviera defendiéndome mientras lo
hacía. Mientras oía los aullidos y llantos de Xavier, mis
lágrimas enceguecían mis ojos y mi corazón sufría de dolor.
Moví mis piernas tan rápido como pude, pero no llegué
muy lejos.
Algo me agarró y me arrojó hacia adelante. Un dolor
agudo me quemó atravesando mi hombro izquierdo
mientras patinaba sobre la fría carretera. intenté
levantarme, solo para volver a caerme hacia adelante.
Podía escuchar pasos que se acercaban lentamente hacia
mí, y giré sobre mi espalda.
No era una sombra. Era un hombre, pero un hombre
como jamás había visto uno. Se veía cadavéricamente
pálido, sus ojos eran como dos linternas en la oscuridad,
pero lo que me heló la sangre fue cuando abrió su boca y
reveló unos colmillos enormes ante mí.
Intenté arrastrarme hacia atrás, sobre mis manos, las
piedras de la ruta cortaban mis brazos.
Él seguía avanzando sobre mí, mientras sus labios se
transformaban en una enorme y diabólica sonrisa.
—Por favor —Rogué, mis lágrimas calientes se enfriaron
tan pronto como caían de mis ojos para rodar por mis
mejillas.
Él me chistó.
Lo último que vi mientras él caía sobre mí fueron sus
ojos rojos resplandecientes. Lo último que sentí fue el dolor
perforante de sus colmillos atravesando la carne de mi
garganta.
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Con mucho afecto,
~Sara
ACERCA DEL AUTOR
Sara Snow nació y fue criada en Texas, y luego llevada a Washington, D.C. tras
terminar la secundaria. Cuando tuvo a su nuevo cachorro, un feroz pero
amoroso Yorkshire terrier llamado Loki, se inspiró para comenzar a escribir
una saga de libros de transformaciones paranormales. Cuando no está
trabajando ansiosamente en su siguiente libro, Sara ama leer sobre todo lo
referente a las películas de Marvel, jugar juegos con su familia y amigos, y
viajar alrededor del mundo. No importa dónde esté o qué está haciendo, es muy
raro verla sin un libro en sus manos.
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