Cuento del sistema solar
El Sol cumplía 4.500 millones de años y quería celebrar su
cumpleaños por todo lo alto con todos sus amigos. Era muy
querido en toda la galaxia y todos los astros del
universo estaban revolucionados pensando en qué regalarle. Los
planetas hablaban entre ellos:
- Es la estrella principal del Sistema Solar que brilla con luz
propia. El Sol siempre nos da luz y calor y se encarga de
mantenernos unidos girando a su alrededor. ¡Se merece un
buen regalo! - dijo el planeta Mercurio.
- Tiene una forma casi redonda y un diámetro de 1,4 millones
de kilómetros. ¡Le haré un bonito collar! - dijo Venus
entusiasmada.
- Es tan grande que podría albergar ciento nueve planetas de mi
tamaño. Además, sin su presencia yo no podría albergar vida.
¡Buscaré algo muy especial para regalarle! - dijo
la Tierra agradecida.
- Está compuesto de hidrógeno y helio. Su temperatura
superficial es de aproximadamente 6.000 grados. ¡Le compraré
un ventilador! - dijo Marte informando a todos de sus
intenciones.
- ¿Sabéis que sus manchas solares son más oscuras porque
están más frías que otras partes de su superficie? Le salen en la
fotosfera, la capa que se ve. La cromosfera es una capa más fría
con respecto a las otras capas del Sol y se caracteriza por su
color rojizo. La corona solar es la parte exterior de
la atmósfera del Sol. ¡Creo que le compraré un sombrero de
paja, una buena crema y unas gafas de sol! - dijo Júpiter, el
planeta más grande y empollón demostrando toda su sabiduría
a los demás.
- Siempre nos está dando su energía. ¡Es un buen amigo! - dijo
Saturno.
- Es el Astro Rey. ¡Tendrá que ser un regalo a su altura! - dijo
Urano con énfasis
- ¿Por qué no nos juntamos y le hacemos un regalo entre todos?
- dijo Neptuno mirando a los demás.
A todos los planetas les pareció una buena idea.
- Un viaje a otras galaxias - dijo uno.
- Una nave teledirigida - dijo otro.
- ¿El collar no os parece buena idea? - dijo Venus haciendo un
mohín.
- ¡Un oso de peluche! - dijo Mercurio que era el más pequeño con
una gran sonrisa.
- ¡Un columpio! - dijo la Tierra.
Pasaron la tarde y los planetas no se ponían de acuerdo.
Cuando vieron llegar a la Osa Mayor, que también estaba
invitada al evento, todos los planetas fueron a pedirle ayuda:
- Hola, Osa. Nos hemos juntado para hacer un regalo al Sol.
Queremos que sea caro, a su altura, como un rey se merece.
Algo que le haga especial ilusión. ¿Nos puedes dar ideas? - le
dijeron.
La Osa Mayor se quedó pensativa unos segundos y les dijo
bajando un poco la voz:
- Sé de algo que le haría mucha ilusión. Hace tiempo perdió el
que tenía. No es un regalo caro, pero...
Al otro día todos fueron al cumpleaños. Cuando llegaron vieron
que en el espacio había montones de regalos: muy caros, muy
bonitos, muy grandes, muy coloridos, de tamaños y formas que
nunca hubieran imaginado. Algunos aún sin desenvolver.
Todos los planetas en fila india iban detrás de Mercurio. Se
fueron acercando, inseguros, sin encontrar las palabras ni el
momento para entregar su regalo al Sol. Pero el Sol adivinó el
regalo que llevaba Mercurio nada más verlo y se le iluminó la
cara, mucho más de lo normal.
- ¡Un balón! - gritó ante la mirada divertida de todos los astros
del universo. - ¡Un balón! - volvió a gritar mientras lo lanzaba al
aire y jugaba divertido.
Después de unos minutos Júpiter le gritó:
- ¡No seas chupón! ¡Sol, pasa el balón!
Júpiter giró y lo tiró al aire, lo recogió de nuevo y se lo pasó a
Saturno. Saturno regateó y se lo devolvió al Sol. El Sol se lo lanzó
a Marte. Recibió el balón la Tierra de un rebote y se lo tiró a
Urano. Urano se lo pasó a Neptuno. Le llegó a Venus, lo botó
varias veces y se lo pasó a Mercurio, y este echó el balón a la
estrella polar... Las risas y carcajadas se escuchaban en toda
la Vía Láctea.
Equivocándolo con el esférico alguien dio una patada al pobre
Plutón, el planeta enano, que se acababa de unir a la fiesta; pero
solo quedó en un susto. Ese cumpleaños fue recordado por todo
el universo por ser el más divertido. La Osa Mayor, que conocía
mejor que nadie al Sol, no se equivocó. Hacía mucho tiempo que
no lo pasaban tan bien.