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Las 5 Etapas Del Desarrollo Psicosexual de Sigmund Freud

Este documento presenta un resumen de las 5 etapas del desarrollo psicosexual propuestas por Sigmund Freud: 1) etapa oral, 2) etapa anal, 3) etapa fálica, 4) periodo de latencia, y 5) etapa genital. Explica que cada etapa se centra en una zona erógena diferente y describe los principales aspectos de cada una. El documento también discute cómo estas etapas influyen en la personalidad y el desarrollo psicológico a lo largo de la vida.
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Las 5 Etapas Del Desarrollo Psicosexual de Sigmund Freud

Este documento presenta un resumen de las 5 etapas del desarrollo psicosexual propuestas por Sigmund Freud: 1) etapa oral, 2) etapa anal, 3) etapa fálica, 4) periodo de latencia, y 5) etapa genital. Explica que cada etapa se centra en una zona erógena diferente y describe los principales aspectos de cada una. El documento también discute cómo estas etapas influyen en la personalidad y el desarrollo psicológico a lo largo de la vida.
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UNIVERSIDAD DOMINICANA OY M

CARRERA:
Lic. en psicología clínica
MATERIA:
Psicología del desarrollo II

TEMA:
LAS 5 ETAPAS DEL DESARROLLO PSICOSEXUAL DE SIGMUND FREUD

PRESENTADO POR:
Maritza Martínez 20-SPSS-7-029

PROFESOR:
MARUN QUEZADA
Santiago República Dominicana
14 de diciembre del 2021.
LAS 5 ETAPAS DEL DESARROLLO PSICOSEXUAL DE SIGMUND
FREUD

INTRODUCCIÓN

Para Freud, la sexualidad humana es una de las principales vertientes de la


energía vital que mueve el comportamiento del ser humano. Esta energía, a la
que se le puso el nombre de libido, es la fuente de los impulsos que para el padre
del psicoanálisis hacen que tendamos hacia ciertos objetivos a corto plazo y, a la
vez, obligan a otras instancias de nuestra psique a reprimir estas tendencias
para no ponernos en peligro o no entrar en conflicto con el entorno en el que
vivimos.
La energía vital que se expresa a través de la sexualidad, según Freud, está
presente ya desde las primeras semanas de nuestra vida, lo cual significa que
nuestra vertiente sexual no nace en la adolescencia, tal y como muchos
investigadores de su época sostenían.
Pero las repercusiones de esto no tienen que ver simplemente con localizar el
inicio de nuestro desarrollo sexual en uno u otro punto de nuestro calendario
vital. Tiene implicaciones profundas en el modo en el que freud relacionaba
nuestra personalidad con nuestra vertiente íntima, afectiva y basada en
impulsos.

DESARROLLO

La concepción freudiana de las fases de la evolución de la libido se articula en la


medida del avance de su práctica analítica. Es el resultado de una construcción
paulatina.

LA SEXUALID AD SEGÚN FREUD

En el abordaje de la sexualidad infantil en los Tres ensayos para una teoría


sexual, Freud distingue, por un lado, la sexualidad infantil y, por otro, la
sexualidad puberal y adulta. Esta última se estructura bajo la primacía de la
genitalidad. Entre las dos, existe una especie de “tierra de nadie”, denominada
periodo de latencia. Se extiende desde la finalización pregenital (coincidente con
la salida del Complejo de Edipo, cinco años aproximadamente) hasta el
comienzo de la pubertad donde se pone en juego lo devenido de la etapa final
pregenital (après-coup).

La primera característica que observamos en la teoría psicosexual de Freud es


que se apoya en las funciones vitales. La naturaleza es autoerótica. Sus fines y
las fuentes que constituyen las zonas erógenas son múltiples. El objeto de
satisfacción es contingente y variable.
Otra de las novedades en las etapas de Freud es la conceptualización del sujeto
infantil como “perverso polimorfo” en la medida en que sus fines y objetos se
desvían de los genitales además de disponer de múltiples pulsiones parciales.
Cada una de ellas persigue su satisfacción independientemente de las otras.
LAS FASES PULSIONALES DEL DESARROLLO
PSICOSEXUAL

Como señalábamos al inicio de este epígrafe, la construcción teórica de los


estadios que conforman la etapa pregenital es realizada por Freud entre 1913 y
1923.

Los estadios son: etapa oral, anal y etapa fálica, que están articulados a una zona
erógena determinada (boca, ano y genitales, respectivamente). La actividad
erótica del sujeto infantil se centra en estas zonas.
En la Teoría psicosexual de Freud, en los Tres Ensayos, en su primera edición
(1905) Freud describió la sexualidad oral (observable también en el sujeto
adulto) bajo la forma de “actos perversos o preliminares” a la unión genital.

Ejemplo de ello en el niño es la succión del dedo pulgar como actividad


masturbatoria (reconocido por los pediatras). La succión tiene el valor de
“armarse” como paradigma del modo en que la pulsión sexual se satisface
originariamente, y, como indicó Freud, apoyándose en la función de nutrición.
Su destino posterior, al poco tiempo, es desprenderse del apoyo, independizarse
en suma, y alcanzar un placer autoerótico.

No podemos dejar escapar la observación de que esta experiencia de


satisfacción a través de la boca (oralidad) determina un modelo de fijación del
deseo en relación a un objeto concreto.

El deseo y su alcance de satisfacción quedan ligados como marca en esta


primera experiencia (cuando el niño toma leche, la pulsión que se apoya
inicialmente en la alimentación, se independiza donde al placer se constituye a
través del sentir la leche caliente, acogedora, que le atraviesa la garganta. Ese
tipo de satisfacción será el que busca también cuando el niño llora apelando al
hambre).
ETAPA ORAL

Una posterior adición a los Tres ensayos permitirá a Freud señalar a la fase oral
como la primera modalidad de la organización libidinal, es decir, la primera de
las etapas psicosexuales el desarrollo de Freud.

Concurre durante el primer año de vida, donde la fuente erógena es la zona oral
junto con la cavidad bucal y los labios, apoyada en la función nutriente. El
objeto es el pecho materno y la leche, y el fin es la incorporación del objeto
pecho (posteriormente M. Klein nos hablará de “pecho bueno y pecho malo”), y
desembocará como paradigma de la relación de objeto.
La relación con la madre, de amor, estará bajo la marca de las significaciones
obtenidas en dicha experiencia, esto es, la de comer y ser comido.

ETAPA ANAL
A la fase oral le sucede la etapa anal. Concurre durante el segundo y tercer año,
tiempo atravesado por la adquisición del control de esfínteres. La organización
de la libido se encuentra bajo la primacía de la zona anal.
La fase anal es postulada a partir de la observación de rasgos de erotismo anal y
del placer en los niños que se deriva del acto de la defecación o de la retención
de la materia fecal. En esta fase que se articula a nivel dinámico la dualidad
actividad-pasividad.

La primera es denominada pulsión de dominio, que consiste en el despliegue del


deseo con fuerza teniendo la dirección de apoderarse del objeto (posteriormente
puede ser observada la destrucción por el empleo de dicha fuerza sobre el
objeto). Es coetánea con el sadismo, siendo sostenida por la fuente de la
musculatura.

Por su parte, la pasividad tiene como fuente la mucosa anal. La relación con el
objeto se relaciona con la retención y la expulsión de las heces, que realizando
una transposición es equivalente al don y al rechazo.
Freud formula la ecuación de heces-regalo-dinero. Posteriormente, la
simbolización de ello tendrá como producción en el adulto rasgos de carácter.
Estos estarán vinculados con el orden, la avaricia y la testarudez.

ETAPA FÁLICA

Como proceso de construcción de la organización genital infantil, Freud tarda


unos años en formular la fase fálica (1923). Acude a su experiencia el
descubrimiento de la investigación sexual infantil (la diferencia sexual),
cuestión que le permite articular la culminación de la sexualidad pregenital
alrededor de los tres a los cinco años.

Esta culminación se aproxima a aquello que después ya hemos indicado en


la adolescencia, la precipitación de la sexualidad (après-coup) desde donde se
dejó el producto de la fase fálica, y que se encuentra cercano a lo que
denominamos la sexualidad adulta. Es la fase donde tiene primacía el Falo.
Para rastrear la idea de falo, nos ubicamos de nuevo en los Tres ensayos. Freud
articula dos tesis: La primera es acerca de la libido, Indicando que esta es de
“naturaleza masculina” (en el hombre y en la mujer). La segunda, postula que la
zona de primacía erógena en la niña es el clítoris, equivalente a la zona genital
en el hombre (pene).

La experiencia de análisis del pequeño Hans le permite situar el concepto de


castración. La vivencia de la castración ubica al niño entre la cuestión de poseer
el falo o, por el contrario, de perderlo, de estar castrado.

Tanto en los textos acerca de las teorías sexuales infantiles como el de los Tres
ensayos considera la sexualidad desde el punto de vista del varón, y a la vez
señala “el interés” de la niña hacia el pene, la envidia hacia éste y el sentimiento
de perjuicio frente a los niños (en la medida de la significación del símbolo, el
falo).
Haciendo una síntesis de la fase fálica, Freud indica que “el par antitético”
actividad- pasividad (precipitado en la fase anal) se postula en la fase fálica en el
par antitético “fálico-castrado”. Posteriormente, en el après-coup, ya en la
pubertad, la oposición se postulará como masculinidad-feminidad.
Además, la fase fálica es coincidente con el Complejo de Edipo. En la
declinación del complejo de Edipo, está atravesada por la amenaza de castración
que, a su vez, está estrechamente vinculada a la posición narcisista del niño con
respecto de su aparato genital, y de la diferencia de los sexos (la ausencia de
pene en la niña).

Otro punto de interés a señalar es la organización fálica en la niña. Igualmente


está atravesada por la diferencia de los sexos, de tal forma que ante sus ojos
observa una preeminencia del órgano masculino. Al ser privada de ello, ejerce
un resentimiento hacia la madre en función de que la hace responsable de su
falta. Cuestión que también hace girar a la niña hacia la persona del padre, en
busca del órgano (la demanda es que se lo de). Un tercer momento en el
Complejo de Edipo en la niña está determinado por la ausencia de esta donación
por el padre, lo cual hará que la niña se vuelva a dirigir de nuevo a la madre.

Esta organización fálica en la niña denuncia la asimetría y diferencia con


respecto de la misma evolución en la persona del varoncito. Ambos toman al
órgano fálico como objeto de deseo. El clítoris será tomado por Freud como un
apéndice fálico (según la fantasía de la niña este apéndice puede desarrollarse).

Esta significación en la niña de la fase fálica no ha estado exenta de “malos


entendidos” y oposiciones a ella. Dentro de la misma corriente psicoanalítica,
provocó discusiones intensas. Por ejemplo, Ernst Jones, K.Horney y M.Klein
señalaban la existencia de sensaciones y conocimiento primario de la cavidad
vaginal. Desde esta concepción promovieron la postulación de articular la fase
fálica como una formación de carácter defensivo.

ETAPA DE LATENCIA

Posterior a la fase fálica, adviene lo denominado como periodo de latencia. En


este tiempo se desarrolla el Yo (constituido por el Edipo también) y los
instrumentos para manejar las pulsiones que se precipitarán en la etapa
adolescente. El niño estará listo para manejar y distribuir la energía. Será capaz
de distribuir la energía pulsional a las estructuras físicas y mentales, no siendo
simplemente como una carga de la tensión y su posterior descarga. Esto nos
indica que todas las actividades estarán “cargadas” de energía sexual.
La denominación de periodo de latencia es interpretada por Freud como la
ausencia de impulsos sexuales, no hay nuevas metas instintivas. Si bien es
cierto, por su corroboración posterior por otros autores, que se ha descubierto
que en el periodo de latencia se precipita la observación de actividades
voyeristas, masturbatorias e incluso sadomasoquistas.

A nivel dinámico, en cambio, si aparecen ciertos cambios importantes, tanto en


el Yo como en la instancia superyoica. Es Otto Fenichel quien hace referencia a
esta cuestión señalando: “Durante el periodo de latencia las demandas
instintivas no han cambiado mucho, pero el Yo sí”.
El Yo produce un despliegue a través de actividades que tienen un carácter
sublimatorio y adaptativo, además de poseer una naturaleza defensiva. Freud
(1924)indica que a la vez que se abandonan las relaciones de objeto también son
sustituidas por las identificaciones. Una especificación concreta respecto a este
periodo es que se gira la catexia de un objeto externo hacia la propia persona.

Si bien anteriormente el niño se ubicaba en una situación de dependencia


respecto al reconocimiento por parte de sus padres, ahora en el periodo de
latencia pasa a ser un sentimiento propio de autovaloración devenido del
manejo y control que tiene su escena especular en la aprobación de los otros
exteriores.

Acompañando a estas evoluciones, las funciones del yo adquieren fuerza para


oponerse a la regresión. Esto permite que se puedan afianzar actividades del yo
como la percepción, la memoria, el pensamiento y el aprendizaje. Como en
principio no es un momento de creación de tensiones pulsionales, las funciones
que articula el Yo no se encuentran amenazadas.

Los éxitos alcanzados en el periodo de latencia es una condición fundamental


para que pueda el niño abordar el siguiente momento evolutivo, la adolescencia.
Señalamos algunos de los elementos que se muestran como de primer orden
para poder ser alcanzados a la hora de iniciar el camino de la adolescencia.

5. ETAPA GENITAL

La etapa genital aparece con la pubertad y se prolonga en adelante. Está


relacionada con los cambios físicos que acompañan a la adolescencia. Además,
en esta fase del desarrollo psicosexual el deseo relacionado con lo sexual se
vuelve tan intenso que no se puede reprimir con la misma eficacia que en etapas
anteriores.
La zona erógena relacionada con este momento vital vuelve a ser la de los
genitales, pero a diferencia de lo que ocurre en la fase fálica, aquí ya se han
desarrollado las competencias necesarias para expresar la sexualidad a través de
vínculos de unión de carácter más abstracto y simbólico que tienen que ver con
el consenso y el apego con otras personas. Es el nacimiento de la sexualidad
adulta, en contraposición a otra ligada solo a las simples gratificaciones
instantáneas y obtenidas mediante actividades estereotípicas.

LA TEORÍA FREUDIANA, EN CONTEXTO

La teoría del desarrollo psicosexual puede llevar a producir cierto alarmismo si


se piensa que una mal gestión de la educación de los menores durante estas
fases puede dejarles con traumas y todo tipo de trastornos si no se entienden
bien las ideas de Freud. Sin embargo, hay que tener en cuenta que esta teoría
durante fue formulada y desarrollada en un punto en el que la psicología
acababa de nacer.

Cuando Sigmund Freud desarrolló sus teorías, se basaba en casos concretos de


pacientes que conocía, es decir, que su manera de investigar se fundamentaba
en una mezcla de estudios de casos e interpretación de los contenidos
simbólicos del comportamiento de las personas. Apenas establecía hipótesis que
pudieran ser contrastadas con la realidad, y cuando lo hacía, se limitaba a
observar, no a realizar experimentos. La teoría del desarrollo psicosexual no fue
una excepción a esta norma.

CONCLUSIONES.

Para Freud casi todo se refería a lo sexual, ayudado en parte por la parte social.
Lo que el niño- niña hacen según la zona erógena de la etapa, y ya la crianza que
ofrecen la familia y el contexto histórico determina lo que el niño pueda
formarse como persona.

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