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Modernismo y Generación Del 98

El documento resume la literatura española desde finales del siglo XIX hasta principios del siglo XX. En primer lugar, habla del modernismo y la Generación del 98 como respuesta a la crisis de valores de la época y al desastre colonial de 1898. Luego, describe el novecentismo y las vanguardias de entreguerras como renovaciones literarias. Finalmente, se centra en la Generación del 27, un grupo de poetas que sintetizó diferentes corrientes y renovó la poesía española en la denominada Edad de Plata.

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Modernismo y Generación Del 98

El documento resume la literatura española desde finales del siglo XIX hasta principios del siglo XX. En primer lugar, habla del modernismo y la Generación del 98 como respuesta a la crisis de valores de la época y al desastre colonial de 1898. Luego, describe el novecentismo y las vanguardias de entreguerras como renovaciones literarias. Finalmente, se centra en la Generación del 27, un grupo de poetas que sintetizó diferentes corrientes y renovó la poesía española en la denominada Edad de Plata.

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1.

Modernismo y generación del 98

Durante la transición del siglo XIX al XX se produjo la “crisis de fin de siglo”, donde se produjo un rechazo del pensamiento
racional burgués, el materialismo y el utilitarismo. Se perdieron los valores espirituales, y apareció una angustia existencial
por falta de respuestas, además de un profundo descontento por las falsas promesas de un mundo mejor nacidas con la
revolución industrial francesa. La Primera Guerra Mundial empeoró las cosas, y se empezó a ver el mundo como algo
decadente, deshumanizado, caótico e incomprensible. En España, el agotamiento del sistema político y el desastre de 1898
hizo que se propusieran métodos de regeneración fallidos, y se desencadenó una guerra civil. Es por esto que se intentó
crear un mundo mejor, con una corriente artística y literaria llamada modernismo, que tenía influencia del parnasianismo y
el simbolismo. Se hacía el arte por el arte, importando más la forma que el contenido y se interpretaba la realidad como
una apariencia que encerraba significaciones profundas sugeridas mediante símbolos por el poeta. Se pone énfasis en la
belleza, lo mágico, irracional y carente de autoridad. Los poetas se refugian en la Bohemia, la noche y ropas y actividades
impropias. Apareció el malditismo (genios y poetas incomprendidos que mueren sin el reconocimiento social que merecen)
y la metáfora de la Torre de marfil, que explicaba cómo el poeta sentía superioridad frente al resto y despreciaba la
sociedad, además sus refugios eran mundos alternativos de belleza, por lo que mediante el escapismo se intentan evadir de
la realidad situándose en Oriente, París, América, la edad media, el renacimiento y el siglo XVIII. Se renovó la lengua literaria
y se adoptó un léxico con ritmo y musicalidad. Se usaban figuras literarias como la aliteración, las metáforas (como el azul y
el cisne), los símbolos y la sinestesia. En consecuencia hubo cambios en la métrica, inclinándose por los alejandrinos,
dodecasílabos y eneasílabos, se aplicaron nuevas distribuciones acentuales y apareció el soneto modernista

La figura fundamental de esta corriente fue Rubén Darío, con obras como Azul y prosas profanas, donde se reflejan los
principios del modernismo; y cantos de vida y esperanza, que es un retorno a la realidad. Son autores del modernismo
español Villaespesa y Manuel Machado, además de Juan Ramón Jiménez, Antonio Machado y Valle-Inclán, a pesar de que
evolucionan en distintos caminos.
Los autores abandonaron pronto la torre de marfil y se acercaron a la realidad de su país, surgiendo la generación del 98
(nombrada así por el desastre del 98). Los autores hablaban de temas existenciales, hacían uso de un estilo renovador (más
sobrio, natural y tremendamente cuidado), del subjetivismo y técnicas renovadas sin abandonar el amor por el arte. Los
autores más sobresalientes son: José Martínez Ruiz Azorín, quien cultivó el ensayo con temas propios de la generación del
98 (España, el paso del tiempo y la moral) en obras como Castilla. Además escribe novelas autobiográficas donde se pierde
peso del argumento en favor de la descripción y reflexión (la voluntad y Antonio Azorín)
Unamuno, con obras que contienen numerosas crisis religiosas y existenciales que se van alternando. Sus vaivenes
reflejaban muy bien el sentido de la vida, la preocupación por España y la filosofía. Cultivó la novela (o nivolas) con una
renovación de la técnica literaria, dándole importancia a los diálogos para reflejar la psicología de los personajes(niebla o
San Manuel bueno, mártir). Sus ensayos por otro lado tratan de temas existenciales y preocupación por España (del
sentimiento trágico de la vida y la agonía del cristianismo).
Pío Baroja, escribe novelas de estilo ameno y sencillo que buscan entretener. Sus personajes sufren angustia existencial
frente a la que son aventureros y activos, o abúlicos y pasivos (la busca, Zalacaín el aventurero y el árbol de la ciencia).
Antonio Machado, escribe obras modernistas íntimas y simbólicas como soledades, galerías y otros poemas, y otras que
giran en torno a temas de la generación del 98 (España, el dolor y el paso del tiempo), como Campos de Castilla, usando un
lenguaje depurado.
Valle-Inclán escribe tanto novela como ensayo y poesía, y su obra evoluciona desde el modernismo (Sonatas) hasta el
esperpento (tirano banderas y luces de Bohemia)

En definitiva, el modernismo y la generación del 98 fueron una de las etapas más brillantes de la literatura hispánica (se
conocen como la edad de plata de la literatura española) y abrieron camino a la renovaciones literarias del siglo XX
2. Novecentismo y vanguardias

Durante las primeras décadas del siglo XX se acrecienta la crisis de fin de siglo, se pierden los valores espirituales y se
rechaza el pensamiento burgués (materialismo y utilitarismo). El descontento provocado por las promesas rotas de un
mundo mejor y la Primera Guerra Mundial provoca que quieran crear un arte nuevo para un mundo nuevo, ya que el viejo
se ha resquebrajado. Los jóvenes intelectuales concretan esto con el novecentista y las vanguardias, y hasta 1936 se vive
una etapa de esplendor cultural gracias a la Residencia de estudiantes, a la generación del 98 y los inicios de la del 27

El novecentismo o generación del 14 fueron intelectuales que compartían inquietudes en cuanto a cómo entender la
cultura y la literatura. eran universitarios conocedores de la cultura extranjera y se caracterizaban por el racionalismo
(análisis frío y objetivo de la realidad), el antiromanticismo (expresaban sus emociones de manera calculadora, fría y
razonada), la defensa del arte puro (seguía en la premisa parnasiano del arte por el arte que da lugar a la deshumanización
de este), y la creación del arte para las minorías (solo una pequeña parte la entiendo y la aprecio, y para ellos cuidan su
estilo).
-En la novela destacan dos tendencias: la lírica, con un estilo elaborado que busca la perfección formal, en la que destaca
Gabriel Miró (El obispo leproso, Las cerezas del cementerio); y la intelectual, que se caracteriza por la reflexión, y destaca
Ramón Pérez de Ayala (Luna de miel, luna hielo, Prometeo intelectual).
-En el ensayo, donde se expresan las ideas, destaca Ortega y Gasset (La rebelión de las masas, La deshumanización del
arte).
-En la poesía, sobresale Juan Ramón Jiménez, cuyas obras se dividen en tres etapas: la primera en la primera escribe poesía
vestida de inocencia, se trata de una obra sensitiva y neorromántica con intimismo simbolista (Artes tristes), también
escribe prosa lírica (Platero y yo). Más tarde escribe poesía intelectual y desnuda, caracterizada por un modernismo
intimista en el que da importancia a la perfección formal (Diario de un poeta recién casado). en su última etapa escribe
poesía suficiente o verdadera en la que busca la inmortalidad, lo absoluto, y la idea de permanecer en el tiempo (Dios
deseado y deseante)

Las vanguardias son un conjunto de “ ismos “ que aparecen en el periodo de entreguerras, buscaban crear escándalo y se
difundió mediante manifiestos que a veces cobraban mayor importancia. rompían completamente con el arte anterior y
estaban caracterizados por el anti sentimentalismo, el anti subjetivismo, el anti realismo, el anti racionalismo, la libertad
absoluta de creación artística, el experimentalismo a modo de búsqueda de originalidad y provocación, la fusión del arte la
vida y el humanismo.
-El futurismo (Marinetti): era un movimiento antihistórico que rechazaba el pasado y exalta lo nuevo, en especial la
civilización mecánica y técnica. Reivindicaba el dinamismo, la agresividad, la violencia, la guerra y la lucha
-El dadaísmo (Tristan Tzara): rechazaba lo racional y reivindicaba lo absurdo, el humor, el azar, lo ilógico y el juego,
buscando eliminar todo lo existente anteriormente.
-El cubismo (Picasso, Juan Gris): buscaba reestructurar la realidad a partir de la percepción simultánea de la realidad.
Utilizaba caligramas mediante la yuxtaposición de planos (Apollinaire)
-El creacionismo (Vicente Huidobro): se consideraba el poeta como un pequeño dios encargado de crear realidades enteras
-El simbolismo (André Bretón): Búscame la liberación en todos los sentidos (lema de Rimbau), tiene lugar una
rehumanización y se da importancia a la opresión individual (Freud) y social (Marx). Se buscaba el arte a partir del
subconsciente para liberar los impulsos reprimidos, acudiendo a momentos que escapan a la razón. Se utiliza la técnica de
la escritura automática, que da lugar a textos y sentido racional pero que provocan impactos emocionales, y las metáforas
irracionales, que solo tienen significado personal y la relación entre términos y se arbitraria.
Las vanguardias llegaron a España mediante revistas, tertulias literarias y visitas de escritores (Huidobro). Ramón Gómez de
la Serna fue el pionero en España e introdujo y divulgó las vanguardias, de su obra destacan las greguerías. todas estas
influencias hacen que en España se crea el ultraísmo (Rafael Cansinos-Assens)

En definitiva, este movimiento supone una renovación total del arte y tienen influencia en la generación del 27,
perteneciente a la época literaria conocida como Edad de Plata
3. La poesía de la generación del 27

La generación del 27 en el grupo de poetas que reunía el modernismo, generación del 28, novecentismo y vanguardismo,
además de no desechar elementos de la tradición literaria, por lo que su período fue denominado como la Edad de Plata.
eran amigos que frecuenta la residencia de estudiantes intercambiando conocimientos científicos y artísticos, publicados en
revistas y obtuvieron su nombre gracias al aniversario de la muerte de Góngora, a quien veían como un precedente a las
vanguardias de sus metáforas. Tenía una visión común de la poesía e influencias similares, aunque cada uno tenía su propia
técnica. Tenían en común la tendencia al equilibrio entre polos variantes en poesías anteriores (tradición/renovación).
tenían influencias tradicionales (Góngora, Manrique, Lope de Vega, Bécquer) y renovadas (Machado, Juan Ramón Jiménez,
vanguardistas). Sus formas métricas eran tradicionales, populares y clásicas (sonetos, romances) Y renovadas (verso libre,
versículo). Sus metáforas abandonan la evidente y cultivan lo irracional. Sus temas eran los tradicionales (asuntos del ser
humano) y los renovados (ciudad, progreso, nuevos inventos), tendiendo acercarse desde una perspectiva diferente e
individual.
Se divide en tres etapas:
-Poesía pura o deshumanizada (hasta 1927): tenía finalidad estética e intentaba alejarse de lo personal, sentimental y la
realidad social, habiendo una falta de compromiso con el hombre. Gerardo Diego (Imagen) y Pedro Salinas (Presagios)
usaban elementos de las vanguardias creacionistas y ultraístas (libertad creativa, metáforas irracionales y adjetivos
sorprendentes), pero Lorca (El romancero gitano), Alberti (Marinero en tierra) y otros autores de esta generación recurrían
a elementos tradicionales, creando el neopopularismo
-Poesía comprometida o rehumanizada (1927-36): debido a la situación política de España y otros motivos personales los
autores se comprometieron con los problemas del hombre y la sociedad, haciendo una poesía más apasionada gracias a la
influencia del surrealismo. esto se ve reflejado mayormente en Lorca (Poeta en Nueva York, Los placeres prohibidos),
Alberti, Alexandre Cernuda, que hablaban del amor, del odio, del sexo, de los sueños y de la muerte sin filtrarlo con la razón
-Disgregación del grupo (desde 1939): sobre el dolor por la patria perdida dada la guerra civil y la desintegración del grupo.
Los escritos de los que permanecen en España y sufren un exilio interior, unidos a los de los exiliados fuera dan lugar a la
poesía de la posguerra.
Poetas de la generación del 27:
-Lorca: escribía sobre temas como la oposición entre libertad y represión, la frustración de los deseos y el destino trágico.
Su obra tenía un alcalde universal cuyas raíces eran populares, ya que mezclaba lo culto y lo innovador. Usaba personajes
marginados y símbolos recurrentes. Sus primeros libros son el testimonio de su crisis juvenil en los que aparece su tema
central (Poemas del cante jondo). Escribe también El romancero gitano(destino trágico), Poeta en Nueva
York(deshumanización), Llanto por Ignacio Sánchez Mejías, El diván del tamarit, Los sonetos del amor oscuro
-Luis Cernuda: escribía sobre temas que oponen su anhelo de realización personal y la realidad. Tuvo un camino posterior
caracterizado por el lenguaje hablado y el tono coloquial denso expresivamente (Los placeres prohibidos)
-Pedro Salinas: escribía sobre el amor (Razón de amor) y veía este como una fuerza ascensional, alegría y enriquecimiento
ya que da sentido y plenitud a la vida
-Jorge Guillén: escribía poesía pura, veía la inteligencia como una fuerza a la que se subordina el sentimiento y se
preocupaba por la perfección formal de la primera etapa (Cántico)
-Rafael Alberti: su poesía varía entre una tremendamente vanguardista y otra tradicional impura, pero tendía al
neopopularismo (Marinero en tierra). Sufre una crisis de fe y el influjo surrealista (Sobre los ángeles), y a partir los años 30
escribe con fines políticos
-Vicente Aleixandre: sufrió un exilio interior e influenció la poesía de la posguerra. Tenía una visión pesimista del hombre y
el mundo, y escribía sobre la fusión entre el hombre y la fuerza de la naturaleza. Hablaba de la infancia como un refugio, un
paraíso perdido. La pasión amorosa unida a la muerte eran fuerzas liberadoras que se confundían (La destrucción o el amor)
-Dámaso Alonso: inauguró junto a Alexandre la poesía de la posguerra, escribía poesía pura que no estaba del todo
deshumanizado y tendía al existencialismo (Hijos de la ira)
-Gerardo Diego: representaba la mezcla de lo popular y tradicional con lo humano. (Imagen, Versos humanos)
otros autores importantes fueron Emilio prados y Manuel Altolaguirre, además de las sin sombrero, que realizaron
importantes aportaciones a la cultura de la época, pero fueron silenciadas por ser mujeres. Más tarde apareció Miguel
Hernández (el genial epígono) que no pertenecía a la generación como tal dada su edad, Plex pero se le consideraba
miembro por ser seguidor de su evolución del corte gongorino al humanismo (Perito en lunas, El Rayo que no cesa)
En definitiva, la generación del 27 fue uno de los momentos de máximo esplendor de la literatura y desarrolló la lírica
castellana del siglo XX en concreto y de la historia de la literatura en general
4. Teatro español a finales del siglo XIX.
Durante la transición del siglo XIX al XX se produjo la “crisis de fin de siglo”, donde se produjo un rechazo del pensamiento
racional burgués, el materialismo y el utilitarismo. Se perdieron los valores espirituales, y apareció una angustia existencial
por falta de respuestas, además de un profundo descontento por las falsas promesas de un mundo mejor nacidas con la
revolución industrial francesa. La Primera Guerra Mundial empeoró las cosas, y se empezó a ver el mundo como algo
decadente, deshumanizado, caótico e incomprensible. En España, el agotamiento del sistema político y el desastre de 1898
hizo que se propusieran métodos de regeneración fallidos, y se desencadenó una guerra civil. Es por esto que se intentó
crear un mundo mejor, superando el realismo con un arte que buscaba la emoción del espectador. Apareció un tipo de
teatro lleno de melodrama, golpe de efecto, escenas truculentas y lenguaje rimbombante llamado alta comedia, de
Echegaray. En España el teatro fue heredero del anterior en Europa con limitaciones comerciales, ideológicas y estéticas: el
teatro nuevo, que a pesar de su triunfo era escasamente renovador, y el teatro innovador, que era menos comercial.

En el teatro que triunfa destacó la comedia burguesa de Benavente (Premio Nobel de 1922). El autor intentó innovar con el
nido ajeno, pero fracasó y decidió realizar una crítica amable a la burguesía, le produjo una desconexión con grandes
movimientos teatrales de la época y la falta de renovación escénica. Innovó con lenguaje natural, el abandono del verso, el
tono grandilocuente y el reflejo de ambientes cotidianos. Sus obras más importantes son La malquerida y Los intereses
creados. También tuvo éxito el teatro poético, donde destaca el drama histórico (relacionado con el drama romántico y el
modernismo): escrito en verso,de carácter antirealista y anticrítico, ya que exalta ideales nobiliarios del pasado. Sus autores
más destacados fueron Eduardo Marquina, Villaespesa y los hermanos Machado ( la Lola se va a los puertos). Por último
apareció también el teatro popular (heredero del entremés y el sainete): escasamente crítico y pinta de forma tópica
ambientes o caracteres, buscando comicidad. Los autores más destacados fueron los hermanos Álvarez Quintero (humor
andaluz: las de Caín), Arniches (tragicomedia grotesca: la señorita de Trevélez) y Pedro Muñoz Seca (crea el astracán y
escribe: la venganza de don Mendo).

Por otro lado, en el teatro innovador participaron varios miembros de la generación del 98 y de la generación del 27, de los
que destacan:
Valle-Inclán, de la generación del 98, que fue el primer autor contemporáneo del teatro español. Se inventaba espacios y
personajes, usaba lenguaje dramático, y le daba mucha importancia a los detalles. Sus primeras obras son modernistas: en
verso, de corte decadentista y arcaizante, con elementos melodramáticos y ambientes exóticos, y siguen la línea del teatro
del siglo XIX (Cenizas o el Marqués de Bradomín). Más tarde escribió obras de ciclo mítico: en la Galicia mítica y atemporal
que se convierte en un símbolo. Las situaciones y personajes se mueven por instintos primitivos sin seguir normas (divinas
palabras y las comedias bárbaras).Existe también el ciclo de la farsa: en un tiempo y espacio cortesano y dieciochesco,
aunque universal. Tiene elementos de teatro de marionetas, comedia del arte y del entremés (Farsa y licencia de la reina
castiza). Por último está el ciclo del esperpento, este es un nuevo género dramático que busca expresar, realizar una crítica
y, encontrar y ver el sentido último de la sociedad degradándola de forma sistemática y grotesca para ver la propia
deformación existente. Se deshumanizan los personajes, y se distancian del creador. (Luces de Bohemia: visión de la
degradación de la sociedad a través de un viaje al infierno en la última noche de vida de Max Estrella, martes de carnaval y
retablo de la avaricia, la lujuria y la muerte).

Lorca escribe un teatro que trata de difundir el género entre el pueblo y alfabetizarlo, además, busca innovar y revolucionar
la escena teatral del momento. Su teatro es poético, significando esto para él lo tremendamente humano. Utiliza un
lenguaje poético con símbolos predilectos (cuchillos, la luna, el agua…) y metáforas, además del sabor popular, que hace
de sus obras un espectáculo total con carácter universal. En el tema, siempre hay un principio de libertad al que se opone
un principio de autoridad. Se acaba imponiendo la autoridad, y se produce una frustración en el protagonista ( un héroe
que se enfrenta solo al mundo por la libertad) que rodea los demás posibles temas que recorren las obras. Hay una gran
presencia de mujeres porque Lorca las ve más humanas, y estas representan las raíces y lo auténtico, dado que su
marginación social hace que no estén tan sujetas a las normas sociales. También hay muchos elementos de tragedia griega,
como el coro, el Fatum o el destino trágico. Sus obras principales son en el comienzo de estilo modernista (el maleficio de la
mariposa y Mariana Pineda), después cultiva la farsa, que habla del matrimonio de conveniencia entre una mujer joven y
un hombre mayor (la zapatera prodigiosa), aparecen también comedias imposibles, que son dramas simbólicos y
experimentales con la influencia del surrealismo (el público y así pasen cinco años) por último en su etapa de plenitud
escribe las siguientes obras: doña Rosita la soltera, bodas de sangre, yerma , y la casa de Bernarda Alba
5. La novela española (1939-75)

La guerra civil y dictadura supusieron el fin de la tradición inmediatamente anterior, y produjo el abandono de
tendencias del momento dado el exilio tanto exterior como interior de la mayoría de autores y la censura impuesta
por el nuevo régimen. Dado este aislamiento de España en cuanto al mundo político y cultural occidental la novela de
la posguerra tuvo un desarrollo limitado que se dividió en:

-novela de los vencedores: exaltaba las victorias y los valores del nuevo régimen como el ultracatolicismo,
nacionalismo castellano, belicismo y heroicidad (García Serrano, Foxá)
-novela de los vencidos: Los autores exiliados hablaban de la guerra desde el dolor de la pérdida de la patria (Max
Aub, Arturo Barea, Francisco Ayala, Sender, Rosa Chancel)
-novela existencial: reflejaban la vida amarga de la posguerra mediante personajes sin esperanza dominados por la
angustia existencial por la insatisfacción de vivir en un mundo de miseria económica y moral, con una denuncia social
oculta debido a la censura. Dio comienzo con La Familia de Pascual Duarte (Camilo José Cela) y tras esto se desarrolló
el tremendismo, que reflejaba los aspectos más crudos de la sociedad (Nada de Carmen Laforet, La sombra del ciprés
es alargada de Miguel Delibes)

En los años 50 la novela resurgió con el realismo social, iniciado por La colmena de Cela, la que realizó una crítica
denuncia a la sociedad española. Se buscaba describir la vida de la posguerra de manera colectiva haciendo uso del
objetivismo, los espacios y tiempos reducidos, un personaje colectivo representativo, diálogos con lenguaje directo y
sencillo y la ausencia de un narrador que juzgue. Habían grandes autores como Delibes (Las ratas, El camino), la
generación del medio siglo / generación de los niños de la guerra con autores como Ana María Matute, Carmen
Martín Gaite, Juana Goytisolo, Rafael Sánchez Farlosio (El jarama)

En los años 60 se produjo una ruptura con el realismo anterior, ya que se aflojó la censura interna del país y
empezaron a permitirse la entrada de influencias extranjeras, que junto a las novelas hispanoamericanas dieron lugar
a la novela experimental. Se innovó en los elementos clásicos de la novela, como la aparición de una pluralidad de
narradores, tiempo desorganizado, elementos extraños como anuncios informes y se exigió al lector que fuera activo
y creador. La obra que dio comienzo a esta tendencia fue Tiempo de silencio de Luis Martin-Santos, más tarde se
escribió Cinco horas con Mario de Delibes, San Camilo, 1936 de Cela, Últimas tardes con Teresa de Marsé, Señas de
identidad de Goytisolo y La saga fuga de JB de Torrente Ballester.

A partir de los años 1974/5, con la muerte de franco y la llegada de la transición, se eliminó la censura, fue el fin del
exilio y la coartación de la libertad de expresión. Se recuperó el gusto por la historia, aunque sin abandonar los
procedimientos experimentales, haciéndola más asequible para el público. Este cambio fue marcado especialmente
por La verdad sobre el caso Savolta de Eduardo Mendoza.

En definitiva, los condicionamientos de la dictadura hicieron que la novela evolucionará desde la existencialista hasta
la experimental, pasando por la social, y con el fin de la dictadura se fue recuperando el gusto por la historia,
reformando así la novela experimental. La narración se caracterizaba por su riqueza y el reflejo de las preocupaciones
de la época.
6. El teatro de 1939 a finales del siglo XX
En el siglo XX en Europa se produjo una revolución equiparable a la del barroco, pero España se quedó al margen de
esas corrientes renovadoras de la dramaturgia europea. España sufrió una limitación ya que solo se representaban
las obras rentables, y además, debían ajustar sus críticas al sistema establecido en el país. La guerra y la dictadura
produjeron otra limitación, ya que tuvo lugar el exilio, tanto interior como exterior, y muerte de los máximos
representantes del teatro anterior. El género estaba enormemente vigilado por la censura debido a su accesibilidad,
lo que hizo que los autores se decantaran por una tendencia de diversión intrascendente (soterrado) o una que
defendía los valores del régimen (visible).

En Europa ocurrió una renovación teatral, pero la influencia de estos autores del teatro en el exilio no llegó a España.
Destacaron Alejandro Casona, con su renovación teatral apoyada en una combinación de humor y lirismo, de
realidad y fantasía (La dama del Alba), y Max Aub con un teatro de vanguardia que cambia a otro de corte existencial
realista, con una temática comprometida con la tragedia histórica.

En España, el teatro visible seguía una de estas tendencias:


La comedia burguesa, que fue una evolución de la alta comedia de Benavente, en la que se realizaba una crítica
amable de los valores de la burguesía, unido a una defensa de los valores conservadores. Reproducía el universo
burgués y clases altas de los principios de siglo, por lo que se alejaba del mundo contemporáneo. Destacó Jose María
Pemán, y a partir de los años 60 el género renació con autores como Alfonso Paso.

El teatro de humor llevaba a cabo humor burgués basado en el enredo y el chiste fácil. Tenía una variante que
ensayaba técnicas de distanciamiento crítico y renovación, y fue el antecedente del teatro del absurdo. Cabe destacar
a Enrique Jardiel Poncela cuyo teatro describía una situación universal inverosímil donde ocurría una historia que
seguía una lógica rigurosa. Hacía un uso ingenioso del lenguaje y todo llevaba al absurdo (Eloísa está debajo de un
almendro). También se resalta a Miguel Mihura, cuyas obras mostraban convenciones sin sentido en las que se
basaba la sociedad, enfocadas desde el humor y el ridículo a través de la distorsión de la lógica, con ironía y
exageración (Tres sombreros de copa).

Un estilo muy distinto fue el del teatro soterrado, que tenía un estilo preocupado. En los años 40 fue una corriente
existencial y supuso el primer cambio renovador del teatro tras la posguerra. Destacaron Buero Vallejo con obras que
giraban en torno al anhelo de la realización humana y sus limitaciones, la búsqueda de la felicidad, la verdad, y la
libertad,que se ve obstaculizada por el mundo en el qué se vive. Sus historias tienen un enfoque existencial y
social-político, además de uno ético, y su teatro plantea problemas para que el espectador busque una solución.
Además, en sus obras encierra una esperanza de un mundo más humano y justo, y se clasifican en existenciales
(Historia de una escalera), sociales (Un soñador para un pueblo) y experimentales (La fundación). Alfonso Sastre
intentó hacer una renovación de la escena, pero al hacer una confrontación más directa provoca que su teatro sea
poco representado (escuadra hacia la muerte).

A partir de los años 70 nuevos autores se unen a la renovación teatral, y escriben obras experimentales superando el
realismo. En este teatro de vanguardia destacan Fernando Arrabal, que fundó un teatro pánico en el que mezcla lo
absurdo, cruel, e irónico, añadiendo la abstracción, el surrealismo y el simbolismo (Cementerio de automóviles); y
Francisco Nieva con el teatro furioso, lleno de antirealismo provocador que aborda la represión de la sociedad que
impide al ser humano desarrollarse libremente (Pelo de tormenta). Además, surgen los grupos de teatro
independientes, que actuaban al margen de los circuitos comerciales y aunque tenían una tendencia renovadora,
llegaban a un público amplio. Daban importancia a lo espectacular y lúdico del montaje, y la expresión corporal,
además de buscar que el espectador formase parte activa de la obra, rompiendo la cuarta pared (Els Joglars o La
Fura dels Baus). A partir de 1975 acabó la censura y el Estado trató de revalorizar el teatro, creando el Centro
Dramático Nacional y la Compañía Nacional de Teatro Clásico. Había una gran pluralidad de tendencias, ya que se
recuperaron clásicos, el teatro anterior, el realista con problemas del momento. Destacó Alonso de Santos (Bajarse al
moro), Antonio Gala (Anillos para una dama) y Fernando Fernán Gómez (Las bicicletas son para el verano). Por
último , se han incorporado mujeres como Ana Diosdado, y en los últimos años del teatro ha tenido una base realista
de problemas íntimos combinados con lenguajes escénicos distintos (Juan Mayorga La joven), y se han desarrollado
otro tipo de espectáculos como el musical, el monólogo o el micro teatro.

En conclusión, el teatro partía del existencialismo hacia el social y más tarde el experimental, y finalmente cuando la
dictadura termina se abrió
7. La poesía de 1939 a finales del siglo XX
La guerra civil española y la posguerra condicionaron la poesía del momento debido al exilio y muerte de numerosos
poetas, sumado a la censura. La poesía no partió de cero, y fue impulsada por escritores de la generación del 27 que
no se marcharon al exilio como Aleixandre, Dámaso Alonso y Gerardo Diego además de otros autores de la
generación del 36.

En los años 40, Miguel Hernández escribió una literatura preocupada por temas patrióticos, bélicos y angustiosos
(Viento del pueblo, Cancionero y Romancero de ausencias), y poetas exiliados como Juan Ramón Jiménez o León
Felipe escribían recordando la guerra con temas como el dolor de la patria perdida.
En España la poesía se separa en dos:
-Arraigada: era una poesía escrita por los vencedores de la guerra, es decir, los autores que estaban conformes con la
dictadura. Se agrupaban en la revista Garcilaso y usaban formas métricas clásicas como el soneto. Escribían sobre
temas como el sentimiento religioso, la belleza del paisaje o los sentimientos familiares. Destacó Luis Rosales con su
obra La casa encendida.
-Desarraigada: era una poesía escrita por los vencidos desde el exilio interior, reuniéndose en la revista Espadaña.
Era de corte existencialista y en ella se mostraba dolor, angustia y sufrimiento causado por la situación de guerra
española. Usaban un lenguaje directo y desgarrado con mucha fuerza expresiva. Esta tendencia nació con Hijos de la
ira de Dámaso Alonso y Sombra del paraíso de Vicente Aleixandre, y su autor principal fue Blas de Otero con Ancia.

En los años 50 se pasó a una poesía social dirigida a la mayoría, en la que el poeta tomaba partido ante las injusticias,
tratando de cambiar la realidad con la escritura. Los temas eran la situación en España, el anhelo de la escritura, la
libertad y la paz, y se usaba un estilo coloquial. En este tiempo Blas de Otero comenzó a escribir obras de otro corte
temático (Pido la paz y la palabra), Gabriel Celaya escribió Cantos Íberos, José hierro una poesía española de la
segunda mitad del siglo XX y Gloria Fuertes poesía infantil.

En los años 60 predominó la poesía de la experiencia personal, escrita por la generación de los 50 (niños de la guerra
o generación del medio siglo). Los autores evolucionaron desde la poesía social dado que la crítica social se les
quedaba corta y sentían la necesidad de abordar temas relacionados con el ser humano desde su propia experiencia.
En las obras estaban presentes aspectos cotidianos y el lenguaje usado era coloquial, de manera que se establecía
una comunicación personal con el lector, recurriendo a la ironía y la parodia. Destacaron Ángel González, José
Agustín Goytisolo, Gil de Biedma y Claudio Rodríguez.

En los años 70 la poesía cambió hacia una de corte experimentalista, gracias a que con la nueva ley de prensa la
censura se abrió un poco. Era una poesía culturalista que abandonaba el realismo y se centraba tanto en la alta
cultura como en la nueva. Se buscaban nuevas técnicas de expresión, algunas propias de las vanguardias. Sus
máximos representantes fueron Montalbán, María Panero y Jin Ferrer, e hicieron que el público se redujese con su
preocupación por la forma

A partir de 1975 la muerte de Franco dió lugar a un periodo de transición en el que desapareció la censura y se
permitió la entrada de obras y autores exiliados. En esta época autores de décadas anteriores continuaron
escribiendo, por lo que surgieron numerosas tendencias nuevas:
-Poesía culturalista, la cual estaba influenciada por los novísimos, y su principal escritor fue Luis Alberto de Cuenca.
-Poesía de la experiencia, que era una poesía realista de la que el poeta se presentaba como un ciudadano más con
las mismas vivencias que el resto. Para ello hacía uso de palabras referidas a objetos cotidianos, sin rehuir del
compromiso y crítica social. El principal escritor fue Luis García Montero con Completamente viernes.
-Poesía combativa, la que era una poesía denunciante de las injusticias, y tenía un corte de izquierdas. El principal
autor fue Jorge Richmann.
Mujeres poetas recrearon también temas como el amor, la sensualidad y el fracaso vital desde una perspectiva
femenina. Fueron de gran importancia Ana Rossetti y Elena Medel. Por último, recientemente han aparecido “Insta
poetas”, los cuales escriben con lenguaje sencillo, transmitiendo la poesía a través de la redes sociales. Destaca
mayormente Elvira Sastre.

En definitiva, el panorama de la poesía a partir de la guerra civil ha evolucionado hasta llegar a su riqueza actual,
además de ser un reflejo de los problemas y preocupaciones de los años descritos.
8. La novela española (desde 1975 hasta finales del siglo XX)
Desde la muerte de Franco en 1975, la llegada de la transición y la democracia y la desaparición la censura, llama la
atención la gran diversidad de tendencias, subgéneros, modas literarias y autores que se van sucediendo dentro de la
narrativa española. A los escritores noveles que se dan a conocer en esta época, hay que añadir los que siguen
escribiendo: Delibes, Cela, Marsé, etc.
Por otra parte, desde 1975 es muy notable tanto el importante desarrollo de la industria editorial como el aumento
del consumo literario. La producción editorial española crece progresivamente hasta estar en la actualidad entre las
más importantes del mundo. Aun así, los índices de lectura de los españoles siguen siendo muy inferiores a los de los
países más cultos. Además, los libros más leídos suelen ser los más hábilmente publicitados, casi siempre
traducciones de bestsellers y de dudosa calidad literaria.
A pesar de la enorme variedad, el rasgo más notable de este periodo parece ser la recuperación de la trama
argumental una vez superada la etapa experimentalista de los años 60. Ahora bien, las novelas no volverán a un
realismo como el del siglo XIX ni como el del realismo social de los años 50. Más bien, la ambientación realista tendrá
el objeto de servir de marco verosímil de las preocupaciones de los personajes, que rara vez se proyectan más allá de
su entorno familiar o círculo de amistades. Se puede hablar de este modo de novela posmoderna: los novelistas
renuncian a cualquier interpretación totalizante del mundo y los problemas que plantean no trascienden la
individualidad de sus protagonistas. Abundan los protagonistas solitarios y desolados, incapaces de comprender un
mundo que se les presenta hostil, y se tratan frecuentemente temas de tipo existencial. Por otro lado, gracias a las
conquistas técnicas de la narrativa en estos dos últimos siglos, nos encontramos ante novelas muy bien construidas.
A ello se une la gran variedad de modelos narrativos a los que los escritores pueden acudir; prácticamente ningún
subgénero narrativo ha estado ausente de la novela española de los últimos veinte años: de aventuras, policíacas,
fantásticas, históricas, metanovelas, etc.

El giro en la novela española desde el anterior experimentalismo se produce ya en el año de 1975 con la publicación
de La verdad sobre el caso Savolta, de Eduardo Mendoza. En 1986, aparece otra de sus novelas más importantes, La
ciudad de los prodigios. En ella, como en la anterior, evoca la ciudad de Barcelona.
Francisco Umbral, conocido articulista de prensa, es también autor de muy diversos libros. Su mayor logro novelístico
es Mortal y rosa, novela lírica en la que el autor presenta el problema de la muerte.
Luis Mateo Díez ha destacado como narrador con novelas como La fuente de la edad en la que retrata críticamente la
vida provinciana.
Juan José Millás es famoso por sus “articuentos”, columnas que publica en El País en las que mezcla el artículo de
opinión con el microrrelato. Como novelista, en sus obras disecciona las complejas psicologías de sus desorientados y
angustiados protagonistas, como en El desorden de tu nombre.
Javier Marías es probablemente el escritor español actual que ha alcanzado un mayor reconocimiento internacional
(Todas las almas, Corazón tan blanco). En sus novelas se dan cita el vanguardismo culturalista de los sesenta y el gusto
por contar historias propias de las décadas posteriores.
Antonio Muñoz Molina es uno de los más conocidos novelistas actuales. En sus novelas, se conjugan la intriga, la
hábil construcción del relato y un estilo brillante. Sus novelas más conocidas son El jinete polaco y Plenilunio.
Pueden citarse todavía otros novelistas de gran éxito, como Arturo Pérez Reverte (suya es la serie de El capitán
Alatriste). Podemos hablar también del creciente número de mujeres que se revelan como notables narradoras,
como Almudena Grandes, Rosa Montero e Irene Vallejo. Son muchos más los nombres que cabría citar, muchos de
ellos prestigiosos columnistas de la prensa española, dentro de este rico panorama narrativo actual.

En definitiva, la narrativa española actual se caracteriza por una riqueza y pluralidad de tendencias y autores sin
precedentes en la historia de la literatura anterior.

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