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Estudios Sobre El Barroco (Hatzfeld)

El documento presenta tres oraciones que resumen los principales puntos del texto: 1. El texto describe los privilegios y normas que Apolo envía a los poetas españoles, incluyendo que se les debe creer si dicen ser pobres y que pueden usar la imaginación para ensalzar a sus damas. 2. También establece que los poetas deben ser de buen carácter, pueden comer gratis en casas ajenas, y que sus obras pueden mejorar con la dirección a algún noble aunque no sean buenas. 3. Final

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Estudios Sobre El Barroco (Hatzfeld)

El documento presenta tres oraciones que resumen los principales puntos del texto: 1. El texto describe los privilegios y normas que Apolo envía a los poetas españoles, incluyendo que se les debe creer si dicen ser pobres y que pueden usar la imaginación para ensalzar a sus damas. 2. También establece que los poetas deben ser de buen carácter, pueden comer gratis en casas ajenas, y que sus obras pueden mejorar con la dirección a algún noble aunque no sean buenas. 3. Final

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Yo, que siempre trabajo y me desvelo

por parecer que tengo de poeta

la gracia que no quiso darme el cielo

Son hechos los poetas de una masa

dulce, süave, correosa y tierna,

y amiga del hogar de ajena casa.

El poeta más cuerdo se gobierna

por su antojo baldío y regalado,

de trazas lleno y de ignorancia eterna.

Absorto en sus quimeras, y admirado

de sus mismas acciones, no procura

llegar a rico como a honroso estado.

Vayan, pues, los leyentes con letura,

cual dice el vulgo mal limado y bronco,

que yo soy un poeta desta hechura:

cisne en las canas, y en la voz un ronco

y negro cuervo, sin que el tiempo pueda

desbastar de mi ingenio el duro tronco;

y que en la cumbre de la varia rueda

jamás me pude ver sólo un momento,

pues cuando subir quiero, se está queda.

«Adiós», dije a la humilde choza mía; «adiós, Madrid; adiós tu Prado y fuentes, que manan néctar,
llueven ambrosía; adiós, conversaciones suficientes a entretener un pecho cuidadoso y a dos mil
desvalidos pretendientes; adiós, sitio agradable y mentiroso, do fueron dos gigantes abrasados
con el rayo de Júpiter fogoso; adiós, teatros públicos, honrados por la ignorancia que ensalzada
veo en cien mil disparates recitados;

«¡Oh Adán de los poetas, oh Cervantes! ¿Qué alforjas y qué traje es éste, amigo, que así muestra
discursos ignorantes?» Yo, respondiendo a su demanda, digo: «Señor: voy al Parnaso, y, como po -
bre, con este aliño mi jornada sigo». Y él a mí dijo: «¡Oh sobrehumano y sobre espíritu cilenio le -
vantado, toda abundancia y todo honor te sobre! Que, en fin, has respondido a ser soldado anti-
guo y valeroso, cual lo muestra la mano de que estás estropeado. Bien sé que en la naval dura pa -
lestra perdiste el movimiento de la mano izquierda, para gloria de la diestra; y sé que aquel instin-
to sobrehumano que de raro inventor tu pecho encierra no te le ha dado el padre Apolo en vano.
Tus obras los rincones de la tierra, llevándola[s] en grupa Rocinante, descubren y a la envidia mue -
ven guerra. Pasa, raro inventor, pasa adelante con tu sotil disinio, y presta ayuda a Apolo, que la
tuya es importante, antes que el escuadrón vulgar acuda de más de veinte mil sietemesinos poe-
tas que de serlo están en duda.

Yo corté con mi ingenio aquel vestido con que al mundo la hermosa Galatea salió para librarse del
olvido. Soy por quien La Confusa, nada fea, pareció en los teatros admirable, si esto a su fama es
justo se le crea. Yo, con estilo en parte razonable, he compuesto comedias que en su tiempo tuvie -
ron de lo grave y de lo afable. Yo he dado en Don Quijote pasatiempo al pecho melancólico y
mohíno, en cualquiera sazón, en todo tiempo. Yo he abierto en mis Novelas un camino por do la
lengua castellana puede mostrar con propiedad un desatino. Yo soy aquel que en la invención ex-
cede a muchos; y al que falta en esta parte, es fuerza que su fama falta quede. Desde mis tiernos
años amé el arte dulce de la agradable poesía, y en ella procuré siempre agradarte. Nunca voló la
pluma humilde mía por la región satírica: bajeza que a infames premios y desgracias guía.

PRIVILEGIOS, ORDENANZAS Y ADVERTENCIAS QUE APOLO ENVÍA A LOS POETAS ESPAÑOLES

Es el primero, que algunos poetas sean conocidos tanto por el desaliño de sus personas como por
la fama de sus versos. Que si algún poeta dijere que es pobre, sea luego creído por su simple pala -
bra, sin otro juramento o averiguación alguna. Ordénase que todo poeta sea de blanda y de suave
condición, y que no mire en puntos, aunque los traiga sueltos en sus medias. Que si algún poeta
llegare a casa de algún su amigo o conocido, y estuvieren comiendo, y le convidare, que, aunque él
jure que ya ha comido, no se le crea en ninguna manera, sino que le hagan comer por fuerza, que
en tal caso no se le hará muy grande. Que el más pobre poeta del mundo, como no sea de los Ada -
nes y Matusalenes, pueda decir que es enamorado, aunque no lo esté, y poner el nombre a su
dama como más le viniere a cuento: ora llamándola Amarili, ora Anarda, ora Clori, ora Filis, ora Fíli -
da, o ya Juana Téllez, o como más gustare, sin que desto se le pueda pedir ni pida razón alguna. Se
ordena que todo poeta, de cualquiera calidad y condición que sea, sea tenido y le tengan por hijo -
dalgo, en razón del generoso ejercicio en que se ocupa, como son tenidos por cristianos viejos los
niños que llaman de la piedra. Se advierte que ningún poeta sea osado de escribir versos en ala-
banzas de príncipes y señores, por ser mi intención y advertida voluntad que la lisonja ni la adula -
ción no atraviesen los umbrales de mi casa. Que todo poeta cómico que felizmente hubiere sacado
a luz tres comedias, pueda entrar sin pagar en los teatros, si ya no fuere la limosna de la segunda
puerta, y aun esta, si pudiere ser, la escuse. Se advierte que si algún poeta quisiere dar a la estam -
pa algún libro que él hubiere compuesto, no se dé a entender que por dirigirle a algún monarca el
tal libro ha de ser estimado, porque si él no es bueno, no le adobará la dirección, aunque sea he -
cha al prior de Guadalupe. Se advierte que todo poeta no se desprecie de decir que lo es; que si
fuere bueno, será digno de alabanza; y si malo, no faltará quien lo alabe; que cuando nace la esco -
ba, etc. Que todo buen poeta pueda disponer de mí y de lo que hay en el cielo a su beneplácito;
conviene a saber: que los rayos de mi cabellera los pueda trasladar y aplicar a los cabellos de su
dama, y hacer dos soles sus ojos, que conmigo serán tres, y así andará el mundo más alumbrado; y
de las estrellas, signos y planetas puede servirse de modo que, cuando menos lo piense, la tenga
hecha una esfera celeste. Que todo poeta a quien sus versos le hubieren dado a entender que lo
es, se estime y tenga en mucho, ateniéndose a aquel refrán: «Ruin sea el que por ruin se tiene». Se
ordena que ningún poeta grave haga corrillo en lugares públicos recitando sus versos; que los que
son buenos, en las aulas de Atenas se habían de recitar, que no en las plazas. Se da por aviso parti -
cular que si alguna madre tuviere hijos pequeñuelos traviesos y llorones, los pueda amenazar y es-
pantar con el coco, diciéndoles: «Guardaos, niños, que viene el poeta fulano, que os echará con
sus malos versos en la sima de Cabra o en el pozo Airón». Que los días de ayuno no se entienda
que los ha quebrantado el poeta que aquella mañana se ha comido las uñas al hacer de sus versos.
Se ordena que todo poeta que diere en ser espadachín, valentón y arrojado, por aquella parte de
la valentía se le desagüe y vaya la fama que podía alcanzar por sus buenos versos. Se advierte que
no ha de ser tenido por ladrón el poeta que hurtare algún verso ajeno y le encajare entre los su-
yos, como no sea todo el concepto y toda la copla entera, que en tal caso tan ladrón es como
Caco. Que todo buen poeta, aunque no haya compuesto poema heroico, ni sacado al teatro del
mundo obras grandes, con cualesquiera, aunque sean pocas, pueda alcanzar renombre de divino,
como le alcanzaron Garcilaso de la Vega, Francisco de Figueroa, el capitán Francisco de Aldana y
Hernando de Herrera. Se da aviso que si algún poeta fuere favorecido de algún príncipe, ni le visite
a menudo ni le pida nada, sino déjese llevar de la corriente de su ventura; que el que tiene provi -
dencia de sustentar las sabandijas de la tierra y los gusarapos del agua, la tendrá de alimentar a un
poeta, por sabandija que sea. En suma, estos fueron los privilegios, advertencias y ordenanzas que
Apolo me envió y el señor Pancracio de Roncesvalles me trujo, con quien quedé en mucha amis-
tad; y los dos quedamos de concierto de despachar un propio con la respuesta al señor Apolo, con
las nuevas desta Corte. Daráse noticia del día, para que todos sus aficionados le escriban.

El verdadero Barroco encierra una auténtica tensión psicológica, a la vez que un anhelo de paz es -
piritual, un gusto depurado en la expresión, sencillez en el enredo, nobleza y discernimiento en el
estilo. Si hubiéramos de señalar las características del Barroquismo diríamos que son: una hiperbó-
lica pointe o rasgo de ingenio rebuscado; proliferación exagerada de agudezas y adornos sin fun-
ción estructural alguna; abuso de las descripciones por el placer de hacerlas; la combinación ab -
surda de los más menudos detalles con la más hinchada magnificiencia; la metáfora como sorpre -
sa y fanfarronada (“stil metaforuto”) y, frecuentemente, el “inauditus numerorum tronitus” (Gra-
vina).

El Barroco es la evolución del Renacimiento hispanizado en el momento en que se celebra el Con -


cilio de Trento. Empieza, por tanto, en Italia, en la atmósfera española de Nápoles y en la Roma de
los Papas. Obtiene en España una excelente acogida, (…) tras lograr con Cervantes un equilibrio de
corta duración, lo pierde con el “barroquismo” de Quevedo y Calderón. (…) El Barroco triunfa allí
donde una dignidad grandiosa parece encubrir las terribles contiendas de la “condición humana”,
dejándolas ver, sin embargo, mucho mejor, y en su paradoja. Hay una verdadera casuística de
acuerdo con la cual Don Quijote es culpable y responsable de su enajenación idealista que no le
permite ver la realidad. En la superficie, los hombres y mujeres representativos del Barroco litera-
rio aparecen como inconsistentes, orgullosos pavos reales o como disfrazadas y volubles Circes.
Saben, sin embargo, a pesar de toda su ostentación, que viven inseguros y amenazados por la
muerte. No por eso dejan de usurpar un rango y un lugar que no merecen; ese rango supremo, se -
gún dice Pascal, sólo pertenece a Cristo, que desea humildad y renuncia. Esto es lo que origina la
inquietud espiritual, lo que produce la “tensión” interna y el anhelo de paz del hombre barroco.

En todas las artes, el período barroco, que se extiende aproximadamente de 1550 a 1680, es un in -
tento de sustituir el hedonismo renacentista por unos valores más serios y espirituales, así como
una ruptura de los estrechos límites del humanismo antropocéntrico por medio de un trascenden -
talismo paradójico que tiene que ver con el espacio y con el tiempo.

Los motivos barrocos más serios se refieren a reflexiones sobre la vida, el hombre y el paso del
tiempo. Los bienes terrenos se declaran ilusorios mediante el lema “todo es nada” de Santa Tere -
sa, y la pregunta calderoniana: “¿Qué es la vida? Un frenesí / ¿Qué es la vida? Una ilusión, / una
sombra, una ficción, / Y el mayor bien es pequeño…”

La profundidad barroca: la proyección psicológica del sentimiento infinito de la eternidad como


tiempo en el espacio.

Si el claroscuro presenta un aspecto de simbolismo teatral, el motivo se ensancha en el concepto


de que el mundo entero es un escenario finito que refleja lo infinito. Ésta es una de las ideas favo -
ritas de Calderón, que representa la vida como El gran teatro del mundo, en el que el mismo Dios
actúa como director de escena y los actores han de representar sus respectivos papeles sin estar
muy seguros del éxito final.

Renacimiento… 1530-1580 Fray Luis de León (1527-1591)

Manierismo… 1570-1601 Luis de Góngora (1561-1627)

Barroco… 1610-1630 Miguel de Cervantes (1547-1616)

Barroquismo… 1630-1670 Calderón de la Barca (1600-1681)


El objetivo de esta clase es que los estudiantes de grado noveno aprendan aspectos generales del
neoclasicismo español e hispánico.

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