HISTORIA ANTIGUA I – PEC 3 – REALIZACION DE MAPAS- / 2020-21
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EXPLICACION MAPAS DE EGIPTO 1 Y 2
En el mapa número 1 se refleja la situación de los distintos nomos del Bajo Egipto, mientras
que en el número 2 se indican los respectivos nomos del Alto Egipto, y la situación geográfica
donde estaban ubicadas las necrópolis reales, así como el lugar de algunas de las principales
ciudades.
Egipto se constituye a lo largo de la ribera del río Nilo, pues es su arteria vital. El país se
divide en dos zonas: desde Asuán, en la primera catarata, hasta la ciudad de Menfis, en el
norte, es el Alto Egipto, y se divide en veintidós nomos; más al norte de Menfis se encuentra el
delta del Nilo donde el rio se ramifica y origina tierras pantanosas, es la zona que llamamos el
Bajo Egipto, que también se dividía en nomos. A veces se habla de un Egipto Medio entre
Ábidos y Menfis, pero es a nivel de especialistas, pues los egipcios siempre se referían a la
unión del Alto y Bajo Egipto, jamás utilizaron ese término.
Los nomos eran lo que hoy en día llamamos provincias o distritos administrativos que los
egipcios crearon con el fin de poder organizar el país. De tal manera, al frente de estos nomos
se nombraba a un gobernador, el nomarca, el cual, era el encargado y máximo responsable
ante el faraón del correcto funcionamiento de sus distritos o provincias. Fueron una parte muy
importante en la historia de Egipto, pues su situación les llevo a alcanzar grandes parcelas de
poder e influencia, situación que traerían más de un dolor de cabeza a las dinastías faraónicas.
En el mapa número 2, también se indica la situación de las necrópolis donde fueron
enterrados la inmensa mayoría de los faraones egipcios a falta de mayor información. De esta
manera, nos encontraríamos con la necrópolis en Ábidos, donde se suponen que están
enterrados los primeros faraones. Luego, con el cambio de modelo de enterramiento, las
mastabas o pirámides, nos acercan a necrópolis muchos más repartidas donde los faraones
levantaron sus tumbas: Saqqara, Gizeh, Abusir, etc., que correspondería con el Imperio
Antiguo. Con la llegada del Imperio Medio, y posteriormente en muchos siglos siguientes, se
abandonó la tradición de las pirámides, y los faraones pasaron a ser enterrados en hipogeos,
tumbas escavadas en la roca, en el fascinante y espectacular Valle de los Reyes, muy cerca de
Tebas.
Por último, mencionar los límites o fronteras originales del Egipto Antiguo: por el norte se
encuentran el Mar Mediterráneo; al oeste se encuentra el desierto de Libia salpicado por una
serie de oasis habitados por pastores, intercomunicados entre sí a través de rutas comerciales;
al sur de la primera catarata se sitúa lo que se conocía como Nubia, país que les proporcionaba
diversos materiales, mano de obra, y les ponía en contacto con productos exóticos del africana
subsahariana; y finalmente, por el este, tenemos el desierto Oriental que desemboca en el Mar
rojo tras atravesar sus colinas, y más al norte, la Península del Sinaí con sus riquezas minerales.
NOTA: Repasando el trabajo me doy cuenta que no he reflejado en ningún mapa la extensión
del Imperio Egipto, y debido a la escasez e ignorancia técnica me es imposible realizarlo ya.
Comentar que desde el Imperio Medio se inició una política de acercamiento a ciudades
comerciales Palestinas con el fin de entrar en el intercambio comercial internacional, pero tras
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la persecución a los hicsos durante el comienzo del Imperio Nuevo, se cambió la política por
una de ocupación. Se pelearon primero con mitannos y luego con los hititas en un continuo
enfrentamiento por los estados del norte de Siria. La máxima extensión fronteriza se consiguió
durante el reinado de Ramsés II (1304 – 1237 a.C.)
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EXPLICACION MAPAS ORIENTE PRÓXIMO 3-4-5-6-7
El mapa número 3 refleja la Mesopotamia del III milenio a.C. con el surgimiento de la
civilización, en esta parte del mundo, a través del florecimiento de una serie de ciudades-
estados donde se daban todas las condiciones para el nacimiento de la Historia: regadío,
cerámica, jerarquía y clases sociales, avances tecnológicos y establecimiento sedentario en
enclaves urbanos, entre otros, son las características para el inicio de la civilización.
La primera parte del III milenio a.C. está representado por la civilización sumeria (Summer)
en la Baja Mesopotamia, con el surgimiento de ciudades como Uruk, Ur, Eridu, Nipur o Kish,
que se disputan entre ellas la supremacía y el dominio de los recursos naturales al alcance en
la zona. La segunda etapa, mediados del III milenio a.C. se caracteriza por las invasiones Guti y
acadias (Akad), estas últimas culminaran con la creación del Imperio Acadio, cuyo máximo
exponente será Sargón de Akad (c.2334 – 2279 a.C.), cuyos extensos dominios podemos ver
reflejados en el mapa 3. Por último, la segunda mitad o el final del III milenio a.C., es lo que se
conoce como el Renacimiento Sumerio. Tras la caída del Imperio de Agade de unos ciento
cincuenta años de duración, y las invasiones Guti que aprovechan el descontrol político,
comienzan a resurgir las ciudades sumerias con nuevas perspectivas. Se inicia una época de
alternancia hegemónica de distintas ciudades por el control de las rutas comerciales: primero
tenemos al rey Gudea de Lagash; luego será la III dinastía de Ur la que inicie el Renacimiento
Sumerio; posteriormente el dominio pasara a Isín, Larsa, Mari, hasta llegar a la época de
Babilonia y Hammurabi (c.1790 – 1750 a.C.)
El mapa número 4 se centra en el Imperio Hitita y su extensión. Podemos observar como a
comienzos del II milenio a.C. el país de Hatti se circunscribía a una zona determinada en el
centro-norte de la Península de Anatolia, en especial, alrededor de los establecimientos
comerciales asirios, los Karum y los Wabartum. El más famoso e importante es el Karum de
Kadesh. Eran establecimientos comerciales creados por los asirios que solían instalarse en las
orillas de los ríos para aprovechar la navegación fluvial, y a través de tratados, con los príncipes
anatólicos, poder poner en comunicación comercial a Mesopotamia, el Levante y la propia
Anatolia.
El reino de Mitanni también fue muy importante en la primer mitad del II milenio a.C. Por su
posición geográfica se dio de palos con todos sus vecinos o se aliaban según las necesidades.
Obtuvieron bastante éxito en su expansión, pero siempre en conflictos permanentes, hasta
que finalmente, en la segunda ofensiva del rey hitita Suppiluluima I (c. 1370 -1330 a.C.), fue
derrotado Tushratta, el rey mitanno, dejando al reino de Mitanni en una profunda crisis
dinástica y de poder, hecho que aprovecho Suppiluluima I para reducir el reino y colocar a un
rey vasallo, Shattiwaza, el hijo prófugo.
Durante la segunda mitad del II milenio a.C., Hatti, también tuvo muchos enfrentamientos y
conflictos por los estados del norte de Siria con el Egipto faraónico del Imperio Nuevo que
dominaba la parte de la costa Levantina. El enfrentamiento más famoso es la batalla De
Qadesh en 1269 a.C. entre el faraón Ramsés II (1290 – 1224 a.C.) y el monarca hitita Hattusulli
III (1275 – 1245 a.C.).
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Hay que tener en cuenta que estamos ante un período de gran incertidumbre y
conflictividad a nivel internacional, pues estamos ante una partida de parchís, jugada entre
cinco potencias que se reivindican y buscan su espacio (Hatti, Egipto, Mitanni, Asiria y
Babilonia), y en la que, a veces, sólo tienen cabida cuatro jugadores.
La lámina 5 corresponde a la extensión del Imperio Asirio haciendo una comparativa entre
el núcleo original de los asirios, haya por el primer tercio del II milenio a.C., y a su máxima
extensión en época de Salmansar III (858 – 824 a.C.).
En época original, el reino Asirio se circunscribía a la ciudad de Asur y sus alrededores,
ocupaban una pirámide o triangulo imaginario alrededor de la cuenca alta del río Tigris, entre
Samarra al sur, Nínive al norte y Kalhu por el este montañoso. Es el período de los
establecimientos comerciales asirios en la Península Anatólica, los famosos Karum donde se
desarrollaba una importante actividad comercial. Destaca el rey Samshi Adad (c. 722 – 705
a.C.) hasta que fueron absorbidos por la babilonia de Hammurabi, para luego pasar a depender
de Mitanni.
Entre los siglos IX y VII a.C. el Oriente Próximo vivirá dos acontecimientos que marcarán el
período, una primera fase de recuperación, y otra más sorprendente, la rápida expansión del
estado asirio. Durante todo este enorme espacio de tiempo se fue consolidando un enorme
imperio poco a poco, pero no sólo a nivel territorial, sino a nivel administrativo y organizativo
también. Primero se fueron recuperando antiguos territorios en la Alta Mesopotamia, para
luego ir expandiéndose hacia el sur de Anatolia y el Levante. El máximo poderío llego con la
dinastía que inauguró el rey Sargón II (722 – 705 a.C.) cuando primero se derrotó a Babilonia y
luego se dominó Egipto, aunque fuera por un periodo de tiempo corto.
El siguiente mapa es el número 6 y muestra los máximos límites fronterizos a los que llego
el reino de Babilonia. En amarillo aparece el poder que se alcanzo haya por los inicios del II
milenio a.C., más exactamente, en época de Hammurabi, cuando Babilonia se hizo con el
control de la Baja y la Alta Mesopotamia, tras derrotar sucesivamente a ciudades como Larsa,
Eshnunna, Assur o Aleppo. Tras su muerte, el imperio entró en declive y sus fronteras
amenazadas por el noreste por los casitas, pero no serían ellos, sino los hititas los que
atacaron, hecho que aprovecharon los casitas para hacerse con el control del país e iniciar un
nuevo período hasta el final del II milenio a.C.
A partir del siglo IX a.C. se inicia un período de cooperación y conflictos con el reino vecino
de Asiria que culminará con una guerra civil y la conquista de Babilonia por parte de los
primeros. Se inicia entonces una época de dominación asiria, donde habría que mencionar la
intervención del poderoso estado de Elam en los asuntos babilónicos-asirios, hasta que el
soberano Nabopolosar (626 – 605 a.C.) consiguió derrotar a los asirios, repartiendo su extenso
imperio con los medos, sus aliados en esta ocasión. De esta manera, se da comienzo a lo que
sería el Imperio Neobabilónico (626 – 539 a.C.)
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De color verde, se refleja la extensión que se consiguió en la época de la dinastía
neobabilónica, en concreto, con Nabuconodosor II (604 – 562 a.C.), que heredará casi la
totalidad del imperio Asirio, pues Egipto no estará bajo su control, aunque los derrotó, pero si
lugares tan importantes como la propia Asiria, Siria, Israel y la costa levantina en su totalidad.
Por último, el mapa número 7 refleja el Imperio Persa. Con el imperio Aqueménida persa, el
más grande conocido, se da el pistoletazo de salida a los mega imperios que cubrirán el
milenio siguiente. El imperio comienza cuando Ciro II el grande (559 – 530 a.C.) se subleva al
rey medo Astiages II (585 – 550 a.C.). Hereda el Imperio Medo que ocupaba Irán, el norte de
Asiria y gran parte de Anatolia, fusionando ambos pueblos. Con el camino despejado, se lanza
a la conquista de Lidia, Babilonia y el resto de Anatolia llegando hasta el Egeo. En un momento
dado, Ciro dirigió su mirada al este, llegando a dominar la mayor parte de Afganistán y el sur
de Asia central, las actuales Turkmenistán, Uzbekistán y Tayikistán, estableciendo sus fronteras
con países tan importantes como la India y China. Su sucesor, el rey Cambises II (530 – 522
a.C.) conquistará Egipto y someterá a sus pueblos vecinos del oeste (Libia, Barca y Cirene).
Con Darío I (522 – 486 a.C.) se restablece el orden y se pone fin a un período de crisis, se
conquista la Tracia pero fracasa en su intento de conquistar Grecia. Los siguientes soberanos
no cejarán en su empeño de la conquista helena, pero no obtuvieron éxito, hasta que el último
rey persa Darío III (336 – 330 a.C.) es derrotado varias veces por Alejandro Magno, poniendo
fin al Imperio Persa.
El estado persa fue una torre de babel de muy diferentes pueblos, y uno de sus principales
éxitos fue la administración de los territorios anexionados, pues en vez de someterles
brutalmente, se cogió el camino de intentar respetar las tradiciones de cada pueblo, y
aprovechar a las élites locales para el control del imperio.
BIBLIOGRAFIA
- Kuhrt. A.: El Oriente Próximo en la Antigüedad c. 3.000 – 330 a. C. Ed.: Crítica, Madrid,
2 014. Vol. I
- Kuhrt. A.: El Oriente Próximo en la Antigüedad c. 3.000 – 330 a. C. Ed.: Crítica, Madrid,
2 014 Vol. II
- Azcárate Luxán. B. Azcárate Luxán. Mª V. Sánchez Sánchez. J.: Atlas histórico y
geográfico universitario. Ed. Uned, Madrid, 2006
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