Nombre: Jaime Santacruz
Semestre: Tercero de Derecho Nocturno
POLITICA CRIMINAL
INTRODUCCIÓN
El análisis de la política criminal es un tema abarcador que engloba diversas
aristas del saber criminológico y del Derecho penal, por ello es necesario
comprender sus fundamentos para así proyectar una visión más completa y
clara de su finalidad e importancia. A lo largo de la historia, desde que se
concibe la organización del Estado y el consecuente desarrollo del Derecho
penal, ha sido la reacción frente al fenómeno criminal y la estrategia a adoptar
frente a la delincuencia, el punto esencial del debate y la polémica de los
estudiosos de esta área del conocimiento. La política, se dice, es una
necesidad ineludible para la vida humana, tanto individual como social. Puesto
que el hombre no es autárquico, sino que depende en su existencia de otros, el
cuidado de ésta debe concernir a todos, sin lo cual la convivencia sería
imposible” (Arendt, 1997, 67). Agregamos que esta terminología a nuestro
criterio, parte del entendimiento de que la política puede ser entendida,
además, como el estudio de toda esfera de actividad humana que tuviese, de
cierta manera, una relación con el Estado. Al ser el Estado el encargado de
organizar, coordinar y disciplinar la vida en sociedad de manera que los
conflictos y tensiones sociales se sobrelleven en los niveles de tolerancia, debe
hacerse valer para alcanzar dicho objetivo, de mecanismos coercitivos y
coactivos, entre ellos el ius puniendi o derecho de castigar.
DESARROLLO
Se asume el criterio de defender un concepto amplio de la política criminal,
entendida como el conjunto de estrategias, mecanismos, técnicas que
implementa el poder público político en diferentes aristas como la jurídica, la
económica, social, educativa, con el objetivo de prevenir y enfrentar el
fenómeno delictivo y a su vez lograr obstaculizar; controlar y mantener en
límites tolerables, la tasa de delitos que se cometen en una sociedad
determinada. No se trata de asumir una postura que la entienda en sentido
estricto o amplio, sino de comprender la política criminal por su propia
naturaleza, Si atendemos a un concepto más amplio de la política criminal,
como forma de la política general que se dedica al estudio del fenómeno
criminal contemplado desde la problemática social que preocupa al poder
público, entonces el contenido de la disciplina adquiere.
La Política Criminal por su parte va a constituir un aspecto de la política general
del Estado, destinado a un conjunto de estrategias que de manera planificada y
teniendo como base la expresión fáctica de la criminalidad en todas sus
manifestaciones posibles, así como las limitaciones propias del deber ser,
expuestas en el marco normativo nacional e internacional de que se trate; se
encuadrará en la totalidad del sistema de control social de un Estado dado para
el enfrentamiento al fenómeno criminal; manifestándose en ambas de sus
aristas, tanto del control social formal como el informal, a partir del diseño de
estrategias socializadoras, preventivas y coactivas, interceptándose de esta
manera no solo con los agentes del sistema de justicia penal sino con otras
áreas de la política estatal, particularmente del sector social, dígase la
educación, la salud, la vivienda, el trabajo, teniendo incidencia tanto en la
prevención primaria de la criminalidad como en el enfrentamiento proactivo a
determinadas conductas con alto grado de peligrosidad social que son
constitutivas de delito. Una política criminal que atienda el “antes” del fenómeno
criminal, sería aquella dirigida a poner en práctica políticas preventivas de
naturaleza social, dígase toda la actividad desarrollada a través de las agencias
informales de control social como la escuela, la familia, la comunidad y demás,
donde se potencie el acceso a la información, programas de empleo, de
integración comunitaria, de seguridad social, dirigida fundamentalmente a
desarrollar un trabajo proactivo ex ante de la comisión de delitos.
CONCLUCIÓN
La Política criminal no debe entenderse como un concepto único e invariable, la
misma se adapta a las características políticas, sociales, económicas,
culturales del Estado que la implementa. Los mecanismos formalizados para el
combate de la criminalidad no son efectivos por sí solos, es preciso la
implementación de políticas que desde el ámbito social y preventivo también se
enfoquen hacia la reacción ante el fenómeno criminal, de ahí su entendimiento
con enfoque amplio de su concepto, donde se imbriquen estrategias y agencias
controladoras tanto del control social formal como informal. La Política Criminal
debe accionar teniendo en cuenta los diversos momentos que conforman el
fenómeno criminal, de ahí que deba atender el “antes”, el “durante” y el
“después” de la producción de la actividad delictiva.