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Silvia Pelaez
OTN OMe EU eRe} 1s
PASODEGATO |
iACORAZADOS |Silvia Pelaez (Cuernavaca, Morelos, 1959). Es dramaturga,
directora teatral, narradora, investigadora, traductora y aoe
cente. Autora del CD Dramaturgas mexicanas Cone Poles
neas y del libro Oficto de dramaturgo. En 2006 diseno y creo
la carrera de productor de espectaculos, junto con Marisa de
Leén. Ha recibido premios nacionales e internacionales por
sus obras y trabajos tanto en México como en el extranjero.
Por su trayectoria ha sido incluida en el Diccionario de Es-
critores Mexicanos; en el Diccionario de Autores del Centro
Mexicano de Escritores; el Diccionario de Escritores Mexica-
nos, en el co La literatura mexicana contemporanea yen la
Enciclopedia de México. Tiene maestria en Comunicacién
por la UNAM y es licenciada en Comunicacion Social por la
uaM. De sus 35 obras, ha estrenado profesionalmente diez:
Fiebre 107 grados (2006) con la Compania Nacional de Tea-
tro; Erszebet, la banista de la tina purpura (2005); Ecos de
Mexico (2004); El guayabo peludo (1 996), entre otras.
Fotografias de portada
PASODEGATO y contraportada:
ISBN 978 968 9355 19 9 Marisa be LEON
Escrita con la beca Creadores con Ti rayectoria del Instituto de Cultura
de Morelos (2007); forma parte del Proyecto “Entre bugambilias ee
@® Registrada en socem
OSilvia Pelaez
© Ediciones y Producciones Escénicas PASODEG,
Eleuterio Méndez #11, Colonia Churubusco-Coyo;
©. p. 04120, México, D, F :
Teléfonos: (0155) 5601 6147, 5688 9232, 5688
Correos electrénicos:
[email protected]
[email protected], editorialpdg@gm
Las autorizaciones par
a la autora «Cuadernos de Dramaturgia Mexicana A
Entra Foriino (45 anos) y se dirige al publico desde el podio.
Viste con una informalidad elegante, con camisa de algodon
verde claro y pantalon caki. Podio de Alcoh6licos Anonimos.
Fortino: Estaba yo en la azotea y sono el timbre. Era un
domingo en la mafana, muy temprano. Sacaba trebejos del
cuarto de servicio que mi hermana habia inundado de carte-
les; estaba buscando un disco. Era mil novecientos setenta y
cinco. Aquella mafana mi mama y mi hermana Amara habian
ido a comprar gorditas de frijol para desayunar. Micaela es-
taba dormida; se desvelaba mucho. Y mi papa... él estaba...
Disculpen, se me quiebra la voz. No sé... Cuando tiene uno
el valor de pararse aqui... enfrente, cuando se ha podido uno
despegar de la silla y ponerse ante todos, crees que va a ser
facil. Perd6n. (Pausa larga. Se seca los ojos con un pafuelo.)
Les decia, mi papa no oyé el timbre que sonaba una y otra
vez; a él le gustaba encerrarse en el bafo a leer el periddico
con las noticias en el radio a todo volumen.
Se escucha el radio. Transicion. Cambia la escena.
Tres de la manana. Comedor de la casa familiar. En una silla
dormita Sara. En un viejo sill6n ronca Justino. Llega Micreta;
camina tratando de no hacer ruido; se le cae un cuaderno.
Justino: (Con un bate en la mano.) ;;Quién anda ahi?!
Sara: ;Qué te pasa, Justino?
Justino: 3No oiste, Sara? Alguien se metié a la casa.
Sara: Pues no of nada; son tus ideas.
Justino: Sorda como siempre.
Micaeta: Fui yo, mama: Micaela, Mica.Sara: No la ofendas. Reganala, pero no la insultes.
Micatta: Dejalo, mama; de seguro también hoy tomé, y ya
ves como se pone.
JustiNo: 3Te fijas, mujer?, lo acepta porque es una cual-
quiera.
Micatta: No te me acerques, papd; hueles horrible.
Justino: Y se atreve a decirme que huelo mal. Ella ha de
apestar a semen y esas cosas.
Micaeta: A borracho. Apestas. Me regafias por llegar tarde,
pero tu qué; te la pasas tomando.
Justino: No estoy borracho, mirame: puedo llevar una cha-
rola en la cabeza sin que se caiga.
Sara: Ya, mejor vete a la cama, Mica.
Micaeta: Si, mama. (Murmura.) No sé como puedes dormir
con él. (A Justixo.) Y para que lo sepas, todavia soy virgen.
Sara: jMica!
Justino: ;Ves como me provoca?
Sara: (A Micarta que se aleja.) Pero no vayas a despertar a
tu hermana ni a Fortino.
Justino: Si, ya, ya, largate. No quiero ver tus ojos acusado-
res, me miras como si yo fuera un criminal.
Micatta: Eres ridiculo, papa.
Sara: Ya, nina, no atices el fuego.
Micaeta: Como quieran, pero mientras no se digan las co-
sas, todo seguira igual. Mientras sigan detras de sus corazas.
(Sale.)
JUSTINO se sirve tequila en un vaso.
Sara: sVas a tomar a esta hora?
JustINo: Si prefieres me voy a la cantina.
Sara: No, quédate; bebe mejor en tu casa. Micaela tiene
razon...
Justino: Si vas a estar chingando... Me voy, Sara... Me
voy.
Acorazados cy Silvia PelaezCuadernos de Dramaturgia Mexicana
Sara: No es para tanto, Justino. Y qué, gmanana vas a faltar
al trabajo? Son pasadas las tres.
Justino: Qué bonita hora para que llegue a su casa una
muchachita de diecisiete afhios; muy bonito.
Sara: Te va a amanecer en la cantina.
JustiNo: Si a las siete no he regresado, le llamas a don Ma-
nuel y le avisas. Le dices que estoy con fiebre.
Sara: Ya no me cree; esta semana he hablado dos veces a la
Secretaria, y apenas es jueves.
Justino: Adios, mujer, no me esperes; y dile a Micaela que
ya hablaremos. (Hacia la salida.) Mientras viva bajo mi techo
y yo le dé de comer, se va a portar como se debe. (Sale.)
Sara se queda sola y desolada en medio de Ia habitacién.
Sara: No me dejo la quincena, y manana tengo que pagar
la renta y al carnicero, que me fid, y el agua...
Cambio de luz. Transicion.
Fortino: (En el podio.) Aquel dia, al abrir la puerta, encon-
tré a un par de senoras con una Biblia en una mano y en la
otra una variedad de folletos y panfletos religiosos. “Buen dia,
nino”, dijeron. No senti confianza porque en mi casa deciamos
“buenos dias”, asi, en plural, como si todos los dias anteriores
a ese hubieran sido buenos y desedramos que los siguientes
también lo fueran; ademas, me habian llamado “nifio”, cuan-
do a los quince yo ya me sentia todo un muchacha, todavia
algo infantil, pero un joven ya. Ante mi cenho fruncido, las
mujeres continuaron “Te traemos la llave...”, empez6 la mas
gorda, “de la felicidad”, concluy6 la mas baja de estatura. Las
miré ur ento y luego les dije, con la voz mas de hombre
( °| Cuadernos de Dramaturgia Mexicana
tanas de la casa, las segui con la mirada mientras se alejaban
hacia la calle por el pasillo angosto, subi de nuevo a la azotea
y mientras luchaba con las sabanas himedas y frias, tendidas
por mi madre, pensé: “Es cierto, la felicidad no existe”. (Pau-
sa. Se le quiebra la voz.) Por eso estoy aqui esta noche; desde
entonces, a pesar de saber que no hay felicidad posible, la he
buscado. Preguntando por todas partes... Mi papa, bueno...
Mi padre... Perdon, cada vez que digo su nombre siento que
voy a llorar. Bueno, ése no es su nombre; asi es como nos en-
sean desde ninos a Ilamarlos: papa, mama. El era Justino, y
no creo que haya hecho honor a su nombre. Perd6n, otra vez
se me quebro la voz.
Transicion. Sala-comedor de la casa. Temprano en la mafiana
Sara: Nifios, a desayunar. Estos muchachos, todos los dias:
es lo mismo: los llamo una, dos, tres veces y nada. Una dor
mida, el otro en el bano y la chiquita jugando. jNinos! jA
desayunar!
Entra AMARA en pijama.
Sara: 3Por qué no te has vestido?
Amara: No encontré mi uniforme.
Sara: Es cierto, esta en la azotea.
Entra ForTiNo (15 anos).
Sara: Oye, hijo, hazme un favor: baja el uniforme de tu
hermana.
Fortino: Otra vez no vino a dormir, verdad?
Sara: Andale, trae el uniforme; se nos esta haciendo tarde.
Fortino: 3No llego, verdad?
Entra MICAELA,
Micaeta: Si, estaba aqui, pero al parecer yo lo corti.
Acorazados 7. Silvia Peliezs de Dramaturgia Mexicana
Amara: 3TU corriste a papi?
Sara: Ya. No digan tonterias. El uniforme, Tino; se hace tarde.
Micarta: Hacia mucho que no le decias “Tino”.
Fortino: No me gusta y ya lo saben; ya no soy un nino.
Amara: Tino, tino, tino.
FortiNo: Ya, payasita. Es que me duele... me duele la ca-
beza.
Amara: (Canta.) Dale, dale, dale no pierdas el tino, porque
si lo pierdes, pierdes el camino.
Micatta: Ay, qué chistosa. Yo creo que ya lo perdid, Amara;
no da una.
Sara: Ya, desayunen; se hace tarde, muy tarde.
Fortino: 3Me das la llave de la jaula?
Micaeta: Mi papa nos quiere en una jaula de oro.
Amara: No somos pajaros.
Sara: Callate, no quiero que entre y te oiga hablando mal
de él.
Micatta: Si llega va a estar bien borracho, cayéndose, como
el otro dia. Dice la portera que estaba en la entrada del edifi-
cio, tiradote para que los vecinos se enteren. Capaz que esta
alla abajo.
Fortino: Ya Callate, Mica. Només despiertas y no paras de
hablar. (Sale.)
Sara: El uniforme, Tino.
Amara: No pierdas el tino. Mami, sme haces de comer mi-
lanesas? ‘ ; ‘ i
Sara: No hay carne, y don Neto no me va a fiar mas; me
; igangMicaeta: Pues un dia lo van a correr y tt vas a ser complice
de eso. Ya verds.
Sara: Tu hermano tiene razn, dices puras tonterias, y por
tu culpa se fue tu papa. Ahi me tienes defendiéndote, y para
qué?
Micaeta: Ya mama, no me chantajees.
Amara: Qué es “chantajees”.
Sara: Nada, nena, nada. Desayuna.
Regresa Fortino con el uniforme.
Fortino: Ahi viene.
Sara: sQuién? 3Tu papa?
Fortino: ;Quién mas?
Sara: 3Y como viene?
Fortino: ;Para qué quieres que te diga si ya lo sabes?
Amara: Por qué hablan todo con preguntas?
Micaeta: (Bebe un vaso de leche rapidamente.) Yo mejor
me voy antes de que suba.
Sara: Te esperas; tienes que Ilevarte a tu hermana.
Amara: Yo no estoy lista.
Fortino: En cuatro patas, viene en cuatro patas.
Sara: Andale nifia, sigue desayunando mientras yo te pon-
go el uniforme. (Viste a Awana.)
Fortino y Micatta desayunan en silencio.
Micatta: ;Lista? Vamonos pues.
Amara: Me voy a lavar los dientes; la maestra nos los revisa
como a los caballos.
Micatta: Esta bien, pero no te tardes.
Sale Amara.
Sara: Ya se tardé tu papa, sno se habré quedado dormido
en las escaleras?
Acorazados 9 Silvia PelaezCuadernos de Dramaturgia Mexicana
Fortino: Voy a ver.
Micatta: No, no. Espérate hasta que nos vayamos nosotras.
Bajamos juntos, Amara y yo salimos y td lo despiertas y lo
ayudas a subir.
Sara: No rechaces asia tu padre, Mica.
Micaeta: No tengo por qué aguantar su olor y sus malas
palabras, mama.
Regresa AMARA.
Micatta: Beso, mami; ya nos vamos. Andale Fortino.
Cuando van a salir Fortino, Micacia y AMARA, entra JUSTINO.
JustINo: 3A donde, a donde?
Fortino: Van a la escuela.
Justino: 3Y td, no vas también? Flojonazo.
~ Sara: Qué bueno que llegaste, estaba preocupada.
Micaeta: En mal momento... (Murmura:) Siempre preocu-
pada.
Justino: ;Qué dices, jovencita? A ver, dimelo en mi cara.
Pero eso si, no tienes permiso para salir a ningun lado: de la
escuela a la casa, y punto. Aqui no es hotel para que Ilegues a
las tres de la manana.
Micaeta: Vamonos, Amara; se hace tarde.
Amara: gLlegaste a las tres? Es muy temprano.
Salen las ninas. Cambia fa escena. Volvemos al podio con For-nos ae Diamaturgia Mexicana
entonces, y todavia mucho después, no podia darme cuenta
por los acontecimientos que ocurrieron. No podia bajar a la
Casa. Estaba temblando. Papa volvié a irse y regreso mucho
después. (Sonrie débilmente.)
Sala-comedor. Suben las luces. Es de dia. Sobre la mesa unos
bolillos. Entra Sara. En cada lugar coloca una taza de café ne-
8ro. Entra Micaeta.
Micaeta: {Otra vez café negro?
Sara: Es lo que hay: café negro y pan de ayer.
Micaeta: No es justo, mama.
Fortino: (Entra en camiseta.) Es Justino, no Justo.
Micatta: Muy chistoso. sPor qué traes esos moretones?
Sara: Al menos ponte una camisa, hijo.
Fortino: Si, mama; como digas.
Micaeta: 3Qué le pasé?
Sara: Ayuidame a traer el azticar y el poquito de mermelada
que hay.
Micaeta: Pero, squé le pasé?
Entra JUstiNo cargando a la mas pequena.
Amara: Bajame, papi, no quiero jugar.
Justino: Si, si, vamos a chipiliarnos en el sillon.
Amara: No, no me gusta chipiliar.
Sara: 3Ya te sientes mejor’, para que bajes a comprar el
periddico y busques chamba.
Justino: Vamos a apapacharnos tantito, hija; tu mama ya no
me quiere, como ya no le doy su quincena...
Amara: No, déjame. Mama, dile a papa que me suelte.
Sara: Ya la oiste; a la niha no le gustan las cosquillas.
Justino: Pues aunque haya perdido el trabajo por grillas,
todavia soy el jefe de la casa; yo los mantengo, yo les he
dado todo lo que tienen, sme oyen? sDonde estan Fortino y
Micaela?
Acorazados W Silvia PelaezCuademnos de Dramaturgia Mexicana
Sara: Mica, en la cocina; Fortino, en su recamara.
Justino: Si los dos estuvieran en la recdmara, seguro esta-
rian haciendo cochinadas.
Micatta: (Se asoma desde la cocina.) No somos como tt,
papa.
Sale Forrino abrochando su camisa. Se miran él y JusTINo. Se
congela la escena.
Transicién. Cambia la luz. Al podio.
Fortino: Es curioso cémo se reconstruye la voz quebrada
las cosas rotas jamas quedan igual—; con la voz no ocurre
asi, es eldstica. Ya lo ven, vuelvo a hablar con seguridad. Era-
mos una familia muy unida: muégano, dicen. A mi nunca me
han gustado esos dulces. Alla en Cuernavaca no habia mu-
chas cosas que hacer entonces. [bamos al cine varias veces
a la semana, pero los sabados y domingos vefamos la matiné
con dos peliculas, y luego en la tarde otras dos. Durante esas
horas nos olvidabamos de todo: de la casa pobre, de los gri-
tos, de la ropa vieja, de la tarea, de... (Se le quiebra Ia voz.)
Disculpen, otra vez este necio nudo en la garganta. (Pausa.)
Veiamos peliculas de romanos, de vaqueros, de guerra, donde
salfan unos enormes barcos Ilamados acorazados, como los
tacos;' bueno, me estoy adelantando. A mi me gustaba imagi-
narme que era un héroe, pero luego perdi el interés porque las
peliculas se parecian todas. Mi papa se sentaba en la butaca
del pasillo, luego mi mama, las nifas en medio y al final yo,
en el otro extremo. Ahi, un dia, cuando estabamos viendo LosCuadernos de Dramaturgia Mexicana
archivos de Odessa, se senté un tipo. Al cabo de un rato, chas-
que6 los labios. Cuando volteé, tenia el miembro erecto, fuera
de la bragueta, mirando el techo. Lo vi sin reaccionar y mds
bien me incliné para que no lo viera Mica que estaba junto
a mi. El tipo lanz6 un quejido suave y devolvio el pene a su
guarida. No era la primera vez que yo vefa algo asi.
Cambia la luz. Transicién. Mismo lugar, horas después, en la
sala-comedor., Estén todos menos Justino.
Fortino: No vino a dormir?
Micaeta: Ya no llores, mama; tal vez es mejor que se vaya
Para siempre.
Amara: 3Ya no va a vivir con nosotros mi papa? Si regresa
me dejo chipiliar.
Sara: No es eso, hija; tu papa los quiere mucho.
Micaeta: Pero joder. sPor qué no deja de tomar? Con eso se
arreglarian muchas cosas.
Fortino: Me voy a poner a trabajar.
Sara: No van a dejar la escuela, ninguno de los dos.
Amara: De los tres.
Micaeta: 3Y de qué vamos a vivir?
Sara: Puedo lavar y planchar ajeno.
FortiNo: Después ce todo el trabajo que tienes en la casa...
Micaeta: 3Y si vendemos comida?
Fortino: Es mucha lata.
Sara: No es mala idea, podemos vender acorazaclos.
Amara: {Como los que le gustan a la abuela?
Sara: Esos, hijita; a la gente le gustan mucho y no sale caro
prepararlos: tortillas, arroz y unos guisados.
Fortino: Esta bien, le entro; yo tengo como cien pesos aho-
trados.
Micaeta: Yo nada mds cuarenta y tres con diez centavos.
Amara: Yo tengo veinte pesos.
Micaeta: 3¥ tu de dénde?
Acorazados 13 Silvia PeldezCuadernos de Dramaturgia N
Amara: De mis domingos.
Fortino: ;Cudndo quieres, madre, que vayamos al merca-
do? Yo te acompafio y compras para los tacos y algo quedara
Para Comer nosotros.
Sara: 3Y donde los vamos a vender?
Micacta: Abrimos el zagudn y ponemos unas mesas.
Fortino: Es buena idea.
Transicion. En el zaguan de la casa. Al fondo, un letrero “Los
acorazados”. A la derecha de la escena, una mesa larga. Del
lado opuesto, una mesa. No hay clientes. Entra Eouvicss, luego
ForTINo.
Epuvices: (A Foriino.) gVienes de la escuela? ;Con quién
estabas, muchacho?
Fortino: Es domingo, abuela; no vengo de clases.
Ebuvices: Ese color verde perico no te queda nada bien.
Fortino: A mi me gusta.
Epuvices: Pareces aguacate pellizcado.
Sara: A un nino le queda bien cualquier color.
Fortino: Ya no soy un nino.
Micatta: A Fortino no le importa ser moreno.
Epuvices: Casi negro.
Micatta: No esta traumado como ta.
Sara: 2Su abuelo era negro, verdad, sefiora?
Epuvices: A la gente prieta como nosotros no nos queda el
verde. Mi abuelo era como Zapata.
Por
1 que5 de urgia Mexican
Micarta: Pues solo que extrafes los pesos que te daba;
siempre peleaba contigo.
Fortino: Como si el color fuera importante; hay mucho
pendejo clarito.
Sara: No he sabido nada; su compadre dice que andaba
en Jojutla.
Micatta: He visto negros que se visten de verde o de rojo, y
hasta de amarillo; y se ven muy bien.
Epuvices: Claro que se ven bien; con esos colorines bien
que los distingues. En Jojutla, con tanto calor...
Amara: Abuelita.
Ebuvices: Mira nada mas, qué pelos traes.
Amara: jOtra vez vas a reganarnos?
Sara: Nadie esta peleando ni reganando.
Amara: Asi no dan ganas de venir al negocio.
Epuvices: sY de dande vienes, Amara?, porque si a tu mama
no le importa, a mi si.
Amara: Fui a devolverle sus libros a Irene.
Sara: No sé por qué se los tenias que dar en domingo.
Epuvices: Cacla domingo es lo mismo: prisas, prisas, llegan
tarde, se visten mal. Y todo porque su mama...
Sara: 3Su mama qué, senora?
Epuvices: Nada. Si hubieras sido suticientemente mujer, mi
hijo no se habria ido.
Amara: Irene llego tarde.
Sara: Yo creo que ya no vino ningtn cliente; lo bueno es
que vendimos mucho en la manana.
Micacta: ¢Otra vez vamos a cenar los acorazados que so-
braron?
Epuvices: Asi parece. Voy a probarlos porque a lo mejor no
estan tan buenos.
Amara: (/uguetona.) ;De qué pediste, Tino?
Fortino: (Le sigue el juego.) E| obligado de pancita.
Amara: Guacala.
Acorazados 15 Silvia PeldezCuadernos de Dramaturgia Mexicana
Eouvices lanza una mirada dura y penetrante al resto de la fa-
milia.
Amara: 3De qué pediré mi acorazado?
Epuvices: Yo pido de chile relleno. ;Qué?, sde qué se rien?
Desde que no esta su padre, se han vuelto malcriados. Ayer te
vi llegar, Micaela.
Amara infla los cachetes. Se hace un silencio forzado.
Epuvices: sCrees que eso es decente? A esa hora sélo las giii-
las andan en la calle. En mis tiempos las cosas eran mas claras.
Al pan pan y a las putas... Ahora cualquier muchachita se cree
autosuficiente. Al menos deberfas llevar a tu hermano.
Micaeta: No, abuela. 3Para que se burlen de mi? Ademas
ni novio tengo.
Sara: Mejor ya no respondas, hija.
Amara: 3Es malo tener novio?
Epuvices: Exacto. Es una respondona.
Amara: 3Es malo tener novio?
Fortino: (En voz baja.) No, Amara, no es malo, pero a papa
no le gusta.
Epuvices: Ay, Sara, parece que no te das cuenta de que esta
nifia se esta echando a perder.
Amara: gLas fiestas echan a perder? (Ante la mirada repre-
sora de Sara.) Esta bien, me callo.adernos de Dramaturgia Mexicana
Epuvices: ;Y qué? Le vas a dar también acorazados para
cenar; se los puedo dar en mi casa.
Sara: Eso no le importa, sehora; acorazados © no, la nifa
cena en su casa.
Epuvices: Deja que yo le dé pan con nata y leche.
Amara: Si, mami, hace mucho que no comemos nata.
Sara: Esta bien, ve a jugar brisca con tu abuela.
Fortino: Ya vayanse en lugar de estar haciendo enojar a
mi mama.
Salen Epuvices y Amara. Los demas se miran. Pausa. Muerden
Sus tacos acorazados. Transici6n.
Fortino: A veces todo parecia tranquilo y no extrahdbamos
a papa ni sus platicas largas después de comer, ni sus gritos,
tampoco sus jalones de orejas 0 sus chistes. Mama siguio pre-
parando acorazados para vender y poco a poco la gente em-
pezo a llegar. El negocio crecié tanto que tuvimos que rentar
un local en la calle de Rayén, cerca de la casa, porque ahi no
habia cocina, sdlo vendiamos. Los prepardbamos en la casa.
No sé como, pero cuando tbamos tan bien, empeoraron las
cosas. No sé quién le dijo a mi papa, pero un dia que estaba
yo en la azotea, asomado al jardin de la casa de junto, alcancé
a verlo tratando de abrir la puerta. Mi mama hacia meses que
habia cambiado Ia chapa. El se enfurecio y pated varias veces;
como era de lamina, hizo mucho ruido. Fue cuando regres6.
Yo no queria bajar y me quedé un rato metido entre dos séba-
nas himedas, como un fantasma, en mi refugio.
Transicion. En el local “Los acorazados”.
Sara: Hoy es cumpleafos de Tino.
Justino: Ese marica.
Sara: No seas asi, me ha ayudado mucho; ademés sigue
estudiando.
JustiNo: Yo sé mi cuento, Sara.
Acorazados 17 Silvia PeldezCuadernos de Dramaturgia Mexicana 3 !
Micatta: 3Le vas a hacer pastel a Fortino?
Sara: Vamos a festejar aqui, en el restaurante.
Justino: Restaurante, ni a fonda llega; es un local, un sim-
ple y sucio local donde venden tacos. Como las viejas que
vendian tacos acorazados a los viajeros del tren. Acorazados,
como si fueran barcos de guerra.
Micatta: Si cumplieras tus deberes de padre...
Justino: Tu mejor callate, nia. No sabes nada de la vida;
ademas, tu mama y yo ya nos contentamos.
Amara: 3Ya no te vas a ir papito?
Justino: No, hija. Ya no.
Micatta: Eso ya lo veremos.
Justino: Va a venir mi mama.
Sara: Nada mas viene a pelear, a criticar.
JustiNo: Ya esta vieja, déjala. Oye, Sarita, gno tienes unos
billetes que me des? Para unos zapatos.
Sara: ;Cudnto necesitas?
JustiNo: Unos quinientos.
Micatta: 3Quinientos? ;Qué te pasa? Necesitamos el dinero
para la renta, la comida y la ropa, de todos.
JusTINo: TU no te metas.
Llega dona EbuvicEs.
Justino: Pasale, mamita.
Epuvices: 3A qué hora vamos a comer?
Sara: En un momento.
JusTINo: ;Qué tanto miras a la calle, Mica?
Micaeta: ;Yo?
Justino: Si, ti. No te hagas la mosca muerta; volteas a la ca-
lle como si esperaras a alguien. Uno cambia pero las cosas no;
sigues siendo una piruja. (La Jala del brazo con violencia.)Cuadernos de Dramaturgia Mexicana PASODEGAT
Justino: Si se portaran bien... pero ésta, ésta tiene la culpa.
Micatia: Esta tiene su nombre.
Saka acomoda una charola con tacos y la pone en el centro de
la mesa, con una pila de platos.
Sara: Bueno, vamos a cantarle “Las Mananitas” a Tino.
Fortino; No me digas “Tino”, mama; cumplo dieciséis,
y no me gustan “Las Mafianitas”. Por eso pedi venir a los
acorazados y no quise fiesta con primos y tios y demas pa-
rentela.
Sara: Pero sin “Mananitas” no es cumpleanos.
Amara: (Canta.) Estas son las majianitas...
Fortino: Espérate, Amara, al ratito.
Epuvices: Al ratito ya nos fuimos.
Justino: Y también voy a necesitar camisetas y calzones.
Sara: Aja. Ya te dije que no tengo dinero para eso. (Pausa.)
No van a comer sus tacos?
Epuvices: Como siempre, se van a abalanzar sobre ellos;
muertos de hambre.
Sara: Es que les gustan mucho.
Epuvices: Por favor, Sara, siempre tienen hambre.
Micaeta: 3Y ti le dabas manjares a tu hijo, no?
Epuvices: Pues aunque no lo creas... Cuando quedé viuda
y me tuve que poner a trabajar, si comia bien tu padre; pero
es un ingrato.
Justino: Ya, mamé. No quiero hacer otro coraje.
Micaeta: Te enojas porque quieres.
Justino: ;Quieres que te ensefie a respetarme?
Micaela: Si me pegas, me ensefas a no respetarte.
Sara: Ya, parenle, por favor.
Fortino: Ahora si, mejor canten las Mafanitas.
Amara: (Canta.) Estas son “Las Mafianitas”...
Se unen todos a coro hasta llegar a la estrofa de “Despierta, mi
Acorazados 19 Silvia PelaezCuadernos de Dramaturgia Mexicana
bien, despierta...”. Cambia la luz. MIcActA se aleja de la mesa y
avanza al lugar donde inicio la obra.
Micaeta: Finalmente mis sospechas me Ilevaron a una cer-
tidumbre que se me estrelld en la cara. Fue en el otono de mil
novecientos setenta y cinco. Aquella casa se encontraba en el
centro de la ciudad, en una de las avenidas principales. Tenia
como cincuenta ventanas, llenas de sol. Era la dltima en la
privada, llena de arcos, plantitas y flores. La senora Lali tenia
en su puerta una gran azalea blanca y la regaba repitiendo:
“tetoca-tetoca”, desde el infarto cerebral que le dio. Fue aquel
noviembre, antes de que ocurrieran los eventos que cambia-
ron nuestra vida en familia. Pero los cambios verdaderos ya
habian ocurrido, por debajo del agua, cdebajo de las sabanas,
en la oscuridad. Ahi fue donde empezo esta historia, en esa
casa, en aquel tiempo y con esta familia. Todos hemos cam-
biado, y el tiempo tiende a despojar de su fuerza a los aconte-
cimientos, pero sigue siendo una cuestion auténtica.
Sale Micaea. Suben las luces. Fl mismo negocio de “Los aco-
razados”. La mesa tiene restos de la comida, cascos de Coca-
Cola, y varios cascos de cerveza. Estan sentadas EDUvIGES, SARA,
Micatia y Awara. Entran en escena FortiNo, seguido por JusTINO,
que se tambalea.
Epuvices: No deberias dejarlo beber asf.
Sara: Yo no le empino las cervezas con embudo.
Amara: Me choca cuando se pone asi mi papa.
JusTINo: Ya estas como tu hermana.
Epuvices: Y luego tan temprano, hijo.
Sara: Ya son las doce, senora.
Epuvices: Dirds lo que quieras, Biel para emborracharse es
temprano.Cuadernos de Dre
como cuando Mary Pickford actuaba. No, ahora puras viejas
en ropa interior.
Micaeta: No sabes nada, abuelita; se Ilaman bikinis.
Epuvices: Para que veas que si sé, hablo de los hot pants.
Amara: Yo traigo unos nuevos, mira. (Se levanta y da una
vuelta. )
Epuvices: Nada mds que td tienes doce afos. Imaginate si
tu mama se pusiera unos asi.
Sara: Como se le ocurre algo asi, sefora.
Ebuvices: Aunque hay algunas que tienen los hot pants en
la cabeza.
Micaeta: Ya, abuela, ya.
Amara: A veces no eres abuelita, sino abuelota.
Sara: jNifia! (Casi se rie.) Mas respeto.
Ebuvices: Ya veo que eso es lo que les ensenas a tus hijas,
Sara. Nada mas que hable con mi hijo y ya verds; esto no se
queda asi.
Micatta: (Hastiada.) Ya, callense todos.
Se hace un silencio incémodo. Amara juega acomodando las
botellas de cerveza.
Epuvices: Deja de hacer cochinadas, Amara.
Micaeta: (Entre dientes.) Hay otros que son mas cerdos.
Justino: ;Por qué esa cara de velorio? Estamos festejando a
este hombrecito: mi hijo... For-ti-no.
Sara: Ya vamonos, Justino. Tienes que acostarte.
Justino: Estamos contentos, sno? 3O no, Fortino? Td tam-
bién te tomaste una cervecita, Eduviges.
Epuvices: Ya, hijo, estoy cansada.
Micaeta: Td tienes la culpa de todo, abuelita.
Epuvics: ;Yo? No, Mica, es tu mamé la que lo tiene asi; y
ahorita mejor no digo nada.
Sara: Ya me tiene cansada, nada mas amenaza; digalo si ya
le quema la lengua.
Acorazados 21 Silvia Peldezde Dramaturgia Mexicana
Amara: sTe quemaste con el acorazado de chile relleno,
abue?
Micatta: Ya, Amara, no te das cuenta de nada.
Justino: Se-fio-ri-ta, me trae otra bien fria.
Sara: Ya no, Justino. Vamonos; ya te tomaste como. ocho.
JustiNo: Sie-te, sie-te; Fortino se tomé una con-migo. Por su
festejo, gverda, mijo?
Fortino: Aja, papa.
JustiNo: Y vamos a seguir festejando todo el dia. gY td qué?
Si, si, ti, Micaela. gQué me ves?
Ella no contesta pero intensifica su mirada y gestos de reproche.
Justino: A mi no me haces esos gestos ni me miras como si
fuera un criminal.
Sara: Ya, déjala.
Justino: De seguro has dejado que te manoseen y te...
Sara: Ya, Justino, por favor.
Epuvices: Sino lo hurta... (pausa) lo hereda.
Fortino: (Con voz apenas audible.) Mejor vamonos.
Sara: Qué pena que nos vean asi; en Cuernavaca todo
mundo se entera de la vida de los demas. ;
Justino: Asi como, seh?
Jusrino se encamina a la salida, apoyado en Fortino y dan-
do traspiés. Enseguida sale Eouvices y su nieta menor. Sara los
da, viéndolos alejarse. De laCuadernos de Dramaturgia Mexicana
Salen Saga y Fortino,
Justino: Asi es su mama: dulce y agria como el agua de
limon,
Amara: jTe gusta el agua fresca, papito?
Justino: Me gusta mas la cerveza.
Micaeta: Y el ron, y todo lo que sea alcohol.
Justino: Déjame ofr la tele.
Micaeta: Estan los anuncios. sAhora vas a criticar también
los anuncios? :
Justino: No me gusta tu tonito. Y si, voy a ver los anuncios.
Mira, mija (a Amara) qué bonito coche. r
Amara: gLo vas a comprat, papi?
Micatta: (Habla hacia la tele.) Nomas te duermes un Tato y ya
ests de buenas. ¥ a uno lo dejas con sabor a moneda de veint
centavos, con el estémago revuelto y el dnimo cao do.
Justino: (A la mas pequé
panal de abejas.
ice algo de la tele; no sé,_ Micasta: Un dia me voy a ir de aqui. Y ti qué derechos
tienes después de haberte ido quién sabe a dénde. Un hijo
puede reclamar a su padre cuando éste no sabe ser padre.
Amara: Y la recamara va a ser para mi solita?
Justino: Mejor vete al cuarto de la azotea.
Micaeta: Para lo que me importa.
Justino: Y no quiero que te subas ninguno de tus libritos
de poesia.
Micatta: De teatro, papa. Ni sabes.
Micaeta sale besando el anillo. Regresan Sar y ForTiINo con el
agua de limén.
Sara: 3Y Mica?
Justino: Castigada.
Sara: ;Qué pasd?
Fortino: Pelearon otra vez.
Amara: Es que mi papd queria ver los anuncios y Mica no
dejaba de hablar, y entonces él la regafié y luego él dijo cosas
muy feas y la castig6, y entonces...
Justino: Ya, ya.
Sara: Y el agua quedo tan rica.
Fortino: 3 Te sirvo un vaso, papa?
No, yo mejor voy por otra cerveza, 0 un tequila; si,
tarde dominguera y para los corajes que
. El agua fresca es para maricones.
JustINo:
, SARA, ForTiNo y AMARA beben en silen-
INO va a la recdmara, desde donde
le “No se ha dado cuenta que meAmara: (Le grita.) ;Te gusta Juan Gabriel?
, sobre todo la de “No tengo dinero”.
mi también. (Canta dirigiéndose a Sara.) “Sia tu
ventana llega una paloma/ tratala con carifio que es mi per
sona/ Si a tu ventana llega un burro flaco, tratalo con carino
que es tu retrato...”
Amara se rie, A lo lejos se escucha cantar a FORTINO.
Sara: 3Tu mama va a regresar, Justino?
Justino: Si, eso dijo. .
Amara: “Ahorita subo, mijo”, asi dice tooodos los dom
gos. Se esta un rato en su casa, y luego sube.
Fortino: (Se asoma.) Mira, Juan Gabriel va a cantar
Justino: A mi sdlo me gusta el programa de
Amara: Y siempre nos obligas a ver!Justino: Ha de ser mi mama.
Amara: Yo abro. jAbuelita! jAbuelita!
Fortino: (Atento a la televisién.) {Callados! Juan Gabriel
va a cantar otra.
Sara: Lo que faltaba: otro domingo con mi suegra-
Fortino: Se va pronto, madre. Viene, jode un poco y luego
se larga.
Evuvices: {Qué bueno que estan todos juntos!
Justino: Como debe ser en domingo por la tarde.
Sara: ;Quiere un vaso de agua de lim6n?
Epuvices: A ver si no esta agria...
Justino: Me chocas cuando te pones misteriosa-
Sara entrega el vaso con agua a EDUvices, quien bebe de un hilo.
Epuvices: jAh!, estaba rica. ;Quién la hizo? 31U, nena?
Amara: No, mi mama. >
Epuvices: Ah.
Justino: ;Quieres un tequilita?
Epuvices: No, me tomé uno en la casa.
Fortino: 3Por qué no se van a platicar a la sala? No dejanuadernos de Dramaturgia Mexicana
Epuvices: Para probar que no se me rompen con nada
Sara: ;Quiere mas agua, senora?
Epuvices: No, no, ya no. (Pausa.) ;Y Micaela?
Justino: Castigada en la azotea.
Epuvices: Qué lastima. Querfa que estuvieran todos.
Justino: Ya déjate de misterios.
Epuvices: Bueno... al mal paso... Hace tiempo que queria
decirte esto a ti, hijo, y a tus hijos.
Justino: Pérame, mama. No hables. (Sale y regresa con la
botella de tequila. Se sirve otra copa.)
Epuvices: Dudé mucho si decirtelo o no. Pero considero
que es mi deber de madre. Ahora que te fuiste... cada vez que
no estas, Sara mete a un hombre a tu propia casa, a tu cama.
Yo la veo llegar haciendo mucho ruido. Me asomé y la vi con
él, venian abrazados; y no podria yo decir si ya lo habian he-
cho o tendrian el descaro de hacerlo en tu cama.
Amara: 3Hacer qué abue?
Evuvices: (Sin hacerle caso.) Asi que ten cuidado, porque
Sara es una coscolina, que te esta acabando. Te lo digo con
el amor de madre con que te crié desde nino, y con mi deber
como padre, porque fui padre y madre. Ten cuidado hijo. No
me extrafa que tu hija mayor le siga el ejemplo: de tal puta
tal putita.
Justino: (Fxaltado.) jYa, Eduviges! jBasta! jEn este instante
te largas de mi casa! jQué pendejadas vienes a decir! jEsta
bien que yo los maltrate, pero tl no tienes ningtin derecho!
Sara: No grites...
Justino: {Como no voy a gritar! ;O qué, estas de acuerdo
con lo que dice? Porque si es asi, nomas dimelo.
Sara: No, no. Yo no he traido a nadie, y menos a un hom-
bre; tengo a los ninos de testigos.
Justino: A los nifios no los metas. 3Y tu, qué esperas, mama?
iVete en este instante! Una madre no hace estas cosas, Me
has perseguido desde nifo, acusandome de la muerte de mi
Acorazados 27 Silvia PeliezCuadernos de Dramaturg
fexicana
padre. ;Cémo iba yo a provocarla si atin estaba en tu vientre?
jFuera! jFuera de aqui!
Epuvices: Vas a preferirla a ella?
Justino: Ya no sigas, mama. Esta es mi mujer, y quiero
creerle a ella. Nunca la has querido, ni a mis hijos y ni a mi,
tu propio hijo. Eres una mujer ponzofosa. (La empuja hacia
fuera.) jLargo, largo de aqui! ;Y sera mejor que no te me pon-
gas enfrente, madre!
Epuvices: ;Qué? ;Me vas a pegar?
Justino: No me obligues, maméa. Mejor vete.
Por un momento los dos desaparecen de la escena. SARA esta
sentada como si le doliera el estémago, con los ojos cerrados.
Awara se abraza a Fortino. Se escucha un portazo. Regresa
JustINO.
Justino: ;Y ustedes qué? jSe van a quedar ahi? 2Qué no
oyes? Apagala. Ya estoy hasta la madre con ese putito de Juan
Gabriel. ;Qué! jEstan sordos, 0 qué? 3Y td, Sara? No quiero que
llores aqui. Bastante tuve ya con las pendejadas de mi mama. Si
vas a chillar, mejor vete al baho. {Qué apagues la tele, con una
chingada! Y ta también cAllate, Amara.
thy uno desconecta violentamente la televisibn. La carga con
t idible.) jNas a Mevartela a tu
laFortino: No, Amara, ya no. Ni Tierra de gigantes ni nada.
Amara: Ellos son los gigantes.
Cambia la luz. Transicion. Micatia, sola, dobla una sébana
Micaeta: Después de que subi al cuarto de la azotea, cerré
la puerta y me puse a ver revistas. No lefa. Sdlo pasaba los
ojos por las fotograffas de las modelos con el cabello espon-
jado y hot pants de colores. Luego escuché a mi padre gritar.
Mas tarde un golpe seco. Después me enteré de que mi papa
habia tirado la televisién piso abajo. Estuvimos sin tele por
meses. Yo me ponia a leer mucho, cosa que a mi padre le
molestaba. Mama tejia bufandas para regalarnos en invier-
no. Amara jugaba a sus munecas y Fortino no se hallaba en
ningtn lado de la casa. Estaba muy inquieto. La abuela no
volvié a venir a “Los acorazados” ni a visitarnos los domin-
gos. Pasaron afios para que mi papa volviera a hablar con
ella. Entonces no me di cuenta, sdlo ahora; pero todavia no
pasaba lo que iba a cambiar nuestras vidas, al grado de que
ahora que somos adultos mis hermanos y yo, y que tenemos
nuestras propias familias, y que la abuela esta seis metros
bajo tierra, seguimos cargandolo, como Sisifo su costal de
piedras, sin poder remontar la montafa de recuerdos. Mi
papa siguid tomando con frecuencia, y se iba de la casa y
regresaba cualquier dia. Yo intenté no verlo cuando se em-
borrachaba para no atravesarlo con mi mirada y provocar su
ira. Me dio por encerrarme en el bafio o en la recémara, en
la oscuridad para no llamar la atenci6n, hasta quedarme dor-
mida. La noche de uno de esos dias de borrachera, mi padre
entré a mi recamara.
Micaéia avanza hacia otro punto del escenario; se acuesta,
duerme. Junto a ella, duerme Amaxa. Entra Jusrino; ha bebido
lo suficiente para moverse torpemente, pero no tanto como
para arrastrar las palabras.
Acorazados 29 Silvia Peldez jCuadernos de Dramaturgia Mexicana
ne Amara, Amara. ;Estas weitee Despierta, nena.
Tengo que decirte algo muy importante. Ya estas grande, casi
eres una senorita; vas cumplir trece anos, y todavia eres una
nifa. O eso me ha dicho tu mama. Ami, despierta. Tengo que
hablarte. (Se le acerca y le habla al ofdo a la nifia.) Hija, des-
pierta.
Amara: 3Qué pasa? jEsta temblando?
Justino: No, nifia. Quiero decirte algo.
Amara: ;Ahorita, papa? Puf, estas borracho.
Justino: No, no. S6lo un poquito, solo tomé una cerveza;
tenia que estar bien para hablarte.
Amara: ;Qué pasa?
Justino: Me dice tu mamé que todavia eres nina.
Amara: No te entiendo.
Justino: Ya vas a cumplir trece afios y nada.
Amara: jNada?
Justino: Si, de tu regla. Nada. ’
Amara: Eso es cosa de mujeres, papa.
Justino: Tu mama me pidid que hablara contigo.
Amara: Ah, qué mi mama, spor qué?
Justino: No tiene nada de malo.
‘Amara: Ya me lo sé todo, en la secundaria nos explicaron.
Justino: Pero no es lo mismo, hija. A veces dicen mentiras.
Amara: Es muy noche, y quiero dormir. Lo: ros NO
dicen mentiras; tu si, le Promise al ma le ya
a tomar.Cuadermos de Dramaturgia Mexicana
ami mama.
Déjame continuar.
Amara: Esta bien, pero no me lastimes.
Justino: No, no, noms estate calladita; no quiero que des-
piertes a tu hermana.
Amara: Oye todo, hasta cuando esta dormida; de seguro
esta escuchandote.
Justino: No importa. Para que seas mujer, tu Cuerpo va a
cambiar por dentro, vas a producir 6vulos que no deben ser
fecundados por el espermatozoide. Y como eso no va a suce-
der, va a llegar tu menstruacién. Cada veintiocho dias te va a
salir sangre.
Amara: Siempre me sale sangre con el calor. mie
Justin Esta es una sangre diferent qCuadernos de Dramaturgia
cada mes, y tengo que cuidarme en y no tener novio nun-
ca y no verte feo y portarme bien y...
Justino: Ya callate; no creas que se me olvidé lo de Micaela.
Amara: Mejor vete a dormir, papito.
Justino: Espérame, tengo algo que hacer. (Se dirige a Mr
cacta; la zarandea.) Conque esas teniamos, eh? Por eso llegas
tarde, por eso te avergiienzas de mi...
Micaeta: (Ya, papa! ;Qué te pasa? Estoy dormida.
Justino: No te hagas. Ya me dijo Ami que tienes novio.
Micaeta: (Aprieta la mano.) No, no es cierto; nada mas me
gusta un muchacho.
Justino: Un muchacho... un hijo de... A ver esa mano, en-
séhame. (Logra abrirle la mano a fuerza.) zY esto? ;No es del
pendejo con el que te acuestas?
Micaeta: No me acuesto. No todos somos como tu.
Justino: sComo yo? Yo nada mas quiero lo mejor para mis
hijas.
Micaeta: Si no tomaras, entonces si querrias lo mejor; pero
eres un alcohdlico.
Justino: Ahorita mismo te vas al cuarto de la azotea. De tal
madre, tales hijas.
Sara: ;Qué pasa? Ya despertaron a todos.
Justino: Tus hijas: una puta y la otra tapadera.
Sara: ;De qué hablas, Justino? Estas tom
Justo: Ya me cansé de que me lo:Sara: ;Ahora le vas a creer a tu mama?
Amara: Ya no peleen, por favor.
Micatta: Una mujer no vale menos por no ser virgen.
Justino: Eso es lo que tu crees. Nomads espero que no seas
una cualquiera porque si no...
Micaeta: Si no gqué?
Sara: Ya, Mica, no le eches mas lena.
Micaeia: El me provoca, mama. Mira lo que dice.
Amara: Vamos a dormir. (Llama a su hermano como si é!
fuera la salvacidn.) Fortino, Tino, ven. AyGdanos.
Sara: Se me hace raro que no esté aqui.
Justino: Porque él si me entiende; es mi cuate.
Sara: Pero ni se asomd.
Micaeta: Es un cobarde.
Justino: Ahora si, te me vas a la azotea.
Sara: Pues si se va ella me voy yo.
Micagta: No, mama, me voy sola; voy a estar mejor que en
esta pocilga.
Amara: Tino, Fortino, Tino...
|
|
MicaeiA toma una cobija y sale. Amara solloza. Entra Fortino.
Amara: ;DOnde estabas?
Fortino: En el bano.
Amara: No oiste los gritos?
Fortino: Si, pero no podia parar la diarrea.
Sara: 3Estas enfermo?
Fortino: Algo asi.
Micatta: Diselo, Fortino; tu nombre significa fortaleza.
Fortino: No sé de qué hablas, hermanita. (La abraza.)
Micaeta: No tengas miedo.
Sara: {Qué dicen?
Forrino: Ya basta, papa, ya; deja de gritar, de hacerte el
justo, el santo, el perfecto. Eres un ser despreciable. No habia
querido decirlo para no lastimar a mi mama.
Acorazados 33 Silvia PeléezCuademos de Dramaturgia Mexicana
Sara: De qué hablan?
Micatta: Tienes que escucharlo, mama.
Amara: No entiendo nada; todo porque voy a ser mujer.
Micaeta: (Le tapa los ofdos a su hermana.) Tu no tienes que
saberlo ahora.
Fortino: Si quieres pegarme, papa, andale; golpéame.
JustiINo: Quisiera matarte.
Fortino: Me has estado matando durante todos estos anos,
de a poco, en las noches, en silencio, con mordazas para no
gritar. Me has estado destruyendo lentamente. Ahora no soy
nada; no sé qué soy. Siento en medio del pecho un sapo pe-
ludo, un puerco espin que algtin dia va a salir y tengo miedo.
Un gran temor de convertirme en alguien como td.
Sara: 3Por qué hablan en inglés?
Micaria: Mama, mama, concéntrate. Estamos hablando de
mi papa y Fortino.
Sara: No entiendo nada; estan hablando en inglés.
Fortino: Mi papa, nuestro padre, tu esposo, Justino, el mas jus-
to de todos, me viola desde que tenia diez aitos. Decia que para
hacerme machito, por eso encontrabas mojadas las sabanas.
Sara: jNo! No entiendo. Hablen en espafiol. No los com-
prendo. (Sale.) : AN
Micaeia: (La sigue.) 3A donde vas, mama? -
Fortino: Ahora sf, puedes irte papa. lod
Justino: Ya escupiste nuestro sec r
eras un marica vale mierd
f n NtaFortino: Ahi llegamos td, Mica y yo, hacemos todas las
preguntas y recibimos todas las respuestas.
Aniara se queda dormida. Cambia la luz.
Fortino: (En el podio. Tiene una guayaba enorme en la
mano.) Al dia siguiente, también domingo, desayunamos aco-
razados. Papa estaba contento, como si no hubiera pasado
nada, pero Mica se vefa triste. (Se le quiebra la voz.) No ha-
blaba ni comia. Mama parecia ausente. A mi papa, le gustaba
ver los fruteros Ilenos de mangos, sandia, manzanas, peras,
platanos, mameyes. Los acomodaba con todo esmero, como
si estuviera haciendo una obra de arte. Y luego mamé los fes-
tejaba. (Pausa.) Pero ese dia, no. Hasta daba pena tomar una
fruta porque algo se rompia. Yo extrafiaba las gorditas de frijol
con crema y aquella salsa cazadora tan picosa, pero me gus-
taba ver la cara de Amara frente a la fruta. Quisiera que éstos
fueran mis Gnicos recuerdos. Dicen que el pasado es otro pais,
pero hay cosas que se te pegan a la piel como las costras, que
son tuyas, y dan comezén; que un dia se caeran pero dejan
cicatriz.
Cambia la luz. Fortino duerme. Entra Justino, que Ie tapa la
boca. En una muy breve escena, Justino viola a ForTino que
guarda silencio. Se queja y llora quedamente. Micaela llega de
puntitas y observa la escena sin ser descubierta.
Jusrino: Asi se hace, machito, callado, atento con las mu-
jeres de la casa. Asi me gusta, mijo. Y ya sabes que de esto,
ni una palabra a nadie. Porque si lo haces, tus hermanas y tu
madre pagan las consecuencias. Y mira, no estoy borracho.
Fortino: (Aguanta ef llanto.) sPor qué papa?
JustiNo: Y no quiero que andes chillando por los rincones.
Fortino: sPor qué, papa?
Justino: Ahora duérmete, que mafana tengo que trabajar.
Se escucha la voz de Sara.
Acorazados 35 Silvia Peléez e |Cuademos de Dre . PASOD EGATO
Sara: 3Estas bien, Justino?
Justino: Si, ya, todo bien; Fortino tenia pesadillas.
Cambia Ia luz. Toda la familia, incluyendo a Eouvices, estan en
el local “Los acorazados”.
Justino: Yo quiero uno de lengua.
Micaeta: Guacala.
Sara: TU no lo pidas y ya, nina.
Amara: Yo ya no soy nina.
Epuvices: Ahora si te vestiste bien, Fortino.
Fortino: Café y beige nomas.
Epuvices: Ahora no pareces aguacate pellizcado; sdlo café
con leche.
Sara: Ya, senora, no moleste al nifio.
Epuvices: Acttias como si nada, pero ya nadie le quita de la
cabeza a mi hijo que te visita un hombre.
Amara: Ya no soy nina, abue.
Sara: Pura difamacion, senora.
Justino: Puras pendejadas, de todos.
Micaeta: (Entre dientes.) Hace como si nada; se pe
Justino: ;Qué dices, hijita?
pe Nada. Nada que te impartesMicaeta: Lo quiero para devolverlo.
Justino: Dile que lo perdiste.
Micaeta: Damelo.
Justino: 3Estas segura de que tu novio es machito?
Micatta: Damelo o me voy.
Sara: ;Queé cosas dices, nifia?
Micatia: Que me lo des
Justino: Con una chingada, squé no podemos almorzar
tranquilos por un domingo?
Micaeta: Dame mi anillo.
Fortino: Daselo papa, por favor.
Justino: (A ForTino.) Td callate, maricon.
Micaeta: Es mas hombre que tu; él no se emborracha.
Justino: TG qué sabes. Es un marica, me consta.
Micagta: Tampoco nos molesta en las madrugadas ni nos
manda a la azotea.
Sara: Es por su bien, hija; tu papa los castiga por su bien.
Micaeia: Y tampoco viola a su hijo.
Fortino: Callate.
Micaeta: Es la verdad; un dia si y otro no.
Sara: sPor qué inventas cosas tan feas, Micaela?
Micacta: No invento, mama. Mi papa se aparece en el cuar-
to de Fortino y lo desviste y... Ayer no quisiste escuchar nada,
mamita.
Justino: Callate, pendeja... (La golpea en Ia cara.)
Micaeia: Muy bien, me callo pero me voy; porque a mi no
me vuelves a golpear.
Sara: 3A donde te vas, hija?
Epuvices: ;No te vas a ir con el novio, verdad?
Justino: La mato; si se va con el novio, la mato.
Micaeta: (Toma un cuchillo de la mesa.) Andale, de una
vez.
Fortino: Calmate, hermana. No vale la pena. Nadie en esta
familia vale un asesinato.
Acorazados BZ Silvia PeldezCuadernos de Dramaturgia Mexicana PASO
Justino: ;Sabes qué?, mejor vete. Si, largo de aqui, Micaela.
Micac.a: Voy a recoger unas cosas, y dejo la Ilave por deba-
jo de la puerta. Fortino, tienes que salir de aqui...
Amara: 3Y yo? Fortino me va a llevar al pais del Siempre
por qué.
Micatta: Vayanse cuando puedan. Adids, mama. Gracias por
tu ejemplo, nunca quise parecerme a ti.
Epuvices: sDénde vas, nifia? Tenemos que saberlo.
Micatta: A la Ciudad de México. Ahi empezaré una nueva
vida.
Justino: Te estas tardando... (Le arroja el anillo.)
Micaeta: Le escribi a mi tia para quedarme en su casa. No
te preocupes mam; luego te llamo.
Amara: Te voy a extranar, hermana. (Para si.) El cuarto va a
ser para mi solita.
Fortino: Nos volveremos fuertes, Mica, te lo prometo.
MicatiA los mira a todos. Silencio. Toma el anillo répidamente
y se va. Los demas inclinan Ja cara incapaces de mirarse a los
ojos. Baja Ja luz paulatinamente. Transicion. En el podio.
Fortino: Después de que se fue Micaela, la segui yo. No fui
con una tfa ni a un lugar conocido; busqué perderme. Trabajé
en lo que fuera, me acosté con quienquiera, traté de borrar
mis cicatrices, m me volvi alcohdlico como mi padre. Hermosa
hora estoy, aqui, frente a ustedes, abierto