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Cognición y Lenguaje

Este documento trata sobre la cognición y el lenguaje. Explica que el lenguaje humano es un sistema flexible de comunicación que nos permite compartir ideas y pensamientos de manera semántica. También describe la estructura del lenguaje incluyendo sonidos, significados, gramática, conceptos y prototipos. Finalmente, discute la relación entre lenguaje y cognición.

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Cognición y Lenguaje

Este documento trata sobre la cognición y el lenguaje. Explica que el lenguaje humano es un sistema flexible de comunicación que nos permite compartir ideas y pensamientos de manera semántica. También describe la estructura del lenguaje incluyendo sonidos, significados, gramática, conceptos y prototipos. Finalmente, discute la relación entre lenguaje y cognición.

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Cognición y lenguaje.

En la escuela Braefield para sordos conocí a Joseph, un niño de 11 años que


acababa de ingresar y que carecía por completo de lenguaje. Había nacido
sordo, pero nadie se había percatado de ello sino hasta que estaba en cuarto
grado. Su incapacidad para hablar o entender el habla a la edad normal se
atribuyó al “retardo” y luego al “autismo”, y esos diagnósticos se usaron para
etiquetarlo.
Lenguaje
El lenguaje humano es un sistema flexible de símbolos que nos permite
comunicar nuestras ideas, pensamientos y sentimientos. A diferencia de la
comunicación animal, el lenguaje humano es semántico o con significado:
podemos intercambiar información detallada acerca de todo tipo de objetos y
acontecimientos, sentimientos e ideas. Podemos decir a otros no sólo
“¡Cuidado!
La estructura del lenguaje
Sonido y significado El lenguaje hablado se basa en unidades universales de
sonido llamadas fonemas que indican cambio de significado. En inglés existen
alrededor de 45 fonemas, en español aproximadamente 22, y en algunos
idiomas hasta 85 (Bourne, Dominowski, Loftus y Healy, 1986). En inglés, /z/
y /s/ son fonemas: los sonidos z y s carecen de significado inherente, pero los
fonemas pueden agruparse para formar palabras o partes de palabras.
Gramática
A su vez, las palabras pueden unirse en pensamientos todavía más complejos.
Así como existen reglas para combinar fonemas y morfemas, también existen
reglas para estructurar oraciones y su significado. Esas reglas son lo que los
lingüistas llaman gramática. Los dos componentes principales de la gramática
son la sintaxis y la semántica.
Los conceptos
Son categorías mentales para clasificar a personas, cosas o eventos
específicos (Komatsu, 1992). Perros, libros y carros son conceptos que nos
permiten categorizar los objetos del mundo que nos rodea. Rápido, fuerte e
interesante también son conceptos que permiten clasificar a cosas, eventos o
personas. Los conceptos proporcionan una forma de agrupar o categorizar las
experiencias de modo que no tenemos que sorprendernos al encontrarnos con
algo nuevo.
Prototipos
Podemos sentirnos tentados a pensar que los conceptos son simples y
definidos. Pero muchos conceptos no son simples ni claros, sino “borrosos”. Se
traslapan y a menudo están mal definidos. Por ejemplo, la mayoría de la gente
puede distinguir a un ratón de una rata, pero pocos pueden producir una lista
exacta de las diferencias principales entre ratones y ratas (Rosch, 1973, 1978,
1998, 2002). Si no podemos explicar la diferencia entre ratón y rata, ¿cómo
podemos usar esos conceptos borrosos en nuestro pensamiento? Una
posibilidad es que construimos un modelo, o prototipo, de un ratón
representativo y uno de una rata representativa; luego usamos esos prototipos
en nuestro pensamiento. Rosch argumentaba que nuestro concepto de ave,
por ejemplo, no consiste sólo en una lista de los atributos principales como
“plumas”, “alas”, “dos patas” y “vive en los árboles”.
Lenguaje y cognición
Hemos visto que el lenguaje está estrechamente ligado a la expresión y
comprensión de los pensamientos. Puesto que nuestro idioma determina no
sólo las palabras que usamos sino también la forma en que combinamos esas
palabras en oraciones, ¿puede el idioma determinar también lo que podemos
pensar? Algunos teóricos creen que así es. Recuerde que en el capítulo 5,
dedicado a la memoria, advertimos que el lenguaje afecta la memoria de largo
plazo.

Cultura y cognición
Todas las culturas conocidas usan categorías para ayudarse a formar
conceptos, pero la información que se incluye en una categoría determinada y
la forma en que las categorías son moldeadas por la experiencia pueden diferir
de manera sustancial entre las culturas (Rogoff y Chavajay, 1995). El psicólogo
transcultural David Matsumoto proporciona un divertido ejemplo de cómo las
diferencias culturales afectan la percepción, cognición y conducta.

La cuestión del lenguaje


De una u otra manera, todos los animales se comunican. Las aves, las abejas,
las ballenas y los chimpancés lo hacen. Las formas de la comunicación animal
varían ampliamente. Las abejas realizan una intrincada danza que informa a
sus compañeras de panal exactamente dónde encontrar el polen (von Frisch,
1974), y la calidad del polen en ese lugar (Waddington, Nelson y Page, 1998).
Las ballenas jorobadas interpretan inquietantes solos que van de retumbantes
bajos profundos a chillidos altos de soprano que en ocasiones duran hasta
media hora.
La interpretación de los problemas
El primer paso en la solución de un problema se denomina representación del
problema: interpretarlo o definirlo. Por ejemplo, si su negocio está perdiendo
dinero, puede definir el problema como descifrar la manera de reducir los
costos. Pero al definir el problema de manera tan estrecha, es probable que
haya descartado otras opciones. Una mejor representación del problema sería
averiguar maneras de aumentar las ganancias, ya sea disminuyendo costos,
incrementando el ingreso o ambos. Para ver la importancia de la
representación del problema, considere los siguientes dos problemas.
Producción de estrategias y evaluación del progreso
Una vez que ha interpretado apropiadamente un problema, los siguientes
pasos son la selección de una estrategia de solución y la evaluación del
progreso hacia la meta. Una estrategia de solución puede ser cualquier cosa
como el simple ensayo y error, o la recuperación de información basada en
problemas similares, o un conjunto detallado de procedimientos cuyo
funcionamiento está garantizado (llamado algoritmo), o bien, los enfoques
prácticos conocidos como heurística.
Ensayo y error
El ensayo y error es una estrategia que funciona mejor cuando sólo se dispone
de opciones limitadas. Por ejemplo, si sólo tiene tres o cuatro llaves de donde
elegir, el ensayo y error es la mejor forma de averiguar cuál abre la puerta de la
cochera de un amigo. Sin embargo, en la mayoría de los casos, el ensayo y
error desperdicia tiempo porque hay demasiadas opciones diferentes que
probar.

Algoritmos
Los problemas más complejos requieren estrategias más complejas. Un
algoritmo es un método de solución de problemas que garantiza una solución
siempre y cuando éste sea adecuado para el problema y se realice de manera
apropiada. Por ejemplo, para calcular el producto de 323 por 546,
multiplicamos los números de acuerdo con las reglas de la multiplicación (el
algoritmo).
Heurística
Como no disponemos de algoritmos para todo tipo de problemas, a menudo
recurrimos a la heurística, o reglas prácticas. La heurística no garantiza una
solución, pero puede ponerla a nuestro alcance.
Obstáculos para la solución de problemas
En la vida cotidiana, se presentan muchos factores que facilitan o dificultan la
solución de problemas. Un factor es el nivel de motivación o activación
emocional de una persona. De manera general, debemos generar cierto
aumento de la excitación para motivarnos a resolver un problema, pero
demasiada activación obstaculiza nuestra habilidad para encontrar una
solución (vea el capítulo 8, Motivación y emoción).
Experiencia y pericia
Numerosos estudios han encontrado diferencias cualitativas en la forma en que
expertos y principiantes se aproximan y resuelven los problemas. Ya hemos
visto que es probable que cuando se presenta a los expertos un problema de
su campo, lo reconozcan como perteneciente a un conjunto familiar de
problemas que han resuelto antes y por ende lo resuelvan con mayor rapidez
que los principiantes.
Toma de decisiones lógica
Quiere comprar un automóvil y, después de comparar precios, ha identificado
una serie de posibles opciones dentro de su presupuesto. ¿Cómo toma una -
decisión? La manera lógica de proceder es decidir de acuerdo a un conjunto de
criterios (los factores que son más importantes); calificar cada una de las
opciones disponibles de acuerdo con esos criterios, y luego considerar los pros
y los contras para ver qué tan bien se adecua cada opción a sus criterios.
Decisiones bajo presión
Los individuos no siempre pueden darse el lujo de contemplar diferentes
perspectivas o de tener el tiempo para pensar en alternativas, compararlas y
luego decidir cuál se ajusta mejor a la situación.
Explicación de nuestras decisiones
Sea que una decisión sea excepcionalmente buena, extraordinariamente tonta
o algo en el medio, la mayoría de la gente cavila sobre sus decisiones después
del hecho. El pensamiento retrospectivo adopta diferentes formas. El término
sesgo retrospectivo se refiere a la tendencia a ver los resultados como
inevitables y predecibles después de que los conocemos y a creer que
podríamos haber anticipado lo que sucedió o quizá que lo hicimos (Azar,
1999b; Fischoff, 1975; Pohl, Schwarz, Sczesny y Stahlberg, 2003). Por
ejemplo, los médicos recuerdan haber tenido más confianza en su diagnóstico
al enterarse de que era correcto que la que tenían en el momento de hacerlo.
Una inversionista compra unas acciones por una corazonada: si aumentan de
valor, está convencida de que “lo supo todo el tiempo”; si las acciones bajan, se
muestra igualmente convencida de que sabía que era un error. La frase
“mariscal de campo del lunes por la mañana” describe a los fanáticos que,
habiendo visto el domingo un juego de fútbol, insisten al siguiente día que, si
ellos hubieran tomado las decisiones, su equipo habría ganado. De acuerdo
con un viejo dicho, “la visión retrospectiva siempre es perfecta”. a o muerte,
que no pueden cambiarse más tarde.

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