Especialización
Superior en ESI,
Derechos Humanos y
Ludopedagogía
Coordinadores de Postítulo: Lic. Prof. Silvia Dri, Lic. Prof. Luis Javier
Burgos
Coordinadora de Contenidos: Lic. Tatiana Richardet
Contenidistas: Lic. Bruno Bazán, Prof. Alejandra Fripp Lozano, Lic.
Tatiana Richardet , Prof. Ana Belén Juárez, Prof. Jimena González
Clase 2
“Construcción histórica de la sexualidad y el cuerpo. Dispositivos que han
regulado la sexualidad. Educación y disciplinamiento”
1
¡Les damos la bienvenida!
Iniciamos aquí nuestra segunda clase. Nos volvemos a encontrar para continuar este
camino de reflexión en torno a las instituciones que habitamos, nuestras escuelas,
universidades, hospitales, centros de salud. ¿Las habitamos o nos habitan? Quizá se trate
de un movimiento permanente: las instituciones nos condicionan, pero quienes las hacemos
tenemos en nuestras manos el poder de transformarlas. Se trata de una tensión
permanente, una dialéctica que permite el devenir de los nuevos tiempos.
En el primer encuentro realizamos una introducción en la cual se fueron articulando
algunos conceptos, entre ellos: Estado, democracia, cuerpo, construcción histórica de la
sexualidad, sexo, género y el cuerpo sexuado en la escuela.
Aquí damos otro paso en esta tarea de volver sobre nuestras prácticas cotidianas en
estos territorios que hemos elegido, donde transcurre gran parte de nuestra vida, donde la
sexualidad irrumpe para interpelarnos y decidimos hacernos cargo, dedicarle tiempo,
estudiar, porque nos reconocemos responsables de la promoción, protección y garantes de
derechos.
Durante las últimas décadas vamos atravesando un conjunto de transformaciones
sociales, políticas y culturales que marcan nuevos espacios de igualdad de trato y
oportunidades para todas las personas. La sanción de la Ley N.° 26150, que crea el
Programa Nacional de Educación Sexual Integral (ESI - 2006), forma parte de esas
profundas reformulaciones. Es una norma que abre la puerta a otro conjunto de leyes
sancionadas con posterioridad para continuar el proceso de ampliación de derechos1.
El enfoque que promueve la ESI concentra un conjunto de necesidades y demandas
sostenidas a lo largo de muchos años, llega para aliviar, reparar derechos vulnerados y, al
mismo tiempo, abrir nuevos interrogantes y contradicciones.
1
Ley 26.485 de Prevención y erradicación de la violencia contra las mujeres (2009); Ley Nº 26.529 Derechos del paciente,
historia clínica y consentimiento informado (2009); ley 26.618 de Matrimonio Igualitario (2010),Ley Nº 26.657 Derecho a la
Protección de la Salud Mental (2010); ley 26.743 de Identidad de Género (2012),Ley Nº 26.904 Incorporación al Código
Penal de la figura de grooming como delito contra la integridad sexual (2013); ley 26.234 de Educar en Igualdad: Prevención
y Erradicación de la Violencia de Género (2015), la ley 27.499, conocida como ley Micaela, (2018), ley IVE 27.610 de
Interrupción Voluntaria del Embarazo (2020), implementación del DNI No Binario (2021) y ley 27.636 de Cupo Laboral
Travesti - Trans (2021). Ley Nº 26.061/2005 - Protección Integral de los Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes.
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La ESI como política pública representa un cambio de paradigma en la noción de
sexualidad: todas las personas existimos gracias a esta energía vital, vamos siendo desde
cuerpos sexuados, cada quien con sus particularidades, aportando algo nuevo para
enriquecer la diversidad humana. Vamos siendo desde la afectividad y la capacidad de
desear. Múltiples identidades, iguales en derechos y diferentes en estéticas, modos de ver y
sentir la vida.
Antes de adentrarnos en el enfoque propiamente dicho de la ESI, es necesario
mencionar otros puntos de vista para el abordaje de la sexualidad y sus respectivas
pedagogías que han formado parte de escuelas e instituciones de salud, y que, en algunos
casos, aún configuran nuestros escenarios laborales y tensionan nuestro hacer cotidiano.
Decimos entonces, en palabras de Morgade, que “toda educación es sexual”, pero no
toda educación sexual es integral.
Enfoques de la Educación Sexual
La sexualidad ha formado parte desde siempre de la vida institucional. Desde el
silencio, la represión, la invisibilización, la biologización o el moralismo, siempre estuvo, está
y estará presente, porque es imposible disociar lo sexual de lo humano. La novedad de la
ESI es su perspectiva integral y de derechos.
Sintéticamente, repasamos algunos modos no integrales de la educación sexual:
. El enfoque tradicional-moralista se centra en el coito heterosexual. Promueve una
pedagogía de la abstinencia y de la enseñanza con el ejemplo de lo que se supone “normal”
y “anormal”. Desconoce su rol como garante de derechos para las infancias y adolescencias.
. El enfoque médico-biologicista reduce la sexualidad con su perspectiva binaria y
genital poniendo foco en el “sistema reproductivo” (femenino y masculino). Se enfatizan los
riesgos, de ahí su interés en la prevención. Desconoce la salud sexual no reproductiva y la
noción de las personas como sujetos de derecho.
. El enfoque judicializante reduce el abordaje de la sexualidad a su faz legal. Si bien el
plexo normativo en torno a la protección integral de las infancias y adolescencias, la
prevención de delitos sexuales y la perspectiva de los Derechos Humanos ofrece el
andamiaje, sostienen la legalidad de la ESI, constituyen una parte, no el todo. Acotar la
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sexualidad a su faz normativa deja de lado otros aspectos vitales, como la afectividad y el
disfrute.
Estas perspectivas son las que mayor distancia tienen con la ESI. Sin embargo,
existen otras que la antecedieron y vienen a enriquecer nuestra ley. En este sentido,
podemos mencionar a la Sexología Crítica que comienza a conceptualizar la sexualidad
como una construcción y reconoce las subjetividades de los cuerpos sexuados. En esta
misma línea, la perspectiva de género abre un campo de sentidos donde se visibiliza la
matriz histórica que da lugar a las inequidades que aún nos atraviesan y las demandas
históricas de los sectores subalternos de la sociedad.
Cabe destacar que solo hacemos una breve mención de los enfoques, ya que
profundizaremos sobre los mismos en la próxima clase sincrónica.
Ahora sí, ¡Vamos a la ESI!
¿Qué es la sexualidad según la ESI?
El concepto de sexualidad excede las nociones de genitalidad vinculada a las
relaciones sexuales. Consideramos a la sexualidad como una de las dimensiones
constitutivas de la persona, relevante para su despliegue y bienestar durante toda la vida,
que abarca tanto aspectos biológicos, como psicológicos, sociales, afectivos y éticos. Esta
concepción es la sostenida por la Organización Mundial de la Salud:
El término “sexualidad” se refiere a una dimensión fundamental del hecho de ser
humano. [...] Se expresa en forma de pensamientos, fantasías, deseos, creencias, actitudes,
valores, actividades, prácticas, roles y relaciones. La sexualidad es el resultado de la
interacción de factores biológicos, psicológicos, socioeconómicos, culturales, éticos y
religiosos o espirituales. [...] La sexualidad se practica y se expresa en todo lo que somos,
sentimos, pensamos y hacemos.
Construcción colectiva de la ESI
Tomando como punto de partida nuestra ley, pero también los atravesamientos
históricos, políticos y sociales, la ESI se construye colectivamente a partir de los saberes
situados en las realidades específicas de cada institución. Asumir la educación sexual desde
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una perspectiva integral implica un trabajo articulado que promueve la enseñanza y el
aprendizaje involucrando incluso a la sociedad en general, donde el registro de nuestras
emociones y la forma en que establecemos los vínculos humanos suelen estar silenciados,
negados o ausentes.
En el plano de la afectividad, es posible trabajar para desarrollar capacidades como la
solidaridad, la empatía, la expresión de los sentimientos en el marco del respeto por las
otras personas, sus igualdades y diferencias. Este aspecto puede resultar novedoso, ya que
la posibilidad de expresar los sentimientos fue poco abordada desde la escuela y las
instituciones de salud tradicionales. De alguna manera, se daba por sentado que se trataba
de cuestiones que se aprendían espontáneamente en la familia y con la madurez que brinda
la experiencia. Más aún, en una sociedad donde el registro de nuestras emociones y la
forma en que establecemos los vínculos suelen acallarse.
Por último, podemos pensar en una dimensión relacionada con el “saber hacer”, desde
la cual se promueve tanto la adquisición de la autonomía y la posibilidad de decir no
cuando es no y sí cuando es sí. El fortalecimiento de conductas de respeto y cuidado
—personal y colectivo— de la salud. A lo que hay que agregar la adquisición de habilidades
psicosociales, como propiciar el diálogo y lograr acuerdos.
La sexualidad humana, el cuerpo sexuado, la construcción de las identidades, los
deseos y las orientaciones han sido objeto de diferente tipo de regulaciones sociales a lo
largo de la historia de nuestra sociedad. En diversos contextos, aquello que hoy
entendemos por sexualidad fue identificado como un campo de experiencias y de saberes
sobre los que las sociedades posaron su mirada y su control, buscando estabilizar una
experiencia de incertidumbre en relación con los propios deseos, sentires, afectos.
La organización hegemónica del orden sexual se centró en torno a su dimensión
reproductiva, cerrándose sobre esa esfera, clasificando cuerpos y utilizando las relaciones
económicas como fundamento para jerarquizar los vínculos y las personas a partir de roles
de producción (varones) y de reproducción (mujeres).
El filósofo Michel Foucault, señala que los cuerpos son un constructo, un producto
social y cultural. Considera que la dimensión corporal puede ser leída como un texto donde
se escribe la realidad social. En este sentido, se destacan las relaciones entre el
comportamiento individual y los dispositivos de poder de las distintas instituciones
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encaminados a vigilar y orientar las prácticas y los saberes acerca de la sexualidad. Estos
dispositivos se basan en distinguir entre una sexualidad “permitida”, “buena”, “natural” y
otra “prohibida”, “mala”, “antinatural”, merecedora de castigo y normalización.
Las agrupaciones de mujeres, feministas, gays, lesbianas, trans y travestis y la
comunidad LGBTTTIQPNB+2 han marcado el camino en la ampliación de derechos para
todas las personas. Ellas, desde su recorrido histórico y su propia vivencia, se han
posicionado teóricamente respecto de los vínculos sexoafectivos y las diversas maneras de
ser y sentirnos en el mundo. En ese sentido, desde distintos campos de acción como el
activismo, la investigación científica, la educación, el Estado y las políticas públicas,
consensuaron que las relaciones sexuales son básicamente relaciones sociales y que, como
tales, están atravesadas por vínculos de poder. De este modo, se pone en evidencia que
cada sociedad construye los vínculos de parentesco y las relaciones sexo-afectivas de
formas muy diversas.
Introducción al género
El concepto de género nos habla de relaciones de poder desiguales entre dos
categorías históricas: lo masculino y lo femenino. El género abarca el conjunto de ideas,
representaciones y prácticas que se esperan e imponen a las personas. En nuestras
sociedades, el género se define de manera binaria o dicotómica, esto significa que se
aceptan socialmente dos géneros. Entonces, la sociedad, a través de sus instituciones -la
familia, la escuela, las instituciones educativas y de salud-, establece patrones de conducta
para cada uno de los sexos y para las formas en que deben relacionarse. Esto se refuerza a
lo largo de la vida a través de mensajes, reglas y normas institucionales que distribuyen los
roles y comportamientos esperables en mujeres y varones.
El concepto de cuerpos sexuados refiere a la dimensión subjetiva de la sexualidad
que habita en nuestro cuerpo, una dimensión compleja, que conecta lo personal y lo
colectivo; lo íntimo y lo político. En nuestros cuerpos sexuados se construye la dimensión
del género. Es decir, las tareas y funciones asignadas a cada persona según la genitalidad
con la que nace responden a una división sexual que se construye culturalmente y se
2
Lesbianas, gays, bisexuales, travestis, transexuales, trasgénero, intersexuales, queer, pansexuales,
no binaries.
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emparenta falsamente con esta idea de naturaleza. Esta definición influye en la mayoría de
aspectos de nuestra vida como el trabajo, la economía, el parentesco, la sexualidad, entre
otras dimensiones de la vida humana.
Sin negar que existen las particularidades anatómicas, cabe señalar que estas no
derivan necesariamente en la existencia de roles sociales ni formas de ser o sentir
específicas que estén determinadas por el cuerpo. Esto es lo que llamamos la construcción
del género.
La categoría de interseccionalidad
Como ya lo mencionamos, en nuestros cuerpos sexuados se construye la dimensión
de género, que, como categoría social no es la única que nos atraviesa como personas. En la
construcción de nuestra identidad tanto personal como colectiva, cohabitan múltiples
identidades que impactan sobre nuestros cuerpos. Las mismas, corresponden a otras
categorías sociales además del género, como clase, etnia, nacionalidad, discapacidad, entre
otras.
Las nociones sobre qué es y cómo vivimos el cuerpo y cuidamos nuestra salud
incluyen estas categorías y dimensiones, al igual que los significados y valoraciones que se
le otorgan en cada sociedad y en cada momento. Esto abarca la influencia del contexto
histórico, la cultura, la condición social, la forma de cuidarlo y de valorarlo y las
concepciones que prevalecen en la sociedad de la que formamos parte.
Poder mirarnos desde estas otras dimensiones, permite visualizar la forma en que
las desigualdades de género, clase, etnia, etc. nos colocan en ventaja o desventaja en
relación a los derechos. Estas otras categorías que se entrecruzan en las construcciones de
las identidades y las corporalidades, esa trama se denomina “interseccionalidad”, término
creado por Kimberlé Crenshaw. Un marco diseñado para explorar la dinámica entre
identidades coexistentes (por ejemplo, mujer negra) y sistemas conectados de opresión (por
ejemplo, patriarcado o supremacía blanca).
Desde la ESI nos proponemos trabajar sobre un concepto amplio de salud, incluyendo
aspectos psicológicos, sociales y culturales. Para ello es necesario pensar al cuerpo en otras
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dimensiones además de la biológica, como la historia personal, los discursos científicos, los
derechos humanos, las ofertas de los medios masivos de comunicación y la representación
de los cuerpos a través de las distintas manifestaciones artísticas.
Es importante propiciar la reflexión crítica sobre los modelos y los mensajes de
belleza que circulan en nuestra sociedad y que pueden influir negativamente en la
autoestima y en los vínculos interpersonales, promoviendo la desnaturalización de los
prejuicios y los estereotipos vinculados con el cuerpo y la salud. De esta forma, valoramos
positivamente nuestro cuerpo, reconociendo que la sexualidad y el cuerpo también se
vinculan con el disfrute y el placer.
Educación y disciplinamiento: corporalidades actuales en las instituciones
La ley ESI es un hito en la política educativa porque asume que esa dimensión
humana fundamental debe ser acompañada por el Estado y la escuela desde un
posicionamiento basado en los Derechos Humanos, con enfoque de género y de diversidad.
Su fuerza rebalsa lo educativo escolar y llega a los hospitales, centros de salud, clubes,
comisiones vecinales, ONGs…
De este modo, la ESI constituye un paradigma de derechos y coloca a la escuela como
institución fundamental para conocer, entender y defender los derechos, incluyendo
aquellos vinculados con la dimensión de la sexualidad de todas las personas. La Ley N.°
26150 Programa Nacional de Educación Sexual Integral y las experiencias que se
expanden en todo el sistema educativo instalan una serie de preguntas que ubican en el
centro quienes trabajan como agentes del Estado y son responsables de garantizar este
derecho desde una perspectiva integral.
Es justamente en clave de ESI que esta responsabilidad se extiende a quienes ejercen
la profesión de la Enfermería. Educar y sanar son equivalentes. Quienes desempeñan estos
roles son personas adultas cuya tarea es cuidar, escuchar, mirar y sostener a las nuevas
generaciones.
La próxima clase trabajaremos directamente sobre los diálogos entre salud y
educación. Para ello les proponemos la siguiente actividad:
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ACTIVIDADES
En este apartado encontrarán dos propuestas para llevar al propio cuerpo lo reflexionado
hasta aquí. Para pasar de la teoría y el pensar, al mirarse, al hacer contacto con los modos
en que se cristaliza en cada persona algo de lo dicho.
Primera parte
Consigna: observar las imágenes que acompañan este texto. Contemplarlas por unos
minutos y luego responder en el Foro “Revisar nuestra propia mirada” las siguientes
preguntas, teniendo en cuenta mi lugar en la atención primaria de la Salud o en el aula:
¿Qué veo cuando veo estas imágenes?
¿Qué frases, imágenes o imaginarios se vienen a mi cabeza?
Luego de reflexionar pensar en el siguiente interrogante:
¿Qué conocimiento científicamente validado tengo sobre las diversas corporalidades?
9
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Segunda parte
Iniciar el recorrido de la Educación Sexual Integral es sumergirse en una instancia de
aprendizaje que nos invita a reflexionar sobre nuestras propias prácticas, vivencias,
registros emocionales, experiencias y vínculos. Implica también un movimiento
conceptual que posee una metodología, que será en este caso la Ludopedagogía, esa
“ruta metodológica para abordar procesos colectivos en la búsqueda de un hacer
transformador y libertario”3
En cada módulo, propondremos una actividad desde el abordaje de la Ludopedagogía,
como una manera de ir acompañando el proceso de aprendizaje con algunos indicios
lúdicos que sirvan de acercamiento a lo que viviremos de manera presencial en el módulo
específico (N°4). Será una especie de preludio, de ambientación y, sobre todo, una
invitación a acercarnos (a pesar de la virtualidad) a una instancia de exploración y juego,
una “entrada en calor”, una sensibilización sobre nuestros propios registros personales.
3
Así la definen sus creadores, el Centro de Formación e Investigación La Mancha, de la ciudad de Montevideo)
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Consigna
Sesgo de tu mirada
que va endulzándome la canción
con su llama enredada
volviendo leña mi corazón.
No dejes de mirarme
hasta que apague la noche el sol.
Jorge Fandermole, “La Mirada”
¿Cuál es la diferencia entre ver y mirar?
La acción de VER está vinculada al sentido de la visión, es algo que sucede
involuntariamente y que nos permite percibir algo material por medio del sentido de la
vista. Ocurre gracias a fenómenos físicos que reflejan luz y permiten a nuestros ojos ver,
darnos cuenta de lo que nos rodea. No requiere de reflexión ni análisis.
Por su parte, MIRAR es dirigir la vista hacia algo y prestar atención en ello. Involucra la
voluntad y la intención. Enfoca la atención en aquello que atrae, interpela, invita a
detenerse. Mirar es apropiarse de aquello mirado, involucrarse y profundizar en todas las
sensaciones y reflexiones que me evoquen.
Y OBSERVAR es la conjunción del ver y mirar. Es prestar atención a lo que estás mirando,
examinarlo atentamente. Nos permite establecer asociaciones, formular juicios de valor,
invita a entablar un diálogo interno entre lo que veo y mi experiencia previa. Interpela
nuestros sentidos, nuestras emociones, nuestras propias subjetividades.
¿Y qué es una mirada?
“Una mirada es un gesto. En principio cuenta con menos información que una frase dicha
a alguien. Aquí no hay enunciados, ni sujetos, ni predicados. Paradójicamente, en lo
gestual, antes que simpleza hay complejidad. Allí se condensan sentidos antiguos y
nuevos, sentimientos y contradicciones, un lazo que emerge sin el velo de la palabra”.4
La mirada de quien nos mira nos define: nuestra existencia termina de completarse a
partir de la mirada ajena. Es confirmación de que efectivamente estamos ahí. Las miradas
tienen un lenguaje propio y pueden contener múltiples sentidos, emociones, intenciones.
Existe una manera de mirar que corresponde a nuestro constructo social, que condiciona y
redefine nuestras identidades, las encasilla, las etiqueta. “La manera de mirar moderna es
ver fragmentos”, anuncia Susan Sontag, creando una especie de rompecabezas de
4
Páez, Mariana (2020) ESI Talleres de cuerpo en Juego, Paraná, La Hendija, p. 56.
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sentidos desde los que la sociedad establece determinados parámetros esperables de ser
y existir. “Mirar la realidad a la luz de determinadas ideas unificadoras tiene la ventaja
innegable de dar contorno y forma a nuestras vivencias. Pero también -así nos instruye la
manera de mirar moderna- niega la diversidad y la complejidad infinitas de lo real. Por lo
tanto reprime nuestra energía, nuestro derecho, en efecto, a refundar lo que deseamos
refundar: nuestra sociedad o nosotros mismos. Lo que libera, se nos dice, es notar cada
vez más cosas.5
Esta primera actividad lúdica y personal estará enfocada en nuestra manera de mirar el
mundo que nos rodea. ¿Cómo miramos nuestro mundo? ¿Miramos nuestro mundo?
Antes de empezar con la actividad, te invitamos a escuchar el cuento “La historia de las
miradas” en la voz de Eduardo Galeano (del proyecto “Los Otros Cuentos”).
En esta primera oportunidad, vamos a realizar un ejercicio de observación. Primeramente,
buscá el objeto de tu hogar que te resulte más atractivo, que llame tu atención, que
consideres especialmente valioso. A continuación, te proponemos hacer un registro
sensorial de ese objeto: tomalo entre tus manos, miralo de cerca, de lejos, desde todos
los ángulos posibles. Observá sus colores, sentí la textura, la temperatura, su aroma ¿Qué
sensaciones te transmite? ¿Para qué sirve? ¿Si pudiera ser otra cosa, cuál sería? ¿Qué le
cambiarías? Si fuera un objeto mágico, ¿cuál sería su poder? ¿Cuál su debilidad? ¿Qué es
lo que más te gusta de él?
A continuación, tomá una hoja en blanco, y realizá un registro escrito de lo observado:
Explicá qué objeto es y describí lo que ves (sin interpretar, sin explicar), detallandose
aquello que surge como evidente. Respondé todas las preguntas y volcalo todo en un
texto descriptivo. En la próxima clase lo retomaremos.
Ese primer registro es personal. Será guardado en una caja de zapatos. Una donde
iremos atesorando las huellas de este camino.
5
Sontag, Susan (2006) Sobre la fotografía, México, Alfaguara.
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Bibliografía de lectura obligatoria para cursantes
● Scharagrodsky, Pablo: “El cuerpo en la escuela” Ministerio de Educaciòn,
ciencia y tecnología. Disponible en
http://sedici.unlp.edu.ar/bitstream/handle/10915/93480/El_cuerpo_en_la_esc
uela.869.pdf-PDFA.pdf?sequence=1&isAllowed=y
● Muñoz Villalobos, V. (2010) Educación sexual, derecho humano. La piedra y
el viento. Montevideo: CLADEM. Disponible en
https://cladem.org/wp-content/uploads/2021/09/LA-PIEDRA-Y-EL-VIENTO.p
df
● Colección Derechos Humanos, Género y ESI en la escuela. Ministerio de
Educación de la Nación 2021:
https://www.educ.ar/recursos/158053/educacion-sexual-integral
Bibliografía sugerida
● Baez, J. (2016) “La inclusión de la educación sexual en las políticas públicas
de América Latina. Los organismos internacionales y sus formas de
intervención.” En Revista Latinoamericana de Educación Comparada. N° 9,
Año 7. Buenos Aires: RELEC/SAECE. Disponible en
https://www.saece.com.ar/relec/revistas/9/art5.pdf
● Morgade G (2011) “Toda Educación es Sexual”. California 1231, Buenos
Aires, Argentina.
Disponible en
https://www.bba.unlp.edu.ar/wp-content/uploads/esi_18_morgade___toda_e
ducacion_es_sexual.pdf
● Morgade G. Sexualidad y prevención: discursos sexistas y
heteronomarmativos en la escuela media. XX Congreso de SSRR. Buenos
Aires. Disponible en
https://www.uepc.org.ar/conectate/wp-content/uploads/2013/04/Sexualidad
_y_prevencion_Discursos_sexistas_en_la_escuela_media.pdf
● Morgade, G. (2006) “Educación en la sexualidad desde el enfoque de género:
Una antigua deuda de la escuela.” En Revista Novedades Educativas Nº 184.
Buenos Aires: Noveduc. Disponible en
https://www.argentina.gob.ar/sites/default/files/educacion-en-la-sexualidad-
desde-el-enfoque-de-genero.-morgade.pdf
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● Morgade, G. (2016) Educación sexual integral desde la perspectiva de
género: la lupa de la ESI en el aula. Rosario: Homo Sapiens. Disponible en
https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=59860401009
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