BLOQUE 1 – LA LITERATURA ESPAÑOLA HASTA 1936
La novela a principios de siglo. Pío Baroja y Miguel de Unamuno.
Esta etapa se caracteriza por la aparición de profundos cambios sociales, ideológicos y políticos. Los
avances científicos determinarán e influirán en el mundo del arte. Igualmente el arte y la literatura
encuentran nuevos cauces expresivos.
A finales del S.XIX se aprecia un cansancio de la literatura del Realismo. Las nuevas ideas y
circunstancias exigen una renovación en la literatura. Así, encontramos que en 1902 se publican en
España cuatro obras significativas de los autores de la Generación del 98: La voluntad de Azorín; Camino de
perfección de Pío Baroja; Amor y pedagogía de Unamuno y Sonata de otoño, de Valle-Inclán. Estos autores 4
ofrecieron los más tempranos testimonios de las inquietudes del hombre contemporáneo y realizaron un
camino innovador, que culminó en los años y décadas siguientes.
Junto a los grandes novelistas, importa destacar el auge que cobra en este período la publicación de
revistas literarias. Muchos de los autores dan a conocer sus novelas breves y relatos en estas publicaciones
periódicas. Además, son numerosas las publicaciones de textos narrativos breves en colecciones como La
novela semanal, El cuento semanal, etc.
Tendencias generales:
- Pervivencia del realismo: Novela naturalista y erótica (Felipe Trigo) y relato realista (Concha Espina); se
trata de composiciones continuadoras de la novela realista y naturalista del s. XIX.
- Nuevos modelos narrativos:
Novela del grupo del 98: rompe con el realismo y naturalismo, describe el interior del individuo y trata
temas existenciales. Introduce monólogos y utiliza un léxico cuidado (Unamuno).
Novela novecentista: influida por las ideas de Ortega y Gasset sobra la novela, incorpora temas nuevos, la
trama desaparece, se da importancia a la forma y se analiza el interior del personaje. Los rasgos que definen
esta narrativa son la erudición y el trabajo intelectual, el afán pedagógico, la preferencia por el ensayo y el
concepto elitista del arte (La deshumanización del arte de Ortega y Gasset) (Ramón Pérez de Ayala).
Novela vanguardista: utiliza técnicas como el cambio de perspectiva en la narración, los saltos en el tiempo
y a veces se deja influir por corrientes como el Surrealismo (Gómez de la Serna).
Narrativa en la generación del 98
Los componentes de la generación del 98 nacen en torno a 1870, se educan durante el periodo de la
Restauración y el bipartidismo y empiezan a publicar a finales del S.XIX o principios del XX. Ante la
situación de finales siglo y del desastre del 98, se proponen “salvar a España y salvar a cada español” a
través de nuevos valores éticos, ideológicos, literarios y estéticos. Les une el punto de partida, la rebeldía
ante la sociedad configurada, y la misma intención ante el problema de España. Aunque algunos rechazan la
separación entre autores modernistas y autores noventayochistas y hablan de una única Generación de Fin
de Siglo. Características generales:
- Tratan problemas sociales, existenciales y religiosos. Sus temas son España, Castilla, el paisaje, la
existencia, el destino, el hombre…vistos con subjetivismo.
- Tienen un estilo cuidado, pero sencillo y llano en el que abundan los términos tradicionales y castizos.
- Se oponen al racionalismo de las técnicas realistas, ya que aparecen alteraciones en el discurrir lineal del
tiempo, se intercalan pasajes ensayísticos o discursivos, ofrecen pasajes líricos y se rescata la fantasía.
Hay que considerar que, a pesar de las características que les unen, cada autor tiene un estilo personal y
su propia evolución estilística.
En narrativa destacan Unamuno, Pío Baroja (de los que hablaremos después), Azorín y Valle-Inclán.
Azorín (José Martínez Ruíz) se caracteriza por su claridad, pulcritud y precisión, por sus frases
cortas y su técnica miniaturista. Escribe ensayos, relatos y novelas, entre las que cabe destacar La voluntad
(1902) donde su protagonista (Antonio Azorín) contempla cómo el paso del tiempo conduce la vida hacia la
nada; en Antonio Azorín (1903) aparecen personajes distintos que ofrecen otras visiones del mundo.
Valle- Inclán: en su primera etapa, Etapa de las Sonatas (tetralogía escrita de 1902 a 1905)
desarrolla una prosa preocupada por la belleza, con un estilo modernista y una prosa rítmica y refinada.
Posteriormente, en su Etapa de transición, evoluciona hacia un lenguaje desgarrado en las novelas de la
trilogía de La guerra carlista. Son novelas más críticas y se ambientan en escenarios rurales, con personajes
en ocasiones violentos. Su última etapa, la Etapa de los esperpentos, la cubren las novelas Tirano
banderas, sobre un supuesto dictador americano, y las novelas de la trilogía El ruedo ibérico, que tienen
una intención crítica y acentúan lo deforme y absurdo de la realidad.
Novecentismo y Generación del 14
En la segunda década del siglo XX surgió una nueva promoción de escritores y pensadores liberales que
tenían un proyecto de reforma y transformación de España. El objetivo era modernizar el país y conseguir el
cambio moral de los individuos. Los intelectuales novecentistas surgieron en un contexto económico y
social más desarrollado que el de sus predecesores. Se inclinaron preferentemente por el ensayo, pero como
novelistas destacaron Ramón Pérez de Ayala y Gabriel Miró.
Ramón Pérez de Ayala creó una novela experimental, preocupada especialmente por el tema de la
conciencia, en la que incluye aspectos inconscientes y subconscientes. Su novela A.M.D.G., titulada con las
siglas de los Jesuitas, es una crítica hacia el poder de esta institución religiosa. Más adelante, muestra su 4
preocupación por temas universales como el lenguaje, el amor, la educación sexual y el honor (Belarmino y
Apolonio).
Gabriel Miró destaca por su temperamento voluptuoso, por su sensibilidad exacerbada y por su excepcional
capacidad de captar sensaciones: luz, color, aromas, sonidos… Sus temas son la crítica de una religiosidad
poco evangélica, la inmovilización del tiempo y el paisaje alicantino, descrito casi místicamente.
De entre sus novelas destacan Nuestro padre San Daniel y El obispo leproso, que desató el escándalo
de los grupos conservadores y clericales e impidió su entrada en la Real Academia Española. Son novelas en
las que el lenguaje se llena de colores y recursos retóricos. La progresiva enfermedad del Obispo se
convierte en metáfora de la decadencia española.
Ramón Gómez de la Serna representa la novela vanguardista. Sus novelas y cuentos se caracterizan por la
variedad temática, un marcado sentido del humor, el sensualismo de sus descripciones y el erotismo.
Algunos títulos son El doctor inverosímil (1914) y El novelista (1924).
Pío Baroja
Nació en San Sebastián en 1872. En Madrid estudió medicina, pero
ejerció poco tiempo como médico. Vuelve a Madrid y sus contactos con
escritores como Azorín o Maeztu con quienes forma el «Grupo de los
Tres», de ideales anarquistas, le llevan a entregarse de lleno a su vocación
literaria. Tras colaborar en diarios y revistas, publica sus primeros libros en
1900. Hasta 1911, fecha de El árbol de la ciencia, publica, además de
cuentos, artículos y ensayos, 17 novelas que constituyen lo más importante
de su producción. Su fama se consolidó. En 1935, ingresa en la Real
Academia. Desde el anarquismo evoluciona hacia el reformismo, y
finalmente hacia el desengaño y el escepticismo. La Guerra Civil le sorprenderá en el País Vasco, desde
donde pasa a Francia. En 1940, se instala de nuevo en Madrid, donde vivirá hasta su muerte en 1956.
Fue un hombre escéptico, pesimista, solitario, amargado, pero a la vez tierno y sincero. El hastío vital
estará presente en sus personajes. Recibe influencia de la filosofía de Shopenhauer. En su juventud contacta
con el anarquismo. El mundo para él carece de sentido, la vida resulta absurda y no alberga ninguna
confianza en el hombre.
El autor ve la novela como un género multiforme, proteico 1, lo abarca todo: el libro filosófico,
psicológico, la aventura, la utopía, lo épico. Estamos ante la típica novela abierta o, como él decía,
permeable. Consecuencia de ello es su declarada despreocupación por la composición. Estaba en contra de
los novelistas que parten de un argumento cerrado y definitivo. En cambio, la invención, la imaginación
disponible y la observación eran para él las cualidades supremas del novelista.
Estilo. Se caracteriza por:
-La espontaneidad y naturalidad narrativa, sobriedad, tendencia antirretórica.
-Claridad y precisión.
-Prosa rápida y nerviosa, viveza y amenidad en la acción, pero con cierto tono agrio.
-Frases cortas y párrafos breves.
-Diálogos plenamente adaptados a personajes y situaciones.
Obras. Escribió más de 60 novelas, de ellas más de la mitad agrupadas en trilogías:
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Proteico: que cambia de formas o de ideas.
- Primera etapa: comprende desde la publicación de Vidas sombrías (1900) hasta la Primera Guerra
Mundial. Sus obras reflejan sus inquietudes más cercanas a la generación del 98: La vida fantástica
(Aventuras, inventos y mixtificaciones de Silvestre Paradox, Camino de perfección y Paradox rey); La lucha
por la vida (La busca, Mala hierba y Aurora roja). Destaca La busca que es una novela de aprendizaje y un
recorrido por un Madrid que no ofrece oportunidades. Tierra vasca (La casa de Aizgorri, El mayorazgo de
Labraz y Zalacaín el aventurero); La Raza (La dama errante, La ciudad de la niebla y *El árbol de la
ciencia). Esta última tiene mucho de autobiografía. El árbol de la ciencia es una de las que mejor
ejemplifica el pensamiento filosófico de Baroja y de las que más influyó en la novela española posterior. En
ella se narra la formación espiritual de Andrés Hurtado, un estudiante de medicina que simpatiza con los
más desfavorecidos y es afín con el pensamiento anarquista. El personaje no le ve sentido a la vida, y
ninguna de las “mentiras vitales” da resultado, como el trabajo o el amor. La única solución que encuentra a
su angustia es el suicidio. Otras obras importantes serían Las inquietudes de Shanti Andía y El laberinto de 4
las sirenas (dentro de la trilogía El mar). En muchas de sus novelas Baroja recoge sus recuerdos de
vivencias vascas o de sus viajes por Italia, Francia y Londres. En todas ellas los personajes buscan el sentido
de su existencia; algunos están en conflicto consigo mismos y con el medio, y acaban sucumbiendo; otros
son hombres de acción que sueñan con la libertad.
- Segunda etapa: de 1913 a 1936, vuelve a repetir los moldes narrativos anteriores con divagaciones
ideológicas, y la obra más interesante será Memorias de un hombre de acción que está compuesta por 22
volúmenes cuyo protagonista es Aviraneta. De 1937 a 1956, desaparece su crítica y ataque a la sociedad, así
como los héroes de acción, destacando sus memorias Desde la última vuelta del camino, de gran sinceridad.
En 2015, muchos años después de su muerte, se ha publicado una novela inédita de Baroja titulada Los
caprichos de la guerra y en 2018, la versión no censurada de Laura o la soledad sin remedio. Estas
reediciones demuestran que Baroja sigue siendo un maestro indiscutible y un héroe para la legión de
“barojianos” repartidos por todo el mundo.
Miguel de Unamuno.
Nació en Bilbao en 1864. Entre sus recuerdos de la infancia destacan los de
la guerra carlista. Estudió Filosofía y Letras en Madrid y, tras varios
fracasos, ganó en 1891 la cátedra de griego en la ciudad de Salamanca.
Fueron frecuentes sus viajes por España, pero residió en Salamanca sin
más paréntesis que el destierro de 1924 y 1930 en Fuerteventura y Francia
como consecuencia de su oposición a la dictadura del general Primo de
Rivera. Murió en Salamanca en 1936, al haber sido destituido y confinado
por su última postura contra Franco.
En Unamuno hay una personalidad fortísima y desgarrada, y una vida
de intensa actividad intelectual, de incesante lucha. Unamuno se definió a
sí mismo como un hombre de contradicción y de pelea, que dice una cosa
con el corazón y la contraria con la cabeza, y que hace de esta lucha su
vida. Vivió ante todo una perpetua lucha consigo mismo, sin encontrar
nunca la paz, y en lucha también con los demás, contra la “trivialidad” de
su tiempo, en un tremendo esfuerzo por sacudir las conciencias, por
inquietarlas, por sacarlas de cualquier rutina.
Su pensamiento:
-El problema de España. Se preguntó por la esencia de lo español y diferenció entre historia e intrahistoria.
Para Unamuno el verdadero carácter del pueblo se manifiesta en la intrahistoria, es decir, en “la vida
silenciosa de millones de hombres sin historia”.
En su obra En torno al casticismo ataca el falso casticismo paralizante y defiende la necesidad de
europeización. Pero pronto estas ideas entraron en crisis y en Vida de don Quijote y Sancho defiende la
idea de españolizar Europa. Quiere la modernización de España pero partiendo de las raíces tradicionales
como se ve en ambos ensayos.
El tiempo y la muerte: la unión de ambos confluyó en lo que Unamuno llamó “el sentimiento trágico de la
vida”, es decir, la angustia que produce la reflexión sobre el paso del tiempo y la amenaza de la muerte
como final del alma.
La vida como agonía: por la imposibilidad de hallar la paz interior y de dar un sentido a la existencia.
Temas:
-El problema religioso. Identifica la necesidad religiosa con el ansia de inmortalidad. El hombre siente terror
ante la nada y necesita un Dios que le garantice que perdurará después de la muerte.
Toda su vida fue una lucha entre el deseo de creer y la falta de fe. Sus temas reflejan el combate interior, la
búsqueda de la inmortalidad que se manifiesta con dudas contradictorias, como en San Manuel Bueno,
mártir y Niebla.
-El problema de la identidad. Distingue entre lo que uno es- el ser real, caduco, perecedero- y lo que uno
desea ser. De esta manera identifica el yo profundo con ese yo ideal. “te debe importar poco lo que eres; lo
cardinal para ti es lo que quieres ser.” Piensa así que los personajes de ficción son superiores a los reales
porque pueden evitar la muerte y, además, al ser una reencarnación de su creador, hace que éste tampoco
muera del todo.
Características formales:
En cuanto a su labor como novelista, sus relatos se centran en la existencia humana. Para Unamuno no 4
importan las descripciones, sino presentar un conflicto, un nudo. La novela debe hacer pensar al lector.
Renovó el género novelístico y de acuerdo a esas innovaciones inventó la palabra *nivola para denominar su
modelo narrativo, que se caracteriza por:
-La desnudez expresiva: sin descripciones ni pintura de costumbres.
-Concede gran importancia al diálogo.
-La presencia de un protagonista individual, personaje agonista, en lucha contra la idea de la muerte.
-Concepción de la novela como método de conocimiento sobre la búsqueda de soluciones frente al ansia de
no morir.
-La reinterpretación del concepto de Realismo (mezcla personajes reales con los de ficción, interpola relatos,
etc.).
-La estructura abierta, con posibilidad de varias interpretaciones, que exigen la participación de un lector
activo e inteligente.
-El anticipo de algunos rasgos de la narrativa contemporánea como el monólogo interior.
En cuanto a su estilo, su expresión refleja los rasgos que hemos señalado en su personalidad: es una
lengua de luchador intelectual, vehemente e incitante. Está despegado su estilo de viejas retóricas, prefiere
un estilo desnudo, frente a los estilistas que lo visten de gala. Sus contradicciones internas se reflejan en su
gusto por las paradojas y las antítesis. Su horror a la rutina le llevaba a dar nuevos sentidos a las palabras o a
revitalizar los primitivos.
Contribuyó a la renovación de la novela. Su obra comenzó con una novela histórica sobre la guerra de los
carlistas, Paz en la guerra (1897); Amor y pedagogía* (1902) cuenta la historia de don Avito Carrascal, que
fracasará en el intento de educar a su hijo según las más modernas teorías pedagógicas, la novela gira en
torno a la frustración; Niebla* (1914) se refiere a los problemas existenciales de Augusto Pérez, quien,
abrumado por sus fracasos amorosos, quiere suicidarse y al comunicárselo a Unamuno (que aparece como
un personaje más de la novela) descubre su realidad de ente ficticio y suplica a su creador que no lo mate),
esta conversación le llevará a reflexionar sobre temas como el autor, el poder de Dios, la soledad...; Abel
Sánchez* (1917) relata la historia de un hombre que lucha contra su constante tendencia al odio y la envidia,
recrea el tema de Caín y Abel; La tía Tula* (1921) refleja las ansias de maternidad de una mujer virgen y
San Manuel Bueno, mártir* (1930), perfecto prototipo de “nivola”, que se centra en la vida del cura rural,
don Manuel Bueno.
La obra de Unamuno se completa además con obras de teatro: La venda, sobre un hombre que ha
perdido la vista (la fe); Sombras de sueño, sobre el conflicto entre lo que se es y lo que se desea ser; El otro,
sobre el tema del cainismo… De su obra poética (temas religiosos, filosóficos y políticos) citamos Poesías,
Rosario de sonetos líricos, El Cristo de Velázquez…. Y de su obra ensayística destacan títulos como En
torno al casticismo donde explora el concepto de intrahistoria (la vida tradicional y cotidiana que sirve de
fondo a la Historia) y afirma que existe un espíritu nacional (simbolizado por Castilla) que fue germen de
grandeza en el pasado. Considera que los intelectuales deben actualizar esta tradición para que sirva de
semilla de la regeneración. Otro título importante es Del sentimiento trágico de la vida donde analiza la
pugna entre la conciencia de la existencia y el temor a la muerte y al vacío.
Por todo ello, suele hablarse de un “escritor total”, muy leído hoy en día. Sus novelas siguen
planteando preguntas interesantes al lector actual y supone una figura de primer orden en la historia de la
literatura española.
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