UNIVERSIDAD NACIONAL MAYOR DE SAN MARCOS
(Universidad del Perú, DECANA DE AMÉRICA )
FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES
ENSAYO
Implicancias de la violencia de género durante el embarazo adolescente
en el Perú
PRESENTADA POR:
Ravarocci Quiroz, Antonella Dorette 21150120
Sánchez Mendoza, Mel Kadija 21150113
Tarazona Sanchez, Andrea Masiel 21150013
DOCENTE:
Gabriela Adrianzen
Lima-Perú
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Introducción
El embarazo adolescente siempre ha sido una problemática social relevante en la vida
de miles de familias peruanas, pensando el tema desde nuestras realidades, en este caso
particular: Lima, Abancay-Apurímac y Maynas-Loreto. Nuestro interés en el tema
surgió al visibilizar la incidencia de embarazos adolescentes, a pesar de la
implementación de distintos programas regionales y políticas públicas, entonces nos
preguntamos ¿Cómo experimentan la violencia de género las adolescentes embarazadas
y cuáles son los desaciertos en cuanto a las políticas públicas para la salud sexual y
reproductiva de las adolescentes? Frente a la pregunta, nuestro principal objetivo es
exponer la violencia que experimentan las adolescentes durante el proceso del embarazo
en los distintos espacios de socialización como la escuela, la familia y los hospitales, así
como los desaciertos en las políticas públicas en salud sexual y reproductiva.
Nos parece relevante estipular nuestro tratamiento de los términos centrales de este
ensayo, que son: el embarazo adolescente y la violencia de género. El primer término se
refiere al embarazo dado en adolescentes de manera precoz, no existe una definición de
por sí que sea clara sobre a qué nos referimos; sin embargo, por ejemplo, la OMS define
adolescencia como “la fase de la vida que va de la niñez a la edad adulta, o sea desde los
10 hasta los 19 años” (s.f) de tal modo tomaremos dichas edades como parte del rango
para los datos que utilicemos en este trabajo. El segundo término es violencia de género
que el Estudio de Brechas de Género del INEI define como cualquier tipo de violencia
que se ejerce contra una persona en base a su sexo que también le otorga una condición
de vulnerabilidad (INEI, 2022) en este caso particular deseamos mostrar la
vulnerabilidad de las adolescentes embarazadas que tienen que convivir en una sociedad
que ya las ha juzgado desde el momento en que están embarazadas, además de las
implicancias y consecuencias para la adolescentes embarazadas en sus espacios de
socialización
Además, es relevante mencionar que Teresita de Barbieri rescata la importancia en
cuanto a la distinción de términos referentes a la salud sexual y reproductiva. Por
ejemplo, varias mujeres encuestadas sobre el tema confundían estos términos con
planificación familiar y solo el 22% de ella comprendía a cabalidad el concepto (2000),
me parece importante resaltar este punto porque esta valla conceptual también se
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encuentra en términos como embarazo adolescente y violencia de género, lo cual no
implica que el debate deba ser descartado, pero de cierto modo este ralentiza el progreso
que se puede tener en una política pública que trate esta problemática. Por lo tanto, los
conceptos no deberían quedar en segundo plano al momento de tratar las problemáticas
sociales pero tampoco deberían interponerse en su tratamiento.
En último lugar, hemos identificado que a lo largo de los años en Perú se han propuesto
e “implementado” diversas políticas públicas para reducir esta problemática pero nos
parece relevante también hacer un breve recuento sobre algunas de ellas para analizar
no solo sus fallas sino qué aportes tenían a esta cuestión de salud pública y como han
ido evolucionando.
La violencia de género durante el embarazo adolescente en el Perú y sus implicancias:
En primer lugar, en el año 2021 la Encuesta Demográfica y de Salud Familiar reunió
información respecto a varios aspectos sociales entre ellos la incidencia de embarazos
adolescentes frente a la cual expresó que:
[El] 8.9 % de las adolescentes entre 15 a 19 años estuvieron alguna vez
embarazadas; de estas, 6,6 % ya eran madres y el 2,3 % estaban gestando por
primera vez. Adicionalmente, la mayor incidencia se encuentra en el área rural
(15,6 %), principalmente, en lo referido a aquellas que ya han sido madres. [...]
Aparte, dicha encuesta da a conocer que los departamentos con mayor índice de
embarazo en adolescente de 15 a 19 años fueron Ucayali (25 %, es decir 1 de
cada 4), Loreto (18 %), La Libertad (17 %), Amazonas (16 %) y Madre de Dios
(14 %). (96-98)
De lo anterior podemos concluir que en la zona rural del Perú se ha dado una mayor
incidencia de embarazos adolescentes si exceptuamos Lima, para el año 2022 según el
Sistema de Certificado del Nacido Vivo en las regiones de La Libertad, Loreto y Piura
habían nacido 3555, 4232 y 4057 bebés de madres adolescentes respectivamente (2022)
si prestamos atención a las clases de educación sexual y reproductiva de los estudiantes
de estas regiones nos daremos cuenta que en su mayoría reciben pocas o casi ninguna
clase referida a este tema aparte del hecho de que los profesores y profesoras les digan
que no deben tener relaciones sexuales. Asimismo, Loreto por ejemplo es una región en
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la que muchos de los embarazos adolescentes son resultado de violaciones por parte de
miembros de la familia o de docentes, por lo que se evidencia que no solo están en
cuestionamiento las políticas públicas en referencia a la educación sexual y reproductiva
sino también el trabajo policial y judicial en cuanto a los casos de violaciones a menores
de edad, un asunto en el que también tendríamos que enfocar los esfuerzos para
enfrentar esta problemática a nivel nacional.
En segundo lugar, también debemos enfocarnos en la mortalidad materna por
nacimientos, en este sentido nos gustaría profundizar en la atención médica porque si
bien se ha aumentado la capacitación y especialización de enfermeros, enfermeras y
médicos a través de los años, la cantidad de mujeres y adolescentes que tienen acceso a
un centro de salud y un médico que pueda ayudarles en el parto para el año 2021 era un
porcentaje de 82.5 en la zona rural siendo esta zona la que cuenta también con un
porcentaje menor de atención especializada en comparación con la zona urbana (INEI,
2022). De modo que también existen reformas que deben hacerse en cuanto a la
atención especializada para los embarazos y en especial en los casos de adolescentes
pues no solo van a ser madres sino que a menudo también deben abandonar sus estudios
y comenzar a trabajar por lo que requieren especial atención. Además, la mayoría de los
embarazos adolescentes se localizan en familias cuya situación socioeconómica es
pobreza, pobreza extrema y por último clase media de acuerdo al informe sobre Brechas
de Género de la INEI (2022).
Por otro lado, ante las diversas situaciones sociales ocurridas en las últimas décadas del
país, que involucran el rol y la labor de las mujeres, la violencia de género no solo es
considerada como un problema social, sino también como una problemática que
involucra y repercute en la salud pública de una población. Esta situación se ve
reflejada en las miles de adolescentes entre 15 a 19 años que quedan embarazadas y son
discriminadas, vulneradas y violentadas. La población adolescente del país enfrenta
diversos desafíos para su buen desarrollo y legitimidad de derechos, los cuales
frecuentemente son agravados e invisibilizados por las diversas autoridades de nuestro
país quienes restringen su acceso a oportunidades y su derecho a elegir libremente en
pro de su bienestar.
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El embarazo y maternidad adolescente mayormente se encuentra relacionado con otro
problema que aqueja al país, el cual es la violencia sexual. En el Perú, entre el 2020 y
2021, cada 16 niñas y adolescentes son víctimas de abuso sexual que terminan, en la
mayoría de casos, en embarazos no deseados. Hoy en día, miles de niñas y adolescentes
en estado de gestación son más propensas a sufrir abusos y violencia, ya sea antes del
embarazo como durante y después, en donde sus principales agresores frecuentemente
son familiares de primera línea o directos como padres, hermanos, padrastros, primos e
incluso, parejas. Hablamos también de una violencia familiar que contribuye al
abandono total de los menores de la casa, y por consiguiente, se vuelve causante de
abuso sexual, físico y agresión siendo los más perjudicados los hijos e hijas. En el Perú,
se han reportado un 54,9% casos de mujeres y niñas violentadas en un contexto familiar,
que incluyen violencia física y sexual (ENDES 2021:271)
Sabemos que uno de los factores principales de la reproducción en esta violencia
general hacia las mujeres, es el mismo sistema cultural de nuestro país en donde el
machismo y la desigualdad de género es normalizada. Esto trae como consecuencia que
no se tenga un adecuado manejo de información en cuanto a la sexualidad, se evidencia
una desventaja que enfrentan las niñas y adolescentes en el acceso y uso de recursos de
salud sexual y reproductiva. Es por esto que muchas veces el acceso a la educación
sexual e integral ya sea tanto en casa como en las escuelas es inexistente. Es importante
reconocer que la ESI es una vía crucial para frenar el elevado índice de embarazos
adolescentes, así como también, es primordial y es considerada como parte de una
educación de calidad general que el estado tiene como obligación brindar, tener acceso a
ella es un derecho para las niñas y niños de nuestro país.
Asimismo, tenemos el caso de la violencia obstétrica en niñas y adolescentes de los
sectores más alejados de la capital. La violencia obstétrica es una modalidad de
violencia de género reconocida en el 2016 por el estado peruano, el cual se define como
violencia perpetrada por algún personal de salud que afecta la salud física, sexual,
reproductiva y mental de las mujeres. Este tipo de violencia se ve agravado por
estereotipos y patrones culturales asociados a la labor reproductiva de estas, es por eso
que miles de niñas y adolescentes pasan y son expuestas a este tipo de intimidación ,
acoso y burla. Según la Defensoría del Pueblo, la población más vulnerable ante esta
problemática se encuentran mujeres indígenas, afro, pertenecientes a la comunidad
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LGBT+ y por supuesto, en niñas 12,4% adolescentes gestantes, en su mayoría
ubicadas en zonas rurales en el marco de sus atenciones prenatales, parto o puerperio.
Por consiguiente y teniendo en cuenta lo expuesto, sabemos que los embarazos
adolescentes en nuestro país es un problema que perdura y sigue presentándose. La
respuesta del estado ante esta cuestión no ha sido más que organizar campañas de
prevención en cuanto a salud sexual e integral, el programa de planificación familiar
entre otros. Pero … ¿por qué no se ha logrado una reducción en cuanto a cifras?
Según la Dirección de Salud Sexual y Reproductiva del MINSA, en el 2020 nos
presenta que del 10,8% que representa a la población adolescente del país, se registra un
embarazo adolescente en zonas urbanas y en zonas rurales siendo estas últimas,
claramente las más aisladas de las diversas campañas y concientización que organiza el
estado para la población. Las zonas rurales, mayormente ubicadas en el norte oriente
del país son las más afectadas en cuanto a esta problemática, regiones como Loreto, San
Martín, Ucayali y Amazonas presentan los más altos índices en embarazos adolescentes,
por consiguiente, las niñas y adolescentes de zonas rurales o indígenas se enfrentaban
una situación de exclusión y vulneración debido a los altos niveles de pobreza en los
que se encuentran, además de un nivel precario de educación y un limitado acceso a la
salud pública y asistencia judicial.
Se sabe que la mayoría de programas de concientización del estado se realizan en su
mayoría de forma centralizada, está podría ser una de las respuestas del por qué sigue
estando presente un elevado índice ya que no existe una apertura de información que no
sea en lugares más allá de Lima. Es importante reconocer la diversidad cultural de
nuestro país, y también, visibilizar las diversas costumbres, lenguaje o acciones
culturales que una comunidad autónomamente puede tener. El sector salud debe
presentar y tener un enfoque intercultural en las diversas acciones o segmentos de
concientización que se realizan ya sea para limitar los embarazos adolescentes,
violencia de género, entre otras. Ya que mediante este, puede incluir y descentralizar el
enfoque general que usualmente las autoridades del país dan. Se sabe del prejuicio que
la mayor parte de adolescentes gestantes pasan; incluir una vulneración de derechos al
no tener en cuenta su cultura, lengua o etnia sería invalidar los derechos de su persona.
En cuanto a los espacios en donde las y los adolescentes socializan los aspectos en torno
a la sexualidad y el género, encontramos que son, en las relaciones con la familia, en el
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aprendizaje obtenido en las escuelas y en las relaciones que establecen entre ellos. El
estado invierte esfuerzos y presupuesto para intervenir en estos espacios, y evitar así, el
fatídico resultado del ejercicio de su sexualidad: el embarazo precoz; aquel problema
que resuena en los post del MINEDU, el MINSA, Y en los cursos de las escuelas; que
finalmente cumplen su función, instaurándose en el imaginario del adolescente tal y
como es emitido el mensaje, como un problema.
Evidente y técnicamente es un problema de salud pública que afecta al desarrollo social,
el bienestar y el desarrollo integral de las y los adolescentes; en especial de las
adolescentes, ya que en ellas recaen los prejuicios de los roles de género sobre la
sexualidad y la maternidad, quedando expuestas a la violencia de género que las
sentencia y las acusa de promiscuas, irresponsables, conformistas e inconscientes. Y
que además mantiene su sexualidad en torno a lo privado, “generando a las mujeres
dificultades para contar con un espacio para la recreación de su yo, para reflexionar
sobre los acontecimientos vividos día a día” (Suri, 2017:151); limitando así el libre
ejercicio de sus propias experiencias en torno a su sexualidad, generando inseguridades
frente a sus propios deseos y haciéndolas vulnerables a la violencia sexual.
La cuestión es que la familias y las escuelas abordan el tema de la sexualidad - en
algunas familias de forma más limitada que en otras - enfocado en la prevención del
embarazo y no en el ejercicio de una sexualidad vivida de manera sana; ciertamente se
menciona y se promociona el uso del condón como uno de los métodos anticonceptivos
más eficaces de prevención, no solamente del embarazo sino también de enfermedades
de transmisión sexual, sin embargo, los métodos anticonceptivos, se tratan desde un
punto de vista más informativo, y en general, todo aquello relacionado a la sexualidad,
se ofrece desde la generación de información limitada a una visión biológica, a la
explicación de las fatídicas consecuencias como las enfermedades y el embarazo, y se
incide de forma persistente en la postergación del inicio de la vida sexual,
condicionando sus libre decisión al miedo a los riesgos que implica iniciar la vida
sexual.
En Junio de 2021, la Dirección General de Educación Básica Regular, dependiente del
despacho Viceministerial de Gestión Pedagógica, sustentó la necesidad de aprobar los
“Lineamientos de Educación Sexual Integral para la Educación Básica”, que finalmente
se resolvió su aprobación mediante Resolución Ministerial, derogando la Resolución
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Directoral N° 0180 – 2008- ED, que aprobaba e institucionalizaba los “Lineamientos
Educativos y Orientaciones Pedagógicas para la Educación Sexual Integral para
Profesores y Tutores de la Educación Básica Regular”
Los lineamientos de Educación Sexual Integral para la Educación Básica, tienen como
objetivo establecer las orientaciones para la implementación pertinente y oportuna de la
educación sexual integral en las instituciones educativas y los programas educativos de
educación básica, tanto públicas como privadas, en sus diversas modalidades, niveles,
ciclos y modelos de servicios educativos, que permita la vivencia de la sexualidad de
manera segura, responsable, saludable y placentera. (Resolución viceministerial N°
169-2021-MINEDU).
El Currículo Nacional de Educación Básica (CNEB) concibe a la educación sexual
integral (ESI), como “el espacio sistemático de enseñanza y aprendizaje que promueve
valores, conocimientos, actitudes y habilidades para la toma de decisiones conscientes y
críticas con relación al cuidado del propio cuerpo, las relaciones interpersonales, el
ejercicio de la sexualidad. Tiene como finalidad principal que los estudiantes vivan su
sexualidad de manera saludable, integral y responsable en el contexto de relaciones
interpersonales democráticas, equitativas y respetuosas. La ESI toma en cuenta las
particularidades de cada etapa de desarrollo y considera las dimensiones
biológicas,reproductivas, socio-afectivas, éticas y morales” (MINEDU, 2016).
De acuerdo con el Proyecto Educativo Nacional – PEN al 2036: El reto de la ciudadanía
plena, la ESI “se centra en desarrollar en las y los estudiantes aprendizajes que les
permitan conocer y cuidar su cuerpo; tomar decisiones informadas; formarse en valores
basados en el respeto, la libertad, la seguridad, la igualdad y la no discriminación; y
brindarles competencias para vivir su sexualidad con responsabilidad y en forma plena,
saludable y placentera. También supone prepararlos para prevenir situaciones adversas
para su bienestar, como la violencia, las infecciones de transmisión sexual y los
embarazos tempranos” (Consejo Nacional de Educación, 2020).
Podemos ver que la educación sexual integral en el Perú todavía conserva un carácter
preventivo de diversas problemáticas de la sexualidad, como el embarazo adolescente,
la paternidad y maternidad temprana y las infecciones de transmisión sexual; aborda
además otras problemáticas antes invisibilizadas, como la violencia de género, el
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bullying homofóbico, entre otros. Sin embargo es una estrategia que promete enfocarse
no solamente en la prevención, sino que también busca promover la formación de una
vivencia de la sexualidad de manera segura, responsable y saludable, según la etapa de
desarrollo y madurez de las y los estudiantes, contribuyendo en sus desarrollo
socioafectivo y en el pensamiento crítico, para establecer relaciones afectivas
igualitarias, armoniosas y libres de violencia.
Mientras sigamos considerando a las y los adolescentes como entes pasivos frente a las
vivencias de la sexualidad y orientándolos a relacionar el sexo con el miedo a las
consecuencias de su práctica y a la inmoralidad, continuarán persistiendo los problemas
de salud pública, como el embarazo adolescente. Las y los adolescentes viven y
exploran su sexualidad de diferentes maneras, el desarrollo integral de su sexualidad
consiste en la libertad de vivir estas experiencias sin las ataduras del miedo y los
prejuicios de las diferencias culturales del género. Por lo tanto es importante que las
políticas públicas en torno a la sexualidad integral de las y los adolescentes, presten
atención, valoren y tomen en cuenta, las voces de los principales interesados, quienes
construyen juicios a partir de sus propias experiencias y son quienes directamente saben
el tipo de educación que quieren y necesitan recibir.
Conclusiones
Frente a los datos expuestos en la primera parte del ensayo es evidente que la zona rural
del país es donde se da una mayor incidencia de embarazos adolescentes con un alto
porcentaje de niños nacidos de madres entre los 11 y 19 años, además de mostrar
claramente que la situación socioeconómica también es un factor que debemos tener en
consideración al estudiar esta problemática, reportándose que en situaciones de pobreza
y pobreza extrema el porcentaje de embarazos adolescentes es mayor que en el resto.
Asimismo, debemos resaltar la ineficiente implementación de la ESI en los diversos
colegios del país ya que la información sobre salud sexual y reproductiva que debería
llegar a los estudiantes mediante este medio es casi nula, en conjunto con la falta de
capacitación que las y los adolescentes pueden recibir en centros de salud u hospitales
especialmente en las zonas rurales.
Respecto a la Educación Sexual Integral (ESI), implementada en el Currículo Nacional
de Educación Básica (CNEB), consideramos que ciertamente tiene un enfoque
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formativo y preventivo, buscando que las y los adolescentes vivan su sexualidad de
manera segura, responsable y saludable, según la etapa en la que se encuentran,
reconociendo situaciones de peligro y desarrollando un juicio crítico frente a la
valorización del cuidado de sus cuerpo y el de los demás. Sin embargo todavía queda en
agenda, superar los prejuicios frente a libertad del ejercicio pleno de la sexualidad de las
y los adolescentes,y empezar a percibirlos como agentes activos de juicio crítico
autoconstruido en sus propias experiencias. Las políticas públicas de educación sexual
en adolescentes, deben incorporar una visión con un espectro más amplio, pues, el sexo
no es un tema aislado entre adolescentes, sino que todo lo contrario, forma parte de sus
cotidianidad, como parte de sus descubrimiento personal, y el que vivan este
descubrimiento sin miedos y sin violencia, es un derecho que el estado debe garantizar.
Sabemos que al estar expuestas a un entorno patriarcal y machista, donde muchas veces
se invisibiliza y normaliza la violencia, discriminación y vulneración de los derechos de
la mujer, se nos es dificil tener representatividad y visibilización en diferentes instancias
del estado que nos permitirán de alguna manera proyectar y crear diversos programas
que nos permitan frenar las diversas problemáticas de género, incluyendo el embarazo
adolescente.
“Las mujeres han sido invisibles en el campo urbano y por lo tanto han visto
vulnerados su derechos de uso, tránsito y apropiación de los espacios públicos,
pero son, sin lugar a dudas, hacedoras de ciudades que demandan
legítimamente su reconocimiento como habitantes urbanas” (Salvatierra, 2017:
149).
Es por esto que creemos que es necesario tener una política multisectorial de prevención
que involucre tanto la visibilización de la violencia y desigualdad de género en nuestro
país que en la mayoría de casos son las causas principales de los embarazos a temprana
edad. Asimismo, fortalecer la fiscalización y monitoreo de casos de violencia de todos
los tipos, teniendo como primordial la población adolescente y reafirmar la importancia
y difusión de una adecuada educación sexual e integral con enfoque intercultural y
descentralizado para que la información sea reproducida de manera general e íntegra.
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