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Teoría de La Prueba Ducci

teoria de la prueba civil

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CapiruLo VII TEORIA DE LA PRUEBA CONCEPTOS GENERALES NOCIONES Y REGLAMENTACION — Ubicacion 423. Nuestro Cédigo Civil trata de la prueba en el Titulo XXI del Libro IV, bajo el epigrafe “De la prueba de las obligaciones”, siguiendo asi la ubicacion que ocupa en el Cédigo Civil francés. El programa de Derecho Civil contempla, sin embargo, su estudio en la parte general, lo que es Iégico por cuanto la prueba no se aplica slo a los derechos personales sino también a los derechos reales y a los hechos materiales. El estudio dé la prueba en derecho civil se justifica, porque no siempre la necesidad de probar se produce en una contienda judicial; puede ser precisa en los actos judiciales no contenciosos y, con mucha frecuencia, en los actos ordinarios de Ia vida civil. Ademés existen pruebas preconstituidas que se preparan an- tes de saber si va a existir controversia. Por tiltimo, el saber cl medio de prueba que se autoriza en un caso determinado, especialmente en la prueba de los actos juridicos, €s una materia sustantiva y no procesal, que corresponde a la ley civil. La reglamentacién de la prueba de que nos ocupamos se re- fiere a los derechos patrimoniales. Los derechos de familia tienen una organizacion de prueba particular que la ley fija para cada uno de ellos. Las pruebas del estado civil, por ejemplo, las trata el Cédigo en el Titulo XVII del Libro I, en los arts. 304 y ss. 390 DEI TO CIVIL. PARTE GENERAL. Las disposiciones sobre la prueba contenidas en el Codigo Civil estan complementadas en el Codigo de Procedimiento Civil, que, en cl Titulo XI del Libro II, trata de los medios de prueba en particular y da no sélo reglas procesales sino también sustantivas sobre la prueba. —Definicion 424. La palabra prueba puede usarse con distintas acepciones ignificando: a) Producir los elementos de conviccién, como cuando se dice que en tal caso el demandante tiene el peso de la prueba. b) Los medios de prueba mismos, al expresarse, por ejemplo, que se tienen pruebas de lo afirmado. c) La rendicién o resultado de la prueba, al manifestarse, por ejemplo, que se rindié una buena prueba Puede definirse la prueba como la verificacion por los medios legales de Ia afirmacién de un hecho que sirve de fundamento a un derecho. — Importancia y nociones generales 425. La prueba tiene especial importancia porque para gozar de un derecho no bastara el que dicho derecho exista, sino que en muchos casos va a ser necesario demostrar que él nos corres- ponde. En ual situacién la falta de prueba de un derecho equival- dra a la inexistencia del mismo. La prueba no ¢s, sin embargo, un clemento del derecho, ni un elemento del acto juridico, como se desprende de los arts. 1444 y 1445 del Cédigo Civil. El derecho se tiene 0 el acto juridico existe independientemente de la prueba respectiva. En los actos solemnes, eso si, la solemnidad es al mismo tiem- po el tinico modo de probar el acto (1701). El elemento esencial y el medio de prueba se confunden en tal caso. Los particulares tienen el derecho a la prueba. Al efecto pue- den hacer uso de todos los medios de prueba, excepto en casos especiales en que la ley los limita o restringe, como en ciertas situaciones que dicen relacién con la moral ptblica (arts. 1888, 964); o cuando existe una presuncién de derecho, la que no ad- mite prueba en contrario (inc. final del art. 47), 0 cuando sdlo se acepten determinados medios de prueba (arts. 1701, 1708). Pue- den incluso exigir que se exhiban los elementos de prueba que TEORIA DE LA PRUEBA 991 existan en poder de terceros o que éstos declaren como testi- gos (arts. 349 y 359 C. P.C.). La prueba que se rinde esté sometida al control de Ia otra parte (arts. 255, 324, 366, 392, 405, 419, 795 N° 4 del C. de P.C.). El juez tiene un papel pasivo y neutral. Su funcién consiste en fijar los hechos sobre los cuales debe rendirse la prueba si a su juicio, hay controversia sobre ellos (art. 318 C. P. C.), pero salvo casos de excepcion (art. 159 C. P. C.) se limita a recibir las pruebas que rindan las partes sin buscarlas por si mismo. Rendida la prueba, el juez la analiza y la aprecia comparativa- mente, prefiriendo, entre pruebas contradictorias, las que crea mas conforme a la verdad (428 C. P.C.), pero respetando la fuerza probatoria relativa de los distintos medios de prueba que estudiaremos mas adelante. — Normas que regulan la prueba 426. Dentro de las normas que regulan la prueba tenemos normas sustantivas que se reficren a tres problemas principales: 12 Qué debe probarse. 2° A quién corresponde probar, 3° Cémo debe probarse, o sea, los medios de prueba, su admisibilidad y su valor o fuerza probatoria. Estos tres puntos son Ia materia de nuestro estudio. Al mismo tiempo existen respecto a la prueba normas de ca- racter procesal y que se refieren a dos aspectos esenciales: 1° Opor- tunidad de la prueba, 0 sea, cuando debe ella rendirse. 2° Forma de rendir la prueba, esto es, c6mo debe producirse. Estos dos puntos corresponden al estudio del derecho procesal. OBJETO DE LA PRL — Hechos y derecho 427, En general la prueba podria recaer sobre las afirmaciones de las partes relativas a los hechos de la causa o sobre una regla juridica, es decir, sobre el derecho objetivamente considerado. De acuerdo con la presuncién de conocimiento de la ley que establecen los arts. 7° y 8° del C.C., la regla juridica no necesita ser probada 992 DERECHO CIVIL. PARTE GENERAL. Lo anterior significa ademas que no necesitan probarse las consecuencias juridicas que derivan de un hecho o de un acto juridico, pues cllas estan establecidas por la Iey. Por cllo la califica- cidén juridica o la determinacién de los efectos juridicos, de los hechos, actos 0 contratos, no son objeto de la prueba; ellos resul- tan de la aplicacién que hace el tribunal de la ley a los hechos tal como se han probado y establecido. Lo dicho respecto a la ley es apreciable también a los decretos supremos. La potestad reglamentaria del Presidente de la Reptiblica ema- na del N° 8 del art. 32 de la Constitucién. EI valor de los decretos est4 implicitamente reconocido en diversas disposiciones del Cé- digo Civil, como los arts. 48, 51, 546 y 695. Los decretos, reglamentos y ordenanzas del Presidente de la Reptiblica no necesitan, en consecuencia, ser probados, desde que sus disposiciones constan fehacientemente; al efecto, la Corte Su- prema ha resuelto que un decreto supremo, como cualquiera otra resolucién de la autoridad, no puede producir efectos ni crear obligaciones mientras no haya sido puesto en conocimiento de los interesados en forma legal.! Es por esto que los decretos de caracter general deben publi- carse. Aunque la ley no exija imperativamente este tramite, la doctrina sehala que para que tengan fuerza obligatoria, los decre- tos que contengan disposiciones de orden general deben haber sido publicados. Lo expresado respecto a que la regla juridica no necesita pro- barse tiene dos excepciones y ellas son cuando la norma de dere- cho emana de la costumbre y cuando esti contenida en una ley extranjera. La costumbre en materia civil, que como se ha senalado tiene sélo valor cuando Ia ley se remite a ella, puede probarse por cualquier medio, pues el Cédigo Civil no sefala normas especiales al respecto. La costumbre en materia mereantil suple el silencio de la ley y, cuando no consta al juez, s6lo podra ser probada de acuerdo a lo que establece el art. 5° del Codigo de Comercio: 1° Por testimo- nio fehaciente de dos sentencias que, aseverando la existencia de la costumbre, hayan sido pronunciadas conforme a ella. 2° Por tres escrituras ptblicas anteriores a los hechos que motivan el juicio en que debe obrar la prueba. IR.D.J. 629s. 1, ps TEORIA DE LA PRUEBA 393 Respecto a la ley extranjera, el art. 411 del C. de P. C. dispone que podra también oirse el informe de los peritos sobre puntos de derecho referentes a alguna legislacién extranjera. = Hechos y actos juridicos 428. Hemos visto que, salvo las excepciones sefialadas, el de- recho no necesita probarse. La prucha puede recaer sobre la afirmacion relativa a hechos. Estos pueden ser materiales 0 actos juridicos. La disminucién entre hechos materiales y actos juridicos tiene una gran importancia desde el punto de vista de la prueba. La afirmacién relativa a hechos materiales, y dentro de ellos comprendemos a los hechos juridicos, puede, en general, efec- tuarse por todos los medios de prueba. Las afirmaciones inherentes a la existencia de actos juridicos son generalmente objeto de prueba preconstituida. Esto resulta especialmente de los arts. 1701 y 1709 del C. C. Nos remitimos aqui a lo dicho respecto a las solemnidades y a las formalidades exigidas por via de prueba. La materia esta anali- zada en el Mensaje del Cédigo Civil en los dos primeros parrafos de las observaciones generales con que éste termina. — Clasificacién de los hechos 429. Para los efectos de la prueba la doctrina ha distinguido entre hechos constitutivos, impeditivos, modificativos y extintivos. Esta clasificacién, con ligera variante, aparece analizada con de- tencidn en una sentencia de la Corte de Santiago de 8 de julio de 1941.2 a) Hechos constitutivos son aquellos elementos necesarios para que exista una relacién juridica. Se dividen en genéricos, que son los comunes a toda relacién jurfdica o a un cierto grupo de rela- ciones juridicas (1445 C. C.) y especificos, que son los particulares de una relaci6n juridica determinada. Los hechos constitutivos genéricos no necesitan probarse. Asi, por ejemplo, la capacidad (art. 1446) y la causa (art. 1467). La ley presume su existencia; su ausencia debera probarla la parte con- traria como un hecho impeditivo. 2R.D.J 1639, 8.2, p41. 994 DEI TO CIVIL. PARTE GENERAL. Los hechos constitutivos especificos deben probarse. Asi, en la com- praventa sera necesario probar que se acord6 por una parte dar tal cosa y por la otra pagar tal precio, y en la compraventa de bienes raices la solemnidad de la escritura ptiblica. Si nos remitimos al estudio de los elementos constitutivos del acto juridico que senala el art. 1444 y su division en esenciales, de la naturaleza y accidentales, podemos senalar que los elementos esenciales 0 comunes a todos los actos juridicos no necesitan pro- barse. Los elementos esenciales particulares a determinado acto juridico necesitan probarse. Los elementos de la naturaleza de un acto juridico, cuando son los establecidos por Ia ley y no han sido modificados por las partes, no necesitan probarse, pues, como lo hemos dicho, no requieren prueba las consecuencias juridicas de un acto estableci- das por la ley. Por el contrario, si los elementos de Ia naturaleza de un acto han sido modificados por las partes deberan probarse, pues constituiran hechos modificativos de acuerdo con la clasifica- cién que se sefiala ms adelante. Los elementos accidentales deberin probarse siempre, pues no emanan de la Icy sino de la voluntad de las partes. En responsabilidad extraconuactual pueden considerarse he- chos constitutivos genéricos la capacidad, y hechos constitutivos especificos el dolo o la culpa, la relaci6n de causalidad y el dano. La relacién de causalidad inviste un caracter especial, pues en la practica resulta establecida por la accién de probar el hecho doloso © culpable, y el dafio que éste produjo. Correspondera entonces al autor del hecho ilicito probar como circunstancia impeditiva la causa eximente de la responsabilidad que destruye esta relacion causal. b) Circunstancias impeditivas son aquellas que obstan a la generacion valida de una relacién juridica, como los vicios del consentimiento. Las circunstancias impeditivas deben probarse por quienes las invocan. Asif, la ineapacidad (1446), el dolo (1459), etc. c) Hechos modificativos son los que alteran en su contenido o efectos la relacién juridica, como las modalidades, el pago parcial, una imputacion diferente del pago, etc Los hechos modificativos deben ser probados por el que los alega. d) Hechos extintivos son los que hacen desaparecer una rela- cidn jurfdica o sus efectos. Asi, los modos de extinguirse las obli- gaciones (1567). Los hechos extintivos deben probarse por el que los hace valer. TEORIA DE LA PRUEBA 995 Cabe ademis sefialar que desde el punto de vista general el art. 318 del C. de P. C. dice que los hechos que se prueben deben ser controvertidos, substanciales y pertinentes.* La cuestién controvertida queda formada por todas las accio- nes ejercidas por la demandante y las excepciones y defensas opues- tas por la demandada, siempre que lo sean en la oportunidad procesal debida, no pudiendo tomarse en cuenta aquellas que se han formulado extempordneamente. La sentencia no puede re- solver aquello que no ha sido controvertido por los litigantes, salvo en cuanto la ley faculta expresamente al juez para fallar de oficio.4 Los hechos pueden clasificarse también en positivos y negati- vos, definidos ¢ indefinidos. Los hechos negativos pueden probarse, pues, como lo seitala Planiol, toda proposicién negativa implica una proposicién afir- mativa que es su antitesis. Si afirmo que alguien no es chileno, puedo probarlo comprobando el hecho que determina la pérdida de su nacionalidad chilena, o su nacionalidad extranjera. Por lo demis la propia ley impone pruebas negativas; asi sucede en los arts. 80, 206 inc. 32, 2295 5 y 2298 del Cédigo Civil. Planiol agrega que lo que es posible probar es Ia proposicin indefinida, ya sea positiva o negativa, como el hecho de no haber- se encontrado nunca con una persona o haberse encontrado sicm- pre con ella El Cédigo se refiere en diversas disposiciones al hecho noto- rio, es decir, el que es de ptblico conocimiento (arts. 312, 1396, 2135). El hecho notorio deberia también probarse como parece desprenderse de las disposiciones del art. $13 del Cédigo Civil. Sin embargo, el art. 89 del C. de P. C. autoriza al juez para resol- ver de plano, sin necesidad de prucba, el incidente que se funde en un hecho de publica notoriedad.® Nuestros tribunales, al aco- ger la indemnizacién de los perjuicios derivados de la inflacin, han establecido que el fendmeno de la desyalorizacién monetaria, por ser ptiblico y notorio, no es necesario rendir prueba especial para acreditarlo.® 996 TO CIVIL. PARTE GENERAL. PESO DE LA PRUEBA — Norma general 430. Al estudiar el peso de Ia prueba u onus probandi debemos determinar la persona a quien le corresponde producir la prueba. Ante todo debemos seiialar que el rendir prueba no es una obligacién; es simplemente una necesidad para el que quiere fun- damentar su derecho. El inc. 1° del art. 1698 del C. C. dice que “incumbe probar las obligaciones o su extincién al que alega aquéllas 0 ésta”. Aunque este articulo habla sdlo de las obligaciones, se aplica a toda prueba, ya sea de hechos, derechos u obligaciones. La disposicién del art. 1698 puede traducirse en la proposi- cién general de Baudry-Lancantinerie que dice que “la necesidad de probar se impone a aquel que asevera un hecho contrario al estado normal o habitual de las cosas, o bien contrario a una situacion adquirida”.? Ampliando este mismo concepto, la Corte Suprema ha fallado que los actos deben reputarse cumplidos co- rrectamente salvo prueba en contrario.® Procesalmente se dice en forma general que corresponde al demandante probar los fundamentos de su accién y al demanda do los fundamentos de su excepcién. Volviendo a la division de los hechos que hemos senalado, correspondera el peso de la prueba al que alegue en su favor un hecho constitutivo especifico, para demostrarlo. Lo mismo, los que invoquen en su beneficio hechos impeditivos, modificativos 0 extintivos, tendran necesidad de probarlos. Asi, si una parte cobra en un juicio una suma de dinero que entreg6 en mutuo, deberd probarlo. Si la otra parte niega simple- mente el préstamo del dinero, no debera probar nada. En cam- bio, si el demandado no niega el mutuo, pero se excepciona alegando haberlo pagado, debera probar el hecho extintivo que es el pago y el demandante no necesitara probar el mutuo que ha sido reconocido por la otra parte. Puede suceder que el deman- dante acepte haber recibido una suma en pago, pero alegue que dicho pago fue imputado a una deuda diferente. En este caso el demandado estar relevado de probar el pago, que ha sido acep- TEORIA DE LA PRUEBA 997 tado por la otra parte, y el peso de la prueba volvera al demandan- te, quien debera probar el hecho modificativo como es justificar una imputacién diferente del pago. — La responsabilidad por los actos propios 431. La manifestacién de esta responsabilidad se expresa ge- neralmente en la frase: “Nadie puede ir en contra de sus propios actos”, es decir, nadie puede ejercitar una facultad 0 hacer valer una pretensi6n en contradiccién con una conducta anterior. Se trata de una tesis que la doctrina extranjera ha analizado detalladamente,’ pero que nuestros autores, salvo algunos casos puntuales! y nuestra jurisprudencia no han desarrollado. Como es un tema complejo y que crea numerosas interrogantes sélo lo trataremos en forma muy general. La teoria corresponde general- mente a la técnica procesal y, por ello, conviene exponerla dentro de las reglas generales de la prueba. En el derecho inglés se denomina “stoppel”, esto es, impedi- mento, y ha sido una creacion de la practica jurisprudencial. El dicho derecho es una proteccién de la apariencia juridica, un medio de defensa, nunca causa de una accién, y tiene caracter reciproco. Se distingue la situacién en que un individuo manifies- ta solamente una intencién, lo que no impide un posterior cam- bio de opinién, de aquellos otros en que se da, con palabras o conductas, como existente una determinada situaci6n de hecho; solo en este tiltimo caso hay verdadero “stoppel”."! En los Cédigos Civiles aleman y espafiol no existen disposicio- nes generales sobre la materia. Esto no ha impedido que, tanto los tratadistas como la jurisprudencia, hayan claborado doctrinas completas, aunque no siempre coincidentes, al respecto. En nuestro Cédigo Civil la regla de la ilicitud de contravenir los propios actos no ha sido consagrada como norma individual independiente, como regla de caracter absoluto. En realidad la inadmisibilidad de no poder alegar en contra de los actos propios es slo una derivacién del principio general que impone la obligacién de actuar en conformidad a los dictados de la buena fe, materia a la que nos hemos referido al senalar los 9 LUIS DIEZ-PICAZO, La doctrina de los propios actos. Bosch, 1963, y la biblio- grafia citada en él. 0 JORGE LOPEZ SANTA MARIA, R. D. J., primera parte. Derecho, t. 82, p. 38. 1985, 1° parte, p. 33 y siguientes, especialmente punto VIL 1 JOWIT, The Dictionary of English Law. Londres, 1959. 998 DEI 10 CIVIL. PARTE GENERAL principios generales de nuestro derecho. La falta de lealtad res- pecto a un acto o una conducta debe ser sancionada con la deses- timacion.'? Esta buena fe tiene, como lo hemos senalado (N° 24), dos aspectos distintos: uno psicolégico, la ignorancia de la juridi- cidad © antijuridicidad de una situacién de hecho; el otro, una buena fe de actuacién, la lealtad y fidelidad en el desarrollo y cumplimiento de los deberes jurfdicos. El primero es un estado de conciencia en un momento determinado; el otro, la realiza- cién de una conducta.'* Una de las consecuencias de este deber de obra de buena fe, de ejercitar los derechos de buena fe, de esta buena fe como conducta, es la exigencia de un comportamiento coherente. Cuan- do una persona suscita en otra con su conducta una confianza fundada en una determinada conducta o situaci6n juridica futu- ras deducidas de la conducta anterior, no debe defraudar la con- fianza suscitada y es inadmisible, por contrariar a la buena fe, toda actuacién incompatible con ella.'* Aunque el principio de la responsabilidad por los propios actos no esté precisado en forma general, existen numerosas dis- posiciones que constituyen su aplicacion. Entre owas: asi, el art. 280 del C. C., que permite establecer la filiacién del hijo natural por la conducta del padre o madre en el N° 2°, o por el silencio del padre en el N° 4°; el inc. final del art. 669 que supone la aquiescencia del dueno si se ha edificado, plantado o sembrado su terreno con su conocimiento; el art. 702, inc. final, sobre presuncién de la tradicién; el art. 925, sobre prue- ba de la posesion por la concurrencia de hechos positivos; el art. 1230 que supone la aceptacién por parte del asignatario si vende, dona o tansfiere el objeto que se le ha deferido; el art. 1244 que dispone que se toma cl titulo de heredero por la enajenacion de cualquier efecto hereditario, sin reserva de derechos; el art. 1449, que en la estipulacidn a favor de un tercero, establece que constituye aceptacion de éste la realizacion de actos que solo hubieren podido ejecutarse en virtud del contrato; el art. 1564, inc. 3°, que autoriza la interpretacién de un contrato por la apli- cacién practica que han hecho las partes; el art. 1695 que dispone que la ejecucién voluntaria de la obligacién contratada implica la JOSE PUIG BRUTAU, La doctrina de los actos propios. Ariel, 1951 EMILIO BETTI, Teoria general de las obligaciones. Editorial en D. Privado. Enneccerus, Nipperdey. Derecho Civil II, Bosch, 1953. 1 EMILIO BETTI, obra citada. También en Teoria general del negocio juridico. Luis Diez - Picazo, obra citada, p. 142. R.D.J., 79, 8.5, p. 12. TEORIA DE LA PRUEBA 399 ratificacién tacita del acto relativamente nulo; el art. 2125 que, respecto a las personas que se encargan de negocios ajenos, en- tiende que aceptan el mandato si dentro de un término razonable no rechazan el encargo. Estos actos propios a que nos hemos referido constituyen ac- tos licitos. Los actos ilicitos configuran una responsabilidad auto- noma al constituir delitos 0 cuasidelitos civiles. No obstante que en ellos la responsabilidad corresponde al actor, influye también la conducta de la victima, ya que el art. 2380 del C. C. dispone que la apreciacién del dano esta sujeta a reduccién, si el que lo ha sufrido se expuso a él imprudentemente. En un estudio anterior hemos senalado cémo este criterio se extiende también a la res- ponsabilidad contractual.'® Diversas disposiciones autorizan expresamente para dejar sin valor un acto vdlidamente realizado. Asi la revocacién del testa- mento, de la donacion, del mandato (arts. 1212, 1428, 2163 N° 3° del C.C.). Igualmente puede revocarse la oferta en los términos senalados en el art. 99 del C. de Comercio. A falta de esta autorizacién legal el actor queda ligado por su declaracion de voluntad. Pero para que la teoria que esbozamos tenga aplicacin, es necesario, precisamente, que los actos ejecutados no constituyan declaracion de voluntad o acto juridico vinculante por si mismo, porque en tal caso la obligatoriedad es un efecto normal, sin necesidad de recurrir a la teorfa de los actos propios. Ella sf es procedente para la interpretacién de los contratos y para estable- cer su forma de desarrollo y cumplimiento. Las disposiciones que tal vez con mayor claridad demuestran que la teoria se encuentra inmersa en nuestro sistema juridico son aquellas que precisamente estiman necesario establecer en forma expresa que determinadas conductas no constituyen un antecedente de las consecuencias de derecho que de ellas pudie- ran desprenderse. Asi, el inc. 12 art. 1956 del C. C. dispone que “terminado el arrendamiento por desahucio, o de cualquier otro modo, no se entendera en caso alguno que la aparente aquiescen- cia del arrendador a la retencion de la cosa por el arrendatario, es una renovacion del contrato”. Por su parte, los arts. 2295, 2297 y 2299 que watan del cuasicontrato de pago de lo no debido, auto- rizan la repeticién de lo que se ha pagado por error. Por ultimo, el art. 2499 dispone que “la omision de actos de mera facultad, y 1 CARLOS DUCCI, La culpa del acreedor en la responsabilidad contractual. R.D. J., primera parte, Derecho, t. LXXXI, p. 1. 400 DEI TO CIVIL. PARTE GENERAL. la mera tolerancia de actos de que no resulta gravamen no confie- ren posesién, ni dan fundamento a prescripcion alguna” En resumen, de acuerdo a estos conceptos, debe estimarse que, salvo disposicion legal conuaria, un acto 0 una conducta, que no sean vinculantes por si mismos, hacen inatendible o inadmisible la pretension que se hace valer en una actuacién judicial si son con- tradictorios con ella. Esta contravencién, esta contradiccion, a una conducta anterior, debe producirse en un litigio y ser una misma persona, juridicamente, la que ha realizado la conducta y formula la pretension. Constituye una traba de orden procesal la imposibil dad de hacer valer, como factor decisivo de un litigio, una alegz cion, bien sea de caracter sustantivo (formular una accién 0 una excepcin) 0 bien de caracter procesal (aducir alegaciones o defen- s), cuando esto es contradictorio con una conducta anterior. La pretensién contradictoria puede ser un acto del deman- dante, pero también del demandado. Puede, por lo tanto, produ cirse formulando una accién 0 una excepcin, reconviniendo o contestando la reconvencién, replicando o duplicando. La sanci6n de la actuacién contradictoria no significa, como tal, cl desconocimiento 0 extincién de un derecho, tal vez s6lo un limite a su ejercicio; no significa tampoco una ineficacia 0 un resarcimiento de danos; tiene exclusivamente un cardcter proce- sal y probatorio; es inadmisible la prueba en contradiccién con una conducta anterior. Los hechos constitutivos de la conducta anterior podran pro- barse por cualquier medio de prueba. (Merece una atencién espe- cial esta materia con relacién a lo dispuesto en los dos tltimos incisos del art. 1709 del C. C.) La conducta anterior establecida servira de base, a lo menos, a una presuncién judicial que puede tener la fuerza que scnala cl art. 426 del C. de P.C. — Modificaciones al onus probandi 432. Las normas generales que se han sefalado respecto al peso de la prueba pueden alterarse por la existencia de presuncio- nes legales o por convencién de las partes que alteran el onus probandi. La presuncion esta definida en el art. 47 del C. C., que dispo- ne “se dice presumirse el hecho que se deduce de ciertos antece- dentes 0 circunstancias conocidas. Si estos antecedentes © circunstancias que dan motivo a la presuncién son determinados por la ley, la presuncién se Hama TEORIA DE LA PRUEBA 401 legal”. E1 inciso final del mismo articulo expresa que “si una cosa, segtin la expresion de la ley, se presume de derecho, se entiende que es inadmisible la prueba contraria, supuestos los anteceden- tes 0 circunstancias”. Las presunciones pueden ser judiciales 0 legales. La presunci6n judicial es la deduccién realizada por el juez de un hecho desconocido a través de ciertos antecedentes 0 circuns- tancias conocidos. Cuando los antecedentes 0 circunstancias de que se deduce el hecho estan determinados por la ley, la presuncion es legal; si esta presuncién no admite prueba en contrario, se denomina presun- cién de derecho. EI que aduce un derecho amparado por una presuncién no necesita probarlo si concurren los requisitos en que ella descan: En tal caso, sera la otra parte la que tendra que rendir prueba para destruir dicha presuncién; si ésta es de derecho, no se admi- tiré ninguna prueba para desvirtuarla. Pero el hecho de que la presuncién releve del peso de la prueba no significa que no deban probarse los hechos constituti- vos de ella 0, como dice el art. 47, los antecedentes 0 circunstan- cias en que ésta se basa. En el Cédigo Civil encontramos numerosos articulos en que se establecen presunciones legales; asi los arts. 180, 232, 306, 719, 853, 1595, 1790, 1942, 2291, 2510. Algunas disposiciones estable- cen presunciones de derecho, como los arts. 76, 706, 1805, 2510. No siempre la ley emplea la expresién “presumirse” para esta- blecer una presuncion; asi los arts. 1942, 1956 y 1971, por ejem- plo, usan la expresién “no hace prueba”. A veces la presuncién esta establecida negativamente, como en los arts. 385 y 1957. EI onus probandi puede ser subvertido también cuando los con- tratantes alteran convencionalmente el peso de la prueba. Se ha dicho que nuestra Corte Suprema rechaza tales conven- ciones y se cita al efecto una sentencia de 1909.10 Dicho fallo es ajustado a derecho en cuanto se refiere a las reglas procesales sobre la forma 0 modo de producir las pruebas y a los medios de prueba que pueden emplearse: no lo es, en nues- tro concepto, en cuanto pueda referirse al onus probandi. El Cédigo Civil acepta expresamente que las partes puedan alterar el onus probandi, como sucede en los incisos finales de los arts. 1547 y 1558. Por lo demas en esta materia no esta en juego sino el interés particular de las partes y cabe aplicar entonces la OR D.J,08,s. 1, p.62, 402 DERECHO CIVIL. PARTE GENERAL. disposicién general del art. 12 del C. C. respecto a la renuncia de los derechos que no esta prohibida y que sélo miran al interés particular del renunciante. LOS MEDIOS DE LA PRUEBA NOCIONES GENERALES, ENUMERACION Y CLASIFICACION —Definicion 433. Los medios de prucba son aquellos que las partes pue- den emplear, de acuerdo a la ley, para producir el convencimien- to del juez. Las partes no estan autorizadas para establecer la verdad en cualquiera forma que estimen conveniente; deben necesariamen- te usar un medio autorizado por la ley, y éste es el que se denomi- na medio de prueba. Pero aun los medios legales de prucba no pueden utilizarse siempre, pues en ciertas ocasiones la ley no los admite, como la prueba testimonial en las obligaciones que han debido constar por escrito. — Sistemas probatorios 434. De lo anterior se deduce que nuestra legislacién estable- ce taxativamente los medios de prueba y, como lo veremos mas adelante, determina también su valor probatorio y la oportunidad en que la prueba debe ser rendida. Es Jo que se lama sistema de prueba legal. En contraposicién a él existe en otras legislaciones el sistema de prueba libre, en que las partes pueden usar cualquier medio para producir el convencimiento del wibunal, y en que el juez valoriza discrecionalmente las pruebas rendidas. Existe también un sistema de prueba mixto que combina los dos anteriores. Algunos autores estiman que nuestro sistema no es propia- mente el sistema de prucba legal, sino un sistema mixto, ya que ¢l art. 428 del C. de P. C. autoriza a los tribunales a preferir la que crean mds conforme a la verdad entre dos 0 mds pruebas contra- dictorias. Asimismo el inc. 2° del art. 426 del C. de P. C. los faculta TEORIA DE LA PRUEBA 403 para considerar una sola presuncién como la plena prueba si a su juicio tiene caracteres de gravedad y precision suficientes. El art. 403 del C. de P. Civil los autoriza para decretar la inspeccion personal del tribunal, no sefalada por la ley, cuando la estimen necesaria. Por ultimo, los arts. 159 y 207 del C. de P. C. los autoriza para dictar medidas para mejor resolver y para admitir pruebas en segunda instancia. — Enumeracion 435. Los medios de prucba estan taxativamente establecidos en los arts. 1698 inc. 2° del C. C. y $41 del C. de P. C. EI inc, 22 del art. 1698 del C. C. dice que “las pruebas consis- ten en instrumentos ptblicos o privados, testigos, presunciones, confesién de parte, juramento deferido, e inspeccidn personal del juez”. El art. 341 dei C. de P. C. dispone que los medios de prueba de que puede hacerse uso en juicio son: instrumentos, testigos, confesion de parte, inspeccidn personal del tribunal, informe de peritos y presunciones. El Cédigo de Procedimiento Civil agregé entonces el medio probatorio de informe de peritos y se suprimio, desde la modifica- cidn del C. Civil por la Ley N° 7.760, el juramento deferido, que ya no existe en nuestra legislacién. — Admisibilidad y valor probatorio 436. Como lo hemos manifestado, no todos los medios de prueba pueden utilizarse siempre; existen casos en que la ley no admite determinados medios de prueba. Asf el art. 1701 dispone que la falta de instrumento publico no puede suplirse por otra prueba en los actos y contratos en que la ley requiere esa solemni- dad; y el art. 1708 establece que no se admitira prueba de testigos respecto de una obligacién que haya debido consignarse por es- crito. Esto es lo que se denomina admisibilidad de los medios de prueba y la estudiaremos al analizar cada medio de prueba en particular. EI valor probatorio es la fuerza relativa que, como elemento de convicci6n, tiene cada medio de prueba respecto a las demas. No todos tienen el mismo valor probatorio. Hay algunos como la confesion y el instrumento priblico que producen plena prueba, 404 DEI 10 CIVIL. PARTE GENERAL es decir que bastan por si solos para establecer la verdad del hecho. Los otros s6lo producen, por lo general, prueba semiple- na, ¢s decir, una prucha que debe ser completada por otros me- dios o que sirve de base a una presuncién. Tanto el Cédigo Civil como el de Procedimiento Civil fijan el valor probatorio de cada medio de prueba en las distintas circuns- tancias y cmo debe ser apreciado por los tribunales, tal como lo veremos en su estudio particular. Cabe aqui sefalar que el juez de primera instancia y las Cortes de Apelaciones fijan los hechos del pleito en forma soberana. La Corte Suprema, por medio del recurso de casacién en el fondo, no puede modificar los hechos establecidos en la sentencia recu- rrida. El art. 767 del C. de P. C. dispone que “el recurso de casa- cién en el fondo tiene lugar contra sentencia pronunciada con infraccién de ley, siempre que esta infraccién haya influido subs- tancialmente en lo dispositivo de la sentencia”. No puede la Corte Suprema, por lo tanto, revisar los hechos. Sin embargo, si los hechos se han fijado violando una ley reguladora de la prueba, procede el recurso de casacién en el fondo, no para modificar directamente los hechos establecidos, sino por la infraccién de dicha ley reguladora. Diversas sentencias de la Corte Suprema han fijado el concep- to de Ieyes reguladoras de la prueba. Se ha estimado que hay violacién de dichas leyes cuando se ha alterado el onus probandi 0 peso de la prueba, cuando se acepta un medio probatorio no sefialado por la ley 0 se repudia uno de los que la ley contempla o cuando se infringen las leyes que regulan el mérito probatorio que ellas atribuyen a los diversos medios de prueba.!7 —Apreciacién de la prueba 437. Como lo hemos senalado, los tribunales deben verificar la apreciacién de los medios de prueba conforme a las normas legales que fijan su fuerza probatoria. S6lo entre dos o mas pruebas contradictorias, y a falta de ley que resuelva el conflicto, el art. 428 del C. de P.C. los autoriza para preferir la que crean mas conforme con la verdad. El Auto Acordado de la Corte Suprema de 30 de septiembre de 1920, que fija la forma en que deben ser redactadas las senten- TRD.J, C17, 8.1, pp. 179,54, p. 80. 57 y 809; t 31, s. 1, p. 394; 1.51, s. 4, pp. 95-96; TEORIA DE LA PRUEBA 405 cias, dispone que se estableceran con precisién los hechos sobre que versa la cuestién que debe fallarse, distinguiendo los acepta- dos 0 los reconocidos por las partes de aquellos sobre los cuales haya discusién, y que se sefalaran los hechos que se encuentren justificados con arreglo a la ley y a los fundamentos que sirvan para estimarlos comprobados, haciéndose, en caso necesario, la apreciacién correspondiente de la prueba de autos conforme a las reglas legales. Existen, sin embargo, ciertas materias especiales en que la ley autoriza a los jueces para apreciar la prueba en conciencia. Asi, por ejemplo, el art. 724 del C. de P.C. faculta al wibunal en los juicios de minima cuantia para estimar la prueba en con- ciencia en casos calificados. En materia laboral el art. 455 del Cédigo del Trabajo dispone que “el Tribunal apreciara la prueba conforme a las reglas de la sana critica”. En la Ley N* 18.101, sobre arrendamiento de bienes raices urbanos, el Titulo [II sefala las normas procesales que deben apli- carse a los juicios que senala el art. 7°; por su parte, el art. 15 sefiala que el tribunal, de oficio o a peticién de parte, podra decretar los medios probatorios que estime pertinentes y aprecia- 4 la prueba en conciencia en todos los juicios a que se refiere ese titulo. Algo similar establecia el art. 45 del D.L. 964, anterior so- bre esta materia. Al respecto los tribunales consideraron que es- tando autorizado el tribunal para apreciar en conciencia la prue- ba, no estan los sentenciadores sujetos al régimen de prueba legal y no les son aplicables las limitaciones y prohibiciones que tal régimen impone.!® En materia laboral la jurisprudencia ha sefialado que la apre- ciacion de la prueba en conciencia debe ser ejercida conforme a razonados principios de equidad y al mérito gencral de los autos, dandose los fundamentos del caso.'* Ha sefalado ademas que, en todo caso, la facultad para apreciar la prueba en conciencia debe referirse a algin medio de prueba legal, rendido en su oportuni- dad por quien tiene la calidad para hacerlo y que permita funda- mentar las circunstancias de una conclusi6n.”° SRD. J. t 75,8. 1, p. 104, UR DJ, t80,s PRD.J. 0805. 406 HO CIVIL. PARTE GENERAL — Clasificacion 438. Los medios de prueba admiten diversas clasificaciones: a) Pruebas orales y escritas: La prueba es oral cuando consiste en una declaracién hecha ante el juez; es escrita cuando consta en un instrumento otorgado por las partes 0 por terceros. b) Pruebas directas ¢ indirectas: Las pruebas directas establecen el hecho en forma inmediata; las indirectas establecen anteceden- tes de los cuales se infiere el hecho (presuncién). c) Pruebas preconstituidas y simples: Las pruebas preconstituidas nacen antes de que haya discusién sobre el hecho conwovertido, como el instrumento en que se otorga un acto juridico. Las prue- bas simples 0 a posteriori se producen cuando ya hay litigio, como la prueba testimonial. d) Pruebas que emanan de las partes, que emanan de terceros y las que consisten en la verificaci6n de hechos materiales. Esta Clasificacidn es, en cierto modo, la que adopta Planiol. Los INSTRUMENTOS EN GENERAL —Definicion 439, Instrumento es en general todo escrito 0 medio en que se consigna un hecho. Los instrumentos constituyen un medio de prueba general- mente escrito y preconstituido. El legislador le da especial importancia, ya que como elemen- to probatorio el inswumento tiene indiscutibles ventajas. Como prueba preconstituida da seguridad a las relaciones juridicas; como prueba escrita no esta sujeta a las alteraciones que el error, el recuerdo infiel o la mala fe producen en otros medios de prueba. El Cédigo Civil no emplea siempre la palabra instrumento para indicarlo. Asi el art. 1901 utiliza la palabra “titulo”, el art. 309 habla de “documento”, en el inc. 2° del 1709 la expresidn “acto o contrato” se utiliza para referirse al instrumento, y segtin una sentencia de la Corte Suprema la misma expresién con igual sig- nificado se ha empleado en el art. 1683.7! ARDJ.t 44s. 1p. 91. TEORIA DE LA PRUEBA 407 ~ Instrumento por via de solemnidad y de prueba 440. Las partes tienen absoluta libertad para consignar por escrito, es decir, en un instrumento, cualquier hecho o relacién juridic En ciertos casos la ley exige expresamente que un acto conste en_un instrumento. Esta exigencia puede constituir un requisito del acto o contrato, y en tal caso el instrumento constituye una solemnidad del acto y su ausencia determina el que éste sea nulo absolutamente. Asi la escritura piiblica en la compraventa de bie- nes rafces, o el instrumento privado en el conwato de promesa. En otros casos el instrumento se exige por la ley s6lo como medio de prueba del acto. En tal caso su ausencia no afecta la validez del acto juridico sino la forma en que éste puede probarse (1708 C.C.). No cabe extenderse mas en esta materia que ya se analiz6é al tratar de las formalidades. No obstante debemos recalcar que es necesario distinguir en- tre el acto 0 contrato mismo y el instrumento que da testimonio de ese acto. Puede suceder que un instrumento ptiblico sea nulo, pero ello no implicara necesariamente la nulidad del acto de que da fe, si este acto es en si mismo valido. Sélo hay un caso en que la nulidad del instrumento acarrea también la nulidad del acto, y ello sucede cuando el instrumento es solemnidad del acto o contrato. En tal caso, la nulidad del instrumento va a significar que el acto que en él constaba carecia de un requisito de validez. — Clasificacién 441. Los instrumentos pueden ser ptiblicos 0 privados. Los primeros son los autorizados con las formalidades legales por el competente funcionario (1699 C. C.), los segundos son todos los otros. Desde otro punto de vista los instrumentos pueden ser origi: nales 0 copias, distinci6n que tiene importancia respecto a los instrumentos ptiblicos, como puede verse en el art. 342 del C. de P.C. Por tiltimo debemos distinguir entre los instrumentos auténti- cos y los no auténticos. El art. 1699 del C.C. hace sinénimas las expresiones instru- mento ptblico o auténtico, lo que es indudablemente un error, 408 DEI TO CIVIL. PARTE GENERAL. pues tanto puede ser auténtico un instrumento ptiblico como uno privado. Igual confusién comete el art, 2123 que contrapone ins- trumento auténtico a escritura privada y el art. 426 del C. O. de Tribunales. De acuerdo con el art. 17 del C. C., instrumento auténtico es el que ha sido realmente otorgado y autorizado por las personas y de la manera que en el instrumento se expresa: No obstante que en doctrina instrumento ptblico e instru mento auténtico son cosas diferentes, para nuestra ley los térmi- nos son sinonimos, dada la definici6n del art. 1699 y lo dispuesto en el art. 20 respecto a las palabras definidas por el legislador. EL INSTRUMENTO PUBLICO ~Definicion 442. El inc. 1° del art. 1699 del C.C. dice que “instrumenio piiblico 0 auténtico es el autorizado con las solemnidades legales por el competente funcionario”. Cualquier instrumento que cumpla los requisitos senalados en esta definicién constituye un instrumento ptiblico aunque la ley no le confiera expresamente ese caracter. Conviene recalcar que no sélo los instrumentos que cmanan de los funcionarios judiciales son instrumentos ptiblicos. Los de- cretos y reglamentos también lo son, como igualmente cualquier instrumento que otorgue, dentro de sus atribuciones, un funcio- nario administrative, como, por ejemplo, un recibo de pago de impuestos, o un certificado de funcionario municipal, etc. — Requisitos 443. De la disposicién del art. 1699 resulta que para que un instrumento tenga el caracter de instrumento ptiblico debe cum- plir dos requisitos: 1°) Ser autorizado por un funcionario compe- tente; y 2°) Que en su otorgamiento se cumplan las formalidades establecidas por la ley. Se entiende por funcionario puiblico el que forma parte de un servicio ptiblico y es remunerado con cargo al presupuesto de la Nacién, pero para este efecto el concepto de funcionario es mu- cho mas amplio; no comprende sélo al funcionarie ptiblico sine a toda persona que ha recibido del poder ptiblico la facultad de TEORIA DE LA PRUEBA 409 otorgar © autorizar inswumentos. Por lo tanto no sélo tiene la calidad aqui sefialada el funcionario fiscal, sino también, por ejem- plo, el funcionario semifiscal, el municipal, etc. Aste respecto se ha fallado que el personal de una persona juridica de derecho ptiblico, empresa auténoma del Estado, por cumplir con una funcion publica, deben considerarse funciona- rios puiblicos.2 La competencia del funcionario abarca dos aspectos: compe- tencia del fondo (ratione materiae), que implica que la ley haya autorizado al funcionario para otorgar el instrumento de que se wata, y competencia territorial (ratione loti), que significa que el funcionario debe actuar dentro del sector territorial para el cual ha sido designado. Fuera de ser otorgado por un funcionario competente, el ins- trumento ptiblico debe cumplir con las formalidades que sefiala la ley. Las leyes fijan formalidades para diversos instrumentos ptibli- cos. Asf los arts, 403 y ss. del Cédigo Organico de Tribunales fijan las solemnidades de la escritura publica; el Reglamento del Con- servador de Bienes Raices, las de las inscripciones y subinscripcio- nes que efecutien y copias que den los Conservadores (arts. 70 y ss. 50 y 51 del Reglamento); la Ley N! 4.808 sobre Registro Civil, las de las inscripciones, subinscripciones y copias que hagan u otor- guen el Conservador u Oficiales del Registro Civil (arts. 12, 19 y 20), etc. Muchos instrumentos ptiblicos no tienen senaladas formalida- des especiales. En ellos, sin embargo, se estima que como requisi- to general deben contener la fecha, ya que éste es uno de los puntos respecto a los cuales hace plena fe, y la firma del funciona- rio que lo autoriza, ya que ella es la forma en que éste expresa su voluntad de dar fe respecto a lo que el instrumento atestigua. Igualmente sera necesaria la firma de los testigos, si en el instru- mento aparecen testificando, y la de las partes, si el acto de que da cuenta el instrumento requiere la expresién de su consentimien- to; en caso contrario, no. — Instrumentos priblicos nulos 444. El inc, 2° del art. 1701 del C. C. dispone que fuera de los casos mencionados en ese articulo, es decir, cuando el instrumen- R.D.J..t 748.4, p. 335. 410 DEI TO CIVIL. PARTE GENERAL. to ptiblico es solemnidad del acto o conwato, el instrumento de- fectuoso por incompetencia del funcionario o por otra falta en la forma, valdra como instrumento privado si estuviere firmado por las partes. Por lo tanto, un instrumento ptiblico que no Ilena los requisi- tos sefalados, no vale como instrumento ptiblico, pero vale como. instrumento privado si estuviere firmado por las partes, ya que, como lo ha expresado la Corte Suprema, “colocar una firma en un documento significa que el suscriptor acepta su contenido”. En tal caso el instrumento debera hacerse valer como instru mento privado y tiene sélo el valor probatorio de tal, es decir, cuando haya sido reconocido o mandado tener por reconocido, El alcance de esta disposicién la hemos analizado al tratar de la conversi6n de los actos nulos. VALOR PROBATORIO DEL INSTRUMENTO PUBLICO 74 445. El inc. 1° del art. 1700 del C. C. dice que “el instrumento ptiblico hace plena fe en cuanto al hecho de haberse otorgado y su fecha, pero no en cuanto a Ia verdad de las declaraciones que en él hayan hecho los interesados. En esta parte no hace plena fe sino contra los declarantes”. En primer término cabe sefalar que este articulo sefala que el instrumento ptiblico hace “plena fe”, es decir, constituye plena prueba respecto a los hechos que atestigua, lo que significa que ellos quedan acreditados por el solo instrumento public sin ne- cesidad de concurrencia de otras pruebas adicionales. De la misma disposicién resulta que el instrumento ptiblico atestigua respecto al hecho de haberse otorgado, a su fecha y a la verdad de las declaraciones en él contenidas, distinguiendo ade- mas el articulo entre las partes y los terceros. a) Valor probatorio respecto a las partes. Entre las partes el instrumento publico hace plena fe, en pri- mer término en cuanto al hecho de haberse otorgado. Esto debe- mos entenderlo en forma mas amplia, de acuerdo con la defini- cién de autenticidad que da el art. 17 del C. C., como el hecho de haber sido realmente otorgado y autorizado por las personas y de la manera que en el instrumento se expresa. BRD. J. t. 35,5. 1, p. 235. 24 Ver: VICTOR SANTA CRUZ S., El instrumento priblico. R. D.J., ts. 38 y 39, primera parte, Derecho TEORIA DE LA PRUEBA 4ul Como la disposici6n considera mas adelante en forma sepai da las declaraciones de los interesados, debemos concluir que en este primer punto estan comprendidas solamente las declaracio- nes del funcionario que autoriza el instrumento y en cuanto se refieren a actuaciones propias suyas 0 a hechos que ha percibido personalmente o ha comprobado en forma legal. Este aspecto es la base fundamental del valor del instrumento putiblico. En los puntos sefialados debe hacerse plena fe en lo que el funcionario declara constarle, pues por algo la autoridad lo ha hecho deposi- tario de la fe publica en las materias de su competencia. En segundo término el instrumento hace plena fe respecto a su fecha. El Cédigo la ha considerado separadamente, aunque en realidad forma parte de la autenticidad del instrumento. Por tiltimo, el instrumento hace plena fe entre las partes en cuanto a la verdad de las declaraciones que en él hayan hecho los interesados. En este punto debemos distinguir entre la efectividad de que se hayan hecho por los interesados las declaraciones de que da cuenta el instrumento y la verdad o exactitud de dichas declara- ciones. El instrumento hace indudablemente plena fe en cuanto al hecho de que las declaraciones se han formulado. Ese hecho esta cubierto por la fe ptiblica del funcionario que las ha percibido personalmente. Asi lo confirma ademas el art. 477 del C. de P. Penal. El instrumento ptiblico hace también plena prueba en contra de las partes con respecto a la verdad de las declaraciones que en él han formulado, pero las partes pueden impugnar esas declai ciones probando que no son sinceras, pero como el instrumento ptiblico hace “plena” prucba contra ellas, necesitaran_producir otra plena prueba para impugnarlas; una prueba de menor enti- dad, testimonial, p. ej., no serviria al efecto. Las declaraciones de las partes se presumen verdaderas, pero esa presuncién no est4 amparada por Ia fe puiblica, pues al funcio- nario no ha podido constarle tal verdad. Por este motivo las partes pueden impugnar la verdad de las declaraciones, probando que son falsas, y para ello no necesitan impugnar la autenticidad del instrumento ptiblico.*® La distincién la establece claramente el inciso final del art. 429 del C. de P. C. que dice que sus disposicio- nes sobre impugnacién de la autenticidad de una escritura publi- ca se aplicaran cuando se trate de impugnar la autenticidad de la BRD. J. t 74s. 1, p. 166. 412 DERECHO CIVIL. PARTE GENERAL escritura misma, pero no cuando se wate de impugnar la verdad de las declaraciones consignadas en ella. b) Valor probatorio respecto de terceros. Respecto a los terceros el instrumento ptiblico hace también plena fe en cuanto al hecho de haberse otorgado y su fecha. Nos remitimos a este respecto a lo que dijimos con relacién a las partes. En cuanto a las declaraciones contenidas en él, art. 1700 dice que el instrumento ptiblico no hace plena fe en cuanto a su ver- dad sino contra los declarantes. Agrega su inciso 2° que “las obli- gaciones y descargos contenidos en él hacen plena prueba respe to de los otorgantes y de las personas a quienes se transfieran dichas obligaciones y descargos, por titulo universal o singular” En este punto, debemos distinguir entre el hecho de haberse efectuado las declaraciones y la verdad de éstas. Por las razones que hemos expresado anteriormente, el instru mento publico hace también plena fe respecto a los terceros con relacién a que dichas declaraciones se efectuaron. Donde se presentan dudas es con relacién al valor probatorio del instrumento publico ante terceros con relacion a la verdad de las declaraciones que en él han hecho las partes. De una lectura superficial del art. 1700 pareceria desprenderse que en este punto el instrumento publico no tiene valor probatorio ante terceros. Ello no es asi. La obscuridad se deriva de que el art. 1700 hace una confu- sion entre el instrumento y el acto juridico contenido en él; entre el valor probatorio del instrumento y los efectos del acto juridico de que da cuenta. Lo anterior se demuestra claramente en el inciso segundo del art. 1700, que dice que “las obligaciones y descargos contenidos en él hacen plena prueba...”, expresién impropia, ya que estas obligaciones y descargos son la cosa probada y no el medio de prueba. Este articulo no esta hablando del valor probatorio del instrumento ptblico sino del efecto de los actos y contratos, y al respecto da la regla, que ya vimos al estudiar dichos efectos, de que ellos s6lo alcanzan a las partes y sus sucesores. Las declaraciones cle las partes contenidas en el instrumento ptiblico se presumen también verdaderas respecto a los terceros El instrumento acredita contra todos, partes o terceros, la existen- cia del acto 0 contrato que contiene y que ha nacido de la expre- i6n de la voluntad © consentimiento de las partes en las declara- ciones en él formuladas. De otra manera jamds podria probarse ante terceros la existencia del acto o contrato contenido en el instrumento. Los terceros, eso si, pueden impugnar la verdad de TEORIA DE LA PRUEBA 419 n de verdad subsiste mientras las declaraciones, pero la presunc no se pruebe lo contrario.*° La unica diferencia al respecto entre las partes y los terceros es la que ya estudiamos al referiros a la simulacién. Las partes no pueden invocar contra los terceros la falsedad de sus declaracio- nes, como se desprende del art. 1707 que dispone que las con- traescrituras no produciran efecto contra terceros. En cambio los terceros pueden probar la falsedad de las declaraciones de las partes, es decir, la simulacion, contra ellas u otros terceros por cualquier medio de prueba. —Declaraciones dispositivas y enunciativas 446. Las declaraciones que puede contener un instrumento se dividen en dispositivas y enunciativas. Declaraciones dispositivas son las que, expresando el consenti- miento, configuran el acto juridico. No s6lo las que se refieren a los elementos esenciales del acto, sino también a los de su natura- leza y accidentales que las partes hayan creido necesario expresar. Declaraciones enunciativas son las que se refieren exclusiva: mente a hechos, aunque ellos tengan consecuencias juridicas, pero no crcen, modifiquen 0 extingan derechos u obligaciones. Todo lo que hemos dicho respecto al valor probatorio del instrumento jurfdico con relacién a las declaraciones de las partes se refiere exclusivamente a las declaraciones dispositivas. Respecto a las declaraciones enunciativas el instrumento hace fe en cuanto a que ellas se formularon; relativamente a su veraci- dad, ellas constituyen respecto a las partes una confesién extraju- dicial y con relacion a terceros carecen de mérito probatorio. El art. 1706 del C. C. asimila, sin embargo, a las disposiciones dispositivas las meramente enunciativas con tal que tengan rela- cin directa con lo dispositivo del acto 0 contrato.”” Las disposiciones enunciativas tendran relacién directa con las dispositivas si precisan su objeto o causa, 0 si modifican o extin- guen los derechos que de ellas nacen. Aunque el art. 1706 dice que el instrumento hace fe respecto a las declaraciones enunciativas que tengan relacién directa con las dispositivas “entre las partes”, debemos concluir que el valor del instrumento respecto a tales declaraciones es el mismo que 2RD. Jt 35,8. 1, p. 128. 7RD.J,U81,8.2, p. 50. 44 DEI TO CIVIL. PARTE GENERAL. con relaci6n a las dispositivas y alcanza, por lo tanto, también a los terceros en los términos que hemos senalado. La expresin limita- tiva del art. 1706 no es sino un reflejo de la confusién de concep- tos contenida en el art. 1700 y a que nos hemos referido. — Originates y copias 447. El mérito probatorio que se ha analizado del instrumen- to puiblico corresponde en primer término ¢ indudablemente al instrumento original. La copia autorizada legalmente por un funcionario competen- te es en si un instrumento ptblico que hace fe de reproducir fielmente el original y tiene, por ello, indirectamente su mismo. valor probatorio. Esto es lo que dispone el art. 342 del C. de P. C. que dice que seran considerados como instrumento ptblico en juicio: 1° los documentos originales; 2° las copias dadas con los requisitos que las leyes prescriben. Generalmente son competen- tes para dar copias los funcionarios que han autorizado el original u otros a quienes la ley faculta al efecto, como los archiveros respecto de los documentos que existieren en su archivo (art. 455 N° 4° del C. Organico de Tribunales). En cuanto a las copias no dadas con dichos requisitos, ¢l art. citado en su N® $* les da valor si no son objetadas como inexac- tas por la parte contraria dentro de tercero dia; en tal caso se presumen fieles. En su N2 42 da valor a las copias objetadas si son cotejadas y halladas conformes; en este caso el atestado del fun- cionario que practica el cotejo les da el caracter de instrumento ptiblico. Es por las razones indicadas que las copias de instrumento ptiblico se acompaiian en juicio con citacién. —Instrumentos friblicos otorgados en el extranjero 448. No solo tienen valor los instrumentos puiblicos otorgados en Chile sino también los otorgados en el extranjero. El art. 17 del C. C. dice que la forma de los instrumentos ptibli- cos se determina por la ley del pais en que hayan sido otorgados. El inc. 1? del art. 345 del C. de P. C. dispone a su vez que “los instrumentos ptiblicos otorgados fuera de Chile deberan presen- tarse debidamente legalizados, y se entenderd que lo estén cuan- do en ellos conste el caracter publico y la verdad de las firmas de las personas que los han autorizado, atestiguadas ambas circuns- TEORIA DE LA PRUEBA 415 tancias por los funcionarios que, segtin las leyes 0 la practica de cada pais, deban acreditarlas”. Mas adelante senala los medios por los cuales puede efectuarse esa comprobacion en Chile. Todos estos procedimientos se denominan legalizacién. De acuerdo con el art. 347 del C. de P. C. los instrumentos extendidos en lengua extranjera deben ser traducidos. Por tiltimo el art. 420 N*5* del C.O. de T. dispone que los instrumentos otorgados en el extranjero que sirvan para otorgar escrituras en Chile deben ser protocolizados. IMPUGNACION DEL INSTRUMENTO PUBLICO 449. El instrumento piblico puede ser impugnado por tes capitulos: 1° Por nulidad del instrumento; 2° Por falta de autenticidad, y 3° Por falseclad de las declaraciones de las partes contenidas en él. = Impugnacién por nulidad 450. El instrumento ptiblico es nulo cuando le falta alguno de los requisitos exigidos por la ley para que tenga tal cardcter, es decir, cuando no ha sido autorizado por un funcionario publico competente 0 no se han cumplido en su otorgamiento las formali- dades legales. En tal caso el instrumento es absolutamente nulo y no yale como tal. Podra, como lo hemos visto, valer en ciertos casos como, instrumento privado si esté firmado por las partes. La nulidad del instrumento publico no acarrea en sf la nuli- dad del acto de que da testimonio, salvo en los caso en que el instrumento sea una solemnidad del acto 0 contrato. La nulidad del instrumento ptiblico puede ser promovida por las partes o por terceros que tengan interés en ella; podra recla- marse por via principal o incidental en el juicio, y los hechos que la motivaron pueden probarse por cualquier medio de prueba (art. 355 C. de P.C.). —Impugnacién por falta de autenticidad 451. La impugnacién por falta de autenticidad consiste en probar que el instrumento no ha sido realmente otorgado y auto- 416 DEI TO CIVIL. PARTE GENERAL. rizado por las personas y de la manera que en el instrumento se expresa. En otros términos consiste en demostrar que los hechos que atestigua o certifica el funcionario que autoriza el instrumento son falsos, 0 sea, que dicho funcionario ha faltado a la fe publica depositada en él Si el instrumento es falsificado en su totalidad 0 en parte, por haber sido maliciosamente enmendado, es nulo y debe ser impug- nado por nulidad. La impugnacién por falta de autenticidad se refiere entonces a que no son verdaderas las declaraciones del funcionario en cuan- to ellas hagan plena fe, y no a las declaraciones incidentales de éste 0 a las declaraciones de las partes. La autenticidad puede impugnarse por las partes o por los que tengan interés en ella. Puede hacerse valer en juicio criminal © en juicio civil por via principal o incidental. [a falta de autenticidad puede acreditarse con cualquier me- dio de prueba, como se desprende de los articulos 350 y 355 del C. de P.C. El art. 429 del C. de P. C. restringe la prueba testimonial para impugnar la autenticidad de la escritura ptiblica. Para ello requiere la concurrencia de cinco testigos, que retinan las condiciones del N° 2 del art. 384 del C. de P.C., y que acrediten que la parte, el escribano 0 alguno de los testigos instrumentales ha fallecido con anterioridad o permanecido fuera del lugar en el dfa del otorga- miento y en los sesenta dias subsiguientes. Este ultimo término guarda concordancia con los sesenta dias descle su otorgamiento, en que puede firmarse la escritura y que veremos oportunamente. Fuera de lo anterior, esta prueba, como el mismo articulo dispone, queda sujeta a la calificacién del tribunal. La limitaci6n sefalada sdlo se aplica a la impugnacién de una escritura ptiblica, no de otro instrumento ptblico y sdlo si ataca su autenticidad, pero no si se impugnan las declaraciones conteni- das en una escritura ptiblica auténtica. Aunque la disposicién ha- bla sélo de autenticidad, debemos sefialar que el caso que indica de no haber sido autorizada realmente por el escribano o notario es un caso de nulidad y no de falta de autenticidad. —Impugnacién por falsedad de las declaraciones 452. Al hablarse de impugnacién de las declaraciones conte- nidas en el instrumento publico, nos referimos a las declaraciones de las partes, ya que las declaraciones del funcionario estan ampa- TEORIA DE LA PRUEBA 4l7 radas por la fe ptiblica y forman parte de la autenticidad del instrumento. ‘Tampoco nos referimos a la realidad de haberse efectuado las declaraciones -ello esta acreditado por el funcionario-, sino sola- mente al hecho de si dichas declaraciones son o no verdaderas. La impugnacién de las declaraciones enunciativas es facilmen- te comprensible, pues ellas se refieren a hechos y consistira en probar que esos hechos son falsos. En cambio las disposiciones dispositivas, como explican el con- sentimiento de las partes y configuran el acto juridico, no se refie- ren propiamente a hechos sino a manifestaciones de voluntad. Su falsedad implica el que no se haya manifestado la voluntad verda- dera, es decir, que la voluntad declarada no corresponda a la voluntad real; en ores términos, su falsedad implica lo que he- mos denominado simulacién si la disconformidad es deliberada. No existira simulacion si la disconformidad proyiene exclusiva- mente de un error. La impugnacién de la verdad de las declaraciones puede ser hecha por terceros 0 por las partes. En lo referente a la impugnacién por terceros, ya sea contra las partes o conwa terceros, su procedencia es indiscutible. Respecto a la impugnacién por las partes ha habido discusién. Algunas sentencias estiman que ella no es posible por lo dispuesto en el art. 1700, que dice que el instrumento piblico, en cuanto a la verdad de las declaraciones de los interesados, hace plena fe en contra de los declarantes. Se sefiala ademas el art. 1876, que dis- pone que si en el contrato de compraventa se declara haberse pagado el precio, no se admite prueba alguna en contrario que no sea la nulidad o falsificacion de la escritura.?* Estos argumentos no son exactos, pues, sc ha senalado que el art. 1700 dice que el inswumento hace “plena fe”, pero no estable- ce una presuncién de derecho, y una plena prueba puede impug- narse con otra plena prueba. El juez apreciara el valor relativo de ambas pruebas de acuerdo con el art. 428 del C. de P.C. En cuanto al inc. 2° del art. 1876, él no hace sino reiterar lo dispuesto en los arts. 1490 y 1491, que establecen que en caso de resoluci6n no habra accion reivindicatoria contra terceros poseecores de bue- na fe. La resolucién por no haberse pagado el precio no da ac cién contra terceros si en la escritura de compraventa se expresa haberse pagado dicho precio, pues en tal caso se presume que estan de buena fe.” s. 2, p. 65; t. 32. 1, p. 213. 18.4, p. 52. 418 DEI TO CIVIL. PARTE GENERAL. Las partes pueden entonces impugnar la verdad de las decla- raciones, pero es distinta la situacion si esta impugnacion se hace respecto a las otras partes con relacién a terceros. En cuanto a las otras partes, éstas pueden impugnar la verdad de las declaraciones probando su falsedad. En todo caso deberan producir un elemento de conviccién que destruya la plena fe que senala el articulo 1700. El Cédigo de Comercio contempla, sin embargo, una situa- cién en que no se admite impugnar la verdad de las declaraciones contenidas en una escritura publica: El art. $50 del C. de Comercio dispone que la sociedad colec- tiva se forma y prueba por escritura publica. El art. 353 establece por su parte que no se admitira prueba de ninguna especie contra el tenor de las escrituras otorgadas en cumplimiento del art. 350, ni para justificar la existencia de pactos no expresados en ellas. Respecto a los terceros la norma general es distinta; las partes no pueden impugnar la verdad de sus propias declaraciones. El art. 1707 no admite que dichas declaraciones se alteren con rela- cién a terceros ni siquiera por una escritura ptiblica y por lo tanto, con mayor raz6n tampoco podran alterarse con otro medio de prueba de menor valor Ya hemos dicho que la impugnacién de la verdad de las decla- raciones por terceros, ya sea contra las partes, ya sea contra otros terceros, es indiscutible. Esta impugnacién se puede hacer por cualquier medio de prueba, pero, en cuanto a la prueba de testigos, esta natural- mente sujeta a la limitacion del articulo 1708, no pudiendo emplearse si el acto revocado es de aquellos que han debido constar por escrito. LA ESCRITURA PUBLICA —Definicién 453. El art. 1699 del C. C., después de definir el instru- mento publico, agrega en su inciso 2°: “Otorgado ante escri- bano e incorporado en un protocolo o registro piiblico, se llama escritura publica”. Por su parte el art. 403 del C. O. de T. establece que “escritura publica es el instrumento publico o auténtico otorgado con las solemnidades que fija esta ley, por el competente notario, e incor- porado en su protocolo o registro puiblico”. TEORIA DE LA PRUEBA 419 De estas definiciones se desprende que la escritura ptiblica es un instrumento publico, otorgado por un notario con determina- das formalidades ¢ incorporado a su protocolo. El instrumento ptblico es entonces el género, la escritura ptiblica es una especie de instrumento ptblico. — Requisitos 454. La escritura publica requiere cuatro requisitos: 1° Ser otorgada por un notario; 2° Que dicho notario sea competen- te; 3° Que en su otorgamiento se cumplan determinadas for- malidades, y 4° Que se encuentre incorporada en el protoco- lo del notario. Los notarios son ministros de fe ptiblica que se hallan defini- dos en el art. 399 del C.O. de T. Sus funciones se encuentran sefaladas en el art. 401 del mismo Cédigo, y la primera de ellas es extender los instrumentos ptiblicos con arreglo a las instrucciones que, de palabra o por escrito, les dieren las partes otorgantes. Excepcionalmente otros funcionarios, aparte de los notarios, pueden otorgar determinadas escrituras ptblicas. Asf los Oficiales del Registro Civil en comunas que no sean asiento de un notario, de acuerdo con el art. 86 de la Ley N° 4.808, y los Consules. En segundo término se requiere que el notario sea competen- te. La competencia real es evidente de acuerdo con las disposicio- nes senaladas. Sin embargo, de acuerdo con el art. 412 N° 1 del C. 0. de T., los notarios no pueden autorizar escrituras que con- tengan disposiciones a su favor, o de su cényuge, ascendientes, descendientes o hermanos. La compctencia territorial esta fijada por el art. 400 del C. O. de T., que dice que en cada comuna © agrupacién de comunas que constituya territorio jurisdiccional de jueces de letras, habra a lo menos un notario. El notario es entonces competente para actuar dentro de la comuna o agrupacién de comunas para la cual ha sido designado. En tercer lugar la escritura debe ser otorgada cumpliendo con las formalidades legales. Dichas formalidades estan senaladas en los arts. 404 a 413 del C. O. de T. En tiltimo término la escritura debe estar incorporada en el registro 0 protocolo del notario. Trataremos de estos dos 6rdenes de requisitos formales conjunta- mente. El protocolo del notario, de acuerdo con el art. 429 del C. O. de T., se formarda insertando las escrituras en el orden numérico que les haya correspondido en el repertorio. 420 DEI TO CIVIL. PARTE GENERAL. El protocolo no puede abarcar un perfodo superior a dos meses; pasado un aio debe ser entregado por el notario al archi- vero judicial del departamento. La escritura publica debe incorporarse en el protocolo; en otros términos, se inserta 0 se escribe en las hojas de los cuaderni- llos que forman el protocolo, que también se denomina registro 0 matriz, Las escrituras ptiblicas deberan otorgarse ante notario y po- dran ser extendidas manuscritas, mecanografiadas o en otra for- ma que las leyes especiales autoricen, en castellano, empleandose iempre palabras y no signos o cifras. Debe comenzar expresando el lugar y fecha de su otorgamiento, el nombre del notario que la autoriza y el de los comparecientes con expresién de su nacionali- dad, estado civil y domicili De acuerdo con el art. 405, los otorgantes deben acreditar su identidad con la cédula de identidad personal, salvo las personas recién Hegadas al pais que pueden exhibir su pasaporte, y el nota- rio debe dejar constancia de ello. Transcurridos dos meses desde la fecha de cierre del protoco- lo, el notario certificara las escrituras que hubicren quedado sin efecto por no haberse suscrito por todos los otorgantes. La firma de los que no supieren 0 no pudieren firmar puede suplirse con una firma a ruego de otro otorgante o un testigo, acompaiada de la impresion digital. Toda adicidn, raspadura o enmendadura debe salvarse al final, antes de las firmas. El art. 412 del C. O. de T. senala los casos en que la escritura es nula, y el art. 426 aquellos en que no se considerara publica 0 auténtica. —Copias 455. La escritura publica, como hemos visto, queda extendida y firmada en el protocolo del notario. Es lo que se Hama la matriz u original de la escritura ptiblica. Como no seria posible que para hacerla valer en juicio o para los actos de la vida civil los interesacos tuvieran que exhibir el protocolo o mandar a un ministro de fe que lo compulsara, las escrituras ptiblicas se hacen valer por medio de copias. Pueden dar copias de las escrituras cl notario autorizante o quien lo subrogue si el protocolo esta en su poder, o si no el archivero si esta en poder de éste. Las copias podran ser manuscritas, dactilografiadas, impresas, fotocopiadas, litografiadas o fotograbadas. En ellas debera expre- TEORIA DE LA PRUEBA 421 sarse que son testimonio fiel de su original y Ievar Ia fecha, la firma y sello del funcionario autorizante. El notario debera otor- gar tantas copias cuantas se soliciten Los notaries no podran dar copias de una escritura piblica mientras no se hayan pagado los impuestos que correspondan. Antes el Codigo Organico distinguia entre primeras y segun- das copias. Las primeras eran las Ginicas que tenfan el caracter de titulo ejecutivo de acuerdo al ntimero 2 del art. 434 del C. de P. C. Hoy dia esté modificado este ultimo precepto y todas las copias que otorga el notario tienen mérito ejecutivo. DOCUMENTOS PROTOCOLIZADOS 456. El art. 415 del C. O. de T. dice que protocolizacién es el hecho de agregar un documento al final del registro de un nota- rio, a pedido de la parte interesada. EI documento protocolizado no es entonces una escritura pti- blica, pues no se extiende en el registro 0 protocolo del notario sino que se agrega al final del mismo. Al protocolizar un documento debe, eso si, dejarse constancia de ello en el registro del notario por medio de un certificado que especifica el contenido del documento, lo individualiza, y que firman el solicitante con el notario y testigos. La protocolizacién tiene utilidad porque facilita la manera de obtener copias de determinados documentos. Tiene importancia porque, de acuerdo con el art. 419 del C. O. de T., por su proto colizaci6n un instrumento privado tene fecha cierta respecto de terceros desde su anotacién en el repertorio. La protocolizacién es, en ciertos casos, un requisito adicional para la validez de determinados instrumentos publicos. El] art. 420 del C. O. de T. enumera una serie de instrumentos que, segtin dispone, una vez protocolizados valdran como instru- mentos ptiblicos. Es lo que impropiamente se ha llamado la con- version de un instrumento privado en instrumento ptiblico. La redaccion de esta disposicién es muy poco feliz, porque en ningiin caso podria dar la protocolizacion el valor de instrumento ptiblico a un instrumento privado, ya que a éste le faltarfa siempre el requisito fundamental de haber sido autorizado por un funcio- nario. Si la analizamos, vemos que todos los casos que enumera se refieren a instrumentos ptiblicos, como lo son el decreto del juez que ordena protocolizar un testamento, o la legalizacién de ins- trumentos otorgados en el extranjero. En realidad la disposicion 422 DEI TO CIVIL. PARTE GENERAL. citada ha exigido para la validez de los instrumentos ptiblicos que sefiala un requisito mas, cual es su protocolizacion. Lo que dijimos respecto al otorgamiento de copias de las es crituras ptblicas se aplica también a la dacién de copias de los documentos protocolizados. EL INSTRUMENTO PRIVADO 457. Es el simple escrito otorgado por las partes. Puede ser por via de solemnidad; en ese caso Ia omisién produce la nulidad absoluta del acto. Ejemplo: la promesa de contrato (art. 1554) Puede ser exigido por via de prueba, en cuyo caso la sancion es la que la ley establece: la inadmisibilidad de la prueba testimonial (arts. 1708 y 1709). A diferencia de lo que ocurre con el instrumento publico, el privado no lleva en sf mismo ningtin principio de autenticidad o de pureza. En el instrumento ptiblico la falta de su valor probatorio debe probarse por aquel que lo impugna. En cambio el privado, que se acompaiia al pleito, parte desprovisto de todo valor probatorio. Debera probarse su autenticidad por aquel que se basa en él para sostener un hecho o fundamentar un derecho. El instrumento privado carece, en consecuencia de valor pro- batorio en sf mismo; puede llegar a tenerlo en dos situaciones: cuando ha sido reconocido 0 cuando se ha mandado tener por reconocido (art. 1702). il instrumento privado es reconocido 458. El reconocimiento del instrumento pri expreso 0 tacito. EI reconocimiento expreso puede ser judicial 0 extrajudicial Es judicial cuando asf lo ha reconocido en el juicio la persona a cuyo nombre aparece otorgado el instrumento o la parte contra quien se hace valer (art. 346 N®* | del C. de P. C.) Es extrajudicial cuando el reconocimiento ha sido hecho en un instrumento ptiblico o un juicio diverso de aquel en que se hace valer (art. 346 N° 2 C. P.C.). El reconocimiento tacito se produce cuando, puesto en cono- cimiento de la parte contraria, no se alega su falsedad o falta de integridad dentro de los seis dias siguientes a su presentacién, debiendo el tribunal, para este efecto, apercibir aquella parte con ado puede ser TEORIA DE LA PRUEBA 423 el reconocimiento tacito del insuwumento de dicho plazo (art. 346 N° 4). En este caso el instrumento se presenta al pleito bajo apercibi- miento de tenerse por reconocido, si no fuere objetado dentro del sexto dia. i nada expone dentro — El instrumento se manda tener por reconocido 459. En este caso por sentencia judicial se declara la autentici- dad del instrumento. Ello supone un incidente en el pleito en que se discute la impugnacién que se le ha hecho al instrumento acompanado al juicio bajo apercibimiento. La resolucion que man- da tener por reconocido el instrumento privado es una sentencia interlocutoria, de aquellas que establecen derechos permanentes en favor de las partes. VALOR PROBATORIO DEL INSTRUMENTO PRIVADO. 460. Para las partes, una vez reconocido o mandado tener por reconocido, tiene el valor de escritura ptiblica. Por consiguiente, hace plena fe entre las partes: 1. En cuanto al hecho de haberse otorgado. 2. En cuanto a su fecha. La fecha no es para las partes la del reconocimiento, sino la del momento en que se otorg6 el instrumento. 3. En cuanto a la verdad de las declaraciones que en él se consignan. Respecto de terceros, el instrumento privado no tendra jamas valor probatorio, por cuanto seria muy facil, de aceptarse una posicin contraria, coludirse con el fin de perjudicarlos. Sin embargo, respecto de terceros pueden adquirir fecha cier- ta, no la del momento en que se otorg6 sino la que senala el art. 1703: 1. Desde el fallecimiento de una de las partes que lo han firmado. 2, Desde el dia en que ha sido copiado en un registro ptblico. 3. Desde el momento en que ha sido presentado en juicio. 4, Desde el momento en que se ha tomado razén de él. 5. Desde el momento en que ha sido inventariado en calidad de tal por funcionario competente: 6. Seguin el C. O. de T. desde el momento de su anotacién en el Repertorio, si el documento se protocoliza (arts. 419 y 420 C. O. de T.). 424 DEI 10 CIVIL. PARTE GENERAL El instrumento privado env las partes hace fe respecto de lo dispositivo; sin embargo, también lo produce respecto de lo mera- mente enunciativo en los mismos términos que se viera respecto del instrumento ptiblico (art. 1706). — Los asientos, registros y papeles domésticos 461. Se caracterizan por ser instrumentos otorgados por una sola parte. La regla general respecto de ellos es que carecen de valor probatorio. Excepeién: cuando hubieren sido reconocidos o mandados tener por reconocidos, tienen el valor de la confesi6n judicial; luego son indivisibles, por lo cual deberan aceptarse tan- to en lo favorable como en lo desfavorable (art. 1704). —La nota escrita o firmada por el acreedor 462. Sea que se encuentre en poder del deudor o del acree- dor la escritura en que aparece la nota, ésta aprovecha siempre al deudor, y sigue la regla de la confesién. El deudor debera tomar tanto lo favorable como lo desfavorable (art. 1705). LA PRUEBA DE TESTIGOS 463, Son testigos aquellos que, sin ser partes en el proceso, declaran sobre hechos de que tienen conocimiento. Lo que caracteriza a los testigos y los diferencia de otros me- dios de prueba, como la confesién, es la circunstancia de ser, procesalmente, personas extranas al pleito. El C. de P.C. senala la habilidad 0 inhabilidad 0 tacha para testificar; sefiala también la forma de rendir la prueba, y el valor probatorio que a ella corresponde. El Codigo Civil se refiere a la admisibilidad del testimonio. ADMISIBILIDAD DE LA PRUEBA DE TESTIGOS 464. El Cédigo Civil establece que no se admitiré prueba de testigos respecto de una obligacion que haya debido consignarse por escrito (art. 1708). Por su parte el art. 1709 establece que deberan constar por TEORIA DE LA PRUEBA 425 escrito los actos o contratos que contengan la entrega o promesa de una cosa que valga mas de dos unidades tributarias. Relacionando éstos preceptos podemos concluir que respecto de todo acto o contrato que engendre la obligacién de entregar o la promesa de entregar una cosa que valga mas de dos unidades tributarias, existe la necesidad de dejar constancia de él por escri- to. Si ello no ocurre, no podra probarse por la prueba testimonial aunque puede hacerse por otros medios. La inadmisibilidad, entonces, se refiere a las obligaciones que contengan la entrega 0 promesa de entregar una cosa que valga mas de dos unidades wibutarias. Los requisitos son los siguientes: 1. Que se trate de una obligacién. De manera que la limitacién del campo de la prueba testimonial no rige respecto de los hechos ni de los derechos reales. 2. Que emane de un acto o conirato. Es decir, que emane de un acto o declaracién de voluntad. De modo que las obligaciones que puedan emanar de un cuasidelito pueden probarse, en todo caso, por testigos. 3. Que se trate de obligaciones de dar. Es indudable que la limita- cidn se refiere a las obligaciones de dar. Respecto de las obligacio- nes de hacer, el punto es discutido. La gran mayoria considera que se refiere también a las obligaciones de hacer, por cuanto la promesa es una obligacién de hacer: la de celebrar el contrato prometido. Otros consideran que la expresion promesa significa la pro- mesa de entregar. Esta opinién va quedando aislada. 4. Que la cuantia del objeto de la obligacién sea superior a dos unidades tributarias. El valor de la cosa se determina en el momen- to en que se celebré el contrato. No sc incluyen en el valor de la cosa los frutos, intereses u otros accesorios (art. 1709, inc. final). Como el valor se determina al momento de la celebracién del contrato, el hecho de que el demandante limite su demanda a dos unidades tributarias no permite probar la obligacién por testigos si era superior a esa suma. Tampoco es admisible la prueba de testigos en demandas de menos de dos unidades tributarias cuan- do la suma que se demanda es parte o resto de un crédito que debié ser consignado por escrito y no Io fue (art. 1710, ine. 2°). —Alcance de la inadmisibilidad 465. Se refiere a la prueba de una obligacién que debi signarse por escrito y no lo fue. con- 426 DEI TO CIVIL. PARTE GENERAL. No se admite, ademas, la prueba de testigos, en cuanto adicio- ne o modifique lo expresado en el contrato; asimismo, no se admite sobre lo que se alegue haberse dicho antes, aun cuando en algunas de estas adiciones se trate de una cosa cuyo valor no alcance a dos unidades tributarias (art. 1709, inc. 2°). La limitacion que hemos estudiado es una norma de excep- cién; por lo tanto, podran probarse por testigos, conforme a lo ya explicado: a) Los hechos. b) Los cuasicontratos. c) Cuando exista un principio de prueba por escrito. d) Los actos y contratos cuando éstos no contengan la entrega © promesa de una cosa o ésta sea de menor valor que el indicado La ley, en ciertos casos, autoriza la prueba testimonial aun cuando el acto no conste por escrito. En materia mercantil es admisible la prueba de testigos, cual- quiera que sea la cuantia de la obligacién que se trata de probar (art. 128 del Cédigo de Comercio). En materia civil es admisible la prueba de testigos, en primer término, cuando la ley la autoriza en una institucién determina- da, exceptuandola de la inadmisibilidad: por ejemplo, el comoda- to (art. 2175 del C. C.), el depdsito necesario (art. 2287 del C. C.) En segundo lugar, cuando haya sido imposible obtener prueba escrita. Por ultimo, cuando exista un principio de prueba por escrito (art. 1711 del C. C. La imposibilidad de obtener una prueba escrita puede ser de caracter moral 0 fisico. La imposibilidad moral existe cuando razones de afecto, de etiqueta 0 de complacencia social impiden exigir documento es- crito. Tal serfa el caso del hijo de familia con respecto a sus pa- dres. Puede el hijo probar una obligacién contraida en su favor por su padre, por testigos. La imposibilidad fisica existe cuando las circunstancias mate- riales no han permitido otorgar el instrumento. Ello ocurre, por ejemplo, en el caso del depésito necesario. Claro esté que la parte que pretende probar el acto por testi- gos debera probar en primer lugar la existencia de la imposibili- dad, fisica o moral. En tercer término los casos en que haya un principio de prue- ba por escrito. Se entiende por principio de prucha por escrito, el acto escrito del demandado o de su representante que haga vero- simil el hecho litigioso. TEORIA DE LA PRUEBA 227 El principio de prueba por escrito es un inswumento, ptiblico © privado, que puede emanar de cualquiera de las partes, no sdlo del demandado como senala el art. 1711 del C. C. En consecuencia, los caracteres del principio de prueba por escrito son los siguientes: 1) Existencia de un instrumento piblico o privado (en este caso debe haber sido reconocide o mandado tener por reconocide por parte de aquel en cuya contra se invoca). 2) Que emane de la parte contra la que se presenta o de su represen- tante. Asi entendemos nosotros el art. 1711. 3) Que haga verostmil el hecho litigioso. Ello es cuestion de hecho que sientan definitivamente los jueces del fondo. — Valor probatorio de la prueba testimonial 466. Esta senalado en los arts. 383 y $84 del C. de P.C. Va desde la plena prueba, producida por la declaracién de dos o mas testigos presenciales, contestes en el hecho y en sus circunstancias esenciales, sin tacha, legalmente examinados y que den raz6n de sus dichos, y que no sea desvirtuada por oa prueba, hasta la simple base de presuncién judicial, constituida por las declaracio- nes de testigos de oidas. LA CONFESION 467. La confesion de parte es el reconocimiento que uno de los litigantes hace de la verdad de un hecho que puede producir consecuencias juridicas en su contra. Sus caracteristicas son: 1. Es una declaracién de voluntad. La cual reviste juridicamente el caracter de unilateral. 2. Esta declaracién unilateral produce consecuencias juridicas en con- tra del confesante. No favorece al que la presta sino a la parte que la obwvo 0 la pidid. 3. Es indivisible. Por cuanto la confesién, por regla general, no puede dividirse en perjuicio del confesante.” Esta regia la senala el art. 401 del C. de P. C. Por excepcidn, puede dividirse la confe- sién en dos hipotesis: RD.J., 680,58. 2, p.7. 428 DEI TO CIVIL. PARTE GENERAL. a) Cuando comprende hechos diversos enteramente desliga- dos entre si. Esta situacin corresponde a lo que doctrinariamente se Hama confesién compleja de primer grado, la cual es la confesién de un hecho agregando otros totalmente desligados del primero. Estas confesiones normalmente son divisibles. b) Cuando comprende hechos ligados entre si y que se modi- fican unos a otros, y el contendor justifica con algtin medio de prucba la falsedad de las circunstancias que, segtin el confesante, modifican el hecho confesado, Corresponde esta regla a la llamada confesi6n compleja de segundo grado, que es en principio indivisible, a menos que el contendor pruebe por otros medios la falsedad de los hechos modificatorios sefialados por el confesante. Tanto la confesién pura y simple, que es la que se hace sin agregado alguno, como la confesién calificada, que es aquella en que se reconoce el hecho, pero se agrega una circunstancia que altera su naturaleza juridica, son siempre indivisibles. De manera que la parte que pretende valerse de ellas debera aceptarlas tanto en lo favorable como en lo desfavorable. 4. Es imevocabie. Una vez prestada la confesién no puede re- tractarse. Salvo cuando se haya padecido un error de hecho. Se revoca la confesién, sea que se haya referido a hechos personales del confesante 0 a hechos no personales (arts. 402 C. P. C., 1713. C.C.). —Clasificacién de la confesion 468. Puede ser judicial o extrajudicial, segtin se preste 0 no en el pleito en que debe obrar la prueba. Puede ser expresa o tacita. Expresa, cuando se presta en tér- minos formales y explicitos. Tacita, cuando la parte citada a absol- ver posiciones no comparece 0, compareciendo, se negare a res- ponder o diere respuestas evasivas. Atendiendo a la forma como se obtiene se clasifica en espon- tanea o provocada. La primera es la que se presta de iniciativa del confesante mismo. La provocada es aquella que se presta previo requerimiento del juez, a peticién de parte interesada, y dentro del mecanismo llamado absolucién de posiciones. Puede finalmente ser verbal 0 escrita. TEORIA DE LA PRUEBA 429 — Casos en que no se admite ta confesion 469. No se admite la confesi6n en el caso el instrumento pu- blico exigido por via de solemnidad. En el caso de que se haya omitido, no tiene valor la confesién por cuanto el acto es nulo, de nulidad absoluta, por falta de las solemnidades prescritas. En el juicio de separacidn de bienes por el mal estado de los negocios del marido, la confesién de éste no hace prueba (art. 157) La jurisprudencia de nuestros tribunales no admite la confe- sién en los juicios de nulidad de matrimonio, por cuanto ello significaria poner fin al matrimonio por el mutuo disenso de las partes, lo que la ley prohibe. Valor probatorio de la confesién 470. Confesién judicial. La confesién de hechos personales pres- tada por si o por medio de representantes produce plena prueba. Estamos en presencia del aforismo: “a confesién de parte, relevo de prucha”. No se admite, en este caso, prueba alguna en contra- rio.*! Respecto de los hechos no personales del confesante, la confe- sién también produce plena prueba, pero se admite prueba en contrario. Produce este efecto tanto la confesién voluntaria como la pro- vocada, la tacita como la expresa. Confesién extrajudicial. Si es verbal, s6lo se toma en cuenta en los casos en que se admite la prueba de testigos. Si se prest6 en un juicio diverso, pero entre las mismas partes que actualmente litigan, el juez podra darle el mérito de prucha completa habiendo motivos poderosos para estimarlo si. Si se prest6 en presencia de la parte que la invoca o ante un juez incompetente, pero que ejerza jurisdiccion en un juicio cual- quiera, se estima como presuncién grave para acreditar los he- chos confesados. En los demas casos es s6lo base de una presuncién judicial (art. 398 del C. P.C.). ORD. J. 82,8. 2, p. 60. 490 TO CIVIL. PARTE GENERAL. LAS PRESUNCIONES 471. Presumir un hecho es deducirlo de ciertos antecedentes © circunstancias conocidos. La presunci6n requiere la existencia clara y precisa de ciertos hechos 0 datos en que se fundamentard. Estos son los Ilamados. presupuestos de la presuncién. Las presunciones pueden ser legales 0 jucliciales. PRESUNCIONES LEGALES 472. Son aquellas en que la ley deduce o infiere de ciertas circunstancias conocidas un hecho nuevo 0 desconocido. En las presunciones legales hay que probar los fundamentos en que descansa. Probados éstos opera la presuncién. Se distinguen dos clases de presunciones legales: propiamente tales y presunciones de derecho. Las primeras tienen pleno valor probatorio, pero admiten prue- ba en contrario, de modo que el efecto que practicamente produ- cen es el de invertir el onus probandi. Por cuanto toca a la parte que pretende destruir la presuncién probar los hechos que la desvirttian. Ejemplos de estas presunciones los tenemos en los arts. 180 inc. 2°, 700 inc. 2° y 1654 del C. C. Las presunciones de derecho son aquella que, ademas de re- vest pleno valor probatorio, no admiten prueba en contrario, Constituyen un verdadero dogma, que deviene inatacable. Su va- lor probatorio es el mas completo. No es necesario que la ley diga que se trata de presunciones de derecho para que existan est presunciones. Basta que aparezca claramente que la presuncién no pueda ser destruida por prueba contraria. Ejemplos de presun- ciones de derecho los encontramos en la fecha de la concepcién, art. 76; en la posesion, art. 706; en la prescripcion, art. 2510 N° 2. as PRESUNCIONES JUDICIALES 473. Son aquellas en que el juez, de ciertos antecedentes o circunstancias conocidos, infiere o deduce un hecho desconocido en el proceso. En principio la prueba de presunciones judiciales sirve para probar toda clase de hechos, sean juridicos 0 materiales, salvo

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