BIOENERGÉTICA
BIOENERGÉTICA
1. FUNDAMENTOS DE LA BIOENERGÉTICA
Entre estos desarrollos teóricos aun actuales encontramos: la existencia de una energía única,
biológica, bioenergía, que Reich llamó energía orgónica. La idea que existe una unidad
funcional y antitética entre psique y soma y que está organizada alrededor de procesos
energéticos. La relación entre respiración restringida, defensas y resistencias. Reich convierte
a la respiración en una importante herramienta de trabajo clínico. Formula el concepto de
carácter y establece la co-relación entre defensas psíquicas y defensas somáticas. Describe a
estas últimas como organizadas a la manera de estasis energética en zonas corporales
determinadas, que comparten la misma función de represión que las defensas psíquicas que
describió Freud. Y sostiene hasta el final de su vida que la genitalidad es el regulador
energético del organismo adulto.
Para Reich, en un nivel profundo, cuerpo y mente son fenómenos idénticos. En un nivel
superficial, se tratan de proceso antitéticos, en tanto son aspectos opuestos de la personalidad.
Esta premisa fundamental mantiene hasta hoy su valor teórico y clínico y es conocida como
identidad funcional mente-cuerpo, dejando de lado la polaridad freudiana.
Lowen sostiene que esto es posible porque cuerpo y mente son la persona misma. Los
problemas emocionales y de estructuración profunda se manifiestan en la forma de expresión
del cuerpo. Y éste contiene un registro de cada experiencia que la persona ha vivido. Esta
relación indivisible mente-cuerpo existe a través de procesos energéticos, que también la
regulan.
Para Reich, los fenómenos psíquicos y somáticos surgen de un mismo núcleo energético, de
orden biológico. Esta energía única toma dos direcciones: del centro a la periferia y de la
periferia al centro. Son manifestaciones biológicas del organismo considerado como un todo.
Estas dos direcciones pulsátiles de la energía se relacionan con el placer, en la expansión la
energía va del centro a la periferia. Y con la angustia, en la contracción la energía queda
contenida en el centro. Esta energía se manifiesta en el organismo de forma antitética en
distintos niveles. En el psíquico como placer-angustia. En el instintivo, como excitación
sexual-angustia. En el energético, como expansión-contracción. En el fisiológico, como
actividad parasimpática-simpática.
Este doble movimiento energético e involuntario está presente en todos los sistemas
funcionales del organismo: sistema cardiovascular, respiratorio, peristáltico, etc. Entonces, el
proceso vital se desarrolla en una permanente alternancia entre fenómenos de expansión y
contracción.
Lowen afirma que alimento y oxígeno son dos suministros imprescindibles para la
conservación de la vida y que el organismo humano hace una búsqueda activa de ellos
permanentemente. Al mismo tiempo, esta búsqueda es posible como resultado de un
movimiento que requiere, en sí mismo, de energía. Entonces, para Lowen “la vida puede
definirse como un estado de excitación contenida que produce energía que impulsa los
procesos internos que sostienen las funciones vitales, así como las acciones externas que
mantienen o aumentan la excitación del organismo”. (Lowen, 1993, p. 38). El proceso de
establecer contacto con el mundo externo es energético. Dependiendo del modo como el
mundo externo responda a nuestra búsqueda de contacto, nuestro organismo podrá mantener
un nivel elevado de energía y de excitabilidad. En el caso en que la respuesta sea insuficiente
o inexistente de manera reiterada, nuestro organismo responderá bajando su nivel energético
hasta niveles que pueden conducir a una depresión.
La relación entre nivel de energía y vitalidad ha sido un importante eje del trabajo terapéutico
bioenergético. Para Lowen la falta de vitalidad es siempre el resultado de la supresión de los
sentimientos.
El observa que existen patrones de tensión muscular que toman zonas determinadas del
cuerpo y que resultan ser producto de conflictos emocionales no resueltos. Esos patrones de
tensión están al servicio de contener la expresión de nuestros impulsos y se organizan durante
la infancia como modos de respuesta al proceso de socialización. Lowen llama a esos
patrones musculares tensión muscular crónica. Estas tensiones perturban la salud emocional
al disminuir la energía del individuo y limitan su autoexpresión. Uno de los objetivos de la
terapia bioenergética es la de disolver esas zonas de tensión muscular crónica, liberando la
energía allí contenida y poniéndola al servicio de la vida del paciente, de la expansión y la
vitalidad. Volveremos sobre estos conceptos cuando trabajemos el de Carácter.
Desarrolla una técnica respiratoria particular, teniendo como idea central que el mecanismo
de represión se sostiene somáticamente al contener la respiración. Más específicamente, al
contener la exhalación. Según Reich “no existe neurótico capaz de exhalar en un solo
aliento, profunda y suavemente. Exhalan espasmódicamente” (Reich, 1955, p 257). La
dificultad en la exhalación está vinculada con el control inconsciente de los impulsos y con la
dificultad para la entrega a ellos. Si es posible conducir a los pacientes a entregarse a un flujo
respiratorio libre y pleno, será posible resolver el mecanismo somático que sostiene la
defensa neurótica, y así volver a la actividad vegetativa normal de todo el organismo.
La técnica consiste en dejar al paciente recostado en el diván, pedirle que respire por la boca,
abierta y relajada para favorecer la actitud de entrega, e invitarlo a una exhalación completa y
total. Reich observa las dificultades en exhalar totalmente: o se produce de manera
entrecortada, o el paciente puede entrar en un estado de gran ansiedad, inhalando rápidamente
de forma desesperada. Si el terapeuta puede conducir al paciente a que sostenga este trabajo
un tiempo considerable, pueden comenzar a observarse movimientos musculares
involuntarios como efecto de la activación de los centros vegetativos.
De este modo resulta lógica la relación que Lowen establece entre respiración y nivel de
excitabilidad del cuerpo. Cuanto más oxigeno incorporamos, más energía disponible
activamos.
Lowen construye su propia técnica respiratoria: pide al paciente que respire por la boca lo
más relajadamente posible, manteniéndo la mandíbula inferior relajada. Sostiene que
mantenerla tensa y contraída es una estrategia inconsciente para mantener el control frente a
la irrupción de emociones reprimidas.
El objetivo de esta respiración profunda es aumentar el nivel energético del cuerpo para que
el paciente sienta más. Cuánto más respira, más caudal energético hay en su cuerpo,
posibilitando más registro consciente de lo que está aconteciendo en términos de sensaciones
y de emociones, al igual que el registro de zonas de tensión. Lowen establece una relación
recíproca entre tensión muscular crónica y patrones respiratorios restringidos y contenidos. El
modo de mantener esas zonas de tensión crónica es respirando lo menos posible.
También para Lowen la tensión abdominal es un mecanismo de control de las emociones y
pone el énfasis en activar esa zona (plexo solar) con una respiración profunda y sostenida,
como modo de activar las emociones, despertarlas a nuestra conciencia para ponerlas a
circular, y así liberarlas.
Lowen observa que en el estado ansioso la respiración es corta y rápida y está limitada a la
zona del tórax. Como el diafragma está crónicamente contraído, está también reducido el
movimiento de expansión de este músculo hacia abajo, dando espacio a los pulmones. De
este modo, los pulmones están forzados a moverse hacia afuera, produciendo un movimiento
lateral de ensanchamiento de las costillas.
Por otra parte, Lowen toma prestado de la física un elemento teórico para describir la
necesidad de descargar el excedente energético, tratando de mantener al organismo dentro de
un nivel equilibrado de energía. De este modo construye el concepto de Grounding, que
puede traducirse como “toma de tierra” o enraizamiento.
En su libro Bioenergética Lowen dice que “el vínculo con la tierra tiene la misma función
para el sistema energético del organismo que el que asegura un circuito eléctrico de alta
tensión. Es una válvula de seguridad que permite descargar la excitación excesiva. En un
circuito eléctrico, una acumulación repentina de carga podría quemar una parte del circuito o
provocar un incendio. En la personalidad humana, la acumulación de energía puede ser
también peligrosa si no se está bien enraizado. Se puede uno disociar, volverse histérico,
sentir angustia o volverse depresivo” (Lowen, 1993).
Lowen dice que “Estar enraizado significa estar en contacto con uno mismo y con su entorno
a través de las propias sensaciones y emociones. El entorno incluye las personas con las
cuales se está en contacto, así como su entorno físico, incluyéndose a sí mismo en el suelo en
el que se apoya”. (Lowen, 1993).
La sensación física de mejorar el contacto de los pies con el suelo facilita una vinculación
adulta y directa con la realidad externa. El concepto de grounding aporta mucho al proceso de
individuación, en tanto facilita el contacto con el mundo interno y también con el mundo real,
externo. La preocupación por lograr el enraizamiento del sujeto en su propio cuerpo y en su
realidad inspira a Lowen a poner al paciente de pie durante el proceso terapéutico, como
modo de confrontarlo con su realidad adulta. El objetivo de un proceso terapéutico tiene que
incluir el trabajo de cómo impacta el estrés social sobre el organismo, favoreciendo la
desconexión y el “desenraizarse”, muchas veces sobre invistiendo las funciones racionales o
una imagen idealizada.
Lowen nos dice que “la calidad del enraizamiento de un individuo determina su sensación
interna de seguridad. Si está enraizado se siente seguro sobre sus piernas… Lo que importa
no es lo fuerte que sean sus piernas sino la sensibilidad que tengan. Con demasiada
frecuencia éstas funcionan de manera mecánica” (Lowen, 1993, p. 118).
En su libro Ejercicios de Bioenergética Lowen habla de dos principios básicos para mantener
el enraizamiento. El primero tiene que ver con mantener en todo momento las rodillas
ligeramente flexionadas. Mantener rígidas las rodillas convierte a toda la parte inferior del
cuerpo, de las caderas hacia abajo, en una estructura bloqueada, impidiendo la circulación
energética hacia abajo. El segundo principio es el de mantener el vientre suelto para facilitar
una respiración profunda y relajada, activando el mundo emocional que habita en la pelvis, en
especial a los sentimientos sexuales.
En el comienzo decíamos que para Reich la energía tiene dos direcciones posibles de
circulación: del centro a la periferia y de la periferia al centro, constituyendo la misma unidad
funcional. Estas direcciones se relacionan con el placer y con la angustia. El gran aporte de
Reich a la construcción de la identidad psico somática es su conceptualización de Carácter.
Reich describe un estado de tensión somática, crónica e inconsciente, que tiene la función de
contener y reprimir el desarrollo de angustia, así como la expresión de ira y las sensaciones
sexuales. Llama a este estado permanente “Coraza Muscular”. La describe como una especie
de envoltura hipertónica a lo largo del todo el cuerpo, que tiene como función de defensa
contener los impulsos internos y proteger de intercambios conflictivos con el ambiente. El
precio de este mecanismo adaptativo de respuesta es el desarrollo de un estado de rigidez
corporal permanente (acorazamiento muscular).
Reich observa que esta coraza muscular correlaciona con una importante rigidez conductual.
Se tratan de formas de respuestas o reacciones estereotipadas que tienen la misma función de
defensa frente a elementos intolerables. Describe a este proceso de rigidización como una
alteración crónica del yo a la que llama “Coraza de Carácter”.
Estos son dos aspectos del mecanismo de represión, o al decir de Reich, son el mismo
mecanismo de represión que tienen por función bloquear, amarrar o ligar excitación
neurovegetativa, ansiedad y sensaciones sexuales. Si coraza caracterológica y coraza
muscular son funcionalmente idénticas, Reich de esta forma está planteando nuevamente las
bases para la identidad funcional mente-cuerpo. La alteración defensiva del yo de la que
habla Reich es también alteración energética del organismo como un todo.
Como veremos en el capítulo que sigue sobre fundamentos clínicos, uno de los principales
objetivos terapéuticos en Reich ha sido trabajar sobre esta coraza o armadura de carácter para
lograr restablecer el natural flujo de energía vegetativa, o sea, el objetivo terapéutico final es
el de liberar al organismo de estas constricciones, favoreciendo el libre fluir de energía y
logrando el reflejo de orgasmo.
Lowen conserva la mirada reichiana sobre el concepto de carácter. Y hace aportes muy
importantes, influenciado por la época histórica en la que vive y la sociedad de la cual es
parte. El define al carácter como “un patrón fijo de conducta, como la manera especial en que
el individuo administra su búsqueda de placer. El carácter está estructurado en el cuerpo en
forma de tensiones musculares crónicas y generalmente inconscientes, que bloquean o limitan
la expresión de los impulsos. Representa además una actitud psíquica, protegida por un
sistema de negaciones, racionalizaciones y proyecciones y polarizada hacia un ego ideal que
afirma su valor”. (Lowen, 1993, p 130).
Lowen va a focalizar su mirada en la lucha permanente entre ego ideal y cuerpo, más que
entre mente y cuerpo. Para él, en la formación del carácter, existe un proceso dialéctico activo
entre ego y cuerpo. “En el hombre occidental el ego existe como una fuerza poderosa que no
puede negarse o disminuirse”. (Lowen, 1993, p 30)
Lowen entiende que el ego está formado por fuerzas que pueden oponerse a la búsqueda de
placer por parte del cuerpo. Este ego forma una imagen del mundo exterior a la que debe
adaptarse todo el organismo, aun negando sus deseos y necesidades. Este concepto de ego se
convierte así en el precursor de una autoimagen idealizada que se alimenta de logros
narcisistas más que de un contacto enraizado en la realidad del cuerpo y de las emociones.
Reich:
Observa que el cuerpo del paciente está organizado de acuerdo a lo que llama armadura
muscular, un modo de organización rígido, duro e hipertónico que resulta en patrones de
tensión muscular. Reich divide el cuerpo en 7 anillos de tensión que cortan transversalmente
la circulación energética del cuerpo. Estos 7 anillos son: el ocular, el oral, el cervical, el
toráxico, el diafragmático, el lumbar y el pélvico.
La coraza muscular así organizada tiene la función defensiva de inhibir, regular y bloquear la
excitación vegetativa, la ansiedad, la ira y las sensaciones sexuales.
Reich describe una condición psicológica y biológica observable en todos los neuróticos y la
llama “falta de contacto”. Caracteriza esta condición por sensaciones de apatía, de
aislamiento y de muerte interna y describe un estado generalizado de falta de sentimientos de
alegría, entusiasmo e interés. Y denomina “contacto sustitutivo” a todo movimiento o
conducta defensiva que alejan a la persona de sus emociones más nucleares. Reich afirma
que el proceso de falta de contacto es sostenido por un profundo terror, que es expresión de la
ansiedad orgásmica. Es terror a la entrega sexual del cuerpo vivo, como efecto del complejo
de Edipo. El desarrollo reichiano de contacto sustitutivo se acerca mucho al desarrollo de
Winnicott en relación al falso self. (Hilton, 2008)
Alexander Lowen:
El primer cambio es poner a los pacientes de pie, sacarlos de la posición acostada en el diván,
más propia del abordaje psicoanalítico. Construye el concepto de grounding y de este modo
observa el grado de asentamiento que el paciente tiene entre sus pies y el suelo. Lowen
comprende de este modo el nivel de contacto que el paciente tiene con su propio cuerpo y con
la realidad efectiva, convirtiendo esto en un foco de su interés clínico.
Para Lowen el funcionamiento saludable de una persona se define no sólo por el estado
pulsatorio de su organismo, aún cuando sea posible lograr el reflejo de orgasmo durante el
proceso terapéutico. Desde su visión, las personas debemos integrar al trabajo terapéutico la
capacidad de entrega a nuestras emociones y a nuestra vitalidad junto con el trabajo de
convertirnos en adultos, maduros, con aceptación de la realidad. (Helfaer, 2008, p.28).
Si bien Lowen mantiene los principios clínicos reichianos de vibración pulsátil, y entrega al
placer y a la sexualidad, va a completarlos con su preocupado interés por la madures del
individuo adulto. Va a integrar a la propuesta terapéutica la construcción de un
funcionamiento yoíco enraizado en la realidad como opuesto a una vida de ilusión y, también,
la construcción del contacto profundo con el self corporal. (Helfaer, 2008, p.28).
En su libro “Miedo a la vida” sostiene que la tendencia neurótica es a escapar de la vida del
cuerpo respondiendo a las demandas imaginarias de un ego idealizado. El miedo está
vinculado a la verdad emocional que está guardada y acallada en nuestro cuerpo. El único
camino para resolver este conflicto es el de entregarnos a esa verdad y aceptar la derrota, es
decir, la caída del ideal neurótico. Lowen afirma que trabajar con la tensión muscular crónica
facilita el camino de renuncia al control del ego y permite al cuerpo la entrega a la vivacidad
y la experiencia del placer. Para ello el trabajo sobre la coraza muscular se hace con toques
suaves y específicos sobre zonas de tensión muscular, ejerciendo cierta presión controlada y
proponiendo movimientos para desbloquear las emociones contenidas en la musculatura,
técnicas de profundización de la respiración y sobre todo el énfasis en el grounding del
paciente. El trabajo muscular se combina con trabajo analítico sobre aspectos de la
transferencia y la contratransferencia.
Lowen toma la descripción nosográfica que Reich creó sobre el eje del desarrollo
psicosexual. Y aporta a la fundamentación de cada estructura de carácter una exhaustiva
descripción somática de las formas energéticas, musculares y conductuales de cada una de
ellas: esquizoide, oral, masoquista, histérica, fálico-narcisista.
A finales de la década del 80, el Dr. Lowen con la colaboración de su esposa Leslie editan un
libro en el que describen un programa de ejercicios bioenergéticos (Lowen, 1990) que fueron
desarrollados a partir de su experiencia clínica con pacientes. La práctica regular de estos
ejercicios permite el aumento del estado vibratorio del cuerpo, así como de la tolerancia a
este nivel vibratorio y al placer. Facilita el nivel de enraizamiento en el propio cuerpo y en la
realidad efectiva, así como la profundización de la respiración, agudizando la percepción
interna y ampliando mucho la vitalidad de la persona.
A partir de su creación todas las sociedades del mundo que son parte del IIBA (International
Institute for Bioenergetic Analysis) ofrecen espacios de trabajo corporal grupal con este
programa.
Los cambios sociales y políticos que sucedieron durante las décadas del ‘60/’70 produjeron
consecuencias y cambios en las formas de estructuración psico corporal. Y esos cambios
requirieron de revisiones, enriquecimientos y transformaciones de la teoría y las técnicas
clásicas del Análisis Bioenergético (Tonella, 2007).
Referentes de nuestro Instituto Internacional como Robert Hilton, Robert Lewis, Guy
Tonella, Maryanna Eckberg, Helen Resneck-Sannes y otros, han introducido miradas de los
desarrollos antes citados a sus propias construcciones.
Estas nuevas construcciones han, por ejemplo, diferenciado entre estructuras psicopatológicas
de conflicto, de déficit y traumáticas, desarrollando formas de intervención clínicas que
pudieran atender a la diversidad en la que nos hemos convertido como humanidad bajo el
efecto de condiciones sociales, políticas y económicas cada vez más complejas.