100% encontró este documento útil (1 voto)
495 vistas6 páginas

ESTUDIO BÍBLICO 1 JUAN 1 5 10 Este Es El Mensaje

El documento resume un estudio bíblico del capítulo 1 de la primera epístola de Juan. Explica que Juan enfatiza primero la persona de Cristo y luego su mensaje. Analiza el versículo "Dios es luz" y explica que Juan quiere que haya correspondencia entre el conocimiento de Dios y la vida práctica. También examina los versículos sobre tener o no tener pecado y cómo los gnósticos enseñaban que el cuerpo no afectaba al espíritu.

Cargado por

Cecy Torres
Derechos de autor
© © All Rights Reserved
Nos tomamos en serio los derechos de los contenidos. Si sospechas que se trata de tu contenido, reclámalo aquí.
Formatos disponibles
Descarga como PDF, TXT o lee en línea desde Scribd
100% encontró este documento útil (1 voto)
495 vistas6 páginas

ESTUDIO BÍBLICO 1 JUAN 1 5 10 Este Es El Mensaje

El documento resume un estudio bíblico del capítulo 1 de la primera epístola de Juan. Explica que Juan enfatiza primero la persona de Cristo y luego su mensaje. Analiza el versículo "Dios es luz" y explica que Juan quiere que haya correspondencia entre el conocimiento de Dios y la vida práctica. También examina los versículos sobre tener o no tener pecado y cómo los gnósticos enseñaban que el cuerpo no afectaba al espíritu.

Cargado por

Cecy Torres
Derechos de autor
© © All Rights Reserved
Nos tomamos en serio los derechos de los contenidos. Si sospechas que se trata de tu contenido, reclámalo aquí.
Formatos disponibles
Descarga como PDF, TXT o lee en línea desde Scribd
Está en la página 1/ 6

ESTUDIO BÍBLICO: 1 JUAN 1:5-10 | Este es el

mensaje

En la sección anterior, la idea que Juan parece sugerir es que, sin la doctrina
correcta sobre Cristo es imposible disfrutar del gozo pleno que él vino a
traernos. A partir de esto, notamos la primera división natural de la epístola.
Así que, ahora entraremos a la segunda sección. Dónde, después de haber
puesto énfasis en la persona de Cristo, poco a poco irá enfatizando el mensaje
de Cristo. Esta sería la base para lo que va a tratar en el segundo capítulo.

ESTE ES EL MENSAJE. 1:5-10

Este es el mensaje que hemos oído de él, y os anunciamos: Dios es luz, y no hay
ningunas tinieblas en él. Si decimos que tenemos comunión con él, y andamos en
tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad; pero si andamos en luz, como él
está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos
limpia de todo pecado. Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a
nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros. Si confesamos nuestros pecados,
él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad. Si
decimos que no hemos pecado, le hacemos a él mentiroso, y su palabra no está en
nosotros.
De inmediato, Juan pasa de ser básico a expresar en forma directa su
exhortación. Pretende ser bastante práctico, aunque se enfrenta a temas
profundamente doctrinales. El llamado tiene que ver con una vida consecuente
entre el conocimiento y la práctica. En simples palabras, si manejamos un
concepto adecuado de Dios, también vamos a poder vivir de tal manera que
agrade a Dios y así reflejarlo a otros.

Por esto, Juan pasó rápidamente al mensaje: Dios es luz y no hay ningunas
tinieblas en él.

DIOS ES LUZ.

Este es un mensaje que el apóstol ha recibido directamente de Cristo, y que


pretende reproducirlo fielmente. Es un mensaje único, pero compuesto por dos
connotaciones distintas. En su forma positiva: Dios es luz. Y en su forma
negativa: No hay ningunas tinieblas en él.

Dios no es una luz entre varias luces; tampoco es un portador de luz; Dios no
tiene la luz como una de sus características, sino que él es luz; y aunque haya
creado la luz (Gn. 1:3), él mismo es luz increada.

KISTEMAKER, S. J.

La enseñanza de Juan, más que de aspecto teológico, pretender ser


experimental. El objetivo es impartir el pensamiento de que, si se ha conocido
al Dios verdadero, debe haber una correspondencia de ese conocimiento en la
vida práctica del que dice ser creyente, lo cual quiere decir “caminar en la luz”.
Esto traería, a los hermanos, el discernimiento necesario para descubrir a los
falsos maestros, y el denuedo para enfrentarlos. Por supuesto, también, para a
vivir más acorde con el nombre de “cristianos”.

Entonces, sería bueno analizar las características de Dios, en relación con la


simbología de la luz:

1. Dios es luz. Jn.1:4,9; Jn.3:19; Ef.5:1,8


• Alumbra a los hombres, Jn 1:4,9
• Manifiesta el pecado del mundo, Jn.3:19,20; Ef.5:13
• Previene el tropiezo, Jn.11:9,10; 12:35
• Prevalece contra las tinieblas, Jn.1:5; 12:46
• Se refleja en la vida de sus hijos, Ef.5:1,8
2. No hay ningunas tinieblas en Él. Is.6:3; Stg.1:13
• Dios es tres veces santo. Is.6:3
• No puede ser tentado por ningún agente externo. Mt.4:1-4
• No puede ser tentado en su interior. Stg.1:13a
• No tienta a nadie hacia el mal. Stg.1:13b
SI DECIMOS QUE TENEMOS COMUNIÓN CON ÉL

La palabra “comunión” se ha vuelto una de las palabras claves de esta epístola.


Dios se diferencia del pecado tanto como la luz se diferencia de las tinieblas.
Aquel que está en comunión con Dios, que es luz, no puede asemejarse a las
tinieblas sino a la Luz. Como señalamos antes, Juan no tiene el mero hecho de
informar sobre la naturaleza de Dios, sino que quiere comunicar un mensaje
que imparte vida. Se trata de lograr un puente para aquellos que no han
conocido todavía a Dios, y de revelar las características esenciales de aquellos
que si lo han conocido para que los cristianos puedan desenmascarar a los
falsos.

Según Juan, hay algunas pruebas que nos ayudan a determinar si alguien está o
no está en la luz.

1. No caminan en las tinieblas ni en la mentira: “Si decimos que tenemos


comunión con él, y andamos en tinieblas, mentimos y no practicamos la
verdad” 1:6
2. Tienen verdadera comunión con los hermanos: “pero si andamos en
luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros” 1:7
3. No niegan ni ocultan los pecados: “Si decimos que no tenemos pecado,
nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros.”
4. Confiesan sus pecados a Dios continuamente: “Si confesamos nuestros
pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos
de toda maldad.” 1:8,9
Como vemos, el mensaje de Juan no sólo tenía un carácter teológico sino
también práctico. La idea es como sigue: Si acaso es cierto que tenemos
comunión con Dios, entonces eso debe reflejarse en la forma de vida que
llevamos, esto es ser consecuentes con la luz que hemos recibido de Él.
Principalmente en el trato con los demás, en la vida de comunión.
SI DECIMOS QUE NO TENEMOS PECADO

Juan está haciendo una referencia directa a uno de los pilares de la doctrina
gnóstica. Los falsos maestros impartían la idea de que podían alcanzar,
mediante distintos medios o prácticas, la perfección. Ellos pregonaban haber
llegado a un estado en el cual ya no tenían pecado. Esto, por supuesto, socava la
suficiencia de Cristo.

Por su parte, el apóstol desea que los creyentes sigan dependientes de Cristo en
todo aspecto: “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para
perdonarnos” (1:9); “Si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el
Padre, a Jesucristo el justo” (2:1).
Notemos también, como el escritor usó términos inclusivos: “confesamos” o
“tenemos”. Esto le diferencia notablemente de los falsos maestros. Ni siquiera
los apóstoles estaban en un plano de autosuficiencia o algún tipo de perfección.
Esto demuestra que no dependemos de Cristo sólo para salvación sino también
para santificación: “Mas por él estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido
hecho por Dios sabiduría, justificación, santificación y redención” (1 Corintios
1:30).
Los maestros gnósticos enseñaban que hay una separación muy grande entre el
cuerpo y el alma. De manera que, para ellos, el cuerpo sólo era materia que se
desvanecería con el tiempo, pero que el espíritu era libre y eterno. Así que, para
ellos, lo que se hiciera con el cuerpo no afectaba en lo absoluto al espíritu de la
persona. Para ellos, el cuerpo era como una especie de cascarón que se podía
corromper mientras que el ser interno permanecía en perfección. De esta
manera, cuando decían “no tenemos pecado” no era porque estaban
esforzándose en algún tipo de moralidad sino todo lo contrario, vivían en el
libertinaje bajo la excusa de que su ser interior no se ha contaminado jamás.
Por alguna razón, más adelante, el apóstol expresó: “Todo aquél que es nacido de
Dios, no practica el pecado” (3:9).
¿Tenemos o no tenemos pecado?
La última frase que citamos: “Todo aquél que es nacido de Dios, no practica el
pecado“. parece una contradicción con lo afirmado en el primer capítulo.
Porque Juan dijo: “Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros
mismos… le hacemos a él mentiroso y su palabra no está en nosotros” (1:8-10). Y
aquí está diciendo “el que ha nacido de Dios no practica el pecado” y añade: “y no
puede pecar, porque es nacido de Dios” (3:9).
Pero esto no es una contradicción. En la primera declaración, él hablaba de
autosuficiencia, de pensar que uno puede estar en estado de perfección sin
Cristo, lo cual más bien era una excusa para vivir en el pecado sin culpabilidad.
Mientras que, en la segunda, hablaba de la practica abierta y deliberada en el
pecado. Así que, la segunda declaración complementa a la primera, porque
ambas denuncian la práctica del pecado en que estos falsos maestros vivían,
aduciendo que ya no importaba lo que hicieran con el cuerpo.

son sinónimos sin ninguna distinción teológica. El uso de estos términos


afectivos probablemente se deba a la edad avanzada del autor al momento de
escribir el texto.

También podría gustarte