Cazuela de Narraciones Estramboticas - Iriarte - Ediciones Gamma (1989)
Cazuela de Narraciones Estramboticas - Iriarte - Ediciones Gamma (1989)
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Un nuevo estallido de humor
y de im oginacion despues
del "Bestiario Tropical"
edictones
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gamma
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ALFREDO IRIARTE
Libros publicadc s.
Alfredo Iriarte
Cazuela
de Narraciones
Estramb6ticas
Pro logo de
Carlos Villalba Bustillo
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I
Dcrecho s rcscrvados
© Alfredo lriarte
© Edicic ncs Gamma S.A.
Ilustrucion curatula: Pilar Caballero
Fo tograffa ccut racararula: Ca rlo s Caicedo
Co mposici6n de textos: Pa ma Bdttores
Impreelen : 'tercer Mundo Ed itores
Pr imera Edici6n : Noviembre de 1989
Trance VI . . . . .. .. .. . . .. . .. . . . . . . . . 123
Trance IX . , , , . 167
r Pro/ago
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caturas inf aman tes en la vida real. AI con trario, las suf re cuando las observa transf ormadas en p ro-
en esta son evldencias m as protuberontes q ue en ducto acabado, en la sln tesis final de una labor
los relatos y es posibte, p or eso, que no se tomen intelectual padecida con amor.
como exageraciones mitologicas 10 ex istencia de .
un semen negro. el porto de batracios par vagi- Si Alfredo Iriarte se desentendiera de sus obsesio-
nas humanas, 10 degustacion de adoquines ahu - nes, de su m am ogollism o incurable y de /0 des/a-
mados y el engendro de tarantu las doblados de tor- chatez con que d ice todo 10 que Ie do 10 gana, nos
tugas. i A coso no hay de todo eso en el variado privorio del placer de leer. en cado una de sus cro-
comp ortam ien to del enjam bre hu mano que lodos nicas y de sus libros, una vivencia grata. p orqu e
los dtas nos a som bra con n uevas sorpresas? tiene 10 vtrtud de volver, can impresionant e expe-
dicion, trascendente 10 frivolo y de con vertir 10 se-
Es precisam ente eso 10 que satisf ace de las descrip - rio en derroch e. £ 1erudito tranco sobre los cuer-
ciones de Iriarte: que, can o tras lm dgenes y for- nos, que muchos leerdn co n las manos en lo fren-
mas, nos lopamos can elias y sus p ersonajes to- teo es una prueba irrebatible del d ominic con q ue
dos los dlas, en los momentos y los sitios menos produce esas viceversas admirables. Y el de /a pu g-
pensados. no humana con el aseo, cargado de verdad y de
hedentina, muestra como nuestro especie prefie-
A no pocos de los colo m bianos que 10 leen les he re, a veces, erigir en pecado su aficion par 10 mu-
aida decir que Iriarte es obsesivo eon ciertos te- gre, tanto /0 q ue resulta de 10 aversion p ar el agua
mas, que se ensalla en ellos can furia letal, can como de 10 que surge de 10 f olta d e m oral.
impudicia y sin consideracian p ar los escrUpulos
de nadie. Si no fuera asi, seria un narrador "jar- Por o tro parte, impresiona de ese libra de Iriarte
tlsim o", £ 1escritor tiene que ser un sien a de sus su vasto conocimiento de 10 hlstoria y /0 p recision,
obsesiones y no p uede liberarse de elias m ientras hobilidad y brillo can que 10 retorno p ara revelar-
10 impulse la vocacion y 10 atraiga el oficio. EI d e- nos que los dioses, los heroes y los mdrtires tom -
nodado trajin co n las obsesiones y sus duendes es p oco escaparon de las aberraciones gastronomi-
10 que aqui/ata la permanencia de los creado res, cas y de las pitanzas sexuales, salvo los varones
los artistas, los escritores. Sin obsesiones no ha- y doncellas que figuran en el tran co VlJ. Dir fase.
brio renu evos vitales, ni sattos temerarios, ni /0 - mien tras se leen muchas de sus paginas, que 10 his-
curas geniales. N o habria, en una palabra, crea- toria do y doni p ara todo . N o fattaran . tampoco,
cion, arte y literatura. Las obsesion es cuentan, los malpensados qu e veon en 10 corpulencia del
ademas, con /a ventaja de qu.e tronq uilizan a quien autor yen su mirada lubrtca 10 raz6n de su insis-
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r
tendo en estos dos temas que son superiores a sus TRANCO I
demos aflciones. De uhf que los amase combinan-
do lecturas, imaginaci6n y experiencta, Ires rna-
teriales que los escritores sobresatientes utdizan pa-
ra el buen suceso de su tarea y sin los cuales 10
fecu ndidad Iiteraria se quedarfa sin eauces.
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uen ta Herod oto de Halicarnaso (Libra HI.
C capit ulos XC IX a e ll) aeerea de un extra -
fio pueblo de estirpe indostanica que habito en
tiempos rnu y remotos cerca del rio Ga nges. Segun
el reputado Padr e de la Historia , cstos barbaros
practicaban Is crudelisima costum bre de matar a
los enfermos de la tribu a fin de evitar que em-
pon zoiiasen el aire con sus humores putri dos. Una
vez sacrificados, se Jos co rnian , alegremen te con-
vencidos de que, por estar ya difuntos, ccsaban
de expeler miasma s letales y se convertian de in-
mediato en una sabrosa viands. Sc rcflere tam bien
Hero doto a otro pu ebl o , rnu y cstrcc hamcntc em-
parentado con el antedicho , tan primi tivo que no
cono cia la agricultura oi La caza, Ycuyo a limento
basico era una especie de mijo qu e crecia silvestre
en sus comarcas. Tambien devoraban estos bru-
tos , sin coccion previa alguna, unas horm igas
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monstr uo sas del tamaho de perros qu e se criaban sa de esta tribu ins6 lita desde sus origenes hasta
en los desiertos, a las que mataban a mordiscos, el deplora ble final que no anticipamos a los lee-
engullendolas en el acto de do s a tr es tarascadas, tores en un esfuerzo desesperado para que no cie-
sin escupir el a frecho de las alas y otras panes as- rren este libro antes de tiempo.
pera s, in mas ticables para cua lquier palad ar semi-
civilizado .
anto fue el desprecio que mostr6 Herodoto
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la zona leon, 10 cual era una mislcn muy superior efect o, los melandros salia n en gru pos, atisba ba n
a sus f uerzas y capaci da des . EI invariable desen- a los bcvidos, se Janzaban tras elias a trancos de
lace era que el desdichado mirmecole6n iba lan- avestruz, Ies daban alcance, se les montaban a hor-
guideciendo hasta morir de ham bre . Lo s melan- cajadas en et lomo , les hincaban los agudos dien -
dros se estusiasmaron con la idea de no tener q ue tes en las carnes y les arrancaban gruesos pedazos
molestarse en caza r a sus nu evas victimas, y fue que iban eng ullendo mientras caba lgaban. Ent re
asl como instalaron a algunos de sus vigias a pru - tanto , los desventurad os co rnupetas exhalaban
den te distan cia de los lugares que los mirmecolco- mugidos Iastlmeros, su galope desfallecia en la me-
nes elegian para procurarse su d ura subsistencia, dida que iban haciendo el tran site a los vientres
a fin de que los o bservasen hasta que sucumbian de sus verd ugos, y trataban en vane de defender-
de inanicien, para caer sobre ellos y dcvorarlos se lanzando testarazos que los fornid os jinetes do-
crudos . Sin embargo . para inforlunio de los me- min aban sin dificu ltad co n sus brazo s ner vudo s.
lan d ros, la carne de estas bestias ins6litas resultc Fina lrnenre, bisontes y yacks iban desplom ando-
acre y pestllente, debido a 10 cual h ubiero n de re- se, comidos hasta la mitad de sus potentes corpa-
ta m ar a su viej a dicta de mij o y hormigas. chones, y entonees los melandros se apea ban pa-
ra celebrar la tragantona ca n regiieldo s volca ni-
cos y aullidos espantables. Los bu itres, siempre
ero pese a este incsperado tropiezo gastro- puntuales en la cita can e1 rnortecino , llegaban di-
P nomico , los melandros siguicron d iscurrien-
do acerca de otras pos ibles altern ativas alimenti-
bujando en el aire sus siniestros embudos de circu-
los negros y calan, encima de los sobra dos qu e les
cias . Y en estas eavilac io nes an daban, cuando el dejaban estos nueva s sodas que, gracias a los con-
anciano y sa pierue v lgrabahrt a, sha ma n supremo sejos de Vigrabahrta , asl enriqueclan de man era
de la tribu , los con voco y les ind ico las excelen- tan copiosas como inesperada cl men u de las aves
cias de 1a carne -cruda , par supuesto- de los bi- carroficras. En las na ches, los ult imos pingajos
so utes y los yac ks que pacian en libertad por las eran consumidos par hienas y chacales, y al ama-
regiones vectnas. Los melandros se entusiasmaron. necer blanqucaban bajo el sol las osamentas ya
Eran de una fuerz a muscular jarnas conocida an- mondas y despojadas de sus opulentas vest iduras
tes ni despues Y. como no conoclan armas distin- carna les de ayer .
tas de sus p ro pios brazos, pero avent ajaba n a es-
to s astados en la velocidad de la carrcra, eneon-
traron en estu nueva caceria, no s610 una exquisita
fuen te de nutr tcicn, sino un deporte excitante. En y sobrevino el mal momenta; aquel en que cs-
tos recien llegadc s - y no muy bien lIe-
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gados- a la especie human a , merecieron la de- cual n inguno de sus pares, ha sta eI pu nto de qu e
nominaci6n de melan dros, co n que Hema tocrito el atra biliario Jehova de los hebreos era una ove-
de Cefalonia los colo a la histor ia en posicion fuera [ita mansa y apacible al lado del fiero Shingap u-
de lugar . Ocurri6 qu e a 10 lar go de estas jocundas tra eI cual, c o ~o deb e sup onerse, poca 0 ning una
cabalgatas-almuerzos , nuestros personajes, en vir- simpatia moslr6 hacia cl nefando pecado de Ia bcs-
tud de un extrafic mecanisme telepatlco , fueron tialidad Y. en consecuencia, decidi 6 castigarlo en
poco a poco dando pabulo al pensamiento inicuo el ac to . De su malhumorado colega Jahveh habi a
de aprcvechar a los po tentes bovidos, no s610 pa- apren dido Shingap utra, no 5610 el extremo rigor
ra aplacar su gula cua ternaria, sino ta mbien para en los pro cedimientos punitivos, sino el talante es-
una novedosa modalidad de refocilc venereo . Una pectacular d e los anuncios y pron unciam ientos.
tarde cua lquiera, antes de que el ocaso del sol los Por 10 tanto, una manan a en que los pervertidos
enviar a a recogerse en sus cavern as, los barbaros meland ros se preparaban en medio de atroz vo-
ma s esfo rzados se congregaron y, co municando- cingleria para la cotidiana excursi6n gastron6 mico-
se go zcsamen te en su rudo lenguaje de hominldos, sexual, se replegaron las nubes, hubo descargas
acordaron qu e a partir del dla siguiente forni ca- ho rripilantes de truenos , se hicieron las tinie blas,
rian al galope de los yacks y los bisontes (0 las yac- volvi6 a a parecer un sol macilento y rcsono en ese
kas y las bisontas , porque esa d iferencia los tenia instante el vozarr6 n de Shinga putra para malde-
sin cuida do ), intro duciendo asi una not a ble varia- cir a sus hijos pecadores, igual a l ahve cuando pre-
cion en cl ha bitual ayuntamiento con sus muj e- sagiaba plagas y diluvi os, y hacerles saber qu e, co-
res, siemp re hurana s. desden tadas y vellu das. EI mo castigo por su lujurial bestial , su jarabe esper-
plan era sencillo y dir ecto . Sald.rian, como de cos- mati co , asi como el de todos sus descendientes,
tumbre, at encuentro de los astados, cab algarian seria negro como la negru ra del pecad o q ue ha-
sob re eIlos, e inmediatamente despues de la c6pula bian cometido y que, como si ello fuera poco , de
vita nda , darian comienzo a la ofensiva de mor- los ayu ntamientos qu e practicaran en el futuro con
discos sabre los cuellos e ijares de sus vituallas ga- las hembras de su propia especie, nacerian las ct ia-
lopan tes. Y as! 10 hicieron. Pew 10 qu e no tu vie- tur as mas espeluznantcs y deformes qu e fuer a po-
ron en cue nta fue que esta abom ina ble practica sible imagin ar .
contra natura no qu cdarla impune.
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la que s610 se except uaba el sabio y bonda do- temible de sus dientcs ha sta darles esbelto fuste
so Vigra bahr ta quien, lamentablemente, no pod ia de azagaya. Primero las ensayaba eazando las mas
derivar de ella beneficio algun o ya q ue, debido rau das avccillas sin errar un solo ftechazo , y lue-
a su ava nzada senectud, era incapaz de insemi- go las ponia en mane s de sus camaradas para efec-
nar la ma s mod esta y sencilla de las flores. Am- ros del adiestram ien to. Siguieron cazando bison-
bos a petitos se Ics atro fiaro n y hub ieran perecido tes y yakes a pun ta de venablo pero ya no para
de hambre a no ser por el ya conocid o mijo sil- devorarlos crudos al galope ni poseerlos contra na-
vestre que crecia a sus pies, a manera de ru stico tura, sino para degustar sus carnes debidamente
ma na enviadc por Shingaputra pa ra evita r su to - asa das por el novedoso pr ocedimiento tecno logl-
tal extenci6 n. co de expo nerlas al fuego .
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I
Nadie se salvaba del anatema . Elliquido vital que diferentes a gemidos y deprecaciones, y se mar-
todos expelian era de un negror Que horrorizarfa charon en pos de Bulan-Thantor con la espera n-
a las mismas dc idades infernaLes. Siguieron aguar- za de hallar en otras comarcas hembras con qui e-
dando en un hosco silencio y tornaron a la dicta nes procrear vastagos menos horre ndos que los ba-
de mijo, hasta que una madrugada las mujeres, tracios de sangre caliente y catadura de pesad illa
como concertadas POT un veterano director de co- que les habi an dado las mujeres de su tribu. Al-
res, prorr umpicro n a una sola VOl en el mismo gunos pro pusieron inmolar unos cuantos b6vidos
aullido lastimero . Acudieron los machos, y estu- pa ra aplacar la ira de Shingaput ra, pero el ogre
pefactos de terror hubieron de ver c6 mo sus mu- maximo los disuadi6 haciend cles ver c6mo el fu-
jeres parian renacuajos po r decen as; eran cientos, ribundo dios rechazaria una ofrenda realizada con
millares de surtido res que lan zaban en tod as di- los anim ates que habian sido instrumentc del con-
recciones unos batracios contrahechos y barbudos tub ernio nefando y acaso pa r ella redoblaria los
con repelentes semblantes de bonzos exoftalmico s castigos. Partieron pues, llevando consigo s610 las
que, luego de da r unos cuantos saltitos cn tornc pieles burdas can que sc cub rlan, y un a abunda n-
de sus madrcs se les treparon por todos los nan- te provis ion de azagayas,
cos buscando avidamente las ub res y disputando-
se con furo r la leche qu e estas infelices habian al-
mace nado amorosamente para criaturas de su es- a expedicion de los melandros tenia un ca-
pecie y ahara requerian con avidez aquellos L racter netamente punitivo. Si el inmisericor-
monstruosos renacuajos mami feros. Los gritos de de Shingaputra los habia conde nado a engendrar
las mujeres apiadaron a los hombres. Bulan- monstruos con la fuerza genitora de su semen ne-
Thantor, que habia sido padre de ocho sapos con gro, elias aca tarian su destino infausto. Pero asi
colmillos de [abali, pezunas de rumiante y cuer- como sus propias mujeres habian sido victimas del
nos de morueeo, convoco a las huestes para el ho- anatema pariendo batracios, mas 10 serian las hem-
locausto de sus propios hijos, Nadie vacilo. EI pri- bras de otros pueb los y ot ras razas.
mer ejernplo 10 dio el Caudillo, quie n hundio un
dardo en la cabeza de cada uno de sus descendien-
tes. A con tinuaci6n los iracundos meland ros se I prim er pueblo que toparon los meIandros
lanzaron contra la horda de renacuajos, a quie- E en su mar cha hacia el Poni ente fue el de los
nes trituraron como insectos can pies y manos. De- tintiri tas, un os gigantes de frente achatada y visi-
jando tras de 51cl asqueroso reguero , los melan- bles restos de cola prensil, que salieron al encuen-
dros abandonaron a sus atribuladas mujeres, in- tro de los intru sos blandiendo unas grandes po-
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rras de factura burda, con las cuales habrian tu n- homb res se apresuraro n a seguir su ejernplo con
dido a los invasores, a no ser par las azagayas, igual sueeso . Todo s opina ron en forma unanirne
con las Que los melandros asa eraron a sus conten- que estas brasas ncgras les producian un calorci-
dares dejandolos rapidamente convertidos en obe- 110 ton ifican te. en los ent resijos.
sos y grotesco s acericos.
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que antaiia las mcla ndras, estallaron al untscn o Comprendie ro n qu e no tenian raz6n algu na para
en un desgarrador alari da cc lectivo, y an te el es- sentirse invuJnerab les a las miradas de lo s caro-
tupor de los presentes dieron a luz cieruos de cria- blepas . Los meJandros requir ieron sus dardos y
tura s terrori flcas, las mismas a las qu e mas tarde los tinti ritas sus estacas y empez6 Ja matanza que
Plinio d eno mtn o "catoblepas" (el que mira ha- en parte fue reciproca , ya q ue algunos hombres
cia abajo). Los lnmundos engendro s tenian cabe- de ambos pue blos fuero n alcanzados en el pande-
za de chanc ho unida a un cuerpo de bisonte par monio par Jas miradas asesinas . AI caer sobre elias
un pcscuezo larg uisirno y fofo en el que se adver- los trancazos mort ales. las ca bezas de los espan-
tian signos de la mas extrema caquexia. Directa- tajos estaJlaban lanzando en todas direccicnes em-
mente del utero materna fuer a n cayc ndo al sue- p lastos de una materia Ietida y pegajosa , Y cua n-
lo, donde hacian ridicules esfu crzos par erguir la do las saetas horadaban las tripas Ilaccidas que
cabeza, ·10 qu e se Ics dificulta ba casi hasta la irn- unia n troncos y cabezas, mana ba de elias un icor
po tencia total debido al largo mesenterio vacio que apestoso que hacla recular a los mas imperterri-
les servia de cuetlo . Era not oria una ansiedad an- los tintiritas y melandros.
gustiosa de posar los ojos purulentos y legafiosos
en los ra stros aterr ados de sus madres. Algunos
10 consiguieron fina lmente, pero no levantando las
cabe zas, sino volreandcles ca n intense trabajo. Y A I caer la tarde, los matad ores creyeron con-
su mada la degollina , y acezando como to-
fue entonces cuando lleg6 el moment o in ferna l, ros hicieron una pau sa , A nn con algunas bajas ha-
el instante en que un pavor c6 smico helo la san- blan ganad o la batalla , pese a qu e no advirtiero n
gre de rnclandros y tintiritas, q uienes par primera que algunos catoblepas aJcanzaron a escapar, mul-
vez en sus Iargas vidas de fieras bipedas sin seme- tiplicandose luego y poblan do la zona ca n sus des-
ja nza divina sint ieron qu e las verijas se les enca- cendientes, cuyo qu chacer favo rito fue durante si-
lambra ban de espanto. Los mo nstruos que logra- glos atravesarse en el sende ro de incauros vianda n-
ron volver las molle ras hacia sus madres las fu l- res y forajidos sin rumbo a qu ienes daban m uerte
minaron en el acto con 1a mirada. Can un gr ito siem pre qu e lograban volver hecla arri ba sus ca-
de panico est ra ngulad c en la garganta, las tintiri- bezotas de grandes bongos vivientes ,
tas fuero n caycndc mucr ta s al lado de sus criat u-
ras , las cuale s seguian revo lcandose y haciendo
con torsiones grotescas en procura de mas mad res
a qu ienes enviar cl rayo de la muer te co n su mira- E n tanto qu e bandadas de chulos y ho rdas
ululantes de hienas y chacales limp iaban el
da letal. En este pu nto los machos reaccionaron. escenario de rnuj eres muertas de parte, guer reros
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cafdos en combate y catoblepas desgolletados, me- riores de la barriga. Al lIcgar la hera del parto,
landro s y tintiritas se miraron largamente. En los cada una de elias dio a luz un enor me vampire cu-
corazones de estes ultimos brotaba ya un renco r bierto de plumas verdes, con garras de cernica la,
incontenible Que pro nto se tradujo en una accicn un solo ojo Incan dcscente y poderosos colmillos
rauda y contundente. Era precise extcrm inar sin de jabali que ya venian ensangrentados , puesto que
clemencia a quienes, abusando de su hospitalidad, en los ultimos dias de la gestacion, los retozo nes
habian atiborrado de monstruos los vientres de sus qu iropteros se dieron a1 deporte de succionar la
hembras. Y fue asi como sin la minim a dilacion sangre materna , hasta el punto de que muchos de
enar bolaron sus toletes y los descargaron sobre las elias emergieron a la luz ya convictos y confesos
testas de no pocos melandros, ultfmandolos en el de matricidio . La mayorla de los vampires verdes
acto. Estes, animados por el invicto Bulan- fueron muertos por los enfurecidos badakistanos
Thantor (que obviamente habia engendrado el mas pero cientos de ellos cscaparon y llegaron hasta
rechoncho de tod os los catoblepas), reaccionaron lejanas regiones occldentales do nde se reprod uje-
lanzando sobre sus enemigos una lluvia de azaga- ron copio samente hast a que dieron or igen a ilus-
yas. Pero tan impetuosa fue la arremetida tintiri- tres linajes de pr estamistas y banquero s.
ta, que los mclandros hubieron de rerroceder hasta
desembocar en una estampida de equine s desgo-
bernados. n su infinita peregrinaci6 n ponentina, siern-
E pre buscand o hembras con quienes procrear
seres aborrecibles, los melandros llegaron a los de-
siguieron desplazandose los fugitivos hasta sertlcos parajes de Shabankaranda, donde tu vie-
Y el pais de Badakistan , donde esparcieron el
terror coo la punterla infalible de sus vena blos e
ron una curiosa experiencia . Un mediodia ca.n i-
cular, Bulan-Tbantor dormitaba recostad o contra
inseminaron a millares de pavidas muje res. Pero una eno rme chumbera , cua ndo sinrlo una extra-
en esta oportunidad siguieron su camino sin aguar- na humedad en la zona glutea. EI deseo de inqui -
dar la fecha del parte, temerosos de una experien- rir por la causa del fen6meno 10 induj o a hincar
cia como las anted ores de los renacuajos y los ca- su potente dedo indice en Ia tierra y grand e fue
tob lepas. Meses despues, un hechicero ermitan o su sorpresa cuando del bueco emergi6 impetuo-
y cavernicola les revelo qu e las ho rrorizadas ba- samente un Iiq uidc negro y viscoso qu e mostraba
dak istanas hablan empezado a sentir, en las vis- sorprendente similitud con el elixir espermatico de
peras del alumb ramiento, cierto raro alcteo que los melandros. La primero q ue discurri6 Bulan-
les daba un escozor insufrible en las paredes inte- Thantor fue que acaso el subsuclo tambien alma-
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cenaba semen y que el de esta zon a habi a recibi- larga columna fluvial que llam aban Nilo. Les ha-
do igualm ente la maldicion de Shingaputra. Mo- blaron de sus templos colosales, sus palacios in-
vido por la curiosidad , quiso verificar sus sospe- descriptibles y sus moles piramida les en cuyas en-
chas, pero no 10 consigui6 hasta que la casuali- tranas do rmian pa ra sicmpre los monarcas mas
dad se 10 permiti6 . Bulan-Thantor sigui6 ilustres. Pero 10 que mas intensamente suscito en
practicando horadaciones digitales en eI suelo, Y los melandros el vivo deseo de lIegar alii cuanto
"de todas sigui6 ma nand o el misterioso aceite. el an tes fueron las descripciones que cscucharon de
eual for maba charco s en torno a la perforaci6n. la finura y perturbadora belleza de las mujeres
Una noche de torm enta cayeron muchos rayos so- egipcias. En largas vigilias tran scurridas a la lum-
bre los manantiales y en cada uno de ellos se pren- bre qu e deparaba ca n largueza el negro aceite sub-
di6 una fogata. No requirieron dcmasiada saga- terran eo , la lubricidad de los melandros fue en-
cidad 105 melandros para comp render que el acei- trando en combustion en la medida en que sus oea-
te negro y espeso que salia de Ia tierra no era semen sionales interlocutor es, apoy andose fuertemente
sino algo rnuy distinto . Pero quedaron muy con- en la mimica, les describia n la tersu ra infi nita de
tentos, porque a 10 largo de casi toda su travesla la tez de las eglpcias, la scnsualidad de sus labios
desafiaro n ca n buen suceso las inc1emencias del gordezuelos, fa opulencia generosa de sus pechos,
frio agujereando la tierr a y dando fuego al flu]o el declive perfecto de sus ancas. Sordamente bra -
olea glnoso Y negro que brotaba de ella sin cesar. maban los riiosos melandros saborando el momen-
ta en que derri barian a las divinas egipcias al so-
caire de las piramides para irrigarJas can la simien-
an las mujeres de los tro gloditas engendra- te de los que acaso serian los mas pavorosos
C ron tarantulas del ta rnafio de gra ndes que-
lonios; ca n las de los sulistanos, escc lopendras de
monstruos concebidos y paridos desde cuando la
maldicion de Shingaputra se convirtio en el pun-
cuatro cabezas; CO D las hembras de los protota r- ta de pa rtida de su larga y azarosa peregrinaci6n .
taros, camellos diminutos qu e mugian en dialec-
tos semiticos ... Y a medida que ava nzaban, iba
creciendo la curiosidad que Ies suscitaron las re- ero si bien los mela ndros reciblan informes
velaciones de una caravana de n6madas. Merca- P cada vcz mas precisos acerca del maravil lo-
deres y trujamane s a qu ienes no asaetaban para so Egipto, tambien los datos sabre su existencia
pod er interrogarlos, les fueron dando informes Yaberrantes usos y caracterist icas comenzaron a
complementarios aeerca de un pals maravilloso, llegar al imperio de los Far aones, asi como noti-
cuya deslumbrante civilizaci6 n florecia sabre una cias muy precisas sa bre los infames designios Que
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los animaban respecto a las egipcias. El poderoso combate a cumplir su mision de exterminar a los
Turrnosis, q ue reinaba a la saz6n, ap rest6 sus in- melandros, cuando de repent e se present6 ant e el
victos ejercitos para aplastar a los advenedizos, perc Fara6n su sobrina, la a ugusta prin cesa Minefri-
ant es, como var6n prudente y avisado, envic al en- tis, reputada por su sapiencia, y de quien se decia
cuentro de los invasores un destacamento de ave- que a menudo entraba en oomun icaci6n directa
zadcs espias en traza de n6m adas menesterosos y con el propi o Ra. Lo prirnero que suplic6 Mine-
har apient os. Los cmisarios del Fa raon partieron y fritis a su real tin fue suspender la orden de parti-
en los yermos arabigos hicieron eontacto can los da de los ejercltos rnientras ella le exponia su soli-
indeseables. Pronto se gra njearon su confianza, y citud, a 10 cual accedi6 de inmed iato el Faraon,
a la lumbrc que daban los negro s manan tiales, con Ind ecible fue la per plejidad del poderoso monar-
verba exaltado y mimiea clocuenteencareciero n los ca cuando su sc brina Ie dio a conocer su plan. Los
magicos.encanto s de las hembras que poblaban las ejercitos no debian malgastarse en un menester tan
riberas del Nilo. Luego se enteraron ampliamente insignificante como el de liquidar a los melandros,
de las intenciones que impulsaban a los meland ros cuando podrian estar mucho mejor empleados di-
hacia Egipto, con 10 cual completaron la inform a- rigiendcse a los confines orientales del Imperio pa-
ci6n necesaria y se despidieron cordialmente, de- ra debelar a los levantiscos osetes que ya estaban
seando a sus amigos la mas propicia fortuna en la poniendo en grave peligro la frontera. Entre tan -
seducciou de las eglpcias. A toda prisa retornaron to ella, la propia Minefritis, a la cabeza de una
a la corte del divino Turmosisquien, ya debidamen- selecta legi6n de hermosas donccllas inerrnes, se
te enterado de todo , convocc a sus mas vetera nos enca rgaria de extirpar sin clemencia e) linaje mal-
generales. Las instrucciones del Faracn fueron con- dito de los melandros. En este punto el Fara6 n
cretas. Va se conocia la ruta qu e venian siguiendo abri6 los ojos desmesurada ment e y pregunt6 a su
los sinlestros portadores del esperrna negro . Par 10 sobrina si de veras no se senna envuelta en el tor-
tan to , su misi6n era salirles al encuentro, cercar- bellino de la locura. La princesa asegur6 ca n la
los, no dejar uno solo con vida y luego incinerarlos mayor serenidad al Fa ra6 n no haber estado mas
y esparcir sus cenizas muy lejos del padre Nilo. Y lucida en su vida y entre en detalles.
es en este punta do nde nuestra histori a haee un vi-
raje sorprendentc.
nte todo, era preciso recordar un poco de
A historia. En tiempo s heroicos, cuando rei-
a se aprestaban las Invictas huestes de T U Tp
y mosis para marchar en riguroso orden de
nab an sobre el Universo Osiris y su herman a-
esposa Isis, el sagrado buey Apis, preocupado pOT
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la sal acidad inextinguible de Osiris, qu e asediaba rna Ra, nue stro generoso y ad iposo buey delego
sin tregua a la bella Isis dondequiera qu e la topa- en el excrement o de los inconta blcs cocodrilos que
ba, pen so con prudencia que a un ritmo de ocho poblaban las riberas del Nile, el poder anticon-
a diez ayuntamientos diarios, podria producirse cept ivo q ue hasta entonees solo posela el suyo. Y
de un mom enta a otro una explosi6n demografi- las egipcias , invaria blemente precavidas y gocetas,
ca de dioses qu e par ningun motivo seria saluda- 10 utiJizaron sin tasa ni medida .
ble para el futuro d e la augusta estirpe. En cc nse-
euencia, lIam 6 a la ang ustiada Isis para revelarle
qu e por pro curaci6n del esplendoraso Ra podia uenta Hematocrito de Cefalonia que Tur-
ofrecerle des de ese mismo instante el primer anti- C mosis escuchaba a Minefritis sin pestaiiear.
concepti ve co noc ido par la humanidad: su inmar- La sabia princesa sigui6 adelante con su plan. Ella,
cesible, su divina caca; la boniga del excelso Apis. como privilegiada, iria al encuentro de los melan-
Bastarl a que Isis se 1a a plicara en las zonas estra- dros acorazada con el detritus del bue y Apis. Sus
tegicas par a que las frec uentes embestidas eroti- doncellas se protegerian can el de los cocodrilos
cas del cachondo O siris no se traduj eran en infi- Iiturgicos. Pero la almendra del plan; el punta en
nitas ca madas de diosecillos. Apis qued6 tan sa- que radica ria su virtualidad om nipo tente seria que .
tisfecho de su invento que qu iso democratizarlo antes de partir. Minefritis obtendria de Ra d os d o-
poniendolo a l alcance del vulgo mortal, pero trc- nes decisivo s: el pri mero, que el estiercol, edemas
pez6 en principle con dos obstaculos: el primero de ampararla contra la concepcion. inficionara a
era que. pese a su excelso range , no Ie scrta pos i- los invasores con un efluvio malign o de fatidicas
ble fabricar suficien te esriercol para ta ntas egip- consecuencias qu e veremos al term ino de esta his-
cias urgidas de Limitar la nat alidad; el segundo era toria . EI segundo consistiria en la prom esa de Ra
que , a pesar de su egregia [erarqula entre las dci- de remendar con pericia de cirujano celeste los hi-
dades, no por ello podria liberarse de su co ndi- menes estragados y maltrechos po r la brutal pe-
ci6n de eunueo - insigne y venerabl e pero al fin net racion de lo s barbarc s.
eunuco- y par 10 tanto estaba inca pacitado para
dar origen a una copiosa dinastia de bueyes qu e
proveyeran las bostas neces arias par a millarcs de anta fe teni a Turmo sis en el talento de Mi-
egipcias preocupadas par la explosion natal. Pe- T nefritis, as! como en su privanza ante el om-
ro fu e precisamente en esta encrucijada donde el nipotente Ra , que Impartio su autarizaci6n para
sa pientisimo Ap is d iscurri6 Ja solucic n qu e so lo la temeraria empresa y dispuso qu e cl grueso de
un dies podria encontrar. Con Iicencia del supre- sus cohortes marcharan a aniquilar a los rebeldes
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osetes. La ast uta Minefritis envi6 espias atavia- cas mentes de andropitecos. Sin embarg o, logra-
dos de mendigos astrosos para informar a Bulan- ron reaccio nar y sobrepo nerse al culillo, y avan-
T hantor y sus muchachos que un selecto destaca- zaron ca n paso firm e hacia sus presas. Minefritis
mento de las mas bellas egipcias aguarda ba con y su cor te de hcro inas no tembl aron . Debida men-
impaciencia el advenim iento de tan apetecibles te calafateadas en su centro de gravedad par 1a ca-
protornachos para ofrend aries sin reservas cl 5U- ca sagrada , sabian q ue su sacrificio de pocos mi-
culento banquete de sus carnes. La lasciva de los nutos seria benefice pa ra la civilizacion. En po-
melandros llego a nivelcs de exacerbaclcn, por 10 cos instantes, los melandros rasgaro n sus finas
cual irnprimieron mayor velocidad a su carrera . tunlcas y entraron en elias como energumenos. Lo
Por supuesto, 00 tardaron en Ilegar. Unos baquia- mas amargo del trance para la princesa y sus don -
nos al servicio de Minefritis Ies indicaron el rum- cellas fue Ia hcdentina de quin ientos mil sudo rcs
bo del tibio oasis do nde las beldades los espera- anadidos y nunca pasados por agua y la s halitosis
ban , avidas de senti r sobre su epider mis de petalo huracanadas de tigres dispepticos que les atormen-
en sazon el contacto lacerante de sus broncos con- taron las narices durante la refriega . Concluida es-
qu istadores. ta t Bulan-Thantor y sus conmilitones, todavia ja-
dea ntes, se retiraron can el designio unanirne de
esperar hasta el dla en que, en medio de chillido s
a pri mera actitud de los salvajes ante la vis- cacof6nicos, celebrarian el part o sin precedentes.
L ta de sus prov idenciales con cub inas fue de
incredulidad. En efecto, no podian dar fe a sus
ero contra toclas sus esperanzas, aguardaron
ojos, eonocedores com o ya eran de los insidiosos
espejisrnos que embaucan a los viajeros en muchos P cn vano . Las bellas egipcias , a quicncs ace-
de los parajes que habian venido recorriendo . Des- chaban desdc los airones de las palmeras, segulan
pues de forn icar con las tro gloditas, mas pr 6xi- tan esbeltas como siernpre al paso de las lunas.
mas a las chimpanzas que a las muj eres; ca n sus Ellos, en cambio , empezaron a sentir extrafios ma-
propias melandras, cuya fealdad los asustaba a lestares y prod romes nunea antes experimentados .
ellos mismos; con las tintiritas de talla menguada Se les adormeci6 el a petito vcncreo. Los ojos co-
y nalgas geotr6picas y, en fin, con tantas hemb ras menzaron a brotarseles de manera inquietant e im-
deform es y mo nstrudas , los melandros, al primer primiendcles una cierta semejanza con los ba tra-
golpe de vista se negaba n a creer que en pocos mi- cios que habian engendrado en los uteros de sus
nutos estar ian regodeandc se can estas bcllezas cu- congeneres luego de la maldici6n de Shingapu tra .
ya sublime perfeccion jamas pudo caber en sus 105- El Ienguaj e que barb otaban , ya de suyo torpe y
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•
malamente articulado, empez6 a retrogradar a to- naje milenario, y la clase vil de los Ilotas y los pa-
da prisa hacia el rugido, despues bacia un gangueo ria s, compuesta par los adve ned izos negros. Mien-
intermitente, de alll a una especie de re buzno ele- tras las gentes siguiero n venerando a los sa ur ios
giaco , posteriorrnente a un ganido plafiidero, luego de noble alcumia como los animales sagrados que
a esporadfcos eructos, y finalmente el hermetis- siempre fueron , frenet icas turbas de chiq uillos se
rno irremediable. El pellejo se les fue torn ando as- so lazaban lapidando a los pobres cocodrilos ne-
pero y costroso , el hocico adq uiric dimensiones gros, colocandose previam ente a salvo de sus de n-
d esmesuradas , se les redujeron los miem bro s y fi- telladas vengadoras . Hasta aqui los Analcs Indos-
nalmente, doblegados por una inexorable vocaci6n tsnicos de Hematocrito de Cefa lonia. T ranscurrie-
de gasteropodos, cayeron de bru ces, ostenta ndo ron muchisima s cen turies y fuero n eread os los
una pesada cola . pa rques zoolcgicos . Los mas selecros ejem plares
de la aristocracia emido sa uria fueron tr asladado s
a c6modas estancias en las principales metro polis
ue entonces cua ndo, azotados por un terro r del Mundo , donde se encontraron co mo en su pro-
F que su mudez les impedia expresar, tomaron
ccnclencia de la atroz metamorfosis: los ternibles
pia ambiente a aun mejor. Los negros fuero n co n-
du eidos a los ma s tristes y mencsterosos zoo lcgl-
melandros de ayer, los diab61icos gcnitores de en- cos de tierra ca liente, dentro de los cuales Iu eron
dr iagos y vestiglos, no eran ya cosa distinta de un hacinados en charcos mefiticos y precariamente
rebano despreciable de cocodrilos ribereii os , de ne- nu trido s coo pedazos de mortccin o . Y se cuen ta
gros sa urios , tan negros como su a bo lido seme n , que los pocos visitantes observadores que los mi-
co mo las piedras llameantes, como el extrano acei- raban largamente, advertian, co nmovidos , que sus
te com bustib le Que regurgitaban los desiertos de feos ojotes brota dos se inund a ban co n unas lagri-
su s antiguas travesias. mas tan entrafiahles y sinceras, qu e definitivamen-
te no cra n de cocodrllo.
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TRANCO II
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naban a los maridos que se hacian rufianes de sus problema milenari o Y, en efecto, fue enfati co en
muj eres a ser paseados per calles y veredas en ca- la distincion entre los cornudos inoccntes (los que
balgadura asnal, recibiendo las befas del popula- 10 saben de ultimos) y los que 10 saben y 10 con-
cho, mientras el verdugo les flagelaba los lomos slente. a quienes c1asifica entre los cabrones. Po r
con una ristra de ajos, cuyos dientes, como bien ello, dentro de la defin ici6n de este ultimo voca-
es sabido , tienen nitida forma de cuemos. blo dice que cabr6n " vale 10 mismo que cornu-
do, a quien su mujer no Ie guarda lea/tad, como
odo hace suponer que al can6nigo Sebastian no la guard a ta cob ra. que de todos los cabrones
T de Covarr ubias. autor del celebre "Tesoro de
/0 Lengua Castellana a Espanola", publicado por
se deja tomar; y tam bien porqu e el hombre se 10
consiente, de don de se sigu i6 tlamarlo cornudo,
prim era vez en 1611 10 preocupaba en extremo el p ar serlo el cabron", A estos infelices los compa -
fen6meno.de la infidelidad conyugal en todas sus ra Covarru bias a uno s ca brones de la region afri-
fo rmas. Tanto lIeg6 a angustiarlo este enojoso cana de Cinifia , tierra de garamantcs , cuyos cuer-
asunto que dedic6 al vocablo CORNUDO dos pa- nos son ta n grandes, pesadas e inclinados hacia
ginas de su diccionario, que abundan en toda suer- tierra , que cuando se disponen a pacer, se Ics hin-
te de definiciones, disertaciones Morales y etimo- can en eI suelo, con 10 cual la merienda, en vez
16gicas. Entre estas ultimas, Covarrubias aventu - de placentera, es a diati o un incordio de 10 mas
ra una muy divertida: supone que el vocablo desagradable y enojoso. Pompon io cscriblo sa bre
CO RNUDO puede ser una corrupci6n de COR· estas ins61itas bestias en el siglo I. A. C. y las com-
DE NUDUS (coraz6n precario) , que denota la pu- pare con los maridos a quienes los usurpadores
silanimidad y la cobardia del astado. Admite igual- de su hogar Ies ponen los cuernos en su presencia.
mente Covarrubias el posible origen hebreo de Ia
expresi6n cuando nos dice que "e/ maestro Alejo
Vanegas escribe haber Ietdo en Abraham Abimaz- as antiguas legislaciones eran de una severi-
ra, que escribio sabre ef Levltico, que los mari- L dad feroz en esta materia . Co rnudo y cabr6 n
do s de las adutteras se lIamaron cornudos por ser figura ban entre las cinco palab ras ofensivas que
d ivulgados luego en los pueblos como si los pre- obligaban a quien las decta a otco sin ju stificacicn
go nansen con trompeta, y los judios usaban en vet plena , a desdecirse de ella'!ante la autoridad com-
de trompela el cuerno": petente . Las otras tres era n puta , judie y sodomi-
tao Pero esto no es nad a. Vamos ahora a la parte
I maestr o Covarru bias mostr6 un criterio ob- grave. Los maridos que s610 conocian y soporta-
E jetivo y [usticiero en el tratamiento de este ban su deprirnente condid6n de astados, sino q ue
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la convertla n en ruin trafico, percibiendo benefi- que Ie ha guardado su consorte. Pero los impetus
cios monet arlo s del comercio carnal de su rnujer vitandos de la casquivana pueden mas que temo-
con toda laya de advenedizos, merecian la pena res }' respetos mundanos, y no bien ido el pintar,
de muerte, de acuerdo con las Sictc Partidas . En toma un aman te. Par supuesto , el frenetico ejer-
Ia Francia medieval, el castlgo de los rufianes era cicio del arnor extracony ugal de dos anos terrnina
mas leve, aunque afrentos o en grade superlative . borrand o la imagen del corderillo. Al final de es-
EI reo era sacado per las calles montad o en una te tiernpo, un estafeta oportuno informa a la adul -
burra al reves y obligado a tomarla de la cola. Su tera que Pitas Payas se aproxima a todo el galope
mujer iba a pie conduciendo el animal y, pe r su- de su corcel. Aterrada, comu nica la Infausta nue-
puesto , cl vulgo se daba cite a 10 largo de la via va a su amante quien, can pulso chapu cero y tre-
para gritarle baldones al desventurado, escupirlo mulo, Ie pinta a su querida en el mismo lugar don-
y arrojarle toda guisa de inmu ndicias. de antai'io estuvo el cordcrillo, un carnero gordo
y adulto , de testa gacha y poderosa cornamenta .
•• • Llega cl pintor y sin preambulos ni rodeos, se lanza
al talamo con su esposa. Desde Iuego, no tarda
en descubrir la impos tura, y con talante airado Ie
uan Ruiz Arcipreste de Hita y de todos los ma- pide explicaciones par la suplantaci6n. La infiel,
J madores de gallo que en el mundo han sido,
incluy6 en su Libra del buen amor una de las mas
sin perder la serenidad , y ean cara de asombro,
le pregunta c6mo puede pretender que el corderi-
deliciosas historias de cuemos que conoce la lite- to recien nacido que el dej6 dos alios atras, no ba-
ratura universal. Pitas Payas, pintor de Bretana, ya crecido en ese tiempo hasta adquirir la catadu-
rccien casado can una jovenzuela de encantos pro- ra de un carnero mayor y bien astado. Pitas Pa-
tuber an tes y lubricid ad insaciable, se ve obligado yas sc resigna con la explicaci6n y se da a la tarea
a emprender un largo viaje a Flandes. Su certero de borrar, en largas y tediosas vigilias matrimo-
instint o de futuro astado no (0 engana, y es asi, niales, la pintura que Ic ha legado su antecesor.
como, luego de mucho cavilar, discurre un arbi-
trio admira ble para vigilar la castidad de la mu- •••
jer . Antes de partir, toma los pinceJes y can ma-
na mestra Je pinta en el bajo vientre un tierno cor-
derillo. Pitas Payas parte feliz, con la certeza de uestros muiscas 0 chibchas no conocieron la
que el estado de conservacion de su dibujo Ie da- N alegoria infa mante de los cuernos, perc sl
ra, una vcz que regrese, la medida de la fidelidad fueron conscientes de su efccto devastador sobre
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la honra de los varones. Por ello, el Codigo de Ne- rr e todo 10 comrario . EI codigc etico de estos rna-
mequene esta bleci6 la pen a capital para las adul - ravillosos ca mulenses legitimaba y enno blecia los
teras. Perc, temeroso s a la vez de corneter alguna cu ern os en la forma que veremos a conu nuacion .
injusticia irreparable, los legisladores muiscas ape-
laron a la ordalia, 0 Jui cio de Dios, par a preca-
verse de quitar la vida a una inocente. EI procedi- e tratab.a de un pueblo hospi talario y am abIe
rniento in falible consistia en qu e la presun ta pe- S como mnguno. Desde que los viajantes pasa-
cadora era fo rzada a masticar e ingerir can tidades ban sus linderos, eran objeto de los mas grates ob-
inflamabl es de aji crudo, a discreci6n de los jue- seq uios y las mas r efinad as atenciones . Pe ro t co-
ces. La sos pechosa, pese a estar ya arrojandc lla- mo cabe suponerlo , el regale qu e de mo do mas
mas por las fauces, seguia tragando los Igneos bo - placentero los sorprendfa era el Que los cam ulen-
cados sin claudicar, y si tenia, inclusive, la avilan- ses les hact an de sus esposas, herm anas, madres
tez de pedir mas, era declarada inocente, Ie daban (si aun eran atractivas) y dernas mujeres allega-
a co mer bollos de maiz para cicatrizarle el guar- das . Pero Ia dad iva qu e con mayor o rgullo ofren-
guero , y regresaba feliz al lecho nupcial. Pero si, d aban a los visita ntes era Ia de sus esposas. Las
por eI contrario . se rendia ante las ca taratas in- herman as y otras parientas eran regalitos de se-
c1cmentes que Ie abrasaban gaznate y entresijos, gunda . Desd e luego, algunos viajeros declinaban
era condenada como infiel y ejecutada en el acto . pudorosamente las ape titosas ofertas, perc poco
tardaban en ceder cuando los camulenses les de-
••• clara ban con la mayor sinceridad qu e se sentirian
men ospreciados y ofen d idos en caso de Que sus
nue vos amigos se negaran a pasar una 0 ma s no-
10largo de rode la infinita historia de la cor- ehes de regodeo venereo con sus mujeres, Una vez
A namenta universa l, es difici l encontrar un que los extranjeros se retiraban con las alegres C3-
episodio mas atipico qu e el que narra Marco Po- mulenses a las tiendas qu e se les habian destine-
lo en relaci 6n con los habitan tes de Camul, sub- do , sus man do s, herrnanos, etc., se march a ban a
ditos del poderoso Mongu Kahn . En el, a di feren- dormir felices de ha ber podido com placer a los Co-
cia de todas las histori as en que asoman las pun- ranees con este obsequio incomparable.
tas de las as tas masculines, donde sicmpre hay
sangre , ignominia, cru d es vengazas, castigos im-
placables a al menos, como ocurre ho gano, capi- viajeros que pasaban por Ca mul, com o de-
tulos de la mas escalofriant e desverg tienza, ocu- L OS
be suponerse, hacian 10 indecible para pro-
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lon gar hasta el max imo su permanencia entre tan serian severamente pun idos par sus deidades.
insuperable s anfitriones cuyas muj eres - especial- Mongu Kah n, desde luego, hizo gala de pacien -
mente las c6n yuges- eran un as virtuosas de la cia, mas no de comprensi6n, y al fin , ya exaspc-
contienda ero tica. Cuando reanudaban el viaje los rad o , envi6 emisarios a Camul para advcrt ir a sus
invadia una aguda tristeza y, especialmente, la de- habitantes sobre el rigor de los castigos que les cs-
saz6 n de seguir visitando pueblos y naciones don- peraba n si seguian obstinad os en ofrecer sus con-
dc, como en todo el Universo, existian tradicio- sor tes a los extra fios redu ciend olas asi al cstado
nes, Jeyes y prejuicios asper os y desabridos con- de brutos irracionales y sin albedrio. Ocurr i6 en-
tr a la infidelidad conyugal , que mar caban un tonces que los varon es de Cam ul, siempre obedien-
agudo contr aste ca n la largueza que mostraban los tes y leales a su rey, aunque no par ella menos atri-
camulenses en la en trega de sus mujeres a los fa- bulados, acata ron la supre ma voluntad del Kahn ,
tigado s viandantes. y de ese momenta en adelante, con lagrimas en
los ojos explicaron a los avido s viaj eros las razo-
nes por las cuales ya no pod ian ofrecerles la dadi-
in embargo, pese al ben eplacito sin pa r con va sin par de sus rnujeres, pu esto qu e en ello Ics
S qu e los viajeros vivian sus temporadas en Ca- iba la vida , por inexorabl e disposici6n de Mo ngu
Kahn. Los viajan tes, conmovidos po r la sinceri-
mul, otra cosa mu y distinta pensaba el omnipo-
tente Mongu Kahn a quien, como podemos ima- dad de los camulenses, se lam enta ban y seguian
ginarl o, mu y escasa gracia Ie bacia la refinada vo- su rumba .
caci6n de rufianes de sus vasallos camulenses. EI
monarca era indulgente y afable y en repetidas oca-
siones los amonestc, tratando de hacerles ver la era las cosa s no pararon ahi. Las cosechas de
ma gnitud del pecado que cometian expo niend o a
sus muj eres en publica almoneda, como si fuesen
P Camul se arruinaron. A las mas impctuosa s
avenidas e inundaciones, en cuyos torrentes flo-
vaca s a marranas, ca n el agravan te de que ni si- taron sin vida hombres y ganados, siguiero n se-
quiera las vendian, sino que las entreg aban gra- quias calcinantes que dej aron los rio s convcrt idos
ciosamente a la lubricidad de los extranjeros. Los en senderos pedr egosos en que cualq uier con ato
camulenses replicaban con toda la debida reveren- de vida hubiera sido tan cadu co y perecedero co-
cia a su sobera no que esta practica era tan anti- mo una vana estrella fugiti va . Las ha mbrunas em-
gua como su pueblo mismo y que estaba plena- pezaron a matar a miles de camulenses, por 10 que
mente legitimada por sus dioses y lemures domes- no tard6 el momenta en que algunos de los mas
ticos, ca n Ia condici6n de qu e, al abandcnarla, resu eltos sobrevivientes se reuniero n de emerge n-
52 53
cia y acordar on ir a postrarse a los pies del sobe- gordaro n hasta reventar de obesas en medio de los
rano para exponerle su aflictiva situaci6n e implo- altos pasturajes. Alritmo de los dones de natura ere-
rar la augusta licencia que les permitiera volver al cieron de nu evo los cuernos de los camulenses y to-
ejercicic de sus habitos ancestrales, recuperando dos fueron muy felices. Los emisarias de Mongu
asi el favor de sus dioses, sin duda alguna encole- Kah n Ie certificaron la autenticidad de la milag ro-
rizados por este subito cambio de costumbrcs. sa concomitancia entre la reanudacion del comer-
cia rufianesco de Camulcan sus visitantes ylaasom-
brosa catarata de beneficios que, simultaneamen-
onmovido, Mongu Kahn manifesto a sus va- te, la madre tierra habia empezado a verter sobre
C sallos qu e, a pesar de seguir opuesto a esas
practicas inicuas, les otorgab a su imper ial anuen-
sus amados eornudos. Mongu acepto a regatiadien -
tes esta realidad incontrovertible pero muri6 repu-
cia para tornar a ellas can una sola condicion : que diandola aunque advirtiendo quetransigia can ella
si de in~ediato no se restablecia la benignidad de porque no se podia rertir can los dioses.
los elementos y no cesaban los rigores de la natu -
ral eza , se pond rian de nuevo en vigencia las leyes
s evidencia que los originates camulenses fue-
contra la promiscuidad y se agravarian las penas
a ]05 infrae tores.
E ron un caso insular durante siglos y milenios .
Ninguna sociedad, ninguna cultura, ninguna ci-
vilizaci6n admiti6 sus postulados. Par el contra-
rio . todas eastigaron el adulterio , escarnecieron a
OS cam ulenses salieron felices de la corte del
L Kahn. Tenian una fe ciega en la providencia
los corn udos y sancionaron a los rufianes. Morir
a golpes de guijarro no debe de ser nada placen-
de sus lares y penates. Lavaron bien y acicalaron
tero. Sin embargo, nunca sabremos cuantas cas-
a sus mujeres mientras llegaba la siguiente cara-
quivanas judias acabaron asi sus vidas por haber
vana, que no tard6 en haeer su aparici6n. Hubo
otorgado c1andestinamente sus favores carnales a
de nuev o danzas, mojigangas y regocijos. Al fila
algun amalecita trashumante 0 a eualquier filis-
de la medianoche, los extranjeros se dieron a la
teo desaforado .
mas bulliciosa for nicacion can las camulcnses. A
la manan a siguiente partieron porque er an mer-
cadercs que no podian perder tiempo , pero jura-
***
ron volver. EI milagro se hizo al instante. La na-
tur aleza se hizo propicia y bonacible, el suelo pro- ese a todo, con el paso del tiempo, Ia especie
digo sus frutos en abundancia y las reses en- P de los cornudos pacientes fue granjeandose
54 55
- •
1a tolerancia social. Comprobemoslo con dos ejem- n gra ve equivocacion inc urrirfamos al pensar
pios egregios del fin del siglo XYlII y Ia alborada E qu e la gentil herencia de los camulenses que-
del XIX. Mientras Napole6n Bo naparte , sin d uda do sep ultada ca n el tiem po . La realidad es exac-
el ma s genia l estratega de los tiempos modemcs, po- tamente contraria, tal como ya se insinua en el pa-
nia a Europa a sus pies en los campos de batalla an- ragrafo anterior, hasta eI punto de que hoy, cas i
tes de cumplir los treinta anos , su senora.Ia volup- dos siglos despues de Na po le6n y Carlos IV, el
tuosa marunlquena J osefina,le hacia brotar fro n- mundo entero, can la unica y triste excepci6 n de
dosos cuernos con toda laya de chulos pa risienses. las regiones en que irnpera el recalcitrante fana-
Y vamos a una nece saria precisi6n hist6rica. Bona- tismo islamico, es el inrnenso y alborozado reino
parte no gan6 1a celebre Batalla de las Piramidcs POT de la moral camulense . Los cuemos ya no son omi-
su genio mil itar, ni po r e1 empu]e de sus bravos sol- nasa sign a de verguenza publica. Se lIevan can de-
dados. La verdad es que los mameluco s huyeron en senfado yelega ncia . Ya no ca usa n efusiones de
estarnpida cuando vieron las astas de Napoleon, ho- sa ngre, uxoricidios ni cas u gos ca pitales . EI cor-
rrorizado s de ver como el Buey Apis asum ia forma nuda vindica tive es repudiado por lobo y anacro-
de centauro y arremetia contra eilos con el designio nico, de su erte que . aunque muy en el fonda sien-
de exterminarlos sin piedad . A partir de esemomen- ta nostaJgias de heroe calderoniano, se ve forza-
to, Bonaparte us6 siempre su clasico bicornio ha- do a portar su cornamenta con un estoicismo
cia los lades, con el fin de ocultar mejor sus ab ul- inerme y silencioso . La est ir pe de ]05 moros pig-
tadas turgen cias parietales. ADos mas tarde, se to- rnentados que estrangulaban a las bellas ru bicun-
paron en Bayona dos extremos antagon icos: el das por simples sospec has esra mas extinguida que
omnipotente Napoleon yel infeliz y menguado Car- los c6ndores andinos. A hora los astados osci lan
los IV, a quien el Emperador vejo y humilJ 6 basta suavemente entre la resignaci6n y el cinisrno, mien-
10 indecible. No obsta nte, los un ia, a manera de co- tras aceros y pistolas du ermen un sueno apacible
mun denominad or, la frat ernidad u niversal de los en las vitrinas de la s oplctecas.
CUCTOOS . Pero ca n un a sola diferenci a: Al me nte-
cato sobera no espano l se los habi a colocado su es-
pantable esposa Marla Luisa con el gallardo Manuel
•••
Godoy, Principe de Ia Paz y favorite de la Corona.
en ta nto qu e al glori oso Emperador de Francia le
unque este es un libra de historias de siglos
habian florecido par cuenta del an6 nimo y sobera-
no pueblo de Pari s.
A y milenios de antiguedad, los conceptus ex-
puestos en las Ifneas anteriorcs so bre la prog res i-
••• va y ya irreversible neutrali zaci6n de los cornu-
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dos, obliga al autor a presenta r a los lecto res, a - ruborizadas y en secreta- las [ovenes de noble
manera de ejemp lo ilustrativo, una historia de estirp e qu e embel1ecian ca ll sus encantos los jar-
tiemp os recientes que demu cstra con elocuencia di nes de Covadonga en sabados, do mingos y fe-
incomparable hasta que punto los aguerridos y aun rtados.
sanguina rios asta dos de ayer han involucionado
dent ro de un proceso mu y similar al de los to ros
cua ndo les cortan los compafiones. OS pro gram as eran variad os y atractivos. A
L menu do se jugaban par tidos de polo con ca-
ballos mejcr alimentados y alojados que el 94.570/0
I caso aco nteci6 hace algunos anos en una de la pob lacicn nacional. Habia exposiciones ca-
E magnifica hacienda de ganado aristocratico nina s con perros que aven tajaban en eI mencio-
enmarcada por un verde altiplano , y cercana a cier- nad o por centaje a los caballos de polo. Los hues-
ta cap ita l cuyo nom bre no mencionamo s por me- pedes qu e se aburria n a 1a intemperie se que da-
tivos de urb anidad . EI pr opietario , uno de los ban dentro de 1a vasta casona del siglo XVIl l ,
hom bres mas acaudalados y linajudos de la region, dond e ad miraban lienzos, ta11 as y retabl os cola-
era don Jose Fermin de Batane ro y Gon gora, ca- niales, y se divertian trata ndo en vano de pillar
sado can una bella prima segu nda . fa incompara- en el sunruoso bar de J ose Fermin la ausencia de
ble Catalina Mendez Batanero y Gongora . De la uno solo de los Iicores inventados por el hombre
uni6n nacieron do s rub ias gemelas q ue parecian a 10 largo de siete 0 mas milenios de dipsomania.
infa ntas velazq uenas. Tenian once ano s y Ja mas Sc escanciaban generosas dosis de variados ellxi-
recia convicci6 n de q ue el mund o habia sido dise- res y se sentaban frente a una chimenea desmesu-
nado para adularlas, complacerlas y servirlas . rada a comentar los chismes de la sema na . Pero
entre todo el repertorio de maravillas que Bata-
nero y Gongora tenia para afrccer a sus invitados,
parte de la fam ilia, person aje mas impor-
el ha bia tres que eran sus fuvoritas . Una cran las
A tante en Covadonga -asi se Uamaba la proezas ecuestres de Catalina en regios coreeles
hacienda- , era PeJ6pidas Ch iribico, eI mayordo- am aestrados a la perfeccion pa r Pel6pidas Chiri-
rna, hijo, nieto y bisnieto de mayordomos de la bico , bien reputado como el mas diestro chalan
casa , un mestizo gigantesto ca n musculatura de de los alredcdorcs. Vistiendo los mas esplendidos
gladiador , reencarnaci6n inob jetab le de Bulan - atuendo s, la amazona deslum braba a los visitan-
T hantor, ante quien sucumbian sin dificultad las tes ca n saltos inverosimiles y asom brosos pasos
hembras de la eomarca y por quien suspiraban de danza q ue sus caballos ejecutaban con garbo
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jarnas visto. Otr a eran los trasun to s de rodeos te- Desde 1uego, para Ia fecha memorable estaban
xanos en los que el hem e maximo era Pel6pidas convocados numero sos repcrteros grafi cos de
Chiribico, qu ien salia cabalgando sobrc enardc- prensa y camar6gra fos de television .
cidos toros de media casta, los cuales siempre caian
desjarretados ante la imposibilidad de derribar con
sus corcovos slsmicos al Invicto jinete que, par su- llego el gran mo menta. No faltaba ninguno
pue sto, se ganaba unas ovac iones estrue ndosas y Y de los invitados, todos como de costumbre
el derecho a brindar con mas de un whisky en cam- lucien do deslumbran tes atuendos inform ales. La
pania de don Jos e Fer min y sus excelsos invita- cita era en 1a plaza de tientas, donde habia sido
do s. La tercera, aun que menos frecuente, era la montado un bar especial bien provis to de licorcs
que en mayor grade sat isfacia la vanidad de Ba- y refrescos. En un momenta dado, Jose Fermin
tanero 'j Gongora. Consistla en mostrar a sus ami- pidio silencio y aparecio Carlomagno, osten tan-
gos, en Ia plaza de tientas, los reproductores prin - do su pelambre lustr oso y su catadura imp onente
eipescos qu e cada cierto tiempo imp ort aba para de supremo genitor. A continuaci 6n, el dichoso
seguir dignificando hasta el infinito las estirpes as- pro pietario bajo al ruedo . Obviamente 10 hacia sin
tadas de Covadonga . ningun ternor puesto qu e de sabra sab ia que Car-
lcmagno pcrtenecia a \lna raza cuyos machos no
tenian funcion distinta de fecundar vacas lina ju-
ara ciertc domingo, Jose Fermin convoco a Ia das desde qu e alcanza ban el rango de erales hasta
P totalid ad de sus amis tades con caracter espe-
cial. Aunque, como de costumbre hab ria variedad
el atardecer de su apaciblc tau ropausia . Jose Fer-
min salud6 a la concurre ncia, recibi6 los prim e-
de refinadas diversioues, el espectacu lc central de ro s aplausos, hizo una gentil venia y pose suave -
la fecha seria Ia present aci6n de Carlomagno, un mente su mana derecha sa bre el terso lorna de Car-
torazo enorme y mansur r6n, vastago de las mas lomagno . No habian pasado tres 0 cuatro
nobles castas de reproductores , cada uno de cu- segundos cuando los invitadc s estallaron al uni-
yos saltos sobre las feliees vacas cstaba avaluado sana en un alar ido de pavor. Con tra todo Jo pre-
en var ios miles de d6lares. EI abolengo de Carlo- vista y garantizado por la conducta de una estir-
magna hu ndia sus raices en Ia progenie del Mino- pe de siglos, no bien sinti6 cl contac to de su ma-
tauro cretense, debido a 10 cua1 Batanero y Go n- no , el tOTOarremeti6 cont ra Batanero y G6ngora
gora nunca se habia sentido ta n rico y venturoso ya fuerza de feroces testaradas 10 llev6 has ta un
como el dia en que cste cor nupeta sin par hollc burladero , donde continuo golpeandolo con scvi-
con sus pezufias las verdes tierr as de Cova donga . cia . Po r suerte, uno de los asistentes, que llevaba
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cons igo una pistola , saIt6 al ruedo con suma agi- quiera la remota probabilidad de descender del
lidad y la descargo certera mente sabre Car- au gusto Talamo de Jose Fermin de Batancro y
lomagno . Gongora a la cuja de un agreste mayordom o. Sin
emb argo, la realidad seguia su curso inexor able-
mente. A el le hervia Ia sangre cada vez que la vela
1noble reproductor se desplom6 sin vida y Jo - ejecutar sus magnificos lan ces de amazona. Ella
E se Fermin mala mente tundido. Pelopidas Chi-
ribico y tr es peones arrastraron a Carlomagno fue-
exper iment aba igual fenomcno euando se abria la
portezuela del corral y salia su centauro amado
ra y de in mediato , mientras los invitad os estupc- ca n la nervadura de los brazos en maxima tens ion
Iactos so enca rga ban del anfitrion , le dicron se- doblegando la fiereza de los ta ro s y ma ntenien-
pu ltura en una fo sa qu e se cav6 ha sta una dose sobre ellos a hor eajadas merced a la tena za
profundidad inusitada par or den perentori a del de sus piernas. En media de los aplausos y los vi-
mayordom o. Al dla siguiente creci6 1a an gustia en tares se miraban con avidez y con la rec6ndita cer-
los altos cfrculos sociales de la ciuda d, en especial teza de que ese vulcan en erupcion no se podria
debido a que la television y la prensa reproduje- tapon ar inde finidamente ca n las manos.
ron con detalles la espantable escena . Entre tan -
to, Batanc ro y G6n gora seguia con vida en una
clinica pcro con la amenaza de un pron6stico qu e n rniercole s cualq uiera, Catalina viaj6 a Co-
oscilab a entre reservado y peslmo . U vad onga aduciendo un pretexto relacionado
con sus caballos. Iba resuelta a todo . Advirtic a
su marido qu e probablemente pernoctaria en Ia
. Q ue habia ocurrido? Lo qu e nadie pudo fin ca porquc habia citado alli al veteri nario y por-
(, imag inar . Desde rneses arras Pe lo pidas y que, ademas, como siemp re, preferia no transitar
Catalina habian comenzado a sentirse unidos por par la carretera de no che. Lleg6 temprano . Chi-
una pasi6n inconfesabl e. En vane ambos habian ribico temblo . Estaba mas bella qu e nunea con Ia
tratad o de extirparla. Antes de que estallara, Chi- cabellera rubia suelta y un Ieve rubor qu e Ic en-
rib ico , aunq ue se adivinaba correspondido , no cendia las mejillas. Imparti6 6rdenes para que cria-
queria dar lugar a la extravagante eertidum bre. El das y trabajadores se ocuparan de diversos mcnes-
era un ru stico mestizo y ella una dama de Ia mas ter es Iejos de las caballerizas. Solicito a P el6pidas
e1evada alcur nia . No habia caso . Por su pa rte, a qu e la acompafiara alii para una minucio sa ins-
Catalina la ato rmentaban identicos pcnsamientos. peed 6n de los animales. El mayor domo acudi6 a
Para ella era sencilla mente imp osibl e adrnitir si- toda prisa . Flanqueados poe dos esbeItos cor celes
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se miraron largarnente mientras los corazon es les amada can las botas calza das al reyes . En el desa-
daban brincos de fieras enjaulad as. Finalm ent e no yu no , 13 sirvienta pr egunt6 a la senora si hab ia pa-
pud iero n mas. EI ganan la at enazo hasta dejarla sado ma la noche porque se vela ojerosa .
sin rcsu ello , lucgo de saca rle un largo gemido de
placer. Se mordieron como canibales hasta caee
debajo de un caballo, cuyas verguenzas fueron los partir de ese dia cmpez6 la aventura de los en-
unico s testigos del combate. Subitamente, Cata-
tina reacci6no. Aunque habian tornado algunas
A cuentros furti vos en los lugares y horas mas
invero simi les: equivocos estaderos urban os, de vez
precauciones , corrian peligro. Pelopidas no se dio en c uand o la recamara nupcial de Co vad onga . las
por vencido. Quiso trincarla de nu evo co n el ani- caballerizas mismas, lejano s potreros al atardecer.
mo evidente de poseerla bajo la pa nza del caballo Tales encuent ros, co mo oe u rr e siempre en estos
indi ferente. Ella la gr6 a paciguarlo contandole qu e casas, fueron excitante s al principia , y luego ca-
esa nocbe se iba a quedar en la hacienda, y que da vez mas an gustiosos ha sta tornarse ca si insu-
en esa forma sf podrian concertarse al margen de fribles. Es ese el pu nta en que los amantes clan -
todo riesgo para pasar una noche de dioses, Ese destinos em piezan a d iscurrir f6rmulas para redi -
argume nto convenclo al rustlco , qu e en el acto sc mirse de Ia sit uaci6n aciaga . La malo para
irg ui6 , se cal6 el sombrero y se cerro la bragueta P el6 pidas y Cata lina era qu e su protu berante de-
q ue en esc momenta emitia un amplio bo stezo . sigual dad social di ficulta ba aim mas cualquier sa-
Ca ta lina se co mp uso los cabellos y ambos se lim- lida . Y la desesperaci6n sigui6 creciendo hasta qu e
piaron los resto s de paj a qu e les quedab an adhe- la adultera y el usur pado r llegaron a Ja poco 0 nada
ridos a los trajes. Llego la neche. Ella ceno sola original co nclusion de liquidar el esto rbo que los
y ordenc a 13 servid urnbre retirarse temprano . Paso se pa ra ba . En largas veladas, juntos y sepa rados ,
ala rccamara y aguardo ca n ansiedad y el consue- urdian planes ma ravillosos y esquemas admirables
lo de un whisk y doble. Se ab ri6 la puerta y entro de crime n perfecto qu e sicmpre, al a nalizarlos, se
Chiribico jadcando como una bestia. Se Ie a rro j6 derru mba ban como a rmazones de domino . Pero
encima mordlendola de cabeza a pies. Ella tuvo un d ia las cosas cambiaron . En la penumbra an a-
que recordarle , en media de risitas , qu e sc qu ita ra ranjada de un motel, Chiribico la nz6 a nte Ja at6-
las bot as, Mas tarde Ilovio a cataratas y ean ra yos n ita Ca ta lin a 1a revelaci6n genial. No se expli ca-
y tru eno s, 10 cual impidi6 pro videncialmente que ba como no sc Ie habia oc urrido antes. A el, para
la scrvidu mbre despertara sobresaltada ca n el ulu- ser un veterinario cabal, le fa ltaba muy poquito
lar de Pelopidas y los chillidos salvaj es de Ca ta li- y un diploma. En co nsecuen cia , conocla una dro-
na . Al alba Chiribico abandono la alcoba de su ga ma gistr al, de fabricaci6n mu y rcstringida, que,
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aLser aplicada a cualquier bruto de suyo manso cntreactos del contubernio Ie pedia paciencia , le ase-
en forma de inyeccion, 10 tran sformaba en corto guraba que cl gran dia estaba cercano, que los me-
ticmpo en una fiera apocalipt ica. Ya la importa- dicosestaban cada Vf:L. mas pesimistas, que ella guar-
cio n de Carlomagno estaba en marcha , de suer te dar la un luto de razonable duracion, y que luego se
que bastaria esperar hasta cl inevitable dia de su casaria con el, asi la alta sociedad se parara en la ca-
presenracion en sociedad, para aplicarle el men- beza. Tarde 0 temprano terrninarian aceptandolo.
jur je inferna l, dclcgando asi en el la faena sucia Tendrian unos bebitos morenos y forn idos a quie-
de qu itar de en media eI amable, perc no por clio nes las rubias infantinas mimarian sin tregua y que
menos estor boso cornudo . Catalina beso con fre- mas tarde ostentarian con orgullo el apellido Chiri-
nesi a Pelopidas y Ie premio su genialidad con una bieo. PeL6pidas se apaciguab a y cada tarde, cuan-
noche inolvidable. do llegaba Catalina, Iepreguntaba con ansiedad por
eJ cstado de salud del pobre Batanero }' G6ngora .
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A la tarde siguiente la situacion em peorc para los lejos del pais en un accidente y qu e, por favor ,
amantes. Ya Jose Fe rm in barbotaba algunas pa- no habl aran de eso ante nadie y tr ataran de Ilorar
labras . Transcurri6 una semana . EI en fermo pa- 10 menos posible y cn privado. Nunea tu vo Kare-
s6 a una habltacion, se engu llo tres compotas con nin tanta dignidad co mo nue stro perso naje ante
muchas ganas y le echo piropos balbucean tes a una la fclo nia d e este ru stico Vro nsky sabanero.
eofennera. Los medicos felicitaron a Catalina . Ella
ya no serla u na viuda ni las ne nitas rubicundas se-
rian huerfanas. La adultera viajo esa tarde a Co- atali na empezo a viajar por Europa ~on s~
vadonga blasfemando como una guaricha. Le hi-
zo sa ber a Pel6 pidas qu e el hijo de puta ya no se
C amante agreste, qu e a su vez comenzo a VI-
vir un calvaria crudclisimo . En los resta ura ntes se
moriria y que iba a tener vida pa ra enterrar a sus porta ba como un patan y ella 10 amo nestaba con
bisn iet:,s. Habla que to mar una decision rapida aspereza. Una noche, en Paris, se ernbriag6 be-
y sin march a arras . Al amanecer estaba tomada. biendo cofiac a pica de botella y arraso el restau-
Antes de que e1corn udo abandonara Ia clinica hui- rante. Se req uiriero n d iez po licias para suje tar lo .
ria n a Euro pa dcjando arras hij as, marido, repu- Al dia sigu iente, Catalina tuvo Que ind emni zar el
tacion, amistad es, etc. Ella tenia suficiente provi- cstab lecimiento can c1 giro inmediato de varios mi-
si6n de d61are s en el exterior y no habia proble- les de fran co s. En los hoteles, Chiribico, borra-
ma. Chiribico vacilo, EI nunca habi a salido de esos cho, lloraba como un nino y le suplicaba a su con-
con to rnos y no sa bia hablar nada q ue no fuera cubina que volvieran a la patria para pod er ha-
cristiano. Ella 10 reganc con acento ma tern al y Ie blar co n la gente, 0 que. de 10 contrario, iba a
ordeno ha cer maletas en el acto. Si se to paban a pcrder la pa ciencia y termina ria saliendose co mo
alguien en el aeropuerto Ie dirian q ue, en vista de un energumeno a matar misteres por la ca lle.
las dolencias de Jose Fermin . ella viajaba can el
ma yordom o de confianza a traer cl reemplazc del
extinto Carlomag no . uando Catalina comprend i6 que Pelopidas no
C estaba bromeando, dcscubrio una solucion
admirable: se radicarian en Es pana para qu e all!
iajaron sin co ntratiempo. EI escanda lo social Chiribico, aim ca n algunas dificultadcs, pudiera
V fue de una intensidad sismica s610 compara- entenderse con el projirno. As! 10 hicieron y la si-
ble a la de los tiem pos del ruido 0 a la del ana 17. tuacio n mejor6 sensiblemente. En las tasca s 111 3-
Batanero y Go ngo ra , ya bien recup erado , infe r- dri lenas, el barbara scguia bebiendo en cantida -
mo a las ninas qu e su mad re habia pcrecido muy des na vegab les, pero sus marimondas se hiciero n
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amistosas , ya q ue el heche de poderse com unicar rios minutes y cobraba un as sumas astro no rnicas.
con las gentes, era el ealmante q ue poni a freno a Fue ese el momenta en que Ia imaginaci6 n de Ca-
sus habituates impulse s de red ucir a escombros el talina, estimulada par la inm inente bancarrota ,
contomo, a manera de represalia contra tod os los concibi6 Ia idea genial. L1cg6 al circo. Pregunro
que se negaban a entender el espanol. por el admi nistrador . Le dijer on qu e esta ba mu y
ocupado. Aguardo . No 1a recibi6 . Insisti6 . Todo
en vano. Entonces, Catalina extrajo de su cartera
6gicamente, las relaciones ent~e los.amantes una tarjeta person al bcllamen te impr esa, escribio
L mejo raro n dent ro del marco hispanico perc,
desgra ciadamente, una nube negra aparcci6 en el
y Je pidi6 a la secretaria que se la entregara al ge-
rent e. EI mensaje era estc:
horizonte. Los aho rros de Catalina se fueron tor-
nando magros a unas velocidades inesperadas. Era " Senor Gcrcntc: En vista de que no pudo
precise hacer algo. Procurarse algun trabajo pro- recibirme, dcseo manifestarle que cstoy en
ducti vo. EI gigantcn llor aba y ya se vela pidiendo condiciones de ofrecerle un cspcctsculo m ucho
Iimosna en las entradas del metro . Catalina 10 tran- mejo r que el d e Guillermo Tell " .
quiliz6 y un dia Ie pidi6 que La dejara salir sola
a hacer una gestion. Tenia un plan perfectamente
disei'lado. La semana anterior habia estado con
Pelcpldas en un circo ma ravilloso dond e vieron A continuaci6n Ie ano t6 num ero de telefo-
eI
no )' las horas en que podi a llamarla. No tu-
domadores impa vidos metiendo las cabezas en vo qu e esperar mu cho . Picado por la cur iosidad,
fauces de tigres y leones; acrobatas Inveroslmiles; el gerente del circa la llam6 al dia siguiente y Ie
el hombre que hacia prestidigitacion con cuchillos dio una eita . Catalina concu rri6. Explico sin di-
en llamas; los hipopotamos que danzabau a los lacion es su plan. EI espectac ulo se Hamaria "Quo
acor des de Po nchielli con gracia y ligereza inco m- Vadis" y co nsistiria en rodear la pista de una reja
parab les; payasos eapaces de hacer reir a un aya- muy segura perc que permitiera la visibilidad. En
tollah. Pero el espectaculo que los electriz6, y at el centro se hincaria un he reon de madera al cual
cual este circa debia su ceJebrida d mundi al, era ella seria at ada vistiendo un peplo como c1de Li-
la escena de Guillermo Tell. en la q ue un arq ucro gia en las versiones cincmatogra ficas de la nove.
imperterrito repetia Ia pro eza del heroe suizo, par- lao Pel6pidas seria Ursus. Al sonar un clarln tau -
tiend o en dos de un flechazo una manzana colo- rino, saldria a la pista un to rete jovcn perc ya 50-
cada sobre Ia testa de su pro pio hijo de diez anos. bra damente capaz de empitona r a un hombre .
EI arquero rcclbia estruendosas ovaciones de va- Chiribice Ie haria frente ca n la sola arma de sus
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potentes remo s superiores, asiend olo de las astas ,
I Ia bella vistiendo un pepin semitr ansparcnte que
doblegand olo ha sta besar la arena y cond ucien- dejaba entrever la maravilla de sus turgencias, Un
dolo luego co mo un temerito hasta su jaula . " Co- operario la amarrc fucrt cment e al horcon, En se-
mo usted comprenderiI - dijo Catalina 01geren- guida sali6 Ursus-Chiribico ataviado con unos cue-
te- aqui no corre peligro una sola vida, como en ros asperos de esclavo romano. EI pu blico estaba
. (0 de Guillermo Tell, sino dos ", EI em presario no petriflcado . Lu ego asom6 a la entrada de la pista
vacil6 un segundo. De inmediato , Catali na firma una jaula dentro de la cual bufaba colerico un to-
a nombre suyo y de Pel6pi das un co ntrato que es- rete negro qu e ya esta ba a pu nta de dejar de ser-
tipulaba un a tremenda suma por cada funcion. Io. Pel6pidas se plant6 como la estatua de un co-
Llegc al apartament o y Ic mostro el contraro a loso frente a la jaul a . Se abri6 la puert a . La fiera
Chiribico. HEs un hecho eumpfido - Ie dijo-«. No vacltc un instante, atolondrada por el bullicio, pe-
ereo que seas tan galfina de perder (a oportuni- ro no tard6 en dlvlsar sus do s o bjetivos y ernbes-
dad de que nos hogamos millonarios po r tenerte tir . Chiribico 10 agarro con manos firme s par los
miedo a un torete", EI ganan se palp6 los biceps cuernos perc la bestia alcanz6 a levantarlo . EI gi-
y an unci6 su aceptaci6n. Esa no che comi eron ca- gante Ie echo encirna tod o el peso de su corpachon
viar a cucha ra da s y bebieron cham pa fia hasta y cornenz6 a doblegarlo . Nunca su musculatura
hartarsc. habia alcanzado tal ten si6n . Siguio el forcejeo en
media del silencio angustiado de las gent es. Hom-
Y llego el dia , EI circo reventaba de gen te con 10- bre y bruto (0 los dos brutos) intercambiaban re-
calida des ca risimas. AI estreno 10 habia precedi- suello s volcarucos . Finalm ent e, vine el desenlace.
do una intensa campana publicitaria . Empez6 la Ursus-Pel6pidas do bleg6 de manera defini tiva a
fun cio n, pe rc el publico puso apenas una minima su enemigo , 10 acost6 en la arena , 10 arrastr6 hasta
atenci6n a los demas numeros aguardando con an- la puerta d e la jaula, y una vez alii 10 lanz6 al in-
sied ad el ultimo, q ue era " Q uo v adis" . Inclusi- terior de una patada. Lu ego regres6 al centro de
ve, cua ndo el arquero rompi6 la ma nzana rut ina- la pista y desat6 a Ligia-Catalina . Las ovaciones
ria en Ia cabeza de su hijo , los aplausos fueron y eI batir de los paii uclos blan cos duraron diez mi-
languidos pa r primera vez. Se apagaron muchas nuto s, EI gerente daba saltitos de feJicidad. EI por-
de las luces y el circa qued6 en la pen um bra . Nu- venir era sencillamentc esplendoros o.
merosos operarios se dieron a la tarea de clavar
el horc6n y asegurar la reja que pr ot egeria a los
I novedoso espcctaculo dispar6 en corto tiern-
especradorcs contra eventuales arrcmctidas del to-
rete . Luego , el circo se inun d6 de luz. Aparcci6 E po a los amantes ha sta niveles inu sitad os de
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celebri dad . Vinieron las portadas de revistas, los ent ro de una esas giras , el circo llego a uno
repo rtajes frtvolos, las firma s rnasivas de aut6gra- D de los paises limitrofes de la patria . En al-
fos, las entrevistas de televisio n y, par supuesto, guna fu nci6n los cspectadores saluda ron can fre-
los d incrales que la par eja gastaba sin ta sa , de ncsi la aparicion de 1apareja incomparable. Cuan -
acuerd o ca n el postulado basico qu e pregonaba do sali6 cl co rnitpeta , creci6 su angustia , puesto
Cata lina , segun el cual el aborro era una pequ efta que no pecos de elias comen taron que les parecfa
virtud de mediocres y de pobres. Y viniero n tam - un poco exceslvc cl tamano del anim al. Sin em-
bien las giras por cl mundo entero q ue se cumplie- bargo, Chiribico no se amedr ento . Pa r el contra-
ron respetando la condici6n que Ca talina hab ia rio, 10 espero con el ademan desafian te de siem-
impuesto a l geren te, de visita r can el circo cual- pre. Se tr ab6 la lucha . EI ta ro logr6 zafa rse de los
qu ier pais del universe, menos el suyo, brazos de Pel6pidas. Este recul6 un os pasos para
reiniciar la brega. EI astado embisti6 con un lm-
I pear dam nificado con e1 espectaculo de petu feroz y le hundi6 un o de los pitones a su ad-
E Quo Vadis fue Guillermo Tell. Las gentes casi
ni 10 miraban , pendi entes de que llegar a el mo-
versario a la altura de la ingle. Luego volvio a cor -
near lo y Ie vaci6 parcialm ente las tri pas. Los es-
men to su premo. Empez6 a sentir rencor y despe- pectador es q uedaro n vitrificad os de pavor .
cho . Amenaz6 con retirarse. EI gerente le replic6 Ca tal ina exhale un alari do y pugn6 par desatarse
que tenia la puerta fra nca . Comenz6 a heber. EI pero no 10 con sigui6. Dos agentes del orden, ca n
pulso , basta entonces firme, se Ie torn6 tr emulo. presteza admirable, ametrallaron al taro, Que se
Una noche, en Calcuta, Ie meti6 a su hijo la Ile- desgonz6 al lado de su victima . Luego . desataron
cha pe r el ojo izq uierd o, mat andolo en el acto. a Catalina . Cuand o Pelop idas lleg6 al hospital ya
Cuando co mprob6 qu e el nin o era finado, bra- se Ie habia escapade el alma.
mando de dolor se intro dujo en la jaula de los ti-
gres buscando qu e 10 devorasen . Las fieras, que
cstaban aguardando la merienda con impaciencia , I gerente se dedic6 a consolar a su aflig ida es-
Ic dieron gusto en poeos minu tos. E trella, pr omet iendole que mu y pronto co nse-
guirian otro supcrhombre, mas esforzado aim que
iguieron las cor rcrlas triunfales. Los publicos el occiso, capaz de descabczar un loon en media
S de todas las latitudes enloqu ecian de emocio n
y no sabtan que los apa sionaba mas, entre la fuerza
minuto. Cata lina asinti6 entre pucheros y se en-
cerr6 en cl hotel a llorar a su gigantc , Pero a la
descomunal del co loso y la belleza e Impa videz de manana siguiente, luego de un sueno agitudo, des-
Catalin a . pert 6 con una decision irrevocable: viajar inme-
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diatamente a la pat ria y arrojarse a lo s pies de Ba- tar y divulgar decen as de gracejos tan ingenioso s
tanero y G6ngora. La adultcra tenia la firme pre - como crudes y mordaces. A el Ie importo nada.
monicion de que seria perdonada. L1eg6 a la ciu- Era feliz y estaba segura de qu e, ya abolidos es-
dad . Eligi6 la hora en qu e las infantitas estaban ros cucm os, [arnas Ic retoiiarian ot ros nuev os por
en el co legio y Jose Fermin dormitando en el so- cuenta de Catalina. Ella se 10 habia j urado y era
por de la siesta. Toe6 el timbre. La criada se des- prec ise creerle.
mayo creyendose a nte una visi6n de ult ratumba.
Catalina entr6. Su marido estaba medi o dormido
en un amplio sill6n . Cuando la vio, qued6 parali- sta historia, igual que muchas otras simila-
zado. Ella cayo de hinojos frente a eJ. Luego de E res de la vida real comemporanea, demues-
una breve pa usa de estupor, se abr azaron y ver- tra qu e el nobilisimo ejemplo de los generosos ca-
tieron torrentes de lagrimas. Ella sabia todo . Sa- mulenses, despues de haberse extinguido casl to-
bia 10 de Quo Vadis. Le enseno varias caratu las talmente, esta hoy mas vivo y luminoso que nunca.
de revistas extranjeras en las que ella apa recfa ata-
da al paste y el mayordomo haciendo Irente al to- •••
rete . Catalina enrojecio y vo lvi6 a estaJlar en un
lloriqu eo histerico. Jose Fermi n Ie pregunt6 por
el usurpador. Ella , temerosa de Que su marido la
echara a puntapies por oportunista, Ie narr6 la ira-
gica muerte de Chiribico , Batanero se limit6 a im-
plorar la indulgencia divina para el granuja y vol-
vi6 a abrazarla. Lu ego Ie rog6 oeu ltarse mientras
llegaban las ninas y el les explicaba la resurre cci6n
de su madreclta . Llegaron, Can rastros de lagri-
mas hasta en los cuernos, Jose Ferml n les hizo sa-
ber que su amada madre estaba viva, luego de ha-
ber sido dada por muerta en un naufragio frente
a las costas de Zanzibar. Las r ubitas 501l01.3roo
de alegria. En ese momento, aparcci6 Ca ta lina.
Los cua tro se abrazaron. Se difundi6 la noticia .
Los maldicientes amigos de Batan ero y G6 ngo ra
se entregaron morbosamente a la tarea de inven-
76 77
TRANCO III
81
goz6 de la especia l protecci6n de los dioscs haste j eres virgenes , el justicier o Tiberio de1egaba en e1
que estes, agotada ya su paci encia, pasaron a un verdugo Ia doble misi6n de desflora r a las donee-
discre te retiro , dejandc aRoma al cuidado de un llas renucntes y luego estra ngularla s, ya sin detri -
nuevo Dios qu e. a unque oriundo d e la lejana Ju- menta de las n ormas legales.
dea , al parecer siernpre tuvo la idea Iija de qu e
sus vicari os fijaran su residencia en la sede de los
I buen Tiberio era un paranoico desenfrena-
cesa res .
E do que a tod as horas y per doqulcr esta ba per-
cibiendo la pista d e conj uras contra su vida . En
entre mos ahora en mat eria . Hablemo s un po - cierta ocasion crey6 descub rir una , as! como la
Y co del buen Tiberio, quien rein6 sobre el vas-
to imperio entre el ano 14 y el 37 de Ia era cristia-
identidad de los conspiradores, ninguno de los cua -
les, como debemos suponerlo, habia pen sado ni
na. Como bien sabemos , Tiber io se aburria en Ro- remotamen te en la pat ri6t ica iniciat iva de liqui-
rna, debido a 10 cual paso la mayor parte de su da r al Emperador. P ero co mo Tiberio si estaba
ejercicio im perial en sus estancias paradisiaca s de convencido del com plot , invito a los supuestos re-
Capri . Debemos a punta r ante todo Que a este vir- gicidas a un a gra n comilo na en su pal acio , advir-
tuoso rnona rca 10 tenia sin cui dado Ia di ferencia tie nd oles qu e la ce na esta ria cons ta ntemente irri-
entre los sexes , puestc qu e ambos 10 atraian con gada par los mas exqu isitos vines . A la hora sc-
fuerza irresistible. En consecllencia , mantenia nalad a concurrieron los golosos convidados .
siempre cn sus a posentos de Ca pri un a sclecta y Traga ron como leones y bebieron como peees. Ti-
nutrida corte de jo\'enes guarichas y sodomitas pa- berio los observaba atentamente . En un mom en-
cientes con q uienes celebraba unas bacanales Ir a- ta dado nadie se habi a Levant ado para exonerar
go ros as. Desde III ego, se presentab a de vez en la vej iga, pero el monarca adivino q ue dicha ope-
cuando el caso de don cellas qu e se negaban obce- raciou no tardar ia en inicia rse de man era copio-
cada mente a entrar en el lecho del viejo satire qu e. sa. dado e1 fuert e podcr diuretico de ese vine . H i-
edemas del asco qu e inspirab a su depra vaci6n , ex- zo un a senal. D e inmediato ac udieron veinte es-
halab a una pestilencia insoportablc. La venga nza clavos numidas qu e en instantes encadenaron a los
de T iberio a nte esas negativas no se hacia esperar , invitad os sin dejarles el menor mo vimiento de los
miembros. A continu aci6n les ligaron el pene can
asperas cuerdas y los dejaron en esa situacion. EI
1empcrador era un fa~~tico r.espet.~oso de In Emperador esta llo en carcajadas y los exhort6 a
E ley. Y como esta prohibia la ejecuctc n de mu- seguir cons pira ndo co ntra el. Los desventu rados
82 83
gemia n , juraban ser inocentes Y suplicaban .q~ e. ]rein ad o del bo ndadoso Caligula fuc breve
au n aherrojados. se les permit iese mear. La uruca E pero no menos rico en hechos notables. EI jo-
resp uesta eran las befas de Tiberio y la~ pa.tadas ven cmpcrador tenia un alto sentido de la econo-
Que les apli caban los nurni da s en el bajo vientre mia. En clerta oportunidad, miemras practica ba
una visita de rutina at Colisec , inquiri6 par el costa
para hacer as! mas acre su tormento. ~ urgen-
cias de orinar eran cada vez mas apremiantes pe- de lo s po llinos, jamelgos y otras bestias muertas
ro las Iigaduras no cedian. Poco a poco fueron mu- que Ia administracion del circo adquir ia par a ali-
riendo . Los fiambres fueron ar rojados a las fie- mentar a las fieras . Pareciendole excesivo, orde -
ras del circo, las cuales, luego de probarios , los no qu e dichas compras fueran suspe ndidas en el
rechazaron par h aberles enco ntrado un sabor acto y que de esc momenta en adelante , tigrcs y
leones fueran n utr idos con presos vivos, logran-
amargo y un insu frible gusto de urea .
do asi un doble ahorro pa ra las areas del Imperio .
84 85
tes fue el noble Murcia Lepido), sino que practi-
co el Incesto con vocaci6n firme y definida .
Habiendo agotado el era rio can sus excesos , de-
I
I
Q~ien en sus famosas Cronicas Capitolinas, nos
die , en cl episodic q ue se vera a con tin uaci6n, la
prueha mas elocuente de la persona lidad afable
crete nueva s impuestos y dispu so que las mone- y bondadosa que caracrerizo a Tib erio Claudio
das fueran acumuladas en grandes arcones a fin Drusa. Este notable capitulo del reinado de Clau-
de revo lcarse sa bre elias mientras fornicaba. dio, no solo esta avalado por la autoridad de Tucu-
No ta rdaron mucho los preto rianos en comp ren- lo, sino par la de Poncio Querelia Maxim o que
der que la muerte de Ca ligula era una necesidad I rambien 10 incluye en sus Calendas Poncia~as.
I o
inelud ible pa ra la salud del Im perio. La decision
final se tom e cuando el mismo J upiter hizo sentir currie q ue Claudio, que gustaba de comer
su voluntad en tal sentido. En efecto, en e1 ins- y heber a rnenudo en co mpanla de su seq ui-
tante en q ue los conjurados pa saron sus manos
sabre una enonne estatua del supremo dios en pro- I to d: poe tas, juristas, historiadores, ar uspices y
demas varones de reconocida sapiencia , empezo
cura de algun prodigio orien tad or, Ia mole exha-
10 un rugido estentoreo que los echo a todos por
tierra horrorizad a s, pera les hizo ver que no de-
I a no tar qu e a medida que avanzaban las bebe zo-
nas y las tragan tinas, se notab a entre los concu-
rrent es una cierta d esaz6n , parad6jicamenre no
bian tardar. compatible ca n el agrado que rodos sentian de po-
Se caIcula q ue recibi6 de sus matad ores entre cua- derse congrega r en tacna de su emperador a dis-
renta y cincuenta cuchilladas. cur~ir scbre I~s ar duos temas de la filosofia pla-
tonica 0 a recrtar ca n acenro irnpecab le torrcnrcs
• •• de hexametros, EI fil6sofo griego Ticritas a quien
suplico revelarle Ja causa verdadera de Ia disimu -
l~da angustia que revelaban los sernbfantes y las
obert Graves y Ia television se han encarga- prernas apretadas de sus ilus tres invitados desde
R do de divulgar cficaz mente la vida y hechos que el banquete iba par su segun da parte, Ie reve-
16 fa verdad. La respuesta de Ticritas fue cont un-
de Ti berio Claudio Dru so, cl emperador amable,
estudioso y erudite. Sueton ia Tranq uilo 10 calum- dente y franca como la pedia el Emperador:
nia atribuyendole crueldades lnaudita s, perc T u- - Es q ue no pueden peer IIi eruct ar Ji bremenLe
culo y Varron desmienten a Suetonio y reivindi- en vuestra presencia, divino Cesa r. Eso es todo.
can al caracter invariablement e manso de Clau- Cla ud io Dr uso rio de buen a ga na y sin vacilar
dio. Y fue precisamente Pub lio Scptimio Tuculo anunci6 a l griego Que en el proximo Iestln daria
86 87
Ia magna sorpresa a sus qu eridos fi16sofos, poe- do por el propio £010, y llego al puerto de Ostia .
don de arrojo un navio qu e se hallab a surto alll,
tas y afines.
y 10 emp uj6 sin tr egua hast a las columnas de
Hercules.
llego el dia de la gran sorpresa . £ 1 banqu et.c Abrumado por la veracidad incuestionable de es-
Y sc inici6 como de costumbre, co n sesudas d i-
sertaciones de fil6sofos, historiadores y j urispru-
tos historiad ores, Suetonio hub o de adm itir final-
ment e en sus paginas la bcnevolente licencia que
dentes y conmovedores cantos de los P?rtaliras. Claudio o to rg6 a sus allegados en materia de fla-
De repente, Claudio se irguio sobre sus piernas de- tulencias, aunque sin dar cabida a todos los ver-
siguales, y con voz qu e esta vet: no ranamudeo, dad cros episod ios que aca bamos de transcribir de
hizo el solemne anuncio . En 10 succsivo, todos s~s las paginas de sus colegas .
invitados tendrlan franquicia ilimitada para enu -
tir to da guisa de flatulencias, eualquiera qu e fue- •• •
se su conducto emisor, en presencia del Cesar . Y
para iniciar el carnaval de las venrosidades , C~au
dio lanzo hacia la concurrencia un pede tartajoso OS historiadores aqui citados, asi como otro s
como su verba y un eructo que tambien sali6 par L igualment e reput ad os por su vera cidad, coin-
ent regas irregu lares . A cont inuaci6n, pidio un ho- ciden en q ue Nero n Claudio fue en lo s comienzo s
menaje a la memoria del cuestor Tulio 001050 Ca- de su reinado un perfecto arquetipc de piadosas
milo , que en uno de aquellos festines, habi~ rnuer- virtudes. Nadie sabe a que atribuir la subita y vlo-
to par contenci6n heroica de sus flatu~encla~. La lenta aparici6n del mon struo qu e su byacia en el,
ovaci6n fue c1amorosa y unanime. De inmediato, aunque Poncio QueIerio Maximo. anti cipandose
tunlcas y laticlavias se levan taron sin pudor y to- a los modernos cientificos de l alma , atribuye di-
do este patrlciad o de las artes y las letras estreme- cha tr ansfor maci6n a cier ta ho rrible enfermeda d
ci6 los ambitos con el estruendo de sus pedos y buboso-puru lcnta [gacaso sifilis?) que contrajo du-
regiieldos. Tanto P on cio Quelerio Maximo como ra nte alg una aventura inconfesab le por los mas
Public Septimio Tuculc coinciden en aseverar que sordidos lupanares de Roma. EI hecho cieno cs
en uno de aq uellos regocijado s festines, c1 pretor que en forma simu ltanea se hizo incestuo so y bu-
Sexto Metelio Fabilo, despues de un a panzada de jarron. En el primer caso, se juntaron el hambre
capones y perdices, lanzc un eructo d: tan e.nde- ca n las ganas de come r, pucsto que su madr e Agri-
moniad a potencia , que sa1i6 del imperial recinto, pina, que nunca p rofeso escruputos cmbaraz osos
atraveso la urbe, sigui6 corriendo co mo irnpulsa-
88 89
a 10 largo de su vida . accedio jubilosamente a con- cordes de su progenitora era el matricidio. Envi6
vertirse en la concubina de su propio hijo ca n la un liberto para que la apunalase, hiri end o de pre-
condicion, que el ace pto encantad o, de que for- ferend a el vientrc. Q uedaba aun por ahl una tla
nicasen publicamente mientras eran trans portados ca pa z de convcni rse en su co nciencia acusadora .
en lite ra per las calles d e la ciuda d . Sueto nio afir- A esre Ia elimino valiendose de un emeticc y un
rna que estas cop ulas inverecundas era n practica- purgan te tan violentos, Que Ja pobre se fue dcsa-
das con un a csclava identica a Agripina , pero Qu e- guando " par entrambos costados" hasta q uedar
lerio MAximo y Sept imio Tuculo dem ostraron sin como UDa fru ta pasa .
Iuga r a dudas Que Ia agraciada can estes retozos
publicos fue la madre del Em perador. En el se-
espues de sus matrim onies contra natu ra con
gundo caso - el de su inco ntenible pcde rastia-
la soluclcn fue ingenicsa . Prenda do del jovcn Va- D Valerio Sporo y Cercopiteco Panerote, el
lerio Spo re, 10 hizo cas trar , 10 atavi6 de rnujer, bucn Neron opt6 par ensa yar la union carna l co n
10 hizo trasladar a su pa lacio, le ot orgc una estu- mujer , para 10 cual cligi6 a la noble Oc tavia, a
penda dote y 10 lorna por esposa. Pero como tam- qui en repudi6 por aduhera para desposars e con
bien Ie apas ionaba act uar co mo barda ]e, utilize Popca. Acas o ya a esta saz6n el Empera dor esra-
par a tal efecto al esforzad o liberto Cercopiteco Pa- ba ya un tanto aburr ido de la coh abitaci6n con
nerote. F ina lmentc , hastiado ya con ambos, re- hcmbras, puesto que un d ia qu e Popea, qu e esta-
quiri6 a la famosa envenenadora Locusta , a quien ba prefiad a, 10 recon vino por llegar tarde a un es-
pid i6 que c1aborase un tosigo capaz de matar un pectaculo circense, Ner6n Ie dio muerte de una pa-
elefante. Durante una orgia estruendosa , se 10ad - tada de mula en la barriga , So bra decir que el ne-
ministro a sus ya cesa ntes marido y esposa y am- ran cito que se hallaba en gestacion no corrlc mejor
bos murieron en el acto , no sin antes voltcar los suerte que su madr e.
ojo s y grunlr como coc hinos en el instante del de-
gucllo .
ntes de casarse con Neron, Pop ea ha bia da-
A do a luz a u n bastardillo Que a la mucrt e de
nfo rtu nadam ente para ella , Agri pin~ empezc su madrecita tendria unos siete anos. EI juego pre-
I a conver tirse en censor a de los pecadillos de su
nene. Y como este era hombre de resoluciones ra -
dilccto del nino can sus companeritos era cora-
narse como empcrador y actuar an te ellos como
pida s y expeditas, decidi6 que la (mica forma efi- tal. Enterado el Cesar de estes juegos irreveren-
caz de qui tarse de encima las canta letas inrniseri- tcs, mand6 ahoga r al infante en una s termas, af'ir-
90 91
mando que de esa manera estaba extirpando a te a estos do s fren tes. Sin em bargo, circ unsta ncias
tiempo la scmilla de una futur a conspiraci6n. no bien esc1arecida s fru straron estos planes. Pero
la verdad era que eI Emperador no csta ba errado en
sus temor es, puesto qu e ya numero sas legio nes se
unq ue algunos auto res sostienen que el de- habian sublevado. Temb lando de pavor huyc has-
A vastadar incendio de Rama fue una de las
mas crue les extrav agancias de Ner6 n Claudio,
ta que, sintiendo que los corceles de los insurrectos
Ie pisaban los talones, ordcno a su secretaria y
otros afirman q ue fue una genial Inic iativa de su amante Epafrod ito que Ie cla vara un punal en gar-
talento urbani zador, Que ya babla co ncebido un ganra, a 10 cua l estc accedi6 con agr ado .
plan deslumb ra nte para reco nstru ir a Roma con-
forme can las pautas de una ciudad que seria el
per ma nente asombrc de las generaciones presen- I rnorlr , Neron Cla udio tenia 32 anos. Co-
tes y venideras. A mo su antecesor Tiberio, desped ia un hedor
pertinaz y, au nque pan zudo , era cenceno, corro-
borando con ella 1a sentcncia de Isocratino de Si-
a conflagracio n, poe sup uesto, no cayc muy caru sa , segun la cual no todos los flacos so n per-
L en grac ia a los ro rnanos . A esto hay que agre -
gar qu e poco antes ha bia pasado sobre el cielo de
versos pero todos los malvados son Ilacos.
92 93
desaforadamente seis veces al dia , y cuando de- millones de sestercios, varias lcgioncs de difercn-
seaba du plicar 0 triplicar esa cifra , utilizaba los tes provincias del Imperio se rebelaro n contra el
vomitorios de bron ce con q ue 10 seguian a tod as traga ldabas y, encabezadas pa r el gran Vespasia-
partes dos esclavos cuya (mica fun cion era tener- no, mar charon sa bre Roma dispuestas a vengar
los siempre a disposicion de su arno, vaciarlos y tanto los crimenes co mo las tragantonas de v hc-
tavarlos can la mayor prontitud . En una ocasi6n, lio. Sintiendosc acorra lado sin remedio, busco un
para aga saj ar a su herman o, ofreci6 una comilo- escondite, donde at fin 10 hallaron . Completa men-
na que cost6 cuatrocientos mil sestercios, en la que te en pelot a 10 condujero n, a tado co mo un ani-
se sirviero n dos mil peees y siete mil aves. En esta mal hacia eI Foro por la Via Sacra, micntras cl
cena, Vitelio se hart6 de manjares siere veces con- popu lacho 10 insultaba gritandole ]0 5 mas obsce-
sccutivas, hasta el pun to de qu e fue precise traer nos ba ldones y rcccrda ndole su matricidio, a la
cuatro vomitorlos extras. vez que desde las ventanas Ie vaciaban grandes be-
ques repletos de excrernentos y Ie revcntaban hue-
Se cuenta qu e profesaba un odio maniatlcc y mor-
vos podridos en la cabeza. Finalmente, los solda-
boso contra los bufones y los astrologos , a quie-
dos Ie desgarraron las carn es co n agudos garfios,
nes cxpulso de Roma con orden de degollar a los
Ie clavaro n un gancho en el paladar como a una
que aun permanecieran dentro de la ciudad des-
res acabada de sacrificar y 10arras traron basta eI
pues de ocho dias de expedido el decreto.
Tiber. a cuyas aguas 10 arrojaro n, tal vez ya sin
Estando su madre grave mente enferrna, la mat6 vida .
de hambre, basandose en eI augurio de clerto
oraculo, quie n Ie anunclc que su rein ado 0010 po- •••
drla ser lucngo, prospero y apacible si sobrcvivia
cuanto antes a su mad re. La desdichad a muri6 pi-
diendo algo de comer con debiles lamentos. En es-
to. el bo ndadoso Vitelio sigui6 el ejemplo de Ne-
r6n, en el senlido de no to lerarIe inte rferencias ni
molcstias de ninguna na tura leza a las mad res.
94 95
TRANCOIV
Sebastian de Covarrubias
Tesoro de la lengua castellana 0 espanola
a sen tencia de don Sebastian de Covarrubias
L que sieve de epigrafe at presente tranco no fue
para su epoca - oi 10 hubicra sido para much as
an teriores- una extravaga ncia irrisoria. Por el
ccntrarlo, fue durante siglos un d ogma Incuestio-
nable. Par a qui en 10 dude, va una prueba. El rey
do n Alfons o VI de Castilla gan6 Toledo . la mo-
rism a a principios del siglo X U. Pe rc los infieles
no se resignaron co n esta decro ta y contra ataca-
ro n. Co n pres tcza envi6 don Alfonso sus huestes
at maude de su hijo, cl infant e do n Sancho y de
don Garci a , conde de Cabra. La batalla tcrmi no
con la victoria de los cristianos, pero a un precia
muy alto y doloroso . No bien iniciada la con tien-
da , el infan te y el co nde caye ro u de sus caballos
con las cabezas cercena das de los troncos por las
cimitarras de los musulrna nes. Atribulado, cl mo-
narea rcunic en su corte a los varones de mayor
99
discurso y sabidurla que pudo reunir y les solicit6 vos necesarios para poner fin a este habito peca-
su prudente opinion sabre el hecho, bien extranc minoso qu e amenazaba can postrar a la Cristian-
por cierto, de que don Sancho y don Garcia, re- dad inerme ante cllslam. Impanio las 6rdenes per-
putados sin duda como los dos mas diestros yes- tinentes y pocas horas despues sus soldados, tem-
forzados guerreros de todo su reino, hubieran su- poralmente divertido s de los menesteres belicos,
cumbido como un par de bisonos, cuando en de- saliero n a las calles de las principales ciudades re-
cenas de lides anteriores hablan side el terror de cupe radas para la santa fe cristiana a rma das can
los mahometanos, cuyas mesnadas diezmaban potentes arietes, y en un tiempo minima derroca-
e1los dos solos como si en los cuerpos de entram- ro n los edificios Que alberga ban los maleficos ba-
bas se hubiera asentado el alma de Santiago Ma- nos dond e los guerreros de Cri sto y de Santiago
tamoros . Los sabios pidieron a su rey una sema- habian derretido en las calida s aguas los impe tus
na para deliberar y discurrir. Transcurridos los sie- que har te neccsitaban para aniq uilar a los in va-
te dias tornaron a la corte can un veredicto sores sarracenos. El efecto de la providencia real
unanime. Sus averiguaciones los habian conduci- Iue inmediato. Una imp lacable costra de mugrc
do a la evidencia de que el infan te y el conde. in- cubri6 rapidamente los recios cuerpos de los com-
ficionados par el demonio de la conc upiscencia, batientes cristla nos, infundiendoles de nuevo eJ
habian caido en el nefando vida de frecuentar los arro]o y la temeridad q ue ya parecian abo lido s.
banos publicos -herencia funesta de lnfleles y Parecia como si 1a fetidez que cada un o de elias
paganos- para darse alii prolongadas abluciones lanzaba en todas direccion es actuar a sabre sus
de agua tibi a que, como era Iogico , fueron estra- compafieros de lucha como un t6n ico po dcroso.
gando sus fuerzas, aflojando el vigor de sus in- A partir de este mo menta, esta plena mente averi-
victos brazos y ablanda ndo el temple de su volun - guado que las cocham brosas milicias castellanas
tad y su coraje. Preci samente, la vlspera del corn- del rey Al fonso VI fueron invencibles.
bate en que perdieron las vidas, se supo q ue habian
pasadc largas haras inmersos en una alberca rno-
risca quitandose la rona protectora del valor y del n an6nimo camarero del rey Lu is XIV escri-
denuedo . U bi6 sus memorias. En elias cuenta que uno
de sus deberes cotidianos cons istia en Ilegar todas
las mananas a la reca mar a rea l can una fuente de
lenamente convencido qu cd6 cl rey don Al- agua tibia y dos algodones. Su Majestad se inco r-
P fo nso ca n las interpretacio nes de los sap ien-
tlsimos doctores y en cl acto aplic6 los correcti-
poraba en el lecho y a continuaci6 n el camarero
mojaba eI primer a lgod6 n y 10 utilizaba para re-
100 101
mover suavemente las laganas que mortificab an mu ndial de todos los pesos. La concepcion higic-
el ojo derccho del mo narca . En seguida , repetla Ia nica y progresista del alca nta rillado desaparecio
ope raci6 n con el Izquierdo y en ese momento con- en la Ectad Media y en tonces toda Euro pa ado pt6
elufa el aseo diana de Lu is XIV . Cada dia, las rea- cl abominable sistem a de almacenar los det ritu s
les laganas eran sorteadas entre los palaciegos con o rga nicos en grandes ton elcs. Por 10 genera l, sc
el piadoso fin de que los favo recid os pe r la suerte destina ba uno para los liquido s y otro para eI po-
pudieran conservar ta n precladc teso ro , EI carna- po , Una vel. que csta ban repletos, era n vaciados
rero rcmata este capitu lo con un colof6n senten- a las calles por las ventanas. Cua ndo la cata rata
cioso: " EI rey olla a cadaver" . era sollda, el que la arro jab a emitia el gri to ritual
i,Fue la humanidad siempre tan cochina? De run- de " Van aguas rna yores' par a ad ver tir a los t ran-
guna manera . Los romanos, para citar un solo seuntes , q uienes, horror izados, se apa rtaban ha-
ejcmplo ilustre, eran pulcros en extreme. Las ur- cia el lade opuesto de la calle para po nerse a sal-
bes del Imperio co ntaban can un avanzado siste- yo. Cua ndo la cascada era de zumo renal , el eo-
ma de alca ntarillas. Lo s ciudadanos opulentos te- ca rga do de vaeiar el barril gritaba : .. Van aguas
nian en sus casas c6modas termas cn las que prac- menores", Es curiosa que, muchos siglo s desp ues ,
ticaban ablucion es diarias y Ia plebe se lavaba en se conser vcn aun las dos locucion es. En efccto ,
las termas publicas que eran 10 bastante nu mero- " Hocer aguos mayores 0 menores" cs en la ac-
sas para albergar a todos los que qu isieran usar las . tualidad un delicado eufe mismo par a designar las
dos mas abyectas opcraciones del ser hum ane en
• • * su paso por la vida .
•• •
.Q ue pas6 despues ? Vino la caida del
(, Imperio Romano y la hegemonia cristia-
na . Y acaeci6 que el cris tian ismo salvo las almas n la aetualidad so n motivo de espanto las cr6-
de los hombres pero perdio sus cuerpos. Todas las
practica s de higiene fueron condenadas como vi·
E nicas qu e leemos sobre las mortiferas pestes
que azo tar on a Europa desde la Eda d Media ha s-
tandas y peca minosas y Euro pa q ued6 converti- ta haee apenas dos cent urias. Las gentes de la epa-
da en una inmensa cloaca . No es d ificil imaginar ca, med rosas y Ilcnas de supercherias, las atribuian
con absoluta certidumbre que Ia sola proximidad a tcmiblcs estallidos de c61era divina por los pe-
de un hombre med ieval en nuestros dias seria ca- cados e impiedadcs de los hom bres, cua nd o la es-
paz de producirle un paro cardiaco al campeon cueta vcrdad era que el flagelo no les lIegaba des-
102 103
de Jos remotos cielos sino desde much c mas aba- certeza de cuando dat a esc invento portentoso ,
jo, vale decir, desde las ventanas que a diario ver- uni camente comparable ca n la ru eda , q ue se lla-
tia n sa bre las calles su rutinari a do sis de inmun- ma papel higienico . Pero 10 qu e sf se es qu e no
dicias. No debemos terminar este pasaje sin ano- es mu y antigun, Cayc sobre los hombres hace me-
tar qu e no todos los encargados de desocupar los nos de un siglo la eentella de la inspiracion di vina
hediondos recipientes par las ventanas cump lian y fue entonces cua ndo nu estros antecesores deci-
ca n la formula cortes del consabido grito, sino que dieron que la unica funcio n del pa pel no deberla
lanzaban su contenido sin previa aviso dejando seguir siendo la de transmit ir y perp etuar el pen-
a las victimas en el mas deplorable estado que pue- sarniento hum ano sino qu e podia extenderse a
da imaginarse. cumplir una rnision menos excelsa y nobl e pero
mas aseptica. Desde luego, siglos an tes de esta be-
•• • nefica invention, ya la humanidad , al menos en
sus estam entos arls tocra ticos, se habra preocup a-
do por realizar, asf fuera en forma imperfecta, el
n " £ 1cuento del Grial", de Chretien de Tro- abnegado y sufrido trabaj o que hoy haee eI papel
E yes, hay un episodio en qu e cierto enamora- indispensa ble. Ace rca de sus anteceso res histori-
do mancebo se despide de una don cella a quien cos , hay un testimon io notable en el capitulo XIII
ama , y a manera de homenaje Ie dice estas pala- de Gargantua . Par boca de su inmortal persona-
bras: "A hora me ire satlsfecno y mejor beso dais je, el maestro Ra belais nos instruye sabiamente
que ninguna camarera que haya en toda 10 casa acerca de los elementos q ue hoy podemos rep utar
de mi madre. porque no tenets 10 boca amarga" . como precu rsor es del papel amado. Entre los que
Yo estoy seguro de que la doncella de esta hlsro- expo ne Gargantua en el cita do capitulo estan los
ria debra de tener una halitosis insufrible, 5610 que anlifaces de terciopelo, las paiioletas femeninas,
a su rendido gala n Ie parecia fragante al compa- los guantes de mujer per fumados de benjui, y tam-
rarla con Ia de las camareras, que debra de ser mu- bien toda suerte de sabanas, manteJes , co rtin as,
chas veces peer. colchas, cojines, servilletas, paauelos de ta pices.
Perc , sensible y jus ticiero co mo siempre fue, el
• •• buen Ga rgant ua habla entendid o q ue estos instru-
mentes solo estab an al alcance de los ricos, par
10 cual incluye en su enumeraci6 n otros que bien
as invest igaciones que me han side posible podi an proc urar se los pobretes para tan esencial
L realizar no me han perm itido establecer con fina lidad. Entre ellos so brcsalen las hojas de es-
104 105
pinaca, de co l y de mejorana. Y para ampliar al uando los vict ~ri oso s ejercitcs cr~stianos ba-
maximo el va lioso repertorio, cl gigante rabelesia- C Io eI maude unificado de los ca t6hcos monar-
cas pusieron sitio a l ultimo ba sti6n sa rracc no que
no recomicnda utensilios an imales como pichones,
gallinas, pollos y otras aves similares como valle- sub sistia en la Peninsu lar Isabel de Ca tilla hila un
sos elemen tos Iimpiacul ativos. voto solemne a la Virgen Santisima: no se mudaria
ninguna prenda de vcstir mientras no cayera G ra-
••• nada en poder de la cristiandad . £ 1asedio cmpcz6
a principios de 1490 y la ciudad capitulo el2 de enero
de 1492. EHo par sup uesto n o obs to para que Fer-
nando de A ragon diera curso norma l a sus ape te n-
recisam ente, y a prop6s ito de Rabe lais, hay
P en cl estu pendo libro de Willia m Manchester
sa bre Ia din asti a de los Krupp, un par de episo-
cia s ca m ales durante el sitio sin sa lir a pestado del
tal amo real. P ero si tenem os en cuenta que los mu-
sulmanesera un pueblo aseadoen extr eme , hemos
dio s que ha briau sido di gnos de la pluma del ge- de lJega r a Ia conclusion incontrovertible de que los
nial maestro frances . E n un o de ellos se narra 00- cristia nos habrian padido lamar a Granada en me-
rno un bar6n tu desco del siglo X V devor6 en un nos tiem po ahorrando vidas y tanta p6 lvo ra como
sola sentada trei nt a huevos acompaftados de un vomita ron sus falconete s y bombardas, con e1solo
qu cso descomunal y mu chas hoga zas de pan. Ter- ar bitrio de hacer flamear los lienzos in timas de la
mi nada la co milo na , fall eci6 . Cabe irnaginar las reina frente a los muros de la ciudad sitiada . P or
explosion cs nauseabundas de di versas cla ses que otra part e, afirma la historia que Boa bdil Iloro sin
segurame nte precedieron la muerte de est e glot6n consuelo pOI Ia perdida de Granada y qu e su ma-
legendario. Mas ad elante, dice textualmente Man- dre, furi osa .Io a postrof6 diciendole: " Ltora como
chester : " Se ha estimado que las gentes de buena muj er 10 que no pudiste defender como hombre" .
pos icion se pasaban la m ttad del ttempo de vigitia Todo ese cuento cs falso . Es cierto que Doabdil lJo-
masticando y ta otra defecando", Y en ot ro pa- ro. Perc no fue par la derro ta sino porque, al po-
saje Clien ta como en la ciud ad de Essen, el unico nerse de hinojos ante Isa bel par a en tregarle las lJa-
factor determinante de las pestes no era la costurn- vcs de la ciudad, sus indefensas nari ces quedaron
bre de arroj ar las heccs por las ventanas sino tam- a la alt ura de Ia real caja pelv ica y, en consecuen-
bien la putrefaccion de los jud ios que eran lapi- cia, el rey vencid o no pudo evitar que un torrcnte
da do s en las murallas de la urbe. de lagrirna s fl uyera a sus ojos .
••• •••
106 107
•
•••
•••
lOS
r
II I
cordar el diluvio un iversal, peor que cualquier ca- lictorias, las pre fecturas y, en general, tod as las
taclismo nucl ear ; la lluvia de fuego sobre Sodo- prebend as y granjerias con qu e la loba inmo rtal
rna y Go mo rra. s610 porque las diversiones de sus amaman ta ba a los egregios lobeznos del patricia.
habitantes no eran totalmente o rtodoxas; la co n- do romano . .
fusi6n babelica de lenguas que nos dej6 por he-
rencla Ia jartcra de aprender idiomas extranjeros;
las diez plagas de Egipto. Enton ces ocurri6 Que lege el gran dia y Ilego Cesa r derrochando
Abel era obsequioso y adul6n en sus ofrendas, en L bue n humor y alegria. Y no tard6 en llegar
ta nto que Cai n las presenta ba coo altivez y d igni- cl momento aciago . Sudoroso y tremulo, hizo su
dad . De ahi el notorio favoritismo de Yave por aparici6n el coci nero Valerio Do micio para anun-
el pastor . Y la colera de Cain por la injusticia, que ciar al sumo jerarca y a su cor te de turibuJarios
concl uy6 con el estacazo fratricida. Pobre Cai n. que todas las ostras, peces y demas mariscos ha-
Elevemos una plegaria po r su alma . bian llegado a Roma en estado de avanzada pu-
trefacci6n , par 10 cua l habia sido preciso enterrar-
••• los a tad a prisa , con el objeto de Que Ia pestilen-
cia no mo lesta ra las di vinas narices de Cayo Juli o
Cesar. Las oferentes queda ron vitrificados de es-
uenta Curcio Maximo Bruto en sus Cron icas tupo r. No asl el Dicta do r, quien ri6 de buena ga-
C Cesareas que en cierta ocasi6n un selecto gru-
po de alza fuelles romanos se unieron para ofre-
na y dijo que estaria encantado can un os cua ntos
datiles y algo de ensalada, recordando a sus ami-
cer a Julio Cesar. q ue ya habia Ilegado al pinacu- gos que en peores estrecheces gastronomicas se ha-
10 del poder, un esplendido banquete con la clara bia visto guerreando co ntra los galos y contra
fina lidad de Que el Dictador no los olvidara en el Pom peyc . Sin embargo, bien distinta fue la per-
reparto de las dadivas. EI festin estaba disenado cepcion que tu vo Valerio Domicio de las circuns-
a base de los mas suculentos frutos del mar trai- tancias. En sus contrahechas cntendede ras de lam-
dos desde las costas cercanas en veloces cuadri- bo n, las pa labras de J ulio Cesa r alusivas a los da-
gas, a fin de que lIegasen frescos al paladar del tiles y la ensalada sonaron como una pu nzant e
Supremo. Para tan solemne ocasio n. estos lagar- iro nia . Y fue asi como, no pudiend o soportar la
tos pre-cristianos contrataron los servicios del afa- supuesta ma lqueren cia del To do poderoso, se rc-
mado cocinero Valerio Domicio, quien les garan- tiro a la cocina . requiri6 el temible cuchillo de des-
tiz6 que despues de ese convite Iloverian sobre ellos tazar jabalies y se hizo en el vientre una larga y
las pre turas, las cuesturas, los pro consulados, las profu nda incision , digna de un samur ai avergo n-
11 2 113
zado . Cuando el turiferario en jefe entre a la co- Iacio eburneo de Maga rab a lomos de un manso
cina se tope ca n la repelente vision del me ndon- paq uidermo y rod eado de vistosa eseolta . Rajiv
go de Valerio Do micio csparcido por el piso. habia pro metido a Sir Alexander un homenaj e in-
comparable siempre que 10 visitara en su mansion .
Mucha s siglos mas tar de, otro celebre cocinero se
Y a fe que eumpli6 su promesa . Desde que el in-
dio muerte, tambien ca n un cuchillo de car nice-
gles se apeaba de su elefa nte hasta que aeababa
ria , a causa de un insuceso ident ico al de Valerio
de recorr er la distaneia que 10 separaba de la puer-
Domicio. £ 1pod croso Luis XIV esperaba ca n an-
ta del palacio, no pisaba tierra . EJ raj a habia cu-
siedad una s ostras qu e viajaban reventan do caba-
bierto pre viamente el suelo ca n eentenar es de sus
nos desde el Golfo de Vizcaya , para un Iast uoso
fleles cipayos, todos acosted os de cubito supine .
banquete y los moluscos llegaron a Paris podridos.
Era asi, en su tran site hacia las estancias del Ra-
i.Que no cs posible suicidarse po r lamboneria? jiv Magarab , el virrey iba posa ndo sus botas so-
Quien 10 d ude, que tenga preseotes estos dos ejem- bre rostros, pechos, vienrres y otras par tes de los
plos insignes. paeient es cipayos, qui enes, irnperterritos y hon -
radisimo s de qu e los tacones y espuelas del brita-
••• nico les a plastaran las narfces y les laceraran las
ca rnes, no hacian un solo movimiento hasta qu e
el raja daba la bienvenida a su amo en la puerta
vengamos aha ra, dando un salta de siglos, principal del palacio y les ha cia una sena para in-
Y a ticmpos modernos. En el supremo esplen-
da r de la era victoriana , fue designad o como vi-
dicarles qu e podian crgulrse y dispersa rse.
114 115
T
tegro y leal como ninguno. EI pobrc Ubaldino vi- para estr echar su mana. Le llego el turno a Ubal-
via de su sueldito como maestro de una escuela dino . Cuando el presidente 10 vio apro xirnarse a
rural de Zacatecas, y ha sta ese remoto andurrial la fila , en vez de tenderle la mano Ic hizo un gesto
llego el brazo magnanimo del Senor Presidente pa - amistoso pa lmeandole cordialmente la espalda .
ra rescatarlo de su triste destino y encumbrarlo Ubaldino sigui6 adelante, feliz por la deferencia
hasta las alturas olimpicas de los circulos en que que le habla mostrado su amigo e ignorante del
medraban sus mas propincuos lambiscones. Ubal- destine aciago que 10 aguardaba. Los au licos to -
dino fue Ilamado a la capital y recibido de inme- maron nota del saludo presidencial hacia Moro-
diatn por su compadre en cualquiera de las des- nes y sacaron sus propias conclusiones, segun las
lumbrantes estancias de Chapultepec. EI humilde cuales Ubaldino habia caido en desgra cia ca n el
maestro pueblerino temblaba y de Ia tartamudez Senor Presidente. puesto que en vez de dade la
paso a la afasia parcial. Don Porfirio Ie dio an i- mane, se la hab ia puesto desdchosament e en la es-
mas, Ie ordeno visitar cuanto antes a cierto afa- palda. Al dia siguiente, Morones no p udo ent rar
mado sastre por cuenta de Ia Presidencia y le ad - a su despacho. Estaba cerrado y [rente a la puer-
virti6 que , una vez que cstuvi era ataviado con de- ta habla un rudo centinela que le impi dic la en-
cencia, se posesionaria como sub-secretario de trada. Minutos despue s, unos gendarmes, mas as-
asuntos especia les y ocuparia una oficina muy cer- peros aim, 10 echaron a la callc a patadas. Trato
cana a la suya. Puso adema s en uno de sus bo lsi- de comunicarse con el presidente durante varios
1I0s una gruesa suma a manera de anticipo. Mo-
dias. Fue imposible. Trat6 de conseguir otras ocu-
rones q ulso besar las manos de su benefactor, pc-
paciones. De todas partes 10 de spedian can insul-
ro este se 10 impidio y 10 despi di6 cordialmente.
tos y amenazas. Quiso vender cacahuetes por las
A los pocos dias ya se habia poscsionado y los qui-
calles. Los po licies se los maceraban a bolillazos
tamotas y validos del pa lacio 10miraban con una
y 10conminaban a desaparecer. Y asi ocurri6. Na-
mezcla de respeto y envidia que crecio a medida
die volvio a saber de Ubaldino Morones en Mexi-
que pasaban los anos y Ubaldino se convertia en
co . Ni siquiera el Senor Presidente , cuyas ocup a-
uno de los mas intimas atlegados del Senor Pre-
ciones abrumadoras Ie impi dieron percibir la
siderite ,
ausencia de su discreto am igo. EI desdichado pro-
b6 fortuna en provincia. Pero la historia del de-
na noche hubo un solemne besamanos en Pa- safecto presidencial habia circulado por toda la
U lacio. Innumerables diplomaticos y senesca-
les de la alta burocracia desfilaron frente a Diaz
nac ion y en todas partes lc rcpudiaron como a los
leprosos de la antigiiedad.
116 117
asaron seis meses . Un bu en di a, el presidente grimas y 10 nombr6 Sccrerar io General. La mons-
P averigu6 por su a migo Mo ro nes. Medros os
y titubeantes , los turiferarios de Palacio Ie dieron
truosa inercia del poder, no comrolable ni aun por
los mismos cmnipotentes qu e 10ejcrcen y genera-
explicaciones contradicto rias sobre su desap a ri- da, obviamentc, por los aduloncs qu e los rodea n,
ci6n. EJ mandatario monte en colera y exigi6 que hab ia estado a punto de tritu rar sin remedio at des-
se 10 trajeran vivo 0 muerto cuanto antes, pero dichado Ubaldino, que no alcanz6 a morir en la
q ue incxorablemcntc requeria 1<1' cert id u mbre ab- manigua como cua lquier alimana montaraz, pe r-
solut a de su suer te. Todas las fu erzas de tierra , que hasta esos con tines lIeg6 la providencia infi-
mas lo s organismos de segur idad del Bstado se d ie- nita de su compadrc P orfirio. Morones sigu io tr a-
ro n a la ta rea incesante de busca r a Ubaldino Mo- bajando y envejeciendo placida mentc bajo la scm-
rones por toda la vasta geografia de la Republica bra bienhechor a del gene ral hasta aquel dia de
Mexicana . Pas6 un mes y ni u na so la hu ella dela- abril de 1911 en qu e el cicl6 n revolucionario de-
t61a posi ble existencia del infeliz bur6crata. El pre- rr ib6 al anciano mo nolitico y 10 impeli6 basta eI
side rite lanzc un ultimatum feroz: grav es sancio- ot ro lade del Ocean o . Uba ldino Morones sigui6
nes para los responsables del hallazgo de UbaJdi- a su jefe y pro tector al des tierro y vivi6 con iii en
no que fallara en su mision . P ero al fin el exito Paris hasta qu e Ie cerro los ojos . Po ca s semanas
corono la ansiosa bilsqueda. En 10 mas profund o mas tarde , mientras aJiment a ba una ba ndada de
y tenebroso de las selvas de Chia pas , un avezado palomas retozonas en Versa lles, la mu erte piado-
destacament o 10 cnco ntro . Estaba desnudo, y una sa 10 dej6 al li mismo, quieta como uno de tanto s
negra y hedi onda mat a de cabellos y barbas era pajar illos.
su unica vestidura . Se nutria de raic es y de la ca r-
ne de los simios que atrapa ba con agilidad asom- • ••
brosa y devoraba crudos sin darles antes una muer-
te pia dosa. No escuc h6 razo ncs . Fue preciso en-
cadena rlo, conducirJo aherrojado hasta la capita l na tard e, celebraba Benito Mu ssolini un con -
e Intcrnarlo en un nosocomio de orates has ta con-
vencer lo de que el Senor President c no 10 llama-
U scjo especial con sus altos mandos milita res.
El objeto de la reuni6n era dec idi r cuales serian
ba para colgarlo del gollete sino pa ra designa rlo los gases ma s Ictalcs y de ma s tcrr ibles efectos pa-
en un a cncu mbrada posici6n . Finalmente lo lava- ra fum igar desd e cl aire a los abi sinios, haciendo
ron , 10 rasuraron y peluquearon, 10 vistieron de asi mas expedita la campaha qu e ascgura ria para
gala y 10 llevaron ante el Primer Ma gistrado de Italia un puesto de honor en cl mapa de los impe-
la Naci6n quien , emoc ionado , 10 a braz6 ca n la- rios curopeos. Se habl6 de gase s asfix iantes, pa-
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ralizantes, quemantes; de gases novisimos que pro- vos de su malquerencia, a 10 que Ia nifia respo n-
ducian diarreas incontenibles que s610 paraban con die sin vacilar :
la muerte de la victima. Los mariscales relan y pro-
- iP orque mi abuelito dice que cs uua pesada !
digaban alabanzas a Mussolini par su genial idea
de exterminar a esos barbaros desde los aviones La institutriz, par supuesto , no guardo silencio.
can Ia maxima economia de vidas italianas . S6lo Al dia siguiente estab a comentando las palabras
uno de ellos permanecia acorazado en un silencio de la chiquilla ca n todo cl personal del Palacio .
pertinaz. Intri gado , el dictador se Ie acerc6 y Ie De alii , el cuen to salt6 a la calle y luego a todos
pregunt6 cual de todos los gases era e1 mas peli- los ambitos y rincones de la Peninsula. Pocos dias
groso y mortifero. EI interpe1ado no vaci16 en res- despucs. Ia celeberrima locutora conoclo, estupe-
ponder: facta , su destituci6n inapelable. Alga mas tarde,
- E I incienso, Duce. trabajaba para 1atelevision hondurefia , pucsto que
todas las puertas de su pat ria se Ie habian cerrado
Al dia siguiente estaba destituido . herrneticamente. Huelga decir q ue en to do el in-
fortunio de nuestra prima donna, nadie hubo mas
••• ino cent e que el Ca udillo de Espana , quien acaso
en alguna intima veIada familiar, pudo haber co-
volvamos ca n la inercia aterradora e incon - mentado en presencia de su nietecilla locuaz, que
Y tenible del poder, esta vez reflejada en un epi- la famosi sima presentadora Ie parecia una tia pe-
sada y lat osa , claro esta que sin querer causarle
sodio que tiene mucho mas de cornice que de dra-
matico. Una tarde como cualquiera otra, estaban con sus palab ras ni el minima perjuicio.
las niet ecitas del Generalisimo Francisco Franco
viendo television en un aposento del palacio del •••
Pardo. En un momento dad o aparcci6 en 1a pan-
ta lla, afable y encantadora como siempre, una de
las mas bellas y afamadas presentadaras de la te- ero los lambanes no quedan impunes. P uede
levision espanola. En cuanto la via , la menor de P que no reciban castigo alguno en esta vida,
las nifias dijo a su institutriz: perc 10 qu e sl es cierto es que el qu e les cae enci-
rna en la otra es de una crue ldad s610 comparable
- iA mi no me gusta esa senora !
a las repulsivas caracterfsticas de su pecado . De
La preceptora, inquieta por la aversion de Ia pe- clIo da fe cl divino Dante en el canto XVIII del
qu ena hacia Ia estrella, le pregunt6 por los moti - In fiern o, en el que aparecen los mas connotados
120 121
lam hon es navegando en caca para toda la eterni- TRANCO Vl
dad. Pero es mejor que sea el pro pic Alighicri
q uien nos desc riba con sus versos rnagistrales los
tormen tas de los adul adores en el reino de las pe-
nas eter nas: (Traducci6 n de Angel Crespo) .
(Saulo de Cuarzo
Eplstola a los tarraconenses]
122
a tendencia a nutrirse co n la carne de sus se-
L mejantes y a sabo rea rla co mo una vianda ex-
quisita y rica en toda guisa de vita minas , es tan
antigua qu e se remonr a hasta las raices legenda-
rias de la especie humana. Y tan valiosos so n los
don es q ue se Ie han llegad o a at ribuir , que hubo
pu eblos par a los cuales el cons umo voraz de 1a ca r-
De fre sea de sus enemigos ca ldos en co mbate era
la mejor manera de adquirir el coraj e y la intrepi-
dez de los adv ersar ios mu ertos.
125
danazo, a fin de que no siguiera procreando. EI do ca n abundancia de banisima s vine s, Atreo le
problema para el buen Cro nos era que 5U esposa revela que 10 que ha comida ca n tan int ense de-
Cibeles gozaba de una fecundidad incoruenible, leite son sus propios hijos, en tajadas y sazo na-
10 eual era una calamidad , puesto que a raiz de dos can hierbas de olor y especias incomparables.
hab er emasculado a su padre, habi a caido sobre Y para que no haya duda, Ie presenta las ca bezas,
el el negro presagio de qu e uno de sus hljos Ie da- los pies y otras presas indignas de la alta cocina
ria un golpe de estado similar al qu e el Ie habia helenica de los tiempos heroi cos.
dad o a Uran o. Pero Cro nos era recur sivo y no sc
amed rent6 par el fat al oraculo . H all6 una solu-
ci6n cxpedi ta y eficaz. A medida que sus vasra-
•• •
gos iban naciendo, agarraba a los riernos bebitos
entre sus ma nazas y se los engullia sin tomarse el
trabajo de media cocerlos. La pobr e Cibeles, ate- mposible pasar par alto el canto IX de la Odise-
rrada ante Ia ins61ita dicta de su ma rido, q ue pun- I sea, qu e nos narra como Ulises, aterrada e im-
tuaImente devoraba tres nenes por dia, logr6 oeu l- potente, clama a los dioses por auxilia, en ta nto
tar a unos poeos de ellos a Ia gula cani baIesca de que cl desalmado y colosaJciclope Polifemo se tra-
su padre. Uno de los sobrevivientes fue Zeus, ga , sin dejar ni los huesos, a dos de sus infelices
quicn crecio en buena salud y rob usrez, hered6 las compaii.eros en eada un a de sus tres cam idas dia-
tendencias golpistas de su padre y o portuname n- rias , hasta qu e el prudente Odi seo, cl de la imagi-
te 10 dcrr oc6 . naci6n inagotable, discurre un arbitrio salvado r.
Convenee al cruel Palifemo para que se beba unos
••• cua ntos can taros de vine a fin de que haga mejor
la digestion de sus amigos. EI cfclape encuentra
saludable la sugerencia y bebe hasta caer fulmi-
on tremendo patetismo nos cuenta Seneca en nado par una perra monumental. En media del
C una de sus tragedias como Atreo se venga de sueii.o regur gita parte del vino junto ca n peda zas
su hcrmano Tieste por haberle hurtado el vello n de los compaii.eros de Ulises. Y es esc cl mom ent a
de oro, stmbolo y garantia del poder real en M i~ que sagazmente aprovecha Odisec para clavar una
cenas. Atreo flnge una cord ial recaneiliaci6n, in- estaea en el unico ojo de Palifema y escapar can
vita a Tieste y le afrece un banq uete sucuIcnto cuyo los sobrevivientes de la cicl6pea comllona .
plato fucrt e es una bandeja de tiernas y sapidas
lonjas de carne . Luega que Ticste las ha dcgusta- •••
126 127
ificilmente hallaran nu estros snobs y frene- la causa del 6bito habia sido cualquier enferme-
D ticos caza dores de best sellers un libra mas
rico qu e aquel en qu e Marco Polo narro sus fan -
dad a pestilencia.
128 129
nlnos. dest inados per ese cruel destino a Ia men- sarnent e du ran te el ultimo mes a fin de ponerfos
dicid ad 0 al raterismo . Fue asi como el buen Swift regordetes y mantecosos para la buena mesa" . De
se dio a la meditacio n y al annlisis del problem a, pa so, cl ma estro recha za la opinion de qu ienes
y a hor a vcremos las sa bias conclusiones a que aconsejan el consume de carne de adolescentcs par
lIeg6 . creer que, dado el con tinuo ejercicio qu e practi-
can, puede resultar " correosa y magro", por 10
cu al no es renta ble cebarlos . En cuanto a las mu-
wift tu vo eI huen cuidad o de escribi r en un jeres, Swift considera absurdo y anticco nomico in-
S opusculo magi stral las solucio nes q ue discu- molarlas cua ndo estan aptas para la concepci6n.
rrio para asestar un go lpe certero y definitive a l Par todo ella, se muestra partidario cerrado de los
fla gelo de la mi ser ia irlandesa. £ 1 estud io se ini- nines .
cia co n unos calculcs dernografico s scgun los cua-
les. a la'sazon en Irland a nacia n anual menre den-
to veinte mil nines de padres pa uperrimos . A coo- ienen lucgo las co nside raciones ccon6m icas,
tinuacion el autor cita testimon ios Irrcfutables que V q ue son de un a 16g.ica maciza . Swift expone
califican la carne de un bebe saluda ble y bien nu - en cifras con cretas los beneficios mc nctarios que
trido de un ano de edad como un maujar incom - d erivaran los pobretes coo la venta de chiquillos
parabl e, en especial si el niho sc preparu esto fa- pa ra Ja ceba y posterior consumo, y co ncluye su
do , a1 homo, hervido , a Ia parrilla , CII fricase 0 disert acicn dcmostrando c6mo las mujeres de los
en guisado . Teni en do en cuen ta esta prc misa, el mcn est erosos, una vex fecundadas, recibiran de
maestro Swift pasa a proponer que de ese nume- ellos, ya no las patadas y bo fetones de costum-
ro , dieciseis mil hernbri tas y cuatro mil varonci- bre, sino u n trato suave y amable, como e1 que
tos sean reservados para la rep roduction, advir- mereccn sus yeguas , vacas y rnarranas, da da la
tiendc que esa cs una proporcion mayor que la q ue co nciencia que iran adquiriendo de qu e 10 que sus
se acost umbra en el caso de ovejas , vacunos y seno ras Bevan en e1 vientre es c1 p rincipio de una
chan chos. La idea es qu e, en cl futuro , cada uno va liosa ren ta
de'lo s machos sea el semcntal de cuetro hembras .
Los den mi l restantes seran vendidos, ai llegar al •• •
ano de ect ad, a las Iamilias pudicntes pa ra que los
sacrifiq uen y se los manduquen en sus nuts selec-
res Iesrines. Desde luego , el bo ndad oso Swift rc- n esta America nuestra abundan los testlmo-
comienda que las madres "Ios amamanten copio- E nics mas al ucinantes de canibalismo. Recien
130 131
fundada Buenos Aires, hu bo dentro del grupo de mentarios"; como cinco va lientes conq uistadores
espaiioles alli presentes una hambruna implaca- espanoles, perdidos en la rnanigua, y a p un ta de
ble. Desesperados, algunos mataron un caballo y pcrecer de hambre, se fu eron devorando unos a
10 devoraron . Ese era entonces, con toda Iogica otros , has ta que 5610 qucd6 uno vivo "por no ha-
juridica, un delito 5610 comparable al que seria hoy ber ouien 10 comiese" .
comerse un campero en la soledad de un desierto
inclemente. Por 10 tanto, los equincfagos fuero n •••
ahorcados sin formula de juicio . Los sobrevivien-
tes aguardaron la noche, descolgaron 105 flambres,
los despresaron y escasamente dejaron los hu esos. egun el cronista Fray Pedro Simon, era tan de-
Cucnta Cicza de Le6n qu e los indios Nores caut i- S senfrenado el gusto de los caribes pOT la car-
vaban rnujeres de tribus vencidas en las guer ras, ne de prcjimo , qu e, a un conociendo venenos mor -
se ama ncebaban can ellas, y cuando se aburrian, tiferos para inficionar sus flech as, siempre se abs-
las asaban y se las deglutian. EI mismo cronista tuvieron de hacerlo a fin de no estropear los sa-
habl a de la fina hospitalidad de los Muzos con sus bro sos manjare s que les departia n sus enemigos
visitantes , que llegab a n hasta el ext remo de que muertos 0 capturados en combate. Consistia el ri-
cuando no tenian prisioneros para la mesa de sus tual de los banquetes en sujetar a los pris ioneros
huespedes, ma taban a sus padres, madres, hijos en unas especies de cr uces de palo . Luego proce-
o mujeres, los cocinaban y se los servian a sus am i- dia n a embriagarse co n un os a bo minables breba-
gos en hcjas de platano . jes fermen tados . Una vez qu e estaban beo dos, da-
ba n com ienzo aLfest in, que consistia en pro veer-
••• se de unos cuc hillos de canabrava, piedra 0 h ueso
de pescado , e ir rebanando al ca utivo , de tal rna-
nera qu e pudiese asistir co n vida y ple na concien-
n sus relatos de viajes, Americo Vespucci pre- cia al proceso de ser d evorad o lentamente po r sus
E senta lindos casas de antropofagia , entre ellos enemigos, Los caribes eng ullia n estas tajadas cru-
el de una trib u brasilefia que, anticipandose dos das en presencia de la victim a y Ie arrojaban en
siglos al genial Swift, ponian nines en ceba y los la cara lo s regtieldos de su propia carne y la chi-
carn ian asados a la parrilla en las ocasiones mas cha con que la acompanaban , Cuando habia ab un-
sclcmncs. Par su parte, ca n la mayor seriedad, y da nte efusi6n de sa ngre, la bebian can avi dez y
citando nombres propios, narra Alvar Nunez Ca- cuando el plato fuerte finalmente moria , La desa-
beza de Vaca en sus apasionantes Naujragios y Co- ta ba n del madero y 10 tostab an para almacenarlo
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como reserva fu ture par si en un momento dado lar, min..i stro de la de fensa nacional, conspirando
escaseaban los enemigos . para derroear lo . Evoq uem os la escena gloriosa en
que el dictadur llama a todo su estado mayo r pa -
•• • ra una cena de gala: "y en ton ces se abrieron las
corttnas y en/r6 eJegregio general de division do n
R odrigo de Aguilar en bandeja de p lata puesto
ero no piense que fueron los ca ribes los due- cuan largo fue sabre una guamicion de co/iflores
P fio s de la patcnte en este a rte de empezar a
comerse a los adve rsa ries aim vivos y cr ude s. Los
y lauretes, mocerodo en especias, dorado al nor-
no, aderezado COl! el uniforme de cinco almendrus
br iosos a ra uca nos del SUT se vengaron en esa fo r- de oro de las ocasioncs sotemnes y las presil/as del
ma del conq uistador Pedro de Valdivia, qu e ta n valor sin ttm ttes en 10 mango del media braze, eo-
morta les estragos habia eausado entre sus filas. torce libras de medal/as ell el p echo y una rum ita
Relata el Inca Garcilaso de la Vega en sus Comen- de perejil en 10 boca. tisto para ser servtdo en ban-
turios Reales qu e, una vez capturado Valdivia, los quete de companeros por los destazadores oficia-
araueanos 10 ataron a una estace de espaldas a un les ante la petrificacion de horror de los inviludos
rnisioncro tam bien cautivo y de inmediato comen- que presenciam os sill respirar 10 ceremonla del des-
zaron a saear de ambos enemigos apetitosas 10 n- cuar tizam tento y el reparto, y cuando h ubo en ca-
jas de carne que asaba n en su presencia y las co- da p lato una racio n igual de ministro de 10 de/en -
mian . En el momento en que los glotones arauca- so can reI/en a de p inones y hierbas de 0101', el dio
nos llegaro n a la s vlsceras, los dos cspafioles la orden de empezar, buen provecho senores".
fallecieron , con 10 cual se dio por terminado el
convu e. iES acaso este pasaj e una de las dcsco munales
erupcion es irnagi natl vas del maestro colombiano?
•• • Si 10 CS, pero no tanto como muchos pudieran pen-
sar. Hace pe cos an os, al ser derrocad o el maravi-
Iloso general Idi Amin Dada en Uga nda , se des-
pongamos punto final a esta cr6 nica de gas- eubri6 y comprobo q ue el cc rpulento dictado r se
Y tronomia ca nibalesca llegandc a n uestr o habia merenda do a varias de sus co ncubinas al
tiempo. Rccordemos el Otono del Patriarca, la in- hom o . Y haec menos a no s, una vez defenestrado
co mparab le fa bula-poema de Garcia Marq uez, en el extr a vagan te emperador Hoka ssa en la Repu-
aquel pasaj e en que el dictador iruno rtal sorpren- blica Ce ntroafricana , los conj urados abr iero n los
de a su intima ami go , el genera l Rodrigo de Ag ui-
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enormes frigorificos de Palacio y alii, paralizados
de estupor, hallaron innumerables perniles, jamo-
TRANCO VII
nes, sobrebarrigas y visceras de nine s y ninas
aguardando tumo para pasar a la mesa de Su Ma-
[estad,
136
devotos hagi6grafos de hogano , cuya ju-
L OS
ventud tran scurri6 en la admirad6n irrest ric-
ta por los beroicos santos de la era paleocristlana,
nos hemos reb elado desdc un pr incipia contra los
decretos arbitrar ios mediante los cuales el Sumo
Pontif'ice y la Sagrada Congregacio n de Ja Fe pUI-
garon sin contem plac io nes esta noble legi6n de mar-
tires indomables y virge nes irreductibles, Basado en
pruebas y documentosque esran por encimade cual-
quier duda 0 suspicacia, el autor presenta en este
traneo sep timo los hechos po rtentosos de algunos
de estos hombres y mujeres so brc humanos, a fin de
que sean los lectores quienes ju zguen hasta que pun-
ta fue razonable y justiciera esta purga Que bien po-
drfan haber cnvidiado los mas desalmados matari-
res del nacionalsocialismo teut6n .
•••
139
ay. por ejemplc, en tre los santos purgados no, 10 fue de la mamadera de galla . Como bien es
H dos par quienes siento una predileccion amo- sabido, sus verdugos paganos 10 condenaron a ser
rosa por considera rlos como los gra ndes precur- asado a fuego leot a en una parrilla . Estupe fact os,
sores y apostoles del arte sublime de mamar ga- esto s barbaros sin ent raftas vcian c6mo Lor enzo,
lla . Uno de ellos fue San Mauro quien, igual que igual que Mauro, sonrcia impasibie micntras las
ta nto s j6venes y doncellas de la Ro ma pagana, ca- brasasle socarraban el dorsa . Pero su asombro llego
yo en garras de los perseguidores de la fe y fue a1 climax cuando el santo , sin dejar de reir , Ics cs-
atormentado basta la muer te por no renegar de pet6 1afrase incom parable: ••Senores: creo que ya
sus co nviccione s cristianas. Un desalm ado preto r estoy bien cocinado por la parte de atrtis. Les su-
conden6 a Mau ro a ser Iiado con cadcnas y ccha- giero vo/tearme af in de que el asado ouede parejo
do en un enorme caldero de agua Que her viria has- y uniforme", Pero ed emas. hay que reconocer qu e
ta que el intrepido santo qu edara como tubercula Lor enzo fue tam bien un notable precur sor del arte
en sancocho. Cuando ya el agua estaba a punto de preparar lomas, chatas , caderas, solomillos, 50-
de hervir , Mauro , Que no habia exhalado una que- brebarrigas y otras presas a la parrill a , en el cuallos
ja y que, per el comrarlo. rela con irritante sor- argentinas han Ilegado a la mas admirable maestria .
nat sugiri6 a sus verdugos Que el fuego debia de No olvidemos qu e los australes son agradecidos y
estar bajo en exceso puesto que el agua se hall aba que han mostrado su gratitud hacia el santo precur-
ape nas tibia. Sorprendidos, eI prcto r y sus sayo- sor del bife dechorizo, bau tizando a uno dc sus mas
nes metiero n los brazos hasta los codas en el cal- potentes equ ipo s de Iu tbol can el sonoro nombre
dera y al pun to se oy6 un coro destemplado de de •'San Lorenzo de Almagro" .
alaridos. Los infames quedaron horriblemcntc es- Pcro no son unicam ente los ar gentinos los deu -
caldados y mien tras , en medio de jurament os y dores del bu en Loren zo . Lo somos todos los ena-
blasfemias corrian en busca de ungiientos de ali- morados de las ca sas bellas, ya que a ese estupen-
vio, Ma uro lan zaba carcajadas de jubilo en tanto
do mite debemos un a de las mas dcslumbrantcs
q ue el alma se le iba saliendo ca n los primeros jo yas de la arquitectura en todos los tiempos: el
hervor es. mo nasterio de San Lo renzo del Escorial que el ce-
nu da Felipe II y su arquitecto Herrera conclbie-
••• ron y disenaron en forma de una gigantesca pa-
rr illa mirando al cie1o, como etem o homenaje al
santo asado a fuego lent a por los impios.
1 o tro fue un doble precursor. Me refiero a
E San Lorenzo. Par sup ucsto , en primer termi- •• •
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rente a lo s tormentos atroces q ue Ie infligie- plexi6n ni pa dres tan estupidamente crueles , in-
F ron sus verdugos paganos, Santa Barbara
mostro una recied umb re de Ia Que hubiera sido in-
cluy6 a Barbara en la purga, circunsta ncia que los
productores de brassieres no han sa bid o aprove-
capaz nuestro Mike Tyson. Segun la hisroria , San- char en beneficia de sus ventas . La iconografia pa-
ta Bar ba ra fue objeto d e varias golpizas prelimi- pular hab itu almente represcnta a Sa nta Barbara
nares prc pinadas POf herculeos decuriones rcma- mostran do sus do s lindo s pecho s cerccnado s en
nos , f'l agelada dur ant e hora s con latigos erizados una bandeja , como si fue ra a ser vir un manjar.
de aguda s espinas y punza da con espadas, picas Es una escena que bien podria servi r para un atrac-
y saeras. Lo s torm enta s era n orquestados pe r el tlvo camer cial de television aco mpa nado pa r un
inicuo procons ul Marciano y per el propio padre audio muy sugestivo cuyo meusaje fuera , en sin-
de Ba rba ra. cl salvajc Dioscor o , una bestia sin al- tesis, que esa no cs la forma en que nu cstras lin-
ma que asisti6 al rnartir io de su hija lanzando b ra- das mu jercitas deben andar par la calle sino , par
de
midas ju bilo an imal mientras esclavos y abyec- el contr ario, ca n sus bellas turgencias pect orales
tos Ie arrirnaban las cra teras de vine que cl bar- rnuy en su sitio y mo delad as pOT e1 insu perable
bara escanciaba sin saciarse. En un momento brassier marea tal 0 cual.
dado, Marciano y Dioscoro dispu sieron qu e la
martir Iuera despoj ada de sus vestlduras para ser •••
exhibida ante la soldadesca . Barbara era pectopu-
lenta, 10 cual hlzo germi nar en las mentes dep ra -
vadas de sus torturad ores la idea at roz de hacerle anta Eulalia Filotea fue un a doncella sicilia-
reba na r los senos y colocarlos en una ban deja. S na do tada de una belleza per turbad ora y que
Ma rciano die la abo minable orden . Dio scoro la a tcmprana edad hab la renegade del fetichismo
jale6 con gritas y aplauso s y los verdugos proce- pagano para a brazar la religi6 n verdad era. No tar-
dieron a cumplirla median te dos certeros taj os que d6 el desalmado pre fecto Q uinto Valerio Flaeo
arrebataron a la do ncella sus dos supremos encan- (que era gordisimo) en obligar a la do ncella a com-
to s. Finalm ente Dio scoro, que ya estaba en el ul- parecer ante el. No obstante su pudibunda vest i-
limo gra do de la beodez, declare que queria re- d ura talar, Eula lia Filotea lucia insidiosa mente
matar la sesi6n antes de irse a dormir la marimon- atractiva, por cua nto la firmeza y volume n de sus
da . Fue as! como asi6 a su hij a par el cabello con turgencias supe raban co n exito ab ru mador los
la mano izquierd a, tome ca n la dcr ccha un cuchi- cfectos negativos de la ru da estamenn con que cu-
Ilo y la degoll6 . Ob viam ente el Papa , convencido bria su cuerpo. Valerio Flaeo no sc and uvo ca n
de que no ha habido doncellas de tan recia co m- ro deos y de una vez requiri6 a la virgencita para
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q ue aposlatara de la fe y a con tinuaci6n pasara abraz6 e1 nuevo cred o e hizo votos de no entregar
a compartir su lecho , que no era doble sino tri- jamas sus encan tos a un pagano, Gobern aba en-
ple, dada la desmedida obesidad del pre fecto. La to nces el proc6 nsul Quintiliano quien, segiin un
doncella no titu beo . Vituper6 al pagano y Ie anun- bi6gr afo de Agueda , era "plebeyo, libidtnoso,
ci6 que ning tm sup licio la obligari a a aceptar nin- avaro e idotatra", Q uint iliano , por supuesto , Ie
gun a de sus inicuas peticiones. Enco lerizado, el ech6 el ojo a Agueda ca n el s6 rd ido fin de saciar
adi pose Flaeo orden6 a sus Ieglonarios que cruci- su eoneupisccncia pcro , como era de rigor . fue d u-
ficaran a Eulalia Filotea cn absoluta desn udez co n ram ente r echazad o , La pri mcra rcaeei6n del satl-
Ia doble finalidad de cscarnecerla sin cleme ncia y ro fue ha cer intern a r a Ia doncella en el mas in-
de qu e, si no la mat ab a el tormcnto la ma taran fecto lup an ar de la ciudad . Pero cual seria su in-
los vientos helad os Que so plaba n a la saz6 n. Los dignaci6n cua ndo , al ir a verificar los resultado s
crudelisimos solda dos ejec uta ron a l punta la or- de su in fam e mani obra , encont r6 qu e las veinti-
den del rcllizo Flaco y, no con tcntos can ella, tra- d6s meretrices, ataviad as con nmi cas pudorosas,
jeron od res de vine, libaron como bestias y se die- entonaban himnos piadosos alrededor de Aguc-
ron a d anzar borrachos en torno a la cruz en Que da . Enfurecido, el proc6nsul orden6 a sus esbi-
ago nizaba la doncella. Perc antes de recibir su al- rros Que atarao a la doncella a un pes te, Ie cerce-
ma pura, e1 Cielo, misericordioso , envi6 tees gra n- naran sus tiern os pechos y luego la echarao a una
des co pos d e nieve Que, con estr at egia magistr al, rnazmorra . Lo s sayones obedecieron, perc al dia
fo rmaron un tri an gulo de pudor so bre el cuerpo siguiente casi se desma yar on cuando, al en trar al
de 1a martir, bu rla ndo asl la lascivia de la solda- calabozo verifi car on el milagro : la do ncella lucia
dcsca . Siglos despues de su canonizaci6n, pero an - su zona pectora l mas tersa y lozana qu e nu nea .
tes q ue cl severo pontifice Paulo VI la exp ulsara C lego de ira , Qui ntiliano or denc Que se repiticra
del sa ntora l, Eu lalia Filotea , par obvias razones , la operaci6n y mayor fue su c61era cua ndo al otro
fue proclamada por unanimid ad como inspiradora dla los carceleros haUaron a Agueda mas saluda -
y pat rona del bikini, y luego , de la pudorosa tanga. ble y pechugona Que antes. Siguicron los cor tes
y las con secu ent es reposiciones basta que un te-
•• • cremoto con todos los grados de la escala Richter
mas unos cuantos de napa aplast6 eJ palacio de
Q uintiliano y ea n el al malvad o proc6nsul y a to -
a virgen Agueda , tambien siciliana, era oriun - dos sus slcarios. Agueda sobrevivio pcro poco des-
L da de Catania , divina como Eulalia Filotea, pues falleci6 a co nsecueneia de 10 que hoy l1am an
noble y acaudalad a . Siendo tarnbicn muy joven lo s medico s trau ma quir urgico . Dcbido a la mila-
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grosa reproducci6n de sus protuberancias pecto- bruto de dejarse conocer . Po cos dias mas ta rde,
rales. Santa Agueda die su nombre a una finca Eu logio insisti6 en sus razonamientos, perc reel-
feracisima de las cercanias de Manizales qu e lue- bi6 identico rechazo . Emonces, hizo sumergir a
go sc convirti6 en acro puerto. Julian a , desnud a, en una tinaj a de plomo derreti-
do , pero el plomo se convirti6 en el acto en agua
••• tibia y perfumada qu e Cue mu y uti! para la santa •
a quien ya lc hacia Ialta un buen bano, Enardeci-
do . Eulog io mand6 decapitar a Ju liana, 10 cual
a piadosa Juli ana Ie hizo una pequefia tram- si se la gro. Despues se arrepinti6 de su crimen , se
L pa a su marido Eulogio, prcfccto de Nicome-
dia . Despues de la ceremo nia matrimo nial, Ie no-
convirti6 y luego de su canonizacicn , rue entro-
nizado como santo patrouo de 1a terquedad y de
tifie6 que no 10 recibiria en el talarno mientras no los tercos. Hoy )0 invocan todos los que creen ca n
abandonara sus creencia s de idolatra para abra- obstinaci6n que las superpctencias van a destinar
zar la religi6n verdadera. Eulogio, con una pacien- los rondos del armamenrismo nuclear a pon er re-
cia ejemplar, le respo ndi6 que con mucho gusto medio a las miserias del Tercer Mundo.
dormiria en Ia alcoba vecina perc Ie pidi6 recapa-
citar sobre el hecho evidente de que, si renegaba •••
de Jupiter y sus ac6litos , perderia en el acto la
chanfaina y ambos pasarian a padecer los rigores
del desempleo . No obstante, Juliana se mostr6 in- un episod io mu y breve pa ra terminer. Mar-
flexible y finalmente Eulogio perdi61a paciencia. Y garita fue una doncella tan hermo sa y pia co-
H izo colgar a Juliana de los eabelJos sobre un po- mo las antedichas Y, par supuesto, rabiosarnente
zo Ileno de viboras, pero Ia santa no perdi61a son- casta. Naci6 en Antioqula e igual que sus colegas,
risa durante largas horas y sus cabellos mostra- rue notable y acaudalada. La histor ia de sus co-
ron una resistencia milagrosa. Indignado, Eulo- mienzos como martir fue ident ica a la de las otras
gio la zamp6 en un calabozo hediondo. Alii la virgenes, El lascivo proconsul Olibrlo. idolatra em-
visit6 un demonio disfrazado de angel con el ani- pcdernido como los demas , hizo compa rccer ante
mo de desviarla del camino recto. Pero fue en va- su presencia a Mar garita para plantearle las con-
no. Juliana 10 identific6, agarro un palo y Ie pro- sabidas exigcncias respecto a la apostasia, a ha-
pin6 una zurra mortal. Con las espaldas molidas, cer sacrificios a los falsos dioses y a inmolar su
el pob re diablo regres6 al ln fiern o, do nde su se- preciada don ccllez en el lccho del roman o. Vino
nor Bclccbu le dio otra golpiza por habe r sido tan la negativa inconmoviblc de la santa y la conse-
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cuente degollaci6n . Pero antes, cuando esperaba
el marti rio en su cclda , ocurr i6 un episod io q ue
TRANCO VIII
mal pod riam os omitir. Se Ie apareci6 el Maligno
en forma de un espantable dragon. Margarita lrat6
de exorcizarlo perc el efecto no alcanz6 a produ-
cirse y el mo nstruo la engu1l6 de una sola tarasca-
da. Sin em bargo, la doncella no perdi6 la fe. AI
pas ar por el esofago de la fiera, hizo la senal de
la cruz y esta vel el resultad o fue instantaneo , La
sa nta cay6 a l vientre del dr agon causando en eJ
instante el efecto de un choco late crudo . EI en-
viado de Sata nas explot6 como una bomba y Mar- ES U NA RIST RA DESARTlCULADA DE
garita qu ed6 ilesa en medio de los despojos del RELATOS DIVERSOS
monstruo. En la actualidad es la santa patrona de Y RIGU ROSAM ENTE VERD ADEROS A
la bandej a paisa , la fabada asturiana , las fr itan- T RAV ES DE L OS CUALES EL PACI ENTE
gas dominicalcs, la lecho na tolim ense y otros ali- LECTOR Y A C OMENZARA A A TlSBAR
mento s cuya ingestion req uiere cl anti doto inrne- EL FO NDO D E E STA CAZUELA QUE
diato de pankreo-flar, alka -seltzer, sal de fru tas L LAMAN T AM BIEN OLLA PODRIDA
y otro s eficaccs ant iacidos y eupepticos.
148
E 1pecado capi tal de la gula ha entra do por es-
tos tiempos en barrena . La marl a es qu e hom-
bres y mujeres deben luciecencefios y. como sl esto
fuera poco. los impertinentes descubrimientos cicn-
tlficos del colesterol, los lipidos, los trig liceridos,
la glicemia Yoleos insidiosos encmigos, antano fe~
lizmente desconocid os, han convertido al homb re
contempora neo en un espartano y hcroico arque-
tipo de fru galidad. iQue jartera ! Pero rcco rdemos
co n no stalgia que no siempre fue asf. Antes de que
la quimica y la medicin a se dieran por genu ine Ire-
ne st a la ted iosa tac na de esterilizar los place res de
la mesa .Ia humanidad paso siglos y siglos regod can-
dosesincortapisas con estesabroso pecado de la gu-
la, s610 avent aj adomuy levernente en exqu isitez por
la luj uria . Ademas de lo s Inclitos casos que ya vi-
mos en la breve resena de algunos cmperad ores ro-
manos, vcamos uno mas.
•••
151
ntes de abandonar el tema de la gula para m uy extrafia del siglo XVII que escribio un
A pasar a otros, imposible seguir adelante sin
evocar a Hrolf, conocido como El Camina nte. Fue
op uscu lc en el qu e afirma ba que Jehova , en su sa-
biduria , ha bia hecho a nuestro padre Adan her-
este barbara un mu y csforzado caudillo vikingo q ue mafrodita como una simp le medida de p recaucion
se estab lecio con sus hordas en cl norte de Francia a fin de que , en caso de que inesperadamcnte fal-
(hoy Normandia), dande poco a poco estas gentes tara Eva, Aden pudicra auto-fecundarse, evitan-
rudas , terr o r de tod a Europa, cornenzaron a civili- do asi el fin prematuro de la especie. EI fol leto
zar se. Hrolf, luego conocido en la historia como Ro - de la madre Magdalena fue quemado en la plaza
ll6n , era un gigantazo de mas de dos metros, bron- publica y su a uto ra con finada de por vida en su
co y mu sculoso , cuya dicta habitual consi stia en un convento, no sin antes raparle la ca beza en casti-
Icch6n asad o , 0 en su defecto, do s 0 trcs coc hini- go de su herejia .
llos mas jovenes, co n pan yvino en abundancia . El
hecho eierto esque debio su sobrcnombre de El Ca- •••
minante a que nu nca pudo mon tar a caballo ya que,
cada vez que 10 intenta ba , el coreel em itia un relin -
eho lastimero de do lar y se dobla ba can la espina obrc el tema del alm a humana a traves de los
do rsal quebrada en dos fragmentos. En vano sus fie- S siglo s ardientes polemicas. En 1726, hub o en
les vik ingos le trajcron los mas rccios y corpulen- Londres un a mujer que cada ocho dias daba a Iuz
res so llpcdos. En cuanto el buen H ro lf se les mo n- un conej illo. Ni aun bajo los apremios del tarmen-
taba a horcajadas , caian al suelo deslomados has- to quiso jamas co nfesar si el padre de las criatu -
ta que un lan zazo piad oso ponia fin a sus ras era un roedor 0 un hombre cabal. Los prime-
padecirnientos. Finalmente , Rollo n acepto con pa- ros gazapos fueron bautizado s como nines, perc
ciencia su irremediable dcstino de caminante. A par- la energ ica intervenci6n del Arzabipso de Canter-
tir de ese momento, increme nto mas a un las protei- bur y imp idi6 qu e se siguiera adela nto con esta
nas de su dicta engullendose dos eapo nes entcros an- practlca a berr ante de ba utizar conejos. La mujer
tes de entrarlc a su infalible lechon de cada dia. sigui6 pariendo sus gazapillos hasta Ia menopau-
sia . Y Ia controversia no ceso. puesto que hubo
*' • un gru po de teologos que sostuvieron con obst i-
na ci6n la tesis de qu e toda criatura naeida de mu-
jer tenia alma inmortal par mo nstru osa que fue-
sigamos ca n cste salpic6n de temas, Magda- ra . No se lIeg6 a ninguna conclusion . Pcro en apo-
Y lena de Burigncn fue una mo nja francesa yo de quienes Ies atribuian alma humana, se decia
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co n insistencia que estos animaJiLlos frcc uentaban //0" , qu e rcsult o infalible par a liqui dar enemigos.
las tabernas de Londres, en las q ue bebian vino Este vene no se obtenia colga ndo un cerdo de las
como hombres y al fina l poulan co nejo . pa ta s traseras y dandolc palos hasta matarlo , Los
esp umarajos q ue arrojaba el p uerco antes de mo-
••• rir eran macerados con azafran y ernb otellados .
Una sema n a ma s ta rde. el jara be estaba listo pa-
ra servirse a los enemigo s en los banqu ete, a rna-
ambien se ag it6 por esa epoca en Fra ncia un ncra de sal sa . No Ilego a faHar una sola vez.
T Inso liro debate en torno a u n nino Que na cio
con dos cabezas. La polernica tuvo Jugar entre •••
qulenes afirma ba n que la criarura tenia dos almas ,
una situada ell cada craneo, y los que refutaban
esta aseveraci6 n como heretica y sos tenlan q ue el tro terna qu e en di versas epoc as die Iuga r a
infante bicefa lo tenia uua sola alma que daba abas - O encendidas polem icas fue el de la resurrecci6n
to para las dos cabezas desplazandose co ntinua- final . Na die, por supuesto. Ia ponia en duda. Lo que
men te de un a a otra. Tarnpoco en este ca so sc lle- oc urr ia, par a cmbrollar el problema , era que a ve-
go a una conclusion def'initiva. ees se presenta ba n cases extr an os qu e eran los que
suscita ba n los debates . Uno muy divertidu que se
••• prescnt6 en Francia en el siglo XVII I fu e el siguien-
teo Un so lda do breton viajo al Canada. Perdido de
su contingente err 6 por los bo sques basta que, fa-
ien conocidos son los ext remes de perfeccion lleciendo de harnbre, y sin nada mas que comer. rna-
B a que lIeg6 el arte de elimi nar al pro jirno por t6 a un nativo iroq ues, 10 as6 y se 10 en gull 6. Perc
antes de morir, eI abcrigen le confes6 al frances que
la via del envenena miento en la cult a y brillante
Ita lia de los siglos XV y XV I. La celebre To fana, durante los tres me ses anteriores ha bia estado a li-
maestra insu pera ble en el disefio y preparaci6 n de rnenrandose de misionero s . Los punt as esencialcs
los mas rcfinados t6s igos , sirvi6 , co mo los tra fi- de la controversia fucrcn :
cantes de armas de hoy, a todas las demas ilustres
a) Si el iroques, lo s misionero s y el soIdado bre-
fam ilias iral ianas, a unque fue ran ri vales a muer-
t6 n resucitaria n po r separado .
teoLos Bor gias fueron sus c1ientes asiduos. Y pre-
cisamente para A leja ndro VI y su hijo a mado Ce- b) 0 si, por e1 cont ra rio, cl soldado bret6n rcsuci-
sar Borgia , invcnto Tofana la celebre " cantare- taria con su propia pcrsona lidad mas otra s varias:
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la del iroques y las de los misioneros devorados produjeron varias defunciones de corsarios por es-
por este ultimo. ta causa , a 10 cual es parcialment e atribuible e1 he-
cho de qu e la H eroica no hubiera caido defl niti -
•• • vamente en poder de los ingleses, holandeses 0
fra nceses.
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moriscos , cua n deseomunal fue el estupor de los feminismo norteamerica no, Elizabeth Leona Gun-
advenedizos espias euando pudi eron ver y eom- power, quien mas tarde dec1araria que en sus pa-
probar la fo rma en que los vientos de Occlora, ginas habia crcldo haccr el hallazgo de su vida .
a clcrtas horas del dia , feeun daban a las hembra s No conocic .105 manuscritos de Matamc riscos,
de la isla , int rod uciendoles por la natura un mis- porque a ellos s610 he tenido acceso yo. Perc el
terioso po len cuya natur aleza jamas fue eonoeida testimonio de Anto nio Piga fett a Ie bast6 . Hizo
y descifrad a par mortal alguno . Fue entonees maletas y se desplaz6 sin tardan za a Oco lora . In-
cuando los perplejos visitantes furti vos vicro n c6- vestig6 ca n colono s holandeses y barbaros nati -
rno las oco lorenses llegaban cerea de la playa , de-
vas. Nadi e Ie dio raz6n de los tales vientos. To-
jaban a un lado las aljabas, los areas y las flcchas
dos Ie aseguraro n qu e alii cra n los machos qui e-
de asaeta r varones, se desnudaban y abrian jubi-
nes empreiiaban a las rnujeres como en el resto del
losarnente las picrnas a manera de magicos ern-
mu ndo , y no poeos Ia creyero n orate. Pero ella
budo s q ue a bsorbian con avidez el viento genitor.
no se rindi6 . T orn6 una casita ni stica cerca de una
De las fuentes mas insospechab1es, el Italiano y e1
playa lejana y se entreg6 a la tarea de estudiar las
cspafiol habian averiguado que los asornbrosos
frecucncias, direcciones e intensidades de los vien-
vientos de Ocolora no s610 inseminaban a las mu-
jeres, sino qu e les producian unos orgasma s ine- tos. Sin ha ber Ieido a Maram orlscos, inruyo con
narrables qu e, ad emas, tenian para ellas Ia venia- cer teza q ue el sistema rcproductor de las antiguas
ja de no Tener que soportar el peso y la rudeza de ocolorenses debia de consistir en haccr de sus re-
machos toscos, rijosos, maloJientcs y acezantes. mas posteriore s un angu lo muy abicrro para reci-
De ahi el odio visceral Que profesaban a los hom- bir y asimilar los efluvios bienheehores. Asi 10 hi-
bres, a quienes nun ca perdonaron la vida cuando zo . Se empeloto dichosa y puso contra el viento
comct ian Ja 10CUTa de avcn tu rar se par su insula , su yerma zona genital. Los aires soplaron con fuer-
y de a hi tambien eI juramento q ue a todas exigla za inusirada. En los dias siguientes repiti6 cl ex-
su reina , y que rodas cumplian sin una sola saIve- pcrimento mientras sofiaba can deleite perverse
dad, de arrojar a los tiburo nes sus criaturas re- en Ia cxtincio n definitva de la abominable especie
cien parida s cuan do nacian con los rasgos nefan- viril. To do en vano. Asi pasaron mescs sin que las
dos del a borrccido sexo maseulin o. corrientes aerea s de Ocolora alterasen en 10 mini-
ma los puntuales cielos periodicos de Elizabeth
Leona Gunpow cr. La ardie nte fcminista regreso
asarcn los siglos. Un dia cayo el libro de Pi- a Java enfurccida, y edemas urgida de un medico
P gafetta en manos de la aguerrida dirigente del - entre dermato logo y o bstetra - qu e la at cndic-
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se cuanto a ntes, ya q ue las largas hor as que habia ero ya Que hablamos de P igafetta, aunq ue hu-
pasado esparrancada al so l Val aire en las playas
de Oeolora, Ie hab ra" dejad o en las regiones mas
P biera sido preci so hacer justicia al olvidado
Ordono Mat amoriscos, recordemos orros testim o-
int imas y vulnerables de su cuerpo unas escal- nios del gran cronista italiano. Viajando per cl Pa-
daduras q ue la obli ga ban a a ndar con el paso va- cifico. Pigafet ta vio, y Ma tamoriscos 10 corro bo-
cila ntc de los bu foncs qu e se gana n 13 vida sob re ra, unas aves monstruosas qu e merodeab an alre-
unos in finitos zancos de madera . Una vez cura - dedor de las ballen as en espcra de qu e bostezar an
da, miss Gu npowder. qu e hacia siempre gala de para la nzarse con celeridad impresion ante a tra-
una rozudez a toda prueba, se puso en contacto yes de sus fauces abiert as, lIegar muchos mas aden.
con los mas avezados historiadorcs javan eses, uno tro , arre batarles el coraz6n, vo lver a salir con la
de los cualcs Ie co ncedi6 una larga audiencia pa ra enorme y sangr an te viscera en el pica y devora rla
decirle co mo conclu sion qu e do n An tonio Piga- sin tardanza utilizando como a mp lia mesa de re-
fett a no era mas que un mara villoso embaucador fecrorio el lomo de los desdichados ceraceos ya
de gentes ca ndorosas como ella, y que deploraba occisos.
tener que inform arle {aun no existia la probeta
magica) Que el con curso de va rones - tan repul-
•••
sivo para la valerosa ca usa fcminista- segula sicn-
do inexcusable en el proceso de la mu ltiplicaci6n adie mej cr qu e Pigafeua pudo eva lua r la s
humana. Eliza beth Leona Gunpowder insu lt6 al N ventajas de la cristia ndad so bre la gentilidad .
historiador , maldijo la memoria de P igafetta, pr6ximos ya los bercos a do bla r cl Cabo de Bue-
regres6 a sus cuarteles de A rkansas, Y escribi6 pa- na Esperanza , murieran po r el escorbuto y ot ras
ra la revista .. Women forever" un articu lo exten- ca usas cinco cristia nos y orros ta ntos aborigenes
so encaminado a demostrar que el celeb re cranis- infieles, Logicament e, cl capitan general Elcano
ta italian o ha bia sid e un machista vituperable que dispu so qu e fuera n arrojad os al mar. La orden se
no habi a escrito para narrar la primera vuclta en ejecut6 en seguida , y el cronlsta , as! com o Mat a-
to rno al P laneta , sino para escarnecer de man e- morisco s Y otros restigos fid edignos pudicron vc-
ra grotesca a las mujeres y sus j ustas reivi nd ica- rificar c6mo, mient ra s los cristianos tlo ta ban co n
ciones . los ojos dirigidos al cic lo, los pa ganos hici eron 10
propi o, pero al reves, vale decir, con el rostro hun-
dido en el ag ua y las posaderas ha cia arriba.
* • •
•••
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pa ra dc spedirnos del gran Pigafetta, una ul- que cercenaban a los ho m bres lo s dedos de las ex-
Y tima y veraz historia. Hoy vivimos en cI m UD-
do del mas dcscnfrenado erotismo . Es lamen ta-
tr emidades inferiores. Habia OlTOS que los mala-
ba n sin dol or . Y otros , menos maleficos, que sim-
ble que quien es viven hogafio en funci6n de crear, plemente traian sabre las gen tes to rre nciales lIu-
disena r y vender mas ivamente toda suerte de est t- vias de pulgas y batracios.
m ulos de diversos 6 rdenes para estim ular y acelc-
rar las apctencias venereas no hayan side buenos •• •
lectores del cro nista italia nc, quien no s cuenta en
su libra acerca de cierta tribu javanesa cuyos va-
roues acudian tradicionalmente al notable arbitrio ayo res prodigies presento el no men os ve-
de colgarse del glande y el prepucio sonor as cas- M raz cronista Mateo Montal vo , qu ien en las
ca bclcs cop el fin de hacerlos sonar (rente a los comarcas de los indios saucedos , via arboles cu-
ventanucos de sus amadas. Las j6venes enloque- yas copas llegaban a los cielos y que en las nech es
cla n de pasi6n cuando escu chaban estos grates 50- de luna se tr asl adaban de un Jugar a otros sin el
Didos. y a tr aves de ocultas hendijas se sc lazaban menor esfuerzo y por virtud propia, hincando sus
viendo como sus amad os agitaban sus falo s con potentes rakes en su nuevo lugar de residencia .
alborozo, arrancando a los cascabelillos los tani - Cua ndo se instalaban en Jas al tas mon tafias, los
dos que cautivaban eI coraz6n de sus queridas. naturales los mira ban y expcrimentaban la clara
E lias . a su vez, cuan do se desposaban, exigian a sensaci6n de Que navegaran , par 10 cual el crc nis-
sus maridos que conservaran atados a la ment ula ta los llam 6 bergant ines de los bosques.
esto s instrum entos de musica inefable ha sta el ins-
tante en Que, por obvias razones, era preciso reti- • ••
ra rlos.
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ta lle en apariencia banal. Sueedi6 que la madre dad hacia Turbaco para salver el pellejo , se vol-
abadesa de las c1arisas acudi6 al o bispo Bena vi- vi6 a c rganizar otro asedio , Sin embargo, las mon-
des y Piedrola para solicitarle q ue sustrajera a sus jitas, previsivas , sc prcpa raron para resistir el si-
monjas de Ia tradicional tut ela de los Irancisca- tio como tantas veces 10 habian heeho y 10 segui-
nos, pe r eonsiderar qu e esta no se estaba ejercien- ria haciendo la ciudad contra corsar ios extranjercs
do con cl debido eelo paternal y apost6lico. EI pre- y pacificadorcs espanoles. Pero como su mama
lado analiza el caso y aeogi6 la peticion de las cla- y seraflca condlclon de servidor as del Senor les im-
rlsas. Pero al poco tiempo las mon jitas - m ujercs pedia cualquier contacto con las armas, las c1ari-
al fin y por ende veleidosas- acudieron de nue vo sas rccmplaza ron bornbardas, faJconetes y area-
al obispo para suplicarlc que las colocara de nue- buees por una artilleria en mucho s asp ectos mas
vo bajo la tutoria de los fra nciscanos, debido a temible. Durante los dias an teriores al asalro. al-
que el nu evo prior qu e aca baba de llegar sl les pa- macenaron cuidadosamentc en grandes ton clcs to-
recia un varon justo y providente. Pero ocurri6 dos sus desechos organicos. de suerte que cuando
que el mitrad o, ya molesto co n los vaivenes de las las hordas pro -franciscanas se lanza ron at ataque,
mc njitas, se nego a revocar su decisi6n. Y mayor fueron recibidas, y por supuesto repclid as, po r la
fue aim su indignaci6n cua ndo sc enter6 de que mas pestilente y nauseab unda catarata de agua s
las clartsas vira ban de nu evo y sc rcsistian a ser mayores y menores jamas imaginadas, Mas tarde
di rigidas por los fra nciseanos . Entonces se pren- las rindieron po r hambre y loglcamen te empcz 6
d i6 la guerra, en Ia que no hubo neutrales. Milito a escasear en forma dram atica la materia prima
en ella el gobernador, inter vino el inqui sidcr 10· de la novedosa artillcria. Les taponaron un tunc!
cal y basta se vic envuclta la lejana Audiencia de par cl que recibian las viandas y tuvieron al fin
Santa Fe. No hubo habitante de Cartagena que qu e abandona r Ja fortaleza. Pero mientr as pudi e-
no tamara partido ra bloso en la conticnda, que ro n mantener sus to neles bien abastccidos, fueron
del campo verbal paso a los tumultos y asonadas inexpugn ables .
callejeras. H asta qu e un dia los par tida rios de los
franciscanos decidieron asaltar y tomarsc por la
fuerza el co nvento de Santa Clara . EI primer in-
tento fracas6 porque el obispo, aterrado por el 53-
crilegio que las turbas iban a co meter contra la
clausura , las aguard6 en la pucrta co n el Santisi-
mo expuesto , 10 cual, dcsde luego, las dejo para-
lizadas. Perc hab iendo huido el prclado de la ciu-
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TRANCOIX
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cas indecibles con volar - si se acercaban d el espejo domestico cuyas aguas brillaban no le-
dem asiado- basta la cumb re de los acantilados jos de u n Eufrates y un Nilo que en cataratas de
que gua recen los ma s lejanos lito rates del Ma re papel par a tabaco baj aban lentamente de las cum-
Nostrum. bres de Ia chimenea.
adie pudo sust rae rse al enca nto de la mu fie- n media de la ba rahu nda, eI to rpe elefa nte de
N ca que a todo s prodig6 sus mimos, a pocos E madera tr ituro un acorazado de plastico que
crey6 amar y por n inguno d ej6 su caja de prodi- n unca conocio las naumaqu ias de la alberca. EI
gios. Un garrido capitan de plomo se qued6 fir- pilcto del avi6n de cuerda que jarnas vole, qui so
me, co n rigidez marcial y con los ojos de barniz decolar en pas de la mue eca y 5610 co nsigui6 es-
cau tivos en la m uneca da nzarina, basta qu e 10 de- tr ellarse aparatosarnentc contra la caj a musica l.
rr itiero n los soles de las doce, y a los pies de la EI sapo de ta feran qu e vivia bajo el gera nio y el
de sdeii osa 5610 quedo un charco viscose qu e au" maromero que hacla plru etas espeluznantcs en su
mir aba con dolientes ojos de esma ltc anaranjado. tra pecio dimi nuto , fueron lo s unicos q ue acom-
Habia un fa kir heche de pa no de b iHar con una pa fiaron al pilot o suicida en su velorio de chata-
cobra de caucho Que se erguia al sonido mo no - rra . A la vez, cl lobo farsante que nunca fue abue-
corde de la flauta . Bast6 Que el monicongo indos- la , so It6 de sus fauces gloton as a Caperuclta Ra-
tanico viera por una sola vez a la muneca para Que ja, embelesado por los donaires de la impasible
decapitar a a la vibo ra co n su in u til cimitarra de prim a-do nn a.
carton y se adosara a la caja espe rando, pese a las
amenazas, las miradas d e Ia am ada , mientras la
flauta ro daba tristemente por la escalera Que con- adie vio cua ndo el payaso ent re en la m u-
ducla a los salones ya las recamaras de los adul- N ched umbre mientras la mu neca giraba al
tos. E I Sa n Jose Que conducia piadosa mente hijo compes de un ritmico carrusel de dromedarios. Pe-
celestial, esposa vir gen y manso ju mento lejos de ro todos vieron cuando ella salt6 del pedestal pa -
Ia degollina, volvio los ojos can pecado hacia la ra posarse mu ellemente sa bre eI hombre del gr a-
muneca mientras Maria. decepclonada, buscaba cioso en trometido, y cuando sus lablos, sellad os
entre la maran a del pesebre refugio para su con- basta entonces par las so ledades de los desiertos
goja en la morada de Ana y Joaquin, el Nino Dies far aonicos, sc mctamor foscar on en una inme nsa
se con solaba jugando ca n gubias, escoplos y mar- sonrisa fluvial en la que naufragaron todas las tris-
tillos, y el pollino sc po nla a abrevar en el lago tezas del pas ado . Ento nees, el charco pegajoso re-
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cobro la forma del soldado Ianfarron: el fakir se Que 10asalta ban en las altas nocturna ncias, le en-
levanto , baj o a brincos por su flauta , la entono catamb raban la osamenta y se le metian sin per-
con maestria y devolvio la vida a la pobre serpiente miso hasta los mas ocu ltos meandros del alma de-
descabezada ; Jose reuni6 a su familia santa alre- solada.
dedor del asn o: el elefante, arrepentido, pego los
tro zos del acorazado terrestre, y tan perfect a Ie
qued6 la reconstrucci6n, que un gallardo almirante ngustiado, visit6 a] mas sabio de todos los
rubio se asom6 al puente de mand o para fumar
su cachimba curada por los vientos de los siete ma-
A aruspices y lc dcscribic puntualmcnte sus
congojas bajo cero. EI a ugur sentencio sin tit u-
res, izo ]3 band era de combate y se Ianzo a tod a bear: si la amada no llegaba hasta el, singland o
maquina en procura de playas pro picias para de- a toda prisa por las aguas impropicias de la ausen-
sembarca r en elias a sus rudos infantes de mari- cia, el hombre se iria congelando hasta quedar con-
na; resuclio eI avladcr impetuoso, contrito por sus vertido en un extravagan te monigote de hielo an-
arrebatos mortiferos de kamikaze; todos queda- tartico. Y asi ocurrio . Una manana plumbca y gris,
ron vivos y todos quedaron perplejos al ver que el hombre asisti6 a la rca lizacion de la temida me-
la munec a, dulcernent e reclinada sobre el pecho tamorfosis. Ya era todo de hielc de la pie! hasta
del payaso, parecia cubrirlo con sus parpados. Lo las visceras . Salle a la calle en procura de un sol
que nadie entendi6 fue que la muheca era rnuy feliz misericordioso qu e 10 derritiera sin dolor. Pero el
porque solo sus otdo s podlan percibir la rnusica sol eludio la ejecuci6n de esa eutanasia inverosi-
maravillosa que salia de aqueHas entrafias de vi- mil, recata ndose tras una densa mura lla de nubes.
ruta. Y 10 q ue menos entendieron fue como, si- EI ho mbre se refugi6 en una taberna . Y los pa-
multaneamente, una zapatilla leve y un zapat6n rroquianos huyeron aterrados cuando empezar on
de desfile circense, acallaron con el mismo pun- a vcr c6mo el espanta ble iceberg antro po mo rfo
tapie la caja de melodlas qu e habia side pedestal cercenaba a mar tillazos fra gmentos de su pro pio
de la mun eca , porqu e les desacordaba Ia ca nta ta cuerpo para beberse largos tragos de soledad y Ie-
que habian concertado un tiern o corazon de ase- jania so bre las roca s.
rr ln y un sonoro corazon de piedra transparente.
•••
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imp reso Y encuademacloen
tercer mu ed o eduores
bogolA • colombia
noviem bre de 191\9