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Visitas de Guaman Poma

El documento describe las 10 calles de un pueblo inca donde vivían personas de diferentes edades y capacidades, cada una con un rol específico en la sociedad. Los más jóvenes aprendían oficios y servían a los demás, mientras que los ancianos enseñaban y cuidaban a la comunidad. Todos recibían tierras y apoyo para que nadie careciera de lo necesario.
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Visitas de Guaman Poma

El documento describe las 10 calles de un pueblo inca donde vivían personas de diferentes edades y capacidades, cada una con un rol específico en la sociedad. Los más jóvenes aprendían oficios y servían a los demás, mientras que los ancianos enseñaban y cuidaban a la comunidad. Todos recibían tierras y apoyo para que nadie careciera de lo necesario.
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Nueva Crónica y Buen Gobierno

(Fragmentos)

PRIMERA VISITA
Esta primera calle se llamaba auca camayoc, que quiere decir “hombres valientes”. Eran hombres que tenían entre
veinticinco y cincuenta años y que el Inca enviaba a la guerra; los auca camayoc también poblaban las provincias; para
ello, el Inca les daba tierras, pastos y sementeras. Esto lo hacía para tener su reino seguro y bien cuidado.
SEGUNDA VISITA
En esta calle segunda llamada puric macho (que significa “viejo que camina”) encontramos a viejos de sesenta años.
Ellos servían en las chacras; traían leña y paja y limpiaban las casas del Inca o de algún señor principal. También servían
de camareros, despenseros, porteros y quipo camayoc (contadores).
TERCERA VISITA
En esta calle está el llamado rocío macho (que significa “viejo sordo”). Eran personas de ochenta, cien y hasta ciento
cincuenta años. Estos dichos rocío machos eran tan viejos, que sólo podían comer y dormir; los que podían, fabricaban
sogas y frazadas; otros cuidaban las casas de los pobres y criaban conejos y patos.
Estos viejos eran muy temidos, respetados y obedecidos por todos. Podían azotar a los niños y niñas que se portaban
mal; a todos daban buenos consejos y doctrinas. Predicaban con el ejemplo.
Los que podían cuidaban a las doncellas, a las vírgenes y a las señoras principales.
CUARTA VISITA
En esta cuarta calle estaban los enfermos, lisiados, cojos mancos, tullidos y mudos. Los que podían, trabajaban ayudando
a los demás. Por ejemplo, los que tenían ojo servían para mirar, los que tenían pies andaban, los que tenían manos tejían
y servían de despenseros y quipu camayoc (contadores).
Cada uno se casaba con su igual para multiplicarse casaban al ciego con otra ciega, al cojo con otra coja, a mudo con
otra muda, al enano con la enana, al corcovado con la corcovada, al nariz hendido con otra de nariz hendida, para el
multiplico del mundo.
Estas personas tenían sus sementeras, casas y heredades. Así no había necesidad de asilo, de hospital ni de limosna
con esta orden santa.
QUINTA VISITA
En esta quinta calle estaban los sayapayac (mandaderos). Eran indios entre los dieciocho y los veinte años. Hacía de
correo: llevaban mensajes de un pueblo a otro. Los sayapayac no probaban sal, ají, miel ni vinagre. Ni comían dulces,
carne ni nada que tuviera grasa. Tampoco bebían chicha. Como gran regalo, les invitaban un poco de mote (maíz cocido).
Y para vestir, les bastaba una camiseta y manta gruesa. Y si eran hijos de personas nobles y principales, eran tratados
con mayor exigencia.
SEXTA VISITA
En esta calle sexta estaban los muchachos de doce años dieciocho años, a quienes llamaban mactacona. Ellos ayudaban
a guardar el ganado y las sementeras, cazaba aves y servían a los caciques principales. Eran educados en la humildad
y en la obediencia y se les enseñaba servir en todo este reino.
SÉPTIMA VISITA
En esta séptima calle estaban los llamados tocllacoc uamracuna (que significa “muchachos cazadores”). Tenían entre
nueve y doce años. Se dedicaban a cazar pajaritos, utilizando lazos y ligas. Con la carne hacían charqui. Y con las
plumas hacían finos tejidos y otras galanterías para el Inca y los señores principales.
OCTAVA VISITA
En esta calle se encontraban los niños que tenían entre cinco y nueve años. Se les llamaba pucllacoc uamracona (niños
juguetones). Éstos servían a sus padres en lo que podían. Algunos se ganaban muchos azotes y coscorrones. Estos
niños hacían jugar a sus hermanos más pequeños, los mecían en la cuna y los vigilaban.
NOVENA VISITA
En esta novena calle estaban los llamados Hulla llocac uamracona, que significa “niños de teta”: a esta calle pertenecían
desde que comenzaban a gatear hasta que cumplían cinco años. No servían para nada; al contrario, los demás les
debían servir y cuidar para que no se cayeran, ni se quemaran, ni les pasara nada malo.
DÉCIMA VISITA
En esta calle décima estaban los llamados uaua quirapicac, es decir, “niños de teta recién paridos que están en la cuna”.
A estos niños debía cuidarlos su madre y no otra persona; sólo su madre debía darles la leche.
En esta dicha calle de niños de cuna se acaba la visita general de los indios adonde es buena ley y obra de misericordia
y buena visita general.

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