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La Eucaristía: Presencia y Comunión

La eucaristía es el sacramento central del catolicismo que conmemora el sacrificio de Jesucristo a través de la consagración del pan y el vino, los cuales se convierten realmente en el cuerpo y la sangre de Cristo. Durante la misa, el sacerdote pronuncia las palabras de la consagración dichas originalmente por Jesús durante la Última Cena para invocar al Espíritu Santo y efectuar esta transformación, permitiendo así la presencia real de Cristo en los elementos consagrados para que los fieles lo reciban como alimento esp

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La Eucaristía: Presencia y Comunión

La eucaristía es el sacramento central del catolicismo que conmemora el sacrificio de Jesucristo a través de la consagración del pan y el vino, los cuales se convierten realmente en el cuerpo y la sangre de Cristo. Durante la misa, el sacerdote pronuncia las palabras de la consagración dichas originalmente por Jesús durante la Última Cena para invocar al Espíritu Santo y efectuar esta transformación, permitiendo así la presencia real de Cristo en los elementos consagrados para que los fieles lo reciban como alimento esp

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La palabra eucaristía significa ‘acción de gracias’.

Es el sacramento que consiste en la comunión de


los fieles con Jesucristo al tomar su cuerpo y su sangre, representados en el pan y el vino
consagrados para este efecto.

La eucaristía es el sacramento por excelencia de nosotros los católicos, ya que resume toda la fe
cristiana. La eucaristía es el signo visible de la presencia de Jesús en medio de la comunidad de
creyentes. El pan y el vino consagrados recuerdan el sacrificio de Cristo y se consideran su cuerpo
y su sangre. De este modo, son verdadera presencia de Jesús, alimento material y espiritual para
nosotros los fieles.
La Eucaristía es la consagración del pan en el Cuerpo de Cristo y del vino en su Sangre que
renueva mística y sacramentalmente el sacrificio de Jesucristo en la Cruz. La Eucaristía es Jesús
real y personalmente presente en el pan y el vino que el sacerdote consagra. Por la fe creemos
que la presencia de Jesús en el pan y el vino no es sólo simbólica sino real; esto se llama el misterio
de la transubstanciación ya que lo que cambia es la sustancia del pan y del vino; los accidentes -
forma, color, sabor, etc.- permanecen iguales.

La institución de la Eucaristía, tuvo lugar durante la última cena pascual que celebró con sus
discípulos; los cuatro evangelios coinciden en lo esencial, en todos ellos la consagración del pan
precede a la del cáliz. Mateo 26, 17-30; Marcos 14:12-25; Juan 13, 1-15; Lucas 22, 7-20. Otras
referencias son: Juan 6, 30-35; Juan 6, 48-58; Primera Carta a los Corintios 10, 16 y 11, 23-29.

Los signos esenciales del sacramento eucarístico son pan de trigo y vino de vid, sobre los cuales
es invocada la bendición del Espíritu Santo y el presbítero pronuncia las palabras de la consagración
dichas por Jesús en la última Cena.

El signo visible de la eucaristía es el pan y el vino, mezclado con un poco de agua. El pan representa
el fruto del trabajo cotidiano. El vino representa la plenitud de la vida y lo divino. Una vez
consagrados, pan y vino son cuerpo y sangre de Cristo. El agua representa a la humanidad, lo que
implica que los fieles están presentes en la ofrenda.

En la parte central de la Eucaristía hay dos momentos en que las palabras que pronuncia el sacerdote
en nombre de Jesús realizan el milagro de la Eucaristía: Jesús presente entre nosotros.

Ésta presencia de Jesús se hace posible cuando el sacerdote, con una oración, llama al Espíritu Santo
para que, por su acción, transforme el pan y el vino en el Cuerpo y la Sangre de Jesús. Después de
que cantamos el “Santo”, las palabras que dice el sacerdote son:

“Santo eres en verdad, Señor, fuente de toda santidad… Por eso te pedimos que santifiques estos dones
con la efusión de tu Espíritu, de manera que sean para nosotros Cuerpo y Sangre de Jesucristo, nuestro
Señor”.

El sacerdote, para decir esta oración, hace un gesto y pone sus manos sobre el pan y el vino así… y
luego traza una cruz. Las manos del sacerdote están hacia abajo, porque Dios baja sobre los dones
del pan y el vino. Las manos del sacerdote ayudan a que suceda esto; el sacerdote es una persona
que está consagrada a Dios.

A este momento de la Eucaristía se le llama “epíclesis” que quiere decir “invocación”, que es lo mismo
que “llamar”.
¿Se fijaron qué le pide el sacerdote a Dios?
¿Para qué?

No son solamente palabras, la presencia del Espíritu Santo hace realmente presente a Jesús en el
pan y el vino después de que el sacerdote repite las mismas palabras de Jesús en la Última Cena con
sus apóstoles.
Jesús esa noche celebraba con ellos la fiesta de la pascua judía; fue un día antes de entregar su vida
muriendo en la cruz para salvarnos. Pero Jesús quiso que fuera una cena especial donde les pidió
hacer aquellos mismos gestos y palabras en su memoria.
Por eso el sacerdote ora diciendo:

“El cual, cuando iba a ser entregado a su Pasión, voluntariamente aceptada, tomó pan, dándote gracias,
lo partió y lo dio a sus discípulos diciendo:
Tomad y comed todos de él, porque esto es mi cuerpo, que será entregado por vosotros.

Del mismo modo, acabada la cena, tomó el cáliz, y dándote gracias de nuevo, lo pasó a sus discípulos
diciendo:
Tomad y bebed todos de él, porque éste es el cáliz de mi sangre, Sangre de la alianza nueva y eterna,
que será derramada por vosotros y por todos los hombres para el perdón de los pecados”.
¿Qué hiso Jesús?
¿Qué dijo cuando tomó el pan? ¿Dijo que eso era parecido a su cuerpo?
¿Qué dijo cuando tomó el cáliz?
¿Cuándo derramo su sangre Jesús? ¿Para qué lo hizo?
“Hagan esto en memoria mía”
¿Se habían dado cuenta de este momento tan importante en la misa?
¿Recuerdan cuál es la postura que tomamos en este momento?
¿Por qué creen que nos ponemos de rodillas?

La eucaristía consiste en el memorial de la vida, pasión, muerte y resurrección de Jesús, por


medio del ofrecimiento (consagración) del pan y el vino a Dios. También recibe el nombre de
comunión. Asimismo, la ceremonia en que se recibe el pan y el vino por primera vez se llama
Primera Comunión. El ministro de la eucaristía es el sacerdote. El sacramento va dirigido a toda
la comunidad de fieles. Los bautizados y preparados pueden consumir el pan.

Necesariamente el encuentro con Cristo Eucaristía es una experiencia personal e íntima, y que
supone el encuentro pleno de dos que se aman. Resulta lógico pensar que quien recibe esta Gracia,
está en mayor capacidad de amar y de servir al hermano y que además alimentado con el Pan de Vida
debe estar más fortalecido para enfrentar las pruebas, para encarar el sufrimiento, para contagiar su
fe y su esperanza. En fin, para llevar a feliz término la misión, la vocación, que el Señor le otorgue.

Si apreciáramos de veras la Presencia real de Cristo en el sagrario, nunca lo encontraríamos


solo, únicamente acompañado de la lámpara Eucarística encendida, el Señor hoy nos dice a todos
y a cada uno, lo mismo que les dijo a los Apóstoles "Con ansias he deseado comer esta Pascua con
vosotros " Lc.22,15. El Señor nos espera con ansias para dársenos como alimento; ¿somos
conscientes de ello, de que el Señor nos espera en el Sagrario, con la mesa celestial servida? Y
nosotros ¿Por qué lo dejamos esperando? O es que acaso, ¿Cuándo viene alguien de visita a
nuestra casa, lo dejamos sólo en la sala y nos vamos a ocupar de nuestras cosas?

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