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Lectures Científiques - Por Que Las Cosas Salen Mal - DR Laurence J Peter

Este documento describe tres leyes o principios: la Ley de Murphy, la Ley de Parkinson y el Principio de Peter. La Ley de Murphy surgió de la observación de Edward Murphy de que si hay alguna manera de que algo salga mal, lo hará. La Ley de Parkinson establece que el trabajo se expande para llenar el tiempo disponible y fue descubierta por C. Northcote Parkinson. El Principio de Peter establece que las personas tienden a ascender en su trabajo hasta alcanzar su nivel de incompetencia. Las tres leyes se basan en observaciones cuidadosas de eventos

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Este documento describe tres leyes o principios: la Ley de Murphy, la Ley de Parkinson y el Principio de Peter. La Ley de Murphy surgió de la observación de Edward Murphy de que si hay alguna manera de que algo salga mal, lo hará. La Ley de Parkinson establece que el trabajo se expande para llenar el tiempo disponible y fue descubierta por C. Northcote Parkinson. El Principio de Peter establece que las personas tienden a ascender en su trabajo hasta alcanzar su nivel de incompetencia. Las tres leyes se basan en observaciones cuidadosas de eventos

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Por qué las cosas salen mal Dr. Laurence J.

Peter
Por qué las cosas salen mal Dr. Laurence J. Peter

Dichas leyes intentan ayudamos a hacer frente a la perplejidad de la sociedad


humana y a la perversidad de la Naturaleza. La segunda clase de leyes son los
preceptos legales instituidos por la autoridad, para poner limitaciones razonables al
comportamiento de la gente en una comunidad o país.

1. Leyes trascendentales
Desde 1970 hasta el presente ha sido publicada una gran profusión de leyes, en un
intento de ayudarnos a reír o a afrontar las debilidades, desatinos, retrasos,
torpezas y la confusión general de la sociedad contemporánea. Aunque muchas de
esas leyes están basadas en cuidadosas observaciones y expresadas con ingenio,
las más conocidas fueron desarrolladas antes de 1970: Ley de Murphy, Ley de
Parkinson y Principio de Peter.
Todo empezó en 1949, cuando el capitán de las Fuerzas Aéreas Edward A. Murphy,
Jr., ingeniero de desarrollo en el laboratorio de las Fuerzas aéreas de Wright Field,
diseñó un equipo que debía ser llevado por un piloto de pruebas para medir la
aceleración que podía soportar el cuerpo humano. El mecanismo transcriptor estaba
equipado con dieciséis sensores para medir la tensión. He aquí la descripción que
hace el propio Murphy de lo que ocurrió:
«Creí que había tenido éxito y envié mi mecanismo transcriptor a la base de
las Fuerzas Aéreas de Edwards en Muroc, donde las Fuerzas Aéreas estaban
realizando una investigación experimental sobre choques. Instalaron mi
mecanismo en un cohete-trineo conducido por John Paul Stapp, entonces
comandante y que más tarde pasó a ser conocido como «el hombre más
rápido de la Tierra», por haber conducido un cohete-trineo que iba a más de
novecientos sesenta kilómetros por hora. »
»La siguiente cosa que llegó a mis oídos fue que la prueba había fallado, y se
le echó la culpa a mi equipo. Dado que era un fracaso muy caro, consideré
que era de gran interés para mí examinar personalmente los resultados en
Edwards con la esperanza de reivindicar mi nombre y el del mecanismo.»
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Murphy continuaba diciendo que creía que el problema consistía en el modo en que
el calibrador de tensión había sido instalado, haciendo que el transcriptor funcionara
mal.
«Sólo hay dos maneras de instalar un calibrador de tensión —dijo—:
la correcta y a noventa grados de la correcta.»

La investigación de Murphy descubrió que el calibrador estaba instalado, tal como


sospechaba, del modo incorrecto. Esto le llevó a hacer la observación de que si hay
algún modo de que el técnico haga las cosas mal, las hará.
George E. Nichols, un gerente de proyectos de Northrop que había estado presente
cuando Murphy profirió estas palabras creó la denominación de Ley de Murphy. Las
referencias a la Ley de Murphy en publicaciones técnicas popularizaron el concepto
y ayudaron a perpetuarlo a través del mundo de habla inglesa. Hoy, la Ley de
Murphy se aplica virtualmente a todos los campos del esfuerzo humano donde
exista una preocupación por la seguridad.
Probablemente porque Edward Murphy no escribió esta ley, sino que sólo la inspiró
con su observación, ésta ha adoptado variedad de redacciones a lo largo de los
años. La versión más conocida es:

Ley de Murphy. Cualquier cosa que pueda ir mal, irá mal.


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Hoy Murphy trabajó como ingeniero de seguridad para la «Hughes Helicopter, Inc.»,
y parece divertidamente extendido por todos los libros y calendarios que han
explotado su idea sin darle a ganar ni un céntimo.
En una conversación reciente, Ed Murphy me explicó que hablaba completamente
en serio cuando hizo su afirmación. Él la consideraba como una advertencia para
que los diseñadores de máquinas e ingenieros planeen mentalmente los equipos
pensando en la seguridad, de modo que sea difícil, si no imposible, hacer funcionar
el equipo de un modo equivocado. Afirmó también con énfasis que lo que el
realmente realmente dijo al resumir el acontecimiento aquel día, y lo que él
considera como Ley de Murphy era: «Si hay dos o más maneras de hacer algo y
una de ésas puede acabar en una catástrofe, alguien lo hará de esa manera.»
Incluso la Ley de Murphy fue una víctima de la Ley de Murphy. El 19 de
noviembre de 1955, el profesor C. Northcote Parkinson publicó un artículo en The
Economist, de Londres, sobre la ley que había descubierto mientras
investigaba en el Almirantazgo británico y en la Oficina Colonial.
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Ley de Parkinson: «El trabajo se expansiona hasta llenar el tiempo


disponible para su realización. »

La verdad básica de esta ley fue reconocida en seguida. En 1957, cuando fue
publicado el primer libro sobre el tema, la Ley de Parkinson llegó a un público más
amplio. Sus implicaciones internacionales para todas las burocracias fueron
aceptadas en general sin reservas.
Al describir su descubrimiento, Parkinson explicó que era profesor de Historia en la
Universidad de Malasia en los tiempos en que dicha colonia británica estaba
preparándose para convertirse en un país independiente. Esto significaba que tenía
que contar con una nueva red de radio, una nueva Universidad y un nuevo plan de
estudios de Historia. En poco tiempo, Parkinson se encontró formando parte de
treinta y dos comités. Durante este período hizo muchas de sus observaciones
sobre comités. Uno de sus descubrimientos sobre el tamaño de los mismos seguía
los viejos versos de:

Los comités de veinte


deliberan plenamente,
los comités de diez
actúan de vez en vez,
pero a menudo la labor
la hace un solo señor.

Mientras estudiaba la burocracia malasia en acción, recordó su experiencia como


oficial de Estado Mayor en el Ejército durante la Segunda Guerra Mundial. Había
observado que en tiempos de guerra se podía construir una estructura organizativa
completa en dos semanas, estructura que en tiempos de paz costaría años. Una
burocracia en tiempo de guerra puede empezar, crecer y proliferar tan rápidamente
que el proceso completo es evidente y apto para ser estudiado con facilidad.
Parkinson aportó como ejemplo el caso del soldado raso al que se le pidió que
interpretara fotografías aéreas. Dos días más tarde estaba de vuelta, lamentándose
de que necesitaba otra persona para ayudarle, ya que había demasiadas fotografías.
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Pidió también ser ascendido a cabo con objeto de tener autoridad sobre su
ayudante. Estas razonables peticiones le fueron concedidas, y en tres meses tenía
una plantilla de ochenta y cinco hombres y había pasado a ser teniente coronel;
además no volvió a mirar ninguna fotografía aérea más porque estaba demasiado
ocupado cuidando de la administración.
Parkinson dedujo su ley de dos cuidadosas observaciones de la administración civil:
1. Un funcionario desea multiplicar los subordinados, no los rivales, y
2. los funcionarios crean trabajo los unos a los otros.

Chup Atintas, un burócrata típico, pensando que tenía demasiado trabajo, no se


procuró ningún ayudante —que pudiera convertirse en su sucesor—, pero sí dos
subordinadas, Inocencia y Socorro. Dividiendo el trabajo de modo que sólo él
pudiera comprender ambos trabajos, protegía su posición. Dado que estas dos
empleadas se daban trabajo mutuamente, Inocencia encontró que tenía demasiado
trabajo y pidió dos ayudantes propios. Chup Atintas sólo pudo evitar la fricción
interna a base de recomendar, a su vez, dos ayudantes para Socorro. Siete
funcionarios hacían entonces lo que antes hacía uno. Los siete se daban tanto
trabajo mutuamente, que estaban ocupados por completo, y Chup Atintas estaba,
en realidad, más atareado que nunca.
La Ley de Parkinson predice la pirámide perpetuamente ascendente de la burocracia
gubernamental y lo inevitable del crecimiento de las plantillas, tanto si hay más
trabajo como si hay menos, o nada.
He visto a C. Northcote Parkinson únicamente una vez, pero durante nuestra breve
conversación me impresionó su entendimiento de la organización de comités, de
cómo se crean, con la polinización de una simple idea, y cómo la semilla de un
concepto florece y crece como un árbol, genera ramas, da frutos, derrama su
semilla y empieza una nueva generación de comités. Una cosa tengo clara: la Ley
de Parkinson fue resultado de una cuidadosa observación, destilada a través del
proceso de una mente creadora.
¿Qué tienen en común la Ley de Murphy, la Ley de Parkinson?
Surgieron de una escrupulosa observación de acontecimientos reales y
procuraron una generalización que daba a estos acontecimientos nuevo
significado.
Por qué las cosas salen mal Dr. Laurence J. Peter

¿Por qué estas leyes tenían gancho? Cada una de ellas recogía una parte de la
complejidad de la experiencia humana y la definía en una sentencia breve,
comprensible y memorizable. ¿Por qué eran aceptadas universalmente? Cada una
era una verdad básica válida en todo el mundo sin tener en cuenta el sistema
político, las creencias religiosas y la diferencia racial; eran leyes que trascendían
todas las fronteras nacionales y culturales.

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