0% encontró este documento útil (0 votos)
304 vistas159 páginas

El Talmud Cesar Vidal

Cargado por

soytutoxiquita
Derechos de autor
© © All Rights Reserved
Nos tomamos en serio los derechos de los contenidos. Si sospechas que se trata de tu contenido, reclámalo aquí.
Formatos disponibles
Descarga como PDF, TXT o lee en línea desde Scribd
0% encontró este documento útil (0 votos)
304 vistas159 páginas

El Talmud Cesar Vidal

Cargado por

soytutoxiquita
Derechos de autor
© © All Rights Reserved
Nos tomamos en serio los derechos de los contenidos. Si sospechas que se trata de tu contenido, reclámalo aquí.
Formatos disponibles
Descarga como PDF, TXT o lee en línea desde Scribd
Está en la página 1/ 159

César Vidal

El Talmud
Contenido

PRIMERA PARTE. INTRODUCCIÓN AL TALMUD


1. El contexto histórico
a) Primer período: de Moisés a la destrucción del Segundo Templo
b) Segundo período: los tannaítas (c. 70 d.C. a c. 217 d.C.)
1. Primera generación (70-80 d.C.)
2. Segunda generación (80-105 d.C.)
3. Tercera generación (105-135 d.C.)
4. Cuarta generación (135-170 d.C.)
5. Quinta generación (c.165-c. 217 d.C.)
c) Tercer período: los amoraítas (200-500 d.C.)

2. La literatura talmúdica
1. La Mishnah
2. La Tosefta
3. El Talmud de Jerusalén
4. El Talmud de Babilonia
5. Los tratados menores

3. La mecánica de aplicación práctica del Talmud


4. Los comentaristas del Talmud
5. Las controversias antitalmúdicas durante la Edad
Media
6. Ediciones y traducciones del Talmud
1. La Mishnah
2. La Tosefta
3. Talmud de Jerusalén
4. Talmud de Babilonia

SEGUNDA PARTE. ANTOLOGÍA DEL TALMUD


Criterios seguidos para la realización de la presente
antología
1. Dios y el hombre
2. La Torah escrita y la Torah oral
3. Antropología talmúdica
a) El pecado y las dos inclinaciones
b) El alma
c) La mujer

4. La moral talmúdica
a) Las normas rituales
a) Fiestas y sábado
b) Sinagogas
c) Oración y bendiciones
d) Ayuno
e) Diezmos
b) La ética no ritual
a) Los deberes morales
b) El trabajo
c) Matrimonio y soltería
d) Familia
e) Asistencia a los necesitados
f) Justicia
g) Arrepentimiento

5. Los adversarios
a) Los romanos
b) Jesús y los judeo-cristianos
a) Jesús
b) Los judeo-cristianos

6. Escatología talmúdica
a) El mesías
b) El mundo futuro y el infierno
a) El mundo futuro
b) El infierno

7. El no judío en el Talmud
a) El trato con el no judío
b) La conversión del no judío
c) La ética del no judío: los preceptos noéticos

Bibliografía
Créditos
Primera parte

Introducción al Talmud
1. El contexto histórico

Talmud es una palabra que, literalmente, significa ‘estudio’.


Con ella se designa un libro sagrado –para muchos judíos
ortodoxos incluso inspirado– que recoge el conjunto oficial
de la tradición y la interpretación del judaísmo. Formado
por la Mishnah (ley oral codificada en torno al 200 d.C.) y
la Guemarah (comentario a la Mishnah recopilado entre los
siglos III y VI d.C.), durante siglos ha constituido el principal
signo de identidad del judaísmo y la base real de su fe y
conducta. A continuación se detalla su proceso de
formación a lo largo del tiempo.

a) Primer período: de Moisés a la


destrucción del Segundo Templo
Como tendremos ocasión de ver, la redacción de los
diversos estratos que componen el Talmud se produjo a lo
largo de un período de varios siglos, posterior a la
destrucción del Templo de Jerusalén en el año 70 d.C.,
aunque incluya materiales anteriores a esta fecha. El hecho
de que esta obra contenga no la visión teológica de todo el
1
judaísmo del Segundo Templo , sino más bien la de un
sector de los fariseos, tuvo, entre otras consecuencias, la
necesidad de legitimar como única la transmisión de una
visión interpretativa que se retrotraía hasta Moisés y que,
supuestamente, llegaba hasta la codificación por escrito de
la denominada Ley o Torah oral. En términos históricos –
otra cuestión es desde la perspectiva dogmática del
judaísmo– sabemos que tal cadena de transmisión no
existió.
2
La misma Gran Asamblea (Kneset ha-guedolah) y los
soferim, a los que se considera, en algun caso, como el
primer eslabón del proceso creativo que acabará
cristalizando en el Talmud, son de dudosa historicidad en lo
que a este respecto se refiere. Sí es más posible que
contaran con un papel importante en el proceso de
canonización de la Escritura y en la creación de una serie
de visiones concretas de acercamiento a la misma. Pese a
todo, resulta muy discutible que éstas fueran similares en
todo a las recogidas luego en el Talmud.
Comenzamos a pisar un terreno más firme al llegar al
período denominado de las parejas. Según las fuentes
rabínicas, cuando la Gran Asamblea fue sustituida por el
Sanhedrín, uno de los últimos componentes de aquélla
llamado Simón el Justo transmitió la tradición a Antígono
de Soco. Con estas dos figuras se iniciaría así el período de
las parejas, que recibe ese nombre porque los encargados
de transmitir la tradición eran dos personas, una de las
cuales desempeñaba el cargo de Nasí (presidente) y la otra
el de Av Bet-Dín (padre o jefe del tribunal). Debe señalarse
que la transmisión era realizada sólo por los fariseos –los
otros grupos judíos tenían, como ya hemos señalado,
visiones divergentes en lo que a la interpretación de la
Escritura se refiere– de una manera asistemática en la que
solía constar, como mucho, referencias al maestro que se
relacionaba con la cuestión concreta.
Fue sobre la última pareja, formada por Hil.lel y
Shammay, en torno a la que giró el debate durante los
siglos I a.C. y I d.C. La postura del primero –salvo en casos
muy puntuales– sería la que finalmente acabaría
imponiéndose en el seno del judaísmo. Circunstancia
histórica decisiva en este sentido fue la destrucción del
Segundo Templo durante la guerra del 66-73 d.C. El
cataclismo producido en la nación judía revolucionaría ya
para siempre su visión teológica. No sólo se había
experimentado una dolorosísima derrota nacional sino que
además había quedado desarticulado el sistema salvífico
propio del Antiguo Testamento. Éste giraba en torno a los
sacrificios expiatorios realizados en el Templo; arrasado
éste, al menos en teoría, no existía posibilidad de recibir el
perdón divino. Tal circunstancia no lesionaba, por ejemplo,
la perspectiva de los sectarios de Qumran que habían
establecido su propio sistema expiatorio. Algo similar
sucedía con los judeo-cristianos que creían que la muerte
de Jesús como Mesías y Siervo sufriente era la expiación
universal y que habían profetizado la destrucción del
Templo como algo ya innecesario desde la perspectiva
salvífica de Dios. Para otros sectores del judaísmo
implicaba un interrogante angustioso que los herederos de
los fariseos intentarían responder.

b) Segundo período: los tannaítas (c.


70 d.C. a c. 217 d.C.)
1. Primera generación (70-80 d.C.)

Todavía durante el asedio de Jerusalén, uno de los sabios


3
fariseos llamado Yojanán ben Zakkay , consiguió salir de la
ciudad y, capturado por los romanos, fue trasladado con
otros judíos a Jamnia (Yavneh). Allí conseguiría, aquietado
el conflicto, establecer una academia de enseñanza que
pudiera perpetuar la herencia espiritual de los fariseos. En
su mayor parte los miembros de la academia eran de
tendencia hil.lelita. La obra de Yojanán ben Zakkay resultó
de enorme importancia por cuanto no sólo sentó las bases
4
para reinstaurar el Sanhedrín en Jamnia , sino que además
articuló un sistema salvífico alternativo al existente hasta
entonces. Desaparecidos los sacrificios, éstos podían ser
sustituidos por la práctica del arrepentimiento y de las
buenas obras. Sin duda, esto implicaba un cambio radical
–«mutación» lo ha denominado algun autor judío
contemporáneo– en relación con la teología judía anterior
al año 70 d.C., pero permitió sobrevivir al judaísmo en
medio de la catástrofe.

2. Segunda generación (80-105 d.C.)

A la muerte de Rabban Yojanán ben Zakkay, la dirección


espiritual de los fariseos pasó a Rabban Gamaliel. Éste se
encontraba frente a un poderoso reto como era el de
reavivar espiritualmente a la postrada nación. Parece
evidente que consideró que tal meta sólo podría ser
alcanzada mediante la exclusión de todos aquellos que no
compartieran la visión específica del fariseísmo hilel.lita.
Bajo su supervisión, se uniformizó el orden de la oración, se
intentó unificar las diferentes visiones interpretativas
existentes incluso entre los fariseos, se buscó la manera de
hallar un modus vivendi en relación con Roma y se
procedió a expulsar de Israel a aquellos que no comulgaban
con aquella perspectiva.
Gamaliel debió actuar, a tenor de lo reflejado en las
fuentes rabínicas, con una considerable energía. Los judeo-
5
cristianos fueron excluidos de Israel , los saduceos y los
6
esenios desaparecieron e incluso los fariseos disidentes
fueron reprimidos drásticamente. Un ejemplo de esto
último serían las disputas entre Gamaliel y R. Yehoshuah o
el caso de R. Eliezer. La Mishnah señala que «si todos los
sabios de Israel fueran colocados en un extremo de la
balanza y R. Eliezer ben Hyrkanos en el otro, éste pesaría
más que todos ellos» (Abot 2, 10). Sin embargo, Gamaliel
no dudó en excomulgarlo cuando se opuso a la política
uniformadora que estaba llevando a cabo. Finalmente, esta
inclinación provocaría la propia caída de Gamaliel (Berajot
27b-28a.) y su sustitución por R. Elazar ben Azaryah
durante algún tiempo. Tras un paréntesis temporal no bien
determinado en las fuentes, ambos sabios acabarían
desempeñando un gobierno colegiado.
El gobierno del emperador romano Domiciano significó
el inicio de nuevas dificultades para los sabios. Sabemos
que este emperador temía una nueva rebelión judía y que
mostró un especial interés por neutralizar a los miembros
de la casa de David, encontrándose entre ellos algunos
familiares de Jesús de Nazaret. Al parecer, soldados
romanos llegaron a atentar durante esta época contra la
vida de Gamaliel (Taanit 29a.), lo que pudo determinar que
del 86 al 96 d.C. el Sanhedrín tuviera su sede en Usha. Al
mismo tiempo, diversos sabios abrían academias en
distintos lugares de Israel.
Del año 97 al 102 d.C. tuvo lugar el segundo período de
Jamnia. El inicio del mismo resultó claramente prometedor.
El gobierno de Nerva (96-98 d.C.) supuso un cambio a
mejor ya que anuló el impuesto del didracma establecido
sobre los judíos, emitiendo incluso una moneda con la
inscripción «Fisci Iudaici Calumnia Sublata» (la desgracia
del impuesto judío ha sido quitada). Los miembros del
Sanhedrín aprovecharon esta ocasión para entablar
negociaciones directas con Roma (Sukkah 41b.), cuya
finalidad era conseguir un reconocimiento por parte del
invasor de su autoridad. Tal decisión implicaba obviamente
un espaldarazo del único poder político existente sobre la
nación a la estrategia de los fariseos, que iba encaminada a
7
controlar la vida espiritual de aquélla .
Resulta difícil hacer un balance de este período
histórico. En algún caso se ha afirmado que los fariseos
salvaron a Israel extirpando de su seno a aquellos que no
debían ser considerados genuinamente como miembros
suyos, por ejemplo esenios, judeo-cristianos, etc.
Forzosamente, las conclusiones en relación con esta época
deben ser más matizadas, si deseamos ser fieles a la verdad
histórica, tal y como se desprende de las fuentes.
Ciertamente, el sector fariseo triunfante en Jamnia
proporcionó un entramado ideológico suficiente para que
Israel siguiera existiendo como tal después del cataclismo
nacional que significó la guerra del 66-73 y la destrucción
del Templo. Sin ese entramado no es seguro qué hubiera
podido ser de la nación.
Ahora bien, no es menos cierto que su labor de
reconstrucción implicó cercenar del alma de Israel a
sectores de la población que eran tan legítimamente judíos
como los sabios de Jamnia (esenios, saduceos, judeo-
cristianos) y a los que se consideraría ya como extra portas
de Israel. Al mismo tiempo, la ideología religiosa triunfante
desde Jamnia no sería ya la del judaísmo del Segundo
Templo, sino más bien la continuación de una de sus
subdivisiones, más concretamente, la del fariseísmo de
orientación hil.lelita, e incluso éste con modificaciones. Por
lo tanto, más que una continuación del judaísmo
preexistente –como se pretendió– se produjo una
recreación, genial en muchos aspectos, que respondió a
retos tan sobrecogedores como el de la desaparición del
sistema de expiación centrado en el Templo. En realidad,
una parte de Israel había triunfado sobre otras, había
logrado que tal victoria recibiera incluso la sanción de
algunos detentadores del poder romano y se presentaba
como la única manera legítima de ser judío. Se trataba de
un éxito total que sólo se vería en peligro ya durante la
siguiente generación y en virtud de factores externos al
propio devenir de Israel.

3. Tercera generación (105-135 d.C.)

La tercera generación de sabios se vio marcada


especialmente por acontecimientos cuyas raíces deben
buscarse fuera de Israel. El primero fue la política antijudía
que tuvo lugar durante el reinado de Trajano en paralelo
con la guerra contra los partos. El hecho de que los judíos
sometidos al Imperio romano no colaboraran durante la
misma tan estrechamente con éste como se había esperado,
así como la ayuda prestada por los judíos gobernados por
los partos a éstos, sirvió de excusa para el
desencadenamiento de una serie de acciones antijudías en
Egipto, Cirenaica y Chipre. La resistencia que los judíos
intentaron oponer fue aplastada sin ningún tipo de
contemplaciones. A esto se unió el episodio conocido en las
fuentes rabínicas como la «guerra de Kittus», es decir, la
represión realizada en Palestina por Lucio Quieto,
gobernador de la zona durante el último año de vida de
Trajano (Taanit 18b.). La situación llegó a hacerse tan
difícil que la derrota romana en su intento de anexionarse
Partia fue contemplada por los judíos con clara
satisfacción. De hecho, el éxito de Trajano habría
significado que la práctica totalidad de la población judía
mundial hubiera pasado a depender de un solo poder
político.
La muerte de Trajano en el año 117 d.C. deparó un
respiro momentáneo para los judíos. Adriano, su sucesor,
abandonó todas las conquistas territoriales más allá del
Éufrates y con ello hizo desaparecer la amenaza que
pesaba sobre la judería babilónica. Por otro lado, las
relaciones con los judíos palestinos se desarrollaron
inicialmente dentro de un marco muy halagüeño. Las
fuentes talmúdicas hablan de la amistad existente entre
Adriano y R. Yehoshuah (Jaguigah 5b; Shabbat 119a.) y,
sea legendario o histórico este hecho, lo cierto es que los
sabios volvieron a reestablecer el sanhedrín en Usha y que
recibieron la promesa del emperador de que el Templo de
Jerusalén sería reconstruido. El entusiasmo, empero,
duraría poco.
Si inicialmente Adriano se había mostrado abierto hacia
la religión judía e incluso bien dispuesto hacia ella, pronto
cambió de actitud. El resultado final sería la sublevación
8
judía capitaneada por Bar Kojba . Resulta muy difícil saber
a partir de las fuentes qué fue lo que provocó el estallido de
la rebelión. Hoy por hoy, resulta innegable que la
motivación no fue económica sino religiosa, pero incluso
ésta no se puede discernir con facilidad. Según la Historia
Augusta 14: 2, Adriano habría prohibido algunas prácticas
judías como la circuncisión antes de la sublevación. De
acuerdo con Dión Casio (69, 12-14), la causa habría estado
en el deseo del emperador de construir un templo pagano
en Jerusalén, pero Eusebio sitúa este episodio después del
conflicto. Lo cierto es que no sabemos si las acciones
ofensivas para la religión judía decretadas por Adriano
fueron anteriores o posteriores a la guerra. Aunque las
fuentes rabínicas tienden a situarlas en los antecedentes de
la contienda (Meilah 17a-17b; Tosefta Berajot 2, 13), podría
tratarse de una justificación para un enfrentamiento que
resultó desastroso y en el que los sabios tomaron, siquiera
algunos, un partido claro. Sí resulta evidente que la
aparición de un pretendiente mesiánico legitimado por R.
9
Aqivá fue el catalizador de la revuelta contra Roma. Dado
que este sabio le impuso el sobrenombre de Bar Kojba (hijo
de la estrella) para intentar mostrarle como un
cumplimiento de la profecía de Números 24, 17, no
tenemos completa certeza acerca de cómo se llamaba
verdaderamente, aunque lo más seguro es que fuera Simón
bar Kosiba.
Bar Kojba intentó traducir en términos políticos y
militares la visión monolítica de los sabios. Las fuentes nos
hablan de que emprendió medidas contra los judeo-
cristianos que aún vivían en Palestina. Éstos, lógicamente,
ni podían reconocerlo como mesías, ni iban a abandonar su
ética no violenta para embarcarse en una aventura militar
de dudoso fin. Sin embargo, Bar Kojba no era un caudillo
vulgar. Tomó una Jerusalén abandonada previamente por el
romano Tinneio Rufo (el Turno Rufo de la literatura
rabínica) y comenzó entonces un período de reinado
independiente de Bar Kojba que duró, según las fuentes
10
rabínicas, unos dos años y medio (Sanhedrín 97b.) . Por
primera vez desde los asmoneos (siglo II a.C.), Israel existía
como un reino independiente y soberano.
Tal situación no se prolongaría. Los romanos decidieron
enfrentarse con los rebeldes evitando la batalla en campo
abierto y actuando sobre sus líneas de aprovisionamiento.
Jerusalén cayó nuevamente en manos de los romanos y Bar
Kojba se retiró a Betar, donde continuó combatiendo en
medio de crecientes dificultades. Entre ellas no fue la
menor la de verse obligado a reprimir a disidentes que ya
surgían en sus propias filas como fue el caso de su tío, el
sabio R. Elazar ha-Modai al que asesinó. Con la caída de
Betar concluyó una guerra de consecuencias casi tan
desastrosas como la del año 66 d.C.
4. Cuarta generación (135-170 d.C.)

La represión romana fue brutal y se descargó sobre todos


los judíos incluso aquellos que no habían apoyado a Bar
Kojba. De esta época, por ejemplo, son las profanaciones de
lugares sagrados judeo-cristianos en Jerusalén incluyendo
11
el sepulcro de María, la madre de Jesús . En las fuentes
talmúdicas, la época es descrita como la generación de
shemad (aniquilación). Durante la misma se produjo el
martirio de los diez, entre los que se encontraban R. Aqivá
que había reconocido, como ya señalamos, a Bar Kojba
como el mesías, y además se ejecutaron una serie de
normas dirigidas directamente contra la Ley de Moisés y su
enseñanza.
La situación llegó a ser tan grave que los sabios
reunidos en Usha (Midrash Rabbah a Cantar 2, 5) tuvieron
que hacer un llamamiento a todos los que conocían la Ley y
a todos los que deseaban estudiarla para que aunaran sus
esfuerzos. Finalmente, una serie de gestiones que Meilah
17a-17b atribuye a R. Simón bar Yojay y a R. Eliezer ben R.
Yosey tuvieron como resultado la gradual desaparición de
las normas contrarias a la práctica de la Torah. Poco
después, y tras un fallido intento en Jamnia, el sanhedrín
volvió a ser situado en Shefaram, no lejos de Usha. Esta vez
su dirección como nasí estaría encomendada a Rabban
Simón ben Gamaliel II.
La influencia de este personaje en la redacción de la
Mishnah fue espectacular. Hay centenares de normas
halájicas asociadas a él y en Ketubot 77a se nos dice que
«en todos los lugares de la Mishnah donde R. Simón ben
Gamaliel da su opinión, la halajah queda definida de
acuerdo a la misma, salvo en tres casos». Pese a todo no
logró –y es comprensible que las autoridades romanas se lo
impidieran– recuperar para la figura del nasí sus
competencias políticas. Incluso es muy posible que
asimismo obligaran a Gamaliel a abandonar Shefaram. En
torno al 149 d.C., Gamaliel dejó de ejercer como nasí
(Shabbat 33b.) y el Sanhedrín siguió funcionando bajo la
dirección de R. Yehudah en calidad de «El primero de los
que hablan en todas las ocasiones», un título creado ad hoc
para no crear problemas de legitimidad.

5. Quinta generación (c.165-c. 217 d.C.)

En torno al año 165 d.C. fue nombrado nasí R. Yehudah o


Judá, hijo de Rabban Simón ben Gamaliel. El período
relacionado con este sabio constituyó una auténtica edad
de oro para el judaísmo heredero de Jamnia, que,
finalmente, quedaría cristalizado en el Talmud.
Inicialmente situó la sede del Sanhedrín en Bet Shearim,
donde permaneció unos trece años, trasladándola después
a Séforis. Su aportación más importante fue la redacción de
la Mishnah, obra a la que nos referiremos en el apartado
relacionado con la literatura talmúdica y de la que parte el
Talmud.
Yehudah ha-nasí supo –como algunos de sus
antecesores– captar la importancia de mantener excelentes
relaciones con el poder romano. De hecho, las fuentes nos
informan de que mantuvo una buena amistad con los
emperadores Marco Aurelio y Cómmodo (Avodah Zarah
10a-10b; Bereshit Rabbah 67, 6 y 75, 5, etc.). No sabemos
con certeza cuándo se produjo su muerte, que debió de
tener lugar entre el 192 y el 217 d.C. Con él concluía el
período de los tannaítas.
c) Tercer período: los amoraítas (200-
500 d.C.)
Si bien la crisis imperial iba a tener pronto como
consecuencia una serie de trastornos que afectaron a la
judería palestina de manera muy especial, no puede decirse
lo mismo de la ubicada en Babilonia. Pronto el centro de
estudio de la Mishnah se desplazaría a este enclave
geográfico. La primera generación de amoraítas (200-250
d.C.) se había formado, de hecho, bajo la dirección de R.
Yehudah ha-nasí, como puede verse por los ejemplos de
Rav (Abba Areja) (175-247 d.C.), fundador de la escuela de
Sura, y de mar Shemuel (180-254 d.C.) quien no llegó
nunca a ser ordenado, pero disfrutó de una vasta sabiduría
que excedió lo jurídico y teológico para penetrar en el
terreno de la medicina y la astronomía. Él fue el forjador
del principio legal «Dina de malkuta dina» (la ley del estado
es la ley), que sería de enorme trascendencia futura al
señalar la ley que debían obedecer los judíos
pertenecientes a la jurisdicción de los estados más
diversos. Por otro lado, en Palestina siguieron destacando
algunos sabios como R. Yehoshuah ben Leví o R. Janina bar
Jama.
La segunda generación (250-300 d.C.) aparece
configurada como heredera de Rav y Shemuel. De hecho,
sus figuras más destacadas, R. Huna (212-297 d.C.) y
Yehudah bar Yejezqel (220-299 d.C.) estudiaron
respectivamente con ellos. Este último además iba a ser el
fundador de la escuela rabínica de Pumbedita que
alcanzaría una tremenda importancia con posterioridad.
En Palestina, destacan en este período R. Yojanán bar
Nappaja (199-279 d.C.), R. Simón ben Laqish (200-275
d.C.) y Simlay, que se enfrentó dialécticamente con
cristianos en repetidas ocasiones, dato que resulta
interesante por cuanto pone de manifiesto que pese a las
medidas articuladas contra los judeo-cristianos desde el
período de la destrucción del Templo, los mismos no habían
sido todavía desarraigados del seno de Israel, sino que
pretendían seguir formando parte del mismo y convencer a
sus compatriotas de la mesianidad de Jesús.
A partir de la tercera generación (300-335 d.C.) se inició
un proceso de decadencia en la academia de Sura, cuyos
discípulos comenzaron a emigrar a Pumbedita. También
durante este período se asistió a diversos conflictos entre
los sabios. Durante el mismo sobresale la figura de Rabbá
bar Najmani (270-330 d.C.), también conocido como Rabbá.
Bajo su dirección la academia de Pumbedita llegó a contar
con doce mil alumnos, a los que se explicaban todos los
tratados de la Mishnah.
La erudición rabínica de la cuarta generación (335-360
d.C.) está simbolizada por Avayé (280-338 d.C.) que enseñó
en Pumbedita y por R. bar Yosef bar Jama (299-352 d.C.).
Aunque ambos personajes aparecen mencionados en casi
todas las páginas del Talmud de Babilonia, lo cierto es que
durante esta generación se continuó la decadencia ya
iniciada con anterioridad.
Ésta se hace especialmente aguda durante la quinta
generación (360-375 d.C.). De hecho, no podemos decir
que nos encontremos en ella con personajes de la altura de
los ya mencionados. El más importante, posiblemente, fue
R. Papa bar Janán (300-375 d.C.).
Durante la sexta generación (375-425 d.C.), la
supremacía regresó a la academia de Sura pero resulta de
especial importancia la labor de Rabbana Ashí (352-457
d.C.) que concluyó la primera ordenación del Talmud. Ésta
se basó en más de tres décadas de labor continua en la
enseñanza de la Mishnah.
En la puesta por escrito de la exégesis relativa a la
Mishnah influyeron varios elementos. Por un lado, era
obvio que tal cúmulo de erudición no podía confiarse a la
simple memoria. Yosef bar Jiyya (270-332 d.C.), un
amoraíta de la tercera generación al que se apodó «Sinaí»
por su sabiduría, había perdido al final de su vida primero
la vista y luego la memoria. Confiar a la escritura aquellos
materiales parecía pues razonable. En segundo lugar, la
actividad en Palestina concluyó también en este período al
cerrarse la escuela de Tiberíades y concluir con la muerte
12
de Gamaliel VII la institución del nasí (c. 425 d.C.) .
Finalmente, había surgido en el horizonte un adversario de
no escasa magnitud: el cristianismo que ya no era una
religión perseguida sino que se había convertido en fe
oficial del Imperio romano. Cuando se produjo el fracaso
del emperador Juliano en su plan de minar las bases
sociales del cristianismo, un proyecto, por otra parte, en el
que se incluía la reconstrucción del Templo judío de
Jerusalén, debió de resultar obvio a los sabios que las
posibilidades de una existencia futura sin contratiempos
iban a verse seriamente comprometidas. Las autoridades
romanas lejos de poder ser buscadas –como había sucedido
en algunas ocasiones en el pasado– como legitimadoras del
sistema de los sabios, estaban experimentando un proceso
de identificación –más formal que material, por otra parte–
con el cristianismo. De esta manera, el Talmud se originó,
siquiera en parte, como reacción frente al aumento de
13
influencia del cristianismo, que ya no era una fe proscrita
y que mantenía la pretensión de seguir al verdadero mesías
de Israel.
La séptima generación (425-500 d.C.) fue ya de abierta
decadencia. Salvo un interludio (455-468 d.C.)
protagonizado por Mar, un hijo de Rabbana Ashí, la cultura
religiosa transcurrió en medio de una corriente carente de
creatividad y genio. A esto se iba a sumar el final de la
tranquilidad en territorio babilónico. En el 470 d. C., Huna,
hijo de mar Zutra, el exilarca judío, sufrió, junto con otros
sabios, el martirio, algo que, hasta entonces, no había
sucedido nunca en esta parte del mundo. La intolerancia
religiosa de los magos persas era la causante, y no es
extraño que en el año 495 se produjera una sublevación
judía que llegó incluso a cristalizar en la creación de un
reino independiente que duró siete años. Durante este
período especialmente tumultuoso, los dos últimos
amoraítas, Ravina II y R. Yosé, directores de las academias
de Sura y Pumbedita respectivamente, se dedicaron a
concluir de manera casi definitiva la reelaboración de los
materiales talmúdicos. Convencionalmente, se considera la
fecha del 500 d.C. como la de clausura de la obra por parte
de Ravina II (Bava metsia 85b-86a.). Al contenido de esta
obra magna del pensamiento no sólo judío sino de toda la
Humanidad dedicaremos nuestro siguiente apartado.

1 Sobre este aspecto, con abundante bibliografía, véase: C. Vidal, El primer


Evangelio: el Documento D, Barcelona, Planeta, 1993; Los esenios y los rollos
del mar Muerto, Barcelona, Martínez Roca; Los documentos del mar Muerto,
Madrid, Alianza Editorial, 1994.
2 Sobre el tema, véase: S. B. Hoenig, The Great Sanhedrin, Filadelfia, 1953; H.
Mantel, «The Nature of the Great Synagogue», Harvard Theological Review, 60
(1967), págs. 69-94.
3 Sobre este personaje, véase: J. Neusner, A Life of Rabban Yohanan Ben
Zakkai, Leiden, 1970; Development of a legend: Studies on the traditions
concerning Yohanan ben Zakkai, Leiden, 1970.
4 Es cuestión controvertida si llegó a hacerlo o no. En un sentido contrario,
partiendo especialmente de las fuentes talmúdicas, véase M. Holder, From
Yavneh to Rumbedier, Nueva York, 1999, págs. 17 ss.
5 Véase al respecto: C. Vidal, El judeo-cristianismo palestino en el si- glo i: de
Pentecostés a Jamnia, Madrid, Trotta, 1994.
6 Aunque es difícil saber hasta qué punto tal desaparición fue radical. Como ya
hemos indicado en otra parte, es muy posible que parte de los esenios
resurgieran posteriormente en la secta judía de los karaítas. Al respecto, véase:
C. Vidal, Los esenios y los rollos del mar Muerto, edición citada, págs. 203 ss.
7 Previamente el historiador judío Flavio Josefo, también fariseo, había
redactado una visión de la Historia de Israel en la que se inculpaba a los
zelotes de todos los conflictos con Roma y se atribuía a los fariseos un peso en
la vida judía posiblemente muy superior al que históricamente disfrutaron.
Sobre este tema y la posible influencia que pudieron ejercer sobre las
autoridades romanas las obras de Josefo, véase: H. Guevara, Ambiente político
del pueblo judío en tiempos de Jesús, Madrid, 1985; C. Vidal, El judeo-
cristianismo palestino en el siglo I: de Pentecostés a Jamnia, edición citada; P.
Vidal-Naquet, Ensayos de historiografía, Madrid, Alianza Editorial, 1990, págs.
95 ss. La estrategia de los sabios parece, sin embargo, haber experimentado un
paréntesis de derrota hacia el año 102 en que Gamaliel se vio obligado a dejar
Jamnia y trasladarse a Lod. Sin embargo, en las fuentes no resulta claro si tal
paso hay que atribuirlo a las presiones romanas bajo Trajano o a las propias
disensiones internas.
8 Sobre ésta véase: S. Yeivin, La guerra de Bar-Kojba (en hebreo), Jerusalén,
1952; S. Abramsky, Bar-Kojba, presidente de Israel (en hebreo), Tel-Aviv, 1961;
J. A. Fitzmyer, «The Bar Kochba Period», Saint Mary’s Theology Studies, 1
(1962), págs. 133-168; H. Mantel, «The Causes of the Bar Kokhba Revolt», The
Jewish Quarterly Review, 58 (1968), págs. 224-242 y 274-296; Y. Yadin, The
Finds from the Bar Kokhba Period in the Cave of Letters, Jerusalén, 1963; Bar
Kokhba, Nueva York, 1971.
9 En este sentido se pronuncian tanto autores antiguos, v. g.: Jerónimo en su
Apología contra los libros de Rufino, como modernos, v. g.: Reifenberg o
Tcherikover.
10 No existe unanimidad entre los historiadores a la hora de fechar la revuelta
de Bar Kajba. Aunque tradicionalmente se sitúa entre el 132 y el 135, algunas
autoridades judías la enmarcan entre el 126 y el 133, v. g.: M. Holder, From
Yavneh to Rumbedier, edición citada, págs. 62 ss.
11 C. Vidal, «María en la arqueología judeo-cristiana de los tres primeros
siglos», Ephemerides Mariologicae, 41 (1991), págs. 353-364.
12 El proceso de decadencia final, empero, había comenzado de manera
irreversible varias décadas antes.
13 En este mismo sentido, véase: J. Neusner, Judaism in the matrix of
Christianity, Filadelfia, Fortress Press, 1986; Judaism and Christianity in the
Age of Constantine, Chicago, University of Chicago Press, 1987.
14
2. La literatura talmúdica

La literatura rabínica es fruto de la actividad docente,


exegética y recopiladora de los escribas y rabinos. Resulta
pues una consecuencia, en buena medida, del deseo de
hacer accesible la Biblia en la vida cotidiana. Un estudio
concienzudo de la misma encaminado a regular todas las
áreas de la existencia acabó derivando en una serie de
consecuencias de tipo legal (halajah) y también histórico-
teológico (haggadah). Las primeras aparecen conectadas
directamente con el texto escriturístico en forma de
comentario o bien recibieron una sistematización centrada
en torno a temas concretos. Este último modelo es el
seguido por la Mishnah, la Tosefta y los dos Talmud, obras
que pueden agruparse bajo el epígrafe de «literatura
talmúdica». En ellas la haggadah aparece intercalada con
la halajah pero no siempre en la misma proporción.
La segunda vía de acercamiento cristalizó
fundamentalmente en diversas formas de interpretación de
la Biblia. El comentario rabínico, sea haggádico o halájico,
se denomina midrásh, mientras que la exégesis popular y
tradicional de la Biblia se ha transmitido en los targumim.
Su origen seguramente es precristiano pero de las
compilaciones que han llegado hasta nosotros la más
temprana no resulta anterior al siglo II d.C.
Prácticamente nada de la literatura rabínica es anterior
a finales del siglo II d.C. pero constituye un cúmulo de
información, muy desigual ciertamente, cuyo origen puede
en algún caso remontarse hasta el siglo I a.C. En las
siguientes páginas analizaremos, siquiera brevemente, los
núcleos fundamentales en torno a los que se constituye el
monumento literario, jurídico y religioso al que
denominamos genéricamente con el nombre de Talmud.

1. La Mishnah
La palabra Mishnah podría traducirse literalmente como
«repetición» y, efectivamente, tal fue el significado que le
15
atribuyeron algunos Padres . El concepto hebreo parece,
por el contrario, referirse más bien a la idea de «enseñar o
aprender la ley oral». Esta tarea, y ahí reside la
coincidencia, se realizaría ciertamente recurriendo a la
16
repetición .
La obra específicamente designada como Mishnah es el
código extrabíblico más antiguo de la ley judía que ha
llegado hasta nosotros, aunque contamos con antecedentes
escritos de esta tendencia en las Reglas de Qumran y el
Rollo del Templo, así como en Jubileos 50. Las autoridades
citadas en la Mishnah arrancan cronológicamente de c. 70
d.C. y llegan hasta el 200 d.C., aproximadamente, lo que
fijaría la datación de la redacción final de la obra en torno a
esta última fecha. En armonía con esta circunstancia, la
tradición judía atribuye la composición de la obra a R.
Yehudah ha-Nasí, a finales del siglo II o comienzos del III
17
d.C. , cuya muerte debió de producirse entre el 192-193 y
el 217-220 d.C. No obstante lo anterior cabe la posibilidad
de que la redacción última viniera precedida por dos
colecciones correspondientes a los rabinos de la segunda y
de la tercera generación, quizá procedentes de R. Meir y,
18
anteriormente, de R. Aqivá , y que la redacción final fuera
incluso posterior. Resulta desde luego evidente que el
proceso de formación fue claramente dilatado en el tiempo.
La Mishnah refleja, aunque de manera parcial, la forma
de interpretación de la ley judía existente en las escuelas
palestinas desde finales del siglo I hasta finales del siglo II
d.C. Se halla dividida en seis órdenes (sdrym) que a su vez
se subdividen en sesenta tratados (msktvt) aunque en las
ediciones impresas aparecen como sesenta y tres, ya que
los denominados Baba qamma, Baba metsia y Baba batra
son independientes, al igual que Sanhedrín y Makkot. Cada
tratado aparece dividido en capítulos (prqym) y párrafos
(mshnyvt). El lenguaje de la Mishnah es hebreo postbíblico
(mishnaico) y su contenido es halájico en la práctica
totalidad. Con la excepción de las Middot y Abot, la
haggadah sólo aparece esporádicamente.
A continuación resumimos su contenido. Al final de cada
tratado aparece el número de folios en el Talmud
babilónico, el de páginas en el de Jerusalén o palestino, y
su inclusión o no en la Tosefta, de acuerdo a la siguiente
clave: B (Talmud babilónico), J (Talmud jerosilimitano) y
Tos (Tosefta). Así, B: no; J: 43; Tos: sí, significaría que no
aparece tal tratado en el Talmud babilónico, que es 43 el
número de páginas en el Talmud jerosilimitano y que la
19
Tosefta incluye el tratado .

I. ORDEN PRIMERO: ZERAIM (SEMILLAS)

1. Berajot (bendiciones). Compuesto de nueve capítulos


este tratado se ocupa en los cinco primeros de las
oraciones diarias, como el shema y la tefilah u oración de
las 18 bendiciones; los otros cuatro capítulos recogen
diversas bendiciones y acciones de gracias. Se incluye este
tratado en el presente orden posiblemente porque en el
mismo aparecen bendiciones que debían recitarse tras
consumir los frutos de la agricultura.
B: 64, J: 68, Tos: sí.

2. Peah (esquina del campo). Compuesto de ocho capítulos


este tratado se ocupa de la obligación de todo propietario
de dejar una esquina de su campo para que en ella
20
realizaran la rebusca los pobres .
B: no, J: 37, Tos: sí.

3. Demay (producto de diezmo dudoso). Compuesto de


siete capítulos, este tratado se refiere a la problemática
planteada por aquellas personas de escasa formación de los
que se sospecha que pueden haber separado el diezmo de
manera incorrecta. Esta institución no es anterior al siglo II
a.C., y la forma en que es descrita aquí parece venir
referida a las condiciones del siglo II d.C.
B: no, J: 34, Tos: sí.

4. Kilayim (especies diversas). Compuesto de nueve


capítulos, este tratado se refiere a las prohibiciones de
sembrar en un campo semillas de dos especies, de aparear
o uncir animales de dos especies o de llevar ropa tejida con
21
dos especies .
B: no, J: 44, Tos: sí.

5. Shebiit (año sabático). Compuesto de diez capítulos, este


tratado va dedicado al año sabático ordenado por la Ley
22
mosaica .
B: no, J: 31, Tos: sí.
6. Terumot (ofrendas). Compuesto de once capítulos, se
refiere a la ofrenda que había que entregar a los
23
sacerdotes , y a la que estaban vinculados todos los frutos
de Palestina, aunque posteriormente se extendió su ámbito
de aplicación a Babilonia y países cercanos a Israel. De la
importancia de este aspecto puede dar fe el hecho de que
ningún producto podía ser consumido sin que previamente
se separara de él la ofrenda y el diezmo. La ofrenda
(terumah guedolah) entregada al sacerdote rondaba el uno
por cincuenta de la producción del campo.
B: no, J: 43, Tos: sí.

7. Maaserot (diezmos). Compuesto de cinco capítulos, este


tratado va referido a los diezmos que, realizada la ofrenda
del sacerdote, había que deducir de la producción. El
24
primero, el diezmo de los levitas, tenía una base bíblica ,
25
si bien no parece que, originariamente, fuera simultáneo
con el segundo diezmo al que se refiere el tratado Maaser
shení sino alternado con éste. La legislación talmúdica, sin
embargo, hace recaer conjuntamente tales obligaciones.
B: no, J: 26, Tos: sí.

8. Maaser shení (segundo diezmo). Compuesto de cinco


capítulos, este tratado se ocupa del segundo diezmo que los
años tercero y sexto de cada septenio debía ser entregado a
26
los necesitados , mientras que los restantes debía ser
consumido en Jerusalén por el que lo deducía de sus
productos.
B: no, J: 33, Tos: sí.

9. Jal.lah (masa). Compuesto de cuatro capítulos, este


tratado va referido a una nueva deducción de los productos
que debía realizarse una vez que de los mismos se habían
detraído la ofrenda, el diezmo y el segundo diezmo. Ahora
se trataba de entregar una primicia de la masa a los
27
sacerdotes . La Torah no fijaba la cantidad de esta ofrenda
pero los rabinos la establecieron en una parte de
veinticuatro para el israelita normal y una de cuarenta y
ocho para los panaderos. La norma sólo era de aplicación
para la tierra de Israel y para los israelitas.
B: no, J: 28, Tos: sí.

10. Orlah (árboles frutales incircuncisos). Compuesto de


tres capítulos, este tratado va referido a los árboles frutales
cuya producción sólo puede ser consumida al quinto año de
28
su plantación .
B: no, J: 20, Tos: sí.

11. Bikkurim (primicias). Compuesto de cuatro capítulos,


este tratado estudia el cumplimiento de la entrega al
Templo de las primicias de los productos del campo.
Tradicionalmente, las primicias sólo se extraían de las siete
especies.
B: no, J: 13, Tos: sí.

II. ORDEN SEGUNDO: MOED (FIESTAS)

Este orden contiene doce tratados que van referidos a las


fiestas esenciales de la fe judía.

1. Shabbat (sábado). Compuesto de veinticuatro capítulos,


este tratado se ocupa del cumplimiento del sábado.
Históricamente, este día se había visto sometido a un
cumplimiento progresivamente estricto. La Mishnah recoge
ese rigor que va más allá del señalado en la Biblia, aunque
también se advierten señales de dulcificación en algunos
aspectos.
B: 157, J: 92, Tos: sí.

2. Erub (fusión). Compuesto de diez capítulos, este tratado


se ocupa de la problemática del movimiento y del
transporte en día sábado. Dentro de la zona de dominio
público y de dominio neutral el transporte está prohibido
más allá de cuatro codos (unos 272 cm), salvo la ropa que
se lleva puesta. En la zona de dominio privado, el
transporte carece de límites.
B: 105, J: 65, Tos: sí.

3. Pesajim (pascuas). Compuesto de diez capítulos, este


tratado está dedicado a la celebración de la Pascua el 15 de
Nisán. En caso de no poderse celebrar en esa fecha, cabía
la posibilidad de cumplir el precepto el 15 de Iyyar.
B: 121, J: 71, Tos: sí.

4. Sheqalim (siclos). Compuesto de ocho capítulos, este


tratado sigue al de Pesajim en la Mishnah y en la Tosefta,
mientras que en el Talmud de Jerusalén a Pesajim le sigue
el tratado Yoma. Se ocupa de la obligación de todo israelita
de pagar el impuesto del siclo para sostener las
29
necesidades del Templo . Del mismo estaban exentos los
sacerdotes y los levitas. Aunque ya no existía el Templo
cuando se redactó este tratado parece que los sabios
deseaban perpetuar el recuerdo –incluso la esperanza de su
reconstrucción– entre los judíos.
B: no, J: 32, Tos: sí.

5. Yom ha-kippurim o yoma (Día de la Expiación).


Compuesto de ocho capítulos, este tratado se ocupa de una
festividad de importancia esencial en el judaísmo. En el
curso de la misma, el Sumo sacerdote efectuaba un
sacrificio de expiación para perdón de los pecados del
30
pueblo . No se trataba de un acto mágico puesto que el
mismo carecía de resultados personales si no iba
acompañado de fe y de arrepentimiento. La desaparición
del Templo en el año 70 d.C. implicó, lógicamente, un golpe
considerable a esta visión salvífica que, no obstante, seguía
vigente en la época de redacción de la Mishnah.
B: 88, J: 42, Tos: sí.

6. Sukkah (fiesta de las cabañas). Compuesto de cinco


capítulos, este tratado regula la celebración de esta
31
fiesta .
B: 56, J: 26, Tos: sí.

7. Yom tov o besah (Día bueno o huevo). Compuesto de


cinco capítulos, este tratado se ocupa de los días de fiesta
intermedios. Su nombre de «besah» deriva del hecho de
comenzar con el estudio de la norma relativa al huevo que
ha sido puesto en un día festivo.
B: 40, J: 22, Tos: sí.

8. Rosh ha-shanah (Año nuevo). Compuesto de cuatro


capítulos, este tratado va referido a la fiesta de año nuevo
que la Mishnah identifica con la festividad señalada en
Números 29, 1 y Levítico 23, 24.
B: 35, J: 22, Tos: sí.

9. Taanit (ayuno). Compuesto de cuatro capítulos, este


tratado se ocupa del orden que ha de seguirse en la
práctica de los ayunos.
B: 31, J: 26, Tos: sí.
10. Meguillah (rollo). Compuesto de cuatro capítulos, este
tratado se refiere a la lectura del rollo o libro bíblico de
Ester que tiene lugar durante la fiesta de Purim.
B: 32, J: 34, Tos: sí.

11. Moed qatan o mashqin (fiesta menor o se puede regar).


Compuesto de tres capítulos, este tratado analiza los días
intermedios entre el primer y el último día de la fiesta de
Pascua y de las cabañas. Era objeto de controversia si los
mismos tenían carácter festivo toda vez que la Biblia sólo
32
enfatiza el primero y último día de la fiesta .
B: 29, J: 12, Tos: sí.

12. Jaguigah (sacrificio festivo). Compuesto de tres


capítulos, este tratado se ocupaba del sacrificio que,
supuestamente, debía presentar el israelita en cada una de
las tres ocasiones anuales en que comparecía ante el
33
Templo de Jerusalén .
B: 27, J: 22, Tos: sí.

III. ORDEN TERCERO: NASHIM (MUJERES)

Este orden cuenta con siete tratados que, en su mayor


parte, están relacionados con aspectos propios del derecho
de familia.

1. Yebamot (cuñadas). Compuesto de dieciséis capítulos,


este tratado debe su nombre a la regulación de la ley del
34
levirato . No obstante, recoge también normas
relacionadas con las mujeres prohibidas para los
sacerdotes, las consecuencias de las relaciones sexuales
con una menor, el matrimonio con violada o seducida, el
derecho de la esposa a divorciarse del marido con el que
contrajo matrimonio siendo menor, el matrimonio de
sordomudos, etc.
B: 122, J: 85, Tos: sí.

2. Ketubbot (contratos de matrimonio). Compuesto de trece


capítulos, este tratado está dedicado a la institución de la
ketubbah o contrato matrimonial (lit: escritura). El mismo
pretendía proteger a la mujer en caso de divorcio o
viudedad garantizándole una cierta cobertura económica.
Aunque se alega un origen bíblico partiendo de Éxodo 22,
15-6 y Génesis 31, 15; 34, 15, lo cierto es que la institución
parece arrancar más bien de los sabios.
B: 112, J: 72, Tos: sí.

3. Nedarim (votos). Compuesto de once capítulos, este


tratado se refiere a los votos de abstención a los que hace
mención Números 30, 2-17. La razón de incluir este tratado
en el orden de Mujeres se debe a que los mencionados
votos son fundamentalmente los realizados por la mujer y
anulables por el padre o el marido.
B: 91, J: 40, Tos: sí.

4. Nazir (nazireo). Compuesto de nueve capítulos, este


tratado desarrolla la aplicación del voto de nazireo o
nazireato al que se hace referencia en Números 6, 1-21.
B: 66, J: 47, Tos: sí.

5. Sotah (sospechosa de adulterio). Compuesto de nueve


capítulos, este tratado desarrolla la normativa de Números
5, 11-31 relativa a la mujer de la que su marido sospecha
que es adúltera. Los dos últimos capítulos de este tratado
van referidos además al discurso dirigido por el sacerdote a
los que van a entrar en combate y a temas diversos como el
desnucamiento de la vaca roja o el tiempo de la venida del
mesías. No deja de ser curioso que previamente a este
acontecimiento se señale que el mundo se convertirá a la
herejía, es decir, al cristianismo.
B: 49, J: 47, Tos: sí.

6. Guitin (documento de divorcio). Compuesto de nueve


capítulos, este tratado está dedicado a los requisitos
legales inherentes al acto del divorcio, centrados en la
35
entrega de un documento o libelo de repudio .
B: 90, J: 54, Tos: sí.

7. Qiddushim (esponsales). Compuesto de cuatro capítulos,


este tratado va referido a la primera parte del matrimonio o
esponsales, durante la cual se hacía la promesa de
matrimonio. Tras un cierto tiempo, la mujer era llevada a
casa del esposo consumándose el matrimonio. Los
esponsales eran realmente el principio del matrimonio y
por ello sólo podían ser disueltos mediante divorcio o
muerte. Precisamente por eso, las relaciones sexuales con
otra persona durante el período de esponsales eran
consideradas adulterio.
B: 82, J: 48, Tos: sí.

IV. ORDEN CUARTO: NESIQUIN (DAÑOS)

Este orden de la Mishnah está dedicado a lo que, en


lenguaje jurídico contemporáneo, denominaríamos
cuestiones de derecho penal y derecho mercantil, de
obligaciones y de contratos.

1. Bava qamma (Puerta primera). Compuesto de diez


capítulos, este tratado está dedicado a los daños y la
restitución o indemnización prevista para los mismos.
B: 119, J: 44, Tos: sí.

2. Bava metsia (Puerta media). Compuesto de diez


capítulos, este tratado aborda cuestiones como la
propiedad de las cosas halladas, el depósito y el alquiler, la
compra-venta de inmuebles, la usura y el interés, la
contratación de mano de obra, los arrendamientos de obra
y de inmuebles y muebles, etc.
B: 119, J: 34, Tos: sí.

3. Bava batra (Puerta última). Compuesto de diez capítulos,


este tratado se ocupa de las servidumbres, la usucapión, la
venta de inmuebles, la herencia y los documentos escritos.
B: 176, J: 34, Tos: sí.

4. Sanhedrín. Compuesto de once capítulos, se ocupa de la


composición de los tribunales (pequeño y gran sanhedrín),
derecho procesal, la pena de muerte, el caso del hijo
rebelde y el del ladrón subrepticio al que se puede infligir
la muerte.
B: 113, J: 57, Tos: sí.

5. Makkot (azotes). Compuesto de tres capítulos,


originalmente parece que formaba un solo tratado junto
con Sanhedrín. Se ocupa de la imposición de la pena de
azotes, haciendo especial hincapié en el caso de los testigos
falsos, y de las ciudades de refugio.
B: 24, J: 9, Tos: sí.

6. Shebuot (juramentos). Compuesto de ocho capítulos,


este tratado se ocupa de los diversos tipos de juramento y
del perjurio.
B: 49, J: 44, Tos: sí.

7. Eduyot (testimonios). Compuesto de ocho capítulos, este


tratado recoge un conjunto de diversas normas legales
cuya base es el testimonio de diferentes tannaítas.
B: no, J: no, Tos: sí.

8. Avodah Zarah (culto extraño). Compuesto de cinco


capítulos, este tratado se ocupa de diversas cuestiones
derivadas del trato con los idólatras, como puede ser el
comercio, la relación con ciertos objetos o lugares
dedicados a la idolatría y la purificación de objetos
comprados a los no judíos.
B: 76, J: 37, Tos: sí.

9. Abot o Pirqe Abot (Padres o capítulos de los Padres).


Compuesto de seis capítulos, este tratado recoge una
antología de principios éticos y morales asociados a las
personalidades de diferentes sabios situados
cronológicamente entre el 300 a.C. y el 200 d.C. La
finalidad del tratado es en buena medida legitimadora de la
visión teológica de los sabios ya que pretende demostrar la
existencia de una cadena de transmisión de la Ley oral
desde Moisés.
B: no, J: no, Tos: no.

10. Horayot (decisiones). Compuesto de tres capítulos, este


tratado viene a ser un complemento del titulado Sanhedrín.
Arrancando de algunas disposiciones contenidas en la
36
Torah , el tratado se ocupa de temas como las
resoluciones equivocadas emanadas de un tribunal, las del
Sumo sacerdote y las de personas con especial dignidad.
B: 14, J: 19, Tos: sí.
V. ORDEN QUINTO: QODASHIM (COSAS SAGRADAS)

Este orden está referido fundamentalmente al sistema


sacrificial que giraba en torno al Templo de Jerusalén.
Aunque se daba el mismo ya no existía en el momento en
que se redactó la Mishnah. la inclusión de estas normas
constituye una clara afirmación de fe en la reconstrucción
del Templo con todo lo que esto implicaría.

1. Zebajim (sacrificios). Compuesto de catorce capítulos,


este tratado se ocupa de las normas relacionadas con el
sacrificio de animales.
B: 120, J: no, Tos: sí.

2. Menajot (oblaciones). Compuesto de trece capítulos, este


tratado va referido a las ofrendas realizadas con harina y a
las libaciones que las acompañaban.
B: 110, J: no, Tos: sí.

3. Jul.lin (profanos). Compuesto de doce capítulos, este


tratado va referido principalmente al sacrificio de animales
que no están destinados a ser ofrecidos sagradamente.
Asimismo contiene normas relacionadas con la degustación
de las carnes, la prohibición de comer carne con lácteos,
las entregas que han de hacerse al sacerdote, los nidos de
pájaros, etc.
B: 142, J: no, Tos: sí.

4. Bejorot (primogénitos). Compuesto de nueve capítulos,


este tratado se ocupa de las disposiciones relativas al
primogénito del hombre y del ganado, así como las
37
relacionadas con el diezmo del ganado .
B: 61, J: no, Tos: sí.
5. Arajin (votos de evaluación). Compuesto de nueve
capítulos, este tratado desarrolla la normativa referente a
los votos de evaluación, es decir, aquellos en virtud de los
cuales una persona se comprometía a entregar al Templo el
38
valor de una determinada persona .
B: 34, J: no, Tos: sí.

6. Temurah (sustitución de los sacrificios). Compuesto de


siete capítulos, este tratado desarrolla el precepto de
Levítico 27, 10 relativo a la sustitución de un animal
sacrificial por otro profano.
B: 39, J: no, Tos: sí.

7. Keritot (transgresiones penadas con exterminio).


Compuesto de seis capítulos, este tratado se ocupa de
aquellas transgresiones cuyo castigo es el de exterminio.
Se consideraba que tal pena era impuesta por el propio
Dios acortando la vida del transgresor. En los casos en que
éste había actuado sin dolo existía un conjunto de
sacrificios de expiación por la transgresión.
B: 22, J: no, Tos: sí.

8. Meilah (sacrilegio). Compuesto de seis capítulos, este


tratado se ocupa de las apropiaciones indebidas cuyo
objeto era alguna de las cosas consagradas al Templo.
B: 22, J: no, Tos: sí.

9. Tamid (sacrificio perenne). Compuesto de siete capítulos,


este tratado se ocupa de la regulación relativa al sacrificio
perenne o diario que se realizaba al amanecer y al
atardecer en el Templo de Jerusalén.
B: 9, J: no, Tos: no.
10. Middot (medidas). Compuesto de cinco capítulos, este
tratado contiene una descripción de las diferentes
secciones y dependencias del segundo Templo.
B: no, J: no, Tos: no.

11. Quinnim (par de pájaros). Compuesto de tres capítulos,


este tratado desarrolla las disposiciones relativas al
39
sacrificio de aves .
B: no, J: no, Tos: no.

VI. ORDEN SEXTO: TOHAROT (PUREZAS)

Este último orden de la Mishnah contiene


fundamentalmente las normas relativas a la impureza ritual
y a la forma de purificación. Aunque, sin duda, buen
número de estos preceptos tienen connotaciones médicas e
higiénicas, sin embargo, su raíz debe hallarse más bien en
la consciencia de que un Dios santo sólo puede ser servido
de manera apropiada desde una perspectiva de pureza y
santidad.

1. Kelim (útiles). Compuestos de treinta capítulos, este


tratado va referido a todos aquellos utensilios que pueden
ser susceptibles de contraer la impureza (objetos de arcilla,
de madera, de cristal, de cuero, etc.). La descripción de los
mismos así como de las maneras en que pueden
contaminarse es impresionantemente minuciosa.
B: no, J: no, Tos: sí.

2. Ohalot (tiendas). Compuesto de dieciocho capítulos, este


tratado es un desarrollo del precepto de Números 19, 14
relacionado con el hombre que muere en el interior de una
tienda y la contaminación que se desprende de tal
circunstancia.
B: no, J: no, Tos: sí.

3. Negaim (plagas). Compuesto de catorce capítulos, este


tratado se ocupa de la impureza derivada de aquellas
enfermedades de tipo cutáneo descritas en Levítico 13 y
14.
B: no, J: no, Tos: sí.

4. Parah (vaca). Compuesto de doce capítulos, este tratado


desarrolla la normativa relacionada con el líquido
purificador obtenido mediante la mezcla de agua con las
40
cenizas de la vaca roja .
B: no, J: no, Tos: sí.

5. Toharot (purezas). Compuesto de diez capítulos, este


tratado contiene la normativa relativa a la pureza e
impureza de alimentos sólidos y líquidos.
B: no, J: no, Tos: sí.

6. Miqvaot (baños rituales por inmersión). Compuesto de


diez capítulos, este tratado se ocupa de las reglas
relacionadas con la mikveh o alberca en la que tenían lugar
los baños rituales con función purificadora.
B: no, J: no, Tos: sí.

7. Niddah (menstruante). Compuesto de diez capítulos, este


41
tratado recoge el desarrollo de la normativa relacionada
con el estado de impureza anejo a la menstruación
femenina, el período posterior al parto y las hemorragias
vaginales.
B: 73, J: 13, Tos: sí.

8. Majshirim (los que convierten). Compuesto de seis


capítulos, este tratado se refiere a aquellas sustancias –
líquidos, en realidad– que «convierten» a un alimento en
impuro. Realmente, viene a ser un desarrollo de las normas
al respecto contenidas en Levítico 11, 34 y 11, 37-38.
B: no, J: no, Tos: sí.

9. Zabim (los que sufren flujo). Compuesto de cinco


capítulos, este tratado se ocupa de las normas relacionadas
con aquellas personas que sufren enfermedades venéreas
como la gonorrea, blenorragia, etc.
B: no, J: no, Tos: sí.

10. Tebul yom (el que sumergió aquel día). Compuesto de


cuatro capítulos, este tratado se refiere a las normas de
pureza relativas al impuro que ha realizado el baño de
inmersión en el día pero que no está puro del todo hasta
42
ponerse el sol .
B: no, J: no, Tos: sí.

11. Yadayim (manos). Compuesto de cuatro capítulos, este


tratado desarrolla las disposiciones relacionadas con la
impureza y purificación de las manos. Las mismas no
parece que contaran con base en la Escritura, pero ya en el
siglo I d.C. formaban parte de las dieciocho normas de la
escuela de Shammay que prevalecieron sobre la de Hil.lel.
B: no, J: no, Tos: sí.

12. Uqsin (rabillos). Compuesto de tres capítulos, este


tratado se refiere a los pedúnculos o rabillos por los que se
coge la fruta. Los mismos podían ser transmisores de
impureza.
B: no, J: no, Tos: sí.

2. La Tosefta
Esta obra (tvspt’ = suplemento) constituye otro intento de
recopilación de normas interpretativas de la Ley. A
diferencia de la Mishnah, no logró alcanzar rango canónico.
Su contenido es esencialmente tannaítico y,
tradicionalmente, se ha atribuido a R. Hiyyá b. Abba,
discípulo de Yehudah ha-Nasí. No obstante, es más
probable que la obra sea una fusión de dos colecciones
43
halájicas de Hiyyá y Hoshayá .
Su estructura es muy similar a la de la Mishnah. De los
sesenta y tres tratados de la última sólo faltan Abot, Tamid,
Middot y Quinnim; el resto cuenta con equivalente en la
Tosefta. Aunque ha habido algunos intentos por explicar de
44
manera independiente estas coincidencias , lo cierto es
que parece difícil negar que la Tosefta sigue en general el
plan mishnaico en función de suplemento (como su mismo
nombre indica), y que los redactores de la Tosefta
emplearon fuentes más antiguas que la Mishnah, que son
citadas de manera más completa y original. Debe señalarse
asimismo que la Tosefta contiene mayor cantidad de
haggadah que la Mishnah.

3. El Talmud de Jerusalén
Tras su codificación, la Mishnah se convirtió a lo largo de
los siglos III y IV d.C. en una obra esencial para el estudio de
la Torah en las escuelas de Palestina, especialmente en
Tiberíades. Enriquecida con materiales de procedencia
diversa (exégesis, otras colecciones) creció hasta
convertirse en el Talmud palestinense o de Jerusalén (TJ).
En el mismo se interpreta el texto de la Mishnah pasaje a
pasaje, recurriendo muy frecuentemente a la casuística.
Además el Talmud incluye las opiniones de los amoraítas
(literalmente «locutores»), letrados del período
postmishnaico correspondientes a los siglos III y IV.
Asimismo incluye las baraitot (singular bryt’), dichos que
no registra la Mishnah pero que son coetáneos de la misma
y que se citan en hebreo dentro de un pasaje arameo del
Talmud.
Resulta relativamente fácil datar el Talmud de Jerusalén
por cuanto menciona a Diocleciano y a Juliano pero no a
figuras judías posteriores a la segunda mitad del siglo IV.
Su estructura actual debió de adquirirla poco después del
45
400 d.C. . Aunque su contenido principal es halájico,
reúne asimismo una considerable riqueza de materiales
46
haggádicos . Si el Talmud palestinense contuvo alguna vez
toda la Mishnah, lo cierto es que hasta nosotros sólo han
llegado los cuatro primeros sedarim (con la excepción de
47
los tratados Eduyyot y Abot) y el comienzo de Niddáh .
Los comentarios y discusiones arameas, que reciben el
nombre de Guemarah, están escritos en dialecto galileo.

4. El Talmud de Babilonia
Se cree que la Mishnah fue llevada a Babilonia por Abba
Arika, conocido como Rab o Rav. Éste fue discípulo de
48
Yehuda ha-Nasí . La obra pronto comenzó a servir de base
para las discusiones legales y, como lógica consecuencia,
no tardó en sufrir un considerable incremento de material
que concluyó en su codificación. Ésta debió iniciarse sobre
49
el siglo V d.C. y vería su conclusión en el siguiente . En el
Talmud babilónico se citan con relativa frecuencia
sentencias en hebreo de eruditos más antiguos, si bien el
lenguaje de la obra es el arameo de Babilonia. La haggadah
está representada más ampliamente que en el palestinense,
aunque, a semejanza de éste, tampoco abarca toda la
Mishnah. El primer séder u orden se ha perdido por
completo salvo Berajot; Sheqalim está ausente del segundo
séder; el cuarto carece de Eduyyot y Abot, el quinto de
Middot, Quinnim y la mitad de Tamid, el sexto se ha
perdido salvo Niddah. Abarca por lo tanto treinta y seis
tratados y medio frente a los treinta y nueve palestinenses
pero, en la práctica, es cuatro veces más voluminoso y, en
sus ediciones, aparecen siete tratados extracanónicos a
continuación del cuarto séder. Desde la Edad Media, ha
sido objeto de mayor veneración de tal manera que cuando
se menciona el Talmud sin especificar la referencia es al
babilónico. La conclusión del Talmud no significó el final de
la discusión halájica. De hecho, la misma se perpetuó hasta
el período de los gueonim (siglos VII-X).

5. Los tratados menores


Además de los materiales mencionados existen una serie de
tratados conocidos como «menores» que no cuentan con
correspondencia en la Mishnah pero que en el Talmud
babilónico suelen aparecer después de Avodah Zarah. A
continuación señalamos su nombre, tema y número de
capítulos.

1. Avot de Rabbi Natán. Compuesto de cuarenta y un


capítulos, hace referencia a los fundamentos básicos de la
Torah, el temor de Dios y la conducta digna.

2. Sofrim. Compuesto de ventiún capítulos, está dedicado a


la escritura del rollo de la Torah y a la lectura pública de la
Torah y de la haftarah.

3. Semajot. Compuesto de catorce capítulos, va referido a


las leyes del luto.

4. Qallah. Compuesto de un capítulo, hace referencia al


matrimonio y a las relaciones maritales.

5. Qallah Rabbati. Compuesto de diez capítulos, en el


mismo hay referencias a reglas de urbanidad.

6. Derej Erets Rabah. Compuesto de once capítulos,


contiene normas matrimoniales y principios éticos.

7. Derej Erets Zuta. Compuesto de once capítulos,


desarrolla algunas de las normas de conducta que deben
acompañar al erudito de la Torah.

8. Guerim. Compuesto de cuatro capítulos, contiene


normativa relacionada con el converso y con los no judíos
residentes en Israel.
9. Qutim. Compuesto de dos capítulos, se refiere a las
normas de aplicación en relación con los samaritanos.

10. Abadim. Compuesto de tres capítulos, está relacionado


con los siervos judíos.

11. Sefer Torah. Compuesto de cinco capítulos, está


dedicado a la escritura del rollo de la Torah.

12. Tefillin. Compuesto de un capítulo, está dedicado a la


escritura y uso de los tefillin.

13. Tsitsis. Compuesto de un capítulo, estudia la normativa


relacionada con las borlas de las vestiduras de cuatro
extremos.

14. Mezuzah. Compuesto de dos capítulos, está dedicado a


la escritura y fijación de la mezuzah.

14 La bibliografía sobre literatura rabínica es cuantiosísima. En este apartado


sólo haremos referencia a aspectos puntuales de la misma. Para un estudio
introductorio y limitado a la Mishnah puede recurrirse a F. Manns, Pour lire la
Mishna, Jerusalén, 1984. Referencias más amplias, por temas y con mayor
profundidad pueden encontrarse en H. L. Strack y G. Stemberger, Introducción
a la literatura talmúdica y midrásica, Valencia, 1988. Los aspectos lingüísticos
están siendo tratados magníficamente por M. Pérez Fernández, La lengua de
los sabios, I, Valencia, 1992.
15 Véase: Jerónimo, «Comentario sobre Isaías», 59, CCL LXXVIII A 685;
«Comentario sobre Mateo», 22, 23; Epifanio, «Contra los herejes», 33, 9. En las
«Constituciones apostólicas», I.6; II.5; VI.22, la parte ritual de la ley mosaica
recibe la misma calificación de «deutérosis» (= mishná) y se señala que fue
impuesta tras el episodio del becerro de oro. Los maestros de la «deutérosis»
recibían el nombre de «deuterotaí», v. g.: Eusebio, «Preparación Evangélica»,
XI, 5, 3; XII, 1, 4; Jerónimo, «Comentario sobre Isaías», 3, 14 (CCL, LXXII, 53).
16 Véase al respecto: Taan. 4, 4. Esta interpretación fue conocida por
Jerónimo, «Epístola», 121, a Algasia, 10, 21, CSEL, LI, 49.
17 Acerca de Yehudah ha-Nasí, véase: M. Avi-Yonah, Geschichte der Juden im
Zeitalter des Talmud, Berlín, 1962, págs. 38-41; W. Bacher, Die Agada der
Tannaiten II, 2 vols., Estrasburgo, 1884-1890, págs. 454-486; D. Hoffmann,
«Die Antoninus-Agadot im Talmud und Midrasch», MGWJ, 19 (1892), págs. 33-
55 y 245-255; S. Klein, «The Estates of R. Judah ha-Nasi», JQR, N. S, 2 (1911),
págs. 545-556; L. Wallach, «Colloquy of Marcus Aurelius with the Patriarch
Judah I», JQR (1940-1941), págs. 259-286; A. Büchler, Studies in Jewish
History, Londres, 1956, págs. 179-244.
18 El origen de esta tesis arranca del Talmud bSan. 86a y fue propuesta
primeramente por Z. Frankel, Darje ha-Mihnah: Hodegetica in Mischnam,
Leipzig, 1867, quien insistió en la existencia de una Mishnah de Meir y otra de
Akiba. No obstante, también se ha pensado en la posibilidad de que ambas
fueran consignadas, al menos parcialmente, por escrito, véase: J. Derenbourg,
Essai sur l’histoire et la géographie de la Palestine, París, 1867, págs. 399-401;
H. L. Strack-G. Stemberger, Introducción a la literatura talmúdica y midrásica,
edición citada, págs. 187 ss.; Ch. Albeck, Untersuchungen über die Redaktion
der Mischna, Berlín, 1923, págs. 89-121; Einführung in die Mischna, Berlín-
Nueva York, 1971, págs. 94-129 y 145-170.
19 La paginación del Talmud de Babilonia es la de la edición veneciana del año
1522. Consuetudinariamente en el Talmud de Babilonia no hay página una y
cada tratado comienza con la dos. No hay uniformidad en la paginación del
Talmud de Jerusalén por lo que las referencias son según la edición veneciana o
según el tratado, capítulo y halajah. Para las aparecidas en las siguientes
páginas en relación con la Mishnah hemos utilizado las ediciones de Pietrokov-
Vilna, según se adaptaron para el estudio de Daf Yomi.
20 Levítico, 19, 9; 23, 22; Deuteronomio, 24, 19-21.
21 Levítico, 19, 9; Deuteronomio, 22, 9-11.
22 Éxodo, 23, 10-11; Levítico, 25, 1 ss. y Deuteronomio, 15, 1 ss.
23 Levítico, 22, 10-14 y núms. 18, 8, 11, 12, 26 y 30.
24 Levítico, 27, 30 y núms. 18, 21.
25 Véase Deuteronomio, 26, 12.
26 Deuteronomio, 14, 22-26; 14, 28 y 26, 12.
27 Núms. 15, 20.
28 Levítico, 19, 23-25.
29 Éxodo, 30, 13.
30 Levítico, 16, 1-43 y núms. 29, 7-11.

É
31 Levítico, 23, 33-43; núms. 29, 12-38; Deuteronomio, 16, 13-5; Éxodo, 23, 16;
34, 22.
32 Éxodo, 12, 16; Levítico, 23, 7-8, 35-36; núms. 28, 18 y 25; 29, 12 y 53.
33 Deuteronomio, 16, 16-7.
34 Deuteronomio, 25, 5-10.
35 Deuteronomio, 24, 1.
36 Levítico, 4, 1-21 y núms. 15, 22-31.
37 Éxodo, 13, 2; 11, 13; 22, 28-9; 34, 19-20; Levítico, 27, 26; núms. 3, 13; 18,
15-18; Deuteronomio, 15, 19-23; 14, 23; Nehemías, 10, 37; Levítico, 27, 32.
38 Levítico, 27, 1-8.
39 Levítico, 5, 1-10; 12, 8; 14, 22, 30-31; 15, 14-5; 15, 29-30; núms. 6, 9-11.
40 Núms. 19, 1-22.
41 Levítico, 15, 19-24 y 12, 1-5.
42 Levítico, 22, 7.
43 Véase J. Z. Lauterbach, JE, XII, págs. 208-209.
44 Véase en este sentido: B. de Vriss, Tarbiz, 26 (1957), págs. 255-261.
45 Véase: J. Neusner, Invitation to the Talmud, Filadelfia, 1984, págs. 96 ss.;
Judaism in the matrix of Christianity, edición citada; Judaism and Christianity in
the Age of Constantine, edición citada; H. L. Strack y G. Stemberger, edición
citada, págs. 236 ss.
46 Las partes haggádicas fueron reunidas en la obra Yephe Mar ’eh de Samuel
Yaffé, un autor del siglo XVI. Véase también: A. Wünsche, Der jerusalemische
Talmud in seinem haggadischen Bestandtheilen zum ersten Male in’s Deutsche
übertra, Leipzig, 1990.
47 Véase H. L. Strack y G. Stemberger, edición citada, págs. 238 ss. Los
fragmentos descubiertos en la Geniza de El Cairo contienen los mismos
tratados, véase: Y. Sussmann, «Talmud Fragments in the Cairo Geniza», en M.
A. Friedman (ed.), Cairo Geniza Studies, Tel Aviv, 1980, págs. 21-31; L. I.
Rabinowitz, Enc. Jud., XV, cols. 773-774.
48 Véase J. Neusner, History of th Jews in Babylonia, II, Leiden, 1966, págs.
126-134.
49 Véase J. Neusner, Invitation to the Talmud, Filadelfia, 1984, págs. 167 ss.;
H. L. Strack y G. Stemberger, edición citada, págs. 269 ss.
3. La mecánica de aplicación práctica
del Talmud

Para los lectores no acostumbrados al mundo talmúdico o,


al menos, al jurídico en un sentido general, habrá
resultado, muy posiblemente, motivo de perplejidad buena
parte de lo expuesto en las páginas anteriores. ¿Realmente
un precepto religioso necesita un desarrollo tan específico?
¿Es inevitable una elaboración similar, cuya codificación ha
tardado además siglos en producirse, para obedecer la Ley
de Dios? Naturalmente la respuesta a esas cuestiones suele
ser difícilmente neutra porque arranca, por regla general,
de una toma de posición concreta, pero, para situarnos en
un terreno accesible a todos deberíamos recordar que el
Talmud contiene normas que nosotros consideraríamos no
religiosas sino civiles o penales, cuyo desarrollo es
considerablemente más complejo en cualquier sistema
legal del mundo contemporáneo. Por otro lado, la poca
concreción en buen número de casos de la Ley mosaica
obligaba per se a la elaboración de normas
jurisprudenciales y exegéticas. Pese a todo, sería un error
equiparar el Talmud con un simple código legal. Como
demostración, vamos a referirnos –aunque sea en forma
simplificada– a un ejemplo de esto a fin de que pueda ser
entendido por el lector.
Tomemos como punto de partida el texto mishnaico de
Baba qamma 3, 2, que se halla en el orden de Nesiquín,
relativo a los daños. El mismo dice así: «el que esconde
espinos o cristales o rodea su cerca con espinos o si se cae
la cerca a un lugar de dominio público y como
consecuencia de ello otros sufren algún daño, es
responsable por su daño».
Aparentemente el pasaje es claro pero lo cierto es que
plantea una serie de interrogantes que no son de escasa
trascendencia. Por ejemplo, si los cristales no los colocó el
propietario sino otro, ¿quién es el responsable entonces?, o
si los cristales estaban dentro del muro y éste se cayó
dejándolos al descubierto, ¿existe responsabilidad del
propietario?, o ¿cuál sería la forma de evitar estos
accidentes? El texto del Talmud relativo a este pasaje de la
Mishnah aborda esos y otros problemas.
Así el comentario de R. Yojanán recogido en el Talmud
50
(Baba qamma 30a.) resulta lógicamente obligado: «Dijo
R. Yojanán: “Esto se refiere sólo a los espinos
sobresalientes. Si estaban confinados en la propiedad
privada, no existe responsabilidad”. ¿Por qué?». Dijo R. Aha
hijo de R. Iqa: «Porque la gente no debe ir restregándose
contra los muros».
La interpretación parece clara. Existe obligación de
indemnizar pero sólo cuando los espinos sobresalen de la
propiedad privada. Si alguien se daña con ellos por mera
negligencia personal, no debería responsabilizarse al
propietario. Éste no podía –ni debía– prever la estupidez de
sus conciudadanos.
Pese a todo, las posibilidades no se han agotado como
veremos y por ello es necesario dar una regla que cuenta
con el respaldo de los sabios. La misma volverá a ser
comentada por R. Yojanán: «Nuestros rabinos han
enseñado que si una persona esconde espinos y cristal roto
en el muro de su vecino, y el propietario del muro viene y
tira el muro y caen al terreno público (el cristal o los
espinos) y causan daño, aquella persona que los escondió
es responsable. R. Yojanán dijo: “Esta enseñanza se refiere
sólo a un muro endeble. En el caso de que el muro sea
sólido, el que esconde en él está exento de responsabilidad,
y el responsable es el propietario”».
Aquí los sabios son tajantes: el que puso el material que
causó el daño, es el responsable. Sin embargo, R. Yojanán
no está de acuerdo con esa visión tan firmemente
establecida. Desde su punto de vista, ciertamente es
responsable si el muro era endeble. En un caso así, tendría
que haber previsto que el mismo se caería y dejaría
expuesto un material susceptible de causar daños. Pero si
el muro era sólido –es decir, que difícilmente iba a venirse
abajo– y el dueño fue el que lo derribó dejando al
descubierto el material que produjo los daños, es el dueño
el responsable. Lo es porque a él compete que la obra
realizada –en este caso, derribar un muro– no tenga
consecuencias perjudiciales para otros.
Finalmente, y tras diferentes argumentos, la cuestión
quedará zanjada en el Talmud con una referencia al pasado
aunque, en realidad, se base en la acción de sabios
contemporáneos: «Nuestros rabinos han enseñado que
hombres piadosos de antaño escondían sus espinos y trozos
de cristal en sus campos, y los enterraban a tres palmos de
profundidad, de forma que el arado no experimentara daño.
51
R. Sheshet los arrojaba al fuego . Rava los arrojaba al
Tigris. Dijo Rav Yehudah: “el que desee ser justo debe
seguir las enseñanzas de Nesiquín”. Rava dijo: “las
enseñanzas de Avot”. Y otros dijeron: “las enseñanzas de
Berajot”».
Esta conclusión proporciona la solución esperada desde
un principio. No basta con intentar reparar el daño.
Además hay que evitarlo para el futuro. La mejor manera
de no causar daño al prójimo con cristales y espinos es
enterrarlos. Hecho esto, no hay que preocuparse por ellos.
De esto deriva además una clara enseñanza moral. Según
Rav Yehudah, ser justo implica no causar daño a otros
(seguir el orden de Nesiquín). Aunque Rava consideraba
que ser justo consistía en ser religioso (Avot), y otros
sostenían que derivaba de dar gracias a Dios por lo que Él
hace por nosotros (Berajot). Partiendo pues de un caso
aparentemente prosaico –alguien se corta con un cristal
que hay en el muro del vecino– los sabios analizaban las
cuestiones legales más prácticas (quién es responsable del
acto y debe, en su caso, pagar la indemnización), señalaban
la ratio legis, formulaban una solución que evitara que se
ocasionaran en el futuro este tipo de incidentes y,
finalmente, extraían de todo una enseñanza moral cuya
aplicación excedía con mucho el punto de partida. En
conjunto, por tanto, puede verse que el universo de
razonamiento talmúdico resulta fecundísimo y que extiende
sus ramificaciones a la práctica totalidad de áreas de la
vida cotidiana.

50 En las páginas siguientes tratamos Baba Damma 30a. de una manera


necesariamente resumida de forma que pueda ser captada más fácilmente la
cadena de pensamiento por el lector profano.
51 Era ciego y no podía, naturalmente, proceder al enterramiento.
4. Los comentaristas del Talmud

La labor exegética en torno al Talmud no concluyó con su


redacción final hacia el año 500 d.C. Al igual que sucede
con otros textos sagrados, casi puede decirse que esa fecha
fue más bien el punto de partida de una riquísima literatura
centrada en el análisis de la obra. Estos aportes
generalmente han venido siendo comentarios al texto
talmúdico, codificaciones sistemáticas de las normas
legales contenidas en el mismo o respuesta a temas
concretos que, generalmente, surgían como consecuencia
de problemas específicos en el devenir histórico del pueblo
judío.
Por razones lógicas, la literatura de análisis del Talmud
tuvo sus primeros aportes en Oriente. Durante los siglos VI
y VII, procedieron éstos de los saboraim (sabar: opinar, en
arameo; sabora: el que opina o interpreta) que realizaron la
tarea de proporcionar al texto la forma en que lo
conocemos hoy en día. De esta circunstancia partió en su
52
día Kaplan para afirmar que la Guemarah no era obra de
los amoraítas –éstos sólo serían autores de una muy
esquemática formulación– sino de los saboraim. Tal tesis
nos parece, hoy por hoy, muy difícil de aceptar pero da una
idea de la importancia de la obra, muchas veces anónima,
realizada por éstos.
Durante la conclusión de la época de los saboraim,
surgen los gueonim (de gaón: excelencia), denominación
con la que se hacía referencia a los directores de las
academias rabínicas de Sura y Pumbedita durante el
espacio comprendido entre los siglos VII al X. Éstos
contaron con una autoridad que era aceptada en toda la
Diáspora judía y sus aportes fueron desde la defensa del
rabinismo contra los judíos karaítas [el caso de Sa‘adyá de
Fayum, gaón de Sura (882-942)] hasta el responsum de
Sherirá, gaón de Pumbedita (920-1001) acerca de la
redacción de la Guemarah.
A mitad del siglo X, el centro de la cultura judía se
desplazó en sentido occidental, teniendo en esta época el
papel más destacado, aunque no exclusivo, España. Va a
ser ésta una auténtica edad de oro de los estudios
talmúdicos que se inicia con el comentario de R. Jananel
ben Jushiel (c. 980-1056) y que pronto va a contar con la
aportación de R. Salomón ben Itsjaq (1040-1105), conocido
como RaSHI en virtud de la costumbre judía de formar
apodos a partir de las iniciales del nombre. Este autor –que
escribió asimismo un comentario a la Biblia en el que
destaca la parte dedicada al Pentateuco– redactó también
el conocidísimo Quntras, en el que se comenta la casi
totalidad del Talmud. Esta obra –que experimentó tres
redacciones– es, sin duda, el comentario por antonomasia,
y es costumbre que acompañe al texto del Talmud en todas
sus ediciones. De hecho, se convirtió en el punto de
arranque de los estudios realizados por los judíos franceses
y germanos durante los siglos XII y XIII.
Tan importante como la labor de comentario –en la
práctica, posiblemente más– fue la redacción de
codificaciones que sistematizaban las normativas rabínicas
intentando proporcionarles un orden y una coherencia
generalmente ausente del texto del Talmud, así como las
Sheelot u-teshuvot (preguntas y respuestas) –también
reciben el nombre de responsa– que intentaban clarificar
aspectos de aplicación concreta de la normativa talmúdica.
Las codificaciones más importantes fueron realizadas por
judíos españoles, salvo la del franco-alemán Moshé de
Coucy (1200-1260). Destacan entre las mismas el
compendio de Itsjaq al-Fasí (m. 1103), conocido como
Halajot; la Mishnéh Torah (Repetición de la Ley) o Yad ha-
53
jazaqah (Mano fuerte) de Maimónides (1135-1204) ; los
Arbaa turim (Cuatro hileras) de Yaaqov ben Asher (m.
hacia 1340) y especialmente el Shulján Aruj (Mesa
preparada) del toledano Yosef Caro (1488-1575).
Entre los autores de responsa –un género surgido
durante el período de los gueonim– destacaron asimismo
autores españoles como R. Salomón ben Adret y R. Itsjaq
bar Shéshet, ambos de Barcelona, y ubicados
cronológicamente a finales de los siglos XIII y XIV,
respectivamente.
A partir de mediados del siglo XVI, los estudios
talmúdicos fueron experimentando un desplazamiento
hacia el este –algo lógico si tenemos en cuenta el
turbulento panorama europeo de la época– y surgen
entonces diversos autores de Jiddushim (novellae) como
Salomón Luria (1510-1573), Shemuel Edels (1555-1631),
Meir Schiff (m. 1641) y Yoel Sirkes (1561-1640). Moshé
Iserles de Cracovia (1520-1572) escribió un comentario
para el Shulján Aruj de Caro, titulado muy apropiadamente
Mappah (mantel).
El género, empero, no llegará a experimentar un nuevo
resplandor hasta mediados del siglo XVIII con Eliyyá de
Vilna (1720-1797), más conocido como el gaón de Vilna. De
origen lituano, viajó por Polonia y Alemania para
establecerse, finalmente, en la ciudad que ha quedado para
siempre ligada a su nombre. Opuesto al movimiento de la
Haskalah o ilustración judía, es conocido por haber sido un
formidable opositor del movimiento judío de los jasidim,
sobre los que descargó duras medidas punitivas que fueron
desde la excomunión hasta el destierro del seno de las
poblaciones judías. Como es sabido las autoridades judías
llegaron a recurrir a las gentiles para que actuaran contra
54
los jasidim , aunque con el paso de las décadas esta
corriente acabó siendo reconocida como legítima en el seno
del judaísmo. El gaón –del que se llegó a afirmar que había
recibido la visita del profeta Elías– murió durante la fiesta
de las cabañas de 1797 e inmediatamente la noticia desató
una serie de fiestas y festivales celebrados por los jasidim
como señal de alegría por el evento. Aquí nos interesa
especialmente el hecho de que, aparte de ser la cabeza
visible del movimiento de los Mitnagguedim, escribió
comentarios de la Biblia, de diversos midrashim, del Zohar,
y puede ser considerado como el auténtico fundador del
estudio crítico contemporáneo del Talmud.

52 J. Kaplan, The Redaction of the Babylonian Talmud, Nueva York, 1931 y H.


Klein, «Gemara and Sebara», The Jewish Quarterly Review, 38 (1947), págs.
67-91; «Some general results of the separation of Gemara from Sebara in the
Babylonian Talmud», Journal of Semitic Studies, 3 (1958), págs. 363-370.
53 Una excelente versión de la obra con el texto original ha sido publicada en
1989 por la Hebrew Publishing Company de Nueva York.
54 H. H. Ben-Sasson, Historia del pueblo judío, Madrid, Alianza Editorial, 1991,
v. III, págs. 915 ss.
5. Las controversias antitalmúdicas
55
durante la Edad Media

Como tendremos ocasión de ver en la antología del Talmud


que figura en el presente estudio, esta obra contiene
algunas referencias concretas en relación con Jesús, los
seguidores judíos de éste y su madre. Las mismas no
56
resultan muy numerosas , pero es indiscutible que se
encuentran teñidas por la polémica dirigida contra un
partido religioso odiado, a cuyo fundador se considera
justamente ejecutado en este mundo y felizmente
atormentado en el otro y cuyos seguidores gentiles
amenazan con transformarse en el poder teológico más
importante de la época, más concretamente, del Bajo
Imperio.
La persona de Jesús, lógico punto de referencia del
judeo-cristianismo palestino, es, y no puede minimizarse
este aspecto, tratada con especial dureza en los escritos
57
rabínicos . En primer lugar, se da una clara insistencia en
58
considerar a Jesús como un bastardo , a su madre como
59
una adúltera y a su padre como un legionario romano
llamado Pantera. J. Klausner, que ha intentado paliar,
bastante infructuosamente a nuestro juicio, la visión
negativa que la literatura rabínica presenta acerca de
60 61
Jesús , ha insistido, siguiendo a otros autores , en que el
nombre «Pantera» vendría de una corrupción de parzénos
(virgen). El origen de esta deformación derivaría del hecho
de que los cristianos creían a Jesús el hijo de una virgen.
Sin entrar a fondo sobre la veracidad de esta tesis (a
nuestro juicio siquiera verosímil), parece de ella
desprenderse, por un lado, una visión del nacimiento de
Jesús entre sus seguidores que se asemejaría (si es que no
era igual) a la de Mateo (c. 1-2) y Lucas (c. 1-2), mientras
que sus detractores insistirían en el aspecto irregular del
evento, problema éste, al parecer, de cierta antigüedad y
que alguna fuente (Juan 8, 41) sitúa ya como existente
62
durante la vida de Jesús .
En segundo lugar, las fuentes talmúdicas indican la
creencia en virtudes milagrosas asociadas a la persona de
Jesús, si bien las mismas son contempladas desde una
perspectiva hostil. En Sanh 107b y Sota 47b, se nos dice
que «Ieshu practicó la hechicería y la seducción y llevaba a
Israel por mal camino», datos que aparecen repetidos en
Sanh 43a, donde además se nos informa de que «La víspera
de Pascua colgaron a Ieshu». La descripción talmúdica no
sólo recuerda considerablemente a datos contenidos en los
Evangelios (Mateo 9, 34; 12, 24; Marcos 3, 22), sino que
concuerda con la información que al respecto hallamos en
autores cristianos como Justino (Diálogo con el judío Trifón,
LXIX). Como veremos más adelante, el que hechos de esta
misma índole se asociaran con los judeo-cristianos
constituyó un auténtico problema disciplinario para los
rabinos.
También se nos ha transmitido en el resto de la
literatura rabínica una visión negativa de las pretensiones
de Jesús que son condenadas explícitamente. Así, el Yalkut
Shimeoni (Salónica) par. 725 sobre va-yisá meshaló
63
(Números, 23, 7) de acuerdo con el Midrash Ielamdenu ,
recoge la noticia de que «intentaba hacerse Dios a sí
mismo, para que el mundo entero fuera por mal camino» y
se añade que no podía ser Dios puesto que éste no miente
mientras que «si él dice que es Dios es un embustero y
miente; dijo que marcharía y volvería finalmente. Lo dijo y
no lo hizo». Las resonancias del pasaje tienen, de nuevo,
claros paralelos en el Nuevo Testamento y, más
concretamente, en relación con las cuestiones de la auto-
conciencia de Jesús (especialmente con su divinidad) y de
la Parusía. Lógicamente, una condena clara de Jesús es lo
que encontramos en estas mismas fuentes. Así, en Guitin
56b-57a se presenta al mismo –que «se burló de las
palabras de los sabios» y que fue «un transgresor de
Israel»– atormentado en medio de excrementos en
ebullición. El cuadro global resulta pues evidente. Las
fuentes rabínicas dan por ciertos muchos de los datos
contenidos también en fuentes cristianas pero los
reinterpretan con un enfoque radicalmente distinto que
raya, no pocas veces, en la denigración.
Tal enfoque no tuvo mayor trascendencia fuera del
ámbito de Israel en la medida en que la Iglesia no contó
con el apoyo del poder civil o desconoció –o quiso
desconocer– las referencias a la persona de su fundador
que aparecían en el Talmud. Tal situación cambió
radicalmente en el siglo XIII. Se da entonces el caso del
judío converso que, conocedor del Talmud, revela, más o
menos tendenciosamente, esta información a las
autoridades eclesiásticas, provocando, finalmente, la
adopción de medidas represivas contra el texto sagrado
judío. El primer caso de este tipo fue el de Nicolás Donin,
un antiguo discípulo de Yehiel ben Yosef de París, que,
primero, se convirtió al catolicismo y, finalmente, entró en
la orden franciscana. Donin redactó una lista de treinta y
cinco acusaciones contra el Talmud (1236) y fue el
principal instigador de la Disputa de París de 1240. Dos
años más tarde, como consecuencia siquiera indirecta de la
misma, se producía la primera quema de ejemplares del
Talmud, en cantidad de veinticuatro carros llenos. Este
episodio se repitió varias veces en los años siguientes en
Francia hasta culminar en la expulsión de los judíos en
1306. Por el contrario, el eco en otros países fue
inexistente, con la excepción de la corona de Aragón. En
1263, ante Jaime I, tuvo lugar la Disputa de Barcelona, en
la que la defensa del Talmud corrió a cargo de Najmánides
y su acusación fue, una vez más, desempeñada por un judío
converso, Pau Cristià. Al año siguiente, el monarca
ordenaba que se suprimieran del Talmud los pasajes
denigratorios contra Jesús y su madre so pena de que la
obra terminara en la hoguera.
Dentro del siglo XIV, fue 1319 la última fecha en que se
produjo una quema del Talmud, en esta ocasión en
Toulouse. No obstante, la condena de la obra fue
refrendada por los papas Juan XXII en 1320 y Alejandro V
en 1409.
Durante el siglo XV la controversia antitalmúdica volvió a
producirse de la mano de otro judío converso. Esta vez fue
el judío aragonés Jerónimo de Santa Fe el que inició el
proceso con la publicación de su obra De iudaicis erroribus
64
ex Talmut . El antipapa Benedicto XIII, el famoso papa
Luna, convocó entonces el tercer debate sobre el Talmud
con sede en Tortosa y San Mateo (1413-1414). Del mismo
surgió la prohibición de estudiar el Talmud dirigida a judíos
y cristianos (1415) y confirmada por Eugenio IV en 1442.
En 1509, un nuevo judío converso, Johann Pfefferkorn,
impulsó al emperador a ordenar la quema de algunos
ejemplares del Talmud. El episodio tuvo corta vida ya que
al año siguiente, el erudito cristiano Johann Reuchlin salió
en defensa del Talmud. En 1520, el papa León X derogaba
la normativa antitalmúdica e incluso permitía que Bomberg
editara los dos talmudes; de esta edición han tomado forma
las que la han seguido.
Poco duró este período de tolerancia. En 1553, el papa
Julio III volvió a poner en vigor las normas antitalmúdicas,
quemándose ejemplares de la obra en ocho ciudades
italianas dependientes del papado. Seis años después, el
papa Pablo IV incluía el libro en el Índice de obras
prohibidas. En el Índice tridentino (1584) se suprimió la
censura que pesaba sobre el Talmud, pero a condición de
que las sucesivas ediciones no contuvieran los pasajes
injuriosos para la fe cristiana. Pese a todo, las
confiscaciones distaron mucho de ser desacostumbradas
hasta el siglo XVIII. En 1757, se produjo en Kamenets-
Podolsky (hoy Ucrania, entonces Polonia) la última quema
de ejemplares del Talmud. Daba la orden el obispo católico
y había iniciado el episodio un judío converso llamado Jacob
Frank. Concluía con ello un proceso realmente tardío en la
historia del cristianismo al que pondría, en el terreno
ideológico, punto final la obra de especialistas cristianos
como Hermann Strack.
Vista en la distancia, no cabe sino lamentar la manera
en que la intolerancia religiosa pudo descargarse sobre una
obra tan rica como el Talmud. Es triste tener que reconocer
que el recurso a la destrucción de las obras del adversario
teológico ha sido común en los tiempos pasados y que el
mismo Talmud no se halla libre en sus disposiciones de esta
misma mancha. De hecho contiene, como tendremos
ocasión de ver, referencias a la necesidad de quemar las
obras religiosas de los judeo-cristianos o minim, así como
de otros disidentes dentro del mismo pueblo de Israel.
También resulta lamentable el hecho de que, en
términos generales, los ataques contra el Talmud vinieran
de la mano de judíos que habían abandonado la fe con la
que habían nacido y que se volvieron con un celo
extraordinario contra la misma. De no haber mediado la
intervención de los mismos es más que dudoso que
hubieran tenido lugar episodios como los de la quema del
Talmud, sobre todo si tenemos en cuenta que no se
produjeron en los cerca de doce siglos previos de existencia
paralela de judaísmo y cristianismo. Visto en la distancia,
resulta alentador saber que la proscripción del Talmud fue
un episodio pasado y que hoy día esta obra constituye
material de estudio respetuoso no sólo para los judíos, sino
también para especialistas de diferente filiación ideológica.

55 Sobre el tema, véase: H. Graetz, «Die Schicksale des Talmud im Verlaufe


der Geschichte», Monatsschrift für Geschichte und Wissenschaft des
Judemtums, 34 (1885), págs. 529-541; J. Merjavia, La Iglesia contra la
literatura talmúdica y midrásica (en hebreo), Jerusalén, 1970; S. Grayzel, The
Church and the Jews in the xiiith Century, Filadelfia, 1933; S. Baron, A social
and religious history of the Jews, IX, Nueva York, 1965, págs. 55-96 y 266-276;
W. Seiferth, Synagogue und Kirche im Mittelalter, Múnich, 1964; E. A. Synan,
The Popes and the Jews in the Middle Ages, Oxford, 1967.
56 Naturalmente nos referimos a aquellas ediciones que no fueron expurgadas
por la censura papal durante la Edad Media. Para una mayor documentación
sobre este tema véase: G. Dalman, Die Thalmudischen Texte (über Jesu) que
fue publicado como apéndice a Heinrich Laible, Jesus Christus im Talmud,
Leipzig, 1900. Los mismos textos con una aplicación más amplia pueden
hallarse en R. Travers Herford, Christianity in Talmud and Midrash, Londres,
1905, págs. 401-436: pasajes originales; págs. 35-96: traducción y notas; págs.
344-369: resumen y análisis histórico. Estudios de utilidad sobre este aspecto
histórico en Richard von der Alm, Die Urteile heidnischer un jüdischer
Schrifsteller der vier ersten christlichen Jahrhunderte über Jesus und die
ersten Christen, Leipzig, 1865; Daniel Chwolsohn, Des Letzte Passamahl Christi
und der Tag seines Todes, Leipzig, 1908, págs. 85-125 y Samiel Krauss, Das
Leben Jesu nach jüdischen Quellen, Berlín, 902, págs. 18-194. He tratado
también el tema en C. Vidal, El judeo-cristianismo palestino en el siglo I: de
Pentecostés a Jamnia, edición citada.
57 No incluimos entre los textos referentes a Jesús los relacionados con «Ben
Stada». Ciertamente los amoraítas y especialmente Rab Jisda (217-309 d.C.)
identifican a este personaje con Ben Pandera y Jesús (Shabat 104 b; Snah. 67
a.) pero dista mucho de estar probado que ésa fuera la opinión de los tanaítas.
Así Rabenu Tam (Shabat 104b) declara expresamente que «éste no era Jesús de
Nazaret» e incluso el Toldot Ieshu, que fue redactado en la Edad Media, no
identifica a Jesús con Ben Stada. Mantenemos el punto de vista de que Ben
Stada es para los tanaítas el falso profeta egipcio citado por josefo en Ant. XX,
8 y Guerra II, 12. En el mismo sentido se han definido J. Derenbourg, Essai sur
l’histoire de la Paléstine, París, 1867, pág. 478; H. P. Chaje en su artículo «Ben
Stada» en el Ha-Goren de S. A. Horodetski, Berdichev, 1903, IV, págs. 33-37, y
de R. T. Herford, edición citada, pág. 345.
58 He estudiado con anterioridad el tema de la influencia de esta acusación en
la teología judeo-cristiana posterior y, más concretamente, en la mariología. Al
respecto, véase: C. Vidal, «La figura de María en la literatura apócrifa judeo-
cristiana de los dos primeros siglos», Ephemerides Mariologicae, cit., págs.
191-205; «María», en Diccionario de las tres religiones monoteístas, Madrid,
Alianza Editorial, 1993.
59 Véase especialmente: Yeb. IV, 3; 49 a.
60 Cfr. J. Klausner, Jesús de Nazaret, Buenos Aires, págs. 45 ss.
61 Véase J. Klausner, edición citada, págs. 23 ss.
62 En un sentido similar pudiera entenderse el dato referente a un bastardo
que aparece en el Tratado Jallah, ed. Koronel, pág. 18b; Talmud, ed. Ram, pág.
51 a; Baté Midrashot, ed. S. A. Wertheimer, Jerusalén 1895. No obstante,
creemos que lo más posible es que no se refiera realmente a Jesús.
63 Citado en Dalman, edición citada, pág. 1011, y Herford, edición citada, pág.
404.
64 Existe edición en castellano con el texto latino y los pasajes del Talmud, así
como bibliografía actualizada: M. Orfali, El tratado «de Iudaicis erroribus ex
Talmut» de Jerónimo de santa Fe, Madrid, 1987.
6. Ediciones y traducciones del
Talmud

1. La Mishnah
La primera edición de la Mishnah se hizo en 1485 pero sólo
han llegado hasta nosotros algunas páginas. Esta
circunstancia ha determinado que la de 1492 (Nápoles)
debida a J. S. Soncino sea considerada la editio princeps.
Modernamente hay que destacar la de C. Albeck, Schischa
Sidre Mischna, 6 vols., Jerusalén, 1952-1958, y las críticas
65
de Giessen –comenzada en 1912; hasta la fecha han
aparecido una cuarentena de tratados– y del Institute for
the Complete Israeli Talmud de Jerusalén –comenzada en
1972– y de la que, hasta el momento, ha aparecido el
primer orden.
La Mishnah ha sido traducida a diversas lenguas
europeas destacando la magnífica versión de H. Danby al
inglés (Oxford, 1933) y la más discutida de J. Neusner
(New Haven, 1987). En castellano, Carlos del Valle realizó
una traducción publicada por la Editora Nacional (Madrid,
1981) y reeditado recientemente.

2. La Tosefta
La primera edición de esta obra se halla en el compendio
talmúdico de Al-Fasí (Venecia, 1521). Modernamente
destacan las ediciones de M. S. Zuckermandel (Pasewalk,
1880, con un suplemento de 1882), S. Lieberman (Nueva
York, 1955-1988), y K. H. Rengstorf (sólo dos volúmenes
publicados en Stuttgart en 1967 y 1983), así como algunas
otras referidas a tratados sueltos cuya mención omitimos
aquí.
La primera traducción de la Tosefta parece haber sido la
latina de Biagio Ugolini de 31 tratados (Venecia, 1775-
1777). En alemán se ha iniciado una labor de traducción
dirigida por K. H. Rengstorf (Stuttgart, desde 1950); y en
inglés existe la de J. Neusner (Nueva York, 1977-1986).
Desconocemos la existencia de alguna versión en castellano
de esta obra.

3. Talmud de Jerusalén
La editio princeps de esta obra es la de D. Bomberg
(Venecia, 1523) y de ella derivan en buena medida las
posteriores entre las que cabe citar la de Cracovia (1609),
Krotoshin (1866, la reimpresión de Jerusalén en 1969, es la
más difundida), Shitomir (1860-1867) y Romm, Vilna (1922,
reimp. Jerusalén, 1973).
No existe una traducción del Talmud completa y con
garantías a ninguna lengua europea. La francesa de M.
Schwab (París, 1871-1889, reimp. París, 1969) ha sido muy
criticada. Igual está sucediendo con la inglesa de J.
Neusner (Chicago, 1982 ss.) de la que sólo han aparecido
algunos volúmenes. Especialmente interesante es la de A.
Steinsalz (Nueva York, 1989 ss.) a esta misma lengua.
Desde 1975 se está publicando este Talmud en alemán
(Tubinga), traducido por G. A. Wewers, C. Horowitz, F. G.
Hüttenmeister y H. P. Tilly. No conocemos ninguna versión
en castellano del Talmud de Jerusalén.

4. Talmud de Babilonia
Daniel Bomberg, un no judío de Venecia, fue el editor de las
primeras ediciones completas de esta obra, la primera en
1520-1523 (reimp. Jerusalén, 1986) y la segunda en 1531.
La primera edición vino a establecer el patrón al que se
amoldan formalmente las ediciones de este talmud. Todos
los tratados comienzan por la página 2 (en la 1 llevan el
título), el anverso y el reverso de la página se numeran
como a y b, respectivamente, y en ella se incluyen el
comentario de Rashi en el margen interior de la página y
las tosafot en el margen exterior. A esta edición siguieron
otras de diversas comunidades judías –alguna muy
expurgada a causa de la censura como la de Basilea de
1578-1580– siendo la más amplia colección de comentarios
la de Romm, Vilna, 1880-1886. Sobre esta última ha
comenzado en 1972 una edición del Talmud babilónico el
Institute for the Complete Israeli Talmud. Igualmente A.
Steinsalz comenzó a publicar en Jerusalén en 1967 una
edición de especial utilidad para no especialistas que
conozcan el hebreo moderno.
En inglés existen las versiones de I. Epstein (ed.)
(Londres, 1935-1952, reimp. Londres, 1961) y la de J.
Neusner (Chico-Atlanta, 1984 ss.) que está ocasionando
cierta controversia. En alemán existe la de L. Goldschmidt
(Berlín, 1929-1936. reimp. Königstein, 1980-1981). En
castellano se está publicando desde 1964, en Buenos Aires,
una versión editada por M. Cales y H. J. Weiss.
65 La edición fue iniciada por G. Beer y O. Holtzmann, y, posteriormente,
continuada por K. H. Rengstorf y L. Rost (m. 1979).
Segunda parte

Antología del Talmud


Criterios seguidos para la realización
de la presente antología
En la presente obra, he seguido un criterio de traducción
dinámica que facilitara la comprensión de un texto que
puede resultar, en ocasiones, excesivamente seco para el
lector no familiarizado con el mismo. Con todo, he
procurado conservar su carácter estilístico en la medida en
que ha sido posible.
En la transcripción de las palabras hebreas y arameas
he renunciado a la utilización de signos diacríticos,
intentando a la vez que se acerque lo más posible al sonido
semita original de las mismas. Cuando el personaje ya
cuenta con un nombre aceptado universalmente en
castellano he preferido, no obstante, mantener éste en
lugar de su transcripción del texto original, v.g.: Moisés
aparece en lugar de Moshé.
No incluyo en esta obra un glosario de términos
específicamente judíos como sinagoga, sanhedrín, fariseos,
etc. Los mismos han sido tratados en mi Diccionario de las
tres religiones monoteístas, Madrid, Alianza editorial,
1993, y más recientemente, en mi Enciclopedia de las
religiones, Barcelona, Planeta, 1998, y a ellos remito para
una referencia directa con apoyo bibliográfico.
El mayor problema de esta obra lo ha constituido sin
duda la tarea de selección. Como intuirá el lector que haya
repasado el apartado de la introducción relativo a la
Mishnah, el contenido del Talmud es impresionantemente
voluminoso. Tal circunstancia, lejos de facilitar la labor
antológica, la dificulta precisamente por la magnitud del
material expuesto ante la persona que ha de llevar a cabo
tal tarea.
Por otro lado, como ya he señalado en el apartado
dedicado a mostrar el sistema de razonamiento jurídico del
Talmud, ésta es una obra que, en la mayoría de sus temas,
resulta extrañamente ajena a los lectores no judíos e
incluso de dudosa aplicación directa para los judíos en
aspectos como los relacionados con los sacrificios del
Templo, etc. Pese a todo, la supresión total de los aspectos
legales o halájicos en una antología del Talmud hubiera
dado una visión distorsionada de la obra al lector no
familiarizado con ella.
A causa de todo esto, he optado por realizar una
antología temática en la que aparecieran agrupados
diversos temas en forma tópica que facilite la consulta
rápida de aquellos aspectos que puedan resultar de interés
al profano. Tal método tiene la ventaja de que permite
pasar por alto cuestiones indiferentes para el lector, a la
vez que evita que el mismo se desaliente en la lectura de
pasajes ordenados según la sucesión de tratados del
Talmud. Tal circunstancia sería lamentable y presentaría
paralelos con la de la mona de la fábula que tiró la nuez y
desperdició su sabroso fruto simplemente porque la
cáscara se le convirtió en una barrera infranqueable.
Es mi deseo que el criterio seguido facilite
decisivamente esa primera inmersión en este texto
magnífico que tanta influencia ha tenido en la historia no
sólo del judaísmo sino de toda la humanidad y, de una
manera muy especial, en la de la España medieval. Si de
ese primer acercamiento deriva en alguno de los lectores el
deseo por seguir profundizando en este legado, el autor se
considerará más que satisfactoriamente remunerado en su
esfuerzo.
1. Dios y el hombre

La existencia de Dios no es objeto de discusión en la


literatura rabínica. Resulta algo tan evidente que sería
absurdo negarlo. Sin embargo, la creencia en la misma no
está exenta de racionalidad. El propio Abraham llegó a la
consciencia de que existía un solo Dios merced a un
razonamiento similar al de aquellos que buscan la Primera
Causa (Génesis R. 38, 13). Evidente no sólo por la
Revelación sino también por la existencia del Cosmos (Meq
a 18, 12; 59a.; Av. Zar 3b.), el que niega que lo haya es un
necio (nabal) o un extraviado (apikoros) que sólo busca
satisfacer sus apetitos y racionaliza tal actitud negando la
realidad de un Dios creador y juez.
Dios es descrito en el Talmud con una serie de notas
características. Para empezar, es único, lo que implica el
rechazo frontal del culto a cualquier otro dios o a las
imágenes (Éxodo 20, 4-5). Es omnipresente (Salmo 148, 13;
Jeremías 23, 24; Ba.Ba 25a., etc.); omnipotente (Berajot 9,
2; 33b.); omnisciente (Avot 3, 19; Sanh 90b.; etc.); eterno
(Berajot 28b.); justo y misericordioso (Avot 4, 29; Berajot
28b.; Yoma 69b.; Pesajim 87b.; etc.); padre, aunque la
extensión de esta cualidad, como veremos, era
controvertida; santo y perfecto (Yoma 86a; Avot 4, 5; etc.),
y, pese a todo, indescriptible. A esto se añade una
circunstancia de especial relevancia: se ocupa en sostener
Su creación y, muy especialmente, la cima de la misma que
es el ser humano. Lejos de ser el dios de los deístas que
creó el mundo y lo abandonó a su sino, el Dios del Talmud
interviene en la Historia humana y se mantiene
especialmente cerca de aquellos que creen en Él.
En este apartado hemos elegido algunos pasajes en los
que se ponen de manifiesto los aspectos señalados en
referentes a Dios y a Su especial relación con Israel y el
resto de los seres humanos.

Textos
1. «Dijo Sión: “El Señor me ha abandonado, se ha olvidado
de mí”. ¿Son iguales estas dos frases? Según Resh Laquish,
la asamblea de Israel dijo ante el Santo –bendito sea–:
“Señor del universo, quien se casa por segunda vez,
siempre se acuerda de las acciones de su primera mujer;
pero Tú nos abandonas y además te olvidas de nosotros”.
“Hija mía –contestó– he creado doce constelaciones en el
cielo y a cada una le he dado treinta ejércitos, constituido
cada uno por treinta legiones; y cada legión tiene treinta
cohortes; y cada cohorte treinta manípulos y cada
manípulo, treinta campamentos. En cada uno de ellos hay
trescientos sesenta y cinco millares de miríadas de
estrellas, correspondiendo así con el número de días que
tiene el año solar. Todo eso ha sido creado sólo por ti,
¿cómo puedes pensar que me olvido de ti y que te
abandono?”.»
(Berajot 32b.)

2. «Un hombre entró en presencia de R. Janina y dijo:


“Dios, el grande, el poderoso, el temible, el fuerte, el
majestuoso, el que provoca temor, el gallardo, el vigoroso,
el veraz y el adorado”. R. Janina esperó a que terminara de
hablar y le dijo: “¿has terminado ya de alabar a tu Señor?
¿Para qué sirven todos esos adjetivos? No osaríamos
nombrarlo con los tres primeros si, tras citarlos Moisés
66
nuestro maestro en la Torah , no los hubieran incluido en
la liturgia los hombres de la Gran Asamblea. ¿Acaso no es
esta situación como la de que aquel que, hablando de un
rey que tenía mil millares de monedas de oro decía que sólo
tenía un millar de monedas de plata? ¿Acaso no se trataría
de un insulto?”.»
(Berajot 33b.)

3. «Mar Zutra visitó a R. Ashí en una ocasión en que este


último había experimentado una desgracia. En la acción de
gracias pronunció esta bendición: “el que es bueno y
benefactor, Dios verdadero, juez justo, que pronuncia
sentencias justas, que hiere con justicia, que gobierna su
mundo en el que hace su voluntad, porque todas sus sendas
son justas, porque todo es suyo, somos un pueblo y siervos
suyos. Por ello, debemos bendecirlo y darle gracias por
todo lo que hace, ya que el que cierra los portillos de Israel
también concederá a Israel el cerrar este portillo y así nos
dará la vida”.»
(Berajot 46b.)

4. «Dice R. Huna en nombre de Rav y éste en nombre de R.


Meir, y así había enseñado en nombre de R. Aqivá:
“tenemos que adquirir el hábito de proclamar siempre:
todo lo que hace el Misericordioso, lo hace para bien”.
»Esto es lo que le sucedió a R. Aqivá cuando viajaba en
una ocasión. Llegó a una población y buscó alojamiento. Al
ver que se lo negaban, dijo: “todo lo que el Misericordioso
hace, lo hace para bien”. Y entonces pasó la noche al raso,
junto a un gallo, un asno y una lámpara. Una ráfaga de
viento apagó la lámpara, una comadreja se comió al gallo y
un león devoró al asno. “Todo lo que el Misericordioso
hace, lo hace para bien”, dijo. Esa misma noche unos
67
bandoleros se llevaron a los pobladores del lugar.»
(Berajot 60b.)

5. «Nuestros rabinos han enseñado que los que son


injuriados pero no injurian, los que son objeto de insultos y
no responden a los mismos, los que actuan por amor y son
dichosos en medio de las pruebas, de todas esas personas
está escrito: “Los que te aman, sean como el sol cuando
68
sale con toda su fuerza” .»
(Shabbat 88b.)

69
6. «Moisés dijo: “Dios grande, poderoso y terrible” .
Después Jeremías dijo: “Los paganos asolan su templo,
¿dónde están sus acciones terribles?”. Y ya no lo llamó
terrible. Después Daniel dijo: “los paganos esclavizan a sus
hijos, ¿dónde están sus poderosas acciones?”. Y ya no lo
llamó poderoso. Luego (los hombres de la Gran Asamblea)
dijeron: “Más a Su favor. La mayor prueba de Su poder
consiste en dominar Su cólera y manifestar paciencia con
los malvados. Ésas son las acciones terribles del Santo –
bendito sea–. De lo contrario, ¿cómo podría sobrevivir en
medio de los paganos una nación? ¿Cómo iban a poder los
rabinos abrogar un mandamiento establecido por
Moisés?”.»
(Yoma 69b.)

7. «Nuestros rabinos han enseñado que el Santo –bendito


sea– llora cada día por tres clases de personas: por el que
puede dedicarse a estudiar la Torah y no lo hace; por el que
carece de la capacidad suficiente para estudiar la Torah, y,
no obstante, lo hace, y por el gobernante que gobierna con
prepotencia a la comunidad.»
(Jaguigah 5b.)

8. «Resh Laqish dijo: “¿qué significa el versículo: cantaré al


Señor porque se ha engrandecido sobremanera?”. Es un
himno a Aquel que es ensalzado por encima de los que se
hallan en elevada posición. Dijo un maestro: “El rey de las
fieras es el léon y el rey de los animales domésticos es el
toro. El rey de las aves es el águila. El hombre es
glorificado por encima de ellos y el Santo –bendito sea– es
ensalzado sobre todos ellos así como sobre todo el
cosmos”.»
(Jaguigah 13b.)

9. «Seis cosas caracterizan a los seres humanos. Tres de


ellas los asemejan a los ángeles y tres, a los animales. Las
tres que los asemejan a los ángeles son que, como ellos,
tienen inteligencia, andan erguidos y hablan la lengua
sagrada. Las tres que los asemejan a los animales son que,
como ellos, comen y beben; engendran y se multiplican; y
defecan.»
(Jaguigah 16a.)

10. «“Cuando os comportéis como se comportan los hijos,


70
seréis llamados hijos . Si no os comportáis como se
comportan los hijos, no seréis llamados hijos”. Éstas son
palabras de R. Yehudah. R. Meir dice: “En los dos casos
seréis llamados hijos, porque está escrito: ‘son hijos
71
insensatos’ y asimismo está escrito: ‘Son hijos
72
desleales’ y también ‘Simiente de inicuos, hijos
73
desnaturalizados’ , y también ‘Y donde se les dijo: no sois
74
mi pueblo, se les dirá: hijos del Dios viviente’ ”.»
(Qiddushín 36a.)

11. «El césar le dijo a R. Yehoshua ben Jananyá: “se


compara a vuestro Dios con un león, porque está escrito: ‘el
león ha rugido, ¿quién no temerá? (El Señor, Dios, ha
75
hablado, ¿quién no profetizará?’ . ¿Es eso grandeza? Un
guerrero puede matar a un león...”.
»El rabino le contestó: “Se le compara con el león de Be-
Ilaí y no con un león cualquiera”. El césar le dijo:
“muéstramelo”. El rabino le dijo: “No puedes verlo”. El
césar insistió: “quiero verlo”. R. Yehoshua rogó y el león
salió de su escondrijo. Cuando aún estaba a cuatrocientas
parasangas de distancia, dejó escapar una sola vez su
rugido y todas las murallas de Roma se desplomaron.
Cuando aún estaba a trescientas parasangas de distancia,
dejó escapar de nuevo su rugido, y entonces fueron los
dientes y las muelas de las personas los que cayeron y el
mismo césar fue derribado de su trono a tierra. Entonces
dijo: “te suplico que le pidas que vuelva a su escondrijo”. El
rabino rogó y regresó a su escondrijo.»
(Jul.lin 59b.)

12. «El césar le dijo a R. Yehoshua ben Jananyá: “quiero ver


a tu Dios”. El rabino le contestó: “no puedes verlo”. El
césar insistió: “Quiero verlo”. Entonces el rabino lo colocó
frente al sol en el momento del solsticio de estío y le dijo:
“Míralo”. El césar respondió: “No lo soporto”. Y entonces el
rabino le dijo: “Si dices del sol que no puedes soportarlo y
es sólo uno de los siervos del Santo –bendito sea– cuánto
más lejos no estará de tu capacidad el ver Su Presencia”.»
(Jul.lin 59b-60a.)
66 Deuteronomio, 10, 17.
67 La moraleja de la historia reside en el hecho de que las desgracias
aparentes (no contar con alojamiento, perder las posesiones) salvaron al rabino
porque, primero, lo situaron fuera de la ciudad, y, segundo, ni la lámpara ni los
ruidos propios del gallo o del asno delataron su presencia.
68 Jueces, 5, 31.
69 Deuteronomio, 10, 17.
70 Se sobreentiende de Dios. Se plantea aquí la cuestión de si el ser hijos de
Dios deriva de una situación biológica (ser criatura de Dios o judío) o de un
elemento diferenciador añadido. La predicación de Juan el Bautista apuntó al
hecho de que la mera pertenencia a Israel no concedía la categoría de «hijos de
Dios» si no se ligaba a la misma un regreso (teshubah o metanoia) a Él. En el
Nuevo Testamento se hace una clara diferenciación entre criaturas de Dios e
hijos de Dios. Los primeros son todos aquellos entes salidos de la mano
creadora de Dios incluido el hombre. Los segundos son sólo aquellos que tienen
una conducta determinada que, en el Nuevo Testamento, es la de creer en
Jesús y seguirlo (Juan 1, 12).
71 Jeremías, 4, 22.
72 Deuteronomio, 32, 20.
73 Isaías, 1, 4.
74 Oseas, 2, 1.
75 Amós, 3, 8.
2. La Torah escrita y la Torah oral

Tanto la Mishnah como el Talmud representan la


consagración escrita de un suceso de radical importancia
en la historia del judaísmo y –siquiera indirectamente– del
cristianismo. Nos referimos al triunfo del ala hillelita de los
fariseos en el intento de conseguir el dominio espiritual
sobre la nación de Israel.
Los fariseos contaban con un sistema interpretativo
propio –no siempre coherente ni exento de
contradicciones– que, con ciertas modificaciones, quedó
plasmado en el Talmud. Naturalmente, esa perspectiva
interpretativa no compartida por otros grupos insertos
dentro del judaísmo del Segundo Templo (saduceos,
esenios, sectarios de Qumran, judeo-cristianos, etc.)
necesitaba, aparte de su justificación práctica, una
legitimación teórica e histórica. La misma quedó pergeñada
al afirmarse que Dios había entregado a Moisés no sólo una
Torah escrita –la recogida en el Pentateuco– sino también
una Torah oral, que se habría transmitido verbalmente
desde Moisés hasta los sabios y que se identificaba, grosso
modo, con el sistema interpretativo cristalizado en el
Talmud más tarde.
En términos rigurosamente históricos tal tesis resulta
inaceptable y así ha sido reconocido incluso por buen
número de historiadores judíos, pero el fenómeno no se ve
privado por ello de contar con un interés muy especial,
siquiera porque el judaísmo del Talmud, visto desde la
perspectiva del período del Segundo Templo, no nace de
«el judaísmo» sino de «un judaísmo» concreto, el de un
sector de los fariseos, y aun así experimentando
mutaciones esenciales que hay que atribuir a la especial
76
coyuntura histórica .
En esta sección hemos recogido algunos pasajes que
muestran no sólo la enorme importancia de la Torah o Ley
escrita entregada por Dios a Moisés, sino también la forma
en que ésta no puede ser –desde la perspectiva talmúdica–
disociada en absoluto de la Torah oral.

Textos
13. «R. Leví ben Jama, en nombre de R. Shimón b. Laqish,
dice: “¿por qué está escrito: ‘Y te entregaré las tablas de
piedra, junto con la Ley y los mandamientos que he escrito,
para que sean enseñados?’. Las tablas de piedra son el
Decálogo; la Ley son los cinco libros de Moisés, y los
mandamientos son la Mishnah. Las ‘palabras que he
escrito’ son los libros de los profetas (neviim) y los escritos
(ketubim); y las palabras ‘para que sean enseñados’ es la
Guemarah. Así queda demostrado que todo fue entregado a
Moisés en el Sinaí”.»
(Berajot 5a.)

14. «Nuestros rabinos enseñaron que un gentil se presentó


a Shammay y le preguntó: “¿cuántas leyes tenéis?”. Aquél
le contestó: “Dos, la escrita y la oral”. Entonces el gentil le
dijo: “creeré lo que me digas procedente de la Ley escrita,
pero no lo relacionado con la oral. Admíteme como
prosélito pero sólo deberás enseñarme la Ley escrita”.
Shammay lo reprendió y encolerizado lo echó.
»Cuando el gentil se presentó a Hillel, éste lo recibió
como prosélito. El primer día le enseñó el alfabeto hebreo
en su orden normal, pero al día siguiente se lo enseñó
empezando por atrás. Entonces el gentil le dijo: “¡Ayer me
lo enseñaste de otra manera!”, y Hillel le respondió: “Si
confías en mí, también deberías fiarte de la Ley oral”.»
(Shabbat 31a.)

15. «Un gentil se presentó ante Shammay y le dijo: “me


convertiré al judaísmo si puedes enseñarme toda la Ley al
completo mientras me apoyo en un solo pie”. Shammay lo
echó amenazándolo con el nivel de albañil que llevaba en la
mano.
»Entonces el gentil se presentó ante Hillel, y éste le
contestó: “lo que no desees para ti, no lo desees para tu
prójimo. En eso consiste toda la Ley y lo demás es sólo un
77
comentario” .»
(Shabbat 31a.)

16. «Nadie debería decir: “quiero estudiar la Biblia para


que me llamen sabio; quiero estudiar la Mishnah para que
me llamen Rabbi; quiero enseñar para convertirme en
78
anciano y sentarme en la Asamblea” . Debe estudiarse por
amor y, finalmente, el honor vendrá por sí mismo.»
(Nedarim 62a.)

17. «R. Zera –según otros R. Janina bar Papa– dice:


“observa lo distintos que son los caminos del Santo –
bendito sea– de los caminos humanos. Si un hombre vende
a su prójimo algo valioso por una cantidad inferior a la
justa, el que vende se apena pero el que compra se alegra.
Con el Santo –bendito sea– es muy distinto porque dio la
Torah a los israelitas y se alegró, según está escrito: ‘os he
79
dado una enseñanza perfecta; no abandonéis mi Torah’ .”
Rava –según otros R. Jisda– dice: “cuando un hombre esté
perseguido por el infortunio debe analizar su conducta, tal
y como está escrito: ‘examinemos nuestros caminos,
80
busquemos y retornemos al Señor’ . Si tras realizar ese
examen no descubre la causa de su desdicha, tendrá que
achacar todo al hecho de haber descuidado el estudio de la
Torah”.»
(Berajot 5a.)

18. «R. Yehudah, en nombre de Shemuel, decía: “nos has


santificado con Tus mandamientos y has ordenado que
estudiemos la Torah”. R. Yojanán añadía al final: “séate
grato, Señor, Dios nuestro, colocar en nuestros labios y en
los de Tu pueblo, Israel, las palabras de la Torah, de
manera que tanto nosotros como nuestra descendencia y
como los descendientes de Tu pueblo, Israel, podamos
conocer Tu Nombre y estudiar Tu Torah. Bendito seas
Señor que enseñaste la Torah a Tu pueblo, Israel”. R.
Hamnuna añadía: “que nos elegiste de entre todas las
naciones y nos diste Tu Torah; bendito seas, Señor, que nos
has dado Tu Torah”.»
(Berajot 11b.)

19. «El que viaja sólo debe ocuparse en la Torah, porque


81
está escrito: “son compañero adecuado” . Si le duele la
cabeza, debe dedicarse a la Torah, porque está escrito:
82
“adorno de gracia para tu cabeza” . Si le duele la garganta
ha de estudiar la Torah, porque está escrito: “Y collar para
83
tu garganta” . El que sufre de los intestinos, debe
dedicarse a la Torah porque será medicina para tu cuerpo,
y si le duelen los huesos, debe dedicarse a estudiar la
84
Torah, porque es refrigerio para tus huesos . Si le duele
todo el cuerpo, debe ocuparse de la Torah, porque está
85
escrito: “es medicina para todo su cuerpo” .»
(Erub 54a.)

86
20. «Amarás al Señor, tu Dios , de forma que el Nombre
de los Cielos debe ser amado por ti. De aquel que estudia la
Biblia y la Mishnah, que sirve a los discípulos de los sabios,
que es honesto en su trabajo, que es agradable con las
criaturas, ¿qué dirán las criaturas? Bendito sea su padre
que le enseñó la Torah, bendito sea su maestro que le
enseñó la Torah y pobres criaturas aquellas que no
estudian la Torah. Éste estudió la Torah y puede verse la
hermosura de sus sendas y la justicia de sus obras. De él
dice la Escritura: “y me dijo: ‘mi siervo eres, oh Israel,
87
porque en ti me gloriaré’” .»
(Yoma 86a.)

21. «Se cuenta que R. Bannaá decía a menudo: “El que


estudia la Torah por el valor que ésta tiene en sí,
comprobará cómo la misma se convierte para él en una
pócima de vida, porque está escrito: ‘Es árbol de vida para
88
aquellos que se acogen a ella y también, dará salud a su
cuerpo’, y asimismo: ‘el que me halla, ha encontrado la
89
vida ’. Pero a todo aquel que estudia la Torah sin ser por
el valor que ésta tiene en sí, se le convertirá en un veneno
mortal, tal y como está escrito: ‘caerá como la lluvia mi
enseñanza’. La palabra que en este pasaje se utiliza para
‘caer’ es la misma que en otros significa ‘matar’, y así
puede leerse: ‘quebrarán la cerviz de la becerra allí en el
90
valle’” .»
(Taanit 7a.)

22. «R. Janina ben Ida dijo: “¿por qué se asemejan las
palabras de la Torah al agua, tal y como está escrito: ‘los
91
que tengan sed que vengan a las aguas?’ . Para enseñar
que al igual que el agua se dirige desde lo alto hasta lo
bajo, las palabras de la Torah se quedan sólo junto a aquel
humilde en su conocimiento”.»
(Taanit 7a.)

92
23. «¿Quién escribió las Escrituras? . Moisés escribió su
93
libro y el relato de Balaam , y Job. Josué escribió el libro
que lleva su nombre y los ocho últimos versículos de la
94
Torah . Samuel escribió los libros que llevan su nombre y
también los de Jueces y Rut.
»David escribió los Salmos junto con diez ancianos:
95 96 97 98 99
Adán , Melquisedec , Abraham , Moisés , Hemán ,
100 101 102
Yedutún , Asaf y los tres hijos de Coré .
»Jeremías escribió el libro que lleva su nombre, el libro
103
de Reyes y Lamentaciones. Ezequías y sus compañeros
escribieron Isaías, Proverbios, Cantar de los Cantares y
Eclesiastés.
»Los hombres de la Gran Asamblea escribieron Ezequiel,
los Doce, Daniel y el rollo de Ester. Esdras escribió el libro
que lleva su nombre y las genealogías de Crónicas hasta
llegar a él... El libro de Crónicas lo acabó Nehemías, hijo de
Jakalyá.»
(Bava batra 14b-15a.)

76 He tratado en parte este tema en C. Vidal, El judeo-cristianismo palestino


en el siglo i: de Pentecostés a Jamnia, edición citada.
77 Esta máxima moral tiene un paralelo en Tobit, 4, 15. En el caso de la
enseñanza de Jesús, el mandato lejos de implicar una abstención de hacer el
mal implica la obligatoriedad de una acción amorosa hacia el prójimo (Mateo,
7, 12).
78 Ser miembro del Sanhedrín.
79 Proverbios, 4, 2.
80 Lamentaciones, 3, 40.
81 Proverbios, 1, 9. En este pasaje se da un juego de palabras intraducible al
castellano ya que la palabra para «compañero» puede traducirse asimismo por
«adorno».
82 El pasaje citado es el mismo de Proverbios, 1, 9.
83 Proverbios, 1, 9.
84 Proverbios, 3, 8.
85 Proverbios, 4, 22.
86 Deuteronomio, 6, 5.
87 Isaías, 49, 3.
88 Proverbios, 3, 18.
89 Proverbios, 8, 35. El texto original se refiere a la Sabiduría, una de las
hipóstasis de Dios que los judeo-cristianos identificaron con Jesús como Hijo de
Dios. La literatura rabínica posterior vació en algunas ocasiones a estas
hipóstasis de su carácter divino y tendió a identificarlas con la Torah como en
este caso. Al respecto, véase: «Dios» en C. Vidal, Diccionario de las tres
religiones monoteístas, edición citada, y El judeo-cristianismo palestino durante
el siglo I, edición citada.
90 Deuteronomio, 21, 4.
91 Isaías, 55, 1. El texto original parece más bien utilizar el simbolismo del
agua como referencia al propio YHVH. Una vez más observamos cómo una
serie de símbolos referidos inicialmente a la divinidad van siendo
reinterpretados como referencias a la Torah.
92 Este pasaje resulta de especial interés porque recoge el contenido del canon
judío del Antiguo Testamento. El mismo es similar al protestante pero se
diferencia del católico en el hecho de que no incluye los libros apócrifos a
deuterocanónicos.
93 Núms. 23-24.
94 Deuteronomio, 34, 5-12.
95 Salmos 89, 16.
96 Salmo 110.
97 Salmo 89, identificándose a Abraham con Etán.
98 Salmo 90.
99 Salmo 88.
100 Salmos 39, 62 y 77.
101 Salmos 50, 73 y 74.
102 Salmos 42 a 49, 84, 85, 87 y 88.
103 Se entiende I y II Reyes.
3. Antropología talmúdica

La importancia del ser humano en el Talmud nunca podrá


ser exagerada. Considerado la culminación del proceso
creativo, hecho a imagen y semejanza de Dios (Avot 3, 18),
la perfección de su ser llamó la atención de los sabios que,
por razones muchas veces distantes de la investigación
científica, derivaron de su estudio importantes
descubrimientos relacionados con la medicina e incluso la
104
psicología .
En este apartado, hemos seleccionado pasajes
relacionados con tres áreas: el pecado y la manera en que
éste afecta a la conducta humana; el alma y la mujer.

Textos

a) EL PECADO Y LAS DOS INCLINACIONES

Originalmente, el pensamiento bíblico sostuvo la tesis de la


pecaminosidad universal del ser humano (Eclesiastés 7,
20), así como la condición empecatada del hombre desde el
seno mismo de su madre (Salmo 51, 5). Si el ser humano
podía esperar verse libre de la condena justa aneja al
pecado no era por sus obras –semejantes a paños
contaminados por la menstruación (Isaías 64, 5-6)– sino a la
iniciativa perdonadora de un Dios que podía limpiar los
pecados (Isaías 1, 18). La forma en que este perdón tenía
lugar era mediante los sacrificios expiatorios recogidos en
la Ley de Moisés, si bien en Isaías 52, 13-53, 12, se hace
referencia a la muerte expiatoria del Siervo de YHVH
llevando sobre sí la carga del pecado de todos.
Esta noción judía del pecado experimentó dos
importantes impactos durante el siglo i d.C. que
modificarían sustancialmente su visión del mismo. El
primero fue la desaparición del Templo en el año 70 d.C.,
que eliminaba de raíz la posibilidad de realizar los
sacrificios expiatorios encaminados a lograr el perdón de
los pecados. El segundo –unido en su influencia al
mencionado– fue la aparición en el seno del judaísmo de un
colectivo que afirmaba que Jesús era el mesías y Siervo de
Yhvh, por cuyo sacrificio eran expiados todos los pecados.
Esto, supuestamente, venía confirmado por la desaparición
de un Templo y un sistema sacrificial que ya no eran
requeridos por Dios tras recibir la expiación universal
realizada por su Mesías.
El judaísmo talmúdico reaccionó frente a estas dos
circunstancias modificando su visión del pecado. Por un
lado, se negó que éste fuera congénito en el ser humano.
En realidad, en él se daban encuentro una buena y una
mala inclinación; el hecho, sin embargo, de que ésta fuera
considerada por algunos existente desde el vientre materno
muestra que la creencia en un pecado congénito no era
ajena inicialmente al fariseísmo. Por otro lado, se fue
creando una teología que centraba el perdón de Dios no ya
en la expiación sacrificial –imposible al haber sido arrasado
el Templo– sino más bien en el arrepentimiento y las
buenas obras. Finalmente, como tendremos ocasión de ver,
se tendió a separar de la creencia en el mesías aquellos
aspectos que pudieran proporcionar argumentos favorables
a la aceptación de Jesús como tal.

24. «Unos inicuos que vivían cerca de R. Meir lo


importunaban a menudo. Debido a ello, el rabbí rezó para
que murieran. Su esposa, Beruryá, le dijo: “¿cómo has
llegado a la conclusión de que ese tipo de oración es
legítimo? Ciertamente está escrito: ‘sean extinguidos los
pecadores de la tierra’, pero también puede leerse: ‘sean
105
extinguidos los pecados de la tierra’ , y además lo más
importante es lo que se dice en el final del versículo: ‘dejen
de ser los inicuos’. De ello se desprende que si son
extinguidos los pecados, ya no habrá inicuos. Por lo tanto
es mejor que reces por ellos, para que se arrepientan y ya
no haya inicuos”. Y R. Meir oró por ellos y se
arrepintieron.»
(Berajot 10a.)

25. «Quien rasga su ropa cuando es presa de la cólera,


quien rompe sus cacharros cuando tiene ira, quien tira su
dinero cuando es presa de la indignación, debe ser
considerado un idólatra, porque ésas son manifestaciones
de la mala inclinación. Un día la mala inclinación le dice al
hombre que haga algo sin apenas importancia, al día
siguiente le impulsa a hacer algo más grave y, finalmente,
106
le dice: “adora imágenes” y el hombre va y las adora .
»R. Avín dijo: “¿cómo se llega a esta conclusión? No
107
tendrás ningún dios extraño, ni adorarás a dios extraño .
¿Cuál es el dios extraño que reside en el interior del ser
humano? La mala inclinación”.»
(Shabbat 105b.)
26. «Antonino le preguntó a Rabbí a partir de cuándo la
mala inclinación ejercía su poder sobre el ser humano, si
desde el momento en que se formaba el embrión o desde
que salía del claustro materno. “Desde el momento de su
formación”, contestó el rabino. “Pero si es así –dijo
Antonino– se rebelaría ya en el vientre de la madre y
saldría de él cuando quisiera. Por lo tanto debe de ser
desde el momento en que sale.”
»Entonces Rabbí dijo: “esto que acaba de enseñarme
Antonino viene corroborado por la Escritura que dice: ‘el
108
pecado acecha en la puerta’” .»
(Sanhedrín 91b.)

109
b) EL ALMA

El alma designa en el judaísmo el «yo» del individuo. No


puede ser identificada ni con un simple hálito vital como se
ha hecho, erróneamente, en ocasiones, ni tampoco con el
alma helenística que considera el cuerpo como una cárcel.
El alma es la parte espiritual del hombre y sobrevive
consciente después de la muerte (Isaías 14, 9ss.; Ezequiel
32, 21ss., etc.). El Talmud es heredero de esta visión del
alma ya presente en el Antiguo Testamento.

27. «La expresión “bendice, alma mía, al Señor” fue usada


por David cinco veces en referencia al Señor y al alma. Al
igual que el Santo –bendito sea– llena todo el universo, el
alma llena todo el cuerpo. Al igual que el Santo –bendito
sea– ve sin ser visto, lo mismo sucede con el alma. Al igual
que el Santo –bendito sea– alimenta a todo el cosmos, el
alma mantiene al cuerpo. Al igual que el Santo –bendito
sea– es puro, lo mismo sucede con el alma; y al igual que el
Santo –bendito sea– reside en el centro íntimo del cosmos,
también el alma tiene su habitación en lo más íntimo del
cuerpo. De ello se desprende que aquella que tiene estas
cinco cualidades debe alabar al Creador, que también
posee las mismas.»
(Berajot 10a.)

28. «El polvo vuelva a la tierra como era y el espíritu


110
regrese a Dios que lo dio . El alma debe ser devuelta tal
como Él la dio. La dio pura y pura hay que devolvérsela.
111
Ésta es la parábola de un rey humano que repartió
vestidos regios entre sus sirvientes. Los que eran sabios los
doblaron y los guardaron en un arca, pero los necios los
llevaban puestos mientras trabajaban. Al cabo de un tiempo
el rey les pidió que le devolvieran los vestidos. Los sabios
se los devolvieron impolutos, pero los necios se los
devolvieron en un estado lastimoso. El rey manifestó su
alegría por los sabios y su cólera por los necios. Acerca de
los sabios dijo: “que mis vestidos sean colocados en el
tesoro y que ellos regresen en paz a sus hogares”. Acerca
de los necios dijo: “que mis vestidos sean entregados a los
bataneros y que a ellos los arrojen en prisión”.
»De la misma manera, el Santo –bendito sea– dice
acerca de los cuerpos de los justos: “entrarán en la paz y
descansarán en sus lechos todos los que andan delante de
112
Dios” , y acerca de sus almas dice: “el alma de mi señor
113
estará en el grupo de aquellos que viven” . Por el
contrario, está escrito del cuerpo de los malvados: “no
114
habrá paz para los malvados, dice el Señor” , y acerca de
sus almas dice: “El alma de tus enemigos será lanzada
115
como si la dispararan desde el hueco de una honda” .»
(Shabbat 152b.)
c) LA MUJER

La enseñanza talmúdica acerca de la mujer constituye una


curiosa mezcla de, por un lado, la visión recogida en el
Antiguo Testamento, que sitúa a ésta, por regla general, en
mejor situación que en otras culturas de la Antigüedad y,
por otro, de la vida real en una cultura mayoritariamente
agraria en la que tener hijas ocasionaba no pocos
quebraderos de cabeza al padre, en la que la mujer tenía
un papel bien definido en la sociedad y el hogar o donde se
sabía que el marido que era mantenido por su mujer sólo
iba a cosechar sinsabores. Los relatos que alaban a mujeres
inteligentes se entremezclan así con las referencias a las
dificultades de convivencia entre sexos o a los defectos
considerados típicamente femeninos. De ello se desprende
que, al igual que sucede con el varón, lejos de poder
hablarse de «las mujeres» como género, los sabios creían
más bien en las referencias a tal o cual clase de mujer, en
función de su carácter o de su papel concreto.

29. «El Santo –bendito sea– ha hecho más promesas a las


mujeres que a los hombres, según está escrito: “Mujeres
holgazanas, levantaos, oíd mi voz; hijas confiadas,
116
escuchadme” . Rav dijo a R. Jiyya: “¿por qué merecen las
mujeres un trato especial de Dios? Porque llevan a sus hijos
a la sinagoga para aprender las Escrituras; porque
estimulan a sus esposos a fin de que vayan a las academias
a aprender la Mishnah, y porque esperan a sus esposos
hasta que vuelven de la academia”.»
(Berajot 17a.)

30. «Nuestros rabinos han enseñado que el que espera vivir


del salario de su esposa o de un molino, nunca verá señal
de bendición. El salario de su esposa se refiere a cuando va
117
vendiendo al peso ; el del molino, al alquiler. Pero si la
mujer fabrica cosas en casa y luego vende, es alabada por
la Escritura, ya que está escrito: “fabrica telas y las
118
vende” .»
(Pesajim 50b.)

31. «La esposa de R. Jisda se acicalaba delante de su nuera.


R. Huna bar Jinena estaba estudiando con R. Jisda. Al
sentarse, había dicho que las normas de la Mishnah sólo
eran de aplicación para la joven, pero no para la vieja.
“¡Por Dios! –le contestó R. Jisda– eso es de aplicación
incluso para tu madre y hasta para tu abuela, aunque ya
esté con un pie en la tumba, porque como dice el refrán: ‘el
son del tambor hace moverse tanto a la de sesenta años
como a la de seis’”.»
(Moed qatan 9b.)

32. «Mishnah. Éstas son las tareas que la mujer debe


realizar para su esposo: moler, cocer el pan, lavar la ropa,
cocinar, dar de mamar a su hijo, hacerle la cama y cardar
la lana.
»Si le aporta una criada no está entonces obligada ni a
moler, ni a cocer el pan ni a lavar la ropa; si le aporta dos
tampoco está obligada a cocinar ni a dar de mamar a su
hijo; si le aporta tres, tampoco deberá hacerle la cama ni
cardar la lana; si le aporta cuatro, puede estarse sentada
en un sillón sin hacer nada. R. Eliezer dice: “aunque le
aportara cien criadas, el esposo puede exigir que carde la
lana, ya que la ociosidad conduce a la lujuria”.»
(Ketubbot V, 5 en 59b.)
33. «El césar le dijo a Rabbán Gamaliel: “vuestro Dios es un
ladrón porque está escrito: ‘el Señor hizo descender un
profundo sueño sobre Adán y éste se durmió, y hallándose
119
en ese estado le quitó una costilla’ ”. Entonces su hija le
dijo: “déjame contestar a mí”. Luego le dijo al césar: “dame
un capitán”. “¿Para qué lo quieres?”, preguntó el césar.
Ella le respondió: “Anoche vinieron unos ladrones y tras
llevarse un jarro de plata dejaron en su lugar uno de oro”.
El césar dijo entonces: “ya podríamos tener ladrones así
todos los días”. Entonces ella le dijo: “¿no fue también
bueno para Adán el que le quitaran una costilla y en su
lugar le dieran una mujer que lo sirviera?”.
»El césar dijo entonces: “a lo que yo me refiero es a que
podía habérsela quitado abiertamente”. Ella respondió:
“dame un pedazo de carne cruda”. Se lo dieron y entonces
ella se lo colocó debajo del sobaco. Después lo sacó y se lo
dio al césar, mientras le decía: “comételo”. Él contestó: “es
asqueroso”. Entonces ella le dijo: “igual le hubiera parecido
a Adán la mujer si se la hubieran sacado abiertamente”.»
(Sanhedrín 39a.)

34. «Una hija es un tesoro falso para su padre. A causa de


las preocupaciones que causa le impide dormir por las
noches. Cuando es joven, teme que la seduzcan. Cuando es
adolescente, teme que se dedique a la prostitución. Cuando
es adulta, teme que no se case. Cuando está casada, teme
que no tenga hijos. Cuando llega a vieja, teme que se
dedique a la magia.»
(Sanhedrín 100b.)

104 Sobre este último aspecto, véase G. Haddad, El hijo ilegítimo: las fuentes
talmúdicas del psicoanálisis, Jerusalén, 1985.
105 El pasaje puede leerse de ambas maneras mediante una ligera variación en
la escritura original hebrea.
106 Partiendo del mandato contenido en el Decálogo (Éxodo, 20, 4-5;
Deuteronomio, 4, 7-10), el culto a las imágenes aparece como un pecado
especialmente abominable. Los rabinos insisten en que el martirio es preferible
a adorar una imagen o a caer en el incesto, el adulterio o el asesinato (Sanh,
74a). El negarse a rendir culto a una imagen es equivalente a cumplir todos los
mandatos de la Torah (Hor., 8a). Sobre el tema, véase: «Imagen», en C. Vidal,
Diccionario de las tres religiones monoteístas, edición citada.
107 Salmo 81, 10.
108 Génesis, 4, 7.
109 Sobre este tema con bibliografía, véase: «Alma», en C. Vidal, Diccionario
de las tres religiones monoteístas, edición citada.
110 Eclesiastes, 12, 7.
111 Lit.: de carne y sangre.
112 Isaías, 57, 2.
113 I Samuel, 25, 29.
114 Isaías, 48, 22.
115 I Samuel, 25, 29.
116 Isaías, 32, 9.
117 El contexto se refiere a la venta de lana.
118 Proverbios, 31, 24. El pasaje está señalando el hecho de que no es bueno
que una mujer trabaje fuera de casa –¡aún menos que sea ella la que alimenta
al esposo con su trabajo!– pero que, no obstante, puede realizar labores en el
seno del hogar que luego, vendidas fuera, reporten un beneficio.
119 Génesis, 2, 21.
4. La moral talmúdica

El comportamiento cotidiano reviste una importancia


esencial en el Talmud. De hecho, el Talmud lo que pretende
es dar orientaciones prácticas en todo aspecto –hasta el
aparentemente más trivial– de la existencia diaria. Como ya
observamos en la introducción, un número considerable de
estas normas están relacionadas con lo que los externos a
la cultura rabínica llamarían rituales. Aunque hemos
adoptado, por razones de comprensibilidad, aquí la división
entre normas rituales y normas que no lo son, debe hacerse
hincapié en que tal distinción no es correcta desde la
perspectiva judía. Tan importante desde un punto de vista
moral es el mandato relacionado con las fiestas, el sábado o
el consumo de alimentos puros, como otros que, extra
portas, nos parecerían más esencialmente morales. El Dios
que ordenó a Israel no mantener relaciones sexuales con la
menstruante es el mismo que le mandó no robar, y siendo
la fuente de ambos preceptos la misma, la seriedad con que
ambos se perciben y obedecen debe ser igual.
En esta selección hemos incluido pasajes que ponen de
manifiesto, por un lado, el meticuloso y cuidadoso sentido
ritual de la religiosidad, y, a la vez, el carácter
profundamente humano y social de la misma. Finalmente,
ninguna faceta de la vida humana queda excluida.
Textos

a) LAS NORMAS RITUALES

a) Fiestas y sábado

35. «Nuestros rabinos han enseñado que el mandato de


encender velas en Janucá obliga a encender una lámpara
por cada hombre y su hogar; pero el que es escrupuloso
enciende una lámpara por cada individuo de la casa y el
muy escrupuloso enciende ocho lámparas el primer día y
gradualmente va disminuyendo su número a razón de una
por día. Esto de acuerdo a la escuela de Shammay. Por el
contrario, la escuela de Hillel señala que debe encenderse
una el primer día y después que debe irse aumentando
progresivamente hasta llegar al número de ocho.
»¿Cuál es el origen de la fiesta de Janucá? Nuestros
120
rabinos han enseñado que el día 25 del mes de Kislev
comienzan los días de Janucá, que son ocho. En el curso de
los mismos no puede pronunciarse ninguna oración
mortuoria ni se puede tampoco ayunar. Cuando los griegos
121
penetraron en el Templo y profanaron todo el aceite que
se guardaba allí. Cuando los asmoneos se impusieron y los
vencieron sólo encontraron una jarra de aceite, sellada
todavía con el sello del sumo sacerdote. El aceite sólo era
suficiente para iluminar durante un día, pero se realizó el
milagro de poder iluminar durante ocho días. Al año
siguiente, en la misma fecha, se celebró una fiesta con
aleluyas y acciones de gracias.»
(Shabbat 21b.)

36. «Mishnah. Éstas son las cosas con las que se cumple la
obligación de comer pan ácimo durante la Pascua: con
trigo, cebada, espelta, centeno y avena...
»Y éstas son las hierbas con las que se cumple la
obligación de comer hierbas amargas las dos primeras
noches de Pascua: lechuga, escarola, cardo, endivia y
achicoria. La obligación se cumple tanto si se comen
frescas como secas. No se cumple si se comen conservadas
en vinagre, cocidas o hervidas.»
(Pesajim 2, 4-5 [en 35a y 39a].)

37. «Mishnah. ¿Cómo ha de asarse el cordero de la Pascua?


Según R. Yosé ha-Guelilí, se utiliza como asador una rama
de granado y se atraviesa con ella desde la boca hasta el
ano, colocando en su interior ya vaciado los jarretes y las
entrañas. R. Aqivá dice: “Si se actúa así parecerá que las
piezas interiores se cuecen, lo que está prohibido. Por ello,
deben colgarse fuera del cuerpo”.
»El cordero de la Pascua no puede ser asado ni en un
asador de metal ni en una parrilla.»
(Pesajim 7, 1-2 [en 74a].)

38. «Mishnah. Cuando se ha servido la segunda copa, el


hijo debe hacer las preguntas a su padre. Si el hijo no las
conoce, el padre le enseñará con anterioridad que son:
–¿Por qué esta noche es diferente de todas las noches?
–Porque todas las noches comemos pan leudado o ácimo,
mientras que esta noche comemos sólo pan ácimo. Todas
las noches comemos verduras, pero en esta noche, hierbas
amargas. Todas las noches comemos carne asada, guisada
o hervida, pero esta noche sólo la comemos asada. Todas
las noches debemos mojar sólo una vez, pero en ésta lo
hacemos dos veces.
»El padre responde según sea el entendimiento del niño.
Empieza contándole lo vergonzoso y concluye con lo digno
de alabanza. Explica desde “un arameo errante era mi
122 123
padre” hasta el final del pasaje .
»R. Gamaliel solía decir: “todo aquel que no menciona
estas tres cosas en Pascua no cumple con su obligación.
Las tres cosas son: el cordero de la Pascua, el pan ácimo y
las hierbas amargas. El cordero porque el Omnipresente
pasó por las casas de nuestros antepasados en Egipto,
como está escrito: ‘es la víctima de la Pascua del Señor,
124
que pasó por encima...’ . El pan ácimo porque nuestros
antepasados fueron liberados de Egipto, según está escrito:
125
‘Y cocieron la masa que habían sacado de Egipto...’ . Por
ello debemos agradecer, alabar, glorificar, ensalzar,
respetar, engrandecer, bendecir, exaltar y adorar a Aquel
que por nuestros antepasados y por nosotros realizó todos
estos milagros, a Aquel que nos sacó de la servidumbre a la
libertad, de la desdicha a la alegría, del luto a la fiesta, de
la oscuridad a la gran luz, de la esclavitud a la liberación”.»
(Pesajim 10, 4 [en 116a-116b].)

39. «La víspera del sábado suele soplarse el cuerno seis


veces. Cuando suena por primera vez, los que están en el
campo dejan de cavar, arar o realizar cualquier labor de los
campos; los que se hallan cerca de la ciudad no pueden
entrar en la misma hasta que llegan los que se encuentran
más lejos, de forma que entren juntos. Las tiendas siguen
abiertas y los cierres sin echar.
»Al sonar por segunda vez, se echan los cierres y se
cierran las tiendas. Cuando suena por tercera, se mueve lo
que ha de moverse y se guarda lo que debe guardarse.
Asimismo se enciende la lámpara. Se produce entonces un
tiempo intermedio que dura lo necesario para cocer un
pescado pequeño o para poner pan al horno. Después
suena las tres últimas veces y comienza el sábado.»
(Shabbat 35b.)

40. «Mishnah. ¿Con qué puede salir una mujer en sábado y


con qué no? Una mujer no debe salir a la calle, llevando
tiras de lana, tiras de lino o cintas en la cabeza, adornos en
la frente, guirnaldas no cosidas a la peluca, redecilla, una
126
ciudad de oro , collares, pendientes, anillos carentes de
sello o agujas no agujereadas... Las jovencitas pueden salir
127
con bandas e incluso con astillas en las orejas . Las
mujeres árabes pueden salir con velo y las medas con
128
mantos echados sobre los hombros» .
(Shabbat 6, 1 y 6 [en 57a y 65a].)

41. «Mishnah. Hay un principio importante relacionado con


el sábado: quien olvida el mandato esencial del sábado y
realiza diversos trabajos en sábados distintos debe hacer
un solo sacrificio por el pecado. Quien conoce el mandato
esencial del sábado y realiza diversos trabajos en sábados
distintos, debe hacer un sacrificio de pecado por cada
sábado. Quien sabe que un día concreto es sábado y realiza
diversos trabajos en sábados distintos es culpable por cada
trabajo básico realizado.»
(Shabbat 7, 1 [en 67b-68a].)

42. «Mishnah. Los trabajos básicos prohibidos en sábado


son cuarenta menos uno: sembrar, labrar, cosechar,
recoger en gavillas, mecer el grano, aventar, trillar, moler,
pasar por el cedazo; amasar, cocer, esquilar, encandecer,
cardar, teñir, hilar, urdir, dar dos puntadas, tejer dos hilos,
cortar dos hilos, anudar, desanudar, coser dos puntos,
rasgar para dar dos puntadas. Cazar ciervos, degollar,
quitar la piel, salar, curtir la piel, quitarle el pelo,
descuartizarlo; escribir dos letras, borrar para escribir dos
letras; construir, derribar, apagar, encender, forjar, mover
de un lugar a otro. Todos estos son los trabajos básicos que
totalizan cuarenta menos uno.»
(Shabbat 7, 2 [en 73a].)

43. «El emperador preguntó a R. Yehoshua ben Jananyá:


“¿a qué se debe que la comida del sábado tenga un aroma
tan suculento?”, y éste le respondió: “tenemos una especia
que se llama ‘sábado’. La ponemos en la comida y hace que
se despida ese aroma”. El emperador le dijo: “dame un
poco”, y el rabino le contestó: “Para quien guarda el sábado
tiene utilidad, pero para quien no lo guarda, carece de
ella”.»
(Shabbat 119a.)

44. «“Si un animal cae en sábado en una charca es lícito


llevar almohadas y colchones para colocarlos debajo de él.
Si así puede salir, que salga”. Otra enseñanza dice: “si un
animal cae en sábado en una charca, se le dará en el lugar
donde está su comida, a fin de que no muera”. ¿Sólo la
comida, pero no almohadas y colchones? No hay ninguna
contradicción. El último caso va referido a cuando se le
puede dar de comer, mientras que el primero se refiere a
cuando no se puede. Si se le puede dar de comer, está bien
que se haga. Si no, deben traerse almohadas y colchones y
colocarlos debajo de él. Ciertamente al actuar de esta
manera, se impide que un útil esté dispuesto para su uso,
pero evitar el sufrimiento de los animales es un mandato
contenido en las Escrituras y el mandato contenido en las
Escrituras está por encima del emitido por los rabinos.»
(Shabbat 128b.)
45. «Mishnah. Hay dos meses en que se puede profanar el
sábado: Nisán y Tishrí, porque en ellos los mensajeros van
hasta Siria y se señalan las festividades. Cuando todavía
existía el Templo, el sábado podía ser quebrantado por
cualquiera de esas lunas nuevas para que pudiera
realizarse el sacrificio de luna nueva. Tanto si se ve con
claridad como si no la luna nueva, por ella puede
profanarse el sábado.»
(Rosh ha-shanah 1, 5-6 [en 21b].)

129
46. «Le preguntó Turno Rufo a R. Aqivá: “¿qué diferencia
al sábado de los demás días?”. Le respondió el rabino:
“¿qué diferencia a un hombre del resto de los hombres? El
que así lo desee mi señor, el emperador. De la misma
130
manera, el sábado es diferente porque mi Señor así lo
desea”.»
(Sanhedrín 65b.)

b) Sinagogas

47. «Mishnah. R. Meir dijo: “no es lícito vender una


sinagoga si no es bajo condición de que los vendedores
podrán volver a adquirirla si así lo desean”.
»Pero los sabios dicen: “es lícito venderla para siempre
salvo si se va a destinar a alguna de estas cuatro cosas:
baño, curtiduría, baño ritual o lavadero”. R. Yehudah dice:
“es lícito venderla para que sea un patio, y el comprador
hacer en él lo que desee”.»
(Meguillah 3, 3 [en 27b].)

48. «Nuestros rabinos han enseñado que las sinagogas no


deben utilizarse en forma indebida. En ellas no debe
comerse, ni beberse, ni acicalarse, ni defecar, ni entrar en
verano por huir del sol o durante la época de lluvias para
librarse de éstas, ni pronunciar en ellas la oración fúnebre
131
por un particular. Por el contrario en ellas debe leerse ,
132
estudiar y celebrar funerales públicos.
»Dijo R. Yehudah: “esto va referido a cuando las
sinagogas están en pie, pero cuando han sido abandonadas,
se puede descansar en ellas y dejar crecer las hierbas,
aunque no arrancarlas para no entristecer el espíritu”.»
(Meguillah 28a-28b.)

c) Oración y bendiciones

49. «Quien ora de tal forma que se le oiga pertenece al


133
grupo de aquellos que tienen poca fe . Quien grita cuando
134
ora es similar a los falsos profetas . Quien bosteza o
eructa es un insolente. Si se estornuda al orar es mala
señal, aunque otros dicen que se trata de mala educación.
Quien escupe en el curso de la oración, realiza una acción
tan indigna como el que hiciera lo mismo delante de un
rey.»
(Berajot 24b.)

50. «Nuestros rabinos han enseñado que cuando se


atraviese un lugar plagado de fieras o de bandoleros debe
recitarse una oración corta. ¿Qué es una oración corta? R.
Eliezer dice: “haz Tu voluntad en el cielo arriba, y satisface
a los que te honran aquí abajo, y haz lo que consideres
bueno. Bendito seas, Señor, que escuchas la oración”. R.
Yehoshua dice: “Oye la súplica de Tu pueblo, Israel, y da
pronto cumplimiento a sus deseos. Bendito seas, Señor, que
escuchas la oración”. R. Eleazar b. R. Tsadop dice: “Oye el
grito de Tu pueblo, Israel, y da pronto cumplimiento a sus
deseos. Bendito seas, Señor, que escuchas la oración”.
Otros dicen: “Las necesidades de Tu pueblo Israel son
muchas, pero su inteligencia es pequeña. Complácete,
Señor, Dios nuestro, conceder a cada uno la que necesita
para sostenerse y a cada criatura la que precise. Bendito
seas, Señor, que escuchas la oración”.»
(Berajot 29b.)

51. «Elías dijo a R. Yehudah, hermano de R. Sala: “no


montes en cólera y no pecarás, no te embriagues y no
pecarás, y cuando salgas de viaje despídete de tu Creador
antes de marcharte”. ¿Qué quieren decir esas palabras? R.
Yaaqov, en nombre de R. Jisda, dice que se refieren a la
fórmula de la oración para los viajes. El mismo R. Yaaqov,
en nombre de R. Jisda, dice que hay que pronunciarla al dar
inicio a un viaje. ¿Cuál es la fórmula? “Señor, Dios mío,
guíame en paz, lleva mis pasos en paz, sosténme en paz,
sálvame en el camino de toda asechanza y enemigo,
bendice el trabajo de mis manos, dame favor, gracia y
misericordia ante ti y ante aquellos con los que me
encuentre. Bendito seas Señor que escuchas la oración.”»
(Berajot 29b.)

52. «Nuestros rabinos han enseñado que no se debe orar


cuando se está entristecido o inerte, ni en medio de bromas
o de conversaciones superficiales, sino sólo cuando uno se
entrega de manera sincera al cumplimiento de este
mandato.»
(Berajot 31a.)

53. «Nuestros rabinos han enseñado que está prohibido


disfrutar de algo de este mundo sin recitar antes una
bendición. De no hacerse así, se comete una profanación.
¿Qué hay que hacer si se olvida? Consultar a un sabio.
Ahora bien, ¿qué puede hacer éste y cómo puede reparar la
transgresión? Según Rava, lo que esto significa es que
debemos consultar con anterioridad a un sabio que, con la
finalidad de que no cometamos una profanación, nos
enseñará las fórmulas de bendición.
»R. Yehudah, en nombre de Shemuel, dice que el
disfrutar de algo de este mundo sin haberlo bendecido con
anterioridad es como utilizar en beneficio propio las cosas
que están consagradas a Dios, tal y como está escrito: “del
135
Señor es la tierra y cuanto en ella hay” . R. Leví
preguntó: “¿este versículo no es contradicho por el que
dice: ‘los cielos son del Señor, pero la tierra la ha
136
entregado a los hijos del hombre’? ”. En realidad no hay
contradicción, ya que uno de los pasajes va referido a antes
de recitar la bendición, y el otro a después.»
(Berajot 35a-35b.)

54. «Mishnah. No debe recitarse ninguna bendición ni por


las luces ni por las especias de los que adoran imágenes.
»Guemarah. Existe un buen motivo en relación con la luz
porque no disfrutó de descanso. Pero ¿qué causa existe en
el caso de las especias? R. Yehudá, en nombre de Rav, dice:
“nos referimos a las utilizadas en un banquete de idólatras,
porque los banquetes de idólatras suelen tener como causa
la idolatría”.»
(Berajot 8, 7 [en 51b-52b.].)

55. «Quien se va a dormir a la cama debe recitar desde


137
“Escucha, Israel ” hasta “y sucederá si escucháis” y luego
añadirá: “Bendito sea el que hace que descienda el deseo
de dormir sobre mis ojos, el sueño sobre mis párpados y la
luz sobre mi pupila. Sea Tu voluntad, Señor, Dios mío, que
me acueste en paz; dame mi porción en Tu Ley; haz que me
acostumbre a obedecer Tus mandatos, pero no permitas
que me acostumbre a quebrantarlos; impide que caiga en
pecado y perversidad, en tentación y en ruindad; haz que
prevalezca en mí la buena inclinación sobre la mala;
líbrame del mal y de las dolencias peligrosas; no consientas
que me turben las pesadillas ni los malos pensamientos.
Que mi lecho sea perfecto ante Ti. Ilumina mis ojos para
que no duerma el sueño de la muerte. Bendito seas Tú,
Señor, que alumbra con Su gloria todo el universo”.»
(Berajot 60b.)

56. «Cuando uno se despierta se dice: “Dios mío, el alma


que me has dado continúa limpia. La formaste en mí, me la
infundiste, la has conservado dentro de mí. Más adelante la
tomarás de mí, pero me la devolverás en el futuro. Mientras
esta alma esté dentro de mí te daré gracias, Señor, Dios
mío y Dios de mis antepasados, soberano de todos los
mundos, señor de todas las almas. Bendito seas, Señor, que
devuelves las almas a los muertos”.
»Cuando se oye el canto del gallo hay que decir:
“bendito sea el que dio entendimiento al gallo para
distinguir el día de la noche”. Al abrir los ojos hay que
decir: “bendito sea el que da vista a los ciegos”. Al
desperezarse y sentarse, hay que decir: “bendito sea el que
da libertad a los cautivos”. Al vestirse, hay que decir:
“Bendito sea el que viste al desnudo”. Al levantarse, hay
que decir: «bendito sea el que endereza a los encorvados”.
Al poner el pie en el suelo, hay que decir: “bendito sea el
que extiende la tierra sobre las aguas”. Al comenzar a
caminar, hay que decir: “bendito sea el que guía los pasos
del hombre”. Al abrocharse el calzado, hay que decir:
“bendito sea el que me dio todo lo necesario”. Al ceñirse el
cinto, hay que decir: “bendito sea el que ciñe a Israel con
fuerza”; y al cubrirse la cabeza, hay que decir: “bendito sea
el que corona de esplendor a Israel”.»
(Berajot 60b.)

57. «Al lavarse las manos se dice: “bendito sea el que nos
santificó con sus mandatos y nos ordenó lavarnos las
manos”. Al lavarse la cara, hay que decir: “bendito sea el
que ha retirado las vendas del sueño de mis ojos y el sopor
de mis párpados. Sea Tu voluntad, Señor, Dios mío, el
hacer que me acostumbre a Tu Ley, que me apegue a Tus
mandatos. Impide que caiga en pecado o perversidad, en
tentación o ruindad. Haz que mis inclinaciones se sometan
a Ti. Manténme lejos del hombre inicuo y del mal amigo.
Haz que en este mundo me adhiera a la buena inclinación y
al buen amigo. Dame hoy y todos los días gracia,
misericordia y favor ante Ti y ante los que me ven.
Concédeme Tus misericordias. Bendito seas, Señor, que
concedes misericordias a Tu pueblo, Israel”.»
(Berajot 60b.)

58. «Mishnah. El Sumo sacerdote se acercaba al macho


cabrío de la expiación. Colocaba sus dos manos sobre él,
recitaba la confesión y decía de la siguiente manera:
“Señor, ante Ti, ha pecado, ha faltado y ha perpetrado Tu
pueblo, la casa de Israel. Señor, perdona las malas obras,
las faltas y los pecados que cometieron, perpetraron y
pecaron ante Ti Tu pueblo, la casa de Israel, tal y como está
escrito en la Ley de Moisés, Tu siervo: porque en este día
se hará expiación por vosotros, y quedaréis limpios de
138
todos vuestros pecados delante del Señor” . Y cuando los
139
sacerdotes y el pueblo escuchaban el Nombre inefable
que salía de la boca del Sumo sacerdote, caían de rodillas,
se postraban, se inclinaban rostro a tierra y exclamaban:
“bendito sea eternamente el nombre de Su reino
glorioso”.»
(Yoma 6, 3 [en 66a].)

d) Ayuno

El ayuno era una práctica muy limitada en el seno del


judaísmo del Segundo Templo salvo entre algunos grupos
como los fariseos que lo practicaban con más fruición de la
dispuesta en el Antiguo Testamento. La desaparición del
sistema sacrificial con la destrucción del Templo de
Jerusalén en el año 70 d.C., tuvo, entre otras
consecuencias, la de resaltar la importancia del ayuno al
que se le dio ocasionalmente un carácter expiatorio.

59. «Cuando R. Shéshet hacía ayuno, acostumbraba a decir


después de la oración: “Señor del universo, Tú sabes que
cuando existía el Templo todo el que había pecado ofrecía
un animal, cuya grasa y cuya sangre era presentada en
sacrificio y así obtenía el perdón.
»”Ahora que hago ayuno, el cual reduce mi grasa y mi
sangre, acepta mi grasa y mi sangre como si Te los hubiera
ofrecido en el altar y concédeme Tu gracia”.»
(Berajot 17a.)

60. «R. Eleazar dice: “la oración es superior a las buenas


obras. Nadie ha realizado mayor número de buenas obras
que nuestro maestro Moisés, pero sus deseos sólo fueron
satisfechos cuando oró por ellos... El ayuno es más
importante que la limosna pues implica una privación para
el cuerpo, mientras que ésta sólo lo implica para la bolsa”.
También dijo: “La oración es superior a los sacrificios, tal y
como está escrito: ‘¿de qué sirven todos vuestros
140
sacrificios?’ , y después: ‘cuando extendáis vuestras
141
manos, no os escucharé’ ”. “Todo sacerdote –dice R.
Yojanán–, que ha dado muerte a un ser no puede alzar las
manos, tal y como está escrito: ‘vuestras manos están
142
llenas de sangre’” .»
(Berajot 32b.)

e) Diezmos

61. «Mishnah. Existe una regla establecida de aplicación


general en relación con los diezmos: “todo lo que se puede
comer, que se conserva y que surge de la tierra, está sujeto
a los diezmos”. También existe otra regla establecida de
aplicación general en relación con los diezmos: “todo lo que
se puede comer desde que comienza a desarrollarse hasta
que concluye el proceso de desarrollo, y aunque resulte
habitual esperar hasta que el desarrollo se complete a fin
de consumirlo, sea grande o pequeño, está sometido a los
diezmos. Por el contrario, lo que inicialmente no se puede
comer, pero al final sí, no estará sujeto a los diezmos hasta
que se pueda comer”.
»¿A partir de cuándo están sometidos a diezmos los
frutos? Los higos desde que comienzan a madurar; la uva y
el agrazón desde que transparentan; el zumaque y las
moras desde que comienzan a tomar una tonalidad rojiza,
y, por regla general, todos los frutos de color rojo desde
que comienzan a adquirir esta tonalidad. Las granadas
desde que comienzan a ablandarse; los dátiles desde que
tienen jugo; los melocotones desde que les aparecen venas;
las nueces desde que forman la primera cáscara. R. Yehudá
dice: “las nueces y las almendras desde que cuentan con
una cáscara interna. Las algarrobas desde que comienzan a
pintar, y todos los frutos de color negro desde que
empiezan a presentar pintas. Las peras, las cristomelias,
los membrillos y los nísperos desde que pierden la pelusa,
igual que las otras frutas de tonalidad clara. El heno desde
que crece; los cereales y aceitunas desde que llegan a la
tercera parte de su madurez”.»
(Maaserot 1, 1-3.)

62. «Mishnah. ... Tanto los israelitas como los bastardos


deben hacer una declaración (para el segundo diezmo);
pero este mandato no es de aplicación ni para los
prosélitos, ni para los esclavos emancipados, porque no les
143
correspondió nada en el reparto de la tierra . R. Meir
añade: “ni tampoco para los sacerdotes ni los levitas, ya
que no les correspondió parte de la tierra”. R. Yosé dice:
144 145
“ellos cuentan con ciudades de asilo” .»
(Maaser shení 5, 14.)

b) LA ÉTICA NO RITUAL

a) Los deberes morales

63. «Mishnah. Éstas son las cosas que no tienen medida


146 147 148
determinada: la peah , los bikkurim , el reayón , la
beneficencia y el estudio de la Ley. Éstas son las cosas de
cuyo beneficio disfruta el hombre en este mundo, mientras
que el capital queda reservado para el mundo futuro:
honrar padre y madre, la beneficencia, reconciliar a un
hombre con su prójimo y el estudio de la Ley, que equivale
ya de por sí a todas las demás cosas juntas.»
(Peah 1, 1.)
64. «Seis son las cosas cuyo beneficio disfruta el hombre en
este mundo, pero cuyo capital le es guardado para el
mundo futuro: dar alojamiento al viajero, cuidar del
enfermo, el fervor en la oración, darse prisa por ir a la casa
de estudio, educar a los hijos en el estudio de la Ley y
juzgar al prójimo según sus méritos.
»Igualmente ha sido enseñado que éstas son las cosas
cuyo beneficio disfruta el hombre en este mundo, mientras
que el capital se le reserva para el mundo venidero: honrar
padre y madre, hacer buenas obras, y reconciliar a un
hombre con su prójimo. Sin embargo, el estudio de la Ley
las supera a todas. ¿Sólo son éstas y ninguna más? Las
demás se hallan incluidas entre las buenas obras.»
(Shabbat 127a-127b.)

65. «R. Yojanán, en nombre de R. Shimón ben Yehotsadaq


decía: “por mayoría de votos se acordó en la habitación
149
superior de la casa de Nitza en Lidda , en relación con los
delitos que figuran en la Ley, que si dijeran a alguien:
comételos y no morirás, puedes cometerlos y así evitar su
muerte, salvo que se trate de idolatría, adulterio y
derramamiento de sangre”.»
(Sanhedrín 74a.)

b) El trabajo

66. «R. Jiyya bar Ammí dice, en nombre de Ul.la: “quien


vive de su trabajo es superior a aquel que teme a Dios”. Así
es, ya que en relación con este último está escrito: “feliz el
150
que teme al Señor” , pero del que vive del fruto de su
trabajo está escrito: “al comer del trabajo de tus manos,
151
serás feliz y te irá bien” , es decir, que serás feliz en este
mundo y en virtud de ello te irá bien para la vida futura.
Esto último, sin embargo, no se dice de aquel que teme a
Dios.»
(Berajot 8a.)

c) Matrimonio y soltería

El judaísmo es una religión en la que la familia tiene una


repercusión extraordinaria. De hecho, las mismas
festividades religiosas suelen tener lugar en un ámbito
familiar. Lógicamente, el matrimonio es considerado como
el estado ideal del hombre, como un ámbito de santidad y
como una meta. Todo ello es natural si tenemos en cuenta
que fue el propio YHVH el que creó el matrimonio para
satisfacer necesidades inherentes a la naturaleza humana
(Génesis 1, 20-25). Ha sido muy raro el celibato en la
historia de Israel, v.g.: se dio entre los sectarios de
Qumran, y debería recordarse que, como derivación de esta
visión positiva del matrimonio, en el seno del cristianismo
primitivo los apóstoles judeo-cristianos eran todos casados
(1 Corintios 9, 5-6) y los obispos cristianos del siglo i
debían estar casados (1 Timoteo 3, 1 s.; Tito 1, 5 ss.).
En este apartado y en el siguiente hemos reunido
algunos textos que muestran la importancia del matrimonio
y de la familia desde la óptica talmúdica.

67. «Nuestros rabinos han enseñado que un hombre


siempre deberá vender todo lo que tiene para poder
casarse con la hija de un hombre culto, ya que si fallece o
es desterrado tendrá la seguridad de que sus hijos serán
hombres cultos; pero no deberá casarse con la hija de un
ignorante, porque si muere o parte al destierro sus hijos
serán ignorantes.
»Nuestros rabinos han enseñado que un hombre
siempre deberá vender todo lo que tiene para poder
casarse con la hija de un hombre culto. Si no encuentra
ninguna mujer hija de un hombre culto, deberá casarse con
la hija de un hombre distinguido en su generación; y si no
encuentra hija de un hombre distinguido en su generación,
deberá casarse con la hija de un jefe de la sinagoga. Si
tampoco halla hija de uno de los jefes de la sinagoga,
deberá casarse con una hija del tesorero de una
organización destinada a la beneficencia, y si tampoco
encuentra a ésta, con la hija de un maestro de primera
enseñanza. Sin embargo, jamás deberá casarse con la hija
de un ignorante porque éstos son despreciables y sus
mujeres, unas alimañas, y de sus hijos está escrito:
152
“Maldito el que se ayuntara con cualquier bestia” .»
(Pesajim 49a-b.)

68. «A tres personas alaba el Santo –bendito sea– cada día:


el soltero que vive en una gran ciudad y no peca, el pobre
que devuelve a su propietario un objeto perdido y el rico
que paga los diezmos sin presumir.
»R. Safra era soltero y vivía en una gran ciudad. En
cierta ocasión un tanná repitió esta opinión en presencia de
Rava y de R. Safra, y la cara de este último relucía de
satisfacción. Rava le dijo entonces: “Lo que dice no se
refiere a ti, sino a los que son como R. Janina y R. Oshaya.
Éstos eran zapateros remendones en Palestina y vivían en
una calle de prostitutas. Hacían calzados para las
prostitutas y se los llevaban. Ellas los miraban, pero ellos ni
siquiera alzaban la vista. Las prostitutas llegaron a jurar
por la vida de los santos rabinos de Palestina”.»
(Pesajim 113a-b.)
69. «Nuestros rabinos han enseñado que de quien ama a su
mujer como a sí mismo y quien honra a su mujer más que a
sí mismo; de quien guía a sus hijos e hijas por el camino
recto; de quien les hace casarse cuando aún son jóvenes,
pero ya púberes, dice la Escritura: “conocerás que hay paz
153
en tu tienda” .»
(Yebbamot 62b.)

70. «Dijo R. Tanjum, en nombre de R. Janilay: “todo judío


que no tiene esposa vive sin gozo, sin bendición y sin nada
bueno. Sin gozo, porque está escrito: ‘y te gozarás tú y tu
154
casa’ . Sin bendición, porque está escrito: ‘Para que la
155
bendición descienda sobre tu casa’ . Sin nada bueno,
156
porque: ‘no es bueno que el hombre esté solo’ ”.
157
»Y en Occidente se añadía: “sin Ley y sin muro. Sin
Ley, porqué está escrito: ‘no tengo quien me ayude y he
sido privado de toda sabiduría’. Sin muro, porque: ‘la mujer
158
rodeará al hombre’ ”.»
(Yebbamot 62b.)

71. «Mishnah. La virgen debe casarse el miércoles, y la


viuda, el jueves, ya que los tribunales celebran sesión en
las ciudades dos veces por semana: el martes y jueves. De
esta manera, si el esposo desea iniciar un procedimiento en
relación con la virginidad de la esposa puede acudir
inmediatamente al tribunal.
»La dote de la virgen es de doscientos zuzim; la de la
159
viuda de una mina ».
(Ketubbot 1, 1-2 [en 2a y 10b].)

72. «Se ha enseñado que R. Shimón dijo: “¿por qué afirma


160
la Ley: ‘si un hombre toma esposa , y no si una mujer
toma esposo’? Porque lo normal es que el hombre busque
esposa, pero no que la mujer busque esposo”. Ilustración
de un hombre que perdió un objeto. “¿Quién es el que
busca? El propietario del objeto es el que busca al objeto”.»
(Qiddushim 2b.)

d) Familia

73. «Nuestros rabinos enseñaron que el padre tiene las


siguientes obligaciones en relación con su hijo:
161
circuncidarlo, rescatarlo , buscarle esposa y enseñarle un
oficio. Algunos añaden: “Y enseñarle a nadar”. R. Yehudá
dice: “todo aquel que no enseña a su hijo un oficio, le
enseña a robar”.»
(Qiddushim 29a.)

74. «Nuestros rabinos han enseñado que está escrito:


162
“honra a tu padre y a tu madre” , y también está escrito:
163
“honra al Señor con lo que tienes” . De aquí se desprende
que la Escritura coloca al mismo nivel el honrar padre y
madre, y el honrar al Omnipresente.
»Está escrito: “cada uno temerá a su padre y a su
madre”, y también está escrito: “temerás al Señor, tu Dios”.
De aquí se desprende que la Escritura coloca al mismo
nivel el temor al padre y a la madre, y el temor al
Omnipresente.»
(Qiddushim 30b.)

75. «Ha sido enseñado que Rabbí decía: “vio y conoció


Aquel que habló y fue hecho el universo, que el hijo honra
más a su madre que a su padre, ya que aquélla le gana con
palabras. Por ello, el Santo –bendito sea– colocó primero la
obligación de honrar al padre que la de honrar a la madre.
»”Asimismo vio y conoció Aquel que habló y fue hecho el
universo, que el hijo teme más al padre que a la madre, ya
que aquél es el que le enseña la Ley. Por ello, el Santo –
bendito sea– antecedió el temor de la madre al del padre”.»
(Qiddushim 30b.)

76. «El hijo de una viuda le preguntó a R. Eliezer: “si mi


padre me dijera: ‘dame de beber agua’, y mi madre me
dijera: ‘Dame de beber agua’, ¿a cuál debo atender antes?”.
Le contestó: “debes honrar antes a tu padre que a tu
madre, porque tanto tú como tu madre tenéis el deber de
honrar a tú padre”.»
(Qiddushim 31a.)

e) Asistencia a los necesitados

El Talmud ha heredado del Antiguo Testamento una


especial preocupación por los desfavorecidos. Aunque
desconfiado hacia las soluciones políticas –la justicia
definitiva sólo se alcanzará bajo el Reino mesiánico– tal
postura no es de pasividad sino de compasión activa. De
hecho, como veremos en alguno de los pasajes
seleccionados, nunca hay excusa consistente para dejar de
socorrer al necesitado.

77. «Nuestros rabinos han enseñado que la caridad es


superior a la limosna por tres razones. La limosna sólo
puede hacerse con dinero, mientras que la caridad puede
practicarse con dinero o mediante un servicio personal. La
limosna es para los pobres, pero la caridad puede
realizarse tanto en favor de los pobres como de los ricos.
La limosna es sólo para los vivos, pero la caridad puede ser
de utilidad tanto para vivos como para muertos.»
(Sukkah 49b.)

78. «En cierta ocasión un pobre acudió a Rava y éste le


preguntó: “¿qué acostumbras comer?”. Le contestó: “pollo
164
cebado y vino añejo”. Le preguntó : “cómo es eso? ¿No te
importa ser una carga así para la comunidad?”. Le
contestó: “¿acaso me como lo de ellos? Como lo que es del
Misericordioso, ya que está escrito: ‘todos los ojos se
165
vuelven a Ti y Tú les das el alimento a su tiempo’ . No
dice ‘En el tiempo de ellos’, sino ‘a Su tiempo’, de lo que se
desprende que el Santo –bendito sea– da a cada persona a
Su tiempo lo que necesita”.
»Entonces entró la hermana de Rava, que llevaba sin
verlo trece años, y le traía como regalo un pollo cebado y
166 167
vino añejo. “¡Qué casualidad!”, exclamó y le dijo : “te
ruego que me perdones. Ven y come”.»
(Ketubbot 67b.)

79. «Mar Uqba tenía un pobre viviendo cerca de él, al que


solía enviarle cuatrocientos zuzim el día de la Expiación.
Un día mandó a su hijo que se los llevara, pero éste regresó
y le dijo: “no necesita que lo ayudes”. Le preguntó: “¿qué
168
es lo que has visto?”. “Vi que le servían vino añejo”. Dijo :
“¡de manera que es así de exquisito!”. Y entonces le volvió
a enviar con el doble de la cantidad.»
(Ketubbot 67b.)

80. «Dijo R. Abba, hijo de R. Janina: “todo aquel que visita a


un enfermo, cura la sexagésima parte de su enfermedad”.
Entonces dijeron: “si esto es así, ¿significa que sería curado
en caso de que le visitaran sesenta personas?...”.
»R. Jelbó cayó enfermo. Entonces R. Kahana avisó: “R.
Jelbó está enfermo”. Sin embargo, nadie fue a visitarlo.
169
Entonces se lo reprochó diciendo: “¿no es esto igual que
lo que le sucedió a uno de los discípulos de R. Aqivá, que
cayó enfermo y los sabios no fueron a visitarlo? Por eso fue
170
a visitarlo R. Aqivá, y porque barrió y regó , se curó y le
dijo: ‘maestro, me has curado’. R. Aqivá salió y explicó: ‘el
que no visita a los enfermos es similar al que derrama
sangre’”.
171
»Cuando R. Dimí volvió dijo: “el que visita a un
enfermo le hace vivir, y el que no visita a un enfermo le
hace morir”.»
(Nedarim 39b-40a.)

81. «R. Dostay, hijo de R. Yannay, explicó: “Observa que la


manera de actuar del Santo –bendito sea– no es como la
manera de actuar de los hombres. Los hombres actúan así:
si alguno lleva un regalo al rey, puede que lo acepte o
puede que no; pero incluso si lo acepta, no es seguro que se
le admita ante la presencia del rey. Por el contrario, con el
Santo –bendito sea– es diferente: si alguien da una moneda
a un pobre, es seguro que será admitido a Su presencia”.»
(Bava batra 10a.)

f) Justicia

La práctica de la justicia es un elemento esencial en la


existencia del ser humano tal y como aparece concebida en
el Talmud. De hecho, como tendremos ocasión de ver al
examinar pasajes referentes a los no judíos, es uno de los
pocos preceptos que trascienden el ámbito de Israel y que
resultan de aplicación universal. Se trata empero de una
justicia que, a ejemplo de la bíblica, no puede ser
identificada con la lucha de clases o el impulso
revolucionario. Constituye más bien una conducta que no
favorece al pobre por ser pobre ni al rico por ser rico
(Levítico 19, 15), que no priva de castigo al culpable, que
no se deja sobornar y que pretende la implantación general
de la equidad.

82. «Si ves una generación atormentada por multitud de


aflicciones, observa a los jueces de Israel, ya que todas las
adversidades que suceden en el mundo se deben a los
jueces, tal y como está escrito: “Escuchad, jefes de la casa
de Jacob y jueces de la casa de Israel, que aborrecéis la
172
justicia y corrompéis todo lo justo” . Son inicuos y sin
embargo confían en Aquel que habló y fue creado el
mundo. Por ello, el Santo –bendito sea– los castiga con un
castigo triple, uno por cada una de las transgresiones de
que son culpables, tal y como está escrito: “por culpa
vuestra, Sión será convertida en un campo, Jerusalén
llegará a ser un montón de piedras y el monte del Templo
173
una enmarañada colina” . Todavía más: “el Santo –
bendito sea– no permitirá que Su Providencia resplandezca
sobre Israel hasta que de éste sean excluidos los jueces y
los funcionarios inicuos, tal y como está escrito: ‘alzaré mi
mano contra ti, eliminaré tus impurezas y separaré tus
escorias. Restableceré tus jueces como antaño y tus
consejeros como al inicio. A partir de entonces serás
174
llamada Ciudad de Justicia, Villafiel’” .»
(Shabbat 139a.)

g) Arrepentimiento

Como ya hemos tenido ocasión de señalar, la desaparición


del sistema sacrificial judío en el año 70 d.C. trajo consigo
la dificultad teológica de articular un sistema expiatorio
aparte de los sacrificios del Templo de Jerusalén. Los textos
que aparecen a continuación muestran cómo el
arrepentimiento fue, poco a poco, convirtiéndose en el eje
de tal sistema de salvación. No obstante, se percibe que tal
articulación no terminaba de resultar convincente ni
siquiera para los sabios. Así nos encontramos con que la
Mishnah todavía deja traslucir la esperanza de que el
sistema sacrificial será restaurado en Jerusalén.
Interesante también es la importancia que se da al hecho
de conseguir el perdón del prójimo por aquellas ofensas
que le hubieran sido causadas.

83. «R. Eliezer dice: “Arrepiéntete un día antes de tu


muerte”. Sus discípulos le preguntaron: “¿hay alguien que
sepa cuándo va a morir?”. Les contestó: “precisamente por
eso, el hombre debe arrepentirse hoy, porque quizá
mañana ya habrá muerto. Luego todos los días de la vida
del hombre deben dedicarse al arrepentimiento”.»
(Shabbat 153a.)

175
84. «Mishnah. Se dirigía hacia su toro y su toro se
hallaba entre el pórtico y el altar, con la cabeza hacia el sur
y el morro hacia occidente. El sacerdote se situaba hacia
oriente, el rostro hacia occidente. Colocaba las manos
176
sobre el toro y recitaba la confesión: “Oh, el Nombre , he
sido culpable, he transgredido, he pecado contra Ti, yo y mi
familia. Oh, el Nombre, perdona las malas obras, las
transgresiones y los pecados que cometí, realicé y pequé
contra Ti, yo y mi familia, tal y como está escrito en la Ley
de Moisés, tu siervo: porque en ese día se hará la
177
expiación...” , y entonces contestaban después de él:
“bendito sea eternamente el nombre de su reino glorioso”.»
(Yoma 3, 9 [en 35b].)
85. «Mishnah. El sacrificio por el pecado y por la
transgresión cierta tienen valor expiatorio. La muerte y el
Día de la expiación expían si van unidos al arrepentimiento.
El arrepentimiento perdona los pecados leves, ya por
omisión, ya por transgresión. Los más graves quedan en
suspenso hasta que llegue el Día de la expiación y sean
expiados.
»Al que dice: “pecaré y me arrepentiré, pecaré y me
arrepentiré”, no se le dará oportunidad de arrepentirse. Al
que dice: “pecaré y se me perdonará en el Día de la
expiación”, en el Día de la expiación no se le perdonará.
Los pecados contra el prójimo no son perdonados en el Día
de la expiación si el prójimo no lo consiente... R. Aqivá dice:
“Dichoso tú, Israel, ¿ante quién sois limpiados? ¿quién os
limpia? Vuestro padre que está en los cielos, porque está
escrito: ‘esparciré sobre vosotros agua limpia y quedaréis
178
limpios’ . También se dice: ‘el Señor es la esperanza de
179 180
Israel . Igual que la alberca limpia lo impuro, así el
Santo, bendito sea, limpia a Israel’”.»
(Yoma 8, 8-9 [en 85b].)

86. «Grande es el arrepentimiento porque trae la salud al


mundo... grande es el arrepentimiento porque llega hasta el
Trono de la Gloria; grande es el arrepentimiento porque
acelera la Redención... grande es el arrepentimiento
porque alarga la vida del hombre.»
(Yoma 86a.)

120 Corresponde aproximadamente con diciembre.


121 Se refiere a la penetración efectuada por Antíoco Epífanes el 168 a.C. (I
Macabeos, 1, 22-24). Sobre el episodio, véase: C. Vidal, Los esenios y los rollos
del mar Muerto, edición citada, y Los documentos del mar Muerto, edición
citada, c. I.
122 Deuteronomio, 26, 5.
123 Deuteronomio, 29, 8.
124 Éxodo, 12, 27.
125 Éxodo, 12, 39.
126 Un adorno de oro que representaba a Jerusalén.
127 Con la finalidad de que no se cierre el agujero del lóbulo destinado a
prender de él los pendientes.
128 Concesiones de tipo cultural.
129 Un gobernador romano de Judea durante el siglo ii. En la literatura
rabínica suele aparecer como modelo de la perversidad romana.
130 Una referencia a Dios.
131 Se sobreentiende la Escritura.
132 Se sobreentiende la Mishnah.
133 Ya que da la sensación de que tiene que alzar la voz para que Dios le oiga.
134 Una referencia a los alaridos de los profetas de Baal (I Reyes, 18, 28).
135 Salmo, 24, 1.
136 Salmo, 115, 16.
137 El inicio del fragmento de las Escrituras conocido como Shema y
compuesto por Deuteronomio, 6, 4-9; 10, 13-21 y Núms. 15, 37-41. Tras el
primer versículo del primer pasaje ha de decirse: «Bendito sea eternamente el
nombre de su reino glorioso».
138 Levítico, 16, 30.
139 YHVH sólo pronunciado una vez al año, por el Sumo sacerdote y durante el
Yom Kippur o Día de la Expiación.
140 Isaías 1, 11.
141 Isaías 1, 15.
142 Isaías 1, 15.
143 Se refiere a la tierra prometida que fue repartida entre los israelitas que la
conquistaron durante el siglo XIV a.C. Lógicamente el mandato del segundo
diezmo conectado con la posesión de la tierra era sólo de aplicación para los
israelitas que tenían derecho de propiedad heredado sobre la misma.
144 Sacerdotes y levitas.
145 Es decir, algo les había correspondido a fin de cuentas de la tierra y, por lo
tanto, sí estaban sujetos a esta obligación.
146 La normativa relacionada con el mandato de dejar sin rebuscar los campos
a fin de que esos frutos no recogidos fueran aprovechados por los necesitados
(Levítico, 19, 9 y 23, 22).
147 Las primicias o primeros frutos que, de acuerdo al mandato de
Deuteronomio 26, 1-11, se llevaban al Templo.
148 Sacrificio ofrecido en Jerusalén con ocasión de las tres festividades
anuales (Deuteronomio, 16, 16-17).
149 El Sanhedrín.
150 Salmos 112, 1.
151 Salmos 128, 2.
152 Deuteronomio, 27, 21.
153 Job, 5, 24.
154 Deuteronomio, 14, 26.
155 Ezequiel, 44, 30.
156 Génesis, 2, 18.
157 Una referencia a Palestina.
158 Jeremías, 31, 22.
159 Cien zuzim.
160 Deuteronomio, 22, 13.
161 Referencia a los primogénitos que debían ser rescatados al mes de su
nacimiento de acuerdo a Éxodo 13, 2 y 12-14.
162 Éxodo, 20, 12.
163 Proverbios, 3, 9.
164 Rava.
165 Salmo 145, 15.
166 Rava.
167 Al pobre.
168 Mar Uqba.
169 A los sabios.
170 La casa del enfermo.
171 De Palestina.
172 Miqueas, 3, 9.
173 Miqueas, 3, 12.
174 Isaías, 1, 25-26.
175 El Sumo sacerdote.
176 Una perífrasis para dirigirse a Dios, cuyo Nombre es tan sagrado que no
puede ser pronunciado.
177 Levítico, 16, 30.
178 Ezequiel, 36, 25.
179 Jeremías, 17, 13.
180 Mikveh o lugar en el que se realiza el baño ritual de purificación. En el
original se da un juego de palabras intraducible al usarse la misma palabra
para esperanza y mikveh.
5. Los adversarios

El hecho de que el Talmud gire esencialmente en torno al


pueblo de Israel permite entender que las referencias a los
adversarios del mismo sean frecuentes. El lugar más
importante entre ellos lo ocupa –es natural– Roma. Fue
esta potencia la que primero sometió Palestina a su
dominio no pocas veces brutal, la que después arrasó el
Templo de Jerusalén en el 70 d.C., y la que, finalmente, bajo
Adriano, no sólo ocasionó una nueva y terrible derrota a los
rebeldes judíos encabezados por Bar Kojba, sino que
además prohibió incluso el acceso a la ciudad santa a los
judíos. Como ya señalamos en la Introducción, el hecho de
que el Imperio se cristianizara formalmente –
materialmente jamás lo hizo– fue motivo de honda
inquietud para los sabios que temieron una conjunción fatal
para ellos. Pese a todo algunos pasajes (véase el 87),
indican que la visión de Roma no era totalmente negativa y
que hubo romanos que llegaron a convertirse al judaísmo
como los antepasados de R. Meir si es que no fue el caso de
este último. La leyenda –totalmente desprovista de base
histórica– de la conversión de Nerón tiene su explicación
en ese fenómeno.

Textos
a) LOS ROMANOS

87. «El emperador envió contra los israelitas al césar


Nerón. Cuando llegó, disparó una flecha hacia oriente y
cayó en Jerusalén; disparó otra hacia occidente y cayó en
Jerusalén; disparó más hacia los cuatro puntos cardinales y
cayeron en Jerusalén. Entonces le dijo a un niño: “Repíteme
el versículo que has aprendido hoy”, y éste le dijo: “Me
181
vengaré de Edom a través de Israel, mi pueblo” .
182
Entonces dijo : “El Santo –bendito sea– ha decidido
destruir Su Templo y vengarse después del hombre a través
del cual se produjo la ruina”. Entonces desertó y se
convirtió en prosélito, y de él desciende R. Meir.»
(Guitin 56a.)

88. «El emperador envió a Tito... Éste es el que blasfemó e


183
insultó a Dios . ¿Qué hizo? Agarró a una prostituta y
penetró en el santuario, extendió un rollo de la Ley en el
suelo y sobre el mismo fornicó. Luego agarró una espada y
184
rasgó el velo ... Tomó luego el velo y con él se hizo una
canasta donde colocó todos los recipientes que había en el
Templo y los depositó en un barco para exponerlos en
triunfo en su ciudad... Cuando estaba en alta mar, se desató
una tempestad que amenazó con hacerle zozobrar. Dijo:
“Creo que el Dios de éstos sólo tiene poder en el mar. Al
faraón lo ahogó en las aguas, a Sísara lo ahogó en las aguas
y a mí también desea ahogarme en las aguas. Si tiene
poder, que desembarque en tierra firme y combata contra
mí”. Entonces se escuchó una voz celestial que le decía:
“Perverso, hijo de perverso y nieto del perverso Esaú,
desembarca. En mi universo existe una criatura minúscula
llamada mosquito –¿por qué la denomina criatura
minúscula? porque sólo dispone de un orificio para comer y
para defecar– desembarca y combate con ella”.
»Apenas desembarcó en tierra, el mosquito le entró por
la nariz y durante siete años le picó en el cerebro.
»Un día pasó por delante de una herrería, y al oír el
ruido del martillo dejó de picar. Entonces Tito se dijo: “Ésta
es la solución”. Y todos los días le traían un herrero que
golpeaba el martillo delante de él. Si era gentil le daba
cuatro zuzim, pero si era judío le decía: “Debes quedarte
satisfecho con la visión de los sufrimientos de tu enemigo”.
Durante treinta días aquello tuvo resultado, pero después
el mosquito se acostumbró al ruido.
»Se dice que R. Pinjás ben Aruva dijo: “Yo estaba entre
185
los romanos importantes y cuando murió le abrieron la
cabeza y encontraron dentro algo similar a una golondrina
de dos sela de peso. Otros cuentan que era como un pichón
de un año, de dos libras de peso”. Dijo Avayé: “Se cuenta
que tenía la trompetilla de cobre y las patas de hierro”.
186
»Cuando murió, dijo : “Incineradme y arrojad mis
cenizas a los siete mares, para que el Dios de los judíos no
pueda encontrarme y juzgarme”.»
(Guitin 56b.)

89. «Una mujer y siete hijos. El primero fue llevado a la


presencia del emperador y le dijeron: “Rinde culto a las
imágenes”, pero él contestó: “Está escrito en la Ley: ‘Yo soy
187
el Señor tu Dios’ ”. Entonces se lo llevaron y lo mataron.
El segundo fue llevado a la presencia del emperador y le
dijeron: “Rinde culto a las imágenes”, pero él contestó:
“Está escrito en la Ley: ‘No tendrás otros dioses delante de
mí’”. Entonces se lo llevaron y lo mataron. El tercero fue
llevado y le dijeron: “Rinde culto a las imágenes”, pero él
contestó: “Está escrito en la Ley: ‘Quien ofrezca sacrificios
188
a los dioses será aniquilado’ ”. Entonces se lo llevaron y
lo mataron. Fue llevado el siguiente y le dijeron: “Rinde
culto a las imágenes”, pero él contestó: “Está escrito en la
189
Ley: ‘No adorarás a otros dioses’ ”. Entonces se lo
llevaron y lo mataron. Fue llevado el siguiente y le dijeron:
“Rinde culto a las imágenes”, pero él contestó: “Está
escrito en la Ley: ‘Escucha, Israel, el Señor es nuestro Dios,
190
el Señor es uno’ ”. Entonces se lo llevaron y lo mataron.
Fue llevado el siguiente y le dijeron: “Rinde culto a las
imágenes”, pero él contestó: “Está escrito en la Ley: ‘Y
conocerás hoy y entenderás con tu inteligencia que el
Señor es Dios arriba en los cielos y abajo en la tierra, y no
191
hay otro’ ”. Entonces se lo llevaron y lo mataron.
»Fue llevado el siguiente y le dijeron: “Rinde culto a las
imágenes”, pero él contestó: “Está escrito en la Ley: ‘Al
192
Señor has reconocido..., y el Señor te reconocerá hoy’ .
Hace tiempo juramos al Santo –bendito sea– que no lo
sustituiríamos por otro dios y él nos juró que no nos
sustituiría por otro pueblo”. Entonces le dijo el emperador:
“Arrojaré mi sello delante de ti, te agacharás a recogerlo, y
así dirán que has aceptado la autoridad del rey”. Pero él
contestó: “Pobre de ti, emperador, pobre de ti. Si en tanto
estimas tu honra, mucho más digna de ella es la del Santo –
bendito sea–”. Se lo llevaban para matarlo, cuando su
madre dijo: “Dádmelo para que pueda besarlo un
momento”. Y ella le dijo: “Hijo mío, dile a vuestro
antepasado Abraham: ‘Tú ataste en el altar a uno, pero yo
he atado siete’”. Subió ella después a una terraza y
tirándose desde ella murió. Entonces se oyó una voz
193
celestial que decía: “Bienaventurada la madre de hijos” .»
(Guitin 57b.)
90. «R. Itsjaq dijo: “Cuando Salomón se casó con la hija del
faraón, Gabriel descendió y clavó en el mar un junco.
Alrededor se fue formando un aluvión, sobre el que sería
194
edificada Roma” .»
(Sanhedrín 21b.)

91. «El emperador le dijo a R. Tanjum: “Formemos un solo


pueblo”. Le contestó: “Excelente, pero los circuncisos no
podemos ser como vosotros. Circuncidaos y así seréis como
195
nosotros”. Le dijo : “Has respondido bien, pero el que
vence al rey es arrojado a la arena”. Y fue arrojado a la
arena, pero no fue devorado. Un hereje dijo: “No se lo
comen porque no tienen hambre”. Entonces lo arrojaron a
él y lo devoraron inmediatamente.»
(Sanhedrín 39a.)

196
92. «Una vez el gobierno decretó que no observaran el
sábado, ni circuncidaran a sus hijos y tuvieran relaciones
sexuales durante la menstruación. R. Reunven de Istróboli
se cortó el cabello a la romana y se sentó entre ellos
diciéndoles: “El que tenga un enemigo, ¿le vendrá mejor
que sea pobre o rico?”. Le respondieron: “Que sea pobre”.
“Entonces –dijo–, dejemos que no trabajen en sábado para
que sean más pobres”. “Bien dicho”, observaron. Dijo que
fuera revocado y así fue.
»Les preguntó otra vez: “El que tenga un enemigo, ¿le
vendrá mejor que sea débil o sano?”. Le respondieron:
“Que sea débil”. “Entonces –dijo–, dejad que circunciden a
sus hijos a los ocho días y así serán débiles”. “Bien dicho”,
observaron, y fue revocado.
»Volvió a decirles: “El que tenga un enemigo, ¿le vendrá
mejor que aumente o que disminuya?”. Le respondieron:
“Que disminuya”. “Entonces –dijo–, es mejor que no
copulen con mujeres que están con la menstruación”. “Bien
dicho”, observaron, y fue revocado.
»Pero cuando supieron que era judío, todo volvió a ser
vigente.»
(Meilah 17a.)

b) JESÚS Y LOS JUDEO-CRISTIANOS

Aunque a ellos se dedica un espacio mucho menor en el


Talmud poco puede dudarse de que Jesús y sus seguidores
judíos fueron contemplados por los sabios como
197
adversarios . El cuadro talmúdico de Jesús –acerca del
que hemos seleccionado aquí algunos pasajes– es
claramente negativo pero permite trazar claros paralelos
con los datos consignados en otras fuentes. Jesús hizo
milagros –que, lógicamente, los sabios atribuyen a la
hechicería–; se proclamó como el Mesías-Hijo del Hombre;
se hizo igual a Dios y anunció que volvería aunque tal
hecho no ha tenido lugar. Las autoridades de Israel lo
colgaron en una fecha cercana a la Pascua, aunque el
ejecutor material fue Poncio Pilato. Jesús contaba entonces
unos treinta y tantos años. Aunque no se niega su condición
de judío, e incluso se dice que una de sus interpretaciones
de la Ley complació a uno de los sabios, esto no es óbice
para afirmar que fue el hijo de una adúltera llamada María
y de un tal Pantera (presumiblemente un legionario
romano), y que ahora, en compañía de seres tan
despreciables como Tito o Balaam, sufre un tormento de
ultratumba consistente en estar sumergido entre
excrementos en ebullición.
El recuerdo de Jesús aparece tan detestado en las
fuentes talmúdicas que no pocas veces se recurre a
198
circunloquios para hablar de él v. g.: Balaam , Ben
Pantera, Ben Stada, un tal, etc. No es de extrañar que tales
pasajes fueran expurgados en algunas ediciones
medievales del Talmud y que tuvieran además papel
destacado en las controversias antitalmúdicas de la Edad
Media. En esta selección hemos incluido también un pasaje
del Yalkut Shimeoni que permite ver cómo la controversia
no quedó circunscrita a los textos talmúdicos.

a) Jesús

93. «R. Eleazar dijo a los sabios: “¿No trajo de Egipto Ben
Stada hechizos en una hendidura de su carne?”. Le
respondieron: “Era un loco, y no puedes aducir a un loco
como prueba”.»
(Shabbat 104b; Sanhedrín 67a.)

94. «La víspera de Pascua colgaron a Jesús y el heraldo


estuvo ante él durante cuarenta días, diciendo: “Va a ser
199
lapidado, porque practicó la brujería y la seducción, y
conducía a Israel por el mal camino. Todo el que pueda
decir algo en su defensa, que venga y lo defienda”. Pero no
hubo nada que pudiera esgrimirse en defensa suya, y lo
colgaron la víspera de Pascua.»
(Sanhedrín 43a. baraita.)

95. «Cierto min dijo a R. Janina: “¿Sabes algo acerca de la


edad de Balaam?”. Contestó: “No hay nada escrito acerca
de ello. Pero según se desprende de lo que está escrito:
‘Los hombres sanguinarios y embusteros no llegarán a la
200
mitad de sus días’ , debe haber tenido treinta y tres o
treinta y cuatro años”. El min dijo: “Me has respondido
bien. He visto la crónica de Balaam, y allí está escrito:
‘Balaam el cojo tenía treinta y tres años de edad cuando
201
Pinjas el ladrón lo mató’”.»
(B. Sanhedrín 106b.)

96. «Jesús practicó la brujería y la seducción y llevaba a


Israel por el mal camino.»
(Sanhedrín 107b. baraita. También Sotah 47b.)

97. «Nuestros maestros enseñaron: cuando R. Eleazar fue


arrestado por minut, lo llevaron ante el tribunal para ser
juzgado. El gobernador le dijo: “¿Cómo se ocupa de estas
cosas inútiles un viejo como tú?”. Él respondió: “Yo confío
en el que me juzga”. El acusador pensó que se refería a él,
pero en realidad se estaba refiriendo al Padre celestial. El
gobernador le dijo: “Ya que confías en mí, estás absuelto”.
Cuando regresó a su hogar, los discípulos acudieron a
consolarlo, pero él no aceptó ese consuelo. R. Aqivá le dijo:
“Déjame decirte algo de lo que me has enseñado”. Él
asintió y (R. Aqiva) dijo: “Quizá la minut te pilló de sorpresa
y te gustó, y por ello fuiste arrestado”. Él respondió: “Aqivá
me ha hecho recordar. Una vez, iba yo caminando por el
mercado alto de Séforis y me encontré con uno de los
discípulos de Jesús de Nazaret, cuyo nombre era Jacob de
Kefar Sekanya. Éste me dijo: ‘En tu Ley está escrito: No
recogerás el salario de una ramera... ¿Qué debe hacerse
con él? ¿una letrina para el Sumo sacerdote?’. Yo no le
respondí, y él me dijo: ‘Jesús de Nazaret me enseñó lo
siguiente: lo recogido del salario de una ramera al salario
de una ramera ha de volver; de la inmundicia viene y a la
inmundicia irá’. Aquel dicho me agradó y por ello fui
arrestado por minut. Yo había transgredido lo que está
escrito en la Ley: ‘Manténte lejos de ella y no te acerques a
la puerta de su casa’”.»
(Avodah Zarah 16b-17a. También T. Jul 2, 24.)

98. «R. Abahu dijo: “Si un hombre te dice: ‘Yo soy Dios’, es
un embustero. Si dice: ‘Yo soy el Hijo del Hombre’, la gente
acabará riéndose de él. Si dice: ‘Subiré al cielo’, puede
202
decirlo pero no lo hará” .»
(J. Taanit 65b.)

99. «Onqelos bar Qaloniqos, un hijo de la hermana de Tito,


deseaba convertirse en prosélito... Invocó a Jesús mediante
la nigromancia y le dijo: “¿Quién es honrado en este
mundo?”. Él contestó: “Israel”. “¿Qué debo hacer en
relación con él?”. Contestó: “Busca su bien, no les hagas
daño. Porque todo el que los hace daño es como si tocara la
niña de Su ojo”. Él (Onqelos) dijo: “¿Cuál es el castigo de
este hombre?”. Él contestó: “Excrementos en ebullición.
Porque un sabio ha dicho: ‘Cualquiera que se burla de las
palabras del sabio es castigado con excrementos en
ebullición’. Ven y ve la diferencia entre los pecadores de
Israel y los profetas de los pueblos del mundo que sirven a
una religión falsa”.»
(B. Guitin 56b-57a.)

203
100. «R. Eleazar ha-Kapar dijo: “Dios dio vigor a su voz
de forma que alcanzó el extremo del mundo, porque Él miró
y vio a los paganos que se postraban ante el sol, la luna y
las estrellas, y ante la madera y la piedra, y contempló que
había un hombre, nacido de mujer, que se ensalzaba e
intentaba hacerse Dios a sí mismo, para que todo el mundo
siguiera el mal camino. Entonces Dios dio vigor a la voz de
Balaam para que todos los pueblos de la tierra pudieran
escucharla y dijo: ‘Tened cuidado de no caminar por la
senda mala de ese hombre, porque está escrito que Dios no
es un hombre para que mienta. Y si dice que es Dios, es un
embustero y miente, porque dijo que partiría y que luego
204
volvería’ . Lo dijo y no lo hizo. Ved lo que está escrito:
comenzó su parábola y dijo: ‘¿Quién podrá vivir si Dios
hace esto?’. Balaam dijo: ‘¿Quién podrá vivir de esta nación
que escuchó a ese hombre que se hizo Dios a sí mismo?’”.»
(Yalkut Shimeoni, pr. 725 sobre Números 23, 7).

b) Los judeo-cristianos

Tratamiento más amplio que el dedicado a Jesús es el que


reciben en el Talmud los denominados minim. Como ya he
205
señalado en otro lugar , el término suele ir referido a los
judeo-cristianos, es decir, a aquellos judíos que sin renegar
de su condición identificaban a Jesús como mesías.
De las fuentes talmúdicas se desprende que siguieron
viviendo entre sus paisanos intentando convencerlos de la
mesianidad de Jesús al menos hasta finales del siglo III o
inicios del siglo IV. Lejos de identificarse –como han
pretendido algunos autores– con los ebionitas, los minim o
judeo-cristianos eran totalmente ortodoxos en su teología,
contemplada la misma desde una perspectiva cristiana.
Para empezar, creían en la trinidad e intentaban demostrar
la misma a sus compatriotas judíos partiendo de textos
veterotestamentarios. Que aquella circunstancia debió de
causar serias molestias a algunos rabinos es algo que se
desprende de los textos talmúdicos donde aparecen tales
controversias. En los mismos no se da una respuesta sólida
a los argumentos de los minim –algo que además es
confesado– e incluso se recurre a presentar a los mismos
como una especie de politeístas, algo falso, para
desacreditar su posición.
Sabemos también por las fuentes talmúdicas que los
minim tenían como día sagrado el domingo y aunque
respetaban la Ley de Moisés interpretaban la misma de
acuerdo a las enseñanzas de Jesús y, por lo tanto, de
manera diferente a los sabios. Aspecto muy interesante
también entre los minim era la existencia en su seno de
dones carismáticos de los que ya tenemos noticias por el
libro de los Hechos de los Apóstoles o la carta de Santiago
(5, 14-15) y entre los que destacaba el de curaciones o
sanidad. El Talmud señala cómo hubo personas que se
curaron cuando se invocó sobre ellas el nombre de Jesús y
cómo tal circunstancia –de muy posible resonancia
evangelizadora– preocupó lo suficiente a ciertos rabinos
como para prohibir acudir a los minim para recibir
curación y para señalar que era mejor morir a ser curado
de esa forma. También se consideró loable el destruir sus
libros sin hacer salvedad –como solía ser habitual– ni
siquiera de los escritos de los nombres sagrados que
hubiera en los mismos. Por otras fuentes sabemos que los
minim fueron sometidos a una férrea vigilancia plasmada
en diversas medidas contrarias a ellos que, finalmente, los
llevaron a la apostasía de la fe en Jesús como mesías y su
integración en el judaísmo rabínico, o bien, a su asimilación
en el marco del cristianismo gentil.

101. «Los minim preguntaron a R. Simlai cuántos dioses


habían creado el mundo. Les dijo: “¿A mí me preguntáis?
Preguntad más bien al primer hombre, según está escrito:
‘Pregunta sobre los días de antaño que fueron antes de ti,
206
cuando Dios creó al hombre sobre la tierra’ . No está
escrito ‘crearon’ sino ‘creó’”. Le dijeron: “Está escrito: ‘En
207
el principio Dios creó’”. Él les dijo: “¿Está escrito
‘crearon’? Sólo está escrito ‘creó’”.
»R. Simlai dijo: “En todos los pasajes donde los minim se
equivocan, se halla cerca la respuesta”.
208
»Ellos regresaron y le preguntaron, “¿Y qué de lo que
está escrito: ‘Hagamos al hombre a nuestra imagen, según
209
nuestra semejanza?’ ”. Les dijo: “Aquí no está escrito:
‘Crearon al hombre a su imagen, sino Dios creó al hombre
a Su imagen’”. Sus discípulos le dijeron: “Rabbi, a estos
hombres los has echado recurriendo a un argumento débil,
pero ¿qué nos dices a nosotros?”. Les dijo: “Al principio
Adán fue creado del polvo, y Eva fue creada de Adán. De
Adán en adelante es a nuestra imagen y semejanza. Es
imposible para el hombre existir sin mujer, y es imposible
para la mujer existir sin hombre, y es imposible para ambos
210 211
existir sin la Shejinah” , .»
(J. Ber. 12d y 13a.)

102. «Sucedió que una serpiente mordió a R. Eleazar ben


Dama, y Jacob de Kefar Sama vino a curarlo en el nombre
de Jesús ben Pantera. Pero R. Ismael se lo impidió. Dijo:
“Ben Dama, no te es lícito”. Éste respondió: “Te daré una
prueba de que es posible curarme”. Pero antes de que
pudiera probar nada murió. R. Ismael dijo:
“Bienaventurado tú, Ben Dama, porque descansas en paz y
no has transgredido la cerca de los sabios”.»
(T. Jul. 2, 22-23; B. Av. Zar. 27b.; J. Shab. 14d.)

103. «Rubén dijo: “En esa hora un ángel descendió y golpeó


212
a aquel inicuo en la boca y le dijo: ‘Corrige tus palabras.
¿Acaso tiene Él un hijo?’. Se volvió y le dijo: ‘Bendito sea el
Dios de Sadrac, de Mesac y de Abed-Nego que –no está
escrito: ha enviado a Su hijo, sino– ha enviado a Su ángel, y
213
ha liberado a Sus siervos que confiaban en Él’” .»
(J. Shab. 8d.)

214
104. «El nieto tenía algo en la garganta. Vino un hombre
y pronunció sobre él el nombre de Jesús Pantera, y se curó.
215
Cuando se fue, le dijo : “¿Qué pronunció sobre ti?”. Le
contestó: “Una palabra”. El otro exclamó: “Hubiera sido
mejor para él morir que llegar a esto”.»
(J. Shab. 14d.)

105. «Ima Shalom era esposa de R. Eleazar y hermana de


Rabán Gamaliel. Cerca de ella habitaba un filósofo que
tenía fama de no haber permitido nunca que lo sobornaran.
Trataron de reírse de él. Ella le mandó una lámpara de oro
y ambos fueron a verlo. Ella le dijo: “Deseo que me den una
parte de la propiedad de la familia”. Él les dijo: “Desde el
día que dejasteis vuestra tierra, la Ley de Moisés ha sido
derogada y se ha dado la ley del Evangelio, y en él está
escrito que un hijo y una hija heredan por igual”. Al día
216
siguiente, el otro le envió un burro libio. Él les dijo: “He
mirado más hacia el final del libro y está escrito: ‘No he
venido a derogar la Ley de Moisés y no he venido a añadir
nada a la Ley de Moisés’; y está escrito que donde hay un
hijo, la hija no hereda”. Ella le dijo: “Que tu luz brille como
una lámpara”. Gamaliel le dijo a ella: “El asno vino y pisó la
217
lámpara” .»
(Shab. 116a y b.)

106. «Un hombre no tendrá tratos con los minim, ni será


curado por ellos, ni siquiera por causa de una hora de
vida.»
(B. Av. Zar. 27b.)

107. «En la víspera del sábado no ayunaron por respeto al


sábado. Todavía menos ayunaron durante el sábado. ¿Por
qué no ayunaron el día después del sábado? R. Yohanan
dice: “A causa de los nazarenos”.»
(B. Taanit. 27b.)

108. «Los márgenes y los libros de los minim no deben ser


respetados, sino que han de quemarse en su lugar, ellos y
los nombres sagrados que se hallen en los textos. R. José el
Galileo dice: “Deben quitarse los nombres sagrados y
esconderlos y quemar el resto”. R. Tarfón dijo: “¡Antes
perdería yo a mi hijo! Si cayeran en mis manos los
quemaría y también a sus nombres sagrados. Si alguien me
persiguiera, me escondería antes en una casa de idolatría
que en una de sus casas. Porque los idólatras no lo conocen
218
a Él y hablan falsamente sobre Él, pero éstos lo conocen
y hablan con falsedad sobre Él”.»
(T. Shab. 13, 5)

181 Ezequiel, 25, 14.


182 Nerón.
183 Lit.: Cielos.
184 Del Templo.
185 Tito.
186 Tito.
187 Éxodo, 20, 2.
188 Éxodo, 22, 19.
189 Éxodo, 34, 14.
190 Deuteronomio, 6, 4.
191 Deuteronomio, 4, 39.
192 Deuteronomio, 26, 17-18.
193 Salmos, 113, 9.
194 El pecado de idolatría de Salomón fue castigado con la fundación de la
ciudad que aniquilaría a Israel como entidad política independiente.
195 El emperador.
196 Los judíos.
197 Sobre el tratamiento de Jesús y sus seguidores en las fuentes rabínicas,
véase: C. Vidal, «Jesús», en Diccionario de las tres religiones monoteístas,
edición citada; El judeo-cristianismo palestino en el siglo i: de Pentecostés a
Jamnia, edición citada; Diccionario de Jesús y los Evangelios, Estella, Verbo
Divino, 1994.
198 Obviamente no todos los textos talmúdicos donde se hace referencia a
Balaam están relacionados con Jesús. Por el contrario, la mayoría se relacionan
con el personaje de este nombre del que se hace mención en Núms. 22-24.
199 Sobre las acusaciones de brujería formuladas por algunos dirigentes judíos
en contra de Jesús, véase: Mateo, 9, 34; 12, 24; Marcos, 3, 22.
200 Salmo 55, 23.
201 Un mote de Poncio Pilato.
202 Las tres son afirmaciones recogidas en los Evangelios en relación con
Jesús: hacerse igual a Dios (Juan, 5, 18); identificarse con el Hijo del Hombre
(Mateo, 26, 63-64) y enseñar que subiría al cielo para regresar después (Juan,
14, 1-3).
203 Se refiere a la de Balaam.
204 Una referencia crítica a la creencia cristiana en una Segunda Venida del
Mesías o Parusía.
205 C. Vidal, El judeo-cristianismo palestino en el siglo i: de Pentecostés a
Jamnia, edición citada.
206 Deuteronomio, 4, 32.
207 La palabra hebrea para «Dios» es Elohim que, literalmente, significa
‘dioses’. El argumento de los judeo-cristianos es que tal término implica una
pluralidad dentro de la divinidad. El rabino, por el contrario, interpreta tal
visión trinitaria como politeísmo y la rechaza.
208 Los minim.
209 Génesis, 1, 26. Una vez más los minim intentan mostrar con el Antiguo
Testamento la pluralidad de personas en la divinidad.
210 La presencia gloriosa de Dios.
211 En B. Sahn 38b., se intenta explicar la pluralidad de personas –que los
judeo-cristianos interpretaban como una señal de la existencia de la Trinidad–
indicando que hacía referencia a Dios y a sus ángeles.
212 Nabucodonosor.
213 Daniel, 3, 28.
214 De R. Yehoshua ben Levi.
215 R. Yehoshua.
216 Gamaliel.
217 En otras palabras: el soborno del asno había sido más convincente que el
de la lámpara.
218 Los minim.
6. Escatología talmúdica

La escatología tiene un papel esencial dentro del


pensamiento judío en general y del talmúdico en particular.
Lejos de sustentar una visión cíclica de la historia como la
que está presente en otras culturas de la Antigüedad, el
judaísmo cree que la Historia tiene un sentido lineal que se
inicia con la creación del hombre y que tendrá su
consumación en el mundo venidero, tras la victoria del
mesías. En este apartado hemos seleccionado pasajes
relacionados con la figura del mesías, así como con el
mundo futuro y la visión talmúdica del infierno.

Textos

a) EL MESÍAS
219
La figura del mesías es central para el judaísmo y
constituye la raíz fundacional del cristianismo, que
pretende que ese me- sías ya ha llegado y es Jesús.
Lógicamente de las visiones diversas del judaísmo posterior
al 70 d.C. y del judeo-cristianismo iban a emanar una serie
de consecuencias de no poca importancia, siendo una de
las no menos importantes la alteración que en la visión del
mesías va a experimentar el judaísmo a fin de no
proporcionar argumentos a los cristianos que les permitan
sostener la pretensión de que el mesías prometido es Jesús.
Las razones esgrimidas por los judeo-cristianos eran,
desde luego, de peso. Alegaban estos que Jesús había
nacido en la época en que, según el Antiguo Testamento,
debía aparecer el mesías y que, grosso modo, venía a
identificarse con los últimos años del siglo i a.C. Asimismo
insistían en que Jesús había cumplido las profecías de
Isaías 52, 13-53, 12 referidas a un mesías denominado el
Siervo de YHVH, que moriría expiatoriamente por los
pecados de los demás; que sería juzgado como un criminal;
que sería rechazado por la mayoría de Israel; que sería
sepultado en la tumba de un hombre rico y que vería la
vida tras haber muerto como sacrificio en favor de los
extraviados. Obviamente, y a la vista de esas tesis, las
referencias a un mesías que habría de morir o que se
identificara con el Siervo de YHVH fueron siendo
desalojadas recientemente del seno del judaísmo y algo
similar sucedió con aquellas que se relacionaban con su
preexistencia.
Los textos seleccionados a continuación resultan de
especial interés por cuanto muestran la existencia de
cálculos en el judaísmo en relación con la venida del
mesías, la desilusión al ver que ésta se demoraba más de lo
esperado (en algún caso parece que incluso algunos sabios
llegaron a dejar de creer en la misma), y la existencia de
una serie de tesis acerca de aquel (su muerte, su
identificación con el Siervo de YHVH, etc.) que serían
expurgadas precisamente como consecuencia de la
controversia con el cristianismo primitivo.

109. «Elyahu enseña: “El mundo tiene que existir seis mil
años. En los primeros dos mil hubo desolación. En los
siguientes dos mil años floreció la Ley, y los dos mil años
220
siguientes son la Era mesiánica” . R. Kattina dijo: “El
mundo existirá seis mil años, y uno estará desolado, tal y
como está escrito: ‘Y ese día sólo el Señor será
221
ensalzado’ ”. Abay dijo: “Estará desolado dos, tal y como
está escrito: ‘Después de dos días nos dará la vida, en el
222
tercer día, nos resucitará y viviremos ante Él’” ».
(Sanhedrín 97a-97b.)

110. «Nuestros rabinos han enseñado que durante la época


de siete años que señalará la llegada del Hijo de David, en
el primer año se cumplirá el versículo que dice: “Y haré
llover sobre una ciudad y no haré llover sobre otra
223
ciudad” . El segundo: “Las flechas del hambre serán
lanzadas”. El tercero: “El hambre será enorme: hombres,
mujeres y niños, fieles piadosos y santos morirán; y la Ley
será olvidada por los que la estudian”. El cuarto: “Habrá
abundancia y no habrá abundancia”. El quinto: “Habrá
gran abundancia: se comerá, se beberá: “Habrá alegría, y
la Ley volverá a los que la estudian”. El sexto: “Se oirán
224
voces . El séptimo: “Estallarán guerras y sólo al final de
esa época llegará el Hijo de David”.»
(Sanhedrín 97a.)

111. «Se dice que R. Natán decía: “Este texto perfora hasta
descender a los abismos: todavía un poco de tiempo y
225
vendrá . No hay que esperarlo como nuestros maestros
226
que interpretaban: un tiempo y tiempos y medio tiempo .
Ni como Silaly que interpretaba: los alimentas con pan de
227
lágrimas y les das lágrimas la tercera parte del tiempo .
Ni tampoco como Aqivá que interpretaba: todavía un poco y
228 229
yo sacudiré el cielo y la tierra . El primer imperio duró
230
setenta años; el segundo , cincuenta y dos, y el de Koziba,
dos años y medio...
»R. Jonatán desea que sean dispersados al viento los
huesos de los que calculan el fin, porque dicen: ‘Cuando el
fin esperado no llega, es que ya no vendrá’. Pero espera
231
todavía un poco de tiempo y vendrá” .»
(Sanhedrín 97b.)

112. «R. Alexandri dijo: “R. Yehosua oponía dos


232
versículos . Está escrito: ‘He aquí que viene con las nubes
233
del cielo uno similar a un hijo del hombre’ ; pero en otro
234
lugar dice: ‘Humilde y cabalgando sobre un asno’ . Si lo
merecen, vendrá con las nubes del cielo; y si no, humilde y
235 236
cabalgando sobre un asno” , .»
(Sanhedrín 98a.)

237
113. «¿Cuál es su nombre? . Los discípulos de la escuela
238
del Rabbí dijeron: “El enfermo porque está escrito:
‘Ciertamente él ha llevado nuestras enfermedades y
soportado nuestros dolores; y nosotros lo consideramos
239
golpeado, herido por Dios y abatido’ ”.»
(Sanhedrín 98b.)

114. «R. Hillel dijo: “No habrá mesías para Israel porque ya
lo disfrutaron en los días de Ezequías”. R. José dijo: “Dios
te perdone. Porque, ¿cuándo floreció Ezequías? Durante el
Primer Templo. Sin embargo, Zacarías profetizando en los
días del segundo, proclamó: ‘He aquí, tu rey viene hacia ti.
Es justo y trae salvación. Humilde y cabalgando sobre un
240
asno y sobre un pollino hijo de asno’ ”.»
(Sanhedrín 99a.)
115. «Se enseña que R. Simeón b. Yojay señalaba que Aqivá
241
aplicaba a Bar Kojba el título de estrella de Jacob ; Aqivá
decía de Bar Kojba que era el rey mesías. Entonces R.
Yojanán b. Torta le dijo: “Aqivá, la hierba crecerá entre tus
mandíbulas y el rey mesías no habrá llegado todavía”.»
(J. Taanit 68d.)

116. «R. José decía: “El Hijo de David no vendrá más que
242
cuando no queden ya almas en el guf , según está escrito:
‘Porque no contenderé para siempre, ni para siempre
estaré enojado, porque no lo podría resistir el espíritu ni las
243
almas que he creado’” .»
(B. Av. Zar. 5a.)

117. «Se enseña que siete cosas fueron creadas antes de la


creación del mundo: la Ley, la conversión, el jardín del
Edén, la gehenna, el trono de la gloria, la casa del
santuario y el nombre del mesías... según está escrito:
“Será su nombre para siempre, se perpetuará mientras
244
luzca el sol” .»
(B. Pesajim 53b.)

118. «Nuestros maestros enseñan que en cuanto el mesías,


Hijo de David, pueda revelarse en nuestros días, el Santo –
bendito sea– dirá: “Pídeme lo que quieras y yo te lo daré,
245
según está escrito: ‘Mi Hijo eres tú’ ”. Y cuando vio que el
mesías de José había sido asesinado, dijo delante del Santo
–bendito sea–: “Soberano de los siglos, sólo te pido la vida”.
Él le respondió: “La vida, antes de que tu hubieras hablado,
ya David, tu padre, había profetizado sobre ti diciendo: ‘Te
246
ha pedido la vida y se la has dado’” .»
(B. Sukkah 51b.)
b) EL MUNDO FUTURO Y EL INFIERNO

La visión lineal de la Historia que está presente en el


judaísmo hace que contemple en el futuro la llegada de un
mundo venidero que será inaugurado por la obra del
mesías. Será éste, en algunas visiones, al menos, el que
resucite a los muertos y también el que juzgue a la
247
humanidad asignándole su destino eterno . Para aquellos
que son declarados justos ante Dios está reservado el
Paraíso, mientras que los condenados experimentarán un
sufrimiento consciente en la Gehenna o infierno. Creencias
como la de la reencarnación presentes posteriormente en
el judaísmo de mano de sistemas gnósticos como el de la
248
Cábala resultan totalmente ajenas al pensamiento bíblico
y al talmúdico.
En términos generales, puede decirse que, con ligeros
matices, la escatología judía era muy coherente y coincidía
en la afirmación de cuestiones como la resurrección
universal de justos e injustos, el castigo consciente de estos
últimos, etc. Las discrepancias venían de la mano de
aspectos como el de la perennidad o temporalidad de las
penas conscientes del infierno, la salvación universal o sólo
parcial de los hijos de Israel o la participación de los
gentiles en el mundo venidero, aspecto este último
aceptado prácticamente por la totalidad de los sabios
aunque con variaciones de detalle.
Como ya vimos con anterioridad, el sistema rabínico fue
desplazándose de manera creciente hacia una perspectiva
salvífica más dependiente de la realización de ciertas obras
que de la acción salvadora de Dios. Pese a todo, este último
aspecto hace acto de presencia todavía en ciertos pasajes.
En la presente selección, hemos procurado recoger textos
que permitan, siquiera mínimamente, tomar conciencia de
la variedad de visiones relativas al más allá.

a) El mundo futuro

119. «Nuestros rabinos han contado que cuando R. Eliezer


enfermó, lo visitaron sus discípulos. Le dijeron: “Maestro,
enséñanos los caminos de la vida, para que podamos
obtener la vida futura”. Les contestó: “Respetad la honra
de vuestros compañeros, mantened a vuestros hijos
alejados de los pensamientos vanos, colocadlos entre las
rodillas de los sabios, y cuando oréis, sabed ante quién os
halláis. De esta manera alcanzaréis la vida futura”.»
(Berajot 28b.)

120. «R. José, hijo de Yehoshua ben Leví cayó enfermo y


comenzó a agonizar. Cuando volvió en sí, su padre le
preguntó: “¿Qué has visto?”. Él contestó: “Vi un mundo
completamente opuesto. Los que ocupan una posición
elevada estaban abajo, y los que están abajo, estaban
arriba”. Le dijo: “¡Hijo mío, has visto un mundo sensato!;
249
pero ¿cómo estamos allí?” . Le respondió: “Allí estamos
exactamente igual que aquí”. Y escuché que decía:
“Bienaventurado el que llega con su conocimiento en la
mano” y también escuché decir: “Los martirizados por el
250
imperio , nadie podrá alcanzarlos”. ¿Quiénes son esos
mártires, R. Aqivá y sus compañeros que fueron
martirizados por el imperio, y nadie más? No, sino los
251
mártires de Lidda .»
(Pesajim 50a.)

121. «Raja ben Janina dijo: “Este mundo no es como el


mundo futuro. En este mundo cuando se oyen buenas
noticias, se dice: ‘Bendito sea Aquel que es bueno y
bondadoso’, mientras que al conocer las malas noticias se
dice: ‘Bendito sea el Justo Juez’. Por el contrario, en el
mundo futuro sólo se podrá decir: ‘Bendito sea Aquel que
es bueno y bondadoso’”.»
(Pesajim 50a.)

b) El infierno

122. «Ven y escucha: Egipto tiene una extensión de


cuatrocientas por cuatrocientas parasangas y Egipto es la
sexágesima parte de Etiopía. Etiopía equivale a la
sexagésima parte del mundo, que, a su vez, se encuentra en
la misma proporción en relación con el Jardín. Este Jardín
es la sexagésima parte del Edén, que, a su vez, es la
sexagésima parte del Infierno. Por lo tanto, todo el mundo
está en relación con el Infierno en la misma proporción que
una tapadera respecto a la olla.»
(Pesajim 94a.)

123. «Se ha enseñado que la escuela de Shammay decía


que: “En el día de juicio existirán tres grupos. Uno será el
de los completamente rectos; otro, el de los completamente
perversos; y otro el de los que no son ni una cosa ni la otra.
Los totalmente rectos quedarán inscritos y sellados
inmediatamente. Los totalmente perversos serán inscritos y
sellados inmediatamente para el infierno, según está
escrito: ‘Y muchos de los que yacen en el polvo de la tierra
despertarán: unos para vida eterna, otros para oprobio y
252
vergüenza eternos’ . Los que no son ni una cosa ni otra,
bajarán al infierno, aullarán y luego ascenderán, según está
escrito: ‘Someteré al fuego la tercera parte, los purificaré
como se purifica la plata y los expurgaré como se expurga
253
el oro. Invocará mi nombre y lo escucharé’ . Sobre éstos
dijo Ana: ‘El Señor mata y hace vivir, hace descender al
254 255
Infierno y subir de él’ ”.»
(Rosh ha-shanah 16b-17a.)

124. «Los israelitas que pecaron con sus cuerpos y los


gentiles que pecaron con sus cuerpos irán al Infierno, y
serán castigados durante doce meses. Después de los doce
meses, sus cuerpos serán aniquilados y sus almas serán
consumidas y el viento los esparcirá bajo los pies de los
justos, tal y como está escrito: “Pisotearéis a los malvados,
256
que serán como ceniza bajo vuestros pies” . Pero los
257
minim , los delatores, los epicúreos, los que niegan la
Ley, los que niegan la resurrección de los muertos, los que
se apartan de las costumbres de la comunidad, los que
258
extendieron el terror en la tierra de los vivos , los que
pecaron e hicieron pecar a muchos, como Jeroboam hijo de
259
Nebat y sus compañeros , irán al Infierno y allí serán
atormentados generación tras generación, según está
escrito: “Y al salir verán los cadáveres de los hombres que
260
pecaron contra mí, ...” .»
(Rosh ha-shanah 17a.)

125. «Todos los que desciendan al infierno subirán salvo


tres que descendieron pero no subirán. Estos tres son: el
que comete adulterio con mujer casada; los que
avergüenzan a su prójimo públicamente y el que aplica un
apodo insultante a su prójimo.»
(Bava metsia 58b.)

126. «Un pagano dijo a Guebiha ben Pesisa: “¡Ay de


vosotros inicuos que pretendéis que los muertos volverán a
vivir! Si hasta los vivos tienen que morir, ¿cómo van a
volver a vivir los muertos?”.
»Respondió: “¡Ay de vosotros inicuos, que sostenéis que
los muertos no volverán a vivir! Si hasta los que no existen
vendrán a la vida, cuanto más volverán a vivir los que ahora
viven”.»
(Sanhedrín 91a.)

219 Acerca de la misma, véase: «Mesías», en C. Vidal, Diccionario de las tres


religiones monoteístas, edición citada.
220 Es decir, el mesías debía venir al término de los cuatro mil años.
221 Isaías, 2, 11.
222 Oseas, 6, 2.
223 Amós, 4, 7.
224 Isaías, 27, 13.
225 Habacuc, 2, 3.
226 Daniel, 7, 25.
227 Salmo 80, 6.
228 Ageo, 2, 6.
229 Los asmoneos.
230 Herodes.
231 Habacuc, 2, 3.
232 Relacionados con el mesías.
233 Daniel, 7, 13.
234 Zacarías, 9, 9.
235 Zacarías, 9, 9.
236 La explicación cristiana es que el mesías había de venir dos veces. La
primera, humilde y cabalgando sobre un asno (Mateo, 21, 2-7); y la segunda,
sobre las nubes del cielo (Mateo, 26, 64 y par.).
237 Del mesías.
238 Judá o Yehudah ha-Nasí, el recopilador principal de la Mishnah.
239 Isaías, 53, 4.
240 Zacarías, 9, 9.
241 Un título mesiánico recogido en Núms. 24, 7.
242 El depósito donde supuestamente se hallan custodiadas en el cielo las
almas de todos los que han de nacer.
243 Isaías, 57, 16.
244 Salmo, 72, 17.
245 Salmo 2, 7-8.
246 Salmo 21, 5.
247 Sobre estos aspectos, véase: «Escatología», «Infierno», «Resurrección» y
«Vida eterna», en C. Vidal, Diccionario de las tres religiones monoteístas,
edición citada.
248 Sobre el tema, véase: «Cábala», en C. Vidal, Diccionario de las tres
religiones monoteístas, edición citada; G. Scholem, Origins of the Kabbalah,
Princeton, 1990 On the Mystical Shape of the Godhead, Nueva York, 1991.
249 Se refiere a los que estudian la Ley.
250 Se refiere a Roma.
251 Fueron ejecutados por Trajano.
252 Daniel, 12, 2.
253 Zacarías, 13, 9.
254 El texto hebreo utiliza la palabra Sheol. Se produce así la identificación
entre el Sheol y la Gehenna como lugares de castigo consciente. Sobre ambos
términos, véase: C. Vidal, Diccionario de las tres religiones monoteístas,
edición citada.
255 I Samuel, 2, 6.
256 Malaquías, 3, 21.
257 Los judeo-cristianos.
258 Ezequiel, 32, 23.
259 II Reyes, 14, 24.
260 Isaías, 66, 24.
7. El no judío en el Talmud

Una fe en la que el elemento racial y nacional se halla tan


presente como en el judaísmo debe marcar lógicas
distancias con aquellos que no pertenecen a la misma. No
es extraño, por lo tanto, que los matrimonios con no judíos
tengan repercusiones negativas sobre aquellos que los
contraen (hasta el punto de que, ocasionalmente, los hijos
pueden perder su condición de judíos) y que se evite el
trato con los mismos en multitud de facetas de la vida
cotidiana.
Sin embargo, sería falso desprender de tales
circunstancias, innegables por otra parte, una visión
negativa de los no judíos en la Biblia o en el Talmud.
Algunos de los ejemplos de piedad más evidentes en el
Antiguo Testamento (Melquisedec, Job, etc.) no eran judíos,
y algunos prosélitos reciben enormes alabanzas pese a no
haber nacido inicialmente en el seno de Israel (Rut, etc.).
De hecho, como ya hemos tenido ocasión de ver, no fueron
pocos los prosélitos que desempeñaron un papel notable
entre los sabios.
Eso explica que el no judío debía de ser tratado con
equidad y que incluso, en los siglos inmediatamente
anteriores a la aparición del cristianismo, sería objeto de
una enérgica labor de captación por parte de ciertos
sectores del judaísmo. Cualquier no judío podía ser
aceptado en el pueblo de Israel aunque eso implicaba el
comprometerse a ser un judío más, con todas las
obligaciones que esto suponía derivadas de la Ley de
Moisés. No es extraño que semejante –y explicable– rigor
llevara a muchos no judíos a convertirse sólo en
«temerosos de Dios», es decir, gentiles que creían en el
Dios de Israel y que optaban por un monoteísmo ético pero
que no se sometían a la circuncisión ni al baño ritual de los
prosélitos.
Su postura era comprensible porque aunque el pueblo
de Israel estuviera abierto a recibir prosélitos, no pasaba
por alto el hecho de que los no judíos justos tenían también
su parte en el mundo venidero y que no estaban obligados
a guardar la Ley mosaica sino sólo los preceptos de moral
general entregados por Dios a Noé, el personaje del que
desciende todo el género humano. De ahí que el
cristianismo primitivo pudiera aceptar en su seno a los que
sólo se sometían a las leyes de Noé (Hechos 15, 28-9) y que
no impusiera jamás a los no judíos el cumplimiento de la
Ley mosaica. De ahí también el absurdo de aquellos que en
el seno del cristianismo –y sin ser de estirpe judía– han
pretendido en el pasado o en el presente guardar
selectivamente algunos preceptos de la Ley mosaica,
cuando no se encuentran bajo la obligación de los mismos.
Como coincidían Pablo (Gálatas 3, 1-4, 9; 6, 11-17) y
Santiago (2, 10 ss.), tal conducta es una necedad ya que el
que pretende cumplir la Ley de Moisés debe hacerlo de
manera consecuente y total, y no meramente folklórica y
selectiva. En ello, como veremos en las páginas siguientes,
estos dos judíos que creían en Jesús como mesías,
coincidían con la visión registrada en el Talmud.
Textos

a) EL TRATO CON EL NO JUDÍO

127. «Mishnah. Durante los tres días anteriores a las


festividades de los gentiles está prohibido mantener con
ellos tratos comerciales, prestarles objetos o recibirlos de
ellos en préstamo, prestarles dinero o recibirlo prestado de
ellos, pagarles una deuda o cobrársela. R. Yehudá dice: “Es
lícito cobrarles, porque eso representa para ellos una
humillación”.»
(Av. Zar. 1, 1 [en 2a].)

128. «Mishnah. “No ha de dejarse ganado en los lugares


donde viven los gentiles porque son sospechosos de
bestialismo. No se ha dejar con ellos a una mujer sola
porque son sospechosos de lujuria incontenida, tampoco se
ha dejar solo a un hombre con ellos, porque son
sospechosos de inclinaciones asesinas. Un israelita no debe
prestar ayuda en un parto a una gentil, porque al hacerlo
ayuda a nacer a un hijo que será dedicado a la idolatría,
pero una gentil puede prestar ayuda en el parto de una
israelita. Una israelita no puede amamantar al hijo de una
gentil, pero la gentil puede dar de mamar al hijo de una
israelita si es en su propio domicilio.
261
»”Podemos ser curados por ellos cuando se trata de
una curación con dinero, pero no gratis. Sin embargo, no
debemos permitir que nos afeiten en ninguna ocasión”:
palabras de R. Meir. Pero los sabios matizan: “Está
permitido si es en lugar público, pero no en privado”.»
(Av. Zar. 2, 1-2 [en 27a].)
b) LA CONVERSIÓN DEL NO JUDÍO

129. «Nuestros rabinos han enseñado que al extranjero que


acude a fin de ser admitido como prosélito, se le
preguntará en ese momento: “¿Cuál es la causa de que
acudas para convertirte en prosélito? ¿No sabes que Israel
sufre ahora persecuciones y opresiones, castigos y
262
penalidades?”. Si responde: “Lo sé y soy indigno” , se le
admitirá inmediatamente, se le enseñarán los
mandamientos, tanto los pequeños como los grandes, así
como los castigos con que se penan las transgresiones...
»Se le dirá: “Debes saber que antes de llegar a este
estado, si comías sebo no eras castigado con exterminio; si
quebrantabas el sábado no incurrías en el castigo de
apedreamiento. Sin embargo, desde ahora, si comes sebo
serás castigado con exterminio y si quebrantas el sábado
incurrirás en el castigo de apedreamiento”.
»A la vez que se le enseñan los castigos por desobedecer
los mandamientos, se le señalan las recompensas por
obedecerlos. Se le dice: “Debes saber que el mundo futuro
está reservado a los justos y que, actualmente, Israel es
incapaz de aceptar tanto la multitud de bien como la
multitud de castigo”. En cualquier caso, no se le debe
animar ni desanimar en exceso. Si acepta todo, se le
circuncida inmediatamente... Cuando se ha repuesto de la
operación, se procede a la inmersión, mientras dos
discípulos de los sabios están a su lado, y le van enseñando
los mandamientos, los mayores y los menores. Cuando ha
concluido la inmersión y ha salido del agua, es un judío
según todos los conceptos.»
(Yebamot 47a-47b.)

130. «Un prosélito que se comprometió a obedecer la Ley,


aunque sea sospechoso de no hacerlo con un solo
mandamiento, se le debe considerar como desobediente de
toda la Ley, es decir, como a un israelita apóstata.»
(Bejorot 30b.)

c) LA ÉTICA DEL NO JUDÍO: LOS PRECEPTOS NOÉTICOS

131. «Nuestros rabinos han enseñado que siete


mandamientos les fueron impuestos a los hijos de Noé:
practicar la justicia, no blasfemar el Nombre, no cometer
idolatría, no cometer adulterio, no derramar sangre, no
robar, no comer carne arrancada de un animal que todavía
está vivo.»
(Sanhedrín 56a.)

261 Los paganos.


262 De formar parte de Israel.
Bibliografía

ALBECK, C., Einführung in die Mischna, Berlín-Nueva York,


1971.
—, Introducción al Talmud babilonio y jerosilimitano
(hebreo), Tel-Aviv, 1969.
ALON, G., The Jews in their land in the Talmudic Age, 2
vols., Jerusalén, 1980-1984.
—, Jews, Judaism and the Classical World: Studies in Jewish
History in the Times of the Second Temple and Talmud,
Jerusalén, 1977.
BACHER, W., Die Agada der Tannaiten, Berlín, 1965-1966.
—, Die Agada der palästinischen Amoräer, Hildesheim,
1965.
—, Die Agada der babylonischen Amoräer, Hildesheim,
1965.
—, Tradition und Tradenten in den Schulen Palästinas und
Babyloniens, Leipzig, 1914.
DOR, Z. M., Las enseñanzas de Israel en Babilonia (hebreo),
Tel Aviv, 1971.
EPHRATI, J. E., El período de los sevoraim y su literatura en
Babilonia e Israel (500-689) (hebreo), Petaj Tiqvah,
1973.
Epstein, J. N., Introducción al texto de la Mishnah (hebreo),
Jerusalén, 1984.
—, Introducción a la literatura amoraítica (hebreo), Tel
Aviv, 1962.
—, Introducción a la literatura tannaítica (hebreo),
Jerusalén, 1957.
FRANKEL, Z., Introducción al Talmud de Jerusalén, Jerusalén,
1967.
GINZBERG, L., A commentary on the Palestinian Talmud, I,
Nueva York, 1941.
HEINEMANN, J., La Agadá y su desarrollo (hebreo),
Jerusalén, 1974.
MANNS, F., Pour lire la Mishna, Jerusalén, 1984.
MELAMMED, E. Z., Introducción a la literatura talmúdica
(hebreo), Jerusalén, 1973.
NEUSNER, J. (ed.), Invitation to the Talmud, Nueva York,
1989.
—, The Moderns Study of the Mishnah, Leiden, 1973.
—, (ed.), The Formation of the Babylonian Talmud, Leiden,
1970.
PÉREZ FERNÁNDEZ, M., La lengua de los sabios, v. I, Valencia,
1992.
SCHÄFER, P., Studien zur Geschichte und Theologie des
rabbinischen Judentums, Leiden, 1978.
STRACK, H. L. y STEMBERGER, G., Introducción a la literatura
talmúdica y midrásica, Valencia, 1988. (La edición ha
sido preparada por Miguel Pérez Fernández que, hoy en
día, es quizá el primero de los talmudistas españoles.)

Nota: En relación con el judaísmo del Segundo Templo,


remitimos a la bibliografía consignada en los diversos
capítulos de nuestra obra El Primer Evangelio: el
documento Q, Barcelona, Planeta, 1993. En cuanto al
judaísmo en general, resulta de especial utilidad la
bibliografía final así como las referencias bibliográficas
de cada voz consignadas en nuestro Diccionario de las
tres religiones monoteístas, Madrid, Alianza Editorial,
1993, y en ídem, Enciclopedia de las religiones,
Barcelona, Planeta, 1998.
Edición en formato digital: 2013

© César Vidal Manzanares, 2000


© De esta edición: Alianza Editorial, S. A., Madrid, 2013
Calle Juan Ignacio Luca de Tena, 15
28027 Madrid
[email protected]

ISBN ebook: 978-84-206-7649-4

Está prohibida la reproducción total o parcial de este libro electrónico, su


transmisión, su descarga, su descompilación, su tratamiento informático, su
almacenamiento o introducción en cualquier sistema de repositorio y
recuperación, en cualquier forma o por cualquier medio, ya sea electrónico,
mecánico, conocido o por inventar, sin el permiso expreso escrito de los
titulares del Copyright.
Conversión a formato digital: REGA

www.alianzaeditorial.es

También podría gustarte