–Ajolote.
Del náhuatl, axolotl, que quiere decir “monstruo de agua”, es un animal que se
ha convertido en un símbolo de México. Si bien ha ganado fama por su apariencia de
renacuajo y 126 dientes pequeños, lo característico del ajolote es que es capaz de
regenerarse por su cuenta. En nuestros días quedan muy pocos ejemplares del ajolote en su
estado natural, viviendo en los canales de Xochimilco –la ciudad de México–.
– Guacamaya roja. Es una representación del dios maya Vucub-Caquix, la cual se ha
cotizado tanto por la belleza de sus colores. Es una de las dos especies de guacamayas que
se encuentran en México, principalmente en los estados de Tamaulipas, Veracruz, Oaxaca,
Tabasco y Campeche. Su principal población habita en las selvas húmedas de Chiapas.
Sólo hay entre 20 000 y 50 000 ejemplares.
– Lobo gris mexicano. Nace ciego y sordo hasta sus 65 días, y es tan chico que tiene el
tamaño de un perro mediano. Este animal era considerado mágico en México prehispánico,
pues simbolizaba valentía y fuerza, vinculándose con la diosa mexica del fuego, Chantico,
y la deidad canina, Xólotl. Sólo quedan 300 ejemplares.
– Ocelote. Aunque numerosos organismos internacionales se han unido para detener la
caza ilegal de estos animales así como la destrucción de su hábitat. Este felino, de orígenes
prehispánicos, se encuentra en el menor nivel de peligro de extinción. Habita
principalmente en ambientes húmedos con la diversidad vegetal densa de Chiapas. Hay
entre 800.000 y 1,5 millones de ejemplares.
– Jaguar. Siendo uno de los principales símbolos de la cultura prehispánica de México, el
jaguar es el protector espiritual de los indígenas más importantes –como gobernantes,
sacerdotes y hechiceros–. Es el felino más grande de América, y suele tener una fuerte
presencia en regiones con mucha agua, como selvas y zonas pantanosas. Aunque el jaguar
aún no está en peligro de extinción, los científicos advierten que existen pocos ejemplares y
su población está disminuyendo. Hay alrededor de 15.000 ejemplares.
– Tortugas caguama. Consideradas como parte esencial de la cosmología de algunas
culturas indígenas, como la maya, estas tortugas no se encuentran sólo en México, también,
por ejemplo, en Japón. Suelen anidar en playas arenosas de regiones templadas y
subtropicales, siendo víctimas de depredadores desde que están en el nido y se dirigen por
primera vez al mar. Uno de los principales focos rojos es la caza furtiva de huevos de
tortuga. Hay poco más de 60 000 hembras con capacidad de anidar.