CAPÍTULO II.
- ESTUDIO ESTÁTICO DE MASAS
INTRODUCCIÓN.
El conjunto de la estación (suelo) y la masa (vuelo), forman el monte o ecosistema forestal.
Rodal: espacio de superficie variable, pero con constancia de características de masa y de
estación, y por tanto de tratamiento y constituye la superficie elemental de descripción y trabajo.
El límite inferior de su cabida, suele situarse alrededor de 0,5 ha.
Bosquete: cuando una masa de características constantes tiene menos de 0,5 ha
Grupo: superficies todavía menores cuando tiene más de 10 ejemplares.
Golpe cuando tiene menos de 10 pies.
Monte: Conjunto de rodales
Masa natural o primaria, en esta acepción, a aquella que proviene de una sucesión vegetal no
intervenida, y no tiene ni tendrá intervención. No hay ninguna demanda social que satisfacer. No
son sujeto de la Selvicultura salvo para tratamientos de protección.
Masa forestal o secundaria. Cualquier masa que haya tenido, tenga o vaya a tener un
tratamiento para satisfacer una necesidad social. Agrupación vegetal, de superficie suficiente
como para satisfacer alguna demanda social, cuyos individuos viven interrelacionados o en
espesura, y en la que se aplican tratamientos selvícolas.
CLASES NATURALES DE EDAD.
Para sistematizar la terminología de los diferentes aspectos, tamaño y función que presenta un
individuo o masa (si sus individuos son de edades similares) arbórea en sus etapas de desarrollo,
la Selvicultura emplea el concepto de generación, ligado a una determinada función y forma,
estableciendo una clasificación basada en la definición de unas clases naturales de edad.
La denominación y límites de las clases naturales edad son las siguientes:
Diseminado
Que se refiere a las plántulas recién germinadas y a plantas ya lignificadas hasta que alcanzan
una altura del orden de 25 cm (pueden ser 50 cm). Es la fase de instalación de la nueva masa
durante la cual su esfuerzo se aplica a desarrollar el sistema radical y a superar la competencia
de herbáceas y matorrales de pequeña talla. Es muy sensible a la predación por los herbívoros.
Repoblado
Que caracteriza a los pies que han superado la edad de diseminado hasta que se inicia la
tangencia de copas entre ellos, es decir, la competencia dentro del estrato arbóreo se empieza a
manifestar. También se fija el límite superior al repoblado cuando se alcanza la altura normal
(1,30 m).
Monte bravo
Es la clase de edad comprendida entre el inicio de la tangencia de copas (o en su caso cuando se
alcanza 1,30 m de altura) y el inicio de la poda natural, o muerte espontánea de las ramas de la
parte inferior del fuste a causa de la reducción de la iluminación. En esta fase la competencia
entre pies arbóreos coetáneos se intensifica.
Latizal
Es la clase natural que se inicia con la poda natural y termina cuando el diámetro alcanza 20 cm.
En esta edad la competición entre los pies arbóreos se acentúa. Se distinguen dos etapas:
- bajo latizal o vardascal cuando el diámetro es inferior a 10 cm;
- alto latizal para pies comprendidos entre 10 y 20 cm.
Fustal
Última clase natural de edad que se aplica cuando el diámetro normal medio supera los 20 cm.
Se divide en:
- fustal bajo o joven, para diámetros de 20 a 35 cm;
- fustal medio para diámetros de 35 a 50 cm;
- fustal alto o viejo para diámetros superiores a 50 cm.
Las edades en las que a los pies extraidos se les puede aplicar alguna utilidad tecnologica son:
Latizal y fustal.
La descripción a través de las clases naturales de edad no tiene una duración no es constante,
varía, entre las diferentes especies (no todas tienen el mismo ritmo de crecimiento), con la
calidad de la estación, con el número de pies presentes por unidad de superficie, o lo que resulta
similar, con el tratamiento aplicado.
Para evitar esto se utilizan las clases artificiales de edad, que engloban a los individuos nacidos
en una serie ordenada de intervalos de tiempo tales que, cuando llegan a la madurez no
presentan grandes diferencias morfológicas. Este intervalo de tiempo es para la mayor parte de
nuestras especies forestales y montes del orden de 20 años.
CLASIFICACIÓN DE LAS ESPECIES QUE CONSTITUYEN LAS MASAS.
Caracterizar a las especies que constituyen las masas forestales contribuye a una mejor
descripción de éstas. Los criterios para realizar una clasificación son variados:
En función del aprovechamiento:
- especies principales, aquella o aquellas que están relacionadas con el aprovechamiento
preferente o principal asignado al rodal;
- especies secundarias, relacionadas con aprovechamientos secundarios, normalmente
menos representadas que las anteriores;
- especies accesorias, aquellas que no están relacionadas con ninguna utilidad directa,
pero que se considera conveniente o indiferente su existencia.
Grupo botánico:
- Resinosas (también coníferas o gimnospermas);
- Frondosas (también latifoliadas o angiospermas)
o Hoja caediza,
o Hoja marcescente
o Hoja persistente.
Procedencia geográfica:
- autóctonas (también indígenas o espontáneas);
- alóctonas (exóticas o introducidas);
- asilvestradas (naturalizadas o adaptadas).
Origen de la presencia de la especie:
- naturales, que se aplica a aquellas que proceden de la diseminación de individuos
preexistentes en la masa;
- artificiales (los seres vivos no son artificiales, mejor sería calificarlas como
introducidas), que se aplica a aquellas que proceden de semillas de otras masas y han
sido introducidas por el hombre.
CLASIFICACIÓN SOCIOLÓGICA DE LOS PIES DE UNA MASA ARBÓREA.
Se pueden distinguir dos grupos de árboles:
Dominantes:
- predominantes, que son los de máxima altura y desarrollo de copa;
- codominantes;
- subdominantes, que son aquellos con tendencia a pasar en futuro próximo al estrato
dominado.
Dominados:
- comprimidos, aquellos sin posibilidad de desarrollo lateral de la copa;
- sumergidos o hundidos (que no tienen posibilidad de desarrollo vertical por estar toda su
copa por debajo del estrato dominante;
- moribundos, que desaparecerán de forma inminente.
Estas clasificaciones no son aplicables a masas irregulares o formadas por pies de diferentes
edades.
Densidad.
La fracción de cabida cubierta es un índice de espesura que se comporta de forma directamente
proporcional a la misma, que cuando una masa parte de una baja espesura expresa muy bien la
variación, hasta que se alcanza la tangencia de copas, a partir de la cual, en principio, la
evaluación permanece constante. Es eficaz para comparar masas que no han alcanzado la
tangencia de copas.
La utilización única de la fracción de cabida cubierta se asimila al grado de cobertura explicado,
y se emplea para realizar una primera calificación de la espesura con un criterio geométrico,
según los siguientes tipos:
espesura incompleta, cuando no existe tangencia de copas, y el valor de Fcc es menor
del 85%.
espesura completa, cuando se alcanza o aproxima la tangencia de copas, y el valor de
Fcc está comprendido entre 85% y 100%.
espesura trabada, cuando existe superposición de copas, dentro de un mismo estrato o
hay más de un estrato, por lo que Fcc toma valores superiores a 100%.
Área basimétrica.
Es la evaluación de la superficie ocupada por la proyección ortogonal de las secciones normales
de los árboles que forman la masa, en relación con la superficie del rodal, a partir de un
determinado diámetro normal.
Como índice de espesura, es más eficaz que la fracción de cabida cubierta para valorar la
evolución de la espesura en el tiempo dentro de una misma masa y para comparar masas
diferentes entre sí.
Relación de espaciamiento.
Se trata de un índice de espesura
Índice de Hart-Becking.
Expresa la espesura en función de la separación media entre los pies y la altura de los mismos
Grado de imbricación de las copas
El cociente entre la anchura de las copas evaluada por valores modulares y el espaciamiento
medio
Coeficiente de esbeltez
Definido como el cociente entre la altura de un árbol y su diámetro normal, en unidades iguales.
CLASIFICACIÓN DE LAS MASAS FORESTALES.
1º Según su composición específica:
masas puras o monoespecíficas u homogéneas, cuando está formada por una sola
especie, o bien cuando una sola especie representa más del 90%
masas mixtas o pluriespecíficas o heterogéneas cuando está formada por dos o más
especies y no se da el caso anterior.
2º Según la espesura:
- Criterio geométrico: incompletas; completas; y trabadas
- Criterio productivo: defectivas; normales; y excesivas.
3º Según el origen de la masa.
- regeneración natural, a partir de semillas de árboles del mismo rodal,
- regeneración artificial o reforestación o repoblación forestal, con semillas de pies de
otros rodales.
4º Según la procedencia geográfica de las especies:
- autóctonas; alóctonas; y asilvestradas.
5º Según la edad de los pies que forman el rodal.
- masas regulares, cuando la mayor parte de los pies pertenecen a la misma clase de edad;
- masas irregulares, cuando en el rodal hay pies de todas las edades;
- masas semirregulares, cuando hay pies de más de una edad pero no de todas.
6º Según el origen de los pies que forman el rodal.
- masas o rodales de monte alto, cuando más del 80% de los pies proceden de semilla;
- masas o rodales de monte bajo, cuando más del 80% de los pies proceden de brote de
cepa o de raíz;
- masas o rodales de monte medio, para los casos intermedios.
CAPITULO IV.- INFLUENCIA DE LOS FACTORES ECOLOGICOS
Principio de persistencia
Está basado en la diversidad y abundancia de rasgos de las especies para responder ante
amenazas y permite medir la capacidad de un bosque para hacer frente a perturbaciones
naturales, ya sean incendios, sequías o derribos por viento.
CLASIFICACIÓN DE LAS ESPECIES VEGETALES EN RELACIÓN CON LAS
PROPIEDADES DEL SUELO.
En relación con la capacidad de retención de agua en el suelo, puede utilizarse la clasificación
de las especies en xerófilas, mesófilas e higrófilas (freatofilas o ripicolas).
En relación con la fertilidad una clasificación simple divide a las especies en: exigentes y
frugales, que puede diversificarse en los siguientes grados: muy exigentes, exigentes,
semifrugales, frugales y muy frugales.
En relación con la reacción del suelo se aplican las denominaciones de: acidófilas y nbasófilas.
En relación con la presencia de caliza activa: calcífugas, también denominadas silicícolas, y no
calcífugas, también denominadas calcícolas. Las segundas denominaciones son menos precisas
para expresar la influencia de esta propiedad edáfica. Existe una cierta relación entre especies
acidófilas y calcífugas, y entre especies basófilas y no calcífugas.
En relación con la salinidad, las plantas que pueden vivir en suelos afectados y muy afectados
reciben el nombre de halófitas.
SIMBIOSIS DE VEGETALES CON HONGOS Y MICROORGANISMOS.
A.- Micorrización.
El término micorriza (hongo-raíz) define la asociación simbiótica, por tanto de mutualismo
permanente, de un hongo y las raíces de una planta.
Lo más característico del proceso de micorrización es el mutuo beneficio que obtienen las
partes implicadas: el hongo se beneficia de las sustancias contenidas en la savia del vegetal,
especialmente hidratos de carbono elaborados por la fotosíntesis y vitaminas, y el vegetal se
beneficia de una extensión cuantitativa y cualitativa de su sistema radical, prolongado por las
hifas del hongo, que capta con mayor eficiencia agua y nutrientes.
Según las formas de conexión de las hifas del hongo con los tejidos de la planta vascular se
distinguen los siguientes tipos de micorrizas:
ectomicorrizas (ectotróficas), en las que el hongo se desarrolla en los espacios intercelulares
de los tejidos de la raíz, formando la llamada red de Hartig y un manto de hifas en la zona
externa, no penetrando dentro de las células. (géneros Boletus, Lactarius, Russula, Amanita,
Laccaria, ...)
endomicorrizas (endotróficas), en las que el hongo coloniza intracelularmente, sin formar
manto ni red de Hartig. A este grupo pertenecen especies del grupo de los actinomicetos y
es poco frecuente en las especies forestales (géneros Myrica, Fraxinus, Ginkgo,...).
ectendomicorrizas (ectendotróficas), en las que la colonización del tejido de la raíz participa
delas características de los dos tipos anteriores, son propias de especies del Orden Ericales
(por lo que también se llaman de tipo arbutoide) y de alguna del género Eucalyptus.
En relación con la nutrición, las micorrizas consiguen una mayor eficiencia en la asimilación de
los nutrientes a través de los siguientes mecanismos o procesos:
mejor exploración del perfil (extensión de la longitud, menor diámetro).
son eficaces en la captación de P, N, Mg, K, Ca y Fe. Especialmente respecto de P y N, ya
que son capaces de tomar estos elementos bajo formas químicas complejas, orgánicas en el
caso del N, o insolubles (apatito) en el caso de
las micorrizas aumentan el contenido de CO en el suelo y segregan ácidos orgánicos, lo que
acelera el proceso de descomposición de los minerales y la liberación de los iones.
las micorrizas pueden actuar como almacenes de nitrato, fosfato y óxido de potasio,
captando en momentos de baja actividad vegetativa y transfiriendo en época de crecimiento.
Evitan el lavado de nutrientes a profundidades extraedáficas
tienen importancia en la asimilación de oligoelementos
los órganos de fructificación de las micorrizas aportan nutrientes en superficie
contribuyendo a la mejora de los ciclos biogeoquímicos en dos sentidos: labor de remonte
de nutrientes en el perfil; y mejora de la actividad de los descomponedores
estimulan y posibilitan la acción de las bacterias fijadoras de nitrógeno
INCENDIOS.
El efecto del fuego sobre la vegetación forestal y sobre la estación es variable en función de:
intensidad, relacionada con el tipo de incendio (subsuelo, superficie, copas) y con la cantidad de
combustible consumido; y extensión recorrida por el fuego.
Sobre la vegetación y a corto plazo el efecto del incendio es la destrucción completa de la parte
aérea de toda la masa. Este efecto se produce, aunque no exista carbonización, al producirse la
muerte de los tejidos vegetales con una exposición de una hora a temperaturas de 50 ºC o de un
minuto a 60 ºC.
A medio plazo, tiene una influencia trascendente en la composición florística:
Tras el fuego tiende a aparecer un predominio de herbáceas, que encuentran condiciones
luminosas favorables para su regeneración, iniciando una sucesión secundaria. Es la
causa de que muchos incendios tengan origen en supuestas mejoras de pastos.
Posteriormente tienden a ocupar el espacio las especies pirófitas. La definición de
especie pirófita es la siguiente: especie que ve favorecida su presencia tras un incendio.
La mayor parte de las especies mediterráneas lo son. Se habla de pirofitismo activo
cuando se produce una fácil regeneración tras el fuego:
- bien por brotes de cepa y raíz (especies del género Quercus o Erica), en cuyo
caso los enraizamientos tienden a ser profundos para evitar daños por
calentamiento superficial del suelo.
- bien por semilla (especies del género Pinus o Cistus) en cuyo caso las especies
suelen poseer alguno de los siguientes atributos: crecimiento juvenil rápido;
precocidad en la producción de semilla; conos serotinos; germinación inducida
por altas temperaturas.
Se habla de pirofitismo pasivo cuando los individuos adultos de la especie
desarrollan sistemas, normalmente gruesos ritidomas, para evitar la muerte y
poder diseminar tras el incendio. Ejemplos de pirofitismo pasivo nos los ofrecen
Quercus suber, Pinus canariensis, Sequoia sempervirens, Sequoiadendron
giganteum, Eucalyptus sp. y, en cierta forma, Pinus pinea .
con mayor profusión que las arbóreas, tiende a ocupar el espacio el matorral heliófilo,
sobre todo si los incendios son reiterados y éste brota de cepa, aunque en algunos casos
los regenerados naturales de arbóreas son muy densos y regulares. Estos regenerados
pueden perpetuarse cuando el siguiente incendio afecta a la masa en edad capaz de
producir semillas.
El efecto del fuego sobre el suelo, que luego se trasladará a la vegetación favoreciendo a las
especies frugales además de heliófilas, es de signo e intensidad muy variable con las
características iniciales del perfil. Dos casos extremos se podrían describir para avalar esta
afirmación.
Un primer caso se refiere a un perfil maduro, profundo y evolucionado, de pendiente escasa, de
textura equilibrada que le asegura buena permeabilidad y capacidad de retención de agua,
formado sobre roca silícea bajo clima húmedo y frío, lo que conduce a un pH extremadamente
ácido y con alto contenido en materia orgánica, que sostiene una masa de gran espesura cuyos
abundantes despojos orgánicos encuentran dificultades en este ambiente para humificarse y
mineralizarse.
En este caso, un incendio forestal, siempre que no sea reiterado, produce efectos favorables en la
química del suelo y no produce efectos desfavorables en la física del mismo.
Un segundo caso se refiere a un perfil de escasa profundidad, inmaduro y poco evolucionado, de
pendiente fuerte, de textura arcillosa que le resta permeabilidad, formado sobre calizas y poco
descarbonatado bajo clima mediterráneo, con pH moderadamente básico y escasa humificación,
que sostiene una masa arbórea de escasa espesura con sotobosque denso de matorral.
En este caso, un incendio forestal provoca cambios muy negativos en las propiedades edáficas,
contribuyendo a la degradación del suelo y dificultando la regeneración natural posterior por la
vegetación.
Vistos estos casos extremos, se enumeran los efectos que genéricamente se producen en un
perfil siempre que es afectado por el incendio. El signo de dichos efectos, como se ha explicado,
puede ser diferente según las propiedades edáficas iniciales:
- Aumento de la erosión hídrica. Tiende a aparecer la escorrentía por desaparición de la
vegetación, mayor cuanta mayor pendiente exista.
- Pérdida de permeabilidad por destrucción de la estructura. Esta destrucción de la
estructura del horizonte superficial está causada por la rápida mineralización de la
materia orgánica y por la dispersión de los coloides. Se refuerza la pérdida de
permeabilidad en algunos casos por la formación de una capa hidrófoba, causada por la
condensación en profundidad intermedia de sustancias orgánicas que emigran con las
altas temperaturas desde la materia orgánica fresca y el humus del horizonte superficial.
- - elevación del pH, como consecuencia del aporte de cenizas,
- movilización brusca de gran cantidad de nutrientes. Esta movilización resulta de la
oxidación del humus, la materia orgánica fresca y los órganos vegetales. Se produce una
gran exportación de nitrógeno (y carbono) hacia la atmósfera y la incorporación al suelo,
en forma de sales solubles, de fósforo y potasio. Este efecto es una fertilización fugaz
que pone gran cantidad de nutrientes a disposición de la nueva vegetación. En la medida
en que existan capacidad de cambio en el perfil y rápida regeneración de la vegetación,
el efecto no es excesivamente perjudicial, en caso contrario, se produce una degradación
de la fertilidad y posible eutrofización de las aguas de la cuenca.
- destrucción de microorganismos edáficos (bacterias, actinomicetos, hongos, ...), que
según la intensidad del fuego, se recuperan con facilidad en plazo variable. En algunos
casos, climas fríos y húmedos y pH ácido, el calentamiento posterior del perfil al
desaparecer la vegetación y la fugaz basificación por las cenizas, mejoran las
condiciones de vida de estos organismos.
- en suelos calizos, es especialmente nocivo el efecto de la posible transformación del
carbonato cálcico (CaCO) en óxido de cal (CaO), lo que provoca una intensa
basificación que perjudicará la asimilación posterior del potasio y del hierro y provocará
la retrogradación del fósforo.
Todos los efectos enumerados del incendio sobre el suelo se ven reforzados por la reiteración en
cortos plazos, sobre el mismo lugar, del fuego, de manera que los posibles efectos positivos en
algunos casos, tienden a convertirse en negativos.
CAPITULO V.- CARACTERES CULTURALES
Calidad de la estación
El término estación puede expresar dos conceptos diferentes:
- efecto de la acción conjunta de los factores ecológicos abióticos en un territorio concreto.
- territorio en el que no cambian de una forma importante los factores ecológicos abióticos.
Los factores a los que se refieren las definiciones son los climáticos, edáficos y fisiográficos.
Por calidad de estación se entiende la capacidad productiva de un lugar frente a una
determinada especie forestal.
Calidad de la estación a través de la masa principal
El mejor indicador de la calidad de la estación, es la altura de la masa, y especialmente la altura
dominante.
Caracteres culturales: concepto y enumeración
Se define como caracteres culturales o silvícolas el conjunto de características de las especies
forestales cuyo conocimiento es útil para su selvicultura, aplicando tratamientos que aseguren la
persistencia y estabilidad de sus masas
Su enumeración es: habitación, estación, temperamento, porte y enraizamiento, crecimiento,
longevidad y reproducción.
Habitación
El área geográfica que ocupa.
Cabe distinguir entre: área natural, donde sus masas son naturales; área artificial; y área de
asilvestramiento. También es posible enfocar el estudio para describir el área potencial.
En relación con el tamaño de la habitación, las especies forestales se clasifican en: linneanas,
aquellas cuya habitación es de gran extensión y jordanianas, de habitación reducida.
Estación.
Estación es la descripción del conjunto de valores límites, del óptimo y de tolerancia, que toman
los diferentes factores ecológicos abióticos en relación con la presencia y desarrollo de una
especie forestal.
Los factores son:
- climáticos: precipitaciones, temperaturas, vientos, humedad atmosférica, horas de sol.
- edáficos: profundidad, permeabilidad, capacidad de retención de agua, fertilidad, reacción,
salinidad, caliza activa.
- fisiográficos: altitud, pendiente, exposición.
Temperamento.
Es la descripción del comportamiento del desarrollo de sus individuos jóvenes en relación con la
existencia próxima de otros individuos de mayor tamaño de su misma o distinta especie, que
modifican las condiciones macroclimáticas de la estación, especialmente las radiaciones, y que
introducen un factor de competencia o competición.
Es el carácter de una especie vegetal por el que tolera o exige determinados grados de intensidad
de insolación en sus primeras edades".
Clasificación de las especies según su temperamento:
especies de luz, también llamadas intolerantes o de temperamento robusto
o Luz. Pinus halepensis, Pinus pinaster, Populus sp., Betula celtiberica.
o Media luz. Pinus uncinata, Pinus sylvestris, Quercus suber, Quercus ilex,
Quercus faginea, Fraxinus sp.
especies de sombra, también llamadas tolerantes o de temperamento delicado.
o Sombra. Abies alba, Fagus sylvatica, Carpinus betulus.
o Media sombra. Pinus nigra, Abies pinsapo, Castanea sativa, Acer sp.
Variaciones del temperamento.
Edad del arbolado.- Al ganar en edad, los árboles tienden a la intolerancia. El plazo para este
tránsito es muy variable, pero al final todos los individuos requieren plena iluminación para
completar su desarrollo.
Consecuencias selvícolas del temperamento.
Bajo la cubierta de especies de luz la vegetación accesoria tiende a ser muy abundante.
La poda natural es más rápida y activa en las especies de luz, incluso en individuos aislados.
La intensidad de las cortas de regeneración deberá ser menor en masas de especies de
sombra.
El crecimiento longitudinal en las primeras edades es mucho más rápido en las especies de
luz.
La densidad de las masas naturales tiende a ser mayor en las especies de sombra que en las
de las de luz.
Tras una corta que reduce sensiblemente la espesura, los ejemplares de especies de sombra,
aún cuando sean dominados o comprimidos, responden fácil y rápidamente mejorando su
crecimiento diametral y longitudinal, mientras que los pies dominados de especies de luz
tardan o no se recuperan.
La determinación del temperamento de las especies se puede realizar, a través de la
observación de: la densidad de la copa; la estructura de los parénquimas foliares y de la
densidad de estomas; por la evolución de la poda natural; por el número de órdenes en la
ramificación; y por la rapidez del crecimiento longitudinal juvenil.
Porte y enraizamiento.
Este carácter cultural es la descripción de la forma del árbol. Se estudian por separado la forma
de la parte aérea, porte, y la forma del sistema radical, enraizamiento.
Porte.
La descripción de la forma que adopta su parte aérea.
Cada especie posee un porte específico o natural que es el que corresponde a un individuo que
vive aislado, en condiciones y un porte forestal, la forma que adopta un individuo que ha vivido
en espesura y en las mismas circunstancias exigidas para el porte específico.
Los elementos de definición del porte son: forma de la copa; y longitud del fuste.
En relación con la forma de la copa, las formas más frecuentes son:
- piramidal o cónica
- globosa u ovoide, como el pino piñonero en monte bravo y muchas frondosas.
- columnar, fastigiada o fusiforme
- aparasolada,
- lobulada o irregular
- llorón
En relación con la longitud que puede alcanzar el fuste (altura de coronación):
1ª magnitud.- Alturas entre 35 y 45 m. pinos silvestre y laricio y de abeto y eucaliptos.
2ª magnitud.- Alturas entre 25 y 35 m. La alcanzan: pinaster, pinea, canariensis, Fagus
sylvatica, Quercus robur, Q. petrea, Ulmus minor, Populus nigra.
3ª magnitud.- Alturas de 15 a 25 m. Por ejemplo: Pinus halepensis, P. uncinata, Quercus ilex, Q.
faginea, Q. pyrenaica, Q. suber, Castanea sativa, Juglans regia, Fraxinus sp.,
4ª magnitud.- Alturas de 8 a 15 m. Como Taxus baccata, Salix sp., Tetraclinis articulata.
Las variaciones del porte, dentro de una misma especie, se producen por causa de:
-Espesura.- A mayor espesura corresponden portes más esbeltos en la forma de la copa.
-Edad.- tendiendo normalmente a formas más globosas, irregulares o asimétricas.
Enraizamiento.
La forma del sistema radical de las plantas, que la adopta en función de su propia anatomía y
fisiología. Dos tipos de enraizamiento: específico y forestal.
Las dos funciones fundamentales que desempeñan los sistemas radicales son el anclaje firme del
árbol en el suelo; y la absorción de agua y nutrientes. En el anclaje está involucrado todo el
sistema radical, mientras que la absorción se efectúa principalmente a través de los ápices de las
innumerables raíces no leñosas
Clasificación de los sistemas radicales:
1º tipo: Raíz principal penetrante y profunda con las secundarias poco desarrolladas. Son
ejemplos Quercus robur, Q. petrea, Q,suber.
2º tipo: Tanto la raíz principal como las secundarias son penetrantes y profundas. Son ejemplos
Abies alba, A. pinsapo, Pinus sylvestris, Castanea sativa.
3º tipo: La raíz principal poco desarrollada y las secundarias verticales y profundas. Son
ejemplos Pinus nigra, Quercus ilex, Q. faginea.
4º tipo: Raíz principal y secundarias poco profundas pero desarrolladas, en conjunto sistema
radical reducido. Son ejemplos Fagus sylvatica, Fraxinus sp., Acer sp.
5º tipo: Todas las raíces son muy someras. Son ejemplos Picea abies, Populus sp.
Otra clasificación de los sistemas radicales es propuesta por RUIZ DE LA TORRE (1971), que
queda gráficamente descrita en la figura V.5.
Raíces cundidoras?
En cuanto a las dimensiones de los sistemas radicales de los árboles
-la expansión lateral de los sistemas es por lo general de 2 a 5 veces el radio de la copa,
alcanzándose el mayor desarrollo sobre suelos pobres y bajo climas secos
-el volumen ocupado dentro del perfil por el sistema radical, en condiciones normales, es del
orden del 10 al 25% del volumen ocupado por la copa.
-Fertilidad del suelo.- A igualdad de especie, en los suelos fértiles y húmedos, en general con
buenas propiedades edáficas, los sistemas radicales tienden a ser más recogidos.
Crecimiento.
Clasificación de especies en función del crecimiento longitudinal:
1º grupo.- Crecimiento sumamente rápido: eucaliptos y pino radiata.
2º grupo.- Crecimiento muy rápido: chopos, abedul, pseudotsuga, pino rodeno, sauces.
3º grupo.- Crecimiento rápido: aliso, pino carrasco, pino piñonero, arces, fresnos y castaño.
4º grupo.- Crecimiento bastante rápido: pino silvestre, pino canario, rebollo, alcornoque y
quejigo.
5º grupo.- Crecimiento poco rápido: robles, encina, pinsapo, pino laricio.
6º grupo.- Crecimiento lento: abeto, pino negro.
7º grupo.- Crecimiento muy lento: tejo, araar.
Longevidad.
las especies con capacidad de brotar de cepa o raíz son más longevas por la prolongación de
vida que les procuran los brotes. La supresión de la parte aérea y la consiguiente brotación
reduce lo que podemos llamar vejez estructural.
Reproducción.
Perpetuación por brotes de cepa y raíz.
Cepa: conjunto formado por la base del tronco (tocón), cuello de la raíz, y zona próxima de las
raíces gruesas. Algunas especies tienen la capacidad de emitir brotes, bien desde la cepa y se
denominan retoños, bien desde las raíces a cierta distancia del tocón y se denominan renuevos,
bien desde la cepa y la raíz simultáneamente.
Los brotes se originan desde yemas que pueden ser de dos tipos: yemas proventicias, que son
durmientes dentro de los tejidos vivos de los tallos y raíces; y yemas adventicias, que se
originan en los callos de cicatrización tras algún traumatismo inferido a la planta.
La brotación de raíz, aunque en estos casos suele estar ligada bien a la coronación del árbol que
expresa su decaimiento o vejez, bien a alguna circunstancia meteorológica desfavorable como
una fuerte sequía.
Sin embargo, la brotación profusa tiende a estar ligada a alguna acción externa intensa sobre el
árbol:
- la corta
- el incendio
- la poda intensa
Tras el apeo del fuste se pueden producir desde la cepa dos tipos de brotes de cepa o retoños:
- brotes proventicios, con origen en yemas proventicias alejadas de la zona de corte.
viabilidad de crecimiento futuro.
- brotes adventicios. Cerca de la zona de corte, siendo por tanto poco viables.
Los brotes de raíz o renuevos inducidos tras la corta siempre tienen origen en yemas
proventicias, por lo que son siempre viables.
Los chirpiales crecen en longitud y en diámetro muy deprisa en los primeros años de su vida,
pero detienen su crecimiento a más corta edad que los brinzales, y en la medida en que sigan
conectados a la cepa y viviendo en la gran espesura que corresponde a la brotación.
La acción de cortar los brinzales o chirpiales para conseguir la brotación se denomina recepe.
CAPÍTULO VI.-
FORMAS CULTURALES DE MASA Y CLASIFICACIÓN DE LOS TRATAMIENTOS
SELVÍCOLAS. REGENERACIÓN DE MASAS FORESTALES.
1.- FORMAS CULTURALES DE MASA.
Una primera distinción entre las masas:
- naturales o primarias: son consecuencia de la sucesión sin ninguna intervención
humana, de forma que su evolución, conservación y regeneración se ha producido y se
producirá según la acción de los factores ecológicos
- forestales o secundarias, aquellas que han estado, están o estarán sometidas a
intervención humana.
Clasificación de las masas forestales, indicando seguidamente los criterios y clases derivadas de
cada uno de ellos:
- composición específica: puras y mixtas
- espesura: incompletas, completas y trabadas; defectivas, normales y excesivas
- origen de la masa: artificial y natural, tomando este adjetivo otra significación diferente
a la anterior, al aplicarlo ahora a masas forestales.
- procedencia geográfica de las especies: autóctonas, alóctonas y asilvestradas
- edad de los pies: regulares, semirregulares e irregulares
- origen de los pies: monte alto, monte bajo y monte medio.
En relación con los pies que componen la masa:
clases naturales de edad: diseminado, repoblado, monte bravo, latizal y fustal
clasificación de las especies según: aprovechamiento o el papel que desempeñan en la
función principal de la masa (principales, secundarias y accesorias); grupo botánico
(frondosas y resinosas); procedencia geográfica (autóctonas, alóctonas y asilvestradas);
formas de agrupación (sociales y diseminadas); papel en la sucesión (edificadoras,
conservadoras, consolidadoras, neutras y destructoras); origen de los pies (naturales,
artificiales)
clasificación sociológica de los pies de la masa: dominantes, codominantes,
subdominantes, comprimidos, sumergidos y moribundos.
Las diferentes formas de estructuración son las que se conocen como formas culturales de masa:
Formas fundamentales: según el origen de los pies. Tres clases:
Monte alto: cuando más del 80% de los pies que forman la masa son brinzales.
Monte bajo: cuando más del 80% de los pies que forman la masa son chirpiales.
Monte medio: cuando existe mezcla de brinzales y chirpiales, aunque en capítulos
posteriores se referirá alguna excepción.
Formas principales: según las clases artificiales de edad, que han de comprender un número de
años igual o inferior al menor de los siguientes: 20 años o la cuarta parte del turno, a la vez que
define:
Masa regular: al menos el 90% de sus pies pertenezca a la misma clase de edad.
Masa semirregular: al menos el 90% de sus pies sólo pertenezca a dos clases de edad
cíclicamente contiguas.
Masa irregular: cuando no cumple las condiciones fijadas para las masas regulares o
semirregulares.
Otra nueva clasificación segun las formas principales de masa
Masa coetánea: cuando al menos el 90% de los pies tiene la misma edad individual,
frecuentemente ligada a origen artificial.
Masa regular: cuando al menos el 90% de sus pies pertenecen a la misma clase artificial
de edad.
Masa semirregular: cuando al menos el 90% de sus pies pertenecen a dos clases
artificiales de edad cíclicamente contiguas.
Masa irregular: cuando no se cumplen las condiciones anteriores, pero diferenciando los
siguientes casos:
o masa con al menos el 90% de sus pies perteneciendo a tres clases artificiales de
edad cíclicamente contiguas, primer grado de irregularidad.
o masa irregular ideal o en equilibrio, en la que están presentes todas las clases de
edad, con íntima mezcla de pies y densidad decreciente con la edad.
o masa irregular por bosquetes medios o grandes, con cabida superior a 0,5 ha y sin
posibilidad de agrupación por proximidad de edades entre colindantes.
Formas complementarias: las modificaciones de las formas principales de masa se realizan por
criterios selvícolas:
Masas con reserva: formas normalmente regulares en las que se dejan un cierto número
de pies extracortables.
Masas con subpiso: se establecen dos pisos o estratos, normalmente regulares y de
diferente edad de madurez y especie.
Masas superpuestas o con varios pisos: por combinación de las dos anteriores.
Formas derivadas: modificaciones de las formas principales de masa por criterios económicos,
Formas provisionales: cuando una masa se trata de manera que tiende a cambiar su forma
cultural (fundamental o principal) de masa, y en tanto se consigue este cambio, se denomina
forma provisional.
2.- MÉTODOS DE BENEFICIO Y TRATAMIENTOS SELVÍCOLAS.
Métodos de beneficio: practicas silvícolas según el origen de los pies o procedimiento de
regeneración. En la actualidad hablar de método de beneficio o tratamiento de: monte alto,
monte bajo y monte medio.
El conjunto de operaciones que compone un tratamiento selvícola se pueden definir dos grandes
grupos:
cortas de regeneración: cuya finalidad es regenerar la masa y obtener, dentro de un
método de beneficio, una forma principal de masa determinada. Se aplica en
concordancia con la edad del turno o madurez.
cortas de mejora: también denominadas tratamientos parciales, su objetivo no es
regenerar sino mejorar las condiciones de vida, espesura y sanidad de la masa. Se aplican
únicamente sobre la masa principal, dando lugar a obtener productos maderables
intermedios.
Las cortas de regeneración sirven para caracterizar a los tratamientos generales, cuya sistemática
se establece en función de la forma principal de masa a la que dan lugar:
Cortas continuas: producen y mantienen masas regulares. Estudiaremos con detalle los
siguientes tipos:
- Cortas a hecho
- Cortas por aclareo sucesivo uniforme
Cortas semicontinuas: producen y mantienen masas semirregulares, entre las que se encuentran:
- Cortas por aclareo sucesivo por bosquetes
- Cortas por aclareo sucesivo por fajas
Cortas discontinuas: producen y mantienen masas irregulares, entre las que trataremos:
- Cortas por entresaca
- Cortas por huroneo.
Otros tipos de tratamientos:
Tratamientos complementarios: producen y mantienen las formas complementarias de masa.
Tratamientos derivados: producen y mantienen las formas derivadas de masa.
Tratamientos transitorios: generan las formas provisionales de masa y cesan cuando se ha
conseguido el objetivo del cambio de forma cultural. Dos grandes tipos se incluyen en este
grupo:
- Tratamientos de transformación: cuando se modifica la forma principal de masa.
- Tratamientos de conversión: cuando se modifica la forma fundamental de masa.
FORMAS CULTURALES DE MASA
TRATAMIENTOS SELVÍCOLAS
FORMAS FUNDAMENTALES FORMAS PRINCIPALES
MÉTODOS DE BENEFICIO TRATAMIENTOS GENERALES
Monte alto Monte bajo Monte Regulares Semirregulares Irregulares
medio
CORTAS CORTAS CORTAS
CONTINUAS SEMICONTINUAS DISCONTINUAS
* Cortas por aclareo * Cortas por
* Cortas a sucesivo por bosquetes entresaca
hecho o por fajas * Cortas por huroneo
* Cortas por
aclareo sucesivo
uniforme
FORMAS DERIVADAS
FORMAS COMPLEMENTARIAS
TRATAMIENTOS DERIVADOS
TRATAMIENTOS
COMPLEMENTARIOS
* Montes adehesados
* Montes claros
* Masas con reserva
* Masas con subpiso * Masas con
varios pisos
FORMAS PROVISIONALES
TRATAMIENTOS TRANSITORIOS
Tratamientos de conversión (varía forma
fundamental) Tratamientos de transformación (varía forma principal)
3.- CRITERIOS DE CORTABILIDAD Y OTROS CONCEPTOS.
La determinación del momento en que se debe realizar el aprovechamiento final, a través de las
cortas de regeneración para sustituir la masa vieja regular o semirregular, para estos dos casos se
trata de la fijación del turno, o la determinación del diámetro máximo en la composición de la
masa irregular, es fundamental en la planificación y ejecución de la selvicultura. Estas
determinaciones se pueden realizar atendiendo a diferentes criterios de cortabilidad:
- criterios físicos
- criterios tecnológicos
- criterios económicos
- criterios selvícolas
Otro concepto importante es el de posibilidad. La posibilidad se puede definir como lo que el
monte produce y que debe ser calculada previamente a su extracción. Se suele expresar, para
producciones maderables, en m3/ha/año, unidades similares a las que expresan los crecimientos,
lo que no debe inducir a confundir los conceptos. Los crecimientos maderables, según los casos,
pueden ser menores, iguales o mayores que la posibilidad.
La correcta elección de la época de corta en cada caso dependerá de:
objetivo de la corta
forma fundamental de masa: en el monte bajo la mejor regeneración se consigue cortando
a savia parada.
riesgo de plagas o enfermedades
momento de maduración y diseminación
efectos sobre la calidad de la madera
División del monte.
Rodal, espacio de superficie variable en el que la constancia de estación y de estructura del
vuelo permiten una correcta descripción, una homogeneidad en la producción preferente y un
tratamiento común a todo el espacio.
Monte, unidad territorial bajo gestión, definida por líneas administrativas,
Canton, unidad básica inventarial.
Cuartel, unidad básica de la ordenación de montes. El cuartel, en función del tratamiento a que
sea sometido, se subdivide en unidades elementales de gestión como son:
- tranzones, cuando se aplican cortas a hecho;
- tramos, cuando se aplican cortas por aclareo sucesivo;
- parcelas o tramos de entresaca cuando se aplican cortas discontinuas.
4.- VENTAJAS E INCONVENIENTES DE LAS FORMAS CULTURALES DE MASA.
Masas puras y mixtas.
Masas puras
- Si el valor comercial de los productos proporcionados por la especie principal elegida
es alto, favorecer su presencia exclusiva presenta una ventaja de tipo económico.
- Mayor sensibilidad de las masas puras frente a daños bióticos.
Masas mixtas:
- Más estables frente a plagas, enfermedades, vendavales y nieve.
- Ofertan mayor diversidad de productos.
- Menor productividad en especie o financiera.
- Mayor complejidad en el tratamiento, con mayor riesgo de fracaso y coste.
Formas principales de masa.
Masas regulares:
- Tratamientos simples, de mayor probabilidad de éxito y de menor coste
- Proporcionan productos maderables más homogéneos y de mejor venta y calidad.
- Debilidad frente a daños bióticos y abióticos que las masas irregulares.
- Menor defensa al suelo e inducen en mayor medida la invasión del matorral.
Masas irregulares
- Mayor resistencia frente a daños bióticos y abióticos, salvo frente al incendio.
- En montes de pequeño tamaño o superficie aseguran la constancia temporal de las rentas.
- Mejor protección al suelo
- Los tratamientos son más complicados y costosos.
- Difícil aplicación a especies de luz.
Formas fundamentales de masa.
Monte alto:
- Mejor selección y diversidad genéticas.
- Productos maderables de mayor altura y diámetro.
- Mayor dificultad en la regeneración que en el monte bajo.
- Los turnos en monte alto son más largos que en el monte bajo.
Monte bajo:
- Regeneración segura e inmediata.
- Aplicación de turnos cortos con bajo coste en la gestión.
- Productos maderables de gran homogeneidad y con fácil mecanización de las
operaciones de extracción.
- Degradación y envejecimiento de las cepas tras varios recepes, lo que obliga
periódicamente a regenerar por brinzales.
- Escasa diversidad genética en las masas, con un consecuente mayor riesgo de daños
bióticos.
5.- REGENERACIÓN DE LAS MASAS FORESTALES.
La regeneración de las masas forestales puede ser natural o artificial.
Regeneración natural la siguiente: proceso por el que en un espacio dado se produce la
aparición de nuevos pies de distintas especies forestales sin intervención de la acción directa o
indirecta del hombre.
Colonizacion. Regeneración natural en espacios sin variación anterior de la espesura de la masa
preexistente. Se trata de un proceso por el cual, especies presentes o especies que no forman
parte del vuelo de la masa inicial, incrementan su presencia tras una diseminación, germinación
e instalación de nuevos brinzales.
Restauracion. Regeneración natural en espacios que han sufrido fuertes perturbaciones. En el
caso de incendios tienden a aparecer masas regulares
Regeneracion natural. Regeneración natural en montes tratados por cortas de regeneración.
Regeneración natural.
Se define como regeneración natural aquella cuyas semillas proceden de los pies del rodal que
se está tratando.
Regeneración artificial.
La regeneración que se consigue a partir de semillas de pies de masa diferente a la que se está
tratando, según una forma de definir, lo que supone una acción humana.
CAPITULO VII.- CORTAS A HECHO
Las cortas a hecho son cortas continuas que dan lugar a masas regulares, consistentes en la
extracción total de los pies de la masa principal que forman el rodal en regeneración, en un corto
período de tiempo, normalmente serán monoespecíficas.
La regeneración en monte bajo regular, que también aplica cortas a hecho (en este caso se
pueden denominar cortas a matarrasa.
Clases.
1 Cortas a hecho en un tiempo, extrayendo en una sola vez todos pies del rodal. La
regeneracion posterior a la corta es inmediata y segura.
2 Cortas a hecho en dos que deja una reserva de árboles padre tras la principal y primera
corta. Los árboles padre pueden quedar diseminados o en grupos.
El apeo total de los pies del tranzón se realiza en dos fases: en la primera se cortan todos
menos unos 50 a 75 pies/ha que sirven de portagranos o de árboles padre que tienen la
doble misión de diseminar sobre el tranzón en regeneración y de proteger al regenerado
según el temperamento de la especie; y la segunda fase consiste en la extracción de estos
pies en un plazo que será del orden de 5 a 10 años, siempre menos de 20 años o de la
duración de las clases artificiales de edad.
La densidad de los pies señalados como padres o portagranos resultará de dejar del orden
de un 20 a 30%, siempre menos del 50%. Es conveniente que el espaciamiento medio de
estos pies sea entre una y dos veces su altura.
Otra división:
cortas simples o sin restricciones de este tipo. La regeneración posterior a la corta es
inmediata y segura.
cortas en fajas, de modo que las unidades de corta son largas y estrechas.
cortas por fajas alternantes y/o intermitentes, para facilitar la regeneracion natural en
monte alto.
Ventajas e inconvenientes de las cortas a hecho.
Es eficaz en la regeneración de masas de especies de temperamento muy robusto.
Se producen menos daños sobre el regenerado en la saca de productos.
Los acotados al pastoreo son más pequeños y menos duraderos.
En estaciones con suelos ácidos y clima frío, las cortas a hecho mejoran las propiedades
edáficas al incrementar la temperatura del suelo.
Los regenerados sufren en mayor medida el riesgo de daños bióticos y abióticos.
Tiene limitaciones graves en zonas de fuertes pendientes
limitada la aplicación en suelos con texturas y pedregosidad
Impacto paisajístico negativo.
Se modifica el microclima
CAPÍTULO VIII.- CORTAS POR ACLAREO SUCESIVO UNIFORME.
Las cortas por aclareo sucesivo uniforme (ASU) son cortas continuas que dan lugar a masas
regulares, consistentes en la extracción total de los pies de la masa principal de una forma
paulatina y en un período de tiempo que no supere la duración de una clase artificial de edad.
Su aplicación está orientada a conseguir la regeneración natural en monte alto.
El período de regeneración debe ser menor o igual que la duración de una clase artificial de edad
o hasta los 30 años.
Cortas preparatorias.
eliminar pies de modo que los que queden puedan resistir mejor su aislamiento futuro, y
puedan tener mayor iluminación en la copa para empezar a producir semilla
abundantemente.
homogeneizar la espesura en el conjunto del tramo, en caso de ser necesario.
extraer preferentemente pies que no interesa que se regeneren por la composición
específica o con el mal estado sanitario
inducir, mediante el calentamiento del suelo, una aceleración de la descomposición de la
materia orgánica fresca, para favorecer en el futuro la germinación y arraigo.
Las cortas preparatorias extraen preferentemente: pies dominados; pies pequeños que no interesa
que se incorporen a la masa futura; enfermos; afectados por plagas o daños abióticos; deformes
(ahorquillados, con copa asimétrica, etc...); y los pertenecientes a especies cuya proporción no
interesa que aumente en la masa futura.
Sobre un rodal regular y maduro en el que se han aplicado correctas cortas de mejora en etapas
anteriores será posible pasar directamente a las cortas diseminatorias.
Plazo: terminadas antes del cuarto año del período de regeneración en especies de luz y antes
del 10º año para especies de sombra y masas de muy alta espesura. (0 a 4 años; 0 a 10 años).
Nº de cortas: dos intervenciones como máximo. (0 a 2 cortas).
Cortas diseminatorias.
Las cortas diseminatorias son las más importantes e imprescindibles del método, pues su
objetivo es lograr la regeneración natural a través de la creación de huecos progresivos y
suficientes en la masa principal. La semilla cae uniformemente en una superficie donde se han
acelerado los procesos de descomposición y donde la extracción de las maderas ha producido
cierta escarificación.
Las cortas diseminatorias se ejecutan coincidiendo con los años de buena cosecha en las
especies veceras, tras la maduración y antes de la diseminación.
El criterio es conseguir que los árboles que quedan en pie tengan: una distribución regular; buen
fenotipo; y abundante fructificación.
Al final de las cortas de regeneración la diferencia extrema de edad sea inferior a una clase
artificial de edad.
Cortas secundarias.
Las cortas secundarias, las últimas del método, extraerán toda la masa que ha quedado después
de las diseminatorias, siendo su objetivo doble: completar la diseminación en caso de ser
necesario; graduar la protección/competencia de la masa vieja sobre el regenerado en función
del temperamento de la especie.
En caso de ejecutarse en varias fases, las primeras cortas secundarias se denominarán
aclaratorias y a la última se le denomina final. La corta final puede ejecutarse fuera del período
de regeneración.
Resumen.
A modo de resumen se puede indicar que en relación con la intensidad de las cortas el reparto de
la densidad inicial será del orden de: 1/4 para preparatorias; 1/2 para diseminatorias; y 1/4 para
secundarias.
Otra regla es la referida a la Fcc: después de las preparatorias queda entre un 80% y un 66% de
Fcc; tras las diseminatorias queda entre 50% y 33% de Fcc; las cortas secundarias extraen el
remanente de la masa vieja.
Dichas cortas se aplican en un plazo de tiempo del orden de 20 años, por lo que al final de las
mismas el regenerado conseguido tendrá edades comprendidas entre 0 y 20 años, con
pertenencia a las tres primeras clases naturales de edad, aunque comprendidas en una única clase
artificial.
CAPÍTULO IX.- TRATAMIENTO DEL MONTE ALTO SEMIRREGULAR
Monte alto semirregular: dentro de un mismo rodal, conviven pies de dos clases artificiales de
edad cíclicamente contiguas.
Los tratamientos generales del monte alto semirregular se denominan cortas semicontinuas, y se
definen como aquellas que generan y mantienen masas semirregulares.
Las cortas semicontinuas consisten en la extracción total de los pies de la en un período de
tiempo superior al intervalo de una clase artificial de edad. Se aplican en monte alto y para
conseguir la regeneración natural, especialmente para especies de media sombra y de sombra,
con vecería muy marcada y en situaciones de difícil estación.
El plazo en que se producen las cortas, se llama período de regeneración, que suele ser igual a la
duración de dos clases artificiales de edad, por tanto entre 40 y 60 años, o igual a la mitad del
turno.
Las clases de cortas semicontinuas que se pueden considerar son:
Aclareo sucesivo por bosquetes
Se procede señalando, de forma homogéneamente repartida por toda la superficie, una serie de
puntos que serán centro de un bosquete. Estos centros se eligen preferentemente en donde se
haya producido una regeneración anticipada, aunque sea de muy escasa superficie.
Una vez fijados los centros se inician las cortas preparatorias en círculos de unos 200 m2 al
principio (más de 16 m de diámetro) y se progresa en coronas circulares aumentando
paulatinamente el diámetro del bosquete.
Durante los años de buena fructificación se aprovecha para realizar cortas diseminatorias.
Conseguido el regenerado, se procede de la misma forma con las cortas aclaratorias y final
Aclareo sucesivo por fajas
Se opera señalando sobre el tramo en regeneración una serie de rectas paralelas entre si y
separadas más de 100 metros, que sean normales a la dirección de los vientos dominantes o
paralelas a las curvas de nivel.
Aclareo sucesivo en cuñas.
Es una variante de la corta en fajas en la que las fajas se replantean en forma de zig-zag.
Condicionantes generales de las cortas semicontinuas.
Respecto de la especie
Son métodos apropiados a masas de especies de temperamento muy delicado y a masas mixtas,
con producción de semilla muy escasa y vecería acusada
Respecto de la estación
Se requiere asegurar gran protección al suelo
Ventajas e inconvenientes de las cortas semicontinuas.
- La protección al regenerado es más
- Se adapta bien a especies muy veceras, con poca producción de semilla y zoócoras.
- Existe tendencia a que la masa se convierta en irregular.
CAPÍTULO X.- CORTAS POR ENTRESACA
Las cortas por entresaca son cortas discontinuas que generan y mantienen masas irregulares. Se
plantean tres casos de irregularidad: masas con un 90% de sus pies perteneciendo a tres clases
artificiales de edad cíclicamente contiguas; masa en la que están presentes todas las clases de
edad y con densidad decreciente según ésta o masa irregular ideal; y masa irregular por
bosquetes medios o grandes.
El período de regeneración de un rodal o tramo se alarga hasta alcanzar la misma
duración que el turno
Si el período de regeneración es igual al turno, existe un único tramo de regeneración en
el conjunto del cuartel, por lo que toda la superficie del mismo, y durante todo el tiempo,
está dedicada a la regeneración.
La cobertura del suelo por el vuelo es permanente en toda la superficie del cuartel.
En las masas irregulares la edad de un pie no está relacionada con su situación
geográfica.
El concepto de turno deja de tener interés y utilidad
Las cortas por entresaca, únicas, tienen el doble objetivo de regeneración y de mejora.
Determinación del diámetro de cortabilidad.
El diámetro máximo, o diámetro de cortabilidad o de madurez, de una masa irregular es
fundamental, sustituye al concepto de turno de las masas regulares y tiene consecuencias
importantes tanto en la regeneración y estabilidad de las masas irregulares como en su
producción.
El diámetro de cortabilidad se determina como límite superior que no debe ser sobrepasado por
ningún ejemplar de la masa.
El señalamiento, extendido a todo el cuartel o parte de él según las modalidades que luego se
verán, se basará en los siguientes criterios:
pies que han superado el diámetro de cortabilidad.
pies que no tienen un crecimiento aparente.
pies que estorban el desarrollo de otros de menor tamaño que tienen vigor suficiente.
pies enfermos, afectados de plagas, moribundos y secos.
pies que estorban el desarrollo de ejemplares seleccionados como árboles "de porvenir",
escogidos para llegar al diámetro máximo por su buen porte y adecuada distribución.
El criterio de señalamiento se complementa con los casos en que pueden ser excluidos de la
corta los pies que han alcanzado o superado el diámetro máximo:
los que son vigorosos y aumentan su volumen o valor.
los que si se apean pueden causar fuertes daños sobre pies en estado de repoblado o
monte bravo.
los árboles padre en rasos, claros y bordes del monte.
los que se dejen por motivos estéticos o de singularidad faunística.
Entresaca regularizada.
El método de entresaca regularizada se diseña y aplica para evitar que las cortas, cada año,
afecten a la totalidad de la extensión del cuartel.
Entresaca por huroneo.
No es necesario: determinar un diámetro máximo de cortabilidad; fijar una posibilidad previa; ni
realizar divisiones en el cuartel.
Se actúa, cada año o periódicamente en toda la superficie del cuartel, aplicando un criterio de
señalamiento que se concreta en apear aquellos pies que:
están moribundos
dificultan el desarrollo de otros cercanos de menor tamaño y con buen futuro selvícola.
influyen desfavorablemente en el paisaje.
pertenecen a clases diamétricas excesivamente representadas
Entresaca por bosquetes.
Para obtener masas en el tercer grado de irregularidad: masa irregular por bosquetes medios o
grandes, con cabida superior a 0,5 ha e inferior a 5 ha.
Un suficiente aumento del tamaño del bosquete nos conduciría a un tipo de tratamiento ya
estudiado, la corta a hecho en un tiempo, y a un tipo de masa de diferente calificación, masa
regular (incluso coetánea).
Ventajas e inconvenientes.
Es el método que mayor protección ofrece al suelo y al regenerado de las especies de
sombra.
Las masas irregulares son las más estables frente a los daños abióticos
Las masas irregulares son más resistentes que las regulares frente a daños bióticos.
Las cortas por entresaca, son las que menor alteración introducen sobre el microclima, el
suelo, la fauna, la flora y el paisaje.
CAPÍTULO XI.- TRATAMIENTOS COMPLEMENTARIOS.
Las formas complementarias de masa, o formas auxiliares de masa, son modificaciones de las
formas principales por objetivos principalmente selvícolas. Son aquellos que producen
modificaciones en la estructura de las formas principales de masa.
Masas con subpiso.
Cuando en una masa, normalmente regular y de especie relativamente intolerante, se introduce o
favorece una nueva especie que no estaba presente de forma masiva y de temperamento más
tolerante, se obtiene una masa con subpiso.
Una masa con subpiso esta compuesta por dos estratos o masas formadas por brinzales, uno
superior y otro inferior o subpiso,
Objetivos:
mantener o mejorar la fertilidad o la protección del suelo.
evitar la invasión de vegetación accesoria cuya presencia resulte inconveniente.
mejorar la calidad de los fustes de los pies del piso superior
mantener la posibilidad de realizar un cambio de especie.
dar al conjunto mayor estabilidad frente a daños bióticos o abióticos,
El caso más frecuente es el de robles en masa regular y turno largo, para obtención de grandes
diámetros en espesuras incompletas, en el piso superior, mientras que el piso inferior está
compuesto de haya o carpe.
Masas con reserva.
Consisten las masas con reserva en exceptuar de la corta de regeneración determinados pies que
hayan superado la edad del turno o, en su caso, el diámetro de cortabilidad
Masas con varios pisos.
Es la combinación en un mismo monte de los dos tipos de masa descritas anteriormente. Es
decir, sobre una masa principal regular se introduce un subpiso de especie más tolerante y en las
cortas de regeneración se reservan ciertos pies de la misma.
CAPÍTULO XII.- TRATAMIENTOS PARCIALES
XII .1.- DENOMINACIÓN Y OBJETIVOS DE LOS TRATAMIENTOS PARCIALES
XIII .2.- CLASES DE TRATAMIENTOS PARCIALES
XIV .3.- LIMPIAS
XV .4.- CLAREOS
XVI .5.- CLARAS
XII.5.1.- TIPOS DE CLARA
XII.5.2.- PESO DE LA CLARA
XII.5.3.- NATURALEZA DE LA CLARA
XII.5.4.- EDAD PARA LA PRIMERA CLARA
XII.5.5.- ROTACIONES
XII.5.6.- INTENSIDAD DE UN PLAN DE CLARAS
XVII .5.7.- APLICACIONES PRÁCTICAS DE LAS CLARAS
XII.6.- PODAS
XVIII .6.1.- PODA NATURAL
XIX .6.2.- CLASES DE PODAS
XX .6.3.- ESCAMONDA
XXI .6.4.- PODA
XXII .6.5.- APLICACIONES PRÁCTICAS DE LAS PODAS
XXIII .6.6.- MONDA
XII.7.- TRATAMIENTOS SOBRE EL SUELO
XXIV .7.1.- LABOREOS
XXV .7.2.- DRENAJES
XXVI .7.3.- ENMIENDAS
XXVII .7.4.- FERTILIZACIÓN
XXVIII .7.5.- ELIMINACIÓN DE DESPOJOS
CAPÍTULO XII.- TRATAMIENTOS PARCIALES
1.- DENOMINACIÓN Y OBJETIVOS DE LOS TRATAMIENTOS PARCIALES.
Cuidados culturales o tratamientos parciales son una serie de operaciones que se someten a la
masa en el plazo que transcurre entre el final de la regeneración, sea natural o artificial, y el
momento en que comienzan las siguientes cortas de regeneración.
Los objetivos son:
asegurar la persistencia frente a la acción de agentes externos sean bióticos o abióticos.
mantener e incrementar el vigor vegetativo de la masa, estimulando su desarrollo y
dirigiendo su composición específica.
anticipar, facilitar o incrementar la producción.
Se aplican en todos los métodos de beneficio y tratamientos generales (formas principales)
aunque el conjunto completo de tratamientos corresponde a masas de monte alto regular.
2.- CLASES DE TRATAMIENTOS PARCIALES.
Aplicados al suelo
Laboreos: escarificaciones, binas, alzados, subsolados.
Fertilizaciones.
Enmiendas.
Avenamientos o drenajes.
Eliminación de despojos.
Aplicados al vuelo
sobre la vegetación accesoria (limpias):
Siegas (herbáceas por corte).
Escardas (herbáceas por arranque).
Desbroces (matorral: por corte es roza; por arranque es descuaje o decapado)
sobre la vegetación principal:
Clareos.
Claras.
Podas.
Preventivos de incendios.
3.- LIMPIAS.
Limpias: la extracción total o parcial de la vegetación extraña al vuelo de la masa principal o
vegetación accesoria. Puede ser:
- Siega: Si se actúa por corte sobre la vegetación herbácea.
- Escarda. Si se actúa sobre la vegetación herbácea por arranque.
- Desbroces. Eliminación total o parcial del matorral o los arbustos.
o Roza: cortando el matorral por el cuello de la raíz. Se puede ejecutar mediante
herramientas de corte como el calabozo o la motodesbrozadora, o
mecanizadamente con desbrozadoras de diferentes tipos acopladas al tractor.
o Arranque o descuaje. Se procede arrancándolo.
Decapado. Si el arranque se ejecuta mecanizadamente mediante la
cuchilla de un bulldozer, aunque también se puede ejecutar
mecanizadamente con arados o gradas y manualmente con herramientas
de cava.
o Otra clasificación de los desbroces:
Según las especies afectadas (selectivos y totales);
por la superficie donde se realiza (por puntos, en fajas, a hecho)
por la forma de ejecución (manual, mecanizado, químico).
Objetivos de los desbroces:
favorecer el desarrollo del regenerado, eliminando la competencia por la luz, el espacio,
el agua y los nutrientes.
disminuir el riesgo de incendio, por la continuidad vertical o por la abundancia de
combustible ligero.
favorecer la producción directa de las masas, sea herbácea, leñosa, de corcho, de fruto o
de resina.
favorecer la transitabilidad
En relación con el momento de la vida de la masa o la época o estación del año más adecuados
hay que atender al objetivo del mismo:
- Si el desbroce se efectúa para ayudar a la regeneración de masas regulares, interesa
realizarlo una vez que se ha instalado la nueva masa y ésta tiene la edad de repoblado y
monte bravo. Este desbroce será por roza y en la medida en que tiene que ser muy
selectivo, se hará de forma manual con motodesbrozadora.
- Los desbroces orientados a la reducción del peligro de incendio se harán antes del
verano, normalmente por roza, y será conveniente eliminar los despojos de esta
operación. Estos desbroces serán selectivos para no afectar a las especies de baja
inflamabilidad.
- Para favorecer la producción se pueden plantear los siguientes casos:
o en relación con la producción de madera, los desbroces sólo tienen influencia en
el aumento de la producción en las edades de monte bravo y latizal.
o en la producción herbácea el desbroce es muy importante para aumentarla.
o la producción de corcho, no aumenta pero favorecen la producción por los
siguientes motivos: el corcho se "da" o se desprende más fácilmente si el
alcornoque se encuentra aislado; se mejora la transitabilidad de modo que las
operaciones de los corcheros se desenvuelven con mayor facilidad; en caso de
incendio tras el descorche, el riesgo de muerte del alcornoque es alto al no haber
crecido su ritidoma. Por tanto, el momento oportuno de realizar los desbroces en
el alcornocal es en el año anterior al descorche. Estos desbroces serán por roza, y
en cuanto a la superficie, totales o parciales según la espesura de la masa
principal.
o en los pinares de piñonero y en los castañares : para la localización y recogida de
los frutos, por lo que se debe mantener el suelo limpio de forma continúa. Serán
por roza, selectivos.
o la resinación se ve favorecida por el desbroce, facilitar las operaciones y
recorridos de los resineros. Los desbroces serán en invierno. Se realizan por roza,
selectivos y a hecho.
4.- CLAREOS.
El clareo consiste en la extracción de los pies sobrantes de la masa principal en los estados de
repoblado y monte bravo. Se aplica en las masas regulares, y en las irregulares sobre la
regeneración en espera.
Se actúa cortando los pies mal conformados y dominados aunque al no haberse iniciado la poda
natural no hay identificación de dominados, en los grupos o bosquetes de excesiva densidad,
tratando de favorecer los pies que han de perdurar de modo que no se malgasten nutrientes y
agua en una competencia que de forma natural llevará a la muerte de los pies afectados por el
clareo.
Los pies extraídos por el clareo no tienen ningún aprovechamiento comercial.
Los clareos son muy importantes en las masas higrofíticas y mesofíticas, y en general en las de
gran calidad, sobre todo con frondosas, cuando la regeneración natural es muy abundante.
En los repoblados de masas xerofíticas, al ser la iluminación mayor y ser los regenerados de
menor densidad por causa de la sequía, los problemas de competencia no se presentan con
importancia a edades tan tempranas, lo que permite frecuentemente esperar para aplicar las
claras sin graves inconvenientes selvícolas y con ventaja económica.
La densidad del regenerado a partir de la cual se hace necesario el clareo dependerá del
temperamento de la especie principal y de la calidad de la estación.
En cuanto a la ejecución de los clareos, para casos de cierto desarrollo de la masa y densidad no
muy alta, se hace seleccionando pie a pie y apeando con hacha, motosierra ligera o
motodesbrozadora.
También se puede hacer el clareo arrancando los pies sobrantes mediante un tirón cuando existe
mucha humedad en el suelo y su tamaño lo permite. En estos casos es necesario atender a la
eliminación de los despojos para no incrementar el riesgo de plagas o de enfermedades y de
incendios.
Un modo de ejecución diferente y sistemática se plantea en masas mesofíticas o higrofíticas de
frondosas, de edad muy joven y de alta densidad (dégagements de semis o dépressage). No es
posible seleccionar pie a pie, por lo que se acude a realizar los clareos mediante corta a hecho
por bandas alternativas, ejecutadas con desbrozadoras que a la vez trituran los despojos.
* Según Lorena. Un clareo consiste en eliminar los pies en la masa principal cuando estos hayan
superado los estados de repoblado y monte bravo; alcanzando ya el estado de latizal bajo:
cuando el arbolado tiene un diámetro normal comprendido entre 5 y 9 centímetros y una altura
típica de entre 4 y 10 metros
5.- CLARAS
Son la corta de parte de los pies de la masa principal regular en los estados de latizal y fustal.
Son las operaciones que se han denominado anteriormente cortas de mejora.
En las masas irregulares no se aplican claras según lo que se explica en este epígrafe, pues se
tratan por cortas discontinuas.
Las claras reciben también las siguientes denominaciones: raleos, entresacas, lo que puede
conducir a confusión con las cortas de regeneración en monte alto irregular.
Doble objetivo de las claras, selvícola y económico:
reducir la competencia dentro de la masa para procurar su estabilidad biológica.
regular o mantener la composición específica de la masa.
anticipar la producción de madera intentando, por el mantenimiento de la espesura
normal a lo largo del turno, que la producción acumulada al final del mismo sea máxima,
y que la calidad (tamaño) de los pies que formen la masa en madurez mejore.
Plan de claras: un conjunto de intervenciones en la vida de un rodal regular. Queda definido
cuando se describe: edad adecuada para la realización de la primera clara; número total de
intervenciones; rotación entre las mismas; y características de cada clara.
Los elementos o características que definen a cada clara son: tipo, peso y naturaleza.
Tipos de clara.
Las claras bajas son las que afectan preferentemente a pies del estrato dominado y por
tanto de menor diámetro y volumen relativo.
La extracción preferente de pies dominados en una masa regular tiene los siguientes efectos
y características:
mejorar la sanidad en general
disminuir la competencia en menor medida que los otros tipos de clara
desde el punto de vista económico, obtener productos de poco interés;
se reduce el espesor del dosel de copas con efecto sobre la reducción de la poda natural,
sobre la emisión de brotes epicórmicos en algunas especies y sobre la invasión del
matorral.
Las claras altas son las que afectan preferentemente a pies del estrato dominante y por
tanto de mayor diámetro y volumen relativo. Su ejecución requiere el señalamiento previo
de pies del porvenir en densidad igual o superior a la que corresponda a la espesura normal
al alcanzarse el turno, que serán escogidos en el estrato dominante, tendrán una regular
distribución espacial, y serán favorecidos por las claras.
Las claras altas tienen efectos y características opuestos a los descritos para las claras bajas:
disminución más intensa de la competencia que otros tipos a igualdad de peso;
comercialización de fustes de mayor tamaño y valor;
favorecimiento del desarrollo de los pies que formarán el aprovechamiento final;
escasa reducción de la mortalidad futura y escasa mejora del estado sanitario;
riesgos de degeneración de la masa si no se ejecutan las claras correctamente o se hacen
en masas inapropiadas;
requieren un doble señalamiento
Las claras mixtas son intermedias entre los dos tipos descritos anteriormente. No hay
preferencia en la extracción sobre pies de un estrato determinado, por lo que su definición
cuantitativa [0,6 ≤ (ve/v) < 1,0] y sus efectos y características también serán intermedios.
La elección del tipo de clara más adecuado a cada caso debe tener en cuenta criterios selvícolas
y económicos, por este orden.
Criterios selvícolas:
1º Temperamento: si es robusto se puede predecir que el desarrollo de los pies dominados,
aunque sean liberados de la competencia de los dominantes, no será capaz de responder
aumentando su crecimiento, por lo que en general, no será aconsejable la aplicación de
claras por lo alto en masas de especies de luz. Frecuentemente en las masas regulares de las
especies de luz los pies dominados sobreviven por causa de los injertos de raíz con pies
dominantes, por lo que la supresión de éstos lleva aparejada la muerte o decaimiento de los
dominados que han quedado en pie.
2º Calidad de la estación. Las malas calidades de estación hacen que, frecuentemente, la causa
del estado de dominado de un pie sea la mala condición de su lugar de asiento, lo que le
impedirá un buen desarrollo aunque se le libere de la competencia. Por tanto, no son
recomendables las claras altas en masas de baja calidad, lo que suele ser frecuente en masas
artificiales de objetivo protector.
3º Composicion específica. Si la masa está compuesta por más de una especie, habrá
diferencias entre el temperamento de las mismas. En este sentido, el aplicar claras altas o
mixtas para favorecer en los pies del porvenir la composición deseada resulta ventajoso. Por
el contrario, en masas puras las claras bajas no producirán desequilibrios en la composición
específica.
4º Estado sanitario de la masa. La presencia o riesgo de plagas o enfermedades recomendará
aplicar claras bajas que eliminen preferentemente pies afectados, para reducir el riesgo o el
grado de infestación.
Criterios económicos
- Calidad y tamaño de los fustes a extraer, mejores en las claras altas, de cara a la posible
autofinanciación o aumento de la rentabilidad de la operación.
- La potenciación de los pies del porvenir y la posibilidad de que los pies dominados
puedan mejorar su desarrollo, si su temperamento lo permite en las claras Altas
- Las primeras claras sobre masas de especies de luz y de calidad de estación baja deben
ser enfocadas como una mejora y no como un aprovechamiento, por lo que tienden a
requerir claras bajas.
- Las claras altas tienen sentido e interés cuando la producción preferente es la madera y la
selvicultura a aplicar tiende a intensiva, con futura regeneración tras cortas a hecho y
frecuentemente artificial. En otros casos, con regeneración de la masa principal mediante
cortas por aclareo sucesivo uniforme y con selvicultura relativamente extensiva y
multifuncional, tenderá a ser más recomendable aplicar claras bajas.
Peso de la clara.
El peso de la clara es la cuantificación de la masa extraída. Formas de expresión:
- Valor absoluto de la densidad: pies/ha.
- Valor relativo de la densidad extraída respecto de la densidad antes de la clara.
- Valor absoluto del área basimétrica: m2/ha.
- Valor relativo del área basimétrica extraída respecto del área basimétrica antes de la clara.
- Valor absoluto del volumen: m3/ha.
- Valor relativo del volumen extraído respecto del volumen antes de la clara.
La calificación del peso de una clara: débil, moderada o mediana, fuerte, y muy fuerte.
Cada autor propone distintas escalas numéricas de calificación del peso de las claras:
- Instituto Sueco para masas de pino silvestre:
a. débiles se extrae menos del 2%;
b. medianas entre el 2% y el 3%;
c. fuertes más del 3%.
- La forma más universal:
a. Débiles: se extraen menos del 40% del crecimiento corriente
b. Extremadamente débiles cuando no alcanzan al 20%;
c. Moderadas extraen entre el 40 y el 70%;
d. Fuertes afectan a más del 70%, no siendo conveniente superar el 100%.
Naturaleza de una clara
Es la forma de aplicar el criterio de señalamiento de los pies a extraer, criterio fijado por el tipo
y peso. Se trata de una clara de naturaleza selectiva cuando el señalamiento de los pies afectados
se realiza sobre el monte de una forma flexible, atendiendo a las condiciones particulares de
cada zona dentro de un rodal.
Se tratará de una clara de naturaleza sistemática cuando el criterio de extracción se aplica de una
forma rígida. El criterio de extracción puede expresarse de dos maneras:
indicación diamétrica sobre los pies a extraer, por ejemplo, para una clara baja proponer
cortar todos los pies cuyo diámetro sea menor de 15 cm, o para una clara alta tras haber
señalado los pies del porvenir, proponer cortar todos los pies cuyo diámetro supere 20 cm.
localización geográfica de los pies a extraer, por ejemplo en una clara cuyo peso sea el
33% de la densidad, proponer la corta sistemática de un pie si y dos no. Esta forma de
proponer el señalamiento de una clara sistemática tiene como resultado que el tipo sea
mixto, y se aplica más fácilmente en masas artificiales.
Independientemente de lo apuntado, la realización de claras en masas con alta densidad requiere
la ejecución, para facilitar la extracción de fustes y la circulación de maquinaria, de unas calles
de desembosque de unos 3 metros de ancho a intervalos regulares. La extracción de los pies de
las calles resultan ser una clara sistemática y mixta en una parte del peso, aunque la otra parte se
ejecute con otros criterios en las entrecalles.
Edad adecuada para la primera clara.
Fijar el momento adecuado para la realización de la primera clara, una vez que se ha iniciado la
poda natural y se alcanza la edad de latizal, es una de las determinaciones más delicadas en la
formulación de los planes de claras.
Desde un punto de vista económico es lógico tender a demorar la ejecución de la clara, hasta que
la masa haya alcanzado un desarrollo que permita interesantes aplicaciones comerciales o
tecnológicas de los pies extraídos.
Desde el punto de vista selvícola, dependerá del grado de competencia, lo que depende a su vez
de:
1º La espesura inicial
2º Temperamento de la especie;
3º La calidad de estación;
4º El porte específico.
El criterio predominante será el selvícola. A este respecto se citan algunos criterios de decisión:
Determinación de la razón de copa.
Se llama razón de copa de una masa al porcentaje de la altura del árbol medio ocupado por las
ramas vivas, que es el valor complementario de la altura alcanzada por la poda natural. La
medición de la poda natural en un rodal regular es una forma de expresar la espesura muy eficaz,
pues indica el resultado de la misma integrando la densidad inicial, el temperamento de la
especie, su porte específico y la calidad de la estación.
Determinación del coeficiente de esbeltez.
El cociente entre la altura media de una masa y su diámetro medio, expresadas ambas longitudes
en unidades iguales, se denomina coeficiente de esbeltez.
Definición de la relación entre densidad y altura dominante.
La evaluación de la espesura a través de relaciones entre la densidad o el espaciamiento medio y
la altura dominante, entre otras muchas utilidades presenta la de fijar el momento adecuado para
realizar la primera clara teniendo en cuenta la densidad inicial. La expresión más difundida de
estas relaciones es el índice de Hart-Becking o factor o coeficiente de espaciamiento. El hecho
de que la altura dominante no varía tras la clara permite calcular con precisión el resultado de la
variación de este índice con diferentes hipótesis de peso expresado en valor absoluto de la
densidad.
Decaimiento o muerte, por falta de luz, del matorral heliófilo del sotobosque o de pies
dominados de la masa principal.
La espesura de la masa regular conduce al matorral heliófilo que compone el sotobosque, por
falta de luz, a un estado de muerte o decaimiento que puede resultar indicador de la necesidad o
conveniencia de aplicar una clara.
Rotaciones.
La rotación en un plan de claras es el plazo, normalmente expresado en años, que transcurre
entre dos claras consecutivas. El plan de claras queda definido completamente cuando se han
determinado: edad de la primera clara; número de claras con indicación de sus respectivas
rotaciones; tipo, peso y naturaleza de cada una de las intervenciones.
Intensidad del plan de claras.
La intensidad de un plan de claras es la expresión del peso conjunto de todas las claras
aplicadas, expresados a su vez en volumen. Hay dos modos usuales de calcular la intensidad de
un plan de claras:
En valor absoluto por unidad de tiempo y superficie, expresado en m3/ha/año
En valor relativo respecto del volumen total aprovechado en el rodal al final del turno
Aplicaciones prácticas de las claras.
La aplicación práctica de las claras en España se debe referir, por una parte, a las masas de
coníferas y por otra a las de frondosas.
Un primer caso importante para aplicación de claras sobre masas de frondosas es el de las masas
regulares de monte alto (hayedos y robledales) con producción preferente de madera. Se
recomienda de forma general que las claras tengan las siguientes características: en relación con
el tipo, por lo alto con una correcta selección de pies del porvenir; en relación con el peso,
moderadas; en relación con la naturaleza, selectivas; y la rotación variable con la evolución de la
altura dominante o del índice de Hart.
El otro caso importante de aplicación de claras sobre masas de frondosas se refiere a los montes
bajos regulares de encina, rebollo y quejigo. Esta modalidad de claras también se denominan
resalveos.
Masas naturales productoras de madera.
Este tipo de masas se corresponden con los dos grupos de temperamentos.
Para las especies algo tolerantes, pino negro, pino silvestre y pino laricio, el tratamiento que las
ha dado origen suele ser el aclareo sucesivo uniforme, la densidad inicial a la edad de latizal es
conveniente que haya sido alta, normalmente superior a los 3.000 pies/ha. La propuesta de claras
para esta situación depende en gran medida de la calidad de la estación, y puede ser obtenida de
las tablas de producción publicadas. No obstante damos algunas características de tipo general:
en relación con el tipo, que sean mixtas a causa de requerir frecuentemente eliminar pies
correspondientes a la masa incorporada durante las cortas de aclareo sucesivo, que tienden
a comportarse como árboles "lobo". Se denomina como árbol "lobo" en los textos de
selvicultura a aquellos pies que con un tamaño mayor que los que le rodean por causa de
una edad superior, tienen menor vigor que ellos, por lo que les trastorna en su
desarrollo. No hay que confundirlos con los predominantes, que con edad igual al
conjunto han adquirido gran superioridad y mantienen su vigor.
en relación con el peso, que sean moderadas para no introducir discontinuidades bruscas
en el crecimiento diametral de los pies seleccionados y mantener la poda natural buen
ritmo.
en relación con la naturaleza, que sean selectivas, pues es frecuente que la espesura sea
muy diferente de unos bosquetes a otros.
para la edad de la primera clara, aplicar el criterio de que la razón de copa se encuentre
entre 40% y 30%, hasta tanto no se mejoren los criterios sobre la esbeltez.
para las rotaciones, aplicar de 10 a 15 años entre los 20 y 60 años de edad, y de 15 a 20
años entre los 60 años y la cercanía al turno.
Para las especies intolerantes con producción preferente de madera, pino rodeno, pino carrasco y
pino piñonero, el tratamiento de origen suele ser la corta a hecho en dos tiempos o el aclareo
sucesivo uniforme de alta intensidad, por lo que son masas que tienden a coetáneas. Las
recomendaciones generales, teniendo presente que existen tablas de producción para las dos
subespecies del pino rodeno y para el pino carrasco, son:
en relación al tipo, que sean bajas por causa de ausencia de masa incorporada y por
temperamento robusto.
en relación al peso, que sean fuertes, pues en estas especies, en general, no interesa tanto
la calidad de la madera como la cantidad y la posibilidad de acortar el turno.
en relación a la naturaleza, que sean selectivas por la irregular repartición espacial de los
pies.
para la edad de la primera clara, aplicar el criterio del índice de Hart aportado por las
tablas de producción en función de la calidad o la razón de copa cuando baje del 40%.
para las rotaciones, y teniendo en cuenta el peso fuerte y los turnos relativamente cortos,
se propone 15 años.
Masas artificiales productoras de madera.
Primera clara a los 25 o 30 años (entre 700 y 1500 pies/ha al inicio del latizal) para las especies
de crecimiento lento o autóctonas, por lo que la única diferencia sería el retraso en la ejecución
de la primera clara, equivalente a aplicar una clara menos en la planificación global.
Masas naturales o artificiales productoras de resina o frutos.
A la edad de 25 años queden únicamente en pie unos 200 pies/ha, 125 pies/ha a la edad de 50 o
60 años, que se mantiene hasta un turno del orden de los 100 años.
Masas protectoras, normalmente artificiales.
Recomendaciones más detalladas pueden ser:
en relación con el tipo, que siempre sean por lo bajo por el temperamento robusto y por la
mala calidad de la estación. Sin embargo, en masas naturales protectoras de especies
relativamente tolerantes, puede ser más eficaz desde el punto de vista de la defensa del
suelo, mantener cierta espesura en el estrato dominado, aplicando claras mixtas.
en relación con el peso:
- es conveniente, a través de la ejecución de las claras, inducir o potenciar la presencia de
otras especies para generar masas con subpiso, lo que se consigue con mayor eficacia
mediante claras fuertes.
- se debe limitar el peso para no comprometer la función protectora, pero esto obliga a
operaciones que no se autofinancian y a unas rotaciones más bajas.
- la prevención de incendios a través de los desbroces asociados con las claras reducen la
función protectora.
Criterios generales:
- no superar una extracción mayor del 20% del área basimétrica inicial. Una extracción
superior o igual al 33% de la densidad e inferior al 50% de la misma,
Tratamientos preventivos de incendios.
Las masas de pinar regulares en edades de monte bravo y latizal. La estrategia consistirá en
cambiar el modelo de combustible:
claras que deberían ser por lo bajo y débiles para conseguir: disminución de la
continuidad vertical; que la velocidad del viento no crezca dentro de la masa; mantener
alta la humedad relativa; y reducir o retrasar la invasión del matorral heliófilo.
podas hasta la mitad de la altura media de la masa, siempre que ésta supere los 5 metros,
y afectando en todo caso a las ramas muertas por poda natural.
desbroces selectivos por roza de las especies de mayor inflamabilidad.
eliminación o tratamiento de todos los despojos producidos en las operaciones
anteriores. Preferentemente se ejecutará por astillado para que las astillas depositadas en
el suelo, que arden con gran dificultad, retrasen la invasión del suelo por el matorral y las
herbáceas. Se ejecutará antes del final de mayo, lo que junto con las podas que van
asociadas a las claras, condicionan que estas últimas deban ser ejecutadas en otoño,
invierno y principio de la primavera.
Época de ejecución de las claras y clareos.
La ejecución de las claras no está condicionada, en cuanto al momento de apeo dentro del año,
por razón de la maduración o dispersión de las semillas, al no ser una corta de regeneración.
Tampoco está condicionada la época por los efectos sobre la calidad de la madera cuando se
trata de pies de pequeño diámetro, que se aplicarán a transformaciones industriales de
trituración.
Sí se debe condicionar la época de corta cuando la presencia de la madera recién apeada en el
monte pueda favorecer la progresión de plagas de perforadores o de enfermedades.
Por otra parte, lo que más frecuentemente condiciona la época de ejecución de las claras es el
hecho de que se ejecuten podas a continuación, sobre pies de la masa resultante, y que no es
conveniente que los despojos permanezcan en el monte durante el verano, todo lo cual conduce
a que la época adecuada para realizar claras y clareos sea el otoño, el invierno y el principio
de la primavera.
6.- PODAS.
La poda consiste en la supresión de ramas de los árboles en pie, sean muertas o vivas, de forma
artificial, para conseguir un objetivo concreto que puede ser uno o varios de los siguientes:
1º Producción. Incrementar la producción forestal de productos no maderables (corcho,
frutos o resinas) o mejorar la calidad de los productos maderables.
2º Sanidad. Atender a una mejora sanitaria suprimiendo ramas afectadas por plagas o
enfermedades.
3º Aprovechamiento. Obtener algún aprovechamiento de las ramas, como leña, ramón,
ramos decorativos o recogida de semillas.
4º Incendios. Reducir el riesgo de incendio forestal en determinadas masas.
5º Derribos. Reducir la resistencia frente al viento, evitando derribos.
6º Trasplantes. Equilibrar el sistema aéreo con las mutilaciones del sistema radical cuando
se realizan trasplantes de pies desarrollados.
7º Porte. Conseguir un porte diferente del natural.
8º Apeo. Evitar daños al regenerado en el apeo de grandes pies.
La correcta ejecución de las podas se basa en el conocimiento de: los procesos de cicatrización;
la propagación de plagas y enfermedades; el equilibrio entre el sistema radical y la parte aérea o
superficie foliar; el temperamento de la especie; los fenómenos de brotación, sea por cepa o raíz
o por brotes epicórmicos; el proceso de poda natural; etc...
Poda natural.
El proceso de poda natural consiste en la muerte de las ramas de la parte inferior de la copa al
disminuir sobre ellas la iluminación, por causa de la espesura en la masa o por el propio
asombramiento que produce la parte alta de la copa, dando como resultado en las ramas
afectadas un balance negativo entre fotosíntesis y respiración.
La muerte del tallo de la rama se produce iniciándose en el ápice y terminando en la inserción
sobre el fuste. Una vez secas, permanecen sobre el árbol hasta que su caída es forzada por el
viento, la nieve o algún agente biótico.
En las especies frondosas, es frecuente que entre la base de la rama y el fuste tienda a formarse
un tejido aislante, de menor resistencia que el resto, por donde se produce la rotura con cierta
facilidad. Este tejido resulta de la reabsorción de la lignina.
En las especies resinosas, se produce un enteamiento (enriquecimiento en resina) de la base de la
rama, lo que también sirve de aislante y confiere a la rama una mayor fragilidad, pero no menor
resistencia.
El plazo y la proximidad al fuste de la rotura de las ramas muertas por poda natural también
depende del diámetro de la rama, siendo más eficaz sobre ramas finas derivadas del
mantenimiento de una alta espesura, y de las condiciones de la estación, siendo más eficaz en
aquellas con alta humedad que favorece la acción de los hongos saprofitos lignívoros que actúan
reduciendo la resistencia de la rama muerta.
Mientras la rama muerta no se desprende, el crecimiento del fuste va incluyendo en sus tejidos
leñosos la base de la rama, lo que da lugar a los siguientes efectos:
- formación de un nudo muerto o saltadizo a continuación del nudo vivo;
- discontinuidades en la resistencia de la madera;
- anisotropías de las propiedades físicas de la madera por deformación de las fibras;
- cambios en el color de la madera, todo lo cual hace que se reduzca en gran medida la
calidad de la madera y las alternativas tecnológicas para su transformación.
La intensidad de la poda natural dependerá de: el temperamento de la especie, siendo más
precoz y activa en las especies de luz; de la calidad de la estación, siendo, a igualdad de
temperamento de la especie, más lenta en las estaciones de calidad; y de la espesura, modificada
por el tratamiento, siendo la poda natural más activa cuanto mayor sea la espesura.
Conviene podar las ramas de los árboles en el momento en que se inicia la muerte de las mismas
por poda natural, pero antes de que llegue a morir la base, de modo que la cicatrización a partir
de tejidos vivos seccionados sea más activa, no existan nudos saltadizos y no se provoque un
desequilibrio entre la parte aérea y radical.
La zona del fuste en la que mayor importancia tiene la posibilidad de pérdida de calidad de
madera es en la troza basal del fuste, hasta los 6 u 8 metros de altura y en los dos tercios
exteriores de su diámetro, por lo que dados los diámetros de cortabilidad, interesa que la poda
natural o en su caso artificial, se produzca cuando la rama está inserta en un diámetro de fuste
del orden de 12 a 15 cm.
Clases de poda artificial.
Escamonda: eliminación de ramas muertas por poda natural y/o de brotes chupones o
epicórmicos, en cuyos dos casos no se produce alteración del equilibrio fisiológico del
árbol al no reducirse de forma importante la superficie foliar.
Poda: corte de ramas vivas, lo que producirá una alteración en equilibrio fisiológico del
árbol más o menos transitoria, según la intensidad de dicha poda.
Monda, se refiere a la supresión de todas las ramas verdes del árbol excepto la guía
terminal, cuyos objetivos y efectos se verán más adelante. Algunos autores refieren como
una modalidad de poda la práctica del trasmocho, que es el corte de todas las ramas
verdes del árbol, incluida la guía terminal,
Escamonda.
La importancia e interés de aplicar la escamonda se deduce de lo explicado al tratar la poda
natural, pues no alterando el equilibrio fisiológico del árbol, produce efectos siempre
beneficiosos: mejorar la calidad de la madera; facilitar la producción de resina y de corcho;
contribuir al buen estado sanitario; reducir la presencia de combustibles secos y finos de cara al
incendio forestal; facilitar la transitabilidad dentro de la masa; etc...
Pero estas ventajas selvícolas de la escamonda no siempre se ven compensadas por los
inconvenientes económicos, por lo que la ejecución de las escamondas siempre se asociará a la
de podas en sentido estricto o corte de ramas vivas.
No obstante, si se plantea la ejecución de una escamonda independiente, lo más adecuado,
aunque no siempre posible, es proceder cortando las ramas cuando se ha iniciado la muerte
apical y permanecen vivos los tejidos de su inserción en el fuste.
Si se ha producido la muerte completa de la rama, la época de ejecución no estará condicionada
a la paralización vegetativa como en la poda de ramas verdes, puesto que no se hacen nuevas
heridas y habrá que cuidar, en este caso, de no afectar a los rodetes de cicatrización que rodean
al muñón, ni provocar cortes o desgarros sobre la corteza del fuste. Todas las demás cuestiones
sobre la ejecución de las escamondas son similares a las de las podas que se explican a
continuación.
Podas.
1º Proceso de cicatrización.- Este proceso consiste en el crecimiento de un callo de
cicatrización generado a partir de los tejidos vivos seccionados en la rama o fuste.
Es importante que el tiempo en que la cicatrización se complete sea el mínimo posible, por
una parte para evitar el riesgo de penetración de hongos de pudrición sobre el fuste, riesgo
que es mucho mayor en las frondosas que en las coníferas, pues estas últimas se defienden
con un enteamiento en la zona del corte, y por otra para que las deformaciones de las fibras
en la zona del nudo vivo sea menor.
La cicatrización es más veloz en los dos sentidos laterales a la herida y desde arriba hacia
abajo, que desde abajo hacia arriba, queda favorecida cuanto más cercano al fuste sea el corte
y cuanto menor sea la superficie de la herida.
Por tanto, las heridas de forma alargada en sentido longitudinal cicatrizan más deprisa que, a
igualdad de superficie, las alargadas en sentido transversal. El corte se hará de forma que se
evite la acumulación de agua y la humedad que favorecen la acción de los hongos, por lo que
se dará liso, vertical o biselado hacia abajo, y lo más pegado al tronco que sea posible.
Cuando en la inserción de la rama se produce un engrosamiento, las dos recomendaciones de
corte pegado al fuste y corte de mínima superficie entran en contradicción. En este caso la
forma correcta de proceder es trazar una diagonal desde la parte superior de la inserción de la
rama.
En relación con el riesgo de invasión por hongos saprofitos o parásitos, hay que desinfectar
las herramientas con alcohol de quemar, al cambiar de árbol. En algunos casos justificados
por el bajo número de pies podados o por la necesidad de cortar ramas muy gruesas, puede
estar indicado aplicar sobre la herida de poda un mastic protector que reduzca el riesgo de
afección por patógenos.
Otros factores que influyen en la velocidad del proceso de cicatrización de las heridas de
poda son:
- el crecimiento de la especie, y a igualdad de especie y estación, el vigor vegetativo del
pie afectado. Cuanto mayor sea el crecimiento y el vigor, antes se cicatriza la herida.
- el tamaño de la herida de poda, siendo el tiempo de cicatrización menor cuanto más
pequeña sea la superficie afectada.
- la intensidad de la poda, de modo que en un mismo pie, la velocidad de cicatrización
será mayor cuanto menor sea el número de ramas afectadas.
- la presencia de ramas verdes en la cercanía de la herida, que favorecerá la
cicatrización.
2º Efectos de la poda.
La reducción de la superficie foliar provoca un desequilibrio entre la parte aérea y el
sistema radical, mayor cuanto más intensa sea la poda, que en general tiende a reducir el
crecimiento del árbol.
En especies que carecen de yemas proventicias, una supresión completa de la copa provoca
la muerte del árbol.
En casi todas las especies una reducción del 60% de la copa viva provoca una reducción
persistente del crecimiento diametral.
Si la poda afecta entre el 50% y el 30% y la estación es de calidad, la reducción del
crecimiento diametral es tolerable y transitoria.
Si la reducción es de menos del 30% y afecta a ramas que van a entrar en poda natural,
puede producirse un efecto positivo sobre el crecimiento diametral.
El efecto de la poda sobre la reducción del crecimiento en altura es menos patente que sobre
el crecimiento en diámetro. Además, los pies afectados por podas intensas tienden a perder
dominancia en el conjunto de la masa. También para el crecimiento longitudinal, una poda
moderada puede traducirse en una mejora del mismo.
El coeficiente mórfico del fuste de los árboles podados tiende a aumentar, al ser el
crecimiento diametral relativo máximo en la sección inmediatamente inferior a la inserción
de las ramas verdes.
Al no dejar la corta de ramas verdes que se produzca la poda natural, las maderas de los
árboles podados tienden a tener una mayor proporción de volumen de calidad, sin nudos
saltadizos, sin deformaciones en la fibra, mayor resistencia a la tracción o sin cambios de
color.
Una poda moderada tiene el efecto sobre el pie en que se aplica de aumentar su
fructificación, al reducirse el número de ramas, las restantes quedan mejor abastecidas de
savia bruta. Este efecto tiene gran importancia en las podas aplicadas en fruticultura, y
dentro de la selvicultura cuando la producción preferente sean los frutos.
En las especies con yemas proventicias, toda poda tiende a inducir la emisión de brotes
epicórmicos, proporcional a la intensidad de la poda, y que puede quedar retardada si la
poda se efectúa en otoño. La supresión de brotes epicórmicos debe ser atendida mediante
escamondas para evitar que su excesivo desarrollo modifique irreversiblemente la forma
natural de la copa en unos casos o la pérdida de calidad de la madera en otros.
3º Técnicas de poda.- Dos modalidades:
Poda desde el suelo. Herramientas manuales: hacha, podón, mazas, cuchillas de tracción,
sierras de hoja curva o de arco o tijeras, todas ellas montadas o no sobre pértigas que
permiten aumentar el alcance del operario. Herramientas mecánicas: motosierras ligeras
o aquellas cuyo espadín va montado en una pértiga (motopodadora), tijeras de acción
neumática accionadas por un compresor o el robot podador o "mono".
En las podas desde el suelo difícilmente puede superarse una altura de 4 m.
Poda subiendo al árbol. Las herramientas de corte serán ligeras como sierras, hachas o
motosierras de poda (2 a 3 kg). La altura de poda en esta modalidad no plantea
limitaciones.
En cuanto al modo de efectuar los cortes, ya se ha apuntado que deben ser lisos, verticales,
pegados al fuste sin dejar muñones y de la menor superficie posible. En las ramas gruesas es
necesario efectuar entalladuras previas al corte definitivo para evitar desgarros de la corteza al
caer la rama.
La época será, con carácter general en España, a savia parada. Muy excepcionalmente se puede
proceder cortando en verano o principio del otoño. Dentro de la paralización vegetativa, es
preferible acercar la época de poda al momento de la brotación, para evitar que las heladas
invernales afecten a los tejidos desde los que se inicia la cicatrización. Cuando se prevén
brotaciones de epicórmicos, la época de poda se puede fijar en el otoño.
En otras latitudes más altas la poda se realiza en plena actividad vegetativa. El motivo de esta
diferencia de modo de proceder está en el hecho de que, con calor los exudados de savia bruta y
elaborada favorecen la actividad de hongos patógenos, y por otra parte el ambiente seco puede
provocar fendas de desecación en el xilema y dificultad a la cicatrización.
Aplicaciones prácticas de las podas.
La poda en la mejora de la calidad de madera.
Las especies a las que se pueden aplicar son: las coníferas en general, excepto aquellas de mala
calidad de madera; el chopo; el nogal para producción de madera; y el cerezo. En el resto de
frondosas las podas no son interesantes porque su poda natural suele ser suficiente si se
mantiene una alta espesura; y el riesgo de contagios de enfermedades y de inducción de
pudriciones de fuste pueden no compensar la pretendida mejora.
La poda de mejora de la calidad de la madera consistirá en ir cortando ramas desde abajo hacia
arriba, anticipándose a la poda natural, siendo la decisión más importante la limitación de la
altura de poda, que si se sobrepasa de lo razonable provocará una reducción de crecimiento
volumétrico del pie afectado.
No es inconveniente eliminar todas las ramas del árbol cuya inserción se produce por debajo de
aquellas ramas que forman el diámetro máximo de la copa.
Entre los criterios de altura, ejecutar secuencialmente las siguientes operaciones:
Poda baja o primera poda o poda de penetración. Se aplica en el estado de monte
bravo o latizal bajo (diámetro normal menor de 10 cm), podando con altura menor a 1/3 de
la altura media o dominante de la masa.
Suponiendo alturas en esta etapa del orden de 6 m, la altura de poda es del orden de 2 m.
Se aplica a todos los pies que forman la masa tras una clara, y tiene los siguientes efectos:
proporcionar una troza basal de madera de calidad, incluso para los pies que se extraerán
en futuras claras y no alcanzarán la edad del turno; facilitar el tránsito en el monte
mejorando el rendimiento de operaciones selvícolas futuras; y reducir el riesgo de
incendio al rebajar la continuidad vertical del combustible.
Poda media. Se aplica en latizal alto y fustal bajo, siendo la regla general el limitar la
altura de poda a 1/2 de la altura media o dominante de la masa.
Suponiendo alturas en esta etapa del orden de 9 m, la altura de poda sube hasta 4 m. Puede
ejecutarse desde el suelo con herramientas con pértiga.
Poda alta. Se aplican a fustales medios, siendo la regla no sobrepasar con la altura de
poda los 2/3 de la altura media o dominante de la masa.
Suponiendo alturas en esta etapa de 13 m, la altura de la poda puede subir hasta los 8 m.
Requiere para su ejecución en todo caso que se trepe al árbol o el empleo del robot de
poda.
Sin embargo, el coste de dos intervenciones (poda media y alta) puede resultar excesivo, por lo
que pueden ser sustituidas por una intermedia
En el caso de choperas donde las maderas van a desenrollo, se aplican criterios de diámetro, que
consisten en fijar una periodicidad constante, para esta especie 3 años (turnos del orden de 12
años, 3 podas), y podar todas las ramas que se inserten por debajo de la altura que corresponde a
un diámetro prefijado, entre 12 y 15 cm.
En el chopo, también se aplican podas de formación o de guiado, también llamadas tallas,
consistentes en favorecer la dominancia apical de la guía principal en las primeras edades para
evitar bifurcaciones del fuste, a base de suprimir las dobles guías o despuntar las ramas gruesas
de la parte superior de la copa.
Las podas altas deben reunir dos requisitos para su ejecución: un estudio económico que asegure
su rentabilidad futura y un registro o acta de su ejecución que acredite en la venta futura de los
pies podados su superior calidad.
Podas para producción de fruto en dehesas.
Se aplican a la encina con objeto de aumentar la producción de bellota en la dehesa. Las podas
son de dos tipos:
a. poda de formación, también llamada talla, que se aplica una sola vez en la vida del árbol,
cuando tiene entre 15 y 25 años en chirpiales y entre 30 y 40 años en brinzales, y
dimensión suficiente (del orden de 15 cm de diámetro. Las podas de formación son muy
intensas e inducen la formación de brotes chupones. La copa queda en forma de corona
circular que, al estar mejor iluminada en su conjunto y predominar las ramas colgantes
perimetrales, producen mucha mayor cantidad de bellota.
b. podas de conservación, cada 6 a 10 años, una vez formada la copa, las podas de
mantenimiento se ocupan de eliminar los brotes chupones y clarear la copa por dentro.
Producen ramón y leña, pero deben ser vigiladas para que no se corten ramas de más de 15
cm de diámetro.
La época de ejecución de los dos tipos de poda debe ser entre primeros de diciembre y el 15 de
febrero.
Podas para la producción de corcho en alcornocales.
Son podas muy parecidas a las de encina. El objetivo es que la superficie de descorche, presente
y futura, del árbol sea máxima y accesible. Para ello se realizan los siguientes tipos de poda:
a. poda de formación, una única intervención en la vida del árbol, a partir de la edad de 20
años, para dejar 2 ó 3 ramas bien distribuidas en una cruz a 3 ó 4 m de altura, con una
inclinación respecto de la horizontal de 45º. A su vez, las ramas escogidas se limpiarán de
ramas menores en una longitud del orden de 1,5 m desde su inserción.
b. podas de conservación, que consistirán en la eliminación de los chupones que salgan sobre
la superficie de descorche, por lo que su período coincide con el turno de descorche,
podando las ramas finas al año siguiente del descorche y las gruesas en la mitad del turno.
En ambos casos las podas se harán a savia parada.
Podas para la producción de fruto en pino piñonero.
Se trata de podas de formación o tallas, también llamadas olivaciones, realizadas a la edad de
fustal bajo o latizal alto, para aumentar la producción de fruto. En esta edad la copa del árbol
está próxima a coronar y es oblonga y densa. Se procede "subiendo la copa" podando los
verticilos inferiores y aclarando en la zona interna, quitando las ramas que no alcanzan el
perímetro de la copa.
La ejecución de la olivación será a savia parada.
Podas en montes en resinación.
El objetivo de este tipo de poda es dejar un fuste limpio en la troza basal de 4 metros, que sea lo
más cilíndrico posible, cuando se alcanza la edad de fustal bajo.
Se procede favoreciendo una alta espesura en estado de monte bravo y latizal bajo. En la edad de
latizal alto (entre 20 y 30 años) se hacen claras fuertes y se aplican podas, mas bien escamondas,
en todos los pies de la masa hasta la altura indicada. La troza basal limpia de ramas permitirá en
el futuro abrir las caras de resinación sin complicaciones.
Podas de rejuvenecimiento.
Los ejemplares decrépitos de algunas especies de frondosas con capacidad de brote por yemas
proventicias, pueden manifestar un puntisecado por la dificultad de acceso de la savia a las
partes distales de las ramas.
En esta situación, si se acorta la longitud de las ramas reduciendo el tamaño de la copa mediante
una poda intensa que corte los extremos entre 1/3 y 2/3 de su longitud, se provoca un efecto
aparente y transitorio de rejuvenecimiento al fomentarse la emisión de brotes más vigorosos que
los preexistentes.
Esta operación, también denominada tala, no debe ser reiterada con frecuencia pues aceleraría el
decaimiento del árbol. Por el contrario, es necesario atender con podas de conservación después
del rejuvenecimiento, un adecuado control y selección de los brotes inducidos por la poda
intensa. El plazo para reiterar podas de este tipo habrá de ser superior a 6 años, mejor cada 12 o
18 años si fuera necesario.
Monda.
Operación que consiste en eliminar todas las ramas del árbol excepto la guía principal.
Es una práctica que se puede considerar como anticultural, que paraliza el crecimiento
volumétrico, disminuye el coeficiente mórfico y provoca abultamientos de cicatrización en el
fuste con gran pérdida de calidad de su madera.
Se aplica en especies capaces de emitir brotes epicórmicos, como chopos, rebollos, sauces y
fresnos, para producir ramón para el consumo del ganado, por lo que su ejecución se realiza en
verano o principio de otoño, lo que agrava el trastorno fisiológico. El turno, no reglado, de esta
práctica es de unos tres años.
7.- TRATAMIENTOS PARCIALES SOBRE EL SUELO.
Laboreos.
Se engloban en el término laboreo a todas las operaciones que se realizan de forma mecánica
sobre el perfil edáfico, cuyos objetivos pueden ser:
control o eliminación del herbazal o del matorral, para favorecer o preparar la
regeneración, siendo un objetivo que también se incluye en los tratamientos parciales
sobre el vuelo, equivaliendo a una escarda o un desbroce.
mejorar la permeabilidad del suelo mediante mullido.
disminuir las pérdidas de agua por evaporación.
aumentar la profundidad útil del perfil y por tanto la capacidad de retención de agua.
incorporar al suelo restos orgánicos para favorecer su descomposición y humificación.
En cada caso, el objetivo y tipo de laboreo dependerá de la forma de la vegetación que exista,
del grado de evolución del suelo y de la propiedad o característica del suelo que se pretenda
mejorar.
La fisiografía, la pedregosidad superficial y dentro del perfil, y el coste de las labores, son tres
causas que dificultan y encarecen la aplicación de estas operaciones, por lo que resultan ser más
frecuentes en la selvicultura intensiva.
Los tipos de laboreo se pueden clasificar en:
Escarificaciones.- Profundidad de 5 a 10 cm, mezclando la parte afectada del perfil. Se realizan
con gradas o cultivadores de poco peso y arrastrados, o con rotovator o motoazadas de poco
radio y potencia. Se aplican para realizar escardas, para enterrar restos orgánicos de pequeño
tamaño y poco abundantes, para suprimir costras superficiales provocadas por compactación a
causa de aprovechamientos o pastoreo, y para evitar la evaporación.
Su efecto sobre el perfil es muy ligero y transitorio, su aplicación está más frecuentemente
ligada a favorecer la germinación en la regeneración natural, y están limitadas por una presencia
de matorral denso o por pedregosidad superficial o pendiente altas.
Binas.- También se denominan gradeos. La profundidad afectada es de 10 a 20 cm, mezclando
los horizontes. El apero utilizado es una grada de mayor peso que en el caso anterior. Las
razones de su aplicación son las mismas que para las escarificaciones, consiguiendo los efectos
deseados de una manera más eficaz, especialmente la reducción de la evaporación del agua
desde el suelo. Con este último objetivo, se aplicarán después de las lluvias primaverales y antes
del estiaje.
Alzados.- El alzado o laboreo profundo se realiza con arado de vertedera o de discos, mezclando
o invirtiendo horizontes del suelo hasta una profundidad de 20 a 50 cm. El efecto de este tipo de
labor es muy intenso, rejuvenece el estado evolutivo del perfil y afecta a los sistemas radicales y
al estado de la micorrización. Por tanto, su aplicación en los montes únicamente es posible tras
una corta a hecho y no resulta interesante ni deseable en la mayoría de los casos. Únicamente
puede tener efectos favorables, y por este motivo se describe este tipo de laboreo, en podzoles o
en aquellos suelos en los que los horizontes superiores hayan adquirido demasiada compacidad,
donde el rejuvenecimiento del perfil mejora sus propiedades en relación con el crecimiento de la
vegetación.
Subsolados.- Consisten en dar cortes perpendiculares a la superficie del suelo de modo que se
alcance una profundidad de 40 a 60 cm. Su efecto, al no alterar la disposición natural de los
horizontes, es favorecer la penetración de las raíces y la velocidad de infiltración del agua
superficial, aumentar la profundidad útil del perfil y por tanto la capacidad de retención de agua.
Contribuyen a meteorizar horizontes impermeables y capas consistentes de roca madre,
mejorando la calidad de la estación. Se aplican tras las cortas de regeneración en monte alto
regular para mejorar las propiedades físicas del suelo.
Drenajes o avenamientos
Primero hay que diagnosticar sobre la causa del encharcamiento, teniendo presente que los casos
de endorreísmo son de muy difícil solución y es poco aconsejable aplicarla. Por tanto, se reduce
el caso a laderas de escasa pendiente en las que se produce el afloramiento difuso de una capa
freática o en las que una textura muy impermeable impide la evacuación de fuertes
precipitaciones estacionales.
En segundo lugar, se diseñan y ejecutan redes de drenaje en forma de espina de pescado. Los
drenes se ordenan por categorías según su alejamiento del principal. Los drenes son zanjas, cuya
profundidad depende de su categoría que se rellenan con gravas gruesas aisladas con plástico o
geotextiles especiales, o con tubos de drenaje que se fabrican con muy diferentes materiales y
dimensiones. Finalmente se tapan los drenes con tierra natural. La separación entre drenes
paralelos será de 10 a 40 m.
El punto de evacuación es el final del dren de primer orden y el agua drenada puede ser captada
mediante arquetas con desarenadores y depósitos para su empleo en fuentes, abrevaderos o
extinción de incendios forestales, o bien ser incorporada a los cursos superficiales naturales.
Es recomendable que el dren principal sea oblicuo respecto de la línea de máxima pendiente
para evitar una circulación interna del agua excesivamente rápida.
Enmiendas.
Es la actividad conducente a la corrección duradera de alguna propiedad del suelo de carácter
químico.
La más frecuente es la corrección de una excesiva acidez por aporte de carbonato cálcico (por su
efecto más duradero y favorable en los suelos forestales que el del óxido de calcio o cal viva),
corrigiéndose a su vez la deficiencia de calcio, pues suelen coincidir los suelos ácidos con
litofacies con escasa presencia de este elemento. Se trata de la enmienda caliza.
La práctica más común de la enmienda caliza es el empleo de carbonato cálcico finamente
dividido, procedente de rocas, para subir una unidad un pH del orden de 5 durante 15 a 20 años,
hasta una profundidad de 40 a 50 cm, en texturas equilibradas.
Esta cifra variará en función de: tiempo del efecto de la enmienda; profundidad edáfica afectada;
textura; régimen pluviométrico y térmico de la estación; valor del pH inicial y final. La caliza se
distribuye en cobertura de forma homogénea por toda la superficie a tratar, mediante remolques
distribuidores o abonadoras centrífugas, y se puede acelerar su incorporación con una
escarificación o bina posterior.
Los efectos de la reducción de la acidez en el suelo y del incremento de calcio son: mejor
asimilación del fósforo por las plantas; aceleración de la descomposición de los residuos
orgánicos y de la humificación; formación de humus cálcico, más estable y saturado; y
reducción de la relación C/N, todos ellos conducentes a una mejor nutrición de la masa forestal
y a la creación de una estructura grumosa estable que favorezca el equilibrio
permeabilidad/capacidad de retención de agua. El interés de las enmiendas calizas en
selvicultura estará normalmente ligado a una tendencia natural a la podzolización del suelo y a
ensayos previos, dentro de la selvicultura intensiva, que acrediten su rentabilidad.
Otro tipo de enmienda que se suele plantear en suelos agrícolas o de viveros forestales, la
enmienda orgánica o enmienda húmica, realizada habitualmente por aporte de estiércol o
compost, no es razonable aplicarla en suelos forestales. Las altas dosis de producto a aplicar por
unidad de superficie para que el efecto sea notorio, la necesidad de incorporar el estiércol al
suelo por laboreo, y la escasez de resultados en relación con el coste de esta operación, son los
motivos que aconsejan no aplicar las enmiendas orgánicas en la selvicultura.
Fertilización forestal.
Introducción.
En la selvicultura extensiva con extracción preferente de madera el balance de los nutrientes en
el suelo es favorable a su incremento por los siguientes motivos: la extracción de madera, en
cuya composición la proporción de N, P y K es muy reducida en relación con la de C, H, y O,
supone una extracción muy débil de los macronutrientes importantes; y porque los largos turnos
que se aplican permiten que la incorporación de nutrientes al suelo (polvo atmosférico,
descomposición química de la roca, fijación de N atmosférico,...) supere a las escasas
exportaciones mencionadas anteriormente.
Por tanto, se puede plantear en principio que, dentro del campo de la selvicultura, la
fertilización, entendida como la aportación de nutrientes al suelo para reponer las extracciones
consecuentes a las cosechas, no es necesaria para asegurar la existencia de la masa, y estará
justificada fijando sus posibles objetivos en alguno o varios de los siguientes: equilibrar
composiciones que puedan conducir al bloqueo en la cadena trófica; dar mayor resistencia o
desarrollo a los regenerados; aumentar la producción bruta de madera u otras materias primas;
corregir carencias (enmiendas de fertilidad).
Para mejor comprender los objetivos enumerados, a los que luego se les presta más atención,
recordamos brevemente algunas cuestiones relacionadas con las necesidades nutritivas de las
especies forestales (BARA, 1990):
- Se consideran macronutrientes de los vegetales: nitrógeno, fósforo, potasio, calcio,
magnesio y azufre. A los tres primeros se les denomina primarios resaltando su
importancia.
- La mayor parte del nitrógeno del suelo se encuentra en forma orgánica. Las plantas
asimilan el nitrógeno en forma de ión nitrato, aunque las micorrizas lo pueden captar en
formas amónicas. Se estima que las masas forestales absorben de 30 a 55 kg/ha/año de
N, retornando al suelo el 80% de esta cantidad por la caída de las hojas, quedando el
20% restante en la madera.
- El fósforo es absorbido por la planta en forma de ión fosfato ácido, teniendo las
micorrizas un importante papel en solubilizar las sales de fósforo presentes en el suelo.
Las masas arbóreas absorben de 4 a 12 kg/ha/año de fósforo, retornando el 80% con el
desfronde. Una buena nutrición en fósforo proporciona resistencia física en los tejidos
vegetales.
- El potasio se absorbe en forma de K+, es muy soluble en el suelo, tomando las masas
arbóreas de 6 a 30 kg/ha/año de este elemento, con un retorno a través del desfronde del
50%. El papel del potasio en la fisiología está relacionado con la síntesis de glúcidos y
prótidos, dando a la planta resistencia fisiológica frente a heladas, sequías y
enfermedades.
- Las necesidades de calcio para las especies forestales suelen ser cubiertas sin problema
por las concentraciones naturales, absorbiendo entre 30 y 100 kg/ha/año, con retorno del
75%.
- En general, tampoco suelen presentar problemas para el desarrollo de las plantas
forestales las concentraciones naturales de los macronutrientes secundarios magnesio y
azufre y de los micronutrientes (hierro, manganeso, boro, cobre, cinc y molibdeno).
Objetivos de la fertilización forestal.
Equilibrar las concentraciones de los nutrientes en el suelo para evitar bloqueos. Este equilibrio
es especialmente importante para asegurar un correcto reciclaje de los nutrientes en las masas
forestales.
Como la causa de la elevación está ligada, además de al régimen térmico frío, a un exceso de
acidez, indirectamente se puede corregir con encalados.
De una forma directa, la relación C/N puede reducirse con aporte de nitrógeno.
En todo caso, para evitar este tipo de desequilibrios es conveniente mantener y fomentar,
mediante desbroces selectivos o incluso por siembra, la presencia de especies de leguminosas,
capaces de fijar el nitrógeno atmosférico.
Favorecer el desarrollo de regenerados. Para superar en el menor plazo posible las etapas
juveniles de la regeneración, durante las cuales es mayor el riesgo de heladas, sequías y
enfermedades, se puede aplicar en las clases de edad de repoblado y monte bravo un abonado en
el que no falte el potasio.
El hecho de que el regenerado crezca rápidamente en las primeras edades acorta los turnos de
máxima renta en especie, reduce los plazos de acotado frente al ganado o la caza y contribuye a
superar más rápidamente la edad de mayor riesgo de incendios.
Aumentar la producción. Dentro de la selvicultura intensiva se ha comprobado en muchos casos
un notable incremento de la producción maderable tras la fertilización con N, P y K. Se han
obtenido los mejores resultados en estaciones de calidad mediana y con especies exigentes.
Algunos ejemplos sobre experiencias de este tipo son:
- Pinus radiata en el NE de España se han obtenido incrementos, sobre el testigo sin
fertilizar, en la producción final, que van del 27% al 100%, con abonados de N, P y K
- Eucalyptus globulus en Galicia se han obtenido incrementos, sobre testigo, en el
volumen a los 13 años de 70%, con abonados mediante pastillado
No es la humedad del suelo un factor limitante para el crecimiento de la vegetación, y si lo es la
fertilidad edáfica.
Como efectos indirectos de la fertilización forestal hay que tener presente: una pérdida de la
densidad de la madera, lo que se traduce en pérdida de calidad para algunas aplicaciones;
posible eutrofización de las aguas drenadas por la cuenca en caso de exceso de superficie tratada
y sobre todo por exceso de dosis aplicada; y efectos sobre el estado de micorrización de la masa,
que para que no decaiga el abonado debe contar siempre con fósforo.
Corregir carencias de algún nutriente. A través de análisis foliares es la forma más precisa de
determinar posibles carencias. La forma correcta de toma de muestras de hojas para realizar esta
analítica, puesto que existen notables variaciones en la concentración de nutrientes en función
del tiempo y de la localización de las hojas, es la siguiente: se tomarán hojas del tercio superior
de la copa de árboles codominantes, en otoño para especies de hoja caediza, y en invierno para
especies de hoja persistente.
La diagnosis visual de deficiencias nutricionales es un método sencillo pero de mayor
imprecisión que las analíticas. Hay que hacer las observaciones sobre hojas de pies dominantes,
dentro del período vegetativo y descartando posibles afecciones por plagas o enfermedades. A
pesar de la imprecisión, se indican referencias muy generales:
- Carencia de nitrógeno.- Hojas y acículas de color amarillento y de tamaño más pequeño
que el normal. Fructificación débil e irregular.
- Carencia de fósforo.- En resinosas, coloración de acículas en tonos verde-azulado, verde-
violeta o verde-pardo rojizo, sobre todo en los extremos de las acículas y al final del
verano. Terminan secándose y no se desprenden una vez secas. En frondosas aparecen
coloraciones verde oscuro o rojizas en verano.
- Carencia de potasio.- En resinosas, aparecen en las acículas coloraciones verde mate y
pálido, luego amarillean, empezando por el ápice. Frecuentemente la clorosis es
periódica con amarilleamiento más notable en otoño, invierno y principios de la
primavera, pudiendo desaparecer en verano. En frondosas, primero color verde oscuro y
después color bronce, con bordes amarillos y manchas pardas. Al final se secan por
completo.
- Carencia de calcio.- Es una carencia muy poco frecuente y descartable con el
conocimiento de la litofacies. En todas las especies se detecta por un color pardo en la
parte superior de la copa, mientras el resto permanece normal.
- Carencia de hierro.- Se produce, normalmente, por bloqueo en la asimilación de este
elemento en suelos fuertemente básicos y no por escasez del mismo. Se corrige
aplicando al suelo quelatos de hierro.
Práctica de la fertilización forestal.
En cuanto a la forma de aplicar los fertilizantes, se puede hacer mediante: polvo; granulados; y
pastillados. En la fertilización forestal son más convenientes las formas granuladas y las
pastillas.
Se pueden emplear los siguientes métodos:
Aplicación superficial a voleo.- Se reparte el fertilizante de forma homogénea por toda la
superficie. El modo de operar puede ser: a mano, en superficies de complicada topografía;
con abonadora centrífuga accionada por tractor agrícola, en terrenos de poca complicación;
con lanzadores neumáticos; e incluso, en casos especiales, con avión.
La aplicación superficial tiene una serie de inconvenientes: fuerte estímulo a las malas
hierbas; pérdida de fertilizante por arrastre de la lluvia; asimilación de nutrientes poco
móviles, como K y P, poco eficiente por parte de los árboles.
Aplicación localizada en el hoyo de plantación.- Los fertilizantes deben colocarse de modo
que queden alejados más de 10 cm de las raíces de la nueva planta para evitar un exceso de
concentración que sea perjudicial. Los inconvenientes de este método son: la laboriosidad
de la operación; y la colocación precisa del fertilizante, pues si se coloca lejos es ineficiente
y si se coloca cerca puede provocar daños.
Las ventajas son: las plantas disponen de un elevado nivel de nutrientes, de prolongada
acción residual; bajos consumos de fertilizante por unidad de superficie; la fijación
irreversible de los nutrientes al suelo son mínimos; no se estimula el crecimiento de malas
hierbas; y las pérdidas de nutrientes por lavado son escasas. Una referencia orientativa sobre
dosificación es la siguiente: 300 a 400 gr de por hoyo para especies de crecimiento rápido,
bajando a 150 o 200 gr para especies de crecimiento lento, para abonado fosfórico; y para
abonado potásico, 50 gr por hoyo de sulfato potásico.
Aplicación localizada en árboles adultos.- En masas ya instaladas, la aplicación del
abonado debe hacerse de forma localizada. Preferentemente con abonos granulados para
colocación en cobertera, pie a pie, distribuyendo la dosis en la zona asombrada por la copa,
lo que implica ejecución manual. En distribución pie a pie se puede repartir la dosis
practicando 4 hoyos de hasta 50 cm de profundidad por m2 de superficie a tratar, donde se
deposita el abono en profundidad.
Aplicación de fertilizantes pastillados.- Se puede aplicar la fertilización utilizando pastillas
que quedan enterradas de forma localizada, en densidad y profundidad variable con:
aplicación en nueva plantación o sobre masas instaladas; solubilidad de las pastillas; riqueza
en nutrientes y volumen de las pastillas.
Aplicación en bandas continuas.- Entre las líneas de plantación, se pasa un ripper que,
mediante la incorporación de tubo distribuidor y una tolva, permite localizar el abono en
profundidad en cordones lineales.
En cuanto a la época de aplicación de la fertilización, aplicar el abono entre 30 y 15 días antes
del inicio del período vegetativo, lo que se tiende a corresponder, según climas, con los meses
de febrero y marzo.
Si el abono se distribuye en invierno las pérdidas por lavado a causa de la lluvia pueden ser
altas. Si se distribuye en primavera y verano, la escasez de agua puede dificultar la
solubilización y la alta tonicidad en la solución del suelo, provocando disfunciones en las raíces.
Eliminación o tratamiento de restos o despojos.
Cuando la cantidad, mas bien densidad, de despojos producidos sea escasa y la descomposición
natural de los mismos sea rápida al favorecer el clima (humedad y calor) la acción de los
organismos descomponedores del suelo, la eliminación de despojos puede no ser necesaria.
Sin embargo, en los casos en que no se produce la doble circunstancia enunciada, la presencia de
despojos en el monte plantea los siguientes inconvenientes:
peligro de incendios. En la clasificación de modelos de combustible se corresponde este
caso con los tipos 11 y 12, dentro del cuarto grupo.
fomento de plagas y enfermedades
trastornos al diseminado y repoblado de las especies de luz, al reducirse la iluminación al
nivel del suelo e imponer los restos dificultades mecánicas en su desarrollo.
dificultades del aprovechamiento pastoral del monte y obstáculos al tránsito para realizar
tareas de aprovechamiento o de tratamientos.
impacto paisajístico negativo.
Métodos de eliminación
1º Quema.- Cuando se dan las siguientes circunstancias: suelos de reacción ácida, con textura
equilibrada y bajo clima frío, para que la combustión no perjudique las propiedades edáficas; no
existen grandes pendientes para que la quema pueda ser bien controlada y no se induzcan
fenómenos erosivos tras la misma; se asegura que no hay daños sobre el arbolado, sea por su
ausencia tras una corta a hecho, sea por una espesura y altura que eviten daños sobre las copas;
se realice la quema en época adecuada, con temperaturas en el suelo bajas para reducir los daños
sobre él, y con escaso riesgo de extensión del fuego a zonas colindantes (humedad relativa alta,
viento de poca velocidad y temperaturas del aire moderadas).
2º Troceado.- Este método consiste en cortar, con hachas, motodesbrozadoras o motosierras, los
restos de forma que queden pegados al suelo, acelerando su descomposición natural. Se aplica
cuando no es posible acudir a otro método y no existe riesgo de propagación de plagas o
enfermedades.
3º Astillado o trituración.- Consiste en triturar mecánicamente, mediante equipos de diferente
tipo, los despojos o restos, que quedan repartidos sobre la superficie del suelo.
4º Extracción.- Consiste en la extracción fuera del monte de los despojos o restos, mediante
arrastre o carga, para un tratamiento externo. Es un procedimiento relativamente caro,
únicamente justificado por una aplicación externa de los restos
5º Aplicación de insecticidas.- En casos de imposible o difícil aplicación de los procedimientos
anteriores, el tratamiento de despojos procedentes de la masa principal, previamente apilados en
montones, puede ser la aplicación de insecticidas que evitarán, únicamente, la proliferación de
plagas de perforadores. Los montones así tratados permanecen en el monte para su
descomposición natural.
CAPITULO XII.- TRATAMIENTOS DERIVADOS
Las formas derivadas de masa se definieron anteriormente como modificaciones de las formas
principales por objetivos principalmente económicos.
Los tratamientos que dan lugar a este tipo de masas reciben la denominación de tratamientos
derivados.
Se definen, por tanto, los tratamientos derivados como aquellos que producen modificaciones en
la estructura de las formas principales de masa con fines económicos. Estas formas derivadas de
masa tienen como elemento común el que su espesura normal es una espesura incompleta, es
decir, son montes claros. Las clases de formas derivadas de masa, y por tanto las de tratamientos
derivados, que mayor importancia económica y territorial tienen son:
las dehesas, con producción preferente pastoral.
los alcornocales, con producción preferente de corcho.
las masas de pino piñonero, con producción preferente de fruto.
y los montes de pino rodeno en resinación.
CAPÍTULO XIV.- TRATAMIENTOS DEL MONTE BAJO.
1.- Concepto y denominación.
La Selvicultura general define el método de beneficio de monte bajo como el que asegura la
regeneración de la masa principal a través de brotes de cepa o de raíz, aplicando el mismo
término a las masas resultantes, formadas en su mayor parte por chirpiales.
Se utiliza el termino Tallar para describir las masas resultantes, aunque más concretamente se
refiere a la etapa en que debe ser acotada la masa al pastoreo tras la corta de regeneración.
Recordamos que el término cepa es el conjunto del tocón, las raíces gruesas y los brotes que
sobre ella se asientan. El término mata se refiere a un conjunto de cepas que están próximas e
interrelacionadas y también se aplica al conjunto de brotes de raíz que están próximos entre si y
aislados de otras cepas o matas.
El monte bajo tiene presencia en los siguientes casos:
choperas y mimbreras, con turnos muy bajos, menores de tres o cuatro años y en ambos
casos es necesaria la aplicación de riegos y fertilizaciones.
eucaliptales, con turnos entre 12 y 16 años.
trasmochos, aplicados muy localmente en zonas ganaderas y en montes de escasa extensión,
se aplica preferentemente en fresnos.
castañares, con turnos variables en función del tamaño de las piezas a obtener, que cuando
se aplican al aserrío pueden llegar a los 80 años, y que requieren la aplicación de claras.
masas productoras de leñas y carbón vegetal, con turnos entre 15 y 30 años, formadas
mayoritariamente por encina, rebollo y quejigo.
2.- Procedimiento general del monte bajo regular.
El inventario forestal de las masas de monte bajo regular tiene como características especiales:
empleo del estéreo como unidad de cuantificación de existencias, productos y crecimientos,
en vez del metro cúbico.
diámetro normal mínimo inventariable del orden de 2 a 5 cm.
clasificación de la leña, o madera destinada a combustión o a fabricación de carbón vegetal,
en: gruesa (de 17 a 7 cm); fina (de 7 a 2 cm) y chasca (menos de 2 cm).
Fijación del turno.
El turno del monte bajo, fijado en el intervalo de edades durante el cual el brinzal o la cepa
mantienen capacidad de brote, será determinado de forma que permita recuperar el vigor tras el
anterior recepe.
Si se parte de un monte alto para originar por corta de los brinzales un monte bajo, la edad del
arbolado para poder aplicar el primer corte de forma que el resultado sea favorable y vigoroso,
será cuando la masa se encuentre en estado de latizal, entre 14 y 40 años según especies y
estaciones.
Se atribuye la imposibilidad de brotación en altas edades a alguna de las siguientes causas:
desaparición de la yemas proventicias; o excesivo grosor y resistencia del ritidoma de la cepa,
que impide la emisión del brote.
Las más altas edades de este tipo las alcanzan los robles y la encina con cifras del orden de 150
años, les sigue el rebollo con 120 años, el quejigo y el castaño con 100 años, el alcornoque con
70 años, y 50 años para fresno, haya y sauces. Los eucaliptos introducidos en España parece que
dejan de brotar a los 90 años. Esta edad tiende a ser mayor, en las especies de crecimiento lento
y madera dura, resistente a las pudriciones del duramen, y a igualdad de especie, en estaciones
de mejor calidad.
El turno en el monte bajo, o la frecuencia de los sucesivos recepes, se determinará atendiendo a
los siguientes criterios:
a)- Selvícolas o biológicos. La duración del turno se ajustará de forma que la cepa sea capaz de
recuperar los nutrientes necesarios para brotar otra vez vigorosamente. En la mayor parte de las
especies esta capacidad se consigue superando un plazo de 6 a 10 años.
b)- Económicos. La duración se buscará de modo que se alcance el máximo rendimiento en
especie, al igual que en el monte alto regular. Al ser el crecimiento inicial de los chirpiales
mucho más rápido que el de los brinzales, el momento en que se alcanza el crecimiento medio
máximo es mucho más precoz. Para el monte bajo, este plazo se sitúa, según especies y calidad
de estación, entre los 12 y 25 años.
El número total de recepes que admite una cepa antes de su decaimiento vegetativo es variable,
las especies de maderas blandas (tilo, arce, chopos, etc...) resisten menor número de recepes, que
serán del orden de 5 o 6. Las especies del género Quercus, de maderas duras, admiten del orden
de 10 recepes y en el caso de la encina hasta 15. Los eucaliptos y el castaño admiten un máximo
de 10 recepes en las mejores estaciones, siendo una cifra habitual para mantener buen nivel
productivo en estaciones medianas entre 3 y 6.
Ejecución de las cortas.
El corte se ejecuta con cualquier clase de herramienta, siempre que no se produzcan desgarros
de corteza o fendas en el tocón. La discusión sobre el tipo de herramienta de corta se planteó
cuando los tronzadores y las primeras motosierras provocaban calentamientos en la zona de
corte y dichos desgarros de corteza. Las motosierras modernas no producen estos
inconvenientes.
En relación con la forma del corte, la ejecución debe dejar la cara del tocón completamente lisa,
con superficie inclinada o convexa. Los cortes cóncavos o con desgarros producen acumulación
de agua que favorece la pudrición de la cepa.
Otra cuestión importante en relación con la ejecución de las cortas en monte bajo se refiere a la
altura del corte, variable con el modo de brotar de cada especie.
Si predomina el brote de raíz, la altura sobre el suelo puede llegar hasta los 15 o 20 cm. Si es
predominante el brote de cepa, el corte deberá estar como máximo a 10 cm, y será mejor que
quede rasante e incluso bajo la superficie del suelo tras haber practicado una cava alrededor del
fuste antes del apeo.
Una variación sobre la regla de aplicar un corte cercano al suelo en el monte bajo lo constituye
el denominado método de trasmocho que consiste en cortar el pie original a una altura variable
sobre el suelo entre 1,5 y 2,5 m.
El turno en el método de trasmocho será necesariamente más corto que en las cortas rasantes
para evitar caídas y desgarros de los brotes, más frecuentemente adventicios. Los brotes apeados
procuran leña, y en algunos casos, ramón comestible para el ganado. Después de varios cortes se
forman cicatrizaciones que abultan la parte superior del fuste y engrosan el ritidoma, debiéndose
proceder en este caso cuando se corta dejando la parte inferior (20 a 30 cm) de algunos brotes
seleccionados para que sobre ella se facilite la nueva brotación.
Epoca de corta. Debe ser fijada estrictamente dentro del período de paralización vegetativa, para
favorecer la brotación en la primavera siguiente. En la época de paralización vegetativa invernal
es cuando mayor cantidad de sustancias nutritivas se encuentran almacenadas en la cepa, de
modo que con carácter general, los recepes se efectuarán entre el 1 de octubre y el 31 de marzo,
aunque extremadas condiciones de latitud o altitud, pueden hacer variar estas fechas.
Tampoco se debe cortar con heladas intensas, por lo que puede estar indicado prohibir la corta
entre el 15 de diciembre y el 15 de febrero.
En estaciones con climas de inviernos fríos y primaveras húmedas, es preferible cortar al
principio de la primavera y, por el contrario, bajo climas de inviernos suaves y primaveras secas,
será preferible cortar al final del otoño.
Cuando las cortas en trasmocho, la época de corta puede adelantarse, al mes de septiembre.
Disposición de los tranzones y tratamientos parciales.
No se aplican en las masas productoras de leña ninguna clase de tratamientos parciales. En
masas productoras de madera (castaño y eucaliptos) se aplican a los pocos años de la brotación
cortas de selección de brotes, dejando de uno a tres por cepa, y desbroces relacionados con el
riesgo de incendios.
En las masas de castaño en monte bajo, bien tras la selección de brotes, bien espontáneamente,
se producen brotaciones posteriores a la correspondiente al recepe.
Especies con capacidad de brotar de cepa.
De entre las especies citadas, las más importantes en relación con la aplicación pasada o
presente del monte bajo en España son: Populus sp.; Salix sp; Alnus glutinosa; Corylus avellana;
Fagus sylvatica; Castanea sativa; Quercus sp.; Ulmus minor; Acer sp.; Arbutus unedo; Fraxinus
angustifolia; y entre las especies exóticas Eucalyptus sp.
Procedimiento general del monte bajo irregular.
El procedimiento general de cortas en monte bajo irregular se aplica para conseguir que en
cualquier punto del cuartel existan chirpiales de todas las clases artificiales de edad que
componen el turno.
La mezcla de edades de los pies dentro del cuartel puede hacerse de dos formas:
- los brotes de cada cepa tienen todos la misma edad, por lo que se produce una mezcla de
cepas.
- los brotes de cada cepa tienen diferentes edades, por lo que en un instante cualquiera
todas las cepas del cuartel tienden a tener el mismo aspecto.
Según los autores, esta forma de monte bajo irregular se aplica a especies que tengan alguno o
varios de los siguientes atributos: temperamento de sombra o tolerantes; crecimiento lento; y
dificultades en la formación de brotes. Es decir, que no están indicadas para monte bajo.
También se recomienda el procedimiento, independientemente de la especie, para situaciones de
riesgo de erosión donde no interesa dejar el suelo desprotegido periódicamente. Es decir, no es
conveniente la masa regular. Ambas circunstancias las cubre con ventaja el monte medio, que se
explica en el siguiente capítulo, por lo que el monte bajo irregular con mezcla de edades dentro
de la cepa no es un procedimiento empleado habitualmente en España, salvo los ejemplos
apuntados anteriormente.
Ventajas e inconvenientes del monte bajo.
Ventajas:
1 Sencillez en el diseño y ejecución de los tratamientos. Facilidad en su control.
2 Regeneración rápida y segura.
3 Crecimiento rápido de los chirpiales en las primeras edades, lo que permite acortar los
turnos.
4 Obtención de rentas muy regulares en el tiempo y con menores plazos de espera.
5 La regeneración de este tipo de masa tras el incendio forestal se produce en todas las
edades y con seguridad, lo que no siempre se consigue en los montes altos.
Inconvenientes:
1 A causa de la edad de los chirpiales y la alta espesura, no existe regeneración por
semilla, de lo que se deduce un riesgo de decaimiento vegetativo de las cepas y un
"estancamiento" genético.
2 Los productos maderables son de pequeñas dimensiones por lo que resultan poco
competitivos en algunas aplicaciones industriales.
3 No existe mejora aparente en la fertilidad de los suelos por la escasa traslación de las
cepas.
4 Dan poca protección al suelo frente a la erosión hídrica.
5 El acotamiento al pastoreo debe ser muy estricto.
6 En todo el turno, las condiciones de propagación de incendio son de alto riesgo por la
continuidad vertical del combustible y su pequeño tamaño.
XIV.6.- Aplicaciones y situación actual de los montes bajos en España.
Trasmochos.- La especie en que el trasmocho se aplica de una manera más generalizada en
España es el fresno. Dan lugar a montes adehesados (fracción de cabida cubierta inferior a
50%), ligados a estaciones con cierto freatismo. El turno de corta oscila entre los 6 y los 10 años
y se practica como monte bajo irregular sin mezcla de edades dentro de la cepa. Sobre el vuelo
de fresnos no se aplican tratamientos parciales. El ramón producido en las cortas tiene
importancia para la alimentación del ganado.
Castañares.- El castaño brota bien de cepa y el crecimiento de los chirpiales se mantiene
bastante bien con el tiempo. Esto permite aplicar cortas en monte bajo regular, ocasionalmente
en monte bajo irregular con mezcla de edades dentro de la cepa, para la producción de maderas.
Los turnos son muy variables, con criterio tecnológico, en función de las dimensiones de los
fustes a obtener. Desde cifras del orden de 6 años para postes de cerca o para cestería artesana,
de 15 a 30 años para apeas y postes, y de 30 a 80 años para ebanistería (chapados) o madera de
sierra. También, por criterio selvícola para evitar el chancro americano el turno se corresponde
con diámetros de 30 cm. Se aplican, para turnos largos, cortas de mejora o selección de brotes
que inducen nueva brotación.
Resalveos de conversión en monte bajo regular.
Se denomina resalveo por ser una práctica que tiende a reservar tras las cortas los mejores pies
de la masa, es decir, los resalvos, de modo que se acepta llamar resalveo a las claras efectuadas
en un monte bajo; para evitar la posible confusión con los clásicos planes de resalveo de los
montes medios regulares (se explican en el próximo capítulo), se añade que se realizan en monte
bajo; finalmente, se denominan de conversión por ser su objetivo acabar cambiando la forma
fundamental de masa, para que en primer término se alcance un fustal (sobre cepa), para pasar a
largo plazo tras las cortas de aclareo sucesivo uniforme a un verdadero monte alto.
(1).- Se entiende por brotes el conjunto de pies procedentes de brote de cepa o raíz cuyo origen
sea claramente identificable por su forma y agrupación y que tienen menos de 15 cm de
diámetro normal. Los pies mayores de este diámetro, independientemente de su origen real, se
considerarán como latizal-fustal sobre cepa, equivalentes a los efectos de la presente clave como
un monte alto.
(2).- Se adopta el diámetro normal de 15 cm para separar la resalvía de la sarda, así como para la
definición anterior de brotes y no el de 20 cm, por ser el crecimiento de esta especie en estas
estaciones, muy lento.
La propuesta de ejecución de los resalveos de conversión se resume en los siguientes puntos:
A.- Se planificarán claras sucesivas, con rotación de 10 a 12 años para la encina, de 15 años para
el rebollo y de 20 años para el quejigo.
B.- Una precaución importante en la ejecución de los resalveos es que en ningún caso, para las
dos primeras intervenciones, se deberán apear todos los pies de una cepa o mata, incluso en el
caso de que todos sean. En caso contrario se pierde la viabilidad de dicha cepa al no producirse
un acotado al pastoreo, lo que rebajará la densidad de cepas y se tiende a limitar la posibilidad
de una vuelta al monte bajo regular. Por otra parte, como la deficiencia apuntada se refiere a un
escaso desarrollo relativo de los pies, pudiera suceder que esta situación no sea debido a un mal
estado fisiológico de la cepa sino a su edad relativamente más baja o a que se trate de posibles
brinzales que han sufrido la competencia del vigoroso brote.
C.- Los resalveos o claras serán selectivas y por lo bajo. Se extraerán preferentemente los pies
dominados, deformes, torcidos, inclinados y puntisecos. A igualdad de condiciones de calidad
entre todos los pies de una cepa o mata se extraerán preferentemente los del interior de la misma
para favorecer el traslado. Por tanto, el criterio de señalamiento (de pies a apear o a reservar)
tomará como elemento de referencia a cada cepa o mata, lo que requiere su identificación sobre
el terreno. Las claras serán necesarias aunque entre las cepas o matas no exista tangencia de
copas (monte bajo adehesado), ya que la competencia se manifiesta con mayor intensidad entre
los chirpiales de una misma cepa que entre las cepas.
CAPITULO XV.- TRATAMIENTO DEL MONTE MEDIO
El concepto de monte medio, se corresponde con aquella masa en la que conviven en proporción
equiparable brinzales y chirpiales.
MÉTODO DE BENEFICIO DE MONTE MEDIO.- Las masas de monte medio vienen
considerándose como masas resultantes de la combinación o superposición de la masa de monte
alto con la masa de monte bajo.
Monte medio irregular: estará representada por dos pisos, un piso inferior, constituido por
matas o chirpiales, o sea por una masa de monte bajo, y otro piso superior, constituido por un
fustal claro, bien de frondosas, bien de resinosas, procedentes de semilla, o sea por una masa
clara de monte alto más o menos irregular,
Monte medio regular: monte medio representado por dos pisos, procedentes, el inferior y el
superior, de brotes; el primero es de monte bajo regular y, por excepción, entresacado, y cuyos
chirpiales en este caso se denominan subresalvos, y el segundo es un fustal claro de subresalvos
reservados llamados resalvos. Es decir, que todo monte cuyo piso inferior procede de brotes y el
superior bien de brotes o de semilla, viene considerándose como monte medio, aunque tal
denominación tomó más bien origen en el mencionado monte medio regular.
En el monte medio regular se denominará al piso superior, con estructura irregular, resalvía o
resalvos, y al piso inferior, con estructura regular, sarda o subresalvos.
En todos los casos de monte medio, el piso inferior puede o tiende a cubrir toda la superficie del
rodal, mientras que la fracción de cabida cubierta por el piso superior debe ser del orden del
40% al 50%, para permitir la iluminación de la sarda.
CAPÍTULO XVI.- TRATAMIENTOS TRANSITORIOS
Denominación y clases.
Son aquellos que tienen por objeto cambiar la forma cultural de masa, creando y modificando
las llamadas formas provisionales de masa, de manera que una vez conseguido su objetivo,
cesan en su aplicación.
Transformación.
Cuando se produce un cambio de forma principal de masa. Ejemplos: pasar de monte alto
irregular a monte alto regular o viceversa, o pasar de monte bajo regular a monte bajo irregular o
viceversa.
En una transformación cambiará el tratamiento general o método de corta, sin cambiar el
método de beneficio. Por motivos de regeneración difícil o escasa, no todas las masas serán
susceptibles de ser transformadas, especialmente en el caso de paso de monte alto irregular a
monte alto regular.
Conversión.
Cuando se pretende un cambio de método de beneficio, o mejor, de una forma fundamental de
masa a otra. Este tipo de tratamientos sólo pueden ser aplicados a especies con capacidad de
brotar de cepa o raíz. Ejemplos de conversiones son el paso de monte alto, regular o irregular, a
monte bajo, regular o irregular, y viceversa, o el paso de monte alto a monte medio y viceversa.
El paso de monte bajo a monte medio regular y viceversa, dado el común origen de los pies, es
más bien una transformación.
Consisten en el cambio de método de beneficio con la consiguiente sustitución de forma
fundamental de masa. Se comentan los dos casos extremos de conversión: de monte alto (regular
o irregular) a monte bajo regular; de monte bajo regular a monte alto, con variantes de
procedimiento que pueden dar lugar a monte alto regular o irregular.