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Principios Internacionales Del Derecho Ambiental

Este documento describe los principios y normas generales del derecho internacional ambiental que surgen de tratados, acuerdos y costumbres internacionales. Explica que el derecho internacional ambiental se ha desarrollado entre dos principios aparentemente contradictorios: la soberanía de los estados sobre sus recursos naturales y la obligación de no causar daño ambiental a otros países. Identifica siete principios clave del derecho internacional ambiental, incluyendo el principio de precaución, el principio de prevención y el principio de responsabilidad común pero diferenci
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Principios Internacionales Del Derecho Ambiental

Este documento describe los principios y normas generales del derecho internacional ambiental que surgen de tratados, acuerdos y costumbres internacionales. Explica que el derecho internacional ambiental se ha desarrollado entre dos principios aparentemente contradictorios: la soberanía de los estados sobre sus recursos naturales y la obligación de no causar daño ambiental a otros países. Identifica siete principios clave del derecho internacional ambiental, incluyendo el principio de precaución, el principio de prevención y el principio de responsabilidad común pero diferenci
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PRINCIPIOS INTERNACIONALES DEL DERECHO AMBIENTAL

El presente trabajo es una descripción de los principios y normas generales del


derecho internacional ambiental que surgen de los tratados, acuerdos y
costumbres internacionales. La importancia de la generalidad de estos principios
es que pueden aplicarse a la comunidad internacional para la protección del medio
ambiente. De acuerdo a las opiniones tradicionales, el derecho internacional
público deriva de una de las siguientes cuatro fuentes: convenios internacionales,
costumbres internacionales, principios generales de derecho reconocidos por
naciones civilizadas y decisiones y enseñanzas judiciales de expertos jurídicos
altamente calificados. A partir de las fuentes mencionadas, así como de otras
menos tradicionales y vinculantes está surgiendo un derecho internacional
ambiental nuevo. No existe un instrumento internacional de aplicación global que
defina los derechos y obligaciones de los países en temas ambientales. Sin
embargo, las resoluciones y declaraciones de los organismos internacionales a
cargo del control ambiental, tales como la Agencia de Energía Nuclear, describen
las prácticas y decisiones de los tribunales internacionales que desempeñaron un
papel importante en la elaboración de normas. A partir de ese amplio conjunto de
instrumentos internacionales se pueden señalar siete principios. No todos ellos
tienen la misma uniformidad y aceptación, tal como se observará más adelante

El derecho internacional ambiental se ha desarrollado entre dos principios


aparentemente contradictorios. Primero, los estados tienen derechos soberanos
sobre sus recursos naturales. Segundo, los estados no deben causar daño al
medio ambiente. Aunque el concepto de la soberanía de un estado sobre sus
recursos naturales está arraigado en el antiguo principio de soberanía territorial, la
Asamblea General de las Naciones Unidas lo impulsó más aún, al declarar que el
derecho de los pueblos y naciones a la soberanía permanente sobre sus recursos
naturales y riquezas debe ejercerse en interés del desarrollo y el bienestar de los
habitantes del país. Esta resolución refleja el derecho a la soberanía permanente
sobre los recursos naturales como un derecho internacional, aceptado por los
tribunales, como un reflejo de las costumbres internacionales. La soberanía
nacional sobre los recursos naturales se ha corroborado en acuerdos
internacionales. El concepto de soberanía no es absoluto y está sujeto a una
obligación general de no causar daño al medio ambiente de otros países o a
zonas más allá de la jurisdicción nacional. Tal como se señaló en la Declaración
de Río de 1992, De conformidad con la Carta de las Naciones Unidas y los
principios del derecho internacional, los Estados tienen el derecho soberano de
aprovechar sus propios recursos según sus propias políticas ambientales y de
desarrollo, y la responsabilidad de velar por que las actividades realizadas dentro
de su jurisdicción o bajo su control no causen daños al medio ambiente de otros
Estados o de zonas que estén fuera de los límites de la jurisdicción nacional. Esto
deriva de la máxima general de que la posesión de derechos implica el
cumplimiento de las correspondientes obligaciones.

La responsabilidad de no causar daños ambientales precede a la Declaración de


Río. Todo estado tiene la obligación de proteger los derechos de los otros estados,
tal como se analiza detenidamente en el caso Trail Smelter según los principios
del derecho internacional, ningún Estado tiene derecho a usar o permitir que se
use su territorio de modo que se causen daños por razón de emanaciones en el
territorio o hacia el territorio de otro Estado o a la propiedad o personas que se
encuentren que allí se encuentren, cuando se trata de ser un supuesto de
consecuencias graves y el daño quede establecido por medio de una prueba clara
y convincente. Este principio se desarrolló aún más en 1961 cuando la Asamblea
General de las Naciones Unidas declaró que los principios fundamentales del
derecho internacional imponen a todos los Estados una responsabilidad respecto
de las medidas que, al aumentar los niveles de precipitación radioactiva, puedan
tener consecuencias biológicas nocivas para la generación actual y las
generaciones futuras de la población de los otros Estados. La obligación de evitar
daños ambientales también ha sido aceptada en los tratados internacionales, así
como en otras prácticas internacionales. Además, cuando se trata de recursos
compartidos, es decir un recurso que no se encuentra en su totalidad dentro de la
jurisdicción de un estado, el concepto principal es la obligación de utilizar el
recurso en forma equitativa y armoniosa. Esta obligación se relaciona
principalmente con la cooperación sobre la base de un sistema de información y
previa consulta, y notificación para lograr la óptima utilización de dichos recursos
sin causar daño a los legítimos intereses de otros estados.
En aquellas zonas que se encuentran más allá de los límites de la jurisdicción
nacional, tales como la alta mar, el concepto aplicable no es el de soberanía, sino
el de patrimonio común de la humanidad. En una palabra, la propiedad mundial es
pública y su riqueza no puede ser propiedad de los estados. Los estados son sólo
los administradores de la riqueza y los recursos de aquella propiedad. Los estados
deben cooperar en la conservación y compartir los beneficios económicos de esas
zonas. Hace poco tiempo, el concepto de patrimonio común de la humanidad se
ha aplicado a la protección de la Antártida.
1.-PRINCIPIO DE PRECAUCIÓN
Aunque esta norma todavía está en evolución, se manifiesta en el principio quince
de la Declaración de Río, el cual establece que cuando existe un peligro de daño
grave o irreversible, la falta de certeza científica absoluta no se utilizará como
justificación para postergar la adopción de medidas eficaces en costos para evitar
la degradación del medio ambiente. Debido a que la certeza científica llega a
menudo muy tarde para que los políticos y abogados protejan el medio ambiente
contra los peligros, se traslada la carga de la prueba. Esperar a obtener pruebas
científicas de los efectos que tienen los contaminantes que se despiden en el
ambiente, puede producir daños ambientales irreversibles y sufrimiento humano.
Tradicionalmente, los estados que deseaban adoptar determinadas medidas
protectoras debían probar de manera indiscutible el peligro y la urgencia de las
medidas deseadas.
Afortunadamente, a raíz del principio de precaución, este criterio tradicional sobre
la carga de la prueba se invirtió de manera que un estado pueda actuar antes, sin
esperar hasta la presentación de la carga de la prueba. Otra interpretación posible
con respecto a esta reorientación en la carga de la prueba es que los estados que
desean emprender ciertas actividades, deberán probar que ellas no causarán
daño al medio ambiente.
El primer tratado que incorpora este principio es el Convenio de Viena para la
Protección de la Capa de Ozono. A partir de entonces, se ha abordado
extensamente el concepto de precaución en la protección del medio ambiente.
Lamentablemente, los requisitos del principio no son precisos y sus formulaciones
varían. Lo que todavía sigue siendo ambiguo es la determinación del punto a partir
del cual la falta de pruebas científicas no puede aducirse como argumento para
postergar la adopción de medidas. ¿Cuándo puede exigirse legalmente una acción
preventiva? Si bien el Convenio de Bamako de 1991 vincula los principios de
prevención y de precaución y no exige que se trate de una posibilidad de daño
grave, baja el nivel a partir del cual se exige la adopción de medidas sin la
comprobación científica, el Convenio para la Protección del Medio Ambiente
Marino del Nordeste Atlántico54 exige más que una mera posibilidad de daño,
elevando el umbral necesario para la adopción de medidas preventivas.
2.-PRINCIPIO DE PREVENCION
debe diferenciarse de la obligación de evitar daños ambientales. De acuerdo a
esta nueva norma, un estado puede estar obligado a prevenir daños dentro de su
propia jurisdicción. Por lo tanto, es necesario detener la eliminación de
substancias tóxicas en cantidades o en concentración que excedan la capacidad
de degradación del medio ambiente, a fin de garantizar que no se causarán daños
a los ecosistemas. Es preferible actuar al comienzo del proceso para reducir la
contaminación, en lugar de esperar y luego restaurar las áreas contaminadas. A
fin de garantizar este principio, los estados han establecido procedimientos de
autorización, compromisos sobre normas ambientales, métodos para acceder a la
información, uso de sanciones y la necesidad de realizar estudios de impacto
ambiental.
Por ejemplo, los organismos internacionales, así como muchos convenios
incorporaron los estudios de impacto ambiental como instrumentos de decisión. El
principio de prevención ha sido respaldado por instrumentos internacionales que
previenen la introducción de contaminantes y también por acuerdos en el campo
del derecho económico internacional. Por último, también ha sido amparado por la
jurisprudencia internacional.
3.-PRINCIPIO DE RESPONSABILIDAD COMÚN PERO DIFERENCIADA
La protección del medio ambiente es un desafío común a todos los países. Debido
a las diferentes orientaciones en el desarrollo y a la necesidad de compartir la
responsabilidad de la degradación ecológica, algunos países tendrían que asumir
una mayor proporción del peso de la conservación. La idea es que los estados
deben cumplir con las obligaciones internacionales de conservación del medio
ambiente teniendo en cuenta la equidad y de conformidad con sus
responsabilidades en común, aunque diferenciadas y con sus respectivas
capacidades. Este principio fue reconocido en la Declaración de Río en los
principios cuatro y siete. Este principio incluye dos elementos constitutivos. El
primero es la responsabilidad común de los estados de proteger el medio
ambiente. Esto significa que los estados deben participar en una labor mundial de
conservación. El segundo elemento es entender las diferentes circunstancias de
cada estado. Por ejemplo, los países industrializados contribuyeron más al
calentamiento del planeta que los países en vías de desarrollo. Si bien todos los
estados tienen la obligación de participar en la solución para el medio ambiente, la
adopción de normas nacionales y obligaciones internacionales pueden diferir. Por
ejemplo, el plazo para la implementación de medidas preventivas puede variar de
país a país.
4.-PRINCIPIO DE BUENA VECINDAD Y DE COOPERACION INTERNACIONAL
El principio de buena vecindad coloca en los estados la responsabilidad de no
dañar el medio ambiente. El principio de cooperación internacional también confía
a los estados la obligación de prohibir actividades dentro del territorio del estado
contrarias a los derechos de otros estados y que podrían dañar a otros estados y a
sus habitantes. Usa tus bienes de manera que no causes daño a los bienes
ajenos. El principio de buena vecindad está estrechamente relacionado con la
obligación de cooperar para investigar, identificar y evitar daños ambientales. La
mayor parte de los tratados internacionales tienen disposiciones que requieren
cooperación para producir e intercambiar información científica, técnica,
socioeconómica y comercial. Esta obligación de cooperar no es absoluta. Está
supeditada a las circunstancias locales, tales como la protección de patentes.
El intercambio de información general es fundamental para controlar la puesta en
marcha de las obligaciones internacionales en el ámbito interno. Por ejemplo, un
intercambio de información basado en la cooperación con respecto al comercio de
la fauna en peligro de extinción es esencial para investigar la evolución de la
población animal. Ocurre lo mismo con las emisiones del efecto invernadero.
Debido a la importancia del intercambio de información, algunas convenciones
crearon órganos internacionales separados con las funciones de generar y
distribuir información. Además, muchas convenciones contienen disposiciones
referentes al conocimiento científico, a los cambios atmosféricos, a la
contaminación marina y a la preservación cultural. Otros subprincipios que forman
parte de la buena vecindad y de la cooperación internacional son los de
notificación y consulta previas. La notificación previa obliga a los estados
actuantes a dar aviso previo y a tiempo, así como a suministrar la información
pertinente, a cada uno de los estados que podrían perjudicarse a consecuencia de
actividades que afecten el ambiente. Por supuesto que los estados comunicarán
inmediatamente a otros estados acerca de cualquier desastre natural u otro tipo de
emergencia que puedan producir efectos transfronterizos. Asimismo, es
especialmente importante dar aviso cuando se produce un derrame de petróleo,
un accidente industrial o un accidente nuclear.
Además, si le fuera solicitado, el estado actuante tiene la obligación de entrar en
consultas con los estados que podrían estar afectados durante un período
razonable de tiempo. Sin embargo, aunque el estado actuante no esté obligado
por las opiniones de los estados consultados, debe tenerlas en cuenta. Por último,
cuando un estado está actuando en el territorio de otro, no alcanza con
notificación y consulta. Se requiere un informado consentimiento previo. Este
consentimiento es obligatorio en actividades tales como el transporte de desechos
peligrosos a través de un estado, la prestación de asistencia urgente después de
un accidente y para realizar prospecciones de recursos genéticos.
5.-PRINCIPIO OBLIGACIÓN DE INDEMNIZAR POR DAÑOS
Los estados tienen la responsabilidad de garantizar que las actividades que se
realizan dentro de su jurisdicción o su control no causen daño al medio ambiente
de otros estados o áreas fuera de los límites de su jurisdicción nacional. La
violación de esta regla ampliamente aceptada puede causar daños. Todo estado
que haya cometido una violación al derecho internacional debe poner fin a esa
manera ilegal de proceder y reestablecer la situación anterior a la conducta ilegal.
Si fuera imposible restablecer las circunstancias anteriores, el estado debe pagar
indemnización. Un acto ilegal o improcedente tiene lugar cuando la conducta
consiste en un acto u omisión imputada a un estado de acuerdo al derecho
internacional, y dicha conducta constituye una violación de una obligación
internacional del estado. Esta definición plantea tres problemas con relación al
derecho internacional ambiental. Primero, ¿qué criterio se aplica para imputarle a
un estado una determinada responsabilidad? Segundo, ¿cuál es la definición de
daño ambiental? Tercero ¿cuál es la forma apropiada de reparación? Con
respecto a la primera pregunta, existen tres opciones: falta negligencia,
responsabilidad objetiva, se presume responsabilidad, pero se admiten causas
excluyentes y obligación incondicional, no se admiten causas excluyentes de
responsabilidad, y el estado sería responsable aún por un acto de desastre
natural. Si bien la negligencia se basa en la debida diligencia, la responsabilidad
objetiva y la obligación incondicional imponen responsabilidad por actos que no
están prohibidos en el derecho internacional. La responsabilidad objetiva recalca
el daño más que la conducta. Se ha generalizado la opinión de que el derecho
internacional carece, en líneas generales, de responsabilidad objetiva u absoluta.
No hay una fuente única de responsabilidad aplicable en todas las circunstancias,
sino varias, cuya naturaleza depende de la obligación en cuestión. Por lo tanto, el
derecho internacional no es concluyente con respecto a los criterios que deben
aplicarse para cumplir con las obligaciones del medio ambiente. Por ejemplo, la
responsabilidad objetiva en el caso de actividades extremadamente peligrosas
puede considerarse un principio general de derecho, dado que se encuentra en
todas las legislaciones locales del mundo. Algunos tratados establecen incluso la
obligación incondicional para estas actividades. Sin embargo, la responsabilidad
estricta u obligación incondicional son más difíciles de imputar con respecto a
actividades que no son de naturaleza extremadamente peligrosa. Debe tenerse en
cuenta que el daño también puede proceder directamente de órganos estatales,
de particulares dentro del territorio o también del cumplimiento de medidas
legítimas.
Con relación a la segunda pregunta, los daños al medio ambiente deben definirse
como el resultado de una violación al derecho internacional. Esto presenta un
dilema, puesto que el derecho internacional consuetudinario aún se está
desarrollando y algunos tratados sobre el medio ambiente se basan
fundamentalmente en la cooperación voluntaria. Además, los daños ambientales
han sido definidos como perjuicios causados a los recursos naturales, así como
también, una degradación de los recursos naturales, de las propiedades6, del
paisaje y de los valores estéticos y recreativos del medio ambiente. Por último, con
respecto al concepto de reparación, la Corte Permanente de Justicia Internacional
declaró que El principio esencial que contiene la noción de un acto ilegal es que la
reparación debe, en la medida de lo posible, eliminar todas las consecuencias
producidas por el acto ilegal y restablecer la situación que, con toda probabilidad
no hubiera sucedido si no se hubiera cometido ese acto. La restitución en especie,
o de no ser posible, el pago de una suma que corresponda al valor que tendría la
restitución en especie; de ser necesario, indemnización por daños y perjuicios
sufridos, que no estén cubiertos por la restitución en especie. Estos son los
principios que deben utilizarse para determinar la suma de la debida
indemnización, por un acto contrario al derecho internacional. El problema es que
en el medio ambiente, la reconstrucción idéntica puede no ser posible. Una
especie extinta no puede reemplazarse. Sin embargo, el objetivo debe ser, al
menos, limpiar el medio ambiente y restaurarlo de manera que pueda cumplir con
sus principales funciones. Pero, aún si la restauración es físicamente posible,
puede no ser económicamente viable. Además, la restauración de un medio
ambiente al estado en que se encontraba previamente al daño, podría significar
costos que no guardan proporción con los resultados esperados. Dichos
elementos, combinados con la falta de precedentes legales y la insuficiencia del
estado tradicional para evaluar los daños al medio ambiente, hacen el panorama
difícil.
6.-PRINCIPIO DE RESPONSABILIDAD COMÚN AUNQUE DIFERENCIADA

La protección del medio ambiente es un desafío común a todos los países. Debido
a las diferentes orientaciones en el desarrollo y a la necesidad de compartir la
responsabilidad de la degradación ecológica, algunos países tendrían que asumir
una mayor proporción del peso de la conservación. La idea es que los estados
deben cumplir con las obligaciones internacionales de conservación del medio
ambiente teniendo en cuenta la equidad y de conformidad con sus
responsabilidades en común aunque diferenciadas y con sus respectivas
capacidades. Este principio fue reconocido en la Declaración de Río en los
principios cuatro y siete. Este principio incluye dos elementos constitutivos. El
primero es la responsabilidad común de los estados de proteger el medio
ambiente. Esto significa que los estados deben participar en una labor mundial de
conservación. El segundo elemento es entender las diferentes circunstancias de
cada estado. Por ejemplo, los países industrializados contribuyeron más al
calentamiento del planeta que los países en vías de desarrollo. Si bien todos los
estados tienen la obligación de participar en la solución para el medio ambiente, la
adopción de normas nacionales y obligaciones internacionales pueden diferir. Por
ejemplo, el plazo para la implementación de medidas preventivas puede variar de
país a país.
7.- EL PRINCIPIO DE DESARROLLO SOSTENIBLE
El principio de desarrollo sostenible se define por primera vez en el Informe Brundtland, como un
desarrollo que satisface las necesidades en especial las necesidades esenciales de la población
pobre del mundo del presente, sin comprometer la capacidad de las futuras generaciones de
satisfacer las suyas. Se impone la idea de las limitaciones en la capacidad del medio ambiente para
satisfacer las necesidades del presente y del futuro. El desarrollo sostenible sugiere que la idea
central de la labor de protección del medio ambiente es el mejoramiento de la condición humana.
Según el enfoque antropocéntrico, la protección de la fauna y de los recursos naturales no es un
objetivo en sí, sino una necesidad para garantizar una mejor calidad de vida para los seres
humanos. El desarrollo sostenible, tal como se refleja en los acuerdos internacionales, abarca al
menos tres elementos:

A. Equidad intergeneracional La equidad intergeneracional es la responsabilidad de cada


generación de dejar a las nuevas generaciones una herencia de riquezas que no sea menos que lo
que ellas mismas heredaron. La generación actual tiene la responsabilidad de administrar el
cuidado de los recursos naturales para las nuevas generaciones. Tanto los primeros tratados en el
tema como los tratados más recientes se refieren a este principio.

B. Uso sostenible de los recursos naturales Los orígenes de este principio de uso sostenible de los
recursos humanos se remontan a 1893, cuando Estados Unidos proclamó el derecho de garantizar
el uso adecuado de las focas para salvarlas de la extinción. El término se ha utilizado en los
convenios sobre conservación. Si bien se ha intentado definir el principio del uso sostenible de los
recursos naturales, no existe una definición general. Se usan términos tales como apropiado, uso
prudente, explotación sensata, gestión ambientalmente sana, ecológicamente sana y utilización
racional, intercambiándose sin definiciones.

C. Integración del medio ambiente y desarrollo A fin de alcanzar el desarrollo sostenible, la


protección del medio ambiente deberá constituir parte integrante del proceso de desarrollo y no
podrá considerarse en forma aislada. Por lo tanto, al poner en práctica las obligaciones
ambientales, es necesario tener en cuenta el desarrollo económico y social y viceversa. Si bien las
organizaciones internacionales tales como el Banco Mundial y la Organización Mundial del
Comercio no solían abordar el tema del medio ambiente, hoy en día se están dirigiendo
gradualmente hacia ello. En la macroeconomía, el cambio hacia un desarrollo sostenible exige, por
ejemplo, nuevos sistemas de contabilidad para la evaluación del progreso del país. El sistema de
contabilidad debería incluir mecanismos de control de la contaminación y del daño ambiental al
calcular el producto interno bruto PIB. Por ejemplo, la extracción de minas no reflejaría un
aumento del PNB, sino también una reducción de los recursos naturales. En la microeconomía, el
desarrollo sostenible requeriría, por ejemplo, la imposición de costos por daños ambientales al
estado que causó el daño. La integración del medio ambiente y el desarrollo se remontan a la
Conferencia de Naciones Unidas de 1949 sobre Conservación y Utilización de Recursos, la cual
reconoció la necesidad de desarrollo permanente y la aplicación generalizada de las técnicas de
conservación y utilización de recursos. Este enfoque también toma en cuenta los tratados
regionales y mundiales.

CONCLUSIÓN

El significado y las consecuencias legales de los principios anteriormente


expresados todavía están sin resolver. Algunos de ellos se han desarrollado en un
período de tiempo corto y a veces en contextos distintos. Además, las costumbres
de los estados también están en evolución. Otro factor que complica el campo del
medio ambiente es que algunos principios no tienen un significado definido.
Tampoco hay unanimidad con respecto a las consecuencias legales de estas
normas. Esta combinación de circunstancias hace difícil obligar a la comunidad
internacional a proteger el medio ambiente. Las normas de soberanía permanente
sobre los recursos naturales, la responsabilidad de prevenir el daño al medio
ambiente, la buena vecindad y la cooperación en relación con la protección
ambiental se encuentran muy establecidas y arraigadas en la práctica de los
estados y en los instrumentos internacionales. Más aún, la soberanía permanente
puede considerarse como un derecho internacional consuetudinario. Por otra
parte, la obligación de indemnizar por daños causados al medio ambiente puede
considerarse un corolario de la obligación general de indemnizar por daños
provocados por actos internacionales ilegales. Sin embargo, la dificultad de
evaluar el daño ambiental en relación con las normas actuales de responsabilidad,
hace difícil la aplicación de las normas. Además, no hay acuerdo con respecto al
tipo de responsabilidad que debe aplicarse subjetiva u objetiva. No obstante, la
tendencia imperante es evitar estas nociones vagas y definir la conducta que
obligatoriamente cada nación debe mantener para no causar daño a los demás
estados. Por lo tanto, la obligación de evitar el daño ambiental se expresaría como
la obligación de tomar las medidas que garanticen que las actividades controladas
por el estado coincidan con las normas internacionales de protección ambiental.
Estas normas de conducta serán las normas utilizadas para decidir si se violó un
acuerdo. Las medidas preventivas y precautorias y los principios de desarrollo
sostenible son más difíciles de defender, por tratarse de conceptos bastante
nuevos e imprecisos. Sin embargo, ellos merecen atención, dado que, sin lugar a
dudas, determinarán el futuro desarrollo del derecho internacional. Por ejemplo, si
el principio de desarrollo sostenible se arraiga rápidamente en el sistema de
derecho internacional, todas las decisiones podrían estar sujetas a la investigación
ambiental. Por último, no debe subestimarse la influencia de la litigación
internacional. Las decisiones de los tribunales internacionales tales como el
Tribunal de Justicia de la Comunidad Europea se le otorgó poder decisorio
supranacional dentro de la Comunidad Europea y de la Corte Internacional de
Justicia sobre temas ambientales contribuirán a la codificación de estos principios.

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