8.
- ¿Qué interrelaciones e implicaciones se generan entre las TIC, la investigación
educativa y la calidad educativa?
En la actualidad la incorporación de las TIC ha tenido gran relevancia en el ámbito
educativo, permitiendo ser una opción para implementar diversas herramientas,
programas y aplicaciones que favorecen el proceso de Enseñanza-Aprendizaje
dentro y fuera del aula, con la suma de esfuerzos de diferentes instituciones que
buscan obtener el mayor aprovechamiento de la tecnología para sus procesos
formativos.
Dussel y Quevedo mencionan las experiencias favorables al introducir las TIC en
los procesos de enseñanza y aprendizaje, hacen hincapié en que estos programas
de formación son empujados, en muchas ocasiones por una fuerte presión social y
económica.
Sin lugar a duda el aporte a la investigación y calidad educativa han sido de gran
beneficio al abrir un amplio horizonte para diversificar la educación, tan solo al
enfrentar la pandemia por COVID 19 las TIC permitieron dar continuidad a los
diferentes procesos educativos en diversas modalidades como la educación a
distancia y el uso de aplicaciones y herramientas para favorecer un aprendizaje
más autónomo.
Sin embargo el avance tecnológico viene a evidenciar la creciente desigualdad
entre los distintos sectores de la sociedad y el acceso a los diferentes recursos a
la que los sectores más vulnerables pueden disponer.
Las sociedades actuales son lo que son por el creciente protagonismo tecnológico que
existe, sin embargo, no debe perderse de vista que las TIC no son la solución a todos
los problemas y que son herramientas que nos permiten explotar diferentes rutas y
acciones por experimentar, sobre todo en el ámbito educativo, donde el foco de
atención está en los retos del desarrollo de habilidades y destrezas que son
Cobo, 2016
susceptibles de computarizarse como la creatividad o la inteligencia social ( ).
¿Cómo contextualizas la Sociedad del conocimiento comparativamente con tu entorno familiar, social y
laboral?
INTRODUCCIÓN
Las formas de vida que se experimentan actualmente son incomparables con las que
se vivían hace algunas décadas y un hecho innegable es que estas se sustentan en las
tecnologías de la información y comunicación (TIC) que se hacen presentes en gran
parte de los ámbitos en que los seres humanos se desarrollan, lo cual ha significado
re-estructuraciones en la organización de la economía, la política, la sociedad, la
cultura, la educación, entre otros ámbitos.
La incorporación de las TIC ha significado que para los espacios educativos estas dejen
de ser una opción, y los esfuerzos de los países e instituciones se encaminen en la
generación e implementación de iniciativas que impliquen el máximo aprovechamiento
de las tecnologías en los procesos formativos (Severin, 2010).
El surgimiento y desarrollo del internet representó la multiplicación de posibilidades en
el acceso a la información, las transacciones comerciales, los espacios de formación, y
la re-estructuración de actividades que la mayoría de los humanos realizan. Según
datos de We are Social (Agencia de marketing y comunicación on line 2.0) ( Sánchez, 2014),
el número de usuarios de internet en el mundo en esas fechas ascendía a los 2 mil 484
millones 915 mil 152 habitantes que representaban un 35% del total de la población
mundial. El registro de sus principales usos reportaba: las visitas a las redes sociales,
la visualización de noticias, descarga de archivos, comunicación, acceso a información,
datos sobre empleo, apoyo a la educación, información y comercialización de
productos, entre otros.
Para 2017 el Comité para la conectividad en el mundo ITU (2017) presenta las
estadísticas a nivel global, destacando que la edad promedio de usuarios está entre 15
y 24 años. De 104 países que participaron en el estudio más del 80% de su población
está en línea. En los países desarrollados el 94% de los individuos usan el internet y
son jóvenes de 15 a 24 años, comparado con el 67% de habitantes de países en sub
desarrollo y solo el 30% de países con escaso desarrollo. Tan solo de los 830 millones
de gente joven que está en línea, 320 millones (39%) están en China e India. Según
este estudio, los jóvenes que utilizan internet representan uno de cada cuatro de los
individuos que usan la red a nivel mundial ( ITU, 2017).
Para el caso específico de México el Instituto Nacional de Estadística y Geografía
(INEGI) en su informe del 15 de mayo de 2017 presentó los siguientes datos:
Al segundo trimestre de 2016, el 59.5% de la población de seis años o más en
el país se declaró usuaria de Internet.
El 68.5% de los cibernautas mexicanos tienen menos de 35 años. El 47.0% de
los hogares del país tiene conexión a Internet. El uso de Internet está asociado
al nivel de estudios; entre más estudios mayor uso de la red.
Internet se utiliza principalmente como medio de comunicación, para la
obtención de información en general y para el consumo de contenidos
audiovisuales.
Los usuarios de teléfono celular representan el 73.6% de la población de seis
años o más, y tres de cada cuatro usuarios cuentan con un teléfono inteligente
(Smartphone) (INEGI, 2017).
En este sentido, el uso de las TIC se encuentra cada vez más difundido tanto por la
aparición de nuevos dispositivos como por la reducción de costos asociados.
El acceso a esta tecnología es predominante entre los jóvenes del país. Si como se
indicó, poco más de la mitad de la población de seis años o más se declaró como
usuaria de Internet, entre los individuos de 12 a 24 años, las proporciones son
superiores al 80 por ciento, es decir, que entre los jóvenes es habitual el uso de
Internet.
Considerando grupos quinquenales de edad se pueden resaltar ciertos aspectos.
Mientras que poco más de la mitad (53.1%) de los niños de entre 6 y 11 años señaló
utilizar Internet con cierta regularidad, entre los adolescentes de 12 a 17 años la
proporción alcanza el 85.5 por ciento, proporción semejante a la observada para
individuos de entre 18 y 24 años (85.0%). Incluso para el grupo de edad de 25 a 34
años tres de cada cuatro individuos declararon utilizar Internet (74.3%) ( INEGI, 2017).
En la era del conocimiento, el acceso a Internet se encuentra asociado de manera
importante con el nivel de estudios. De la población que tiene formación superior
(licenciatura o posgrado), nueve de cada diez ha incorporado el uso de Internet en sus
actividades habituales; cuatro de cada cinco de los que cuentan con estudios de nivel
medio superior (preparatoria o equivalente) también lo hacen así, y con nivel básico
(primaria o secundaria) resultan poco menos de la mitad (48.7%).
Para actividades de apoyo a la educación el porcentaje alcanza poco más de la mitad
(51.8%), aunque cabe tener en cuenta que una proporción importante de la población
objeto de estudio ya no se encuentra en situación de asistencia a la escuela (71.1%)
(INEGI, 2017).
En este contexto de auge del uso de internet a nivel mundial y nacional, en el entorno
educativo se identificó que la evolución tecnológica había tenido una convergencia
entre la televisión, Internet, los dispositivos móviles y los videojuegos generando
escenarios de formación denominados de aprendizaje universal ( Fernández, 2010) buscando
que los procesos de enseñanza-aprendizaje no se quedaran atrás, sometiéndolos a una
acelerada adaptación a los avances, implicando la aplicación de metodologías de
formación adecuadas en las que se preveía el equilibrio entre la información, el
conocimiento, la comunicación y la producción del mismo conocimiento.
Las sociedades actuales son lo que son por el creciente protagonismo tecnológico que
existe, sin embargo, no debe perderse de vista que las TIC no son la solución a todos
los problemas y que son herramientas que nos permiten explotar diferentes rutas y
acciones por experimentar, sobre todo en el ámbito educativo, donde el foco de
atención está en los retos del desarrollo de habilidades y destrezas que son
susceptibles de computarizarse como la creatividad o la inteligencia social (Cobo, 2016).
Es ante estos elementos, que el presente documento esboza de manera generalizada
la implicación de las TIC en la educación y cómo distintos autores han reportado,
abordado o proyectado sus usos o aplicabilidad en la educación.
La metodología empleada para el desarrollo fue de tipo documental conduciendo a un
proceso basado en la búsqueda, recuperación, análisis, crítica e interpretación de
datos, por lo que las fases heurística y hermenéutica se ven reflejadas en el trabajo
desarrollado.
Las TIC en la educación: Alcances
Dussel y Quevedo (2010)
hablaron de las ricas experiencias en materia de introducción de TIC
en los procesos de enseñanza aprendizaje, refiriendo que la mayoría de las veces,
estos programas de formación eran empujados por una fuerte presión social y
económica para que las tecnologías se incluyeran en la educación.
Asimismo, Laviña (2010) hizo hincapié en la importancia que las universidades españolas y
latinoamericanas daban a la difusión en implantación plena de las TIC en todas las
áreas y actividades de la universidad, tal era el caso de los procesos investigativos,
docentes y de gestión, promoviendo las redes de conocimiento, los recursos de
aprendizaje e investigación y los servicios telemáticos como elementos que se hicieran
habituales en las comunidades universitarias.
El informe Horizont (2010) escrito por García, et al (2010) proyectó los alcances de las tecnologías
en el ámbito educativo desde las siguientes posturas:
Los procesos de producción y difusión de contenidos se facilitan en múltiples
formatos, multiplicando la cantidad de recursos explotables en línea, implicando
un cambio en la percepción, valoración y producción de conocimientos.
Las tecnologías afectan profundamente las formas de trabajar, colaborar,
comunicarnos y seguir avanzando, se abren nuevas brechas y se disminuyen
otras, dando lugar a nuevos escenarios potenciales de desigualdad.
La tecnología no solo es un medio de capacitación para los estudiantes, sino
que se convierte en un medio de comunicación y relación, así como en una
parte ubicua y transparente de su vida.
El recelo que los docentes y las instituciones en sí mismas sienten hacia el uso
de las TIC se va perdiendo progresivamente, así, son cada vez más numerosos
los docentes que comienzan a utilizar en sus prácticas educativas distintos
recursos tecnológicos.
La forma de visualizar los entornos de aprendizaje cambió, dando apertura a la
interdisciplinariedad y la colaboración virtual, difuminándose las fronteras entre
ambos mundos.
Las tecnologías que se usan se basan cada vez más en la nube y la idea de
centralización tecnológica tiende a desaparecer. El almacenamiento de datos, la
forma en que se comparten, el acceso a aplicaciones se mueve de los equipos
personales a una estructura montada en la nube.
Claro (2010)
en su publicación titulada Impacto de las TIC en los aprendizajes de los
estudiantes. Estado del arte, después de un análisis realizado a la literatura hasta esa
fecha concluyó que aún no había evidencias positivas sobre el impacto de las
tecnologías en el aprendizaje, ya que muchas de las veces los resultados presentados
en los productos de investigación eran contradictorios y obtenidos en circunstancias
demasiado específicas, por lo que no podían realizarse generalizaciones. La autora
planteó la importancia de considerar tres dimensiones al momento de realizar
investigación sobre el impacto de las tecnologías y estas tenían que ver con: la
relación entre el tipo de uso de TIC y los resultados de aprendizaje en las asignaturas;
otra dimensión referida a las condiciones escolares y pedagógicas en que se usan las
TIC y por último la referida al papel que juegan las características sociales (capital
cultural, capital social y capital económico) e individuales (género, capacidad cognitiva
y actitudes) del estudiante en su apropiación y uso de las tecnologías.
Por otra parte para el año 2011 y 2012 aparecieron publicaciones donde se hablaba de
teorías como el conectivismo, que trataba de abordar la incidencia de la web 2.0 en el
proceso de enseñanza-aprendizaje desde una postura post constructivista (Sobrino-Morrás,
2011 Zapata, 2011 Gutiérrez, 2012 Siemens, 2012
; ; ; ).
Un tema más asociado a los alcances de las TIC en el ámbito educativo ha sido el
referido a las competencias digitales desarrolladas por los estudiantes, en este
sentido Arras, Torres, y García-Valcárcel (2011) manifestaron con base en un estudio cuantitativo,
que la percepción de los estudiantes sobre el manejo de TIC es sobre valorada para
hacer frente a la integración de las herramientas tecnológicas en los procesos de
aprendizaje. De alguna forma estas son integradas mayormente en sentido social y
solo como consulta, son poco usadas en la colaboración, construcción y exhibición de
conocimiento postura coincidente con Adell (2011).
Otro alcance observado fue la creciente posibilidad de interacción entre quienes
participaban en ambientes de formación on-line donde, a mayor presencia de TIC, la
interacción se incrementaba, lo anterior fue reportado por Flores y De Arco (2012).
Para el año 2013 Reig y Vílchez (2013) presentaron el libro denominado Los jóvenes en la era
de la hiperconectividad: tendencias, claves y miradas, texto donde se plasmó la
perspectiva de los autores respecto a los alcances de la tecnología, reflejados en la
presencia y manipulación de los teléfonos inteligentes destacando la posibilidad de
conexión permanente a las redes sociales siendo elementos potencializadores de la
sociabilidad de los seres humanos, movilizando su desarrollo cognitivo, proceso de
individualización y desarrollo moral.
La masificación de la educación se hace presente gracias a la expansión y facilidades
permitidas por la WEB 2.0 dando paso a los Cursos Abiertos Masivos (MOOC, por sus
siglas en inglés), este hecho permitió que un considerable número de personas
accediera al conocimiento sin necesidad de ser parte de una institución con la que
debía coincidir en espacio y tiempo. Este tipo de cursos permitió mayor inclusión a la
formación y la especialización disciplinar en función de los intereses de quien
participara en ellos.
Como se ha descrito en los párrafos anteriores los alcances que las TIC representan
para la educación son mayúsculos, identificados desde la infraestructura que implican,
la teoría o teorías desde las que se investiga, las competencias que han implicado en el
desarrollo de los estudiantes y docentes o los ambientes de aprendizaje que
posibilitan, sin embargo, también es necesario hacer conciencia de que las tecnologías
no son la solución a todas las necesidades o problemáticas que se presentan en el
contexto educativo y que aún quedan muchos caminos por recorrer.
Limitaciones
Muchos son los discursos que se han extendido afirmando sobre los profundos cambios
que las TIC han significado para el ámbito educativo, sin embargo, dichos cambios no
han sido tan inmediatos, automáticos o beneficiosos como se nos ha hecho creer,
puesto que el estudio de Gutiérrez, Palacios, y Torrego (2010) se reportó la apatía de los
estudiantes, sus pocas competencias o habilidades digitales, la neutralidad ante la
innovación que se les presentaba, la falta de innovación metodológica que diera uso
adecuado a las tecnologías y no únicamente significaran la panacea que aliviaría de
todos los males que se presentaban a la educación en esos momentos. Dichos autores
indicaron que la Universidad del siglo XXI no se conseguiría adaptando las nuevas
tecnologías a los viejos paradigmas educativos, sino aportando a la educación el
significado auténtico de la comunicación como transformación y cambio, para acceder
a la sociedad del conocimiento compartido ( Gutiérrez, Palacios, y Torrego, 2010).
Por su parte Villanueva y De la Luz Casas (2010) afirmaron que la presencia de soportes
tecnológicos que permitieran el envío rápido de la información y la capacidad
exponencial de reproducción de esta no era garantía de que el aprendizaje se
produjera y mucho menos que se generara nuevo conocimiento, por lo que sugirieron
la necesidad de diseñar actividades que promovieran el desarrollo de competencias
digitales.
Las limitaciones respecto a las TIC en la educación también fueron visualizadas desde
la capacidad de alfabetización digital de los estudiantes de nivel superior, a decir
de Adell (2011) los estudiantes universitarios están alfabetizados digitalmente en función
de perseguir sus propios fines: el ocio, el tiempo libre o las relaciones sociales, sin
embargo, si esta capacidad la asociamos al dominio de las técnicas, los
procedimientos, los procesos o las tecnologías para aprender, o la creación de
conocimiento, entonces habría que ponerlo en tela de juicio.
El análisis regional del Informe Horizon del NMC (Horizon, 2013) presentó una serie de diez
retos significativos para la adopción de tecnologías en la educación que por sus
descripciones para fines de este documento han sido tomados como limitantes:
1. Escasa creación de modelos de educación flexibles.
2. Al parecer son pocos los académicos que están utilizando tecnologías
significativas para el aprendizaje y la enseñanza, y para organizar sus
investigaciones.
3. Existe un retraso de métricas de evaluación apropiadas respecto a la
emergencia de nuevas formas escolares de autoría, publicación e investigación.
4. Deficiente formación continua en el uso didáctico de las TIC y estimulación de la
innovación colectiva.
5. Todavía no hay datos suficientes en la formación del profesorado donde se dé fe
de que la alfabetización digital continúa aumentando su importancia como
competencia clave en cualquier disciplina y profesión.
6. Poco fortalecimiento en la infraestructura para mejorar la cobertura de Internet,
el acceso gratuito en espacios públicos y dotar de equipamiento gratuito o con
costos bajos con fines educativos.
7. Las organizaciones no están establecidas para promover la innovación en la
enseñanza.
8. Promoción de aprendizaje mixto, presencial y mediado por TIC.
9. Poco fomento a la conformación de comunidades educativas-social-culturales.
10. Los propios procesos y prácticas educativas limitan una mayor adopción de
nuevas tecnologías (Horizon, 2013).
A decir de Mominó y Sigáles (2016) en el ámbito educativo es donde debiera hacerse más
evidente el conjunto de transformaciones tecnológico-sociales puesto que en este
contexto es donde se producen y socializan los seres humanos. Sin embargo, la
promesa de las tecnologías informáticas en red dista mucho de haberse cumplido con
la amplitud prevista. Lo anterior, debido a que entre las habilidades tecnológicas de los
llamados nativos digitales se interpone la práctica educativa obsoleta, los principios
organizativos, las culturas obsoletas de la enseñanza y las dificultades inherentes a la
creación de nuevos aprendizajes (Mominó y Sigáles, 2016).
Parte de las limitaciones que se han descrito pueden sintetizarse en los siguientes
puntos:
El equipamiento tecnológico o instrumental no asegura, ni es suficiente para,
avanzar en los cambios más sustantivos en la formación de los individuos de las
nuevas generaciones.
Asimismo, no puede pensarse en que un sistema educativo carente de
tecnología sería exitoso, por el contrario, nos estaríamos refiriendo a un sistema
desconectado.
Para incorporar la tecnología es necesario identificar los hábitos que causan
problemas y que derivan de las condiciones contextuales y culturales que
demandan mayor tiempo y complejidad cognitiva, que el simple hecho de dotar
de infraestructura.
Prospectiva
Las tecnologías en la educación abren diversas puertas y a la vez significan una
enorme cantidad de retos, la idea es que a través de estas pueda crearse conocimiento
que se extienda de forma sustantiva y flexible, operacionalizándose según el contexto
en que se vea inmersa, relacionándose con adaptación, modificación, negociación,
exportar, combinar, editar, criticar, ampliar, en fin; una serie de conceptos que se
trasladen a la no linealidad del aprendizaje que se suscita a partir del uso de estas,
dando apertura a la revisión de aprendizajes, a la corrección, deconstrucción, etcétera
(Cobo, 2016).
Aplicaciones, infraestructura e individuos conviven en un mundo permeado de
virtualidad y tecnología que exige que el aprendizaje trascienda del simple uso
curricular de los dispositivos, reconociendo los procesos de creación del conocimiento
que se generan también más allá de los contextos formales.
Día a día se gestan conceptos que tratan de explicar o dirigir la penetración de las
tecnologías en la educación, se habla de la curación de contenidos, de los entornos de
aprendizaje personalizado, la gamificación como un proceso de aplicación de lógicas y
dinámicas de juego a cosas que en principio no lo son, entre otros.
Por ejemplo: de la gamificación se dice que su potencial según el reporte Horizon
(2011)
alcanzará su máximo apogeo en el 2020, el objetivo central de esta técnica es
motivar, divertir y generar conocimiento a través de reglas de juego que involucren
acciones de aprendizaje en mundos virtuales u otros ambientes que permitan la
creación de conocimiento.
El impacto de la tecnología en la educación es tal que deben establecerse una serie de
indicadores internacionalmente comparables y relevantes desde la política educativa,
con la finalidad de contribuir al establecimiento de criterios de referencia para hacer
seguimiento a las iniciativas de integración y acceso de estas herramientas (UNESCO,
2013
).
A raíz de la evolución tecnológica, también se requiere que los estudiantes desarrollen
nuevas competencias cognitivas relacionadas con la gestión de la abundancia de datos
disponibles en la denominada sociedad de la información: capacidades de filtrado de
datos, pensamiento estadístico, análisis y visualización de la información, pensamiento
flexible e incluso un entrenamiento para tener la capacidad de desconectarse.
CONCLUSIONES
Como se ha descrito ya, la literatura nos ofrece un cúmulo de información desde la que
pueden deducirse los alcances, limitantes y el futuro de la educación y la implicación
de las tecnologías en ella. En este sentido, es importante resaltar que la evolución de
la tecnología no es del mismo ritmo y velocidad que el de la educación, es bien sabido
que esta última aún esta retrasada y que son múltiples los factores que frenan su
avance, no se diga a la par, pero sí al menos más rápido y significativo.
Como consecuencia de lo anterior, la sociedad del conocimiento exige cada vez más
individuos con capacidades complejas mejor y altamente desarrolladas. Sin embargo,
los estudiantes denominados millenials que se supone corresponderían a estas
exigencias, aún distan de lo que en el discurso se plantea, puesto que sus capacidades
no alcanzan a dimensionar el aporte de los nuevos entornos con recursos cada vez
más sofisticados para la colaboración, representación y generación compartida del
conocimiento.
Si bien las tecnologías pueden observarse como una oportunidad de respuesta a las
demandas de formación cada vez más amplias y diversificadas, también debería
institucional e individualmente ofrecerse soluciones innovadoras y sostenibles que
brinden alternativas de calidad en aspectos críticos para el sistema educativo.
La retórica que se ha manejado a lo largo de los años en términos de los alcances,
limitaciones y prospectiva de las TIC en la educación no ha variado demasiado, se
sigue incurriendo en los discursos del qué debiera ser y no del cómo hacerlo, la
mayoría de reportes manejan información referida a la infraestructura, capacidad de
conectividad, uso de las redes sociales, edades de los individuos que acceden a las TIC
y usos, sin embargo, es necesario ahondar en investigaciones que den cuenta empírica
de los alcances, limitaciones y prospectiva de las tecnologías en la educación.
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