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Envejecimiento e Institucionalización Geriátrica, Capítulo Del Dr. Daniel Matusevich

1) El documento analiza el fenómeno del envejecimiento y la institucionalización geriátrica desde perspectivas médicas, sociales y psicológicas. 2) Explica que el aumento de la esperanza de vida ha llevado a un crecimiento y envejecimiento de la población, con una mayor proporción de personas mayores de 65 años. 3) Señala que aunque la institucionalización a menudo se relaciona con el envejecimiento, las causas son complejas e incluyen factores físicos, psicológic

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Envejecimiento e Institucionalización Geriátrica, Capítulo Del Dr. Daniel Matusevich

1) El documento analiza el fenómeno del envejecimiento y la institucionalización geriátrica desde perspectivas médicas, sociales y psicológicas. 2) Explica que el aumento de la esperanza de vida ha llevado a un crecimiento y envejecimiento de la población, con una mayor proporción de personas mayores de 65 años. 3) Señala que aunque la institucionalización a menudo se relaciona con el envejecimiento, las causas son complejas e incluyen factores físicos, psicológic

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Envejecimiento e

institucionalización geriátrica

Dr. Daniel Matusevich

"Al final de mi calle estaba el Hogar del Condado, un


inmenso asilo amarillo cuyo edificio se elevaba entre
huertos y prados, rodeado por un muro de piedra
arenisca tan bajo por un lado, que hasta un niño po-
dría encaramarse hasta arriba, pero que por el otro
tenía una altura de ocho o nueve metros. Hoy en día
me asombra que aquello fuera así, que los terrenos
del asilo estuvieran tan profundamente hundidos y
alejados... Pero en aquel entonces me parecía perfec­
tamente natural, una temible fosa cuyo profundo es­
pacio se correspondía �on la fosa de tiempo en la
que los viejos (a quienes se podía ver dando vuelta si­
lenciosamente en torno a la sombra de unos árboles)
habían caído por alguna razón que nunca podría lle­
gar a afectarme a mí. Me parecía increíble que yo pu­
diera llegar a su condición, tan increíble como que
pudiera caerme del muro y desnucarme".
John Updike

1. Introducción

LA VEJEZ EN TANTO OBJETO DE ESTUDIO PUEDE SER ABORDADA


desde distintos ángulos, cada uno de los cuales mostrará y
enfatizará diferentes aspectos de la misma. Estos diversos
enfoques y perspectivas contribuyen, a partir de sus inter­
pretaciones y esquemas clasificatorios, a conformar una tra­
ma de significaciones en la que se va tejiendo la identidad
social de este grupo.

- 117 -
Este t1·ab<:1jo se plantea un r·ecor1·ido <:l través de los dife-
1·entes aspectos que configuran el universo del viejo institu­
cionétlizado, él partir de una investigación realizada en dis­
ti11tas instituciones ge1·iát1·icé1s ele la ciudéld de Buenos Aires.
El n1isn10 toma con10 ele111entos de 'tnálisis las Vé11·iables qt1e
11emos considerado mas significativas: los aspectos n1édicos,
sociales y psicológicos que ca1·acterizan este fenómeno.
A parti1· de los datos recogidos elabo1·amos algunas hi­
pótesis que intentan dar cuenta ele las distintas instancias
en to1·no a la vejez y su relación con la institucionalización
ge1·iát1·ica, pa1·a intenta1· echa1· luz sobre esta cuestión que,
sin duda, a 111edida que pasa el tiempo adquiere cada ºvez
mayo1· relevancia a la 1101·a de pens<:1r la inserción social de
este sector de la población.

2. Aspectos demográficos

Saben1os qt1e los avances científicos y los progresos so­


cie,1les ele nuestra época han originado un aumento del pro­
meelio ele vida que queda reflejado en dos fenómenos de-
1nog1·áficos inte1·relacionados: el crecitniento y el envejeci-
1niento de la polJlación.
Los progresos de la 111edicina 11an facilitado el cont1·ol de
111ucl1as epiclemias e infecciones, la posibilidad de cura1· en­
fe1·1nedades que en otras épocas ei·an n1orté1les, la disminu­
ción ele lt:1 i1101·t,1liclad infantil y el cont1·ol de la natalidad,
ent1·e ot1·os.
Poi· ot1·0 lado, ent1·e los progresos sociales, debemos
mencionar los programas de seguridad que han permitido
la posibilidad de un rnayor acceso a los cuicléldos médicos,
así como el n1ejora111iento de las condiciones de trabajo, vi­
vienda, ali111entación e 11igiene.

- 11 8 -
1,as consecuencias del �1u111ento del p1·c)111eclio de años
ele vidél oc:asi<)n,1, co1110 se mencion<11-,l ante1·io1·mente, el
'lt11nento y el envejecimiento de la p<)l1l,1cié)n. Se ve1·ifica el
inc1·en1ent<) paulc.1tinc) de lél p1·opc>rc�ié>r1 de pe1·sc>nas de 65
años o i1·1ás, c1ue en nt1est1·c) país se é1cerc<1 al 8o/o de lc.l po­
})l,ición. CalJe n1encioné11· que pode111<)S h'lbl<1r de pobla­
ción envejecida cuando le:t p1·oporción de pe1·son<:1s n1ayo­
res ele 65 añ<)S supe1·a al 7°/o ele 1<:1 p<)l1l<lcié)n t<)tal 1.
Asin1isn1<) se asiste C:l <)t1·0 fenó11·1eno que consiste en el
envejecimie11to de la población vieja. H<1t1se1· sostiene que
vivin1os en t.in ''mundo encanecido'', algt1nos inclt1so hé1-
}Jlt:1n de la lJa1·re1·e:1 divisoriC:l de los 75 años qt1e sepe:11�1 <l los
llc. jóvenes ''iejos de C:1quellos co11ocidos come) ''iejos­
\riejc>s, qt1e sería11 los n1ás afectel. elos p<)1· l<l i11c,1paci<l.ad físi­
ca, pc)r la enfer111edad c1·ónica y pc>1· lc.1 dependencia. Den­
tro de este st1l)grt1po preelo1nin<-ln 1�1s n11.1jeres, CU)'<l p1·opc)1·­
cióh tiende a at1111entar él 1nediela qt1e a,r,_lnza I,1 edad2.
El en,1ejecin1iento ele 1�1 polJlé1ción es tC-ll qL1e pe:1ra expli­
car estos ce:1n1bios se l1�tbla ele Jc.1 inversión de la pirámi­
de poblacional. En tanto fenón1eno s<>· c�ial, lc.1 vejez plan­
tea t1na cuestión a la conciencic.1 colecti\ra, n1ient1·,1s qt1c t1·<:1-
dicional1nente se la c.1sc)cii1ba únicc.11nente a un fenór11eno
indi,ricl11�1l.

3. Envejecimiento e institucionalización:

Toda definici()n de vejez qt1e considere sé>lo a los c:<.1rn­


bios co1·pc)1·<1les 1·est1lt(l parcialn1ente e:trbit1·a1·ia; la vejez, c<>-
1110 1�1s ot1·<1s eté.lpas (ie 1<:1 \'ida, es tc.1mbién tJnél construc<"'ié>n
social e histó1·ica )' p(>see el signific�Ldo qt1e el 111oclel<) ct1l­
tt11·<.1l vigente da c.1 los p1·()<�esos biológicos que lél cé.1rc.1cte1·i­
Z<tn.

-119 -
Cuando hablamos de envejecimiento debemos tener en
cuenta la variable cronológica, dada por los ritmos biológi­
cos, la variable psicológica, verificada por la posibilidad de
responder a las presiones sociales; y la variable sociológi­
ca, determinada por el g1·ado de participación de un indivi­
duo en el entramado social. La síntesis de estas variables
nos dará una constante que nos permitirá evitqr enfoques
reduccionistas al acercarnos a este tema.
En . nuestra sociedad es muy frecuente relacionar enveje­
cimiento con institucionalización; el rápido crecimiento de
las residencias geriátricas constituye una de las característi­
cas que marca el ritmo de los tiempos que nos toca vivir.
La atención a este sector de la población se profesionaliza
cada vez más, estando en manos de asistentes sociales,
acompañantes terapéuticos y personal de cuidados especia­
les, dejando así de lado lo que esta más relaciona.do con lo
afectivo y familiar, si se quiere, con lo artesanal de hacerse
cargo de los que están envejeciendo o de los que quizás ya
enve1ec1eron.
• •

La proliferación de residencias no puede ser explicada


solamente por el mayor numero de viejos, pensar esto se­
ría simplificar demasiado la cuestión; tenemos que tener en
cuenta motivos sociales, económicos, culturales, políticos,
psicológicos y demográficos que configuran un panorama
por demás complejo y difícil de abarcar. ·La sola existencia
de los establecimientos geriátricos ejerce una presión muy
fuerte a la que es muy difícil sobreponerse para gran parte
. .

de la población de viejos, ya que muchas veces terminan


siendo ellos mismos los que se someten al ''rito.de separa­
ción'' que implica el ingreso a una institución.
Las causas de este fenómeno son muy variadas y de di­
verso tipo, podemos reunirlas en tres grandes grupos:
1) Causas fisicas: representan el 75°/o del total de las

- 1 20 -
institucionalizaciones, merecen mencionarse especialmen­
te:
• Las consecuencias de los accidentes cerebro-vascula-
res
• Las discapacidades motoras (secuelas de fracturas,
Parkinson, artrosis graves)
• Los procesos con déficit cognitivos (demencias)
• Los trastornos sensoriales (visuales, auditivos)
• La diabetes.
2) Causas psicológicas: dentro de este grupo encontra­
mos:
• los temores a morir abandonado
• los sentimientos de representar una molestia para los
demás
· • trastornos afectivos
trastornos ps1cot1cos cron1cos
. / . """ .

• neurosis y trastornos de personalidad


3) Causas sociales: cabe indicar:
• los problemas de vivienda
• la falta de cobertur,1 médica domiciliaria
• abandono familiar
• · falta de seguridad social
Este tipo de situaciones produce un desequilibr. io fami­
liar debido .a las necesidades especiales del viejo en cuan­
to a cuidados y a rehabilitación; hay una especie de con­
senso general de que la recuperación tiene que llevarse a
cabo en una institución que facilitaría las cosas en relación
al reestablecimiento de funciones. Está demostrado que las
internaciones breves con fines de rehabilitación son mu­
chas veces la antesala de la internación definitiva, ya que,
entre otras cosas, se pierde la capacidad de habitar la pro­
pia casa y de desenvolverse en el mundo
Encarar un proceso de recuperación domiciliaria presen-

- 1 21 -
t�1 clos inconvenientes significati\'OS: poi· un lado, es muy
011e1·os<·> y poi· el otro, no es le) suficientemente conocido
poi· lc)S p1·ofesioné1les t1·é1tantes que mt1y f1·ect1ente111ente
piens(:ln como única opción <.l la instituciont:1lización. Mu­
c}1,1s veces se <1duce 1<1 necesidael de que el lugar de resi­
clencia p1·esente característict:1s é11·quitectónicas especiales,
C<)t11() si t·ue1·,1 i111p()Sible moelificar el p1·opio don1icilio del
viejo en 1·elt:1ción él sitt1aciones co1no pueden se1· el baño, la
C<)Cin,1 o lt:1s esc<1leras. Lel11· plantea que los conocin1ientos
en este can1po dejan bast<:1nte que clesear. y<1 que los pro­
t'esionales ele este 1·an10 Ct:,11·ecen de unél �1dect1adt:l fc>1·111a­
cié)n ge1·ontológica3. El <1111biente t:1elect1aelo pé11·t:l la vidél ele
un viejo es mt.1cl10 1nás qt1e 1(:1 li111piez<1 y los diseños t:lr·qui­
tectónicos de ª''anz,1da.
El G.lnálisis ele 1<1s eliversas catlSélS ele institucion<1lizé1ción
pc)ne de n1cl. niti' esto qt1e las 111is111<1s están 111uy inter1·elacio­
n<.1cl<:1s, sie11do t11t1cl1e:1s veces elit!cil clete1·minar específic<1-
111ente por· qué se institucionaliza él un viejo Lowentl1al
pl,1ntea que la institucionalización se prodt1ce en la i1·1ayo-
1·ít:1 de l<)S ct:1sos ct1<:1ndo la pe1·sona a Cé11·go del ct1ielaeio del
viejo se élgot() física, e111ocion,1l o fin,1ncie1·amente, 111ás que
en 1·el,1ción él t1n e111peo1·a1niento de 1�1s condiciones elel vie-
,

jo-t: el sistema de sostén es el factor critico en la insti-


tucionalización y no la enfermedad física o mental. Al­
gu n()S élt1to1·es sostienen qt1e el cuielado f,1 111ilia1· ele los vie­
jos clependientes y elébiles esta relacio11,1elo sol�1111ente con
la c1·isis econó111icé1 y con 1::1 c1·eencit:1 de qt1e ésta es la fo1·-
111a 111ás })aratél ele 1·esolve1· el p1·oblemé1.
C1�ee1TIOS qt1e se elel)e dife1·encia1· el Cll ida do fc.1n1ili(:ll" del
ct1iel,1elo en fa111ilié1, en el cu,11 se intenté.lfÍél 1·esolve1· las ne­
cesicit. elel \riejo sin cleterio1·,lr el nivel ele vida de los 1·es­
t�1 ntes n1ie111b1·os clel n(1cleo, atendiendo ::1 las necesidé1cles
ele t<)el<: el gi·upo, sin Cé1 e1· e11 conclt1ctas este1·eotipadé1S co-

- 1 22 -
n10. pc>drían ser· que las 111uje1·es se tienen que hace1· cargc)
de le:1s personas dependientes o qt1e a los va1·ones les cotn-·
pete la 1·esp<Jnsabiliclt:1c.l económice:1
Se:1bem<)S que un gr<:1n nú111er<) · ele viejos que ¡)adece11
ti·<:1sto1·nc)S físicos, psicológicos o sociales nunca ingresa a
un ge1·iát1·ico, lo que nos pe1·mite pensa1· qt1e qt1izás sea la
n1�lnera en que se enlC:lZC:ln estos f,1cto1·es la que define el
clestin<) vital del \riejo. Resulta interesante 1nencione:11· que
en los Este:1dos lJnidos se estirne:1 que po1· cada persona in­
g1·esada en una residencia, ot1·C1: s clos o más, tan1bién in<:a­
pacitC:l<las, viven con su fa111ilia y son atendidas po1· la 1nis­
n1a.
Nuest1·a expe1·i.encia ele entrevista1· a viejos revela que los
111is1nos en pri111e1· lt1g<.11· dese,1n vivir con l<)S hijos y C<)n los
nietos, er1 segundo lt1gar p1·efie1·en lél C<)nvivencia con el es­
poso o espc)sa seguido poi· 1"1 vida en soledad CC)1nbir1�1da
con ten1poradas en le:1 casa ele los 11ij<)S, y poi· (1ltimo eligen
vivir en una residencia5.

4. Muerte social e institución total

Existen diversos conceptos 1·elacionados con la institu­


cionalización. Poi· tin le:1clo, el f"enómeno descripto con10
111ue1·te sociC:1l, junto e:1 la 1nuerte biológit�a, o sea la clesapC:1-
1·ición fáctica de 1<1 pe1·sona. Frente a la destrt1cción física
propt1est'1 pc)1- la mt1e1·te biológica la 111uerte soci<ll resp<)n­
de con el <ln()nimato i1npe1·so11al, la cosific�1c�iór1 y la supre­
si()n del pélpel S<)CÍGll ·p<)t· deg1·adac·ión. Ai11bas mt1e1·tes coin·�
ciden en el G1isl�1�11iento qt1e frecuentemente les <)pone
nt1est1·a sociec1ad, po<:o p1-cJclive a acept�lr aql1ello que t�<Jn­
sicle1·<.1 una (lesviación de la no1·1na soci�ll y que es vi,rid<)
co1110 t1n<1 a111e11,1za, Y'l qt1e l't iclentificación con los qt1e es-

- 1 23 -
tán envejeciendo y con los que están muriendo está llena
de dificultades para los que pertenecen a otros grupos eta­
6
rios .
Por otro lado, resulta sugerente analizar a los geriátricos
desde los lineamientos teóricos de Erving Goffman, quien
sostiene que dichas instituciones fueron erigidas para cui­
dar a las personas que parecen ser incapaces e inofensivas,
las coloca dentro del grupo de las instituciones totales7:
aquellas que tienen una tendencia absorbente y totalizado­
ra, con obstáculos que se oponen a la interacción social
con el exterior. El atributo central para comprender el fun­
cionamiento de este tipo de instituciones es que en ellas se
rompe la lógica de la vida cotidiana: todas las actividades
se desarrollan en un mismo lugar; no existe separación es­
pacial, una misma autoridad rige para todo, las personas es­
tán permanentemente acompañadas por otras personas, ha­
ciendo juntas lo mismo, las actividades están · programadas
y la secuencia de las mismas es impuesta a través de nor­
mas explícitas y del personal especializado; el plan de ac­
tividades responde a los objetivos de la institución, sin dis­
criminar de acuerdo a necesidades específicas y personales.
Goffman señala que como consecuencia de todo esto, la
actividad principal del personal que trabaja en estas institu­
ciones es la vigilancia: controlar que todos hagan lo que se
les exige y evitar que se perturbé el clima de sometimien­
to general.

s. Análisis de los datos. Discusión

En cuanto al aspecto técnico del ti·abajo, resulta necesa­


rio aclarar que el estudio realizado fue de tipo descriptivo,
se utilizó como instrumento de recolección un cuestionario

- 1 24 -
estructurado, con preguntas simples y múltiples. Se encues­
tó al total de la población de los tres geriátricos selecciona­
dos en el área de Capital Federal. El trabajo de recolección
de datos se efectuó entre enero y marzo de 1996.
El total de casos estudiados fue de 59 viejos de ambos
sexos distribuidos en las tres instituciones mencionadas. En
relación a estas últimas cabe destacar que se ubican en un
nivel socioeconómico medio-alto, en los barrios de Villa
Urquiza y Constitución. Como características salientes, pre­
sentan habitaciones privadas y semiprivadas de hasta tres
camas, comedor común, espacios abiertos representados
por jardines o patios, ascensores, asistencia medica clínica
y psiquiátrica permanente, kinesiología, actividades recrea­
tivas (laborterapia, actividades musicales, lecturas. salidas
grupales).

a. Edad, sexo y estado civil

La edad promedio del grupo de viejos estudiado es de


85 años; los hombres tienen una edad promedio de 85.5.
años mientras que las mujeres tienen un promedio de 84.S
años. Del total, el 86o/o son mujeres y solo el 14% pertene­
ce al sexo masculino En cuanto al estado civil, encontramos
que un 85% de los viejos son viudos, mientras que el 10%
son solteros y un So/o son casados.
-

La primer observación que surge de estos datos es que


la población altamente predominante es la que se caracte­
rizara anteriormente como los viejos-viejos, en la cual las
mu1eres son mayor1a.
. �

Relacionando el estado civil con el sexo encontramos


que, si bien la mayoría de viejos de ambos sexos son viu­
dos, este porcentaje es más elevado entre las mujeres
(88.24°/o contra 62.SOo/o), mientras que el número de casa-

- 1 25 -
clos y solte1·os es n1�1yor entre los l101nl)1·es (12.500/o cont1·a
3.920/o casé1dos y 250/o contra 7.84 °/o solteros). (Ct1aclro N1·0
1).

CARACTERÍSTICAS DE LA POBLACIÓN
Promedio de edad: 85 años

CUADRO Nro. 1

HOMBRES MUJERES

VIUDOS 62.SOo/o 88.24o/o

CASADOS 12.SOo/o 3.92%

SOLTEROS 25.00% 7.84%

T OTAL 100.00% 100.00%

BASE: 59 CASOS

De estos 1·esulté1clos se elesp1·encle qt1e lt.1 población pre­


don1inante está con1puesté1 poi· 1nt1je1·es viudas, qt1edé.1ndo
e,1iclencit. el,1 lél longeviclt.1cl fen1eninél y pt1c1iencio conjett11·él1·
�1 lél viudez C<)1110 clesence:1clen<1nte clel proceso ele instituci()­
naliz<1ción en 111ucl1os casos. Ot1·<) elato qt1e st1rge del esta­
do civil está clt.1clo poi· que el 94.920/o de los viejos son ''it1-
cl<)S o solte1·os� lo que ei·ige a l,t soledad en t1n f<1cto1· sig­
nific�1ti\10 a 1,1 11or'1 del p<1S4:l je éll ge1·iát1·ico
�1t1cl1os '1t1to1·es sostienen qt1e el si111ple hecho ele pe1·­
n1anece1· sc)lte1·0 se consicle1·�1 condición pocc) elese�1ble, y f'i­
nt.1liz�11· lt.1 ,.·icla en una residenciél ge1·iát1·ict:1 es jt1zgado i1111-
cl1�1s \reces C<)1110 lt.1 co11sect1encia ele una vida 111C:1l 01·ient,t­
clét.

-1 26-
tJ. 11·e11zpo ele i11te1·11c;1ció11

El 83.<15 <Yo de }()S viej<)S estu(liételc_)s llevt:t 111ás ele seis n1e­
ses de pe1·111�tnenc-ia en la institt1ción, u11 12.25cyo lle\,.<-t n1e­
nos ele seis 111eses ele institucio11(:tlizé1<�i()n y, p<)1· (1lti1110, lJn
1 .69% 11ace seis 111eses qL1e está inte1·n<1ei<>. He111os consic.le-
1·(:1(lo con10 tope e.le tie111po l<)S seis 111eses debielc> '1 ql1e
c1·ee111os c.¡ue ese es t1n tie111p<) suficiente p�11·,1 1(:1 i11�1y<)1·í<t
de las inst,1n<.�i,1s 111éelicL1s qt1e reqt1ieren 1·e}1(:1 l)il it�1ción.
El 11e<:ho ele <1t1e i11ás elel 8ü<Y<i esté ,,i,1ie11cJo en el ge1·iá­
t1·ico h4:1ce n1ás de seis n1eses 11<)S 11at)l�1 (le éste ('()ITI<J 1t1g(.11· �-

clefini ti ,ro de i·esiele11ci<1, <) .�et-1 un lug;;11· ci(_>nde se cr1t1·t.1 pe-


1·0 ele don(le no se s�11e. E.� p<_)sil)le conjett11·a1· c·¡ue en el i111�1-
Qiné11·io ele 111t1ch<-)S (tr1ci�1n<.)S, el ge1·iát1·ico
�, .
es vist() co1110 lél

t1lti111<:l e ir1·e\10Céll)le est�1ci()n de la \1id�1 <) C<)t11<) cl lL1g,11· p�-


1·é1 los que S()I1 1·et�l-1<1zael<.)S por 1�1 f�1n lil i�t pc>1· es<> 111 is111<.> se

lo 1·epucli�1. Entre lc>s \,.iejos existe el prejuic·io d� q·L1e �lCJLtél


qLie ['t1e 4:1 p�ll.éll' a lJfl ge1·iát1·ico 11() es élp1·e<:Íél(j(_) O te11iclC) e11
ct1ent'1 poi· 1,1 p1·opi�1 fé1111ili'1 ele (�>1·igen, les es 111t1y elif.íc�il
(�(>1·11p1·enelc�1· e< >ncept<·)s CC)n10 re 11 �tlJilit�ll'i ó11 () dificL1lt�1cles
.
.
p�11·<:1 \' Í\1 i1· sol'<). J> <J1· C.>tl'() 1'1do, Ll fl�l \'eZ Í ng1�eS'l e.los, S()f1 1 OS
inte1·nos i11ás viejc>s l<)S <1ue descc)1·�1Z<>11L1r1 4:1 1<)S 1·ec:ié11 lle­
g,1<. con reSf)eCt<_) <l le:tS C0111lJOic:�l<�ÍC>I1eS C<.>n e] 111t1r1.el<> ex­
te1·io1· )' �l lélS r()Sihili(lé1des de \'()}\1e1· (.l \lÍ\1i1· <:tt'ue1·a. Algt1nos
ele l<.>S testin1<.>11ios recogiel<)S fue1·on: ··,1 111í t�1111lJién i11e di­
je1·c)n C.JlI e ei·�1 l1a st�l <}tI e JJll elie1·,1 \l()l,1ei· Ll ca r11in�11· ... ei·a
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(]Lle s{)l<: el 6.78'�> n<> lélS tiene, er1 u11 91 .52°/o de ]()." <�<lS<.>s�

-1 27-
están constituidas por familiares y en un 10,17 % los viejos
son v.isitados por amigos.
Si bien estos datos ponen de manifiesto la presencia fa­
miliar, un 900/o de los viejos son visitados con una frecuen­
cia semanal, literalmente en calidad de visitas'' que puede
implicar simplemente el mero trámite que representa el
aprovisionamiento de medicamentos, pañales, etc. requeri­
dos por la institución.
Es frecuente que durante la visita de los familiares se
susciten situaciones de gran tensión e incomodidad. Habi­
tualmente, las mismas se generan por el sentimiento de cul­
pa con el que generalmente se quedan los familiares al vi­
sitar al viejo, y que tiene que ver con la impresión de que
una vez finalizada la visita se lo devuelve a su soledad. Las
visitas no pueden llenar el vacío derivado d�l sentimiento
de marginación de la corriente de vida del propio grupo de
pertenencia. Así, la molestia que provoca esta tensión su­
mada al hecho de que la visita implica .tiempo, tienen co­
mo consecuencia que la distancia entre una y otra vaya au­
mentando.
Siguiendo a Vincent podemos decir que un tercio de los
ancianos ingresados en hogares y residencias reciben sola­
mente la visita mensual o trimestral de rigor8.
Dos son las conclusiones que podemos extraer del bajo
porcentaje de visitas por parte de amigos: por un lado, los
amigos de los viejos que quedan vivos también son viejos
y por el otro, el impacto que les provoca contemplar lo que
pudiera ser su posible destino hace que prefieran mante­
nerse alejados.
En algunas ocasiones es el mismo personal del geriátri­
co el que sugiere a la familia espaciar o suspender las visi­
tas para facilitar la adaptación del viejo a la nueva situación
o simplemente con el i·azonamiento de que al familiar no

- 1 28 -
le haría bien contemplar el ''espectáculo'' que representa el
viejo institucionalizado.

d. Salidas

Se entienclen por salidas las que el viejo realiza solo o


acompañado poi· sus familiares o amigos, exceptuando a
aquellas gi·u pales programadas por la institución.
Se observa que t1n 64.41 o/o de los viejos sale mientras·
que un 35.59% de los mismos no.
Frecuentemente las salidas consisten en llevar al viejo
por determinadas situaciones como cumpleaños, festivida­
des, feriados, etc. Si relacionamos esta variable con las vi­
sitas recibidas, se observa que un gi·an número de viejos no
sale a pesar de tener con quién hacerlo. Cabe preguntarse
acerca de las discrepancias en este punto, y se podrían
enumerar algunas situaciones tales como la imposibilidad
por parte del anciano en función de sus condiciones físicas
(pacientes postrados), dificultades en la deambulación que
pueden hacer engorroso para la familia el traslado, la
creencia por parte de la familia de que la institución le brin­
da al viejo todo lo que necesita, además del tiempo que
conlleva salir con un viejo, poder adaptarse a su ritmo,
tiempos, intereses, etc.
Si agregamos a esto la contraparte definida por Lieber­
n1an como efectos de la institucionalización: ''.... los residen­
tes tienden a ser dóciles, sumisos, muestran un bajo rango
de interés y actividades, viven más en el pasado que en el
futuro y muestran escasa respuesta en relación a los de­
más9, resulta un círculo vicioso que se realimenta continua­
mente. En este caso, lo que se observa muchas veces es el
peligroso efecto de la identificación con el sujeto discrimi­
nador, donde sería el inismo viejo el que muchas veces re-

- 1 29 -
chaza posibilidades reales en función de una supuesta fal­
ta de deseo o aduciendo problemas físicos.
Podemos decir que se produce un fenómeno en parale­
lo que es que a medida que el tiempo pasa y el viejo se
adapta a los nuevos códigos que representan la vida en la
institución, se va produciendo una desadaptación a la vida
en el mundo exterior, se genera así una situación de extra­
ñamiento y temor que hace que al viejo le sea cada vez mas
difícil transponer el umbral de la institución. Es entonces
que se escuchan frases como ''está mejor adentro que afue­
ra'' , ''para que lo vamos a sacar si no quiere salir''; ''lo tra­
tan tan bien''.
En un sentido más amplio no esta de más interrogarse
acerca del sentido de la salida en la institucionalización ge­
riátrica; aquellos viejos que salen solos desarrollan una sen­
sación de superioridad con respecto a los internados que
no lo hacen, provocando· una división en el grupo entre los
''sanos'' y los ''enfermos'', que genera contradicciones difí­
ciles de sostener entre el personal y en el mismo grupo de
viejos. En general se observa una especie de alianza entre
el personal de menor jerarquía y aquellos viejos con un ma­
yor nivel de autovalidez, ocasionándose situaciones difíci­
les de sobrellevar para los huéspedes más deteriorados que
pueden ser víctimas de maltratos de distinto tipo, desde no
ser atendidos adecuadamente en su singularidad hasta ser
discriminados en las distintas actividades.
Una situación habitual e ilustrativa es la ubicación de los
distintos grupos de viejos en general aquellos más deterio­
rados o que no pueden deambular por cuenta propia son
colocados en los lugares mas alejados u ocultos de la insti­
tución, lejos de la vista del resto de los internados y de oca­
sional�s visitantes, como si fuera necesario preservar a los
demás de la visión de los que son mas dependientes.

- 1 30 -
e. Patología psiquiátrica

Hemos podido obseivar que un 52.54 % de la población


analizada presenta algún tipo de desorden psiquiátrico
mientras que un 47.46 o/o esta libre de él. La amplia mayo­
ría de los viejos internados padece algún· subtipo de de­
mencia, seguido por algunos cuadros de características de­
presivas y, por último, se hallan las psicosis crónicas y los
trastornos de la personalidad.
Safford señala que resulta difícil encontrar una institu­
ción en la que la incidencia de trastornos mentales sea in­
ferior al 50%, lo cual concuerda con los datos hallados.
Asimismo, diversos trabajos informan acerca de la eleva­
da prevalencia de las demencias entre los habitantes de los
geriátricos (un 40o/o o más), siguiendo en segundo ·término
los cuadros depresivos Con una prevalencia de alrededor
del 9%. Esto puede obedecer a que entre nosotros no está
muy extendida la atención domiciliaria de las demencias,
en general frente a ese diagnóstico surge rápidamente la
opción institucional en detrimento de otro tipo de posibili­
dades que podrían llegar a presentar ventajas no sólo en el
plano médico sino también en el económico. El motivo por
el que no son contempladas estas opciones está relaciona­
do con que el compromiso familiar requerido para imple­
mentar una instancia de hospital de día junto con acompa­
ñamiento permanente de personal calificado es mayor que
el que requiere el proceso de· institucionalización, también
está demostrado que muchas veces los médicos psiquiatras
o geriatras, tal como hemos mencionado anteriormente,
desconocen las posibilidades alternativas a la institucionali­
zación y por eso no están en condiciones de sugerirlas.
Retomando los conceptos de Goffman sobre la institu­
ción total, podemos plantear que el geriátrico como tal tien-

- 1 31 -
de a exacerbar los síntomas orgánicos y afectivos ya exis­
tentes, promovidos por la monotonía, la falta de estímulos,
el aislamiento y la reglamentación que impe1·a en las insti­
tuciones geriátricas. Estas situaciones no tienen que ver ne­
cesariamente con la ausencia de actividades especiales o
con la falta de entrenamiento del personal sino que no se
debe perder de vista que la vida pasa por afuera del geriá­
trico y esto es registrado por los huéspedes más allá del de­
terioro cognitivo que pudieran llegar a poseer.
Resulta interesante revisar y vincular los factores de ries-
-

go establecidos, por ejemplo. para los cuadros depresivos


en la vejez. Así, nos encontramos con que entre los más im­
portantes se cuentan a las enfermedades físicas, el falleci­
miento o la separación del cónyuge, la muerte de otras per­
sonas significativas, las dificultades socioeconómicas y la
separación de la familia por diversos motivos. Estos facto­
res de riesgo coinciden con las causas de institucionaliza­
ción que enumeramos anteriormente, de lo cual se des­
prende que la misma podría actuar como elemento preci­
pitador y último eslabón necesario para desencadenar un
trastorno mental. ¿O acaso deberíamos incorporarla como
uno de ellos?
Otro de los interrogantes posibles es si los viejos que pa­
decen problemas psiquiátricos deben residir en institucio­
nes geriátricas junto a viejos mentalmente sanos y cuál es
el efecto de dicha convivencia. ¿estamos pensando en resi­
dencias para viejos o en gerontopsiquiátricos?
Todos sabemos de las dificultades que se plantean
Guando es necesario internar a uri viejo por una descom­
pensación psiquiátrica en un servicio de Psiquiatría, y nun­
ca falta la sugerencia de que tal vez un geriátrico sería la
solución mas apropiada.
En este sentido, podemos afirmar que las instituciones

- 1 32 -
geriátricas se han convertido en el sitio para los viejos con
trastornos mentales debido a la tendencia de los hospitales
a reducir los ingresos de pacientes viejos en los servicios de
psiquiatría y a la subutilización de los servicios ambulato­
rios por parte de esta franja poblacional.
La mayoría de los autores consultados acuerda en que
muchos de los síntomas atribuidos a los efectos de la insti­
tucionalización coinciden con aquellos que forman parte
de los diversos cuadros psicopatológicos, lo que complica
profundamente la realización de diagnósticos diferenciales.
Entre ellos, es fundamental indicar el deterioro en el fun­
cionamiento independiente que se intensifica con la insti­
tucionalización, y que Kahn define como ''discapacidad ex­
cesiva''1º. La misma se manifiesta en una amplia gama de
dificultades en el funcionamiento que exceden a las espe­
rables para una determinada condición física. El geriátrico
contribuye a su agudización, en la medida que provee de­
masiada asistencia, por ejemplo, cuando el personal se
ocupa de vestir, asear y alimentar a aquellos que pueden
hacerlo por sus propios medios, o incluso movilizar a los
viejos en sillas de ruedas cuando pueden caminar. Como
consecuencia, muchos pierden capacidades que tenían an­
tes del ingreso y se desarrolla un vínculo de dependencia
por el cual se demanda ayuda aún cuando no es necesaria.
Una vez instalada esta situación se torna bastante difícil di­
ferenciar si estos síntomas corresponden a cuadros depre­
sivos, trastornos cognitivos o son simples efectos de la ins­
titucionalización.

f Medicación psiquiátrica

La complejidad de este tema se manifiesta en los si­


guientes datos, en 1974 los norteamericanos de más de 65

-1 33-
años recibieron un promedio de 13 prescripciones por año,
esta misma encuesta mostraba que entre el 67% y el 80%
de los viejos recibió medicación, mientras que ese valor au­
mentaba hasta el 970/o al tratarse de viejos institucionaliza­
dos11. En 1986 los psicofármacos ocupaban el quinto lugar
entre las drogas prescriptas a los pacientes ancianos, si bien
las personas mayores de 65 años constituyen el 120/o de la
población total, consumen el 37º/o del total de las drogas in­
dicadas anualmente.
Siguiendo al profesor Salvarezza debemos evitar caer en
el prejuicio de equiparar vejez con enfermedad porque en­
tonces se estaría interpretando el fenómeno del e�vejeci­
miento como un problema exclusivamente médico.
Se obtuvieron datos comparativos entre la medicación
que los viejos recibían antes de institucionalizarse y la me­
dicación psiquiátrica actual (Cuadro Nro. 2):

MODIFICACIONES EN LA PRESCRI PCION DE PSICOFARMACOS A


PARTIR DE LA INSTITUCIONALIZACION
CUADRO Nro. 3

TIPO DE MEDICACION MEDICACION MEDICACION


PSIQUIATRICA PSIQUIATRICA
AL INGRESO ACTUAL .

BENZODIACEPINAS 50.84% 52.54%

NEUROLEPTICOS 20.33% 49.15%

ANTIDEPRESIVOS 6.78% 8.47%

ANTIPARKINSONIANOS 15.25% 11.86%

ESTIMULANTES DEL SNC 10.16% 1.69%

BASE: 59 casos.

- 1 34 -
Benzodiq,cepinas
Con respecto a estos psicofármacos no se observa una
modificación significativa en relación al momento del in­
greso; un 50.84°/o los recibía antes de su llegada al geriátri­
co mientras que un 52.54º/o los consumía en el momento de
la realización del estudio.
Mayoritariamente la indicación de las mismas está rela­
cionada con el tratamiento del insomnio. Las cifras encon­
tradas coinciden con las de otros estudios que plantean que
la prevalencia del insomnio entre los viejos es al menos de
un 50 °/o. Los viejos tienen un sueno menos profundo, con
despertares más frecuentes, requieren un tiempo mayor pa­
ra conciliarlo, el sueño total es menor y una vez perdido,
el tiempo que demoran en volver a conciliarlo es mayor.
Debido a que los hipnóticos más frecuentemente utiliza­
dos disminuyen el tiempo total del sueño R.E.M., al suspen­
derlos se produce un efecto rebote, con lo cual este sínto­
ma de abstinencia empeora los problemas que supuesta­
mente debiera mejorar. Asimismo, el uso continuo genera
.

tolerancia con la consecuente reaparición del insomnio y


los intentos por remediarlo con un aumento de la dosis12.
Es importante tener en cuenta la posibilidad de un cua­
dro depresivo que pudiera pasar desapercibido, situación
muy frecuente en la vejez, y que fuera éste el desorden pri­
mario que esta por detrás del insomnio. Debemos mencio­
nar que los trastornos del sueño se intensifican con la ins­
titucionalización, al provocar ésta un cambio total y contun­
dente en relación a los hábitos previos del viejo: el tener
que adaptarse a una nueva habitación, una nueva cam
. a y
probablemente la compañía de otro viejo en el mismo cuar­
to.
A su vez, la organización de la institución demanda que
los residentes se acuesten y se levanten dentro de un hora-

- 1 35 -
rio común que es el del geriátrico y no el del viejo con lo
cual lo que se medica no es el insomnio sino las dificulta­
des para adaptarse a las normas de la institución.
El abuso y la dependencia a las benzodiacepinas son si­
tuaciones relevantes en la población de viejos debido a que
su uso prolongado es muy frecuente en este grupo etario.
Son conocidas las complicaciones potenciales del uso pro­
longado de benzodiacepinas
• sedación diurna: los viejos son más propensos a ma­
nifestar somnolencia, fatiga y ataxia.
• trastornos cognitivos: afectan la n1emoria, la atención
y el tiempo de reacción. Por otra parte, suministradas a per­
sonas con trastornos cognitivos preexistentes, pueden oca-

sionar un empeoramiento importante de las funciones cog-


nitivas. \

• trastornos psicomotores: los mismos conllevan el ríes-


go de caídas con la consecuencia mas habitual que consis-


te en la fractura de cadera. Estudios realizados con residen-
.

tes en geriátricos indican que el riesgo de caída se incre-


menta de 1.8 a 3. 1 comparando los que no consumen ben­
zodiacepinas con los que sí lo hacen. Asimismo, el riesgo
es mayor con el grupo de vida media larga.
• complicaciones psiquiátricas: debido al efecto depre­
sor sobre el SNC pueden causar o exacerbar cuadros depre­
sivos, y como efecto rebote tras la suspensión, provocar lo
que se denomina incontinencia emocional, que consiste en
la expresión explosiva de sentimientos contenidos durante
mucho tiempo. Estas situaciones pueden prestarse a · confu­
sión con cuadros neurológicos, especialmente en los viejos.
• reacciones paradojales: conductas agresivas, insomnio
y pesadillas.
• interacciones medicamentosas: algunas deben tenerse
especialmente en cuenta en esta población, como el au-

- 1 36 -
n1ento de los niveles plasmáticos de digital ocasionado por
la.s benzodiacepinas y que puede requerir un ajuste de la
dosis. Por otra parte, los antiácidos disminuyen la absorción
de este grupo de psicofármacos y la cimetidina demora su
depuración.
-• depresión respiratoria y otros problemas respiratorios:
las personas que padecen de Enfer1nedad Pulmonar Obs­
tructiva Crónica (EPOC) habitualmente tienen trastornos en
la calidad del sueño por lo cual muchas veces se les . indi­
ca benzodiacepinas, que pueden provocar hipoventilación.
Estas complicaciones muchas veces son evitables a par­
tir de . la utilización de 1·ecursos no farmacológicos para el
insomnio13, para cuya in1plementación se hace necesario
una estructura de atención muy personalizada, difícil de lo­
grar en un geriátrico, donde existe una tendencia a homo­
geneizar las demandas.

Neurolépticos
Se observa un significativo incremento . en la prescrip-
.

ción de estos psicofármacos, fundamentalmente de los que


pertenecen al grupo de los sedativos a pesar de que los ca­
sos de patología psicótica son muy bajos. Los datos que
arrojan las encuestas muestran que un .20.33% de los viejos
estaban medicados Con estos psicofármacos antes del in­
greso al geriátrico, incrementándose estas cifras al 49. l So/o
tras la. institucionalización. Predominantemente su indica-
.

ción se circunscribe a controlar los sínton1as de naturaleza


adaptativa, como pueden ser la confusión, la agresividad,
la inquietud motora, la turbulencia nocturna, la deambula­
ción o la pnsiedad, más que al tratamiento de los delirios o
las alucinaciones.
En cuanto a los delirios es importante destacar algunas
características particulares de los mismos en esta población.

- 1 37 -
Los más frecuentes son los delirios de contenido persecu­
torio y los delirios somáticos. Entre los primeros, lo más ha­
bitual es que giren alrededor de un único tema o de temas
interconectados, sobre todo en relación a conspiraciones
por parte de los familiares o vecinos, y en los casos de per­
sonas institucionalizadas, los perseguido·res son los compa­
ñeros residentes o el personal a cargo. Los delirios somáti­
cos generalmente involucran el tracto gastrointestinal y fre­
cuentemente expresan el temor del viejo a padecer cáncer.
Estudios realizados indican que las conductas paranoi­
des y la desconfianza se encuentran en un 170/o de las per­
sonas no institucionalizadas. Esto evidencia la sensación de
los viejos de vivir en un entorno social que les es altamen­
te hostil, situación que se intensifica en los casos en los que
se los ingresa en un geriátrico, convalidando de alguna ma­
nera los temores y las sospechas en relación a los familia­
res.
Respecto a los efectos secundarios de este grupo de psi­
cofármacos es importante destacar los efectos anticolinérgi­
cos y la sedación, sobre todo con los neurolépticos sedati­
vos, los efectos extrapiramidales, a tener especialmente en
consideración en pacientes con enfermedad de Parkinson y
el riesgo de disquinesias tardías.

Antidepresivos
Los datos recogidos arrojaron un 6.78% de viejos medi­
cados con antidepresivos antes del ingreso, esta cifra tuvo
un ligero incremento al 8.470/o tras la institucionalización,
acercándose a los porcentuales de prevalencia de cuadros
depresivos descriptos anteriormente de aproximadamente
el 9%.
De todas formas, debemos señalar que en los Estados
Unidos se estima que entre el 15º/o y el 25% de los viejos

- 1 38 -
1·esidentes en ge1·iátricos sufren de depresión mayor, siendo
ésta la primer causa de suicidios en la vejez. Algunos auto­
res sostienen que como efecto del pasaje al geriátrico se ve­
rifica un déficit en el diagnóstico y tratamiento de trastor­
nos potencialmente reversibles como seria el caso de las
depresiones. Esto podría intentar explicar las discrepancias
en los valores. En algunas situaciones los síntomas de la se­
rie depresiva son considerados como elementos normales
del envejecimiento o como productos de la geriatrización,
por lo que no son tratados pudiendo registrarse el efecto
de la cronificación.
En este punto es interesante mencionar al Dr. Salvarez­
za, quien alerta sobre el peligro de pasar por alto depresio­
nes donde parece no haberlas, como en los casos de de­
presiones enmascaradas por varias formas de trastornos del
S.N .A y por manifestaciones orgánicas de disturbios funci_o­
nales. Pero al mismo tiempo pueden darse situaciones in­
versas en los casos en que parecen existir, pero en realidad
corresponden a reacciones y conductas defensivas puestas .
en juego en circunstancias dolorosas de la vida, a las que
los viejos tienen más probabilidades de asistir.
En cuanto a los grupos de antidepresivos disponibles,
los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina
(I.R.S.S.) constituyen un importante aporte para el trata­
miento de los cuadros depresivos en · general y de los vie­
jos en particular, debido a que generalmente son bien tole­
rados y presentan un espectro de efectos secundarios me­
nos severos que los tricíclicos y los inhibidores de la mo­
noaminooxidasa (IMAO). .
Los efectos secundarios más comunes son:
• los trastornos gastrointestinales (náuseas y diarreas)
• el insomnio y las disfunciones sexuales, que por otra
parte son dosis-dependientes, permitiendo mediante la re-

- 1 39 - .
ducción de la dosis el control de los mismos.
A diferencia de los I. R.S.S., los antidepresivos tricíclicos
p1·esentan efectos secunda1·ios que pueden ser eventual­
mente graves en los viejos y particularmente en los mayo­
res de 75 años. Entre ellos debemos mencionar:
• los efectos cardíacos como el enlentecimiento de la
conducción, que puede provocar bloqueos y arritmias
• la hipotensión ortostática con el riesgo consecutivo de
caídas y fracturas
• el aumento de la frecuencia cardíaca, de importancia
en aquellos con insuficiencia cardíaca.
• los efectos anticolinérgicos, como la sequedad de bo­
ca, la constipación y la retención urinaria. Además de tener
sus complicaciones, pueden resultar potencialmente graves
en los viejos que suelen estar polimedicados con drogas
que poseen propiedades anticolinérgicas como algunos an­
tiparkinsonianos y los antipsicóticos.
En la vejez también se incrementa el riesgo de toxícidad
en el S.N.C: trasto1·nos cognitivos, convulsiones y delirium.
Así, podemos concluir que el grupo de los I.R.S.S. per­
mite el tratamiento de los cuadros depresivos con un ran­
go de mayor seguridad y ampliando el número de viejos
que pueden beneficiarse con un tratamiento antidepresivo.

Antiparki1?Sonia11os y estimulantes
En ambos casos se observa una disminución en la pres­
cripción de estos grupos de psicofármacos: de un 15.25 %
a un 1 1.86 O/o para los primeros y de un 1 0 . 16 o/o a un 1 .69o/o
para los segundos. Esta variación podría estar vinculada a
los efectos secundarios que · fundamentaln1ente están rela­
cionados con síndromes confusionales y excitación parado­
ja!.

- 1 40 -
6. conclusiones

La proliferación de instituciones geriátricas no ha sido


analizada lo suficiente. Una posibilidad es pensarla a la luz
del fenómeno que constituye la modernidad y la posmo­
dernidad; los viejos han sido acusados en varias ocasiones
de obstaculizar el proceso modernizador porque al ser por­
tadores de valores y creencias de otra época y al no estar
insertados en la cadena productiva son económicamente
<lepen.dientes.
Esto los convierte en una molestia y hace que les sea
n1uy difícil . encontrar un lugar en el entramado social, los
geriátricos solucionarían el problema ocultando de la vista
de los que aún no son viejos a los que ya han alcanzado
esa etapa vital. Al institucionalizar la vejez la sociedad libe­
ra de culpa a la familias que se desembarazan de padres
molestos, dándoles buena conciencia. Basta analizar algu­
nos argumentos invocados por los familiares: ''se hará de
amigos'' , ''se ocuparán de él'' , ''los niños no lo molestarán'',
etc. Alejarse de aquellos a los que el mundo va dejando
atrás permite sostener con mas facilidad la ilusión de que a
nosotros no nos llegará nunca ese momento.
Quizás podamos pensar que la institución geriátrica, en
sentido amplio, no respeta la singularidad del envejecer
con sus múltiples aristas. El tiempo de los viejos es otro, es
distinto, esta marcado por el peso del pasado, de la histo­
ria y de la memoria, está condicionado por gustos, ritmos
y valores cuya vigencia se va debilitando, perdiendo cen­
tralidad.
Si bien estamos de acuerdo con Margulis cuando sostie­
ne que son los jóvenes los que ponen de manifiesto con
más intensidad y variedad que otras generaciones los cam­
bios culturales, es muy importante desde el punto de vista

- 1 41 -
de la cultura la presencia de las generaciones mayores, que
. cumplirían la función de vinculo intergeneracional a través
de la memoria oral y vivencia! que no puede ser reempla­
zada ni por las técnicas informáticas de comunicación ni
por el ''bullicio massmediático''.
El geriátrico altera la posibilidad de contacto diario y co­
tidiano Con los que ya envejecieron, así como también di..­
ficulta la naturalidad y espontaneidad de dicho intercam­
bio. ¿Cómo adaptarse· a los nuevos códigos cuando la ex-
.

clusión simbólica deviene en segregación, que hace que el


viejo se adapte a nuevos códigos, los del geriátrico?. Esto
es lo que determina que una vez que se esta adentro sea
tan difícil la salida.
Otra línea de análisis podría ser aquella que tuviera en
cuenta predominantemente la cuestión relativa a la psiquia-
tría y es en ella donde debemos incluir tanto a los viejos
con sus familias como a los profesionales que nos ocupa­
mos de ellos. Generalmente las familias que solicitan ayu­
da lo hacen en un estado de gran ansiedad, provocada por
la desorientación y desorganización repentina consecutiva
a una situación de aparición súbita, como puede ser una
caída, un accidente cerebrovascular o el descubrimiento de
una enfermedad crónica; en otros casos la crisis que moti­
va la consulta está determinada por el agotamiento que so­
breviene tras un tiempo variable de atención y cuidados al
viejo enfermo . En este punto es interesante citar la defini­
ción de enfermedad crónica de Curtin y Lubkin14 : ''la enfer­
medad crónica es la presencia irreversible, con agravación
o latencia de estados de enfermedad o de deterioro que
comprometen a todo el entorno humano en el apoyo, el
mantenimiento de la autonomía o de las funciones vitales
y en la prevención de nuevas incapacidades''.
Está demostrado que los viejos deteriorados mentalmen-

- 1 42 -
. .
te generan mayor tens1on y sent1m1entos negativos en sus
. ,,, .

cuidadores, ya sean familiares o personal contratado, com­


parados con los físicamente incapacitados, incluso aunque
el tiempo empleado en la asistencia sea el mismo. Asimis­
mo, los trastornos de la memoria constituyen la conducta
menos soportable para la familia y los cuidadores porque
los enfrenta a tener que convivr con personas que están
condenadas a un eterno presente y no pueden hacer uso
de los recuerdos que poseen, así como tampoco incorpo­
rar nuevas impresiones. Podemos concluir que los déficits
mnésicos son elementos de gran peso en las familias en el
momento de decidir el pasaje al geriátrico, no sólo por las
dificultades operativas que pueden darse en la vida diaria
sino por el gran sufrimiento que representa ver al familiar ·
deteriorado en su memoria.
Las dificultades a las que debe hacer frente el viejo con
su enfermedad y su familia en relación a él nos dan una
. .

idea de la compleja y particular situación en la que también


nosotros, como profesionales, deberemos incluirnos. Nues­
tra tarea fundamental consistirá en intentar ayudar y acom­
pañar a todo este grupo humano en esta experiencia, aten­
diendo y comprendiendo las necesidades de cada uno de
sus miembros en los distintos momentos como para que to­
dos puedan tener la máxima calidad de vida posible dada
la situación.
Atender pacientes que han envejecido no es tarea fácil
y requiere por parte del médico tratante un deseo real de
acercarse a personas que están en el ocaso de la vida, Con
todo lo que eso trae aparejado.
Se hace imprescindible una formación específica en el
campo de la Gerontop�iquiatría, pero también una revisión
profunda y constante de nuestras propias ideas, fantasías,
'

prejuicios y temores en relación a la vejez y a la muerte.

- 1 43 -
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Notas
.

1 Datos extraídos de REDONDO, N . , 1 994 .


2 HAUSER, P. M . , 1976.
3 LEHR, lJ . , 1988.
4 LOWENTHAL, M . , 1980.
5 Significativamente Fericgla encontró las mismas preferencias en el
grupo de viejos estudiado por él en Cataluña. FERICGIA, J . , 1992.
6 MATUSEVICH, D., 1996.
7 GOFFMAN, E . , 1988.
B VINCENT, L., 1993.
9 Ver ZARIT, S., 1980, pág. 262.
1º KAHN, R., 1977.
11
Ver SALVAREZZA, L . , 1995.
12
Ver MATUSEVICH, D . , 1995.
l3 Por ejemplo, utilizar la cama sólo para dormir y para los momentos
de intimidad, evitar las siestas, ir a la cama cuando el sueño se pre­
senta, establecer rutinas de sueño, evitar cuartos excesivamente cáli­
dos, etc. Ver MATU SEVICH, D . , 1996.
14 Ver HALES, R: YUDOFSKY, S; TALBOTT, J . , 1994.

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