Una historia de guerra
Yo tenía un amigo en la primaria que se llamaba Agustín Felli. Me encantaba ir a su casa porque a veces sus padres
nos dejaban solos y entonces nos metíamos en la pieza del hermano mayor. Al hermano de Agustín le decían el
Corcho. En su pieza tenía un montón de discos de rock nacional y siempre andaba con chicas que eran lindísimas. Era
una especie de playboy de Mercedes, y se llevaba muy bien con los de nuestra edad. Nosotros teníamos once.
Un día el Corcho se fue a hacer la colimba y le cortaron el pelo. Cuando lo vi de vuelta, me pareció que no era tan
canchero sin pelo, pero seguía teniendo un montón de novias.
Antes del Mundial de España al Corcho lo mandaron a la guerra de las Malvinas. Pero como los Felli eran una familia
de plata, el papá del Corcho le pagaba a unos militares de Mercedes para que le dijeran siempre dónde estaba el
Corcho y para que lo cuidaran.
Un día la guerra se terminó y el Corcho volvió de las islas. Primero lo mandaron a Río Gallegos, y de ahí en un camión
militar a Buenos Aires.
Desde Buenos Aires el Corcho pudo llamar por teléfono a Mercedes. Habló con Agustín y después con sus padres.
Estaban todos muy contentos de escucharlo.
El Corcho le preguntó a sus padres si podía ir a su casa con un amigo, un soldado amigo de Misiones.
—Nos hicimos como hermanos en las islas, me gustaría que se quedara unos días en casa —le dijo.
El papá le respondió que sí, que los esperaban a los dos con un asado, que se subieran al primer tren.
El Corcho les explicó que a su amigo le habían amputado la pierna y el brazo izquierdos. Que no podía caminar y que
estaba muy dolorido, que mejor dejaran el asado para más adelante. Su amigo iba a necesitar descansar unos días.
El papá del Corcho hizo un silencio.
Entonces la mamá, que estaba escuchando, agarró el teléfono y le dijo:
—Nene, vení vos solo entonces. Después vemos de ayudar a tu amigo de alguna manera. En casa no podemos cuidar
a alguien en esa situación, hijo… tu hermano es chico todavía. Vení vos, Leandro, vení vos, hace tres meses que no te
vemos… Yo te prometo que tu papá va a ayudar a tu amigo.
El Corcho dijo que sí, que por supuesto (no era un chico rebelde, nunca discutía con los padres). Les dijo que iba para
allá, solo, en el directo de las 6:30 de la mañana, y que llegaba a la estación antes de las 9.
Pero esa misma noche, de madrugada, sonó otra vez el teléfono. Eran de la Comisaría Nueve, diciendo que habían
encontrado el cuerpo sin vida del conscripto Leandro Felli, de 19 años, boca abajo, en una pensión del Once. La
puerta estaba cerrada por dentro y, previsiblemente, la víctima se había pegado un tiro en la boca.
Cuando los padres fueron a reconocer el cadáver a la morgue supieron que su hijo tenía la pierna y el brazo
amputados.
Y que el amigo de Misiones no había existido nunca.
Autor: Hernán Casciari
Las Malvinas
Como a mujer robada le quitaron el nombre;
lo arrojaron al mar.
Tiene las alas salpicadas de islotes. Le dieron otro para que olvidara
Es nuestra bella del mar. que ella no sabe pronunciar.
La patria la contempla desde la costa madre
con un dolor que no se va. El viento es suyo; el horizonte es suyo.
Sola, no quiere más.
Tiene las alas llenas de lunares. Sabe que un día volverá su hombre
Lobo roquero es su guardián. con la bandera y el cantar.
La patria la contempla. Es un ángel sin sueño
la patria junto al mar.
Cautiva está y callada. Ella es la prisionera
Tiene el pecho de ave sobre la onda helada. que no pide ni da.
Ave caída es su igual. Su correo de amor es el ave que emigra.
El agua se levanta entre sus alas. La nieve que cae es su reloj de sal.
Quiere y no puede volar.
Hasta que el barco patrio no ancle entre sus alas,
El pingüino la vela. La gaviota le trae ella se llama Soledad.
cartas de libertad.
Ella tiene los ojos en sus canales fríos. Autor: José Pedroni
Ella está triste de esperar.
HÉROES DE MALVINAS
La basura indefinible de esa historia
Puede más indiferencia de tu gente Que soñó con perpetuarse en La Rosada,
Que la bala más voraz del enemigo Debería haber sido inmediatamente por sus pares
Me pregunto que pasaba por la mente De la gran Plaza de Mayo fusilada.
Del infame que te estaqueaba en el frío
Duele más la indiferencia de tu gente
Te sacaron de lo hondo de la selva Que la bala más voraz del enemigo,
O del algún potrero ingenuo y olvidado Hubo menos héroes muertos en el frente
Te sacaron de tu casa y sin abrigo Que en el campo de batalla del olvido.
Te largaron en el viento sur helado
Y allá quedaran eternos en tinieblas
Te entregaron armas que no conocías Sin relevos esperando que algún día,
Que con suerte cada tanto funcionaban Sin que corra sangre
En un hoyo que cavaste Vuelva la celeste y blanca a flamear sobre esas tierras
argentinas.
Repetías las canciones que creías olvidadas
Por siempre serán héroes, por siempre serán héroes
Nos sabias que era sentirte tan lejano
Por siempre nuestros héroes de Malvinas.
Ni que el hambre se comiera tus entrañas
Solo estaba la mirada de un hermano
Con la misma incertidumbre en la mirada.
Autor: Andrés Ciro Martínez
Por siempre serán héroes, por siempre serán héroes
Por siempre nuestros héroes de Malvinas.
De Corrientes, Buenos Aires y de Chaco
Desde Córdoba, Mendoza, de La Pampa
Desde todas las provincias argentinas
Los llevaron para hacer una patriada.
Y coraje fue lo que ellos demostraron
Frente a 1, 2, 3, 4 enemigos,
Los ingleses que venían preparados
Frío, hambre y a los jefes argentinos
Bravo Guerrero
Malvinas tierra lejana
en el confín de mi patria
rodeada de vientos y nieve
que en sollozo silencio
grita el nombre
de los bravos guerreros
que dejaron mi tierra
para empuñar el fusil
Malvinas tierra lejana
en el confín de mi patria
allí la neblina dibuja tu nombre
bravo guerrero que dejaste tu vida
por mi tierra inmortal
Malvinas tierra lejana
del confín de mi patria
allí siluetas de mis bravos guerreros
surcan la niebla y desde el silencio
gritan y exclaman que las Malvinas
son y serán argentinas.
Autor: Juan Chico
Los lapachos han vuelto a florecer
Los lapachos han vuelto a florecer en este mes de agosto como si fueran el eje de la historia,
y la explosión de sus flores rosadas un movimiento circular de suaves rotaciones
¿qué piensan dentro de sus ramas (aparentemente imperturbables) sobre
lo que pasó este otoño en los mares del sur bajo en manto de neblinas?
Pero de pronto los lapachos florecieron y luego dejaron caer sus flores
en el sueño de esa llovizna sin noticias,
y los albatros quedaron sepultados en la Islas.
Y los padres nos quedamos mirando en el aeropuerto
cómo nuestros hijos subían a los aviones de transporte.
Con armas y cascos y mochilas y fuertes borceguíes para el frío del sur,
abajo del planeta que se iba cantando la marcha de San Lorenzo,
pero a él no lo podíamos distinguir cuál era desde la terraza porque
ya no era nuestro hijo sino un soldado que iba hacia la guerra,
y a mí se me cruzaron todas las palabras
rotas
tartamudas
y todavía siento que en aquella madrugada
cuando los aviones se perdieron en el cielo a las seis de la mañana
supe que ya no podía escribir rabiosamente
la palabra civilización con be larga, por lo menos.
Y como si nada hubiera ocurrido, en agosto los lapachos han vuelto a florecer
sobre nuestros corazones con armas de papel “igual que sobrevivientes
que vuelven de la guerra”.
Autor: Alfredo Veiravé
La Carta Perdida
Mañana del día 22
Madre, hoy es tu cumpleaños
Chaco ¡qué lejos que estoy!
En mi carta les dejo mi amor
Todo es blanco y aquí en mi alrededor
Nos humillan con grandeza
El Tano, el Polaco, el Andrés
Madre, cayeron los tres
Es de noche, y los salgo a buscar
Mi estrellas me quieren contar
Hace frío y aquí en soledad
Hay mil almas que de guardia están
Y sos un poco de sol
Toda nieve, toda viento
Sos un puerto argentino
Con bandera de otra nación
Es la carta que nunca llegó
Escrita allá en Malvinas
Fue en abril del '82
De un soldado que nunca volvió
Y sos un poco de sol
Toda nieve, toda viento
Sos un puerto argentino
Con bandera de otra nación
Con bandera de otra nación
Con bandera de otra nación.
Autor: Julián Raúl Ratti