Les 360)
* Jared Diamond
'ARMAS, GERMENES
Y ACERO
La sociedad humana y sus destinos
Lex.
Capitulo 14
Del igualitarismo a la cleptocracia
En 1979, mientras volaba con unos amigos misioneros sobre
‘una remota cuenca de terrenos pantanosos de Nueva Guinea, adver-
tila presencia de algunas cabafias a unos kilémetros de distancia. El
piloto me explicé que, en alggin lugar de la fangosa extensi6n situa-
dda debajo de nosotros, un grupo de cazadores de cocodrilos indone-
sios se habia encontrado recientemente con un grupo de némadas de
Nueva Guinea. Ambos grupos habfan sido prese del pinico, y el en-
ccuentro habfa terminado con la muerte de varios némadas por di
pparos de los indonesios.
‘Mis amigos misioneros suponfan que los némadas pertenecfan a
un grupo no contactado lamado fayus, que s6lo era conocido para
el mundo exterior a través de relatos de sus aterrorizados vecinos,
tun grupo convertido de n6madas antiguos lamados kirikiris. Los
primeros contactos entre los forasteros y los grupos de Nueva Gt
rea son siempre peligrosos en potencia, pero este comienzo fue ¢s-
pecialmente poco propicio, Sin embargo, mi amigo Doug vols has-
{a la zona en helic6ptero para intentar entablar relaciones amistosas
ccon los fayus. Regres6, vivo pero zarandeado, para contar un extra-
ordinario relat.
Result6 que los fayus vivian normalmente en familias indivi-
duales, dispersos en los pantanos y reuniéndose una 0 dos veces al
aiio para negociar el intercambio de novias. La visita de Doug
cidi6 con una de esas reuniones, en la que tomaron parte unas dece-
nas de fayus. Para nosotros, unas decenas de personas constituyen
‘una reunién ordinaria y pequefia, pero para los fayus era un aconte-
cimiento poco habitual y alarmante. Los asesincs se encontraron st
bitamente cara a cara con los familiares de sus victimas. Por ejem-
plo, un hombre fayu escupié al hombre que habia matado a su
padre. El hijo levanté su hacha y se abalanz6 hacia el asesino, pero
fue derribado al suelo wras un forcejeo por unos amigos; después, el
303asesino llegé hasta donde se hallaba el hijo postrado con un hacha y
también fue derribado. Los dos hombres fueron contenidos, gritan-
do de ira, hasta que parecieron suficientemente agotados como para
poder ser dejados en libertad. Otros hombres se insultaban sistema
ticamente, se retorcfan de ira y frustracién y golpeaban el suelo con
sus hachas, Aquella tensién continué durante los varios dfas que
{dur Ia reunién, mientras Doug rezaba para que la visita no termi:
nase en violencia.
Los fayus son unos 400 cazadores-recolectores, divididos en
cuatro clanes que viven recorriendo unos cientos de kilémetros
cuadrados. Segtin su propio relato, Hegaron a ser unos 2.000, pero
su poblacién se vio reducida sobremanera como consecuencia del
asesinato de fayus por fayus. No tenfan mecanismos politicos ni
sociales, que nosotros damos por supuestos, para lograr la resolu-
cin pacffica de las disputas graves. Finalmente, como consecuen-
cia de Ia visita de Doug, un grupo de fayus invité a un valeroso
matrimonio de misioneros a vivir con ellos. La pareja vive allf
desde hace mis de diez aflos y ha convencido gradualmente a los,
fayus de que renuncien a la violencia, De este modo, los fayus es-
tn siendo Tlevados al mundo modemno, en el que se enfrentan a un
futuro incierto,
Muchos otros grupos de habitantes de Nueva Guinea y de indf-
¢genas de Ia Amazonia que no habfan tenido previamente contacto
con el exterior han debido también a misioneros su incorporaciGn a
Ja sociedad moderna, Después de los misioneros legan los maestros
y los médicos, los burdcratas y los soldados. La difusién del go-
‘bierno y la religin han estado vinculadas, pues, durante toda la his-
toria escrita, tanto si la difusién ha sido pacifica (como sucedi6 fh
nalmente con los fayus) como si lo fue por la fuerza. En el segundo:
caso suele ser el gobierno el que organiza la conquista,y la religion
Ja que Ia justifica. Aunque a veces los némadas y las tribus derrotan
alos gobiernos y las religiones organizados, la tendencia en los Gl-
timos 13.000 aiios ha sido que los némadas y las tribus hayan per-
dido la batalla,
Al final del dtimo perfodo glacial, gran parte de la poblacién
del mundo vivia en sociedades semejantes a las de los fayus actua-
les, y nadie vivia en una sociedad mucho més compleja. En fechas
tan recientes como 1500, menos del 20 por 100 de Ia superficie de
la Tierra estaba delimitada por fronteras que definian estados go-
bemados por burécratas y regidos por leyes. Hoy en dia, todo el pla-
308
neta a excepeién de la Antirtida esté dividido de ese modo. Los des-
cendientes de las sociedades que alcanzaron antes el gobierno cen-
tralizado y la religin organizada terminaron dominando el mundo
‘moderno. La combinacién de gobierno y religién ha funcionado,
pues, junto con los gérmenes, la escritura y la tecnologia, como uno
de los cuatro grupos principales de agentes préximos que han con-
ducido a la pauta més amplia de Ia historia. ;Cémo surgieron el go-
biemno y la religion’?
Las hordas de fayus y los estados modemos representan extre-
‘mos opuestos del espectto de las sociedades humanas. La sociedad
estadounidense modema y los fayus se diferencian por la presencia
© ausencia de una fuerza policial profesional, ciudades, dinero, dis-
tinciones entre rcos y pobres y muchas otras instituciones politicas,
ceconémicas y sociales. ;Surgieron juntas todas estas instituciones, 0
bien unas surgieron antes que otras? Podemos inferir la respuesta
esta pregunta comparando sociedades modems en diferentes nive-
les de organizacién, examinando relatos escritos o datos arqueol6-
gicos sobre sociedades del pasado, y observando cémo las institu-
Ciones de una sociedad cambian con el tiempo.
Los antropélogos culturales que intentan describir la diversidad
de las sociedades humanas suelen dividirias en al menos media do-
cena de categorias. Todo intento de esta indole de defini las fases
de cualquier continuum evolutivo o de desarrollo—ya sea de los es-
tilos musicales, las etapas de la vida humana o las sociedades hu-
‘manas— esti doblemente condenado a la imperieccién. En primer
Ingar, dado que cada fase surge de una fase anterior, las lineas de de-
marcacién son inevitablemente arbitrarias. (Por ejemplo, jes una
persona de 19 afios un adolescente o un adulto joven?) En segundo
Jngar, las secuencias del desarrolio no son invariabes, por lo que los
‘ejemplos catalogados bajo la misma fase son inevitablemente hete-
rogéneos. (Brahms y Liszt se revolverfan en sus tumbas si supieran
{que ahora se les agrupa como compositores del perfodo roméntico.)
‘Sin embargo, las fases alineadas arbitrariamente proporcionan un
il atajo para examinar Ia diversidad de la masica y de las socieda-
des humanas, a condiciGn de que se tengan presentes las adverten-
cias anteriores. Con tal espirit, utlizaremos uns clasificacién sen-
cilla asada en s6lo cuatro categorfas —hord, tribu, jefatura y
Estado (véase Tabla 14.1)— para comprender las sociedades.
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306Las hordas son las sociedades més pequefas, pues constantipi-
‘camente de entre 5 y 80 personas, la mayoria de ellas estrechamen-
te emparentadas por nacimiento 0 matrimonio. De hecho, una hor-
da es una familia extensa o varias familias extensas emparentadas.
Hoy en dia, las hordas que atin viven de manera autnoma se cit-
cunscriben casi por entero a las regiones mas remotas de Nueva
Guinea y la Amazonia, pero en la época modema ha habido muchas
otras que no han cafdo bajo el control de un Estado o han sido eli-
‘minadas o exterminadas hasta tiempos recientes. Entre éstas se
cuentan muchos o la mayoria de los pigmeos afticanos, los cazado-
res-recolectores san de Africa austral (lamados bosquimanos), los
aborigenes australianos, los esquimales (inuit)y los indios de algu-
nas zonas pobres de recursos de América como Tierra del Fuego y
Jos bosques boreales septentrionales. Todas estas hordas modernas
son o han sido cazadores-recolectores némadas en ver. de producto-
res de alimentos sedentarios, Probablemente todos los seres huma-
nos vivieron en hordas hasta al menos hace 40.000 aiios, y la ma-
yorfa ain lo hacfan hace s6lo 11.000 afios.
Las hordas carecen de muchas insttuciones que nosotros damos,
por supuestas en nuestra sociedad. No tienen una base de residencia
Sinica con cardcter permanente. El tertitorio de la horda es utilizado
conjuntamente por todo el grupo, en vez de estar repartido entre
subgrupos o individuos. No hay una especializacién econdmica re-
gular, a excepcién de las impuestas por la edad y el sexo: todos los
individuos sanos participan en la recogida de alimentos. No hay ins-
tituciones formales, como leyes, policfa y tratados, para resolver los
conflictos que surjan en el seno de la horda y entre distintas hordas.
‘La organizacion de la horda suele ser caificada de «iguabtania»: no
hay una estratificacién social formalizada en clases altas y bajas,
no hay un liderazgo formalizado o hereditario, y no hay monopolios
formalizados de la informacién y la toma de decisiones. Sin embar-
0, el término «igualitario» no deberia entenderse con el significa-
do de que todos los miembros de la horda sean iguales en prestigio
yy contribuyan por igual a las decisiones. Por el contrari, el térmi-
no significa simplemente que cualquier «liderazgo» de la horda es
informal y ha sido adquirido mediante cualidades como la persona-
lidad, la fuerza, la inteligencia y las habilidades guerreras.
“Mi experiencia personal con las hordas proviene de Ia zona pan-
tanosa de las tierras bajas de Nueva Guinea donde viven los fayus,
una regién que recibe el nombre de Llanuras de los Lagos. All en-
308
contré familias extensas integradas por unos cuantos adultos con sus
nifios y mayores dependientes, que vivian en rudimentarios refugios
temporales a orills de los rios y se desplazaban en canoa y a pi.
{Por qué los pueblos de las Llanuras de los Lagos contingan vi
Viendo como hordas némadas, cuando la mayoria de los otros pue-
blos de Nueva Guinea, y casi todos los demés pueblos del mundo,
viven hoy en grupos sedentarios mas amplios? La explicacién es
ue Ia regién carece de concentraciones de recursos densas a nivel
local que permitan que muchas personas vivan jantas, y que (hasta
Ia Tlegada de los misioneros que Hevaron las plantas cultivabes) ca-
recfan también de plantas autctonas que pudieran permitiles una
agricultura productiva, El alimento bésico de las hordas es la palma
de sagé,cuyo corazén produce una médula con ako contenido en fé-
cla cuando la palma llega a la madurez. Las hordas son némadas
porque deben desplazarse cuando han cortado Ios atboles de sagi
‘maduros de una zona. El niimero de integrantes de a horda se man-
tiene bajo debido a enfermedades (especialmente la malaria), la fal-
ta de materias primas en Ia zona pantanosa (incl.so las piedras para
hacer herramientas deben conseguirse mediante el comercio) y la
ccantidad limitada de alimento que los pantanos producen para ei ser
humano. Limitaciones semejantes sobre los recursos accesibles@ la
tecnologia humana existente se dan en las regiones del mundo ocu-
padas por otras hordas.
Nuestros parientes animales més cercanos, el gorila, el chim-
pancé y el bonobo de Africa también viven en hordas. Todos los hu-
manos presumiblemente también lo hicieron, hasta que Ia mejora de
1a tecnologta para extraer alimentos permitié que algunos cazado-
res-recolectores se establecieran en viviendas permanentes en algu-
nas zonas ricas en recursos. La horda es la organizacién politica,
cecondmica y social que heredamos de nuestros millones de aiios de
historia evolutiva, Nuestro desarrollo mas alli de ella ha tenido lu-
‘gar en las itimas decenas de miles de aos.
La primera de esas fases més acd de la horda tecibe el nombre de
tribu, que se diferencia por set més grande (tipicamente, esta forma-
{da por cientos de personas en vez de por decenas) y legar a poseer
asentamientos fijos. Sin embargo, algunas tribus,¢ incluso jefaturas,
cestin formadas por ganaderos que se desplazan estacionalmente.
La organizacién tribal queda ilustrada por los pobladores de las
309tierras altas de Nueva Guinea, cuya unidad politica antes de la le-
‘gada del gobiemo colonial era una aldea 0 un grupo de aldeas uni-
‘das, Esta definicién politica de la atribu> es, pues, a menudo mucho
as pequefia de lo que los lingitistas y los antropélogos culturales
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