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El Amo de Jalisco - Un Gobierno - Ricardo Ravelo

Este documento analiza al gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro, y su presunto vínculo con el crimen organizado. Argumenta que bajo su gobierno, el Cártel Jalisco Nueva Generación se ha fortalecido y recibe protección. También señala que existe corrupción en el Poder Judicial de Jalisco y que Alfaro ha amenazado a periodistas críticos.

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El Amo de Jalisco - Un Gobierno - Ricardo Ravelo

Este documento analiza al gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro, y su presunto vínculo con el crimen organizado. Argumenta que bajo su gobierno, el Cártel Jalisco Nueva Generación se ha fortalecido y recibe protección. También señala que existe corrupción en el Poder Judicial de Jalisco y que Alfaro ha amenazado a periodistas críticos.

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Página del título

Derecho de autor
El amo de Jalisco

Un gobierno con estructura criminal

Primera edición: noviembre, 2023


D.R. © 2023, Ricardo Ravelo
D.R. © 2023, Editorial Inefable, S.A. de C.V.
Tajín núm. 417, int. 101, colonia Narvarte Oriente,
Alcaldía Benito Juárez, C.P. 03023, Ciudad de México.

Queda rigurosamente prohibido bajo las sanciones establecidas en la Ley Federal del
Derecho de Autor y los tratados internacionales suscritos por México, reproducir total o
parcialmente esta obra en cualquier forma o medio, incluidos los mecánicos o digitales así
como la distribución de ejemplares mediante alquiler o préstamo público sin previa
autorización.
Todos los comentarios, ideas, opiniones, apuntes, documentos, información, descripciones
y expresiones que aparecen en esta obra corresponden al autor y no son responsabilidad
de la editorial ni representan necesariamente su punto de vista.

ISBN: 978-607-59987-1-8
Impreso en México
A YELILA:
Si te hubiera buscado, me habría extraviado en el camino;
si, imaginado, serías aun idea.
Nuestro encuentro fortuito fue, nunca lo he dudado,
un bello regalo de la vida.

Dedicatoria
Contenido
“Página del título” en la página 1
“Derecho de autor” en la página 2
“Dedicatoria” en la página 3
Introducción 11
EL NARCO ENCARNADO 19
Violencia continua 24
Conflicto constante 27
Mapeo del crimen 30
Cárteles imparables 39
RADIOGRAFÍA DE LA PUTREFACCIÓN 43
Sucios poderes 45
El Chueco y compañía 66
Mafias internacionales 85
Complejo Caribe 91
Morelos adentro 107
Ni libertad ni justicia 135
CJNG: EL FAVORITO 151
Sondeo 153
“Me gusta hacerlo enojar, quiero verlo muerto” 163
El Mencho: sucesores 167
EL AMO DE JALISCO 177
cjng: la máquina de la muerte 179
Camaleón de mecha corta 184
“Te parto tu madre” 198
Ataque misterioso 205
Del Gabinete al Poder Judicial 216
Alfaro vs. UdG 228
La red de Alfaro y Mireles 231
Barbarie, narcotráfico e inseguridad 245
Saqueo y tráfico 253
Patrullas en millones 259
Gobierno de apariencias 279
Absoluto Alfaro 283
El vacío ideológico 291
“DESGOBIERNO” EN OCCIDENTE 295
La “narcofiscalía” permite robo 297
La Casa del Terror 303
Los enemigos de Alfaro 308
“Nadie salió a atender” 315
“Nunca los podrán identificar” 317
Los tráileres de la muerte 321
El Cholo, la única pista 322
En tierra de El Mencho 327
Alfaro mentiroso, El Mencho poderoso 334
Epílogo 347
INTRODUCCIÓN

N
ada parece haber cambiado en el país desde los tiemposde
los gobernadores de Tamaulipas acusados de proteger al
crimen organizado: Tomás Yarrington, preso en Estados
Unidos; Eugenio Hernández —en prisión domiciliaria desde agosto
de 2023, bajo vigilancia de la Fiscalía General de la República (fgr)
— y Francisco García Cabeza de Vaca, quien goza de impunidad,
pese a estar bajo investigación por presuntos vínculos con la
delincuencia organizada, tras acusaciones de recibir sobornos de
cárteles de la droga como Los Zetas y del Golfo.
Aún permanecen en el poder otros personajes tan perjudiciales
como los mencionados y uno de ellos es Enrique Alfaro Ramírez,
gobernador de Jalisco, exalcalde de Tlajomulco de Zúñiga y de
Guadalajara. Ha gobernado arrastrando saldos negros por sus
presuntos vínculos criminales y por hacer negocios presuntamente
sucios al amparo del poder político.
Este nuevo volumen registra una exploración sobre estos
gobernadores —desde diferentes partidos, con disímiles posiciones,
en diversas áreas de la nación mexicana—. Sobre cómo han creado
una especie de basamento para el ejercicio de la corrupción a través
de las instituciones gubernamentales y gradualmente se han
relacionado, de modos más complejos, con el poder del crimen
organizado, sobre todo con su extensión más poderosa, el
narcotráfico.
El amo de Jalisco está concebido como una revisión desde lo
general hasta lo particular. Desde la comprensión del complejo
panorama hasta la puntualización en uno de los ejemplos
contemporáneos más relevantes, problemáticos y tal vez peligrosos
para el futuro abanico político y ejecutivo en México. Y dentro de
esa puntualización, atisbar nuevas operaciones, procedimientos y
fórmulas que se están llevando a cabo por tendencias como
Movimiento Ciudadano (mc), utilizado por Alfaro y sus allegados
junto a caudillos históricos que se mueven en lo invisible. Dicho
partido se ha caracterizado por lanzar al poder a personajes de
dudosa reputación, empezando por su líder, Dante Delgado,
procesado en 1994 por el desvío de 450 millones de pesos y
encarcelado durante un año y tres meses en las instalaciones del
Centro de Reinserción Social Pacho Viejo en Coatepec, Veracruz, al
final de su gobierno en ese estado. De acuerdo con él, no cometió
esos delitos. Lo cierto es que sí los cometió, pero recobró su libertad
debido a que tales ilícitos ya habían prescrito.
Además, el gobierno de Alfaro Ramírez ha permitido que
organizaciones criminales como el Cártel Jalisco Nueva Generación
(cjng) se hayan fortalecido más que en sexenios anteriores. Esta
organización mantiene un férreo control en la entidad, sus altos jefes
son intocables por el poder estatal, y conforme a denuncias
consultadas, se les brinda protección desde el mismo. Pero no sólo
eso: también se realizan negocios multimillonarios con presuntos
lavadores de dinero muy bien relacionados con la cúpula oficial.
En el gobierno de Alfaro cobra auge la justicia como negocio:
jueces, magistrados y otros altos funcionarios del Poder Judicial
están al servicio del mejor postor, de acuerdo con denuncias
recabadas. Esas mismas acusaciones señalan que su excuñado,
Rafael Martínez, es el operador del mandatario en el jugoso negocio
con los fallos judiciales en favor de amigos o en contra de enemigos.
Es precisamente Martínez quien maneja los casos y turnos en el
Poder Judicial, decide cuáles se entregan a ciertos jueces o
magistrados aliados del grupo en el poder y sacan provecho de las
anulaciones o sentencias. Uno que evidenció esta práctica corrupta
salió a flote con la licitación para la compra de patrullas en el
Ayuntamiento de Guadalajara —donde él es responsable jurídico—.
Esto resultó un negocio descomunal para el alcalde de esa ciudad,
Jesús Pablo Lemus Navarro y seguramente para ese grupo de
poder que encabeza Alfaro a nivel de estado. El caso sigue impune.
De igual forma continúan impunes las miles de desapariciones
ocurridas en Jalisco, pese a las presiones de los colectivos que
exigen se aclare qué sucedió con sus familiares. La Fiscalía Estatal
no responde a las demandas sociales para dar con el paradero de
mujeres, hombres y adolescentes que han desaparecido desde
hace años, presuntamente, tanto a manos de la delincuencia
organizada que opera en la entidad, como de las mismas
autoridades que conforman al mismo. Y así la exigencia de justicia
es un grito que se ahoga en el silencio oficial. Un caso que se sumó
al drama humano es el de los cinco jóvenes desaparecidos en
Lagos de Moreno desde comienzos de agosto de 2023. Las víctimas
presuntamente fueron calcinadas, pero la Fiscalía estatal, como en
la mayoría de los casos, guarda silencio, un silencio cómplice.
Intolerante a la crítica periodística, Enrique Alfaro se ha
confrontado con diversos periodistas que han cuestionado su
desgobierno. Mediante amenazas directas, o bien alardeando con
interponer denuncias penales, el mandatario se ha mostrado
violento, insultante y bravucón ante la prensa crítica estatal y
nacional. No soporta que lo cuestionen sobre sus negocios. Mucho
menos que le señalen sus errores y desatinos en materia de
seguridad. Porque resulta evidente que el desastre provocado por la
violencia es consecuencia de la impunidad que impera en el estado.
Alfaro anunció con tono amenazante y prepotente, molesto por
dos artículos que publiqué en el portal SinEmbargo MX, en relación
con sus presuntos vínculos con el crimen organizado, que
presentaría una demanda judicial en mi contra. Y que dicha
demanda estaba presentada y exigiría que se tomaran medidas
cautelares.
Tras su fanfarronada, interpuse una queja en la Comisión Nacional
de Derechos Humanos (cndh) y se me otorgó seguridad por parte
del Mecanismo de Protección para Personas Defensoras de
Derechos Humanos y Periodistas de la Secretaría de Gobernación.
En aquel momento fui amenazado mediante llamadas telefónicas y
tuve que salir del país por unos meses, ante el riesgo de sufrir una
agresión o ser asesinado.
En octubre de 2022, la cndh me comunicó que mi caso se había
cerrado debido a que el gobernador Alfaro, a través de su área
jurídica, comunicó que no interpondría demanda alguna en mi contra
y que, de hacerlo, sería a título personal y no como gobernador.
A mi regreso a México, la Secetaría de Gobernación (segob) me
otorgó medidas de seguridad ante una posible agresión a mi
integridad física por parte del gobernador de Jalisco y/o el crimen
organizado. Esta situación me condujo a cancelar entrevistas
presenciales, las presentaciones de mi anterior libro Los
narcopolíticos y varias conferencias en universidades. Debido a la
violencia criminal que azota al país, consideré muy alto el riesgo de
asistir a esos eventos. Incluso, intentaron una trampa: mediante una
carta supuestamente firmada por el escritor Mario Vargas Llosa, me
invitaron a participar en una bienal de periodismo que por fortuna
detectamos que era falsa, no correspondía con los tiempos ni el
número de emisión del evento. El objetivo era que pisara Jalisco y
hacer algo en contra de mi persona.
Esta amenaza a mi integridad y a mi labor desató un escándalo
nacional, precisamente porque no era la primera vez que Alfaro se
proponía intimidar a un periodista. Antes había denunciado a las
comunicadoras Carmen Aristegui y Anabel Hernández por revelar la
existencia de un expediente criminal abierto en Estados Unidos
contra el mandatario jalisciense, país donde se le investiga desde
hace varios años.
El amo de Jalisco evidencia más las redes criminales ligadas al
poder en la entidad. Y no descarto que se incrementen las
amenazas en mi contra. Es el riesgo que corremos los periodistas
en un país sin seguridad y donde, por desgracia, impera la
impunidad.
Este libro detalla cómo conviven el crimen organizado y el poder
político en un estado, pero indica una realidad que domina todo el
país. Estos lazos parecen indestructibles debido a la inoperancia de
la justicia en el territorio y al dominio que ejerce el crimen
organizado en más del 80 % de los municipios. Puedo afirmar que,
debido al elevado nivel de impunidad que goza el crimen
organizado, este más bien opera como un brazo ejecutor del propio
Estado. La frontera entre política y crimen ya no existe. E impera por
todas partes un discurso plagado de cinismo y el principal promotor
es el propio presidente Andrés Manuel López Obrador desde su
púlpito: las conferencias mañaneras en Palacio Nacional. Esto
demuestra fehacientemente que la política y la razón pocas veces
han caminado de la mano.
Lamentablemente, prevalece la desaparición y el asesinato de
periodistas en México. Precisamente, porque la prensa crítica se ha
convertido en el verdadero contrapeso del poder opresor. Ante la
ausencia de una oposición real —inexistente por complicidad o
conveniencia— los periodistas suplimos las funciones del Estado en
la realización de investigaciones delicadas, como la que se aborda
en este libro.
Sustentado en fuentes oficiales y soportado con documentos
públicos, este volumen recoge parte sustancial de la historia de un
gobierno y un gobernador que han sumido a Jalisco en una de sus
peores crisis sociales y políticas. Jalisco es tierra de nadie.
El actual mandatario jalisciense niega sus vínculos con la
delincuencia organizada; pero ahí sigue, pujante, el poder del cjng.
Nada puede ser casualidad: el corazón del crimen organizado ya
está en la estructura de poder. Tanto en los gobiernos municipales
como estatales, y hoy en la presidencia de la República. Más que
una democracia —inexistente en el mundo y en ninguna época de
su historia— lo que impera en México es una “mafiocracia” en la que
gobernadores y alcaldes actúan como verdaderos capos de la
mafia.
No obstante, y pese a sus negros antecedentes, ya dueño del
poder político y criminal, Enrique Alfaro mantuvo un afanoso interés
por ser candidato presidencial en 2024. Se aprestaba a ser el amo
del país, pero su capital político se devaluó, como el de muchos
otros gobernadores, al ser devorado por sus ambiciones personales.
Convirtió a Jalisco en su principal botín y su investidura de
gobernador terminó reducida a la de un simple gerente de la mafia.

RICARDO RAVELO
Viena, Austria, agosto de 2023
EL NARCO
ENCARNADO

R
eacio a utilizar las fuerzas del Estado para abatir al crimen
organizado, empecinado en “combatir las causas” de la
violencia, de acuerdo con él, representadas por la pobreza y el
abandono social —algo que está bajo cuestionamiento, incluso a
nivel internacional, porque se asegura que la pobreza no es causal
de la criminalidad— el presidente López Obrador está sumido en
una madeja de fallas y fracasos en su política antidrogas, porque a
casi cinco años en el poder, el narcotráfico no sólo sigue imparable
en el país, sino que se recrudece junto con la violencia que genera.
Además, el gobierno de la Cuarta Transformación parece
atrofiado: a nivel de su gabinete no hay coordinación entre la Unidad
de Inteligencia Financiera (uif) y la Fiscalía General de la República
(fgr) y para el cierre de 2022, a nivel territorial, más de 173,000
efectivos de la Guardia Nacional y las Fuerzas Armadas están
desplegados en todo el territorio, pero no pueden actuar, porque
tienen las manos amarradas con la decisión presidencial de no usar
la fuerza contra los criminales porque, de acuerdo con el
mandatario, es mejor actuar ante el crimen con “abrazos, no
balazos”. Así, el país se desgarra en baños de sangre por todas
partes sin que nadie ponga un alto a esta carnicería humana. El
eslogan es en el fondo un doble discurso: uno dirigido hacia la
sociedad que cree en su sentido mesiánico y el real que es
resultado de un pacto con los poderes fácticos del crimen. En lo que
se desmarca respecto a la beligerancia teatral del expresidente
Felipe Calderón Hinojosa.
En su desmedida ambición por controlarlo todo, el crimen
organizado avanza e impone sus dominios en amplios territorios de
México: asesina, secuestra, desaparece, roba combustible, trafica
con drogas, extorsiona y corrompe sin medida, mientras el
presidente Andrés Manuel López Obrador asume una posición de
tibieza que raya en la torpeza, pues a pesar de las violentas
sacudidas, sigue enfrascado en no usar con más énfasis la fuerza
del Estado. Con el argumento de que “yo tengo otros datos” y
“estamos atendiendo las causas” que detonan al crimen desde el
más alto peldaño del poder político, se protegen los intereses
oscuros de la criminalidad. Nunca se detallan las causas que se
atienden para, dizque, frenar el crimen, por lo que resultan
inverificables.
A más de cinco años en el poder, la violencia se recrudece por
doquier. En todo el país se contabilizaban en 2022 más de 127,000
homicidios dolosos, la mayoría, perpetrados por el crimen
organizado, entre ellos, más de 3,600 feminicidios y casi 2,000
adolescentes. En promedio, son asesinadas más de 100 personas
todos los días, aunque el gobierno federal desestima estas cifras y
argumenta que la criminalidad decrece.
En Tamaulipas, donde gobernó el panista Francisco Javier García
Cabeza de Vaca y desde 2022 hasta 2024 está encabezado por el
morenista Américo Villarreal Anaya, la violencia es generada por el
Cártel del Noreste —escisión de Los Zetas— que también operan
en todo el corredor Nuevo León-Coahuila. La situación también es
crítica en Veracruz, Puebla e Hidalgo, donde el cjng se ha
posicionado en el negocio del “huachicol”, actividad que en el primer
estado ha generado confrontaciones con el Cártel del Noreste con
su dominio en amplios territorios.
Pero la región más crítica fue El Bajío, durante el lapso de 2019
hasta el 2020, donde aún se pueden sentir las consecuencias de los
anteriores enfrentamientos entre los cárteles que encabezan
Nemesio Oseguera Cervantes —El Mencho— y el que lideraba José
Antonio Yépez Ortiz, El Marro: ambos grupos criminales
protagonizaron balaceras, asesinatos masivos, levantones,
secuestros, entre otros delitos, además de haber sembrado una ola
de terror a través de las extorsiones a negocios grandes y
pequeños. Aun tras la detención de El Marro, en agosto de 2020, el
Cártel de El Mencho ha dominado el área hasta la actualidad.

Violencia continua
La mayoría de los crímenes —un verdadero baño de sangre en todo
el país— son generados por los enfrentamientos entre cárteles que
se disputan el control territorial, el mercado de las drogas, pero
también existen fuertes choques por el usufructo de recursos
naturales como la minería, el robo de combustibles, las invasiones
territoriales, entre otros rubros, que los grupos criminales han
incorporado a su portafolios de actividades.
De las casi 20 organizaciones criminales que operan en el país, el
cjng es de los más dinámicos actualmente, teniendo en cuenta el
debilitamiento del Cártel Santa Rosa de Lima, hasta el periodo en
que fueron frontales sus enfrentamientos por el control del estado de
Guanajuato: la guerra se focalizó por el negocio del “huachicol”, el
robo de combustibles, el tráfico de drogas y el control territorial.
Durante los peores momentos del conflicto, en menos de un mes,
el cjng difundió tres videos en los que mostraba su poderío bélico.
Pero no sólo eso: a través de esos mensajes le anunciaban a El
Marro que lo eliminarían junto con toda su gente. Le atribuyeron la
ola de violencia que ha afectado al estado de Guanajuato, en
especial, la matanza del 1º de julio de 2020 de 27 personas al
interior de un centro de rehabilitación para adictos a las drogas,
asesinados cuando los sicarios al servicio de El Marro buscaban a
uno de sus enemigos.
Hasta hoy, la respuesta del gobierno de la Cuarta Transformación
ha sido no sólo tibia, sino ineficaz para contener la ola de crímenes.
Violencia que volvió a expresarse desde la noche del martes 9 de
agosto de 2022, hasta la madrugada del sábado 13: quema de
autobuses del transporte público, vehículos particulares y
comercios, se sucedieron en Guanajuato, Jalisco, Chihuahua, Baja
California y Michoacán.
En casi todas las versiones, oficiales o no, se declaró que los
hechos se debieron a la detención de líderes criminales en la región.
El mismo jefe del Ejecutivo del gobierno actual, durante su
conferencia matutina, explicó que los incendios y actos de violencia
se habían desatado tras la intervención de elementos de la
Secretaría de la Defensa Nacional (sedena) y policías estatales en
una reunión de alto perfil entre dos bandas de la delincuencia
organizada.
Conforme a esa versión oficial, en el operativo se habría detenido
a Ricardo Ruiz Velazco, El Doble R, lugarteniente del cjng en la
zona del Occidente y del Bajío. Pero después esto fue desmentido.
Además, López Obrador confirmaba que otras personas habían sido
detenidas en la reunión de estos jefes de grupos delictivos, pero no
precisó la cantidad. Estas 96 horas de hechos violentos arrojaron al
menos una docena de muertos, seis heridos y 20 detenidos.
Todo esto ocurre a pesar de que, como candidato primero, y
presidente después, López Obrador ha dejado a un lado los
recursos que le confiere la ley para enfrentar la violencia, como es el
uso de la fuerza. Su política se ha basado, en palabras suyas, en los
“abrazos, no balazos”, en atender la pobreza del país a través de los
programas sociales, que para él son las causas de la violencia. Sin
embargo, el discurso presidencial se estrella con la realidad: la
pobreza no es causal de la criminalidad. Su verdadera causa es la
impunidad y el vacío de poder ejecutivo. Así, todo el país es un
verdadero asidero para la delincuencia, nacional o internacional.
Aunque también se podría decir que el territorio mexicano es un
paraíso para los mafiosos.
Hasta ahora, ha fallado. Fortalecer la economía y el empleo, pero
sobre todo resolver el problema de la inseguridad pública, fue uno
de los compromisos torales durante su campaña y al asumir la
presidencia de la República en diciembre de 2018.
Peor aún, López Obrador no ha capturado a casi ningún capo
emblemático en lo que va de su gobierno. Salvo a Santiago Mazari,
El Carrete, líder del Cártel de Los Rojos, detenido el 1º de agosto de
2020 en Guerrero, quien por años se convirtió en una pesadilla en
ese estado y en Morelos, sus feudos; y al otro día El Marro, líder del
Cártel de Santa Rosa de Lima desde 2014. El 5 de enero de 2023
fue recapturado Ovidio Guzmán gracias a un operativo por parte del
Centro Nacional de Inteligencia, el Ejército Mexicano y la Guardia
Nacional. La detención del miembro del grupo de Los Chapitos en
realidad fue una desde Washington.
Sin embargo, continúan libres e impunes otros hijos de El Chapo
Joaquín Guzmán Loera —Iván Archivaldo y Jesús Alfredo— quienes
encabezan el Cártel de Sinaloa, el más poderoso de los grupos
criminales que, de acuerdo con la Administración para el Control de
Drogas (dea, por su sigla en inglés), tiene presencia en al menos
100 países.
Impune y sin mayores conflictos sigue operando Ismael El Mayo
Zambada, a quien la dea considera el mayor capo de México, quien
operaba en sociedad con Rafael Caro Quintero en el norte del país.
Este último, tras actuar desde Sonora, fue puesto en libertad en
2013 y detenido nuevamente el 15 de julio de 2022 en Sinaloa,
luego de que un perro lo olfateó donde se escondía.
Por lo que respecta a Nemesio Oseguera, El Mencho, los informes
de la sedena sostienen que padece una enfermedad renal
avanzada. Su refugio se ubica, de acuerdo con dicha secretaría,
entre los límites de Jalisco y Michoacán, donde su Cártel luce
armamento de alto poder y difunde escenas de su fuerza a través de
las redes sociales.

Conflicto constante
Durante al menos dos años, el choque entre los cárteles se centró
en Guanajuato y la región de El Bajío. El 18 de febrero de 2020,
gente del Cártel Santa Rosa de Lima fue detenida en un restaurante
de Celaya en compañía de tres marinos activos y dos personas
procedentes de Sinaloa.
Una fuente ligada al operativo dijo que el grupo se encontraba “en
plena negociación” cuando personal de la Armada y de la Fiscalía
del Estado de Jalisco ingresaron al restaurante. No había cargos
contra los sinaloenses, que poco después quedaron en libertad y se
esfumaron del estado.
De acuerdo con autoridades estadounidenses, que seguían la
pista desde hace varios años, El Mayo Zambada financia a
organizaciones criminales para enfrentarlas con sus enemigos. Un
dato confirmado, por ejemplo, es que El Mayo apoyó con dinero y
armamento a Los Mata Zetas, quienes originalmente eran
contrincantes del Cártel de Sinaloa, pero tras esos nexos se
enfrentaron al cjng.
Los estados con mayor violencia en los últimos cinco años han
sido Michoacán, Veracruz, Nuevo León, Tamaulipas, Sinaloa,
Sonora, Morelos y Guerrero. En este último operan cárteles que se
disputan la llamada Ruta del Pacífico. En esta guerra también están
implicados políticos de esas entidades.
No es todo. En los últimos diez años la dinámica de los cárteles de
la droga ha cambiado y se han convertido en verdaderas empresas
del crimen con una veintena de actividades criminales —además del
tráfico de enervantes— y su estructura también presenta
modificaciones: ahora se han fraccionado en células poderosas y
violentas cuyos ramajes están enlazados con otros grupos
criminales activos en todo el continente.
Después de la guerra fallida implementada por Calderón Hinojosa
y la corrupción desastrosa que prohijó el entonces gobierno de
Enrique Peña Nieto, lejos de ser combatido, el crimen se extendió a
lo largo y ancho del país e, incluso, se internacionalizó. Muchos
cárteles ahora operan en Argentina, Uruguay, Brasil, Chile, Costa
Rica, Guatemala y otras naciones o regiones latinoamericanas.
Incluso, cuentan con amplios ramajes en Europa, particularmente
en España, Italia y Reino Unido, desde donde operan el tráfico de
drogas hacia los mercados de Asia y África, por citar sólo esos
continentes.
Un ejemplo de la expansión y de que la guerra contra el
narcotráfico no ha dado resultados es el Cártel de Sinaloa, de
acuerdo con la dea, el grupo criminal más boyante del mundo. Tras
la captura de su líder, El Chapo, dicha organización criminal se
dividió en cuatro frentes y cambió sus operaciones: ahora es más
dinámica, menos visible y ejerce un mayor control territorial en el
país.
Incluso la recaptura de Ovidio Guzmán, aunque significa un golpe
para el Cártel de Sinaloa y resuena mediáticamente, puede tratarse
de un rasguño al grupo delincuencial todavía más poderoso del
orbe. Porque su estructura puede estar preparada para amortiguar
este tipo de golpes, y figuras como Ovidio no son connotadas en el
interior de esa empresa criminal.
De igual forma, su poderío está mejor cimentado con las alianzas
que ha tejido con La Familia Michoacana, el Cártel del Golfo y otros
poderosos grupos criminales.
Desde 2000 a la fecha, la dinámica del narcotráfico ha variado en
todo el país. Un dato que sobresale es que ahora los cárteles
gobiernan, a través de sus aliados, buena parte de los municipios de
la nación; por lo que sus cotos de poder son amplios y no menos
poderosos.

Mapeo del crimen


De acuerdo con informes de la dea y de la fgr, más de la mitad del
territorio nacional está controlado por una quincena de cárteles, en
su mayoría violentos, que están relacionados con altos mandos de
las policías estatales y municipales —las más contaminadas del
país— y cuyos efectivos fungen como sicarios, “halcones” o
protectores de redes de secuestradores y narcomenudistas.
Esos mismos informes establecen, además, que Tamaulipas —del
que los exgobernadores Tomás Yarrington y Eugenio Hernández
fueron condenados a prisión por brindar protección al narcotráfico
durante sus respectivos gobiernos— ha sido una de las entidades
con mayor número de grupos criminales asociados.
Enseguida se enumeran algunos de los más peligrosos que
operan en esa entidad: Grupo Operación Zeta, Fuerza Especial
Zeta, Metros, Rojos, Dragones, Ciclones, Fresitas, Pelones,
Talibanes, entre otros, que han arrebatado el monopolio de la
violencia a los cárteles hegemónicos —Los Zetas y el Cártel del
Golfo— cuyas redes se extendieron por años en toda la entidad y
aún operan en el corredor Tamaulipas-Nuevo León-Coahuila, uno de
los más sangrientos.
Ya desde los tiempos de Tomás Yarrington y Eugenio Hernández
—a la vez de sus ligas con el narcotráfico, dos de los
exgobernadores priistas con escandalosas historias de riqueza,
poder e impunidad— el crimen organizado tenía amplios dominios
en la vida política, social y empresarial. Pero en la actualidad el
crimen organizado es amo y señor de las cárceles y controla el
tráfico de todo tipo de sustancias que cruzan a Estados Unidos con
el apoyo de la policía estatal.
En Tamaulipas este escenario de total control criminal minimizó la
figura del gobernador Francisco Javier García Cabeza de Vaca,
cuyo gobierno resultó un fracaso por sus fallas y desatinos en el
combate al narcotráfico. Durante su mandato hasta el 30 de
septiembre de 2022, las redes del delito se incrementaron y la
violencia se hizo imparable en todo el territorio y el propio
mandatario resultó ser una cabeza de la mafia.
Tanto de día como de noche, Tamaulipas se convirtió en un
verdadero escenario de guerra. La metralla no cesaba en diversos
municipios. Los más sangrientos, los ubicados en el límite fronterizo
con Estados Unidos: Miguel Alemán, Camargo, Ciudad Mier, entre
otros, donde las balaceras pasaron a ser parte de la realidad
cotidiana.
Los informes oficiales señalan también que, después de
Tamaulipas, en la lista de territorios incendiados por la criminalidad
le siguen Chihuahua y Guerrero, con al menos seis bandas locales
en cada uno. Sin embargo, un informe del Centro de Investigación y
Seguridad Nacional (cisen) titulado “Presencia de la Delincuencia
Organizada en Guerrero”, elaborado en 2011, señalaba desde
entonces que en Guerrero operaban 300 organizaciones criminales
cuyas cabezas eran personajes que tenían (o tienen) líneas de
parentesco con autoridades estatales y municipales.
En sus partes medulares el informe sostiene que la crisis de
inseguridad se agudizó por las disputas y enfrentamientos armados
entre los cárteles del Golfo, Pacífico, La Familia Michoacana, Los
Zetas y la organización Beltrán Leyva.
Poco después, los decibeles de la guerra aumentaron cuando a la
confrontación por el territorio se sumaron dos de los cárteles más
violentos: Guerreros Unidos y Los Rojos, que convirtieron a
Guerrero en un territorio de muerte, en un cementerio de la
impunidad.
El informe incluye algunos datos históricos que explican la
imparable violencia en ese territorio. Sostiene, por ejemplo, que en
2008 los Beltrán Leyva abrieron fuego por el control territorial —uno
de los más codiciados, porque se ubica en la Ruta del Pacífico— al
enfrentarse a los hombres del Cártel del Golfo y de Los Zetas, por
aquel tiempo todavía aliados.
Tras la muerte de Arturo Beltrán Leyva en 2009, durante un
enfrentamiento con marinos en su condominio de Cuernavaca,
Morelos, el grupo de sicarios conocido como Los Pelones
continuaron al servicio de Héctor Beltrán Leyva, El H, enfrentado a
Édgar Valdez Villarreal, La Barbie —detenido en México tras un
percance de tránsito— y posteriormente, extraditado a Estados
Unidos. Desde el 11 de junio de 2018 El Güero o La Barbie purga
una condena de 49 años de prisión, debe pagar 192 millones de
dólares y al cierre de 2022 se comenzaron a revelar informaciones
sobre sus nexos con la dea y una presunta “desaparición” de su
información en la base de datos donde aparecía como el reo 05658-
748.
Pero cuando los hermanos Beltrán Leyva se vieron mermados en
Guerrero, sobrevino una avalancha de células criminales. Surgieron
los cárteles de Los Rojos y de la Sierra, ambos ligados a lo que
resta del Cártel de Los Beltrán Leyva, confrontados con La Familia
Michoacana, grupo criminal que sobrevive.
La caída y extradición de La Barbie no dejó vacío el territorio. En
su lugar se afincó el Cártel Independiente de Acapulco (cida), uno
de los más violentos. Esta organización enfrentó una guerra interna
y se dividió. Así surgieron dos grupos: uno encabezado por Carlos
Antonio Barragán, El Melón, Benjamín Flores Reyes, El Padrino
(capturado por agentes en 2010) y Moisés Montero, El Coreano,
quien fue identificado como expolicía ministerial tras su detención en
2011.
Al segundo grupo se le conoce como La Barredora y lo encabezan
Christian Hernández Tarín, El Cris y Eder Jair Sosa, El Cremas.
Estas dos células, de acuerdo con el informe oficial, se aliaron al
Cártel de Sinaloa.
Dicha alianza tiene razones de peso: El Cris, conforme a los
reportes policíacos, es hijo de Arturo González Hernández, El
Chaky, quien operaba una red de contrainteligencia dentro de la
sedena, infiltrando tanto a la Procuraduría como a la Secretaría de
Seguridad Federal durante el gobierno de Vicente Fox. Así El Chaky
mantenía informado a Vicente Carrillo Fuentes, El Viceroy del Cártel
de Juárez, sobre las acciones en su contra.
De este modo el hermano de El Señor de los Cielos poseía el
control sobre las corporaciones de seguridad y así evitaba sus
detenciones. Esta red se desmanteló en 2002 y El Chaky pasó a ser
lugarteniente de Amado y Vicente Carrillo Fuentes en la Comarca
Lagunera, que abarca parte de Coahuila y Durango —una zona con
una alta incidencia delictiva y lavado de dinero—.
De acuerdo con su ficha criminal, González Hernández operó por
varios años en el área, siempre al servicio de Vicente Carrillo, fue
detenido y, a diez años de su encarcelamiento, fue puesto en
libertad en 2013. Hasta donde se conoce opera en la zona
conurbada Torreón-Gómez Palacio, considerada un territorio letal.
El diagnóstico del cisen señala que en la región central de
Guerrero, particularmente, en los municipios de Chilpancingo y
Chilapa de Álvarez, opera desde 2010 la escisión de la estructura de
los Beltrán Leyva conocida como el Cártel de la Sierra —también
hoy conocido como Los Tlacos— encabezado por José Ángel Nava
Marino, El R2, hasta su muerte a comienzos de octubre de 2010 y
luego al parecer bajo el mando de Mateo Nava Romero y Natividad
Figueroa Ávila.
Las autoridades los relacionan con los hermanos Beltrán Leyva,
quienes los habrían metido al negocio del narcotráfico. El tío de El
R2 era Jesús Nava Romero, El Rojo, jefe de plaza en todo Guerrero
y en Morelos, ejecutado junto con El Jefe de Jefes, Arturo Beltrán
Leyva, durante la operación de la Marina en el departamento del
edificio Elbrús, del Fraccionamiento Altitude, en Cuernavaca,
Morelos, el 16 de diciembre de 2009.
En la ciudad Chilapa de Álvarez, de acuerdo con el informe
referido, opera Zenén Nava Sánchez, El Chaparro, quien tiene el
control de buena parte del tráfico de drogas en esa zona y vive al
amparo del poder político. Tiene el monopolio de la violencia, pues
se le atribuye la ola de ejecuciones y desapariciones ocurridas en
los últimos años.
No es todo: en el municipio de Quechultenango están afincados
Los Ardillos, otro de los cárteles violentos del país. Este lo lideró
hasta su muerte Celso Ortega. Después tomó el mando su hijo
Bernardo, quien fue diputado local del Partido de la Revolución
Democrática (prd).
Después de la guerra fallida de Calderón y los desatinos en
materia de seguridad evidentes en el gobierno de Peña Nieto, los
cárteles mexicanos se han fortalecido y hasta han tenido tiempo de
reorganizarse.
A pesar de que el presidente López Obrador aceleró la puesta en
marcha de los programas sociales —persistente en que se deben
atacar las causas y no actuar con represión para combatir al crimen
organizado— y echó a andar a la Guardia Nacional, el crimen
organizado sigue en ascenso, generando violencia e inestabilidad.
Es el caso del Cártel de Sinaloa. Tras la caída de El Chapo, la
organización criminal entró en una disputa interna, al parecer ya
zanjada.
El grupo se dividió en cuatro frentes. Los hijos de El Chapo —Iván
Archivaldo y Jesús Alfredo— encabezan un bloque. Otro lo operaba
su hermano Aureliano, quien se enfrentó a sus sobrinos por el
liderazgo de la organización hasta que tomó su parte.
Presuntamente, fue detenido entre el 24 y el 25 de febrero de 2023,
en un operativo de 200 elementos de las Fuerzas Armadas en la
zona serrana de Tamazula. Tras haber pasado 28 años de prisión
por varias condenas y ser liberado el 9 de agosto de 2013, Rafael
Caro Quintero estaría al frente de otra pieza del Cártel de Sinaloa,
hasta su nueva detención el 15 de julio de 2022, como parte de un
operativo de la Marina y la fgr en San Simón, municipio de Choix,
Sinaloa, en los límites de Chihuahua y Sonora.
De acuerdo con el informe “Evaluación Nacional de Amenaza de
Drogas”, dado a conocer por la dea, Caro Quintero habría retomado
el tráfico de drogas hacia Estados Unidos. Y una cuarta posición —
para muchos la más importante— es la que mantiene El Mayo
Zambada, vigente en el crimen organizado desde hace más de
cinco décadas. Nunca ha sido detenido ni molestado.
Empleado de una mueblería en Culiacán antes de engancharse
en el narco, Zambada es tan viejo en el negocio del narcotráfico
como Juan José Esparragoza Moreno, El Azul, el mejor negociador
que ha tenido el crimen organizado. Se asegura que Esparragoza
murió el 7 de noviembre de 2014, presuntamente, debido a un
infarto, pero las autoridades federales nunca confirmaron su muerte.
Hábil en el arte de la mentira, El Azul pasó a formar parte del
misterio, igual que Amado Carrillo, pues de ambos se afirma que no
están muertos:
De El Azul se ha dicho que se “autodesapareció”. Mientras que de
El Señor de los Cielos se rumora que opera en Rusia y que su
muerte pudo ser parte de un acuerdo con el Gobierno Federal. Lo
que sí fue un hecho es que antes de presuntamente morir, Carrillo
Fuentes negoció con altas autoridades federales.
De acuerdo con los informes oficiales, el Cártel que más creció
durante los dos últimos sexenios fue el de Jalisco Nueva
Generación, encabezado por Nemesio Oseguera. Actualmente,
tiene presencia en las 32 entidades federativas del país, su principal
feudo es Jalisco y se extiende como mínimo a diez países
latinoamericanos, además de América Central y en las Antillas, toda
Norteamérica, varias naciones europeas, al menos cuatro africanas,
cinco asiáticas y otras de Oceanía.
La lista de organizaciones que se mantienen de pie y
sobrevivieron a la guerra de Calderón Hinojosa es larga. Muchos de
estos grupos han permanecido mediante la alianza y han extendido
sus redes hacia Centro y Sudamérica. Es el caso del Cártel de
Tijuana o de los Arellano Félix, actualmente encabezado por
Enedina Arellano Félix, La Jefa, quien controla toda la estructura
financiera del mismo.
En 2014 se pensaba que Fernando Sánchez Arellano —hijo de
Enedina— sería el heredero del “narcoimperio” construido por sus
tíos Ramón y Benjamín, pero ese año fue detenido en su casa
mientras veía el partido de futbol entre México y Croacia en el marco
de la Copa Mundial de Fútbol Brasil 2014.
Tras el vacío que dejó su captura, el Cártel de Jalisco irrumpió con
fuerza en Baja California, colocando “narcomantas” mediante las
cuales anunció su aparición y también por medio de la violencia.
Pero se impuso Enedina, quien para la dea es la jefa del Cártel de
Tijuana, impune hasta la fecha. En 2002 fue sancionada por el
Departamento del Tesoro de Estados Unidos, al ser incluida en la
lista de líderes de organizaciones criminales y prohibió hacer
negocios con ella. Por ello sus cuentas fueron congeladas y varias
empresas suspendieron sus actividades, al menos, por un tiempo.
En julio de 2015, la revista Time se ocupó de su perfil. Al describir
su forma de ser, la prestigiada publicación indicó que “es menos
asidua a las fiestas, sin la conducta de asesino sádico [a diferencia]
de sus hermanos” y en ella se destaca “un perfil de negocios que
pudiera ser la clave de su éxito”.
El texto publicado refiere una cita de Mike Vigil, exjefe de
Operaciones Internacionales de la dea, quien al referirse a Enedina
mencionó que ayudó a reducir la violencia al traer de vuelta el
esquema tradicional de traficar drogas de México hacia Estados
Unidos.
Explicó: “Ella no está interesada en provocar guerras, como sus
hermanos lo hicieron en sus tiempos. […] realiza alianzas y genera
dinero. Su belleza quizá la ayudó a realizar pactos con poderosos
narcotraficantes, como Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán”.

Cárteles imparables
Tras su arribo al poder el 1 de diciembre de 2018, López Obrador
encontró un escenario nacional plagado de criminalidad y violencia
generada por al menos quince cárteles bien cimentados en todo el
territorio.
De acuerdo con los informes tanto de la dea como de la fgr y
otras fuentes de actualización, dichas organizaciones criminales
superan la veintena y son las siguientes: los cárteles del Golfo y Los
Zetas; Tijuana, Juárez, Sinaloa, Jalisco Nueva Generación, Los
Rojos, Guerreros Unidos, Los Ardillos y de la Sierra, los Beltrán
Leyva, familia Díaz Parada (traficantes de marihuana en Oaxaca),
los hermanos Valencia, la Familia Michoacana, Los Caballeros
Templarios, los Arellano Félix, Tláhuac, Unión Tepito, Los Viagra,
Santa Rosa de Lima y el Cártel del Noreste.
De todas estas organizaciones derivan decenas de ramificaciones
que, por separado, controlan amplias extensiones de territorios y
han establecido alianzas —políticas y criminales— con autoridades
municipales y estatales para mantenerse impunes y en constante
expansión.
Estos cárteles ya no operan únicamente el tráfico de drogas. Han
diversificado sus actividades y las autoridades estadounidenses los
describen como organizaciones “más violentas y sanguinarias”, lo
que explica el alto nivel de asesinatos, desapariciones y
descuartizamientos por todas partes.
Su poder se extiende a todo el territorio nacional, pero ahora
tienen alianzas, al parecer bastante sólidas, con organizaciones de
Colombia, Panamá, Costa Rica, Guatemala y probablemente, en
otras naciones latinoamericanas.
En suma, el narco mexicano ya es internacional y por ello, difícil
de erradicar. De ahí que a López Obrador parece no quedarle otra
salida más que la negociación con el crimen organizado, pues el
Estado mexicano carece de estrategia y herramientas que
posibiliten un combate efectivo.
De hecho, su gobierno empezó a negociar con el crimen
organizado y grupos armados de Guerrero, Michoacán y
Tamaulipas, de acuerdo con una declaración que hizo Olga Sánchez
Cordero, la secretaria de Gobernación de 2018 a 2021. Sin
embargo, López Obrador la desmintió y aseguró que su gobierno no
negocia ni pacta con criminales. Pero conforme a otros datos
consultados por este reportero sostienen que las negociaciones sí
se efectuaron.
“El Estado tiene la responsabilidad de garantizar la tranquilidad del
país”, afirmó el presidente.
Pero el territorio sigue violentado por el crimen organizado, pues
el mandatario no quiere usar la fuerza como vía para enfrentar a los
cárteles. Como hemos referido en varias ocasiones, explica que su
política se basa en atender las causas que originan la criminalidad.
Mas a pesar de la puesta en marcha de los programas sociales de
la llamada 4T —medidas que de acuerdo con él frenarán la violencia
—, el país sigue incendiado por la tensión criminal.
En menos de un mes, el cjng difundió tres videos amenazando al
Cártel Santa Rosa de Lima y a su líder, El Marro. Se anunció la
batalla en Guanajuato por el control del estado y ninguna autoridad
actuó para impedirlo. La captura de El Marro no solucionó nada,
sólo avivó la ola de violencia de 2019 a 2022 y sirvió para otros
repartos de poder dentro de la estructura de los cárteles.
Y es que son demasiados los errores cometidos frente al crimen
por incapacidad o intencionalmente. Lo real es que, como he
planteado en otras ocasiones, tras casi cinco años de gobierno,
López Obrador sigue siendo un presidente fallido.
RADIOGRAFÍA
DE LA
PUTREFACCIÓN
Sucios poderes

V
íctimas de la corrupción que ellos mismos prohijaron durante
sus respectivos gobiernos —vivían como virreyes impunes—,
al menos una decena de exgobernadores están presos,
próximos a estarlo o bien enfrentan investigaciones dentro y fuera
de México por nexos con el crimen organizado, lavado de dinero,
abuso de poder, desvío de dinero público, delitos electorales y
enriquecimiento ilícito.
Todos, sin excepción, compraron mansiones en México, Estados
Unidos o Europa; carros de lujo, ranchos y ganado de alto registro,
la ostentación sin límites; el abuso del poder en su máxima
expresión, la locura vuelta vorágine, mientras la sociedad padecía
—y padece— los embates de la violencia causada por los
enfrentamientos entre bandas del narcotráfico a las que ellos
mismos protegieron.
Su herencia es lastimosa, lastre vil para la sociedad, pues todos
sin excepción, incluso de partidos, prometieron cambios: combatir la
corrupción, enfrentar a la delincuencia, sanear las instancias
oficiales, cuidar las arcas, velar por sus respectivos pueblos, pero al
final de sus mandatos heredaron la miseria fundida en ellos mismos.
De la cauda de gobernadores que lo mismo incurrieron en actos
de corrupción que brindaron protección al narcotráfico, faltan por ser
enjuiciados varios de ellos: Graco Ramírez Garrido (Morelos),
Silvano Aureoles Conejo (Michoacán), Francisco Javier García
Cabeza de Vaca (Tamaulipas), Jaime Bonilla Valdez (Baja
California). La lista parece tan interminable que la sociedad se
pregunta quién cerrará la puerta, pues ni bien un gobernador
termina su periodo cuando otro ya está empoderado saqueando las
arcas.
Entre otros posibles candidatos a la cárcel estarían Omar Fayad
(Hidalgo), Quirino Ordaz Coppel (Sinaloa), Claudia Pavlovich
Arellano (Sonora), Antonio Echevarría García (Nayarit), Héctor
Astudillo (Guerrero), Carlos Joaquín González (Quintana Roo).
Hasta ahora parecen haber librado investigaciones criminales y
cárcel porque, tras las elecciones intermedias de 2021 —cuando
salieron a flote presuntos apoyos del Cártel de Sinaloa en favor de
los candidatos de morena (Movimiento Regeneración Nacional)—
entregaron el poder a esta fuerza establecida por el presidente
López Obrador.
Sin embargo, estos exgobernadores, por ahora “a salvo” de pisar
la cárcel, no tienen ninguna razón para evadir la justicia. Sus
respectivas administraciones terminaron en un verdadero caos,
envueltos, como otros políticos, en una corrupción ante la cual el
presidente cerró los ojos por conveniencia política.
No sólo eso: López Obrador premió a algunos exmandatarios con
embajadas y consulados. Es el caso de Quirino Ordaz y Claudia
Pavlovich, quienes fueron nombrados embajador de México en
España y cónsul en Barcelona, respectivamente. Ambos
traicionaron al Partido Revolucionario Institucional (pri), de donde
surgieron, a cambio de sus sobrevivencias políticas. Por ello fueron
expulsados de ese partido.
De la larga lista de exmandatarios bajo investigación, el caso más
escandaloso es el de Francisco Javier García Cabeza de Vaca.
Sometido a una investigación criminal, primero, y a un juicio de
procedencia para ser desaforado, después, el exgobernador parece
haber salido “avante” en su proceso de librar la cárcel en México. No
así en Estados Unidos, donde pesa en su contra un expediente
criminal por brindar apoyos al crimen organizado, compra de
propiedades con dinero de dudosa procedencia y lavado de activos.
García Cabeza de Vaca terminó cuestionado y calificado como un
“narcogobernador”. Existen razones de peso que justifican el
estigma que carga a cuesta desde que empezó a ser investigado
por presuntos vínculos con los cárteles del Golfo y Los Zetas, cuyos
miembros habrían financiado sus tareas políticas desde los tiempos
de Tomás Yarrington Ruvalcaba, el primer gobernador tamaulipeco
encarcelado por servir a los intereses de la mafia, a grado tal que
está considerado en Estados Unidos como un capo que se valió del
poder político para traficar droga, lavar dinero y enriquecerse a
manos llenas. En la actualidad García Cabeza de Vaca fue
premiado con impunidad: es el asesor en materia de seguridad de
“Va por México” y hasta quiere ser presidente por esta alianza. El
cinismo en su plenitud.
Pero su proceso se ha complejizado, pues la fgr informó haber
obtenido, a fines de agosto de 2023, la revocación del amparo
otorgado al exgobernador a través del Primer Tribunal Colegiado del
Estado de Tamaulipas, con lo que se reactiva la orden de
aprehensión en su contra. Como en otros casos, las protecciones y
negaciones a las mismas sobre estos presuntos corruptos, en
diversos estados de la Federación, abren procesos a favor y en
contra de cada uno que alimentan a los medios, a los intereses
políticos de los partidos en pugna por el poder y, al final, denotan la
inoperancia del sistema, protector del crimen organizado en
cualquiera de los bandos.
Existen antecedentes que pintan de cuerpo entero a Yarrington
como capo del pri en funciones de gobernador y precandidato
presidencial en 2006. El procurador de esa entidad durante su
gobierno, Francisco Tomás Cayuela Villarreal, era el responsable de
recolectar dinero en todo el estado para financiar la campaña de
Yarrington a la presidencia de la República. El efectivo provenía del
narcotráfico. Los recorridos los hacía en toda la “frontera chica”, en
municipios como Camargo, Miguel Alemán, entre otros, asiento de
los cárteles del Golfo y Los Zetas —este último brilló con su
esplendor durante aquel “narcogobierno” encabezado por el político
priista—.
De acuerdo con las investigaciones consultadas, Cayuela
entregaba maletas repletas de dólares a Yarrington. Con el apoyo
criminal, el entonces mandatario tamaulipeco preparaba su proyecto
rumbo al 2006, pero las investigaciones por su relación con el
narcotráfico tambalearon su plataforma y la entonces Procuraduría
General de la República (pgr) comenzó a obtener más evidencias
de sus nexos criminales.
En 2008, José Luis Santiago Vasconcelos, entonces a cargo de la
Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia
Organizada (seido), me confirmó que Yarrington era investigado por
narcotráfico, lavado de dinero y enriquecimiento ilícito. Explicó,
además, que la subprocuraduría a su cargo había iniciado la
indagatoria incluyendo a funcionarios menores: mandos policíacos,
subprocuradores, entre otros. “Iremos de abajo hacia arriba”, indicó
Vasconcelos sin negar que en la ruta de la investigación estaba
implicado el entonces mandatario priista.
Yarrington enfrentó su proceso legal y se defendió de las
acusaciones, pero el cerco se fue cerrando y el rumor de una
posible orden de aprehensión permaneció latente largo tiempo. Esto
significó una amenaza incluso para sus propios prestanombres, que
no eran pocos.
Tras concluir su mandato, Yarrington dio la pelea legal por corto
tiempo, ya que con el apoyo de sus complicidades políticas y
criminales huyó del país y se afincó en Florencia, Italia. Tras cinco
años de permanecer como prófugo, en abril de 2017 fue localizado y
detenido en ese país gracias a la ficha roja emitida por la
Organización Internacional de Policía Criminal (interpol, por su
acrónimo en inglés) y a la cooperación entre autoridades,
principalmente, italianas y de Estados Unidos. La captura ocurrió al
salir de un restaurante, una trattoria, donde convivía con un socio
suyo.
Al ser aprehendido, el político tamaulipeco se identificó de
inmediato con credenciales falsas: portaba una del Instituto Nacional
Electoral (ine) con su fotografía y el nombre de José Ángel Márquez
Pérez. También mostró una licencia de conducir con el mismo
nombre y otra más de la Asociación Cristiana de Jóvenes (mejor
conocida como la ymca, por su sigla en inglés) a nombre de Tomás
Chapa. Pero no pudo evadirse. Fue apresado y sometido a un juicio
de extradición.
En un principio peleó por ser llevado a México, pero el gobierno de
Estados Unidos presionó para que enfrentara las acusaciones de las
cortes norteamericanas. Actualmente está preso en Texas, Estados
Unidos. Los cargos que pesan en su contra son: lavado de dinero,
narcotráfico y fraude bancario.
En marzo de 2021, fue declarado culpable del delito de lavado de
dinero. La sentencia fue de aproximadamente 20 años. Al
declararse culpable de ese delito, el gobierno de Estados Unidos
desestimó las otras acusaciones: tráfico de drogas, extorsión, fraude
bancario, entre otros, que también pesaban en su contra.
Declaró haber aceptado 3.5 millones de dólares en sobornos, los
cuales usó para adquirir propiedades de manera fraudulenta en
Estados Unidos, conforme expuso la fiscal interina del caso, Jennifer
B. Lowery. Con base en el expediente, el exgobernador también
reconoció haber recibido sobornos de personas en México para
hacer negocios con el gobierno de Tamaulipas mientras él fungía
como mandatario estatal.
Su heredero —Eugenio Hernández Flores— también terminó
devorado por la corrupción institucional y criminal. Amasó una
fortuna descomunal mediante el tráfico de influencias, favores al
crimen organizado, lavado de dinero, fraudes, desvío de fondos
públicos, entre otros delitos, que lo mantuvieron en prisión hasta
2023 y a la espera de ser extraditado a Estados Unidos, donde tiene
abiertos dos expedientes: uno por asociación delictuosa y otro por
lavado de dinero por un monto de 35 millones de dólares. Aún se
mantiene el juicio de extradición, ahora bajo su condición de prisión
domiciliaria y con vigilancia de la fgr.
Tras su encarcelamiento en octubre de 2017, fue acusado de
fraude en la causa penal 67/2017 en perjuicio de las finanzas del
gobierno de Tamaulipas. Adquirió a través de testaferros dos
terrenos de 1,600 metros en el puerto de Altamira y los costos
fueron “castigados” a favor de los compradores.
En septiembre de 2021 Hernández Flores fue declarado libre por
un juez federal, al otorgarle un amparo contra aquella aprehensión.
Sin embargo, la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la
Nación (scjn) negó el amparo al exmandatario. Por lo que en ese
entonces no pudo abandonar la prisión debido a que aún tenía
pendientes dos carpetas: una por enriquecimiento ilícito y otra por
lavado de dinero.
Tras más de cinco años, en octubre de 2022 un juez de control
ordenó su liberación al no encontrar elementos para mantener al
exgobernador en prisión. Pero se mantuvo recluido pues su juicio de
extradición a Estados Unidos seguía en proceso, reclamado por
asociación delictuosa y blanqueo de capitales.
Con base en la resolución emitida en 2021 de la Suprema Corte
de Justicia de la Nación, la cual establece que en el juicio de
extradición no hay temas de constitucionalidad que discutir, los días
de Hernández Flores en México parecían estar contados, su
extradición posible y viable hacia Estados Unidos.
La scjn avaló el proyecto de sentencia de la ministra Margarita
Ríos Farjat, quien propuso declarar la constitucionalidad de los
Artículos 3 y 13 del Tratado de Extradición entre México y Estados
Unidos, así como el Artículo 1 de la Ley de Extradición Internacional.
Después del fallo, el caso quedó en manos del Primer Tribunal
Colegiado en Materia Penal y del Décimo Noveno Circuito, el cual
resolvió a favor de Hernández Flores su condición actual, en espera
del juicio de extradición.
Los magistrados del Tribunal referido han manejado la
improcedencia de la petición formal de extradición según los
términos que establecen las leyes; entre otros argumentos esgrimen
la violación del derecho a una adecuada defensa y deben evaluar el
antecedente sobre la opinión jurídica de un juez federal.
El caso de Hernández Flores tiene historia: la Corte Federal del
Distrito Sur de Texas solicitó la extradición del exgobernador priista
de Tamaulipas por las mencionadas acusaciones de asociación
delictuosa y lavado de dinero. Pero existen otros dos expedientes
por fraude bancario y operaciones sin licencia en un negocio de
envío de dinero de México a Estados Unidos. Esas transacciones
sirvieron de base a las autoridades estadounidenses para abrir el
expediente por blanqueo de activos.
En la solicitud de extradición se menciona que, de 2004 a 2010,
Hernández Flores presuntamente se asoció con su cuñado, Óscar
Manuel Gómez Guerra, para lavar dinero supuestamente del crimen
organizado. También crearon una plataforma y esquemas
financieros para desviar fondos del erario y enviarlos a Estados
Unidos.
Además, de acuerdo con la acusación, entre 2005 y 2015 celebró
contratos falsos elaborados con un banco ficticio de alimentos y
otros medios ilícitos para obtener cientos de millones de pesos, los
cuales fueron blanqueados tanto en México como en Estados
Unidos a través de transacciones financieras elaboradas y
estructuradas con información falsa que derivaron en engaños y
fraudes.
En 2017, la entonces pgr cumplimentó la orden de detención y el
2 de marzo de 2018 el entonces secretario de Relaciones
Exteriores, Luis Videgaray, emitió el acuerdo que concedió la
extradición del exgobernador a Estados Unidos.
Hernández Flores fue detenido en Ciudad Victoria, Tamaulipas.
Antes de su captura, el también empresario de la construcción solía
pasearse impunemente por todo el país. Viajaba con frecuencia de
Nuevo León a la Ciudad de México. También a Cancún, Quintana
Roo, donde posee un palacete.
Tras abandonar el cargo, el presidente Peña Nieto lo protegió.
Hernández Flores se entrevistó con el entonces mandatario en un
yate que flotaba en las aguas del Pacífico. Ahí, Peña Nieto le ordenó
a Jesús Murillo Karam, entonces Procurador General de la
República, que archivaran su expediente.
El extitular de la pgr obedeció sin oposición alguna. Hoy Murillo
Karam se encuentra detenido, desde el 19 de agosto de 2022,
acusado por desaparición forzada, tortura y obstrucción a la justicia
en relación con el conocido e irresuelto Caso Ayotzinapa de los 43
estudiantes desaparecidos en Iguala, Guerrero, en 2014.
De ese modo Hernández Flores recibió un documento en el que la
pgr negaba el ejercicio de la acción penal en su contra por falta de
pruebas. Es decir, la pgr no lo perseguiría por delito alguno. El
exgobernador había quedado totalmente blindado en México. Todo
esto ocurría mientras que en Estados Unidos era buscado debido a
los delitos referidos. Las autoridades estadounidenses habían
ordenado su captura. Por varias ciudades del Valle de Texas
aparecía pegada en paredes y postes su fotografía con la leyenda
“Se busca”.
Es cuando en octubre de 2017 García Cabeza de Vaca,
gobernador de Tamaulipas, lo encarceló por un fraude en contra del
gobierno estatal, tras comprar el terreno mencionado por el puerto
de Altamira. El precio fue disminuido para que los testaferros de
Hernández Flores lo compraran —como se declara en la carpeta
14/2017—. Este fue un negocio redondo, según se dijo entonces,
porque el vendedor puso el pastel sobre la mesa de los
compradores.
De acuerdo con la acusación consultada, el exgobernador
Hernández Flores, a través de Alberto Berlanga Bolado,
exsecretario de Obras Públicas y Desarrollo Urbano, propietario de
la empresa GMC S.A. de C.V. de Altamira, compró el terreno
localizado en el puerto industrial de Altamira, Tamaulipas. El
entonces gobernador pagó 16 millones de pesos por la propiedad,
cuando su costo real entonces era de 584 millones.
El terreno había sido malversado desde 2002. En ese tiempo el
exgobernador Yarrington Ruvalcaba había vendido las mismas
hectáreas en 14 millones de pesos a la empresa Materiales y
Construcción Villa de Aguayo S.A. de C.V., propiedad de Fernando
Cano Martínez, señalado en los expedientes como otro de los
prestanombres, tanto de Yarrington como de Hernández.
Cinco años después, Materiales y Construcción Villa de Aguayo
vendió el terreno en Altamira a la empresa GMC S.A. de C.V.,
propiedad de Alberto Berlanga, que en los expedientes del caso es
referido también como prestanombre de Hernández Flores.
El caso comenzó a ser investigado por la administración panista
de García Cabeza de Vaca. Interpusieron una denuncia ante la
entonces pgr y así pudieron recuperar el terreno vendido,
propiedad del gobierno del estado. Luego continuó el revanchismo,
al integrar un expediente en contra de su antecesor por fraude,
peculado y otros delitos. Así pudo encarcelarlo.
Esta fue la venganza de García Cabeza de Vaca, quien en su
primer intento por ser gobernador de Tamaulipas fue frenado por
Hernández Flores mediante una campaña de fuertes
cuestionamientos en la que salió a relucir su encarcelamiento en
Estados Unidos, entre otros delitos. También salieron a flote sus
negocios con los hermanos Bribiesca Sahagún, hijos de Marta
Sahagún, esposa del expresidente Vicente Fox Quesada, con quien
mantuvo un contubernio durante los gobiernos de este y Felipe
Calderón Hinojosa.
La captura de Hernández Flores ocurrió cuando se paseaba por
Ciudad Victoria a bordo de una motocicleta deportiva. El político
priista iba ataviado con traje de piel, casco y botas hasta la rodilla.
Ya era perseguido tiempo atrás. Lo tenían en la mira. Cuando
detectaron su presencia, se dispuso de un operativo y fue
aprehendido. Ahí comenzó su pesadilla, la cual aún no ha terminado
por su condición de prisión domiciliaria, la vigilancia de la fgr sobre
su persona y la espera al juicio de extradición hacia Estados Unidos.
De ser extraditado, tendría que enfrentar una pena de 20 años de
cárcel y pagar una multa de medio millón de dólares, de acuerdo
con el juez estadounidense, Kenneth Magidson.
Y es que en el expediente del caso declararon varios testigos en
su contra. Ellos afirman que cuando Hernández Flores fue ungido
candidato del pri, los hombres del crimen organizado, prestos para
seguir en el negocio, ofrecieron financiamiento para su campaña. El
dinero del crimen fluyó sin freno alguno.
A cambio, el electo gobernador pagó con posiciones en el
gobierno, sobre todo a nivel de la procuración de justicia y la policía.
El narcotráfico tenía un enlace fijo en la Secretaría de Gobierno,
quien, a su vez, informaba al mandatario sobre la buena marcha del
negocio o bien pedía cambios de agentes cuando había problemas
que zanjar.
Uno de los testigos estelares de este caso, que también declaró
en el juicio contra Tomás Yarrington Ruvalcaba, es José Antonio
Peña Argüelles, un lavador de dinero de Los Zetas que se entregó a
las autoridades estadounidenses luego de ser amenazado de
muerte por sus enemigos criminales.
El propio testigo contó en sus diversos testimonios que un día
recibió una llamada telefónica. “Era un sicario de Los Zetas”, dijo. Le
reclamaban el presunto robo de varios millones de dólares y de ello
culpaban a su hermano, de quien le mandaron una fotografía tras
ser ejecutado.
“Sigues tú, José Antonio”, le advirtieron.
Peña Argüelles corrió a refugiarse en Estados Unidos y se entregó
a las autoridades. Más tarde se acogió al Programa de Protección
de Testigos para contar lo que sabía. Actualmente, tiene esa
condición en la acusación que enfrenta Hernández Flores en
Estados Unidos. También testificó para incriminar a Yarrington
Ruvalcaba. A los dos los hundió.
Hernández Flores estaba recluido en una cárcel en San Mateo
Atenco, en el Estado de México, después de permanecer varios
meses en la Coordinación General Sistema Penal Acusatorio, más
conocida como el penal de Ciudad Victoria. A finales de octubre de
2022 se le concedió la libertad tras más de cinco años en prisión,
acusado específicamente por estos cuatro delitos procesados desde
2017 hasta 2021: peculado y operaciones con recursos de
procedencia ilícita por la presunta compra de los dos predios, antes
mencionados en el municipio de Altamira (que son propiedad del
estado); enriquecimiento ilícito y lavado de dinero.
El juez Primero del Penal de Ciudad Victoria, Santiago Espinoza
Camacho, hizo cumplir el amparo otorgado. La sentencia de
liberación se emitió al penal Doctor Antonio Sánchez Galindo, en
Tenango del Valle, Estado de México, última prisión donde se
encontraba por las acusaciones del Estado que debía cumplir.
El expediente integrado en su contra en Estados Unidos sigue
vigente porque la Corte Federal para el Distrito Sur de Texas lo
acusa de lavado de dinero por un monto mínimo de 30 millones de
dólares. En este caso, la investigación atribuye esos fondos a
sobornos del crimen organizado durante su gobierno, para traficar
con drogas desde Tamaulipas hacia Estados Unidos.
En el expediente también se afirma que brindó protección al Cártel
del Golfo y a Los Zetas, dos organizaciones poderosas durante su
gobierno. Por esos favores, conforme a la acusación
estadounidense, el entonces mandatario recibió millones de dólares
como pagos que luego depositó en Estados Unidos. Hernández
Flores, sin embargo, argumenta que su capital es producto de sus
negocios en el rubro de los bienes raíces al que se dedica desde
hace varios años, incluso, antes de que el pri lo postulara como su
abanderado a la presidencia municipal de Ciudad Victoria, su tierra
natal.
Al ser notificado de la extradición, el político recurrió a todos los
caminos legales para impedir ser enjuiciado en Estados Unidos. Los
recursos interpuestos recorrieron varias instancias judiciales. En
mayo de 2021 la scjn resolvió que la extradición procedía porque
no existían impedimentos constitucionales.
En Tamaulipas la corrupción institucional y criminal no terminó con
el caso de Eugenio Hernández Flores. En las postrimerías de su
gobierno, en 2010, fue ejecutado el candidato del pri a la
gubernatura, Rodolfo Torre Cantú, quien se aprestaba entonces
para sustituirlo en la misma. El abanderado priista recorría el estado
y en un tramo de su periplo fue interceptado por varios hombres
armados que le dispararon a corta distancia con armas de alto
poder. Torre Cantú recibió varios impactos de bala en el cuerpo y
cabeza, la sangre chorreaba al interior de su camioneta. Su muerte
fue instantánea.
Las autoridades federales concluyeron que el candidato fue
asesinado por el entonces líder del Cártel del Golfo, Eduardo
Costilla Sánchez —sentenciado a cadena perpetua en Estados
Unidos en septiembre de 2022, al no haber llegado a un acuerdo
para seguir con el negocio—. El famoso capo conocido como El
Coss estaba muy bien arreglado con la administración de
Hernández, pero se afirma que tuvo diferencias con quien sería el
nuevo gobernador por la continuidad del negocio.
En vísperas de las elecciones, Rodolfo Torre fue sustituido por su
hermano Egidio, quien concluyó la campaña y ganó las elecciones.
Su gobierno fue gris y no ajeno a la corrupción, pero al cierre de su
administración no tuvo problemas: le entregó el poder al Partido
Acción Nacional (pan) y García Cabeza de Vaca ganó la
gubernatura. Ahí parecía que concluirían los sexenios del saqueo y
las ligas con el crimen; pero no ocurrió así.
Por el contrario, a la mitad de su gobierno salieron a relucir tanto
en México como en Estados Unidos sus vínculos criminales, sus
negocios con la compra de propiedades y el lavado de dinero, todo
ello documentado en un voluminoso expediente integrado por la
fgr. De igual forma, Tamaulipas se convirtió en un territorio sin ley,
dominado ampliamente por los criminales.
Todo esto resultó más que evidente. Las matanzas se
multiplicaron todos los días, las ejecuciones de migrantes, como la
ocurrida en Camargo, donde varias personas fueron incluso
calcinadas, ponían en claro que el gobierno de García Cabeza de
Vaca ya no gobernaba la entidad y esta se encontraba a merced del
crimen.
Las sospechas trascendieron como escándalo nacional cuando
oficialmente la fgr informó que integraba un expediente criminal en
contra del mandatario y que se abriría un juicio de procedencia para
lograr su desafuero. García Cabeza de Vaca tendría que enfrentar a
la justicia por su descomunal enriquecimiento (no ajeno a sus ligas
con el crimen ni al saqueo del erario). Tendría que explicar entonces
el origen de su fortuna y cómo había adquirido decenas de
propiedades, tanto en México como en Estados Unidos. Luego se
supo que el político tamaulipeco era investigado desde hacía varios
años dentro y fuera del país. En territorio nacional la indagatoria
corrió a cargo de la Subprocuraduría Especializada en Delincuencia
Organizada, dependiente de la fgr. En Estados Unidos por la dea,
que le seguía los pasos. Los delitos que desde entonces pesaban
en su contra eran lavado de dinero, ligas con el crimen,
enriquecimiento ilícito. Se asegura que buena parte de su fortuna
proviene del narcotráfico.
Los datos respecto a sus presuntos lazos con el crimen
organizado salieron a relucir luego de diez meses de investigación
realizada por parte de la dea. Los agentes estadounidenses
realizaron un seguimiento del exmandatario mediante intervenciones
telefónicas. Se indicó que las pruebas eran irrefutables.
A esta indagatoria se sumó la Unidad de Inteligencia Financiera
(uif), entonces a cargo de Santiago Nieto Castillo, que contribuyó
con pruebas y logró documentar que el político panista incurrió en
presuntos delitos de defraudación fiscal y lavado. La investigación
incluyó a su círculo familiar, ligado también a los negocios sucios.
De acuerdo con las pesquisas, García Cabeza de Vaca construyó su
patrimonio inmobiliario con recursos que no podía justificar como
legales.
Avanzada la indagatoria, en julio de 2021 la fgr envió a la seido
el expediente por corrupción. Con esa información se integró la
carpeta correspondiente y a la indagatoria se sumó una denuncia
del morenista Alejandro Díaz Durán, quien acusó al exmandatario
de tener lazos con Los Zetas y el Cártel del Golfo.
Los señalamientos de que García Cabeza de Vaca estaba
relacionado con la delincuencia no son nuevos. Tienen una larga
historia. En 2016, por ejemplo, en plena campaña por la gubernatura
de Tamaulipas, Héctor Crescencio de León Fonseca, El R3, líder del
Cártel del Golfo, lo acusó de recibir pagos cuantiosos del grupo
criminal.
Detenido el 7 de enero de 2016 en Altamira, Tamaulipas, el capo
declaró ante policías federales:
“Tengo conocimiento de que mi jefe, ‘El R2’ y/o ‘El Toñín’
[identificado por las autoridades con el nombre de Marco Antonio
Haro Rodríguez] le entrega dinero a un político de nombre Francisco
Javier Cabeza de Vaca”.
No sólo eso: en 2019 el Cártel del Golfo lanzó acusaciones en
contra de García Cabeza de Vaca a través de “narcomantas”. En
ellas, la organización criminal acusó al exmandatario de haber
recibido quince millones de pesos del grupo criminal. El objetivo:
financiar su campaña política. Todo a cambio de permitirles paso
libre para el tráfico de drogas en la entidad.
Cuando asumió la gubernatura en 2016, García Cabeza de Vaca
ya contaba con una fortuna cuantiosa. En ese tiempo hizo pública su
declaración patrimonial junto con la de su esposa, Mariana Gómez
Leal. Declaró en ese tiempo contar con doce propiedades —casas,
departamentos y terrenos— en la Ciudad de México, Reynosa,
Tamaulipas y McAllen, Texas.
Pero los bienes fueron aumentando en su primera etapa, como
legislador, y después como gobernador. En 2012, él y su esposa
adquirieron cinco propiedades más, conforme a las investigaciones
federales; en 2013, cuando fungía como senador de la República,
compró un departamento de 481 metros cuadrados en el exclusivo
Club de Golf Bosques de Santa Fe, en Cuajimalpa, Ciudad de
México. La propiedad fue valorada en 14.3 millones de pesos. En
ese tiempo, García Cabeza de Vaca habría recibido sobornos de
Emilio Lozoya Austin, según denunció el exfuncionario, entonces
director de Petróleos Mexicanos (pemex), para que él y otros
legisladores panistas aprobaran la cuestionada Reforma Energética
impulsada entonces por el presidente Peña Nieto.
De acuerdo con Rojas Durán, el denunciante de García Cabeza
de Vaca, el monto del exmandatario en propiedades es de
aproximadamente 104 millones de pesos, mientras que el salario
que podría haber obtenido por sus cargos como funcionario público,
entre 2000 y 2016, habría sido de unos 13.2 millones de pesos.
Esto, explicó, considerando que no hubiera gastado un solo peso de
sus ingresos para vivir. La diferencia entre sus bienes y sus ingresos
es descomunal.
Al término de su mandato, García Cabeza de Vaca fue blanco de
cuestionamientos por la corrupción que él mismo prohijó en su
gobierno. Entre otros señalamientos, cargó con la acusación de que
al cierre de su administración dejó al estado en la bancarrota, con
una deuda de 15,700 millones de pesos, además de otros desfalcos
que mermaron las finanzas de la entidad.
La acusación fue documentada por el equipo de transición del
nuevo gobernador, Américo Villarreal Anaya, además de señalar
que antes de que concluyera su mandato en septiembre de 2022,
García Cabeza de Vaca benefició tanto a sus amigos como a
decenas de compadres y presuntos cómplices entre quienes
repartió unas 30 notarías, lo que fue interpretado como otro
quebranto para las arcas estatales.
El equipo de transición de Villarreal Anaya consideró este hecho
como un regalo que evidencia beneficios para las mafias que
compartieron el poder con él. Una fuente consultada se refirió así al
reparto de notarías:
“Me refiero al intento de última hora por el cual quiere asignar a
dedo, casi como legado testamentario, treinta patentes de notarías
públicas. Como si el estado fuera su patrimonio particular y, sobre la
base de ese supuesto derecho, pudiera hipotecar a su favor la
gestión pública del próximo sexenio”.
La diputada federal de morena, Blanca Araceli Narro, declaró que
García Cabeza de Vaca es un político acabado, está desesperado y
carece de escrúpulos, pero cree que aún tiene poder y tiempo para
dañar la entidad.
Y añadió: “Francisco García Cabeza de Vaca no ha dejado de
difamar y de dirigir una maquinaria de falsas noticias para perjudicar
al gobernador electo y a su entorno político y familiar. Sin escrúpulo
alguno sigue malversando el presupuesto para difundir mentiras y
dejar la sensación de que el próximo gobernador entra marcado por
la corrupción. Mantiene la misma obsesión perversa que lo
descalabró electoralmente y que demuestra el resentimiento
institucional y la pobreza de principios que lo caracterizan”.
No sólo eso. El saqueo de García Cabeza de Vaca siguió hasta el
cierre de su gestión. Y es que, junto con el enorme adeudo, se
preparó otro atraco financiero: se modificó indebidamente el Artículo
13 de la Ley de Ingresos para permitir al gobernador que en los
últimos días de su administración pudiera maniobrar un crédito de
1,300 millones de pesos, contratados con Banorte desde el 23 de
septiembre de 2021.
Al respecto, se acusó que esta acción fue operada indirectamente
por el presidente de la Diputación Permanente, Félix Fernando
García Aguiar, coordinador de la bancada del pan en el Congreso
local quien, al excederse en sus funciones, se asumió como Pleno
Legislativo para modificar el decreto de ley, con el argumento de que
existió un error en su elaboración.
El panorama de García Cabeza de Vaca es un indicador de un
patrón reiterado en la mayoría de las figuras políticas de esta suerte
de fauna depredadora contra la sociedad. Los resortes que ha
movido y los que lo han llevado a conducirse por los caminos de la
delincuencia política tienen un largo y oscuro abolengo que en el
contexto mexicano supera con creces los modos de concebir el
poder por encima de muchos y en contra de todos.

El Chueco y compañía
El exgobernador de Quintana Roo desde 1993 hasta 1999, el priista
Mario Villanueva Madrid —conocido en el mundo criminal como El
Chueco— fue el primer político encarcelado en la era priista.
Después de 20 años de permanecer preso, Villanueva Madrid
pudo salir de prisión para terminar de compurgar su pena en casa.
Este logro fue gracias a la intervención del presidente López
Obrador, quien pidió al Poder Judicial que su petición fuera
escuchada. Y así fue.
Pero el 12 de septiembre de 2022, la jueza del Juzgado Sexto de
Distrito Especializado en Ejecución de Penas le negó la prisión
domiciliaria, ordenando que le trasladaran al Centro de
Readaptación Social (cereso) de Chetumal. Tras unos meses de
alegatos judiciales, Villanueva Madrid, finalmente, logró su objetivo:
ahora vive cómodamente en una residencia que ocupa como casa y
prisión, bajo vigilancia permanente.
El exgobernador quintanarroense vivió un calvario tras su captura
el 25 de mayo de 2001. El día que entregó el poder a Joaquín
Hendricks Díaz, no se presentó al acto: ya había huido del país. La
Policía Judicial Federal lo empezó a perseguir, luego de que la
Procuraduría General de la República (pgr) integrara varios
expedientes por diversos delitos: protección al narcotráfico,
enriquecimiento ilícito y lavado de dinero. También se le relacionó
con el Cártel de Juárez.
La investigación en su contra inició cuando le faltaba un poco más
de un año para dejar la gubernatura. Al entonces mandatario lo
relacionaron con ese grupo criminal, entonces encabezado por
Amado Carrillo Fuentes, el cual fue fundado a comienzos de los
años setenta por Pablo Acosta Villarreal, también conocido como El
Zorro de Ojinaga. La organización criminal tenía su asiento en
Ciudad Juárez, Chihuahua, donde Villanueva Madrid cursó estudios.
Años después dicho Cártel extendió sus reales hacia el Caribe
mexicano en tiempos de Carrillo Fuentes, El Señor de los Cielos,
quien asumió el control del mismo de 1993 a 1997, tras la muerte de
Rafael Aguilar Guajardo, expolicía de la Dirección Federal de
Seguridad. Aguilar Guajardo fue asesinado en Cancún poco antes
de abordar un yate que lo llevaría a la isla de Cozumel.
Supuestamente, Carrillo Fuentes falleció después de someterse a
una cirugía plástica para transformarse el rostro, así como a una
liposucción. Fue durante su etapa de esplendor cuando extendió sus
dominios hacia el Caribe, una de las rutas de trasiego más
socorridas. Para ello, echó mano de dos hombres de su confianza:
Albino Quintero Meraz, Don Beto, quien se afincó en el puerto de
Veracruz, y Alcides Ramón Magaña, El Metro, afincado en Cancún
donde estableció nexos con Villanueva Madrid para el movimiento
de droga y el lavado de dinero, según consta en el expediente de
esa investigación.
Antes y entonces, dicha ruta era muy explotada por el crimen
organizado. La mayoría de los cárteles operaban desde Colombia o
Venezuela e ingresaban sus cargamentos por la isla de Cuba y
Quintana Roo, donde han proliferado las pistas clandestinas de
aterrizaje. Y hasta la fecha esa zona es una de las que tiene el
mayor número de “narcovuelos” operados, muchos de ellos, por el
Cártel de Caborca, fundado por Rafael Caro Quintero y sus
sobrinos, entre ellos, José Gil Caro Quintero, conocido en el mundo
del hampa como El Pelo Chino y/o Don José, a quien las
autoridades actualmente le atribuyen el trasiego de drogas mediante
narcovuelos provenientes de Sudamérica.
Los cargamentos de cocaína entraban a Estados Unidos vía
Miami o bien aterrizaban en Veracruz y subían a la frontera a través
de Tamaulipas. Aunque el trayecto era más largo, quizá era más
seguro.
En el expediente de Villanueva Madrid, integrado por la entonces
Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos contra la Salud,
en aquel tiempo encabezada por Mariano Herrán Salvatti —el titular
de la pgr era Jorge Madrazo Cuéllar— se exponen historias
verdaderamente fantásticas, aunque no carentes de veracidad.
Se cuenta, por ejemplo, que los aviones cargados con droga,
propiedad del Cártel de Juárez, aterrizaban en el aeropuerto de
Cancún y eran descargados en el hangar del gobierno estatal. Se
afirma también que las patrullas de la Policía Estatal se encargaban
de su transportación y distribución en los puntos de venta.
En otros pasajes, diversos testigos protegidos cuentan que
Villanueva Madrid se reunía con los miembros del Cártel en su
despacho del Palacio de Gobierno en Chetumal, o bien en sus
oficinas de lujo habilitadas en Cancún, donde eran recibidos como
altos ejecutivos y/o empresarios.
Por estos hechos, Villanueva fue indiciado por la pgr. El delito:
delincuencia organizada. El expediente se integró cuando todavía
era gobernador, como ya se indicó. Por eso, al concluir su mandato
se dio a la fuga, por temor a ser detenido. Cuando se enteró que era
investigado quiso hablar con el entonces presidente Ernesto Zedillo
Ponce de León, pero este no lo recibió. Durante varios meses
Liébano Sáenz Ortiz, entonces secretario particular de Zedillo,
fungió como mediador. A través de Sáenz, Villanueva Madrid insistió
una y otra vez en hablar con el presidente para aclarar, según dijo,
las acusaciones en su contra. Nunca fue escuchado. Después,
Sáenz Ortiz le cerró la puerta y, de acuerdo con la denuncia de
Villanueva Madrid, no le volvió a contestar el teléfono.
Tras su captura, fue internado en el Penal de Máxima Seguridad
de El Altiplano, mejor conocido como La Palma, en el Estado de
México. A lo largo de varios años escribió una suerte de diario en el
que explicó las causas que, según él, lo llevaron a prisión. Aquel
legajo era un testimonio escrito a mano, en el que explicó que el
enojo de Zedillo derivó en una venganza porque él se había negado
a otorgarle obras millonarias a su hermano Rodolfo, quien utilizaba
el poder presidencial para enriquecerse.
Cuenta Villanueva Madrid que un día Rodolfo le pidió que
financiara la construcción de una plaza comercial y otras obras de
gran valor económico; le sugirió que obtuviera un crédito para
concretar los proyectos a través de lo que se conocía como “La
Línea del Rey”. Villanueva se negó. Tras el rechazo, desde la
presidencia de la República se activaron los resortes de la pgr: se
integró el expediente criminal y así sobrevino su desgracia personal
y política.
Por los delitos que le imputaron, fue sentenciado a 20 años de
cárcel. Fue el primer gobernador priista encarcelado. Luego fue
extraditado a Estados Unidos donde compurgó una pena por lavado
de dinero. A partir de sus antecedentes, Villanueva Madrid fue una
pieza clave del expediente criminal integrado contra el Cártel de
Juárez conocido como “El Maxiproceso” cuando su líder, Amado
Carrillo, huyó a Sudamérica debido a la “persecución” de la que era
objeto en México.
El capo se instaló entre Argentina, Chile, Brasil, Uruguay y sus
últimas pistas, en 1997, le ubicaron en Cuba, por aquel entonces
también refugio del expresidente Carlos Salinas de Gortari.
Amado Carrillo rentó varias residencias para él, su familia y
colaboradores en Chile, primer país sudamericano al que arribó con
el nombre de Juan Arriaga, originalmente un próspero empresario
algodonero de Torreón, Coahuila, a quien tras su muerte le fue
usurpada la identidad para que el capo la utilizara. El responsable
de falsificar los documentos y de obtener un pasaporte apócrifo para
Carrillo Fuentes fue Manuel Bitar Tafich, su operador financiero.
Villanueva Madrid aparecía entre los políticos mejor relacionados
con el Cártel de Juárez. Independientemente de la venganza de
Zedillo, de la que Villanueva ha hecho mucho hincapié, lo cierto es
que el exgobernador sí abrió puertas en Quintana Roo para que el
Cártel se posicionara en el Caribe mexicano.
Tras la huida de Carrillo Fuentes a Sudamérica, en México se
siguieron varias investigaciones. La interpol en México, entonces
a cargo de Juan Miguel Ponce Edmonson, investigó los domicilios
del Cártel de Juárez. La estrategia que siguió el exdirector fue
investigar si la gente de la organización criminal había comprado
mesas de billar. El investigador policíaco sabía que los miembros de
esa organización necesitaban hacer alguna actividad debido al
encierro permanente al que estaban sometidos.
Los hombres de Ponce Edmonson se dieron a la tarea de
investigar en varias tiendas especializadas. Ubicaron una en
particular, donde la empleada les entregó copia de unas facturas
que amparaban la compra de varias mesas de billar. “Las compraron
varios mexicanos hace menos de un mes”, les dijo. La factura
contenía la dirección de las casas donde dichas mesas fueron
entregadas.
De esta forma, la interpol ubicó los domicilios que el Cártel de
Juárez tenía en un barrio lujoso de Santiago de Chile. Ahí empezó la
persecución de Carrillo Fuentes, quien semanas después viajó a
México. A algunos de sus familiares y colaboradores cercanos les
dijo que debía atender unos negocios; a otros no les dio explicación
alguna.
En realidad, hizo el viaje para internarse en la clínica Santa
Mónica de la Ciudad de México, donde fue operado. Ahí
supuestamente le practicaron una reconstrucción facial y una
liposucción. Cuando estaba en recuperación y debido al dolor que
sentía le suministraron Dormicum, un medicamento que lo durmió,
pero le causó un shock con la anestesia. Conforme al parte médico,
esa fue la causa de la muerte del capo, la cual hasta ahora es un
verdadero misterio.
Mientras Villanueva Madrid enfrentaba a la justicia, la muerte de
Amado Carrillo se cubría de una espesa neblina. Surgieron las
dudas de que no hubiese muerto y que tal versión fuera parte de un
arreglo con la dea y la justicia mexicana.
Todo este enigma se robusteció aún más cuando algunos de los
médicos que lo operaron aparecieron muertos en tambos en la
carretera México-Acapulco.
Eran tres barriles metálicos los que se usaron como depósito para
colocar los despojos de los galenos. Estaban sellados. Tenían
manchas de sangre y el olor fétido atrajo la atención de la policía.
Procedieron a abrirlos. Debajo de una capa de cemento, rota a
golpes, había un cadáver desfigurado. Los agentes cargaron los
cuerpos y los llevaron al Servicio Médico Forense de Iguala,
Guerrero, donde extrajeron el resto de los despojos.
Los tres cuerpos pertenecían a varones de elevada estatura y
presentaban huellas de tortura. El misterio de “los entambados” duró
poco tiempo. Las autoridades los identificaron: se trataba de Jaime
Godoy, Carlos Ávila y Ricardo Reyes. El primero era
otorrinolaringólogo y los otros dos, cirujanos plásticos.
Todos ellos habían formado parte del equipo de médicos que
intervino al capo aquel 4 de julio de 1997 en la clínica Santa Mónica.
La familia de Godoy, de 37 años, había denunciado su
desaparición días antes, cuando fue detenido junto con sus colegas
por unos sujetos que dijeron ser policías. Con los tres médicos
hallados sumaban cinco los galenos asesinados tras la operación de
Amado Carrillo Fuentes. Otro más continúa desaparecido.
Y es que a la muerte de Amado Carrillo siguió una escalada de
asesinatos, sobre todo en el norte del país. Se habló de una guerra
entre narcotraficantes por la sucesión del jefe. En esta oleada de
sangre le llegó el turno a los doctores que lo intervinieron, quienes
antes habían asegurado que nunca conocieron la identidad del
paciente.
El diario chileno La Segunda publicó un texto sobre el caso.
Basado en fuentes oficiales de México, expuso que la persona que
murió en el hospital no era Carrillo Fuentes sino un policía —
apodado El Chiquilín— que le servía de doble en sus andanzas. El
capo está vivo, señaló el diario, y actualmente “colabora con la dea”.
A lo largo de cinco sexenios —desde Mario Villanueva Madrid
hasta Carlos Joaquín González, quien fue sucedido en 2022 por la
morenista Mara Lezama Espinosa, y premiado por López Obrador
con la Embajada en Canadá—, Quintana Roo se ha convertido en
asiento de mafias nacionales e internacionales. Es la gran pista de
aterrizaje para recibir aviones procedentes de Sudamérica y
América Central cargados con droga; también es un centro de
consumo de todo tipo de sustancias, territorio clave para el lavado
de dinero y operaciones fraudulentas de mafiosos extranjeros.
Todos estos grupos criminales han operado con la protección de
gobernadores, empresarios, líderes partidistas y jefes policíacos que
ahora están bajo la lupa de la justicia nacional e internacional.
El escándalo de las actividades de grupos mafiosos salió a flote
luego de que la agencia antidrogas estadounidense, la dea, inició
una investigación que puso al descubierto las actividades de
personajes de la mafia rumana en el Caribe mexicano. La
indagación establece que, al menos desde hace una década, estos
grupos mafiosos se afincaron en Quintana Roo y han adquirido
propiedades —terrenos en áreas exclusivas, casas, empresas—
para lavar el dinero que obtienen de sus actividades ilícitas.
Por su parte, en tiempos de Santiago Nieto Castillo, la uif
presentó una denuncia ante la fgr en la que aparece señalado
Florian Tudor, también conocido como El Tiburón, un empresario de
origen rumano que era la cabeza visible de una amplia red de
personajes relacionados con la clonación de tarjetas, fraudes y
actividades de lavado de dinero que realizaba con la presunta
complicidad de políticos y empresarios.
Estas actividades —de acuerdo con lo señalado por la dea y la uif
— llevan realizándose desde hace varios años en Quintana Roo,
con la complacencia del poder político en turno, ya que aparecen
implicados en la red protectora mafiosa los exgobernadores Félix
González Canto y Roberto Borge Angulo, señalados en los
documentos como quienes brindaron protección en la entidad a la
red criminal rumana y a otros grupos.
Tan pronto la uif concluyó sus indagaciones, la Fiscalía General
de la República procedió a integrar las carpetas correspondientes.
En ese proceso se filtró una lista de los presuntos implicados en la
llamada red mafiosa rumana. Por ejemplo, el 9 de febrero de 2021 el
Consejo Político del Partido Verde Ecologista de México (pvem)
destituyó a su dirigente estatal, José de la Peña Ruiz Chávez,
debido a que su nombre apareció en la “lista negra” de funcionarios
a quienes se les embargaron las cuentas bancarias mediante el
oficio 110/F/B/978/2021.
A Ruiz Chávez se le relacionó con la banda de El Tiburón. En un
lacónico comunicado, el pvem informó que la dirigencia estatal del
partido sería encabezada por Pablo Bustamante, quien se
desempeñaba como regidor en el municipio de Solidaridad.
En el documento elaborado por la uif –y que ya forma parte de
una carpeta de investigación integrada por la fgr– también aparece
ligado el empresario Ricardo Vega Serrador, propietario de múltiples
empresas, inmobiliarias y distribuidoras de combustibles.
Su auge ha sido tan fulgurante que en Quintana Roo lo llaman El
Zar de las gasolineras: posee una red de distribución de
combustibles a través de las empresas La Gas; además, es
propietario de las tiendas GOmart y figura como socio, con otras
gasolineras, de los consorcios Full Gas y Gulf. De acuerdo con
información de la fgr, desde 2014 se le investigaba por presuntas
actividades de lavado de dinero.
De acuerdo con la fgr, la dea y la uif, en la red de Tudor —entre
las que se cuentan unas 80 personas físicas o morales—también
figuran el notario público Naín Díaz Medina, el empresario de la
comunicación, presidente del Grupo Quequi y promotor de boxeo,
José Alberto Gómez Álvarez, así como el exsecretario de Seguridad
Pública de Cancún, José Luis Jonathan Yong Mendoza y su padre,
José Luis Yong Cruz.
Por sus presuntos vínculos con Tudor, la uif y la fgr también le
siguieron los pasos a Francisco Garibay Osorio, quien fungió como
titular del Instituto Estatal de la Vivienda y luego, del Patrimonio
Inmobiliario del Estado, apoyado por el gobierno de Félix González
Canto, ligado en este entramado criminal. El hijo de Garibay, Eliud
Garibay Pulido, también figura en el esquema del mafioso rumano
acusado de fraudes.
En el andamiaje dedicado a la estafa construida por Tudor, la fgr
y la uif disponen de información suficiente para relacionar a Leticia
Rodríguez Lara, conocida en el mundo del hampa como Doña Lety:
ella era cabeza de la célula delictiva conocida como el Cártel de
Cancún, dedicada a la distribución de drogas con apoyo oficial,
crímenes, secuestros, tráfico de indocumentados procedentes de
Sudamérica, asalto y extorsión de negocios que se negaban a pagar
el llamado “derecho de piso”.
Fue detenida en agosto de 2021 por elementos de la Policía
Federal y de la Secretaría de la Marina en Puebla; y absuelta en
noviembre de 2022 de los cargos de venta y distribución de cocaína,
portación de armas de uso exclusivo de las Fuerzas Armadas y
delincuencia organizada.
Antes, Rodríguez Lara se encargaba de combatir al crimen
organizado: era integrante de la extinta Policía Federal, responsable
de perseguir el tráfico de drogas, entre otros delitos federales, hasta
que fue destituida. Su vida dio un giro drástico. Surgió Doña Lety, la
líder de una banda criminal que, con el paso de los años, se
transformó en el conocido Cártel de Cancún.
A la también llamada La Reina de la Riviera Maya se le atribuyó
buena parte de la violencia en Cancún, Playa del Carmen y Tulum.
El proceso judicial en su contra llevó a las autoridades a ubicar
varias propiedades y bienes de la capa. Con base en información
confidencial, los fiscales sabían que guardaba parte de las
ganancias de sus actividades en cajas fuertes, por lo que llevaron a
cabo operativos para asegurar sus bienes.
En la búsqueda de dinero, joyas y otras pertenencias de valor, la
policía detectó a más de 800 personas que poseían dinero y bienes
cuyos orígenes no podían acreditar. First National Security (fns) es
una empresa de alquiler de cajas de seguridad en la que sus
clientes pueden guardar sus posesiones y documentos valiosos.
Una de sus sucursales es la del Centro Comercial Plaza Las
Américas de Cancún, el lugar donde Doña Lety rentaba cajas
fuertes para ocultar sus bienes, producto de sus actividades
ilegales.
Como consta en los expedientes, un juez federal ordenó a la
entonces pgr realizar un cateo a la sucursal de la empresa fns de
Cancún para seguir con las pesquisas. El juzgador de ese caso
ordenó también que los bienes privados no relacionados con dicha
indagatoria debían permanecer intactos.
Pero justamente ahí comenzó el problema, pues los fiscales
pusieron bajo resguardo 1,500 cajas de seguridad para revisar sus
contenidos y así hallar los bienes de Leticia Rodríguez Lara. De
acuerdo con fuentes de la pgr, Doña Lety optó por usar esas cajas
con la finalidad de mezclarlas con las de otros clientes; así buscó
desviar la atención y disponer de fondos para operar sus negocios
ilegales.
Pese a la orden del juez, los fiscales decidieron tomar todas las
cajas y abrirlas para saber qué contenían. Conforme algunos
reportes consultados, en algunas se hallaron cifras altas de dinero
en efectivo, así como plásticos usados para clonar tarjetas, los
cuales presuntamente eran parte de lo que guardaba la
organización criminal de Doña Lety.
Cuando los usuarios de esas cajas se enteraron de que sus
posesiones fueron extraídas, estalló el escándalo: comenzaron las
protestas por las violaciones legales y el allanamiento a las cajas de
seguridad. En total, los fiscales abrieron 843 cajas de igual número
de personas que, desde hace seis años hasta la fecha, siguen
exigiendo la devolución de sus bienes. Como se pudo registrar por
varios medios, los usuarios de las cajas gritaban: “No somos ricos,
somos ciudadanos comunes y somos amas de casa, personas de la
tercera edad, profesionistas, estudiantes, trabajadores y
empresarios que llevamos años trabajando por un patrimonio”.
Las cosas se comenzaron a complicar aún más cuando la pgr les
informó que para devolverles las pertenencias —joyas, dinero en
efectivo en diversas monedas, entre otras— los dueños debían
presentar documentación que acreditara su origen legal.
Luego de que el caso de las cajas de Cancún alcanzó nivel de
escándalo nacional, la cndh solicitó la protección de los afectados.
El organismo expuso que, en este caso, hubo violaciones al
procedimiento: las autoridades aseguraron decenas de cajas sin la
presencia de los propietarios, que no fueron notificados, y sin orden
de cateo.
La pgr, por su parte, informó que había obtenido la orden de
aprehensión mediante la cual se aseguró el inmueble de una
empresa dedicada al resguardo de valores, por lo que los fiscales
efectuaron la apertura de todas las cajas de seguridad.
Pero otro juzgador de alzada, al que recurrieron los afectados,
determinó que las operaciones de la pgr fueron ilegales, pues la
orden era para allanar el edificio y no para abrir las cajas de
seguridad ahí resguardadas.
El caso derivó en una lluvia de amparos para que los clientes
recuperaran sus bienes: algunos pudieron acreditar el origen de sus
pertenencias, otros no y por ello les fue asegurado su dinero y sus
joyas.
Doña Lety operó impune durante varios años; tenía la protección
de policías y mandos de alto nivel del gobierno de Carlos Manuel
Joaquín González, el exgobernador que le permitió al crimen
organizado afincarse plenamente en ese estado del Caribe
mexicano, igual que lo hizo el rumano Florian Tudor.
En el centro de la red de este también fue mencionado José
Antonio de Anda Turati —un experto en temas fiscales y conocido
como prominente contable— que fue relacionado con el fraude
perpetrado en perjuicio de la empresa Oceanografía que, al igual
que Odebrecht, golpeó la estructura financiera de pemex. Tras dos
años de investigaciones, en 2023 de Anda Turati fue deslindado de
las indagatorias, no se le reconoce relación con los fraudes
indagados por la autoridad ni vínculo con una red delictiva.
Además de la lista de empresarios y políticos, la hoy fgr le sigue
los pasos a los dueños de varios bares y centros nocturnos que
operan en Quintana Roo, particularmente, en Cancún y Ciudad del
Carmen, pues se le ha señalado como centros de distribución de
drogas y lavado de dinero. Estos son los casos de los bares Tobao,
Tantra, Rosa Negra, Funky Geischa y ChambaoSon, entre otros.
En la lista de la uif y en manos de la fgr figuran otros nombres:
Héctor Ortiz Solares, a quien llaman H-1 o Bandido Boss. Las
autoridades federales lo señalan como jefe de la banda Los
Bandidos Revolución Team, un grupo criminal afincado en el estado
de Guanajuato, experto en ciberataques a los software que enlazan
a los bancos con el denominado Sistema de Pagos Electrónicos
Interbancarios. Mediante el uso de hackers como operadores del
fraude, este grupo criminal obtuvo ganancias multimillonarias,
conforme revelan las pesquisas federales, por un estimado de 100
millones de pesos mensuales.
Otro nombre bajo investigación de la fgr es Jonathan López
Salazar, identificado por las autoridades como representante del
Movimiento Nacional por la Esperanza. Esta organización
presuntamente ha sido operada por René Bejarano Nieto —
exsecretario particular de López Obrador cuando fungió como jefe
de Gobierno de la Ciudad de México—. Estuvo implicado en los
sobornos tras los “moches” o “gratificaciones” que el empresario
argentino Carlos Ahumada Kurtz ofreció por los contratos que
obtuvo del gobierno capitalino mexicano.
Tras estallar el escándalo de la mafia rumana, Nieto Castillo, en su
rol de titular de la uif, negó que Bejarano Nieto formara parte de la
lista de cómplices de los presuntos criminales rumanos. Pero él sí
admitió que había tenido tratos con alguno de ellos, aunque nunca
precisó con quién.
En el complejo entramado con la mafia rumana también figura
Eddy Pérez Escobar. Fue identificado por la uif como el abogado de
los empresarios europeos ligados al fraude con tarjetas bancarias.
Defendía los intereses de varios consorcios, entre otros, del
Corporativo de Asistencia de Salud Gama, ubicado en la Ciudad de
México. Gama es proveedora del gobierno que encabezó Claudia
Sheinbaum hasta 2023.
Aunque no forma parte de la lista criminal, el nombre de Jesús
Alberto Capella Ibarra —exsecretario de Seguridad Pública de Baja
California, Morelos y Quintana Roo— fue acusado por el mafioso
rumano Tudor y otros empresarios de encabezar una red de
extorsión en perjuicio suyo y de otros de sus socios. Capella fue
despedido del cargo en Quintana Roo tras ordenar la represión a
tiros de una marcha de mujeres que en noviembre de 2020
protestaban contra la violencia de género tras el feminicidio de
Bianca Alejandrina Lorenzana Alvarado, conocida como Alexis, una
joven de 20 años que desapareció y fue encontrada muerta.
El 10 de febrero de 2020, ya perseguido por la justicia, El Tiburón
publicó un desplegado periodístico que también firmaron sus socios
—Adrian Cosmin Nicolae y Chakib Naif Al Boustany—, en el que
reiteró las acusaciones por extorsión en contra de Capella Ibarra.
También indicaron que la red que él encabezó extorsionó a varios
empresarios de Quintana Roo.
En ese tiempo, autoridades estadounidenses y mexicanas ya le
seguían los pasos a Tudor: se le investigaba por ser el cabecilla
principal de la empresa criminal dedicada a la clonación (copia) de
tarjetas de crédito mediante una red de cajeros automáticos de su
propiedad conocida como Intercash. La organización —de acuerdo
con la fgr— operaba en Europa, Estados Unidos y México.
Fabricaba cajeros automáticos y los vendía a los bancos. Con
tecnología de punta, clonaban las tarjetas y defraudaban a turistas,
principalmente extranjeros.
De acuerdo con las autoridades, el modus operandi era el
siguiente: al momento que una persona introducía su tarjeta de
débito o crédito, el sistema clonaba los datos, después la
información robada era usada para proceder a disponer del dinero
de las cuentas. Una de las estrategias de Tudor era la de colocar
sus cajeros en zonas estratégicas, principalmente, turísticas.
En Quintana Roo los cajeros que vendió Tudor a bancos e
instituciones financieras estaban colocados en Cancún, Playa del
Carmen, Isla Mujeres y Tulum. En Europa, Asia y Estados Unidos la
mafia rumana sigue la misma estrategia para cometer sus fraudes.
El seguimiento a Tudor, El Tiburón, no empezó en 2020: se le
investigaba desde hacía varios años y, cuando arreció su búsqueda,
interpuso dos juicios de amparo mediante los cuales pretendió
frenar su persecución.
El primer amparo fue aceptado por el Juzgado Segundo de Distrito
(expediente 10/2020) el 8 de enero de 2020 y surtió efecto contra
actos privativos de la libertad que pudiera reclamar la Secretaría de
Relaciones Exteriores. También ganó otro amparo (expediente
1624/2019). El caso se hallaba en el Juzgado Tercero de Distrito y
tenía que ver con su extradición. El recurso fue concedido tras pagar
35,000 pesos.
Resultó un misterio cómo Tudor obtuvo la suspensión de los actos
en su contra, pero se dijo que repartió mucho dinero entre los jueces
que conocieron su caso. Su objetivo siempre fue obtener un amparo
definitivo que lo blindara ante cualquier acto legal en su contra y así
mantener su estancia en México. Para ello, amplió su demanda
contra actos que pudieran reclamar dos nuevas autoridades;
presentó alegatos e hizo objeciones de los informes previos de las
autoridades que lo acusaron de nuevos delitos.
Algunas de sus propiedades fueron cateadas en mayo de 2020
por la fgr, pero las acciones se frenaron: supuestamente los
agentes incurrieron en abusos de autoridad al momento de
ejecutarlas.
Esa orden de cateo sólo contemplaba el aseguramiento de armas
de fuego. Entre otras irregularidades que se atribuyeron a los
agentes, figuran la sustracción de diversos objetos de valor; incluso
detuvieron al empresario rumano, pero un día después un juez lo
liberó tras considerar que la aprehensión no cumplió con los
controles adecuados y hubo violaciones.
Otro de los cateos, esta vez ejecutado en la residencia de Tudor
ubicada en la calle Óvalo 59, manzana 9, en Cancún, se realizó el
11 de agosto de 2020. La intervención se efectuó en cumplimiento a
una orden concedida por un juzgado federal de control, solicitada a
través de la carpeta de investigación del caso CUN-IV-852/2019, a
cargo del fiscal César Eduardo Cervantes Saavedra.
La necesidad de este cateo se sustentó sobre el hecho de que era
investigado por una presunta portación de arma de fuego, por la
cual se integró la carpeta de investigación
FED/QR/CUN/0000151/2019. Para entonces, las autoridades
federales ya disponían de información sobre su implicación en
varios delitos financieros.
De acuerdo con la denuncia que él presentó ante la fgr, los
agentes que ingresaron en su domicilio —cuatro agentes federales y
un fiscal— no sólo buscaron armas, sino que terminaron, incluso,
saqueando la casa. La denuncia señala que arribaron al lugar y
lanzaron amenazas contra el empresario, quien fue obligado a abrir
una caja fuerte de donde sustrajeron, además de los objetos ya
referidos, pulseras, relojes, documentos diversos y unos 2 millones
de dólares en efectivo. También se llevaron diferentes equipos
electrónicos.
En su denuncia afirmó que, además de las amenazas en contra
de su hijo y esposa, los agentes le “sembraron” un arma de fuego.
Durante el cateo, arguyó ser una víctima; no obstante, las
autoridades mexicanas y estadounidenses ya lo tenían en su radar
por los múltiples fraudes cometidos.

Mafias internacionales
No sólo los rumanos se afincaron en ese trozo paradisíaco del
Caribe que presume ser Quintana Roo. Otros grupos criminales
internacionales también se abrieron espacio en ese territorio y aún
siguen operando con absoluta impunidad.
En el caso de la mafia israelí, los informes mencionan a
personajes como Alon Azulay y Benjamín Yeshurun Sutchi, quienes
estaban asentados en la región caribeña mexicana. Ahí fundaron
Bucay Soluciones Empresariales. Tenían oficinas centrales en la
Ciudad de México y Oaxaca. Su giro ficticio era la distribución de
materiales de papelería y servicios de asesoría legal y
administrativa.
Conforme a los reportes de inteligencia, la faceta empresarial de
los ciudadanos israelíes era una fachada absoluta, la cual tapaba el
negocio principal: el lavado de dinero. La fgr investigó a la empresa
porque también se involucró en la venta de drogas y armas; sus
ganancias eran invertidas en varios giros mercantiles.
Los nexos de los israelíes con cárteles y empresas mexicanas
para lavar dinero fueron detectados por el gobierno federal hace 22
años. Tan sólo entre 2000 y 2010 se registraron operaciones entre
israelíes y el Cártel de los hermanos Beltrán Leyva: este grupo
criminal era abastecido con armas de alto poder y blanqueaba las
ganancias ilegales en bares, restaurantes y en la industria de la
construcción, esta última, por cierto, una de las más socorridas por
la mafia.
Los israelíes enfrentaron problemas en 2009. Dejaron de operar
tras la muerte de Arturo Beltrán Leyva, El Barbas. Pero en 2013
retomaron sus actividades y se conectaron con otros cárteles. Sus
principales actividades giraban en torno al tráfico de armas, venta de
protección, tráfico de mujeres de Europa (principalmente, rusas),
fraude con tarjetas bancarias y tráfico de drogas.
De acuerdo con informes de la interpol (que sigue los pasos de
diversos grupos criminales internacionales), la mafia rusa opera en
América Latina a través de células y, de acuerdo con las
descripciones oficiales, “manejan sobre todo un bajo perfil” para
evitar la detección de sus actividades. En los informes se establece
que los rusos actúan en México, particularmente en Cancún,
Tijuana, Yucatán, Tabasco, Tamaulipas y la Ciudad de México.
Entre las células de rusos que han sido detectadas por las
autoridades, los informes mencionan a la organización
Tambovskaya. Entre sus giros está el tráfico de heroína y cocaína.
Tienen contactos en África, conforme diversos informes referidos en
medios informativos y otros no públicos, así como en Europa
occidental. Se han dedicado también al robo de autos, los cuales
han traficado a África y cuentan con varias redes que cometen otros
delitos como secuestro, pornografía infantil, trata de personas y
tráfico humano.
Más datos: los informes de inteligencia mencionan otro grupo ruso
afincado en México, identificado como Solntsevskaya Bratva. Las
autoridades sostienen que se dedica al blanqueo de activos desde
varios centros turísticos; cuentan con empresas en el Caribe
mexicano, trafican con cocaína y armas; además, explotan el
lucrativo negocio de la trata de personas.
Hay otras tres organizaciones criminales identificadas, también de
origen ruso, que operan en Quintana Roo y otros estados del país.
Se trata de los Mazukinskaya, una célula ligada a los Izamalovskaia
y a los Podoskaya. Sus tentáculos llegan a Yucatán y delinquen con
la complicidad de las autoridades.
Otro es conocido como Solstseuskaya y es un brazo de la mafia
ucraniana. Esta organización también tiene líneas de entendimiento
en Chechenia, Georgia, Alemania, Lituania, Polonia, Croacia,
Serbia, Hungría, Rumania y Albania.
Uno de los negocios con el que operan prósperamente es la renta
de suites de lujo con vista al mar, ubicadas en la zona hotelera y en
la Riviera Maya. Desde ahí planean operaciones de tráfico de
drogas. También trafican con diamantes, armas, robo de vehículos e
importación de precursores químicos que luego envían a España,
Italia y Portugal a través de diversos puertos mexicanos, entre otros,
Quintana Roo, Yucatán, Tabasco, Veracruz y Tamaulipas.
Algunos cárteles mexicanos, de acuerdo con informes de la
interpol, están estrechamente vinculados a estas redes
internacionales; y existen otros procedentes de China que se
dedican a la venta de droga y al blanqueo de capitales.
Con base en los mismos reportes, los grupos chinos son los que
más territorio dominan. La dea confirmó lo anterior desde 2007: en
ese entonces expuso que los mafiosos chinos disponen de células
en las principales capitales del mundo —Nueva York y Los Ángeles,
por citar sólo dos— y suelen manejar mucho flujo de dinero en
efectivo, así pagan sus operaciones y servicios sin ser detectados.
Por ello, juegan un rol clave en el lavado de dinero.
Paraíso de mafias, el Caribe mexicano también alberga a grupos
criminales de Venezuela. Los informes de inteligencia los describen
como “grupos muy versátiles que operan con bajo perfil” y se
dedican al tráfico de enervantes, lavado de dinero y trata de
personas.
Por si fuera poco, en el Caribe también está la mafia coreana. Los
informes sostienen que este grupo criminal invierte mucho dinero en
negocios disfrazados de karaokes que funcionan también en las
colonias Roma, Juárez y Cuauhtémoc, en la Ciudad de México,
centro principal de operaciones de los llamados “negocios de giros
negros”.
Los reportes de inteligencia refieren que los rusos buscan, sobre
todo, establecer un puente de tráfico de drogas, comercio ilegal de
armas, lavado de dinero y trata de mujeres hacia Estados Unidos.
También están contempladas otras modalidades de tráfico humano.
Uno de sus negocios más explotados es la prostitución, el secuestro
y la usura. Este último giro lo manejan a través de casas de
empeño.
Al revisar los informes, sobre todo los que se refieren a sus áreas
de influencia, los datos son sorprendentes: la mafia rusa se mueve
desde Quintana Roo hasta Baja California. En esta entidad están
afincados en la ciudad de Tijuana, cuna del Cártel del mismo
nombre, así como en la Ciudad de México.
Operan con un esquema sofisticado y discreto, aseguran los
informes. Carecen de una estructura vertical: no cuentan con un
sólo jefe. Tienen relaciones con varios cárteles mexicanos y
garantizan la discreción, porque operan desde suites o
departamentos lujosos, o bien suelen reunirse en la casa de sus
amigos, socios y cómplices.
Tienen muy buena organización de sus actividades, además de
que funcionan diversificadamente. Los albaneses, por ejemplo,
manejan la prostitución con mujeres procedentes de países
sudamericanos, de Albania y Europa del Este. Sus ganancias,
aseguran los informes, se destinan en buena medida a la compra de
armas.
En los países exsoviéticos, conforme a estimaciones
internacionales, operan aproximadamente 10 mil grupos criminales
de la mafia rusa. Sus integrantes más importantes, en su mayoría,
tienen el antecedente de haber sido agentes del Comité para la
Seguridad del Estado (conocido como kgb).
De acuerdo con los análisis respecto a sus comportamientos,
todos estos grupos trabajan como lo hacen los socios y directivos de
cualquier empresa legal, lo que complica su localización y la
aprehensión de sus integrantes. Son dados a formalizar alianzas
con otros consorcios legales, con lo que cubren sus verdaderas
actividades: tráfico de estupefacientes, lavado de dinero y comercio
de diamantes.
En Cozumel, por ejemplo, donde están asentadas varias joyerías,
está afincada la empresa Diamond Part, la misma que en diciembre
de 2001 fue implicada en un escándalo: el contrabando de
diamantes y oro asegurados por agentes de la extinta Policía
Federal Preventiva.
Fueron detenidas tres personas: el israelí Ezrad Gad, el
colombiano Fabio Alexander Vargas y el mexicano Aníbal Rivero
Escalante. La policía les decomisó dos maletas donde escondían
nueve lotes de diamantes africanos, aretes, 96 dijes y cinco
mancuernas. Cuando los interrogaron, explicaron que pertenecían a
la empresa Diamond Part.
De acuerdo con la interpol, los cárteles mexicanos han
establecido alianzas con estas organizaciones trasnacionales y
sobresalen los nexos con la mafia china y rusa, que han convertido
sus actividades ilegales en todo un emporio internacional que en
México funciona con protección política, particularmente, de
gobernadores.

Complejo Caribe
En Quintana Roo esta protección política al crimen organizado
nacional e internacional ocurre desde hace al menos cinco sexenios.
Desde Mario Villanueva Madrid hasta Carlos Joaquín González, el
narcotráfico ha operado impunemente. Con Villanueva Madrid se
afincó el Cártel de Juárez y convirtió al entonces mandatario en su
empleado. La presencia de los cárteles aumentó en los gobiernos
de Joaquín Hendricks Díaz, Félix González Canto y Roberto Borge
Angulo. Organizaciones criminales como Los Zetas y el Cártel del
Golfo, por citar sólo dos de las más temibles, actuaron con toda
libertad e incluso con protección de dichos exmandatarios. Tal como
también lo hizo el exagente de inteligencia argentino, Raúl Martins
Coggiola, radicado por más de una década en Cancún y llamado El
Rey de la trata de blancas durante los gobiernos de González Canto
y Borge Angulo, a quienes presuntamente financió.
Actualmente, el estado está convertido en el principal trampolín
del narco para enviar droga a Estados Unidos. Sin mayores
restricciones, en Quintana Roo opera el Cártel de Sinaloa y también
el de Jalisco Nueva Generación. En otros territorios de la entidad
también destaca la presencia del Cártel de Los Rojos y el de
Caborca, fundado por Rafael Caro Quintero y familiares suyos, a
quienes las autoridades atribuyen los llamados “narcovuelos”:
aviones provenientes de Sudamérica que traen principalmente
cocaína, aterrizan con protección policíaca en pistas clandestinas e
incluso en el propio Aeropuerto Internacional de Cancún.
En ese centro turístico también ha crecido exponencialmente el
mercado de consumo de drogas. La oferta de estupefacientes es
abierta y escandalosa. Se hace ante los ojos de las propias
autoridades. En Playa del Carmen, por ejemplo, la cocaína la
ofrecen los vendedores a los turistas afuera de los hoteles, en
bares, cantinas y table dance, todo ocurre incluso con la presencia
policíaca.
Nadie se inhibe. El mercado es abiertamente boyante. En el
gobierno de Carlos Manuel Joaquín González el narcotráfico vivió
uno de sus sexenios de esplendor: en el estado ocurrió de todo,
pero para el mandatario no pasaba nada, no obstante, las balaceras
y los crímenes ocurridos a plena luz del día, incluso al interior de los
hoteles de lujo.
A lo largo de 30 años, en Quintana Roo se afincaron diversas
expresiones de la delincuencia organizada que explotan una de las
rutas más socorridas por los mafiosos. Por ese territorio han
desfilado cárteles como el de Juárez. Más tarde arribaron Los Rojos
y sembraron violencia y terror.
Como ya se expuso, la expansión del crimen organizado en el
Caribe, con aquella relación entre Villanueva Madrid y Carrillo
Fuentes, marcó una etapa de esplendor del Cártel de Juárez. La
organización dominaba buena parte del país y se aprestaba a
controlar la ruta del Caribe. Rafael Aguilar Guajardo había muerto.
Presuntamente, Amado Carrillo Fuentes ordenó su ejecución para
asumir el mando del grupo criminal.
Pronto vino la expansión del Cártel de Juárez: su representante en
Quintana Roo era Alcides Ramón Magaña, El Metro, quien habría
hecho el enlace directo con Villanueva Madrid para permitir las
operaciones del Cártel en la entidad caribeña.
Otra pieza clave del mismo operaba desde Veracruz. Su nombre:
Albino Quintero Meraz, Don Beto, quien a su vez estaba asociado
con Osiel Cárdenas Guillén, el entonces poderoso jefe del Cártel del
Golfo y fundador del brazo armado, Los Zetas. Ambos introducían
cocaína al país por Chiapas. La movían por Veracruz, llegaban a
Tamaulipas y luego a Estados Unidos.
De acuerdo con las investigaciones de la entonces pgr,
Villanueva Madrid amasó una importante fortuna durante su
mandato. Los datos oficiales establecieron entonces que recibía 500
mil dólares por cada cargamento de cocaína que el Cártel de Juárez
movía a través del estado. En el libro De Cancún a Almoloya: el
imperio roto de Mario Villanueva, el periodista José Antonio Callejo
Anzures afirma que cuando arribaban los cargamentos de cocaína a
Quintana Roo, la droga era transportada desde el hangar del
gobierno del estado, en el Aeropuerto Internacional de Cancún, en
patrullas de la Policía Estatal. Así lo ordenaba Villanueva Madrid.
También se permitía que diversas aeronaves con droga arribaran
a la terminal aérea de Cancún a cualquier hora del día o de la
noche. Estas tenían preferencia, porque provenían de Colombia,
Panamá o Venezuela para entregar cargamentos al Cártel de
Juárez. Era claro que esta mafia controlaba el espacio aéreo
caribeño.
Las cosas no cambiaron cuando Villanueva Madrid entregó el
poder en 1999. Su relevo Hendricks Díaz se comprometió, al tomar
posesión como gobernador, a combatir el creciente narcotráfico
mediante operaciones conjuntas con la Federación. Pero fracasó en
sus intentos. El crimen siguió operando a través de otros cárteles
poderosos como Los Zetas y el Cártel del Golfo, posicionados
durante su gobierno en Quintana Roo.
En su discurso de toma de posesión, Hendricks Díaz afirmó,
contundente: “que quede claro: la intención que tengan las
organizaciones criminales de narcotraficantes por establecerse en
Quintana Roo, se verán frustradas”.
Expuso, además, que los cárteles de la droga serían enfrentados
con organización, coordinación y orden en los sistemas y operación
de los programas de seguridad pública. En otro momento, indicó:
“es fundamental que el orden legal tenga plena observación. Es
preciso que las autoridades actúen con apego a las normas, que los
derechos sean reconocidos y las discrepancias resulten conforme a
la ley”.
Pero uno era el discurso y otra la realidad: los baños de sangre
continuaron en el estado debido a los enfrentamientos por el control
de la plaza entre los cárteles de Juárez, del Golfo y Los Zetas.
En 2005 las autoridades antidrogas reportaron la presencia de
varios cárteles en Quintana Roo, pero la “narcodinámica” no se
comparaba con la que se observaba en el norte del país, donde las
masacres ocurrían todos los días.
Cuando Félix González Canto arribó al poder se presentó una
suerte de boom criminal en el estado. El crimen se dispersó por toda
la entidad descontroladamente. Y por ese caos de inseguridad se
dijo que el mandatario había “vendido la plaza” a más de un cártel,
lo que derivó en disputas y matanzas.
Un caso evidenció que el crimen organizado había infiltrado la
estructura de poder: el 3 de febrero de 2009, Mauro Enrique Tello
Quiñones, general de brigada retirado del Ejército Mexicano, fue
ejecutado de manera brutal 24 horas después de haber sido
nombrado asesor en materia de seguridad pública del entonces
alcalde de Cancún, Gregorio Greg Sánchez.
Otros datos oficiales, particularmente, de la extinta pgr,
establecían desde entonces que el crimen organizado se había
empoderado de la entidad desde el sexenio de Salinas de Gortari.
Uno de los más desastrosos de la historia, pues se le atribuye el
origen del infortunio que hasta ahora padece el país.
Desde ese tiempo, Quintana Roo era utilizado por los cárteles del
narcotráfico de Colombia y México como trampolín para el cruce de
drogas hacia Estados Unidos. Las sustancias provenían de
Sudamérica y arribaban al Caribe en aviones privados y
comerciales. Durante el gobierno de González Canto —mentor
político de Borge Angulo, en cuyo gobierno el narcotráfico se
entronizó en el estado— la entidad registró un total de 798 casos de
delitos contra la salud, signo claro de que la dinámica del narco iba
creciendo. La mayoría de los casos fueron por posesión de
enervantes.
En ese periodo gubernamental —uno de los más polémicos que
se recuerden por la violencia y la corrupción institucional— la
tendencia de los delitos relacionados con el narcotráfico cambió
definitivamente: el consumo interno creció y con ello las
modalidades de tráfico y comercio. Todo al amparo del poder
político, no se podía entender de otra manera el triunfante
crecimiento del poder criminal.
Al siguiente año, en 2007, Quintana Roo rebasó la barrera de los
mil delitos contra la salud. Se declararon 1,043 casos, de los cuales
992 fueron por posesión. En cuanto al tráfico, se registraron 41 por
comercio de drogas diversas, una especie de suculenta carta para
los consumidores.
La violencia había llegado para quedarse, producto de las
disputas entre grupos criminales por el control de la distribución y el
comercio de drogas, particularmente, cocaína y marihuana, las de
mayores demandas entre el público consumidor. Luego sobrevino la
fiebre de las drogas sintéticas, las más adictivas y se colocaron en
la preferencia de los adictos por ser más baratas, aunque más
dañinas y destructivas. Por ejemplo, el “viaje” de fentanilo, de
acuerdo con ellos, es pleno, pero dura muy poco. Por lo que
necesitan más dosis para mantenerse fuera de la realidad, aunque
en cualquier momento pueda sobrevenir el colapso: una muerte
instantánea.
Tras el arribo de Borge Angulo al poder —llevado de la mano por
González Canto, pues este pretendió seguir gobernando a través de
su alumno político—, al mandatario quintanarroense se le relacionó
con el consumo de cocaína. También con personajes del
narcotráfico y de otras modalidades criminales. Cuentan que asistía
a los partidos de béisbol pasado de tragos y, en cosa de minutos,
estaba totalmente sobrio pero eufórico, con la mirada luminosa, el
rostro rígido y evidentes destellos de incoherencias.
Tanto Borge Angulo como González Canto fueron vinculados con
Raúl Martins, el empresario de origen argentino ligado a la trata de
mujeres. Se asegura que apoyó las campañas políticas de ambos y,
de esa forma, se mantuvo impune por varios años, los suficientes
como para construir un emporio de la prostitución en Quintana Roo,
hasta ahora vigente.
Durante el gobierno de Borge Angulo, Quintana Roo se sumió en
el caos. Además de la corrupción, el mandatario desató una orgía
con negocios ilegales: venta de terrenos de alta plusvalía a bajo
costo, tráfico de influencias, desvío de recursos públicos, abierto
saqueo del erario a través de empresas fantasmas que beneficiaron
a amigos y compadres. En esa etapa gubernamental, se afincaron
los cárteles del Golfo, Los Zetas y el cjng. Este último con mayor
poder debido a su belicosidad. Las tres organizaciones criminales se
apoderaron de ciudades como Playa del Carmen, Tulum y
Mahahual, entre otras, las más florecientes en el turismo
internacional.
El 10 de noviembre de 2021 se le dictó prisión preventiva a Borge
Angulo, y en diciembre de 2022 un juez de Control la dejó sin
efectos. Esta medida había sido emitida antes, el 27 de octubre de
2022, por el juez Decimocuarto de Distrito de Amparo en Materia
Penal, en la Ciudad de México. Tras el fallo se ordenó su libertad
inmediata, pero continúa en prisión en el Centro Federal de
Rehabilitación Psicosocial, de Ayala, Morelos, debido a otros
procesos penales que enfrenta.
Con Joaquín González, quien dejó la gubernatura en septiembre
de 2022, el número de grupos criminales aumentó de forma
escandalosa: arribaron al menos cinco de los más violentos y
cómodamente se instalaron en el estado. Desde entonces ahí
operan, impunes, las redes de Sinaloa, el cjng, del Golfo, Los Zetas
y Los Rojos. Este último llegó al territorio después del nombramiento
de Alberto Capella Ibarra como director de Seguridad Pública —
herencia de Graco Ramírez Garrido para Quintana Roo—.
No se olvida que Capella Ibarra fue encargado de la seguridad
pública en Tijuana y Morelos, con resultados negativos. En ambas
entidades instauró el llamado modelo “Mando Único” para atajar a la
delincuencia, según presumía a boca llena, lo que derivó en rotundo
fracaso. En la tierra de Emiliano Zapata se le relacionó públicamente
con la protección de Santiago Mazari Hernández, El Carrete, jefe del
Cártel de Los Rojos. Por lo que más que combatir el crimen, lo
protegió. Mazari Hernández operó en Morelos durante el gobierno
de Graco Ramírez —el llamado miembro distinguido de la “izquierda
progresista” que resultó la más retrógrada— y se afirma que fue
detenido en 2019 en el municipio de Leonardo Bravo, Guerrero, tras
escalar con mayor fuerza su confrontación con Guerreros Unidos, su
rival.
De vuelta a Quintana Roo, en el último tramo del sexenio de
Joaquín González la dinámica del narcotráfico fue aun mayor: el
estado se convirtió en uno de los preferidos para mafiosos
sudamericanos. Utilizaron a Cancún como su principal pista de
aterrizaje de cuantiosos embarques de droga provenientes tanto de
Colombia como de Panamá o Venezuela. La violencia fue el
principal flagelo de su gobierno, la cual se extendió a lo largo y
ancho del estado. Por incapacidad o complicidad con el crimen, este
fue imparable. No obstante, fue premiado por el presidente López
Obrador con su nombramiento como embajador.
Tan sólo en 2020, la sedena detectó unas 20 avionetas cargadas
con droga. Algunas fueron aseguradas con sustancias. Pero en la
mayoría de los casos las aeronaves se incautaron vacías: los
narcotraficantes las abandonaron en las pistas o en carreteras luego
de descargar la mercancía.
Sin una política de control para evitar los llamados “narcovuelos”
ni la presencia de cárteles, el gobierno de Joaquín González no
supo o no le interesó evitar que el crimen utilizara al estado como
centro de operaciones. Por otra parte, la Federación también
fracasó en su política antidrogas en todo el país.
Por ello el comercio de estupefacientes es imparable y la actividad
criminal opera en completa impunidad. Así, la herencia de Joaquín
González retrata un estado que actualmente es el más importante
refugio de capos y mafiosos nacionales e internacionales. Lo mismo
trabajan con el tráfico de drogas que con extorsiones, trata de
personas, venta de protección, cobro de piso y secuestros. Estas
redes siguen intactas y están a la espera de establecer pactos con
las nuevas autoridades. Y con ese preocupante desastre en materia
de seguridad, Quintana Roo fue entregado el 25 de septiembre de
2022 a la nueva gobernadora Mara Lezama Espinosa, del partido
morena.
La nueva mandataria no sólo heredó un estado mafioso. Su
reputación está en entredicho debido a que ha sido cuestionada
públicamente como presunta protectora de grupos dedicados al
narcomenudeo desde que fue alcaldesa de Cancún.
Pese a estar bajo el reflector de la justicia por su evidente
enriquecimiento, aparentemente sin justificación, Lezama Espinosa
terminó convertida en la candidata de morena porque, de acuerdo
con varias fuentes consultadas, es la consentida del presidente
López Obrador.
Debido a un incremento descomunal de su fortuna, vista como
desproporcionada con respecto a sus ingresos legales, la uif y la
fgr comenzaron a investigar a la entonces alcaldesa del municipio
de Benito Juárez, Cancún, por delitos financieros: lavado de dinero y
presuntos vínculos con grupos locales del crimen organizado.
Las investigaciones mostraron avances. Tantos, que la fgr pudo
integrar tres carpetas por la probable responsabilidad en los delitos
de blanqueo de capitales, delincuencia organizada y abuso de
autoridad, lo que pintaba su panorama político y personal todavía
más grave.
Las carpetas, cuando estaban en la fase de integración, fueron
enumeradas de la siguiente manera: FED/SEIDO/UEIORPIFAM-
QR/0000372/2020, FED/FECC/FECC-QR/634/2020 y
FED/FECC/FECC-QR/538/2020. Todas plagadas de datos
financieros personales que, en ese momento, no se explicaban ni
lógica ni legalmente. Esto llamó mucho la atención de las
autoridades, pues el patrimonio de la actual gobernadora ya era más
que sorprendente.
Las investigaciones incluyeron registros de transferencias
bancarias millonarias. Además, había copias de escrituras públicas
y declaraciones patrimoniales presuntamente falseadas, conforme a
las autoridades, con el objetivo de ocultar el patrimonio amasado por
la entonces alcaldesa de Cancún. La investigación seguía
avanzando conforme Lezama Espinosa construía con mucha
celeridad su camino hacia la gubernatura. Tanto invirtió en ese
proyecto, que en ese tiempo ya era considerada como la favorita
para ganar la elección, debido a que contaba con el respaldo del
presidencial y del entonces mandatario, Joaquín González. Este
nunca se opuso a su candidatura. Jugó según el son que le tocó
López Obrador: la obediencia por encima de todo.
De acuerdo con la indagatoria, las pesquisas se centraron en el
análisis de los movimientos financieros de la empresa
Desarrolladora Cumpal, la cual registró actividades financieras
atípicas en los últimos años.
La uif sospechaba, con base en datos y evidencias, que esa
compañía era utilizada para ocultar movimientos financieros. De
igual forma, al entonces titular de la dependencia le llamó la
atención el desorbitante movimiento de dinero en efectivo por parte
de la entonces alcaldesa Lezama Espinosa, así como de su esposo,
Omar Terrazas García.
Las sospechas de las autoridades federales se robustecieron
todavía más porque Lezama Espinosa adquirió, cuando estaba en
funciones como edil, un vehículo Mercedes Benz CLA 250 Sport con
un valor aproximado de 700,000 pesos, el cual fue pagado en
efectivo y en una sola exhibición.
No es todo: Terrazas García hizo lo propio con un vehículo de la
misma marca: clase GLE 43 AMG 2019 Coupé valuado en 1.4
millones de pesos, el cual también se pagó en “cash” de la misma
forma.
El primer indicio que tuvo la autoridad federal de este inusual
manejo de recursos y del incremento patrimonial de la pareja se
tuvo el 8 de septiembre de 2020, cuando la alcaldesa fue
denunciada por la activista Flor Tapia Pastrana. La denuncia de la
que partió la fgr para integrar las tres carpetas fue ratificada el 14
de octubre de 2021. Las investigaciones continuaron también con
informes aportados por la dea, en los que se menciona que Lezama
Espinosa presuntamente entró en negociaciones con grupos locales
del crimen organizado, en particular con células del cjng, que
controlan el mercado del narcomenudeo en ese municipio turístico y
que pagan cuotas millonarias mensuales por operar libremente y
con impunidad.
Los reflectores se encendieron contra Lezama Espinosa cuando
se descubrió que cedió grandes extensiones de terrenos de alta
plusvalía a una empresa y, a cambio, recibió en donación una
residencia conocida como “La Casa Blanca”, valuada en 4 millones
de dólares, de acuerdo con algunas versiones, aunque otros datos
establecen que su costo es de 4 millones de pesos.
Conforme lo establecido en las carpetas de investigación, sobre
esta propiedad se realizó una permuta con la empresa Tarjetel del
Sureste S.A. de C.V., que la transfirió definitiva e irrevocablemente
mediante el acta de cesión de derechos P.A112.433 e involucra
también al Buró Inmobiliario América S.A. de C.V., ligados en
negocios inmobiliarios con la entonces alcaldesa de Cancún.
En las investigaciones se explica que el Ayuntamiento de la ciudad
solapó la anexión de 15,000 metros cuadrados de área protegida
por Fondo Nacional de Fomento al Turismo (fonatur) al terreno
donde estaba un club con 18,000 metros cuadrados. Y esa
propiedad de 33 mil metros la permutó la autoridad municipal al
Buró Inmobiliario América para la aprobación de Tarjetel del Sureste.
A cambio, Lezama Espinosa recibió “La Casa Blanca”. Sus
escrituras públicas enumeradas 4724 y 1 122 403, al ser dos
inmuebles, formaron parte de las investigaciones que realizaron
tanto la uif como la fgr.
La denuncia inicial contra la exalcaldesa de Cancún se presentó
ante la seido, con el número 373/2020 y fecha del 2 de julio de
2020. Y de manera paralela la uif inició sus propias pesquisas.
Estas investigaciones se frenaron. Y es que Hugo Alday Nieto,
quien era el secretario técnico del Ayuntamiento de Cancún, resultó
ser primo de Santiago Nieto Castillo, entonces titular de la uif y
responsable inicial de las investigaciones contra Lezama Espinosa.
Nadie sabe qué pasó realmente, aunque se infiere que todo fue
negociado para que la alcaldesa fuera ungida como candidata a la
gubernatura. La indagación terminó en un archivo muerto.
Todo esto ocurrió a pesar de que los presuntos sobornos que
Lezama Espinosa habría recibido de la delincuencia organizada
explicaban, conforme a la fgr, el incremento cuantioso de su
patrimonio. En ese momento tanto la uif como la Procuraduría
General de la República centraban sus pesquisas en el mecanismo
de corrupción y lavado de dinero —a partir de lo que aseguraron
entonces, ya que había evidencias de la participación de la
exalcaldesa, cuyo nombre completo es María Elena Hermelinda
Lezama Espinosa—.
Las investigaciones se enfocaban en las actividades desarrolladas
por la empresa Desarrolladora Cumpal, integrada por Omar
Terrazas García, esposo de la exalcaldesa, y sus hijos: Daniel
Barrón Lezama, Omar Terrazas Lezama y María Terrazas Lezama,
quienes, de acuerdo con la fgr y la uif, sirvieron a Mara como
instrumentos para adquirir propiedades que registraron con precios
subvaluados.
La lista de propiedades que acreditó la fgr y la uif se refieren en
las carpetas integradas. Se trata, por ejemplo, de una propiedad en
Puerto Morelos, en Cancún, con un valor de 4 millones 800,000
pesos; otra adquirida en la avenida Yaxchilán, el 31 de agosto de
2016, con valor de 1 millón 900,000 pesos; un terreno en la avenida
Guayacán, comprado el 27 de abril de 2018, con un costo de 3
millones 400,000 pesos.
Los expedientes incluyeron diez propiedades más, cuyas
ubicaciones no se mencionaron, pero en conjunto daban cuenta de
una inversión de más de 200 millones de pesos. Ante esta danza
millonaria de dudosa procedencia, el presidente López Obrador
cerró los ojos como lo hizo con Ignacio Ovalle Fernández, el
saqueador de Seguridad Alimentaria Mexicana (segalmex).
El modus operandi de Lezama Espinosa para adquirir tantas
residencias se explica por sí solo. A partir de las investigaciones hay
varias hipótesis: venta de terrenos federales, negocios con
contratistas, pagos del crimen organizado, en particular del cjng, y
lavado de dinero.
De acuerdo con la fgr, en todas las operaciones de compraventa
de departamentos, edificios y residencias, participó como valuador
el síndico municipal, Heyden Cebada Rivas. Para dar fe de la
compraventa de inmuebles la exalcaldesa siempre contó con los
servicios del notario 62, su preferido, quien a su vez fungió como
director municipal de Desarrollo Urbano.
El mapa criminal diseñado por la fgr y la Secretaría de Seguridad
y Protección Ciudadana ilustra cómo operaron, durante la
administración de Lezama Espinosa en Benito Juárez, Cancún,
cuatro cárteles que siguen en actividad y tienen dominada la plaza:
el de Sinaloa, el cjng, Los Zetas y el legendario Cártel del Golfo.
En las investigaciones que conjuntamente realizaron tanto la fgr
como la uif, con la colaboración de la dea, a la exalcaldesa de
Cancún y actual gobernadora de Quintana Roo se le relacionó con
las dos primeras organizaciones criminales, las que habrían
establecido un pacto de no agresión a cambio de que les
permitieran operar en el municipio; pero principalmente en la zona
hotelera, donde está la mayor dinámica de venta y consumo de
estupefacientes debido a la alta afluencia de turistas, en su mayoría,
extranjeros.
Sin embargo, los tentáculos de estos grupos criminales se
extendieron a Playa del Carmen, Isla Mujeres, Cozumel, Tulum,
entre otros puntos de auge turístico, incluyendo hoteles de lujo.
Este presunto vínculo de la exalcaldesa con el crimen, conforme a
las pesquisas de la fgr, podría ser una de las fuentes de su
enriquecimiento, aunque no se descartaron otras como la corrupción
institucional con proveedores del Ayuntamiento de Benito Juárez,
venta de terrenos de alta plusvalía y actividades de lavado de
dinero. Todas estas hipótesis fueron consideradas en las carpetas
de investigación que se integraron en 2020.
Sin embargo, ninguna de las carpetas procedió. De buenas a
primeras los expedientes fueron sepultados por la fgr. La uif
guardó silencio. En medio del más completo hermetismo, al caso le
dieron literalmente carpetazo. Lezama Espinosa fue cobijada con el
manto de la impunidad y, peor aún, fue lanzada como candidata de
morena al gobierno de Quintana Roo y ganó las elecciones con
amplia ventaja. Actualmente gobierna ese pedazo de territorio del
Caribe mexicano, uno de los más codiciados por el crimen
organizado nacional e internacional.
Morelos adentro
El panorama criminal no fue, ni es en la actualidad, diferente en
Morelos, cuna de cárteles que se afincaron con el apoyo de
gobernadores, y paso obligado de la droga que proviene de
Guerrero, Michoacán y el Estado de México para llegar a su
principal destino: la Ciudad de México, el más grande centro de
consumo de drogas del país.
Morelos tiene larga historia en materia de narcotráfico. El territorio
fue escenario de una cumbre de capos en los años ochenta, cuando
Miguel Ángel Félix Gallardo —el llamado Jefe de Jefes— fue
detenido tras el crimen de Enrique Kiki Camarena. En ese entonces
el territorio fue repartido entre varios grupos criminales. Más tarde
todos terminaron enfrentados debido a la lucha de poder en la que
se enfrascaron.
En los años noventa, cuando era el amo y señor del Cártel de
Juárez, Amado Carrillo Fuentes —El Señor de los Cielos— vivió en
Tetecala, Morelos. Ahí tenía una hacienda fastuosa con su inmensa
barda de más de cinco metros de altura. Toda construida con piedra,
adentro hay residencias, albercas y hasta un cementerio privado
donde están enterrados familiares de Carrillo Fuentes. Entre otros,
se cree que Amada, hija suya que murió ahogada.
Operó desde Morelos con el respaldo del entonces gobernador
Jorge Carrillo Olea, de acuerdo con lo establecido por las
investigaciones de entonces. El Señor de los Cielos vivía a sus
anchas en esa entidad. Un hecho así lo ilustra: en 1996 partieron
aviones —uno desde el aeropuerto de Temixco— rumbo a Culiacán.
En ellos viajaban invitados a la boda de la hermana de Carrillo
Fuentes, celebrada en Navolato, Sinaloa. Los aviones fueron
rentados en el Aeropuerto Internacional Licenciado Adolfo López
Mateos o Aeropuerto Internacional de Toluca. Se afirma que el capo
estuvo a punto de ser detenido en la fiesta, pero fue alertado a
tiempo. Abandonó el pueblo disfrazado de viejito y montado en una
carreta cargada con leña. Así pasó desapercibido ante los agentes
policíacos.
Desde Morelos, Carrillo Fuentes se movía abiertamente hacia la
Ciudad de México. Acudía a sus residencias, algunas adquiridas en
el Pedregal de San Ángel y otras zonas de postín. Siempre rodeado
de agentes de seguridad, de miembros de la extinta Policía Judicial
Federal cuando era encabezada por Adrián Carrera Fuentes, uno de
sus principales protectores.
En 2006 el Cártel de los hermanos Beltrán Leyva también se
asentó en Morelos. Arturo Beltrán Leyva, El Barbas, fue abatido en
2009 al interior de su departamento de lujo, en la ciudad de
Cuernavaca. La muerte del capo fue producto de un enfrentamiento
entre sicarios y miembros de la Marina. Ahí fue acribillado Beltrán,
jefe del Cártel que antes estuvo asociado con el grupo Sinaloa.
Tras ser declarado oficialmente muerto, el lugar de Carrillo
Fuentes en Morelos lo ocupó su exsocio, Juan José Esparragoza
Moreno, El Azul, el silencioso y discreto capo que, se asegura, se
“autodesapareció”. Sus familiares dijeron que había muerto el 8 de
junio de 2014 y tras su presunto deceso se efectuaron varias misas
en la parroquia del Espíritu Santo, en la colonia Las Quintas, en
Sinaloa. Aunque las autoridades mexicanas y estadounidenses no
han podido confirmar, hasta ahora, si está vivo o muerto. En una
entrevista realizada en España al entonces procurador general de la
República, Jesús Murillo Karam, el funcionario afirmó: “no tenemos
elementos para afirmar que esté muerto ni para decir que aún está
con vida”.
El misterio de su muerte se ha robustecido, pues son ampliamente
conocidas las habilidades del capo. Sin embargo, sus familiares
entablaron un proceso legal. María Guadalupe Gastelum y Brenda
Esparragoza Gastelum, esposa e hija de Esparragoza Moreno,
promovieron dos juicios de amparo con los que buscaban recuperar
unos 58 millones de pesos asegurados por la Unidad de Inteligencia
Financiera hace una década.
Ambas promovieron la demanda de garantías el 6 de abril de
2019, para impugnar el bloqueo y aseguramiento de un contrato de
inversión del 19 de marzo de 2019 por un monto de 30 millones de
pesos y de cualquier otro que se encontrara a su nombre. Conforme
con datos del expediente, el 4 de junio de 2018, el entonces titular
de la uif —Santiago Nieto Castillo— ordenó eliminar a Brenda de la
lista de personas bloqueadas.
El 10 de junio de ese año la Unidad Especializada en
Investigación de Operaciones con Recursos de Procedencia Ilícita y
de Falsificación o Alteración de Moneda de la fgr notificó que la
averiguación UEIORPIFAM/AP/059/2013, y su acumulada aún se
encontraban en integración. Por ello, seguía vigente el
aseguramiento de la cuenta de inversión, por lo que realmente no se
había ordenado el desbloqueo.
Por su parte, Brenda interpuso un juicio de amparo para intentar
revertir el aseguramiento de sus cuentas bancarias en Banorte, así
como de tres cheques de caja, cada uno por la suma de 6 millones
800,000 pesos y otro por la cantidad aproximada a 7 millones de
pesos. Todos con fecha del 13 de abril de 2013. Sin embargo, al
respecto la fgr informó en su momento que no solicitó el
desbloqueo de los fondos, cuyo origen legal se desconoce, aunque
sobre estos dineros pese la sospecha de ser producto de
actividades ilícitas.
El Azul vivió una etapa de esplendor en Morelos, quizá la última
de su carrera delictiva, en tiempos del gobernador Sergio Estrada
Cajigal, un panista que, se asegura, por un tiempo fue yerno del
capo al entablar una relación con una de las hijas del
narcotraficante: Nadia Patricia Esparragoza Gastélum.
Todo esto ocurrió a principios de 2000, cuando el panista arribó a
la gubernatura. Eran tiempos de jauja. Estrada Cajigal fue
ampliamente apoyado por el entonces presidente Vicente Fox
Quesada tras estallar el escándalo de su relación con El Azul y su
hija, quien en ese tiempo comenzó a ser investigada por presuntas
actividades de lavado de dinero tras detectarse depósitos por más
de 80 millones de pesos.
El semanario tijuanense Zeta, fundado por el periodista Jesús
Blancornelas, publicó la historia de este episodio en su edición del 5
de febrero de 2016.
En el texto, el semanario da cuenta de que la hija de Esparragoza
era investigada por el Departamento del Tesoro de Estados Unidos.
La nota inicia con estos pormenores: “En menos de dos meses
cumplirá cuarenta abriles. Es morena y elegante. Arriesgada en los
negocios. Desde temprana edad aprendió a mover el dinero. Estudió
la Licenciatura en Mercadotecnia en el Tec de Monterrey, en Nuevo
León. Ha recorrido el mundo como viajera y como su casa. Buenos
Aires y Boston le adoptaron por un tiempo”.
Nadia Patricia Esparragoza Gastelum —contó Blancornelas—
tuvo una juventud soñada. Es una mujer de sangre “azul”, hija del
narcotraficante Juan José Esparragoza Moreno, El Azul, como le
dicen (o decían) por lo oscuro de su piel.
La indicación que hizo sobre ella el Departamento del Tesoro de
los Estados Unidos, en julio de 2012, la puso en la mira de las
autoridades mexicanas. Fue entonces cuando las dependencias
federales actuaron. Por ello le fueron congeladas sus cuentas
bancarias y las instituciones financieras le prohibieron abrir nuevas
cuentas, pues la extinta pgr y la Secretaría de Hacienda y Crédito
Público (shcp) la investigaron por actividades de lavado de dinero.
El 24 de abril de 2013 la uif formuló una querella en contra de la
familia Esparragoza Gastelum ante la entonces pgr, donde se inició
la averiguación previa por hechos relacionados con blanqueo de
dinero depositado en una cuenta bancaria de la hija de El Azul que
después se reenviaba a cuentas de personas físicas y empresas
con el objeto de ocultar su origen.
La orden de boletinar a los Esparragoza Gastelum y sus negocios,
por parte de la Oficina para el Control de Activos Extranjeros (ofac)
de Estados Unidos, e impedir a los estadounidenses realizar
transacciones con ellos, metió presión a las instituciones mexicanas
para iniciar una investigación. En la indagatoria se asentó un dato ya
conocido: que El Azul fue uno de los principales líderes de la
organización criminal del Cártel de Sinaloa y también era
considerado de los principales cerebros financieros desde que militó
en el Cártel de Juárez, allá en los años noventa.
El parentesco no fue el único motivo de la pesquisa contra la hija
del presunto criminal, aunque sí el principal. La alerta internacional
generada por la ofac motivó que el 8 de agosto de 2002, Banorte,
en la sucursal Plaza del Sol de Zapopan, en Jalisco, decidiera
concluir la relación con Nadia Patricia como titular de una cuenta
que abrió dos meses antes. Para justificar sus fondos y aperturar su
cuenta, argumentó dedicarse a la industria de la construcción.
Y es que en ese tiempo Esparragoza Gastelum tenía en su cuenta
un saldo de 27 millones 19,685 pesos con 99 centavos. Al
cancelarle, la institución expidió un cheque de caja a la
excuentahabiente por dicha cantidad. La hija de El Azul intentó abrir
una nueva cuenta en Banorte, pero le fue negada. Entonces las
autoridades detectaron que la mujer depositó ese mismo cheque en
una cuenta de Banco del Bajío en León, Guanajuato, el 16 de abril
de 2013.
Para entonces, la Unidad de Inteligencia Financiera de la shcp ya
contaba con un expediente abierto para seguirle los pasos a la
sospechosa. La dependencia había documentado movimientos
bancarios inusuales desde el 26 de julio de 2011 hasta la fecha de la
cancelación de su cuenta Mujer Banorte por más de 79 millones de
pesos.
A las autoridades también les llamó la atención la facilidad que
Nadia Patricia tenía para retirar efectivo a través de la expedición de
cheques, generalmente por más de 2 millones de pesos, que se
depositaban en empresas investigadas desde entonces dentro y
fuera de México. También se detectó un depósito en su cuenta por
27 millones de pesos por la venta de fondos Cetes. Esa misma
cantidad fue retirada al poco tiempo.
Tras recibir la denuncia hacendaria, el agente del Ministerio
Público de la Federación, adscrito a la Unidad Especializada en
Investigación de Operaciones con Recursos de Procedencia Ilícita,
Falsificación o Alteración de Moneda de la seido, ordenó las
diligencias e investigaciones que fueran necesarias.
El mismo 24 de abril de 2013, cuando recibió la denuncia, el fiscal
federal del caso ordenó a la Comisión Nacional Bancaria y de
Valores el aseguramiento provisional de todas las cuentas bancarias
(de intermediación, depósito, ahorro, inversión, cheques, cajas de
seguridad, fideicomisos, crédito con o sin garantía, valores
bursátiles) en las que apareciera como titular la indiciada.
De las constancias se advirtió que el total de las operaciones
detectadas y analizadas se realizaron con cheques de caja
negociados a diversas personas, distintas a los beneficiarios de los
mismos. Ello, no obstante que este tipo de instrumento monetario se
emite en favor de personas físicas o morales, determinadas para su
cobro o depósito con cuenta a su nombre.
Las pesquisas dejaron en claro que las transacciones detectadas,
todas realizadas con cheques de caja, se operaron con la
contribución especial de una ejecutiva del banco. Conforme algunas
operaciones detectadas por la uif, se observó la inversión de dinero
en efectivo a muy corto plazo, ocultando o pretendiendo ocultar el
origen o destino final de los recursos operados. Esto ocasionó una
afectación al sistema financiero mexicano.
Además de los movimientos reportados durante 2012, cuando le
fue cancelada una de sus cuentas, se dio seguimiento a otras
transacciones. La uif realizó una búsqueda en su base de datos
para identificar las operaciones relevantes o sospechosas
relacionadas con la indiciada y que no fueron reportadas por las
instituciones de crédito implicadas. Se detectaron varias que
encendieron los focos rojos:
—El 9 de enero de 2013 hizo un depósito en cuenta, expedido por
Banca Mifel, por 1 millón 670,717 pesos.
—Una operación reportada por Bansí S.A., el 20 de marzo de
2013, que involucra el depósito en cuenta de un cheque emitido por
Banco Santander México el 15 de marzo de ese año, por 5 millones
de pesos.
—El 25 de marzo de 2013 Nadia Patricia depositó en su cuenta
cinco cheques de caja expedidos por Banco Mercantil del Norte, por
un monto de más de 20 millones de pesos; luego transfirió los
recursos a otra cuenta.
La investigación estadounidense también incluyó a María
Guadalupe Gastelum Payán, esposa de El Azul; así como a los
hermanos de Nadia: Cristian Iván, Brenda Guadalupe y Juan Ignacio
Esparragoza Gastelum. De este último se afirma que está muerto.
El entonces gobernador morelense, Sergio Alberto Estrada
Cajigal, atrajo los reflectores de la dea por sus nexos con Nadia
Patricia y su padre, Juan José Esparragoza Moreno. Y es que en
ese periodo gubernamental El Azul se afincó en el estado con
protección policíaca. Uno de sus aliados era el jefe de Seguridad
Pública, José Agustín Montiel, señalado por utilizar los vehículos
oficiales para mover cargamentos de cocaína desembarcados en el
Aeropuerto Internacional General Mariano Matamoros, conocido
como aeropuerto de Temixco.
Dicha terminal aérea fue utilizada por Esparragoza como pista de
aterrizaje. El jefe policíaco Montiel —recluido bajo cargos de
delincuencia organizada dentro del Penal Federal de Máxima
Seguridad El Altiplano, mejor conocido como La Palma, donde murió
— era no sólo su aliado, sino el enlace con la máxima autoridad
estatal.
De entonces a la fecha las cosas no han cambiado mucho en
Morelos. La protección al Cártel de Los Rojos durante el gobierno de
Graco Ramírez Garrido fue ampliamente documentada
mediáticamente, tanto a nivel local como nacional. Tras finalizar su
mandato el estado entró en una etapa de mayor descomposición. El
gobernador entrante, Cuauhtémoc Blanco Bravo, recibió una entidad
plagada de crimen organizado, matanzas, secuestros, “levantones”,
balaceras y ajustes de cuentas que incluso se han cometido en
velorios, bares, cantinas y prostíbulos. Impotente o cómplice, la
Policía Estatal ha sido espectadora del desastre.
Entre Graco Ramírez y Cuauhtémoc Blanco la pugna política inició
desde que el exfutbolista era alcalde de la ciudad de Cuernavaca.
Los conflictos escalaron más alto. El odio por encima de las
negociaciones. Al cumplirse tres años del gobierno de Blanco Bravo,
el pleito subió de tono y llegó a niveles insospechados. Graco
Ramírez Garrido está acusado de desvío de recursos públicos ante
la Fiscalía Especializada en Combate a la Corrupción y, al igual que
Cuauhtémoc Blanco Bravo, también es señalado por brindar
protección al narcotráfico. En ese tiempo la mitad de los
ayuntamientos eran gobernados por presuntos miembros del crimen
organizado. Actualmente, no hay ayuntamiento que no tenga como
cabeza visible a un presunto criminal.
Tras concluir la administración de Graco Ramírez Garrido, en
octubre de 2018, el nuevo gobierno de Cuauhtémoc Blanco Bravo
ordenó investigar a su antecesor y, con una celeridad inusitada,
presentó doce denuncias por presuntos actos de corrupción: fraudes
con obras públicas, desvío de recursos, presupuestos inflados y
compras amañadas. También se acusó a varios exfuncionarios de
realizar conciertos con artistas famosos cuyos pagos fueron
triplicados. Todos estos manejos turbios implicaron a una docena de
exservidores públicos estatales, algunos de los cuales ya están en
la cárcel. Sin embargo, Ramírez Garrido se mantiene impune.
Al exgobernador perredista también se le acusa de fraudes contra
el erario por más de 500 millones de pesos, de acuerdo con los
cálculos más conservadores de la Fiscalía Especializada en
Combate a la Corrupción que tiene a su cargo las investigaciones.
El exjefe de la Oficina de la Gubernatura de Morelos, José Manuel
Sanz Rivera, detalló hace más de un año algunos pormenores sobre
las acciones fraudulentas de Graco Ramírez. Expuso, por ejemplo,
que la empresa Magnos Comercialización de Entretenimiento —
activa durante su gobierno— contrató al músico británico Sting para
un concierto que se efectuó en octubre de 2015, en la conocida
Arena Teques, localizada en la comunidad de Tequesquitengo. El
costo de su presentación fue presupuestado en 100 millones de
pesos. Sin embargo, las investigaciones descubrieron que el
cantante no recibió el pago.
Gerardo Becerra Chávez, asesor anticorrupción del gobierno de
Cuauhtémoc Blanco Bravo, indicó al respecto que la venta de
entradas para dicho concierto fue calculada en unos 9 millones de
pesos, los que serían destinados al Fondo Pro Cultura. Sin
embargo, en las arcas sólo se hallaron 99,000 pesos.
No fue todo: Sanz Rivera agregó más datos sobre los fraudes y
desvíos en el gobierno de Graco Ramírez. Refirió que por un
concierto que ofrecieron los cantantes Mijares y Emmanuel, se
pagaron 120 millones de pesos y, para ello, fueron contratadas dos
empresas inexistentes.
A una de ellas —explicó— se le pagaron 2 millones de pesos por
la supuesta compra de repelente para mosquitos y a la otra se le
cubrieron 3 millones por el gel antibacterial.
Además de todo este atraco, al exgobernador Graco Ramírez se
le atribuyeron acusaciones por obras “infladas” o inconclusas,
desvío de fondos públicos, entre otros delitos.
Y entre los imputados figuran, además del exmandatario, José
Michel Luna —exsecretario de la Secretaría de Hacienda estatal—,
Armando Sanders de Mendoza, Jorge Sánchez Rodríguez, Carlos
Alberto Rodríguez, Gerardo Ruiz Solano y Salvador Méndez
Medina.
Las respectivas denuncias se presentaron ante la Fiscalía
Especializada en Combate a la Corrupción por conducto de la
Consejería Jurídica del Gobierno del Estado de Morelos. Otras
denuncias fueron turnadas al ámbito federal y están bajo
investigación de la fgr.
Todo lo anterior ha derivado en una fuerte disputa política entre el
exgobernador Graco Ramírez y Cuauhtémoc Blanco. Al primero se
le acusa de haber formado un grupo con poder político y económico
para denunciar al segundo por desvío de fondos públicos,
nepotismo y vínculos con el crimen organizado. Por lo que ya se
interpuso una solicitud de juicio de procedencia ante el Congreso del
Estado de Morelos a fin de que el actual mandatario sea castigado.
Hasta agosto de 2023 ninguna autoridad ha actuado al respecto.
La Fiscalía Especializada en Combate a la Corrupción de Morelos
solicitó al Congreso del Estado de Morelos que iniciara el juicio de
procedencia en contra de Cuauhtémoc Blanco por siete delitos
diferentes que se investigan desde 2014. Además del relacionado
con el crimen organizado, el cual se robusteció más tras el
escándalo que desató la publicación de una fotografía, en enero de
2022, en la que el mandatario aparece con tres integrantes de la
delincuencia.
La imagen fue encontrada en un teléfono celular que fue
asegurado tras el arresto de Esther Yadira Huitrón Vázquez —o
Rosario Herrera, como se hacía llamar— conocida en el mundo
criminal como La Jefa. Esto ocurrió el 6 de noviembre de 2021.
Era una fotografía de comienzos de 2019 donde se ve posar para
la cámara a Cuauhtémoc Blanco con Irving Eduardo Solano Vera, El
Profe o El Gato, identificado por las autoridades como jefe de plaza
del cjng y líder de Guerreros Unidos; Homero Figueroa Meza, La
Tripa, jefe del brazo armado Los Tlahuicas o Comando Tlahuica y
Raymundo Isidro Castro Santiago, El Ray, líder regional del cjng en
Morelos.
Además, la dependencia tiene abiertas cinco carpetas más contra
el mandatario morelense. Entre esas pesquisas se encuentra la que
se integró por la fotografía referida en la que Cuauhtémoc Blanco
posa con integrantes de cárteles y presuntos gatilleros, con quienes
supuestamente sostuvo una reunión privada para acordar la entrega
de la plaza.
El entonces secretario general de Gobierno de Morelos, Pablo
Ojeda Cárdenas, salió en su defensa ante los cuestionamientos por
la polémica fotografía: “Es una simple foto espontánea de hace
varios años. No sabemos cuándo fue ni dónde se tomó, no es más
que eso, no es una reunión, no es un acuerdo y mucho menos es
una relación”.
También negó que fuera en su casa: “Eso es totalmente falso, no
es la casa del gobernador”. Aunque no desconoció la imagen: “Es
una foto muy vieja porque uno de los detenidos [sic] su complexión
es muy diferente a la que tuvo al momento de su detención en
febrero del 2021. Es una foto de hace varios años…”, concluyó.
Y es que surgieron versiones de que el sitio donde se tomó la
imagen era la propia residencia de Blanco, en el fraccionamiento
Tabachines, en Cuernavaca. Otra sostiene que el encuentro ocurrió
en un restaurante y la más certera señala que la sede fue la iglesia
parroquial de La Asunción de María, en Yautepec.
Ahora se sabe que dicha fotografía fue tomada en la oficina
parroquial de esa iglesia, acorde con lo publicado por el diario El Sol
de México, el 4 de enero de 2022. Blanco Bravo negó su relación
con los criminales, pero estos respondieron con “narcomantas” en
las que le recriminaron su dicho: “Los amigos no se niegan”, le
dijeron.
Representantes de la Iglesia Católica también hicieron su parte
para atizar la polémica. Esta expuso mediante un comunicado que
el encuentro entre Blanco Bravo y los presuntos delincuentes se
llevó a cabo en una parroquia de Yautepec. Ahí se vieron, aunque
los religiosos negaron haber intervenido como mediadores en el
encuentro y rechazaron tener conocimiento de lo que hablaron el
gobernador y los presuntos miembros de la delincuencia
organizada.
A todo esto se sumó otro choque entre Cuauhtémoc Blanco y
Graco Ramírez. El primero acusó al segundo de haber orquestado
esta campaña en su contra.
Edgar Rodolfo Núñez Urquiza, vicefiscal de la Fiscalía
Anticorrupción del Estado de Morelos, quien presentó ante el
Congreso morelense la solicitud de juicio de procedencia, expuso
que entre otros delitos que se deben investigar —y que
presuntamente cometió el gobernador Cuauhtémoc Blanco— figuran
el de ejercicio indebido de funciones y falsificación de documentos.
También se persigue el de fraude procesal, enriquecimiento ilícito y
falsedad en declaraciones ante la autoridad. Indicó, además, que la
solicitud de juicio de procedencia tiene lugar, porque existen
elementos probatorios por la posible comisión de delitos cometidos
por el exfutbolista de los clubes América, Tiburones Rojos de
Veracruz, entre otros.
De acuerdo con el documento entregado al Congreso del Estado
de Morelos, familiares y amigos de Cuauhtémoc Blanco, así como
servidores públicos de la entidad, estarían en la red como presuntos
sospechosos del delito de enriquecimiento ilícito.
Se menciona, entre otros, al medio hermano del mandatario,
Ulises Bravo Molina, quien fue dirigente del Partido Encuentro
Solidario (pes) y desde julio de 2023 nombrado delegado en
funciones de presidente de morena; Edgar Riou Pérez, primo y
secretario particular del gobernador; Ricardo Bravo Molina, otro
medio hermano de Cuauhtémoc Blanco, así como Jaime Tamayo
Godínez, amigo del exfutbolista.
El vicefiscal Núñez Urquiza puntualizó, además, que el
procedimiento legislativo debía contemplar, en una próxima sesión
del pleno del referido Congreso, el caso del juicio de procedencia a
fin de que el asunto se turnara a la Comisión de Gobernación del
Senado de la República y al gran jurado que preside el morenista
Arturo Pérez Flores. Hasta ahora nada ha ocurrido respecto a la
camarilla encabezada por Cuauhtémoc Blanco Bravo.
Pero con el aval presidencial se han movido fichas en favor del
mandatario morelense, como la captura en agosto de 2023 del
llamado “Fiscal carnal”, Uriel Carmona, impuesto por Graco Ramírez
como tapadera suya —detención presuntamente ilegal, pero con
una lista de posibles delitos que empiezan por el entorpecimiento de
la procuración de justicia y encubrimiento de feminicidio—, la
consecuente detención de ministerios públicos y fiscales morelenses
también en relación con el conocido caso encubierto y manipulado
de Ariadna Fernanda López, y el blindaje, a través de la
manipulación del Congreso del Estado de Morelos, del magistrado
presidente Luis Jorge Gamboa Olea —acusado de atentar contra la
buena administración de justicia, de violar el Código de Ética de la
institución, manipular información pública referente al nombramiento
de su esposa como jueza y otras acusaciones como acoso sexual,
nepotismo y presión sobre otros miembros del Congreso—, todo
evidencia un aumento de los conflictos políticos por esta ligazón de
corruptelas entre ambos grupos de poder.
Una vez que se defina un acuerdo en este órgano parlamentario,
ya sea a favor o en contra, lo que seguiría es la redacción de un
dictamen para discutirse y votarse en el pleno. Aunque Núñez
Urquiza declaró que no existe un plazo que determine la ley para
que esta solicitud pueda desahogarse en un tiempo específico. De
esto se infiere que el sexenio de Blanco Bravo puede terminar sin
acciones legales en su contra.
Para que un juicio de procedencia avance en el Congreso
morelense se requiere mayoría calificada, avalada por catorce de
los veinte diputados, lo que hasta el cierre de este libro no ha
ocurrido.
Enrique Paredes Sotelo, presidente del Colegio de Abogados del
Estado de Morelos, fue quien presentó las denuncias por
enriquecimiento ilícito contra Blanco Bravo y funcionarios de su
gobierno, a quienes también acusó por falsificación de documentos
que, en su momento, acreditaron que Blanco Bravo era ciudadano
morelense —sin serlo— para competir, en 2015, por la alcaldía de
Cuernavaca por el extinto Partido Socialdemócrata y, en 2018, por la
gubernatura bajo las siglas del desaparecido pes, morena y Partido
del Trabajo (pt).
Hasta abril de 2022, el área jurídica del Ejecutivo Estatal no había
recibido ninguna notificación sobre la apertura de alguna demanda
en contra del gobernador Cuauhtémoc Blanco, como adelantaron
algunos abogados y el fiscal anticorrupción, Juan Salazar Núñez.
El entonces consejero jurídico, Samuel Sotelo Salgado —actual
secretario general de Gobierno en Morelos— explicó que el
mandatario no había sido notificado sobre demanda alguna. Aunque
aceptó que su jefe procedió a interponer un recurso de amparo para
defenderse en caso de que las demandas existieran.
Diversos partidos políticos exigieron a la fgr que investigara si el
gobernador de Morelos estaba coludido con la delincuencia
organizada. Hasta ahora, dicha fiscalía no ha hecho oficial si inició o
no alguna investigación contra el mandatario morelense por delitos
relacionados con la delincuencia organizada.
Para aumentar las sospechas, en una nueva confirmación de sus
vínculos con el crimen organizado, el 1º de enero de 2023 volvió a
aparecer una “narcomanta” en un puente de Chipitlán, Cuernavaca,
donde los criminales denunciaron que el gobernador de Morelos sí
pactó con delincuentes locales a través de Homero Figueroa, La
Tripa.
Registrado en diversos medios, el mensaje de la manta lo acusó
de orquestar la “guerra” en el estado y por ello lo llamaron
“traicionero”. En la misma advirtieron a la Fiscalía Especializada en
Combate a la Corrupción que otro posible cómplice del entramado
corrupto sería Francisco Martínez, exdirector del Sistema de Agua
Potable y Alcantarillado de Cuernavaca (sapac). Ambos fueron
relacionados como piezas claves de la reunión en la parroquia de
Yautepec, donde los testigos aseguraron que estuvieron presentes
otras personas, presuntos criminales, quienes se autodenominaron
“Los morelenses” e insistieron que había un pacto con La Tripa y
posibles funcionarios estatales.
Los gobiernos van y vienen, pero el crimen organizado, salvo la
caída de algunos jefes de cárteles, sigue intacto. Lejos de
debilitarse, a la vuelta de los años estos grupos se han robustecido
y multiplicado por doquier. Por ejemplo, actualmente en Morelos
operan Los Rojos, Guerreros Unidos, el cjng, que tiene amplias
ramificaciones en ese territorio, al igual que Los Viagras, los
Caballeros Templarios y los Hermanos Valencia. Todos ellos son
michoacanos y son considerados tan violentos como sanguinarios:
se caracterizan por usar la crueldad contra sus rivales y ya no
respetan código alguno, algo que ocurría en tiempos pasados. La
saña no tiene límites: decapitan, descuartizan a sus víctimas y hasta
las queman vivas. Es por ello que a estos cárteles se les atribuyen
los baños de sangre que enfrentan entidades como Baja California,
Michoacán, Guerrero, Guanajuato, Morelos, entre otras.
A la violencia imparable que enfrenta el estado —balaceras,
levantones, tráfico de drogas, cobro de piso, secuestros, asesinatos
y desapariciones forzadas— se sumó el señalamiento de que el
mandatario de Morelos, Cuauhtémoc Blanco Bravo, tiene líneas de
entendimiento con la delincuencia organizada. Esto no resulta una
novedad en la tierra del revolucionario Emiliano Zapata.
Otros mandatarios de ese estado también fueron ligados en su
momento a intereses mafiosos. Es el caso de Jorge Carrillo Olea —
gobernó de 1993 a 1998—, quien fue vinculado con Amado Carrillo
Fuentes, El Señor de los Cielos; Sergio Estrada Cajigal —con igual
condición desde 2000 hasta 2006, relacionado con Juan José
Esparragoza, El Azul—; Marco Adame Castillo también enfrentó
escándalos similares. Ninguno de los tres ha pisado la cárcel.
Adame Castillo gobernó de 2006 a 2012. En mayo de 2009 el
Movimiento Magisterial de Bases demandó al Congreso del Estado
de Morelos un juicio político en su contra debido a los escándalos de
corrupción en que incurrió. El más fuerte, el arraigo por la siedo de
su secretario de Seguridad Pública —Luis Ángel Cabeza de Vaca—
acusado de tener nexos con el narcotráfico. Como medida de
protesta, los docentes sacaron a relucir pancartas plagadas de
consignas: “¡Juicio político a ‘Narco’ Adame y a Sergio Álvarez
‘Rata’!”, también gritaban en coro frente al Palacio de Gobierno
morelense.
De forma similar, el gobierno de Cuauhtémoc Blanco Bravo se ha
caracterizado por las balaceras, matanzas, robo de autos,
secuestros y otros delitos. Los grupos ya citados se pelean la plaza
y también han asesinado a activistas sociales. Uno de esos
crímenes fue el de Samir Flores Soberanes, ocurrido en febrero de
2019. Era muy conocido dentro y fuera de Morelos por su activismo
político y denuncias periodísticas. Antes de ser asesinado, se
destacó por emprender un movimiento para impedir la construcción
de la planta termoeléctrica de Huexca, proyecto impulsado por la
Comisión Federal de Electricidad.
El día que lo ejecutaron —presuntamente, para que no siguiera
generando polémica por la construcción de la planta— tres sujetos
armados arribaron a su domicilio particular. De acuerdo con las
investigaciones y los testimonios de sus familiares, los sujetos
tocaron a su puerta. Cuando Flores Soberanes abrió le dispararon,
casi a quemarropa; su cuerpo se desvaneció. Murió al instante. Era
locutor de la Radio Comunitaria Amiltzinko 100.7 fm, en la población
oriental morelense de Amilcingo. A través de ese espacio denunció
injusticias que aún siguen impunes, al igual que su asesinato. Se
puede afirmar que su caso está en el olvido de las autoridades, no
así de los pobladores que le conocieron que todavía exigen su
esclarecimiento.
Conforme con las investigaciones, el grupo que lo ejecutó
pertenece a la delincuencia organizada: se les identificó como
miembros del Comando Tlahuica, el mismo cuyo líder, Homero
Figueroa Meza, se fotografió con Cuauhtémoc Blanco Bravo.
Tanto el asesinato del activista social Samir Flores Soberanes,
como las investigaciones criminales y el caso de la polémica
fotografía entre Blanco Bravo y el presunto criminal, siguen
envueltos en el silencio, un silencio que huele a impunidad.
El escándalo que implica al exfutbolista tiene historia: de acuerdo
con los presuntos documentos hackeados a la sedena, los
Guacamaya Leaks, Morelos está totalmente infiltrado por el crimen
organizado. En la estructura del gobierno estatal, así como en
dependencias públicas y en las presidencias municipales, está la
presencia de los hombres de la mafia. Lo mismo ocurre en las
policías, que fungen como brazos armados del crimen.
Morelos se encuentra controlado por exgobernadores, senadores,
diputados, presidentes municipales y jueces coludidos con grupos
criminales que operan en la región: Los Rojos, Guerreros Unidos —
con bases bien establecidas en Guerrero— y el cjng, de acuerdo
con lo que establecen dos informes de la sedena y de la Unidad de
Inteligencia Naval elaborados a principios de 2019.
Por ejemplo, el Grupo de Inteligencia de la Secretaría de Marina
(semar) señalaba que, en el panorama delictivo de Morelos, la
organización criminal de los Beltrán Leyva contaba con la protección
de las autoridades. En ese entonces señalaron al hoy exgobernador
Graco Ramírez como una pieza clave de ese esquema. El mismo
informe afirma que el círculo cercano de Cuauhtémoc Blanco Bravo,
quien arribó al poder por el Partido Encuentro Social, tiene
estrechos vínculos con varios cárteles.
El informe extraído entre millones de documentos hackeados a la
sedena, por otra parte, señala que José Manuel Sanz Rivera, José
de Jesús Guízar Nájera, Uriel Carmona Gándara y Samuel Soto
Salgado —jefe de la Oficina de la Gubernatura de Cuauhtémoc
Blanco, subsecretario de Gobierno, fiscal general y consejero
jurídico, respectivamente— están vinculados con el Cártel de Los
Rojos, también con Gente Nueva y el cjng.
Además, los reportes indican que Alfonso de Jesús Sotelo
Martínez, secretario de Desarrollo Social del Gobierno del Estado de
Morelos, tiene nexos con los grupos de la delincuencia organizada
de Guerrero, al igual que varios diputados. El senador priista en
representación del estado de Morelos, Ángel García Yáñez, así
como nueve jueces locales, han liberado a delincuentes por
supuestas faltas de pruebas.
En este contexto de vínculos entre el poder político y criminal, el 5
de octubre de 2022 fue asesinada en Cuernavaca la diputada
Gabriela Marín Sánchez. Dos sicarios a bordo de una motocicleta la
siguieron y en el estacionamiento de una farmacia le dispararon a
mansalva. Su chofer sólo fue herido. La legisladora de 37 años
había tomado posesión apenas el 15 de julio de 2022, luego de
ganar un proceso judicial contra el político Roberto Yáñez Moreno,
quien le había robado la diputación plurinominal.
De acuerdo con los informes de inteligencia, a principios de 2019
en Morelos operaban varios grupos criminales, principalmente, Los
Rojos que, como ya se refirió, eran encabezados por El Carrete
hasta su detención en agosto de 2019 y condenado a 20 años de
prisión. Su grupo criminal era aliado del autodenominado Cártel del
Sur y de Guerreros Unidos, dos temibles organizaciones criminales
con asiento en Guerrero y asociados con el cjng y La Familia
Michoacana. Luego las alianzas se debilitaron debido a rencillas
internas.
Además, los reportes de inteligencia identifican a un grupo de
doce presidentes municipales de Morelos ligados al Cártel de Los
Rojos: Alberto Sánchez Ortega, exalcalde de Xochitepec y ahora
diputado por morena; Rafael Reyes Reyes, presidente municipal de
Jiutepec por la coalición pt-morena-pes; así como todos los
alcaldes de la zona sureste del estado —de los municipios de
Tlaltizapán, Puente de Ixtla, Tlaquiltenango, Jojutla, Mazatepec,
Coatlán del Río, Tetecala y Coatetelco—, sin importar su color
político, ya sean del pri, morena, pan, prd o pes, tienen ligas con
el crimen.
En el informe también se subraya que la priista Rosalina Mazari
Espín, tía de Santiago Mazari Miranda, está vinculada con el Cártel
de Los Rojos. Ha sido tres veces diputada federal por el distrito de
Cuernavaca y una vez fue electa diputada local. Todo lo anterior
acredita que la frontera entre la política y el crimen está borrada.
Son lo mismo.
Los reportes referidos citan a otros políticos vinculados con Los
Rojos radicados en Guerrero: Francisco Javier García González,
expresidente municipal de Chilapa de Álvarez; Mario Moreno Arcos,
exalcalde de Chilpancingo; así como el expresidente municipal de
Leonardo Bravo, Leopoldo Ramiro Cabrera Chávez.
Los documentos también señalan al exalcalde de Yautepec y
actual diputado morelense, Agustín Alonso Gutiérrez; a Jesús
Corona Damián, exalcalde de Cuautla; Francisco Erik Sánchez
Zavala, exalcalde de Yecapixtla, diputado local por el Cuarto Distrito
en Morelos y presidente de la Mesa Directiva de la LV legislatura;
Valentín Lavín Romero, expresidente de Temoac; y Rogelio Torres
Ortega, de Tepoztlán, fallecido por COVID-19 en abril de 2021.
Todos ellos estuvieron —o están— relacionados con cabecillas de
los cárteles Guerreros Unidos y el cjng.
El informe de la sedena refiere que seis presidentes municipales
de la región oriental de Morelos, de igual forma, tienen vínculos con
el cjng, representado por el ya mencionado Raymundo Isidro
Castro Salgado, El Ray. Mientras que en Yautepec el alcalde
colabora con el temido Comando Tlahuica, famosos tras la
publicación de la fotografía donde aparecen sus jefes al lado del
gobernador, Cuauhtémoc Blanco Bravo.
La investigación añade más ligas criminales de políticos:
establece que el alcalde de Temoac, Emigdio Capistrán Velázquez,
es yerno del secuestrador Antonio Aparicio. En 2018 ejecutaron a
tres mujeres integrantes de su familia y después fue amenazado a
través de “narcomantas” por el Comando Tlahuica al considerarlo su
enemigo político. El 22 de noviembre de 2022 aparecieron dos
mujeres más asesinadas, con huellas de tortura previa, y Capistrán
Velázquez se desmarcó del hecho al declarar: “… no son de mi
municipio, ni de la región, únicamente fueron depositadas, tiradas
por ahí; pero ayer estuve hablando con el director de Seguridad
Pública, y él me dijo que no son de ahí, ni de la región”. En Cuautla,
Samuel Corona Damián, hermano del alcalde Jesús Corona Damián
—en funciones hasta 2021—, fue detenido por secuestro. Al realizar
una revisión en su casa, las autoridades hallaron mantas y
mensajes sobre “narcopolítica”.
Los Guacamaya Leaks también revelan que cuando era
gobernador de Tabasco, el secretario de Gobernación hasta junio de
2023 y exaspirante presidencial por morena, Adán Augusto López
Hernández, entregó la Secretaría de Seguridad y Protección
Ciudadana y la Policía Estatal a tres hombres que fueron
identificados por el Centro Regional de Fusión de Inteligencia
(cerfi) como miembros del cjng.
En el reporte se refiere que uno de ellos es el supuesto líder del
cjng en Tabasco. Su nombre: Hernán Bermúdez Requena, quien
sigue al frente de la Secretaría de Seguridad Pública Ciudadana
(sspc). Un informe del cerfi sureste señaló, además, que al menos
tres líderes huachicoleros de la zona hablaron, en conversaciones
privadas, de las presuntas relaciones entre el delincuente Benjamín
Mollinedo Montiel —El Pantera— y López Hernández. De acuerdo
con el cerfi, Mollinedo era “prioritario” para la sedena, pues
encabezaba la organización conocida como La Barredora.
En su informe del 30 de agosto de 2022, el cerfi señaló que
Bermúdez Requena, José del Carmen Castillo Ramírez y Leonardo
Leyva Ávalo —estos dos nombrados, respectivamente, comisionado
y director general de la Policía Estatal en Tabasco, por Adán
Augusto López Hernández— forman parte de La Barredora.
El 23 de junio de 2023 el nombre de Adán Augusto López
Hernández —estrecho amigo y pariente del presidente López
Obrador— volvió a ser referido en un presunto caso de corrupción y
crimen organizado:
Resulta que ese día fue aprehendido por efectivos de la sedena y
de la fgr el empresario Ernesto Güino Herrera Reza, sobrino y
excolaborador de Leticia Herrera Ale, actual alcaldesa de Gómez
Palacio, Durango. Este personaje fue apresado por estar acusado
de un fraude en segalmex. Pero su reclusión duró pocas horas: el
exsecretario de Gobernación, López Hernández, es mencionado
como el autor de una llamada telefónica que inmediatamente puso
en libertad al presunto defraudador.
La historia de El Güino es relevante, pues es hijo de Ernesto
Herrera Ale, a su vez vástago de Carlos Herrera Araluce —
relacionado al narcotráfico y atacado a tiros por el Cártel de Los
Zetas, poco antes de morir en 2007—. Tras ese atentado fue
apodado El 17, al haber perdido tres dedos de las manos por los
rafagazos de balas. Luego de esta agresión vivió en un cuarto de
pánico hasta su muerte. Después de su entierro, el crimen
organizado amenazó con sustraer su cuerpo de la tumba —querían
tirarlo como un bulto en la calle— y la misma pasó a ser
resguardada largo tiempo, tanto de día como de noche, por un
equipo de seguridad israelí.
Respecto a las ligas de políticos con el crimen, reveladas por los
Guacamaya Leaks, los informes no parecen carentes de veracidad.
Por el contrario, son resultado de una verificación de los sistemas de
inteligencia implementados por el Estado.
Por ejemplo, los cinco cerfi distribuidos en el país agrupan a
agentes de la sedena, la semar, el Centro Nacional de Inteligencia
(cni), la Guardia Nacional (gn) y la sspc. Todas estas dependencias
disponen de sus respectivos recursos para identificar a los grupos
delincuenciales en las regiones donde operan. La mecánica de
trabajo es la siguiente: cada cerfi envía informes puntuales al
Centro Nacional de Fusión de Inteligencia (cenfi), responsable de
gran parte de las tareas de la inteligencia de seguridad del país.
Esto confirma que la información que vincula a políticos con el
crimen, está más que acreditada.

Ni libertad ni justicia
Michoacán está tan incendiado como Guanajuato, Baja California,
Edomex, Chihuahua, Jalisco o Tamaulipas, los estados más
violentos del país hasta la primera mitad de 2023. Bajo el gobierno
de Silvano Aureoles Conejo hasta 2021 —relacionado con el
narcotráfico y la corrupción institucional—, Michoacán se convirtió
en un territorio de muerte. Tampoco escapa de presuntos vínculos
con los cárteles su actual gobernador, Alfredo Ramírez Bedolla,
señalado de haber sido apoyado por el Cártel de Sinaloa para
arribar al poder.
La inseguridad campea por doquier desde hace al menos tres
décadas. Seis cárteles del narcotráfico, fuertemente armados,
azotan la entidad y provocan el desplazamiento de familias
completas en municipios como Aguililla y Tepalcatepec, territorios
que Nemesio Oseguera Cervantes, El Mencho, pretende ocupar a la
fuerza, con las armas por delante, provocando terror mediante
balaceras y masacres.
Este otro episodio de crisis, inseguridad y miedo en Aguililla se
intensificó a principios de 2022, cuando Oseguera Cervantes
irrumpió a fuerza de balazos en el territorio donde nació. El cjng
introdujo carros tanque, vehículos artillados, más de 100 hombres
armados que, desafiantes, afirmaron estar dispuestos a enfrentarse
con cualquier autoridad.
El segundo Cártel más poderoso de América Latina comenzó a
sembrar más pánico en Michoacán desde mediados de 2022.
Entonces la guerra con otros grupos criminales se intensificó. La
Familia Michoacana, Los Caballeros Templarios, los cárteles de
Sinaloa, del Golfo y los hermanos Valencia, apoyados con algunas
autodefensas, también le declararon la guerra a El Mencho.
Al notar la elevada tensión en el municipio michoacano, cientos de
familias decidieron desplazarse, forzadas por la violencia y el miedo.
Abandonaron sus casas, predios, ranchos y sembradíos. Se
refugiaron en zonas más o menos seguras (aunque actualmente
ningún territorio está libre de violencia).
Las autoridades de Aguililla, impotentes ante el terror del crimen,
solicitaron la intervención de las autoridades federales. Arribaron al
lugar efectivos del Ejército Mexicano, la Marina y la Guardia
Nacional, pero de nada sirvió. La presencia de los militares no
inhibió la violencia. Tampoco pudieron controlar la crisis. La razón,
conforme se explicó, es que las autoridades no tienen permitida la
utilización de la fuerza. “Así de nada sirve que vengan”, dijo uno de
los pobladores amenazados de muerte.
La Iglesia Católica hizo lo propio. Acudieron obispos y curas a
pedir paz a los criminales lanzando plegarias al cielo. Mientras
estuvieron presentes en el municipio hubo concordia, pero cuando
se retiraron volvió la violencia. Meses después, el Gobierno Federal
rescató el territorio, lo que fue considerado un triunfo; sin embargo,
la zozobra y el miedo no tardaron mucho tiempo en regresar.
En Tepalcatepec, la situación que se vive es similar al resto de los
municipios. También controlado por el cjng, convertido en el azote
de Michoacán, la guerra no cesa a pesar del clamor de la gente que
le pide al presidente López Obrador que el gobierno le devuelva la
tranquilidad al estado. La petición sigue sin cumplirse: el gobierno
de la Cuarta Transformación parece impotente, cuando no cómplice
de los grupos criminales
Y es que el crimen organizado ha impuesto su ley en la entidad.
Las autoridades civiles —gobierno estatal y alcaldes—
prácticamente han sido rebasadas por la violencia criminal. Esta
impone, incluso, los días y horarios en que los jornaleros deben
trabajar. Si lo hacen en días no permitidos, les incautan sus
mercancías. Y al miedo, le siguen las pérdidas financieras.
Los productores de aguacate enfrentan el mismo drama. Tienen
que “pagar piso” al crimen con elevadas cuotas, de acuerdo con las
hectáreas que dispongan. De otra forma les decomisan el producto
y los dejan sin obtener ingresos. Actualmente, el aguacate
michoacano es de los más cotizados y de los frutos que más se
exportan. Es enviado a Estados Unidos, Europa y Asia, donde
alcanza precios hasta de dos dólares por pieza.
El llamado “oro verde” se ha convertido en el bien y el mal en
Michoacán, entidad que hoy enfrenta un vacío legal y político que
ninguna autoridad ha podido resolver.
Al cierre del sexenio de Silvano Aureoles Conejo, Michoacán
enfrentó un escenario caótico: el exmandatario perredista dejó una
entidad atenazada por seis cárteles del narcotráfico que se disputan
el territorio, desatan balaceras, persiguen a sus rivales, desplazan a
los habitantes en decenas de municipios causando terror por todas
partes.
Por si fuera poco, el gobernador lanzado por morena, electo el 6
de junio de 2021 y en funciones desde octubre de ese año, Alfredo
Ramírez Bedolla, carga dentro y fuera de México con acusaciones
de haber ganado las elecciones con el apoyo del crimen organizado.
Las redes sinaloenses habrían sido las encargadas de entronizarlo
en la gubernatura.
Al menos eso fue lo que denunció el exgobernador Silvano
Aureoles ante la Organización de los Estados Americanos, a donde
acudió acompañado de dirigentes del pan, el pri y el prd. Al final de
su mandato, buscó al presidente López Obrador para entregarle las
pruebas respecto a cómo el crimen operó en favor de morena; pero
no lo quiso recibir. El presidente pidió al fiscal Alejandro Gertz
Manero que atendiera su denuncia, pero el asunto, de buenas a
primeras, quedó sepultado en el silencio.
De acuerdo con las acusaciones de Silvano Aureoles, el crimen
organizado apoyó a morena y a sus candidatos para que ganaran
las elecciones. En el caso de Michoacán, explicó entonces, el narco
dispuso de recursos, personal armado y una amplia logística para
operar la elección. Algo similar ocurrió en Sinaloa, Nayarit, Veracruz
y en las entidades donde morena ganó las elecciones. Un dato que
confirma el apoyo de Sinaloa a los candidatos morenistas es que
ese Cártel ahora opera en los estados donde ganó el partido del
presidente.
Otro detalle interesante que explica este andamiaje de
complicidades fue aportado en su momento por Hugo Gutiérrez
Maldonado, el exsecretario de Seguridad Pública en Veracruz —una
de las entidades más violentas en la historia del crimen organizado
en México—: él aseguró que el cjng, rival de Sinaloa, ofrece su
“franquicia” en renta para poder utilizar su nombre, equipo táctico,
armas y la estrategia de esta aceitada organización criminal.
Con respecto a las elecciones intermedias de 2021, en Sinaloa las
cosas se pusieron graves: hubo secuestros de funcionarios
electorales y representantes de partidos, conforme a las denuncias,
lo que evidenció que el crimen organizado hizo su trabajo para que
triunfaran los candidatos del presidente.
Pero lo sorprendente es que después de las elecciones, el
escándalo sobre las investigaciones abiertas en contra de Aureoles
Conejo fue apagado. Durante su gobierno en Michoacán, el crimen
mantuvo el control estatal. Pese a los llamados que hizo como
mandatario para que se frenara la violencia, esta se mantuvo y en la
última etapa de su sexenio la situación se recrudeció a tal grado que
las balaceras llegaron a Morelia, la capital del estado, donde
decenas de sujetos armados y a bordo de motocicletas lanzaron
bombas molotov para agredir a un grupo de agentes policíacos que
hacían rondines en sus patrullas.
No obstante, la presencia policíaca y de miembros de la Guardia
Nacional en Michoacán, la pacificación nunca llegó durante su
mandato. Tampoco en el actual gobierno. El crimen organizado, en
particular los cárteles de Jalisco Nueva Generación, Los Viagras,
Los Caballeros Templarios, los Beltrán Leyva y Los Correa —el
nuevo Cártel identificado recientemente— realizaron diversos
bloqueos carreteros: incendiaron vehículos oficiales y privados,
realizaron ataques hacia los integrantes de la Guardia Nacional y
también de la Policía Estatal.
Los hechos se presentaron en media docena de demarcaciones
de la entidad y los efectos llegaron hasta decenas de municipios
urbanos, causando el desplazamiento de familias enteras por miedo
a morir entre las balaceras. La Secretaría de Seguridad Pública del
Gobierno del Estado de Michoacán, a través de su cuenta de
Facebook, reconoció que el crimen organizado paralizó seis
municipios. La dependencia aceptó que los grupos delictivos
detuvieron y prendieron fuego a diversas unidades privadas de
transporte. Aquello fue caótico.
Con estos actos de violencia extrema, que aún prevalecen, las
autoridades estatales y federales fueron rebasadas nuevamente.
Cada vez que se lo propuso, el crimen evidenció la impotencia del
gobierno de Silvano Aureoles Conejo, quien por esas fechas ya se
preparaba para dejar el cargo con un saldo negativo: 1,500
asesinatos en su último año y seis cárteles en disputa.
Además de ser señalado por sus presuntos actos de corrupción,
Aureoles Conejo también fue acusado de haber brindado protección
en la entidad a los criminales. El mandatario no sólo quedó exhibido
por la prepotencia mostrada ante un manifestante que lo increpó en
la vía pública, sino por su incapacidad y fracaso demostrados
durante seis años: no logró la pacificación del territorio ni la
aplicación de la ley, ni hizo valer el llamado Estado de derecho; por
el contrario, en el territorio siempre imperó un estado de violencia.
Como lo retratan los videos que circulan en las redes sociales, su
actitud prepotente se percibió cuando descendió de un vehículo
militar, se dirigió a un grupo de manifestantes y empujó a uno de
ellos, retándolo a golpes. El agredido le reclamaba, y no sin razón,
que resultaba muy cómodo visitar Aguililla en helicóptero, mientras
que los pobladores, atenazados por el miedo, tenían que abandonar
sus casas y sus parcelas.
Impotente ante la violencia, pidió al presidente López Obrador la
intervención del Ejército en Aguililla, entonces convertido en un
infierno. Pero lejos de preparar un operativo que pusiera a salvo a la
población, optaron por realizar una reunión en un cuartel militar con
autoridades representativas del municipio. De los temas tratados,
nada se dijo. La violencia ha continuado.
Luego de tres décadas sumido en la violencia criminal, Michoacán
se volvió incontrolable en 2006, cuando los cárteles de La Familia
Michoacana, Los Zetas y hermanos Valencia —o Cártel del Milenio
— se enfrentaron por el control del territorio en una guerra campal.
A pesar de que en ese año el entonces presidente Felipe
Calderón Hinojosa arrancó su guerra contra el crimen organizado
con los Operativos Conjuntos, la delincuencia no pudo ser abatida.
Por el contrario, se fortaleció a grado tal que se agudizó como no se
había visto en años anteriores.
Los niveles de violencia comenzaron a escalar sin que hubiera
contención policíaca ni militar. Cárteles como el de Jalisco Nueva
Generación, Sinaloa, La Familia Michoacana, Los Caballeros
Templarios y Los Viagras siguieron enfrascados en su guerra por el
control de la plaza, conflicto que prevalece hasta la fecha e implica
nuevos grupos criminales.
Un ejemplo de esta batalla sin tregua —que refleja la intensidad
de la pelea por Michoacán— fue el hallazgo de varias “narcomantas”
que evidenciaron el grado de normalización de la violencia. Uno de
estos mensajes, firmado por el cjng, atizaba el conflicto: “Gente
bonita, siga con su rutina, has [sic] patria y mata a un Viagra”.
El Cártel Los Viagras, uno de los protagonistas de la guerra entre
cárteles en Michoacán, de acuerdo con información de la Secretaría
de Seguridad y Protección Ciudadana, es de los más importantes
productores de metanfetaminas que se distribuyen en California.
También se le adjudican otras operaciones delictivas como las
extorsiones a productores de aguacate y a otros empresarios de la
entidad.
Michoacán y Lázaro Cárdenas, su principal puerto marítimo, son
estratégicos para el crimen organizado. Por el mismo arriban los
cargamentos que provienen de Sudamérica. La droga llega por la
zona conocida como Coahuayana de Hidalgo, región bañada por las
aguas del Pacífico, donde atracan barcos cargados con sustancias
prohibidas.
Los pescadores son alquilados para “pescar” la droga que flota en
el mar. Las sustancias también son transportadas desde Colombia
en submarinos, llamados sumergibles, aparatos que, repletos de
cocaína o droga sintética, también zarpan desde Venezuela.
La ruta de trasiego es hacia Guerrero, centro turístico
internacional considerado de los más altos en consumo en el país.
Desde ahí, los alcaloides son llevados al norte del país y cruzan la
frontera para llegar a Estados Unidos, el mercado de consumo más
voraz. Otra parte se queda para el consumo interno: se lleva a
Morelos y a la Ciudad de México —otro punto de alto consumo
protegido por las autoridades—.
Aunque las batallas en Michoacán llevan más de 30 años, el cjng
y Los Viagras están enfrentados desde 2014. Se pelean el control
de la llamada Ruta del Pacífico, el mercado de las drogas sintéticas,
el negocio de las extorsiones, el tráfico humano y el robo de
combustibles, otro de sus boyantes negocios.
La complejidad de estos conflictos mostró al gobierno de Silvano
Aureoles Conejo como una mera figura decorativa frente al crimen.
Cada vez que se lo propusieron, los cárteles desacreditaron al
entonces mandatario. Así lo demostró el cjng, por ejemplo, cuando
Nemesio Oseguera Cervantes decidió tomar el control en su terruño,
Aguililla. Esta acción se consumó cuando efectivos del Ejército y de
la Guardia Nacional abandonaron el estado.
La irrupción del cjng en Michoacán ha sido violenta. No son
nuevas las arremetidas del mismo para imponer su ley en un estado
clave para el tráfico de drogas. Por ello los varios enfrentamientos
entre grupos locales. Pero la guerra ahora se centra con el Cártel
Los Viagras, La Familia Michoacana o bien con autodefensas
financiadas por otros cárteles. Por esa razón no todas las fuerzas
defienden los intereses de la sociedad, sino del crimen.
El narcotráfico, la expresión más violenta del llamado crimen
organizado, ha tenido el control de Michoacán desde hace mucho
tiempo. Ha dado muestras de su poder con ejecuciones frecuentes,
emboscadas a policías y militares —una de ellas en un camino que
conduce a Aguililla—. Lo evidente es que en la entidad existe un
vacío de poder casi absoluto. Y esa oquedad legal deriva en
asideros donde proliferan los cárteles.
La impunidad que prima en el estado ha sido causante del
surgimiento en los últimos años de múltiples organizaciones
criminales, pues la ausencia del Estado causa impunidad y esta
resulta ser una invitación permanente a delinquir. La ley no se aplica
y los criminales florecen.
Con el paso de los años, el narcotráfico ha cambiado su dinámica
en Michoacán. Luego de la desarticulación gradual del Cártel Los
Caballeros Templarios, desde 2014 hasta 2017, principalmente
quienes detentaban el poder hegemónico en la región —debilitados
por las capturas y abatimientos de algunos de sus integrantes
importantes—, el crimen organizado se dividió aún más. Esto dio
origen al surgimiento de unidades delictivas más pequeñas que
actúan en el territorio y que por sobrevivencia se han aliado a otros
grupos delictivos.
Este fenómeno causa una batalla campal por el control del
territorio y el boyante mercado de drogas, ya que a la entidad
arriban miles de toneladas por vía marítima y aérea.
En este escenario, el Cártel Los Viagras le declaró la guerra al
cjng. Decididos a no dejar el estado en manos de El Mencho,
unieron a los cárteles más pequeños que controlaban algunos
territorios michoacanos, aun cuando fueran enemigos, para ir contra
Oseguera Cervantes, conocido en Michoacán como El Señor de los
gallos (debido a su afición por los palenques).
Las confrontaciones dejaron un saldo sangriento y doloroso para
la sociedad. El miedo paralizador atenazó a pueblos enteros. Las
familias han vivido en permanente angustia y sufrimiento por sus
muertos, asesinados por el narco, descuartizados o colgados en
puentes peatonales de Tepalcatepec, Aguililla y otros municipios.
Con los enfrentamientos ocurridos en las demarcaciones de
Buena Vista y Apatzingán, donde las balaceras han durado hasta
seis horas, los sicarios han atacado iglesias, han empleado
explosivos, los pobladores abandonan sus pueblos por temor a
morir debido a las balaceras. Como otros grupos de autodefensa
filtrados por la delincuencia, los hermanos Sierra Santana —
enfrentados a las fuerzas de El Mencho— no bajaron las armas. Por
el contrario, continuaron su guerra sembrando terror y muerte en la
entidad que Silvano Aureoles Conejo dejó maltrecha y en
bancarrota.
Los combates generaron imágenes de horror. Decenas de
cuerpos fueron colgados en el municipio de Uruapan. A otras
personas las sometieron a interrogatorios y torturas. La saña no tuvo
límites. Otros más terminaron descuartizados, signo inequívoco del
odio y la venganza. La guerra entre cárteles dejó además cientos de
desaparecidos de los que nada se sabe: si fueron enterrados vivos,
sepultados en planchas de cemento, en fosas clandestinas o
quemados para desaparecer rastros. Como haya sido, todo esto
resulta desconcertante.
La violencia tuvo un fuerte recrudecimiento desde el gobierno de
Calderón Hinojosa, quien avivó el avispero y no pudo destruir a los
cárteles, tampoco encarceló a los llamados narcopolíticos. Todo su
sexenio fue un fracaso y las consecuencias se padecen a 17 años
de que comenzara aquella pesadilla de la llamada “guerra contra el
crimen organizado”. Calderón no destruyó a ningún Cártel, y lo peor,
todos terminaron fortalecidos y hasta extendieron sus reales hacia el
continente latinoamericano y otros lados del orbe.
Desde entonces, la batalla entre cárteles no ha tenido tregua en
Michoacán. De 2011 a 2014, Los Caballeros Templarios
mantuvieron el control del mercado de las drogas en la entidad.
Sanguinarios sin límite, causaron cientos de muertes y
desapariciones.
El Chayo o San Nazario —así apodaban a Nazario Moreno
González, líder y fundador de esa organización delictiva ejecutado
en marzo de 2014— sembró terror y su poder delincuencial se
extendió incluso más allá de los límites del estado. Desde entonces
los pobladores de la mayoría de los municipios michoacanos no han
podido dormir en paz. Este caos lo permitió el entonces gobernador
Silvano Aureoles Conejo. Lo dijo con estas palabras: “[el] talón de
Aquiles que enfrenta el [estado] es la violencia causada por el
crimen organizado”. Y completó: “[si] hay un tema que se ha ido
agudizando, es el de la inseguridad”.
Las cifras de muertes dan cuenta no sólo del escenario de guerra
criminal, sino de la incapacidad gubernamental para frenarla. En
2019 se registraron 2,046 asesinatos; un año después la cifra
alcanzó 2,600 muertes. Hasta noviembre de 2021, se registraban
2,016 homicidios dolosos y en 2022 se consideraba una disminución
de estos en un 24 % —de acuerdo con cifras del Secretariado
Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, durante los
primeros ocho meses—.
Pero la inseguridad ha escalado, porque en 2015 las estadísticas
daban cuenta de 800 ejecuciones. La “narcodinámica” aumentó y
con ello, las matanzas. En esos años, tanto como ahora, la violencia
se centró en los municipios de Zamora, Ario de Rosales, Jiquilpan y
Tangancícuaro.
A pesar de la unión de varios cárteles, el cjng no pudo ser
derrotado. Y es que ese grupo, con asiento en Jalisco, es el que
más ha crecido en los últimos quince años. Tanto, que la dea
sostiene que la organización de El Mencho es la más hegemónica
con su dominio en 30 estados de la federación mexicana y una
expansión que parece imparable.
En las redes sociales circuló un video que mostró el poder del
cjng y de su jefe, Nemesio Oseguera Cervantes. Dicho material fue
difundido por el área mercadotécnica del Cártel, responsables
también de toda la mensajería bélica para sembrar miedo entre
autoridades y la población. El mensaje es más que elocuente:
“Pueblo de Tepalcatepec, soy [El] Mencho. Les quiero aclarar que
mi guerra es en contra de ‘El Abuelo’, de ‘Tilín’, ‘Moi Parra’, ‘Chelo
Polvata’ y con la gente que levante un arma en contra de mi gente.
Le pido a toda la gente inocente que no salgan de sus casas, no
queremos afectarlos, ustedes saben que a mí me gusta apoyar al
pueblo, siempre veo por su bienestar”.
El Abuelo al que se refiere el jefe del cjng responde al nombre de
Juan José Farías Álvarez y encabeza una autodefensa. Es originario
de Tepalcatepec y en alguna etapa fue relacionado con ese Cártel.
De acuerdo con reportes policíacos, Farías Álvarez habría
permitido que el cjng entrara en el municipio de Los Reyes. Antes
había representado a otro grupo criminal, Los Jaliscos, de quienes
se convirtió en un operador importante.
De ser aliados y socios, El Abuelo y El Mencho terminaron
divididos por el odio. La ruptura ocurrió tras el intento de asesinato
de un presunto narco con el que Farías Álvarez tenía una alianza.
Su nombre: Miguel Ángel Gallegos Godoy, El Migueladas. Por ello,
El Abuelo bloqueó los accesos a Tepalcatepec y clausuró a sus
exsocios del cjng la entrada a Apatzingán, Buenavista y otros
territorios. Desde entonces, el choque entre ellos no ha tenido fin.
Juan José Farías Álvarez tiene historia: detenido en varias
ocasiones por efectivos militares, debido a presuntas ligas con el
tráfico de drogas, ha salido airoso —conforme a los argumentos
oficiales— por falta de pruebas.
La ausencia de una estrategia antimafia es la razón por la que el
territorio mexicano no tiene paz social. La militarización resulta
infructuosa sin un plan contra los cárteles de la droga. La sola
presencia de las Fuerzas Armadas no es suficiente. El presidente
Andrés Manuel López Obrador sigue pensando que con la presencia
militar el crimen será frenado, pero eso aún está por verse.
Sin combate a la “narcopolítica” —en gran medida los
gobernadores son responsables de este problema, porque han
pactado con esas mafias del crimen organizado— y sin una
estrategia antiguerra que combata a los cárteles, el país seguirá
hundido en una crisis de seguridad que cada vez se agravará más.
A esto se suma la impunidad que cobija a personajes plagados de
claroscuros como Silvano Aureoles Conejo en Michoacán, Francisco
Javier García Cabeza de Vaca en Tamaulipas, prófugo de la justicia
por estar acusado de ligas con el narcotráfico y por lavado de
dinero.
A la lista se suma Enrique Alfaro Ramírez, que ha convertido a
Jalisco en un botín: corrupción, desapariciones, crimen organizado,
vínculos con el narcotráfico, fraudes inmobiliarios, presunto lavado
de dinero, entre diversos delitos. Estas son las principales señales
de que el gobierno de esa entidad del Occidente mexicano es el
más claro ejemplo de una empresa criminal.
Es precisamente ese estado, gobernado por Alfaro Ramírez desde
2018 hasta 2024, la entidad que enfrenta el drama mayor con miles
de desaparecidos, fuerza del narcotráfico y descomposición
institucional.
CJNG:
EL FAVORITO
Sondeo

J
alisco es el territorio donde se han desarrollado dos dominios
conectados, ya no tan ocultamente como aún parece ser para
algunos, incluso, son bastante contemporáneos, tanto por su
surgimiento, su desarrollo y apogeo. Se trata de Nemesio Rubén
Oseguera Cervantes y de Enrique Alfaro Ramírez. Uno narco, otro
político, pero con claras líneas de entendimientos. Ambos, durante
los últimos años, se han propuesto limpiar sus sendas de enemigos
que les hagan sombras en el camino del poder.
Desde ese estado nació, a la sombra de potentes empresarios y
políticos, el Cártel que encabeza Oseguera Cervantes, quien ya es
considerado una amenaza nacional e internacional. En ese camino
paralelo, de alrededor de 16 años, el Cártel que encabeza se
posicionó como uno de los grupos criminales más pujantes que ya
domina varios negocios ilegales en casi todo México.
Por incapacidad o corrupción —o por ambas causas—, las
autoridades federales y militares se han mostrado débiles ante el
poderío del cjng, que sigue expandiendo su dominio en el país,
incluso, por encima del grupo de Sinaloa, a los que ya desplazó en
presencia no sólo en México, sino en América Latina y otros
continentes. Los comandados por Nemesio Oseguera, El Mencho,
ahora explotan las redes sociales, utilizan drones para preparar
ataques y muestran, cada vez más, un poderío bélico nunca antes
visto por el armamento que utilizan, el cual compite en capacidad de
fuego, incluso, con el de las Fuerzas Armadas.
Actualmente, el Cártel de Jalisco tiene un control casi total en el
país. Domina en 30 estados, donde explota su amplio portafolios de
actividades delictivas. En resumen, se convirtió en toda una
maquinaria criminal que las autoridades no pueden, o no quieren,
contener. Por eso les llaman los imbatibles, pues no hay mando que
se les ponga enfrente, lo que ya perturba a territorios completos
debido a la violencia imparable que han desatado.
No existe en el continente un grupo como este. En el caso de
Colombia —donde los cárteles de Cali y Medellín se significaron por
su poderío— ya no hay sino células criminales más pequeñas pero
mejor organizadas que trabajan con bajo perfil. Se les conoce como
los “Invisibles”, precisamente por su capacidad de pasar
desapercibidos para las autoridades.
Sin embargo, la “narcodinámica” colombiana no ha cambiado en
cuanto a su capacidad para exportar drogas. Las decenas de
células delictivas lo que han hecho es diversificar sus actividades
dividiendo sus funciones. Ahora los llamados “cartelitos”, como los
identifican, subcontratan la compra de insumos, la siembra de hoja
de coca y lo mismo hacen con la transportación de enervantes, en la
que ya no participan, pues han dejado esa tarea a los cárteles
mexicanos.
Su capacidad de colocar cargamentos en cualquier parte del
mundo tampoco ha variado: utilizan puertos, aeropuertos, transporte
terrestre —en algunos casos— y los submarinos que, se asegura,
pueden trasladar hasta tres toneladas de cocaína. Estos buques
subacuáticos son construidos en talleres domésticos donde los
expertos han montado pequeños astilleros para reparar lanchas,
construir estos sumergibles y venderlos en el mercado del crimen
organizado.
El Cártel de Jalisco, en su amplio control, domina el tráfico de
drogas y unas 25 tipologías delictivas entre las que destacan el
secuestro, extorsión, cobro de piso, venta de protección, control de
giros negros, prostitución, tráfico humano, piratería, lavado de dinero
a gran escala en la industria de la construcción y compra de tierras,
así como el tráfico de combustibles robados que extraen de los
ductos de pemex, entre otras.
Este último negocio —uno de los más rentables— lo opera desde
Quintana Roo hasta Baja California. A lo largo y ancho del país, ha
organizado a grupos dedicados exclusivamente al robo de gasolinas
de los ductos. Todos los días cargan pipas en Puebla, Hidalgo,
Veracruz, por citar sólo tres estados, que luego venden a los propios
dueños de gasolineras, a quienes les conviene el negocio, porque
compran a mitad de precio y venden al costo oficial: alrededor de 22
pesos mexicanos por litro desde la segunda mitad de 2022.
A finales de ese año el grupo criminal de El Mencho emprendió la
conquista de territorios en Michoacán, su tierra natal. La guerra se
desató en Aguililla, pero también en Tepalcatepec, entre otros
municipios, donde ha pretendido imponer su poder. Para ello, se
enfrentó a los grupos criminales locales no sin consecuencias.
Hasta la fecha prevalece el desplazamiento humano, familias
completas huyen de la violencia y buscan ponerse a salvo en otras
demarcaciones o, incluso, fuera de Michoacán. Pero en ningún lugar
encuentran paz.
El Cártel de Jalisco, en una clara evolución, ha afinado nuevas
herramientas para conquistar territorios. Actualmente, es el que
mejor emplea los instrumentos con las redes sociales, a través de
las cuales lanza amenazas, anuncia la conquista de nuevas plazas y
hasta para declararle la guerra a sus rivales más asiduos.
Y es que precisamente a través de X (antes, Twitter), el cjng
anunció su irrupción en el municipio de Naucalpan de Juárez,
Estado de México, un territorio que, de acuerdo con informes de la
sedena, está controlado por la Familia Michoacana, Los Caballeros
Templarios y por los sicarios que encabeza El Mencho, líder del
Cártel de Jalisco.
En un video difundido en redes, el cjng mostró su músculo bélico.
En las imágenes aparece una decena de hombres fuertemente
armados. Portan uniformes similares a los que utiliza el Ejército
Mexicano y la Guardia Nacional; muestran su armamento de alto
poder y sus equipos de comunicaciones. También sus cascos,
googles de color negro y armas largas. Su postura es característica
de los grupos paramilitares que se aprestan a anunciar una guerra
contra sus enemigos.
Y no es para menos. Precisamente, lo que anunciaron en el video
dado a conocer el 9 de junio de 2021, un poco atropellado en el
mensaje, son sus objetivos bélicos en el Estado de México, la tierra
gobernada por Alfredo del Mazo Maza hasta septiembre de 2023 —
a partir del cual comienza su mandato la primera mujer gobernadora
en la entidad, Delfina Gómez Álvarez, representante de morena,
que termina con sexenios de dominio priista en el estado— y donde,
en la elección del 6 de junio de ese mismo año, obtuvo mayoría la
alianza pri-pan-prd:
“Gente de Naucalpan [dice la voz de un hombre uniformado con
atuendo militar y el rostro cubierto con una capucha]: Ya estamos
aquí: estamos aquí por un sólo objetivo: por estos lacras, mugrosos,
corrientes, […] que andan cobrando cuota a la gente de trabajo, al
transporte público…”.
En otra idea, el de la voz explica que la presencia del cjng en el
municipio del Estado de México se debe a la búsqueda de Néstor
Arturo López Arellano, conocido en el mundo criminal como El 20, a
quien persiguen para ejecutarlo. También le siguen los pasos —de
acuerdo con el presunto integrante del cjng que aparece en el
video— a un tal “Humberto” y a otro sujeto al que en el video sólo lo
refieren como “General”, en la grabación que corre a través de los
hilos de mediáticos no citan su nombre.
El vocero del Cártel de Jalisco continúa: “Nos han mandado de la
oficina central para venir por ustedes. Tú no has respetado ni a
mujeres ni niños ni ancianos, cobrándoles cuota y aterrorizándolos.
[…] Porque te has metido con un monstruo de mil cabezas.
Respetamos a la sociedad de trabajo, respetamos a las autoridades
que hacen bien su trabajo. Pero a los policías que están con
ustedes, que por una mísera cantidad de dinero se han vendido […]
para dejar desprotegida a la gente de trabajo. Nosotros no venimos
a cobrar cuota ni a quedarnos con la pinche plaza. Sólo vinimos a
desarticularte y a dejar a la gente de Naucalpan bien. Que son más
que nosotros. La gente de bien son más que nosotros…”.
Para lograr sus objetivos —cazar a El 20 y a sus cómplices— el
mensaje indica que patrullarán las calles de todo el municipio hasta
cumplir sus propósitos: “No vamos a parar hasta limpiar Naucalpan
de Juárez”, afirma el mensaje del cjng.
Y añade:
“Una disculpa por lo que hemos ocasionado. Nosotros somos los
que hemos matado a toda su gente, a ‘El 20’. Estos amigos traen
una sola bandera y la vamos a cuidar para que tengamos un mejor
México, para sacar a toda esta lacra. Una disculpa al pueblo de
Naucalpan”.
En su expansión imparable, el cjng ya está presente en la Ciudad
de México, se asoció con el Cártel Unión Tepito. No le ha ido mal a
Nemesio Oseguera Cervantes en el gobierno de la Cuarta
Transformación. La política de “abrazos, no balazos” le ha permitido
consolidarse como el segundo más poderoso de la República
mexicana.
Al rendir su segundo informe de gobierno, en septiembre de 2020,
el presidente López Obrador afirmó, a boca llena, que la
delincuencia organizada ya no mandaba en el país como antes.
Esta aseveración exhibió al tabasqueño como un personaje que
miente mecánicamente, inconsciente de sus expresiones o que
simplemente considera a la sociedad como ignorante, pues desde
Palacio Nacional el presidente ve un escenario casi paradisíaco y no
caótico como lo mira la sociedad.
No terminaba su autoelogio cuando, unas horas después, en la
colonia Barona de Cuernavaca, Morelos, un grupo armado asesinó
a ocho personas que asistieron a un velorio. Los criminales abrieron
fuego, exhibiendo no sólo el poder que detentan, sino la impunidad
con la que operan los criminales en todo el territorio nacional.
La radiografía sobre la expansión de este Cártel da cuenta de que
el grupo criminal de El Mencho es muy bien tratado por el gobierno
de la Cuarta Transformación, pues el control que ejerce en el robo
de combustibles abarca desde Campeche hasta Baja California. Es
el más amplio corredor controlado por un Cártel sin ser molestado
por elementos de la Guardia Nacional ni por las Fuerzas Armadas,
que ahora operan en todo el territorio realizando tareas policíacas y
estarán al frente de las tareas de seguridad hasta 2028. En el
sexenio de la más amplia militarización —ni con Calderón Hinojosa
hubo tantos soldados operando en las calles—, actualmente, se
dispone de más de 241,717 elementos hasta agosto de 2023. E
incluso con el país militarizado, el cjng goza de la más amplia
indemnidad.
Tras la caída de El Marro como jefe del Cártel de Santa Rosa de
Lima, el de Jalisco Nueva Generación se posicionó tras el de
Sinaloa. Con apenas quince años de existencia, el Cártel de Jalisco
irrumpió como un grupo ligado al de Sinaloa y a Los Cuinis. Este,
encabezado por Gerardo González Valencia, cuñado de El Mencho,
purgaba una larga condena en el Penal Federal de Máxima
Seguridad de Puente Grande, en Jalisco, hasta que fue trasladado
en 2020 a Estados Unidos, donde luego de varios cambios de
fechas de su juicio, fue sentenciado a cadena perpetua en julio de
2023. Este personaje se caracterizó por operar el narcotráfico a
través de buques de carga procedentes de Europa, Asia y algunos
países de América Latina como Colombia y Venezuela.
Luego de romper con Sinaloa, comenzó el ascenso de Oseguera
Cervantes y su grupo criminal. Al igual que lo hicieron Los Zetas en
su época, el cjng diversificó sus actividades: puso en marcha los
secuestros y a la par las extorsiones, venta de drogas químicas,
robo de combustibles a pemex, entre otros rubros, que lo
comenzaron a posicionar en todo el país.
El Cártel de Jalisco es el segundo más poderoso en la exportación
de cocaína y mariguana a Estados Unidos. Cálculos de la dea
estiman que introduce aproximadamente quince toneladas de droga
trimestrales a Estados Unidos de América, pero el trasiego más
fuerte lo realizan con las drogas sintéticas, que tienen amplia
demanda en Estados Unidos.
En el territorio nacional mexicano, el cjng controla la mayor parte
de las entidades federativas. Ahora con Guanajuato dominan una de
las más prósperas entidades del país. Porque es una zona
comercial e industrial donde se mueve mucho dinero. Nada más
preciado para desarrollar una industria criminal basada en el
secuestro y las extorsiones.
Pero El Marro no estaba dispuesto a negociar ni a dejar la plaza y
decidió pelear: esto causó que la región de El Bajío se convirtiera en
la más violenta de México.
Luego de la caída de El Marro —detenido flagrantemente junto
con cinco secuaces tras el secuestro de una empresaria de Apaseo
el Alto, Guanajuato—, el cjng se apoderó de esa entidad y, con ello,
amplió el boyante corredor que ahora explota.
Y es que ahora dicho Cártel domina la ruta de trasiego de drogas
y de “huachicol” más amplia de todo el territorio nacional. Esta
entidad les interesaba porque pueden operar con todas sus
actividades criminales. Sigue Jalisco, su territorio base, y continúa
su red hasta los límites con Sinaloa, donde no han podido penetrar
por la guerra que enfrentan con los hijos de Joaquín Guzmán Loera,
El Chapo, y con El Mayo Zambada, quien, conforme a la dea, es el
verdadero líder de ese Cártel.
Pero de acuerdo con informes oficiales —incluso, el presidente
López Obrador pregonó, en su conferencia mañanera del 14 de
agosto de 2020, que con la captura de El Marro, Guanajuato ya no
ocupaba el primer lugar en violencia—, la estructura criminal de
José Antonio Yépez Ortiz se mantiene intocable, lo mismo que su
base financiera y la amplia red de clientes, principalmente,
gasolineros que compraban combustible robado.
No es todo: también está intacta la base de protección política y
policíaca que disponía El Marro para mantenerse impune en sus
actividades criminales. Y, hasta donde se sabe, no existen
investigaciones que apunten al desmantelamiento de este
andamiaje de protección oficial.
Con este crecimiento exponencial, el cjng disputa con el Cártel
de Sinaloa el control de otros territorios, entre los que se encuentran
Yucatán y Quintana Roo, en la ruta del Caribe.
Entre ambos cárteles hay marcadas diferencias. No se compara el
Cártel de Jalisco con el de Sinaloa. Este último tiene controles
solamente en América Latina, pero continúa en ascenso. Sin
embargo, ambos coinciden en algo: parecen contar con la venia del
presidente de la República. Por eso son intocables.
Sin que ninguna autoridad militar ni civil lo impida, el cjng ya se
posicionó en el Estado de México, ahí donde el 6 de junio de 2021
ganó avasalladoramente la alianza pri-pan-prd.
Antes, en 2020, el Cártel de Nemesio Oseguera había anunciado,
a través de las redes sociales, que ya había incursionado en la
Ciudad de México. El Gobierno Federal, a través de su entonces
titular de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana,
Alfonso Durazo Montaño, reconoció que el cjng ya había tomado
parte del territorio en la capital del país, en alianza con el Cártel
Unión Tepito.
La alianza pri-pan-prd ganó en nueve alcaldías en la Ciudad de
México, lo que hizo probable que el cjng se consolidara en
municipios como Cuauhtémoc —el corazón de dicha ciudad—,
Miguel Hidalgo, Benito Juárez y Álvaro Obregón, entre otras, donde
gobiernan sus presuntos aliados, sin importar partido o alianza de la
que provengan.

“Me gusta hacerlo enojar,


quiero verlo muerto”
Carlos Enrique Sánchez Martínez, El Cholo, solía contar en
francachelas con sus sicarios y con policías estatales su máximo
deseo: “Si no puedo matar a ‘El Mencho’ a balazos, lo voy a matar a
corajes […] quiero verlo muerto”.
El otrora compadre de Nemesio Oseguera Cervantes se había
peleado a muerte con su exaliado en 2018. Hasta marzo de 2021,
cuando El Cholo fue ultimado y su cuerpo “encobijado” en pleno
centro del Pueblo Mágico de Tlaquepaque.
En esta región de occidente, policías, empleados de la fiscalía
jaliscience, funcionarios de gobierno, periodistas y narcomenudistas
aseguran que los días de El Mencho están contados por su
padecimiento renal, que lo obliga a someterse a diálisis diarias. Se
dice que ha mermado su poder dentro de la organización. A grado
tal, que dentro y fuera de México se da como un hecho que pronto
podría ser relevado al frente del grupo criminal.
Esta elucubración animó a Carlos Enrique Sánchez a formar su
propia organización delincuencial. Incluso, pidió apoyo al Cártel de
Sinaloa para “replegar” al Cártel Jalisco Nueva Generación de su
propio feudo. Lo que no ocurrió.
A Enrique Sánchez, El Cholo, se le responsabilizó, en febrero de
2021, de haber enviado a un grupo de sicarios para ejecutar a once
civiles en la popular colonia de La Jauja, en Tonalá, Jalisco.
Albañiles, herreros y comerciantes tomaban cerveza afuera de una
casa particular, cuando fueron rafagueados sin explicación alguna.
El Cholo confesaría a sus amigos que su objetivo era “calentarle”
la plaza a El Mencho y de paso ocasionarle un coraje mayúsculo
que viniera a complicar aún más su padecimiento renal. Ese mismo
operativo de “matar por gusto” y por hacer “encabronar” al máximo
líder del cjng se repitió días después en las afueras de un OXXO y
en un campo deportivo de Zapopan. Pero sin la estridencia llamativa
que otorgan los medios de comunicación.
Un mes después de la matanza de albañiles y herreros en La
Jauja, El Cholo tendría un descuido y fue capturado por sus otrora
aliados. Antes de ultimarlo, lo obligaron a grabar un video en el que
reconoció los homicidios que ordenó. Ahí culminó el conflicto de
compadres entre El Mencho y El Cholo. Pero ya habían dejado casi
1,000 muertos en el Área Metropolitana de Guadalajara.
Con El Cholo en la tumba y el jefe de plaza del Cártel Santa Rosa
de Lima, El Marro, en prisión, el Cártel Jalisco Nueva Generación se
adueñó de Guanajuato y Zacatecas. No sin tener pugnas internas
por el control territorial, como antaño ya había sucedido:
“Tienen un problema grande. Hay purgas entre ellos, ya son muy
violentos. Cero racionales. Ya reclaman otras plazas y con ‘El
Mencho’ enfermo; y puede ocurrir lo mismo que con ‘El Cholo’, que
quiso brincar al patrón. A él [El Cholo] le dieron Tlaquepaque, poder
y máximo control y luego se la creyó [sic] y ya luego quería y
reclamaba Tonalá. Y ahí sí la organización le dijo que no, ahí
dominan Los Cuinis”, explica un periodista especialista en la nota
roja, que prefiere el anonimato por seguridad.
—¿Enloqueció El Cholo?
—Pus [sic] pidió más, a la par del crecimiento poblacional del área
metropolitana y los cambios en el gobierno. Vio muchas cantinas y
palenques, se le antojó ese jugoso botín. Pero en el bajo mundo, los
parámetros y códigos para dar o quitar territorios son otros.
Los Cuinis son añejos en Jalisco. Muy diversos en ramificaciones
y en actividades criminales, pues son 16 hermanos con injerencia en
el territorio y eternos aliados del cjng.
Una vez que dicho Cártel se deshizo de El Cholo y que el
Gobierno Federal aprehendió a El Marro, le fue “obsequiada” la
plaza de Guanajuato al nuevo consentido de El Mencho, Ricardo
Ruiz Velasco, El Tripa, a cambio de pagar 10 millones de dólares —
aseguran en los pasillos de la Fiscalía de Jalisco—. La suma
debería ser recuperada en los jugosos negocios ilícitos de la
entidad: “huachicoleo”, trata de personas, trasiego de drogas,
extorsión de políticos, empresarios y cobro de piso. Por eso Jalisco
estalló en más violencia.
El Tripa se asoció con El Apá, Gerardo González Ramírez, ambos
poderosos jefes del cjng. Controlan los puntos limítrofes de Jalisco
con Guanajuato, Zacatecas y Michoacán. Cada uno en sus
territorios, con la única condición de no operar en el Área
Metropolitana, salvo previa autorización de El Mencho.
Mientras a El Cholo lo mandaron al panteón, a su amigo —el
exalcalde de Guadalajara, Ismael del Toro Castro o Pope— lo
exiliaron y retiraron de la política a sus 46 años. Un emisario de El
Mencho tocó a las puertas de la Casa Jalisco —donde vive el
gobernador Enrique Alfaro Ramírez— para decirle al Ejecutivo
Estatal que, si no retiraban ellos a del Toro, el Cártel lo iba a quitar a
su manera.
Dos días antes de que tiraran el cuerpo de El Cholo en el centro
de Tlaquepaque, Ismael del Toro Castro renunció a la posibilidad de
reelegirse como alcalde de Guadalajara y desapareció del espectro
político y empresarial.
Así quedaron en el aire, sin saberse con certeza, los acuerdos que
El Cholo y Pope habían logrado tras bambalinas, en la casa
particular donde solían reunirse en Tlaquepaque, repetidas veces,
acompañados del exalcalde de dicho municipio y del líder
transportista de la Confederación Autónoma de Trabajadores y
Empleados de México (catem), Alfredo Barba Mariscal.

El Mencho: sucesores
La persecución contra el capo Nemesio Oseguera ha sido constante
después que la agencia antidrogas estadounidense, la dea,
aumentó la recompensa por su cabeza. Tanto, que, incluso, la
sedena organizó un grupo especial para dar con su paradero y
capturarlo.
Sin embargo, hasta la fecha, no han podido dar con sus no pocos
escondites. Presuntamente enfermo de un padecimiento renal y al
parecer sometido a constantes diálisis, el jefe del Cártel Jalisco
Nueva Generación estaría alistando su sucesión al frente de la
organización que fundó y convirtió en una de las más temibles de
América Latina.
Aunque existen diversos nombres de posibles candidatos a
sucederlo, el proceso de cambio en el mando del cjng no es ajeno
a luchas internas, traiciones y venganzas.
Perseguido supuestamente por el gobierno de México y por el de
Estados Unidos, que han unido fuerzas para capturarlo, los días de
Oseguera Cervantes, El Mencho, parecerían estar contados al
frente de la organización criminal, de confirmarse su enfermedad
terminal.
Oriundo de Aguililla, Michoacán, El Mencho parece haber
mermado sus fuerzas debido a su afección. De acuerdo con
informes de inteligencia de la sedena, es sometido frecuentemente
a tratamientos de diálisis para eliminar los desechos y el exceso de
líquido de la sangre, ya que no puede desecharlos naturalmente.
Los mismos informes señalan que se atiende en un hospital de su
propiedad.
Sin embargo, Oseguera Cervantes se mantiene al frente del cjng,
aunque sigue a “a salto de mata” y se afirma que suele esconderse
entre la abrupta Sierra Madre del Norte, los Altos de Jalisco y
Nayarit. Siempre evitando ser capturado por efectivos de la dea o de
la sedena que han puesto en marcha diversos operativos para
capturarlo.
A mediados de 2021, la dea metió mayor presión contra él:
aumentó la recompensa, de cinco, ofrecidos inicialmente, a 15
millones de dólares para quienes aporten información y así lograr su
detención. Esta es una de las cifras más altas que se han ofrecido
por un capo del narcotráfico. Así el gobierno de Estados Unidos lo
colocó como uno de sus objetivos prioritarios. En el caso del
gobierno mexicano, el capo parece ser un objetivo clave. Por ello, la
FGR anunció una recompensa de 30 millones de pesos para quien
ofrezca información que permita su captura. Sin embargo, ni la dea
ni la fgr han podido dar con su paradero.
Oseguera Cervantes y el cjng están considerados por el gobierno
de Estados Unidos como una empresa criminal que domina el
mercado del fentanilo y otras drogas sintéticas en los Estados
Unidos de América. También introducen cocaína y heroína, dos de
las drogas con mayor demanda en dicho país.
En los últimos meses se han barajado diversos nombres para
sucederlo al frente del cjng, pero hasta ahora no ha cedido el poder
criminal desde que hace unos 20 años tomó las riendas del Cártel
de Jalisco. Antes fue sicario de sus paisanos, el Cártel de Los
Valencia; fundó el de Los Cuinis junto con sus cuñados. Antes, en la
década de los ochenta, estuvo preso en Estados Unidos por tráfico
de drogas. Fue deportado a México y se internó en Michoacán,
donde construyó el “narcoimperio” que actualmente encabeza.
El cjng nació primero como brazo armado del Cártel de Sinaloa;
en particular, como grupo de élite al servicio de Ignacio Nacho
Coronel Villarreal —socio de Joaquín Guzmán Loera, El Chapo—
abatido en Zapopan, Jalisco, en 2009.
Tras la muerte de Nacho Coronel, el michoacano Nemesio
Oseguera, quien es amante de las peleas de gallos, emergió como
uno de los líderes más temibles del narcotráfico. Pronto colocó a su
organización criminal como la más poderosa de América Latina,
después de Sinaloa, con amplios lazos en Colombia y el resto del
continente.
La enfermedad de El Mencho no se conocía, pero de acuerdo con
informes de la dea, la padece desde hace varios años, aunque
hasta donde se ha sabido, desde 2022, el problema parece haberse
agudizado, tanto, que hasta se dio como un hecho la muerte del
capo.
Ninguna autoridad mexicana lo confirmó. La dea y otras agencias
estadounidenses tampoco han dicho nada oficial. Todo ha quedado,
hasta ahora, en rumores a través de diversos medios electrónicos.
De acuerdo con datos oficiales, en la actualidad más de 73,000
personas reciben diálisis y hemodiálisis en México para mantener
sus funciones renales en condiciones normales, pero el tratamiento
no garantiza la solución del padecimiento. Sólo es útil para
sobrellevar la enfermedad.
Se ignora si es atendido en un hospital o tiene atención médica
directa en el lugar donde esté escondido, lo que resulta ser más
probable. De otro modo se expondría a ser capturado por las
autoridades.
Desde que trascendió públicamente su enfermedad, se percibió
una crisis interna en el Cártel de Jalisco, pues fueron más evidentes
los golpes bajos, las traiciones y la lucha por el poder. De acuerdo
con informes oficiales y de la dea, esta crisis lleva alrededor de tres
años, por lo que han mencionado varios nombres para sustituirlo en
el mando del Cártel.
El relevo natural en la jefatura del cjng habría sido Rubén
Oseguera González, El Menchito, pero fue apresado y extraditado a
Estados Unidos en febrero de 2020, bajo acusaciones de tráfico de
drogas con la que le podrían imponer hasta una cadena perpetua.
Conforme a informes de la dea, no se descarta que el cjng pueda
estar infiltrado por miembros del Cártel de Sinaloa, quienes se
aprestan a tomar el mando del grupo criminal si El Mencho se retira
o muere.
Uno de los grupos que busca afanosamente ese liderazgo está
encabezado por Juan Carlos Valencia González. Le apodan El 03 o
El JPL. Es el hijastro de Nemesio Oseguera Cervantes, hijo de
Rosalinda González Valencia, La Jefa. Lidera el brazo armado de
dicha organización delincuencial, conocido como el Grupo Élite del
cjng. Opera en Michoacán y quienes lo conocen aseguran que se
erige como el relevo natural de El Mencho.
Otros informes de la Fiscalía General de Michoacán y de la
Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, establecen que El
03 está al frente de la plaza en Michoacán, donde disputa el control
territorial con la Familia Michoacana, Cártel que está bastante
arraigado en esa entidad.
Valencia González es uno de los principales colaboradores de El
Mencho. Algunas fuentes aseguran que es hijo de Armando
Valencia, quien estuvo casado con Rosalinda González Valencia,
actual esposa del primero y fundador del Cártel del Milenio.
En la carrera por relevar a El Mencho, de acuerdo con informes de
la Secretaría de Seguridad Pública, había dos personajes
relacionados con el Cártel de Sinaloa, quienes estarían trabajando
para unificar ambos cárteles. Uno era Erick Valencia Salazar,
conocido en el mundo criminal como El 85, quien controlaba el
municipio de Uruapan, Michoacán, y fue detenido el 5 de septiembre
por efectivos de la sedena.
El segundo es Jorge Luis Mendoza Cárdenas, conocido como La
Garra, quien opera el tráfico de drogas hacia Estados Unidos. Lleva
algunos años en el narcotráfico: en 2016, la dea se refirió a él como
una de las cabezas del Cártel de Jalisco junto con El Mencho, es
como su brazo derecho. Su cuñado, Abigael González Valencia, fue
jefe del Cártel Los Cuinis. Actualmente está en el Módulo Diamante
del Centro Varonil de Reinserción Social Santa Martha Acatitla, en la
alcaldía Iztapalapa, en la Ciudad de México, bajo cargos de
narcotráfico y delincuencia organizada.
Sobre La Garra hay historia. Es conocido por sus sanguinarios
métodos. Se caracteriza por decapitar a sus víctimas y, en el peor
de los casos, suele descuartizarlos y exhibirlos a través de las redes
sociales. Así ejerce terror e intimidación entre sus adversarios.
El 25 de julio de 2008 fue señalado por las autoridades de Jalisco
como responsable de un homicidio múltiple. Fueron asesinados dos
niñas de 7 y 8 años, un joven de 17, así como tres adultos. Los
hechos ocurrieron en Zapopan, Jalisco. Conforme al peritaje
médico, todos fueron apuñalados y estrangulados.
La Garra ha andado por rutas casi paralelas a las de El Mencho.
Comenzó en el Cártel de Sinaloa, en donde le enseñaron a traficar
con metanfetaminas y drogas sintéticas hacia Estados Unidos.
También comercia cocaína y heroína. Estuvo bajo las órdenes de
Ignacio Nacho Coronel, quien hasta 2009 tuvo el control de
Guadalajara hasta ser acribillado durante un operativo
implementado por las Fuerzas Armadas.
Los González Valencia son una familia numerosa, integrada por
18 hermanos —unos afirman que 16, otros, doce—, de la que forma
parte Rosalinda, La Jefa, esposa de Nemesio Oseguera Cervantes.
Quien ha enfrentado algunas sacudidas por parte de la justicia
mexicana: en mayo de 2018 fue detenida en Zapopan, Jalisco. Se le
acusó de lavado de dinero, pero la falta de pruebas la puso en
libertad cuatro meses después.
De acuerdo con una radiografía criminal de la extinta pgr, los
González Valencia encabezan el antes mencionado Cártel de Los
Cuinis, considerado por las autoridades estadounidenses como una
organización poderosa en el tráfico de drogas.
El nombre fue tomado de una pequeña ardilla que se caracteriza
por reproducirse rápidamente. Con una larga historia en el mundo
del narcotráfico, se remonta a la etapa en la que Armando Valencia
Cornelio, El Maradona, fundó el Cártel del Milenio. En este grupo
criminal trabajó El Mencho cuando fue liberado en Estados Unidos,
donde estuvo preso una corta temporada por tráfico de drogas. Tras
ser deportado, se refugió en Michoacán y se empleó de nuevo como
sicario.
Conforme informes de la dea, este grupo criminal se manejaba
con un bajo perfil y era muy eficiente en el tráfico de drogas hacia
Estados Unidos. Movía cuantiosos cargamentos de cocaína por la
vía marítima, en barcos atuneros y grandes buques de carga.
Durante años el grupo criminal pasó desapercibido hasta que un
testigo declaró lo que sabía sobre las operaciones de Los Cuinis y
las autoridades estadounidenses le pusieron el reflector. Tiempo
después vino la aprehensión de Abigael González Valencia.
En la lucha por el control del Cártel de Jalisco también se
menciona a Hugo Gonzalo Mendoza Gaytán, El Sapo. La dea lo
ubica como otro de los brazos importantes de Oseguera Cervantes
y, de acuerdo con su perfil, es una persona extremadamente
violenta. Se le atribuyen numerosos asesinatos y secuestros.
Su radio de acción es la plaza de Puerto Vallarta, en Jalisco,
bastión financiero del cjng. Antes fue jefe de región, tanto en
Veracruz como en Tabasco.
De acuerdo con informes oficiales, existen dos grupos más que
también luchan a sangre y fuego por el control del cjng. Se trata de
Los Deltas, uno de sus brazos ejecutores y que mantiene una
disputa a muerte por el control de la Área Metropolitana de
Guadalajara con el Cártel Nueva Plaza, un ramaje del Cártel Jalisco
Nueva Generación.
En la lista de aspirantes a dirigir dicho cártel también se menciona
a Los Mata Zetas, el brazo armado del Cártel de Sinaloa, surgido en
2007 y del que nace el cjng, cuyo objetivo era quitar del camino a
Los Zetas, grupo criminal que, entonces, amenazó con invadir
Jalisco, feudo de El Mencho.
Hasta ahora, su padecimiento es un rumor que corre por todos
lados. La dea ha confirmado que, en efecto, sufre una enfermedad
renal. Se ignora tanto su verdadero estado de salud como el lugar
en donde pueda estar recibiendo atención médica.
Lo cierto es que las versiones sobre su grave estado de salud
coinciden con la agitada lucha interna que enfrenta el cjng por la
sucesión en su jefatura. Han surgido varios frentes, cabecillas que
buscan el poder. Este desorden ya no es controlado por El Mencho,
quien debido a sus presuntos padecimientos, parece estar
perdiendo el dominio de la organización que él mismo fundó.
No obstante la ola de rumores, que hasta lo han dado por muerto,
sigue “vivito y coleando”.
EL AMO
DE JALISCO
cjng: la máquina
de la muerte

L
a ola de violencia que azota a Jalisco tiene, entre otras
posibles, tres explicaciones: la ruptura hace una década del
Cártel de Sinaloa con sus otrora aliados jaliscienses —liderados
por El Mencho—; la fractura en 2017 con su compadre, Carlos
Enrique Sánchez Martínez, El Cholo, que derivó en su ejecución en
marzo de 2021, con su respectivo operativo “barredor” y “depurador”
de los sicarios de esta incipiente organización; y la corrupción,
negligencia y complicidad de las autoridades jaliscienses con las
redes criminales.
Y es que la violencia no tiene tregua en dicha entidad, sobre todo
en Guadalajara y la zona metropolitana. Los datos no mienten: el 25
de julio de 2022 fueron asesinadas seis personas en un Centro de
Rehabilitación de Tlaquepaque. Irónicamente el lugar se llamaba “El
Cerco de Vida”. Un comando armado irrumpió en el inmueble
situado en la calle Santa Isabel, también conocida como “Camino a
La Cofradía”, y detonó una lluvia de balas en el interior del anexo.
Varios adictos lograron escapar. En el lugar perdieron la vida cinco
hombres y una mujer quedó sin signos vitales rumbo al hospital,
cuando iba a bordo de una ambulancia de la Cruz Roja. Una
semana antes del ataque, cuatro personas fueron ejecutadas y
tiradas en un predio abandonado, cerca de la colonia La Cofradía.
Mazamitla comunica con Michoacán. Esta región jalisciense es
protagonista en las notas rojas de los medios de comunicación
locales. Aquí es común escuchar a los voceros de periódicos dando
noticias como: “cuerpos mutilados en una camioneta podrían ser de
los dos policías desaparecidos”; “ejecutan a mujer en el interior de
su camioneta, por no pararse en un retén de sicarios”; o “rescatan a
policías secuestrados en Mazamitla”. Esto es lo usual. Nada resulta
extraordinario.
De esta región salen a protestar madres y padres de
desaparecidos. Van al Palacio de Gobierno de Jalisco, a la Fiscalía
Estatal o a la Glorieta de los Desaparecidos, para exigir la aparición
de sus seres queridos. Porque en Mazamitla manifestarse pone en
riesgo sus vidas. Como ocurre en otras regiones de Jalisco, Tala,
Ocotlán o la región de Autlán de Navarro, donde pesan ominosos
silencios sobre lo que pasa.
El accionar de armas de fuego y el aumento en los índices
delictivos no cesan en Jalisco. Una revisión exhaustiva del
Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública
(sesnsp) abre aún más el desastroso panorama de lo que ocurre en
la entidad. Enrique Alfaro Ramírez tomó protesta como gobernador
el 6 de diciembre de 2018. En sus primeros 24 días de mandato
hubo 247 muertes en Jalisco, de las cuales, 129 asesinatos fueron
con arma de fuego. También se perpetraron cinco feminicidios.
En 2019, su primer año como gobernador, el sesnsp reportó
2,751 homicidios en Jalisco, de los cuales, 1,165 se cometieron con
arma de fuego. Para entonces, el feminicidio ya empezaba a salirse
de control, se abrieron 65 carpetas de investigación.
Además, los distintos Ministerios Públicos Investigadores
recibieron más de 76,000 denuncias por robo, asalto a mano
armada, robo a casa habitación y de vehículo con o sin violencia;
más 1,734 denuncias por narcomenudeo, investigaciones que las
autoridades, en su mayoría, les dieron carpetazo.
Para darse una idea, en el mismo año, otra entidad altamente
violenta y vecina de Jalisco, Michoacán, registró 2,686 homicidios y
13 feminicidios. Hubo más criminalidad en el primero que en el
territorio donde dominan Los Caballeros Templarios y la Familia
Michoacana.
En 2020, año en el que gran parte de la sociedad en México se
encerró en sus casas debido a la pandemia por el coronavirus, los
índices criminales en Jalisco no decrecieron, por el contrario,
sucedieron 2,626 crímenes, 2,000 de ellos con arma de fuego.
Hubo, además, 68 feminicidios, más de 53,000 denuncias abiertas
por robo, 13 secuestros y 1,067 denuncias por narcomenudeo.
En 2021, el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de
Seguridad Pública reportó 2,740 homicidios, de estos, 1,115
ocurrieron con arma de fuego, 73 feminicidios, 19 secuestros,
52,000 denuncias por robo y 1,134 denuncias por distribución local
de drogas. En el mismo año, Michoacán resultó más peligroso:
ocurrieron más de 3,200 asesinatos.
En 2022, Jalisco se vio afectado por más de 118,000 delitos como
cifra mínima. Dentro de los mismos, 2,071 homicidios. De estos, 917
con arma de fuego, 179 feminicidios de los cuales únicamente 28 se
investigan como feminicidio —de acuerdo con cifras del sesnsp—,
23 secuestros hasta octubre de ese año. Otros datos se vuelven
más inciertos y han sido modificados en su “metodología”,
transformando las cifras claras por estimados en porcentajes. Esto,
sobre todo, desde 2022, enrarece la comprensión y transparencia
ante la sociedad. Por lo que para el cierre del año los datos en
general han sido amañados oficialmente, sosteniendo la idea de una
baja en estos índices que ofrecen mucho espacio a la duda.
Para el primer semestre de 2023, con datos de finales de agosto,
al cierre de este volumen se presume —de acuerdo con mide
Jalisco, de la Secretaría de Planeación y Participación Ciudadana, a
través de su Monitoreo de Indicadores del Desarrollo— la cantidad
de 88,748 de delitos registrados del fuero común. Del fuero federal,
2,544. Los homicidios registrados ascienden a 961. Oficialmente se
exhibe la cifra de 24 feminicidios. De igual forma los secuestros: 8.
Los datos oficiales aplauden un decrecimiento. Pero mayormente
se sabe que estos no corresponden con la realidad, son sólo
aproximaciones y operaciones que responden muchas veces a los
intereses gubernamentales o de otros poderes.
Y es que la delincuencia no descansa en Jalisco. Por ejemplo, el
27 de julio de 2022, un aparatoso ulular de patrullas de la Policía de
Zapopan sonaba estruendosamente por los alrededores de las
avenidas Patria y Tepeyac. Aunque los peatones y curiosos
pensaban que se trataba de un operativo para buscar a un
narcotraficante, la realidad era que el mismo se montó para tratar de
ubicar a dos hampones. A bordo de una motocicleta y tras previa
información sobre la víctima, asaltaron a un contador que llevaba 3
millones de pesos guardados en una mochila. El dinero
correspondía a la nómina de su empresa.
Al día siguiente, el periódico local El Informador reportó que los
asaltos en las sucursales bancarias de Guadalajara, Zapopan y
Tonalá eran tan frecuentes que, en tan sólo veinte días en julio de
2022, los ladrones se habrían hecho de un botín aproximado de 4
millones y medio de pesos en diez asaltos.
En el Área Metropolitana de Guadalajara la delincuencia no cesa.
Restauranteros y empleados de cadenas hoteleras de prestigio
advierten a sus clientes que deben andar con “poco efectivo” en las
carteras, utilizar preferentemente tarjetas de crédito virtuales para
efectuar sus pagos y a no exhibir “billetes” en la calle ni presumir el
celular en las zonas peatonales. El sentir popular es claro: la
delincuencia común está desatada.
En cuanto al narcotráfico, el poderío criminal de El Mencho ha
servido para deshacerse de sus socios anteriores, pues además de
la ejecución de El Cholo, la Fiscalía de Jalisco dio por desaparecido
a El 7, jefe de sicarios del cjng en la región de Autlán de Navarro —
bastión de El Mencho, quien aparece señalado en varias carpetas
vinculantes con la desaparición de comerciantes en esa región—;
pero, extrañamente, El 7 pasó de ser victimario a víctima. Lo cierto
es que en Jalisco poco se sabe de las figuras relevantes que operan
como jefes de plaza regionales.

Camaleón de mecha corta


Bravucón, prepotente y alérgico a la crítica, Enrique Alfaro Ramírez
ha encabezado un gobierno plagado de corrupción que lo sumió en
una crisis de credibilidad aguda. Su administración avanzó más de
la mitad de su periodo entre rechazos, críticas y la simpatía de
quienes fueron favorecidos. Destacan empresarios que ganaron
millones con contratos amañados o sin licitación. Otros cobraron
notoriedad por sus presuntos nexos con el narcotráfico —en
particular, con el Cártel Jalisco Nueva Generación—. Los datos
públicos proyectan a Alfaro Ramírez como un presunto narcopolítico
—al estilo de Tomás Yarrington Ruvalcaba, Eugenio Hernández
Flores o Francisco Javier García Cabeza de Vaca—.
Y pese a su mal ejercicio de gobierno, abrigaba vehementemente
la posibilidad de ser candidato a la presidencia de la República para
2024. Con tal propósito preparaba su lanzamiento a una travesía
nada fácil, sobre todo por la imagen negativa que él mismo, con sus
actos, construyó. Él y Samuel García Sepúlveda, gobernador de
Nuevo León, parecían ser las cartas fuertes de Movimiento
Ciudadano, el partido que dirige Dante Delgado Rannauro y que se
vincula con el expresidente de México, Carlos Salinas de Gortari.
Formado en el pri —escuela de caciques, presuntos
narcotraficantes y políticos corruptos—, Alfaro Ramírez “chapulineó”
por distintas “tendencias” políticas, atraído soberbiamente por el
poder. Después de haber sido alcalde de Tlajomulco de Zúñiga —
donde empezaron sus escándalos públicos—, brincó a una
diputación federal. Luego saltó al Senado de la República, que le
sirvió de trampolín para rebotar en la gubernatura de Jalisco en
2012.
Pero no pudo. En el camino se le atravesó Aristóteles Sandoval
Díaz (también relacionado con el narcotráfico y asesinado en 2020
por presuntos sicarios del cjng en el restaurante-bar —antro
devenido en burdel de postín— conocido como Distrito 5, en Puerto
Vallarta). Tras ser derrotado en las elecciones de 2012, Alfaro
Ramírez se acomodó en la presidencia municipal de Guadalajara y,
desde esa posición, saltó a la gubernatura arropado por el partido
Movimiento Ciudadano, conformado en esa entidad por una pléyade
de políticos, en su mayoría, panistas y priistas acusados de
corrupción.
Aunque hizo promesas y tejió alianzas, buscó construir su propio
partido en Jalisco para competir por la gubernatura. No creó los
consensos necesarios. Y con desechos de priistas y panistas
conversos edificó una plataforma de intereses para atraer adeptos y
así proyectarse como un candidato competitivo en 2018.
Lo cierto es que su oferta no resultaba tan atractiva como sí lo era
el repudio a todo lo que oliera a pri o a pan, pues varios
gobernadores en Jalisco habían sumido al estado en una crisis
profunda de corrupción y violencia, hasta ahora vigente, que dio pie
a un hartazgo social abrazado por la miopía o la conveniencia de la
ciudadanía.
El periodo de Aristóteles Sandoval fue la gota que derramó la
impaciencia y el odio de la sociedad. Resultó un verdadero
escándalo cómo construyó su proyecto político. Todo, con dinero del
narcotráfico. De acuerdo con informes consultados —y datos
públicos nunca desmentidos— recibía financiamiento del Cártel de
Sinaloa para sus proyectos políticos. Uno de los empresarios
ligados al lavado de dinero relacionado con él era José Luis Duarte
Reyes, conocido como Tony Duarte, pieza clave dentro de los amos
y señores de Puerto Vallarta, donde lavaron millones de dólares en
el negocio de los bienes raíces.
Además, Duarte Reyes obtuvo jugosos contratos en el gobierno
de Aristóteles y ambos también se beneficiaron de la protección que
brindaron al cjng, dueños de todo el estado y principales
distribuidores de drogas de todo tipo que, al amparo del poder oficial
y policíaco, creció como una industria poderosa.
El conflicto entre Aristóteles Sandoval y el cjng surgió porque el
mandatario estaba alineado con el Cártel de Sinaloa, que ya no
poseía alianza con la organización de Nemesio Oseguera. Se
habían divorciado después de que ambos sirvieron como brazo
armado. El grupo de El Mencho se independizó y así empezó su
etapa de expansión y opulencia.
“En adelante tenemos el reto histórico de lograr juntos un estado
de paz y prosperidad”, afirmó Aristóteles Sandoval Díaz en su
discurso de toma de posesión, en marzo de 2013.
En mayo de 2018, unos meses antes de concluir su mandato, en
un discurso más plagado de retórica que de realidad, expuso: “Este
combate directo [se refería al narcotráfico] ha costado amenazas a
quienes encabezamos el estado, la Fiscalía estatal, así como
autoridades políticas como el secretario de Gobierno [Roberto López
Lara] y un servidor”.
Añadió, enfático: “A lo largo de casi seis años, el gobierno a mi
cargo ha hecho frente a la organización delictiva [en alusión al
cjng], la más poderosa del país”.
Las disputas de los últimos años entre el entonces mandatario y
dicho Cártel sirvieron como una de las líneas principales de
investigación para esclarecer su muerte. Aunque el gobierno de
Enrique Alfaro mantuvo un hermetismo casi absoluto con respecto al
Cártel de Jalisco Nueva Generación, a cuyos sicarios se les atribuye
la ejecución de Aristóteles Sandoval. Por otra parte, el cjng nunca
asumió públicamente la autoría del crimen. Y otro dato sospechoso:
pese a existir claros indicios de que en el crimen participó el
narcotráfico, la fgr nunca atrajo el caso. La Fiscalía de Jalisco
actuó en medio de dudas y no menos sospechas. Se afirma que, por
órdenes de Alfaro, el expediente fue celosamente guardado.
Las amenazas que Aristóteles Sandoval refirió fueron claras
desde las primeras horas de su gobierno. Unos días después de
haber protestado como gobernador, el secretario de Turismo, José
de Jesús Gallegos Álvarez fue abatido por dos sicarios del cjng a
unas cuantas cuadras de la Casa Jalisco, donde horas antes había
sostenido una reunión con el entonces mandatario. Al funcionario le
habían hecho un seguimiento puntual, desde días atrás, porque El
Mencho, conforme al expediente del caso, decidió ejecutarlo.
Incluso en una ocasión, de acuerdo con la investigación, el
funcionario estatal estuvo a punto de ser asesinado en su propia
oficina, pero el sicario temió ser detenido. “Lo tuve a un metro de
distancia”, declaró después el matón.
Este fue el inicio formal de una guerra. En la carpeta de
investigación abierta para este asunto se registra cómo varios
miembros del cjng declararon que El Mencho decidió asesinarlo
porque sabía que Gallegos Álvarez estaba ligado con el Cártel de
Los Caballeros Templarios y lavaba dinero para esa organización
criminal.
También se expone que el gobierno de Sandoval Díaz pretendía
“entregarle la plaza” al grupo michoacano y desplazar al cjng de su
principal bastión. Esta circunstancia bien pudo ser la causa de su
crimen, aunque las autoridades jamás se han referido a este punto
como móvil del asesinato. Y al respecto, Alfaro Ramírez ha
guardado silencio.
Dos años después de la ejecución de Gallegos Álvarez la guerra
de alta intensidad siguió. La llamada Operación Jalisco, con la que
se pretendía capturar a Oseguera Cervantes, terminó convertida en
un fiasco: el ejército de este derribó un helicóptero militar y
realizaron “narcobloqueos” cada vez que veían la presencia de las
Fuerzas Armadas. En esta etapa cruenta hubo cientos de muertos.
La historia del cjng no puede explicarse sin el antecedente de la
guerra contra el crimen organizado, declarada entre 2006 y 2012 por
el entonces presidente Felipe Calderón Hinojosa —aunque se
considera que esta guerra todavía no termina—.
Las autoridades estadounidenses ven dos vertientes que
contribuyen al surgimiento de este grupo criminal: el Cártel de
Sinaloa, la organización que fundó El Chapo, Joaquín Guzmán
Loera, en 2001, y el Cártel del Milenio, viejos aliados de los
sinaloenses y de capos poderosos como Ignacio Nacho Coronel,
quien operaba protegido en Jalisco.
Los cárteles aliados a Sinaloa se caracterizaban primero por
actuar como grupos de choque. Después, en 2007 se volvieron
brazos armados y sus ataques los firmaban como Gente Nueva o La
Resistencia; otro más eran Los Mata Zetas. Estos se enfrentaban al
Cártel del Golfo y a su brazo ejecutor, Los Zetas, más tarde
convertidos en un Cártel poderoso. Esta guerra dejó cientos de
baños de sangre, tanto en el occidente, como en los estados
situados en el Golfo de México.
Desde la segunda mitad del siglo xx, Jalisco se convirtió en
refugio seguro para familiares de narcotraficantes emblemáticos. El
territorio pasó a ser estratégicamente importante por su cercanía
con los puertos del Pacífico mexicano. Consecuencia de esas
complejas transformaciones, el cjng se ha especializado en el
tráfico de drogas químicas, entre otras, del fentanilo, que elabora
con precursores traídos de Alemania e Indonesia y que luego de
procesarlas, quedan listos para exportarse a Estados Unidos por los
puertos de Manzanillo y Lázaro Cárdenas, los cuales mantienen
bajo su control a base de cañonazos de dólares y amenazas.
La lucha por las plazas tuvo su punto más violento en el gobierno
de Aristóteles Sandoval Díaz. Las matanzas se multiplicaron en
Colima y Michoacán —dinámica aún vigente durante el gobierno de
Enrique Alfaro Ramírez—. El lapso ha estado marcado hasta hoy
por la irrupción del cjng en toda la estructura de gobierno. En la
etapa de Sandoval Díaz se enfrentaron los cárteles de Jalisco
Nueva Generación y el de Sinaloa. La ruptura entre ambos fue
inminente.
Como venganza, El Mencho planeó el secuestro en Puerto
Vallarta de dos hijos de El Chapo —Alfredo e Iván Archivaldo—. Se
afirma que Ismael El Mayo Zambada los acompañaba aquella noche
en el restaurante “La Leche”, pero se evadió ante la arremetida
armada, hábil como lince. De acuerdo con el mismo Iván Archivaldo,
El Mayo fue el operador del rescate y los vástagos, conocidos como
Los Chapitos, fueron liberados. De otro modo la guerra de alta
intensidad no habría tenido fin.
Con Alfaro, el cjng ha tenido no sólo buen trato, sino protección.
Muchos integrantes de esa organización criminal están incrustados
en el gobierno o bien fungen como operadores en negocios
millonarios. La presencia de la organización criminal es avasallante
en los municipios. Sobran datos que así lo ejemplifican.
La Oficina de Control de Activos Extranjeros, dependiente del
Departamento del Tesoro de los Estados Unidos, fichó a seis
mexicanos de conformidad con la Orden Ejecutiva 14059 por apoyar
financieramente, con tecnología o bienes, a la organización criminal
del Cártel de Jalisco Nueva Generación. La investigación, que
profundizó en los recovecos y alianzas políticas de la organización,
fue apoyada por la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de
los Estados Unidos (cbp, por su sigla en inglés).
La expansión del cjng quedó resumida en las palabras del
subsecretario de Terrorismo e Inteligencia Financiera del
Departamento del Tesoro de Estados Unidos, Brian E. Nelson: “La
violencia y la corrupción han sido cruciales para el crecimiento del
cjng en la última década. Estas dos fuerzas han fortalecido la
expansión territorial del Cártel y con esto una gran capacidad para
traficar drogas mortales a los Estados Unidos. Mientras tanto, sus
redes de apoyo ayudan a los líderes fugitivos del cjng a que
permanezcan escondidos y así evadir la justicia”.
Uno de los señalados por la Oficina de Control de Bienes
Extranjeros fue Severo Flores Mendoza, expolicía municipal
conocido en ese contexto y en el del hampa como El Rey Mago.
Este sujeto —con amplios controles en varios ayuntamientos
jaliscienses— fue jefe policíaco en Ameca, Jalisco. Y de acuerdo
con los informes estadounidenses, proveía de información judicial al
cjng a cambio de sobornos. También era el enlace entre dicho
Cártel y funcionarios de los tres órdenes de gobierno. La
información sobre este policía también fue registrada por el Centro
de Inteligencia y Seguridad Nacional (cisen) —actualmente, el
Centro Nacional de Inteligencia (cni)—.
Dichos documentos también dan cuenta de otras reuniones con
altos mandos de la sedena, entre ellos, su titular, Luis Cresencio
Sandoval González y mandos policíacos de las ciudades de
Guadalajara y Zapopan —Juan José Montes Ortiz y Juan Pablo
Hernández González, respectivamente—. Pero los reportes no
confirman si las mismas se realizaron. De igual forma, dan cuenta
del presunto encuentro entre un enviado de El Mencho con dos
efectivos militares, para negociar un plan de operación militar a favor
de operaciones de la organización criminal como alertas sobre
operativos e información respecto a investigaciones en su contra. A
cambio, ofrecían una suma millonaria mensual y un supuesto
penthouse en Puerto Vallarta “para el General”; aunque no
precisaron el nombre, pero se infiere que se trata del general
secretario de la Defensa del gobierno de López Obrador, Luis
Cresencio Sandoval González.
Todo esto nos regresa a El Rey Mago, pues de acuerdo con su
currículum también se desempeñaba como coordinador de jefes de
policías para la Región Valles —ubicada en lo que se conoce como
el Triángulo Dorado—, la cual está conformada por catorce
ayuntamientos que conforman un corredor controlado por el cjng.
Las demarcaciones de este radio territorial de acción —que es
sólo un pequeño porcentaje del territorio jalisciense— son Tala,
Tequila, Ameca, Hostotipaquillo, San Martín Hidalgo, El Arenal,
Amatitán, San Juanito de Escobedo, Teuchitlán, Acatlán de Juárez,
Ahualulco del Mercado, Magdalena, Cocula, San Marcos y Etzatlán.
En esta zona de Jalisco se localizan las llamadas “narcoescuelas”
en las que el jefe del Cártel Oseguera Cervantes y sus aliados
entrenan a sus nuevos reclutas, muchos de ellos, captados o
secuestrados en esa zona. Es precisamente en el municipio de Tala
donde han desaparecido varias personas que trabajaban como
encuestadores, policías, escoltas o elementos de seguridad privada.
Las autoridades estadounidenses expusieron, además, que Flores
Mendoza —a quien calificaron de “corrupto”— también ha
desempeñado otros cargos dentro de las fuerzas judiciales en
Jalisco en la última década: en 2014, por ejemplo, reprobó los
exámenes de control de confianza aplicados a oficiales de la policía,
pero pese a ello se mantuvo en los cargos. Esto, debido a las
complicidades políticas y al narcotráfico.
Tras el informe, que se difundió como una bomba y alcanzó
niveles de escándalo, el alcalde de Ameca, Valentín Serrano
Jiménez —otra presunta pieza engarzada en el crimen organizado—
tomó la decisión de separar a El Rey Mago de su cargo.
El gobernador Enrique Alfaro Ramírez trató de minimizar el
reporte del Departamento del Tesoro y salió a la defensa del jefe de
policía, ampliamente conocido por sus relaciones oscuras: afirmó
que sobre él sólo había el reporte de dicho departamento, pero no
existía una investigación en su contra ni en Estados Unidos ni en
México. A lo que no se refirió fue que El Rey Mago había reprobado
los exámenes de confianza y, aun así, fue respetado en su encargo.
Había razones para ello: era uno de los enlaces entre el poder
político y el criminal. Su función era clave en el trasiego de drogas,
las ejecuciones e incluso, en las desapariciones forzadas ordenadas
por el Cártel en la región que tenía a su cargo.
El informe señala que Flores Mendoza operó bajo las órdenes de
Armando Gómez Núñez, conocido como Delta 1, quien encabezaba
al grupo criminal en el Área Metropolitana de Guadalajara y estaba
conectado con integrantes del primer círculo del gobernador Enrique
Alfaro Ramírez, entre otros, el exsecretario de Seguridad Pública de
Jalisco, Daniel Velasco Ramírez.
El documento destaca comunicaciones intervenidas por el cni, en
las que el policía le indicó a su jefe que en breve se reuniría con
Hugo Luna Vázquez, jefe de Gabinete de Alfaro Ramírez, a quien
había ofrecido la suma de 5 millones de pesos. En otra
comunicación indicó que los escoltas del gobernador se habían
comprometido a retirar unidades de la Fuerza Única Jalisco para
facilitar las tareas del Cártel.
Los primeros indicios o sospechas de los vínculos de Alfaro
Ramírez con el crimen organizado surgieron en marzo de 2011,
cuando era presidente municipal de Tlajomulco de Zúñiga, municipio
clave para el cjng. En ese tiempo, el entonces alcalde realizó un
viaje a Cuba. Se ausentó 74 horas, rebasando lo que marca la ley.
Para ello, rentó un avión Learjet 25 matrícula XB-MBW. El piloto de
la aeronave era un personaje llamado Francisco Jaime Madrid
Sánchez, ligado por la dea con Sergio Fierro Chávez —conocido en
el mundo del hampa como El Flaco, quien a su vez fue piloto de
Amado Carrillo Fuentes y de Joaquín Guzmán Loera, conforme
establecen los antecedentes consultados tanto en los archivos de la
extinta pgr como en informes de la dea—.
Al viaje, realizado el 26 de marzo de 2011, acudieron además del
entonces alcalde Alfaro Ramírez, los consejeros electorales Tomás
Figueroa Padilla y Víctor Hugo Bernal. En el avión viajaban otros, en
su mayoría funcionarios: Oscar Omar Bernal Hernández, director
general administrativo y desde 2018, secretario particular del
gobernador jaliciense; Willy Saavedra, director del Instituto de
Cultura, Recreación y Deporte y luego, hasta 2022, director general
de Desarrollo de Turismo Regional, en Guadalajara; Salvador
Zamora Zamora, director general de Medio Ambiente y Ecología, de
2010 a 2012, y alcalde de Tlajomulco de Zúñiga, de 2018 a 2021; y
el artista visual, Waldo Saavedra González.
En el plan de vuelo que en su momento dio a conocer Enrique
Alfaro Ramírez, para explicar algunas razones de su veloz viaje a
Cuba, omitió el nombre del piloto, Francisco Jaime Madrid Sánchez
(con licencia 200110328), quien ante las autoridades mexicanas y
estadounidenses está “boletinado” por ser piloto de narcotraficantes
y por estar implicado en el trasiego de droga a bordo de aeronaves.
Madrid Sánchez fue detenido por primera vez en 1997 por
autoridades estadounidenses. En aquel entonces un agente
especial de la dea, de apellido Courtney, advirtió a otro oficial,
Armstrong —asignado al Departamento de Policía del Condado
Urbano de Lexington-Fayette—, que fuentes confiables señalaban a
Madrid Sánchez como el dueño de la empresa Aero Tonalá y como
empleado de otra compañía desconocida que operaba jets
ejecutivos para narcotraficantes.
Courtney, basado en los informes que disponía, le pidió a
Armstrong revisar el avión cuando aterrizara en Lexington, conforme
un documento desclasificado de la dea. En el que se declara que los
agentes reportaron la sospecha de la existencia de otra empresa de
nombre Aerojal, similar a Aero Tonalá, dirigida, entonces, por Sergio
Fierro Chávez.
Eso no es todo: Madrid Sánchez fue sentenciado en 2002 a diez
años de prisión y 100 días de multa por el Juzgado Segundo de
Distrito de Procesos Penales Federales en el Estado de México, por
uso de las instalaciones aéreas para actividades de narcotráfico. La
causa penal 173/2002 establece los delitos de uso ilícito de
instalaciones destinadas al tránsito aéreo, además de sentenciar a
quien “aporte recursos de cualquier especie para posibilitar la
ejecución de delitos contra la salud”.
En este caso, se le atribuyó la realización de maniobras de
aterrizaje en un helicóptero tipo Bell 212 Twin Huey, en una pista
clandestina localizada en un paraje de Aquila, Michoacán. De esto
dio cuenta la pgr en el boletín 1286/2004, emitido el 20 de
diciembre de 2004.
Tras su captura, el piloto purgó su condena. De acuerdo con los
antecedentes consultados, estuvo relacionado con el capo José
Mendoza Soto, dueño del rancho Los Mendoza, ubicado en Aquila.
El predio en realidad era una bodega donde se guardaba cocaína en
grandes cantidades y luego se transportaba en taxis aéreos
contratados en Jalisco para volar a Tijuana y La Paz, Baja California.
Después se cruzaban a Estados Unidos.
En diciembre de 2002 ocurrió una masacre en el rancho.
Presuntamente, un grupo contrario pretendió robar un cargamento
de droga. Tanto el dueño del predio como sus empleados fueron
ejecutados. Todos recibieron el llamado tiro de gracia, el signo de la
mafia.
La omisión del nombre del piloto por parte de Alfaro Ramírez
aumentó aún más las sospechas en su contra. En una de sus
múltiples explicaciones, indicó que Antonio Fonseca Vaca —socio
de la empresa Cgi Consulting S.C.— fue el responsable de
conseguir el avión Learjet 25 para realizar el viaje a Cuba. Añadió
que la aeronave fue solicitada por Fonseca Vaca a María Élida
Gabriela Rodríguez Beltrán y no dio más detalles.
Lo cierto es que los aviones de la empresa Aero Tonalá
terminaron asegurados por la extinta pgr porque, de acuerdo con
las investigaciones originales, sirvieron para el trasiego de drogas y
el traslado de capos del narcotráfico y políticos vinculados con este
negocio.
Fue hasta 2018 que un tribunal federal ordenó a la pgr devolver
tres aeronaves de esa compañía que, de acuerdo con las
pesquisas, rentaba aviones para el servicio de traslado de capos y
sicarios. En ese año, los aviones devueltos fueron un Piper Seneca
matrícula XA-TJH, un Learjet XA-Tll y un Cessna 206 XB-FRC.
Dichas aeronaves estaban aseguradas desde 1998 debido a que
autoridades de México y Estados Unidos sospechaban, con
evidencias, que el verdadero dueño de la empresa aérea era El
Flaco, y su posible prestanombres era Madrid Sánchez.

“Te parto tu madre”


Enrique Alfaro Ramírez es de mecha corta. Se enfurece cuando los
periodistas lo cuestionan. En diciembre de 2021 estalló contra mi
trabajo y persona, tras la publicación de un par de artículos en el
portal SinEmbargo MX en los que se exhiben sus presuntos vínculos
con la delincuencia organizada, negocios al amparo del poder y,
sobre todo, la venta de fallos judiciales al mejor postor. El esquema
es descrito ampliamente en este volumen.
Fue el 27 de diciembre de 2021 cuando, en una conferencia de
prensa, un periodista le preguntó al gobernador sobre las
publicaciones que había realizado. Respondió que era una calumnia
y que ya había presentado las demandas correspondientes, con
solicitud de medidas cautelares, para hacer frente a las
publicaciones que, conforme él, los difamaban. En la misma
conferencia afirmó que no iba a permitir que se le calumniara ni que
se le relacionara con la criminalidad, ya que en muchas ocasiones,
otros periodistas y medios, habían intentado lo mismo.
Sin embargo, las demandas nunca se presentaron. Los
documentos hackeados a la Secretaría de la Defensa Nacional, por
parte del colectivo Guacamaya Leaks, desmienten al gobernador de
Jalisco: estos exhiben sus vínculos con el crimen organizado. En
particular, se relacionó a Hugo Manuel Luna Vázquez, jefe de su
gabinete de gobierno, con personajes de la delincuencia organizada.
Aunque tiempo atrás ya había sido ligado públicamente con
presuntas redes mafiosas.
Al respecto hay una larga historia que a continuación se
desmenuza. La prensa crítica de Jalisco no es bien tratada por el
gobernador Alfaro Ramírez. No le gusta ser cuestionado sobre sus
presuntos negocios ilegales y menos, respecto a sus posibles
relaciones con el crimen organizado, tema que lo persigue como si
fuera su propia sombra, un estigma que no se olvida. Esto ha
ocasionado fuertes roces con periodistas y otros comunicadores, a
quienes incluso ha amenazado, confrontado públicamente con
bravuconadas o demandado después de realizar publicaciones
referentes a sus negocios y presuntos nexos criminales. Son los
casos de Carmen Aristegui y de Anabel Hernández, quienes
publicaron una investigación basada en documentos de instancias
estadounidenses. En la pesquisa fundada en fuentes, se le relaciona
con la protección a miembros del crimen. Aquello desató un
escándalo, ya que era candidato al gobierno de Jalisco.
El gremio periodístico vallartense se unió para dar a conocer un
Manifiesto en defensa de la libertad de expresión. A la vez, anunció
la conformación de una asociación de profesionales de la
comunicación adherida como Capítulo Puerto Vallarta al Foro
Nacional de Periodistas y Comunicadores A.C.
Han sido varias las razones que llevaron a los periodistas a
generar ese Manifiesto, publicado el 22 de enero de 2023. Resaltan
su indignación y preocupación por la falta de condiciones y
garantías para el ejercicio pleno de la labor periodística,
recurrentemente coartada y amedrentada desde el ámbito público,
pero también desde el privado. Destacan la agresión sufrida por la
periodista Susana Mendoza Carreño, el 1º de julio de 2022, tras ser
acuchillada con el objetivo de quitarle la vida. Aunque el gobernador
se adelantó a decir, sin bases y minimizando el caso, que se trataba
de un robo.
En el Manifiesto los periodistas expresan cómo han aumentado
los intentos de censura y amenazas a través de sus directivos de
prensa o de dueños de los medios o incluso, directamente cuando
se ha tratado del ejercicio independiente de su labor. Destacan que
estas situaciones lo mismo han surgido desde el ámbito
gubernamental como desde el privado, transgrediendo los límites de
poder por parte de figuras políticas y empresariales que
menosprecian o ponderan al periodismo conforme a sus intereses.
Los periodistas vallartenses apelaron al derecho que poseen para
realizar su trabajo con libertad y sin opacar la verdad; sin
tergiversaciones o censuras. En el Manifiesto exigieron respeto y
garantías para el ejercicio de su trabajo, reiteraron su compromiso
de seguir informando a la sociedad con apego a la verdad, sin
menoscabo de su seguridad por la importancia que tiene para todos
una prensa libre.
Porque, además del crimen organizado, la corrupción de los
políticos en turno y las mafias coludidas tanto con el poder como
con el delito, en Jalisco destaca la intolerancia de Enrique Alfaro
Ramírez hacia la prensa.
En este contexto destaca el caso público del columnista Jaime
Barrera Ramírez de Milenio Jalisco, de quien exigió su despido
porque publicó notas sobre unas obras constructivas que hizo el
entonces alcalde en su casa, utilizando recursos públicos de la
infraestructura municipal. También fue escandalosa la reacción de
Alfaro Ramírez a las críticas al no solicitar la licencia
correspondiente a su cargo cuando decidió ser candidato a la
gubernatura.
Hay muchos pasajes públicos que lo retratan muy bien. Uno de
ellos es una plática de 2009 vía Radio Nextel, entre el entonces
candidato a la alcaldía de Tlajomulco y el periodista Gerardo
Romero, del espacio noticioso Así Ocurrió.
Tras un inicio de conversación rutinaria para romper el hielo —
incluso cordial— Alfaro estalló de repente y recordó una información
publicada días atrás en ese espacio:
“Acepto todas las críticas… pero fíjate lo que te voy a decir: Si
vuelves a inventar una pendejada de mí te voy a romper tu madre,
así de claro, […] y es la última vez que te lo digo y ahí le dejamos”.
Segundos antes, Romero hizo hincapié al político jalisciense sobre
algo que el periódico consideraba importante:
“Sí, bueno, aquí también una cosa… Tú estás hablando de la
crítica. Y de hecho, yo lo que menciono es lo que ha sido tu paso
cuando fue tu campaña como candidato […] por el pri, […] es a lo
que yo hago mención. […] Yo creo válido que también tengas tú el
derecho de réplica”.
Pese a que el reportero se puso “a las órdenes” desde el inicio de
la llamada para la información político-electoral que el candidato
deseaba difundir, este inició y terminó la llamada de forma hostil. Y
le espetó:
“Lo primero que te agradecería sería que ya no inventaran tantas
chingaderas de mí. […] Creo que la crítica es correcta, y se vale,
pero denostar e inventar cosas creo que no es correcto. […]
Entonces, yo, por supuesto, con todo el ánimo de tener una relación
correcta con ustedes, no más pido un trato en los mismos términos
[…] que no se esté denostando sin elementos…”.
Se cuenta en el gremio periodístico de Jalisco, lo que también
desnuda a Alfaro Ramírez y su animadversión con la prensa y con la
oposición, que el consultor político y exmilitante de Movimiento
Ciudadano, Koskuauhtémok Días decidió, en octubre de 2012,
presentar su renuncia como miembro de Movimiento Ciudadano al
líder nacional, Dante Delgado. La razón: Días estaba inconforme
con la designación de Alfaro Ramírez como candidato a gobernador
y con el “dedazo” de Merilyn Gómez Pozos como diputada federal
plurinominal —aunque en su currículum se declara que estudió
derecho y lo ha ejercido en diversas funciones, pero se rumora que
su oficio en realidad era el de una edecán—.
El propio Días contó los pormenores del exabrupto en redes
sociales y en su blog El Respetable. El 5 de octubre de 2012, ya
objeto de un plan de desplazamiento de sus funciones dentro de
Movimiento Ciudadano, por oponerse a la línea de Alfaro Ramírez
principalmente, asistió a un evento del partido en la Mansión Clover
Lawn, en avenida La Paz, en la colonia Americana. Era el acto
simbólico en el que el poder de Movimiento Ciudadano en
Guadalajara —y en el estado— se le entregaba a Alfaro Ramírez y a
sus cercanos. Contó:
“Dante se negó a aceptar mi renuncia y me ofreció dialogar, pero
Rafael Valenzuela [quien luego traicionó a Alfaro Ramírez y se
refugió en el gobierno de Samuel García Sepúlveda, en Nuevo
León] había escuchado todo y salió corriendo a buscar a Alfaro. […]
seguía yo quejándome con Dante cuando éste fue llamado a otro
lugar y me dejó platicando con el entonces diputado federal, José
Juan Espinoza Torres. Minutos después, en la estancia entraron de
improviso Rafael Valenzuela, Enrique Alfaro y dos tipejos que
decían ser los dueños de la casa y que antes me habían pedido que
me retirase. Me encerraron en ese espacio y Alfaro comenzó a
amenazarme tal como en el video de YouTube [en referencia al
hecho ocurrido con Gerardo Romero en 2009]. ‘Si vuelves a venir a
un evento mío te voy a partir tu madre. Y si vuelves a decir algo de
Merilyn te vas a morir’, amenazó el ahora alcalde de Guadalajara.
Luego me preguntó ‘¿Te quedó claro?’. A lo que respondí ‘Sí, me
quedó grabado’.
Enseguida, Rafael Valenzuela, que estaba a mi lado, comenzó a
estrangularme al pensar que había grabado la escena con mi
celular. El diputado Espinoza Torres intervino para liberarme y en el
forcejeo, los dos rufianes que decían ser dueños de la casa me
quitaron mi celular y una memoria usb que tenía. Cuando logré salir
de la casa el diputado volvió para buscar mi celular y me lo devolvió,
pero sin chip ni memoria.
Para entonces Valenzuela ya había reunido una horda de porros e
iba en mi busca, pero varios de los viejos militantes del partido me
vieron, entendieron la situación y me acompañaron hasta mi
vehículo. Levanté parte de lesiones pero eran menores y decidí no
presentar denuncia pues el diputado se negó a fungir como testigo a
mi favor y, dado que Emilio González todavía estaba en el poder,
consideré ocioso hacer querella careciendo de evidencia”.
Este testimonio de Koskuauhtémok Días evidenció parte de la
personalidad psicótica y enferma de poder de Enrique Alfaro
Ramírez, también su modo de amenazar y agredir. De igual forma
denotó su intolerancia hacia activistas, opositores y periodistas.
Peor aún, exhibió sus contradicciones y mediocridad, con lo que se
ha ganado el rechazo social en Jalisco.

Ataque misterioso
Consciente de su circunstancia, el propio Alfaro suele comentar en
tertulias con sus subordinados de confianza, a quienes incluso les
lanza veladas advertencias, que la política y el gobierno de Jalisco
son “como la rueda de la fortuna”: hoy se está arriba y —sin
pretenderlo— mañana se puede estar abajo.
“Yo ya llegué, ya es su pedo lo que suceda […]. No le temo a la
persecución. Por mis huevos llegué y por mis huevos voy a salir
adelante”. Espeta con frecuencia ese Alfaro lejano de ser una
persona con vocación por el bien social, porque delata la
podredumbre de un personaje que hace de la política todo lo
contrario: se convierte en un enemigo de la misma. Suele advertir en
su discurso que, a futuro, cada subordinado habrá de defenderse
como pueda.
Pero más allá de esos choques, en ese estado pasan hechos que
nunca se esclarecen o que desde el propio gobierno se han
intentado tergiversar. Es el caso del ataque sufrido, en Puerto
Vallarta, por la periodista Susana Mendoza Carreño, directora de
Radio Universidad de Guadalajara y corresponsal del Canal 44 de la
Universidad de Guadalajara, una de las figuras más críticas del
gobierno de Enrique Alfaro Ramírez.
Fue atacada por un sujeto que empuñaba un arma blanca.
Minutos antes había cerrado la transmisión remota del programa
radial Todas las Voces Cuentan en las instalaciones del ejido Puerto
Vallarta. Estaba acompañada por el señor Esteban García Aréchiga,
el nuevo presidente del comisariado de dicho sitio. Había tratado el
tema del medio ambiente, la corrupción de las empresas que
pretenden apoderarse de grandes extensiones de tierras protegidas
y la ligazón de intereses y funcionarios públicos implicados en ese
jugoso negocio.
Al término de la emisión, la periodista abandonó la estación junto
con uno de sus auxiliares. Abordó su camioneta y no había
avanzado ni diez metros cuando otro vehículo le golpeó la defensa
trasera. Se bajó a ver lo que ocurría y en ese momento el sujeto
armado, de 1.80 metros de estatura, se le fue encima y la apuñaló
en el estómago, dañandole el vaso. Luego, en otra embestida, le
cortó el cuello y la herida fue tan profunda que alcanzó la yugular.
También le hirió el brazo cuando trató de cubrirse para evitar más
cuchilladas.
La hemorragia era abundante e imparable. Susana alcanzó a
tomar una de sus prendas y, como pudo, se apretó el estómago y el
cuello para detener el fuerte sangrado. Algunos minutos después
perdió el conocimiento y fue trasladada a un hospital donde de
inmediato la intervinieron quirúrgicamente.
Pasó casi dos meses internada. Hasta octubre de 2022 su
porcentaje de recuperación era del 80 %. Gracias a la rápida
atención y a la habilidad de los médicos, la comunicadora salvó su
vida.
En medio del escándalo por el atentado y pese a que ni siquiera
se había integrado una carpeta de investigación por parte de la
Fiscalía de Jalisco, el gobernador se adelantó a decir, a boca llena,
que el ataque había sido consecuencia de un intento de robo.
Nada más falso: a la periodista no le robaron ninguna de sus
pertenencias. Los agresores se llevaron su camioneta, pero la
abandonaron unas cuadras más adelante del lugar de los hechos.
Su reloj Bulova no se lo quitaron, aunque está valuado en varios
miles de pesos. Era claro que el propósito no era robarle.
Lo que realmente ocurrió fue un ataque directo para asesinarla,
aunque todavía se desconocen las causas y la existencia o no de un
autor intelectual. La Fiscalía estatal no ha resuelto quién o quiénes
fueron los atacantes, por ello Susana exigió al gobierno federal que
su caso fuera atraído por la fgr, donde hay decenas de
expedientes de periodistas que han sido amenazados, atacados o
asesinados. Hasta septiembre de 2023, no existían detenidos
relacionados con este caso ni tampoco una claridad sobre el móvil
del ataque.
Susana Mendoza Carreño conoció a Enrique Alfaro Ramírez
cuando era diputado del prd. La periodista había ocupado durante
tres años la dirección de Radio Fórmula Jalisco. En ese tiempo
Alfaro había protestado como presidente municipal de Tlajomulco,
donde empezó a construir su historia de escándalos. En ese lapso
fue cuando comenzaron a conocerse sus presuntos vínculos con
personajes del crimen organizado. Tlajomulco, de acuerdo con
informes de la sedena, es un bastión del cjng.
En 2012 buscó ser gobernador del estado, pero no pudo concretar
su proyecto. El entonces presidente, Enrique Peña Nieto, decidió
que el candidato fuera Aristóteles Sandoval Díaz, político priista
también vinculado al crimen organizado. Alfaro perdió la elección en
2012 y se refugió en la presidencia municipal de Guadalajara, más
tarde, su trampolín político y plataforma de negocios.
En ese año la situación de inseguridad en Puerto Vallarta ya era
muy grave. El territorio estaba tomado por la delincuencia
organizada, cuyos miembros mandaban hasta en la presidencia
municipal. Diversos cárteles ligados a políticos se afincaron en ese
centro turístico, donde operaron con toda impunidad, como hasta
ahora ocurre.
El municipio “era una inmoralidad”, cuentan quienes conocieron
esa etapa negra. Había mucho saqueo de dinero público y negocios
al amparo del poder. La línea que dividía a la política y al crimen se
borró totalmente. Esa descomposición se agudizó en los últimos 25
años y aún no tiene solución. Por el contrario, se agudiza tal y como
lo muestran los múltiples hechos de sangre que han ocurrido en ese
puerto turístico.
En ese tiempo Alfaro Ramírez contactó a Mendoza Carreño, quien
trabajaba en las estaciones La Explosiva 590 y Radio Fórmula. El
llamado ocurrió a propósito de un evento que ella realizó: una
exposición regional con productores del estado.
Se le ocurrió esa idea después de visitar algunos municipios,
donde vio que la gente vendía sus productos regionales: rompope,
dulces y salsas en botellas de cerveza Corona con corchos.
Entonces decidió invitar a los productores a organizarse y así
montaron la primera exposición en una plaza. Fue un éxito. Tanto,
que el evento se repitió durante ocho años. Lamentablemente, se
dejó de organizar por culpa del alcalde Javier Bravo Carbajal, un
político ampliamente conocido por sus actos de corrupción y sus
relaciones con grupos de braceros.
Pero el éxito logrado con los productores y las exposiciones
regionales provocó que algunos políticos se fijaran en ella y la
invitaran a participar en la política. Uno de ellos fue Enrique Alfaro,
quien le pidió que lo apoyara. Según se pudo saber, ella le
respondió tajantemente que no disponía de tiempo.
En ese periodo pretendía fundar un partido político, pero no pudo.
Un primer paso fue crear Alianza Ciudadana, sin embargo, no le dio
tiempo de construir el partido y, después, apareció públicamente con
el sello de Movimiento Ciudadano. También le consultó a la
periodista sobre quién podía ser candidato a la presidencia
municipal de Puerto Vallarta. Ella le sugirió que Ramón Demetrio
Guerrero Martínez, mejor conocido como El Mochilas. Los presentó
y trabaron una relación de amistad que hasta la fecha prevalece.
Hasta ese momento, Susana tenía claro su desinterés por la
política. Su destino era el periodismo.
Pero las circunstancias cambiaron. Poco antes del proceso
electoral le comunicaron desde la radio que tenían serios problemas
económicos. El despido parecía inminente. Ante el panorama,
decidió participar en política y aceptó ser regidora municipal del
Ayuntamiento de Puerto Vallarta. Ahí vivió una experiencia que le
puso en perspectiva el perfil de los personajes que rodeaban el
entorno inmediato de Enrique Alfaro. La mayoría eran de la peor
ralea: corruptos, cínicos, mentirosos y, no pocos, tenían ligas con
grupos mafiosos.
Lo cierto es que el pan había sufrido una debacle histórica en
Jalisco tras el triunfo de Aristóteles Sandoval. Pero los panistas,
incluso los más recalcitrantes, hallaron refugio en Puerto Vallarta
con el alcalde Ramón Demetrio Guerrero Martínez, el aliado de
Alfaro.
Llamó la atención que en el grupo cercano a este aparecía un
personaje tan polémico como oscuro: el empresario José Susumo
Azano Matsura. Conocido entre sus cercanos como Susu, el hijo del
hombre de negocios Susumo Azano Moritani, líder de Grupo Azano,
de ascendencia japonesa y que creció en Jalisco. Sus antecedentes
sostienen que fue detenido en Estados Unidos en 2014, tras ser
acusado formalmente de canalizar ilegalmente dinero para financiar
campañas políticas en San Diego, California.
El juez magistrado Mitchell D. Dembin, entonces a cargo de la
causa, fijó una fianza de 5 millones de dólares para que Azano
pudiera llevar su juicio en prisión domiciliaria. El Buró Federal de
Investigaciones (fbi, por su sigla en inglés) lo investigaba, ya que el
empresario, afincado en Jalisco, había hecho donaciones
millonarias entre 2012 y 2013 en favor de campañas locales y
federales. A cambio se pedía el nombramiento de funcionarios
aliados a sus intereses. Era uno de sus negocios corruptos. El
escándalo se desató porque las leyes de Estados Unidos, hasta
ahora, prohíben a los candidatos recibir dinero de extranjeros.
La historia de Susu también está ligada a otros negocios
sospechosos. Por ejemplo, estaba relacionado con Eliseo Martínez
Elizondo, abogado defensor de negociantes vinculados a los
casinos. Antes de ser ejecutado en San Pedro Garza García, Nuevo
León, Martínez Elizondo defendió a Atracciones y Emociones
Vallarta, empresa dedicada a las apuestas.
Al empresario también se le vinculó con Juan Iván Peña Nader,
señalado como líder de una mafia casinera ligada a la segob, cuyos
altos funcionarios traficaron en el sexenio de Felipe Calderón con
permisos para abrir casinos en el país (estos establecimientos han
sido relacionados al lavado de dinero).
Azano Matsura inició su carrera como contratista en los gobiernos
panistas de Jalisco, entre ellos, el de Francisco Ramírez Acuña,
quien fue secretario de Gobernación durante un lapso del gobierno
calderonista.
Meses antes de que concluyera dicho gobierno, en 2012, Susu
Azano Matsura también se vio envuelto en otro escándalo: la
sedena gastó 5,000 millones de pesos en equipo especial para
intercepción de comunicaciones telefónicas y en dispositivos de
cómputo. Esta compra, que se realizó sin licitación pública nacional
de por medio, se concretó con la empresa de la cual se dice que era
propietario, Security Tracking Devices, S.A. de C.V., entre el 25 de
marzo de 2011 y el 29 de marzo de 2012, en la Ciudad de México y
en Tlajomulco de Zúñiga, Jalisco. El amplio portafolio tecnológico en
venta era para la intervención de llamadas telefónicas privadas, es
decir, para espionaje.
Como se dijo, Azano Matsura estaba ligado con el entonces
alcalde de Puerto Vallarta por Movimiento Ciudadano, Ramón
Guerrero Martínez, socio de Alfaro Ramírez. Lo que llamó la
atención en ese tiempo es que varios políticos panistas, caídos en
desgracia, se refugiaron en el Ayuntamiento, uno de los municipios
más prósperos de Jalisco.
De esta manera, en Puerto Vallarta se instauró una especie de
cogobierno entre Movimiento Ciudadano y el pan. El nuevo alcalde
tuvo que aceptar como colaboradores a un séquito de políticos
azules que arribaron de la mano de Abraham González Uyeda,
exdiputado panista, quien enfrentó acusaciones y hasta una orden
de aprehensión por otorgar permisos irregulares para la operación
de casinos.
Acomodado en el poder municipal, González Uyeda comenzó a
realizar reuniones y a girar órdenes en el Ayuntamiento como si
fuera el alcalde. Muchos regidores se incomodaron y hasta se
presentaron varios “cortocircuitos” que ni el mismo Alfaro Ramírez
—dueño de la franquicia de Movimiento Ciudadano en el territorio—
pudo resolver.
Según se pudo saber, Susana Mendoza Carreño no entendía qué
hacían los panistas en un Ayuntamiento gobernado por Movimiento
Ciudadano. Una fuente consultada contó que la periodista llamó a
Alfaro para preguntarle, enfática, qué ocurría en Puerto Vallarta. No
obtuvo una respuesta satisfactoria. Este fue evasivo y ambiguo, por
ello la perio-dista decidió deslindarse de Movimiento Ciudadano y se
acogió a las filas del prd.
Fue una manera de protegerse personal y políticamente: ya había
recibido amenazas por un presunto integrante de la delincuencia
organizada, quien le mandó a decir que la iba a colgar. Esto hizo
crecer sus malos presagios, ya que existía el antecedente criminal
de la desaparición del regidor Humberto Gómez Arévalo, en 2015,
quien presuntamente fue víctima de la delincuencia organizada. El
regidor independiente también se oponía a que los fondos federales
terminaran en manos de presuntos lavadores de dinero.
En el Ayuntamiento de Puerto Vallarta estaban enquistadas las
redes de la delincuencia, en particular del cjng, que alcanzó auge
en el gobierno de Alfaro Ramírez. Todo esto salió a flote y se
confirmó luego de que la Federación envió un presupuesto de 6
millones 300,000 pesos para impulsar proyectos culturales para el
municipio.
Para asignar dichos fondos se buscaba que fueran equitativos y
que realmente se utilizaran en proyectos importantes. Por ello, se
realizó una sesión de cabildo para discutir el tema. En la reunión,
algunos ediles pidieron que todos los recursos se asignaran para
apoyar a dos empresas, una era Espectáculo Fandango y la otra,
Teatro Vallarta, presuntamente ligadas con el cjng.
Después de una acalorada discusión entre los regidores, Susana
Mendoza Carreño decidió no votar a favor de que los fondos
federales se les asignaran a dos empresas de las que desconocía
qué actividades realizaban. Eran como dos compañías fantasmas.
Sin embargo, algunos días después recibió una llamada telefónica
que la sorprendió. Era Hugo Manuel Luna Vázquez, actual jefe de
Gabinete del gobernador y uno de sus hombres más cercanos. Luna
Vázquez está relacionado con el narcotráfico en los informes
militares hackeados por el colectivo Guacamaya Leaks. Los mismos
establecen que funge como vínculo entre algunos miembros del
cjng y su jefe, el gobernador de Jalisco.
En la llamada telefónica, Luna Vázquez presionó a Mendoza
Carreño para que aprobara la asignación de los fondos federales en
favor de las compañías mencionadas. “Es lo que me pide el jefe”, le
dijo, refiriéndose presuntamente a Alfaro Ramírez, aunque también
se infiere que “el jefe” pueda ser otro mafioso.
En el fondo de las presiones se hallaba una fractura más
compleja, la que trajo como consecuencia que los grupos criminales
preponderantes en el estado y en la ciudad cabecera, procedieran a
quemar la empresa La Covacha, Gabinete Audiovisual, en marzo de
2021.
Esta es un búnker donde se alojan dos empresas de marketing.
Las mismas eran manejadas por Rafael Valenzuela, personaje
ligado a Alfaro Ramírez. A este negocio también está vinculado
Hugo Luna, además, responsable de las operaciones financieras
personales del gobernador, así como de los permisos inmobiliarios
para el desarrollo de edificios y todo tipo de construcciones que
forman parte de un negocio descomunal al amparo del poder en
Jalisco. Otro aliado del clan es el exdiputado Iván Argüelles
Sánchez.
Las fuentes consultadas sostienen que el ataque a esas
instalaciones fue una venganza del crimen organizado. Ocurrió en
marzo de 2021 cuando cuatro hombres armados ingresaron por la
fuerza a las instalaciones de la empresa proveedora de los servicios
de comunicación del gobierno de Jalisco y de todos los municipios
ligados a Movimiento Ciudadano.
El ataque armado ocurrió en la sede de la empresa, en
Circunvalación Norte, cerca del cruce con Santa Ana, en la colonia
Las Fuentes, en Zapopan. Los agresores aprovecharon que la
cochera estaba abierta e ingresaron al lugar. El guardia de
seguridad fue sometido a golpes. Los hombres armados llegaron
hasta el recibidor, exigieron a los empleados que se arrojaran al piso
e hicieron dos disparos al aire. Luego rafaguearon la fachada del
inmueble.
Los socios que manejan la empresa, se asegura, están en el
gobierno de Jalisco. Han recibido de manera directa más de 300
millones de pesos desde 2020 por el manejo de redes sociales y
producción de contenidos publicitarios. El ataque fue producto de
una ruptura entre criminales y políticos en Tonalá. Los criminales
sabían que detrás de La Covacha estaban sus propios enemigos,
que detentan el poder político en Jalisco.
La historia de Susana Mendoza Carreño y el presupuesto cultural
en Puerto Vallarta tuvo un cierre esperado. Pues ella seguía
oponiéndose a la entrega de los recursos en favor de las empresas
Espectáculo Fandango y Teatro Vallarta. Así comenzaron las
amenazas de muerte. En medio de ese clima de tensión
desapareció el regidor Humberto Gómez Arévalo, de quien no se
supo nada más. Datos consultados señalan que sufrió un “levantón”.
Con base en tres fuentes informativas y debido a la desaparición
del regidor Gómez Arévalo, funcionarios de la Fiscalía General del
Estado de Jalisco arribaron a Puerto Vallarta con una declaración ya
preparada para que Mendoza Carreño la firmara. Ella se negó.
El presupuesto cultural de Puerto Vallarta finalmente quedó en
manos de Fandango y Teatro Vallarta. Así se cumplieron las
órdenes de Hugo Luna y así se hizo, aunque sin el voto de Susana.

Del Gabinete
al Poder Judicial
“Es la mente más perversa después de Enrique Alfaro”. Así
describen periodistas y políticos locales al jefe de Gabinete del
Gobierno de Jalisco, Hugo Manuel Luna Vázquez. Expresidente de
Movimiento Ciudadano, tiene el control de varias Secretarías de
Despacho del gobierno jalisciense. Sobre todo, el control del Poder
Judicial del estado, donde —aseguran sus críticos— se hacen los
negocios millonarios mediante “pactos” con la justicia para beneficiar
a los “amigos” inmobiliarios.
Luna y Alfaro trabaron relación en el salón de clases de la
preparatoria. Desde hace varios años han estado juntos en tareas
de gobierno desde que el segundo despachara como alcalde de
Tlajomulco. Pero siempre ha estado detrás del hoy gobernador:
como asesor, protector, administrador de las finanzas de su amigo,
gestor y financiero en millonarios negocios inmobiliarios.
Luna Vázquez es hijo de padres divorciados. Tiene dos hermanas.
Su madre, Guadalupe Vázquez, es maestra y con fama de ser
brillante. Es también considerado un hombre hábil, pero arrastra la
mala fama de ser corrupto. Aunque no se declara en su currículum
oficial, cercanos a él confirman que estudió medicina y se
especializó en microbiología en Cuba y que antes estuvo becado en
Londres, donde vivió una pesadilla personal tras una ruptura
sentimental, conocida entre sus allegados, que casi le cuesta la
vida. Quienes lo conocen afirman que es un hombre rencoroso y
vengativo; sabe tejer fino en la política y en los negocios, pues suele
hilar relaciones estrechísimas con muchos de sus aliados.
Sus presuntos vínculos con personajes de la criminalidad se
conocen desde hace varios años. Cuando fue presidente de
Movimiento Ciudadano, por ejemplo, le dejó el cargo a Luis
Guillermo Medrano, originario de Ahualulco de Mercado, quien fue
alcalde y siempre se le ha ligado con presuntos criminales.
Ambos apoyaron la candidatura de Juan Antonio González para
presidente municipal de Tonalá —uno de los refugios de Nemesio
Oseguera, El Mencho— y fueron los jefes del narcotráfico quienes
decidieron la elección. Luego los puestos en el Ayuntamiento se
repartieron entre aliados: la Tesorería municipal se la dieron a Iván
Antonio Peña Rocha; la Comisaría de Seguridad Pública se la
entregaron a Miguel Magaña Orozco, implicado primero, y
exonerado después, por el crimen el 24 de abril de 2007 del director
de Mejoramiento Urbano de Tonalá, Carlos Romo Guízar.
El municipio de Tonalá es el centro de operaciones políticas y
criminales más importante del estado. Se asegura que ahí se
deciden casi todos los planes de negocios, tráfico de drogas, lavado
de dinero y contubernios con políticos. Fuentes consultadas
explicaron que Hugo Luna Vázquez incumplió acuerdos con
autoridades oficiales y no oficiales y sobrevino la ruptura.
“Los funcionarios de Enrique Alfaro son muy corruptos. […] Hugo
Luna es la mente siniestra para la operación de recursos; porque a
Alfaro [presuntamente] no le ha llamado la atención el dinero. Lo
suyo es el poder y la necesidad de reconocimiento”, exponen
fuentes que lo conocen bien.
Con aspiraciones a gobernar Jalisco, Hugo es incluyente en los
negocios sucios. Y también ha reclutado a su esposa Paulina
Cervantes Flores, hasta 2024 directora de Medio Ambiente del
Ayuntamiento de Guadalajara, quien tiene contratos millonarios en
el aparato estatal a través de empresas dedicadas a la
mercadotecnia y la consultoría política.
Ningún secretario ni coordinador de algún área del Gobierno de
Jalisco, puede promocionarse en la prensa o medio alguno ni
resaltar su trabajo con organizaciones civiles, o aspirar a alguna
candidatura a diputación federal o local, sin la autorización primero
de Enrique Alfaro y después de Hugo Luna:
—El dedo chiquito [sic] de Alfaro, Hugo Luna, administra el asunto
inmobiliario. Ahí se ha “inflado” de billete; pero también controla el
Registro Público de la Propiedad Privada, tiene gente ahí.
—¿De qué le sirve controlar una oficina menor?
—Eso pareciera, pero desde ahí, se sirven para adueñarse de
tierras que no tienen dueño. Para adueñarte y expropiar viejas
casonas del centro —su gran problema es decidir si la rehabilitan o
es mejor demoler y construir una torre—, o para agandallarse [sic]
casas intestadas.
Asegura extraoficialmente un empresario que prefirió el anonimato
y me citó en la zona de los bares en el Sector Chapultepec. Lo
“delicado” de la plática se perdía entre los ruidos estridentes de
música norteña, el reguetón, los choques de copas y las risas
femeninas.
En Jalisco, salvo honrosas excepciones de diputados y algunos
políticos, hay un miedo a hablar por temor a represalias en un
estado donde la aparente anarquía es una de sus principales leyes.
Otro de los “ingresos alternativos” del jefe de Gabinete Hugo Luna
Vázquez son los sobreprecios de las obras. Los empleados
estatales no tienen duda. Sobre todo, en relación con el ambicioso
programa de carreteras del gobernador.
Servidores públicos jaliscienses insisten: “El programa agresivo de
obras sirve para pagarle favores a los constructores, sobre todo a
los de la cmic [Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción];
pero también para solicitar el 25 % de los contratos […] y este, lo
piden por adelantado. Total, aquí con la adjudicación directa de
contratos todos ganan”.
La muestra clara es la Línea 4 del Tren Eléctrico Urbano de
Guadalajara, la cual habrá de concluirse tentativamente en el primer
trimestre de 2024 y en la cual Hugo Luna y los cercanos a Alfaro
Ramírez “concesionan” y controlan todos los contratos a su círculo
de amigos. El Congreso del Estado de Jalisco sólo obedece. Pues el
expanista José María Martínez —coordinador legislativo de la
principal fuerza opositora, morena— ya fue controlado política y
económicamente.
“El propio Hugo Luna lo trae cortito a Chema [sic] Martínez.
Cuando le ha querido respingar, le saca los trapitos al sol […] del
coordinador y lo somete. Hay ahí una relación franca de interés y
conveniencia. Por eso morena le aprueba a Alfaro lo que le tiene
que aprobar, vía negociación de Luna”.
Como opositor, cuando Aristóteles Sandoval Díaz era gobernador,
el entonces presidente de Movimiento Ciudadano, Hugo Luna
Vázquez, tenía una columna política en donde, irónicamente,
criticaba todo lo que hoy realiza. Hay un texto: “La corrupción es hija
de la ineficiencia” que no tiene desperdicio en sus líneas, pues raya
en el cinismo:
“Confesémoslo, todos conocemos de primera mano un caso de
corrupción, pero lo peor no es eso, sino que los mexicanos demos
por sentado que es una característica natural del sistema con la cual
tendremos que lidiar toda la vida. En el fondo, la corrupción (un
problema que existe incluso en los países de primer mundo, aunque
en menor grado) es producto de un largo historial de
administraciones e instituciones ineficientes, opacas y no una
cuestión cultural. Afortunadamente, los ciudadanos tenemos cada
vez más instrumentos para vigilar el poder y exigir gobiernos
honestos, transparentes y que rindan cuentas”, escribía en junio de
2014. En 2023 se debe estar carcajeando del anterior Hugo Luna.
El actual jefe de Gabinete del Gobierno de Jalisco tiene como
operadores en el Poder Judicial a Rafael Martínez Ramírez,
excuñado de Alfaro Ramírez, hermano de Lorena Martínez, la
primera esposa de este hasta 2017; y a Oscar Omar Bernal
Hernández, El Morro, secretario particular del gobernador y
operador judicial.
Martínez y El Morro son los encargados de la “ruleta” de la
corrupción en los juzgados de Jalisco, para favorecer a los
empresarios inmobiliarios, quienes entienden cómo se “aceita” la
justicia mercantil en la entidad.
“Rafael Martínez coordina, acomoda y tuerce los sorteos. Es decir,
de ver qué expediente, de tal o cual asunto le va a tocar a
determinado juez. El cual ya irá con una línea jurisdiccional hacia
dónde inclinar la balanza; los expedientes que no llegan
apadrinados por el excuñado o por ‘El Morro’ son acomodados al
azar”. Cuenta un directivo del Supremo Tribunal de Justicia del
Estado de Jalisco, quien no tiene duda en asegurar que pesa más la
palabra de Rafa Martínez o la de El Morro que la de un magistrado:
“En estos sorteos siempre se busca que las sentencias sean
favorables a los fines y afines de los negocios que la clase
gubernamental tiene”.
El Morro y el excuñado tienen dentro del organigrama judicial a su
“titiritero”, el consejero de la Judicatura Iván Novia Cruz, quien
preside la Comisión de Administración y desde ahí opera todos los
encargos gubernamentales de Alfaro Ramírez y compañía.
La aceitada corrupción de Novia Cruz es conocida, incluso en
marzo de 2021 el Colectivo Ciudadano Pro Bosque Pedagógico del
Agua acudió al Congreso de Jalisco a promover un juicio político en
contra del funcionario judicial. Mostraron pruebas de que el
consejero favoreció con una resolución a la familia De Anda, quien
con un proyecto inmobiliario en Colomos iii, pretende quedarse con
un área natural protegida que abastece el 30 % del agua del Área
Metropolitana de Guadalajara.
En estos enjuagues empresariales de corte judicial, el presidente
del Supremo Tribunal de Justicia y del Consejo de la Judicatura del
Estado de Jalisco, Daniel Espinosa Licón, es un abogado de ornato
dentro del inmueble judicial. A sabiendas que los juzgados de la
entidad se mueven bajo la premisa de “las cuotas y cuates” del
gobernador.
En la avenida Miguel Hidalgo y Costilla 190, en el Palacio de
Justicia de Jalisco, abogados mercantiles y penales ya saben que la
adscripción de sus casos a determinado juez tiene un costo en
voluminosos billetes con cifras de miles. Si no hay numerario de por
medio, los litigantes ya saben que su “asunto” se irá a la fila.
Al respecto, un juez civil del Poder Judicial de Jalisco me revela:
—Hay una camada de empresarios que tenían fondos de
inversión, y que, en un juicio normal, lo natural es que te embargan
tus propiedades. Si tú como abogado quieres resolver, lo ves con
Rafa [el excuñado de Alfaro] o con El Morro, y ellos interceden con
el gobernador.
—¿Cómo se da esa negociación?
—Pues como antaño. Eso no cambia. Por debajo del escritorio
[…]. Le notifican a [Iván] Novia que tal asunto trae línea, y ya él […]
dicta la línea jurisdiccional a seguir a determinado juez. Son
negocios de millones de pesos.
—¿El moche es del diezmo?
—No, normalmente El Morro y Martínez cobran el 8 %. Pero si el
asunto es de millones, ¡calcúlale cuánto se llevan! La tajada a los
jueces que se prestan al contubernio es aparte.
Mientras, el juez prende un cigarro y espejea con la mirada a
quienes se encuentran en la cafetería del centro de Guadalajara. Es
el temor a ser escuchado, en un estado donde la rebelión contra el
autoritarismo se castiga severamente.
En el gabinete de Alfaro Ramírez, con el aval de Luna Vázquez,
también hay otros funcionarios que hacen negocios al amparo del
poder. Como el director de la Secretaría de Transporte, Diego
Monraz Villaseñor. Este aprovechó el lanzamiento del programa Mi
Transporte para sacar beneficio económico de las nuevas
licitaciones de transporte y el cobro de licencias a las rutas piratas
que pedían regularización.
Incluso, en rueda de prensa, el expresidente de morena en
Jalisco, Hugo Rodríguez, denunció un esquema bien aceitado de
corrupción con este programa:
“Es un plan para regularizar todo el transporte ilegal, que no tenía
permiso, concesiones, ni subrogaciones. Mi Transporte se está
utilizando para obtener beneficios económicos y políticos para
seguir haciendo negocios a costa de bienes del estado con un
objetivo claro: recaudar más, sin transparentar”.
Ante los índices de impopularidad de Enrique Alfaro y su caída en
las encuestas de aceptación, el gobierno de Jalisco tuvo que tomar
una decisión populista el 2 de septiembre de 2022: inyectar del
erario 500 millones de pesos a los camioneros locales, en aras de
evitar que estos subieran su tarifa actual de 9.50 pesos el pasaje.
Esta inyección financiera fue presumida por el propio gobernador
en sus redes sociales —su medio de comunicación favorito, pues
suele soltar monólogos en donde mientras habla nadie lo increpa ni
lo desmiente—. En ellas aseguró que ese subsidio se logró gracias
al “apretón” de austeridad del estado y a que se volvieron más
enérgicos en el programa de fotomultas. Por lo que el costo de 9.50
se mantendrá hasta 2024.
Otro personaje tenebroso en Jalisco, aunque no pertenece al
gobierno, pero vive de él, es el primo del gobernador: Miguel Alfaro
Aranguren. Es una “bisagra” del grupo político del gobernador con
todas las cúpulas empresariales. Alfaro Aranguren ha sido
presidente de la Cámara Nacional de Comercio de Guadalajara y
presidente del Consejo Consultivo de la Banca de nafin en Jalisco.
Nacional Financiera es un banco gubernamental orientado a apoyar
a las micros, pequeñas y medianas empresas.
Desde ese andamiaje empresarial, Miguel ha construido su capital
político. Por ejemplo, postuló, sin éxito, a su hermana Margarita para
ser candidata a diputada local por el distrito de Zapopan, en 2015.
Ya con el tío como gobernador, fue nombrada directora de Fomento
Artesanal de la Secretaría de Desarrollo Económico de Jalisco.
En la entidad es vox populi, en oficinas estatales y en los círculos
de periodistas, que el gran beneficio para el primo Alfaro Aranguren
es la regulación de la agroindustria. Junto con amigos y familiares
tienen una concesión para explotación de agua subterránea por
60,000 metros cúbicos anuales en el ejido La Manzanilla (en la zona
serrana de Jalisco), donde tienen innumerables hectáreas de cultivo
de aguacates.
Los negocios de su familia, los de sus amigos —como Hugo Luna
Vázquez y esposa, más los de su mentor, el exsenador priista, entre
otras cúpulas empresariales— han influido en Enrique Alfaro
Ramírez para detener un convenio que en julio de 2019 firmó con el
entonces titular de la uif de la Secretaría de Hacienda y Crédito
Público, Santiago Nieto Castillo: crear una unidad local con
atribuciones similares a la federal para —se dijo y multipublicitó en
medios de comunicación— combatir el lavado de dinero y la
corrupción en Jalisco. Pero tras casi cuatro años la promesa del
gobernador no se ha cumplido.
Vale recordar que en el operativo Agave Azul la uif federal
bloqueó en dos ocasiones las más de 1,500 cuentas bancarias de
personas vinculadas al cjng, Los Cuinis, La Nueva Plaza, el Cártel
del Pacífico y Los Mata Zetas.
La Fiscalía General del Estado de Jalisco tiene congeladas o
pausadas carpetas de investigación abiertas por presuntos vínculos
con el crimen en contra del actual director de la Secretaría del
Trabajo y Previsión Social, Alejandro Madrigal Díaz. Su hermano
Marco Antonio Madrigal Díaz, Tony Madrigal, fue ejecutado en 2002
por un ajuste de cuentas del otrora poderoso Cártel del Golfo hacia
Los Cuinis. En dicha ejecución, también fue privado de la vida el
entonces alcalde del municipio de Aquila, Michoacán, Eusebio
Velázquez Mora.
Otro funcionario que es seguido de cerca por la Fiscalía es el
director del Reclusorio Metropolitano del Estado, Alejandro Serrano
Cervantes, quien incluso ya cuenta con antecedentes penales por
crimen organizado. Aunque en el gobierno de Alfaro Ramírez
administra los entretelones de uno de los centros penitenciarios más
importantes de la entidad.
En contraste, el Gobierno de Jalisco, al ser una administración de
“transición”, aceitó y copió esquemas de otras entidades del país,
donde para legitimarse, el gobernante en turno —en este caso,
Enrique Alfaro Ramírez— suele encarcelar a cercanos de su
antecesor. Y así envía el mensaje ciudadano de que se dice “adiós”
a la corrupción y a la impunidad.
Muchas de esas carpetas de investigación son “hechizas”,
fabricadas dolosamente e incluso multipublicitadas para hacer más
estridente el escándalo. Pero en realidad, dichos servidores públicos
están pocos años en la cárcel.
Alfaro Ramírez ha encarcelado al exsecretario de Educación de
Jalisco, Francisco de Jesús Ayón López, quien en agosto de 2022
se presentó a una audiencia para declarar sobre el desvío de 603
millones de pesos de los fondos del Instituto de Pensiones del
Estado de Jalisco, bajo la modalidad de aprovechamiento indebido
de atribuciones y facultades. Sin embargo, en dicha audiencia el
juez no lo dejó salir y le dictó prisión preventiva oficiosa por seis
meses, en lo que se desarrollan las investigaciones
complementarias.
El exdirector de la Comisión Estatal del Agua, Felipe Tito Lugo
Arias, también se encuentra en prisión acusado de malos manejos
financieros en el organismo autónomo y encarcelado por no haberse
presentado a unas audiencias.
En una cárcel también se encuentra recluido el exsecretario de
Salud, Antonio Cruces Mada, imputado por el uso indebido de
atribuciones y facultades en la compra irregular de equipos de
videovigilancia para unidades hospitalarias.
De acuerdo con versiones en el Palacio de Gobierno, el siguiente
en vestir el uniforme penitenciario naranja podría ser el exsecretario
de Planeación, Administración y de Finanzas del gobierno de
Aristóteles Sandoval Díaz y actual rector general de la Universidad
de Guadalajara, Ricardo Villanueva Lomelí.

Alfaro vs. UdG


La situación de confrontación de diversas fuerzas, civiles,
estudiantiles y de la base social, aumentaron desde la segunda
mitad de 2022 en la escena jalisciense. Fue mediático el conflicto
entre Enrique Alfaro Ramírez y el rector de la Universidad de
Guadalajara (UdG), Ricardo Villanueva Lomelí —no puede olvidarse
que el padre de Alfaro fue rector de esta universidad de 1983 a 1989
y en la base prevalece un conflicto de intereses y poder—.
Dicha universidad de Guadalajara se ha convertido, como bien se
plantea, en rehén de las peleas entre ambos grupos y políticos. Lo
real es que la UdG se ha visto afectada, desde hace más de cinco
años, por una disminución de su presupuesto, consecuencia de los
desencuentros entre el rector y el gobernador actuales. Por lo que
se ha percibido, se trata de una lucha de liderazgos por la
dominación de infraestructuras ligadas al ámbito universitario con
intereses en negocios que datan de años. Sino todo, mucho se
resume en ansias de dominio y manipulación de la verdad para
obtener mayores ganancias, tanto de unos u otros.
En medio de este conflicto, la sociedad estudiantil se lanzó a una
protesta abierta. La consecuencia: fue reprimida por fuerzas
policiales tras cientos de días de estar acampados en los terrenos
del Parque Natural Huentitán de la ciudad. La razón del conflicto fue
que el gobernador ha pretendido vender el terreno a inmobiliarias
con “sobreprecios”, esto como “pago” por sus contribuciones a su
campaña a la gubernatura.
Este territorio ha sido codiciado desde hace décadas. En los años
ochenta fue protegido bajo la idea de una reserva natural. Pero ya
en 2008 la Presidencia Municipal de Guadalajara rompió el decreto
que lo protegía y aprobó otro. De ese modo cedieron 13.6 hectáreas
a una inmobiliaria extranjera para la construcción de departamentos
de lujo.
A cambio, el gobierno de Guadalajara se beneficiaría con obras de
áreas verdes. Al vencer el convenio en 2012, sin hacerse nada de lo
prometido, el Ayuntamiento en ese lapso firmó otro contrato en
2016, precisamente, bajo la gestión de Alfaro Ramírez. En ese
entonces se vendieron más hectáreas para desarrollo inmobiliario y
al parecer en 2019 el segundo convenio venció. Los vecinos y
activistas exigieron la recuperación del parque.
Desde 2021, activistas, vecinos y estudiantes de la UdG
decidieron rescatar el parque con un plantón e intentaron su
rehabilitación sembrando árboles, organizando cursos y actividades
para niñas y niños, entre otras acciones civiles y culturales. Fueron
desalojados con violencia por un grupo armado no identificado. Las
protestas no cesaron y en 2022 se inició un proceso penal por el
delito de despojo de inmuebles y aguas contra los estudiantes Javier
Armenta, Iván Cisneros y José Rojas.
Felipe de Jesús Rivera Gallegos —de los allegados a Alfaro
Ramírez— encabezó el proceso y ordenó prisión preventiva oficiosa
en contra de los tres estudiantes. Esto aumentó las protestas y los
reclamos de justicia. El gobernador apoyó el proceso y la sentencia
como legítimos, argumentando que, por el convenio firmado en
2008, este predio es propiedad privada.
Ni los convenios se cumplieron ni las constructoras cedieron lo
que prometieron ni tampoco consta la entrega de los recursos. Por
lo tanto, no parece haber pruebas de que el terreno, hoy llamado
Parque Resistencia Huentitán, haya perdido su condición de espacio
público.
Los estudiantes fueron liberados el 10 de enero de 2023, tras casi
seis días de estar detenidos, en gran medida gracias a las
presiones, a la exhibición mediática del caso tornado en escándalo
nacional, pero sobre todo como resultado de una larga audiencia en
la que estuvieron presentes representantes de la Subsecretaría de
Derechos Humanos, Población y Migración de la segob. No
obstante, el juez Felipe de Jesús Rivera Gallegos decidió
mantenerlos vinculados a proceso penal llevando su causa en
libertad. Aunque la empresa demandante nunca solicitó la retención
de los estudiantes, Rivera Gallegos decidió enviarlos tras las rejas
por órdenes “de arriba”.
Un elemento llamativo es, como aquí se refiere, la cercanía de
este con Alfaro Ramírez. Es parte de su engranaje de poder. Y por
lo mismo actúa.
Porque con estas y otras acciones manipuladas por el gobernador,
el mensaje político enviado para la oposición ha sido contundente:
quienes se sublevan a su gobierno podrían ver interrumpida su
libertad.
Esta elucubración ya fue ventilada incluso con columnistas afines
y críticos del actual gobierno de Jalisco.

La red de Alfaro y Mireles


Bajo el gobierno de Enrique Alfaro Ramírez han salido a flote sus
relaciones, y las de funcionarios de su gobierno, con personajes del
crimen organizado.
Un testigo de nombre Edgar rindió testimonio ante autoridades de
Estados Unidos y reveló en 2021 detalles sobre una amplia red de
tráfico de influencias, ligas con el crimen organizado y negocios al
amparo del poder estatal en la que están implicados, además de
Alfaro Ramírez, colaboradores suyos y múltiples cómplices: jueces,
magistrados y familiares. Estos últimos encabezados por David
Alfaro, su hermano, y Rafael Martínez, su excuñado.
De acuerdo con el testigo, estos negocios implican a altos
funcionarios del Poder Judicial, a piezas clave del Consejo de la
Judicatura del Estado de Jalisco, despachos jurídicos y notarios
que, a cambio de fuertes sumas de dinero, influyen en las
decisiones judiciales cuando se trata de asuntos relacionados con
herencias, propiedades, temas de lavado o narcotráfico, licitaciones
—como las de las patrullas en el municipio de Guadalajara, en la
que nos detendremos posteriormente— por citar sólo algunos de los
más jugosos.
Sostiene el testigo que Leonardo Mireles Escobedo, presunto
lavador de dinero del narcotráfico, es otro enlace del gobernador
Alfaro. Las conexiones saltan a la vista en los expedientes de la fgr
y de la dea. También los documentos hackeados a la sedena dan
cuenta de que las relaciones entre Alfaro Ramírez y el crimen
organizado llegan hasta su gente más cercana, como su jefe de
Gabinete, Hugo Luna Vázquez.
La historia de Mireles Escobedo está salpicada de pasajes incluso
siniestros. Informes de inteligencia lo ligan desde hace varios años
con el narcotráfico y el blanqueo de capitales, pero en su haber
también hay asesinatos y desapariciones, hasta de familiares suyos,
a quienes ha despojado de propiedades mediante el esquema de
empresas fantasmas constituidas con probables “narconotarios”,
mediante falsificación de documentos, crímenes y traiciones.
El testigo Edgar trabajó cerca de Mireles Escobedo y conoció
pormenores de sus estafas, engaños y crímenes. En su relato ante
la dea contó que Leonardo Mireles conformó su estructura criminal
con María de los Ángeles López Bravo, conocida en Jalisco como
La Loba. Presuntamente, ella es enlace entre jueces, magistrados,
notarios, abogados y del propio Alfaro Ramírez con el cjng.
Además, funge como mediadora para los negocios y también para
empujar los fallos judiciales a favor o en contra de amigos o
enemigos.
La otra pieza del esquema era su esposo, Camilo González Lara,
exmando de la Policía Municipal de Tlaquepaque que operaba como
brazo ejecutor del cjng. Como consecuencia del COVID-19, falleció
en abril de 2021.
De acuerdo con el testigo, entre Leonardo Mireles, González Lara
y María de los Ángeles, establecieron una sociedad criminal
dedicada al lavado de dinero del narco, tráfico de influencias,
secuestros, extorsiones, asesinatos y para montar falsos positivos
que luego eran despojados de sus bienes.
Narra Edgar desde su experiencia:
“Yo trabajaba con Leonardo [Mireles]. Al principio todo parecía
normal, pero todo empezó a ponerse muy feo a comienzos del año
2002 cuando Camilo González y María de Los Ángeles López
Bravo, La Loba, le ofrecen a Leonardo la oportunidad de aliarse
para despojar de varias propiedades al tío de Leonardo, don Pedro
Mireles Félix, así como a su primo, Eduardo Mireles.
El plan consistía en eliminar primero a Eduardo Mireles y en
segundo lugar crear documentos con firmas falsas de Pedro y
Eduardo Mireles para hacer actas de asamblea y compraventa de
acciones, todo con apoyo de notarios que se prestaron al fraude,
como es el caso del notario 64, Alejandro López Rivera, de
Guadalajara.
Otra parte del plan consistía en crear falsos positivos para
encarcelar a Pedro Mireles [Félix], como lo hicieron, por el delito de
portación de armas y sustancias ilícitas. Esto con el fin de atacarlo
por todos los frentes y desgastarlo tanto física como
emocionalmente. El plan funcionó: Pedro Mireles murió el 7 de julio
de 2009 por problemas cardíacos, pero Leonardo y La Loba se
jactaban de haberlo envenenado”.
El plan criminal no terminó ahí:
“Al señor Eduardo Mireles lo mataron el 29 de noviembre de 2002
en un Bolerama de Guadalajara. Los problemas no terminaron para
Leonardo: el hijo mayor de Pedro Mireles no se quedó en paz. El
señor Ismael Mireles Bañuelos comenzó a tomar varias acciones
legales en contra de Leonardo y este, muy enojado y enfadado, le
pidió a Camilo González Lara, esposo de La Loba, que se
deshicieran del problema y el 15 de septiembre de 2010 Ismael es
hallado muerto. Apareció colgado en un puente. En ese momento el
grupo criminal había logrado su objetivo: tenían la posesión física y
legal del Centro Comercial Independencia, valuado en varias
decenas de millones de dólares”.
Los problemas continuaron. Por órdenes de Jorge Osuna Salazar,
quien le lleva todas las acciones a Leonardo, la plaza comercial
pasó a ser administrada por Santiago Ochoa Ramos. Leonardo
Mireles Escobedo, como cerebro de la organización, siempre tras
bambalinas, nunca ha sido nombrado en las demandas ni
expedientes: él sólo ha dirigido los hilos y organizado los operativos.
Es igual que La Loba: mueven las influencias con los jueces,
magistrados, policías y políticos.
El testigo Edgar continúa en su testimonio:
“Pero como todos estos sujetos son puros criminales y son
desleales y deshonestos, un día se le ocurrió a Santiago Ochoa
Ramos tratar de traicionarlos. […] En 2011 fue desaparecido por
órdenes de Leonardo [Mireles Escobar]. Aquí quedó más que claro
que a Leonardo, a Camilo [González Lara] y a La Loba no les
importaba la vida de nadie. Ya habían llegado muy lejos y nadie
podía detenerlos.
Jorge Osuna Salazar buscó un arreglo con Leonardo Mireles para
cobrar su parte del pastel, pero no lograron ponerse de acuerdo en
las cantidades pactadas. Entonces el hijo mayor de Jorge Osuna
Salazar puso a la venta, […] una de las propiedades que le habían
robado a Pedro Mireles: se trataba de un predio ubicado en
Periférico y Calzada Independencia de más de 15,000 metros
cuadrados, valuado en varios millones de dólares.
Cuando Leonardo se enteró de la venta, de inmediato interpuso
una denuncia ante la Fiscalía para tratar de frenar el abuso de Jorge
Osuna Tovar, pero actuó demasiado tarde: el joven ambicioso logró
vender la propiedad. Esto enfureció a Leonardo y le ordenó a La
Loba eliminar al joven. El 27 de febrero de 2015 Osuna Tovar fue
ejecutado de un balazo en la cabeza cuando estaba en una licorería
de la calle López Mateos. El autor fue Camilo González Lara.
Esto enfureció a Jorge Osuna Salazar, padre de la víctima, y
rompió con la organización criminal. Después ordenó la ejecución de
Leonardo, La Loba y Camilo. No lo consigue y prefirió huir del país
para no ser asesinado”.
El ascenso criminal de Leonardo Mireles Escobedo, de acuerdo
con el testigo Edgar y otras fuentes consultadas, ocurrió en 2008:
“En ese año entró a las grandes ligas y le piden lavar dinero para El
Mencho por conducto de sus testaferros”.
Por esa razón hubo un encuentro entre Leonardo Mireles, Juan
Carlos Nava Valencia —El Tigre— y su hermano Óscar Nava
Valencia, El Lobo, piezas del crimen organizado. Tras varias
negociaciones, el testigo afirmó que Mireles Escobar aceptó el
negocio, consistente en lavar dinero, y de esa forma se incorporó a
uno de los cárteles más poderosos y sanguinarios del país.
Algunos meses después, él y sus cómplices tramaron su primer
negocio multimillonario: falsificaron documentos y actas de
asamblea con sus notarios aliados. Entre ellos, vale mencionar al
notario público no. 64 de Guadalajara, Sergio Alejandro Rivera
López; el notario público no. 1 de Poncitlán, Carlos Alberto González
González; el notario no. 126 de Guadalajara, Álvaro Guzmán
Merino; el juez Segundo de lo Civil de Zapopan, Alan Rafael Acosta
Navarro; el juez Décimo de lo Civil de Jalisco, Juan Pablo
Hernández Venadero; y el notario no. 47 Enrique Macías Chávez, de
Los Paraísos en León, Guanajuato.
Uno de los objetivos de estas acciones criminales en contubernios
con todos estos agentes del campo jurídico y legal era la empresa
Zafiro S.A. de C.V., propietaria de un predio ubicado en Zapopan,
Jalisco, que cuenta con una extensión de 30,000 metros cuadrados
y se localiza en una zona privilegiada: avenida Patria y Real de
Acueducto, una de las zonas con mayor plusvalía.
De acuerdo con el testigo Edgar, el plan era simple: con
documentos falsos, Leonardo le vendió a Óscar y a Juan Carlos
Nava Valencia una empresa fantasma denominada Consorcio
Acueducto S.A. de C.V. Y agrega:
“Tan es fantasma esta compañía que fue creada por el notario 64
[Sergio Alejandro Rivera] el mismo día de la operación; a esto se
sumó que el nombre de los compradores también […] resultaron
falsos: el mismo notario consiguió las credenciales del ife falsas. Y
así, en las escrituras aparecen como dueños Víctor Carlos Leaño
Lozano [nombre ficticio que usó Óscar Nava Valencia] y como
apoderado de la empresa fue registrado Juan Nava Begines, padre
de ‘El Lobo’ y de ‘El Tigre’. De esta forma comenzaron las
actividades de lavado de dinero”.
La transacción falsa derivó en consecuencias. Los verdaderos
propietarios del predio interpusieron una demanda —la 1474/2019—
en el Juzgado 7; así como una denuncia en la Fiscalía General del
Estado de Jalisco en contra de todas las personas que intervinieron
en la operación.
El testigo Edgar enriquece más su testimonio:
“Para zafar el tema legal, Leonardo [Mireles Escobedo] y ‘La Loba’
movieron sus influencias directamente con el gobernador del estado
de Jalisco, Enrique Alfaro y Pablo Lemus [desde 2021, alcalde de
Guadalajara y aliado del gobernador] para tratar a toda costa de
tumbar la demanda y la denuncia y así favorecer a los Valencia; con
artimañas jurídicas el municipio inventó que por falta de pago predial
remataría dicho inmueble y, con toda la ilegalidad jurídica, Enrique
Alfaro mandó a invadir el predio con patrullas de la policía, un acto
totalmente ilegal.
Todo esto fue al margen de la ley, ya que el municipio primero
debía ganar el juicio de remate, luego rematar la propiedad para
cobrarse el adeudo del predial. Pero nada de esto ocurrió. Alfaro
respondió a los intereses de su aliado Leonardo Mireles y de ‘La
Loba’.”
De acuerdo con el testigo, Enrique Alfaro Ramírez y Lemus
Navarro han manejado una red de tráfico de influencias con
esquema similar al que operan Mireles Escobedo y La Loba.
Un caso que puso en evidencia el lavado de dinero y la obtención
de dinero ilegal ocurrió el 19 de marzo de 2014. Ese día Mireles
Escobedo le vendió a La Loba una propiedad valuada en más de 40
millones de pesos. Está ubicada en Paseo del Zoológico 538, en
Huentitán El Bajo, Guadalajara, Jalisco. Cuenta con una superficie
de 15,000 metros cuadrados. La escritura fue elaborada por el
notario no. 1 de Tuxcueca, Jalisco, Antonio Macías Aldana. La
propiedad quedó registrada en la escritura 425, tomo 1, libro 10 del
Registro Público de la Propiedad.
Edgar se pregunta en su testimonio: “No es posible que María de
los Ángeles López Bravo, como servidora pública, tuviera los
recursos económicos para comprar esa propiedad, es por eso que
pido a la uif que la investigue a fin de que se aclaren las fuentes de
sus ingresos”.
Añade: “Se preguntarán cómo sé todo esto. Bueno, es muy
simple: cuando trabajé para Leonardo [Mireles Escobedo] fui su
apoderado en varias operaciones, incluida la de Zafiro S.A. de C.V.
y me buscaron los de la Fiscalía y tuve que acudir a declarar. Dije
todo lo que sé. En esos momentos, cuando trabajé con él, yo creí
que todo era legal, pero no fue así. Todo fue cobrando forma y ahora
sólo pido que se me respete la vida. Ya fui amenazado varias veces
por Leonardo y ‘La Loba’. Mi familia corre peligro. No estoy en
Guadalajara. Estoy en el extranjero cooperando con las autoridades
y me dan protección a cambio de dar toda la información. Ya
cayeron dos: ‘El Lobo’ y ‘El Tigre’. Ya están tras las rejas, pero faltan
Leonardo y ‘La Loba’. Espero que con la información que he dado,
el Departamento de Justicia de Estados Unidos pronto presione a la
Fiscalía General de Justicia de México, a la uif y al sat, para que
estos criminales paguen por lo que han hecho”.
De acuerdo con el testigo, “Leonardo tiene que lidiar con sus
propios problemas. Se enteró que su esposa, Angélica Ortiz
Guerrero, le fue infiel con un mesero. Enfurecido, Leonardo dio
órdenes a ‘La Loba’ de crear un falso positivo para Angélica y desde
el 2014 está acusada de robo. Fue encarcelada por más de 18
meses mientras él comenzó a tramitar el divorcio y pidió la custodia
de sus hijos. Ella perdió todo. Se quedó en la calle. El expediente
que da cuenta de esta historia es el 713/2014 y está radicado en el
Juzgado Séptimo de lo Familiar, a cargo de la licenciada María del
Carmen Mejía Tostado […]
Esta fue una fechoría más de Leonardo. Hay más historias. En
otra ocasión supo que el administrador del Tianguis del Sol, Pedro
Pulido Montalvo, le estaba robando fuertes cantidades de dinero. Lo
llamó para que le rindiera cuentas. Pulido propuso regresar el dinero
en dos meses, pero todo resultó una farsa. Inmediatamente,
comenzó los trámites para obtener una visa para irse a Estados
Unidos. Cuando Leonardo se dio cuenta de que pretendía huir del
país sin pagarle, se enfureció y le pidió a La Loba que se encargara
de él lo antes posible. El 9 de abril de 2018, Pedro Pulido Montalvo
es brutalmente asesinado por dos sujetos que iban a bordo de una
motocicleta Italika. Lo acribillaron cuando salía de una oficina donde
tramitaba su visa. Y al mismo tiempo, le armaron un falso positivo a
su esposa para encarcelarla por robo.
Todo este influyentismo de La Loba deriva de sus relaciones con
altos funcionarios del Poder Judicial. Cada año ella organiza
eventos en su salón de fiestas, ubicado en Paseo del Zoológico 538,
en Huentitán El Bajo, Guadalajara, para todos los jueces,
magistrados y policías corruptos que le apoyan. A esta red también
está ligado el mismísimo presidente del Supremo Tribunal de
Justicia de Jalisco, Daniel Espinosa Licón.”
En este estado se ha construido una red criminal al amparo de la
impunidad constituida por jueces, magistrados, notarios, abogados y
miembros del Supremo Tribunal de Justicia del Estado de Jalisco
que obedecen a los intereses del gobernador, su hermano David y
su excuñado, Rafael Martínez Ramírez. Este último actualmente es
el responsable jurídico del Ayuntamiento de Guadalajara, a cargo de
Pablo Lemus Navarro, presidente municipal de Guadalajara.
De acuerdo con este esquema. David Alfaro también ha podido
realizar jugosos negocios en materia civil, conforme algunas
denuncias consultadas, con la jueza Ana Paulina Camacho
Mendoza. En materia familiar opera con Ernesto González
Maragued, titular del Primer Juzgado Familiar del Poder Judicial del
Estado de Jalisco y con Gabriela Sánchez Cabrales, del Juzgado
Cuarto Especializado en Materia Mercantil. Estos jueces también
responden a los intereses económicos del gobernador, pues
acomodan los juicios de su interés desde la Oficialía de Partes para
que luego el consejero de la Judicatura, Gabhdiel Iván Novia Cruz,
se ponga en contacto con dichos jueces y les dé instrucciones sobre
cómo resolver las sentencias conforme al monto de dinero recibido
por este notario que opera desde la avenida La Paz.
Pero el asunto no ha quedado sólo con los jueces: también ha
aprovechado las coyunturas de cambios de magistrados para
infiltrar en las salas del Supremo Tribunal de Justicia del Estado de
Jalisco a los magistrados afines a sus despachos. Tal es el caso de
José Luis Álvarez Pulido, Georgina del Real Vizcaíno, Carlos Trejo
Herrera, Adrián Talamantes Lobato, Ruth Gabriela Gallardo Vega,
Ana Cristina Espinosa Valadez y Ana Elsa Cortés Ureña.
De acuerdo con las denuncias consultadas, los hilos del Poder
Judicial se mueven desde la oficina del gobernador Enrique Alfaro
Ramírez. El mandatario nombró a Enrique Castellanos Ibarra como
secretario de Acuerdos del Supremo Tribunal. Este es quien decide
el turno de los asuntos de las salas y se asegura que se acomoden
a sus cómplices —todos ellos, afines al partido Movimiento
Ciudadano— dependiendo de las instrucciones que giren el
hermano del gobernador, David Alfaro, y su excuñado, Rafael
Martínez.
Hay premios para la obediencia. Por ejemplo, ellos le otorgaron a
Adrián Talamantes Lobato una magistratura que resultó cuestionada
por el proceso amañado que se usó para favorecerlo.
El negocio de la justicia es bastante jugoso en Jalisco; tanto, que
David Alfaro, su excuñado y Carlos Arias Madrid —exempleado del
Consejo de la Judicatura del Estado de Jalisco— de acuerdo con
fuentes consultadas en Jalisco, poseen un bufete que, aseguran, es
uno de los más influyentes dentro del Poder Judicial “debido a las
corruptelas”.
Una de las fuentes que conoce los entresijos de este andamiaje
de corrupción sostiene:
—Este despacho es poderoso. Le ponen precio a cada uno de los
juicios que se llevan en el ámbito judicial estatal, a tal grado que
suelen subastar entre las partes y los litigantes la decisión de los
jueces identificados con ellos.
Los magistrados y jueces que se han resistido a estos actos de
corrupción son amenazados y castigados, pues el Consejo de la
Judicatura del Estado de Jalisco atiende los negocios que realiza el
gobernador junto con sus cómplices, entre otros, su hermano y su
excuñado.
—¿Cómo le hizo Alfaro para doblar a los jueces que se resistían a
entrar al círculo de la corrupción? —se le pregunta a la fuente.
—Los acusó de corrupción y los amenazó no sólo con destituirlos,
sino con la cárcel. Así dobló a los magistrados Ricardo Suro Esteves
y Daniel Espinosa [Licón]. Ahora son sus aliados. Tuvieron que
entrarle a los negocios por temor a las represalias del gobernador.
Los integrantes del Poder Judicial estaban temerosos. Pero
después de las amenazas se volvieron cómplices. Crearon jueces
de los llamados de conveniencia a modo y afines a los intereses de
Lemus Navarro, del gobernador y del despacho jurídico que
encabezan Rafael Martínez y David Alfaro. Este último, además, es
notario público. Este esquema les ha permitido fraguar asuntos
importantes y obtener cuantiosas ganancias. En el despacho que
encabezan se atienden asuntos penales, mercantiles, familiares y
civiles bajo la política corrupta del mejor postor.
Entre los juzgadores con los que “se puede negociar la justicia”
están, de acuerdo con las fuentes consultadas, los consejeros
Tatiana Esther Anaya Zúñiga y el referido Iván Novia Cruz. Tatiana
fue subalterna de Rafael Martínez Ramírez en el Ayuntamiento de
Zapopan. Gracias a esta relación pudo ser nombrada consejera de
la Judicatura del Estado de Jalisco.
Otro de los operadores de Martínez Ramírez es Daniel Isaí Salas
Ornelas, conocido en el mundo judicial como El Cobra y/o El
Cobrador. Despachaba en una oficina ubicada en las salas de
juicios orales de lo que fue el Centro Penitenciaro de Readaptación
Social Puente Grande, conocido como “Puerta Grande”, desde
enero de 2001, cuando El Chapo fue “liberado” bajo el esquema de
una fuga maquinada.
Salas Ornelas es muy conocido, sobre todo, porque es quien
directamente se reúne con diversos litigantes para después girar
indicaciones a jueces penales identificados con el partido
Movimiento Ciudadano. En 2022 fue designado como parte de los
38 jueces laborales del nuevo sistema de justicia laboral del estado,
en lo que se considera en los medios “un reparto de cuotas y
cuates”.
En la lista de jueces afines a los intereses del gobernador y sus
presuntos cómplices también se encuentran Juan José Rodríguez
Velarde, Juan Paulo Dávalos Navarro, Sergio Peña Sánchez, Raúl
Valdez Arredondo, Gildardo Joel Landeros Parra, Javier García
Muñoz, Felipe de Jesús Rivera Gallegos —quien encabezó el
proceso contra los tres estudiantes de la UdG—. Todos ellos, de
acuerdo con las denuncias, forman parte de la estructura de
negocios y poder corrupto, ya que suelen vender sus resoluciones al
mejor postor.
Otro personaje ligado a la red es Abel Martínez Delgado,
administrador distrital del Juzgado de Control y Juicio Oral: “Este
sujeto —dice otra de las fuentes entrevistadas— es el responsable
de los turnos de procesos penales. Está ligado a Rafael Martínez y
designa a los jueces a modo que confirme los negocios que tienen
en puerta. También recibe instrucciones de Daniel Salas Ornelas”.
En el Poder Judicial todo se maneja con opacidad. Por ejemplo,
no existe un mecanismo claro y transparente aprobado por el
Consejo de la Judicatura del Estado de Jalisco para la asignación de
turno que le corresponde a un expediente judicial. También se
carece de información sobre la competencia de las causas penales.
Hay desinformación sobre el mecanismo para designar a un juez
que pueda conocer de un asunto penal.
Conforme con datos consultados, el 95 % de los expedientes
penales por delitos patrimoniales de alta cuantía —como fraudes,
despojos, abusos de confianza y robos— caen en manos de jueces
afines a Movimiento Ciudadano. Los opera directamente Rafael
Martínez Ramírez, aunque también participó el exfiscal general de
Justicia del Estado, Gerardo Octavio Solís Gómez —quien renunció
al cargo en febrero de 2022 bajo razones de carácter personal—,
desde cuya oficina se favorecieron intereses oscuros.

Barbarie, narcotráfico
e inseguridad
La Fiscalía del Estado de Jalisco vive una realidad paradójica: los
fiscales especializados en indagar las desapariciones, en realidad
deben investigar a policías municipales, estatales, Ministerios
Públicos y otros fiscales porque presuntamente están implicados en
la desaparición de jóvenes en la zona metropolitana de Jalisco.
El 31 de agosto de 2022, la portada de El Informador fue
elocuente: “Indagan a 203 policías por desaparición forzada”. En
una nota sin firma, el rotativo aclara que estas carpetas de
investigación contemplan sólo a oficiales municipales, en el lapso
comprendido desde el primer día de 2018 hasta marzo de 2022.
En contraste, durante ese mismo lapso, el Poder Judicial apenas
había otorgado cinco condenas en contra de policías municipales
por desaparición forzada. Estudios hechos por la Universidad de
Guadalajara registran que el municipio con más casos de
desaparecidos es Zapopan. Le siguen Guadalajara, Tlajomulco de
Zúñiga, San Pedro Tlaquepaque, Tonalá, El Salto, Lagos de
Moreno, Puerto Vallarta y Tepatitlán de Morelos.
En Jalisco hay una nula procuración de justicia hacia delitos
cometidos contra mujeres y esto facilita la impunidad. Basta abrir un
periódico local para darse cuenta de lo vulnerables que son en esa
entidad occidental. El 2 de septiembre de 2022, Milenio Jalisco
exhibió que en agosto hubo once feminicidios en el estado y que
superó a julio, con ocho.
Sin embargo, la Fiscalía de la entidad envió otras estadísticas —al
mando de Alfaro Ramírez—. Así, el Secretariado Ejecutivo del
Sistema Nacional de Seguridad Pública no contabilizaría ni un sólo
feminicidio.
La sociedad jalisciense se había estremecido el 24 de abril de
2019, cuando Vanesa Gaytán Ochoa llegó en un taxi muy alterada a
Casa Jalisco, ubicada entre las calles de Manuel Acuña y Montreal.
Deseaba pedir de primera mano el apoyo del gobernador, pues su
esposo, Irwin Emanuel Ramírez Barajas, de quien se estaba
divorciando, pretendía arrebatarle a su hijo de dos años.
Mientras un policía estatal le comunicaba lo difícil de que el
gobernador la recibiera por su “apretada agenda”, su esposo la
embistió a gran velocidad con el automóvil en el que la seguía. Tras
ella recibir el golpe del vehículo se levantó para intentar detener la
agresión e Irwin Ramírez descendió del mismo y con un cuchillo
dejó sin vida a Vanesa, quien se desangró sobre la banqueta frente
a la residencia del mandatario estatal.
Uno de los oficiales de la residencia gubernamental disparó al
agresor, quien fue detenido y trasladado a un hospital, donde falleció
por las heridas de proyectil. Esta tragedia ocurrió en el quinto mes
del gobierno estatal de Alfaro Ramírez. Así comenzaban las
matanzas a mujeres durante su periodo de mandato.
En Jalisco la violencia exacerbada supera a la ficción. En la
colonia 20 de noviembre, en el municipio de Tonalá, sobre un canal
de aguas negras que atraviesa la calle Federico Medrano, dos
perros fueron sorprendidos jaloneando un brazo humano. Era el
“botín” para no pasar hambre en la tarde soleada del 29 de agosto
de 2022.
Los vecinos reportaron el hecho a la Comisaría General de
Tonalá. Llegaron forenses, ministeriales, policías estatales, prensa
local y nacional para documentar el peculiar hallazgo. El brazo tenía
varios días de “evolución cadavérica” y diversos tatuajes apenas
visibles. En el canal de aguas residuales, casi seco por el ardiente
calor, las fuerzas policíacas buscaron sin éxito el resto de las
extremidades humanas. No se logró averiguar nada.
Ante el aparatoso operativo, los perros callejeros optaron por
seguir su camino y buscar el alimento del día en alguna carnicería o
fondita de dicha colonia popular.
Con las nuevas alianzas criminales, los policías estatales y
municipales de Zapopan ya saben que, si quieren evitarse
problemas, se abstengan de parar vehículos o camiones
sospechosos en la carretera que va de Tesistán a Saltillo. Mucho
menos un carro de súper lujo. Porque ya saben que pueden llevar
armas o drogas hacia Zacatecas.
En algo más de cuatro años y medio de administración estatal, el
“desgobierno” de Alfaro Ramírez se puede resumir así: recibió a
Jalisco con 7,000 desaparecidos y hasta mediados de 2023
aumentó la cifra a más de 13,000.
Su administración acumula, hasta agosto de 2023, 10,830
homicidios. Un incremento del 82 % respecto a su antecesor,
Aristóteles Sandoval Díaz, y aún Alfaro Ramírez no ha terminado su
mandato. Durante la gestión del político proveniente de Movimiento
Ciudadano, que ha abrigado aspiraciones presidenciales, hay en
promedio 7.4 homicidios y 6.7 desaparecidos por día. Por ello, a
Jalisco se le considera la “fosa clandestina más grande de México”.
Al cierre del primer semestre de 2023, la entidad que gobierna
ocupaba el tercer lugar nacional en delitos denunciados, con más de
11,000 carpetas de investigación abiertas en el Ministerio Público de
la Fiscalía jalisciense.
Más aún, tal circunstancia de letalidad se evidenció con los
escenarios de terror vividos durante la segunda semana de agosto
de 2022, cuando el cjng demostró el poderío de su “músculo
criminal”, organizando “narcobloqueos” en la zona metropolitana de
Guadalajara y Zapopan, donde incendiaron tráileres y camiones del
servicio urbano, robaron a punta de pistola vehículos compactos
para escapar de las autoridades. Todos estos hechos se hicieron
virales en las redes sociales y esparcieron el miedo.
Fueron escenas de la realidad y no de una película de terror,
derivadas de acciones violentas para evitar la detención de los
narcotraficantes adscritos al cjng: Gerardo González Ramírez, El
Apá o El Gera y Ricardo Ruiz Velazco, El Doble R o El Tripa,
conocidos líderes criminales al servicio de Nemesio Oseguera
Cervantes, El Mencho.
“En Jalisco vivimos en una ‘narcosociedad’”, es una frase
recurrente entre familiares de desaparecidos, académicos, políticos
de oposición, representantes de la iglesia, periodistas y
empresarios. Y es que esos miles de desaparecidos y los múltiples
homicidios “a punta de bala” sólo se pueden enten-der con la
complicidad del gobierno alfarista, de la Fiscalía de Jalisco y de
elementos policíacos estatales y municipales que están al servicio
de diversas células del Cártel de Jalisco Nueva Generación,
conforme a varios testimonios consultados y lo que se comenta
comúnmente.
En el estado abundan los “levantamientos” y reclutamiento de
jóvenes para engrosar las filas de “El Cártel”, “La Maña”, “La
Empresa” —como le llaman los lugareños al poderoso cjng—.
También la trata de personas con fines de prostitución, el tráfico de
órganos de niños y jóvenes, el lavado de dinero en torres financieras
y departamentales, así como en bares y restaurantes, así como, el
lavado de dólares y metales preciosos en pleno centro de
Guadalajara, a escasas cuadras del Palacio de Gobierno.
Peor aún: la circulación permisiva de droga en barrios bajos y en
table dances de la zona metropolitana, pero también en discotecas
de las zonas pudientes de Zapopan, Puerto Vallarta, Guadalajara,
Tlajomulco y Tlaquepaque.
Porque hay otros focos rojos: regiones que son auténticos
territorios sin ley en las sierras y costas de Jalisco, donde nada se
mueve sin el permiso de El Mencho, uno de los capos más
buscados por las autoridades estadounidenses y de los que más ha
empleado los canales mediáticos a través de videos que envía de
forma anónima a la prensa.
Sin embargo, en México las autoridades federales y estatales no
parecen buscarlo. Ni lo molestan. Por el contrario, le permiten vivir y
delinquir con total libertad entre las regiones de Autlán de Navarro y
Villa Purificación, una brecha serrana separada por apenas 60
kilómetros, en donde los mismos elementos de la Fiscalía de Jalisco
admiten que no pueden entrar “por lo caliente que está la plaza” y
para no importunar sus actividades.
Hace unas décadas, Jalisco era conocido por ser la cuna del
mariachi y el buen tequila. Lugar de mujeres hermosas y un alto
arraigo religioso. Famosa por sus bellas playas del Pacífico
mexicano, como Puerto Vallarta y Barra de Navidad. Con una de las
capitales de mayor importancia del país por sus grandes centros
comerciales, su rica gastronomía, su universidad pública e
instituciones privadas de alto prestigio y la feria del libro más famosa
de Latinoamérica, Feria Internacional del Libro de Guadalajara.
Su capital, Guadalajara, era tierra boyante para invertir en el ramo
inmobiliario, industrial y gastronómico. Incluso, varios artistas de
talla internacional consideraban a esta región una “parada obligada”
para dar un concierto en sus giras por América Latina y Sudamérica.
Pero hoy todo ha cambiado.
Desde el sexenio del priista Aristóteles Sandoval Díaz —ejecutado
de forma salvaje en el interior del bar Distrito 5, en Puerto Vallarta, el
18 diciembre de 2020— y durante el tiempo transcurrido del
emecista Alfaro Ramírez, las cosas en Jalisco comenzaron a
descomponerse: se salieron de control con el crimen organizado, la
delincuencia común y el alto índice de impunidad.
Retratarlo no ha resultado difícil. El actual gobernador del estado
de Jalisco ha sido secretario del Ayuntamiento de Tlajomulco de
Zúñiga —hoy epicentro de las fosas clandestinas en “casas de
seguridad”—, regidor, diputado local y alcalde de esa demarcación y
de Gudalajara, y durante el primer tramo de su gobierno mostró una
clara fijación por suceder a López Obrador en la presidencia de la
República.
Sus críticos y cercanos lo pintan como explosivo y concentrador
voraz de poder. Se dice que ningún secretario se puede mover o
tomar decisiones sin su autorización. Es inteligente y astuto. Pocas
veces sonríe, es rudo y directo. Detesta la prensa crítica, pero
“apapacha” con dinero a sus plumas aliadas. Se creía dueño de
Movimiento Ciudadano. “Dante Delgado puso la marca, pero Alfaro
puso el capital humano y económico”, dicen sus cercanos en forma
anónima.
También mencionan que “tiene anotados a los funcionarios que él
creó e impulsó y lo traicionaron, por irse al equipo político de
Samuel García [Sepúlveda] en el gobierno de Nuevo León, […]
ubica también a periodistas que lo cuestionan de forma férrea y a
quienes le ‘ponen la bola’ para que Alfaro batee y humille en
espacios públicos [sic] a sus opositores”, conforme afirman
funcionarios estatales de la calle Pedro Moreno y avenida Ramón
Corona, donde radica la sede del estado.
Incluso, de Alfaro hay un claro “resentimiento” hacia Rafael
Valenzuela, a quien cobijó siendo edil de Tlajomulco y luego de
Guadalajara. Ahora Valenzuela trabaja con Samuel García y hace
negocios con él, a través de las empresas Euzen Consultores,
Indatcom y La Covacha, corporativos que trabajan en “apuntalar” la
carrera presidencial del gobernador de Nuevo León, pese a que este
y el propio Valenzuela fueron “impulsados” por Alfaro Ramírez.
“El gobernador quiso crear grupo político rumbo al 2024, y
terminó, sin quererlo, creando competencia”, señalan sus críticos.
Sus subordinados sólo ven en el gobernador dos debilidades: que
le gusta la farándula y mezclarse con la alta sociedad, artistas y
deportistas jaliscienses, y que eso lo distrae de sus quehaceres
políticos y administrativos. Su otro punto débil es el Club Deportivo
Guadalajara o Chivas, pues también es un enfermo del fútbol. Sólo
en el Estadio Akron se le puede ver sonreír cuando anotan gol los
rojiblancos.
Y hay que decirlo, siempre ha tenido una relación cercana con el
poder. Es conocido que su padre, Enrique Javier Alfaro Anguiano,
fue rector de la Universidad de Guadalajara, una de las más
prestigiosas del país y destacada como la casa de los “Leones
Negros” por su club de fútbol. Su madre es Bertha Ramírez Fruchier,
propietaria de Laboratorios Nordin, actualmente, Química Franco
Mexicana Nordin, S.A. de C.V. De acuerdo con el mandatario
jalisciense, la venta de esta empresa, fundada por su abuelo, fue la
que permitió el incremento de su fortuna, no los desvíos de recursos
cuando fungió como alcalde en Tlajomulco de Zúñiga, Guadalajara y
ahora en el gobierno estatal.

Saqueo y tráfico
Corren los últimos días de julio de 2022, las protestas en contra del
mandatario estatal son diarias, pero con diferentes actores y
víctimas. Enfrente, la indiferencia institucional y las vallas metálicas
color negro para contener a los “rijosos” son las mismas.
Raúl Argáez es activista del Colectivo Justicia para el Pueblo,
participa en las redes de apoyo para los colectivos de
desaparecidos en Jalisco. Argáez se sienta en una banca frente al
Palacio de Gobierno. Es una tarde de verano. El calor está “picoso”.
Acaba de concluir una manifestación, en donde una vez más, y
después de tres horas de espera, ningún funcionario del gobierno de
Alfaro Ramírez quiso atender las demandas ciudadanas.
Se acaricia la barba, voltea a ver a su interlocutor y suelta a
rajatabla:
—Ni Ramírez Acuña ni Emilio González ni Aristóteles Sandoval
habían sido tan indolentes ante la crisis humanitaria, la devastación
ambiental y la descomposición política y social, como lo es Alfaro.
—¿Y aun así le da para tener aspiraciones presidenciales?
—Tenemos un gobernador que es omnipresente, que controla
organismos autónomos y fiscalía y demás poderes; pero que va de
mal en peor con sus antecesores. La crisis humanitaria y la violación
a derechos humanos es insostenible. Sus aspiraciones sólo reflejan
un problema mental, realmente Alfaro no tiene ninguna posibilidad,
en su megalomanía tiene sus aspiraciones […] ¿Quién le hizo creer
que podía? Tal vez sus asesores […] Esa es parte de su
problemática.
En la Casa de Gobierno de Jalisco es vox populi que el
gobernador ha cultivado su grupo político desde las escuelas
preparatorias 5 y 7, adscritas a la UdG, donde estudió. Como se ha
referido, fue ahí donde conoció a su jefe de Gabinete, Hugo Manuel
Luna Vázquez, a quien sus propios empleados tachan de perverso y
sin escrúpulos. Su “alfil” en la capital del país es el senador
Clemente Castañeda Hoeflich, quien es “bisagra” entre la relación
Enrique Alfaro-Dante Delgado. Estos últimos políticos son
explosivos y viscerales, pero con poder han sabido ir escalando
posiciones en el servicio público.
Otro político, exiliado del régimen jalisciense como se sabe, es
Ismael del Toro Castro. Su vida política no se explica sin el cobijo de
Enrique Alfaro, pues del Toro Castro o Pope fue secretario general
del Ayuntamiento de Tlajomulco de Zúñiga y alcalde de ese
municipio metropolitano de Guadalajara. Pero también fue diputado
del Congreso del Estado de Jalisco y alcalde de Guadalajara, cargo
en el que pensaba competir por una reelección municipal, hasta que
decidió declinar a ese cargo de elección popular el 16 de marzo de
2021, anteponiendo “causas familiares”.
Causalidades o casualidades de la vida, del Toro Castro declinó
su aspiración un par de días antes de la ejecución de Carlos Enrique
Sánchez Martínez, El Cholo, cuyo cuerpo con varios impactos de
bala fue colocado en pleno centro del pueblo turístico de
Tlaquepaque.
Como se explica en este volumen, era el jefe de plaza más
cercano a Nemesio Oseguera Cervantes y fue su “compadre”. Sin
embargo, Sánchez Martínez se alió con ministeriales de la Fiscalía y
policías municipales de Jalisco y se distanció de El Mencho. Incluso,
intentó fundar su propia organización criminal con protección
política: el Cártel Nueva Plaza. Sus intenciones criminales sólo
quedaron en eso.
Un mensaje dejado sobre el cuerpo del excompadre de El Mencho
decía al calce: “Quienes están protegiendo al Cholo, váyanse a
cuidar a su familia”.
Desde marzo de 2021, diversos políticos cercanos a Alfaro
Ramírez se exiliaron del régimen y del poder político. El más visible,
del Toro Castro. En Jalisco, El Mencho comenzó una cacería de los
cercanos a su “compadre”. La violencia, como muestran los datos
duros, ha sido imparable.
Otro de los mensajes “clavados” en el cuerpo inerte de El Cholo,
advertía que era un “traicionero”, una cartulina más agregaba que
iban a “pagar” [sic] todos los que habían mandado a “calentar” la
plaza.
Menos de un mes después, habitantes de El Parián, en San Pedro
Tlaquepaque, reportaron la aparición de una “narcomanta” en
respuesta a El Mencho, por parte de las pequeñas células que
activó El Cholo:
“Soy Fiumencio, alias Fiume, de San Pedrito, y mataste a mi
compadre Cholo. Que también somos: La Nueva Plasa [sic].
Cuídate, Mencho. Tenemos sed de venganza”. Para que el mensaje
llegara a su destino, los sicarios “advirtieron” a policías estatales no
retirar la lona de una alambrada, hasta que llegaran las cámaras de
la filial de Televisa en Jalisco.
En esa vorágine de saldar cuentas, Salvador Caro Cabrera,
excomisario general de la Policía Preventiva Municipal de
Guadalajara y diputado federal cuando empezaron los ajustes de
cuentas, optó por pedir licencia. El mensaje fue entendido en la
opinión pública como que se fue “a cuidar a su familia”.
El Colectivo Justicia para el Pueblo y su vocero, Raúl Argáez,
exponen que hoy la violencia de los cárteles, la descomposición
social y política están llegando a límites insospechados:
“Estamos sumergidos en una economía en donde todo es
susceptible a obtener una ganancia lícita o ilícita. Unas instituciones
corrompidas que desencadenan en una espiral de violencia y
anarquía. Aquí en Jalisco, lo mismo se trafica con drogas, con
personas, con terrenos, con sembradíos, con extorsiones, hay un
saqueo brutal”.
Fustiga que hoy el desarrollo urbano es un caos: “surgen torres
por todos lados…”, con capitales financieros de dudosa
procedencia, alimentados y estimulados por el “lavado de dinero”:
“Aquí todo se hace en función de un pequeño grupo de
empresarios, unos legales y otros ilegales. Hay millonadas que se
inyectan a torres en Tlajomulco o en Zapopan y que están vacías
[…] y que, durante mucho tiempo, mientras siga la violencia,
[advierte], continuarán vacías”.
También pone el ejemplo tácito de esa obsesión gubernamental y
empresarial por construir con los casi 1,600 departamentos de lujo
en 28 torres. Es el conocido Proyecto San Rafael, el cual se está
edificando sobre mantos acuíferos.
En diversas avenidas de Zapopan, Tlaquepaque y Tlajomulco de
Zúñiga se aprecian grandes construcciones de hoteles cuyas
franquicias no son reconocidas. Se abren nuevos restaurantes de
inversionistas surgidos de la nada y autoridades municipales que
dan todas las facilidades en los cambios de uso de suelo. Sin
grandes cuestionamientos, se otorgan licencias de construcción y
permisos para la apertura de empresas. “Dejar hacer y dejar pasar”
es una política pública en los municipios de Jalisco para que
continúe floreciendo el lavado de dinero. Pero también es una forma
fácil de no meterse en problemas.
En Jalisco, a la euforia de la construcción, también se suma el
fraude inmobiliario. En Puerto Vallarta unas 45 familias, propietarias
de igual número de departamentos, ahora enfrentan un vía crucis
por las fallas y posibles daños arquitectónicos en sus viviendas,
compradas con costosos créditos bancarios en el Desarrollo
habitacional Isla 115. El Grupo Crecento, uno de los consentidos del
gobernador Alfaro Ramírez, está acusado de defraudar a estos
condóminos, luego de haberse descubierto fallas estructurales en la
edificación de los inmuebles.
Los peritajes obligaron a las familias a desalojar sus viviendas por
riesgo de derrumbes. El suplicio es todavía más grave, pues la
mayoría, ahora, tiene que pagar rentas elevadas y además, las
hipotecas. No obstante, haber presentado las denuncias
correspondientes en la Fiscalía del Estado de Jalisco, el Grupo
Crecento goza de absoluta impunidad.
Con más fuerza, desde la actual administración estatal, se refleja
como una forma de operar que se repite en Jalisco: se permitir a
constructoras edificar fraccionamientos o departamentos sin cumplir
con los planes parciales de desarrollo, sin contar con información
sobre estudios de impacto ni con permisos de los Ayuntamientos
donde ocurren estas situaciones. Todo esto deriva en estragos
constructivos, por falta de agua y luz, entre otros tantos problemas
como la violación de derechos humanos y económicos.
Patrullas en millones
Jesús Pablo Lemus Navarro, alcalde de Guadalajara hasta el cierre
de este libro, en 2023, cargo al que llegó después de haber ocupado
dos veces el mismo puesto en el vecino Zapopan. Aunque en
octubre de 2023 cumplió dos años como alcalde de La Perla
Tapatía, ya da zancadas para suceder a Alfaro Ramírez en el
gobierno jalisciense; sea con la ayuda de Movimiento Ciudadano o
de morena, si los “alfaristas” le negaran el apoyo.
Hoy es conocido en la política como parte de esa mafia que
detenta el poder. Pero antes fue un empresario de “medio pelo” con
severos problemas financieros y locutor de radio. Fue presidente de
la Confederación Patronal de la República Mexicana de Jalisco y
director general de Credicampo.
“Pablo estaba en bancarrota. Había tronado su empresa que se
llamaba Musical Lemus, tenía muchísimos problemas financieros.
Hasta que llegó a mc [Movimiento Ciudadano], gracias a que el hoy
senador, [José] Clemente Castañeda, no quiso competir por
Zapopan. El partido, con poca estructura en aquel entonces, le dio la
oportunidad a Lemus, porque tenía mediana fama por ser
empresario, en bancarrota, pero empresario al fin y un comunicador
con un programa de radio de mediana audiencia”, cuenta un
emecista del Gobierno de Jalisco, quien pidió omitir su nombre para
no abrir más la grieta entre Alfaro Ramírez y el propio Lemus
Navarro. Ya ambos traen roces políticos, pues el primero no está
convencido de que el actual edil de Guadalajara pueda ser su
sucesor.
Con un ascenso vertiginoso, pasó de administrar el negocio de su
padre —en donde se vendían discos de acetato y casetes— a dirigir
al llamado Cártel de coparmex —denominado así en el occidente
mexicano—, por estar compuesto por empresarios a quienes les
gusta hacer negocios con el gobierno y el erario.
Así como es benevolente y espléndido con sus amigos, es
implacable y vengativo con sus enemigos. Como sucedió con Jaime
Moreno Cardeña, representante de la firma Green Life Capital y de
las Villas Panamericanas —hoy, el complejo residencial Avaterra—
con un proceso detenido por el odio del alcalde de Guadalajara
hacia Moreno Cardeña. Este demandó a Lemus Navarro por un
fraude superior al millón de dólares. El pleito data de una década
atrás, pero él nunca pudo superarlo.
“La Villa se desarrolló, urbanizó, edificó y a la fecha cumple con
todos los permisos al amparo de las leyes vigentes en aquel tiempo.
Y hoy cuenta con todas las autorizaciones de las autoridades
federales, estatales y municipales. No le hace falta un sólo permiso,
cumple con todos los estándares, no sólo de calidad, sino de ley en
materia ambiental”, asegura Moreno Cardeña.
Sin embargo, en 2021 y aún como edil de Zapopan, Lemus
Navarro se encargó de bloquear a través de sus direcciones la
apertura de dicha Villa, que representa 650 departamentos con poco
más de 2,500 residentes. Alegó alta densidad poblacional y
afectaciones al Área de Protección de Flora y Fauna La Primavera.
Mientras, está detenida una inversión de 1,500 millones de pesos:
el negocio de Avaterra —combinado de recursos estatales y
privados, pues participó el Instituto de Pensiones del Estado de
Jalisco y el Instituto Promotor de Vivienda—, por el conflicto-odio de
Lemus hacia Moreno.
Aunque el Tribunal de Justicia Administrativa del Estado de Jalisco
dio su fallo a favor del uso de la Villa Panamericana como vivienda,
Lemus Navarro plantea que es un “cochupo” entre el magistrado
Laurentino López Villaseñor y el empresario Moreno Cardeña. El
exedil de Zapopan y actual alcalde de Guadalajara ha dicho ante la
prensa que no se entregará el permiso ni ahora ni en
administraciones futuras:
“Hemos dejado los candados necesarios para evitar que, en
cualquier tiempo, en cualquier momento, cualquier presidente
municipal […] pueda otorgar la habitabilidad a la Villa
Panamericana”. Fue una de sus últimas declaraciones.
Después pidió licencia para, mediante una argucia jurídico-
electoral, competir por el municipio vecino y cabecera del estado.
Hoy se encuentra en el ojo del huracán por la “gran estafa
tapatía”. El pan acusó que el gobierno municipal de Guadalajara
aceitó de forma fraudulenta y para desviar recursos, la licitación del
arrendamiento —no compra— de 290 patrullas para la Policía
Municipal, con un precio superior a los 790 millones de pesos.
Es decir, con equipamiento y aditamentos especiales, cada una
habría costado, sólo en renta, más de dos millones y medio de
pesos mientras dure la administración emecista. Al finalizar la
administración municipal, las patrullas habrán de ser devueltas a su
concesionario.
“Exigimos una explicación detallada, máxima difusión y
transparencia sobre este contrato por parte del alcalde de la ciudad
de Guadalajara del partido de mc [Movimiento Ciudadano]. Debe
quedar claro cualquier señalamiento de corrupción por parte de las
autoridades municipales o incluso estatales de esta gran estafa
tapatía”, recriminó el exalcalde de Guadalajara y actual regidor del
pan en el Ayuntamiento de Guadalajara, Fernando Garza Martínez.
El dirigente nacional del pan, Marko Cortés Mendoza, pidió la
anulación del contrato de 792 millones de pesos para renta de
patrullas a la empresa Integradora de Apoyo Municipal, al existir —
indicó— un hecho de corrupción por parte de Lemus.
La licitación nacional fue asignada por el Comité de Adquisiciones,
Enajenaciones, Arrendamientos y Contratación de Servicios de
Guadalajara por el monto declarado a una empresa en el Estado de
México. La misma que también arrendó patrullas a Zapopan cuando
Lemus Navarro fue alcalde. Dos de las empresas no beneficiadas
con la licitación —y competidoras con un presupuesto que daba a
mitad de precio cada patrulla— se inconformaron ante el Tribunal de
Justicia Administrativa del Estado de Jalisco.
Fernando Garza Martínez insistió ante la prensa que lo que se
continúa buscando es invalidar la licitación a través del recurso de
nulidad del acto administrativo:
“Estamos solicitando al Tribunal se admita la demanda y se
reciban las pruebas, se dicte medida cautelar en los términos que
este Tribunal, conforme a su estudio, determine precedentes; y se
decrete la nulidad lisa y llana de los actos que se reclaman.
Estamos muy claros en lo que queremos, que se investiguen los
hechos, pero que en vía de mientras se suspenda totalmente esta
adquisición, que a todas luces es irregular”.
El contrato multimillonario por el “arrendamiento” de 290 patrullas,
significa un daño al erario superior a los 400 millones de pesos, han
indicado políticos de la oposición.
“No vamos a permitir este saqueo tan burdo por parte del
municipio gobernado por el partido de mc [Movimiento Ciudadano] y
que se quede sin investigar. Nosotros pedimos que se sancione a
los probables responsables y para que además no quede
simplemente impune”. Ha insistido Marko, cada vez que visita
Guadalajara.
A inicios de 2022, el presidente del Consejo de morena Jalisco y
Regidor del Ayuntamiento de Guadalajara, Carlos Lomelí Bolaños,
también solicitó que la sindicatura iniciara un juicio de lesividad
contra los actos administrativos aprobados en el Comité de
Adquisiciones.
“Todo aparenta que con el sobreprecio —del arrendamiento de las
patrullas— quiere recuperar 300 millones para pagar su campaña
electoral. Esto no es un tema personal, y en verdad, yo le quiero
hacer un llamado respetuoso a Pablo Lemus, [alcalde] de
Guadalajara, a los regidores de mc: rectifiquemos, hay mucho que
hacer, con 300 millones les puede lucir mucho el trabajo”.
Una vez que estalló el escándalo, el gobierno de Guadalajara
envió un comunicado en el que se justificó que el arrendamiento no
son sólo 290 patrullas, ya que la licitación incluye 100 motocicletas,
300 bicicletas, 40 patines eléctricos y 20 autos eléctricos para
vigilancia del Centro Histórico y de la zona turística.
En entrevista con la fuente municipal, visiblemente molesto, Pablo
Lemus reprochó de un modo cínico y poco creíble que a sus
opositores no les importara la seguridad de los ciudadanos y que,
por el contrario, buscaran boicotear los esfuerzos municipales,
anteponiendo intereses políticos y económicos:
“Es una lástima que, siendo el tema de seguridad el más sensible
para los ciudadanos, traten los regidores de morena, y muy en
especial el regidor Carlos Lomelí, de meterlo a la arena político-
electoral. Se ve que no les preocupa la seguridad en la ciudad. Lo
que le preocupa son los intereses políticos y el golpeteo. Y segundo:
nos quiere meter a su mismo costal. Él piensa que, como durante
toda su vida se enriqueció personalmente con licitaciones amañadas
y dando ‘mordidas’ a funcionarios públicos, piensa que en
Guadalajara va a ser lo mismo y no, aquí las licitaciones son
transparentes”.
Como antecedente, cabe mencionar que esta no es la primera vez
que Lemus Navarro realiza este tipo de maniobras y aprovecha las
influencias de Rafael Martínez Ramírez en el Poder Judicial.
Fue presidente municipal de Zapopan en dos ocasiones y,
conforme consta públicamente, también efectuó licitaciones para
negociar patrullas con las que, como ahora, resultó ganadora la
empresa Integradora de Apoyo Municipal S.A de C.V. —al parecer
una de sus preferidas— entre 2016 a 2018, por un monto superior a
los 293 millones de pesos. En aquel momento se compraron 325
vehículos: 248 pick-up de doble cabina, con características similares
a las que se pretenden adquirir para Guadalajara; quince unidades
de emergencia, 60 motos, entre otros vehículos.
En el caso de Guadalajara, la licitación amañada atrajo en su
momento los reflectores locales y nacionales. No sólo por las
presuntas irregularidades, sino porque un juzgado de Distrito ordenó
la suspensión de dicho concurso, por estar viciado de origen, lo que
puso en evidencia una suerte de “quiebra jurídica” en el
Ayuntamiento que encabeza Lemus Navarro.
Una fuente consultada dentro de esa institución municipal, que
conoce los pormenores legales, sostiene en entrevista:
—Dentro de un juicio de amparo, las autoridades responsables
deben rendir un informe sobre los actos reclamados. En este caso,
el acto reclamado es el desacato, al incumplir una orden del Tribunal
Local de Justicia Administrativa que indica que detengan
provisionalmente la licitación de patrullas, que se resuelva el juicio
de nulidad que interpuso una de las empresas afectadas. Al
respecto, el Ayuntamiento debe informar si es cierto o no. Se debe
precisar que no hay discusión sobre si se detuvo o no la licitación,
porque es público que el fallo lo otorgaron después de recibir la
notificación de la medida cautelar.
—¿Ante la suspensión de la licitación, ordenada por una autoridad
judicial, qué debe hacer el Ayuntamiento?
—El Municipio tiene tres opciones: negar el acto, reconocerlo u
ofrecer una resolución manipulada o, en su caso, ser omiso al
responder. Si lo niega, mentiría, porque es evidente que mentir ante
un juez federal es delito penal. Si ofrece como estrategia de
deslinde la resolución manipulada de la Sala Superior, donde se
resolvió sin tener el expediente del caso, incurrirían en fraude
procesal, otro delito. Y si son omisos y no responden nada, se daría
por sentado el acto, el desacato, en este caso, lo que constituye
delito penal.
—¿Entonces qué ruta seguiría el caso desde lo legal?
—Lo que hagan, respondan u omitan, considero que este asunto
terminará formando parte de una carpeta de investigación de la
Fiscalía General de la República. Esto colocaría el caso lejos de las
manos del operador político y jurídico, Rafael Martínez, el excuñado
del gobernador y ahora sí las autoridades federales tendrían la gran
oportunidad de regresarle la esperanza a los jaliscienses de que la
justicia es para todos y no sólo para los amigos [y cómplices] de
Enrique Alfaro.
A pesar de que el juez Décimo Noveno en Materias
Administrativa, Civil y del Trabajo ordenó, en conjunto con el
magistrado de la Cuarta Sala Unitaria del Tribunal de Justicia
Administrativa del estado de Jalisco, Armando García Estrada, que
se suspenda la licitación respecto al arrendamiento de patrullas en
el municipio de Guadalajara, el alcalde Pablo Lemus aseguró que no
se va a detener el proceso. Su expresión evidenció un abierto
desacato a la autoridad judicial en Jalisco, al afirmar que no acataría
el fallo para suspender el arrendamiento de patrullas:
“El proceso para tener 763 unidades nuevas en Guadalajara no se
detiene [expresó Lemus], es más, tenemos ya la primera entrega
programada para la próxima semana. Todo va en ruta, simplemente,
se le informará al juez que el proceso ha sido concluido, contratado,
pagado y, por lo tanto, no hay forma de revertir absolutamente
nada”.
En otros puntos, el alcalde de Guadalajara aseguró que lo
solicitado por el juez —la suspensión de la adquisición de patrullas
— no puede ser, pues es un acto consumado el hecho de que los
contratos ya fueron adjudicados y pagados.
Sin embargo, la adquisición de las patrullas, de acuerdo con las
bases de la licitación, no serían pagadas por adelantado, sino
mediante el esquema de arrendamiento, entre enero de 2022 y el 30
de junio de 2024. Lo que indicó, a juicio de las fuentes consultadas,
que para nada constituía un acto consumado.
Con todos estos detalles e irresoluciones, el escándalo de
corrupción alcanzó una dimensión nacional, tanto, que la Secretaría
de la Función Pública revisó el expediente. La Fiscalía General de la
República pudo intervenir en el caso debido a la dimensión del
tema, considerado un asunto de corrupción del más alto nivel. Pero
nada se hizo.
Una precisión más detallada de esta operación indica los modos
como se mueven muchos hilos de poder, no ya a nivel de
Guadalajara, sino del estado de Jalisco y posiblemente, en el plano
decisor nacional.
De diciembre de 2021 a la fecha, el tema pasó por varias etapas
administrativas y judiciales desde que el Comité de Adquisiciones
Enajenaciones, Arrendamientos y Contratación de Servicios de
Guadalajara adjudicó la licitación pública local LPN-010/2021 a la
empresa Integradora de Apoyo Municipal S.A. de C.V., pese a que
presentó la propuesta más cara con el monto superior a los 792
millones. La irregularidad que salió a flote fue un sobreprecio de casi
400 millones de pesos.
Ante los vicios y anomalías evidentes en dicha licitación, el 14 de
diciembre de 2021 una empresa participante en el concurso acudió
al Tribunal de Justicia Administrativa del Estado de Jalisco e
interpuso una demanda de juicio de nulidad.
Esta quedó radicada en la Cuarta Sala Unitaria, a cargo del
magistrado Armando García Estrada. Dos días después, el 16 de
diciembre de 2021, la instancia judicial notificó al Ayuntamiento de
Guadalajara la suspensión provisional del proceso de licitación para
adquirir 763 vehículos; entre otros, 290 patrullas equipadas.
Los enredos y manejos oscuros comenzaron cuando José Ramón
Jiménez Gutiérrez, el magistrado presidente de la Sala Superior del
Tribunal de Justicia Administrativa del Estado de Jalisco, emitió un
fallo en contra de la suspensión a pesar de no tener el expediente
del caso a la vista. Esto colocó al juez contra la pared y, por ello,
estuvo a punto de enfrentar un delito contra la administración de la
justicia que se castiga con diez años de cárcel. Sin embargo, fue
cobijado con impunidad.
De igual forma, salieron a relucir versiones del propio magistrado
respecto a que la demanda de origen se encontraba en la Cuarta
Sala, lo que evidenció que la Sala Superior nunca atrajo el caso,
como quedó demostrado posteriormente. Otra anomalía mayor fue
que, al parecer con documentos falsos de la Sala Superior del
Tribunal de Justicia Administrativa del Estado de Jalisco, el
Ayuntamiento desacató la suspensión emitida por la Cuarta Sala y,
así, el alcalde Lemus Navarro le adjudicó la licitación a la empresa
Integradora de Apoyo Municipal S.A. de C.V.
En las demandas que siguieron, interpuestas en el Ayuntamiento
por la fracción de morena encabezada por Carlos Lomelí Bolaños,
salió a relucir que una empresa participante en el concurso hizo una
oferta con un 40 % menos que Integradora de Apoyo Municipal,
pero fue desechada por barata.
A todo esto, siguieron otros recursos legales. Una de las
compañías inconformes interpuso el oficio de amparo IV-4524/2021,
el cual fue radicado en un Juzgado 19 de Distrito en Materia
Administrativa y que otorgó la suspensión provisional el 3 de enero
de 2021.
Los enredos en los que incurrió el magistrado presidente de Sala
Superior del Tribunal de Justicia Administrativa del Estado de
Jalisco, Jóse Ramón Jiménez Gutiérrez, lo hundieron aún más en la
confusión y en el descrédito, al salir a flote sus falsedades. En enero
de 2021, este le informó al juez federal haber resuelto anular la
suspensión el 15 de diciembre de 2020, al tener a la vista el
expediente del caso. Sin embargo, su versión resultó ser falsa, pues
el expediente todavía continuaba en la Cuarta Sala.
La evidencia de lo anterior se debió a que emitió un fallo sin tener
el expediente en sus manos, todo ello, para favorecer la licitación
del Ayuntamiento, cuestionada por los 400 millones de sobreprecio.
Caben las preguntas: ¿por qué el magistrado resolvió anular la
suspensión sin conocer el expediente?, ¿se lo ordenaron?, y de ser
así, ¿quién se lo habría exigido?, ¿y con qué fin incurrió en el delito
de actos contra la administración de la justicia? Las respuestas se
pueden inferir, pero a más de tres años del caso, no se conocen las
verdaderas razones de estas acciones del alto mando del Poder
Judicial.
Jiménez Gutiérrez se vio envuelto en un problema mayor y, por
ello, utilizó cuanto recurso tuvo en sus manos para exigirle a la
Cuarta Sala el expediente original 4524/2021, así como los sellos y
el reloj checador.
Este asunto derivó en amenazas, acosos y presiones de todo tipo
por parte del Ayuntamiento y de la Fiscalía de Jalisco para que
dicho expediente le fuera entregado al magistrado Jiménez
Gutiérrez, sin el cual no tendría elementos para justificar su
veredicto de anular la suspensión de la licitación.
Por ejemplo, el magistrado presidente de la Cuarta Sala Penal,
Rubén Bravo Ortega, acudió al Ayuntamiento de Guadalajara para
entregar el oficio que acreditaba la suspensión del proceso de
licitación. Pero fue recibido con insultos, amenazas y un acoso feroz
por parte de elementos de la Fiscalía Investigadora de Jalisco que
portaban armas.
Además, se le abrió una carpeta de investigación por parte de
esta Fiscalía, que también participó en los acosos y presiones en
este caso. El notificador del Tribunal de Justicia Administrativa del
Estado de Jalisco fue informado de un citatorio emitido por la
Fiscalía del Estado de Jalisco. No le dijeron de qué lo acusaban ni
en qué calidad acudiría a la Agencia 7 del Ministerio Público. Así de
fuertes fueron las presiones en Guadalajara por el caso de las
patrullas.
Quedó en evidencia el desacato a la ley por parte del
Ayuntamiento de Guadalajara. Incumplieron dos suspensiones —la
de nulidad y la de un juzgado federal— y se decidió que el
expediente no se le entregara a la Sala Superior —la que preside el
magistrado José Ramón Jiménez Gutiérrez— hasta que se
resolviera la suspensión definitiva.
En un chat manejado por personal del Tribunal de Justicia
Administrativa del Estado de Jalisco, y en particular de la Cuarta
Sala, se expusieron algunos pormenores del acoso que enfrentaron
funcionarios de dicha instancia judicial por parte del alcalde de
Guadalajara, Pablo Lemus. A continuación, algunos extractos de
una de las conversaciones a las que se tuvo acceso:
“Necesitamos que todo el mundo se entere de que Pablo Lemus
está amedrentando al personal que trabaja en la Cuarta Sala
Unitaria del Tribunal de Justicia Administrativa de Jalisco.
Haciendo uso de su poder, envió a la Policía Investigadora por
uno de los actuarios de la Cuarta Sala, que fue quien le notificó la
sentencia que no le favorece a su intención de hacer negocio con la
adquisición ilícita de patrullas.
No le basta con que un juez federal le reitere en una sentencia
que la resolución de la Cuarta Sala era correcta, se pasa las
suspensiones [estatales y federales] por el […], sustentándose de
un expediente falso para auto permitirse esa licitación y encima
monta un espectáculo en el que penosamente se prestan los
mediocres e ignorantes miembros del Deshonorable Congreso de
Jalisco y los poco profesionales medios de comunicación.
La ignorancia está por encima de todas las personas, gracias a la
ignorancia, se engrandecen personas como Pablo Lemus y hacen
abuso de poder en plena luz del día, lo presumen, hacen show y la
gente ignorante lo enriquece en redes sociales”.
Ha sido tanto el revuelo por el tema de las patrullas, que el
expediente de este polémico asunto finalmente llegó a la Fiscalía
General de la República, a las comisiones Nacional de Derechos
Humanos e Interamericana de Derechos Humanos. Además, el
escándalo fue ampliamente conocido en todas las instancias del
gobierno de Jalisco, incluida la Fiscalía que, por cierto, estaba
acéfala en ese tiempo, tras la extraña renuncia del fiscal Gerardo
Octavio Solís Gómez, presuntamente, por problemas de salud.
El escándalo de corrupción en Guadalajara llegó a su máximo de
ebullición luego de que el regidor de morena en el Ayuntamiento de
Guadalajara, Carlos Lomelí Bolaños, interpusiera una demanda en
contra del alcalde tapatío Pablo Lemus. La demanda fue aceptada el
26 de enero de 2021 en el Juzgado Segundo de lo Civil, cuyo titular
es el juez Alan Rafael Acosta Navarro.
Presentada originalmente el 17 de enero de 2021, la querella fue
denunciada por el coordinador de los regidores de morena luego de
que el alcalde Lemus Navarro declaró que el regidor morenista lo
pretendió extorsionar al pedirle, supuestamente, que a cambio de
aprobar la licitación de las patrullas y motocicletas para la policía
municipal, gestionara ante el gobierno de Zapopan algunos
permisos para la operación de unas bodegas —presuntamente,
propiedad de Lomelí Bolaños— ubicadas en Periférico Poniente, a
la altura de la colonia El Colli.
El tema de las patrullas se convirtió en un vodevil con el que salen
a la superficie las corruptelas de funcionarios y altos mandos del
Poder Judicial de Guadalajara, como reproductor de una escala
mayor que es Jalisco.
En la Cuarta Sala Unitaria del Tribunal de lo Administrativo del
Poder Judicial del Estado de Jalisco, el magistrado presidente
Armando García Estrada hizo evidentes las anomalías que hay en
dicho arrendamiento, los documentos falsos y las firmas apócrifas.
La valentía del magistrado para hacerlo público provocó el estallido
de Lemus Navarro —al estilo de Enrique Alfaro Ramírez—. Y
presentó una demanda en contra del magistrado García Estrada por
diversos delitos, incluyendo acoso sexual.
El magistrado grabó un video que subió a Facebook el 20 de junio
de 2022. En el mismo destacó las diversas irregularidades en las
que incurrió el Comité de Adquisiciones, Enajenaciones,
Arrendamientos y Contratación de Servicios de Guadalajara.
Declaró que la denuncia en su contra fue un distractor creado por el
alcalde para omitir el origen de la causa de lo que el magistrado
representa.
Recordó que una empresa participante acudió a presentar un
juicio de nulidad. Este correspondió a la Cuarta Sala presidida por él
y, tras un análisis jurídico exhaustivo, se dispuso la admisión de la
demanda. Así lo explicó en dicho video:
“Un proceso que desafortunadamente fue muy desaseado desde
su origen, con documentos falsos. Prueba de ello es que los propios
regidores de su municipio [en referencia a Lemus Navarro]
impugnaron y ejercieron las acciones legales correspondientes […]
en la renta de patrullas y equipos de seguridad, por más de 790
millones”.
El magistrado insistió en que su deber y sus funciones para la
sociedad han sido “para erradicar la delincuencia que inunda la
ciudad, […] dentro de lo que marca la ley […] se debe comprar lo
mejor y lo más barato”. Pero en este caso no fue así.
El alcalde Lemus Navarro presentó su querella en su contra en
mayo de 2022. Acudió con su equipo jurídico a la Fiscalía de
Jalisco. Y en una amplia convocatoria mediática expuso que
demandaba al magistrado por cuatro delitos señalados:
“Enriquecimiento ilícito, previsto en el Artículo 153 del Código
Penal del Estado de Jalisco. Acoso sexual, contemplado en el
numeral 176-Bis del Código Penal del Estado de Jalisco. Delitos
cometidos en la administración de justicia, que prevé el Artículo 154,
Fracciones i, vii y xi del Código Penal del Estado de Jalisco. Y
abuso de autoridad, previsto en el numeral 146, Fracción viii del
Código Penal del Estado de Jalisco”.
Envalentonado con su denuncia presentada ante la Fiscalía, Pablo
Lemus informó que el Ministerio Público determinaría si procedía la
solicitud de juicio al Congreso del Estado de Jalisco para entablar un
proceso contra el magistrado Armando García Estrada. Y en su
arrogancia sostuvo:
“Una vez que la investigación se encuentre más adelantada,
vamos a regresar al propio Poder Legislativo del Estado de Jalisco
para solicitar que, con base en estas pruebas, a esta denuncia
penal, se pueda hacer ya por fin el procesamiento del magistrado
Armando García Estrada, pues para retirarle, no solamente el fuero,
sino retirarle definitivamente de su cargo”.
Tras los alegatos de Lemus Navarro, la uif afirmó haber
comprobado principalmente la adquisición de bienes inmuebles por
parte de García Estrada, los montos eran superiores a sus ingresos.
Pero más adelante, el propio Tribunal determinaría que el
Ayuntamiento de Guadalajara usó documentos falsos para justificar
el desacato a la suspensión que impedía la renta de las 290
patrullas con sobreprecio.
Con base en estas resoluciones, dicho asunto quedó integrado en
el expediente de un juzgado federal. También poseen conocimiento
del tema la Fiscalía de Jalisco y la fgr.
El tema de las patrullas no ha dejado de sorprender con nuevas
evidencias. Salieron a la luz pública documentos que prueban que el
Ayuntamiento de Guadalajara compró la oferta más cara—más de
400 millones de pesos de sobreprecio— y desechó la opción más
barata bajo el argumento de que la torreta de las patrullas no era la
adecuada.
Esa ha sido la presunta razón por la que el Ayuntamiento de
Guadalajara debió desembolsar cientos de millones de pesos por
encima de lo normal.
La demanda por el sobreprecio la presentó un ciudadano, Carlos
Ruiz. Al ser ratificada, el presidente municipal, Pablo Lemus, tuvo
que acudir a declarar.
Él, aliado de Enrique Alfaro Ramírez, viene a representar otro
eslabón más del oficio político que tienen las altas esferas de
Movimiento Ciudadano. Quienes intentan legitimarse como una
organización preocupada por el bienestar social y un ente
democrático. Sin embargo, resulta que desde sus altas esferas es
un gobierno autoritario e igual a otras administraciones del pri y del
pan. Aunque difiere en que no se exhibe desde una tendencia
derechista o de izquierda —pero dice ser de esta última dirección—.
En septiembre de 2022, los regidores de morena presentaron el
llamado “Contrainforme”. En el que atizaron que no sólo fueron las
patrullas, sino que el Ayuntamiento de Guadalajara se ha
caracterizado por compras a sobreprecios:
“Tenemos una administración que está reprobada en seguridad
pública, pese a las inversiones para el arren-damiento y compra de
equipo y vehículos. Es muy claro que Pablo Lemus no está bien ni
de buenas, su gobierno está reprobado”, expuso el edil morenista,
Carlos Lomelí Bolaños.
En reunión con la prensa, estos regidores señalaron que
documentaron de primera mano “evidentes prácticas de corrupción”
y “excesos en la administración”.
“Lamentablemente, en el informe que nos entregó, nos pintó una
ciudad que sólo él ve y su equipo, pero no corresponde a la realidad
que requieren los ciudadanos”.
Aunado al escándalo de las patrullas, está el pago excesivo a la
empresa SULO por el mantenimiento y limpieza para el programa
Puntos Limpios y papeleras. Por 120 Puntos Limpios, el municipio
realiza un pago unitario mensual de 11,542 pesos. Y de 114
restantes por cada punto (a cargo exclusivo de la empresa), se hace
un pago de 32,109 pesos. De modo similar continuaron las
declaraciones de cifras que evidenciaron un desorden financiero
conveniente para cualquier negocio turbio. Todo representó un costo
total mensual de casi 5 millones de pesos. Anualmente, el
despilfarro se disparó hasta los 60 millones de pesos.
La regidora morenista del Ayuntamiento de Guadalajara,
Candelaria Ochoa Ávalos, se ha quejado de los proyectos
mercantilistas de los gobiernos de Movimiento Ciudadano,
dedicados a autorizar la construcción de edificaciones a precios
inalcanzables para la compra o renta de los tapatíos. Por su parte, el
regidor de Guadalajara, Salvador Hernández Navarro, presentó un
panorama de la situación que viven los 95 mercados de la ciudad y
las propuestas que han promovido para su dignificación y
reactivación. Hasta ahora han sido ignoradas. La regidora del
Ayuntamiento de Guadalajara, Mariana Fernández Ramírez,
arremetió contra las compras a sobreprecio autorizadas por parte
del Comité de Adquisiciones, como fue la adjudicación de la
edificación del C5 por un monto de 167 millones de pesos, costo
que no incluye la compra de cámaras de vigilancia.
Otro punto criticado fuertemente a Lemus Navarro ha sido el de
los negocios turbios que tejió cuando fue alcalde de Zapopan:
otorgó contratos municipales a empresas que implicaron a su jefe de
Gabinete, Juan José Frangie Saade. Se trató de diez contratos por
un monto superior a los 36 millones de pesos para la renta de
equipo de copiado a la Distribuidora Tecno Office. Frangie Saade es
accionista de la misma, aunque lo negó varias veces a la prensa.
Además, otorgó un contrato de 812,000 pesos a la empresa
Tecnologías para el Espectáculo S.A. de C.V., de la que es socio el
propio exalcalde de Zapopan —hoy edil de Guadalajara—, de
acuerdo con documentos del Registro Público de la Propiedad y del
Comercio.

Gobierno de apariencias
Emmanuel Alejandro Puerto Covarrubias es regidor por morena en
el Ayuntamiento de Zapopan y proviene del movimiento
“obradorista”. Conocido por su oposición a Alfaro Ramírez y a la
corrupción naranja, asegura que la administración de este
gobernador es “de relumbrón”, pues no hay causas de fondo ni una
ocupación por los problemas que tienen Jalisco y sus habitantes. Su
máxima en este sexenio —asegura— es beneficiar a unos cuantos,
socios y amigos:
—No hay una preocupación por los desaparecidos, por la
seguridad. Tampoco le preocupan los pobres ni las agresiones a las
mujeres. No hay una preocupación genuina por los niños.
—¿Cómo definiría el gobierno de Alfaro?
—Tenemos un gobierno de empresarios para empresarios, dirigido
por una persona intolerante. Alfaro gobierna para sus amigos. En los
diversos programas de gobierno que implementa siempre busca
beneficiar a alguien cercano a él.
Puerto Covarrubias acepta la entrevista en el Centro Integral de
Servicios de Zapopan, ciudad que sufre la violencia entre cárteles
del narcotráfico. Es parte del “agujero negro” en que se ha
convertido esta región, con los desaparecidos en el Área
Metropolitana y el desastre inmobiliario ocasionado por los amigos
del gobernador.
“Algo que ya es vox populi es que Alfaro gobierna para los
intereses inmobiliarios. Él es hijo, sobrino y socio de los intereses
inmobiliarios de toda la zona metropolitana. No vamos lejos, la
constructora ‘Tierra y Armonía’ […] es propiedad de sus tíos. Sus
amigos tienen constructoras, Hugo Luna hace negocios ahí […]
Invierten en bienes raíces, incluso para sacar tajadas en la
especulación”, revela el joven regidor de morena.
De acuerdo con una investigación de Reporte Índigo, desde que
Alfaro Ramírez fue alcalde de Guadalajara y Tlajomulco hay
empresas consentidas: Grupo Inmobiliario Mendelssohn y la
mencionada por Puerto: Tierra y Armonía. Estas constructoras son
propiedad de José Errejón Hernández y Beatriz Eugenia Alfaro, tíos
del hoy gobernador jalisciense.
Otro “empresario estrella”, a quien ningún funcionario jalisciense le
puede decir que no, es el exsenador priista, Raymundo Gómez
Flores. Se autonombra como mentor político del gobernador. Hoy es
un boyante empresario en los ramos de autotransporte,
construcción, alimentos y turismo. En la construcción es el dueño
del Consorcio Inmobiliario GIG.
El 23 de junio del 2022, el propio Gobierno de Jalisco le otorgó un
amplio reconocimiento por su “trayectoria empresarial”. El diploma
hecho en fina madera y cristal antirreflejante fue entregado
personalmente por Enrique Alfaro Ramírez, quien posó para la
fotografía al lado de su mentor político y hoy constructor favorito.
“El reconocimiento es de carácter honorífico para los empresarios
y empresarias que contribuyan al mejoramiento de la calidad de vida
de los jaliscienses. Por primera vez se entrega a un hombre
extraordinario, empresario ejemplar que cambió para siempre la
manera de hacer política en Jalisco”. Fueron las palabras de
regocijo dichas por el propio Alfaro ante la élite empresarial de
Jalisco ahí presente.
El exsenador y mentor del gobernador es fundador de la
organización Jalisco a Futuro. La cual se presenta como integrada
por los más importantes jaliscienses del área política, económica,
social y cultural.
El regidor morenista, Alejandro Puerto, encuentra una explicación
a estas salutaciones gobierno-iniciativa privada: “Es la primera vez
que el mercado inmobiliario gobierna el estado”.
Expone que es notorio cómo el gobierno y sus empresarios afines
tienen especial interés en las zonas de desarrollo de Zapopan y
Guadalajara, donde es muy visible la inversión pública, en muchas
ocasiones, de dudosa procedencia.
“Hay una especulación inmobiliaria fomentada desde el gobierno.
Crean crisis. Tienen un interés muy especial en zonas de valor
ecológico. Disfrazan proyectos autosustentables. Porque garantizan
el abasto al agua, pero es un robo a la nación”. Insiste con una clara
intención por hacer ver qué hay detrás de cada apariencia.
El edil morenista acusa que no sólo es la anarquía y los negocios
inmobiliarios el cáncer de Alfaro Ramírez. Están los daños sociales
como la represión policíaca o el problema no atendido de los
desaparecidos:
“Nuestro principal problema es el flagelo de los desaparecidos y el
gobernador se ha portado muy indiferente. Siempre dice que en algo
[ilícito] andaban. No comprende, no cavila que eso pueda pasar en
su entorno tan reducido”.
Alejandro Puerto también ve sepultadas las aspiraciones
presidenciales del gobernador. Considera que hubo una mala
estrategia durante la pandemia por el coronavirus. Mientras la gente
sufría por la pérdida de un ser querido, por la ausencia de empleo y
el encierro, Alfaro Ramírez cayó en contradicciones como ordenar o
permitir la represión social por no cumplirse con los rigores del
período crítico. Pero él sí podía asistir a restaurantes a beber vino y
comer pizzas:
“Hay que entender que Alfaro vino a llenar un hueco que era la
oposición frente al priismo. Lo supo llenar bien. Pero cuando sucede
la pandemia, él vio una oportunidad de aspirar. Pero cayó en una
contradicción, porque reprimía a gente y a jóvenes por no usar
cubrebocas; pero él sí salía y seguía firme con su proselitismo”.
Puerto insiste en que, a partir de ahí, algo cambió en el ánimo
personal del gobernador. Su buena imagen se debilitó en las redes
sociales. Empezaron las críticas en medios nacionales: “Se le
empezó a ver cansado, ya intolerante”. Su proyecto político rumbo al
2024, en efecto, se derrumbó.

Absoluto Alfaro
“El gobierno de Enrique Alfaro es incompetente, indiferente y
autoritario. Es la primera vez que lo digo con todas sus letras”,
suelta de tajo la diputada jalisciense, Mara Robles Villaseñor.
“Creía en él, yo le pedía causas […] no posiciones ni dinero ni
poder, sino apoyar causas sociales. Trabajamos juntos en su
campaña, no sé en qué momento se perdió”, explica la diputada y
exsecretaria de los gobiernos de izquierda de Marcelo Ebrard y
Miguel Ángel Mancera en la capital del país.
Doctora en Cooperación e Intervención Social por la Universidad
de Oviedo en Asturias, España, Robles Villaseñor es además
maestra en Políticas Públicas Comparadas por la Facultad
Latinoamericana de Ciencias Sociales (flacso) y licenciada en
Economía y especialista en Planeación de la Educación Superior
por la UdG. Con toda su formación y experiencia en el ámbito
político, se muestra “desencantada” con el gobierno de Alfaro
Ramírez. Sobre todo, porque violó el mandato constitucional de la
división de poderes: “En donde el Poder Legislativo es una Oficialía
de Partes de la Oficina del Gobernador y el Poder Judicial también
se encuentra subordinado a Alfaro”.
Es una mañana soleada en Guadalajara, en los pasillos del viejo
recinto legislativo hay mucho ajetreo. Diputados van y vienen con el
teléfono celular pegado a la oreja. La mayoría pasan indiferentes a
las quejas ciudadanas. Es la víspera de la comparecencia del fiscal
de Investigación Criminal, Luis Joaquín Méndez Ruiz. La bancada
de Movimiento Ciudadano lo ha “blindado” para que comparezca a
puerta cerrada, sin acceso de público ni prensa ni de colectivos
feministas. Es el polémico caso de Luz Raquel Padilla. Una joven a
quien la Fiscalía señala de haberse “suicidado” en un parque, luego
de comprarse un encendedor y una botella de alcohol en la capital
de Jalisco.
Este doloroso hecho sonó absurdo para miles de personas en la
entidad, aun más a nivel nacional. Pero desde que gobierna Alfaro,
en la Perla de Occidente suceden muchas cosas “absurdas”.
Una de ellas es la procuración de justicia. De entrada, Joaquín
Méndez Ruiz llegó a la Fiscalía del Estado impulsado por su yerno,
Octavio Solís Gómez, quien prácticamente le “heredó el cargo” tras
presionar a diputados para que votaran por su pariente político. Y el
poder a Solís se lo dio la gubernatura interina que tuvo en el periodo
de 2006-2007.
Es el segundo piso del Palacio Legislativo. La diputada local del
Movimiento Ciudadano, Robles Villaseñor, se sienta en una banca
de acero y pone “los puntos sobre las íes” respecto a su decepción
hacia el gobierno de Alfaro. Le apoyó en la campaña de 2018, en
una plataforma político-electoral con la cual generaron una alta
expectativa entre los jaliscienses y en el espectro nacional.
“Ustedes lo saben. Yo apoyé la candidatura de Enrique Alfaro, lo
hice por convicción. Recorrimos juntos el estado. Yo voté por Alfaro
porque acordamos crear el Servicio Profesional de Carrera.
Acordamos combatir la obesidad y el sobrepeso infantil; otro
compromiso es que la UdG saliera de la crisis financiera y uno más
la refundación del estado y en todas claudicó […] ¡Claudicó!”,
lamenta Robles.
La exdiputada federal aseguró que había propuestas concretas
para avanzar en cada una de las causas sociales que tanto le
hacían falta a Jalisco: “En el caso del Servicio Profesional de
Carrera, teníamos toda la ‘expertise’, teníamos una propuesta
concreta. Y después claudicó en eso. Habíamos acordado otorgar
puestos basados en el conocimiento y en un servicio profesional y
no como botín de cargos para amigos y compadres”.
La Educación fue otra de las líneas de campaña que Alfaro
Ramírez abandonó apenas se entronizó como gobernador. La
propuesta inicial planteaba el programa de las escuelas de tiempo
completo en la educación básica y media. En la educación superior,
elevar el costo por alumno de la Universidad de Guadalajara, para
subir la calidad educativa. Llegando al poder, Alfaro Ramírez se
desentendió.
La legisladora no entiende ni la comunidad universitaria tampoco,
el encono tan grande que el gobernador tiene con la UdG, con
quienes tiene un pleito y una persecución política desde el inicio de
su administración.
“Yo me pregunto: ¿el principal problema de Jalisco es la
Universidad de Guadalajara, sus académicos, sus aportes a la
comunidad? Lo que sucede es que Alfaro tiene alergia a la
autonomía universitaria. El gobernador quisiera ser gobernador y
rector de la Universidad al mismo tiempo”.
Su plataforma de campaña en apoyo a la educación quedó como
un catálogo de buenas intenciones y de propaganda gubernamental:
ninguno de estos ideales aterrizó en el Palacio de Gobierno de la
calle Pedro Moreno.
“Alfaro es muy inteligente, muy audaz, tiene una gran formación
intelectual, mucha fuerza, tiene empaque, tiene callo, es preparado
[…] No son pocas características. Pero luego abandonó sus causas.
¿Por qué? ¡No lo sé! Y nos abandonó, a quienes creíamos en su
gobierno.”
Robles Villaseñor inhala aire. Cita al primer ministro británico y
militar Winston Churchill, quien decía que hay quienes cambian de
principios para estar en el partido y hay quienes cambian de partido,
pero siguen con los mismos principios. Y en esa tesitura la diputada
local se alejó por completo de Movimiento Ciudadano en Jalisco y
del gobierno de Enrique Alfaro.
“Hay una especie de esquizofrenia en el mc de aquí, con el
autoritarismo de Alfaro. Y otra cosa es lo que sostiene el Movimiento
Ciudadano a nivel nacional. La agenda ciudadana del mc en
[Palacio Legislativo de] San Lázaro es exactamente lo contrario a lo
que hacen acá […] ¡Cómo extrañamos a Clemente Castañeda
[Senador de Movimiento Ciudadano y cercano al gobernador]!
¿Cómo rescato yo de ese instituto político a Dante Delgado y a otros
más, pero no a Alfaro?”.
Robles Villaseñor repasa con memoria fotográfica las pifias y
escándalos que han manchado a Jalisco en los últimos tiempos.
Recuerda la represión policíaca del 5 y 6 de junio de 2020 a los
estudiantes en la Fiscalía de Jalisco, por el asesinato de Giovanni
López Ramírez, un joven albañil que murió después de ser detenido
por la agentes de la policía municipal de Ixtlahuacán de los
Membrillos.
Fue detenido el 4 de mayo en dicho municipio, en la Área
Metropolitana de Guadalajara. Su familia aseguró que la policía lo
detuvo por no portar cubrebocas. Un día después de su detención,
murió por traumatismo craneoencefálico y lesiones, entre ellas un
balazo en la pierna. Sólo detuvieron a tres policías, dos de los
cuales fueron liberados en junio de 2022.
Cristian López, su hermano, acusó que días después del
asesinato, el alcalde de Ixtlahuacán, Eduardo Cervantes Aguilar, los
presionó para no difundir el video de la detención. También ofreció
200,000 pesos de soborno, como una manera de frenar el
escándalo por la vejación policíaca.
El Gobierno de Jalisco se convirtió, una vez más, en escándalo
nacional. Este homicidio ocasionó dos días de disturbios por la
comunidad estudiantil de Guadalajara, quienes protestaron en la
Fiscalía de Jalisco y en el centro de la capital. La policía volvió a
ejercer su fuerza y hubo más de 30 detenidos. Las imágenes de la
represión, los grafitis y el incendio de algunas patrullas se viralizaron
en las redes sociales. Se unieron a la indignación los actores Cecilia
Suárez y Gael García Bernal con la frase: “Giovanni no murió, lo
mató la policía”. #JusticiaparaGiovanni.
Otro desatino en el gobierno de Alfaro Ramírez ha sido la elección
de los consejeros del Consejo de la Judicatura del Estado de
Jalisco, quienes fueron puestos por él aunque no cumplían con los
perfiles. Estos ya se encuentran en el ojo del huracán, pues diversos
colegios de abogados los acusan de actuar con opacidad para
ejercer y transparentar el gasto de esa oficina. Anualmente,
manejan un presupuesto de 1,592 millones de pesos y no han
sabido explicar en qué gastan más del 20 % de ese recurso.
Alfaro Ramírez atacó al Comité Coordinador del Sistema Nacional
Anticorrupción: “¿Y por qué los atacó? —se cuestiona Robles
Villaseñor—. Fácil, porque el Comité se inconformó con una
arbitrariedad, con actos de corrupción […] y a Alfaro eso le molestó”.
Se irritó, porque un comité ciudadano pugnó por una rendición de
cuentas con todo el derecho de cuestionar su rendimiento.
Después vino el intento de secuestro del Instituto de
Transparencia, Información Pública y Protección de Datos
Personales del Estado de Jalisco. Él se lo quiso dar “en charola de
plata” a morena, como componenda política, pero poniendo a un
titular completamente subordinado suyo.
En Jalisco, el coordinador legislativo de la bancada de morena,
José María Chema Martínez, es un expanista que no ha tenido
empacho alguno en hacer tratos con las cúpulas del Movimiento
Ciudadano —provenientes del pan— y con el expriista Enrique
Alfaro Ramírez. Porque en “La Perla de Occidente” no existen
colores partidistas para los negocios y componendas
gubernamentales, ideológicas o políticas.
Desde la silla principal del Palacio de Gobierno de Jalisco también
hay una especie de intento de “Ley mordaza”. Alfaro Ramírez no
quiere que los académicos abran la boca: “Él quiere que el Centro
de Estudios de Género de la UdG no diga que hay feminicidios. Que
los académicos no critiquen las políticas públicas. El problema de
fondo es la violación a la autonomía universitaria y una violación a la
división de poderes. Pero como el Congreso [del Estado de Jalisco]
está subordinado, no hay equilibrio de poderes”, lamenta Robles
Villaseñor.
En el último ejercicio fiscal estatal, el gobernador le arrebató una
alta suma presupuestaria a la Universidad de Guadalajara,
concebida para la construcción de un museo y un centro de
investigación en ciencias ambientales.
“No es el capricho de quitarnos 140 millones, lo cual ya ofende. Es
el capricho de mostrarnos que él, como Enrique Alfaro, hace lo que
quiera y no pasa nada. No le basta subordinar al Legislativo y al
Judicial, ahora quiere doblegar a la Universidad”, prosigue Mara.
Robles Villaseñor, adscrita a Hagamos, nuevo partido inscrito
desde 2020 en Jalisco, asegura que en la entidad existe una
auténtica mafia relacionada con firmas, empresas o compañías
dedicadas a la inversión, construcción y ocupación territorial para
rentas y ventas de bienes inmuebles. La prueba está en el complejo
Iconia Cubos Luxury Living, la empresa que pretende construir 13
hectáreas de departamentos residenciales sobre Huentitán, Jalisco
(en el área que estaba destinada para el parque metropolitano) y
que ha sido largo motivo de protestas, acciones, represiones y
detenciones, como la de los estudiantes de la UdG ya referidos, que
exhibieron el contubernio del gobernador con diversos poderes
corruptos contra lo mejor de la sociedad:
“En el estado existe un Cártel inmobiliario que depreda áreas
verdes, mi ejemplo se llama Iconia; pero hay más, en Jalisco hay
empresarios y constructores que gozan de impunidad […] ¿Por
qué?, porque la Fiscalía Anticorrupción no ha dado resultados”.
En junio de 2021, Robles Villaseñor propuso desde el Congreso
del Estado de Jalisco cancelar ese proyecto inmobiliario y, de paso,
retomar el proyecto original para este terreno que fue entregado a
particulares desde 2008.
En esas fechas, el Ayuntamiento de Guadalajara cedió el área a la
firma española Mecano América para edificar, desde enero de 2009,
el desarrollo inmobiliario Puerta Guadalajara. Después pasó a
manos de Hoteles Salamanca para desarrollar Distrito Iconia,
complejo habitacional con la inclusión de una zona comercial. Por
último, fue vendido a Hoteles Riviera. En todas esas transacciones
destruyeron el proyecto original, gracias al tráfico de influencias.
En procuración de justicia, Robles Villaseñor fustiga que el fiscal
Luis Joaquín Méndez Ruiz ni siquiera presentó en tiempo su plan de
trabajo al Congreso del Estado de Jalisco. Y esto es derivado de la
falta de autonomía de la Fiscalía estatal:
—Estamos en un punto en donde en Jalisco se trastoca la
autonomía constitucional.
—¿Hay un problema severo del debilitamiento de poderes? —se
le cuestiona.
—Quisiera lanzar la siguiente reflexión: todo poder, el que sea,
merece resistencia. Todo poder está obligado a no ser absoluto. De
la calidad de la oposición depende el mejor desempeño del
gobierno. Del equilibrio de los poderes, depende el buen
desempeño del gobierno. Cuando el gobierno subordina al Poder
Legislativo, se está dando un balazo en el pie, se priva de corregir
sus errores.
En ese repaso y análisis sobre el autoritarismo de Alfaro Ramírez,
su exaliada Robles Villaseñor ya no percibe con posibilidades
concretas las aspiraciones presidenciales del gobernador, aunque
las tenga:
—¿Le ve nulas posibilidades a Alfaro?
—Pensé en esa posibilidad cuando hablábamos de refundar
Jalisco, pero no de refundirlo.
—¿De plano?
—Hubo una claudicación de sus causas y decidió ir por la
tentación autoritaria y lamentablemente, le ha traído pobres
resultados.
Y concluye de modo dilapidador:
—Salvo que las personas tengan Síndrome de Estocolmo…

El vacío ideológico
Francisco Félix Cárdenas hizo una maestría en sociología política
por el Instituto de Investigaciones Doctor José María Luis Mora. Su
tesis, “Sociología política de un grupo político: el Alfarismo en
Jalisco”, se adentra —desde la metodología aportada por el
intelectual Pierre Bourdieu, padre de la percepción relacional
mediante los campos culturales— en los comienzos de un fenómeno
que adquiere más cuerpo desde la segunda mitad de los años
noventa del pasado siglo y posee, en el criterio investigativo de
Francisco Félix, determinadas facetas o etapas; con una
convergencia en Jalisco desde 1997 a 2011 —la génesis de lo que
se considera el “alfarismo”—, a través de una mudanza partidista del
pri al prd, pasando por la experiencia en Tlajomulco de 2009 a
2010; luego la mudanza del prd a Movimiento Ciudadano, donde se
consolida más el fenómeno hasta penetrar en la escena política
nacional, más allá del estado.
Francisco Félix Cárdenas ahonda en los círculos de poder del
“alfarismo”, en su concepción de la actividad política y del capital
que se mueve en ese campo, sus estrategias y lo que pudiera
sustentarse desde lo ideológico, con préstamos y reacciones a la
tradición política jalisciense y mexicana.
Argumenta que el “alfarismo” en Jalisco no se puede comprender
sin revisar la decadencia del pri y del pan. Estas opciones políticas
dejaron de ser viables en la entidad y no sólo ahí, visto en una
mayor perspectiva. A partir de dicha decadencia de los esquemas
tradicionales, emergió un grupo político. Así surge “Tlajomulco”, que
pasó a llenar esos vacíos ocasionados por quienes antes
dominaban Jalisco.
En esta tesis, el autor entrevista a Jorge Federico Eufracio
Jaramillo, investigador del Colegio de Jalisco, quien explica el
nacimiento del grupo “Tlajomulco”, representado por Enrique Alfaro
Ramírez y una pandilla de secuaces.
Varias de las estructuras con las que él haría campaña para
gobernador provenían de viejas conformaciones del pan, del pri y
del prd. La sociedad apenas se atrevió a participar en política.
Como suele suceder, ni fue analítica ni activa respecto al engendro
político que se empoderó. Sólo se afilió o apoyó a un nuevo instituto
político como Movimiento Ciudadano, actualmente, tan cuestionado
como el decadente pri. Únicamente sirvió de “relleno” para este
instituto político, cuyo control fue tomado en su totalidad por la gente
del gobernador.
Él y sus amigos se apoderaron de Movimiento Ciudadano. Hasta
entonces era un partido sin estructura ni representación en Jalisco.
Alfaro Ramírez aprovechó sus redes faccionales para retomar
estructuras de otros institutos políticos y así competir por cargos
públicos bajo el esquema de una “buena política ciudadana”, lo que
terminó en debacle.
Su círculo siempre estuvo alrededor del actual senador de la
República, Clemente Castañeda Hoeflich, bajo el cobijo de Alfaro
Ramírez, el exalcalde de Tlajomulco, Alberto Uribe Camacho, hoy
en morena; su actual jefe de Gabinete, Hugo Luna Vázquez,
aparentemente, con aspiraciones de suceder al gobernador y a
Ismael del Toro Castro, Pope —autoexiliado de la política tras la
ejecución de El Cholo—.
Félix Cárdenas asegura que el “alfarismo” es un proyecto político
caracterizado por el pragmatismo. Lo que se traduce, en buena
medida, conforme su planteamiento, en una especie de vacío
ideológico que permite asumir cualquier color político por carecer de
bases ideológicas. El sustento es desde los intereses financieros y
mercantiles.
En el documento académico se expone que Alfaro Ramírez insiste
en la actual inexistencia de izquierdas o derechas. Por lo cual el hoy
mandatario no tiene conflicto en acordar y negociar con quienes
antes eran sus adversarios, inclusive, como se ha expuesto en esta
radiografía, hasta con el narcotráfico.
Lamentablemente, en ese vaivén ideológico y lleno de intereses
económicos, el “alfarismo” se perdió. Si bien mandó un mensaje que
no era ni de izquierda ni de derecha, sino conducirse hacia adelante,
lo que salió a flote fueron ideas neoliberales para favorecer a
asociaciones político-privadas. Un claro ejemplo de ello fue la
privatización de los espacios públicos por intereses inmobiliarios.
Incluso la tesis de Félix Cárdenas resalta que el gobernador utilizó
como “carne de cañón” a la incipiente militancia de Movimiento
Ciudadano en Jalisco, una estructura lineal, sin aspiraciones a una
movilidad social. Desde tiempo atrás había quedado claro que el
círculo cercano de futuros servidores públicos eran los amigos de
este.
“DESGOBIERNO”
EN OCCIDENTE
La “narcofiscalía”
permite robo

E
n el Puerto de Manzanillo, en Colima, sucedió un “robo” de
50,000 dólares del cual el entonces fiscal de Jalisco, Eduardo
Almaguer Ramírez, tuvo conocimiento. Ese hecho
desencadenó una ola de “levantones” y asesinatos en contra de
“empleados bisagras” del crimen organizado y de la Confederación
de Trabajadores de México (ctm). En esta vorágine delincuencial y
criminal perdió la vida un inocente.
A través de amenazas y extorsiones del cjng, vía celular, al padre
de Rogelio Ruiz González, chofer camionero de la ctm, se logró
saber que tanto Ruiz González como un sujeto apodado El Coyote
—una “madrina” de la extinta pgr— fueron “levantados” y privados
de la vida por haberse “chingado” 50 mil dólares de un cargamento
—posiblemente, de droga— en Manzanillo. Ahí, un sicario del cjng
le pidió al padre de Rogelio depositar una fuerte cantidad para
poderle regresar a su hijo con vida.
Y le añadió mediante mensajes: “Almaguer ya está enterado y
también está muy encabronado, si quieres ver a tu hijo con vida,
tienes que entrarle”. La comunicación entre el emisor del cjng y el
padre de Ruiz González se cortaría a los pocos días.
Algunos meses después, Almaguer dejaría la titularidad de la
Fiscalía, pretendiendo ser diputado federal; sin embargo, perdió.
Actualmente, es regidor priista del Ayuntamiento de Guadalajara,
fue muy cercano a Aristóteles Sandoval Díaz, cuyo historial lo
vinculó al narcotráfico y al lavado de dinero. Por eso lo mataron.
Tras el asesinato del exgobernador, Almaguer decidió dejar al pri,
pero no su cargo público, por lo que se declaró “regidor
independiente” y ha bajado su perfil político y mediático.
Esta historia la narró Consuelo Elizabeth Velázquez, quien busca
a su marido Rogelio Ruiz González, chofer de la cervecería Corona,
“levantado” por el cjng desde el 23 de noviembre del 2015, junto
con un amigo y El Coyote.
“Durante los primeros seis meses, todos los días iba al semefo,
[...] iba a la Fiscalía, al Ministerio Público. Una vez me pararon en
seco los de la Ministerial y me dijeron: ‘No se arriesgue, no venga
todos los días, lo que usted sabe es la punta del iceberg […] se va a
poner en riesgo’”.
Un día de enero de 2016, en los pasillos de la Fiscalía de Jalisco,
Velázquez se encontró con el escolta principal del fiscal Almaguer,
quien tenía la clave de El Tiburón, un tipo alto, robusto, corpulento,
“parecido al Cochiloco, el de la película de El Infierno”. El empleado
de seguridad la jaló de un brazo, la condujo debajo de unas
escaleras y en voz baja le soltó:
“Yo no más le voy a decir una cosa, a mi compita El Ricky —
Ricardo— se lo chingaron por ser buena persona, por andar con El
Coyote […] Él era una madrina de la pgr, por culpa de ese cabrón a
mí me secuestraron dos meses. Él [Ricardo] ya está muerto. Que en
paz descanse mi amigo El Ricky […] Señora Consuelo, ya no se
meta en problemas, porque más va a tardar en venir a hablar lo que
sabe, que los de la plaza en enterarse”.
Ella siguió buscando y buscando rastros de su marido. Aquel
consejo que le dio El Tiburón, luego se repetiría con otro emisario,
pero de una forma muy hosca y de pocos amigos:
“De plano, me dijeron que yo me dedicara a cuidar a mis hijas y de
ver por mí. Así textual me la cantaron: ¡Que mi marido estaba
muerto!, y que en lo más que me podían ayudar era en ponerme a
alguien para que me ayudara a localizar los cuerpos. Pero que ya
dejara yo de buscar y de hacer alboroto en la prensa”.
Velázquez se adhirió al Colectivo Corazones Unidos y desde ahí
comenzó la lucha de resistencia y búsqueda de su marido. En otras
desapariciones, las madres buscan a sus hijas y jóvenes
“levantados” en falsos operativos de la Fiscalía. Una dualidad
extraña, porque mientras ministeriales los sustraían de sus hogares
o de lugares públicos, las madres tenían que recurrir al mismo
órgano de justicia que se los llevaban, para pedir apoyo a policías
investigadores en la localización de sus hijos. La misma mafia era, a
la sazón, la autoridad estatal. En ese entramado, algunos elementos
de la Fiscalía veían que “el fuego” del crimen organizado les pasaba
muy cerca.
“Uno de los policías investigadores me dijo: ‘Yo ya no me puedo
meter en tu caso, Consuelo. Me están amenazando, tu asunto está
muy cabrón […] tengo familia y mejor voy a pedir mi cambio a
Vallarta’”. Y así lo hizo el investigador asignado.
El próximo averiguador al que le encargaron investigar la
desaparición de Rogelio Ruiz “perdió el expediente” poco después
de tomar el caso. Velázquez explotó y la mandaron a buscar de la
Fiscalía con su colectivo. Ofrecieron una rueda de prensa con la
confirmación de que el expediente ya había aparecido:
“Me dijeron: ‘aquí está el fiscal, aquí está el mp, aquí está el
asesor jurídico’, aquí está no sé quién […] Yo de plano les dije: Qué
bueno que los tengo a todos juntos, ¡pero pa’ mandarlos a chingar a
su madre!”.
Asegura que la desaparición de su esposo le desgració la vida a
ella y a sus hijas. Además, se creó un círculo de desconfianza con
su suegro, porque nunca se sumó a la búsqueda de su único hijo
varón. Ahora Consuelo está enferma: tiene que cuidar los
carbohidratos y azúcares que come y sus niveles de estrés por las
amenazas que ha recibido como consecuencia de la búsqueda de
los restos de su marido.
“El problema es que aquí es la mera cuna del Cártel. Guadalajara
es grande, pero para ellos, es un pueblo chico y un infierno grande.
En 2018 convoqué a rueda de prensa y reaccionaron rápido: Iba
manejando un auto compacto, me siguió una ram, me cierra el
paso. Yo cambio de carril, se me pone enfrente, me cerraba el paso.
Me meto en una lateral en Zapopan, pero la regué, yo por mensa,
era una calle cerrada […] yo dije, ya me cargó la chingada. Y que
me bajan a punta de pistola”.
A Consuelo se le “enchina” la piel. Baja la voz y recordarlo la hace
sonrojar. No se podía saber claramente si de miedo o de coraje. Le
tiemblan un poco las manos y cuenta que de los cuatro sicarios que
la cercaron, entre dos la tiraron “pecho a tierra” y uno le puso una
pistola en la cabeza y sólo le gritó: “¡O le bajas de [sic] huevo o te
los bajamos!”
—¿Eran del Cártel de Jalisco?
—Tal vez, pero también pienso que igual venían de la Fiscalía.
Velázquez hizo un alto en el camino. Bajó el perfil en el colectivo y
con la prensa, decidió “enfriarse un poco”. De vivir con sus padres e
hijas, se fue a vivir sola, cambiando continuamente de ubicación.
Confiesa que muchas veces tuvo que dormir con sólo una cobija
dentro de su coche.
Además, tuvo que soportar el estigma de su círculo de vecinos,
quienes luego solían susurrar: “¡Por algo lo desaparecieron!”.
Velázquez me citó en la Parroquia de San Judas Tadeo, en la
periferia del centro de Guadalajara. Cada 28 de octubre llegan a
este templo “halcones”, sicarios, dealers, narcomenudistas y algún
mando regional del cjng para “celebrar” al patrono del Cártel, con
tambora, mariachi y música norteña. No falta la cerveza, y, menos,
el tequila. Sí, el Cártel de Sinaloa tiene a su Jesús Malverde, los de
Jalisco Nueva Generación tienen a San Judas Tadeo.
De la iglesia caminamos por el barrio a una cafetería. Consuelo no
se ha cansado de buscar a su marido. Ahora tiene la presión de la
hija de ambos, quien se quiere involucrar en las brigadas de
búsqueda y en las visitas a las fosas clandestinas: “quiere meterse,
pero yo la quiero abrir por protección”.
También ha auxiliado a otras víctimas de desaparecidos para
intentar encontrar a los suyos. Incluso abrió un perfil en Facebook
para que ahí, mediante anónimos, se coloque información sobre
predios privados donde haya fosas clandestinas.
“Muchas familias no saben ni por dónde empezar, tienen que pedir
el mapeo, la geolocalización y la sábana de llamadas para empezar
[…] En mi caso, desde hace más de un año me di cuenta que
encontraron un ‘tinaco con pozole’ en un basurero de Zapopan. Y
que tenía mucho que ver con la fecha de desaparición de mi esposo
y al parecer ahí hay varias personas […] Mandé a pedir a la Fiscalía
la confronta del ‘tinaco’ y ya pasó más de un puto año y no me han
dado respuesta. Ya sabemos y por qué causas, en la Fiscalía les
encanta hacerse pendejos”.

La Casa del Terror


En la Fiscalía Especial en Personas Desaparecidas, en la colonia La
Perla en Guadalajara, se escuchan auténticas historias de terror.
Corren los últimos días de julio del 2022, policías ministeriales y
agentes del Ministerio Públicos caminan de un lado a otro, botas
lodosas, camisas sudadas por el intenso calor de “La Perla tapatía”
y sus rostros reflejan fastidio. Es la postal común en la casa donde
se procura la justicia.
Los fiscales e investigadores suben las escaleras del inmueble
pasando con total indiferencia delante de las víctimas. Es una
semana muy agitada. Durante dos días seguidos han encontrado en
Zapopan restos humanos en bolsas negras de basura. El hallazgo
de ese día corresponde a extremidades “momificadas”. Los forenses
aún tratan de explicarse qué “compuestos químicos” les rociaron a
las víctimas para que sus restos tuvieran tal embalsamamiento.
“Son casi 30 bolsas con un número indeterminado de cuerpos. Ya
hay dos colectivos de familias de desaparecidos allá. Este hallazgo
nos va a durar toda la semana”, se le escucha decir a un agente del
Ministerio Público a su secretaria.
Pero el caso que más ha desajustado a los funcionarios de la
Fiscalía del Estado de Jalisco es el de “la niña carnicera”. Una joven
de 15 años reclutada por el cjng que fue detenida en 2020 y luego
enviada a “La Granja”, el Centro de Atención Integral Juvenil del
Estado de Jalisco.
“Tenemos comprobado que esta chava, que estaba en el colegio,
[…] no privó de la vida a ninguna víctima; pero era la encargada de
‘destazarlos’ [sic]. Seccionarlos y fragmentarlos por encargo del
Cártel […] ¿Sabes cuándo vamos a poder reinsertar a la sociedad a
esta joven? ¡Nunca! ¿Te imaginas el grado de envenenamiento que
trae en la cabeza?”, reflexiona un agente del Ministerio Público que
aceptó tomarse un café bajo la condición de anonimato.
La joven que hacía esa escabrosa y macabra tarea para el cjng
habrá de salir de “La Granja” poco antes de cumplir la mayoría de
edad, gracias a lo endeble que son las leyes penitenciarias para los
menores de edad. De poco servirá el encierro y las terapias
psicológicas a esta chica, cuya alma ya fue dañada por el crimen
organizado.
El agente del Ministerio Público saca su teléfono celular, se mete a
la galería de imágenes y muestra la última célula de secuestradores
del cjng “desmantelada” la semana anterior: cinco sicarios, uno de
ellos, menor de edad. De los otros cuatro, apenas uno rebasa los 22
años. Otro con la cara afligida, tiene una incipiente barba. De los
detenidos, dos sonríen tímidamente. Son jóvenes en edad
universitaria, pero no estudian. Se dedican a delinquir y a traficar
droga, otra forma de “capitalizarse” es secuestrar gente sólo por
dinero.
“Los detuvimos la semana pasada en flagrancia, secuestraron a
otro joven y su objetivo era matarlo. Llegamos poco antes que lo
‘bajaran’ [sic] […] La constante es que son muy chavos los
detenidos. Son de fácil enganche para el Cártel. Con cinco mil, seis
mil pesos mensuales, un arma y poder, se reclutan fácilmente”.
Y el poder de “envenenamiento” dentro de la comunidad permea.
El círculo de la “narcosociedad” se va cerrando. En una colonia
marginal de Guadalajara, una joven —de identidad resguardada—
fue golpeada en la cabeza y “tableada” (castigo que se estila dentro
de las reglas del “narcocrimen”) por un sicario contratado por una
amiga de la víctima que se molestó porque “le bajó” al novio.
“A ese grado de descomposición hemos llegado. En colonias de la
periferia, […] con pandilleros y ‘narcomenudistas’ el crimen
organizado manda; […] hacen amistades y tienen negocios y tienen
novias. Una joven manda a matar a su amiga, molesta porque le
quitó a un chico […] La joven logró salvarse, porque en la casa de
seguridad donde fue tableada y golpeada hasta dejarla inconsciente,
su victimario estaba todo drogado y borracho. Creyó que ya la había
matado, se fue a seguir la parranda y la chica, al cabo de un par de
horas, despertó con fracturas y varias lesiones […] pero viva. Y
logró escapar”.
De los pocos casos que ha logrado documentar la prensa en
Jalisco es conocido el del “microcártel” del hijo de El Changel, José
Ángel Carrasco Coronel. Fue jefe de plaza en Guadalajara del
Cártel de Sinaloa y su hijo reclutaba jóvenes para vender drogas en
secundarias privadas de dicha ciudad.
Estos jóvenes, de estrato socioeconómico alto, vendían
marihuana entre estudiantes de 13, 14 y 15 años sin que ninguna
autoridad los molestara. Era el 2013, cuando los problemas de
drogadicción juvenil ni siquiera entraban en el radar de las
autoridades sanitarias y de seguridad.
La “bomba” en la alta sociedad de Jalisco estalló cuando el 21 de
junio de ese año se reportó la desaparición de dos menores: Luis
Ortiz Guerra y Andrés Barba Olivas, de 15 años y estudiantes del
colegio privado Rudyard Kipling, ubicado en la colonia Arcos
Vallarta. Ambos serían encontrados muertos días después, en una
fosa en medio de árboles y matorrales en las orillas de Guadalajara.
Los dos fueron asfixiados por su mismo círculo de amigos, entre
ellos, Andrés Vega Tovar, El Vega, Isaac Álvarez Buenrostro —
ambos ya detenidos— y el hijo de El Changel.
Los adolescentes “desaparecieron” después de responder a una
oferta muy lucrativa para unirse a una banda de delincuentes locales
que los citaron en Plaza Ciudadela, de acuerdo con la versión de la
Fiscalía.
El Vega, conforme la declaración de Álvarez Buenrostro, fue el
medio que utilizó el hijo de El Changel para vengarse de los dos
jóvenes hallados en la fosa, pues le hacían bullying en el colegio.
Vega Tovar utilizó el seudónimo de “Raúl Barajas” para conectar
con las dos víctimas a través de las redes sociales. La Policía
Cibernética de la Fiscalía de Jalisco encontró estos testimonios en
el inbox del Facebook de Ortiz Guerra:
“El viernes va a haber una fiesta, va a haber morras que son
edecanes. Ahí puedes escoger la que quieras, te voy a presentar al
mero bueno [sic] y ya para que te dé trabajo. Como eres compa le
diré para que ganes unos 20 mil al mes. Pero ocupas demostrar ser
leal, wey, no le puedes decir a nadie porque no quiero que sepan de
mí”, recibió en su mensajería Ortiz Guerra.
Este alcanzó a contestar: “Busco algo menos cabrón, porque la
neta ahorita no puedo meterme tanto en ese pedo. Lo que sí puedo
hacer es distribuir por el rumbo por donde vivo y soy noble y leal,
wee [sic], pero la neta hay ganas de tener baro y estar cabrón [sic],
pero también hay un poco de miedo”.
Pactado el encuentro, este acudió con su amigo Andrés a Plaza
Ciudadela. Fue la última vez que sus padres los vieron con vida. Al
año siguiente, El Changel sería detenido. Pero no su hijo.
El modus operandi de menores de edad reclutados por el crimen
organizado volvería a quedar en exhibición en 2018, cuando jóvenes
secuestrados por el cjng fueron entrenados contra su voluntad,
para volverlos sicarios en campamentos clandestinos de Tala y
Mazamitla —zona serrana conocida como el Bosque La Primavera
—. Mazamitla empieza en Río Salado, bordea el Lago de Chapala,
en Jalisco, y contiene innumerables brechas que son del tráfico
continuo por el crimen organizado.
Estas escuelas del crimen “reventarían” en 2017 —en el ocaso del
gobierno de Aristóteles Sandoval Díaz—, cuando algunos jóvenes
lograron escapar y dar sus testimonios a medios de comunicación.
En la carpeta de investigación 1611/2017 se reportó la
desaparición de varios chicos, cuya última pista fue una “bolsa de
trabajo” para ser capacitados como agentes de seguridad en el
municipio de Tala. No se volvió a saber de ellos.
Estas desapariciones forzadas continúan, incluso en pleno centro
histórico de Guadalajara. En calles como López Cotilla, Degollado o
la avenida Ramón Corona, entre otras. Es común ver a jóvenes
repartiendo volantes ofreciendo jugosas ofertas de trabajo. Andan
contratando personal y ofrecen un número telefónico para acordar
las entrevistas. Pero la realidad es que varios de esos volantes son
“enganches” del crimen organizado.
Apenas en mayo de 2022 fue desmantelado otro campamento de
entrenamiento en Mazamitla, entre los puntos limítrofes con
Michoacán.
Colectivos de búsqueda de desaparecidos han denunciado que el
“levantamiento” con fines de reclutamiento de jóvenes continúa. Y
es irónico que, en la doble moral que caracteriza al Estado
mexicano, el primer fiscal en declarar sobre la existencia de estos
campamentos haya sido Almaguer, el mismo que está involucrado
en la protección al cjng en Manzanillo, la ciudad portuaria de
Colima, principal “narcopuerto” del país.

Los enemigos de Alfaro


En el Palacio de Gobierno de Jalisco normalmente hay un alto
blindaje con vallas metálicas y medio centenar de policías estatales
—tanto de día como de noche— para contener las manifestaciones
cuando estas amenazan con salirse de control.
En una mañana cualquiera de verano, como ya es habitual, se
dan airadas protestas que hacen cerrar la vialidad de la calle Pedro
Moreno y la avenida Ramón Corona, en pleno zócalo de
Guadalajara. Los empleados estatales ya saben que es una rutina
llegar temprano y salir tarde; para no chocar con la turba de
enardecidos, molestos con el actual gobierno.
“¡Sal, Alfaro puñetón!” “Yo sí tengo pantalones y doy la cara
porque tengo la necesidad de buscar a mi hijo”. “¡Alfaro, pocos
huevos!” “¡Culero, debes combatir a la delincuencia, no hacerte
amigo de ellos!”. “¡Ustedes son los que se los llevan!” “¡Vivos los
llevaron, vivos los queremos!”, son parte de las consignas que gritan
los manifestantes, megáfono en mano, frente al Palacio de
Gobierno. Dentro del mismo, se impone un ominoso silencio,
dolorosa la indiferencia oficial.
En esta ocasión encabeza la manifestación el Colectivo Luz de
Esperanza Desaparecidos Jalisco. Sus integrantes son padres y
madres que buscan a sus hijos desaparecidos entre 2021 y 2022, la
mayoría de las víctimas son jóvenes con edades de 17 a 27 años.
El joven Héctor Flores Fernández fue víctima de desaparición
forzada el 18 de mayo de 2021. Tenía 19 años de edad. Un
comando armado ingresó con violencia a un cuarto que alquilaba
con su pareja en la zona de La Minerva, en Guadalajara. Se lo
llevaron y a su pareja, una joven con embarazo de cuatro meses, le
dijeron que no se metiera, que era un operativo de la Fiscalía.
Su padre, Héctor Flores González, lo buscó en los días siguientes
en los separos de la policía, en la cárcel metropolitana, en el
semefo y nadie supo dar razón de él.
En la Fiscalía le dijeron que se lo habían llevado a Penal Federal
de Puente Grande —aun cuando desde 2020 se había anunciado su
cierre—. Allá también fue Héctor Flores y nada: a su hijo se lo había
tragado la tierra. Un año tardó la Fiscalía en dar con el custodio del
penal federal que confirmó a Flores González que su hijo estaba en
la prisión.
“¿Ahora cuánto vamos a tardar para que nos digan la verdad?
¿Por qué dieron esa información y dónde están los videos? ¿Dónde
está él? ¿Por qué ellos dicen que se lo llevan al penal sin tener
ninguna orden de aprehensión, sin saber a qué juzgado lo llevaron?
Dicen que avisan a Derechos Humanos ese mismo día que mi hijo
está en el penal. No, no nos hagamos tontos, no es que ellos se
hayan equivocado sólo conmigo. También le dijeron esto a la policía
y al propio fiscal general que salió a comentar que todo fue un
error”.
En su incansable búsqueda, Héctor sufrió discriminación y
estigma por parte del gobernador, quien en un acto de gobierno le
espetó, bravucón: “A ti ya no te voy a atender. No me gusta que me
griten”.
Por si al activista no le había quedado claro, la Dirección General
de Comunicación Social emitió un escueto comunicado en donde
consignaba que ya no se atendería al señor Flores González ni al
colectivo que representa. Un par de días después, la misma oficina
de prensa diría que se trataba de un malentendido.
Lo acompañamos a una manifestación que rodeó las principales
calles del zócalo de Guadalajara. La reunión comenzó en las
afueras de la Catedral, donde están las letras en color rosa y blanco
de Guadalajara. Ahí mismo, donde los turistas se toman la foto del
recuerdo, los selfies abrazados y con sonrisas Colgate. Pero hoy no
podrán: las letras están tapizadas por los rostros de jóvenes
desaparecidos entre 2021 y 2022.
Sobre las losetas de corte colonial, hay dos lonas con mensajes
muy elocuentes: “Jalisco, la fosa más grande de México”. Otro reza:
“Jalisco es un estado fallido”. El resto son cartulinas y pequeñas
lonas con rostros, nombres y apellidos de las últimas desapariciones
en la llamada “La Perla de Occidente”.
“Somos primer lugar en fosas. Hay cero investigaciones. Sabemos
que el gobierno está metido por su complicidad, para que se pueda
dar una desaparición, es necesaria la participación activa del
Estado”, fustiga Flores González.
En el proceso de la protesta van saliendo más reproches de los
familiares de las víctimas. Cuentan que es la propia Policía Estatal y
elementos de la Fiscalía quienes “limpian” las cámaras del C-5 y del
C-4 para borrar cualquier evidencia que ayude a la localización de
sus hijos.
En el Área Metropolitana de Guadalajara la información corre a
velocidades inalcanzables para los medios de comunicación
tradicionales; sobre todo cuando se trata de ejecutados,
desaparecidos y notas de violencia.
Tan es así, que los periódicos Mural, El Informador y El Occidental
se han visto superados por Jalisco Rojo: en resumen, un espacio
noticioso que emplea diversas plataformas y aglutina a casi un
centenar de miles de usuarios —casi el doble de la capacidad del
estadio de fútbol Jalisco, sede del club Atlas—. En el mismo circulan
notas policíacas, de seguridad, sobre desaparecidos y también son
más conocidas sus “campañas negras” en contra de opositores del
gobierno de Enrique Alfaro.
Héctor acusa estas acciones del gobierno estatal, pues manipuló
en su guerra sucia a Jalisco Rojo para criminalizar a las víctimas y a
sus familiares.
“Hay otros dos o tres medios donde también nos atacan por
instrucción del gobernador. Es una impotencia muy grande. Hay
secretarios que me han amenazado, que no exhiba al gobierno y
eso acompañado de escoltas armados, que no vuelva a exhibir al
estado de esa manera […] No hace falta exhibirlo, sus acciones
hablan por sí solas”.
En año y medio de búsqueda de su hijo, ve con lamento cómo
Jalisco se pudre cada vez más: “Somos el tercer estado a nivel
nacional en tráfico de menores; en la zona metropolitana, en
Chapala, hay un tremendo tráfico. Diario, diario, hay seis personas
desaparecidas, cuando Alfaro [Ramírez] entró había 7,000
desaparecidos, hoy van más de 16,000, tú observa las fechas de
desaparición que traen aquí las madres, hermanos, hijos en sus
lonas”.
Y es cierto, en el Sector Chapultepec, a escasos metros de la
zona boyante de restaurantes, hoteles y discotecas, en el
Monumento a Los Niños Héroes, los familiares de víctimas lo han
rebautizado como La Glorieta de las y los desaparecidos y ahí han
pegado lonas, cartulinas y noticias con detalles de sus hijos
ausentes. El rosario de desapariciones es interminable en Jalisco:
Emanuel Serratos Virgen, de 31 años, desapareció el 9 de julio de
2022. De 1.77 metros de estatura, tez morena y pelo lacio, sus
padres han puesto la leyenda: “¿Lo has visto? Ayúdanos a
encontrarlo”. Ronaldo González Alduñez, de 24 años y tez morena,
desapareció el 21 de junio de 2022, en Tonalá. La Comisión Estatal
de Búsqueda de Personas del Estado de Jalisco ya emitió una ficha
de localización. Carmen Araceli Mendoza Díaz, de 23 años,
desapareció el 17 de agosto del 2020, en Guadalajara. Sus
familiares han dejado una publiación en Facebook con información
que pudiera ayudar a dar con su paradero. Fátima Lizeth Gutiérrez
Ayala, de 22 años, 1.72 de estatura, tez blanca y con un tatuaje de
rosas con golondrinas en uno de los brazos, desapareció el 15 de
junio de 2022, en el Área Metropolitana de Guadalajara. Sarahy
Guevara Escobedo, de 19 años, desapareció el 30 de septiembre de
2020, en Zapopan. Así podríamos seguir llenando páginas con los
más de 300 rostros entre lonas y carteles con rostros y nombres de
los últimos desaparecidos en Jalisco que hoy forman parte de este
monumento a la ignominia.
Hay voces en los colectivos que indican, cuando llenen por
completo el Monumento a los Niños Héroes con rostros de
desaparecidos, procedan a tomar el segundo monumento: el de La
Diana Cazadora, uno de los más emblemáticos del país y de “La
Perla Tapatía”.
Héctor Flores González se sienta en una banca, en una de las
principales plazas de Guadalajara. A sus espaldas hay una
exposición de copias impresas de obras pertenecientes a la
colección del Museo Nacional del Prado, en Madrid, España. Fueron
traídas a Guadalajara por la Secretaría de Cultura del Gobierno de
Alfaro. A veces el arte, desgraciadamente, se emplea para
pretender tapar el terror y la inseguridad de un estado plagado de
violencia.
“No hay ni un sólo avance en el paradero de mi hijo. Está detenida
la investigación. Ya ministeriales me lo admiten, que hay una
instrucción gubernamental. No han citado a nadie a declarar. La
verdad esto es muy desesperante”.
Recuerda que, en los primeros cuatro meses, iba a la Fiscalía a
diario a recibir siempre la misma respuesta: “no hay avances”.
Asegura que hay dos testigos, unos vecinos —una muchacha y un
señor— que vieron cómo un comando armado se llevó a su hijo en
short, sin camisa y descalzo. Y que, incluso, una cámara del C-5
detectó cómo se lo llevaron con rumbo hacia el Periférico. Pero ya
después, ninguna cámara sirvió.
Hoy va dos veces por semana a la Fiscalía estatal. Los demás
días los dedica a la sensibilización de la sociedad, pues advierte que
es momento de frenar las desapariciones en Jalisco con la
proliferación de fosas clandestinas por todos lados.
La ropa que usa él y los integrantes de su colectivo consta de
playeras blancas con el rostro ampliado del familiar desaparecido y
lo acompañan consignas exigiéndole al Estado de Jalisco que
entregue resultados.
Desde su cuenta de WhatsApp, reporta las marchas y
manifestaciones que el Colectivo Luz de Esperanza realiza a diario
en Guadalajara, en Zapopan, en la Fiscalía de Jalisco o a través de
las redes sociales: “Yo no voy a parar hasta saber qué pasó y qué
hicieron con mi hijo”.

“Nadie salió a atender”


Liliana Guadalupe Meza Gutiérrez es la presidenta del Colectivo Luz
de Esperanza. Busca a su hijo Carlos Maximiliano Romero Meza, a
quien sustrajeron de su domicilio presuntos agentes de la Fiscalía
de Jalisco, con una orden de aprehensión por robo a una persona
de la tercera edad. Desde el 22 de octubre de 2021 no ha sabido
nada de él; se trata de un estudiante de diseño gráfico de la
Universidad de Guadalajara.
“Mi hijo es estudiante de la UdG. Pero supuestos elementos de la
Fiscalía llegaron y me dijeron que andaba de ratero de colonias.
Nunca me mostraron una orden de aprehensión, sólo una placa. Lo
poco que hemos logrado averiguar es que sí hay dos policías
involucrados en la desaparición de mi hijo. Policías que continúan
en activo”.
Ha participado en marchas de desaparecidos, ha acudido a la
Universidad de Guadalajara a pedir apoyo a la Rectoría para que
interceda por los desaparecidos de Jalisco. Muchos son jóvenes
universitarios. Incluso, ha firmado una nota dirigida al Congreso
Local para que integren una Comisión Especial de Búsqueda de
Desaparecidos y que presione a las autoridades estatales y
federales, pues el problema —insiste— hace rato se salió de control.
“Cuando se lo llevaron, traían una foto de él. No sé de dónde la
sacaron, pero la traían. Aquí, el problema es que el gobierno está
coludido con el crimen, tenemos una Fiscalía pasiva para buscar a
los desaparecidos. Por eso, ellos [el crimen organizado] trabajan a
sus anchas”.
Participa activamente en los actos de protesta para que el Estado
dé resultados. Lamenta que, de diez desaparecidos, siete no
aparecen nunca y quienes sí, son encontrados en fosas
clandestinas o “destazados”.
“En Fiscalía encontramos siempre la misma basura, desde que
llegan te revictimizan. Todos los desaparecidos son delincuentes,
nos piden por la buena o intimidándonos que uno deje de buscarlos,
que si andaba en malos pasos y andaba en drogas”, lamenta.
En más de un año de búsquedas, Liliana sólo ha acumulado
sentimientos de impotencia y frustración. Le han negado copia de la
carpeta de investigación de su hijo. Si quiere una diligencia de
búsqueda, la tiene que solicitar en mesa de trabajo y le tardan
meses en resolver. La burocracia y la complicidad con el crimen son
aplastantes. Una cosa tan básica como pedir un oficio de
colaboración o vinculación con la carpeta de otra desaparición,
también le es negada: “Días y días, semanas de trámite, para que la
respuesta siempre sea negativa. Quieren que nos aburramos, que
nos olvidemos”.
Admite que muchas familias han dejado de buscar a sus seres
queridos —por miedo o por ver que no hay justicia—. Por lo que
añade: “Aquí en Jalisco, nosotros, madres y padres de
desaparecidos, tenemos que hacer la investigación […] hay mucha
intimidación, muchos infiltrados en el gobierno. ¿De dónde sacan
nuestros teléfonos, nuestra información para pedirnos que dejemos
de buscar?” Es tan lastimosa la impotencia, que muchas madres
rastreadoras terminan pidiendo ayuda al propio crimen organizado,
en particular, al jefe del cjng, Nemesio Oseguera, El Mencho o a
cualquier sicario suyo.
Fueron tres horas infructuosas en la protesta de ese día en
Palacio de Gobierno. Ciento ochenta minutos de gritar consignas en
contra del gobernador, de sollozos y rostros desconcertados. Pero
enfrente nadie salió a atender. Una muralla de silencio fue la
respuesta.
Apenas un par de mujeres policías se mostraron
condescendientes y dejaron colgar las lonas con los rostros de los
hijos desaparecidos sobre esas vallas metálicas negras. Esas vallas
que vuelven infranqueable el acceso a la oficina donde despacha
Alfaro Ramírez.

“Nunca los podrán identificar”


Hubo un completo desaseo. No cuidaron las formas ni los
protocolos. La transición gubernamental en Jalisco, donde
Aristóteles Sandoval Díaz le entregó la estafeta gubernamental a
Alfaro Ramírez, dejará una huella imborrable en el semefo de
Occidente y un golpe doloroso en más de 3,000 hogares donde al
menos tienen un familiar desaparecido.
Una investigación de El Diario NTR, hecha a través de solicitudes
de transparencia por la periodista Sonia Serrano Íñiguez, puso al
descubierto que en la nada tersa transición, la crisis forense se
agudizó y colapsó. Se entregaron restos óseos, tejidos sin pruebas
genéticas y cráneos en cajas de plástico compradas en el
supermercado. Por lo cual se perdieron rastros e indicios genéticos
con posibilidades de identificación.
“[…] las partes de cuerpos rescatadas de fosas clandestinas son
colocadas en contenedores de plástico y resguardadas en los
pasillos de los refrigeradores para que ocupen menos espacio”,
publicó la periodista en El Diario NTR de Guadalajara, el 17 de
mayo de 2021.
Las cajas transparentes de plástico fueron colocadas en los
pasillos del Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses (ijcf) como si
fueran cajas de archivos muertos u obsoletos de alguna biblioteca
estatal.
El Diario NTR nos comparte solicitudes de información realizadas
al ijcf, las cuales se convirtieron en recursos de revisión
promovidos ante el Instituto de Transparencia e Información Pública
y Protección de Datos Personales del Estado de Jalisco. En ellos se
demuestra el colapso forense que se padece en esta región.
El logro de El Diario NTR fue fundamentar su recurso de revisión y
obtener los documentos “sin testar”. Tal situación puso al
descubierto el caos en el semefo.
La Dirección de este servicio, ya con Alfaro Ramírez como
gobernador, admitió el resguardo de 3,818 cuerpos, 16,808
secciones anatómicas y 2,039 restos óseos, recibidos sólo en el
periodo del 2 de abril al 8 de mayo de 2021. Los cuerpos, hasta
donde se pudo saber, aún están sin identificar.
Son las cifras que muestran el colapso de varios servicios
forenses en Jalisco. Y es que la estela de muerte desplegada por el
crimen organizado provocó que se vieran rebasados en sus
posibilidades de atención. Serrano Íñiguez inquirió con varios
médicos, empleados y directivos del semefo. Consultó a una
doctora forense de su confianza sobre el amontonamiento de
cuerpos en cajas de plástico, luego situados en los pasillos de
refrigeración.
La empleada del ijcf fue sincera: “Hay cuerpos y secciones
anatómicas que de plano nunca se van a poder identificar […] no
quedaron rastros que nos ayuden a su identificación”.
La ecuación es simple: se “revolvieron” los huesos, se extraviaron
pruebas de ácido desoxirribonucleico (adn). Los cuerpos se
amontonaron. Y es el mismo desorden como ocurre en otras
entidades: Guerrero, Veracruz o Michoacán.
Aunque a nivel nacional, el exsubsecretario de Gobernación y
actual subsecretario de Derechos Humanos, Población y Migración,
Alejandro Encinas Rodríguez —su labor ha resultado un rotundo
fracaso durante el gobierno de la llamada Cuarta Transformación—,
siempre ha centrado el tema de la crisis forense y las fosas
clandestinas en Guerrero —por el caso de Ayotzinapa— y en
Veracruz por el cementerio de Colinas de Santa Fe —el cual
utilizaban Los Zetas, gente del cjng y policías estatales—, la
gravedad de lo que sucede en Jalisco no es cosa menor.
En esta crisis fúnebre de Occidente hay una organización,
Familias Unidas por Nuestros Desaparecidos de Jalisco que optó
mejor por hacer relaciones con el área forense. En otras palabras:
hacer el trabajo en el que los forenses no se dan abasto. Sus
activistas trabajan en capturar datos, hacer registros de tatuajes,
lunares, verrugas, vestimentas, accesorios y cualquier peculiaridad
que ayude a identificar a los cuerpos que ya están en el semefo.
Antes de la investigación de Serrano Íñiguez, el Instituto
Jalisciense de Ciencias Forenses mantuvo oculto el número de
cuerpos, al parecer, por instrucciones giradas desde la Casa Jalisco.
Con el hallazgo periodístico, el rezago en la identificación de
cuerpos sin reconocer en dicho instituto se incrementó en un 1,474
%.
El Centro de Justicia para la Paz y el Desarrollo presentó el
informe “La crisis de identificación de personas en Jalisco”. El cual
revela que hasta diciembre de 2021 había 6,249 personas fallecidas
sin identificar en el Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses. Esto
hizo más alarmante la realidad.
Peor aún, al interior de dicho instituto, su titular Luis Octavio
Cotero Bernal durante el gobierno de Aristóteles Sandoval Díaz,
vivió en carne propia la desaparición de su hija. Indira Cotero Ortiz
era abogada de profesión, dedicada a los bienes inmuebles. El
propio Cotero Bernal acusó de negligencia al propio gobierno al que
servía:
“No me apoyaron mucho en la búsqueda de mi hijita. Estuve a
punto de renunciar pero me quedé en el Instituto para ver si llegaba
su cuerpo”, confesó al portal Quinto Elemento Lab, quienes
elaboraron una serie de reportajes a nivel nacional bautizados como
“Crisis forense”.

Los tráileres de la muerte


Este fue otro escándalo mayúsculo. Cuando los ojos del mundo
estaban puestos en los cementerios clandestinos de Veracruz, en
los “narcobloqueos” de Nuevo León y en las balaceras sin tregua en
Michoacán, el escándalo de los tráileres con cuerpos no
identificados en Jalisco —en septiembre de 2018— demostraron
que la realidad supera la ficción: más de 300 cuerpos fueron
“paseados” en dos grandes tráileres por las carreteras federales y
estatales de Jalisco, sin rumbo ni objetivo.
El Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses y la Fiscalía del
Estado de Jalisco evidenciaban de ese modo que en sus espacios
forenses ya no cabían tantos cuerpos. Que sus sistemas de
refrigeración habían colapsado y mandaron a cientos de cadáveres
“a pasear” por las carreteras de occidente.
La descomposición del sistema de refrigeración de un tráiler
atascado en el lodo en la carretera, los olores fétidos que emanaba,
sumado a los líquidos que vertía, pusieron al descubierto el
transporte de carga con cientos de cuerpos en un terreno baldío de
Tlajomulco de Zúñiga. Los empleados temieron contraer alguna
enfermedad y dejaron los cuerpos abandonados y progresiva
descomposición. Aquello olía a muerte.
El contenedor fúnebre, de casi 14 metros de largo por casi dos y
medio de ancho, era propiedad de Logística Montes. Empresa de
transportación terrestre regional y especializada en congelamiento.
Y el problema estalló en la prensa. Tras el bochornoso escándalo,
forenses y fiscales tuvieron que admitir que envolvían los cuerpos
en bolsas negras —similar a las de basura— y, apenas con una
etiqueta, registraban los datos básicos del difunto: fecha del
hallazgo sin vida, lugar en donde fue encontrado y una escueta ficha
de las prendas que vestía al momento de ser examinados por el
forense en turno.
Este escándalo de los tráileres de la muerte quedó formalmente
registrado al interior de la Fiscalía del Estado y de dicho instituto
como “Convenio Específico de Colaboración para la Conservación
de Cadáveres de personas desconocidas y/o conocidas”.

El Cholo, la única pista


Cuando Rosaura Patricia Magaña Rivera vio por televisión la noticia
de la ejecución de El Cholo en pleno centro de Tlaquepaque sintió
un golpe duro en el corazón. El otrora “compadre” de El Mencho era
una pieza clave para que ella pudiera dar con el paradero de su hijo,
Carlos Eduardo Amador Magaña –Charly–, de 20 años, “levantado”
junto con otras tres personas por un convoy armado de 13
elementos tácticos en el taller mecánico T-Alex de la calle Capulín,
en la colonia Las Huertas, en Tlaquepaque.
Estudiaba el segundo semestre de ingeniería química en la
Universidad de Guadalajara y en sus ratos libres apoyaba en el
taller mecánico para obtener ingresos extras. Lamentablemente, en
el taller T-Alex, el dueño y cuñado de Carlos también le hacía
trabajos a El Cholo.
Corría el 13 de junio de 2017, Charly y otro empleado estaban
haciendo un servicio de afinación y balanceo a un Toyota Yaris.
También estaba el dueño del auto y un amigo de la secundaria de él,
Víctor Arturo Guembe.
Un comando armado cercó el taller. La hermana de Eduardo salió
para ver qué ocurría y los hombres armados dijeron que era un
“operativo de la Fiscalía” y con palabras altisonantes le exigieron
que abriera. Un hombre de entre 50 y 60 años llevaba una charola
colgando al pecho con logos plateados del órgano procurador de
justicia.
Rosaura asegura que hay videos de tres camionetas, de las
placas, de una ram gris, una Toyota Tundra roja, otra Hilux negra y
rostros de los que levantaron a su hijo y a las otras personas. Pero
los años pasan y las investigaciones no avanzan.
“Con mi otra hija he buscado a mi Carlos en penales, en forenses,
en centros de adicción, en Vallarta, en Tepic, en otros lugares de
Nayarit, en Colima, en Oaxaca, he participado en las Brigadas
Nacionales de Búsqueda y nada”.
En ese 2017, refiere que en cinco talleres mecánicos de
Tlaquepaque hubo “levantados” con el mismo modus operandi. En
otros tantos, ocurrieron ajustes de cuentas y ejecutados. La madre
de Carlos Eduardo asegura que las investigaciones dan pie a
pensar que por el pleito entre El Mencho y El Cholo hubo una
reorganización de las actividades ilícitas, pero también una limpieza
al interior de la Comisaría Preventiva Municipal de San Pedro
Tlaquepaque, pues muchos policías fueron ejecutados.
“A los 20 días que irrumpió el comando en el taller donde
trabajaba mi hijo, liberaron a dos de los ‘levantados’. Al dueño del
Yaris y al amigo de mi hijo, Víctor Arturo Guembe, pero al ser menor
de edad, su mamá no permitió que declarara para poder dar con el
paradero de mi hijo, pues Arturo salió con trauma”.
Tuvieron que pasar un par de años para que él se “animara” a
declarar en la Fiscalía de Jalisco y ahí dijo que el yerno de Rosaura
Magaña tenía amistad con Carlos Martínez Sánchez, El Cholo y que
“de vez en cuando le hacía trabajos”. El yerno de Rosaura y cuñado
de Charly declaró en la Fiscalía, pero ni así han encontrado pistas
concretas del paradero del joven universitario.
“Hoy yo no tengo una declaración que pueda aportar sobre qué
hicieron con mi hijo. En mi caso, no tuve amenazas. Me
extorsionaron, me pidieron 60,000 pesos. Aquí, en Jalisco matan a
los hermanos o hermanas del desaparecido que es buscado. Les
llegan amenazas”, lamenta.
Su otro hijo se puso a investigar por su lado. Se fue a meter a
colonias marginales y peligrosas de Tlaquepaque y Zapopan.
Empezó a “consultar” con narcomenudistas y pandilleros de la zona
el paradero de su hermano. “Hasta que me lo levantaron, me lo
golpearon un día, me lo siguieron en motocicleta. Gracias a Dios me
lo regresaron con vida”.
Magaña Rivera es de las primeras madres de desaparecidos que
se unió a un colectivo de búsqueda, primero estuvo en Familias
Unidas por Nuestros Desaparecidos Jalisco y ahora se agrupó en el
Colectivo Entre el Cielo y la Tierra. En la entidad hay 26 colectivos
de mujeres y hombres buscando a sus seres queridos “levantados”
por el cjng o por la Fiscalía estatal o policías municipales o
estatales; o una extraña combinación de estos, convertidos en entes
del terror.
Expone que las madres ya tienen demasiadas evidencias de la
complicidad de la Fiscalía con el crimen organizado, concatenado
con el burocratismo, la escasez de protocolos de búsqueda y la
insuficiencia de personal. Ya ni siquiera para castigar a los culpables
de la desaparición de sus hijos, sino tan siquiera para dar con la
ubicación de sus seres queridos.
“No ven una línea de investigación. Ni cuando cambiaron nuestros
casos a una Agencia de Inteligencia. Un día le dije al fiscal
especializado, Carlos Badillo Ceballos: ¿Si tú sabes cómo trabaja la
delincuencia organizada? ¿Cómo es posible, para combatir y dar
seguridad a los ciudadanos, que su policía y fiscalía no sea
organizada?” El tal Badillo sólo frunció el ceño y la boca. La señal
del cinismo.
En sus diligencias con sus compañeras, han encontrado un
común denominador en varios de los cuerpos hallados en los
forenses: la mayoría de los jóvenes tienen tatuajes en los hombros y
espaldas de códigos de barras, como si estuvieran “grafiteados” y
numerados por el Cártel de Jalisco Nueva Generación, además de
que varios de ellos tienen tatuajes del Sagrado Corazón de Jesús,
San Judas Tadeo, el patrono del crimen organizado en Jalisco.
“Son códigos de barras, como números. Queremos pensar que es
una forma de identificarse al interior del Cártel; igual sea una forma
en la que reclutan a sus sicarios que son obligados a trabajar para la
organización”.
La activista recrimina que apenas en abril de 2022, Enrique Alfaro
tuvo a bien presentar un plan de trabajo denominado En Jalisco
estamos buscando.
“Lo hace cuando ya pasó más de la mitad de su sexenio y cuando
faltan menos [de dos años] para que salga. ¿Qué tanto podrá
hacer? Te pongo un ejemplo: la brigada hace unos meses encontró
27 cuerpos y osamentas. De esas bolsas negras apenas salieron
identificadas cinco personas. Y de esas apenas se han entregado
como dos o tres”.
En Jalisco y en varios estados del país, el procesamiento de
restos óseos, cráneos y osamentas es muy largo y tortuoso para las
familias. Por entrampes burocráticos, la entrega de cuerpos puede
tardar hasta un par de años.
“Lo que pasa en Jalisco es muy traumático, en [la colonia Lomas
del Tizate], Zapopan, se hallaron 21 bolsas, en lo que las procesan y
hacen pruebas de adn, esos cuerpos tardarán meses o un par de
años en ser entregados. Las compañeras tendrán que someterse a
nuevos exámenes para hacer las confrontas”.

En tierra de El Mencho
En Autlán de Navarro, un municipio ubicado en la Sierra de Amula,
en Jalisco, los ojos de El Mencho se multiplican: “halcones”,
sicarios, taxistas, comerciantes, policías o empleados municipales
suelen reportar a los lugartenientes del máximo jefe del Cártel
Jalisco Nueva Generación cada suceso “extraño” o cada visita
“sospechosa”.
En este pueblo, donde habitan menos de 70,000 personas, son
muy comunes las desapariciones. Los familiares de las víctimas no
se atreven a poner denuncia por miedo a El Mencho.
Sitio estratégico de dicho Cártel para el trasiego de drogas que
llegan por la costa, Autlán de Navarro se encuentra a dos horas por
carretera respecto al Puerto de Manzanillo, pero también a 110
kilómetros de la zona costera sur de Jalisco, conocida como Barra
de Navidad y a escasos 195 kilómetros del Área Metropolitana de
Guadalajara, con una infinidad de caminos para esconderse en
distintas brechas de la sierra.
En 2020, Autlán de Navarro saltó a la fama nacional cuando la
Secretaría de la Función Pública llevó a cabo el congelamiento de
casi 2,000 cuentas bancarias vinculadas al cjng. Fue el operativo
conocido como Operación Agave Azul, hecho por sugerencia de la
Fiscalía General de la República. El gobierno de López Obrador
festinó el golpe financiero, pero meses después, la shcp devolvió
los fondos incautados, porque la fgr no acreditó que tenían un
origen ilegal.
Las cuentas congeladas —entre las que había varias de
empresarios y servidores públicos municipales— disfrazaban sus
actividades criminales por actividades empresariales diversas.
Incluso, algunas fueron camufladas como siembras de aguacates y
manzanas.
En Jalisco todos saben que en esta región manda y se esconde El
Mencho con su equipo más cercano. Ir a Autlán, pueblito de pasado
colonial convertido en zona metropolitana en 2016, junto con los
municipios de El Grullo y El Limón, significa andar con total cautela y
no preguntar mucho. Desde la terminal de autobuses, zonas
comerciales —e incluso en los pocos hoteles que hay— el cjng
tiene ojos y emisarios.
En esta región han desaparecido cinco veracruzanos. El 1 de
febrero de 2018 fueron “levantados” los comerciantes de Minatitlán,
José Ángel Meléndez Luna, Juan Meléndez Pineda, José Meléndez
Pineda y Juan Santos Meléndez. En estos últimos casos quedó
comprobado que, además de la participación de sicarios del cjng,
intervinieron una decena de policías municipales de Autlán de
Navarro, cómplices de este.
Beatriz Torres Zuleta es oriunda de Coatepec, Veracruz. Pero
desde antes de la desaparición de los Meléndez toma un vuelo de
Viva Aerobus cada 20 días, del Puerto de Veracruz a Guadalajara,
para presionar a las autoridades en las diligencias de búsqueda de
su hijo, Manuel Amate Torres. Ya lo ha buscado en fosas
clandestinas, en predios utilizados por el crimen organizado, en las
llamadas “casas de seguridad”.
Porque el 29 de diciembre de 2016, fue “levantado” por un
comando armado. Sin explicación alguna, lo bajaron de una
camioneta, mientras su novia Silvana Ramírez y sus familiares sólo
podían observar, impávidos.
La madre se ha quejado de los pocos avances que tiene la
Fiscalía del Estado de Jalisco para dar con el paradero de su hijo y
con el de los comerciantes veracruzanos, cuyas carpetas de
investigación estarían vinculadas por el mismo modus operandi.
Aunque hay dos policías en prisión confesos y condenados a 40
años de cárcel, José Luis “N” y María Lorena “N”, nadie ha podido
dar con el paradero de los cinco veracruzanos.
La carpeta de investigación 352/2016 señala que un comando
armado, con palabras ofensivas y groseras bajó a golpes de una
camioneta a Manuel Amate, a pocos metros del zócalo de Autlán y a
unos cuantos de la comandancia de la policía. Le apuntaron con
armas largas sin explicación alguna.
De acuerdo con los testigos, el hoy desaparecido alcanzó a gritar:
“¿Yo por qué? ¡Yo no he hecho nada! ¡Yo ni soy de aquí!” El auto del
joven veracruzano, un Ford Mustang Mach azul que se hallaba
estacionado junto a la banqueta de la casa de la familia Ramírez,
fue retirado a petición de la suegra del desaparecido con una grúa.
Las pertenencias que tenía —reprocha su madre— nunca le fueron
entregadas.
Manuel había acudido a tierras jaliscienses junto con su novia, dos
hermanos de ella y una cuñada. En los primeros dos días todo
transcurrió bien. Sin embargo, no fue hasta un día después que su
novia notificó lo sucedido a su madre:
—Dejaron pasar las horas más fundamentales de la búsqueda. A
mí no deja de darme coraje que hoy la familia sigue su vida como si
nada, pero que hubo situaciones extrañas por las que yo exijo saber
la verdad —reprocha Beatriz Torres Zuleta y agrega—: vivo con una
agonía que me está matando internamente, yo quiero saber la
verdad.
—¿Qué creé que sucedió?
—Era la primera vez que mi hijo iba para allá [Sierra de Jalisco] y
la familia de la novia y la propia novia siguen haciendo vida normal.
Como si nada, como si hubieran ido a entregar “la mercancía”.
La Fiscalía Especializada en Desaparecidos de Jalisco ya logró
detener, en 2019, a una persona involucrada en esta desaparición:
Gerardo Silva, expolicía municipal y “halcón” del cjng. En su
declaración ministerial confesó su participación en varios
“levantones” a jóvenes que fueron privados de su vida. Nunca pudo
aclarar si entre ellos se encontraba Manuel.
“Yo exigí esas búsquedas. Hay un detenido, él nos dijo de una
brecha y que ahí se los llevaban y ahí los [des]hacían en ácido y les
daban el tiro de gracia [sic]. En una brecha se encontró un tambo,
donde hacían sus fechorías. Disolvieron personas en ácido”.
En pleno verano de 2022, Torres Zuleta concentró la búsqueda de
su hijo en el predio conocido como El Camichín, del cual apenas
han peinado un 30 % de la tierra y ya han logrado sacar siete
cuerpos: la Fiscalía, cinco osamentas y los colectivos de
desaparecidos, dos.
De los hallazgos realizados, aún no aparece el cuerpo de Manuel
Amate Torres. Sin embargo, su madre no cede en su búsqueda
hasta peinar la totalidad de dicho terreno, pues la sábana de
llamadas del celular de su hijo, detectadas por Telcel, registra su
última ubicación por esta zona, muy cercana a la cabecera de
Autlán de Navarro.
En este viacrucis por el occidente del país, Beatriz retrata
fotográficamente la incompetencia y la lentitud de las distintas
autoridades. Relata que presentó una queja en la Comisión Nacional
de Derechos Humanos por las distintas negligencias que cometen
las autoridades de Jalisco y que la cndh “redireccionó” al Estado
jalisciense el reproche para ser atendido. Sin embargo, en la
Comisión Estatal de los Derechos Humanos (cedh) sólo le dijeron
que habían recibido la queja y se daban por “enterados”:
“Y así es esto, nadie hace completo su trabajo. No responden a lo
que prometieron y así se van los meses y años. Incluso, volví a
Ciudad de México a la cndh y me dijeron que como de Jalisco les
contestaron [sic] que mi queja fue atendida y resuelta […] tendría
que, ¡hazme el favor! [dice ya muy irritada], volver a presentar una
queja nueva”.
Otro lastre para la búsqueda de desaparecidos son los asesores
jurídicos de la Comisión Ejecutiva Estatal de Atención a Víctimas
Jalisco. Saben poco del tema de desaparecidos, básicos
conocimientos de la Constitución y poca experticia en manejo de
derechos humanos. Y son ellos quienes tienen que exigir a los
Ministerios Públicos agotar todas las líneas de investigación de la
carpeta.
—¿Cómo es buscar a un desaparecido en Jalisco?
Y Beatriz Torres Zuleta responde:
—La decisión la tiene que tomar la familia. Las autoridades jamás
te apoyan. Tienes que estar encima de la autoridad, porque no
hacen su trabajo completo. Siempre hay una revictimización o te
salen con que los muchachos andaban en malos pasos. Ahorita
Jalisco está en primer lugar de desapariciones. Hay casos muy
fuertes y severos. He buscado a mi hijo en Autlán muchas veces, no
me siento segura […] pero por tu hijo a todo te arriesgas.
En sus diligencias y búsquedas, expone que en una primera
instancia el comandante de Autlán de Navarro, Francisco Contreras
a partir de las investigaciones para este volumen, le negó que
hubiera casos de desaparecidos. Gracias a la búsqueda de los cinco
veracruzanos, esta zona serrana fue señalada como “foco rojo” en
materia de desapariciones forzadas.
En las posteriores investigaciones respecto a Francisco Contreras,
no se encuentran fuentes claras sobre su existencia. Lo que expresa
la sospecha de manipulaciones respecto a este agente.
El “halcón” y expolicía detenido, Gerardo Silva, hoy está preso por
posesión de drogas, una camioneta robada y está vinculado además
con la desaparición de Manuel Amate Torres.
“Lo único que ha dicho, es que su jefe, El Kruger, le dijo: síguelo y
me das la ubicación de dónde estaba mi hijo. A él lo levantaron
afuera de ‘Tortas ahogadas el Trompo’ […] Silva declara que a los
dos días que lo habían levantado, lo llevaron al predio El Camichín”.
De 2016 a la fecha, Beatriz Torres Zuleta sólo ha recibido una vez
un telefonema extraño. Una voz grave le alcanzó a decir desde un
número privado: “¡Bájale, bájale ya! Ya sé que andas por acá”.
En las pocas veces que por diligencias de su búsqueda y otras
madres de víctimas se han tenido que quedar hospedadas en Autlán
de Navarro, han notado cómo son vigiladas. No sólo por “halcones”,
sino por drones que se pasean con total libertad por los jardines del
hotel.
“Llevamos como diez búsquedas en El Camichín y en más de una
ocasión hemos notado cosas raras. Se lo hemos reportado a
quienes nos acompañan de [la] fgr o [el] Ejército y únicamente nos
piden que no salgamos solas y que procuremos estar dentro de la
habitación”.
Aunque la carpeta de investigación 352/2016 radicada en la
Fiscalía Especializada en Personas Desaparecidas de Jalisco
continúa detenida, ella sigue pendiente, cada 20 días, para
presionar a las autoridades jaliscienses:
“Hay que insistir [sic] que la carpeta de mi hijo no sea una secuela
nada más. Que no le salga polvo a la investigación, que se integren
las investigaciones que hemos hecho”.
Torres Zuleta se muestra un poco desencantada con el presidente
López Obrador. Señala que hubo muchas promesas para los
familiares de desaparecidos, pero todo se quedó en el aire:
“Ya no recibe ni a los familiares. Pese a que en su campaña nos
pidió el apoyo, nos llevó a Tlatelolco —una reunión multitudinaria en
la Plaza de Las Tres Culturas, con familiares de desaparecidos de
todo el país—. Se prometió una partida para búsquedas y mucho
respaldo, muchas promesas, pero ninguna aterrizada”.
A Alfaro Ramírez lo pinta como “indiferente”. Con una política
absurda al negar que haya desaparecidos en la entidad que
gobierna: “Él sigue saliendo a su balcón a hacer promesas nada
más. Su gobierno es una total mentira”.
Alfaro mentiroso,
El Mencho poderoso
María Guadalupe Camarena Rodríguez vive a “salto de mata”, los
últimos años de su vida los ha dedicado a buscar a sus hijos
desaparecidos: Lucero Ávalos Camarena, de 26 años, fue
“levantada” el 16 de junio de 2016 cuando acudía a trabajar a una
fiesta. Sus otros cuatro hijos, José de Jesús Martínez Camarena —
afectado por un un padecimiento biliar—, Ernesto Padilla Camarena,
Tonatiuh Ávalos Camarena y Oswaldo Javier Ávalos Camarena,
fueron víctimas de “desaparición forzada” a manos de policías
municipales de Ocotlán. Los interceptaron en la carretera de dicho
municipio y les robaron dinero y teléfonos celu-lares cuando iban a
bordo de una camioneta Grand Caravan blanca, placas JKJ-2252-
2003.
Los cuatro hermanos Camarena fueron “levantados” y
“desaparecidos” el 19 de diciembre de 2019 —cuando Alfaro
Ramírez apenas llevaba 13 días como gobernador— por policías
municipales quienes los entregaron —“vendieron”, insiste
Guadalupe— a una célula del cjng. Los torturaron y golpearon sin
reparar en que dos de sus hijos aún tenían los teléfonos con la línea
abierta.
Ella escuchó a través del iPhone x de Oswaldo Javier cómo
golpeaban y torturaban con saña a José de Jesús:
“Mis hijos eran de carácter fuerte. Yo escuchaba desde la otra
línea, cómo lloraban desgarradamente por la tortura. […] Algo le
hicieron a José, él iba muy grave en la camioneta, llevaba las vías
biliares tapadas. Débil por las quimioterapias. De hecho, mis otros
tres hijos lo acompañaban a recoger a una de sus sobrinas que lo
iba a cuidar, porque estaba muy mal […] Algo le sucedió a José —
sin decirlo, Camarena Rodríguez da a entender que lo privaron de la
vida— y de ahí, policías y sicarios decidieron ‘desaparecer’ a mis
otros tres hijos”.
Ella se encuentra concentrada en la búsqueda de sus cinco hijos:
“Ya como Dios me los dé, quiero encontrarlos, con lo que nos ha
pasado, ya perdimos el miedo. La desesperación por saber qué
hicieron con ellos, no”.
Guadalupe no sonríe, su rostro serio también mostró ofuscación
durante toda la entrevista. Expresó su irritación cada vez que
recordó el “tortuguismo” gubernamental y las pifias de la Fiscalía de
Jalisco. Erguía el pecho y brillaban un poco sus ojos cuando
mostraba los once trofeos de fisicoculturismo de su hijo, Oswaldo
Javier, quien fue galardonado con el primer lugar de Mr. Jalisco
Juvenil y Veteranos a sus 24 años.
En el cuarto de Oswaldo hay una colección de medio centenar de
perfumes, la mayoría, vacíos: “le gustaba coleccionarlos”, comenta.
A un lado de los perfumes, un tomo grueso de La Biblia, abierto a la
mitad, con un rosario como separador y un Cristo en la cruz de 1.2
metros de altura, colgado en la pared. Pese a las adversidades, los
Camarena son muy creyentes.
En la cocina de la casa de Oswaldo hay una pequeña urna de
mármol. Guadalupe cuenta molesta que la compró su otro hijo, José
de Jesús, como una premonición de que la muerte lo acechaba.
“Hay que estar preparado”, le dijo José a su madre por la
enfermedad del cáncer y las vías biliares tapadas. El destino y la
sinergia entre policías y el cjng le trazaron otro final.
Camarena Rodríguez concertó la cita acompañada de su hija
Noemí y su nieta —hija de la desaparecida Lucero—, en la casa de
Oswaldo Javier. Las tres mujeres no viven ahí, pero por seguridad
pidieron que fuera en ese lugar donde se desarrollara la entrevista,
en una colonia marginal del municipio de Tonalá. Explicó que ya han
sido seguidas por camionetas de sicarios en varias ocasiones. En
2021 un grupo de “encapuchados” se metió al taller de su hijo
desaparecido robándose cosas y dejando un mensaje. Meses
después, una periodista de televisión las entrevistó ahí mismo, la
reportera envió un mensaje al celular de Guadalupe confesando que
“gente extraña” la había seguido por varias calles.
En su desesperación y años de búsqueda, decidió grabar un video
pidiendo ayuda al líder del Cártel de Jalisco Nueva Generación, El
Mencho. En el video —que se hizo viral en YouTube—suplicó:
“Señor Nemesio Oseguera Cervantes, yo le pido, por favor, que me
ayude a encontrar a mis cuatro hijos desaparecidos, hasta la fecha
no he sabido nada de mis hijos […] Yo sé que usted es bueno y ha
ayudado a mucha gente”.
No se arrepiente de haberle grabado el video, aunque lamenta
que no haya tenido alguna respuesta positiva. Justifica que decidió
dirigirse a él por “desesperación”, pero también porque sabe que es
un hombre “muy poderoso” en Jalisco y en el país:
—Esa era mi esperanza, que me ayudara ese señor. No lo
conozco, pero no tuve respuesta de ninguna forma. Las búsquedas
que se han hecho, por parte del gobierno, son simuladas […] hubo
unas búsquedas obligadas y en puntos erróneos.
—¿Al gobernador Alfaro nunca le pidió ayuda?
Guadalupe golpea en la mesa y abre de forma desorbitada los
ojos, suelta a rajatabla frases bien hiladas:
—¡Alfaro es bien mentiroso! Hace poquito dijo en la televisión que
“nos estaba apoyando, que la comunicación conmigo era muy
buena y constante”. No hay mentira más grande. Nunca he hablado
con él ni yo ni las hijas que siguen aquí conmigo. Nadie de mi
familia.
Noemí Camarena, hija de Guadalupe, muestra en su teléfono
móvil una nota en internet, donde el gobernador habló ante más de
20 reporteros, camarógrafos y fotoperiodistas que no hay rezago en
atención a familiares de desaparecidos y que en el caso particular
de sus cinco hijos se le ha estado apoyando en la búsqueda
constantemente.
“Nadie sabe lo que uno pasa, es una angustia muy difícil. He
andado en Brigadas Nacionales de Búsqueda, todo por mis hijos, en
Michoacán, en Sinaloa, en el norte del país, aquí en Jalisco infinidad
de veces. Hubo un tiempo que no comía, no tomaba nada, ¡no sé
cómo no me morí!”, expone Guadalupe.
La familia Camarena también envió un telegrama a Palacio
Nacional, al presidente Andrés Manuel López Obrador, pidiendo
“ayuda” para localizar a sus cinco hijos desaparecidos. Días
después la buscaron de la oficina del entonces subsecretario de
Gobernación y Derechos Humanos, Población y Migración,
Alejandro Encinas, para prometerle que la ayudarían. Todo quedó
en una llamada y en una promesa hasta ahora incumplida.
En las horas de entrevista y reunión, Guadalupe no deja de
denunciar errores e indolencia de policías ministeriales, de
funcionarios del gobierno de Aristóteles Sandoval Díaz y de Alfaro
Ramírez, de la Comisión Estatal de Derechos Humanos y de la
Comisión Ejecutiva Estatal de Atención a Víctimas Jalisco.
Recuerda que cuando el priista Aristóteles ya no era gobernador, la
buscó y le hizo una promesa:
“‘Aunque ya no esté, yo en el gobierno la voy a seguir ayudando’
[…] Me puso un licenciado y ese sí avanzó un poco, pero luego ya
ve lo que le pasó al exgobernador y el licenciado dejó el caso”.
En 2021, el Comité contra la Desaparición Forzada de la
Organización de las Naciones Unidas exigió al Estado mexicano una
acción urgente para establecer un plan inmediato de búsqueda y
localización de sus hijos.
Y es que el caso de María Guadalupe Camarena es emblemático,
pues en la desaparición de su hija, Lucero Ávalos Camarena, hay
indicios de trata de personas, corrupción de policías, políticos y
fiscales mezclados en redes de prostitución en el occidente del país,
así como una aceitada unión con el crimen organizado. Mientras
que, en el caso de sus hijos, José de Jesús, Oswaldo Javier,
Tonatiuh y Ernesto, hay ya dos policías municipales en prisión y una
colusión tácita de los oficiales con el Cártel de Jalisco Nueva
Generación:
“Cuando iban a recoger a mi sobrina en Ocotlán, para que cuidara
de mi hijo José de Jesús, policías municipales los pararon en una
supuesta revisión de rutina. Tonatiuh alcanzó a marcarme. Yo
escuché todo. Les dijeron: ‘saquen las carteras, hijos de la chingada’
[…] y muchas más palabras obscenas. De mis cuatro hijos, tres no
llevaban dinero, pero José de Jesús, sí, cuando a él lo revisaron y
golpeaban alcancé a escuchar: ‘¡Este trae un chingo de dinero,
yujuuu!’ Festejaron los policías municipales de Ocotlán”.
La garganta de Guadalupe se cierra y la voz se le quiebra, da a
entender cómo fue que a partir de ahí empezaron golpes, torturas,
toques eléctricos, cachazos, gritos, sollozos. Hasta que José de
Jesús dejó de quejarse. Con la línea telefónica abierta, se logró
saber que había siete policías presentes y luego voces de varios
extraños:
“Yo creo que los entregaron o vendieron al Cártel”, asevera
Guadalupe.
Por este caso hay siete policías implicados, dos en prisión, tres
prófugos de la justicia y dos no identificados. Los que están en
prisión, los oficiales Mario “N” y Alonso “N” no han querido declarar
qué pasó con los hermanos Camarena. Incluso, cuando fueron
aprehendidos el 13 de abril de 2021, ya se encontraban trabajando
en la Policía Municipal de Jalostotitlán, en Jalisco. Es decir, habían
mudado su modus operandi a 121 kilómetros de Ocotlán, esto es,
sólo los rotaron de plaza.
La investigación de los policías detenidos no la hizo la Fiscalía de
Jalisco. Fue la propia familia Camarena quien tuvo que hacer sus
propias diligencias y entregar las pruebas al órgano procurador de
justicia.
A lo anterior, agrega Guadalupe:
“Mientras nos amenazaban e intimidaban extraños, esos policías
continuaban laborando en Jalostotitlán. Pese a tener órdenes de
aprehensión, [sic] a allá se cambiaron. El caso ya está judicializado,
están en una cárcel de Guadalajara, en la Metropolitana, presos por
desaparición forzada”.
El vía crucis de la familia Camarena ha seguido igual. Han sido
víctimas de intimidación y burlas de los ministerios públicos. Un tal
Saúl Arámbula le dijo que “si seguían insistiendo en la búsqueda,
algo les iba a pasar”; una fiscal de nombre Ligne [sic] con escolta a
las espaldas, se negó a recibirles una “ampliación de denuncia” y un
ministerio público de nombre Luis Humberto Cortés se burló de su
dolor, llevándolas a chapear y a rascar la tierra en un cerro que
nunca se reportó en la geolocalización registrada en la sábana de
llamadas de los cuatro hijos de Guadalupe Camarena.
Prosigue:
“Ahí nos llevaron por la presión de la onu. Como decir: ¡ándenle,
ya les cumplimos con la búsqueda, dejen de quejarse! Fue una burla
por completo”.
Un par de días antes de ser “desaparecida”, Lucero Ávalos
alcanzó a hablar por teléfono con su mamá, le confesó que tenía
mucho miedo, le dijo que había caído en el “lugar equivocado”. De
forma extraña, se despidió de ella y le encargó a sus dos hijos.
“Me dijo bien extraña:
—Yo no soy lo que dicen que soy, una modelo […] Cuida bien a
mis hijos.
—¿Por qué pasó esto, Lucerito? [—preguntó Guadalupe.]
—Caí en el lugar equivocado.
—¿Vamos a la policía? [—propuso Guadalupe.]
—¿Tú crees que nos van a hacer caso? Si me llevan a la cabaña
[sic] y ahí hay grandes mandos de la Fiscalía, comandantes de la
policía”.
Guadalupe traga saliva. Admite que fue ahí cuando se enteró que
a su hija la tenían prostituyéndose en fiestas con servidores
públicos, judiciales y fiscales. También la llevaban a “trabajar” a
Puebla y a otros estados.
En las investigaciones que hizo la familia tras la desaparición de
su hija, salió a flote que trabajaba en una estética masculina que
tenía, como nombre fachada, “El Mediterráneo”. En realidad, era un
prostíbulo de alto nivel en el que a Lucero le financiaron una
abdominoplastia y una operación de pechos, que le sería cobrada a
la joven jalisciense en más de 100,000 pesos, los cuales iría
cubriendo por “goteo”, mediante sus servicios.
Quien la operó era el esposo de Elizabeth, socia de Ana Chavarín
y Edna Judith Aceves Félix. Esta última regenteaba una cadena de
casas de masajes y prostitución en Guadalajara y municipios
metropolitanos. Su caso terminó en desgracia, pues integrantes del
cjng “levantaron” a su sobrino de 25 años, el estudiante de cine,
Salomón Aceves Gastelum, y a dos amigos también estudiantes de
medios audiovisuales, Jesús Daniel Díaz y Marco Francisco García
Ávalos. La desaparición ocurrió en la carretera hacia Tonalá, Jalisco,
el 19 de marzo de 2018.
El 24 de abril la Fiscalía de Jalisco confirmó que los tres jóvenes
fueron levantados por el cjng y disueltos en ácido pues —conforme
la Fiscalía— fueron “confundidos” con narcos. Al interior de la
dependencia corrió la versión, no oficial, que Aceves Félix tenía
pendientes con la organización criminal y una forma de cobrarle la
deuda fue con su sobrino.
La Fiscalía, a cargo de Raúl Sánchez Jiménez, insistió ante la
prensa nacional e internacional que el cjng “detectó” que los
estudiantes de cine grabaron un cortometraje en una “casa de
seguridad” utilizada por el Cártel Nueva Plaza, que entonces
lideraba El Cholo.
“Los integrantes del cjng confundieron a los estudiantes con
miembros de la banda rival, los trasladaron a otra casa donde los
interrogaron, torturaron y asesinaron. En otro domicilio disolvieron
sus cuerpos en ácido sulfúrico para que no quedaran restos de ellos
[…] en ese lugar se encontraron rastros biológicos de los jóvenes;
además de 46 bidones de 56 litros de ácido sulfúrico y tres
depósitos con restos del compuesto químico”, explicó la Fiscalía de
la entidad y con esos argumentos le dio carpetazo al tema.
El tema indignó tanto a nivel internacional, que hasta el
consagrado cineasta mexicano Guillermo del Toro se pronunció
sobre esta barbarie: [sic] “Las palabras no alcanzan para entender la
dimensión de esta locura. 3 estudiantes son asesinados y disueltos
en ácido. El ‘porqué’ es impensable, el ‘como’ es aterrador.”
Sólo así Edna Judith logró pisar la cárcel, pero nunca fue
imputada por la desaparición de Lucero Ávalos, la hija de
Guadalupe Camarena. La empresaria y líder en el negocio del
servicio sexual, pasó menos de un año en prisión, pues su defensa
logró la nulidad de todos los cargos.
“El último día que supe de mi hija, le habló Ana Chavarín: ‘Te
están esperando en la carretera Chapala-Periférico’. La llevó un
taxista de sitio amarillo. Ya ella tenía un mal presentimiento, yo me
quedé toda angustiada […] Y sí. Ya no supe más de ella”.
A Lucero Ávalos, además de su mamá y sus dos hermanas,
también la busca su hija, de 18 años. Se ha convertido en una
“rastreadora” en las distintas “casas de seguridad” abandonadas o
en predios cuyos dueños no aparecen en Tlajomulco de Zúñiga.
“Ahí estaba mi nieta en un lugar conocido como Etapa 9, en
Chulavista, en Tlajomulco. Ya nos íbamos, la Ministerial y el Forense
dijeron que ya no había nada [de fragmentos óseos]. De repente, mi
nieta se arrastró debajo de un predio y gritó: ‘¡Positivo!’ Se encontró
con un brazo y ahí vamos de nuevo […] Del 21 al 26 de febrero del
2022 sacamos más de 80 cuerpos en esa colonia”.
La hija de Lucero no falta a ninguna búsqueda. Con su corta edad,
saliendo de la adolescencia a su juventud, ha encontrado en
Tlajomulco de Zúñiga osamentas completas y restos óseos de
diversas personas en varias casas conocidas como “de seguridad”.
Entre las afectaciones psicológicas que ha tenido por la
desaparición de su madre y por literalmente abocarse a buscar en
fosas clandestinas, suele arrancarse el cabello por ansiedad o
desesperación o agarrar las tijeras y “tusarse” a mano limpia como
una forma de descargar su ira. La abuela Guadalupe ha tenido que
reprender a su nieta en varias ocasiones.
Hace más de un año, valiéndose de su juventud y agilidad, la hija
de Lucero volvió a encontrar otra fosa en Chulavista, en una casa
normal con vitropiso. La joven descubrió que había losetas de
cemento removidas. Al levantar un par, aparecieron restos
humanos. Tan sólo de esa casa han sacado cuatro cuerpos enteros,
los cuales continúan a la espera de ser identificados.
“Hay muchas ‘casas de seguridad’ que tienen osamentas y que no
han sido revisadas por la Fiscalía. Hay casas que están
abandonadas, algunas con restos de bala. Nosotros tenemos que
buscar a nuestros hijos en medio de alacranes, matorrales, olores
fétidos y mugre”.
Guadalupe Camarena insiste en que, junto con sus dos hijas y
nieta, no descansará hasta encontrar a todos y cada uno de sus
hijos, en donde sea y como sea:
“Como Dios me los quiera dar”.
EPÍLOGO

“De noche, todos los gatos son pardos”. Y en la oscuridad política, el


gatopardismo es hábito. Vivimos décadas de confusiones muy bien
procesadas por el campo de la política. Donde se urden, bajo los
manteles de las mesas negociadoras o bajo las faldas de esa
prostituta que alimenta al poder, los “cantos de sirenas” que tanto
engañan para devorar a los muchos en favor de unos pocos.
México es tierra maestra en estos menesteres. Incluso a la
delantera de otros territorios en lo que concierne a maneras
diferentes de actuar en la política. Y esto no es desconocido para
quienes controlan los timones de este mundo de varias cabezas —
ya no dos como en la Guerra Fría, ya no una como después, sino al
menos tres o cuatro, pues no vivimos la misma polarización de hace
unos 40 años—.
Aunque es más antigua la negociación principal: esta gran franja
intermedia que es México entre el norte y el sur —reguladora de los
hilos que durante más de un siglo han prevalecido en América—
existe, se debe y respira en gran medida gracias a un “pacto” con
Norteamérica respecto a todo el continente. Y ese arreglo no debe
ser alterado. México es la contención necesaria de los “no
bienvenidos” desde el centro, el sur, incluso desde África, Asia o
actualmente, migraciones desde Europa.
Pero también es el traspatio donde caen muchas de las faltas,
culpas, responsabilidades. Donde se han de mantener contenidos o
frenados los problemas que no deben penetrar en el estilo de vida
del norte de América. Por ser esa área de contención pactada, en
ello radican muchas de las preocupaciones respecto al espectro que
parece dominar actualmente: cada vez más, el país está marcado
por una excesiva militarización de la vida pública y civil. Afectado
gravemente por el deterioro institucional, a estas estructuras —
sintomáticas de una crisis, porque responden a viejos modelos
basados en una modernidad que ha dejado de funcionar en casi
todo el orbe— se suma la debilidad de las alternativas de poder que
establezcan un necesario equilibrio en este país de “dictaduras
perfectas”, tamizadas por engañosas operaciones partidistas.
En estos años “obradoristas” ha sido creciente el discurso que
intenta responsabilizar de casi todo a ese vecino norteño, menos
revuelto y brutal que estas tierras infestadas, bajo la idea de la
intromisión imperialista. Por una parte es cierta la prepotencia, doble
naturaleza y cinismo del proceder norteamericano, es algo que
pudiéramos llamar “transhistórico”, por otra parte es el pretexto
idóneo —bajo la vieja retórica, cada vez más falsa— para esgrimir
los conceptos cada vez más vacíos de “soberanía” e “injerencia”.
Porque el discurso “obradorista” está, como varios que aún perviven
en el espectro occidental, desfasado respecto a ese aún informe
fenómeno que en la actualidad está despidiendo lo pasado por una
realidad futura que no comprenderá “lo nacional” como todavía
pretende este gobierno de pensamiento y hacer estancado,
obsoleto.
El siglo xxi nos ha deparado vivir en una etapa de cansancios o
agotamientos. Y no parece que hayamos aprendido a reinventar
otros posibles modelos y prácticas para la sociedad futura. Dentro
de este colapso cada día más evidente, la concepción del liderazgo
—si bien ha caído en descrédito por tantos ejemplos surgidos
durante la etapa más crítica de la modernidad, tanto de izquierdas
como derechas— está cada vez más lejana de lo que ha sido su
modelo o definición.
Ya no son ejemplo los políticos. No poseen en gran medida los
atributos de escucha y representatividad social, sino de los grupos
de poder que representan. Han dejado atrás la noción del “saber
decir” junto al “saber hacer”. No son veraces ni claros, son
engañosos y gustan confundir a quienes creen o no en ellos. Mas
esto sería pasto para largos análisis sobre la contemporaneidad que
vivimos.
Los “líderes” —hoy más lejanos de su real definición— como
quien dirige la nación mexicana y quienes se lo han propuesto,
desde estados como Jalisco, a nivel de nación, están distantes de
poseer una real empatía con las tantas realidades sociales que
conforman a este complicado país. Ora populistas, ora elitistas,
padecen de lo mismo en este sentido.
Andrés Manuel López Obrador y Enrique Alfaro Ramírez tienen en
común, además de un perfil antisocial y sin remordimientos
manifiestos, carecer de modestia y sentido de la vergüenza. Ambos
son tendientes a ignorar las normas críticas esenciales. Sean
mesiánicos o pragmáticos, creen que poseen la solución a mucho,
sino a todo.
Parecen defensores de la “democracia”, pero sus acciones los
conducen a posiciones distantes de lo que ha sido su definición
histórica y práctica —con muy pocos ejemplos reales en el orbe—.
En este México que se vive hoy, unos intentan desarticular las
instituciones existentes (no todas muy ejemplares en sus
procederes por años, es cierto) y otros intentan dictar cómo se
ejecuta la ley a través de su control. Sea por desmantelamiento o
por imposición autoritaria, ambos se proponen dominar lo que se
supone creado para la sociedad y no contra ella —siempre
perfectibles, porque las instituciones son creaciones humanas—.
Vivimos un lapso de autócratas, que no permiten consensos y
anhelan crear una hegemonía a la medida del poder que desean
ejercer contra empresarios, que no sean parte de sus acólitos,
contra intelectuales o voces críticas, contra centros universitarios y
culturales, contra medios de comunicación y periodistas que no
sean afines, contra organizaciones civiles, contra la oposición. Y
hasta lo que pueda significar un contrapeso les incomoda.
Pero cabe preguntarse además, qué hace la prensa crítica, si en
realidad hay una diversidad de enfoques fustigadores, dónde están
los intelectuales como disensores, las figuras que no responden
realmente a alguna posición de poder. Dónde se encuentra una real
oposición que históricamente no ha perseguido escalar en el poder,
sino proceder desde una ética en función de la construcción de una
sociedad. Porque hoy mucho parece silenciado a través de
titulaciones, becas, premios, similares prerrogativas de los poderes
para acallar posibles voces y autoridades críticas ante lo
establecido. Y en ello, lo que no es ajeno a la muerte provocada, al
asesinato político.
Porque algo ha cambiado. Estos son tiempos de transformación y
alianzas en las que los actores políticos continúan jugando con las
palabras y las han vaciado de significados o sentidos. Incluso
muchos ni poseen estilo o carisma y están plagados de ignorancia y
embrutecimiento. Eso sí, tienen cada vez más claro que la política
es una negociación permanente. Y así pretenden, pero con incultura
o desdén por la memoria colectiva —cultivada por unos pocos sin
amnesia— unir extremos de esa engañosa esfera que es la política.
El periodo que se percibe es de extravío. Y de eso se valen los
políticos negociadores y negociantes que distan mucho de ser
honestos, honrados o congruentes. Cada vez están menos
comprometidos con la sociedad. Cada vez son más mentirosos ante
la misma. Pero preconizan lo contrario, que es lo que la mayoría
quiere escuchar y, ciegamente, ver.
Eso también une a López Obrador y morena con Alfaro Ramírez y
los suyos en Movimiento Ciudadano. Además de echarse las culpas
unos a otros de las incapacidades o desintereses, de tildarse
mutuamente con faltas, yerros y hasta ofensas, en el fondo son
parecidos y parten del mismo mal de raíz. Porque tras toda aparente
pelea y responsabilización, al final prevalece la impunidad. Porque
hay un pacto entre las élites, hoy sin fronteras definidas con lo
criminal.
Queda por ver del jalisciense qué resurgir político le depara y
quienes continúan, se suman o separan de su ambición, un resurgir
como el que Andrés Manuel tuvo que fraguar para sus dos intentos
anteriores por llegar a la presidencia. Pero todos han pactado con
uno de los estratos que más poder financiero posee en la
actualidad: el crimen organizado en sus diversas facetas y el narco,
uno de los más fuertes.
Como hemos planteado no pocos desde hace unos años: ya no
vivimos la época en la que el crimen organizado y la ilegalidad que
en torno a ellos se ha desarrollado, era un fenómeno clandestino;
tampoco vivimos el periodo en el que se sabía de su presencia y era
una fuerza beligerante contra la gobernabilidad mexicana; hoy
vivimos el gobierno del crimen organizado dentro de las estructuras
políticas y dirigentes desde las bases barriales, municipales,
regionales, estatales y nacionales.
Hoy, lo que era antes ilegal, parece dominar en México. Las
figuras institucionales, llamadas gobiernos de los estados, se han
convertido en empresas criminales. El crimen organizado, en estos
tiempos, parece un aparato, una extensión del Estado. O este es
una extensión ya establecida del crimen organizado. Esta posible
doble direccionalidad nos marca desde la inseguridad, hacia un
proceso aún desconocido, pero notorio.
El gobierno ha organizado sus circos, sus espectáculos
mediáticos y ejemplarizantes para causar beneplácito en sus
potentes vecinos y ponerle una zanahoria para andar —como al
burro— a los segmentos sociales que ha manipulado. Pero ha sido
con las figuras que ya no revierten un gran peso en la nomenclatura
dirigida por el crimen con todos sus cárteles —unos más
consentidos que otros, como se ha podido apreciar—. O
manipulando a cabecillas criminales que ya cayeron en desgracia
respecto a sus competidores más fuertes en la escalada del narco.
Pero la dinámica que propone y ha ensayado Alfaro Ramírez con
los suyos, desde su surgimiento a nivel municipal hasta su
entronización estatal en Jalisco, es de otra índole, aun interesante:
hablamos de una mafia financiera e inmobiliaria sustentada en una
suerte de oligarquía que comprende la presencia de cárteles,
necesitados de mover sus multimillonarios recursos en esferas a
donde no podían penetrar, de seguir a los viejos modelos de la
política tradicional.
Y este sí es un fenómeno de nuevo tipo para la dinámica social y
política. Sustentado en otro tipo de beligerancia que proviene —
desde hace no más de diez años— de las estrategias de guerra que
emplean al campo de las leyes, la legalidad y la jurisprudencia como
armas principales. Jalisco no es el único estado, pero es donde
mejor se percibe la concatenación de otro tipo de ejército. Sus
soldados son los burócratas —estrato desprovisto realmente de
convicción, que se mueve convenencieramente según sople el
viento político, por tanto, brazo perfecto de ejecución—, jueces,
fiscales, autoridades subordinadas (y dentro las policiales o de
seguridad, aun el Ejército y otras facciones bélicas). Este tipo de
guerra no es del todo conocida. Pero ha dado sus resultados en
diversas naciones y es una modalidad contemporánea para derrocar
gobiernos y regímenes completos.
A favor de esta cruzada de nuevo tipo, uno de los puntos débiles
dentro del diapasón político mexicano es que, en su tradición
partidista, existe desde hace mucho tiempo un “veletismo” o
“chapulineo” de muchos de sus actores políticos, que mudan de un
partido a otro conforme las conveniencias y negociaciones que
ofrece cada nicho, y no por la convicción ideológica que debería
modelarse en aras de lo que se considera para beneficio de la
sociedad. No son pocos los que se proponen postulaciones y luego
deciden por cuál tendencia o coalición se dirigen, de acuerdo con su
conveniencia y no principios.
Pero además se da el caso, apreciable con el fenómeno en torno
a Alfaro Ramírez, de la ocupación completa de tendencias políticas
como organización —una suerte de “golpe de Estado” intestino que
es a la vez parte de las nuevas estrategias, porque de ese modo se
hacen de un “puesto de mando” o “cuartel” ideológico—, como
plataformas en ciernes y prestas a ser usurpadas ante la debilidad,
inoperancia o falta de fuerza de otros actores políticos.
Es lo sucedido en Jalisco con Movimiento Ciudadano, que ha
servido perfectamente para Dante Delgado Rannauro como
coordinador nacional de un movimiento que pretende mostrarse
como algo novedoso, aunque esconda estratagemas nada
originales, además de complicidades sospechosas.
Se considera que, a nivel nacional, el gobierno dejó de asumir la
responsabilidad que le corresponde y se dejó de combatir la
ilegalidad generada por el crimen organizado. Tal parece que el
Ejército participa de esta subordinación presidencial, por lo que deja
en una zona de ambigüedad su responsabilidad o no ante la
ilegalidad. Y bajo esa sombrilla, varios estados son cómplices de
esas estructuras criminales o ya los representan sin que muchos lo
perciban aún. Tal parece que siguen la máxima que, superficial y
demagógicamente, dicen combatir: Quien se quede con el crimen,
se quedará con el país.
Movimiento Ciudadano opera, en lo que tiene sus similitudes con
morena, manipulando una base tendiente al servilismo. Pero por
conveniencias apoyadas en un capital dinámico a través de una
amplia mafia financiera que oscila desde lo prohibido hasta lo
permisible, desde lo criminal hasta lo aprobado. morena también
juega en esa zona de lo no permitido y poco transparente, pero su
diferencia es que tiende al populismo y así intenta “tocar base”;
Movimiento Ciudadano disfraza su populismo, se viste de elitista y
hasta de “legalidad”.
Ante gobiernos omisos desde hace mucho tiempo y actualmente,
con mayor evidencia, surgen estos fenómenos como en Jalisco,
tendientes también al despotismo y a la usurpación de partidos,
movimientos, estructuras, empresas, fuentes de capital, en
combinación con una fuente potente de generación financiera como
el crimen organizado; principalmente, con el Cártel Jalisco Nueva
Generación.
Al parecer, nos encontramos ante la construcción de una nueva
plataforma que se dice progresista, de izquierdas, pero conciliadora
desde su aparente idea de disrupción ante la tradición política
mexicana. Una plataforma que opera internamente con mucho
capital de esa oligarquía financiera que juega muy bien con recursos
e intereses locales e internacionales, desde la idea de quién es el
mejor apostador en el juego que están haciendo como “nuevo
poder”.
Pero esto es algo que viene desde hace más de 30 años. Lo que
vemos en Jalisco es la implementación, disfrazada de izquierda, de
una estrategia neoliberal que tiene en Carlos Salinas de Gortari a su
gran cerebro vivo, activo desde el aparente retiro. Y ese es parte del
mal de raíz. Él sigue siendo un genio mexicano, para privatizar y
aumentar un capital que ahora se recicla desde el nuevo poder que
se une con el anterior: el crimen organizado con la mafia del poder
de cuello blanco y corbata. De ahí proviene Dante Delgado
Rannauro. Veterano que practicó la usurpación de recursos y
fuentes de riquezas a través de los canales legales, jurídicos y
políticos en Veracruz (cuando fue gobernador).
Además, la práctica sigue demostrando que en el México
contemporáneo ya no parece existir una responsabilidad
constitucional por parte de quienes dirigen.
Ocurre como una inversión de ciertos factores en la balanza
respecto a López Obrador y Alfaro Ramírez. El primero puede ser
considerado no corrupto en sus acciones económicas —o al menos,
hasta ahora no parece probable— pero en su actitud política parece
serlo a diario. Su recurso principal es el doble discurso, el que
explota cada día construyendo mentiras. Debemos comprender que
una de las acepciones de la corrupción es la alteración de las cosas
y los hechos e ir en contra de los demás y hasta de uno mismo.
Alfaro Ramírez es parte de un poder empresarial más evidente.
Cada día más, representa una corrupción en sus acciones
económicas. Sin embargo, es coherente, en ese sentido, en su
actitud política, porque responde a la base corrompida que es la
mafia empresarial a la que parece dar resultados y a través de la
que, en Jalisco y tal vez fuera de la entidad, hoy se ha filtrado el
capital financiero del narco.
Es interesante una relativa coincidencia temporal y es la asunción
del cjng desde 2009, el mismo año en que Enrique Alfaro resulta
electo presidente del municipio Tlajomulco de Zúñiga por el prd y el
pt. Antes había tenido una actividad política visible desde 2003,
cuando fue postulado por el pri —del que fue miembro de 1999
hasta 2005— para presidente del mismo municipio. Pero no ganó.
No obstante, fue uno de los regidores del municipio de 2003 a 2006.
Coincidencia o no, de cierto modo, se han desarrollado
paralelamente, gradualmente, se han visto más unidos y
“casualmente”, tienen de estandarte a la “nueva generación”.
La de actores políticos que provienen de Jalisco y de la que se
jacta el coordinador nacional de Movimiento Ciudadano en los
medios: esa gran mafia empoderada en el estado junto al cjng —
como bien indica su nombre—. Porque es interesante cómo ambas
comparten en buena medida sus denominaciones y se unen
simbólicamente, pero como queda argumentado, también en
hechos.
Sin embargo, con Alfaro Ramírez en realidad se mantiene un
proceder político tradicional: ser la cabeza visible de una materia
gris que incluso está detrás de Movimiento Ciudadano y otros
partidos políticos: el “salinato”. Una operación económica de élite a
través de la política, despegada de la base social mayoritaria de
México —base que sí ha sido instrumentalizada por la estrategia de
la Cuarta Transformación desde su populismo barato, que no
escapa de las viejas estrategias cocinadas ya en los años noventa,
incluso, más allá en el tiempo—. Porque con la implementación de
los llamados “programas sociales” lo que genera es un clientelismo
político que, modelado mediante su discurso populista, le permite a
morena la compra de votos a favor. La vieja fórmula que
recompensa a quienes aplauden.
Frente a este escenario cada vez más ominoso, el populismo en el
poder niega y no reconoce nada. Tiende a justificarlo todo y cuando
no tiene salida busca enemigos o los crea para responsabilizarlo.
Para ello emplea tanto los resortes de las redes sociales y
mediáticas, como igual monta peleas con otras instituciones, e
incluso naciones, para crear una cortina de humo que desvirtúa a la
sociedad de lo que es medular. Y entre tantos engaños a la
sociedad, López Obrador esconde que no ha cumplido nada de lo
que prometió combatir: no hay un sólo político de calibre preso por
ello y, por el contrario, lo que realiza es un juego de apariencias, un
teatro político que esconde las negociaciones ocultas con el crimen,
con los presuntos oponentes a su gestión, y sobre todo sus nexos
con dinosaurios políticos que influyen en más de una posición
partidista.
Lo real es que, como muchos políticos, pero desde su estrategia
disfrazada de “pacifismo”, evade calar en las causas reales del
combate a la impunidad, protectora histórica de mucha corrupción y
del crimen organizado.
Una cosa es cierta: México está, en su bregar en el mar de la
política, pero no de la cultura como algo mayor, ante un peligroso
“golpe de timón” que —escondido o no tanto— le espetará a
Occidente y al mundo globalizado de hoy, en conjunto con otras
naciones o procesos sociales, un nuevo estadio similar al que
ocurrió en la antesala del siglo xv, cuando la barbarie generó un
poder que se proyectó por siglos.
Sin embargo, dentro de su ferocidad, aquel periodo contenía otros
fenómenos que impulsaron otras expresiones del ser humano e
hicieron de aquel tiempo algo trascendental. Con la gran diferencia
de que esa época trajo consigo una revolución mayor en lo cultural.
Pero con tanto por cambiar desde esta inmensa realidad e interior
pedestres y tan pocas expresiones de lo sublime, no parece que en
México sea el caso.

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