4/12/23, 02:27 Perspectivas del TJS sobre el Libro del Apocalipsis | Centro de Estudios Religiosos

Perspectivas del TJS sobre el Libro del Apocalipsis

Gerald N. Lund

El libro de Apocalipsis es uno de los libros más intrigantes y controvertidos de la biblioteca

bíblica. La mayoría de los eruditos coinciden en que es uno de los libros más difíciles del Antiguo o
del Nuevo Testamento. [1] Por lo general, los lectores modernos, incluidos los Santos de los
Últimos Días, encuentran extrañas sus imágenes, sus profecías llenas de imágenes extrañas y
desconcertantes y su mensaje poco claro. No sorprende, por lo tanto, que en gran medida se lo
deje solo y sin leer.

El título del libro en griego es Apocalipsis , de donde deriva su otro nombre común, Apocalipsis.
Apocalypsis se forma a partir de dos palabras griegas: apo , una preposición que significa
separado o eliminado de, y kalypto , un verbo que significa cubrir, ocultar u ocultar. [2] Apocalipsis
significa literalmente quitar o quitar la cubierta o velo. [3] De ahí su título en inglés, el libro del
Apocalipsis (o el descubrimiento o revelación).

Algunos dirían que, sin lugar a dudas, ese título es uno de los títulos más irónicos o engañosos en
toda la Escritura. No hay libro, dicen, que sea más velado o poco revelador que éste.

Uno de los libros más sencillos

Incluso a algunos Santos de los últimos días les resulta difícil creer que el libro revele o descubra
mucha verdad. Un maestro explicó la dificultad del libro al señalar la profecía de Nefi de que,
cuando se escribiera por primera vez, la Biblia incluiría muchas verdades “claras y preciosas”. Sin
embargo, los hombres malvados eliminarían muchas de esas verdades. (Véase 1 Nefi 13:28, 14:23)
¿La conclusión del maestro? ¡ Todas las cosas claras y preciosas del libro de Apocalipsis fueron
eliminadas! Por eso hoy no podemos entenderlo.

Si bien esto suena plausible y tiene algunos elementos atractivos, no está justificado por otra
evidencia. El profeta José Smith, en un sermón pronunciado en 1843, afirmó que “el libro de
Apocalipsis es uno de los libros más claros que Dios jamás hizo escribir”. [4] Y su trabajo sobre la
nueva traducción de la Biblia lo confirma. Si el libro es oscuro y desconcertante debido a una gran
pérdida de material original, el Profeta no consideró apropiado restaurar el material perdido. Si
bien es cierto que este es un argumento basado en el silencio, es interesante comparar su trabajo
sobre el Apocalipsis con este trabajo sobre otros libros que se cree que se entienden de manera
más sencilla y clara.

Por ejemplo, el Evangelio de Mateo generalmente no se considera un libro misterioso o difícil. Sin
embargo, en su trabajo en el libro, el Profeta hizo cambios en 618 de los 1071 versículos de Mateo,
o el 58 por ciento del total. Además de los cambios, añadió el equivalente a 51 versos de material
totalmente nuevo, lo que supone una ampliación de otro 5 por ciento del texto total. [5] Compare
estos cambios con el libro de Apocalipsis, donde agregó solo tres versículos nuevos (TJS
Apocalipsis 1:7; 2:27; 12:7) e hizo cambios en solo 90 de los 394 versículos, o el 23 por ciento de
los total. [6] En el libro de Génesis, como otra comparación, el Profeta cambió aproximadamente la

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mitad de los versículos y añadió el equivalente a unos 250 nuevos versículos, [7] literalmente
páginas y páginas de material nuevo. Sin embargo, el libro de Apocalipsis recibe sólo tres
versículos nuevos y relativamente pocos otros cambios.

Algunos podrían pensar que esas cifras podrían ser el resultado del hecho de que el Profeta
trabajó en la Biblia de manera secuencial. Dado que el libro de Apocalipsis es el último, recibió la
menor cantidad de trabajo y, por lo tanto, refleja la menor cantidad de cambios. Una vez más, la
evidencia no corrobora esto.

Como señala Robert J. Matthews, si bien el Profeta generalmente no indicó en qué porción de las
Escrituras estaba trabajando en distintos momentos, ni cuánto tiempo dedicó a cada libro, sí
tenemos evidencia sólida de que “en el trabajo de revisión el Profeta iba y venía en el Nuevo
Testamento en lugar de trabajar continuamente a través de la Biblia en un orden consecutivo”. [8]
Encontramos esta entrada en la historia del Profeta: “A mi regreso de la conferencia de Amherst,
reanudé la traducción de las Escrituras. . . . En consecuencia, el 16 de febrero de 1832, mientras
traducíamos el Evangelio de San Juan, el élder Rigdon y yo tuvimos la siguiente visión”. [9] Luego
siguió la sección 76. El 1 de marzo de 1832 encontramos esta entrada: “Hacia el primero de marzo,
en relación con la traducción de las Escrituras, recibí la siguiente explicación del Apocalipsis de
San Juan”. [10] Sigue el artículo 77. Como concluye Matthews,

Es poco probable que la obra hubiera progresado consecutivamente en tan solo dos semanas
desde el Capítulo 5 de Juan hasta el Libro de Apocalipsis. Una conclusión más plausible
sugiere que los hermanos no seguían el Nuevo Testamento consecutivamente. [11]

El libro del Apocalipsis: destinado a ser entendido

Nos quedamos con la clara conclusión de que el Apocalipsis de Juan debía entenderse cuando fue
escrito por primera vez, y debía entenderse hoy. El Profeta dijo que era uno de los libros más
sencillos, y así debería ser. El élder Bruce R. McConkie en respuesta a la pregunta: “¿Se espera
que entendamos el libro de Apocalipsis?” contestada:

Ciertamente. ¿Por qué más lo reveló el Señor? La noción común de que se trata de bestias,
plagas y simbolismos misteriosos que no podemos entender simplemente no es cierta. Es tan
exagerado que da una sensación enteramente errónea acerca de esta parte de la verdad
revelada. La mayor parte del libro —y no es problema contar los versículos así incluidos— es
claro y sencillo y debe ser entendido por el pueblo del Señor. . . . Él [el Señor] nos ha retenido la
porción sellada del Libro de Mormón porque está más allá de nuestra capacidad actual de
comprenderla. No hemos hecho esa progresión espiritual que nos califica para comprender
sus doctrinas. Pero no ha retenido el libro del Apocalipsis, porque no está más allá de nuestra
capacidad de comprender; si nos aplicamos con pleno propósito de corazón, podemos captar
la visión de lo que registró el antiguo Revelador. [12]

La confusión del mundo

Todo esto no pretende implicar que el libro de Apocalipsis sea simple o fácil de entender. En la
cita anterior, donde habló de que era comprensible, el élder McConkie añadió la frase calificativa:
“si nos esforzamos con todo el propósito de nuestro corazón”. Continuó diciendo en el mismo

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artículo: “El lenguaje y las imágenes [del libro de Apocalipsis] se eligen de manera que atraigan al
erudito del evangelio maduro, a aquellos que ya aman al Señor y tienen algún conocimiento de su
bondad y gracia. .” [13]

La comprensión del libro se logra sólo cuando se paga un precio en estudio, reflexión y
conocimiento general del Evangelio. Pero eso por sí solo no es suficiente. Los estudiosos de la
Biblia pagan el precio en términos de tiempo y esfuerzo. Estudian la cultura y los antecedentes.
Examinan minuciosamente el griego original, buscando cada matiz y pista. Conocen a los
emperadores y el entorno histórico en el que escribió Juan. Ellos saben todo eso y, sin embargo,
todavía no hay consenso sobre lo que realmente revela Juan.

Para ilustrar la confusión y el balbuceo de las voces interpretativas, tomemos simplemente un

ejemplo del intento del mundo de explicar un pasaje altamente simbólico que se encuentra en el
capítulo 9 del Apocalipsis. Al sonar la quinta trompeta, Juan vio “una estrella caer del cielo” y abrir
el “abismo” (Apocalipsis 9:1-2). Del pozo salió una gran nube de langostas a las que, según Juan,
se les ordenó “que no dañaran la hierba de la tierra, ni ninguna cosa verde, ni ningún árbol; pero
sólo aquellos medios que no tienen el sello de Dios en la frente. Y a ellos se les dio que no los
mataran, sino que fueran atormentados durante cinco meses” (Apocalipsis 9:3-5).

Observemos sólo una muestra de los intentos de los eruditos de explicar lo que vio Juan. Adam
Clarke, en la primera mitad del siglo XIX, escribió:

Langostas] Grandes hordas de tropas militares: la descripción que sigue ciertamente

concuerda mejor con los sarracenos que con cualquier otro pueblo o nación, pero también
puede aplicarse a los romanos. Como tienen poder los escorpiones de la tierra ] Es decir, herir a
los hombres picándolos . Los escorpiones pueden significar arqueros ; y de ahí que la
descripción se haya aplicado a Cestio Galo , el general romano que tenía muchos arqueros en
su ejército. . Que deberían ser atormentados cinco meses ] Algunos te toman los meses
literalmente y lo aplican a la conducta de los fanáticos. . . Otros consideran los meses como
meses proféticos , contando cada día como un año ; por lo tanto este período debe ascender a
ciento cincuenta años. [14]

Dummelow, otro estudioso del siglo XIX, no creía en absoluto que fueran hombres. Él dice: “del
humo salen espíritus malignos con apariencia de langostas . No deben dañar las cosas verdes
porque en realidad no son langostas. [15] Tenney cita a Mauro, quien concluye que dado que los
árboles se usan en otros lugares como símbolos de la grandeza humana o personas eminentes
(por ejemplo, ver Jeremías 7:20; Ezequiel 31:3), la “hierba de la tierra” (Apocalipsis 9:4 ) serían las
masas de gente común. [16] Claramente nervioso por esa interpretación, Tenney finalmente solo
se aventura a decir que las langostas “son en realidad una invasión de otro mundo de espíritus
encarnados maliciosos cuya misión es la destrucción”. [17]

Uno de los intentos más creativos de explicar el simbolismo es el del HMS Richards Jr., quien
equipara a Mahoma, fundador de la fe islámica, con la estrella que cayó del cielo, y el pozo sin
fondo con “el desierto del desierto árabe” . 18] Luego pasa a explicar el simbolismo de las
langostas:

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Tengo aquí una copia del mando militar dado a este gran ejército de caballería por Abu-bekr, su
comandante, en el año 632 d.C., cuando estaban a punto de iniciar sus invasiones de Siria.
Envió una carta circular a las tribus árabes que dice lo siguiente: “Cuando peleéis las batallas
del Señor . . . No destruyáis palmeras ni queméis campos de maíz. No taléis árboles frutales. [19]

Estos son los expertos reconocidos en el Nuevo Testamento y, sin embargo, todavía no pueden
llegar a un consenso de opinión. Pero uno se pregunta: ¿no refuta esta misma confusión su
afirmación de que el libro del Apocalipsis estaba destinado a ser entendido? No. Lo que estamos
diciendo es que para el mundo es un libro confuso y que el estudio por sí solo no es suficiente para
abrir sus misterios a nuestra vista.

La instrumentalidad de José Smith

Fue Pedro quien dijo que “ninguna profecía de las Escrituras es dada por voluntad privada alguna
del hombre. Porque la profecía no vino en la antigüedad por voluntad humana. Pero los santos
hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo”. (TJS 2 Pedro 1:20–21; cursiva
agregada.)

Es por medio de un profeta, el profeta José Smith, que se puede obtener la interpretación
corregida de la visión de Juan. Sin él, es en realidad un libro cubierto por un velo, oculto a nuestra
vista. Pero con lo que el Profeta ha revelado se vuelve comprensible. Cumple y justifica su título
como libro de Apocalipsis.

El Profeta nos dio acceso a los misterios del Apocalipsis a través de cuatro medios principales:

1. Escrituras de los últimos días.

2. Sermones y escritos no bíblicos.

3. Doctrina y Convenios 77.

4. Revisiones de la traducción de José Smith del texto de Apocalipsis

Dado que el enfoque de este artículo son las contribuciones del TJS a nuestra comprensión del
libro de Apocalipsis, saltaremos rápidamente los dos primeros y daremos sólo uno o dos ejemplos
de cada uno.

Un ejemplo de una contribución de las Escrituras de los últimos días se encuentra en Doctrina y
Convenios 130:7–11. Allí el Profeta explicó el significado de dos símbolos importantes utilizados
por Juan, a saber, el mar de vidrio ante el trono de Dios (ver Apocalipsis 4:6) y la piedra blanca
entregada a los fieles (ver Apocalipsis 2:17). Otro se encuentra en Moisés 4:1–4 y Doctrina y
Convenios 76:25–30, que brindan más información sobre la guerra en el cielo, que Juan apenas
menciona (véase Apocalipsis 12:7).

Un ejemplo de la contribución del Profeta a través de sus sermones o escritos no bíblicos es

cuando dijo que Juan "vio las mismas cosas acerca de los últimos días que vio Enoc". [20] Ésa es
una pista importante que nos ayudará a interpretar el Apocalipsis. Otro ejemplo es un largo
sermón pronunciado en Nauvoo el 8 de abril de 1843. [21] Todo el sermón es una exposición de la

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revelación de Juan. En algunos casos, el Profeta corrigió verbalmente pasajes del Nuevo
Testamento, pero por una razón u otra esos cambios nunca llegaron a la Traducción de José Smith.
[22] Dos de esos cambios involucraron versículos en el libro de Apocalipsis. [23]

Sección 77: La clave para entender la revelación

La tercera área de contribución en la que el profeta José contribuyó a nuestra comprensión del
libro de Apocalipsis es la sección 77 de Doctrina y Convenios. En su diario, el Profeta anotó: “Hacia
el primero de marzo, en relación con la traducción de las Escrituras, recibí lo siguiente sobre la
Revelación de San Juan”. [24] Luego se dictó el artículo 77.

Aunque en realidad no forma parte del texto TJS, la sección 77 se proporcionó como parte del
proceso de traducción y, por lo tanto, debe considerarse como parte de las contribuciones de la
Traducción de José Smith. Y aunque no forma parte del texto real, la sección 77 ciertamente se
ubica como una de las contribuciones más importantes, si no la más importante, del Profeta para
ayudar a nuestra interpretación del libro del Apocalipsis.

La sección 77 contiene quince preguntas y respuestas sobre el texto del libro del Apocalipsis,
aunque el Profeta no da ninguna indicación de si la pregunta era suya o formaba parte de la
revelación. Quince preguntas parece al principio una cantidad lamentablemente inadecuada si se
considera el número de preguntas que surgen a medida que se lee el texto. Sin embargo, un
estudio cuidadoso de la sección 77 muestra que estas quince preguntas sí proporcionan la clave
para que podamos entrar en la “casa” del Apocalipsis y comenzar a explorar. Smith y Sjodahl,
ampliando la analogía de la clave, dicen:

Pero esta Revelación [sección 77] no es una interpretación completa del libro. Es una clave.
Una llave es una parte muy pequeña de la casa. Abre la puerta por la que se puede acceder,
pero una vez girada la llave, el buscador del tesoro debe encontrarlo por sí mismo. . . . A partir
de la clave así dada, de las profecías del Antiguo Testamento y de la historia, eclesiástica y
política, debería ser posible interpretar el resto. Así como Champollion, mediante la clave
proporcionada en el breve texto sobre la piedra de Rosetta, pudo abrir los secretos de los
jeroglíficos egipcios, el estudiante de la Biblia debería poder leer el Apocalipsis con una mejor
comprensión del mismo, con la ayuda de esta clave. . [25]

La clave está en las quince preguntas formuladas y respondidas en la sección.

Los cambios textuales

La contribución final del Profeta a nuestra comprensión del Apocalipsis está en el trabajo que
realizó sobre el texto del Apocalipsis como parte de su traducción inspirada de la Biblia. Como se
señaló anteriormente, eliminó, añadió o cambió un total de noventa versos. Obviamente, no todos
esos cambios tienen la misma importancia. El comité que trabajó en la edición SUD de la versión
King James incluyó cambios para sólo cuarenta y siete de los noventa versículos, o apenas un
poco más de la mitad del total de cambios. Tomando esto como una indicación del número de
cambios significativos, podríamos decir que el profeta alteró significativamente sólo el 12 por
ciento del total de versículos. El doce por ciento no es una proporción asombrosa, pero el
porcentaje no transmite la importancia de la contribución de la obra del Profeta al texto del

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apocalipsis. De manera muy similar a la sección 77, los versículos así modificados a menudo se
convierten en una clave para abrir nuestro entendimiento a un pasaje o incluso a veces a un
concepto completo enseñado por Juan.

Ahora que hemos discutido brevemente las cuatro áreas de contribución hecha por el Profeta,
comenzaremos un análisis del Apocalipsis de Juan para ver cómo el Profeta ha abierto este libro a
nuestra comprensión. Dado que nuestro enfoque en este artículo es principalmente la
contribución del TJS a nuestra comprensión de la Relación, nos centraremos en las contribuciones
de la sección 77 y los cambios textuales reales del TJS, aunque cuando sea apropiado podemos
anotar contribuciones de las Escrituras de los Últimos Días. o los otros escritos del Profeta. El
espacio permite discutir sólo las contribuciones más significativas de las cuatro áreas.

La visión se abre: Capítulo 1

Juan dice que fue en Patmos, un domingo, que recibió las grandes y gloriosas visiones registradas
en el Apocalipsis (vv. 9-10). El capítulo 1 proporciona el prólogo de todo lo que sigue y,
curiosamente, el Profeta hizo más cambios en este capítulo inicial que en cualquier otro capítulo,
excepto el capítulo 12. De esos cambios aprendemos lo siguiente:

1. La Revelación es de Juan. Es su testimonio lo que se registra (ver TJS Apocalipsis 1:1, 2, 4, 5). Esto
de ninguna manera disminuye el hecho de que la fuente de la visión y la inspiración es divina, pero
la KJV sugiere que la revelación es de Dios a Jesucristo (ver v. 1). El TJS identifica claramente que
fue dado a Juan, un siervo de Dios, por parte de Jesucristo. ¿Por qué es esto significativo? Es otro
ejemplo de cómo ve el Salvador a sus profetas y apóstoles. Son sus servidores y los honra por su
fidelidad.

2. La KJV indica que la revelación fue dada porque “el tiempo está cerca” (v.3). La TJS aclara a qué
se refiere el tiempo cuando dice “porque la venida del Señor se acerca” (TJS v. 3).

3. En varios lugares de los primeros capítulos se hace referencia a “siete espíritus” (1:4; 3:1, 4:5) y
“siete ángeles” (1:20; 2:1, 8, 12, 18). ; 3:1). Tal como están las cosas, esto hace que parezca como si
los siete espíritus y los siete ángulos fueran cosas diferentes. Pero el Profeta cambió o explicó
todas las referencias a los siete Espíritus y los siete ángeles para mostrar que los siete Espíritus y
los siete ángeles se refieren ambos a los líderes de las siete iglesias (ver TJS para todos los
versículos anteriores). Juan, que en este momento es el líder de la Iglesia, está escribiendo a siete
ramas de la Iglesia en Asia. El JST deja claro que se dirige específicamente a los líderes (los
obispos o presidentes de rama, por así decirlo) de cada una de estas ramas.

4. Además, la TJS deja claro que los siete Espíritus (ahora sirvientes) son los receptores, no la
fuente, de la visión (ver TJS v. 4).

5. Finalmente, el Profeta añadió al concepto de la segunda venida de Cristo que vendría revestido
de “la gloria de su Padre” y estaría acompañado por “diez mil de sus santos” (JST 1:7). Quizás sea
un buen momento para señalar que en griego el número más grande era diez mil, que es la
“miríada” mundial. [26] A menudo se utiliza simbólicamente para expresar números incontables.

Las Siete Letras: Capítulos 2 y 3

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Inmediatamente después de la visión inicial, el Salvador, por medio del ángel que lo representaba,
dictó siete cartas a las siete iglesias de Asia. Aunque a menudo se descuidan en favor de las
visiones proféticas, estas siete cartas son piezas selectas e individualizadas de revelación
personal. El Profeta hizo muy pocos cambios, los más significativos de los cuales incluyen:

1. Como se señaló anteriormente, a lo largo de estas cartas el Profeta cambió la redacción para
dejar en claro que cada carta estaba dirigida a la autoridad que preside cada iglesia.

2. El lecho en el que iban a ser arrojados la falsa profetisa y quienes la siguieron es en realidad el
“infierno” (ver JST 2:22).

3. A los que sean fieles en Tiatira se les promete que se les dará poder sobre las naciones y las
gobernarán con vara de hierro, haciéndolas pedazos como vasijas de barro (2:26–27). Esto parece
contradictorio en la KJV. A los santos fieles se les promete el poder de hacer pedazos a las
naciones. Este simbolismo sugiere fuertemente tiranía. Las imágenes de la visión de Nefi
muestran que la barra de hierro es un símbolo de la palabra de Dios (ver 1 Nefi 15:23–24), lo que
ayuda un poco, pero en la TJS, el Profeta eliminó las imágenes de cerámica rota y las convirtió en
la idea de que el alfarero moldeara y moldeara vasijas. Dijo que aquellos que fueran fieles en
guardar los mandamientos gobernarían las naciones “con la palabra de Dios; y estarán en sus
manos como vasos de barro en manos de un alfarero; y él los gobernará por fe, con equidad y
justicia (JST 2:26–27). Esta es una imagen muy diferente a la de la KJV.

La visión del cielo: Capítulo 4

Una vez terminadas las siete cartas, se invita a Juan a subir a los cielos para poder ver las cosas
que sucederán en el “más allá” (4:1). Se abre así la gran visión profética por la que es famoso el
Apocalipsis. Juan primero describe, o más bien intenta describir, la majestad y magnitud del reino
celestial donde Dios habita. En cierto modo, tratar de utilizar lo finito para describir lo infinito es
una tarea imposible. Casi instantáneamente, el lector se enfrenta a una desconcertante variedad
de símbolos, figuras e imágenes, algunas de las cuales, al menos en la superficie, rozan lo
extraño.

Y aquí es donde la obra de José Smith cobra importancia y se convierte en la clave para nuestra
comprensión. Si bien el Profeta hizo algunos cambios textuales en estos capítulos, que
notaremos, la contribución principal proviene de la sección 77 de Doctrina y Convenios. Como se
mencionó, en esa sección se hacen quince preguntas sobre el libro de Apocalipsis. Siete de las
quince son preguntas relacionadas con los capítulos 4 y 5. De la obra del Profeta aprendemos lo
siguiente:

1. La Tierra en su estado futuro celestializado llegará a ser como un Urim y Tumim masivos para
sus habitantes (véanse D. y C. 77:1; 130:7–9).

2. Los animales de nuestro propio mundo y de otros mundos son celestializados y habitan en la
presencia de Dios. (Véase D. y C. 77:2–3; véase también el discurso del Profeta sobre el significado
de las bestias. [27] )

3. Las imágenes bastante extrañas de bestias cubiertas con ojos y alas son en realidad un símbolo
de su naturaleza celestial (véase D. y C. 77:4).

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4. Los siete líderes de las iglesias, así como los veinticuatro ancianos de las siete iglesias, iban a
morar en la presencia de Dios (ver TJS Apocalipsis 4:5; D&C 77:5). En tiempos de intensa
persecución y martirio, esto habría servido de gran estímulo para que los fieles permanecieran
fieles a sus compromisos.

El Libro Sellado y los Siete Sellos: Capítulo 5

No hace falta mucho estudio del libro de Apocalipsis para llegar a la conclusión de que las
imágenes del capítulo 5 son fundamentales para toda la estructura del libro. Juan vio a la derecha
un libro del padre (probablemente un rollo) que estaba sellado con siete sellos (ver 5:1). También
vio que nadie, ni en el cielo ni en la tierra, podía ni era digno de abrir el libro, excepto el Salvador
(vv. 2-14). Dado que el resto de la visión describe lo que Juan ve cuando el Cordero abre cada uno
de los siete sellos, la comprensión del libro sellado es fundamental para nuestra comprensión
total del libro de Apocalipsis.

Y aquí es donde el profeta José Smith hizo su mayor contribución a nuestra capacidad de
descubrir lo que está velado, de revelar la revelación. Respondió dos preguntas importantes: ¿Cuál
es el significado del libro y cuál es el significado de los sellos? Sin duda, más que cualquier otra
cosa, sus respuestas a esas preguntas (véase D. y C. 77:6–7) se convierten en la clave para obtener
acceso a la “casa” del Apocalipsis. De lo revelado en esos dos versículos podemos derivar lo
siguiente:

1. El libro en la mano derecha del Padre representa la historia y el destino del mundo. Está en su
mano derecha sugerir que controla todo dentro y alrededor de nuestro mundo. Nadie excepto el
Salvador era digno de abrir el libro porque el sacrificio expiatorio fue lo que hizo posible y
significativa toda la historia mundial.

2. Los siete sellos representan los siete mil años que tendrá la tierra durante su existencia
temporal. Esto no sólo nos proporciona una de las pistas más específicas que tenemos sobre la
cercanía de la Segunda Venida, sino que también muestra que el libro de Apocalipsis está
básicamente estructurado cronológicamente, desplegando la historia de la tierra desde los
tiempos de Adán hasta que la tierra es celestializada. .

3. Al estudiar esa estructura cronológica cuidadosamente, podemos ver que el Apocalipsis de

Juan se centra más en ese corto período de tiempo entre el comienzo del último período de mil
años y la venida de Cristo. Tenga en cuenta la cantidad de tiempo que los siete sellos pasaron en
la tierra. Los primeros cinco (6:1–11) se cubren brevemente, simplemente destacando lo de mayor
importancia para el pueblo del pacto que sucedió en ese período de tiempo. El sexto sello, en el
que vivimos actualmente, se amplía considerablemente (6:12–7:17), pero todavía ocupa sólo unos
pocos versículos del total. Sabiendo que el Milenio es el acontecimiento principal del séptimo
sello, podríamos esperar que Juan se detuviera mucho en eso. Pero la apertura del séptimo sello
comienza en el primer versículo del capítulo 8. La Segunda Venida y el Milenio no se ven hasta los
capítulos 19 y 20. Así, claramente, la mayor parte de la revelación se centra en ese período
“después de la apertura del séptimo sello, antes de la venida de Cristo” (DyC 77:13).

4. Esta comprensión del marco de tiempo nos ayuda mucho a interpretar los símbolos utilizados
por Juan. Por ejemplo, en 6:2 se ve a un hombre sobre un caballo blanco. Esa misma imagen se usa
para el Salvador en 19:11. Por lo tanto, uno podría pensar que ambos lugares se refieren a la Mater,
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y esta es de hecho una interpretación común de los estudiosos. [28] Pero saber que el primer sello
representa los primeros mil años de la historia de la tierra (aproximadamente 4000 a 3000 aC)
hace que esa interpretación ya no sea sostenible. Ese único dato nos ayuda a buscar algo o
alguien en ese período de tiempo que cumpla con todas las condiciones simbólicas. Con esto
concluimos que no es Cristo sino Enoc el que está representado. [29] Y hay otros ejemplos de
cómo esta clave de la cronología se convierte en una clave para la correcta interpretación del
simbolismo.

De manera similar, la interpretación bastante ingeniosa mencionada anteriormente (el hecho de

que las langostas no dañen la hierba ni los árboles se interpreta como una orden del general
árabe a sus tropas de dejar la vegetación en paz) ahora puede rechazarse, ya que los eventos
descritos ocurrieron a mitad del quinto sello, y Juan ve las langostas aparecen después de la
apertura del séptimo sello.

La Apertura de los Sellos: Capítulos 6 al 11

Nuevamente, más a través de lo que aprendemos de la sección 77 que a través de cambios
textuales reales, el Profeta contribuye en gran medida a nuestra comprensión de lo que Juan vio
cuando se abrieron los distintos sellos. No se dice nada sobre los primeros cinco sellos, ni a través
de la sección 77 ni a través de cambios JST. Pero cuando llegamos a la apertura de los sellos sexto
y séptimo (los de nuestro tiempo, por así decirlo), recibimos una ayuda inmensa y aprendemos lo
siguiente:

1. El “ángel del este” es Elías (DyC 77:9). Esto al principio puede no parecer útil, pero sabemos que
el concepto de Elías es un precursor y que aquí se refiere a la restauración del evangelio en los
últimos días. [30] Aplicar esa interpretación a la visión de Juan tiene mucho sentido. Antes de que
los ángeles de destrucción sean desatados, los siervos de Dios serán sellados y así salvados de la
destrucción, mediante la restauración del evangelio, con su sacerdocio y ordenanzas. Al comentar
sobre estos mismos versículos, el Profeta explicó más tarde que el sellamiento “significa sellar la
bendición sobre sus cabezas, es decir, el pacto eterno, asegurando así su llamamiento y elección.
Cuando se pone un sello sobre el padre y la madre, se asegura su posteridad, de modo que no se
perderán, sino que serán salvos en virtud del pacto de su padre y de su madre”. [31]

2. El Profeta indica claramente que los doce mil sellados de cada una de las doce tribus no son
sólo una representación simbólica de las fuerzas de la justicia, como sostienen algunos eruditos.
Son una gran fuerza misionera del sexto sello (véase D. y C. 77:10). José Smith nos muestra que
son sumos sacerdotes ordenados elegidos de entre cada nación para llevar a cabo el evangelio y
atraer a todos los que vengan a la Iglesia verdadera (véase D. y C. 77:11). (En otra revelación, el
Profeta indicó que esos 144.000 también estarían en el monte Sión con el Salvador. Véase D. y C.
133:18 y compárese con Apocalipsis 14:1–5.)

El Profeta también dijo, poco antes de su muerte: “Asistí a una reunión de oración con el quórum
en el salón de asambleas e hice algunas observaciones respecto de los ciento cuarenta y cuatro
mil mencionados por Juan el Revelador, demostrando que la selección de personas para formar
ese número ya había comenzado”. [32] Esta afirmación parecería indicar que este gran cuerpo de
misioneros puede estar compuesto de mortales e inmortales juntos.

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3. Aunque el Profeta no nos brindó ayuda específica para interpretar las diversas imágenes
mencionadas bajo el sonido de las siete trompetas que comienzan en el capítulo 8, dos cosas que
reveló son de gran ayuda al estudiar esta sección del Apocalipsis. Primero, reveló que las
trompetas representan los juicios de Dios que prepararán al mundo y lo limpiarán para el reinado
milenial de Cristo (véase D. y C. 77:12). En segundo lugar, especifica claramente que estas
trompetas (o juicios) suceden en el séptimo sello (véase D. y C. 77:12–13). Dado que la evidencia
sugiere que aún no hemos entrado en ese último período de mil años, esta profecía aún es futura
para nosotros. De hecho, una vez que se realicen los juicios, es posible que las imágenes
utilizadas por Juan en esta sección se vuelvan mucho más claras. También nos dice que cualquier
intento de vincular estos juicios con acontecimientos históricos pasados ​no está justificado.

4. En el capítulo 10, hay una breve pausa en la descripción de los juicios en la que a Juan se le da
un librito para comer. Esto parece desconcertante al principio, pero nuevamente la información
revelada a través del profeta José Smith nos ayuda con la interpretación. Explica que el libro
simboliza la misión del propio Juan durante estos grandes eventos, cuya misión es ayudar a reunir
a las tribus de Israel (véase D. y C. 77:14). Sabemos por las Escrituras que Juan tiene el privilegio
de continuar su ministerio en la tierra hasta que regrese el Salvador (véanse Juan 21:22–23; D. y C.
7). Es casi como si el Señor le dijera a Juan en el capítulo 10: “ya que todavía estarás vivo en el
momento en que estén sucediendo todas estas cosas que te he mostrado, ¿te gustaría ver qué
estarás haciendo?” En una conferencia de la Iglesia en junio de 1831, el Profeta confirmó que la
“misión del librito” se estaba cumpliendo cuando dijo que “Juan el Revelador estaba entonces
entre las diez tribus de Israel que habían sido llevadas por Salmanasar, rey de Asiria. , para
prepararlos para el regreso de su larga dispersión”. [33]

5. Finalmente, aprendemos de las revelaciones del Profeta que los “dos testigos” que Juan
consideraba que desempeñaban un papel fundamental en la gran batalla de Armagedón eran dos
profetas elevados a la nación judía (no necesariamente judíos ellos mismos, como algunos han
sostenido). en los últimos días, quienes trabajarían entre el pueblo judío en su tierra natal (véase D.
y C. 77:15). El élder Bruce R. McConkie dijo que estos dos profetas serían “seguidores de ese
hombre humilde, José Smith. . . . Sin duda serán miembros del Consejo de los Doce o de la Primera
Presidencia de la Iglesia”. [34]

La Iglesia y el Reino de Dios

Después del sonido de las siete trompetas del juicio, Juan escuchó “grandes voces en el cielo, que
decían: Los reinos de este mundo han venido a ser el reino de nuestro Señor y de su Cristo” (TJS
Apocalipsis 11:15). Luego, así como un maestro hace una pausa en el curso de su conferencia para
explicar un punto importante, el Señor hace una pausa en su visión de los juicios para explicar
algunas cosas significativas acerca de estos reinos que acaba de mencionar.

El capítulo 12, donde comienza esta explicación, fue más alterado por el Profeta en su revisión del
libro de Apocalipsis que cualquier otro capítulo. Cambió la mayoría de los versículos, reorganizó el
orden de ellos y agregó un versículo nuevo, el único lugar donde se agrega una cantidad
significativa de material nuevo en todo el Apocalipsis (ver TJS Apocalipsis 12:7).

Si bien hay mucho que podríamos estudiar sobre estos cambios, el espacio nos permite
centrarnos sólo en la información más importante derivada de esos cambios. El capítulo 12
contiene tres grandes figuras o señales “a semejanza de las cosas que están en la tierra” (TJS v. 1):
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una mujer que está embarazada, un hijo varón a quien da a luz y un gran dragón rojo. El dragón
está claramente identificado como Satanás (ver TJS v. 8). La mayoría de los comentaristas
coinciden en que la mujer representa la Iglesia de Jesucristo, un hecho que José Smith confirmó
definitivamente (ver TJS v. 7). Pero es el hijo varón lo que ha causado más dificultades a los
comentaristas. Se nos dice tanto en la KJV como en la TJS que el hijo varón gobernará a todas las
naciones con vara de hierro y que será arrebatado al trono de Dios (ver v. 5; TJS v. 3). En 19:15 se
utilizan imágenes casi idénticas, por lo que la mayoría de los eruditos suponen que el hijo varón no
es otro que el Salvador.

Pero en el capítulo 12, si esa es la interpretación correcta, hay un problema con las imágenes. La
mujer queda embarazada o, en otras palabras, da a luz al hijo varón. Pero si la mujer es la Iglesia y
el hijo varón el Salvador, esto es contrario a lo que sabemos que es verdad. La Iglesia no produce a
Cristo. Todo lo contrario es cierto.

Otros han sugerido, dado que se especifica que el niño es varón, que el bebé representa el
sacerdocio. Pero nuevamente tenemos el mismo problema. La Iglesia no da origen al sacerdocio,
sino todo lo contrario.

Una simple frase añadida por el Profeta en este capítulo aclara todo el asunto. De hecho, se
convierte en una clave para nuestra comprensión de toda esta sección sobre los reinos del mundo
y de Cristo. Cambió el versículo 8 en la KJV para que diga: “Y el dragón no prevaleció contra
Miguel, ni el niño, ni la mujer que era la Iglesia de Dios, que había sido librada de sus dolores, y
había dado a luz el reino de nuestro Dios y su Cristo ” (TJS v. 7; cursiva agregada).

A veces en la Iglesia usamos la frase “el reino de Dios” para referirnos a la Iglesia misma, pero
técnicamente tiene un significado más específico. El élder Joseph Fielding Smith dijo:

Después de que Cristo venga, todos los pueblos de la tierra estarán sujetos a él, pero habrá
multitudes de personas sobre la faz de la tierra que no serán miembros de la Iglesia; sin
embargo, todos tendrán que ser obedientes a las leyes del reino de Dios, porque éste tendrá
dominio sobre toda la faz de la tierra. Estas personas estarán sujetas al gobierno político,
aunque no sean miembros del reino eclesiástico que es la Iglesia.

A este gobierno que abarca a todos los pueblos de la tierra, tanto dentro como fuera de la
Iglesia, a veces también se le llama reino de Dios, porque el pueblo está sujeto al reino de Dios
que Cristo establecerá. [35]

Ahora las imágenes son consistentes y lógicas. Con el tiempo habrá un reino político dirigido por
Jesucristo que gobernará a todas las naciones con la palabra de Dios. Ese reino político surgirá de
la Iglesia de Jesucristo y será posible (es decir, nacerá gracias a ella). Y dado que la creación del
reino político de Cristo señala el fin de los reinos del mundo, no es de extrañar que Satanás
busque destruir al hijo varón. Durante el meridiano de los tiempos, la Iglesia no pudo producir ese
reino político, sino que fue llevada al desierto o entró en apostasía (véase TJS Apocalipsis 12:14; D.
y C. 86:3). El hijo varón, o el reino político, fue así llevado al cielo para esperar el día de la
Restauración.

Una explicación tan clara y razonable de este capítulo es posible sólo gracias al TJS y a la
instrumentalidad del profeta José Smith.

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Conclusión y resumen
En la grandiosa y gloriosa visión de Nefi, tuvo el privilegio de ver desde su propio tiempo a través
de la corriente de la historia hasta el fin del mundo. Se le permitió escribir la mayoría de las cosas
que vio, incluidas algunas que se cumplieron en nuestra propia generación (por ejemplo, véase 1
Nefi 14:12). Pero en el momento en que empezó a ver cosas aún futuras para nosotros, se le dijo
que no podía escribir más sobre ellas, aunque se le permitiría verlas. Le dijeron que no podía
escribirlos porque era una mayordomía que pertenecía a otro (véase 1 Nefi 14:20–21, 25).
Pertenecía a uno de los apóstoles del Cordero y, dijo Nefi, “yo . . . oído y testifico que el nombre del
apóstol del Cordero era Juan” (1 Nefi 14:27).

El cumplimiento de esa mayordomía se encuentra en lo que llamamos el Apocalipsis o el libro de

Apocalipsis. Fue escrito para nuestro tiempo y principalmente sobre nuestro tiempo. Es un libro
de eminente importancia para los Santos de los Últimos Días.

Y es gracias a la instrumentalidad del profeta José Smith, y especialmente a su trabajo en la nueva

traducción de las Escrituras, que el libro de Apocalipsis ha llegado a ser precisamente eso para
nosotros. Es un libro que se revela, como dijo el Profeta, como “uno de los libros más sencillos que
Dios jamás hizo escribir”. [36]

Notas

[1] Canónigo Leon Morris, La revelación de San Juan (Grand Rapids, MI: Eerdmans, 1969), 15.

[2] Joseph Henry Thayer, Léxico griego inglés del Nuevo Testamento, sv, apo y kalypto .

[3] Ibíd., sv, apokalypsis.

[4] Enseñanzas del profeta José Smith , comp. Joseph Fielding Smith (Salt Lake City: Deseret Book,
1938), 290; En lo sucesivo citado como Enseñanzas .

[5] José Smith, “Nueva Traducción” de la Biblia de José Smith (Indepenence, MO: Herald Publishing
House, 1970), 236–317.

[6] Ibíd., 513–23.

[7] Ibíd., 27-116.

[8] Robert J. Matthews, Revisión de la Biblia de José Smith (Provo, UT: Brigham Young University
Press, 1969), 10.

[9] José Smith, Historia de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días , 7 vols. (Salt
Lake City: La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, 1946), 1:245; de ahora en
adelante citado como Historia de la Iglesia ).

[10] Ibíd., 1:253.

[11] Matthews, Joseph Smiths Revision , 10. Para obtener evidencia adicional, consulte su análisis
completo, 8–13.

[12] Bruce R. McConkie, “Understanding the Book of Revelation”, Ensign , septiembre de 1975, pág.
87; énfasis añadido).

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4/12/23, 02:27 Perspectivas del TJS sobre el Libro del Apocalipsis | Centro de Estudios Religiosos

[13] Ibíd., pág. 89 (énfasis añadido).

[14] Adam Clarke, Bible Commentary (Nashville, Tennessee: Abingdon Press, nd), 3:1001 (énfasis
agregado).

[15] JR Dummelow, Un comentario sobre la Santa Biblia (Nueva York: Macmillan, 1936), 1080;
énfasis añadido.

[16] Merrill C. Tenney, Interpretación del Apocalipsis (Grand Rapids, MI: Eerdmans, 1957), 75.

[17] Ibídem.

[18] HMS Richards Jr., ¿Qué hay en su futuro? (Los Ángeles: Voice of Prophecy, 1972), 23.

[19] Ibíd., págs. 23 y 24; énfasis añadido.

[20] Smith, Enseñanzas , 84.

[21] Ibíd., 287–94.

[22] Robert J Matthews, “ Una traducción más sencilla”: Traducción de la Biblia de José Smith: una
historia y un comentario (Provo, UT: Brigham Young University Press, 1975), 210–12.

[23] Ibídem.

[24] Smith, Historia de la Iglesia , 1:253.

[25] Hyrum M. Smith y Janne M. Sjodahl, Comentario de Doctrina y Convenios , rev. ed. (Salt Lake
City: Deseret Book, 1951), 478.

[26] Thayer, sv, myrious .

[27] Smith, Enseñanzas , 287–94.

[28] Véase, por ejemplo, Dummelow, Commentary , 2078; RCH Lenski, La interpretación del
Apocalipsis de San Juan (Minneapolis: Augsburg Publishing House, 1963), 221–22.

[29] Bruce R. McConkie, Comentario doctrinal del Nuevo Testamento , 3 vols. (Salt Lake City:
Bookcraft, 1966–73), 3:476–77; en adelante citado como DNTC .

[30] Ibíd., 3:491–92.

[31] Smith, Enseñanzas , 321.

[32] Smith, Historia de la Iglesia , 6:196.

[33] Ibíd., 1:176 nota.

[34] McConkie, DNTC , 3:509.

[35] Joseph Fielding Smith, Doctrinas de Salvación , 3 vols. (Salt Lake City: Bookcraft, 1954–56),
1:229.

[36] Smith, Enseñanzas , 290.

https://rsc.byu.edu/joseph-smith-translation/insights-jst-book-revelation 13/13