0% encontró este documento útil (0 votos)
122 vistas39 páginas

PENTALFA

El documento describe brevemente los diferentes significados que ha tenido el pentagrama a lo largo de la historia y entre diferentes tradiciones. Para los pitagóricos representaba los cinco elementos, para los cristianos las cinco heridas de Cristo, y para ocultistas y cabalistas representaba al hombre. También ha tenido significados relacionados con la salud, la comunidad y el ego superior.

Cargado por

Camilo
Derechos de autor
© © All Rights Reserved
Nos tomamos en serio los derechos de los contenidos. Si sospechas que se trata de tu contenido, reclámalo aquí.
Formatos disponibles
Descarga como DOCX, PDF, TXT o lee en línea desde Scribd
0% encontró este documento útil (0 votos)
122 vistas39 páginas

PENTALFA

El documento describe brevemente los diferentes significados que ha tenido el pentagrama a lo largo de la historia y entre diferentes tradiciones. Para los pitagóricos representaba los cinco elementos, para los cristianos las cinco heridas de Cristo, y para ocultistas y cabalistas representaba al hombre. También ha tenido significados relacionados con la salud, la comunidad y el ego superior.

Cargado por

Camilo
Derechos de autor
© © All Rights Reserved
Nos tomamos en serio los derechos de los contenidos. Si sospechas que se trata de tu contenido, reclámalo aquí.
Formatos disponibles
Descarga como DOCX, PDF, TXT o lee en línea desde Scribd
Está en la página 1/ 39

En la tradición cristiana, la pentalfa se usó en tiempos para representar las cinco

heridas o estigmas de Cristo. Para los pitagóricos, los cinco puntos representaban los
cinco elementos clásicos: fuego, tierra, aire, agua e idea o lo divino.

Pantaclo
Ir a la navegaciónIr a la búsqueda
Un pantaclo o pentalfa ha sido usado como un amuleto o talismán contra las
fuerzas malignas, que grabado en una puerta impide la entrada de malos
espíritus.1
Pantaclo y pentalfa han tenido diferentes significados a lo largo del tiempo y a
través de diferentes doctrinas:2

 Pitagóricos: un pantaclo es la estrella de cinco puntas que reproduce la


letra A (Alpha) en sus cinco lados y era considerado un emblema de salud.
También llamado pentagrama, Pentalfa de Pitágoras o Pentángulo de
Salomón.
 Masones: un pentalfa es el contorno o el origen de la estrella de cinco
puntas, y un emblema de la Comunidad.3
 Ocultistas y cabalistas: un pantaclo es una representación del Hombre o
Microcosmo y ha sido usado como talismán contra malos espíritus.
 Teólogos cristianos: un pentalfa representa las cinco llagas de Cristo.
 Filósofos esotéricos: un pantaclo es un símbolo del Ego o Manas superior.

siglo VI antes de Cristo

La Divina Proporción y el Pentagrama pitagórico.

Uno de los tópicos pitagóricos más fascinantes y que más


influencia ha tenido sobre el Arte, la Mística, la Biología e
incluso la Magia ha sido la Sección Áurea o Divina
Proporción.Euclides introduce la noción en la Definición VI.3
de Los Elementos:

«Se dice que un segmento está dividido en media y extrema


razón cuando el segmento total es a la parte mayor como la
parte mayor es a la menor».

Importantes especulaciones filosóficas, teológicas, naturales y


estéticas han surgido en torno a la Divina Proporción desde que
la humanidad empieza a reflexionar sobre las formas
geométricas que conforman el mundo, siendo el Pitagorismo
quien comienza a dar consistencia racional a toda esta doctrina.
Puede decirse que donde haya una especial intensificación de la
belleza y la armonía de las formas, ahí se encontrará la Divina
Proporción, por ejemplo en muchos aspectos de la naturaleza,
de donde muchos artistas extraerán su inspiración. La Divina
Proporción, sobre todo en forma de rectángulo áureo (con las
dos dimensiones en proporción áurea), constituye uno de los
métodos canónicos de composición para obras de arte más
utilizados por toda clase de artistas a lo largo de toda la Historia
del Arte interviniendo, además, en el canon ideal de la belleza
humana, en particular en las dimensiones del rostro y de la
mano.

Buena parte de la Geometría pitagórica en relación con la


sección áurea, tuvo que ver con el pentágono regular. Ya se
comentó que la figura de la estrella de cinco puntas que se
forma al trazar las cinco diagonales de un pentágono
llamada Pentagrama místico era una especie de símbolo de
identificación de la Escuela Pitagórica; por eso los pitagóricos
estudiaron exhaustivamente la construcción y propiedades del
pentagrama. El Pentagrama místico pitagórico se obtiene a
partir de tres triángulos isósceles iguales que tienen los ángulos
iguales dobles del ángulo desigual. Este tipo de triángulo –
llamado áureo porque los
lados iguales están en proporción
áurea con el lado menor– se construye
en la Proposición 10 del Libro IV
de Los Elementos de Euclides, cuyo
contenido es de raíz pitagórica en su
mayor parte. En la siguiente
Proposición, la IV.11, se construye efectivamente
el Pentagrama a base de inscribir en un círculo un pentágono
regular y trazar las diagonales, las cuales de forma sorprendente
se cortan determinando segmentos que están en proporción
áurea siendo el segmento mayor igual al lado del pentágono
(Euclides XIII.8).

El pentagrama místico de Pitágoras fue un diagrama simbólico


esencial del esoterismo geométrico de los pitagóricos que
trasmitido desde la antigüedad hasta el siglo XVIII forma parte
de dos tradiciones culturales importantes: los trazados de los
arquitectos y las estrellas pentagonales del simbolismo mágico
europeo, corrientes subterráneas que emergen a la luz a través
de la obra de Luca Pacioli LaDivina Proporción, que con
finalidad teológica racionaliza los arcanos del misticismo
geométrico pitagórico, exhumando una ciencia geométrica en
cuyas fuente beberán Alberti, Durero y otros muchos artistas
del Renacimiento.

Monedas griegas con el Pentagrama pitagórico halladas en


Metaponto (450 a.C).

La mejor manera de comenzar es con un círculo. Lo básico es


saber que un círculo tiene 360 grados. Podrás dibujar una
estrella dentro del círculo. Esto significa que si quieres dibujar
una estrella de 5 puntas, simplemente dividirás el círculo en 5
partes.
La fórmula es 360 grados : 5 puntas = 72 grados
Divides el círculo en ángulos de 72 grados y obtienes 5 puntos en
el círculo exactamente a la misma distancia unos de otros.

Quizás conocido por los antiguos mesopotámicos (por ejemplo los sumerios), fue muy
considerado por Pitágoras quien observó su relación con el número áureo. La mayoría de
los autores opinan que el pentagrama fue primero conocido y estudiado por
los babilonios y de allí lo tomaron los pitagóricos, debido a la coincidente asociación del
pentágono regular con el cosmos u orden divino. Sin embargo, hay quienes lo ponen en
duda, pues el sumario atribuido a los neoplatónicos Eudemo de Rodas y Proclo menciona
que los pitagóricos solo conocían a tres de las figuras cósmicas (poliedros regulares),
desconociendo al octaedro y el icosaedro. La explicación dada es que los tomaron de la
forma de los cristales naturales y no surgieron de una deducción matemática, lo que iría en
contra de la herencia babilónica.1 Desde entonces se le dio un uso al mismo tiempo
místico-mágico y otro científico; en la magia el pentalfa o pentáculo con su punta hacia
arriba suele significar al ser humano (de hecho: durante la Edad Media se esbozaban
alargados pentalfas para luego sobre ellos dibujar las figuras humanas, y esto puede verse
en el célebre grabado de Leonardo Da Vinci.
En ciencia, el pentagrama es una interesante figura que grafica varias leyes matemáticas:
guarda una estrecha relación con el número áureo, la sucesión de Fibonacci, la espiral
logarítmica, fractales y logaritmos, entre otros, y por ello con muchos fenómenos de la
naturaleza.

El número áureo, también llamado número de oro, número de Dios, razón extrema y
media,2 razón áurea, razón dorada, media áurea, proporción áurea y divina
proporción,3 es un número irracional,4 representado por la letra griega φ (phi) (en
minúscula) o Φ (Phi) (en mayúscula) en honor al escultor griego Fidias.
Su valor numérico, mediante radicales o decimales es:
Al ser irracional, no es posible representarlo con exactitud como una fracción decimal; se
puede seguir calculando cifras, pero nunca se alcanza la última.
También se representa con la letra griega tau (Τ τ),5 por ser la primera letra de la raíz
griega τομή, que significa acortar, aunque es más común encontrarlo representado con la
letra fi (phi) (Φ,φ). También se representa con la letra griega alfa minúscula.6
Se trata de un número algebraico irracional (su representación decimal es infinita y no
tiene periodo) que posee muchas propiedades interesantes y que fue descubierto en la
Antigüedad, no como una expresión aritmética, sino como relación o proporción entre dos
segmentos de una recta, es decir, una construcción geométrica. Esta proporción se
encuentra tanto en algunas figuras geométricas como en la naturaleza: en las nervaduras
de las hojas de algunos árboles, en el grosor de las ramas, en el caparazón de un caracol,
en los flósculos de los girasoles, etc. Una de sus propiedades aritméticas más curiosas es
que su cuadrado (Φ2 ≈ 2,61803398874988…) y su recíproco (1/Φ ≈ 0,61803398874988…)
tienen las mismas infinitas cifras decimales.
Asimismo, se atribuye un carácter estético a los objetos cuyas medidas guardan la
proporción áurea. Algunos incluso creen que posee una importancia mística. A lo largo de
la historia, se ha atribuido su inclusión en el diseño de diversas obras de arquitectura y
otras artes, aunque algunos de estos casos han sido cuestionados por los estudiosos de
las matemáticas y el arte.
El número áureo es el valor numérico de la proporción que guardan entre sí
dos segmentos de recta a y b (a más largo que b), que cumplen la siguiente relación:

 La longitud total, suma de los dos segmentos a y b, es al segmento mayor a, lo que


este segmento a es al menor b. Escrito como ecuación algebraica:
Siendo el valor del número áureo φ el cociente: . Surge al plantear el problema geométrico
siguiente: partir un segmento en otros dos, de forma que, al dividir la longitud total por la
del segmento mayor, obtengamos el mismo resultado que al dividir la longitud del
segmento mayor por la del menor.
En 1509 el matemático y teólogo italiano Luca Pacioli publicó De Divina Proportione (La
Divina Proporción), donde plantea cinco razones por las que estima apropiado considerar
divino al número áureo:

1. La unicidad; Pacioli compara el valor único del número áureo con la unicidad de
Dios.
2. El hecho de que esté definido por tres segmentos de recta, Pacioli lo asocia con
la Trinidad.
3. La inconmensurabilidad; para Pacioli la inconmensurabilidad del número áureo y la
inconmensurabilidad de Dios son equivalentes.
4. La autosimilitud asociada al número áureo; Pacioli la compara con
la omnipresencia e invariabilidad de Dios.
5. Según Pacioli, de la misma manera en que Dios dio ser al Universo a través de la
quinta esencia, representada por el dodecaedro, el número áureo dio ser al
dodecaedro.
En 1525, Alberto Durero publicó Instrucción sobre la medida con regla y compás de figuras
planas y sólidas, donde describe cómo trazar con regla y compás la espiral áurea basada
en la sección áurea, que se conoce como “espiral de Durero”.
El astrónomo Johannes Kepler (1571-1630) desarrolló un modelo platónico del sistema
solar utilizando los sólidos platónicos, y se refirió al número áureo en términos grandiosos:
La geometría tiene dos grandes tesoros: uno es el teorema de Pitágoras; el otro, la división de una
línea entre el extremo y su proporcional. El primero lo podemos comparar a una medida de plata; el
segundo lo debemos denominar una joya preciosa.
Johannes Kepler en Mysterium Cosmographicum (El misterio cósmico).

En el pentagrama[editar]

Los segmentos coloreados del pentagrama poseen proporciones áureas.

El número áureo tiene un papel muy importante en los pentágonos regulares y en


los pentagramas. Cada intersección de partes de un segmento se interseca con otro
segmento en una razón áurea.
El pentagrama incluye diez triángulos isósceles: cinco acutángulos y cinco obtusángulos.
En ambos, la razón de lado mayor y el menor es φ. Estos triángulos se conocen como
los triángulos áureos.
Teniendo en cuenta la gran simetría de este símbolo, se observa que dentro del pentágono
interior es posible dibujar una nueva estrella, con una recursividad hasta el infinito. Del
mismo modo, es posible dibujar un pentágono por el exterior, que sería a su vez el
pentágono interior de una estrella más grande. Al medir la longitud total de una de las
cinco líneas del pentáculo interior, resulta igual a la longitud de cualquiera de los brazos de
la estrella mayor, o sea Φ. Por lo tanto, el número de veces en que aparece el número
áureo en el pentagrama es infinito al añadir infinitos pentagramas.
El número áureo en la naturaleza[editar]

Concha de nautilus en espiral logarítmica13

En la naturaleza, hay muchos elementos relacionados con la sección áurea y/o


los números de Fibonacci:

 Leonardo de Pisa (Fibonacci), en su Libro de los ábacos (Liber abacci, 1202, 1228),
usa la sucesión que lleva su nombre para calcular el número de pares de
conejos n meses después de que una primera pareja comienza a reproducirse
(suponiendo que los conejos están aislados por muros, se empiezan a reproducir
cuando tienen dos meses de edad, tardan un mes desde la fecundación hasta el parto
y cada camada es de dos conejos). Este es un problema matemático puramente
independiente de que sean conejos los involucrados. En realidad, el conejo común
europeo tiene camadas de 4 a 12 individuos y varias veces al año, aunque no cada
mes, pese a que la preñez dura 32 días. El problema se halla en las páginas 123 y 124
del manuscrito de 1228, que fue el que llegó hasta nosotros, y parece que el
planteamiento recurrió a conejos como pudiera haber sido a otros seres; es un soporte
para hacer comprensible una incógnita, un acertijo matemático. El cociente de dos
términos consecutivos de la sucesión de Fibonacci tiende a la sección áurea o al
número áureo si la fracción resultante es propia o impropia, respectivamente. Lo
mismo sucede con toda sucesión recurrente de orden dos, según demostraron Barr y
Schooling en la revista The Field del 14 de diciembre de 1912.14

 La disposición de los pétalos de las flores (el papel del número áureo en
la botánica recibe el nombre de Ley de Ludwig).1516
 La distribución de las hojas en un tallo. Ver: Sucesión de Fibonacci.15
 La relación entre las nervaduras de las hojas de los árboles.17

 La relación entre el grosor de las ramas principales y el tronco, o entre las ramas
principales y las secundarias (el grosor de una equivale a Φ tomando como unidad la
rama superior).17
 La cantidad de espirales de una piña (ocho y trece espirales), flores o inflorescencias.
Estos números son elementos de la sucesión de Fibonacci y el cociente de dos
elementos consecutivos tiende al número áureo.1819
 La distancia entre el ombligo y la planta de los pies de una persona, respecto a su
altura total.20
 La cantidad de pétalos en las flores. Existen flores con 3, 5 y 8 pétalos y también con
13, 21, 34, 55, 89 y 144.18
 La distribución de las hojas de la yuca y la disposición de las hojas de las alcachofas.18
 La relación entre la distancia entre las espiras del interior espiralado de
cualquier caracol o de cefalópodos como el nautilus. Hay por lo menos tres espirales
logarítmicas más o menos asimilables a proporciones aúreas. La primera de ellas se
caracteriza por la relación constante igual al número áureo entre los radiovectores de
puntos situados en dos evolutas consecutivas en una misma dirección y sentido. Las
conchas del Fusus antiquus, del Murex, de Scalaria pretiosa, de Facelaria y
de Solarium trochleare, entre otras, siguen este tipo de espiral de crecimiento.2122 Se
debe entender que en toda consideración natural, aunque involucre a las ciencias
consideradas más matemáticamente desarrolladas, como la Física, ninguna relación o
constante que tenga un número infinito de decimales puede llegar hasta el límite
matemático, porque en esa escala no existiría ningún objeto físico. La partícula
elemental más diminuta que se pueda imaginar es infinitamente más grande que un
punto en una recta. Las leyes observadas y descriptas matemáticamente en los
organismos las cumplen transgrediéndolas orgánicamente.23
 Para que las hojas esparcidas de una planta (Ver Filotaxis) o las ramas alrededor del
tronco tengan el máximo de insolación con la mínima interferencia entre ellas, éstas
deben crecer separadas en hélice ascendente según un ángulo constante y
teóricamente igual a 360º (2 - φ) ≈ 137° 30' 27,950 580 136 276 726 855 462 662 132
999…". En la naturaleza se medirá un ángulo práctico de 137º 30' o de 137º 30' 28" en
el mejor de los casos.15 Para el cálculo se considera iluminación vertical y el criterio
matemático es que las proyecciones horizontales de unas sobre otras no se recubran
exactamente. Aunque la iluminación del Sol no es, en general, vertical y varía con
la latitud y las estaciones, esto garantiza el máximo aprovechamiento de la luz solar.
Este hecho fue descubierto empíricamente por Church15 y confirmado
matemáticamente por Weisner en 1875. En la práctica no puede medirse con tanta
precisión el ángulo y las plantas lo reproducen "orgánicamente"; o sea, con una
pequeña desviación respecto al valor teórico. No todas las plantas se benefician con
un máximo de exposición solar o a la lluvia, por lo que se observan otros ángulos
constantes diferentes del ideal de 137.ª 30'. Puede encontrar una tabla en la página 26
del documento completo accesible en el enlace de la referencia.19
 En la cantidad de elementos constituyentes de las espirales o dobles espirales de las
inflorescencias, como en el caso del girasol, y en otros objetos orgánicos como las
piñas de los pinos se encuentran números pertenecientes a la sucesión de Fibonacci.
El cociente de dos números sucesivos de esta sucesión tiende al número áureo.
 Existen cristales de pirita dodecaédricos pentagonales (piritoedros) cuyas caras son
pentágonos irregulares. Sin embargo, las proporciones de dicho poliedro
irregular no involucran el número áureo. En el mundo inorgánico no existe el
pentágono regular. Este aparece (haciendo la salvedad de que con un error orgánico;
no podemos pretender exactitud matemática al límite24) exclusivamente en los
organismos vivos.25

El número áureo surge de la división en dos de un segmento guardando las siguientes proporciones:
La longitud total a+b es al segmento más largo a, como a es al segmento más corto b.

El número áureo en el arte[editar]


 Relaciones en la forma de la Gran Pirámide de Guiza. La afirmación de Heródoto de
que el cuadrado de la altura es igual a la superficie de una cara es posible únicamente
si la semi-sección meridiana de la pirámide es proporcional al triángulo rectángulo ,
donde 1 representa proporcionalmente a la mitad de la base, la raíz cuadrada del
número áureo a la altura hasta el vértice (inexistente en la actualidad) y el número
áureo o hipotenusa del triángulo a la apotema de la Gran Pirámide. Esta tesis ha sido
defendida por los matemáticos Jarolimek, K. Kleppisch y W. A. Price (ver referencias),
se apoya en la interpretación de un pasaje de Heródoto (Historiae, libro II, cap. 124) y
resulta teóricamente con sentido, aunque una construcción de semejante tamaño
podría contener errores inevitables a toda obra arquitectónica y a la misma naturaleza
de la tecnología humana, que en la práctica puede manejar únicamente números
racionales.
Otros investigadores famosos se inclinan por la hipótesis de que los constructores
intentaron una cuadratura del círculo, pues la raíz cuadrada del número áureo se aproxima
mucho al cociente de 4 sobre π. Pero una construcción tal, aunque se conociera π con
una aproximación grande, carecería completamente de interés geométrico.26
No obstante, con base en mediciones no es posible elegir entre una u otra pues la
diferencia sobre el monumento real no es mayor a 14,2 cm y esta pequeña variación
queda enmascarada por las incertidumbres de las medidas, los errores constructivos y,
principalmente, porque la pirámide perdió el revestimiento en manos de los primeros
constructores de El Cairo. Para que esto quede más claro, una precisión del 1 por mil en
una base de 230 metros equivale a 23 centímetros y en la altura está en el orden de la
diferencia real que debería existir entre ambas posibilidades.
 La relación entre las partes, el techo y las columnas del Partenón,
en Atenas (s. V a. C.). Durante el primer cuarto del siglo XX, Jay Hambidge, de la
Universidad de Yale, se inspiró en un pasaje del Teeteto de Platón para estudiar las
proporciones relativas de las superficies, algo muy natural cuando se trata de obras
arquitectónicas. Dos rectángulos no semejantes se distinguen entre sí por el cociente
de su lado mayor por el menor, número que basta para caracterizar a estas figuras y
que denominó módulo del rectángulo. Un cuadrado tiene módulo 1 y el doble cuadrado
módulo 2. Aquellos rectángulos cuyos módulos son números enteros o racionales
fueron denominados "estáticos" y los que poseen módulos irracionales euclidianos, o
sea, expresables algebraicamente como raíces de ecuaciones cuadráticas o
reducibles a ellas, "dinámicos". El doble cuadrado es a la vez estático y dinámico,
pues 2 es la raíz cuadrada de 4. Un ejemplo de rectángulo dinámico elemental es
aquel que tiene por lado mayor a la raíz cuadrada de 5 y por lado menor a la unidad,
siendo su módulo la raíz cuadrada de 5.27 Posteriormente Hambidge estudió a los
monumentos y templos griegos y llegó a encuadrar el frontón del Partenón en un
rectángulo de módulo . Por medio de cuatro diagonales suministra las principales
proporciones verticales y horizontales. Este rectángulo es descompuesto en seis de
módulo y cuatro cuadrados.28
Como dato adicional para indicar la complejidad del tratamiento del edificio se tiene que en
1837 fueron descubiertas correcciones ópticas en el Partenón. El templo tiene tres vistas
principales y si sus columnas estuvieran efectivamente a plomo, todas sus líneas fuesen
paralelas y perfectamente rectas y los ángulos rectos fueran exactos, por las propiedades
de la visión humana el conjunto se vería más ancho arriba que en la base, sus columnas
se percibirían inclinadas hacia afuera y la línea que fundamenta el techo sobre las
columnas se vería como una especie de catenaria, con los extremos del edificio
aparentemente más altos que el centro. Los constructores hicieron la construcción
compensando estos efectos de ilusión óptica inclinando o curvando en sentido inverso a
los elementos involucrados. Así las columnas exteriores, en ambos lados del frente, están
inclinadas hacia adentro en un ángulo de 2,65 segundos de arco, mientras que las que
están en el medio tienen una inclinación de 2,61 segundos de arco. La línea que formarían
los dinteles entre columnas y que constituye la base del triángulo que corona el edificio, en
realidad es un ángulo de 2,64 segundos de arco con el vértice más elevado que los
extremos. De esta forma, y con otras correcciones que no se mencionan aquí, se logra que
cualquier observador que se sitúe en los tres puntos principales de vista vea todo el
conjunto paralelo, uniforme y recto.29
 Estudios como los del Dr. Fechner han demostrado que la percepción de la belleza
radica en la proporción áurea. Por ende, aquello que matemáticamente más se
aproxime a fi, se percibirá como más bello y perfecto. Esta noción de belleza y
perfección es aplicable a estructuras arquitectónicas, pinturas, partituras musicales,
fractales y personas.30
 En el cuadro Leda atómica, de Salvador Dalí, hecho en colaboración con el
matemático rumano Matila Ghyka.313233
 En las estructuras y tiempos de las películas "El acorazado Potemkin" e "Iván el
Terrible" de Serguéi Eisenstein.3433
 En los violines, la ubicación de las efes o eses (los “oídos” u orificios en la tapa) se
relaciona con el número áureo.[cita requerida]
 El número áureo aparece en las relaciones entre altura y ancho de los objetos y
personas que aparecen en las obras de Miguel Ángel, Durero y Leonardo Da Vinci,
entre otros.
 Es necesario desmentir la expandida aseveración de que el número áureo aparece en
la conocida representación del hombre de Vitruvio de Leonardo da Vinci. En este
dibujo Leonardo da Vinci sigue estrictamente las proporciones fraccionarias del cuerpo
humano que Vitruvio describe en su libro De architectura; concretamente en el
Capítulo I del Libro Tercero, “El origen de las medidas del Templo”.
 En las estructuras formales de las sonatas de Wolfgang Amadeus Mozart, en la Quinta
Sinfonía de Ludwig van Beethoven[cita requerida], en obras de Franz
Schubert[cita requerida] y Claude Debussy [cita requerida] (estos compositores probablemente
compusieron estas relaciones de manera inconsciente, basándose en equilibrios
de masas sonoras).35
 En la pág. 56 de la novela de Dan Brown El código Da Vinci aparece una versión
desordenada de los primeros ocho números de Fibonacci (13, 3, 2, 21, 1, 1, 8, 5), que
funcionan como una pista dejada por el conservador del museo del Louvre, Jacques
Saunière. En las pp. 121 a 123 explica algunas de las apariciones del
número phi (1.618) en la naturaleza y el ser humano. Menciona que las distancias
entre nuestro cuerpo son proporcionales entre sí, como las de la pierna al muslo, el
brazo al antebrazo, etc.
 En el episodio “Sabotaje” de la serie de televisión NUMB3RS (primera temporada,
2005), el genio de la matemática Charlie Eppes menciona que el número fi se
encuentra en la estructura de los cristales, en la espiral de las galaxias y en la concha
del Nautilus.
 En el episodio de Mentes Criminales "Obra maestra" (Cuarta temporada, episodio 8),
los crímenes del profesor Rothschild siguen una sucesión de Fibonacci; en la primera
zona, mató a una víctima; en la segunda, a otra; en la tercera, a dos; en la cuarta, a
tres; y en la quinta, a cinco: doce en total. Las localizaciones también se disponen
según una espiral áurea, de fuera hacia dentro: el sitio donde estaban secuestrados
los niños estaba justo en el centro. Hasta eligió a sus doce primeras víctimas según
cuánto se acercaran las relaciones entre sus rasgos faciales al número áureo:
buscaba que fueran los "especímenes más perfectos de ser humano".
 En la cinta de Darren Aronofsky Pi, fe en el caos/Pi, el orden del caos, el personaje
central, el matemático Max Cohen, explica la relación que hay entre los números
de Fibonacci y la sección áurea, aunque denominándola incorrectamente Theta (θ) en
vez de Phi (Φ).
 En Steel Ball Run, la séptima parte de la popular franquicia de manga JoJo's Bizarre
Adventure, la espiral dorada constituye un elemento crucial dentro de la trama, siendo
el origen de la técnica Spin utilizada por los protagonistas.
 El número phi aparece en la película de Disney Donald en el país de las
matemáticas.36
Espiral dorada
Ir a la navegaciónIr a la búsqueda

Espiral áurea construido a partir de la evolución de un rectángulo dorado.

Las espirales áureas son auto similares. La forma se repite indefinidamente cuando la ampliamos.
Ver Fractales

La Espiral dorada (denominada también espiral áurea) es


una espiral logarítmica asociada a las propiedades geométricas del rectángulo
dorado.1 La razón de crecimiento es Φ, es decir la razón dorada o número
áureo.2 Aparece esta espiral representada en diversas figuras de la naturaleza
(planta, galaxias espirales, ), así como en el arte.

Generación[editar]
Espirales doradas

Mediante convolución de rectas


La cáscara de un Nautilus

Espiral en el triángulo y su serie de Fibonacci

Sucesión de Fibonacci
Ir a la navegaciónIr a la búsqueda
Gráfica de la sucesión de Fibonacci hasta

En matemáticas, la sucesión de Fibonacci es la siguiente sucesión infinita


de números naturales:
.

La espiral de Fibonacci: una aproximación de la espiral áurea generada dibujando arcos


circulares conectando las esquinas opuestas de los cuadrados ajustados a los valores de la
sucesión;1 adosando sucesivamente cuadrados de lado 0, 1, 1, 2, 3, 5, 8, 13, 21 y 34.

La sucesión comienza con los números 0 y 1;2 a partir de estos, «cada


término es la suma de los dos anteriores», es la relación de recurrencia que
la define.
A los elementos de esta sucesión se les llama hijos de Fibonacci. Esta
sucesión fue descrita en Europa por Leonardo de Pisa, matemático italiano
del siglo XIII también conocido como Fibonacci. Tiene numerosas
aplicaciones en ciencias de la computación, matemática y teoría de juegos.
También aparece en configuraciones biológicas, como por ejemplo en las
ramas de los árboles, en la disposición de las hojas en el tallo, en las flores
de alcachofas y girasoles, en las inflorescencias del brécol romanesco, en
la configuración de las piñas de las coníferas, en la reproducción de los
conejos y en cómo el ADN codifica el crecimiento de formas orgánicas
complejas. De igual manera, se encuentra en la estructura espiral del
caparazón de algunos moluscos, como el nautilus.
Los números de Fibonacci son la suma de las diagonales (marcadas en rojo) del triángulo de
Pascal.

La sucesión de Fibonacci en la naturaleza[editar]

Botón de Camomila amarilla mostrando la ordenación en espirales de módulos 21 (color azul) y 13


(color cian). Este tipo de arrollamientos utilizando números consecutivos de Fibonacci aparecen en
una gran variedad de plantas.

Espiral de Fibonacci en la sección de la concha de un nautilus.

La secuencia de Fibonacci se encuentra en múltiples configuraciones biológicas,13 donde


aparecen números consecutivos de la sucesión, como en la distribución de las ramas de
los árboles, la distribución de las hojas en un tallo, los frutos de la piña tropical,14 las flores
de la alcachofa, en las piñas de las coníferas,15 o en el "árbol genealógico" de las abejas
melíferas.16 Sin embargo, también se han hecho muchas invocaciones infundadas a la
aparición de los números de Fibonacci aprovechando su relación con el número áureo en
la literatura popular.17
Przemysław Prusinkiewicz avanzó la idea de considerar la sucesión de Fibonacci en la
naturaleza como un grupo libre.18

Ilustración del modelo de Vogel para n=1 ... 500

Un modelo del patrón de distribución de las semillas del girasol fue propuesto por H. Vogel
en 1979.19 Presenta la forma
donde n es el índice de la flor y c es un factor de escala; entonces las semillas se
alinean según espirales de Fermat. El ángulo de divergencia, de aproximadamente
137.51°, está relacionado con el número áureo. Debido a que el coeficiente es un
número irracional, ninguna semilla tiene ninguna vecina al mismo ángulo respecto al
centro, por lo que se compactan eficientemente. Debido a que las aproximaciones
racionales al número aúreo son de la forma F(j):F(j + 1), los vecinos más próximos al
número de semillas n están todos en n ± F(j) para cada índice j, que depende de r, la
distancia al centro. Suele afirmarse que los girasoles y flores similares tienen 55
espirales en una dirección y 89 en la otra (o alguna otra pareja de números
adyacentes de la sucesión de Fibonacci), pero esto solo es cierto en ciertos rangos de
radio, generalmente raros (y por ello más notables).20

El árbol genealógico de las abejas[editar]


Los machos de una colmena de abejas tienen un árbol genealógico que cumple con
esta sucesión. El hecho es que un zángano (1), el macho de la abeja, no tiene padre,
pero sí que tiene una madre (1, 1), dos abuelos, que son los padres de la reina (1, 1,
2), tres bisabuelos, ya que el padre de la reina no tiene padre (1, 1, 2, 3), cinco
tatarabuelos (1, 1, 2, 3, 5), ocho trastatarabuelos (1, 1, 2, 3, 5, 8) y así sucesivamente,
cumpliendo con la sucesión de Fibonacci.
Recientemente, un análisis histórico-matemático acerca del contexto de Leonardo de
Pisa y la proximidad de la ciudad de Bejaia, una importante exportadora de cera en los
tiempos de Leonardo (de la cual proviene el nombre en francés de esta
ciudad, Bougie, que significa «vela»), ha sugerido que fueron los criadores de abejas
de Bejaia y el conocimiento de la ascendencia de las abejas lo que inspiró los números
de Fibonacci más que el modelo de reproducción de conejos.21
Dígitos en la sucesión de Fibonacci[editar]

Fibonaccis Traum, Martina Schettina 2008, 40 x 40 cm.

Una de las curiosidades de dicha serie son los dígitos de sus elementos:

 Empezando en 1 dígito y «terminando» en infinitos, cada valor de dígito es


compartido por 4, 5 o 6 números de la serie. Siendo 6 solo en el caso de 1 dígito.

 En los elementos de posición n, n10, n100,..., el número de dígitos aumenta en el


mismo orden. Dando múltiples distintos para cada n.

Divisibilidad[editar]

 Sean n y m enteros positivos. Si el número n es divisible por m entonces el término


n-ésimo de Fibonacci es divisible por el término m-ésimo de la misma sucesión.
En efecto 4 divide a 12, por tanto el término de orden cuatro, el 3 divide a 144,
término de orden 12 en la citada sucesión.22
 Cualquiera que sea el entero m, entre los primeros números de Fibonacci habrá al
menos uno divisible por m. A modo de ejemplo para m = 4, entre los primeros
quince números están 8 y 144, números de Fibonacci, divisibles por 4.23

 Si k es un número compuesto diferente de 4, entonces el número k-ésimo de


Fibonacci es compuesto.24 Para el caso 10, compuesto distinto de 4, el décimo
número de Fibonacci 55, es compuesto.

 Los números consecutivos de Fibonacci son primos entre sí.25

Vitruvio
Ir a la navegaciónIr a la búsqueda

Marco Vitruvio

Representación de 1684 de Vitruvio (derecha) presentando De


architectura a Augusto.

Información personal

Nombre en latín Marcus Vitruvius Pollio

Nacimiento c. 80 a. C.-70 a. C.
Formia (Italia)

Fallecimiento c. 15 a. C.

Nacionalidad Romana

Lengua materna Latín

Información profesional

Ocupación Arquitecto y escritor

Obras notables De architectura

Proyectos representativos De Architectura

[editar datos en Wikidata]

Marco Vitruvio Polión (en latín Marcus Vitruvius Pollio; c. 80 a. C.-70 a. C.-
15 a. C.) fue un arquitecto, escritor, ingeniero y tratadista romano del
siglo I a. C.1
Índice

 1Biografía y obra
 2De Architectura libri decem (De architectura) de Vitruvio
 3Tecnología romana
o 3.1Máquinas
o 3.2Acueductos
o 3.3Materiales
o 3.4Máquinas de desagüe
o 3.5Instrumentos de topografía
o 3.6Calefacción central
 4Redescubrimiento
 5Legado
 6Véase también
 7Referencias
 8Bibliografía
 9Enlaces externos

Biografía y obra[editar]
Fue arquitecto de Julio César durante su juventud y al retirarse del servicio,
entró en la arquitectura civil, siendo de este periodo su única obra conocida,
la basílica de Fanum (Italia). Es el autor del tratado más antiguo
sobre arquitectura que se conserva y el único de la Antigüedad clásica, De
Architectura, en 10 libros (probablemente escrito entre los años 27 a. C. y
23 a. C.). Inspirada en teóricos helenísticos –se refiere expresamente a
inventos del gran Ctesibio–, la obra trata sobre órdenes, materiales, técnicas
decorativas, construcción, tipos
de edificios, hidráulica, colores, mecánica y gnomónica (Libro IX).
El último libro está dedicado a las máquinas: de tracción, elevadoras de agua y
todo tipo de artefactos bélicos (catapultas, ballestas, tortugas, etc.). Vitruvio
describió muy bien la rueda hidráulica en el cap. X.5. La rueda de Vitruvio era
vertical y el agua la empujaba por abajo; unos engranajes tenían la finalidad de
cambiar la dirección del giro y aumentar la velocidad de las muelas; se calcula
que con la energía producida por una de estas ruedas se podían moler
150 kg de trigo por hora, mientras que dos esclavos solo molían 7 kg.2
Hombre de Vitruvio, de Leonardo da Vinci.

De Architectura, conocido y empleado en la Edad Media, se imprimió por


primera vez en Roma en 1486, edición del humanista y gramático
Fray Giovanni Sulpicio de Veroli, ofreciendo al artista del Renacimiento,
imbuido de la admiración por las virtudes de la cultura clásica tan propio de la
época, un canal privilegiado mediante el que reproducir las formas
arquitectónicas de la antigüedad greco-latina. Posteriormente, se publicó en la
mayor parte de los países y todavía hoy constituye una fuente documental
insustituible, también por las informaciones que aporta sobre la pintura y
la escultura griega y romana.3 El famoso dibujo de Leonardo da Vinci,
el Hombre de Vitruvio, sobre las proporciones del hombre está basado en las
indicaciones dadas en esta obra. El dibujo se conserva ahora en la Galleria
dell'Accademia, Venecia. El gran redescubridor de Vitruvio fue Petrarca, y tras
la difusión por el florentino de la obra de este autor clásico, se puede afirmar
que Vitruvio sentó las bases de la arquitectura renacentista.4
Las imágenes que ilustran la obra de Vitruvio, en sus ediciones hasta el
siglo XVIII, no solo aclaran y embellecen el tratado grecorromano, sino que son
expresión de distintas intenciones y usos que ese libro ha tenido en la
modernidad europea.
Lucio Vitruvio Cerdón, arquitecto de época incierta, pudo ser un liberto de su
familia.5

De Architectura libri decem (De architectura) de


Vitruvio[editar]
Plano de una casa griega según Vitruvio

Vitruvio es el autor de De architectura, conocido hoy como Los Diez Libros de


Arquitectura,6 un tratado escrito en latín y griego antiguo acerca de
arquitectura, dedicado al emperador Augusto. En el prefacio del libro I, Vitruvio
dedica sus escritos para dar conocimiento personal de la calidad de los
edificios al emperador. Probablemente Vitruvio se refiere a la campaña de
reparaciones y mejoras públicas de Marco Agripa. Este trabajo es un gran libro
y único superviviente de la arquitectura de la antigüedad clásica. Según Petri
Liukkonen, este texto "influyó profundamente a los artistas desde el primer
Renacimiento en adelante, como a pensadores y arquitectos, entre ellos Leon
Battista Alberti (1404-1472), Leonardo da Vinci (1452-1519) y Miguel
Ángel (1475-1564)."7 El siguiente libro importante en la arquitectura fue la
reformulación de los diez libros de Alberti, que no fue escrito hasta 1452.
Vitruvio es famoso por afirmar en su libro De Architectura que ciertos edificios
públicos deben exhibir las tres cualidades de firmitas, utilitas, venustas –es
decir, deben ser sólidos, útiles, hermosos–. Estas cualidades a veces se llaman
las virtudes de Vitruvio o la Tríada de Vitruvio. Desde el siglo XVII, esta Tríada
se usa para describir la arquitectura en general, aunque la descripción
vitruviana de la disciplina es muy diferente.
Según Vitruvio, la arquitectura es una imitación de la naturaleza. Como las
aves y las abejas construyen sus nidos, los seres humanos construyen
viviendas a partir de materiales naturales, que les dan refugio contra los
elementos. Para el perfeccionamiento de este arte de la construcción, los
griegos inventaron los órdenes arquitectónicos: dórico, jónico y corintio. Se les
dio un sentido de la proporción, que culminó en la comprensión de las
proporciones de la mayor obra de arte: el cuerpo humano. Esto llevó a Vitruvio
a la definición de un canon del cuerpo humano, el Hombre de Vitruvio,
adoptado más tarde por Leonardo da Vinci: el cuerpo humano inscrito en el
círculo y el cuadrado (los patrones geométricos fundamentales del orden
cósmico).
A Vitruvio se le considera a veces libremente como el primer arquitecto, pero es
más exacto describirlo como el primer arquitecto romano que escribió registros
de su campo que sobrevivieron. Él mismo cita a obras mayores, pero menos
completas. Era al menos un pensador original o tenía el intelecto creativo de un
codificador de la práctica arquitectónica existente. También hay que señalar
que Vitruvio tenía un alcance mucho más amplio que los arquitectos modernos.
Los arquitectos romanos practicaban una amplia variedad de disciplinas; en
términos modernos, podrían describirse como la combinación
de ingenieros, arquitectos, arquitectos paisajistas, artistas y artesanos.
Etimológicamente, la palabra arquitecto deriva de las palabras griegas que
significan "maestro" y "constructor". El primero de los diez libros se ocupa de
muchos temas que ahora entran en el ámbito de la arquitectura del paisaje.
EL PENTALFA PITAGORICO Y LA ESTRELLA FLAMIGERA
Arturo Reghini

"Que nadie entre aquí si no es geómetra" Inscripción grabada en el frontón de la escuela de


Platón.

Hemos llegado al número cinco partiendo del tetracordio de Filolao, o del triángulo egipcio. Otro
método, bastante próximo al primero, ha llevado a los pitagóricos a la evaluación del número
cinco a partir de la sección áurea, o sección divina, de un segmento de recta, así como al estudio
del pentalfa o pentagrama, símbolo característico de la cofradía pitagórica, o de la estrella
flamígera, símbolo característico de la fraternidad masónica.

El estudio riguroso de este tema, desde el punto de vista geométrico y aritmético, exigiría un largo
desarrollo que hemos hecho ya en una de nuestras obras anteriores 1. Es por esto, que no
repetiremos aquí la demostración por la que se llega a los resultados y a la propiedad que
utilizaremos pitagóricamente, es decir sin ayuda del postulado de Euclides, y que enviamos al
lector a dicha obra.

Uno de los descubrimientos más importantes de los pitagóricos es el de las magnitudes


inconmensurables, y por consiguiente de los números irracionales. El caso más sencillo es el de la
inconmensurabilidad de la diagonal y del lado de un cuadrado, del cual Aristóteles ha referido la
demostración que los pitagóricos daban al respecto. Es una consecuencia del teorema de
Pitágoras. En efecto si, ab absurdo, la diagonal y el lado de un cuadrado admitieran una medida
común, por ejemplo si la diagonal contuviera m veces un cierto segmento y el lado lo
contuviera n veces, el cuadrado construido sobre el lado podría dividirse en n2 cuadrados iguales
que tendrían por lado este segmento común, y el cuadrado construido sobre la diagonal podría
dividirse en m2 cuadrados iguales entre ellos. Ahora bien, según el teorema de Pitágoras, siendo la
suma, de los cuadrados construidos sobre los lados, equivalente al cuadrado construido sobre la
hipotenusa, tendría que cumplirse que el número de cuadrados 2n2 contenidos en los cuadrados de
los lados fuera igual al número de los cuadrados m2 de la hipotenusa, es decir debiera ser 2n2 = m2.
Ahora bien, por ser n y m números enteros, los dos miembros de la igualdad anterior deberían
tener los mismos factores primeros, ya que un número puede descomponerse solamente de una
única manera en un producto de factores primeros; lo cual es aquí imposible ya que m debería
tener como factor dos, y por lo tanto m2 tendría que tener dos un número par de
veces; n debería tener pues también dos, n2 lo tendría un número par de veces y 2n2 lo tendría un
número impar de veces.

En particular si el lado del cuadrado es uno, el cuadrado de la diagonal es dos y su diagonal es


igual al número irracional . Ahora bien, dividiendo la circunferencia en cuatro partes iguales y
uniendo en orden los cuatro puntos que la dividen, se obtiene el cuadrado inscrito; se puede decir
también que el lado del cuadrado inscrito en la circunferencia de radio unitario tiene por medida
el número irracional . Este segmento inconmensurable con el segmento de la unidad se
determina geométricamente de una forma muy sencilla. Así, considerando el triángulo rectángulo
cuya hipotenusa es el doble del lado más pequeño, se hallaría que el lado más grande tiene por
medida el número irracional , y, considerando el triángulo rectángulo que tiene un lado doble
que el otro, se hallaría que su hipotenusa tiene por medida . Y, como es fácil demostrar que
el lado del hexágono regular inscrito en una circunferencia es igual al radio de la circunferencia,
se deduce de aquí que el lado del triángulo equilátero inscrito es igual al segmento que tiene por
medida . Los dos números irracionales y son respectivamente la medida del lado
del cuadrado y del lado del triángulo equilátero inscritos en la circunferencia que tiene por radio
la unidad, y son dos segmentos inconmensurables con el segmento de la unidad cuya
determinación es fácil geométricamente.

El número está, al contrario, relacionado, aunque de una forma menos sencilla, con la
división de la circunferencia en diez y cinco partes iguales, y con la medida del lado del pentágono
inscrito y del lado del decágono regular inscrito. Se llama sección áurea de un segmento, o
"sección divina", a aquella parte del segmento tal que el cuadrado que tiene por lado este
segmento equivale al rectángulo que tiene por lados el segmento entero y la parte restante. La
determinación geométrica de la sección áurea de un segmento puede obtenerse mediante dos
construcciones; y con la teoría de las proporciones, la sección áurea de un segmento puede
definirse también como la media geométrica o proporcional entre el segmento entero y la parte
restante. Se puede demostrar entonces que en el triángulo isósceles, cuyo ángulo del vértice
superior es igual a la mitad del ángulo del vértice de la base, la base es la sección áurea del lado;
y, como el ángulo del vértice superior es de 36º, de aquí se deduce que, dividida la circunferencia
en diez partes iguales, el lado del decágono regular inscrito es la sección áurea del radio; vice
versa, el arco que tiene por cuerda la sección áurea del radio tiene 36º y es la décima parte de
toda la circunferencia. De aquí la posibilidad de determinar la sección áurea del radio OA de una
circunferencia y la división de la circunferencia en diez partes iguales.

Levantando (Figura 1) del centro O el radio OB perpendicular al radio OA y tomando el punto


medio C del radio OB, se traza el círculo de centro C y de radio CO; la recta AC corta a esta
circunferencia en dos puntos D y E, y el radio OA es media proporcional entre la secante AE y su
parte externa AD. Dividiendo esta proporción se deduce que la parte externa AD = AM es la sección
áurea del radio AO. Por la unicidad de la sección áurea el triángulo isósceles de radio OA y de base
AD = AM tiene por vértice un ángulo de 36º, así pues AM es el lado del decágono regular inscrito; es
por lo que, tomando el segmento AM como cuerda y transportándolo diez veces a partir del punto
A, se divide la circunferencia en diez partes iguales; y por consiguiente en cinco tomando
alternativamente los puntos de división2.

Figura 1

Si el radio OA es igual a uno, el radio OC es 1:2, la hipotenusa AC del triángulo rectángulo AOC
es dividido por 2, y la sección áurea AD mide dividido por 2. Así pues, el lado del
decágono regular, inscrito en la circunferencia de radio uno, es la sección áurea del radio y
mide dividido por 2.

Si en lugar de unir el punto A de la división de la circunferencia en cinco partes iguales con el


punto siguiente C, se une el punto A con el tercer punto de la división E, y éste con el quinto
punto I y así sucesivamente, se obtiene el pentagrama llamado estrella, porque está compuesto de
cinco líneas, llamado también pentalfa, porque contiene cinco veces la letra A, formada por
ejemplo por dos cuerdas AE y AG y por el segmento MR de la cuerda CI. La palabra pentalfa se
encuentra en la arithmetica del padre Kircher (1665), pero la palabra decalfa, evidentemente
formada a imagen de la primera, se encuentra ya en Plutarco. De cualquier manera esto no es lo
que nos interesa.

Figura 2

Y como manifiestamente IC es paralela a GE, y GA es paralela a CE, el cuadrilátero CEGR es un


paralelogramo, y más exactamente un rombo, ya que EC y EG son iguales como lados del
pentágono regular inscrito; se reconoce fácilmente que el triángulo isósceles AEG tiene su vértice
superior formando un ángulo de 36º, y por lo tanto que EG = EC = EM es la sección áurea del lado
AE del pentalfa. Llamaremos l5 al lado EG del pentágono regular y s5 al lado AE del pentalfa; y
podemos decir que: 1º) el lado l5 del pentágono es la sección áurea del lado s5 del pentalfa; 2º)
que el lado s5 = AE del pentalfa está dividido en dos puntos M y N por otros dos lados del pentalfa
de tal manera que AN = EM es la sección áurea de todo el lado s5.

Y como el triángulo isósceles CEM tiene un vértice cuyo ángulo es 36º, la base CM es la sección
áurea del lado EC, como los cinco puntos del pentagrama estrellado son manifiestamente iguales
se deduce de esto que, AM = EN es la sección áurea de EM = AN. Por lo tanto, determinada la
sección áurea en un segmento, la parte restante es la sección áurea de la sección áurea de dicho
segmento etc. , es decir AE : AN = AN : EN = EN : NP...

Los lados del pentalfa determinan un pentágono regular MNPQR de lado MN= lê5 cuyos vértices son
también los vértices de otro pentalfa cuyo lado sê5 es igual a AM, y se tiene la proporción

s5 : l5 = sê5 : lê5

en la que cada término es la parte áurea del anterior.

Es decir que se tiene:

s5 : l5 = l5 : sê5 = sê5 : lê5

El segundo pentalfa determina a su vez un tercer pentágono inscrito de lado lêê5 y un tercer
pentalfa inscrito de lado sêê5 etc. , y se tiene la cadena de relaciones iguales

s5 : l5 = sê5 : lê5 = sêê5 : lêê5...

en la cual cada término es la sección áurea del anterior.

Señalemos de paso que, si se considera los arcos sucesivos iguales respectivamente a una décima,
dos décimas, tres décimas y cuatro décimas partes de la circunferencia, y cuya suma es igual a la
circunferencia entera, sus cuerdas AB, BD, DG, GA forman un cuadrilátero cuyos lados son
respectivamente el lado l10 del decágono inscrito, el lado s10 del decalfa inscrito y el lado s5 del
pentalfa inscrito y cuya diagonal BG es un diámetro y divide al cuadrilátero en dos triángulos
rectángulos, y se tiene así:

l2 5 + l2 10 + s2 5 + s2 10 = 8 r2

estos cuatro lados forman una tétractys cuya suma es igual al doble del cuadrado del diámetro.

Observemos ahora que si señalamos cuatro segmentos, a, b, c y d, tales que cada uno sea la
sección áurea del precedente, se tiene:

a=b+cyb=c+d

a + d = b + c + b - c = 2b

Es por esto que el segundo término de la sucesión de los cuatro segmentos es la media aritmética
de los extremos.

Se tiene, por la definición de la sección áurea,

b 2 = a c c2 = b d

así pues b2 c2 = a b c d y por fin b c = a d , y los cuatro segmentos forman una proporción.

Por otra parte, señalando por M la media armónica de los extremos a, d, se tiene:

ad=a+dM

así pues

bc=bM
y c = M; el tercer término de la sucesión es la media armónica de los extremos.

Podemos pues enunciar la propiedad: Si cuatro segmentos son segmentos sucesivos de una sucesión
tal que cada segmento es la sección áurea del anterior, forman una proporción, el segundo
segmento es la media aritmética de los extremos y el tercero es la media armónica de los
extremos.

Esta proporción entre cuatro segmentos es también un caso particular de la proporción babilónica,
como lo era la proporción formada por las cuatro cuerdas del tetracordio de Filolao. En las dos
tétradas igualmente el segundo término es la media aritmética de los extremos y el tercero la
media armónica. En el caso del tetracordio de Filolao, la ley de determinación daba que el primer
término fuera el doble del cuarto; en este caso la ley de formación es que cada término es la
sección áurea del anterior.

En conclusión: el lado s5 del pentalfa pitagórico está dividido por los otros dos lados de este
pentalfa en dos puntos intermedios M y N tales que AE : AN = AM : MN que son respectivamente
iguales a:

s5, l5, sê5, lê5 es decir a: s5, s5 ( dividido por 2) , s5 (3 - dividido por 2), s5 ( À 2)

En esta proporción cada segmento es la sección áurea del anterior, como en la proporción de las
cuatro cuerdas del tetracordio el segundo segmento es la media aritmética de los extremos y el
tercero la media armónica de los extremos. Además, así como la gama pitagórica se obtiene con la
ley de quinta del tetracordio de Filolao, así cada término de la cadena de relaciones iguales se
obtiene tomando la sección áurea del término anterior, o dividiendo la circunferencia en diez y en
cinco partes iguales.

Con la ley de quinta se prolonga indefinidamente el tetracordio y la octava en las octavas


sucesivas, y se prolonga la cadena de relaciones iguales entre el lado del pentalfa y el del
pentágono respectivo, y el lado del pentalfa y del pentágono consecutivos. En suma, el pentalfa
implica en la división natural de sus lados una ley de armonía pues, a semejanza de la cuerda
de sol que es la media armónica de la cuerda fundamental y de su armónica, de igual manera el
lado del pentágono es la media armónica entre el lado entero del pentalfa y la parte comprendida
entre sus otros dos lados.

Por otra parte, el último de los cinco poliedros regulares pitagóricos y platónicos, el dodecaedro
regular, tiene doce caras que son pentágonos regulares; y, designando por a la apotema de este
poliedro y por 2 a la altura del dodecaedro o la distancia entre dos caras paralelas, se puede
demostrar que los planos paralelos a las dos bases paralelas, intermediarios entre ellas y que pasen
respectivamente por los cinco vértices del dodecaedro próximos a esta base, dividen la altura
2 a del dodecaedro en dos puntos M y N tales que, señalando por AB la altura,

el segmento AN = BM es la sección áurea de AB, el segmento AM =BN es la sección áurea de AN y el


segmento intermedio MN es la sección áurea del segmento AM. Estos cuatro segmentos forman una
tetractys análoga a la que forman los cuatro segmentos del lado del pentalfa inscrito en la cara
pentagonal del dodecaedro. Por utilizar un término de la magia se puede decir que tanto el
dodecaedro como su cara llevan la signatura de una misma armonía; la armonía del pentalfa
coincide con la del dodecaedro.

Por otra parte, se puede demostrar que la sección áurea de la altura 2a es igual al lado s10 del
decalfa inscrito en la cara pentagonal del dodecaedro (decalfa que se obtiene uniendo de cuatro
en cuatro los diez puntos de la división de la circunferencia), se puede demostrar que el radio de
la circunferencia circunscrita es la sección áurea del lado s10 del decalfa inscrito, y por fin sabemos
que el lado l10 del decágono inscrito es la sección áurea del radio r. Así la tetractys de los cuatro
segmentos señalados sobre la altura del dodecaedro está constituida por cuatro segmentos:
2 a, s10, r, l10 que constituyen la proporción geométrica

2 a : s10 = r : l10

en la que cada término es la sección áurea del anterior; así pues el segundo término es la media
aritmética de los extremos mientras que el tercero, o el radio r, es la media armónica. El
dodecaedro goza pues de la siguiente propiedad: El radio de la circunferencia circunscrita a la cara
del dodecaedro es la media armónica entre la altura del dodecaedro y el lado del decágono regular
inscrito en dicha cara.

Esta tercera proporción babilónica entre la tetractys de los cuatro elementos del dodecaedro,
mencionados aquí arriba, está igualmente relacionada con el número cinco de los lados de la cara
pentagonal y con el número 12 de las caras del poliedro; como en el caso del tetracordio, la
proporción babilónica estaba relacionada con la ley de quinta, con las cinco teclas negras del
piano y con las doce teclas blancas y negras de la octava. Si llevamos los doce planos paralelos a
las doce caras del dodecaedro a los cinco vértices vecinos, estos planos determinan en el interior
del dodecaedro otro dodecaedro regular dotado de las mismas propiedades, y así, sin interrupción,
indefinidamente.

Ahora bien, en el pitagorismo las siete ciencias liberales estaban estrechamente ligadas entre sí y
con las diferentes artes, es pues previsible que en las diferentes artes se hallará la huella de la
importancia que los pitagóricos concedían a la sección áurea y a la media armónica. En efecto, el
canon de la estatuaria de Polícleto se relaciona con la media armónica 3, mientras que la
sección áurea tiene gran importancia en la arquitectura anterior al siglo de Pericles4.

Mattila C. Ghyka llama a la sección áurea el "Número de Oro"; y éste es, por otra parte, el título
de su principal obra sobre el estudio de la arquitectura sagrada de todos los tiempos. La música, la
escultura y la arquitectura, todas las artes, se ajustan a la ley de la armonía universal basada en la
propiedad de los números sagrados.

Para comprender a fondo la importancia y el significado que debían tener a los ojos de los
pitagóricos lo que hemos hallado a propósito del dodecaedro, hay que recordar que para ellos y
para Platón el dodecaedro era el símbolo del universo, y que los cinco poliedros regulares, las
figuras cósmicas, eran el símbolo de los cuatro elementos y del universo, como podemos
aprenderlo leyendo el Timeo de Platón, el diálogo pitagórico por excelencia.

El tetraedro regular, con sus cuatro caras triangulares, sus cuatro vértices y sus seis aristas,
simbolizaba el fuego; y puede que esta correspondencia sea debida a la forma del sólido cuyo
vértice recuerda el extremo de la llama que se eleva por encima de su base, y se haya apoyado en
la etimología errónea de la palabra pirámide, que viene de pyr que significa "fuego", y que
utilizaban los griegos para el tetraedro. Los tres diámetros de la circunferencia circunscrita dados
por los vértices de cada cara la dividen en seis triángulos rectángulos iguales entre ellos, y,
considerando los tetraedros que tienen por vértice común el centro del tetraedro regular y por
base los 24 triángulos iguales que dividen la superficie, el tetraedro se compone de 24 tetraedros
equivalentes. Análogamente, el octaedro de ocho caras, que son triángulos equiláteros, seis
vértices y 12 aristas, cuya superficie está dividida en 48 triángulos rectángulos iguales, y el
poliedro correspondiente que se compone de 48 tetraedros equivalentes. Análogamente, el
icosaedro de veinte caras, que son triángulos equiláteros, doce vértices y treinta aristas, cuya
superficie está dividida en 120 triángulos iguales, y el icosaedro que se compone de 120
tetraedros, de los que son las bases los 120 triángulos iguales de la superficie y que tienen como
vértice común el centro del poliedro. Cada poliedro regular tiene un poliedro polar para el cual el
número de caras y de vértices es intercambiable, mientras que el de aristas permanece invariable.
El tetraedro es autopolar; el poliedro polar del octaedro es el cubo que tiene seis caras cuadradas,
ocho vértices y doce aristas. Filolao veía en el cubo la imagen de la armonía porque el número de
sus vértices es la media armónica del número de sus caras y de sus aristas, lo que se verifica
también para el octaedro. Cada cara del cubo está dividida en cuatro triángulos rectángulos
isósceles iguales, por los diámetros de la circunferencia circunscrita que pasan por los vértices; así
pues la superficie del cubo está dividida en 24 triángulos rectángulos iguales, y el cubo o hexaedro
se compone de 24 tetraedros equivalentes que tienen por vértice común el centro del cubo.
Después de haber asimilado estos cuatro poliedros a los cuatro elementos, fuego, aire, agua y
tierra, Platón no hace decir a Timeo sino esto: "Quedaba todavía una única y última combinación;
Dios se ha servido de ella para el Todo, cuando trazó el orden final" [Traducción Rivaud, Les Belles
Lettres, París 1956]. Señalemos que Platón y los pitagóricos sabían que no hay más que cinco
poliedros regulares, lo que se demuestra muy fácilmente; señalemos también que las figuras
cósmicas llevan al número cinco. En cuanto al silencio brusco e inesperado de Platón, que corta en
seco su exposición, ha llamado la atención de Robin quien se limita también a decir: "Al respecto
del quinto poliedro regular, el dodecaedro, [...] Platón es muy misterioso"5, sin buscar por otra
parte las razones de ese repentino mutismo.

Ahora bien, el dodecaedro es el poliedro polar del icosaedro, tiene doce caras que son pentágonos
regulares, veinte vértices y treinta aristas. Dividiéndolo por el procedimiento conocido, se halla
que los diámetros de la circunferencia circunscrita que pasan por los vértices de una cara la
dividen en diez triángulos rectángulos iguales, pero si se inscribe el pentalfa en la cara, el
pentágono se halla dividido por los lados del pentalfa en treinta triángulos rectángulos que no son
isósceles, ni incluso los magníficos triángulos rectángulos queridos por Timeo (aquellos cuya
hipotenusa es el doble del lado más pequeño), y que no son ni todos iguales ni todos equivalentes.
En cambio, la superficie del dodecaedro se divide en 360 triángulos y el dodecaedro
correspondiente se descompone en 360 tetraedros cuyas bases son los 360 triángulos de su
superficie y que tienen por vértice común el centro del poliedro. Ahora bien, 360 es el número de
las divisiones de los doce signos del zodíaco, y el de los días del año egipcio.

Esto que acabamos de decir lo confirman plenamente dos historiadores antiguos. Alcinoo6, después
de haber explicado la naturaleza de los cuatro primeros poliedros, dice que el quinto tiene doce
caras, como el zodíaco tiene doce signos, y añade que cada cara está compuesta por cinco
triángulos (con vértice común en el centro de la cara), de los cuales cada uno está compuesto por
seis triángulos (determinados por un diámetro y dos lados del pentalfa). En total 360 triángulos.
Plutarco, a su vez7, después de haber constatado que cada una de las doce caras pentagonales del
dodecaedro se compone de treinta triángulos rectángulos escalenos, añade que esto demuestra
que el dodecaedro representa tan bien el zodíaco como el año, puesto que se divide en el mismo
número de partes que estos. Plutarco alude manifiestamente al año egipcio, compuesto de 12
meses cada uno de treinta días, para el que los cinco días epagomeni no forman parte.

Para comprender bien la importancia que tenían estas observaciones matemáticas para los
pitagóricos y para Platón, hay que recordar: 1º) que para ellos el triángulo es el átomo superficial
(o última parte indivisible, porque es el polígono que tiene el número de lados necesarios y
suficientes para delimitar una porción del plano, y que por analogía el tetraedro, o pirámide, es el
átomo sólido, porque es el poliedro que tiene el número de caras necesarias y suficientes para
delimitar una porción de espacio); 2º) que por su misma definición, todo número poligonal es
siempre una suma de números triangulares, y que por su misma definición, todo número piramidal
es la suma de números tetraédricos. De manera que se llega a constatar que las cinco figuras
cósmicas, y en particular el símbolo del universo, estaban compuestos por tetraedros; el universo
entero se reducía a una suma de átomos tetraédricos.

Doce es el número de caras del dodecaedro y por consiguiente el de los vértices del poliedro polar
o icosaedro. Doce es también el número de las aristas del cubo y del poliedro polar u octaedro. Si
consideramos el número doce como constituido por doce vértices de un dodecaedro, y si
desarrollamos este número dodecaédrico en uno de los ángulos sólidos, tomando aquí el vértice
como centro homotético, se obtienen, según el método habitual de los pitagóricos, los números
dodecaédricos sucesivos. Las fórmulas de los números poliédricos regulares (a excepción del
número tetraédrico) han sido determinadas por primera vez por Descartes, y se hallan en un
manuscrito que permaneció inédito más de un siglo; en particular el ne número dodecaédrico viene
dado por la fórmula,

Do (n) = n (3n À 1) (3n À 2)

pero el ne número dodecaédrico puede obtenerse también mediante una relación entre
el ne número pentagonal y su gnomon. En efecto, los gnomons pentagonales son los números de la
serie aritmética 1, 4, 7, 10... de manera que se tiene:

gnomons pentagonales 1 4 7 10 13 16... (3n À 2)...


números pentagonales 1 5 12 22 35 51... n (3n - 1)...

y sucede que añadiendo a un número pentagonal su gnomon se obtiene el pentágono sucesivo, y


multiplicando un número pentagonal por el gnomon anterior se obtiene el número dodecaédrico
correspondiente; y la sucesión de los números dodecaédricos es:

1 20 84 220 816...;

la relación entre los números pentagonales y dodecaédricos se corresponde aritméticamente a la


del número de lados de las caras del pentágono y de las caras del dodecaedro. En la extensión del
tetracordio a la octava hemos visto aparecer también una conexión entre cinco y doce.
Igualmente, el triángulo egipcio de hipotenusa 5 tiene el perímetro dado por 12. En cuanto al
número 12 tiene ya tradicionalmente un carácter sagrado y universal. Además de ser el de los
meses del año y de los signos del zodíaco, doce era en Grecia, en Etruria y en Roma el número de
los Dioses admitidos, doce el de los miembros de ciertos colegios sacerdotales de la Roma arcaica,
doce el número de las vírgenes del pabellón etrusco y romano; y numerosos dodecaedros celtas
que nos han llegado atestiguan la importancia que los antiguos daban a este número y al
dodecaedro. Hechos y razones que justifican la elección del dodecaedro como símbolo del
universo.

El dodecaedro está inscrito en la esfera como el cosmos está rodeado de una banda, el periêkôn,
en la cosmología pitagórica, y de la misma manera que el cosmos contiene y se compone de cuatro
elementos, fuego, aire, tierra y agua, así los cuatro poliedros regulares que son sus símbolos
pueden inscribirse en el dodecaedro. Se puede, en efecto, demostrar que es posible inscribir el
hexaedro (o cubo) en la esfera y en el dodecaedro; se puede demostrar fácilmente que el
icosaedro que tiene por vértices los centros de las doce caras del dodecaedro es un icosaedro
regular inscrito; y análogamente, para el octaedro que tiene por vértices los centros de las seis
caras de un cubo; y finalmente, que se obtiene un tetraedro regular a partir del cubo, tomando
como vértices un vértice del cubo y los vértices del cubo que son sus opuestos en las tres caras que
convergen en dicho vértice. La tétrada de los cuatro elementos está contenida en el cosmos y éste
en el periêkôn, como los cuatro poliedros regulares están contenidos en el quinto y éste en la
esfera circunscrita.

Detengámonos un instante y echemos una mirada al camino recorrido. Primero hemos llegado a la
tetractys (1, 2, 3, 4), tetractys equivalente a la Década, y representada por el Delta del santuario
de Delfos, ombligo del mundo7 bis. Esta tetractys contiene la de Filolao (1, 3:4, 2:3, 1:2), donde
aparecen los mismos elementos que en la primera; por la extensión del tetracordio de Filolao,
hemos hallado la ley de quinta y hemos llegado a los números 5, 7 y 12. La octava, o la armonía
como decían los Griegos, está pues potencialmente contenida en la tetractys de Filolao, como lo
está también en la que está representada por el Delta. Además, hemos llegado al número cinco
por el método geométrico de dos maneras: por el triángulo rectángulo egipcio que tiene 5 por
hipotenusa, y por el triángulo rectángulo, de lados uno y dos, que tiene 5 como cuadrado de la
hipotenusa8.

Este segundo método nos ha llevado a la consideración de la sección áurea, a la división de la


circunferencia en diez y cinco partes iguales, al pentalfa, al dodecaedro y a la media armónica de
los segmentos extremos de dos tetractys formadas con los elementos de estas dos figuras. Hemos
visto que el catecismo de los Acusmáticos sitúa en el santuario de Delfos "la tetractys en que está
la armonía donde están las Sirenas". Para comprender el sentido de esta respuesta del catecismo
pitagórico de los Acusmáticos, y por qué tenían tal interés al respecto, nos falta ver solamente lo
que representaban las Sirenas ligadas a esta armonía. "Este simbolismo, observa Delatte,
completamente extraño a la concepción ordinaria de las Sirenas, debe explicarse mediante su
identificación con la armonía de las Esferas y el papel importante que se le reconocía a la música
sagrada en la escuela pitagórica. Para Pitágoras, como más tarde para Platón, son las Sirenas las
que personifican esta armonía". Imitando con la música sagrada la música celestial, los
pitagóricos9 esperaban asimilar su alma a la sabiduría divina y, después de la muerte, reunirse con
los bienaventurados10. Así, Plutarco ve en Ulises el filósofo que escucha esta armonía para iniciarse
en la sabiduría. Platón11, tratando del mito de Hero, dice que la armonía de las esferas está
producida por su movimiento de revolución. Según Jámblico12, la mayor revelación que Apolo-
Pitágoras ha hecho al mundo es la de la armonía de las esferas y de la música sabia que se inspira
en ellas. Jámblico sigue una antigua creencia pitagórica, según la cual Pitágoras, el maestro Pitias,
era una encarnación de Apolo, a quien estaba consagrado el santuario de Delfos. "La tetractys,
escribe Delatte13, parece deber la veneración de la que era objeto entre los pitagóricos a dos
causas. Desde el punto de vista científico, explicaba las leyes de la música celestial y humana, y
como la armonía era la gran ley del Universo 14, pudo ser considerada como la fuente y la raíz de la
naturaleza [como lo afirma el juramento por la tetractys]. Por otra parte, les permitía imitar la
armonía de las esferas, mediante la música sabia, y acercarse así a la perfección divina. El papel
catártico de la música hizo de la tetractys una doctrina particularmente preciosa por la
contribución que aportaba al perfeccionamiento moral y religioso. Así se explica que la tetractys
fuera una de las teorías fundamentales de la filosofía aritmológica y religiosa de los Pitagóricos".

El desarrollo aritmético-geométrico de los números sagrados va del Delta, o triángulo sagrado, al


dodecaedro. Los Elementos de Euclides -en el texto original- comienzan, sin preámbulo, por el
triángulo equilátero, y, según el testimonio de Proclo15, tenían por fin la construcción de las
figuras platónicas (poliedros regulares). Quizás, de la época de Pitágoras a la de Euclides, el
comienzo y el fin de la geometría permanecieron tradicionalmente inalterables, y la función de
Euclides fue introducir su postulado expeditivo modificando las demostraciones y, por ejemplo en
el teorema de Pitágoras, sustituyendo la suya por la de Pitágoras que era ciertamente diferente.

Según lo que queda de la geometría pitagórica, y la restitución que de ella hemos hecho hace unos
años, era una geometría más general que la de Euclides y la de Arquímedes, en la medida en que
no dependía ni del postulado de Euclides sobre las paralelas ni del postulado de Eudoxo-
Arquímedes, aunque el punto de partida y el de llegada fueran probablemente los mismos. Para
Euclides, el propósito era puramente geométrico, para Pitágoras, aunque utilizando una
demostración puramente geométrica, el propósito no era ciertamente éste, ya que la
característica de la filosofía pitagórica era no olvidar jamás la relación de las diferentes ciencias
entre ellas y en particular de la geometría con la aritmética y de la música con la astronomía. Para
Pitágoras y para Platón la geometría era una ciencia sagrada, esotérica y secreta, como para los
franc-masones es el arte real de la construcción y la ciencia de los "números sagrados" que sólo
ellos conocen. Cuando la geometría euclidiana, rompiendo todo contacto y llegando a ser un fin en
sí misma, degeneró en una magnífica ciencia profana, la admirable síntesis de todas las ciencias y
de todas las artes divinizada por el genio de Pitágoras desapareció, dejando el lugar a la
especulación.

Hemos sacado a la luz ciertas trazas del vínculo profundo que unía la música a la cosmología y a la
aritmética; pero pensamos que su escaso número y rareza deben ser atribuidos justamente a la
importancia de la doctrina, que debía constituir una de las enseñanzas secretas de la escuela
pitagórica. Un indicio al mismo tiempo que una explicación nos son dados por la repentina reserva
de la que Timeo hace muestra, cuando aborda el dodecaedro, en el diálogo platónico al que ha
dado su nombre. Hubiera sido impío revelar este secreto. Y la leyenda pitagórica quería que tal
impiedad fuera vengada por el daimonion, como en el caso del pitagórico Hípaso quien, según la
leyenda, murió en un naufragio por haber hecho público la inscripción del dodecaedro en la esfera.
Platón había dicho bastante al respecto: si hubiera dicho más hubiera sido, si no imprudente, al
menos escandaloso, y Platón recuerda mê einai pròs pántas pánta rêta.

En cuanto al número siete no hemos podido llegar a él más que por la extensión del tetracordio a
la gama y a la consideración de los números piramidales de base decagonal. No existe un triángulo
rectángulo que tenga siete por hipotenusa ni que tenga siete como cuadrado de la hipotenusa, y lo
mismo ocurre con el número once.

Siete es el único número de la década que no tiene madre y es virgen, amétôr y parthénos; es por
lo que fue comparado y consagrado a Minerva, hija de Júpiter pero no de Juno, ya que salió
completamente armada del cerebro de Júpiter. Palas Atenea y el número siete, tienen ambos la
prerrogativa de la virginidad y de la inmaculada concepción.

Si pensamos que Minerva era la diosa de la Sabiduría, el sentido de este símbolo se perfila
claramente: la sabiduría divina no pertenece al mundo de la generación; es transcendente,
olímpica, inconcebible humanamente. Añadamos que la tradición mágica vincula a menudo el don
de la videncia y de la profecía a la virginidad; la lengua griega, como la lengua italiana, designa
con la misma palabra kórê a la virgen y a la pupila del ojo; y Cagliostro que utilizaba las "pupilas"
como clarividentes las llamaba así por esta razón, y "palomas" por su candor.

También Clemente de Alejandría16 señala que el número siete es virgen y sin madre, y el escritor
Aristóbulo identificaba el septenario con la luz espiritual. Delatte hace observar que esta teoría no
es, como podría creerse, una innovación hebrea, puesto que figura ya en Filolao, como testimonia
un pasaje de los Théologumena; había sido retomada en el himno al número (pitagórico-órfico)
según Aristóbulo, quien no había hecho, según su costumbre, más que adaptar este concepto a las
necesidades de la apologética hebrea. Por lo demás, siete era el número de los legendarios Sabios
de la Grecia pre-pitagórica; y siete el número de las ciencias pitagóricas, de las artes liberales,
repartidas, quizás por Boecio, en las ciencias del trivium y del cuadrivium.

El catolicismo, en contra de las otras sectas cristianas derivadas del hebraísmo, ha añadido
recientemente el dogma de la inmaculada concepción al de la virginidad de María: y les ha dado
tanta importancia que para sostenerlos no ha dudado en afrontar las dificultades inherentes a los
pasajes en los que el Evangelio habla de los hermanos y de las hermanas de Jesús; dificultad que
ha sido superada declarando que, en el Evangelio, la palabra adelphos no significa hermano sino
primo. Así de simple y cómodo. Los pitagóricos y los clásicos, hablando de la inmaculada
concepción y de la virginidad del número siete y de Palas Atenea, no tenían necesidad de ayuda de
la acrobacia de la hermenéutica para justificarse. En cuanto a nosotros, las fábulas del paganismo
no nos parecen tan absurdas como lo pretenden los paladines de la hagiografía.

Nos parece manifiesto que el dogma católico deriva del antiguo simbolismo pitagórico o, al menos,
hace referencia a éste, como es cierto que San Clemente y Aristóbulo han bebido en las fuentes
pitagóricas. No queremos detenernos a examinar hasta que punto la figura de María lo recuerda
más que la de Minerva y la de Isis, como lo demuestra la iconografía. Queremos al contrario
mostrar las proezas que llevaron a cabo ciertos autores cristianos en detrimento de la aritmética
mística pitagórica. Por ejemplo Louis-Claude de Saint-Martin, un autor cristiano, contemporáneo
de la Revolución francesa, llamado "el filósofo desconocido" o "el teósofo de Amboise", da libre
curso a su fantasía en sus escritos y sobre todo en su obra póstuma Des Nombres [De los Números]
a propósito de un sistema de mística cristiana de los números; y, delirando devotamente, no duda
en atribuir a los pitagóricos pretendidos errores para reprochárselos, exaltando su propia fe "bella,
inmortal, benéfica, acostumbrada a los triunfos". Saint-Martin afirma por ejemplo 17 que "Pitágoras
y sus discípulos se han equivocado cuando han dicho que 7 no tenía padre ni madre", y justifica
esta sentencia por la buena razón de que "el número 4 es el padre y la madre del hombre quien,
en efecto, según el Génesis, fue creado macho y hembra por esta potencia septenaria que
contiene 4 y 3". Ahora bien, Pitágoras y sus discípulos no han dicho jamás nada parecido, y el
filósofo desconocido hace una bonita mezcla entre lo que dice el Evangelio a propósito de
Melquisedec, que no tenía padre ni madre, y el hecho de que 7 era para los pitagóricos un número
consagrado a Minerva pues, como Minerva, era virgen y no era engendrado. ¡Y después de esta
bonita confusión y este desconocimiento del Evangelio, Saint-Martin no duda en corregir los
pretendidos errores de los pitagóricos!

El número cinco o pentalfa es el símbolo de la armonía, y es también el de la fraternidad


pitagórica, como la estrella flamígera es el símbolo de la fraternidad masónica cimentada por
el brotherly love. Los pitagóricos escribían correspondiendo con los vértices del pentalfa las letras
que componen la palabra hygieia (salud), ya que la armonía de todos los elementos y de todas las
funciones del cuerpo se manifiesta por la salud, y la armonía de todos los elementos espirituales,
por la salud, o salvación, tomada en el sentido escatológico del orfismo o pitagórico de la
palingenesia. El número 7 es el símbolo de la sabiduría.

La comparación entre los números sagrados de los pitagóricos y los de la masonería no puede
hacerse grado a grado porque la separación del ritual masónico en dos grados distintos, de
aprendiz y de compañero, es relativamente reciente, y el grado de maestro, su ritual y su
catecismo, no tiene apenas más de dos siglos. Grosso modo se puede decir que: tres es el número
del aprendiz o novicio, cinco el de compañero y siete el de maestro, o venerable.

Sin embargo no hay que aceptar, sin discernimiento, las variantes, los añadidos y en particular las
explicaciones y los comentarios de los rituales y de los catecismos relativamente modernos, en los
cuales se han infiltrado elementos que no son tradicionales, sino que muchas veces, al contrario,
son arbitrarios y personales. Por ejemplo, el orientalista Goblet dêAlviella, que fue Soberano Gran
Comendador del Supremo Consejo del Rito Escocés Antiguo y Aceptado de Bélgica, ha indianizado
los rituales de los altos grados; y, como ignoraba totalmente el hermetismo, añadió algunos
errores a su interpretación orientalista. Ragon, un escritor del último siglo, conocido antaño como
el autor sagrado de la Franc-Masonería, hizo lo mejor que pudo para interpretar los rituales, pero
llenó de definiciones y de consideraciones moralistas sus comentarios, hoy superados, los cuales
tienen muy poco que ver con el esoterismo masónico. Por el contrario, los libros de Wirth son
excelentes, a pesar de su manía por las explicaciones herméticas y de su gusto por la escuela
francesa de ocultismo, de Eliphas Levi, de Guaïta, de Papus, en base a la cábala hebrea y al tarot.
Lo mejor es atenerse a los antiguos rituales simples, despojados, esqueléticos: los ingleses
anteriores a 1730, los franceses anteriores a 1750 y los italianos anteriores a 1780 18 que no vienen
de la franc-masonería francesa.

Las dos palabras logia y masón no son palabras tomadas del inglés ni del francés. Estaban en uso
en Italia desde el siglo XIV. Se llamaba logias, a las de los hermanos comacinos [llamados así
porque procedían de la región del lago de Como], y en Florencia había muchas, como las de los
hermanos Lanzi; la pretendida derivación de logia del griego logos (verbo o palabra) carece de
fundamento y no sirve más que para justificar la veneración por el versículo de San Juan: in
principio erat Verbum. En arquitectura, logia (loggia) es el término técnico que designa una
galería abierta, elevada sobre columnas o pilastras, a menudo construida en la parte superior de
los edificios, por ejemplo el "paraíso" del teatro; es pues un término bien escogido para designar el
templo masónico, sostenido por doce columnas y que tiene por bóveda el cielo.
En la Logia hay tres luces sublimes: el Sol, la Luna y el Delta luminoso; tres luces: el Venerable y
los dos Vigilantes; tres columnas, tres ventanas, tres joyas móviles: la escuadra, el nivel y la
plomada; tres joyas inmóviles: la piedra bruta, la piedra cúbica en punta y la plancha de trazar, o
plancha de dibujo, o tabla tripartita; tres ornamentos: el pavimento mosaico, la estrella flamígera
y el cordel de nudos. Triple es el viaje simbólico del profano para ser admitido a recibir la luz;
triple la batería, el beso, el toque en el retejeo; triple el enigma propuesto al profano; y tres son
los pasos de aprendiz.

La tarea del aprendiz o novicio es desbastar y escuadrar la piedra bruta; la del franc-masón es
llegar a ver y comprender la estrella flamígera. Para descubrirla debe subir cinco escalones; debe
además labrar la piedra cúbica y escuadrarla para que sea utilizable en la construcción del templo.
Se distingue por su conocimiento de la estrella flamígera, y, como en los rituales posteriores a
1737 la letra G hace su aparición en el pentagrama, se dice que es también su deber conocer la
letra G y su significado. Todos los rituales, decimos bien todos, tienen cuidado en recordar que la
letra G es la inicial de Geometría, y los rituales escoceses que es la de God; otros rituales y otros
catecismos dicen que es la inicial de gnosis, de generación, etc. La única explicación coherente es
la primera; y los cinco escalones que el compañero debe subir corresponden al hecho de que la
geometría es la quinta de las ciencias pitagóricas, y -en nuestra interpretación- al hecho de que
para llegar a la armonía, simbolizada por la estrella flamígera, hay que extender el tetracordio, o
tetractys simbolizada por el Delta, a la ley de quinta.

En la Logia y en el cuadro de Logia del compañero, la estrella flamígera reemplaza al Delta, entre
el Sol y la Luna; hay cinco luces en vez de tres; el retejo, la batería, la edad y los pasos se basan
en cinco y no en tres.

Los escalones que hay que subir para alcanzar el Oriente son siete, y siete es el número de
escalones para llegar a la Cámara del Medio. Su número es el de las siete ciencias liberales; el
aprendiz debe conocer las tres primeras, las del trivium, ciencias puramente humanas; el
compañero debe conocer además la aritmética y la geometría; el Maestro debe, evidentemente,
conocer las otras dos, la música y la esférica, es decir la armonía de las siete notas y la armonía de
las esferas.

Siete son, en fin, los nudos del cordel que rodea las columnas del templo.

Traducción: M. Angel Aguirre

Notas
*
Cap. IV de Les Nombres dans la Tradition Pythagoricienne Maçonnique (Los Números en la
Tradición Pitagórico Masónica).
1
A. Reghini, Per la restituzione della geom. pit.
2
El pentágono regular, como el decágono y el pentalfa, pueden construirse sin compás, partiendo
de una banda de lados paralelos. Basta con anudarla, como se hace el nudo de una corbata; se ve
entonces que está plegada según tres segmentos iguales AB, CD y EA, y los dos segmentos DE Y CB
resultan también iguales a los otros tres (Figura 3). La banda continúa más allá de los lados DE y
CB del pentágono, y se tiene la figura de la mitra de un obispo (la del alfil -bishop en inglés- del
juego de ajedrez), o la del mandil del aprendiz. El cordel de nudos, o cadena de unión, que está
colocado alrededor de las columnas del templo, en número de diez sin contar las dos columnas de
la entrada del templo, forma diez nudos pentagonales, como los diez pentágonos regulares
circunscritos a un pentágono regular.

Figura 3
3
Cf. L. Robin, La pensée grecque, pág. 74.
4
Cf. M. Cantor, Vorlesungen über Geschichte der Mathematik, 2ª Edición, I, pág. 178.
5
L. Robin, La pensée grecque, pág. 273.
6
Alcinoo, De doctrina Platonis, París 1567, cap. II; ver también H. Martin, Etudes sur le Timée de
Platon, París 1841, pág. 246.
7
Plutarco, Cuestiones platónicas, V, 1.
7 bis
(Ver La Tetraktys Pitagórica y el Delta Masónico).
8
Las figuras cósmicas o poliedros regulares llevan también al número cinco.
9
Delatte, Études, págs. 134, 133, 113. Cf. Platón, República, X, 617 b.
10
Jámblico, Vida de Pitágoras, 86; Cicerón, Rep., V., 2; Favorinus, In somnium Scipionis;
Plutarco, Quaestiones Conv., 9, 14, 6, 2.
11
Platón, República, X, 617, y Delatte, Études, pág.260.
12
Cf. Delatte, Études, pág. 65.
13
Delatte, Études, pág. 264.
14
Aristóteles, Metafísica, I.
15
Proclo, citado por Loria, Le scienze esatte..., pág. 189.
16
Delatte, Études, pág. 231 y ss.
17
L.-C. de Saint-Martin, Des Nombres, París 1861, pág. 48; nueva edición por N. Chaquin, París
1946 y 1975 en pág. 43.
18
Pericle Maruzzi, Opere per una biblioteca massonica, Roma 1921.

Pentalfa.

Es una antigua denominación para el polígono estrellado de cinco puntas.


Fue el emblema de la escuela pitagórica. Viene a representar a ojos de muchos
cristianos la magia negra, aunque sus orígenes fueron realmente los de un
talismán o signo geométrico sagrado y pueden remontarse, al menos, hasta los
antiguos griegos. En Egipto, la pentalfa de cinco puntas encerradas en un
círculo representaba el duat o mundo de los muertos de la mitología y el
simbolismo egipcios. En la tradición cristiana, la pentalfa se usó en tiempos
para representar las cinco heridas o estigmas de Cristo. Para los pitagóricos, los
cinco puntos representaban los cinco elementos clásicos: fuego, tierra, aire,
agua e idea o lo divino. Los pitagóricos también veían en la pentalfa la
perfección matemática y comprendían, entre otras cosas, que esconde entre sus
líneas la sección áurea. En los círculos de magia negra, o simbolismo satánico, la
pentalfa se invierte, con el vértice superior hacia abajo, y de esta forma se podría
decir que representa la cabeza de Baphomet, con las dos puntas ascendentes
correspondiendo al par de cuernos. Su uso como símbolo satánico se trata casi
seguro de una variante moderna, con ningún precedente auténtico ni uso
asociado en tiempos antiguos. En la tradición hebrea se asociaba la pentalfa de
cinco puntas con los cinco libros del Pentateuco, los primeros cinco libros del
Antiguo Testamento, supuestamente escritos por Moisés. Para muchos la
pentalfa es conocida como estrella de Salomón o pentagrama, y se usa en las
tradiciones y rituales mágicos árabes, así como en los rituales judíos. La primera
mención de la pentalfa en el idioma inglés aparece en el relato artúrico de 1380,
donde un personaje de la novela porta un escudo blasonado con una pentalfa. A
la pentalfa que está rodeado de una circunferencia circunscrita se le
denomina pentáculo.

Sinónimos :
Pentalfa – Estrella de Salomón – Pentáculo – Pentágrama

Develacion de la
Estrella Pitagórica

24 miércolesAGO 2016

POSTED BY JESÚS & SAGRARIO, S.G. IN 1ª CAMARA, ALQUIMIA


≈ 1 COMENTARIO
29 El pentagrama esoterico

Develacion del Pentagrama esoterico o Pentalfa,


Pentángulo o Estrella Pitagórica
Si estudiamos a fondo la Pentalfa, podemos ver en el ángulo superior un cuatro.
Ese es el símbolo de Júpiter, el Padre de los Dioses, el símbolo del Espíritu Divino
de toda criatura que viene al mundo, el símbolo del Eterno Dios viviente.
Debajo de ese cuatro verán ustedes unos ojos, siempre abiertos. Son los ojos
precisamente de la Divinidad, de Dios. Ante ese símbolo de Júpiter, con los ojos del
Espíritu siempre abiertos, tiemblan las columnas de ángeles y demonios. Tal
símbolo hace huir horrorizados a los tenebrosos.

Se abre la Pentalfa con sus brazos en forma extraordinaria, como cuando un


hombre está de pie con sus piernas y brazos abiertos. Pero si observamos
cuidadosamente esos brazos de la Pentalfa, abiertos, veremos en ellos el signo de
Marte, el planeta de la guerra, y ya sabemos que el ocultismo marciano es terrible.
En las esferas, no superiores sino inferiores de Marte, encontramos terribles magos
negros que tiemblan ante ese signo terrible de la Pentalfa. Obviamente tal signo
marciano, puesto en los brazos de la Estrella de cinco puntas nos da fuerza.

No la fuerza física, que es una fuerza de tipo muy inferior; no, nos da la fuerza del
Espíritu, para vencer a los malvados. Los dos ángulos inferiores abiertos son las dos
piernas de cada uno de nos, llevan la signatura de Saturno, y ya sabemos lo que es
el aspecto negativo de la Esfera de Saturno, lo que es la terrible magia negra.
Obviamente, los tenebrosos la entienden, si está colocado ese signo con las piernas
hacia abajo. Si arriba tenemos a Júpiter con los ojos del Espíritu siempre abiertos,
es obvio que los tenebrosos, viendo esto se horrorizan, no pueden resistir, se
retiran.

Al lado derecho, colocando la imagen frente a frente, vemos la Luna y a la izquierda


vemos al Sol. Pero si colocamos la imagen, no de frente a frente, sino a nuestro
lado, es claro que a la derecha estará el Sol, ¿verdad? Y a la izquierda la Luna. El
Sol está representado por un círculo, con un punto en el centro. Ese Sol radiante
del Espíritu nos ilumina el camino.

A la izquierda está la Luna. El Sol representa a las fuerzas solares, a las fuerzas
positivas, masculinas. La Luna representa a las fuerzas negativas, femeninas.

En el centro aparece el “Caduceo de Mercurio”, bajo el signo precisamente de


Mercurio. Ese “Caduceo de Mercurio” es muy importante, y encima va el signo del
planeta Mercurio.

Es obvio que Mercurio es el “Mensajero de los Dioses”, es el planeta que está más
cerca del Sol, es el “Ministro del Sol”. Sin Mercurio no sería posible llegar a la Auto-
Realización Intima del Ser.
Bajo Mercurio, precisamente, aparece su “Caduceo”, con las alas del Espíritu
siempre abiertas. Tal “Caduceo” está en la espina dorsal del hombre, en nuestra
médula espinal, en ese par de cordones simpáticos, conocidos en Oriente como
“Idá” y “Pingalá”: un par de cordones que se enroscan en la forma que ustedes lo
ven en el “Caduceo de Mercurio”.

Por ese par de cordones nerviosos, sube la Energía Creadora hasta el cerebro.
Ahora nos extenderemos, después de esta explicación somera, aún más. Bueno,
también aquí tenemos, en esta Pentalfa, el Bastón de los Patriarcas, la Vara de
Aarón, la caña de bambú de siete nudos, el Cetro de los Reyes, la Vara de José
florecida, que es la espina dorsal.

Obviamente, por el canal medular espinal es por donde debe subir el Fuego
Sagrado hasta el cerebro, para pasar de allí al Templo Corazón. También aparece,
en la Pentalfa, la Espada Flamígera, que no es más que el Fuego Sagrado en cada
uno de nos. Sin la Espada Flamígera, no seríamos verdaderamente dignos. Cuando
un Ángel pierde su Espada, ese Ángel se ha caído, y entonces es precipitado hacia
los infiernos atómicos.

Aparece también, en la Pentalfa, en la parte superior, el cáliz. De manera que


vemos el cáliz, el báculo y la espada. Ese cáliz, indudablemente, representa el Yoni
es decir, al Útero, así como el báculo representa el Phalo, el principio masculino, y
la espada al Fuego Sagrado.

Indudablemente, tenemos que aprender a manejar el báculo y la espada, y


tenemos que trabajar también con el “Vaso de Hermes”, si es que queremos
realizar la Gran Obra.

La palabra “Tetragrámaton”, es bastante interesante. “Tetra” es la Unidad dentro


de la trinidad de la Vida. “Tetragrámaton” es exactamente el cuatro, pues. Porque
el Padre es el número uno, el Hijo es el dos, el Espíritu Santo es el tres; pero ellos,
los tres, emanan del Ain Soph, es decir, de la Estrella Atómica Interior “que
siempre nos ha sonreído”, y los tres, emanando del Ain Soph, forman el cuatro: el
Tetragrámaton. Esta palabra, Tetragrámaton, es mántrica.

Alguna vez quise experimentar con el Tetragrámaton: lo vocalicé en los mundos


superiores de Conciencia Cósmica y entonces muchos Inefables, de los nueve
cielos: Luna, Mercurio, Venus, Sol, Marte, Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno,
emergieron para ver qué pasaba, como diciendo: “¿Por qué habéis pronunciado el
nombre del Eterno en vano?” Yo mismo me sentí perplejo, confundido.
Si colocamos el Pentagrama en esta forma, es
decir, con el ángulo superior hacia abajo y los dos ángulos superiores hacia arriba,
tenemos el signo de la magia negra: en vez de concurrir a nuestras invocaciones
las columnas de ángeles, concurrirían las columnas de demonios.
Cuando un Iniciado se cae, cuando derrama el “Vaso de Hermes Trimegisto”,
entonces es fulminado por el Arcano 16 de la Kabala, y cae con la cabeza hacia
abajo y las piernas hacia arriba, en la forma de la Pentalfa invertida. Así es como
han caído los grandes Iniciados.

Si a la entrada de nuestra habitación pintamos con carbón el signo de la Pentalfa,


con el ángulo superior hacia adentro y los dos rayos inferiores hacia afuera, huirán
de nuestra recámara los tenebrosos. Pero si los pintáramos con el ángulo superior
hacia afuera y los dos rayos inferiores hacia adentro, vendrían a nuestra recámara
los tenebrosos.

Cuando se pone el Pentagrama en vidrio en un cuadro, es decir, eso espanta


terriblemente a los malvados. Y si se pinta en vidrio, también los hace huir
despavoridos, y si se lleva sobre el pecho, ya en oro, o en plata, esteremos bien
protegidos contra las fuerzas de las tinieblas.

Es pues, el Pentagrama, de un poder mágico realmente sorprendente. Vemos, en


los brazos, varias letras hebreas. Aparece IOD-HE-VAU-HE. Esa palabra “IOD”,
como principio masculino, o partícula divina, más bien como Chispa Virginal, es
terrible.

HIOD HE, he ahí el sexo masculino y femenino de la divinidad. IOD, principio


masculino divino; HE, principio femenino-divino; VAU, principio masculino sexual o
sea el lingam; HE, el yoni, el yoni femenino.

Hay un modo de pronunciación de las letras hebraicas IOD-VE-VAU-HE, pero es


terriblemente divino y no en vano se deben cantar esos mantrams, porque esas
cuatro letras hacen vibrar la Divinidad Interior –se dice que es el nombre del
Eterno–, y nunca en vano se deben pronunciar. Esto nos invita a la reflexión.

Aparecen otras letras hebraicas ahí, para recordarnos ciertos procesos de la


Divinidad, pero sobre ellos ahora guardaré silencio. Aparecen números, como para
recordarnos la Trinidad dentro de la Unidad el Tetragrámaton, pero no es
obligatorio que esos números vayan ahí; esos ya son perfectamente
convencionales. Lo importante es que vaya el Tetragrámaton, que ya sabemos que
es la Trinidad dentro de la Unidad de la Vida: el Santo Cuatro.

Indudablemente, mis caros hermanos, el Pentagrama es el ser humano, el


microcosmos, dentro del cual he dicho, está el Infinito. ¡Hay que trabajar con ese
“¡Caduceo de Mercurio” que aparece en la Pentalfa, es decir, hay que transmutar el
esperma en energía, para despertar el Fuego Sagrado y hacerlo subir por la espina
dorsal hasta el cerebro! ¡Solo así será posible desarrollar todas nuestras facultades
y poderes!
Hay que trabajar con el “Caduceo de Mercurio” que tenemos en nuestra espina
dorsal. Obviamente, cuando nosotros sabemos transmutar el esperma en energía,
cuando no cometemos el crimen de derramar el “Vaso de Hermes Trismegisto”,
entonces el esperma no eyaculado, se transforma en energía seminal. Esa energía
a su vez, se bipolariza en átomos solares y lunares de altísimo voltaje que suben
por dos cordones nerviosos que se enroscan en la espina dorsal.

Los dos cordones que aparecen en el Caduceo de Mercurio. Entonces los átomos
solares y lunares hacen contacto en el Tribeni, cerca del coxis, y entonces por
inducción despierta una tercera fuerza. Quiero referirme, en forma enfática, al
Fuego Sagrado de la espina dorsal, al Fuego Pentecostal, al Fuego Jehovístico, al
Fuego Sexual. Tal Fuego, ascendiendo lentamente, de vértebra en vértebra, va
despertando distintos poderes en el hombre.

Hay que trabajar, indudablemente, con el Sol y con la Luna los principios masculino
y femenino, es decir, el hombre con su mujer, la mujer con el varón. Solamente así
es posible despertar ese Fuego Sagrado que nos ha de transformar radicalmente.

Hay que aprender a manejar el báculo y la espada, hay que aprender a manejar el
“Vaso de Hermes” la Copa Sagrada. Sólo así es posible la transformación total.

https://jesusagrario.wordpress.com/2016/08/24/develacion-de-la-estrella-pitagorica/
https://www.ivoox.com/concomitancias-sagradas-del-fuego-secreto-samael-aun-audios-
mp3_rf_12044678_1.html

El Pentagrama Esotérico
Esta estrella de cinco puntas o Pentalfa está llena de símbolos de
profundo significado y encierra en sí todo el conocimiento oculto;
representa al hombre auto-realizado en armonía con el universo.
Cuando el pentagrama está colocado con el ángulo superior hacia
abajo y los dos ángulos inferiores hacia arriba, es negativo y tenemos
el signo de la magia negra, en forma opuesta, situado con el ángulo
superior hacia arriba y los dos ángulos inferiores abajo, estaremos
invocando a las fuerzas benéficas, simboliza a lo divinal, lo utilizamos
para llamar a los seres divinos.
Hablaremos de él en su forma positiva. En su ángulo superior está el
símbolo de Júpiter, padre de los dioses, el eterno Dios viviente, con
los ojos de la divinidad, siempre abiertos indicando que todo lo
observa.
En sus dos “brazos” el símbolo de Marte, símbolo de la guerra que
nos da la fuerza del espíritu como un hombre con sus brazos
extendidos. En los dos ángulos inferiores a manera de pies el símbolo
de Saturno, la Gnosis es la ciencia de Saturno, la ciencia del
conocimiento iniciático, el conocimiento de los misterios de la vida y de
la muerte.
En la parte central encontramos a la izquierda un Sol que representa
las fuerzas masculinas y a la derecha una luna, las fuerzas lunares o
femeninas.
Entre ambos en la parte más central se encuentra el símbolo de
Mercurio, el mensajero de los Dioses, el ministro del Sol. Sin el
Mercurio de la filosofía secreta es imposible la autorrealización del
Ser. El Caduceo de Mercurio con sus dos serpientes, representa los
dos cordones ganglionares por donde asciende la energía sexual
hasta el cerebro y nos da las alas del espíritu.
En su parte derecha tiene un báculo de siete nudos y tres borlas que
alegoriza la columna espinal con sus siete chacras desarrollados, el
bastón de los patriarcas, la vara de Aarón, el cetro de los reyes, la
vara de José. Los tres círculos representan las tres fuerzas primarias
de la naturaleza, (Padre, Hijo y Espíritu Santo), la ley del tres. El Santo
Triamazikamno.
En la parte inferior encontramos la espada flamígera, el fuego
sagrado que tienen los ángeles. Si el ángel pierde su espada cae en
los infiernos atómicos. En su parte superior derecha tiene una copa,
símbolo del Yoni femenino, también representa la mente superior. A
su alrededor se encuentra la palabra Tetragramaton. Tetra es la
trinidad dentro de la unidad de vida, es también una palabra mántrica
que no debe pronunciarse en vano.
Vemos en los brazos varias letras hebreas, aparecen: Iod, He, Vau,
He. Iod como principio masculino o partícula divina. He, principio
femenino divino. Vau, principio masculino sexual y He, principio
femenino sexual.

También se encuentra en la parte izquierda la estrella de Salomón de


seis puntas formada por dos triángulos, el fuego o azufre y el agua o
mercurio. Sus seis puntas son masculinas y sus seis entradas son
femeninas, en total el número 12, la relación que existe entre el
zodiaco y el Sol central o espiritual. El Arcano número cinco es el
Hierofante, la Ley, el rigor, la estrella flameante que representa al
micro-cosmos hombre, signo de la omnipotencia divina.
Es un símbolo con un poder formidable, maravilloso. Es la
dominación del espíritu sobre los elementos de la naturaleza. El mago
puede mandar a las criaturas de la tierra, del agua, del aire y del
fuego.
Con este signo se pueden proteger y defender los discípulos a
cambio de una conducta recta en el pensar, sentir y actuar, se
elaboran talismanes con una mezcla de los metales de los siete
planetas: la plata de la Luna, el azogue de Mercurio, el cobre de
Venus, el oro del Sol, el hierro de Marte, el estaño de Júpiter y el
plomo de Saturno, para hacer medallones o anillos. También puede
dibujarse sobre vidrio o sobre una piel de cordero blanca.
El Pentagrama esotérico es símbolo del Verbo Universal de vida, y se
puede hacer resplandecer instantáneamente con ciertos mantram
secretos, tomados de los Upanisadas Gopalatapani y Krishna, para
formar en el plano astral la estrella de cinco puntas; se realizan
mentalmente o vocalizados: Klim, Krishnaya, Govindaya, Gopijana,
Vallabhaya, Swaha, con mucha devoción y concentración el nuestro
Ser interior.

https://www.samaelgnosis.net/revista/ser73/pentagrama.html

También podría gustarte