Números:
En Camino a la Tierra Prometida
OCTUBRE 2020
Tom Groelsema
Tom Groelsema y su esposa Sheri han servido en iglesias
de Minnesota, Michigan y Carolina del Norte. Tienen
cuatro hijos y tres nietos.
CADA DIA, Volumen 17, Número 10, Octubre 2020. Copyright © La Hora de
la Reforma, Apartado Postal 130, Código Postal: 13012-970 - Campinas, San
Pablo - Brasil. Toda Escritura es de la: Dios Habla Hoy. Puede citarse parte de
este librito devocional citando la fuente.
Tiraje: 5 mil
Texto: Tom Groelsema
Redacción Editorial: Raquel Gabriel
Dirección General: Huascar de La Cruz, director del Ministerio Reforma
Editor: Huascar de La Cruz
Cubierta y Diagramación: Lucas Pedro
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Números:
En Camino a la Tierra Prometida
Tom Groelsema
Mucha gente le teme al desierto. Es una palabra que evoca pen-
samientos de soledad, prueba, sufrimiento y castigo. La usamos
generalmente para referirnos a situaciones incómodas y experiencias
desagradables de la vida. Y muchos cristianos tienen la creencia de
que la vida cristiana no incluye este tipo de cosas.
Israel no podía evitar el desierto si quería llegar a la tierra pro-
metida. Y tuvo que hacer de un territorio así su lugar de residencia
durante cuarenta años. La vida allí no fue fácil, pero eran el pueblo
de Dios, y él no los había sacado de tierra de esclavitud para dejarlo
perecer en tierra de nadie. Su destino estaba seguro. Las promesas
de Dios se iban a cumplir. Pero ellos necesitaban aprender a confiar
en Dios, como también nosotros. Y aunque a veces nuestra vida
parezca un desierto interminable, no olvidemos que el Dios que nos
libertó en Cristo, nos llevará a la meta gloriosa que él tiene destinada
para sus hijos.
Jueves
1 Octubre Números 1:1-4
PERTENECIENTES A DIOS
“El día primero del segundo mes del segundo año… que los
israelitas habían salido de Egipto, el Señor se dirigió a Moisés”
Números 1:1
El libro de Números comienza con una referencia a la salida
de los israelitas de Egipto, lugar donde habían sido esclavos por
muchos años. Habían pasado trece meses desde entonces, y queda-
ban muchos kilómetros de desierto por delante antes de que ellos
puedan entrar a la tierra que Dios les había prometido.
El pueblo había acampado en el Sinaí por más de un año. Y
pronto Dios haría que se pusieran de nuevo en marcha. ¿Cómo so-
brevivirían esa travesía por el desierto? Ellos necesitaban recordar
que Dios los había liberado de la esclavitud y que eran el pueblo
de Dios. Dios los había rescatado, y él no los abandonaría en el
desierto, sino que los llevaría a la tierra que él había prometido.
Cuando la vida se vuelva difícil, debemos recordar que Dios
también nos ha libertado. Al enviar a su Hijo Jesucristo, Dios
nos ha liberado de nuestra esclavitud al pecado y la muerte. Jesús
murió para pagar el precio de nuestro pecado. A través de él,
somos salvos y hemos recibido una nueva vida para disfrutar con
Dios para siempre.
Vamos a experimentar problemas en la vida. A veces la vida
puede parecerse a un desierto, pero Dios nos recuerda que le
pertenecemos, pues nos ha salvado por medio de Cristo y no nos
abandonará allí. Si te encuentras ahora en el desierto, pon tu
esperanza en Dios, y él te llevará a lugar seguro.
Señor, Dios, camina con nosotros cuando experimentemos el
desierto en nuestra vida y recuérdanos que somos tuyos por
medio de Jesucristo. Amén.
Viernes
Números 2:1-2, 32-34 Octubre
2
DIOS EN EL CENTRO
“El Señor se dirigió a Moisés y Aarón, y les dijo: Los israelitas deberán
acampar…alrededor de la tienda”
Números 2:1-2
Para mucha gente, el verano es época de vacaciones, y un buen
momento para acampar y disfrutar del exterior. Israel acampó
durante 40 años en el desierto. Ellos no tenían casas permanentes,
solo tiendas desmontables.
El arreglo del campamento fue ordenado por Dios. Cada tribu
tenía su lugar asignado. Lo que resulta notorio de este arreglo
es que todas las tribus acampaban alrededor de la tienda de
reunión. El tabernáculo, o tienda de reunión, era el lugar donde
Dios estaba presente y moraba entre su pueblo, y estaba en el
centro del campamento. Dios estaba en medio de su pueblo. El
Señor estaba en el corazón de la vida de Israel y su peregrinaje
por el desierto.
La verdad de que Dios está con nosotros es una de las pro-
mesas más repetidas en la Biblia. Dios nos dice que él estará con
nosotros adonde quiera que vayamos. Dios es fiel y nunca nos
dejará ni nos abandonará.
Hoy sabemos que Dios vino a vivir entre nosotros en la per-
sona de su Hijo Jesucristo. En su nacimiento, Jesús fue llamado
Emanuel, que significa “Dios con nosotros” (Mateo 1:23). Esta
es una promesa que debería alentarnos a través de nuestro paso
por el desierto de la vida.
Pero también hay un reto al cual debemos responder. ¿Estamos
viviendo con Dios en el centro de nuestra vida?
Señor, tú has prometido estar con nosotros siempre.
Ayúdanos a vivir contigo en el centro de nuestras vidas
cada día. Amén.
Sábado
3 Octubre Números 6:1-21
CONSAGRADOS PARA DIOS
“Ésta es la ley para el que hace la promesa de consagrarse al
Señor como nazareo… Deberá cumplir lo prometido”
Números 6:21
El voto de los nazareos era un acto voluntario y temporal que
cualquier hombre o mujer de Israel podía hacer. Durante el periodo
del voto, un nazareo se abstenía de muchas cosas, por lo que era
fácilmente identificado. Algunos de ellos se consagraban de por
vida. Probablemente el nazareo más famoso haya sido Sansón
(Jueces 13).
¿Por qué alguien haría un voto de nazareo? Porque era una
manera de consagrarse completamente a Dios. Al tomar ese voto,
tú estabas diciendo: “Hago a un lado la rutina ordinaria de la
vida para entregarme a Dios”. Hoy podemos hacer algo similar
al hacer el alimento o la tecnología a un lado y dedicarnos más
plenamente a la oración.
¿Qué podemos aprender de los nazareos? Ellos son un ejemplo
de un discípulo con la mente puesta en el reino, que atesora a Dios
y se dedica al Señor. Nuestra devoción a Dios debería ser sacrificial,
total y pública. Dios debe ser el primer lugar en nuestras vidas,
por lo que debemos estar dispuestos a renunciar a las cosas para
seguirle. Dios debe venir antes que el alimento, la bebida, la familia
o los amigos. Pero también nuestro amor por Dios debe ser obvio
a los demás. Nosotros vivimos de esta manera porque tenemos
un Salvador que se dio a sí mismo por nosotros, y que demanda
nuestra vida de manera total.
Jesús, a menudo sentimos miedo de ser reconocidos por
nuestra fe. Permite que podamos vivir completamente para ti,
recordando que tú nos amaste primero. En tu nombre. Amén.
Octubre
Números 6:22-27 Domingo 4
LA BENDICIÓN DE DIOS
“El Señor…dijo: «Diles a Aarón y a sus hijos que cuando
bendigan a los israelitas lo hagan de esta manera”
Números 6:22-23
El día de hoy muchos cristianos se reúnen para adorar a Dios.
Algunos recibirán una bendición por medio de las palabras con
las que Aarón y sus hijos bendecían a Israel “Jehová te bendiga
y te guarde…”
¿En qué consiste esta bendición que Dios nos imparte? Primero,
nosotros recibimos la bendición de la protección de Dios. Esto es
algo que necesitamos al atravesar el desierto en nuestra vida. La
vida está llena de pruebas, calor, hambre y muerte. ¡Qué bueno
es escuchar que Dios nos diga que nos guardará!
Segundo, recibimos la bendición del perdón de Dios. Decir que el
rostro de Dios resplandecerá sobre nosotros significa que su rostro
brillará con deleite. Es por medio de Jesús que el rostro de Dios
brilla sobre nosotros con su gracia. Tercero, nosotros recibimos
la bendición de la paz de Dios. Cuando le damos la espalda a
alguien, esto es a menudo signo de tensión. Pero cuando nuestro
rostro voltea hacia él es un signo de paz. La bendición de Dios
sobre nosotros incluye que él incline su rostro en nuestra dirección
de modo que experimentamos la paz con él.
Debemos recordar que no se trata de deseos sino de bendiciones.
En otras palabras, ellas son una realidad en nosotros a causa de
Cristo. En Jesucristo, nosotros somos guardados, perdonados, y
restaurados a la paz con Dios. Esperamos que hoy recibas y creas
en su bendición.
Querido Padre, te agradecemos que a medida que atravesamos
las altas y las bajas de la vida disfrutemos de tus bendiciones a
través de Cristo. Ayúdanos a creerte. Por Jesús, amén.
Lunes
5 Octubre Números 7:1-17
OFRENDAR CON ALEGRÍA
“Cuando se consagró el altar, los jefes de las tribus llevaron
sus ofrendas y las pusieron delante del altar”
Números 7:10
¿Cuál es el tipo de ofrenda que agrada a Dios? En este pasaje,
los israelitas trajeron ofrendas al Señor durante la dedicación del
tabernáculo. ¿Cómo dieron ellos y qué aprendemos acerca del
ofrendar que honra a Dios?
Primero, todos dieron. Algo que se puede notar en este extenso
pasaje es que cada tribu ofreció los mismos presentes. Cada tribu
participó en ofrendar para el reino. Esto es importante. Sea que
tengamos mucho o poco, Dios quiere que todos ofrendemos.
Segundo, debemos dar generosamente. Las ofrendas de cada
tribu fueron generosas y abundantes. Lo que nosotros damos
puede no ser lo mismo de persona a persona, pero ¿es generoso?
¿Hacemos algún sacrificio para ofrendar?
Una ofrenda generosa fluye de un corazón dedicado a Dios.
Israel ofrendaba de manera gozosa, porque sentía un gran aprecio
por la bondad de Dios hacia ellos. Sus ofrendas vinieron después
del anuncio de las bendiciones amorosas de Dios en Números 6.
De la misma forma, nuestra ofrenda fluye de nuestro aprecio
por la gracia de Dios mostrada a través de Jesucristo, quien nos
ha salvado del pecado y nos ha dado una vida nueva y abundante
con Dios. La gracia crea dadores.
¿Qué puedes dar a Dios y su reino? Cualquier cosa que des,
hazlo con gozo.
Oh, Dios, tú nos has dado vida plena en Cristo. Permite que
nuestro ofrendar fluya de un corazón de fe y amor. En el
nombre de Jesús, amén.
Octubre
Números 8:1-4 Martes 6
LA LUZ DEL MUNDO
“El Señor…dijo: Dile a Aarón que, cuando acomode las
lámparas, haga que su luz dé hacia el frente del candelabro”
Números 8:1-2
El tabernáculo en el desierto era un lugar único con un mo-
biliario llamativo. Una pieza del mobiliario era el candelabro
descrito en este pasaje. Estaba hecho de oro labrado a martillo,
con siete brazos para sus lámparas que tenían forma de cáliz y
flor de almendro. La lámpara se encontraba en el Lugar Santo
y alumbraba a su alrededor, especialmente la mesa que tenía los
12 panes, que representaban a las 12 tribus de Israel.
¿Por qué el libro de Números menciona sólo esta pieza del
mobiliario del tabernáculo? Porque recordaba a Israel que el
favor de Dios resplandecía sobre ellos, aun cuando ellos se en-
contraban en el desierto. La gente necesitaba este recordatorio
en un desierto oscuro y peligros, lo mismo que nosotros.
Cuando nos encontramos en lo que se percibe como un de-
sierto, es fácil perder la esperanza. Pero entonces Dios dice, “mi
luz está sobre ti”. Para nosotros hoy, esa luz es Jesús, la luz del
mundo (Juan 8:12). En Cristo, Dios nos recuerda que él no nos
ha abandonado y que contamos con su amor.
También nosotros somos llamados a irradiar la luz de Cristo
en las experiencias difíciles de otros. Necesitamos hacer esto
como individuos y como iglesias. La luz de Cristo brillando a
través de nosotros brinda esperanza a otros. ¿A la vida de quien
necesitas llevar luz?
Jesús, tú eres la luz del mundo, y nos llamas a irradiar tu
luz por doquier. Permite que traigamos esperanza a otros a
través de tu evangelio de gracia y perdón. Amén
Miércoles
7 Octubre Números 9:15-23
SIGA AL LÍDER
“Cuando la nube se levantaba de encima de la tienda, los
israelitas se ponían en camino, y en el lugar donde la nube se
detenía, allí acampaban”. Números 9:17
Un juego infantil popular se llama “sigue al líder”. En este
juego hay una sola regla: hacer todo lo que el líder haga. Si el
líder camina hacia una colina, tú lo sigues a la colina. Si el líder
salta, tú saltas. Cuando el líder se detiene, tú te detienes.
En el desierto, Israel seguía al Señor, su líder. Una nube que
representaba la presencia de Dios se detenía sobre el tabernáculo.
Dios venía en esta nube para estar con su pueblo. En el día ella se
presentaba como una nube, probablemente como neblina espesa
o humo. Y de noche parecía como fuego. Cuando la nube se
movía, Israel se movía. Cuando la nube se detenía, Israel acam-
paba. Los israelitas no deberían ir adelante de la nube. Ellos no
se deberían mover cuando la nube estaba quieta. Todo lo que
ellos necesitaban hacer era seguir. Este pasaje muestra que ellos
aprendieron a hacerlo.
Seguir a Dios a través del desierto de la vida es también nuestra
tarea. Requiere fe y confianza. A menudo quisiéramos correr por
delante de Dios hacia nuestro futuro. Otras veces quizás no nos
guste adonde el Señor nos está dirigiendo, así que seguirle puede
ser estremecedor. Pero ese Dios que nos dirige es el Dios que está
con nosotros y por nosotros. Él es el Dios fiel (Deuteronomio 7:9).
¿Estás listo para seguirle?
Jesús, tú llamaste a tus discípulos a dejar atrás su antigua vida
y seguirte. Esperamos ser tus fieles seguidores también. En tu
nombre, Amén.
Octubre
Números 10:11-36 Jueves 8
COMPARTIENDO LO BUENO
“Si vienes con nosotros, compartiremos contigo
todo lo bueno que el Señor nos conceda”
Números 10:32
Después de haber acampado en el Sinaí por algún tiempo,
Israel comenzó su marcha al desierto. Las familias caminaban en
línea con la nube del Señor como guía. Antes de partir, Moisés le
pidió a Hobab, su cuñado, que los acompañara. Hobab, conocía
muy bien el desierto, y sería un excelente guía para los israelitas.
Al aceptar la invitación los israelitas también serían una bendi-
ción para él. Moisés dijo, “Ven con nosotros…pues el Señor ha
prometido tratar con bondad a Israel”. Moisés sabía que Dios
iba a bendecir a Israel, y quería que Hobab lo experimentara.
De esta forma Moisés estaba invitando a Hobab a unirse en la
herencia espiritual de Israel.
Algunas veces nosotros nos resistimos a compartir nuestra fe
porque sentimos que estamos presionando a la gente. Pero cuan-
do compartimos las buenas nuevas de Jesús, estamos llamando a
otros a experimentar la gracia y el amor de Dios. Dios nos llama
a continuar compartiendo sus buenas nuevas y amor con otros.
Moisés prometió a Hobab, “compartiremos contigo todo lo bueno
que el Señor nos conceda”. Compartir lo bueno que Dios nos
da es siempre una parte de nuestra vida de comunión con Dios.
¿A quién puedes invitar a participar de nuestro peregrinaje
de gracia y fe? ¿A un amigo o pariente? La gracia de Dios es
demasiado buena para quedarnos con ella. Vamos a compartirla.
Señor Dios, permite que seamos fieles al compartir tus
buenos dones –tu amor, paz, perdón y gozo. Danos valor
para invitar a otros a experimentar la vida contigo. Amén.
Viernes
9 Octubre Números 11:1-9
QUEJAS Y MÁS QUEJAS
“Un día los israelitas se pusieron a murmurar…”
Números 11:1
Quejarse parece el pasatiempo favorito de muchos. Nos quejamos
del clima y de lo que vamos a vestir. Nos quejamos de la comida y de
no tener algo qué hacer. Nos quejamos del tráfico y de la tecnología.
Quejarse fue como una segunda naturaleza para Israel durante
sus años en el desierto. En nuestro pasaje, Israel solo llevaba 3 días
en su travesía por el desierto cuando comenzaron a quejarse. El
motivo eran sus dificultades y la comida del desierto. Ellos querían
algo diferente al maná que tenían que comer cada día. El alimento
que habían comido en Egipto les parecía mucho mejor.
La vida, al igual que el desierto, puede ser dura, pero cuando nos
quejamos, caemos en la trampa del diablo. Cuando nos quejamos,
tendemos a magnificar lo que no tenemos. ¿Les iba en realidad
mejor en Egipto? De alguna forma el pueblo olvidó completa-
mente el maltrato que habían sufrido como esclavos. Cuando nos
quejamos, tendemos a ver la vida en una manera distorsionada.
La murmuración fluye de gente que piensa que merece algo mejor.
Pablo nos llama a hacer todo sin murmuraciones (Filipenses
2:14). ¿Es esto posible? Sí, cuando aprendemos a concentrarnos
en la gracia de Dios en Cristo. ¿Cómo podemos quejarnos tan a
menudo cuando sabemos que Dios nos ama tanto? Su gracia puede
movernos de la murmuración a la gratitud.
Padre, todo don perfecto viene de ti. Ayúdanos a estar contentos
y ser agradecidos. Perdónanos cuando murmuremos, y ayúda-
nos a estar contentos contigo. En el nombre de Jesús, amén.
Números 11:24-30 Sábado 10 Octubre
PROFETAS DE DIOS
“¡Ojalá el Señor le diera su espíritu a todo
su pueblo, y todos fueran profetas!”
Números 11:29
Israel estaba seguro que Moisés era profeta de Dios. En la tien-
da de reunión Dios le daba a Moisés el mensaje para su pueblo.
Así que cuando Josué escuchó que dos hombres estaban pro-
fetizando en el campamento, él intentó proteger el papel único
de Moisés como profeta de Dios. Pero Moisés respondió: “¿Ya
estás celoso por mí? ¡Ojalá el Señor le diera su espíritu a todo su
pueblo, y todos fueran profetas!”. Moisés no se sentía amenazado;
al contrario, él pensó en la bendición que sería si todo el pueblo
de Dios hablara como portavoz de Dios.
El deseo de Moisés se cumplió siglos después cuando el Espíritu
de Dios fue derramado en el Pentecostés (Hechos 2). El profeta
Joel había proclamado que vendría un día en que el Espíritu
sería derramado en toda la gente. Y en el pentecostés una mul-
titud de todas las naciones escucharon a los seguidores de Jesús
declarar las maravillas de Dios en sus propias lenguas. La edad
del Espíritu ha llegado porque Jesús, nuestro profeta principal,
ha provisto nuestra salvación y ha dado a sus seguidores nueva
vida en el Espíritu.
Si eres cristiano, el Espíritu de Dios mora en ti. Tú has sido
ungido por el Espíritu para declarar las grandezas de Dios. El
mundo necesita de profetas valientes que hablen la verdad, la es-
peranza, el amor y la gracia de Dios. ¿Con quién vas a compartir
la verdad de Jesús hoy?
Señor, permite que, como tus profetas, podamos compartir
tu mensaje de gracia y verdad con la gente alrededor nuestro.
Que otros escuchen y vean a Cristo en nosotros. Amén.
Domingo
11 Octubre Números 12
LÍDERES SIERVOS
“Además dijeron: El Señor no ha hablado solamente
con Moisés; también ha hablado con nosotros”
Números 12:2
En Números 11 vemos que, aunque Moisés era un profeta
único de Dios, el Espíritu de Dios fue derramado en otros
líderes de Israel. En apariencia, este fue el contexto para que
María y Aarón dijeran: “…también ha hablado con nosotros”.
Ellos quizá habían anhelado el don del Espíritu para poder
profetizar, pero también sentían envida por la relación especial
de Moisés con Dios. Dios hablaba cara a cara solo con Moisés.
María y Aarón querían lo que Moisés tenía. Ellos murmuraron
en contra del Señor y tuvieron que enfrentar la ira de Dios.
Cuando un día como hoy nos reunimos para adorar como
pueblo de Dios, nosotros alabamos a Dios, escuchamos, ora-
mos, damos y cantamos. Los pastores predican. Cada creyente
está llamado a ser profeta, sacerdote y rey en el nombre de
Jesús. Sin embargo, reconocemos que algunos han sido lla-
mados de manera única a hablar en nombre de Dios como
predicadores y líderes. El Espíritu de Dios ha sido impartido
a todos los cristianos, pero su Espíritu reposa de una manera
única en los líderes que nos exponen la Palabra de Dios.
¿Cómo puedes apoyar a tus pastores en este tiempo? ¿Cómo
puedes alentarlos de forma personal? Asegúrate de orar por
los que son llamados a predicar. Dales una nota de aliento.
Escucha y aplica lo que ellos han enseñado. Recuerda que
ellos son los siervos de Dios para ti.
Te agradecemos, Señor, por los predicadores y pastores que
nos predican tu Palabra. Ayúdanos a honrarlos y apoyarlos.
En el nombre de Jesús, amén.
Octubre
Números 13 Lunes 12
¿LANGOSTAS O PUEBLO DE DIOS?
“Vimos también a los gigantes... Al lado de ellos nos sentíamos
como langostas, y así nos miraban ellos también”
Números 13:33
Moisés envió doce hombres de Israel, uno de cada tribu, a
explorar la tierra de Canaán. Solo dos de ellos, Josué y Caleb,
regresaron con un informe alentador. Ellos dijeron: “¡La tierra
que fuimos a explorar es excelente! Si el Señor nos favorece, nos
ayudará a entrar a esa tierra”. Ellos confiaban en que Dios daría
a Israel la tierra que le había prometido. Los otros diez espías
fueron presa del temor porque la gente de la tierra parecía de-
masiado grande. Ellos dijeron: “Al lado de ellos nos sentíamos
como langostas, y así nos miraban ellos también”.
Cuando el miedo toma el control, nuestra perspectiva de las
cosas se distorsiona. Dios puede parecer pequeño ante nuestros
problemas. La Palabra de Dios puede parecer vacía al enfrentar
nuestras dificultades. Incluso el punto de vista de nosotros mismos
puede oscurecerse cuando nuestra fe es débil. Israel dijo que ellos
se sentían como langostas cuando, de hecho, ellos eran el pueblo
elegido y amado de Dios.
Es importante recordar quienes somos en Cristo. Somos el
cuerpo de Cristo, hijos e hijas del Rey. Somos llamados “linaje
escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por
Dios” (1 Pedro 2:9).
Cuando el temor aparezca, recuerda el Dios a quien sirves.
Recuerda quién eres y de quién eres. Entonces, da un paso de fe
al frente, descansando en las promesas y el poder de Dios.
Señor, cuando mis pruebas sean grandes, ayúdame a
recordar que tú eres más grande. Tú eres el Dios que me
llama su hijo, por amor a Jesús. Amén.
Martes
13 Octubre Números 14:26-38; Hebreos 3:12-19
UNA ADVERTENCIA DEL DESIERTO
“…pues también estarán cuarenta años pagando su castigo: un
año por cada día. Así sabrán lo que es ponerse en contra de mí”
Números 14:34
En este pasaje el pueblo de Israel toca fondo. Dejar de con-
fiar en la promesa de Dios acerca de la tierra de Canaán tuvo
consecuencias terribles. Aun cuando ya estaban a las puertas
de Canaán, Israel tendría que vagar por el desierto durante
cuarenta años. Peor aún, una generación completa moriría
en el desierto y no disfrutaría de la herencia que Dios había
prometido. Solo Josué y Caleb, los dos exploradores que con-
fiaron en Dios, sobrevivirían y vivirían en la tierra prometida.
El libro de Hebreos usa esta historia para advertirnos de
no apartarnos de Dios debido a un corazón incrédulo. La
generación que murió en el desierto vio la liberación de Dios
de Egipto, pero perdió la fe en Dios. Nosotros somos llamados
a asirnos firmemente de Cristo hasta el fin.
¿Cómo podemos hacer esto? Debemos recordar que Dios
aún tiene una promesa de reposo para nosotros. Esta promesa
es acerca del reposo y la salvación eterna en Cristo. Nosotros
debemos alentarnos unos a otros diariamente para resistir al
pecado. Nosotros necesitamos ayudarnos unos a otros a ver el
engaño del pecado y entonces caminar juntos para permanecer
firmes. Finalmente, debemos escuchar al Espíritu, quien dice,
“Si oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones”.
Aprendamos de las fallas de Israel y pidamos a Dios que nos
ayude a perseverar en la fe.
Es fácil, Señor, dejar de confiar en ti. Fortalece nuestra
fe de modo que nuestra esperanza siempre descanse
en ti. Amén.
Números 16:1-7, 25-35, 41-50 Miércoles 14 Octubre
UN CAMINO A DIOS
“Entonces Aarón puso incienso y pidió a Dios perdón por el
pueblo. Luego se colocó entre los que ya habían muerto y los
que todavía estaban con vida, y la plaga se detuvo”
Números 16:47-48
Fue un despliegue espantoso de la justicia de Dios. Coré,
Datán y Abiram, y todas sus familias fueron tragadas vivas por
la tierra. De esta forma Dios mostró que Moisés y Aarón eran
sus líderes designados.
Pero ese terrible evento no impidió que la gente murmurara
y se opusiera a Moisés y Aarón. Así que Dios envió una plaga
al campamento.
Entonces, como Moisés le había indicado, Aarón corrió y
se puso en medio del pueblo con el incensario para ofrecer
expiación por lo pecados del pueblo. Debido a la plaga mucha
gente estaba ya enferma, y algunos ya habían muerto. Pero él
cumplió con su deber sacerdotal. Como nuestro pasaje lo dice,
él “se colocó entre los que ya habían muerto y los que todavía
estaban con vida, y la plaga se detuvo”. Él previno que los que
estaban vivos le hicieran compañía a los muertos.
Esta escena apunta a lo que Jesús ha hecho por nosotros.
Cuando Jesús, el santo Hijo de Dios, llegó a ser como uno de
nosotros, él entró a un mundo lleno de pecado y muerte. Él
probó la muerte por amor a nosotros para pagar el precio de
nuestros pecados. Y ahora él vive e intercede por nosotros. Así
que nuestra salvación está asegurada. Él se coloca entre los vivos
y los muertos, guardándonos en la salvación que él ha obtenido.
Si tú estás en Cristo, el infierno no puede tocarte. ¡Alaba a Dios
porque Jesús nos ofrece un camino!
Jesús, gracias por salvarnos. Ayúdanos a vivir
fielmente para ti. Amén.
Jueves
15 Octubre Números 17
LA VARA QUE REVERDECIÓ
“…el bastón de Aarón…había echado retoños,
y dado flores, y tenía almendras maduras”
Números 17:8
Era una señal milagrosa e increíble. Dios dijo: “Voy a hacer
que retoñe el bastón de mi elegido”. ¡Una vara muerta volvería
a la vida!
Un bastón por cada tribu, incluyendo el de Aarón por la tribu
de Leví, fue colocado delante del Señor en el tabernáculo. Y
el día siguiente, la vara de Aarón, no sólo había retoñado, sino
también había florecido y dado almendras. Había pasado por
todas las etapas que llevan a una fruta.
La vara de Aarón era una señal de que su familia había sido
escogida por Dios para hacer el trabajo de sacerdotes - de ofrecer
sacrificios y oraciones a Dios por el pueblo. La vara de Aarón
también apuntaba hacia la venida de Jesús, nuestro gran Sumo
Sacerdote. La vara de Aarón no solo floreció sino también dio
almendras. Se parecía mucho al candelabro en el tabernáculo
por sus hojas y flores (Éxodo 25:31-36), Y esta lámpara apuntaba
a Jesús como la luz del mundo (Juan 8:12). La vara de Aarón era
una señal de gracia que significaba que Dios estaba con su pueblo
para darles luz y vida.
Al igual que la vara de Aarón, Jesús creció “como planta tier-
na que hunde sus raíces en la tierra seca” (Isaías 53:2). Él era el
Siervo del Señor, y llegó a ser nuestro último Sumo Sacerdote
(Hebreos 9-10). Alaba a Dios porque en Cristo él está con noso-
tros para salvarnos.
Padre celestial, así como le diste a Israel una señal de
tu presencia salvadora, tú nos has mostrado que Jesús
salva. Gracias por tu gracia. Amén.
Números 20:1-13 Viernes 16 Octubre
ESCUCHANDO LA PALABRA DE DIOS
“Puesto que ustedes no tuvieron confianza en mí ni me honra-
ron… no entrarán con esta gente en el país que les he dado”
Números 20:12
Una de las amenazas más grandes del desierto es que el agua
se agote. En el desierto de Zin no había agua para que Israel to-
mara, y daba la impresión de que Dios los estaba dejando morir
en el desierto. Pero Dios vino al rescate.
Esta no era la primera vez que Dios proveía agua en el desierto.
Ya antes en la travesía de Israel Dios había mandado a Moisés
que golpeara una roca. Moisés obedeció y el agua fluyó (Éxodo
17:1-7). Pero ahora Dios le dijo a Moisés que solo le hablara a
la roca. Pero Moisés, enojado por las quejas del pueblo, golpeó
la roca, y el Señor le dijo más tarde, “Puesto que ustedes no me
honraron, no entrarán con esta gente en el país que les he dado”.
Obedecer lo que Dios ordena puede ser difícil. Puede ser algo
desafiante creer que los mandatos de Dios son para nuestro bien.
Pero desobedecer a Dios nos mete en problemas. Nuestras vidas
no pueden florecer si nos rebelamos contra lo que Dios dice.
Dios mostró su gracia al dar agua a su pueblo a pesar de la
desobediencia de Moisés. Y Dios es misericordioso con nosotros
a pesar de nuestro pecado. Pablo nos recuerda en 1 de Corintios
10:4 que Jesús era la roca espiritual que acompañó a Israel y
de la cual ellos bebieron en el desierto. Él recibió los golpes en
nuestro lugar para que gocemos del agua espiritual que nuestras
almas necesitan.
Jesús, gracias por llevar el castigo por nosotros, y darnos el
agua de vida. Ayúdanos siempre a obedecerte. Amén.
Sábado
17 Octubre Números 20:1-2, 12, 22-29
MUERTE EN EL DESIERTO
“Aarón será reunido a su pueblo”
Números 20:24 RVR60
La gente dice que hay dos cosas seguras: la muerte y los im-
puestos. Este pasaje no dice nada acerca de impuestos, pero sí
acerca de la muerte. Aunque a veces parezca morboso, todos
necesitamos reconocer la realidad de la muerte.
La muerte confrontó a tres personas en este pasaje. María, la
hermana de Moisés, y su hermano Aarón murieron. Y también
la muerte de Moisés fue anunciada. La muerte de María fue or-
dinaria, mientras que las muertes de Aarón y Moisés se debieron
a desobedecer los mandatos de Dios.
La muerte es una parte común, aunque dolorosa, de la vida.
Antes de alcanzar el cielo, tenemos que morir - a menos que
Jesús regrese primero. La muerte es segura, y para aquellos que
perdemos un ser amado, algo doloroso; no es algo que superamos
rápidamente. Fuimos creados para vivir, no para morir.
Al enfrentar la muerte, no debemos entristecernos como la
gente que no tiene esperanza (1 Tesalonicenses 4:13). La muerte
no tiene la última palabra. Dios dijo que Aaron sería reunido con
su pueblo. Esto no es sólo una manera de hacer que la muerte
suene agradable; es una afirmación de que Aaron aún pertenecía
al pueblo de Dios.
Y lo mismo sucede con nosotros que tenemos a un Salvador
resucitado. Si estamos en Cristo, sabemos que la muerte no nos
puede separar de su amor, y nuestras almas irán a estar con él.
Señor Jesús, tú has derrotado a la muerte por nosotros.
Conforta a aquellos que sufren hoy y ayúdalos a confiar
en ti. Amén.
Números 21:4-9 Domingo 18 Octubre
VEAN Y VIVAN
“Y el Señor le dijo: Hazte una serpiente como ésas, y ponla en
el asta de una bandera. Cuando alguien sea mordido por una
serpiente, que mire hacia la serpiente del asta, y se salvará”
Números 21:8
Hay personas a quienes les gustan las serpientes, pero a muchos
no. Son peligrosas y astutas. A Israel tampoco le gustaban y fue-
ron serpientes venenosas las que causaron que muchos de ellos
murieran como castigo por murmurar contra Dios.
Las serpientes en Egipto eran un símbolo de poder y aparecían
a menudo en las coronas de los faraones. Ya que los israelitas se
quejaron de que estaban mejor en Egipto, ¿habrá tenido esto
que ver con el castigo enviado por Dios? Algunos han sugerido
que al enviar serpientes venenosas quizá Dios estaba diciendo:
“¿Realmente quieren ir de nuevo a sufrir el poder y veneno del
Faraón? ¿Es mejor Egipto?”. Por supuesto que las serpientes
también nos recuerdan a la serpiente astuta del Edén (Génesis 3).
Es sorprendente que el remedio de Dios para Israel fue que
miraran a una serpiente de bronce levantada en un asta. Al hacer
eso, Israel estaba mirando por medio de la fe al poder de Dios
para sanar. Solo Dios podía curar, y la gente necesitaba mirar
a él con fe.
En Juan 3:14-15 Jesús dijo: “como Moisés levantó la serpiente
en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levan-
tado”, para que todo aquel que en él cree, “tenga vida eterna”.
Jesús fue levantado en la cruz para que podamos ser perdonados
y sanados. ¿Estás confiando en él para ser salvo?
Jesús, nosotros te adoramos como el Cristo crucificado.
Permite que cada vez que adoremos, te miremos con los
ojos de la fe. En tu nombre, Amén.
Lunes
19 Octubre Números 22:1-12
EL PUEBLO BENDITO DE DIOS
“Entonces Dios le dijo a Balaam: No vayas con ellos ni maldigas
a ese pueblo, porque a ese pueblo lo he bendecido yo”
Números 22:12
“Bendecido” dicen algunos cristianos cuando alguien les pre-
gunta cómo les va. Israel sí que era bendecido. Cuando Dios entró
en pacto con Abraham y sus descendientes, dijo: “haré de ti una
nación grande, y te bendeciré” (Génesis 12:2). Dios prometió a
Israel la bendición de su presencia y de la prosperidad. Los des-
cendientes de Abraham serían numerosos como la arena del mar.
Dios también prometió la bendición de una tierra en la que sus
descendientes vivirían.
Puesto que Israel gozaba de estas bendiciones pasadas y futuras,
Dios no permitiría que Balaam maldijera a su pueblo. El rey de
Moab pensó que la única manera de debilitar a Israel y evitar que
se apropiara de la tierra era logrando que Balaam pronunciara una
maldición contra Israel. Pero eso no iba a suceder.
Nosotros también somos un pueblo bendecido. Por medio de
Jesús, las bendiciones dadas a Abraham también son nuestras. Dios
prometió a Abraham que todas las naciones serían bendecidas por
medio de él (Génesis 12:3). Esa promesa se cumplió en el descen-
diente de Abraham, Jesús. En Cristo, Dios es por nosotros, y si Dios
es por nosotros, nadie prevalecerá contra nosotros. Nadie puede
separarnos del amor de Dios, o impedir que recibamos la herencia
eterna que él ha prometido (Romanos 8:31-39). En Cristo, cada
uno de nosotros puede verdaderamente decir, “Soy bendecido”.
Padre, te agradecemos por todas las bendiciones espiri-
tuales que son nuestras en Cristo. Permite que podamos
darnos cuenta que estamos seguros en ti. Amén.
Números 24:1-9 Martes
20 Octubre
CONTANDO NUESTRAS BENDICIONES
“Balaam vio que al Señor le parecía bien bendecir a Israel”
Números 24:1
El rey de Moab quería que Balaam maldijera a Israel, pero
éste no pudo. Balaam solo pudo pronunciar las bendiciones que
el Señor puso en sus labios. En este pasaje encontramos que al
bendecir a Israel dijo que esta nación florecería como un jardín
bien irrigado.
Es importante que en ocasiones reflexionemos acerca de las ma-
neras en que Dios nos ha bendecido. Aun cuando la vida parezca
dura, la vida cristiana debe ser una fiesta de bendiciones. ¿Por qué
una fiesta? Veamos:
F es por familia. Gracias a Dios porque contamos con seres
queridos aquí sobre la tierra.
I es por Iglesia. Alaba a Dios por concedernos ser parte del
cuerpo de Cristo.
E es por Espíritu. Somos bendecidos con la presencia del Espíritu
Santo en nuestras vidas.
S es por salvación. No olvidemos agradecer a Dios por haber
provisto nuestras vidas de un salvador.
T es por trabajo. Gracias a Dios contamos con las oportunidades
para solventar nuestras necesidades.
A es por amor. Dios no solo nos ha hechos disfrutar de su amor,
sino también nos ha dado la capacidad de amar verdaderamente,
Dios quiera que todos aprendamos a celebrar con gozo sus
bendiciones.
Señor, ¡qué grande eres! Tus bendiciones fluyen hacia
nosotros. Permite que seamos una bendición a otros.
Amén.
Miércoles
21 Octubre Números 25
EL ATAQUE INCESANTE DEL PECADO
“…y así se dejaron arrastrar al culto de Baal-peor.
Entonces el Señor se enfureció contra Israel”
Números 25:3
En esta historia vemos que Israel atrae una maldición y una
plaga sobre sí mismo. En Números 31:16 nos enteramos que fue
Balaam quien aconsejó a sus enemigos a seducir a los israelitas de
esta forma. Así los hombres de Israel tuvieron relaciones sexuales
con las mujeres de Moab y se inclinaron ante sus dioses. Fue por
esto que el Señor se enfureció contra su pueblo.
Aquí vemos que si el pecado no es capaz de introducirse en un
área de nuestra vida, buscará la manera de entrar en otra. Nosotros
tenemos enemigos que nos atacan sin cesar, tales como el diablo,
el mundo, y nuestra propia naturaleza pecaminosa. Ellos no van
a ceder. Cuando nos sentimos espiritualmente fuertes en un área,
ellos buscarán otra más vulnerable.
Para resistir estos ataques, necesitamos ser vigilantes y humildes.
Necesitamos estar alertas al poder del pecado y las estratagemas
del diablo. Necesitamos conocer también nuestras debilidades
y clamar a Dios por ayuda. Para Israel, la acción del sacerdote
produjo expiación por el pecado del pueblo. Para nosotros, Jesús
ha venido a ser nuestro fiel Sumo Sacerdote. Su sangre paga por
nuestras fallas, y su intercesión nos asegura el favor del Padre.
¿Cuándo te sientes vulnerable? ¿Dónde eres tentado? “Busquen
su fuerza en el Señor, en su poder irresistible” (Efesios 6:10). Ve a
Jesús por ayuda.
Padre celestial, protégenos de las estratagemas de nuestros
enemigos. Ayúdanos a estar firmes y a ser fieles a ti. Por el
amor de Jesús. Amén.
Octubre
Números 26:1-4, 51, 63-65 Jueves 22
¿MÁS NÚMEROS?
“Hagan un censo, por familias, de todos los israelitas de veinte
años para arriba, aptos para la guerra”
Números 26:2
No me gustan los números, ¿y a ti? A veces es difícil leer un
capítulo lleno de números como el de la lectura de hoy. Pero
Dios tiene lecciones importantes para nosotros.
Primero, Dios nos enseña nuestra necesidad de su gracia.
Este es el segundo censo en este libro porque hay una nueva
generación en escena. La generación anterior había muerto en
el desierto por no haber confiado en que Dios los introduciría en
la tierra prometida. Y muchos de esta nueva generación habían
también muerto recientemente debido al pecado de Israel con
Moab. Si comparas las cifras de un censo con otro, te darás
cuenta que algunas tribus crecieron mientras que otras no. La
tribu de Simeón perdió 37000 hombres --quizá fueron ellos los
que recibieron el castigo de Dios por el adulterio de Israel con
Moab. Como ellos, todos hemos pecado y necesitamos de la
gracia de Dios.
Segundo, este censo muestra que Dios es fiel. Aunque una
generación pereció, el número total de quienes fueron contados
fue menos de 1,800 que en el primer censo. Dios fue fiel a su
promesa de dar numerosos descendientes a Abraham. Cuando
nosotros caemos, debemos recordar que Dios no. El Señor es
rico en gracia con todos aquellos que creemos en él.
Hablando de números, un pastor escocés tenía este consejo:
“Por cada mirada hacia ti, mira diez veces a Jesús” ¡Qué gran
aliento!
Señor, gracias por tu misericordia a pesar de nuestras fallas. Per-
mite que nuestros pecados nos conduzcan a tu gracia. Amén.
Viernes
23 Octubre Números 26:8-11
UN NUEVO COMIENZO
“Sin embargo, los hijos de Coré no murieron”
Números 26:11
En Números 16 (14 de octubre) reflexionamos en la historia de
Coré, Datán y Abiram, quienes se rebelaron contra los líderes
designados por Dios. La consecuencia de su pecado fue que la
tierra tragó a estos hombres con sus familias.
Pero hubo algunos en la familia de Coré que no lo acompañaron
en su rebelión. Nuestro pasaje de hoy nos dice que no toda la
descendencia de Coré desapareció y murió con él. Algunos deben
haber permanecido fieles al Señor. Y Dios les mostró su gracia. De
hecho, algunos descendientes de Coré escribieron varios salmos
(Ve Salmos 42-49; 84-85, y otros). ¿No le parece maravilloso?
Algunos de nosotros quizá crecimos en una familia en la cual
nuestros padres no siguieron al Señor. Quizás no tuvimos bue-
nos ejemplos o maestros sabios a quienes imitar a medida que
crecimos. Este pasaje nos recuerda que la incredulidad de una
generación no necesariamente se perpetúa a la siguiente. Dios
llama a cada generación a poner su esperanza en él y seguir a
Cristo. En su gracia, Dios no usa los pecados de una generación
en contra de la siguiente. Tenemos la oportunidad de un nuevo
comienzo.
¿Cuál es el legado que esperas dejar a tus hijos y nietos? Si no
ha habido un trasfondo cristiano antes de ti, tú puedes comenzar
un nuevo legado hoy al confiar en Jesucristo.
Precioso Salvador, gracias porque tus misericordias son nuevas
para cada generación. Ayúdanos a vivir para ti y para tu gloria.
Amén.
Octubre
Números 27:1-11 Sábado 24
LA FE DE LA JUVENTUD
“Pero no es justo que el nombre de nuestro padre desaparezca
de su clan simplemente porque no tuvo un hijo varón”
Números 27:4
La manera en que las herencias funcionaban en el antiguo
Israel era que el nombre, legado y lugar en el pueblo de Dios
se transmitía a través de los hijos varones. Mientras tuvieras un
hijo, tu nombre continuaría en la generación siguiente. Tu lugar
o propiedad en la tierra también estaría seguro.
Las hijas de Zelofehad se acercaron a Moisés y le dijeron:
“Nuestro padre murió… sin dejar hijos varones. Pero no es
justo que el nombre de nuestro padre desaparezca de su clan
simplemente porque no tuvo un hijo varón”. Fue una petición
valiente la que estas jóvenes mujeres hicieron. Lo que ellas estaban
reclamando era una propiedad en la tierra prometida de modo
que el nombre de su padre se mantuviera y ellas fueran contadas
entre el pueblo de Dios. Era una petición que nacía de una fe
valerosa. Ellas creían que Dios les daría la tierra prometida, y
querían su lugar allí.
La fe de las hijas de Zelofehad contrasta con las dudas e incre-
dulidad que caracterizó a gran parte de Israel. Necesitamos que
nuestra gente joven nos ofrezca un ejemplo de fe similar. Pablo
le insistió al joven Timoteo a ser un ejemplo a otros en palabra,
conducta, amor, fe y pureza (1 Timoteo 4:12).
Gracias a Dios por la fe de nuestra gente joven. Sigamos su
ejemplo.
Señor, gracias por trabajar en las vidas de nuestra
juventud. Que ellos sean ejemplos resplandecientes de
amor hacia ti. En el nombre de Jesús, Amén.
Domingo
25 Octubre Números 28:1-10
ORDENANDO EL TIEMPO SAGRADO
“Ordena a los israelitas que no dejen de ofrecerme
puntualmente pan y ofrendas”
Números 28:2
Hoy es un día especial. Es un día de adoración y descanso. Se le
llama el Día del Señor (Apocalipsis 1:19) para celebrar que Jesús
resucitó el primer día de la semana. Este día es apartado para
reunirnos como pueblo de Dios, para agradecerle por la nueva
vida y el descanso que tenemos en Cristo, para orar y ofrendar,
y escuchar la Palabra de Dios para nosotros. Este día le da orden
a nuestra semana.
Números 28 muestra que Israel debía traer diferentes ofrendas a
Dios. Había ofrendas diarias y ofrendas semanales que se traían el
día de reposo. Había otras ofrendas mensuales y anuales asociadas
a los festivales. La vida del pueblo estaba ordenada alrededor de
estas actividades de adoración de modo que el compañerismo con
Dios fuese el centro de su vida. No quería decir que el pueblo se
desentendería de la vida ordinaria, ni que lo ordinario sería un
pretexto para descuidar la adoración.
¿Es la adoración una prioridad para ti y tu familia? Es un desafío
impedir que las actividades cotidianas ahoguen la adoración a
Dios. Es difícil prosperar espiritualmente si descuidamos el tiempo
sagrado que Dios nos llama a desarrollar en nuestras vidas. En
general, nuestras vidas entrarán en desorden cuando ignoramos
el diseño divino.
Así que, ¡adore hoy con el pueblo de Dios! Cante, alabe, y ore
al Señor. Y celebre su descanso en Cristo Jesús.
Señor Jesús, gracias por asegurar nuestro descanso en este día
a través de tu resurrección. Permite que nuestra adoración de
hoy sea gozosa y te glorifique. Amén.
Números 30 Lunes
26 Octubre
CUMPLIENDO NUESTRA PALABRA
“El Señor ha ordenado que cuando una persona le haga una
promesa o se comprometa formalmente con juramento,
deberá cumplir su palabra” Números 30:2
En los Estados Unidos, cuando una persona está lista para tes-
tificar en la corte, levanta su mano y dice: “Juro decir la verdad,
toda la verdad, y solo la verdad. Que Dios me ayude”. El testigo
está invocando a Dios como testigo de la verdad de su testimonio.
El principio básico que se enseña en Números 30 es que los
votos deben cumplirse. Nuestra palabra debe ser válida. Decir
la verdad es una característica esencial de los cristianos. Tergi-
versar la verdad o decir mentiras no tiene lugar entre nosotros.
La razón de esto es que estamos llamados a reflejar el carácter
de Dios. “Dios no es como los mortales: no miente ni cambia
de opinión. Cuando él dice una cosa, la realiza. Cuando hace
una promesa, la cumple” (Números 23:19). Cuando no se puede
confiar en nuestra palabra, nos parecemos al diablo, el padre de
mentira (Juan 8:44).
Jesús afirmó la importancia de decir la verdad, cuando dijo:
“Baste con decir claramente “sí” o “no”. Pues lo que se aparta
de esto, es malo” (Mateo 5:37). Él quería decir que la verdad
debería caracterizarnos tanto que no necesitemos de un voto
para respaldar nuestra palabra. En alguna ocasión se nos puede
requerir un voto. Pero dejemos que nuestra palabra sea suficiente.
Que nuestra palabra sea consistente con nuestras acciones.
Padre, la tentación de mentir o torcer la verdad es fuerte. Ayúda-
nos a ser pueblo de palabra de modo que te reflejemos. Amén.
Martes
27 Octubre Números 32:1-27
DESCONTENTO SANTO
“Después nosotros mismos nos armaremos a toda prisa e iremos
al frente de los demás israelitas, hasta que los llevemos
a su territorio” Números 32:17
La tierra prometida estaba solo pasando el río Jordán, pero el
territorio de este lado del río se veía muy bueno para la ganadería.
De modo que las tribus de Rubén y Gad pidieron a Moisés que
les permitiera asentarse en esa área. Con esto, ellos enfrentaban la
tentación de permanecer en un lugar dominados por su deseo de
poseer esa tierra y no por la promesa del Señor. Cuando Moisés
los confrontó, las tribus de Rubén y Gad estuvieron de acuerdo en
cruzar el Jordán para conquistar la tierra.
Es muy tentador tener éxito y sentirse realizados con las cosas
a nuestro alrededor. Entre más tenemos, más fácil es enfocarnos
solamente en esta vida. En lugar de fijar nuestros ojos en las pro-
mesas de Dios, tendemos a hacerlo en las cosas alrededor nuestro
y sentirnos satisfechos con ellas.
La fe cristiana se caracteriza por un descontento santo con los
tesoros terrenales. Por eso, necesitamos anhelar a Cristo y su reino
aun cuando tengamos cosas buenas, porque sabemos que el tesoro
más grande es Jesús.
¿Podemos estar agradecidos con lo que tenemos y al mismo
tiempo anhelar a Cristo? Claro que sí. Recordemos que Cristo tenía
toda la gloria celestial, y aun así se despojó de ella por nosotros. Él
renunció a las riquezas celestiales y llegó a ser pobre de modo que
pudiéramos ser ricos en él (Filipenses 2:1-11). ¡Alabado sea Dios!
Padre, ayúdame a no amar los tesoros terrenales más que a
ti. Te adoramos por darnos el don de tu Hijo. En el nombre
de Jesús. Amén.
Octubre
Números 33:1-4, 48-49 Miércoles 28
UN PUEBLO EN PEREGRINAJE
“Salieron de los montes de Abarim y acamparon en las llanuras
de Moab, junto al Jordán, frente a Jericó”
Números 33:48
Números 33 es como un mapa. Aquí se trazan los 40 años del
peregrinaje en el desierto que Israel hizo desde Egipto hasta las lla-
nuras de Moab. ¿Qué podemos aprender de un capítulo como éste?
Aquí se nos recuerda que Israel nunca estuvo quieto durante 40
años. Ellos estuvieron siempre en movimiento y vivieron en tiendas
que podían desbaratar y armar. Sólo un lugar era su casa: la tierra
que Dios les había prometido.
Algo así es la vida del pueblo de Dios hoy. Este mundo, como
ahora existe, no es nuestro hogar. Como cristianos sabemos que
cuando muramos nuestras almas van a estar con el Señor en el cielo,
y cuando él regrese, viviremos con él en los nuevos cielos y la nueva
tierra. De modo que, aunque nos preocupamos por la tierra que
Dios nos ha dado para vivir, no nos aferramos a las cosas de este
mundo. No tenemos que mirar muy lejos para ver que este mundo
y lo que en él hay se encuentra en descomposición. Hay todavía
muchas cosas buenas, pero éste no es nuestro hogar permanente.
Esto solo puede ser con Dios, el Señor de nuestras vidas.
¿Te has llegado a sentir cómodo con los placeres, búsquedas y
pasiones de este mundo? ¿Estás viviendo como si la vida aquí fuese
permanente? Recuerda, un hogar con el Señor está preparado para
nosotros (Hebreos 11:16). Jesús está allí. Así que mantengamos fija
nuestra mirada en él.
Señor Jesús, permite que el gozo de la vida en tu presencia
sea nuestro gozo. Ayúdanos a compartir nuestra esperanza
con otros alrededor de nosotros. Amén.
Jueves
29 Octubre Números 34:1-5; 16-29
LÍMITES CLAROS
“Éste es el país que será propiedad de ustedes,
y éstos serán sus límites”
Números 34:2
Tal vez haya tenido alguna vez la oportunidad de medir los
límites de una propiedad. Si el terreno es suyo usted querrá
asegurarse de dejar señalamientos que le permitan no tener que
hacer el trabajo de nuevo.
¿Puede imaginarse lo que sería medir las fronteras de todo
un país? ¿Cómo podría hacer una medición si el lugar además
está ocupado, y nunca ha estado allí antes? Esto no es ningún
problema si quien está el frente de la expedición es Dios. Ya él
había indicado esos límites desde mucho tiempo atrás, así que el
viaje del pueblo de Israel no era una mera aventura.
Dios también da indicaciones en cuanto a quiénes van a repartir
la tierra y cómo se va a repartir de una forma que sea equitativa.
En los planes de Dios no hay nada improvisado. Él es un Dios
de orden y quiere enseñar a su pueblo a reconocer los linderos
que él ha establecido y respetarlos.
Dios también estableció límites en el terreno moral para su
pueblo. Esto lo hizo en el Sinaí antes de que su pueblo comen-
zara el peregrinaje en el desierto. Así como remover los linderos
territoriales estaba prohibido en la ley, las normas morales de
Dios siguen siendo autoritativas para el pueblo de Dios. Nuestra
obediencia a ellas, es cierto, no nos salva, pero son el instrumento
de Dios para ayudarnos a andar en santidad. ¡Cuidemos de no
mover esos linderos!
Padre, ayúdanos a amar tu ley y obedecerla, y te agradece-
mos por tu Hijo que pudo cumplirla de manera perfecta por
nosotros. En su nombre, Amén.
Octubre
Números 35:6-15 Viernes 30
UN OASIS DE GRACIA
“Escojan ciudades de refugio adonde pueda huir
quien inadvertidamente mate a alguien”
Números 35:11
Un oasis es un lugar en el desierto donde hay agua. Es como
una isla en un lugar árido donde la gente puede encontrar re-
frigerio y descanso.
Seis de las cuarenta y ocho ciudades que fueron otorgadas
a los levitas estaban destinadas a servir como ciudades de re-
fugio—como un oasis en el desierto. Estas ciudades estaban
esparcidas a través de Israel y servirían de refugio para alguien
que accidentalmente le quitara la vida a otra persona. Eso no
significaba que no se hiciera un juicio, pero mientras se llevaba
a efecto le servía de protección.
Las ciudades de refugio eran un lugar de seguridad, hospita-
lidad, descanso, justicia y gracia. El acusado estaba seguro en la
ciudad de refugio, donde sería tratado de manera justa. Como
recipientes de la gracia de Dios, debemos ser un oasis de gracia
a otros. Necesitamos hacer que nuestras casas e iglesias sean un
refugio para aquellos que necesitan recibir la misma gracia que
nosotros hemos recibido.
Mucha gente en este mundo necesita un lugar donde encontrar
descanso. ¿Está abierta tu casa para la gente que está sufriendo?
¿Están nuestras iglesias recibiendo a la gente que necesita perdón
y sanidad?
Alcanza a otros para refrescarlos con el amor de Dios.
Padre, ayúdanos a proveer un oasis de gracia para otros.
Permite que compartamos la misma misericordia que hemos
recibido en Cristo. En su nombre, amén.
Sábado
31 Octubre Números 36
UNA HERENCIA SEGURA
“Ninguna heredad podrá pasar de una tribu a otra, porque cada
tribu israelita debe conservar la tierra que heredó”
Números 36:9
El libro de Números concluye con lo que Israel tanto había
esperado desde que Dios los sacó de Egipto: obtener una here-
dad. Las hijas de Zelofehad recibieron por gracia la heredad de
su padre (Números 27). Y entonces surgía otra pregunta: ¿Qué
pasaría a esa propiedad si ellas se casaban con un hombre de
otra tribu? ¿Cuál tribu heredaría la tierra?
La solución del Señor fue que ninguna heredad debería pasar
de una tribu a otra. Cada tribu debía retener la tierra que Dios
le había dado. De esta forma, ninguna familia o tribu perdería
su heredad.
A medida que atravesamos el desierto de la vida, tenemos que
recordar que nuestra herencia nos está esperando. La vida eterna
con Cristo ya se acerca. Algunos de nosotros la recibiremos más
pronto, mientras que otros la recibirán después. Pero no importa
cuánto tengas que esperar, nuestra herencia en Cristo está segura.
Jesús promete que nadie puede arrebatarnos de su mano (Juan
10:28). Pablo nos dice que el que comenzó en nosotros la buena
obra “la perfeccionará hasta el día de Jesucristo” (Filipenses 1:6).
Como Israel, nos encontramos entre la liberación y nuestro
destino final—entre la cruz y la vida plena de comunión con
Dios. Pero Dios está con nosotros en el desierto—ahora y siempre.
Querido Señor, te agradecemos que tú estés siempre
con nosotros. Que nuestra esperanza siempre esté en ti.
En el nombre de Jesús. Amén.