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"Antonio Valladares: Las bodas de Camacho"

"Las bodas de Camacho", de Antonio Valladares de Sotomayor, comedia de fecha incierta pero probablemente anterior a 1772, recrea los capítulos 20 y 21 de la segunda parte del Quijote y en este sentido se inscribe en una línea temática especialmente relevante en las recreaciones teatrales dieciochescas de la novela de Cervantes.

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"Las bodas de Camacho", de Antonio Valladares de Sotomayor, comedia de fecha incierta pero probablemente anterior a 1772, recrea los capítulos 20 y 21 de la segunda parte del Quijote y en este sentido se inscribe en una línea temática especialmente relevante en las recreaciones teatrales dieciochescas de la novela de Cervantes.

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ANTONIO VALLADARES

DE SOTOMAYOR

Las bodas de Camacho


Edición e introducción
Santiago Alfonso López Navia

EL QUIJOTE Y SUS INTERPRETACIONES


Antonio Valladares de Sotomayor (Rianxo,
La Coruña, 1737) comienza a ganarse tem-
pranamente la vida en la Corte como autor
teatral y como periodista. En 1787 funda el
Semanario Erudito, al que puede dedicarse
hasta 1791 por el prestigio y los ingresos que
le depara la publicación. Entre 1797 y 1808
publica los nueve tomos de La Leandra, su
novela por entregas, con la que obtiene
cierto éxito especialmente gracias a los
cuatro primeros volúmenes. En 1804
emprende el fugaz proyecto del Almacén
de Frutos Literarios, cuya prohibición
fue casi inmediatamente decretada por
Floridablanca. Esta peripecia le deparó su
primer conflicto relevante en una vida que
no fue fácil, como acreditan los procesos
inquisitoriales sufridos en 1815 y en 1818.
Valladares es autor de una vasta pro-
ducción firmada a veces con su nombre
propio y otras con diversos anagramas y
conformada por catorce obras de temática
diversa y por ciento sesenta y cinco obras
dramáticas sumando comedias, sainetes,
obras cortas y un buen número de piezas
perdidas atribuidas a su autoría. Cosecha
un éxito significativo durante los años de
su producción teatral junto a Francisco
Comella y Gaspar Zavala y Zamora, los prin-
cipales representantes de la denominada
Escuela de Comella. Su obra, escrita con
un registro humorístico amplio y elabo-
rado, se ajusta a la pretensión ilustrada de
educar y divertir, aunque haciendo ciertas
concesiones al público.
las bodas de camacho
ANTONIO VALLADARES
DE SOTOMAYOR

Las bodas de Camacho


Edición, introducción y notas
Santiago Alfonso López Navia

El Quijote y sus
interpretaciones

oviedo 2023
Colección El Quijote y sus
interpretaciones, n.o 10

directores:
Emilio Martínez Mata
y María Fernández Ferreiro
http://grec.grupos.uniovi.es/

© de la edición:
Santiago Alfonso López Navia

edita:
Luna de Abajo
https://www.lunadeabajo.com/
diseño:
Pandiella y Ocio

Ediciones:
- papel
depósito legal: 03209-2023
isbn: 978-84-86375-68-3
- digital pdf
Gratuit0 para lectura
online y descarga

1.a edición: agosto 2023

Todos los derechos reservados.


Cualquier forma de reproducción,
distribución, comunicación
pública o transformación de
esta obra solo puede ser realizada
con la autorización del autor
y del editor, salvo excepción
prevista por la ley.
índice

Prefacio de la empresa colaboradora 9

Introducción 11

1. El autor y su obra 11

2. Las bodas de Camacho 15

2.1. El tema en las recreaciones teatrales del Quijote 15

2.2. El problema de la datación de la comedia


de Valladares 18

2.3. La temática: la recreación de los capítulos


20 y 21 de la segunda parte del Quijote 22

2.4. Los personajes 32


2.4.1. Los personajes cervantinos 32
2.4.2. Los personajes creados por Valladares 38

2.5. Métrica y estilo 40


2.5.1. Formas métricas más comunes 40
2.5.2. El estilo en Las bodas de Camacho 41

2.6. Nuestra edición 42

3. Bibliografía 43

Las bodas de Camacho 47

Personas 49

Acto primero 51

Acto segundo 88

Apéndice 129
antonio valladares de sotomayor • las bodas de camacho

Prefacio de la empresa colaboradora

Mi vínculo con El ingenioso hidalgo don Quijote de la Man-


cha viene de lejos. Era pequeño cuando me regalaron una
versión infantil y cuando leímos varios capítulos en el co-
legio, posteriormente. Su compañero en algunas andanzas,
Sancho Panza, el supuesto yelmo de Mambrino y el episo-
dio de los gigantes marcaron mi imaginación durante años,
hasta que con más edad pude deleitarme con una versión
ilustrada por Gustavo Doré y disfrutar con el placer de su
lectura íntegra.
Cuatro siglos después de su primera edición, el Quijote
sigue teniendo relevancia y sigue siendo de actualidad, pues
en su texto se encuentran multitud de referencias útiles para
entender muchas situaciones relacionadas con la vida coti-
diana hoy en día. La universalidad de la obra de Cervantes
tiene ahora una especial importancia dada la globalización
de la economía y del conocimiento. Y, en particular, la glo-
balización de las empresas que, con la contribución de los
últimos avances científicos, en muchos casos, han conse-
guido que su actividad y sus proyectos puedan alcanzar un
impacto tan universal como la propia novela cervantina.
Cuando desde E2IN2 tuve conocimiento de los traba-
jos que desarrolla el Grupo de Estudios Cervantinos de la
Universidad de Oviedo, no dudé ni un momento en poner-
me en contacto con las personas que lideraban la iniciativa
para ofrecer nuestra colaboración con el fin de aumentar el
alcance de su labor y la difusión del talento creativo e inves-
tigador en torno a la obra de Cervantes, haciéndola accesible
de manera más global.
Es justamente esta dimensión global de E2IN2 y de su
proyecto Civie el hecho que justifica el patrocinio de parte

—9—
antonio valladares de sotomayor • las bodas de camacho

de la edición de los ejemplares de la colección «El Quijote y


sus interpretaciones». Apoyar el talento creativo, académico
y emprendedor está en nuestro ADN y es por ello por lo que
E2IN2 desea contribuir a que el conocimiento del Ingenioso
hidalgo y de su autor, así como las interpretaciones que se
han hecho por parte de múltiples autoras y autores —y, por
ende, esta colección—, pueda ser accesible a quienes deseen
conocerla y profundizar desde países lejanos. Para llevar
nuestra colaboración a la práctica haremos esfuerzos para
hacerla llegar a diferentes bibliotecas e instituciones.
Con esta iniciativa de patrocinio, E2IN2 desea contribuir
a la difusión del conocimiento sobre la mejor novela de todos
los tiempos y a la excelente tarea que lleva a cabo el Grupo de
Estudios Cervantinos de la Universidad de Oviedo, además
de, por supuesto, a la difusión de nuestra lengua.
Espero que disfruten de esta colección tanto como he dis-
frutado cada vez que me he acercado a la lectura del Quijote.

Valentín E. de Torres-Solanot del Pino


E2IN2 S. A.

— 10 —
antonio valladares de sotomayor • las bodas de camacho

introducción

1. El autor y su obra

De acuerdo con los datos aportados por Jerónimo Herrera


Navarro, cuyas investigaciones sobre la vida de nuestro autor
son imprescindibles (Herrera 1986, 1993, 2005 y 2009), Anto-
nio Valladares de Sotomayor nace en Rianxo (La Coruña) el
30 de julio de 1737 en el seno de una familia numerosa y mo-
desta perteneciente a la pequeña hidalguía gallega del primer
tercio del siglo xviii.1 Aunque no hay constancia fehaciente
de su formación, es evidente que atesoró los conocimientos
suficientes como para dedicarse a la creación literaria desde
el momento de su llegada al Madrid de Carlos III en 1760,
ganándose tempranamente la vida en la corte como autor
teatral y como periodista y poco después como adminis-
trador de la Renta de Correos en Osuna (Sevilla), a cuya
Sociedad Económica de Amigos del País perteneció como
socio numerario.
En 1787 funda el Semanario erudito,2 que le repor-
ta el prestigio y los ingresos suficientes para dedicarse en

1
La presente edición se ha realizado en el marco del proyecto
«Recreaciones teatrales del Quijote» (RETEQ) (MCI-20-PID2019-
111485GB-I00), financiado por la Agencia Estatal de Investigación
del Ministerio de Ciencia e Innovación.
2
Semanario erudito que comprende varias obras inéditas, críticas,
morales, instructivas, políticas, históricas, satíricas, y jocosas de
nuestros mejores autores antiguos y modernos.

— 11 —
antonio valladares de sotomayor • las bodas de camacho

exclusiva al proyecto desde 1789 hasta el 24 de febrero de


1791, fecha en la que la prohibición decretada por el conde de
Floridablanca contra todas las publicaciones periódicas da
al traste con su proyecto y con su economía, que se resiente
para siempre como consecuencia de las deudas contraídas.
El éxito de los cuatro primeros tomos de los nueve de La
Leandra, su novela por entregas publicada entre 1797 y 1808,
le permite afrontar las deudas más perentorias, pero sus pro-
yectos no prosperan y en 1802 tan solo pudo obtener una
subvención de mil quinientos reales para sostener su labor
creativa, nuevamente impulsada en 1804 con el Almacén de
frutos literarios inéditos, proyecto fugaz donde los haya habi-
do por su casi inmediata prohibición, probablemente como
consecuencia de la opinión adversa de Godoy. Entre 1815 y
1820 (año probable de su muerte) publica los cuatro tomos
de las Tertulias de invierno en Chinchilla y en ese intervalo,
concretamente en 1818, vende a Javier de Burgos los derechos
de su Almacén de frutos literarios por dieciocho mil reales
tras solicitar sin éxito la ayuda económica de Fernando VII,
de quien se declara partidario y a quien incluso llega a dedi-
car algunas comedias de carácter patriótico.3
La vida de Valladares, nada sencilla como estamos
constatando, pudo complicarse significativamente como
consecuencia de dos procesos inquisitoriales en 1815 y en
1818. El primero ha sido detalladamente estudiado por An-
tonio Roldán (1997) y se debe a la publicación del folleto La
verdad como es en sí, en el que nuestro autor había elogia-
do la profesión de comediante negando que fuera pecado
3
Herrera (1984) habla de dos piezas dedicadas a Fernando VII, cuyo
título no precisa, pero en el catálogo de la producción teatral de
Valladares que él mismo determina con precisión encontramos tres
obras registradas en la Biblioteca Nacional de España que exaltan
claramente la figura del monarca, las tres de 1814: Nuestro rey Fer-
nando VII en el complot de Bayona, La gran victoria de España en los
campos de Vitoria y Sitio de Calatayud por el Marte Empecinado. En
la primera de ellas se expresa sin la menor reserva la «Dedicatoria
al mejor de los reyes, el señor don Fernando Nuestro Señor».

— 12 —
introducción

introducción

mortal representar comedias o asistir a su representación


y defendiendo los valores educativos y morales del teatro
de su tiempo. A la vista de estos argumentos es delatado en
Murcia por el padre Simón López, del Oratorio de San Feli-
pe Neri, quien los considera escandalosos y contrarios a la
moral y al Evangelio. El doctor Mier, fiscal del Santo Oficio,
no se hace eco de la denuncia y se cura en salud, aunque
sin demasiado interés, considerando la posibilidad de que
el folleto de Valladares sea sometido a la censura teológica.
De ella se encargan los frailes capuchinos Juan de Valencia
y Mariano de Cheste, quienes suscriben en su calificación la
conveniencia de prohibirlo por su carácter pernicioso y noci-
vo contra la ortodoxia eclesiástica. No se conoce la sentencia
que pesó sobre la obra de Valladares, vista en Audiencia del
Consejo el 19 de septiembre de 1815, pero por el expediente
del proceso incoado contra José Santamaría, impresor de la
obra, resuelto en febrero del año siguiente, sabemos que todo
queda en un apercibimiento que no impide la libre circula-
ción del folleto de Valladares, lo que lleva a Roldán a deducir
que el expediente del autor fue sobreseído en su momento o
su resolución estaba aún pendiente.
Del segundo da cuenta El Sayed (2001), por quien sabemos
que María de García Acosta, a la sazón afincada en Granada,
delata el 28 de marzo de 1818 ante la Inquisición de esa provin-
cia a Valladares, a quien conoció en Madrid. Según el testimo-
nio de la delatora, el acusado había afirmado que quebrantar
el sexto mandamiento no era un pecado y había elogiado la
erradicación de los conventos que en su momento acometie-
ron los invasores franceses. Sin embargo, el informe de Ciria-
co Ximeno, párroco interino de la parroquia de San Lorenzo,
de la que Valladares es feligrés, deja clara la honestidad de sus
costumbres y su condición de católico, de buen súbdito y de
buen español, méritos que llevan al sobreseimiento de la causa
por parte del inquisidor fiscal Zorrilla de Velasco.
Estas y otras peripecias vitales abonan la acreditada
opinión de Herrera, según el cual Valladares «presenta los

— 13 —
antonio valladares de sotomayor • las bodas de camacho

rasgos del escritor moderno, que partiendo de una situación


económica modesta pretende vivir de su trabajo literario, y
que para ello, incluso, no duda en asumir riesgos, poniendo
en marcha proyectos editoriales, cuyos vaivenes económicos
determinan el curso de su vida» (Herrera 2005: 448).
Antonio de Valladares y Sotomayor es autor de una vasta
producción cuyo catálogo completo ha establecido Herrera
(1984: 90-104):4 catorce obras no dramáticas y ciento sesen-
ta y cinco dramáticas, sumando ochenta y cinco comedias,
veintitrés sainetes —aunque Herrera (2009: 101) afirma que el
autor es un «sainetero desconocido del siglo xviii»—, otras
seis piezas cortas y cincuenta y una piezas dramáticas atri-
buidas y no encontradas, publicadas con su nombre propio
y con diversos anagramas detallados por Aguilar (Anasta-
sio Valderosal y Montedoro, Antonio Resaldoval Tosoyorma,
Valerio Llamas Dávalos y Resa, Leonardo Evaristo Lasa y
Montado, Anselmo Tovalina Ordaso de Tiroa y Thomás Va-
lerio Roldán de Santoyoa) y mayoritariamente representadas
en Madrid (Aguilar 1995: 268).
Según refiere Herrera (2009: 101-119), Valladares obtuvo
un éxito singular durante los años de su producción teatral
junto a Francisco Comella y Gaspar Zavala y Zamora, los
principales representantes de la denominada «escuela de Co-
mella». Su obra se ajusta a la pretensión ilustrada de educar
y divertir, pero, «a diferencia de los neoclásicos, hace conce-
siones al gusto del público, en detrimento del cumplimiento
de las tres unidades clásicas» (Herrera 2009: 102). Sigue a
Ramón de la Cruz en el registro satírico y moralizante, pero
se adscribe al criterio ilustrado oficial y se muestra intere-
sado por la renovación del teatro breve, actitud que se evi-
dencia, entre otros rasgos, en su esfuerzo por actualizar la
tradición literaria española, como demuestran por ejemplo

4
Véase también Aguilar (1995: 288-290) y El Sayed (2001). Una buena
parte de sus manuscritos son fácilmente accesibles a través de la
Biblioteca Digital Hispánica de la Biblioteca Nacional de España.

— 14 —
introducción

sus recreaciones teatrales de temática cervantina. Con este


criterio Valladares consigue un registro humorístico más
amplio y elaborado «que el basado exclusivamente en la ridi-
culización de los tipos contemporáneos (petimetres, majos y
cortejos) convertidos ya en tradicionales» (Herrera 2009: 119).

2. Las bodas de Camacho


2.1. El tema en las recreaciones teatrales del Quijote
El tema de las bodas de Camacho define una línea de especial
relevancia dentro del significativo repertorio de las recrea-
ciones teatrales del siglo xviii.5 Tal como afirma Caro,6 la
versión de 1772 (la Zarzuela basada en la Comedia de Valla-
dares, objeto de esta edición) es el texto en el que se inspiran
las otras tres obras que se adscriben a esta línea temática
(las tres aparecidas en 1784, aunque la gestación de la prime-
ra es más antigua): Las bodas de Camacho el rico, de Juan
Meléndez Valdés,7 El amor hace milagros, de Pedro Benito
Gómez Labrador, y la Comedia Pastoral en cinco actos. Las
bodas de Camacho, de autor desconocido y muy próxima
a la de Meléndez Valdés en el tratamiento de los persona-
jes. De acuerdo con Caro (2006) las cuatro obras presentan
varios puntos comunes: el valor de la danza y los coros, la
presencia de personajes que propician el engaño (Narcisa,
prima de Quiteria, en Valladares; Camilo, amigo de Basilio
auxiliado por Petronila, hermana de Quiteria, en Melén-
dez Valdés, y Ginesillo de Pasamonte, criado de Basilio, en
5
Para la determinación del repertorio remitimos a los trabajos de
Montero (1993 y 2005), Mata (2008) y Fernández Ferreiro (2016).
Álvarez Calero (2017) ha estudiado las piezas musicales basadas en
el Quijote en el siglo xviii y Cristina Roldán (2019) se ha ocupado de
la temática quijotesca en el teatro breve de la época, dejando claro
en todo caso su carácter excepcional.
6
Para Caro no hay ninguna duda sobre la autoría de Valladares, que
yo no tengo tan clara, ni sobre el carácter definitivo del texto de la
versión de la Zarzuela (Caro 2006: 166, n. 3).
7
Remito a la edición de Mata (Meléndez Valdés 2007).

— 15 —
antonio valladares de sotomayor • las bodas de camacho

Gómez Labrador), la cómica glotonería de Sancho Panza y


la importancia en la trama de Leandro (padre de Quiteria,
creado por Valladares).
Las cuatro obras abordan igualmente el triunfo del amor
frente a una boda impuesta por la autoridad paterna, en sin-
tonía con los principios ilustrados que pocos años después
retomará con especial impacto Leandro Fernández de Mora-
tín en El sí de las niñas. Caro señala la novedad que supone
el hecho de que en estas obras «la puesta en discusión de las
decisiones paternas se realiza desde el punto de vista de lo
razonable» (Caro 2006: 184-185) y hace notar que la victoria
del amor verdadero frente al interés prefigura uno de los
rasgos propios del romanticismo, aunque atemperado por
la postura moderada que en todo caso supone el respeto a la
figura del padre.8 En cualquier caso, para Caro parece evi-
dente que las cuatro recreaciones de las bodas de Camacho
se oponen a la Pragmática sanción de 1776, que determinaba,
por una parte, la necesidad de que los menores de veinticinco
años pidieran el consentimiento del padre (o en su caso de la
madre) para contraer matrimonio y, por otra, que los padres
no debían imponer a sus hijos un matrimonio contrario a su
voluntad.9 Esta falta de claridad entre ambas posturas justifi-
ca según Caro las contradicciones de naturaleza moral en las
que incurren los personajes, aunque las obras que estamos
estudiando defienden claramente la vigencia de los afectos
en detrimento del interés y el peso de la riqueza.
Tal como apunta Herrera (2009), Valladares aborda la
temática de la boda forzada en términos muy próximos a

8
Sin embargo, Caro entiende que algunos elementos de la recreación
de Valladares tales como el enfrentamiento entre Basilio y Camacho,
la dialéctica grotesca entre don Quijote y Leandro y la comicidad de
la boda oficiada por Sancho entre Antona y Perico son más propios
del teatro áureo que del ilustrado (véase Caro 2006: 183).
9
Añado yo, en este sentido, la madrugadora actitud de Valladares,
cuya Comedia (como su posterior versión de 1772) es anterior a la
publicación de la Pragmática.

— 16 —
introducción

los propios de la Comedia en el sainete El adivino (de fecha


indefinida), en el que el novio, que se hace pasar por vidente,
impide que su amada (que corresponde a su amor) se case a
la fuerza con el hombre más rico de su pueblo. Es también
el caso de La niña inocente (1799), obra en la que Valladares
critica la educación anuladora de entonces y cuya protago-
nista logra casarse con un hidalgo pobre oponiéndose a la
voluntad de la madre, totalmente contraria a la opinión y
por supuesto a la conformidad de su hija. Por lo que toca
a su producción inspirada en otros autores, Valladares ya
había tratado el tema en Los criados embusteros, o Trápala
y Tramoya (1785), basada en una comedia de Carlo Goldoni,
en donde un pretendiente pobre pero correspondido por su
amada, llevada por su padre a un casamiento forzoso, con-
sigue finalmente la mano de su enamorada gracias a su acti-
tud honesta. Es muy evidente, como vemos, que Valladares
se adelanta significativamente a Moratín en el tratamien-
to literario de una inquietud representativa de la ideología
ilustrada.
Valladares también explora el universo literario quijotes-
co en el sainete Sancho Panza en su ínsula (1781), en el que
Herrera (2009)10 destaca la parodia de algunas costumbres
del siglo xviii y la crítica de determinadas actitudes de la cla-
se dominante a partir del valor del sentido común y el apego
a la realidad que caracterizan a Sancho. Como bien observa
Cristina Roldán (2019), no se trata tanto de una adaptación
fielmente ajustada a la novela como del empleo de la idea del
gobierno fingido de Sancho al servicio de una obra diferente
y con un registro más cómico que debe mucho a la ridícula
caracterización del personaje.

10
En este estudio el autor da cuenta del sainete Sancho Panza en su
ínsula, que no había incluido en su catálogo de 1984. También lo
recoge Álvarez Calero (2017), que añade el dato de la música que
Blas de Laserna compuso para la obra.

— 17 —
antonio valladares de sotomayor • las bodas de camacho

2.2. El problema de la datación de la comedia


de Valladares
El manuscrito 15918 de la Biblioteca Nacional de España,
único texto de Las bodas de Camacho del que yo tengo
constancia y muy probablemente el único existente de esta
obra, no abunda en datos precisos que permitan determi-
nar con exactitud la fecha de su escritura. Montero (1993)
apunta que fue compuesta en torno a 1770 y Fernández
Ferreiro (2016) suscribe la conjetura, que puede tener una
base cierta teniendo en cuenta la relación del texto con Las
bodas de Camacho. Zarzuela en dos actos. En la parte su-
perior derecha del folio 1r del manuscrito (14608/1) de la
zarzuela, igualmente custodiado en la BNE, consta clara-
mente el año 1772. Este dato, en cualquier caso, es insufi-
ciente para establecer una relación cronológica cierta con
la comedia, y el estudio detallado de ambos manuscritos
tampoco permite determinar con la necesaria claridad la
autoría del segundo.
En relación con la autoría de la comedia, en el folio 1r del
manuscrito puede leerse la firma autógrafa de Valladares,
presente en otras obras manuscritas del mismo autor regis-
tradas en la BNE. Sin embargo, en el texto del manuscrito
de la zarzuela de 1772 no solo no aparece el autógrafo de
Valladares que consta en la comedia, sino que en los pri-
meros folios aparece clarísimamente la firma de Juan Bon-
sellas, escrita con su nombre y apellidos en el folio 1r y con
su apellido en el verso del folio anterior, no numerado en el
manuscrito, bajo la anotación «Es propiedad de». Este dato,
como después recordaremos con mayor detalle, no se refiere
a la autoría del texto, que en el folio 2r se atribuye claramente
a Leandro Ortalá y Maqueda.11 Caro (2006) considera que
la zarzuela es la versión definitiva de la comedia sin dejar
explícitamente clara la atribución de los dos textos al mismo

11
En el catálogo de la BNE, sin embargo, la zarzuela consta entre los
registros de las obras de Valladares.

— 18 —
introducción

autor, mientras que Álvarez Calero (2017: 22) plantea «serias


dudas a la hora de conectar ambas obras».
En términos lógicos un texto como el de la zarzuela, que
amplía muy significativamente el de la comedia, debería ser
posterior a esta, y el hecho de que en la segunda obra se
reproduzcan, casi siempre literalmente, los versos de la pri-
mera no le resta a Valladares la primera autoría del texto re-
plicado, pero tampoco es suficiente para atribuirle la del texto
añadido en la zarzuela. De hecho, y como ya hemos adelan-
tado, el nombre de Antonio de Valladares y Sotomayor no
consta en el manuscrito de la zarzuela, y la condición de autor
de un desconocido Leandro Ortalá y Maqueda se reconoce
expresamente en la opinión favorable a la representación de
la obra que el doctor Fermín Ignacio García Almarza suscribe
el 29 de enero de 1772 (folio 60r y 60v), un día después de que
Juan de Aravaca hiciera lo propio (folio 60r) respondiendo al
requerimiento que le hizo el mismo Almarza el 27 de enero
(«Remítese a la censura del P. Juan Aravaca en el Real Oratorio
del Salvador», folio 59v). El hecho de que el 1 de febrero Ignacio
López de Ayala ratifique las opiniones anteriores y un signata-
rio de firma ilegible determine dos días después el «ejecútese»
refrendado por el visto bueno de Cuéllar (sin más detalles)
en el folio 61r solo nos da una pista del momento a partir del
cual es posible la representación, pero tampoco disponemos
de datos ciertos al respecto. En ese mismo folio consta el re-
gistro de Juan Bonsellas y un año del que solo pueden leerse
con claridad los dos primeros números (18..).12
Hay otro dato que viene a complicar las cosas: en el
mismo folio 1r del manuscrito de la comedia, sobre la firma

12
No he podido recabar mucha información sobre Juan Bonsellas más
allá de lo que se publica en el Diario de Avisos de Madrid del 4 de
octubre de 1834 (p. 424), donde leemos que ha donado veinte reales
a la comisión permanente de la diputación de caridad del barrio de
San Ildefonso. Parece claro que el registro de la zarzuela a nombre
de Juan Bonsellas es muy posterior a las diligencias concernientes
a su representación.

— 19 —
antonio valladares de sotomayor • las bodas de camacho

autógrafa de Valladares13 y bajo las iniciales de su nombre y


apellidos (AVS),14 se transcribe el título de la obra en térmi-
nos del mayor interés: Bodas (las) de Camacho en dos actos
distintas de las de Meléndez. Es evidente que el redactor de
esa anotación se refiere a Las bodas de Camacho de Juan
Meléndez Valdés, publicada —pero no necesariamente escri-
ta— en 1784.15 Así las cosas, si el manuscrito de la comedia
es en efecto anterior al de la zarzuela, inicialmente datado
en 1772, la anotación de Valladares en el manuscrito solo
puede ser posterior a 1784, salvo que el autor hubiera tenido
noticia del texto de Meléndez Valdés con anterioridad a su
publicación, posibilidad que se me antoja muy remota. A la
hipótesis de que la anotación de Valladares es posterior a la
13
La firma autógrafa aparece en varios manuscritos no datados re-
gistrados en la BNE y en los de otras obras anteriores a 1770. Es
el caso de Nunca el rencor vencer puede adonde milita amor. Atis
y Erenize (MSS.MICRO/6563), fechado en 1758, en cuyo folio 2r el
autor ha escrito claramente «Esta es la primera comedia que hice
año de 1758 [¿de?] edad de 18 años», dato que no cuadra, por cierto,
con la fecha de nacimiento determinada por Herrera en sus investi-
gaciones biográficas. Si Valladares ha nacido en 1737, como registra
Herrera, en 1758 tiene 21 años y no 18, detalle que no contribuye
precisamente a esclarecer los problemas cronológicos de la obra
de nuestro autor. La firma también consta en El usurero celoso y la
prudente mujer, fechado en 1751 en el registro de las obras de Valla-
dares en el catálogo de la BNE sin que haya ningún dato que lo avale
en el manuscrito (MSS.MICRO/16304). En ambos casos la firma se
lee completa, mientras que en Las vivanderas ilustres, igualmente
datado por primera vez en 1751 (MSS.MICRO/6661), el autógrafo
de Valladares se lee abreviado, al igual que en el manuscrito de la
comedia Las bodas de Camacho.
14
Que aparecen en otros manuscritos del autor y que en el caso de Las
bodas de Camacho añaden, curiosamente, una cuarta letra (proba-
blemente una «Y») que no se funde con las otras tres.
15
Carlos Mata (2007 y 2008), editor de Las bodas de Camacho de
Meléndez Valdés, explica que la obra fue premiada en un certamen
convocado en Madrid en 1784, ciudad y año en los que permaneció
en cartel desde el 16 al 29 de julio, pero da cuenta de referencias
anteriores al texto en la correspondencia que el autor mantuvo con
Jovellanos en 1777 y 1778, lo que demuestra que estaba trabajando
en ella desde hacía tiempo.

— 20 —
introducción

publicación de la obra de Meléndez Valdés apuntan las claras


diferencias de caligrafía con respecto a la del manuscrito de
la comedia, lo que invita a pensar que Valladares ha preten-
dido reivindicarse a posteriori con respecto a un autor y a
una obra de mayor éxito y predicamento.
Como ya hemos adelantado, la fecha de la representa-
ción de la comedia tampoco está clara. Álvarez Calero (2017)
coincide con Mata (2008) en que pudo representarse en 1777,16
pero, a la vista de los actores de la compañía de Manuel Mar-
tínez cuyos nombres constan al lado de los personajes en el
folio 2r del manuscrito de la comedia, podemos acotar un
intervalo que en todo caso es bastante amplio si tenemos
en cuenta que Miguel Garrido, actor que encarna a Sancho
Panza, llega a Madrid en 1773, según las investigaciones de
Martín Valverde (2015), y que Josefa Huerta, que hace el pa-
pel de Quiteria, muere en 1779 según Ángela Vallvey (2019).17
Así las cosas, tan solo nos cabe suponer con relativa se-
guridad que Valladares escribió la comedia de Las bodas de
Camacho antes de 1772 (o al menos antes de la zarzuela del
mismo año, cuya autoría no está clara) y que fue representa-
da entre 1773 y 1779, suponiendo, claro está, que la anotación
de los nombres de los actores de la compañía de Manuel
Martínez se corresponda con una representación real y no
con un proyecto.

16
Pérez Capo (1947) da cuenta de una representación de una zarzuela
en Madrid en 1776. Montero (1993) considera que pudo tratarse de
la zarzuela de 1772.
17
De Miguel Garrido dice Díaz de Escovar (1904: 15) que «pocos le
aventajaron en el puesto de gracioso, que durante años y años des-
empeñó en los corrales madrileños». En un sentido parecido habla
de él José Rubió (1830: 120): «célebre en su papel jocoso, y por los
muchos años que sirvió al teatro con particularísima aceptación».
María Josefa Huerta es una de las actrices que «se mencionan como
notables en el siglo xviii» según Díaz de Escovar (1904: 15). De las
diferentes compañías de Manuel Martínez a partir del año 1792 da
cuenta Sepúlveda (1888: 452 y ss.), y en ellas encontramos con fre-
cuencia a Miguel Garrido hasta 1802.

— 21 —
antonio valladares de sotomayor • las bodas de camacho

2.3. La temática: la recreación de los capítulos 20 y 21


de la segunda parte del Quijote18
De acuerdo con la clasificación de las recreaciones teatrales
del Quijote propuesta por Fernández Ferreiro (2016: 113-114),
la comedia Las bodas de Camacho de Valladares se adscribe
a las adaptaciones parciales de la novela, ampliando en un
sentido y justificando en otro, los sucesos de los capítulos 20
y 21 de la segunda parte, que se concentran en el tramo final
de la comedia y más concretamente a partir del verso 1345,
donde el coro retoma la canción con la que daba comienzo
el primer acto. El mismo autor declara la filiación cervantina
de su comedia en sus anotaciones preliminares, en las que
leemos que «el suceso es sacado del capítulo 21 del tomo 2
de la historia de don Quijote». Esto no es óbice, claro está,
para que Valladares se permita desde el primer momento
las licencias comprensibles en toda recreación. Así, y como
muestra temprana de esta actitud legítima, en la recreación
teatral es Antona quien, en los versos iniciales, le hace a Peri-
co una observación muy parecida a la que don Quijote dirige
a Sancho a propósito de su facilidad para tomar partido por
quien más se ajusta a sus intereses:

Tú me parece que eres,


si no me engaño, Perico,
de los que viva quien vence (vv. 6-8).

Conviene tener en cuenta la importancia que tienen en el


texto de la comedia algunas acotaciones que se ajustan a los
elementos de la narración en la novela. La primera de ellas
precede al verso 1430 y amplía lo que nos dice el narrador
del Quijote a propósito de la ropa que viste Basilio y de la
función estratégica del objeto que lleva consigo, en el que se
oculta una espada, y anticipa detalles sobre lo que hará más

18
En este apartado tengo en cuenta mis investigaciones anteriores
sobre el tema (véase López Navia 2021).

— 22 —
introducción

adelante, bien entendido que a diferencia del espectador, que


solo podrá apreciarlos «a su tiempo», el lector puede bene-
ficiarse de la información que se adelanta en la acotación:
«Sale Basilio vestido de negro con un bastón en la mano en el
que traerá oculta una espada que sacará a su tiempo» (p. 115).
Las palabras con las que Basilio afea la deslealtad de
Quiteria en el texto de Valladares son bastante fieles a las
que pronuncia en la novela, hasta el punto de reproducir
literalmente las dos primeras («Bien sabes»), y la expresión
«romper el fuerte nudo» que emplea el personaje en el verso
1450 se ajusta bien al sentido propio de los inconvenientes
morales que se desprenden de la palabra de matrimonio
otorgada por ella:

Bien sabes que de ser mía


me has dado mano y palabra,
y no puedes ser de otro
mientras mi vida no falta.
Y así, para que lo seas,
vengo yo a sacrificarla
y a romper el fuerte nudo
que así a los dos nos enlaza (vv. 1444-1451).

Otro tanto podemos observar en la dramática forma en


la que Basilio, hablando de sí mismo en tercera persona, asu-
me que solo su muerte puede romper la fuerza de la promesa
de Quiteria:

Y así, para quedar libre,


muera ya Basilio, muera. (vv. 1472-1473)

La acotación que sigue inmediatamente al parlamento de


Basilio vuelve a ajustarse a las informaciones aportadas por
el narrador de la novela y vuelve a adelantar detalles que a
su debido tiempo desvelará la representación:

— 23 —
antonio valladares de sotomayor • las bodas de camacho

Saca la espada del bastón. Pone el pomo contra el teatro


y el cuerpo sobre ella, entrando la punta por un cañón de
hoja de lata que traerá oculto, de modo que parezca la
entró propiamente por el cuerpo, y cae, quedando recor-
tado en una peña (p. 117).

Aunque al igual que en el Quijote en la recreación de


Valladares don Quijote se acerca a Basilio después de que se
arroje contra el estoque, es Sancho y no el caballero quien
da cuenta de que sigue vivo:

Don Quijote (A Sancho). Pero acudamos a ver


si está vivo… (Acercándose con Sancho
a Basilio).

Sancho (Haciendo llegada). Aún se menea…


(vv. 1482-1484).

La obra teatral es igualmente fiel al texto de la novela en


la forma en la que Basilio expresa su deseo de casarse con
Quiteria y en los términos en los que menciona la inminen-
cia de su muerte, a la que se refiere como «terrible trance»,
con palabras próximas a las que emplea el personaje de Cer-
vantes («último y forzoso trance», Quijote, II, 21):

Basilio (Con voz doliente). ¡Ay! Si Quiteria


en este terrible lance
para consuelo quisiera
darme la mano de esposa,
aún partiría contenta
mi alma por tanta dicha (vv. 1485-1490).

La fidelidad no es la misma, sin embargo, en el personaje


elegido para sugerir a Basilio que se preocupe de su muerte
(sin reflexiones religiosas de ningún tipo, por cierto) más
que de sus sentimientos de enamorado. En Valladares será

— 24 —
introducción

Sancho el encargado de esta consideración, y no el cura, que


en ningún momento aparece en la comedia:19

Sancho ¿En eso, Basilio, piensas?


Piensa en morirte y olvida
amores y frioleras (vv. 1491-1493).

A diferencia del Quijote, en el que la religión tiene una


importancia nuclear, no hay en Las bodas de Camacho un
marco religioso. De hecho, y alejándose en esto del original,
desaparece toda alusión de Basilio a la posibilidad de confe-
sarse y el riesgo de perder el alma al que se refiere puede en-
tenderse más bien como una forma de dejar claro que no po-
drá morir en paz si Quiteria no se aviene a sus pretensiones:

Basilio El alma pierdo


si a esto Quiteria se niega (vv. 1496-1497).

19
Tanto es así que en la recreación de Valladares la figura de autori-
dad ante la cual se celebra la boda es Leandro, el padre de Quiteria,
licencia que invalida el matrimonio a la luz del derecho canónico
tal como recuerda el decreto Tametsi (Decretum de reformatione
matrimonii) aprobado en la última fase del Concilio de Trento (1563)
y en vigor hasta el decreto Ne temere promulgado por Pío X en 1907.
El decreto Tametsi dejaba bien claro que la boda solo era canónica-
mente válida si se contraía ante un sacerdote y en presencia de tres
testigos: «Qui aliter quam praesente parocho, vel alio sacerdote de
ipsius parochi seu Ordinarii licentia, et duobus vel tribus testibus
matrimonium contrahere attentabunt: eos sancta Synodus ad sic
contrahendum omnino inhabiles reddit, et huiusmodi contractus
irritos et nullos esse decernit, prout eos praesenti decreto irritos fa-
cit et annullat» (manejo la edición de los Canones et decreta Concilii
Tridentini editada en 1853 por Aemilius Ludwig Richter). Debo la
pista a mi querido colega y amigo José María Vázquez García-Pe-
ñuela, catedrático de Derecho Canónico y Derecho Eclesiástico del
Estado y rector de la Universidad Internacional de La Rioja. Queda
claro, en fin, que la boda entre Basilio y Quiteria no se celebra in
facie ecclessiae.

— 25 —
antonio valladares de sotomayor • las bodas de camacho

La comedia vuelve a ajustarse a la novela cuando don


Quijote se adhiere a las pretensiones de Basilio, que conside-
ra de justicia, y al hecho de que la posterior boda de Cama-
cho con Quiteria, ya viuda de aquel, no iría en menoscabo
de la honra de este:

Don Quijote Pide bien Basilio


y la señora Quiteria
debe casarse con él
porque su alma no se pierda
y aproveche en esta vida
los instantes que le quedan.
Y aquí al señor don Camacho
no se le hace alguna ofensa,
pues por viuda de Basilio
no es menos noble y honesta (vv. 1502-1511).

El texto de Valladares también recrea con fidelidad la


intención del Basilio cervantino al entender la unión «firme
y valedera» que reclama como la única expresión de un ma-
trimonio legítimo que excluya toda forma de insinceridad
en los sentimientos de Quiteria:

Basilio Solo os pido que esta unión


sea firme y valedera,
no con falsedad y engaño (vv. 1530-1532).

Las palabras que pronuncia el Sancho Panza de la re-


creación teatral a propósito de la desajustada locuacidad de
Basilio en un trance tan poco adecuado para hablar tanto
son también bastante fieles a las de su homólogo cervantino,
y lo mismo cabe decir tanto de la forma en la que Quiteria
expresa su voluntad libre y sincera de casarse con Basilio
sustrayéndose a cualquier presión como de la respuesta
igualmente libre que da Basilio. En el caso de la Quiteria
de Valladares, la economía expresiva que atesora un verso

— 26 —
introducción

octosílabo («ya viváis o ya muráis») resume el compromiso


falaz de las palabras con las que la Quiteria de Cervantes
acepta a su esposo en el capítulo II, 21 del Quijote («ahora vi-
vas largos años, ahora te lleven de mis brazos a la sepultura»):

Sancho Para estar de esta manera


mucho habla el tal Basilio.

Quiteria Ningún poder ni violencia


podrán privarme de ser
vuestra esposa verdadera
ya viváis o ya muráis.
Sin engaño ni cautela
os doy la mano de esposa.

Basilio Y mi corazón lo aprecia


sin que ser esposo vuestro
nadie impedírmelo pueda (vv. 1533-1543).

Inmediatamente después, la acotación de la comedia se


ajusta a la narración del original para informarnos de que
Basilio se levanta y saca la espada del cañón que había usado
para fingir que estaba herido de muerte: «Estos versos los dice
levantándose y sacando la espada del cañón y da la mano
a Quiteria» (p. 122). Del mismo modo, y con fidelidad al
texto de la novela, Basilio también reclama en la recreación
de Valladares la victoria de la «industria» sobre las ventajas
sociales de un Camacho poderoso y rico:

Antona, Perico y labradores ¡Milagro!

Basilio No hay más milagro


que industria y maña dispuesta
para este logro a pesar
del poder y la riqueza (vv. 1544-1547).

— 27 —
antonio valladares de sotomayor • las bodas de camacho

Tanto en el Quijote como en Las bodas de Camacho se da


la oposición entre lo que parece ser un milagro y en realidad
resulta ser una estratagema, de acuerdo con lo que da de sí
el concepto de «industria»20 en tanto cumplimiento de los
planes que urden Narcisa y Basilio en los versos 909-946. Si
lo consideramos en términos de intertextualidad, entende-
mos que la comedia de Valladares llega en su detalle a donde
no llega la novela, en la cual no disponíamos de precedentes
acerca de la trama que subyace a la «industria».
De todo lo dicho se sigue que la recreación teatral que
estudiamos es bastante fiel al original, excepción hecha de
los personajes que, de acuerdo con lo propio del género, son
más abundantes en la primera que en el segundo. Aunque
más adelante nos ocuparemos con más detalle de los perso-
najes, baste con reparar en la importante presencia del padre
de Quiteria, Leandro, que reclama la falta de validez de una
boda que se ha celebrado como consecuencia de un ardid y
asume en primera persona la reacción contraria a su hija que
en la novela mueve a «Camacho y sus valedores».
Son igualmente fieles al original la intervención de don
Quijote cuando, de acuerdo con lo esperable en un caballero
andante, se convierte en valedor del matrimonio y la forma
de expresar la prudente retirada de Sancho Panza ante la
inminencia del conflicto optando por la amable garantía de
las tinajas. Las palabras con las que don Quijote compara las
estratagemas (término literalmente usado en ambas obras)
del amor y la de la guerra y las que emplea para advertir a
quienes se opongan a la boda son bastante próximas en el
Quijote y Las bodas de Camacho:

Leandro No es válido el casamiento


que con engaño se intenta.

Quiteria Yo le conformo si acaso

20
Véase la nota al verso 937 de nuestra edición..

— 28 —
introducción

algún escrúpulo queda


y falta esa circunstancia.

Leandro ¡Cómo logro mis afrentas!


Hija vil… (Saca un cuchillo).

Camacho Traidor Basilio… (Lo mismo).

Leandro Que mueran entrambos.

Camacho Mueran.

Van a acometerle. Basilio les hace frente


con la espada. Don Quijote saca la suya,
se pone en medio y los detiene.

Don Quijote Eso no. Yo los amparo.

Sancho Yo no entiendo de quimeras.


A las ollas me refugio
si acaso no se sosiegan.

Don Quijote Basilio en nada os ofende.


Él solo cobra una prenda
usurpada injustamente
y es razón que se le vuelva.
Los engaños del amor
son como los de la guerra
en la que es lícito usar
de astutas estratagemas.
Aquí no ha habido traición,
hecho infame ni bajeza,
y el que lo contrario diga
pasará, si no se templa,
por los filos de esta espada
que al más valiente estropea (vv. 1552-1577).

— 29 —
antonio valladares de sotomayor • las bodas de camacho

Es cierto que es el narrador quien refiere en el Quijote


lo que en la comedia de Valladares expresa Camacho en
estilo directo, pero las dos obras validan las muestras del
amor que ha unido a Basilio y Quiteria y en ambas leemos
el sentimiento de gratitud con el que Camacho expresa su
satisfacción al no persistir en una unión forzada. Así lo dice
el personaje de la recreación teatral:

Camacho Quiteria a Basilio quiere,


bien las señales lo muestran,
y yo doy gracias al cielo
de saber con evidencia
este amor y no empeñarme
en lo que después sintiera (vv. 1588-1593).

Otra cosa, claro, es tener en cuenta las diferencias que se-


paran a la novela y la comedia a la luz de la participación de
los personajes que se añaden en la segunda, en donde final-
mente Leandro accede a bendecir el matrimonio (vv. 1620-
1623) y se refuerza el equilibrio afectivo en consonancia con
las aspiraciones de los personajes gracias al matrimonio
entre Camacho y Narcisa, cuya conformidad se ajusta a las
consecuencias favorables que acaba teniendo para ella la «in-
dustria» que en su momento urdió con Basilio:

Narcisa Para yo quedar airosa


basta esa súplica atenta,
y así ya soy vuestra esposa (vv. 1602-1604).21

En la misma clave hay que interpretar la boda de Perico


y Antona, que ahora será canónicamente oficiada por un
cura y en una iglesia, muy lejos ya de la boda burlesca que,
como veremos más adelante a tiempo de ocuparnos con más

21
En este sentido, la boda de Camacho con Narcisa restaura la burla
que esta sufre por parte de Camacho, como veremos más adelante.

— 30 —
introducción

detalle de los personajes, oficia Sancho con la anuencia de


don Quijote en los versos 790-810 de la comedia:

Antona Por mí, Perico, no queda.


Toma y vamos a que el cura
nos matrimonie en la iglesia,
que de esta suerte consigo
que a hacerlo Sancho no vuelva
(vv. 1607-1611).

En idéntica sintonía con el capítulo II, 21 del Quijote, el


Camacho de Valladares persiste generosamente en la cele-
bración de la fiesta propia de las felices bodas que coronan
la obra:

Camacho Pues celébrense estas bodas


prosiguiendo nuestra fiesta
con aplauso y alegría,
y a todos ruego que vengan (vv. 1624-1627).

En la comedia, sin embargo, y a diferencia de lo que ocu-


rre en la novela, en la que Basilio y Quiteria declinan la in-
vitación, los recién casados son los auténticos protagonistas
de la posterior celebración tal como evidencian los versos
con los que el coro cierra la obra, idénticos a los iniciales
salvo por el nombre del esposo, ahora Basilio en lugar de
Camacho:

Todos A las bodas felices y alegres


del feliz Basilio y hermosa Quiteria,
vengan todos diciendo que vivan
y por muchos años se gocen y quieran
(vv. 1646-1649).

— 31 —
antonio valladares de sotomayor • las bodas de camacho

2.4. Los personajes


2.4.1. Los personajes cervantinos
En cuanto al triángulo Basilio-Quiteria-Camacho, desde el
primer momento Antona se refiere al primero como alguien
desdichado cuyos pesares «son públicos y evidentes» (v. 190)
por la pérdida de Quiteria. Perico destaca su pobreza y sus
virtudes como quien es «muy galán y muy prudente» (v. 212)
y también llama la atención sobre su sentimiento de tristeza y
desesperación por su situación amorosa. La misma Quiteria
lo considera «discreto y prudente, / sin vanidad ni jactancia»
(vv. 344-345) y Narcisa da cuenta de su desazón por causa de
la deslealtad de aquella, que en todo caso deja claro que ama
sinceramente a Basilio y que solo a él quiere entregarse «vio-
lentada al impropio /vigor de un padre cruel, /de tu riqueza
ambicioso» (vv. 481-483), como el mismo Basilio le explica
a Camacho cuando este los sorprende en amoroso coloquio.
Su discreción y prudencia quedan claras, en efecto, cuando
defiende a Leandro del ataque de don Quijote (vv. 586 y ss.),
aduciendo que renuncia a usar la fuerza en favor del impulso
legítimo que supone el amor sincero que le une a Quiteria
frente a cualquier imposición de su padre.
Quiteria, a quien Perico describe como «muchacha de
rechupete» (v. 102), sufre la imposición de su padre («tirano
dueño», v. 294) en contra de su sentimiento amoroso más
sincero ante la expectativa de entregarse a Camacho, «víc-
tima de la obediencia / paternal, aunque tirana» (vv. 306-
307). Este sentimiento no afecta a su piedad filial y reacciona
movida por el temor a que su padre resulte herido cuando
don Quijote arremete contra Leandro (vv. 565 y ss.). En la
confusión propia de su estado alterado llega a interpretar que
los signos externos de la complicidad de Basilio y Narcisa
son propios del amor y no de su alianza a la hora de urdir la
treta que en su momento pondrá en práctica el primero (vv.
948 y ss.), y con esa sospecha le despide dolida y despechada
sin darle la oportunidad de explicarse, hasta el punto de
que su acatamiento de la voluntad de su padre, empeñado

— 32 —
introducción

en casarla con Camacho, encierra una respuesta vindicativa


ante la deslealtad que cree apreciar en Basilio (vv. 1216-1223).
Caro (2006) aduce que el tratamiento que dispensa Vallada-
res a Basilio y Quiteria se aleja del dramatismo que adquiere
en el Quijote y se torna prosaico.
Camacho, de cuyo conflicto con Basilio amplía detalles
la comedia (vv. 465 y ss.), es descrito por Perico como «labra-
dor honrado y fuerte, / grande tirador de barra, / mozo de
mucho copete» (vv. 98-100). La honradez que destaca Perico
queda acreditada cuando, consciente de que Quiteria ama a
Basilio y pese a las garantías que le ofrece Leandro cuando
le dice que sus amigos reducirán a don Quijote para facilitar
su enlace, Camacho expresa sus reservas morales ante un
posible matrimonio motivado por la imposición y no por el
amor (vv. 1096-1101 y 1122-1131).
La carga de protagonismo de don Quijote y Sancho
Panza queda un tanto diluida en Las bodas de Camacho en
medio del conflicto amoroso de Quiteria, Camacho y Ba-
silio. Por lo que respecta al caballero, lo desproporcionado
de su comportamiento y de su figura son inmediatamen-
te percibidos por Perico («¡Jesús, y qué demoniazo!», v. 47).
Don Quijote inspira temor por su aspecto y su identidad,
que surten el mismo efecto de extrañeza que en la novela,
empezando por lo atípico de su nombre, que Perico —por
cuyos ojos vemos permanentemente a los demás personajes—
transforma cómicamente en «don Gigote» (v. 92).
El personaje recreado por Valladares está permanente-
mente instalado en su papel de caballero andante (aventure-
ro y no cortesano) y es consciente de su identidad, su valor,
sus virtudes, su misión y su amor por Dulcinea en constante
búsqueda de la aventura. De acuerdo con lo esperable por
su condición de caballero andante, toma partido desde el
principio por Basilio y Quiteria en contra de la imposición
de Leandro y lo manifiesta abiertamente en su discusión con
este (vv. 540-553 y 626-629). El don Quijote de Valladares
muestra, en todo caso, una singular propensión a la disputa

— 33 —
antonio valladares de sotomayor • las bodas de camacho

y a la reacción violenta y tiene sus puntos de camorrista.


Narcisa, en efecto, lo describe acertadamente como «… este
mentecato, / que por quita allá esas pajas / arma la mayor
camorra» (vv. 1336-1338). Esta dimensión del personaje con-
trasta con algún otro momento en el que el personaje brilla
por su sensatez y sabiduría, como en los atinados consejos
que brinda a Camacho sobre la convivencia matrimonial
(vv. 1362-1381). Sancho Panza, por su parte, se ajusta bastante
a su modelo por sus constantes réplicas a don Quijote, su im-
penitente apego al refranero y su glotonería, pero se aparta
del personaje cervantino en la medida en que asume una
mayor carga de autonomía en el desarrollo de la trama y no
tiene empacho en formular juicios de valor, como cuando
acusa claramente a Quiteria de ser la instigadora del desen-
cuentro entre los demás personajes y la causante del desvarío
de don Quijote (vv. 1040-1051).
Una de las singularidades estilísticas del texto de Va-
lladares son las manifestaciones de informalidad de don
Quijote y Sancho y su papel en determinados momentos re-
lacionados con la burla en los que don Quijote se expresa en
un registro coloquial o informal, a veces con ciertos ribetes
de contenida comicidad, que se aleja de forma significativa
del estilo frecuentemente elevado que usa en la novela. Po-
demos apreciar este rasgo en tres momentos relativamente
próximos entre sí en las últimas páginas de la comedia. El
primero es su réplica a la forma en que Sancho celebra el
festín que se ha dado a costa de la generosidad de Camacho,
réplica en la que se emplea un estilo desenfadado para expli-
car algo tan serio como un encantamiento: un motivo grave,
perfectamente engranado en la cosmovisión caballeresca de
don Quijote, expresado con un estilo leve nada común en
sus habituales registros expresivos y presente sobre todo en
ese rotundo «¿Pollas? Que si quieres pollas» del verso 1298:

— 34 —
introducción

Sancho Pues yo, magros o no magros,22


he llenado bien la panza,
y a fe, a fe, que las pollitas
no eran de aire ni de paja.

Don Quijote ¿Pollas? Que si quieres pollas.


Yo desde luego apostaba
a que han sido tres lagartos
con una cola tan larga.

Sancho ¡Jesús, Jesús! De pensarlo


ya vomito las entrañas.
Pero aún no quiero creerlo.

Don Quijote Pues de eso no te admirara


si supieras el poder
del encanto y de la magia. (vv. 1294-1307)

El segundo, y volviendo al valor que siempre concede


al poder de los encantamientos, es la forma en la que don
Quijote valora el alcance mágico de la aventura en la que cree
estar participando cuando Basilio finge su suicidio, forma
desde luego muy alejada de la habitual solemnidad que re-
visten sus palabras cuando de encantamientos se trata. Tanto
es así que la valoración, inmediatamente siguiente al símil
tan cómico como eficaz que construye Sancho, se resuelve
en el verso 1481 con una frase coloquial en la que se emplea
la palabra «tecla» en su acepción de ‘materia o especie de-
licada que es necesario tratarse con cuidado’ que recoge el
Diccionario de Autoridades:23

22
El uso paródico de la palabra «magros», motivado por la glotonería
de Sancho, se entiende mejor a la luz de su relación paronímica
con los «magos y hechiceros» a los que había aludido don Quijote
inmediatamente antes.
23
Aut., VI, 1739.

— 35 —
antonio valladares de sotomayor • las bodas de camacho

Sancho Vive Dios, que el tal Basilio


se envasó como una breva.

Don Quijote (A Sancho). Digo, si las aventuras


aún nos persiguen y cercan,
cree que este encantamiento
es de muchísima tecla (vv. 1476-1481).

Y el tercero tiene que ver con la eficaz ironía de la que


hace gala el caballero cuando se pronuncia en los versos 1519
a 1521 sobre la impertinencia de un diálogo como el que sos-
tienen Basilio y Quiteria, muy poco ajustado en efecto a un
trance tan perentorio como debería ser la agonía del primero
tras su aparatoso (y ya sabemos que fingido) gesto suicida.
No puede ser más claro el sentido a caballo entre la extrañe-
za y el reproche que descansa en el uso tan expresivo de «el
otro» en el verso 1520:

Don Quijote Vaya, ¿qué decís, señores?

Quiteria (Con sumisión). Yo, si mi padre


lo ordena…

Leandro Yo, lo que diga Camacho.

Don Quijote Por cierto muy linda flema,


y está el otro con el alma
medio dentro y medio fuera (vv. 1516-1521).

Más allá de esta actitud informal, resulta desde luego


muy relevante que el don Quijote y el Sancho Panza de Va-
lladares, recreación de unos personajes equivalentes tan fre-
cuentemente sometidos a la burla en el Quijote, participen en
la boda burlesca que, con la anuencia de don Quijote, oficia
Sancho Panza entre el renuente Perico y la más que dispuesta
Antona sin que estos a su vez, por cierto, demuestren mucha

— 36 —
introducción

perspicacia al reclamarla y consentirla. La falta de efectivi-


dad de Sancho como oficiante queda clara en la falacia in
dictione de quien reconoce estar asistido por «la misma /
potestad aquí que en Roma» (o sea, ninguna):

Don Quijote (A Sancho). ¿Sabes tú las ceremonias


para casar?

Sancho Sí, señor,


y aún suficiencia me sobra,
pues me acompaña la misma
potestad aquí que en Roma.

Don Quijote Pues cásalos (vv. 777-782).

La indolencia del don Quijote de Valladares, totalmen-


te impropia del don Quijote cervantino, queda igualmente
clara con ese «pues cásalos» que marca el inicio del verso
782 y con la bendición nada canónica con la que, obviando
que tampoco tiene potestad para hacerlo, sanciona la boda
en su momento:

Antona ¿Quién echa la bendición?

Sancho Eso a mi amo le toca.

Don Quijote (Échales la bendición). Yo, de esta suerte;


y tened
acá paz, y después gloria (vv. 811-814).

En cuanto a la actitud burlesca de Sancho, queda muy


clara a través de varias claves: la primera, que diga en el verso
790 que va a oficiar como cura aun plenamente consciente
de que no puede hacerlo («Pues de cura he de servir»). La
segunda, que oficie la boda cantando (y no precisamente
con cánticos sacros) y que use una forma tan desajustada

— 37 —
antonio valladares de sotomayor • las bodas de camacho

en términos de administración sacramental como «borrico»


para tomar la palabra de matrimonio de Perico:

Sancho Cantando fago esta boda. (Cantando).


(Tomándola). Venga esa mano,
mi buen Perico,
no seas borrico,
y tu persona
reciba a Antona
por mujer ya (vv. 791-797).

Y la tercera, que resuelva la boda apelando al demonio


contra toda ortodoxia religiosa:

Sancho (Cantando). Pues ya está hecho


un matrimonio
que ni el demonio
le podía hacer.

Tres poderosas razones, en fin, para que la boda sea nula,


de acuerdo con la aplicación del decreto Tametsi que ya ex-
pusimos anteriormente.

2.4.2. Los personajes creados por Valladares


Leandro, el padre de Quiteria, es descrito por Perico, fuen-
te por excelencia de la descripción de los personajes, como
un «viejo bien impertinente» (v. 104) y «un tacaño vejete» (v.
218) que fuerza a Quiteria a casarse «con violencia» (v. 221).
Caro (2006) —que destaca la novedad que supone la intro-
ducción de personajes originales por parte de Valladares—
concede especial importancia a la presencia de Leandro y de
Narcisa en las diferentes comedias que recrean las bodas de
Camacho para dotar a la acción del sentido propio de este
tipo de recreaciones. En cuanto a la pareja de opuestos que
conforma con Basilio, Caro, en sintonía con lo apuntado
por Palacios (1998), entiende que sus rasgos descriptivos en

— 38 —
introducción

las recreaciones dieciochescas del capítulo II, 21 del Quijote


«marcan un desplazamiento del ambiente pastoril a otro
más cercano, en sus contenidos, al drama sentimental. El
enamorado pobre y el padre de la chica codicioso hacen un
cuadro poco heroico y por el contrario dan a las comedias
un sentido de realismo concreto y que responde a la tipología
de la acción teatral al uso» (Caro 2006: 176).
Aunque en un principio culpa a Quiteria de dar esperan-
zas a Basilio frente a su voluntad de casarla con Camacho
(vv. 502-514) y quita importancia a los sentimientos de su
hija validando la eficacia y la fuerza persuasiva de la impo-
sición —que vuelve a reclamar sin reservas a tiempo de que
Camacho y Quiteria se den las manos («Mi hija hará solo mi
gusto», v. 1416)—, finalmente perdona a Basilio y Quiteria y
les otorga su bendición (vv. 1620-1623).
Narcisa, la prima de Quiteria enamorada de Camacho y
desengañada y resentida porque este se va a casar con otra
mujer, parece guiarse por un sentido del matrimonio utili-
tario y pragmático, cuando no interesado, más que por los
sentimientos del amor, a diferencia de su prima, pero los que
esta manifiesta para con Basilio apuntalan sus esperanzas
con respecto a Camacho. Su proactividad la lleva a solicitar
la intervención de don Quijote para conseguir sus fines doli-
da como está por la burla de la que ha sido objeto y reivindi-
cando su condición de doncella afligida como consecuencia
de la deslealtad de Camacho, que ha faltado a su palabra
para casarse con Quiteria, cuyo partido, sin embargo, ya ha
tomado el caballero:

Narcisa Señor, Camacho


ha burlado mi esperanza,
pues me prometió ser mío
y con Quiteria se casa.
Por lo cual, favorecedme
con que la boda no se haga,
que soy doncella afligida (vv. 1310-1316).

— 39 —
antonio valladares de sotomayor • las bodas de camacho

Aunque el ardid no se menciona con detalle, es evidente


que Narcisa es la artífice del engaño que después ejecuta
Basilio, a quien invita precisamente a «discurrir una indus-
tria» (v. 937) que sirva para que ambos consigan su propósito:
que ella se case con Camacho y que él haga lo propio con
Quiteria.
La pareja formada por Antona y Perico está caracteriza-
da por su complicidad amorosa, que configura una trama de
naturaleza cómica definida por una relación que transcurre
en paralelo con la que mantienen Quiteria y Basilio. Genero-
sa y hospitalaria ella, y más movido él por el interés, cumplen
desde el primer momento una función presentadora de los
protagonistas del triángulo amoroso Basilio-Quiteria-Ca-
macho y de las circunstancias propias del conflicto motivado
por la dialéctica entre la voluntad sincera que preside el amor
de Basilio y Quiteria y la obediencia paterna que fuerza a esta
a casarse con Camacho. Por lo que respecta a Perico en este
conflicto, su intervención al servicio de Leandro para reducir
a don Quijote y facilitar la boda forzada de Camacho y Qui-
teria tiene algo de vindicativo por la boda burlesca oficiada
por Sancho Panza a la que antes nos referimos (vv. 1188-1191).

2.5. Métrica y estilo


2.5.1. Formas métricas más comunes
El romance octosílabo, distribuido en largas tiradas en las
que va variando la asonancia, es la forma predominante
en el diálogo de los personajes a lo largo de los 1649 versos
conservados en el manuscrito de la comedia, en alternan-
cia ocasional con la décima, especialmente entre los versos
388-447 y de una forma especialmente significativa en las
dos primeras intervenciones (vv. 388-426) del intenso diálo-
go amoroso que sostienen la afligida Quiteria, forzada por
su padre a dar su palabra de matrimonio a Camacho, y el
despechado Basilio, que le reprocha su falta de constancia,
consistentes en dos décimas cuyo epifonema coincide en
la manifestación del sentimiento de desengaño por parte

— 40 —
introducción

de los dos enamorados («¡Ay, hombre más desdichado!», v.


407; «¡Ay mujer más desgraciada!», v. 427). En el fragmen-
to comprendido entre el verso 448 y 456 encontramos una
combinación atípica de dos redondillas con un quinto verso
de transición que no guarda relación con ninguna de las
secciones de cuatro versos, en una construcción que no se
ajusta al patrón común de la novena.24
Por lo que respecta a los fragmentos cantados, y sin olvi-
dar la presencia esporádica de agrupamientos de versos que
no conforman una estrofa definida (vv. 1-4 y vv. 1646-1649,
los iniciales y finales respectivamente) y de alguna tirada de
versos que no se ajustan a un patrón métrico convencional
(vv. 792-810), la estrofa más común es la octavilla aguda, que
aparece en tres modalidades:

1) en versos heptasílabos con los versos primero y quinto


sueltos (vv. 290-297), el esquema más corriente de la
octavilla en el siglo xviii según Tomás Navarro Tomás
(1966: 302);
2) en versos pentasílabos con ruptura métrica en el cuar-
to verso, que es hexasílabo (vv. 817-824);
3) en versos hexasílabos (vv. 901-908).

2.5.2. El estilo en Las bodas de Camacho


La comedia de Valladares está escrita con un dominio nota-
ble del registro humorístico, un diálogo dotado de singular
viveza, gracias en especial a la frecuente fragmentación de
los versos en partes que se distribuyen entre dos personajes y
a veces, incluso, entre tres (v. 1208; v. 1484), y un estilo pulcro
y elaborado en general, salvo algunas excepciones. La más
recurrente en el texto, como se puede apreciar en las frecuen-
tes notas a pie de página, es el uso erróneo en el paradigma
de los pronombres personales átonos de tercera persona y,

24
Remito a las notas a pie de página de mi edición para el análisis
detallado de determinados aspectos métricos más complejos.

— 41 —
antonio valladares de sotomayor • las bodas de camacho

de forma ocasional, en el de los pronombres personales de


respeto y cortesía (vv. 132, 134 y 135). También encontramos
algún anacoluto debido a las exigencias de la rima (v. 143),
alguna silepsis de número (v. 763), algún solecismo excep-
cional (v. 825) o la ocasional ruptura de la consecutio tempo-
rum (v. 1159). Fuera de estos errores que podríamos entender
como excepcionales merece destacar el uso deliberado de
arcaísmos (v. 216) y vulgarismos (v. 564; v. 567; v. 1391) para
recrear el habla rural o, en el primer caso, para emular con
intención paródica el lenguaje caballeresco de corte medie-
valizante (v. 791).
Entre las licencias estilísticas más reseñables encontra-
mos juegos de palabras (v. 215; v. 278), a veces paronímicos
sobre todo en el caso de Sancho (v. 92; v. 1294), así como
hipérbatos (vv. 275-279), a veces condicionados por la rima
(vv. 1169-1170) y alguna onomatopeya que contribuye a re-
forzar la expresividad del personaje al tiempo que complica
la medida del verso (Narcisa en el verso 900). Volviendo a
Sancho, su singularidad expresiva también se marca con el
uso paradójico del lenguaje con intención evidentemente
cómica (v. 1067).

2.6. Nuestra edición


La edición que presento transcribe el texto del único manus-
crito que conozco de Las bodas de Camacho. Comedia nueva
jocoseria en dos actos de Antonio Valladares de Sotomayor,
alojado en la Biblioteca Nacional de España con la signatura
MSS 15918, y se ajusta a las normas comunes del proyecto de
referencia. Regularizo la ortografía adaptándola a la nor-
mativa actual resolviendo las abreviaturas (más abundantes
en el segundo acto) y ajustando los signos de puntuación al
sentido que exige la obra, numerando los versos y marcando
claramente las separaciones equivalentes a escenas, siempre
que coincidan con las marcas correspondientes en el manus-
crito. Para facilitar el seguimiento del texto original señalo
cuando procede el recto y el verso con las iniciales de rigor

— 42 —
introducción

y, a falta de referencias en el manuscrito, marco entre cor-


chetes las transiciones entre los apartes de los personajes y la
vuelta al diálogo. Por otra parte, separo las acotaciones que
expresan movimiento o situación (como «Vase») de las que
afectan a la actitud de los personajes al hablar, que incorporo
a los parlamentos.
Agradezco a María Sánchez García-Camba, directora de
la Biblioteca Cánovas del Castillo de la Diputación Provin-
cial de Málaga, su valiosa ayuda a la hora de acceder al re-
gistro bibliográfico completo del cuaderno 4 del Compendio
de la historia de la declamación española.

3. Bibliografía

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siglo xviii, vol. VIII, Consejo Superior de Investigaciones Cien-
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— 45 —
antonio valladares de sotomayor

las bodas
de camacho

— 47 —
las bodas de camacho

personas25

Basilio, labrador,
amante favorecido de
Quiteria,
labradora
Camacho,
amante despreciado de la misma
Don Quijote de la Mancha,
caballero andante
Sancho Panza,
su escudero

25
En el folio 1r del manuscrito, encima de su firma, el autor ha escrito
Bodas (las) de Camacho (en 2 actos) distinta de la de Meléndez, en
referencia a Las bodas de Camacho el rico de Juan Meléndez Valdés,
estrenada en 1784. Remito a mi estudio preliminar para los proble-
mas derivados de la discordancia que se produce en este caso en el
que en una obra anterior a 1772 se hace referencia a otra estrenada
en 1784. En el folio 2r, inmediatamente antes de la relación de los
personajes, bajo el título de la obra (Las bodas de Camacho), consta
la breve descripción «Comedia joco-seria [sic] en dos actos». En el
margen derecho del manuscrito puede leerse el nombre de los ac-
tores y actrices encargados de los diferentes papeles. En algún caso
están tachados y se han insertado los nuevos nombres en los espa-
cios en blanco, junto a los nombres de los personajes. Así podemos
suponer, por ejemplo, que el papel de Quiteria ha sido asignado a la
«S.ª Huerta» (la famosa María Josefa Huerta, con toda probabilidad)
y que Miguel Garrido, especialmente reconocido por sus papeles
cómicos, es el actor que encarna a Sancho Panza. Remito a mi estu-
dio preliminar para ampliar las pistas que pueden desprenderse de
los nombres de los actores para datar de forma muy aproximada la
fecha del estreno de la obra. La fecha de la escritura, como ya hemos
visto, presenta otros problemas.

— 49 —
antonio valladares de sotomayor

Leandro, viejo,
padre de Quiteria
Narcisa,
labradora
Antona,
labradora
Perico26
Coro
de labradores y labradoras

El suceso es sacado del capítulo 21 del tomo 2 de la his-


toria de don Quijote.
La acción se representa en un delicioso valle, cerca del
lugar de Camacho.27

26
En el manuscrito no se ofrecen más detalles sobre el personaje.
27
A pie de página, en el margen inferior izquierdo, el autor ha deta-
llado el número de versos de cada acto: 762 en el primero y 770 en
el segundo (total, 1532). Como se puede ver en nuestra edición, el
número de versos que hemos transcrito es 1649. Si Valladares ha
sumado bien y ha contado correctamente como únicos los muchos
versos fragmentados en los diálogos de los personajes, esto quiere
decir que se han perdido 117 versos, que en buena lógica serían los
correspondientes al fragmento que, como veremos más adelante, ha
desaparecido de las páginas 9r y 9v del manuscrito. El número apro-
ximado de versos comprendidos en cualquiera de las sucesiones de
dos páginas del manuscrito sin acotaciones (por ejemplo, las pági-
nas 6v y 7r o las páginas 7v y 8r entre muchas otras) suele estar cerca
de los cincuenta. O el fragmento perdido es más largo, hipótesis que
me atrevo a descartar porque solo afecta a las dos páginas indicadas,
o Valladares ha sumado como versos independientes aquellas partes
de un mismo verso que se distribuyen en el diálogo de dos o más
personajes (Antona y Perico, por ejemplo, en el verso 13, Basilio y
Quiteria en la sucesión de versos fragmentados en el que consiste su
diálogo entre los versos 439-461, o el verso 1027, fragmentado en tres
intervenciones: Sancho, Basilio y Quiteria). Imposible verificarlo
con la necesaria certeza a falta de recuperar el fragmento perdido.

— 50 —
las bodas de camacho

acto primero

Vista hermosa de un dilatado valle, en el que se descubren algunos


toscos edificios, cubiertas sus entradas con hojas, ramos y flores,
como adornos correspondientes a la celebración de unas bodas
aldeanas. A un lado se verán varios labradores y labradoras,
ocupados en la disposición del banquete, para el cual habrá gran
copia de prevenciones, especialmente de caza y aves, colgadas y
repartidas por los árboles.28 Al otro lado se verán instrumentos
rústicos, y saldrán cantando y bailando una tropa de labradoras
y labradores con alegría y algazara, y entre ellos Antona y
Perico. A lo lejos se dejará ver el lugar.

Coro A las bodas festivas y alegres


del noble Camacho y hermosa Quiteria,
vengan todos diciendo que vivan,
y por muchos años se gocen y quieran.

Perico Viva Camacho y reviva. 5

Antona Tú me parece que eres,


si no me engaño, Perico,
de los que viva quien vence.29

28
Este elemento de la primera acotación remite claramente a una secuen-
cia narrativa muy parecida del texto del Quijote: «Los pájaros y caza de
diversos géneros eran infinitos, colgados de los árboles para que el aire
los enfriase» (Quijote, II, 20).
29
Antona le hace a Perico una observación en términos muy parecidos
a los que le hace don Quijote a Sancho a propósito de su facilidad para
adherirse a aquella persona que le procura un mayor beneficio: «—En
fin —dijo don Quijote—, bien se parece, Sancho, que eres villano y de
aquellos que dicen: “¡Viva quien vence!”» (Quijote, II, 20).

— 51 —
antonio valladares de sotomayor

Perico No, sino de los que dicen


viva aquel que nos mantiene. 10
Viva el rico, pues el pobre
todo cuanto vive, muere.

Antona ¡Pobre Basilio!

Perico Si es pobre,
confórmese con su suerte
y no sea enamorado, 15
que es oficio del que tiene,
y siempre el que tiene más
es el más querido siempre.
Pero dejando esto aparte,
ya que está junta la gente, 20
vamos ensayando el baile
por que luego no se yerre
y mi crédito y trabajo
dos mil diablos se los lleven.

Antona ¿Pues acaso le30 has compuesto? 25

Perico No, pero a mí se me deje,


pues mi tío el sacristán,
que tiene grande caletre
para semejantes danzas,
me lo ha enseñado mil veces 30
y lo tengo en la memoria,
si acaso no se me pierde.
Y así, vamos ensayando.
(En ademán se señalan los puestos para el baile).
Ponte a ese lado, Jusepe.

30
Son muy frecuentes en el texto los errores en el uso del paradigma de
los pronombres personales átonos de tercera persona, como puede apre-
ciarse en este caso de leísmo.

— 52 —
las bodas de camacho

Tú, Marica, al otro lado. 35


Antona y yo, frente a frente.
Vosotros, a esotra parte,
y suenen los panderetes,
sonajas y castañuelas,
repitiendo alegremente: 40

Coro A las bodas festivas y alegres


del noble Camacho y hermosa Quiteria,
vengan todos diciendo que vivan,
y por muchos años se gocen y quieran.

Al acabar el primer verso de la repetición, salen don Quijote


y Sancho, vestido aquel de caballero andante y este de escudero,
ambos muy ridículos. A su vista huyen todos los labradores
asustados, dejando unos el baile y otros el trabajo en que
estaban ocupados.

Don Quijote Decidme, bellas zagalas… 45

Antona ¡Ay de mí! ¿Quién será este?

Perico ¡Jesús, y qué demoniazo!

Antona ¡Que me agarra!

Perico ¡Que me prende!

Todos Huyamos de su presencia.

Don Quijote ¿No miras, Sancho? ¿No adviertes 50


cómo un caballero andante
mete miedo al más valiente?
Pero quiero sosegarlos,
no el temor los amedrente.
¡No fuyáis, ninfas hermosas, 55

— 53 —
antonio valladares de sotomayor

que haceros mal no pretende


don Quijote de la Mancha,
caballero andante y huésped
hoy de este valle, que solo
persigue a los insolentes! 60
Soy discreto y bien hablado,
soy cortés y soy valiente,
y para decirlo todo,
soy el amante perenne
de Dulcinea, aquel pasmo 65
de fermosura y oriente
del Toboso, con que así
vuestro temor deponedle,31
que solo a vuestros mandatos
estaré muy obediente. 70

Sancho Y yo soy Sancho, que afirmo


ser verdad cuanto dijere
mi amo en punto de aventuras,
de tajos y de reveses,
de palos y manteaduras 75
como testigo paciente.

Antona (A Perico). Bravo par de mentecatos


los dos hombres me parecen.

Don Quijote Decidme, pues, qué motivo


os conmueve de esta suerte. 80
¿Para qué es tanto aparato?
¿Qué rey o príncipe quiere
dar muestras de su grandeza,
que a mí así me lo parece?
Y creo se me prepara, 85
si las señales no mienten,

31
Ver nota al verso 25.

— 54 —
las bodas de camacho

una de las aventuras


mayores que darse pueden.

Sancho O una de las desventuras


mayores que nos resienten. 90

Perico Señor caballero andante,


o don Gigote,32 o don Preve,33
aquí no hay más aventuras,
que estar todos muy alegres,
porque hoy estamos de boda, 95
no de príncipes ni reyes,
si no es de Camacho el rico,
labrador honrado y fuerte,
grande tirador de barra,
mozo de mucho copete, 100
que se casa con Quiteria,
muchacha de rechupete,
hija del tío Leandro,
viejo bien impertinente.

32
Valladares escribe «Jigote». Además de lo que da de sí el juego paroní-
mico entre «don Gigote» y «don Quijote», la definición de Covarrubias
abunda en las pistas etimológicas que remiten al nombre del protago-
nista: «Es la carne asada y picada menudo, y particularmente la de la
pierna del carnero, por ser más a propósito, a causa de la mucha pulpa
que tiene. Es nombre francés, gigot, que vale pierna, conviene a saber
la que es muslo en el hombre, y así pienso que la palabra quijotes, que
son el armadura que cae sobre el muslo, está corrompida de gigotes,
armadura de los muslos, como la de la rodilla abajo se llaman grebas»
(Cov.). El Diccionario de Autoridades asume la etimología propuesta
por Covarrubias y propone una acepción parecida: «Especie de guisado,
que se hace rehogando la carne en manteca y picándola en piezas muy
menudas, se pone a cocer en una cazuela con agua y después se sazona
con diversas especias» (Aut., IV, 1734).
33
Supongo que este nombre figurado, que no he encontrado por ahora
en otros textos, sirve para expresar la indiferencia que Perico pretende
manifestar ante la presencia impertinente de don Quijote.

— 55 —
antonio valladares de sotomayor

Antona Hoy es día de la boda, 105


y para que la celebre
con mayor ostentación,
pues los novios lo merecen,
nosotros, que somos todos
sus amigos y parientes, 110
aquí nos hemos juntado
a ensayar unos bailetes
al uso de nuestra tierra,
mientras otros solo atienden
a prevenir la comida, 115
aunque rústica, decente,
pues hoy el rico Camacho
a todos convidar quiere.

Don Quijote Ahora digo que hay acasos


que no son lo que parecen. 120
Por vida de Dulcinea
del Toboso reina siempre,
que cuando os vi de ese modo
creí que me sucediese
la más notable aventura 125
que en las historias se leen.
Seguid la fiesta en buen hora
y dadle34 mil parabienes
a los novios de mi parte.
Que sean felices siempre. 130
(Hace ademán de ausentarse).

Antona ¿Pues es posible, señor,


que tan poco te merecen
nuestra función y aparato,
34
En este caso el error en el uso de los pronombres personales de tercera
persona tiene que ver con la concordancia incorrecta (silepsis de nú-
mero) entre el pronombre personal («le» en vez de «les») y el sintagma
preposicional «a los novios» del verso siguiente.

— 56 —
las bodas de camacho

que os ausentáis de esa suerte?35


Quedaos, por Dios, este día, 135
que es preciso lo celebren
los novios y su familia,
por tener tan noble huésped,
que después no faltarán
aventuras que emprenderse. 140

Sancho Dice bien, cuerpo de Cristo,


quedarnos es conveniente,
que a aquel que le dan, no escoge,36
y viva el diente y el vientre.

Don Quijote Fermosa fembra, yo estimo 145


expresiones tan corteses,
mas aunque quiera admitirlas,
no lo permiten mis leyes.
Las galas y los saraos,
los espléndidos banquetes, 150
para ociosos cortesanos
afeminados se queden.
Los que vestimos de Marte
el grabado arnés luciente;
los que andamos por el mundo 155
socorriendo a las mujeres,
amparando a los pupilos37
35
Nótese la falta de coherencia en el tratamiento que Antona dispensa a
don Quijote, refiriéndose primero a él en el verso 132 con el pronom-
bre de segunda persona del singular «te», propio de la confianza entre
iguales, y empleando luego la forma de cortesía y respeto propia de la
segunda persona del plural en su forma de complemento «os» y elemento
constitutivo de un verbo pronominal en el verso 134 y como sujeto omi-
tido del también verbo pronominal «quedaos» en el verso siguiente.
36
Obsérvese el anacoluto, forzado probablemente por las necesidades
métricas.
37
Las palabras del personaje recreado por Valladares, propias de la acti-
vidad de un caballero aventurero frente a la molicie de los caballeros

— 57 —
antonio valladares de sotomayor

y castigando insolentes,
no buscamos más descanso
que el que el duro suelo ofrece, 160
más comida que los frutos
de los árboles silvestres,
más música que las aves,
más baile que las crueles
armadas escaramuzas 165
del que huye y el que acomete.
Y así, perdonad, señora,
que a vuestra fiesta me niegue,
y más que estando (¡ay de mí!)
de mi Dulcinea ausente, 170
todo para mí es tristeza.
Ved cómo ha de componerse
quien solo gusta de tristes
el estar con los alegres.

Antona Si por eso lo dejáis, 175


no faltará quien consuele
y acompañe vuestras penas,
si es consuelo el que otro pene.
También hay tristes acá,
y quizá, si bien se advierte, 180
estas fiestas y alegrías
a alguno mucho entristecen.

Perico Mujer, tú eres el demonio.


Aquí nadie hay que se queje.

cortesanos, se ajustan a las que pronuncia el personaje original: «Quise


resucitar la ya muerta y andante caballería, y ha muchos días que, tro-
pezando aquí, cayendo allí, despeñándome acá y levantándome acullá,
he cumplido gran parte de mi deseo, socorriendo viudas, amparando
doncellas y favoreciendo casadas, huérfanos y pupilos» (Quijote, II, 16).

— 58 —
las bodas de camacho

Antona Aquí no, mas en la aldea 185


no falta alguno que siente
estas nuestras alegrías.

Perico ¿Quién es?

Antona ¿Pues aún no me entiendes?


Basilio, cuyos pesares
son públicos y evidentes. 190

Perico Sí, Basilio. No es extraño,


pues le quitan de repente
a un tiempo dinero y moza,
mas él se alegrará breve,
que es galán y es entendido, 195
y aunque agraviarle pretenden,
no le faltarán muchachas
con quien desquitarse puede.

Don Quijote Por lo que habéis referido


me parece que se infiere 200
haber algún afligido
al que es fuerza socorrerle,
y así declaradme cómo
y por qué tanto padece;
quién es Basilio en la aldea, 205
quién le agravia o qué le duele,
pues socorrer su aflicción
a mi obligación compete.

Perico Pues, señor, toda esa historia


os la diré brevemente. 210
Basilio es un labrador
muy galán y muy prudente,
que tiene muy pocos cuartos,
por lo cual, aunque el pobrete

— 59 —
antonio valladares de sotomayor

quiere y requiere38 a Quiteria 215


y ella también diz39 lo quiere,
el padre de la muchacha,
que es un tacaño vejete,
aunque ellos quieren casarse
de ningún modo conviene, 220
y con violencia hoy la casa
con Camacho. Ella lo siente,
pero obedece a su padre,
mas Basilio el juicio pierde
y anda solo y afligido 225
hablando con las paredes,
de modo que perderá
su entendimiento y…

Don Quijote Detente.


(Con precipitación).
Eso no, viviendo yo,
que sabré bien defenderle, 230
y a pesar de todo el mundo,
remediar inconvenientes.
Bien dije yo, Sancho amigo,
que era fuerza sucediese
aquí una grande aventura, 235
¿y qué mayor serlo puede
que una doncella afligida
violentada injustamente
y un amante despreciado

38
Nótese el juego de palabras con las terceras personas del singular del
presente de indicativo de los verbos «querer» y «requerir» (en el sentido
de «solicitar» o «pretender» por amor), falso homónimo a su vez del
«requiere» propio de un inexistente, pero posible, verbo «requerer», en
un sentido lúdico de intensificación del afecto.
39
El uso de la voz apocopada arcaica de la tercera persona del singular del
verbo «decir» se ajusta perfectamente al registro propio del castellano
hablado por pastores.

— 60 —
las bodas de camacho

por los viles intereses 240


de un tirano padre que usa
de un dominio que no tiene?
Yo, que nací para ser
restaurador de la siempre
andante caballería 245
que olvidaron los vivientes,
¿he de tolerar se hagan
unos tuertos tan crueles?
Eso no. (A Perico). Guía a la aldea
que yo trocaré la suerte 250
de esos dos finos amantes,
y si el padre no quisiere,
será la más infelice
criatura de las gentes.

Perico Señor, por Dios, que la fiesta 255


se nos agua y se nos pierde.

Antona Deje Vm.40 que nos holguemos


y luego reñirle puede.

Don Quijote Ea, apartad, malandrines,


vestiglos, fieras, serpientes, 260
que todos vuestros encantos
no me asustan ni detienen.
Hasta conozco que sois
solo formas aparentes
formadas por algún sabio 265
vil encantador que quiere
la gloria de mis hazañas
de este modo suspenderme.
40
Aunque en el manuscrito se usa «Vm.», la forma «usted», derivada de
«vuestra merced», se ajusta al número de sílabas. El uso del pronombre
de cortesía «usted», que ya empieza a normalizarse en el siglo xvii, está
generalizado en el siglo xviii. Véase Fernández Martín (2012: 118-133).

— 61 —
antonio valladares de sotomayor

Apartad, digo, o mi espada


sabrá bien camino hacerse, 270
aunque fuerais del abismo
los monstruos más insolentes […]41

Sancho […] y a ofendidos que afligidos42


imploran su protección.
Esta es al trote 275
de don Quijote
de la Mancha,
que a Sancho ensancha
la admirable relación.43
41
Resulta imposible transcribir el fragmento perdido entre los versos 272
y 273 de nuestra edición. En el manuscrito de Valladares el folio 9r es
ilegible, porque se ha superpuesto una página en blanco bajo la cual se
trasluce con mucha dificultad el texto del folio 10r, y el folio 9v está en
blanco. En el folio 9r solo se puede leer los nombres mutilados de los tres
personajes que dialogan en el fragmento eliminado: Antona y Sancho
en dos ocasiones y Perico en una ocasión (en el siguiente orden: Antona,
Perico, Sancho, Antona, Sancho). La primera intervención del folio 9r
tras lo que parece ser el remate de la de don Quijote es la de Antona, la
última que había hablado en el folio 8v inmediatamente antes de las
palabras de don Quijote cuya continuación se pierde.
42
Todo hace pensar que en el fragmento perdido está el remate de las
palabras de don Quijote y el diálogo que mantienen Antona y Perico con
Sancho, del que forma parte el final de una intervención probablemente
cantada en la que este refiere algunas hazañas de don Quijote rompiendo
la unidad métrica del romance, predominante en el parlamento de los
personajes. La transición entre la parte probablemente cantada de
Sancho y la continuación de su parlamento recitado queda claramente
marcada por la acotación «Representa» que precede al verso 280. Entre
los versos que hemos señalado con los números 272 y 280 en el primer
manuscrito, la versión de 1772, que los reproduce literalmente, inserta
el fragmento que transcribimos en el apéndice a título meramente
ilustrativo.
43
Nótese el forzado hipérbaton, que requeriría una reordenación sintác-
tica lineal de los últimos cinco versos de la secuencia: «Esta es, al trote,
la admirable relación de don Quijote de la Mancha, que a Sancho en-
sancha». El juego de palabras «que a Sancho ensancha» parece reflejar la
satisfacción que siente Sancho al referir lo que quiera que haya referido,
en una actitud que parece alejarse del tono negativo o pesimista con

— 62 —
las bodas de camacho

(Representa).
Por todo lo cual no teman 280
que mi amo se enfureciese,
porque perro ladrador
dice el refrán que no muerde.

Perico Con todo vamos allá.


Nos hallaremos presentes 285
y evitaremos el lance.

Antona Vamos, mal hayan mil veces


los caballeros andantes,
por más tuertos que enderecen.

Vanse.

Parte solitaria del valle. Quiteria se estará


paseando pensativa y canta.

Quiteria Suele la sombra fría 290


que horrores atesora,
de la luciente aurora
borrar el esplendor.
Así un tirano dueño,
sombra de mi albedrío, 295
quiere borrar, impío,
las luces de mi amor.
(Representa).
¡Ay, Basilio! ¡Quién dijera,
después de firmezas tantas
por ti tan bien merecidas 300

el que narra las accidentadas peripecias de su amo. Abundando en el


mismo espíritu, el comienzo de este fragmento aislado e incompleto
(«… y a ofendidos que afligidos / imploran su protección») permite apre-
ciar un cierto grado de admiración con el que Sancho reconoce la misión
protectora de don Quijote.

— 63 —
antonio valladares de sotomayor

y por mí tan bien pagadas;


quién dijera que, al fin, todo
infelizmente acabara,
siendo el fruto de este amor
verme a otro dueño entregada, 305
víctima de la obediencia
paternal, aunque tirana!
¡Ay de mí!
(Llora).

Sale Narcisa.

Narcisa Prima Quiteria,


¿qué es esto? ¿Tú retirada?
¿Siendo el día de tu boda 310
a llorar sola te apartas?
Vaya, deja esos melindres,
ven a vestirte de gala,
que ya Camacho, tu esposo,
con impaciencia te aguarda. 315
(Aparte).
¡Ah, Camacho infiel, que así
has burlado mi esperanza!

Quiteria Quizá de esas impaciencias


todas mis tristezas nazcan.

Narcisa Pues, dime: ¿de qué te afliges? 320

Quiteria ¿Que no penetras la causa?


Basilio.

Narcisa Bravo sujeto


para que de él caso hagas.
(Aparte).
Diciendo mal de Basilio

— 64 —
las bodas de camacho

y bien de Camacho, trata 325


mi sentimiento de ver
a cuál de los dos más ama,
y si es a Camacho, yo
sabré de él tomar venganza.
(Con ironía).
Ahora dicen que Basilio 330
loco por el valle anda
dando voces a los troncos
que, junto con la desgracia
de ser pobre y sin destino,
le hacen hombre de importancia. 335

Quiteria Esas faltas que le pones


tal vez serán circunstancias
para mí de mucho aprecio,
pues todas ellas me agradan.
Si es pobre, pobre le quiero, 340
no el interés me arrebata,
pues más que bienes del cuerpo
quiero riquezas del alma.
Él es discreto y prudente,
sin vanidad ni jactancia. 345
¿Pues, cómo, dices, que es pobre
teniendo riquezas tantas?

Narcisa (Aparte).
Bueno, no hay celos. Así
será mayor mi venganza
de Camacho, mas con todo, 350
algo más he de apurarla.
[A Quiteria]. ¡Jesús, cuánto disparate
produces en lo que hablas!
Querer por solo querer
no es amor, sino tontada. 355
Querer por utilidad,

— 65 —
antonio valladares de sotomayor

esa sí es discreta maña.


Buena es la discreción, pero
está mejor empleada
una mujer con un hombre 360
que la mantiene y regala,
que con un discreto pobre.

Quiteria Tú piensas como villana.

Narcisa Piensa tú como señora.


Verás, por pobre, qué sacas. 365
(Aparte).
Quiteria no me da celos:
fiel a su Basilio ama
y a Camacho le desprecia;
bien tener puedo esperanza.
[A Quiteria]. Adiós, Quiteria, y advierte 370
que falta todo si falta
don Dinero.44 A buscar voy
a Camacho y Troya arda.

Vase por la izquierda.

Quiteria Solo el interés en pechos


poco o nada nobles se halla. 375
(Mirando adentro por la derecha).
Mas Basilio viene aquí.
Con verle se alegra el alma.

Sale Basilio por la derecha, distraído,


pasando sin ver a Quiteria.

44
No hace falta afinar mucho para encontrar las evidentes resonancias
quevedianas en estas palabras de Narcisa («Poderoso caballero / es don
Dinero»).

— 66 —
las bodas de camacho

Basilio (Furioso).
¿Quién podrá resistir más
este fuego que me abrasa?
¡Ay de mí! ¡Quiteria infiel, 380
aleve, mudable, falsa!
¡Cuántas veces me juraste
serme fiel! (Ve a Quiteria). ¡Mas tú escuchabas
mis bien fundados lamentos!

Quiteria (Afligida).
Prosigue, prosigue, acaba 385
de tratarme de mudable,
siendo la misma constancia.

Basilio Primer causa de mi mal,


falsa, cruel, homicida,
que pretendes de mi vida 390
ver el término fatal:
¿qué quieres de mí si en tal
conflicto estoy padeciendo
de suerte que no comprendo,
con la fuerza del sentir, 395
si esto es llegar a morir
o si esto es morir viviendo?
Por ti perdí mi sosiego,
por ti loco me han creído,
por ti despreciado he sido 400
y en mil pesares me anego.
Por ti el amoroso fuego
en cruel ira se ha trocado,
y celoso y despreciado,
¿no quieres que te moteje 405
ni aun permites que me queje?
¡Ay, hombre más desdichado!

— 67 —
antonio valladares de sotomayor

Quiteria Falso y poco cuerdo amante,


primer móvil de mi pena
cuyo juicio me condena, 410
sin razón, por inconstante:
¿qué quieres de mí? Bastante
me aflige un rigor severo
en cuyo tormento fiero
tanto me llego a postrar, 415
que el dolor me hace olvidar
si acaso vivo, o si muero.
Por ti mi opinión padece
y anda en las lenguas de todos.
Mi padre por varios modos 420
solo por ti me aborrece.
Por ti mi desdicha crece
dándome esposo forzada.
¿Y no quieres que, enojada,
de tu razón importuna 425
me queje de mi fortuna?
¡Ay, mujer más desgraciada!

Basilio Yo para quejarme tengo


razón, pues soy despreciado.

Quiteria Y yo, en tal cruel estado, 430


más desdicha me prevengo.

Basilio Yo en quererte me mantengo,


mas tú por otro me dejas.

Quiteria Injustas serán tus quejas.


Si conoces aun así 435
que estás más cerca de mí,
cuando discurres te alejas.

Basilio ¿Pues la palabra que has dado?

— 68 —
las bodas de camacho

Quiteria Mi voluntad no la dio.

Basilio ¿Pues no has de casarte?

Quiteria No. 440

Basilio ¿Y Camacho?

Quiteria Es despreciado.

Basilio ¿Y tu padre?

Quiteria Está cansado.

Basilio ¿Y no eres de otra opinión?

Quiteria No, pues como la afición


a que verte me provoca, 445
si aquello dijo la boca
esto siente el corazón.
(Canta).
Yo te adoro tan constante
que mudanza no tendré.

Basilio Yo te corresponderé 450


como tu perfecto amante.

Quiteria ¿Serás mío?

Basilio No lo dudes.
¿Y tú?

Quiteria Con firme lealtad.

Los dos Quiera Dios que llegue el día,


para la fortuna mía, 455
de tanta felicidad.

— 69 —
antonio valladares de sotomayor

Basilio Aún recelo.

Quiteria Nada temas.

Basilio ¿Quién lo asegura?

Quiteria Mi amor.

Los dos Y ya en dulce fuego,


bien mío, te entrego 460
alma, vida y corazón.45

Basilio Pues tu blanca mano sea


desta verdad testimonio,
llegando a gozar en ella
mi amor y…

Al ir a darla46 la mano sale Camacho


con precipitación y la impide.47

45
A juzgar por la marca que el autor hace en el manuscrito debajo de este
verso, cabe suponer que todo el fragmento que comienza con la acota-
ción tras el verso 448 y termina en este es cantado. Aunque el fragmento
que le precede se aleja significativamente del original, la zarzuela de 1772
introduce la acotación «Representa» antes del verso 462, lo que muy bien
puede reforzar nuestra conjetura.
46
Nótese una vez más el error el en uso del paradigma de los pronombres
personales átonos de tercera persona, en este caso un laísmo.
47
Hay que entender que en esta acotación el verbo «impedir» se usa con la
acepción de «estorbar», recogida en Cov. («Estorbar, hacer contradicción
y repugnancia») y en Aut., IV, 1734 («Embarazar, poner obstáculos, estor-
bar, para que no se ejecuten o no se prosigan las cosas»). De acuerdo con
esto, el antecedente del pronombre personal «la» debería ser Quiteria y
no la mano, es decir, que Camacho impide a Quiteria que dé a Basilio
la mano en respuesta a la que él le tiende. Por la misma razón, el mismo
pronombre «la» del verso siguiente de Camacho, usada como comple-
mento directo del verbo «estorbar», debería hacer referencia igualmente
a Quiteria.

— 70 —
las bodas de camacho

Camacho Yo te la estorbo, 465


y quítame con tu vida
la esperanza de este logro.

Quiteria ¡Ay de mí! ¡Camacho, tente!


¡Aparta, Basilio!

Camacho ¿Cómo
te atreves a profanar 470
mi respeto y su decoro?
¿No sabes que de tal prenda
soy el digno dueño solo,
que es mi esposa y tu esperanza
ya solo es un vano antojo? 475
¿Pues cómo…?

Basilio Detén, Camacho,


el mal reprimido enojo,
que Quiteria es prenda mía
y por tal la reconozco.
Si ella te dio una palabra, 480
fue violentada al impropio
rigor de un padre cruel,
de tu riqueza ambicioso.

Camacho (Echa mano a un puñal).


A tan necias osadías
desta manera respondo. 485

Basilio saca otro puñal y se embisten.


Quiteria los detiene.

Basilio Eso es lo que yo deseo,


pues me vengaré celoso.

— 71 —
antonio valladares de sotomayor

Quiteria ¡Ay de mí! ¡Apartad! ¿Qué hacéis,


Basilio, Camacho? ¿Cómo
así? ¡Padre, criados!

Basilio y
Camacho Deja 490
que vengue así mis oprobios.

Sale Leandro, viejo, que traerá un báculo,


y los aparta.

Leandro ¿Qué es esto? ¿Quién ocasiona


en día de tanto gozo
acciones tan nada cuerdas?

Camacho Por padre te reconozco, 495


y solo por tu respeto
esta venganza abandono.

Vase.

Basilio Yo venero vuestras canas,


Leandro, pero quejoso
os advierto, y con razón, 500
que sois la causa de todo.

Vase.

Leandro ¿Yo soy la causa? Mas no,


no soy la causa; soy solo
un padre que halla en su hija
el móvil de su desdoro. 505
(Irritado).
Tú sola tienes la culpa.
Tú fomentas los arrojos
de ese loco, inadvertido

— 72 —
las bodas de camacho

e inconsiderado mozo,
de Basilio, ya me entiendes. 510
Tus intenciones conozco,
pero a su pesar y al tuyo,
Camacho ha de ser tu esposo.
¿No me respondes?

Quiteria Señor,
ya te responden mis ojos. 515
(Canta).
Que en medio de la fatiga
de una cruel sinrazón,
siente más el corazón
por más que la lengua diga.

Al concluir esta copla, queda haciendo extremos


de tristeza y sale don Quijote.

Don Quijote ¿Usted es el señor Leandro? 520

Leandro Para serviros.

Don Quijote Pues oiga.


Señor mío, en el supuesto
de que sé toda la historia,
decid antes qué habéis hecho
a esa afligida señora 525
(que es sin duda vuestra hija)
para estar tan congojosa.
De alguna cuita se queja.
Declaradla, pues me importa
saberla para poner 530
el remedio en esta hora.

Leandro (Admirado).
Caballero a quien jamás
hablé ni oí…

— 73 —
antonio valladares de sotomayor

Don Quijote Es cierta cosa.

Leandro Esta es mi hija, y yo puedo


hablarla y tratarla a solas 535
mal o bien, como quisiese,
y a vos no atañe ni toca
averiguar los cuidados
ajenos, pues no os importan.

Don Quijote (Furioso).


¡Follón, malandrín, villano! 540
¿Así tratas la persona
de un andante caballero,
y respondes de esa forma?
Pues vive Dios, ya que sé
que con tiranías locas 545
a esa cuitada doncella
das a un rico por esposa,
que ha de casarse con otro
a quien Basilio le nombran,
pues ellos quieren, y yo 550
que a fembras menesterosas
doy socorro, a pesar de
cuantos villanos se opongan.

Leandro Si porque me veis sin armas


vuestra osadía blasona, 555
aguardad.

Hace que se va y don Quijote le detiene.

Don Quijote ¿Qué es aguardar?


No vengo a reñir ahora,
sino solo a castigar
vuestras culpas ambiciosas,
y así, del primer revés, 560

— 74 —
las bodas de camacho

conoceréis lo que corta


mi espada, y vuestra cabeza
pondré a mis pies por alfombra.
Ea, morir48 con consuelo
que mataros yo es gran honra. 565

Saca la espada y va a herirle.

Quiteria (Deteniéndole).
Señor, ¿qué hacéis?

Don Quijote Hija mía,


meteros49 en lo que os toca,
pues en esto de aventuras,
sé yo tanto, que me sobra.

Quiteria ¿Pero a mi padre? ¿A mi padre? 570

Don Quijote ¡Oh! ¿Qué padre ni qué alforja?


Soy yo capaz de matar
en menos de media hora,
más padres y más abuelos
que puede haber en Europa. 575
Morid, pues, porque os rebano
como quien trincha una polla.
(Embiste).

Leandro ¡Ah, traidor, que estoy sin armas!

Quiteria ¿No hay quien a un padre socorra?

48
Nótese el vulgarismo del uso del infinitivo «morir» con valor de impe-
rativo, en vez de «morid», a diferencia del verso 576, en donde se usa
correctamente el imperativo.
49
Véase nota al verso 564.

— 75 —
antonio valladares de sotomayor

Leandro (Defendiéndose con el báculo).


Soy honrado, y aunque muera, 580
será con defensa heroica.
(Cae).
¡Mas ay de mí! ¡Tropecé!

Quiteria (Deteniéndole).
Señor…

Don Quijote Quita, aparta, tonta,


y en un instante a tu padre
verás hecho pepitoria. 585

Al ir a rematarlo sale Basilio y le detiene.

Basilio No harás, que sabrá mi brazo


liberar a su persona.

Quiteria (Aparte).
¡Oh, mi Basilio! A ti solo
este favor reconozca.

Don Quijote ¿Quién sois? Mas, ¿por qué pregunto, 590


si de la mágica tropa
seréis algún individuo
que ha venido por la posta
a librar a ese vejete?
Pero de nada me estorba, 595
que soy capaz de embestir
la caterva encantadora
de sabios magos.

Basilio Señor,
yo no entiendo esas historias
de sabios encantadores. 600
A mí Basilio me nombran,

— 76 —
las bodas de camacho

por quien, según he entendido,


esta riña se ocasiona.
Y aunque es bien os agradezca
que estéis de mi parte, ahora 605
no pretendo por la fuerza
conseguir lo que me toca,
pues si Quiteria me quiere
para mi amor poco importa
que su padre no consienta 610
y quiera impedir mis bodas.
Si no me quiere, es inútil
forzar la voluntad propia.
Y así, caballero, os pido,
suspendáis la saña honrosa. 615
Vuelva el acero a la vaina
por que esto en paz se componga.

Don Quijote Andad, que sois un menguado


y no entendéis esta solfa,50
pues cuando de un revés solo, 620
suegro os quito y os doy novia,
lo estorbáis muy relamido
con esos puntillos de honra;
pero, en fin, pues lo queréis,
vuelva a la vaina esta hoja. 625
(Envaina).
(A Leandro).
Mirad que yo estoy por medio,
y a esta dueña dolorosa (por Quiteria)
no la habéis de afligir más,
porque tendremos camorra.

Leandro Yo, señor…

50
«En el estilo festivo se llama la zurra de golpes» (Aut., VI, 1739).

— 77 —
antonio valladares de sotomayor

Don Quijote No quiero oíros, 630


no intentéis meterme bronca;
el pan, pan, y el vino, vino,
y la cebolla, cebolla.
Idos por aquí al lugar,
(señalando a Quiteria)
y vos por acá, señora, 635
con el señor don Basilio,
para que os sirva de escolta.

Leandro Yo os obedezco.

Vase por la derecha.

Quiteria y
Basilio Mi amor,
todo es penas y congoja.

Vanse por la izquierda.

Don Quijote (Paseándose).


Venid, venid a buscarme, 640
doncellas menesterosas,
viudas pobres y afligidas,
casadas que estéis quejosas,
huérfanos y desvalidos,
que hallaréis todos, y todas, 645
en mi brazo y en mi espada
alivio a vuestras congojas,
pues un caballero andante
es médico de las honras.

Sale Sancho.

Sancho ¿Qué hacéis aquí, señor amo? 650

— 78 —
las bodas de camacho

Don Quijote ¿Qué he de hacer? Con las forzosas


cargas de mi ministerio,
cumplir bien a todas horas
y aun en todos los minutos,
pues en pocos he hecho cosas 655
tan raras que se tendrán
sin duda por asombrosas.

Sancho Todo lo sé, que Basilio


por el valle las pregona,
pero yo también he hecho 660
hazañas muy prodigiosas.

Don Quijote ¿Cuáles han sido?

Sancho Comer
buenos conejos y pollas,
que como Camacho paga
se encuentra todo de sobra. 665

Don Quijote ¿Y esas son hazañas?

Sancho ¿Pues
el zampar es poca cosa,
y más sin costar un cuarto?
Pues es negocio que asombra.

Don Quijote Eres glotón.

Sancho Nació usted 670


para hazañas portentosas;
yo solo para comer,
y así, en tan distintas obras,
cumpla usted con sus hazañas,
pues yo cumplo con mi boca. 675

Salen apresurados Antona y Perico.

— 79 —
antonio valladares de sotomayor

Antona Señor caballero andante…

Don Quijote ¿Sois fembra menesterosa?

Antona Sí, señor.

Perico No la creáis,
que es una gran picarona.

Antona Señor, yo soy…

Perico ¡Miente, miente! 680

Antona … mujer.

Perico Eso es otra cosa.


Mujer es, y por lo mismo,
enredadora y chismosa,
y así, aquí…

Don Quijote Vil criatura,


calla, y no ultrajes la docta 685
y sabia naturaleza
que en la mujer tanto obra.
Hablad vos, bella zagala,
y calla tú, bruto, ahora.

Antona Pues, señor, me da vergüenza. 690

Don Quijote No temáis; nada me asombra.

Antona Me animáis y en dos palabras


he de referir mi historia.
Yo vengo a que usted me case.

— 80 —
las bodas de camacho

Sancho Mujer del diablo, ¿estás loca? 695


¿Pues es mi amo vicario
o cura de esta parroquia?

Don Quijote Calla, Sancho, que esta es,


aunque con distinta forma,
una de las aventuras 700
tan oscuras y enredosas
que el laberinto de Creta
tantos enredos no forja.

Perico Señor, que todo es embuste.

Don Quijote Calla tú, fiera espantosa, 705


minotauro de este enredo.

Sancho ¿Niño Mauro, dijo? ¡Sopla!

Antona Señor, este picarón


ha mucho que me enamora,
y hoy, que quiero se case, 710
dice que no le acomoda,
y yo quiero que le hagáis
por fuerza que quiera a Antona.

Perico Señor, que es una embustera.


Ella es cierto que es mi novia, 715
pero yo no soy su novio
por más que ella lo pregona.

Don Quijote (Suspenso).


¡Fuerte aventura!

Sancho ¿Pues qué


os detiene y os acorta?
¿No os atrevéis a emprenderla? 720

— 81 —
antonio valladares de sotomayor

Don Quijote Sancho, todas estas cosas


son encantos que la magia
poderosamente obra.
El ingenio es el que vale,
que aquí la espada no corta. 725
(Por Perico).
Villano es este, y villano
eres tú, y a ti te toca
deshacer con él riñendo
aquesta máquina toda.51

Sancho ¿Soy yo acaso caballero 730


ni socorredor de mozas?
No hay enemigo pequeño.
Bien está san Pedro en Roma.
Nadie despierte al que duerme
y con su pan se lo coman. 735

Perico Embista usted, señor Sancho,


que aguarda esta cachiporra.
(La saca).

51
El significado que adquiere aquí «máquina» es el de invención, conflicto
o complicación, en el sentido que se desprende de la expresión «ma-
quinar alguna cosa» de acuerdo con Cov.: «significa fabricar uno en su
entendimiento trazas para hacer mal a otro». El espíritu del diálogo que
mantienen don Quijote y Sancho se ajusta a la obra original. Recuérdese,
por ejemplo, el de la aventura de los yangüeses:
«—[…] Mas yo me tengo la culpa de todo; que no había de poner mano
a la espada contra hombres que no fuesen armados caballeros como yo
[…]. Por lo cual, Sancho Panza, conviene que estés advertido en esto que
ahora te diré, porque importa mucho a la salud de entrambos; y es que,
cuando veas que semejante canalla nos hace algún agravio, no aguardes
a que yo ponga mano al espada para ellos, porque no lo haré en ninguna
manera, sino pon tú mano a tu espada y castígalos muy a tu sabor […]
»—Señor, yo soy hombre pacífico, manso, sosegado, y sé disimular cual-
quier injuria […] Así, que séale a vuestra merced también aviso, pues no
puede ser mandato, que en ninguna manera pondré mano a la espada,
ni contra villano ni contra caballero» (Quijote, I, 15).

— 82 —
las bodas de camacho

Sancho Señor mío, si este duelo


consiste en mí, le perdona
mi valor.

Don Quijote Sin duda en esta 740


aventura hay gran discordia.
Dos sabios encantadores
proponen esta camorra,
pero el uno desbarata
lo que el otro proporciona. 745
(Furioso).
Y respecto que comprendo52
que es por quitarle53 la gloria
a mis hazañas, aquí
se ha de mirar arder Troya.
(A Perico y Antona).
Y vosotros, que no sois 750
acaso aparentes sombras
que perturbáis mi sosiego,
por vuestra osadía loca
llevaréis justo castigo
de una culpa tan notoria. 755
(Saca la espada).
Morid, viles malandrines.

Perico (De rodillas).


Señor, a tus pies se postra
mi cerviz.

52
Esta secuencia es de difícil comprensión. En el manuscrito hay una coma
después de «respecto» que no tiene mucho sentido. Una posible inter-
pretación implica la elisión de la preposición «a» en «respecto a» («con
respecto a»), en un sentido parecido al siguiente: «Y teniendo en cuenta
que la disputa entre los dos encantadores se ha entablado para quitarles
la gloria a mis hazañas, aquí vamos a ver cómo arde Troya».
53
Véase nota al verso 128.

— 83 —
antonio valladares de sotomayor

Antona (Lo mismo).


Yo en ellos pido
clemencia y misericordia.

Sancho Vaya, señor, pues que son 760


según decís, magras sombras
y así se rinden, tened
piedad de ellos.

Perico
y Antona Ya la imploran54
nuestra humildad.

Don Quijote (Grave).


Levantaos,
que ya mi aliento os perdona. 765
(Envaina).
Mas sea con condición
que habéis de ir en persona
a contar esta aventura
tan rara y tan prodigiosa
a mi amada Dulcinea. 770

Sancho Es preciso, si se nota


que ha deshecho vuestro brazo
aqueste encanto o tramoya.

Antona Iremos, señor, pero antes


parece cosa forzosa 775
que nos casemos.

54
No hay silepsis de número si entendemos que el antecedente de este pro-
nombre anafórico «la» no es solo «piedad»: «Ya la imploran [la clemencia,
la misericordia y la piedad] / nuestra humildad».

— 84 —
las bodas de camacho

Don Quijote Es justo.


(A Sancho).
¿Sabes tú las ceremonias
para casar?

Sancho Sí, señor,


y aun suficiencia me sobra,
pues me acompaña la misma 780
potestad aquí que en Roma.

Don Quijote Pues cásalos.

Sancho (A Perico, tomándole de la mano).


Ven acá.

Perico Yo protesto en toda forma


que soy forzado.

Don Quijote (A Perico).


Follón,
calla o te envío por posta 785
al infierno.

Perico ¿Pues acaso


si me caso con Antona
no voy a él?

Antona (A Perico).
No, señor,
que va derecho a la gloria.

Sancho Pues de cura he de servir. 790


Cantando fago55 esta boda.
(Cantando).

55
El uso deliberadamente arcaizante de la «f» inicial salva además una
posible sinalefa un tanto forzada.

— 85 —
antonio valladares de sotomayor

(Tomándola). Venga esa mano,


mi buen Perico,
no seas borrico,
y tu persona 795
reciba a Antona
por mujer ya.
(Hace que se den las manos).
Así enlazados,
muy apretados,
a mis preguntas 800
responderán.
(A Antona).
¿Quiere usted al Sr.56 Perico
por su marido?

Antona Sí tal.

Sancho (Cantando. A Perico)


¿Y usted quiere a la S.ª57
Antona por su mujer? 805

Perico Violentado la querré.

Sancho (Cantando).
Pues ya está hecho
un matrimonio
que ni el demonio
le podía hacer.58 810

56
En el texto se emplea la abreviatura «Sr.», que resulta impronunciable
y por lo tanto imposible de computar en términos métricos. La forma
sincopada «seor», común en la época de la composición de la obra, se
ajustaría a las exigencias métricas del octosílabo.
57
En el texto se emplea la forma abreviada «S.ª». Tanto «seora» (mante-
niendo el hiato y obviando la sinéresis y por coherencia con la solución
anterior) como «señora» se ajustarían a las prescripciones métricas.
Véase en todo caso la nota al verso 810.
58
Teniendo en cuenta que estamos ante una sucesión de versos pentasíla-
bos y la rima de este verso es aguda, parece evidente que aquí se vuelve

— 86 —
las bodas de camacho

Antona ¿Quién echa la bendición?

Sancho Eso a mi amo le toca.

Don Quijote (Échales la bendición).


Yo, de esta suerte; y tened
acá paz, y después gloria.

Perico (A gritos).
Yo apelo que soy forzado. 815

Antona Yo doy por hecha esta boda.

Sancho (Cantando, a Perico).


No hay que dar voces
sino paciencia,
pues en mi audiencia
te vine a casar.59 820
Viva la andante
caballería,
que en este día
sabe triunfar.

fin del acto primero

a renunciar a la sinéresis y combina la licencia con la sinalefa que con-


vierte en sílaba métrica el final de «podía» (convertido en «podia») y la
primera sílaba de «hacer». No creo que haya otra forma de entender, en
términos de lógica métrica, la combinación 4+1. Estos usos discrecio-
nales (y en todo caso regulares y correctos) de las licencias métricas son
comunes en la construcción de la obra (puede apreciarse la misma que
comentamos a propósito de «podía» en la palabra «río» del verso 866).
Repárese, por ejemplo, en que el primer verso de esta intervención de
Sancho «Pues ya está hecho» exige que se renuncie a una de las dos
sinalefas posibles («ya está» o «está hecho»). Me inclino a pensar que
en este caso se renuncia a la segunda en beneficio de la regularidad del
acento que recae en la cuarta sílaba
59
Y véase cómo en este verso de seis sílabas se rompe la regularidad del
pentasílabo.

— 87 —
antonio valladares de sotomayor

acto segundo

Paraje solitario del valle, y en él Narcisa y Antona.

Narcisa ¿Adónde Quiteria está?60 825

Antona Qué sé yo, si anda revuelto


todo el lugar y parece
que en él ha entrado el infierno.

Narcisa Ese caballero andante


que es un loco, un majadero, 830
todo nos lo ha alborotado,
y que en bien pare, no creo.

Antona Ahora quedan en consulta


Leandro y los demás viejos,
para ver qué se ha de hacer 835
con él, mas yo considero
que si intentan apretarle
harán mal, porque en efecto,
es caballero valiente
y en él se encuentra remedio 840
para todo, y si no que
lo diga mi casamiento.

Narcisa Ello sea como fuere,


yo me temo un mal suceso.

60
Nótese el solecismo consistente en la combinación del adverbio interro-
gativo con un verbo que no significa movimiento.

— 88 —
las bodas de camacho

Antona ¿Qué mayor que el que pasamos? 845

Narcisa ¿Cuál?

Antona ¿Pues no le61 estás viendo?


Ni comemos ni bailamos,
y todos están suspensos.
Las ollas se están pasando;
no toca el tamborilero 850
los pífanos ni las gaitas,
y los demás instrumentos
están sin decir palabra,
y un día de tal festejo,
sin saber cómo ni cuándo 855
se ha vuelto un día de perros.

Narcisa Pues, Antona, te aseguro


que casi casi me alegro.

Antona ¡Jesús! Pues, ¿por qué, Narcisa?

Narcisa Esos son muy largos cuentos. 860


Bien sabes cómo Camacho
a mí me quiso primero
que a Quiteria. Por ser pobre
no me atreví a poner pleito,
mas hoy le62 pienso poner 865
y pescar a río revuelto.

Antona Esto nos faltaba ahora


para acabar de perdernos.

Narcisa Antona, pleitear por pobre


era solo gastar tiempo. 870

61
Véase lo dicho en la nota al verso 25 al respecto de este leísmo.
62
Véase nota al verso 25.

— 89 —
antonio valladares de sotomayor

Antona ¿Pues qué intentas?

Narcisa ¿Qué? Valerme


del andante caballero,
que a las cuitadas doncellas
dicen socorre al momento.

Antona Eso se llama arrojar 875


la sopa tras el caldero,
y ahora conozco que es
un evangelio pequeño
aquel refrán tan sabido
que dice: «Un loco hace ciento». 880

Narcisa Yo veré lo que he de hacer,


que no te pido consejo.

Antona Harás bien. Cada cual siga


el rumbo de sus intentos,
y más que el mundo se queme 885
a Perico buscar quiero.
Adiós, Narcisa, y tu gusto
se cumpla como deseo.

Vase.

Narcisa Todo lo he de aventurar


por casarme con quien quiero, 890
mas para que no se yerre
lo pensaré bien primero.
(Canta).63
Si me caso, seré rica,

63
En el manuscrito es evidente que la canción de Narcisa ha sido super-
puesta al folio 28v en un fragmento de papel más pequeño y oportuna-
mente adherido.

— 90 —
las bodas de camacho

tendré mucho que gastar.


Si no me caso, soy pobre 895
y tendré necesidad.
Pues me caso. ¿Y si lo yerro?
Pues no me caso. ¿Y qué habrá?
Miserias, si no me caso.
¿Y si me caso? Quizás… Zas.64
(Señalando con la mano). 900
Mas yo me resuelvo,
nada me desvela,
mi madre y mi abuela
casadas están.
Entrambas hallaron 905
maridos muy buenos.
Pues yo no soy menos
y me he de casar.

Sale Basilio.

Basilio Narcisa, ¿qué haces aquí?

Narcisa Aquí estaba discurriendo 910


muchas cosas que me importan.
¿Y tú a qué vienes?

Basilio Yo vengo
a quejarme de mi suerte.

Narcisa ¿Ahora salimos con eso?


¿Pues no te adora Quiteria? 915

Basilio Ese es mi mayor tormento.

Narcisa ¿Por qué?


64
Este «Zas» onomatopéyico rompe la regularidad silábica del octosílabo,
salvo que se pretenda forzar la dialefa entre el final del verso 899 y el
comienzo del verso 900.

— 91 —
antonio valladares de sotomayor

Basilio Mi padre irritado,


sus parientes y sus deudos,
todos son mis enemigos
y a mi amor están opuestos. 920

Narcisa ¿Y eso qué importa? Ella quiere,


no te andes por arrodeos.65
Pesca la moza y después
que chillen y rabien ellos.

Basilio Muy a mi favor estás. 925

Narcisa No es todo virtud, que tengo


también mi piedra en el rollo.66

Basilio ¿De qué suerte?

Narcisa Estame atento:


los dos somos desgraciados
por no hallar lo que queremos; 930
pues vamos a ser dichosos
si acaso podemos serlo.
A ti te quiere Quiteria,
y yo a Camacho le quiero,
y si se casan los dos 935
nosotros los perderemos.
Discurramos una industria67
y proporciónese un medio
65
La palabra «arrodeo», con la prótesis de la a-, es equivalente a «rodeo»
aún en la edición actual del DLE, con el significado de vuelta innecesaria
o desviación deliberada, en este caso del objeto central del tema.
66
«Tener su piedra en el rollo, ser fantástico» (Cov.). En el caso que nos
interesa tiene que ver con los planes que urde Narcisa en su imaginación.
67
«Es la maña, diligencia y solercia con que alguno hace cualquier cosa con
menos trabajo que otro. Hacer una cosa de industria, hacerla a sabiendas
y adrede para que de allí suceda cosa que para otro sea caso y para él de
propósito; puede ser en buena y en mala parte» (Cov.). «Se toma también
por ingenio y sutileza, maña o artificio» (Aut., 1734, IV).

— 92 —
las bodas de camacho

para poderlo estorbar,


y con esto serán nuestros. 940

Basilio Ese medio no le68 hallo.

Narcisa Pues yo, amigo, ya le69 tengo.

Basilio ¿Y cuál es?

Narcisa ¿Hola? Despacio,


que ello se verá a su tiempo.
Yo me obligo a que los dos 945
con los dos matrimoniemos.

Basilio (Muy alegre).


¿Qué dices?

Narcisa Lo que has oído.

Basilio Deja que mi amante afecto


te dé mil veces los brazos.
(Va a abrazarla).

Narcisa (Le detiene).


Pasito, pasito, quedo. 950
No tan pronto te deshagas.
Deja cumplir lo que ofrezco.

Basilio Narcisa del alma mía…

Quiteria al paño.70

68
Véase nota al verso 25.
69
Véase nota al verso 25.
70
Recuérdese que en el argot teatral la locución «al paño» se expresa
cuando un personaje habla tras un bastidor.

— 93 —
antonio valladares de sotomayor

Quiteria ¿Qué escuché? ¡Divinos cielos!

Basilio Narcisa, a quien tengo ya 955


por mi norte verdadero,
con la esperanza que das
a mi tan constante afecto
pierdo el juicio.

Narcisa Ya se ve,
pero id despacio y teneos, 960
que no soy doña Quiteria.
En lográndose este empeño,
vuélvete loco, que ahora
será locura sin tiempo.

Vase.

Quiteria ¡Ay, desengaño mayor! 965


¡Ah, traidor! ¡Quedamos buenos,
amor mío!
(Va saliendo).

Basilio ¡Ay, mi Narcisa!


Tú sí que eres mi consuelo,
toda la fortuna mía
y el logro. Pero, ¿qué veo? 970
¿Tú aquí, Quiteria?

Quiteria (Seria).
Yo aquí,
sí. Prosigan tus requiebros
a Narcisa, que me gusta
el verte tan fino y tierno.
(Con ironía).

— 94 —
las bodas de camacho

Basilio No tengo de proseguir, 975


si cuanto más agradezco
a Narcisa…71

Quiteria Calla, infame,


atrevido, desatento.
¿Pues no basta ver tan claros
y cara a cara mis celos? 980

Basilio ¿Qué dices? ¿Pues yo, Quiteria,


en esto acaso te ofendo?

Quiteria No me ofendes, que me agradas,


pues ofenderme no puedo
de hombre tan mudable y falso 985
que miro ya como ajeno.

Basilio Mira que estás engañada


y que yo siempre…

Quiteria Confieso
que lo estuve, pero ya
me ha desengañado el tiempo. 990

Basilio Si no me dejas hablar


ni aun informarte…

Quiteria No quiero
escuchar más falsedades.

71
Aunque la intención de Basilio quedaría más clara si la enunciación del
primer verso de su intervención fuera interrogativa («¿No tengo de pro-
seguir?»), sigue entendiéndose con la formulación enunciativa: «¿Cómo
no voy a seguir con tanto como debo a Narcisa?». En el manuscrito, a
la altura de la última letra del verso (pero no al final), hay un signo
incompleto que bien podría ser una interrogación mal trazada, pero no
veo indicios suficientes para transcribirlo como tal.

— 95 —
antonio valladares de sotomayor

Ama a Narcisa, lo apruebo.


Camacho será mi esposo 995
y así quedarás contento.

Basilio ¡Ah, no pronuncies tan pronto


un decreto tan severo!

Quiteria (Recitado).
Mudable, ya que olvidas mi fineza,
yo sabré castigarte,72 1000
y la mano de esposa que creí darte
de Camacho será, que siendo mío,
dejará satisfecho mi albedrío,
y tú como traidor, pues causa has dado,
te verás de mi pecho separado. 1005
Siento, suspiro y lloro
Mis agravios y celos,
Pero tantos desvelos
poco pueden durar,
pues aunque ahora me quejo 1010
de un amante alevoso,
el amor de mi esposo
pronto lo hará olvidar.

Vase.

Basilio ¡Aguarda, espera! ¡Ay de mí!


¿Qué es lo que me pasa? ¡Cielos! 1015
¿Quiteria a mí me desprecia?
¿Sin causa busca a otro dueño?

72
La ruptura rítmica que supone este verso heptasílabo en relación con los
endecasílabos de la estrofa apunta al uso de una silva. El primer verso,
cuya rima queda suelta, se atiene a las posibilidades métricas de esta
estrofa. El predominio evidente de los endecasílabos en la secuencia,
frente a un único heptasílabo, se ajusta a la preferencia por la silva grave
propia del siglo xviii según Navarro Tomás (1966: 291).

— 96 —
las bodas de camacho

Amantes que sois felices,


no os fieis, ved este ejemplo.

Queda pensativo y sale Sancho.

Sancho ¿Por dónde andará mi amo, 1020


que en ningún sitio le encuentro?
(Ve a Basilio).
¿Pero qué figura es este
que está admirado y suspenso?
(Le hace cortesía).
Tenga usted muy buenos días.
(Se acerca).
No responde. Es serio. Llego 1025
un poco más. Buen amigo,
orrio.73

Basilio ¡Ay de mí!

Con la acción del brazo pega a Sancho


en la cara y se retira.

Sancho Dios eterno,


que me ha roto las narices.

73
Es evidente que esta palabra, de origen difícil de determinar, tiene en
este contexto un valor exclamativo y funciona como una interjección
para llamar la atención de un interlocutor. Aparece también con este
mismo valor en la intervención de don Quijote en el verso 1436 del anó-
nimo El Alcides de la Mancha y famoso don Quijote (1750), editado por
Carlos Mata Induráin y Adrián J. Sáez (2012): «¡Orrio, hidalgos!». En
nota a pie de página los editores explican el sentido de la palabra: «expre-
sión de aire rústico que parece emplearse como interjección, pero que no
documentamos en los repertorios clásicos; quizá sea una deformación
vulgar de arredro, “atrás, fuera”» (Mata y Sáez 2012: 84). Agradezco a
Emilio Gavilanes, lexicógrafo del Centro de Estudios de la Real Acade-
mia Española, sus reveladoras pistas.

— 97 —
antonio valladares de sotomayor

Basilio (Con voz triste).


En balde74 es mi sentimiento,
que es dar gozo a mi contrario 1030
y aumentar su vencimiento.
(Irritado).
Pues no ha de ser. Pueda más
que la desdicha el acuerdo.
Supla la industria al poder
y a la fortuna el ingenio 1035
para burlar a Camacho,
para ser esposo y dueño
de Quiteria y para dar
a mi amor el fin que espero.

Vase.

Sancho Anda con dos mil demonios 1040


a dar golpes al infierno.
¡Válgate Dios por Quiteria
y lo que causa de enredos!
Por ella Basilio llora,
por ella Camacho ha hecho 1045
tanto gasto. Ella es la causa
que esté alborotado el pueblo.
Ella, siendo loco mi amo,
mucho más loco le ha vuelto.
Ella, en fin, es ella, con que 1050
todo está dicho con esto.
(Mirando dentro).
Pero aquí, si no me engaño,
otros dos diablos tenemos.

Salen Camacho y Leandro.

74
En el original se escribe «valde» en vez de «balde». La errata es evidente.

— 98 —
las bodas de camacho

Leandro Ese es sin duda el criado


y del nos informaremos. 1055
(A Sancho).
Ven acá.

Sancho ¿Qué es «ven acá»?


¿En qué bodegón habemos
comido juntos, compadre?
Trate usted con más respeto
a uno, que aunque es Sancho, está 1060
en gobernador injerto.

Leandro Tan necio como el señor


me parece el escudero.
¿A dónde tu amo está?75

Sancho Si supierais que su empleo 1065


es el descasar doncellas,
desfacer y facer76 tuertos,
eso no preguntaríais.

Leandro Pues búscale, y al momento


que desocupe el lugar, 1070
porque si no le echaremos
a palos de él, o por loco
se le pondrá en un encierro.

Sancho Pues, señor, poquito a poco


75
Véase nota al verso 825
76
Obsérvese el uso paradójico que hace Sancho del lenguaje con fines evi-
dentemente cómicos: «descasar doncellas» y «desfacer y facer tuertos»
(lo mismo y su contrario en el mismo verso). Recuérdese, en el mismo
sentido, la forma en la que el ventero invoca los méritos que le asisten a
tiempo de armar caballero a don Quijote: «y que él, ansimesmo, en los
años de su mocedad, se había dado a aquel honroso ejercicio, andando
por diversas partes del mundo, buscando sus aventuras […], haciendo
muchos tuertos, recuestando muchas viudas, deshaciendo algunas don-
cellas y engañando a algunos pupilos» (Quijote, I, 3).

— 99 —
antonio valladares de sotomayor

y sepa Vm.77 que desciendo 1075


de los Panzas, y que han sido
gentes de mucho sosiego.
Yo llevaré ese recado,
pero me temo, me temo…

Leandro ¿Pues qué tienes que temer? 1080

Sancho Ya sabe Vm.78 aquel cuento


de ir por lana y de volver
trasquilado.

Leandro Marcha presto


si no quieres que castigue
tu villano atrevimiento. 1085
(Amenazándole con el báculo).

Sancho Voy, y en viniendo mi amo,


no hay sino rezar el credo.

Vase.

Leandro Ya avisé a los labradores


que viniesen a este puesto
para buscar a ese loco 1090
y hacerle que esté sujeto.
Con esto puedes, Camacho,
seguir sin impedimento
tus bodas, que están suspensas
por este azar tan molesto. 1095

Camacho ¡Ay, Leandro, que no es este


el azar que yo recelo!
Basilio quiere a Quiteria,
77
La lectura de la abreviatura no debería resolverse en «vuestra merced»
sino en «usted» por razones métricas evidentes.
78
Véase nota al verso 1075.

— 100 —
las bodas de camacho

ella lo admite y contemplo


que no es decente casarme 1100
con quien a otro tiene afecto.

Leandro Se conoce que eres mozo


y hablas sin conocimiento.
Todo el amor de Quiteria
es un amor pasajero, 1105
lozanías de la edad,
mucha llama y poco incendio.
Ella es mi hija y discurro
que no ha faltado a lo honesto.
Esto es lo que más importa, 1110
que los demás devaneos
con el amor del marido
se olvidan y acaban presto.
El amor de las doncellas
es una especie de juego, 1115
pero el amor de casados,
ese ya es asunto serio.
Casaos sin temor, Camacho,
porque Basilio, en perdiendo
la esperanza de mi hija, 1120
no ha de tardar en hacerlo.

Basilio Eso como puede ser,


puede no ser, y no quiero
exponerme a contingencias
de tan peligroso acierto. 1125
Mujer que ha de ser mi esposa
no ha de tener otro objeto
ni otro amor que el mío, pues
¿cómo se ha de hallar bien puesto
en su pecho mi retrato 1130
si hay otro antiguo en su pecho?

Salen don Quijote y Sancho.

— 101 —
antonio valladares de sotomayor

Don Quijote No sé si será verdad


que me enviaste una embajada
con este escudero mío,
diciéndome (¡cosa extraña!) 1135
que me vaya del lugar
y si no haréis que me vaya.

Leandro Así es verdad, que no niego


lo que digo a las espaldas.
Hacedme favor de iros, 1140
que en el lugar no hacéis falta.

Don Quijote ¿No fago falta, villano,


ignorante de las sabias
leyes de caballería?
¿A dónde79 habrá que no haga 1145
falta un caballero andante,
si en las regiones más bastas
tiene que hacer por su oficio
y a menudo visitarlas?
¿Qué rey no le dio su mesa? 1150
¿Qué doncella recatada
no se enamoró de él?
¿Qué tributo o alcabala
pagó? ¿Qué ciudad no le hizo
una magnífica entrada? 1155
Y cuando benignamente
mi asistencia hoy os ampara
¿la despreciáis? ¡Oh, villanos!
¿Queréis me fuera y dejara80
tantas princesas quejosas, 1160
tantas reinas agraviadas?

79
Véase nota al verso 825.
80
Obsérvese la ruptura de la consecutio temporum con el empleo del pre-
térito imperfecto de subjuntivo en una oración completiva que depende
de una predicación principal en presente de indicativo.

— 102 —
las bodas de camacho

Pues no lo veréis, que antes


las he de ver rescatadas.

Salen Perico y labradores, que traen palos largos.

Perico Señor, ya estamos aquí.


Di lo que quieres y mandas. 1165

Leandro Que prendáis a esos dos locos


y los metáis en la jaula.

Sancho (A don Quijote).


Malo va esto, señor,
esta es como la de marras
aventura de enjaulados. 1170
Solo los bueyes nos faltan.81

Don Quijote ¿De qué temes? ¿Pues no tienes


puesta a tu lado mi espada?

Sancho Es verdad, pero, señor,


quien mal anda, mal acaba. 1175
El que no anda, no tropieza.
Pidámosles que se vayan,
y den pan y callejuela.82
Salgamos de esta canalla
y el que venga atrás, que arree. 1180

Perico Entreguen pronto las armas.


81
Referencia evidente al final del capítulo I, 46 del Quijote y los siguientes,
donde se narra el fingido encantamiento de don Quijote, devuelto a su
aldea en una jaula tirada por bueyes. Obsérvese el evidente hipérbaton
en los versos 1169 y 1170, justificado por las conveniencias de la rima.
82
O sea, que permitan que don Quijote y Sancho se vayan en paz. «Dar
callejuela o dar pan y callejuela. Frases que dan a entender que alguno
libra a otro de prisión o le da libertad para andar a sus anchuras» (Aut.,
1729, tomo II).

— 103 —
antonio valladares de sotomayor

Perico y los labradores amenazan a los dos con los palos.

Don Quijote ¡Oh, divina Dulcinea,


mirad en qué lance se halla
vuestro andante caballero!
¡Echadme acá una mirada 1185
para que con sus reflejos
se vivifique mi alma!

Perico Mueran los dos, que así vengo


la burla tan poco usada
de mi boda. Veré ahora, 1190
picarón, cómo me casas.83
(A Sancho).

Sancho Señor, ¿qué hacemos? Huyamos,


que si no, nos despedazan.

Don Quijote (Saca la espada).


Ahora lo verás. Villanos,
fementida, vil canalla, 1195
quien no ha temido a gigantes
ni a figuras encantadas,
¿cómo os temerá? Llegad,
no soy Amadís de Gaula,
no soy Roberto del Diablo,84 1200
pero soy, con eso basta
para vencer malandrines,
don Quijote de la Mancha.

Sancho Y yo, para estar temblando,


soy el pobre Sancho Panza. 1205
83
Perico se refiere con evidente enfado a la boda que Sancho oficia al final
del acto primero, en la que le casa con Antona sin ninguna validez.
84
Aunque en el manuscrito se lee «Roberto del Diablo», es evidente que
don Quijote se refiere a Roberto el Diablo, protagonista de La espantosa
y maravillosa vida de Roberto el Diablo de Juan de la Fuente (1683).

— 104 —
las bodas de camacho

Leandro (A los labradores).


Llegad, no temáis, porque
todas esas son bravatas.

Cierran los labradores con don Quijote y Sancho.

Perico ¡A él todos!

Todos ¡Muera!

Sale Quiteria y todos se detienen.

Quiteria ¿Qué es esto?

Leandro Hija, ¿qué ha de ser?, venganza


justa contra aquel que impide 1210
tus bodas.

Quiteria Ya es excusada,
y así cesen los efectos,
pues que yo quito la causa.

Sancho La primer85 mujer que he visto


hacer algo de importancia. 1215

Camacho ¿Qué intentas?

Quiteria Obedecer
a cuanto mi padre manda.
Ya, señor, vengo resuelta
a darte gusto y que hagas
conmigo tu voluntad, 1220
pues no tengo repugnancia.
(Aparte).

85
La forma apocopada de «primera», que rompe la concordancia entre el
determinante numeral ordinal y el sustantivo, facilita el octosílabo.

— 105 —
antonio valladares de sotomayor

Así, Basilio traidor,


quedaré de ti vengada.

Leandro ¡Ay, hija! Dame los brazos,


bien de ti esto esperaba, 1225
y se lo dije a Camacho.
(La abraza).

Camacho Yo soy aquí el que más gana,


y me tengo por dichoso
viendo mis sospechas falsas.

Don Quijote De esta suerte, me suspendo. 1230


Vuelva el acero a la vaina,
supuesto que esta aventura
la contemplo ya acabada.
(Envaina).

Sancho ¿Y esta era la señorita


que tanto gimoteaba 1235
por Basilio? Fuego en ella,
y en todas, porque son maulas.86

Leandro Pues ya que resuelta estás


y las cosas preparadas,
vamos a que se efectúen 1240
estas bodas deseadas.

86
«Lo que uno se halla en la calle, u otra parte, o la alhaja que se compra
por precio bajo» (Aut., IV, 1734). Aunque el Diccionario de Autoridades
lo registra como sustantivo, la palabra maula también desarrolla su uso
como adjetivo con una connotación negativa relacionada con la mentira,
la pereza o la ineptitud, y en el contexto en el que se usa en el verso 1237
puede ser tanto un sustantivo como un adjetivo en función de atributo.
Su uso como adjetivo en función de adyacente y con la acepción de «tai-
mado» o «tramposo» se puede apreciar con especial claridad en la letra
del tango Mano a mano (1923) cantado por Carlos Gardel (coautor de la
música con José Razzano), escrito por Celidonio Flores: «como juega el
gato maula / con el mísero ratón».

— 106 —
las bodas de camacho

Camacho Vamos, ya que mi fortuna


tan favorable me trata.

Vanse todos menos don Quijote y Sancho.

Don Quijote ¿Qué me dices, Sancho amigo,


de estas selvas encantadas? 1245

Sancho ¿Qué he de decir? Que parece


que sueltos los diablos andan
según lo que nos sucede.

Don Quijote ¿Y habrá quien con temeraria


obstinación negar quiera 1250
que hay aventuras extrañas,
caballerías andantes,
y que son tan necesarias?

Sancho El maese Nicolás,


el barbero y aun el ama 1255
y la sobrina lo niegan
a pies juntillas, que rabian.
¿Pues no es nada mi Teresa?
Me quiso pelar las barbas
porque me vine esta vez 1260
con el rucio y con la albarda.

Don Quijote Pues vengan, vengan y vean,


a ver si se desengañan.
Estén conmigo algún tiempo;
verán aventuras raras 1265
y las magias que este brazo
vence cuando más le atacan.

Sancho Pues a fe, a fe, señor mío,


que si Quiteria se tarda

— 107 —
antonio valladares de sotomayor

en salir, con los garrotes 1270


las cabezas nos aplastan.

Don Quijote ¿Pues tú crees que estas son


figuras de carne humana?

Sancho ¿Pues no han de ser, si las veo


comer y hablar y se llaman 1275
Pericos, Leandros, Camachos,
caminan, ríen y bailan
y hacen todo cuanto hacemos
los demás bien a las claras? 87

Don Quijote Es verdad, mas nada importa 1280


y cree solo son vanas88
apariencias y figuras
por algún sabio formadas.
Y esa que llaman Quiteria
será princesa encantada, 1285
heredera, cuando menos,
del Cairo o Monomotapa.89

87
El Sancho Panza de Valladares aplica la misma lógica a la hora de demos-
trar la falsedad de los encantamientos que su modelo cervantino cuando
repara en que las necesidades fisiológicas (en un sentido amplio) de don
Quijote son una señal evidente de que no está encantado: «—Venga acá,
señor: ¿Podría negar lo que comúnmente suele decirse por ahí cuando
una persona está de mala voluntad: “No sé qué tiene fulano, que ni come,
ni bebe, ni duerme, ni responde a propósito a lo que le preguntan, que
no parece sino que está encantado?” De donde se viene a sacar que los
que no comen, ni beben, ni duermen, ni hacen las obras naturales que
yo digo, estos tales están encantados; pero no aquellos que tienen la gana
que vuestra merced tiene y que bebe cuando se lo dan, y come cuando
lo tiene, y responde a todo aquello que le preguntan» (Quijote, II, 48).
88
Como se puede ver se prescinde de la conjunción «que», lo cual exige
que en el imperativo «cree» haya dos sílabas métricas claramente
diferenciadas.
89
Sorprende esta alusión al antiguo reino kalanga de Monomotapa, si-
tuado en el cono sur de África entre Zambia, Botswana y Mozambique.

— 108 —
las bodas de camacho

Sancho Pues si eso es así, ¿por qué


usted la90 responde y habla?

Don Quijote Por irme con la corriente, 1290


que ya conozco sus maulas,91
y estos magos y hechiceros
deben tratarse con maña.

Sancho Pues yo, magros o no magros,92


he llenado bien la panza, 1295
y a fe, a fe, que las pollitas
no eran de aire ni de paja.

Don Quijote ¿Pollas? Que si quieres pollas.


Yo desde luego apostaba
a que han sido tres lagartos 1300
con una cola tan larga.

Sancho ¡Jesús, Jesús! De pensarlo


ya vomito las entrañas.
Pero aún no quiero creerlo.

Don Quijote Pues de eso no te admiraras 1305


si supieras el poder
del encanto y de la magia.

Según Barbara Fraticelli (2006) se trataba de un reino extenso y orga-


nizado cuyo nombre se debe a las palabras mwene mutapa, tratamiento
escrito en la lengua shona con el que se designaba al soberano absoluto
que reinó durante siglos en la región. Fraticelli sigue las crónicas de
João de Barros, Filippo Pigafetta, Giovanni Botero y António Bocarro,
historiadores de los siglos xvi y xvii que refieren detalles curiosos y a
veces fantásticos sobre el lugar y sus pobladores.
90
Obsérvese el nuevo caso de uso incorrecto de los pronombres personales
átonos de tercera persona, en esta ocasión un laísmo.
91
En este caso está muy clara la acepción de «maula» en el sentido de
engaño o mentira.
92
La cómica paronimia entre «magos» (verso 1292) y «magros» (verso 1294)
da buena cuenta de la proverbial glotonería de Sancho.

— 109 —
antonio valladares de sotomayor

Sale Narcisa.

Narcisa Señor caballero andante…

Don Quijote ¿Qué me queréis?

Narcisa Dos palabras.

Don Quijote Decid, pues.

Narcisa Señor, Camacho 1310


ha burlado mi esperanza,
pues me prometió ser mío
y con Quiteria se casa.
Por lo cual, favorecedme
con que la boda no se haga, 1315
que soy doncella afligida.

Sancho ¿Qué tendrán estas muchachas,


que están todas afligidas?
Yo me atrevía a alegrarlas.

Don Quijote Aunque vuestra pretensión 1320


es de mi oficio ampararla,
vos llegáis tarde, señora,
y mi palabra empeñada
está a favor de Quiteria,
que ahora de aquí se aparta. 1325
Buscad otro caballero
que tome vuestra demanda
por su cuenta. Vamos, Sancho,
que ya en la boda haré falta.

Sancho Si no nos han convidado, 1330


¿cómo falta has de hacer?

— 110 —
las bodas de camacho

Don Quijote Calla,


que estas mágicas no entiendes.

Sancho Pero sí entiendo de magras…

Vanse.

Narcisa Yo he quedado muy airosa,


y lo que me da más rabia 1335
es ver a este mentecato,
que por quita allá esas pajas
arma la mayor camorra.
¿Mostrarme tal repugnancia
y dejarme tontamente 1340
con la palabra pegada?
Por vida… Mas, ¿qué me irrito,
si es precisa circunstancia
ver locuras solamente
todo el que con locos trata? 1345

Vase.

Vista de la primera escena93 del acto primero. Quiteria,


Camacho, Leandro, don Quijote y Sancho. Perico,
labradores y labradoras bailando.

Coro A las bodas festivas y alegres


del noble Camacho y hermosa Quiteria,

93
A diferencia de lo que es propio en la zarzuela de 1772, organizada en
escenas entendidas en tanto unidades estructurales, parece claro que
el uso de la palabra «escena» en el manuscrito de Valladares se atiene
a la definición del Diccionario de Autoridades: «Lugar o sitio donde re-
presentan los cómicos, dicho comúnmente tablado, o las tablas […] La
escena comprende o significa el sitio o tablado con todos sus adornos,
bastidores y mutaciones necesarias para el complemento de la comedia
que se representa» (Aut., III, 1732).

— 111 —
antonio valladares de sotomayor

vengan todos diciendo que vivan,


y por muchos años se gocen y quieran.

Leandro Hija, ya estamos a donde94 1350


con festivas algazaras
todos celebran tus dichas
y cantan tus alabanzas.

Camacho La dicha es mía, Leandro,


que Quiteria poco gana 1355
en tenerme por esposo.
Yo soy quien la dicha alcanza.

Sancho No hay que andar en requebrajos


si no es al caso, y casarla,
y san Antón la bendiga 1360
al que Dios se la depara.

Don Quijote Yo os doy mil enhorabuenas


por esta dulce alianza.
Quereos mucho, y no tengáis
inquietudes ni mudanzas. 1365
Mirad que es el matrimonio
una carga muy pesada,
y así, llevándola unidos,
procuraréis aliviarla.
No tengáis villanos celos, 1370
que tales desconfianzas
si entre amantes son gustosas,
entre casados infaman.
Comunicaos los gustos
así como las desgracias, 1375
aquellos, para aumentarlos,
y estos para minorarlas.

94
Véase nota a verso 825.

— 112 —
las bodas de camacho

Al fin, vivid tan conformes


que deis señales tan claras
en todas vuestras acciones 1380
de ser dos cuerpos y un alma.

Sancho ¿Que sepa tanto mi amo,


que de todo entiende y habla?95

Salen Narcisa y Antona.

Antona Todos estamos aquí,


que también soy de la danza. 1385

Perico Ya me admiraba de que


tú de la boda faltaras.

Antona Amigo, quiero aprender


y saber cómo se casan,
para cuando nos casemos 1390
estar bien alicionada.96

Perico ¿No nos casó ese escudero?

Antona Qué escudero, ni qué albarda.


Si no entiende de aventuras
más que de casar, es rana. 1395

95
Esta muestra de admiración del Sancho de Valladares para con don
Quijote recuerda a los contextos en los que el personaje original se
admira del conocimiento de su amo: «—Más bueno era vuestra mer-
ced —dijo Sancho— para predicador que para caballero andante»
(Quijote, I, 18); «—El diablo me lleve —dijo a esta sazón Sancho entre
sí— si este mi amo no es tólogo […] —Mi señor don Quijote de la Man-
cha […] es un hidalgo muy atentado, que sabe latín y romance como un
bachiller, y en todo cuanto trata y aconseja procede como muy buen
soldado» (Quijote, II, 27).
96
Aunque no son muy frecuentes en el texto, de vez en cuando leemos vul-
garismos como «alicionada» (por «aleccionada»), que Valladares emplea
para marcar la extracción rural de los personajes.

— 113 —
antonio valladares de sotomayor

Sancho De lo uno entiendo lo mismo


que de lo otro a Dios gracias.

Narcisa (A Quiteria con voz triste).


Prima, sea enhorabuena

Quiteria Yo os lo estimo. (Aparte, afligida). ¡Suerte


ingrata!
¡Ay, Basilio!

Sancho Por fin estas 1400


aventuras no me espantan.
Aquí se come y se bebe
y no hay palo ni pedrada.

Leandro Vaya, prosígase el baile,


y para pruebas más claras 1405
de la unión de vuestros pechos,
daos las manos, porque dadas
demuestren la unión con que
hoy vuestras almas se enlazan.

Camacho Yo doy gustoso la mía 1410


si con acción voluntaria
me quiere Quiteria, pues
me parece que retarda
su repugnancia mi dicha
y no intento violentarla. 1415

Leandro Mi hija hará solo mi gusto


y estos miedos y tardanzas
son vergonzosos recatos
que su honestidad declaran.
Dale la mano a tu esposo. 1420

Narcisa (Aparte).

— 114 —
las bodas de camacho

Ya perdí mis esperanzas.


¡Ah, infiel! (Por Camacho).

Quiteria (Aparte).
¡Oh, suerte infeliz!
(Con turbación).
Yo haré, señor, lo que mandas.
(Aparte).
Pero ved: yo… ¡Ay, Basilio!

Leandro El rubor su acción embarga. 1425

Quiteria Mi mano.

Camacho Yo logro en ella


cuanta dicha deseaba.

Al ir a darla97 la mano le detiene Basilio,


que dice dentro.

Basilio ¡Tened, esperad!

Camacho ¿Quién da
voces a nuestras espaldas?

Sale Basilio vestido de negro con un bastón


en la mano en el que traerá oculta una espada
que sacará a su tiempo.98
97
Un nuevo laísmo. Recuérdese lo dicho en diferentes notas en el mismo
sentido.
98
«A cuyas voces y palabras todos volvieron la cabeza, y vieron que las
daba un hombre vestido, al parecer de un sayo negro […] En las manos
traía un bastón grande» (Quijote, II, 21). En la obra de Valladares la
acotación recoge y al tiempo amplía la información que se ofrece en el
original sobre el atuendo de Basilio y el objeto que porta, anticipando
su verdadera función (oculta una espada) y los futuros movimientos del
personaje.

— 115 —
antonio valladares de sotomayor

Basilio Yo soy, que aunque convidado 1430


no estoy, de muy buena gana
vengo a hallarme en estas bodas
para mirar mis desgracias,
y no el fúnebre vestido
alguna extrañeza os haga, 1435
que las galas del vencido
han de ser funestas galas.
(A Quiteria).
Y tú, no sé si te llame
mudable, inconstante o falsa,
pues aunque todo lo eres 1440
no queda bien explicada
tu traición, que excede a todas
si con otras se compara.
Bien sabes que de ser mía
me has dado mano y palabra, 1445
y no puedes ser de otro
mientras mi vida no falta.99
Y así, para que lo seas,
vengo yo a sacrificarla
y a romper el fuerte nudo 1450
que así a los dos nos enlaza.
Logra la suerte a que aspiras,
mas considera al lograrla
que si gozas de esta dicha
yo soy quien te la prepara. 1455
(Canta).
Me abandonas de esta suerte
por otro, ingrata querida,

99
«—Bien sabes, desconocida Quiteria, que conforme a la santa ley que
profesamos, que viviendo yo, tú no puedes tomar esposo […] Y para que
[Camacho] la tenga colmada [la buena fortuna], y no como yo pienso
que la merece, sino como se la quieren dar los cielos, yo, por mis manos,
desharé el imposible o el inconveniente que puede estorbársela, quitán-
dome a mí de por medio» (Quijote, II, 21).

— 116 —
las bodas de camacho

y yo, constante, la vida


pierdo solo por quererte.
Goza de tu amante, 1460
y el tormento mío
haga más impío
tu crueldad y tu rigor.
(Furioso).
Ya infiel, inhumana
tirana, homicida, 1465
acaba mi vida
a manos de mi furor.
(Sacando la espada del bastón).
(Representa).
Y digo bien, pues la muerte
es el alivio que queda
a tanto tropel de males 1470
y a tal multitud de penas.
Y así, para quedar libre,
muera ya Basilio, muera.100

Saca la espada del bastón. Pone el pomo contra el teatro


y el cuerpo sobre ella, entrando la punta por un cañón
de hoja de lata que traerá oculto, de modo que parezca
la101 entró propiamente por el cuerpo, y cae, quedando
recortado en una peña.102

100
«—¡Muera el pobre Basilio, cuya pobreza cortó las alas de su dicha y le
puso en la sepultura!» (Quijote, II, 21).
101
O es un nuevo laísmo («La espada le entró a Basilio en el cuerpo») o se
está empleando la acepción de «entrar» como verbo transitivo: «Vale
también encajar una cosa en otra, introducirla con fuerza y violencia. En
esta acepción y otras es verbo activo. Latín. Intrudere». (Aut., III, 1732)
102
«Llegó, en fin, cansado y sin aliento, y puesto delante de los desposados,
hincando el bastón en el suelo, que tenía el cuento de una punta de acero
[…] Asió del bastón que tenía hincado en el suelo, y quedándose la mitad
dél en la tierra, mostró que servía de vaina a un mediano estoque que en
él se ocultaba; y puesta la que se podía llamar empuñadura en el suelo,
con ligero desenfado y determinado propósito se arrojó sobre él, y en
un punto mostró la punta sangrienta a sus espadas, con la mitad del

— 117 —
antonio valladares de sotomayor

Quiteria ¡Ay de mí!


(Cae desmayada).

Leandro (Sosteniéndola).
Hija, ¿qué es esto?

Antona y
labradoras ¡Qué desdicha!

Perico y
labradores ¡Qué tragedia! 1475

Sancho Vive Dios, que el tal Basilio


se envasó como una breva.

Don Quijote (A Sancho).


Digo, si las aventuras
aún nos persiguen y cercan,
cree que este encantamiento 1480
es de muchísima tecla.103
Pero acudamos a ver
si está vivo…
(Acercándose con Sancho a Basilio).

Sancho (Haciendo llegada).104


Aún se menea…105

acerada cuchilla, quedando el triste bañado en su sangre y tendido en


el suelo, de sus mismas armas traspasado» (Quijote, II, 21). De nuevo la
acotación es la clave textual que en la obra de Valladares refleja el sentido
de la narración del Quijote, reforzando aspectos ficcionales que solo se
podrán desvelar en el momento oportuno de la representación.
103
«Se toma también por alguna materia o especie delicada que es necesario
tratarse con cuidado» (Aut., VI, 1739).
104
No es fácil interpretar la abreviatura que emplea Valladares en el ma-
nuscrito en esta acotación. Teniendo en cuenta que todo apunta a un
gerundio, la solución que propongo es la que me parece más razonable.
105
«Y dejando don Quijote a Rocinante, acudió a favorecerle y le tomó en
sus brazos, y halló que aún no había espirado» (Quijote, II, 21). Tanto en

— 118 —
las bodas de camacho

Quiteria ¡Ay de mí!

Leandro ¿Quiteria?

Camacho ¿Esposa?

Don Quijote ¿Basilio?

Basilio (Con voz doliente).


¡Ay! Si Quiteria 1485
en este terrible lance
para consuelo quisiera
darme la mano de esposa,
aún partiría contenta
mi alma por tanta dicha.106 1490

Sancho ¿En eso, Basilio, piensas?


Piensa en morirte y olvida
amores y frioleras.107

Don Quijote Calla, Sancho. Razón tiene,


y es justo se le conceda 1495
lo que pide.

el original cervantino como en la recreación de Valladares don Quijote


se aproxima a Basilio después de que este se lanzase contra el estoque,
pero en la segunda es Sancho quien constata que aún sigue vivo.
106
«—Si quisieses, cruel Quiteria, darme en este último y forzoso trance la
mano de esposa, aún pensaría que mi temeridad tendría desculpa, pues
en ella alcancé el bien de ser tuyo» (Quijote, II, 21).
107
«El cura oyendo lo cual, le dijo que atendiese a la salud del alma antes
que a los gustos del cuerpo» (Quijote, II, 21). En la comedia de Vallada-
res es Sancho quien insta a Basilio a morir con el necesario decoro, sin
hacer en todo caso las consideraciones propias de una muerte cristiana
que hace el cura en el texto cervantino. En la recreación de Valladares
desaparece el personaje del cura.

— 119 —
antonio valladares de sotomayor

Basilio El alma pierdo


si a esto Quiteria se niega.108

Sancho Él está desesperado.


(En tono de exhortarle).
Mira que la hora postrera
no es hora de andarse en chanzas. 1500

Basilio Nada haré si así no premia


mi amor.

Don Quijote Pide bien Basilio


y la señora Quiteria
debe casarse con él
por que su alma no se pierda 1505
y aproveche en esta vida
los instantes que le quedan.
Y aquí al señor don Camacho
no se le hace alguna ofensa,
pues por viuda de Basilio 1510
no es menos noble y honesta.109
Y el que otra cosa dijere
miente y es villano y esta
sabrá mantener lo dicho.
(Señalando a la espada).

Sancho Ya soltó mi amo la rueda. 1515

Don Quijote Vaya, ¿qué decís, señores?

108
«A lo cual replicó Basilio que en ninguna manera se confesaría si pri-
mero Quiteria no le daba la mano de ser su esposa» (Quijote, II, 21).
109
«En oyendo don Quijote la petición del herido, en altas voces dijo que
Basilio pedía una cosa muy justa y puesta en razón, y además muy ha-
cedera, y que el señor Camacho quedaría tan honrado recibiendo a la
señora Quiteria viuda del valeroso Basilio como si la recibiera del lado
de su padre» (Quijote, II, 21).

— 120 —
las bodas de camacho

Quiteria (Con sumisión).


Yo, si mi padre lo ordena…

Leandro Yo, lo que diga Camacho.

Don Quijote Por cierto muy linda flema,


y está el otro con el alma 1520
medio dentro y medio fuera.110

Camacho Por mí no hay inconveniente.

Don Quijote Pues despachémonos, ea.


Venid, señora. Basilio:
aquí tenéis a Quiteria 1525
que quiere ser vuestra esposa.
(Acercándola a Basilio).

Basilio (Mirándola, con voz doliente).


¿Por fin, cuando no aprovecha
me dais vuestra mano? ¡Ah!
Pero mi afecto la acepta.
Solo os pido que esta unión 1530
sea firme y valedera,
no con falsedad y engaño.111

Sancho Para estar de esta manera


mucho habla el tal Basilio.112

110
Está claro el sentido de estas palabras, que aluden con ironía a lo poco
pertinente que resulta sostener un diálogo en estos términos mientras
alguien está agonizando.
111
«—Lo que te suplico es […] que confieses y digas que, sin hacer fuerza
a tu voluntad, me la entregas [la mano] y me la das como a tu legítimo
esposo; pues no es razón que en un trance como este me engañes, ni
uses de fingimientos con quien tantas verdades ha tratado contigo»
(Quijote, II, 21).
112
«—Para estar tan herido este mancebo —dijo a este punto Sancho
Panza—, mucho habla» (Quijote, II, 21).

— 121 —
antonio valladares de sotomayor

Quiteria Ningún poder ni violencia 1535


podrán privarme de ser
vuestra esposa verdadera
ya viváis o ya muráis.
Sin engaño ni cautela
os doy la mano de esposa. 1540

Basilio Y mi corazón lo aprecia


sin que ser esposo vuestro
nadie impedírmelo pueda.113

Estos versos los dice levantándose y sacando la espada


del cañón y da la mano a Quiteria114.

Antona,
Perico y
labradores ¡Milagro!

Basilio No hay más milagro


que industria115 y maña dispuesta 1545
para este logro, a pesar
del poder y la riqueza.

Sancho (Reconociendo a Basilio).

113
«—Ninguna fuerza fuera bastante a torcer mi voluntad; y así, con la más
libre que tengo te doy la mano de legítima esposa, y recibo la tuya, si es
que me la das de tu libre albedrío […]
—Sí doy —respondió Basilio— […], y así me doy y me entrego por tu
esposo.
—Y yo por tu esposa —respondió Quiteria—, ahora vivas largos años,
ahora te lleven de mis brazos a la sepultura» (Quijote, II, 21).
114
«El cual [Basilio] […] con presta ligereza se levantó en pie, y con no vista
desenvoltura se sacó el estoque» (Quijote, II, 21).
115
«Quedaron todos los circunstantes admirados, y algunos dellos, más
simples que curiosos, en altas voces comenzaron a decir:
—¡Milagro, milagro!
Pero Basilio replicó:
—¡No “milagro, milagro”, sino “industria, industria”!» (Quijote, II, 21).

— 122 —
las bodas de camacho

Por un cañón de metal


se entró la espada derecha.116
Las heridas de ese modo 1550
yo también me las hiciera.

Leandro No es válido el casamiento


que con engaño se intenta.

Quiteria Yo le117 confirmo si acaso


algún escrúpulo queda 1555
y falta esa circunstancia.

Leandro ¡Cómo logro mis afrentas!


Hija vil…
(Saca un cuchillo).

Camacho Traidor Basilio…


(Lo mismo).

Leandro Que mueran entrambos.

Camacho Mueran.

Van a acometerle. Basilio les hace frente


con la espada. Don Quijote saca la suya, se pone
en medio y los detiene.

Don Quijote Eso no. Yo los amparo. 1560

116
«El cura, desatentado y atónito, acudió con ambas manos a tentar la
herida, y halló que la cuchilla había pasado no por la carne y costillas
de Basilio, sino por un cañón hueco de hierro que, lleno de sangre, en
aquel lugar bien acomodado tenía» (Quijote, II, 21). Una vez más, en la
recreación de Valladares es Sancho quien realiza algunas de las acciones
propias del cura en la novela de Cervantes.
117
Una nueva muestra (en este caso un leísmo) del uso recurrentemente
incorrecto de los pronombres personales átonos de tercera persona por
parte de Valladares.

— 123 —
antonio valladares de sotomayor

Sancho Yo no entiendo de quimeras.


A las ollas me refugio
si acaso no se sosiegan.

Don Quijote Basilio en nada os ofende.


Él solo cobra una prenda 1565
usurpada injustamente
y es razón que se le vuelva.
Los engaños del amor
son como los de la guerra,
en la que es lícito usar 1570
de astutas estratagemas.
Aquí no ha habido traición,
hecho infame ni bajeza,
y el que lo contrario diga
pasará, si no se templa, 1575
por los filos de esta espada,
que al más valiente estropea.118

118
El fragmento comprendido entre los versos 1552 y 1577 se ajusta con bas-
tante fidelidad al original: «Finalmente, el cura y Camacho con todos
los más circunstantes se tuvieron por burlados y escarnidos. La esposa
no dio muestras de pesarle de la burla; antes oyendo decir que aquel
casamiento, por haber sido engañoso, no había de ser valedero, dijo
que ella le confirmaba de nuevo; de lo cual coligieron todos que de con-
sentimiento y sabiduría de los dos se había trazado aquel caso; de lo
que quedó Camacho y sus valedores tan corridos, que remitieron su
venganza a las manos, y desenvainando muchas espadas, arremetieron
a Basilio, en cuyo favor en un instante se desenvainaron casi otras tan-
tas. Y tomando la delantera a caballo don Quijote, con la lanza sobre el
brazo y bien cubierto de su escudo, se hacía dar lugar de todo. Sancho,
a quien jamás pluguieron ni solazaron semejantes fechurías, se acogió
a las tinajas […] Don Quijote a grandes voces decía:
—Teneos, señores, teneos; que no es razón toméis venganza de los agra-
vios que el amor nos hace; y advertid que el amor y la guerra son una
misma cosa, y así como en la guerra es cosa lícita y acostumbrada usar
de ardides y estratagemas para vencer al enemigo, así en las contiendas
y competencias amorosas se tienen por buenos los embustes y marañas
que se hacen para conseguir el fin que se desea, como no sean en me-
noscabo y deshonra de la cosa amada […] Y el que lo intentare, primero
ha de pasar por la punta desta lanza» (Quijote, II, 21).

— 124 —
las bodas de camacho

Sancho ¡Cáspita, qué arranque! Mi amo


es guapo119 de siete suelas.

Camacho Todas esas valentías 1580


y amenazas no refrenan
mi enojo y poco bastaran
si otras razones no hubiera.
Leandro, yo os tengo dicho
que no gusto de violencias 1585
ni quiero elegir esposa
que venga a serlo por fuerza.
Quiteria a Basilio quiere,
bien las señales lo muestran,
y yo doy gracias al cielo 1590
de saber con evidencia
este amor y no empeñarme
en lo que después sintiera.120
Y pues que los dos se aman,
cásense en hora muy buena, 1595
que yo, si acaso Narcisa
de que la quise se acuerda
y no quiere castigar
mi ingratitud hoy severa,
con su hermosa blanca mano 1600
tendré mi dicha completa.

Narcisa Para yo quedar airosa


basta esa súplica atenta,
119
«Guapo» se ajusta aquí a la acepción de «animoso, valeroso y resuelto,
que desprecia los peligros y acomete con bizarría las empresas arduas y
dificultosas» (Aut., IV, 1734). Si la suela, según dice el mismo Diccionario
de Autoridades (VI, 1739), es un elemento del calzado hecha «regular-
mente de cuero fuerte y adobado», la expresión «de siete suelas», muy
presente en la fraseología popular en lengua española, encarece la bra-
vura que demuestra don Quijote.
120
«Haciendo discurso Camacho que si Quiteria quería bien a Basilio don-
cella, también le quisiera casada, y que debía dar gracias al cielo más por
habérsela quitado que por habérsela dado» (Quijote, II, 21).

— 125 —
antonio valladares de sotomayor

y así ya soy vuestra esposa.


(Le da la mano).

Perico Antona, encaja, que llega 1605


la hora de matrimoniar.

Antona Por mí, Perico, no queda.


Toma y vamos a que el cura
nos matrimonie en la iglesia,
que de esta suerte consigo 1610
que a hacerlo Sancho no vuelva.

Sancho Cada oveja de las tres


está ya con su pareja.

Don Quijote Gracias a este fuerte brazo


y a la espada que gobierna 1615
a pesar de encantadores
que quieren envilecerla.
(Envaina).
Basilio
y Quiteria (De rodillas).
Señor, perdonad y dadnos
vuestra bendición paterna.

Leandro Hijos, levantad, que yo 1620


os perdono, pues lo ordena
así el cielo, a quien le pido
que mil dichas os conceda.

Camacho Pues celébrense estas bodas


prosiguiendo nuestra fiesta 1625
con aplauso y alegría,
y a todos ruego que vengan.121
121
«Y el rico Camacho, por mostrar que no sentía la burla, ni la estimaba
en nada, quiso que las fiestas pasasen adelante como si realmente se
desposara» (Quijote, II, 21).

— 126 —
las bodas de camacho

Don Quijote Yo, Camacho, lo agradezco,


mas las andantes tareas
me llaman ya, y así, Sancho, 1630
ve y a Rocinante enfrena.

Sancho También albardaré el rucio,


y con esta diligencia,
yendo a las bestias nosotros,
volveremos a ser bestias. 1635

Todos Pero antes pidamos todos


a nuestro auditorio tenga
de nosotros caridad
y del ingenio clemencia,
que el que yerra por servirle 1640
disculpa tiene aunque yerra.

Perico Y nosotros prosigamos


con alborozo la fiesta,
poniendo en vez de Camacho
a Basilio en nuestra letra. 1645

Cantan y bailan.

[Todos] A las bodas felices y alegres


del feliz Basilio y hermosa Quiteria,
vengan todos diciendo que vivan
y por muchos años se gocen y quieran.122

fin

122
En el manuscrito esta estrofa y la anterior se añaden al final del folio 43r,
tras la palabra «fin», que vuelve a repetirse tras el último verso añadido.

— 127 —
las bodas de camacho

apéndice

Don Quijote ¡Oh, señora Dulcinea,


en este lance valedme!
Aguardadme, padre injusto,
Que va don Quijote a verte.

Vase furioso, sacando la espada.

Antona ¡Jesús, Jesús, y qué loco!


¿Pues quién demontres le mete
a este señor don Quijote
en si quieren o no quieren?

Perico Él sin duda busca al viejo


para cascarle las liendres,
nos alborota el lugar
y vuelve el fandango en réquiem.
Vamos a ver si estorbamos
que se maten tontamente.

Sancho No tengáis de eso cuidado,


que en cualquier lance que entre
mi amo, tengo la experiencia
que descalabrado vuelve,
y así solo él sacará
los chichones y reveses.

Antona ¿Pues no es valiente tu amo?

— 129 —
antonio valladares de sotomayor

Sancho Sí, mas desgraciadamente,


y todas sus valentías
al fin paran en molerle.
Con un molino de viento
tuvo dimes y diretes
y le molió el tal molino
los huesos bastantemente.
Otra vez unos pastores
le rompieron cuatro dientes,
y un encantado ventero
le dio sendos remoquetes.
De semejantes hazañas
pudiera un buen libro hacerse.
También de mis aventuras,
que son dignas de saberse,
como cuando me mantearon
y fui del aire juguete,
y otras que callo por no
ser molesto a mis oyentes.

Como puede apreciarse, el fragmento de la zarzuela garanti-


za la continuidad de la trama. De dónde procede este fragmento
es otro problema: o hay una copia posterior que no conocemos
del manuscrito que estamos transcribiendo en la que se basa la
versión de 1772, o bien en la versión de 1772, y con el fin de com-
pletar la laguna textual, se ha completado el parlamento de San-
cho ateniéndose a la rima predominante y se ha prescindido del
final de la canción de este. ¿Ha sido el mismo Valladares quien
ha reescrito deliberadamente en la versión de 1772 esta parte
del parlamento de Sancho prescindiendo de la canción de la
primera versión de la obra, que en buena lógica debería conocer
en su condición de autor, o debemos conjeturar que otro autor
distinto ha acometido la reescritura ante la imposibilidad de
acceder a la canción de Sancho perdida en el primer manuscrito?
Por lo que puede inferirse del sintagma «la admirable relación»
que remata en el verso 279 la parte probablemente cantada de

— 130 —
las bodas de camacho

Sancho, el fragmento original debería ser relativamente extenso.


Si tenemos en cuenta, a juzgar por las pistas, que los personajes
intervienen en el mismo orden en las dos versiones de la obra y
que el texto del manuscrito de 1772 coincide literalmente con el
de los versos 280 a 289 del primer manuscrito, podría ocurrir
que la única variación del texto de 1772 con respecto a la primera
versión afectase precisamente a las palabras que Sancho canta en
esta, pero no podemos ir más allá de la mera conjetura.

— 131 —
Las bodas de Camacho se preparó
para su publicación el mes de julio de 2023
en el estudio de Pandiella y Ocio (Oviedo,
España). Se emplearon las tipografías
Minion Pro (Adobe) en la tripa y Kiperman
(Harbor Type) en la cubierta.
Venta del libro en la web de Luna de Abajo

Las bodas de Camacho

Colección El Quijote y sus interpretaciones n.º 10


Grupo de Estudios Cervantinos (CREC)
ISBN: 978-84-86375-68-3
• 15,6 × 23,39 cm
9,90 €
• 136 páginas
• Rústica con solapas COMPRAR
EL QUIJOTE Y SUS INTERPRETACIONES • 10

Las bodas de Camacho, de Antonio Valladares de Sotomayor,


comedia de fecha incierta pero probablemente anterior a 1772,
recrea los capítulos 20 y 21 de la segunda parte del Quijote y en
este sentido se inscribe en una línea temática especialmente
relevante en las recreaciones teatrales dieciochescas de la
novela de Cervantes.
En sintonía con las inquietudes ilustradas que años
después manifestará Moratín hijo en El sí de las niñas, y
en términos próximos a los de otras obras de su produc-
ción teatral, la comedia de Valladares aborda el triunfo
del amor frente a una boda impuesta por la autoridad
paterna guiada por el interés y el peso de la riqueza. El
resultado es una recreación teatral bastante fiel al original
cervantino, si bien con un incremento de los personajes
con respecto a los del modelo, licencia necesaria —entre
otras— para abonar la tensión dramática y para justificar
las tramas paralelas que conforman la acción, en la que
la carga de protagonismo de don Quijote y Sancho queda
comprensiblemente atenuada en medio del conflicto
que vive el triángulo amoroso compuesto por Quiteria,
Camacho y Basilio.

ISBN 978-84-86375-68-3

9 788486 375683
www.lunadeabajo.com

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