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ACOGIMIENTO DE HECHO
1. ASPECTOS GENERALES:
La unión de hecho es reconocida por primera vez en la Constitución de 1979, y esta
institución ya tenía mucho atraso en reconocer una nueva forma de fundar familia, porque si
nos atenemos a lo que el c.c. 1984, 1936 y el 1852 que fue el primer código civil de la
república, ninguno de ellos, ni del 52 ni del 36, reconocía a la unión de hecho, conocida más
como concubinato, como una institución; el no reconocer una realidad que siempre ha
existido en el Perú, era como el derecho se ponía de espaldas a una realidad existente, y
esto era muy injusto para las parejas que viviendo como casados no han pasado por el
Registro Civil. Entonces, la Constitución de 1979, Constitución que es la más social por
excelencia, al dedicarle todo un capítulo al Derecho de Familia, dentro de las cuales estaba
la Unión de Hecho, institución que le reconoce derechos patrimoniales, generando toda
corriente generando que la Unión de Hecho es una forma de formar familia. Por lo tanto, la
Unión de Hecho es la unión de forma voluntaria, concertada entre un hombre y una mujer y
que sin estar casados comparten lecho, techo y mesa, y su comportamiento dentro de este
hogar de hecho es similar al matrimonio, cumpliendo los mismos deberes que tiene el
matrimonio y por supuesto también asumiendo los mismos derechos que le confiere el
matrimonio. En ese sentido, hay una similitud bastante cercana con el matrimonio, si bien es
cierto, hay diferencias, pero quizá lo más importante es desde el aspecto legal en el
siguiente sentido: el matrimonio está reconocido por la constitución y las leyes y por la ley
del Código Civil, le da efectos jurídicos sumamente importantes al matrimonio, tanto en los
derechos como en los deberes; la unión de hecho es una forma de fundar familia y es muy
parecida a la familia que nace del matrimonio, sin embargo no hay un reconocimiento en
cuanto a los efectos jurídicos que pudieran derivarse de ella. Posterior a la Constitución de
1979 se genera una serie de leyes que van beneficiando la unión de hecho, al punto tal que
en el presente quizá podamos comparar a la unión de hecho con el matrimonio en lo que se
refiere a los beneficios legales que tiene uno y otro. Entonces, cabe hacerse la pregunta, en
qué se diferencia la unión de hecho con el matrimonio, en lo que atañe a fundación de
familia, a nada, ambas son fundación de familia. Una ha pasado por el Registro Civil y la
otra no, esa es una diferencia; pero en cuanto a los derechos que se generan a propósito
de un matrimonio, la unión de hecho también los tiene. Diferencia, quizá podamos encontrar
en que, en el matrimonio, la prole, los hijos, son hijos que vienen ya con un derecho a su
favor, que es la presunción pater is, estos hijos no tienen que buscar a sus padres, por ley
esos hijos nacidos dentro de matrimonio, son hijos de mamá y papá. En cambio, en la unión
de hecho, como no hay un vínculo jurídico que une al hombre con la mujer, estamos
hablando de dos personas solteras, porque los estados civiles son reconocidos (soltero,
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casado, viudo, divorciado), no hay estado civil concubino, entonces estas dos personas que
son solteras que están viviendo como casados, ellos han formado una familia, pero la
procreación, los hijos que nacen de esa Unión de Hecho sí tienen que ser reconocidos,
tanto por la mamá como por el papá. Por su parte, la Constitución de 1993 no podía
desandar lo que había hecho la Constitución de 1979, por lo que también reconoce la unión
de hecho como la unión de un hombre con una mujer que sin estar casados asumen
compromisos que tienen en el matrimonio y se genera una sociedad de bienes, que se
equipara a la sociedad de gananciales. La Constitución Política del Estado en su artículo
4 establece la obligación del Estado de proteger la familia; sin embargo, debe tenerse en
cuenta, que no se señala qué familia es la que hay que proteger, es decir, no nos habla de
un tipo de familia, en esa medida, deben gozar de protección no solo las familias
generadas a través de un matrimonio, sino igualmente las familias originadas en una unión
de hecho, y por ello, a nivel constitucional ya se le h a reconocido como tal, y a nivel legal,
se le están concediendo derechos como los que tienen las uniones matrimoniales.
2. DEBERES Y DERECHOS DE LA UNIÓN DE HECHO
Teniendo en cuenta que la unión de hecho es la UNIÓN estable entre un varón y
una mujer; es decir, debe ser una pareja heterosexual que conviva, que tenga intimidad y
vida sexual, para alcanzar finalidades y cumplir deberes semejantes a los del matrimonio.
Se equipará la unión de hecho al matrimonio. En ese sentido, nos remitimos a lo regulado
en los artículos 288 y 289 del Código Civil y establecemos que son deberes que nacen del
matrimonio y de las uniones de hecho: el deber de fidelidad, de asistencia, de cohabitación
y respecto a los hijos, tienen el deber de alimentarlos y educarlos.
Los principales derechos reconocidos a las uniones de hecho son el régimen
patrimonial de sociedad de gananciales, derecho de alimentos entre concubinos,
derechos sucesorios, pensión de viudez y adopción.
Respecto a la sociedad de gananciales reconocida a los concubinos, se puede
decir que es prácticamente un derecho que la unión de hecho como institución comparte
con el matrimonio. Este régimen patrimonial, sin embargo, es el único reconocido para las
uniones de hecho, puesto que el régimen de separación de bienes (reconocido para los
casados) no les ha sido reconocido aún. La sociedad de gananciales, de acuerdo con Erika
Zuta hace referencia a que “todos los bienes y deudas adquiridas durante la convivencia
formarán parte del patrimonio social de ambos concubinos, entendiendo que se constituye
la sociedad de gananciales desde el inicio de la convivencia y no desde que es declarada
judicialmente o inscrita en el Registro Personal porque este reconocimiento es declarativo y
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no constitutivo”[10]. En ese sentido, el momento en el que la unión de hecho se termine, la
sociedad de gananciales será liquidada igualmente en favor de ambos concubinos.
En relación con el derecho a alimentos, se sabe que es una obligación natural
intrafamiliar la asistencia por parte de los padres a los hijos, así como también entre
cónyuges. Cuando dicha obligación no se cumple voluntariamente será necesario recurrir a
otras vías alternativas para su exigencia y cumplimiento. En el caso de las uniones de
hecho, los concubinos sólo tienen derecho a exigir alimentos cuando la convivencia haya
concluido, más no cuando ésta siga vigente[11]. Esto también establece otra diferencia
respecto del matrimonio, puesto que los cónyuges tienen derecho a exigir alimentos tanto
dentro de la relación matrimonial como cuando esta haya concluido.
Los derechos sucesorios fueron reconocidos a los convivientes en nuestro país
mediante la Ley 30007, norma que establece la igualdad entre la unión de hecho y el
matrimonio, así como la igualdad entre sus integrantes. Los concubinos tienen derecho a
heredar. A la muerte de uno de los integrantes de la unión de hecho, el otro se convierte en
heredero forzoso, por lo que no se le puede privar de la herencia que por derecho le
corresponde. Por consiguiente, los derechos sucesorios de los concubinos “forman parte de
la ‘legítima’, por lo que no se debe exceder de la cuota de libre disponibilidad permitida”. En
ese sentido, el concubino hereda como cualquier otro heredero forzoso, al igual que el
cónyuge.
La pensión de viudez es un derecho que fue reconocido jurisprudencialmente a los
concubinos hace un poco más de 10 años mediante la sentencia emitida por el Tribunal
Constitucional relacionada al caso Rosas Domínguez (EXP. N.O. 06572-2006-PA/TC). La
pensión de viudez no le era reconocida a los concubinos, uno de los fundamentos de ello
era el no reconocimiento del estado civil de viudez para estos. No obstante, el Tribunal
Constitucional consideró que debido a que el Estado le debe protección a la familia,
independientemente de su modo de origen, los convivientes debían poder acceder a la
pensión de viudez, al igual que los cónyuges. Además, se debe reconocer tal derecho a los
concubinos puesto que cumplen deberes similares a los de los cónyuges, por lo que hacer
tal diferenciación respecto de la pensión de viudez resultaría discriminatorio. El derecho de
adopción fue reconocido para los concubinos mediante la Ley 30311 en el 2015. Dicha ley
modificó los artículos 378° y 382° del Código Civil y reconoció el derecho de los
convivientes a adoptar, siempre que la unión de hecho se encuentre registrada y que se
cuente con el consentimiento de ambos. Para que los convivientes puedan adoptar deben
cumplir con ciertos requisitos: solvencia moral, asentimiento del adoptado que tenga más de
10 años, entro otros. Como se mencionó anteriormente los bienes gananciales en la unión
de hecho están regulados en el Código Civil en su artículo 326 disponiendo que esta da
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inicio a una sociedad de bienes, lo que tiene su fundamento en régimen ganancial. Por su
parte, el artículo 5° de nuestra carta magna del Estado Peruano, regula que la unión estable
mantenida por ambos convivientes, quienes principalmente no deberán de tener ningún
vínculo conyugal con otra persona, pues esta unión genera deberes y derechos conforme le
correspondan. Se entiende entonces por sociedad de bienes aquella en la que la propiedad
de una cosa pertenece proindiviso a ambos convivientes. Así, según el artículo referido en
el párrafo anterior, precisa que antes de cumplirse dos años de que se viene dando la
convivencia no podrá existir ningún argumento que pueda validar una sociedad de
gananciales para este caso, por lo que es necesario una situación clara de a quién
pertenece los bienes que han adquirido durante ese tiempo. En otras palabras, para poder
evitar algún conflicto sobre los bienes adquiridos sin tener una unión de hecho establecida
jurídicamente deberá regularse internamente entre los convivientes reglas para ello. Pero es
indispensable precisar que en cuanto se cumpla el plazo que establece la norma, los
convivientes podrán acceder a lo que establece el ordenamiento jurídico sobre la sociedad
de gananciales (Varsi, 2011).
Es claro en señalarse que para que la sociedad de bienes que parte de una unión de
hecho, se rija por lo reglamentado para una sociedad conyugal es necesario que dicha
convivencia haya tenido un periodo mínimo de 2 años, así mismo resalta la continuidad de
esa convivencia, de tal manera que esta se haya realizado sin ninguna interrupción. El
tiempo que se alude para aquellos casos de este tipo de relaciones representa el
reconocimiento legal que permitirá asimilársele los efectos de una sociedad de gananciales
prevista para los cónyuges. En efecto, no está demás decir que la unión de hecho a la que
la norma civil le permite el acceso a los derechos patrimoniales que son parte de una unión
de hecho propia, en la medida que protege a esta figura equiparando la sociedad de bienes
originada en ella con la sociedad de gananciales originada en un matrimonio; comparar
significa semejanza, entendiéndose igualdad en el trato legal. En base a ello, esa sociedad
de bienes asimilada a la sociedad conyugal, implica que la normatividad que lo ha regulado
y además, que también es aplicada a la sociedad de bienes, no solo respecto a la
evaluación que se le hace a los bienes, sino que además también en cuanto a los deberes y
por consecuencia la liquidación de dicha sociedad conyugal, teniendo en cuenta que no son
materia de aplicación, por razones obvias, la reglamentación que se le ha dado a ello y que
bien pueden producidas por la separación legal o también porque se haya producido un
cambio de régimen (Aguilar, 2015).
Tanto la norma suprema como la norma civil han regulado la unión de hecho
indicando que esta genera una sociedad de bienes que fundamenta un régimen conyugal
que permite gananciales para ambos convivientes, así como lo produce también la figura
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del matrimonio. Es decir, todos los bienes y deudas que pudieron haber sido adquiridos
durante el tiempo de convivencia pasarían a conformar ese patrimonio conyugal que tienen
en común ambos convivientes. Además, la citada sociedad es generada para los
convivientes de la unión de hecho, se constituye desde el inicio de la convivencia y no
desde el momento en que esta es declarada como tal en instancia judicial, o cuando esta
haya sido inscrita en el Registro Personal correspondiente, ya que ello se trata de un acto
declarativo por voluntad propia o que se dicta de esa manera ante un suceso que se dio por
voluntad de los convivientes; en otras palabras, este último se refiere a que al tratarse de
reconocer la unión de hecho surge un efecto declarativo, puesto que a través de ella se está
reconociendo una relación de hecho que ha venido dándose y por tanto sus consecuencias
se deben contabilizar desde el momento en que se dio por iniciada la convivencia. En
consecuencia, cuando convivencia llega a culminar por algún factor, los bienes que se
hayan adquirido conjuntamente deberán de ser repartidos de forma igual para cada uno de
los convivientes (Zuta, 2018).
Cabe mencionar, que entre las normas aplicables de la sociedad conyugal a la unión
de hecho serían algunas alternativas como la disolución de la sociedad; inventario
valorizado de la sociedad; concepto y repartición de los gananciales. Por otro lado, entre las
no aplicables tenemos: la sustitución de régimen patrimonial; adquisición de los bienes que
forman parte de dicha sociedad; disposición de los bienes; representación conjunta;
administración de los bienes de la unión de hecho.
Doctrinariamente se distinguen dos acepciones del concubinato: una amplia,
también denominada concubinato impropio, según el cual habrá concubinato allí donde
un varón y una mujer hagan, sin ser casados, vida de tales; y otra restringida, que exige la
concurrencia de ciertos requisitos para que la convivencia marital tenga el carácter de
concubinaria (Fernández Arce y Bustamante Oyague, 2000, p. 223).
Con relación a la acepción amplia del concubinato cabe diferenciarlas de aquellas
uniones de pareja de carácter esporádico como la unión sexual ocasional y el libre comercio
carnal o el caso de las uniones libres, dado que en el concubinato siempre debe existir
cierto carácter de permanencia o habitualidad en la relación de pareja (Ídem).
La acepción restringida o conocida como concubinato stricto sensu es aquella
convivencia habitual, esto es, continua y permanente, desenvuelta de modo ostensible, con
la nota de honestidad o fidelidad de la mujer y sin impedimentos para transformarse en
matrimonio.
a) unión de hecho propia, aquella que cumple con todos los elementos para surtir
efectos jurídicos.
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b) unión de hecho impropia, es aquella que no cumple con los elementos o
requisitos para su reconocimiento formal, esto es, cuando alguna de las dos personas tiene
impedimento para contraer matrimonio. A su vez esta última se clasifica en pura (cuando
ellos desconocen la situación de impedimento matrimonial) e impura (cuando al menos uno
de ellos conoce del impedimento).
Existen requisitos para la configuración de la unión de hecho en el Perú,
además es preciso añadir que en la legislación peruana no todas aquellas uniones de hecho
pueden alcanzar seguridad jurídica, dado que el artículo 326 de nuestro Código Civil y los
reiterados pronunciamientos jurisprudenciales que ya se han pronunciado estableciendo
ciertos requisitos imprescindibles que se deben de tomar en cuenta, y que son los que a
continuación se indican:
A.- Unión estable entre un varón y una mujer: Bajo este requisito se exige la
unión de una pareja heterosexual y una convivencia permanente dentro de un mismo techo,
con una intimidad y vida sexual activa, solo así alcanzaría a cumplir las finalidades y
deberes semejantes a las que impone el matrimonio. Esto lo encontramos regulados en los
textos del artículo 288 y 289 del Código Civil donde se han dispuesto cuales son los
deberes y derechos para el matrimonio y la unión de hecho, tales como la fidelidad, la
asistencia, la cohabitación, así como cada uno de los deberes que son inherentes para los
hijos que hayan procreado.
Una de las finalidades del matrimonio y también de la unión de hecho es hacer vida
en común para lo cual, se debe establecer un domicilio conyugal o convivencial, según sea
el caso. En las relaciones matrimoniales, cuando se rompe este deber pueden ocurrir
distintas consecuencias: que el matrimonio continúe vigente a pesar que ya no viven juntos
o que, debido a este alejamiento, se inicie un proceso de separación legal o divorcio por
mutuo acuerdo o por las causales de separación de hecho o abandono injustificado del
hogar conyugal. En el caso de las uniones convivenciales, esta separación física da lugar a
la culminación de la unión de hecho. Otro de los deberes, es la fidelidad, que va de la mano
con el que la unión de hecho sea monogámica. En las relaciones matrimoniales, el
incumplimiento de este deber puede dar lugar a causales de divorcio o separación de
hecho, como son el adulterio, la homosexualidad o la conducta deshonrosa. En el caso de
las uniones de hecho, el conviviente ofendido puede optar por dar por concluida la
convivencia o por perdonar la infidelidad y continuar la relación. El deber de asistencia será
desarrollado más adelante a propósito del tema de los alimentos entre convivientes.
Respecto a los hijos, existe el deber de alimentarlos y educarlos lo cual viene ligado a la
figura de la patria potestad, independiente de la relación que tuvieron los padres.
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B.-Voluntariamente realizada: bajo este requisito no se ampara las convivencias
coaccionadas, o que unas de las partes se encuentren obligadas a convivir. Debe surgir de
la espontaneidad, conocimiento y libre albedrío de las partes; no cabe, no es posible pensar
en una convivencia forzada. Es en esta decisión en la que se revela el affectio maritalis
aunque voluntad y afectos sean distintos
C.- Libres de impedimento matrimonial: Bajo este requisito se exige que no deben
tener impedimentos, los cuales están recogidos en el artículo 241, 242 y 243 del Código
Civil, así por ejemplo, que ninguno de los cónyuges debe estar casado, ni tampoco ser
menor de 18 años, muchos menos tener o padecer de algún tipo de enfermedad crónica,
contagiosa y transmisible por herencia, menos ser parientes consanguíneos en línea recta o
colateral en segundo y tercer grado, los afines en línea recta, entre otros. Por cierto, el que
uno de los concubinos hubiera procreado hijos en una relación distinta a la concubinaria no
implica que tenga impedimento matrimonial, como lo ha resuelto la Corte Suprema
mediante fallo del 9 de octubre de 1996, en el que una tercera pretendió demostrar que el
concubino se encontraba incurso en tal impedimento por haber exhibido una partida de
nacimiento en la que el conviviente -que había fallecido- figuraba como el padre de una
menor.
D.- Permanente: Bajo este requisito se exige que la relación convivencial deberá
durar al menos un periodo de 02 años que se hayan realizado de forma continua, no se
toman en cuenta la convivencia intermitente. Tampoco se contabiliza los periodos donde
una de las parejas presentaba algunos de los impedimentos establecidos para el
matrimonio, de tal manera que, si uno de los convivientes incurre en uno de los
impedimentos, la convivencia inicia a contabilizar el plazo una vez que deje de existir tal
impedimento.
E.- Exclusiva; es llamada monogámica, lo que significa que cualquier relación
donde las personas mantengan una convivencia con más de una persona no podrá gozar
de un reconocimiento jurídico.
F.- Notoriedad; esta indica que la relación convivencial debe ser un acto público
que se exteriorice a los demás, como es amistades, vecinos, y conocidos. No debe ser
oculta, clandestina, pues ello podría denotar que la situación de los convivientes podría
encontrarse al margen de tales exigencias.
3. RECONOCIMIENTO DE LA UNIÓN DE HECHO
3.1. Vías para el reconocimiento
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Nuestra legislación establece dos maneras para que se reconozca una unión de
hecho siempre que se configuren los elementos esenciales regulados en los artículos 326
del Código Civil y 5 de la Constitución. Nos referimos a la vía notarial y la vía judicial.
3.2. Vía notarial
El artículo 46 de la Ley 26662, Ley de competencia notarial en asuntos no
contenciosos, establece los requisitos para solicitar el reconocimiento de una unión de
hecho ante una notaría. A continuación, indicamos cuáles son esos requisitos:
1. Nombres y firmas de ambos solicitantes.
2. Reconocimiento expreso de que conviven no menos de 2 años de manera
continua.
3. Declaración expresa de los solicitantes que se encuentran libres de impedimento
matrimonial y que ninguno tiene vida en común con otro varón o mujer, según sea el
caso.
4. Certificado domiciliario de los solicitantes.
5. Certificado negativo de unión de hecho tanto del varón como de la mujer,
expedido por el registro personal de la oficina registral donde domicilian los
solicitantes.
6. Declaración de 2 testigos indicando que los solicitantes conviven 2 años continuos
o más.
7. Otros documentos que acrediten que la unión de hecho tiene por lo menos 2 años
continuos.
3.2. Vía judicial
Uno de los convivientes puede interponer una demanda de reconocimiento de unión
de hecho ante el Poder Judicial, en los siguientes supuestos:
i) Cuando el otro conviviente no esté de acuerdo con que se reconozca dicha
unión,
ii) Cuando se hayan separado, o
iii) Cuando uno de los convivientes haya fallecido.
Para tramitar esta demanda, es importante cumplir con los requisitos de
admisibilidad que están regulados en el artículo 424 del Texto Único Ordenado (TUO) del
Código Procesal Civil. La lista de requisitos es la siguiente:
La designación del Juez ante quien se interpone. En este caso, la demanda se
interpondrá ante un juzgado especializado de familia.
El nombre, datos de identidad, dirección domiciliaria, domicilio procesal del
demandante y el domicilio procesal electrónico, constituido por la casilla
electrónica asignada por el Poder Judicial de acuerdo a la Ley 30229.
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El nombre y dirección domiciliaria del demandado. Si se ignora esta última, se
expresará esta circunstancia bajo juramento que se entenderá prestado con la
presentación de la demanda.
El petitorio, que comprende la determinación clara y concreta de lo que se pide.
Los hechos en que se funde el petitorio, expuestos enumerada mente en forma
precisa, con orden y claridad.
La fundamentación jurídica del petitorio.
El ofrecimiento de todos los medios probatorios.
La firma del demandante o de su representante o de su apoderado y la del
abogado, la cual no será exigible en los procesos de alimentos y de declaración
judicial de paternidad. El secretario respectivo certificará la huella digital del
demandante analfabeto.
Además de cumplir con estos requisitos de admisibilidad, la demanda debe
acompañarse por anexos designados en el artículo 425 del mismo cuerpo normativo. Estos
anexos hacen referencia a:
1. Copia legible del documento de identidad del demandante y, en su caso, del
representante.
2. Medios probatorios de la calidad de conviviente. Por ejemplo, pueden ser
fotografías, acta de nacimiento en caso se hubiera procreado un hijo, contratos de alquiler,
partidas registrales, contratos de compraventa de bienes en los que ambos convivientes
hayan participado, testigos, entre otros.
4. TRÁMITE PARA EL RECONOCIMIENTO DE LA UNIÓN DE HECHO
4.1. Trámite en la vía notarial
Está compuesto por los siguientes pasos:
El notario debe mandar a publicar un extracto de la solicitud de reconocimiento
en el diario oficial El Peruano y en otro diario de amplia circulación del lugar
donde se realiza el trámite por una única vez. A falta de diario en dicho lugar, la
publicación se debe realizar en el de la localidad más próxima; si fuera el caso,
se observará lo dispuesto en el artículo 169 del Código Procesal Civil. Téngase
en cuenta que en el aviso debe indicarse el nombre y la dirección del notario
ante quien se realiza el trámite.
Transcurridos 15 días hábiles desde la publicación del último aviso, si no se ha
formulado oposición, entonces el notario extenderá la escritura pública con la
declaración del reconocimiento de la unión de hecho entre los convivientes.
El notario debe remitir partes al Registro Personal, que forma parte del Registro
de Personas Naturales, de la Sunarp del lugar donde domicilian ambos
solicitantes.
El costo de inscripción de una unión de hecho en la Sunarp es de 22 soles (para
el año 2022) y el plazo de inscripción es de 7 días hábiles. Cabe anotar que el
costo señalado no incluye los gastos notariales.
4.2. Trámite en la vía judicial
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Concluido el proceso judicial mediante la sentencia que reconoce la unión de hecho,
el juez deberá cursar el parte judicial al Registro Personal (que forma parte del Registro de
Personas Naturales) de la Sunarp. El oficio que envíe el juez deberá incluir copias
certificadas de la resolución que declara consentida (al no haberse impugnado) o
ejecutoriada la sentencia (al haberse utilizado todos los medios impugnatorios).
3. Criterios jurisprudenciales para el reconocimiento de la unión de hecho
A nivel de la jurisprudencia en sede nacional, se advierte que los tribunales de
mayor jerarquía como la Corte Suprema de Justicia y el Tribunal Constitucional han
abordado la figura de la unión de hecho. A continuación, compartimos un resumen de los
principales desarrollos doctrinales que dichos órganos jurisdiccionales han adoptado en
este tema:
I. Para la configuración de la unión de hecho, se debe cumplir con los siguientes
elementos:
Los individuos que conforman tales uniones no deben tener impedimento alguno
para contraer matrimonio.
Debe ser una unión monogámica heterosexual.
Deben compartir habitación, lecho y techo, esto es, que las parejas de hecho
lleven su vida tal como si fuesen cónyuges, compartiendo intimidad y vida sexual
en un contexto de un fuerte lazo afectivo, en un clima de fidelidad y exclusividad.
Se excluyen los supuestos en los que alguno de los convivientes está casado o
mantiene otra unión de hecho.
La unión convivencial debe ser estable, es decir, debe extenderse por un período
prolongado, además de ser continua e ininterrumpida.
La apariencia de vida conyugal debe ser pública y notoria, pues no se concibe
amparar la situación en donde uno o ambos integrantes de la unión de hecho
pretenden materializarla soterradamente.
II. Imprescriptibilidad
El artículo 5 de la Constitución reconoce la unión de hecho, institución familiar que
se sustenta en el derecho humano a fundar una familia. En vista de ello, la acción de
reconocimiento de esta unión no está sujeta a plazo prescriptivo. Esto se debe a que los
derechos humanos son por su naturaleza imprescriptibles.
III. La singularidad ocasional o temporal entre los convivientes.
La singularidad no puede ser exigida como requisito para declarar la unión de hecho,
pues el artículo 326 del Código Civil y el artículo 5 de la Carta Magna no la prevé como tal.
En consecuencia, la falta de singularidad ocasional o temporal no constituye impedimento
para reconocer judicialmente la unión de hecho si ésta cumple con los demás requisitos
exigidos por la ley.
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5.- DISOLUCIÓN DE LA UNIÓN DE HECHO:
5.1. Concepto:
Cuando un miembro de la unión de hecho desea disolver la misma o extinguirla
unilateralmente, y no hay acuerdo entre las partes, puede acudirse a la vía judicial. Esto
solamente es necesario si existen hijos menores en común; o para regular determinadas
circunstancias personales y patrimoniales.
5.2. Requisitos del Cese de la unión de hecho:
• Parte Notarial de la Escritura Pública o Parte Judicial de la declaración del
cese de la unión de hecho.
• Solicitud de inscripción de título (formulario de distribución gratuita).
• Tasa registral: S/ 20.00
A considerar:
Si el cese de la unión de hecho se realizó por vía Notarial, la presentación del
PARTE NOTARIAL en la oficina registral deberá de ser efectuada por el Notario ante quien
se otorgó el instrumento o por sus dependientes acreditados. Excepcionalmente, a solicitud
y bajo responsabilidad del interesado, los partes notariales podrán ser presentados y
tramitados por persona distinta al notario o sus dependientes. El notario al expedir el parte
deberá consignar en estos instrumentos el nombre completo y número de documento de
identidad de la persona que se encargará de la presentación y tramitación, además de
incorporar en el Módulo “Sistema Notario” los datos de la persona. (Sétima Disposición
complementaria, transitoria y final del Decreto Legislativo 1049, modificado por el Decreto
Legislativo 1232).
6. GENERALIDADES:
En una curiosa sentencia de nuestra Corte Suprema del 7 de junio 1993, se señala
que el cese de la unión de hecho no solo consiste en la terminación de la convivencia bajo
un mismo techo sino, aun si esta persiste, cuando uno de los concubinos se sustrae
intencional y deliberadamente a las obligaciones emergentes de la unión de hecho. La Corte
señala que, de acuerdo al artículo 326 del Código, la decisión unilateral de uno de los
convivientes de terminar la unión faculta al juez a conceder, a elección del abandonado, una
indemnización o una pensión de alimentos. En el caso resuelto la demandante exigía que el
demandado la acudiera con una pensión alimenticia por haber terminado la unión de hecho
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de más de treinta años ininterrumpidos. El demandado, al salir a juicio, sostuvo que no era
verdad que la unión hubiere cesado por cuanto seguía viviendo junto a la actora, en el
mismo inmueble. Frente a tal alegación, la Corte entendió que debía considerarse como
cesación de la unión, la sustracción a los deberes emergentes de la misma (que no precisa,
en nada) por parte de uno de los convivientes al margen que siguieran viviendo juntos y que
nada le impedía señalar una pensión fija y permanente (sic) no obstante que el demandado
pudiera estar acudiendo con una suma de dinero que resultaba exigua para subvenir las
necesidades del otro. La Corte falló que el demandado asistiera a la actora con una pensión
alimenticia adelantada del veinte por ciento de su haber líquido.
CONCLUSIONES:
El plazo para el reconocimiento expreso de convivencia por no menos de dos años
continuos se empieza a computar siempre que los convivientes estén libres de impedimento
matrimonial. Por tanto, si durante la convivencia uno de los integrantes está casado, el
plazo de convivencia se contabilizará desde que ambos estén solteros o divorciados. Si bien
la unión de hecho goza de reconocimiento legal y constitucional, existen diferencias en la
filiación si la comparamos con el matrimonio. En este último se aplica la presunción de
paternidad, mientras que, en la unión de hecho, pese a estar inscrita en Sunarp, los hijos
nacidos son considerados como extramatrimoniales. Por ende, estos deben ser reconocidos
de forma expresa por ambos progenitores. El matrimonio es considerado la principal fuente
de la que surge una familia. Sin embargo, ello no significa que sea la única manera de
formar una familia. Al igual que la inscripción de la unión de hecho, el cese de la misma
debe realizarse en el Registro de Personas Naturales de la Sunarp.
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Bibliografía
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https://www.youtube.com/watch?v=Ni8xbSpKPCQ
La Unión de Hecho en el Perú. Recuperado de: https://ius360.com/tan-cerca-y-la-
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La unión de hecho en el Perú, los derechos de sus integrantes y desafíos
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https://juris.pe/blog/union-hecho-concepto-tipos-requisitos-inscripcion/
1. Nombres y firmas de ambos solicitantes. 2. Reconocimiento expreso de que
conviven no menos de 2 años de manera continua. 3. Declaración expresa de los
solicitantes que se encuentran libres de impedimento matrimonial. 4. Certificado domiciliario
de los solicitantes. 5. Certificado negativo de unión de hecho de los dos. 6. Declaración de 2
testigos indicando que los solicitantes conviven 2 años continuos o más. 7. Otros
documentos que acrediten que la unión de hecho tiene por lo menos 2 años continuos.