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Queen Cap. 27

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CAPITULO 27: MISTAKES. + llenko. Los golpes y pufios propinados me dan igual, ya que lo unico que me preocupa es el hecho de que es un pésimo momento para ausentarme. La angustia es algo peor que las patadas y no dejo de querer saber quién dio mis malditas coordenadas trayendome aqui. Me levantan a las malas después de horas de vuelo. Abandonar la organizacion es algo que sencillamente no podia pasar ahora y el saber que no he Ilegado solo empeora mi enojo; «E! Vor». Thomas Morgan és lo primero que me atraviesa la cabeza, ya qué bajo la ley de Sirot no se puede confiar en nadie y mucho menos en esa alimafia. La venda me la quitaron hace un par de minutos y con la argolla en el cuello me hacen bajar manteniendo mis manos atadas. El empujon me lleva hacia adelante y el incandescente sol me da en la cara sumergiéndome en el desierto donde termino con el otro lider de mi organizacion al cual le quitan la lona de la cabeza atando ambas cadenas al animal que espera con un jinete arriba. —El Boss y el Vor de la mafia rusa —espeta y varios caballos nos rodean sumandose por atras—. Bienvenidos a Gehena. Echa a andar el animal acelerandome el paso a través de la arena donde soy obligado a correr con el Vor que cojea mientras que yo sigo pensando en lo mismo y en el hecho de que no puedo ausentarme. No hay alivios, ni opciones o plan B con ambos aqui y Moscu sin respaldo. Soltarme no puedo y la arena se levanta mientras los minutos pasan corriendo en medio de la nada siendo jalado de la cadena, la cual no permito que me lleve al suelo por mas que quieran humillarme siendo arrastrado. Sigo firme manteniendo el ritmo durante todo e| dia donde mi garganta clama agua al igual que mi piel. No paran, no se detienen y el sol le da paso a la luna vagando hasta la mafiana siguiente donde el cansancio no me exige un alto, simplemente me recuerda todo lo que conlleva estar aqui evocando lo que pasa cada que me alejo de mi pilar. Los recuerdos del pasado se mueven en mi cabeza y furioso intento desatarme otra vez mientras los caballos me siguen rodeando. La argolla en mi cuello no deja de apretarme y las plantas de los pies las tengo vuelta mierda por el trote, pero no importa porque lo Unico que quiero es soltarme. Las cuspides de una enorme ciudad sobresalen con estatuas y edificaciones que brindan un aire persa mezclado con la cultura moderna oriental. El calor es infernal y me hacen bajar rodeado de mas hombres los cuales me sumergen en un espeso bosque lleno de arboles gigantes, lagos, zanjas y animales venenosos. La maleza me maltrata pasando otro dia de caminata hasta que el jinete nos saca dejandonos frente a la parte trasera del enorme castillo con ventanales de cristal y puntas plateadas, el cual es como un anténimo de mi fortaleza, ya que este irradia esplendor mientras que el mio infunde panico. Los caballos abundan, los animales de granja también y me llevan a las escaleras que bajan al subsuelo donde me sumergen en los calabozos subterraneos medievales con paredes de barro y antorchas en las paredes. No es un sitio extenso, es mas bien un sdtano de adoctrinamiento medieval donde anclan mi cadena a la enorme argolla que hay en el suelo. Sigo con las manos encadenadas y al coronel lo empujan a mi lado. Estoy vuelto un desastre rodeado de un centenar de soldados que se mantienen bajo las antorchas dandole paso a la rata que se aparece caminando con lentitud a través del pasillo. —zQué es esta estupidez? —pregunta el coronel hastiado— zY quién es ese imbécil? —uUn esclavo al que no le caigo bien —contesto con simpleza cuando sale a luz. —lo mutilaste—responde aburrido reparandole el brazo. —Eso dicen. —Su majestad Cédric Skagen, principe de Gehena. Lo presentan y se quita la bufanda que baja dejando ver los labios quemados los cuales estan justo como queria y, pese a estar encadenado, no se atreve a acercarse, ya que prefiere repararme conservando la distancia. —éQué se siente? —averigua rodeandome— 4A qué sabe el papel de condenado? Da la vuelta quedando frente a mi otra vez, protesis no tiene y mantiene la mano contra el abdomen luciendo ropa de manga larga. Todavia tiene rastros de mi golpiza en su cara. —¢ Qué se siente ser la victima? —insiste y ladeo los labios aumentando el panico que lo endereza cuando me rio. —cCréeme que podré tener mil cadenas, pero nunca seré la victima. Mis actos no me permiten serlo —contesto. —Ahora lo eres —se enoja— || ictima! jAcéptalo! —Estas ahi, yo aqui —le suelto—Preguntate 4 Quién es el que tiene miedo? —jPartida de asquerosos! —nos grita— jLadrones, homicidas, tramposos! La voz se le quiebra preso de la ira y traga grueso para poder continuar. —jTorturan, matan, humillan! —sigue. —zVas a llorar? —se burla el Vor. —Ya lo esta haciendo —me uno a la humillacion. —jMataron a miles de personas! La cara se la limpia y no me interesa su pataleta, ni sus reclamos, ni sus gritos, como tampoco me importa que me encuelle amenazandome, ya que lo unico que necesito es volver a Rusia y esta rata solo me quita tiempo. —Si le hiciste algo a mi hija lo pagas —me amenaza— jLo pagas! jAsi que ora porque esté bien! [O si tocaste a la madre de mi hija...! Le entierro el cabezazo que lo manda abajo queriendo que se deje de tanta payasada y con la misma fuerza lo pateo en el suelo consiguiendo que sus hombres intervengan echandome atras mientras que el Vor tira de la cadena trayendo al soldado que pone contra el suelo partiéndole la columna. El esclavo se levanta dando ordenes en su idioma natal y nos vuelven a sacar devolviéndonos a la selva que cruzamos hace poco sometiéndonos a otras cuatro horas de caminata entre piedras, espinas y manglares. Son mas de cien hombres lo que me rodean y anclan mi cadena a uno de los arboles dejandome a la intemperie como un maldito prisionero. El Vor queda frente a mi, los soldados desaparecen y empiezo a maniobrar lo que me ata las manos junto con el otro lider de mi organizacion. Toma tiempo, pero logro tener las manos libres e intento desprenderme de la argolla que tengo en el cuello, sin embargo, esta solo se aprieta cada que la toco. Cada intento es inutil, la noche recae sobre nosotros y no se sabe cual de los dos esta mas desesperado. Lo que puede estar pasando no sale de mi cabeza y vuelvo a tomar la argolla, pero esta se cierra con mas fuerza en mi garganta. La cadena tampoco la puedo arrancar de donde esta como tampoco puedo romperla. —Se supone —le reclamo al hombre que se mantiene serio frente a mi— que debias quedarte a cargo en mi ausencia y mirate aqui. —Se supone que no debes chuparle la cofio a tus victimas y bien que lo andas haciendo —su respuesta me enciende la ira— jNo tienes palabra, hijo de puta! Me le voy encima y me esquiva. «Lo sabia», algo me decia que lo sabia. Giro soltando el pufietazo que me devuelve, le entierro la rodilla en el abdomen y me atropella llevandome al suelo en medio de pufios que me da y le doy buscando la forma de matarnos uno al otro hasta que... Tiran el panal de abejas que nos envuelve y nos separa cuando atacan llevandome contra el arbol en el que estaba. No se van por mas que intento apartarlas y las picaduras me van mermando las ganas de forcejear cuando la pesadez se apodera de mi cuerpo, «Venenosas», el tamafio y el color lo confirman. La vista se me va nublando mientras sudo en medio de zumbidos feroces que me hacen alucinar. —Pakhan —los recuerdos de mi hijo empiezan a doblarme con la voz que oigo a lo lejos y lamandome— jPakhan! Apoyo las manos sobre mis rodillas convenciendome de que no esta, pero lo sigo escuchando y de un momento a otro no estoy en la selva... Me veo en la fortaleza viéndolo bajar antes de irme a cursar esa maldita maestria y con eso vienen mis momentos con él; sus suefios, sus citas y los diagndésticos que me hacen vomitar dejandome en cuatros patas en el suelo. —Los Lazareva mataron a Vladimir —me dice Sasha—. Ya han sido afios buscando soluciones que solo lo empeoran y Sonya se /o llevé a él y a ti, porque por su culpa siento que ninguno de los dos volveré a ver a una mujer de la misma manera. El pecho se me remueve llevandome a afios mas adelante. —Me dan asco, papa —me dice—. Ninguna vale un maldito peso. Estaén podridas, dafiadas y por ello ninguna merece otro puesto que no sea ser tu perra. Vuelvo a vomitar odiando a la maldita rata que he torturado durante afios y sigue sin llenarme, «Me da asco» y me tomé un nanosegundo odiarla sin derecho a sopesar otra cosa que no sea hacerla sufrir. Me tomo un segundo cambiar mi forma de ver las cosas teniendo claro que nunca nada seria igual para mi porque... Un par de ojos azules pasan por mi cabeza y con ello otra serie de imagenes que me acelera todo por dentro. La Bratva, mi nombre, mi cargo... todo. Sudo frio en medio de los efectos que logran que la selva dé vueltas a mi alrededor. Las hienas no abandonan mi cabeza. L'vitsa cala en mi torax repitiendo que debo volver, debe tenerme cerca, ya que no puedo perder de vista lo que para mi es la persona mas importante del planeta. + En unas horas proxima parte. Continuara

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