ERIA, 1991, pp. 63-73
RAFAEL MAS HERNANDEZ*
NOTAS SOBRE LA PROPIEDAD DEL SUELO Y LA
FORMACION DEL PLANO EN LA CIUDAD DE MEXICO**
RESUMEN - RESUME - ABSTRACT
El plano de tu ciudad de México refleja en buena medida las condiciones sociales, poiticas y econémicas en las que se ho
producide su acelerado crecimiento urbano. En el conjunto de la ciudad son zelevantes la parcelacién de las grandes hacien-
das periurbanas y el proceso cambiunte de urbanizacin de Los sjidos surgidos de le Revolucién Mexicana, Se detalla la rela-
cign entre las propiedadles risticas y et planw en la delegacidn Cayoacin y en ia antigus bacienda San Antonio Coapa,
* * os
Notes sur la propriété du sof et {a formation du plan dans ta ville de Mexico.- Le pun dela ville de Mexico traévit les cond-
tions sociales, politiques et économiques de sa eraissance urbaine accélerée. Pour l'ensemble de l'aglomération le lotissement
es grandes Aaciendas péruurbaines et les divers proc?s durbanisation des efidos, résultat de [a Revoluion Mexicaine. sont
paniculigrement remarquables. On expligue dans
ASRA, 230004,fraccionistas, a pesar de que éstos sostenfan en ju-
rio de 1928 que contaban con la «buena voluntad y
simpatfa por el proyecto» de la Secretaria de Agri-
cultura y Fomento y con la equiescencia por escrito
de los gjidatarios’.
En octubre de 1928, pues, gran parte de la Ha-
cienda habia sido fragmentada entre 5 ejidos. que
somaban 1.178 Has. para un total de 1.398 ejidata-
ios. Bl cambio de propiedad no se habfa producido
sin problemas. Antes de la asignacién ejidal, la pro-
piedad jugabe con la baza de negar empleo a Jos so-
licitantes de los ejidos’. Y también constan cartas
de la propietaria en julio de 1922, dirigidas al Presi-
dente de lt Repablica desde un prudente domicilio
iondinense 0 parisino, ofreciendo la donacién gra-
tuita de tierras inmediatas 2 los pueblos, En cual-
uier caso, el desmantelamiento de la hacienda fue
notable, quedando reducida al casco y a unos alfal-
fares inmediatos. Tampoco pudo la hacienda man-
tener el sumninistro de las aguas, pues éstas se asig-
naron a los ejidos o se declararon de jurisdiccidn
federal entre 1923 y 1924"
2. EL CICLO AGRARIO DE LOS EJDOS
Los ejidos ereados en la amigua hacienda te-
fan un cariz ciertammente suburbano, dada la vecin-
dad de] ferrocarril de cercanfas y el campo de golf,
De hecho, les fincas no expropiades a fos fraccio-
nistas se valoraban por su calidad urbana y se agru-
paron en 1934 bajo la nabrica social de «Fracciona-
dora San Antonio Coapa, 8.A.» con el objeto social
encaminado a «el fraccionamiento y urbanizacién
de terrenos". En realidad, el suelo repaztido era es-
aso, pues resultaba a menos de | Ha, de tierra por
ejidatario, lo que debi6 influir en la biisqueda 0 el
‘mantenimiento de trabajo complementario.
Ya los primitives propietarios de 1a hacienda
ponfan en duda el cardctee campesino de algunos
ejidatarios, en especial de los pueblos mas cercanos
a la capital, pues denunciaban en 1926 que en Chu-
rubusco y Candelaria «se hen declarado indios co-
‘muneros del pueblo para el efecto de! ejido, con-
ductores y motoristas de la Cia. de tranvias, chofe-
res, artesanos y aun individuos de nacionalidad du-
* En es prewndids pact, precio del wc vendide secret
er 1.500 pesos la hectirea, cuando el Sracciensniemto de Le =
‘iends en 1922 ce alias a 1.200 pesos la hectic,
> Como indicaban en un telegrams de enero de 1923 20s hal
vantes de Churubusco: «...m sigtiera ocupe ya nuestos serek
ios tn Seflors Escandi disgustaga por rest soit de He
ris.» AGN, OCSIB-CT0,
\ Setsats de los wanantales de Santa Ursula, Sen Pablo y Pes
Pobve. Ese aldimo daba yo eaudal de 31 tos por segundo, se
gin aforo de Giiembre de 1923,
© AGNO. Aa
io Tiucepui 6 febrero 1934,
1 ASRA, 23084,
70
dosa, quiz espafioles» y acusaban a algunos bene-
ficiarios de «poner establos, edificar casas, suba-
trendar»', Lleg6 a haber conflictos intemos entre
los ejidatarios por tal motivo, como el ocurrido en
el gjide de la Candelaria entre 1937 y 1939, cuando
se desposeyé de sus derechos a seis ejidatarios acu-
sados de «no ser campesinos», pues trabajaban en
la Compania de tranvias de México, y hay indicios
de que el trabajo complementario esti extendido en
dicho ejido",
Por otto lado, el répido crecimiento de La cit
dad iba en contra del valor agricola de las terras. Fl
principal apoyo de los cinco ejidos, el riego, co-
‘menz6 a flaquear en 1940, fecha en la que el agua
de Jos manantiales entregados al ejido de San Pablo
Tepetlapa pasé a disposicién del DF. que los desti-
1né al abastecimiento urbano", Bl paso de tierras de
riego a temporal asestaba el golpe definitivo a la
viabilidad agraria de ios ejidos, generalizando el
trabajo complementario y propiciando usos del sue-
Jo no agrarios, como la fabricacién de tabiques, do-
cumentada para 1952 en el ejido de Candelaria,
En ditima instancia, el talante agricola de los
ejidatarios seria puesto a prueba a Jo largo de la tra-
rmitacién de las permutas con las que los promoto-
res urbanos’se harian con el terreno de cuatro de los
ejidos.
3, LA URBANIZACION DE LOS EJTDOS
Ya en los afios 40 habia solicitudes de suelo
ejidal pera levancar viviendas. La primera noticia en
tal sentido data de 1942, cuando el Sindicato de tra-
bajadores de la Cémara de Diputados del Congreso
de le Uni6n solicitaba que se expropiaran 15 Has.
del ejido de Churubusco para construir 312 vivien-
das, Tres aos después se pedian 44 Has. del ejide
de San Pablo Tepetiapa por el Sindicato de trabaja-
dores ce la Secretaria de Trabajo y Prevision So-
Gal, también por ia via expropiatoria. Las peticio-
nes iban en contra de los intereses de los ejidata-
tins, que se manifestaron contrarios a la expropi
ida", Tales solicitudes no prosperarom, pues a par-
tir de 1943 se reguls el carfcter de Ia expropiacio-
nes de ejidos en ef DE
|S gn un eserita de apoyo # sus eompaerss. de fecha 3L-maraa
1937, el sindiata de tranviatios denwnciaba que de generalizarse
Ja medida «tal asunio afectaria otros muchos que sin ser ran>
viaron, tienen pequetos expendios de Mores, fats. ety em les
tercados de esta sapitalo sn obresos ertenecietes a zor se
alcstos», ASRA 23935,
ASR, 272.249,
15 ASRA, 272.2188,
© José Franca desta el 7 de jenio de 1946 en 1a asamblon de
jdatrios de Teplesspa sque por ning morive y bajo niaguan
cireunsancia sceprarian Ja expropiacin... considerando de
feber y el de sis compaitros char para que sus hijos no sean
‘despojados de lo que ano trabajo les ha ecxtadeebtenec per da
taetion, ASRA. 272.249,La presin urbanizadora sobre los ejidos se
concrets a través de las pemutas, contempladas en
el Cédigo Agrario. Los ejidatarios eran instados 2
ceder las tiettas del DF a cambio de otras que el
pretendiente del ejido capitalino tenfa o estaba. dis-
puesto a adquiti, casi siempre en otro estado de la
Unién, La solicitud de permuta también incluia a
propiedad para cada ejidatario de una patcela urba-
na, ocasionalmente constraida, en los terrenos del
ejido primitivo, Casi siempre figuraba asimisino el
bono de una cantidad de dinero complementaria a
modo de indernnizacién 0 como mecanismo de ca-
pitalizaciGn agraria de cara al trabajo de las nuevas
tierras. La permuta debfe ser aprobada por la mayo-
tia de los ejidatarios en asamblea. Y conctuido ei
trato, ef adquirente del ejido capitaline disponia del
suelo a efectos urbanos y los ejidatarios conserva-
ban sus derechos agrarios a través del cultivo de las
nuevas terras,
Con estas condiciones, es obvio que el proceso
fue traumético. Los mismos ejidatarios no Forma
ban un bloque homogéneo, pues habia un grado di-
verso de npego a la tierra y una reaccién diferente
ante el traslado a otro Iugar del pais. La presién de
Jos promotores urbanos afecté también al funciona-
miento interno del ejido y de sus principales pues-
tos directivos. Ademds, In dinsmica posterior de Ins
nuevas tierras o de Las parcelas urbanas en los pri-
mitivos ejidos no iba a ser féeil, supuesta la distan-
cia existente entre ellas. Fn Tos casos analizados, no
faltan ejemplos para demostrar gue las permutas
consiguieron nuevo suelo urbano en el Distrito Fe-
deral, pero desorganizaron por completo a las co-
mnunidades ejidales afectadas.
De los cuatro efidos con documentacién dispo-
nible”, el proceso més azaroso se registré en la
Candelaria. En 1950 ya hubo una soticitud de per-
ruta, que efa apoyada por el Presidente det Comi-
sariado Ejidal y el Delegado de Promocisn Agrfco-
1a Bjidal ea la zona Sur del DF; y consta que hubo
amenazas veladas de expropiar en caso de no ser
aveptada la permuta", Mientras tanto, el nimero de
ejidatarios asistentes 2 las asambleas no Nega a la
itad de los miembros y algunos titulares optan por
arrendar sus parcelas 2 otros campesinos, cobrando
por ello. A la vez, el uso agricola esté en completa
decadencia, indicdndose en 1955 que los terzenos
«se estén explotando con Ia fabricacién de tabique,
habiendo ya una gran parte con excavaciones"
Precisamente en el mismo afio 1955 hay una solici-
‘ud del Jefe del Departamento del DF para expro-
piar la totalidad el efido, con un destino previsto pa-
1a equipamiento deportivo y espacios verdes: el
"Del ejdo de Cuttuacén slo pudimos local un expediente
en los oados del ASRA, con iformacia minim,
™ Brito de 5? efidatcios con fecha I-octubre-1950. ASRA
20h,
Fig. 3. Esquema viario actuati en ta antigua hucienda de
San Antonio Coapa,
Ejidos: 1. Mexicalzingo. 2. Churubusco, 3. Candelaria
4. San Poblo Tepetlapa. 5. Culhuacén,
Pequefias propiedactes: 6. Compatia Fraccionudora de
Coapa, $.4. 7. Casco de Ia hacienda y terrenos anes.
Fuonto: — Ciudad de México, Carta urbana 1/140.000.
Exltado por «Sistemas de informacin geogrifica, S.A.»,
ako 1956,
= Expedientes varios del ASRA.
proyecto tampoco prosperd, a pesar de ser informa-
do favorablemente por el Cuerpo Consultive Agra
fio, En los aifos siguientes hay denuncias de presio-
nies del Delegado Agratio de} DF a favor de las per-
tas ¥ se registran depuraciones entre los ejidata-
fios por abandono del cultivo de sus parcelas.
‘La permuta definitiva de la Candelaria se gests
alo largo de 1958, mientras continuaba la violencia
por las ventas ilfcitas de parcels, Hecha pliblica en
1959, In permuta consistié en 123 Has. de naranjal
enel estado de Veracruz, 269 Has. de magtiey y al-
falfa en el estado de Hidalgo, y unas compensacio-
nes pecuniarias y en especie, incluyendo una casa
en la parcela urbana del DF para cada efidatario. La
diaspora de los ejidatarios fue inevitable: algunos
‘ya trabajaban en 1963 en las tierras de Veracruz, pe-
10 un tetcio del total no se habia decidido en 1972 @
‘tasladarse a ninguna de las dos nuevas fincas.
Una vez realizada ta permuta no cesaron los
problemas. Solo 29 ejidatarios firmaron las escri-
turas de grado, entablando juicio tos adquirentes
para que lo hiciera el resto. La desigualdad en In
permuta era notoria®, por lo que continuaron las
© ASRA, 272.248.
® La propia Secrerara General de Aramtos Susdiees Io rec0n0-
cia en escrito de marzo de 1973: «No omita expresare que la
pernuta de que se tara constituy6 para “Excelsior” un vensja
‘wousiicas, ABRA 23934,
agestiones. El nuevo duefto, Ia compatifa Excelsior,
editora de un importante diario en la capital, legs
a un acuerdo en 1971 con e] Departamento det
Federal (DDF) para obtener el permiso del
6, abonando una cantidad como de-
ne servicios y cediendo la mitad
de la superficie para vias y servicios piblicos del
fraceionamiento. La ultima secuencia tuvo lugar
en 1973. cuando al constituirse un fideicomiso pa-
ra Ta venta de parcelas, se doné una dima canti-
dad compensatoria al Fondo de fomento Ejidal. En
J actualidad, 1a colonia residencial, titulada Pase-
os de Texquefia, esté ocvpada por viviendas unifa-
miliares de calidad media y alta, algunas de las
cuales han sido sorteadas por el diario «Excelsior»
entre sus lectores.
Los mismos procesos descritos para la Cande-
latia se observan en los otros ejidos, todos lox cus-
les formalizaron sus permutas en ef ao 1950, Las
negociaciones de permuta pudieron 10 ser faciles,
pues en Maxicaltzingo hubo no menos de cuatro
propuestas diferentes y la permuta finilmente acep-
tada se vio obligada a incrementar la cantidad abo-
able en la propia asamblea de ejidatarios que la
aprobaba; en este caso hubo una mayor fluidez en
cl proceso, pues 10s titulares del ejido pudieron es-
coger entre varias haciendas alternativas, eligiendo
‘una préxima a la ciudad de México". La dicotomia
centre las parcelas urbanas del DF y las mievas ha-
ciendas en otros estados nunca fue conveniente:
2 ASRA, 251.608
AGN.OC 818.070,
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1. pp. 39-66.
parte de los ejidatarios de Churubusco denunciaban
‘en 1973 que sus casas de la Colonia Hermosillo, en
¢l DE, eran invadidas y pedian permiso para ausen-
tarse del nuevo ejido, en el estado de Guanajuato,
para dar solucién al problema”. ¥ el caso contrario
se produce en San Pablo Tepetlapa, pues un parte
del nuevo ejido, en el estado de Veracruz, también
fue objeto de invasiones®.
YY asimismo queda patente la relativa facilidad
con 1a que los organismos ptiblicos pueden conse-
guir suelo tanto del promotor como del ejido: en
Churubusco, la beneficiaria de la permuta, la C
pania «Fraccionamientos Popolares, S.A.» cedié §
Has, al Departamento de Asuntos Agrarios y Colo-
nizacion, justo conde hoy se alzan las instalaciones
de la Universidad Tberoamericana. Y la presién ers
fuerte sobre el dltimo suelo ejidal: en Tas 62 Has.
conservadas por San Pablo Tepetlapa, en 1976 se
pensaba en expropiarlas a favor de la CORETT, y
ce 1980 se especulaba sobre destinarlas a vivienda
¥ oficinas paiblicas y a espacios verdes.
En diltimo térrnino, todos los procesos analiza
dos en Ia conversion en suelo urbano de Ta antigua
hacienda de San Antonio Coapa son expresivos de
las condiciones sociales y politicas del proceso ur-
banizador mexicano. Y el resultado en el plano
también es rotundo, con tramas diferenciadas para
cada una de las unidades resultantes, ya fueran los
@jidos 0 las zonas mantenidas en régimen de peque-
fia propiedad éfigura 3),
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~ MORENO MENA, Sergio (19871: También podría gustarte
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