Lambayeque, 20 de febrero 2024
Querida mamá, Doris
Espero que al recibir esta carta que lo hice con mucho cariño y a la vez se me vienen los
sentimientos de nostalgia y júbilo que pasamos juntos. Hoy me senté en ese escritorio que
cada día va quedando solo recuerdos académicos, donde mi deber es estudiar como hija, me
atreví a escribirte estas cortas línea porque me pasaría escribiendo todo el día, porque hay
muchas cosas que quiero compartir contigo y contarte algunas anécdotas que voy pasando en
la Universidad Nacional Pedro Ruiz Gallo y en la universidad de la vida que simplemente
necesito decirte en personal.
Recuerdo que cada día me enseñabas a enfrentarme y dar soluciones a cada obstáculos que
uno va pasando, pero siempre me dices camina con la frente en alto sin miedos a los
problemas y no aferrarse a esas dificultades que uno a veces lo ve como algo imposible que
tenga alguna solución, pero tu mamá siempre me aconsejas con palabras sabias es como si tu
fuera una persona sabia o quizás tu instinto materno te salgan palabritas(mensajes) que me
dan fuerzas para seguir con mi vida , a ser fuerte y valiente ante las adversidades. Son consejos
siempre serán el faro en los momentos más oscuros. También quiero agradecerte por todas las
veces que has estado a mi lado, incluso cuando no te lo pedí. Tu presencia silenciosa ha sido el
apoyo más fuerte que he tenido.
Mamá, quiero que sepas que cada uno de tus consejos, cada abrazo, cada sonrisa tuya, ha
sido un regalo invaluable en mi vida. Aunque no siempre lo diga, te llevo en cada paso que
doy, en cada decisión, en cada sueño que persigo.
Me despido no sin antes decirte cuánto te amo y agradezco a Dios por tener una madre como
tú. Espero pronto poder verte y darte un abrazo en persona.
Con todo mi amor, oriely