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Run Little Rabbit - Jenika Snow

Este resumen describe un documento que contiene el prólogo y los primeros dos capítulos de una historia de ficción. Presenta a las protagonistas Harra y Bethany hablando sobre el hermanastro de Harra, Zareth, a quien todos le temen por su comportamiento violento y perturbador. La historia continúa describiendo la preparación de las chicas para asistir a un carnaval de Halloween, y Bethany expresando su preocupación por la presencia de Zareth esa noche.

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Run Little Rabbit - Jenika Snow

Este resumen describe un documento que contiene el prólogo y los primeros dos capítulos de una historia de ficción. Presenta a las protagonistas Harra y Bethany hablando sobre el hermanastro de Harra, Zareth, a quien todos le temen por su comportamiento violento y perturbador. La historia continúa describiendo la preparación de las chicas para asistir a un carnaval de Halloween, y Bethany expresando su preocupación por la presencia de Zareth esa noche.

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Esta traducción tiene como fin acercar a lectores de habla hispana,
aquellas autoras que no llegan a nuestros países.
Es una traducción sin fine de lucro.

El Staff de MAKTUB, no recibe ninguna compensación económica


por su participación en esta traducción.
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Sin más que decir.

¡Les deseamos buena lectura!

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RUN, LITTLE

Rabbit
Se suponía que iba a ser una velada divertida en el carnaval de Halloween,
pero terminé siendo acosada por un extraño enmascarado toda la noche.

Me encontró en la casa embrujada y me dio ese primer toque forzado. Me


atrapó en la casa inflable, usó su boca y su cuchillo contra mí, haciéndome sentir
bien, aunque intenté odiarlo.

Y cuando me persiguió por el bosque, llamándome su presa, no supe si fue el


miedo o la emoción y la anticipación lo que me hizo correr más rápido.

Sus perversiones eran incomparables.


Oscuras y depravadas.

Eran sólo para mí.

Me llamó su conejita.

Me dijo que corriera.

Quería perseguirme, cazarme.


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Y cuando me atrapara, me haría lo que quisiera.


PRÓLOGO
Harra
Jadeé cuando me empujó bruscamente contra el tobogán inflable. Su cuerpo
era tan grande, tan duro y fuerte que no me dejaba mover ni un centímetro.

Y su polla... más dura que cualquier cosa que hubiera sentido antes, clavada
contra mí como una amenaza.
Más rápido de lo que podía comprender, tenía una mano alrededor de mi
garganta, apretándome con fuerza. Sus guantes de cuero hicieron un crujido por la
fuerza, y la amenaza misma de que él cortará por completo mi suministro de oxígeno
estaba ahí, flotando en la superficie.

Me di cuenta de que estaba dejando claro un punto, que me decía que tenía
todo el poder y que podía estrangularme fácilmente sin ningún esfuerzo.

Tenía todo el control. No es que no fuera dolorosamente obvio en esta


situación.

—¿Por qué?— Susurré. Esa sola palabra salió con fuerza de entre mis labios.
No dijo nada, pero pude sentir su pulgar presionando con más fuerza el punto de mi
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pulso, justo debajo de mi oreja.

Él no respondió.
—Mi hermano te va a matar por esto— susurré.

Odiaba revelar el nombre y la reputación de Zareth para salvar mi trasero,


pero tiempos desesperados exigían medidas desesperadas.

Lo sentí aflojar ligeramente su agarre alrededor de mi cuello. Se reclinó y me


miró fijamente. Las sombras eran demasiado espesas para que yo pudiera ver
realmente algo, ni siquiera los detalles de su máscara. Inspiré profundamente,
oliendo cualquier colonia que llevará mezclada con el aroma del cuero y algo más
oscuro, más salvaje.

Ni siquiera podría describir su olor si alguien quisiera que lo hiciera, si mi


vida dependiera de ello. Pero hizo que mi pulso latiera un poco más rápido.

Pensé que tal vez me dejaría ir, dándose cuenta de quién era mi hermano, pero
cuando apretó aún más su agarre alrededor de mi cuello y se inclinó, con su boca
junto a mi oreja, contuve la respiración y esperé a que salieran sus amenazas.

Y supe que eso era exactamente lo que iba a hacer.


—Que se joda tu hermano. ¿Crees que tengo miedo de algo o de alguien?—
Él se rió profundamente. La oscuridad cubría cada sílaba. —Conejita, tu hermano va
a ser el que me tenga miedo—

Nada ni nadie era más poderoso que Zareth. Pero sentí la verdad detrás de las
palabras de este hombre. Le creí y eso es lo que más me aterrorizaba. 4
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Abrí la boca, sin estar segura de lo que iba a decir. ¿Cómo respondería a eso?
Pero él no quería mis palabras.
Quería mi cuerpo, y eso se consolidó cuando soltó mi garganta sólo el tiempo
suficiente para quitarse uno de sus guantes. Y luego me levantó la falda y puso su
mano desnuda justo en mi coño expuesto.

Jadeé y me puse de puntillas, escalofríos instantáneamente me recorrieron al


sentir sus dedos tocando la parte más íntima y privada de mí.

Cerré los ojos cuando una ola de lujuria y disgusto me golpeó. Era retorcido,
oscuro y tenía todo lo que necesitaba en ese momento.

Y cuando sentí el filo del cuchillo presionar mi garganta y abrí los ojos, mi
coño se humedeció aún más.

—Abre tus piernas—

No me dio tiempo para obedecer, si es que lo hubiera hecho, porque, un


segundo después me abrió las piernas de una patada y se agachó.

Sus enormes hombros me impidieron protegerme, y el cuchillo todavía en mi


garganta me tenía inmóvil por miedo a que me cortaran.

Sin embargo, mi coño estaba aún más empapado.


—Mírate— dijo con brusquedad. —Mi pequeña puta con su hermoso y
empapado coño—

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CAPÍTULO 1
Harra
—¿Zareth irá esta noche?

Me puse una última capa de lápiz labial rojo brillante que decía "fóllame" y
miré a mi mejor amiga, Bethany, en el espejo. Se sentó en mi cama, jugueteando con
el dobladillo de su travieso disfraz de enfermera de Halloween.

—No hasta más tarde. Está saliendo con sus amigos. Una gran hoguera junto
al lago—

Sabía por qué preguntaba si mi hermanastro estaría en el carnaval esta noche.


A ella no le agradaba. De hecho, estaba bastante segura de que ella le tenía miedo.
Todos los demás lo tenían.

A los veinte años, Zareth no era como los otros chicos con los que íbamos a
la escuela.

Demonios, él no se parecía a ningún chico que hubiera conocido.


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Era del tipo fuerte y silencioso, pero su silencio era amenazador.


Peligroso.mm
Nunca podría describir a nadie las cosas que había visto hacer a Zareth.
Aterrorizando a quienes se le cruzaron.

Golpearle el trasero a cualquiera que pensara que podía hacerle daño.

Miré mi reflejo de nuevo y pasé los dedos por mi largo cabello rubio ceniza.
Ajusté las orejas de conejo encima de mi cabeza. Mi disfraz, un disfraz de conejita
cachonda, era ridículo, descarado y obsceno.

La falda apenas cubría mis nalgas y la parte superior no podía llamarse más
que un sostén. Sujeté la cola esponjosa a la parte posterior de mi falda, justo en el
centro de mi trasero antes de darme la vuelta.

—¿Lista para que comience esta fiesta?— Sonreí y ella saltó de la cama,
haciendo acto de presencia su propia sonrisa.

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CAPÍTULO 2
Harra
Era dulce y rosado. Derretido en mi boca. Líquido azucarado deslizándose por
mi garganta.

—¿Qué pasa con tu hermano?

—Hermanastro— corregí a Bethany y la miré. Me metí otro trozo de algodón


de azúcar en la boca y me encogí de hombros. —¿Qué quieres decir?

Sabía de qué estaba hablando. Había muchas cosas malas con Zareth. Cosas
que nunca había tocado con ella, que nunca había divulgado.

La forma en que sabía que le gustaban los cortes, los juegos con sangre y otros
actos sexualmente desviados que nunca había soñado. Dios ayude a cualquiera que
pregunte cómo me enteré de estas cosas.

Se encogió de hombros y miró a su alrededor, como si estuviera buscando a


la persona de la que hablábamos.
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—No sé— Su voz era suave. —Cuando llegó aquí por primera vez,
simplemente actuaba de manera extraña. Casi ansioso—
Ahora que lo mencionó, Zareth parecía... excitado. —Tal vez algo pasó en la
hoguera. O podría estar de fiesta más tarde y simplemente tiene ganas de marcharse.
Sé que esta noche habrá un puñado de fiestas de Halloween—

—Él simplemente está... fuera de lugar, Harra. Como…— Me miró y se pasó


las manos por la falda. —A veces, actúa como si estuviera loco—

Sabía lo que quería decir. Estaba bastante segura de que estaba


certificadamente loco. Aunque nunca diría eso en voz alta.

No se trataba de que él se metiera en peleas o golpeara a alguien que lo


enfadara. Fue mucho más allá de eso.
Era el hecho de que guardaba un rencor como ningún otro. Encontraría a estas
personas que lo jodieron, e incluso después de patearles el trasero a fondo,
continuaría golpeándolos sólo para asegurarse de que no fueran más que un desastre
gimiendo en el suelo cuando terminara con ellos. Y después de todo eso, continuría
con la tortura.

Acechándolos. Jodiendo con ellos.

Haría pequeñas cosas para hacerles pensar que poco a poco estaban perdiendo
la cabeza.

Los artículos en sus hogares serían movidos o se perderían, sólo para ser
devueltos días después.
Las luces estarían encendidas cuando la persona supiera que las había 9
apagado. O su auto estaría estacionado en la calle en lugar de frente a las puertas de
Página

su garaje.
Eran ese tipo de cosas jodidas las que hacía. Jugando al gato y al ratón...hasta
que finalmente les haría saber que era él quien estaba haciendo todo.

Ahuyento a mucha gente de la ciudad. La policía no hizo nada al respecto.


Probablemente demasiado aterrorizado por las represalias de Zareth. En cambio,
todos le dieron un amplio margen, sabiendo que así era más seguro.

Tome otro trozo de algodón de azúcar y dejé que se derritiera en mi lengua


antes de tragarlo.

—Vamos a la casa de la diversión. ¿O qué te parece el castillo inflable?

Bethany ajustó el estetoscopio falso que combinaba con su traje de enfermera


y señaló hacia la casa inflable en forma de castillo.

Estaba a punto de seguirla cuando un grupo de chicas con las que íbamos a la
escuela secundaria corrió hacia Bethany. Aunque los conocía, no las consideraría
amigas de ninguna manera. Eran gente Bethany Risueñas. Burbujeantes. Chicas
totalmente femeninas, incluso si llevaba un atuendo que me hiciera encajar
perfectamente con ellas.

Todas eran parte del equipo de porristas cuando estábamos en la escuela


secundaria y parte de la misma hermandad ahora que estábamos en la universidad.
Todas empezaron a hablar y yo le di otro bocado a un algodón de azúcar,
mirando alrededor del carnaval. Era algo que ocurría todos los años en la ciudad
alrededor de Halloween. Lo llamaron Carnaval de la Noche del Terror y su casa 10
embrujada fue siempre la mayor atracción.
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Podía ver la casa inflable gigante a lo lejos y algunas atracciones que me


provocaban vómitos esparcidas en el centro del caos. La casa de la diversión estaba
justo detrás de donde estábamos, que era otra de las atracciones más populares en el
carnaval debido a su laberinto interior.

—Vayamos primero a la casa embrujada— chilló una de las amigas de


Bethany.

Terminé mi algodón de azúcar y tiré la bolsa de plástico a la basura. Cuando


levanté la vista, vi a un grupo de chicos que entraban por la entrada principal y se
abrían paso entre la multitud.

No pude distinguir quiénes eran ya que todos llevaban varios tipos de disfraces
de Halloween, pero todos llevaban máscaras, lo que hacía imposible descifrar
cualquiera de ellos.

Pero fue el que iba delante, el supuesto líder de la manada, que llevaba la
máscara de calavera lo que llamó mi atención. Era el hombre más grande que había
visto en mi vida, con una definición muscular muy clara que era visible incluso
debajo de sus capas de ropa.

El carnaval estaba lleno, por lo que aparecieron y desaparecieron de la vista


varias veces mientras se abrían paso entre la espesa multitud de personas. Me giré,
pero al instante sentí un cosquilleo en la nuca, así que me volví hacia ellos y miré a
ese extraño enmascarado. Llevaba un par de jeans oscuros y botas de combate.
Encima había una chaqueta de cuero y una sudadera con capucha oscura. La capucha
estaba levantada, ocultando todo menos ese aterrador rostro de calavera.
11
Tuve esta reacción visceral al verlo.
Página

—Vamos. La fila se volverá loca cuanto más esperemos— Bethany me agarró


la mano y empezó a arrastrarme hacia la casa embrujada.
Miré por encima del hombro una vez más, pero no vi al grupo de chicos.

Llegamos a la casa embrujada y nos detuvimos detrás de varias personas que


estaban esperando en la fila. Por fuera, la atracción parecía una antigua mansión de
dos pisos con árboles muertos y jardines rodeando el exterior.

Las ventanas eran altas y puntiagudas con sombras y luces parpadeantes


provenientes del interior que jugaban una mala pasada a tus ojos. Había telarañas
colgadas por todas partes con arañas grandes de aspecto peludo atrapadas en el
centro.

Llegamos a la entrada justo cuando las grandes puertas dobles de la salida se


abrieron de golpe y un grupo de chicas salió a trompicones, gritando mientras un
asesino enmascarado con una motosierra las perseguía.

Las chicas se rieron y él se detuvo, mirándonos y dejó la motosierra junto a


su entrepierna para comenzar a empujarla lascivamente en nuestra dirección.

—Ewww— dijo Bethany.

—Maldito enfermo— murmuró una de las otras chicas con disgusto.

No pude evitar reírme de la total falta de respeto y falta de madurez del chico
y le mostré la mía señalándole el dedo. Se levantó su grotesca máscara y sonrió.
12
—Ay dios mío. Es Travis— dijo una chica irritada.
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—Eres un idiota— se rió otra.


—Nos vemos chicas en inglés el lunes— Aceleró la motosierra una vez más
por si acaso y volvió a colocar la máscara en su lugar antes de atravesar las puertas
por las que salió corriendo por primera vez.

La fila comenzó a moverse y nos dirigimos hacia la entrada, donde esperamos


otros cinco minutos antes de que nos dejaran entrar.

La casa embrujada empezó un poco cursi, pero asumí que era así para que te
sintieras confianza. El interior estaba decorado espeluznantemente con esqueletos
aterradores en sistemas de poleas que caían para asustarte cuando pasabas. Algunas
de las chicas gritaron y yo puse los ojos en blanco. Si pensaban que esto era
aterrador, en realidad no habían experimentado mucho miedo en mi vida.

Seguimos a un pequeño grupo que había estado en fila frente a nosotros y


caminamos lentamente hasta una sala de escena médica. Un médico estaba operando
a un paciente, que estaba despierto y gritando. La sangre brotó de la cavidad torácica
y el paciente se acercó a nosotros suplicando ayuda.

El médico levantó un hilo de intestinos y los sacudió, salpicando sangre a


Bethany y a otras dos niñas. Todas gritamos de disgusto y comenzamos riendo y
luego siguió adelante, cada habitación parecía un poco más intensa que la anterior.

La gente saltó hacia nosotros, con el cuerpo ensangrentado y con máscaras


que parecían como si sus rostros se estuvieran derritiendo. A algunos se les estaba
pelando la piel mientras que a otros se les colgaban los globos oculares.
13
Y aunque ciertamente cumplía todos los requisitos de una casa embrujada,
Página

para ser honesta, todo esto me pareció un poco anticlimático.


Alguien saltó hacia mí y me agarró por los hombros, gritándome en la cara.
Me sorprendió y retrocedí, casi dándoles un rodillazo en la entrepierna. Maldijeron
y retrocedieron, y los aparté por completo mientras seguía caminando.

—Maldición. Cuidado con esa arma mortal— La voz era masculina y


apagada debido a su máscara de payaso, pero miró deliberadamente mis rodillas. —
Joyas preciadas aquí—

Resople y sacudí la cabeza. —Entonces mantén las manos quietas, imbécil—

Me di vuelta, pero Bethany y el grupo no estaban a la vista. Caminé por el


pasillo, pero cuando se dividió en tres secciones diferentes, me detuve en el centro e
intenté escuchar a mi grupo. Pero todo lo que podía escuchar era música
espeluznante y gritos de los visitantes.

Así que terminé girando a la izquierda.

Había un par de bifurcaciones más en el pasillo. Giré otra vez a la izquierda y


luego a la derecha.

Tengo que toparme con ellas en algún momento, me dije. Este lugar no podría
ser tan grande. Pero me sorprendió lo grande que era el interior de la casa embrujada,
dado que el carnaval en sí no parecía tan grande.

Me di vuelta en un pasillo y me paré frente a una puerta sencilla y de


apariencia normal. Ciertamente, nada que hubiera sido decorado para aterrorizar a 14
la gente. Una mirada por encima del hombro mostró el pasillo por el que podía
Página

regresar, tal vez encontrar una manera de salir de aquí para encontrarme con Bethany
afuera. Pero en lugar de eso, abrí la puerta para ver si podía haber una salida por allí.
Cuando entré y solté la manija para mirar alrededor de algunas estanterías,
esperando encontrar una salida en el lado opuesto, escuché que la puerta se cerraba.
Y por un momento, me quedé allí, mirando lo que obviamente era un gran almacén,
sin otra forma de entrar o salir.
Había un montón de cajas esparcidas por todas partes, decoraciones de
Halloween desbordándose como si alguien las hubiera estado revisando a toda prisa.
La luz de arriba parpadeó como si fuera necesario ajustarla o cambiarla, dando una
sensación más siniestra que cualquier cosa que tuviera la atracción de la casa
embrujada.

—Mierda— Me di la vuelta y regresé hacia la puerta, pero cuando bajé la


manija, no pasó nada. Comencé a tirar y tirar, mi corazón latía un poco más rápido
cuando el pánico comenzó a apoderarse de mí.

Estaba encerrada dentro.

Solté la manija y me tomé un minuto para calmarme y respirar. No era como


si estuviera perdida y no fuera a encontrarme. Estaba en un carnaval en medio de
una casa embrujada. Seguramente algún empleado pasaría por allí en algún
momento.

Presioné mi oído contra la puerta y no pude escuchar mucho más que gritos
distantes y risas. ¿Me había alejado tanto que ni siquiera estaba cerca de la salida?
¿Por qué nadie me había detenido? ¿Por qué no había nada que impidiera a los
clientes entrar a un área exclusiva para el personal? Ni siquiera una señal de
advertencia en el pasillo o en la propia puerta. 15
Página

Probé la manija nuevamente y luego recurrí a golpear la puerta con mi puño.


Sólo cuando me dolía el dorso de la palma me detuve, respiré para
tranquilizarme y saqué mi teléfono.

Primero intenté llamar a Bethany, pero sabía que no iba a contestar.


Probablemente no podía oír su teléfono con todo el ruido.

Intenté con un par de personas más, pero nadie más respondió tampoco.

—Mierda— maldije y miré a mi alrededor, viendo si había al menos una


ventana.

Nada. Ni una maldita cosa.

Mi pánico se convirtió en irritación y luego volvió a convertirse en ansiedad.


Estaba de espaldas a la puerta mientras buscaba algo que pudiera usar para abrir la
cosa, pero entonces escuché un suave click.

Miré por encima del hombro, vi que la puerta ahora estaba abierta y me
emocioné cuando di un paso hacia ella. Pero esa emoción duró poco mientras
observaba confundida cómo lentamente comenzaba a cerrarse.

Lancé un chillido de urgencia mientras me lanzaba hacia él, pero mi esfuerzo


se vio frustrado cuando tropecé con una caja errante. Me preparé para el impacto,
pero justo antes de tocar el suelo, un brazo me agarró por la cintura y me enderezó
por detrás.
16
Grité y me di la vuelta, alejándome de quien me tenía agarrada, mis instintos
Página

todavía me gritaban que alcanzara la puerta antes de que se cerrará una vez más.
Pero cuando mi mirada se posó en un pecho duro cubierto de negro, lentamente
levanté los ojos para mirar una aterradora máscara de calavera.
Los agujeros de los ojos tenían una malla oscura que los cubría, por lo que
quienquiera que estuviera detrás de la aterradora máscara podía verme claramente,
pero no podía distinguir quién era. Pero yo sabía quién era. Era el hombre que había
visto antes. El que sobresalía sobre todos los demás entre la multitud.

Había estado con su séquito entonces pero ahora estaba solo, oliendo a cuero
y a una especie de humo dulce. Tenía guantes de cuero en las manos y la capucha
todavía estaba en su lugar. Pero a pesar de toda su ropa, podía ver claramente lo
grande que era. Muscular. Poderoso.

Ahora, mis instintos me hicieron dar un paso


atrás.

Él vino hacia delante.

Aunque mi corazón latía bastante rápido y fuerte, traté de mantener mi


respiración tranquila. No quería que viera que estaba aterrorizada. Pero fue una
reacción instantánea. Retrocedí otro paso. Luego uno más.
Se acercó, siguiéndome, su enorme cuerpo acechando como un animal
salvaje.

Cuando la puerta me impidió retroceder más, extendí mis manos, mi teléfono


celular todavía agarrado en una de ellas.

—Gritaré pidiendo ayuda— Sabía que no serviría de nada. Había demasiado 17


ruido en este lugar. Nadie me oyó siquiera golpear la puerta.
Página

Su mano golpeó como una serpiente mientras agarraba mi teléfono y grité,


tratando de recuperarlo, pero fue rápido. Un segundo después, tenía una mano
alrededor de mi garganta y metió mi celular en su bolsillo con la otra.

—Shhh— dijo. —Tú podrías gritar…

Pero probablemente pensarán que mis gritos son sólo parte de la atracción.

Durante largos segundos estuvimos parados. Yo simplemente mirando su


máscara de calavera, su mano
alrededor de mi cuello, mi corazón como un caballo de carreras detrás de mis
costillas.

—Te vi mirando— Su voz era baja y profunda, más profunda que cualquier
cosa que hubiera escuchado antes, y lo vi alcanzar su espalda. Estoy segura de que
sintió tanto como escuchó mi trago cuando sacó un cuchillo, revelando una navaja
que era de color negro mate, la empuñadura lo suficientemente grande como para
caber en su gran mano.

Lo acercó y contuve la respiración, sintiendo mis ojos abrirse mientras lo


miraba fijamente.

La luz del techo destellaba en la punta de la hoja, la única parte cuyo acabado
mate parecía haberse desgastado, y algo en mí se retorció, mi vientre calentándose,
volviéndose líquido. Me moví sobre mis pies, mi espalda presionando con fuerza
contra la puerta.

Tal vez podía leer mi lenguaje corporal porque su risa áspera hizo que otra 18
ráfaga de calor me atravesara.
Página
Lentamente acercó su mano, el cuchillo tan cerca de mi cara que respiré
profundamente. No me atrevía a moverme, demasiado aterrorizada por lo que iba a
hacer... y por cómo me sentía en ese momento.

Mi cuerpo tembló, pero honestamente, no podría describir exactamente qué


estaba sintiendo. Esto se sentía mal en todos los niveles. Había un maníaco
empuñando un cuchillo frente a mi cara, pero aquí estaba, mis bragas comenzaban a
humedecerse por el miedo. De mi emoción.

Cerré los ojos con fuerza ante el primer toque de esa punta afilada contra el
costado de mi garganta. Estaba justo encima de mi pulso, y sabía que podía verlo
latir justo debajo de mi oreja, mi corazón aceleraba como si fuera un conejo en el
bosque corriendo por su vida.

—Mira eso— murmuró, y pude sentir su rostro tan cerca del mío, incluso
mientras mantenía los ojos bien cerrados. Podía escuchar su respiración agitada.

Deslizó la navaja por mi cuello, a lo largo de mi clavícula, y apoyó la punta


justo sobre mis pechos agitados. Mi camiseta apenas ocultaba los montículos, y todo
lo que hacía falta era un movimiento de muñeca y el material se cortaba por la mitad.

—Estás aterrorizada, pero tu coño está empapado. ¿No es así, mi pequeña


puta?

Giré la cabeza y exhalé, gimiendo, porque lo que sentía era mucho miedo,
pero también había un placer enfermizo mezclado con ello. 19
Página

Hay algo malo conmigo.

Estaba jodido. —Mírame, joder—


Negué con la cabeza. —No—

Apretó con más fuerza mi garganta hasta el punto de que no podía respirar.
Entonces abrí los ojos, un instinto de supervivencia sobre el que no tenía control.

No sé por qué escuché, por qué obedecí. Pero lo enfrenté y abrí los ojos, y un
segundo después, mi mandíbula se aflojó cuando él empujó su mano que estaba
alrededor de mi garganta, todavía cubierta con ese guante de cuero, entre mis muslos.
Sin embargo, no me moví porque él todavía sostenía ese enorme cuchillo firme entre
mis pechos.

La falda era tan corta que apenas tuvo que levantarla antes de que sus dedos
presionaran mi coño cubierto de bragas. Me levanté de puntillas en el instante que
sentí shock y un placer siniestro. Y cuando empezó a frotarme como un demonio,
mi boca se abrió. El calor de su cuerpo atravesó el guante de cuero y llegó
directamente a mi núcleo.

—Si me quito este guante y deslizo mis dedos a través de tu raja, ¿probaría
que eres mi maldita puta sucia?
Lo escuché inhalar, aunque no había forma de que pudiera oler nada.

—Déjame en paz— susurré, con las manos en puños a los costados. Debería
pedir ayuda o, al menos, intentar alejarlo.

Defiéndete. 20
Página

Pero estaba en shock, incapaz de moverme mientras él añadía presión,


deslizando sus dedos firmemente arriba y abajo por mi hendidura. Además, el
cuchillo estaba justo... allí. Agradecí que sus dedos estuvieran cubiertos. Porque la
sola idea de que pudiera sentir lo mojada que estaba me humilló hasta la médula.

—¿Dejarte en paz?— Él se rió siniestramente. —Conejita, la diversión


apenas ha comenzado. Estaba buscando una presa y encontré una cosita bonita que
sin duda luchará conmigo con uñas y dientes— Se inclinó y presionó su dura polla
contra mi cadera, distrayendo de todo lo demás.

Era enorme. Se sentía como acero.

—Me voy a divertir haciéndote mi puta—

Y luego jadeé cuando sentí un destello de dolor en la parte interna del muslo.
Fue cuando levantó la navaja que sentí que me había cortado antes de que me diera
cuenta que la había movido, una gota de sangre deslizándose lentamente por el metal.

Se la llevó a la máscara y un segundo después, levantó solo la parte inferior


del disfraz con los nudillos para que su boca quedara al descubierto.

Piel oscura. Labios llenos. Una sonrisa.

Sabía que todavía me estaba mirando mientras arrastraba su lengua desde la


empuñadura hasta la punta de la hoja. Cuando lo apartó, pude ver una ligera mancha
de mi sangre en su lengua. Y mientras se bajaba la máscara, tarareaba, como si se
estuviera excitando con esto.
21
Probablemente lo estaba.
Página

—Voy a llamar a la policía. Voy a contarle a la seguridad del carnaval sobre


ti— Me lamí los labios, tenía la boca seca y la lengua pesada.
No dijo nada, pero ladeó ligeramente la cabeza. Era como si estuviera tratando
de descifrar exactamente lo que estaba pensando. Sentí como si pudiera arrancar los
pensamientos de mi cabeza.

Como si me conociera íntimamente.

—No vas a salirte con la tuya— susurré. —Acosar a las mujeres.


Agrediendolas sexualmente en los cuartos oscuros— Me temblaban las manos, pero
mantuve la barbilla en alto, fingiendo fuerzas que no tenía. Sabía que nada de lo que
dijera haría la diferencia.

No le importaba porque claramente ya había decidido cómo sucedería todo


esto. Levantó mis bragas cortadas y me di cuenta de que el corte en la parte interna
del muslo se debía a que él me cortó el material. Y aunque llevaba esa maldita
máscara, sabía que lucía una sonrisa asquerosamente pervertida.

—Sin bragas cubriendo tu coño, podrás sentir la vergüenza de tu excitación


por mí goteando por tus muslos— ronroneó malvadamente, y apreté las piernas
después de que habló, odiando que tuviera razón.

Dio un paso atrás, sosteniendo el cuchillo en una mano y mis bragas en la otra.
El material en el centro estaba más oscuro por mi humedad, de manera vergonzosa.

—Adelante, Conejita. Corre, para que pueda perseguirte— Bajó un poco la


cabeza, haciendo que su rostro fuera aún más siniestro. —Corre rápido, porque 22
cuando te atrape, y lo haré, haré que tomes mi polla, lo quieras o no—
Página

Dio otro paso atrás. Y otro. Había suficiente espacio para agarrar la manija de
la puerta y abrirla.
Y lo hizo... fácilmente.

No me detuve en el hecho de que él fue quien probablemente me encerró aquí.


No pensé en nada más que abrir la puerta y salir corriendo.

Pero en el fondo de mi mente, sabía que no importaría qué tan rápido o lejos
llegará corriendo.

Él me perseguiría. Y al final de todo, él me atraparía.

23
Página
CAPÍTULO 3
Harra
Finalmente ví un letrero brillante de Salida al final del pasillo y abrí la puerta
trasera de la casa embrujada, saliendo a trompicones. Había un grupo de personas
detrás de mí y una ola de cuerpos directamente frente a mí.

Por un segundo, quedé desconcertada, sin saber qué estaba pasando, porque
lo único en lo que podía pensar era en lo que acababa de pasar.

El imbécil de la motosierra comenzó a perseguir a todos, pero para mí todo


era ruido de fondo mientras avanzaba, mi corazón acelerado y estaba jadeando. La
vergüenza de mi excitación era un lío pegajoso entre mis piernas, y con cada paso
que daba, sentía mis muslos deslizarse húmedos uno contra el otro.

Miré a mi alrededor, tratando de encontrar a alguien que reconociera. No vi a


Bethany ni a las chicas de la hermandad. Aunque Zareth no tenía planes de quedarse
mucho tiempo en el carnaval esta noche, sólo una parada entre fiestas, todavía
busqué a mi hermanastro. Si alguien podía encargarse del hombre que me atacó, era 24
el aterrador y peligroso hijo de mi padrastro.
Página

Pero todo lo que pude encontrar fue gente con sus ridículos disfraces de
Halloween. Se reían, completamente ajenos a... nada de esto.
La salida del carnaval estaba a mi izquierda. Había una larga extensión de
bosque que la ciudad poseía a mi derecha. El instinto me dijo que me quedara entre
la multitud, que me mezclara y me escondiera. Comencé a caminar, sin saber a dónde
ir, con la boca seca y los labios pegados mientras seguía buscando algo... cualquier
cosa.

Desde que entre en la casa embrujada, habían llegado más personas,


congestionando los pasillos. La música estilo carnaval era demasiado alta y un ruido
de fondo amortiguado, lo que producía estática en mi cabeza. El sudor cubría mis
palmas y las limpiaba continuamente con mi falda, haciéndome muy consciente de
que estaba desnuda debajo. Así que terminé sosteniéndolo con fuerza para
mantenerla abajo mientras caminaba.

Cada parte de mí estaba en alerta máxima, el instinto de lucha o huida era tan
poderoso. Me dijo que me largara de allí.

Correr. Para sobrevivir.

Mis zapatos tenían tacones de dos pulgadas, lo cual no habría sido un


problema si no estuviera literalmente corriendo para salvar mi vida.

—Ayuda— finalmente dije en medio de la horda, pero con el ruido de los


visitantes, la música y mi terror, esa sola palabra salió como un susurro estrangulado.

No había duda de que mi agresor, que me había tocado con fuerza, provocando 25
que mi cuerpo reaccionara ante él de manera perturbadora, venía tras de mí. Tropecé
Página

más de una vez y pensé en quitarme los tacones. Pero la idea de parar hizo que me
invadiera el pánico. Esa vocecita dentro de mi cabeza me dijo que siguiera
moviéndome.
Sentí una tensión en mi cuerpo, un hormigueo en la nuca. Esos pequeños pelos
se erizaron y me arriesgué a mirar por encima del hombro.

Allí estaba él.

De pie en el centro de una multitud de personas, elevándose sobre todos


mientras se separaban para él como aceite del agua. Ellos sintieron la amenaza que
emanaba de él, sin duda.

Bajó un poco la cabeza y levantó el brazo, doblando el dedo para que yo me


acercara a él, pero negué con la cabeza y me alejé un paso de él. Todo en mí me
decía que hiciera lo que él decía dentro de la habitación…correr.

Comenzó a caminar hacia mí, sus movimientos eran fluidos, incluso


perezosos. Era como si tuviera todo el tiempo del mundo para aterrorizarme y
acecharme. Era como si no le importara si corría porque no importaba qué tan lejos
o qué tan rápido me escapara... él todavía me encontraría.

Necesitaba perderlo. No podía ponérselo fácil. Así que fingí que iba hacia la
izquierda, dirigiéndome hacia la casa inflable. Era un castillo grande, con un montaje
en el centro que tenía un DJ, burbujas y una máquina de espuma. En un nivel
completamente diferente a los que la gente alquila para fiestas.

Tropecé de nuevo y finalmente dije que se jodan los zapatos. Me agaché y los
arranqué al azar antes de tirarlos a un lado. Y luego corrí más rápido y más fuerte. 26
Cuando llegué a la casa inflable, miré hacia atrás pero no lo vi.
Página
Me abrí paso entre la gente en los obstáculos inflables mientras el DJ tocaba
los últimos éxitos. La máquina de burbujas estaba funcionando mientras los niños
gritaban de felicidad y gritaban en competencia mientras intentaban reventarlas.

La casa inflable era conocida como una de las más grandes construidas en el
estado, por lo que había muchas actividades para elegir. Toboganes, piscinas de
pelotas y una gran variedad de pelotas de playa y otros artículos esparcidos por todo
el lugar.

Escogí la piscina de pelotas que estaba a un lado y me hundí en ella,


sentándome en el fondo para que las bolas me cubrieran hasta la nariz. Estaba
respirando muy fuerte, pero no importó porque todo se fusionó con el caos del
festival.

Había varios niños jugando en la piscina de pelotas y me sentí un poco más


segura. El locutor convocó una fiesta de baile en el centro y todos se volvieron locos.
Apenas podía ver al DJ con toda esa mierda inflable a su alrededor, pero un segundo
después, la máquina de espuma se puso en marcha y todos salieron corriendo de la
piscina de pelotas.

No me moví, incluso contuve la respiración mientras estaba sentada allí sola.


Cerré los ojos y exhalé, diciéndome a mí misma que simplemente me quedaría aquí
y con suerte, el imbécil perdería interés o al menos, no podría encontrarme.

Me sentí más segura cuando abrí los ojos, pero eso se evaporó cuando vi una
figura enorme y oscura parada en una pequeña entrada que conducía a la piscina de 27
pelotas.
Página

Sudadera con capucha y chaqueta oscura. Pantalón y botas negras. La máscara


de calavera me apuntó directamente.
¿Cómo diablos me encontró?

Todo lo demás se desvaneció. No podía moverme mientras lo miraba. Sólo


pasó un segundo antes de que diera un paso adelante. Me levanté, sabiendo que no
podía quedarme en la piscina de pelotas.

Cuando dio otro paso adelante, salí por el otro extremo, manteniendo mi
atención en él, sin darle nunca la espalda. El aire fresco rozó mis piernas, mi culo y
mi coño expuestos, recordándome una vez más que estaba sin bragas. Sabía que
podía verme por completo, probablemente incluso el brillo que cubría la parte
interna de mis muslos.

Sentí una descarga de adrenalina llenarme cuando me encontré en otro


enfrentamiento con este psicópata enmascarado. Me temblaron las manos y todo lo
que podía oír en mi cabeza era ¡Corre corre corre!

Pero bloqueó la única salida, así que nos quedamos allí.


Hasta que se acercó y grité tan fuerte como pude.

—¡Ayuda!— Lloré fuerte y largamente. —"¡Dios, que alguien me ayude!”—


Estaba jadeando, esas palabras salían de mí con tanta fuerza que sentía la garganta
en carne viva.

Estaba frente a mí antes de que pudiera siquiera parpadear, mi espalda


presionada contra la pared de malla que daba al bosque, su mano alrededor de mi 28
garganta una vez más. Jadeé cuando él apretó, cortando mi flujo de aire. Arranqué
Página

su mano enguantada, sintiendo mis uñas atrapar su piel expuesta donde su sudadera
con capucha y su chaqueta subían por su antebrazo. Era tan grande y fuerte que
parecía como si pudiera levantarme por la garganta con solo ese brazo, como algo
sacado de una película de superhéroes o de terror.

Él simplemente se rió entre dientes.

—Sigue luchando— gruñó y se inclinó. —Se me pone la polla dura cuando


te defiendes— Se alzaba sobre mí, una presencia intimidante que habría dejado el
aliento en mis pulmones si su mano no lo estuviera ya, mis ojos se abrieron mucho
más de lo que pensaba.

Jadeé cuando me empujó bruscamente contra el tobogán inflable. Su cuerpo


era tan grande, tan duro y fuerte que no me dejaba moverme ni un centímetro.

Y su polla... más dura que cualquier cosa que hubiera sentido antes, clavada
contra mí como una amenaza.

Más rápido de lo que podía comprender, tenía una mano alrededor de mi


garganta, apretándola con fuerza. Sus guantes de cuero hicieron un crujido por la
fuerza y la amenaza misma de que él cortará por completo mi suministro de oxígeno
estaba ahí, flotando en la superficie.

Me di cuenta de que estaba dejando claro un punto, que me decía que tenía
todo el poder y que podía estrangularme fácilmente sin ningún esfuerzo.

Tenía todo el control. No es que no fuera dolorosamente obvio en esta


situación. 29
Página

—¿Por qué?— Susurré. Esa sola palabra salió con fuerza de entre mis labios.
No dijo nada, pero pude sentir su pulgar presionando con más fuerza el punto de mi
pulso, justo debajo de mi oreja.
Él no respondió.

—Mi hermano te va a matar por esto— susurré.


Odiaba revelar el nombre y la reputación de Zareth para salvar mi trasero,
pero tiempos desesperados exigen medidas desesperadas.

Lo sentí aflojar ligeramente su agarre alrededor de mi cuello. Se reclinó y me


miró fijamente. Las sombras eran demasiado espesas para que yo pudiera ver
realmente algo, ni siquiera los detalles de su máscara. Inspiré profundamente,
oliendo cualquier colonia que llevará mezclada con el aroma del cuero y algo más
oscuro, más salvaje.

Ni siquiera podría describirlo si alguien quisiera que lo hiciera, si mi vida


dependiera de ello. Pero hizo que mi pulso latiera un poco más rápido.

Pensé que tal vez me dejaría ir, dándome cuenta de quién era mi hermano,
pero cuando apretó aún más su agarre alrededor de mi cuello y se inclinó, con su
boca junto a mi oreja, contuve la respiración y esperé a que salieran sus amenazas.

Y supe que eso era exactamente lo que iba a hacer.

—Que se joda tu hermano. ¿Crees que tengo miedo de algo o de alguien?—


Él se rió profundamente. La oscuridad cubría cada sílaba. —Conejita, tu hermano va
a ser el que me tenga miedo—
30
Nada ni nadie era más poderoso que Zareth. Pero sentí la verdad detrás de las
Página

palabras de este hombre. Le creí y eso es lo que más me aterrorizaba.


Abrí la boca, sin estar segura de lo que iba a decir. ¿Cómo respondería a eso?
Pero él no quería mis palabras.

Quería mi cuerpo y eso se consolidó cuando soltó mi garganta sólo el tiempo


suficiente para quitarse uno de sus guantes. Y luego me levantó la falda y puso su
mano desnuda justo en mi coño expuesto.

Jadeé y me puse de puntillas, escalofríos instantáneamente me recorrieron al


sentir sus dedos tocando la parte más íntima y privada de mí.

Cerré los ojos cuando una ola de lujuria y disgusto me golpeó. Era retorcido,
oscuro y tenía todo lo que necesitaba en ese momento.

Y cuando sentí el filo del cuchillo presionar mi garganta, mi coño se


humedeció aún más.

—Abre tus piernas—

No me dio tiempo para obedecer, si es que lo hubiera hecho. Lo miré justo


cuando me abrió las piernas de una patada y se agachó.

Sus enormes hombros me impidieron protegerme, y el cuchillo todavía en mi


garganta me tenía inmóvil por miedo a que me cortara.

Sin embargo, mi coño estaba aún más empapado.


31
—Mírate— dijo con brusquedad. —Mi pequeña puta con su hermoso y
Página

empapado coño—
Intenté alejarlo con mis manos sobre sus hombros, pero él presionó el cuchillo
en mi cuello con más fuerza. Sentí que la piel se abría ligeramente. No fue profundo,
ni siquiera fue realmente doloroso. Pero sentí una gota de sangre bajar por mi piel.

Sentí una descarga de adrenalina corriendo a través de mí. Era una sensación
embriagadora, casi adictiva.

—Quiero que seas una buena chica y mantengas la boca cerrada. Porque si
gritas, incluso si no te escuchan, te voy a azotar el coño con tanta fuerza que no
podrás cerrar las piernas porque te dolera mucho—

Mis músculos internos se contrajeron dolorosamente y respiré profundamente,


aturdida por sus groseras palabras. Me sorprendió aún más que yo... me estuviera
excitando con ellas.

Dios, ¿estaba tan enfermo y retorcido de la cabeza?

—Quiero que te detengas— Intenté inclinar la cabeza hacia un lado para


aliviar la presión y el dolor en la garganta. Cuando él no respondió ni reaccionó, me
pregunté si solo estaba suplicando esas palabras en mi mente.

Giré la cabeza con cuidado y traté de mirar hacia donde todos bailaban. La
multitud era inmensa, pero nadie prestaba atención a esta zona. Abrí la boca e iba a
gritar, sin importarme si me cortaba más, cuando todas las palabras murieron en mi
garganta ante la repentina sensación de su lengua deslizándose por mi coño.
32
Exploro entre los labios de mi vagina y agarró la parte posterior de mi muslo,
Página

justo en el pliegue donde se unían mi trasero y mi pierna.Me dolían el toque de sus


dedos, la amenaza de moretones no era sólo una idea sino una realidad.
—Para— le rogué. Suplicó. —Por favor. Detente—

Pero él no escuchó. Chupó y lamió mi coño, moviendo esa mano para usar su
pulgar para abrirme y hundir su lengua dentro de mi apretado agujero. Dejé que mi
cabeza cayera contra la pared inflable, exponiendo mi garganta aún más al cuchillo
mientras miraba el dosel de arriba, pero eso no importó ya que un placer tras otro
me adormeció la mente.

Estaba respirando con más fuerza, mis pechos empujaban contra la parte
superior de mi conjunto, mis pezones estaban tan duros que me dolían
dolorosamente.

Movió la navaja por mi garganta y bajó para provocar mi clavícula. Con un


rápido giro de muñeca, cortó la tira de mi blusa. Pero el sujetador estaba lo
suficientemente apretado como para que mis senos todavía estuvieran seguros en su
lugar a pesar de que una correa estaba suelta.

Continuó moviendo el cuchillo hacia abajo. Mi piel calentó el metal y lo hizo


resbaladizo con la sangre de mi cuello. Cuando él se apartó, me obligué a mirar hacia
abajo y observarlo fijamente.

Debí darle una patada en la cara y darle un rodillazo en las pelotas. Pero lo
único que pude hacer fue mirar su boca, que ya no estaba cubierta por la máscara de
calavera porque la había levantado para comerme. Sus labios estaban brillantes por
la saliva y los jugos de mi coño y mientras pasaba su lengua por su labio superior y
luego por su inferior, tarareaba de placer. 33
Página

Me dio asco.

Qué bien me sentí paralizada y horrorizada.


Y entonces el cuchillo estaba entre mis muslos, la navaja era tan afilada que
me cortó una vez más. Podía sentir que no eran cortes profundos, pero me hizo varios
de ellos, la sangre goteaba por la parte interna de mis muslos para mezclarse con mi
humedad y su saliva.

Enganchó su mano detrás de mi rodilla, levantó mi pierna y la presionó contra


la pared, abriéndome mientras metía sus hombros aún más entre mis piernas. Extendí
la mano para alejarlo, pero él giró la cabeza y me mordió la mano, un mordisco fuerte
que me hizo gritar y tirar de mi mano hacia atrás.

—Mantén tus malditas manos en alto. Voy a comerte este coño, Conejita. Te
guste o no—

El cuchillo desapareció detrás de su espalda, y el alivio que sentí fue breve


porque luego trajo esa palma ahora vacía hacia mi coño en tres azotes consecutivos.

¡Bofetada! ¡Bofetada! ¡Bofetada!

Me puse de puntillas, extendiendo la mano y agarrando la malla sobre mí. Un


sonido de sorpresa me dejó, esa incomodidad instantánea arraigándose en mi núcleo.

Él gruñó y puso su boca en mi coño, pero por instinto, traté de alejarlo. Que
mi cuerpo supiera esto estaba muy mal, incluso si se sentía muy bien.

—Detente— No sabía por qué me molesté en decir algo. A él no le importaba. 34


Él no se detendría.
Página
En cambio, volvió a abofetear mi coño como castigo por desobedecer y luego
chupó mi clítoris dolorosamente fuerte. Estaba a punto de tener un orgasmo y me
odiaba por eso.

Me balanceé y mi puño se conectó con un lado de su cabeza. Él gruñó pero


solo me dio una palmada en el coño aún más fuerte, mis ojos se cerraron con fuerza.

—Hazlo de nuevo— gimió y lamió mi coño. —Cada golpe que reciba hara
que te azoten el coño con más fuerza—

Y luego sentí que me cortaba la parte interna del muslo nuevamente. Chupo
la herida, lamiéndome y sentí que mi deseo comenzaba a descontrolarse mientras él
gruñía, esas vibraciones iban directamente a mi núcleo.

Estaba sacudiendo la cabeza. Me negué a darle lo que quería. Me negué a


llegar al clímax ante la sensación de ese placer no deseado cuando esto estaba mal
en todos los niveles imaginables.

Como si supiera dónde estaban mis pensamientos, sabiendo lo mucho que


estaba luchando por resistirme a él, me mordió la parte interna del muslo con tanta
fuerza que supe que me había roto la piel. Grité justo cuando él hundió sus dedos en
mi coño.

—Vas a darme tu jodido orgasmo, Conejita. Me lo vas a dar o haré que te


arrepientas— Me mordió de nuevo y metió sus dedos más profundamente dentro de
mí. 35
Página

Estaba llorando, las lágrimas corrían por mis mejillas, porque me odiaba por
ceder a la respuesta natural de mi cuerpo. Pero era demasiado intenso para
controlarlo. Fue cuando metió esos dedos en mi coño y chupó mi clítoris al mismo
tiempo que no pude detenerme.

Me corrí para él, echando la cabeza hacia atrás, sacando mis pechos y
agarrando su sudadera con capucha, tanto para aferrarme a la realidad como para
salvar mi vida y mantenerlo justo donde estaba. La explosión dentro de mí sacudió
mi mundo.

El éxtasis fue fuerte y rápido. Fue demasiado. Fue demasiado repugnante.

Es increíble.

—Eso es todo. Dámelo, jodidamente hermosa y sucia chica—

Y así, volví a correrme como la puta que me llamó. Su puta.

Mi coño estaba empapado, los sonidos húmedos y sorbidos de su boca y mis


jugos hacían que las cosas fueran un desastre resbaladizo y pegajoso. Grité justo
cuando la música se hizo más fuerte, todos gritaban de fondo, todos ellos
completamente inconscientes de que me estaba excitando con la sensación de la boca
de mi agresor en mi coño.

Fue sólo después de que todo volvió a su lugar que comencé a temblar, mis
piernas débiles y mi corazón latiendo con fuerza, que él se alejó. Frotó sus dedos a
través de mi coño, untando mi humedad antes de deslizar esos dedos a lo largo de la
parte interna de mis muslos. Sentí una punzada de dolor por todos esos cortes 36
menores.
Página

Estaba hecha un desastre por correrme y sentí que la humillación y la


vergüenza crecían en mí. Y tarareó de placer. Pero cuando me agarró la barbilla y
abrí los ojos, mirando esa máscara de calavera, me excitó como nunca antes había
sentido.

Durante un segundo prolongado, se limitó a mirarme y luego metió sus dedos


en mi boca, obligándome a probar los jugos y la sangre de mi coño. Era un sabor
metálico y almizclado.

Era dulzura y degradación.

—Chupalos hasta dejarlos limpios. Lame la prueba de lo que me acabas de


dejar hacer, mi pequeña puta sucia—

Estaría mintiendo si no admitiera que el sonido que me salió fue más un


gemido que otra cosa. Y cuando los sacó, me desplomé contra la pared volada, sin
poder respirar y tratando de mirar hacia otro lado. Pero sus dedos en mi barbilla eran
como un tornillo de banco. Resistente al hierro.

—Qué buena puta chica—elogió.

Todavía tenía la máscara levantada y sus labios lucían brillantes por comerme.
Y cuando golpeó su boca contra la mía, forzándome a besarlo y empujando su lengua
entre mis labios, la resistencia inmediata se arraigó en mí.

Mordí su lengua con tanta fuerza que probé su sangre.

Emitió un sonido áspero antes de reírse malvadamente, ni siquiera el instinto 37


lo hizo retroceder. En cambio, empujó su boca contra la mía dolorosamente, sus
Página

dientes lastimaron mis labios mientras gruñía, —Eso es todo. Lucha conmigo— Y
luego me besó de nuevo, empujando su lengua hacia adentro y luego retirándose.
Me follo la boca mientras me daba su siguiente amenaza, haciéndome temblar.

Su sabor estaba a mi alrededor. Él estaba adentro de mi.

Y cuando finalmente rompió el beso, dio un paso atrás, su pecho subía y


bajaba como si corriera un maratón. Se bajó la mascarilla y con una mirada dura en
mi dirección, se giró y se alejó.

Podía escuchar su voz resonando en mi cabeza como un mantra peligroso,


mientras recordaba la sensación de su beso mientras lo decía.

—Corre, Conejita. Voy a perseguirte y cazarte. Y cuando te atrape esta vez,


te voy a follar hasta que estes fuera de tu vida...—

38
Página
CAPÍTULO 4
Harra
Salí tambaleándome de la casa inflable, con las piernas como pudín, el sudor
cubriéndome, la sangre y el jugo de mi coño deslizándose por el interior de mis
muslos. Mis músculos internos se contrajeron dolorosamente, rítmicamente mientras
intentaba caminar como si
no me hubieran obligado a llegar al clímax contra la boca de mi agresor.

Seguí mirando detrás de mí, esperando verlo acechándome, pero solo había
niños riendo con sus disfraces de Halloween, llenándose la cara de manzanas dulces
y palomitas de maíz mientras sus padres los seguían.

Descalza, tropecé hacia adelante y choque con mis propios pies. Me sentí
mareada, casi borracha, mientras las secuelas de mi placer me recorrían. Había tanta
gente alrededor que fácilmente podría haber gritado pidiendo ayuda, y cuando abrí
la boca para hacer precisamente eso, sentí una presencia familiar y opresiva detrás
de mí.
39
Me rodeó, colocó una mano pesada en el centro de mi pecho y me empujó
Página

hacia su frente, su respiración pesada y distorsionada llenó mi oído. —Hazlo.


Hazme cortarle el cuello a algún hijo de puta porque pediste ayuda y tener que cerrar
esa mierda— Él estaba tan duro, tan grande y fuerte detrás de mí. Su voz era mortal
y oscura. —Quiero que tu lo hagas, pequeña Conejita—

Presionó su rígida polla contra la parte baja de mi espalda y me mordí el labio


con tanta fuerza que me rompí la piel. A mí, por dentro, él no me abrazó como si
fuéramos una pareja: un abrazo dulce y suave. Me mantuvo cerca como si fuera su
cautiva... su juguete. Pero para todos los que estaban afuera, este monstruo y yo
probablemente parecíamos amantes.

Si supieran la verdad.

Cada parte de mí hormigueó. No sabía si era por la temerosa adrenalina


corriendo a través de mí o por algo más tortuoso.

Me agarró la nuca con tanta fuerza que jadee de dolor.

—Tal vez no estabas prestando atención, demasiado distraída mientras te


follaba la boca con mi lengua, mi pequeña y deliciosa zorra, pero dije que quiero que
corras de nuevo. Quiero que lo hagas, para poder perseguirte, tirarte al suelo,
arrancarte esta lamentable excusa de puta falda y follarte hasta que no puedas
caminar—

Debió haberse levantado la máscara porque lo sentí lamer el costado de mi


garganta. Un escalofrío me recorrió y cerré los ojos, intensificando mis otros
sentidos. Y cuando escuché a un grupo de chicos reír, los abrí de nuevo, haciendo
contacto visual con uno de ellos. 40
Página

—Ayúdame— le dije.
Pensé que podría hacer precisamente eso, pero cuando miró al extraño
enmascarado detrás de mí, lo que sea que vio hizo que sus ojos se agrandaran. Apartó
la mirada y aceleró mientras caminaba en la dirección opuesta.

Maldito cobarde.

Mi acosador se rió entre dientes detrás de mí, encontrando mi derrota


enfermizamente divertida. Asquerosamente excitante, también, mientras continuaba
hundiendo su dura polla en mi espalda. Deslizó su mano por mi vientre hasta
descansar justo debajo de mi pecho.

Sus dedos apretaron mi carne con fuerza, el dolor se sentía tan bien. Yo era
tan vil como él y me encantaba que me cosificaran y me agredieran. Y luego empezó
a movernos entre la multitud. La mano que solía provocar el color que tenía por él,
ahora estaba envuelta alrededor de mi garganta, por lo que decir algo era casi
imposible cuando él apretó su agarre.

Y las personas que nos miraban, sin duda nos vieron como parte del personal
del carnaval para ayudar en la atracción. Todo era parte de la atmósfera, de la
estética. Probablemente asumieron que él y yo éramos iguales: actores pagados para
aterrorizar a los clientes durante la noche.

Cuando llegamos al final del carnaval, las luces de las atracciones brillaban
en la distancia mientras él nos hacía girar para enfrentarlo todo. Mi respiración era
rápida y desigual. Con su mano todavía en mi garganta y la otra agarrada con fuerza
a mi cadera, la incomodidad me recordó que él tenía el poder. 41
Página

Mis músculos internos se contrajeron nuevamente ante ese pensamiento. Era


tan grande que, de espaldas a su pecho, mi cabeza ni siquiera llegaba a su clavícula.
—Puedes intentar escapar entre la multitud y rogarle a la gente que te ayude.
Pero encontraría a cada uno de ellos y les cortaría el cuello. Usaría su sangre como
lubricante para follarte tu pequeño culo apretado—

Cerré los ojos y temblé.

—O— murmuró y nos hizo regresar hacia el bosque. —Arriésgate a través


del bosque. Llegarás a la ciudad más rápido de esta manera... tal vez me pierdas—
Deslizó su mano por mi vientre y luego debajo de mi falda para acariciar mi
coño desnudo. —Mmm, mi pequeña nena sucia está empapada—

Me soltó y tropecé hacia adelante. No tenía zapatos, mis pies ya estaban


incómodos por correr descalza por la feria. Pero la adrenalina me invadió, haciendo
que el dolor fuera un problema lejano.

—De cualquier manera— retumbó en voz baja y dio otro paso atrás. —Vas a
correr y yo voy a cazarte. La ruta que tomes es tu elección, Conejita— Sacó su
cuchillo y gruñó: —Te daré una ventaja. Será mejor que cuente—

No lo pensé. Solo reaccione.

Me adentré en el bosque, la capa de hojas secas que cubría el suelo


amortiguaba las almohadillas de mis pies. Pero cuando el frío empezó a hacer mella,
el dolor se arraigó.

Entré y salí del espeso follaje, agachándome debajo de las ramas pero 42
golpeando varias mientras azotaban mis brazos y el costado de mi cuello. Mis
Página

mejillas fueron maltratadas por las ramas, las hojas se me pegaron al cabello y las
orejas de conejo, todavía milagrosamente en mi cabeza, fueron lanzadas hacia atrás
y hacia los lados varias veces cuando no me agaché lo suficiente.
Pero a mí no me importaba nada de eso. Me mantuve concentrada, miré hacia
adelante y recé para poder perderlo. Sin embargo, incluso con ese pensamiento, sentí
una punzada de adrenalina, de emoción, recorriendo mi cuerpo porque sabía que él
venía detrás de mí.

Estaba demente. Probablemente trastornado. En realidad, ¿cuánto me esforcé


por conseguir ayuda?

No lo suficiente.

Había estado en medio de una multitud, pero dejé que él me hiciera todas estas
cosas que nunca imaginé que me pasarían.

No podía escuchar nada más que mi respiración acelerada y los sonidos de


pisoteo que hacía en el bosque. No tenía idea de si ya me estaba persiguiendo o
todavía me estaba dando esa ventaja que dijo que me daría.

Esto era lo que quería... la emoción de cazarme.

Mi corazón se aceleró. Todo mi cuerpo se sintió como si una descarga


eléctrica lo hubiera atravesado. Miré por encima del hombro cuando escuché el
chasquido de una ramita detrás de mí, pero el bosque estaba demasiado oscuro para
ver mucho.

Corre más rápido. 43


Página

Cuando volví a mirar hacia adelante, me golpeé el dedo del pie con una roca,
lo que me hizo gritar de dolor y caer hacia adelante sobre mis manos y rodillas,
cuando el aire fresco me golpeó en esta posición, me di cuenta de que mi coño y mi
trasero estaban expuestos a los ojos del bosque y a los monstruos que había dentro.
La vergüenza y la excitación vergonzosa calentaron mi carne, distrayendome del
dolor en el dedo del pie. Mis pies descalzos estaban casi destrozados, pero me arañé
al suelo para enderezarme, la tierra se incrustó bajo mis uñas mientras trepaba y
finalmente comencé a correr de nuevo.

Hice una mueca con cada paso, me dolían los dedos de los pies por la caída,
mis pies chirriaban por el suelo duro e implacable, el sudor ahora entraba en los
varios pequeños cortes que hizo en la parte interna de mis muslos, todos se irritaba
mientras corría.

Entonces, escuché otra ramita romperse. Y otra. Estaba jadeando y


sollozando, gritando, aunque sabía que nadie podía oírme. Nuestro pueblo estaba al
otro lado de esta franja de espeso bosque por el que estaba corriendo para escapar
de un maníaco trastornado. El espeso dosel de las copas de los árboles bloqueaba la
luz de la luna, y tratar de encontrar mi camino a través de la maleza se estaba
volviendo imposible mientras mi visión se nublaba por las lágrimas.

Corrí hacia la izquierda, luego rodeé varios árboles y giré hacia la derecha.
Pero no importaba en qué dirección iba, podía oírlo acercarse. El sonido pesado de
sus pies que golpeaban la tierra se acercaba y más rápido.

Y entonces sentí que algo rozaba mi nuca, haciéndome gritar más fuerte, pero
no podía correr más rápido. Mi cuerpo se estaba debilitando y me dolían las piernas.
Mis pies estaban más allá del dolor. Pero seguí adelante, aunque sabía que no había
forma de escapar. 44
Página

Él ya estaba sobre mí. Me atrapó.


Y cuando sentí un tirón en mi falda, sólo pasó un segundo ante de que me
diera cuenta de lo que estaba pasando.

Gruñó en voz baja y lo arrancó como si fuera un delicado papel de seda. Me


dejó completamente desnuda de cintura para abajo, su risa me siguió.

—Adelante, Conejita. Corre para mí— Me dio una palmada en el trasero y


lloré más fuerte, apartando las ramas con la esperanza de que se balancearan hacia
atrás y lo golpearan en la cara. —Voy a follarte en este sucio suelo del bosque como
si no fueras más que mi juguete personal—

El escozor del cuchillo cortando una de mis nalgas me hizo jadear. Mi coño
estaba mojado, una muestra lasciva de lo jodida que estaba. Y luego se estrelló contra
mi espalda, derribándome. No amortiguó mi caída, solo usó su pecho en mi espalda
para aplastarme contra el suelo y cubrirme por completo. Se reía mientras colocaba
la navaja en mi cuello, obligándome a quedarme quieta.

Y luego se alejó de mí, la espada desapareció tan rápido como apareció. Me


levanté para quedar frente a él, pero cuando di un paso atrás, me encontré bloqueado
por un árbol altísimo. Quería correr de nuevo, pero estaba demasiado cansada.
Entonces, en lugar de eso, me estiré detrás de mí para agarrar el tronco.

La única fuerza que me quedaba en mi cuerpo la solía observar en silencio


atónita mientras él liberaba su gigantesca polla desabotonando los jeans y bajando
la cremallera. La coronilla de su polla era gruesa e intimidante, y negué con la
cabeza. 45
Página

—No. No quiero esto—


—Mentirosa— fue todo lo que dijo, sacó su cuchillo y se lo llevó a la palma
de su mano desnuda, cortándose.

Un grito ahogado de sorpresa me dejó cuando la luz de la luna se reflejó en la


sangre, haciéndola parecer negra. Y luego estaba frotando su palma en mi cara y
bajando hasta mi pecho. Me untó con su sangre. Marcandome. Con un fuerte tirón,
abrió mi blusa, exponiendo mis senos, los montículos temblando por la fuerza
violenta. Los frotó con su sangre y mis pezones se endurecieron.

—Malditas tetas perfectas. Quiero morder esos pequeños pezones duros hasta
que sangren por mí como yo estoy sangrando por ti— amenazó, pero lo sentí como
un elogio, incluso cuando me frotó más sangre. Todo lo que podía hacer era mirar
con horror... y con enfermizo placer.

Cuando dio un paso atrás, me quedé mirando su cuerpo. Tan grande y duro.
Construido como un jugador listo para derribar a alguien. Y luego agarró esa enorme
polla con la palma cortada y usó su sangre para lubricar su eje.

—Estás goteando para mí, más que lo suficientemente mojado como para
tomarme por completo, mi buena, pequeña puta. Pero, Conejita, me aseguraré de que
cada parte de mí está dentro de ti—

Con su polla en mano, avanzó demasiado rápido para que yo pudiera


reaccionar. Me agarró la garganta con fuerza, usando su fuerza para alejarme del
árbol y empujarme al suelo.
46
Ambos estábamos jadeando como locos mientras él cubría mi cuerpo con el
Página

suyo, y nos mantuvo así durante un minuto completo, su peso y tamaño


inmovilizándome contra la dura e implacable tierra. Estaba duro, su polla
ensangrentada clavándose en el pliegue de mi trasero.
—Dime que pare de nuevo. Dime que no— Su voz era profunda y
amortiguada por la máscara, pero como si quisiera asegurarse de que lo escuchaba
claramente, se levantó la máscara.

Pude ver por el rabillo del ojo la forma en que la franja de luz de la luna que
se asomaba a través de los árboles atravesaba su boca expuesta y fruncí los labios.
Sabía que eso era lo que quería de mí. Me negué a darle nada, no de buena gana.

Él se rió y se echó hacia atrás, me agarró la cintura con mano firme y levantó
mi mitad inferior. Elevo el cuchillo hasta mi cuello y tuve que apoyar los codos en
el suelo para estabilizarme y no cortarme más.

—Dime— exigió y me dio una fuerte palmada en el trasero en el corte que


acababa de darme durante la persecución.

Arqueé la espalda. —No. No te voy a dar nada. No por elección propia—

Se rió de nuevo y me quitó el cuchillo de la garganta. Pude verlo dejarlo a un


lado mientras se quitaba los guantes. Aproveché la oportunidad para intentar
escapar, pero el bastardo fue rápido. Agarró mis caderas y me estabilizó con fuerza.
Dolorosamente.

Sus manos estaban calientes por sus guantes de cuero, sus callos ásperos sobre
mi suave piel. Cerré los ojos y me estremecí, sintiendo que me mojaba aún más.
47
—Simplemente, por favor... detente— finalmente cedí, derrumbándome,
Página

rindiéndome. No había nada que pudiera hacer, no había forma de detener esto.
Tenía todo el poder. Él era más grande, más fuerte e iba a quitarme lo que quisiera.
Apoyé mi frente contra la tierra y cerré los ojos, gimiendo mientras él pasaba
esas enormes palmas por mi trasero, la parte posterior de mis muslos, a lo largo de
los costados de mis piernas, y finalmente deslizó una mano entre mis piernas.

No dijo nada mientras deslizaba sus dedos a través de mis pliegues, la


resbaladiza mezcla era un desastre que era prueba de lo preparado que estaba mi
cuerpo para su invasión no deseada.

De repente, mientras él rodeaba mi clítoris maltratado, sentí una oleada de


fuerza y comencé a luchar como si estuviera poseída. Intenté darme la vuelta para
patearlo, pero él me sostuvo firme con una mano en mi cadera y guió la punta de su
polla hasta el agujero de mi coño.

Respiraba con tanta dificultad cuando marcó esa cabeza bulbosa en la entrada
de mi cuerpo. Estaba empapada, mis jugos se deslizaban por mis piernas, así que no
me desgarré cuando él me empujó ese primer centímetro.

—Jesucristo— gruñó y siguió guiándose dentro de mí, metiendo su gran polla


en mi pequeño coño.

—Esto no está bien— jadeé mientras miraba al frente, y luego mi visión se


volvió borrosa, la oscuridad envolvió todo como una capa mientras me permitía
distraerme.

—Nunca sentí nada más correcto que forzar mi polla dentro de ti— Hizo una
pausa, luego extendió la mano y me agarró del cabello, y apenas registré el dolor 48
cuando giró mi cabeza para poder ver mi rostro.
Página

Sentí que entraba y salía de la conciencia mientras las sensaciones hacían la


guerra en mí.
— No te desmayes, mi linda puta— Su mano se movió, sacudiéndose hasta
que volví a esta realidad bellamente retorcida. —Recordarás cada detalle de esta
noche y nunca podrás ser una puta para nadie más. Tendrás que pensar en mí para
poder correrte—

Con eso, me puso de espaldas, dejándome sin aliento, separó tanto mis piernas
que mis labios vaginales se abrieron, y luego golpeó todo el interior hasta que el
peso de sus bolas golpeó mi trasero.

Grité cuando su cabeza golpeó algo profundo en su siguiente empujón


violento y de repente mi cuerpo me traicionó una vez más cuando tuve un orgasmo,
mis músculos internos se apretaron alrededor de su circunferencia. Él siseó y se echó
hacia atrás, la punta permaneció alojada en mí antes de que volviera a golpear.

—Otra vez— gruñó, y mi cuerpo supo lo que significaba esa orden... y


escuchó.

Sentí que mis ojos se abrieron cuando me corrí de mala gana, dándole a este
monstruo lo que quería. Mi rendición definitiva y completa.

Estaba mirando directamente a mi cara mientras se apoyaba contra mí antes


de retirarse y empujarse hacia adentro. Deslizó su mano para agarrar mi trasero,
inclinó mis caderas hacia arriba y se estrelló contra mi cuerpo, buscando su placer.
Su otra mano presionó la parte interna de mi muslo, empujándola hacia el suelo
mientras me mantenía abierta, usándome sin esfuerzo como un guante para pollas. 49
Página

—Tomarás cada puta gota de mi semen, Conejita. Tomarás cada gramo hasta
que se te escape del coño. Y luego lo recogeré y te meteré los dedos en la boca para
hacerte beberlo—
Fue tan brutal mientras me follaba... mientras me penetraba repetidamente,
hasta que lloré porque el placer se estaba apoderando de mí y debería haberlo odiado.

Arranqué su sudadera con capucha hasta que llegué a la dura extensión de su


abdomen tatuado. Pasé las uñas por toda la carne a la que pude llegar y él no me
detuvo. Simplemente me follo como un loco.

Cuando intenté arrancarle la máscara, me mordió la mano y la aparté. Luego


me folló más fuerte como si me castigara, tan fuerte que jadeé cuando salió de mí
tan repentinamente. Se movió hasta que tuvo sus rodillas a cada lado de mis
hombros, y luego me obligó a llevarme su polla a la boca.

—Si me muerdes, te follaré con la hoja del cuchillo— amenazó y empujó más
de su polla.

Sabía que estaba diciendo la verdad, así que relajé mi mandíbula y lo tomé
por completo, con arcadas cuando golpeó la parte posterior de mi garganta y se
mantuvo allí el tiempo suficiente para que lo probara todo: mi humedad, su líquido
preseminal... su sangre... Justo cuando pensé que realmente iba a morir de esta
manera, él salió de entre mis labios y estaba empujando hacia mi coño antes de que
pudiera respirar por primera vez.

Hizo este pequeño cambio tres veces más antes de que yo gimiera y llorara
por razones que me humillaban.
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—No puedo dejar de pensar en...— No terminó ese pensamiento, alcance
Página

entre nosotros y agarre el cuchillo. Salió de mí y mientras sostenía el arma entre


nosotros para que pudiera verla claramente, la lanzó al aire para atrapar la hoja de
metal en su mano. Sabía que se había cortado, mientras observaba cómo la sangre
comenzaba a deslizarse por su muñeca, pero nunca emitió ningún sonido.

Todo mi cuerpo se tensó cuando sentí la empuñadura en mi apertura.

—A ver qué tan bien tomas la empuñadura y si puedo hacerte correr,


Conejita—

Sacudí la cabeza, pero él ya la estaba empujando hacia adentro. Mis ojos se


pusieron en blanco hacia la parte posterior de mi cabeza mientras sentía cada cresta
y cada hundimiento de la empuñadura del cuchillo, que era ridículamente grueso
para caber en la mano gigante de mi agresor. Fue sólo cuando se detuvo que obligué
a abrir los ojos y miré a lo largo de mi cuerpo para ver todo alojado dentro de mí. La
hoja sobresalía como el rostro erótico y grotesco de un consolador.

—Oh, Dios mío— susurré justo antes de que comenzara a follarme con la
empuñadura, deslizándolo hacia adentro y hacia afuera al mismo tiempo que usaba
su pulgar para girar alrededor de mi clítoris.

—Te correrás como una pequeña puta sucia mientras te follo con mi
cuchillo—

Quería decirle que podía irse a la mierda de inmediato, pero cuanto más rápido
frotaba mi clítoris, más cerca estaba de darle lo que imaginaba.

—Vamos, Conejita. Déjame profanarte. Sé mi conejita depravada como una 51


buena chica—
Página

Y así, me corrí.
Me dejó aguantar ese orgasmo y sólo cuando exhalé sacó el cuchillo, lo dejó
a un lado y empujó su polla dentro de mí.

—Te llenaré con mi semen hasta que te ahogues en él— Siguió frotando mi
clítoris. —Ahora córrete para mí otra vez—

Lo hice... como la pequeña puta sucia que decía que era.

Y fue en lo más alto de mi clímax que lo escuché gruñir como una bestia, sus
movimientos se volvieron aún más intensos. Y cuando llegó, fue doloroso y lleno de
placer de la manera más horrible.

Jadeé, sintiendo el pegajoso lío de los jugos de mi coño, su semen y nuestra


sangre combinada deslizándose alrededor de su polla todavía plantada
profundamente dentro de mí.

Su cuerpo era enorme cuando me presionó con fuerza contra el suelo frío e
implacable. Todo lo que podía sentir, oler y oír era él.

—Lo hiciste bien, Conejita— dijo con voz ronca contra el costado de mi
garganta.

No respondí, incapaz de tener un pensamiento coherente y mucho menos decir


algo que tuviera sentido. Mi cuerpo adolorido. La persecución por el bosque me
había dejado los pies destrozados, los brazos y las piernas raspados de las ramas y
el pelo hecho un desastre, sin duda con hojas y ramitas secas atrapadas en él. 52
También sabía que probablemente había moretones oscuros cubriendo mi carne,
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unos que eran del tamaño de una mano cuando me agarró y me sujetó.
Dar pelea ahora no era una opción. No tenía fuerzas, estaba demasiado
dolorida y profundamente saciada para hacer otra cosa que quedarme allí y sentir su
polla ablandarse dentro de mí.

Con una fuerte exhalación, se levantó y se recostó sobre sus rodillas. Su


camisa estaba rasgada por mi lucha contra él. Y tal como prometió, salió de mi coño,
esperó un segundo hasta que su espeso semen se filtró por mi abertura y lo recogió
con dos dedos.

Cerré la mandíbula y sacudí la cabeza, pero él usó su otra mano para abrir mi
boca y luego metió esa enorme cantidad de semen en mi boca.

—Jodidamente trágalo como mi perfecta pequeña puta—

Gemí e hice precisamente eso.

Recogió más de sí mismo que se deslizó de mi coño y lo metió en mi boca,


haciéndome beberlo todo hasta que sentí la boca en carne viva.

Pasaron varios segundos mientras ambos recuperamos el aliento. Apenas


podía mantener los ojos abiertos... hasta que él agarró su máscara, se la quitó y la
arrojó a un lado.

Lo miré a la cara, la luna llena y brillante en el cielo. Distinguí su cabello corto


y oscuro que estaba despeinado sobre su rostro, que era todo líneas angulosas y
rasgos masculinos, sentí que algo en mí se encendía. 53
Página

Sin la máscara, pude ver los tatuajes de su cuello que desaparecieron bajo su
ropa negra, y por un momento prolongado, no hablamos. Me quedé allí tumbada,
mirando su imponente forma.
Y fue entonces cuando sonreí antes de que se convirtiera en una risa mientras
inclinaba mi cabeza hacia la tierra. Enredé mis manos en mi cabello loco, cargado
de ramitas y hojas, las orejas de conejo anudadas en su lugar pero torcidas. Sentí que
había perdido la cabeza.

Pasó un minuto completo en el que perdí el control antes de volver a mirar a


mi torturador.

Zareth, mi hermanastro, extendió la mano y apartó de mi cara el nido de ratas


que era mi cabello, sus grandes dedos tatuados acariciaron suavemente mis mejillas
raspadas, haciéndome ronronear.

—Mírate— murmuró, su voz profunda y sexy y haciéndome todo tipo de


cosas malvadas una vez más. —Destruida por nuestro pequeño juego—

Me levanté y apoyé la parte superior de mi cuerpo sobre mis codos al mismo


tiempo que él agarraba mi barbilla con sus dedos en un torno inquebrantable.

Cuando su boca presionó la mía, sentí las vibraciones de sus palabras cuando
habló: —El juego de esta noche fue el más intenso hasta ahora, nena— Tarareé y
arrastré mi lengua por su labio inferior, y él gimió. —Nunca antes nos habíamos
esforzado tanto—

No, no lo habíamos hecho y fue increíble.


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—Tu peleando conmigo... diciendo que no…— Su enorme cuerpo tembló. —
Página

Por un minuto, casi creí que no lo querías—


Cerré los ojos y suspiré, dejando caer mi cabeza hacia atrás mientras él
comenzaba a besar mi cuello y lamer todos los pequeños cortes que me había hecho.
—Lo quiero como tú me lo des, Zareth. Te dije que no te detuvieras antes de
empezar. Accedí a todo lo que habías planeado—

Él gruñó y nos besamos fuerte, ferozmente y con todo lo que había en


nosotros.

El acecho. La persecución y la caza. Y cuando finalmente me atrapó y tomó


lo que quería, le dije que no. Había sido tan increíble. Le dije que no se controlara
en nuestro pequeño juego, y no lo hizo.

Lo quería rudo. Quería violento. Quería que las líneas se difuminaran y luego
se cruzaran por completo. Mis fantasías habían sido oscuras, tortuosas, y mi
hermanastro me había dado exactamente lo que quería.

No, eso no estaba bien. Él me había brindado una experiencia que iba mucho
más allá de lo que mis deseos más oscuros podrían haber creado.

Zareth era peligroso. Me daba miedo.

Y le temía de una manera que me mojaba el coño.

Yo era suya. Él era mío.

Y ambos estábamos jodidos de la mejor manera. 55


Página

Fin.
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