NOVENA EN
HONOR A
SAN NICOLÁS DE
TOLENTINO
A LOS DEVOTOS DEL SANTO
Murió San Nicolás de Tolentino en el año de 1305
en día sábado, por lo cual muchos de sus devotos
han elegido entre todos los días de la semana este
día para encenderle velas, rezarle, mandarle decir
misas y ejercitarse en obras de piedad y religión,
advirtiéndoles aquí que será ejercicio muy loable,
útil y provechoso para los que quieran seguirlo.
Heroica y excelsa virtud es la prudencia; pero su
misma excelsitud y grandeza la hacen abatir
muchas veces para hacer callar con discreción
avisada a los injustos gritos de la enconada
malicia o la falsa acusación de la celosa
ignorancia. Aún no se habían enjugado los
fatigadores renglones de este compendio de los
negros sudores de la prensa, cuando ya por lo más
limpio de sus planas corría sangre, los rasgos de la
censura contingencia desgraciada tendrán algunos
por escrupulosas advertencias.
Dije que Nicolás era esposo de la Iglesia, pero
esto fue siguiendo el supremo Oráculo que allí
cito: no porque esto de entender con aquella
propiedad y rigor del esposo verdadero que es
Cristo sino modificadamente en el sentido y
proporción que permite la materia y cabe en el
sujeto.
ACTO DE CONTRICCIÓN
¡Oh Dios eterno! Que eres admirable en tus santos
y quieres con sus ejemplos salgamos de nuestra
tibieza y nos movamos a amarnos. Sí, postrados
en tu presencia confiamos en la intercesión del
ilustre Taumaturgo y esplendor de la orden
agustina, San Nicolás de Tolentino, esperando
conseguir por sus méritos un espíritu de oración
que nos retraiga del mundo, de sus vanidades; un
espíritu de penitencia con el que sometamos
nuestros apetitos a la ley de la razón y un espíritu
de abnegación que nos haga seguir sus admirables
ejemplos. Con un protector tan poderoso, ¿qué
tendremos que temer? Por eso Dios de bondad y
de amor quieres que oremos a tus santos para que
sus méritos y protección nos obtengan las gracias
que nosotros no podemos obtener por nuestras
iniquidades. Acoge, pues piadoso, estos pobres
homenajes con que honramos a tu siervo San
Nicolás, haz que elevemos hasta el cielo nuestras
plegarias para que descienda a nosotros
transformada en una lluvia de gracias y
bendiciones, paraque conociendo tus bondades, se
abrasen nuestros corazones en las vivas llamas de
tu amor y por la intercesión del glorioso San
Nicolás merezcamos llegar al puerto seguro de la
gloria. Amén.
Dios te salve Reina y Madre…
ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS
Soberana y Esclarecida Reina de los ángeles, que
por tu incomparable dignación visitaste a tu fiel
devoto, siervo y amado hijo San Nicolás de
Tolentino, con el pan milagroso le restituiste la
pérdida de salud de su cuerpo en la postrera hora
de su vida, te le apareciste benigna para alegrarle
con tu presencia, confortarle con tu visita y
acompañar a su dichoso espíritu a la celeste
morada de la gloria: te suplico por los méritos del
glorioso San Nicolás de quien somos fieles
devotos, inclines tus devotas intenciones a los
humildes ruegos de esta miserable creatura, la
voz de mis dolores clementísima Señora, penetre
la ternura de tus oídos para que como madre me
asistas en mis enfermedades piadosa, alcánzame
de tu santísimo Hijo el remedio, la resignación en
los inevitables males del cuerpo, la lástima de mi
petición mueva a tu misericordia para que como
estrella me alumbres en la oscuridad de la noche
de mis vicios para corregir los mortales descarríos
de mi alma en los últimos sollozos de mi vida,
exciten la nativa compasión de tu pecho en la
pesada agonía de mi muerte, para que vencida con
tu auxiliar asistencia las incomparables angustias
de aquella hora, sean sosegados los justos temores
de la conciencia. Amén.
PRIMER DÍA
Ejemplo: algún día después de su ordenación.
Traspasado San Nicolás de profunda pena al
pensar en la conducta criminal del difunto. Calló
de rodillas y derramando abundantes lágrimas
exclamó: “¡Oh, temo que el desgraciado se haya
perdido para siempre!” luego no contentándose
con estériles lamentos aumentó sus penitencias ya
tan duras y sus tan largas y multiplicadas
oraciones, ofreció por el difunto, el Santo
Sacrificio del Altar y no cesó desde entonces ni de
día ni de noche de rogar amorosamente a Dios
Nuestro Señor tuviese piedad de aquellas almas
pecadoras y le diese a entender si era salvado o
condenado por toda la eternidad. Por espacio de
dos semanas, San Nicolás no cesó de solicitar tan
noble gracia, con sus lágrimas, plegarias y
sangrientas certificaciones. Más he aquí que a los
siete días la hora de media noche en el momento
en que se levantaba para atizar la lámpara que
ardía en el Tabernáculo, oyó de repente una voz.
Hermano mío, hermano mío, da gracias al Señor
Jesús, Él ha mirado con ojos de misericordia tus
oraciones y tus lágrimas, yo debía estar
condenado, pero me han salvado tus oraciones.
Temiendo el santo que fuera una ilusión del
demonio que con frecuencia se transformaba en
ángel de luz, respondió: ¿por qué me tientas
enemigo de todo bien? Mi hermano ha muerto y a
Dios solo pertenece el salvarlo o condenarlo. No
tengas duda ninguna, hermano mío, replicó
entonces la aparición, yo soy con toda verdad tu
primo Gen, a tus oraciones debo yo el haber sido
preservado del infierno por Nuestro Señor
Jesucristo, y a continuación añade el alma estas
notables palabras que manifiestan la elevada
santidad del piadoso ermitaño de San Agustín: tus
obras ¡Oh Nicolás! Son tan agradables a Dios que
ÉL te concederá todo lo que le pidas en la vida
presente y además de esto serás glorioso. Y
desapareció la visión, en el alma del santo
favorecido con ella una de esas alegrías inefables
que hacen olvidar todos los sufrimientos,
consuelan todas las amarguras y hacen el alma
capaz de los más grandes sacrificios.
ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS
Rogamos Señor que tu gracia conserve a tu siervo
a fin que él, implorando el auxilio de tu confesor
San Nicolás, consiga el efecto saludable de sus
oraciones.
SEGUNDO DÍA
Omnipotente Dios y Señor de los ejércitos a cuyos
incomparables juicios solo alcanzan veneración y
respeto que justamente irritado en los repetidos
pecados de los hombres haz permitido que el
bárbaro poder de los mahometanos logre felices
victorias contra las armas de los católicos para
dominar tiramos reinos, provincias y ciudades,
donde tu santísimo Nombre era conocido y
venerado, cuya miserable operación pronosticó
tierno y lloró compasivo el amado tuyo y de los
hombres, tu amado siervo San Nicolás de
Tolentino suplicó humildemente atendieras
piadoso a las enternecidas veces de su vertida
sangre, que clamando mejor que Abel, te pide que
perdones a tu pueblo, que no pongas en
desolación tu heredad, ni entregues a las bestias
las almas de los que te confiesan y adoran sino
que deteniendo en la ternura de tu piedad el justo
furor de tus enojos, contengas
