Nava Valencia Roberto Daniel
Grupo: 2601
Orwell y el Realismo Político en 1984
La obra de George Orwell, 1984, es clave para entender el siglo pasado, no solo retoma
características de los fascismos europeos y los representa en esta sátira política, sino, que a
través de esta nos advierte a los lectores y gobernados, de los peligros que conlleva la pérdida
de la libertad, del lenguaje, de la identidad misma, del pensamiento crítico o de la falta de
empatía hacia los demás. Aunado a lo anterior, 1984 a mi parecer tiene elementos de teóricos
realistas como Hobbes y Maquiavelo, ya que precisamente habla acerca de obtención y
preservación del poder, del lenguaje como barrera que nos separa de ser bestias y que atraviesa
lo natural, además, también sirve como una especie de guía para los gobernantes de lo que no
debe hacerse en función de la preservación del poder por parte del Estado.
Ahora bien, el presente ensayo no solo busca entrelazar esta novela con elementos teóricos de
las Relaciones Internacionales, sino que también busca incentivar una reflexión tanto del autor
como del lector de este escrito a través de preguntas como: ¿Vivimos actualmente bajo los ojos
del Gran Hermano? Y si así lo fuera, ¿por qué? Ya que si algo he aprendido después de leer este
libro es que algo tan sencillo como poder pensar y reflexionar libremente es un derecho que se
gana y se debe de ejercitar para no darle la razón al lema del Ingsoc “La ignorancia es la fuerza”.
Las influencias del Realismo Político son evidentes en la obra de Orwell, no solamente nos habla
del Estado como el actor principal en el Sistema Internacional, sino que también plasma la
constante guerra y anarquía que se vive entre los tres superestados, trayendo de nuevo al
Estado de Naturaleza de Hobbes que plantea una lucha de todos contra todos; en este caso,
Oceanía, Estasia y Eurasia quienes están conscientes que lo único que vale en esta situación
de guerra perpetua es la anticipación mediante las alianzas y las puñaladas por la espalda.
Igualmente, la antropología política de Hobbes que plantea al lenguaje, el deseo y el poder están
presentes en 1984, ya que Orwell comprende primeramente la importancia que tiene el lenguaje
para diferenciarnos de las bestias, debido a que el lenguaje atraviesa todo y no hay nada que
se sustraiga de este, sin embargo, si se acorta y se moldea de tal manera que nos impida
procesar las ideas y reflexiones y, por el contrario, se orienta a un fin como la prolongación de
la ignorancia, el lenguaje es igualmente un arma cuyo fin es el poder. El deseo, por el contrario,
aparece a primera vista censurado —si lo vemos desde un punto de vista sexual— con la liga
Antisex, sin embargo, el deseo del Ingsoc por preservar el poder desencadena a su vez la
infelicidad de los gobernados, ya que la felicidad no es otra cosa que el progreso de los deseos;
pero ¿Qué deseos podían tener? Yo creo que solo deseos que estuvieran alineados con los
intereses del partido.
Por su parte, el poder constituye en mi opinión el eje central que mueve la trama de 1984,
porque es el poder de pensar libremente y el amor lo que mueve a Winston a rebelarse, y, por
otra parte, el mismo poder ya no solamente será el fin del Ingsoc, sino que ahora trabajará
igualmente como medio para así preservarse a sí mismo en el poder, es decir, es un ciclo que
pretende y logra tener el poder, el puro poder. Como menciona O’Brien: “el objeto del poder no
es más que el poder” y “el Partido quiere tener el poder por amor al poder mismo. No nos interesa
el bienestar de los demás; solo nos interesa el poder. No la riqueza, ni el lujo, ni la longevidad,
ni la felicidad; solo el poder, el poder puro”.
Así mismo, el Estado es un producto de la historia, o sea, del pasado, sin embargo, el pasado
puede ser cambiado o la historia puede ser reescrita por motivos del interés nacional según las
circunstancias que atraviese la nación. Teniendo en cuenta lo anterior, la historia del pasado
está íntimamente ligada con las metas a futuro, no obstante, quienes ostentan el poder en el
presente pueden cambiar u orientar la historia según les convenga para controlar el futuro, o,
dicho de otra forma: “El que controla el pasado, controla también el futuro. El que controla el
presente, controla el pasado”.
Haciendo referencia a esto, el presente es controlado paulatinamente por aquellos individuos
que no solo saben utilizar el lenguaje para polarizar a las masas o proles, sino que también
saben utilizar los deseos de estas para poder llegar al poder, por lo tanto, no solo encienden las
pasiones de las masas, sino, que las redirigen contra todo aquel que trate de cambiar al statu
quo y busque el poder.
Además del poder, la novela de Orwell, al contrario de lo que uno esperaría, no tiene un
desenlace revolucionario que triunfe aboliendo al Gran Hermano, por el contrario, Winston es
torturado física, psicológica y espiritualmente. Dejando en claro que el autor tiene en claro el
carácter realista que estudia lo que es, y no lo que debería ser. La misma realidad que Winston
vivía y la fuerza corruptora del Ingsoc imposibilitarían cualquier acción o deseo que amenazara
al Gran Hermano, ya que los deseos, así como crean, pueden destruir naciones, es decir,
atentaría contra la Razón de Estado; lo que a su vez justificaría las decisiones inmorales del
Ingsoc hacia los disidentes políticos, resaltando la autonomía del poder político qué mencionaba
Maquiavelo.
Como conclusión puedo decir que 1984 no es una predicción del futuro que nos dejó Orwell,
sino que constituye una advertencia de lo que ha pasado, pasa y seguirá pasando mientras
dejemos que la polarización nos divida y que haya un desinterés político por parte del pueblo.
Esta obra implementa per se elementos teóricos clásicos de las Relaciones Internacionales, por
lo tanto, es una obra necesaria no solo para nosotros los estudiosos de esta disciplina científica,
sino, para el público en general, ya que nos brinda una crítica a nuestra sociedad y a la forma
en que se ejerce el poder a nivel global y nos alienta a reflexionar nuestro papel como individuos
en la preservación de nuestra libertad.
La razón, un constante bombardeo de información que nos llega a través de los medios de
comunicación, que influyen de manera directa en nuestra forma de pensar y, por lo tanto, de
actuar, nos han hecho cada vez más propensos a dejar de pensar por nosotros mismos y
solamente pensar y repetir lo que vemos y/o escuchamos. Como tal, yo creo que no vivimos
bajo los ojos del Gran Hermano, como lo describen en la novela, o al menos no a ese nivel, sin
embargo, en países como China con la iniciativa del PCCh de dar crédito social conforme el
comportamiento de las personas parece ser que no estamos tan lejos de la distopía que narra
Winston, donde no solamente se vigila a las personas 24/7, sino que se incentiva con algo
tangible el actuar de las personas.
Sin duda, los temas que trata 1984 siguen estando vigentes actualmente, y, por lo tanto,
debemos empezar a trabajar con lo que tenemos a nivel colectivo e individual para no caer en
una situación parecida a la que plantea Orwell. Tal vez el lector hasta este punto piense que no
vivimos vigilados por el Gran Hermano, no obstante, la novela fue escrita en el siglo pasado,
cuando las cámaras eran a blanco y negro y no existía el wifi, sin embargo, hoy en día hay
cámaras en cada cuadra, institución, negocio e inclusive en nuestros dispositivos electrónicos.
Por lo que es difícil que en algún punto del día no estés siendo observado por alguien o algo.
Fuentes bibliográficas:
Orwell, George. (1982). 1984 (1a. ed.). Navarra: SALVAT.
Piñeres Sus, Juan David (2010). “De la antropología a la política en el Leviatán de Hobbes”.
En: Boletín de Antropología Universidad de Antioquia, Vol. 24 No. 41, Medellín, pp. 338-
352.
Maquiavelo, Nicolás, Discursos sobre la primera década de Tito Livio, en Obras políticas,
La Habana, Instituto Cubano del Libro, 1971, pp. 59-70.
Celia, G. (Dir.). (2021). Diálogos entre política y literatura Vol 1. Editorial Universidad del
Norte. https://editorial.uninorte.edu.co/gpd-dialogos-entre-politica-y-literatura-vol-1--
9789587893182.html