4:1-43 Genealogías.
- En este capítulo tenemos una cuenta adicional de Judá, la más
numerosa y la más famosa de todas las tribus; también una cuenta de Simeón. La
persona más notable en este capítulo es Jabes. No se nos dice sobre lo que cuenta
Jabes fue más ilustre que sus hermanos; pero nos encontramos con que él era un
hombre de oración. La manera de ser verdaderamente grande, es tratar de hacer la
voluntad de Dios, y orar fervientemente. Esta es la oración que hizo. Jabes oró al Dios
vivo y verdadero, el único que puede escuchar y responder a la oración; y, en la
oración que él lo consideraba como un Dios en el pacto con su pueblo. Él no expresa
su promesa, pero deja que se entienda; porque tuvo miedo de prometer en su propia
fuerza, y decidió dedicarse por entero a Dios. Señor, si tú me bendices y me
mantienen, haz lo que quieras conmigo; Yo estaré en tu mandato y disposición para
siempre. Dado que el texto lo lee, esta era la lengua de un deseo más ardiente y
cariñosa, ¡Oh, si me dieras los bendiga! Cuatro cosas Jabes oró. 1. Que Dios le
bendiga por cierto. Las bendiciones espirituales son los mejores bendiciones: las
bendiciones de Dios son cosas reales, y producen efectos reales. 2. Para que os
agrandar su costa. Que Dios ensanchar nuestro corazón, y así ampliar nuestra porción
en sí mismo, y en la Canaán celestial, debe ser nuestro deseo y oración. 3. Que la
mano de Dios, para estar con él. Mano de Dios con nosotros, para guiarnos,
protegernos, fortalecernos, como el hacer todas nuestras obras en nosotros y para
nosotros, es una mano todo-suficiente para nosotros. 4. Que él le guardará del mal, el
mal del pecado, la maldad de los problemas, todas las malas intenciones de sus
enemigos, que no pueden dañar ni hacer de él un Jabes de hecho, varón de dolores.
Dios le concedió lo que pidió. Dios está siempre dispuesto a oír la oración: la oreja no
es ahora pesado.
La oración de Jabes que hace algunos años se ha popularizado, contiene una cantidad de
elementos interesantes en lo que a nuestra manera de comunicarnos con Dios se refiere. La
historia de este personaje se limita sólo a dos versículos en toda la Biblia (1Crónicas 4:9,10), sin
embargo son suficientes como para entregarnos un mensaje puntual y especial sobre nuestra
vida de oración.
La información está en medio de una cronología, las cronologías tienen mucho que decir,
porque son nombres que están en un listado de personas que tuvieron algo que aportar ya sea
a la genealogía del futuro Mesías o bien su vida y experiencia fue un aporte en lo que se refiere
a la dependencia de Jehová.
La Biblia nos presenta que su nombre quiere decir ‘dolor’. Algo especial llamarse de esa
manera, pero es muy posible que su madre le haya puesto ese nombre para que ella misma no
olvidara lo agradecida que debía estar con Dios por haberle preservado la vida. De la misma
manera también para que Jabes aprendiera a amar y honrar a su madre y se esforzase en ser
un consuelo para quien le había traído a este mundo con tanto dolor. Posiblemente esta
actitud es la que hace de Jabes un hombre que acostumbraba orar y que por lo tanto dependía
totalmente de Dios.
La oración de Jabes es sencilla. Últimamente para algunos cristianos se ha transformado en
una especie de talismán, es decir una suerte de conjuro que al decirlo todos los días las cosas
cambiarían. Ninguna oración en la Biblia tiene esa connotación, las oraciones que aparecen en
la Biblia son ejemplos para ayudarnos a tener nuestra propia comunicación directa con Dios.
En este sentido la oración de Jabes es una ilustración de lo que puede ocurrir con nosotros si
tenemos una comunicación personal con Dios.
Jabes ora al Dios de Israel (v.10), un Dios de pactos, que había pactado con su pueblo, que
luchó con Jacob a quien por prevalecer le fue cambiado su nombre por Israel (Génesis 32:28).
Su oración es una especie de compromiso pactual entre Dios y él. Una oración de relación, de
confianza y dependencia.
Jabes pide cuatro cosas en su oración. Lo primero que pide es la bendición divina. Sobre la
bendición de Dios podríamos hablar mucho. No se trata de pedir la bendición por tradición o
costumbre. Jabes simplemente pide a Dios que lo bendiga. La bendición de Dios está asociada
a la benevolencia suya, a su bondad, a suplir todas las necesidades, a su permanente guía. No
podemos pedir algo mejor que la bendición divina. Los hijos que buscan su bendición, son
benditos por Él. La bendición de Dios se nota en muchos aspectos, los benditos son felices,
disfrutan de alegría. Esto se nota no sólo en su calidad de personas sino que alcanza incluso en
el aspecto familiar (Ezequiel 44:30), económico (Deuteronomio 16:17; 28) y social. No
haríamos mal en pedir cada día la bendición de Dios para nosotros y nuestra familia.
En segundo lugarJabes pide que Dios ensanche su territorio. Si nosotros revisamos la historia
de otros patriarcas, por ejemplo Abraham, Dios le promete que le daría un nombre famoso
(Génesis 12:2), por supuesto que la fama que Jehová ofrece no tiene nada que ver con la fama
a la que hoy estamos acostumbrados, la fama que le fue ofrecida a Abraham tenía que ver con
la salvación de las personas y el ocupar el lugar estratégico que Dios tenía para él. Tal vez
muchos se equivocan en este punto y le reclaman a Dios argumentando que no reciben
respuesta a sus oraciones, y piensan que las cosas deben ocurrir desde la mirada humana, sin
embargo al revisar la vida de Abraham podemos concordar que fue un hombre bendecido por
Dios y que su territorio de influencia fue enormemente ensanchado por Dios. Esto es lo que
Jabes pedía a Dios, una vida llena de oportunidades guiadas por Dios. Una vida llena de
influencia y liderazgo a favor del pueblo, al que pertenecía Jabes.
La tercera parte de su oración es que la mano de Dios estuviera con él. Si la mano de Dios
estaba con él, entonces tendría sabiduría, éxito en su empresa, medios y fuerzas. Cuan
necesario se hace pedir a Dios que su mano nos guíe. Hay tantas decisiones que tomar en
nuestro andar, necesitamos su mano. La mano de Dios estaba con los apóstoles (Hechos 2), y
eso era notorio. El testimonio que daban lo confirmaba. La mano de Dios estuvo con José,
todo lo que hacía era prosperado, aun en las circunstancias más adversas. También estuvo con
Daniel conduciéndole por setenta años privado de la libertad de su pueblo, con tantos otros;
puede también estar con nosotros hoy. No podemos permitirnos avanzar solos, es necesario
que la mano de Dios esté con nosotros cada día, cada momento, de lo contrario estaremos
perdidos.
Lo último que pide Jabes es que Dios lo libre de todo mal. Lo más probable es que la historia
de su nacimiento le acompañó durante toda su vida. Por esta razón es que pide a Dios esta
bondad. En este aspecto podemos señalar desde dos puntos de vista. El primero y tal vez el
más importante es ser librado del mal del pecado. Nuestro Señor Jesús en la oración modelo
señaló: líbranos del mal (Mateo 6:13). Podemos también nosotros pedir a Dios que nos libre
del mal. ‘Fortalécenos ¡oh!, Dios en medio de las tentaciones’. ‘Permítenos no acceder a
ellas’. En este aspecto, supongo que Jabes al mantener una comunicación directa con Dios, se
llenaba con la presencia divina y se negaba en buscar todo aquello que le impedía una relación
pactual con Dios. El segundo aspecto de esta petición tiene que ver con los males de esta vida,
la enfermedad, los accidentes, tantas cosas malas que ocurren en este planeta contaminado
con el pecado.
En conclusión, la oración de Jabes es un buen modelo para nosotros hoy. Vivimos en un
mundo lleno de vanagloria, de convulsiones, competencia y de arribismo, por lo que será
nuestra comunión y dependencia la que marcará una diferencia en nuestra historia. El ser
humano independiente de Dios puede disfrutar de algunos éxitos, aunque son pasajeros y
perecederos, pero el ser humano que depende de Dios como lo hizo Jabes, tendrá una
experiencia que marcará su vida porque la presencia divina estará con él.
Jabes fue ilustre, incluso hasta una ciudad lleva su nombre (2 Crónicas 2). Dios hizo de él un
hombre famoso, como Abraham, fue bendición. También tu y yo podemos experimentar eso
mismo en nuestros días y ser bendición.
LA ORACION DE JABES
Marco histórico:
Esta historia se desarrolla en el tiempo de los jueces, en un tiempo de guerra y
sequía espiritual, cuando los israelitas estaban tratando de sacar a los cananitas
de sus tierras. Este relato nos reta a mantenernos con fe a pesar de los tiempos de
incredulidad que agobian a las personas a nuestro alrededor o en la iglesia.
Los primeros 9 capítulos de 1era de Crónicas contienen el árbol genealógico
oficial de las tribus hebreas desde Adán.
Luego de 44 nombres aparece la historia corta de Jabes.
Biografía – Historia de la vida de una persona.
Perteneciente a la tribu de Judá.
Familia:
• Padre: Cos
• Hermanos: Anub y Zobeba
• Madre: nombre desconocido
La Oración De Jabes1 Chronicles 4:9-10
1Crón, 4:9a “Y Jabes fue más ilustre que sus hermanos…” Esta palabra de hebreo
tiene un significado positivo y otro negativo. En un sentido negativo, la palabra
significa, “para ser pesado.” Pero la palabra tiene varios significados positivos
diferentes, como, “para abundar más; grande; la magnitud, o gloria.”
1Crón. 4:9b “…al cual su madre llamó Jabes, diciendo: Por cuanto lo di a luz con
dolor”.
Su nombre no se menciona en ningún otro lugar en la Biblia: ni siguiera en el
Salón de la Fama de la Fe en Hebreos 11.
El nombre se consideraba como una profecía o deseo con respecto al futuro del
niño.
Ejemplos:
• Jacob – el que agarra o arrebata
• Mahlón y Quelión – enfermo y languidez, respectivamente
• Salomón – Paz (único rey de Israel que gobernó sin recurrir a la guerra)
Burla de los niños = Burlas por ser cristianos
De niño Jabes habrá escuchado las historias de milagros realizados por Dios y…
se decidió a pedir uno para sí mismo.
La carga más pesada de Jabes tenía que ver con la manera en la que definiría su
futuro. Así que bajo el peso de su pasado, la monotonía de su presente y lo
incierto de su futuro se decidió a elevar una de las oraciones más poderosas
registradas alguna vez en la Biblia.
La historia de Jabes demuestra que no cuenta quiénes nosotros seamos, ni lo que
nuestros padres hayan decidido por nosotros, ni siquiera el futuro para el que
estamos “destinados”: solo cuenta conocer lo que queremos ser y sobretodo,
pedirlo a Dios ≠ mendigar a Dios.
Bendíceme – Oración por la Dirección Divina
1Crón. 4:10 “E invocó Jabes al Dios de Israel, diciendo: ¡OH, si me dieras
bendición…”
Bendición: significa “invocar el favor divino o traer los beneficios de Dios sobre –
pedir o impartir un favor sobrenatural”
El dejó por completo que Dios decidiera el cuándo, el qué, el dónde y el cómo.
Confianza incondicional en la buena intención de Dios para con nosotros.
Este pedido muestra su deseo respecto a no concentrarnos en nosotros mismos
sino en lo que Dios desea para nosotros.
“Cuando buscamos la bendición de Dios como un valor concluyente en la vida, nos
internamos por completo en el río de su voluntad, su poder y sus propósitos para
nosotros. Todas nuestras necesidades vienen a ser secundarias ante lo que
realmente queremos, que no es otra cosa que llegara sumergirnos de modo total y
absoluto en medio de nosotros, por medio de nosotros y alrededor de nosotros
para su gloria”.
Mateo 7:7 “Pedid y se os dará…” Santiago 4:2 “…pero no tenéis lo que deseáis ,
porque no pedís”
Podemos estar en uno de estos extremos: Una vez somos cristianos las
bendiciones de Dios vienen sobre nosotros a un ritmo predeterminado o llevamos
una cuenta de las bendiciones de Dios como una columna para depósitos y otra
para retiros.
Quizás alguien ha estampado una etiqueta sobre tu vida: tu padre, un profesor,
quizá un amigo o compañero de trabajo. Quizás ellos dicen que usted es un
perdedor y más triste aún quizás has estado viviendo bajo esa etiqueta hasta el
punto de que ya crees que esa es tu realidad. Si este es tu caso haz lo mismo que
Jabes: transforma una vida de dolor en una oración de poder. Dios está en el
negocio de hacer cosas extraordinarias a través de personas comunes como tú y
yo.
Para pedir a Dios es necesario tener una Visión del futuro de nuestras vidas: no
se refiere a mirar a una bola de cristal o a hacer predicciones ridículas del futuro.
Es la creencia de que Dios hará cosas consistentes con su Palabra y su voluntad y
que éstas tendrán un impacto positivo en tu vida.
Ilustración: ¿Ha oído alguna vez hablar de Fred Smith?.El era un estudiante de
término de Harvard y debía hacer un proyecto final para poner en marcha un
negocio. Cada estudiante tenía que presentar su propio proyecto. Los planes que
debían presentar debían ser realizables. El proyecto final de Smith estaba
relacionado con la entrega lenta de paquetes a través del correo. Así que el
inventó un plan para poner en marcha un negocio que entregaría los paquetes
durante la noche, en cualquier parte del mundo y no durante la próxima semana.
El profesor pensó que su idea era buena pero no práctica, así que lo calificó con
una “C”. Después de graduarse, Fred Smith fundó una empresa a la que llamó
Federal Express. Y ya todos conocemos la historia de esta súper exitosa empresa
de clase mundial. El pensó que debía haber alguna manera de entregar paquetes
diferente a lo que cualquiera hubiera intentado antes. Esto ilustra el deseo de vivir
pensando en grande para Dios.
¿Cómo ensanchar tu territorio? Si estás intentando vivir pensando en grande
para Dios hay algunas fronteras en tu vida que debes mover. Debemos empezar
pidiendo lo más y no lo menos. Tres fronteras deben ser ensanchadas:
• Capacidad de Oír: para ser más influenciables – Josué 3:9. La clave para tener
oraciones contestadas es estar quietos y escuchar.
• Sentido de responsabilidad: para sentirnos más responsables - Josué 1:3
• Testificación: para aprovechar las oportunidades – Hechos 1:8
Jabes desea ser más y hacer más para Dios:
Ilustración: Se cuenta la historia de una señora de edad mediana que
llamaremos Ana y que era bastante rica. El pasar por el proceso de divorcio la
sumió en una depresión y entre otras cosas decidió consumar uno de sus deseos
más acariciados: Ir a Calcuta a trabajar con la Madre Teresa. Ella le escribió a la
Madre Teresa contándole de sus intenciones. Pasó algún tiempo hasta que ella
recibió una carta de respuesta desde Calcuta. Ansiosamente la abrió para
encontrar la siguiente respuesta: “Gracias por su interés en venir a la India. Pero
vaya y descubra su propia Calcuta”.
Implicaciones:
• Demanda Fe: Oraciones pequeñas, bendiciones pequeñas. Oraciones grandes,
bendiciones grandes.
• Demanda Trabajo: debido a una mayor responsabilidad. La promesa de Dios es
darnos el territorio: pero debo esforzarme por ocuparlo. Deuteronomio 1:30,41
¿Cómo calcular el nuevo territorio? Cuando calculamos el tamaño del territorio
que Dios puede tener en mente para nosotros utilizamos esta fórmula:
Mis habilidades + mi experiencia + mi entrenamiento + mi personalidad y
apariencia + mi pasado + las expectativas de los demás = al nuevo territorio
No es lo mismo pensar que Dios obrará por medio de que decir que Dios obrará
en asociación con.
Mi voluntad + mis debilidades + voluntad divina + poder sobrenatural de Dios = mi
nuevo territorio.
Orar por el ensanchamiento de las fronteras es pedir un milagro. Un milagro es
una intervención de Dios para hacer que suceda algo que normalmente no
ocurriría. Si usted da pasos pequeños no necesita de Dios. En cambiosi se arroja a
la corriente de Dios, los cuales sobrepasan nuestra capacidad para cumplirlos…
entonces se realizará un milagro y usted estará en primera fila para observarlo.
1. Dios rescata del dolor (en Su tiempo)
Su madre lo llamó Jabes, diciendo: «Porque lo di a luz con dolor».
No se nos dice cuál fue el dolor en particular. Hay belleza en ello. Ese dolor no especificado nos
invita a identificarnos con Jabes e imitarle, sea cual sea nuestro dolor. Al fin y al cabo, todos
nacemos con dolor (Gn 3:16), en un mundo enfermo por el pecado y asolado por el dolor,
siendo pecadores y «por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás» (Ef 2:3).
Nuestro Dios es ciertamente un rescatador. No promete mantener a Su pueblo libre de dolor,
pero se complace en rescatarnos del dolor una vez que estamos en él
Sea cual sea el origen, la vida de Jabes tuvo un comienzo duro. Pero al parecer no se regodeó
en ello ni se resignó a la condición de víctima. Tampoco trató de compensarlo con su propia
fuerza y determinación. Más bien, se dirigió a Dios. «Jabes invocó al Dios de Israel» y, al
hacerlo, dirigió su atención y su fe en la dirección correcta.
Nuestro Dios es ciertamente un rescatador. No promete mantener a Su pueblo libre de dolor,
pero se complace en rescatarnos del dolor una vez que estamos en él. Y lo más importante, no
según nuestro plan, sino según el Suyo. Algunos rescates divinos llegan rápidamente; muchos
no. Muchos de los santos más admirables han soportado grandes dolores durante toda su vida
terrenal.
2. Dios (a menudo) hace crecer la influencia fiel
¡Oh, si en verdad me bendijeras, ensancharas mi territorio…
Es bueno buscar la bendición de Dios y, en particular, hacerlo en los términos de Dios. Buscar
ampliar la propia frontera, o expandir el espacio y la influencia, es profundamente humano por
designio de Dios desde el principio: «Sean fecundos y multiplíquense. Llenen la tierra y
sométanla. Ejerzan dominio» (Gn 1:28). Cristo mismo encargó a Sus discípulos que ampliaran
las fronteras de Su reino, haciendo discípulos a todas las naciones (Mt 28:19).
Incluso alguien tan ejemplar y humilde como el apóstol Pablo daría testimonio de su ambición
santa, bajo Cristo, de ampliar las fronteras de su influencia, pasando por Roma hasta España
(Ro 15:23-24). Pablo también escribe con franqueza a los corintios acerca de crecer «dentro de
nuestra esfera, engrandecidos aún más por ustedes, para predicar el evangelio aun a las
regiones que están más allá de ustedes» (2 Co 10:15-16). Dios quiere que Su pueblo ore para
ampliar su influencia, no para su comodidad personal, sino para el avance del evangelio, para
el fortalecimiento de las iglesias, para servir a la gran misión y a los propósitos de Cristo en el
mundo.
Estas son las oraciones que Dios suele responder, pero no siempre. ¡Oh, qué diferencia hay en
tan pocas palabras! Y una vez que hayamos orado por la ampliación figurada de nuestras
fronteras, por amor a Cristo, debemos estar preparados para que Dios haga un cálculo y una
medición muy diferentes de lo que podríamos esperar.
3. Dios (a menudo) nos da fuerza cuando se la pedimos
…y Tu mano estuviera conmigo…
Sí y amén a pedirle a Dios que Su mano esté con nosotros; Su mano, que significa Su poder,
fuerza y ayuda. Es significativo que Jabes no solo quería una donación grande y por adelantado
de Dios para luego volverse y cultivar con su propia fuerza. Más bien, Jabes reconoce que su
propia fuerza no será suficiente. Necesita la ayuda de Dios en cada paso del camino.
Quizá sus comienzos humildes y dolorosos le enseñaron esta lección antes que a la mayoría.
Jabes fue «honrado» (más que sus hermanos) no por su nacimiento noble, gran riqueza y
habilidad manifiesta, sino porque reconoció sus propias debilidades y limitaciones y pidió a
Dios que fuera su fortaleza. Que Jabes superara a sus hermanos muestra la fuerza de Dios.
Jabes suplica que la mano de Dios esté con él, y al hacerlo, Jabes admite (como todo ser
humano debería) que su propio poder y habilidad no son adecuados.
4. Dios nos protege de (algunos) daños
…y me guardaras del mal para que no me causara dolor!
Por último, Jabes pide a Dios protección. Es bueno orar a nuestro Dios para que nos proteja del
mal y del dolor. Incluso sabiendo que a veces nos conduce, como hizo con Su propio Hijo, al
desierto y al valle de sombra de muerte.
También Jesús nos enseñó a orar: «No nos metas en tentación» (Lc 11:4), y en el huerto, la
noche antes de morir, ordenó dos veces a Sus hombres: «Oren para que no entren en
tentación» (Lc 22:40, 46). Dios realmente nos libra de algunas tentaciones en respuesta a
nuestras oraciones. La oración importa. El Dios soberano elige gobernar el universo de tal
manera que, bajo Su mano, algunos acontecimientos suceden (o no) porque Su pueblo oró.
¿Quién puede imaginar de qué tentaciones y daños se han librado innumerables santos
porque pidieron humildemente al Padre?
Nuestro Dios no promete guardarnos de todo mal, ni de toda tentación. De hecho, se nos
promete que «es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de
Dios» (Hch 14:22). Por tanto, no deberíamos dar por supuesta tal protección, como tampoco
es un desperdicio de aliento pedirla.
Dios le concedió lo que pidió
Que Dios concediera a Jabes lo que pidió no significa que Dios lo hiciera de la manera que
Jabes imaginó o en el tiempo que Jabes esperaba. Lo mismo ocurre con nosotros. Dios se
complace en responder a las oraciones de Sus hijos, pero no debemos suponer que lo hará
cuando nosotros queramos y como nosotros prefiramos. Él es «poderoso para hacer todo
mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos» (Ef 3:20). Él responde y exalta
a Sus fieles «a su debido tiempo» (1 P 5:6), y en Sus términos, no en los nuestros.
Cuando Sus hijos piden pan o pescado o un huevo, nuestro Dios no les da una piedra o una
serpiente o un escorpión (Mt 7:9-11; Lc 11:11-13). No les da, al final, algo peor a lo que
pidieron, sino mejor. Él sabe cómo dar buenos dones a Sus hijos, y mucho más de lo que
típicamente pedimos —y de forma culminante, se nos da a Sí mismo. Pero no a nuestro antojo
y no en respuesta a palabras bíblicas repetidas como loros.
La oración de Jabes no es una promesa de que Dios hará lo que le pidamos y en el momento
que queramos. Sin embargo, 1 Crónicas 4:9-10 es un llamado enérgico a los que no oran, y a
los que sufren, para que se acerquen al Descendiente más grande de Judá. Nuestro Dios
redime a Su pueblo. Él trae gozo a los amargados. Él honra a los afligidos. Enaltece a los
humildes. Él da la corona de gloria a los avergonzados. Resucita a Su Hijo crucificado. En Cristo,
Dios pone nuestro mundo de cabeza, incluidas nuestras oraciones.
Invocó Jabes al Dios de Israel diciendo: «Te ruego que me des tu bendición, que ensanches
mi territorio, que tu mano esté conmigo y que me libres del mal, para que no me dañe». Y le
otorgó Dios lo que pidió.
1 Crónicas 4:10
A primera vista esto parece una oración egoísta. Suena como el hombre que oró: “Bendíceme
a mí y a mi esposa, a mi hijo Juan y a su mujer, nosotros cuatro y nadie más”. Pero Jabes no
está realmente siendo egoísta. Estaba orando por algo que Dios quería que tuviera. Ésa es la
diferencia entre ser personal y ser egoísta. Las oraciones egoístas son oraciones que le piden a
Dios cosas que Dios no quiere que tengamos, por lo menos no al momento, las oraciones
demandantes que están interesadas tan sólo en nuestro propio bienestar inmediato, para
nuestra propia satisfacción. Pero Dios nos promete cosas grandes y poderosas a nosotros
personalmente a las que nos podemos aferrar; así que el orar de esta forma no es egoísta, sino
personal.
Fíjate más de cerca en estas cuatro peticiones. Primero pide: “Te ruego que me des tu
bendición”. ¿Qué es lo que quieres decir cuando oras por bendición? Ésta es una petición por
un sentido interior de relación con Dios. La “bendición” es acercarse a Dios, encontrarle, y
conocerle personalmente. Está orando: “Señor, primero, sobre todo, que haya una conciencia
de que Tú eres mi Dios, que yo te pertenezco a Ti y Tú me perteneces a mí”.
Segundo, Jabes ora: “que ensanches mi territorio”. Ésta es una oración para oportunidad, para
restauración, en su caso, de su herencia perdida, por un sitio en el que alzarse en medio de la
cultura de su día, en el cual pueda conseguir un sentido de estatus y respeto. Para nosotros
significa el encontrar una forma en la que salir de aquello que nos está limitando, aquello que
nos asedia y nos esclaviza. Quizás te sientas como que estás en una situación en la que no
tienes oportunidad de crecer, de avanzar y de ser satisfecho. Si ése es el caso, ésta es la
oración apropiada para orar: “Señor, dame esa oportunidad”.
Tercero, pide: “que tu mano esté conmigo”. Ésta es una oración que le viene naturalmente a
los labios al pensar en la incertidumbre del futuro al que se enfrenta. Todos nosotros nos
sentimos de esta forma a veces. No sabemos qué cambios repentinos e inesperados nos
puedan ocurrir en nuestras vidas en el futuro. Lo que a menudo queremos pedir es un vistazo
a lo que nos espera. Lo que realmente necesitamos no es sabiduría, sino una guía. Es por esto
que Jabes está orando: “Señor, estáte conmigo. Entra en el futuro conmigo. Guíame, para que
pueda saber que cada paso del camino pueda confiar en el hecho de que Tú estás conmigo”.
La última petición era: “que me libres del mal, para que no me dañe”. Aquí hay una profunda
conciencia de una herencia corrupta en la vida de este hombre joven. Siente una debilidad
interna en sí mismo que le asusta. Veo esto en mucha gente. Pueda que sea una tendencia al
mal genio que destruye muchas oportunidades que podrían ser utilizadas para una ventaja.
Quizás sea la avaricia, algún deseo de adquisición de ganancia material, para que puedas estar
seguro y protegido, tener abundancia y hacer lo que quieras. Fuera lo que fuera, sabe que Dios
puede manejarlo.
No creo que orara esta oración sólo una vez. Es el tipo de oración que viene repetidamente a
los labios humanos, si realmente estás preocupado sobre dónde estás y reconoces qué
imposible, qué difícil la situación parece desde el punto de vista humano. Éste es el momento
en el que debemos aferrarnos a la fórmula que Jabes encontró y que Dios utilizó para sacarle
de sus circunstancias.
Gracias, Señor, por el vistazo a la vida de este hombre joven. Me regocijo en las promesas
que me rodean, el amor que me sostiene y la gracia que me guía.
Aplicación a la vida
¿Cuáles son los cuatro aspectos en la oración de Jabes que podemos sabiamente utilizar como
reglas generales en nuestras peticiones personales? ¿Pedimos con una expectación audaz que
Dios abra y cierre puertas, para que podamos glorificarle al cumplir Su propósito para nuestras
vidas?
1 Cronicas 4:9-10, NBLA
Jabes fue más ilustre que sus hermanos, y su madre lo llamó Jabes, diciendo: “Porque lo di a
luz con dolor”. Jabes invocó al Dios de Israel, diciendo: “¡Oh, si en verdad me bendijeras,
ensancharas mi territorio, y Tu mano estuviera conmigo y me guardaras del mal para que no
me causara dolor!”. Y Dios le concedió lo que pidió.
Hebreos 4:16, DHH
Acerquémonos, pues, con confianza al trono de nuestro Dios amoroso, para que él tenga
misericordia de nosotros y en su bondad nos ayude en la hora de necesidad.
James 1:5
Y si a alguno de ustedes le falta sabiduría, que se la pida a Dios, quien da a todos
abundantemente y sin reproche, y le será dada.
Había una vez un niño que se llamaba Dolor. Su madre le puso ese nombre porque lo parió con
dolor. Puedes imaginar que con un nombre así, es muy probable que no le gustara a nadie.
Entonces, ¿sabes lo que hizo Dolor, también conocido como Jabes en el Antiguo Testamento?
Invocó al Dios de Israel para que lo bendijera. "Oh, que me bendigas y amplíes mi territorio..."
Eso es pedirle a Dios provisión y aumento. También pidió que la mano de Dios estuviera con él
para que fuera bendecido en todo lo que hiciera y fuera protegido del daño. Dios no sólo le
concedió a Jabes su petición, sino que también lo consideró más honorable que sus hermanos.
Hoy, haz lo honorable: pídele al Señor que aumente y amplíe el favor, la sabiduría, las
habilidades y las oportunidades de crecimiento que tienes actualmente a un nivel
completamente nuevo. Pídele sabiduría divina para que te proteja de tomar decisiones
imprudentes que te lleven a consecuencias dolorosas.