Peralta Omar TSJ
Peralta Omar TSJ
Protocolo de Sentencias
Nº Resolución: 218
Año: 2016 Tomo: 6 Folio: 1662-1684
En la ciudad de Córdoba, a los treinta y un días del mes de mayo de dos mil dieciséis, siendo
las doce y treinta horas, se constituyó en audiencia pública la Sala Penal del Tribunal Superior
de Justicia, presidida por el señor Vocal doctor Sebastián Cruz López Peña, con asistencia de
las señoras Vocales doctoras Aída Tarditti y María Marta Cáceres de Bollati, a los fines de
dictar sentencia en los autos "PERALTA, Omar p.s.a. abuso sexual con acceso carnal,
homicidio calificado -Recurso de Casación-" (SAC 1077881), con motivo del recurso de
casación interpuesto por el Dr. Marcelo Nicolás Jaime, Asesor Letrado Penal de 14º Turno, en
su carácter de defensor del imputado Omar Peralta, contra la sentencia número diez de fecha
diecisiete de mayo de dos mil trece, dictada por la Cámara en lo Criminal de Segunda
Abierto el acto por el Sr. Presidente, se informa que las cuestiones a resolver son las
siguientes:
1°) ¿Es nula la sentencia por haberse fundado en prueba ilegal de carácter dirimente (art. 413,
inc. 3, CPP)?
2º) ¿Ha sido indebidamente fundada la sentencia de condena en orden a la finalidad del
3º) ¿Ha sido erróneamente aplicado el art. 142 bis del CP?
Los señores Vocales emitirán sus votos en el siguiente orden: Dres. Aída Tarditti, Sebastián
A LA PRIMERA CUESTION:
Nominación de esta ciudad resolvió, en lo que aquí concierne: "I. DECLARAR que OMAR
secuestro agravado y abuso sexual con acceso carnal, todo en concurso real, en los términos
de los arts. 45, 80 inc. 7mo., 119 tercer párrafo y 55 del C. Penal e imponerle la pena de
PRISIÓN PERPETUA, accesoria de ley y costas (arts. 5, 12, 40, 41 CP, 550 y 551 CPP) y
unificar este pronunciamiento con la condena a dos años de prisión de ejecución condicional,
dictada el dos de diciembre de mil novecientos doce por la Excma. Cámara Cuarta en lo
Criminal en la ÚNICA DE PRISION PERPETUA, con accesoria de ley y costas (arts. 5, 12,
II. Contra la sentencia que antecede, interpone recurso de casación el Dr. Marcelo Nicolás
Jaime, Asesor Letrado Penal de 14º Turno, en su carácter de defensor del imputado Omar
Bajo el motivo formal de casación (art. 468, inc. 2° CPP), el defensor reputa inobservadas las
reglas de la sana crítica racional con relación a elementos de prueba decisivos. En ese ámbito,
hallazgo del cuerpo de la víctima (infra, 2). Estima que tales actos fueron ilegales en relación
deben declararse nulos, lo que debe extenderse a todas las pruebas que de ellos se deriven.
término, el defensor expone una objeción que, en rigor, comprende a ambos actos tachados de
ilegales (allanamiento y secuestro). Aquella hace pie en lo que estima una contradicción
insalvable de la sentencia: por un lado -explica-, el tribunal consideró que a las 20.00 horas
del día del hecho el imputado Peralta se encontraba sospechado de la comisión de un delito, lo
que autorizaba al allanamiento sin orden judicial de acuerdo al art. 206 del CPP; pero por otro
horas después por el mismo Peralta no fue realizada revistiendo la calidad de imputado, por lo
que sus manifestaciones fueron válidas en el contexto de las averiguaciones iniciales. Ambas
mismo tiempo, sostiene el quejoso. Destaca, en ese entendimiento, que si la primera era
verdadera (Peralta sospechado) los policías podían ingresar a su vivienda pero no podían
extraer de él información alguna, mientras que si la segunda lo era (Peralta no sospechado) los
fue ilegal, en tanto la ley procesal sólo permite el allanamiento para aprehender a un imputado
de delito grave, según el art. 206 inc. 3 del CPP, pero no autoriza a realizar ningún
interrogatorio ni sentarlo en una silla durante horas para extraerle una confesión sin asistencia
dependencia correspondiente.
Por ese mismo motivo, agrega que el registro del domicilio que derivó en el secuestro de
vivienda, tampoco se encontraba habilitado y era necesaria la orden judicial a tal efecto (fs.
892 y vta.). Señala, al respecto, que para la Cámara el secuestro de objetos fue legítimo
porque el ingreso también lo fue, y a ello responde, en primer lugar, que la contradicción
ingreso hubiese sido válido no se habría solicitado una orden de allanamiento. Subraya que
los efectos fueron secuestrados antes de que el personal policial arribara con la orden judicial
Por otra parte, afirma que el personal de Policía Científica de la Policía Judicial trabajó en el
lugar antes de contar con dicha orden. En este sentido, explica que si bien esta última fue
librada por el Juez de Control a las 00:15 hs. del día 6 de abril de 2012, en ella se comisionó
al Of. Ppal. Fernández para su diligenciamiento, quien arribó al lugar a las 01:00 hs. de ese
día y por ende esa era la hora -la del ingreso del policía mencionado- en la que podía allanarse
893).
elementos de la casa del imputado" (fs. 893 y ss.). En primer término, describe
imputado Peralta, con expresa indicación de las constancias de autos de la que surgen los
distintos datos al respecto (fs. 893/895). Entre otros puntos, destacó que varios móviles
horas del día del hecho, y que uno de ellos estaba a cargo del Of. Ppal Fernández,
comisionado desde las 16:50 horas de ese día hasta las 05:03 horas del día siguiente.
Asimismo, hace referencia a la individualización del vehículo a través del testimonio del
utilizaba (hermano del anterior), quien a su vez lo había dejado en el domicilio del imputado
para un arreglo mecánico. Con tales datos, y acompañados por el dueño no registrado del
Menciona, asimismo, el testimonio del Of. Ppal. Fernández, quien manifestó haber arribado a
sobre el recorrido del vehículo (cuyo capot, al tocarlo, se encontraba caliente); dijo además no
haber visto a nadie ingresar a la vivienda, y haberse retirado alrededor de las 21 horas para
declarar en la jefatura y solicitar orden de allanamiento. Orden con la que regresó -dijo el
policía según el quejoso- a las 01:00 hs., y con la que ingresó a la vivienda junto a otros
policías y técnicos de Policía Judicial, acto en el cual secuestró diversos elementos, entre ellos
imputado nada dijo, y que no fue él quien trasladó a Peralta a la jefatura, a pesar de que en el
libro de guardia se haya dejado constancia que a las 03:05 horas el nombrado se presentó con
Finalmente, alude el defensor el seguimiento de las antenas que tomaron el teléfono celular
del imputado Peralta durante ese día, las que lo colocaban primero en cercanías del domicilio
de la víctima, luego en su propia vivienda, más tarde en La Calera, y por último nuevamente
en su casa.
Sostiene que todo lo anterior parece demostrar un procedimiento sin vicio alguno, pero
horas ingresaron al domicilio numerosos policías sin exhibir orden de allanamiento, quienes
lo presionaron con amenazas de llevar presa a su madre para que hablara, le preguntaron
dónde solía ir habitualmente respondiéndoles sobre tres lugares (placita cerca de su casa,
barrio Lamadrid, y Casa Bamba camino a La Calera). Según el imputado, entre las 12:30 y la
01:00 hs. de la mañana los policías deciden llevarlo para que les indique donde quedaban esos
Reseña, en el mismo sentido, el testimonio de la madre del imputado, que dio cuenta del
hermanas del imputado, quienes además de lo anterior refirieron la presión ejercida por los
entrada y salida permanente de uniformados alrededor de las 21:00 horas (fs. 896 y vta.).
A continuación, señala que el informe químico número 7747 fue suscripto a las 0:50 hs., esto
bombachas y otros elementos que sirvieron para la pericia genética de ADN. El informe de
Planimetría Legal, a las 00:30 hs. El de Huellas y Rastros, a las 00:50 hs. El de Fotografía
Legal, presumiblemente entre las 00:30 y 00:50 horas. En todos los casos -indica-, fueron
antes de la llegada del Of. Ppal. Fernández, único autorizado a diligenciar la orden de
allanamiento, el que se autorizaba a partir de las 00:15 hs. pero fue diligenciado a las 01:00
Destaca, asimismo, que el informe del 101 da cuenta de un móvil presente en el domicilio a
las 21:13 hs, y otro que "trabaja" desde las 21:14 hs., y que misteriosamente desde las 22:50
hs. hasta las 01:00 hs. del día siguiente no hay ninguna constancia de nada (fs. 897 vta.).
A su ver, todo ello demuestra que la policía ingresó al domicilio mucho antes de las 01:00
horas y que el uniformado Fernández faltó a la verdad. Y destaca la remisión, por parte del
tribunal sentenciante, de antecedentes de la causa por la posible comisión del delito de falso
Con relación a ello, expresa que la realización del allanamiento antes de que existiera la orden
judicial fue reconocida por la cámara, pero que ésta lo consideró autorizado ante la sospecha
que hallar, y elementos para sospechar la participación del nombrado), como uno de los
supuestos que autoriza la ley procesal, específicamente en el inc. 3 del art. 206 del CPP. Sin
embargo, sostiene el defensor que lo anterior no se condice con la realidad jurídica ni con la
fáctica (cita doctrina y jurisprudencia en apoyo). Destaca, en ese sentido, que no se trataba de
una persona a quien se perseguía para su aprehensión, esto es, de un caso de flagrancia o de
de fundamentar la excepción del allanamiento sin orden judicial, pero en otra parte de la
sentencia afirma, en cambio, que brindó información antes de que se dispusiera su formal
proposiciones no pueden ser verdaderas a la vez, y remarca que tal información fue decisiva
que es consecuencia directa y necesaria de aquel. Solicita, por ende, la nulidad de ese acto
procesal y la ineficacia probatoria de las pruebas que se deriven de él, esto es, de todo lo
secuestrado en dicho procedimiento (cita doctrina y jurisprudencia en apoyo; fs. 899 y 900).
del motivo formal de casación, como ya adelantamos, el recurrente objeta las circunstancias
En lo principal, considera que los policías Assolini y Argüello faltaron a la verdad en sus
niña es que los uniformados de mención presionaron al imputado para que hablara, y lo
Reproduce la versión de Assolini acerca de una pareja joven que alrededor de las 20 hs. y en
cercanías de La Calera, mientras patrullaba por la zona junto al uniformado Argüello, les
avisó que habían visto un vehículo oscuro que arrojó un bulto sospechoso. Sostiene, al
respecto, que después de ello, tras una breve e infructuosa búsqueda del objeto presuntamente
arrojado, se trasladaron a la casa de la víctima. Remarca que a la hora del allanamiento ilegal
al domicilio de Peralta, Assolini y Argüello ya se encontraban allí. Y sostiene que los policías
no tenían la más mínima noción de donde se encontraba la víctima ni había indicio alguno de
policía lo que permite obtener el dato que los lleva al lugar (fs. 900 vta.).
Con relación a ello, considera inverosímil la versión del policía Assolini acerca de que volvió
a la madrugada a la zona de La Calera, alrededor de las tres de la mañana, porque "le picó el
bichito", y destaca que ni siquiera dio cuenta por la frecuencia policial del dato supuestamente
Transcribe, sobre el punto, el testimonio del policía Alejandro Argüello, chofer del móvil
policial, quien brindó una versión similar a la de Assolini (fs. 901 y vta.). Destaca, de ella,
que Argüello manifestó no haber bajado en ningún momento del móvil, y que no pudo
precisar cuántos vehículos policiales arribaron al lugar ni en qué momento, porque se quedó
anoticiamiento que le hace la pareja del auto blanco, y que nada dijera tampoco en la zona del
victimario), cuando arribó trasladando a dos efectivos más desde Villa Allende, y que recién a
las dos de la mañana del día siguiente, sin que nada haya ocurrido en el medio, le "picara el
bichito" para volver hacia allí. La única explicación racional, dice, es que al llegar al
acantonamiento tomó contacto de lo que le habían obligado a decir a Peralta, y por ello es que
habría aparecido. En lo relevante, destaca que según el informe del Cuerpo Operativo Nº 2 de
Policía Judicial, desde la Unidad Judicial interviniente (Delitos Económicos) se solicitaron los
servicios del equipo completo para cooperar en "desaparición de persona Homicidio", en Ruta
E-55, curva La Herradura, Casa Bamba, La Calera, y que ello -subraya- ocurrió 17 minutos
antes que la hora oficial del hallazgo del cuerpo según el acta labrada por Assolini y las
constancias del 101 (02:53 y 03:10 hs.). Destaca el defensor que, además, el uniformado de
Por otro lado, destaca diferentes horarios, actividades y movimientos de policías y del
imputado, para finalmente remarcar, por un lado, que Peralta fue trasladado desde su vivienda
a las 01:30 hs., y fue introducido a la Jefatura de Policía a las 03:05 hs., esto es, una hora y
treinta y cinco minutos después. Y por otro lado, que en el libro de guardia de la División
horario indicado (03:05 hs.), traslado que luego el policía Fernández luego negó haber
Fernández de despegarse del imputado en ese lapso de tiempo) demuestran que Peralta dijo la
verdad cuando afirmó haber sido torturado y obligado a declarar sin asistencia letrada, y que
fue llevado hasta Casa Bamba para señalar el lugar del cuerpo. Y destaca que tales
incoherencias del uniformado fueron reconocidas por la cámara, la que por esa razón remitió
los antecedentes por la posible comisión de un delito de falso testimonio, aunque -objeta-
realizó un esfuerzo superlativo para convalidar un procedimiento policial que en verdad fue
Con respecto a esto último (convalidación por la Cámara del accionar policial), el defensor
critica los argumentos brindados en la sentencia. Afirma, en primer término, que el propio
Tribunal reconoció que Peralta fue víctima de un "elemento coactivo" (los policías le decían
que le iban a llevar detenida a su madre), y aunque argumente que la amenaza carezca de
la tuvo -razona el defensor- porque si bien no existe un baremo objetivo para indicar en qué
coaccionado y que en virtud de esa coacción confesó, por lo que -remata- el vicio nulificante
En segundo término, sostiene que no es cierto que la madre de Peralta pudiera, como todo
testigo, ser objeto de medidas de coerción, como el arresto, y aun quedar retenida para
resguardar su propia integridad física, como afirma el sentenciante. Afirma, al respecto, que
no se verifican los supuestos del art. 274 del CPP, ni puede considerarse que el anuncio del
En tercer lugar, manifiesta que el dato esencial que permitió el hallazgo del cuerpo no fue
brindado voluntariamente por Peralta, como entiende el a quo, por cuanto se trató de una
Además, sostiene que si bien el Tribunal consideró no acreditado que el imputado fuera
lo que se condice con el tiempo que insume un viaje de ida y vuelta hasta Casa Bamba (fs.
904 vta.).
Por otro lado, objeta que el dato fuera brindado, como reza el Tribunal, "antes de su
respecto, que la confesión se produjo entre las 21 hs. del día del hecho y las 01:00 hs. del día
siguiente, con la presencia de muchos policías en el interior de la morada que ingresaron sin
llevar presa a su madre. Asimismo, destaca la contradicción ya señalada supra (la sospecha
sobre Peralta habilitó el ingreso a su morada sin orden, pero la falta de sospecha permite no
imputado nace con una simple indicación, lo que en el caso sucedió cuando fue abordado por
la policía, y que la imputación formal a la 01.30 hs. del día siguiente no tiene trascendencia.
los derechos que la ley acuerda al imputado en el art. 80 del CPP le deben ser reconocidos
Con cita de jurisprudencia de esta Sala, afirma que aun cuando el acto hubiese sido
Por último, afirma que si bien no arguyó de falsa el acta de inspección ocular y de secuestro
(policía Argüello) reconoció no haber bajado jamás del móvil policial en Casa Bamba, por lo
que no pudo haber sido testigo de la actuación policial. Afirma que era necesario que
probatorios que son esenciales pero, a su vez, producto de flagrantes violaciones a las
asistencia del defensor). Al ser tales actos ilegales por afectar garantías constitucionales -y por
ende corresponder la sanción de nulidad- no tienen eficacia probatoria, ni la tienen las pruebas
los frutos del árbol envenenado"; fs. 906/908). La sentencia -concluye- se basa en elementos
probatorios ilegalmente obtenidos que son, además, de carácter esencial, pues su exclusión
III. Como surge del resumen que precede, el defensor efectúa principalmente dos críticas bajo
en el hallazgo del cuerpo de la víctima. Estima que tales actos fueron ilegales en relación con
deben declararse nulos, lo que debe extenderse a todas las pruebas que de ellos se deriven. Y
La defensa no ha objetado, en cambio, que los elementos de prueba valorados por la Cámara -
de ser válidos y legales- sean suficientes para acreditar, con la certeza requerida para una
condena, la participación punible del imputado Peralta en el hecho que se le atribuye. Por lo
tanto, aquí no nos corresponde revisar la sentencia condenatoria sobre tales puntos. Sólo
incluye una clara sistematización los argumentos relativos a los distintos elementos de prueba
Cuestión diferente es si tales elementos de prueba son válidos y legales, que es lo discutido
1. Nulidad del allanamiento. Delimitado de esa forma el ámbito de análisis, lo primero que
produjo, al menos en un primer momento, sin orden judicial, como alega el recurrente. No
prevista por el inciso 3º del art. 206 del CPP, que así lo autoriza en los casos en que "se
aprehensión".
En efecto, debe tenerse en cuenta en primer término la gravedad de la imputación inicial, que
reparar en el ingreso al domicilio allanado de una persona a quien, en virtud de los datos
aportados por los testigos, se perseguía para su aprehensión. Ello justifica plenamente la
tutela del domicilio tiene jerarquía constitucional (CN, art.18; C. Pcial., art. 45). La
inviolabilidad del domicilio persigue como objetivo establecer un límite al ejercicio del
poder de los órganos del Estado, disponiendo que una ley determinará en qué casos y con qué
presunción motivada de una determinada circunstancia, y como está de por medio el respeto a
puede ser allanado con orden motivada, escrita y determinada de Juez competente, la que
no se suple por ningún otro medio (TSJ, Sala Penal, "Ariza", S. n° 68, 7/8/2000; "Villacorta",
b. Ahora bien, también esta Sala ha sostenido que como consecuencia de los principios de
oficialidad y legalidad, el art. 321 del CPP le asigna a la Policía Judicial (y a los funcionarios
y empleados de la Policía Administrativa cuando cumplan las funciones que nuestra ley de
rito establece, de acuerdo al art. 322 del citado cuerpo) la función -poder/deber de ejercicio
obligatorio- de investigar los delitos de acción pública, impedir que los cometidos sean
llevados a consecuencias ulteriores, individualizar a los culpables y reunir las pruebas y todos
Penal, Lerner, Córdoba, 3ª ed., 1981, T. II, p. 503; Cafferata Nores, José Ignacio, Medidas de
Coerción en el Proceso Penal, Lerner, Córdoba, 1983, p. 68; TSJ Sala Penal, "Britos", S. nº
La doctrina, con base en la normativa señalada, también ha advertido que la Policía Judicial, y
primera, si bien debe investigar los delitos por orden del ministerio público, también
De esta suerte, al regular las atribuciones propias de la Policía Judicial, el CPP en su art. 324
inc. 7°, establece: "Citar y aprehender al presunto culpable en los casos y formas que este
Código autoriza" (TSJ Sala Penal, "Britos", S. nº 42, 20/4/1999; "Gutiérrez", S. nº 36,
6/3/2009).
En tal sentido, como instituto que integra la coerción personal, la aprehensión importa una
conducta delictuosa, valorada de súbito por quien la practica sin contar aún con antecedentes
que le permitan realizar un examen de la situación. Se trata de una medida que escapa a la
prohibición constitucional (C. Nac., art. 18) de detener sin orden escrita, emanada de
autoridad competente (Clariá Olmedo, Jorge A. Tratado de Derecho Procesal Penal, Ediar,
Buenos Aires, 1966, T. V, p. 281; TSJ Sala Penal, "Britos", S. nº 42, 20/4/1999; "Gutiérrez",
S. nº 36, 6/3/2009).
Del mismo modo, se ha reconocido que la expresión flagrancia (que no atrapa otro momento
más que el mismo de la comisión del hecho), mediante la cual la Constitución de Córdoba
(art. 42) designa los casos en que procede la privación de la libertad personal sin orden escrita
y fundada de autoridad judicial competente, es utilizada por los Códigos locales con un
presunta, siendo ello así, porque la primera significación sería muy estrecha desde el punto
reacciones idénticas con sentido cautelar y preventivo (TSJ, Sala Penal, "Britos", S. nº 42,
Finalmente, todos los supuestos de simple aprehensión previstos por la ley se justifican ante
una apremiante necesidad de hecho exigida por la defensa del interés social frente a la
orden escrita de autoridad competente (TSJ, Sala Penal, "Britos", S. nº 42, 20/4/1999;
c. En concordancia a lo dicho, la ley adjetiva (CPP, art. 206) al regular el instituto del "
allanamiento sin orden" por parte de la Policía Judicial reconoce a modo de excepcional,
entre una de esas hipótesis, que el mismo sea realizado (inc. 3º) en caso de que se introduzca
un supuesto ilícito penal (excepto delitos de acción privada CP, 73), en los casos que la ley
funcionario público (CP, 249) (TSJ, Sala Penal, "Britos", S. nº 42, 20/4/1999; "Gutiérrez",
S. nº 36, 6/3/2009).
subsidiariamente de la Administrativa, proceder a los allanamientos del art. 206 (art. 324 inc.
Administrativa- es proceder a los secuestros impostergables (art. 324, inc. 4, CPP). Y lo debe
El secuestro importa la aprehensión de una cosa, por parte de la autoridad judicial, con el
ella, consistente en un acto de coerción real, cautelar y provisional, por el cual un órgano de la
justicia ocupa objetos o documentos que puedan ser útiles para el descubrimiento de la
verdad, comprendiendo como objeto de secuestro "...las cosas relacionadas con el delito, las
sujetas a confiscación o aquellas que puedan servir como medio de prueba...", conforme
dispone el art. 210 del CPP (TSJ, Sala Penal, "Ariza", S. n° 68, 7/8/2000; entre otros).
atribución fue ejercida dentro de los límites de la ley (TSJ Sala Penal, "Gamboa", S. n° 37,
actúa como un Tribunal de los hechos. En tal sentido se ha señalado que el Tribunal de
casación actúa "como juez de hecho", a efectos de comprobar si es verdad que la actividad
procesal no se ha desarrollado con las formas debidas, para lo cual puede recurrir a la
comprobación de las circunstancias de la causa y aun puede producir una investigación para
indagar el verdadero cumplimiento de las formas (De la Rúa, Fernando, La casación penal,
Depalma, 1994, p. 70) ( TSJ, Sala Penal, "Cabello", S. n° 21, 15/5/1997; "Ariza", S. n° 68,
7/8/2000).
de R.S.B., de once años de edad, en cercanías de su vivienda, alrededor de las 12:30 a 13:00
horas, luego de ser mandada por sus padres a hacer unas compras a pocas cuadras de su casa
(testimonios de sus padres Raúl Antonio Barlettra y Alicia Esther Díaz, y de la vecina
patente del vehículo al que ascendió R., niña a quien conocía de vista por verla pasar seguido
por la vereda de su casa. Y lo hizo por sospechar de la situación que presenció: un automóvil
que se detuvo al lado de aquella, conducido por un hombre joven, quien entabló conversación
durante unos cinco minutos con la menor, tras lo cual esta última ascendió al rodado. El dato
que fue brindado por el mencionado testigo a los progenitores y al personal policial luego de
que se hiciera pública la desaparición de la niña, y con él se pudo identificar al titular registral
y, a la postre, a quien utilizaba el vehículo en ese tiempo. Este último llevó a los uniformados
(esto es, el que se había llevado pocas horas antes a la niña desaparecida).
El testigo Pedraza Potier, quien dejó el vehículo al imputado para su arreglo, manifestó que
cuando arribó con la policía a la casa de Peralta se encontraba el automóvil que le había
dejado, y precisamente el que había visto el testigo Hoyos (v. sentencia a fs. 855). Lo mismo
manifestó el uniformado Fernández, que encabezaba la comisión policial (sentencia a fs. 855
vta.).
A su vez, se cita en el fallo la declaración del oficial Fernández, quien encabezaba la comisión
policial que ingresó al domicilio, y dio cuenta del arribo a la vivienda de Peralta
frente de aquella (sentencia a fs. 855 vta.). Y del testimonio de la madre del imputado se
deriva que el personal policial buscaba a una persona que había secuestrado a una niña, pues
Puede concluirse, de esta manera, que el personal policial conocía que en la morada muy
evidenciaba la urgencia del caso, pues en dicho domicilio se había introducido un imputado
de delito grave (imputado en sentido propio, esto es, ya sindicado como sospechoso de la
flagrancia: la presencia del automóvil que se llevó a la niña era un objeto que indicaba que
Peralta había sustraído a la menor pocas horas antes, de acuerdo a los términos del art. 276
CPP (en similar sentido, mutatis mutandi, los ya citados precedentes "Britos", S. nº 42,
Y efectivamente, a las 1:35 horas del día siguiente se produjo la aprehensión e imputación
formal de Peralta en su domicilio por el delito de rapto, por orden del Fiscal actuante (acta
obrante a fs. 26, según se destaca a fs. 860 vta. de la sentencia condenatoria).
Los argumentos al respecto brindados por el Tribunal -tras una prolija exposición de la prueba
relacionada con la desaparición de la niña y la ubicación del domicilio del imputado- son
cuestión: "Se ha cuestionado que por la defensa el ingreso sin orden de allanamiento al
domicilio de Peralta, pues esta tardó en tramitarse y recién se la presentó como a la 01:00 de
la madrugada del día viernes seis de abril del 2012, cuando la policía ya había ingresado
desde las 20:30 hs. aproximadamente. Al respecto, considero que con la información que
daban los supuestos excepcionales, bajo los cuales el CPP autoriza al personal policial a
ingresar sin orden judicial. Las circunstancias particulares del caso y las averiguaciones
practicadas hasta ese momento permitían sostener que se estaba frente a una fundada y
legítima sospecha de que Peralta fuera la persona que había secuestrado y retenido a la menor,
a ese momento, 20:00 hs., por mas de siete horas. La menor había salido a realizar un simple
mandado y no había ni siquiera llegado a la despensa a donde se dirigía y había sido vista
subir al vehículo que Peralta tenía para reparar. Se daban además atento al tiempo
menos verificar si la menor estaba en el lugar y con vida. Ese fue el motivo que le
comunicaron a la madre de Peralta, así lo dijo en el debate, buscaban una menor que habría
legítimas sospechas de que Peralta hubiera secuestrado a la menor y urgencia para constatar la
presencia de la menor en el lugar, aún con vida. Bajo estos parámetros, sospecha legítima y
urgencia, debe interpretarse los supuestos previstos por el art. 206 del CPP y en particular el
de flagrancia impropia o cuasi flagrancia prevista en el art. 276 del CPP. Y ello de acuerdo a
las atribuciones para casos de urgencia previstas por los arts. 321, 322 y 324 del CPP.
Estrictamente, existió persecución por parte de la fuerza pública al mismo tiempo que
la niña subió en el horario desde el cual no se la vio más). De modo que el allanamiento sin
participar en la comisión del hecho delictivo acaecido contra la menor encuentra sustento en
una razón verosímil, cual es la ya descripta presencia del automóvil que levantó a la niña de la
vía pública sin conocimiento de sus familiares directos (el padre la había enviado a hacer una
aquella fuera encontrada en donde o con quienes razonablemente podía y debía estar.
Así las cosas, juzgo atinada la actuación de la autoridad policial (policía judicial) toda vez
y elementos relacionados con el delito. Además, se verificaba una situación de peligro real de
daño jurídico cuya concreción se representaba ante la fuga del imputado así como con pérdida
autoridad policial de conformidad a lo dispuesto por el art. 206 inc. 3º del CPP, y el secuestro
impostergable de elementos relacionados con el delito. Más aún cuando la sospecha no sólo
persona de la niña), sino en uno que las circunstancias autorizaban a pensar que se estaba
ejecutando (retención y ocultamiento de la menor), por lo que imperiosamente -esto es: con
suma urgencia- había que investigar el hecho (incluso como prevención de mayores perjuicios
asegurar prueba útil y eficaz; v. Cafferata Nores – Tarditti, Código Procesal Penal de la
Por lo demás, con relación al ingreso de integrantes de la policía judicial (equipos) para la
urgencia ya descripta, sino que además el Juez correspondiente había ya dictado la orden de
tramitarla pueda haber ingresado unos minutos después que los mencionados equipos técnicos
(o éstos unos minutos antes que el comisionado para llevar a cabo el allanamiento), lo
esencial es que al ingresar aquellos la orden judicial ya había sido dictada y evidentemente era
por ellos conocida (autorizaba el allanamiento a partir de las 00:15 horas), lo que queda
corroborado por el ingreso a escaso espacio de tiempo del policía Fernández (01:00 horas),
según el acta. Por lo demás, repárese que la realización de informes técnicos también se
encuentra incluida dentro de las facultades del 324 del CPP, y la urgencia (más la gravedad
tarea, sin perjuicio de que, como dijimos, en el presente caso ya existía orden judicial de
Por tales razones, independientemente de las inexactitudes o presuntas falsedades por parte
Razones similares determinaron que esta Sala aprobara la actuación policial en los ya
Los hechos que allí se analizaban no son idénticos, mas comparten la necesidad del
allanamiento sin orden por la urgencia de la situación, a lo que aquí se agrega un elemento
Estas razones impiden, sin más, el acogimiento del planteo casatorio en examen, toda vez que
la conclusión arribada por el a quo constituye una derivación que respeta las reglas de la sana
crítica racional basada en prueba válida, por lo que corresponde convalidar la condena
dispuesta.
hallazgo del cadáver. Ahora bien, como ya se ha visto, el defensor sostiene que si el
allanamiento se considera autorizado por la situación excepcional, tal acto debía limitarse a la
juicio, por haberse meritado los dichos vertidos por el encartado Peralta cuando no contaba
del cadáver de la niña. Por ello su introducción al debate, a ver del quejoso, resultaría ilegal y
a. El art. 258 del CPP establece que "a la declaración del imputado deberá asistir su defensor
bajo pena de nulidad". En el mismo sentido, bajo el acápite "Defensa en juicio", el artículo 40
personas y de los derechos. Todo imputado tiene derecho a la defensa técnica, aún a cargo del
Estado, desde el primer momento de la persecución penal. Nadie puede ser obligado a
declarar contra sí mismo en causa penal (…). Carece de todo valor probatorio la declaración
Constitución Provincial (arts. 39 y 40), supone que se haya iniciado la persecución penal en
defensor técnico. Es que "las formas establecidas por la ley procesal tendientes a garantizar el
ejercicio del derecho de defensa en juicio sólo aluden a los actos que se cumplen dentro del
proceso. El derecho de defensa, en todas sus manifestaciones, se inicia con el primer acto de
persecución penal dirigido en contra de un sujeto" (Cafferata Nores, José I., Introducción
al derecho procesal penal, Lerner, 1994, p. 120; TSJ Sala Penal, "Fuster", S. n° 121,
10/10/2006).
Queda claro, pues, que en el caso la sospecha que habilitó el allanamiento sin orden judicial
implicaba desde ese momento considerar imputado, y tratarlo como tal, a Peralta. Sobre ello y
A su vez, el art. 324 inc. 8 autoriza a la Policía Judicial a recibir la declaración al imputado,
pero sólo si éste lo solicita y con las formas y garantías del art. 258 y ss. del CPP, esto es, con
que los dichos espontáneos de los sospechosos ante la autoridad policial puedan ser valorados
En efecto, en el último de los fallos señalados ("Minaglia"), el Máximo Tribunal recordó que
"conforme a la propia jurisprudencia de esta Corte, las manifestaciones que una persona
detenida efectúa ante la autoridad policial, dadas ciertas circunstancias y con un alcance
A su vez, en el primero de esos fallos ("Cabral"), entendió que los dichos espontáneos que un
detenido efectuó ante la autoridad policial no debían ser considerados como aquel tipo de
declaraciones vedadas por el art. 316, inc. 1° del Código de Procedimientos en Material
Penal, y concretamente sentó la regla de que "[l]a mera comunicación de ese dato, en la
investigación criminal, pues lo contrario llevaría a sostener […] que la restricción procesal
antes mencionada impide a los funcionarios investigar las pistas que pudieran surgir de esa
La regla referida fue aplicada en "Jofré" ("los datos que permitieron a la policía individualizar
a las víctimas fueron recabados sin coacción y como resultado de las averiguaciones que le
eran impuestas por el art. 184 del Código de Procedimiento Penal"), y reproducida
contra del imputado, tampoco existió la violación de la doctrina de la Corte según la cual no
c. En el presente caso, vale destacar de manera preliminar que la Cámara anotó debidamente
algunas de las circunstancias en las que se produjo el hallazgo del cuerpo, por lo que no es
necesario examinar los argumentos críticos del quejoso sobre el punto, en razón de que
coinciden precisamente con las incongruencias anotadas por la Cámara (la que las consideró
dirigidas a ocultar la utilización del dato aportado por el imputado, lo que resultaba -por lo
por la posible comisión del delito de falso testimonio por el comisionado Fernández, atento a
que brindó una versión por la que se desvinculaba del traslado de Peralta hacia la sede
traslado y que él mismo lo efectuó. Todo ello, reiteramos, fue debidamente anotado por la
Sí interesa, en cambio, que nos adentremos en los fundamentos brindados en el fallo para
considerar válida la declaración del imputado que permitió hallar el cadáver de la niña, aun si
pueda considerarse inverosímil lo declarado por los uniformados para ocultar la utilización de
los datos que, como afirma el sentenciante, legítimamente los policías podían usar para las
primeras pesquisas urgentes en pos de encontrar a víctima. Lo central, pues, será determinar si
la declaración de Peralta a la policía fue voluntaria o -como denuncia del quejoso- producto
de coacción por parte de los policías. En cuanto al acto en sí del hallazgo y secuestro del
cuerpo, no surge de autos irregularidad alguna que determine la invalidez del acto, que a su
vez se refleja en un acta formalmente válida y con plena eficacia probatoria respecto al asunto
en ella reflejado. Las incoherencias -anotadas por el defensor- que pudiera haber en la
declaración del testigo policial de actuación (Argüello), sobre si bajó del auto o no en ese
preciso momento del hallazgo, no son relevantes en tanto ni el propio imputado alega falsedad
211/212), e incluso la causa pasó al debate sin planteo alguno sobre esa cuestión (fs. 622 y
el que también se abstuvo (fs. 769/770), haciéndolo, sí, en una reapertura del debate de fecha
posterior, en la que depuso sobre las indagaciones de los uniformados (fs. 806/807).
En ella dijo, textualmente: "Que de lo que se lo acusa no recuerda nada que el día anterior
estuvo consumiendo alcohol y drogas (marihuana – cocaína), que recién toma conciencia de
un llamado de su ex mujer como a las diecinueve y treinta horas, para que buscase a su hijo
porque tenía unas obligaciones, que no quería buscar a su hijo porque no se encontraba bien,
pero lo trajo porque estaba su madre en la casa para que se lo cuidara. Que luego llegó la
policía estaba en su habitación y cuando salió en el living de su casa había como treinta
personas, que revolvían todo y a él lo tenían cinco personas, que en todo momento le
preguntaban para que diga dónde la tenía que si no decía donde estaba la iban a llevar presa a
su madre. Que a las nueve y treinta horas vino su hermana Elizabeth y a las diez horas vino su
otra hermana Yanina. Que constantemente le preguntaban donde estaba y donde solía ir,
expresándole que a la plaza, a barrio La Madrid y Casa Bamba. Que le dicen los lleve hasta
Casa Bamba, que fue en un Clío y los que iban no estaban uniformados, que se logra ver el
cuerpo. Agregó que lo manifestado por Assolini son todas mentiras. Que llegaron con la
orden de allanamiento como a la una de la madrugada, su hermana firmó. Que es todo lo que
Ya resulta llamativo, a primera vista, que el imputado no recuerde nada del hecho por un
presunto estado de inconsciencia y que luego refiera con detalles lo sucedido en la vivienda
cuando ingresó el personal policial (el número de personas que ingresó, el número de policías
que lo tenían a él aprehendido y la hora exacta en la que arribó cada una de sus dos hermanas,
entre otras cosas). Sobre el punto, el fallo ha brindado suficientes fundamentos para descartar
que Peralta pudiera haber actuado en un presunto estado de inconsciencia que le impida
automóvil para raptarla bajo engaño, trasladarla al lugar en que la abusó y mató, la
preparación del cuerpo para su traslado en el automóvil y el largo recorrido efectuado hasta el
lugar donde arrojó el cuerpo; v. sentencia a fs. 858 vta.). Pero dejando de lado ese dato, cabe
reparar -en lo que aquí nos interesa- que el único elemento coactivo mencionado por el
Sobre el punto, afirma el sentenciante que el interrogatorio policial no puede ser reputado
ilegal por cuanto se llevó a cabo antes de que se imputara formalmente a Peralta y en el marco
embargo, ello no puede ser entendido en el sentido propugnado por el defensor, esto es, que
Peralta no revistiera la calidad de imputado y, por ende, que dicho interrogatorio se encontrara
justificado (la contradicción que atribuye el quejoso al Tribunal). Antes bien, el acento se
pone en que en ese estado de sospecha inicial (que obviamente supone la adquisición de la
Es en ese sentido que la Cámara destacó una serie de circunstancias que tornaron legítima la
obtención y utilización del dato aportado por Peralta, ya sospechado -sin perjuicio de que no
a) En primer término, la presunta amenaza que, según el imputado y sus hermanas, los
de qué pasó con la niña desaparecida, no tiene entidad suficiente para constituir un apremio ni
presión psicológica. Explica que aquella podía, como todo testigo, ser objeto de medidas de
coerción de muy corta duración (menciona el arresto), y en el caso quedó retenida en su casa
por su seguridad, por la cantidad de vecinos que llegaron al lugar y temor de alguna
infra.
b) De otro lado, no hubo en rigor una confesión extrajudicial del hecho delictivo, porque
Peralta manifestó no recordar nada sobre la niña en razón de estar alcoholizado y drogado,
(lugar en el que, a la postre, se encontró el cuerpo de la niña) como uno de los lugares donde
solía ir a drogarse. Dicho dato, juzgó el Tribunal, podía ser aprovechado y explotado
legalmente por el personal policial para continuar y orientar las pesquisas urgentes. Esto
c) Asimismo, no surge de ningún elemento de prueba respecto de que Peralta haya sido
llevado por personal policial al lugar. Sólo surge el dato objetivo de la demora entre la orden
manifestó que se lo obligara sino que se limitó a decir que él los llevó al lugar. Esto es, el
traslado tampoco fue, según puede extraerse de los propios dichos de Peralta, producto de
los primeros momentos de la investigación policial dirigida a encontrar con vida a la menor
desaparecida.
Por todo ello, consideró el Tribunal que el dato que permitió el hallazgo y posterior secuestro
Tal conclusión es correcta. En efecto, surge de la causa que el dato "Río Bamba", a partir del
imputado. En este sentido, debe tenerse en cuenta que el personal policial, en cumplimiento
contra su persona, como también parecía factible- se hallaría privada de su libertad en algún
lugar que sólo el imputado conocía. Pero además de ello (lo que ya hemos reseñado supra), en
el domicilio al que ingresaron los policías en búsqueda de la menor y para la aprehensión del
sospechoso (autorizado por encontrarse al frente el automóvil que, según un testigo, levantó a
la niña horas antes), se encontraron otros elementos que podían pertenecer a la niña
referido más arriba) por considerar que existía motivo bastante para sospechar la participación
de Peralta en el delito de rapto agravado, según el art. 130, tercer párrafo, del CPP (decreto a
fs. 27; acta de detención suscripta a las 1.35 horas, fs. 26). Dicha figura calificada prevé la
sustracción o retención de una persona menor de trece años, por medio de la fuerza,
Por otro lado, con relación al anuncio de los efectivos policiales al imputado, alegado por este
último y respaldado por sus hermanas, consistente en que llevarían presa a su madre si no
la Cámara de que era legalmente factible disponer de una medida de coerción contra la mujer
que se hallaba en la vivienda, y que por ello tal anuncio no tenía entidad suficiente para
constituir un apremio o una coacción. En ese sentido, no puede soslayarse que la progenitora
de Peralta, en ese momento inicial y con los pocos datos que iba recogiendo la policía, se
donde se encontraban objetos relacionados con esta última, por lo que era posible, prima facie
, que alguna relación tuviera con el hecho, y en principio habilitaba la medida prevista por el
testigos, se podría disponer que los presentes no se alejen del lugar ni se comuniquen entre sí,
antes de prestar declaración, y aun ordenar el arresto, si fuere necesario". Debe recordarse,
además, que una de las funciones de la policía es la individualización de los culpables -art.
321 CPP-, y una atribución la de citar y aprehender a presunto culpable -art. 324 inc. 7 CPP-,
lo que en el caso habilitaba, en un primerísimo momento y contando con escasos datos, a una
posible medida de coerción contra la mujer que se hallaba en la misma casa que quien fue
visto sustraer a la niña, y en donde probablemente había sido retenida y objeto de ataque
sexual.
carnal violento, homicidio, eliminación del cuerpo). Por otro lado, ya hemos dicho que se
trataba, según la situación que se les presentaba a los policías en ese momento, de un delito
grave que prima facie o posiblemente estaba aún en ejecución, incluso con el sospechoso
necesaria para hallar con vida a la niña sustraída, que acaso se hallaba retenida en lugar
desconocido.
En definitiva, fuera de los dichos de los policías respecto de la madre de Peralta (sin entidad,
como explicamos, para constituir una coacción), no se ha referido conducta alguna del
personal policial que pueda traducirse en una coacción efectiva para que declarara, esto es,
para que aportara datos en contra de su voluntad, ni para que los guiara hacia el lugar donde
se encontraba el cuerpo.
Y a esta altura cabe destacar, finalmente, que tampoco el imputado presentó lesiones
compatibles con apremios policiales. Las lesiones leves constatadas en el informe médico de
conforme surge de los fundamentos de la sentencia, con el hecho delictivo en sí, más
y son compatibles, además, con las lesiones defensivas que presentaba la propia niña (v.
De esta manera, las constancias de autos llevan a concluir que la indicación de uno de los
lugares donde iba a drogarse, y en donde en definitiva se halló el cuerpo, no fue obtenido
implicaba el anuncio de un mal, era una posibilidad tolerable jurídicamente que hubiera
admitió los injustos; sí dio un dato que le permitió al personal policial orientar las pesquisas
Por otro lado, la Cámara reconoce que es un dato objetivo de la causa la demora desde que se
dispuso la detención de Peralta hasta su ingreso a la Jefatura Policial (01:30 y 03:10 horas,
que se lo obligara a llevar a los uniformados a donde se encontraba el cuerpo, sino que se
limitó a referir que los llevó al lugar. De esta manera, lo cierto es que con el dato brindado
sobre el lugar al que iba a drogarse los policías hubieran llegado igualmente al lugar donde se
encontraba el cadáver.
La señora Vocal preopinante da, a mi juicio, las razones necesarias que deciden correctamente
Estimo correcta la solución que da la señora Vocal Dra. Aída Tarditti, por lo que adhiero a
secuestro agravado (art. 142 bis), y postula que los hechos sean calificados sólo como abuso
orden a la figura de homicidio criminis causa), sostiene que no existe certeza acerca del móvil
que exige la figura del art. 80 inc. 7 CP, y solicita la aplicación de la figura de homicidio
simple (art. 79 CP). Afirma, en ese sentido, que no se acreditó que Peralta haya actuado con la
finalidad de ocultar los delitos precedentes (privación de la libertad y abuso sexual), ni con la
finalidad de lograr su impunidad. Con otras palabras, que no se acreditó el móvil del crimen,
esto es, ningún elemento subjetivo diferente del dolo homicida (fs. 909 y vta.).
Al respecto, sostiene que la figura calificada requiere una determinada vinculación subjetiva
del autor con los resultados de su obrar, esto es, la preordenación del homicidio a otro delito.
Afirma, en ese sentido, que la figura de homicidio criminis causa exige que la preordenación
sea parte del plan del primer delito: se piensa de antemano en el homicidio como medio para
reparar, para consumar o para asegurar los resultados de otros delitos, o para procurar la
impunidad (cita doctrina en apoyo). Sostiene, al respecto, que no basta la mera ordenación
adoptada en cualquier momento, sino que la figura requiere, además, que esa ordenación se
En el presente caso, alega que dicho preordenamiento sólo podría considerarse configurado si
victimario, y que de ello pueda derivarse, sin duda alguna, que el autor ya había preordenado
la muerte de la víctima a continuación del ataque sexual para evitar su delación, lo que sería
Acto seguido, analiza los testimonios a partir de los cuales la Cámara deriva la existencia de
ese conocimiento previo, y concluye que son insuficientes para derivar con certeza dicha
circunstancia (fs. 910 vta./914). Y objeta, en ese sentido, que el sentenciante, a partir de esa
prueba, haya considerado la existencia de una "probabilidad cierta" sobre ese conocimiento,
En definitiva, concluye que los elementos probatorios valorados por el Tribunal impiden
considerar que el acusado actuó con la concreta intención homicida que se le endilga en la
2.a. Los argumentos esgrimidos por el recurrente se dirigen -en síntesis- a cuestionar la
criminis causa: en el presente caso, el fin de ocultar otro delito y el de procurar la impunidad
para sí (tales los fines que el Tribunal consideró acreditados con certeza, lo que discute el
quejoso).
No obstante, si bien invoca el motivo sustancial de casación (art. 468 inc. 1º CPP), a la postre
causa a homicidio simple. De esta manera, los planteos serán tratados bajo el motivo formal
de casación (art. 468 inc. 2º CPP), sin perjuicio de que, en tanto las críticas a la valoración
En ese sentido, analiza el defensor una serie de pruebas y de circunstancias fácticas que
habrían sido mal valoradas por el sentenciante, y que permitirían derribar la conclusión del
fallo en cuanto a la calificación legal dispuesta. Evidentemente todas ellas son cuestiones que
elementos de prueba), por lo que indudablemente corresponde tratar los agravios bajo el
motivo formal casación (art. 468, inc. 2°, CPP), sin perjuicio de que hagamos algunas breves
b. Analizado entonces -como corresponde que sea- desde la óptica formal (art. 468, inc 2°, del
C.P.P.), cabe concluir que el agravio no puede prosperar, en razón de advertirse que la
sentencia atacada ha efectuado una correcta valoración de la totalidad del material probatorio,
respetuosa de las reglas de la sana crítica racional y, en concreto, del principio lógico de razón
suficiente, valoración que permitió derivar la existencia de una conexión ideológica entre el
homicidio y los delitos anteriores que, con él, se pretendía ocultar para lograr la impunidad.
Debe recordarse que tratándose le mentada exigencia típica de un extremo subjetivo, no puede
ser aprehendida a través de la percepción directa del juzgador, sino que puede y debe ser
derivada a partir de la conducta desenvuelta por el agente que forma parte de la imputación
(cf. TSJ, Sala Penal, "Tita", S. nº 22, 17/4/1998; "Vargas", S. nº 73, 21/5/1999; "Druetta", S.
homicidio criminis causa en relación con la de homicidio en ocasión de robo (art. 80 inc.
7mo., y 165 CP). Así, entre muchos otros fallos, en los precedentes "Aguirre", S. nº 12,
razones de brevedad, y sólo referiremos aquí la exigencia de preordenación que en tales fallos
se explicita para la configuración del homicidio criminis causa. En efecto, Según estos
(conexidad de carácter ideológico, final o teleológico), esto es, que debe existir en el agente
una finalidad que sólo es compatible con el dolo directo, y su ausencia determina el
relacionadas con la conducta del imputado, de las que surgiría con certeza (a juicio del
c. Sentado lo anterior, cabe referir el impugnante centra sus críticas en la preordenación del
homicidio como medio para -en el caso- ocultar otro delito y lograr la impunidad, y
principalmente en la necesidad -para la configuración del tipo agravado- de que la muerte sea
parte del plan de ese otro delito. Y con esa base alega que, en el sub examen, sólo la
acreditación con grado de certeza de un conocimiento previo entre autor y víctima sería lo que
La crítica referida supone que el imputado, para la configuración de la agravante, debió haber
deliberado más o menos en los siguientes términos: voy a violar a esta niña, pero como me
conoce con anterioridad tendré que matarla después de hacerlo y esconder su cuerpo para
Sin embargo, la conexión ideológica de causa final o de medio a fin prevista por la figura
calificada en todos los supuestos del inc. 7 (excepto en la última hipótesis, que trata de una
conexión causal impulsiva) no exige necesariamente que el homicidio haya sido planeado de
manera conjunta con -o al mismo tiempo que- los delitos respecto de los cuales se exige esa
conexidad (en lo que aquí concierne, que con la muerte se pretendieron ocultar y con los
cuales se buscó asegurar la impunidad). Por el contrario, basta que la decisión de matar sea un
medio para los fines señalados por la norma (aquí, ocultar el delito anterior y procurar su
impunidad), por lo que la requerida subjetividad pudo presentarse incluso una vez que el
delito anterior se cometió, aunque no hubiese formado parte del plan inicial.
referidos (como si el autor hubiese pensado: la llevo engañada en mi auto a mi casa, la violo
y como me conoce desde antes la mato inmediatamente después para que no me delate).
Antes bien, alcanza con que haya sido planificada para ocultar el abuso sexual ya cometido y
no ser castigado por su conducta delictiva (como si el autor hubiese cavilado: la violé y
porque, aunque no me conozca, estuve largo tiempo con ella y podría describir mi fisonomía,
el automóvil, la casa-, entonces tendré que matarla para que ello no pase). Ello satisface la
conexión ideológica de causa final exigida por la figura: la comisión del homicidio encuentra
su razón en un fin a logar por el autor, cual es ocultar la sustracción y retención de la niña y el
De este modo, yerra el defensor cuando propugna que la muerte debió haber sido prevista al
momento de la planificación del delito a ocultar. Basta, por el contrario, que en el ánimo del
autor el homicidio tenga alguno de los fines que prevé la norma. La comisión del homicidio
expresión preordenar, conformada por el prefijo pre- y el verbo transitivo ordenar, el primero
en una de sus acepciones, "encaminar y dirigir algo a un fin (cf. DRAE, 23º edición,
www.rae.es). El sentido es, pues, que la dirección de algo (del homicidio) a un fin (ocultar los
necesariamente que ese fin forma parte del plan inicial de los delitos a ocultar.
Aclarado así el alcance de la conexión ideológica de causa final exigida por la figura,
pasemos a la cuestión probatoria. En este ámbito, lo que era necesario acreditar para la
configuración de la figura calificada es que Peralta mató a la niña que había abusado
asegurar su impunidad. Bastaba, en consecuencia, con comprobar que las circunstancias que
idea de que el abuso sexual iba a ser descubierto y que la víctima iba a poder identificarlo si
no la asesinaba.
víctima y victimario, por lo que la falta de acreditación con certeza de esa circunstancia no
circunstancias en que ocurrió el hecho hacen evidente que el abuso sexual violento contra la
niña no iba a poder ser ocultado de otra forma más que con su muerte y la posterior ocultación
del cadáver. Partimos, obviamente, del supuesto de que la muerte no fue producto de las
violento independiente de las violencias empleadas para lograr el acceso carnal, del que da
cuenta el surco de estrangulamiento completo señalado por la autopsia" (v. sentencia a fs.
864).
Por ello, carece de interés analizar los elementos de prueba que valora la Cámara sobre ese
conocimiento previo (que la lleva a explicar el motivo por el que la niña ascendió al vehículo
del imputado), porque lo dirimente pasa por lo ya explicado, y se refleja en el examen que
hace el sentenciante sobre el móvil de la muerte: "El contundente cuadro probatorio ubica al
acusado invitando a la niña a subir al auto para luego llevarla a su casa y mediante violencias
accederla carnalmente, para luego extrangularla y darle muerte, sacándola del lugar y
llevándola a un oscuro paraje de las sierras para prender fuego a su cuerpo. Se trataba de una
niña de 11 años inmadura sexualmente a la que había abusado en forma violenta y a la que
por su inmadurez resultó lesiona en forma grave en la zona vulvo vaginal. Dejarla con vida
irremediablemente le hubiera costado una condena grave medida en años de prisión, por lo
que su muerte se le presentó con el medio para ocultar lo que había hecho y lograr la
impunidad [sic]. Así, las circunstancias referidas (la invitó al auto, la llevó a su casa, la
que permiten con certeza inferir que el móvil del homicidio está constituido por las
De esta manera, sin perjuicio de la "posibilidad cierta de que la menor y Peralta se conocieran
pudiera identificar al imputado se deriva de la dinámica del hecho y permite afirmar con
En definitiva, las características del hecho acreditado en autos (haber conversado el imputado
unos minutos con la niña en la vía pública, haberla hecho ascender a su vehículo, haberla
efectivamente planificó el homicidio con el fin de ocultar el violento abuso sexual cometido
contra la víctima menor de edad, que derivó en claras lesiones producto del acceso por la
inmadurez para llevar a cabo el acto sexual. Ello, en definitiva, permite concluir con certeza
que en el ánimo del autor se presentó la eliminación de la víctima para no ser delatado por
quien hubiera podido describir el lugar donde fue levantada, el rodado utilizado, la casa a la
Por todo lo expuesto, es evidente que el Tribunal ha valorado correctamente los elementos de
prueba, de las que surge un cúmulo de circunstancias objetivas que le permitieron inferir con
certeza la existencia del vínculo subjetivo requerido por la figura cuestionada, por lo que la
La señora Vocal preopinante da, a mi juicio, las razones necesarias que deciden correctamente
A LA TERCERA CUESTIÓN:
figura de secuestro contenida en el art. 142 bis del CP. Básicamente, afirma que no se
describe ninguna de las modalidades comisivas (sustraer, retener, ocultar). Y que ello, a su
ni hubo una ampliación de esta última (resalta que la figura se aplicó por primera vez en la
sentencia de condena, sin que estuviera prevista en la acusación y sin que fuera solicitada
siquiera por los querellantes). Además, sostiene que la figura agravada del secuestro
consideraciones al respecto).
II.a. De manera preliminar, cabe recordar que el principio de interés, en el ámbito recursivo,
tiene recepción en el artículo 443 del CPP, en virtud del cual la exigencia de un interés directo
como requisito estatuido para los recursos (art. 443 CPP), no sólo es una condición para la
último aspecto ha sido elaborado en los precedentes de la Sala, en los que se ha dicho que el
interés existe "en la medida que la materia controvertida puede tener incidencia en la parte
deducido resulta ser el medio adecuado para excluir el agravio que aparece como posible
(TSJ, Sala Penal, "Bonino", S. n° 107, 7/12/2000; "Matta", S. n° 59, 5/8/2002, "Herrera", S.
logra hacer variar la escala penal aplicable, y por ende aparece ineficaz a los efectos de
mejorar la situación del imputado (TSJ, Sala Penal, "Inga", A. nº 386, 26/10/1999; "Cuello",
otros).
Es lo que sucede en el presente caso, en tanto la pena prevista para la figura de homicidio
criminis causa, ajeno a la objeción que aquí se formula y objeto de un agravio que ya ha sido
rechazado, prevé la pena indivisible de la prisión perpetua. Por ende, la pena aplicada al
imputado Peralta no se modificaría si la presente crítica fuera acogida, y por ello no mejoraría
su situación.
Ahora bien, como en el presente caso la objeción puede modificar la parte resolutiva en
cuanto a la calificación legal del hecho (se discute que se haya configurado el delito de
secuestro previsto en el art. 142 bis del CP), y se alega vulnerada, por otro lado, la garantía de
defensa en juicio, entendemos que existe interés del imputado y, por ello, ingresaremos al
tratamiento del agravio (en similar sentido: TSJ, Sala Penal, "Ferreyra Calderón", S. n° 205,
24/8/2007, caso en el que se trató un agravio por el motivo sustancial –calificación legal– que
Que el día cinco de abril de dos mil doce, siendo las 12:30 hs. aproximadamente Omar
Peralta, quien se conducía a bordo del automóvil Marca Fiat Regata Dominio RDF-019
color azul por calle Roque Arias a la altura del N° 1800 de Barrio San Roque de esta Ciudad,
intersección de la misma y calle Albarracín, lugar al que había sido enviada por su padre a
comprar cigarrillos para lo cual la menor llevaba un billete de veinte pesos ($20). En dichas
niña por haber vivido Peralta en calle Alberto Williams N° 3339 de Barrio Los Plátanos al
frente del colegio Arturo Capdevila al cual la menor asistía, habría comenzado a conversar
desde el automóvil con Rocío Soledad Barletta -la cual se encontraba parada en la vereda-
puerta delantera del acompañante ingresando al rodado por sus propios medios, retirándose
Peralta del lugar en dirección a calle Alberto Williams con la menor a bordo. Seguidamente
Peralta se habría dirigido a su domicilio sito en calle Baudilio Vázquez N° 3621 de Barrio
Alto Alberdi de esta Ciudad donde, una vez en el interior y sin poder determinar con
éste habría procedido a acceder carnalmente a la niña previo ejercer fuerza sobre su cuerpo
y sobre los muslos de la menor para abrirle las piernas, vía vaginal y anal, sin poder
determinar con exactitud el número de veces. Tras ello con el fin de ocultar el hecho que
acababa de cometer y lograr su impunidad Peralta con intención de darle muerte la habría
estrangulado con un lazo o soga, atando luego las manos con un cable y los pies de la niña
entre sí con un trozo de tela de color blanco, envolviéndola con ropas y una bolsa de nylon,
luego de lo cual y sin poder determinar un horario preciso pero, presumiblemente antes de
las 18:00 hs. de ese mismo día, Peralta habría subido el cuerpo de Rocío Soledad Barletta en
jurisdicción La Calera-. Una vez allí Peralta habría ingresando unos mil metros por un
camino de tierra hasta llegar al lugar donde habría bajado el cuerpo de la menor del rodado
delito contra la integridad sexual de la menor que había cometido y lograr su impunidad, le
términos: "Tal cual ha quedado fijado el hecho se desprende que Peralta (…) retuvo y ocultó a
sexuales, mientras esto sucedida comenzó una desesperada e incesante búsqueda por parte de
familiares, vecinos y amigos los que al no hallarla hablaron a la radio y a la policía. Aunque
que la subió a su vehículo, hasta las 14:00 hs, hora en que la menor murió, entiendo que
concurre la figura prevista en el art. 142 bis del C.P. con el agravamiento previsto por el
automóvil el imputado la sustrajo del lugar donde se hallaba (en la vía pública, en la vereda
entre su casa y el quiosco de un familiar, al que se dirigía enviada por su padre a hacer una
circunstancias de la causa (el imputado vivió un tiempo al frente del colegio donde concurría
la niña). Y si bien el defensor discute, como vimos en la cuestión anterior, que se haya
acreditado con certeza ese previo conocimiento que habría facilitado al imputado llevarse a la
niña, lo relevante –sin entrar en la cuestión probatoria sobre el asunto– es que la situación que
se presentó (vehículo que la intercepta, diálogo del conductor con la niña, sustracción del
lugar en la que la menor debía encontrarse) es demostrativo de que existió un engaño, una
simulación de la conducta, una mentira para inducir a error sobre el fin que el imputado
realmente perseguía, para conseguir que subiera al automóvil y así llevarla a un lugar distinto
(vivienda del imputado) a aquel hacia donde se dirigía (kiosco) o al que debía volver (la casa
de sus padres).
Por otro lado, es cierto -como alega la defensa- que la acción de sustracción no fue tratada por
el sentenciante al analizar la calificación legal. Sin embargo, ya dijimos que esa conducta
surge efectivamente de la plataforma fáctica. Finalmente, aquí se efectuará una corrección del
encuadramiento por otra figura que, como la atacada, comprende ambas acciones (sustraer y
vivienda del imputado, donde éste decidió cumplir el objeto que se había propuesto: accederla
especial prevista por el art. 130, primer párrafo, del CP, con la agravante del tercer párrafo:
"Será reprimido con prisión de uno a cuatro años, el que sustrajere o retuviere a una persona
sexual (…). La pena será de dos a seis años si se sustrajere o retuviere mediante fuerza,
intimidación o fraude a una persona menor de trece años, con el mismo fin". Ello por cuanto
la sustracción y la retención de la niña de once años de edad, por medio de engaño, tuvo por
fin el señalado por la figura prevista por la norma transcripta, lo que de hecho ocurrió. La
figura protege tanto la libertad de la víctima como la integridad sexual (delito de ofensa
sistemática dentro de los delitos contra la integridad sexual (v. Arocena, Gustavo A., Delitos
Este delito concurre de forma real con el abuso sexual cuyo objeto era realizar (Creus –
Buompadre, Derecho Penal Parte Especial, 7ª edición, Astrea, Buenos Aires, 2007, p. 263).
La privación de la libertad debe ser -y lo fue en este caso- de suficiente entidad temporal para
autonomizarse de la que es imprescindible para realizar los planes sexuales propuestos (v.
Creus - Buompadre, op. cit., p. 260). Ello se configura en el caso si tenemos en cuenta el
traslado de la víctima en el vehículo hasta, por lo menos, el momento del ingreso a la vivienda
Y por estos motivos, los agravios relacionados con la agravante de la figura de secuestro
defensivo (en cuanto considera inaplicable la figura prevista por el art. 142 bis, primer y
antepenúltima párrafo, CP), sólo al efecto de realizar la corrección jurídica pertinente que
aquí se sostiene.
La señora Vocal preopinante da, a mi juicio, las razones necesarias que deciden correctamente
Estimo correcta la solución que da la señora Vocal Dra. Aída Tarditti, por lo que adhiero a
A LA CUARTA CUESTIÓN:
I. Rechazar el recurso de casación interpuesto por el Dr. Marcelo Nicolás Jaime, Asesor
Letrado Penal de 14º Turno, en su carácter de defensor del imputado Omar Peralta, con
relación a los agravios tratados en la primera y segunda cuestión. Con costas (CPP, arts.
550/551 CPP).
II. Hacer parcialmente lugar al recurso de casación señalado con respecto a la tercera
cuestión, al sólo efecto de realizar la corrección jurídica pertinente y con el alcance que allí se
es aplicable al caso la figura de secuestro agravado (art. 142 bis, primer y antepenúltimo
párrafos, CP). Sin perjuicio de ello, debe aplicarse en su reemplazo la figura de sustracción y
retención de una persona menor de trece años con el fin de menoscabar su integridad sexual
(art. 130, primer y tercer párrafos, CP), la que concursará materialmente con las restantes
figuras (art. 55 CP). No siendo posible modificar la condena impuesta, en razón de que la
pena prevista para uno de los delitos concursados es indivisible (art. 80 inc. 7° y 56, segundo
párrafo, ib.). Sin costas por este agravio (CPP, arts. 550/551).
Así, voto.
Estimo correcta la solución que da la señora Vocal Dra. Aída Tarditti, por lo que adhiero a
Jaime, Asesor Letrado Penal de 14º Turno, en su carácter de defensor del imputado Omar
Peralta, en lo que respecta a los agravios tratados en la primera y segunda cuestión. Con
II. Hacer parcialmente lugar al recurso de casación señalado con respecto a la tercera
secuestro agravado (art. 142 bis, primer y antepenúltimo párrafos, CP). Sin perjuicio de ello,
trece años con el fin de menoscabar su integridad sexual (art. 130, primer y tercer párrafos,
CP), la que concursará materialmente con las restantes figuras (art. 55 CP), y debe mantenerse
Con lo que terminó el acto que, previa lectura y ratificación que se dio por el señor Presidente
en la Sala de Audiencias, firman éste y las señoras Vocales de la Sala Penal del Tribunal